Subido por florencia sanchez

Rehabilitacion en el desierto

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Ensayos con plantas nativas en Aguada Pichana, Neuquén - Patagonia
REHABILIT
ACIÓN
en el
Este libro es producto de una labor en equipo orientada por el espíritu de la
creación de la FACULTAD DE CIENCIAS DEL AMBIENTE Y LA SALUD
de la UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE: aportar a la solución
de problemas ambientales significativos en la región como la desertificación.
Presentamos algunas experiencias iniciales de recuperación de ambientes áridos
degradados que continúan en el marco de un convenio entre la Fundación de
la Universidad Nacional del Comahue (FUNYDER) y la Empresa TOTAL en
Aguda Pichana (Bajo de Añelo, Neuquén).
Algunos de los resultados de este trabajo fueron presentados en el I Congreso Colombiano de Restauración Ecológica desarrollado en Bogotá (Colombia)
en Julio de 2009, y en el Congreso Iberoamericano de Restauración Ecológica
desarrollado en Noviembre de 2009 en Curitiba (Brasil), como así también en el
noveno encuentro de las partes (Conference Of The Parties (COP 9)) organizado por el Comité de las Naciones Unidas para la lucha contra la desertificación
(UNCCD) en Septiembre de 2009 en Buenos Aires (Argentina).
REHABILITACIÓN en el DESIERTO
DESIERTO
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REHABILITACIÓN
EN EL DESIERTO
REHABILITACIÓN
EN EL DESIERTO
Ensayos con plantas nativas
en Aguada Pichana, Neuquén, Patagonia.
Compiladores:
Daniel R. Pérez
Adriana E. Rovere
Fernando M. Farinaccio
Dirección editorial José Luis Vázquez.
Diseño Fernando Vázquez Mazzini, Cristina Zavatarelli.
Primera Edición, 2010
VAZQUEZ MAZZINI EDITORES
Tinogasta 3171 of. 1 (C1417EHN) - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina
Tel./Fax: (54-11) 4502-7931
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al­ma­ce­na­da, o trans­mi­ti­da de nin­gu­na for­ma, ni por nin­gún me­dio, sea és­te elec­tró­ni­co, quí­mi­co, me­cá­ni­co, elec­tro-óp­ti­co, gra­ba­ción, fo­to­
co­pia, CD ROM, In­ter­net o cual­quier otro, sin la pre­via au­to­ri­za­ción es­cri­ta por par­te de la Edi­to­rial. Este trabajo refleja, exclusivamente, las
opiniones profesionales y científicas de los autores. No es responsabilidad de la Editorial el contenido de la presente obra. Las fotografías
publicadas en este libro son de exclusiva propiedad de cada uno de los fotógrafos.
Impreso en Argentina. Se terminó de imprimir el 30 de enero de 2010, en Galt S.A. - Ciudad de Buenos Aires
© VAZQUEZ MAZZINI EDITORES, República Argentina - 2010
La reproducción total o parcial de esta publicación con fines educativos, no requiere autorización previa por parte de los
autores citando la fuente de la siguiente forma:
Pérez, DR; AE Rovere y FM Farinaccio. 2010. Rehabilitación en el desierto. Ensayos con plantas nativas en Aguada
Pichana, Neuquén, Argentina. Vázquez Mazzini Editores. 80 pp.
Rehabilitación en el desierto : ensayos con plantas nativas en Aguada Pichana, Neuquén, Patagonia /
Daniel Roberto Pérez ... [et.al.]. - 1a ed. - Buenos Aires : Vázquez Mazzini Editores, 2010.
80 p. ; 24x17 cm.
ISBN 978-987-9132-24-1 1. Ecología Ambiental. I. Pérez, Daniel Roberto
CDD 581.7
Prefacio
La desertificación en el país es un tema crítico y con un avance paulatino año a año.
Los métodos desarrollados para combatir este flagelo son numerosos pero dependen en
forma directa de las características del medio y en particular de su clima.
En climas áridos o semiáridos, la recuperación ante un impacto sobre el suelo y su vegetación tiene una dificultad mayor y en muchas ocasiones los fracasos son frecuentes.
Los estudios llevados a cabo en el Yacimiento Aguada Pichana operado por TOTAL
AUSTRAL, requirieron de un análisis exhaustivo de las especies vegetales autóctonas,
la forma de reproducción de las mismas y lo que fue más difícil, su implantación en
sitios degradados.
Este proyecto piloto demandó un gran esfuerzo tanto del personal de la Universidad del
Comahue como del personal encargado del mismo en el yacimiento; y debido a sus características innovadoras, tuvo un desafío mayor, demostrando al final del camino, que
todo lo realizado no fue en vano.
Cada paso dado en la lucha contra la desertificación debe ser resaltado y la importancia
que le damos a este libro es la posibilidad de difundir la experiencia adquirida y transmitir los excelentes resultados obtenidos con la viverización de especies nativas y su
posterior implantación en sitios degradados.
Ing. FRANCISCO BOGADO
Gerente de Medio Ambiente e Higiene
Total Austral
“La gran cuenca sin desagüe de Añelo, situada entre los Ríos Colorado y Neuquén,
su extremo norte, el Auca Mahuida y las mesetas y sierras situadas entre los Ríos
Neuquén y Limay, muestran amplias superficies con un paisaje laberíntico de surcos,
cañadones, desfiladeros, masas de barro acumuladas en los puntos de menor cota,
suelos esqueléticos y médanos fijos o en movimiento……[ ].
Hay lugares donde los movimientos del suelo han disturbado completamente la cubierta
vegetal, en otros existe el peligro que eso ocurra a corto o largo plazo.
Las superficies peladas se van haciendo cada vez más grandes y los cadáveres de las
plantas atestiguan este avance. Si éstas superficies desnudas, podrán recuperarse o no,
depende del tratamiento que reciban. Su rehabilitación sin embargo, insumirá sumas
muy superiores a las que se hubieran gastado manejando racionalmente la tala y el
pastoreo”.
JORGE MORELLO, 1956.
Estudios Botánicos en las Regiones Áridas de la Argentina.
Revista Agronómica del Noroeste Argentino, 2(1): 78 – 152.
9
Agradecimientos
Este trabajo fue posible gracias a las contribuciones de integrantes de la Universidad
Nacional del Comahue y la Empresa TOTAL que aportaron su gestión y trabajo para
concretar objetivos y articular mecanismos administrativos entre las instituciones.
Por su ayuda en la gestión administrativa desde la UNCo agradecemos a la rectora
Prof. Teresa Vega, quien preside la Fundación de la Universidad Nacional del Comahue
para el Desarrollo Regional (FUNYDER), y al equipo de trabajo integrado por Alejandro Mielensky, Antonio Ramírez y Valeria Berger.
Al director de la Escuela Superior de Salud y Ambiente Dr. Carlos Calderón por su
apoyo permanente a la cátedra Intervención en Ambientes Degradados y la consolidación del equipo de trabajo.
A los compañeros del grupo CEHAS (Centro de Estudios del Hábitat Sustentable)
Prof. Alberto Jurgeit, Prof. Atilio Sguazzini y Prof. Ana Barreneche. Los colegas del
CEHAS, grupo que integra al LARREA, son consultores permanentes en el encuadre
ambiental de los proyectos.
Al CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), dado
que Dra. Adriana Rovere es Investigadora Adjunta de CONICET.
Al Ing. Nicolás Ciano del INTA Trelew por transferirnos conocimiento fundamental
sobre viverización de plantas nativas y uso de hidrogeles.
Las tareas de viverización y de transplante a campo fueron y siguen siendo exitosas
gracias a la colaboración y creatividad técnica de Daniel Coila. Asimismo Javier Contreras es fundamental por su aporte cotidiano en la tarea de viverización. Juan Arguello
cumplió con paciencia y gran voluntad y esfuerzo todos los requerimientos solicitados
para las tareas de campo. En las primeras etapas del proyecto el Lic. Cristian Pérez colaboró tanto en las tareas de vivero como de campo.
En la preparación de semillas, que actualmente procesamos para futuras intervenciones en Aguada Pichana, participan los alumnos voluntarios y alumnos del Seminario Restauración Ecológica de la carrera Licenciatura en Saneamiento y Protección
Ambiental. Ellos son: Lucía Mastroberti, Emilia Álvarez, Gabriela Soraci, María Sol
Fernández, Agustina Barón, Rocío Marcolini, Tania Amaya y Jonatan Azchemagger.
11
Queremos expresar nuestro agradecimiento especial a Francisco Bogado de
TOTAL S.A. quien es nuestro interlocutor permanente y quien deposita desde el inicio
del convenio confianza y seguimiento invalorable hacia nuestro grupo y la Universidad haciendo posible este trabajo y nuestra tarea conjunta.
Los fondos obtenidos por su gestión fueron una contribución importante para construcción del invernadero de viverización, la consolidación del actual equipo de trabajo,
y esta publicación.
A Sergio Cervera que nos apoyó en Aguada Pichana en el inicio del acuerdo entre la
Universidad y la Empresa.
A Julián Cantero y Miguel Poderoso que nos dan su ayuda en el Yacimiento Aguada
Pichana e incorporan progresivamente la rehabilitación ecológica a sus preocupaciones
en gestión ambiental y seguridad.
A la familia de cada uno de los autores de este trabajo por su apoyo y comprensión
por los tiempos que requiere nuestra vocación.
12
Índice
Agradecimientos...........................................................................................................11
Prólogo......................................................................................................................... 15
Capítulo 1: Desiertos y desertificación........................................................................ 17
Capítulo 2: Conceptos de restauración ecológica y rehabilitación.............................. 21
Capítulo 3: Características del Monte y del área de estudio........................................ 24
Capítulo 4: Descripción de las especies....................................................................... 36
Capítulo 5: Experiencias desarrolladas........................................................................ 44
Capítulo 6: Discusión y Conclusiones......................................................................... 66
Autores......................................................................................................................... 72
Bibliografía.................................................................................................................. 74
13
Prólogo
A más de 50 años de las expresiones publicadas por el Dr. Jorge Morello, iniciamos
las investigaciones sobre las posibilidades de rehabilitación de sitios degradados de la
cuenca de Añelo.
Este investigador en 1956, nos alertaba diciendo que “el país en un futuro no lejano
necesitará de estas superficies sobre las que ya no puede crecer ninguna vegetación”.
Hoy la cuenca de Añelo está ubicada entre los sectores con mayores índices de desertificación de la Provincia de Neuquén.
En virtud de aportar a la solución de problemas ambientales de índole regional, y
siguiendo el espíritu de la creación de la Facultad de Ciencias del Ambiente y la Salud
de la Universidad Nacional del Comahue, presentamos algunas experiencias realizadas
en canteras abandonadas. Las mismas, se realizaron por medio de un convenio con la
Empresa TOTAL en Aguda Pichana (Añelo).
El Laboratorio de Rehabilitación y Restauración de Ecosistemas Áridos y Semiáridos Degradados (LARREA) de la Facultad de Ciencias del Ambiente y la Salud, dependiente de la Universidad Nacional del Comahue, ejecuta proyectos de investigación y
transferencia tecnológica. Los mismos contribuyen a revertir la degradación de sitios
severamente impactados, que hoy se encuentran como áreas decapitadas de suelo y/o
desprovistas de la vegetación nativa original. Nuestra tarea no debe confundirse con una
mera revegetación, ya que está estructurada para aportar conocimientos sobre: la sucesión ecológica en sitios con disturbios antrópicos, la recuperación de servicios ecosistémicos, la gestión ambiental de ecosistemas desérticos, y la integración de los actores
sociales en los procesos de recuperación de los bienes y servicios ecológicos.
De acuerdo con Bainbridge (2007) idealmente deberíamos conocer tanto la estructura como la función de los ecosistemas que estamos restaurando o rehabilitando. Sin
embargo la escasa investigación en los desiertos genera incertidumbre sobre las intervenciones más efectivas. Ejemplo de este desconocimiento en el bajo de Añelo, es el
reciente hallazgo y descripción de una nueva especie de vertebrado endémico (Ávila et
al. 2009).
En este contexto se desarrolla el siguiente libro técnico que ofrece una contribución
15
desde los ámbitos académicos a la gestión ambiental de los espacios degradados por
actividades hidrocarburíferas y a la lucha contra la desertificación.
Parte de los resultados presentados en este libro integran tesis de Licenciatura en
Saneamiento y Protección Ambiental y una tesis de Magíster en Intervención Ambiental
de la Universidad Nacional del Comahue. Por ello, el proyecto de rehabilitación que
desarrollamos no sólo deja como resultado conocimiento para la recuperación del ecosistema, sino también la formación de recursos humanos comprometidos con la salud
ambiental de las zonas áridas.
Algunos de los resultados de este trabajo fueron presentados en el I Congreso Colombiano de Restauración Ecológica desarrollado en Bogotá (Colombia) en Julio de
2009, y en el Congreso Iberoamericano de Restauración Ecológica desarrollado en Noviembre de 2009 en Curitiba (Brasil), así también como en el noveno encuentro de las
partes (Conference Of The Parties (COP 9)) organizado por el Comité de las Naciones
Unidas para la lucha contra la desertificación (UNCCD) en Septiembre de 2009 en Buenos Aires (Argentina).
DANIEL R. PÉREZ
Neuquén, 2009
16
Capítulo 1
Desiertos y desertificación
Daniel R. Pérez
En Aguada Pichana coexiste el doble
desafío para la vida: el Desierto y la Desertificación.
Noy Meir (1973) define a los desiertos como ecosistemas controlados por el
agua, con infrecuentes, discretos y altamente impredecibles aportes de agua.
Los desiertos tienen poca cobertura
vegetal y grandes superficies de suelo
expuesto. Las lluvias anuales brindan menos del 20% de la cantidad necesaria para
un óptimo crecimiento de las plantas. Las
plantas como así también los animales,
muestran claras adaptaciones para sobrevivir durante largos períodos de sequía
(Ezcurra et al. 2006).
El bioma de desierto puede definirse
climatológicamente como la suma de
todas las zonas áridas e hiperáridas del
mundo, biológicamente como las ecorregiones que contienen plantas y animales adaptados para sobrevivir en medios
áridos (Olson et al. 2001) y físicamente
como amplias zonas contiguas con gran-
des extensiones de suelo desnudo y escasa
cobertura vegetal (GLOBIO 2005, USGS
2005). Ezcurra et al. (2006), superponen
las zonas que corresponden a estos tres
criterios de los desiertos del mundo, y
encuentran que las mismas ocupan casi
una cuarta parte de la superficie terrestre
del planeta, es decir unos 33,7 millones
de km2. Los desiertos contrariamente a la
idea intuitiva que se suele tener popularmente, son ecosistemas complejos adaptados a la falta de agua, que prestan servicios de sustento a la vida en el planeta y a
las poblaciones humanas de manera muy
análoga a las de otros ecosistemas.
La desertificación por otra parte, consiste en una degradación del ecosistema
por acción del hombre y los ecosistemas
afectados no sólo son áridos, sino también
semiáridos o subhúmedos. Según el Comité de las Naciones Unidas para la lucha
contra la Desertificación (Holtz 2003),
se entiende por desertificación a la degradación de las tierras de zonas áridas,
17
semiáridas y subhúmedas secas resultante
de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas. Se produce un empobrecimiento
ecológico y social que ocasiona la pérdida
de la productividad natural, biodiversidad
y potencial sustentabilidad para la sociedad.
Las actividades humanas alteran la
capacidad de los ecosistemas para suministrar bienes (agua dulce, alimentos,
etc.) y servicios (purificación del aire, el
agua, los suelos, etc.). Los vínculos entre la modificación de los ecosistemas y
la salud humana son más evidentes en las
comunidades empobrecidas, carentes de
los amortiguadores que se pueden permitir las poblaciones con mayores recursos.
La modificación de las tierras, dañadas
por la erosión, la compactación, la salinización o sustancias químicas, tiene repercusiones en la salud. Se pueden observar
efectos relacionados con la nutrición, el
desplazamiento de poblaciones, enfermedades transmitidas por el agua, los
alimentos o vectores y la contaminación
(OMS, 2009).
Según la Dirección Nacional de Conservación del Suelo y Lucha contra la
Desertificación, en Argentina, las zonas
afectadas por este fenómeno abarcan el
75% del territorio. Las causas son la ganadería, las prácticas agrícolas inapropiadas, el manejo inadecuado de los recursos
naturales, la pérdida de la biodiversidad
de los bosques y del suelo, lo que lleva a
la caída de la productividad con el consi18
guiente empobrecimiento de la condiciones de vida.
La población afectada por estos procesos es aproximadamente el 30% del total
nacional, y comprende unos 9 millones
de habitantes. En la actualidad, más de
60 millones de hectáreas están sujetas a
procesos erosivos de moderados a graves,
y cada año se agregan 650 mil hectáreas
con distintos grados de erosión. En Argentina, las provincias del noreste, del
norte y las provincias patagónicas están
afectadas por este problema.
El Proyecto Manejo Sustentable de
Ecosistemas Áridos y Semiáridos en Patagonia (PRODOC, 2005), actualmente se
implementa en la Patagonia para intentar
revertir el problema de la desertificación.
Dicho proyecto, parte de un diagnóstico
inicial que indica que si se utiliza la erosión del suelo como parámetro, entre el 4
y 28% de la región se encuentra erosionada (4% en la Provincia de La Pampa, 15%
en la Provincia de Neuquén, 25% en la
Provincia de Río Negro, 25% en la Provincia de Chubut, 28% en la Provincia de
Santa Cruz, y 28% en la Provincia de Tierra del Fuego). Si se utiliza un sistema de
medición más amplio que incluye varios
parámetros (cubierta vegetal, la erosión
eólica, la erosión hídrica, las especies dominantes y los perfiles del suelo) adaptado
de la FAO para determinar el grado de desertificación, las cifras son aún más preocupantes, con superficies afectadas por
desertificación de un 85% de la Patagonia.
Según Del Valle et al. (1998), la deserti-
Figura 1 a. Pérdida total de cobertura vegetal en suelos del bajo de Añelo, Neuquén.
Figura 1 b. Ejemplo de erosión en el bajo de Añelo, Neuquén. Cuando un suelo se erosiona
y está protegido por un arbusto, quedan pedestales aislados cubiertos por el material resistente.
19
ficación alcanza un 92% de la superficie
de Neuquén.
En la actualidad, las tierras secas de
Neuquén se están degradando como consecuencia del pastoreo excesivo, la deforestación, la fragmentación y la falta de
prácticas de rehabilitación y restauración
de sus ecosistemas. Esta desertificación,
socava la productividad de la tierra y contribuye al aumento de la pobreza. Las primeras víctimas de la desertificación son
los recursos básicos, entre ellos la superficie de la tierra, el manto vegetal, la biodi-
20
versidad. Los habitantes empiezan a sufrir
las consecuencias cuando sus campos se
vuelven improductivos. Los pobladores en
muchos casos terminan viviendo sumidos
en la pobreza o migran a centros urbanos.
En esta matriz degradada, la rehabilitación de los desiertos y semidesiertos
con disturbio severo constituye un desafío, que requiere de continuidad en las
experiencias, vínculo entre grupos de
investigación y diálogo con tomadores
de decisión, y pobladores involucrados
(Pérez et al. 2009).
Capítulo 2
Conceptos de restauración y rehabilitación
Adriana E. Rovere
Algunos ecosistemas degradados poseen la capacidad de recuperarse naturalmente (restauración pasiva) si el agente
de disturbio es removido, si quedan plantas remanentes en el sitio o en la región
como fuentes de semillas, si las semillas
son capaces de moverse a través del paisaje y de recolonizar las áreas degradadas; y
si el suelo permanece razonablemente intacto (Lamb y Gilmour 2003). Sin embargo, hay otros ecosistemas que no poseen
la capacidad de recuperarse naturalmente,
en cuyo caso una restauración activa es
necesaria para acelerar la velocidad de la
recuperación o para iniciar el proceso de
recuperación (Lamb y Gilmour 2003).
En la práctica se pueden encontrar
una gama de situaciones entre dos puntos
opuestos: solamente se elimina o modifica una alteración específica, que permite
que los procesos ecológicos se recuperen
por sí solos, o se efectúa la reintroducción intencional y secuencial de especies
autóctonas y el control de especies exó-
ticas (por ello son muy importantes los
conocimientos de composición florística
y dinámica), (Ramírez-Marcial et al.
2004; Rovere y Echeverría 2008, Rovere 2008a).
Las intervenciones que se emplean en
la recuperación de un área varían según
la extensión y la duración de las perturbaciones pasadas (dañado, degradado o
destruido), de las condiciones culturales
que han transformado el paisaje; y de las
oportunidades y limitaciones actuales
(Rovere 2008b).
El conocimiento de la composición
florística de los tipos de vegetación nativa,
así como también de las comunidades secundarias que se originan, constituye una
información básica para ser utilizada a
fin de recuperar las áreas degradadas mediante técnicas de restauración (Primack
y Rodríguez 2001; Ramírez-Marcial et
al. 2004). Ello es, porque permite identificar a las especies pioneras, propicias para
la recuperación de áreas degradadas e in21
troducirlas, si las mismas están ausentes
(Battaglia et al. 2004).
Las técnicas para la recuperación, mediante la restauración son muchas y variadas, se relacionan con el objetivo del
trabajo, el estado del sitio y el ecosistema
original (ecosistema de referencia). Entre
ellas se realiza el traslado del suelo y/o
hojarasca, la siembra, la plantación, la remoción de especies exóticas, la exclusión
de grandes herbívoros, la utilización de
enmiendas orgánicas o polímeros artificiales que ayuden a retener humedad, la
preparación del terreno para aumentar infiltración, el empleo de tratamientos artificiales de sombra o riego y la utilización
de mecanismos de facilitación (empleo de
plantas nodrizas) o competencia (Rovere
2008b).
La rehabilitación comparte con la restauración un enfoque fundamental en los
ecosistemas preexistentes como modelos
o referencias, pero estas dos actividades
difieren en sus metas y estrategias. La rehabilitación enfatiza la reparación de los
procesos, la productividad y los servicios
de un ecosistema, mientras que las metas
de la restauración también incluyen el
restablecimiento de la integridad biótica
preexistente en términos de composición
de especies y estructura de la comunidad (SER 2004). Generalmente en un
ecosistema muy degradado, se comienza
rehabilitando el sitio, para reparar en el
menor tiempo posible procesos ecológicos. Una vez realizada la primera etapa
de recuperación de procesos, productivi22
dad y servicios, es posible enriquecer el
área paulatinamente, a fin de restablecer
la biodiversidad biológica existente antes
del disturbio.
Los ecosistemas, presentan distinta resiliencia luego de un disturbio, ya que no
todos tienen la misma capacidad de regresar al estado previo a la perturbación (Holling 1996). En ecología, la resiliencia
es un término que indica la capacidad de
las comunidades o de los ecosistemas de
absorber perturbaciones, sin alterar significativamente su estructura y función. Es
decir, es la capacidad de un sistema para
retornar a las condiciones previas a la perturbación. En general frente a perturbaciones de baja magnitud, el ecosistema se
recupera naturalmente; pero ante eventos
de gran magnitud la recuperación natural
es más difícil (Westoby et al. 1989). En
particular los sitios áridos o semiáridos,
se caracterizan por su baja resiliencia. La
limitada cantidad de agua y nutrientes
disponibles tienden a hacer a estos ecosistemas vulnerables y sumamente difíciles
de recuperar (Bainbridge 2007).
En este contexto tan particular, las
técnicas de rehabilitación mediante la
reintroducción de plantas nativas es una
importante alternativa a explorar. La rehabilitación intenta recuperar elementos
de estructura y/o función de un ecosistema, sin intentar completar integralmente
el ecosistema original como lo plantea
la restauración ecológica (Aronson et al.
1993; Lamb y Gilmour 2003; SER 2004;
Rovere y Echeverría 2008).
Algunos aspectos importantes para
considerar en la introducción de plantas
son:
• Introducir semillas o plantas obtenidas a partir de semillas. La propagación de plantas por esta vía asegura la variabilidad genética de la
población, aspecto primordial para
asegurar la conservación global de
la biodiversidad a largo plazo, ya
que de ella depende el potencial
evolutivo de las especies (Frankel
y Soulé 1981).
• Idealmente colectar semillas de la
misma población que se quiere restaurar si hay individuos reproductivos, o de la población más próxima
en el caso que los individuos reproductivos sean muy pocos. En general es conveniente usar semillas de
plantas de procedencia local, ya que
las mismos presentan características
genéticas adaptadas al ambiente en
el que viven (Rovere 2006).
• Si se colecta semillas de otra población se deben buscar poblaciones
cercanas y que tengan similares
condiciones ambientales, por ejemplo que sean de la misma altitud a
fin de evitar introducir un ecotipo
diferente. La población de una especie que ocurre en un ambiente
particular bien definido, usualmente presenta mejor adaptación a ese
ambiente que la especie como un
todo (Alias et al. 2005).
• Evitar la reintroducción de una especie en un área degradada a partir
de reproducción vegetativa de pocos individuos, ya que podría disminuir la variabilidad genética de la
población. Si por algún motivo no
es posible obtener plantas de una
determinada especie a partir de semillas, entonces se pueden obtener
plantas por propagación vegetativa
a partir de muchos individuos.
• Colectar sólo un 20% de las semillas maduras viables y sanas, disponibles al momento de la colecta,
para así evitar cualquier efecto en
la capacidad de regeneración de la
población. Una excepción a esto
es cuando se requiere realizar el
rescate de una población con riesgo inminente de ser destruida por
factores antropogénicos o naturales
(Gold et al. 2004). 23
Capítulo 3
Características del Monte y del área de estudio
Fernando M. Farinaccio, Daniel R. Pérez
El desierto del Monte
Aguada Pichana se encuentra ubicada
en el ecosistema del Monte, un desierto
Sudamericano subtropical de clima templado cálido desértico y semidesértico. El
mismo se extiende desde los 24º 35’ de
latitud sur en la provincia de Salta, hasta
los 44º 20’ de latitud sur en la provincia de
Chubut. Se sitúa en el interior de las cuencas de los Andes de Catamarca y La Rioja,
en la Precordillera, las sierras Pampeanas
y en las cuencas de San Juan, Mendoza
y San Luis; en el oeste de La Pampa, en
la parte oriental de la provincia de Neuquén, en el centro de Río Negro y en el
noreste de la provincia de Chubut. Limita al oeste con los Andes, en el sur con la
Estepa Patagónica, y en el oriente con los
bosques subtropicales secos de Chaco y el
ecosistema del Espinal (Cabrera 1976;
Abraham et al. 2009; Roig et al. 2009). A
lo largo de esta zona biogeográfica la topografía es muy variable, con llanuras, valles entre montañas, colinas, abanicos alu24
viales, y mesetas. Aunque el Monte está
dominado por condiciones de zonas áridas
y semiáridas, su gran extensión latitudinal
y su compleja topografía integra muchas
particularidades en el clima a nivel local
(Labraga y Villalba 2009).
La provincia del Monte se caracteriza
fisonómicamente por la presencia de diferentes géneros de arbustos, principalmente Larrea Cav., Aloysia Ortega ex Juss.,
Capparis L., y Parkinsonia Zul. La distribución de dichos géneros no se limita solamente al Monte; también se pueden encontrar en otras zonas áridas de Argentina
y América (e.g. Provincias Fitogeográficas Pampeanas y Chaqueñas; Desierto de
Sonora (México) y Mojave (USA)) (Roig
et al. 2009).
El clima es semiárido y árido, con un
alto grado de evaporación reforzada por
el viento, especialmente en el sur (Monte
patagónico) (Abraham et al. 2009) donde
predominan los vientos de origen oesteeste (Jobbágy et al. 1995).
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L. Quillén
Lago
Tromen
R.
M
all
eo
Río
Río Al
uminé
L. Hui Hui
Zapala
Lag. Blanca
Lago
Mari-Menuco
Vista Alegre Sur
Centenario
NEUQUEN
Cutral-Co Plaza Huincul
Plottier
Senillosa
il
nL
atá
R. C
R. Kilca
L. MoquehueLago
Aluminé
Embalse
Cerros Colorados
Villa Pichi
Piedra del Picún Leufú
Aguila
Río
ay
Lim
Río Negro
Lag. Carilafquen
Grande
Embalse
Piedra del
Aguila
R. Caleufú
Lago
Falkner L. Filo
Hua-Hum
Lago Traful
Villa
Traful . Minero
Lago
Correntoso
Embalse
Alicurá
R.
Tr
afu
l
Río
y
a
Lim
R
Va.
La Angustura
Lago
Nahuel Huapi
Figura 2. Ubicación del área de estudio
25
La precipitación media anual varía entre los 100-450 mm, con tendencia a disminuir hacia el oeste y con fuertes variaciones condicionadas por el entorno del
relieve (Páez et al. 2004; Abraham et al.
2009). En el norte los eventos de lluvia se
dan con mayor intensidad y frecuencia en
la época estival (Cabrera 1976; Paruelo
et al. 1998; Labraga y Villalba 2009);
en la zona central del Monte, la precipitación es extremadamente baja (Labraga y
Villalba 2009); y en el sur la mayor cantidad de lluvia se produce en la estación
de invierno, lo que resulta en un fuerte
déficit de la misma en la época estival
(Paruelo et al. 1998; Labraga y Villalba
2009). La temperatura media anual varía
entre los 12-18°C (Cabrera 1976; Paruelo et al. 1998); con valores más bajos en
la zona norte, donde las isotermas son dependientes de la topografía (Abraham et
al. 2009).
Los suelos están conformados principalmente por el orden de los Entisoles –
Aridisoles, y en menor medida Molisoles
(Del Valle 1998).
Caracterización del ecosistema en
Aguada Pichana
El conocimiento del sitio a rehabilitar
nos permite evaluar posibles factores que
incidirán en el proceso de recuperación y
nos brinda una referencia contextualizada
de las intervenciones. Por ello, a continuación presentaremos en forma reducida
los datos disponibles del área de estudio
en relación a la Ubicación, Geomorfolo26
gía y Geología, Clima, Ganadería y Vegetación.
Ubicación
El trabajo se desarrolló en Aguada Pichana (figura 2), en dos canteras
abandonadas que presentaron disturbio severo. Para la ubicación geográfica de las canteras se utilizó el sistema
de coordenadas Gauss Kruger-Posgar
94-WGS84. La cantera denominada 1
está ubicada a los 38° 25’ 17” latitud sur,
69° 8’ 30” longitud oeste y posee una
altitud de 422 m.s.n.m. (Figura 3). La
cantera denominada 2 está ubicada más al
oeste, a los 38° 25’ 46” latitud sur, 69° 9’
39” longitud oeste y tiene una altitud de
435 m s. n. m. (Figura 4).
Geología y Geomorfología
Aguada Pichana se ubica en el “Bajo
de Añelo”, una extensa cuenca cerrada de
280 km2, que presenta una red radial convergente de cauces temporarios.
Las rocas aflorantes de mayor antigüedad en el área corresponden al Grupo
Neuquén, las cuales se encuentran cubiertas en amplios sectores por sedimentos
modernos de diversos orígenes (fluvial,
aluvial y eólico).
El Grupo Neuquén está integrado por
depósitos clásticos rojos de origen continental que afloran extensamente a lo largo
de toda la Cuenca Neuquina y en particular en Aguada Pichana.
En la zona se observan depósitos de
sedimentos modernos relacionados prin-
Figura 3. Cantera 1 antes de la intervención. Se observa ausencia de vegetación colonizando
el sitio degradado.
Figura 4. Cantera 2 antes de la intervención. Se encontraron escasos ejemplares
de la especie colonizadora Grindelia chiloensis (Melosa).
27
cipalmente a procesos aluviales y eólicos.
El área de aporte de estos depósitos son
abanicos aluviales formados por los cauces temporarios que drenan la vertiente
oriental de la Sierra de Los Chihuidos
(GEA 2009).
En cuanto a la Geomorfología el área
que ocupa el Yacimiento Aguada Pichana
predominan agentes y procesos geomórficos definidos:
• Presencia de arroyos temporarios
de régimen torrencial, no permanente.
• Relieve de fuertes pendientes locales, que alternan con planicies onduladas poco o nada disectadas por
cauces efímeros.
• Deficiente formación de suelos orgánicos.
De acuerdo con el informe GEA
(2009) es posible inferir algunos procesos
geomórficos y posibles intensidades del
efecto para la zona:
• Meteorización: Muy poca meteorización, química y mecánica.
• Remoción en Masa: Moderada.
• Erosión Fluvial: Máxima a Moderada.
• Erosión Eólica: Máxima.
Los sitios de referencia aledaños a las
canteras en rehabilitación se caracterizan por una superficie de bajo gradiente
topográfico, que combina lomadas muy
suaves y pequeños bajos cerrados. La cobertura superficial está compuesta de material suelto muy modificado por la acción
eólica.
28
El sustrato primario lo constituyen los
depósitos Cretácicos que se hallan en posición subhorizontal. Estos sustratos quedan expuestos tras acciones de desmontes, lo que se observa en amplios sectores
de la cantera 1 y cantera 2.
Sumado al desmonte en ambas canteras, se observa modificación de la topografía y escarificados mecánicos sobre el
sustrato en dirección norte-sur en la cantera 1 y este-oeste en la cantera 2.
Clima
Las lluvias oscilan alrededor de
los 140 mm anuales (Morello 1956).
Las mayores concentraciones de lluvia
en Añelo ocurren en mayo y junio,
característica que se extiende desde el
Río Colorado hacia el sur. A pesar de
esta tendencia, la impredecibilidad y
variabilidad de las lluvias es muy alta
e influenciada por fenómenos como “la
niña” o “el niño” que pueden afectar
significativamente la rehabilitación y
restauración (Holmgren y Scheffer
2001). Así por ejemplo, NITMANN
et al. (2009) realizaron ensayos de
rehabilitación con hidrogeles que se
describen en el capítulo 5, experiencia I,
durante una extensa sequía ocasionada
por el efecto “la niña”. A diferencia de ello,
durante el año 2009 hubo leves efectos de
“el niño” a fines de otoño anticipado por
algunos pronósticos (ECMWF, 2009). En Añelo se produjeron significativas
lluvias de entre el 18 y 23 de agosto, que
sumaron 18.5 mm, y coincidieron con
las plantaciones de Cercidium praecox
(Chañar brea), Prosopis flexuosa var.
depressa (Alpataco) y Senna aphylla
(Pichana) que se presentan en el capítulo
5 de experiencias desarrolladas, del
presente libro. De esta forma, se muestra
como los períodos del niño, podrían
utilizarse en trabajos de rehabilitación y
restauración ecológica, como ventanas
temporales óptimas que brindan mejores
condiciones para la supervivencia de las
plantas introducidas.
El predominio de lluvias en época fría
en este ecosistema es poco favorable para
las plantas que necesitarán la mayor cantidad de agua en época vegetativa. Adicionalmente las lluvias invernales ocasionan
una intensa actividad de deslizamiento de
agua, justamente cuando la cubierta de
plantas anuales ha desaparecido dejando
el suelo desprotegido (Morello 1956).
Ganadería
El departamento Añelo, con 11.655
Km2, tiene en existencia ganadera 63.654
caprinos, 5054 ovinos, y 3934 equinos,
de acuerdo al censo agropecuario del año
1988. Por observaciones realizadas durante esta experiencia también existe ganadería bovina.
En Aguada Pichana, la actividad económica desarrollada por los pobladores es
la ganadería a pequeña escala, utilizada
sólo para la subsistencia. En la zona de
estudio, existen once puestos rurales y en
el área de influencia directa existen tres;
todos ellos se dedican a la cría de ganado
caprino y bovino (Figuras 5 a y b).
A solo 500 metros de la cantera 1 se
encuentra una aguada artificial (excavada
en el terreno), utilizada como bebedero
para el ganado. La vegetación muestra
claras señales de ramoneo, en particular en especies palatables para el ganado
como Atriplex lampa (Zampa).
Vegetación
Antes de iniciar los trabajos de reintroducción de especies nativas en las
canteras, se evaluó la composición de la
vegetación en las canteras abandonadas y
en las áreas aledañas a fin de identificar
las especies nativas que potencialmente
se podrían reintroducir.
Para ello se eligieron en total seis sitios:
• Dos con disturbio severo, denominados cantera 1 y cantera 2 (Figuras
3 y 4).
• Dos sitios sometidos a disturbios
periódicos naturales, denominados
pedregal y cauce temporario (Figuras 6 y 7).
• Dos en áreas sin disturbar aledañas
a las canteras, denominadas áreas
de referencia 1 y 2, según la proximidad a la cantera 1 y 2 respectivamente (Figuras 8 y 9).
Por medio del método línea intercepción (Matteucci y Colma 1982) se
evaluó la composición y cobertura de la
vegetación. Se trazaron tres transectas de
50 m cada una, en cada sitio de estudio.
29
Figuras 5 a. Presencia de ganado caprino en inmediaciones de la cantera 1, tras los primeros transplantes
en las experiencias desarrolladas.
Figuras 5 b. Ganado bovino en proximidades de la cantera 1.
30
Figura 6. Aspecto general del sitio denominado pedregal.
Figura 7. Vista del lugar denominado cauce temporario posterior a una lluvia.
31
Figura 8. Área de referencia en proximidades de la cantera 1.
Figura 9. Área de referencia en proximidades de la cantera 2.
32
La lista de especies se completó con el
registro de especies no interceptadas por
la transecta, pero que se observaron en el
área de estudio.
Con estos datos se confeccionó una
listado de la composición florística y se
calculó la cobertura total promedio de
cada sitio. También se calcularon índices
de similitud de Jaccard entre los sitios de
interés, mediante la fórmula:
CC1, 2 = c (a+b+c)-1
Donde:
(c) es el número de especies comunes a
dos sitios.
(a) es el número de especies en el sitio 1.
(b) es el número de especies en el sitio 2.
El valor 1 indica que todas las especies
son comunes en los dos sitios, y el 0 que
ambos sitios presentan especies completamente distintas.
En la Tabla 1, se muestra la lista florística de cada uno de los sitios. Como se
puede observar la mayor riqueza de especies ocurre en las áreas prístinas próximas a cada cantera, luego en las áreas de
pedregal, y menor en las áreas de cauce
temporario y el interior de las canteras,
estas últimas con el menor número de especies.
Con respecto a la cobertura de cada sitio, (Tabla 2) también se observa un nivel
de cobertura decreciente desde áreas prístinas y sectores de pedregales, a arenales
y finalmente el interior de las canteras.
En cuanto a los índices de similitud
de especies entre sitios, los valores indican una alta heterogeneidad de paisaje
(Tabla 3). Encontramos importantes diferencias entre las áreas relevadas, inclusive entre áreas de referencia próximas.
Consideramos que es importante tener
en cuenta esta diversidad espacial para
la planificación e implementación de planes de rehabilitación con especies nativas
(Pérez et al. 2009b).
Los relevamientos realizados permitieron detectar la presencia de especies de uso
potencial para la recuperación de las canteras como Cercidium praecox, en sitios con
condiciones ambientales extremas, como
cauces temporarios y roquedales.
Fue notable la escasa presencia de especies nativas restablecidas naturalmente en las canteras sometidas a planes de
abandono, con Grindelia chiloensis como
principal especie colonizadora. Se evidencia la pobre o casi nula recuperación
natural de las canteras y se resalta la importancia de iniciar planes de rehabilitación o de restauración activa en el área.
33
Sitios
Degradados
Nombre científico
Nombre común
Acantholippia seriphioides
Tomillo de campo,
Tomillo andino
Adesmia guttulifera
Anarthrophyllum sp.
Atriplex lampa
Baccharis darwinii
Boungainvillea spinosa
Bromus brevis
Calycera crassifolia
Cercidium praecox
Chuquiraga erinacea var. hystrix
Ephedra ochreata
Fabiana peckii var. patagonica
Glandularia crithmifolia
Gochnatia glutinosa
Grindelia chiloensis
Gutierrezia solbrigii
Hoffmanseggia glauca
Hyalis argentea var. latisquama
Junellia ligustrina var. sp.
Larrea cuneifolia
Larrea divaricata
Lycium chilensis
Lycium gilleasianum
Monttea aphylla
Zampa
Sitios de referencia
Prístino Prístino
Interior Interior
Próximo Próximo
Cantera Cantera
Pedregal
Cantera Cantera
1
2
1
2
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
Mata negra
Cebadilla
pampeana
X
X
Chañar brea
Chilladora
Solupe
X
X
Té de burro
Jarillita
Melosa
X
X
X
X
Porotillo
Olivillo
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
Jarilla macho
Jarilla hembra
Yaoyín
Yaoyín
Matasebo
Barba de tigre,
Neosparton aphyllum
Retamillo
Neosparton ephedroides
Pichanilla Retamo
Panicum urvilleanum
Tupe, Ajo macho
Plantago patagonica
Peludilla
Poa lanuginosa
Pasto hilo, Unquillo
Poa ligularis
Coirón poa
Alpataco, Algarrobo
Prosopis flexuosa var. depressa
enano
Rodophiala sp.
Lirio del desierto
Schismus barbatus
Pastito cuarentón
Charcao, Mata
Senecio filaginoides var. filaginoides
mora
Senecio subulatus
Mata mora
Senna aphylla
Pichana
Stipa speciosa var. speciosa
Coirón duro
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
Tabla 1. Composición florística de los seis sitios donde se evaluó la vegetación.
Se indican los nombres científicos y comunes de las especies.
34
Cauce
temporario
X
Sitios Degradados
Sitios de referencia
Interior
Cantera 1
Interior
Cantera 2
Prístino
Próximo Cantera
1
Prístino
Próximo Cantera
2
Pedregal
Cauce temporario
<1%
<1%
18 %
26 %
26 %
19 %
Tabla 2. Cobertura promedio de cada área de estudio.
Prístino
Próximo
Cantera 1
Prístino
Próximo
Cantera 2
Pedregal
Prístino
Próximo Cantera 1
Prístino
Próximo Cantera 2
Pedregal
Cauce temporario
--
0,16
0,11
0,04
--
0,23
0,08
--
0,14
--
Arenal
Tabla 3. Índice de similitud entre cada área de estudio fuera de las canteras.
35
Capítulo 4
Descripción de las especies
Daniel R. Pérez, Juana L. Lagos
Se eligieron para su reintroducción
siete especies nativas presentes en el ecosistema de referencia: Acantholippia seriphioides (Figura 10), Poa ligularis (Figura 11), Senecio filaginoides var. filaginoides (Figura 12), Prosopis flexuosa var.
depressa (Figura 13), Cercidium praecox
(Figura 14), Senna aphylla (Figura 15) y
Grindelia chiloensis (Figura 16).
Las especies Senecio filaginoides var.
filaginoides, Acantholippia seriphioides y
Poa ligularis se escogieron por su potencial para ser introducidas por transplante
directo.
El transplante directo de plantas adultas, provee un aporte inmediato de cobertura vegetal y captura de sedimentos en
sitios con suelos decapitados, y potencialmente son plantas aptas para desarrollar
estructuras reproductivas a corto plazo.
36
La especie Cercidium praecox, se eligió a partir de los estudios de vegetación
realizados previamente, que se muestran
en el capítulo 3. Dicha especie nativa, se
halla presente en los pedregales y cauces
temporarios, demostrando ser capaz de
colonizar sitios con roca madre sin suelo.
Las especies Prosopis flexuosa var.
depressa y Senna aphylla, de la Familia Fabaceae fueron escogidas por estar
presentes en el ecosistema de referencia
y por su habilidad de fijar nitrógeno, mejorar las condiciones del suelo, así como
también debido a su alta capacidad para
retener sedimentos y favorecer la llegada
de otras especies de flora y fauna a los sitios degradados.
La descripción de las especies que se
presentan a continuación, se basaron en
Correa (1969) y Gandullo (2004).
Nombre común: Tomillo de campo
Nombre científico: Acantholippia seriphioides (A. Gray) Moldenke
Familia: Verbenaceae
Morfotipo: Arbusto
Figura 10. Ejemplar adulto de Acantholippia seriphioides.
Características:
Es un arbusto bajo, postrado, muy aromático. Las hojas se agrupan en fascículos
y son diminutas de 2-6 mm de largo. Las flores son blancas y se agrupan en una
inflorescencia en forma de cabezuela.
Usos: Comestible y medicinal.
37
Foto gentileza: Daniel Barthelemy. Libro Plantas de Patagonia. VM Editores
Nombre común: Coirón poa
Nombre científico: Poa ligularis Nees
Familia: Poaceae
Morfotipo: Hierba
Figura 11. Poa ligularis.
Características: Es una gramínea de color verde pálido, con cañas con 3 a 4 nudos.
Tiene una membrana transparente entre la vaina de la hoja y la lámina llamada lígula,
de 8-18 mm.
Usos: Forrajera: es una gramínea muy apetecida por el ganado.
38
Nombre común: Mata mora o Charcao
Nombre científico: Senecio filaginoides var. filaginoides De Candolle
Familia: Asteraceae
Morfotipo: Arbusto
Figura 12. Ejemplar adulto de Senecio filaginoides var. filaginoides en floración.
Características: Es un arbusto de 0,5-1 m de altura, ramoso, de color blanco grisáceo.
Las hojas son alternas, lineales, agudas, enteras y densamente lanosas en ambas caras.
Las flores se agrupan en capítulos agrupados en cimas corimbiformes densas en el extremo de las ramas. Cada flor es blanco-amarillenta con corola tubulosa. El fruto es un
aquenio de 4 mm.
Usos: Forrajera: es una especie poco apetecida por el ganado.
39
Nombre común: Alpataco o Algarrobo enano
Nombre científico: Prosopis flexuosa DC. var. depressa Roig
Familia: Fabaceae
Morfotipo: Arbusto
Figura 13. Ejemplar adulto de Prosopis flexuosa var. depressa.
Características: Es un arbusto de 0,5-2,5 m de alto con ramas basales enterradas,
semienterradas o reptantes, y de follaje caduco. Las espinas son fuertes, largas o cortas.
El fruto es una legumbre recta o curvada de 10-25 cm de largo y 0,7-1,2 cm de ancho,
con bordes que se enangostan entre cada semilla. La legumbre es amarilla o jaspeada de
violáceo y de sabor dulce muy agradable. Las semillas son de color marrón claro y es
común la presencia de larvas de insectos (Brúquidos) en su interior.
Usos: Combustible, forrajero e industrial. Se usa como leña. Sus frutos son apetecidos
por el ganado y fauna silvestre. La especie presenta gomas de potencial valor industrial
(Vilela y Ravetta 2005).
40
Nombre común: Chañar brea.
Nombre científico: Cercidium praecox (Ruiz et Pavón) Harms
Familia: Fabaceae
Morfotipo: Arbusto o Árbol
Figura 14. Ejemplar adulto de Cercidium praecox.
Características: Es un arbusto o árbol de hasta 5 m de altura. El tronco tiene corteza
verde intenso, y las ramas tienen espinas de 1,5-2,5 mm, rara vez solitarias. Las hojas
son compuestas con folíolulos de 2,5-3,5 x 0,75-1,0 mm. Las flores intensamente amarillas se asientan sobre pedúnculos que nacen de los nudos en que se insertan las espinas
y las hojas.
El fruto es una legumbre elipsoide. Las semillas miden 3-4 mm, y son ovoides.
Usos: Industrial y ornamental. La goma que exuda su corteza tiene potencial valor
industrial (Alesso et al. 2003). Se usa como ornamental por su llamativo tallo verde y
el color de sus flores.
41
Nombre común: Pichana
Nombre científico: Senna aphylla (Cav.) Irwin et Barneby
Familia: Fabaceae
Morfotipo: Arbusto
Figura 15. Ejemplar adulto de Senna aphylla en floración.
Características: Es un arbusto generalmente pequeño, de 0,40-1,50 m de altura. Las
ramas son verdes y delgadas, con aspecto desordenado. Las hojas son muy pequeñas y
escamosas, de 0,5-2,0 mm. Sus flores amarillas muy vistosas se encuentran en racimos
simples. Su fruto es una legumbre levemente arqueada a la madurez. Las semillas son
pequeñas, oscuras y rugosas.
Usos: Artesanal. Las ramas se usan para hacer escobas.
42
Nombre común: Botón de oro o Melosa
Nombre científico: Grindelia chiloensis Bartoli et Tortosa
Familia: Asteraceae
Morfotipo: Subarbusto
Figura 16. Ejemplar adulto de Grindelia chiloensis en floración.
Características: Tiene porciones leñosas y otras no leñosas por lo que se lo clasifica
como subarbusto. Tiene 30-50 cm de altura y hojas alargadas, e irregularmente dentadas, de 2,3-4,2 cm de largo x 0,6-1,2 cm de ancho. Las flores se agrupan en capítulos.
Su nombre común se debe al color amarillo de sus flores. Los frutos son aquenios pequeños, chatos, marrones.
Usos: Industrial. Tiene resinas de valor para la industria (Wassner y Ravetta 2000).
43
Capítulo 5
Experiencias desarrolladas
En este capítulo se exponen los resultados de las experiencias de rehabilitación
desarrolladas con las especies nativas descriptas anteriormente.
Las diferentes experiencias son resultados preliminares de tres trabajos de tesis
de Licenciatura en Saneamiento y Protección Ambiental y una tesis de Magíster
en Intervención Ambiental de la Universidad Nacional del Comahue.
Experiencia I
Rehabilitación de canteras a partir de transplante directo
de individuos adultos
Juan J. Nittmann
Objetivo
El objetivo del trabajo fue evaluar la
supervivencia, el crecimiento y el desarrollo de estructuras reproductivas de tres
especies nativas, mediante trasplante directo de individuos adultos, bajo diferentes dosis de hidrogel.
Metodología
El trabajo se desarrollo en las dos canteras: cantera 1 y cantera 2 descriptas anteriormente en el capítulo 3.
Se seleccionaron tres especies nativas,
44
en función de su presencia en las áreas
aledañas a cada cantera (ecosistema de referencia más cercano), como así también
por su potencialidad para resistir el transplante directo. Las especies escogidas fueron: Acantholippia seriphioides (Verbenaceae) (Figura 10), Poa ligularis (Poaceae)
(Figura 11) y Senecio filaginoides var. filaginoides (Asteraceae) (Figura 12).
En la cantera 1 se ubicaron al azar tres
núcleos por tratamiento (especie y dosis
de gel). Cada núcleo estuvo formado por
ocho individuos plantados en forma de
cruz y a una distancia de 1 metro entre
cada planta. En esta cantera se aplicaron
dosis de 0 litro, 2 litros y 3 litros de hidrogel. En la cantera 2, solo se aplicaron 2 y
3 litros de hidrogel.
Para la plantación se utilizaron ejemplares adultos (no juveniles) de las especies seleccionadas, recolectados del área
de referencia. La selección de ejemplares
adultos tuvo en cuenta tres aspectos, fundamentales
1 no hay disponibilidad en viveros locales de estas plantas nativas,
2 se priorizó trabajar con ecotipos locales, a fin de utilizar plantas que
estén adaptadas genéticamente al
lugar (Ulian et al. 2008), y
3 los individuos adultos luego de su
establecimiento, estarían en condiciones de generar estructuras reproductivas en un corto tiempo.
El procedimiento consistió en realizar
pozos de plantación, y extraer y trasladar
a los pozos plantas de similar tamaño,
evitando sacar varias plantas de un mismo lugar a fin de no impactar el área de
referencia. En cada pozo se colocó hidrogel (Qemi International) previamente
hidratado 24 horas, acorde al tratamiento. Los transplantes se realizaron a fin del
invierno y antes del inicio de la estación
de crecimiento. Cada planta se cubrió con
una protección antiherbívoro y fue individualizada a fin de poder identificarla
en las mediciones posteriores en las que
se evaluó la supervivencia, crecimiento
Figura 17a. Etapa inicial de la intervención. Hoyado en cantera 1
45
y desarrollo de estructuras reproductivas
(Figura 17a, 17b, 17c y 17d).
Se analizó, luego de cuatro meses del
transplante, la supervivencia de las plantas, el crecimiento (longitud de la hoja
más larga, número de hojas verdes o longitud del tallo más largo según la especie)
y las estructuras reproductivas (número
de flores y/o frutos según la especie).
Los datos se analizaron estadísticamente por medio de análisis no paramétricos de
Mann-Witney o Kruskal-Wallis, para dos y
tres tratamientos respectivamente.
Resultados
La especie A. seriphioides presentó supervivencia nula en todos los tratamientos
y en las dos canteras. P. ligularis presen-
tó una supervivencia promedio de 75% y
S. filaginoides var. filaginoides un valor
promedio de 85% (Nittmann et al. 2009a
y 2009b). No se encontraron diferencias
significativas entre la supervivencia de S.
filaginoides var. filaginoides y P. ligularis
entre los distintos tratamientos en ambas
canteras. Sin embargo los valores de supervivencia tienden a ser mayores en los
tratamientos con 2 y 3 litros de hidrogel
(Tabla 4).
S. filaginoides var. filaginoides y P. ligularis sobrevivieron al ensayo. Si bien
las plantas crecieron en todos los tratamientos, no se obtuvieron diferencias significativas entre ellos (Tabla 4).
Con respecto al desarrollo de estructuras reproductivas, se encontraron diferen-
Figura 17b. Vista del hidrogel en el hoyo.
46
cias significativas entre las especies y las
diferentes dosis de hidrogel. S. filaginoides var. filaginoides no formó estructuras
reproductivas en el tratamiento sin gel hidratante, mientras que bajo los tratamientos con hidrogel formaron en promedio de
8 a 21 estructuras por planta, no encontrándose diferencia significativa para las
distintas dosis (Tabla 4).
Las plantas de P. ligularis presentaron
diferencias estadísticas significativas en
el número de estructuras reproductivas
formadas bajo cada tratamiento en ambas
canteras, presentando el tratamiento sin
hidrogel la menor cantidad de estructuras
(Tabla 4).
Figura 17c. Ejemplo de colocación de una planta
extraída del ecosistema de referencia.
Figura 17d. Vista de la plantación terminada, con malla para protección contra herbívoros.
47
CANTERA 1
SUPERVIVENCIA %
Acantholippia seriphioides
Senecio filaginoides var. filaginoides
Poa ligularis
Cantidad de hidrogel en litros
0L
2L
3L
0
0
0
62,5
91,7
91,7
58,3
83,3
83,3
n
36
36
36
ns p=0,089
ns p=0,546
Cantidad de hidrogel en litros
0L
2L
3L
4,8
3,8
2,0
4,0
7,8
4,6
n
18
26
Valor de p
ns p=0,593
ns p=0,201
Cantidad de hidrogel en litros
0L
2L
3L
0
10,5
8,3
1,3
5,8
4,8
n
18
26
Valor de p
ns p=0,078
* p=0,021
Cantidad de hidrogel en litros
2L
3L
0
0
83,3
100
58,3
91,7
n
12
12
12
Valor de p
ns p=0,513
ns p=0,126
Cantidad de hidrogel en litros
2L
3L
3,7
3,5
2,9
5,7
n
22
16
Valor de p
ns p=0,778
ns p=0,058
Cantidad de hidrogel en litros
2L
3L
21,4
17,3
3,5
6,5
n
20
16
Valor de p
ns p=0,649
* p=0,019
Valor de p
CRECIMIENTO PROMEDIO (cm)
Senecio filaginoides var. filaginoides
Poa ligularis
ESTRUCTURAS REPRODUCTIVAS (Número promedio)
Senecio filaginoides var. filaginoides
Poa ligularis
CANTERA 2
SUPERVIVENCIA %
Acantholippia seriphioides
Senecio filaginoides var. filaginoides
Poa ligularis
CRECIMIENTO PROMEDIO (cm)
Senecio filaginoides var. filaginoides
Poa ligularis
ESTRUCTURAS REPRODUCTIVAS (Número promedio)
Senecio filaginoides var. filaginoides
Poa ligularis
Tabla 4. Valor promedio del porcentaje de supervivencia, crecimiento y número de estructuras reproductivas de las diferentes especies, bajo las distintas dosis de gel hidratante (0, 2 y 3 litros) en las dos canteras
estudiadas. Donde: (n) indica el número de individuos, (ns) indica que no existen diferencias significativas estadísticamente y (*) indica que existen diferencias significativas estadísticamente.
48
Experiencia II
Supervivencia temprana de Cercidium praecox (Fabaceae)
Angélica Altamirano, Daniel R. Pérez
Objetivo
El objetivo de este trabajo fue evaluar
la supervivencia a campo de plantines de
distintos tamaños de Cercidium praecox
(Figura 18), plantados bajo diferentes dosis de hidrogel, con y sin protección antiherbívoros y en distintas épocas del año.
Metodología
El trabajo se desarrolló en la cantera 1,
sus características han sido descriptas anteriormente en el capítulo 3.
Para realizar este trabajo se utilizaron
plantines obtenidos en vivero a partir de
semillas de procedencia local. Debido a
las diferencias de tamaño de los plantines obtenidos en vivero, se separaron en
tres lotes distintos en función de su altura.
Los lotes fueron: plantines chicos, plantines medianos y plantines grandes.
Figura 18. Plantín de vivero de Cercidium praecox (Chañar Brea) con precinto de identificación,
previo a la plantación
49
Previo a la plantación en el campo se
efectuó el hoyado y descompactación del
terreno con una hoyadora marca SEERY®
de 190 cc. (Figuras 19 y 20). Con una mecha de 22 cm, manipulada por dos operarios y con distancia de un metro entre
cada hoyo.
Se realizaron dos plantaciones de C.
praecox. La primera plantación se realizó
en otoño (mediados de junio de 2009), y
la segunda plantación en invierno (primera semana de agosto).
Al momento de la plantación, primeramente se incorporó a cada pozo 1 litro
de hidrogel, luego se introdujo el plantín,
se tapó y compactó la periferia de la planta y por último se colocó la protección
anti-herbívoros, para evitar ramoneo por
parte del ganado y la fauna nativa de vertebrados presente en la zona. La protección anti-herbívoros (Figuras 21a y 21b),
se armó por medio de cilindros de mallas
metálicas de material desplegable, fijadas
al sustrato mediante una barra de hierro.
En la primera plantación (22a, 22b,
22c y 22d) se introdujeron en total 450 plantines de C. praecox de 14 meses de
edad, con 150 plantines de cada categoría
(chicos, medianos y grandes).
En la segunda plantación correspon-
Figura 19. Mecha de hoyadora mecánica en el momento de la perforación del terreno.
50
Figura 20. Hoyos y plantines antes de la plantación.
diente a la estación invierno, se introdujeron en total 150 plantines de C. praecox
de 15 meses de edad. Los mismos se dividieron en tres lotes de 50 plantines por
categoría (chicos, medianos y grandes).
Los tratamientos desarrollados para
ambas plantaciones y en cada categoría
de tamaño fueron:
• Sin hidrogel y sin anti-herbívoro
• Sin hidrogel y con anti-herbívoro
• Con hidrogel y sin anti-herbívoro
• Con hidrogel y con anti-herbívoro
Primeramente se analizó si existían diferencias significativas entre altura y diá-
metro de los plantines categorizados en
chicos, medianos y grandes, mediante el
test de Kruskall-Wallis.
Posteriormente se midió la supervivencia en campo a los 4 meses luego de
la primera plantación y a los dos meses
luego de la segunda plantación. Los datos
de supervivencia, se analizaron estadísticamente mediante tablas de contingencia
y el test Chi cuadrado.
Resultados
Los plantines categorizados en chicos,
medianos y grandes presentaron diferen-
51
Figuras 21 a. Ejemplo de protección contra herbívoros para mas de una planta.
Figuras 21 b. Detalle del anclaje, y
malla para protección contra herbívoros
de plantas individuales.
cias significativas con respecto a la altura
(Tabla 5). Sin embargo, con respecto al
diámetro y a la altura del tallo, sólo se observaron diferencias significativas entre
los ejemplares chicos, y los medianos y
grandes (Tabla 5).
En relación a la supervivencia de los
plantines en campo, debido a que el ramo-
Figura 22 a. Acondicionamiento de hoyos que han sido cubiertos por sedimentos.
52
Figura 22b. Hoyo con hidrogel.
neo fue extremadamente bajo en el período de estudio, no se consideró para el análisis la variable con o sin anti-herbívoro.
En la primera plantación de otoño los
plantines chicos, presentaron estadísticamente mayores porcentajes de supervivencia en los tratamientos con hidrogel
(88%), en comparación con los plantines
sin hidrogel (68%),
(χ 2 =8,74; Gl=1; p=0,03).
En los plantines medianos en la plantación de otoño, no se encontraron diferencias significativas en la supervivencia
con y sin hidrogel, teniendo (96% y 96%)
de supervivencia respectivamente.
Los plantines grandes plantados en la
misma fecha sin hidrogel (96%) presentaron estadísticamente mayor supervivencia que los plantados con hidrogel (80 %),
(χ2 =9,09; Gl=1; p=0,028).
En la segunda plantación realizada en
invierno, no se encontraron diferencias
significativas en la supervivencia de los
Figura 22c. Colocación de plantines de C. praecox (Chañar Brea).
53
plantines chicos plantados con hidrogel
(80%) y sin hidrogel (72%), (χ2 =0.44; Gl=1; p= 0,93).
En los plantines medianos, tampoco se
hallaron diferencias estadísticas significa-
Figura 22 d. Mezcla de hidrogel con sustrato previo a la plantación.
Figura 24 a. Plantines de C. praecox ya establecido en campo, con desarrollo de hojas.
Figura 24 b. Plantines de la catgoría “chicos” de
C. praecox establecidos en campo, con desarrollo
de hojas
Plantines chicos
Plantines medianos
Plantines grandes
Test de Kruskall
Wallis
Altura (cm)
a
8,83 ± 2,67
b
14,03 ± 3,18
c
16,73 ± 4,32
H (2, n=300) 155,50
p < 0,05
Diamétro (mm)
a
3,39 ± 0,60
b
4,05 ± 0,73
b
4,20 ± 0,73
H (2, n=300) 64,29
p < 0,05
Tabla 5: Altura y diámetro promedio (error estándar), medidos a la altura del nudo cotiledonar de los
plantines de las tres categorías establecidas. Se indica el número utilizado (n) y las diferencias estadísticas
(Test de Kruskall Wallis). Letras diferentes indican diferencias significativas y letras iguales diferencias
no significativas.
54
tivas entre los tratamientos con hidrogel
(88%) y sin hidrogel (72%),
(χ2 = 2; Gl=1; p=0,57).
Lo mismo ocurrió en los plantines grandes, en los que tampoco se encontraron di-
ferencias estadísticas en la supervivencia
con hidrogel (60%) y sin hidrogel (76%);
(χ2 =1,43; Gl=1; p=0,69) (Figura 23).
Los plantines sobrevivientes desarrollaron hojas verdes (Figuras 24 a y 24 b).
PRIMERA PLANTACIÓN
100
80
a
60
80
b
40
20
20
chico c/gel
chico s/gel
100
80
a
a
80
40
40
20
20
mediano s/gel
100
80
60
chico c/gel
a
a
0
mediano c/gel
mediano s/gel
100
b
a
80
40
20
20
grande c/gel
a
60
40
0
chico s/gel
100
60
mediano c/gel
a
0
60
0
a
60
40
0
% Supervivencia Cercidium praecox
SEGUNDA PLANTACIÓN
100
grande s/gel
0
a
grande c/gel
grande s/gel
Figura 23: Porcentaje de supervivencia de C. praecox. por tratamiento en cada categoría de los plantines
Letras diferentes indican diferencias significativas y letras iguales diferencias no significativas.
55
Experiencia III
Establecimiento inicial de Prosopis flexuosa var. depressa (Fabaceae) en diferentes tipos de suelo
Adriana Quezada, Daniel R. Pérez
Objetivo
El objetivo general fue evaluar la supervivencia de Prosopis flexuosa var. depressa introducidos en dos tipos de suelo, un suelo totalmente decapitado y otro
suelo con depósitos eólicos.
Objetivos particulares
• Comparar en cada tipo de suelo la
supervivencia de la especie, plantados con diferentes dosis de hidrogel.
• Comparar en cada tipo de suelo la
supervivencia de la especie plantados con y sin protección anti-herbívoro.
• Comparar en cada tipo de suelo la
supervivencia de la especie en diferentes épocas del año.
Metodología
Este ensayo se realizó en la cantera 2,
cuyas características específicas se describieron en el capítulo 3.
Los plantines utilizados en este trabajo
se desarrollaron en vivero (Figura 25), a
partir de semillas colectadas en el entorno
del área de estudio. Al momento de la plantación los plantines tenían 15 y 18 meses
de edad, y una altura promedio de 27 cm.
Con respecto a los tipos de suelo utili-
Figura 25. Traslado de plantines de P. flexuosa var. depressa previo a la plantación.
56
Figura 26 a. Acondicionamiento de hoyos.
zados, el suelo 1 es un sustrato rocoso con
decapitación de los materiales superficiales y el suelo 2 corresponde a un área con
depósito eólico.
En la primera plantación realizada en
otoño (junio de 2009) se introdujeron 224
ejemplares (la mitad en el suelo 1 y la
otra mitad en el suelo 2); en la segunda
plantación realizada en invierno (agosto
de 2009) se introdujeron 200 plantines (la
mitad en el suelo 1 y la otra mitad en el
suelo 2) (Figuras 26a, 26b, 26c y 26d).
En cada condición (época de plantación y tipo de suelo) la mitad de los ejemplares se plantaron con 0,5 litros de hidrogel y la otra mitad sin hidrogel. A su vez,
la mitad de los ejemplares se protegieron
con una malla anti-herbívoro.
Figura 26 b. Agregado de hidrogel.
57
Figura 26 c. Extracción del plantín de P. flexuosa var. depressa (Alpataco) del envase de vivero.
Figura 26 d. Etapa final de la plantación.
58
La supervivencia se evaluó a los cuatro meses de la primera plantación y a dos
meses de la segunda plantación. Los datos
de supervivencia se analizaron mediante
tablas de contingencia y el test Chi cuadrado. No se tuvo en cuenta para el análisis de los datos el tratamiento con y sin
anti-herbívoros dado que el porcentaje de
ramoneo fue menor al 1%.
Resultados
En la primera plantación, realizada en
el suelo 1 (suelo totalmente decapitado)
no hubo diferencias estadísticas significativas entre la supervivencia de P. flexuosa
var. depressa con hidrogel (98%) y sin hidrogel (93%); (χ2 =0,09; Gl=1; p=0,76).
En el suelo 2 (suelo con deposito eólico)
tampoco se encontraron diferencias estadísticas significativas entre los tratamientos con hidrogel (96%) y sin hidrogel
(100%); (χ2 =0,03; Gl=1; p=0,86).
En la segunda plantación, tampoco se
encontraron diferencias estadísticas significativas en la supervivencia de P. flexuo-
PRIMERA PLANTACIÓN
% Supervivencia Prosopis flexuosa var. depressa
100
80
a
SEGUNDA PLANTACIÓN
100
a
80
60
60
40
40
20
20
0
suelo 1 c/gel
100
80
a
suelo 1 s/gel
a
0
80
60
40
40
20
20
suelo 2 c/gel
suelo 2 s/gel
suelo 1 c/gel
a
suelo 1 s/gel
100
60
0
a
0
a
suelo 2 c/gel
a
suelo 2 s/gel
Figura 27. Porcentaje de supervivencia de la primera plantación a los cuatro meses en suelo 1 (decapitado) y en la segunda plantación a los dos meses de P. flexuosa var. depressa con 0,5 litro de hidrogel y sin
hidrogel.
59
sa var. depressa tanto en el suelo 1 con
hidrogel (90%) y sin hidrogel (96 %);
(χ2=0,08; Gl =1; p=0,77) como en el suelo
2 con y sin hidrogel (92% y 84% respectivamente); (χ2 =0,18; Gl=1; p=0,66) (Figuras 27 y 28).
Figura 28. Ejemplo de planta de P. flexuosa var. depressa viva con hojas en desarrollo.
60
Experiencia IV
Supervivencia temprana de Senna aphylla (Fabaceae) plantada
aislada y asociada a un sub-arbusto nativo.
Florencia del Mar González
Objetivo
El objetivo general de este trabajo fue
evaluar si en zonas áridas degradadas
(con asistencia de hidrogel), las plantas de
Grindelia chiloensis (Asteraceae) establecidas en forma natural facilitan la reintroducción de Senna aphylla (Fabaceae).
Metodología
Este trabajo se realizo en la cantera 2,
descripta en el capítulo 3.
En ésta experiencia se utilizaron plantines de S. aphylla (Figura 29) obtenidos
en vivero a partir de semillas colectadas
en sectores próximos al sitio de estudio.
Al momento de la introducción a campo
los plantines tenían siete meses de edad,
una altura promedio de 8,3 cm y un diámetro promedio de 1,2 mm.
Para implementar a campo este estudio sobre facilitación, se utilizaron las
plantas de G. chiloensis establecidas na-
Figura 29. Plantines de Senna aphylla (Pichana) en multimacetas.
61
turalmente en un sector de la cantera (Figura 30).
En invierno, durante la primera se-
mana de agosto de 2009, se trasladaron y
plantaron 160 individuos de S. aphylla en
el área de estudio.
Figura 30. Colocación de plantines de S. aphylla (Pichana) en un sector de la cantera 2 con Grindelia
chiloensis (Melosa).
62
Para la plantación, primero se identificaron las plantas de G. chiloensis, a fin
de ser utilizadas en el tratamiento de facilitación. Luego se realizaron los pozos de
plantación a pala y con una profundidad
de 40 cm. En los tratamientos que correspondían, se adicionó el hidrogel antes de
la plantación.
Figura 31 a. Plantín de S. aphylla (Pichana) sobreviviente en campo, asociado a G. chiloensis (Melosa),
con precinto de identificación.
63
Figura 31 b. Plantín de S. aphylla (Pichana) aislado sobreviviente en campo, con precinto de identificación.
64
Los tratamientos realizados fueron:
• S. aphylla a sotavento de G. chiloensis con 1 litro de hidrogel
• S. aphylla a sotavento de G. chiloensis sin hidrogel
• S. aphylla aislada con 1 litro de hidrogel
• S. aphylla aislada sin hidrogel
La supervivencia bajo los distintos
tratamientos se evaluó a los 60 días, mediante tablas de contingencia, empleando
el Test Chi-cuadrado.
Resultados
No se encontraron diferencias signifi-
cativas entre la supervivencia de S. aphylla con hidrogel, tanto para la plantación
asociada con G. chiloensis o plantada en
forma aislada, la supervivencia promedio fue de 93% y 78% respectivamente, (χ2 =0,53; Gl =1; p =0,47).
A su vez, tampoco se registraron diferencias significativas entre la supervivencia de S. aphylla sin hidrogel, tanto
para la plantación asociada a G. chiloensis o plantada en forma aislada, la supervivencia fue de 85% y 65% respectivamente
(χ21, 37; Gl =1; p =0,24). (Figuras. 31
a y b, Figura 32).
100
80
80
a
40
40
20
20
0
asociada c/Grindelia
aislada
Tratamiento con gel
100
80
60
a
a
40
20
0
asociada c/Grindelia aislada
Tratamiento sin gel
% Supervivencia Cercidium praecox
% Supervivencia Senna aphylla
60
a
60
0
PRI
100
100
80
60
40
20
0
100
80
Figura 32. Porcentaje de supervivencia a los 60 días post-transplante de S. aphylla en los distintos tratamientos: S. aphylla sola y sin hidrogel, S. aphylla asociada a G. chiloensis sin hidrogel, S. aphylla sola60
con 1 l de hidrogel y S. aphylla asociada a G. chiloensis con 1 l de hidrogel.
40
6520
0
m
Capítulo 6
Discusión y conclusiones
Daniel R. Pérez, Adriana E. Rovere, Fernando M. Farinaccio
Como síntesis de los estudios realizados sobre la heterogeneidad espacial de
la vegetación, destacamos que el interior
de las canteras de extracción de áridos
en Aguada Pichana, fueron los sitios que
presentan menor cobertura de la vegetación (<1%) y menor riqueza de especies
(cuatro especies). Este porcentaje de cobertura incluye sectores totalmente desprovistos de plantas y otros con algunos
núcleos de revegetación natural. Solamente tres especies nativas se establecen
naturalmente dentro de las canteras, ellas
son: Atriplex lampa, Grindelia chiloensis,
y Larrea divaricata, destacándose Grindelia chiloensis como principal especie
colonizadora de este ambiente.
Las áreas de referencias prístinas, ubicadas en las proximidades de cada cantera, son los sitios que presentan altas
cobertura de la vegetación (18-26%) y el
mayor número de especies nativas (29 especies). Entre ellas, algunas que podemos
citar son: Acantholippia seriphioides,
66
Adesmia guttulifera, Anarthrophyllum
sp., Baccharis darwinii, Fabiana peckii
var. patagonica, Grindelia chiloensis, Larrea cuneifolia y Larrea divaricata.
Con relación a la vegetación de las
áreas de referencias, sometidas a intensos
disturbios periódicos como en los pedregales y cauces de arroyos temporarios, se
observa un número intermedio de especies que colonizan dichos lugares (18 especies) con respecto al interior de las canteras y a las áreas de referencias prístinas.
En cuanto a la cobertura de estas áreas,
también se observa un alto nivel (1926%), destacándose Cercidium praecox
como la especie que naturalmente mejor
se establece en este tipo de ambiente.
El estudio de la vegetación realizado,
evidenció la pobre o casi nula recuperación natural de las canteras y se resalta la
importancia de iniciar planes de rehabilitación o de restauración activa en dichas
áreas.
Por todo lo expuesto, y considerando
los bajos valores de colonización natural
de las especies nativas y los bajos índices
de similitud de especies hallados entre
los distintos sitios (interior de canteras,
área de referencia sometidas a disturbios
periódicos y áreas de referencia prístinas), concluimos que existe una alta heterogeneidad del paisaje, aún entre áreas
de referencia prístinas próximas. Por ello
resaltamos que es importante considerar esta diversidad espacial de especies
para la planificación e implementación
de planes de rehabilitación con especies
nativas.
De acuerdo a nuestra experiencia la rehabilitación de canteras a partir de transplante directo de individuos adultos, concluimos que es una opción viable en estos
ecosistemas áridos degradados, pero que
sus resultados dependen de la especie nativa utilizada. Es posible el transplante de
individuos adultos de Senecio filaginoides
var. filaginoides y de Poa ligularis, dado
que dichas especies presentaron altos valores de supervivencia (85 y 75 % respectivamente) luego de los primeros cuatro
meses. Consideramos que estos valores
son altos, dado que Rey Benayas et al.
(2003) mencionan que durante el período
postransplante, las plantas presentan generalmente alta mortalidad debido al estrés. No podemos decir lo mismo, para la
especie A. seriphioides, debido a que presentó una supervivencia nula. Se descarta
a A. seriphioides como una especie propicia para reintroducir como planta adulta
al menos para el período otoño-invierno,
que es el momento en que se realizó el
ensayo.
En relación a la cantidad de hidrogel
(2 y 3 litros), tanto para P. ligularis como
para S. filaginoides var. filaginoides, no
se encontraron diferencias significativas.
Por ello podemos concluir que la dosis de
hidrogel de 2 litros por planta, son suficientes para reintroducir plantas adultas
de estas dos especies a campo. Dicha
dosis no sólo brinda altas tasas de supervivencia, sino que también permitió el
crecimiento de la planta (Nittmann et al.
2009a, 2009b).
En referencia a las estructuras reproductivas para la especie S. filaginoides
var. filaginoides, no puede desarrollarlas
en el corto plazo si no tiene un tratamiento con hidrogel que le aporte un determinado porcentaje de humedad. A diferencia
de ella, P. ligularis produce estructuras
reproductivas aún sin hidrogel. Es probable que esta especie, requiera menores demandas hídricas para la formación de flores y frutos. Los resultados encontrados
para esta especie, son coincidentes con
Bertiller et al. (2004), quienes mencionan
que es posible reclutar artificialmente P.
ligularis en sitios que no son propicios
naturalmente. Al igual que en los resultados de Distel et al. (2008) encontramos
que la especie P. ligularis tiene alta capacidad de crecimiento en ambientes degradados y protegidos bajo clausuras.
Debido a que los ecosistemas áridos
poseen características climáticas muy
variables, sería recomendable hacer este
67
tipo de ensayo en una escala temporal más
extensa, para conocer si efectivamente los
ejemplares adultos sobrevivientes pueden
actuar como fuente de propágulos viables
y generar nuevas plántulas en el área en
diversas condiciones climáticas del desierto.
En Cercidium praecox, nuestros resultados a corto plazo a los 120 y 60 días
postrasplante, muestran altos valores de
supervivencia (entre el 84 y 100%), aunque los mismos son ligeramente variables
entre el tamaño de la planta utilizada, la
época de plantación otoño o invierno y el
uso o no de hidrogel. Los altos porcentajes de supervivencia obtenidos hasta
el momento en Neuquén muestran que
esta especie también podría ser apta para
rehabilitación y restauración ecológica
en el Monte Austral. Calzón y Van Dam
(2007), han realizado con anterioridad
experiencias con Cercidium praecox para
recuperar zonas de peladares en la provincia de Salta.
Según Chambouleyron et al. (1994)
Cercidium praecox acumula nitrógeno y
actúa como centro de distribución de carbono y nitrógeno. Esta característica de
la especie, sumada a la capacidad de desarrollar sistemas radiculares profundos
y poseer adaptaciones a las sequías, favorece el enriquecimiento del suelo. A su
vez su presencia favorece la introducción
de gramíneas, aumentando la capacidad
forrajera y contribuyendo de esta forma
a la mejora de los campos y su uso sustentable.
68
Sobre el uso de hidrogeles, Ciano et al.
(1998; 2000a; 2000b), han mencionado
resultados exitosos en la supervivencia a
campo de plantas de especies nativas y
exóticas en estepa patagónica con uso de
los mismos. Nuestros resultados de supervivencia temprana, muestran hasta el
momento diferencias significativas a los
cuatro meses en los ejemplares chicos de
C. praecox, que tuvieron mayor supervivencia con gel, mientras que lo contrario ocurrió con los ejemplares grandes
donde la supervivencia fue mayor sin
hidrogel. Por otra parte la supervivencia
a dos meses no muestra diferencias entre
los tamaños de las plantines y la presencia o no de hidrogel. Es probable que la
fecha de plantación, coincidente con lluvias ocurridas, haya contribuido a estos
resultados.
Dalmasso et al. (2002) en ensayos
realizados a 200 km. de nuestra área de
estudio encuentran que a pesar de las altas temperaturas en diciembre (a fines de
primavera) la supervivencia de plantines
de Cercidium praecox de seis meses es
mayor que en mayo (otoño) y concluyen
que el mejor período para la adaptación
de los plantines es este mes, ya que en
mayo el reposo vegetativo retardaría el
crecimiento y la adaptación en la primavera siguiente. Los resultados que se obtuvieron en la experiencia de Dalmasso et
al. (2002) muestran:
a) valores de supervivencia del 85%
en las plantaciones de primavera
y 35% en las plantaciones de oto-
ño en el sitio Rincón de Correa con
cercado perimetral,
b) valores de supervivencia del 25%
en plantaciones de primavera y
40% en plantaciones de otoño en la
localidad de El Portón, y
c) un 85% de supervivencia en plantaciones de primavera en la Parcela
El Zaino.
El presente trabajo en cambio, encuentra altos porcentajes de supervivencia de
ejemplares de C. praecox plantados tanto
en otoño como en invierno. Se debe tener
en cuenta que nuestros datos corresponden
a supervivencia temprana y que la experiencia de Dalmasso et al. (2002), se realizó con riego de 5 litros por planta mientras
que el presente trabajo brinda datos con
hidrogeles y sin hidrogeles. Asimismo, es
importante analizar y comparar tamaños
de plantines, la rustificación en vivero, las
temperaturas que se presentan durante el
ensayo, los períodos de sequía o eventos
de lluvia ocurridos durante la experiencia,
y los tipos de sustratos en los que se planta.
El estudio y análisis de todos los parámetros mencionados anteriormente, permitirá
obtener conclusiones más definitivas para
la reintroducción de C. praecox en ambientes altamente degradados.
En el establecimiento inicial de Prosopis flexuosa var. depressa en suelos decapitados y en suelos con depósito eólico, se
encontraron altos porcentajes de supervivencia con y sin uso de hidrogeles en los
dos suelos estudiados. Es probable que la
coincidencia de las plantaciones con los
períodos de mayor humedad en el sustrato
haya influido en estos resultados. Un seguimiento a más largo plazo y durante la
época estival, brindará mayores resultados para la reintroducción de esta especie
nativa en áreas degradadas.
Dalmasso et al. (2002) en el Yacimiento El Portón en el Norte de Neuquén,
aproximadamente a 200 km del sitio de
estudio, estudiaron la supervivencia de
Prosopis flexuosa var. depressa en plantaciones realizadas en diciembre (fines de
primavera) y en mayo (otoño) en campo
a partir de ejemplares de seis meses. Los
resultados de estos autores muestran:
a) una supervivencia del 80% en la
plantación de primavera y un 65%
en la plantación de otoño en el sitio
Rincón de Correa con cercado perimetral,
b) un 70% de supervivencia en la
plantación de primavera y un 20%
en la plantación de otoño en El Portón, y
c) una supervivencia del 90% en la
plantación de primavera en la Parcela El Zaino esta última sin cerco
perimetral.
Nuestros resultados de la supervivencia temprana de Prosopis flexuosa var.
depressa a los 4 y 2 meses postransplante,
indican que es posible la reintroducción
de esta especie tanto en otoño (100-93%)
como en invierno (90-84%), con o sin hidrogel respectivamente.
A corto plazo no encontramos diferencias significativas entre los tratamien69
tos con y sin hidrogel. Es probable que
la fecha de plantación, coincidente con
lluvias haya influido en los resultados
obtenidos.
El rápido crecimiento en profundidad
del sistema radicular de Prosopis flexuosa var. depressa (Poblete y Pérez 2007)
hace que el hidrogel sea probablemente
importante en su reintroducción inicial,
pero es posible que no interactúe con la
planta, luego de los primeros meses después de la plantación.
En términos generales los resultados
obtenidos por diferentes autores incluído
el presente, indican que es posible la reintroducción de Prosopis flexuosa var. depressa en sitios que han sido sometidos a
disturbios severos y que presentan suelos
decapitados o alterados por desmontes.
El establecimiento natural, sin intervención del hombre, de especies del
género Prosopis es bajo y discontinuo.
Villagra et al. (2002) mencionan que la
falta de semillas de P. flexuosa en el banco de semillas del suelo puede deberse a
la predación que realizan hormigas y roedores. Asimismo Muñoz y Pérez (2007)
describen intensos ataques de brúquidos
sobre los frutos y semillas de P. flexuosa
var. depressa y altas tasas de mortalidad
de ejemplares germinados en campo en el
Monte Austral.
En cuanto a los sustratos en los que
Prosopis flexuosa var. depressa puede
desarrollarse, la salinidad sería un factor limitante en la etapa de germinación.
Poblete y Pérez (2007) mencionan que la
70
especie es incapaz de germinar en suelos
con valores de conductividad eléctrica >
a 7,53 mmhos/cm, y valores de sodicidad
> a 4,17.
Es importante conocer las condiciones
en que Prosopis puede ser reintroducido
a campo en los sitios degradados, ya que
esta especie como otras del mismo género
tiene un rol ecológico clave en los ecosistemas desérticos. Ello es por que presenta, entre otras características: un alto
desarrollo de biomasa y productividad,
favorece la estabilización del suelo, forma mantillo de restos orgánicos, fija nitrógeno, incrementa la masa microbiana,
crea condiciones microclimáticas, modifica la infiltración en el suelo por el efecto
de sus sistemas radiculares (Beresford
Jones 2004).
En la evaluación de la interacción por
S. aphylla y G. chiloensis realizada en
una de las canteras, no se encontraron al
menos durante los dos primeros meses de
la plantación, diferencias significativas
entre plantas asociadas y no asociadas, lo
que indica que estos arbustos no requerirían facilitación para su establecimiento.
Nuestro resultado es coincidente con Bertiller et al. (2004), quienes señalan a los
arbustos como colonizadores de áreas con
suelo desnudo en Patagonia.
A su vez no se observaron diferencias
significativas entre el tratamiento con y
sin hidrogel, y se considera que probablemente la precipitación ocurrida luego de
la plantación, podría haber enmascarado
el efecto del hidrogel.
Distintos autores han evaluado interacciones positivas por facilitación entre
especies vegetales (Callaway y Walker
1997; Maestre 2002; León et al. 2007;
Smit et al. 2008), e indican que los mecanismos de facilitación permiten disminuir
el estrés ambiental, lo cual cobra aún más
interés en ambientes áridos. Ello ocurre
porque las especies facilitadoras, brindan protección frente a la radiación solar
directa, disminuyen la pérdida de agua,
aumentan la humedad y oxigenación del
suelo, protegen contra la herbivoría y en
algunos casos inclusive aumentan la cantidad de nutrientes (Callaway y Pugnaire
1999).
La continuidad del seguimiento de los
ejemplares en su supervivencia y crecimiento, permitirá confirmar los resultados
obtenidos y definir las mejores condiciones para la reintroducción y desarrollo de
S. aphylla en ecosistemas degradados. Su
inclusión mediante ensayos de rehabilitación es prioritaria, no sólo por cubrir
y revegetar el sitio, sino también porque
facilita la fijación de nitrógeno.
A más de 50 años de las expresiones
publicadas por el Dr. Jorge Morello sobre
la necesidad de rehabilitación de áreas desnudas, iniciamos las investigaciones que se
presentaron en este libro a fin de evaluar
las posibilidades concretas de recuperación de sitios degradados de la cuenca de
Añelo.
Consideramos que si bien nuestras
conclusiones se basan en resultados en el
corto plazo, son importantes para:
a) evaluar las características autoecológicas de las especies nativas,
b) conocer diferentes aspectos técnicos que son importantes para considerar en los ensayos de reintroducción de especies nativas a campo y
c) brindar una respuesta a la gestión
ambiental de los espacios degradados por actividades hidrocarburíferas y a la lucha contra la desertificación.
71
Autores en orden alfabético
Altamirano, Angélica Lourdes
Nittmann, Juan José
Tesista de la Carrera Licenciatura en
Saneamiento y Protección Ambiental.
Facultad de Ciencias del Ambiente y la
Salud. Laboratorio de Rehabilitación y
Restauración de Ecosistemas Degradados
(LARREA). Universidad Nacional del
Comahue (UNCo), Neuquén (Argentina).
Tesista de Maestría en Intervención Ambiental de la Universidad Nacional del
Comahue. Laboratorio de Rehabilitación
y Restauración de Ecosistemas Degradados (LARREA). Universidad Nacional
del Comahue (UNCo), Neuquén (Argentina).
Farinaccio, Fernando Miguel
Pérez, Daniel Roberto
Ayudante docente de la cátedra Intervención en Ambientes Degradados de la Carrera Licenciatura en Saneamiento y Protección Ambiental. Facultad de Ciencias
del Ambiente y la Salud. Laboratorio de
Rehabilitación y Restauración de Ecosistemas Degradados (LARREA). Universidad Nacional del Comahue (UNCo),
Neuquén (Argentina).
Profesor Titular Regular de la cátedra Intervención en Ambientes Degradados de
la Carrera Licenciatura en Saneamiento y
Protección Ambiental. Facultad de Ciencias del Ambiente y la Salud. Director del
Laboratorio de Rehabilitación y Restauración de Ecosistemas Degradados (LARREA). Universidad Nacional del Comahue (UNCo), Neuquén (Argentina).
González, Florencia del Mar
Quezada, Adriana
Becaria de investigación. Ayudante alumna de la cátedra Intervención en Ambientes Degradados. Tesista de la Carrera Licenciatura en Saneamiento y Protección
Ambiental. Facultad de Ciencias del Ambiente y la Salud. Laboratorio de Rehabilitación y Restauración de Ecosistemas
Degradados (LARREA). Universidad
Nacional del Comahue (UNCo), Neuquén
(Argentina).
72
Ayudante alumna ad-honorem de la cátedra Intervención en Ambientes Degradados. Tesista de la Carrera Licenciatura
en Saneamiento y Protección Ambiental.
Facultad de Ciencias del Ambiente y la
Salud. Laboratorio de Rehabilitación y
Restauración de Ecosistemas Degradados (LARREA). Universidad Nacional
del Comahue (UNCo), Neuquén (Argentina).
Lagos, Leonilda Juana
Rovere, Adriana Edit
Ayudante alumna ad-honorem de la cátedra Intervención en Ambientes Degradados. Laboratorio de Rehabilitación y
Restauración de Ecosistemas Degradados
(LARREA). Universidad Nacional del
Comahue (UNCo), Neuquén (Argentina).
Profesora Adjunta Interina (ASD 3/AC)
del Centro Regional Universitario Bariloche. Universidad Nacional del Comahue.
Investigadora Adjunta del CONICET. Laboratorio Ecotono. Centro Regional Universitario Bariloche (UNCo).
73
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Ensayos con plantas nativas en Aguada Pichana, Neuquén - Patagonia
REHABILIT
ACIÓN
en el
Este libro es producto de una labor en equipo orientada por el espíritu de la
creación de la FACULTAD DE CIENCIAS DEL AMBIENTE Y LA SALUD
de la UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE: aportar a la solución
de problemas ambientales significativos en la región como la desertificación.
Presentamos algunas experiencias iniciales de recuperación de ambientes áridos
degradados que continúan en el marco de un convenio entre la Fundación de
la Universidad Nacional del Comahue (FUNYDER) y la Empresa TOTAL en
Aguda Pichana (Bajo de Añelo, Neuquén).
Algunos de los resultados de este trabajo fueron presentados en el I Congreso Colombiano de Restauración Ecológica desarrollado en Bogotá (Colombia)
en Julio de 2009, y en el Congreso Iberoamericano de Restauración Ecológica
desarrollado en Noviembre de 2009 en Curitiba (Brasil), como así también en el
noveno encuentro de las partes (Conference Of The Parties (COP 9)) organizado por el Comité de las Naciones Unidas para la lucha contra la desertificación
(UNCCD) en Septiembre de 2009 en Buenos Aires (Argentina).
REHABILITACIÓN en el DESIERTO
DESIERTO
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tapa rehabilitacion.indd 1
3/8/10 10:12 AM
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