Karl Marx Karl Marx no es un filósofo típico, se preocupó de temas más “realistas” y acordes a la realidad en la que le tocó vivir. A diferencia de los demás no plantea un sistema filosófico, sino más bien una crítica a la realidad de ese entonces, que con el tiempo se convirtió en una ideología. Se inspira en la dialéctica de Hegel, utilizándolo como método. Toma de Feuerbach su materialismo y se inspira en los pensamientos de los socialistas utópicos y economistas clásicos de esa época. Su trabajo recibe el nombre de “Materialismo histórico” y sentó las bases del comunismo que estuvo en boga en el siglo XX. El capitalismo reinaba en el siglo XIX, lo más importante era la defensa de la ley del máximo beneficio y la productividad, esto produjo la concentración de los obreros en los centros urbanos, viviendo en una situación de miseria y explotación. Marx quería cambiar esta realidad, a través de su lucha que buscaba una nueva organización social. Marx centró su estudio en la explotación que sufre el trabajador en el régimen capitalista. Lo que vende el trabajador no es su trabajo, sino su fuerza de trabajo (la que crea el VALOR). El trabajador recibe por la venta de su fuerza de trabajo el valor correspondiente al coste de su producción (salario), pero crea un excedente del que se apropia el capitalista: La plusvalía. Es decir, el trabajo final del trabajador podría costar 450 $ en el mercado, el trabajador recibe una paga de 50$, y el capitalista se queda con 400$. Marx no critica al productor, sino al Sistema. Karl también habla de la lucha de clases, en las que a lo largo de la historia ha existido ese enfrentamiento entre dos fuerzas antagónicas, los que tienen más y los que tienen menos, entre los libres y esclavos, entre la burguesía y el proletariado. Marx condena esta división de clases y aboga por una sociedad sin clases, una en la que todos sean iguales. Esto podría contribuir, según él, a la desaparición del poder coercitivo del Estado. Sören Kierkegaard La filosofía de Kierkegaar es una reacción contra el idealismo y la religiosidad formalista de la Iglesia oficial Danesa. Es considerado el padre del existencialismo, ya que su estudio se centra en el individuo y sus posibilidades. El considera que el individuo padece una soledad trágica, porque se enfrenta a una existencia que no está dominada por la necesidad sino por la posibilidad. Lo posible es infinito y contradictorio, porque en la posibilidad todo es posible. El individuo tiene que elegir constantemente, eso le provoca angustia y elegirse a sí mismo le produce desesperación. Es decir, el ser humano al descubrirse capaz de ser muchas cosas, de elegir como quiere vivir su vida entra en conflicto todo el tiempo queriendo elegir lo mejor, esto le provoca angustia; principio aplicable perfectamente a nuestro tiempo, en el que cada vez el mundo nos ofrece un sinfín de posibilidades y no sabemos cuál es la mejor opción. Al elegirse a sí mismo, como posibilidad, el individuo se desespera, porque los seres humanos somos seres finitos, no podemos llenar nuestro vacío interior con nosotros mismos, necesitamos de un ser superior, que nos de la esperanza de posibilidades más infinitas. Considera que el acercamiento a Dios, a ese ser superior es personal, no debe realizarse en masa. También es importante destacar su teoría de los estadios: El estético o entrega hedonista a los placeres de esta existencia. Uno se preocupa de cultivar las apariencias, el mundo superficial, pero al final termina en la desesperación. El otro estadio es el de la responsabilidad ética o fiel compromiso con el deber. En su última obra, plantea la existencia de un tercer estadio; el religioso o entrega total a Dios en el que el hombre alcanza la verdadera libertad. Kierkegaard es consciente de que el individuo es un “ser para la muerte”, que tiende a la angustia y la desesperación al saberse finito, pero concluye que la única solución para eso es la fe.