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La transmisión textual del Códice de Autos Viejos

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LA TRANSMISIÓN TEXTUAL
DEL «CÓDICE DE AUTOS VIEJOS»
El Códice de autos viejos, título con que se suele designar al ms. 14.711
de la Biblioteca Nacional de Madrid, es seguramente la más importante y
copiosa colección del antiguo teatro sacro castellano. El manuscrito
original consta de 439 fols. a dos columnas y contiene, copiadas a una
sola mano en letra de la segunda mitad del siglo xvi, hasta un total de
noventa y seis piezas dramáticas. Lamentablemente el manuscrito está
falto de los ocho primeros folios de texto, que incluirían una pieza más,
aparte quizá de reveladoras noticias sobre la historia y materialidad del
códice. Esa laguna probablemente nos ha dejado sin una respuesta fácil
para los muchos problemas que plantea la obra acerca de su fecha de
composición, su autoría o el carácter mismo de la compilación. Sólo la
investigación detenida de los textos y de su marco histórico-literario ha
podido arrojar alguna luz sobre tales cuestiones. De ellas, siguiendo las
líneas trazadas por otros investigadores anteriores y asumiendo los
riesgos de algunas hipótesis, me he ocupado ya con algún detenimiento
en otros trabajos l . En éste, quisiera centrarme exclusivamente en el
análisis del proceso de transmisión del códice y de algunos problemas de
edición que plantea.
La historia bibliográfica y editorial del Códice de autos viejos comienza propiamente en 1844, cuando fue adquirido por Eugenio de Tapia
para los fondos de la Biblioteca Nacional. De las circunstancias de
aquella adquisición, sólo ha llegado a saberse que se compró a los
herederos de Antonio Porcel y que se pagó una suma de novecientos
sesenta reales. El propio Tapia, director entonces de la Biblioteca, daría
noticia inmediata de tan espectacular hallazgo en los tres primeros
números del boletín El Museo Literario, que él mismo editaba 2.
1
M. A. PÉREZ PRIEGO, «Teatro y religión en la España de Felipe II: el Códice de autos
viejos», Epos, 3 (1987), 261-83; Códice de autos viejos (Selección), ed., Madrid: Castalia,
1988; «El Códice de autos viejos y el representante Alonso de Cisneros», en Homenaje a
Alonso Zamora Vicente (en prensa).
2
EUGENIO DE TAPIA, «Noticia de un códice de la Biblioteca Nacional, nuevamente
adquirido, que contiene 94 [sic] piezas dramáticas del teatro antiguo español anterior a
Lope de Vega», El Museo Literario, 1 (1844), 40-53; «Segunda composición dramática
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MIGUEL ÁNGEL PÉREZ PRIEGO
Años después de ingresado en la Biblioteca y debido al mal estado de
conservación que presentaban numerosas páginas, se llevó a cabo una
sistemática restauración del códice, que afectó a setenta y tres folios del
texto (tres de ellos en su integridad). Al mismo tiempo, se hizo la
encuademación en pasta con que hoy se conserva, y se compusieron el
índice y la portada en letra moderna: Colección / de / Autos sacramentales, Loas y Farsas / del / siglo xvi (anteriores a Lope de Vega); debajo, a
lápiz: Códice de autos viejos. También, antes de que se efectuara aquella
restauración, se realizó una copia aparte y completa de todo el texto en
un manuscrito moderno, que hoy lleva la signatura ms. 14.615; consta
éste de 630 fols. a una sola columna y reza su portada: Autos, Farsas / y ¡
otras obras dramáticas / del / siglo xvi. Eduardo González Pedroso, al
preparar su edición de Autos sacramentales desde sus orígenes hasta fines
del siglo xvn, que no se publicaría hasta 1865, ya muerto el autor, y en la
que incluyó quince piezas dramáticas de nuestro códice, todavía pudo
servirse del manuscrito original, sobre cuyo texto sin embargo, introdujo
diverso número de enmiendas personales, no siempre justificadas3.
Manuel Cañete, en cambio, sólo utilizaría ya la copia moderna del ms.
14.615 cuando efectuó su propia copia de treinta y nueve piezas del
códice 4 , que hoy se integran en la Colección de copias modernas de piezas
de teatro que perteneció a Cañete, conservada en la Biblioteca de
Menéndez Pelayo, signatura M. 312-402.
La necesidad de editar completo el Códice y de dar a conocer todo su
rico contenido, venía reclamándose urgente por quienes entonces se
acercaban al estudio del antiguo drama religioso. Menéndez Pelayo, al
iniciar su estudio de los autos de Lope de Vega, introducía ya esta
llamada de atención referida a nuestra obra:
colección apenas estudiada, y en su mayor parte inédita, descuido que hay que
reparar cuanto antes, puesto que sin la entera posesión de estos documentos es
imposible llegar a disipar las nieblas que envuelven todavía la cuna de nuestro
drama religioso5.
Esa magna tarea fue acometida con gran éxito por el hispanista galo
Leo Rouanet, quien en cuatro volúmenes de la Bibliotheca Hispánica
publicados en 1901, ofreció por fin la edición íntegra de la obra,
copiada del códice de la Biblioteca Nacional de esta corte», Ibid., 2 (1844), 100-120; «Lista
de los títulos e interlocutores de todas las piezas dramáticas contenidas en el códice de la
Biblioteca Nacional de esta corte, cuyas muestras se insertaron dos en los números
anteriores», Ibid., 3 (1844), 186-92.
3
E. GONZÁLEZ PEDROSO, Autos sacramentales desde sus orígenes hasta fines del siglo
xvn, Madrid: Rivadeneyra (B.A.E., 58), 1865.
4
Cañete parece que todavía no conocía el códice en 1862, pues ni siquiera lo menciona
en su Discurso acerca del drama religioso español antes y después de Lope de Vega, leído ese
año en la Real Academia Española.
5
M. MENÉNDEZ PELAYO, Estudios sobre el teatro de Lope de Vega, I, p. 28.
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completándola además con un esclarecedor estudio introductorio y con
una copiosa documentación erudita sobre cada una de las piezas e . No
obstante, a pesar de los espléndidos resultados, y como ocurre siempre en
toda empresa científica ardua y rigurosamente acometida por un verdadero humanista, quedaban abiertas para el futuro posibilidades de
continuidad y perfeccionamiento. Así lo reconocía, con encomiable
modestia y cautela, el propio editor:
Je ne me flatte pas d'avoir reproduit une cinquantaine de mille vers sans commetre
bien des erreurs; aussi serai-je reconnaissant a quiconque voudrait bien me les
signaler. Si mon travail laisse trop a désirer, en m'excusera peut étre en considérant
que mon seul but a été de faire oeuvre utile et de mettre a la portee de tous un recueil
reservé jusqu'ici a des rares privilegies7.
En efecto, las varias recensiones que de manera inmediata a la
publicación de la obra hicieron críticos como R. Menéndez Pidal, A.
Morel-Fatio, Arturo Farinelli o José María Aicardo 8 , propusieron ya
buen número de correcciones al texto de Rouanet (quien todavía pudo
incluir las señaladas por Menéndez Pidal en un apartado de «Errata» en
el volumen IV de su edición). De todos modos, hay que hacer constar
que, en su globalidad, todas esas correcciones no suponían un montón
espectacular y que la mayor parte de las veces surgían sencillamente de
una lectura más detenida o de un conocimiento más afinado de la lengua
en que estaba escrita la obra. Quiere decirse que afectaban principalmente a la construcción de sintagmas, separación y unión de palabras, o a
algunos términos raros y arcaicos que podían escapar a la atención de un
editor extranjero, incluso tan documentado y diligente como Rouanet.
Con todo, el mayor respeto que cabe hacer a su edición —que hay
que corregir en muchos más lugares de los que aquellas reseñas apuntaban—, es uno de carácter estrictamente filológico: el de no haber
cumplido el requisito, ineludiblemente previo a todo intento de fijación
textual, de la recensio de manuscritos. En efecto, Rouanet, que conocía la
existencia de las dos copias modernas del Códice (la completa del ms.
14.615 y la parcial de Cañete), aparte, claro está, la del ms. original
14.711, basa su edición exclusivamente en este último texto, sin detenerse
siquiera en la consideración de los otros dos: la copia de Cañete porque,
al parecer, no le fue accesible, y el ms. 14.615 porque, sin mayores
6
LEO ROUANET, Colección de Autos, Farsas y Coloquios del siglo xvi, BarcelonaMadrid: Bibliotheca Hispánica, 1901, 4 vols. (hay reimpresión por el editor Georg Olms,
Hisdesheim-New York, 1979).
7
8
L. ROUANET, ob. cit., I, p. 16.
R. MENÉNDEZ PIDAL, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 5 (1901), pp. 25961 y 753-54; A. MOREL-FATIO, en Bulletin Hispanique, 3 (1901), pp. 295-96; ARTURO
FARINELLI, en Deutsche Litteraturzeitung, Berlín, 8 de marzo de 1902, núm. 10, cois. 606614; JOSÉ MARÍA AICARDO, «Autos anteriores a Lope de Vega», Razón Fe, 5 (1903), 312-26;
6 (1903), 20-33, 201-214, 446-58; y 7 (1903), 163-76.
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razones, lo desecha como testimonio válido («Cette copie, postérieure a
l'acquisition de l'original, fourmille d'erreurs de lecture et ne saurait en
aucun cas le remplacer»)9.
Sin embargo, no estaba del todo en lo cierto el sabio hispanista. Lo
más singular del códice antiguo de la Biblioteca Nacional —como
perfectamente hizo notar el propio Rouanet y ya hemos apuntado—, es
que a los pocos años de su adquisición fue objeto de una singular
restauración, debido a que el fuerte entintado antiguo había ido corroyendo el papel de numerosos folios y hacía cada vez más dificultosa su
lectura. De forma particularmente grave sucedía eso en los folios que
alojaban el título de las diversas piezas dramáticas, ya que entonces, en
un total de setenta y tres folios, el espeso entintado de las rúbricas y
encabezamientos había perforado el folio correspondiente haciendo casi
ilegible muchos lugares del texto que iba en la otra cara.
En la labor de restauración, tales folios del original se recortaron
aproximadamente por su mitad superior y les fueron pegados otros
medios folios de un nuevo papel amarillento, en los que se copió el texto
de los medios folios recortados y destruidos. El copista hubo de ser una
persona hábil en el manejo del plumín, pero de nulos conocimientos
filológicos, y se limitó a dibujar como entendía los trazos de las letras, sin
preocuparse lo más mínimo de su sentido y corrección gramatical. Ello
ocasionó que aquellos lugares restaurados estén plagados de incorrecciones, falsas lecturas, mutilaciones y pasajes difíciles, que sólo en un
reducido porcentaje pudo solventar por su cuenta, a fuerza de paciencia y
buen tino, Leo Rouanet en su edición.
Pero de lo que no se percató, y le hubiese ahorrado muchas
cavilaciones, es de que la despreciada copia del ms. 14.615 fue realizada
precisamente antes de que se perpetrara tan desdichada restauración y
cuando aún podía leerse prácticamente en su integridad el manuscrito
original. De ese modo, todavía fueron salvados en ella los pasajes y
versos alterados o mutilados por el restaurador. Atendiendo a esas
lecciones, por fortuna rescatadas en la copia moderna, debe corregirse y
enmendarse en aproximadamente unos doscientos versos y lugares la
edición de Rouanet.
En primer lugar, pueden completarse algunos versos mutilados en el
texto, como en el Aucto del destierro de Agar (II), v. 71:
No... agora el dolor
No tal es agora el dolor;
en el Aucto de los triunfos de Petrarca (LVIII), v. 73:
Yo soy el
9
Yo soy el lacivo amor;
L. ROUANET, ob. cit., p. 13.
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LA TRANSMISIÓN TEXTUAL DEL «CÓDICE DE AUTOS VIEJOS»
o lagunas más amplias de versos enteros, con los que queda ahora
perfectamente restaurada la forma y el sentido de la estrofa, como en el
Aucto de la destruición de Jerusalen (XXX), vv. 638-40:
a recaudo a d'estar
a do me le podáis dar
cada y quando que os le pida;
a rrecaudo a d'estar
cada y quando podéis dar
en el Aucto del pecado de Adán (XL), vv. 44-50:
Y gozáis con preminencia
las plantas deste verjel,
mas deste árbol de la ciencia
qualquier que comiere del
morirá por mi sentencia.
El deleytoso lugar
en que Dios nos puso asiento
es evidente argumento
Pues gozáis con preminencia
ma hacer deste verjel
EVA.
qualquien árbol de la ciencia
morir porque comiere del.
El deleytoso logre atento
en que Dios nos puso e dar
es evidente argumento
y vv. 68-81:
Aquel monarca...
que a los sobervios...
de lo mas vil de la tierra
hico un honbre a su hechura
para nuestra cruda guerra.
Son angustias no senzillas
las que de nuevo le dezimos,
qu'el honbre de quien las sillas
se a de asenta[r] perdimos
Quel monarca del altura
que a los sobervios destierra
de lo más vil de la tierra
hico un honbre a su hechura
para nuestra cruda guerra.
Son angustias no senzillas
las que de nuevo sentimos,
qu'el honbre de quien dezimos
se a de sentar en las sillas
que los ángeles perdimos.
AVAR. No digas tal estrañeza,
porque no se conpadesce
que tan vil naturaleza
goze el trono que apetece
nuestra angélica nobleza.
Que los a mi tal estrañeza
no, no se compadesce
que tan vil naturaleza
goze el trono que apetece
nuestra angélica nobleza.
en el Auto de la entrada de Christo en Jerusalen (XLVI), vv. 84-87:
La burra está desatando
y aun no quieren dar respuesta.
Dejen la burra comer,
vayanse en paz su camino;
y aun os quieren dar rrespuesta
Dejen la burra comer,
vayanse en paz su camino.
en la Farsa del sacramento de los sembradores (LXX), vv. 81-85:
Oy Dios por el pecador
Oy Dios por el pecador
se mete, siendo ynpasible,
so especie de pan possible
y haze posible su amor
lo que paresce ynposible.
se mete, siendo ynpasible,
y haze posible su amor
lo que pares?e ynposible.
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AISO. Actas I (1984). Miguel Ángel PÉREZ PRIEGO. La transmisión textual del «Cód...
MIGUEL ÁNGEL PÉREZ PRIEGO
en la Farsa del sacramento del engaño (LXXVII), vv. 73-74:
que ya se usa otro uso
. . .
que ya se usa otro uso,
qu'el viejo uso no agrada.
o en el Aucto de la Resurrección de Nuestro Señor (XCV), vv. 51-53:
Tu presencia que reviste
de gloriosos resplandores
el cielo y sus moradores.
de gloriosos rresplandores
el cielo y sus moradores.
Otras veces se trata de acotaciones escénicas que han sido omitidas
(en el Aucto del destierro de Agar, tras el v. 50, debe incluirse la
indicación «Entran Sarra y Abrahán»; en la Farsa sacramental de las
bodas de España, tras el elenco de figuras, «Entran España, Europa y el
Tiempo»), o parlamentos dialogados que hay que redistribuir: en La
justicia divina contra el peccado de Adán (XLIII), los vv. 876-900 han de ir
puestos en boca de Adán y no atribuidos a Eva; en el Auto de la entrada
de Christo en Jerusalén (XLVI), los vv. 50-51 deben corregirse de la
siguiente manera:
AMO.
BOBO.
AMO.
Pensallos boy a harán
primer.
Y luego?
Brahan.
AMO.
BOBO.
AMO.
BOBO.
AMO.
Pensallos.
¿ Y qué harán!
Comer.
¿Y luego?
Beverán.
en la Farsa del sacramento de las Coronas (LXXXII), el villancico de los
vv. 76-83 ha de transcribirse así:
VICIO.
Dizenme ayunar;
sientome yo muy mal.
Ay! sientome yo muy mal.
VERGUENCA. Mándame ayunar
mi Dios verdadero.
VER. Mándanme ayunar.
Vic. Siéntome yo muy mal.
¡Ay! siéntome yo muy mal.
VER.
Mándame ayunar
mi Dios verdadero.
En muchas ocasiones, lo que hay que corregir son las propias
enmiendas introducidas por Rouanet, que hacen poco inteligible el
sentido del texto, cuando no lo alteran gravemente: en el Aucto de la
degollación del Bautista (XXXV), por ejemplo, el paje que ha prendido a
Juan por mandato de Herodes lo arroja en prisión con estas palabras
poco comprensibles en la edición de Rouanet: «En esta oscura prisión /
adonde Herodes te envía / morirás so la jusión, / y ansí cesará este día /
tu gracia de compasión» (vv. 82-86); esa «gracia de compasión» no
sabemos en realidad a qué se refiere, pero todo se aclara con el texto de la
copia que lee con pleno sentido: «y ansí cesará este día / tu grave
reprehensión»; es decir, cesarán las graves y continuas amonestaciones
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LA TRANSMISIÓN TEXTUAL DEL «CÓDICE DE AUTOS VIEJOS»
con que Juan reprendía la conducta de Herodes, amancebado con la
mujer de su hermano. En la Farsa del sacramento de los cinco sentidos
(LXXIX), vv. 76-80, Rouanet altera, con una formulación casi herética
para la época de la obra, un concepto teológico fundamental como era el
de la transubstanciación: «El pan no pierde el olor / aunque muda la
sustancia / el criado en criador, / que nos viene mejor / porqu'es una
circunstancia»; debe leerse, en cambio: «El pan no pierde el olor, /
aunque muda la sustancia / el criado en criador, / ni menos pierde el color
I porqu'es otra circunstancia»; esto es, el pan y el vino, conforme al
dogma proclamado por Trento, transforman su sustancia en la sustancia
de Cristo, pero permanecen sus especies, accidentes o circunstancias,
como olor, color, etc. (Rouanet, sin embargo, viene a confundir en su
lectura sustancia y circunstancia, error que era condenado por el propio
Concilio en el canon II de su sesión XIII). En el Auto de los desposorios
de Isac (VI), en fin, el texto enmendado por Rouanet contiene alguna
sugerencia erótica que estaban muy lejos de permitir los severos moralistas autores de las piezas del códice: después de la boda, Isaac y Rebeca se
retiran a sus aposentos y los despide Eliazer con estas palabras: «Señores,
los desposados / éntrense en su aposento / y quédense despojados. /
Cantemos regocijados / cantares de gran contento» (vv. 533-37); en el
texto, sin embargo, no hay tal alusión al comportamiento de los
desposados en la intimidad, lo que dice sencillamente es: «Señores, los
desposados / éntrense en su aposento. / Conviene que sus criados ¡
cantemos regocijados / cantares de gran contento».
En definitiva, como revelan estos ejemplos significativos que hemos
comentado 10 , con vistas a una edición definitiva del Códice de autos
10
Ofrezco a continuación una relación de los demás versos y lugares que, conforme a la
lección superior del ms. 14.615, deben ser corregidos en la edición de Rouanet: I, v. 19:
nuestro auto y argumento; v. 77: \Qué casa tan moyna!; II, v. 77: sabe Dios y él es testigo;
IV, v. 39: nuevamente e deducido; VI, v. 41: y que a ley y a bendición; v. 72: que bendijo su
simiente; vv. 84-85: Diga, señor mayordomo. / ¿Qué me quieres! Déjame; v. 508: que OÍ
quillotrará los dientes; IX, v. 40: que no lo pueda estorvar; v. 44: y enplear su libertad; XII, v.
32: y cierto que rebiví; v. 55: por lo qual sea Dios loado; XIV, v. 53: Es tan subida mi alteza;
v. 75: y el como quiero que sea; v. 78: Enterados de mi presencia; v. 82: y gran liberalidad;
XVI, v. 50: qual nunca jamás la vi; v. 53: como la que goco yo; XVIII, v. 51: no quieras
dubda poner; XIX, v. 34: Quán presto que dará al traste; v. 68: y seráme a mí tan tuerto; XX,
v. 53: no quiero más esplicallo; XXIII, v. 30: de matar algún venado; v. 38: que me le hiriere,
aver; XXV, v. 40: de espíritu corporal; v. 64: para atajar un criminal; vv. 78-79: Saulo, yo te
quiero dar / poder para executar; v. 257: Veni ynore du la Judea; v. 260: pues por culpa as
sido rea; XXVII, v. 81: yr a servir al diablo; XXX, v. 81: En gran manera, señor; XXXV, v.
51: Con muy liviana ocasión; XXXVIII, v. 50: como devotos señores; v. 84: y por su Dios
defendido; XXXIX, v. 39: que sabes que enfermo está; v. 45: gustando bien, ya lo atino; v.
47: Dios quiso a mi mocedad; v. 72: que aqueste será acertar; XLII, v. 12: desuellas y de
planetas; v. 45: nos lo manda la razón; XLIII, vv. 22-23: por tu boca, muy patente: / que
toda generación; v. 899: alcancó la muerte eterna; XLV, v. 40: pues al tienpo que os crió; v.
64: el estado y condición; XLVI, v. 18: los más sabidos varones; XLVIII, v. 87: mi herencia,
padre, me des; v. 95: pues mientras más te só amigo; LI, v. 74: traya el amor reclinado; LV,
v. 41: como se ve por entero; v. 47: le da mísera pobreza; LVIII, v. 69: lo quiero, que ya
paresce; LXI, vv. 82-83: Bienaventurado aquél, / Caridad, que está con vos; LXIII, v. 46: el
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MIGUEL ÁNGEL PÉREZ PRIEGO
viejos, urge revalorizar como testimonio de la tradición textual esta copia
moderna del ms. 14.615, hasta ahora no tenida en cuenta, pero que da
solución a muchos de los puntos oscuros de la edición de Rouanet. Por lo
demás, su análisis y consideración en este proceso hace buena, una vez
más, aquella norma prudencial que nunca debe ser olvidada en crítica
textual: recentiores non deteriores.
Miguel Ángel PÉREZ PRIEGO
lavamiento y baptismo; v. 76: Pues el cielo de anpliar; LXV, v. 49: y visto el dolor estrecho;
v. 79: Cerrada está en su cavaña; v. 83: que mostró la gloria abierta; LXVII, vv. 251-53:
porque con plazer salgamos; / y con aquesto, nos vamos / todos juntos a compás; LXIX, v.
71: Pan de proporción santo; v. 82: mató la hanbre en Ejipto; v. 86: Por san, que yo me
derrito; LXX, v. 51: él de carne quiso ser; v. 86: como Dios, que por amar; v. 89: se toma por
nos hartar; LXXI, v. 84: segunda mensajería; v. 526: que ay muy grande astronomía; LXXV,
v. 76: la flema le an abajado; LXXVI, vv. 44-45: y que lo buscase y viese, / y que quando lo
hallase; LXXVII, vv. 36-37: Mi sobervia prevalesQe / a avaricia y a lujuria; v. 42: nacen de mi
y mi afición; vv. 49-50: que me tienen en España, / dizen qu'el rey fue Alemana; v. 82:
sírvome por modo tal; LXXVIII, v. 73: todo mos os days pintado; v. 80: Dadmos otro pan,
Dios plega; LXXXI, v. 39: que es ser loca la cordura; v. 40: y por tu beldad, que en parte;
LXXXII, v. 36: Siendo el honbre de tal suerte; LXXXIV, v. 37: con mi paterna señal;
LXXXVÍI, v. 367: En tantico lo diré; v. 375: que, siendo uno supuesto y nombre; w . 378-79:
porque fue tan secreto / lo que allí se concedió; LXXXVIII, vv. 428-29: que andava ciega y
perdida. / Mira, honbre indiscreto; v. 432: es menester yr perfetto; XC, y. 66: yo le tuviera sin
dubda; v. 98: Señor nuestro Lucifer; XCI, v. 36: aquí a la fee estoy asido; v. 73: no querría
mejor prevenda; v. 337: tú sola le puedes dar; v. 340: Ningún manjar he gustado; vv. 362-64:
pues mis hijos e asentado / a tan divino partido. / ¡Dios por todo sea loado!; XCII, v. 81: A
ningún seso y estado; v. 102: pues ninguno es tan constante; v. 124: qual chanfrones
acornados; v. 153: es que al reló oy os subáis; XCIV, v. 85: pues tal redentor tuviste.
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