Subido por Misael Rijo

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Sistema R. A. A
Sistema renina-angiotensina. La producción de la hormona vasoconstrictora angiotensina II
requiere, en primer lugar, la producción renal de una proteasa, la renina, que es secretada
al plasma y actúa sobre una proteína plasmática, el angiotensinógeno.
Por la acción de la renina, el angiotensinógeno se transforma en un decapéptido
denominado angiotensina I. Una enzima de la membrana del endotelio, denominada enzima
de conversión de la angiotensina (ECA), transforma el decapéptido angiotensina I en el
octapéptido angiotensina II. La formación de angiotensina II se lleva a cabo
fundamentalmente en el pulmón. La angiotensina II induce la secreción de aldosterona por
la corteza suprarrenal (fig. 8-5).
La aldosterona promueve la reabsorción renal de Na+y agua, aumenta la volemia, el
volumen minuto y, en consecuencia, la presión arterial. Además, la angiotensina II tiene una
acción directa sobre la presión arterial, produciendo vasoconstricción. La angiotensina II
aumenta también la contractilidad cardíaca y la actividad simpática, como se describe a
continuación.
La angiotensina II aumenta la actividad simpática vasoconstrictora, actuando sobre el área
postrema del tronco cerebral, una región desprovista de barrera hematoencefálica. También
actúa sobre las varicosidades simpáticas aumentando la liberación de noradrenalina. Sobre
el hipotálamo, incrementa la sensación de sed. Los niveles de angiotensina II del plasma
dependen de la secreción de renina: ésta aumenta cuando disminuye la presión de la
sangre en el riñón y cuando se incrementa la actividad simpática sobre el riñón, por ejemplo
en respuesta a una hipotensión. La secreción de renina aumenta también cuando llega
menos NaCl a la mácula densa.
Aunque la angiotensina II podría producir hipertensión arterial e hipertrofia cardíaca
mediante los diferentes mecanismos mencionados, la angiotensina II produce estos efectos
a través de los receptores AT1 de los riñones. Cuando faltan estos receptores, los restantes
receptores no producen hipertensión e hipertrofia cardíaca. En el riñón, los receptores AT1
aumentan la reabsorción de Na+ y disminuyen la natriuresis. Guyton formuló la hipótesis de
que la excreción renal de Na+ es esencial para compensar las elevaciones de la presión
arterial. De acuerdo con esta hipótesis, la disminución de la excreción renal de Na+ sería un
requisito para mantener elevada la presión arterial. El papel esencial de los receptores AT1
renales, para explicar la hipertensión debida a la angiotensina II, confirma la hipótesis
de Guyton.
A diferencia de lo que sucede en la hipertensión, en la regulación fisiológica de la presión
arterial, los receptores AT1 renales y de otros tejidos participarían de manera equivalente.
La hipertrofia cardíaca que se observa en la hipertensión inducida por la angiotensina II no
se debe a la activación de los receptores AT1 de los miocardiocitos, sino que se produce
como consecuencia del aumento de la poscarga debido a la hipertensión (fig. 8-6).
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REGULACIÓN DE LA PRESIÓN ARTERIAL A CORTO PLAZO (POCOS
MINUTOS)
En la adventicia de determinadas arterias, principalmente en el seno carotídeo y el cayado
aórtico (dos emplazamientos estratégicos a la entrada de la circulación cerebral y
coronaria), se encuentran unos sensores de presión denominados barorreceptores o
presorreceptores, que son el punto de partida de un reflejo que amortigua los cambios de
presión arterial. La vía aferente del reflejo a partir de los barorreceptores del seno carotídeo
conecta, a través del nervio glosofaríngeo (IX par craneal), con el núcleo del tracto solitario
del bulbo raquídeo. Los barorreceptores aórticos llegan también, a través del nervio vago, a
dicho núcleo.
Los barorreceptores son receptores que responden al estiramiento y se estimulan cuando
aumenta la presión arterial (fig. 8-10). La estimulación depende de la magnitud del
incremento de presión y de la velocidad del cambio de presión. Inicialmente, cuando
aumenta la presión arterial, los barorreceptores envían potenciales con mayor frecuencia. Si
la elevación persiste, la frecuencia disminuye. Este fenómeno se denomina adaptación de
los barorreceptores. Cuando la presión disminuye, los barorreceptores dejan de enviar
potenciales de acción al bulbo raquídeo de forma transitoria y luego lo hacen con una
frecuencia inferior a la habitual si la hipotensión persiste. Los barorreceptores transmiten
información sobre la presión media y también sobre la presión diferencial. En situaciones en
las que varía poco la presión media, pero varía la presión diferencial, opera el reflejo de los
barorreceptores.
La función del reflejo de los barorreceptores consiste en estabilizar la presión arterial frente
a los cambios bruscos que puede experimentar. Cuando aumenta la presión arterial, los
barorreceptores se estimulan y envían potenciales de acción de alta frecuencia al núcleo del
tracto solitario del bulbo raquídeo. Las neuronas del núcleo del tracto solitario conectan con
el núcleo ambiguo del bulbo raquídeo, responsable del tono vagal del corazón. El tono vagal
aumenta y la frecuencia cardíaca disminuye. Por otra parte, las neuronas del núcleo del
tracto solitario conectan e inhiben neuronas del bulbo raquídeo responsables de la actividad
simpática del corazón y los vasos. En consecuencia, se producen bradicardia, disminución
de la contractilidad y vasodilatación. El volumen sistólico, el volumen minuto y las
resistencias disminuyen. Como la presión arterial depende del volumen minuto y de las
resistencias periféricas, el reflejo de los barorreceptores en respuesta a una elevación de la
presión arterial tiende a normalizar ésta. El reflejo amortigua el cambio de presión. El
período de latencia es de sólo 0,5 segundos para la bradicardia y de 1,5 segundos para la
vasodilatación.
La hipovolemia disminuye la presión diferencial y, si es muy acusada, disminuye también la
presión media. La disminución de la presión del pulso y de la presión media es detectada
por los barorreceptores, que responden reduciendo la frecuencia de los potenciales de
acción que envían al bulbo raquídeo. La respuesta refleja consiste en una disminución del
tono vagal cardíaco y en una activación del simpático. En consecuencia, aumentan la
frecuencia cardíaca y la contractilidad miocárdica y se produce vasoconstricción. La presión
arterial se eleva como consecuencia del aumento del volumen minuto y de las resistencias
periféricas. Además, el incremento de la actividad simpática sobre el riñón activa el sistema
renina-angiotensina-aldosterona, lo cual contribuye al aumento de la volemia y de la presión
arterial (fig. 8-12). Finalmente, la respuesta de los barorreceptores a la disminución de la
presión arterial aumenta la secreción de vasopresina, hecho que contribuye a la retención
de líquido y a la vasoconstricción.
La respuesta de los barorreceptores se modifica en diferentes circunstancias. Durante el
ejercicio, el reflejo opera estabilizando la presión arterial en un nivel superior al de reposo.
La presión arterial aumenta durante el ejercicio sin que el reflejo de los barorreceptores lo
impida. Si la presión se mantiene elevada durante un período de tiempo de unos 15
minutos, la nueva presión produce la misma señal que la antigua y el reflejo vuelve a actuar
si se produce una nueva modificación de la presión. Los barorreceptores no informan sobre
el valor absoluto de la presión y sí lo hacen sobre los cambios. En ausencia del reflejo de
los barorreceptores, la presión fluctúa considerablemente a lo largo del día. El reflejo resulta
esencial para estabilizar la presión en un curso temporal de minutos.
La interrupción del reflejo de los barorreceptores aumenta la actividad simpática y, en
consecuencia, la presión arterial. Pero después de una semana, la presión vuelve a los
valores normales, aunque fluctúa. En ausencia del reflejo de los barorreceptores, existen
neuronas del tronco cerebral capaces de controlar la actividad simpática y la presión
arterial.
Aunque los efectos del reflejo de los barorreceptores son transitorios, se han observado
también efectos más duraderos. Así, por ejemplo, en la respuesta a la hipertensión inducida
por la angiotensina II se produce una disminución prolongada del tono simpático renal. Esta
disminución deja de producirse en ausencia del reflejo de los barorreceptores.
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Feocromositoma
El feocromocitoma es un tumor productor de catecolaminas que procede de las células
cromafines del sistema nervioso simpático. Habitualmente deriva de la médula adrenal. Los
feocromocitomas de localización extraadrenal se denominan paragangliomas y pueden
originarse en cualquier lugar donde exista tejido cromafín: a lo largo de la cadena ganglionar
simpática paraaórtica, en el órgano de Zuckerkandl (en el origen de la arteria mesentérica
inferior), en la pared de la vejiga urinaria y en la cadena ganglionar simpática en cuello o
mediastino. La distinción entre un feocromocitomaverdadero y un paraganglioma es
importante debido al diferente, comportamiento en cuanto al riesgo de malignidad, la
posibilidad de otras neoplasias asociadas y la necesidad de estudios genéticos.
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Anticonceptivos e Hipertensión arterial
ticonceptiva algunos estudios han demos- trado que el progestágeno solo no tiene un efecto
significativo sobre la presión arterial, evidencia que es contradictoria pues los
progestágenos sintéticos tienen acción mineralocorticoide y retienen sodio; también se ha
demostrado que las bajas dosis de estrógeno en la píldora (30 mg) reducen muy
significativamente la incidencia de hipertensión.
El mecanismo de la hipertensión secundaria a los anticonceptivos orales no es claro, sin
embargo se sabe que los estrógenos aumentan la concentración del substrato de la renina
hasta el triple de su valor normal, aumentan la actividad de la renina plasmática y la
concentración de la angiotensina al doble del valor normal; en una persona normal la
elevación de la angiotensina II frena la concentración de la renina plasmática en un 50% y
por esta razón se eleva al doble la concentración de la aldosterona y también se incrementa
su tasa de excreción; lo notable del mecanismo fisiopatológico de la hipertensión secundaria
a los contraceptivos orales radica en que no se han encontrado diferencias en estos
cambios entre mujeres normales y mujeres hipertensas con terapia anticonceptiva. Sin
embargo, la administración de saralasina, un agente bloqueador de la angiotensina,
disminuye la presión arterial en mujeres con hipertensión secundaria a los contraceptivos
orales (24) lo que de alguna manera implica al sistema Renina-Angiotensina - Aldosterona
en el mecanismo productor de este tipo de hipertensión.
Igualmente se ha informado que el volumen sanguíneo y el gasto cardíaco están menos
elevados en mujeres que tienen hipertensión inducida por la píldora que en sus controles lo
cual podría ser consistente con una respuesta de adaptación del volumen a la presión,
como se ha observado en la hipertensión esencial.
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Hipertensión arterial maligna
La HTAM es un cuadro clínico caracterizado por una importante elevación de la presión
arterial (PA) rápidamente progresiva, que se acompaña de hemorragias y exudados en el
fondo de ojo (retinopatía grado III) con o sin edema de papila (retinopatía grado IV), junto
con una lesión arteriolar difusa aguda. Las cifras de PA sistólica (PAS) suelen ser
superiores a 200 mmHg, y las cifras de PA diastólica (PAD), superiores a 130 mmHg.
Aunque históricamente se realizaba una diferenciación entre hipertensión acelerada
(retinopatía grado III) e HTAM (retinopatía grado IV), numerosos estudios clínicos han
comprobado que estas diferencias en el fondo de ojo son fases evolutivas de una misma
situación clínica y que ambas tienen un pronóstico similar. El cuadro clínico se caracteriza
por una afectación multiorgánica y sus manifestaciones dependen, entre otras, de su
repercusión cardíaca,cerebral y renal, principalmente. El daño vascular se produce como
consecuencia del desequilibrio entre los mecanismos vasoconstrictores y vasodilatadores, y
un incremento de la actividad simpática y del sistema renina-angiotensina-aldosterona en
íntima asociación con la disfunción endotelial. Todos estos mecanismos dan lugar a una
le-sión de la pared vascular que permite el paso al endotelio de factores plasmáticos
(necrosis fibrinoide) que causan un estrechamiento y una obliteración de la luz vascular.
● Hipertensión Arterial sistolica aislada
En la hipertensión sistólica aislada (ISH, por sus siglas en inglés), la presión arterial sistólica
está elevada (130 mm Hg o más alta), pero la presión arterial diastólica permanece por
debajo de 80 mm Hg. Este tipo de presión arterial alta es más común en los adultos
mayores, especialmente en las mujeres mayores. De hecho, la mayoría de las personas
mayores de 60 años que tienen hipertensión tienen hipertensión sistólica aislada.
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Crisis Hipertensiva
La crisis hipertensiva es una elevación aguda de la presión arterial capaz de producir
lesiones en órganos diana.
Se clasifica en:
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Urgencia hipertensiva - Paciente asintomático - No alteración de órganos diana Atención: 2 primeras horas
Emergencia hipertensiva - Paciente sintomático - Alteración de órgano diana
(Cerebro, pulmón, corazón) - Atención: a partir de las 2 primeras horas. Algunas
formas de presentación - Evento cerebro vascular - Edema agudo de pulmón Encefalopatía hipertensiva - Síndrome coronario agudo
Hipertensión en el Embarazo
Múltiples son las modificaciones fisiológicas durante el transcurso de la gestación. A nivel
de la circulación vascular se destaca fundamentalmente un aumento del volumen sanguíneo
circulante, que incrementa 50% durante el embarazo, aunque con importantes variaciones
interindividuales (oscilando entre 20% y 100%)(10). Esta expansión del volumen comienza
en el primer trimestre y continúa hasta el tercer trimestre de la gestación y se acompaña de
una retención acumulativa de sodio de 500-900 mEq(4,5). Sin embargo, a pesar del
aumento de volumen circulante y del contenido de sodio, la presión arterial tiende a
disminuir, principalmente durante el segundo trimestre de la gestación. El descenso en los
niveles de presión arterial es de alrededor de 10-15 mmHg, con mayor descenso de la
presión arterial diastólica. Este descenso de la presión arterial se debe principalmente al
descenso de las resistencias vasculares periféricas, que se ha vinculado a la acción del
óxido nítrico, la relaxina y la progesterona sobre la musculatura de la pared arterial, y cuyo
nadir se encuentra alrededor de las semanas 16-18 de edad gestacional. Desde el inicio del
tercer trimestre la presión arterial media (PAM) se incrementa hasta alcanzar los valores
previos a la gestación.
Hipertensión arterial crónica.​ Hipertensión arterial que se conoce previamente al
embarazo, o se diagnostica antes de la semana 20 de edad gestacional, o aquella que no
se resuelve en el puerperio.
Preeclampsia-eclampsia​. Aparición de hipertensión arterial luego de la semana 20 de
edad gestacional acompañada de proteinuria. La definición de eclampsia está dada por la
aparición de convulsiones o de coma en una paciente con preeclampsia.
Preeclampsia-eclampsia sobreagregada a hipertensión arterial crónica​. En pacientes
con diagnóstico de hipertensión arterial crónica la aparición de proteinuria significativa luego
de las 20 semanas de edad gestacional. En las pacientes con hipertensión arterial y
proteinuria previa el diagnóstico se basa en el aumento de las cifras tensionales, el aumento
de la proteinuria preexistente y/o la presencia de síndrome HELLP.
Hipertensión arterial gestacional​. Hipertensión arterial sin proteinuria que se presenta
luego de la semana 20 de edad gestacional y se resuelve antes de 12 semanas tras la
finalización del embarazo.
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Hipertensión Arterial Resistente
La hipertensión arterial se define como resistente o refractaria al tratamiento
antihipertensivo cuando no se obtiene un adecuado control de la presión arterial por debajo
de 140/90 mmHg o cifras incluso inferiores en hipertensos de alto riesgo, mediante un
tratamiento antihipertensivo con tres o más fármacos, incluido un diurético, a las dosis
adecuadas. En la mayor parte de los casos la presión arterial permanece no controlada
debido a la falta de control de la presión arterial sistólica. En primer lugar es necesario
descartar la falta de cumplimiento de la medicación antihipertensiva, así como la existencia
de una hipertensión resistente clínica aislada mediante la monitorización ambulatoria de la
presión arterial. Por otra parte se han descrito factores asociados a la hipertensión arterial
resistente, como la edad avanzada, la obesidad, la ingesta excesiva de sal y la presencia de
síndrome de apnea del sueño o de hipertensión arterial secundaria. Los pacientes con
hipertensión arterial resistente presentan una mayor prevalencia de lesiones de órganos
diana o de complicaciones clínicas asociadas, pero el pronóstico de los sujetos hipertensos
está más relacionado con la presión arterial obtenida durante el tratamiento. Por ello el
tratamiento de estos pacientes debe incluir un plan terapéutico con múltiples fármacos.
Estudios recientes han mostrado que el control de la presión arterial puede mejorar con
antagonistas de la aldosterona, incluso en ausencia de hiperaldosteronismo primario.
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Insuficiencia cardíaca
Es una condición en la que el daño funcional o estructural difuso de la miofibrilla (necrosis,
apoptosis, isquemia o inflamación) o bien una sobrecarga hemodinámica excesiva, provoca
disminución de la fuerza contráctil del corazón (por lo tanto de la fracción de expulsión); y
consecuentemente aumentan los volúmenes ventriculares con o sin disminución del gasto
cardíaco.
Insuficiencia cardíaca descompensada​. Es la incapacidad del corazón para expulsar una
cantidad suficiente de sangre que permita mantener una presión arterial adecuada para
perfundir de oxígeno a los tejidos del organismo. Esta incapacidad es debida a una
ineficiente contracción miocárdica sea por daño intrínseco de la miofibrilla o por una
sobrecarga hemodinámica excesiva.
Insuficiencia cardíaca compensada​. Es el estado patológico en el cual la función cardíaca
se encuentra deprimida, pero el gasto cardíaco se mantiene a expensas de la utilización de
mecanismos compensadores.
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Mecanismos compensadores de la insuficiencia cardíaca
Son todos aquellos cambios anatómicos, funcionales y humorales que intentan normalizar el
gasto cardíaco ante una disminución patológica de la función sistólica (fracción de
expulsión).
Factor natriurético auricular​. Cuando se utiliza el mecanismo de Frank-Starling, el
aumento del estrés diastólico consecutivo al aumento de volumen diastólico tiene dos
efectos importantes: por un lado, aumenta la presión diastólica ventricular y por el otro
normaliza el gasto cardíaco. El aumento de la presión diastólica intraventricular trae consigo
a su vez, aumento de la presión de la aurícula izquierda y ello condiciona aumento del
estrés de la pared auricular, lo cual en el mecanismo gatillo para la secreción de péptido
natriurético, el cual como su nombre lo indica, es realmente un diurético interno que al
promover la diuresis evita la congestión venosa pulmonar y sistémica, con la peculiar
característica de bloquear la secreción de Renina. Las consecuencias finales son: a)
Aumento de gasto cardíaco b) Sin congestión venosa.
Mecanismo adrenérgico.​ Cuando el gasto cardíaco disminuye, de inmediato se estimula la
secreción adrenérgica, la cual aumenta el gasto cardíaco por tres mecanismos: a) Aumento
de la frecuencia cardíaca (reserva cronotrópica); b) Efecto inotrópico positivo directo
(reserva sistólica); c) Efecto inotrópico positivo indirecto (efecto Bowditch).
Eje renina-angiotensina-aldosterona.​ La activación del eje RAA en pacientes con
insuficiencia cardíaca favorece una compensación hemodinámica por tres mecanismos: a)
Aumenta las resistencias periféricas y con ello mantiene la presión de perfusión tisular. b)
Produce redistribución del flujo sanguíneo sacrificando la perfusión del sistema esplácnico y
renal para preservar la perfusión de órganos vitales (cerebro y corazón) y con ello la vida. c)
A través de retención de H2O y Na+ aumenta el volumen circulante, el retorno venoso y la
precarga, con lo que aumenta el gasto cardíaco.
Hipertrofia miocárdica.​ La función compensadora de la hipertrofia consiste en la
normalización del estrés diastólico cuando el volumen diastólico está aumentado
(Insuficiencia cardíaca o insuficiencia aórtica) o la normalización del estrés sistólico
(postcarga) cuando está aumentado (hipertensión arterial o estenosis aórtica). Cuando el
estrés diastólico y/o sistólico son normalizados por la hipertrofia se denomina: hipertrofia
adecuada.45,46 Cuando la hipertrofia es incapaz de normalizar el estrés diastólico y/o
sistólico se denomina: hipertrofia inadecuada.
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