La pájara pinta (y II) eldia.es/opinion/2008/12/18/pajara-pinta-ii/188469.html elfidio alonso 18 de diciembre de 2008 Además de la versión que recogió Córdova y Oña en Santander, durante la última parte del siglo XIX, tenemos otras interesantes variantes de La pájara pinta en colecciones asturianas, castellanas y andaluzas. Citemos la que incluye Braulio Vigón en su Juegos y rimas infantiles (Tradiciones populares de Asturias, Villaviciosa, Imprenta de La Opinión, 1895), con la siguiente letra: "Cantaba la pájara pinta / a la sombra de un verde limón, / con el pico picaba la hoja, /con el pico picaba la flor./ ¡Airé! / Cuándo veré a mi amor, / ¡Airé! / cuándo lo veré yo". Señala el autor que este juego, así como las danzas y otros bailes análogos de carácter infantil, vienen desde la más remota antigüedad. Formábanse en un principio para recibir triunfalmente en las ciudades a los caudillos que volvían victoriosos, y se ordenaban también con carácter sagrado para cantar himnos al Creador. Esta costumbre aún se mantiene viva en Francia, donde la gente del pueblo canta en corro los Mandamientos de Dios. (Página 96). Braulio Vigón se refiere también a otras versiones de este juego o baile infantil, citando la variante que recoge Rodrigo Caro en su Días geniales o lúdicos (página 188), así como las de Fernández Villabrille, Olavaria y Huarte ("El folclore de Madrid", tomo II de la Biblioteca de las Tradiciones Populares Españolas) y Hernández de Soto (tomo III de la misma Biblioteca), versiones que no hemos podido consultar hasta este momento. El tema y el juego de La pájara pinta también llegó a seducir a un poeta de la talla de Rafael Alberti, que escribió en 1926 La pájara pinta - Guirigay lírico bufo-bailable (Edición Robert Marrast, París 1964), fantástica aventura sonora con la inmortal pájara sentada a la sombra del limonar, como metáfora de la niñez perdida para el gran poeta gaditano. Por lo que se refiere a Canarias, ya hemos visto las versiones que recogió Pérez Vidal en La Palma y Tenerife, además de la que nos ofrece Manuel González Ortega en su valioso trabajo sobre el folclore majorero. La agrupación "Princesa Iraya", de Geneto, incluye en su disco "Para seguir jugando y cantando" (CCPC-CD 239) esta letrilla, que concuerda con la variante que atribuye Pérez Vidal a Guadalupe Cáceres, que encierra el singular desenlace de "y quédate monja". Dice así: "Estando la pájara pinta / sentadita en su verde limón, / con el pico picaba la hoja, / con el pico picaba la flor. / Ay, mi amor, / ay, mi amor, / me arrodillo a los pies de mi amante, / feliz y constante. / Dame una mano, / dame la otra, / dame un besito / y quédate monja". Por lo que respecta a Venezuela, Rafael Salazar en su "Antología de cuentos, juegos, mitos y leyendas y canciones infantiles" (Caracas, 1987) nos ofrece dos versiones con idéntico arranque, que pertenecen a la estrofa más conocida e invariable: "Estaba la pájara pinta / sentada en su verde limón"... En cambio, la segunda parte o continuación parece conectar con la variante que recogió Rodríguez Marín en Andalucía: "Me arrodillo a los pies de María, / me arrodillo porque es madre mía". En cuanto al desenlace de la segunda versión venezolana, parece claro que es el mismo de la estrofa recogida en 1/2 Tenerife por Luis Diego Cuscoy: "Dame la mano, / dame la otra, / dame un besito / de tu linda boca". El juego también llegó a Argentina, según nos dice Pérez Vidal al referirse a las versiones de Carrizo y Moya, recogidas en la Rioja y Tucumán, aunque no reproduce los versos. Por lo que se refiere a México, Gabriel Saldívar recoge en su Historia de la música en México la siguiente versión: "Estaba la pájara pinta / sentada en un verde limón, / con las alas tumbaba las hojas, / con el pico picaba la flor" (página 219). La considera "ronda infantil, de origen español". En Cuba, según María Teresa Linares ("La música y el pueblo"), la versión que se conoció en La Habana en las primeras décadas del siglo XX llevaba los siguientes versos: "Estaba la pájara pinta / sentada en su verde limón, / con el pico recoge la rama, / con la rama recoge la flor. / ¡Ay, Dios! ¿Cuándo veré a mi amor? / Me arrodillo a los pies de mi amante", etcétera. Muy similar a la versión castellana recogida por el folclorista norteamericano Schindler. También en Puerto Rico anidó esta misma versión, según testimonio de Marigloria Palma en su "Muestra del folclore puertorriqueño" (Editorial Edil, 1981), que incluye las cuatro partes del juego: entrada de la pájara pinta, arrodillarse a los pies de la amante, darse las manos y el beso, la media vuelta y vuelta entera. Fórmula que permanece inalterable entre los niños españoles, canarios y americanos del siglo XXI. Otro milagro folclórico. 2/2