La Gran Mezquita de Damasco José Carlos Hernández Blázquez 210 1. Contexto histórico y cultural omeya. La dominación omeya comenzará en el año 661, en Siria, consolidándose como la primera dinastía islámica, sin embargo comenzará casi treinta años antes con el reinado de Umar u Omar (634-644), quién transmitió el gobierno a Muawiya ibn Abi Sufyan, cinco años más tarde. Le sucederá el califa Utman durante los próximos doce años, aumentando el prestigio de la misma dinastía aunque a su asesinato le continuará la Al-Fitna Al-Kubra, fitna o gran guerra civil que marcará la época, liderada por Muawiya contra su familiar Alí que quería suprimirle del trono. Finalmente salió victorioso el primero en el 658 en la batalla de Siffin, no con mayoría absoluta, lo que provocó entretanto que los tres años siguientes administrara el califato junto a Alí, cuñado de Mahoma, posibilitando el apogeo del linaje. Ese aumento de poder estaría ligado, a partir de la lucha de Siffin, a dos dualidades enfrentadas que en la actualidad continúan, y que seguirá en un futuro, conocidos como los sunníes y chiíes, los primeros son los más apoyados y seguidos y están a favor, como sucesor de Mahoma, de Muawiya, perteneciente a la tribu de los quraysh de donde provienen los fundadores de los omeyas que en un principio rechazaba el islam propagado por Mahoma, no obstante tras el perdono del profeta a éste por sus calumnias se convertirá en una persona importante que le acompañará en la expansión del islam; y la segunda rama apoyará a Alí, cuñado de Mahoma, menos respaldada. Umayya ibn Abd Shams será quien dé nombre a la dinastía omeya, Al-Ḫilāfa al-umawiyya, el segundo califa de los más importantes que iniciaron, y se traduce al castellano con el nombre de “hijos de Umayya”. Se desarrolló en el vasto territorio de Siria, con capital era Damasco, a partir del 661 cuando se trasladó la capital desde Arabia. Región beneficiosa para una buena administración.1 Este cambio de capital supuso la vinculación de las formas arquitectónicas y decorativas a las ricas tradicionales de Siria y Palestina, por lo que las manifestaciones artísticas adoptaron soluciones y fórmulas de origen helenístico, romano, paleocristiano y bizantino.2 Por el contrario, estaban inmersos en una lucha continua familiar contra dos grandes tribus árabes: 1 2 BENDRISS Ernest Yassine, Breve historia del islam, Madrid, Nowtilus, 2013, p. 40. DELGADO Clara, El arte del islam, Madrid, Anaya, 2004, p. 8. 1 los qaysíes y los kalbíes.3 De la primera serán de donde procedan los omeyas, sin embargo algunas de las madres de hijos de la dinastía pertenecían a la segunda, lo que acrecentaba el odio y las persecuciones hacia estos, en lugar de pactar una serie de acuerdos con los que convivir pacíficamente en el mismo territorio. A lo largo del progreso de la dinastía omeya surgirán otra serie de problemas relacionadas con epidemias entre la población, a la cual quedaron exentos los califas alojándose en sus fortalezas localizadas en zonas colindantes con el desierto. Los tres califas más importantes fueron Muawiya, (661-680) quién logró restaurar la unidad del imperio con un gobierno fuerte e indivisible tras la primera fitna; 4 Abd-al-Malik (685705) supo restructurar por segunda vez poder tras la segunda guerra civil, así como culminar la obra por excelencia del mundo islámico, la Cúpula de la Roca, en el 691; e Hisham (724743), cuarto hijo de Abd-al-Malik,5 llevó a cabo obras de gran ingeniería en Damasco con obras públicas en canales y reservas de agua, tras suceder a su hermano Yazid bin Abd alMalik (687-724). Asimismo reforzó el poderío con un gran ejército y la seguridad de los peregrinos dirigidos hacia La Meca. Es uno de los grandes emblemas califales de estabilidad en el reino que consiguió proteger a su población de los bandidos con una policía verdaderamente formada y cualificada. Su etapa en el cargo de califa es conocida como “Supervivencia del imperio”,6 de cierta suavidad en la sucesión y con el propuesto de seguir los mismos modelos de política que su padre y Hayyay, que había proseguido su hermano Yazid II, aunque a veces las intenciones, debido a las circunstancias de su reinado, le obligaban a desviarse de esos principios. Sentían una gran atracción por el estilo de vida de los árabes pertenecientes a la clase aristocrática, relacionados con la música y la poesía tradicional islámica, como sucederá en épocas y dinastías posteriores, por ejemplo los timuríes, con Timur Lang, al querer colearse continuamente con eruditos, arquitectos, artistas y poetas de su reino con quienes mantenían conversaciones de gran cultura que permitieron el avance del propio imperio. Símbolo de la riqueza cultural que poseía el linaje omeya es la curiosa historia del califa al-Walid II (743744), según numerosos relatos, obsequió con su thobe o túnica islámica a un músico por interpretar canciones tan apreciadas en el reino, así como 1000 piezas de oro o dinares y un 3 AA.VV., Islam. Arte y arquitectura, Potsdam, h.f.ullmann, 2004, p.60. AMSTRONG Karen, El islam, Londres, Mondadori, 2001, p.87. 5 SHABAN M.H., Historia del Islam, Cambridge, Guadarrama, 1976, p.171. 6 Id. p.171. 4 2 gran conjunto de piedras preciosas.7 Al-Walid II ibn Yazid, sobrino del califa Hisham, a quien sucederá por un periodo corto de tiempo, después de sobrellevar una vida inmoral para el islam y adquirir una personalidad violenta al masacrar a la población, que en un principio se opuso a que habitara el mando de la dinastía, ocasionó una estimulación dirigida hacia una venganza contra su persona un año más tarde de ascender al gobierno (743), y ser asesinado el 16 de abril del 744 por Ibrahim, quién con toda prioridad quería obtener el trono y aprovechó la ocasión en que se estaba construyendo una ciudad que llevaría el nombre de al-Walid y debido a las sucesivas muertes de los artesanos por falta de agua, puesto que la fuente acuífera más cercana estaban a 15 millas de distancia, provocaría una desestabilización y diversas conjeturas contra el califa, a pesar de que la construcción de esa ciudad significaba una acercamiento con sus ciudadanos y así lograr un mayor número de apoyos, no obstante no llegó alcanzar.8 Por esta causa Yazid ibn al-Walid se opondría a la obligación de realizar construcciones que pusieran en peligro a sus súbditos, incluso expresándolo en escritos suyos para dirigirlos a la población. En referencia a lo cultural, las aficiones de al-Walid II se basaban en manuscribir poemas de tema amoroso y festivo pero también en realizar actividades con caballos, a los cuales adoraba por sus grandes cualidades, y era un fanático de la caza de leones y gacelas. Con este califa la calidad artística arquitectónica omeya se haría notable, probablemente influenciado por monasterios cristianos a los cuales asistía. Hasta este instante, y sobre todo éste califa, se realizaron fortalezas para los mismos, consecuente de las iraníes y sasánidas. Pronto los omeyas avanzarían hacia los frentes asiáticos y europeos para propagar la oración del Profeta, el primero asentándose en la India, y el segundo por España (711) donde finalmente delimitaron su reino al perder en la batalla de Poitiers9 (732) contra Carlos Martel; el ejército islámico estaba a la orden del valí de al-Ándalus, al-Gafiqí, y el subalterno del jefe militar Musa ibn Nusair, Táriq ibn Ziyad. Pasado un año ocuparon Samarcanda, ciudad de la actual Uzbekistán, penetrando en lo más profundo del mundo asiático y aportarles, tras la captura de una serie de chinos, la fórmula de obtención del papel para la posterior realización de la fábrica de papel de Samarcanda, una de las más grandes del imperio islámico y permitiendo la difusión de relatos sobre las grandes conquistas de los omeyas tanto en Asia como en Europa y África. La expansión del mundo islámico llegaría a orillas del Imperio 7 AA.VV., op.cit., 2004, p. 60. AA.VV., op cit., 2004, p.62. 9 AA.VV., El islam. India y el Extremo Oriente, Barcelona, Salvat, 2006, p.11. 8 3 romano de Oriente en el siglo VIII, lo cual significaría las continuas batallas entre ambos bandos que finalizaría con la rendición de éste en 1453 a manos de los otomanos, sucesores de los selyúcidas, dinastía islámica. Esta etapa omeya encarnó uno de los mejores momentos de la sociedad mahometana, expandiendo el Imperio musulmán a límites inimaginables con una superficie de 13 millones de metros², lo que supondría hasta la actualidad el séptimo imperio más prolongado. Tanta extensión significaba el territorio omeya que se empleaban distintas lenguas para administrarlo, entre las más importantes estaría el griego, aplicado en la capital siria; el iraní y el copto, aunque la menester sería el árabe que a partir del siglo VII incrementará su utilidad.10 En cuanto a la gestión económica se realizaba según el prototipo de acuñación sasánida y bizantino, el primero para la ciudad de Irak y el siguiente a Damasco. Igualmente en el reino omeya no todos pagaban los mismos impuestos, pues se regía según el seguimiento hacia el islam o no. Los no creyentes pagarían de forma múltiple impuestos para llevar a cabo la administración del reino, también entrarían los musulmanes como contribuidores al pago del diezmo dedicado al pago de los representantes de la religión mahometana y el zakat o pago a los pobres, una ley de las cinco obligatorias de las azoras islámicas, pero en menores proporciones. Esta situación provocaba en numerosas ocasiones las conversiones al islam, algo no deseado por los gobernadores ya que supondría una carencia de beneficios para la administración del ejército, por ejemplo, al cual se destinaban millones de dinares, o bien para la creación de edificios religiosos o civiles monumentales, habituales en todo el reino, a modo de la Gran Mezquita de Damasco a la cual se dedicaron 5’6 millones de dinares. Además, para la realización de monumentos importantes, en destino a la comunidad mahometana, existía la obligación de cooperar económicamente y físicamente con considerables cantidades de dinares y personal cualificado procedente de todo tipo de emplazamientos, lo que implicaría una confusión de lenguas entre artesanos bizantinos, egipcios e iraquíes en su mayoría, que pudiese coadyuvar en la realización de un edificio de estilo propio y característico del mundo árabe que, supuestamente, perduraría a lo largo de las épocas y serían admirados por sus sucesores para ser conocidos como una generación de gran consideración para la estirpe. Del mismo modo, para seguir reduciendo costes, sabemos que la procedencia de diversos elementos de distintos edificios de antiguos periodos se daría en la primera dinastía islámica, mayoritariamente columnas, con sus capiteles y fustes correspondientes, conocido como material de acarreo. 10 AA.VV., op. cit., 2004, p. 61. 4 El final del arte omeya llegaría con los derrumbes de edificaciones realmente importantes provocados en el año 746 por un terremoto que azotó a todo Próximo Oriente, como el castillo de Mshatta.11 A ello se anudaron otros cabos sueltos que no supieron remendar y que provocaría el cese de la dinastía, la división de la misma en numerosas tribus fue la causa principal del debilitamiento, así como los continuos enfrentamientos entre los califatos lo cual era un problema ya que deseaban participar en los cargos todos los familiares y ello provocaba dudas en el gobierno, por ello se decidió elegir rápidamente a un sucesor donde tenían preferencia los hijos, aunque en el caso de la sucesión de al-Walid II, quien desde un primer momento impuso el culto a sus hijos Otman y al-Hakim para asegurarse la sucesión de éstos, sin embargo su primo Yazid al Walid, al ser asesinado al-Walid, abusó de su poder entre los habitantes para subir al cargo de califa. Esas discrepancias familiares estuvieron sucedidas de revueltas y rebeliones contra los omeyas, pero la más significativa tuvo lugar en esa derivación tribal omeya, abasí (nombre procedente del tío del Profeta Abbas)12, quien aspiraba a eliminar cualquier atisbo de “ateísmo”, o así denominaban a ellos la libertad religiosa, para ensalzar la figura del profeta Mahoma, enviado del único Dios, y conseguir una mayor profusión del islam en todas las capas sociales y en todas las civilizaciones. Por esa cuestión en el año 750 fue derrotado el último califa omeya Marwan, sometido por Abu Muslim, general militar de los abasíes, en la batalla del Gran Zab; en ésta derrota incidieron razones como el amplio respaldo de los iraníes (743) y la ocupación de Kufa (749). Más tarde, aun estando totalmente arruinada la superpotencia omeya, decidió hostigar a todos los representantes de la primera dinastía islámica, llegando a extremos de asesinar a los ochenta príncipes omeyas, excepto Abderramán I que huyó a la tribu de los bereberes, de donde procedía su madre, para permitirle el paso hasta la península ibérica. Este grupo de beduinos árabes le apoyaron en todo momento para llegar al imperio andalusí o al-Ándalus, de posesión omeya, y así continuar el linaje; al mismo tiempo esta tribu causaría continuas rebeliones en contra de los abasíes por usurpar el trono a los omeyas. Los abasíes, procedentes de la rama sunnita, inaugurarán durante su reinado (750-1258) un nuevo tipo de gobierno, trasladando la capital a Bagdad.13 11 AA.VV., op.cit., 2004, p.63. Amstrong, op.cit., 2001, p.102. 13 Amstrong, op.cit., 2001, p.102. 12 5 2. Contexto artístico omeya y la Gran Mezquita de Damasco. Es un arte destinado al monoteísmo islámico de forma casi exclusiva y todos los esfuerzos de los musulmanes por crear arquitecturas características de cada dinastía islámica, pero también en general en el islam, se ha dirigido a la arquitectura y su decoración. En nuestro caso, los omeyas, fueron mucho más tolerantes en cuanto a libertad religiosa (con cristianos y judíos) sobre todo en los últimos califas omeyas, en torno al 740, no obstante debían de apencar con el pago de impuestos elevadamente notorio, e incidió en la labor de aplicar diferentes ingredientes estilísticos en arquitectura abiertamente, si bien en escultura y pintura. 14 El estilo omeya comienza en el 661 y finaliza en el 750 con la invasión abasida. Se caracteriza por el nacimiento de las mezquitas, el arco de herradura y el alminar, en cuanto a elementos arquitectónicos, y en lo decorativo se difunde el uso del mosaico, procedentes del mundo clásico y del bizantino, y motivos ornamentales de la vid y la concha. 15 Es el comienzo de un arte inicial e instruido de influjo clásico, tanto griego como romano, bizantino, paleocristiano y otras zonas de Extremo Oriente. Hace pensar la falta de raíces árabes por parte de los omeyas aunque poco a poco fue reelaborándose y modificándose esas características, sirias mayormente, para adaptarlas a las nuevas necesidades. Estuvo condicionado por las distintas coyunturas económicas y a las peticiones de los primeros califas para realizar arquitecturas civiles y religiosas. A partir del 750, cuando los abasidas ocupan la ciudad de Damasco y trasladen la capital a Bagdad, con el único príncipe fugado, Abderramán I, significaría un renacimiento del arte omeya en tierras hispánicas mediante las tradiciones grecorromanas y un abandono elocuente de las prácticas sirias, iraníes y persas.16 Durante la permanencia del califato en Siria se construyeron diferentes conjuntos arquitectónicos, especialmente de carácter religioso, donde destacan dos en concreto: la Cúpula de la Roca, el santuario de Jerusalén que sucedió al Templo destruido de Herodes, en el monte Morih, lugar sagrado pues fue el lugar en el que Abraham debía de sacrificar a su hijo Ismael, conforme con las creencias islámicas; y la Gran Mezquita de Damasco, la cual analizaremos, es una obra de ingeniería perfecta de carácter oneroso y laborioso debido a la obligación de participación física, con numerosos artistas procedentes de una gran diversidad de lugares por los que se extendía el imperio omeya, y 5’6 millones de dinares. JIMÉNEZ MARTÍN Alfonso, “El arte islámico”, Historia 16, XV, 12, (1999), pp. 6-16. 14 15 MANDEL Gabriele, Come riconoscere l´arte islamica, Milan, Rizzoli, 1978, p.3. Jiménez Martín, op.cit., 1999, pp. 16 y 17 16 6 Las mezquitas con patio o campamento son el tipo característico de los omeyas, como puede ser la mezquita de Damasco o la de Kufa, por lo que también son conocidas por clase Kufa. Este modelo edificio parte de la casa de Mahoma que adquiría un patio con planta cuadrada y todo esto circundado por sillares de adobe establecidos en hileras. El patio, de carácter sagrado a semejanza del oratorio, poseía nueve viviendas dedicadas a las mujeres situadas en el este y era el lugar de recepción de Mahoma a los sirvientes para mantener reuniones. Acorde con el casamiento de una mujer tras otra, hasta llegar a nueve, se iba agrandando este elemento abierto hacia el exterior convirtiéndose en un emplazamiento habitual de rezo. Dentro de éste, en el lado sur, se construyó un espacio con dos hileras de troncos de palmera a los laterales y un techo de palma designado a la acción de las plegarias. Con el tiempo este patio y sala de oración, elementos de los modelos de creación de mezquitas, a lo largo de las dinastías fue ampliándose acogiendo dimensiones monumentales y con estilos diferentes para obtener la diferenciación sobre otros linajes, así como conseguir la función de acoger un mayor número de orantes en la sala ya que muchas veces debía de ser la aljama de la ciudad, la mezquita por excelencia de aquel territorio, y se congregarían enormes grupos de ciudadanos, un claro ejemplo es la Gran Mezquita de Damasco. La sala de la oración se techó y el patio se alargó y se ensanchó para ser rodeado por tres lados de galerías porticadas, estableciéndose la planta cuadrada habitual. En todo el conjunto destacaría el muro de la quibla dirigido hacia La Meca donde se destinaba la oración de los creyentes, y en el centro el mihrab que no era más que un pequeño punto de referencia.17 La Gran Mezquita de Damasco era la aljama de la ciudad y por consiguiente se destinó casi una década en su levantamiento (706-714/715). Ocupa el tercer lugar de edificio sagrado en el islam tras las santas mezquitas de La Meca y Medina.18 Se llevó a cabo un gran logro decorativo, superando a toda construcción anterior, por lo que fue considerada una de las maravillas mundiales.19 La mezquita se construyó sobre los cimientos de la antigua basílica San Juan Bautista, sin embargo a raíz de las invasiones islámicas en torno al 636, y a lo largo de setenta años, se transformó la parte oriental de la iglesia en una mezquita y permitieron a los cristianos que siguieran practicando el culto en la zona occidental, en este sector actualmente se halla el recinto del tesoro o Bait al-Mal, un pequeño edificio de base octogonal y revestido con mosaicos del siglo XX. A partir de la imposición de la dinastía omeya y queriendo realizar un lavado de imagen en el islam comenzaron a construir un edificio 17 AA.VV., op.cit, 2004, pp. 67-69. AA.VV., Siria y Líbano, Barcelona, Planeta, 2005, p. 89. 19 AA.VV., op.cit, 2004, p. 69. 18 7 diferente a cualquier otro a lo largo de la historia, por ello se llevó a cabo la expulsión de los cristianos.20 Ésta basílica se edificó sobre Templo de Júpiter que permitía la aportación de elementos adaptables a las costumbres islámicas como pueden ser las cuatro torres ancladas en las esquinas del templo utilizadas como alminares transformados. Esto nos permite visualizar la influencia del clásico sobre la mezquita y concretamente en la aljama de Damasco, sin embargo no es el único componente romano destinado a la edificación islámica pues el muro de la antigua pared del témenos se adhirió a la parte sur de la sala de oraciones con dos hileras de columnas corintias. En la actualidad únicamente se conservan tres alminares y fueron remodelados por los ayubíes, mamelucos y otomanos: el alminar del Puente se encuentra en el costado norte y su antigüedad sobresalta ante las otras dos; situado en el sudoeste el más hermoso y de estilo mameluco, conocido como alminar de alGharbiyya; y en el otro extremo del más antiguo de los tres encontramos el alminar de Jesús, el de mayor altura y su denominación proviene de la tradición que explica que el Día del Juicio Final aparecerá para juzgar a los fieles e infieles.21 Sus tres naves cubiertas por una bóveda de madera de doble casco en su originalidad imitaban las antiguas mezquitas de la antigüedad tardía, con influencia persa y sasánida, aportando una novedad en la división mediante arcos lo que facilitaba la orientación de la quibla al orar, y además de doble piso: abajo se intercalaba entre dos columnas un pilar y en la superior destaca un arco doble sostenido por una columna, sin embargo esas naves son obra de la remodelación de época otomana tras el incendio que devastó la mezquita por completo en 1893. Estas naves están divididas por un crucero o transepto de aspecto vertical respecto a las tres horizontales, igualmente se destacaba hacia arriba para reseñar que era la zona más sagrada del templo al dirigirse hacia la quibla y en concreto la banda de colocación del mihrab. El modelo del nicho del mihrab de la pared de la quibla pertenecía al año 1894, después del incendio, que en un principio había sido creado durante la época del califato de al-Walid I y más tarde reformado por los mamelucos incrustando piedras preciosas; está resaltado por la nave transversal destacada y la cúpula que ancla la maqsura, ejercerá como prototipo para el resto de mezquitas a lo largo de todas las dinastías islámicas.22 Esta nave transversal estaba coronada por la cúpula del Águila por la forma de cabeza de pájaro que se exhibe en la misma,23 y se realizó para asemejarse a los antiguos castillos islámicos, por 20 AA.VV., op.cit., 2005, pp. 89-90. AA.VV., op.cit., 2005, p. 91. 22 AA.VV., op.cit., 2004, p. 71. 23 AA.VV., op.cit., 2005, p. 91. 21 8 petición del califa, porque se emplazaría la maqsura o palco del soberano, al contrario que el resto de orantes, espacio destinado al califa para rezar con aspecto fortificado e invisible por la prioridad de este sobre el resto, tanto social como religioso; la cúpula conservada pertenece al 1893 y está realizada en piedra. La luz penetraría por los vanos del tambor de la misma cúpula, sobre el cual se asentaba. Como no es extraño sigue el modelo habitual de mezquita y por ello se prolongan las naves por los laterales del patio, también amurallado, formando galerías con techo. El minbar original era de madera, en estos momentos, por los mismos hechos causados por el incendio, es totalmente realizado en mármol y está totalmente revestido de decoraciones geométricas, al igual que el mihrab. Las partes decorativas se hacen notables en la Gran Mezquita, coincidente con la ornamentación de la Cúpula de la Roca, se añadieron siete metros de muro para ampliar la banda escenográfica con mosaicos de fondo dorado; siendo en el que más se empleó el mosaico con esta pigmentación en la historia del islam aunque cantidades importantes se perdieron en el incendio (1893), años más tarde se restauraría con piezas nuevas. Esta ornamentación con mosaicos recorre los muros desde el patio hasta el oratorio, donde destacan las zonas de la fachada de la nave transversal, a la cual se abre hacia el patio con tres arcos monumentales, se representaron las aguas del río Barada, principal torrente de Damasco, en un fondo dorado acompañado de temas vegetativos y arquitectónicos de la propia ciudad de Damasco de manera muy detallada y naturalista, no obstante cabe la posibilidad de que los edificios mostrasen las ciudades del mundo islámico como símbolo de poderío al haber obtenido un extenso territorio los omeyas, que provendría del modelo de las iglesias sirias de la antigüedad tardía. La segunda teoría parece ser más firme por las anotaciones griegas que identifican las ciudades. En la zona de las galerías y de la pared de la sala de la oración se utilizan motivos ornamentales similares, empleando el mosaico, en ella aparecen aguas en movimiento incorporados con una naturaleza frondosa de árboles frutales de siete metros de altura y sus raíces, hojas y ramas contrastan y juegan con la luz a semejanza de las construcciones representadas en los mosaicos de aspecto cúbico y forman una montaña. Las decoraciones destinadas a los mosaicos, tanto del transepto como las galerías y paredes del oratorio, nos hacen pensar en el respeto por la no personificación de temas sobre imágenes prohibidas en el islam, según los hadiths o transmisiones orales de Mahoma, recopiladas en torno al siglo VIII y IX, no obstante más evidentes fueron estos impedimentos a la muestra de imágenes vedadas durante el periodo del califa Abd-al-Malik al sustituir las efigies por textos religiosos. Sobre estos conjuntos de teselas podríamos encontrar 9 ejemplos de formas tan clásicas como columnas corintias, también arcadas, techos de artesanado, una serie de abalaustradas y diversas formas de cubierta. 24 3. Bibliografía. - AA.VV., El islam. India y el Extremo Oriente, Barcelona, Salvat, 2006. - AA.VV., Islam. Arte y arquitectura, Potsdam, h.f.ullmann, 2004. - AA.VV., Siria y Líbano, Barcelona, Planeta, 2005. - AMSTRONG Karen, El islam, Londres, Mondadori, 2001. - BENDRISS Ernest Yassine, Breve historia del islam, Madrid, Nowtilus, 2013. - DELGADO Clara, El arte del islam, Madrid, Anaya, 2004. - JIMÉNEZ MARTÍN Alfonso, “El arte islámico”, Historia 16, XV, 12, (1999). - MANDEL Gabriele, Come riconoscere l´arte islamica, Milán, Rizzoli, 1978. - SHABAN M.H., Historia del Islam, Cambridge, Guadarrama, 1976. 24 AA.VV., op.cit., 2004, pp. 80 y 81. 10 4. Glosario de imágenes. - Zona exterior y planta: Vista exterior de la Gran Mezquita de Damasco, tres alminares y tres naves divididas por el transepto destacado por su mayor altura y la cúpula del Águila. Planta de la Gran Mezquita de Damasco. AA.VV., Islam. Arte y arquitectura, Potsdam, h.f.ullmann, 2004, p.71. 11 Fachada exterior del transepto con revestimiento de mosaicos con fondo dorado. AA.VV., Islam. Arte y arquitectura, Potsdam, h.f.ullmann, 2004, p.81. Patio con la fachada y pabellón de ablución. AA.VV., Islam. Arte y arquitectura, Potsdam, h.f.ullmann, 2004, p.68. 12 Vista del patio desde el lado oeste con las galerías arqueadas rodeando el mismo. AA.VV., Islam. Arte y arquitectura, Potsdam, h.f.ullmann, 2004, p.68. Lado oeste del patio con el recinto del tesoro o Bait al-Mal. AA.VV., Islam. Arte y arquitectura, Potsdam, h.f.ullmann, 2004, p.69. 13 Detalles decorativos con mosaicos en la zona oeste del patio. AA.VV., Islam. Arte y arquitectura, Potsdam, h.f.ullmann, 2004, pp.80 y 81 Zona intermedia entre dos arcos de la galería con un motivo vegetal dañado por el incendio. AA.VV., Islam. Arte y arquitectura, Potsdam, h.f.ullmann, 2004, p.69. 14 - Zona interior: Zona de la quibla con el mihrab y el mibar delante, todo estucado y revestido con motivos geométricos sobre fondo blanco. Nave arqueada en ambos lados y al fondo la cúpula junto al minbar y el mihrab. AA.VV., Islam. Arte y arquitectura, Potsdam, h.f.ullmann, 2004, pp.70 y 71. 15