Subido por R.G. Medina

Archivo arzopbispal historia

Anuncio
HISTORIA
El archivo fue creado por Decreto Arzobispal No. 070-C-ARZ-84,
expedido el 20 de julio de 1984, por el Arzobispo de la Diócesis, Mons.
Fernando Vargas Ruíz de Somocurcio, siendo Vicario General Monseñor
Efraín Romaña Osnayo y Deán del Cabildo Metropolitano, Mons. José
Rivera Martínez.
El archivo está integrado por los fondos documentales conservados en la
Catedral y otros existentes en el Palacio Arzobispal. La tarea de
organizarlos fue encargado al historiador y archivero Dr. Alejandro
Málaga Medina quien, al frente de un grupo de especialistas, realizó la
limpieza, ordenamiento y clasificación de la documentación.
Después de ocho años de laboriosa e inteligente labor, pudo realizarse
su inauguración el 22 de septiembre de 1992 con la asistencia de las
principales autoridades de Arequipa.
Historia
“La Villa Hermosa de Nuestra Señora de la Asunta” o de la Asunción del valle de Arequipa fue
fundada con toda solemnidad por don Garcí Manuel de Carbajal el 15 de agosto de 1540,
después de celebrarse una misa Te Deum. Entre los frailes y demás fieles presentes, se
encontraba el padre Rodrigo Bravo, primer párroco y luego vicario, nombrado además
apoderado y protector de los naturales de la villa. El fundador plantó la cruz en el lugar donde
se levantaría el templo mayor. Con este acto la Villa Hermosa de Arequipa fue parroquia
perteneciente al Obispado del Cuzco, dedicada inicialmente al Señor San Pedro.
Geográficamente hablando, fue enorme la extensión del Obispado del Cuzco en los inicios de
la conquista española.
Dada la importancia que rápidamente fue adquiriendo, por Cédula Real, a petición de los
vecinos, el rey Carlos V de España concedió a la villa el título de ciudad el 22 de setiembre de
1541. Rápidamente la región se fue poblando y fue evidente que el obispado del Cuzco no
podía atender adecuadamente las necesidades espirituales y civiles de los fieles Se efectuaron
repetidas gestiones para conseguir la separación del Cuzco, empezando con el pedido que la
población hace al virrey Toledo y a sus sucesores. Luego de un buen tiempo, el rey Felipe III
solicita al Santo Padre la división del Obispado del Cuzco. Así, el Papa Paulo V, mediante Bula
fechada en Roma del 20 de julio de 1609 y el Breve del 06 de enero de 1612, autoriza que se
proceda a la “nueva demarcación” (trazado de límites), separando a Arequipa de la diócesis
cuzqueña.
Corresponde al virrey don Luis de Velasco, Marqués de Salinas, promulgar el Auto del 17 de
octubre de 1613, dividiendo el nuevo obispado y deslindándolo del Cuzco. El Pontífice nombró
a fray Cristóbal Rodríguez y luego al fray Juan de las Cabezas Altamirano como obispos, pero
ninguno de ellos pudo llegar a la ciudad de Arequipa por fallecer en el camino. Ante ello, fue
nombrado el agustino Fray Pedro Perea que vino a ser el primer obispo de la nueva diócesis,
quien inmediatamente se interesó en construir la Catedral y el Seminario. Habiendo ya obispo,
el templo dejó de ser la Iglesia Mayor y pasó a la categoría de “Catedral”, lo que motivó a
Monseñor Pedro Perea a levantar un templo digno para su ciudad.
Cuando se autorizó el nuevo obispado de Arequipa, el territorio comprendía la ciudad de
Arequipa y su entorno, la ciudad de San Marcos de Arica, la provincia de Tarapacá hasta el río
Loa (hoy Chile), los Collaguas (El Colca), los Ubinas, Condesuyos, Vítor, Camaná, Moquegua y
Nazca. Esa delimitación inicial ha ido cambiando paulatinamente. El corte mayor sufrido fue la
pérdida de Arica y Tarapacá con motivo de la Guerra del Pacífico a finales del siglo XIX.
El 19 de setiembre de 1940, el Papa Pío XII elevó a la categoría de Basílica Menor a la Iglesia
Catedral de Arequipa, en el contexto del Congreso Eucarístico que se realizaba por primera vez
en esta ciudad, con asistencia de las principales autoridades religiosas, como el Nuncio
Apostólico de Su Santidad, Monseñor Fernando Cento, así como muchas autoridades civiles
del país.
Luego en 1943, con motivo de la división de la Provincia Eclesiástica Peruana, se eleva al
Obispado de Arequipa a la categoría de Arzobispado, siendo el primer arzobispo Monseñor
Mariano Holguín. En mayo de 1948 viene a Arequipa, el entonces Presidente de la República el
arequipeño Dr. José Luis Bustamante y Rivero, para coronar a la Virgen de la Candelaria de
Cayma e inaugurar la avenida Cayma.
En 1983, con motivo de la sequía que asolaba Arequipa y sus alrededores, el arzobispo
Monseñor Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio, S. J., determinó traer en peregrinación a la
Patrona de la Ciudad, la milagrosa imagen de la Virgen de Chapi, la cual fue recibiendo honores
por los pueblos por los que pasó la venerada imagen. La ciudad de Arequipa congregó una
multitud inmensa, como jamás se había visto en su historia, una muchedumbre que colmaba la
plaza y las dos cuadras de cada una de las calles adyacentes, calculándose que hubo una
asistencia de 250 a 300 mil personas. La Virgen entró y reposó en la Basílica Catedral de
Arequipa, que la recibió con el tañido de su gran campana, la Monteruda, acompañada de las
demás campanas de las iglesias echadas al vuelo en toda la ciudad. Por once días recibió la
visita de los fieles arequipeños, y luego regresó a su Santuario de Chapi. Y al día siguiente se
produjo la esperada lluvia .
El 2 de febrero de 1985 la ciudad recibió la visita más importante que ha tenido en toda su
historia, la visita del Papa apóstol y peregrino, San Juan Pablo II, quien vino especialmente a
coronar la venerada imagen de la Virgen de Chapi y a la vez declaró como beata a la Reverenda
Madre Sor Ana de los Ángeles Monteagudo, dominica del Convento de Santa Catalina, quien
vivió en el siglo XVII.
En noviembre de 1990 se realiza el I Congreso Peruano de Historia Eclesiástica, concurriendo a
dicho acto, connotadas autoridades religiosas extranjeras y nacionales, así como distinguidos
profesionales de diferentes campos del saber: Historia, Filosofía, Educación, Derecho, etc.
La presencia de la Iglesia Católica ha sido un factor muy importante en la vida de toda la región
de Arequipa y del Perú. Fue muy valiosa la presencia de ilustres religiosos como Mariano José
de Arce y Juan Pablo Vizcardo y Guzmán en la época de la Independencia del Perú. Luego hizo
presencia muy importante Javier de Luna Pizarro, en el Congreso de la República. Ilustres
Obispos de Arequipa como Monseñor Chávez de la Rosa y el generoso obispo Monseñor José
Sebastián de Goyeneche y Barreda quien con sus fondos propios y los de su familia pudo
arreglar y levantar de nuevo los escombros de la Catedral, luego del incendio que sufriera en
diciembre de 1844. Monseñor Goyeneche fue quien garantizó la estabilidad de la Iglesia en el
Perú en los conturbados años de la independencia.
Juan Gualberto Valdivia Cornejo es otra figura importante en la historia religiosa y política de la
región en el siglo XIX. Cabe resaltar la labor historiográfica de los sacerdotes Santiago y
Gregorio Martínez y también la figura preclara del P. Víctor M. Barriga, de la Orden de la
Merced, por quienes conocemos hoy mucho de la historia eclesiástica arequipeña. El
arequipeño arzobispo Juan Gualberto Valdivia fue nombrado primer cardenal del Perú en el
siglo XX, siendo luego acompañado también por otro franciscano y arequipeño ilustre el
Cardenal Juan Landázuri Ricketts.
En la política peruana también hubo una presencia de la Iglesia Católica arequipeña, fugaz,
pero importante, con la presencia de Monseñor Mariano Holguín cuando por unas horas y por
motivos muy graves para la nación, tuvo que actuar como Presidente del Perú. La Iglesia ha
tenido también en el Seminario de San Jerónimo y en el Cabildo Metropolitano de la ciudad,
dos instituciones importantes que han ido dejando huella. La primera en el campo de la
formación religiosa diocesana y la segunda en la acción administrativa y de manejo y cuidado
de la Catedral de Arequipa y de su documentación archivística.
Más de cuatrocientos años han marcado una huella en el devenir del tiempo con la presencia
de la Iglesia Católica, representada por sus obispos, arzobispos, sacerdotes y religiosos,
hombres y mujeres, así como muchos laicos comprometidos con su fe cristiana y católica
quienes han mantenido y prolongado un espíritu religioso muy propio de nuestra región,
luchando con la carencia de medios, contra la naturaleza que golpeó duramente con siniestros
naturales propios de la región de Arequipa, que no faltaron a través de su historia, pero que
fortificaron su espíritu al levantarse luego los diversos templos, conventos y monasterios que
son hoy parte de la riqueza del patrimonio histórico nacional y que han devenido en poderosas
herramientas en el desarrollo de la cultura y de la economía en la región y de la nación. Por
ejemplo, tanto en nuestra ciudad como en la zona del Cañón del Colca, es la actividad turística
que genera fuentes de trabajo, así como también son esos lugares fuente de irradiación de
nuestra fe que se hizo cultura desde el inicio de la primera evangelización.
Arequipa fue considerada como la Parroquia del “Señor de San Pedro”, hasta el año de 1576,
año en que el rey Felipe II, por petición expresa del obispo del Cuzco, fray Juan Solano, suplicó
a Su Santidad se dignase erigir la diócesis de Arequipa bajo la advocación de la Virgen de la
Asunta. El 16 de abril de 1577, el Papa Gregorio XIII expidió la bula “Apostolatus officium”,
creando la diócesis y como obispo al R.P. Fray Antonio de Hervías, O.P. No obstante, el sucesor
de Solano, el obispo Sebastián de Lartaún se opuso radicalmente a la desmembración de la
diócesis declarando nulos tanto la creación de la diócesis como la designación de su obispo.
Será don Antonio de la Raya quien a fines del siglo XVI renovará la petición de Solano. En 1609,
Paulo V autorizó la erección de esta diócesis y su demarcación. En 1614, el virrey Montesclaros
fijó el deslinde y límites de las diócesis desprendidas del Cusco. En 1943, es elevada a Sede
Arzobispal por Pío XII, asignándole como sufragánea la diócesis de Puno. En 1945 se vinculó la
diócesis de Tacna; en 1957, las prelaturas de Juli y Caravelí; en 1959 de la Ayaviri y en 1962 la
de Chuquibamba. La patrona de la arquidiócesis es la Virgen de la Asunta, cuya festividad se
celebra con mucha devoción y piedad el 15 de agosto de todos los años.
Conocenos
Historia
Arzobispo
Episcopologio
Descargar