Juan Camilo Hernández Duarte. Laboratorio de investigación. Primer avance proyecto de investigación. ¿Territorialidades invisibilizadas? Un acercamiento a los empleados en servicios generales de la ciudad de Bogotá. Los servicios generales en Colombia surgen como una empresa aproximadamente hace unos 70 años en el valle del cauca; al necesitarse un personal capacitado en el manejo de sustancias y productos especializados para la limpieza, que gran parte de la población suele desconocer. Redacción el tiempo. (1996). Pero su inicio se puede encntrar desde el siglo XIX para nuestro país, pues en esta época ya se tenía claro el servicio de “servidumbre esta práctica se desarrolla bajo las lógicas de trabajos basados en jerarquías Arango. (2011). Esto al ser un empleo que en sus inicios se dirigía a aquellos que no terminaron más allá de los estudios de básica primaria, en la actualidad los conocidos como empleados de aseo son una práctica laboral prestada por una gran cantidad de empresas en la ciudad de Bogotá. Las relaciones de territorialidad se generan dentro de estas labores, debido a que estos “territorios” presentan heterogeneidad, vista como un espacio funcional en la que cada componente se especializa en el desarrollo de funciones especializadas. Rodríguez. (2010); al ser un empleo que atiende a diversos cargos, usuarios y entidades por lo que las relaciones jerárquicas se crean dentro y fuera de su esfera de empleo, y con (territorialidad) se manejara su a partir de lo expuesto por Montañez, & Delgado (1998) en el que los territorios son móviles y definen las relaciones socio-espaciales en el país, y aquella relación que se desenvuelva en un territorio será expresada como territorialidad. El trabajo como medio y como espacio de vida El modelo de trabajo que estructura la vida cotidiana de ciertas familias de la periferia oriental de la ciudad de México, lleva consigo condiciones diametralmente opuestas a las que tiene el trabajo definido dentro de la lógica industrial fragmentadora. No hay horarios de trabajo rígidos, incluso a veces ni siquiera flexibles. El concepto mismo de horario de trabajo, más allá de cómo sea adjetivado, parece desvanecerse. No hay dos ámbitos de la vida separados y regidos por lógicas opuestas. Lo particular es su espacialidad, que refuerza el peso que toma en la vida cotidiana. Se localiza dentro del espacio de la vida familiar, por lo que se constituye en una parte ineludible de la cotidianidad de la familia. El trabajo está alojado dentro del espacio de la vivienda y por ello se superpone con la vida doméstica. Anteriormente recordábamos que para la geografía humanista, el espacio de vida de cada individuo corresponde al área en la cual despliega sus prácticas, pudiendo diferenciarse así la morada, el lugar de trabajo, los espacios del ocio, los espacios de paseo y otros.(Di Meo, 2000). Si observamos la situación concreta que acabamos de describir con este concepto de espacio de vida, se puede concluir que las prácticas laborales y las prácticas de la vida familiar tienen una misma espacialidad. No hay un espacio de la morada y otro del trabajo. Esto último tiene varias implicaciones: La vida familiar tiene un motor que la dinamiza, es el trabajo. A su vez, éste último se realiza en un contexto familiar, lo que implica un tejido de relaciones sociales en las que está presente la dimensión afectiva. “Se trabaja en familia y se vive en el trabajo”. La vida doméstica del grupo es ajustada y organizada de acuerdo a las necesidades del trabajo, y éste último se realiza en medio de interacciones familiares, teñidas por la idea de cooperación en el interior del grupo. El trabajo ya no corresponde a una franja de la cotidianidad de algunos miembros del grupo familiar, sino que es algo que está presente continuamente, es un constante transcurrir, es el movimiento repetitivo, las prácticas insoslayables que siempre se están realizando. Es el trabajo como “hacer”, pero no en un espacio ad-hoc ni en una franja del tiempo cotidiano. Este eterno fluir toma sentido como el principal medio para asegurar la supervivencia del grupo familiar. De esta manera, trabajo, cotidianidad y espacio de vida parecen sinónimos, o mejor dicho, empíricamente no parece factible diferenciarlos, ni siquiera a los efectos analíticos. El trabajo es el constante fluir de la cotidianidad, es lo que ocupa la cotidianidad con micro- actividades y se localiza en el espacio de vida más fuerte, es decir el “lugar del constante estar” que también es un constante “hacer”. LINDON ALICIA OBJETIVOS GENERAL: Analizar los posibles procesos en los que surgen diversas territorialidades en el ambiente laboral en relación con los mismos empleados, jefes, administrativos y usuarios dentro de diferentes tipos de instituciones (supermercados, instituciones educativas, centros de servicios y centros médicos). ESPECIFICOS Analizar las distintas relaciones que se dan dentro de las instituciones que los contratan. Identificar similitudes en las relaciones en diferentes instituciones. Determinar los lugares en los empleados sienten miedo, violencia, acoso y diversas dinámicas en las que se desenvuelven (conflictos, relaciones, conversaciones, ayuda a usuarios). PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN ¿Cómo se relacionan los empleados en cuanto al espacio, dentro de las instituciones? ¿Qué relación tienen los modelos de jerarquización con las situaciones que se enmarcan en dichos espacios? ¿De que manera los usuarios identifican las situaciones y relaciones que viven los trabajadores de estas áreas? ¿Es posible realizar una cartografía a partir de las experiencias según las instituciones o en general? ANTESCEDENTES: Para la ciudad de Medellín se ha realizado un articulo “El trabajo de cuidado y las mujeres aseadoras de la Universidad Nacional de Colombia” encontrado en el libro : Arango, L. G., & Molinier, P. (2011). El trabajo y la ética del cuidado. La Carreta Editores, p. 257-273. En el cual se enmarcan las relaciones de jerarquización y un enfoque de género que muestra las dificultas y diferencias en el momento de ejercer las labores y la búsqueda del personal. HIPOTESIS: Los territorios, dichos de este modo debido a las relaciones y poder que en ellos se enmarcan, no solo abarcan grandes áreas de espacio, los lugares que los mismos empleados crean, así como los que les son entregados a la hora de aceptar la labor son lugares en el que se desenvuelven emociones, personalidades, actividades, conflictos y segregación; por lo que se plantea la idea de una territorialidad invisibilizada, en la que se dan estas vivencias y actividades donde se crean fronteras y espacios específicos para el desarrollo de dichas situaciones. METODOOGÍA: En la búsqueda de interpretar las vivencias propias de los empleados, con datos específicos y la posible generación de una cartografía a partir de esto, se llegó a la conclusión de usar los fuertes de la metodología cualitativa y cuantitativa por lo que el uso de métodos mixtos es la herramienta más adecuada, pues al avanzar en el proyecto y con la implementación del libro (metodología de la investigación-sexta edición) se identificó que: - El trabajo se desarrollará con un propósito guiado, con base a la hipótesis se busca descubrir y confirmar dichas ideas, se necesitará la recolección análisis e integración de ambas tipologías de datos. - El espacio de trabajo se encuentra de una manera subjetiva y objetiva. La objetiva se ve reflejada en sus instalaciones, en la extensión de dicho espacio y los costos que representan y “subjetiva” en cuanto a las situaciones que se dan, el valor dado por cada empleado, las relaciones dentro de estos y comparadas con las que se dan fuera de esté. Se asigna a la región un papel más activo e importante, de manera que la región ya no es vista como el producto de fuerzas globales o de desarrollos Históricamente, se ha llegado a estudiar a las regiones por su pertenecía a cuencas hidrológicas, a un que en su interior existan realidades económicas, sociales y políticas muy diversas. El entendimiento del tipo de sistema productivo asentado en el territorio es fundamental para analizar las relaciones entre educación y empleo, sus dinámicas, obstáculos y potencialidades. Para ello, examinaremos los cambios que se han dado en las empresas, las relaciones entre empresas y sus conexiones con la realidad productiva y la dimensión territorial. Se trata de la reivindicación de la interrogante como vía para abordar las temáticas y problemáticas de la situación ambiental, geográfica y social de la intrincada realidad. HUNDLE En esta orientación educativa, la labor formativa debe tener el propósito de sustentar la formación de las personas, como sujetos inmiscuidos en el entorno de la complejidad; por cierto, allí, el ciudadano común aprovecha ese contexto para enseñar y aprender en los escenarios enrevesados de la vida cotidiana. Eso implica para la educación, renovar su finalidad educativa al considerar que la tarea de formar al ciudadano debe considerar la importancia de la experiencia individual, como base para gestionar su comportamiento culto, sano y critico. De allí que se torne necesario replantear la conveniencia de abordar analítica y críticamente los escenarios de la vida comunitaria, desde la manifestación de los diversos puntos de vista personales, como punto de partida para posibilitar la interpretación de lo vivido. El hecho de asumir el ámbito de lo inmediato de los sucesos, representa para Maurí, Del Carmen y Zabala (1998) que la labor formativa debe promover una educación coherente con los cambios del momento histórico, fundada en la aplicación de las renovadas estrategias de enseñanza y de aprendizaje, orientadas a comprender el lugar vivido y ejercitar la transformación de las necesidades de la comunidad. En el contexto de la diaria vida comunitaria se manifiesta la dinámica del cambio y la reestructuración, no solo en la manera de pensar, sino también en la mutación cotidiana de la situación histórica y geográfica del lugar. Allí el tiempo se vive en el aceleramiento de la artificialidad del territorio y la organización del espacio, donde resaltan las construcciones perfilantes de los remozados paisajes de los lugares y donde coexiste la integración histórica del presente-pasado en la plena modificación de la época. RIVERA El concepto de territorio, en el marco de las Ciencias Sociales y particularmente de la Geografía, ha promovido la dinamización de su construcción teórica y práctica, a partir de los análisis de la interrelación de los factores biofísicos y humano culturales. Hablar de territorio implica articular la sociedad porque su relación directa se expresa a través del concepto de territorialidad como pertenencia territorial supeditada a procesos de identificación y de representación colectiva e individual que generalmente desconoce las fronteras políticas o administrativas y no aduce exclusivamente la apropiación espacial estatal o ligada a un grupo de poder. Territorio y territorialidad se identifican conceptualmente para apoyar los procesos de aprendizaje desarrollados en la escuela y se soportan en los estándares de las competencias establecidas por el MEN. Este artículo es el producto de una reflexión teórica y aplicada, suscitada a partir de las discusiones desarrolladas durante las actividades académicas. El espacio, como el tiempo, no es una realidad absoluta, real y objetiva, es una representación, son las construcciones mentales de los individuos basadas en las representaciones naturales que nos hacemos de la realidad. Así que más que de espacio como entidad absoluta debemos hablar de representaciones en el espacio DANILO EL TERRITORIO COMO ESPACIO “APROPIADO” El primer concepto que nos proponemos recuperar de la nueva geografía es el de territorio o territorialidad. Se trata de un concepto extraordinariamente importante, no sólo para entender las identidades sociales territorializadas, como las de los grupos étnicos, por ejemplo, sino también para encuadrar adecuadamente los fenómenos del arraigo, del apego y del sentimiento de pertenencia socioterritorial, así como los de la movilidad, los de las migraciones internacionales y hasta los de la globalización. Según la concepción hoy dominante entre los geógrafos franceses y suizos (Raffestin, 1980; Di Meo, 1998; Scheibling, 1994; Hoerner, 1996), se entiende por territorio el espacio apropiado2 por un grupo social para asegurar su reproducción y la satisfacción de sus necesidades vitales, que pueden ser materiales o simbólicos3 . En esta definición, el espacio se considera como la materia prima a partir de la cual se construye el territorio y, por lo mismo, tendría una posición de anterioridad con respecto a este último. Dicho de otro modo: al margen de sus connotaciones geométricas abstractas o kantianas, el espacio sería una porción cualquiera de la superficie terrestre considerada antecedentemente a toda representación y a toda práctica. El proceso de apropiación sería entonces consubstancial al territorio. Este proceso, marcado por conflictos, permite explicar de qué manera el territorio es producido, regulado y protegido en interés de los grupos de poder. Es decir, la territorialidad resulta indisociable de las relaciones de poder, como lo ha demostrado brillantemente Raffestin (1980) en su obra clásica Pour une géographie du pouvoir. En efecto, bajo la perspectiva que estamos asumiendo el espacio no es sólo un dato, sino también un recurso escaso debido a su finitud intrínseca, y por lo mismo, constituye un objeto en disputa permanente dentro de las coordenadas del poder. Entendido como espacio apropiado, el territorio es de naturaleza multiescalar. Es decir, puede ser aprehendido en diferentes niveles de la escala geográfica6 : local, regional, nacional, plurinacional, mundial. El nivel más elemental sería el de la casa-habitación, no importa que se trate de una mansión, de una tienda de campaña o de un vagón de ferrocarril. Nuestra casa es “nuestro rincón en el mundo”, como decía Gastón Bachelard, nuestro territorio más íntimo e inmediato, o también, la prolongación territorial de nuestro cuerpo. Como territorio inmediato y a priori del hombre, la casa desempeña una función indispensable de mediación entre el “yo” y el mundo exterior, entre nuestra interioridad y la exterioridad, entre “adentro” y “afuera”. GILBERTO En este escrito se discuten teóricamente los conceptos de espacio, región y territorio, como categ& básicas en la construcción de un proyecto nacional democrático, que pemita la expresión de la ciudadanía y el derecho de los ciudadanos a controlar la producción social del espacio y del territorio. Se indican algunos elementos que se consideran necesarios para la construcción de dicho proyecto político. Palabras claves: espacio, territorio, territorialidad, territorialización, desterritorialización, región, OVIDIO BIBLIOGRAFÍA: ASEO, UN SERVICIO CON HISTORIA. (27 de septiembre de 1996). El Tiempo. Recuperado de : https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-512785. Delgado, O. Montañez, G. (1998). ESPACIO, TERRITORIO Y REGION: CONCEPTOS BASICOS PARA UN PROYECTO NACIONAL. Cuadernos de Geografía. Volumen (7 No, 1-2). 120-134. Rodríguez, D. (2010). Territorio y territorialidad Nueva categoría de análisis y desarrollo didáctico de la Geografía. Uni-Pluri/versidad. Volumen (10 No, 3). Hernández Sampieri, R., Fernández Collado, C., Baptista Lucio, P., Méndez Valencia, S., & Mendoza Torres, C. (2014). Metodología de la investigación (6th ed.). Mexico, D.F.: McGrawHill. LINDON, A. Trabajo, espacios de vida y cotidianidad. La periferia oriental de la ciudad de México. 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