3*4"#u:jy.-ry*.o=.*_ IIx ExcuENrRo coN EL PTAcER I ]esúsRamos fIx ExcuENTRo coN EL PrncER Ln MnsruRBAcróxFEUENTNA e, ESPASA ESPASA E HOY @ Jesús Antonio Ramos Brieva,2002 @ EspasaCalpe, S. 4., 2002 Diseño de la colección:Tasmanias Ilustración de cubierta: Jean-FrancoisJonvelle Ilustraciones de interior: Jesús Ramos Realización de cubierta: Angel Sanz Martín Depósito legal: M. t7.970-2002 ISBN: 84-670-0279-4 Reservadostodos los derechos. No se permite reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de |a info¡mación ni transmitir alguna parte de esta publicación, cualquiera qrri ..u .1 medio empleado -electrónico, mecánico, fotocopia, grabación, etc'-, sin el permiso previo de los titulares de los derechos de la propiedad intelectual. Espasa,en su deseo de mejorar sus publicaciones, agradecerácualquier sugerenciaque los lectores hagan al departamento editoríal por cofreo electrónico: [email protected] Impreso en España,4Printed in Spain Imoresión: Huertas. S. A. Editorial EspasaCalpe, S. A. Carreterade lrún. km 12,200.28049Madrid A mis hijas, por el amor y la ternura que rne ínspiran. Y tarnbién,a susamigosy amigas. <En mi soledadhe visto cosasmuv clarasque no son verdad.> ANroNro M¡cr¿oo (1875 -1939), Austral), Poesíascompletas, EspasaCalpe(Selecciones CLXI:XVII (270),Madrid,1998 ÍNucB Pnrurne PARTE EXoRDIoPARAuNn pnÁcrICA INVISIBLE otr sILENCIo.... 1. LR coNsprn¡cIóN 23 Una prácticasolitaria,26.-La masturbacióny los mediosde comunica55. ción,) 4.-Masturbacióny lenguaje, 2. El coNt¡NIDo DE LASPALABRAS................. 7 1.-Onanismo,75. Mastu¡bación, 67 SrcuNon PARTE NATURALEZASEXUALFEMENINA 81 t. <<EsAS>> PARTES ........ 92.-La femenina, El clítoris,52.-EI puntoG, 89.-La eyaculación 96. circuncisión, 4. ...........'..." LASMUJERES? sEXUALES ¿TruNrNDESEos 105 5. LASMUJERES?.... ¿SErxcrueN sEXUALMENTE lt7 6. ;Exsrs EL cELo ENTRELASHEMBMSHUMANAS? l4I 7. 8. SEXUAL FEMENINA?, ¿ESLENTALA RESPUESTA 1.53 LASMUJERES?................. ¿SrENrrNoRGASMoS 169 Anorgásmicas, monoorgásmicas,multiorgásmicas, 169.-EI orgasmo <<masculino>> y el <femenino>>,177.-El orgasmo clitorídeo y el vaginal,182. 9, SEXUAL FEMENINo?. ¿ESTARDÍoEL DESPERTAR 10. Le n¡spupsrAsEXUALFEMENTNA.. Haciala cumbre,210.-La vagina,2l2.-EIclítoris, 215.-Loslabios mayores y los menores, 216.-Los pechos, 218.-El 1.99 209 útero, 21,9. TnncpnePARTE LA MASTURBACIÓN FEMENINA EN LA PRÁCTICA 11. Cóuo sE MASTURBAN LASMUIERES 22j T2. Le uasTunnACIÓNFEMENINA EN CIFMS Una respuestasocialmente indeseable,239.-La la masturbación femenina, 248. 231, verdadera extensión de 13. Mesrun¡¡cróNy coNDrcróN FEMENrNA............. 255 Edad de inicio y descubrimiento de la masturbación, 256.-Implicaciones del descubrimiento diferenciado de la masturbación, 264.-Razones para masturbatse,275.-La masturbaciónen la mujer sola y emparejada, 281,.-La masturbación en la mujer embanzada, 292.-La masturbación en la mujer anciana,294. Cu¡nr¡ PARTE NATUMLEZA DE LA MASTURBACIÓN 14. ¿EsNonn,taro ANoRMAL MASTURBARSE?............... )01 Razones éticas,l0l.-Razones estéticas, J09,-Razonesempíricas, 320. ó, UWA ..HISTOruA NATURAI>> DE LA MASTURBACIÓN...........,....... 333 Lugar de la masturbaciónen la Naturaleza,S)8.-Especulaciónsobrela antigüedadde la masturbací6n,) 48. 13 v s¡ruo) .............. 353 16. UN¡ mstonrADEMIEDo(I¡asrun¡,cctÓtt ' Aspecto de la persona masturbadora, 358.-Las consecuenciasfísicas,3 6) .-Las consecuenciaspsicológicas, 312.-Las consecuencias sociales,37í.-Lamasturbación excesiva,381. EpÍloco.... 385 BBuocMFf¡........,...... 40I INrnonuccróN <<C'est i moi d'étre urai, c'estau lecteurd'étrejaste' Je ne jamaisrien plus>".(Me correspondeservelui demanderai raz, allectorseriusto.No le pedirénuncan¿damás.) 8), RoussE¡u(1712-177 TE,qN-I¡cQuEs II, VIII LesConfessions, r- Lrrando comuniqué a algunasamigasque escribíaun libro sobre la masturbaciónfemenina,todas enmudecieron;como suelesucederante las cosasque nos conmueven profundamente. Y la masturbación ha sido durante centurias un tema que dispara todas las resefvasmentales de las mujeresy, quizáen menor medida, la de los hombres. En cualquier caso, la masturbación es algo de 1o que una mujer casi nunca habla con un hombre y, como se verá más adelante,casi tampoco con otra mujer. Y también percibí en esasamigasla sensaciónde que me consideruban un intruso en el tema. ¡Qué puede saber un hombre sobre la masturbación femeninal Algunas me lo dijeron expresamente, añadiendo que se habían sentido ofendidas por mi osadía, No entendí la acusaciónde intrusismo que se me hacía, cuando hay mujeres que no han tenido empacho alguno en escribir sobre el pene, por ejemplo, y sobre la masturbaciónmasculina (Maggie Paley, de citas " Las citas literarias que se hacen en el texto las he extraído delDiccionario escrito por \fenceslao castañares yJosé Luis GorrzáIezQuirós y publicado por la Editorial Nóesísde Madrid (1991),salvoindicación en cont¡ario. T6 en su E/ libro del penejjr, entre oras); haciéndolo, además,de un modo estereotipado,con cierto regodeoy no poco sarcasmo(cosas que no verán en estelibro). Y nadie, fuera cual fuese su género,les ha reprochado nada,ni les ha llamado intrusas por haber abordado algo tan ajeno para ellas como la masturbaciónfemenina pueda serlo para mí, que soy hombre. ¿Por qué nz6n no podría yo escribir sobre la masturbación femenina, sin levantar recelos? ¿Por qué no habría de tolerarse mi incursión en este tema cuando mi intención es alejarme de los estereotiposy uttJizarsiempre la mejor información científica disponible? ¿Por qué habúa de levantar recelos mi texto simplemente porque yo seavarón, sin atenderprimero a su contenido? Entendí parcialmentela postura de mis amigas;quizá por carecer de perspectivafemenina.Me pareció entreveren sus discursosuna forma de ocultar sus propios reparos pan abordar el tema de forma directa. Un temor compartido con muchas mujeres a ser personalmente descubiertascuando se habla de masturbación, y a que ese conocimiento pueda utilizarseen su conma.Sobre todo cuando se trata de un hombre. Mas su reacción no carecíade sentido. Después de todo, es perfectamente lícito preguntarse por qué hay que escribir un libro sobre el autoerotismofemenino.I sobre todo, para qué. Fueron las mismasinterrogantesque yo me planteé cuando me surgió la idea. La nzón más importante paru escribir sobre ella es que se habla poco o nada de la masturbación femenina, lo que impide normalizarla en nuestro contexto social y comprendeda en susjustos términos. Demasiadasmujeressufren un bloqueo importante alahora de hablar de las prácticasautoeróticasde las de su género. ¡Y no digamos nada cuando se trata de las propias! Pero los hombres, curiosamente,no les van a 7a zaga, pese a su proverbial locuacidad cuando hablan de la masturbaciónmasculina. Una buena parte de estelibro se dedica a identificar las fuerzasinternas y externasque frenan la espontaneidadde muchasmujeres a la hora de hablar sobre el autoerotismofemenino. He encontrado unas frasesmuy elocuentesque resumenla quintaesenciade talesinhibiciones.Al parecer,estánescritaspor una joven mexicanade dieciséisaños de edad: <<Desdeque empecé a desarollarme mi mamá me dijo que nunca debía buscar placer por mí misma (masturbarme)porque era INTRODUCCION 17 muy raro que una muier necesitarasatisfacciónsexual y si la buscaba ningún hombre me iba a querer y las demáspersonasiban a decir que erauna p...rrb. Esa es la cuestión. Todavía existen sectoressocialesque sostienen que no es normal que semasturbenlas mujeres. Por eso, quizá,aún pareceuna osadíaescribir o hablar de la masturbación femenina.Pero si no lo hacemosno habrá forma de que salga áe la penosa oscuridad que actualmentela oculta. Ya hay mujeres que se están rebelando contra este estado de cosasy reclaman que se hable de ella, aunque sea para condenada,pues sería el primer paso para normalizarla socialmente. Pareceobvia la urgencia de que la masturbaciónfemenina se normalice en nuestra sociedad cuanto antes mejor. Y entiendo por ello que todos conozcansu verdadera extensión; que sepan que es :unaactividad sexual normal; que seadel dominio público, como lo es la masculina. Pero quizá alguiense siga preguntandopara qué y por qué es necesario rcalizar eseexclaustramiento social. La ruzón más importante consisteen evitar un sufrimiento innecesario. ¿Cuántasmujerescrecen desasosegadas creyendohacer algo impropio de ellas,ignorando que son como las demáscuando se masturban, y que realízan un ejercicio normal de su sexualidad corno hacen todas? Precisamentepor eso he escrito el presente libro. Porque ya no puede sostenersela actualsituación de silencioen la que, por un lado, se pretende liberalizar las relaciones sexuales,haciéndolas cada día más responsables,y, por otro, se ocultan elementosbásicosde su realidad que son útiles paru úna misma y parasusrelacionesde pareja. Las mujeressabenmuy bien de lo que hablo. Y los hombres deberían saberlo. El coito no es en modo alguno el modo máseficazpara que las mujeres lleguen al orgasmo. Si todos tuviéramos asumida la normalidad de la masturbación femenina, las jóvenes -y las maduras- no sentirían reparos a la hora de comunica¡ a sus parejas di cha experiencia para enriquecer sus relaciones. Ní temerían masturbarse du¡ante el coito o despuésde él para facilitarse el disfrute de la relación sexual. b La he recogido en una página de Internet (<www.angelfirc.com/m003/soloyo,/ portales.htrnl>). 18 El texto que sigue contiene una reflexión sobre Ia masturbaciónfe' menina que he rcalizado basándome en los datos que pueden encontrarse actualmenteen la literatura científica,en la experienciarecogida en mi consulta,en las confidenciasde algunasde mis amigasy en otras fuenres.He intentado hacer un abordaje del tema despojadode conceptos añejos,respetuosoen todo momento, y con una finalidad netamente esclarecedora.Se entiende que solo conociendolas cosasen su justa medida se centran en el lugar que les corresponde. Pero si se mantienenen el anonimato,nadie podrá advertir su bondad o susperjuicios, si los tuviere. Me he limitado a rcfleiaÍ los hechos tal y como son, reflexionando sobre ellos. Algunos resultaránmás fáciles de asimilar que otros; porque no siemprenos gustavernos reflejadoscomo somos.Estamosmuy cómodamente asentadossobre mitos y tópicos que solo sirven para tranquilizarnosy adormecel nuestfa inteligencia.Los hallazgosreflejados en estelibro rompen con casitodos ellos' Existen numerosos datos sobre la sexualidad humana y sobre la masturbaciónen la literatura científica,pero se encuentfanfrancamente dispersos. Quizá eso haya contribuido a que no trascendierancomo se merecena la opinión pública. Si el presentetexto tiene algún mérito, no es otro que haber agrupadoesainformación en un solo volumen dándole forma y coherencia interna al relacionarla entre sí. De ese modo ha quedado perfilado un marco de referenciamás o menos completo que permite acefcafsecon cierta perspectiva ala realidad de algunos aspectosde la sexualidadfemeninay de sus prácticasautoeróticas' Muchos lectores conoceránalgunos de los hallazgosreflejadosen estelibro pof otras lecturaso de una forma más intuitiva. Pero encontrarán ot.á, qrr., sin duda, les sorprenderán.En cualquier caso,todos ellos en conjunto nos pfoporcionan una imagen de la masturbaciónfemenina desprovistade tópicos y exúavagancias,y más ajustada ala rcalidad de lo que se encuentraactualmente' Pareceque las mujeresterminan aceptandola masturbacióncoino algo natural con el paso del tiempo. Según el célebre informe Kinsey, ese cambio de actirud se debe tanto a la lectura de libros esclarecedores (54 por 100) como a la consulta con algún profesional conocedor del tema (30 por 100). Eso quiere decir que la inmensa mayotíade las señoras(84 por 100) terminan aceptandola normalidad de su activi- INTRODUCCIÓN T9 dad autoerótica porque han consultado alguna fuente fiable que les desdramatizael tema. Me gustaría creer que la lectura de este libro puede ayudar a alguien en ese propósito, cualquiera que sea el género al que pertenezca. Lo cierto es que si no hablamos y escribimossobre la masturbación femenina con rigor, seguiremosignorándolo todo sobre ella. Brurv¡ JEsúsArvroNroRAMos <[email protected]. es> Madrid. Festividaddel Solsticiode Invierno del año 2001 t I I \ j I ,t PnluEnA PARTE EXORDIO PARAUNA PRÁCTICA INVISIBLE Ln coNSPTRACTóN npr srLENCro <Thecruellestliesareoftentold in silence.> (Lasmentiras máscrueles sedicena menudo ensilencio.) (1850-1894), RosenrLoursSrrvpNSoN puerisque, Virginibus l, 4 ^ \¿fuizá hayan observado, participado o incluso promovido alganavez la broma de atribuir la demora de un hombre en el cuarto de baño a la posibilidad de que estuviesemasturbándose.Pero no recordarán cuándo fueron testigos del mismo tipo de chanzareferida a una mujer, sobre todo si usted pertenecea esegénero. En una secuenciade una película escritay dirigida por una mujer, titulada Colgadosen Beuerly Hills (The slurns of Beuerly Hilk, Tamara Jenkins, 1998),la joven protagonista,Vivian (interpretadapor Natascha Lyonne), regresaa casaalgo soliviantadaporque un vecino ha estado acariciándoleel pecho a petición suya. El piso parece vacío, porque la joven llama a su hermano variasvecessin obtener respuesta.Al advertir que suena la ducha y creer que él está alli (quien se ducha realmente es una prima suya), abre la puerta del baño sin pedir permiso mientras pregunta sin esperarrespuesta:<iQué haces?¿Darle al manubrio?>>,haciendo así una clara referenciajocosa a la masturbación masculina. No creo que ustedes recuerden una escenasimilar en el cine en la que un personaje(seahombre o mujer) hagauna alusión semejantea la masturbaciónfemenina. 24 Es posible que hayan presenciado alguna vez un espectáculodonde un humorista (varón o mujer) tealizamonólogoschistosossobre diferentestemas de actualidady otros más generales.Probablementele habrán escuchadoalgunasalusionesa la masturbaciónmasculina(repito: con independenciade su género).Pero ya es más difícil que haya contado algún chiste relacionadocon la femenina. Seguramente,la ocurrenciasobre la masturbaciónmasculinafue saludadapor el públiMas si hubo alguco con una amplia sonrisao con sonoras carcaladas. na broma sobre la masturbación femenina es bastante probable que fuera recibida con un estrepitososilencio,salpicadotalvez con alguna tímida risa nerviosaprocedentedel fondo del aforo. Si es usted mujer, quizá haya mantenido en alguna ocasión una conversación con sus amistadesmasculinas y femeninas sobre la masturbación de los hombres. ¿Recuerdacuántas ha mantenido sobre la masturbación femenina? Si lo ha hecho, es probable que haya rtllizado la tercera persona discrecionalmente, como si la cosa no fuera con usted. ¿Le ha reconocido a alguien que usted se masturba, amiga lectora? Y ante una pregunta directa en tal sentido, ¿no ha mirado usted hacia otro lado esperando salir del paso con algún recurso retórico evasivo?Y si no le ha quedado más remedio que responder, ¿no ha sentido usted el impulso de negar que haga <<esas cosas>>, o lo ha negado abiertamentecon clara concienciade estar mintiendo? ¿No han pensadonunca que la masturbaciónes más cosade hombres que de mujeres? Pues bien: esees el lugar que ocupa la masturbación femenina en nuestra sociedad: el ostracismo, el disimulo y el silencio. Esa esla actitud que guarda la gente respectoa ella:la vergüenzaesquivay la ocultación. Pero todo el mundo sabe que las mujeres tarnbién se masturban; algunos, quizá, solo lo intuyan. Y he escrito en cursiva el adverbio porque en el cuerpo social que nos rodea prevalecela opi<<también>> nión de que la masturbación es algo casi exclusivamentemasculino. Hay personasque creen en ello de buena fe. Pero no se engañen:si la masturbaciónmasculinatiene una mayor presenciaen nuestrasmentes y en la sociedaden generalsolo es porque se habla más de ella. No es por otfa cosa. LA CONSPIMCIÓN DEL SILENCIO 25 Algunas mujeres, hartas ya del silencio que existe sobre la masturbación femenina, están comenzandoa protestar y gútan que se hable de ella aunque seapara condenarlao avisarde suspeligros,si los tuviere, como ha sucedidotradicionalmentecon la masculina002'00r. Este silencio solo es comparable al que se guarda sobre los orgasmos masculinos fingidos. Se habla tan poco de ellos y tanto de los que simulan las mujeres que muchas personascreen honradamenteque solo ellas son capacesde falsearel clímax sexual. Más aún: hay quienes creen imposible que los hombres finjan. Y, sin embargo, se trata de una experiencia tan real como la masturbación femenina. Cuando alguien guarda silencio sobre algo que se conoce sobradamente, se dice que escondeun secretoa voces.Pero si lo silenciadoes algo de dominio común que se mantienecon una cierta reservay pocas personas se atreven a hablarlo francamente y en voz alt^, podtía afftmarse entoncesque todos guardan un secretoa media voz. Eso es lo que sucedecon la masturbaciónfemenina. La actitud que nuestra sociedadguarda sobre la masturbaciónfemenina recuerda mucho el título del primer capítulo del celebérrimo Iibrc La mística de la feminidad (Betty Friedan, Jitcar, Madrid, 1974): <El problema que no tiene nombre>>. En él,la autorahacíareferenciaa una sensacióngeneralizadade malestar que pesabasobre las convencionalesy frustradasamasde casaestadounidenses de mediadosdel siglo xx. Un sentimiento de insatisfacción muy vago y difuso que nadie conseguíadefinir porque no se hablaba de ello con franqueza. Como carcciade nombre, no podía identificarse y parccía no existir pese a su evidenciasocial. El autoerotismo femenino es una práctica inuisible de la que casi todo el mundo prefiere no hablar, hasta el extremo de que los menos avisadospueden llegar a creer que se trata de algo inexistente en la realidad, que solo puebla el alocado mundo de las fantasíasvaroniles. Algunos, incluso estaríantentadosa preguntar sinceramentesi las mujeres pueden sentir <<ganas> de hacer eso.En estetema, las mujeres siguen siendo un <adjetivo indefinido>>,parufraseandoaLidia Falcón (Mujer y sociedad,Fontanella, Barcelona, 1969). Sin embargo, la masturbación femenina existe. La practican, como tendremos ocasión de mostrar en estaspáginas,la inmensa mayoría de Y lo las mujeres,con independenciade su edad y de su estadocivil001'005. 26 más importante de todo es que eso no les hace ni mejoresni peores que el resto de los mortales. Todo lo contrario: las define como los seressexuados normalesque son, semejantesa cualquier otro. Algo a 1oque nuestrasociedadle estácostandoacostumbrarse. UNe pnÁcncA SoLITARIA La masturbaciónfemenina es una práctica solitaria en más de un sentido. Es, como todo el mundo sabe,algo íntimo que suelehacerse la mayor parte de las vecesa solasy aisladasdel entorno. Por eso se le conoce también como el placer solitario. Pero el autoerotismo femenino es un quehacer doblemente solitase practica en una rio porque, pese a su extensióny cotidianidad004'00t, completa orfandad interior y un desamparo social aún mayor. Cuando la n1ñacomienzaa masturbarse,ignora hasta qué punto actúa como las demás chicas. En la práctica, se cree la única joven del planeta que lo hace.Podría decirseque la discrecióncon que la mujer ha llevado siempre su vida sexual en general se vuelve aquí en su contra, al transformarse en una tupida y asfixiante malla de discreción y disimulo. <¡Qué vergüenzahablar de ello! -me refería hace poco tiempo una paciente mía-. Yo nunca se lo he contado a nadie salvo a usted. ¡Qué vergüenza! ¡Por favor: preferiría que alguien fuera diciendo por ahí que me he acostado con otro hombre que no es mi marido a que dijeran que me masturbo! ¡Qué humillaciónl>> Ese silencio teiido en torno a la masturbación femenina es el mejor instrumento par^ mantener la situación de actividad invisible y casi desconocidaque tiene en el momento actual.Por eso,si realmentedeseamosque se libere y seareconocidacomo algo normal, debemoscomenzat por hablar de ella. Pero no es fácil. Aún hoy, tanto a los hombres como a las mujeres les cuesta no poco esfuerzo referirse a esa actividad de un modo natural y espontáneo.Ello se debe, sin duda, a la inseguridad que todos sienten frente al tema y a la vergüenzasubjetiva para abordarlo. En este sentido, en unos tiempos donde los homosexuales<<salen del armario>>pata poder reivindicar con mayor hterza sus derechos ci- LA CONSPIMCIÓN DEL SILENCIO 27 viles, resulta tristemente irónico que las mujeres mantengan esta práctica tan encerradaen sí misma como antes lo estabala homosexualidad. Quizá seanecesarioque la masturbaciónfemenina haga un gesto semejante(me atrevo a sugerir que se denomine la <salidadel caparazón>>^paru evitat equívocos) en beneficio no solo de las mujeres, sino del ser humano sin diferenciasde género.Puesla ignoranciaes un mal que nos afectaynos daña a todos. Afortunadamente algo parece que se está moviendo al respecto' Lorena Berdún, por ejemplo, una joven psicóloga que rcaliza divulgación sexológicaen los medios de comunicaciónde España,escribíano hace mucho tiempo en uno de gran tirada lo siguiente:<¿Quién ha dicho que las mujeres no se masturban?Así como los hombres tienen asumídasu práctica onanistay hablan de ello sin problemas,las mujeres aún no saltan lavalla y les cuestareconocero hablar abiertamente de su intimidad a solas.Que eso no nos engañe.Las mujerestambién semasturban...r>b. Y también Esther Drill, Heather McDonald y RebeccaOdes, autoras del libro de educación sexual juvenil ¡Descúbretef se expresan de un modo similar: <<Loschicos pueden ser más abiertos al respecto que las chicas,pero quien diga que las chicasno se masturban,miente. Las chicas se masturban, solo que quizá no hablen tanto de ello>>006 bág.72). Mi primer contacto profesional con los resultados del célebre informe Kinsey sobre la sexualidad humana fue en mis tiempos de estudiante de Medicina, en Ia asignatura denominada Psicología Médica. La mayor parte de los alumnos de ambos sexos de aquel curso recibimos las cifras de frecuencia de la masturbación femenina con bastante incredulidad. Todos sabíamosde un modo subjetivo que infrarrepresentaban Ia realidad, aparte \a circunstancia de que entonces cuestionásemoscualquier cosa que " Mi primera elección fue <salida de la conchat por las semejanzasque no escapan a los lectores. Sin embargo, la analogía es excesivamente explícita en muchos países hispanohablantes, donde la voz ..concha>>tiene un significado muy vulgar referido a en España. Por eso he preferido evitarlo los genitales femeninos, semejante a <<coño>> sustituyéndolo pot caparazón,que tiene un significado más profundo de protección (que es la pretensión que tiene ese silencio), pero también de aislamiento y enroque so' cial (que es lo que realmente consigue dicha actitud). h El País Semanal, núm. 1.240 (2 VII'2000), pág. 104. 28 oliera a autoridad (era 1968). Pero en mi grupo de discusión había algunos chicos y chicas que se resistían a creer que el género femenino tuviese una vida sexuál propia e independiente, ajenaa la que pudieran proporcionarle los hombres (el temor subyacente entre quienes se niegan a admitir que las mujeres le tengan tanta afición a la masturbación como los hombres). Uno de ellos pretendió argumentarIa escasaincidencia de la masturbaciónfemenina sobre la basede lo poco que se hablaba de ella. Muchos nos negamos a aceptat una argumentación tan endeble con gran escándalo. La más contundente en rechazarlo fue una de las alumnas, que cerró esalínea de discusión espetándole a nuestro compañero una sentenciasemejantea esta: <<Mira,rico. Las tías tampoco hablamos de pedos, y eso no quiere decir que no nos los tiremos. Lo que pasaes que somosmásdiscretasque vosotros>. Observen que las autorascitadassiemprehacen referenciaa la sinceridad con la que los hombres hablan de estetema, al contrario de lo que hacen las mujeres.Y es cierto. Ellas apenascuentan con una persona a la que se atrevan ahacer confidencias acerca de su actividad autoeróticaa lo largo de susvidas.Algunas consiguenconfiarsea algúna amistad, o a un familiar próximo del sexo femenino (más raramente un hombre), no siempre lo hacen con sus parejasmasculinas(lo que muestra la exttaña confianzaque ligan esasrelaciones),y otras fuenan su discreciónante un terapeuta.Pero un número importante de mujeres nunca úsanzan ahablar del tema con nadie. Esta es la soledad con 1aque la mujer afronta su experiencia con la masturbación.Ese, el significadoprofundo que tiene ente ellas su definición como prácticasolitaria. Existen muchos testimonios sobre la forma de crecer las niñas con una ignorancia casi total acerca de la masturbación femenina. Una paciente mía me comentó que descubrió Ia masturbación a los catorce años de edad tras un primer orgasmo que obtuvo al trepar por un árboI a horcajadas. No tardó en aprender a procurarse a sí misma aquella intensa sensación placentera. Pero siempre temió que masturbarse fuera algo malo <<porquenadie me hablaba de ellorr. Y aquel muro de silencio en torno al autoerotismo femenino le hizo crecer con la sensaciónde ser <<uncaso anómalo>>.Pensaba que era la única chica que se masturbaba. Solo de adulta tuvo la información necesaria para saber que hacía lo mismo que oras mujeres. Pero cuando eso llegó el daño ya estaba hecho, y su vida sexual estaba cargadade las culpas e inhibiciones que la llevaron a mi consulta. Otra paciente mía fue a ver la película Mater amatísima, de Josep A. Salgot (1980), cuando se estrenó en Madrid, con dos primas hermanas suyasy alguna amiga de estas. Tendrían entonces unos quince o dieciséis años de edad. Ese filme fue revelador para LA CONSPIRACIÓNDEL SILENCIO 29 ella, porque <<alver cómo se masturbaba la actríz [Victoria Abril], caí en la cuenta de que no era yo la única que hacía eso. No sé por qué nunca había pensado que las demáslo hicieran también. Fue una especiede revelación...,al verlo así,tan en vivo en la pantalla>. Al salir del cine, las jóvenes comentaron la película en una cafetería. Una de ellas preguntó qué hacía el personaje interpretado por Victoria Abril en la mencionada secuencia.Otra respondió que se estabamasturbando. <Entoncesse hizo un gran silencio y todas pusimos carasde tonta...,hastaque una preguntó: ¿qué era eso de masturbarse?S...Io explicó. Y aquellarespuestadespertóun coro de excusasde todas nosotras. Me recordó el refrán "quien se disculpa se culpa". Alguna comentó que nunca había oído hablar de "eso"; otra, que se había enterado de su existenciaun mes antes. Y todas afirmamos nerviosas, con una rotundidad que sonaba claramente falsa, que nunca lo habíamos hecho (nadie nos lo había preguntado). Yo mentí como una bellaca, igual que las otras. Me masturbabadesdemuy niña, y con aquella "revelación" que había tenido en el cine, pensé para mis adent¡os: "Sí, sí. lVosotras] os matáis a pajas como fhago] yo".>> Por lo tanto, si se suele definir la masturbacióncomo una actividad solitaria, es también porque la mujer raramenteencuentraun espejo que le permita descubrir en él un reflejo de lo que significaesaacción en su vida como ser sexuado que es, e ignora casi totalmente lo que representade hecho en la de otras muieres. Esta ausenciade libertad para hablar de la masturbaciónfemenina tiene hoy dos valedoresimportantes. Uno de ellos es el cuerpo social -compuesto por todos nosotros-, que propicia un ambienterelativamente hostil a Ia normalización de esta actividad sexual en la mujer. El otro elementoes la propia mujer, que no da el salto necesariopara elevat Ia voz y detener ese secuestrosocial en el que se encuenffa actual,mente la masturbaciónfemenina.Uno y otro parecenpartir de la situación opresiva que ha vivido la mujer hasta el día de hoy. Patricia Dunckeq una feministabútánica, destaca como resumen de esa situación femenina: <<haberexistido en función de los hombres>>007. Afirmación que resulta especialmente acertadaen lo que se refiere a la expresiónde su sexualidad. Durante siglos,los impulsos sexualesde las mujeresno solo se han ignorado, sino que incluso ha llegado a discutirseque existieranverdaderamente008.La mujer mantenía de cara al exterior una actividad sexual en la medida que esta era necesariaparu la reproducción de la especiey servíapara satisfacerlas necesidadessexualesmasculinas.De puertas adentro, y hay que estarmuy ciegospara no vedo así,tan solo JO pudo satisfacer sus propias necesidadesmediante la masturbación, aunque se silenciaraesehecho como un secretoguardadoa media voz. Quizá por ese velado conocimiento de los impulsos sexualesautónomos femeninos,los moralistasse hayan puesto siempreen guardia respecto a la insaciableuoluptuosidad delas mujeres. Aun sosteniendopor otro lado el aspectosecundarioque tenía la sexualidadfemenina en el mundo. Una actitud pamdóiica que pretende conjugar la aceptación de que existela sexualidadfemeninacon su negación. Lo cierto es que 1ostiempos van cambiandopoco a poco respecto al conocimiento generalde la sexualidadhumana. Pero, aún hoy, buena parte de la sexualidadde la mujer sigue desarrollándoseen función de la del hombre, como señalabaPatriciaDuncker: ya seaporque se pone a su servicio,o porque se dispone ala conffa, que viene a ser lo mismo. La situación llega a tal extemo que en ocasionesresulta difícil desentrañarhasta qué punto una determinadareacciónresponderealmente a las necesidadessexualesfemeninaso se trata de una respuesta relacionada,más bien, con las de su pareja o con 1o que socialmentese esperade ellas.El ritmo de los cambios de actitudesrelacionadoscon la sexualidadhumana es muy lento. Y la masturbaciónocupa un lugar muy singular en este contexto porque expresauna buena parte de las necesidadessexualesfemeninas en función de sí mismas,sin la intervención directa del varón. Representade un modo muy fiel sus apetenciassexualesautónomasen estado puro. Es, por lo tanto, un claro signo de que no solo existeuna sexualidad femenina, sino de que los impulsos sexualesde las mujeres son independientesde cualquier intervención ajena.Y no todos, hombres o mujeres,estándispuestosa aceptarestaidea. Recuérdeseque hastano hace mucho tiempo se sosteníaque la sexualidad femenina permanecía aletaryadahastaque venía un hombre a despertarla.Y el autoerotismofemenino no encaiaen esalínea de pensamiento.El interés socialpor silenciarlaha conseguidomantenerlaen la ambigüedadde la existenciadurante siglos,hastanuestos días;a pesar de que la masturbaciónha sido siempre,y es, la principal fuente de orgasrnosy la mtís eficaz,entre las mujeresde cualquier edady estadociui1001,005. En semejantecontexto, la mujer ha desarrolladotambién una actitud frente a la masturbaciónque la convierteen cómplice del secuestro LA CONSPIRACIONDEL SILENCIO 31 social que sufre tal práctica. Patricia Duncker reconoce que <<elsexo tendría que ser el momento en el que más sincerasy honradasfueran necesitamoscontar nuestrashislas mujeres>>. Sin embargo, añade:<<... torias como si fueran inventadas,procurando que nuestra mano izquierda no sepalo que hace la derecha.Utilizamos subterfugios,máscarasy disfraces.Son las técnicasde la supervivencia.Y lo utilizamos a Por eso, menudo y por encima de todo en nuestrasvidas sexuales>>. <<nuestros escritossobre el sexo [...] mantienen una cierta reserva>>007. Es decir, la mujer oculu la masturbaciónno solo porque se avergüencede ella e ignore que las demástambién lo hacen,sino como esttategiapara no sentirsevulnerable si se llegara a conocer que Ia practica. En ocasionesesasreservasestán relacionadas con el temor a que seanlos hombres quienesdescubrantal práctica. Ese temor a los hombres, cuando no una abiena hostilidadhacía ellos (misandria), se cultiva desde la infancia como un medio de autoprotección. No en vano los varones son percibidos como depredadoresen búsqueda de sexo o como potencialesparejas que la rechazarían auna si supieran que es sexualmente independiente. Pilar Rahola, conocida en España por su actividad política, lo ha resumido así: <<Nodiré que la mujer de hoy haya aprendido a ver al hombre como a un enemigo -primero, no sería verdad, y segundo, sería una estupidez (aparte de una patología, si se conviette en una forma de vida)-, pero ha aprendido a tener prevenciones. Se autodefiende. Literalooe(p ág. 39). mente, se protege>> Esa reservaque las mujeres ejercensobre diversosaspectosde su vida, incluida la sexual,es particularmentepoderosaen lo que se refierc ala masturbaciónfemenina.Y se traduce. también. en su forma de hablar de estetema en público; ya seaen conversacionespersonales,o cuando elaboran productos de ficción, como tendremos ocasión de comprobar más adelante. o Cuando las muierestocan la masturbaciónen sus conversaciones preferencia la masculina hacedo con sobre en sus escritos,tienden a y solo en contadasocasionesescriben de la femenina,porque esto aún lo consideranmuy indiscreto. Las excepcionesse dan en los textos testimoniales, o en aquellos que el movimiento feminista elabora como sistema de autoayuda pan las mujeres. Aun así, cuando una escritora hace referenciasexplícitas a la masturbación femenina en sus libros, 32 llamándole por su nombre y sin utilizar elipsis, suele ser considerada ''d' una valiente que rompe los esquemasmencionados Y si las mujerespropenden ahablar más de la masturbaciónmasculina es porque les resulta menos angustiosoque hacerlo de la propia. Además, los supervivientes,como denomina Patricia Duncker a las mujeres,no dan pistas al enemigoque pueda usar en su contra. Indagan todo lo que pueden sobre é1,y se lo arcoianpara defendersede ellos cuando es preciso.Volveremossobre estaidea más adelante. El carácterliberador de la ansiedadgeneradapor la propia actividad autoeróticaylanecesidad de hostigar a los hombres es lo que hace que las mujeres puedan llegar a ser verdaderamenteincontinentes y nada tecatadasal hablar de la masturbación masculina' Mas, si bien son capacesde bromear sobre el autoerotismo de los varones (los hombres también lo hacen), se sienten incapacesde hacer lo mismo con el femenino y menos aún de la propia masturbación.Ello refleja el corsé emocional que aún sujeta sus actitudes respecto a esa actividad sexual concreta y la soledad con la que las mujeres conviven con su autoerotismo. Por tales razones,cuando las mujeresescribenpara los medios de comunicación prefieren referirse principalmente a la masturbación masculina más que a la femenina. Es probable que ello sea debido, también, al conocimiento que las mujeres creen tenef sobre la sexualidad del varón (que suele ser muy tópica y estereotipada).Pero, con más acierto,lo que les impide escribir sobre ella es esaactitud escapista fruto de la culpa y de la vergüenza que sienten por masturbarse. Volveré a escribir sobre ello. Los tópicos que rigen las conversacionesfemeninas sobre la masturbación masculina son; que todos los hombres lo hacen (en cualquier caso, más que las mujeres), que a todoslesurge mucho hacerlo (en cualquier caso,más que a las mujeres),que es algo patético o un signo de inmadurez (cosa impropia de mujeres), que todos lohacen mu' Es lo que sucedió en su día con Erica Jong y su novela Miedo a oolar (Nogtet, Barcelona, 1977), que afcanzóun volumen de ventas respetable pot tal tazón. d En España,ia periodista Maruja Torres constituyeuna buena excepción a esta <<reglor.A lo largo de su carera periodística ha hecho más de una referencia a la masturbación femenina en sus escritos, con un delicioso sentido del humor (El País Sema' nal, nÚrm.1321 120-I-20OZI,páe. 6). LA CONSPIRACIONDEL SILENCIO )) cho (más que ellas al menos), o que ellos la practican más porque necesitan desahogar su fisiología regularmente. Centrar la atención sobre el autoerotismomasculino permite a las mujeresliberarse,aliviarse,y también les hace sentirsesuperiores,que es una necesidadmuy propia de los oprimidos 007. Con cierta frecuencia, cuando una mujer enfrenta a un hombre con la masturbación(masculina),tiene la intención de avergonzarle,de hacerle sentirsemal o de divertirse a su costa al poner al descubierto algo tan íntimo. Es uno de esospequeñosdesquitesque se permiten a sí mismas,por muy subjetivo que sea.Porque para lograrlo seríanecesario que los hombres se sintieran tan avergonzadosde masturbarse como lo están ellas.En realidad, hablar de la masturbaciónmasculina obedecea un mecanismode proyección destinadoa liberar las propias culpas. La proyecciónes un conocido mecanismo de defensa por el que se aribuye al otro lo que resulta inconfesable reconocer en una misma. Pero con esta forma de actuar, el autoerotismo femenino sigue oculto en el fondo del desván. Ese silencio al que todos contribuimos en mayor o menor medida es el contexto social en el que todas las niñas y las adolescentesse desarrollan preguntándose íntimamente si seránraras oharán algo insano al masturbarse.Despuésde todo, como ya he comentado antes, cada una es en la prácticala única mujer de la que estáen realidad segurade que lo hace.Y estaes la principal ruzón por la que la masturbaciónfemenina tiene eseaspectodramático como placer verdaderamentesolitario. La citada Pilar Rahola hace referencia a esa soledad interior, si bien la sitúa, erróneamente,en el pasado:<... la sexualidadfemenina ya no es clandestina,no está condenadaa la soledad de una habitación a oscurasdonde una adolescenteinquieta se pregunta por qué sentía placer cuando se tocaba lo que no tenía nombre>>00e (págs.106-107). Entre unos y otras,y por razonesbien diferentes,seha conseguido que la masturbación femenina se mantenga oculta e invisible durante siglos,pues al no hablarsede ella es como si no existiera.Ni siquieralo )1 hacenlos meciiosde comunicación,que son los que ahoradan el certificado de realidada las cosas,como veremosa continuación. DECoMUNICACIoN Le MasrunsACIoNY Los MEDIOS Las mujeressiemprehan hablaclomucho entre sí; han utilizadoel lenguajede un modo diferentea como lo han hecho los hombres,quizá porque las estructurascerebralesque controlanla palabraestánmás De modo que su principal fuente de entre ellas010011. desarrolladas transmisiónde conocimientos,sobreel sexoy otros muchostemas,ha sido -y aún semantienevi1,e- de tipo oral. F{ablando,las mujeresreconstru}'encada día un mundo de cuyt'r desarrollohistóricoreal seles excluyódurantesiglos.Y aunqueactualmente asistimosa un cambio en eseestadode cosas,hablar siguesiendo el principal modo de relacionarsey cle transmitirselas cosasque En paiabrasde la antropólogaHelen Fisher: tienen las muieres012. <A 1asmuieresles encantael cotilleo,acasoporque estepasatiempoíntimo tan palabrerolas une a sus confidentes,creandoy conseru'ando lazosque lasmujeresentiendencomo podero"t' (pá9.108).Mas, a pesar entre sí, no por eso1ohacenacercade la masde 1omucho que hablar-r turbaciónfemenina,contribuyendode esemodo a mantenedaen l¿rsemiclandestinidaden la que ha estadodurantesiglos' Los conocimientosasí legadosde una generacióna otra y entre los miembros de la misma quinta no han sido siemprelos más acertados,ni tampocolos más veraces.A poctt esfuerzode memoria que haganlos lectoresde ambossexosfecordaránalgunanecedadque escucharona sus pares sobrela sexualidaden generaly la masturbaciónen particular. Quizá por esohoy se recurra a otras fuentesque se consideranmás fiablespara informarse,donde se suponeque estámejor reflejaclala rea1ídadde las cosas,como son los diferentesmediosde comunicación.Por Internet), un lado estánlos soportesescritos(libros,periódicos,reyistas, y por otro, las nuerrasfuentes orales como son'la radio v la teleyisión' Esta última, iunto a Internet, tienen ademásel poderosoalicíentede que puedenilustrar 1oque dicen con imágenesde fuerte valor impactante. La cinematografía,pese a no ser un medio de comunicaciónen explícitos sentidoestricto,tambiéntransmitetoda suertede mensajes, LA CONSPIRACIONDEL SILENCIO )5 e implícitos, de gran influencia, porque alcanzana millones de personas. Razón para teneda en cuenta como un medio más que contribuye a mantener el silencio social que oprime y secuestraa la masturbación practicadapor las señoras. Hoy se prodigan numerososlibros de autoayudaque son de consumo masivo entre el génerofemenino; cosabien conocidapor los editores, que no dudan en inundar <<elmercado>de productos destinados a ellas, con cierta indiferencia hacia su calidad y los contenidos herr¿bristas que albergan. Como es lógico, entre aquellos no podían faltat los libros relacionadoscon la sexualidadfemenina. Como principio, estábien que se escribasobre estascosas,y sobre todo que se lean. Pero estaríamejor aún si la información que se encuentra en forma impresa estuviera a la altva de lo que se le puede exigir, En efecto, algunos textos sobre la sexualidad humana escritos con fines divulgativosno son mucho mejores de lo que fue antesla transmisión oral de los conocimientos.Bastantes,no hacen otra cosa que transmitir los viejos tópicos, los antiguossobrentendidosmás o menos <<secretos>>, y los estereotipos que han recogido de la tradición oral para transferirlos al papel con muy poco espíritu crítico de por medio 014,01t. A veces,dichas fuentes escritascitan de tercera o cuarta mano datos aisladosdel contexto generalen el que fueron recogidos,u omiten otros no menos importantes. Se han hecho notables esfuerzos por mejorar estetipo de información, pero en 1o que se refiere al tema que ocupa el presentelibro, apenasse ha adelantadoun paso en los últimos años. Es cierto que algunosde los volúmenessobre la sexualidadfemenina que han salido recientementehacen énfasisen que la masturbación es normal entre las mujeres;lo que ya resulta un adelanto al,tratarse de un mensaje indudablemente positivo. Sin embargo, esos textos suelen caer en algunos errores de bulto que envían a las lectoras mensajessubliminalesmuy alejadosde la intención inicial de sus autofas. Por poner solo dos ejemplos, tomemos como referencia los refrescanteslibros de Sylvia de Béjar (Tu sexo es tuyo0r6)y de Esther Drill, En ambos se Heather McDonald y RebeccaOdes (;Descúbrete!oo0). sostienela normalidad de la masturbación entre las mujeres sin pro- 36 porcionar cifras sobre la extensión de esta actividad sexual en el género femenino, probablementedebido al poco crédito que les merecena las autoras las que suelen citarse en otros textos. También subrayan que no pasa nada y es normal que alguna chica no se masturbe. Y añaden los beneficios que podría reportarle a estasaprender a estimular adecuadamentesu cuerpo para prepararlo y ser capacesde alcanzat orgasmosen sus relacionessexuales.Además,hacen alusionesala normalidad y a la frecuenciade la masturbaciónmasculina,ala que ponen como referencia. Conocemosel poder que tienen las palabras.Pueden ser armasdemoledorassi se utilizan de forma adecuada.Y también sabemosque lo que se dice expresamenteno siempre es tan importante como el mensajeimplícito que se envíaescogiendocon precisión las palabrasjustas, por muy inocentes que parczc^n. También lo que se silencia puede resultar más elocuenteque lo expresadode un modo manifiesto. Pues bien: el notable esfuerzoesclarecedorde las autoras citadas estáempañado,a mi juicio, por los mensajesimplícitos que han introducido inadvertidamenteen sustrabajos. En esostextos se señala\a cifra aproximada de los hombres que se masturban,pero no aportan ninguna que expreselo mismo respectoa las mujeres.No señalaruna cantidad sobre la extensión de la masturbación femenina,por muy bienintencionadoque esté,arrastrael mensajesubliminal de que se ignora su verdadero alcance;lo que pone una nota de duda sobre la normalidad de esta ptáctica. Las cifras son mágicas.Dan seguridad,Le permiten sabera una si estáincluida en los grupos marginales o en el normativo; aquel que engloba ala mayor pafte de las mujeres.Si no se dice el número de féminas que se masturban, las lectorasno sabránel lugar que ocupan entre las de su género.Además, si se añadeque existenchicasque no semasturban,y se sostienea continuación que no pasa nada por eso, se envía el ambiguo mensaje de que no hacedo es tan normal como masturbarse;con lo que se alimenta una contradicción que confunde, como todas ellas:¿cómopueden ser normales simultáneamenteuna acción y su contraria?Y lanza la duda de que quizá masttrbarse no esté tan bien ni sea tan normal como se dice en esoslibros. Por otra parte, cuando se afirma que toda chica debiera aprender a masturbarseporque es saludabley le ayuda a reconocerlas sensacio- LA CONSPIMCIÓN DEL SILENCIO 37 nes eróticas que proporciona el cuerpo, se está enviando el mensaje subliminal o implícito de que verdaderamenteexisten chicasque no lo hacen.Luego si hay chicasque no se masturban,y el libro se ve en la necesidad de advertirles que pueden hacerlo, surge la duda de que sean relativamente numerosas; lo que significaúa que masturbarse no debe estar tan extendido como se pretende y, por lo tanto, quizá no sea tan normal hacerlo. Finalmente, poner la masturbación masculina como referente de normalidad (los chicoslo hacen,los chicos hablan más de ello, es normal entre los chicos,¿por qué los chicos sí y nosotrasno?...) puede volverse en contra de las intenciones de las autoras e interpretarse a nivel inconsciente que la masturbación sigue siendo una costumbre masculina no necesariamenteaplicable a las mujeres. Lo que podría sugerir que las chicas deben masturbarseno porque hacerlo sea algo normal entre ellas, sino como emulación de la normalidad de los chicos;lo que no deja de ser un mensajevacío. Todas estasformas de abordar la masturbaciónfemenina en tales textos se ha estado haciendo así hasta hoy mismo, por 1o que resulta difícil sustraersea los contenidosimplícitos que transmiten.Es llamati vo lo frecuentementeque se encuentranen los textos destinadosa las mujeres referenciasmás o menos extensasa la masturbación masculina. Seguramenteintentan promover una conducta imitativa relacionada con el concepto de normalidad; pero yo creo que no siempre se consiguepor las dudas inconscientesque despiertan.En los textos de autoayrrdasexualdestinadosa los hombres no se encuentrantalesreferenciasa la mujer cuando se habla de la masturbación.Los hombres se toman a sí mismos como ejemplo de normalidad o de referenciaal rcflexionar sobre sus conductas,sin tener demasiadoen cuenta a las mujeres (exageroun poco esta última afirmación). Las mujeres deberían aprender ahacet otro tanto, creo yo. El movimiento feminista ha escrito algunos textos de autoayuda referidos a la sexualidad femenina con amplias referenciasa la masturbación. Sus contenidos están destinadosa desdramatizarel tema (lo que por sí solo ya es loable) y, sobre todo, a conseguirque las mujeres obtenganindependenciasexual respectoa los hombres. Para aTcanzar esa emancipaciónproponen dos procedimientos que no requieren la presenciamasculina:la masturbación(cosaque las mujereshan estado l8 haciendo a lo largo de la historia sin que nadie se 1o sugiriese) o las prácticashomosexuales. Precisamenteese fuerte componente ideológico feminista (hernbrista en no pocas ocasiones)es el que impide que esoslibros resulten atractivos para todas las mujeres, aunque puedan ser útiles en algún momento. Eso ha contribuido a que susmensajesqueden circunscritos a círculosmás o menos reducidos. Pero es que también encierran la trampa de transmitir, inadvertidamente,mensajesambiguosque no certifican en absoluto la normalidad de la masturbaciónenre las mujeres. Libros como el escrito por Betty Dodson, Sexopara uno (Temasde Hoy, Madrid, l9B9), serían útiles para la normalización social de la masturbación femenina si no fuera porque parten del supuestode que hay que enseñara masturbarse a las mujerespara que sepandisfrutar de su sexualidad.Obviamente, alguna hay que precisa de esa instrucción (menos de las que se piensa). Pero el rnensajesobrentendidoes que si hay que insluirles en el autoerotismoserápofque no estátan extendido entre ellas como debiera; lo que lleva implícita la duda de que la masturbaciónfemenina seatan normal como la autora y otros como ella pretenden. No haré ningún comentario sobre los tópicos que reflejan en sus páginaslas llamadasrevistasfemeninas (y ahora también sus pretendidamente homólogas masculinas),donde la información que se maneja es siempre de tercera o cuarta mano, con claras evidenciasde haber sido leída y escrita muy a vuelapluma. Otro fasgo que las caractetizaes que son básicamenteautocomplacientesy, por lo tanto, poco críticas en la forma y en el fondo. La inica preocupación de estas revistas es que el sexo les ayudea aumentarel número de ejemplaresde cadatirada, no transmitir una informaci6nveruz. La edición española de la revista Cosmopolitan publicó enüe las páginas 82 y 85 del número 101 (febrero áe 1999) un artículo sobre la masturbación femenina que me llamó poderosamente la atención. La autota,Julia L. Jurado, después de comentar con desenfado a sus lectoras las dificultades que había tenido para obtener confidencias de muieres sobre el tema, y admitir la genetaltzación de la práctica entre las muieres (..1o hacemos -escribiótanto como ellos: entre el 80 y el 94 por 100 de las mujeres asegura darse una alegría de vez en cuando sin necesitar a nadie más>), no pudo evitar incluir en el artículo un apéndice final relacionado con la masturbación masculina titulado <Y ellos... ¿qué?>. LA CONSPIMCIÓN DEL SILENCIO 39 En él no solo se introducían varios comentarios desen'"'ueltossobre el asunto, sino que, además,se añadíaotro donde se hacíaver subrepticiamentelo contrario de lo que había afirmado en ei texto principal: el viejo sobrentendido de que la mastu¡bación está más extendida entre los hombres que entre las mujeres. O que sus prácticas son más reprochablesque las propias, Lo hacía incluyendo una historia en la que <<enuna fatídica mañana>>una joven esposa,experta en satisfacersexualmentea su esposo,entra sin llamar en el cuarto de baño y se encuentra a su marido masturbándoseen la ducha (un tópico muy repetido en la literatura femenina). Después de relatar la escena,inffoduce varios comentarios <Los hombres burlescos,más la siguientesentenciaatribuida a <<unamujer versada>>: son como son. Si por masturbarseles salierapelo en las manos, ninguno de ellos necesitaría guantes en invierno>>.Por cierto, ¿han leído alguna vez un texto donde un hombre o una mujer hagan un comentario de este tipo referido a la masturbación femenina? Y si digo que con eso afirmaba lo contrario de lo que había dicho antes es porque sí las mujeres se masturban <<tantocomo ellos>>,como escribía la autora líneas atrás, el estaría de más, pues, según ella, las féminas tampocomenta¡io de la <mujer versada>> co necesitarían guantes en invierno. La inclusión de esa anécdota lleva el mensaje implícito, sublininal, o sobrentendido, de que pese a todo los hombres lo hacen más que las mujeres, a quienes su madurez les permite rcalizar ese tipo de sarcasmos,pues los hombres <<soncomo son>>. Sin duda, ese apéndice iba dirigido a alfviar las posibles ansiedadesque hubieran surgido entre las lectoras con la lectura del texto principal. Ya he comentado antes que tendremos ocasión de volve¡ a escribir sobre el uso que hacen las mujeres del tema de la masturbación masculina como una forma de exorcizar la ansiedad que les provoca hablar de la femenina. Y el a¡tículo comentado responde al estereotipo. Y ahí nos encontramosahora: en un contexto social donde se escribe más sobre el sexo, pero no por eso se escribemejor. Es decir, la calidad de los contenidos de los libros y de los artículos dedicadosal tema dejan mucho que deseary no siempre despejanlo que es cierto sobre el sexo de lo que no lo es. Con frecuenciano hacenmás que enruizar viejosmitos adornadoscon ropajesnuevos,o crean otros. Todo ello tiene un agravanteañadido del que catecíala vieja transmisión oral, y es que mucha gente se cree con mayor firmezalo que lee por el mero hecho de estar escrito.A lo largo de estelibro podrán encontrar otros ejemplosde lo que acabode afirmar aquí. Las estadísticassuelen ser unánimes a la hora de señalarque las mujeres superan ligeramentea los hombres en sus niveles de lectura, aunque el mayor determinante para dicho hábito seaen realidad el ni- 40 vel de estudios. Los libros de autoayuda odrpan una buena parte del tiempo de lectura del génerofemenino". Pero, con mucho, suspreferenciasse decantanpor la narrativa (los hombres parecen leer más ensayo,ademásde las páginasdeportivas, técnicasy económicasde diarios y revistas). Una de las característicasque tiene la narcativaes que reinventa el mundo constantemente;algo semejantea lo que hacen las mujeres cuando hablan enffe sí012,Quizá por eso ellas se sientan tan atraídas por estegéneroliterario y menospor otros. Pues bien: las cosasno van mucho mejor en los libros de ficción, ya seannovelas,biografíaso relatos de otros géneros.En ellos, la presenciade la masturbaciónmasculinasupera de lejos a la femenina,teniendo en cuenta que no me refiero específicamentea la literatura erótica. Y eso sucedecon independenciade que susautorespertenezcana un sexo o a otro. Las mujeresprefieren escribir más alusionessobre el autoerotismode los varonesque sobre el de las de su género. No obstante,es cierto que autorasde sexo femenino comienzana incluir en las tramas dramáticasde personajesde su mismo género referenciaso escenasrelacionadascon la masturbación.Algunas 1ohacen sin mencionar también la masturbaciónmasculinan,y otras no pueden evitar compensar su osadía al escribir sobre la masturbación de sus personajesfemeninosaludiendo también a la masculinae. En cualquier caso,las referenciasal autoerotismo femenino suelen h. ser habitualmente más breves que las descritaspara el varón Y con relativa frecuenciase encuentrala pandoja de que la autora describe el despertar sexual de una adolescentesin mencionar en absoluto la masturbacióncomo parte de aquel, aludiéndola,sin embargo,en relación con algún personajemasculinosecundarioi. ' Equipamientos, Ministerio de prácticasy consumosculturalesde los españoles, cuhu' bábitos de consumo Informe SGAE sobre también Madrid, L993.Yéase Cultura, ral, SociedadGeneralde Autoresy Editores,Madrid,2000. r Erica Jong,Miedo a uolar,Noguer,Barcelona,1'977'YéasetambiénEve Ensler, Monólogosde la uagina,Planeta,Barcelona,2000. e Lucía Etxebarría,Amor, curiosidad,prozacy dudas,Plazay Janés,Barcelona, Barcelona,1999. 1997.Y tambiénAda Castell,El dedodelángel,Anagrama, h SimonaVinci, De losniñosnadasesabe,Anagrama,Barcelona, 1999. i RebeccaRay,A unaciertaedad,Mondadori,Barcelona,2000. LA CONSPIMCIÓN DEL SILENCIO 4I Reflejar la realidad de la masturbación femenina parece que aún es muy duro paru las mujeres que escriben.A muchas narradorasdel sexo femenino les resulta complicado librarse de las atadurasrelativas a la masturbacióncon las que crecieron alahon de ejercer su profesión. Razón por la que la literatura también contribuye a mantener en silenciola existenciadel autoerotismofemenino. Tal silencio se observaincluso en algunosensayosescritospor mujeressobre mujeres.Carmen Alborch, una abogadaespañolaque, además de haber desempeñadocargosuniversitarios,se dedica alapolítica (llegó a ser ministra de Cultura entre 1993 y 1996),ha escrito uno de gran éxito dedicado al modo de vivir de las mujeressolas(Solas,Temas de Hoy, Madrid,1999). Entre los muy variadostemasque aborda, realizauna incursión sobre el eiercicio de la sexualidadde esasmujeres. Dedica a ello diez páginas,que representanel4 por 100 del libro' Después de reconocer que <<...ahora las mujeres en general lo deseany son capacesde buscar el placer sexual como un componente (pág. I92), señalaque si bien algubásico de su vida y de sus relaciones>> nas se adaptan al sexo ocasional, otras prefieren ejercer su sexualidad desdela intimidad en el contexto de relacionesafectivasmás duraderas sin perder por eso su independencia.Y tan solo hace una referencia ala masturbación,como de pasada,cuando indica que hay mujeres que escogenno tener relación sexual alguna temporalmente y <<prefieren y practican en un momento determinado la masturbación>> (pás.196). No es difícil entender en esta frase el carácter de futilidad que intenta concederla autora a la masturbaciónen la sexualidadde la mujer que vive sola,o la incomodidad que sienteal escribir sobre ello. Y, sin embargo, se sabe que la masturbaciónes la principal fuente de orgasincluidas las mos entre las mujeres,estén solaso emparejadas004'005'017, Es decir,la autora no reflejaIa rcaque son más activassexualmente0l8. lidad de la masturbaciónen la mujer, sino que pareceesconderla(estoy segurode que de forma inconsciente). Seráun buen signo de que las mujeresestánvenciendo susinhibicionesfrente a la masturbación,y que la sociedadcomienzaa contemplarla con la naturalidad que se merece, cuando alguna de ellas desarrolle un personajeliterario femenino donde la masturbaciónforme parte intrínsecade su complejo dramático; un personajecomo el joven 42 Portnoy (Philip Roth, E/ lamento de Portnoy, Grijalbo, Barcelona, 1977),por ejemplo. O, también, cuando seancapacesde escribir ensayos sobre la masturbaciónbasándosemás en datos que en los consabidos estereotipos;o con el mismo sentido del humor que le dedican a la masculina001. ShereHite ha hecho algo sobre lo primero0le;pero lo segundo aún permaneceinédito, segúncreo. Poco a poco surgen algunasvoces que intentan exclaustrar a la masturbación femenina en la literatura. Hasta no hace tanto tiempo era impensable que una escritora redactarauna <<Baladadela mujer masturbadora>> como ha hecho Anne Sexton (El asesinoy otros poemas, Icaria, Barcelona, L996). Pero tales incursiones aún se consideran ejercicios transgresores;1o que estámuy lejos de Ia normalización de la que vengo hablando en estaslíneas. Los tiempos que verán la publicación de un equivalente a El libro del pene de Maggie Paley referido al clítoris, por ejemplo, aún parecen lejanos.Seúa rompedor que lo escribieseuna mujer; y no menos que lo hiciese un hombre sin que ninguna de ellas se le tirase a la gatganta para degollarle. Con todo,los medios de comunicaciónque más influencia ejercen cn el mantenimientodel silencioque pesasobre la masturbaciónfemenina son la producción cinemato gráficay la televisiva. Vivimos actualmentetiempos muy mediatizados.Las cosasson o no son, existen o no existen,preocupan o nos resultanindiferentes,en la medida que se presentanen los medios de comunicaciónde masas. Los anuncianteslo sabenmuy bien. Quienes conÍolan las fuentes de noticias de los informativos,también. La periodista españolaRosaMontero escribió en una columna del diario El País (20-VI-2000):<Ya se sabe que los medios de comunicación de un país reflejan los prejuicios y las jerarquíassocialesexistentes; y hay muchos asuntosque apenassi salenen la prensaporque van a contrapelo de los valores oficialesy son consideradospequeñeces>>. Por eso no puede extrañar que dichos medios sostengantambién el silencio que angosta a la masturbación femenina al reflejar las ideas que tiene sobre ella nuestrasociedad,dando una vuelta de tuerca más a su secuestrosocial. En cuanto al cine, todo el mundo sabe que es una fábrica de sueños y que es falso todo lo que se proyecta sobre las pantallas.Pero, a LA CONSPIRACIÓNDEL SILENCIO 4) fuerua de ver las cosasuna y otta vez, se olvida ese principio fundamental y algunaspersonasllegan a creérselascomo ciertas. Resultapenoso comprobar la pobre calidad de los contenidosque tfansmiten esosmedios de comunicaciónde masassobre la sexualidad humana, con algunas,muy pocas,excepciones.A pesarde la oportunidad que tienen para hacer una pedagogíasobre ella,lo cierto es que las ideas que difunden aún permanecenancladasen buena parte de los estereotiposdel pasado.Es un hecho que no carecede importancia,pues esa desinformación sexual se extiende, como si de conocimientos se ffatase,de un modo masivo y con un poder de penetraciónen las masasmuy superior a la tradicional y simple comunicaciónoral. Así, lejos de deshacerequívocos,1o que consiguenes transmitidos y enraizados. Eso es lo que sucedecon la masturbación femenina. Si por esos medios fuera, casi no existe, dadala contumacia con que la silencian. y con ello reafirman aIa opinión pública en la creenciade esaleyenda. La dolorosainvisibilidad que tiene la masturbaciónfemeninaen el 020, cine es algo que han denunciadoya algunasmujeres ShereHite enre ellasj. Sin muchos resultados,la verdad. A poca memoria cinematográficaque tengan los lectores podrán comprobar que la masturbaciónmasculinatiene una mayor presencia en las películasque la femenina,Así, resulta relativamentefácil encontrar filmes donde se aluda verbalmente a la masturbaciónmasculina; ya lo haganpersonajesde esemismo sexok o mujeresl' Pero las alusiones verbalesa |a masturbaciónfemenina ya no son mn frecuentes,ni en boca de varones(Americangigolo,Paul Schrader,1980),ni pronunciadas por féminas (Romy and Micbelle High SchoolReunion, David Mirkin, 1997). El gesto manual que se realizaen el aire para aludir a la masturbación se encuentfa repfesentadoen el cine solo cuando se refiere a la masculina.Y lo hacen tanto personajesvarones(FrenchConnectionII, ' ShereHite, <El orgasmofemeninoen la relaciónsexualrr,El PaísSenanal, núm.1.293(8-VII2001). k Amarcord(FedericoFellini, 1971),Asfaho (Daniel Colpearsoro,1999),Notting (CescGay,2000). Hill (RoeerMichell, 1999),Krtímpac,á t Hannahy susltermanas(Hannahand ber sisters, \XloodyAllen, 1986),Colgados en BeuerlyHitts (The slums of BeuerlyHills, TamaraJenkins,1998),Aleo pasí.con aboutMary, Bobbyy PeterFarrelly,1998)' Mary (There'ssonaething 44 John Frankenheimer, 1975; Mis dobles, mi mujer y yo fMultiplicity], Harold Ramis, 1996) como mujeres (La mujer explosiua[Weird Science|, John Hughes, 1985). Pero yo no recuerdo ninguna película en la que se vea que un actor o :unaacttiz ejecuta el gesto manual re'ferido a la masturbaciónfemenina. Según creo, si por el cine fuera, ese gesto no existe. Incluso hay películas donde una mujer sugiere explícitamente a un hombre que se masturbe y la deje en paz. Es el caso del filme Tresidiotas y una bruja (SauingSiluerman,Dennis Dugan, 2001), donde Judith (interpretadapor Amanda Peet) se niega a mantener relacionessexuales con Darren (|ason Biggs)y, encontrándoseambosen la cama,le entrega una revistapornográficay cremade manos sugiriéndole,despec(en clara alusión a que se masturbe),dándole la tiva: <<que te diviertas>> espaldaa continuación. Ningún personajecinematográficomasculino que yo recuerde ha rcalizado una proposición similat a una mujer. El mensajeimplícito de esosfilmes es que <<ellas no 1o hacen aunque consientenque ellos sí>>. Las escenasexplícitas de masturbacionesmasculinasson más frecuentesque las femeninas.Las hay,por ejemplo, en La buenauida (David Trueba, 1996),Algo pasa con Mary (There's sornethingabout Mary, Bobby y Peter Farrelly, 1998), American Beauty (Sam Mendes, 1999), Malena (Giuseppe Tornatore, 2001) y Más pena qae Gloria (Vícror GarcíaLeón.2001).entremuchasmás. Obviamente, también se encuentran escenasfemeninasde estetipo. Pero habrán observadoque suelenincluirse con la clara intención de explotar el aractivo físico de la actriz con más gancho sexual del momento, como reclamo comercial. Y son escenasmás simuladaso sugerenres que las representacionesmasculinas,que suelen ser más explícitas. Fue el casode Sharon Stone en Acosada(Sliuer Phillip Noyce, 1993),de Madonna en El cuerpo de la euidencia (Body of euidence,Ulrich Edel, 1993), o de ShannonElizabeth enAmerican Pie (Paul,\íeitz, 1999). Quienes clasifican las películas por edades contribuyen al secuesro social cinematográfico de la masturbación femenina. Parece que, al menos en España, las películas que muestran escenasde masturbación masculina más o menos explícita suelen califi carse como aptas para todos los públicos o para menores de entre trece y dieciocho añ.os(Más pena que Gloria, Yíctor García León, 2001; Malena, Giuseppe Tornatore, 200I; Y tu rnamá también, Alfonso Cuarón, 2001). Pero las que muesran escenascon LA CONSPIRACIÓNDEL SILENCIO 4' masturbaciones femeninas menos explícitas que las mencionadas son calificadas para públícos mayores de dieciocho años(American Pie, PattltVeitz, Ig99) ' Como si hubiefa un expresodeseode escamotearla existenciade la masturbaciónfemenina (pero no la masculina) a los menores de dieciocho años; justo cuando están configurándose los modelos de masculinidad y feminidad. Investíguenlo ustedes,no obstante, pues no estoy seguro de este dato y no quisiera llevarles a falsasconclusiones. Por cierto, las críticas realizadassol:reAmerican Pie (Pa;JWeitz, 1999), con independencia del género de los críticos, coinciden en hacer referencias a las escenasauto eróticas de los personajesmasculinos, pero silencian la protagonizada pot el personaje de Shannon Elizabeth. Solo he leído una alusión colateral a ella cuando la cronista Isabel Piquer escribe sobre la filntografía de esa actriz (El País, suplemento <<Tentacionúm. 210 125-V-20011). nes>>, Raramentela actividad autoefótica femenina está incluida en la trama argumental del personaje, como ha sucedido en Glitos y sasurros (Viskingar och róp,Ingmar Bergman, 1972) o Mater amdtísimú(|osep Salgot, 1980). Y suelen sef excepcionesque pertenecen más al cine europeo que al fabricado en seriepor Hollyrvood. Sin que esto signifique que el cine realizado en Eufopa cafezcade algunos /zcssemejantes a los del estadounidenseen lo que se fefiere a la masturbaciónfemenina. Recuerdo una alusión verbal al autoerotismo femenino rcalizada por una actiz q|ie formaba parte de la ffama dramática del personaje en el filme Algo de qué hablar (Sornething to talk about, Lasse Hallstróm, 1995). Grace K. Bichon (interpretada por Julia Roberts) confiesaa su marido Eddie Bichon (Dennis Quaid) habersemasturbado porque él le presta poca atención. Pero era' más bien, una acusacomo algo vergonzoso que se vio ción autoexculpadora; lo <<confieso> obligadaa hacer.Un mensajeimplícito poco positivo pafa la masturbación femenina. otro ejemplo no; lo proporciona el filme Brujas (Alvaro FernándezArmero, 1996).En estapelícula se hacenvariasalusiones verbalesa la masturbaciónfemenina. Sol (Ana Alvatez)le pregunra a Patricia (Penélope Cruz): <¿...y no es mejor que te hagaspajas?>;y a Virginia (Beatriz Cawaial): <<¿Nome digas que tú no te hacespajas?>>. Además, es posible encontrar en este filme una fepfesentaciónde la actitud femenina frente a la masturbación, cuando Virginia responde a la pregunta que le formula Sol: <<Creoque sí. Pero a mí si me lo preguntan lo niego>>. 16 Estetipo de presenciade la masturbaciónen personajes femeninos es más una excepciónque la regla en la industria cinemarográfica. No recuerdo haber visto n¿tncauna escenamás o menos explícita de masturbaciónfemenina en clave humorística en películasde uno u otro lado del Atlántico, como es frecuente ver cuancloel protagonista es un hombre (Algo pasa con Mar1, [ffirre's sotnethingabout Mary], Bobb1,y Peter Farrelly, I99B; Yo,yo mtsmcte lrene [Me, M1,sg/fand lrenel, Bobby y Peter Farrelly,2000).Dado que el mensajeimplícito en todas ellases que la masturbaciónfemeninano existe,¿cómopodríamos reírnos,pues,de...nada? Abundan las películasque muestranei despertaremocionaly sexual de la adolescencia. Pues bien: resultararisimoencontráruno de estosfilmes de iniciación donde el personajeprincipal seaun varón y no se inclul'anuna o variasalusionesa la masturbaciónmasculinao escenasexplícitas.Sucedeen Amarcord (FedericoFellini, I9l3), El ano de las luces (Fernando Trueba, 1986), La buena uida (David tueba, 1996), Krtírnpack(Cesc Gay, 2000), Malena (Giuseppe Tornatore, 2001),Más pena que Gloria (Víctor GarcíaLeón,2001) o Y tu mamá también(AlfonsoCuarón,2001),entreotras. Y rarísimoes, igualmente,encontraralgunapelículadonde quien despiertaa la madurezsexualseauna chicaque incluyaescenas de este tipo o simplesalusionesa la masturbación.La mai'or parte de esosfiln-resofrecen la imagen de que tal despertaren las chicases meramente intelectual,con una mayor preocupaciónpor el amor que por el sexo. No se las presentani siquieramasturbándosepensandoen el objeto amado,en contrade lo que nos afirmanlos hechos,como \¡eremosmás adelante. Tal circunstanciarefleja el oscuro lugar que la masturbaciónfemenina ocupa en la sociedadactual,cotnoltna acnuidaduirtualmentcinuisible y de la que apenasse habla; 1o que equivalea decir que no exisre o que seintentacreeren su inexistencia. El embarazo que sienten los productores cinematográficosa la hora de abordar la masturbaciónfemenina en sus filmes se detecraen el frecuenteuso de perífrasispara referirsea ella y evitar alusionesmás directas;1o contrario de lo que suelehacersecon la masculina.Por ejemplo,es frecuenteque la referenciaselimite a que el personajepronuncie simplementela palabra <<vibradorn. Es lo que hace Cameron I,A CON.SI]IRACIO¡\DEL SILEN.C]C.) /1 i about Marv, Bobby v Díaz en Algo pasa cr-,nMary (Tbere'ssc'ttnetbing Nlari'-Jenson, personaje, iustificaante Peter Farrelly,1998),cuando su tengo un visusamigasque no le importa haber roto con su novio: <<... bradoro; o el personajeinterpretadopor Hol1y Hunter (la inspectora Mary Jane Monahan) en Copycat(Jon Amiel, 1995),cuando responde a una alusión masculinaal vibrador como <.e1amigo que no te clefraudarr;o MarísaTomei,cuyo personaje,Rita, muestrauno a su prima Vívian (NataschaLyonne)sin síquieramencionaria palabra<<vibrador>>, en colgados en Beuerly Ílills (Tba presentándoselocomo su <<novio>>, Slttmsof Beuerll' Hills, TamaraJenkins, 1998)' La circunlocucíón <<mi novio>>quita hierro al asunto dándole <personalidadna un obl'eto,autoerótico,sí, pero extraño a una misma.Lo que parecemás aceptable para Hollyt ood. Y se pueden encontfar referenciasa la masturbaciónfemenina más vagasaún, como en la película Romy y Michelle (Romy and MichelleHigh ScboolReunion,David Mirkin, 1991).Los personajesinterpretadospor Mira Soivino (Romy) y Lisa Kudrorv (Michelle) estánen de pronto se poun gimnasiomontaclasen sendasbicicletasestáticas; y una de la instructora, de por orden nen a pedalearenérgicamente e l l a sl e { i c e a I a o t r a c o n u n d s o n r i s ap í c a r a :. ¿ A q u é t e r e c u e r d a muier [la instructora] es una degeney la otra le responde:<<Esa esto?>>, radatt. En efecto,las películascontribuyen poderosamentea perpetuar el silencio que enr,uelvea la masturbaciónfemenina.Para Hollyu'ood, es como si las mujeresno semasturbaran.Más aún: casinunca<.ionecesicomo afirmaba una una degenerada>>, Y quien sugiefeque sí <<es tan>>. clelas protagonistasdel filme citado en el párrafo anterior' Los productores pueden argumentarque al cine va un público aclultoque no necesitaque se les hagapedagogíade nacla.Despuésde Pero tal afirmación,que se sutodo, una películasolo es espectáculo. pone basadaen la líbertad individual de las personas,es una forma ladina de escurrir la responsabilidadque verdaderamentetienen. La no es tan inocentecomo pretendepor el efectomulticinematografía implícitoso no, que siemprecontieplicador que tienen los mensajes, nen susproducciones,por anodinosque parezcan.Reforzandoasí a la opinión pública en 1a creenciade que }a masturbaciónfemeninano existe.evitandoque se conozcaen susjustostérminos. 48 Fíjense en una película tan inocente como la británica NottingHill (Roger Michell, 1999). Es una agradable comedia que en España fue clasificada coma apta para todos los públicos. En esta película se hacen varias referenciasa la masturbaciónmasculinabajo la fórmula <<hacerse pajas>>. Incluso hay un simpático y caótico personajellamado Spike (interpretado de forma magistral por Rhys Ifans) que es presenradoexpresamentecomo un inveteradomasturbador. El mensaje que transmite esta película a los niños de ambos sexos que la ven es que la masturbaciónmasculinaexiste y se puede hablar de ella con naturalidad; cosa que en principio es buena. El problema está en que esosniños y niñas no encuentran otras comedias, aptas como esa,donde se hable también de la masturbaciónfemenina. Con lo que pueden sacarla equivocadaconclusión de que esta no existe. Despuésde todo, ese es el mensajeque les transmite asimismoel cuerpo social donde crecen. Y el cine se encargade reforzarlo de un modo implícito o subliminal, arrojando al público de todas las edades esaidea desdela granpantalla. La película American Beauty (Sam Mendes, 1999) proporciona otro buen ejemplo, muy completo, de esreripo de mensajesimplícitos acercade la masturbaciónque el mundo cinematográficoarraigaenla mente de los espectadores. Este filme presentala masturbaciónintegradaen la estructuradramática del principal personaje masculino de la película, Lester Burnham (interpretadopor Kevin Spacey);no se limita a hacer chistesfáciles sobre el tema como sucede en las descerebradascomedias para adolescentes.Pero se encuentra completamenteausenteen todos los personajesfemeninos,incluso los que muestran un interés sexual más acusado.No hay ninguna alusión verbal a la masturbaciónfemenina, mientras que se encuentran cuatro referencias a la masculina (dos las rcalizaun hombre y las otras dos las hace una mujer), con dos escenas explícitas de esa púctica en un varón. El personajefemenino que formula una de las alusionesa la masturbación masculinaes Angela (Mena Suvari), amigade la hija de Lester. Jane (Thora Brich). La quinceañeraÁngela parecebasrante arrojada sexualmente(al final de la película se verá que todo es de <<farob>). En un momento dado, dicho personajepresumeanteJane de la popu- LA CONSP]RACTÓN DEL SILENCIO 49 laridad que tenía en el anterior colegio donde estudiaba:<<rodoslos tíos del "cole" pensabanen mí cuando se la cascaban>>. A lo que Jane responde:<i Qué asco!>>. Ambas adolescentesson presentadastal y como refieren los estereotipos sociales, afianzándolosante los espectadoresde ambos sexos: 1) hablan de la masturbación...masculina;2) silenciancompletamente la femenina (no existe);y l) se expresancomo si el propio autoerotismo fuera una experiencia apna a ellas. En una de las escenasexplícitas de autoerotismo masculino, la enojadaCarolyn (Annette Bening) reprocha a su esposoLester que se masturbe. Lo que desatauna fuerte discusión entre la parcja. Lester afeaa Carolyn su indiferencia sexual,a lo que ella replica, entre otras cosas,que él no le puede obligar a mantener relacionessexuales.Al final de la discusión,Lester nos confirma que no lo hace ni con su esposa ni con otras mujeres. El tópico que sostieneestaescenaes que Carolyn se muesffa indiferente al sexo, masturbación incluida. Quizá por esto ella rechazala idea de que él lo haga (<¡Oh, eso lque haces]es asquerosol>>, le dice), y se lo reprocha pesea no permitirle las opcionesde mantener relaciones sexualesni dentro ni fuera de casa. El mensajeimplícito de esta parte de la secuenciaes que si ella considera criticable que él se masturbe es porque, como ella no lo hace, tiene fuerza moral para censurade. En caso contrario no tendría sentido la recriminación, salvo que actuasehipócritamente. Es decir: antela ausenciade relacionessexuales,ellas <<se pero ellos aguantan>>, no; ya se sabeque los hombres <<son así>>. La escenarecuerda a esosadultos que ponen el grito en el cielo cuando descubren que sus hijas se masturban, comportándose frente a ellas como si esa actividad les fuera algo ajeno. Fernando Trueba ha reflejado muy bien esa disociación femenina en su filme E/ año de las luces 0986). Manolo (forge Sanz) es amonestado por su enfermera, Vícenta (interpretada por Violeta Cela), por masturbarse. Vicenta llega a atar las manos del joven para evitar que reincida. La novedad consiste en que Trueba muesra a Vicenta masturbándoseen la misma secuencia,despuésde Ia escenacomentada. Sus jadeos tras un biombo indican a Manolo que la mujer que antes le reprochaba que se masturbase, como si tal actividad fuera aiena a e11a..., también lo hace. 50 La indiferencia sexual de Carolyn hacia su marido es interpretada por el guión como un desinterésgeneralhacia el sexo y, por lo tanto, -y los eslambién hacia el autoerotismo.Un tópico que los lectores pectadores- identíficaránsin esfuerzo.De hecho, sus deseossolo despiertan con las relacionesadúlterasque ella mantienedespuéscon otfo de los personajesmasculinosde la película.Es decir: la idea convenciocuando internal de que el impulso sexual femenino solo se <<anima>> no exíste físicamente; que lo despierta viene directamenteun hombre por sí misrno. Esta película, con la masturbación como parte esencialdel pefsonaje masculino,afirma implícitamenteque las mujeresno lo hacen.un estereotipoperpetuado pof un filme que vieron millones de espectadores. En el cine son relativamentefrecuenteslas escenasdonde una muief, ante |a evidencia de una masturbación masculina, exclama con Son escenasque responden,tamhaces?!>>. cierto desapego:<<¡¿Qué que se encuentrareflejado en las revistas bién, a un estereotiposocial femeninas.Esa preguntavamás allá del simple sobresaltopor sorprender a alguienhaciendo algo tan íntimo como masturbarse.Refleja,más bien, una actitud ciertamentematernal del personajefemenino haciala masturbaciónmasculina,desdela postura de quien parece aienaa esa actividad. En ocasiones,no existe tal toleranciay se provoca una verdadera desaprobación;pero esto último no modifica el mensaieimplícito mencionado.Es el mismo tipo de actitud que comentabamásaniba, relacionadacon los padres que sofprenden en lavida real a su hija Beauty masturbándose.Escenasde estetipo pueden vefse en An'¿erican (Sam Mendes, 1999),Yo, yo misrno e lrene (Me, Myself and Irene, Bobby y Peter Farrelly, 2000) o Mtís pena que Gloria (Víctor García León,2001). Tal reacción no suele aplicarse en el cine a los escasoshombres que sorprenden a mujeresen la misma actividad (¿cómo podrían sorprenderlasmasturbándose,si las muieresno se masturban?,¿verdad?). Por ejemplo, en Colgadosen Beuerly Hills (The Slurns of Beuerly Hills, TamaruJenkins, 1998), Murray Abramowitz (interpretado por Alan Arkin) sorprende a su hija Vivian (NataschaLyonne) con un vibrador funcionanáo en la mano, y se impresiona aI verla, como es natural. Pero, lejos de hacer algún reproche, calla y sale de la habitación. El LA CONSPIMCION DEL SILENCIO 51. mensajeimplícito de estaescenaes que é1,un hombre, que sabede primera mano lo que es la masturbación (y les agradeceríaque no hiciesen un chiste fácil), no se siente con la autoridad necesariapara desaprobar o siquieraextrañarsede que la chica se masturbe.Lo conmario de lo que hemos visto que sucedecon los personajesfemeninosen la misma situación.Y el guión está escrito por una muje¡ por 1o que no podemos atribuir esaactitud al machismomasculino. El mensajeque esosfilmes transmitenes que las mujeres<<nonecesitan masturbarse>>; se encuentranpor encima de <<esas cosas>>. Más silencio, pues, en los naediospan la masturbaciónfemenina. Ese papel radicional de mujeres alejadasde las tentaciones autoeróticas es demasiado f¡ecuente en las películas comerciales al uso como para ignorarlo. Es evidente que refleja la c¡eencia social de que las mujeres son así: sexualmente frías mientras no haya un homb¡e que las <despierte>. Como ya he señalado antes, el üatamiento que suele darse a la masturbaciónen el cine está cargado de tópicos; los productores, los guionistas y los directores de películas no hacen muchos esfuerzos en reflejar la reali dad o la lógica que nos muesran los hechos. ¿Recuerdan que el cine de Hollywood nos quiso hacer creer que el Tarzán de Johnny \X/eissmuller y Ia Jane de Maureen O'Sullivan convivieron en la selva a{ricana durante años en la más candorosa castidad? ¿Y que durante años escamoteóel vello masculino hasta el extremo de obligar a los actores varones a depilarse el pecho para salir en pantalla? Algo semejanteparece querer de nosotroscomo espectadoresrespectoa la masturbaciónfemenina. Hace tiempo que el cine renunció a sus posibilidadespedagógicas para convertirsesimplementeen un negocio que empleafórmulas contrastadas y nada comprometidas para hacer cada vez más taquilla. Al menos el cine de Hollywood. Y si la industria de Hollyurood se comporta así quizá seaporque teme que las mujeres se sientanincómodas si ven a otra masturbándoseen la pantalla02r.Tal vez sepatambién que ellas se sienten aftaídascuando contemplan a un hombre haciéndo1o022. No olvidemos que los productores hacen tanteos previos, sobre grupos reducidos de personas,para resolveralgunosdetallesdel montajefinal de las películasque fínancian. Cuando se proyectenen las pantallaspelículascon tantasalusiones o escenasreferidas a la masturbación femenina como actualmente ocurre con la masculina,incluso con el mismo sentido del humor, se habtá producido, o quizáinduzca,el cambio socialnecesariopara nor- 52 malizarla enre la población general. Habremos dado un paso de gig^nte y la masturbación femeninahabrá dejado de estar socialmente secuestradapara pasar a considerarseuna actividad más en la vida sexualde las muieres. Los cambios comenzarána verse con claridad cuando una mujer escribapara los estudiosde Hollywood un guión como el de American Beauty,por ejemplo, con el género de sus personajesintercambiados. Dejar las cosascomo están no favorece nadala normalización social de la masturbaciónfemenina,ni la sacade su enclaustfamiento'.' pero lleva a las mujeres a las salasde proyección cinematográfica,que es lo q.re interesaa los grandesestudios.El uso bien meditado de referencias a la masturbaciónmasculina en los filmes es un buen gancbo comercial paru el público femenino. De hecho, en los avancesde las películasde estrenodonde existenescenasde estetipo suelenincluirse fragmentosde ellas como reclamo.Pero se evitan los femeninos,si los hay, pa.:aque las mujeressiganpasandopor la taquilla. Es posible que los grandesestudiosesrénreaccionandoa las afirmacionesde Esther vilar: <<Enla vida pública los hombres solo pueden expresaropiniones que seandel gusto de las mujereso les seanindiferentes [...] decidimos el ochenta por ciento de las compras, la publicidad estádedicadaespecialmentea nosomas.Por estamisma razón, los medios de comunicaciónno nos critican,,o"(pág'108), porque les retirafían la publicidad, y en el caso del cine, les abandonaría una buena parte de susespectadoras' La masturbaciónintimida mucho a la mujer y es posible que enfrentarla a ella en una enofme pantalTale resulte cuanto menos incómodo; qtizá, hasta insultante o crítico. Y si, como señalaesa misma 02t la autocríticano existeentre nosotras>> (pág. !2L), tal vez autora, <<... seaesolo que hace temer a Hollywood ofender a suspotencialesclientes femeninosy por eso mantieneausentede las pantallasel autoerotismo de las señoras.Esto es, sin duda, bueno para el negocio,pero hace un flaco servicio a la gente porque enraízala creencia de que las féminas no hacen esascosas. Si lo que afirma Esther Vilar fuera cierto, también encontraríamos explicación al revuelo que levantó el éxito editorial -y posteriormentecinematográfico- de un personaje como Bridget Jones (Helen Fielding, El diario de Bridget Jones, Lumen, LA CONSPIRACIONDEL SILENCIO 5) Barcelona, 1999;Bridgetlones: sobrcuiuiré,Lumen, Barcelona,2000). Su autora, Helen Fielding, lo defendió en términos parecidos: <<...creo que atacar a Bridget desde la óptica feminista es un insulto para cualquier mujer. Es un simple problema de humor, y algunas mujeres tienen muy poco. No seremos iguales a los homb¡es hasta que no nos riamos de nosotras mismas como lo hacen ellos de sí mismos. Si ellos tienen a Mr. Bean -y que yo sepaninguno se queja ni a ninguno le importa-, ¿por qué nosotras no podemos tener a Bridget o a cualquier otro personaje que nos parodie y nos (El Pah, 27 -V-2000, pág. 40). exagere?>> Son comentarios aplicables ¿ Ia incomodidad que tienen las mujeres para hablar de la masturbación femenina, tanto desde un punto completamente serio y veraz como desde el humorístico. ¿Por qué los medios de comunicación de masasno intentan romper ese círculo de silencio del que son tan responsablescomo el res¡o de la sociedad? En ocasiones,las mujeres muestran esta intolerancia denunciada por Esther Vilar y Helen Fielding ante cuálquier cosa que les suene a ctitrc^ marcándolo con el adjetivo machista;y da igual que proceda de un hombre o de una mujer; aunque, en líneas generales, esa disposición se aplica más al género masculino. Cualquier varón que trate a las mujeres con el mísmo desenfado que ellas emplean con los hombres será tildado de machista sin mucho esfuerzo. Lo cual es un er¡or. Hoy se utiliza el adjetivo machista con excesiva ligereza para acallar las observacionesque se consideran desfavorablesy para manifestarel malestargeneradopor actitudesque no gusten al género femenino. Pero hay que asumir con naturalidad el riesgo de no agradar a todos, sin que haya nada personal en ello; aunque gustar a todos sea una necesidad muy arraigada entre ellas02a,que puede esclavizar,como se verá más adelante. El sexismohace referenci^ a ti actitud e ideología que formula, de forma activa o pasiva, que los hombres y las mujeres son dife¡entes. Añadiendo que tales diferencias hace a los unos mejores o superiores que los otros. Razón por la que se justifican las desigualdadesexistentes en cuanto a los derechos civiles, preconiza el papel secundario del otro sexo en la vida social y justifica las burlas o el desprecio con el que se le trata. El macbismopiensa de esemodo respectoa la mujer desdela óptica masculina. E\ bembrismo sostienelo mismo referido al homb¡e desde la vertiente femenina. Pero una simple observación rcalizada a una mujer que no le guste a esta podrá ser agradable o desagradable,pero no ha de ser necesariamentemachista si no presupone sostener esa superioridad masculina sob¡e la mujer o el menosprecio de esta última. Y lo mismo reza ala inversa. Hay una esperanza,empero: que las mujeresse empeñenpersonalmente en sacara la masturbaciónfemenina de su actualsecuestrosocial y la aireen por su cuenta; que promuevan hablar de ella en diferentes foros, y elaboren productos de ficción que así lo hagan.Aunque para ello tengan que oponerseal punto de vista de los hombres.Despuésde 51 todo, ¿no se han conseguido otras cosasdel mismo modo? Pero las mujeresestánagarrotadasen lo que a la masturbaciónse refiere. Hoy el cine está regido y escrito mayoritariamente por hombres a quienes parece que les trae sin cuidado Ia normalización de la masturbación femenina. Si las mujeres aumentasensu peso en la industria quizá modificaranlas cosas,a cambio de que previamentecorrijan su actitud personalfrente la masturbaciónfemenina. Existen algunos elementos que permiten atisbar cíerta luz para el futuro. Por ejemplo,la citadaguionistay directora cinematográficaTamara Jenkins, pese a algunos resabiosconvencionales,incluye dentro de la trama áramáticade la chica protagonistauna escenade masturbación femenina con vibrador en su filne Colgados ert Beuerly Hills (The Slums of Beuerly Hills, 1998). Quizá no signifique nada y solo sea una tormenta dé verano.Pero talvez muestreque algo semueve' Es una cuestión de actitud, no de capacidadprofesional. No hay temaspara directoresmasculinoso femeninos.Durante mucho tiempo se consideróel cine de acción como prototípicamentemasculinoy, sin embargo, El pacificador(The peacemake4Mimi Lede\ 1996), que es una de esaspelículas,fue rodada con solvenciapor una mujer. Lo mismo sepuede esperarcon el tema que nos ocupa. En cualquier caso,repito, son las mujeres quienesdeben sentir la necesidadde que hablar de la masturbaciónfemenina les reporta más cosaspositivas que seguir silenciandosu existencia.Y para eso quizá les ay'udela lectura del presentelibro. Claro que tampoco puede esperarsemucho de una industria que considera viejos a guionistas mayores de treinta años, sean hombres o muieres. Ellos serían los que podrían atemperar esas diferencias, si se les aceptaran sus iniciativas, previsiblemente menos condicionadas pof sus inhibiciones juveniles. Al parecer, la mayoría de ellos (75 por 100) tienen menos de esa edad; mientras que están en paro el 54 por 100 de los mayores de cuarenta años y el 68 por 100 de los que han pasadolos cincuenta-. ¡Qué cosas! La televisión ejerce el mismo tipo de influencia que el cine. Multiplica su efecto al pasaruna y otra vezlas películasque antesse proyectaron en las salas cinematográficas,y a eso añade sus propios pro* RicardoM. de Rituerto,El País,núm.8.566(2-XI 2000). LA CONSPIRACIÓNDEL SILENCIO 55 ductos de ficción elaborados con los mismos criterios que los grandes estudiosempleanpara producir filmes. Más pacata alahora de incluir escenasexplícitasen las teleseries, sí muestra alusionesque se centran, básicamente,en la masturbación masculina. Es 1o que sucede en series como Friends (David Crane y Mafta Kauffman), Ally McBeal (David E. Kelley) o Felicity (Matt Reeves).La primera exhibe las alocadasvidas de un grupo de amigos de ambos sexos que ya se encuentranlejos de la adolescencia,pese a comportarsea vecescomo tales.La segundadesarrollalas aventurasy desventurasemocionalesde una mujer adulta, abogaday soltera,y la tercera,las de una chica adolescente. Resultaespecialmentesorprendentela mayor presenciade alusiones a la masturbación masculina en estasseriescuando se trata, por ejemplo, de mostrar la vida afectivade una mujer adulta (Ally McBeal) que pese a sus intensos deseossolo tiene relacionessexualesesporádicamente,y de una adolescente(Felicity) que está despertandoa la sexualidady semueve entre varios amores.En ambos casos,el mensaje implícito es que esasmujeres ni siquiera piensan en la masturbación. Sobre todo en Felicity. Y no hablaré de los espaciospublicitarios, donde las alusionesa la masturbaciónmasculinasirven de excusa pata aúaef la atención sobre productos de diversafactura, como lentillas de contacto,motocicletas, aperitivos...Mientras que la femeninaestácasiausente. No me atrevo a escribi¡ nada sobre Internet por ahora. Estamos enla edad de piedra del invento. Es cierto que contiene una cantidad de información ingente, pero su calidad, hoy por hoy, es muy desigual.En la mayoría de los casos,perpetúan los tópicos más que esclarecerlos,pese a las buenasintencionesde las muchas páginasque se dedican al asesoramiento sexológico. Habrá que esperar a que se organice mejor da Red>, antes de formarse una opinión definitiva sobre sus contenidos. Pero su potencial formador e informador es impresionante; tanto como el manipulador. M¡sruRnncrón v rnNcun¡E El lenguajeno solo sirvepara comunicarse,sino tambiénpara encubrir las verdaderasopiniones.Por eso,no puede exúañat que en un contexto social donde la masturbaciónfemenina se silenciasistemáti- 56 camentese empleen subterfugioslingüísticospara sostenereseenmascaramiento, Dado que las mujeres son extraordinariamentehábiles en el uso del lenguaje01res comprensibleque empleenlos recursosque les proporciona la palabra para ocultar la incomodidad que sienten ante Ia masturbación. Al contrario que los hombres, menos escrupulososa la hora de mostrarsedirectos con las palabras referidas al autoerotismo,con independenciade que sus interlocutores sean del propio género o del otro 025,las mujeres prefieren utilizar perífrasis, circunloquios y evasivas. Una corresponsal de Shere Hite le manifestó así su incomodidad: <Las definiciones y la utilización de las palabras encierran un problema. Probablemente una de las frases más ofensiv4p con que me he encarado en mucho, mucho tiempo, es Ia de esta pregunta suya: "¿La masturbaron a usted la mayor parte de los hombres que conoció?". En parte, mi dificultad aquí radica en que doy una connotación negativa ala masturbación al compararla con la cópula; es decir, prefiero esta a aquella. Interpreto la masturbación como algo que me hago a mí misma, a solas. La cópula es lo que yo hago con otra persona, independientemente de lo que suceda con ella. Calificar de masturbación a la estimulación manual del clítoris es algo que me ofende personal(pá9.45). mente y que me irrrta>>0te En definitiva, si bien esta mujer encuentra sensatoasignar el nombre de masturbación a lo que ella hace a solas,1o que su parejale hace a su clítoris prefiere llamarlo de Fíjenseque no se trata de una simple incomootra manera:probablemente,<<caricias>. didad. Esta mujer se sienteverdaderamenteofendida e irritada con el uso de las palabras en segúnqué contexto. El lenguaje popular adopta formas muy variadas, y socialmente poco elegantes,paru aludir a la masturbación; todas ellas de un marcado carácter sexista,pues parecen referirse únicamente a la masturbación del varón; aunque, por extensión, se tiende a utlTizaralgunas de esasmanifestacionesverbalespara referirsetambién aIa de la mujer. No puede extrañarque así sea.Despuésde todo, la masturbación de la que todo el mundo ha oído hablar casien exclusivadurante años ha sido de la masculina.Por eso no es fácil encontrar vocablospopulares que citen específicamenteal autoerotismo femenino (conviene añadirque tampoco es necesariodenominar la misma actividad de una forma diferente según el género de quien la practique). Pero dadala LA CONSPIRACIONDEL SILENCIO 57 condición emboscada que ha tenido siempre la masturbación femenina, el lenguaje que la alude participa del mismo rasgo de sigilo y disimulo. Por eso es más frecuente el uso de indirectas del tipo <<acaricia:-* para referirse a este tipo de actividad sexual entre se>>o .<frotarse>> ellas. Las mujeres tienen una fuerte tendencia a utilizar el lenguaje que grupo el al que pertenecenconsidera correcto o normativo, mientras que los hombres son más permeablesa la incorporación de voces extrañasaunqueno vayanprecedidasde prestigio social026. Tales diferencias en el modo general de hablar se acusan en las edadesextremas de la población027.Las personasmayoresaún se encuentran bajo el peso de los años de educación que pasaron en aulas separadaspor sexosque modeló sus referenciaslingüísticas<<masculiy <<femeninas>. nas>> Los jóvenessientenuna fuerte necesidadde integración en sus grupos de pares,por lo que tienden a asimilar aquellos modelos lingüísticos que les hacen sentirse<<máschicas>> o <<más chi02u. cos>> Y, fisegúnlos modelos socialesimperantesen cada momento nalmente,las personasque se encuentran en las edadesmedias de la vida arrojan menos diferenciaslingüísticasporque no sufrieron la separación educativa por sexos de sus mayores, y ya han supetado la necesidadde diferenciaciónpor género que tuvieron en su juventud. Pese a todo, el nivel cultural medio-alto o aito es la variable que más nivela el empleo normativo del lenguaje por sexos028. Quizá por esta razónlas mujeres tampoco hablaúan demasiado de la masturbación: porque el entorno social menosprecialos términos que se refieren a esta cuando les afecta a ellas. Pero existen otras variables que relacionan la masturbación con la forma de hablar de las mujeres.Ya se sabeque el lenguajecontieneelementos que reflejan los condicionamientos culturales diferenciados que han recibido los hombres y las mujeres.El de los primeros muestra la situación de dominio social que mantuvieron hastaahora,y el de las segundasmanifiestael papel subordinado que tuvieron durante sigloso2e. El movimiento feministahalevantado un frente en esta línea para conseguireliminar del lenguajeaquellosaspectosque reflejen tal condición, basándoseen la idea de que manteniendo las aparienciasformalesmachistasdel lenguajese sostienensus contenidosmentales.De 58 ahí la promoción de un lenguaje <<políticamentecorrecto>>para conseguir esosobjetivos. Pero se ha olvidado que las mujeres también lutilizanel lenguaje de forma discriminativay aun lo conservande una forma muy viva. Casi no son conscientesde ello, mas no por eso es menos real. Muchas personaspiensanque la asunciónfemeninadel uso normativo del lenguaje excluye toáo henabrislnoen este.El tazonamiento es en aparienciamuy lógico, pues se supone que quienesejercieronhistóricamenteel papel predominante imponen la norma y llenan de vicios rrtachistasel lenguaje de ambos sexos.La mujer, como dominada, lo más que ha podido hacer es no incorporar esosaspectossexistasa su lenguaje,pero no desarrollar resabioslingüísticospropios, de corte hembrista.Sin embargo, esono es del todo cierto. No lo es la afirmación de la lingüista Pilar García Mouton: <<'..el 026 sexismono es característicapropia del lenguaje de las mujeres>> bág.51). Al menos en lo que a la masturbación se refiere, que es lo que interesaa este libro. Pero también en oros aspectosrelacionados con la sexualidady con las cuestionesde género. En lo que afecta a la masturbación, las mujeres utilizan las palabras de un modo diferenciado según se refieran a la masculinao a la femenina.Lo hacen tanto en los mensajesorales como en los escritos. IJtilizan las voces que se refieren al autoerotismo cuando aluden a la masturbaciónmasculina,sean cultas o populares' sin eludirlas, ni encubrirlas con perífrasis.Lo conrario de lo que hacen con la femenina' No es posible rcalizar aquí un estudio pormenorizado de ello. Pero pueden exponersealgunosejemplosa título ilustrativo' Carmen Martín Gaite afirma en su libro Usos amorososde la po* que los comportamientosde los españolesde ambos guerraespañolao3\ se regíanpor viejos códigos de sobreentendidos' sexosde entonces<<... uno de los cualeses que la necesidadsexuales más urgente en el hombre>>,Y dedica algunos pánafos a la educaciónsexual de los niños de ambos sexos,basada en exclusiva en los comentaríosque los profesoreshacían sobre el sexto mandamiento.Como saben,ese mandato es el que actualmentehace referencia ala masturbación.Sin embargo' actividad las subsume todas las alusionesque hace la autota a <<esa>> en las referenciasal citado precepto. Da vueltas al tema sin mencionarlo nunca, v no le da nombre ni cuando alude a la violencia que LA CONSPIRACIÓNDEL SILENCIO 59 sufrían las niñas católicas al tener que confesar esa actividad a un sacerdoteque, además,era un hombre. Tampoco lo hace cuando señala la necesidadque tenían esasniñas de utilizar eufemismosy sutilezas para referirse a ella. Ni menciona una sola vez que tuvieran que confesar acción concreta alguna.Lo deja todo en el aire, alalmaginación del lector. En efecto, esta autora no utiliza jamás en eselibro lavoz <<masturbación> o cualquier oúa pma referirse a esa actividad sexual. Solo se encuentraesapalabra :unavez.Pero la autora no la hace propia; uttliza el subterfugio de citar literalmenteel texto de otro autoq varón, cuando se refiere al estado de exaltación con que salíanlos chicos de los guateques. Dice el autor citado por Martín Gaite respectoa los excitadosacel rito eru lpan tores masculinos de dicha ceremonia social que: <<... 0r0 los chicosl una introducción a la masturbacióno al prostíbulo>> $ág.I9I). A lo que la auton añade:<<Encuanto a las actricesllas chicas], a quienes estabanvedadas ese tipo de satisfacciones,volvían a casainsatisfechasy soliviantadas>>. No solo no emplea ningún término referido a la masturbación para las mujeres,sino que parecedar a entenderque, peseal ardor que les provocaban tales fiestas,a ellas ni se les ocurría practicarla.Y eso que antes ha referido los apuros que sentían las chicas al tener que confesarsede <<esor> al sacerdote. Hoy sabemos.sin embargo,que el testimonio de la autora es falso.Los datos recogidos en esa época por Serrano Vicéns muestran que, contrariamente a lo que sugiere Martín Gaite en su libro, entoncesreconocíanmasturbarseel 84 por 100 de las españolas (algo más de cuatro de cada cinco) 0r1. Aida Castellutlizael subterfugio de describir primero un libro de autoayuda femenina que detalla la forma de masturbarse.Después, cadavez que quiere señalar que la protagonista de su ya citada novela El dedo del ángel se masturba, se limita a evocar ese libro (págs.70 y 89). Mas cuando describe el autoerotismojuvenil del abuelo varón de ese personaje,no duda en evitar circunloquios y ser más directa: <<... despuésde masturbarseen el lavabo por tercera vez consecutiva>> (pág.7D. 60 Carmen Martín Gaite evita las palabras y cuando utiliza una la toma prestadade un hombre que se refiere a hombres. Aida Castellda un paso más. Habla de la masturbaciónfemenina,pero elude denominarla directamente;cosa que ya le resulta indiferente cuando se trata de describir la acción en un varón. La ex modelo Dominique Abel ha escrito una pequeña autobiogtafía titulada Camaleona(Planeta. Barcelona, 1999) referiáa ala época que ejerció esaprofesión.En ella hace algunasalusionesa la masturbación. Pero solo utiliza esa voz al referirse a la masculina. Cuando habla de sí misma,escribe:<<meacariciovagamente>(pág. 187). La propia Erica Jong hace en un libro autobiográfico012una sola y asépticareferencia a la masturbación femenina: <<cuandoera adolescen(pág.243); también incluye una alusión te y descubríla masturbación>> a los efectos que ejercía sobre ella el traqueteo del tren: <he llegado a correrme con los trenessin tocarme" (pág. 252).Las demásmenciones que hace de la masrurbación en eselibro se refieren siempre a la masculina. En una de ellasno mencionael acto expresamente,aunque se deduce del contexto (pág. I95),y en las otras dos (páSs.2I5 y 45I) no usa la imparcial voz masturbación,sino que apela a otra forma más popular (<<se y con una evidenteintención jo.<sela meneaban>>) la meneaba>>, cosa que estabaausenteen las alusionesque hacía a la masturbación femenina(la propia). Simona Vinci menciona varias vecesa la masturbaciónen su citado libro De los niños nada se sabe.De todas sus alusionesdirectas a actos autoeróticos,nueve estánrelacionadascon los chicos y dos con las chicas. Los de ellas los presenta bajo las circunlocuciones:<<bastaba pasar los dedos por aquel lugarcito, deprisa, para hacerlo estallan> bág.53) y <<conla mano en el lugar secreto,corre hacia aquel fuerte (pág.$). Las de los chicos son descripcionesmás concisas, espasmo>> menos poéticas,más prosaicasy explícitas.Del tipo: <<moverla mano (págs.56 y 62); <<tocarse>>, <<tocarse el padentro de los pantalones>> quete>> o tener <dacosaen la manor>(págs.52,85, 86 y 99); o <<movien(págs.56, 57 y 76). do la mano hacia delante y hacia arrás>> Tal comportamientomuestralas diferenciascon que algunasmujeres afrontan la masturbacióndependiendodel género de quien la practique. Así como se muestran más directas,locuaces,irónicas, incluso provocadoras,al referirse a la masturbaciónmasculina,cuando se re- LA CONSPIRACIÓNDEL SILENCIO 6r fieren a la femenina lo hacen de una forma más evasivao adornada con bellas metáforas.Y si utilizan palabras directamente relacionadascon el autoerotismo,emplean las más neutras y normalizadas(por ejemplo, masturbación)para las de su géneroy las más vulgares(<<menearla>>012, por ejemplo) parulos hombres. No puede dudarse de que esta forma diferenciada de tratar el tema constituyeun lenguajesexistaque refleja actitudesprofundamente arraigadasentre las mujeres.Puede argüirseque tales hechos están condicionadossocialmente,y es cierto. Pero eso sucede así tan|o paru las palabrasmachistasen el lenguajemasculinocomo para las hembristas en el femenino. Si hemos de buscar la igualdad modelando el lenguaje,no parece desacertadoafhmar que es unatarea que nos incumbe a ambos sexos cuando nos referimos al otro. Y las mujeres están descuidandosu lenguajehembrista. Las inhibiciones que sientela mujer hacia su propia masturbación podrían justificar tal forma de expresarse.Pero quizá se trate de algo más amplio y complejo. Es posible que su forma de hablar refleje el lenguajepropio de los oprimidos, como llama Pauicia Duncker a las mujeres007,! no haga más que mostrar la hostilidad contra los hombres que desarrollan algunas de ellas desde edades muy tempranas, Mas tal origen no como ha indicado, entre muchas, Pilar Rahola0oe. justifica su mantenimiento si intentamos crear una sociedad igualitaria. Acaso por todo ello esaforma de hablar no se limita solo a la masturbación, sino que se extiende a otros temasrelacionados. Por poner algún ejemplo. Al escribir sobre la donación de semen, FranciscoJavier Barroso,que es varón, se expresamenos directamente de lo que se supone debería hacerlo un hombre: <<Losdonantesreciben un bote de ensayocon boca ancha para que depositen el semen, (El País, núm.8.536 y se les proporciona un reservadopan hacerlo>> l3-X-20001), De haber querido ser más directo podría haber escrito: <<Losdonantesreciben un bote de ensayocon boca ancha para que se masturbeny depositenallí el semen,y se les proporciona un reservado para hacerlo>>; o bien: <<Losdonantes reciben un bote de ensayocon boca anchapara que depositenel semen,y seles proporciona un reservado para masturbarse>>. Lorena Berdún, que es mujer, lo hace aluincluso innecesariamente, diendo, a la masturbación,pesea suponerse que el uso de elipsises más propio de las mujeres;sin embargo,no lo 62 es tanto cuando se refieren a los hombres. Observen:<<Nodebesmasturbarte ni hacer el amor durante cuatro días. El día de la prueba te masturbasy recogesel semen en un vasito que has de comprar en la fatmacia>>v'(pág.)24). Si hubiera querido mostrarse más delicada, como quizá lo habría hecho en caso de referirse a una mujer, podría haber escrito: <No debes eyacular durante cuatro días. El día de la prueba lo hacesen un vasito que has de comprar en la farmacio>.Existe como un cierto regodeo cuando una mujer habla de la masturbación, siempreque se trate de la masculina. Es un lenguaiesexista. Algo parecido hace la antropólogaHelen Fisher0lr(pá5.311) al enunciar los estímulosa los que son más sensibleslos hombres y las mujeres.Cuando hace referenciaa los masculinos(su preferenciapor las imágenesvisuales,por ejemplo),los presentacomo debilidades(son impresionablesante un escote),mientras que los femeninos(por ejemplo, su mayor sensibilidada los estímulosverbales)los muestra como habilidades(pese a que los grandes seductoresvarones siempre han sido grandeshabladoresoor). las. Son actítudes sexis El lenguaje hembrista (camuflado muchas veces como feminista, porque este término está mejor prestigiadosocialmente)se detecta en los lugares más insospechados,lo que manifiesta su fuerte arcaigo. Hace tiempo compré al azar un libro sobre perros cuando nos regalaron uno para mis hijas. Su autora es Christina de Lima-Netto y el libro se titula Mi perro enuejece(EdicionesTikal, Barcelona,1998).La autora dedica unos párrafos a la esterilizaciónde los perros domésticos' TJttlizapara ello varias voces: esterilización,ouariobísterectomía,uaciar y castraciónPero lo hace de una forma desequilibrada,en función del género del animal. Así, mientras emplea Ia palabra castraciónseisveces, solo dos se refieren a las hembras y cuatro a los machos.Utiliza dos vecesla palabraesterilización,una para cadasexo.Maneja el tecnicismo ouariohisterectomíatres veces,pero no utúiza nunca orquidecto' mía, que es el equivalente para el macho. Y emplea dos veces uaciar, para referirse a la operación en las hembras. Es deci¡ utlliza el verbo castratiprincipalmente cuando hace referenciaala operaciónpracticada a los perros machos,pero lo evita cuanto puede cuando representa verbalmente la misma operación aplicada a las hembras: .<ellasson va- LA CONSPIRACIONDEL SILENCIO 63 (pág. 130);<<... la ovariohisterectomíaparalas ciadasy ellos castrados>> (pág. 127)". hembrasy de la castraciónen los machos>> No olvidemos que la fantasía de castrar a los hombres es relativamente frecuente enre las mujeres como castigo por las humillaciones a las que se sienten sometidas en ocasiones.Castra¡ forma parte del imaginario colectivo como una forma de quitar al hombre su virilidad, su orgullo, en una sociedad donde los genitales masculinos parecen simbolizar esos atributos. De ahí que las mujeres contemplen con cierta naturalidad que una de las formas más comunes de demostrar la ra ante un hombre sea darle (pág.27I), como señalaNatalie Angier; aunque patada en los huevos>>0'3 una <<buena no haya mediado agresión física por parte de él y solo se trate de una disputa verbal (la situación contraria está peor vista). Tiene un significadosimilar. Por eso, en este contexto, el uso del verbo casffar casi solo al referi¡se a los machos tiene connotaciones bembristas,lo mismo que patear los genitales masculinosñ. A los hombres les está ve- ' Gerard Tortora y Sandra R. Grabowski escriben para sus alumnos la siguiente J. definición de castración: <Escisión, inactivación o destrucción de las gónadas; es frecuente que solo se utilice para hacer referencia ala eliminación de los testículos>> (Principios de Anatomía y Fisiología, Oxford University Press, México, 2000, pás.1026). ñ Esta necesidadde desquite femenino la explota el cine hasta la saciedadpara atraet al público de ese género a las salas de proyección como hace con la masturbación masculina. En las películas, no solo los malvados reciben golpes en sus genitales, sino también los héroes varones, procedan de contrincantes de un sexo u otro (hasta el célebre James Bond es golpeado en la entrepierna por oponentes femeninas: Bambi lDonna Garratt] y Thumper [Trina Parks] en Diarnantespara la eternidad [Diamonds are foreuer, Guy Hamilton, l97Il). Pero no sucede lo mismo con las malvadas ni con las heroínas de género femenino: ellas nunca reciben patadas en la vulva (ni en el pecho) por muy violentas que sean las peleas en las que se involucran y con independencia del sexo de sus conrincantes; aunque ellas sí las propinan. Ni siquiera se encuentran en las películas, salvo rarísimas excepciones, referencias humorísticas a la sensibilidad genital femenina como sucede con la masculina. Y no piensen que es un recurso utilizado exclusivamentepor guionistasmasculinos.También introducen esas escenasescritores del género femenino como Audrey Wells en El chico (The Kíd, Ion Turteltaub, 2000), o Gina \üfendkos en el filme Princesapar sorpresa(The princessdiaries, Garry Marshall, 2002); ambas de la factoría Disney y aptas para todos los públi cos. Y aun en filmes menos ingenuos como el escrito por Danielle Nexandra: La teniente O'Neill (G.1. Jane, Ridley Scott, 1997). También se encuentran en anuncios televisivos de helados, por ejemplo, y en los dibujos animados dirigidos a la infancia (El laboratorio de Dexter, TVE-I [10-XI-2001]). Por no hablar de anuncios de empresasde telecomunicación inse¡tados en los diarios esoañoles. 64 dado hacer las insinuaciones de Angier referidas a la entepierna de las mujeres. De hacerlo, serían etiquetados por las mismas ¡azones de macbistas. Son ejemplos nada exhaustivosde que la mujer también tiene un lenguajesexistaque explica, en parte, por qué habla de diferente manera cuando se refiere a la masturbaciónmasculinao ala femenina. Algunas mujereshan advertido esta presencialingüísticay mental de hembrismoentre las de su género,e intentan denunciarlo desdelas tribunas que pueden utllizar. Margarita Riviére ha escrito: <<Desconozco quién lo dijo, cuándo y en qué circunstanciasescuchépor primera vez la dichosafrase:"Todos los hombres son iguales",pero me ha quedado la sensaciónde haber convivido horrorosamentecon ella toda la vida. Es decir, que desde la más tierna juventud me he dedicado a comprobar que no era en absoluto cierta. Me estremecícuando, mucho más tarde, oí la ofensivaréplica: "Todas las mujeres son iguales". Recientemente,una película española (una comedia titulada Todoslos hombres soisiguales,dirigida por Manuel Gómez Pereira en 7993) rcpescatan fascinanteidea y, con la excusade hacer humor, reimplanta (pág.$). unavezmásla semillar'0'a La película a la que hace referencial^il)tor^, originó una serie de televisión que estuvo en antena varias temporadas, profundizando la presencia del estereotipo en la mente de los espectadores. Por cierto, en dicha película hay una alusión a la masturbación masculina reahzada por un hombre y offa que hace una sonriente mujer -en aparíencia ajena personalmente a esa actividad- a un varón recién divorciado: <¿Vas a volver ahora a los "trabajos manuales"?>.¿Han escuchadoalgo semejanteen el cine dicho por un personaje masculinoa una mujer? Esther Drill, Heather McDonald y RebeccaOdes, autoras del libro de educación sexual juvenil ¡Descúbrete!,también salen al paso de alguno de los tópicos sexistasque algunasmujeres mantienen en su vocabulario y en sus mentes con la naturalidad que da la costumbre: <<Aveces[nos] pareceque los chicos dejan que su impulso sexual decida (pág. 160). por ellos; lperoJ esa es una generalizaciín muy burda>>006 Pero las mujeresque llaman la atención sobre los contenidoshembristas del lenguaje femenino y de otros espaciospopulares aún son una minoría. Quizá seaasí porque su atenciónestácentradaexclusiva- LA CONSPIRACIÓNDEL SILENCIO 65 mente en la detección de los elementos machistas de la sociedad actual. Camilo Valdecantos,defensor del lector en el diario español E/ País, asílo manifestó a raiz de unas protestas que le enviaron algunas y qué agudezala mujeres periodistas: <iQué fino hilan -escribiósuya para descubrir resabiosde machismo hasta en las páginas de (El País,n:úm.8.937 decoración!>> ,11-XI-2001,pág. 18). Según escribió más tarde ese mismo periodista, tal comentario le valió recibir un buen número de cartas escritaspor mujeres acusándole de haberse mostrado despectivo y antifeminista(El Pah, núm. 8.965, 9-XII-2001, pág. 18). Y añadió que pareceque cuando se denuncian hábitos hembristas las mujeres creen que con eso se pretende ocultar los que son de tipo machista (¿no parecen ocultar estasprotestas la existencia del sexismo femenino?). Cuando lo cierto es que ambas cosas coexisten y conffa las dos hemos de luchar tanto hombres como muieres. Otro ejemplo de lenguaje hembrista lo aporta Beatriz Sanz en un (El País,núm. 8.963, supequeño artículo titulado <<Sueños eróticos>> -XII-2001). plemento <<Tentaciones>>, núm. 2)8,7 En él hace referencia a las ereccionesmasculinasy a las humedadesy tumefaccionesgenitales femeninasnocturnas durante la fase de sueño REM. No puede evitar hacer un comentario jocoso: <No hay más que pensar que si despiertos fios chicos] difícilmente conrolan a su amiguita (sí,hablamos, por ejemplo, de las ereccionespiscineras),pues dormidos... lcómo la van a controlar]>>.¿Les parece un comentario inocente y no sexista? Imagínenseque un hombre escribelo siguíenteescamoteandola existencia de las ereccionesdel pene: <<Nohay más que pensar que si despiertas [as chicas] difícilmente controlan a susgemelito.s(sí, hablamos, por ejemplo, de las ereccionespiscinerasde los pezones),pues dormidas...[cómo los van a controlar]>>. Creo que no estáde más reflexionar un poco sobre esto. Siempre ha resultado más fácil detectar los problemas ajenos que los propios. Por eso las mujeres se encargan,con justicia, de señalar sus vicios machistasa los hombres. Pero se olvidan de hacer un poco más de introspección para evitar los hembristas que les son propios. Nada jrstifica el sexismo, patta de quien parta. Soy incapaz de expresarlo mejor que Luisa Dieza Peso, una lectora del mismo diario que escribió la siguiente carta a\ director titulada <Miopía sexista> (E/ 66 País, núm.8.826,23-VIJ-200L, pág.12): <<"¿Tecostó mucho acabar con tu novia?"' "No: dos duros." Ese es el chiste brutalmente machista y despreciativo del sexo que usa para vender sus móviles una empresa. ¿Que estoy equivocado y que quienes hablan en el anuncio son dos mujeres? Ahí está parte del problema: que a algunos les parece menos grave, e incluso reequilibrante, el sexismo femenino, el menospreciar y discriminar a los varones, el hembrismo (adjetivo que incluso se resisten a aceptar pata intentar negarla nociva ¡ealidad que esconde). Por eso los organismos pertinentes tampoco han actuado como deberían en otros anuncios parecidos, como aquel en el que la mujer decía, con un tono despectivo, que esperabaque la ropa lavada con un detergente le dura¡ía más que su novio. Esta pasividad, e incluso complicidad, ante el menosprecío y la discriminación al varón por parte de algunos publicistas, creadores...de odio y sexismo hembrista, no es solo injusta, sino miope, porque, conscienteo inconscientemente,muchos varones se afenarán a los privilegios que aún tienen mientras hechos así les sugieran que se les a su predominio para instaurar no la igualdad, sino el predominio del il:;;.:;:.tr Dicho de otro modo, el lenguajesexistacontra el sexoopuesto siega la hierba bajo los pies de quienesbuscan colaboradoresen sus esfuerzos por igualar la sociedad.¿Cómo colaborurácontigo alguien a quien no paras de agraviar?¿Qué cambiosva a hacer sobre sí mismo si no ve la misma actitud en ti, o ve que solo modificas lo que a ti te conviene? Hoy, muchas mujeres ven su lenguajehembrista tan natural e incluso justificado que no entiendenpor qué han de renunciar a é1.Después de todo, les hace pasar un buen rato y, quizá,hastalas relaja con unas risas.Es el mismo pensamientoque tenían los hombres respecto al lenguaje machista. ¿Tan difícil resulta advertir la semeianza? Con todo, no es este el lugar panhablar de sexismo.Si he traído aquí el tema es porque explica, en parte, la actitud que tiene la mujer respectoa su sexualidady a la de los hombres, su forma diferencial de expresarlay de entenderla,muy similar a lo que tradicionalmentese viene atribuyendo al hombre en exclusiva. Pero la realidad de este lenguaje femenino exigiría promover el correctas>(¡agh!, ¡me horroriza esta uso de locuciones<<políticamente expresión!) como un procedimiento más para normalizar eI actual estatus de secuestrosocial en el que se encuentrala masurbación femenina, y la silente manera de relacionarsecon ella que tienen las mujeres. 2 Er coNTENrDo DE rAS PALABRAS <DasWortnaacbt denMenscben frei. \Í/ersichnicbttiussernkann,isteinSklaue. [...] Sprechen isteínFreibeitsakt; dasWortistselbxdieFreiheit.> (La palabra hacelibre al hombre.El queno puedeexpresarse, esunesclavo. 1...] Hablaresunactodelibertad; lapalabra misma eslibertad.) Lu¡vrc Frupr¡eclr(1804-187 2), DasVesendesChristentums.7 ^ Aunque pueda resultar una perogrullada-y estelibro estálleno de ellas-, no puede iniciarse un texto relacionado con la masturbación sin haber establecido antes lo que se entiende con esa palabra. Los conceptosson claros si disponemosde definicionestransparentesy de palabrasque permitan reflejarlosde manera adecuadacuando nos comunicamos. Si los términos utilizados son confusos, revelan que las ideasaparentementerepresentadaspor ellos no estántodo lo definidas que quisiéramos,o que nuestro vocabulario es de una pobrezadecepcionante. Por eso parece necesariodetenernosun poco pam realizat una precisión terminológica que nos permita comunicarnossin ambigüedadesy con conocimientosuficientedel tema attatat. Bien es cierto que no se requiereconocerninguna terminologíaespecíficapara masturbarse.Existe un buen número de mujeresque crecen ignorando que exista una palabra capaz de definir una actividad tan íntima. Cuando descubrenla existenciade la voz rnasturbacións.ure- 68 len sorprenderse de que exista un término que designeun acto tan secreto. Pero lo frecuentees que sientantambién una cierta sensaciónde alivio, puesto que la presenciade una palabtaque alude a esaactividad implica que se trata de una práctica que trasciendela esferapuramente personal.Su existenciaimplica un reconocimientomás o menos público de esa actividad y, de algún modo, esasmujeres dejan de sentirse tan solasy únicasaunque,quizá, no por esomenos culpables. Patricia McNeill ha dejado escrito lo siguiente al respecto: <<Teníareinta y cinco años cuando oíIa palabrapor primera vez. Masturbación. [...] Conque así es como se llama lpenséJ. Nunca hubiera imaginado que existiera una palabra específicapara designar una actividad que para mí era algo tan habitual como lavarme el cabello o hacerme la cama 1...1Bueno, pues si existíauna palabra para designaraquella actividad, [...] ¿Eso quería decir que ellas [las otras mujeresJ también... lse masturban]?>>03r (pás.r43). En la religión católica es frecuente que las niñas hagan un descubrimiento temprano de que la masturbación es una actividad que los demásconocen,En dicha religión existeel sacramentode la confesión, que permite a quien lo practicalimpiar su alma de pecadosy comenzar desde cero cuantasveces1o necesite.En esa religión la masturbación se incluye entre las ofensasque pueden rcalizarcecontra la castidad". La primera confesión que tealizan los católicos suele situarse en torno a los diez años de edad. El sacerdoteconfesor suele ser quien, repasandolos mandamientosy las posibles ofensascontra alguno de a escondidas(el uicio solitario, ellos, descubre ala niña que <<tocarse>> la masturbación en este contexto doccomo aún suele denominarsea trinal) es un grave pecado. Que el autor haya utilizado la palabra <<tocarse>> no es casual.En el medio que estamoscomentando,no siempre se hace referenciaa la masturbaciónpor su nombre, por lo que en tales circunstanciasno es raro encontrarsecon mujeres que ignoren la existenciade una denominaciónespecíficapata esaactividad.También sueleutilizarseotra clasede alusionesindirectas como la mencionada: <<pecarcontra el sexto con una misma>>; <<tocamientos deshonestos>>; ' Catecismode la lglesia católica (9." ed.), Asociación de Edito¡es del Catecismo, Bilbao, 1999 (2352). EL CONTENIDODE LASPALABMS 69 <<darse placer una misma>>, placer a solas>>, o <<darse <<abusar de una misma>>,etc. Pero, en lo que aquí importa, aunque se denomine de otra forma, las niñas aprenden que hacen algo conocido por otros, que estámal hecho y se debe confesar. Cuando yo estudiaba Medicina, a finales de los años sesentay principio de los setenta, devoré con entusiasmo las obras completas de Freud. Así, en una ocasión, una amiga de la época, sabedora de ese interés mío por el trabajo del fundador del psicoanálisis, me refirió un sueño para que se lo interpretara en clave psicoanalítica. Ya no guardo memo¡ia de é1.Pero sí recuerdo que bajo una apariencia muy inocente el sueño enmascarabarn fuerte contenido erótico relacionado precisamente con la masturbación.cuando se lo hice ver ala chica, enrojeció.Le pregunté a continuación si le preocupaba algo relacionado con la masturbación o había tenido alguna clase de experiencia reciente que pudiera evocar esa actividad aunque solo fuera muy cogida por los pelos. La respuestaque me dio fue antológica. Esa joven, algo inocente en lo que se refería al sexo por lo que yo sabía de ella, pertenecía a un grupo religioso, razón por la que se sentía ideológicamente obligada a responder con since¡idada la pregunta. Como esta era muy directa, tampoco le resultaba sencillo eludirla; ni podía alegar ignorancia sobre su contenido dadas las explicaciones que habíamosintercambiado aruiz de la inrerpretación que le hice a su sueño. Además, no se sentía con fuerzas de mandarme sencillamente a paseo por la amistad que nos unía. Se sentíaapremiadaa responder. Tardó varios días en hacerlo (lo que ya evidenciaba el impacto emocional que le había ocasionado la pregunta), pero finalmente alegó algo así como: <<Mira,conscientemente, yo no he hecho nunca esa cosa>>. Fue una respuestamuy inteligente, porque le resolvía la papeleta de tener que responder, daba una respuestaaparentementenegariva(como le obligaba a hacer la vergienza que sentía ante una pregunta tan directa; si no: véanselos resultados de las encuestas;¡antes muertas que responder que sí!) y, por si fuera poco, le permitía no mentir. En realidad, lo que estaba diciendo de forma subrepticia es que ella se había masturbado antes de saber que a esa ¿ctividad placentera se Ie diera dicho nombre. Probablemente conoció el término cuando yo le expliqué su sueño y le formulé las preguntas. Ese era el mensaje para quien pudiera leerlo, pero que podría habe¡se interpretado con facilidad como que esa chica nunca se había masrurbado (lo que en realidad parecía aparentar la respuesta).Entre los católicos, esta es una de esasmentiras que llaman Iaxas. No dicen lo contrario de lo que se piensa (definición de mentir), pero se organiza la respuestade modo que quien escuchacrea lo que a una le interesa. Que el confesor seahombre añadecierta tensión al descubrimiento que hacenlas niñas de que esaactividad, paraellastan inocente,seape- 70 caminosa en el contexto religioso católico. Tal revelación consigue que en adelantelas jóvenespasenmomentos de cierta violencia cuando confiesanmasturbarse.Por eso,ellasmismasabonanel terreno del disimulo y se inician en el ejercicio de ocultar la actividad mediante el uso de toda suertede eufemismosy sutilezaspara referirseal autoerotismo0r0. Lo mismo que hacen en la vida cotidiana. Aunque, también hay que deante un hombre, por cido, no pocas optan por dejar de confesar<<eso>> sencillamentedeaún, muy consagradoque esté.Otras, más decididas jan de frecuentarel sacramentode la confesiónpor tal motivo. Las lectorasque pertenezcan^la religión católicaconocenla veracidad de las opcionesmencionadas. Una joven refería de este modo esasexperiencias: <<Ysupongo que el hecho de pasártelo bien masturbándote te hacía sentir culpable; debías de decir: "Seguro que esto no esrá bien porque me lo paso bien". Y alfind. no te lo pasabasnada bien porque pensabas:"Ahora me tendré que confesar y esto es un mal ro11o,y ahora que ya estaba ümpia y que no tenía que irme a confesar, ahora ya estamos otfa vez, olta vez a confe(pág.6a). sar [...] ¡Cuando resultaque él es un hombre!">>0'6 En cualquier caso,no todas las mujeres desconocenla existencia de una palabra que aluda a la masturbación. En ocasiones'no poco frecuentes,es posible que ignoren la existenciade esavoz culta, pero pueden conocer y utilizar otros términos más populares referidos a ella <<hacerse una puñeto>, <<menearlo [el clítouna paja>>, como <<hacerse (y <<meterse el qué medios: en según dedo> <<hacérselo con el risl>>or7, <<acariciarse>>, y también <<tocarse>>) dedoo) o, simplemente,<<frotarse>>; etcétera;lo que ya sigrrifica tener conciencia de una denominación específica paru una actividad reconocida. La voz puñeta hace refe¡encia a unas piezas que se anclaban en las bocamangasde los blusones que formaban parte del vestuario antiguo. Solían adornarse con puntillas o bordados. En Latinoamérica es sinónimo de masturbación (como lo es también la voz <ichaqueta>en México). En España se ha olvidado el significado popular atribuido a tales palabras. Actualmente, en este país, una puñetera sería una mujer molesta. Enviar a alguien a bacerpuñetas signl{ica darle un desplante, y suele afirmarse que con ello se le quiere enviar de costurefa pafa coser puñetas. No me bagasla puñeta se dice cuando una reprocha a alguien que le esté fastidiando. Ser una cbaqueterasignifica una pefsona que cambia frecuentemente de opinión o de bando. EL CONTENIDODE LASPALABMS 7l Pero esos usos españolesde la voz pilñeta caÍecenhoy día del significado ofensivo que pretenden si se refieren ¡ealmente a los adornos de las bocamangas.Lo tienen si evocan su significado popular original conservado en Latinoamérica. Así, una puñetera o una chaqueteraes realmente una mujer masturbadora; enviar a alguien a hacerpuñetas equivale a decirle que se masturbe y nos deje en paz; no me hagas la puñeta significaría algo similar. No es fácil determina¡ por qué se hizo esta asociación. Qúzá porque cuando la gente se masturbaba agitaba (o meneaba) las puñetas. Y talvez así pueda encontrarse también sentido a la asociacióndel verbo menearcon la masturbación. La Real Academia Española ha incluido ya tales acepciones popuiares hispanoamericanas de la masturbación en la vigésima segunda edición áel Diccionario de la Lengua (Editorial EspasaCalpe,Madrid,2001). M¡sruRn¡crór.l El citado Diccionario de la Lengua dela Real Academia Española define la masturbación como la <<estimulaciónde los órganos genitales o las zonaserógenascon la mano o por otro medio para proporcionar goce sexuab>.Tal descripción admite que el estímulo puede darse con otros medios diferentesa las manos (en realidad, cualquier objeto, sea cual seasu forma y tamaño) y que puede recaersobre otras zonaserógenasdiferentesa los genitales.Sin embargo,la imagen casi exclusiva que surge en la memoria popular cuando evoca la palabramasturbación sueleser la de la estimulaciónmanual de los senitales.Volveré sobre ello más adelante. El origen etimológico del verbo <<masturbar>> y de la acción a la que hace referencia(<<masturbación>) es incierto y aún siguesiendo un enigma.El escasorastro existentenos lleva a la Roma imperial. La literatura c7ásicaha legado un extenso catálogo del vocabulario empleado por el pueblo romano para designat a esaactividad sexual; pero no incluye la expresión<<masturbación> ni ürcja pistasetimológicassobre ella. Los pobladores del Imperio romano eran tan procaces como nosotros para referirse al autoerotismo. Están documentadasnumerosas perífrasis y no menos voces al efecto:frico (frotar, restregar), tero (frotar, restregar, pulir), glubo (mondar, descortezar), sollicito (perturbar, excitar), tango (tocar, llevar la mano a), contrecto (tocar delei tándose, palpar), entre otras. Los lectores no tardarán mucho en encontrarles su equi- 72 valencia actual. Algunas de esas referencias parecen más relacionadas con ei sexo masculino y otras son aplicables a ambos, si bien la masturbación femenina era entoncestan escasamente mencionadacomo ha sucedidohastaayer mísmo. Se cree que el verbo <<masturbaDderiva del latín fiuanusstuprare, que significa manchat, tener relacionesculpables, fornicar con la mano, aunque algunostraducen:violar con la mano; o de tnanusturbare (soliviantat, agitag altetar, perturbar, excitar con la mano). Suele afirmarse,como señalaAdamsb, sin basefilológica argumentalalguna, que existenmás probabilidadesde que proceda de la primera. Aunque se admite la posibilidad de que manusturbareinfluyera con el tiempo, por analogía,en el significadopostrero de rnanusstuprúre.Mas lo cierto es que no hay nada que impida sostenerlo contrario. Es decir, que fuese manus turbare la expresión germinal que se vio influida con el tiempo pot manusstuprare. Tengo la sospechade que la propensión a seleccionarmanus stuprare, en ausenciade tazonamientosfilológicos de peso que lo justifiquen, es más ideológica que racional. Se ha producido en un entorno social que considerael autoerotismouna suciedad,y eso ha hecho ver que masturbaciónsignifiquehacer algo a los estudiososmás <<natural>> indecentecon las manos que otra cosa. En esecontexto ideológico que he mencionado,otros autoreshan propuesto etimologías más curiosas. Por ejemplo, Judith P. Hallett (cit. por Adams [ob. cit.]) sugirió que <<masturban> procedíarealmente áe mas turbare (agitag excitar los genitalesmasculinos).Sin embargo, no hay razonesfi1ológicasparutal atribución (consúltesea Adams). La basede la argumentaciónde Hallett, la relación entnemasy los genitales masculinos,no estáprobada. Más aún, todas 1asperífrasisy los términos utilizados popularmente en Roma para designar aIa masturbación hacen referencia preferente al uso de la mano y solo algunas lo relacionan,además,con su acción sobre el pene. Por último, no es en absoluto excepcionalla evolución lingüísticasimplificadorapor la que manus puede ffansformarseen mas (manus-mans-mas). Por lo que no hay que dar a mas otro significadoque ese. o J. N. Adams, Tbe Latin Sexual Vocabulary,Duckworth, Londres, 1982, pá1s.208-211.. EL CONTENIDO DE LAS PALABRAS 7t Pero hay que sospecharun nada despteciablecomponenteideológico en la etimología sugeridapor Judith Hallett. La asociaciónpropuesta por esa autora (mujer) surgió con facilidad en un contexto social donde la masturbación se considerabauna actividad sórdida, se creía asociadamayoñtariamenteal género masculino y se consideraba poco menos que execrableen el femenino.Y no es el caso. Aceptar la etimología de Judith Hallett supondría el mismo tipo de error que se cometió en el siglo xIX con la voz homosexual. Se creyó quela níz homo procedia del Iatín Homo (hombre). Por lo tanto, como el término homosexual solo sería aplicable entonces al varón, se creyó necesario buscar otra palabra aplicable a las mujeres. Así surgieron términos como lesbianismo (de Lesbos, la isla donde la poetisa Safo tenía su Academia para chicas), safismo (de Safo, la poetisa citada y conocida homosexual), o tribadismo (frotamiento de los genitales femeninos entre sí; por extensión, se aplíca a esasmismas mujeres que por esaruzón también reciben el nombre de tríbadas).Para cuando se cayó en la cuenta de que tanto las raícesborno (senejante) como hetero (desigual) procedían ambas del griego (con lo que homosexual significaría simplemente amor por los semejantes,y heterosexual,por el otro sexo) ya era demasiadotarde y los nuevos términos habían adquirido carta de nattraleza en el lenguaje popular. Sin embargo, no es necesario aplicar una palabra diferente para designar al homoerotismo masculino y femenino; la voz homosexual ptede aplicarse tanto a unos como a otras. Si se admitiera la sugerenciade Hallett, apafte su inexactitud, tarde o temprano surgiríala necesidadde buscar otro término aplicablea la masturbación femenina. Tarca asaz difícil, pues el actual ambiente de secuestrosocial que sufre obstacr¿7izaúa cualquier intento. Despuésde todo, para qué buscar una pala,bruque denomine algo que pareceno existir. Yo prefiero centrar el origen etimológico de <<masturb ar>>en rna(excitar nus turbare. Tiene un significado meramente descriptivo con la mano), es más ecléctico que manusstuprareal no prejuzgar que el acto al que hace referenciaseabueno o malo, puede aplicarsea ambos géneros y no hay razoneslingüísticassustancialesque se opongan a ello. Es una decisiónadoptadaideológicamente(si unos lo hacenen un sentido, ¿por qué no puedo hacerlo yo en el contrario?), semejantea la que permite referirse al autoerotismo como <<placersolitario>>en vez de <,viciosolitario>>. Algunos autoressugierenque la voz inicial se transformó en masque esturbación por un error tipográfico cometido en el año 1621038, 74 cribió mdstuprationdonde debía decir rnan;ustupration.Perolo cierto es que Ia palabra masturbaciónya existía tal cual hace casi dos mil años.Así la escribíaMarcial, un poeta satírico hispanorromanodel siglo t de nuestraera, con el mismo significadoactual. no aparezcaen el habla poEl hecho de que el verbo <<masturbar>> y que lo Marcial emplee en un contexto de pular de aquellos tiempos, evocaciónmitológica, sugierea Adams que quizá se tratasede una voz culta ignorada por el pueblo y semiolvidadapor los ilustrados.Porque lo cierto es que nadie la empleó en la literatura de la época salvo Marcial, que parecehabeda rescatadodel ostracismoen susescritos. Marco Valerio Marcial escribió numerosas referencias sobrentendidas sobre el autoerotismo en su célebre Epigrarnmaton E hizo tres empleandolavoz masturbación sin eufemismos y refiriéndose con ella a la misma actividad sexual que esa palabra evoca en las mentesactuales: En XIV, 20)-2 escribe sobre una bailarina gaditana <Tam tremulum crisat, tam blandun prurit, ut ipsum / masturbatorem fecerit Hippolytum>. Que traducido al castellano dice: <<Muevelas caderas tan provocativamente, es tan sensual su calentura, que habría convertido en rn masturbadoral propio Hipólito>. En Xi, 104-11 hace la siguientepoco lisonjera descripción de su mujer: <... Basia me capiunt blandas imitata columbas:/ Tu mihi das, auiaequalia mane soles./ I'{ecmotu dignaris opas nec uoceiuuare / Nec digitis, tamquan tura merarnquepares:/ Masturbabantv Phrygii post ostia serui, / Hectoreo quotiens sederatuxor equo, / Et quamuis ltbaco stertente pudica solebat/ Illic Penelope semper habere manum. / Pedicarenegas:da' bat hoc Cornelia Graccbo, / Iulia Pornpeio, Porcia, Brute, tibi; / Dulcia Dardanio nondum miscente ministro / Pocula Iuno fuit pro Ganymede loui. / Si te delectat graui' tas, Lucretia toto/ Sislicet usque die: Lai'da nocte uolo>>.En castellano:<<'..Me encantan los besos que imitan a las tiernas palomas; tú me besas igual que besas a tu abuela por las mañanas. No te dignas poner de tu parte un movimiento, una palabra ni un gesto: es como si estuvieras preparando el incienso y el vino. Los esclavos frigios se masturbaban detrás de la puerta cadavez que la mujer de Héctor montaba a su marido; y aunque el héroe de Ítaca roncaba, la casta Penélope solía tener siempre su mano en ese sitio. Te niegas a que te dé por culo: Cornelia sí dejaba a Graco, Julia a Pompeyo, Porcia a ti, Bruto. Cuando el copero dardanio aún no le preparaba dulces copas, Juno sirvió de Ganímedes a Júpiter. Si te complace la seriedad, aunque seastodo el día una Lucrecia, de noche quiero que seasuna Lais>>. Si los lectores creen que se trata de raducciones maliciosas, lean la que sigue, El contexto es inequívoco respecto al significado que Marcial aplicaba alavoz masturbaquod ción. En IX,4L-7 se refiere a un tal Póntico en los siguientes términos: <<Pontice, numquam futuis, sed paelice laeua/ uteris et Veneri seruit amica manus, / hoc nibil esse putas? scelusest, mihi crede,sed ingens, / quantum uix animo concipisipse tuo. / nempe EL CONTENIDO DE LAS PALABRAS 75 semelfutuit, generaretHoratius ut tres; / Mars semel, uf gerninos llia castadaret. / omnia perdiderat sz masturbatus uterque / ntandassetmanibus gaudia foeda suis. / Ipsam crede tibi naturam dicere rerum: / "Istud quod digitis, Pontice, perdis, homo esl">. Que en castellanosignifica: <Póntico, no follas nunca, sino que usas tu mano izquierda como concubina, y tu mano sirve a Venus como si fuera tu amante. ¿Creesque eso es una nadería?Es un crimen, créeme,y un crimen grande,tan grande que apenaspuede concebirlo tu mente, Pues una sola vez folló Ho¡acio, y tuvo tres hiios; una vez folló Marte, y la casra Ilia le dio gemelos. Los dos lo habrían echado todo a perder si se hubiesen masturbado, confiando a su mano esos sucios placeres. Piensa que es la propia natrraleza quien te dice: "Póntico, eso que desperdicias en tus dedos es un hombre">r''d. ON¡t¡tslvlo Aún hoy es muy común referirse a la masturb ación uilizando otra palabra quie quizá suena más suave a los oídos de quienes la utllizan: onanismo.Sin embargo,no estáfuera de lugar puntualizat aquí que el uso de la voz onanismo como sinónimo de masturbación es un error importante. Y resulta increíble que la última edición del Diccionario de la Lengua dela Real Academia Española aún caigaen é1.Si buscan la voz onanismoen dicho Diccionario encontrarán que les remite directamente a la palabra masturbación sin hacer ninguna definición adicional, salvo advertir que es un término que procede de Onán (véase a continuación),Pero quizá resultemás increíble aún que muchos profesionalesde la Medicina y de la Psicologíautilicen también ambostérminos, indistintamente,para designaral acto de masturbarse. El uso delavoz onanisrnosolo puede explicarsepor cierto pudor haciala palabramasturbaciónen las personasque prefieren la primera. Pero las dos locuciones se refieren, realmente,a actividadessexuales completamentedistíntas Aquí nos encontramos con un excelenteejem. Pueden encontrar los Epigramas de Marcial en latín en la siguiente dirección de Interner, entre otfas: <http://www.gmu.edu/departments/fldlClASSlCS/mart.htmb. d Debo la laducción al castellano que aquí presento, y algunas lecturas adicionales que me han sido muy útiles, a Ia gentleza y buen hacer de la doctora Rocío Carande, profesora titular de Filología Griega y Latina de la Uníve¡sidad de Sevilla (España). Aprovecho la oportunidad que me dan estaslíneas para expresarle públicamente mi asradecimiento. 76 plo sobre la necesidadde llamar a cad,acosapor su nombre para tener una idea exacta de su significado y hacer más precisos tanto el pensamientocomo su comunicación. onanismo es un término que se ha adoptado de la Biblia. procede de un personajede aparición muy fugazen esrallamado onán, hijo de Judá y nieto de Jacob. El Altísimo le castigócon la muerte por haber infringido una costumbre hebrea que posreriormenrese reguló bajo la denominación <Ley del levirato>>.Pero el acto que rcalizabaonán no eru la masturbación, sino el coito interrumpido, o <<marchaaftás>>, como método deliberadamenteanticonceptivo.El rexto bíblico es muy explícitoal respecro(Gn 38: 9). La <<Leydel levirato>>exigía a Onán engendrar hijos en Tamat,la viuda de su hermano, para que estetuviera una descendenciaque llevan su nombre. Pero onán no deseabaque los hijos que él generaseen su cuñada llevasenel patronímico de su hermano muerto. Así que aceptó cohabitar con ella como era su obligación ante la ley. Mas, cuando practicabanel coito, envez de eyacularen su interion parafecundarla,onán <<derramaba lsu semen] a tierra>>',con lo que asípretendíaanular toda posibilidad procreadora a la cópula, Es decir, lo que practicaba onán con su cuñada y esposaera el coito interrumpido, no la masturbación. El castigodivino de Onán no fue por masturbarse,ni siquierapor practicar el coito interrumpido, sino por no haber cumplido con la <Ley del levirato>> dando descendenciaa su hermano,lo que habría significado repartir la herenciade su padre,Judá, con ellos (Dt25:5-10). De modo que lo que onán deseabarealmenreno era disfrutar del sexo sin procrear,sino quedarsecon todala herencia;pues al carecerde hijos su hermano muerto no habría con quién compartirla y le tocaría más en el reparto. Recuérdeseque los antiguos hebreos devolvían la viuda sin hijos a la casade su padre, que perdía así todo parentesco con la familia del fallecido y cualquier derechosobre susbienes Así pues, el pecadode Onán fue algo bastantediferente a lo que se ha transmitido durante generacionesa los cristianos.No fue una infracción de contenido sexual.Las jerarquíasreligiosascorrespondientes no han ignorado nunca que el verdadero desorden cometido por (pág.)4). Onán fue la codiciao3e ' Biblia delerusalén,Descléede Brouwer,Bilbao. 1981. EL CONTENIDODE LASPALABRAS EI coitus intelruptus sigue utilizándose actualmente como método anticonceptivo, pesea su demostradainseguridad,como evidencianlas elevadastasasde embarazosno deseadosque se deben a é1.El autor no quiere dejar pasarl^ oportunidad que le han brindado estaslíneas para desaconsejarlo. Probablemente, la creencia de que Onán practicó la masturbación y que recibió un castigo divino por ello haya sido el núcleo en torno al cual se desarrolló todo el cuerpo de doctrina posterior sobre la noción de pecado relacionadocon el autoerotismo.Aunque bien es cierto que existen otros componentesen tal idea, como se comentará más adelante. A pesar del obvio error, en nuestrosdías aún se siguenempleando ambos términos (onanismoy masturbación)como sinónimos.Incluso se escriben libros referidos a la masturbaciónbaio el equívoco título de Onanismooao. Nos llevaría muy lejos seguir aquí el camino simbólico que nos abre el nombre de la cuñada de Onán, Tamar significa enhebrco palrnera, qúe es el símbolo con el que se representaba a Ishtar, la diosa hurrita del Amor asociadaal planeta Venus, que es el Lucero del Alba, representanteastral del ángel caído llamado Lucifer. Los lectores pueden extraer sus propias conclusionesbuscando las relaciones entre esosmitos en otro texto del autor041. SpcuNpA PARTE NATURALEZASEXUALFEMENINA 3 <<ESAS>> PARTES <<No"mi cuerpoy yo", sinoumicuerpo:yo".>> Pprno LñN ENrn¡r,co(1908-2001), Cuerpoy alma,5 t1 \ . r ^ ' . 1 ,-)in nuestro cuerpo nada somos. Sin su morfología, sus sensacionesy sus necesidades,la concienciaque tendríamosde nosotrosmismos sería diferente e incompleta. Más aún: sin nuestro cuerpo no podríamos experimentarlos sentimientosmás nobles que seamoscapacesde concebir. Sin é1,el amor, la abstracciónespiritual o cualquier otro tipo de experienciaoceánicaseríaimposible. Basta con carecer de los núcleos dorsomedialesdel tálamo pan que cualquier cosanos resulte emocionalmenteindiferente0a2. Una insensibiiidad afectivacon la que cualquier sentimiento espíritual dejaría de ser atractivo,nos resultaríaindiferente y, por lo tanto, no nos parecería deseable.Sin esasestructurascerebralesintactas los grandes escritoresmísticosno habrían existido. Por todo eso,carecede sentido el menosprecioque ha recibido el cuerpo en nuestra cultura. Históricamente,no solo se ha intentado ignorarlo, sino que se le ha visto como un enemigo opuesto a nuestros idealesde perfección.Pero el cuerpo no es nuestro enemigo:sornosnosotrosmismos.Ignorarloo zaherírloes ir en contra de nuestranaturaleza, confta nuestrapropia esencia. 82 como ya se indicará más adelante,la ignoranci^ acercade las cosases un terfeno abonado panla incertidumbre y los temores.Y en esa superficie es muy fácil que crezcanlas semillasde las ideas absurdas y equivocadas,como las desarrolladasen torno a la masturbacióny al resto de las actividadessexualeshumanas' Por eso no está de más rcalizar un recuento sucinto de aquellos elementoscorporalesque tienen algo que ver con el tema que nos ocupa, porque forman parte esencialde él y al que estáninextficablemente unidos. cuando se leen diferentes tesrimonios de hombres y mujeres refiriéndose a los genitalesfemeninos, se observa que cada cual utiliza expresionesdiferentespara designara las mismasestructufas.Es algo comprensíble áada la diversidad del origen de la información que maneja cada cual. Pero esadisparidad aquí puede mover a la confusión. Por tal ruzón qrizá seaprocedente plasmaf la r,tilva en una imagen aftn de dat a cadacosael nombre que tiene (fig. 1). De esemodo puedenhomogeneizarselas referenciasque cada tnahaga respecto a sus genitalescuando deseecomunicárseloa los demás,bien de forma oral, bien por escrito. Llamando todas (y todos) a las cosascon el mismo nombre sefaclitaúla comunicación. Y con ello el conocimiento, Se sabe que una adherencia sistemáticaal uso de un vocabulario correcto resulta, de entrada, sexológicamenteterapéutico y preventivo. Y además,que cuando se utiliza un vocabulario incorrecto se tiende a perpetuar los viejos prejuicios transmitidos culturalmente acercadel sexo y todo lo que sele relacionaul. De ahí la impoftancia que tienen las palabras como fiel reflejo del pensamiento y de las actitudes de cada cual, y la influencia que ellas tienen en su configuración, como seha insistido en los capítulos antefiores' El crÍronIs No es que el autor pretenda revelar a las mujeres cómo es su anatomía genital;seúa absurdo. Se sabe que la gran mayolía de ellas (un gg por L00, como poco) ha contemplado su vulva rcfleiada en un espejo alg,rnavez en su vida y la conocen de sobra.Y prácticamentetodas De modo que resultaría (97 por 100) sabendónde situar su c|ítoris017. p."*ntrroro intentar descubrirle a una cómo es su vulva por dentro. <ESAS>PAMES 83 Como prácticamentetodo el mundo sabe,el clítoris es el órgano femenino de mayor importancia paru la consecucióndel orgasmo. Se encuentra situado en la confluencia superior de Ios labios menores (8) de 1a vulva. Estos se encuentran semiocultosa la vista por \os labios mayores(7), que son los que están cubiertos de vello (aunqueen la figura 1 aparezcanrasurados). Las partes más visibles del clítoris a 1a simple inspección son su glande()), asícomo su prepucio(2) y st frenillo (4). El prepucio rodea al glande del clítoris como si de los pétalos de una flor se tratara. Y el frenillo se inserta en este por su parte inferior como una prolongación delgadade la parte superior de los labios menores. El clítoris ha sido conocido por las mujeres desde épocaspretériparuIa Ciencia por el anatomistarenacentas, pero fue <<descubierto>> tista Realdo Colombo (De Re Anatomica, 1559), si bien Gabríelle (156I). Fallopio le disputó en su época la prioridad del <<hallazgo>> Desde entonces,numerosostratados de anatomíahan detallado su estfuctufa interna014,045,046'047'018, aunque algunosautofes actualespretenden atribuirse el hallazsode esosconocimientos04e. Fig. I.-Imagen de la uulua, Se ha suprimido el velio de los labios mayores, de toda la región perineal y su extensión pot Ia cara interna de los muslos pan faciitar la percepción de los detalles anatómicos delazona. 84 Entre el glande y el prepucio del clítoris se acumula un producto amarillento, con la consistenciade la ralladura de queso,denominado esmeglna.Su origen estáen la normal degeneracióngrasade las células epiteliales áel prepucio cuando se descaman.La higiene diaria de la zona impide que se acumule y produzca malos olores e irritaciones.Si el prepucio del clítoris es demasiado estrecho (fimosis), dicho producto puede acumularse,lo cual produce unas adherenciasentre el glandey el prepucioque causanmolestiasimportantes.Tal cosase resuelvecon una pequeña intervención quirúrgica que desbrida la zona y extirpa el prepucio (circuncisíón) si procede, liberando asi al glande' Es lo que se la fio <<hacer de fimosis>> conoce comúnmente como una <<operación mosis>>; si bien, cuando la mayor parte de la gente piensaen ello, suelen evocar con más frecuenciala que se practica al sexo masculino,y tienden a ignorar que puede pasarle lo mismo al género femeni, El autor conocealgunoscasosde fimosis circuncidadaen mu' no0t0'0t1. jeres,aunque lo cierto es que se ignora el alcancede su extensiónreal enffe las señoras. Durante los años ochenta del siglo xx se puso de moda entre las mujeres norteamericanascircuncidarseel clítoris, aunque no tuvieran ningún problema de fimosis. La razón de tal ptáctica era la creencia popular (sustentadapor algunaliteratura irreflexiva) de que con ello se facilitabala obtención del orgasmoen el coito052.Unaidea que carece de fundamento científico, pero que a nosotros nos resulta muy útil para ilustrar los extremosa los que una estádispuestaa llegar siguiendo una creenciaerróneacomo si de un conocimientobien contrastadose tratara. Dedicaré unas líneas a la circuncisión innecesariade tipo ritual más adelante. El cuerpo del clítoris (1) no es visible. Se encuentra enterrado en la confluenciasuperior de los labios mayoresy solo se detectapor palpación. Eso puede hacersecuando el clítoris se encuentra en estado de reposo, pero también, y sobre todo, durante la excitación sexual. En esosmomentos es posible descubrirlo en esa zona con mayor facilidad como un pequeño cilindro turgente bajo la piel' Naturalmente, esta es la percepción que tiene del cuerpo del clítoris un observador externo. La mujer lo detecta sin necesidad de realizar tocamiento alguno. Las nu- <ESAS>PARTES 85 merosas terminaciones nerviosas del órgano son capacés,por sí solas,de informar a su portadora del estado en el que se encuentra en cada momento. Así, durante la erección. la muier recibe la información necesariaDarahacerseconscientede su existencia. El clítoris está formado por dos largos cilindros compuestospor tejido eréctil (cuerposcauernosos),que por las numerosascavernasque lo forman tiene el aspectode una esponja.Gracias a ello, cuando esas cavidadesse llenan de sangredurante la excitación sexual,eI clítoris se congestionay entfa en erección. EI glande del clítoris está formado por la fusión anterior de esos dos cuerposcúuernosos.Al contrario que el pene, cuyo glande es una continuación del cuerpoesponjoso;unaestructuradistinta con configuracionesdiferenciadasen ambossexos. El cuerpo áel clítoris hunde sus dos largas raíces en la pelvis de la mujer insertándoseen las ramasisquiopubianasdel hueso de la cadera; urnaala izquierda y offa a la derecha.Ambas raícesestán cubiertas por los músculosisquiocauernosos,que, al contraerse, juegan un papel importante en el proceso de erección del clítoris. Si se hace referencia a ellos aquí es porque existenresultadosde investigacionesrecientesque subrayan la importancia de estos músculos en el ciclo de respuesta sexualfemeninoOsr, como se repetirá más adelante. Por debajo del clítoris se encuentra el meato urinario (5), cuya función queda precisadapor su denominación. Debajo de él se halla la apertura dela uagina (6), medio cubierta por una delgadamembrana (el himen), cuando existe. Y arropando a estas dos estructuras,por ambos lados, se ubican los labios riaenores(8). En condicionesnormales, estostienen un tamaño, color y grosor desiguales;lo que puede suceder tanto en la misma mujer como de una mujer a otra.La entradaal aparuto genital femenino que configuran los labios menole-rse conoce con el nombre de uestíbulo.Más abajo, no visible ya enla figura 1, se encuentrael ano (9). El cuerpo esponjosofemenino adquiere una forma diferente al del hombre. En este,configura el glandey la pate ventral del pene, siendo atravesadopor la uretra en casitoda su longitud (fig.2). En la mujer la parte que rodea a la uretra permaneceigual que en el hombre; solo que su longitud es menor porque la uretra femenina tambíén lo es. La parte posterior del cuerpo esponjoso,que incluye el bulbo esponjoso 86 glande Fíg. 2,-Estructura anatómica del pene (relaciones con las estructuras femeninas señaladasen el texto). masculino,en el casode 1amujer se divide en dos y se sitúa a amboslados del vestíbulovulvar (fis.3¡. Lás estructuras esponjosasno tienen forma de cavefnas, como los cuerposcauernosos. Parecen más bien conjuntos de vasos entrelazados que marchan todos más o menos en la misma dirección.Por eso,su rigidez durante la erecciónes menor. Todo este compleio formado por el clítoris,Ios cuerposesponiosos y el plexo sanguíneoque rodea la vagina,la vejiga y el útero' estáinterconectadoentre sí y con los labios menorespor numerososvasossanguíneos,formando un conjunto que reaccionaal unísono en el proceso feaccionana de excitaciónsexualfemenjna.Las estructurasesponiosas la excitación sexual con un estadode erección semirrígidaparecido al del casomasculino (en los hombres,la erección del cuerpoesponjosoes menos rígiáa que la de los cauernoso¡ porque en caso contrario constreñiúatantolauretra que no deiaúapaso al semen durante la eyaculación). Como se sabe, los genitales femeninos son tan sensiblesa los golpes como los masculinos. Lo que se golpea en ei caso de la mujer es el llamado trígono uesical.Esto <ESAS>PARTES 87 Fig. 3.-Estructuras cauernosúsy esponiosasen la. muier. A, plexo vascular vaginal, vesical y uterino; B, clítoris, y raíces de sus cuerposcauernosos;C, cuetpo esponjosoperiuretral; yD, bulbos esponjosos vestibulares.Todas estasestructurasestáninterconecpor profuso árbol vascula¡. tadas un es, la zona que existe en la vejiga entre las desembocaduras de los uréteres (los conductos que conducen la orina desde los riñones ala vejiga) y la salida de la uretra. El trígono uesical áescansagran parte de su superficie sobre el tercio medio de la pared anterior de la vagina. Dada la cortedad de 1auretra en la mu¡'er (de ahí sus frecuentes cistitis), dicha zona se encuentra muy próxima al exterior y, por 1o tanto, muy expuesta. Los golpes le llegan directamente porque las paredes vaginales y el espacio virtual que existe enre ellas ransmiten sin dificultades la energía desarrolladapor cualquier percusión rcalizada sobre la vulva. Esos golpes producen dolor por un mecanismogeneral,aplicable a toda víscera, interna o externa (ya seavejiga,testículos,estómago,hígado...),siendopotencialmente sincopales (pueden ocasionar desvanecimientos)según su intensidad. Esto es algo que conocenmuy bien los luchadoresde ambos sexosen general. Esta informacrón quizá se antoje más relevante en un manual de defensa personal. Sin embargo, hay una razón importante para traerla aqrÍ debido al silencio que suele suardarse sobre ella. 88 Eve Ensler nos apofta un ejemplo de esanegación adulta en sus Monólogos delavagina: <Edgar Montane, que tiene diez años lla relatora tenía siete cuando sucedieron los hechos], se enfada conmígo y me da un puñetazo con todas sus fuerzasen Ia entrepierna. Me siento como si me hubiera roto entera' Vuelvo cojeando a casa.No puedo hacer pis. Mi mamá me pregunta que qué le pasa a mi chini, y cuando le cuento lo que Edgar me ha hecho, me dice a gritos qüe nunca vuelva a dejar que nadie me toque ahí abajo. Intento explicade: no me 1oha to(pág,84). cado,mamá,le ha dado un puñetazo>>05a La dirección que sigueIavagina, cuando la mujer estáechadasobre su espalda,no es horizontal como suele creerse:guarda una inclinación de unos 10-15" respecto al horizonte (fig. a). Durante el coito, sobre todo la primera e inexperta vez, la tendencia de los hombres es iniciarlo mediante una <viril>>(enérgica) inserción del pene en la vagina. Y lo frecuente es que lo áiijanhacia dentro, sí, pero en horizontal, o, qtizá, hacia arriba. Si contemplan bien la fígura 4 entenderán lo que intento explicarles: en esa di rección, el pene percutifá directamente el trígono vesical. La consecuenciaserá una introducción muy dolorosa, como si golpearan literalmente la vulva. O, 1o que es lo mismo, un comienzo de coito completamente desmotivador para cualquier mujer. Fig.4.-Cortesagitaldelapeluisfemenina: clítoris(1); labiosmayores(2);labiosmenores (J); uretra (4); útero (5); vagina(6); ano (7). <ESAS>PARTES 89 Si en lugar de silenciar esta circunstancia se hablara más de ella, se originaría un estado de conocimiento común, abierto y sincero, que lograría que los amantes, masculinos y femeninos, lo tuvieran presente al relacionarse con sus parejas. Así, Ios hombres aplicarían a las mujeres el mismo cuidado que ellas tienen con sus amantes varones.Durante la actividad sexual,una mujer cariñosay excitadapuede acariciarlos testículos de su compañero como parte del juego sexual. Y puede que tantee hasta qué punto puede apretar (algunasno resisten esa tentación), pero no se le ocurre amasarlos (que sería un poco el equivalente a la situación que aquí se está denunciando), porque suponesusdolorosasconsecuencias. Aunque no parezca necesario señalarlo ya, por lo dicho anteriormente, la dirección correcta del pene cuando va a introducirse en la vagina en la <posición del misione¡or, (e1hombre encima) es: hacia dentro y abajo.Una vez en el interior de Ia vagina, el pene se adapta alaforma que tenga esta. Algunos autores han comprobado que el aspecto que presenta el pene dutante el coito, lejos de parecer un tallo rígido como siempre se creyó, aparentaser más bien un bumeránott. Pe¡o esto no es más que una anécdotapara lo que aquí interesa. EL PUNToG El clítoris es el órgano de la voluptuosidad genital femenina por excelencia.Lo que no excluyeque los labios menores,el vestíbuloe incluso los labios mayoresde la vulva tengan también su sensibilidaden segúnqué circunstancias. Sin embargo, en la literatura de la segunda mitad del siglo xx, existennumerosasreferenciassobrelo que se conocecomo el punto C, muy célebre,y al que se hace responsablede los fantasmalesorgasmos uaginalesde la mujer. En las librerías existen un buen número de manuales donde recomiendanbuscarlo para estimularlo mediante la inserción de los dedos o cualquier objeto adecuado,y asíentrenarseen y obtener los mencionadosorgasmosvaginales percibir sussensaciones durante el coito. En tales textos se indica que el punto G se detecta como una pequeña rugosidadabultada localizada a unos cinco centímetros de la enúada vaginal, en su pared anterior (por decirlo de un modo gráfico: la más próxima al ombligo). Su estímuloproporcionatí^ no solo el legendario orgasmouaginal durante el coito, natural o artificial, sino que, además,produciría una eyaculaciónfemenina a Íavés del meato urinario. 90 El nombre del punto G procede del patronímico del autor que lo hizo famoso: el ginecólogoalemánErnst Gráfenberg. Fue él quien señ,a16la existencia de ese punto. X también, quien describió que las mujeresexpulsabandurante sus orgasmosun líquido que no era orina a travésde la uretraos6. Sin embargo,a pesar de lo mucho que suelehablarsedel punto G, lo cierto es que, hastahoy, no se ha podido evidenciarinequívocamente su clara existenciaan tómica. Los estudios anatomoginecológicosrealizadoshan fracasado en sus intentos de encontrado0t7.Lo que no puede extrañ.atdemasiadoa pocos conocimientosque se tengan de la estructurainterna de la vagina. Encontr ar el punto G en su interior es una tarca dlfícil' porque las paredesvaginalesestán cubiertas en toda su superficie de numerosas rugosidades.Como puede suponerse,entre tantos replieguesno es fáanatomoficil resaltaruno que,por otra parte, carecede características siológicassingularesespecíficas. Sin embargo,entre un 10 y un 20 por 100 de las mujeresdescriben una o varias zonas vaginalesespecialmentesensiblesa los estímulos eróticos;lo que les hace mostrarseinclinadasa creer que el punto G es real058. Son datos contradictorios,sin duda, lo que exige una explicación' Si las exploracionesginecológicasy sexológicasno encuentran dicha estructura anatómicaseráporque no existe como tal. Pero si hay mujeres afirmando que sienten algo diferente en sus vaginas,que podría identificarsecon el punto G o como quiera llamársele,serápor algo' Lavagina es una cavidad virtual en esmdo de reposo.Es decir, no tiene la forma de un tubo redondo como podría imaginarse.Su aspecto en estadode reposo es, normalmente,el de un conducto aplastado. Su seccióntransversaltendría una imagen similar ala delaletra H con los trazos verticalesmuy pequeños (algo parecido a esto: <+)' Así, la forma y la orientación de ese espacio virtual permite decir que la vagina tiéne dos paredeshabitualmente acopladasentre sí, como pueden estarlola lengua y el paladar cuando se permaneceen silencio.Una pared anteríor, la que está más próxima a Ia veiiga,y otra posterio¡ la más cercanaal recto (fig. a). Todo esto viene a cuento porque aunque no se ha encontrado un punto erótico concreto en la vagina, identificable con el punto G, lo <ESAS>PARTES 9l que sí se ha descubierto es que su pared anterior tiene una sensibilidad Bastante más que la posterior058.De voluptuosa detectable057'05e'060. estemodo, podría aceptarsehablar del punto G como evocaciónvicaria de esa sensibilidad erógenavaginal, aunque cafezcade nattraleza anatómicapropia. Hay autores que encuentransensibletoda la pared anterior de la Y entienden por tal no solo a esapared propiamente divágin¿057,0:4. cha, sino también su prolongación exterior hacia la r,'ulva que alcanza al vestibulo,Ia zonadel meato urinario, el frenillo del clítoris y su glande (fig, a). Otros, sin embargo,han encontrado mediante técnicasde estimulación eléctrica que los dos o tres primeros centímetrosde la vagina contando a partit deI introito (su entrada) son insensiblesa esetipo de esdmulo; mientras que los restantes,lavagina profunda, sí lo es. Aunque, en cualquier caso, la pared anterior tiene una sensibilidad más evidente que la posterior ote Pero, ademásde los experimentosaludidos, existe otra realidad: casi todas las mujeres (94 por 100) comunican que la parte alta de Ia pared anterior de la vaginaes eróticamentemás sensibleque el resto. Y, de ellas,entre el 67 y el75 por 100 consiguenexcitarsesexualmente autoestimulando esa zona vaginal, hasta situarse muy próximas al orgaSmO 0t7 0t8'060. Con tales datos en la mano, se entiende que sin existir en realidad ún punto G anatómicamentediferenciable, seacierto que la vagina dispone de zonas eróticamentesensiblesbien identificables.Así, puede afirmarseque 1asmujeresno describenfábulas cuando comunican que encuentran en sus vaginas tn zona eróticamente sensible a partir de los tres o cuatro centímetrosde la entrada.Y que esazona se localiza mejor en la pared anterior que en la posterior,sobretodo cuandoya están excitada.s.Lo que se ha dado en llamar punto G representaría asi, probablemente,el borde inicial de esa zona sensible.Aunque es bastante más probable que se esté hablando en realidad de dos tipos de sensibilidadesdiferentes:la propiamente erótica, que corresponderíaa todala pared anterior de la vagina en la definición amplia que se expuy otta, más grosera,no relacionadacon el sexo, en su so antes057'058; parte más profunda. Al sumar ambos tipos de sensibilidades,seríaposible determinar eseborde donde la sensaciónse hace diferente y que 92 se ha terminado por asimilar al concepto áe punto G. Pero esto no deja de ser una especulaciónmía al intentar conjuntar los hallazgosde las distintasinvestigacionesreferidasen los párrafos precedentes.Lo que estimo muy seguroes que la pared anterior de la vaginaes eróticamente sensible. La capacidadde percibir dicha zona parece relacionarsecon la edad de las mujeres y con su experienciasexual.Cuando estasdescriben dónde perciben sus orgasmos,suelencoincidir en señalarel clítoris y otras zonasde lavagina (matizaÉ esto más adelante).Sin embargo,Iocalizar el orgasmo en más de un lugar anatómico (clítoris y vagina) es algo que hacen con mayor frecuencia las mujeres de más de cuarentaaños que las menores de veinte061. Ello permititía afirmar,o al menos sospechar,que la erctización delavagina es algo que preexiste en todas las mujeresy requiere cierta práctica copulativa o autoerótica de tipo vaginal para que vaya evidenciándosecon el tiempo. Vamos, que, salvandolas debidas distancias,los manualesde autoayuda que recomiendan entrenarse en el esdmulo de la propia vagina no carecen de ruzón al respecto. en sus vaginas una zona Que algunas mujeres consigan <<tocar>> que identifícan con el punto G mientras están excitadaspodría estar relacionadocon el tejido esponjosoque rodea a la uretra (fig. lC) y entra en erección durante el ardor sexual.La proximidad de 7a vaginay de la uretra faciitaúa esa <<palpación>> transvaginaly explicaúa definitivamenteel sustratofísico del fantasmalpunto. Estas descripcionesno tienen nada que ver con el hecho, cierto también, de que el tercio exterior de la vagina palpite y se contraiga durante la excitación sexual y el orgasmo.Y que juegue un papel importante en el proceso de excitación sexualfemenino. Ese es otro tipo de reacciónsexualque se describirámás adelante. L¡ ny¡curacróN FEMENTNA La exístenciade la eyaculación femeninaha sido un conocimienro popular bastantemás común de lo que se piensaen la actualidad,con cientosde años de antigüedad.Algunas mujeresla han experimentado con cierta inquietud a lo largo de la historia por creer que se orinaban <ESAS>PARTES 9t durante el orgasmo. Careció de todo crédito científico hasta que algunos autoresde reconocidoprestigio la describieronantesque el propio Pero fue a partir de él cuando adquirió cierto interés Gráfenberg062'06r. entre los investigadoresdesdemediadosel siglo xx. La eyaculación femenina ha tenido servidasu propia polémica desde el principio. Hay quien piensaque no deja de ser otro de esosmitos que se han elaborado en torno a la sexualidadfemenina. <<modernos>> Otros no pueden menos que rendirse ante ciertasevidenciaspor débiles que parezcan. Aunque aún no existen cifras suficientemente consistentessobre el tema, algunos estudios señalanque un número de muieres nada despreciable (40 por 100) refieren proyectar un líquido cuando alcanzan el orgasmodurante la masturbaciónpor estímulo del clítoris. Y, entre aquellasmujeres que afirman haberseencontrado un punto G eróticamente sensibleen el interior de la vagina,Iamayoría (un 82 por 100) dicen que eyaculanun fluido durante el orgasmoproducido mediante masturbacióno6a. Otras investigaciones arrojan valores diferentes, aunque complementariosa estos.Refieren que un 60 por 100 de las mujeresexpulsan un líquido durante el orgasmo,aunque lo hagan sin eyaculación". Las que eyaculande un modo más o menos regular representaríantan solo un 6 por 100;y las que afirmanhaberlohecho algunavez en su vida representanotro 1J por 10006t.Son cantidadesdignas de tener en cuenta a pesar de su variedad, pues esta investigaciónmuestra que casi un 80 por 100 de las mujeresencuestadasemiten un líquido durante el orgasmo,lo que coincide bastantebien con Iavieia idea popular sobre el tema. Algunas mujeres me han descrito el líquido de la eyaculación femenina como bastantemenos espesoque el semen,aunque más viscoso que el aguao la orina. Con una consistenciamucosay de coloración " Es lícito emplear la palabra eyaculacióncuando se habla de la femenina. Esa voz no significa más que eyeccióna presión de un líquído. Es evidente que de eso se trata cuando se menciona la emisión con fuerza de un fluido durante el orgasmo de algunas mujeres. Otra cosa bien diferente es que se haya aprendido a utiizar el término eyaculación de un modo resringido, remitiéndolo casi en exclusiva ala propulsión del semen en el hombre. 94 ligeramente blanquecina 066característicasmuy similares a la secreción preeyaculatoriade las glándulasde Cowper y de Littré en el varón, salvo el color. En los hombres esasecreciónes transparente. Los resultadosde los análisisdel líquido emitido en esaseyaculacionesson muy confusos.Mientras algunosautoresrefieren no encontrarlo diferente de la orinao'T, otros afirman que es un fluido completamente distinto 068.Sobre el oiigen de eselíquido se postula que podría proceder de las glándulas de Bartholin, situadasen el vestíbulo de la vagina;de las glándulasde Littré, situadasenla carainterna de la uretra femenina;o de las glándulasparauretrales,que rodean al meato urifemenina06t. nario y que algunosconsiderancomo la <<próstata> plantean ciertos proBartholin, se glándulas de Si procede de las blemas descriptivos, pues la secreción de esasglándulas se arroja al vesdbulo vaginal desdesus propias desembocaduras;es, pues, una secreción más vulvar que uretral. Lo que no concuerda con la descripción clásica dela eyaculaciónfemenina que afirma tratarse de un líquido arrojado a presión a trauésde la uretra. Las mujeres que me han comunicado esta experienciarefieren en su mayoría que la procedenciade eselíquido es vaginal.Algunas no se han sentido segurasalahoru de identificar su procedencia,pero todas rcchazaronque tuviera un origen uretral066. En el hombre, las glándulas de Cowper, pares y del tamaño de un guisante,tienen una discretaparticipación en la composición final del semen,pero también son responsablesde una secreciónmucosa inicial, anteriot ala eyaculación,que surge durante el proceso de excitación y contribuye a lubricar el glande para facilitar el coito; algo similar a lo que sucede con la vagina en las mujeres. En esa secreción participan también las glándulasde Littré, que se sitúan a lo largo de la uretra. De ser cierta la procedenciade eselíquido de las glándulas de Littré, en la mujer, sí que existiría una justificación anatómicaparc esa especiede eyaculación femenina a través de la uretra, pues dichas glándulaspueden contraerseen el transcursodel orgasmoal igual que las de Cowper. Así, las observacionesiniciales de Gráfenberg serían aproximadamente ciertas. Pero no explican todas las descripciones, porque la secreciónde las glándulasde Littré no es de tipo eyaculatorio en el preorgasmomasculino,sino más bien rezumante,como la lubricación genital femenina durante la excitación sexual.Se ignora si se <ESAS>PARTES 95 contraen durante el orgasmo y, por lo tanto, si eyaculan;aunque no hay nada que haga pensaren lo contrario. Además, como se ha dicho, algunasmujereshan referido al autor que dicha emisión no procede de la uretra, sino de un lugar indeterminado de la vagina066,loque permithia, quizá, concederle a las glándulas de Bartholin un papel en este fenómeno. Como pueden advertir los lectores,la eyaculación femenina es un por lo que no reasunto que aún no está suficientementeesclarecido, sulta fácil adoptar una postura concreta alavista de los resultadosde las diferentesinvestigaciones.Si se contara con más y mejoresdescripciones femeninas al respecto,y un número mayor de observacionesdi rectasdel fenómeno,se podrían hacer afirmacionesde mayor calado068. Entre tanto, quizá lo más prudente sea esperara que las investigaciones sobre este tópico avancen, y mientras tanto refugiarse en la vieia socarronería del refranero español cuando afttma que <<siel río suena, aguallevar>.Y sonar,suena. Que existe una emisión líquida durante el orgasmo femenino no puede ponerseen duda con los datos disponibles,pesea que afamados investigadores como Masters y Johnson 0óenieguen la rcalidad del fenómeno. Pero no es razonablepensarque tantasmujeresse esténequivocando altealizar talespuntualizaciones.¿O sí? Si es orina u otra clase de líquido, si procede de la uretra u otra localización, son las dudas que hay que esclarecer. Que la existenciade esa secreciónse evidenciemejor durante la masturbación podría obedecer a dos razones.Una, que es más fácil que paseinadvertida en el coito al camuflarseentre el resto de las secrecioneslocalesproducidasen todo contacto sexual.Offa, que los orgasmosson más intensosen la masturbacióny eso facilitaría que se expulsara al exterior con mayor fueruajre.Pero su existenciapareceestar más relacionadacon el orgasmo que con el polémico y espectralpunto G. Se ha descrito una mayor excitación sexual, un orgasmo más intenso, y una abundante eyaculaciónentre las mujeres que practican la asfixiofilia (encerrarla cabezaen una bolsa, o ceñir el cuello con algo Pareceque la inque corte la respiración)mientras se masturban0T0'071. tensidad de la experienciaes la que induce a los sujetosque la cultivan a repetir estaconducta. Sin embargo,los riesgosde muerte por asfixia 96 son tan reales en tales prácticas que el autor recomienda no utilizar I{ay otros métodos auesteprocedimiento a las mujerescuriosas071'072. toeróticosmenospeligrosos. En cualquier caso, convendría investigar más concienzudamente la eyaculación femenina, pues estudios mal controlados pueden interpretar como eyaculación uretral problemas de incontinencia urinaria. No puede olvidarse que un 34 por 100 de las mujeres incontinentes que están diagnosticadas (se ignora 1o que sucede con las que no 1o están) refieren tener pérdidas de orina durante su actividad sexual. Y, si bien es cierto que en eI77 por 100 de esoscasosse entiende que la propia insercióndel pene y la presión ejercidasobre el abdomen son los responsablesde dichas pérdidas,no puede eludirse que también el 74 por 100 de estas mujeres tienen pérdidas de orina durante el orgasmo, Ia mayotía de los cuales proceden de la manipulación dei clítoris, por masturbación07r.Por eso conviene tenel en cuenta esta posible fuente de efror en toda investigación que se realice sobre la eyaculación femenina. LA cIRcUNCISIóN Quisiera señalar de entrada que para mí, entre otros, la circuncisión masculina y la femenina0t0,definida en los términos señalados más aniba, solo tiene iustificación científtca como medida terapéutica en los casosde estrechezpatológicade los respectivosprepucios (fimosis). Las circuncisionesrituales, antiguasy modernas,carecende otra explicación que la de producir una señalimborrable de pertenenciaa un grupo o cualquier otro argumento espurio 07a;se justifiquen como se quieran justificar. Guardando todos los respetosque tengo para las diferentes culturas, me parecen prácticas tan gratuitas como crueles, seacual seaal género que se aplique. ReaIízarescisionesen los genitales, totaleso parciales,sin razonesmédicassolventesque lo justifiquen, es mutilar en todos los casos. La brutalidad se hace en ocasionestan cotidiana que insensibiliza a las personas.Así, no resulta difícil encontrar textos donde se trivialice la circuncisión masculinae incluso se haga referenciaa ella con un desenfado solo atribuible a que se tiende a minimizar esta práctica, y no se ve como un trato desiguale injusto para con los niños solo por nacer varones. Maggie Paley act(tade este modo en su obra El libro del Peneoor. (ESAS>PARTES 97 En la década de los ochenta del siglo xx se practicabala circuncisión neonatalen el 80 por 100 de los niños varonesnacidosen Estados Unidos 075, a pesarde que la AsociaciónAmericana de Pediatrasno encuentra razonesmédicas que la justifiquen 07ó.Esta asociaciónalerta sobre el cuidado que hay que tener con estascifras, pues, pese a todo, <<losdatos comunicadospor los hospitales1...1infrarrepresentanla verdaderaincidenciade la circuncisiónneonatal [masculina]>>077. Palz mantener esta ptáctica, se ha argumentado que es una forma de prevenir fimosis o esclerosisprepucialesque exigirían la operación en cualquier caso.Pero se trata de un argumento falaz, pues se ha demostrado que solo el 10 por 100 de los no circuncídadosal nacer precisanhacerlo por tales tazonesen algún otro momento de susvidas07t. Las alusionesque hacen quienes defienden la circuncisión a publicaciones que sugierenque protege contra las infeccionesy las enfermedades de transmisión sexual, simplemente,insultan a la inteligencia. ¿Alguien cree de verdad que la ausenciade prepucio asustaa los virus y a las bacteriashasta hacerlesrenunciar a infectar al sujeto por muy queratinizadoque se encuentreel glande?¿Aunque el pene circunciso tenga un rasguñopor el que se introduzca el agentecausalde esasenfermedades en el torrente sanguíneo?Ese tipo de tazonamiento es tan absurdo como afirmar que el color blanco de la piel protege conra el sida, basándoseen la observaciónde que hay más personascon la piel de color en el mundo que padecenesaenfermedad.Es evidenteque tal afirmación es falsa.Existen otros factoresculturales,ambientales,sanitarios, higiénicos,etc., relacionadoscon el color de la piel, que justifican esa asociaciónespuria; factores que están relacionados,precisamente, con el uso de medidas preventivaso, con más propíedad, con su ausencia. En otras ocasionesse han esgrimido consideracioneshigiénicas para defenderla circuncisiónmasculinacasisistemáticaque se practica en EstadosUnidos. Pero resulta ridículo aplicar una medida quirúrgica a un problema higiénico. ¿A nadie se le ha ocurrido pensar que es menos agresivo,menos cruel, y más tazonable,enseñara esosniños a lauarseel surco balanoprepucialdel mismo modo que se instruye a las niñas a lavar los plieguesde sus vulvas?Créanme:no es más complejo retraer el prepucio para limpiar el pene incircunciso que la vulva. Si circuncidar fuera realmenteuna medida higiénicauniversal,¿cómo es 98 que no se aplica también a las niñas?;despuésde todo, también tienen prepucio. No hay que tomárseloa broma, pues en otro tiempo se llegó a proponer en serio la circuncisiónfemenina con esosfines, utilizando los mismos argumentosque se empleanhoy para justificar la circunciPero pareceevidenteque exissión neonatal rutinaria masculina078,07e. ten otras razonesocultaspara mantenerestacostumbresexista. Dadala carenciade fundamentossólidos que justifiquen su práctica, los argumentosmencionadosparecen,más bien, racionalizaciones que vienen a justificarla,del mismo modo que otros pueblos esgrimen las suyas,basadasen la Úadición, parafundamentar suscostumbres. Hace algún tiempo coincidí en una cena con un neonatólogo con quien tuve ocasión de hablar sob¡e esta curiosa costumbre estadounidense (supongo que saben que en Europa la mayor parte de los hombres conservan el prepucio con el que les dotó su madre al traerlos al mundo). Yo intentaba encontrar justificaciones de tipo social y cultural para explicarla cuando mi colega me interrumpió para darme, según é1,una nzón más sencilla y contundente: dinero. A la indusria que comercializa los diferentes aparatos para circuncidar neonatos varones, me dijo, no le interesa que deje de practicarsela operación porque eso dañaríaa su negocio.Tampoco le convieneque se abandone la circuncisión rutinaria a las empresas que venden piel artificial con fines reparadores, pues esa piel se fabrica mediante el cultivo de células obtenidas de los prepucios procedentes de esas intervenciones. La abundancia de prepucios los hace baratos, pero si escasearanesa indusria se vería abocada a reducir sus márgenes comerciales o a repercutir en los clientes la subida del precio de los prepucios que seguiría a su escasezsi deiara de circuncidarse rutinariamente a los neonatos varones. Tampoco interesa a los hospitalesdonde se realizan las circuncisiones,pues corta¡ían la fuente de ingresos procedente de la operación en sí misma y de la venta de los prepucios excedentes.Existen demasiados intereses comerciales como para suprimir de un plumazo la circuncisiónrutinaria de los varonesen EstadosUnidos. Me deió bastante preocupado, porque tales explicaciones tienen algo de lógica. Si fueran ciertas, resulta escalofriante pensar en ello, ¿verdad? Suele culparse a los padres de insistir en que se circuncide a sus hijos. Sin embargo,existenevidenciasafavor de que el mayor determin^nte paÍa circuncidar a los neonatosvaronesprocede del sistemasanitario. Y es más concluyentela actitud de los médicosfrente ala circuncisión que la existenciade razonesclínicasbien establecidaspara rcalíza{ao75. Si la actitud médica es la que condiciona esta práctica,viene a colación una pregunta interesante basada en una afirmación realizada (ESAS>PARTES 99 por Maggie Paley en su ya citado libroml. ¿Seráeste ritual una agresión típicamente masculind que unos hombres infligen a otros? No lo parece,aunque la tendenciageneralde ciertos sectoresdoctrínalesde cffáctef fundamentalistaasí lo creen. Les supongo sabedoresde que en Estados Unidos la circuncisión masculina rutinaria la aplican actualmente rn 57 por 100 de los médicos varones...,perc también un 45 por 100 de las médicas.No parece,pues, un ^cto propio de la barbarie masculina.Y seríademasiadosimple sostenerque las mujeresprofesionalesde la Medicina carecende criterio propio y se dejan llevar por los dictados de sus colegasvarones.Mas estoysegurode que ignoran que solo aplican anestesiapara circuncidar a los niños un poco más de la mitad de los unos y de las otras (los pediatraslo hacen en mayor proporción [71 por 100]; son más considerados)080. Es decir, un número nada desdeñablede niños estadounidenses sufren esaagresión <<apelo>>nada más atisbar la vida, por el mero hecho de nacer varones.En ocasionesse ha pretendido justificar no usar anestesiasobre la base de una supuestainsensibilidad del neonato, lo que la haría superflua alahom de operarle. Pero no es cierto. El sufrimiento de esos niños al ser circuncidados es algo que está documentado cíentíficamente081. Además, se tiende a olvidar que io que entendemospor circuncisión masculina (extirpación del prepucio) suele llevarsepor delante ia cubierta del glande...y entre ¡e\33 y el 50 por 100 de la piel del penel082;lo que resulta espantoso,a poca sensibilidadno sexista que se tenga. ¿Cómo es que nadie escuchaa las asociacionesque se levantan contra tan bárbaru e injustificable práctica en una sociedad civllizada como la nuestra? ¿Hay que esperara que surja un nuevo y virulento Ralph Nader para que se devuelvaa los recién nacidossu derechoa no ser dañadosinútilmente tan solo por nacer varones? Y no nos engañemos.Existe una cierta concienciaflotante de mutilación cuando se habla de la circuncisión masculina. En los rexros científicos o de divulgación que hablan del pene, suelen utllizar la gráfica expresión de <<peneintacto>>cuando se refieren al que no está circuncidado.Luego si el pene en su estadonatural estáintacto, significará que el circunciso no lo está:se encuentramutilado. Recuerdenque no suele hablarsetampoco de caballos castrados(y no estoy estableciendo un paralelismoentre castracióny circuncisión; solo realizo un 100 ejemplo analógico), sino de caballos <<noenteros>>,para eludir la vergienza de testimoniar la mutilación de la que han sido objeto. De todos modos, esacircuncisióncon reminiscenciasritualespracticadaen EstadosUnidos, que estáampliamentedifundida etr Áfti.u y en el mundo judío e islámico0sr,no tiene las mismas característicasde horror que la circuncisión masculina y femenina aplicada en algunos paísesafricanosy del Oriente Medio, también a edadesmuy tempranas,al menos parala sensibilidaddel mundo occidental074'081'08r-086. En lo que se refiere a las mujeres,esta práctica va desdela simple extirpación del prepucio del clítoris, la llamada circuncisiónsunnita (equivalentea la masculina),pasandopor la ablacióndel glande del clítoris, y la clitoridectomía,que es la extirpación completa del órgano; hastallegar a remover,además,la parte superior de los labios menores (escisión).Si se incluyen, además,los labios mayores,la operación se conoce entonces como circuncisiónfaraónica. Nguna de estasprácticas pueden acompañarsede la sutura de los labios vulvaresdejando un espacio mínimo pan el paso de los fluidos corporales,lo que se conoce con el nombre de infibulaciónj\1. No es menos brutal la circuncisión masculina ritual aplicada por pueblos como los nandis. Este grupo social afrooriental extirpa el prepucio en la pubertad mediante el uso de un hierro al rojo vivo' Ni que decir tiene que no se emplea anestesiacomo en los casosde circuncisión femenina referidos antes.Los dowayos del Camerún extreman la ablación del prepucio hasta despellejarliteralmente todo eI pene. Por cierto: las mujeres de esa etnia tienen tan anaigada la naturalidad de esa costumbre que hablan entre ellas de esa práctica con risas. Y fingen ignorar lo que ha sucedido cuando preguntan a los muchachos' entre algazaras,qué les han hecho cuando vuelven malparados del ritual; estosles respondende cualquier manerapara ocultar el drama de lo ocurrido. También los aborígenesaustralianospractican una operación en el pene que consisteen abrirlo por la parte ventral, dejando la 088'08e' uretra al descubiertoen su trayecto a lo largo del miembro Se estánhaciendo campañasdesdeOccidente para restringir estas prácticas que son indignas de la condición humana, por muy respetables que seanlas costumbres de los pueblos que las rcalizan cualquier pueblo. No faltan razonespan calificar de brutales esos actos. Entre otras, las limitaciones funcionales que ocasionan,las largas cicatríza- <ESAS>PARTES 101 ciones dolorosas,las enfermedadesque sufren los jóvenes de ambos sexosasímarcados,sin dejar de mencionarlas muertesque seproducen por infeccionesperfectamenteeludibles,ocasionadaspor las paupérrimas condiciones higiénicas en las que suelen practicarseesasoperaciones. Pero talescampañastienen como elementodesconcertante,a poco objetivo que se quiera ser, un hecho inexplicable cuando se busca la justicia social para todos sin diferenciasde sexo, raza, situaciónsocíal, ideología o religión. Y es que son movilizaciones que se centran, ran solo, en las mutilaciones femeninas.Estas, siendo numerosas,no son las únicas que se practican (las estadísticasseñalanque en el mundo hay 6,5 niños circuncidadospor cada niña circuncidada0e0). Quizá los grupos de presión que estáninteresadosen conseguirtambién la enadicación de esascostumbrescontra el sexo masculinono sepanhacerse oír. Otra posibilidad, muy triste (y sexista) si fuera cierra, es que quienes actúan como adalidesde la igualdad aún sosrenganla íntima convicción de que tales mutilaciones solo son terribles y opresivasen la medida que afectana las mujeres.Despuésde todo -podría sostener eseestadode opinión- los hombres se lo han buscadoellos mismos al desarrollaruna costumbre que les afecta de ese modo (¿también son culpableslos niños varones,víctimas inocentes de los hábitos de sus mayores?).¡Que se busquen ellos los programasde erradicación! Parece ser la respuesta.No sé.Algo no encajaen todo esteasunto... Luchar también contra la circuncisión masculina (Ia prepucial y la más extensaque practican los pueblos mencionados)es, además de una cuestión ética e igualitaria, una estftrtegia.Todos los hombres de esasculturas que asistenimpávidos a la circuncisión de sus hijas también fueron circuncidados ellos mismos a tierna edad. ¿Cómo van a entender cuando seanadultos que a las mujeresno se les aplique una prácticasimilar a las que sufrieron ellos en su día? (más mutilanre, en efecto, pero el peso de la tradición es el mismo para ambos tipos de amputacionesen la mente de quienes se desarrollanpresionadospor ese contexto social; y hay que intentar saber cómo piensan ellos para hacer más eficacesnuestrascampañas)085.Habrá que enseñarlesque tampoco se debe mutilar a los niños varones. Claro que eso significaríaque un país como EstadosUnidos tendría que rcalizar toda suerte de piruetas argumentales para justificar r02 esa solicitud cuando su sociedad sigue mutilando sistemáticamentea susmuchachospor razonesespurias. se ha documentado que se practicala circuncisión femenina en Sudán, Egipto,Etiopia, Kenia, Somalia,Nigeria, Malí, Burkina Faso y Sesin que estarelaciónpretendaser exhaustiva,pues otros países negal0e1, asiáticosmusulmanes también la realizan. Su extensión vatía de unos paísesa otros y, dentro de un mismo país, de una etnia a otfa. Así, es -á, fr..rr..tte entre las mujeres de Eriffea (88 por 100)' de Burkina Faso (g3 por 100), de Malí (94 pot 100), de Egipto y Somalia(100 por . centrándonos en Nigeria, es menos frecuente 100)074,0E4,0s6,0e2,0%,0e1 en la etnia efiks (20 por 100), algo más enffe las yorubas (56 por 100), las igbo (4s-61por 100) y las ibos (61 por t00); y más entre las ilesa (66 por 100)y entrelas eáo (77 por 100)0et'0e6. En algunasetnias, como la de los igbos, la circuncisión femenina pero lo habitual es que es más frecuente entre la clasesocial ^Ita0s4'0e7, este tipo de prácticas se asocie con los niveles culturalmente más gue mantienen la costumbre por continuar la tradición bajosose,oz,oe8, heredadade susmayoreso8t' Generar leyes no es suficiente. La erradicación de estastradiciones exige una labor pedagógicade tamaño descomunal,dirigida tanto a los hombres como a las mujeresde esospueblos,y a nosotfos mismos.La ha señaladoque las mujeresde esasculantropólogaRoseO. Hayesoee tufas son las principalesinteresadasen ser circuncidadas,por su necesidad de perteneceral grupo, de ser femeninas(tal y como eso se entiende en sus familias). Y no menos interesadasestán las mujeres encargadasde realizatdicha operación (lo hacen en el 98 por 100 de los que les permite disponer de un estatussocial con unos privilecasos0&4), gios asociadosdentro de ese mismo grupo que de otro modo no tenárían. Pero también mantienen esa tradición los hombfes, por influencia cultural oe6'0e8. Hay, sin embargo, una luz que permite atisbar el final del túnel. Algo parecemoverseen esospaíses.En el sur de Nigeria se ha enconrado que un 10 por 100 de los hombres y un 19 por 100 de las muje0e8.Posiblementesi se actuafa soresno deseancircuncidar a sus hiias bre el nivel cultural de los pueblos, explicando lo relativas que son las costumbresancestrales,se conseguiríamodificar la opinión de un número de gente aún más numeroso. <ESAS>PARTES 103 Lograrlo tiene un efecro multiplicador, pues se ha comprobado que existen menos niñas circuncidadasentre las hijas de mujeres que no lo han sido a su vez0e6.Pero ademásexisten datos que permiten sospecharque muchos padres no estén circuncidando realmentea sus hijas pese a lo que les dicta la tradición, También en Nigeria se ha comprobado, explorando ginecológicamentea las mujeres,que una de cada cuatro de las que afirman estar circuncidadas no lo esttí en realidadoe'. Es una buena noticia porque podría mostrar que quizá fueron salvadaspor suspadres con un simulacro del rito para acomodarsus sentimientos negativos hacia la circuncisión con el statu quo de la familia en el senode la tribu Pero antesde realizartoda esalabor pedagógicadebemosreflexionar sobre nosotros mismosy sobre nuesffas prácticas rituales de circuncisiónmasculina,para poder argumentarcon solidezque ellos también deben abandonartoda suerte de reseccionesgenitales(masculina o femenina).No se olvide que uno de los argumenrosque arrojan esos pueblos a Occidente cuando les criticamos sus costumbresmutiladoras (femeninas)es que nosotrostambién lo hemoshecho, aunquefuera bajola cobertura de <<curar>> la masturbaciónen ambos sexos.Talesactividades se han realizado a ambos lados del Atlántico hasta bien entrado el siglo xx 100'101. Hasta ayermismo, como quien dice. :r;.:=i*s!: -.. .,: €t: :J+i€-+_ i l ¡ 4 LASMUJERES? SEXUALES ¿TIENEN DESEOS <lf anythingis sacredthe humanbodyis sacred.> (Si existealgosagrado, el cuerpohumanoes sagrado.) \lalr \X/srruaN ( 1819-1892), I Singtbe BoodyElectric, I25 ^ Autq.r. nos pese,somosherederosdirectos del modo de pensarvictoriano en todo a lo que a la sexualidadse refiere.Este,vigente aún en muchos sectoresde la sociedad,sosteníagrossomodo que la mujer es por naturalezainsensibleal sexo, carecede interés espontáneopor su práctica, no tiene fantasiassexualesy no disfruta con é1.Solo bajo intervención masculinapuede despertarsesu deseo,casi a pesar de ella. Pero, aun así,la mujer es muy lenta en excitarse y alcanzatel orgasmo, si es que l7egaa é1.Más aún, no es virtuoso ni deseableque lo logre. Además, en el casode que el orgasmovisitara a esta mujer sin deseos sexuales,habría de serlo a través del estímulo del pene en el interior de la vagina;como es natural, solo si la mujer es psicológicamentemadura. En cualquier caso,el orgasmoes para ellasuna experienciaprolongada,profunda y desdeluego algo vagae imprecisa. En tal contexto conceptual era impensable que la masturbación formaseparte natural de la sexualidadfemenina.¿Paraqué habrían de masturbarselas mujeres si no tienen necesidadessexualespropias que satisfacer?¿Cómo habrían de hacerlo las señoraspsicológicamente madurassi la masturbaciónrequiere el estímulo del clítoris? ¡Eso solo es cosade mujeresperdidaso infantiles! .\ié¿f*-{$+ 106 Lo contrario rczaÁapara el hombre, que figura en la imaginería popular como portador de un voraz, irresistible, urgente e insaciable apetito sexual; del cual sería, Esta idea' por otra parte, cautivo. ¿Les suenala frase sexista<piensancon el pene>>? que aún era dominante en la primera mitad del sigloxx0r0, se mantiene en nuesffos días, casi cien años despuéslo2,como si no se hubiesen acumulado evidenciasde que tal cosa no es cierta. Hoy sabemosque al menos dos de cadacinco mtiercs (42 por 100) se excitan frente a los estímulos eróticos con mayor rapidez e intensidad que el promedio de los hombres1or. Solo despuésde que las mujerescomenzaransu avanceen las conquistas socialespara conseguir la misma condición de los hombres, con los mismos derechosy obligacionesciviles que estos,se inició el interés por la mujer como objeto de estudio ajenoa su disposiciónreproductora. Uno de los avancessocialesque han buscado las mujeresha sido, precisamente,la posibilidad de disponer con libertad de su propia sexualidad.Pero para ello hubo que demostrarprimero que el sexo femenino tenía una sexualidadprivativa; lo que dio lugar al levantamiento de parte del velo que encubría el verdadero carácter sexual de la muier. Y este proceso,que se inició a comienzosdel siglo xx, aún no ha 7 finalizadodel todo: ¡cien añosdespués! Cuando surgieron estasreclamacionessexualesque ahora parecen obvias, se iniciaron las investigacionessobre la sexualidad femenina para determinar su naturaleza.Los resultadosde dichos estudiosdepararon no pocas sorpresasentre los investigadoresque las iniciaron. más relevantesde la investigaPero, y estaes una de las características pese la relevanciade los datos,han a humana, la sexualidad ción sobre caladode un modo muy superficial en el tejido sociaLDe forma que hoy se siguen defendiendo posturas en abierta contradicción con lo que se sabesobre ella. Lo primero que se descubrió es que las mujeres respondían a los esúmulos eróticos con un nivel de excitación sexual semejanteal masculino, ya se úatara de relatos, fotografías o fragmentos de películas Talesconclusionesno solo se basaban con contenidossexuales104'10t'106. en las descripcionesque hacian los sujetosde experimentacióndesde un punto de vista subjetivo, sino también analizandosus respuestasgenitales a los diferentesestímulos,mediante el instrumental adecuado. ¿TIENEN DESEOSSEXT]ALESLAS MUIERES? r07 Los hombres y las mujeres responden fisiológicamente a tales incitaciones eróticas controladas en proporciones muy similares.Y, además, ambos sexosse excitan vivamenteante el mismo tipo de historias sexuales,seanrománticaso no 10r,107. También se comprobó que la experienciasexual favorecíaque la mujer respondierade forma más positiva a los estímuloseróticos108. La explicaciónde la escasarepercusiónsocialque han tenido estos hallazgos quizá se encuentre en la incredulidad que tanto hombres como mujeresmostraron hacia ellos102,10e. Puede sospecharseque esas reticenciasse deben a la sorpresade unos resultadosque necesitanuna larga digestión para poder asimilarse.Despuésde todo, deben demolerse siglos de pensamientosen contra; aquellosque han configurado el marco de referenciaen el que las personashan aprendido a situarse en el mundo. Y, según parece, el paso de unas pocas generaciones no es muchopata que tal cosa suceda.Lo que se cumple para ambos SCXOS. En principio no cabe exffañarsede que los hombres se mostrasen esquivos a Ia hotz de aceptar que las mujeres tienen sentimientosy sensacionessexualescomo ellos. Despuésde todo, eso les exige adaptarse a una situación completamentenueva,Ías años creyendolo conffario. Sin duda, esteproceso de ajusteestá en marcha aunque parece caminar a un ritmo bastante lento. Pero .qtizá sorprenda más la incredulidad femenina, pues contradice lo que por otro lado reclaman ellas mismas cargadasde nzón: el reconocimientode sus necesidades sexuales.Es posible que aún permanezcan impregnadas del adoctrinamiento centenarioque ha mosffado la sexualidadcomo algo inapropiado para su sexoy, sobre todo, socialmenteinaceptable. Acaso, cuando la sexualidadfemenina esté realmente<<permitido> a nivel social,las mujeresirán <ejerciéndolo>más, adquiriendo más experiencia y, con ello, sus actitudes hacia su propia sexualidad serán cadavezmás positivas108. Y aquí incluyo la masturbación;sobre todo a ella, porque es el objetivo de estelibro. Pero eso también le exige a la mujer un proceso de adaptación que aún estámuy lejos de haber logrado, pese a las creenciasfeministas. Ser activassexualmenteno es tomar la decisión de llevarseun hombre aIa cama,o solicitarle relacionessexualesuna vez se comparte el lecho. Demanda, también, ser activasdurante la propia relación q.n--... "**.i*S 108 sexual,dejandode limitarsea esperara que el hombre actúey le proporcione la satisfacciónsexual que necesita.En sentido estricto, ambos deben estar tan atentos a las necesidadespropias como a las de su pareja; y-esorequiere tanto procurar al otro los estímulosque precisapara disfrutar del sexo como buscarseuna misma los que necesita parula propia satisfacción01e. Dejar todo en manos del oto no es un camino con dos direcciones,lo que teza pam ambos miembros de la parcja. Las fuerzas socialesque más presionan en contra de un ejercicio espontáneo de la sexualidad individual (que no significa relacionarse con cualquiera, de cualquier manera y en cualquier lugar, sin respetar mínimas normas de convivencia) son las denominadas<<conservadoras>. Y las religionessuelenencontrarseentre estas. Se ha descubierto que las personas con mayor práctica religiosa puntúan más alto en neuroticismo que las que no practican110.El neuroticismo tiene como síntoma de base la ansiedad, que está fuertemente correlacionada con la sensaciónde incertidumbre. A mayor inseguridad,más ansiedad.Por eso no puede ext¡aña¡ que aquellaspersonas que se muestran más incapaces de vivir en un contexto conceptual relativista busquen marcos de referencia claros, consolidados, que les aporten la seguridad personal de la que carecen. Las <verdades>> inmutables que aportan las religiones, o cualquier agrupación ideológica,y los tópicos socialesproporcionan esa clase de protección subjetiva. Una de las formas de reaccionar contra la incertidumbre es el autoritarismo, la rigidez y la inuansigencia. Son característicasque no se relacionan con ideologías conseruadoraso progresistas(ya sean políticas o religiosas), pues hay intransigencia en todas partes. Se trata, más bien, de un rasgo de la personalidad.Las personasmás frecuentadoras de los cultos religiosos son quienes muestran actitudes más restrictivas respectoa los estímulossexuales111; y algo parecido sucedecon los individuos que tienen rasgosde auto¡itarismo en su personalidad 112. Estos responden con emociones negativas ante el material erótico 106.Lo que no es lo mismo que afirmar que no reaccionen psicológica y fisiológicamente ante este. Ser conservador o liberal en la forma de pensamiento también parece ímponer cienas diferencias en el tipo de estímulo que más excita a las personas. Por ejemplo, los desnudos parecen incitar más a los conservadores que a los liberales. Y las representaciones de distintas actividades sexuales como masturbaciones recíprocas, coitos por deffás y las relaciones orales excitan más a los liberales que a los conservadores,a quienes despiertan emociones más negativas que los desnudosll'. Todo ello según las manifestacionesde los propios sujetos. Los sentimientos de culpa respecto a actividades sexuales que se consider^n lto adecuadas,y la masturbación sería un buen ejemplo de ello en nuestra cultura, hace que los sujetos tiendan a considerar estímulos como las películas eróticas más porno- LASMUIERES? SEXUALES ¿TIENENDESEOS 109 gráficos, molestos y ofensivos que aquellas personas con uil bajo índice de sentimientos de culpa. Es una reacción que tiende a perdurar hasta veinticuatro horas después lra. de haber presenciado el filme, lo que demuesra la profundidad de esemalestar La propia incomodidad e inseguridad de los sujetos respecto al sexo impide que los resultadosde las investigacionesexistentessobre la sexualidad femenina penetren con la rupidez requerida en todo el teiido social.Remuevendemasiadascosas.Calientanhastael rojo vivo débiles asiderosa los que cada cual se aferra para evitar sentir la inseguridad que el sexo les produce. Soltarseequivalea caeren el abismo. Por eso, para estaspersonas,sean hombres o mujeres,1o mejor será dejar enfriar tales empuñadurascon el frío bálsamo del silencio, pata no caerseni sentir el vértigo del vacío.Es la mejor forma de que las cosassigan como están;los caminostrillados producen mayor seguridad que los nuevos. Seacomo sea,lo cierto es que las evidenciasque se acumulancada día respectoa la similitud sexualentre hombres y mujeresson tan contundentesque exigen cuestionarsey revisarlos propios conceptos,una y offavez, pata alcanzarcertidumbres mejor fundamentadas. La sexualidad humana yace sepultadabaio tópicos acumulados durante siglos que resistenel paso del tiempo y aún permanecenanclados en la mente popular como si fueran axíomasimperecederos. Y estoes algo qrterezapara ambossexos. En 1o que toca a la mujer, tales tópicos solo pueden sobrevivir en un contexto social donde se considen índecente que ella disfrute del sexo.La que deseeadaptarsea esemedio tendrá que someterseal estereotipo y ocultar su verdadera naturaleza sexual, Con lo que, una de que no tres: o sufre porque cree estar afectadapor una <<anormalidad>> entiende,plegándoseen secretoa sus necesidadessexuales;o las reprime hastael extremo de interiorizar eseestereotipode mujer asexuaday sentirse como tal (7aftigidez sensustricto); o ejerce la hipocresía y disfruta en privado de una sexualidadcuya existencianiegaen público. Pero si se resiste a aceptar ese modelo y act(ta en función de las necesidadesque nacen de su interior, aunque seaen contra de lo que su entorno se empeñaen decir que es lo correcto, seráuna mujer marginal, una inadaptada, una indecente... una furcia. El viejo dlema uirgen/puta tan aceftadamentedenunciado por el movimiento feminista. .en€*-*_ é 110 Este modelo dual camina en ambas direcciones, porque así como existen hombres capacesde acusa¡ a las mujeres áe putas por tomar la iniciativa sexual, o de frígidas, pot rcchazat las suyas,también hay mujeres que no aceptan el rechazo masculino a sus requerimientos eróticos, o que estos no tomen lainiciativa, con el apelativo de mancas. Recuerdo haber leído en la prensa que la actriz Kathleen Turner llegó a afirmar públi camente que el hombre que no la mirase por la calle en gay (ahí están las hemerotecas).Si 1odijo realmente,estabainfluida por estetipo de actitudes. Claro que quizá seacierto el viejo tópico victoriano sobrela sexualidad de la mujer. Acaso carezcarealmente de necesidadessexuales. Y si eso fuera verdad, ¿paraqué se necesitaespecularsobre si se masturba o no? Sin necesidadno surgela función. De modo que serácíerto 1o que dice el viejo estereotipo:las mujeresno se masturban.Escribir estelibro seríauna necedad.Y pretender que la masturbaciónfemenina alcance el mismo rango de normalización social que tiene la masculina, otra. Pero hagámonosalgunaspreguntassimples.Quizá asíobtengamos respuestasigualmentesencillas.Y la más básicade todaslas posibleses la que encabezaeste capítulo: ¿Tienen deseossexualeslas mujeres? Resulta embarazosotener que detenerse para comprobarlo habiendo iniciado ya la andadura del tercer milenio de la era cristiana. Sin embargo,no hay más remedio que hacerlo,pues en una buena parte del mundo aún existenpersonasque piensanque las mujerestienen poco interésen el sexo,o en cualquier casomenos que el varón i1t.Esa extendida creenciapodría ilustrarsemuy bien con una afirmación realizada no hace tanto tiempo por un conocido catedráticode Obsteticia y Ginecologíaespañolque sostenía:<<Yohe llegado a pensaralguna vez que la mujer es fisiológicamente ftígida, y hasta la exaltación de la libido en la mujer es un caráctermasculinoide,y que no son las mujeres femeninaslas que tienen por el sexo opuesto una atracciónmayor, oo8. sino al contrario>> piense Que una parte importante de la población (87 por 100)115 la A fin de cuentas, asumen de esemodo no debe extrañar demasiado. vieja idea que se ha tenido acetcade la sexualidadfemenina durante demasiadotiempo; las actitudesy los tópicos cambian muy lentamente. Pero que la sostengaun reconocido ginecólogo,y otros (y otras) como é1,sorprende un poco más, aunque se puede encontrar alguna justificación para eseestadode opinión a poco que se reflexione.Des- ¿TIENEN DESEOSSEXT]ALESLAS MUJERES? 111 pués de todo, está fotlada sobre la base de las quejas que las mujeres hacen en los consultoriosde esosprofesionalesy en las de los sexólogos tt6.Esa queja no es otra qúe su escasointerés en la uida sexual. A esta alteración se le ha dado el nombre de baja intensidad del deseo sexual o deseosexual inbibido, y es la que con más frecuencia consultan las mujeres (37 por 100, frente al 19 por 100 entre los hombres)117.Y aunque se ignora su extensión entre la población general femenina, no faltan quienes han extrapolado este dato a esta, sosteniendo qre, quizá,esebajo tono del impulso sexualno seapatológico en realidad, sino el estado natural de la mujer. Alimentando de ese modo el mito. Ya hemos visto que esa consideraciónes una opinión fuertemente arraigadaentre la población generalrr:. y le es hasta el extremo de con configurar el contenido de numerososchistesdonde la <<jaqueco> justifica marido solícifrente a un inapetencia sexual que su la la mujer to tieneel papel protagonista. Sin embargo,las cosasno son tan clarascomo puede parecera primera vista. El deseosexual inhibido (hípoactivo o disminuido) es una altención cuya definición está lejos de haber sido aceptada universalausenciao pérdida del deseo sexual, mente. Se ha descrito como <<1a puesto de manifiesto por la disminución de la búsqueda de estímulos de contenido sexual,o de pensamientossexualesacompañadosde sen118'11e. timientos de deseoy de apetito sexual, o de fantasíassexuales>> Pero existen dudas de que esa definición searealmenteútil. ¿Por qué? Porque cuando se comparan mujeres casadasque aquejan ese bajo tono sexual,con otras mujeres (también casadas)que tienen una vida sexual de pareja satisfactoria,se encuentra que las primeras, en efecto, fantaseanmenos durante eI juego preuio, durante la masturbación, el coito, y en las ensoñacionesdiurnas, ademásde tener menos 120.No orgasmosen la cópula que las mujeres sexualmentesatisfechas puede extrañar,por lo tanto, que las mujeresafectadaspor esetrastorinteresadaspor una actividad que les reporno se sientanescasamente ta tan pocos ratos lúdicos, y eso las lleve a no intentar iniciar, o toleren de mala gana,actividadessexualescon susparejas. Existe una tendenciageneral,incluso entre la gente común, a considerar que estasmujeres deficitarias padecen alguna clase de carencia hormonal. Despuésde todo, se ha comprobado que la principal queja Sr.i¡& TL2 de las mujeres con bajas concentracionesde testosteronaes precisamente tener una libido muybaja, una tensión sexual asazreducidaoel. Tal dato es complementario a otro que indica cómo las mujeres que tienen los nivelesde testosteronamás altos piensanmás en el sexo, copulan más y se masturbanmás que aquellascon tasasbajasde esahormona en su organismor2r'r22, A pesar de ello, no está claro que el deseosexual ircbibido sea en estos casosun problema de tipo hormonal, pues se ha comprobado fehacientementeque las mujeresque lo padeceny las que no lo sufren poseenlos mismosnivelesde esteroidessexualesen la sangre121. El problema debe de ser oto. Incluso más sencilloque todo lo referido. Cuando se compara la frecuencia dela masturbacióny de los orgasmosobtenidos mediante la automanipulaciónen los dos grupos de mujeresque se mencionabanmás aniba, se encuentraque ambascosas tienen la misma incidencia tanto entre las que padecenesabaja íntensidad del deseo sexual como entre las que tienen una viCssexual satisfactoria120.Esto es: las mujeres que supuestamentesufren un bajo deseosexualse masturban tanto y son tan orgásmicasdurante las actividades autoeróticascomo cualquier otra. No copulan, pero se masturban. Dado que la masturbación es un fiel indicador de los niveles de tensión sexual autónomos de la mujer (sin intervención del varón), si se mantiene al mismo ritmo de frecuenciay de logro de orgasmosen los dos tipos de mujeres estudiados,indica que no existe realmente una disminución del interés sexual global, sino del interés por relacionarsesexualrnentecon la pareja.Cuando se hable, pues, de baja intensidad del deseosexualen estoscasosdeberíaañadftse:...en el coito. Por eso,para lo que conciernea este epígtafe,ni siquierala observación que se realizaen los consultoriossexológicoso ginecológicosde mujeres poco interesadasen el sexo con sus parejassirve para presumir que ellas carezcanrealmentede impulso sexual.Y menos aún genenlizar esaproposici6n a todas las mujeres que componen la población. Porque es falso que así sea,ya que se masturban con la misma frecuenciaque las mujeresno aquejadasde esadificultad. Es decir, tienen deseossexualesautónomos,no relacionadoscon sus parejas,tan frecuentes como cualquier otra, que, además,satisfacendel mismo ¿TIENEN DESEOSSEXUALESLAS MUJERES? It3 Lo que va mal en modo, y con el mismo nivel de eficaciaorgásmica120. ellas no es que su naturalez, sea poco et6fica, sino que las relaciones sexualescon su parejano les attaen por la razón que sea. Estos hallazgosnos muestran que la esenciasexual femenina no pareceser la frialdad, como se díjo en el pasado.Entonces:¿cuáles su verdaderanaturaleza?A ello vamos. Las encuestassolo son un prálidoreflejo de lo que realmenteacontece en la población general,por las razonesque se señalanen el capítulo 12. Sin embargo, no hay más remedio que apoyarseen ellas, con todo el espíritu crítico que sea necesario,para disponer de un marco de referenciamínimo que nos permita tener una basede discusión. Siguiendo los resultadosde algunasde las existentes,resulta que dos de cadatres mujeres(68 por 100)mayoresde cuarentaañosse sienten lo suficientementesegurasde sí mismas y poco avergonzadasde su sexualidadcomo para reconocer que experimentan excitación sexual espontáneasin que medien requerimientos masculinos124.Y, además, algo más de la mitad de esasmujeres (53 por 100) manifiestansentir esosdeseossexualesespontáneosa diario o casia diario (y una de cada cinco 119 por 1001los experimentanvarias vecesen el mismo dia¡ott. Este dato es importante, pues son precisamenteesosmomentos de excitación sexualespontánealos que revelanla existenciade un potencial sexual femenino autónomo que aflora a su antojo, con independencia de lo que hagan o dejen de hacer los varones.Y hay razones para sostenerque los datos aportados por esasencuestasinfrarrepresentanla realidad, dadala interdicción social existentesobre la mu¡'er que admite tener este tipo de sentimientosautónomos.(De hecho, en otras encuestas,solo un 19 por 100 de las mujeres confiesantener algún pensamientosexual todos los días; dos mujeres de cada diezr2t.) Dicho potencialsexualapenasexperimentacambios02 por 100) a lo largo de la vida de la mujer, o se hace más frecuente (4I por 100). Esa posibilidad de cambiar a más es superior entre las chicasmenores de veinte años (cuandoel cuerpo, dicho de un modo algo tosco,parece un sacode hormonas revueltas)que despuésde esaedad. Entre las jóvenescon menos de veinte años,los deseossexualesse hacen más frecuentescon el paso del tiempo en el 65 por 100 de los casos(tres de cadacinco), y existeotro 18 por 100 (una de cadacinco) que, teniéndolos, no encuentranque su frecuenciase modifique. Solo un 2 por 100 II4 refieren sentir una mengua de susimpulsos sexualescon el correr de los años 017. Estascifras son muy elocuentes,pues agrupándolassignifican que el7) por 100 (cuatro de cada cinco) de las mujeresmantienen sus niveles de tensión sexual con la misma intensidad, o más, a lo largo de toda su vida. Lo que entre las menores de veinte años le sucede al 83 por 100 de ellas. Además de esto se ha encontradoque algo más de la mitad (53 por 100) de las mujeres, al menos, también admiten tener ganasde mantener relacionessexualesa diario o casi a diario (con independencia de que luego lo haganefectivoo no). Si a estasse añadeotro 40 por 100 que admiten desearloentre una y ftes vecesa la semana,solo puede concluirse qtuetener deseosde mantener relacionessexualesfrecuentes es la norma entre las mujeres (93 por I00), en lugar de la excepción)r1. Una prueb a tangencial más de que las señorastienen impulsos sexualesque les son propios es que en el casode no mantenerninguna actividad sexualque satisfagaesanecesidad,casilas tres cuartaspartes (73 por 100) de ellas se sientenfrustradas.Pareceobvio pensar que si el deseono existieseno habría lugar a tal frustración por no satisfacerlo. Solo un 5 por 100 de las mujeresno sabenrespondera estapregunta; el resto (22 por 100) refieren que pueden acomodarsea la situación de no satisfacersus necesidadessexuales.Pero, como habrán advertido, dicha respuestalleva implícito admitir que las tienen, lo que arroja entonces una cifra total del 95 por I00 (B+22) de mujeresque reconocen tener deseossexualesautónomos,soporten bien o mal no satisfaY esta cifra se parece bastante a la cerlos cuando lo necesitan017. párrafo lo que apofia una mayor verosifinal del anterior, señaladaal milirud al testimonio. No estánada mal para unas personasa las que se suponíasexualmente glaciales. Pero no se trata solo de que las mujeres experimentendeseossexualescon frecuencia,sino, también, que la intensidaddel placer erótico que obtienen en susrelacionespermaneceinalterable(28 por 100) o se hace más intenso (58 por 100) con el transcursodel tiempo.Unavez las cualesencuentran más, esto es más pujante entre las adolescentes, que su placer sexualse hace más intenso (65 por 100) conforme cumplen años,en proporcionessuperioresa las que tienen más edad017. En LASMUJERES? SEXUALES ¿TIENENDESEOS It5 cualquier caso,para el conjunto de las mujeres,la intensidadde su placer sexualse mantieneigual o se hace mayor con el paso del tiempo en el 86 por 100 de los casos(casinueve de cada diez). Lo que tampoco estámal para unos seressupuestamenteasexuados,¿verdad? Parece entonces más que razonable postular que las mujeres tienen deseossexualesautónomosfrecuentesque gustan satisfacery que se mantienen estables,o aumentan,a lo largo de sus vidas. Se trata de impulsos que les son propios y surgensin necesidadde la intervención del hombre. Es algo que sostienenlos datos, que las mujeres ya sabían a nivel individual, y que el cuerpo social está admitiendo poco a poco con el curso de los años. ) LASnau¡Enns? SExUALMENTE ¿SEEXcTTAN quelcbetusei.> quelcbetupari,pochisentono <Ognunuede (Todosvenlo quepareces y pocoslo queeres.) -1,527 NrcorÁsnr M¡euravnro(1469 ), )flIIII El Príncipe, T T L,/ na vez comprobado que las mujeres tienen deseossexualesautónomos que les son propios, la siguientepregunta sencilla que una debe formularse es si tales deseospueden excitarse(o despertarse)frente a estímuloseróticos o, por el contrario, son insensiblesa ellos. Y sería obvio preguntarse también de qué naturalezason tales incentivos. Ya sé que formular esta pregunta resulta tan grotescocomo la anterior, pero a veceslo que pareceobvio no lo es tanto. Sabersi las mujeres son capacesde responder a estímulosmás o menos eróticos fue otro de los dilemas que se plantearon nuestros inmediatos antepasados, aún sigueintrigando a los investigadoresactuales,y todavíaes objeto de numerosasespeculacionesentre la población generaly en los medios de comunicación.Recuérdeseel lugar común que advierte de la particular insensibilidadque tiene la mujer ante los estímulossexuales, hasta el extremo que, simplificando mucho el ejemplo, se ve más natural e inocente que ellas entren en los vestuariosmasculinosque al revés. Pero ya he señaladoque lo que tiene aparienciade obvio no siempre lo es. 118 Son numerososlos tópicos relacionadoscon estetema que el tiempo y sobre todo la investigaciónexperimental han terminado arrumbando. Pero resulta ll,amativala escasatrascendenciapopular que han tenido los descubrimientosrealizadosdurante los últimos treinta años, como comenté antes.Pareceque la gente prefiere seguir manejándose con susmuy cuidados,longevosy queridos estereotipos,antesque reaIizar eI esfuerzode modificar sus pensamientosautomáticosy sus actitudes a laluz delos hechos. Quizá seacierta la observación bimilenaria libenter hotnines id quod del autarca romano Cayo Julio César: <<Fere uolunt crbdunt>(Los hombres [por el génerohumano] tienden a creer [soloJ aquello que les conviene). Y, sin embargo, a principios de los años setenta del siglo xx ya existían datos experimentales que permitían afkmar sin lugar a dudas que los hombres y las mujeresse excitan de forma muy similar ante reque aproxilatos, fotognfías y películas de contenidos eróticos104'105' madamentela misma proporción de hombres y mujeresreaccionangenitalmente (erección,humedad y palpitación vaginal) a los estímulos eróticos, y con la misma rupideztot;que ambos sexos se excitan por igual frente a historias sexuales que contienen elementos afectivos como ante las que no los tienen 10r;y que reaccionande forma semejante ante un material visual (consideradotradicionalmente masculino) como literario (desdesiempredistinguido como femenino¡to;'toz. Estos experimentosreflejaron resultadosque contradecíanlas diferenciasque habían comunicado las mujeresy los hombres encuestados por Kinsey respectoa sus preferenciasy sus respuestassexualesa diferentes estímulos sexuales00a.Los resultados de Kinsey apoyabanlas creenciaspopularessobre el tema, mientrasque los de esosexperimentos sostienen la existencia de más semejanzasque diferencias entre unos y otras. Quizá, más de las que algunosy algunasestándispuestos a admitir. De hecho, se ha podido comprobar que dos de cada cinco mujeres (42 por 100) tienen reaccionesde excitación sexual frente a estetipo de material más rápidase intensasque las que tiene el promedio de los hombres10r.Ignoro por qué el sentir popular hace oídos sordos a los resultadosde las investigacionessexológicas. La investigaciónmás recienteha permitido estableceralgunassutiles diferenciasque dentro de esassemejanzasexisten entre la excitabilidad sexualmasculinay femenina. LASMUIERES? ¿SEEXCITANSEXUALMENTE t19 Para verificar si las muieres se excitan realmente frente a estímulos eróticos resulta esencial tilizar variables que no se vean influidas por factores socioculturales.Se sabe que el ambiente afectanotablemente la percepción de los diferentesestímulosy el comportamiento sexual de las personas.Lo que llega hasta el extremo de que aquello que resulta admisible en una cultura está radicalmenteprohibido en otras, o Pot eso serámás útil emplear variablesobjetivasen es mal tolerado1'26. la evaluaciónde la excitación sexual que la simple expresión verbal o escrita que pueda hacer la mujer sobre su sensaciónsubjetivade excitabilidad. Ya veremos más adelante que ese tipo de manifestaciones por la acción de factoressociales. también estánmuy sesgadas El reflejo pupilar es una de esasvariables,puesto que no se puede controlar voluntariamentey estálo bastantecomprobado que se dilata más cuando alguien muestra interés por algo que le resulta aff^ctiPues bien: se ha demostradoque las pupilas se expandenrnás vor27'r2s. en las mujeres cuando escuchansonidos de inequívoco contenido sexual que cuando los estímulosacústicosson neutros o muestran situa12e. cioneshostilesque involucren agresividad,por ejemplo Otro procedimiento experimental consisteen medir la humedad genital, el flujo sanguíneoy la amplitud del pulso vaginal (que son las reaccionesfisiológicasfemeninasdurante la excitación sexual)frente a los estímuloseróticos.La investigadorade la respuestasexualfemenina, Ellen Laan,ha determinado de forma efectivaque la amplitud del pulso vaginales la variable que mejor explica la excitabilidad sexualen la mujer 1r0.Y utilizando esta variable también se han obtenido respuestaspositivas: las mujeres reaccionan genitalmente con la misma elevada intensidad y rupidez que los hombres cuando contemplan vídeos de contenido sexual]Ú1.La reacciónque tienen los genitalesfemeninos al contemplar estosvídeos es inequívocamentesexual,pues es la misma que muestran cuando las mujeresse masturban,ya 1ohagan de forma manual o mediante el único uso de lafantasials2'r33. Permítanme introducir ot¡os resultados experimentales sobre la excitabilidad sexual femenina, aunque sea en un inciso. Si se urge a las mujeres para que respondan con el máximo de excitación sexualposible en menos de dos minutos, la reacción genital tiende a producirse rápidamente; esto es, la exigencia de respuestasexual urgente rra. es seguida de un inmediato incremento de la reactividad sexual genital femenina Ello explica que muchas mujeres puedan responder sexualmente ante estímulos efica- t20 ces en situaciones apuradas o de emergencia; aunque no suceda siempre del mismo modo. Y, al contrario, existe un número de mujeres nada insignificante (entre un 36 y un 40 por 100) que son capacesde detenerel procesode excitaciónsexual(medidaporla reactividad genital) en un momento dado, cuando se les da la orden pertinente lrt. Es algo que no puede extrañar si tenemosen cuenta que la reacción sexualpuede condi cionarseal más viejo estilo pauloviano (¿recuerdanaquel experimento clásico?:a un perro se le presenta la comida junto al sonido de una campana varias veces;al final segrega jugos gástricos solo con escuchar el sonido de la campana, aunque no le presenten aiimentos). Pues bien: si a un grupo de mujeres se les hace contemplar varias veces vídeos eróticos cuando apareceuna luz de color ámbar (el estímulo neutro, en términos reflexológicos).al poco tiempo se consigueque se sientan subjerivamenteexcitadas, desde el punto de vista.sexual, tan solo con encenderles la luz ámbar sin presentarles los vídeos eróticos 1i6. Por eso, no puede extrañar que las personascondicionen sus respuestassexualesa dete¡minados estímulos,y se muestren indiferentes a otros; ni tampoco es sorprendente que Ia irrupción de estímuloscondicionadosnegativamentecon el sexo reduzcan la excitación. Por poner un ejemplo de este tipo: la angustiay la ansiedaddisminuyen la excitación sexualen las mujeres (y en los hombres). Aunque eso no quiere decir que se menoscaben siempre los procesoscognitivos relacionadoscon la actividad sexual.Una mayoría (7) por 100) de las mujeres desea¡íaninterrumpir el acto sexua-len talescircunstancias(lo hagan finalmente o no), y el resto seguiríahasta el furilt37. Si se pormenoriza más el estudio, puede compiobarse que, más que la ansiedad,lo que disminuye los niveles de excitación sexual tanto subjetiva como genital es la interacción que esta pueda tener con el componente de distracción acompañante.La distracciónque ocasionae1estímulo ansiógeno parece ser más responsabledel descensodel tono sexualque la propia ansiedadlr8. Demostradade forma exDerimentalla obviedadde que los estímulos eróticos son capacesde excitar sexualmentea las mujeresde manetatan úpida e intensa como a los hombres, seríainteresantedeterminat la clase de estímulos que ejercen tal efecto. Existen numerosos estudios al respectocontempladosdesde perspectivasmuy diferentes. El más sencillo de todos lo aportaron Hatfield y sus colaboradores en I978, cuando encontraron que las mujeres heterosexuales<<se encienden>> al contemplar escenasque muestran actividadessexuales masculinas,y <<se apagan>> cuando dichasescenaseróticasson protagonizadas por mujeres (lo complementario también es cierto para los hombres)022. Lo que más excita a las mujereses contemplar a los hombres masturbándose, despuésse sienten estimuladasal contemplarlesmante- LASMUJERES? ¿SEEXCITANSEXT]ALMENTE 12t niendo relaciones sexuales con una mujer y, en último lugar, cuando sostienen relacioneshomosexuales.Estos autores encontraron, además, que no existían diferenciasestadísticamentesignificativasen cuanto alafacilidad que tienen para excitarsetanto las mujeres como los hombres'frente al estímulo pertinente022;loque, sin duda, contradice la creenciapopular. Son hallazgos que desmoronan la vieia idea de que -repito: a grandesrasgosy expresándolode un modo muy simple- la presencia de las mujeresen los vestuariosmasculinos(hombresdesnudos)es más inocente que la situación inversa.Y explica que la industria cinematográficaexplote con tanta frecuencialas alusionesy las escenasexplícitas de masturbaciónmasculina(bastantemás frecuentey directa que la femenina,como ya les señaléen el capítulo 1) para atraeta las salasde proyección al público femenino, que fue tradicionalmentemenos cinéfilo que el masculino. Pero si bien es cierto que hombres y mujeres responden con la misma facilidad e intensidad a los estímulossexualespertinentes,no lo es menosque prefierenparuello cosasligeramentediferentes'No me refiero a la ya comentadapreferenciaen función de la orientación sexual de cada cual, sino a la modalidad del estímulo, a sus contenidos y a su forma de presentación. Uno de los tópicos más enraizadosentre la gente es que las mujeres son menos erotofílicasque los hombres. Esta idea se ha basadoen la observación de que ellos tienen una fuerte tendencia a introducir material erótico en sus relacionessexuales.Pero es la misma propensión que tienen las mujeres para incluir en tales uniones otra clasede material:el que representaactividadessexualescon contenidosmás románticos1re.No se trata, pues, de que existan diferenciasen el interés por introducir material erótico en las relacionessexuales,sino en el tipo de ingredientesque lo componen. Un pequeño inciso para advertir a los lectores que no siempre que se habla de estímulos románticos se t¡ata realmente de eso, Ante la evidencia de que las muieres prefieren ese tipo de estimulante, se tiende a interpretar como romántico todo interés mostrado por ellas hacia algo. Gonzalo Morandé, un psiquiatra infantojuvenil, señala que hay que ser muy románticos para entender como tal la pasión que sienten muchas jovencitas por sus cantantes favoritos, por ejemplo 1a0,Entusiasmo que es vivido por estas con inconfundibles señalesgenitales. Natalie Angier sostiene lo mismo desde Ia 122 perspectiva femenina 0'3 (pág. 338). Puede ilustrarse esta afirmación con la siguiente anécdota. Durante mucho tiempo ha circulado en España, medio en secreto, un suceso relacionado con las pasiones que despertaba un conocido grupo autóctono de rock en los años sesenta:Los Bravos (hicieron conocidísimo el tema Black is BlacH. Sehizo famoso un concierto que realizaron a finales de esa década,en el que un buen número de jóvenes seguidoras del grupo, excitadas, y no precisamente desde un punto de vista romántico, se masturbaron allí mismo, en medio del público mayoritariamente femenino. La anécdota corrió de boca en boca durante muchos años sin salir en los medios de comunicación, controlados entonces por el régimen del general Francisco Franco; por eso algunos llegaron a considerar apócrifa dicha anécdota. Pero ei lance ha sido confirmado recientemente por el que fuera cantante solista de aquel grupo, Mike Kennedy, casi cuarenta años después, en un programa de televisión (Crónicas marcianas,dirigido por el periodista Javier Sardá, en la cadena Tele 5, la noche del día 31 de mayodel año 2000). La afhmaciónanterior al inciso precedenteno significa, empero, que el género femenino catezcade contactos con el material que se evoca cuando se utiliza la voz pornografía.El97 por 100 de un grupo de estudíantesuniversitarias declararon haber visto pornogtafía alguna vez en su vida; aunque <<solo>> el40 por 100 (dos de cinco) admitieron habersesentido excitadaspor ella. Otro 18 por 100 refirieron excitarse frente a materialde contenido romántico 1a1. Entre las mujerescasadas, han contemplado películaspornogúficas al menos tres de cada cinco de ellas (61 por 100), principalmente acompañadaspor sus maridos; y casi en la misma proporción (56 por 100) introducen esaclasede mateúal para excitarseo como parte del juego erótico previo al coito005. Cuando se rcalizan medidas objetivas de las reaccionesgenitales entre las mujeres que contemplan un vídeo erótico, invariablemente aparecesiernpreuna intensa y úpida respuestaque refleja la excitación despertadapor eseestímulo.Algo que sucedetanto en las mujeressolteras como entre las casadasr42,l$. El elemento de novedad que puedan tener los estímuloseróticos juega una baza importante en los niveles de excitación sexual alcanzados por las mujeres (y los hombres), del mismo modo que la repetición de los estímulosgenera una situación de habituación que anula cualquier efecto erótico subjetivo y genítal que posean previamente. Es algo que sucede por igual en ambos sexos. Aunque Laan encuentra que esahabituación produce solo un ligero descensode las reacciones LASMUJERES? ¿SEEXCITANSEXUALMENTE r23 genitales en las muiefes. El nivel de excitación vuelve a elevarsecuan144'145'146. En esanovedad existe una do se introduce un estímulo nuevo pequeñadiferencia entre los sexos.Mientras que los hombres vuelven a excitarsecuando la novedad consisteen la aparición de nuevos actores aunque hagan lo mismo, las mujeres lo hacen cuando el cambio 1a7'Al consisteen que los mismos actores realicen cosasdiferentes hombre le gusta la variedad de sujetosy a las mujeres que se modifiquen los contenidosaunquelos realicenlas mismaspersonas'Sin duda' aquí ejercesu influencíala diferente socializaciónsexualde los géneros y, posiblemente, mecanismosadaptativos atávicos diferenciados que permanecendepositadosen nuestfa dotación genética.Escribiré sobre ello en otro momento. Estos experimentos están realizadosen laboratorios y, por 1o tanto, pueden parecer un tanto artificiales.Mas no por eso dejan de mostrar lo que sucedeen la vida real. Se ha podido comprobar que las mujeres cuyos genitales responden menos en estasinvestigacionesson aquellas que tienen una menor capacidadde respuestaen su actividad sexual cotidianafuera del laboratorio1a2.Lasque mejor reaccionanfísicamente en condiciones experimentalesson también aquellasque utilizan más la Por fantasíacuando se masturbanen su vida corriente,en sus casas14r. para las cognitivo lo que parece existir un elemento facilitador de tipo respuestasexperimentales entre las mujeres que se mueven con mayof 1a8. Y el reconocimiento frente a asertividad en su vida sexual coddiana tercerosde la propia masturbaciónpareceser un reflejo de esta' Ya se ha visto que lo más estimulantepara una mujer es contemDespuésvienen las relacionesheplar a un hombre masturbándose022. terosexualesde estos.Y aquí las mujeres son más sensibles,por el orden que se citan, a las siguientesescenas:románticasheterosexuales; sexo en grupo moderado (dos hombres y una mujer); con intercurso genital heterosexual(incluso aunque el hombre maltrate a la mujer); sexo en grupo explícito (tres hombres y tres mujeres);sadomasoquismo moderado y sadomasoquismoduro. En último lugar se encuentran las relacioneshomosexualesmasculinas14e. No puede exffañar qlue aparczcanen primer lugar las relaciones sexualesque contienen un toque romántico; es una preferenciafemenina que por repedda tiene bastante validez, aunque sea relativa. Ni umpoco que aparezcanen segundoy tercer lugar un tipo de relación r24 que puede considerarsehumillant e pam la muje¡ al sercosificada por dos hombres o maltratadapor uno solo. Este es un tipo de contenido que se ha considerado tradicionalmente más atractivo para el sexo masculino que para el femenino, y ha sido utilizado por el feminismo extremista pata acusata <<todos>> los hombres de ser violadores en potencia (Hunt encontró estafantasía en uno de cada diez lI3 por 100J de los varonesde su encuesta150). MienÚas que han silenciadoque dos de cada diez (19 por 100) mujeres tienen esasmismasfantasías0r7,n0 y sientenuna especialfascinaciónpor imágenesde sumisión y dominio, en las que, en ocasiones,son forzadasa mantener relacionessexuales por desconocidos.Que poseantalesfantasíasno significaque seanpotencialesprouocadorasde violaciones,o que 1esguste ser violadas.El mundo de la fantasía es transgfesor por naturaleza.Y sirve para eso: ransgredir sin problemas. Los seres humanos solemos ser muy autocomplacientes con nosotros mismos y tendemos a atribuirnos bondades que en ocasiones no son tales. Las mujeres, como grupo, no son una excepcióna esta regla.Por eso,no se puede interpretar como fruto de la sensible naturalezafemenina que solo el 3 por 100 de ellas fantaseen conforzar a otros a tener relaciones sexualesrtO.La explicación real es más sencilla y está en la materia de sus ensoñacionessexuales.Las mujeres suelen imaginarse a sí mismas como /eceptorasde sexo prácticamente siempre en sus fantasías1t1,152. Dado el papel pasivo, beneficiaria de sexo, que suelen otorgarse las mujeres en sus fantasías,no es factible que surjan pensamientos de fotzar a otros; pues eso precisaría representarse a sí misma como sujeto activo, donador de estímulos sexuales.Cosa que no hace la mujer. Se volverá sobre ello dentro de unas oocas líneas. Se ha demostrado que los señoresno tienen más fantasíasagresivosádicasque las señorasl',Y apenasalcanzaun 0,5 por 100 la proporción de varonesy mujeres que deseanfonat o verseforzadas,respectivamente,a mantener relacionessexualesno consentidaspor las últimasr25.Pot otro lado, se ha comprobado que tanto unos como otras se excitan ante la representaciónvisual de asaltossexuales,si bien bastantemenos que cuando contemplan escenasde sexo consentido. Además, ambos sexosse sientenexcitadoscuando 1amujer víctima de la violación alcanzainvoluntariamente el orgasmo: los hombres, aunquela chica dé muestrasde experimentardolor, y las mujeres,solo cuando dicha evidenciano es explícita154. LASMUJERES? ¿SEEXCITANSEXUALMENTE 125 Cuando fantasean las muieres tienden a imaginarse como sujetos pasivos a quienes se les hacen cosas,mientras que los hombres fantainterior que reflejan taseansiendo ellos /os que hacent5L'L52.Elmundo que tienen aún unos y les fantasíasmuestra las diferentes actitudes otras frente al sexo.En la cama,la tendenciade las mujereses esperar4 que se les haga,mientras que los hombres han sido instruidos en que son ellos quienestienen que hacer.Posiblementeesa actitud condiciona la extraordinaria pasividad con que algunas mujeres enfrentan los problemasde erecciónde susparejas,por poner un eiemplo.Pasividad que los terapeutastienen que romper pata resolver esa disfunción cuando es de origen meramentepsicológico.Pero no es este el lugar donde desarrollartal rema. Cuando una pareja acude a los consultorios sexológicos suelen consultar por la disfunción que afecta a uno áe sus miembros (es decir, no suelen considerarlo como un problema de ambos). Pero, además,los dos mantienen una actitud hacia el problema claramente diferente. Así, lo frecuente es que el hombre se autoinculpe tanto de los problemasque le afectana él como de los que arañenala mujer. Esta, por el contrario, no suele inculparse a sí misma nunca: ni de los problemas que aquejan al hombre, ni de los que le incumben a ella. Su tendencia es atribuir a las circunstancias ambientales Eilo se debe, sin duda, a la di el origen de la disfunción que presenteel hombrelst'156. ferente socialización sexual que reciben unos y oras. Los hombres hacen,luego si algo falla es culpa de ellos; a las mujeres les hacen (reciben), luego si algo falla es que el hombre no sabe hacerlesbien. Sigttiendo en la misma línea de razonamiento, solo po-. drá equivocarse quien se arriesga a realizat cosas. Quien no se atreve a hacer nunca pero tampocoacierta. nadano puedeequivocarse... El material pomogfáfico, visual y escrito, excita de forma muy semeiante a hombres y a mujeres, aunque parece cierto que existe una cierta preferenciapor determinadostemasentre unos y offas. La mujer sueleoptar, básicamente,por la representaciónde escenassexualesrománticas:las que son menos directas y van con más rodeos; sin que por eso hagan ascosa otro tipo de iconografíal$. Tal evidenciapermite formular, a fuer de coherentes,que el material rodado por la sensibi lidad de una mujer podría excitar más a las mujeres que el rcalizado por hombres; al fin y al cabo estaríanhechos con las mismas motivaciones subjetivas.Ellen Laan, la investigadoraala que hice referencia antes,lo ha estudiado1r1. 126 Las mujeres se excitan tan tápida, involuntaria e intensamente (evaluando sus respuestasgenitales)con los vídeos realizadospor hombres como con los compuestospor mujeres. No existen diferencias significativas. Quienes habían estado en contacto con la pornografía anteriormente mostraban una respuesta genital de mayor intensi'dad que las que no lo habían hecho. Y las chicasjóvenesmás que las de mayor edad. Esa es la respuestaobjetiva,mensurable.Sin embargo, la percepción subjetiva de excitación sexual fue superior frente al vídeo rodado por una mujer. El que estaba rcalizado por un hombre despertóen ellassentimientosde vergüenza,c;';.lpayaversión. Quizá convenga comentar que la película de elaboración masculina escogida para el experimento se desarollaba en un ambiente próximo al de un bu¡del, mientras que la de factura femenina consistía en una tórrida aventura resuelta entre las cuatro esuechasparedesde un ascensor. Estehallazgo hizo concluir ala autoru citada que quizáel proceso de excitación sexual subjetivo femenino estémotivado por el procesamiento de los contenidosy de su significaciónen estetipo de material. Así, el mensajeenviado por los genitalesa la conciencia para determinar las sensacionessubjetivasde excitación sexual tendría muy poca importancia en las mujeres. O, como señalarontambién Stock y Geer \1982), existen unos procesos cognitivos que condicionan la percepción subjetivade excitabilidadrai.Recuérdeseque exisren conrenidos, como ver a otra mujer masturbándose,que provocan sentimientosde culpa y de vergüenzaen las mujeres,segúnse lo comunican ellas a los investigadores02l. Tal hecho sucedepor la distinta socializaciónsexual recibida por la mujer, más timorata, que la hace sentirse avergonzada ante escenasdemasiadoexplícitasy evidentes,por lo que tiende a elaborar material cognitivo contrapuesto para evitar las sensacionessubjetivas de excitación.Y esetipo de conductasdirectas-entre otrasson, precisamente,las que se incluyen en los vídeosrodadospor personal masculino,porque es el que a ellos les excita022. Pero acabo de introducir de manera subrepticia un dato que requiere alguna explicación, porque contríbuye a alimenrar la leyenda sobre la complejidad de la respuestasexual femenina innecesariamente. En efecto, las respuestassexualesde las mujeres cuando contemplan vídeos eróticos alberganuna singularidad que no tiene parangón LASMUJERES? ¿SEEXCITANSEXUALMENTE r27 entre los hombres. Según refieren elfas:no pareceexistir un paralelismo significatiuo entre la reacciónsexual objetiua (la que se puede medir en sus genitales)y la subjetiua(la que comunicanverbalmenteo por escrito)'. Es deciq que mientras en los hombres aparecensimultáneamente la ereccióny la sensaciónsubjetivade excitación sexual,entre las mujeres esarelación es en aparienciamás débil. Razón por la que pueden comunicar que se sienten subjetivamentefrías, mientras la humedad y la amplitud de las pulsacionesvaginalesdemuestranlo contrario 1ar'157. Con la única excepción de las mujeres solteras,que cuando contemplan por primera vez estetipo de material se siententan excitadassubjetiva como objetivamente0r1.Y lo comunican así,td. y como hacenlos hombres, Existen, no obstante, otras investigacionesen las que se ha comprobado que la excitación sexual subjetiva de las mujeres es tan intensa y significativa como la de los hombres cuando se enfrentan a un material erótico visual1t8. Esta aparentedisociaciónentre la percepción subjetivade excitación sexualy las reaccionesgenitaleses lo que permite sostenera una cuando en realidad mujer que no se siente eróticamente<<encendida>> la humedad y sus pulsacionesgenitalesindican lo contrario. ¿Cómo puede explicarseestadiscordancia? Laan sugiereque la información que puede aportar la tumescencia genital femenina,secundariaa la presenciade un estímulo sexual,podría tener escasaímportancia en el proceso de adquisición de la concienciade estarexcitadadesdeun punto de vista subjetivo en la mujer. Al contrario de lo que sucedeen los hombres, según añadel5e.Aiuzgar por esta afirmación, los hombres se sienten subjetivamente excitados porque perciben su pene en erección (y no al revés),Sin embargo,esa explicaciónva en contra de lo que sabemossobre la fisiologíadel proceso de excitación (fig. 5) y contra la afirmación de la propia investigadora, ya citada con anterioridad, de que la variable que mejor predice la excitaciónsexualfemeninaes su reacciónqenital1r0. " En realidad, no se trata de una disocíación completa. Existe una correlación positiva entre la excitación sexual subjetiva y la genital en toda mujer (se intensifican si multáneamente tanto la una como la otra), solo que no siempre alcanzasignificación Esto quiere decir que la asociación existe, pero no es tan intensa como la estadística160. que se observa entre los hombres. 128 COGNICIONES Actitudes, temores, izaje, expectativas DE CONSCIENCIA EXCITACION SEXUAL CONSCIENCIA DE RESPUESTA SEXUAL Estímulos táct¡les (1) Fig. 5.-Esquema ¿e la excitación sexual. Los estímulos que proceden de los genitales (1) son transportados por el nervio pudendo hasta el centro reflejo medular especí fico (2), situado al nivel de los mielómeros sacrosSr.. Cuando este centro alcanzael umbral de estímulo estipulado, desencadenael arco refle¡'o,enviando una señal (l) por las ramas anteriores del mismo plexo nervioso hacia los genitales.Así se produce la vasodilatación responsablede la humidificación genital y del inoemento de las pulsaciones vaginales, en la mujer, y de la erección, en el hombre. Otra señal es enviada al cerebro (4), que se encargade procesarlae interpretarla como sexual (si lo es), desencadenando la sensación subjetiva de excitación. Cuando el estímulo procede de cualquier omo órgano de los sentidos como puede ser el oído o la vista (A), se dirige a ravés del sistema neryioso hacia el cerebro. Allí se procesa la información, se infiere que es de contenido sexual y se desencadena,simultáneamente, una serie de estímulos, enlazados por el circuito límbico, que promueve la sensaciónsubjetivade excitación sexual, moviiza los cambios hormonales necesariosen el proceso alavez que envía, a través de la médula espinal (B), una señal a los genitales (C) para que reaccionen como en (l). (Modificado de J. Brancoft, Human sexuality and its problems, Churchill Livingstone, Edimburgo, 1981,pág.208.) ¿SEEXCITAN SEXUALMENTELAS MUJERES? t29 Es un emor creer que la excitación sexual subietiva en los hombres depende de la información que les aporta previamente la erección. Sin embargo, se trata de una simplificación muy extendida entre las mujeres, ocasionada por el desconocimiento que tienen de esta reacción refleja involuntaria. Los estímulos no sexualesque producen la erección del pene son numerosos. (Se entende¡ía mejor si los lectores conocieran los múltiples receptores endoteliales ldiferentes a los que canalizanlos estímulos sexuales] que intervienen en la activación del mecanismo de vasodilatación vascular responsable de la e¡ección. Pero no podemos detenernos aquí en ello. Baste señalar que un cambio brusco en la velocidad del flujo sanguíneopuede ocasionar una erección.) Y los hombres tienen una experiencia relati vamente frecuente de ese tipo de erección que no les iieva a interpretar que se encuentran sexualmente excitados (es clásico el ejemplo de las parcialmente habituales erecciones matutinas que tiene el hombre al despertar; y que las mujeres también tienen, aunque no se hable de ello 161).Más aún, ese tipo de erecciones no sexualespueden ocasionarsituacionesembarazosasque no siempre se sabeninterpretar adecuadamente. El caso es que esa experiencia rclativiza cualquier mecanismo de retroalimentación, tal y como lo expone Laan. El hombre sabe discriminar cuándo está subjetivamente excitado y cuándo no, por los procesos cerebrales que se comentan en otra parte; no por su erección. Aunque no siempre lo verbalice de esamanera. Además, como en el caso de las mujeres, los varones pueden advertir la reacción de sus genitales ante una escenaestimulante y, sin embargo, no sentirse (o no dejarse sentir) subjetivamente excitadosb. Bien porque la situación no lo propicia, porque no interesa en ese momento, o porque los deseosdel sujeto estén en otra línea. Y al contrario: pueden sentirse subjetivamentemuy atraídos por un estímulo erótico simple (una chica bonita en Iaplaya, por ejemplo) sin que ello desencadeneerección significativa alguna.De hecho, un 7) por 100 de los corresponsalesvarones de Shere Hite le comunicaron que se habían sentído <<sexuales>> en varias ocasionessin tener por ello una (pág. 1020).Y, también, tres de cada cinco (57 por 100) le refirie¡on haber erección025 tenido ereccionesespontáneassin que mediara un estímulo erótico02t(pág. 1029).En esto no hay tantas diferencias ent¡e los hombres y las mujeres, a pesar de que el conob La siguiente frase es cierta: <<Cuandoel hombre está excitado sexualmente, el pene entra en ereccióo>.Pero no su inversa:<<Cuandoel pene entra en erección, el hombre está excitado sexualmenter. Las mujeres pueden entenderlo bien si se aplican el razonamientoa sí mismas.Así, mienmasla frase:..Cuando la muier estáexcitadasexualmente, los pezones entran en erección>> es cierta, no lo es su inversa: <Cuando los pezones entran en erección, la mujer está excitada sexualmente>>. Porque el frío, el roce de las ropas, o cualquier otro estímulo no erótico, puede colocar los pezones en esa situación sin que la mujer muestre en esosmomentos ningún interés sexual.Y esa experiencia no condiciona para nada su vida cotidiana, e intentan ignorar el acontecimiento ante terceros. A los hombres les pasa 1o mismo con su pene, aunque es algo que no siempre se comprende bien. 130 cido (y socialmente condicionado) afán de alarde masculino yla afamada(y socialmente condicionada) turbación femenina f¡ente a estos temas hagan creer en lo opuesto. Cuando se afirma que las mujeresnecesitancontenidosy significados especialespara sentirsesubjetivamenteexcitadas1rr,ignorando la retroalimentaciónprocedente de sus genitales,no se tienen en cuenta dos cosas. La primera, que cuando se produce la reaccióngenital dicho proceso de excitación cerebralya ha tenido lugar.Pam que estosórganos reaccionenante un estímulo (visualen los experimentosreferidos,aunque también sucedecon los acústicos)debe pasar primero por el cerebro, debe producirse su identificación, elaborarsela sensaciónsubjetiva que le corresponde (de excitación sexual), organizado por el circuito límbico, alavez que se envíanlas señalespertinentesa los genitales para que se preparen y reaccionen. No sucedeal reués,salvo que el estímulooriginal no seacerebraly proceda directamentede los genitales,por manipulación de estos. Afirmar que los genitalesreaccionan sexualmentesin que exista una reacción subjetiva similar es tanto como sostenerque uno no ha pensadoantes cuanto escribe,aunque seamínimamente.Solo cuando existe una lesión de la espina dorsal (y, por lo tanto, se ha interrumpido el camino por el que las señalescerebralesse dirigen a la parte inferior del cuerpo) y las mujeres así lastimadascontemplan vídeos eróticos, la reacción subjetivade excitación sexual aparece,sin que suceda lo mismo con la genital;precisamenteporque la vía nerviosaque canaliza las señalescerebralesestáinterrumpida. Sin embargo,cuando esasmismasmujeresse masturban,entonces sí que aparecenlos signos externos de excitación sexual genital. Porque las vías que comunicanlos genitalesy la parte inferior de la médula espinal, que conservasus centros reflejos sanos,se mantienen íntegras aunque no envíen señalesal cerebro162,16. F,Tlodemuestraque no es necesariohacerseconscientede las propias reaccionesgenitalespara percibirse subjetivamenteexcítadacuando se contemplan escenaseróticas o abiertamentepornográficas. Si la lesión espinales incompleta y existealgunasensibilidaden las piernas (queda alguna comunicación cerebro-médula)la contemplación de los vídeoseróticosno solo produce excitaciónsexualsubjetiva, LASMUJERES? ¿SEEXCITANSEXUALMENTE BI sino también en los genitales;pero si las mujeres no tienen sensibilidad en las piernas, la reacción genital no aparece.Y cuando la mujer se masturba,es deciq estimuladirectamentesusgenitales,si existe alguna comunicación cerebro-médula,se produce la sensaciónsubjetiva de excitación ademásde la reaccióngenital; pero no sucedelo mismo en las que esacomunicaciónpermaneceinterrumpida: porque el estímulo no alcanzaal cerebro y se queda en la parte inferior del cuerpo, donde solo excitará a los genitales,con los que las vías nerviosasmantienen una adecuadacomunicación161. Algo similar se ha observadoen las mujeres diabéticas.Como se sabe,una de las posiblescomplicacionesde esaenfermedades la progresiva ñgidez que atacacon el tiempo a los vasossanguíneos.Esto deriva en una pobre reacción genital a los estímulossexuales,pues para que los genitalesrespondande esa manerase requiere una integridad mzonable del plexo vascular que los rodea. El estímulo llega desde el cerebro, pero el órgano receptor no reacciona.Se ha comprobado experimentalmente.En mujeresdiabéticasque contemplanun vídeo erótico (comparadascon otras mu¡'eresde similarescaracterísticas pero sanas) se produce sin problemas la sensaciónsubjetiva de excitación sexual (como sucedeentre las mujeresdel grupo de control), no así en sus genitales,cuya reacción es menor que la observadaen las mujeres sanas l6a. No parece,pues, muy verosímil explicar la pequeñaconcordancia que apareceen algunasinvestigacionesentre las sensaciones subjetivas de excitación sexual y las reaccionesgenitalesen las mujeres,sobre la base de que su cerebro no interpreta adectndamente,o no le son suficientes,las señalesprocedentesde sus genitales.Ambos acontecimientos coexisten.Luego la discordanciaque se encuentra enla percepción subjetiva de excitabilidad sexual respecto ala genitaltiene otra explicación. Y hay razonesde peso para buscar la responsabilidadde esa disociacíónen la diferentesocializaciónque han tenido las mujeresrespecto al sexo. También es posible que tal discordancia sea fruto de un artefacto metodológico o, más concretamente, estadístico. \fincze y colaboradores1t8han encontrado que, individualmente, se encuentra una buena correlación entre la sensaciónsubjetiva de exci tación sexual y la reacción genital. Pero basta con que algunas de las mujeres experi- r32 mentales obtengan una correlación muy baja para que las correlaciones del grupo se muestren más débiles. Estadísticamente, las bajas correlaciones que obtienen esaspocas mujeres (una de seis) sesgan alabaja los resultados experimentales que aquí se comentan. Se sabe que existen elementos cognitivos que condicionan las respuestassexualessubjetivasde las mujeres.Los factorespositivos son, por ejemplo,la costumbre de fantaseardurante la masturbación1ar,De alguna forma, <<verpelículas>> en la mente y aceptarlascomo propias parece favorecer el reconocimiento del efecto psicológico que dicho material ejercesobre una. Durante años se dijo que las mujeres fantaseaban poco, o así se lo hacían creer ellas a los investigadores, quién sabe. Pero dicha ausencia de fantasíassexuales,o las dificultades para ¡econocerlas ante los demás, depende de la experiencia sexual y de la libertad con Ia que esta se ejerce. Existen evidencias de que las diferencias que existían entre los hombres y las mujeres respecto a la experiencia sexual están disminuyendo. Los hombres han cambiadomenos que las mujeres,por 1o que los cambiosobservados entre los jóvenesse debe a la ransfo¡mación experimentadapor las mujeres desdelos tiempos de la doble moral hasta nuestros días. Actualmente, las jóvenes se inician en las relaciones sexualesantes que sus madres y son más activas que ellas. Y también se observa que ahora fantasean (o admiten hacerlo) más que antes165,166. En realidad, actualmente,la proporción de hombres y mujeres que se imaginan escenassexualesdurante el coito, por ejemplo, es la misma (7I us.72 por 100)167. Pero existen otros condicionantesde origen indudablemente social que ejercen una acción negativa sobre la capacidadde reconocer pensamientossexuales.Se ha comprobado que las mujerestienen dificultadespara identificarsecon los personajesfemeninosde las películas eróticas,sobre todo cuando estos realizan algunasactividadesque consideraninadecuadas;por ejemplo, masturbarse.Ello se debe a la diferenteforma en que han sido socializadasrespectoal sexo.La culpa y las actitudesnegativasfrente a la sexualidaden generaly la masturbación en particular explican la escasaproducción fantaseadoray los sentimientosnegativosque tales imágenesdespiertanen ellas021. Está demostrado que la capacidad psicológica de reaccionaÍ ante los estímulos sexualesestámuy condicionadapor los sentimientosde culpa que se puedan tener frente al sexo168. Y cuanto más bloqueos psicológicos padezcala mujer, menos asertivaserá frente a aquel, menos dis- LASMUJERES? ¿SEEXCITANSEXUALMENTE 13) fnttará de él y menos dispuesta estaráa admitir su verdadera reactividad sexualante estímuloseróticoseficaces16e,170. Dado que la frecuencia de las fantasíassexualesestá relacionada con la experienciasexual,y está comprobado que en los laboratorios reaccionanmás positivamentea los estímuloseróticos las mujeres que fantaseanmás masturbándoseen su vida cotidianal4J,es de esperar que las experiencias subjetiva y genital de excitación sexual converjan en un plazo tazonablementecorto, por el progresivo incremento de la experiencia sexual femenina. Quizá que las mujeres solterasvivan el proceso de excitación sexual subjetivo y objetivo simultáneamentela primera vez que contemplan un vídeo erótico en condicionesexperimentalesapunte en esa dirección1a2.Y que no sucedalo mismo la segundavez podría interpretarsecomo que, pasadala sorpresainicial, se activanlos procesoscognitivosinhibidores que obligan ala mujet a no reconocersentirsesubjetivamenteexcitada,aunquelo estéen realidad, e intentan <<disociao> ambas experiencias.En este sentido apuntaría la investigaciónde Schreiner-Engely colaboradoresi60al comprobar que las reaccionesgenitalesfemeninasy la sensaciónsubjetiva de excitación sexualcorrelacionabanmás cuando se pedía a las mujeresdel experimento que fantasearancon escenaseróticas que cuando veían un vídeo de ese tipo. De algún modo, el material de las fantasíases reconocido como propio y no produce vetgienza, por lo que no temen admitir sentirsesubjetivamenteexcitadaspor su contenido;mientras que los vídeos eróticos vienen de fuera, y no reconocer ante extraños -a vecesni frente a sí mismas- que pueden ser excítadaspor estímulos externos es una actitud y un modo semiautomáticode pensar pan lo que se educa a las mujeresdesdesu más tierna infancia. Una paciente me refirió lo que le sucedió la primera vez que contempló un vídeo pornográfico junto a su marido: <<...cuando vi aquellas escenástan explícitas me quedé petificada. No había visto nunca nada igual. Me excité muchísimo y me sentí un poco avergonzadapor si mi marido notaba algo. Eta un temor ridículo porque habíamos alquilado el vídeo precisamentepara eso.Cuando nos acostamosyo estabamojadísimay mi marido tenía una medioerección que yo puse rígida con npidez en cuanto se "lo" rocé con mi mano. Recuerdo que él también tenía la punra del p... lel glandel muy mojado. Hicimos el amor muy excitados y nos corrimos enseguida.Después,estuvimos hablando un ratito, pero yo no me atreví a decirle que seguíaexcitada. De modo que cuando dejamos de hablar él se quedó dormido. Calculo que esruvemasrurbándo- B4 me durante dos horas. Recuerdo con toda claridad que necesité hacerlo once veces hasta que me quedé realmente relajada.Solo entonces pude dormirme>>. Lasegunda circunstanciaque a vecespuede explicar la discordancia que se encuentraentre la sensaciónsubjetivade excitaciónsexualy la reaccióngenital pertinente procede de las condicionesexperimentales. En tales circunstancias,solo sabemoslo que le sucedea los sujetos en el laboratorio y lo que dicen que sienten allí mismo. Pero ignorarnos todo lo que acontececuando ellas uueluena suscasas. A Heiby y BeckertTrseles ocurrió investigarloen 1980.Pasaron un cuestionariode actitudesy de actividadessexualescotidianasa dos grupos de mujeres. Presentaronun vídeo que mostraba a una mujer masturbándosea uno de ellos, y el otro grupo vio otro sin contenido erótico. Un mes despuésse les citó de nuevo, pasándolesel mismo cuestionariode actividadessexualescotidianas,y se les preguntó si la contemplación de aquel vídeo había modificado en algo su conducta sexual durante ese tiempo. El grupo que había visto el vídeo erótico respondió que este no les había excitadosubjetiuamentecuando lo contemplaron, por lo que sus actitudes y conductas sexualesno habían cambiado durante el mes que había transcurrido. Pero lo cíerto es que esa afirmación contradecía 1o que ellas mismas habían reflejado en el segundocuestionariode actitudesy actividadessexualescotidianas.En él podía comprobarseque durante los treinta días que siguieron ala experiencia con el vídeo erótico se habían masturbado con mayor frecuenciaque antesde uerlo y bastanternásque el grupo de control que no lo habíavisto. El significado que tienen estos resultados es el más sencillo y obvio. A pesar de que aquellasmujeresmanifestaronno habersesentido subjetivamenteexcitadascuando contemplaron el vídeo erótico, en realidad sí se excitaron Y ese estado de excitación sexual no reconocido las llevó a mantener una mayor actividad sexualautónoma representada por la masturbacióndurante el mes siguiente.Solo que se negarona sí mismas semejanteevidencia,o estuvieroninteresadasen ocultársela deliberadamentea los investigadores. Son pruebas que permiten sospecharque la disociaciónmostrada por algunasmujeres entre sus sensacionessubjetivasde excitación sexual (lo que dicen) y sus reaccionesgenitales(lo que sienten)no solo ¿SEEXCITAN SEXUALMENTE LAS MUJERES? 135 no esfisiológica, sino qlte tarnpocoes real. No se trata de que no se exciten verdaderamente(las reaccionesgenitalesy la mayor actividad sexual que manifiestanen sus casasdespuésde los experimentosseñalan que sí lo hacen), ni de que interpreten mal esasreaccionesfísicas(las mujeres no son tontas), o que estasno sean suficientespara sentirse subjetivamenteexcitadas.Es que existealgo anível cognitivo quefrena a la mujer y le pone trabas alahora de admitir su estadosubjetivo de ardor sexual.¿Acasomienten voluntariamente?¿Seniegan a aceptarIa excitación sexual que en realidad sienten?Me inclino a pensar que es más cierto esto último. Las mujeres, cuando responden sobre sus sentimientos sexuales subjetivos,tienden a hacerlo como es socialmentedeseable;como se les ha indicado <<quedebe sen>.Dicho de otra manera, una vez iniciado el proceso de excitación sexual,evidenciadopor la humedad genipermiso>> para sentirsesubjetivamenteextal, la mujer necesita<<darse citada, aunque en realidad ya lo esté. Son estrategiascognitivas1r5 automáticasy de ejecución cuasiirreflexivadesarrolladasdesde la infancia que permiten a la niña, primero, y a la muje4 después,convivir con sus sensacionessexualessin sentimientosde culpa'. Reducir las sensaciones subjetivasde excitaciónque estánexperimentandoles permite sentir que actúan como se espera de ellas: rcchazandosentimíentos <<inconvenientes>>. Es obvia la influencia que ejerce sobre esta forma de manifestarsela doble moral que ha regido hasta hoy mismo la educaciónsexual de ambos sexos.Tanto es así que cuando una mujer ve abultada la entrepierna de un hombre deduce de inmediato que este se encuentra sexualmenteexcitado. Aunque é1le jure que no lo está.Y, sin embargo, las mujeres sometidas a estos experimentos demandan, implícitamente, que se les crea cuando hacen el mismo tipo de juramento (en el contrato que firman al consentir ser sujetos de experimentación se solicita sinceridad a cambio de la remuneración económica que reciben), pese a que los resultadosdel laboratorio evidenciensu excitación genital. ' La acción de los virus informáticos podría ilustrar muy bien la interferencia cognitiva que ejercen los automatismos mentales. Solo se activan ante determinadas situaciones ejerciendo las modificaciones que están previstas en el programa correspondiente, que de esamanera ve alterada su función normal. B6 Por otra parte, las mujeres rcchazan sentirse subjetivamente excitadas (aunquelo estén)frente a un material que les generecierta repulsa, por una cuestiónde estéticaaprendida desdela infancia.La misma influencia que se ejerce sobre los hombres pero en sentido contrario. Cuando los contenidos le resultan aceptables(un vídeo rodado con sensibilidadfemenina,o suspropias fantasías)se dejan sentir las sensaciones subjetivasde excitación sexual,con lo que estasterminan convergiendo con susreaccionesgenitales. No está de más decir que los vídeos eróticos excitan más intensamente que las propias fantasías131,1@, aunque estasse reconozcanmás como propias. Probablemente eso se debe alaviveza y a la claridad sostenida de las imágenes que se ven en la pantalla, frente a las más desvaídasque surgenen las ensoñaciones. Otras evidenciasmuestran que la sensaciónsubjetiva de excitación sexual en ambos sexosdepende, positivamente,de que la persona se sienta abstraídapor las actividadeseróticasque contempla,de que estas le resulten apetecibles,de que sientan curiosidad por lo que está aconteciendoy se entretengancon ello; y negativamente,cuando se sientan distraídas,perciban el encuentro sexualcomo repugnante,o se noten molestascon el matetial expuesto172. Pero la mujer se siente cohibida ante este tipo de ingredientes cuando es consciente de que la estánobservando.En tales condiciones,como cuando respondena un cuestionariosexualanónimo en las encuestas,su tendenciaes a mentif minirnizandosus respuestassexuales.No es una simple interpretación mía; existen informes que demuestranesa tendencia femenina en las encuestas(la disposiciónmasculinaque se ha descubiertoes la contraria: mentir alardeando)173,174. Volveré sobre ello en el capítulo 12. Este tipo de comportamiento explicaúa también esa aparentediscordancia entre las sensaciones subjetivasde excitaciónsexualque comunicanlas mujeresen estosexperimentosy susreaccíonesgenitales. Lo cierto es que los resultadosexperimentalesno sostienenlavieia idea de que las mujeres respondan menos que los hombres al material erótico visuallTt,pesea que prefieran, quizá,otro tipo de estímulos. El mundo de la pornografía gráfica mueve millones de euros al año en todo el mundo. Su clientela mayoritatia, pero no exclusiva, ha sido t¡adicionalmente masculina (el 41 por 100 de los hombres).Las mujeres (un 16 por 100 de ellas)125aún tienen LASMUJERES? ¿SEEXCITANSEXUALMENTE r37 que realizar un consumo más clandestino de ese máterial por la interdicción social que existe sobre este y el confesado pudor que ellas sienten para entrar enlas sex-shopsy adquirir ese u otro tipo de equipamiento erótico. Las cifras señaladashacen referencia a un consumo más o menos regular, pero no al contacto circunstancial con dicho material que es decididamente universal enre ellas (97 por 100¡ trt. Pe¡o las diferencias se están acortando a pasos agigantados, en la misma medida que se admite socialmentela normalidad del consumo de estosproductos por parte de la mujer. La presencia de autoras de sexo femenino en la colección etóticaLa Sonrisa Ve¡tical de la editorial española Tusquets se incrementa a cada año que pasa. Y el de sus lectoras, también. Y mujeres son las que han dirigido recientemente las películas distribuidas en circuitos comerciales con más escenasde sexo explícito: Auendre (Laetitia Masson, 1998), Post coitum (Btigitte Roüan, L998), Romance (Catherine B¡eillat, 1999), Baise-moi (Virginie Despentes y Coralie Trin Thi, 2000); f¡ente a las rodadas por hombres:Lucía y el sexo[:ulio Medem,2001). Esa diferencia también la está acortando cada día Internet, debido al supuesto anonimato que permite su consumo. Sin embargo, incluso en la Red se dan algunos elementos diferenciadores entre los hombres y las mujeres que acuden a este tipo de páginas. Los hombres siguen prefiriendo el material gráfico, mienras que las mujeres tienden a visitar más los chats eróticos para mantener conversacionessubidas de tonod (el llamado cibersexo)176. Es un hecho que no puede extrañar. Cada género se entretiene con el material que se adapta más a sus aptitudes específicas.Y algunas investigaciones señalan que en el hombre existe un predominio de las áreas cerebrales visuoespaciales,mientras que la Pese a la mcuesmujer tiene más desarroliadaslas áreasespecíficasdel lenguajetTT'178'17e. tionable influencia que tiene la cultura sobre los comportamientos socialesy los gustos personaies, existen algunas evidencias que muestran que esta especialización cerebral surge en etapas del desarrollo embrionario muy tempranas y se relacionan con la presencia de andrógenosen el torrente sanguíneodel complejo madre-feto. Cuando se han seguido hasta la edad de veinticinco años a niñas que estuvieron sometidascon cefieza a elevadasconcentraciones de andrógenos durante su gestación, se ha observado que ello no interfirió en su orientación heterosexual, pero determinó en ellas un gusto por actividades que exigían una mayor capacitación visuoespacial del cerebro. Y, respecto a la actividad sexual, mosffaron una mayor preferencia por la utlizactó¡ de estímulos gráficos, visuales,como la descrita para los hombres 180. Denro de los contenidos, las mujeres prefieren aquellos elementos eróticos y abiertamente sexualesque se encuentran incluidos en historias románticas; aunque no hagan ascos a otro tipo de material explícito, como ya se ha visto con anterioridad. A menudo se da a la voz ,<preferencia>un significado de exclusividad que no tiene, pues solo marca una tendencia que no es excluvente. Prueba de que las muieres también d AI parecer, en Estados Unidos la proporción de mujeres en Internet es del 50,4 por 100, con tendenciaa incrementarse(El País fcCiberpais>,pág. 10J, 17-\'III 2000). B8 son sensiblesal material gráfico es la cantidad ingente de dinero que se gastanlas marcas de cosméticos,lenceríafemenina, etc., en publicidad que incluye hermososcuerpos desnudos pata att^et las miradas femeninashacia sus productos. No se trata de que las mujeres sean <<ciegas> a ese tipo de material, sino que los contenidos que prefieren son ligeramente distinros. Las mujeres necesitan <<darsepermiso>)pá¡a admitir unos determinadosestímulosvisualesy otros no. Por eso algunas06-10 por 100) han desar¡olladouna nada desdeñablehabilidad cognitiva inhibidora cuasiautomática115 para aquellos estímulos que les pueden resuitar vergonzosos,lo que les permite mirarlos haciendo como que no los ven. El material que reúne ambas cosas,es decir: un contenido erótico de corte romántico y una configuración basada en las palabras, también existe. Son las nouelasrománticas, dnigidas a un público inequívocamente femenino. También existe un enorme mercado mundial de novelas románticas que produce suculentos ingresos a sus productores. Puede sostenersesin forzar demasiado las cosas que dichas novelas,con sus guaposhéroes,sus tórridas y difíciles historiasde amor, y el inevitable final feliz, es la <<pornografía, femenina adaptadaa su más desarrollada capacidad parala palabra y preferencias temáticas. La novela romántica puede contemplarse en íntimo maridaje con la literatura erótica en los estantesde librerías instaladas en algunas grandes superficies, bajo el epígrafe común <Romántica/Erótica>>.Lo que dice mucho sobre la sagacidad que tienen algunos libreros respecto al material que venden. Poco a poco, las mu¡'eresse están atreviendo a reconocerlo de forma privada y en público. Cuando le comenté a una colega esta idea su respuesta fue: <<Note lo voy a negaD>.Y la célebre escritora Erica Jong 181expone una opinión semejanteen su libro ¿Qué queremos las mujeres? Dice que después de creer durante años que el material erótico no gráfico era superior, más elevado y sublime que la pornognfia explícita,ha pasado a no establecer diferencias entre ellos, puesto que ambos excitan al mismo organismo aunque lo logren por caminos diferentes. Este tipo de pornografía está menos perseguida e interdicta que la gráfica por dos razonesprincipales,no nos engañemos.Porque los censoressiemprefueron hombres y nunca supusieron que el material romántico pudiera encender a las damas (a ellos les dejaba indiferentes). Pensaban así, entre otras cosas,porque creían que ellas no tenían esa clase de sensaciones.Y porque las mujeres (que también han perseguido con furia el erotismo gráfico por hacedes sentirse avergonzadasy no ajustarsea sus preferencias) han sido bastante discretas al habla¡ de las emociones que les despertaban las novelas ¡ománticas.A fin de cuentas,¿por qué pelear contra un material ajustadoa sus gustos y dejar así al descubierto sus <debilidadeso frente al enemigo común del que hay que protegerse: el hombre? ooe. La diferencia de género relacionada con la pornognfia qreda también reflejada en el gusto que sientenlas mujerespor contarseentre ellaslos pormenoresmás íntimos y detallados de sus relaciones sexuales.Tales relatos activan también esasáreas del lenguaje en las que parecen más diestras, y los aspectospicantes de estos actúan como el ISE EXCITAN SEXUALMENTE LAS MUIERES? 139 material pornográfico de tipo gráfico en los hombres (quienes nunca llegan a tales extremos narrativos; lo más que hacen es alardear de una conquista entre los amigos, pero.no se paran en detalles).Podríamos darle el nombre de pornografíauerbal.Y es un hecho: Erica Jong escribe respecto a sus relaciones con una íntkna amigalo siguiente: <<Noscontamossecretostremendos sobre nuest¡osmaridos [...]. Sabemosel tamaño de su polla y cuánto dinero ganan y si son [...] divertidos o aburridos en la cama y (págs.4lI 412); en nuestro medio, la periosi roncan [...], van o iban de putas...>>012 dista Sylvia de Béjar ha escrito: <<...a más de un hombre se le pondrían los pelos de punta si nos oyera hablar a algunasbuenas amigas.Dicen que ellos solo hablan de sexo, pero a la ho¡a de la verdad, difícilmente sorprenderás a uno haciendo confidencias del (pág. 179). calibre de las de algunasmujeres>>016 Las mujeres rcchazanhabla¡ entre ellas de la mastu¡bación femenina, que después de todo está referida a la propia intimidad. Pero no parecen sentir escrúpulos en hablar con sus amigasde io que les hace o deja de hacer su pareja;lo que supone,sin embargo, desvelarla intimidad de una tercera persona sin su permiso. Cosa, por cierto, penalizadapor la ley. Un ejemplo muy relevante sobre la adquisición dei gusto femenino por el erotismo visual nos lo proporcionan los locales áe stripteasemasculinos y las fiestas de despedi da de solteras con stripper incluido'. Unos y otras siempre se encuentran llenos de mujeres alborotadoras que escondenbajo el aspectode la gamberrada sus pupilas dilatadas, su corazón palpitante y evidentes humedades menos escrutables.Algunas justifican su asistencia a esos espectáculos como un mero deseo de <<hacerel tonto>>,cosa que, sin embargo, no estarían dispuestasa admitir en los hombres, a quienes les supoque los propios. nen objetivosmenos <limpios>> Todo esto podría demostrar que el gusto por los espectáculosvisuales con mayor o menor c rga etóIica no se encuenÍa tan condicionado biológicamente como podría deducirse de lo expuesto más atrás. Su consumo parece, más bien, una cuestión de oportunidad para desarollarlo en un medio social que lo permita. Eso es lo que está sucediendo con la muier en este cambio de siglo, lo que aproxima a ambos sexos más allá de 1o que muchos y muchas están dispuestos (o dispuestas)a admitir. La presunta falta de afición femenina por esos espectáculosno ha sido más que un rechazo, psicológicamente comprensible, hacia algo que históricamente les eru tnalcanzable. (Como cuando alejamosun caramelomuy deseadodel alcancede un niño y estereaccionadiciendo que ya no le gusta.) En la actualidad, allí donde es posible asistir a esos espectáculos y está socialmente bien uisto, se <<descubrettque la afición femenína por estos no se diferencia mucho de su homóloga masculina. ' Léase, por ejemplo, entre muchos, el artículo de Elena Sevillano, <Vida de un boy, en El PaísSemanal,núm. 1308 (21-X-2001),págs. I2I-124. 6 ¿EXISTEEL CELOENTRELAS HEMBRAS HUMANAS? <Le présent n'est pas un passéen puissance,il est le noment du cboix et de I'actictn.> (El presente no es un pasado en potencia, es el momento de la eleccióny de la acción.) SrruloNr,DE BEAWoTR(1908 1986), Pour une t¡aoralede I'arnbiguité, ) T Los humanos somosun tipo original de primate por muchasrazones en las que no se puede profundizar ahora.Pero hay una que sí nos interesaaquí. Y para discutirla seríainteresanteestableceruna pequeña comparación entre nosotros y nuestros primos los chimpancés,con quienestenemosbastantessemejanzas. Entre ellas, puede decirse que tenemos en común que las hembras solo son fecundablesen periodos muy cortos de tiempo que se repiten periódicamentedurante una buena parte de sus vidas. Como nunca se sabe cuándo puede encontrarsea una hembra fertlizable, los machos de ambas especieshan de estar biológica, psicológicay permanentemente capacitadospara responder a una que se encuentreen tal estado. Es una ley que no se puede transgredir,pues viene dictada por las necesidadesde supervivenciadel grupo y de los propios genes. Es en este punto donde se produce una diferen cia zoológica aparente: los machoschimpancéssabenque una hembra estáreceptiva,en 142 periodo fecundable, porque ella les muestra unas señalesinequívocas en sus genitales(una sonrosadahinchazón).Pero los machoshumanos carecende esasuerte,porque las hembrasno tienen nada parecido.En hasta hace bien poco. nuestra especie,siempre se fecundó <<aciegas>> O al menoseso eslo que creemos. Ese periodo de receptibilidad al macho que tienen las hembras de se conuestrosparienteslos chimpancésy otras especies<<inferiores>> Fuera de esosdías, nuestras o <<estro>>. noce con el nombre de <<celo>, primas no aceptanel intercurso sexualcon susmachos,segúnla creencia popular sobre el tema. Lavoz estro procede del griego oístros, qruesignifica tábano o aguijón. En sentido figurado se le da el significado de ardor sexual. Ngo parecido sucede con la palabn celo, del griego dsélos,a la que se aplica el significado de deseoreproductiuoentre los animales. Las mujeres carecende ese periodo de ,.celo>r,y por eso se dice que son sexualmente receptivas de una forma permanente. De ese modo qtedaúa compensadala ausenciade una señal que muestre el momento más idóneo para ser fecundadas. Sin embargo,no hay que interpretar literalmentela idea de que las mujeres tienen una disposición constante pata las relacionessexuales. Es cierto quepueden esurlo, pero no lo es que siemprelo estén.Dicho con otras palabras:las mujeres no estánpermanentementemotivadas, excitadasy dispuestaspara el sexo, sino que tienen esadisposiciónpara ponerse en situación cuando existe un estímulo pertinente que las incentivapara ello. Con los hombres sucedeotro tanto. Que sus deseossexualesson frecuentes,es cierto; ya lo hemos visto. Y también sus ganasde sadsfacerlos.Eso avalaríalaidea de que la receptibilidad sexualfemenina permaneceintacta todo el tiempo y carece de una ritmicidad acompasadacon la situaciónbiológica de su ciclo menstrual. Sin embargo,no es tan seguroque nuestrasprimas las chimpancés ni tampoco seansexualmenteinapetentesfuera del periodo de <<celo>>, parece que las hembras de nuestra especieno concentren sus deseos sexualesen momentos concretosdel ciclo menstrual. Aunque volveremossobre ello más adelante,baste señalarque se ha observadoa los chimoancésbonobos mantener contactossexuales ¿EXISTEEL CELO ENTRE LAS HEMBMS HUMANAS? 143 en épocas diferentes a la de la ovulación, que utilizan el sexo pan in' tefactuar socialmente,y que 1o usan también con fines lúdicos claraLo mismo ocurre entre simios más alejados mente no reproductivos182. en su evolución de los humanos181'184. entre las mujeres?No podría Pero ¿existealgo parecido al ..celo>> sostenerque sí; pero tampoco se puede decir que no' Una investi gación rcalizada hace más de cincuenta años reveló que la apetenciasexual femenina oscilaba durante el ciclo menstrual. Un 71 por 100 de las mujeres afirmaban sentfumás deseossexuales antes y durante la menstruación(fase luteínica). Otro 41 por 100 se sentían sexualmente sensiblespoco despuásde esta (fase folicular). Y cerca del B por 100 se notaban con más deseosdurante la ouulación t85. En el informe sobre la sexualidad femenina que Shere Hite rcalizí mucho después,las encuestadasrefirieron que sentíanmás deseossexuales antesy durante la menstruación(72 por 100). Otro 16 por 100 afkmaban sentirsemás díspuestassexualmentedurantela ouulación. Y el 12 por 100 lo estabandespuésde la menstruaciónjte. Ambas investigacionesparecencoincidir en que aproximadamente el 84 por 100 de las mujeressientenmás apetito sexualdurante la fase luteínica (en la segundamitad del ciclo) despuésde producirse la ovulación. Es probable que muchas lectoras se identifiquen con estos datos. Sin embargo, desde un punto de vista científico hay que ponerlos en tela de juicio, pues sebasanen la percepciónsubjetivaque tiene la mujer del día del ciclo menstrual en el que se encuentra.Y está comprobado que dicha identificación concuerda muy pobremente con la situación (hormonal) real de aquel. Dicho con otras palabras: las mujerestienden a equivocarsecon frecuenciaen la percepción del día del ciclo en el que están186. Es posible que esta sea una de las razonespor la que fracasacon tanta frecuencia el método anticonceptivo de la continencia periódica. Tradicionalmente se atribuyen días al ciclo para tener más relaciones sexuales.Pero tales fallos aI afán de <<arañ.arle>> quizá muchos de los <<hijosde Ogino> estén más vinculados con esasdificultades que tienen las mujeres para determinar con exactitud el día del ciclo en el que se encuentran que con la picardía de alegrarseun poco más la vida. r44 Ese fracaso parece lógico, por offa parte, ya que las mujeres tienen más cosasen las que pensar durante caáa día, diferentesa la determinación del momento del ciclo en el que esténen cadaocasión. Como las investígacionescitadas más arriba hacen que sus datos dependan de la destreza femenina en detectar el momento en que se encuentrasu ciclo, es admisibledudar de susresultados.Por esohabú que considerar tan solo los de aquellasinvestigacionesdonde se haga una evaluación más objetiva del ciclo menstrual. Uno de esosprocedimientoses el control diario de la temperatuta corporal basal de la mujer, que, como saben,sufre un incremento dunntela ovulación. Siguiendo esemétodo, algunos autoreshan observado que la conducta sexualfemeninaque dependeexclusivamentede ella misma, como son el coito ainiciativa propia y la masturbación,se incrementa progresiva y significativamente desde el final de la menstruación hasta el inmediato premenstruosiguiente,con un pico en los Talesdiferenciasdesaparecencuando la mudías de la ovulación187'188. jer toma anovulatorioshormonales;al cesarla ovulación se esfumanlas Sin embargo, fluctuaciones sexualesdurante el ciclo menstrual1E8. otros autores han encontrado que, incluso entre estasúltimas, se observaun aumento de la actividad sexualen lo que seríala segundamitad del ciclo; esto es, despuésde la fecha en que deberíahaberseproducido la or,'ulación160. En cualquier caso,si los estudiosson correctos,todos estosresultados son muy similaresa los referidos con anterioridad: la mujer se siente más receptiva sexualmente,y desarrolla una mayor actividad auto- y heteroerótica, desdeel momento de la ouulación basta la menstruación siguiente,en la faseluteínica. Pero si bien parece que las mujeres tienen más deseossexualesdespués de ovular (lo que favorecería la fecundacíón, aunque solo fuera en los primeros días siguientes a esta), cabría preguntarse si también se excitan más en unos momentos del ciclo que en otros, frente a estímulos eróticos específicos. Aquí los resultados son más bien confusos. Slob y cols. 18ehan comunicado que las mujeres se excitan más en la fase folicular (despuésde la regla y antes de la ovulación) que en la luteínica, cuando contemplan vídeos eróticos o se masturban con vib¡adores. Es una excitación que suele mantenerse durante veinticuatro horas; tiempo en el que se producen más fantasíasy se tienen deseos eróticos con más frecuencia que en otros momentos del ciclo. Se ha comprobado ¿EXISTEEL CELO ENTRE LAS HEMBMS HUMANAS? 145 también que las mujeres reaccionan a los vídeos eróticos con más intensidad, tanto subjetiva como genitalmente, cuando realizan una segunda sesión siempre que estén en esa fase folicular 1eo. Graham y cols. han encontrado que las mujerestienen más deseos sexualesy mejor humor en el dempo periouulatorio que en el periodo folicularrer. Parece comprobado que la sensaciónsubjetiva de excitación sexual y las reaccionesgenitaleselaboradasfrente a vídeoseróticos es la misma estéla mujer en el día del ciclo menstrual que esté.Esto es: su ciclo no condiciona ni la intensidad ni la npidez de su respuestaseEsto permitkía afirmat xual frente a los estímulospertinentes160'1e2'1er. que si bien los deseossexualesde las mujeresparecenfluctuar alolargo de su ciclo menstrual,una vez situadasante estímuloseróticosefectivos, susreaccionessexualesson siempreparecidas. Es posible que existan elementosmás sutilesque intervienenen la excitabilidad sexualfemenina.Esto es algo que solo la investigaciónde los últimos tiempos está permitiendo dilucidar con cierta limpieza. Así, se ha encontrado que las reaccionesgenitalesde las mujeres ante estímulos eróticos eficacesse incrementan cuando estosvan acompañados de fuaganciasque <<huelanavar6n>>,si se encuentran en la fase folicular 1e1. Es deci¡ antesde la ovulación. Los olores parecenjugar un papel importante en las relacionessexuales humanas. Bastante más de lo que se venía admitiendo hasta ahota, horrorizados como estábamosde aceptar que nuestro cuerpo pueda mantener rastrosdel origen animal que siempretuvo. No se trata de que todos intentemos oler bien pan facllitar nuestra vida social y soportarnosmejor a nosotrosmismos.También nos gustasentir el olor de nuestra pareia, y percibirlo cuando Ia abrazamoso en las cosasque usa,por ejemplo. Pero nuestra sensibilidadal olor va aún más lejos. La piel segrega unos mediadores químicos denominadosferomonas, imperceptibles de forma consciente,que tienen la virtud de inducir cambiosen el sistema endocrinológico y en la conducta de la muy culta y civilizada especie humana. En líneas generales,hombres y mujeres emiten feromonas que attaen al sexo conffario. Mas eso no quiere decir que les exciten, ni r46 que les induzcan a mantener relacionessexuales'Se sabe que la exposición a esasferomonas no incrementa la actividad sexual autónoma (masturbación),que seríalo que mediría realmentedicha acción; pro1e4'1et. muevenmás bien el trato socialentre ambossexos Qué duda cabe de que para facllitar el contacto sexual lo primero que se hace necesarioes que unos y otras intefaccionen socialmente. Talesaproximacionesempáticasse relacionan con el momento en el que esttíel ciclo rnenstrualde la mujer. Las feromonas masculinas (androstanos)no son habitualmente atfactivaspara las mujeres,quienespueden llegar a sentirlasincluso repulsivas,mientras se encuentranen cualquier momento no or,rrlatorio de su ciclo menstrual. La Naturaleza nos diría que es una forma de mantenerlas alejadasde ellos cuando no conviene. Pero durante la ovulación los androstanosse vuelven milagrosamente neutfos para las sensiblescélulasolfativasfemeninas;no solo los toleran mejoE es que, además,les hacen sentirserelajadasy tranquilas,proclives a encontrar 1e6. En definia la gente más atractivaque en otfos momentos del ciclo tiva, las muieres se tornan más receptivascuando están ovulando, se sienten con mayores niveles de tensión sexual por los altos flujos de testostefonaque circula pof Su torrente sanguíneoen ese momento, ven a los hombres con mejoresojos, se sienten más a gusto con ellos y más dispuestasa interaccionarsocialy sexualmente. Algo similar le pasa a ellos con las feromonas vaginales(copulinas). El olor les resulta desagradablesalvo cuando procede de una mujer que estáovulando. Entoncesno solo se vuelven neutraslas copulinasa su olfato, sino que, además,las fotografíasde mujeresque antesles resultaban poco atractivasse tornan milagrosamenteseductorasbajo la influencia de esasfraganciascorporales;alavez que susnivelesde testostefona suben a más del doble de la cantidad que circula normalmente 1e7.En definitiva, las mujeres ovulando se tornan irresistibles para los hombres por mediación del olfato. Sin embargo,la mayor receptividadfemeninaen el momento de la ovulación no es algo tan pasivo como han mostrado los resultadosde |a investigaciónque he comentado antes;sucedetodo lo contrario. Se ha podido comprobar que las jóvenes,incluso las que estánempareiadas, tienden a cumplir un ritual mensual con saboresatávicos:acuden solasa las discotecas,con poca ropa, paraballat seductoramentea la EL CELOENTRELASHEMBMS HUMANAS? ¿EXISTE r47 vista de todos los hombres que están allí presentes.Y ellasmismas reconocen sentirsetentadasa responder a los requerimientosde los varones que se les acercan,aunque no fuera esala intención consciente que tenían al acudir a la discoteca.Esto es, se encuentranespecialmente excitadasy seductorasaun sin ser conscientesde ello ni vetbalizaio de esaforma. Cuando se determinó el momento hormonal cíclico de esaschicas se descubrió que estabanouulando.Las mujeresque se encontrabanen las mismasdiscotecasvestidasmás comedidamente,o con sus parejas, estabanen otros momentos del ciclo menstrual. Las diferenciaseran estadísticamentesignificativas, iban más a1l'ádel simple azar, no sucedía de modo casualles.Esto es:las mujeresque estánovulando no solo se sienten más atraídaspor los hombres, más tranquilas,más eufóricas y con más deseossexuales,sino que emiten señalesolfativasque les hacen más atractivas a los oios de los varones y mantíenen comportamientos visuales seductores pata aftaetlos. Algo que no sucede en cualquierotro momento del ciclo menstrual. Talesdescubrimientospermiten explicar conductasque hastaahonhabían recibido toda suerte de razonamientossocialesy psicológicos casi en exclusiva,sin convencernosdel todo. Ahora resulta que el fracaso de las campañasde información que se realizan periódicamente sobre los adolescentespara que utilicen anticonceptivosen sus encuentrossexualestambién podrían tener una explicaciónbiológica. Es por eso que en las edadesen que las hormonas estánmás alborotadas la Naturalezaconspiracontra ellos (los reproductoresmás fuertes y sanos) haciéndolessentirsemás atraídoslos unos por los otros mediante los olores y promoviendo err las hembras conductas diseñadaspara atraeral macho, precisamenteen el momento de la ouulación.El periodo de mayor riesgo de embanzo. Y por si fuera poco, tales conductas de proximidad y (potencial) apareamiento(me estoy refiriendo a las citas, a la asistenciaa discotecas,etc,) suelen acontecercon más frecuenciapor las tardes-noches,cuandoel semende los chicostiene mayor calidadfecundadora(la eficacia del semenempeora por las maña\ rqq nas)"'. Si a ello se añadeque a estasedadeslos jóvenesse sienteninr,'ulnerables, valoran el riesgo como algo positivo, y se muestran excesivamente optimistas en cuanto a su capacidad paru domínar la rcali- r48 mezcla de todo esto puede resultar explosiva; y de hecho dad200201,Ia lo es". Estos condicionamientos biológicos explicarían también, al menos en parte, por qué una chica se siente irresistiblementeaffaida por un chico en un momento dado (ovulación), y cuando consigueuna cita con él la semanasiguientelo encuentra por completo decepcionante sin saberpor qué. También nos aportan una explicación adicional ala queja que tanrepiten las mujeres menopáusicasde haberse vuelto inuisibles para to los hombres. Es posible que las arrugas resulten socialmentemenos atfactivasen las mujeresde más de cuarentaaños que en los hombres, y que eso les haga a ellos más indiferentesa los indiscutiblesencantos que ellas conservan.Pero lo cierto es que esasmujeres ya no or,rrlan. No transmiten los mensajesquímicos de la atracción.No pasanpor el momento del ciclo en el que se sienten más receptivas a los olores del macho. Ellas ya no mantienen esasconductas de cortejo elaboradas para atraerlosque les induce la ovulación. Su naturalezaconspira en contra de sus deseoscognitivosde encuentroscon los hombres. ¿Serápor esto que los hombres mayores,estén solteros,casados, divorciados o viudos, se sienten atraídos o se vuelven a casarcon mujeres a las que llegan a doblar la edad? Hasta aquí los datos. Una visión apresuradadel comportamientohumano podría confiry estánpermar que las hembrasde nuestraespeciecarecende <<celo>> manentementereceptivasal sexo, como se había venido postulando hastaahora.Pero si bien esto es cierto en cuanto a la exhibición de signos externos de fecundidad, no lo parecetanto cuando evaluamosseñalesmás sutilesy estudiamoscon mayor pulcritud el comportamiento humano. Aplicando la misma finura en la observación de nuestros primos, se encuentra que tampoco les basta la atractiva coloración genital de las hembras para sentirseseducidospor ellas. Existen investigaciones " En España quedan embanzadas al año el 1 por 100 de las adolescentesque se encuentran entre los quince y los diecinueve años de edad, Esos embarazos representan el 4,4 por 100 de la cifra anual total de ellos. El 39 por 700 de esosembarazosadolescentesfinalizaft en un aborto2ú. ¿EXISTEEL CELOENTRELASHEMBMS HUMANAS? 1,49 cuyos resultados indican que el enrojecimiento de la piel y la hinchazón genital de las hembras primates durante su .<celor>carecen de significado para los machos si no van acompañadosdel correspondiente . componente olfativo (feromona) v aginal2$'204 Todo ello demuestrahasta qué punto eran groserase insuficientes las observacionesiniciales que pretendían diferenciar el comportamiento sexualde nuestrosparienteslos simiosy nosotrosmismos (monos al fin). Tanto en unos como en otros la Naturalezadispone de ciertas conductas de cortejo para las hembras y los machos, ademásdel olfato, que incrementanlas oportunidades de mantener relacionessexualesdurante la ovulación.Aunque en amboscasostambién se tienen relacionessexualesfuera de esosmomentosde máximafecundidad. Los datos referidos con anterioridad parecenmostrar que las mujeres tienen <<unfreno biológico> en su disposiciónsexual durante los días que no son fecundas,que consisteen un rechazodel olor masculino. Y solo cuando estánovulando, es decir, cuando son fecundables, experimentanunos cambios internos que no solo les hace cambiar de opinión sobre el olor del varón (ovulando les resulta, cuanto menos, neutro), sino que les hace sentirsecon mayores deseossexuales,más felices,más tranquilas,y les induce a elaboraruna estrategiade seducción destinadaa atraerla atenciónde los hombres. Estos, que durante los restantesmomentos de ciclo menstrual encuenran el olor femenino poco agradable,modifican su juicio durante la ovulación, y pasaa resultadesal menos neutro. En esosmomentos también las ven más bonitas y atractivas.Y por si fuera poco, son atraídos por la actitud seductoraque ellasdespliegan. tal y como lo muestran, Aquí no hablamos exactamente de <<celo>> por ejemplo, nuestrasprimas las chimpancés.Pero, segúnhemosvisto, el ciclo de la mujer, en lo que conocemoshastaahora de é1,evoluciona de modo que tiende a unir a los sexosy a excitarlosmás justo cuando la fecundaciónde la mujer es posible. Lo que permite intuir que existe algún vago parecido al <<estro>>. No está de más atende¡ como hemos hecho, a los aspectosbiológicos que condicionan nuestros comportamientossexuales.Fundamentalmenteporque tendemosa olvidarnos de que somoscriaturasde la Naturalezacomo las demás.Pero seríaexcesivoolvidar que también somosseressocialesy que existenelementosculturalesque nos condi- 150 cionan igualmente.Porque la cuitura modula la biología y los comportamientos primarios, a veceshasta extremos que hacen irreconocibles susorígenesatávicos. Por poner solo dos ejemplos.Si bien los cambiosexperimentados por las mujeresdurante el ciclo menstrualdeterminanla aproximación de los sexos durante la ovulación para intercambiar eventualmente algo más que caricias,una cosa tan simple como la disponibilidad de tiempo condiciona por completo que tales encuentrossexualestengan lugar o no. Y tiempo no sobra en nuestra civilización, La influencia del tiempo laboral es incluso superior al momento del ciclo en el que ellas se encuentren2ot. Pero lo conrrario rambién es cierlo. Dada la función relajantey ansiolíticaque tiene el orgasmo, muchas parejas mantienen unos niveles de actividad sexual elevados, que no se corresponden con sus niveles de tensión erótica real, sino que utilizan el sexo como una forma de descargar las tensiones acumuladas a lo largo del día. El orgasmo siempre será mejor que el nerviosismo;y, en cualquier caso,un relajantemás próximo, sano, barato y gratificante que el alcohol o cualquier fá¡maco ansiolítico. El otro ejemplo que deseaba rcflejar aquí está relacionado con la edad cada vez másjuvenil del primer coito de las chicasy con las concentracionesplasmáticasde testosterona. Se ha acreditado que las mujeres que poseennivelesmás altos de testosteronase masturban (y tienen relacionessexuales)con mayor frePero estahormona cuencia que las que tienen tasasmás baiaszoízot'208. tiene otro papel diferente.Se ha comprobado que los índicesde testosterona predicen con bastanteacierto el inicio de las chicasen la cópula, en el sentido de que 1ohacen con mayor precocidadlas jóvenesque poseenconcentracionesmás altas de esahormona frente a las que tienen nivelesmás bajos. Mas, sobre el sustratode precocidad que supone poseef concentracionesaltas de esahormona,.sesuperponenotros elementosculturales que lo modulan restándoleparte del determinismo que solemosatribuir a todo 1obiológico. Existe un elementocultunl facílitador para buscar esaexperiencia,como es el deseode pertenecer al grupo e iniciarseasí en la vida adulta. Y estácomprobado que quienesson más permeablesa ese factor asimismoson más precoces en el inicio de las relacionessexuales.Pero tambiénhay otro componentefrenador que lo aport^ la religiosidad, con su docrina de retrasar EL CELOENTRELASHEMBMS HUMANAS? ¿EXISTE 15r Y de hela actividad sexualhastaépocasmás madurasde la vida t4t'20e. cho la tetfasa,pesea que las adolescentesverbalizanla moralidad religiosa como un factor disuasor que va por detrás del miedo a los embarazos,a las enfermedadesde transmisión sexual, a la ausenciade oportunidadesy al temor a las sancionessociales210. Ambos elementosculturalesmodulan, cada uno en sentido opuesto, una tendencia biológicab determinadapor los niveles altos de testosterona2lI. Todo ello demuestra que una visión exclusivamente zoológica del ser humano es tan parcial como la simpiemente cultural. La tendencia general que existe en nuestfa sociedad es sobrevalorar lo cultural y minusvalorar lo biológico, pofque ello nos permite contemplarnos a nosotfos mismos como seres superiores. Así, conseguimos olvidar que somos simios y que la Naturaleza ha dispuesto pafa nosoüos los mismos elementos de supervivencia,como especie,que para el resto de los seresvivos. b El conocimiento de que los niveles de testosterona incrementan la actividad sexual en las chicas se ha hecho hoy muy popular. En ocasiones,estastienden a iustificar jubilosamente su promiscuidad sexual señalando <<quetienen mucha testosterono>.Si la hipótesis de este libro es cierta y no se modifica la actitud masculina y femenina respecto a la masturbación de estas últimas, cuando se popularice la idea de que las chi cas con más testosteronano solo copulan más, sino que también se masturban más, estas deiarán de hacer referenciashumorísticas a ese estado hormonal. 7 SEXUAL ¿ES LENTALA RESPUESTA FEMENINA? ffi i::l:;l;:,:im;;;:::n3 ,J'":;fi:'ff Menc¡nrr¡ RrvDn¡, El rr¿und.o segúnlasnajeres,Aguilar,Madrid, 2000,pág.83 T l-a lentitud es un concepto relativo,puesto que suponeponef algo en relación con un punto de referenciaque se consideranormal o rápido. Cuando se afirma que las mujeres tardan más en excitarse se pone como modelo de referenciaa los hombres. Por lo tanto, si se afirma que las mujeres son <<más lentas>> en su respuestasexualse está declarápidos>.Siempreha existido la tenrando que los hombres son <<más tación de considerarel patrón de respuestasexual masculino como el normal y las alternativasfemeninascomo las desviadas.Pero lo cierto es que ninguno de los dos sexostiene la patente de normalidad en lo que se refiere a la sexualidad(o la tienen los dos). Y menos aún se le puede imponer al otro el propio modelo. Si se atiende-a los hechos, y pueden considerarsecomo tales los hallazgosexperimentalesdisponibles hasta el momento, podrá comprobarse que entre ambos sexosexisten más semejanzasque diferencias. Cosa que se ha ido documentando en líneas anteriores.Cuando existen disparidades,carecende ese carácterperdurable que proporciona el determinismo biológico, como siempre se ha pretendido. En t54 ellas se advierte un ffasfondo cultural que no puede pasar desapercibique se le ponga al tema. La antropóloga do a poco desapasionamiento Margaret Mead dejó a principios del siglo XX un elocuentetestimonio de ello al describir algunos pueblos indígenas de Polinesia donde el en la sociedaden ejercido por las mupredominante <<rolmasculino>> los hombres' jeres; mientras que el papel pasivo lo desempeñ'aban Cabe añadir que esospueblos estabanconvencidosde que esa distribución de roles estababiológicamente condicionaáa. Una equivocación tan emaizada entre ellos como la creencia contraria lo está en nuestra cultura: la que entiende que el predominio del hombre sobre y estácondicionadobiológicamenre2l2. la mujer es <<natural>> quiere decir que lentas>> sean sexualmente<<más las mujeres Que tardan más en excitarse, y que les cuestaun mayor esfuerzo alcanzatel orgasmo. Son observacionesextraídasprincipalmente de la respuesta sexualde la muier durante el coito; en el que necesitaser .,preparado> (¿no les parecehorrible estetérmino?) hastaque se excita lo suficiente para poder lograr por fin el clímax, con no pocas dificultades.Lo que extrapolado más allá de la propia relación sexual ha perfilado la idea de que una mujer no se excita con tanta facilidad ante estímuloseróticos como puede ser un insinuantedesnudomasculino,una historia subida de tono, una imagen sexualexplícita...,ni tampoco debe disfrutar con ello. Durante muchos años se ha sabido que un número mal conocido de mujeres no alcanzabael orgasmo en el coito. Era tan frecuente que en algún momento llegó a creerseque la frialdaá sexual era algo <<naturab>entre ellas;lo que, sin duda, contribuyó de una forma determinansexualmentehablando. te ala leyendade que las mujeresson <dentas>>, A comienzos del siglo XX se estimaba que dicha <alteración>>afectaba il.75 por 100 de la población femenina, como poco. Aunque, desde entonces,las cifras obtenidas en sucesivasinvestigacioneshan decrecido de forma considerable150. Las sucesivasencuestas rcalizadassobre la población reflejan diferentes cifras de anorgasmia con el paso del tiempo. Ello significa que no es un rasgo femenino <<naturaL>o biológico; porque si 1o fuera siempre se mantendría en valores más o menos estables, como sucede, por ejemplo, con la tasa de glóbulos rojos en el plasma sanguíneo. Las diferencias encontradas permiten sostener que existen variables no biológicas condicionando ese compoft amtento. ¿ESLENTA LA RESPUESTASEXUAL FEMENINA? 55 Pónganse en la piel de sus abuelas durante un breve instante. Imagínense un contexto social donde está mal visto que las mujeres tengan autonomía sexualy disfruten con el sexo <<comohacen las putasr>(eso se creía hasta no hace tanto tiempo, pese a que las pfostitutas raramente disfrutan durante su actividad). Imagínense que un hombre les preguntara p^raUlna encuestasi tienen orgasmosdurante el coito. ¿Cuál creen que seríasu respuesta?Que NO.De esemodo contestaríancomo saben que van a sef mejor aceptadassocialmentesin arriesgarsea que las considerasenunas pelanduscas. Esta interpretación explicaría que las cifras de anorgasmiasen el coito estuvieran artificialmente sobrevaloradasen el pasado. Pareceque la cifra de mujeresanorgásmicasen el coito se sitúa actualmente en torno al30 por 10001e(tabla 1). Las mujeres que nunca logran el orgasmodurante la cópula oscilan entre el 7 y eI 13 por 100, según esasinvestigaciones.Si a estosvaloresse añadenlos de aquellas otras que taravezlo alcanzan,puede inferirse que la amplitud del problema se extiende entre el 15 y el28 por 100 de la población femenina. En España, SerranoVicéns0r1encontró un 4 por 100 de mujeres casadasque nunca alcanzaronel orgasmo en el coito; cifra que se eleva al 20 por 100 cuando se refiere solo a las mujeres solteras.El número de mujeres auténticamentefrígidas que encuentraeste autoE es decir, aquellasque no llegan al orgasmoni en el coito, ni por masturbación, ni por cualquierotro medio, fue tan solo del0,5 por 100' Tabla l. EN EL colTo FEMENINoS FnscunNcre ("/") on oRGASMoS Kinsey y cols. (1950)oo4 Siempre/Casi siempre A veces Raravez Nunca 45 27 16 t2 Hunt Hite (7971)otn ( 1 9 7 8 )D o 30 53 )2 8 7 22 29 Tavris y Sadd (1980)oo5 6) 19 1i 7 Horer (1981¡o'7 5) 22 12 t 1 La proporción de orgasmosen el coito aumentacon la experlencla sexual de la mujer. Entre las españolascasadas,lo alcanzanen los primeros diez díasdel matrimonio el 83 por 100; antes del primer año, el 85 por 100; y a los quince añosya se encuentraun96 por 100 que llegan al orgasmodurante suscópulas0r1. r56 Por añadir más datos válidos para esta cuestión,podría señalarse que solo la mitad (51 por 100) de las mujereslogran el orgasmoen su primer coito, ya seansolteraso casadas.La proporción de orgasmosen la cópula es más frecuente entre las mujeres que viven emparejadasque entre las que viven solas (86 y 80 por 100, respectivamente),siendo una capacidad que aumenta con la edad (19 por L00 en jóvenesmenores de veinte años,81 por 100 entre los 20-24 años,86por 100 en las que están entre los 25-34 años,84 por 100 entre los35-44 años de edad y 85 por 100 en las mayoresde cuarentay cinco años)017. Como puede apreciarse,existen razonespara pensar que la anorgasmia femenina en el coito es una dificultad más psicosociocultural que bíológica.El ambientepermisivo,la mejor comunicaciónentre los sexos,la experiencia...son factoresdecisivosque influyen en su mayor o menor prevalencia. Tener dificultades para llegar al orgasmo durante la cópula es una queja común entre las mujeres2lr,y Fisher2la,en su conocido estudio sobre el orgasmo femenino, encontró que solo un 20 por 100 de ellas no necesitabanun estímulo manual del clítoris adicional para alcanzarlodurante el coito. A la vista de tales observaciones,la tentación de afirmar que las mujeresson <<lentas>> es muy fuerte, cuando se adopta el patrón de respuestasexualmasculinocomo modelo de referencia.Pero desdela óptica femenina lo que rcflejarían tales resultados es que los hombres son demasiado<<rápidos>>, sobre todo los más jóvenes.De hecho,la idea de que <<todos>> los hombres son eyaculadoresprecocesestámuy extendida entre las señoras,a pesarde su falsedad(véasetnfra). ¿Cuál de las dos perspectivastiene ruzón? Realmente,ninguna de las dos. Cabúa preguntarse cómo es eso posible. ¿Acasoes falso que el hombre no necesitapreparación para el coito (segúnse dice, se prepara solo) y alcanzael orgasmoa los dos minutos de iniciado el acto?1t0. ¿Es que las mujeresno precisanun promedio de ocho minutos de preliminares más otros ocho minutos de coito, al menos, para alcanzatel orgasmo?oot.¿Er que estos datos no confirman la lentitud femenina (o la rapidez masculina) a la que hace referencia el epígrafe de este capítulo? SEXUALFEMENINA? ¿ESLENTALA RESPUESTA r57 El promedio de ocho minutos lo he calculado sobre los datos publicados por Tavris y Sadd00t.Solo son aproximativos, pues dichas autoras utilizaron en su investigación una escalade intervalos para rcalizar esa evaluación. Así, para el tiempo de preparación, ellas indican que el 28 por 100 de su muestra necesitabaentre 1-5 minutos; el 43 por 100, entre 6-10 minutos; el 20 por 100, entre 11-15 minutos, y el resto, más tiempo, Parala duración del coito hasta el orgasmo femenino, las autoras utiliza¡on la misma escala de intervalos temporales, y la proporción de mujeres adscritas a cada uno de ellos fue, respectivamente:28,)7 y 20 por 100. Pero Hunt r'0 ha comunicado otras cifras más directas:un promedio de quince minutos para los preliminares,más otros diez en el coito; lo que subrayaríala hipótesis de la lentitud femenina (ola rapidez masculina). En cuanto a los hombres, carece de soporte empírico la frase <ellos se preparan solos>>. Estos también necesitan su preparación para el coito. Esa es la razón por la que solicitan a sus compañeras que les hagan esto o lo otro (como insisten las mujeres respecto a sí mismas).La diferencia está en que cada cual requiere para su preparación distintas cosas.Por eso está fuera de lugar la enunciación que hacen algunas mujeres poco informadas: <Debería bastarle conmigo tal cual sop>, cuando el esposole requiere que se vista de algunamanera,o le haga cualquier otra cosa.Imagínensea un hombre haciendo esamisma afirmación: <Para qué quiere que ia acaricieo le haga mimos; debería bastarle conmigo tal como soy>. Ambos, hombres y mujeres, requieren una preparación para \a relación sexual aunque existan diferencias en la selección del estímulo que cada cual precisa al efecto. No es posible profundizar más en este punto, pues se sale del plan general de esta obra. La respuesta a talespreguntas ha de ser negativa. A pesar de las apariencias,las mujeres no son realmente<<lentas>> en su respuestasexual. Pero esto es algo que ellas saben desde hace mucho tiempo; de ahí su seguridaden afirmar que los <<rápidos>> son los hombres. Cuando ellas adoptan la postura superior en el coito (tendidasa lo largo sobre él y con las piernas abiertas<<abrazando>> las de ellos), alcanzan el orgasmo invariablemente con mayor facilidad y rapidez (en apenasdos minutos) que en la posición opuesta,porque controlan mejor la presión pélvica sobre su clítoris y los movimientos.Si un cambio tan sencilloprocura mayor tapidezen las mujereses que su lentitud no es biológica, sino circunstancial.Y ello nos permite sostenerque tanto unos como otras son rápidos en el coito; solo que la postura elegida determinará quién salefavorecido en cuanto al tiempo necesariopara alcanzatel orgasmo. 158 Pero existenotros argumentos. No es <dentitud> que ante un estímulo erótico eficaz,de cualquier tipo, las mujeresreaccionenexcitándose(humedecimientode los genitales y pulsación vaginal) en 10-30 segundos,como les sucede a los al96 por 100 de las No se pueden considerar<<lentas>> hombres06e. cuando se masturel orgasmo habitualmente mujeres que alcanzan ban01e,es decir, en proporcionesmuy superioresa las que llegan al clímax en el coito. No lo son cuando mediante la masturbación consi00a'011. guen el orgasmoa los dos minutos, o en algo menos de cuatro Las mujeres tardan un promedio que oscila entre dos y tfes minutos en alcanzar el orgasmo mediante la masturbación, y sus ofgasmos suelen durar unos veinte segundos. (Aunque parala mitaá de ellas la duración subjetivaes menor: diez segundos')21tSegún Kinsey, en términos relativos, el 69 por 100 de las mujeres alcanzanel orgasmo en cinco minuros como mucho (45 por 100 entre uno y tres minutos y otto 24 por 100 entre cuatro y cinco minutos), con un 1.2por 100 que taldan más de diez. Pero, añade,hay 004. algunas que son capacesde llegar al orgasmo en apenas quince o treinta segundos En lo tocante a la brevedad de la actividad autoerótica femenina, también quiero añadir una pequeña anécdota de última hora. Después de {inalizado el texto, se lo presenté a una amiga para que lo leyera críticamente. Al cogerlo en sus manos, 1o miró y sentenció con cierta guasa:<<Nosé cómo has sido capaz de escribir tantas páginas sobre una cosa que dura un ratito tan pequeño>>. Definitivamente,no puede considerarselentitud a un promedio de dos o tres minutos para obtener el orgasmodurante la masturbación2r5 o en la posición superior del coito. Y como son por lo demásresultados semejantesa los que se obtienen entre los hombres, no puede seguir sosteniéndoseque las mujeresseanlentas,sexualmentehablando, salvo que le hagamosla misma atribución a los hombres' O si se desea rcalizar la reflexión a la inversa: si ellos son <<rápidos>habrá que concluir que ellas también lo son. (No pondré como ejemplo aquelloscasosen los que la muier, sensiblementeexcitada por sí misma o pol una larga ausencia,requiere al hombre y lleva la <<vozcantante> durante el coito. En tales situaciones,la cópula brilla por su rapidez y la vertigínosa satisfacción de ambos miembros dela parcia, o al menos de la muier. En cualquier caso. tales escenasson menos ffecuentes en la realidad que en el cine. Los encuentlos salvajesy rápidamente orgásmicos a los que nos tiene acostumbrados el séptimo ane un sueño,salvocircunstanciasmuy especiales') son eso...de cine016, ¿ESLENTA LA RESPUESTASEXUAL FEMENINA? 159 No puede exttañat que sabiendo esto la mitad femenina de la humanidad rechace que la oüa les diga que son sexualmente<<lentas>>. Por ello, como el problema queda así acotado en torno al coito, y es lógico puesto que las mujeressabenque son sexualmente<<rápidas>>, peque achaquen su <<lentitud>> en la cópula ala falta de <<resistencia>>, ricia o interés de los hombres cuando intentan estimularlas.Tal creenciaha quedado fijada en la mente popular bajo las falsedades:<<nohay los hombres son o <<todos mujeresfrígidas, sino hombres inexpertos>>, eyaculadoresprecoces>>. La simple mecánicadel coito parecedeterminar que los hombres y las mujeres estén condenadosa no encontrarseplacenteramentenunca; por 1o que para entendersees necesarionegociarsiempre.Lo que le va bien a uno le va mal a la otra, y viceversa.Así, la posición tendida con la mujer encima facllita su orgasmo,pero complica el del hombre. La posición tendida con el hombre arriba (la posición .<delmisionero>) allana su camino hacia el orgasmoy se lo obstaculizaa la mujer. Una inroducción superficial del pene en la vagina (se entiende que con los pubis de ambosestrechamenterelacionados)favoreceel orgasmo femenino, pero no el masculino.Si la inserción es más profunda él lograú el orgasmo sin dificultad, pero no sucederálo mismo con ella. Si el hombre hace todo lo posible para estimular con su pene la sensible pared anterior de la vagina,le procurará tn grato momento, pero la parte más sensiblede su pene (la del frenillo), que es ventral, apenas recibirá estímulo y su orgasmose verá complicado. Y si lo que hace él es frotar su pene sobre la pared posterior de la vagina para conseguir su reacciónorgásmica,entorpeceráque ella disfrute. Tal cosa no sucederíasi las relaciones sexualesentre hombre y mujer se negociarany no terminaran siempre e inexcusablementeen el coito. De hecho, durante la centuria recién finalizadase ha intentado desarrollaruna labor pedagógicaparu que hombres y mujeres tomen concienciade que las relacionessexualesno se limitan a la cópula. Que los llamados preliminares constituyen,por sí solos,la relación sexual propiamente dicha, y que la culminación de esta mediante el deseadoorgasmo puede obtenersepor cualquier medio, coito incluido. Pero aún queda mucho camino por recomet paru que esta idea arcaigueen las mentes de ambos sexos.Todavia existe un número importante de personasque solo conciben las relacionessexuales<<como 160 Dios manda>, vinculadas inevitablemente al coito en la postura <<del misionero>>. Los círculos feministashan entendido siempre que el coito, concretamenteIa introducción delpene enlavagina, es una obsesiónmasculina que simboliza el dominio del macho de nuestra especiesobre las hembras.Por eso algunosde esosgrupos se convirtieron en partidarios de suprimir el coito en las relacionessexualesentre hombres y mujeres, para evitar tal supremacíay la dependenciaque tenía el orgasmo de la mujer de la actividad del varón. Quizá por eso han subrayado siempre las dificultades femenin^s pafa alcanzarel orgasmo en la cópula (un hecho cierto), proponiendo como muestra de emancipación sexual panlas mujeresotras actividadesalternativasdonde paru alcan' zar el otgasmono fuese necesarioel pene. Concretamente,la masturbación y las relacioneslesbianas. A pesar de los excesosideológicosdel mundo femínistaen esteteffeno, el autor cree acertado seguir insistiendo en darle al coito el papel que le correspondeen las relacionessexualesentre hombres y mujeres' Esto es: una forma más,entre otrasposibles,de obtener el orgasmo gratificante y reparador tras una sesión de <<hacerel amonr; entendiendo como tal lo que tradicionalmente se han considerado los preliminares. Sin embargo, existen datos resaltandoque la introducción del pene en la vagina contiene elementosvoluptuosos propios, para ambos sexos,que sería una pena perder si se entiende demasiadoal pie de la letra 1o de enconúar vias alternativasal coito para satisfacerlas necesídadessexuales.Por eso, la inserción y desinserción repetidas del pene enlavagina podría formar parte de esosllamados <<prelimidadas las sensacionesque proporcionan a ambos, Aunque nares>>, despuésuno y otro miembro de la parelaobtenga el orgasmo de otra manera,o cambien de postura en el coito para facilitar el orgasmo de uno y otfa. Existen razonesmasculinasy femeninaspara pensarasí. Los hombres obtienen sensacionesvoluptuosasdeseablescuando el pene se encuentraen el interior de la vagina en un 99 por 100 de los casos;es una sadsfacciónpsicológica,física,o mixta, en proporciones aproximadamenteiguales025.Podúa reconstruirseuna frase que recogiera lo que sientenlos hombres cuando se encuentranen el interior de sus parejas,sintetizandolas que ha comunicado Hite025en su libro IES LENTA LA RESPUESTASEXUAT FEMENINA? 161 sobre la sexualidad masculina: <<Esuna suave sensaciónaterciopelada de íntima presión, cálida,húmeda y confortable>>. Pero no solo los hombres disfrutan con el pene en el interior de las vaginas;tambiénle sucedea las mujeres.Su inserciónes la meta normal de toda relación sexual,segúnafirman tres de cada cinco de ellas (62 por 100);y otro 38 por 100 (dos de cinco) sostienenque es un acto sexual como cualquierotro. Prácticamentetodas las mujeres(97 por 100) afirman que les gustala incursión del pene en su interior, aunque un 28 por 100 no siempredisfruten de ello. Casi todas (95 por 100) encuentranque la introducción del pene en Ia vaginaconstituye por sí misma un placer sexual al que no tienen por qué renunciar. Existe un mínimo porcentaje de mujeres (5 por 100) que afirman no sentirsepsicológicamenteestimuladas cuando el pene se encuentra en su interior, y tan solo un 2 y un 4 por 100 consideranla penetracióncomo una imposición masculina,o algo que no les agtada,respectivamente0lT'01e. Las mujeresseñalancomo principal ruzón para desearla inserción del pene en sus vaginas el cálido e íntimo contacto físico-afectivo que le proporciona con susparejas,incluso sabiendoque ello no las llevará al orgasmo. Son motivos subjetivos muy importantes y, desde luego, nada desdeñables.Pero también existen elementosde tipo fisiológico, más objetivos, que impulsan a tener esa disposición,aunque seanmenos conocidos. En los laboratorios se ha podido comprobar que el aumento brusco de presión en el tercio externo de la vagina se bastapor sí solo para incrementar el flujo sanguíneo al tejido eréctil del clítoris y al plexo venoso que rodea a la vagina, lo que incrementa la humedad genital y las sensacioneseróticasgenitales.Una reacción que es tanto más intensa cuanto mayor seala distensión creada de esemodo en la vagina. Ese estímulo puede producir un bombeado sanguíneoentre cuatro y once vecessuperior al que existe en condiciones de reposo. Dicho aporte de sangreal clítoris es el responsablede su erección;y el mayor aflujo sanguíneoperivaginal 1o es de la humidificación genital femenina216. Es precisamentela presión del glande sobre el introito vaginal, cuando se inicia la inserción del pene, lo que produce esa reacción. Del mismo modo que la presión sobre la cabezadel miembro masculino provoca otra de aflujo sanguíneoal pene similar al descrito para el r62 clítoris. Es un mecanismo de mantenimiento del coito dispuesto por la Naturalezaque se autoalimenta. También se ha podido constataruna reacciónrefleja de los músculos isquiocavernososcuando aumentabruscamentela presión inttav^' ginal y se produce una distensiónde sus paredes.Cuanto mayor es esa presión, más intensa resulta y con más rupiáez ocurre la contracción refleja de esos músculosotr. La rcacción de los músculos isquiocavernosos presiona las raíces del clítoris, favoreciendo y manteniendo su erección, Lás lectoras habrán advertido algunavez que cuando practican el coito con poco entusiasmo,solo porque les insisten sus parejas,lavagrna termina humedeciéndose cuando el pene se introduce en ella, siempre que se haga con la debida delicadeza.La interpretación que suele darse a tal efecto es que, a pesar de la ausenciade pasión inicial, esta termina por aparecef, Pero también existe una razón fisioiógica que lo justifica, sin necesidadde que la mujer se encuentfe sexualmenteexcitada' La qrre he comentado en los párrafos precedentes. Es una reacción automática que también podría explicar los sentimientos de culpa que sufren algunas mujeres violadas porque lubrican durante el asalto. Se sienten turbadas por esa reaccióngenital involuntaria. Su tendenciaes interpretarla,inadecuadamente, como consecuenciade una excitacíón sexual, y tienden a ocultarla. Por mucho que se intente explicarles que tal excitación no ha tenido lugar, no se les puede convencer de 10 contlario, pofque han sido testigos de esa reacción que no síempre son capacesde verbalizar ante su terapeuta. Su íntima convicción de haberse excitado durante la violación les lleva a sentirse una especie de monsmuos por haber <disfrutado, en forma tan sutil de un acto tan violento. No suelen expfesar que sus pensamientosse basan en esa reacción fisiológica, y los terapeutas que ignoren su existencia no sabrán mitigar adecuadamenteel sufrimiento de estaspacientes, ni adelantarsepara expJicarles el verdadero significado de esa reacción. El clítoris erecto propofciona a la mujer sensacionesvoluptuosas por sí mismo, y facilita su estimulación; 1o que' sin duda, contribuye al incrementode la excitaciónsexualde su portadoray a disfrutar más de las sensaciones.No puede extfañaf,por lo tanto, que durante la masturbación muchasmuieresinserten algún dedo en sus vaginaspara incrementar su placer. Con ello consiguen satisfacerdos necesidadesque surgen durante el periodo de excitación sexual:saciarla necesidadde e in<<estar llenas, que se generaen la vagina alfinal del tocamiento06e, voluptuoy las sensaciones del clítoris la erección de cfementar lafuerua ¿ESLENTA LA RESPUESTASEXUAL FEMENINA? r6) sas que surgen mediante su estimulaci6n2r6.Todo ello sin hablar de la estimulación de las diferentes zonaseróticas que poseela propia vagina. Y lo mismo sucededurante el coito, solo que aquí el pene adopta la función del dedo o de cualquier otro objeto apropiado que se utilice atd,f:u;,. Los lectores habrán advertido que acaba de <<deslizarse>> una información experimental que ratifica lo que muchas mujeres saben empíricamente,y también algunoshombres con suficienteexperiencia. Dicho de otra forma: esos datos experimentalesdesmientenuna afirmación tan ampliamentedifundida y repetida que.ha adquirido en la mente popular carta de ley a pesar de su falsedad;porque si algo muestrantaleshallazgoses que <<el tamaño del pene s/importo>. Todos los lectores conocen hasta qué punto la presión social ha conseguidoque algunoshombres esténtan preocupadospor el tamaño de sus penescomo algunasmujereslo estánpor el de suspechosy sus caderas.Tal parece que la verdadera virilidad y feminidad fuera una cuestión de volumen en lusar de la calidad de los contenidos cosnitivos de cadacual. Es frecuente considerar que las mujeres son víctimas del entorno social y que los hombres crecen con una cierta impunidad hacia esas mismas presiones ambientales. No es cierto, naturalmente: los hombres sufren las mismas presiones sociales aunque tengan un signo diferente a las de las mujeres. Pero como se atribuye al sexo masculino toda actividad represora-por su papel dominante durante todos los siglospasados- se tiende a pensar, ¿ veces, que las presiones que puedan sufrir los hombres son autoinfligidas to' y qn", de algún modo, <.selas merecen>>.Como si los niños fueran culpables del mundo al que se les trae y las mujeres no hubieran ejercido un papel de educadorasrelevante,como ha señaladola anropóloga Helen Fisher0lr.Todos participamos de alguna manera en el mantenimiento de los estereotipos que hemos heredado al transmitírselos a nuestros hijos; máxime si nos anclamos en la cómoda postura de considerar que los demás son los únicos responsablesde tales prejuicios y no hacemos algo personalmente por modificarlos. Por eso ellos están tan condicionados por el interés general (de ambos sexos) por el tamaño del pene, como ellas lo están por la obsesión social por el tamaño del pecho. Puede rastrearseel interés de las chicas jóvenes por el tamaño del pene de sus compañeros masculinos no solo en sus conversaciones,sino también en las ¡evistasdirigidas al público femenino juvenil. No es difícil encontrar noticias relacionadascon ello. Léase, por ejemplo, Ia página 68 del número 598 (febrero 2001) de la revista SuperPOP (PublicacionesEkdosis. S. A.. Barcelona). r64 Cab¡ía señalar que tal interés no es más que un reflejo del que muestfan los chicos. Pero no debemos caer en la tentación de quedarnos solo ahí y evitar pensar' también, en un intelés genuinamente femenino por el tema, pofque estafíamosracionalizando y cerrando los oios ante la evidencia. Para ellas se han desarrollado diferentes remedios protésicos, en la lencería y mediante técnicasquirúrgicas, que apoftan el volumen deseado a quien se sientemenoscabadapor los donesproporcionadospor la Naturaleza. Los hombres, hasta ahota,no han tenido tanta suertepor las dificultadesque entraña la cirugíadel pene, lo que ha impedido disponer de solucioneseficacespara modificar las característicasde eseórgano. Aún hoy, esteterreno está más plagado de incertidumbres que de respuestas(ojo, por lo tanto, con las ofertasmilagrosas)' Quizá por ello, con los hombres se optó por negar la mayor. Es decir, se minimizó la importancia del tamaño del pene, puesto que este, en el coito, careceprácticamentede papel eltcazen el estímulo del clítoris, segúnse creía.Y se ridiculizó a quien manifestabauna preocupación de esa natxaleza (aunque no se ha hecho lo mismo con la preocupaciónde las mujerespor el tamañode su pecho; aquí también hay sexismohembrista). Así, se ha intentado calmar las ansiedades masculinasafirmando que como el pene cafecede cometido en el placer sexualfemenino, el tamaño no tiene importancia.Pero' como ya se ha visto, estano es más que una verdad a medias (no estimulael clítoris directamente,es cierto, pero contribuye al incremento de su sensibilidad0tr'216). Y por piadosa que parczca es una necedadseguir sosteniéndola por más tiempo, sobre todo cuando unos y otras saben que no esuna afirmaciónveraz. No es un secretoque durante el coito la mujer gusta sentirse<<lleno>. Hasta que surgieronlas investigacionescomentadasantesse creía que era una cuestión meramente subjetiva. Pero ahora se sabe que también tiene una base fisiológíca. Y así, cuanto más grueso sea el pene (no más largo), mayor serála presión que eieruasobre las paredes vaginales,por distensión,y más intensa la erección del clítoris, con el consecuenteincremento de su capacidadorgiástical''216.Esta es la razón por |a que algunasmujeresgustande introducirse uno o dos dedos en la vagina durante la masturbación,y por la que disfrutan intensa- SEXTJALFEMENINA? ¿ESLENTA LA RESPUESTA 165 mente cuando el pene es insertado y desinsertadovarias veces durante la misma cópula. Y por eso les importa el tamaño del pene; aunque a algunasles avergüencereconocerloen público al considerarseuna opinión <políticamenteincorrecta>>. Puesto que ambos sexosdisfrutan de la introducción del pene en lavagina, y a pesar de ello las mujeres tienen dificultades parz alcanzar el orgasmoen el coito, tanto el sentido común como los propios sexólogos suelendar dos tipos de consejospara remediarlo: que el hombre se ejerciteen el control de su orgasmopara demorarloy dat oportunidad a que aparczcael femenino; y que el hombre prolongue el tiempo del juego sexual previo para que al llegar el momenro específicodel coito la mujer esté convenientemente excitada (me entran escalofríos cuando leo o escribola palabta<<preparada>> en estecontexto). Demorar el propio orgasmoes posible. Pero cuando estáen juego la interacción con otra personala cuestión ya no es tan sencillacomo parece a primera vista, porque hay que conjugar dos ritmos. Estos no siempre están acompasadosen la parcja, ni siquiera son invariablemente los mismos en cadauno de sus miembros. Y las circunstancias en las que se realizael intercambio sexualtampoco son siempre semejantes. La prolongación del coito por eseo cualquier otro medio exige alcanzarun equilibrio que es complicado, pues tan problemático es no llegar como pasarse.Y prolongar el coito o los <<preliminares>> no da siempre los resultadosapetecidos.Hay un 18 por 100 de mujeres que ven disminuida la intensidad de su excitación sexual siempreque se alargael coito, a 1o que hay que añadk otro 35 por 100 que les ocurre lo mismo A ueces,y un 15 por 100 más que les sucederarasueces.Solo algo menos dela cuarta pane (24 por 100) de las mujeresno ven disminuida su excitación sexual cuando el coito se prolonga0l7.Por eso, esteremedio no puede considerarsede aplicaciónuniversal. En cuanto al alargamiento del llamado juego previo, o preliminares, tampoco parececlaro que mejore mucho las cosas.Cualquíeraque haya sentido la curiosidad de informarsesobre cuestionesrelacionadas con la sexualidadhabrá encontrado siemprela recomendaciónde demorarseen los preliminarescomo forma de .<prepara>>ala mujer para el coito; el autor mismo ha hecho esamisma recomendacióna las parejas que le han consultado. Pero lo cierto es que cuando se compara un t66 grupo de mujeres anorgásmicasen el coito con otras que no lo son, no .. *.rr.rtran diferenciasestadísticamentesignificativasen el tiempo que han dedicado al juego preliminar, ni en el que el hombre tarda en realizarla inserción del pene217(cito datos de hace veinte años,que no hacenmás que repetir lo que ya se encontró hace cincuenta2lsy ochenta años atrisrte;a pesar de lo cual la recomendaciónde prolongar los preliminares se ha repeddo insistentementesin crítica ni matiz alguno)' Las diferenciassolo aparecencuando se tienen en cuenta otras variables como es el estadocivil de las mujeres estudiadas'en con6a de las solteras,Entre estas,la anorgasmiaen todos sus coitos es cinco veces oo>'031 , qttizá porque más frecuenteuque la encontradaentre las casadas sus relacionessexualesseanmás esporádicaso con parejaspoco compfometidas (como sucedeen los liguesmás o menosocasionales). si bien hacer énfasis en el control orgásmico masculino y en el puede ser útil para conseajuste de la duración de los <<preliminares>> guir que las mujeresalcancenel clímax en el coito (teniendo en cuenta Ls consideracionesprecedentes),convieneno perder de vista que esa no es la única fuente de variación parael problema. En realidad,resulta demasiadosimplista reducir la anorgasmiafemenina en el coito a causasexclusivamentetécnicas' Hay autoresque señalanla presenciade factorescognitivosinhibidores o frenadoresentre las mujeres,que podrían estorbarsu verdader a natur aleza<<tápida>>. Desde alguna corriente del pensamiento se afftma que la anofgasmia femenina,o su lenta respuestaa los estímuloseróticos que le propicia el hombre, sería el resultado de sus sentimientosde hostilidad, más o menos inconscientes,frente al dominio social del varón. Sería una forma de protestarpor ello; de herir al hombre en su vanidad' privándole del placer de ver a su compañeradisfrutando del sexo.O también, más sencillamente,que tales sentimientoshostileslas desmotivan en sus relacionessexuales.Esto iustificaúa que ShereHite01e,al hacer su famosa encuestaen una población femenina muy concienciadaal respecto (colectivosfeministas),haya encontrado proporciones superiores de muieres anorgásmicasen el coito a las que comunican otras autorasoot'017. ^ )4 y 7 por 100, respectivamente005;20 y 4 por 100, respectivamente0rr SEXUALFEMENINA? ¿ESLENTALA RXSPUESTA 167 FisheE en su famoso estudio sobre el orgasmo femenino2la,saca la conclusión de que 1o que realmentebloquea a las mujeresen sus relacionessexualeses el temor a que los bombreslas dejenabandonadas a su suerte durante la cópula, tras alcanzar ellos el orgasmo.Así, lo que agaffota la natutd. <<rapidez>> sexual femenina en el coito seúa la desconfianzaa que los hombreslas dejen ocolgadas>sin orgasmo.Ese temor les impediría <<soltarse>> y dejarseafiastrarpor suspropias sensaciones. Una variante complementatiade esta idea es que el deseoexplícito de tener un orgasmo (o cualquier otra cosa) lleva siempre aparejado el temor implícito de no lograrlo. La expectación que ello genera hace que la mujer deje de ser actriz en la relación sexual y adopte el papel de espectadorade sí misma, como si se contemplasedesde fuera con lo que quedará kr¿alcanzatáesa el orgasmo o no lo alcanzará?>>), ajenaa cualquier sensaciónvoluptuosa generadaen el cuerpo de esa otra22o. Hay algunos datos que confirman la tesis de Fisher. Las mujeres que llegan al orgasmodurante el coito despuésque sus parejasmasculinas manifiestan sentirsemenos satisfechaspsicológicamentede esa experienciasexual que aquellasque lo alcanzanantesque ellos2lr.Como si el temor referido a verse<<colgadas>, adormeciesesu entusiasmo.Siguiendo este postulado, puede advertirsela extensión del problema si se tiene en consideraciónque tan solo el20 por 100 de las mujeresafirman alcanzarel orgasmo,a menudo,antesque sus parejasmasculinas; el 36 por 100lo logran a ueces;y m 44 por 100lo consiguenr6rauezo nunca. Como dato complementarioque demostruúala existenciade esos obstáculos cognitivos cabría añadir que casi la mitad (48 por 100) de las mujeres comunican que para disfrutar durante el coito y sentír el orgasmo necesitanresolver antes algunos bloqueos psicológicospropios; aunque existe otro 27 por 100 que atribuyen sus problemas orgásmicosinvariablementea la parcjamasculina017. Quizá pudiera atribuirse también esaanorgasmiaala pasividadde la mujer durante la relación sexual,esperandoque seael hombre quien se encarguede toda la tarea estimuladora.(Tavrisy Saddoo:contradicen esta afftmaciín, pues un 87 por 100 de sus mujeres encuestadas afirmaban llevar la parte activa de la relación sexual en, al menos, la mitad de las ocasionesfaunque esasautorasno definieron lo que considerabanser activosdurante las relacionessexualesl.) 168 Que la pasividad femenina durante la cópula también obstaculiza el logro del orgasmoes algo que ya está calando entre las propias mujeres. Algunas insisten mucho sobre ello en los líbros de divulgación No se insistiríaen la necesidad sexológicaque escriben pafa ellas016,01e. de modíficar un comportamientosi previamenteno se ha tomado conciencia de que este existe y es perjudicial. Volveremossobre ello más adelante. 8 LASMUJERES? ¿SIENTENORGASMOS <Noi abbiamo bisogno d'incolpar senple qualcuno del nostri danni e delle nostre sciagure., denuesdeechar aotrolaculpa ,,.1i:?:T::,T"T',1xd -l% 6), LurcrPrn¡Nonrro(1867 ll fu MattiaPascal.XIII T T -fl-ay que seguir trillando el terreno de las perogrulladas para comprobar si, finalmente, resulta normal que las mujerestengan impulsos sexualesautónomosy busquen por sí mismassu satisfacciónsin necesidad de recurrir al varón si así lo desean.Ya se ha comprobado que ellas tienen deseossexuales,que necesitansatisfacedos,que se excitan con facilidad y que su respuestasexual es bastante úpida. Solo queda por sabersi, una vez dispuestasa satisfacersusnecesidadessexuales,lo consiguen alcanzandoel orgasmo. O si, por el contrario, al carecer de esacapacidadde alivio, no tienen interés por lograrlo cuando les apetece. ANoncÁslrrcAs, MoNooRGÁsMrcAS, MULTToRGÁsurcRs Anorgasmia significa literalmente ausenciade orgasmos.Es una pd,abta muy equilibrada que no prejuzga el género de a quien se aplique y puede referirse a al.gocircunstancial o permanente que surge en fi0 cualquier actividad sexual solitaria o en pareja. Ni siquiera considera que esacompañíaseauna determinadao todas.Por eso,cuando se habla de las dificultades para alcanzarel orgasmo, se prefiere hablar de anorgasmia (o disfunción orgásmica,más técnicamente) qte de frigidez. Seha abusadotanto en el pasado delavoz frigidez quehoy se tiende a arrinconar el término como se hace con un mal recuerdo,Sin embargo, a nivel popular aún se resistea ser arrumbada por completo y persiste bajola forma de un insulto. Un destino similar al que sufrió la voz idíota que originalmente designaba a tn grado determinado de debilidad o retraso mental y hoy se utlltza con intención ofensiva' Perc frigidez tiene un significado mucho más profundo y demoledor que el término anorgasmia. La palabrafrígidez señala,en sentido estricto, a una persona (tampoco pteiuzgagénero,aunque tradicionalmente se aplica casi en exclusivaa la muier) que es incapazde experimentaf sensacionesvoluptuosas por cualquier medio: fantasías,caricias,masturbacióno intercurso sexual con otfas personas.Aparece en personascon conflictos psíquicosy tal grado de represión de sus impulsos sexualesque los inhiben masivamentehasta anularlospor completo para no sentirseamenazadospor ellos. De hecho, la anorgasmia es más del doble de frecuenteentre las mujeresque padecenconflictos aunque en su origen también pueden encontrafseotras neuróticos221, causasde tipo orgánico, como algunasalteracionesendocrinológicas, que cursancon libido cero. Convieneno pensarúnicamenteen la posibilidad de causaspsicológicaso socialesen este tipo de alteraciones cuandoaparecen, Laideade que el estadonatural de la mujer eslafrigidez ha aparecido y desaparecidofecurrentementea lo largo de la historia. Elúltimo ciclo de opinión sobre la nafitralezasexual femenina corresponde a la época victoriana. Recuerden la afirmación de aquel catedrático de ginecologíaespañol,al que hice referenciaal principio de estelibro, manifestando que había llegado a creer en algún momento que la mujer es fisiológicamente frígida y consideraba masculinoide que mostrasen No creo que haya muchas mujeres sus deseoscon determinación008. entre las lectoras que se sientan identificadascon esaspalabras.Y espero que ya no existanhombres que las clean. Pero comorobemos si la naturaleza femenina es realmentefrígida. ¿SIENTENORGASMOSLAS MUJERES? t71, No, no, lectores maliciosos; rechacen el dicho popular que acaba de acudir a su mente: <<Nohay mujeres frígidas, sino homb¡es inexpertos>>.Tal máxima reduce a la mujer a un ser pasivo e irresponsableque no tiene nada que ver con su propio placer, dando al hombre un papel director, de control, que ni tiene ni le corresponde. Algunos hombres siguen utilizándolo como una broma (segúnse les ha enseñado),y también Io hacen algunas mujeres empleándola como árma arrojadiza contra ellos sin tener en cuentael poco airosolugar donde tal fraselas coloca (también les han enseñado a actuar así). En páginas anteriores se hizo referencia al número de mujeres que erun anotgásmicasen el coito. Pero esascifras no nos sirven para determinar hasta qué punto se extiende esa dificultad al conjunto de las mujeres,porque en la cópula intervienen dos personascuyos diferentes ritmos pueden entorpecerla secuencianormal del ciclo de respuesta sexualfemenino, y porque nos interesaconocer el número de mujeres que no alcanzanel orgasmonunca, por ningún medio. Pues bien: no sentir orgasmosbajo ninguna circunstanciano solo no es la norma entre las mujeres, sino que afectasolo a un grupo reducido de ellas. Las cifras vaúan de unos autores a otros y, por lo tanto, no pueden considerarsemuy concluyentes.Serrano Vicéns0r1indicó que él sólo había encontradoun 0,5 por 100 de mujerescompletamente anorgásmicas.Shere Hite0le halló una proporción del 12 por 100 de mujeresque reunieranestascaracterísticas(el 39 por 100 de las cuales semasturbabana pesarde ello). Otras autorascomo SuzanneHorer017y Carol Darling y cols.222sitúanla anorgasmiacompleta en torno al 10 por 100 de las mujeres, pese a la masturbación; aunque otras la colocan en el 4 por 100r24. Horer017comunica que un 10 por 100 de las mujeresrespondieron que no sentíanel orgasmocuando se masturbaban,y un LL por 100 dijeron que tampoco lo sentíancuando eran masturbadaspor sus parejas.Lamentablementeno indica si esasrespuestaspertenecena las mismas personaso a grupos diferentes.Su repetición permite sospechar que se trate de las mismas,y, además,consolidabastantela estimación del 10 por 100 como el límite superior de frecuencia áela anorgasmia completaen la mujer. Estos datos permiten sostenerque las mujeres no sonfrígidas. Su natttaleza es, al contrario, mayoritaúa y universalmente orgásmica. Salvoque alguien estédispuestoa admitir que ese90 por 100 de muje- t72 res que sienten orgasmospor unos métodos u otros son excepciones. La sensatezhace pensar que una mayoríatan aplastantemafca una pauta, parecedefinir más bien la rcglaentre las señoras,¿noles parece? Estamos hablando, sin embargo, de anorgasmia, no de frigidez completa. Esta es bastante más rara de lo que ha quedado reflejado en las líneas precedentes,aunque ignofamos hasta qué punto. Establecer esa diferencia es importante porque las mujeres anorgásmicas,a pesar de carecer de la posibilidad de aliviar sus tensiones sexualescon la descargaque proporciona el clímax, no por eso dejan de sentilse atraídasy excitadas por las distintas actividadessexuales,y de practicarlasellas mismasl es decir, tienen capacidad voluptuosa, capacidad para disfrutar y desear una vida erífica activa22l. Recuerden ese 39 por 100 de señorasanorgásmicasque se masturban, pese a la ausencia de orgasmos,comunicadapor Hite01e.Aunque probablementeseanmás las que Io hacen, pues se conoce la dificultad que tienen estas muieres para comunicar toda experiencia propia relacionada precisamente con el clítoris (son prácticas que tienden a ocultar) y su falta de asertividad sexual223.La mujer auténticamentefrígida carecede la capacidad voluptuosa que hemos comprobado enla anorgísmica. moderno. En plena época Con todo, esteno es tn descubrinaiento 063 (1859-1939) comunicó no solo que la victoriana, Havelock Ellis masturbación femenina era una práctica habitual en todas las edades, sino, también, que el orgasrnomúltiple era un fenómeno frecuente entre las mujeres. Semejanteshallazgos conradecían el viejo tópico vigente femenina,e introduentoncessobre la aparenteanorgasmia<<natural>> cía Ia idea de que, muy al contrario de lo que se creía, existían -y existen- mujeres capacesde disfrutar no solo de uno, sino de dos, tres y más orgasmoscadavez. Havelock H. Ellis fue un verdadero adelantado á su tiempo en la investigación sexológica, y hoy le debemos en este terreno mucho más que a Freud22a(quien sostuvo hasta sus sesentay nueve años de edad que la masturbación era el origen de la neurastenia y otras neurosis). En cualquier caso,las teorías de Freud y de Krafft-Ebing"t (que encontraba la masturbación en el origen de un buen número de anomalíassexuales,neurosisy psicosisgraves, así como de algunos crímenespasionales)han calado muy hondo en nuestra cultura, perdurando hasta finales del siglo XX; lo que, sin duda, ha retrasado los avancessociales que habría supuestoadoptar las posicionesde Ellis respecto a la sexualidadhumana. Pero sus observacionesno encontraronhueco en la mentalidad de la época, que quizáaún no estabapreparadapara recibirlas.Entonces, LASMUJERES? ORGASMOS ¿SIENTEN 17J como hoy, la gente se encontraba más dispuesta a dejarseguiar por sus creenciasque por susconocimientos. Más tarde, a mediadosdel siglo xx,los célebresestudiosde Kinsey y cols.004'226, sobre la conducta sexual de los hombres y de las mujeres nofteamericanos(publicadosen principio en 1949 y 1953, respectivamente), comunicaronque un L4 por 100 de las mujeresy un 9 por 100 de los hombres eran multiorgásmicos(de estoshombres no se ha vuelto a hablar desde entonces,aunque se les haya investigadoen alguna ocasión227). Pero aquellosdatos apenasse tuvieron en cuenta dada la fuerte polémica que levantaronotros resultadosde esasencuestasen la entoncesmuy pacatasociedadnorteamericana. El interéspor las mujeresmultiorgásmicasresurgióbien entradala segundamitad de esesiglo, cuando MastersyJohnson06ecomunicaron que algunasmujeres alcanzabanvarios orgasmossucesivosen los numerososciclos de respuestasexual de los que fueron testigos.Es posible que el entramado social ya estuviera preparado para recibir esa noticia porque a partir de entonces enraizó la idea de que todaslas mrjereseran potencialmentemultiorgásmicas. Y en esosmovimientos pendularesque sufren a lo largo de la historia algunasideas,los que tenemoscierta edad hemos asistido al nacimiento de un nuevo mito (adviertoque aquí abusobastantedel término mito, pero lo utilizo para subrayarlo que pretendo decir). Una leyenda que trata de impugnar lavieja idea de que la frigidez era <<naturab>en la mujer con los hallazgosreferidos, sobrepasándolos,y situándonos más alIá del lugar que'probablementecorresponda.Las mujeresno solo no son anorgásmicas-señala la nueva fábula-, sino que <<tienen que los hombres, en frase de más orgasmosy más fuertes>> la antropólogaHelen Fisher0lr, aunque también haya sido pronunciada por muchas personasmás. En definitiva, que la <<naüxaleza>> femenina,lejos de ser ftígida, seríamultiorgásmica. Quizá convenga detenerse para hacer alguna definición. Los orgasmosmúltiples son aquellos que se obtienen en rápida sucesión con el mismo estímulo sexual durante una única sesión; pertenecen, pues, a un solo ciclo de respuestasexual. Este concepto es diferente al de orgasmo secuencial. Los orgasmossecuencialesson realmente varios orgasmos obtenidos en diferentes y sucesivosciclos de respuesta sexual con estímulos diferentes; son, por decirlo de otro modo, la resolución de distintos periodos de excitación sexual obtenidos uno tras otro con algún margen de tiempo de descanso,por 174 pequeño que sea. Me atengo a la primera definición en todas las referencias que haré de ahora en adelante al orgasmo múltiple. Y así, si antes se señalabaal hombre como un ser de gran potencial sexual,ahora se subraya1o contrario, atribuyendo semejantecapacídad a la muier. La quimera de que todaslasmujeresson multiorgásmicasno es tan inocente como pudiera parecer a primera vista, porque genera incredulidad, infelicidad y abatimiento en aquellasmujeres que no consiguen obtener más de uno en cada sesión,aunque sea completamente satisfactorio.Eso les puede llevar en ocasionesa preguntarse si son normales o les falta algo por ml causa.Es decir, nos encontramosen una situación semejanteala de hace algunosaños,cuando las mujeres se creíanraras potque sentíanorgasmosen un contexto social que sostenía que no debían experimentarlos.Razón por la que no me parece que esté de más intentar comprobar la verdadera extensión del fenómeno entre las mujeresa fin de determinaqen la medida de 1oposible, si estasson realmentemonoorgásmicaso multiorgásmicas,puesto que con los datos existentesen la mano ya hemos rcchazadoque sean de naturaI ezaanorgásmica. El orgasmomúltiple está bastanteextendido entre las muieres. Pero no las alcanzaa todas, ni los tienen en las mismas circunstancias, ni parece que las poblaciones femeninas multiorgásmicasy monoorgásmicasseaniguales. El grupo de Darling222ha encontradoen una muestra de 805 enfermerasque el 4) por 100 de ellas se definían como multiorgásmicas, mientras que un 47 por 100 decían ser monoorgásmicas.El resto, como se ha mencionado, no alcanzanel orgasmo por ningún medio. han encontrado una cifra similar: un 39 por 100 de Otros autores228 multiorgásmicasentre mujeresprofesionalesde la Medicina. Aún se desconoce si esasfrecuencias se deben a un sesgoatribuible a la profesión que ejercen esasmujeres y a :unahipotética mayor sensibilidad hacia estos temas; o revela la verdadera extensión del orgasmo múltiple entre las mujeres en general (que puede estimarseen torno al 40 por 100). Yo personalmenteme inclino a pensar más en esto último, pues se ha comprobado que el contacto de las mujeres con la Medicina como profesión no modifica ni sus actitudes ni su sensibilidad respecto al sexo al compararlas con sus semejantesde la población general22e'Dj, ¿SIENTENORGASMOSLAS MUJERES? 115 El multiorgasmo parece menos extendido (14 por 100) entre las mujeresque presentanalgunasdificultadesneuróticasen su personaliLo dad y entre las que consultan por problemas de esterilidad22s'D1'. que no quiere decir que las mujeres monoorgásmicasseanneuróticas; solo que algunasde estasúltimas tienen dificultades con el orgasmo, por lo cual el multiorgasmo es más raro entre ellas.Volveremossobre ello más adelante. Enre las mujeres multiorgásmicas, el 40 por 100 comunican que sus orgasmos son sucesivamentemás intensos,el 16 por 100 que son cada vez más débiles, un 35 por 100 indican que la intensidad es variable y otro 9 por 100 no encuentran diferencias entre los primeros y los siguientes222. La mayoríadelas mujeresmultiorgásmicas,y sigo citando el trabajo de Carol Darling y cols.222, lo son ante un determinado tipo de estímulo, pero no con otro. Así, el 26 por 100 de ellassolo sientenorgasmos múltiples durante la masturbación, un 18 por 100 los alcanzan durante la manipulación clitorídea proporcionada por la pareia,y otro 25 por 100 en el coito. Únicamente experimentanorgasmosmúltiples con los ües tipos de estímulosun 7 por 100. Las mujeresque siempre son multiorgásmicasson las menos. Ignoramos las razonesque hacen a estasmujeres más sensiblesa unos estímulos que a otfos, del mismo modo que desconocemoslas condicionesque permiten a unas mujeresser multiorgásmicasy a otras no; aunque existen datos que pueden darnos algunapista. Mencionaré 222 los que revelan diferencias estadísticamentesignific ativas . Se ha encontrado que las mujeres multiorgásmicastienen mayor curiosidad por examinar su clítoris y son más proclives a dar y recibir sexo oral. Se masturbanen proporcionessimilaresa las monoorgásmicas,pero las mujeresmultiorgásmicasintroducen algún dedo en la vagina como estímulo adicional con mayor frecuencia,y les resulta más fácil masturbarsefrotando el clítoris con los muslos. Durante la cópula suelen colocarsedebaio del hombre o de lado en mayor medida que las mujeres monoorgásmicas,y sienten menos escrúpulosen masturbarse mientras practican el coito. Quizá por eso las mujeres multiorgásmicastienden a experimentar el orgasmo antes que sus parejasen proporciones superioresque las monoorgásmicas(55 us. )6 por 100). 176 Además, aceptan y reciben de ellas estímulo manual y oral en sus clítoris y en sus pezonescon mayor frecuencia.Las mujeresmultiorgásmicasutilizan en mayor medida las fantasíassexualesy se excitan en mayor número con el uso de literatura y vídeosde contenido erótico. Todo ello permite sospecharque estamos ante dos poblaciones diferentes de mujeres. TaIes hallazgos parecen indicar que existe una mayor tendencia erotofílica entre las mujeres multiorgásmicas,y que tienen mayor capacidadpara disfrutar de sus sensacionescon una variedad de estímulosque no es tan frecuente encontrar entre las que son monoorgásmicas.No olvidemos que las mujeres cuyos genitales responden de forma más úpida e intensa a estímulos eróticos eficaces son las que tienen una mayor capacidadfantaseadoray mayor asertismo sexualen susvidas cotidianasr$. Aunque nuestra tendencia sea siempre explicar tales diferencias por la ausenciade semejanzasen los modelos de socializaciónsexual recibidos por unas y por otras (lo que nos haría caer en la tentación de afirmar que las mujeres monoorgásmicashabrían recibido una educación más represora),lo cierto es que carecemosde datos que permitan sostener tal afitmaciín. Al contrario, los que tenemos podrían sostener la existenciade un soporte biológico para estadiferencia.La oxitocina, por ejemplo, hormona relacionadamuy íntimamente con el orgasmo, está más elevadaentre las mujeres multiorgásmicasque sientenorgasmos muy intensos2r2.Si a eso añadimos que la erotofilia y la mayor actividad sexualde cualquiertipo se relacionancon tasaselevadasde tesno resulta demasiadoinsensatosospechary sostener tosterona12r'r22, que no todas las mujeres que quieren pueden ser multiorgásrnicas,sino solo las que estánbiológicamentepreparadaspara ello. Fíjenseen la coincidencia que existe entre la proporción de mujeres multiorgásmicas(40 por 100)y el de las mujeresque respondencon mayor intensidady npidez a los estímulossexualesque el promedio de los hombres (42 por 100¡tor.Qtizá solo seauna casualidad,pero..' tal vez nos encontremosante el mismo tipo de mujer especialmentereactivaal sexo' Nada de lo expuesto hasta aquí sobre el orgasmomúltiple puede aplicarse en principio a las mujeres capacesde alcanzarvarios orgasmos secuencialesen diferentes ciclos de respuestasexual, hasta que haya investigacionesespecíficassobre ellas que permitan hacerlo. No afirmo con elio que dude de su existencia, pues hay evidencias de lo ¿SIENTENORGASMOSLAS MUJERES? 177 contrario. Y se sabe que los orgasmos secuenci¿lesson posibles en la medida que la tensión sexual no se resuelve completamente tras un orgasmo y persiste la excitación Algunos ausexual en lo que MastersyJohnson denominaron la <fasede meseta>>06e. tores han encontrado en esas muieres secuencialesevidencias fisiológicas de que esa plataforma orgásmica persiste en sus vaginas mientras no desaparezcala estimulación. Eso seríalo que hace posible la existenciade los orgasmossecuenciales2'.Sin embargo, aún carecemosde datos que nos indiquen fehacientementela extensión de esta posibilidad en el conjunto de las mujeres. Shere Hite presenta sus resultados de un modo muy confuso y no es posible delimitar si sus datos se refieren a orgasmosmúltiples, secuencialeso ambos alavezole. Er oncmuo y EL <<FEMENINo>> <<MASCULINo>> En ocasioneses posible escuchara algunasmuieres decir que tieUnas explosionesplacentenen <<orgasmos como los de los hombres>>. ras definidas como <<unorgasmofinal que las deja exhaustase insensioo). bles a un nuevo contacto>> Este es otro de los tópicos favoritos de las últimas décadasque pretende diferenciar los orgasmosmasculinosy los femeninos.Según esafábula, los de ellas son menos intensos,más prolongados,difusosy generulizadospor el cuerpo que los de ellos, más intensos,violentos y centradosen los genitales.Aunque también se ha afirmado 1ocontrafuertes>> son los orgasmosfemeninos2la. rio: que los <<más Pero los estudiosfisiológicosdel orgasmoen el hombre y la mujer realizadospor Masters y Johnson06esolo han encontrado similitudes entre ellos, salvo las diferenciaspropias de la anatomía de cada sexo. El orgasmoes el alivio de una seriede tensionessexualesexperimentadas durante el periodo de excitacióny de tensionesmusculares,acompañado de un promedio de diez contraccionesde las estructuraspélvicas y genitales(con una duración, cadacontracción, de ocho décimas de segundoen ambos sexos).Tampoco se han encontrado diferencias endocrinológicasdurante el orgasmode los hombres y el de las mujeres; pues en ambos casosse produce el mismo pico de secreciónde oxitocina, que es la responsablede esascontraccionesque se experimentan como vivamente placentetas2s2. Podría afirmarseque las diferenciasa las que nos hemos referido no son biológicas,sino personales,lo que no resulta menos importan- 178 te. Ignoramos cómo siente cada cual sus propios orgasmos;por eso,si deseamosconocer dichas sensacionessubjetivas,no hay más remedio que preguntar a los sujetosy obtener un pálido reflejo de susexperiencias a través de las palabras que emplean paru describirlas.Vance y \Tagner2rarcalizaron esa investigaciónpidiendo a veinticuatro hombres y otras tantas mujeres que describieransus orgasmospor escrito. Los autores sustituyeron las palabras identificadoras de género por otras neutras (pene, vagina o clítoris, por genitales;esposoo esposa, por cónyuge, amante, etc.) y efiÚegaron esasdescripcionesa setenta juecesde ambos sexosentre los que había ginecólogos,psicólogosy estudiantes de Medicina. Ninguno de ellos fue capaz de identificar el sexo de la personaque describíasu orgasmocon una frecuenciadistinta ala esperadapor un acierto casual.Tú,eshallazgosparecenmostrar que la vivencia subjetiva del orgasmo masculino y del femenino no se expresacon palabrasde una forma diferenciada.O ninguno de los sexos sabeformularla verbalmente,o quizá ambos géneroshablen de lo mismo. Acaso los lectoresse creanmás sagacesque los iuecesde la investigación que les acabo de comentar.Les propóngo un pequeño iuego (págs.U0-171)u.Intenten desque ya ofrecieronantesTavrisy Sadd00t cifrar el sexo (H: hombre; M: mujer) de las cuatro descripcionesorgásmicas femeninasy de las cuatro masculinasque les oftezcoa continuación. Más adelante les daré la solución en una nota a pie de págína. ¡SuerteI a) b) <<Amí, el orgasmo me parece una creciente oleada de emoción. Primero noto una sensaciónpulsante, muy localizada, que luego se extiende por todo mi cuerpo. Después, siento cansancio,pero también una gran relajación.> <<Elorgasmo es, simplemente,algo que me sucede.No sé explicar cómo o por qué, pero de repente experimento una intensa corriente de sensación,que desaparececon la misma rapidez. A menudo, quiero experimentarlamásde una vez.>> " Quienes la tomaron, a srtvez, de Linda Rosen, que lo publicó en una revista del grupo Playgirl (Aduisor, abtl áe 1977). ¿SIENTENORGASMOSLAS MUJERES? 179 c) <<Justoantes del orgasmo me siento muy consciente de las contraccíonesmusculares.Cuando llega el orgasmo, noto en todo mi cuerpo una especiede explosión, y luego me hundo en una profunda relajación,hasta el punto de que apenasme puedo mover.r> d) <<Laansiedad que sufro con el sexo inhibe claramente mi orgasmo. En ocasionesexperimento intensassensaciones,pero en generalsiento demasiadainhibición para entregarme.Si me siento muy a gusto con mi parcja,me es muy difícil correrme. Me es más sencillo llegar al orgasmo cuando me masturbo.>> noto un picorcillo que comienza en los genitae) <<Básicamente, les y se extiende por todo el cuerpo. A vecesme basta un orgasmo,mientras que en otras no resulta completamentesatisfactorio,>> f) <<Creoque el orgasmo está supervalorado.A vecesme cuesta una hora excitarme por completo, y entoncesel orgasmosolo dura unos segundos.Creo que debería aprender cómo hacer durar más la sensacióndel orgasmo.>> de los genitag) <<Concentro toda mi atención en las sensaciones les, y cuando me corro, pierdo por completo el contacto con lo que me rodea. Mi cuerpo se siente increíblementevivo y parece vibrar. Después, lo único que deseo es abrazat a mi amantey permanecerinmóvil.>> h) <<Elmomento antes de alcanzar el orgasmo, noto caliente la zonade los genitales.El calor se hace muy intenso y se extiende por mi espalday por todo el cuerpo, hastala punta de los dedos.Aunque durante el transcursodel coito no acostumbro a moverme mucho, al llegar al orgasmo suelo gruñir en voz alta.r, Un error muy común, sobre todo entre las mujeres que no tienen la vivencia directa del fenómeno, consisteen creer que orgasmoy eyaculación son sinónimos en el hombre. No hay nada más lejos de la realidad. Aunque 1o usual es que ambas experiencias aparezc^nsimultáneamente,la verdad es que dependen de actividadesneurológicas independientes.Además, existen condicionesespecialesen las que puede producirse una disociaciónentre ambos fenómenos.Los orgas- 180 mos de los niños prepúberescarecende eyaculación,pues su organismo aún no está maduro para elaborar semen.Muchas mujeres creen que los niños no son capacesde experímentarorgasmoscomo las niñas porque asocian ambos fenómenos (eyaculacióny orgasmo) y no entiendenque puedan ir por separado.Así, infieren erróneamenteque cuando los niños no son capacesde eyaculartampoco pueden alcanzar el orgasmo.Entre los adultos se dan condicionessingularesen las que es posible alcanzarel orgasmo sin eyaculación,básicamentebaio la acción de algunosfármacoso intervencionesquirúrgicas.Y ya son más frecuenteslas eyaculacionesanhedónicas;esto es: sin orgasmo,que muchos hombres experimentanen condicionesmás cotidianas. El periodo refractario que acompañ.aala reacción sexual masculina se asociacon la eyaculación,no con el orgasmo(en relacióndirecta con la edad del sujetoy en relación inversacon la habilidad de la compañera).Por eso algunoshombres también son capacesde experimentar orgasmosmúltiples, antes de eyacular.La capacidadparu sentir orgasmosmúltiples es otra diferenciaque algunosproponen como básica entre las capacidadesorgásmicasde ambos sexos,lo que solo es relativamentecierto. Un paciente varón me refería lo siguiente: <<Yotengo varios orgasmos seguidos, pero como no se habla mucho de eso, no sé si serán figuraciones mías. Solo me sucede cuando me m¿sturba mi pareja; nunca de oüo modo. Noto cómo sube la excitación progresivamente y cuando está en lo más alto siento que se disparan dos o ües orgasmos intensos. Después viene otro más largo acompañando alaeyaatlación, y cuando termina estatengo uno o dos orgasmosbrevesy menos intensos.Pero para que suceda así necesito que mi compañera mantenga el mismo estímulo con idéntico ritmo hasta el final. Suelo ser yo el que le dice cuándo tiene que parar, porque si lo hace antes de tiempo me esüopea la fiesta>. Aún ignoramos la extensión real del fenómeno entre el género masculino,simplementeporque no se ha estudiadode maneraadecuada. Kinsey señaló que su difusión alcanzabaal 9 por 100 de los homcon exbres adultos y a más de la mitad de los chicos preadolescentes perienciaorgásmica(con cinco o más orgasmosen rápida sucesión)226. Pero puede ser mayo! quíén sabe. Después de todo, cuando Kinsey comunicó la extensiónde esefenómeno entre las mujeres arrojó cifras menores de las que se encuentran actualmenteentre ellas;por lo que ¿SIENTENORGASMOSLAS MUJERES? 181 cabúa esperar que la proporción de hombres que tienen orgasmos múltiples también seamás alta. Pero esto es una mera suposición. Kinsey y cols.226encontraron que el número de hombres que experimentaban orgasmos múltiples disminuía con la edad. Así, comunicaron que aparecíaen el 56 por 100 de los preadolescentescon experiencia orgásmica, en el 20 por 100 de los adolescentes menores de quince años, en el 15 por 100 de los que se encontraban entre los dieciséis y los veinte años, descendíaa|9 por 100 entre los veintiséisy treinta años,y declinaba paulatinamentea mayor edad, hasta quedar reducido a un 4 por 100 entre los suietos que se encuentran entre los cincuenta y los sesentaaños. ShereHiteo2tha comunicadoque un 40 por 100 de los hombres encuestadospor ella manifestaronque tenían más de un orgasmo en sus relacionessexuales.Pero esa cifra no nos resulta muy orientativa, pues la autora no se detienea explicar a qué tipo de experienciaorgásmica múltiple se refiere.Por el contexto de la encuestaparcceinferirse Pero es una que esosdatos aluden, más bien, a orgasmossecuenciales. interpretación mia. Resultasorprendenteque estaautora haya recogido en su texto algunas descripcionessubjetivasde orgasmosmultiples masculinospero no los haya reflejado en sus tablas estadísticas.Creo que era importante señalar la frecuenciade estaexperienciaen el conjunto de los hombres que respondieron a su encuesta,ya se trate de algo que apareceen un exiguo número de ellos, como se cree,o de una forma más frecuente de lo esperado. Sorprende,sobretodo, porquela autorudisponíade esosdatos02t. Ateniéndonos a las aportacionesdel grupo de Kinsey226,laproporción de mujeres multiorgásmicasse mantiene establea lo largo de lavida (14 por 100), mientras que entre los hombres -y aquí estála diferencia- disminuye progresivamente,quedando reducida al4 por 100 entre los que tienen cincuentay seisy sesentaaños de edad. La diferenciaparece relacionarse,más que con la capacidadorgásmica,con los condicionamientosfisiológicosque los años inducen en la próstata y en la eyaculación. . Algunos corresponsalesmasculinos de Hite describieron así sus orgasmos múlti pleso2t(págs.47 6-477): <<Tengodos tipos de orgasmos.El primero es el que yo llamo "orgasmo seco", que consiste en una agradable sucesión de espasmoso conffacciones musculares de la re- t82 gión pélvica, principalmente en la región inguinal y el pene, pero sin eyaculación. Al segundotipo lo llamo orgasmohúmedo u orgasmocon eyaculación'Despuésdel "orgasmohúmedo",la excitaciónsuelebaiar a cero>>. <Yo he tenido un orgasmo diferente, que es como una larga serie de orgasmos muy pequeños, sin eyaculación, que puede prolongarse de uno a quince minutos y termina cuando decido acabar y buscar el orgasmo final, con eyaculación'> <<...Una de las formas de conseguirlo consiste en retirar el estímulo una f¡acción de segundo antes del orgasmo. Cuando esto funciona, la eyaculación es apenas unas gotas,acompañadade varias contracciones"secas".Entonces no hay dificultad en tener otro orgasmoa los pocos momentos.>> <<...He averiguado que puedo tener varios de ellos [orgasmos] con algunos minutos de intervalo, enlazadospor periodos de extrema excitación, y ahora estoy plenamente convencido de que la idea de que "pobrecitos los hombres; solo tienen un orgasmo" es tn tnito.>> Así pues, hay razonespara pensar que no existe realmenteun orgasmomasculinoy otfo femenino, sino que tanto unos como otros experimentan el mismo tipo de vivencia. Hombres y mujeres notan las mismascontraccionesdurante el orgasmo (unos las asimilancon el fenómeno paralelo de la eyaculacióny otras con el de estremecimiento vaginal); estasestán ocasionadasfisiológicamentepor los mismos patrones bioquímicos, y se perciben subietivamentede un modo similar. No parece,pues,que la experienciaorgásmicatengagénero' Er onc¡sl,to cLIToRiDEo Y EL vAGINAL He aquí offo de los mitos que han dominado todo el siglo >ü gracias ala influencia que ejerció sobre la sociedadla doctrina psicoanali tica reveladapor Freud22a.Desde que él lo formulara así,es frecuente psicoanalíencontrar en algunaliteratura sexológicalos ..argumentos>> <<ambas>> experiencias de la existencia ticos que pretenden sostener orgásmicas.Sin embargo,no estaríade más indicar que semejantepolémica no existíahasta que Freud la originó. Antes de é1,se sabíaque todos los orgasmosfemeninosdependíandel clítoris2)5.Oúa cosabien distinta es que ambién se creyeraque este se pudiera estimular adecuadamentedurante el coito vaginal. Quizápueda ser útil hacer un breve resumen de la doctrina psicoana\ítica sobre el desarrollo sexual humano para comprender mejor ¿SIENTENORGASMOSLAS MUJERES? 183 cómo ha anaigado durante el siglo xx la creencia en el orgasmo vagiConviene senal tanto entre la población general como espectalizada. ñalar que la ideapsicoanalíticalleva implícito la asunciónde que la cópula vaginales la única actividad sexualhumana madura' Freud dividió ese desarrolloen tres periodos: el propiamente <<infantib> (subdividido a su vez en las etapasoral, anal y fálica), que terminaría a los siete años de edad; el llamado <<periodode latencia>, que acaeceentre los sietey los doce años;y, finalmente,el tercer periodo o <<puberal>>, situado entre los doce y los catorce años de edad, donde tanto la genitalidad como la orientación sexual se desplazaríande una misma hacia otras personas. Durante la fasefálica del primer periodo, los niños y las niñas juegan con su pene y con su clítoris para obtener así sus primeras recompensaseróticasgenitales.Estasactividadespueden ser simplementelúdicas o exploratorias,pero también pueden conducir deliberadamente al orgasmo,y de hecho así sucedeen un buen número de ocasiones. Como se repetirá más abaio,para Freud, las niñas ignoran por completo a su vagina durante este periodo y centran su interés genital exclusivamente en el clítoris. En estaetapa surgeel complejo de Edipo, con susfantasíassexuales orientadashacia la madre y los sentimientosde hostilidad canalizados hacia el padre, en los chicos;y lo mismo, pero orientado hacia los progenitorescontrarios,para las chicas. Durante este periodo infantil, niños y niñas hacen un descubrimiento sorprendenteque cada cual interpreta a su modo: estánhechos de forma diferente; los niños tienen pene y las niñas no. Observen cómo formula estedescubrimientola doctrina psicoanalítica:no constata que los niños tengan pene y las niñas vulva, sino que unos tienen algo que a las oras les falta: el pene (se podría haber descrito en el sentido contrario: que los niños carecende vulva y en su lugar les ha crecidoun pene). El niño cree así que la niña ha perdido su pene, interpretándolo con la presunción de que ha sido castigadapor albergarlos sentimientos hostiles que é1mismo siente hacia el padre y las f.antasíassexuales que proyectasobre su madre, sobre todo mientras se masturba' En definitiva, piensa que la niña ha sido emasculadapor cobijar tales sentimientos reprochables. Surge así la angustia o el temof a Ia castración 1,84 como el motor que le impulsará a abanáonar tales fantasíasy la conducta autoeróticaacompañante,entrando en el <<periodode latencia> que llevaría emparejadoun desinteréssexualhastala llegadade la pubertad. A las niñas les sucedeotro tanto -siempre según Freud-, pero bajo Ia perspectiva que le da su condición femenina. Ellas también creen que les falta el pene al observara los niños, lo que las lleva a envidiarles por disponer de algo de 1o que ellas carecen (la envidia del pene). Como culpan a la madre de tal carencia comienzan a experimentdr fuertes sentimientos de hostilidadhacia ella y así desplazarán su objeto amorosohacia el padre, de quien esperanno solo afecto,sino, y les proporcione un pene o un también, que repare ese<<desperfecto>> hijo que lo sustituya.Mientras eso sucede,su actividad masturbatoria se centra en exclusivaen el clítoris e ignoran olímpicamente alavagina. Pero cada vez que se masturban no pueden menos que palpar la evidenciade carecerde pene; el órgano que utilizan para sus fines autoeróticosno deja de ser tan solo un falo rudimentario, segúnestateoúa. Así,al tomar concienciade tal ausenciade una forma tan cotidiana y rciteruda,se sientenprofundamente heridas en su narcisismo,y comienzan a alberyar fuertes sentimientos hostiles haciala masturbación por ser el acto que les muestra su inferioridadfálica. Eso, y el temor a que sus padres dejen de quererlaspor los sentimientosque albergan hacia ellos, las lleva también a abandonartales fantasíasy la conducta autoerótica acompañante,entrando así en el <<periodode latencia>, con el mencionado desinteréspor las cosasque se refieren a la sexualidad. Según creía equivocadamenteFreud, la aftenta que sienten las chifavorece que cas por no disponer de pene (la <herida narcisista>>) (que el psicoanálisisconsidera abandonen la masturbación clitorídea masculinoide)con mayor facilidad que los chicos; pues estos,al contrario, se sientenorgullososde suspenes. La entrada en el periodo de latencia resuelveel complejo de Edipo y se destina a la configuración de una superestructurarepresora que permite a los niños de ambos sexosintegrarsesocialmente.Se trata del super-Yo: una combinación de normas de conducta, prohibiciones y anuenciasque proporciona la concienciade lo que estábien y lo que estámal fomentadapor los padresy e1entorno social. ¿SIENTENORGASMOSLAS MUJERES? 185 Finalmente, durante la pubertad vuelve a surgir el impulso y el interés sexuales,lo que en las niñas supone reconducir la sensibilidad erítica que estaba localizada en el odiado clítoris haciala vagina. Así, las chicasorientaríansu sexualidadhacia un objeto externo y una finalidad concretaque seríael coito. Con ello, la mujer psíquicamentemadura abandonarála estimulaciónde su clítoris y será capazde experimentar los placeres que este le proporcionaba mediante el estímulo pasivo de la vagina.En palabrasescritaspor una muier psicoanalista: <Todoslos niños sanos[de ambos sexos] se masturban.En cambio, la masturbación fálica de la niña debe sucumbh, para que se convierta en una verdadera mujer. Y lavagina de la muier, erotizadaen el momento de la pubertad, debe aceptarla esperapasiva del pene masculino que vendrá a despertarlo>(la cursivaes de la autora citada)100. Que la niña descubra el orgasmo mediante el estímulo del clítoris antes de disfrutar de los vaginalestendría consecuenciasnefastas,según afirmaba en 1949 la mencionadapsicoanalista.En efecto, Marie la niña predestiBonaparte(bisnietadel Emperadorfrancés)escribe:<<... nadaa convertirseen una verdaderamuier debería abandonarla masturbación clitoridiana antesde haber conseguidoel placer terminal, el orgasmo,entrando asíen el periodo de latenciacon el recuerdoexclusivo del insuficienteplacerpreliminan>too(pág.66) que le otorgabael clítoris. En caso contrario, quedaría frjada a su clítoris de adulta, con lo que su sexualidad permaneceríainfantil e inmadura de por vida; no sería una <<verdadera mujen>.Esta autora compara eseperiodo de latencia de la niña <<normaL>, camino de la madurez psíquica (simbolizadapor la erotización vaginal), con la princesa del cuento La Bella Durmiente del bosque.Esta, herida en el dedo culpable como castigopor masturbarse,se sume en un profundo sueñoy esperalalTegadadel Príncipe (un hombre) que la despertará(vaginalmente)en el coito posterior al himeneo.<<Esta la evolución ideal de la muchacha en nuestra sociesería-concluyedad.>El excesode masturbaciónclitorianay, sobretodo, lograr el orgasmo mediante esaprácticalafrjaú de forma permanenteen el clítoris y obstaculizarásu adaptaciónerótico-vaginal. En definitiva, se convertirá en una mujer clitoriana, sinónimo de inmadura, de masculinoide..., de neurótica (y carne de cañón psicoanalítico).Quedaba implantada asíla idea de que existendos orgasmos,el clitoriano y el vaginal;de los cuales solo esteúltimo seríaelúnico madunopatatoda muier adulta. 186 Pese a todo, muy pronto surgieron voces conüaúas a esaforma de pensar del creador del psicoanálisis.Karen Horney, psicoanalistaella misma, se opuso en su trabajo La negaciónde la uagina, publicado en I9)), ala ideafreudiana de que la vaginapermanecieratan silenciosa hasta que las niñ,asalcanzasenla pubertad. Permítanme utilizar sus propias palabras:<<yadesdeel principio lavagina desempeñasu papel sensacionesgenitalesespontáneasque resulsexualpropio>>,pues <<las tan de una excitación sexualgeneralse localizan con mayor frecuencia en la vagina>,si bien <<enla masturbacióngenital manual se suelepreferir el clítoris alavagina>>"u(págs.174-I75). Cualquierade las lectoras será capaz de recordar sus propias reaccionesvaginalesespontáneas surgidasmediante la fantasia,laslecturas o la contemplación de escenaseróticasa temprana edad. Tales sensacionesdan a entender a la n1ñaque su vagina desempeñaun rol sexual específico desde muy temprana edad, .<yseríadifícil justificar una envidia primaria del pene de la intensidad que Freud postula>216. Y no solo se trata de eso, añaáela autota. Es que lavagina no permanece en absoluto silenciosae ignorada durante la infancia como postula el psicoanálisis.Las niñas la conocen muy bien, pues no se limitan a estimular el clítoris durante sus prácticasautoeróticaso en sus juegos genitales:<<...Iainformación que ocasionalmentenos suministran ginecólogosy pediatrasinteresadosen la psicologiaindica que, en los primeros años de la infancia, la masturbaciónvaginales por lo menos tan corriente como la clitoriana. Los diversos datos que dan pie a esta impresión son: la observaciónfrecuente de indicios de irritación vaginal, tales como enrojecimiento y secreciónanormal; la introducción relativamentefrecuente de cuerpos extraños en la vagina y, por último, las quejasbastantecomunesde las madresporque sus niñas se meten los dedos enlavagina>>236. Una mujer que no confiesa su edad escribía lo siguiente de su infancia: <<Recuerdo que, a los seis o siete años [de edad] , íbamos a Ia playa a las seis de la mañana para evitar el tráfico [...] Esperaba con ansia la llegada de la noche para poder masturbarme y lohaúa todas las noches,a pesar de haberme prometido a mí misma no hacerlo nunca más. En cuanto descubrilalocalización de mi vagina, empecé a introducirle cosas. Unavez se me perdió [dentro] un pasador del cabello, pero acabó saliendo, con gran (pág. 1'26). alivio por mi parte. Estaba convencida de que era mala sin remedio>>2r7 ¿SIENTENORGASMOSLAS MUJERES? 187 ¡Cuán actuales suenan estasobservaciones realizadaspor Horney en el primer tercio del siglo xx, ahora que padres y madres estamos más sensibilizadosy observamosmejor el desarrollo de nuestrosretoñosl En otra parte de estelibro se hace referenciaa los cuerposextraños que actualmentese encuentranen las vaginasde jóvenespúberesy prepúberes como resultado de accidentesacontecidosdurante las por 1oque no insistiré soprácticasmasturbatoriasvaginales2)8'23e'240'24r, bre ello aquí. Respecto a la <envidia del pene> referida por Freud, solo puede entenderse hoy desde una perspectiva muy simbólica, como una metáfora. Es decir, que las mujeres de la época victoriana envidiasen lá posición social masculinay td, sentimiento pudiera representafse con esa frase. Pero si alguien quiere centrarse literalmente en la expresión <envidia del penen no tiene más que escuchar a las mujeres para comprender su verdadero alcance. Lo que estas parecen envidiar realmente de1 pene no tiene mucho que ver con el sexo, ni con la estética,ni con la masculinidad. Más bien les interesarían dos cosas:su utilidad para orinar en cualquier lugar sin mancharse ni exponer ninguna otra parte an fómic a la vista ajena (es práctico), y que con él los hombres están muy por abí abajo2r6,con lo que se líbran de las humedadescotidianas,Ias <<biencerrados>> irritaciones e infecciones inoportunas, y no están pendientes de sus secrecionesregulares \es limpio\. En cualquier caso,lo que verdaderamente envidian algunas muieres es el tamaño y la belleza del pecho de sus congéneres.Una envidia que puede llegar a ser enfermiza. Y el deterioro de la autoimagen que ocasiona dicha desazón puede ser de tal calibre que induce a esasmujeres atflizat postizos (de corsetería o quirúrgicos) para obtener los pechos deseados.La envidia del pene es, más bien, algo que afecta a una parte de la población masculina, en el mismo sentido que las mujeres pueden envidiar el pecho de susvecinas. De modo que la vaginano es tan silenciosaen la infancia como decía Freud. Por ello no se requiere el traslado de ninguna sensibilidad erótica en la pubertad, pues yalatiene desdelaniñez. Ambas sensibilidadescoexisten,si bien es necesarioque la prácticay la edad, la experiencia en definitiva, las desarrollen plenamente06l. Solo en este contexto donde se creía en la existenciade dos tipos de orgasmos en la mujer pudo darse crédito a la existencia del punto G, al que se le atribuyó la responsabilidadde los llamadosorgasmos vaginales.Su fantasmalexistenciaconviene a quienesaún postulan la existenciade los dos orgasmosfemeninos,y creen en la preemi- 188 nencia del coito sobre cualquier otra actividad sexual.No insistiré más sobre estetema, pues ya se ha desarrolladobajo el epígrafecorrespondiente. Existe, no obstante,un buen número de mujeres (64 por 100) que afirmansentirsemuy próximas al orgasmocuando se estimulandigitalRecordaránque sueleincluirse mente la pared anterior de la vagina057. bajo ese concepto no solo a la pared vaginalanterior propiamente dicha, sino también fuera de esta,al introito vulvar, el meato urinario y Pesea que las observacionesreferidasestánreaal clítoris mismo 057'058. lizadassobre experienciasmasturbatoríasvaginales,las lectoras saben lo difícil que resulta estimular la vagina con los dedos sin hacer lo mismo con el clítoris, aunque sea indirectamente. Es frecuente que la palma de la mano o la muñeca reposensobre el clítoris durante esaactividad. Lo raro esintroducir los dedos en la vaginasin eseapoyo, aunque pueda hacerseen la realidad.De modo que esasobservacionesparecen corresponder,más bien, a estímulossimultáneosde ambaszonas orgásmico femenino que es eróticas, incluyendo el principal <<gatillo>> el clítoris, Se puede hacer esta afirmación porque sabemosque la masturbación exclusivamentevaginal es algo muy poco extendido entre las señoras01e. La granmayoria de las mujeres adultasprefieren estimular el Muchas clítoris para obtener el orgasmoporque resulta más eficaz228. de ellas refieren que los orgasmosconseguidosmediante el estímulo del clítoris en la masturbaciónson más intensosque los proporcionados por el coitoo1e.Tal evidenciahaalimentado la creenciaen los dos tipos de orgasmos.Pero lo cierto es que esaexperienciano refleja más que el estímulo del clítoris es más directo en la masturbacióny, por lo más intensasque durante el coito, dontanto, proporciona sensaciones más indirecta, cuando existe, desencadenando de su estimulación es reaccionesmás vagasy menos intensas.Eso no quiere decir que tales no sean orgasmos(algunosno dudarían en denominarlos<<vaginales>>) deseables;su intensidad puede ser menor, pero íncorpora otras sensaciones como el calor humano y la intimidad con la pareiaque no proporciona la masturbacióno1e. Prácticamente todas las mujeres adultas prefieren estimular el clítoris para obtener con facilidad sus orgasmos.Si siguiéramosla termiPero etinología psicoanalítica,eso quiere decir que son <<clitorianas>>. ¿SIENTENORGASMOSLAS MUJERES? 189 quetarlas a todas ellas de inmaduras por tal cosa resulta abusivo, por mucho que pueda gustar a algunoshombres pensar que todas las mujereslo son. A mí me pareceque esainmensa mayoríade mujeres<<clitorianas>> estánmarcando,más bien, la pauta de la normalidad, pues el principal órgano del placer femenino es el clítoris (más la pared anterior de lavagina como elementocoadyuvante).Dicho de otro modo: si la mujer adulta es clitoriana con carácteruniversal,seráporque esoes lo normal entre ellas;y si la teoría psicoanaliticano se ajusta a la evidencia de los hechos...seráporque es falsa.La consrucción de los edificios (teorías)comienzapor los cimientos (los hechos),no por el tejado (una idea preconcebida). Creer en la dualidad orgásmica femenina y asumir que la vaginal es la verdaderamente m¿dura consigue que muchas mujeres aún tengan el temor a que su hábito masturbador (clitorídeo) deteriore su vida sexual (vaginal) poste¡ior; en ocasiones,tal aprensiónse expresade forma muy consciente.Shere Hiteole y SuzanneHorer017nos han proporcionado algunos testimonios que reflejan ese desasosiego,entre otras autoras, y traigo aquí algunos de ellos por su carácter ilustrativo: <Supongo que había aprendido a sentir orgasmosestimulada clitorídeamente y (pág. 181). que no podía alcanzarlo mismo vagínalmente>01e pene en mi vagina por haberme maspregunto llegaré orgasmo con el <<Me si no al (pág. joven 107). menudo>017 muy a turbado de <<Haceunos años leí Sexuithout fea4, quedándome muy desalentadaal enterarme de que los orgasmosclitorídeosson la característicapor excelenciade la sexualidadinmadura, y que únicamentelos orgasmosvaginalesevidenciana la mujer madura. Estuve pensando en eso durante años, pero, al cabo de cierto tiempo, me dije: "Bueno ¿y (pág. I79). qué? Soy una mujer inmadura, pero gozo lo mismo que cualquier otra">>01e Obviamente, ninguna de estas mujeres es inmadura por masturbarse mediante el estímulo del clítoris; si tienen problemasen sus relacionessexualesno es por esacausa. Permítanmecitar unas palabrasescritasal respecto,a finales de los años sesentadel sigloxx, por un psiquiatru alemánmuy respetadoy conocido: <<[esuna afirmación inexacta] que una mujer con orgasmo predominante o exclusivamenteclitorídeo presenteretardación o regresión neurótica respectoa otnacon orgasmo vaginal "normal". No puede hablarseen absoluto de que el lugar de máxima excitabilidad emigre del clítoris alavagina en paralelismocon una hipotética maduración psicosexual,ni de que el tipo de mujer con excitabilidad predominantementeclitorídea tenga un "tfastorno neurótico" y sea,por 190 ejemplo, "homosexual latente". También esta afirmación se ^cepta (pág'203). como un "hecho" sin responderaIarealidad>>242 Respectoal <<periodode latencio>,solo cabe señalarque es otra invención freudiana sin fundamento alguno a la vista de los conocimientos actuales.Es un ejemplo más de cómo se elaboran teorías que no <<encajan>> en la realidad observada.Lo que nos lleva a concluir que tales teorías son erróneas,pues no explican lo que realmentepretenden comprender. No siempre es fácil determinar cuándo se inicia el interés sexual de las personas,porque aparecetan temprano que se olvida con cierta frecuencia.A pesar de ello, solicito a los lectoresque hagan el mabajo de evocarsus doce años de edad (el final supuestoparz el <periodo de A poco que se esfuercenrecordaránel interés que sintieron latencia>>). en los años anterioresa ese límite temporal; por <<las cosasdel sexo>> curiosidad que se incrementó en los años posteriores.Recordarán,por centfafnos en las mujeres, las conversacionesentre amigas sobre las comprenditécnicasdel coito, cómo besar,la misteriosay escasamente da erección del pene de los chicos, su inquietud por el significado,sin duda sexual,de algunaspalabrasque escuchabanen labios de estoso de los adultos y que no siempre entendíanbien, su interés por chicos concfetos,sus primeras ensoñaciones(bastantemenos inocentesde lo eróticas,etc' que creen algunosadultos),sussensaciones Recojo aquí dos testimonios, entre los muchos que podrían haberse elegido, de dos muierescon más de cincuentaañosde edad: <<Soiotenía diez años cuando sentí la necesidad lde masturbarme], y, como tenía que hacerlo, 1o hice a menudo... pero siempre con un gran sentimientode culpa. Me parecía que todos me lo veían escrito en la cara. Cadatanto lo he hecho, durante toda mi vida, cuando la vida sexual de mi matrimonio no me satisfacía-como ahora- y todauía me hace sentir mal, aun viviendo en California donde se supone que todos son muy libres>>lto (pá9. 129). <<Yaen mi más tierna infancia, yohabía tenido plena conciencia de mi sexualidad. A pesar de los severos reproches victorianos de mí abuela la vez que me sorprendió ,,jugando conmigo misma", no me amilané,seguímasrurbándomedurante toda mi infanciay jamás he dejado de hacerlo ldesde entonces]>>2)i(pág' 195)' La masturbaciónrepresentala primera actiuidad sexual infantojuuenil, antes de iniciarse la uida sexual adulta.Enl'l:e una y dos de cadacua- ¿SIENTENORGASMOSLAS MUJERES? 191 tro mujercs recuerdan que la edad de inicio de estapráctica (clitorídea, por supuesto)se situó entre los cinco y los quince añosde edad0u'017'03r'243 (aunque Kinsey00a haya referido que comienzan a masturbarseentre los sietey doce años un 16 por 100 en sus infrarrepresentativosdatos sobre la sexualidadfemenina).Más aún: enre las chicaspreadolescentes de Samoa,una cultura muy diferente ala nuestra,la masturbación se inicia y se mantiene sin interrupción desde los seiso siete años de edad2aa . Época imposible parz Ia ortodoxia psicoanalistacuando insiste que entre los 7 -I2 años no existe un interés sexual relevante en el desarrollo de la sexualidadhumana y la actividad autoeróticainfantil se abandonahastalallegadade la pubertad. Y en estasinvestigaciones estamoshablando de prácticasmasturbatoriasgenuinas,tal y como las entendemoslos adultos, no las meras exploracioneslúdicas infantiles de susgenitales. Pero si dejamosde referirnos a la masturbacióny nos limitamos a genitales considerar solo 1o que podríamos denominar <<sensaciones inequívocamente sexuales>>, fueran seguidaso no de actividades encaminadashaciala obtención del orgasmo,lascifrasno dejande ser igualmente reveladoras.Algunos autoreshan encontradoque un 46 por 100 de las mujeres (algo más de dos de cada cinco) tuvieron esassensaciones antesde los catorce años2at.Y antesde los doce años,el final del supuestoperiodo de latencia,recuerdanhaberlassentido al menos una de cadatres mujeres(30 por 100)004. Y he citado investigacionespublicadasen 1929y 1953,cuando las mujeresse sentíanmás avergonzadasque ahora en admitir experimentar sensacionesde esetipo a tan tempr ana edad. La realidad puede resultar mucho más demoledora, Si tenemos sospechasde que la memoria puede jugar malas pasadasy desconfiamosde los testimonios adultos, ¿podremos fiarnos de las observacionesque hacenlas madressobre la conducta sexualde suspequeñashijas?Cuando seles pregunta por ello, las mamásrevelan datos que muestran que la sexualidad,tal y como la entendemoslos adultos,se despiertaa las mismastempranasedadesque algunasmujeres recuerdande adultas. La masturbaciónmanualyla rcalizadafrotando el clítoris con jugueteses observadapor las madres en el22 por 100 de las niñas que tienen entre dos y cinco años de edad (algo más de una niña de cada r92 cinco); la observación desciendeen las niñas de entre seisy nueve años (8 por 100), para volver a subir (12 por 100) en el grupo de edades comprendidasentre diezy doce años. Si nos referimos tan solo a la manipulación de la vulva en casasin rcalizar movimientos claramente masturbatorios, las cifras suben, pues esa conducta se observa en los grupos de edadesmencionadosen el El llamado periodo de latencia 44,2I y 12 por L00, respectivamente2a6. punto sexual de lo que insistenen de vista el es menos inocente desde afirmar los psicoanalistas. El descensoprogresivo que se aprecia en las observacionesrcalizadas por esasmadres no se correspondecon ninguna disminución real de la frecuencia de tales actividades,sino a un meior maneio del arte de la ocultación por parte de esasniñas, pues ya sabenlo que los adultos estándispuestosa permitir y lo que no. Prueba de ello es que a pesar del sucesivoincremento del interés que se observaen las niñas por los chicos (15,14 y 29 por 100, respectivamente),disminuyenlas actividaen público (I5,7 y 2 pot des socialmentereprochablescomo <<tocarse>> a los chicos (9, 1 y 1 por 100)' o 100, respectivamente),<<tocarles>> 246. mostrarsedesnudasfrente a los adultos (I4 , 5 y 2 por 100) Es bastanteprobable que las frecuenciasreferidasseanrealmente mayores.Y no solo porque haya másniñas que se oculten. Los autores citadostambién han encontrado que estasobservacioneslas hacen mejor las madres que tienen mayor cultura y desenvolturasexual.Ellas se sientenmás predispuestasa admitir la sexualidadde sushijos y por eso Lo les observanmejor y comunicanmás conductassexualesen ellos2a6. que permite sospecharque probablementela realidad supere a las cifras comentadas. Así pues, eI periodo de latencia es realmente un <dimbo>>teórico sientenun creque nunca existió. Y las chicas,igual que los chicos2a6, masbásicamente modo, ciente interés por el sexo, y lo practican a su turbándose,desdeal menos1osdos añosde edad. La masturbación animal y la de los infantes humanos de ambos sexosmuestra bien a I¿s claras hasta qué punto la sexualidad es aiena a la reproducción (realmente ambas cosasno convefgen, sino que caminan en paralelo; la sexual comienza antes y termina despuésque la reproductiva), pues aparecebastante antes de que el cuerpo esté preparado para lo último. Y surge bastante antes de 1o que creemos. Existen observaciones intrauterinas, realizadascon ultrasonidos, de fetos femeninos de treinta y dos semanas LASMUJERES? ORGASMOS ¿SIENTEN r93 (tercer trimestre) masturbándose inequívocamente (frotando con una mano la zona del clítoris, parando tras una serie de sacudidas espasmódicascorporales y reiniciando Ia actividad) en tápida sucesión durante veinte minutos2aT. Pesea todo, aún hoy, la creenciade que existen dos orgasmosen la muier se encuentrade forma mayoritañaentre la población generaladulque seenseñaa los médicos Aunque estano seala postura<<oficiab> ta2a8. en las facultadesde Medicina. Unos autoreshan revisadolos textos ginecológicos recomendadosa estosestudiantes,sin enconffar referenciasal de la mujer2ae. orgasmovaginal como la respuestasexual<<madura>> que indiquen si susorgasmosen el Cuando se solicita a las mujeres coito (supuestamentevaginales)y durante la masturbación (evidentemente clitorídeos)son diferentes,las respuestasque se reciben no son ni con mucho unánimes.En unas investigacíonesla mayoúa de ellas (entre un76 y un 82 por 100) afirman que son distintos0lT'2t0, aunque psicológica que no difieran en cuanto al grado de satisfacciónfísica y Pero otras señalanque, al contrario, son <.ambos>> les proporcionan250. muy similares2sl'252. Si se insta a las mujeres a describidos se encuentra que, salvo aspectos subjetivosrelacionadoscon la intensidad (mayor durante el estímulo directo del clítoris que durante la cópula) y sus connotaciones afectivas(más cálidosy deseablesen el coito porque se relacionancon un contacto muy estrechocon la pareja),tales descripcionesresultan iguales2tr. Algunas de las corresponsalesde Shere Hite describían la diferencia que encontraban entre el orgasmo clito¡ídeo (por masturbación) y el vaginal (por coito) de la si guiente formaole(pág. 147): <<Elorgasmo sin penetración es agudo, muy definido, espasmódico,casi insoportable... Orgasmo tras orgasmo, siento ganas de gritar (y grito). La penetración vaginal es más suave,más du¡adera, menos definida, diferente, más tie¡na, menos impresionante.>> <<Losorgasmos conseguidos mediante la masturbación son más intensos, pero yo prefiero la difusión y variedad de la cópula, el calor y la presión del cuerpo de un hombre, así como las palabras y otros sonidos, y olores, de dos personasjuntas.>> No resulta sencillo interpretar adecuadamentetal disparidad de resultados.Es posible que 1asmujeres encuestadasen cada una de las investígacionescitadas descifren y cataloguende un modo diferente 194 Ante la desigualdadque encuenran entre un tipo de sus sensaciones. y orgasmo otro, unas pueden dejarsellevar por el tópico sobre la dualidad orgásmicafemenina y entender que se ffata de experienciasdiferentes,y oüas pensar que se úata de dos formas distintasdel mismo y único fenómeno que es el orgasmo. Bentler y Peeler2trhan encontrado que las descripcionesfemeninas de orgasmosdiferenciadosse agrupanen dos dimensionesfactoriales; lo que les hizo pensar que la existenciade un solo tipo de orgasmo femenino no se ajustabaaIa realidad.Sin embargo,ellos mismos señalaron que las variablescon mayor conribución a esadisparidad se relacionan básicamentecon algunosrasgosde la personalidady con las acdtudesfrente al sexo, más que con las sensacionespropíamente dichas.Así, cuando la mujer tiene actitudesnegativashaciala masturbación tiende a potenciar las diferenciasexistentesentre el orgasmoobtenido con esa práctica del que se consigueen el coito' Cosa que no hacen las que se sientenmás a gusto masturbándose.Es posible que el reproche social que tiene esa ptáctica contribuya de forma especiala que las mujeres tiendan a expresarque ese orgasmo es diferente <del normal>>,entendiendopor este al que se alcanzaen la cópula. Algo así como si pretendieran aleiarde sí eseotro orgasmoexecrablee inmaduro que se obtiene mediante el autoerotismo. Los datos objetivos indican que enre el 90 y el 96 por 100 de las mujeres consiguen el orgasmo mediante el estímulo del clítoris, y el estaúltima cifra es menor cuan75 por 100 durante la cópula017'0re'228' do se limita a constatarlos orgasmosobtenidos por masturbaciónexclusivamentevaginal, que solo alcanzaal4 por 100 de quienesla han ptacficado2sa. Hoy, sin embargo, se está cerrando la polémica con el avance de los descubrimientos experimentales frente a la debilidad de Ia teoria psicoanalítica.En la actualidadexisten evidenciasque permiten hablar, genitab>,sin establecerdiferencias si así se prefiere, de un <<orgasmo entre el clítoris ylavagina. Pero convieneno perder de vista que el primero es el principal gatillo para obtenerlo y la musculaturaperivaginal es la responsablede sentirlo cuando se contraebaiola acción de Ia oxitocina segregadadurante el estallido otgásmico232. Existe una amplia zona genital con potencial detonante para descargarel orgasmo. Dicha árease Iocaliza entre el mismo clítoris, la pa- ¿SIENTENORGASMOSLAS MUJERES? 195 red anterior del vestíbulo de la vulva, incluyendo el meato urinario, y toda la pared anterior de la vaginao57. Esa zona configura un mismo sustratosensitivoen la mujer que contribuye a liberar el orgasmoal estimulada en sus diferentespuntos255; pero esono aconteceen todas las féminas; lo que sí les sucedeprácticamentea todas es que el clítoris ejena el papel detonanteprincipal. Está para eso. La erotización de la vagina, que no se concentra en ningún punto determinado (léase<<puntoGrr)ouo,existe desde la misma infancia como ya se ha visto, pero necesita de la experiencia intravaginal pan desarrollarse,sin que por ello llegue a sustituir al clítoris en su papel en ningún momento06l. En cualquier caso,quizá convengarepetir que el orgasmofemenino, seacual seael medio utilizado para obtenerlo (coito, masturbación u otros), se alcanzaprincipalmente por estimulación del clitoris, aunque no se sienta en el clítoris. El orgasmo es siemprela percepción subjetivamente placentera de las contraccionesmuscularesperivaginales ocasionadaspor la acción de la oxitocinary2segregadade un modo abrupto y reflejo por la sumación de los estímulosneurológicos que proporciona el clítoris. ¿Cómo explicar que puedan vivenciarsede un modo diferente los orgasmossentidos durante la masturbación y durante el coito? Después de todo, en ambos casoses el clítoris el que ejerceel principal papel ejecutor. Existen algunasconsideracionesque podrían explicar esa diferencia perceptiva subjetiva que justificaríala creenciaque aún conservan algunasmujeres sobre la existenciade <<dos>> tipos de orgasmos.Las contraccionesmuscularesinternasperivaginalesque permiten la vivencia placenteradel orgasmo son más intensasen la masturbaciónporque se rcalizan sobre sí mismas, en torno a un espaciovirtual en el que no existe ningún objeto que las obstaculice.Durante el coito, dichas contraccionesse encuentran entorpecidaspor la presencia del pene; los músculos perivaginalestienen que contraersea su alrededor, lo que les resta,quizá, fueruae intensidadvoluptuosa.Pero, además,durante la masturbaciónel ritmo y el grado de presión lo pone la mujer según sus necesidadesen cada momento. Mientras que en el coito el ritmo suele ser el del hombre (salvo que la mujer lleve la parte activa)y ellas estánpendientesde las accionesdel otro, se distraen y pueden temer 196 que la cosa no salgabien. Por otra parte, en el coito se produce una mayor afluencia rcfleja sanguíneahacia los genitales femeninos, lo que probablementegenereuna sensibilidadque no se da durante la masturbación. Y, por otro lado, durante la cópula se dan, apaftede los temores citados, una sensaciónde proximidad y de calor humano que forzosamentedeben procurar una actitud subjetivadiferente a la obtenida durante la masturbaciónsolitaria que muchas muieres viven aún de forma culpable2t3. Algunas de las encuestadaspor Shere Híte se muestran muy perspicaces en sus descripcionesal respecto01e(págs.148-149): <<Durantela masturbación, experimento un orgasmo clitorídeo que se aproxima a la idea que tengo del orgasmomasculino:una acumulaciónde sensacionesen [...] mi clítoris, y una sensaciónde "espasmo muscular". El orgasmo vaginal es una sensación que se adentfa más en el cuerpo, menos concfeta alahora de intent¿r su descripcíón... La sensaciónse difunde en ampliasondas.>> <Reciente[mente], viví mi primera experiencia de cópula. Fue algo extraño'.. Yo estaba acostumbrada a la sensaciónde las contracciones vaginales [en el orgasmo mediante la masturbaciónl, pero cuando su pene estabainsertado parccíaimpedir estas. Las tuve, sin embargo, pero me costó trabajo sentirlas,y si él hubiera estadomoviénel orgasmo yo no habría adve¡tido siquiera que acababade experimentar Í:::rO*-" Quizá todo eso unido ha proporcionado el sustratosubjetivo que permitió enraizaren la mente popular (y en muchos científicos)la creencia de que existendos orgasmosdiferentes.El marco teórico aparentemente coherentey ajustado aIa realtdadque proporcionó el psicoanálisis añadió crédito a esa convicción; ademásde 1a suposiciónde que uno de ellos es maduro, deseable,y el offo, infantil, rcchazable. Sin embargo,si todas las mujeres adultasprefieren el estímulo del clítoris paru alcanzarel orgasmo, ya sea durante la masturbación o durante el coito, será pot algo2ta.No se trata de que todas sean unas clitoridianas inmaduras; es que a igualdad de condiciones el clítoris más eficazpara desencadenarel orgasmo' es sencillamente el <<gatillo>> Ha sido creadopara eso. Eso ocurre en todas las mujeres,pero también en las llamadasespeciesinferiores. ¿Hay alguna razón más poderosa que esapara darle al clítoris el papel que siempreha tenido? ORGASMOS LASMUJERES? ¿SIENTEN r97 <<Lasensaciónfísica que me produce la estimulación del clítoris es sumamente placentera,"electrizante"diría yo, porque siento que el cuerpo se "carga" de una energía que va subiendo hasta que es desprendida después del orgasmo. La penetración me produce una sensaciónplacenteray muy agradable,pero se trata de una sensaciónmucho más tranquila que la producida por la estimulación del clítoris. Va en aumento durante el coito, pero llega un punto en que se para. Y ya no da más. Y luego ya... vabajando>>25a(pág. 212). Definitivamente, las teoríasde Freud respectoa la sexualidad humanahandemoradoduranteun siglosu auténticoconocimiento, lejos de lo quesiempresecreyóduranteesetiempo.Y aúnlo hace. ¿Recuerdanel ;'uego que les propuse en las páginas 178 y I79 para comprobar su sagacidada la hora de identificar el sexo de quienesdescribíansus orgasmospor escrito? Cojan sus notas y cotéjenlascon la solución:a(H), b(M), c (M), /(H), e(M), oo'. f Gt¡, t (H) y á (M) Si han acertado cuatro de las descripciones no tienen mucho de lo que alegrarse, pues lo habrían conseguido con mayor comodidad Tanzandouna moneda al aire. Pero tampoco les ha ido mejor si han acertadoseis.La única posibilidad de superar al azar de un modo estadísticamentesignificativo, con una seguridad del 95 por 100, era determina¡ el sexo de las ocho descriociones. 9 sEXUAL ¿Es rnnnÍo EL DESPERTAR FEMENINO? <Domandato un tale qual cosa al mondo fosse piü rara, rispose:Quello che é di tutti, cioé il sensocotnune.>) (Habiéndole preguntado a alguien sobre lo que parecía más raro en el mundo, respondió: Aquello que es de todos, es decir, el sentido común.) Gncouo Lnopen¡r(1789-1,837), Zibaldone. I.45) NI I \ os encontramoscon otro de esos tópicos que aún resisteverse arrumbado en el cuarto de los viejos recuerdos.Su persistenciaen los libros de autoayuda sexual que se escriben hoy pan las mujeres es contumaz016. Repetición que seríacompletamenteinocente si no fuera porque enraízauna idea errónea que puede condicionar psicológicamente la sexualidadde ambossexos. Dicha creenciaseñalaque los hombres y las mujeres alcanzansu pico de máximo rendimiento sexualen momentos diferentesde sus ciclos vitales. Según se sostiene,existe una disposición,biológicamente condicionada en apariencia,por la que los hombres alcanzansu mayor frecuenciaorgásmicapoco antesde cumplir los veinte años para, después, declinar progresivay lentamentea partir de los treinta. Las mujeres, al contrario, parece que 1escuestamás tiempo <<atrancan>> desde este punto de vista; pero se mantendrían con un nivel de actividad 200 sexual aproximadamente estable durante más tiempo. Con otras palabras, que su frecuencia orgásmicaaumentalía muy lentamente hasta eclosionarcon toda su fuerza al cumplir los cuarentaaños,para mantenersedespuésde un modo constantehastala ancianidad. Siguiendo Ialógicade esre tópico, las parejas sexualmente ideales serían las formadas por mujeres mayofes y chicos jóvenes; lo contrario de lo que está <bien visto>>en nuestra sociedad y ofias con similares ¡eferentes culturales. Esta idea ha sido el resultado final de una mezcla acútica de verdades y medias verdades,sin tener en considefaciónalgunasevidencias. Su origen se encuentraen el último capítulo del texto que Kinsey y cols. dedicaron a mostrar los resultadosde su investigaciónsobre la En é1 realizan,a modo de síntesis,una compasexualidadfemeninaooa. ración de los rendimientos sexualesde uno y otro sexo escogiendocomo unidad de medida la frecuencia de orgasmossemanalescomunicada por los encuestados.Dichos autoresresumieron así sus observaciones: <<Hemos hecho notar que la frecuencia dela fespuestasexualen el varón comienza a declinaral acercarseeste a los veinte años,y siguehaciéndolo gradualmentehasta la veiez.Por otra pafte, hemos señalado que, en las mujeres,la frecuenciamediana de aquellasactividadessexuales que no dependen de la iniciación por el hombre de contactos pefmanecepoco más o menos establedesdelos dieciséis sociosexuales 00a (pág.7 I7). hastalos sesentay más años>> Tales reflexiones fueron realizadassobre las curvas que representabanlafrecuencia de orgasmossemanalesde cualquief origen agrupados por lustros a lo largo del ciclo vital de ambos sexos.AI rastrearlos, el grupo de Kinsey advirtió que tanto en los hombres como en las mujeres se observabaun paulatino declinar del número de orgasmos semanalesrelacionado directamentecon la edad. Dicha semejanzase rompía cuando se comparaban aisladamentela frecuencia orgásmica semanalobtenida exclusivamentemediante la masturbación:en los hombres se observabaese mismo declinar paulatino a medida que avanzabalaedad que se había observado en la práctíca del coito; en las mujeres, sin embargo, los orgasmosobtenidos solo con la masturbación mantenían aproximadamentela misma frecuencia a 1o largo de SEXUALFEMENINO? ¿ESTARDIOEL DESPERTAR 20r susvidas, aunque declinasenlos proporcionadospor el coito. Como la masturbaciónes un buen indicador de las necesidadesde resolverlas propias tensionessexualessin intervencionesajenas,los autoresentendieron que, quizá, el declinar anteriormente observado en la frecuencia orgásmicasemanalfemenina (la que incluye toda clasede actividad sexual)pudiera estar condicionado por la disminución de la iniciativa masculinaen el comienzode las relacionessexuales(entonces,a finales de los años cuarentadel siglo XX, más enraizadaque en la actualidad). Ese declinar masculino seríaresponsabledel descensoen paralelo advertido en la actividad sexualde la mujer cuando se contabilizabatoda fuente posible de orgasmos. Y así, esosautores concluyeron que el declinar de la frecuencia orgásmica observado en la mujer no sería tal y estaríaempujado por la ausenciade interés del varón. Por eso, decidieron establecersus comparaciones en base a la frecuencia orgásmica semanal obtenida por cualquier medio entre los hombres, con la que las mujeres (solteraso casadas)obtenían por sí mismas de forma independientede los hombres, es decir, mediante la masturbación.Esta es aludida en el párrafo actividadessexualesque citado antesmediante la perífrasis:<<aquellas no dependen de la iniciación por el hombre de contactossociosexualesr>.De esemodo enconffaron que la frecuenciade orgasmossemanales obtenidos con la masturbación se mantenía aproximadamente constanteentre las mujeres desde la adolescenciahasta los sesenta años;mientras que entre los hombres el número de orgasmossemanales obtenidos por cualquier clasede actividad sexual,masturbaciónincluida, declinaba suavementecon el paso del tiempo. Pese a ello, el número de orgasmossemanalesque acumulabanlos hombres estaba siemprepor encima de los obtenidos por las mujeresa cualquier edad. También basaron sus afirmaciones en el análisis de la frecuencia de coitos multiorgásmicos que tenían homb¡es y mujeres en relación con el paso del tiempo. Así, observaron que entre ellos se produce un rápido declive del número de sujetos que alcanzan orgasmos múltiples en el coito enre la preadolescenciay la adolescencia,con un descenso menos dramático, pero continuado, desde entonceshasta los cincuenta años, para mantenerse estable a partir de ese momento hasta alca¡zar los sesenta años de edad. Entre e1las,el núme¡o de sujetoscon coitos multiorgásmicosse mantieneaproximadamente estable en todas las edades hasta cumplir los sesentaaños. La observación se complementaba comprobando que así como existen más chicos que chicas multior- 202 gásmicos en el coito durante toda la adolescencia,la situación se inve¡tía con una cla¡a ventaja para las mujeres ^ partir de los veinticinco años. Y de este modo quedaron fijadas las pautas que inspiraron este tópico. Desde entonces se ha repetido ininterrumpidamente en numerosos textos sin haber hecho una crítica mínima aI razonamiento que lo originó. Probablemente son más los factores emocionales que han influido en su aceptación sin ambagesque los racionales.Primero, porque el tópico se construyó en un contexto social al que le gustabaque la mujer estuviera sexualmente dormida hasta que un hombre viniese a despertarla; aquellos resultados no hacían más que confirmar una idea previamente aceptada' Y después de eso, en tiempos posteriores, en el marco de liberación de la sexualidad femenina, aceptarlo permitía introducír una puya a la sobrestimada sexualidad masculina a cambio de admitir un cierto retraso en el inicio de la sexualidad de la mujer. Así, se les puede hacer a los hombres la bu¡la de que comienzan sexualmente al galope para verse luego muy pronto menoscabadosen sus rendimientos, con lo que no podrían atender las demandas de sus mujeres en la edad adulta, que seríalo que importa' Son variaslas fuentesde error que ilustraron el origen de esteestereotipo. Unas están relacionadascon las mujeres' otras con los hombres, y no hay que perder de vista la naturalezade los estadísticosutiliz dos paru representarla frecuencia semanalde orgasmosen unos y otras. Permítanme que comience refiriendo los errores atribuibles a las estimacionesrealizadassobrelos hombres. El grupo de Kinsey rcalizó el cálculo de las frecuenciasorgásmicas semanalesmasculinassobre las respuestasdel conjunto de los hombres estudiados,y representarondicha frecuencia con la mediana". Y así, mezclaron ínadvertidamentea los suietossanoscon los enfermos.Entre los hombres, como sucedecon las mujeresaunque en proporciones diferentes,las enfermedadesvasculares(léasearteriosclerosis),las endocrinológicas (léasediabetes)y las nerviosasperiféricas (léasepolineuritis alcohólicaso de otro orígen) aumentan conforme avanzala ' La mediana es el valor que se sitúa en el medio de todas las frecuencias obteni das. Pero en este caso, y esta es la c¡ítica metodológica, el estadístico más adecuado quizá hubiera sidola moda257,que representa el valor que aparece con mayor f¡ecuencia; lo que buscaban los autores. O también se podría haber realizado una ¡ansformación logarítmic¿ de los resultados y haber representado al conjunto de suietos mediante la media geométrica. Este estadístico anula los sesgosintroducidos por valores marginales y hace coincidir en un mismo punto a la media, la mediana y la moda. ¿ESTARDÍO EL DESPERTARSEXUAL FEMENINO? 20t edad. Dichas afeccionesson responsablesdel 75 pot 100 de las dificultadeseréctilesorgánicasde los hombres2t6. Por esa razón Ia disfunción eréctil es también progresivamente del mismo modo que lo son más frecuente conforme av^nzala edad258, las dificultades de lubricación vaginal en la mujer (aparte las derivadas de la menopausia).Ese número de hombres con dificultades para la ereccióny, por lo tanto, en la consecucióndel coito (única forma <<normab>de culminar una relación sexual de pareja que se concebía en aquella época) veían drásticamentedisminuidos el número de sus orgasmossemanalesal compararloscon los que tenían en etapasanteriores de susvidas. Panlo que importa aquí, esoshombres disfuncionanhacia abajo de la mediana supuestamenterepresentativa tes <<tirabaru> del grupo de hombres totales (sanosy enfermos)de cada segmentode edad estudiado.Como tales hombres afectadosson cada vez más numerosos al avanzarla edad, la influencia que ejercían sobre la mediana era mayor en cadalustro estudiado.Y he aquí cómo un número cada vez mayor de sujetos enfermos(no excluidos del análisisfinal como debería habersehecho si se quería estudiar el rendimiento sexual de los hombres normales) hicieron que la curva de frecuencia de orgasmos semanalesdisminuyera de forma paulatina, atribuyéndosea todos lo que solo afectabaa unos pocos. Está bien documentado que entre los cincuentay ocho y los noventa años de edad existeun sustanciosogrupo de hombres que siguen manteniendo una actividad sexual regula¡ importante. Interesa mucho que tengan una actitud positiva hacia el sexo y que dispongande una parciareceptivay con capacidadde respuestasexual258. Todo ello sin excluir que durante la adolescenciayla primera madurez la actividad sexual pueda estar verdaderamente inflada por tazones culturales.Recuérdeseque existe una presión social sobre los chicos para exhibir una sexualidadinsaciable,porque se suponeque así es como debe ser. Ello les mueve a buscar sexo con la frecuencia que les exige el rol de varón, sí, pero también a mentir de manera sistemática, exagerando,cuando comunicanno solo el número de suscópulas,sino también su frecuencia autoerótic^fl '2te.Ello eleva artificialmente la curva de frecuencia de orgasmosmasculinossemanalesen los tramos de edadestempranas,fotzando la imagen masculinarepresentadapor el tópico que estamosdenunciando.Esta necesidadde exhibir el com- 204 portamiento sexual que la sociedad atribuye al hombre disminuye con la edad; por eso,al mostrarsemás distanciadosde los dictadosambientalesy ser más sincerosen edadesavanzadas,lacurva de frecuenciaorgásmicasemanalrecuperala normalidad y deja de estar exageradaen el último tramo de la vida. Respectoa las fuentesde error aplicablesal génerofemenino, proceden del método elegido para hacer la evaluaciónde sus interesessexuales:la masturbación.Esta fue elegidacon acierto, sin duda, pues la masturbación es una buena representaciónde los interesessexuales autónomos. Pero la metodología seguidapor Kinsey para realizar su encuestano fue la más acefiada para extraer conclusionesválidas sobre la sexualidadfemeninay menos en el temeno del autoerotismo.El error básico fue utilizar encuestadoresmasculinos, pues están demostradas las dificultades que sienten las mujeres a la hora de responder sinceramentea este tipo de cuestionesfrente a un hombre260;sobre todo si se trata de la masturbación.El segundoerror fue creerseque las encuestadasrespondíancon veracidadpor el mero hecho de haberEstá dese prestado voluntarias para contestar a sus preguntas113'26r. mostrado que las mujeresminimizan siempre17rla e;'ecuciónde detert6t, y la minadas prácticassexualessi las creen socialmenteindeseables masturbación,en concreto,es una de las que más receloslevantaincluso en nuestrosdías.No olvidemos que la encuestade Kinsey se realizó después de finalizat la Segunda Guerra Mundial, cuando estaban en plena efervescencialos valores familiares tradicionales que exigían a la mujer levitar denro de una burbuja aislanteque la mantuvieraextasiada por encima de cualquier sensaciónindecorosacomo eran las sexuales26r. Las fuerzas socialesque inhiben la expresión abierta de las necesidades sexualesde la mujer hacen más mella en las edadestempranas de la vida, cuando se están forjando las actitudesy las jóvenes se esfuenan en ser socialmenteaceptadas.Recuérdeseque, aún hoy, el primer mensajeque reciben las jóvenescuando tienen su primera menstruación es de contenido negativo,con toda la buena voluntad que se Y antesde ese, ten cuidado con los chicos>>. le quiera suponer:<<ahora el mensajetampoco es mejor: <<note toques>>. Que el ambienterepresorde la sexualidadfemenina actúacon mayor fuerza a esasedades lo prueba que las relaciones sexualesno son ¿ESTARDÍO EL DESPERTARSEXUAL FEMENINO? 205 orgásmicasen la mayoría de las jóvenes.Entre estas,la anorgasmiaes cinco vecesmás frecuenteen sus coitos que la encontradaentre las seLa mujer consigueser progresivamentemás ñoras de mayor edad00t'0r1. orgásmicacon la edad, cuando consigueliberarse de las atadurassociales que han atenazadola sexualidad de su primera juventud y se permite contemplarlacon mayor distanciay despreocupación. Por eso,las jóvenesque se han desarrolladoen un ambiente<<hostib> hacia la exteriorizaciónde la sexualidadtienden a manifestarcon No es que no lo hagan;es que menos frecuenciaque se masturban171. aceptarlopúblicamentesignificair en contra de lo que creen que es la norma del grupo; yhasta hoy mismo llegan los ecosdel mandato social no se masturbano lo hacenmuque señalaque las chicas(<<decentes>>) 2s. cho menos que los hombres El mensaje de <<notocao>también se envía a los chicos, pero se siembra en un contexto social donde todo el mundo sabe que pese a todo los chicos se tocan; por lo que estos solo se sienten avergonzadosante la masturbaciónen la medida que el entorno social pretenda abochornarles intencionalmente de ello en público. Las chicas también se tocan, pero la sociedad prefiere ignorarlo. Y eso es lo que sucedió en los tiempos de las encuestasdel grupo de Kinsey. Y esa es la ruz6n por la que la masturbación está infrarrepresentadaen todos los segmentosde edad de aquella muestra, sobre todo, en las juveniles.Así, entre las jóvenesque no comunican que se masturban y las adultas que progresivamente<<sesueltanr>y les importa menos decido, dieron a su curva de frecuencia orgásmica semanal ese aspecto de meseta,sobre el que se montó este tópico. No existen condicionamientosbiológicos que sostenganesa diferente curva de clímax orgásmico entre hombres y mujeres.La influencia es social. Y más que en la actividad sexual (al menos la autoerótica), lo es en la libertad para comunicar a exúaños los aspectosmás íntimos de aquella. Cuando se escribe sobre este tópico se tiende a olvidar que los mensajesque se envíana los hombres y a las mujeressobre su conducta sexualson diferentes.Por eso,las curvas de Kínsey podrían reflejar, más bien, la obedienciade los hombres y de las mujeresa los mensajes que la sociedadimbuye en unos y otras. A los chicos, a quienesnadie pone cortapisaspara que se ejercitenen el sexo cuando inician la prác' 206 tica de su sexualidad, se les envían permanentemente mensajesde freno para que se aiusten a las necesidadesfemeninas,que se suponen menores que las masculinas.La interiorización de esa contención comienzaa hacerseevidente en la primera juventud y atemperael comportamiento sexualmasculinoen función de la edad, cuando el mensaje ha calado profundamente en el sujeto y este comienza a rclativizar las cosasque aprendió de joven para colocarlasen su justo lugar. Entre las mujeres sucede algo parecido, pero en sentido contrario. Al principio son aleccionadasa que todo lo relacionado con el sexo es malo, y por eso tienden a estar inhibidas en su práctica sexual con parejasy alahon de comunicar las vecesque recurren a la autosatisfacción. Los mensajesliberadoresque reciben a lo largo de su vida adulta prenden en ellas con el paso del tiempo, y es entoncescuando consiguen expresarsu sexualidadcon mayor libertad y disfrutar más de sus relacionessexuales,Por eso,la curva de satisfacciónsexualsemanalde ambossexos,mencionadapor Kinsey y repetida hastahoy, tenía eseaspecto: un comienzo desenfrenadopara los chicos que atempera el tiempo, cuando calan los mensajesde contención,y un inicio reprimido en las chicasque se sueltacon el paso de los añosbaiola influencia de los mensajesliberadores. Pero dicha diferencia es más sociocultural que biológica. Las chi inician cas su interés sexualtan temprano como los chicos,su frecuencia de orgasmoses muy alta durante la adolescencia(básicamentemediante la masturbación) y es una falacia que su <<despertarsexuaL>no surja hasta que el primer chico se encatgade hacerlo. En este punto tienen nz6nlas agrupacionesfeministas cuando subrayan que cuando una chica se inicia en el petting con los chicos lleva ya una larga temporada disfrutando de su cuerpo a solas.Esa es su verdaderainiciación sexual, como sucedecon los chicos; otra cosa bien distinta es que se avergüencenen reconocerloy eso falseelos datos sobre su frecuencia orgásmicasemanalautoeróticaque es la referenciaque ha eonribuido a cte t estemito sexual(cosaque muchos ignoran). Si las diferenciaspropuestaspor el grupo de Kinsey fueran realmente biológicas,se mantendríanestablesa lo largo del tiempo; el ambiente cultural no las modificaría o influiría muy poco sobre ellas. Pero eso es precisamentelo que no sucede,En la medida que la atmósfera social se ha hecho más oermisivahacia la sexualidadfemenina, se ha ¿ESTARDÍO EL DESPERTARSEXUAL FEMENINO? 207 comprobado que los comportamientos sexualesde hombres y mujeres convergen, esfumándoselas diferencias anteriormente aludidas. Durante las cuatro últimas décadas,las mujeres han cambiado más que los hombres, iniciándoseen el coito a edades cadavez más tempranas (algunasincluso más pronto que los chicos),y son bastantemás activas sexualmenteque antes;con cierta frecuenciaincluso más que los chiLas más jóvenescomunican frecuenciasde masturbacióny cos165'166'26t. de coitos más elevadasque las mujeres mayores.Lejos de lo que afirma el estereotipo,la frecuencia de la masturbación es superior entre las que más copulan, hastael extremo de que el 80 por 100 de sus orgasTodo mos proceden precisamentede su actividad autoerótica01E'26t. femenina el semanal frecuencia orgásmica de ello da ala famosacurva mismo perfil, suavementedecrecientea lo largo de la vida, que presentabala masculina,anulándoseasí la interpretación que nutrió en principio estetópico, Existen oras variables que influyen en la actividad sexual masculina y femenina relacionadas con la edad que no impiden disfrutar de ella, ni justifican las diferencias encontradas por Kinsey en las famosas curvas orgásmicas.Los hombres y las mujeres añososy sanos, normales, son capacesde disfrutar del sexo como cuando eran más jóvenes adaptándosea los cambios ocasionadospor factores biológicos, como pueden ser: un mayor periodo refractario tras la eyaculación (que no es invencible cuando la compañera es hábil), una menor intensidad de la sensaciónorgásmica (pero no por ello menos hedónica), o las dificultades para obtener una buena lubricación genital (que un compañero amoroso puede conribuir a resolver). Tales modificaciones, que afectan tanto a unos como a otras, varíanla forma de relacionarse sexualmente, pero no condicionan su frecuentación ni su disfrute. Nuestra capacidad muscular se modifi ca con e1paso de los años, pero no por eso se deja de caminar o de rcahzar cualquier actividad física cotidiana; aunque resulte difícil levantar grandes pesos. Se ha argumentado que la progresivamente mayor dedicación laboral de los hombres con el paso de los años justificaba la curva de declinación de la frecuenciaorgásmicasemanalque Kinsey encontró enPero lo cierto es que eso afectaa ambos sexospor ig:ual205; tre ellos220. trabajenfuera de casa,en casa,o fuera y dentro de ella. La necesidad de concentrarla atenciónen el desarrollo de las tareascoddianasdesvía la energíalibidinal hacia eseesfuerzoretirándola de la actividad sexual. Despuésde todo, esta es, desdeun punto de vista biológico, una función de lujo. Por eso disminuye cuando estamosenfermos;mien- 208 tras dura la enfermedad el organismo se dedica a su curación y se olvída de lo que no es necesariopara subsistir.En mi consulta,y me consta que en la de otros colegastambién, una de las cosasque tiene más Trabaperplejos a los pacienteses que su libido está <<porlos suelos>r, jan tanto que cuando acuden a casael cuerpo solo les pide descanso. Y esto afecta tanto a los hombres como a las muieres, por lo que no puede utilizarse este hecho como argumento para justificar la atbittariedad del mito denunciado en este epígrafe. Olvidemos, por lo tanto, que las mujerestardan más que los hombres en ingresar en el mundo de la sexualidad.Y no solo porque la edad de iniciación en el coito seacada vezmás precoz; es que cuando llegan a esoya han preparadoel cuerpo mediantela masturbación,aunque se avergüencenen reconocedoole.Si se observaronen el pasado diferencias en el rendimiento sexual de uno y otro género fueron debidas a una presión social diferenciadasobre unos y otras (la doble moral) más que a condicionamientosimpuestospor una naturalezasexual diferenciada.Las evidenciasdemuestranque, cuando las condiciones socialeslo permiten, las mujeres inician sus actividadessexualesa la vez que sus pares masculinos.O quizá siemprefue así,solo que ahora se atreven a confesarlomás abiertamenteque en otras épocasmenos propicias, antela seguridad de que no serán anatemafizadaspor ello' Véase,si no, la edad de las primeras masturbacionesque recuerdanlas mujeresen los capítulos8 y ú. 10 LR nBSpUESTASEXUALFEMENINA <<Wornenbaue seruedall tbose centuries as looking-glassespossessingthe magic and deliciouspouer of reflecting the figure of man at twice its natural size.>> (Las muieres han servido todos estos siglos como espe- ;l ffm*l;..de iT.*l'fi ,H'"i::iiJ jarIari. rene - 194l), VIncINr¡ Voolr (1,882 A roomof one'soun n \ . ! l t r)i algunavez se albergarondudas de que los organismosmasculinoy femenino reaccionabande forma similar al estímulo sexual, Masters y Johnson06ese encargaronde despejadasobservandonumerososcimediante la masturbación clos de respuestassexualesdesencadenadas y el coito. En este capítulo se exponen principalmente los resultadosde sus investigacionesmás los de algunos otros autores. Y, salvo las diferenciaspropias de las estructurasanatómicasmasculinay femenina,la respuestasexualdel organismoes igual para ambossexos. Las mujeresno solo tienen un cuerpo, deseossexualesy capacidad para excitarse,sino que también reaccionanfísicamenteante los estímulos sexualeshasta alcanzarel orsasmo. 2t0 Hncrn LA cUMBRE Con el fin de hacer más comprensiblela reacción ,"*.ral humana, cada ciclo de respuestasexual ante un estímulo especificoefectivo se divide en variasfases:excítación,meseta,orgasmoy resolución. La fase de excitación es el comienzo de la reacción al estímulo sexual, donde las diterentesestructurasorgánicasinician modificaciones específicas.En la fasede rnesetatalesmodificacionesse mantieneno se incrementan hasta alcanzarsela fase de orgasmo,con las contracciones muscularesperivaginalesque son vivenciadascomo sumamenteplacenteras,Tras el orgasmose produce la fase áe resolución,enla que el organismo recuperasu situación basal,tal y como se encontfaba antes de enfrentarseal estímuloerótico que inició la reacción' En la figura 6 se han representadovarios tipos de ciclos completos de respuestasexual.El tipo L seríala respuestaprototipo' que incluye lenta. El tipo 2 una secuenciaexcitación-meseta-orgasmo-resolución sugiereuna resoluciónincompleta tras el primer orgasmo,manteniéndose el organismoaún en la fasede meseta,lo que indica que si el estímu- Fig. 6.-Fases de la respuestasexual humana: excitación, rneseta, orgasnto y resolución (Explicacionesen el texto.) SEXUATFEMENINA LA RESPUESTA 211 lo sexual efectivo se encuentra activo, puede desencadenarotro orgasmo más; rcflejaría,pues, un modelo de respuestamultiorgásmica,El tipo 3 representauna escaladaenla excitación rápida e irregular que lleva al orgasmo de inmediato con una resolución abrupta. I finalmente, el tipo 4 representa una re cción en la que la excitación se detiene en un momento determinado,en plena fase de meseta,sin que el estímulosexualconsigala resoluciónorgásmica. Todo el ciclo de respuestasexual ocasionaalgunos cambios inespecíficosen el organismo.Así, puede observarseun incremento de la frecuenciarespiratoria,que surge sobre todo alfind. de la fase de meseta,junto al aumento de la frecuencia cardiacay la presión arterial. La piel del75 por 100 de las mujeresy del25 por 100 de los hombresse cubre de un rubor corporal entre el final de la fase de excitación y el inicio de la de mesetaen la mujer (en el hombre solo se observaal final de esta fase), sobre todo poco antes del orgasmo.Además, se producen contraccionesmuscularesvoluntarias e involuntarias sobre todo durante el orgasmo.De todas ellas,la más típica es un espasmocarpopedal (en los pies), que resulta más intenso y evidente durante la masturbación que en el coito. Despuésdel orgasmo,tales reaccionesdesaparecenen la fasede resolución. Durante la fasede resolución,una de cadaffes muieres(y de hombres) tiene también una reacción sudorosacorporal que está en relación directa con la intensidad de la actividad muscular desarrollada durante el ciclo de respuestasexual. El orgasmo es una reacción psicosensitiva ocasionada por la conffacción rítmica de las musculaturas pelvianas relacionadas con los genitales bajo la influencia de una hormona conocida con el nombre de oxitocina. Esas conffacciones se sienten como sumamente placenteras. La oxitocina se libera al torrente sanguíneodesde la neurohipófisis cuando el nivel de excitación que ocasionan los estímulos sexuales que recibe el cerebro alcanzanw determinado lml)t al2)2'266'267'268. La oxitocina es también la hormona que desencadenael parto y la que estimula la secreciónde leche durante Ialactanciabajo los efectos de la succión del bebé. Quizá por eso no pueden extrañar varios fenómenos relacionadoscon estascircunstanciasque han sido comunicados ante la incredulidad de muchos. Hay mujeres en periodo de lactación que se sienten incómodas durante el orgasmo porque la oxitocina que lo ocasionalibera también pequeñas cantidades de leche. Otras han relatado que la succión de sus bebés durante el amamantamientoles provoca orgasmosy no pocos sentimientosds 6r'lFa que 212 les induce a abandonar la lactación. Y, finalmente, otras mujeres han contado que durante e1parto, donde también se ]ibera oxitocina, han tenido sensacionessemejantesal orgasmo26e.Serrano describe la siguiente experiencia: <<...a las pocas contracciones [...] apretándomeIa mano, lmi mujerJ me dijo: "Ay, Pepe, que...", y se interrumpió. t...1. [Tras el partoJ le pregunté qué había querido decir al interrumpirse, y me respondió: "Quise decir: Ay, Pepe, qué gusto tan grande lorgasmoJ, y casi se me escapadecir esto (págs. 15)-154). que me hubiera avergonzadoal haber extraños presentes">>0'7 Pero, ademásde estasreacciones,existen otras más específicasen los diferentes órganos implicados en toda actividad sexual femenina. Hagamosun breve repasode estas. L¡ vecrNe La primera reacciónque tiene la mujer ante un estímulosexualdefinido (y puede serlo la contemplación de un bello torso masculino desnudo, un cálido beso, una fantasía,o una caricia más directa) es la humidificación de su vagina. Esta reacción aparececon diligencia: a los diez segundosde haberse iniciado el estímulo. Y es tanto más rápida e intensacuanto mayor seala excitación. Este fenómeno de humedecimientoparece tener un origen vascular, como la ereccióndel clítoris. Y el material exudado no pareceproceder de ninguna glándula específica -aunque es una cuestión que aún se discute-, sino más bien de toda la pared vaginal,que muestra al comienzo un aspecto,<comparableal de una frente con sudon>,según Mastersy Johnson06e. A medida que la tensión sexualaumenta,la producción del fluido se incrementahasta que cubre toda la vaginay la parte externa de los genitales.Dado que el aflujo de sangreal plexo perivaginal aumenta hasta once vecessu situación normal, durante la excitación sexual,la vagina se torna pulsátil, pues se hacen más perceptibleslas palpitacionescardiacas216. Además de eso, durante esa fase la vagina sufre un proceso de alargamientoy expansión en sus dos tercios externos (y algo menos en el interno), que es el responsablede la sensaciónsubjetivade apertura del vestíbulovulvar que sientela mujer en estosmomentos.Su coloración original rojo púrpura p^s^ a púrpura oscuro y las rugosidadesque la cubren en situaciónde reposo desaparecen,alisándose. LA RESPUESTASEXUAL FEMENINA 2r) Ya en la fase de meseta,el tercio externo de la vagina se congestiona y engruesa,configurando lo que se ha llamado la plataforma orgásmica. Si estafasese prolonga mucho, la lubricación vaginal puede verse reducida, para incrementarsede nuevo cuando cambia el estímulo. Algo similar sucede con el pene durante la fase de excitación. Puede perderse la erección (porque el estímulo cambie o se haga reiterado) y recuperarla de nuevo en varias ocasiones.Conviene saberlo para no interpretar inadecuadamente que existe una disfunción eréctil (impotencia) o una pérdida de interés donde no 1ohay. Durante el orgasmo,el tercio externo de la vagina (la plataforma orgásmíca)se contrae fuerte y regularmente: unas siete veces como promedio a intervalosde ocho centésimasde segundo.La duración de estareacción,así como el número de contracciones,varia de unas mujeres a otras. Y existeun número poco conocido de ellasen las que dicha reacciónva precedida de una contracción espásticade unos dos a cuatro segundos de duración, a la que luego siguen las ya mencionadas. El promedio de duración de la reacción fisiológica del orgasmo son unos veinte segundos.Aunque las sensacionesplacenterassubjetivas que percibe la mujer parecendurar la mitad de esetiempo2lt. Tras el orgasmo, en la fase de resolución, el tercio externo de la vaginase dilata rápidamentepan volver luego a su estado de reposo. Y los dos tercios ínteriores se colapsan hasta alcanzarsu situación plegada habitual. El resto de las modificacionesmencionadasse resuelven de forma muy lenta. Así, la coloración normal puede tardar en aparecer entre diezy quince minutos despuésdel orgasmo. Que durante la fase de resoluciófi aparczcade nuevo lubricación en la vaginapuede sugerir que existetensión sexualremanenteo renovada; lo que significa que si se retoma la estimulaciónsexualla mujer podría volver a tener offa experienciaorgásmica. Durante el sueño,los humanos pasamospor varias fases.Una de ellas se conoce como fase de sueño REM o sueño paradójico, que apareceunas cinco vecesa lo largo de la noche. El nombre de sueño paradójico se debe a la presencia simultánea de una intensa actividad cerebral (que correspondería a la vigllia) cuando los músculos se encuentranprofundamente relajadose inmóviles; cosa que no sucede 214 en otras fasesdel sueño. En la fase REM acontecenlos sueñosy un hecho peculiar al que aún no se ha sabido dar una explicaciónplausible: los humanostienen una reaccióngenital semeianteaIa de la excitación sexual (pero sin que exista esta,ni tampoco sueñoseróticos)' Son bien conocidaslas ereccionesespontáneasdel pene en estasfasesdel sueño; no solo porque se comenten en público, síno porque muchas mujeres han tenido ocasión de comprobarlas en sus parejas durmientes. Si el hombre se despiertaestando en sueño REM se levanta con una erección. Son las también conocidasereccionesmatutinas,que nada tienen que ver con el sexo,y que tal como vienen se van: solas. Tales reacciones carecen de relación alguna con la tensión sexual acumul ada alo largo del día. Se ha comprobado en condiciones experimentales que Ia excitación producida por la contemplación de un vídeo erótico antes de dormir no aumenta ni la frePor otra parte, este cuencia del sueño REM ni las reaccionesgenitalesnocturnas270. íntrauterinaha observado REM también se genital al sueño asociada tipo de reacción gestación271. de semanas fetos de mente en J6-41 Pues bien: también en la mujer se da este fenómeno por el que se asocia una reacción típicamente sexual (humedad y pulsación vaginal, ademásde cierta actividad uterna272)con el sueño REM sin que tenga nada que ver realmentecon el sexo. Si ha pasado desapercibidahasta ahora ha sido porque se trata de una reacción que no es posible apreciar a simple vista, como sucedecon el pene. Pero se ha podido poner de maHa contribuido a que se ignorase nifiesto en los laboratorios de sueño161. sus semejanzascon la reacción masculinael tipo de socializaciónque ha recibido la mujer. Estas,si se despiertan en pleno sueño REM con esas respuestasgenitales,han tendido siempre a interpretarlas bajo la esfera higiénica,minimizando su potencial sexual;cosaque no seha dudado en a las ereccionesmatutinas de los hombres' atribuir desacertadamente La vagina de las mujeres mayores pierde rugosidad, espesor, anchura, longitud y capacidadexpansiva,debido a la ausenciahormonal que acontece¡as la menopausia. Si la actividad sexual se mantiene al mismo ritmo que durante la juventud, la respuesta de la vagina ala excitación sexual (lubricación) es tanráptda y abundante como entonces. Si no lo es, la humidificación vaginal tarda algo más en aparecef (uno a tres minutos) y lo hace en menor cantidad. La expansión descrita para los dos tercios internos delavagina durante la excitación sexual es más reducida en las mujeres mayores, si la respuesta sexual obedece a la masturbación; pero si se tfata de un coito, Ia presencia SEXUALFEMENINA LA RESPUESTA 215 del pene parece favorecer una reacción mayor. Probablemente debido al reflejo vascuLa congestión que caracterízaal tercio externo vaginal (plataforma lar que ocasiona216. orgásmica) en la fase de mesetaapareceigualmente en las mujeres mayofes. Solo que a partir de 1ossesentaaños esa reacción se reduce a la mitad de lo que acontecíauna década antes. Durante el orgasmo, esta zonavagínal se contrae como en las jóvenes, pero un menor número de veces:cuatfo como promedio, en paralelo con la disminución de la duración del orgasmo. Sin embargo, estas contraccionesson más frecuentes si la mujer ha mantenido una actividad sexual regular hasta bien entrada su ancianidad. La vagína de la mujer mayor se colapsa rápidamente hast¿ la situación previa a la excitación tras el orgasmo. Bastante más de lo descrito para la mujer joven. El crÍronrs La respuestadel clítoris al esúmulo sexualno es tan rápida como suele creersepopularmente. Aunque puede sedo, siempre va por detrás de lavaginal, yla prontitud de su reacción depende de que el estímulo seamás o menos indirecto (mental, cariciasen otras zonaserógenas,etc.). Sin duda alguna, resulta más diligente cuando las caricias se aplican directamentesobre el clítoris. La primera reaccióndel clítoris al estímulo sexuales una tumefacción generalizadaque permite aprecianmejor a simple vista su glande y su prepucio, ala vez que el cuerpo adquierela consistenciade un cilindro duro fácilmente palpable en la confluencia superior de los labios mayores.Esta reacción, que puede ser mínima, también es capaz de duplicar el diámemo original del glande. Es una respuestaque camina en paralelo con el engrosamientodescrito más abaio para los labios menores y se desarrolla a lo largo de todo el periodo de excitación. TJnavezse ha establecidola erección,el clítoris permaneceráasí mientras existaun mínimo srado de estimulaciónsexual. Esta reacción del clítoris es de origen vascular, como la erección del pene. La liberación de óxido nítrico y oros factores de relajación produce una dilatación de las cavernas del tejido del clítoris y una mayol afluencia sanguínea;ambas cosas,responsables finalesde su erección27r. La erección completa del clítoris se manifiestadurante toda la fase de meseta.Pero, en contra de lo que se cree a nivel popular, ello no supone una protusión de este órgano hacia el exterior, como si fuera un 2t6 minipene. Más bien al contrario,lo que hace el clítoris en eseestadoes <<esconderse> bajo su prepucio. Me explicaré. En situación de reposo, el clítoris cuelga baio la sínfisis del pubis (el hueso que se encuentracubierto por el Monte de Venus)sujeto a su ligamento suspensorio.Cuando se pone rígido, fijado como está por eseligamento,no puede dirigirse hacia delante,por lo que lo hace hacia aniba. Pero como en ese<<arribo>se encuentrala pane inferior del Monte de Venus, lo que hace el clítoris, realmente,es ocultarseallí. Si mirásemosIa zonaen estosmomentos,no encontraríamosque el glande ha salido hacia fuera, sino que seha ocultado bajo la pane superior de su prepucio (que pareceráretraídohacia dentro) y no se ve. En la fase de meseta,pues, el clítoris desaparecede la vista. Y si se deseaencontrar el glande, habrá que estimularlo indirectamente bajo el retraído prepucio que 1ooculta. Esta retracción del clítoris es reversible.Es decir, que si la tensión sexual se reduce por un cambio en el estímulo o una prolongación de la fasede meseta,el clítoris r,'uelvea su situaciónde reposo (algo semejante alo que ocurre con el pene).Y si el estímuloreapareceo cambia, la retracción del clítoris vuelve a aparecer.Esta situación se produce también cuando una mujer insiste en una estimulaciónprolongada o repetitiva pan alcanzarla resolución final de su tensión sexual. Tras el orgasmo, el clítoris vuelve a su situación de reposo tan úpidamente como lo puede hacer el pene en cinco o diez segundos(aunque este puede mantenerseen erección tras el orgasmo varios minutos). Sin embargo, en aquellasmujeres cuyo clítoris haya aumentado hastael doble de su tamaño original, la detumescenciacompletapuede tatdat en alcanzatseentre cinco y diez minutos. Y en algunas otras puede rczagarsehastabien pasadoslos quince o treinta minutos. Salvo que no siempre aparece tumefacción del glande, el resto de las reacciones del clítoris son similares en las muieres mayores. Y Los MENoRES Los reslos MAYoRES En ausenciade estímulo sexual, los labios mayores suelen estar acoplados en la línea media de la vulva protegiendo a las esffucturas LA RESPUESTASEXUAL FEMENINA 217 subyacentes.Esto no quiere decir que siempre la cierren completamente, pues con frecuenciaresulta posible apreciar el borde de los labios menoresacopladosentre sí y cerrando el vestíbulovulvar a simple vista. Sobretodo a poco que la mujer abruIaspiernas. Los labios mayores reaccionana los estímulossexualesde forma distinta en función de que las mujereshayantenido hijos o no. Esta diferencia es tanto más notable cuanto mayor sea el número de partos previos. Durante la excitación,los labios mayoresse adelgazanen la mujer sin hijos (nulípara), aplastándosecontra el cuerpo. Además, se elevan moderadamentehacia arúbay afuera,lo que los alejadel orificio vaginal. Esto sucededesde que se inicia la excitación sexual hasta que se completa la fasemeseta,poco antesdel orgasmo.Podría interpretarse durante el proceso de exciabre>> estareacción como que la mujer <<se menores puedan verse que labios que permite los tación sexual, lo meior. En las mujeres con hijos (multíparas),la reacción puede ser algo diferente,y en lugar de producirse el aplanamientode los labios mayores, se engrosan(hastados y ffes vecessu diámetro) y se separanligeramente,pero sin elevarse. Si se prolonga el periodo de excitación,los labios mayorespueden volversemás turgentesaún y engrosarseincluso en las nulíparas. Después del orgasmo los labios mayores retornan rápidamente a su situación original. No sucede1o mismo si se interrumpe el proceso de excitación y no se produce el alivio de la tensión sexualacumulada mediante el clímax. Entonces,la recuperaciónse realizamuy despacio y los labios mayorespueden quedar separadosy muy turgentesdurante horas.Tanto más congestivosy durante más tiempo cuanto más prolongadafuera la fasede excitaciónsexualno resuelta. Los labios menoresse expandendurante la excitaciónsexualhasta que poco antes del orgasmose alargan,prolongando así el canal vaginal hacia el exterior en al menos un centímetro.Y poco antesde la liberación orgásmicaaumentandos o tres vecessu diámetro. Durante la fasede mesetalos labios menorescambiansu color original y pasan desdeel rosado hasta e1rojo brillante. Si se trata de una multípara, llegaún hasta el rojo vinoso. Estos cambios se consideran tan específicosde la excitación sexualque no hay mujer que alcanceel 218 orgasmo sin que antes se hayan producido esos cambios en la tonalidad de sus labios menores.Este cambio de coloración predice que el orgasmo está muy cerca.Pero si el estímulo desaparecey el orgasmo no llega,los labios menoresrecuperansu coloraciónhabitual con rapidez. Algo parecido a lo que sucedeinmediatamentedespuésdel orgasmo, que el color pasaen unos diez a quince segundosdel rojo vinoso al rojo brillante, al rosadoy al tono normal. Ninguno de estos cambios aparece en la muier mayor con la misma intensidad (con frecuencia ni siquiera apuntan un poco), salvo el cambio del color preorgásmico de los labios menores. Este también surge en ellas, aunque la proporción de mujeres que lo presentan disminuye a medida que avanzala edad. Los prcHos La primera respuesta del pecho a la excitación sexual es la erección del pezón.Dicha reacciónno siempreha de producirse en ambos pezones alavez y, además,es menos evidente cuanto mayor seael tamaño del pezón en reposo. En erección,la longitud del pezón puede llegar a aumentar entre medio y un centímetro más de lo que es habitual, y ensancharhastamedio centímetromás en su diámetro. Conforme progresa la tensión sexual, el pecho aumenta también de tamaño y las venasde su superficiese distiendeny se hacen más visibles de lo normal. El aumento de tamaño del pecho es más evidente cuando la mujer se encuentrade pie que cuando estátendida sobre su espalda,y lo es menos enffe las que han amamantadoo tienen pechos que ya han cedido alaley de la gravedad. En esta etapa,el pecho se hace más sensible,lo que eróticamente suele ser muy agradable.Pero en algunasmujeresesamayor sensibilidad tiene la contapartida de resultar tan hiperestésicaque su estimulación puede resultardolorosa. Durante la siguiente fase de meseta,la areola mamaria se tumefacta. Y lo hace tanto que al resaltarsobre la superficie de la piel puede llegar a enmascararla erección del pezón. Lo que puede dar la falsa idea de que tal erecciónha desaparecido.Pero esto no significa que la excitaciónhaya disminuido;más bien es signo de lo contrario. LA RESPUESTASEXUAL FEMENINA 2t9 En las proximidades del orgasmo, el pecho aumenta su volumen entre un cuarto y un quinto de su tamaño original. Y con frecuencia (75 por 100 de los casos)su piel se ruboriza, sobre todo en la parte anterior, latenl e inferior. Después del orgasmo, durante la fase de resolució2,lo primero en desapareceres eseenrojecimiento de la piel y la tumefacción de la areola;la cual,antesde recuperarsu estadonotmal, suelepasarpreviamente por un aspectoarrugado. En este momento, el pezón, que sigue de nuevo>>(en realidad, vuelve a verse como estaba: erecto, <<aparece en erección);lo que puede interpretarseequivocadamentecomo el inicio de otro ciclo de excitaciónsexual. El aumento del tamaño del pecho tardamás tiempo en retirarse,y puede persistir durante cinco o diez minutos después del orgasmo. Recuperadoel estadobasal del pecho, desaparecela erección del pezón. Y lo último en recuperar su estadonormal es el plexo venoso superficial. En la mujer mayor la reacción de1pezón durante la excitación sexual es similar a la de las jóvenes,y la de la areolamamaria,también, aunque un poco menos intensaesta última. Razón por la que la desapariciónaparentede la erección del pezón no sucede aquí como en edadesmás juveniles. La tensión de las mamas y su coloración sonrojada aparece en menos casos.Después del orgasmo, lo que primero desaparecees la ruboración -si se produjo- y, poco después,la tumefacción de la areola, a vecesinstantáneamente.Lo que más tarda en desapareceres la erección del pezón, que puede estar así durante varias horas. Como también sucedeeso cuando la mujer necesitaexperimentar más orgasmos, no está de más preguntarle si existe tal necesidad, cuando estas reacciones se hayan producido en una relación de pareja (si es por masturbación, las preguntas sobran; ya sabela protagonista lo que necesitapor sí misma). Er úrBno Los órganos sexualesinternos de la mujer también experimentan modificacionesa lo largo del ciclo de respuestasexual.Durante el periodo de excitación sexual y de meseta,el útero no parece aumentar tanto de tamaño como señalaron Masters y Johnson 06e,pero sí que se eleva y sitúa el inicio de su cuello al mismo nivel de la pared anterior Tal reacción,junto a la dilatación del tercio externo de de la vagina055. 220 esta, comentada con anterioridad, produce de facto un aumento de la profundidad vaginal. Una reacción muy conveniente para recibir al pene,llegado el caso. Unos tres segundosdespuésde iniciada la experienciaorgásmica, el útero sufre una contracción similar a la que aconteceen el periodo inicial del parto solo que menos intensa.Es una contracción que comienza en el fondo, continúa por la porción media parufinalizar en el cuello. Los lectoreshabrán advertido el carácterexpulsiuode estacontracción. El útero seguirácontrayéndosede forma irregular y con una intensidaddecrecientehastaque finalice el orgasmo. Se ha observadoque esta contracción uterina es bastantemás intensaen los orgasmosobtenidosmediantela masturbaciónque durante Tal reacciónuterina podría explicar por qué algunasmujeres el coito06e. nulíparas experimentan calambresdurante el orgasmo,experiencia que puede resultar dolorosaen algunasmenopáusicas. Como ya sospechan,esascontraccionesse deben, precisamente,a la secreciónde oxitocina durante el orgasmo que ya había comentado La oxitocina es la hormona que inicia el parto y evaantes212,266,261'268. cua la leche durantelalactancia. No suele hablarse mucho de ello en los consultorios tocoginecológicos. pero las relaciones sexualesdurante el embarazo son motivo de preocupación para muchas parejas.Aunque hoy se tiende a ser poco restrictivoscon ese tema, ha sido una norma común desaconsejarel coito durante, al menos, el tercer trimestre. No se trata ya de que la cópula pueda resultarincómoda; es que siemprehubo un temor a que su prácti ca en los últimos meses del embarazo ocasionasepartos prematuros por un estímulo mecánico directo del cuello del útero con el pene. Sin embargo, un cuidadoso estudio de tales pa¡tos prematu¡os ha permitido relacionarlos más que con el coito durante el tercer trimestre con la mayor frecuencia e intensidad de los orgasmos de la mujer embanzada2la. Lo que resulta comprensible, pues ya sabemosque durante el orgasmo se segregaIa oxitocina que ocasiona las contracciones uterinas; que dichas contracciones son más intensas con la masturbación06e;y que esta es la práctica alte¡nativa al coito que utilizan las mujeres con más frecuencia (una asiduidad nueve vecesmayor durante el tercer trimestre de1 embarazo que en su inicío275)para aliviar su tensión sexual en un momento de su embarazo donde el coito resulta difícil. La excitaciónsexualprolongadaingurgita de sangrevenosalos genitalesinternos y externosde la mujer. Si dicha excitación se mantiene de forma insistente,sin el alivio orgásmicoque le corresponde,el úte- LA RESPUESTA SEXT]ALFEMENINA 221 ro, los labios mayores y menores y las paredes de la vagina pueden aumentar hasta dos y tres vecessu tamaño habitual. Dejados a su suerte, dichos órganosno vuelven a su situacióninicial hastapasadaunahora como poco. Pero si la situación de excitación sin resolución se repite en varias ocasiones,durante varios días, esasmodificacionesgenitales se hacen casi permanentes,con lo que la mujer se torna irritable, insomne,siente calambresabdominales,dolores lumbares y una molesta sensaciónde plenitud pélvica. Tales molestiaspueden ser motivo de que esamujer disfrute consultaginecológica.Y no desapareceránhasta de un orgasmo resolutivo que alivie la tensión sexual acumulada y no satisfecha.Tras e1 clímax, la normalización genital interna y externa aparecepasadosdiez minutos, en las mujeresnulíparas,y entre los diez y los veinte, en las multíparaso6e. En la mujer de edad avanzada,el útero sufre las mismas modificaciones que en la joven, pero como es de meno¡ tamaño, suelen ser menos evidentes. TnncBnAPARTE LA MASTURBACIÓN FEMENINA EN LA PRACTICA 11 CÓuo SEMASTURBANLAS MUJERES <<Pormás que se compartan estos coloquios y expresiones con los hombres, alrededor de las mujeres sigue el cerco de silencio. t...1 El excesode ruido producido por puñeteros" todopoderososfrente al pudor de las pajueierasb hace sonar a machismo o revancha toda mención de este tema.>> Er-rs¡ReuÍn¡2, <Viciossecretos>>, la.Jomada Semanal, nixn.279 (9-VII-2000) N I I I \ o creo que a estas alturas quepan muchas dudas acenc de que la mujer tiene sensaciones eróticasque gustasatisfacer,en contra del modelo femenino que nos ha transmitido la épocavictoriana.Esta tercera parte la dedicaremosíntegramentea conocer no solo cómo se masturban las mujeres,sino en qué circunstanciaslo hacen, con qué frecuencia, desdequé edad y durante cuánto tiempo. Este libro no es un manual de autoayudade los que muestran la forma de masturbarsea suslectoras,Doy por supuestoque las mujeres sabencómo hacerlo bastantemejor que yo, y que pocasnecesitaninstrucción al respecto.Su finalidad no es otra que normalizar la presencia social de la masturbación femenina a p^ftir de un mejor conoci^ puñeta: denomínación popular de la masturbación en Hispanoamérica. b paja: otta voz popular para referirse a la masturbación en toda el área lingüística española. 226 miento de esta, para conseguir que ambos sexos se comuniquen sus experienciascon mayor iluidez y mejoren sus relacionesíntimas. Mas parece obligado dedicar unas palabras ala forma de masturbarse las mujeresen un libro que está dedicado a esa púctica femenina, por lo que haré unos brevesapuntesde ello en este corto capítulo. Prácticamentetodas las mujeres (98 por 100¡ortse masturban estimulando la zonadel clítoris; considerandoesta de un modo muy amplio, y no limitada en exclusivaal órgano de esenombre. ShereHite ha descrito en uno de sus famososlibros hastaseisvariacionesde masturbaciónfemenina basándoseen el testimonio de un amplio número de mujeres01e, sin agotarcon ello todas las posibilidades. Así, según la información recogida por esa autora',el 73 por 100 de las mujeres se masturbantendidas boca arc1bay frotando el clítoris con los dedos o con toda la mano. En más de la mitad de estoscasosestimulanel clítoris directamente, mientras que la décima parte Iarga amplían la zona del estímulo al resto de la r,'ulva.Además,una de cada cuatro mujeres (25 por 100) inffoduce ocasionalmenteun dedo en su vagina para aumentarlas sensacionesvoluptuosas.Es una acción que tiene sentido desdeun punto de vista fisiológico,pues la pared anterior de aquellaes sensiblea los estíy, también, porque la dilatación ocasionadapor el mulos eróticosost'255 dedo al introducirse en la vagina produce una contracción refleja de que incrementanla erección del clítoris los músculos isquiocauernosos otr. y su sensibilidaderógena Cuando se dice directamente, no quiere manifestarseque el estímulo recaiga precis¿mentesobre el glande del clítoris. Este es demasiadosensiblepara ello y su roce puede enrojecerlo, irritarlo y provocar dolor aunque se lubrique con saliva o la propia humedad genital.Laparte del clítoris que suele estimularse,como sabenlas mujeres,es la que se encuentrainmediatamentepor encima del prepucio. Así, el glande es estimuEl estímulo lado de un modo indirecto, bajo ia protección que le presta su cubierta06e. consiste, a grandes rasgos, en rápidos movimientos circulares, o de vaivén adelanteatrás,o de lado a lado, de los dedos sobre esa parte del clítoris' Las mujeres diesras tienden a estimular el lado derecho, mientras que las zu¡das suelen hacerlo sobre su lado izquierdo or'e. La mayoría de las mujeres necesitan continuar estimulando el clítoris durante el orgasmo para obtener una completa satisfacción. Si paran las caricias cuando este se inicia, lo común es que dicha experiencia resulte más bien desalentadora. CÓMO SE MASTURBANLAS MUTERES 227 Ademásde eseamplio grupo de mujeres,existeotro 6 por 100 que se masturban del mismo modo que las anteriores,pero tumbadasboca abajo.Y otro 4 por 100 más que colocándoseboca abajo no utiliza los dedos para estimularse,sino algún objeto blando como puede ser un peluche,las sábanasrevueltas,o el propio almohadón.Todasellastambién pueden introducirse un dedo en la vaginaocasionalmente. La autota antes mencionada describe asimismo otras dos formas minoritarias de masturbación.Una de ellas consisteen el estímulo del clítoris mediante la contracción de los músculos abductores de los muslos (lo que hace que estos se aprieten entre sí comprimiendo la vulva). Eso permite al 3 por 100 de las mujeresque utilizan estatécnica masturbarseen cualquier postura (de pie, acostadao sentada)y lugar (en el metro, en la cola de un cine, en un restaurante,en el trabajo, en casaviendo la televisión...).Laotra es practicadapor el2 por 100 de ellas, y consiste en estimular el clítoris con el chorro del agua del grifo de la bañeta o de la ducha. En ambos casos,puede haber también una introducción ocasionalde los dedos en la vaqina. Una auxiliar de enfermería me consultó un día por una supuesta ninfomanía y me relató su historia. Pa¡a lo que aquí interesa,me explicó que e¡a de temperamento sexual fuerte, en el sentido de estar constantementedispuestaa tener relacionessexuales a poco que se lo insinuase su marido y a que alcanzabael orgasmo, al menor roce, con facilidad. Según me refirió, eso le pasaba desde que era muy niña. Siempre se recordaba así. Descubrió su facilidad para obtener el orgasmo ufiavez que, haciéndose pis, cruzó las piernas y apretó pata agvantar hasta llegar al baño. Así se acostumbró a conüaer los músculos abductores cada vez que quería obtener un orgasmo y convirtió ese método en su forma predilecta de masturbación, que practicaba en casi cualquier parte. Recuerda que cuando su madre la enviaba a realizar algún recado y tenía que esperar cola, mataba el aburrimiento con un par de contraccionesde sus muslos. Y en la escuela, cuando el profesor le hacía levantarse para preguntarle algo referido al tema que estaba impartiendo, se ponía tan nerviosa que calmaba su ansiedad presionando levemente su clítoris contra el borde del pupitre y alcanzandoel orgasmo cuantas veceslo necesitaba. Me comentaba mi consultante que cuando hacía eso en la escuelanadie lo advertía, a pesar de mastu¡barsea la vista de todos. Es posible que sea así. Sin embargo, otras pacientesme han referido anécdotassemejantescontempladasdesdela otra pe¡spectiva. Esto es: la de la niña que advie¡te cómo otra se vale de eseprocedimiento para calmar la ansiedad que le despierta tener que responder al profesorado. 228 Solo un 2 por 100 de mujeres comunican que se masturban exclusívamente introduciendo los dedos o algún objeto en Ia vagina276sfu1 estimular al mismo tiempo el clítoris' Existe un buen número de leyendasurbanas relacionadascon los accidentesque ocasionaneste tipo de prácticas autoeróticasvaginales. Pero, como puede deducirse de la cifra de muieres que se masturban de este modo, no existen tantos casoscomo parecen indicar esasfábulas. En los servicios de urgencia de los hospitales se ha encontrado en el interior de las vaginastoda clasede obietosintroducidos durante actividades exploratoriasgenitaleso durante la masturbación.Entre las niñas menores de trece años que manifiestanquejasgenitales,un 4 o un 5 por 100 obedecen a cuerpos extraños en la vagina' El más frecuente de todos es el papel higiénico, y entfe los que tienen origen autoefótico están:pasadoresde cabello, pequeñosrecipientes,partes de juguetes, monedas, pilas alcalinastamaño C, la cubierta de plástico Entre las adolescentes,esos de cuchillas desechablespan afeitar...2r8. objetos son tampones o condones retenidos, y toda clase de piezas Algunos de esimaginables aptaspanmasturbarse vaginalmentete'24}. tos obietos se fetienen en la vagina durante muy largo tiempo por la vergüenza que siente la joven para manifestar sus molestiasfrente a terceros,dado su origen2al. Este tipo de accidentesno solo ocurren en mujeresjóvenes;también se dan entre señorasposmenopáusicasy ancianas.Precisamente por tratarsede prácticasautoeróticas,los objetosutilizados con esosfi.r., po. mujeresañosashan permanecidosencerradosen la vaginahasta ¡sieteaños1276. Tampoco son infrecuenteslos cuefpos extrañosencontradosen la uretra con fines autoeróticos.Parecenmás frecuentesde Io que se publica en la literatura científica277.Pero son más habituales en mujeres de cualquier edad con alguna clasede alteración psíquica.Talesobjetos pueden ser bolígrafos,lápices,cánulas,temómetros, agujas,semíllas, alambres,cables eléctricos, tornillos, tizas, y un largo etcéte. ta277,278,279 Algunas mujeres practican la masturbacióncon las piernas abiertas, o muy abiertas,y otras, por el contrario, lo hacen con estasmuy juntas, principalmente las que se masturbantendidas boca abajo, aun- COMOSEMASTURBANLASMUTERES 229 que no solo ellas. Pero la razón última por la que se prefiere mantener las piernas de una forma u otra aún no estábien esclarecida.Tal vez se trate de hallazgoscasualesque luego se mantienenporque la experiencia indica a la mujer que tal posición <<lesirve>>. Lo que sí parece claro es que son preferenciasaprendidasen edadesmuy tempranasy que se mantienen a lo largo de toda Ia vida en una proporción muy alta de casos280. Existe oro 11 por 100 de mujeresque combinan variasde las formas de masturbacióndescritas;pero, de ellas,la mayoúa (85 por 100) tiene como basela masturbaciónmanual,boca atriba con estímulo del clítoriso1e. Naturalmente, estasdescripcionesno agotan todas las posibilidades.Porque ShereHite no ha incluido, por ejemplo, a las mujeres que también se masturban presionando su clítoris contra prácticamente cualquier objeto: cenicerosde pie, sillas,esquinasde las mesas,bordes de las puertas,libros, el borde de un pupitre y un larguísimoetcétera. Por no mencionar oúo 2 por 100 que lo hacen utilizando fantasías sexualesexclusivamente,sin ningún contacto físico con sus genitales, segúnrefieren otros investigadores00a. El matrimonio Sarnoff ilo comunica este ejemplo respecto al uso de objetos: <Viky [...] con una sonrisa perversa, nos reveló que todas las puertas de los a¡marios inferiores de la cocina de su madre colgaban flojas sobre los goznes como consecuencia de los frecuentes restregamientos y balanceos masturbatorios que había realizado con ellas a lo largo de todos los años de su infancia>>(págs.182 I83). Y también esre otro: <<Unamujer nos reveló que siempre que un maestrola llamaba para que le diera una respuesta,se ponía tan nerviosa que experimentabala necesidad de aliviar su tensión frotándose los órganos genitales contra la esquina del banco cuando se levantaba para contestar>(pág. 18ó). Utilizando palabras de Shere Hite, la estimulación manual del cli toris es tan frecuenteen la masturbaciónfemenina que cuando se evoca esta siempre se asociacon esa forma de practicada0le.Es la forma de masturbaciónuniversalentre las mujeres. Pero, como casi en todo, existen algunascuriosasexcepciones. Entre las técnicasde presión comentadasen el párrafo anterior existe una muy conocida que podría denominarse<la del talón>>. En posición sentada,se mantieneuna pierna flexionada con la rodilla hacia delante 2J0 de modo que el talónhagapresión en la vulva; de ese modo puede esimdmularse á .htorir sin que nadie lo advierta con un balanceocasi percepdble. Es una forma de masturbarserelativamenteextendida en ,.r,r"rrio medio. pero entre las mujeres nativasdel pueblo lesu era, sin embargo, su forma de masturb ación exclusiua.En efecto, las muieres lesu nunca se masturbabancon las manos,solo utilizaban el talón, sentadas;una práctica que aprendíandesdelos seisaños de edad. Y aunque existenotros pueblos en los que la masturbaciónes alentadaentre las jóvenesqrr. .ro tienen relacionessexuales,los lesu han sido de los po.o. dord" los hombres y las mujereshablan de esta prácticafemeniy na abiertamente-incluso con extranjeros- con toda naturalidad sin sentimientos de vergienza2sr. Volviendo a la estimulaciónmanual, serrano precísaque las mujeres suelen tilizar el dedo medio como principal fuente de excitación para el clítoris, y pueden añaáirlos dedos índice y anulat para poder y Lstimular simultáneamentela parte superior de los labios menores el que al vestíbulo0r1.Aunque hay variedad paratodo' También encontró menos una de .adu crraÚo (24 por 100) de ellas añadenla caúcia de los pechos a los estímulosya citados.Y existe un 9 por 100 que incluyen ;l a[ciente de hacerlo mientras se contemplan desnudasfrente al espejo' El mismo autor reduce a|0,2 por 100 el grupo de mujeresque se masturban con estímulosmentalesexclusivamente,sin emplear las manos o cualquier objeto para excitar los genitales;si bien el grupo de Kinsey 00a, como referí líneasatrás. cifró esenúmero en eI2 por 100 vaúar las técnicas autoeróticas de posibilidad Aunque exisre la el repertorio de los estímulos,lo cierto es que 1amayopuru "n.iirrecer ,iu drlas mujeresson bastanterutinarias en el procedimiento que emplean para masturbarse,en contfa de las afirmacionesde ciertos estei.otipo, femeninos autocomplacientes.Más de dos mujeres de cada ,.", ü0 por 100) suelenmantenersefieles a una sola forma de hacerlo durante toda su vida28o. La masturbaciónes' sin duda, el mejor medio para que una mujer alcanceel orgasmo.Entre un 90 y un 96 por 100 de las que se autoestimulan lo consiguenrápidamente,en dos minutos0rl,y sin ninguna dificultad 017'01e. t2 LN UIsTURBACTÓNFEMENINAEN CIFRAS <Aliena uitia in oculís habemus, a tergo nostra sum.>> (Siempre tenemos ante los ojos los vicios ajenos, y los nuestrosa la espalda.) Lucro ANNpo SÉNEc¡(4 a. C.-65 d. C.), De lra, II,28, 8 <¿Cómo es que miras labrizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu ol'o?> Mt7: ), Biblia de Jerusalén (Descléede Brouwer, Bilbao, 1981) I\T I\ o creo equivocarmedemasiadosi afirmo que muchos de los lectores de uno u otro sexo se habrán preguntado alguna vez cuál es la verdaderaextensiónde la masturbaciónentre las mujeres.Es una incógnita difícil de despejar dado el silencio que atenazaa estapráctica sexual femenina. Quizá les consuelesaber que han sentido la misma curiosidad que movilizó durante décadasa numerososinvestigadorescon la intención de responder a esa cuestión.Y ellos también se han enfrentado a no pocasdificultadesen su empeño282. Una vez se llegó al convencimiento de que la mujer tiene necesidades sexuales,la masturbaciónfue uno de los tópicos que más interesaron investigar porque representala forma más autónoma de buscar su satisfacción. No requiere la intervención de nadie más que una misma, ni se lfeva ala práctica inducida por el interés de otros. Por eso,la pretensión 232 de conocer la extensión de la masturbación entre las mujeres ha representado siempre una exploración vicaria de la verdadeta natttaleza sexual femenina, aunque no se haya dicho de un modo explícito. Si ellas tienen deseossexualeshan de manifestar el impulso de satisfacerlos,obviando toda consideraciónética o estéticaal respecto.Una teoría que ha prevalecido durante mucho tiempo afirma que esatendencia debe canalizarce siempre a través de las relaciones sexualescon otras personas' Pero es obvio que también existe la posibilidad de hacerlo más eficazmente en cuanto al logro orgásmicomediante la masturbación. Quienes no están dispuestosa admitir ninguna autonomía sexual en la mujer han guardado siemprela esperunzade que estano se masturbe, o que lo hagamuy poco, pues eseperfil se aiustafíameior al modelo ladicional de mujer. Mantener esaidea permitiría sostenerel viejo prejuicio sobre el carácter pasivo de la sexualidad femenina. El hallu"go contrafio, que ellas utllizan con mayor o menor asiduidad la masturbación parz resolversus urgenciassexuales,haúa tambalearesa idea victoriana sobre la sexualidadde las mujeres.No está de más señalar de nuevo que ese puritanismo victoriano aún flota sobre algunas mentes actualescomo las brumas envuelvenlas marismasal amanecer. Todo esto quiere decir que los diferentes hallazgossobre la frecuenciade la masturbaciónfemeninahan estadosiempreinterpretados bajola óptica dominante del grupo social al que pertenecieracada investigadory sus propios preiuicios acercade ello. Y significa,también, que las respuestasde las mujeres a las preguntas que se les formulan sobre su ptáctica autoeróticahan estado siempre fuertemente condicionadaspor el pudor y la vergüenza qüe sientenpor estetipo de actividad, subsidiariasde ese mismo entorno social. Ese sentimiento de cometer una infracción aI masturbarsepuede fastfeafseen el uso que hacen algunas mujeres cultas e inteligentes de la palabra <<pecado>> para referirsea talesactividades28r' Quizá por eso, cuando se revisancon espíritu crítico las cifras publicadas sobre la extensión de la masturbación en la mujer, se siente una decepciónsolo comparablea la que ocasionacomprobar que numerososcolegasrespetableslas repiten como un eco sin cuestionarse su veracidad ni analizarlasmínimamente. Este extremo careceríade importancia si no fuera porque esos datos les sirven de base paru ela' borar toda suertede teorías acetcade la sexualidadfemeninay mascu- FEMENINA EN CIFRAS LA MASTURBACTÓN 233 lina. Conjeturasque luego trasciendena la población sin rigor alguno y anaigan profundamente en sus mentes con consecuenciaspersonales de largo alcancepara susvidas. Los resultados que se encuentran en la literatura son tan variados que proporcionan un soporte relativamente ftágl, para un análisisriguroso sobre la verdadera extensión de la masturbación femenina y su significado en la vida de las mujeres.Pesea todo, repito, tales cifras suelen utilizarse discrecionalmentecomo si de verdadescontrastadasse rrarase. Nadie sefiaúa de un test que diera resultadostan dispares. No podemos caer en el error de creernoslos resultadosde una sola encuestapara delimitar la frecuencia de la masturbación en el género femenino. Sin embargo, suele ser un desliz muy común en la literatura de dir,'ulgaciónsexual que se encuentra en los estantesde las librerías. Se debe tener en cuenta la gamamás amplia posible de los resultadosobtenidos para saber a qué nos enfrentamosrealmente.Por eso,no estaríade más realizaruna visión panorámicade algunasde ellas.Además, le será útil al lector como un saludable ejercicio para saber lo poco claras que pueden estarlas cosasy lo desacertadode emitír juicios sin tener en consideraciónla mayor cantidad de opcionesy datos posibles. Los sondeosrealizadospara conocerla frecuencíade la masturbación femenina son numerososy resultaríaprolijo enumeradostodos. Para que ustedesse hagan una idea de la amplia gamade respuestas que se obtienen en ellos, pueden revisar latabla2, que recogealgunas de esasinvestigacionessin pretensionesde ser exhaustivos. Tabla 2. poBLACToNES Fnncurrucr¡ DE LA MASTURBACToN EN DTFERENTES FEMENTNAS Adolescentes ( 1 1 - 1 8a ñ o s ) (%) Población universitaria (7") Haire (1951)'z84 (98) Clifford(1978),"', (74) Moraleda (1977)288 (44) Horer (1981)017 (85) Nzate (1978)tat (68) Smith y cols. (t996)"n ($) Serrano(1978)o3r (84) Kinsey y cols. (1967)ffi4 (6) Raboch y cols. (1994)'?% (6) Hite (1976)o1e (82) Malo y cols. (1988)¿5 Gutiérrez (1978)tlo Liu(1997)zst Población general Reinisch yBeasley (1990) tó? (70) (6) Hunt (1978)lto Kinseyycols. (7967\004 Malo y cols. (1988¡^: (62) 02) Charron yJulliard (1972)'?86 (19) (61) (44) (%) (2\ 234 ¿Qué puede explicar tanta disparidad? Cuando se estudia la ftecuencia de la masturbación masculina se encuentran algunas diferencias de unos estudios a otros, pero en contadas ocasiones alcanzan rangos tan amplios de respuestasafirmativas.Y es precisamenteesa uniformidad en las declaracioneslo que les proporcíona cierta credibilidad. Cuando los resultados sobre masturbación masculina no reflejan que /o/os los hombres se masturban, el investigador se limita a exponerlos sin hacer mayores co226'286. Por mentarios,dejando parasí la impresión de que esoshombres le han mentido ejemplo, Charron yJulliard286comunicanproporciones de masturbaciónmasculinaen la población general deI73 por 100, y Malo y cols.28t,del 53 por 100; valores que están por debajo del comunicado por el grupo de Kinsey226,que fue del 92 por 100, y es la cifra que suele manejarse como estándár aproximado de la masturbación masculina. Seguro que los lectores de ambos sexostambién ponen menos en duda esta última cifra que las anteriores. Sucede así porque los datos del grupo de Kinsey se ajustan más al tópico que la población general tiene acerca de la masturbación masculina y resulta más fácil aceptarlos sin hacer demasiado gasto intelectual. Por eso, los otros resultados se ponen en entredicho. Lo mismo nos sucede con las cifras de masturbación femenina, solo que al contrario: el pensamiento colectivo induce a creersemás los datos que la infrarrepresentan que los situados en la parte superior del rango, porque el estereotipo dice que las mujeres deben masturbarse en menor medida que los hombres, si es que lo hacen. En cualquier caso,lo cierto es que las observacionesrealizadasen casi todas las culturas, excepción hecha de las llamadasprimitivas, muestrancasisiempreque los hombres aceptancon más facilidad ante terceroshabersemasturbadoalgunavez en susvidas;lo contrario de lo que hacen las mujeres.Algunos famososantropólogosy antropólogas toman al pie de la letra taleshilIazgos y, dejándosellevar por el espíritu de la época,suspropios prejuicios,o la simple corriente de los datos que las muieres disponibles,concluyenque esatendencia<<demuestro> se masturban en menor medida que los hombres, y que eso es un hallazgo universal01r.En definitiva,la vieia idea de que la masturbación O el paradigmaque se ocultl, reformulada0rl'040. de hombres>>, es <<cosa subrepticiamente,tras ella, que es más importante: que esa actividad nada tiene que ver con la mujer, porque ella sientemenos necesidades o las controla mejor (un carameloenvenenado,como tendremos ocasión de comprobar más adelante). LA MASTURBACION FEMENINA EN CIFRAS 235 Es posible que tal idea sea cierta. Y de esemodo habría qrtecreer/a si no fuese porque en Ciencia lo que parecelógico en un determinado contexto puede no sedo realmentevisto desde una perspectiva diferente. Pero, además,es que no podemos conformarnos con explicacionesya establecidascuando existen otras tan viables como ellas o no se han explorado con la suficienmás; las cuales,sospechosamente, te franqueza.Mas hemos de dudar de tales afirmaciones.Sobre todo porque aceptadas exige realizar un acto de fe ciega que va en contra dela nzón y de los resultados de otras investigacionesque no se tienen en cuenta alahon de hacer una valoración global sobre la verdadera extensiónde la masturbaciónfemenina. No poseerla cándidavirtud de la credulidad hace necesariorevisar el tema con mayor profundidad y una amplitud de miras menos esffecha de la que se ha mostrado hasta ahora. Voy a intentar hacer eso en las líneas que siguen y espero no aburrir a los lectores que me secundenen esasreflexíones. Pero antes de detenernos a examinar la arténtica extensión de la masturbaciónentre las mujeres,quizá seanecesariobuscar una explicación a la disparidad de los resultadosencontradosen los diferentes sondeosrealizadossobre la población femenina.Es una realidad cuyo esclarecimientono puede soslayarse. Una de las fuentes de erroq no bien estudiaday que solo puede basarseen los reiterados testimonios femeninos, es que un número desconocidode mujeres responden a las encuestassin pensárselodemasiado o rucionalizando mucho, cuando se les pregunta si se masturban. Con lo que sus respuestassesgana la baia Ia auténticatasa de masturbaciónfemenina.Me explicaré. Algunos estudios de antropología social han encontrado mujeres que no consideransexualesactos que los demásno dudarían en calificar como tales,por la simple raz6n de no llegar al orgasmocuando los reaLizan0r6. Al no alcanzarlo durante la actividad autoerótica creen que esta carece de las connotacionessexualesque otros Ie daúan; razón por la que esasmujeres tienden a negar que se masturban en los sondeos. Después de todo... alcanzatel orgasmo con esascariciasse encuenra dentro de la definición de masturbación. Ignorar que existe la voz masturbación pata designar esa actividad, o cualquier otra palabra más popular, también es causasuficiente D6 para justificarse ante sí misma no haberlo rcalizado nunca y responder negativamenteen las encuestas.¿Recuerdanel ejemplo que puse en el capítulo 2 sobre la amiga de la infancia que respondió: <<Mira,conscuando le interpreté un cientemente,yo no he hecho nunca esacosa>>, esome refiero aquí. Pues a sueñocon clara simbologíaautoerótica? En otras ocasiones,se trata de una interpretaciónpeculiar del acto de masturbarse.Una mujer que atendí en mi consultay aún era virgen a sus cuarenta años de edad negabaal principio que se masturbara' Pero al profundizar la entrevista se descubrió que sí lo hacía (y era multiorgásmica),solo que utilizaba exclusivamenteestímulosmentales: <<sin .Pam el),a,el hecho de no manipularselos genitalesjustifimanos>> caba su respuestade no masturbarse;despuésde todo, la masturbación está definida como procurarseplacer sexual con las manos, ¿no? Una corresponsal de Hite le escríbió lo siguiente: <<Yono me masturbo. Bueno, en (pág. 89). mi casotodo se limita qtizá a un frote contra las sábanas>>0le Así resulta que las mujeres incluidas en alguno de los eiemplos precedentesresponderánnegativamenteen las encuestascuando se les pregunte si se masturban, aunque en realidad lo hagan. Con esa actitud reducen, de forma artificial,las tasasde masturbaciónque se encuentranentre la población femeninageneral. La falta de confianza y la vergüenza son también dos elementos que influyen alahoru de respondercon veracidad alas encuestas,ocasionando parte de la vaúación que tienen sus resultados.Esto es algo que no sucedesolo en los sondeos;también ocurre en el contexto íntimo y segurode la consultadel especialista.Algunas pacientesdel sexo femenino han respondido negativamenteal autor cuando se tocaba el tema del autoerotismo.Pero en la siguienteentrevistaIa propia paciente me recordaba el encuenffo anterior para reconocer que me había mentido. Cuando me interesabapor la raz6n de ese proceder, la respuestaha sido siemprela misma: <<elotro día,no tenía confianzo>.¿Se imaginan el clima de confianzaque puede despertarla única entrevista de un encuestador anónimo en un tema tan amenazadotpara muchas mujerescomo es este? El grupo social donde una crece influye notablemente en las respuestas.Si tal entorno crea una atmósfera donde se critica y estigmatiza LA MASTURBACIÓNFEMENINA EN CIFMS 87 la masturbación,lo lógico es que pocas se atrevana reconocersu actividad autoerótica.Por eso,las sociedadesmás cerradasideológicamente y las más ligadas al autoritatismo favorecen la aparición de respuestas negativas.Se ha comprobado que el autoritarismo, como rasgo de personalidad,respondecon emocionesnegativasa todo lo relacionado con lo erótico y tiene actitudesmás restríctivasfrente al sexo en geneY esosson los rasgosque lzlyla masturbaciónen particulat\06'rn'rr2. parte predominan entre quienes forman de los poderes fácticos de todo régimen ideológicamentetotalitario, sea cual sea su signo; que son los que marcan las pautassocialesde comportamientoen estetipo de actividades.Por eso no es de extrañar que las poblacionesque han sufrido esetipo de organizaciónreligiosa, política o social arrojen tasas de masturbaciónincreíblementepequeñas.Es el caso de las Repúbli cas Checay China, por ejemplo, donde se comunican tasasde masturbación femenina entre adolescentesmenoresde dieciocho años del 6 y Se necesitaser muy ingenuo o esdel 2 por 100, respectivamente2e0'2e1. tar muy imbuido de espíritu victoriano para creer en la veracidad de estascifras. Lamento mostrarme tan escéptico,pero sé que muchos lectores estaránde acuerdo conmigo, por poco que sepandel tema. Claro que siemprese puede pensarque esasjóvenesson extraterrestresy su cuerpo no estábasadoen la química del carbono. Creo, empero, que resulta menos grotesco sostener que mintieron al responder en aquellos sondeosbajola influencia del entorno social. Hay otros ejemplos.La encuestade Kinsey en EstadosUnidos se vio influida por la corriente de puritanismo que asoló su paísa finales de la SegundaGuerra Mundial. El trabajo de campo se realizó en un contexto social donde se sobrevalorabancasi en exclusivalas actividades familiaresde las mujeresque incluían una buena parte de los valores tradicionalesvictorianos.Estos conforman, como saben,la imagen de una mujer asexuadae incapazde masturbarse.Algo similar a lo que sucedíaen la Españagobernadapor el generalFranco, donde se consideraba que el autoerotismofemenino era algo indecoroso e impropio que toda mujer decentedebía evitar.Por esarazón, dado que la mujer españolaera decentea priori, se entendíaque no se masturbaba. Por seguir con la referencia española,se ha sostenido que si las chicas de entonces se excitaban no osaban masturbarse,por lo que D8 (pág.I9I). Muy pocasmu<<quedaban insatisfechasy soliviantadas>>0r0 jeres se attevían a feconocef tal ptilctica ante terceros, pof mucho que fuera la única forma de resolversus dificultadesde satisfacciónsexual, entoncesy ahoru.Sin embargo, graciasa las especialescaracterísticas de la encuestarealizadapor Serrano0rl,sabemosque en aquellaépoca se masturbabanalgo más de cuatro de cada cinco (84 por 100) de las españolas,la inmensa mayotíade ellas.Algo que resultabainadmisible parulas mentesbienpensantesde entonces.De hecho, impidieron que la ínvestigaciónde Serranose publicara durante años. Y es que la verdaderaclave de la disparidad de los datos comunicadospor las diferentesencuestasestá en la vergüenzaque sientenlas mujeresal hablar de estetema. No podía definirlo mejor esta joven de dieciocho años: <<Paramí la masturbación es algo muy íntimo; bueno, depende de cómo se rate. Creo que nunca he hablado de ello con mis amigos; es algo que lo veo muy tuyo. Es un tema que me intimida muchi (pág.90). simo>>2e2 Esa fuerte incomodidad parahablar de la masturbaciónes la principal fuente de variación en los hallazgos de las investigacionesmencionadas.O lo que es lo mismo: algunasmujerestienden a ntentir paru ocultar su actividad autoeróticaen las encuestas. No sé si esta afirmación suenamuy rotunda. Pero intenten hacer no el siguienteejercicio:¿quépensaríananteun hombre que asegurase habersemasturbado nunca? Yo les doy la respuesta:dudarían de su testimonio,pesea que los hay.Pensaríanque miente o que le pasaalgo <<raro>>. ¿Por qué no mantenerla misma actitud escépticacon las mujeres que niegan masturbarse?Porque interesa creer en esasnegatiuas,al menos a las mentesvictorianas.Un ambiente social impregnado en la propicia el suposiciónde que la masturbación<<noes cosade mujeres>> sustento del viejo statu quo sexual femenino; el que afirma que las mujeres no tienen necesidadessexualesautónomas, con todaslas consecuencias quetraetía aceptar esetópico. LA MASTURBACIONFEMENINA EN CIFMS T9 INDESEABLE UNR nrspuesrA SocIALMENTE Un chascarrillo que corre por los consultorios sexológicos afirma que: *[...J el 99 por 100 de los jóvenesde ambos sexosse masturban (pág.1575). y [...Jel otro 1 por 100 ocultanla verdad>>2et ocasionalmente La anécdota intenta reflejar, con tino, la extensión universal de esta práctica entre la población general;aunque en honor a la verdad se queda corta cuando estima el número de personasque mienten al no reconocerque se masturban,sobre todo en cuanto a las mujeresse refiere. Que ellasno son sincerasen estetema es una sospechaque sobrepasalos límites científicos;se encuentraa pie de calle.Muchos lectores de uno y otro sexo selo suponen,y algunasmujerescomo Elena Soriano, entre muchas otras, expresan esasdudas por escrito: <<¿Noserá 28i que las mujeres ocultan más ique los hombres] estospecados?>> (pás.192). porque rePese a la lucidez de estaspalabras, observen el uso de la voz <pecado>>, fleja con claridad la actitud social frente a la masturbación que ha propiciado el enunciado de esa frase, Ello permite comprender que muchas mujeres se nieguen a reconocer esta práctica incluso en presenciade un abogado (sob¡e todo si es varón) o un sacerdote (que enffe los católicos actualmente es varón). Un problema que gravita siempre sobre las mujeres que se atreven a denunciar públicamente la creencia de que sus compañeras de género mienten respecto a la masturbación es verse señaladascon el dedo como uiciosaso como traidoras. Siempre ha existido el temor a ser objeto de la burla de los demás bajo la acusación de ser unas masturbadoras crónicas que proyectan hacia las demás su hábito vergonzante para amínorar sus propios sentimientos de culpa. El otro tipo de acusación temida es el de hacer excesivamentetransparente la realidad femenina aumentando la r,ulnerabilidad de las mujeres frente al varón, del que hay que protegerse a toda costa' Que ellos sepan que ellas se masturban parece ponedas en graves aprietos. Es un <<descubrimiento> muy temido. (No estaría de más que los hombres hicieran un poco de introspección al respecto para determinar hasta qué punto ellos mantienen -o noactitudes que aviven tales temores.) Son razones que probablemente obstaculicen potenciales iniciativas para escribir sobre la masturbación femenina entre las mujeres. El propio Kinsey utiliza esta clase de artimaña para desacreditar los resultados de otros investigadores,varones como é1,que mostraron cifras de masturbación femenina proyectando su propia expemás altas que las suyas:<<Muchoshombres -esc¡ibe-, riencia en el sexo opuesto, están propensos a sobrestimar la incidencia y la frecuencia 240 : 00a(pág. I? i.). El peso dela pacatasociedad norteade la masturbación en las mujeres>> mericana de entonces impidió a tan insigne investigador caer en la cuenta de que él mismo estaba predispuesto a no admitir cifras elevadasde masturbación femenina por Y no se le ocurrió pensar ir en contra de lo que entonces se consideraba <<correcto>). que sus encuestadasestuviesenocultándole la verdad. La ingeniosa periodista francesa Béatrice Bantman ridiculiza un poco la ingenuidad de los investigadores sexualesque se toman al pie de la letra las respuestasde sus encuestadosen estetipo de sondeos26r. Como si fuera suficiente recomendarles ser sinceros para que 1ofueran. Pese a todo, cadavez hay más señorasque, sacudiéndoseesosmiedos, se atreven a cosa de mujetesr>006'016'012. afirmar que la masturb ación también <<es Las encuestassuelen ser la principal fuente de información que utilizamospara describir las prácticassexualesde los grupos humanos. Sin embargo, contienen un factor de incertidumbre difícil de evaluar que impide garantizat la sinceridad de las respuestasplasmadasen ellas por los encuestados.Por eso los sondeosno son tan fiables respecto a 1a masturbacióny otras áreasde la sexualidadhumana como seríadeseable.Y de ahí viene la variedad de susresultados. Hacer encuestassexualescompletamentesincerasresulta tan difícil en nuestrosdías como lo fue en el pasado. Santiago Genovés se hizo eco de estasdificultades en su día. Genovés, antropólogo mexicano que previamente había participado en las expediciones marítimas Ra I y Ra II, organizó otra denominada Acali, con la que cruzó el océano Atlántico desde las españolas islas Canarias (junto a la costa noroccidental africana\ hasta el continente americano con una embarcación de reducidas dimensiones.En ese medio de convivencia tan especial realizó, in situ, tna investigación sociológica del grupo humano de ambos sexos que viajaba a bordo de la balsa. Para ello se sirvió de numerosos cuestionarios. Debido alafalta de intimidad que sufrieron los navegantesen el reducido espacio de la embarcación, no fue complicado observar las efusiones amorosas de algunos de los participantes (bastante menos numerosas de lo que algunos llegaron a vaticinar). Pese a ello, la investigación de la vida sexual del grupo no fue sencilla, y Geextremas,se miennovésplasmóesasdificultadesescribiendo:..Aun en circunstancias te más al llenar cuestionarios sobre el comportamiento sexual que sobre ningún otro 2ea. aspecto>> Existen variasrazones,ademásde las ya mencionadas,para justificar que las mujeres mienten cuando se les pregunta por la masturbación, Una de ellas, muy importante, es el temor a que una respuesta afirmativa pueda ser mal recibida por el encuestador y ser tácitamente LA MASTTJRBACIONFEMENINA EN CIFMS 24r reprobadaspor practicar una actividad que el grupo social al que pertenecenconsideranegativa.Por eso,reconocermasturbarsees un paso tan difícil de dar para muchasmujeres.Hace tiempo que se ha demostrado que los sujetos encuestadossuelen mentir cuando la respuesta y masturbarsese ha que se les solicita es socialmenteindeseabIe262'2e5, consideradoinapropiado para Ias mujeres hasta ayer; aunque vaya en contra de la experienciade cadaunay del principio de la realidad. Y no se crean que los hombres son tan francos como se sostiene cuando responden sobre la masturbación.También mienten. Aunque lo hacenen una dirección que probablementeles sorprenda. Estoy seguro de que entenderán ala perfección cómo pueden condicionar los resultados de las encuestaslas preguntas cuyas respuestasson socialmente indeseables con un ejemplo que me parece muy gráfico. Quizá recuerden, o hayan tenido noticias, de las eleccionesgeneralescelebradasen España e\ día 3 de marzo de 1996. Gobernaba el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) salpicado por numerosos escándalos políticos y financieros que el principal grupo de la oposición, el Partido Popular (PP), y los medios de comunicación que Ie eran afines airearon hábilmente durante bastante tiempo. Eso propició la creación de un clima social anticorrupción que se logró identificar como una atmósfera anti-PSOE. Dicho estado de opinión resultó tan denso que a los simpatizantes del PSOE comenzó a resultarlesembarazosoidentificarse como tales ante los demás y confesar públicamente sus simpatías políticas reales.Coraenzóa estar socialmentemal uisto uotar alPSOE. Todas las encuestaspreelectorales que se hicieron en ese tiempo coincidían en la predicción de una victoria abrumadoramente mayoritaria del PP (se calculaba una di ferencia promediada de votos de ocho puntos). Y en ese ambiente se celeb¡aron las eleccionesgenerales. Recordarán que el PP venció, en efecto, pero con tan escasomargen (la diferencia fue de poco más de un punto; 290J28 votos) a que le impidió alcanzarla tan deseada mayoría absoluta, obligándole a p^ct^t con otro panido para poder gobernar sin sobresaltos. La noticia que más comentarios recibió en la prensa del día siguiente (consúltense las hemerotecas) no fue tanto la escasavicto¡ia del PP o el estrecho margen del revés electoral del PSOE, sino eI rotundo fracaso de las predicciones que habían realizado los diferentes sondeos preelectorales. ¿Cuál fue el error cometido por las empresasque investigaron la opinión de los españoles? Considerar la masa electoral como un ente c paz de reaccionar automática- 'Léase, entre otros, el artículo: <¡Cuidado con los sondeos!>>, deJosé Luis Sanchís, en el diario El Mundo (núm. 3 .743 , 25 -II 2000, pág. 12). 242 mente a los estímulos sin un proceso de reflexión de por medio. El desliz se.centró en olvidar el clima social hostil al PSOE que se había creado antes de las eleccionesy su influencia sobre los potenciales votantes de ese partido político. Ese ambiente había convertido identifica¡se en los sondeos como votante del PSOE (o tene¡ intención de votar a ese partido político) en :unarcspuestasocialmenteindeseable.La consecuencia inmediata fue que un buen número de los consultaáos ocultó su verdadera intención de voto y respondieron en los sondeos como pensaban que el entorno social les demandaba: votar al PP o ser votante potencial del PP. Tales respuestasfalseadasdaban a ese partido político una intención de voto excesivamenteinflada que no se supo corregir adecuadamentecuando se analizaronlos datos. Las consecuenciasprácticas del caso es que los dirigentes del PP habían tomado decisiones yhabían hecho previsiones de gobierno basados en el espejismo de la supuesta supremacía parlamentaria augurada por los sondeos. Y lo hicieron hasta el ext¡emo de diseñar una campaña electoral extremadamente ofensiva contra la coalición nacionalista catalanaConvergéncia i Unió (CiU). Lo que generó una serie de agravios en dicha coalición que el PP tuvo que tajarse después,como si de una purga se tratarA, par^ poder asociarseprecisamente con CiU y faciitar la gobernabilidad del país. Algo similar sucede con las encuestassexuales.Las preguntas cuyas respuestasson socialmenteindeseables(y reconocer que una se masturba es, hoy por hoy, una de ellas) tíenden a ser respondidas por algunas encuestadasminimízando la conducta sziterntíticatnente.Por eso las cifras referidas a la masturbación femenina arcoianvalores tan discrepantes y modificables con el paso del tiempo; por la influencia cultural y por el ambiente social. Cuanto más permisivo sea el colectivo de referenciahacia la masturbación femenina, se producirán más respuestassincetas y afirmativas sobre las prácticas autoeróticas; es lo que sucedía en pueblos primitivos como el de Samoa2aa. Pero estas disminuirán cuando la atmósfera social sea la conffaria; como puede suceder en EstadosUnidos00a.Aunque en ambos casosel número de muieres que se masturban de verdad sea aproximadamente el mismo y no varíe en realidad. Se ha podido comprobar que las respuestasrelativasa la masturbación que se ofrecen en las encuestassufren modificaciones en función de tres variables que son dignas de tener en cuenta. Primera: existe una tendencia a mentir más sobre el sexo en cuestionariosespecíficamente orientadosa evaluarel comportamientosexualque en otros más amplios sobre conducta general,aunque incluyan las mismas preguntas sobre actividadessexuales.Segunda:también se ha comprobado que estecomportamiento está condicionado por la influencia de algunos rasgosde la personalidadde la personaencuestada.Mientras que los dos sexosson sensiblesalaprimera variable,la segundapareceinfluir tan solo sobre las respuestasdel génerofemenino17a. LA MASTURBACIÓNFEMENINA EN CIFMS 243 Y, por último, una cuestión directamente relacionada con el génemás a los encuestadoresvaronesque a las perro: las mujeres engañ.an tenecientesa su propio sexo260,mientras que los hombres se suelen mostrar aproximadamenteigual de locuacestanto con un intedocutor En palabras de un célebre investigador masculino como femenino025. propios resultadosnos han demosde la conducta sexual: <<Nuestros trado que es mucho más difícil obtener esta clase de información de las muchachasy que en generalentrevistarmujeres acetcadel sexo es (pág.26). más variablee incierto que entrevistara hombres>>260 Así, se ha encontrado que los hombres tienden a sobredimensionar, de un modo estadísticamentesignificativo, sus respuestasacerca de la masturbación (refiriendo una mayor frecuencia de la real) cuando responden a un cuestionario específicamentesexual. En tales encuestaslos sujetos tienden a dar de sí mismos la imagen de mastur17r' barse más de lo que creen que lo hacen sus pares masculinos Sin embargo, cuando responden a otro cuestionariodirigido a evaluar diferentes aspectosde la conducta general (aunque incluya preguntas sexuales),ese aspectojactanciosode la respuestadisminuye, comunicando entonces frecuencias de masturbación menores. Esa sobrestimación masculína de la propia masturbación en los cuestionariossexuales es sistemáticay la hacen siempre. Lo que se ha comprobado cuando se comparanlas respuestasde los hombres acercade susprácticas autoeróticasen una encuestacon las anotacionesrealizadaspor los mismos sujetos (debidamente enffenados) sobre tal conducta en Siernprerefieren masturbarsecon mayor fresus diarios sexuales2te. cuencia en las encuestassexualesde lo que revelan sus anotaciones cotidianas. Aquí es obvia la presión social que demanda a los hombres responder positivamente a las preguntas relacionadascon la masturbación. Es lo que se esperade ellos; lo que impone el tópico'.' y a élhay que ajustarse. Lo mismo se observaentre las mujeres aunque en sentido contrario. Ellas infranepresentansiempresu frecuencia autoerótica respecto a lo que piensanque hacen las de su género;y también lo hacen más en los cuestionarios específicamentesexualesque en los de comportamientosy actitudesmás generales17'. 244 Es una tendencia que también se observa en el número de parejas sexuales que hombres y mujeres comunican haber tenido. Aunque esto es más conocido a nivel popular. Los primeros las sobrerepresentan y las segundashacen justo lo contrario. Por tal tazón la psicóloga Dorothy Einon ha hecho notar que ni los hombres son tan promiscuos como dicen ni las mujeres tan virtuosas como les gusta afirmar2e6.Ambos se expresancomo les exigen sus respectivosestereotipossociales. A pesar de que los encuestadossuelen afirmar que responden con sinceridad a este tipo de sondeos,cuando se indaga expresamentedicha franqueza se encuentra que lo cierto es que tienden a. mentir en aquellascuestionesque consideranuuciales o espinosas(y la masturbación es una de ellas).Un 14 por 100 de los hombres admiten sobredirnensionarsus actividades sexualesen esasencuestas,y al menos el 8 por 100 de las mujeres reconocen que las minímizan 17r.Como es sencillo de adivinar, pese a todo, resulta difícil conocer la cifta exacta de respuestasengañosasen los sondeos dadalanaturalez^ intangible y sutil que poseela voluntad de engaño. En lo que se refiere a la personalidad, se ha observado que las mujeres responden masturbarsemenos o no hacerlo en absoluto cuanto más dóciles son socialmente, y cuanto más introuertidas se muestran a Así, las chicas respondenque no se masturban nivel personalll0'n1'2e7. cuando creen que los investigadoresesperaneso de ellas;que es el tópico dominante entre la población general.Esto quiere decir que existe una fuerte tendencia en las mujeres a dar aquellasrespuestasque resultan socialmente deseablesen los cuestionarios sexuales,como se señaló más arriba. Las más apocadasmodifican sus respuestasen esesentido.Mientras que las extravertidasy las socialmentemás asertivas se sienten menos inhibidas a la hora de reconoceresa activídad y hecho, se encuentran suelenresponder con mayor sinceridad2t3'2e7.De más extravertidas entre las mujeres que reconocen masturbarse que entre las que lo niegan.Entre estasúltimas, predominan más las introvertidas110.La relación entre extroversión, mayor reconocimiento de practicar el coito y la masturbación, y tener mejores actitudes hacia ta' les prácticas sexuales,son hallazgosque se repiten en otras investigaciones2tr. Que las respuestasmasculinasno estén influidas por sus rasgos personalessueleinterpretarsehabitualmentesobre la creenciaestereotipada de que los hombres tienen un caráctermás obtuso, menos fino LA MASTURBACIÓNFEMENINA EN CIFRAS 245 y sensiblea los condicionamientossocialesque las mujeres.Pero también existe otra interpretación bastanteverosímil: el afán de notoriedad sexualal que el varón es condicionadosocialmentedesdesu infancia predomina sobre cualquier rasgopersonal.De ahí que, seacual sea su carácter,la tendenciageneralde algunoshombres seaalardearenlas encuestassexuales,pues para ellos lo socialmentedeseable(por imposición cultural) es el exceso en todo lo que esté relacionado con el sexo,no la contención. De modo que, mienffas ellos fanfarronean en las encuestassexuales, ellas,y entre todas las menos asertivas,las más introvertidas y las más sometidassocialmente,se esconden.Para las muieres,la masturbación es, en cualquier caso, algo humillante que debe ocultarse;un motivo pan avetgonzarsemás que paravanagloriarse. No resulta fácil entender este aspecto fatuo de muchos hombres respecto a la mastu¡bación. Estamos más acostumbrados a contemplar esa actitud cuando se refieren al número de conquistas o a la cantidad de los contactos sexualesque dicen tener. Pero vanagloriarse de la masturbación es algo que choca mucho a las mujeres porque tienen interiorizado que hacerlo es malo. De modo que no pueden ni imaginar ni entender que alguien fanfarronee de algo que para ellas es tan negativo y humillante. Existe la tendencia general a creer que los hombres poseen un impulso sexual más intenso y urgente que el femeninoll', pese a estar comprobado que el 42 por 100 de ellas (algo más de dos de cada cinco) se excitan frente a los estímulos eróticos con mayor rapidez e intensidad que el promedio de los hombres10r.Las mujereshan sido condicionadas desde su infancia para creer que los hombres tienen más impulso sexual que ellas. Como cada una se toma a sí misma como punto de referencia, y se sabe fuertemente erotizada, tiende a tener una imagen lasciva del hombre completamente desno mesurada(<más que yo; por lo tanto: mucho>). Imagen que cae estrepitosamente, sin una buena dosis de confusión por parte femenina, cuando contrastan sus expectativas con la realidad masculina.Y ustedessabende lo que hablo. Las quejasque algunas señorasexteriorizansobre la supuestafrialdad de sus pareiasmasculinasno son precisamente raras. Esa apariencia distorsionada de la realidad sexual de los varones está reafirmada, en parte, por ellos mis-oi, cuando exageranal hablar de su sexualidad mostrando la imagen que se espera del varón por muy alejada que esté de su realidad cotidiana. Actitud que nace, a su vez, del condicionamiento al que han sido sometidos desde su infancia. Por eso, las muieres tienden a creer como cierto cualquier exceso que se diga sobre la masturbación masculina, y mantienen la actitud general de ser menos crédulas . Es lo que le sucedió a Maggie frente a datos más comedidos aunque seanmás rea1es24 Paley cuando escribió el capítulo dedicado a la masturbación en El libro del pene: <<Ya 246 había entrevistado a bastantes hombres acerca de sus penes ----escribeesa autoraY la <verdad> que le recuando el ilustrador Robert Richards me contó la verdad>r00r. firió aquel hombre era, ni más ni menos, que los varones están abrumadoramente sexuados, piensan en el sexo cada minuto y medio (!?), y que se masturban mucho..., a todas las horas del día y en cualquierlugar: en casa,en la calle,en los lavabospúblicos, en el cine, afeitándose,ante el ordenador, en el mabaio...Y la buena de Maggie se lo tragó todo, como lo prueba que seleccionaraesa declaracíón como representativa del autoerotismo masculino y no otra para su libro. Estaba predispuesta a creer cualquier exageración que le dijeran los hombres sob¡e la masturbación (estoy seguro de que si hubieran hablado de conquistas habría sido menos crédula; ..se sabeo que los hombres mienten en eso; no se sabíaque también lo hicieran respectoa la masturbación).Algo y a Sylvia de Béjar 016,entre otras. similar le ha sucedido a Pepa Roma 102 Pero si una mujer hiciera un relato similar, y probablemente alguno habrá publicado, a muy pocos se les ocurriría extrapolar esa experiencia singular a todas las mujeres. Sencillamente,porque se aleja del tópico y estamosacostumbradosa dejarnos llevar auromáticamente por ello's por pura comodidad intelectual. Siempre se seleccionaría como representativo el relato más comedido, el que la sociedad está dispuesta a creer. Ese tipo de respuesta/a tua es inconcebible en una mujer aunque el contexto sea equivalente.Solo en ambientesmás íntimos, como es la consultadel especialista,he escon frases del cuchado a algunas formular cierta aproximación a esa <<ostentación>> tipo: <Claro que me masturbo, oiga. Que yo soy una mujer normal y tengo mis necesidadeso.Pero poco más. Existe otra fuente de respuestasnegativasen las encuestas.Habitualmente, se da por supuestoque las personasque intervienenen los sondeos son voluntarias y, por lo tanto, sinceras.Se tiende a pensar que si no lo fueran no participaúan en esasentrevistas. Sin embargo, no se tiene en cuenta que un número de sujetoscuya cuantíadesconocemos participa en esasinvestigacionesmenos voluntariamentede lo que en realidad parece.Lo hacen movidos por sutilespresionesde su entorno como el temor a parecerque deseanocultar algo si no participan, o a la necesidadde actuar como lo hace su grupo de referencia,o la preocupaciónde que los encuestadoresse tomen a mal una negativa, entre oras muchas posibilidades.Se ha comprobado que las mujeres que no se prestan voluntariamentea este tipo de tareastienen actitudes más negativasfrente al sexo caructeúzadaspor una mayor tendencia a no reconocerque se masturban,ni a admitir que han tenido contacto con material erótico comercial,ademásde tenerle más miedo al Si sexo y mostrarsemenos proclives a contemplar vídeos eróticos2e8. pretenmodo de ese sexuales a las encuestas estasmujeres responden LA MASTURBACIÓNFEMENINA EN CIFMS 247 didamentevoluntario, cabe sospecharque inffoduzcan los sesgosmencionados,minimizando sus respuestas.Hay que tener en cuenta que aquellaspersonas que se sienten obligadas a responder son precisamente quienespresentanlas característicaspersonalesantes descritas de mayor docilidad social e introversión. Elementos que por sí solos también explican la tendenciaa mentir en determinadasrespuestassexuales. Aunque prestarserealmentevoluntariasa estetipo de investigaciones tampoco garantizamucho las cosas.Se ha podido comprobar que las mujerestienden a respondera preguntasexplícitassobre sus púcticas autoeróticasminimizando la frecuenciaincluso en condicionesexperimentales;es decir, en una situación donde existeuna relación contractual con los investigadorese investigadoraspor la que ellasreciben unos euros a cambio de su tiempo, dedicación y sinceridad.Algunas publicacioneshan demostradoque las mujeres afirmabanno haber incrementado la frecuencia de sus prácticas masturbatoriastras haber contemplado un vídeo erótico un mes antes,cuando se les preguntaba directamentepor ello; mientras que las anotacionesque ellas mismas realizaton en otro cuestionario aparte sobre las actividadessexuales 171. desarrolladasdíaa día durante esetiempo confirmaban1ocontrario Son estastendenciasfemeninasa ftngtr en las respuestasrelacionadas con la masturbaciónlas que infrarrepresentanla frecuencia de esta práctíca en las encuestas,no nos engañemos.Y probablemente también las que favorecen que las señorasdejen dichas preguntas sin responder en proporciones superioresa los hombres en este tipo de 110'28t. Una ausenciade respuestasque llega hasta el investigaciones 25 por 100 de las encuestadas(¡una de cada cuatro!)285.Loque da idea del impacto emocionalque causaa no pocasmujerespreguntarles si se masturbany la escasarepresentatividadde los resultadosmostrados por algunos de esostanteos.Y explica la respuestanegativa que daúansi pesea todo seles obligara a manifestarseen esecontexto. Las dificultades que tienen las muieres panhablar de estostemas yahan sido descritaspor otros autores260, Y se debe en parte ala gtan Esa actireservaque ellas sienten respectoa su propia sexualidadooT' tud hace muy difícil que se muestren sincerasen las entrevistassexuales que se desarrollan cata a cara}re,sobre todo cuando el entrevistador es un hombre260. 248 No se libran de talestemoresrespectoal sexo ni siquieralas muieres que han realizado estudios de Medicina. Cuando el autor envió a un grupo de médicasen formación especializadaun pequeño cuestionario anónimo para hacer una investigaciónsobre la frecuencia de la eyaculaciónfemenina,solo recibió /os respuestasde un total potencial de ciento trece2ro.Lo que indíca cuán anaigadosestán aún los interdictos socialesque existen sobre la sexualidadhumana enre las mujeres, a pesarde ejercerprofesionesque supuestamenteles proporcionan un mejor criterio sobre esta. FEMENINA DE LA MASTURBACIÓN L¡ vnno¡PERA EXTENSIÓN Hasta ahora,losdatos disponiblessobre la extensiónde la masturbación femenina se han interpretado desdeel punto de partida de que estaactividadpodría serpocofrecuente entte las mujeres.Me pregunto qué sucederíasi modifícásemosla perspectivay aftontáramosel tema sosteniendo la hipótesis contraria. Es decir, pensando que quizá la masturbaciónseaalgo tan natural entre ellas como actualmentese sostiene respectoa los hombres. Acaso obtendríamosresultadosdiferentes. O, siendo los mismos,los interpretaríamosde otro modo. Intentémoslo. Ya hemos comprobado que algunasmujeresmienten sobre sushábitos autoeróticos,ocultándolos.Eso quiere decir que si tenemosdos cifras diferentes sobre la frecuencia de la masturbación extraídas de dos grupos distintos de mujeres,resultarámás fiable la que nos facilite la proporción más elevadade esta práctica, por una raz6n muy sencilla. A nadie que no seaun hombre (por lo que hemos podido comprobar en párrafos anterioresttt'z5e)se le ocurriría confesarque practica una acdvidad que no solo no cultiva, sino que, además,puede estar mal vista por quien formula la pregunta. Por eso es improbableque en el grupo donde se comunican cifras de masturbaciónmás elevadasse encuentren mujeresque hayan mentido atribuyéndosedicha acción si no la han practicado nunca, Lo más uerosímiles que esasmujeres estén siendo sincerasen mayor medida que el grupo que comunica cifras de masturbaciónmenores.Este último contiene con seguridadmás mujeres que se ocultan, minimizando, que el otro. Por esalógica son más LA MASTURBACIÓN FEMENINA EN CIFMS 249 creíbles las frecuenciasde masturbación femenina comunicadaspor Horet, Serranoo Hite (85 por 100;véasetabla2) que las suminisladas por el grupo de Kinsey o Hunt (63 por 100;véasetabla2).Incluso entre los datos notificados por el Instituto Kinsey,son más fiables los reque los antiguos62 pot 100)0M'Y todas esas cientes(70 por 100)167 que irrealestasasde masturbaciónfemenina que las más lo son cifras dan otros autorescomo Charron y Julliard2s6(19 por 100), Raboch (6 por 100) o Liu2er(2 por 100).Salvoque las mujeresencuesy cols.2e0 tadas por estosúltimos carecieranrealmentede impulsos sexualesauy no fueran de estemundo. tónomosr6t'r66 Las diferentesencuestasque vienen haciéndosea lo largo del tiempo revelan que las respuestasafirmativas sobre la masturbación feme018'156'265 . Este fenómeno se nina se incrementan a cada décadaque pasa proceso de liberadel interpreta tradicionalmente como una secuela ción de la sexualidadde la muier que le permite accedera diferentes prácticassexuales,antesprohibidas, en la medida que pierde sus inhibiciones,Pero a la vista de todo lo que se está comentandoen estecapítulo existe otra interpretación que a mí se me antoja, cuanto menos' tan aceptablecomo la anterior. Las mujeres se han masturbado siempre con una frecuenciaaproximadamentesimilar a lo largo de la histo' ria: son humanas,tienen deseossexuales,les gusta disfrutar de orgasmos y el coito no ha sido la mejor fuente de estosdesdela noche de los tiempos. El cambio se ha producido en la masasocial en la que existe una actitud más predispuestaa aceptarcomo nofmal algoque siempre lo fue aunque se sostuvieselo contrario. Como consecuenciade ello, ahoruhay más mujeresque antesque no siententanto apuro alahota de reconocer sus prácticas autoeróticasen los sondeos.Y por eso Ia proporción de mujeres que comunica masturbarseaumenta con el Cuanto más dispuestaesté tiempo aunque seamuy tímidamente004'167. una sociedada admitir sin remilgos y con naturalidad que una mujer se puede masturbar porque es un aspectomás de su vida sexual,mayores seránlas cifras de masturbaciónque se encontraránen las sucesivas encuestas,porque las mujeres temerán menos hablar de ello. Lo contrario también es cierto: cuanto más restrictiva y menos permisiva sea una sociedad en la asunción de la masturbación femenina, menores serán las tasasmostradaspor los sondeosperiódicos,porque habú menos mujeres dispuestasa someterseal interdicto social que supone 250 reconoceresapráctica. Sin embargo,en ninguno de los dos supuestos estarámodificándoseel número real de mujeres que se masturba,sino el de las que estándispuestasa reconocerloante otros. Pese a las dificultades señalad^sparu estimar la auténticaextensión de la masturbaciónfemenina,disponemosde datos suficientes para poder afirmat que esta conducta sexual es prácticamente universal entre ellas (fig. 7). Al menosentre las mujeresnormales.Y soy consciente de lo que acabode escribir en cursiva. N analizarlos resultados que se obtienen sobre poblaciones de mujeres en general,sin hacer mayores discriminaciones,se encuentra que la masturbaciónimplica'al85 por 100 de ellas (casinueve de cada diez). Son cifras proporcionadaspor SuzanneHorer017y Ramón Serranoorl (esteenconffó realmenteun 84 por 100, pero ambascantidades son asimilables),así como por ShereHiteOley Elberdin2t4(82 por 100). Fig. 7.-Frecuencia de la masturbaciónfemenina. La población de mujeres estudiadas se representacon seriesde diez siluetasfemeninas.Se muestraen negro la proporción de mujeres que se masturban y en blanco la de las que no lo hacen. Una frecuencia del 90 por 100 quiere decir que afectaa nueve de cadadiez de esasfiguritas (mujeres). Un 93 por 100 significa que solo un trocito de cada diez mujeres no se masturba, haciéndoloel resto.Y así con las demásproporciones. LA MASTURBACION FEMENINA EN CIFRAS 251 Pero conviene ser algo más explícito en el análisis de estos números. Ya he comentadoque estánextraídosde conjuntos de mujeres<<en bruto>r sin hacer mayoresprecisiones.Sin embargo, sabemosque un 1-0por 100 de ellas son completamenteanorgásmicas;no pueden consecual seala causade tal disfunguir orgasmospof ningún medioor7222,sea ción. Muchas de ellas,aunque son incapacesde experimentaf orgasmos, no por eso dejan de intentar -y disfrutar- de algunassensacioneseróticas2222a.Td.vezpofeso,aproximadamenteel 40 por 100 de ellas (quizá más) se masturban con regularidadole.Lo que quiere decir también que no lo hacen, un 60 por 100 de las mujerescompletamenteanorgásmicas algo que parecelógico si no son capacesde extraer de esaactividad un mínimo de satisfacciónpanlas tensionesgeneradaspor suscaricias. El mismo problema visto desde otra perspecriva:casi la totalidad (9) por 100) de las mujeres que no se masturbabanestudiadaspor MastersyJohnson06eeran compleramente anorgásmicasfuera cual fuera el estímulo que utilizaran (coito incluido). Este dato mantiene la férrea asociación que existe enffe ser anorgásmicay no masturbarse' O lo que es 1o mismo, como vefemos a continuación: tener capacidadorgásmicay nas' turbarse escasi la rnisma cosa. Lo que importa aquí es que ese grupo de señoras,nada representativo de las demás,las orgásmicas,sesgaalabaia cualquier cifra que se obtenga sobre la extensiónde la masturbaciónen la población total de muieres. Las mujeres que son capacesde sentir orgasrnos(el 90 por 100) se naasturbanen la inmensamayoríade los casos(el 91 por 100 de ellas)222. Todas estasfrecuenciasde mastufbaciónconcuerdanentfe sí pese a que los datos proceden de investigacionesdiferentes;lo que les da cierta credibilidad por su consistenciainterna. Bastahacer una sencilla operaciónaritmética: Mujeres anorgásmicas: Mujeres orgásmicas: Total mujeres: 10 (semasturbanel40% = 4) 90 (semasturbaneI9l% = 8l) e185%"= 85) 100 (semasturban Ello pareceindicar que las tasasde masturbaciónque estamosmanejando aquí son probablementeciertas' 252 Pero no podemos olvidar que existe al menos uñ 8 por 100 de mujeres que mienten en las encuestassexualescuando respondenque no Si las tenemosen cuenta para corregir los resultados, se masturban171. podría afirmarse que la verdadera extensión de la masturbación femeni na alcanzaal93 por L00 (85+8) del total de las mujeres;al48 por 100 (40+ S) de las qujeres anorgásmicas; y al99 por 100 (91+ 8) de ias mujeres orgásmicas.Lo que da una perspectivade la frecuenciareal de la masturbaciónfemeninamuy alejadadel estereotipovictoriano convencional que aún permanece anaigado en muchas mentes. Si parece excesivo aplicar el 8 por 100 de corrección a todos los casospor entender que se es más propensa a mentir en unas edades que en otras, podemos corregir la corrección.Si consideramosque las proporciones de respuestasengañosasque corresponden a los dos exmemos de la vida pueden situarse entre el 1 y el 8 por 100 referido, se obtendría una media aplicable a cualquier edad de aproximadamente el 5 por 100. Eso arrojaría la siguiente frecuencia corregida de la masturbación femenina 90 por 100 (85 +5) para el total de las mujeres;el 45 por 100 (40+5) para las mujeres anorgásmicas,y eI 96 por 100 (91,+5) paralas mujeres orgásmicas.Valo¡es muy similaresa los anteriormente referidos. En realidad, no parece desacertado afirmar qttela masturbaciónfemenina es una conductasexudl uniuersal. Quienes aún se resisten a la evidenciadeben quitarsela venda de los ojos:las mujerestienen deseos sexualesautónomos que necesitansadsfacer.En nuestros días no podel guindo>>como lo hiciera Bennett hace demos seguir <<cayéndonos algunos años al titular un artículo suyo: <<Lamasturbación femenina: [es] más común de lo que pensamos>>2'u. ¿S. imaginan el confuso contexto social y científico que promovió la formulación de ese alegato? Puesno crean que estátan lejos:era I971.;Iamisma épocaen que los astronautasestadounidensespisaban la Luna mientras los soviéticos exploraban su superficiecon robots. Ni siquierapodemos afirmar que fueru ayet Es hoy: estamisma mañana. La frecuencia dela masturbación que se ha enconffado entre las mujeres de pueblos primitivos (90 por 100)244y entre las lesbianas (93 por 100)017avalanla afirmación precedentede que estamosante una actividad sexual femenina de alcance universal ({i5.7). Cuando Margaret Mead2aaestudió a las adolescentesde Samoa,estasconservaban aún una buena parte de su cultura autóctona y no estabandema- LA MASTURBACIONFEMENINA EN CIFMS 25t siado contaminadaspor los prejuicios morales de los blancos.Sus respuestasfueron sinceras,pues carecíande las inhibiciones que tienen las jóvenesoccidentalesrespectoa las manifestacionesdel sexo. Utilizando palabras de ia propia autorai <<Ningunode los factores relativos al sexo o al nacimiento son consideradoscomo inadecuadospara los niños; ningún niño tiene que ocultar su conocimientopor miedo 1...] o meditar arduamentesobre sucesospoco comprendidos.El secreto,la ignorancia,e1conocimiento culpable, las especulacioneserróneasque derivan en concepcionesgrotescas,que pueden tener resultadosde largo alcance,el conocimiento de los meros hechosfísicosdel sexo sin su paralelo de la excitación correlativa [...] está ausenteen Samoa>>2aa (pág. 225). Pero en el casode que hubieran ocultado información, los resultadosseríanmás elocuentesaún, pues reflejaríanque las samoanas se masturbabanmás de ese90 por 100 que refirieron hacerlo. Esta investigaciónnos permite reflexionar que cuando un grupo de mujeres que carecende las inhibiciones sexualesde nuesra sociedad hablan de masturbación,lo hacen con toda sinceridad.Y cuando no se oculta la verdad, las cifras muestran que la masturbaciónestátan extendida entre ellas como cabría esperarde seressexuadoscon sangre en las venas.Conviene no olvidar que entre las chicasque refirieron no masturbarse en Samoa,casi todashabían estadotrabajando en la casadel misionero, cosa que no sucedía en el grupo que afirmaba disfrutar consigomismas.Eso nos mueve a pensar que las primeras ya estaban adocffinadasen nuestros prejuicios sobre el autoerotismoy les avergonzabahablar de ello. O peor aún: su contacto con el misionero habúa inhibido su sexualidadhasta el extremo de cercenarsu expresión más sencillay personalrepresentada por la masturbación. La masivapresenciadel placer solitario entre las lesbianas(93 por 100¡otzes también muy elocuentey un buen reflejo de la auténticaftecuenciade la masturbacíónentre las mujeres,con independenciade su orientación sexual. Se ha comprobado que las mujeres homosexuales aceptan muy bien su cuerpo, su sexualidad, las actividadessexuales con sus compañerasy la masturbaciónr00;ruzón pot la que no sienten los mismos reparos que las heterosexualesen hablar de su experiencia autoerótica, a la vez que disfrutan más con ella sin manifestar sentimientos de culpa 017. Y, como se vio en la investigaciónrealizadaen Samoa, cuando las rnujeresaceptanla masturbacióncomo algo natural, la 254 conaunicansin ternoresaunque no lleven un cartel colgando del cuello manifestándolo.La sinceridadofrece cifras de frecuenciade masturbación femenina menos chocantese increíblesque las comunicadaspor Raboch y cols. (I994)2e0o Liu (1997)2et(tabla2). Todos estosdatos sugierenlo que ya diie anteriormente:la inmensa mayoúa de las rnujeresnormales,esto es, las que carecen de inhibi cionessexualesmasivaso no tienen problemasfísicosque les impidan sentir orgasmos,Je masturban.Las que al parecer lo hacen menos son Pero, con independencia las mujeres completamenteanorgásmicas01e. de la causa,no sentir orgasmospor ningún medio no es lo habitual entre las mujeres, como tampoco lo es para los hombres; por eso no se puede hablar de normalidad frente alas anorgasmiascompletas.Parafraseandoa dos conocidos psiquiatraseuropeos:como <<apartir de la pubertad hay pocos jóvenesde ambos sexosque no se masturben>>2a2 (pág. I97),la ausenciade masturbación resulta preocupante porque <<unadulto sin tendencia a la satisfacciónsexual,incluso masturbatoria, indica así un temor particularmentemasivo de las pulsionessexuales. Digamos a este respecto,y de un modo más general,que la abstinencia sistemáticaconstituye más a menudo un signo de neurosis que de virtud> ror(pág. 409). Sí, debe de ser cierto. Por si a alguien le quedan dudas ain,habrá que repetir que las mujeresnormales,las que son orgásmicas,se masturban prácticamente en su totalidad. Los victorianos residualesno pueden estar de enhorabuena.Pero eso no es algo de lo que haya que lamentarse. rt MnsrunsncróNy coNorcróNFEMENINA <Mezclando lo verdadero con lo falso, paso cuanto quiero a los ojos del descuidado, aunque entre una y otra cosahay diferencias, cuyo signo se muestra a los inteligentes.> lsN H¡z^¡ de Córdoba (994 1064), (Nianza Editorial, Madrid, 1992), palona El collar de la xx,187 T T -tlL"rno, visto en el capítulo precedenteque las mujeresse masturban pese a que tradicionalmentese llegó a sospechar,o acasodeseaqque no lo hacían.Joan Vendrell, que es antropólogo social, afirma que aunque la masturbación es una práctica que alcanzaa ambos sexos, contiene significadosdiferentespara unos y otras debido a la distinta socializaciónque tienen ambos sexos0ró.Comparto varios aspectosde esta idea, porque es verdad que la condición femenina confiere algunos rasgosdiferenciadoresa la forma que tienen las mujeres de vivenciar la masturbación.Y explica en parte por qué se muestran tan esquivas parahablar de ella. No estaríade más repasaralgunasde esascondicionesdiferenciadoras que hacen de la masturbación femenina algo tan propio y pafticular entre ellas. 256 DE LA MASTURBACION EuEN DEINICIOY DESCUBRIMIENTO No es preciso forzar mucho la imaginación para sostenerque muchaslectorashabrán pensadoalgunavez en su vida, sobre todo cuande chicos>>. do eran muy jóvenes,que la masturbaciónera una <<cosa Incluso habrá hombres que aún crean que las mujeres no hacen ese tipo de cosasporqtJeno les es propio, y se sorprenderíande la respuesta orgásmicaque ellasson capacesde extraer de sí y por sí mismasmediante esaactividad.Es un mito viejísimo. Los principales soportes de esa idea fueron dos, aunque existen otros. Uno de ellos sosteníaque el hombre tiene un voraz apetito sexual (las mujeres no, por favor) que le incitaúa a buscar su alivio de forma urgente y perseverante, a Ia vez que ello le permite aligetat la presión de sus vesículasseminales.El otro señalaque al disponer el hombre de un órgano sexualtan evidentetiene numerosasocasiones de verlo y tocarlo (al parecer,las mujeresno se limpian los genitales;o lo hacen sin mirarlos ni tocarlos), lo que en su momento le llevaría a que conducen al orgasmo'Así, acariciarloy a descubrir las sensaciones descubrir el placer sexualy más sencillo mucho al hombre le resultaría la masturbaciónque a la mujer. O, lo que es lo mismo, carecerde tales condicionantes anatomofisiológicos supondría un aprendizaie de Ia masturbación más tardío y difícil para las niñas. ¿No se han sentido identificadas con este argumento alguna vez? Seguro que sí, porque existennumerosostestimoniosal respecto. <<Muchasmuieres -escribe el matrimonio Sarnoff- recuerdan haber pensado que les ocurría algo malo cuando se masturbaban en su primera infancia. Creían que la 80 masturbaciónera algo que solo hacíanlos niños> (pág. 151). Y Serrano nos comunica el testimonio de una de sus encuestadas:<<Yosabía que los hombres lo hacían lmasturbarse],pero 1o considerabacomo una acción propia de ellos, ya que la mujer, al no tener miembro que manoseaf,no podía hacer tal cos¿¡>0rl t p a g .t 1 l , . Una paciente mía, que no se había masturbado nunca (en realidad lo había intentado variasvecessin obtener resultados),me dijo que conoció la existenciade Ia masturbación al comenzar el ínstituto (unos once años de edad). Y que se refería exclusi vamente a la masculina <<porqueera "más evidente"; solo se hablaba de ellu. Al finalizar su etapa en el instituto, con diecisiete o dieciocho años de edad, supo, para sofpresa suya, que las mujeres también se masturbaban. Fue entonces cuando realizó sus primeros intentos sin lograr el orgasmo. MASTURBACIÓN Y CONOTCIÓN FEMENINA 257 Esta vieja idea aún se utiliza boy como argumento para justificar Ia supuestamenor tasa de masturbación femenina, o su tardío aprendizaje. La escritoraSylviade Béjar describeen su libro de autoayudasexual femenina la facllidad que tienen los chicos para descubrir la masturbación -al contrario que las chicas- debido a que, desde su infancia, todos los adultos se empeñan en mostrarles lo importante que es el pene: <<Eslógico, pues, que ellos sientandesde temprana edad la llarna' da del pene y vean laluz: " ¡Ajál) o seaque esto también sirve para pa(págs.105-106).La psicólogaLorena sárselobien [masturbarse]">>016 ellos tienen a la vista el Berdún cae en el mismo error en el suyo: <<... pene y selo tocan constantemente,por lo que suelen empezatantesque ellas a masturbarserrot'(pág.62). Así como Pilar Cristóbal: <doschicos (pág.161). suelenempezarla masturbarse]antesque las chicas>>r02 Para que una teoría sea aceptada como cierta debe reunir las siguientes condiciones: 1) ser ..bella>, es decir, que componga un conjunto de ideas coherentes entre sí y sin fisuras; 2) ha de dar respuestasa los enigmas existentespreviamente, no complicarlos; y 3) debe resistir la prueba de la investigaciónexperimental.Esto ultimo quiere decir que si una teoría está acertada debe ser capaz áe formular previsiones o hipótesis de trabajo que los datos objetivos puedan demostrar. Si no se cumpliesen las predicciones, por muy bella y aparentemente explicativa que sea una teoría, es probable que sealnexacta. Pues bien, esto último es lo que le sucede alavieia idea mencionada: la que afirma que la masturbación es menos típicamente femenina porque los hombres tienen un aparato genital externo que resulta fácil de manipular y del que pronto o tarde extraen sensacionesplacenteras que les llevan, finalmente, a la masturbación. Cosa que no sucede con las mujeres, cuyos genitales permanecen ocultos. Si estaidea fuera cierta deberíancumplirse dos predicciones:1) la masturbaciónmasculina se inicia a edadesmuy tempranasy, en cualquier caso,más pronto que la femenina,dada las facilidadesmanipuladoras que tiene el pene y las posibilidadesorgásmicasinnatas del ser humano; y 2) los chicos aprenderán a masturbarseespontáneamente plaen una proporción muy elevadacomo resultadode las sensaciones procenterasque surgen del pene manipulado; en cualquier caso,en porcionessuperioresa las chicas. Ateniéndonos a los recuerdosde los adultos, encontramosque la mayor parte de las mujeres comienzana masturbarse,como los hom- 258 bres, durante su adolescencia(entre el 42 y el 52 por 100 de ellas,según diferentesencuestas);otro grupo menor lo hacen despuésde cumplir los veinte años (entre el 6 y el 19 por 100), aunque algunahay que no lo hace hasta bien cumplidos los treinta; finalmente, otro grupo nada despreciablepor su tamaño 1o hacen antes de cumplir los diez años de edad (entre el20 y el 42 por 100).El número de hombres que recuerdanhaber comenzadoa masturbarseantesde los diez años oscila entre el3 y el13 por 100; una clftabastantemenor que la encontra. da entre las mujeres001'031'243 Quizá percibamos mejor estos datos si los agrupamos un poco. El promedio del comienzo de la masturbación señaladopor esasinvestigacionesseríapara las niñas menores de diez años del 3 1 por 100; entre los diez y veinte años comenzaríana masturbarse el 47 por 100, y se iniciarían en esta actividad con más de veinte años el 1l por 100. El total de la suma de estos porcentajesno es del cien por cien (91 por 100) debido al arrastre de los redondeos que supone este tipo de cálculos y a las personas que dejan la pregunta sin responder. Pero permite hacernos una idea aproximada de la realidad. Los niños que se iniciarían en la masturbación antes de ios diez años podría calcularsedel mismo modo en torno al 7 por 100. No quisiera que pasarainadvertido un dato de especialrelevancia. Habrán observado que siguiendo los recuerdos de las mujeres adultas,aproximadamenteel71 por 100 de ellas reconocenque ya se masturbaban al iniciarse el último tramo de su adoiescencia,a los veinte años de edad. Sin embargo, cuando se pregunta directamentea las adolescentes,estasrefieren tasasde masturbaciónbastantemenores (tabla 2). Los datos no concuerdan.No es posible que la mayoúa de las adultas recuerden masturbarsedurante su adolescenciamientras que más de la mitad de las adolescentesniegan hacerlo. ¿Cuál puede serla tazón de esta discordancia? La obvia, aunque muchos se nieguen siquiera a formularla: si las adolescentescomunican menores tasasde masturbación es porque mienten más que cuando son adultas. La masturbación cohíbe tanto a las jóvenes que no se atreven a decir la verdad. Las mujeres adultas que ya se han desembarazadode buena parte del corséde inhibiciones en el que han sido educadasdurante su juventud y feconocen masturbarse no tienen nazonespata atribuirse en su adolescenciauna actividad tan socialmentedenostada si no fuera real. v coNorcróN FEMENINA MASTURBACIóN 259 Es pertinente subrayado aquí porque, a menudo, la escasafrecuencia de masturbación referida por las adolescentesda pie a creer que las chicas son más retrasadasque los chicos en el despertar sexual autónomo. Incluso ellas mismas actúande caru a1exterior como si fuera verdad que son completamente inocentes respecto a la masturbación. Aunque no sea cierto. Conviene no perder de vista este detalle para evitar desarrollar teorías sobre la base de que las adolescentesse masturban poco. Por lo tanto, habrá que atender mása los valoresde masturbación durante la adolescenciacomunicadospor las mujeresadultasque a los proporcionados por las propias adolescentesmucho más inhibidas al respecto. Un análisisdescuidadode estosdatos, sin tener en cuentalas consideracionesque he hecho aquí, permite que incluso en textos de psiquiatria actuales destinados a formar especialistasse siga sosteniendo el error de que las jóvenescomienzana masturbarsemás tardíamente que susparesmasculinosr0r.Son errores que se extienden despuéspor el mismo senderoque recorren los bulos, porque unos libros terminan copiándoselosa otros en una cadenasin fin hastaque la (des)información llega al lector. Las madres que asumen sin problemas su propia sexualidady aceptanla posibilidad de que sus retoños tengan sensacionesy experienciassexualessuelenestar más atentasa las manifestacionesde este Puesbien: estasmujeresobservadoras tipo de conducta en sushijos2aó. comunican que sus hijas de entre dos y cinco años de edad se masturban manualmenteo frotándose contra algún objeto en un 22 por 100 de los casos(algo más de una de cada cinco). Una observaciónsimilar a la que hacensobresushijos varonesde la misma edad(21.por 100)24ó. Son datos interesantes,y probablemente infrarrepresentativos,en la medida que la masturbación se practica a solasocultándola a los adultos. Hay más mujeres que hombres incapacesde recordar el momento Por regla general,se sospecha en el que comenzarona masturbarse110. que se trata de aquellas que se iniciaron en esta práctica a edadesmuy tempranas.Razón por la que podría sostenerseque las niñas que comienzana masturbarsetan pronto lo hacenininterrumpidamentehasta que d.canzanedadesdonde resulta más fácil el recuerdo de esa actividad. En los chicos no sucedelo mismo, pues son menos los que recuerdanhaber comenzadoa masturbarseantesde los diez añosque los 260 observados por sus madres practicando semejante actividad. Dado el papel inductor que tienen los amigos en el descubrimientode la masturbación (véaseifiro), cabúa especularque esta sea abandonadapor los chicos a temprana edad pan redescubrirla más tarde bajo la influencia del grupo social al que pertenecen.O, también, que no adquieren concienciade la verdaderadimensión y significadode la masturbación hasta que no confrontan su experienciacon la de sus pares. O quizásucedaque las madresinterpretan como masturbacionescualquier manipulación reiterada del pene, aunque el niño no busque una sensaciónorgásmicaen esaactividad. Pero esto no deia de ser una mera especulaciónque deberá confirmarseexperimentalmente.Si nos atuviésemosen exclusivaa las observacionesque nos comunican las madres, encontrafíamosque chicos y chicas se inician pronto en la masturbación en proporcionessimilares. Y si solo tenemos en cuenta los recuerdos de los adultos, probablemente más fiables, pues las observacionesmatefnas están condicionadas por la habilidad de ellas al observar2'uy po.la de sus hijos de ambos sexos para ocultarse, resulta que las mujeres se inician en la masturbaciónrnásprecozmenteque los hombres; en proporciones que los superanen hastatres y seisveces. En cualquier caso, la primera predicción falla los hombres no se inician más pronto que las mujeres en la masturbaciónpor disponer de un pene manipulable. O su complementaria: la carenciade pene no inpide a las rnujeresiniciarse precozmenteen el autoerotismq incluso antes que susparesvarones. Una paciente me hizo la siguiente descripción sobre su descubrimiento espontáneo de la masturbación: <<Lorecuerdo perfectamente, como si fuera hoy. Yo tenía entonces unos cinco años y efa una niña deliciosa. Ya sabiaque aquella zofia era agradable de acariciar,lo había hecho muchasvecesa escondidasy efa muy agradable.Sobre todo al acariciarmeel "pitín" que era como yo llamaba al clítoris, porque me parecía un "pito" como el de los chicos,pefo en pequeño. Pero nunca había insistido mucho en aquellas caricias aunque había visto cómo se tocaba una amiga.Una tarde, a la hora de la siesta,yo me encontraba terriblemente aburrida en la cama sin poder dormirme. Así que, tendida boca abajo como estaba,deslicémis manos bajo mi vientre y comencé a rocarme ahí. Era muy agradable, y como mis padres dormían y no veía peligro alguno en ello, insistí du¡ante más tiempo que de costumbre en las caricias. Como la sensación agradable no solo se mantenía, sino que aumentaba, continué haciéndolo. De modo que frotando, frotando, me vi sorprendida en un momento determinado por y coNoIcIÓN TpugNIua MASTURBACIÓN 26r algo que me pareció una especie de descargaelécuica muy aguda y placentera en todo mi interior. Me asustéun poco porque no esperabanada parecido y dejé de tocarme inmediatamente. Pero aquella noche, picada por la curiosidad, volví a intentarlo. Esra vez ya sabialo que buscaba aunque no estaba segura de que volviese a suceder. ¡Y vaya si sucedió! En aquella ocasión saboreé realmente la sensacióny me pareció maravillosa. Durante años creí que yo era la única niña que había hecho semejante descubrimiento. Nadie hablaba de eso y yo desconocíaque existieraalgo que se llamara masturbación o de cualquier ora forma. Me enteré de ello con el paso del tiempo, sacando conclusiones de las conversacionesque escuchaba y de alguna cosa que leía muy esporádicamente...Los chicos no se cortan nada ala hora de hablar de "pajas" o de "meneársela"delantede una [chica]. Desde aquellaocasiónhastaahora, que estoy casaday tengo treinta y seisaños,me he masturbado de ese modo casi todas las noches que he necesitado ayuáa para conciliar el sueño. Con mi marido no hay problema porque esa forma de masturbarse boca abajo es muy discreta y creo que él no se da cuenta. Cuando llegué a la adolescencia,ademásde masturbarme de aquel modo todas las noches, y durante las siestas,aprendí a hacerlo de otra manera que solo utilizaba cuando estaba realmente excitada sexualmente. Me tendía boca a¡riba con las piernas abiertas y dobladas por la rodilla. Y mientras que una mano se centraba en el estímulo del clítoris, la otra inuoducía uno o dos dedos en la vagina. ¡Esa combinaciónsiempre me ha parecido explosivay me ha procurado orgasmosespectaculareslA esaforma de masturbarmeyo le llamaba entonces"pajasalvaje", y de ese modo me "tiré" a todos mis compañeros masculinos de clase,en mi fantasía. Pero, fíjate, si bien guardo un claro recuerdo de cuándo comencé a masturbarme (recuerdo dónde estaba,la ho¡a que era...,todo), no recuerdo con precisión cuándo ni cómo se me ocurrió esta offa forma de hacerlo>>. Joana Bonet y Anna Caballé comunican también la siguiente descripción de otro descubrimiento espontáneode la masturbación femenina, aunque en una edad más adulta: <Despuésde hacer pipí me estabalimpiando y me enreruve más de la cuenta por mis partes, y empecé a sentir algo raro que yo no había sentido nunca. Tiré el papel y seguí tocándome donde siempre me han dicho que no había que hacerlo. Estaba sintiendo una sensaciónmuy rara y, de repente,todo se me puso a temblar. Por dentro parecía que mis "interiores" tenían vida propia y daban saltos, y por los muslos también parecía como si me pasaseuna corriente eléctrica. Tenía los pezones duros y por el pecho me salió un gran calor que me subía hasta la cabeza.Du¡ó unos segundos y rM (pág. 327). mi cuerpo se quedó como muy cansado,pero a gusto>> Comprobemosahora qué sucedecon la segundahipótesis. Tresde cada cinco mujeres (entre el 57 y el 62 por t00) y uno de cada cinco hombres (28 por 100) recuerdan haber aprendido a masturbarse esponttíneamente.Yaunque e\ aprendizajeaerbalo escrito no 262 seapequeño entre ellas (entre el 12 y el 41 por 100), lo es aún mayof .ntr" lás hombres (75 por 100). Del mismo modo que también hay más hombres (40 por 100) que aprenden dicha ptáctica observando cómo lo hacen otfos, aunque no sean pocas las mujeres que también oo+'o;t'zzo' aprendena masturbarsede esemodo (11 por 100) cuanto mayor es la edad de la mujer que se inicia en la masturbación, menores son las posibilidadesde que la descubrapor sí misma, siendo entoncesmás frecuente que se enteren de su existenciapor 00a. fuentes orales o escritas Es un hallazgo bastante congfuente, pues la jomujer que no ha descubiertoespontáneamentela masturbaciónde vencita tiene más probabilidades de oír hablar de ella cuando crece que en edadesmás temPranas. Los datos referidos en los párrafos precedentesindican que el descubriraiento espontáneode la rnasturbaciónpúreceser máspropio del génerofemenino2s7quedel masculino.Los hombres suelencomenzarsus prá.iica, auroeróticasmovidos por la curiosidad, pero despuésde haber oído hablar de ello a sus amigos. Luego la segundapredicción también falla. Hite aporta una nota discordante al respecto, pues el 60 por 100 de sus varones y encuestadosle respondieron que habían aprendido a masturbarse <<porsí mismos. que esconde lo se fáciladivnar resulta No un amigo>>. <le enseñó un 34 por 100 que baio la afirmación <<porsí mismo>>,pues puede indicar tanto un aprendizaie espontáneo como refleiar el resultado de un descubrimiento posterior a algtna conversación de la más o menos furtiva. En cualquier caso, estascifras de aptendizaje<<espontáneo>> masturbación masculina (similar a la femenina) seguirían confirmando que Ia segunda hipótesís es falsa, pues tanto hombres como muieres aprenderían a masturbarse de ese que *odo u partes iguales; no los hombres más que las mujeres, que sería el hallazgo el estereotiPo. confirmaría De modo que, pese a su lógica, los pronósticos que datian crédito ala viejaidea de que los hombres comienzana masturbarsecon mayor facilidad que las mujeres por disponer de un aparutogenital extefno más evidente, no se cumplen. Los varones se inician en la masturbasiguiendo pautas de comportamiento adolescente ción <<tardíamente>> aceptadassocialmentepor el grupo, más que pof un autodescubrimiento derivado de su anatomíaÚ6.Las mujeres,por el contfafio, descubren más precozmente la masturbación porque se manipulan de MASTURBACróN v coNolclóN per\4ENlN¡ 26) forma espontánea los genitales, en contra de lo que afirma esa vieja concepcióndel autoerotismo. La idea de que los hombres son más proclives a la masturbación porque tocan el pene todos los días por cuestioneshigiénicaso excrepues pretende justificar toras, no es cierta. Y, además,<<tiene trampa>>, que a las mujeres les cuestadescubrir la masturbaciónporque no tienen nada que tocar ahí abajo, o estátan oculto que no alcanzana manipularlor0t. De hecho, del mismo modo que la manipulación genital sin fines autoeróticosse observa con frecuenciaentre los niños de dos a cinco años de edad, también se advierte en una proporcíón nada desdeñable de niñas de la misma edad: dos de cada cinco (44 por 100)2aó. Dicho de otra forma, que es lo que realmenteimporta aquí: no puede justificarseque las mujeres no se masturben, que lo hagan en proporcionesinferiores a los hombres o que la descubrantardíamentebasándoseen la falsa idea de que sus genitalesson poco evidentesy no tienen nada que manipular. Las niñas tienen un órgano muy específico que manosear,el clítoris, y no por estar escondidoes menos conocido y acaúciadoque el pene. Más aún: los datos indican que las niñas descubren el clítoris espontáneamentea edadesmuy tempranasy se masturban acariciándolo con deliberación para obtener placer incluso an¡esde lo que lo hacenlos chicos. En realidad, la idea de que las niñas tienen oculto su clítoris también es fa-lsa.No resulta difícil advertirlo a simple vista sobresaliendo en la vulva infantil hasta que los labios mayores se desarrollan lo suficiente durante la adolescencia para acoplarseen la línea media vulvar. Y tampoco es enteramente cierto en la mujer adulta, a la que basta entreabrir muy poco las piernasy sentarseen el excusado,por ejemplo, para observar sin obstáculos su clítoris. Las más elementales normas higiénicas genitales impiden, por otra parte, que la zona clitorídea perm^nezca tan inadvertida como se pretende, pues resulta necesario manipularla todos los días para evitar que el esmegmase acumule en el su¡co balanoprepucial. Estos datos se encuentranmuy lejos de lo que seveníasosteniendo hasta ahora a nivel popular e incluso científico. Si aún sigue repitiéndose que la masturbaciónes cosa de hombres <<porser como son>> (muy sexuales,o en el peor de los casos:asquerosos)es porque a los victorianosles interesaalimentarun mensajeparalelosubrepticiamente 264 implícito en el anterior: que las mujeres no necesitanhacerlo debido a ..r, ,rrtrrrulezo>(asexuada).Y es precisamenteeste mensajeel que queda grabado a fuego en la menre popular de forma sublirninal, sin advertirlo, y del que cuesta no poco esfuerzo zafarsecon el paso del tiempo. DIFERENcIADo Iupuc¡ctoNEs DELDESCUBRIMIENTo MASTURBACIÓN DE LA en la Que hombres y mujeres se inicien de un modo diferenciado en crucial importancia masturbaciónno es algo anecdótico;tiene una el foriado de las actitudes que luego desplegaránsobre esa prácticay sobre otros asuntoseróticos.La influencia de tales actitudescondicionatán,en mayof o menof medida, su vida sexualposterior y contribuitán ala constfucción del espesomuro de silencio que rodea a la masturbación femenina. Una parte importante de los chicos se inician en la masturbación despuésde haber conocido su existencia a propósito de una conversación con sus amigos, al leer sobre ella, o tras haber presenciado el acto autoerótico de algún compañero. Es cierto que cuando el ioven se masturba lo hace a solas. También lo es que pfocufa no comentaf nada en casa a su familia, pues ya ha aprendido que a los padres no les gusta que los niños se manipulen 1osgenitales.Pero también es verdad que lo hace conscientede practicar un acto que es de conocimiento común entfe sus pares. Así, al masturbarse ,ub" qrr. se está iniciando en una actividad reconocida, animada y discutida entre sus amigos,sin que hacerlo suponganingún menospreciopor pane de ellos. Más bien sucede lo contrario. Es un modo, no regulado abiertamente por la sociedad, de integrarpedi se de forma subjetiva en su grupo nofmativo de referencia, aunque nadie le haya activídad joven es una masturbarse do expresamenteque lo haga. Por eso, para el lúdica y placentera por sí misma que le reporta no pocas satisfaccionesíntimas, cierto; p".o g.u.iu. a ella también se considera igual que sus pares. Él sabe que hace algo normal, común, intrascendente. El carácter normativo que riene la masturbación para los chicos les permite hablar abiertamente del tema, b¡omear sobre él y no ocultarlo demasiado ni siquiera ante las podría chicas. Los jóvenes mantienen ante la masturbación una actitud tan abierta que 1a masturbación sobre sin disimulo hablar Por eso, al clasificarsecomo <<íactanciosa>>. masculina,esta se muestfa socialmentecon mayol evidencia que la femenina. Y, con no poca frecuencia, ocasiona el espejismode ser la única masturbación que existe, constituyéndose en el referente colectivo de esta práctica sexual para los dos géneros' MASTURBACIóN v coNotclóN reneNrN¡ 265 Los sentimientos de culpa vendrán, si acaso, después; cuando intervengan los adultos cuestionando el mundo juvenil, tras olvidar que en su día también fueron adolescentes,e intentando imponer a sus hijos e hijas logros (<<note toques>>,<<masturbarse es malo>>)que ellos nunca alcanzaron. El inicio de la masturbaciónen las chicases con frecuenciaun descubrimiento silencioso, solitario y casual. La joven no ha tenido la oportunidad de confrontar ninguna información sobre ella con suspares, quieneshabrán rcalizadoel mismo sigilosodescubrimientopor su cuenta. La chica que aprende a masturbarse espontáneamente-la mayoríade ellas- crecemarcadapor la incomunicaciónsobre esaactividad, y 1o que para sus compañerosmasculinoses algo lúdico y normativo, para muchas de ellas resulta una actividad huidiza, subjetivamente marginal, culpabley, qrizá, ominosa. En tales condiciones,no es extraño que ignore a menudo el nombre que recibe lo que hace en la intimidad de su dormitorio o del cuarto de baño. Y si escucha alguna palabra evocadora de esa práctica sexualno siempre se sentirásegurade que seaun concepto aplicablea lo que ella hace.Despuésde todo no tiene a quién acudir para pregunta\ ya que nadie parecedispuestoa hablarle de ello. La joven siempre podrá albergar dudas sobre el verdadero significado de ese silencio, pues no exísteaquello de lo que no se habla ni tiene nombre que lo denomine. Y por eso creeráque ninguna otra chica hace nada parecido a lo que ella practica en soledad. Peor aún: su desamparofrente a la masturbaciónse verá marcado también por el íntimo temor a estarhaciendo algo que no le corresponde. Algo que solo hacen los chicos, que es lo que escuchaen el medio social en el que se desenvuelve. Y eso incrementará su sensaciónde aislamiento y sus motivaciones para guardar silencio. Es el mismo principio por el que se rigen los productos y las noticias que se aireanen los medios de comunicación.De lo que no se habla en la televisión es como si no existiera. Por muy elevada que seala calidad de un producto, por execrableque resulteun conflicto bélico, por dolorosasque seanlas condicionesde vida de algunospueblos, si los medios de comunicaciónno le dedican reiteradamenteamplios espacios es como si no existieran.A la masturbaciónfemeninale sucede otro tanto. 266 <<Misrecuerdos sobre la masturbación se remontan a la edad de los siete años, aunque no supe lo que era en realidad hasta cumplir los quince. Hasta entonces,eso fue para mí, simplemente, algo que me hacía sentirme bien, pero experimentaba un sentimiento de culpabiüdad porque aquello ocurría en una parte "pícata" de mi cuer(pá9.52). po>>ote <<Laadoro lla masturbación]. Sin embargo, me costaríamucho trabaio admitirlo delante de la mayoría (no todas) de mis amigas,principalmente porque tengo la impresión de que desaprobaríanmi actitud. Me dirían que me buscara un hombre>>ol'(pág.5L). <<...Las chicas en el colegio adoptaban la actitud que revela esta idea: las personas que "juegan consigo mismas" son seres en cierto modo incompletos emocionalmen(pág.50). te...>>ore Y es que para muchasmuieresla masturbaciónes un placer solitario en más de una acepción de esta palabra. No se ffat^ de que lo hagan simplementea solas;es que también actúan en un completo desamparo social,porque carecencon frecuenciade referentesexternos en los que mirarse. O al menos los que ellas necesitan,que son los de susamigosde ambossexosy, sobre todo,los del propio. Una mujer adulta refiere así su experiencia de soledad frente a la masturbación cuando renía entre diez y doce años de edad: <No lo llamaba de ninguna manera; era una cosa imbautizable, porque nadie te hablaba de ello. Después sí, supongo que cuando fui a hacer la comunión, sí que se hablaba de cosasque no se podían hacer y tal, y pensabas:"A lo mejor es esto que estoy haciendo yo", pero no lo sabías[...] Y me acuerdo que tenía una angustiamuy grande porque pensaba:" ¿Estodebe de ser masturbarseo no lo debe de ser?". Había días que supongo que llevaba una culpa tan grande que pensaba: "No, esto no lo debe de ser, esto realmente debe de sef otfa cosa, porque si lo fuese, como es tan malo, se me notaría en alguna parte". Es decír, yo hu(pág. 159). biesetenido alguna consecuencianegativa>>036 Otro testimonío verbal similar: <No, la primera vez no lla recuerdo]. No lo sé, debió de ser un descubrimiento, así, casual,porque algúndía, no lo sé, quizá tocándote o así, te sentiste bien y despuéslo intentas repetir. Pero no me acuerdo de un día; quiero deci¡, sé que yo no hablaba de ello, tampoco nadie me podía explicar cómo se tenía que hacer. Era una cosa extraña y entonces,normalmente, ela en |a camaal ir a dormir o de madrugada t...] A veceshe pensadóque es curioso descubrir estascosasabsoluta0'6 mente sola, ¿no?Porque no hablé de ello con nadie> (pág.58). Durante un año y medio hice una colaboración sexológica en una emisora de radio española llamada Antena 3. Una oyente nos remitió Ia siguiente carta, que conservo, cargaáade dudas: <<Soyuna chica de veintidós años que desde hace tres salgo con un chico cinco años mayor que yo [...J Desde hace muchos añosme masturbo, con más o menos frecuenciasegúnlas épocas;esto es algo que jamáshe dicho a nadie [.'.] empe- v coNoIcIóN pEN4BNINI MASTURBACIóN 267 cé a masturbarme a los seis años, fue un descubrimiento casual. ¿Esto es normal?, ¿no fui demasiado precoz? Nunca nadie me habló de este tema ni yo me atreví a preguntar. Aún hoy tengo las siguientes dudas: ¿La masturbación provoca algún daño en el apatato genital? [...J ¿Los hombres rcchazan esta costumbre en la mujer? -esto 1o pregunto porque no lo he hablado con mi pareja por temor a que piense mal de mí, a que no me acepte-. ¿La masturbación puede dificultar en el futuro las relaciones heterosexuales.t...] ¿Sino me masturbaranecesitaríalas relacionessexuales?>>' La actitud personal frente a la masturbación de las jóvenes que han sido iniciadasen su práctica por algma amiga,o que descubriéndola a solas han tenido la oportunidad de hablar de ella con alguna compañera,sigueun patrón similar al de los chicos en lo que se refiere ala aceptaciónde esaactividad como algo personal,normativo, lúdico, que ellas practican como lo hacen otras. Y se masturbarán con una sensaciónde soledadmucho menor que sus compañerasmenos afortunadas.Sin embargo,el peso del silencio que generael resto de las chicas sobre la masturbación también le afectaráa ellascomo una losa. Por eso,su tendenciasocialserácomportarsecomo sabenque le piden las demás:callando.Participaránen el complot socialque existecontra la masturbaciónfemenina con silencio y fingiendo no saber de qué se <<puñeta>>, habla cuando escuchenpalabras como <<masturbación>>, y <<tocarse>> con <<paja>>... o cuando se utilicen los verbos <<acariciarse>> una inequívocaentonaciónpicaresca.Lohatán, por supuesto,frente a los hombres,pero también cuando esténentre mujeres. Así, todas ellas ignorarán que cada una apofia su granito de arena a eseviscososilencio que envuelvea la masturbaciónfemenina.Al no sabersenormales como las demás,o dudar de que lo sean realmente, nadie se atreve a dar eI primer paso por temor a ser reprobadas.Los sentimientosde culpa por hacer algo que quizá seasolo <<propiode y creersepor eso unos bichos ralos chicosr>e <impropio de mujeres>>, ros diferentesa las demáschicas,generauna vergüenzatal' qtJeles impide romper esa barrera de silencio que obstaculizala normalización de la masturbaciónfemeninaen el contexto socialdonde viven. Así se manifestabauna entrevisada por Serano de diecisiete años de edad: <He aprendido a masturbarme a los quince años, y como no sabía calificar adecuadamente esta costumbre traté de enterafme preguntando a otras chicas, Muchas no quisieron ni hablar de tales cosas,pues 1o jtzgaban poco decente y aun me reprendieron algunas mi (pá9.93). curiosidad [...] Algunas, de forma velada, dieron a entender que lo hacían>037 268 Margaret Mead encontró en Samoa que la masturbación era una ptácticauniversalenffe las chicas(90 por 100) y que la cultivaban desde los seiso sieteaños de edad, como ya hemos tenido oportunidad de comentar en otra parte. También encontró que las jóvenesno temían hablar de ello, dialogandosobre el tema con total libertad, como también hacían los chicos. Pero, en lo que aquí nos interesa,¿sabenque otra cosa descubrió? Que en Samoa tanto los chicoscorno las chicas aprendían la existenciade la masturbacióna trauésde las conuersaciones Las chicassamoanasno descubrían que sosteníancon susarnistades2aa. el autoerotismo espontáneamentey en solitario (como sucede entre nuestrasjóvenes),sino que recibíanla información del exterior, al igual que los chicos. Existen muchas probabilidadesde que su actitud ante la masturbación fuera fan ftanca precisamentepor eso: porque al aprenderlaescuchandoa los demás todas ellas eran conscientesde practicar algo que hacía todo el mundo en su pueblo, chicos y chicas; porque la masturbaciónse encontrabaperfectamentenormalizadaen su sociedad. Cuando un grupo tiene aceptadoy regulaúzadoque la masturbación femenina existe con carácteruniversaly no es algo índecorosoni propio de perturbadas emocionales,sus miembros hablan libremente de ella. Lo que facilita que sus actitudes sobre el autoerotismo sean más abiertastanto en los hombres como en las mujeres. Las chicas que tienen entre diez y catorce años de edad sienten Y la masturbación una creciente atracción por los temas sexuales2a6. interés. Sin embargo, como proporción de ese concentra una buena conocenmuy bien las lectoras,la masturbaciónque les atrae,de la que la hablan con libertad y sin ansiedad,es la que <<flotaen el ambiente>>, masculina,prácticamentenunca de la femenina.Puede decirsesin exagerar que las niñas crecen con el conocimiento y la cefieza de que los chicos se masturban,pero con mil dudas de que eso seanormal y frecuenteentre ellas. Debido a esesilencio frente a sus propias experiencias,lamasturbación es para las chicasalgo que parecetener una entidad propia asociada exclusivamentea los chicos, sin nada o poco que ver con su propia actividad autoerótica. Las chicas hablan de que los chicos se masturban,pero silencianque ellas también lo hagan.Y, en ocasiones, ni siquiera son conscientesde que sus propias prácticas autoeróticas y coNoIcIÓN FEMENINA MASTURBACIÓN 269 seanla misma cosa que hacen los chicos. Se trata del mismo tipo de disociación que se encuentra cuando las mujeres se burlan del interés que tienen los chicos por el tamañ,ode sus penes, por ejemplo, eludiendo que se trata del mismo tipo de preocupación que ellas sienten por el tamaño de sus pechos.Centrar las conversacionessobre la masturbación masculinales permite, además,evitar tener que pensar en la propia y comentada,salvo que necesitenconfirmar que no es una actividad insana. Las chicasintentan aprender todo lo que pueden sobre la masturbación masculina,con la colaboraciónmás o menos desinteresadade los chicos.Estos no se sientendemasiadointimidados por la presencia de sus coetáneasdurante las chanzasque cruzan entre sí, en las que dejan caer palabras que de otro modo ellas no llegarían a conocer has<<hacerse una paja>>,.<meneada>>, ta mucho más tarde: <<masturbación>>, <<sacudido>, etc. Las jóvenestoman buena nota de estas,se las consultan entre sí, preguntan a una hermana mayor, buscan en los diccionarios. Y poco a poco se forjan un cuerpo de conocimientosque constituye su escaso acervo cultural sobre la masturbación. Pero casi exclusivamenterelacionadocon la masculina. Además, se trata de una información que está fuertemente estereotipada,pues los chicos transmiten al respecto la imagen que les demanda la sociedad y por eso dan un testimonio inmoderado y grotesco. Ellas siempre pensarán que ese desenfreno verbal masculino refleja la verdadera sexualidad de los chicos, cerrándose así el círculo de los despropósitos.De estemodo, la masturbaciónde los chicos también se transforma en un refe¡ente más o menos cercano para las chicas, aunque con un sentido diferente al de ellos. Se trata de un conocimiento que también puede servirles a ellas, y esto es muy importante, pata burlarse de los chicos cuando están con las amigas,o ante ellos mismos cuando convenga.De este modo, la masturbación(masculina)les resultaútil en el procesode construcción de su realidad femenina fuertementemisándrica en la actualidad,con no pocos sentimientoshostiles contra los hombres por identificarlos De alguna forma, a ellas les permite desahocon el poder represor00e. gar las frustracionesque acumulan en sus interrelacionescon los varones. Quizá estéaquí también el origen del lenguajediferenciadocon el que las mujeres se refieren a la masturbaciónmasculina,más directo e 270 irónico, frente al modo liviano de escribir y hablar del autoerotismo de su propio género.Ya tuve ocasiónde reflexionar sobre ello en el capítulo 1. Y estaseríaotra de las razonesque tendrían las chicaspara no hablar ni de su propia masturbaciónni de la femenina en general.No lo hacen con sus congénerespara no sentirsedesviadasde lo que creen coque es el patrón de conducta femenino correcto (no hacer <<esas para proporcionarno les dirán menos todavía sas>>). Pero a los chicos les munición que puedan :utllizat para devolverleslas chanzasque ellas lanzan contra ellos o, simplemente, para que no se burlen de ellas por este motivo. No olvidemos que las chicascrecen con la masturbación <<acuestas>>, 1o que les hace concebirlacomo algo humillante; y no pueden soportar bromas sobre este tema a su costa,ni son capacesde tomárselo a broma enffe ellas mismas (por otra paÍte, ¿cómo se puede no existe>>?). bromear sobre algo <<que Joan Vendrell ha publicado la siguiente transcripción de la información que le proporcionó al respecto una de las mujeres entrevistadaspor él: <Les preguntábamos, les interrogábamos[a los chicos]. Unavez, yo me acuerdo de una amiga mía preguntarle así abocajarro a un amigo mío qué era hacerseunapaja, pero así [...] Y después por la noche nos salió el tema ottavez y nos lo explicaban,y decían: "Pues hacerse una paja -y se reían de nosotras- es lo mismo que meneársela". Y nosotras nos quedábamos, pues, igual: "¿Meneársela?Pues vale". Y empezábamosa bromear, ¿no? Y luego yo me acuerdo que después de enterarnos estuvimos todo el verano amargándoles la vida: "Que si te la meneas, que si te la dejas de menear"; cosasasí siempre, sí, sí, estuvimos amargándolesliteralmente la vido 016(pág. 136). Pese al carácrerdivertido que tienen este tipo de juegos, poseen un potencial peligroso para la futura relación entre hombres y mujeres. Porque las chicas han depositado inadvertidamente en las mentes de sus compañeros varones, a una edad en la que se configura el modo de ser masculino y femenino, un mensaje implícito de largo alcance:<<nonos hagáisconfidencias,pues no somos de fiar>. Una vez adultas,ellashabrán olvidado el papel que desempeñaron en el origen de ese tipo de actitudes masculinas. Algo que sucede de forma similar con oras actitudes femeninas sobre los chicos en cuya génesisellos habrán tenido también su parte de responsabilidad (por ejemplo, los sentimientos de hostilidad hacia el sexo masculino de las chicas pueden estar generados en parte por la temprana actitud <depredadora> de los chicos frente a las chicas). Probablemente, las chicas tampoco se pueden identificar con el que modelo de masturbaciónmasculino por el carácter<<alborotador>> MASTURBACIÓNy CONOICIÓN FEMENINA 27r le confieren los chicos, pues para ellas es algo extremadamente privado. Eso contribuye, sin duda, ala creaciónde eseclima socialque atribuye esta actividad solo al género masculino.Y aquí entran en juego, también, algunos conceptos estéticospata enraizarel estereotipo. Los chicos suelenser más soecesque las chicasy la masturbación tiene aún connotacionessuciasen nuestra sociedad.Como cualquier acto que se consideregroseroo egoístase atribuye más fácilmentea los hombres que a las mujeres,la conclusióna la que se llega por analogía con esaspremisases dógico>: la masturbaci6n(zafia)es más propia de ellos que de ellas (másdelicadas).De hecho, se ha comprobado que las mujeres con mayorespreferenciaspor un modo de vida pulcro, ordenado y sistemático,son las que menos tienden a reconocerque se masturban comparadascon las que muestran predíleccionesdiferentes2l4. Eso pareceindicar cuán presenteestá a:únlaidea de suciedadasociada a la masturbaciónentre ellas. Por otro lado, denmo de la mitología femeninaestámuy extendida la imagen de que todos \os hombres son unos inmaduros (la tradición masculina piensa lo mismo de las mujeres). Puesto que la masturbación se ha consideradocon frecuenciauna forma inmadura de ejercer la sexualidad (y aquí vamos a olvidar la polémica clítoris/vagina),la las mujeres, que se sienten más conclusión también parece <<lógica>: maduras,no hacen esascosas;perolos inmadurosvarones,sí. Aunque no insistiré mucho en ello ahora, también entran en iuego razoneséticas para ocultar la masturbación, representadasbásicamentepor las religiones.Estas, la católica en particular, demonizan la masturbación y contribuyen con eficacia a crear el clima cultural negativo que existe frente a esta. Se ha comprobado que ias personas que practican alguna religión se masturban menos (o eso dicen) que las no practicanLo que parece mostrar el papel inhibido¡ que ejercen las razoneséticas. tes004'110'150'285. Aunque no sabemos exactamente qué frenan: la práctica en sí misma, o su reconocimiento público. Lo cierto es que cuanto más practicantesson las personas,padecenun mayor neuroticismo y comunican menor frecuencia autoerótica que los no cfeyentes o los creyentestibios, quienes muestran el perfil contrario28t. Las jóvenes hacen notables esfuerzospara ajustar su comportamiento externo a esos patrones normativos sociales,aunque vayan en contra de sus sentimientos. La necesidadde ser aprobadaspor el grupo receptor iuega un papei fundamental en el silencio que ellas guardan respecto a la masturbación. Es la costumbre del clan y hay que adaptarse a ella. Al menos hasta que la sociedad propague a los cuatro vientos que es normal que las mujeres se masturben y se ..despenalice>social y éticamen- 272 te su práctica. Entonces, solo entonces,las mujeres hablarán de la masturbación femenina con libe¡tad ^. La forma de hablar es algo que singulariza también a las mujeres y muestra sus esfuerzos para adaptarse al medio. Lafilóloga Pilar García señala que las mujeres de diferentes ámbitos lingüísticos tienden a transgredir menos que los hombres el lenguaje normativo; aquel que se encuentra prestigiado en el grupo de pertenencia, sea cual sea este. Por eso, se resisten más que los hombres a recibir palabras extrañas, salvo que vayan precedidas de una fama de respeto, y aufrlizar modismos malsonantes026. Por esra nzón las mujeres tampoco hablarían demasiado de la masturbación si el entorno social menosprecialos térmínos (y los contenidos;no es este el lugar donde discutir sobre qué configura a qué: el lenguaje al pensamiento o viceversa) que aluden a ella cuando afecta a la mujer. No sucede lo mismo cuando se trata de hacer referencia al mundo masculino, donde se maneja el vocabula¡io que se le atribuye porque no se considera propio (véaseel capítulo 1, <<Masturbacióny lenguajo). En semejantesituación a nadie se le puede ocurrir que vaya a descubrir este secretoante terceraspersonas.Y si lo hiciesey recibe del exterior un eco neutro o negativo,jamás volvetá a intentarlo. Incluso modificará sus opiniones al respecto,o al menos la forma de expresarlas, salvo que estémuy segurade sí misma. Se ha comprobado que en cuestionesrelacionadascon los hombres y con el sexolas mujerescambian de opinión con rapidez si otra fémina (representantede su grupo normativo) hace una sugerenciacontraria ala suyaoriginalr0ó.Así, aunque en su fuero interno considerela masturbaciónfemenina como que algo natural, se sentirá ^vetgonzada y no hablará de ello. <Sabe>> esascosaspueden no ser bien recibidaspor su entorno. Así como los chicos aprenden del ambiente social que pueden masturbarsesin grandesproblemas,las chicas asimilan que deben silenciar su autoerotismo. " También es cierto que los hombres no le dedican menos esfuerzo a su adaptación al rol que la sociedad les tiene reservado.La socializaciónmasculina exige un tiempo de infancia más largo antes de alcanzarla madurez exigida, como se ha demostrado que sucede en las sociedadesmás complejas.Esa adaptación debe de ser tan estresanteque muchos homb¡es sucumben en el empeño. La mayor pane de l¿s conductas desadaptativasy antisociales (trastornos del comportamiento, actos deiictivos, consumo de sustancias,población de las prisiones...)tienen más protagonistasdel género masculino que del femenino, 1o que podría reflejar una dura realidad qtizá no estudiada ni conocida adecuadamente. MASTURBACIÓNY CONDICIÓN FEMENINA 273 Sí...para muchasmujeresla masturbaciónes un placer solitario en más de un sentido.Y lo peor de todo es que las actitudesque se forjan en esasoledadno solo generanfantasmas,sino que resultanmuy difíciles de modificar después. Existen datos experimentales que permiten sostener esta afirmación. Las actitudes se adoptan y se mantienen tanto más firmemente cuanto más pronto se adquieren, más próximo a nosotros esté el objeto de nuestra actitud y mayor impacto emocional nos ocasione; sobre todo si el entorno en el que nos desenvolvemosse muestra de acuerdo con dicha actitudr0T.El racismo es un buen ejemplo de ese forjado y enraizado de las actitudes.La masturbación,también. Esa conducta evasiva aprendida desde la infancia sigue presente durante la mayor parte de Iavida adulta. Recuérdeseque el ser humano tiende a ffansitan por las rutas que le ofrecen la menor resistencia posible. Y es obvio que en nuestra cultura, en lo que se refiere al sexo, Ia línea de menor resistenciala ofrece hablar de la sexualidadmasculina y olvidarse un tanto de la femenina. Las mujeres adultas hablaún y bromearán sobre aquella,pero no haúnIo mismo sobre la propia sexualidad, salvo que se trate de temas que esténmuy en boca de todos; nunca 1oharán sobre los que se considerenvergonzantes.Y si en alguna ocasión la conversaciónse centra en la masturbaciónfemenina, guardaránun silencio embarazosoo intentarán desviarla atención hacia la masculina,pan sentirsemás cómodas. Resultamuy difícil cambiar las actitudes aprendidasen los periodos de formación porque ir contra ellas es ir contra la sensaciónde pertenecer al grupo de referencia. Es como renunciar al propio origen. Recordarán el ejemplo que les puse de la escritora EricaJong. Esta autora hace en su libro autobiográfico Miedo a los cincuentaal2una sola y aséptica referencia a la masturbación femenina. El resto de las varias menciones sobre el autoe¡otismo contienen una buena dosis de ironía y se refieren todas a la masculina. La citada autora no ha podido evitar el reflejo aprendido durante su adolescenciade hablar más de la masturbación masculina que de la femenina. Ni tampoco el de bromear sobre la primera, pero no de la segunda.Y fíjense que esta autora es considerada un prototipo de escritora liberada; aunque aquí solo parece estarlo en las formas, Pandóiicamente, en contra de sus verdaderos intereses (normalizar la masturbaciónfemenina en la sociedad),aIa mujer le sigue<<con- 274 viniendo>>que se hable solo de la masculina porque eso le evita enfrentarse a la propia y convierteel silenciosobre la masturbaciónfemenina en una mortaja.Pues al no poder hablar con libertad, ¿cómo comunicaráa sus amistadesmasculinassus verdaderasnecesidadessi temerá que sospechenque las ha aprendido masturbándose?¿Cómo reaccionarán ellos al saberlo si ignoran que la masturbaciónes normal entre las mujeres?Ese es otro de los temores que agarrotanla sinceridadfemenina y les impide hablar de sus actividadesautoeróticas:lo que puedan pensarlos hombres si descubrenque ellasse masturban. Una corresponsal de Hite expresaba esos temores sin tapujos: <<Mesiento molesta porque los hombres creen que esto lpedir estímulo en el clítoris] significa que yo me masturbor,oro(pá9. 264). Pero, a grandesrasgos,los chicos saben que las chicasse masturban y conocenla turbación que ellas sientenpara reconocedo.Por eso tampoco hablan de la masturbación femenina con la misma franqueza que utilizan para conversarsobre la masculina,salvo cuando dialogan entre ellos. Por tal razón, con frecuenciaevitan sacarel tema del autoerotismo femenino en presencia de chicas, o fingen creerlas cuando ellas afirman que no lo hacen para evitar que se sientan avergonzadasy entrar en discusionesinútiles. Para los jóvenesvaroneses una liberación que sus parejasfemeninas les hablen abiertamentede sus hábitos autoeróticos(de ellas)y de cómo se manipulan, porque esoles abre la posibilidad de intercambiar experienciassin tapujos y enriquecer sus relacionessexuales.En caso contrario, se sienten ciegos pata actuat y cohibidos para preguntar' con lo que las relacionessexualesestaránllenas de dudas,inseguridad e insatisfacciónpara ambos. ¿Quién sino las propias mujeres pueden proporcionar una información fiable sobre la masturbaciónfemenina, si ellas se niegan a hablar de ello? Y esaes la inocente contribución masculinapasivaal muro de silencio: callar parunoincomodar. Aunque otros pueden mantenef una actitud menoshonesta:no admitir jamásque las mujeressemasturbanporque eso demostraríaque ellastienen una sexualidadautónoma,independientede la de los hombres,que solo compartencon ellos cuando lo desean' MASTURBACIÓNy CONUCIÓN FEMENINA 275 RazoNBs PARAMASTURBARSE La masturbaciónes la principal fuente de orgasmosen las mujeres, seacual seasu edad, su condición civil y su experienciasexual.Incluso entre las muy activas sexualmente,la masturbación sigue siendo la . La mzón fuente de ocho de cada diez (80 por 100) de sus orgasmos018 más import anteparu masturbarsees,pues, alcanzatun orgasmo. En realidad,es difícil de mostrar la periodicidad con que las mujeres recurren a la masturbación,porque el impulso sexualvaría de unas mujeres a otras y de unos diasa otros. Además, como hemos visto antes, ellas tienden a minimizar en las encuestasla frecuencia de aquellas actividades que consideran vergonzosasrl),como 1o es la masturbación. También sabemosque algo más de dos mujeres de cada cinco sexual superior al que se encuentra como tienen un <<temperamento>> (radicional, tópico y erróneo punto de refemedia enre los hombres Y las que tienen ese rencia de <<condición>> sexual elevada)0re'r03'222. temperamentoapasionadose masturban bastantemás que las señoras que son sexualmentemenosfogosas018. Existe un lugar común que sitúa el momento de mayor actividad autoeróticaentre las mujeresdurante la adolescencia.Pero estaimpresión se basa más en lo que ellas comunican cuando son adultas y hablan retrospectivamenteque en lo manifestado por las propias adolescentesal preguntarles de forma directa. En la adolescencia,la tendencia a minimizar la frecuencia autoerótica que se comunica es muy fuerte 171porque el tema les intimida de manera extraordinaria2e2; aunqueesetemor pueda prevalecera otras edades. Una pacientemía que necesitórecurrir a las técnicasde reproducción asistidapara obtener descendenciame expusoalgunosefectosque el tratamiento hormonal de estimulación eso lmasturbarse] 1ohago algtnavez que otra ovárica ocasionóen su sexualidad:<<Bueno, a la semana.Depende de las ganas[que tengal. Pero esque cuando estabacon aquellostratamientoserauna cosa"bestial";estabatodo el tiempo muy, pero que muy, muy "salida"...; todo el tiempo... Y volví a hacerlo entoncescomo cuando era adolescente...Pues,eso...todos los días...y hasta varias vecesal día. ¡Un día llegué a contar diez [masturbaciones]! Pero laquello] era muy desagradable,no las disfrutaba nada...Eran unas lpajasJ...lquel nunca me resolvíanla excitación, ni me relajaban.Es que [a excitación] era... como muy artificíal, una cosapermanente que estaba ahíy no desaparecíanunca: festaba] por la mañana, porlatarde, por la noche...todo el tiempo. ¡Es lo peor que recuerdo de esaépocal>. 276 ¿Han advertido cómo pese a la confianza la paciente eludió en todo momento utilizar Ia palabra masturbación o cualquier variante vulgar de esta? Voces que eran deducibles del contexto, por otra parte. Una corresponsal de Hite le escribió lo siguiente: <<Tengodieciséis años y no frecuento de una manera íntima ninguna amistad masculina [...1 por cuya razón los orgasmos que he experimentado han sido siempre a consecuencia de la masturbación. Físicamente,esta me gusta. Me masturbo muy a menudo, de una a seisvecesdiarias. De forma habitual, en el colegio o en público, me limito ^ cruzar las piernas y a com(pág.93). primir un muslo contra otro [...]>>01e Ese mismo lugar común entiende que pasadala adolescencialas necesidadesautoeróticasdisminuyen porque el impulso sexual pasa a resolversemanteniendo relacionessexualescon otras personas.Pero esto último no es tan cierto como parece, pues existen datos que lo conffadicen,como volveré a comentarmás adelante. Quizá podamos hacernos una idea aproximada de la asiduidad con que las mujeresacuden a la masturbacióneláborandoun poco los datos publicados por Serrano0rl.Las particularescondicionesde intimidad de su encuestame permiten suponer que lo que comentaré a continuación es aproximadamentecierto. Tomaré como referenciala proporción de mujeres que se masturban a diaúo, pues los datos de Serranome condicionana hacedo así. Lo más cercanoal periodo final de la adolescenciaque utlizí Serrano fue su agrupaciónde menoresde veinte años.Este autor encontró que una de cúdatres entre las que se masturbaban en este grupo de edad 1o hacían a diario (una o varias veces),y las otras dos, menos de una vez al día (Serranono especificamás,por lo que incluye aquí distintasfrecuencias semanales,mensuales,etc.). La frecuentación diaia de la masturbación subeal41 por 100 entre las menoresde veinticincoaños;lo que representaalgo más de dos de cadacinco mrtjercs,para descenderaI26 por 100 (másde una de cadacuatro) a los cuarentaaños.Entre las mujeres capor Serranoque le refirieron masturbarse,lohacíaa sadasencuestadas üalio una de cadncinco(20 por 100),y el resto,menosde una vez aLüaút. No es mucha información, la verdad. Pero son datos que permiten hacerseuna idea aproximada de la frecuentación de la masturbación por las mujeres a edades diferentes. Nos permite entrever de nuevq que el pico de máxima frecuencia se sitúa en la adolescenciay, sobre todo, en la primera juventud. MASTURBACIONY CONDICION FEMENINA 277 , Mas ¿por qué semasturbauna? La verdad es que no hay mejor raz6n pata hacerlo que sentir la necesidadde experimentarun orgasmoy desearasegurarsesu obtención Esta proporción con un 90 o un 96 por 100 de probabilidades017,01e,228. de orgasmossolo se consiguecuando una asumelas riendasde su propio placer,no la deja en manos de nadie, y se masturbamedianteel estímulo del clítoris. Ninguna otra clase de actiuidad sexual consiguealcanzar tales probabilidades de éxito, ni siquiera cuando alguien muy experimentadola masturba avna. Una queja relativamentecomún entre los hombres y las mujeres es que sus parejasheterosexualesno siempre consiguen masturbarlescon la suficiente eficaciay maesttía0re,\2t . De cada res mujeres,dos (67 por 100) afirman masturbarsepara aliviat la excitación sexual que sienten en un momento dado, sea cual Mas no solo se calman así seala circunstanciaque la haya ocasionado150. las tensionessexuales:ente el 29 y el33 por 100 de las mujeres(una de cada tres) también se masturban con el fin de aliviar tensionesde cualquier offo tipo como pueden ser un examen,una entrevistade trabajo o una competición deportiva 150'286. Y se hace así porque el orgasmo es el mejor ansiolítico y rclajantemuscular que se conoce: tranqurliza, rclajay da placer;además,por si eso fuera poco: es natural, ecológico,no necesita receta,resultamuy barato (esgratis)y siemprese tiene a mano (eviten el chiste fácil). Por eso no puede extrañar que se utilice igualmente paru caknar cualquier otra tensión física o emocional que no sea la sexual. Esto es algo que se aprende desde muy temprana edad y eue, como veremosmás adelante,semantiene a lo largo de la vida. Una de cada tres (T por 100) mujeres que fracasanen alguna de las propuestassexualesque rcalizana otras personastermína masturbándose después,paru aliviar la tensión sexual no resueltalevantada por la perspectivano cumplida de mantener relacionessexuales.Esta proporción es igual a la que se encuentra enre los hombres. Sin embargo, ellas se masturban más que ellos (la diferencia llegaa ser hasta de once puntos) movidaspor el aburrimiento, la sensaciónde soledad, la tústeza,el cansancio,y tras los fracasosy contratiemposque carecen de connotacionessexuales;como una forma de gratificarseíntimamente cuando las cosasvienen mal dadas. Este tipo de motivación la refieren entre una de cada tres y dos de cada cinco mujeres (10 y 38 por 100, 278 150,2ss. Y las mujeressolterasparecenmasturbarsepor respectivamente) Pero no solo se ahogan así las causadel tedio más que las casadas1lo. penas; también se masturban para celebrar la alegríaproporcionada por un éxito casiuna de cada cuatro mujeres(23 pot 100)288. Más de tres de cada cinco mujeres se masturban durante el coito 254,aunque otfas autofas comupan alcanzarel orgasmo(69 por 100) 017.Además nican cifras algo menores:40 por 100 (dos de cada cinco) de eso, casi la mitad (47 por t00) lo hacen despuésde un coito no orgásmico paru alivíarlas tensionesgeneradasen este.Y un 18 por 100 se proporciona también uno o varios ofgasmossuplementarioscuando finalizan las cópulas que han sido orgásmicascomo un complemento De hecho, y estoes muy imporañadido para su propia satisfacción017. (83 por 100) ofgasmossimultáneos tante, másde cuatro de cada cinco (los dos alavez) que obtienen las parejasse deben a que la mujer se masturba durante el coito254.Lo que nos viene a decir que el deseado orgasmosimultáneo,que muchaspareiasesperancomo a SantaClaus, lejos de ser una experiencia espontánea(que solo ocuffe ocasionalmente), es el resultado de un decidido afán de la mujer en obtenerlo por suspropios medios sin dejar las cosasal azary tomando las riendas de su propio placer. l)na parejame consultó por algunasdificultades sexuales.Durante las entrevistas,el marido refirió lo siguiente:<<Confrecuencia,mi esposarecurre a la masturbación durante el coito pafa correrse,Bueno, sucedeasíy creo que 1otenemos asumido' Hay vecesque a mí me pasa algo parecido y también me cuestallegar [al orgasmo] en el coito' A veceslo dejo por imposible y ya está,no pasanada. Pero o¡as veces,como me canso,dejo de empujar y me corro masturbándome allí mismo al lado de mi mujer; me resulta más descansado...Yo noto que mi mujer 1o tolera, pero no le sienta demasiadobíen... Bueno, eso creo... Es que casi siempre deia caerque le gustaría que me corriera dentro [de ella]. Lo hemos hablado, pero no sé...Yo... en esascircunstanciaslno lograr el orgasmo con el estímulo del coitol hago lo mismo que [hace] ella: masturbarme"' Claro: lo que yo no puedo es hacerlo lmasturbarsel durante el coito como lhace] ella, porque es imposible. Los tíos o lo hacemos antes o lo hacemos después,pefo no podemos lhacerlo] "durante" porque fel penel está dentro. Así que a veces,pala tener la fiesta en paz, simulo lel orgasmo] y lo dejo estaf, otra vez será;o me masturbo después,cuando se duerme. Pero eso me fastidia, pofque ya no es compartir el placer y hay que estar mintiendo>>. Muchas muiefes que padecen dismenoffea(teglas dolorosas)utilizanla masturbación al comienzo de la menstruación con el fin de MASTTTRBACIóN v coNotctóN r'¡lmNrNa 279 disminuir los calambresy los dolores que les ocasionael periodo 06e. Pareceque el pico de secreciónde oxitocina que proporcionan los orgasmos266'268}08 favorece las contracciones, facllita la evacuación del fluido menstrual y permite la relajación posterior de la musculaítra uterina, aliviando asílas molestiaspremenstruales.Si hubiera que postular la masturbación como un remedio terapéutico para alg(n mal, estaseríauna de susindicacionesmás seguras06e. Un número no cuantificadode mujerestambién se masturba antes de acudir a las citas con sus amigos o durante estas.Lo hacen para mantener apagadossus propios ardores y poder resistir con éxito los envitesmasculinos.La masturbaciónfemenina se transforma así en un atrmapara protegerse de los hombres, siendo esta otra razón para ocultársela.Probablementeestamotivación para masturbarseestébastante extendida dada la amplitud que tienen los recelos femeninos hacia ellosooe. No se conoce la extensión de esta taz6n pan masturbarseporque no se ha investigado sistemáticamente;quizá porque los estudiosos nunca sospecharonsu exístencia.Aunque, la verdad, tiene algunas connotacionesque permite sospecharque se ocultaría de todos modos en los sondeos.Su realidad es innegable,no obstante,dadoslos numerosos testimoniosfemeninos que existen sobre el uso de la masturbación con estosfines. La escritora Erica Jong narra su propia experiencia: <<Cuandoera adolescente y descubrí la masturbación, me decía a mí misma: "Me mantendré lejos de los hombres". Deseaba a los hombres sexualmente,pero no quería que se me impusieran [...]ro'2(pág.201). Otra mujer escribe:<No recuerdo cuándo comencéa masturbarme,pero sé que a cinco o seis años ya enauna de mis arraigadascostumbres. [...] En mi adolescencia hubo momentos en que la necesidad de satisfacermede esta manera me produjo cierta inquietud, que me desapareció en cuanto comprendí que lo que estaba haciendo era mucho mejor que salir con chicos. [...] Mis amigasy yo íbamos a los bailespara conocer chicos [...J exigía mucho tacto y unas cuantas estrategiasevasivas.La masturbación me proporcionaba una autonomía que [...J me al.udaba a conservar el sentido común (págs.l$ 146). [respectoa ellos]>>Ort Y otra añade: <[La masturbación] evita que una pierda la cabeza cuando siente la 01e(pág. 54). apetencia de la relación sexual>> Una paciente me refirió lo siguiente: <¡Uf, sí! Entonces [de jovenJ lo hacía casi a -los diario. lMasturbarmel me gustaba mucho, pero es que, además,me permitía mantener 284 ^ taya a los chicos y no volverme loca por ellos. Solía hacerlo poco antes de salir con uno para ir rclajada, o durante la cita disculpándome un momenro para ir al baño... Y allí 1o hacía...Bueno..., así, por mucho que él insistiesedespuésyo podía evitarlo lacostarse con éll porque ya estaba tranquila. Si no lo hacía lentonces] aguantaba a duras penas los intentos del chico y necesafiamentetenía que hacerlo luego al volver a casa,yacasia punto de reventar de ganas.Hoy, actúo así algwa vez que otra, para evitat caeren las manos de un tío que no me inte¡esa. Masturbarse es la mejor manefa de mantenerseuna en su sitio con la cabezafuíar>. El matrimonio Sarnoff recoge el testimonio de una mujer estudiada por Leach Shaefer que decía: <Creo que lmasturbarme pefiódicamentel es mi manefa de no tenef que pensaf que cualquier hombre podría tenerme a su merced a causade mis nes0 (pág. 285). cesidadessexuales>> La masturbacíóntambién permite a las mujeresreducir susniveles de tensión sexual generadosen citas tórridas donde no se ha querido mantenerrelacionessexualespor las motivacionesque fuefan. <<Lasrelaciones [con mi novio] fueron cortas y sin más que supefficiales caricias, aunque alg:unavez al ser besada y abrazaáame provocó el orgasmo. Esto, posteriormente, al llegar a casa,me incitaba a masturbarme, ya con más deseo de vida matrimo{pág.100). nial y más libertadde caricias>r0" <<Tuvenovio a los veinti¡és años, y como él se mostrab¿ muy apasionado, hasta el punto de que a veces se mastufbaba tunto a mí, ello me excitaba gfandemente, pero me contenía, aun cuando las simples caricias me producían olgasmos que Iuego me procuraba yo con más intensidad en mi casa. [Le] decía a mi novio lo primero lque se excitaba al verle masturbarse y sus caricias la llevaban al orgasmoJ y ello aumentaba su amor hacia mí [...] pero nunca le dije lo segundo lque ella se masturbaba alllegat a (pág.)9). casalrro'7 Otro número mal precisado de mujeres utlizan la masturbación como hipnótico, para facilitar la llegada del sueño aprovechandosu poder ansiolítico.Aunque otras, por el contrario, lo hacen por la mañanaal despertarse,y así se levantanpletóricascon la sensaciónsubjetiva de tener mayor capacidadresolutiva. <... lmasturbarme] me producía pronto [elJ orgasmo, habitualmente con tres o cuatro lepeticiones consecutivashasta log¡ar lun] total reposo y bienestar. Como acostumbraba hacerlo al acostafme,el sueño, tras ello, era casi inmediato y tranquilo>>0r7 (págs.66-67). <<...recuerdo que a los nueve años me gustaba hacerlo lmasturbarsel y lo hablaba con otfa amiga que hacía igual. Dufante muchos años esta costumbre era pof comple- MASTURBACIóN v coNoIcIóN rsN,IsNNe 281 to íntrascendente, pero hacia los catorce yasabía que lo que hacía era cosa prohibida, pero nunca me sentí demasiadoviolentada moralmente [...]. [Masturbarme] me daba más ánimo para todo, y como tenía costumbre de hacerlo al despertarmepor la maña(pág. $). na, comenzaba el día con mayor alegríay entereza>>$1 La masturbación es un buen momento paru fantaseaLLa mayofia de las mujeres,ocho sobre diez (80 por 100),suelenpensaren el sujeto amado mientras se masturban,y un 2L por 100, en algunapersonaextraña. También hay un 28 por 100 que se imaginan haciendocosasque en la vida real no harían jamás, o fantasean con ser fotzadas a mantener una actividadsexualno deseada(19 por 100).Un 18 por 100 evocan imágenescon prácticasde sexo en grupo, y el 11 por 100 piensan en actividadeshomosexuales150. EN LA MUJERSOLAY EMPAREJADA LR MESTUNSACIÓN Como se ha señaladomás arriba,otro de los tópicos más extendidos acercade la masturbaciónes que se trata de una actividad propia de las chicasjóvenesque carecende otra fuente de alivio para sus tensionessexuales.Dicho de otra maneta,estelugar común afirma que las mujeres dejan de masturbarseen cuanto comienzan a mantener relaciones sexuales;más aún cuando estasson establesy, por supuesto, únavezhayan contraído matrimonio. Lo contrario se considerainmaduro. Eso es lo que declara la teoria. Y no podemos olvidar que asumirla como cierta significa aceptarque no vamos a encontrar mujeresque se masturben entre quienes mantienen relaciones sexuales;y, también, que solo lo harán las que se encuentrenaburridas o sexualmenteinsatisfechascon sus parejaso tengan problemas personalesde inmadurez psicológica, Resultaráinteresantecomprobar si se cumplen tales predicciones para confirm ar Ia teoría que las ha originado. I si no se cumplen, será señal de que el tópico es solo eso: una fantasía alejadade la realidad. No es realmente un testimonio, sino ficción literaria, pero lo taigo a colación porque refleja una realidad muy cotidiana. Ada Castells nos relata cómo responde la narradora de su novela ya citada,El dedo del óngel, a las preguntas que un amante mascu- 282 lino le formula sobre su sexualidad: <<Francamente,a estas alturas no entiendo cómo hay hombres tan poco sensiblespafa no darse cuenta de que existentemas tabú. Después de las preguntas,que he ido respondiendo una por una con mentiras, natural(pág.32). mente, se ha quedado más satisfecho>> una corresponsalde Hite escribe:<<...No hablo de esto...cuando mi esposome (pág. 170)' pregunta si me masturbo,nunca le doy una respuestafranca>>01e La otra carude la moneda la representanestos dos hombres que escfibían lo siguiente a la misma autora: <<Ningunamujer me ha enseñado nunca cómo lse masturbal, ni ha admitido siquierala masturbación>02t(pág. 626). <<Todolo que sé respecto al clítoris lo he aprendido en libros sobre sexualidad. Ninguna mujer me ha suministado jamás ninguna información sobre su clítoris ní sobre su estilo de masturbaciónrro2t(pág. 61,5\. Aunque ya he hablado antes de ello y volveré a insistir sobre lo mismo más adelante,convieneno olvidar lo incómodo que le fesulta a 17r. las mujeresreconocerque se masturban Por eso,no puede extfañaf que las que mantienen relacionessexualestiendan a expfesafsetambién tal y como suponen que el entofno social espefade ellas;esto es: 173'262'2e5. Por lo tanto' cumpliendo el tópico de que no han de hacerlo no parece muy descabelladopensaf que es bastanteprobable que las mujeres empafej^dastiendan a minimizar también su actividad autoerótica; porque lateoría supone que deben abandonar<<tandeplorable hábito al iniciar otras actividadessexualesmás maduras>>. IJnavezmás, a los hombres no pareceresultarlestan inquietantefeconocel que se masturban aunque sean sexualmente activos. Se ha comprobado que no les importa reconocerlo así sea cual sea el género de su intedocutot02s. De hecho, el tópico señala que los hombres lo hacen. Es un lugar común en la mitología femenina referida a la sexualidad de los hombres que suelen comentaf entfe ellas. Lo prueba también que sea un tema recurrente en los consultorios sexológicos de las revistas destinadas a la mu' jer. Recuerden el artículo que les comenté al principio del libro publicado por la revista Cosmopolitaz. Es como si las mujeres necesitasendecirse <<note preocupes, que los para sentirsetranquilas.Aunhombres también lo hacen y son peoles que nosotras>> que esto no deja de ser una mera especulación mía.'. O quizá no lo seatanto' LIamaIa atención el escasointerés que las mujeres parecen prestar a saber si ellas realmente estando emparejadas.Parecen negarsea admitirlo de entrada. masturban se que probable aquí entren en iuego los mecanismosinhibidores ya citados a lo largo Es de estaspáginas. Aunque también es factible que el interés exista de hecho, pero está oculto bajo esa atmósfera de silencio que encíerra todo lo relativo a la masturbación femenina. Las mujeres no se atreverían a manifestar esa curiosidad en público por temor al interdicto social que le acompaña. y coNoIcTÓN TEUTNIN¡ MASTURBACIÓN 28t Un dato muy llamativo es que Shere Hite no dedicara una sola línea a este tópico en su libro sobre la sexualidadfemenina0le.Disponía de los datos necesariospatahacerlo, y le dedicó un buen número de páginas a la masturbación. Y llama más la atención porque no dudó en reflejar las cifras de hombres casadosque se masturban en el libro que escribió sob¡e la sexualidad masculina02t.Tema al que luego se ha referido en variasocasionesen sus artículospara la prensab.Es posible que no haya podido zafarse de los tópicos que sostieneneste asunto,pesea haberlo conseguidoen otros muchos. O también puede haber ocultado deliberadamente esos datos por alguna buena razón que no ha explicado nunca'. Pero esto no deja de ser, de nuevo, oüa de mis especulaciones,posiblementecarentede sentido. Las dificultades que tienen las mujeres sexualmente activas para reconocer que se masturban puede fastrearseobservandola enorme dispersiónque existeen las respuestasque dan cuando se les pregunta en los diferentessondeos.Échenle un vistazo alatabla3, que tampoco tiene pretensionesde ser exhaustiva. Los datos más conservadoresson los proporcionadospor los grupos de Kinsey y de Malo, así como por Serrano.Los de Hunt y Elberdin se sitúan en un punto equidistante,si bien los de este último aportan unos matices interesantesque se comentatán más adelante. Y, finalmente,los que arrojan las tasasde masturbaciónmás altas son las comunicadaspor las autoras Tavris y Sadd, Horer y, sobre todo, Darling. Esta última reseñaes especialmenteimportante porque se refiere en exclusivaa las mujeres que son orgásmicas,descartandodel b S. Hite, <<Lanueva educación sentimental (V)", El Mundo (10-VIII-1999); <<¿Quées la natrtaleza sexual del hombre?>>,El Pah Semanal(29-IY -2001). ' Hite justificó esa omisión porque <La separación casada/solterano es precisa ya (pág.27). Era, pues, una posicon vistasa la clasificaciónde las relacionessexuales>>01e ción doct¡inal. De hecho, no preguntó nunca el estado civil de sus encuestadas,aunque estas se lo refirieron espontáneamenteen sus respuestas(y Hite hizo el oportuno recuento). Si el postulado de Hite fuera cierto, la extensión de la masturbaciónentre las mujeresemparejadasseríaentoncesel 82 por 100 (sin descontarlas completamente anorgásmicas);y la probabilidad de que una mujer continúe masturbándose después de emparejarse,del 100 por 100. Mas si fuera cierto que esta autora se ha guiado por la idea de que el estado civil no induce cambios en la vida sexual de las mujeres, llama la atención que no haya seguido el mismo criterio en su encuestamasculina, posterior a la femenina, Y que no haya vuelto a hacer referencia a la masturbación entre las mujeres casadasen sus escritos, cuando sí lo ha hecho repetidas veces en relación con los varones. 284 Tabla J, Fn¡CUPNCI¡ DE MUJERESSOLTEMS Y CASADASQUE REFIERENMASTURBARSE Autores Hamilton (1929)2\e Kinsey y cols. (1967)oo4 Hunt (1978)150 Serrano(1978)o'1 Tavris y Sadd (1980)mt Horer (1981)017 Malo y cols. (1988)28t Dading y cols. (1991)'z22 Elberdin (1,999)"4 Solteras (%) 64". 60 Casadaso empareiadas (%) 74 44 bl ^^ Probabilidad de masturbarse teniendo pateja sexuals (%) 69 t00 86 38 74 75 24 g1*** 89 82 ót ^^^ 77 '! Las frecuencias comunicadas se inctementan con la edad. o o 6 8 p o r 1 0 0 a l o s t r e i n t aa ñ o s . *** Aproximadamente la mitad no está casada, pero mantiene relaciones sexuales dutante un tiempo mínimo de un año. 5 [(casadas+ solteras)x100 estudio a las que no alcanzaflorgasmos por ningún medio, porque siempre sesganalabaja los resultadosde las encuestas,como ya comenté en el capítulo anterior. En cualquier caso, la investigación anoia resultados que contradicen el tópico. Las mujeres siguen masturbándoseen proporciones nada desdeñablespese a mantener relacionessexuales.La dificultad se centra en conocer la verdadera extensión del autoerotismo entre ellas. Tal y como he señalado en otra parte del libro, es muy poco probable que las mujeres se atribuyan una actividad que no practican, sobre todo si esta es cuestionada soesfa razón se pueden considerarmás ciertaslas cifras de mascialmente17r,262'2e5.Por turbación comunicadaspor Tavris y Sadd, Horer y Darling que las otras, que son más conseryadotas.Es más factible que las encuestadashayan mentido, ocultando su autoerotismo en los sondeos con resultados más moderados baio el efecto del inte¡dicto social que existe sobre 1amasturbación. No parece muy probable que las diferentes tasas de masturbación que se encuentran en la tabla I obedezcan a condicionamientos biológicos o culturales que inhiban la práctica de actividades autoeróticas más en unos gfupos femeninos que en otros. La fisiología es aproximadamente la misma para todas las mujeres; todas tienen los mismos condicionantes sexualesatávicos desde nuestra etapa prehomínida;y todas sacian MASTURBACIÓNY CONDICIÓN FEMENINA 285 sus necesidadessexualesde una forma muy parecida, sea cual sea el contexto social en el que se encuentren. A mí me parece menos insensato pensar que las diferencrasmosffadas por los datos de la tabla I están condicionadaspor el interdicto social de la masturbación que influye en unas mujeres más que en otras tr alahora de reconocer estaactividad sexual,como se ha visto líneasatrás.Y así,salvo que una quiera racionahzar y engañarseal más puro estilo victoriano negando la evidencia, es muy posible que las tasasde masturbaciónmás conservadorasprocedan de grupos de mujeres que se han sentidomenos libres para expresarsesince¡amenteque las demás. Así, excluyendolos datos más sospechososde no ser sinceros,parece que se masturban al menos tres de cada cuatro mujeres emparejadas (75 por 100). Aunque, si solo nos atenemosa las mujeresorgásmicas que son sexualmenteactivasy tienen pareja,entoncespodemos afirmar que la masturbación es una actividad sexual prácticamente universal(91 por 100) entre el génerofemenino. Dejo a los lectores el e;'erciciode corregir esascifras, si lo desean,sobre la base del 8 por 100 de mu1'eresque responden en las encuestasminimizando la frecuencia de sus prácticas autoeróticas17r,como hice con anterioridad. Aún no se ha generalizado en ninguno de los dos sexos el reconocimiento personal, verdaderamenteinterioúzado, de que la mujer se masturba como un ser sexuadoque es. A pesar de ello, las mujeres adultasjóvenesde las generacionesmás recientessientenquizá menos apuros que susmadreso que sus abuelaspara reconocerque lo hacen, como hemos comprobado antes018'r5626t. Una prueba adicional de que el interdicto socialsobrela masturbacióninfluye más en las mujeressexualmente activasde más edad a la hora de ocultar esta actividad nos la proporciona Elberdin2ta.Este autor ha encontrado qttecas¡nueuede cada diez (88 por 100) mujeres emparejadasmenores de veinticinco años que llevan al menos un año manteniendo relacionessexualesreconocen seguir masturbándose;bastantemás que las mayoresde cuarenta años,quienessolo admiten hacerlola mitad de ellas. Es un dato constatadoen todas las generacionesque las mujeres de más edad se muestran más conservadorasen sus respuestasa los sondeossexuales,y son las adultasmás jóvenesquienestienden a reconocer masturbarseen proporcionessuperioresa sus madres26t.Las chicasadolescentesson un casoaparte. 286 La interpretación típica y apresurada de estos resultados ha sido forma siempreliteül: que las mujeres sexualmenteactivasreducen de Asumiríaprogr"riuu su. piácticusautoeróticascon el paso de los años. -or".ru explicación si no fuera porque existe otfa intefpfetación alter-' nativa run ráli¿'u como la anterior o más' Hay que tener en cuenta el entofno social que induce a mentif con frecuenciasobre la masturbamujeciinrr, como se viene repitiendo a lo largo de estaspágínas'Las por ese res que han sobrepasadolos cuarentaaños estánmás influidas tenumbiente represor y silenciador que las más jóvenes.Por eso su mayor es dencia a mentir con facilidad sobre susprácticasautoeróticas que la que puedan sentif las nacidasalgunasdécadasdespuésott'tr6'tt:. i .o, .ro ,o quiero decir que las actualesjóvenes no sientan igualen mente el peso Jel silencio que existe sobre la masturbación.Pero, que s"gún qrré circunstancias,parecen ser más capacesde sacudírselo que la lar"d" mayor edad. Gracias a su sinceridad, hoy podemos afirmar masturbación se mantiene activa y se extiende prácticamentea todas 254. las mujeresjóvenespesea que mantenganrelacionessexuales puede calcularseaproximadamentela probabilidad de seguirmascon turbándose que tiene ,rna mujer que mantiene relacionessexuales infrarrelos datos de la tabla 3. Si se excluyenlos valoresgeneralmente presentativosde la sexualidadfemenina del grupo de Kinsey,la probadel fi[¿u¿ promedio de masturbarseuna mujer sexualmente-a:tiy^es bajan 90 por ioo. Si se incluyen los datos de Kinsey,lasprobabilidades datos en los ajustamos ,r., po.o, no mucho, hasta el 85 por 100' Y si frrrr.i¿r,de los más sinceroscomunicadospor las menoresde veinticinla probabilidad sube entonceshastael 95 por 100. co años254, Existe, pues, una probabilidad superior al 90 por 100 de que una semujerciga *arturb,índose despuésde iniciarse en otras actiuidades xualesen pareja. pareia estable escri una corresponsal de Hunt de veintinueve años de edad y con el hombre con cuando haciéndolo <Aún sigo masturbación: bía lo siguient" ,ob." su él que masturcon más acostafme gusta Me necesidad. y quíen vivo está lejos siento buscando a que ande y evita y paz satisfacción' da me bu.-", p"ro es un sustitutivo; (pá9.L29). otro>>1to desde una persLa mujer de una pareja que me consultó hizo el siguiente relato gfan confianza en todos pectiva diferente: ..tvti marldo y yo siempre hemos tenido una andanzasanteriores al lo. u.p".,or. También en el sexual. Los dos conocemos nuestfas y coxorcróN TBMSNINI MASTURBACTów 287 rnatrimonio y es la única persona con la que he hablado de la masturbación, aunque es un tema que me da muchísimo corte. La verdad es que nunca pensé que tendría tal grado de compenetración con un hombre. Una mañana, al despertarmé, le vi masturbándose acostadoa mi lado. No sé qué me pasó, pero me puse hecha una fiera y le eché una bronca de mucho cuidado. Me pareció patérico verle hacer esa cosa...Es lo que sentí en ese momento... Aunque la verdad es que yo me sentí más patética aún poco despuéscuando é1,muy enfadado también, me replicó. Me recordó que yo sabía que él se masturbaba además de tener relaciones sexualesconmigo y que no era la primeravez que le había visto lsin reprocharlenada]. Intenté cortarle, pero no me dejó. Me recordó que yo también me masturbaba (es cierto, y nunca se lo había ocultado) y añadió que me había sorprendido haciéndoloen algunaocasión (aunquede esto no estoy segura) sin montarme el "numerito" que yo le había organtzado a é1.Me dijo muchas cosasmás que me dejaron literalmente helada. Todo lo que me decía era cierto y me sentí humillada y enfadada conmigo misma porque había pasado por alto rodo eso y me había Tanzadoen su contra como una furia al verle masturbándose. Cuando ya estabamuy arfepentida por la bronca que había iniciado, mi marido terminó ia discusión pidiéndome que le diera una sola ruzónpor la que é1...y sus pajas...merecieranesedesprecioy el trato que yo le había dado...,y yo y mis pajasno [lo merecieranl...No supe qué responder...No había ninguna, claro. No sé...Desde entoncesnoto que algo se ha roto entre é1y yo... ¿En qué estaríayo pensandoaquel día?>. Ora mujer me escribió al consultorio sexológico radiofónico, del que he hablado con anterioridad, lo siguiente: <<Megustaría que me informara sobre la masturbación femenina y sus consecuencias.Tengo cuarenta y ffes años y recuerdo que de joven lo hacía lmasturbarse]algunavez, pero de tarde en tarde, hastaque hace un par de años tuve un disgusto bastante serio con mi ma¡ido y estuvimos varios mesessin tener relaciones, y así fue como volví a repetir mis experiencias de joven para poder quedarme tranquila siempre que tenía pensamientossexuales[...] Aho¡a que las relacionescon mi marido se han arregladobastante,resultaque de vez en cuando siento la necesidad de masturbarmeyo sola, ya que de esta forma siempre tengo orgasmos[...] Me gustaría contárselo a mi marido, pero no me aüevo>>. Un paciente me refirió: <Descubrí que mi mujer se masturbaba casualmente.Fue una mañana que ilegué a casamáspronto de lo acostumbrado. No encontré a nadie en el salón y supuse que ella estaría en el dormitorio. Fui a la habitación para ponerme cómodo, esperando encontrármela allí (tenía que estar porque su coche estaba aparcado), y cuando entré Ia vi... tendida en la cama haciéndolo [masturbarse].Teníala cara vuelta para el otro lado, de modo que no me vio. Di un salto hacia atrás y me desplacé en silencio a la cocina con el corazón como "una moto". Allí estuvesentado,perplejo por mi descubrimiento, hasta que la oí rerminar. Entonces introduje la llave en la puerta, la abrí y cerré haciendo todo el ruido que pude y dije algo en voz alta... No sé: ¡'ya estoy aquí" o [algoJ así. Me demoré un poco en el sa]ón y ella salió en bata como si no hubiera pasado nada; yo simulé lo mejor que pude. 288 Me sorprendí mucho cuando la vi masturbándose...No sé... algo tan íntimo... Es como si fuera al baño y me la encuentro cambiándoseun tampón... No te 1oesperas... Me dolió mucho aquel descubrimiento. ¡Aunque peor hubiera sido encontrarla con otro lhombre] ! Lo que me humilló fue... A mí no me importa que ella se masturbe; es algo que veo natural... Lo que me fastidió... ¡es que yo le había preguntado lsi se masturbaba] en varias ocasionesy me lo había negado! Yo creo que e¡a innesesariomentir; muestra una gran desconfianzah acia mí. Yo soy más sincero que ella con estascosas"'>>' Todo ello nos permite concluir que el autoerotismofernenino es una préctica uniuersal con muy altas probabilidades de mantenersedespués 'd.e que la mujer se hace sexual?nenteactiua (90-95 por 100). Por lo que no pareced.emasiadodesacertadosostenerque la masturbaciónno solo es propia de lasjóuenes con dificultadespara encontrarpareja, como afirma el tópico, sino que resulta rluy común entre las que yd tienen una' Más aún.Lamastufbación sigue siendo la principal fuente de orgasmosentre las mujeres que son más activassexualmente'ploporcionándolesel 80 por 100 de estos018. Ya 1osaben.Esa chica tan popular que conocenustedesen el lugar donde residen,que se relacionasexualmentecuantasvecesquiere con los mejores ejemplaresmasculinosque encuentra...,también <{o hace solo>.y es probable que lo haga con mayor asiduidad0l8que esaotra, menos afamada,a la que ustedes imaginan que datía un brazo por tener una cita. Tiene su l6gica. Porque las chicas jóvenes que son muy activas sexualmente tienen que resolversuspropias necesidadessexuales(elevadas) más aquellasque no quedan resueltasen las citas frustradaso en los numerososcoitos anorgásmicosque tienen (56 por 100: más de la mitad de ellos0r1).No se olvide que la anorgasmiaen el coito tiene una relación directa con el número de ellos, con el grado de inhibición con el que se afrontan y con el número de parejasdiferentescon los que se practican. Y el grado de compromiso con el placer del otro se reduce en los encuentrossexualesesporádicos. Un ejemplo muy gráfico de la afirmación precedente nos la proporciona la francesa Catherine Millet, di¡ectora de la revistaArt Pressy crítica de arte. En su libro autobiográfico titulado La uida sexual d.eCatberine M.hace referencia a los numerosísimos u-ur,r., que ha tenido a lo largo de su vida. Escribe de ello con profusión. A1 final del texto reconoce, como colofón y de pasada, que de todos modos el verdadero alivio de v coNorcóN reurNrxa MASTURBACTóN 289 sus tensiones sexualesno procedía de tales encuentros, sino de sus cotidianas prácticas con la puntualidad de un funcionario>>m2 autoeróticas. <Me hago pajas -escribebág.244). Las mujeres que son orgásmicas(excluidaslas anorgásmicascompletas) y mantienen una vida sexual con parejasrazonablementeestaY no lo hablestambiénsemasturbanen el91 por 100 de los casos222. cen por sentirse sexualmenteinsatisfechas,como predice el tópico, porque entre el 75 y el 81 por 100 de los casossus coitos son con freNi tampoco 1ohacen porque esténaburridas cuenciaorgásmicos0rl'222. ffas largos años de convivencia,porque la practican el 88 por 100 de Pareceque las menoresde veinticinco años que estánemparejadas2sa. lo natural es que el autoerotismofemenino se mantenga alo largo del tiempo aunque se tenganrelacionessexuales. Otro hallazgo que contradice por completo el estereotipoal que estamoshaciendo referenciaaquí es que las mujeres sexualmenteactivas no solo mantienen su actividad autoerótica,sino que lo siguenhaciendo con la misma frecuencia que antes de iniciar las relacionessexuales,o con una aún mayor (tabIa4). Dicha tendenciano se aminora con el paso del tiempo, sino que se mantiene de un modo aproximadamente constantecon la edad; si bien parece que entre los treinta y los cincuentaañosse produce un incremento que sitúa la masturbaciónen niveles de frecuentación superiores a los de edades más tempranas. Qtizá seaestala razón por la que las mujeres de tales edadesreconocen masturbarseen menor medida que las más jóvenes,como señalaba porque se sienten avergonzadasde su conducta real, tan más arc1ba2ta: contraria a lo que dicta el tópico. Responderíanasí como resultado de como ha escrito en offo contexto un prolífico su <<malaconciencia>>, r0e. autor español <<Malaconciencia> que intentarían aliviat al proyectar hacia el exterior su propio comportamiento,sosteniendocontra viento y marea el viejo mito de que los hombres se masturban más que las mujeres2@. Las mujeres emparejadascontinúan masturbándosepese a tener relacionessexualespor razonesmuy variadas.Dos de cada cinco mujeres casadaslo hacen durante la ausenciade su pareja, Una proporción parecida se masturba también pan aliviar diferentes tipos de tensiones no sexuales , y otta proporción semejantelo hace porque les gusta, 290 como una experiencia individual gratlficante a la que no renuncian por estaremparejadasoo5. Tabla 4. Fn¡CuEN1¿.CIÓN DE LA MASTURBACIÓNENTRI LAS MUJERESEMPAREJADAS DE LA POBLACIÓN CSNERAT QUE RECONOCENMASTURBARSE Modificado de la tabla 262 áeMalo v cols. (1988)'?85 Agrupación por edad en la mujer En relación con antes de emparejarsese masturban., Ahora más que antes... Ahora igual que antes... Ahora menos que antes... lHombre] (7") tel 't281 D/J Mujer: ('/") 22 38 18-22 (%) 8-28 (%) 29-)8 (%) )9-50 (%) 30 2) 26 46 48 )8 18 )8 48 26 18 Las proporciones que faltan para sumar 100 por 100 corresponden a quienes no responden a la pfegun¡a. Tres de cada cinco (54 por 100) de ellas considefanla masturbación como un sustitutivo del coito cuando esteno es posible0l7.Pero' además de estasnecesidadesindependientes,las mujeresemparejadastambién Semastufban por ottas fazonesfelacionadascon la cópula, como se señaló algunaslíneas más atrás. Así, dos de cada cinco mujeres sexualmente activas,o dos de cada tres, según otros investigadores,se mastufban durante el coito cuando necesitan faclitat la consecucióndel orgasCasi la mitad lo hace despuésde un coito anorgásmíco'para mo0r7254. aliviarla excitación sexual que esteno ha resuelto.Y una de cada cinco muieres se masturban despuésde un coito orgásmicocon la finalidad de Finalmente,una de disfrutar de más orgasmos017. cubrir susnecesidades (9 delante de sus masturba por se 100) pfoporción menof de mujeres maridos como parte del juego sexual que reúiz lapareja}1t. una corresponsal de Horer escribía lo siguiente: <<Memasturbo mucho y siempre alcanzoel orgasmo. Me gusta hacerlo sola o en brazos de mi marido. Él comprende perfectamenteque me gusta. También él practica la masturbación [."] Esta práctica llamada "solitaria" es para nosotrosun verdadero intercambio. Practicadaa solaso en pareja,lamastu¡baciónes para mí una forma de la sexualidadcomo la penetracióno (pág. L75). el beso;por eso hallamostanto placer en ella>017 Y otra sosteníaque: <<Ennuestfa parejala masturbación ocupa un lugar importante. Es un acercamiento a nuestra sexualidad o la conclusión de una relación sexual y se (pág. 175)' inscribe de modo natural en nuestro diálogo amo¡oso>>017 N'TASTURBA(]ION Y CONDICION FEI,,IEN]NA 291 Un psiquiatra me ha comunicado que todas sus pacientesfemeninasen psicoterapia (casadaso sexualmenteactivasla mavor partc de ellas)sacana relucir en algún momento el tema dc la masturbación.Todas lc han dicho quc sicnten asco por esta (no \¡ergüenzao culpa) y Ia ven, n.is quc como un sustituti\.odel coito o un complemento cleé1,con-roel <tlesahogo>> de una necesidadque no se resuelvcclemejor mancra.Algo (lc¡nr,ieneno olvidar que son mu.jeresque es<<asu pesar>>. así como si se tn¿rsturbasen tán bajo t¡atamiento psicoterapéuticoprecisamentepor sus dificultadespersonales,lcr que justificaría el uso de la r,'oz<<asco>> en relación con la masturbacióny su actitud frentc a clla. Eso. por sí so1o,rer,elauna problemáticaíntima relacionadacon esetema. El celebérrimoorgasmosimultáneo(ambosmiembrosde la pareja a la vezl es logradosiempreo casisiemprepor un 1 1 por 100 de las mujeres,a 1o que hay que añadir ofro 27 por 100 que lo logran en la mitad de las ocasiones. En definitiva,el orgasmosimultáneoes una experienciaque alcanzancon ciertaregularidadel3B por 100 de las mujeres que mantienenrelacionessexuales(dos de cada cinco). Pero no llegana él espontáneamente o por casualidad:el 83 por 100 de esosorgasmosparalellsrse deben a que la rnujer hace suyala frase <hágaselo y se masturbadttranteel coito 251para ^\c^nzarlo. usted misma>> Así pues,la masturbacióntambiénestádetrásde la mayor parte de l o s o r g a s m oqs u e t i e n e nl a sm u j e r e se n l a c ó p u l a " r " z r( ry as e p r a c t i q u e durante o despuésde...)y en la inmensamayoría de las experienciasor2ta. gásmicassimultáneas De estemodo queda demostradala falsedaddel tópico que estamos comentando.Ha seguidola misma suerte de otros estereotipos cuando se enfrentancon los hechos.La vieja idea de que la mujer sexualmente activa que también se masturba es una desviadaresulta que tambíén es falsa. Más bien sucede1o contrario. Si la ertensión real de esta conductaentre la población femeninaemparejadaes tan masiva como filuestranlos datosque acabode comentarseráporque obedece a unas necesidadesapropiadasal desarrollo normal de las mujeres ea es€lilomentctuital. Lo que apunta hacia Ia idea de que ser activa sexualmente y mantener la actividad autoerótica es la normq no la excepción.Todo lo opuestoa lo que dicta la teoríaencerradaen el tópico quc acabamos de Jenunciar. Olvídenlo. Si ustedesven a una mujer, joven o madura,muy activa sexualmente,que se comporta de cara al exterior como si la masturbación no le afectasepersonalmente,habla de esaprácticaen ter- 292 cera persona y con cierta displicencia...no se dejen engañar.Está mostrando a los demás el estereotipo que supone esperande ella. Pero sépanlo:con los datos en la mano, las probabilidadesde que también se masturbe pese a todo son elevadísimas;tiene prácticamente todas las papeletasdel sorteo; como sucedecon la inmensa mayoúa de las mujeres que están leyendo estaslíneas...o con las que ignoran la existenciade estelibro. Ll MnstunsACIÓNEN LA MUJEREMBARAZADA Durante el embarazose producen en el organismo femenino importantes cambios al servicio del desarollo del nuevo ser, De todas esastransformaciones,la más evidente de todas quizá seael crecimiento progresivo del abdomen hasta que llega el momento del parto. cualquier observado¡ por simple que sea,se ha planteado algunavez que ese abdomen debe de ocasionardificultades en las relacionessexuales,fundamentalmenteen el coito. A los médicos esosimpedimentos les tuvieron sin cuidado durante mucho tiempo, ya que les preocupaban más los daños potencialesque pudiera ocasionaren el feto la mecánicadel coito, básicamentedurante el tercer trimesge del embarazo. Eso les llevó a desentendersede la vida sexualde suspacientesy, en no pocas ocasiones,a prohibir la cópula durante ese tiempo para evitar partos pfematuros. Sucedíaen la época donde la neonatología casi no existía y no se podía ganntizar la supervivencia de los bebés que nacíansin madurar del todo. Hoy ya no existen razones para tales prohibiciones y aunque no siemprese habla de ello las parejaspueden mantenef relacionessexuales prácticamente durante todo el embanzo. Solo tienen que recordar que la cópula no es la únicaforma de unirse sexualruente. En la actualidad no se ponen en relación los nacimientos prematuros con la mecánica del coito. Existen autores que han señalado que para desencadenarun parto anticipado son más impoftantes los orgasmos intensos y frecuentes que la propia cópuIa2la.Se trata de un hallazgo que tiene su lógica, pues durante el orgasmo se produce un pico de secreción de oxitocina, la hormona responsable de las contracciones rítmicas de los músculos genitales que vivenciamos subjetivamentecomo placenteLa oxitocina también es la hormona que inicia el trabajo del parto contrayendo ras26s. MASTURBACIONY CONDICIÓN FEMENINA 29) la musculatura uterina. Por eso parece l'azonablepensar que los orgasmos muy intensos y muy frecuentespuedan desencadenarel parto y ser más responsablesde la prematuridad que el propio coito (no se olvide que también esramoshablando de los orgasmosocasionadospor cualquier otro ripo de actividad sexual diferente al coito, ¿me entienden?).Aunque no todos los autoreshan conseguidoencont¡ar esta relación entre orgasmoy prematuridad110. Otra de las cuestionesque han preocupado del embarazoesla influencia que pueda tener sobre la libido femenina:sobre sus deseossexuales.Y no hay nada másincierto que los resultadosobtenidos al respecto por los diferentes investigadores.Para algunos no existen cambios; otros aseguranencontrar un descensopaulatino del deseo; otros solo encuentranmodificacionesen el tercer trimestre; hay quien comunica que sube en unos trimestres ybaja en otros, sin ponerse de acuerdo en cuáIes...,etc.l11.No vamos a entraren esteterreno porque no hay un cuerpo de conocimientostan sólido como para dibujar un perfil medianamentesegurode ello. Pero una cosa son los deseossexualesy oúa la cópula. Se puede abandonarla púctica del coito y no por eso dejar de sentirsesexualmente excitadasy con ganasde mantener relacionessexuales,Algunos autoresno han tenido en cuenta tal disociacióny ese descuidoha ensombrecidolos resultadosde susinvestigaciones. Si nos atenemosala cópula,existendiferenciasentre 1oque comunican las mujeressobre sí mismas<<dememorio> al preguntadestras el parto sobre su actividad sexual cuando estaban embaruzadas,y lo que se encuentracuando se les hace un seguimientodurante todo el embarazo. Los datos recogidos de esta última manera son más fiables porque no introducen erroresdebidos a la memoria selectiva. Cuando las mujeres evocan recuerdos tras el parto, una de cada res dice que mantuvo relacionessexuales(cópula) hasta el sexto mes del embarazo.Y las otras dos dicen que practicaron el coito hasta el final ol7. Pero el seguimiento de la mujer embaruzadamuestra que las cosas no son de la manera que ellas parecen recordar. Lo que se observarealmente es que la frecuenciade sus cópulas disminuye de forma progresiva, mientras aumentan en paralelo otro tipo de actividadessexuales no vaginalescomo la masturbaciónmutua o el sexo oral. Además de eso, y en lo que a estelibro interesa,la mujer preñada también incre- 294 menta gradualmente su actividad autoerótica a medida que avanzael embarizúr2)D. Así,al comparar la frecuencia de la masturbaciónde las gestantesantesy durante el embaruzo,se encuentra que esta pfáctica sexual llega a duplicarseen el primer trimestre, a cuadruplicarseen el segundoy, por último, a multiplicarse por nueve en el tercer ffimestre2lt. Lo que significaque la masturbación reafizadapor una misma y paru ella se convierte progresivamente en la principal actividad sexual de la mujer duranteel embarazo. La enorme vascularizaciónque produce el embarazo en todo el cuerpo femenino incrementala sensibilidadde todas las zonaseróticas hasta el extremo de proporcionarles orgasmosmás intensos que en o6s. condicionesnormales Quizá por eso las mujeresrecuerdensus embarazoscomo sexualmentevigorosospese a las dificultades que puedan haber tenido con el coito. Porque lo cierto es que las posturasque suelen recomendarsepara la cópula durante la gestaciónno son las más orgásmicaspara la muje¡ como se señalómás arúba)n' EN LA MUJERANCIANA L¡ URSTUNBACIÓN La ancianidadsuponemayoresriesgospara padecerenfermedades que ponen en dificultades las reaccionesnormales del organismo durante la excitación sexual, así como la obtención de su respuestaorgásmica.La nzón es bien simple: cuanto más longevossomoshay más áportunidades para que incida en nuestfo cuerpo alguna enfermedad crónica más o menosincapacitante3la' Pero extraer de este hecho la conclusión de que la mujer anciana esráirremediablementecondenadaa la abolición de su apetito sexualy de su disfrute resulta una extrapolación tan excesivacomo efrónea. Porque también hay mujeresmayoresrazonablementesanaso que tienen padecimientosque no inciden en ningún aspectorelacionadocon la sexualidad.Y se sabeque ellas pueden disfrutar de estacon un placer semejanteal de su juventud. De hecho, al menos dos de cada tres de ellas (65 por 100) tienen deseossexualesespontáneosde los que gustan disfrutar y cuya tensión agradecen aliviar)t5. Se mantienensexualmenteactivasentre el fi y el61 por 100 de las aunque el interés sexual petmanezcavivo tanto mujeres anciana{15,r16, y coNotcróN rglvtrNrN¿ MASTURBACIóN 295 entre estas.comoentre las que han dejado de practicar el sexo en proporcionesmás elevadas(76y 65 por 100,respectivamente). Una corresponsal de Tavris y Sadd les esc¡ibía 1o siguiente: <<Tengosesentaaños, y se dice que nunca se es demasiado anciano p^ta goz r del sexo. Yo puedo afi¡marlo, pues en una ocasión le pregunté a mi abuela, entonces rondando los ochenra, que cuándo había dejado de gustarle. Ella me contestó: "Hija, tendrás que preguntárselo a (pág.90). alguienmás viejo que yo">>005 Las mujeresmayorestienen en su contra altasposibilidadesde enviudar a esasedades,lo que les hace difícil mantener relacionessexuales en aquellassociedadesdonde se ve con malos ojos que las viudas mayoresvuelvan a emparcjatse.En efecto: en nuestro medio estágeneralmente peor visto que una ancianase acuestecon un hombre que no es su marido a que se masturbe 317 . Quizá por esa ruzón las viudas se inclinan más por seguirmasturbándosea intentar encontrar otta parcja y ser puestasen entredicho por los demás;de estemodo se adaptan al modelo social que nos viene impuesto. Dickinson (citado por Beach y Ford 126)ha comprobado que esaforma de aliviar las tensionessexuales (masturbarse)es casiuniversalentre las viudas mayoresde cuarenta años. Otra corresponsal de Tavris y Sadd escribía lo siguiente: <<Soyuna viuda de sesenta y dos años, y salgo con un joven viudo de cincuenta y ffes. Hacemos el amor casi cada día y es algo fabuloso. Es solamente el segundo hombre con quien me acuesro, pe¡o nunca imaginé que pudiera ser así. Algunas amigaspiensan que soy una "vieja verde", pero mi hijo me dice: "Mamá, haz lo que rehaga más {eIiz" . Mi hija no puede imaginarme con alguien distinto de su padre. [PeroJ voy a seguir haciendo lo que (pág.89). quierar>oo- Otra razón importante por la que una mujer de edad no tiene relacionessexualesson los problemasmédicos que afectana algúnaspecto de su vida sexual o la de su pareja316,r18. Esos problemas médicos son los responsablesde las quejasmás comunesque suelenconsultarestas mujeres:sus dificultades para alcanzarel orgasmoy la escasalubricación vaginal116. Cuando ambos problemas se mantienen durante algún tiempo terminan por desmotivadasfrente al sexo compartido. Pese a todo, no por eso dejan de tener alguna actividad sexual.Las caricias 296 con la parcia más la masturbación son las prácticas sexualesque ocupan los primeros puestos entre las muieres mayores más saludables, quedando el coito relegadoa un tercer lugar3le. Un chico de dieciocho años comunica aLorena Berdún lo siguiente: <Increíble, pero cierto: he descubierto a mi abuela masturbándose. Ella no 1o sabe, pero me quedé helado. Ella es más o menos joven, pero nunca me imaginé que con su edad pudiera hacerlooo)2(pág.7 0\. El mismo problema se le plantea a la mujer mayor sanacuyo compañero estáenfermo y se sienteincapacitadopafa mantener algunaactividad sexual. Aquí nos encontramos,una vez más,con las dificultadesque ya se mencionaron antefiormentepala conocer la verdaderaextensión de la masturbaciónen la mujer mayor,empafejadao no. Las muieresque han crecido en un ambiente más conservador que el actual (sin que el presentesea como para tirar cohetesde alegría)tienden a sentifsemenos Quizá por inclinadas a reconocer que se masturban que sus nietas265. la mastura que refieren se preguntas eso suelen dejar sin respuestalas bación en mayof proporción que otrasr20.Eso permite sospecharque, masturbarsepfácticamenteuna de cada tres aunque solo <<confiesen>> (30 por 100) ancianasrls(incluyendo las sanasy las menos sanas),lo cierto es que, conociendo la verdadera extensión de la masturbación a edadesmás tempranas,y en ausenciade factores inhibidores de las sensacionessexualesen la mujer mayor, estetipo de actividad sexual puede alcanzara una pfoporción mucho más elevada de ellas. No olvidemos que algunosautoresencuentfan que la tasade masturbación se mantiene aproximadamente estable enffe las mujeres desde su juventud hasta la Luego si esta actividad estáuniversalmenteextendida enancianidad00a. tre las más jóvenesy entre las maduras,no hay nzón paff-que no suceda 1o mismo entre las ancianas;al menos entfe quienes catezcande problemas de salud que entorpezcanlas reaccionessexualesde su organismo' Alaluz de los resultadoscomentadosen estaslíneas,parece evidente que en la púctica todas las mujeres se masturban; al menos las que son orgásmicas.Y eso sucede en cualquier situación civil y a y cot ¡orctóN rrltrNrNa MASTURBACIóN 297 cualquier edad. Por lo que hemos podido comprobar hasta aquí, la masturbación acompaña a las mujeres desde antes de su propio nacimiento2aT hastala muerte. Solo los cadáveresno se masturban. Los resultadosde las diferentesinvestigacionesque he reflejadoen estaspáginas tienen un nexo común: contradicen de forma sistemática todo lo que tradicionalmentese creía saber sobre la masturbaciónfemenina. Esto puede generar no poca incertidumbre entre quienesnecesitan aferrarse a los viejos estereotipospara no sentirseinseguros. Despuésde todo, la adhesión ciegaa cualquier tópico ahorrano pocos esfuerzosreflexivos... Pero también nos engaña,pues crea una falsa ilusión de conocimiento que nos tranquiliza sin conducirnos a ninguna pafte. Yo creo que es más racional vivir en la incertidumbre que nos generan los conocimientos cambiantes,pero cada vez más firmes, proporcionados por la investigación,a tener la falsa seguridad aportada por los estereotipos.La incertidumbre nos permite avanze.f;los tópicos nos inmovilizan. De modo que, por mucho que esoslugares comuneshayan configurado el marco de referencia que presidió el desarrollo de la mayor parte de la gente,hemos de desalojarlosde nuestrasmentes alaluz de las evidenciaspata crecerrealmente. Cunnrn PARTE NATURALEZA 2 DE LA MASTURBACION r4 ¿ES NORMATO ANORMALMASTURBARSE? <<Lagenteno suelepercibir el senderopor el que t¡ansita.>> <<Qttizásiempre os habéis tomado la verdad como un insulto.> RosnnrFlsHrn, El caballerode la armaduraoxidada (Eds.Obelisco,Barcelona, y2l) 1994,págs.35 T\ lJefinir un determinado comportamiento como normal o anormal requiere mucho tacto y considerableprecaución, sin perder nunca de vista que cualquier noción que tengamosde ello carecede la rotundidad que solemospretender y siempre estarásometidaa revisión. Las conductashumanasno suelenser normaleso anormalespor sí mismas; dependen mucho de las circunstanciasque rodean su aparición, del momento histórico en el que emergen,del desarrollo personal biográfico de quien las ejecutay del contexto cultural en el que se desenvuelvenlas personas.Por eso resultatan difícil extraer conclusiones universalmente válidas sobre las conductas que son normales y anormales,con carácterpermanente. La sexualidad humana es un buen ejemplo de lo que acabo de decir. Conductas eróticas que antes se jrzgaban claramente desviadas hoy estáncatalogadasdentro de las actividadessexualesnormales.Una mujer que solicitasesexo oral a su marido a principios del siglo xx era tachada de pervertida. Hoy, sin embargo, se encuentra juicioso que un 302 hombre o una mujer apetezcaÍ ese tipo de contacto sexual y lo soliciten sin tapujos. El coito anal heterosexualera consideradouna actividad contra ftúturarn hasta no hace mucho tiempo. Pero en nuestros días se encuentra dentro del catálogo de las posibilidades que tiene una parejapara relacionarsesexualmente. Un cuchillo carecede connotacionespositivas o negativaspor sí mismo. Lo son las accionesacometidascon é1.Si lo empuñamos para comer lo consideraremossimplemente como el instrumento útil que es. Pero si 1o hacemos para atentar contra la vida de nuestro prójimo las cosascambian y entenderemosque se ha reaTizadouna mala acción con é1.Pero habrán advertido que el cuchillo sigue siendo el mismo objeto neutro. Lo malo o 1obueno han sido las accionesperpetradascon é1.El mismo acto de dar muerte a otro tiene un significado diferente cuando se hace para obtener un bien que este posee o para defender la propia vida. Por no habla¡ de la pena capital. De hecho hay quren piensa que el ser humano se configuró como tal cuando se transformó en un mono asesino y dispuso así de proteínas abundantespara alimentarse(en ocasiones,procedentesde otros sereshumanos). Nuestros primos los chimpancés se encuentran ahora muy al comienzo de ese momento evolutivo, pues también otganizan razias contra otros monos para comer su camer2r. Si ies seguimostratando como lo estamoshaciendo hasta ahora, probablemente nunca lleguen a completar el ciclo como hicimos los humanos. Precisamenteel ejemplo de coito anal heterosexualnos muestra con claridad la influencia que tiene la cultura en lo que consideramos normal y anormal aun dentro de contextos socialesmuy similares.Se correrá distinta suerte si alguien le sorprende a una practicándolo en la intimidad del dormitorio, con su marido legal, en un estadode Estados Unidos o en otro. En aquellos donde el coito anal es ilegal, lo practique quien lo practique, una será enjuiciada y castigadapor las leyes.En los que no existe tal legislación,si acaso,será objeto de una muda rechifla por parte de quien la haya sorprendido en un acto tan íntimo, pero nada más. La masturbación femenina no podía escaparde estasambigüedades. El problema que tenemosa la hora de determinar si esta práctica es normal o anormal ocurre porque se ha contemplado tradicionalmente bajo tres perspectivasdistintas (ética,estéticay empírica), cada una de las cualestiene suspropios criterios de reflexión, así como puntos de partida y objetivosdiferentes. No habría nada malo en contemplar la masturbación femenina bajo diferentesprismassi cada uno de ellos se mantuviera en sus pro- ¿ESNORMALO ANORMALMASTURBARSE? 303 pios límites para llegar a sus propias conclusiones,fueran o no coincidentes.Sin embargo, eso es precisamentelo que no ha sucedido.Los razonamientos realizados sobre la nafuraleza de la masturbación han mezcladolos criterios de unas líneasde pensamientocon otras, alcanzando así deducciones no ya dispares entte sí, sino completamente confusas. Y ahí estamos. RAzoNEsÉrIc¡s Los animalesvivos -lo que incluye a los sereshumanos- regulan las conductasdel grupo al que pertenecensobre la base de unos códigos de referencia elaborados pan facllitar la convivencia. Tales pautas éticas o morales (normas), que indican lo que está bien y mal hecho, difieren de unos grupos a otros en función de las necesidadesde cada uno de ellos, encontrándose muy condicionadas por el hábitat y por la cultura. Son precisamenteesasnecesidadescondicionanteslas que preestablecen las conductas a seguir y los códigos que las regulan. Es muy probable que los temores realesa la riquinosis y a la cisticercosisdeterminaran la prohibición ancestralde comer cerdo que aún conservan algunospueblos. Desperdiciarel aguano tiene la misma trascendencia en un país recorrido por caudalososríos que en el desierto.Por poner solo algún ejemplo. Y códigos éticos existeny han existido en cualquier tipo de organizaciónsocial,simple o compleja,incluyendo las asociacionesdelictivas y las llamadas tribus urbanas. Incluso nuestros primos los chimpancéstienen hábitos socialesdiferentesde unos grupos a otros que se encuentrancondicionadospor la cultura de cada tribu y se transmiten de unas generacionesa ottas322. En lo que se refiere a la masturbación,tampoco se encuentraun código ético común a todo el género humano que pueda considerarse como una especiede moral espontánea,natural, universal y genetalizable. Existen pueblos que tienen una valoraciónnegativade tal práctica; otros la fomentan como algo positivo para el individuo; y, finalmente, . hay grupos socialesa los que les resultaindiferente244)''321)2t )04 Dentro de las mismas sociedades,las valoracioneséticas sobre la masturbaciónhan cambiado en el transcursode la historia bajo la influencia de variablesculturales.En la China imperial, la masturbación no solo er.avaloradanegativamente,sino perseguidade un modo activo. Los ciudadanoseran estimuladospara delatar a quienes sorprendían masturbándose.Esa actitud inflexible seha mantenido durante siglos hasta los recientescambios socialessurgidos en los años ochenta del siglo XX. Ahora existe en esepaís una valoración menos negativay la masturbaciónse percibe con mayor toleranciaque antes126. En la sociedadoccidental,que es desdela que escribo estelibro y conozco mejor (también la que me condiciona más), ha sucedido otro tanto a lo largo de su historia. El código ético sobre la masturbación que más ha influido en Occidente ha sido el elaborado por la filosofía religiosa de origen judeocristiano. Y aunque se encuentran algunas diferenciasentre las diversas líneas de este tipo de pensamiento,la valoración general que hace ese código de la masturbación es negativa.Para los judeocristianos,mastury se considera,por lo tanto, algoanormal. barse es intrínsecamentez¡r¿alo Judíos y cristianos parten de un tronco ético común en muchos aspectospese a las evidentes diferencias. En lo que se refiere a la ideología relacionada con la masturbación, la base de partida es la tradíción recogida por escrito durante el siglo rx antes de Cristo en el Pentateuco. Dicha recopilación contiene los relatos del Génesisy del Éxo/o en los que se reflejan los <<mandatos>> directos del Altísimo sob¡e los que se han basado posteriormente los teólogos para enunciar su doct¡ina sobre el autoerotismo. Pero existe un cuerpo de docuina religiosa más antiguo aún donde puede leerse alguna referencia negativa a la masturbación. Me refiero a El Libro de los Muertos egipcio. Se trata de una voluminosa guía mágica rcdactada para que el alma supiera ganarseel favor de los dioses cuando se enfrentase a ellos. Fue compilada aproximadamente en el año 1600 antes de Cristo, refundiendo textos redactados previamente en los años 2000 y 2400 antes de Cristo. En la Confesión negativa II (papiro Nebseni) del capítulo CXXV puede leerse una relación de faltas no cometidas que el alma debía ¡eferir a la divinidad para convencerla de su integridad. Es un amplio y muy antiguo precedente del más conocido Decálogo mo¡al aribuido a Moisés. La negligencia número 20 reza así'.<¡Oh tú, Espíritu, que te manifiestas en el templo de Amsú y que miras con cuidado las ofrendas que te llevanl Sabe:que no he cesadojamás,en la soledad, de ser casto>>r"(pág.169). Ser castosen la soledad parece una clara referenciaa la masturbación. Y de su alusión como una falta a evitar, junto a menti¡ o robar un puñado de trigo al vecino, se deduce que los egipcios consideraban el autoerotismo algo que los dioses podían considerar en el débito del alma. IES NORMAL O ANORMAL MASTURBARSE? )45 Parece, pues, una referencia, muy antigua (4.400 años) de las fuerzas éticas contarias a la masturbación. Probablemente las mismas que nos han llegado a nosotros dadas las influencias que los egipcios tuvieron sobre los hebreos, y estos,sobre el cristianismo. Entre los representantesmás intransigentesde estepunto de vista se encuentran los católicos (aunque no son los únicos). La parte reflexiva de esta religión es muy amplia y está muy dispersa,con líneas de pensamiento que estánlejos de la uniformidad; sin embargo, se encuentran fuertemente condicionadaspor los celadoresde la pureza de las ideas (la actual Congregación palz la Doctrina de la Fe y antiguo Santo Oficio o Inquisición). Estos últimos estánfuertemente jerarquizados,con el Obispo de Roma (el Papa) literal y férreamenteal mando desdeque en el siglo xx se hizo proclamar <infalible> en materia de fe y de costumbres". Como ya he adelantado,y los lectores occidentalessabenbien, el eclesiásticoseñalaque la código ético desarrolladopor ese <<mando>> masturbaciónes una ptáctica <.mala>por sí misma; un hábito <<anormaL>.Utilizando sus propias palabras:<damasturbaciónes un acto in(2)52)b. trínsecay gravementedesordenado>> Y entiende que es así porque <<eluso deliberado de la facultad sexual fuera de las relaciones conyugalesnormales [sic] contradice a su finalidad [...] la relación sexual requerida por el orden moral lesl aquella relación que rcaliza el sentido íntegro de la mutua entrega y de (2352)'. la procreacíónhumana en el contexto de un amor verdadero>> Parala religión católicaromana <.elplacer sexuales moralmentedesordenado cuando es buscado por sí mismo, separadode las finalídades (2351)¿. de procreacióny de unión>> " Sucedió en el Concilio Vaticano I (1869-1870), siendo papa Giovanni Maria Mastai-Ferretti con el nombre de Pío IX, coincidiendo l'iteralmente en el tiempo con la pérdida de los Estadospontificios; es decir, del poder temporal del Papa;de su estatus regio. También coincidió con el auge del liberalismo que iba en contra del pensamiento monolítico imperante en aquel momento y que encabezabala Iglesia católica. De hecho, fue el mismo papa Pío IX quien condenó expresamente a eseliberalisno que le disputaba la hegemonía, o más bien la exclusiva, intelectual. b Catecismode la Iglesia católica (9.' ed.). Asociación de Editores del Catecismo, Bilbao, 1999. ' Ibídem. d Ibídem. 306 Lajerarquiaeclesiástica reconoce por un lado la capacidad que tiene el ser humano para obrar en concienciaaunque esté sometido a error (1749, 1777,1778, 1779, 1790)': <<tieneel derecho de actuar en conciencia y en libertad a fin de tomar personalmente las decisiones morales. No debe ser obligado a actuar contra su conciencia. Ni se le debe impedir que actúe según su conciencia, sobre todo en materia religiosa> (I782)f . Pese a ello le t¡ata como a un ser infantil e intenta restarle esa libertad al imponerle un orden moral preestablecido (que muchos juzgamos erróneo, con el agravante de que quienes aplican esasdisposiciones se resisten a admitir de facto que puedan equivocarse).Ellos entienden que <[a libertad humana] parullegar a su madurez, [...] necesitadejarseeducar previamentepor la ley mo¡al>>(2526)c.Y la ley moral es para ellos ni más ni menos que la ley natural, la que dimana int¡ínsecamente del orden de las cosas como reflejo del orden divino (su interpretación de este como veremos), <La ley natural expresa el sentido moral original [...] está inscrita y grabadaen el alma de todos l1954hl [...] es universalen sus preceptos LI956tl [...] es inmutable" (tllS¡ ;, y <<[...]estáexpuesta,en susprincipalespreceptos,en el Decálogo>(1955)k. La religión católicano solo se empeña en elevar alacategona de voluntad divina algunos de sus errores (los cualestarda siglos en reconocer: recuerden a Galileo), qino que modifica a su antojo ese catálogo que cita para acomodarlo a sus intenciones. Empezando por esto último, el decálogo al que hace referenciael párrafo 1955 deI Catecismode la Iglesia católica como síntesis de esatnoral original indrca en su título sexto <<nocometerás adulterio> (Ex 20, 14,yDt 5, 18). Pero el contenido de dicho precepro fue modificado durante I9)3 , en su formulación catequéticadirigida por el cardenal Gasparri para consumo y adoct¡inamiento popular a: <<nocometerásactos impuros>>l(pág.552). Y no hay dudas. En este contexto, la voz <<purezo>se refiere explícitamente a la masturbación. Saulo de Tarso (san Pablo) ya la utlizaba con ese significado cuando recomiendatanto a hombres como a mujeresque se casenpara remediar la concupiscencia (<mejor es casa¡seque abrasarse>> [1 Co 7, 9J) y corregir también la masturbación: <<[recomienda el celibato,pero...] No obstante, pot razón de la impureza,rengan cadahombre su mujer, y cadamuier su marido>>(l Co7,2). Tomás de Aquino, uno de los <<docto¡es>> o sabios guías de la Iglesia católica, incluye la masturbación, la impureza o la molicie (utiliza las res palabras como sinónimos) entre los pecados etiquetados como uicium contra naturam^. ' Catecisnto de la lglesia católica, ob. cit. I Ibídem. e lbídem. h lbídem. i Ibídem. i lbídem. k lbídem. I lbídem. ^ Summa Theologiae,II'-[". Cuestión 154, artículo lI.lSuma güe), Editorial Católica, Madrid, 1954.1 Teológica(ed. bilin- ¿ESNORMAL O ANORMAL MASTURBARSE? 307 Así, ampliando la base conceptual del sexto mandamíento original, la masturbación, una práctíca que no estaba condenada explícitamente en la Biblia -ni existen referencias de que Jesúsde Nazaret la condenasetampoco-, qtedó artificialmente íncluida en ese código de conducta que sirve como referencia de la moral original. En este sentido, tanto el iudaísmo como el cristianismo siguieron sendasparecidas, cada uno por su lado. Partiendo del mismo texto no condenatoriode la Biblia, los sabios maestros de cada una de esasreligiones, fepresentantesde la correspondiente Tradición y con una gran influencia en sus respectivas confesiones (Ios Santos Padres de la Iglesia para el gistianismo, el Talmud y eI Zóhar pafa el judaísmo), desarrollaron por su cuenta actitudes negativasfrente a la masturbación que fueron las que realmente calarondespuésen la población. Un error más de la relígión católíca ----€ntre o¡os- está en despreciar al ser humano como individuo y considerar su sexualidad particular aienaa sí mismo, a su desarrollo afmonioso y a su pfopio bienestar. Solo válida en la medida que se exprese junto a otfo en las uniones consagradasentre hombre y mujer, cuyos objetivos sean la procreación y, como concesión paulina, remedio para lá concupiscencia. Por cierto, este código ético contemplala concupiscenciacomo inductora de pecado (19$ , 1.869,2515') y, por lo tanto, algo malo. Por eso afirma que ..el placer sexual es moralmente desordenado cuando es buscado por sí mismo, separado de las finalidase destacael des de procreacióny de unión>>(D5I).En esaconiunción copulativa<<y>> effor. Porque no dicen <<...de procreación o de unión>>,sino ambas cosasa Iavez. Ignorando los beneficios que el placer sexual puede ejercer sobre cada persona cuando ejercita libremente y según su conciencia personal rz sexualidad; la que, en cualquier caso,el Eterno le ha concedido,no los otros sereshumanos.Pues de las verdaderasintenciones del Altísimo ningún hombre o mujer sabe nada, aunque se cfean inspirados por Él -is*o. Lo que se encuentra en el origen del rechazo de la masturbación que tiene la religión católica, entre otras de raigambre igualmente judeocristiana,es que ocasionaun derrameimproductivo de semen,y es una actividad sexual individual rcalizadapor la propia persona sin el concursodel otro, En tal conceptosubyace,asimismo-y con frecuencia se indica expresamente- el temor a que masturbarsealeje a las personasde la necesidadde copular (y reproducirse). Por es^ razón etiquetasu práctica con el adjetivovalorativo de egoísta' La asociaciónsexo-reproducciónse basa en el mandato que los redactoresde la y multiplicaos> (Gn 1,28), que suele enBiblia amibuyen al Todopoderoso: <<cteced tenderse como una disposición pafa que cualquier actividad sexual se dirija siempre " Catecismo de la lglesia católica, ob. cit' 308 hacialaprocreación, aunque no se especifique nada al respecto en el mencionado texto. Si la Biblia condenaruIa actividad sexual improductiva, resulta raro que no se encuentre una referencia expresa a esta; tampoco corrige el de¡ramamiento inútil del semen (origen del rechazo hacia la masturbación). La historia de onán no refleia nada de eso, como ya señaléal principio de este libro. En el caso de este personaje,lo que se castigó no fue que practicara el coito interrumpido o ruarcbaatrós, <<fse)derramase en tierro (Gn 18,9), sino su codiciaore(pág.)4). Y tampoco se encuadraen esremarco de referencia condenatoria la declaración de impureza que hace la Biblia de la espermatorrea (Lv 15, 2-ú) , una enfermedad por la que el semen se emite involuntariamente de forma más o menos permanente; las polucíones nocturnas (Lv 15, 16-17), una emisión involuntaria del semen durante el sueño, o cualquier derrame seminal producido inesperadámentecuando un hombre y una mujer yacen iuntos (Lv 15, 18). Ese texto considera inmundo cualquier efluvio corporal humano; y sitúa los derames seminales mencionados en el mismo rango de impureza que la menstruación, por ejemplo. Pero no menciona nunca las emisiones voluntarias de semen provocadas por el propio sujeto sin oüos fines que los puramente recreativos. Así pues, no se encuentra una condena expresa de la masturbación ni en elGénesis, ni en el Decálogo atribuido a Moisés. Lo que debería hacernos reflexionar, ya que, cG nociendo como conocemos la intransigencia de los ¡edactores de ese libro, no habrían dudado en condenaria de la forma más taxativa posible si hubieran deseadohacerlo. Que el origen de la condena a la masturb¿ción esté en el derrame improductivo del semen (no aplicable a la mujer), rampoco puede extrañar demasiado,Despuésde todo, Ios redactores de esos escritos y los teólogos que después se inspiraron en ellos fueron varones en su mayoía; y la mujer ocupaba un lugar escasamenterelevante en aquella cuitu¡a (y la que le siguió) como para tenerla en cuenra. En lo que no cayeron tales redactores, ni la jerarquía de las respectivasreligiones que les siguieron, fue en que al establecer esa asociación exclusiva sexo-reproducción reducían la sexualidad humana a un acto meramente instintivo y animal, por muchas racionalizaciones filosóficas que desarrollen para justificar su postura. No tienen en cuenta los aspectospsicológicos y emocionales del individuo ni de la pareja. Ni los recientes hallazgos sobre la sexualidad como elemento lúdico entre los animales que más se nos parecen:los chimpancés. Pero ese es tema que se desarrolla en otra parte de este mismo libro. El carácterde acto inservible parzla especieque se daba originalmente al autoerotismofue lo que hizo que el cristianismoy otros antes que él persiguieranla masturbaciónmasculina con mayor ahínco que la femenina, durante siglos.Desde el punto de vista reproductivo, los hombres desperdician su semen en cada acto autoerótico, mientras que las mujeres no. Ni siquiera se creía necesarioel orgasmo de estas palala fecundación (hoy se afirma lo contrario0l8).Por eso la mastur- ¿ESNOR ,{AL O ANORMAL MASTURBARSE? )09 bación se consideró siempre una falta menor entre ellas, castigándose con mayor benevolenciaque la masculina.Algunos confesoresltegaron a justificar que la mujer recurriesea aquella durante el coito para lograr unirse a su marido con placer, o en ausenciadel esposo,siempre que fuera pensandocon amor en é1.Hay que añadir,no obstante,que la más alta lerarquía católicasiempre condenó severamentea los confesoresque semosúaban tan tolerantescon el génerofemeninor2s. Pesea todo,la indulgenciade los confesoreshaciala masturbación femenina duró muchas centuriasy se mantuvo activa hastabien entrado el siglo xx03e(pág.245), cuandose hizo mayor hincapié en el acto placenteroindividual y se le etiquetó de egoístapor utilizarseen lugar del coito. El temor a que una muier habituada a la masturbación se alejasedel hombre y no mantuvierarelacionessexualescon é1,abandonando así las posibilidades procreadoras de su placer sexual, fue lo que hizo que finalmente se la igualarz en lo poco que se le beneficiaba respectoal hombre. Desde estepunto de vista ético, masturbarseestámal; no se considera normal porque va en contra de una cierta idea de lo que es el orden natural de las cosas. RezoNEs ESTÉTICAS La estéticahace referenciaa la apariencia,al aspectoque se presenta a los demás. Es un concepto íntimamente ligado al de belleza. Y aquí entendemospor bello no solo a lo que se relaciona con el aspecto físico de las cosas,sino también al ajuste equilibrado y armonioso que estastienen entre sí. También pueden ser estéticas,bellas o armoniosasnuestrasactitudes, comportamientos,ideas, giros lingüísticos, etc.,en la medida que los consideramosajustadosa unos patrones ya definidos como estéticos,ordenadoso, simplemente,adecuados. Pero no hay nada más emático y evanescentecomo la consideración de lo que es estético y de lo que no lo es. El estudio de las civilizacíonesha permitido comprobar que no existe un concepto de lo bello Incluso que sea aceptado universalmentepor todos los pueblos212. dentro de una misma cultura, un elementopuede considerarseestético en un sexo, por ejemplo, pero no en el otror2e.Y tales criterios tam- 310 bién pueden sufrir modificaciones con el paso del tiempo, lo que significa que las personascambiarán sus actitudes y sus comportamientos para ajustatsea los nuevos patrones de belleza. Todos nos encontramosinmersosen el mismo entorno conceptual de lo estético,de lo que consideramosque tiene buena apariencia, aunque nos afecte de distinta manera.Depende del grupo con el que nos sintamosidendficados.La influencia que ejercensobre nuestrasvidas los valoresestéticosson, a veces,tan sutilesque no los advertimos. Pero los hay tan evidentes que resulta difícil sustraersea la claridad de su presencia. Las mujeresparecenestar especialmenteexpuestasa la mediación social que difunde los distintos valores estéticosque se encuentranen boga en cadamomento histórico. Es una afirmación excesiva.Los hombres también tienen sus condicionamrentos estéticos; solo que, quizá, pot ser menos evidentes o, probablemente, porque les prestamos menos atención, parecen no existir. Los publicistas saben mucho de esto. Tendemosa pensar que la preocupaciónestéticade las mujereses <<naturab>; que les es propio percibir con mayor sensibilidadlo <¡ueresulta bello, correcto o lo que simplemente<<está bien> y se considera adaptativo.El aspectoque una presentaa los demás,y flo solo en el terreno físico, es de vital importancia en la forma femenina de estaren el mundo (aunque,repito, no es enteramentecierto: los hombres también tienen sus preocupacionesal respectocon patrones de referencia diferentes). Se han dado toda clasede explicacionespara esta actirud femenina. Una señala que eso se debe a que la mujer tiene un carácter más sensible,exquisito, voluble e influenciabler30.Y también hay otra que indica que ese comportamiento es fruto exclusivo del tipo de socialización que ¡ecibe desdesu infancia; la mujer, durante siglos,ha sido valorada más por lo que parece que por lo que realmenrees y condicionada a comportarse según esasreglas2632a. Hoy nadie pone en duda que las influenciassocialesejercenun papel importante en la forma de ejercer como mujer y como hombre. Pero también sabemosque existen condicionantesbiológicos proporcionadospor el género al que cada cual perteneceque modelan los ti- ¿ESNORMAL O ANORMAL MASTURBARSE? )11 pos de carácterque hemos aprendido a diferenciar como <<masculino>> Por ejemplo, el desarrollo diferenciado de distintas y <<femenino>>. áreascerebralesen uno u otro sexo hacen que cada género tenga un o que sean más sensiblesa modo distinto de afrontar las tareas010'011, un tipo de estímulosque otros (visuoespacialen el hombre, audioverbal en la mujer)tot'r07. Pero a mi juicio existen otros componentesatóuicos,solo parcialmente moldeables,que ejercensu función en la preocupación.<porel qué dirán> que parecedistinguir al génerofemenino (dicho seacon las debidas precauciones).Se trata de un comportamiento heredado de generaciónen generacióndesdela época más lejana de la humanidad' Un comportamientoprocedentede nuestraetapaprehomínidaque aún semantienevivo semiocultobajo la espesacapade siglosde cultura. Para entenderlo basta fiiarnos en nuestrosparienteszoológicos más próximos; los que más se nos parecen:los chimpancésbonobos. Con quienes en algún momento de la historia evolutiva compartimos un sistemacultural similar porque éramoshijos de los mismos padres' La sociedad bonobo parece nuclearse en torno a un círculo de hembrasdominantesque mantienensusvínculosintefactuandode forma permanente entre sí mediante la desparasitaciónritual y el intercambio de refuerzossexualespositivos por medio del tribadismo (frotamiento de unos genitalescon otros). Cuando les conviene,saben manejaradecuadamentela agresividadde los machosdominantes. Se ha observadoalgo muy interesanteentre estoschimpancés'Los machossuelendesarrollartoda su vida dentro del grupo que les ha visto nacer,mientras que las hembrastienden a emigrar a otro clan, probablemente para reducir el riesgo de acoplarsecon un macho reproductor que bien podría ser su padre. De hecho, un buen número de las hembras bonobos se moviliza hacia otros grupos diferentes al suyo para reproducirse.Pero eso no se hace de cualquier manera:exige un complicado proceso de adaptación de la recién llegada a las costumbres del grupo receptor (ya se ha comentado en otra parte que los diversos grupos de chimpancés tienen modelos de comportamiento distintos entfe sí; conductasque obedecena verdaderasculturas diferenciadas)22).Perolas jóveneshembras bonobos no se adaptan de cualquier manera; siguen una estrategiaespecíficapara obtener antes que nada el beneplácito del círculo de hembras dominantes del grupo 312 adoptivo. Y para conseguirlo se dedican a acicálarlasy a prestarles los serviciossexualesmencionadosmás atrás;los mismos que estasemplean entre sí para mantener la amistad.Solo cuando las hembras dominantes del nuevo grupo aceptana la recién llegada,se le permite tener accesoal círculo de los machosreproductores182. Esa <<excesiva necesidadde gustarrrot,(pág.31,5)áe la que se quejan algunasmujeres de nuesffos días tiene, según creo, este origen atáaico oculto bajo una espesay civilizada capa de racionalizacionesque intentan darle otro tipo de justificacionesestéticamentemtís nobles. Por eso quizá¿lamujer de hoy se siente (y está)más influida de lo que le gustaríapor la moda, por los usos y costumbresque se consideran <<adecuados>>, <<correctosr> o <<bienvistos>> en su grupo de referencia. Algo que se evidenciaincluso en la forma de hablar y seleccionarlas palabras; de modo que su tendencia es no permitirse modismos que esténfuera de lugar o resultenmalsonantes,y seleccionaránsolo aquellos que estén socialmenteprestigiadosen el entorno donde se desenvuelven 02ó.Por eso no se atreven a utllizat en público voces como <<masturbacióru>, <<pajo>, <<chaqueto>, <<puñeta>>, <<frotarse>>, etc. Estéticamenteno está bien visto, y por eso no es bueno o resultaindiscreto hablar de ello. Una mujer ha escrito lo siguiente: <<Tanrosaños para conseguir la igualdad de derechos con los homb¡es y una libertad personal, para acabar(nosotas solitas) depri miéndonos porque no tenemos un trasero de anuncio o una mirada de terciopelo>>re \páe.31). Y en la misma línea lo han hecho, algo desoladas, las escritoras Joana Bonet y Anna Caballé:<Es posible que la mujer de hoy, la tercera mujer, como la ha llamado Lipovetsky, sea un cruce de tradición y modernidad. Es decir, que, junto a su contundente incorporación a la esfera profesional, mantenga todavía muy vivos lazos de dependencia a una educación (familiar, escolar, social) en la que solo cuenta el triunfo en la esferaprivada: el amor de un hombre, de unos hiios... Lo demásse ve enronces como un subterfugio, aplazamíentoo franca incapacidad para lograr el objetivo prima¡io: casarsey formar una familia. De ahí que los mitos que taladran el imaginario femenino no sean los de Marie Curie, Simone \X/eil o Virginia \üoolf, sino los de Isabel Preysler, Tita cervera o Diana de Gales, enca¡nacionesde un ideal inequívoca y tradicionalmente femenino>>rs (pág. 59). Ellas perteneceránal grupo en la medida que guarden las apariencias de quienes lo configuran; solo si exhiben los rasgosque la comuni- ¿ESNORMALO ANORMALMASTURBARSE? )IJ dad reconoce como propios. En caso contrario, surge el temor al rechazo, muy emaizado en el género femenino. Se trata de una necesidadde adaptación que es común entre los hombres y las mujeres aunque tenga exigenciasdiferentes;1o que no quiere decir que unas seanmás fáciles de soportar que las otras. En ambos casos,han de adaptarseal mundo que controlan los adultos: sus madres y los hombres. Ambos deben adoptar el papel que se les ha asignado;pero ellas,si quieren satisfacersu necesidadde reproducirse, deberán mostrar un aspectofísico, una conducta y actitudes que les permitan tener accesoa los chicos. Ellas han de atraerlos pan formar un grupo familiar satisfactorio, patalo que deben cumplir el papel que susmadres,sussuegrasy los jóvenesdisponiblesparecenexigir de ellas. La cuestiónestéticaes vital para las mujeresy palz la especiehumana. En sociedadescomplejascomo la nuestra ese aspectoestético es polimorfo. Repito que no me estoy refiriendo exclusivamentea la belfeza fisica. Una de las facetasque configuran el aspecto estético que se muestra a los demás está directamenterelacionadocon la sexualidad. de cara a los otros para Una debe tener una vida sexual <<adecuado> ser aceptada.Por eso,respectoal sexo en generaly la masturbaciónen particular,la mujer sientela necesidadde mostrarsemás como le dicen que debe hacerlo que como realmentees. Así será aceptada,primero, por las otras mujeres adultas (madres y potencialessuegras);por los hombres (susposiblesparejas),después. Las mujeres se sentirán movilizadaspara hablar de la masturbación cuando el entorno social modifique su actitud frente a esta.Pero no nos engañemos,la sociedadno es un ente abstracto que sobrevuelanuestras cabezas;la formamos todos: usted y yo. Y somos nosotros, individualmente, quienestenemos que inducir esoscambios.Por lo tanto, debe partir de nosotros la instigación del cambio social que pretendemos.Ya se ha hecho con otras cosas(se logró el voto para la mujer con la sociedad lmasculina] en contra), ¿por qué no habría de sucederlo mismo con la masturbación femenina? Se trata de encontrar wa razón para producir el cambio. Y esarazón solo surgirá cuando nos convenzamosde que hablar con naturalidad del autoerotismo femenino reporta más ventajas que las alcanzadascon el silencio. Más adelantese sugerirán cuálespod¡ían ser talesmotivos' La masturbacióncontiene algunoscomponentesestéticosque juegan un papel preferenteen las dificultades que tienen las mujerespara admitir que la practican. )14 Una de las imágenesde sí misma que toda mujer deseaconsen.vaÍ a toda costa es la de lalimpieza. En muchas culturas, y la nuestrano se escapaa ello, llamar <<sucia>> o <<guarra> a una mujer es un insulto demoledor. Más aún si ese elemento de limpieza se relaciona con los genitales. Toda mujer alberya el íntimo temor a que esros sean <<feos>>, <<sucios>> y <<malolientes>>. La escritora Barbara Probst Solomonñ señala que esos temores pueden detectarse incluso en las críticas lirerariasescritaspor mujeres.Señalaque ellas tienden a omitir comentar pasajesliterarios que muestren algún aspecto de tales aprensionesy desvían la atención centrándose en otros asuntos estéticamentemenos <<ofensivos>> para su sensibilidad. Da esta explicación a raíz de la ausencia de referencias femeninas a 7a anécdota de la mofeta que se encuentra en la novela de Philip Roth titulada El teatro de Sabbat h (Ediciones Nfagtata, Madrid, 1997). Supongo que los lectores habún visto más de una vez la publicidad que inunda cualquier canal de televisión.Un tipo de anuncio omnipresente es el relativo a artículos para la higiene íntima femenina. Habrán advertido que los publicistassiempre subrayanenre sus bondadesque le hacen sentirsea una <<limpia>r, <<fresca>> y, sobre todo, que <<neutralizan el olon>.Todos los espectadores,hasta los más cándidos, sabena qué se refierentalesanuncios. Dado que cuando una mujer se masturbasueletocar su zona genital, se han transferido los equivocadosatributos estéticosdel lugar de la acción (los genitales)a la actividad en sí misma. Por eso, al considerarse <<sucios>> los genitales,tocarlos, como se hace durante la masturbación, resulta (estéticamente)<<asqueroso>>; de modo que su manipulación también será mala, anormal, inconfesable,repugnante...:<<una cochinado>. Así, reconocer masturbarseresulta para muchas mujeres algo en exremo indiscreto y vergonzoso,pues significaríaadmitir una práctica anormal: hacer literalmente <<unaguarrería>>. Desmeionría mucho la imagen de limpieza que deben dar de can ú, exterior. Recuerdenque Seymour Fisher2laencontró en su investigaciónsobre el orgasmo femenino que las mujeresmás proclives a negar que se masturban alcanñ <<Elsexo, la edad y la novela americana>>, El País (suplemento <Babelio del )0-X 2000,pás.6). ¿ESNORMAL O ANORMAL MASTURBARSE? )5 zabanpuntuaciones más altas en los tests de orden, limpieza y pulcritud. Es decir, negabanmasturbarselas más inclinadasa relacionaresa ptácticacon nocionesde suciedade impureza. Existe otra característicaestética femenina, también de otigen atáuico, que contribuye a que muchas (y muchos) sigan entendiendo que la masturbaci6nno puedeser normal entre ellas.Cabe señalarque también está muy influida por los valores éticos referidos más arriba, lo que contribuye a su mayor anaigo entre la población' Tradicionalmente,lamujer ha sido y es considerz'daunadispensadora de cuidados (el hombre lo sería de alimentosy, actual e incomprensiblemente,también del placer sexual femenino). Siempreha cuidado bebés, ancianos,enfermos,esposos,la intendencia del hogal la economía doméstica, etc.26i.Por lo tanto, forma parte de su imagen pública ser portadora de los rasgos que posibilitan dicha actividad, como son: el altruismo, la generosidad,el ser dada a los demásy Ia ca' pacidad de servicio. Ya hemosvisto que desdeel punto de vista ético muchos considel:anlamasturbación como una actividad insolidaria con la especiehumana alimpedir la procreación.De ahí su calificaciónde egoísta:elude el trato con el otro y su expresión afectiva.Por esamisma razón, en el mundo de las apariencias,la masturbación femenina tampoco puede considerarsenormal. ¿Cómo va a practicat una actividad insolidaria, egocéntrica,desprovistade amor, una mujer que es solidaria por definición y tiene entre sus característicasesencialesla generosidad?¡Eso es propio de los hombres, tradicionalmente consideradossucios y egoístas;pero nunca de una mujer! Existen algunos mzonamientos, de origen aparentemente empírico, que también abonan las razonesestéticasque considerananormal la masturbaciónfemenina.Se trata de la idea, muy común, de considerar el autoefotismo propio de personasemocionalmenteinmaduras y aisladas.Por regla general,las mujeres se sienten en las antípodasde esa definición. Como escuchéa una pacientemía y he visto escrito en alguna parte que ahora no recuerdo: <<soymujer, y haga lo que haga estábien hecho>>o. " La creencia de que una es perfecta y no necesita hacer cambios porque lo que hace, dice o piensa es lo correcto está tan extendida entre el género femenino que ha )16 Es decir, las mujeres se sienten perfectas,maduras (en cualquier caso,más que los hombres; es una idea que flota en la calle y puede rastrearseen los foros femeninosde Internet), segurade sussentimientos y que solo busca la relación sexual en un contexto maduro y altruista de amor, No puede exffañ.ar,por lo tanto, que bajo semejante forma de ver las cosasno pueda concebirseque la masturbaciónsea cosa de mujeres.Lo convenientees creer que masturbarse<<nopuede ser>> normal entre ellas. Aun admitiendo que las mujerestienen deseossexualesque precisan satisfacer,existenquienesesgrimenotro tipo de argumentosestéticos para justificar que la masturbaciónes anormal entre las mujeres e impide que muchas de ellas reconozcansu práctica. se trata de ciertos atributos conferidos por error a la masturbación basándoseen otras suposicionesfiguradamenteempíricas. Puesto que el coito vaginal es la única relación <<verdadera>>,la masturbaciónseríaun mero sustituto para gente incapazde encontrar unapareja a quien querer y de quien recibir amor.Paragentesin atractivo, en suma.En el casoopuesto,si una se masturbapesea disponer del amante más a:ractivo y eficaz del planeta, eso significaría que es portadora de insaciablesnecesidadessexuales.Una ninfómana. en definitiva. ¿Quién se va a atrever a admitir masturbarseante perspectivastan poco atractivasde cata a los demás?(ser un adefesioo una ávida sexual patológica). Algunas psicoanalistast2han escrito que muchas mujeres aún mantienen muy arraigado el prototipo femenino convencional; ruzón por la que se sientenharto incómodasy molestascuando algo pretende mostradasa los demáscomo seresque tienen deseossexualesy necesidadde satisfacerlos. Estasmujeresno pueden reconocercomo normal la masturbación femenina porque las presenta como seres<.deseantes>>; muy lejos del aspectoque anhelanmantener de can a los demás.Ellas deseanmosobligado a algunas mujeres escritoraslúcidas a prevenir a sus lectoras sobre tan e¡ónea certidumbre0l2'034'78rJr1. Es obvio que no se plasmarían por escrito estasprevenciones si el fenómeno no existiera. Es, pues, algo bastante real. Visiren también los foros femen! nos de Internet para comprobar la existencia de estaactitud po¡ ustedesmismos. ¿ESNORMAL O ANORMAL MASTURBARSE? )17 trarse como personasque o no tienen pasioneso las dominan siempre, relacionándolasy justificándolascontinuamentecon el amor (véaseinfra). Masturbarse rcflejaría 1o contrario y, por lo tanto, lo consideran orderu>. una actividad anormal e inexistenteentre damas<<de Ya veremos más adelante que las mujeres que tienden a justificar la ausenciade acsuelen puntuar alto tividades sexuales de todo tipo porque <<nonecesitanesascosas>> en neuroticismorl0.Lo que muestra cuán peligroso es el modelo tradicional de mujer que se nos ha intentado imponer como normal y adecuadodurante siglos,por su tipología claramente disfuncional. En definitiva, hablamos de la vieja dualidad espíritu/cuerpo, qtre exige para ser madura, y psicológicamentesuperior,que el primero domeñe y venzaal segundors3.Paruesta corriente de pensamiento,muy extendida entre nosotros,solo el dominio de las pasionesen el marco del amor mostraríaesamadurez;y algunasdel génerofemenino necesitan aparentarlosobre todas las cosas,por muy lejos que se encuentre de su verdaderanaturalezasexual.Un colega del autor lo resume así: <flal abstenciónsexual es prueba de fortalezapsíquica>'a (pág.3a). Entre los valores estéticostambién se encuentralaviela idea de que la mujer solo se relacionasexualmentea través del amor. Es decir, debe sentirseenamoradade alguien para consentirsea sí misma mantener relacionessexualescon esapersona. Esta idea viene muy bien a quíenesintentan justificar que la masturbación <<noes cosade mujeres>o que es anormal entre ellas.El rala sexualidadfemeninaha zonamíentoes bien simple. Si para <<activar>> de ponerse en juego, antes de nada, el amoq la masturbación no es normal entre las mujeres,pues no hay amor (hacia el otro) en tal ocupación. Ni siquieraseríanormal que se masturbarapensandoen el objeto amoroso,puesto que no dejaúade estardándoseplacer a sí misma (en ocasionesse alude a la masturbaciónbajo las perífrasis<<amorpropio>>o <<sexoa solas>>), excluyendo al otro y convirtiéndolo en mera f.antasíaestimul ant e. Las ióvenes necesitan relacionarse con chicos y expresar sus pasiones a través del amor que estos les inspiran. Como la búsqueda de pareja estable es algo muy activo entre las chicas, y 1o frecuente es que las tengan desde temprana edad, se supone que entonces no precisan masturbarse, pues ya tienen con quien canaiizar su sexualidad. t18 Esta suposiLa que lo haga en talescondicionessería una inmadura, una .,anormal>>. ción se basa en la idea equivocada de que masturbación y relaciones sexualesson actividadesantónimas.Por eso se ha supuestoque emparejarsetempranamenteevitabalas tentaciones autoeróticas femeninas. Pero ya se ha visto que tal cosa no es cierta y que las mujeres emparejadasmantienen, pese a todo, su actividad masturbatoria. La mujer, a quien se consideraaltruista por naturaleza,y que precisa enamorarsepara tener sexo... ¡no puede masturbarselLas jóvenes deben presentarseante los demás como ávidas de amor, no de sexo. Y si muesran esto ultimo, siempredebe justificarsepor lo primero. Lo estéticoes que no busquen el sexo por y para sí mismas,masturbándose u obteniendo satisfaccióna través del otro, sino para complacer a eseotro en el marco del amor. Eso quiere decir, una vez más,que hastaque la joven primeriza no se enamore su sexualidadpermanecealetargada.Y, siguiendo esta línea argumental,tampoco se masturbaúa dadala ausenciadel elemento su deseoque es el amor. Talvez..., una vez iniesencialpara <<activaD> ciada en el sexo por su primera parcja, sienta la tentación de experimentar esassensacionespor sí misma. Pero para entoncesya enl.ratán en juego los demás elementoséticos y estéticosmencionadospara adoctrinarla en la idea de que masturbarse es malo y anormal en cualquier mujer <<buena>>. La creenciade que para masturbarseuna mujer debe haberseiniciado antes en el coito (por amor) está tan extendida que sigue reseñándosehoy en algunosmanualesde autoayuda,a los que se les supone una intención más esclarecedoraque mantenedora de mitos. Así, o bien se indica expresamenteque las chicas se inician en la masturbación tardíamente)tras disfrutar de su primer contacto sexual102 (pág, 162), o se justificala anorgasmiaen el primer coito porque muchaschicascarecende experienciaorgásmicaprevia al no masturbarse; lo contrario de lo que sucederíacon los chicos016(pág. I59). Una mujer de cincuentaañosle refirió al autor lo siguiente:<¡Uf!, ¿lavez que más lme he masturbado]? Pues tendría yo unos doce o trece años. Había en nuestra clase un chico que nos tenía "coladitas" a todas. Era alto, muy guapo y con una pinta de pí caro que no podía resistirse. Paseabayo con una amiga cuando nos lo encontramos inesperadamentepor la calIe.Nos saludamosy él me dijo algo así como "qué guapa estás" o "qué bonito pelo tienes", no lo recuerdo muy bien. Lo que sí recuerdo es que aquel comentario me dejó en éxtasis, emocionadísima... y mt y excitada, la verdad; no ¿ESNORMAL O ANORMAL MASTURBARSE? 319 pude dejar de pensar en é1durante toda la tarde. Me parecía flotar en el aire... Me pasé casi toda la noche masturbándomeuna vez tras otra hasta que me dormí, muy tarde... de lo excitada que me había dejado aquel comentario. No sé. Lo haría como veinte veces...Pensaba en el chico: que me sacabaa bailar, que charlábamos cogidos de la mano, que volvía a decirme gtrapay que le gustaba, que me besaba, que hacíamos el amor.,.Pero era todo como muy romántico. ¡Fue fantástico!>. Ya se ha visto en otra parte de estelibro la falacia que encierran tales argumentosy se han mostrado los datos que los contradicen:lo frecuente, lo normal, es que las chicas sientan las ptnzadas de Eros y se inicien en el sexo, mediante la masturbación,a edadesmuy tempranas aunque aún no hayan sentido los aguijonazode Cupido. Ambos dioses caminanpor separado,pesea quienesse empeñanen asemejarlos.Eso no quiere decir que en muchas ocasionesse cojan de la mano. Y que muchos deseenverlos preferiblementeunidos, más que cada uno por su ladoP. Nuestra sexualidad es individual, nos es propia. Cada una tiene sus propios niveles de tensión sexual,que varían en función de numerosasvariables,y que satisfacede la maneru más sencilla,individualmente, masturbándose,sin necesidad de que el amor esté presente. Otra cosa bien diferente es que, cuando llega su tiempo, tambíén se deseecompartirla propia sexualidadcon otro y se tienda a hacerlo en el marco de una relación emocionalestable.Pero ambascosasson tan compatiblese independientesentre sí que, como ya se ha visto, la ma yor parte de las mujeres continúa masturbándosepese a tener relaciones sexualessatisfactoriascon offo y estar enamoradas.Más aún: la p El origen de este dios es confuso. Unos lo hacen hijo del Kaos, junto al cielo (Urano) y laTielta (Rea); pero otros lo consideran hijo de Afrodita, que lo tendría con su padre Zeus, o con Hermes, o con el mismísimo dios guerrero, Marte; y otros decían que era hijo de Iris y el Viento Oeste'5 (tomo I, pág.68), Tal disparidad de orígenes permite sospechar que realmente sea una deidad sincrética, que asumió las características de otras divinidades semejantesanteriores. Los romanos 1o asimilaron con su dios Cupido. Actualmente se atribuye a este las característicasdel amor que, si bien no es ajeno a la pasión, se acercamás afa idea que tenemosdel enamoramien¡omás o menos platónico. Eros se ha mantenido siempre más asociadoa la pasión sexual.De hecho, erotismo viene de su nombre. Pero ambas deidades representan al Amor. He realizado el juego <.amor sexuaVamor espiritual> (Eros/Cupido) utilizando li bérrimamente parte de la leyenda de ambos dioses clásicos. 320 sexualidad nace y muere con nosotros, mientras que el amor del mismo modo que viene seva. La ingenuidad que ha permitido creer que no es normal que una chica se masturbe antes de su primer amor, porque relaciona el sexo con el afecto y no se permite lo primero hasta que llegaselo segundo, solo es comparablea la de quienescreíanque los chicosprepúberesno pueden experimentar orgasmos,simplemente,porque carecende capacidadeyaculadora. RezoNBs EMPÍRrcAS Un razonamientoempírico hace siemprereferenciaa aquellasideas o conocimientosque se obtienen en base a la observacióny la experiencia. Con ello, no solo se constatala presenciade un determinado fenómeno, sino que se alcanzaa entender su esenciay la razón de su existencia.Un ejemplo sencillo de este tipo es Ia cefteza alcanzadagracias a la observación comparativa de que el campo florece todas las primaveras, cuando los rayos del sol comienzan a calentatla tiena. De estemodo, acumulandoobservacionesy relacionándolasentre sí, se construye, paso a paso, el cuerpo de conocimientos científicos (Ciencia)que nos permite entendermejor al mundo que nos rodea y a nosotros mismos. Cuando transferimos esos conocimientos a hechos prácticos y los aplicamos para desarrollar insrumentos mediante la ciencia aplicada (Tecnología),elevamosun peldaño nuestro nivel de comodidad y mejoramosnuestrascondicionesde vida. Lamentablemente,este no ha sido el procedimiento que han seguido quienesse han hecho oír desdeel mundo científico parahablar o escribir acercade la masturbación.Y los que más elevaronlavoz (a casilos únicos que permitieron hablar) no se conformaron con afirmar solo que masturbarseera anormal, sino que añadieron, además,que era peligroso y enfermizo. Los médicos (ya me duele solo pensar en ello) y los psicólogos que escribieron en esostérminos ejercieron de correveidiles del cuerpo social contrario a taI actividad más que como no solo se vieron enturbiadaspor las científicos.Sus <<observaciones>> ideaséticasy estéticasimperantesen cada momento, sino que sus conclusiones,lejos de buscar explicar o esclarecerla verdad sobre la mas- O ANORMAL MASTURBARSE? ¿ESNOR-N/IAL 32r a los coturbación, 1o que persiguieron fue dar coarta¿a<<científica>> rrespondientesprejuiciosdel momento. Olvidaremos un poco la locura que nos invadió en el siglo xvru (mantenidahasta bien entrado el siglo )ü) por la que se consideró la masturbacióncausade innumerablesmales y se persiguió con un empeño inquisitorial digno de mejor causa,si es que alguna justifica ese tipo de acoso.Retomemosla situación cuando comenzarona hacerse observacionesmás o menos objetivasy a extraerseconclusionesa partir de ellas. Conviene no perder de vista que tales consideracionestomaban como punto de partida que la actividad sexualgenuinaera el coito vaginal practicado por personasadultaso, dicho de otra manera,sexualmente maduras(con capacidadreproductora). Cuando comenzóa observarseque la sexualidaddespertabaa edades muy tempranas,en las que las relacionessexualesestabanprohibise contempló con mayor benevolencia das, o al menos desaconsejadas, juventud que la infancia y la se masturbann. Eso permitía canalizarde una maneraeficazlos impulsos sexualesjuveniles.Así, la masturbación pasó a considerarseparte del desarrollohumano. Tendría no solo la finalidad mencionada,sino también la de conocery preparar el cuerpo y la mente de la persona paralas relacionessexualesmadurascon el otro. Por tal razón se consideró que la masturbación estabalimitada a las edadesmás juvenilesde la vida. Cuando las personasfueran madurando y comenzarana tener relacionessexualescon el otro, 1o normal sería que dejarun de masturbarse, una actividad definida como solitaria. Solo en casospatológicoslas personaspreferirían masturbarseteniendo la posibilidad de relacionarsesexualmentecon susparejas. Por otra parte, como se creía que el impulso sexual femenino era menor que el del hombre y se relacionabacon sus necesidadesde amor, se afirmó que lo lógico sería que sintieran menos impulsos para masturbarse, Como los lectores habrán tenido oportunidad de comprob ar, tal paradigmateórico sobre la masturbaciónera más un desiderátumbasado en creenciasy presuncionesque un conocimiento cimentado en la observación de la naturalezahumana. Y, sin embargo, hemos vivido durante años con las innumerables contradiccionesque encierra ese modelo sin apenaSpestañear. 322 Para que seamoscapacesde determinar la normalidad o la anormalidad de un fenómeno concreto hemos de observarlo. Y una vez que se ha determinado su frecuenciao srrrareza,su normalidad o anormalidad, seintenta establecerun marco hipotético,una idea,una teoríaque explique el fenómeno. Los marcos de referencia teóricos deben rcalizarse siempre de abajo arriba, desde los individuos haciala hipótesis que intenta explicar sus conductasy no al revés.No podemosbasarnuestros conceptosen lo que dicen figuras de autoridad, por muy respetablesque sean,si estasno sustentansusideassobrehechosdemostrables. Pese a la evidenciade que esta es la única manera sensatade actua4 aún se siguenmanteniendoideassustentadasen figuras de autoridad (ya seanpersonasconcretaso ideologíastransmitidaspor mitos de diverso origen) más que en los hallazgosexperimentales.Aún hoy se actúa de ese modo en muchas cosas;nos basamosmás cómodamente en lo que dicen nuestrosgurús o nuestrosmitos que en los datos obtenidos por la experiencia.Primero se elaborauna teoría y despuésse intenfa encajar a todos los sujetos en ella; quien no se ajuste a esa idea preconcebida será considerado anormal. Y se ha llegado a sostener que tal conducta es irregular aunque searlmayoría los individuos que no se ajustana esemarco teórico. En talescasos,lo sensatoes plantearse si la teoúa que hemos elaborado,que no explica lo que le sucedea la mayoúade las personas,es cierta o falsa. Es lo que ha sucedido, y todavíaocurre en algunoscontextos,con la masturbaciónfemenína.Pero no es eseel espíritu que anima estelibro y, por lo tanto, no voy a hacer caeta los lectoresen esoserrores. Permítanmeponerlesun ejemplo de esetipo de pensamientoirracional, basadoen algunasobservaciones,en otras equivocaciones,e influido por ideaspreconcebidasque, lejos de esclarecerel fenómeno,1o embrollan. Les expongo un texto relacionadocon la masturbaciónde la psicoterapeutay sexóloganorteamericanaHelen Singer Kaplan, muy conocida entre los profesionalesdel ramo: <<Encontrastecon los hombres, en donde la ausenciade masturbaciónen la adolescencia hace surgir la sospechade un trastorno psiquiátrico, las mujeres que nunca se han masturbado no tienen que ser por eso necesariamente patológicas.Aun así,la ausenciade masturbaciónes un dato frecuente en las biografíasde aquellasmujeresque más ta¡de acusandificultades (tomo I, págs. 164-165). paru el orgasmo>>220 ¿ESNORMAL O ANORMAL MASTURBARSE? 323 No sé si habrán detectado las contradicciones que encierran esas líneas.En primer lugar, consideranormal que los hombres se masturben, dada la frecuencia con la que se observa su práctica entre ellos. Por eso añadeque los anormalesson quienesno lo hacen; a los que atribuye alguna patología psiquiátrica que les impide el normal desarrollo de su sexualidad.Pero panlamujer aplica un criterio diferente. Pese a señalarque existen un buen número de mujeres que dicen no (tomo I, masturbarse,no por eso concluye que estasseananormales220 pág. 164).Kaplan vive en una sociedadque aún no estámuy segurade desearadmitir que las mujeres se masturben y les cuestano poco esfueno escucharalgunascosasque vayanen contra de esaidea. Por eso suavizasusconclusionesdiciendo que las mujeresque no semasturban pese a no hano tienen <<queser por eso necesariamentepatológicas>>, ber tenido ningún empacho en afirmar lo contrario, y con mayor rotundidad, en lo que se refiere a los hombres que están en la misma situación. Utiliza dos criterios diferentes para evaluar el mismo fenómeno en segúnqué género.Y no cae en la cuenta de su contradicción, cuando a renglón seguido reconoce que las mujeres que afirman no masturbarsetienen frecuentesproblemas con sus orgasmos.Perdóneseme si parczco un tanto brusco, pero tener dificultades pan alcanzat orgasmosno es normal puede ser patológico o, si les asustaesetérmino, disfuncional. Salvo que se acepte que la minoría de mujeres que tienen tales dificultades definan la normalidad, en lugar de hacerlo la inmensa mayoúa que sí los tienen (ojo: que no estamoshablando de orgasmosen el coito, sino de la capacidadde sentir orgasmosseacual seael estímuloempleado). Ustedesyahan tenido la oportunidad de saberque las observaciones realizadaspor las diferentes investigacionescontradicen púcticamente todo 1o que la teoúa ha venido diciendo sobre la masturbación femeninahastahoy. La masturbaciónestáuniversalmenteextendida en el génerofemenino; lo hacenpor lo menosnuevede cadadiez mujeres(85-91por 100)017'011. Su masivafrecuencia marcauna pauta, una norma, que muestra cómo masturbarseeslo norma/ entre las mujeres. La masturbación se inicia habitualmente en la etapa vital que se extiende entre los seisañosde edad y el final de la adolescencia,pasanA esas do por un punto álgido situado en torno a la pubertad00l'0i1'21r. 324 edadestan tempranas la masturbación no solo sirve para aliviar las tensiones eróticas recién descubiertas,sino que también prepara literalmente al organismopara interpretar de forma adecuadaesosestímulos y respondera ellos como es apropiado en cadamomento. Está comprobado que las mujeres que no han rcalizado este periodo de aprendizaje después ven mermada su capacidad paru disfrutar las relacionessexualescon sus parejas0óe; que es justo lo contrario de lo que afirmaba el mito. Los que tenemos alguna experiencía clínica al respectosabemoslo complicado que resulta resolveralgunoscasosde anorgasmiacompleta donde no se ha dado estetipo de aprcndizaje. Money ha comparado -con acierto, según creo- la deprivación sexual que se impone a las niñas entre los seisañosy poco despuésde la pubertad con la de cualquier otro tipo de deprivación sensorial. Cuando tapamoslos ojos de un bebé, la falta de estímulossensoriales específicos(laluz,los colores,el movimiento) reducela capacidadfuncional de ese órgano. Y si tal deprivación es duradera ocasionadaños físicos,que pueden llegar a ser irreparables,en el nervio óptico y en la corteza cerebral occipital encargadade recibir esa información. Del mismo modo, si vendamosfuertemente un brazo durante meses,este perderá masa muscular y funcionalidad por la ausenciade actividad; pudiendo llegar a sufrir una atrolta importante. Según este autoq los daños físicos y psíquicosque puede ocasionarla deprivación sexual a edadesinfantojuvenilesserían semejantesa los mencionados,aunque menos evidentesa simple vista'ó. Probablemente,las dificultadespara disfrutar de las relacionessexualesque tienen las mujeres que no se han masturbadoa esasedades06etenganun fundamento parcial en esta hipótesis. En la adolescenciase incrementala capacidadfantaseadoradurante la masturbación,lo que permite movilizar el psiquismo de la joven para representarsementalmenteal objeto de su deseo.Con eso aprende a proyectar su sexualidadhacia el otro y facilita el camino para que también se relacione sexualmentecon los demás a fin de hacer realidad tales fantasías.Pero para que ocurra tal cosase necesitael acicate de un intenso impulso sexual, recién estrenado,más un instrumento específicopara llevarlo a cabo que es la masturbación,accesiblee inocua, para que esosmecanismosse desarrollencon la suficientefluidez y se mantenganactivosa lo largo de toda la vida, Como ya he dicho, la ¿ESNORMAL O ANORMAL MASTURBARSE? )25 experiencia enseña que cuando eso no ocurre la niña, unavez adulta, devieneanorgásmicaoJt,o6e . Pero es que los datos también muestranque la masturbación,lejos de lo que indica el mito, no es una actividad que se dé exclusivamente en la infancia y en la adolescenciaparu desaparecercon la adultez y con el inicio de las relacionessexuales.Es muy frecuente encontrar,y por lo tanto normatiuo, que las mujeres continúen masturbándoseuna vez son adultas, se mantengan célibes o estén emparejadas(tabla l). Más aún, existen probabilidadesmuy próximas a la totalidad (95 por 100) de que una mujer siga masturbándosedespuésde emparejarse; incluso que lo haga con la misma o mayor frecuenciacon la que lo hacía antesde iniciar susrelacionessexuales28t. Estos hechos arrojan una enseñanzaque no puede olvidarse: lo que cabe esperarde una mujer adulta sana,estéemparejadao no, lo que ha de considerarsenorrnal en ella, es que continúe masturbándosecon mayor o menor frecuenciadurante toda su vida. La masturbaciónni siquieraes un sustituto del coito, como han temido siempre quienes la anatematizaban porque alejaba a quien la practica de sus deberesprocreadores.Los datos reflejan que la mayoúa de las mujeres sexualmenteactivasla cultivan como complemento de aquellos; paru resolver dificultades técnicas en la obtención del orgasmo, o como una forma paralelade disfrutar de su propia sexualidad. Y también la utilizan para aliviar sus tensiones sexualesautónomas cuando la cópula no es posible por las circunstanciasque sean (ausenciao enfermedad del cónyuge)005,017. Pero, como muestran los informes, no por masturbarsese les hace menos deseablerelacionarse sexualmentecon su parcja;ni siquiera les hace rechazarel propio coito pese a no ser el método más eficaz panla obtención del orgasmoo05. La masturbacióntampoco es una cosade personasemocionalmente inmaduras como afirma el mito, pues los datos nos dicen justo lo conffario. Son precisamentelas personasque no se masturbanquienes se encuentranentre aquellasque se pueden etiquetar como emocionalmente inestables,inmaduraso neuróticas,como tendremosocasiónde comprobar más adelante. La masturbacióntampoco es causade que una personase aíslede los demásy rehúyalas relacionessexuales.Son susproblemas,sus dificultadesde relacionarsecon los otros, lo que la aíslan.En esascircuns- 326 tancias,lo normal es que se masturbe porque no tiene otra fuente de satisfacciónsexual.Pero lo primario es su aislamiento,no lo contrario, como afirma el mito. Los psiquiatrassolo consideranpatológica la masturbación cuando la persona que la practica la prefiere antesque tener relacionesseSin embargo,aun en talescasos, xualescuando estasson posibles2a2'r01. por sí misma, sino el problema que lo patológicono esla masturbación impide a esapersonarelacionarsesexualmentecon el otro y le hace canalizarsu satisfacciónsexualen exclusivahacia el autoerotismo.En tales casos,la masturbaciónno es más que un síntomae,entre otros, de la problemáticade esapersona,no la causa. Antes he comentado que las mujeres que no se masturban se eno disfuncíonales cuentran entre las más inmaduras, las <<anormales> (tabla 5); lejos de lo que venía sosteniéndosehasta ahora.Permítanme que me extienda un poco más sobre estaidea para esclarecerla. La experiencia clínica enseña'7 que las mujeres completamente anorgásmicasque no se masturban se han visto influidas durante su infancia (justo en l^ et^p^ de adquisición de su sistemade valores) por el peso de tres condicionantes de largo alcance. Uno de ellos es una necesidad subjetiva, imperiosa, de disimular desde muy pronto sus impulsos sexuales; bien porque el ambiente social o familia¡ en el que se desarrollaron así se 1oexigía; bien po¡que las dificultades personalesde la joven le hacían ver como exigencia imperativa lo que solo era un entorno social poco permisivo. El otro condicionante es una ignorancia sexual superior a la mostrada por el resto de las mujeres del entorno donde ella se desenvuelve.Tal desconocimiento puede estar motivado por dos razones diferentes. Una, que la joven se haya desarrollado en una población pequeña,o no tanto, pero técnicamenteaisladadei resto de sus congéneres. O bien ha sido en excesopermeabley crédula respectoa los mitos sexuales,ignorando de forma sistemáticalos datos más objetivos que existen al respecto. Y, finalmente, ha jugado también un papel sustancial en el desarrollo de esasmujeres una rígida influencia religiosa du¡ante su infancia con un especial énfasis en los aspectosnegativosy pecaminososdel sexorr7(págs.185-192). Tales fuerzas inhibidoras, incidiendo sobre personalidadesinmadu¡as, impiden que las jóvenes que se encuentran entre los seis años de edad hasta pasada la pubertad adquieranuna experienciasexualmínima (la de todas las demáschicas),de las que la masturbación forma una parte esencialy es la más sencilla de todas. Lo que podría q Este concepto no tiene nada que ver con la masturbación compulsiva, que se en marca dentro de trastornos de la personalidad con bajo conrol de los impulsos o den tro de alteracionespsíquicas más graves,como un síntoma más enffe otros2a2. ¿ESNORMALO ANORMALMASTURBARSE? )27 producir un deterioro físico y psíquico comparable al de cualquier otra clase de deprivación senso¡ial, tal y como apuntabaMoney en 7978116. La inmensa mayoúa de las mujeres (90 por 100) tienen capacidad orgásmica017'222.Pot lo tanto, si el orgasmoes una disposiciónfemenina de carácteruniversal, puede colegirseque las mujeres orgásmicas constituyenla pauta y no una excepciónentre las de su género.Luego no resulta excesivodeducir de ello que sentir orgasmoses lo normal entre las mujeres;ellasson constitucionalmente orgásmicas. Si casi la totalidad de estasmujeres orgásmicasse masturban (lo hacen entre el 91 y el 99 por 100 de ellas)222,no puede sostenerseque todas ellas seananormales;salvo que haya quien insista en que la masturbación lo es; y sea partidario de la generalizaciónestereotipadae inexacta de que todas las mujeres son unas inmaduras o que tienen el cráneovacío. El razonamiento debe rcalizarseal revés: desde los datos observados hacia el concepto que nos muestran.Por eso,lo que esafrecuencia viene a matcar es el modelo de comportamiento que cabe esperar en el género femenino. O, lo que es lo mismo, tal información nos permite deducir que lo normal es que todas las mujeres que son orgísmicas se masturben(o casitodas, para dar lugar a la posíbilidad de que haya excepciones).De hecho, ya hemos comprobado que lo hacen. I por si eso fuera poco, la forma más eficaz de alcanzarel orgasmo enffe ellas es, precisamente,la masturbación;con una probabilidad de obtenerlo por estemétodo que oscila enre el 90 y el 96 por 100, segúnhan en011,228. contrado distintos investigadores0r7,01e, Son las mujeres incapacesde experimentar orgasmospor cualquier medio (10 por 100) las que revelantener díficuhadescon su sexualidad masturbándosea niveles de frecuencia muy por debajo de lo esperado; de 1o que es nortnal entre las orgásmicas.No puede extrañat que esas mujeres incapacesde extraer alivio de las tensionessexualesgeneradas por la automanipulacióngenital semasturbenpoco o nada.Pesea todo, un número nada desdeñablede ellas (entre el 40 y el 48 por 100¡otr1o hacen porque disfrutan de las sensacioneseróticas que despiertan mediante esapráctica aunque no tengan despuésun orgasmo rcparadofD. Las mujeres anorgásmicasse diferencian de las que sí lo son porque sienten una mayor incomodidad al hablar con su parcja de la es- 328 timulación del clítoris. Tienen actitudes más negativasacercade la masturbación, más sentimientosde culpa acetcadel sexo y una creencia más firme que los demásen los diferentesmitos sexualesque presiden nuestro (des)conocimientocolectivoacercadel sexo223. Todo ello da pie para afirmar no solo que la masturbación seaalgo natural entre las mujeres -las orgásmicasal menos-, sino que /o anormal es que el génerofemenino no se masturbe.Es una afirmación bastanterotunda que no todos formulan con la misma claridad220. Y, sin embargo, existen datos que justifican la afirmación de que las mujeres que no se masturban no son normales; o, si se prefiere: tienen algún problema que las bloquea y les impide el normal desempeño de su sexualidad. Las mujeres que no se masturban presentan unas características personalesque justifican esa conclusión. Ya se ha comentado que la ausenciasistemáticade ia tendenciaque tiene todo ser humano a buscar la satisfacciónsexual, aunque sea masturb atoria (excluyendo los casosque por razonesorgánicastienen dificultades en este terreno), indica una represiónmasivade las pulsionessexuales.Y eso constituye más un signo de neurosisque de virtudr0l. Tabla 5. <<PERFIL>> RESUMIDo DE LAS MUJERESQUE SE MASTURBAN (Explicaciones en el texto) Mujeres (que dicen) que... Características anahzadas Temperamento orgásmico Orgásmicasen la masturbación Orgásmicas habituales en el coito Neuroticismo Introversión/extroversión Obsesividad,escrupulosidad Asertismo sexualy social Conocimientos sexuales Aceptación propia sexualidad Frecuentación religiosa ,. s/se masturban ( 8 5a l % % ) ... aa se masturban 0 ^l I5%) Naturaleza orgásmica* 90 al96% 87 ^J97% Menos neuróticas Más extrove¡tidas Menor escrupulosidad Más activas y asertivas Mayores Mayor aceptación Menor N aturaIeza anorgásmicat"r No 35% Más neuróticas Más introvertidas Mayor escrupulosidad Menos activas y asertivas Menores Menor aceptación Mayor * Entre el 9I y el99 por 100 de las mujeres orgásmicasse masturban. "o Entre el 52 y el 60 por 100 de las mujeres anorgásmicasno se masturban, haciéndolo el resto ar¡nque no obtengan orgasmo. ¿ESNORMAL O ANORMAL MASTURBARSE? )29 Los datos muesüan que las mujeres que no se masturban, o que dicen no hacerlo, sientenmuy bajo aprecio por su propia sexualidady proceden de un ambientefamiliar donde los temassexualesnunca han sido discutidos abiertamente.Lo contrario de lo que se encuentraentre las que semasturban2se. Sin embargo,estosdos elementosno son suficientespor sí mismos para definir el perfil de la mujer que no se masturba. Ambos se encuentran ampliamente difundidos entre la población general sin que afecten por ello a todas las mujeres en la misma dirección. Deben de existir otros factoresque puedan explicar la existenciade muieres que no se masturban. Uno de esosfactoresse encuentraen la propia mujer. Lo que podríamos llamar el terreno sobre el que asientanlas influenciassociales. Las que no se masturban, a diferencia de las que sí lo hacen, son mujeresmás introvertidas,con escasaasertividadsocialy actitudesmás negativas hacia la masturbación y el coito; lo que las lleva a disfrutar poco de su sexualidad y a mantener una vida sexual menos actiEstas mujeres, que son más apocadasy poco asertivas, vafi0,r74,2',2e7. tienen un deseosexual debaja potencia y disfrutan de un número menor de orgasmosen el coito, encontrándose,además,sexualmenteinsatisfechascon sus relaciones de parcia que las que son más lanzadas en el terreno sexual148. Existen numerosaseüdencias de que las mujeres que no se masturban padecencon mayor frecuenciadisfuncionessexuales.Prácticamente, dos de cada tres (65 por 100) de estasmujeres no alcanzanel orgasmo durante el coito0r1,mientras que las que afirman masturbarselo sienten con mayor regularidad(entreun 87 y un 97 por 100de ellas)0t7'otr'orr. Además de la menor frecuenciade los orgasmosen la cópula, las mujeres que niegan ptacticar el autoerotismo presentan un carácterpeculiar: puntúan más alto que las otras en introversión, rigidezobsesiva, . escrupulosidad y neuroticismo110'2r4'221 Existen otras investigacionesque han relacionado,también, la ausenciadel autoerotismoentre las mujeres con una baja autoestimasexual, una escasaasertividadsexual,un rechazomayor haciala sexualidad en general,numerosasdificultades de relación con sus parejas¡ r'16e'17 0. nuevamente,con un carácter n eurót i co004'$ 330 El neuroticismo de las mujeres que no se masturban supone una inestabilidad e inmadurez emocional que las hace especialmente débiles frente al mundo exterior, con un nivel de tolerancia a las frust¡acionesmuy ba1'o:<ser muy sensibles>> a las incidenciasnegativasde la vida, por nimias que sean,es una queja muy común entre ellas.Esa inseguridad les llena de inhibiciones. Se¡ tan vulnerables e inseguras,tan permeables a las influencias coercitivas externas, resulta insufrible. Por eso, estas pacientes tienden a crear una imagen idealizadade sí mismas (<complejo de ángeL>,segúnla escuelade Caruso"8) a la que intentan ajustartanto su comportamiento como ei de los demás.Pero eso resulta muy difícil, porque los demás no ven esa imagen interio¡ idealizada, invisible, sino la que se deja ver realmente (con frecuencia, muy alejada de la que la pacienre cree estar mostrando de sí misma). Por tal circunstancia, las neu¡óticas siempre se encuentran insatisfechascon el trato que reciben de los demás: <<nome comprenden>, o <<doybastante más de lo que recibo>>,son quejas que repiten con frecuencia. Por eso son tan vulnerables y receptivas a las ideas ajenas que les alimenten esa idea angelicalque tienen de sí mismas.Y, por lo mismo, gustande acercarsea aquellos movimientos o sistemas de refe¡encia que les o{rezcan alguna seguridad; que tengan códigos de conducta bien establecidos en los que el riesgo de equivocación no exisre, donde la responsabilidad sobre los propios actos queda lejos de sí y puede atribuirse a una fuetza externa. Tales razones permiten enraizar sólidamente la idea de que no masturbarse es algo virtuoso, porque refil.erzael <complejo de ángel>>que tanto necesitan para sobrevivir. Por eso se adhieren con rigidez a sistemasde valores que muestran caminos muy claros y les dictan 1o que deben hacer y lo que no, estableciendoun límite franco entre lo que está bien hecho y lo que está mal. Y, así,se afenatán a la idea que las religiones transmiten acerca de la masturbación y a ios mitos sexualessin criticarlos verdaderamente. Varias investigacionesseñalanque las mujeres que dicen no masturbarse suelen tener una frecuentaciónreligiosamayor que la de las que sí lo hacen.Este hallazgoes independientede la religión pracricada, si bien la confesión que acumula una proporción mayor oe estas mujeres seala católi ca004'110,1'50,28t . Resulta muy ilustrativa esta asociación enffe las mujeres que no se masturbany la religión, porque también se ha descubiertoque las personascon mayor práctica religiosa son, precisamente,más neuróticas que las que no practican110. Lo que nos de'"rrelveal punto de discusión anterior que asociabaneuroticismo con la ausenciade experienciasautoerótícas. En líneasgenerales,se ha encontrado que las mujeres que aducen razonesmorales o religiosaspara no tener relacionessexuales,incluso aquellasque señalanno hacedo porque <<nosientennecesidad>>, guar- ¿ESNORMAL O ANORMAL MASTURBARSE? 33r dan una gran semejanzacon las que dicen que no se masturban:puntúan más alto en los test de neuroticismoque las que hacen las afirmaciones contrarias.De hecho, a m^yot neuroticismomenor es Ia experiencia sexual de todo tipo que comunican las mujeres,masturbación incluida. Y son másneuróticaslas que acuden a los serviciosreligiosos que las que no lo hacen; y tanto más neurótica.saún cuanto más dia-ia' mente frecuentenesosservicios110. Esta asociaciónenre la frecuentación religiosa y la ausenciade masturbaciónno puede ser casual,pues se observaincluso en culturas muy diferentesa la nuestra. Recordarána las chicasadolescentesde Samoa.Semasturbabanlibremente desdelos seisaños de edad y no sentíandemasiadospudores a la hora de hablar de ello. Pero las que comunicaron a Margaret Mead2aaque no se masturbabanhabían pasadoen su mayoría (dos de tres) una larga temporada trabaiando en la casadel misionero' cosa que no sucedíaentre las que admitieron practicaf esaactividad sexual. Saquenustedessuspropias conclusiones. Así pues, las mujeresque afirrnan no masturbarseson anorgisrnicas, introuertidas, escrupulosas,inhibidas sexual y socialmente, ignorantes respectoa las cosasrelacionadascon la sexualidad (creen férreamente en los mitos sexuales),frecuentadoras de los seruicíos religiosos y neuróticas. Decididamente,existenrazonesempíricasde peso para poder afirmar que es más normal que las mujeres se masturben a que no lo hagan. Y que practiquen la masturbacióndesdesu infancia durante toda su vida, también lo es; seancélibeso esténempareiadas.Dicho de otra manera: las mujeresque se masturban son normales.Y lo que se puede decir de las pocas mujeres que no lo hacen es lo mismo que se afitma tierespectoa los hombres que se encuentranen la misma situación220: nen problemaspsicológicos. r5 UNn <(HISTORIANATURAL)> DE LA MASTURNNCIÓN ,rLa ¡attraleza no hace nada en vano.>> Arusrórsres(384-)22), Política and confortableuith herself., <<Nature is ueryconsonant (La Naturalezaes verdaderamente coherentey confortableconsigomisma.) Is¡¡c NEv¡roN (1642'1727), Óptica,III a1 ). ignoru quién fue el primer ser que se inició en la masturbacióny cómo se la transmitió a su descendencia.A pesar de ello, puede presumirse, sin caer en ningún exceso,que el origen de la masturbaciónse oculta en la noche más oscura de los tiempos, aunque se carezcade pruebas tangibles para formulat tal afftmación. Cuando los sereshumanos ignoran algo de su pasadoo de su entorno inmediato, cubren esa laguna de conocimientoscon fábulasle. Y lo hacen interpretando los acontecimientosen base a ingredientes que, por coddianos,son mejor conocidos. Con la masturbaciónno podía sucederalgo distinto. Existen alguleyendas originadasen la cuencadel mar Mediterráneo que pretennas den señalarel origen de la masturbación.Y no es, como ya se ha explicado antes, el relato hebreo de Onán y su cuñadaTama4 sino offas i34 muy diferentes de procedencia helénica y egipcia que sitúa el inicio de esa actividad en la época donde convivían estrechamentelos diosesy los sereshumanos. Más aún, sosteníanque la masturbación tenía un origen diuino. En efecto, para los griegos fue Hermes (el Mercurio romano), la deidad de los mercaderesy mensajerode los dioses olímpicos, quien enseñóesapráctica a su hijo, el dios telúrico Pan261,340. Pan, como saben,tenía un aspectoa medio camino entre humano (su parte superior) y caprino (de cintura para abajo),con la frente coronada con dos brevescuernecitos.Era el protector de los bosques,de los rebañosy de los pastores.Los mitólogos le suponíany le asignaban un voraz apetito sexual. De hecho, \os stitiros,geniecillosdel bosque con un aspectomuy similar al de Pan, aunque estabanmás asociados al bullicioso Dioniso (el Baco latino), han dado su nombre a una alteración cancterizada por un exceso de deseo sexual: la satiriasis,que es la versión masculina dela niffimanía. Lavoz ninfomaníaprocede a su vez de las ninfas, otros geniecillos del bosque de sexo femenino, tan casquivanascomo los sátiros,y por ello madres de muchos de los exóticos seresque habitan el fantásticomundo de la mitologia $iega (también se denominanasílos labios menoresde la vulva). Según las leyendashelénicas,fue Pan quien ransmitió las enseñanzasde su padre a los sereshumanos.No solo les enseñóa masturbarse, sino que lo hacía é1mismo cuando las circunstanciasno daban paru más Habrá que entender que si Hermes instruyó a su hijo en la prácticadel autoerotismoseríaporque los diosesy las diosasdel olimpo estabanbien adiestradosen su ejercicio.De hecho, algunostextos muestranal dios Púapo, símbolo del poder fecundantede la Naturaleza, aplicadoa esosmenesteressin recato alguno y con una inequívoca vocación divulgativa.Por otra parte, Hermes, Príapo y Pan son los tres diosesitifálicos por excelenciade la mitología griega. Pero hay más, Existen otras leyendasegipciasy prehelénicasmuy antiguas que retrotraen el inicio de la masturbaciónliteralmenteal albade los tiempos, pues fue practicada nadamenos que por el padre o la madre, respectivamente,de todo lo creado.La deidad germinal. La mitología egipcianos proporciona la versión masculinade dicha fábula. Existen dos relatosde estarecogidosen unas inscripciones UNA <HISTORIA NATURAI> DE LA MASTURBACIÓN )35 de Saggara,próxima aIa antigua Menfis, fechados entre los años2350 y 2175 antes de nuestfa era. Es decir, con más de cuatro mil años de antigüedad. En los albores del día inaugural del Universo solo existía un caos desorganizadoen el que anidabaun espíritu indiferenciado.Este espíritu no tardó mucho en tomaf conciencia de su propia existencia;y cuando lo logró, se desprendió del laberinto amoffo en el que se encontraba con un simple acto de voluntad. Después,desnudo como estabay antesde generarel mundo, se puso alatarea de engendrara los demásdioses.Pero como no tenía esposa,al estar solo en el Universo, los engendró de sí mismo y por sí mismo. Así, Atón-Ra' pues no era otro el dios, hizo germinar a sus dos primeros hijos gemelos:la diosa Tefnet (la humedad vivificadora) y el dios Shu (el aire luminoso). Estos, posteriofmente,maridaron entre ellos y engendraron al resto de los seresvivos. una de las versionesde la leyendadice que Atón-Ra escupió a sus dos hijos. La oúa indica que el dios los engendró de su propiataumatúrgicasimiente;un elementomás noble y prodigioso. La leyendaafirma expresamenteque esa milagrosa eyaculaciónfue conseguidapor Atón-Ra mediante la masturbación (<<mepfocuré placer con el puño, le hace decir al creador el poetaral);aunque' copulé con mi mano...>>, lógicamente, un dios capazde deshacersedel caos con la simple frserza de su voluntad no necesitaríade tales actos para engendrar hijcn:+aat' Así lo entendieron los generadoresde mitos de los uiyot californianos:Budaffigakwitl, el dios alto, no se sirvió de materia alguna para crear al género humano; ni siquiera del barro utilizado por Yahveh o Elolam, el dios hebreo. Simplemente lo pensó...y el hombre y la mujer fueronraa' La versión femenina de la creación del mundo mediante un acto tan íntimo como la masturbaciónnos la proporciona la leyendaprehelénica (1S00-1100a. C.) de 14diosaEurínome't. Esta,como Atón-Ra, sufgió desnudadel caos,pof sí misma, solo con su voluntad; y vestida de esa guisa danzó solitaria por el vacío Universo. Sus evoluciones levantaban tras ella un viento que Eurínome cogió entre sus manos' y frotándolo con ellas hizo surgir a la serpienteOfión, que no tardó en ayuntarsecon la diosa para fecundada. Tras ello, Eurínome se trans- 336 formó en una paloma y puso el Huevo universal del que surgieron todas las cosasque existen. Una interpretación simbólica muy evidente de ese mito pelasgo nos revela que la masturbaciónfue el acto del que se sirvió Eurínome para generar el mundo. La leyenda nos lo indica por tres vecesmediante el uso de elaboradaselipsis.La danzadesnuday solitaria de la diosa simboliza un acto autoerótico onírico muy conocido22a; como lo es también 7a acciónsolitaria de frotar con las manos (el mito dice que el aire). Y no es menos cierto que la serpienteofión entre las piernas de Eurínome despierta la imagen de una mujer utilizando un dildo, olisbos o consolador,fabricado por ella misma con evidentesfines autoeróticos,pues la leyendadice que copula con é1. Así pues, tanto si la divinidad creadoraes masculinacomo femenina, los más viejos mitos cifran el origen de la masturbaciónen los diosesseminales,los creadoresdel universo; con lo que las leyendasla sitúan al comienzomismo de los tiempos. como sucedehoy dia,las referenciasala masturbaciónde la divinidad masculinase hace de un modo más directo y explícito que las de la femenina,más evasivasy encubiertaspor bellasimágenes. Los creadores de leyendas no entendían que una diosa pudiera engendrar hijos <<desu propia simiente>>,porque ignoraban el papel femenino en la fecundación. En aquellostiempos, las mujeresse considerabanmeros receptáculosdel semengerminal; creían que no aportaban nada aIa generaciónde los vástagos.por eso, generalmente no se atribuye a las diosas capacidad suficiente para realizar tal cosa por sí mismas; cuando debería suponerse que por su condición divina tienen poder milagroso suficiente para ello. Estas, aunque se encuentren solas en el Universo, siempre son fecundadas miste¡iosamenteno se sabebien por quién. Es 1o que sucede,por ejemplo, con Aditi, la homóloga de Atón-Ra en la mitología prebrahmánicade la India: la mad¡e de todos los diosesra2. Ella engendrahijos sin esposo...y sin masturbación.Es fecundada misteriosamentepor unas fuerzas cuyo origen no explican los generadoresde mitos, aunque se supone que Aditi está sola en el Universo. Lo mismo sucedecon Ataentsis, la diosa-madrede los huronesra3.Eurínome, por lo que sé, parece una excepción, si bien muy encubierta. Siguiendo en el Mediterráneo, los griegos han legado una abundante muestra de pinturas y figuras de bronce o terracota en las que están representadoshombres y mujeres masturbándoser45. La iconografía masculina es algo más numerosa que la femenina, dado el papel UNA <HISTORIA NATURAL> DE LA MASTURBACIÓN ))7 secundario que la mujer tenía en la sociedad helénica. Pero la mastulbaciónfemenina era bien conocida entre las griegas.De hecho, se hace referenciaa ella en algunasobras de teatro coetáneas.Además,existía en estaépocaun dinámico mercado de olisbos,los<<vibradores>> de entonces construidosen material de cuero y sin pilas eléctricas.Las helenas se intercambiabandireccionesde artesanosdiestrosen el arte de la elaboraciónde esosobjetos,y su demandade estosartículosde consumo mantuvo activo el mercado de olisbos durante mucho tiempo, como todavía lo es en nuestros días.La ciudad que centralizabael comercio de esosproductos en el mundo de la épocaera Miletos 261,rat. En España, el mercado de vibrado¡es se mantuvo activo incluso durante el régi men del general Francisco Franco, que era especialmente resrictivo en lo referente al sexo. En las pacatas¡evistasde consumo masivo de la época solían apareceranuncios de productos que podían adquirirse por correo. Y uno de ellos eran los vibradores. Estos objetos sorteabanla censurasiendo presentadoscomo <<masajeadores faciales>,e iban acompañados de Iafotografía de una joven que se colocaba el objeto enla can. Era un truco para mostrar de io que se trataba realmente, pues había que ser ciego para no advertir, por la configuración del artículo, que se traraba realmente de un <<consolado¡>> a pilas: un vibrador. Actualmente ya se comercializan pot correo sin esas ambigüedades. Eso sí, algunos anuncios utilizan aún perífrasis para señalar su uso sin emplear la voz masturbación: <<mejorque el habitual masajemanual>>.También se comercializan, vía Internet, almohadas de 171 cm de longitud con la forma de un hombre que pueden se¡ utilizadas por las interesadas para otros menesteresdiferentes al simple dormir. Respectoa las representaciones visuales,puede encontrarseen el Museo Británico un cuenco de Panfeo que representaa una mujer desnuda con dos olisbos en la mano. En el Museo del Louvre también es posible encontrar un bol de Hierón con una mujer que estálubricando con aceite otro dildo. Y en el Museo de Berlín existe un vaso que representa a una mujer lavándose tras utilizat uno de esfosconsoledoreslas. Pero no solo se trata de mujeres que utilicen juguetes eróticos; también existe una estatuilla griega de bronce en el Museo de Bellas Artes de Boston que representa auna mujer sentadaen el suelo, con las rodillas dobladas hacia arriba y masturbándose con la mano derecha, mientras se apoya con la otra sobre el temenou otra superficie(se ignora, porque parte de esebrazo ha desaparecido)ra6.En los famosos templos de la ciudad de Khajuráho (del estadode Madhya Pradesh,en 338 la India), contruidos durante los siglosx y xI de nuestra era, existen numerosasestatuasrepresentandoescenaseróticas. Algunas de ellas . muestrantambién a muieresmasturbándosecon la manosa7 geográfica como el enla zona conocida Algo semejanteocurría CrecienteFértil. Aunque las referenciasa la masturbación femenina son muy ambiguasy limitadas en la Biblia, existen textos cuyasalusiones eran conocidos y utilizados por hacen pensar que los <<consoladores>> las hebreasde hace casi tres mil años.En el texto atribuido a Ezequiel (Ez 16:17) se encuentrauna reseñaen la que se reprochaa las hijas de Sión que fundan sus joyas para modelar imágenesmasculinasy prostituirse con esos objetos. Aunque no especifican de qué clase de imágenes se trata, bien puede suponerseque tienen forma de penes,pues serían más discretosy utilizablesque una estatuamasculinadesnuday en erecciónal completo Conociendo el lenguajebíblico, el término prostituirsetiene aquí el significado de entregarseindecorosaruentea juegos con esas imágenes masculinas,lo que puede interpretarsecomo masturbaciónsin caer en el excesoimaginativo". Enue los sumerios y los egipcios parece bien documentado que existíauna masturbaciónfemenina ritual relacionadacon las divinidades.La arqueologíaha rescatadodel olvido objetos cuyaforma y tamaño resultaninequívocos,pesea que haya quienesintentan ignorarloras. Con todo, estasleyendasno dejan de ser solo un bonito cuento, pues apenasrevelan nada que permita deducir el momento histórico en el que surgió la masturbaciónpor vez primera, ni la extensiónde su práctica. EN LA NATURALEZA Luc¡n DE LA MAsTURBACIÓN Lamentablemente,nuestrosantepasadosevolutivosno han dejado huellaspaleoantropológicasque indiquen si se masturbabano no. Ni ^ La cita exacta de Ez 16: 17 enla Biblia de Jerusalénes la siguiente: <<Tomastetus joyasde oro y plata que yo te había dado y te hiciste imágenesde hombres para prostituirte ante ellas>. Esta frase podría referirse a alguna clase de masturbación femenina ritual que también se daba entre los sumerios y los egipcios ia8. UNA <HISTORIA NATUML> DE LA MASTURBACIÓN 339 sus restos óseos ni sus producciones culturales muesÚan señalesque puedan interpretarseatal efecto. Pero si bien es cierto que no resulta posible estudiar la actividad masturbatoriade nuestrosprimitivos antepasados, sí se pueden recoger las observacionesrealizadassobrelas llamadassociedadesprimitivas actuales. Aquellos grupos socialesque mantuvieron sus costumbres casi inmodificadashasta entrar en contacto con los europeos.La similitud entre su estado cultural y el que se supone que tenían nuestros antecesorescuando dejaron de ser nómadaspodría ser útil para extraer alguna conclusión por analogí4 aunque el método resulte algo temerario. Los antropólogosque han estudiado las costumbresde esospueblos, antesde que la contaminacióncultural fuera irreparable,han encontrado que la masturbaciónfemenina era conociday universalmente )21)2t. practicada en todos ellos244J2r La conclusión que podría extraersede tales datos es que la masturbación no parece ser un producto de la civilización, ní que pertenezcaa algunacultura o credo específicos.Al pareceqla masturbación se encuentrapresentede un modo espontáneoincluso en aquellospueblos que viven en un estrechocontacto con la Naturaleza.Como se supone que era nuesffa civllización en los primeros pasos de su historia. Cuando no existen elementosambientalesinhibidores, y, con frecuencia,a pesar de su presencia,esta ptáctica sexual apareceen edades muy tempranas:en plena infancia;mucho antesde que la actividad reproductora seaposible. En esosmomentos, como sucedemás tarde en las etapasmás adultasde la vida, la única finalidad de la masturbación es activat las sensacionesplacenterascorporales que se encuentran presentesen el ser humano desde su nacimiento. Sin otro fin conocido, como ya se ha indicado en otra parte. A nivel popular, y en ciertos circuitos ilustrados,existe una manifiesta tendencia a creer que la conducta sexual es algo puramente instintivo, ligado ala cípula de un modo <<natural>r. Tan singularcreencia sugiere que los seresvivos son capacesde copular espontáneamente; siguiendosimplementelos impulsos de sus instintos naturales,Recuérdeseque durante mucho tiempo se ha justificadola ausenciade educación sexual argumentandoque <<esas cosassalen por sí solas>>; lo que ha deparado a no pocas parejasescasamentecultivadasen estaslides susbuenos sustosy sinsabores. 340 Sin embargo,esacreenciatambién es falsa, Lejos de lo que sustentadicha convicción,la cópula no es un acto instintivo. Sí lo es el impulso sexual;pero para la realizacióndel coito son necesariosunos conocimientosque se aprendennecesariamente en el ambientepara poder completarsesin problemas. En el mundo civilizado, lo más habitual es que las personasdispongan de muchas y variadas fuentes de información directas e indirectas que les permiten conocer al detalle cómo se practica el coito, aun antes de iniciar sus relacionessexuales.Tales estímulosestán tan omnipresentesque pasan casí desapercibidos;pero no por eso dejan de ser efectivosmensajerosde información. Por esarazón llegamosa interpretar que sabemospor instinto cómo se copula, y extendemos ese aparente conocimiento al mundo de los animales.Con ello hacemos la genenlización equivocada de que el coito es algo que sale solo, intuitivamente. Una anécdota relacionada con la necesidad de aprender para ser capacesde tener relaciones sexualesnos la proporciona Carlos Fisasrae(pág. 15), quien afirma haberla recogido de Robert de Montesquieu. El rey francés Luis XIII se casó con Ana de Austria cuando ambos tenían catorce años de edad. Los dos reyesfueron inmo¡talizadosuniversalmentepor Alejandro Dumas en su célebre novela los tres mosqueteros.Pese a la fama que siempre ha tenido la corte f¡ancesa, aquel rey se casó virgen e ignorante de todo 1o relacionado con el sexo. Eso significa que pasó mucho tiempo sin que el matrimonio se consumara,algo inquietante en toda monarquía necesitadade sucesoresconsanguíneos.Ana de Aust¡ia se quejó de ello a su hermano Felipe IV, el indolente rey de España, y este transmitió la queja alPapa, que se encargó de hacer llegar el problema a su nuncio y al embajador de Venecia en París; amigo personal del rey, este último. Ambos personajesu¡dieron con la reina una pequeña, ingeniosa y práctica maniobra. Se las agenciaron para conseguir que el rey pudiera contemplar a escondidasuna cópula entre su hermana y el esposo de esta. Cuando el joven rey vio lo que había que hacer, solicitó acudir a los aposentos de su reina para llevar la teoría ala práctica. Esta, que le estaba esperando, no tuvo que volve¡ a quejarse al rey de España por este asunto y dio a Francia al que después fue conocido como Rey Sol: Luis XIV, inmortalizado también por Dumas en su famosa novela La máscarade hierro. En los pueblos primitivos que se mencionaronantesel aprendizaje de la cópula es mucho más espontáneoy directo. Los niños tienen numerosasocasionesde contemplar el coito entre sus padres cada vez UNA <HISTORIA NATURAL> DE LA MASTURBACIÓN 34r que estese produce y les coge despiertos,sin inhibiciones por ninguna de las partes, dada la estrecha convivencia del núcleo familiar en un único recinto)23,324 . Entre los animales,a los que suponemosmás movidos por los instintos que nosotros mismos, dicho aprendizajees imprescindible para practicar la cópula una vez adultos. Lo que parece ajustarsea la idea de que estaes bastantemenosinstintiva de lo que se supone. Existen algunosexperimentosque sostienenestaafirmación. Se ha criado en cautividad a un macho y auna hembra de chimpancéspor separadosin ningún contacto con miembros adultos de su especie.Cuando alcanzaton1a madurez sexual se les reunió en una misma jaulay se esperólallegada del estro de la hembra. Cuando apareció el celo, tanto el chimpancé macho como la hembra comenzaron a mostrar una intensa excitación y se entregaron a una frenética actividad sexual...no copulativa.Ambos pasabantodos los días que duraba el estro masturbándoserepetidas veces,cada uno en su rincón de la jaula. El celo despertabaen ellos el impulso sexual,pero no 1o satisfacían copulando porque no habían crecido con adultos de quienes aprender lo que se debe hacer en situacionescomo esa.Aplacaban su impulso de la única manera que conocían:masturbándoser50.Si la cópula fuera una actividad instintiva, lalínea de actuaciónde esoschimpancéshabría transcurrido por otros derroteros.<<Aprenderde los mayoresforma parte del desarrollo de un chimpancé en su medio natutal>>322. Pero no es necesarioirse tan lejos para ilustrar la idea de que la cópula no es algo instintivo entre los animales,sino aprendido.Los lectores que tengan algún animal de compañía, un perro, por ejemplo, lo saben. La primera vez que intentan cruzados,ya setrate de un macho o de una hembra, deben hacerlo con una parcja ya experimentada.De lo contrario, el cruce espontáneose hace muy difícil. Y la razón es la misma que la expuestaen el experimentode los chimpancés.Los perros caserosson animalescautivosque no han tenido la oportunidad de ver a adultos de su especiecopulando;por lo knto, ignoran cómo ha de hacerse.Ni siquiera saben ínterpretar adecuadamentela situación en la que se encuentran cuando los enfrentan a una pateja de su especiecon fines reproductores.Porque la cópula,se dirá unavezmás,no esun acto instintivo, sino de aptendizajesocial; aunque sepractique en privado. 342 Algo parecido sucedeentre los animalesque son criados en granjasrtl; cosa que saben los ganaderossin necesidadde realizarexperimentos. La cópula no solo no es instintiva, sino que ha de aprenderse.Lo qüe rcza tanto para los humanos como para los animales. Entre los animales,el impulso sexual y el instinto reproductor se satisfacende un modo independiente;lejos de lo que tiende a creerse habitualmente.Paruilustrarlo, puede seguirseel ejemplo de los chimpancés.Hay una buena nz6n para elegírlos:comparten con nosotros (prcbablemente algo más del 98 por i00 de su material genético)52)5) más) y, además,muestranun buen número de comportamientossociales, capacidadesintelectuales,simbólicas,emocionalesy lingüísticasr5a, incluyendo la capacidadde engaño intencionalr55,que hace a ambas especiesmás similares entre sí de lo que muchos están dispuestosa aceptar.Sín embargo,esassemejanzasno pueden extrañar demasiado. Despuésde todo, los chimpancés(géneroPan) y los humanos (género Homo) compartenel rnismoantepasadocomún)ta. Existen numerosos ejemplos que establecen,en esta especie,la existenciade un impulso sexual que no siempre está relacionadocon la reproducción.Los chimpancésutilizan el sexo tanto para relacionarse socialmentecomo para obtener placer. Durante el celo o estro las hembras del chimpancémuestran muy claros signos de ansiedady excitación sexuales126'354. En ese espacio de tiempo aquellasno se presentanpasivamentereceptivasal macho para la cópula, como se tiende a creer.Ese modo de comportarsehablaria a favor de una actuación puramente instintiva. Sucede justo lo contrario: lo buscan activamente,seleccionandoentre sus pretendientes; rechazana los que no desean,y pretenden a los que no acercándose a ellasles gustan como pareja.Hasta que encuentrancon quiénes copular. Pero es que los machos se comportan de un modo similar: ni todos aceptana las hembrasque se les ofrecen,ni se acercana las que no les gustan126'156. Son conductasque resultaríademasiadosimplistaatribuir a la ciega obediencia de un instinto que selecciona al indíviduo más apto genéticamenfepara la reproducción. Más bien parecenexigir ciertos procesosvolitivos, por sencillosque sean,pan rcalizaruna selección que precisaobserva¡ evocar,comparar,sentir agrado o recha- UNA <HISTORIA NATURAL> DE LA MASTTIRBACION )43 zo, eiecrrtanmovimientos de aproximación o de alejamiento y, finalmente, una entregaal sujeto seleccionado. Si la cópula fuera algo simplementeinstintivo entre los primates, se produciría siempre que hubiese una hembra en celo y machos a su alrededor,por encimade otras consideraciones. Sin embargo,los monos del Viejo Mundo y los hominoideos antropomorfos, como el chimpancé,no se relacionan sexualmentede un modo incestuoso.Casi no se han observado acopiamientosmadre-hijo o hermano-hermanaentre estosparientes de los humanos cuando las hembras se encuentranen celort2Jsl)58. Lo que indica la influencia de otros factoresajenosa 1omeramenteinstintivo en esta clasede relaciones.Parece que la evitación del incesro <<se inicia en los primates,tiene una expresiónbastantedefinida en los r52(pág. 8a). chimpancésy se sublima,por cultura, en el hombre>> Pero es que los chimpancés,como otros primatesincluidos los humanos,también copulan en épocasdiferentesal periodo del estro de la hembra. Y lo hacen no para favorecer el proceso reproductor, eue eS imposible fuera del celo, sino para satisfacernecesidadesque exigen una gratificación sexua1126)te)60. Entre los monos Rbesus,las hembras copulan no solo fuera del periodo del estro, sino también al principio de susembarazos;cuando offo acto reproductor no es posible181,184. No escaseanlas observacionesque apoyan la idea de que los chimpancésmantienen también actividadessexualessin fines reproductores.Así, los pequeñoschimpancésque viven en libertad, machos y hembras, se enÚegana juegos inequívocamenteeróticos mucho antes de alcanzat Ia maáurez sexual. En esos juegos se ha visto a los pequeñosmachosestimulandocon la boca los genitalesde sus compañeros de juego hembras, y a estas,masturbándolesmanualmentea ellos126. Los bonobos forman una sociedad básicamentecentrada en las hembras que establecenvínculos sólidos entre ellas limando sus fricciones mediante el ejercicio discrecionaldel tribadismo o frotamiento intergenital.En líneasgenerales,el sexo es utilizado por todos los bonobos para interactuar socialmentey limar tensiones,sean machos o hembras, adultos o retoños. Y no por eso tienen más hijos que los chimpancés comunes, que no manifiestan la misma conducta. Comparten con nosotros,pues, la separacíónparcial que existe entre el sexo y la reproducción. 344 Y se asemejana nosotrosaún más de lo que se cree.Así, los bonobos que viven en libertad no solo practican uno de cada tres de sus coitos en la <<posición del misionero>>; esto es: con la hembra tumbada de espaldasen el suelo y el macho encima, cataa cara (lo que se creía una práctica exclusivamente humana, y a la que se attibuía ciertas connotacionesemocionalessuperioresque pretendían justificar dicha exclusividad)182, sino que la receptividadsexualde la hembra se manifiesta casi sin solución de continuidad durante todo su ciclo rnenstrual. Además, utilizan el sexo en los contextos más variadosy en cualquier clasede combinación de parcjas(adultos-adultos,jóvenes-jóvenes, adultos-jóvenes, machos-hembras,machos-machos, hembras-hembras): practican el sexo oral esporádico, la masturbación de los genitalesde otro individuo, besosintensoscon lengua; utilizan el sexo para evitar conflictos, para aliviat tensiones,para reconciliarse,y pan lograr de otro individuo alimentos o cualquier otra cosa de su interés. Tal comportamiento exige saber que dichas actividades producen unas sensacionesque son capacesde aliviar las tensiones.Existen otras ocasiones en que los bonobos no utilizan el sexo para pacificar a otro miembro de su especie;se limitan a saludarlecon las manos o a espulgarle. Ello parece indicar cierta capacidaddiscriminativapara decidir la clasede conducta de apaciguamientoque precisan utilizar en cada momento. Son comportamientos que no parecen muy instintivos. Se aprenden.Y, en lo que nos interesapara estelibro, existendocumentales filmados que muestrana hembrasbonobo masturbándosesolitariamenteb;1oque, por muchasr,'ueltasque se le quiera dar, carecede otra significaciónque no seala búsquedadel placer proporcionado por esa actividad J82.161. Siempre ha sobrevolado sobre la actividad autoerótica de los chimpancés machos la duda de que fuera una respuestaa la presencia más o menos remota de una hembra en celo, que podría ser percibida por contacto visual,olfativo, o de cualquier otro tipo. Eso mantendría dicha actividad ligada a la reproducción (frustrada). La certeza de que los primates hembras se masturban ha perturbado profundamente a los investigadoresy al grupo social del que forman parte; por eso, cuando se ha podido, se ha evitado sostenerque dicha actividad tuvie¡a entre ellasuna significab El chimpancé, el otro bombre (Le single, cet bomme!, Nathalie Borgers y Pascal Picq, 1998). UNA <HISTORIA NATUML> DE LA MASTURBACIÓN 345 ción autoerótic taly como la concebimos para las muieres. Estamos hablando de un contexto, incluso científico,donde estabamal visto que las hembrasde cualquier especie, incluida la nuestra, se masturbaran.Descubrir que nuestrasprimas zoológicasse masturban,y obtienen un placer sexualequiparableal de los machos,ha sido algo reuolucionario, pues aquí ya no se puede poner en relación dicha actividad con la necesidad reproductora. Una hembra solitaria que se encuentra tumbada bajo un árbol, aunque huela al macho y se encuentre en periodo de celo, aunque sintiéndose excitada por tal motivo no pueda alcanzar al macho, no precisa realizar ninguna actividad conducente a la reproducción que no seair en pos del posible macho para que la fecunde,Ella no sienre la necesidadde evacuarunas vesículasseminalesestimuladaspor la presenciade un congénere del otro sexo; porque no es macho. Así, si se masturba en tal contexto, ¿qué otro sentido tiene esaactividad sino la simple obtención de placer? No hay nada, que sepamos hoy, relacíonado con la reproducción que justifique esa actividad enre las hembras de las especies.Por eso, descubrir la masturbaciónde nuestrasprimas ha resultado perturbador y revolucionario. Porque ello demuest¡a sin duda alguna (dilema que existíaal estudiar a los machos)que la masturbaciónpuede darseen <<especies inferiores>>por puro sentido del placer, sin ¡elacionarse con el acto reproductor, dándole así una mayor carta de naturalezar.¡rdenada. Pero tampoco hay que irse tan lejos. Podemos quedarnos con experienciasmás cercanasy cotidianascomo las que nos proporcionan los animalesdomésticos.Quienes tienen perros hembra que se masturban arrastrandosus genitalespor el suelo saben que dicha práctica es llevada a cabo durante el celo y fuera de é1.No puede du* que dicha actividad carece de connotaciones reproductoras incluso en esros Ír::. En ese contexto de sexo como acto recreativoo maniobra aliviadora de tensiones,no puede extrañar que la masturbaciózseauna conducta observadaentre 1ashembras bonobo. Es una acción a la que se entregan por simple placerrsa.Y las técnicas que utilizan son muy semejantesa las empleadaspor las mujeres: la mano acaúciatoda la vulva; uno o dos dedos frotan específicamenteel clítoris; o bien se estimula estepor presión contra algún objeto protuberante126,354. La masturbación también se ha observado entre las hembras de otros primates más alejados evolutivamente de los sereshumanos y de los chimpancés,como los macacos,los papiones,los mandriles, etcéteru)53J62)6.Y asimismose ha visto entre las hembrasde otros mamíferos, no primates,mucho más alejadosde nosotros,como puercoespines,elefantes,ciervos, delfines,perros, gatos, ratas, chinchillas, conejos,armadillos, hurones, yeguas,vacas,mapaches,zorrinos y co- )46 bayas.Observacionesrealizadastanto en animales cautivos como entre los que se encuentranen libertad0u'1'26. Durante algún tiempo se dudó de que las hembrasno-humanasse masturbaranrealmente(repito que talesobservacionesproceden de un contexto cultural que no aceptababien que lo hicieran las mujeres).Se creía que no eran capacesde experimentarsensaciones parecidasal orgasmoy, por lo tanto, no era de esperarque buscasendelíberadamente eseplacer.Incluso las investigacionesque muestran algunasevidencias sobre la posible existenciade un orgasmoentre las hembrasde los primates recibieron sus críticaspor consideraresasobservacionesescasamente sólidasrt6. Hoy puede afirmarse que existen pruebas claras de la presencia de signos de excitación sexual entre las hembras de los mamíferos.Y de la experimentaciónde un clímax, expresadocon pequeñassacudidas corporalessemejantesa las de los machos,pero sin emisión seminal3ta. Talesobservacionesse han hecho en las hembras de perros, toros, conejosy felinos (gatos,tigres y leones)00a. También se han observadoenue las hembrasde los primates reaccionesfisiológicaspropias del orgasmocomo el incremento de la presión sanguínea,taquicardia,intensascontraccionestónico-clónicasuterinas, pequeñascontraccionesmuscularesy muecasfacialessimilaresa las de los machos durante el orgasmo.La :únicadiferencia es, lógicamente, la ausenciade eyaculación.Tales observacionesse han hecho durante la cópula, y en las relacioneshomosexualesque mantienenlas hembrasentre sí medianteel tribadism0)62)$3u' Pero es que no podía ser de otra manera. Después de todo, las hembras de estos parientes,más o menos cercanosa los sereshumanos, también poseenclítoris.Y hoy por hoy, no se le conocea eseórgano otra función natural que no seala de actuar como <<gatillo>> para desencadenarel orgasmode las hembras.Si la Naturalezaha optado por conservarese órgano, a pesar de los muchos años de evolución transcurridos, es para que siga cumpliendo esafunción y porque resultaútil iara las distintasespecies.Esa utilidad no solo viene dada por su papel en atraer a ambos sexoshacia la cópula y propagarla especie;también lo es por el placer que proporciona a susportadoras,que ayudaa mantener relajadosa los individuos del grupo y adaptadosen sus interaccionessociales. UNA (HISTORIA NATUML> DE LA MASTURBACIÓN 347 La experiencia enseña que los mecanismosevolutivos tienden a avanzarpor los caminosque requierenmenor gastoenergético.En esa parquedad de recursos,si un órganopierde su capacidadadaptativao la función paru la que en origen fue desarrollado, sencillamente:se atrofia o desaparece.Eso no ha sucedido con el clítoris. Su conservación en las hembras,durante los millones de años de su existencia,parece tener, pues, esa única finalídad placentera.Por eso,la masturbacíón surgede maneraespontánea,a tempranaedad, como resultadode las primeras exploracionescorporalesy como consecuenciade las sensacionesdespertadasen los inocentesjuegos infantiles. Es una experiencia independiente de la función procreadora, a la cual precede y sobreviveen el tiempo que dura una vida. La masturbación, que como se ha dicho antes se encuentratanto (chimpancomo entre los <<superiores>> entre los animales<<inferiores>> cés y humanos),que apareceespontáneamenteentre los grupos sociales que viven en estrechocontacto con la Naturalezay también en los <<civilizados>> más alejadosde ella, es,por lo tanto, una actividad sexual ajenaa la reproducción que por su frecuencia y extensión se sit(tadentro del orden ruaturalde las cosas.Peroel orden que dicta en realidadla Naturaleza,no los modelos teóricos que elabora el ser humano intentando dar explicacionescongruentesa cosasque a vecesignora y, en ocasiones,se niega a ver. Recuérdeseque la teoúa debe adaptarse siempreal mundo real, no estea las teorías. Durante el complejo proceso de la evolución, los seresvivos han obtenido progresivamenteuna mayor capacidadde aprendizaje,con lo que la experienciay la capacidadde adquirirla son cadavez más importantes pan la adaptaciónde cada especiea su medio. Pareceuna cettezaque el potencial gratificador de la masturbaciónforma parte de la herenciacultural y biológica que tiene la especie,recibida filogenéticamentede sus antecesoresevolutivos.Es por eso que, por mucho que se desee,no puede ignorarsela afirmaciónque muestra a la masturbación como una práctica situada dentro del orden natural de las cosas, como una actividad complementaúao sustitutiva del coito según las circunstanciasentre las hembras de todos los mamíferos,sereshumanos incluidos. Y que forma una parte inseparabledel resto del normal desarrollo de las personas,completamenteaparte de la actividad reproductora ala c:ualprecede y sobrevive.En tal contexto, no puede 348 considerarseuna actividad desordenada,ni desviada,ni anómala,ni perversa;sino psicológicamenteincorporada al procesode maduración generalde los sujetos.Su ausencia,como se ha indicado antes,lejos de manifestarun estadopersonalordenado,muestra,más bien, la influencia inhibidora de seriosconflictos psíquicos. EspnculeclÓN SoBRELA ANTIGÜEDAD DE LA MASTURBACIÓN Ya se señaló al comienzo de este capítulo que el origen de la masturbación parccíacimentarseen las raícesmás profundas del tiempo. Pero lo cierto es que nada se saberealmentesobre el momento histórico en el que surgió sobre el planeta.Solo pueden hacerseespeculaciones más o menos pintorescas acetcade ello, pues, como se comentó lineas atrás,laausenciade restospaleoantropológicosno permite obtener respuestasal efecto. El autor no ha resistidola tentación de hacer una de esasespeculacionespor su caráctetilustrativo; aunque los lectoresno tienen por qué compartir su desarrollo,ni la idea que lo guía. Más aún, lo prudente será que lean las líneas que siguen con un nzonable escepticismo; como un bonito cuento semejantea los que nos legaron nuestros ilustresantepasados. Ya se comentó en algún pátrafo anterior que la masturbación es una herencia cultural y biológica que el ser humano comparte con otros seresvivos. Estos se encuentran en lugares diferentesdel reino animal y comparten un desarrollo filogenético que permite sostener que el linaje humano se remonta através de las edadeshastalas formas más primitivas de la vida365. Por eso, cada ser hereda de sus ancestros evolutivosno solo una parte importante de su dotación genética,sino también comportamientosadaptativosque le siguensiendoútiles. Es bien conocido que los humanos contemporáneosse masturban. Los pueblos actuales<<primitivos>> también lo hacen.El estadocultural en que se encontraban esospueblos cuando fueron estudiadosera el de pequeñasagrupacioneshumanassedentariasque vivían de la caza, la pesca,la recoleccióny el culdvo r2e.Si la civilización actual se masturba desdeque se encontrabaen un momento cultural similar, el origen de estapráctica podúa remontarse,al menos, ala épocaen que los UNA <HISTORIA NATUML> DE LA MASTURBACIÓN 349 humanosdejaron de ser recolectores,cazadoresnómadasy carroñeros. Es decir, el momento histórico de los primeros asentamientosurbanos, cuando eI Homo sap¡ensse transformó en un ser sedentarioy agricultor. Eso apunta aIa épocade la revolución agrícola del Neolítico. Y aunque la agricultura no comenzó en todos los lugares al mismo tiempo -de hecho existen diferencias de unos dos mil años entre su inicio en el CrecienteFértil de Oriente Medio y la península Ibérica, por ejemplo- su principio se remonta a haceunos diez mil años166. Lo que nos permitiría hacer una primera estimaciónde la antigüedadde la masturbación en al menos esosdiez mil años. Mas parece poco probable que la masturbación surgiera de la nada en el Neolítico. Es más verosímil pensar que los humanos inmediatamente anteriores a los agricultores ya conocían tal práctica y se la transmitieron a sus sucesores.De hecho, algunos de los actuales pueblos primitivos estudiados se encontraban culturalmente en un largo proceso de transición entre recolectoresy cultivadoresl2e,lo que los asimila más a nuestros antepasadosantes de dedicarse aIa Por agricultura.Pero incluso ellos la heredaronde sus antepasados. eso habrá que hacer retroceder el origen de la masturbación al inicio de la historia del ser humano. Sobre todo porque sabemosque nuestros primos, los chimpancés,también se masturban.Lo que hace sospechar un origen de esta actividad sexual anterior a nuestro proceso de hominízación. Los homínidos propiamente humanos datan de hace casi dos millones de años; aunque los primeros insrumentos de piedra tallados por nuestrosancestrosmás directos tienen una antigüedadde dos millones y medio de años166.El origen de la masturbaciónpodría retrotraerse a esasfechas.El nzonamiento es lícito, dentro del marco especulativo en el que nos estamos moviendo, si se piensa que la fabricación de utensilios, característicamuy importante de los seres humanos, también es anterior aIa apaúciín del género Horno. Otros los usan,como hacen los chimpancésactualesrs2, animales<<inferiores>> que son los más próximos a nosotros.Podría deducirseque la capacidad de desarrollarherramientasse encuentraescritaentre las disposiciones potenciales de las especiesque las utllizan, apafte de que puedan transmitirse por la cultura. La cultura, algo que se consideró intrínsecamentehumano, se ha demostrado que también existe entre 350 nuestros parientes los chimpancés. Y dichas formas culturales son tan singularizadorasque por el modo de saludarseentre sí puede saberse el grupo al que pertenececada individuor22.Por analogía,podría realizarse un ruzonamiento semejante con la masturbación. Los humanos se masturban y los chimpancéstambién. Puede que lo lleven inscrito en el registro filogenético de sus potencialidades;aunque requiera un aprendizajesocial. Lo cierto es que esavinculación interespecie podría sugerir que la masturbaciónes aún anterior al Homo sapiens,de la misma forma que el uso de utensilios. Quizá humanos y chimpancés aprendiesenesa costumbre de su ancestro común, del mismo modo que asimilaron otras cosascomo el uso de herramientasy comparten aspectosimportantes de la capacidadsimbólica y de la forma de relacionarse socialmente.La anrigiedad del más arcaico antepasadodel género Homo, apenasdiferenciabledel ancestrode los chimpancés,se ha calculadoen cuatromillonesy medio de añosrtr. Los homínidos (Homo) y diversos antropomorfos (Pan, Gorilla, entre otros) forman un grupo de primatesmás amplio denominadoáominoideos. Y como los hominoideos, que también se masturban, se originaron en una época más antigua aún, hace unos ueinticinco millones de añosr5r,podría retrasarseel origen de la masturbacióna aquella fecha que es en la que vivió el antepasadocomún de todos ellos, supuestamenteresponsablede transmitidesesacostumbre. Pero ya se ha comentadoque existenotros monos no hominoideos (macacos,papiones,mandriles, que se masturban, los cercopitecoideos junto etcétera).Estos, a los hominoideos,forman un conjunto de primatesmás amplio conocido con el nombre de catarrino.r.Esto es: comparten un antepasadocomún que vivió hace treinta y cinco millones de años, a mediados del Eocenor5r.Con lo que la posible fecha de inicio de la práctica masturbatoriase rcfÍasariamucho más en el tiempo. Los platirrinot que son los monos americanos,también se masturban. Y los platininos forman con los demásprimates comentadoslíneas atrás un grupo de seresque se conoce con el nombre más general de simios. Las observacionesrcalizadaspermiten sosrenerque todas las especiesde simiosse masturban,por lo que podría conjeturarseque lo aprendieron de un antepasadocomún. El precursor de los simios, al que suponemostransmisorde la <<culturaautoerótica>> a su descendenr5r. cia, vivíó hace cincuentay cinco millones de años Con 1o que la bús- )51 UNA <HISTORIA NATUML> DE LA MASTURBACION .o o C O + =- É E = 3 á F E E É : -E+= E á E ó E ( ü E ,o i ^ i' - F o'/ 8 e) o Páe v \ / =(Ú ; O c ' E ' F6 (,) 9 q f E o ' o y X o . p E 9 .= so o - x ó o U d !? -:t \ 0 u X - I o E^ 0e; c:l O ^ = N @ O o * x . Yf ? . Y N E X - ". s E ; + d'¡ '¿ | . O o - > o >' I d*' ; E R í v>. -: x d \ , v/ , ^ 6 '-c = ¡_ o o a @:! .= o Ñ ?ió' üs1 -* ,; J- ' - C D a \- - '= E( UFPÉP o_s E / \ a ! u ./ 9 (Ú93 P .tnE 6 ()5 @ O c > i Qt- q q g s ; : R P É < 9 ó 2 t b ¿ g x = ; / a.¡.9 .¡ E s aI e a.tr E ; =- ( .l! r: =# ó= E= 3 b 9y . ^ . y o ! r ñ 9 ó 9'9 t r E U g ñ n < . ; u o s . : \ , \..2/ *ñ at) ñ\ 6 'áE II a/ .F i r B -\-: ó ¡ : R ^ : ! s a ¡ l I T -.: I o o tr^ c:l X R..O a J O O . ar.P S \ & d t ; ! Y 7 " - ^"T 3 352 queda del momento histórico del comienzo de la masturbaciónqueda mucho más lejos aún. Como los demásprimates no sirzios (los tarseros,lemures y loris) también se masturban,es posible que todos ellos hayan aprendido esa práctica del ser que los precedió a todos ellos. El primer prirnate del que se tiene alguna seguridadde que lo fuera realmentesurgió, al parecer,durante el brusco final del periodo de éxito evolutivo de los dinosaurios,hace unos sesentay cincomillonesde añosrtr. Lo que retrasa todavía másla fecha que se estábuscando. Podría seguirseestemétodo de deducción más lejos aún, pues los primates son, a su vez, mamíferos. Y ya se refirió en líneas anteriores que existen mamíferos muy alejadosde los primates que también se masturban(cánidos,felinos,équidos,paquidermos...). Si la costumbre de masturbarseque tienen los mamíferosdata de la épocaen que estos surgieron sobre el planeta, para transmitirse desde entonceshasta la actualidad,podría afirmarse,sin caer demasiadoen el exceso,a pesar del carácterespeculativode estasdeducciones,que el origen de la masturbación podría remontarsea épocasverdaderamenteremotas;pues los primeros mamíferos surgieron a comienzos del Mesozoico: hace aproximadamente¡doscientosueintemillonesde años! Son cifras de vértigo y posiblementeesténinfraestimadas,pues los hallazgosde la genética molecular hacen retroceder cadavez más el inicio de lahominización de nuestra especie.Pero dan una idea aproximada de que la masturbaciónes, sin muchas dudas, casi tan antigua como el mundo; incluso si la ficción paleontológicaplanteadaen estas páginasno contuvieseni un atisbo de verdad. 16 UNN HISTORTADE MTEDO (unsrunsecróN Y sAI,un) <Defined in psycbologicalterms, a fanatic is a nan uho consciouslyouer-cotlpensatesa secretdoubt., (Definido en términos psicológicos, un fanático es el que conscientementesobrecompensauna duda secreta.) Aloous Huxr,Ev (1894 -1964), Vulgarity in Literature, 4 ar )egún las especulacionesque he realizadoenel capítulo anterior,la masturbación parece haber existido siempre. Y los humanos han convivido con ella de un modo máso menospacífico,preocupándosepor su práctica en la medida que las religioneshan prometido las penalidadesdel infiemo para quienesseabandonarana los placeresdel que fue llamado <<viciosolitario>>.Pero lo que se dice una persecuciónen toda regla,con característicassemejantesa la <<caza de brujas> de otras épocas,nunca parecehaber existido en la historia conocidahastabien entrado el siglo xrtu. Hasta los primeros años de ese siglo, las admonicionesque se habían hecho conra la masturbaciónfueron principalmente de tipo religioso. La novedad que trajo ese siglo fue que se pasó de considerarla masturbacióncomo un problema únicamentemoral a otro también de salud.Y se involucró a estaactividad en el origen de innumerablesmales psíquicosy físicos.Más adelantetendrán los lectoresla oportunidad de conoceruna descripciónde esospadecimientos, t54 El cuento lo inició un clérigo anónimo en 1710 al publicar un libro titulado Onania, or the Heinous Sin of Self-pollution (traducido al completo: Onania, o el atroz pecadode la autopolución, y todas sus espantosasconsecuencias en ambossexos.Con el consejoespiritual y físico para aquellos que atentan contra sí mismos por esta práctica abominabld^. El inmoral derame improductivo de semen provocado por la masturbación,que privaba a la especiede un nuevo vástago,pasó a ser una acción que agotabalos depósitosde tan preciadolíquido y al oryanismo que lo producía de forma permanente. Aunque el texto se refiere a ambos sexos,es evidenteque el modelo de referenciaque adoptaba era el de la masturbaciónmasculina;lo delatael nombre que daba a la masturbación:autopolución.Y basándose en eseejemplo,hacía despuésextrapolacionesaplicablesa la mujer. Aunque las secrecionesfemeninasse considerabanmenos importantes pan l,a especie,su efusión superflua debida a las prácticas autoeróticas agotabaa las mujeres con facilidad porque su débil naturulezalas hacía propensas al agotamiento nervioso. Volveré sobre ello más adelante. Le siguió en la misma línea un médico suizo llamado Simon Auguste André Tissot, que publicó en Lausana,en 1758,otro libro titulado IiOnanisme. Dissertation sur les maladiesproduites par la rnasturbation (El Onanismo. Tratado sobre los trastornos que produce la masturbaciófltet con las mismas intenciones.Este libro fue traducido, difundido y reeditado tal número de vecesque para el mío lo quisierayo. En ambos casos se pasó de considerar cualquier exceso sexual como causantede agotamiento físico y moral (aunque fuera la misma cópula, imbuidos por 1a convicción eclesiásticade que todo placer debía ser peligroso), a limitar el origen de tales males casi en exclusiva a la masturbación. Lo malo no era tanto ser sexualmente activos, sino manosearlos genitalespara ocasionarel placer venéreo. Como si el organismo fuera capaz de discernir entre las diferentes causasde los orgasmosque experimenta y enfermar por unos sí y Dor otros no. " Existe una edición facsímil de C. Rosemberg y C. Smith-Rosembetg, The secret uice exposed!Someargumentsagainst masturbation, Arno Press, Nueva York, 1974. UNA HISTORIADE MIEDO(MASTURBACIÓN Y SALUD) 355 Taleslibros desencadenaronuna verdadera <<caza de brujas>>cuyas principalesvíctimas se encontraron entre la tnfanciay la adolescencia. Aunque tampoco selibraron de ella las personasadultas. El recurso más liviano contra la masturbación fue recomendar a los padres que propiciaran que sus hijas practicaran deportes y se alimentaran sanamente.Un médico llamado John Harvey Kellogg (sí: el de los cereales)róErecomendaba,sospechosamente,una dieta equilibrada basadaen cerealespatz-evitarlas tentacionesautoeróticas.Y digo porque él mismo poseíauna industria que elaboraba sospechosamente cerealestostados que aún se mantiene activa. Me volveré a referir a él más adelante. Una colega mía que fue educada en un internado religioso recuerda que cuando era niña las monjas insistían en que durmieran todas ellas con los dos brazos colocados por encima de la manta. Bien a la vista. Al principio le extrañó aquella imposición. Pero no ta¡dó en sabe¡ a qué se debía...Muchas internas se valían de a1gúntruco para bu¡lar la vigilancia. Mi amiga utilizó el recurso de masturbarse con estímulos exclusivamente mentales; costumbre que mantuvo fuera del internado y ya de adulta. Estoy seguro de que algunas lectoras recordarán haber compartido una experiencia similar. Otra forma menos inocente de evitar la masturbación fue hacer que las niñas durmiesen con las manos atadas,o cubiertas con guantes ásperos,fajadascon cinturones de castidad acolchados,o embutidas en unos monos forrados para impedir los <<toqueteosindecorosos>> mientraspermanecíanacostadasdurante las horas nocturnas. El interés por evitar que las chicas pudieran alcanzarsus genitales durante el sueño puede detectarseal comprobar que entre los años 1866 y I9)2 se patentaron en EstadosUnidos i33 aparutos!diseñados expresamen te p aru obstaculizar la m asturba ción)6e. La introducción de las máquinas de cosery la difusión de la bicicleta despertaronno pocos recelosentre quienesvelaban por la salud de las jóvenes. Llegó a administrarse bromuro a las modistillas que trabajabanen los talleres de confección con máquinas de coser a pedales,para que las contraccionesrítmicas de los muslos no despertasen los deseosde aplicarsea la búsqueda de placeresprohibidos r70, Y despuésde todo tuvieron suerte,porque la alternativa enla que llegó a pensarseseriamenteen algunospaísesfue la clitoridectomía preventivar71. 356 Por razones semejantes,en algunos lugares intentaron evitar que las jóvenesse aficionaran ala bicicleta. Ya no se trataba solo del pedaleo rítmico, sino de la inoportuna forma y situación en la que estaba colocadoel sillín sobre el que se sentabanlas ciclistas.Los promotores de la salud femenina no dejaron de advertir que semejanteasientoles proporcionaba inequívocas oportunidades para estimular indisimuladamenteel clítoris durante los largospaseosen bicicleta0l4'01t. Pero las solucionesmás radicalesque se plantearonfueron las quidebieron de pensar sus rúrgicas.<<Muertoel perro, se acabó 7a labia>>, defensores.Y fue así como se inffodujeron la circuncisiónmasculinay la clitoridectomía en la cultura occidental para remediar y prevenir la 2)1) . masturbación durante el siglo xrx100'r01'31 por el mundo ecleLa clitoridectomíafue incluso <<comprendida> siástico.El argumento que Alejandro Ciollir74 utilizaba en su manual para confesoreses muy elocuente.La ablación del clítoris era lícita en la medida que este es <<unmero órgano de voluptuosidad que no contribuye a la reproduccióo>. Hoy se utiliza toda suerte de racionalizacionespara justificar la supervivenciade la circuncisiónmasculinaneonatal en un país occidental que la emplea casi rutinariamente:Estados Unidos y practicándosehasEstasoperacionesestuvieronrecomendándose Anteayer, ta bien entrado el sigloxx, a finales de los años treinta0r8'100. como quien dice. Y muchasmujeres sufrieron estosasaltossin su permiso018.Lo que, dicho sea de paso, no impidió que algunascontinuaran masturbándose,pese a todo, estimulando la cicatriz reinervada tras la operación1oo. También se recomendó ampollar el clítoris con sustanciascáusticas, e incluso quemarlo. La cauterizacióndel clítoris también fue decasode que fracasasesu dieta fendida por el citado doctor Kellogg168, de cereales. Cuando los paísesque practican actualmentela clitoridectomía y la circuncisión masculinaritual nos echan en cara a Occidente que les reprochamosuna práctica que nosotros también hemos cultivado, se refieren a esta oscura etapa de nuestro reciente pasado...y del presente. Pero 1o que algunos olvidan es que tal carnpañacontraria ala maidesdeel primer momento. El autor turbación tro orígenescornerciales UNA HISTORIADE MIEDO(MASTUPAACION Y SAIUD) 357 de Onania... ofrecia una medicina paru aplacarlas urgencias autoeróticas a los lectoresde su libro. Tissot estabademasiadorelacionadocon el Vaticano como para consideradoinocente en sus alegatoscontra la masturbación.Otros aprovechadoscomo el astrólogo Ebenezer Sibly ofrecía en 1796 dos bálsamospara tatar la masturbación,elaborados bajo diferentesinfluenciasastralessegúnfueran a utilizarlos hombres o mujeres, en un libro pubiicado en Londres con el título The Medical Mirror. E intencionessimilarespueden sospecharseen Kellogg cuando recomendabasus cerealespara aliviat las tensionessexualesque llevaban alamasturbación, No hay inocencia entre quienespretenden velar por la salud corporal o la del espíritu de las personasque se masturban.Ni entonces, ni ahora.Todos han actuado, y aún lo hacen,del mismo modo: primero levantanintencionadamentetemoresfísicos,alimentansentimientos de culpa o amenazancon castigoseternosi luego se ofrecen como intermediariospara aliviar así el malestar que han fomentado. Unos piden dinero a cambio, otros la sumisión de las conciencias.Ambos tipos de salvadoresson incapacesde convencera sus auditorios de las virtudes intrínsecasque pudiera tener abstenersede masturbarse,si fuera el caso;por esorecurren ala amenazay al amedrentamiento. que hubo en el pasado. Hoy estamoslejos de esa<<caza de brujas>> Pero la relación entre la masturbacióny la salud aún permaneceen la concienciade algunagente.Con bastantefrecuencia,la mujer actual se interroga sobre la posibilidad de que su hábito autoerótico seainsano. Ocurre principalmenteen edadesjuveniles,porque las mujeresadultas suelenhaber superadoesostemorescon el paso del tiempo. No se trata aqtlirde que ellas se pregunten sobre una eventual anormalidad suya por masturbarse(que sucedecon cierta frecuencía); más bien hago referencia al temor a que la masturbación tenga alguna clasede impacto sobre la salud de quien la practica. Si bien se ffata de una preocupación muy común, hay que añ,adir que no surge espontáneamente.Lo más frecuente es que tales aprensiones estén alimentadaspor el entorno social en el que se desenvuelvela chica medrosa,que se encargade transmitide de un modo velado, aunque otras vecessehaga de una forma más explícita,que masturbarseno solo es malo, sino también perjudicial parala salud.Es una actitud que bien podría resumirse en la frase <<haciala virtud a tavés del miedo>. 358 Existe una abundante propuesta de alteracionesatribuidas a la masturbación en la literatura de consumo masivo y en la transmisión oral popular. Pero todasellassonfalsas.En ningún tratado de Medicina moderno se encuentra que la masturbación seala causade alguna de las enfermedadesque se describenen elloslTs'176'r77)78. Asprcro DE LA pERSoNAMASTURBADoRA Si las lectorasno estándispuestasa seguir al autor tras la pista de los rasgosque delatan a las personasque se masturban,pueden saltarse este apartado.Pero si sienten la curiosidad de conocerlo sigan leyendo bien agarradasal asientoy preparadaspara temblar. En el capítulo V de su célebrelibro contra la masturbación,Tissot16T hace referencia a los males que aquelan a la mujer masturbadora. Según é1, eseuicio le trae, a grandes rasgos:la histeria, mareos,ictericia (piel amarillenta),descamacionescorporales,agotamiento,dolor y muerte. Un conocido clérigo español se hizo eco de tales padecimientos y escribió en su <<Guíade pecadores...>el siguientepánafo dedicado a la castidad,<<dondees muy quotidiana la pelea, y muy ma la vistorio>: <<Considera también sobre todo esto (como dice un doctor) quanta muchedumbre de otros males trae consigo esta alhagueñapestilencia [...] Y allende desto debilitalas fuenas, amortiguala hermosura,quita la buena disposición, hace daño á la salud, pare enfermedadessin cuento, y estasmuy feas y sucias,desflora antes de tiempo la frescura de la juventud, y hazevenir mastempranouna torpe veiez:quita la fuerza del ingenio, embota la agudezadel entendimiento, y quasi la torna brutab>r7e. Pero hay que señala¡ en honor alaverdad, que si bien pareceque la atribución de todo tipo de males a la masturbación se inició en la segundamitad del siglo xvm, también es cierto que hubo reticencias. Simultáneamentea las voces de Tissot y de ftay Luis de Granada (de quien es el texto reproducido más arriba) surgieron otras en contra que, lamentablemente,tuvieron un eco mucho menor. Así, por las mismas fechas,Hunter -citado por Kinsey0oa- señalaba:<<Yocreo poder afirmar que este acto lla masturbación] causaen sí mismo menos UNA HISTORIADE MIEDO(MASTURBACIÓN Y SALUD) )59 daño a la constitución generalque el natural [el coito]>. De todos modos, adviértaseel mensajeimplícito de Hunter, por bienintencionado que fuera: el coito es el acto sexual natural, luego cabe sospecharque la masturbaciónno lo sea. Quizá el menor eco de estas palabras venga de que no fueron formuladas con la pasión de un dogmático. En la construcciónde sus frasesse nota el comedimiento.Dice <<creopoder afirmar>>, 1o que resulta un dardo menos afilado y contundenteque declarartaxativamente: <<quiense masturbase muere>>. Así, algunos autores no dudan en proponer un perfil por el que podría reconocersea la personaque se masturba.Al parecer,estapuede distinguirsepor su <<tezpáliday color plomo, por susojos hundidos y ojerososy su aspecto,que expresauna combinación confusade vergienza, tústezay desconfianza>>26r. Segúncita BéatriceBantman261, un obispo español, Antonio Maúa Claret, atribuía a la masturbación femenina las llamadaspérdidasblancasvaginales,ademásde considerar que dicha práctica consigue que <<engeneral, el carácter moral [de ellas] se alteru y se vuelven duras e ingratas hacia todo el mundo>>. Otro autor señalaque las personasque se masturban tienen <<fauces magrasy semblantepálido, con corvasendeblesy piernas desprovistas de pantorrillas>>0r8. Y otro más, apunta que la masturbaciónconvierte a las personasen: <<estúpidas, lánguidasy retraídas,y destruyendosu üvacidad, alegríay salud;produciéndoles[...] esahorrible seríede dolenciasque las hace tímidas,inseguras,caprichosasy ridículas, [...] débiles y extenuadas,1...] con sus faccionespálidas y macilentas,y sus ojos hundidos>. El mismo autor añadea este cuadro el siguientecolofón: <<deben esecalamitosoestadode debilidad y agotamientosolo a la prácticaabominablede la masturbación.Imposibilitados de prestar algún servicio en su propio provecho o en el de sus amigos, arrastran una vida que es totalmenteinútil para los demásy que es un lastrepara 0r8. ellos mismos, en medio de una sociedad donde se les desprecia>> Una doctora preveníaa las madres,en 1901,que si algún hijo de uno u otro sexo se mostraba <<distraído, que prefiere la soledada la compañía, que es refractario a los ejercicios físicos, que desvíala mirada, está nervioso, es hipocondriaco, tiene un sueño inquieto, está constipado, tiene por lamañana dolores en la espaldaylas extremidadesinferiores, tiene apetito inestable,tiene las manos fúas y pegajosas,[...] el cuerpo )60 debían emite un olor especial,desagradable,y [...] está demacrado>>, entrar en la sospechasegurade que se masturbaba,aunque solo presentasela mitad de esossíntomas038. Otros autoresdeclaranque las personasque se masturban se tornan melancólicas,histéricas,aleladase idiotasrs0.Añadiendo que <<su existencia peligra; cada día dan un paso más haciala tumba y se extinguen en un completo marasmo>>r80. E incorpora la siguiente mafizalos síntomasde la consunción...inspiran ascoy comción: <<presentan pasión a la vez... cada día dan un paso más hacia la tumba y se extinguen en un completo marasmo...preparándoselos sinsaboresde la inteY repiten que la masturbación<<anula unavejez prematura>>r81. ligencio>r82. El citado médico de finales del siglo xx apellidado Kellogg también aportó unos signosidentificadoresde la masturbación.Eran tan generalesque cualquierapodría estar incluida en alguno de ellos. Según este autor, la masturbación producía debilidad general, agotamiento, desarrolloprematuro e insuficiente,cambios de humor repentinos, lasitud, insomnio, falta de capacidaá mental, inconstancia, desconfianza, amor por la soledad, ttrnidez, calvicie prematura, falsa devoción, fáciimente asustadiza,confusión de ideas, gusto extremo por los chicos,hombros caídos,espaldadébil, rigidez en las articulaciones, pasostorpes, parálisisde las piernas,sueño en malasposturas,falta de desarrollodel pecho, apetito caprichoso,gusto por los alimentosartificialesy perjudiciales(entre los que incluye las minas de los lápices,el yesoy la tiza), ascopor las comidassencillas,uso de tabaco,palidez no natural, acnéy granos,onicofagia (morderselas uñas),mirada furtiva, sudor frío en las manos,palpitaciones,histeria,anemia,ataquesepilépticos, enuresis(orinarsedormidas en la cama)y uso de palabrasobscenas 168. Además, sosteníaque si no aparccíanestos síntomasno era debido a la inocenciade la chica, sino a un mayor atino pan ocultar su hábito. Y el mejor remedio para quien era descubiefia in fraganti consistía en aplicarle ácido carbónico puro en el clítoris. Brutal, sí: pero cuando el sorprendido eravar6n recomendabaque se le circuncidaruinmediatamentey sin anestesia. No seránecesarioadvertir a las lectorasque no precisanecharsea temblar por el efecto descrito en tales admoniciones.Cualquier pareci- Y SALUD) UNA HISTORIADE MIEDO(MASTURBACIÓN )61 do que se descubra entre esasdescripcionesy la realidad será pura coincidencia.Ninguna persona,por mucho que se masturbe,sufre esa especiede consunción enojadizaque señalanlos mencionadosautores. Ni presentaráun aspectoque la diferencie de sus semejantes.Y si padece algunaclasede debilitamiento,o de alteraciónde la salud,lo más ruzonableserábuscar otras causascomo verdaderasresponsablesde la posible enfermedad. Como señaléantes,estassupuestassecuelasde la masturbaciín no estándesuitas en la literatura científica actual. Y si algún médico sostiene hoy día tal sarta de disparates,téngasepor seguro que actúa más como insÚuctor dogmático que como científico. Conviene no perder de vista que los médicos, enfermerasy los psicólogosde uno u otro sexo están sujetos a las mismas influencias socialesque el resto de la población. Razón por la que, a poco que descuiden su objetividad científica, actúan como cualquier otra persona, utilizando opiniones sesgadas;con el agtavantede que su posición de líderes de opinión hace que cualquier estupidezque sueltenseaconsideradapor la población como uoxDei. Algo parecido a1o que sucedecon los medios de comunicaciónde masas. Además, tales atribuciones a la masturbación son inconsistentes. Para probar su falsedadbastaríareducir el argumento al absurdo, sin necesidadde acudir a otras fuentesde conocimiento.Así, si fuera cierto que las personasque se masturbanpresentanel aspectodescritopor los diferentesautorescitados, el mundo estaúapoblado por esa especie de zornbisde una forma casi exclusiva, dada la extensión virtualmente universal de esa ptáctica sexual. Pero como no sucede así (la gente sueletener un áspectomás bien normalito), esosperjuicios para la salud ocasionadospor la masturbaciónson, sencillamente,absurdos, pura mentira, un engaño... irracionales,imaginarios,descabellados, que insistir más en ello? ¿Hay Los mitos nacen cuando el ser humano necesitaexplicarsealgún acontecimientodel que ignora sus causas.Es decir, respondena las necesidadesde los grupos socialesque los elabonn'e. En algunasocasionesse trata de ilustrar el origen del propio cian; en otras, se intenta dar sentido a acontecimientoso fenómenosnaturalesy de la vida cotidiana. En definitiva, lo que se pretende con ello es cubrir esa falta de conocimientoscon algunaleyendaque dé a sus creadoresla sensación 362 de saber el significado o el origen de aquellos sucesosde los que son testigos.Nada angustia más al ser humano que la sensaciónde incertidumbre. Y hace cualquier cosa con tal de evitada, aun a costa de aferrarsea mentiras para adquirir la sensaciónde cefi.ezaque necesita. Cuando la sensaciónde inseguridad d,canzaintensidadespatológicas, la persona que la padecehace cualquier cosa con tal de evitarla;hasta el punto de incapacitarlespara desarrollar las actividadescotidianas con normalidad. Aunque creer y saberno sealo mismo, las personasque creen actúan con la misma seguridady ffumezaen sus conviccionescomo las que tienen plena concienciade trabajar sobre la base de hechos ciertos. Por esono puedeextrañarque algunoscomportamientos, o ciertas ideas,se mantengandurante generacionesa pesar de ser falsos.Así sucederáhastaque las evidenciasen contra resultentan aplastantescomo para inducir el cambio.Pero, a veces,ni siquieratalesevidenciasconsiguen la inversión de las actitudesenraizadasa travésdel tiempo. Algo así sucedecon la masturbación. Hasta hace bien poco se ignoraba prácticamentetodo sobre esta práctica sexual. Además, existía un clima social muy represor en lo tocante a ella; 1o que no fomentabaprecisamenteque el tema se abordase con la suficiente fluidez y permeabilidad como para permitir la introducción de ideasmás sensatassobre é1.Con ello, el clima generado alrededorde la masturbaciónse ha mantenido siempreen un ambiente preñado de ignoranciay de temores.Algunas relacionesespuriasentre la masturbación y cualquier altemción terminaron convirtiéndose, por mor de la ignoranciay el miedo, en relacionescausa-efecto. Y asi,actecentándosecomo una bola de nieve, se han transmitido de generación en generación, afianzándoseen la conciencia colectiva de los pueblos como si de un conocimientocierto y científico se tratase. Resultacurioso comprobar cómo han sido silenciadaslas vocesautorizadas que clamaron en contra de esta idea ruin sobre la masturbación. Emil Kraepelin, contemporán, le Freud y paru muchos el padre de la Psiquiatríamoderna,escribií' .t,l9I7 un resumende lo que habían sido los últimos cien años (de entonces)de su especialidad.Y decía respectoa las creenciassobre la masturbación:<<Lacreenciaen el efecto nefasto del onanismo, que aún hoy dia aparccecomo una obsesión en algunosescritos,estabamuy extendida;Tissot,Chiarugi, O.gg, Y SALT]D) UNA HISTORIADE MIEDO(MASTURBACIÓN J6) ZeIler, Haindorf y otros describen sus tremendas consecuenciascon los colores más sombríos. Se creía que el onanismo podia llevar a Ia consunción,la demencia,la aúofia de la médula espinal,la parálisisy una muerte miserable,mientras que hoy día sabemosque no debe ser considerado,en cuanto a lo esencial,más que como una consecuencia, y no como una causa,de los trastornosmentales.Incluso la represióno la satisfaccióndesordenadadel deseo sexual fueron considerados (págs.7l-72). como una causade frecuentelocura>>r8r LRs coNsncuENcIASFÍsIcAS A la masturbaciónse le ha atribuido el origen de la frigidez,la esterilidad, la ninfomania,la tabesdorsal, la tuberculosis pulmonar, la dispepsiay la indigestión, la pérdida de visión, la epilepsia,la pérdida de memoria, el asma,la parálisisgeneralprogresiva,la gonorrea,la catalepsia,la lasitud, flojedad, agotamientoy debilidad en la marcha, el deterioro de la médula espinal,el reblandecimientodel cerebro,Ia ato0r8' nía nerviosa,e incluso ¡el suicidio y la muerte! Las ideas falsas,por absurdasque parezcan,se mantienen porque con cierta frecuenciadisponen de una ciera base real pan poder sobrevivir en el tiempo, aunque seade una forma un tanto cogidapor los pelos. Si no fuera así terminarían desapareciendopor sí solas ante lo obvio de su falsedad.De ahí que algunasde las consecuenciasatribuidas a la masturbaciónhayan gozadode cierta credibilidad durante tantos años.Véansealgunosejemplos. Todas las enfermedadesrelacionadas con procesos de debilitamiento, agotamientoo asteniaadquirieron un relativo crédito a causa de la relajación que aparecetras el orgasmo en la mayor parte de las ocasionesy por suspropiedadesansiolíticaso tranquilizantes'Es precisamenteuna de las causaspor la que el orgasmo resulta tan agradable. Pero cuando se relaciona esa gtata rclajación con una práctica (arttficialmente) culposa, resulta muy sencillo aportarla como prueba del deDe esemodo,la flojedad propia del sorden de un orgasmo<<irregulao>. interpreta como>>un agotao, más bien, <<se orgasmose <<transforma>> miento del organismo provocado por una actividad inapropiada' La consecuencialógicade ese adoctrinamiento es que cada vez que una 364 personasintiera su cuerpo relajadotras el orgasmo,tenderíaa deducir que su organismo se estabaaflojando por esa práctica.En definitiva: que estabaenfermando. Pero el orgasmo del coito también ha sido cargado de culpa en no pocas ocasiones; incluso hoy día. Por eso, \a relajación poscoital también se llegó a considerar como un desorden que debilitaba al organismo. Se sostiene que el coito es culpable cuando lo practican los solteros (a veces en condiciones poco confortables, como son los asientosde 1osautomóviies)y los casados,fuera del matrimonio. Pero no hace muchos años también se declaraba culpable el coito que se realizaba dentro del mat¡imonio con una frecuencia que se juzgaba indecorosa, cuando no directamente pecaminosa. En cualquier caso, siempre que su único fin fuera el placer. Los (posibles) sentimientos de culpa en ese tipo de cópulas, asociados a la relajación del orgasmo, permitían que también se llegara a ínterpretar esta última como un desgastedel organismo que, alalarya, sería dañino. ' Algo parecido sucederíacon la vieja creenciade que la masturbación <<reblandece la médula y el cerebro>>que aún subsisteen algunos medios.La idea procede de un antiguo concepto oriundo de la Grecia clásicaque considerubaal cerebro como el órgano que producía el semen. El líquido seminal,que es capaz de engendrarnada menos que una vida nuevab,estabacargadode una enetgíapotencial exffaordinaúa. Razónpor la cual, en casode dilapidarsemediantela masturbación o por coitos muy numerosos,habúa de gastar<<necesariamente>> mucha energíanerviosa.Y como estaenergíaera ni más ni menos que cerebral, esteórgano seríaquien sufriría las consecuenciasdel dispendio con un reblandecimientomortal. Y estaidea era aplicablea ambos sexos, puesto que, como ya se ha visto, se conocedesdemuy antíguo que la mujer también eyacula. Atiéndase a lo que aftrmaba Tissot en el capítulo V, dediCado ala mujer, de su célebre libelo antimasturbación: <<lossíntomas que aparecen en las mujerestienen la misma explicación que los de los hombres. La secreciónque pierden, menosvaliosay menosmadura que el semen del hombre, no las debilita enseguida;pero, como su sistemanervioso b En esta vieja concepción de las cosas,la mujer solo era una depositaria del semen, durante el tiempo que este necesitabapara transformarse en el nuevo ser y le llegabalahora de nacer. Y SALUD) UNA HISTORIADE MIEDO(MASTURBACIÓN 365 es más débil por naturalezay son más propensas a los espasmos'cuando cometenexcesoslmasturbadores]los síntomasson más violentos>>'. Ya lo sabenlas lectoras.Como las mujeresson todas unas histéri(sistema nervioso débil, frecuencia de espasmos..'¿qué otra cosa cas quería decir eseautor?),la pérdida de susfluidos durante la masturbación tiene peoresconsecuencias. Algo parecido sucederíacon la médula' Si los lectores de uno y otro sexo hacen un poco de memoria, recordarán que cuando sienten sus orgasmosapreciansensacionesque cada cual puede describir a su modo. Pero una de ellas es como una especiede sacudida enlazona sacra,la pate baja de la columna vertebral. Pues bien: posiblemente basadosen esaincierta experiencia,en el pasadose considerabala mésexualesy del orgasmo. dula como la sedeiniciadora de las sensaciones y principios del xx se XIX del siglo De hecho, los novelistaseróticos hacían eco de ese sentir popular y los localizaban allí en sus relatos. Así, en los hombres sucedíaque <<sumédula se contraía, impaciente Y las mujeres exclamabanen plena por recibir Ia mágicapulsación>>. pasión:<<hazme tuya hastaque se me pare el coruzón,hastaque me estallelamédula y me quede muertecitaen tus btazos>>l84. En un contexto de temor reverencial hacia Ia masturbación' o cualquier exceso sexual, era lógico esperar que estos terminaran por debilitar y reblandecertan preciada zona, con la pérdida consecuente del tono nervioso.En este casose asociabael miedo y la culpa, con las de sacudida enla rnédula y la lasitud benefactora sensaciones<<reales>> del orgasmo. Maridaje mal interpretado como debilidad en esta trama preñadade espantos. A pesar dela galetíade horrores descrita en los párrafos precedentes, a todas luces desfasada para los conocimientosactuales,las consecuenciasfísicasde la masturbaciónque más preocupan a las chicasde de la caÍay el acné,asícomo las pohoy son básicamente:los <<granos> sibles deformacionesocasionadasen el clítoris y los labios menoresde la vulva y, quizá,lafrigidez y la pérdida del tono nervioso. La respuestaa esteúltimo temor (Ia atoníanerviosa)ya se ha dado en los párrafos precedentes.Es un miedo infundado alimentado por ' Adopto la traduccíón hecha por Marisa Abdala en el libro de S. Andreae, Anato' mía del deseo,Planeta, Barcelona, 20A0 báe. 16l). )66 quienesestán interesadosen crear angustiaentre las jóvenespara llevarlas forzadas por el camino de un concepto peculiar de la <<virtud>. Pero la masturbación no produce mayor desgasteque la misma frecuenciade coitos o practicar un deporte todos los días y, después,ducharse. La cuestión de los <<granos>> dela can, o del mismo acné,es una de esasdesafortunadasasociacionesespuriasque se apuntaron antesa las que se termina por dar una relación causa-efectoverosímil,aunque no la tengan, y permiten nutrir los temores popularesfrente ala masturbación. Tanto 1o uno como lo otro van realmente asociadosa los cambios hormonalesque acontecenen el organismollegadosa la pubertad. Tales transformacionesocasionanun aumento de la producción grasade las glándulassebáceasde la piel. En ocasiones,se acumulala queratina de la epidermis en su embocadurae impide que el sebo salgaal exterior con normalidad. La grasaacumuladade esemodo es un caldo de cultivo excelentepara los gérmenes,que terminan infectándolay originando esos<<granos>> y puntos negros facialesque tanto preocupan a las adolescentes. Como en la pubertad aparccen ala pat tanto los <<granos>> como la masturbación, fue muy sencillo asociarlosy determinar que era la masturbaciónla que los ocasionaba(podía haberseresueltoque era al revés). Pero ningún dermatólogo se atneveúaa sostenertal relación causa-efectohoy, porque es falsa. Tengan por seguro los lectores de ambos sexos que si la calvicie aparecieraen la pubertad en vez de en la fase adulta de la vida de los hombres, o en el periodo posmenopáusicode la muje¡ sin duda se habría atribuido su causaal abusode la masturbación. Es de suponer que yahabún sacadola conclusiónde que la masturbación no es responsablede los <<granos>> dela cata,ni del acné juvenil. Pero si no 1o han hecho aún, reduzcanel argumento al absurdo para determinar si es falso o verdadero. ¿No es cierto que dadalafrecuencia y la extensión de la masturbación casi todas las adolescenres del mundo tendrían la caru como una paella si fuera verdad que origina los <<granos>> faciales?¿Y que eso duraría un buen número de años? Es evidenteque no sucedeasí.Luego los <<granos>> del rostro no se originan por masturbarse. Y SALUD) UNA HISTORIADE MIEDO(MASTURBACION 367 El temor a que la costumbre de masturbarsedeforme el clítoris y los labios menoreses más pfeocupante desdeel punto de vista sanitario. Básicamenteporque afectaa la mayor parte de las jóvenes,quienes, cuando tienen algún problema de salud auténtico, terminan por demorar cualquier exploración médica -máxime si se trata de un reconocimiento ginecológico- ante el temor de que en el transcursode estase descubrasu hábito autoerótico por alguna secuelafísica observable en su organismo.Y dicha demora puede poner en verdaderopeligro la salud de la joven al retrasarel diagnósticode alguna enfermedad real. Pero el ternor que origina dicbo retraso carecede fundamento, pues la masturbaciónno deforrnalos genitalesde quien la practica' No produce cambiosapreciablesa simple vista. Por lo tanto: es quimérico pensar que alguien pueda descubrir que una chica se masturba con una simple exploración física.Ni aunque dicho examenseaginecológico, se haga con una lupa de gran aumentoy lo realiceel galenomás sabio del mundo, seahombre o mujer. Sin embargo, estostemores pueden tener una cierta base real extrapolada sin fundamento; lo que ha permitido alimentarlos en las mentes de generacionesde jovencitasinseguras.El autor no desearía que se interpretaran mal sus palabrasy generar así una aprensiónque está lejos de su mente ocasionar.Lean atentamentelo que sigue sin perder de vista las afirmacionesde los párrafos precedentessobre la falsedadde las atribucionesque se hacen a la masturbación' Dentro de la norrnalidad, el clítoris puede presentar una variedad de tamañosimportante en cualquier grupo amplio de mujeres que se estudie.Si deseantener alguna referenciamás concreta,les diré que el diámetro transversaldel clítoris, en reposo, oscila en el 75 por 100 de las mujeres entre I y 6 milímetros; un tamaño que por su frecuencia Además, existe un 5 por 100 de mujepuede denominarse<<normalr>. fes cuyo diámetro transversaldel clítoris mide entre I y 2 mllimetros; a a los Y, finalmente, sellama <<grandes>> esosseles considera<<pequeños>. y mi' 14 los 7 clítoris cuyo diámetro transversal,en reposo, se sitúa entre límetros;tamaño que se encuentraen el20 por 100 de las mujeres'Y to18t. dos ellos, hay que repetirlo, se considerandenffo de la normalidad El aumento de tamaño del glande del clítoris se ha observadoen' algunasmujeresque han aprendido a masturbarsetardíamente'pasando de no hace{o nadaa ser unas masturbadofasmuy activas.Pero ese 368 incremento de tamaño no ocasionael desarollo de un clítoris peniforme. Esto es: no se convierte en un miembro semejanteal masculino. Siemprese mantiene dentro de los márgenesde tamaño situado entre los límites de la normalidad rnencionados.Y es un aumento de tamaño que solo puede apreciarlola propia mujer. En realidad, solo se trata de un incremento relativo. Es una observación que puede hacerseen algunasmujeresadultasporque la ausencia de estímulossexualesespecíficosha mantenido su clítoris con dimensiones <<infantiles>>. Al comenzat a masturbarse tardíamente y ejercitar su tejido esponjosoen el engrosamientopor la erección y en su reducción tras el orgasmo, el clítoris acaba adquiriendo el calibre que debería haber tenido desde el principio si esa mujer hubiera comenzadoa masturbarseantes,como las demás.De modo que, en estas observaciones,no se ftata de que el clítoris aumente de tamaño, sino que adquiereel que en realidad le corresponderíadesdeuna magnitud original anormalmentepequeña0r1. Estasobservaciones,mal interpretadas,podrían estar en el origen de la quimera que supone que la masturbación deforma el clítoris. A pesarde todo, recuérdeseque seestáhablando de un número limitado de mujeres;y de fraccionesde milímetros o de algún milímetro. No se trata de un <<agigantamiento>> que supongalaviñlización de la mujer, o su mutación a homosexual,o su metamorfosisen ninfómana, como se ha llegado a aftrmat en alguna ocasión incluso en ciertos textos r85. En lo que se refiere al tamaño de los labios menores, solo puede afirmarse que tampoco aumentan su longitud ni se deforman con la masturbación.Este temor también constituyeun buen ejemplo de asociación espuria que se ha transmitido como si de una relación causal cierta se ttatara. Algunos autoresse han hecho eco de estafantasíaescribiendo en libros supuestamentedestinadosa la educación sexual que <<[enlas mujeresmasturbadoras]los labios menoressobresalenen forma de colgajos>( !) 186. La forma, el color, el grosor y el tamaño de los labios menoresde la vulva varíande unasmujeresa otras, dentro de la normalidad. Y una característica anatómica de estos es que casi siempre son asimétricos en la propia mujer. También es cierto que en algunaslos labios menores cuelganmás de lo habitual, hastael extremo de poder contemplarsea UNA HISTORIADE MIEDO(MASTURBACION Y SALUD) )69 simple üsta aunque tengan cerrados los labios mayoresde la vulva. Sin embargo, ello no es debido a la masturbación. Es una peculiaridad anatómica,más o menos soportabley estética,como puede sedo la forma y el tamaño de los pechos, dela nariz o de las orejas. Pero como el desarrolloadulto de los labios menoresno se produce hasta la pubertad, las chicas no advierten su asimetríay longitud hasta entonces,que es la edad en la que aumenta la autoobservación debido ala natwal curiosidad del momento. La misma épocaen la que aparecela masturbación,si no lo ha hecho antes.Si la chica se masturba con sentimientosde culpa y es permeable a las historias de temor relacionadascon esta práctica,terminará por creer que se ha provocado esadeformaciónella misma. Lo que no es cierto, ni de cerca,ni de lejos,ni a media distancia. Hagamos un poco de ficción paru relajarnos.Como ya saben,los pechos normales también son asimétricos entre las mujeres: uno es algo mayor, pesa y cae más que el otro. Si las mujeres se masturbaran exclusivamenteacaúciándoselos pezones, en vez de la vulva, seguro que se habúa atribuido semejantedefornidad a la masturbación, puesto que ambas cosasse desarrollan aproximadamentea la misma edad. Con lo que hoy no se encontraríanjóvenespracticando topless en las playas por temor a que los demás advirtieran su costumbre autoerótica. La reducción de los argumentosal absurdo es un ejerciciomuy saludable en cuanto a las historias que se relatan acercade la sexualidad y de la masturbación.Debería practicarsemás a menudo, en lugar de repetirlassin hacer un mínimo de crítica. Sostener que la masturbación ocasiona modificaciones físicas apreciables en los genitales femeninos es absurdo y hoy mueve a risa. Pero hubo una época donde se creyó firmemente en ello, hasta el extremo de que su presencia podía poner en duda un delito de violación. La legislación antigua (siglo xx) entendía que la práctica de la masturbación podría ser motivo de consentimiento para la violación al reflejar costumbres libertinas en la mujer asaltada(!?). Y pa¡a determinar su presenciahabía c¡ueencontfar los signos que la evidenciaban. Y estos eran: <el enrojecimiento lívido de la membrana luivar, el clítoris generalmente más voluminoso y turgente, el alargamiento a veces considerable y la flacidez de los labios menores>>. Tal <desarrolio precoz debe atribuirse a la excitación prolongada por hábitos antiguos y desarrollados de masturbación>>r87. La joven que tuviera alguna de tales características,anatómicamente nor- J70 males, y sufría la desgracia de ser violada, era de forma automática culpabilizada de esaagresión. Una futura frigidez es otra de las amenazasque se esgrimen contra las mujeres que se masturban.Esta idea se basa enlateoría freudiana de que la mujer adulta, para ser psicológicamentemadura, debe transDe no ferir su sensibilidad orgásmicadesde el clítoris a la vagina22a. inclitorianas>>, hacerlo, quedaríaencuadradaen el grupo de <<mujeres vagínales>,que serían fantiles o inmaduras, frente al de las <<mujeres las auténticamentemaduras.Y por esacausaseríanincapacesde experimentar orgasmosen la cópula, por tener su sensibilidadinmaduramente fljada en el clítoris. Ya he comentado en otra parte que esta idea de la sexualidadfemeninaes errónea.No insístirémás en ello. Solo recordaré que las mujeresfrígidas, es decir, las que son totalmente anorgásmicas,seacual seael procedimiento de estimulaciónutilizado,y carecen de cualquier otra sensaciónvoluptuosa,son rarasd.Este mito hace referen cia, másbien, a la anorgasmiaen el coito. Pero también he señaladocon anterioridad que no es verdad que la masturbacióntransforme a las mujeresen anorgásmicas. No me repetiré aquí. Solo añadir que se ha encontrado que el 94 por 100 de las mujeres que se habían masturbadosin tener problemasde conciencia,ni sentimientos de culpa, alcanzanel orgasmo en el coito sin mayores dificultades.Y también lo conseguíanel 85 por 100 de las que se habían masturbado muy intensamenteen sus vidas; lo contrario de lo que se predica a tal efecto. Hay más: aun aquellasque se habían masturbado d Aquí sucede un poco como con el concepto de eyaculaciónprecoz en el hombre que he comentado en otra parte del libro. En sentido estricto, la eyaculación precoz es la eiaculatio ante poltae. Es decir, la eyaculación que acontece en el momento de intentar inroducir el pene en la vagina, o muy pocos segundosdespuésde haberlo hecho. Sin embargo,este conceptose ha extendido, ettóneamente,a todo hombre que llega al orgasmo antes que la mujer. Lo que no es exactamente lo mismo, porque eso depende de la conjunción de dos velocidades orgásmicas en el coito: la del hombre y la de la mujer. Si ella alcanzael orgasmo con más demora que el hombre, por la razón que sea, este estará inevitablemente condenado a llegar siempre al clímax antes que su compañera, sin ser por eso necesariamenteun eyaculador precoz. Aquí se trata de otro tipo de problema (a vecesni siquiera es un problema, solo una cuestión de ajuste) que deberá investigarseen cada caso. Y SALUD) UNA HISTORIADE MIEDO(MASTURBACIÓN )71 reprimiéndose muy fuertemente, con sentimientos de culpa muy consolidados,llegaban al orgasmoen el coito en el 8J por 100 de los casos.Sin ernbargo,solo alcanzabanel orgasmoen el coito el 35 por 100 de nuncajlr. las mujeresque decíanno baberserr¿asturbado El panoramaque dibujan esosdatos es completamentediferente al marcado por los temoresinfundidos en las jóvenespara conseguirque dejen de masturbarse. La masturbación no solo no torna frígidas a las mujeres,sino que lesfacilita el carninopara tener un mejor ajuste sexual en sus relacionesde pareja, al contrario de lo que sucedecon las que no se masturban o afirman no hacerlo. O, al menos, señalanque las mujeres sin inhibiciones sexualesimportantes son más capacesde disfrutar del sexo (tanto masturbándosecomo en el coito) que aquellasque reprimen su sexualidadhastael extremo de no permitirse ni masturbarse,ni disfrutar en la cópula. Pero hay más. El mismo investigador citado0rl, ginecólogo de profesión, ha encontrado que las dísmenorreas(reglas dolorosas) son más frecuentes (60 por 100) entre las mujeresque se masturbancon fuertessentimientos de culpa; algo menos entre las que afirman no habersemasturbado nunca (40 por 100);y menos aún (I5 por 100) enre las que se masturban sin ninguna clasede represión.Los resultadosde otros autorespermiten añadir a estoshallazgosque existe un buen número de mujeres que han aprendido a combatir Ia dismenorreaprccisamentemasturbándose inmediatamente antesy durante Ia rcgla. Dado que el orgasmo favorecelas contraccionesdel útero, las molestiasdisminuyen06e. Más aún. En el primer parto de mujeresque se casaronvírgenesy quedaron inmediatamente embarazadas,las contraccionesdel útero fueron más eficacesen el 86 por 100 de las que se masturbaban sin mayores problemas de conciencia; mientras que dicha eficacia solo aparccíaen el45 por 100 de las que lo habían hecho muy reprimidas y con una fuerte cargade culpabilidad. Pero la competenciade las contraccionesdisminuye al I7 por 100 entre las mujeresque afirmabanno habersemasturbadonuncaoi1. Estos datos no pueden extrañar si tenemosen cuenta qtuelaoxitocina, Ia hormona que se libera durante el orgasmoy se consideraresponsablede este,como ya se ha visto, es también la causantede la secreción láctea y de las contracciones uterinas. La masturbación no J72 haúa másque entrenar al organismo en la liberación de esahormona y faciTitarsu secreción cada vez que es requerida para alguna otra función femenina. La masturbacióntampoco ocasionamayoresproblemasen las funciones fisiológicaspropiamente femeninas-la regla y el parto lo son por excelencia-, sino que, por el contrario, parece beneficiarlas,Dicho con todas las precaucionesque se deseen. LRs coNsrcuENcrAs PSrcoLócrcAS La locura, la melancolía,el cretinismoo la idiocia,la pérdida de la memoria, la demencia,la histeria, la neurosisy la inmadurez psíquica en generalhan sido los achaquespsicológicosatribuidos inapropiadamente a la masturbaciónor8. Algunos ilustraron tal suposicióncon observacionesrealespero interpretadasa su gusto. Por ejemplo, es cierto que resulta posible ver masturbarseen público a algunaschicasdisminuidaspsíquicas,a algunas enfermas mentales,o a ancianascon sus funciones superiores deterioradaspor la demencia.Sostenersobre esabaseque la masturbación es la causade susdolenciasresultainsultante.Lo que realmenteocurre -cosa, por otra parte, no muy difícil de inferir- es que esasenfermas tienen las mismasnecesidadessexualesque las personascuerdas,pero carecende los mismos frenos psicológicosy socialesque tienen estas. Por eso, cuando surgen sus deseoseróticos, como 1o frecuente es que catezcande compañeros con los que mantener relaciones, no sienten ningún pudor en masturbarsedelante de cualquiera,en lugar de aislarse como haúan las mujeressanas.Pero en tales casos,lo primero es su insania,y lo secundario,la masturbación,O dicho de otra maneramás apropiada:la masturbaciónes una práctica común entre las personas cuerdasy las que no lo son; la diferenciase encuentraen que estashacen a la vista lo que aquellasocultan. En cualquier caso, aquí también es aplicable la reducción del argumento al absurdo para comprobar su insolvencia.Ya lo habrán hecho los lectores por su cuenta al verificar que las calles no están llenas de deficientes mentales; a pesar de que la mayoúa de las personas que las transitanse habrán masturbadoen más de una ocasión. Y SALUD) UNA HISTORIADE MIEDO(MASTTTRBACIÓN )73 No parece que valga la pena detenersemás en ello. Sin embargo,no estáde más valorar aquíla relación causalque algunos han establecidoentre la masturbacióny las neurosisen general -lo que incluye a la histeria-, así como con la inmadurezde la personalidad. Es bastantecomún la idea de que las personasque no tienen relaEn su versión rnachista, ciones sexualesterminan <mal de la cabeza>>. (y jodidn perdónenme las expresiones)es estar <.mal o <<malfolladu una idea que se esgrimepúblicamente sin recato para justificar el mal humor o el temperamentodestempladode algunasmujeres;en su verque le hagan necesitaechar un polvor>o <<necesita si6n hernbrista,<<ese un favor>> son otras frasesque se escuchancon frecuenciahaciendo referenciaa los hombres ariscos. Con semejantesexpresionesse resume un lugar común existente entre la población generalpor el que se consideraque una vida sexual desarregladao inexistente conduce a la neurosis.Como para algunos no hay nada más desarregladoen la sexualidadque la masturbación,se (Freud lo ha terminado por afirmar que ella es causade las neurosis22a creyó durante la mayor parte de su vida), o que resultaun indicador de la inmadurez del sujeto que la practica; puesto que lo maduro es pasar de la masturbación infantojuvenil a las relacionessexualescon otra personaen edadesadultas. Las cosas,sin embargo,sucedenrealmentede otra manera, como se ha visto en los capítulos 1,3y 14. Son las personasneuróticasy las previamenteaisladaslas que, dentro del marco de desadaptacióninterpersonal que sufren, padecen también problemas en la esfera sexual como un síntomamás de esedesajuste.Despuésde todo, mantenerrelacionessexualesexige interaccionarcon otros sujetos,tener en cuenta sus necesidades,solicitar aáecuadamenteque se contemplen las propias, etc. En tales casos,lo primario es la neurosis,y 1o secundario,o uno entre otros síntomas,una vida sexualdeficiente. La ausenciade masturbaciónno solo no es signo de virtud, sino que revelalo contrario: una represióntan masivade la propia sexualidad (que la persona verbaliza como que <.nolo necesito>)que el sujeto no se permite disfrutarla ni de la maneramás sencillacomo es masturbándoselol. No insistiré más en ello; remito al lector a los mencionadoscapítulos. )74 Muchas mujeres sostienenaún el viejo mito de que la masturbación ocasiona dificultades en el coito (también se mantiene en algunos y en novelas escriconsultoriossexológicos de las revistas <<femeninas>> tas por autorasde esesexo;lo que demuesúalafuena con la que está enraizadoel tópico), pero proyectadohacia el hombre. Contribuye a ello las dificultadesque unos y otras pueden tener en los encuentrossexualesmás o menos fortuitos y deseados.Cuando un hombre no consigue eyacular en el coito, la actual mitología femenina lointerpreta con cierta frecuencia como que el joven está acostumbrado a masturbarsey, entonces,el estímulo del coito le resulta menos eficaz para alcanzarel orgasmo (es una afirmación que algunastambién hacen respectoa sí mismas,como se ha visto, pesea no ser cierta),Y cuando lo alcanzacon rapidez, o simplemente antes que la chica, el problema se formula de manera distinta: acostumbradoa un orgasmorápido durantela masturbación,no aprendeú a controlarsebien durante el coito. Es decir, que el mismo acto puede interferir de dos formas diferentes en el coito segúnesetópico. Es falso, naturalmente. Según indica ese mito, la masturbación ejerce un impacto desigual y divergente, según el sexo de quien la practica.Y, además,en los hombres lo mismo podría producir eyaculación retardada como eyaculaciónprecoz, que son fenómenos completamente diferentes.Ya he señaladoque no es cierta la influencia que se creía que teníaIa masturbaciónsobre la mujer. No hay ninguna razón para pensarque sí la tiene sobre el hombre. Más aún, existeninvestigaciones que revelan lo contrario. Se ha demostrado que los hombres que padecen una auténtica eyaculaciónprecoz controlan muy bien el tiempo del orgasmo durante la masturbación (tardan más en ilegar al que es justo la idea contraorgasmomasturbándoseque en el coito) reO; ria sostenidapor ese mito y que reflejan algunos medios de comunicación cuando recomiendanpracticar en solitario técnicasde retraso eyaculatorio(estassolo son útiles cuando las aplica la parcjadel sujeto afectado).El problema está en que tal mito, lejos de ser convenientemente esclarecidopor los medios de divulgación,lo emaízancon este tipo de comentariosirreflexivos. Incomprensiblemente,aún se sigue sosteniendoen algunoslibros de autoayuda sexual femenina escritos por mujeres que la masturbación puede ocasionareyaculaciónprecoz en los hombres016,020. Y SALUD) UNA HISTORIADE MIEDO(MASTURBACIÓN )75 ¿Hay que repetir otra vez que la masturbación no causa ninguna de ias alteracionesque se le atibuyen en ninguno de los dos sexos? Lo que no entienden los jóvenes de ambos sexos es que después de una fiesta regada con alcohol (u otras sustancias)tanto uno como otra tengan dificultades para alcanzar el orgasmo en el coito (orgasmo retardado en el chico y en la chica), precisamente a causa de la acción sedante del alcohol (que obstaculizala excitación) y por la acción depresoraque ejerce este sobre la secreciónde oxitocinaJel(el neuropéptido responsablede las sensaciones orgásmicasen ambos sexos2r2). Los únicos problemas psicológicosque en realidad podrían atribuirse indirectamente a la masturbación son los ocasionadospor los infundados temoresinducidos en las mujeresdesdefuera para que dejen de masturbarse.Semejanteambientegeneraun desasosiego que no por los reiterados hace más que incrementarlos sentimientosde culpa fracasosacumuladosal intentar abandonaresaactividad. Son fracasosque no pueden extrañar. La sexualidad es una función natural del ser humano. Es una tensión que surge espontáneamente, o inducida por los estímulospertinentesprocedentesdel exterior. Por tilizar una terminología coloquial: es algo que <pide el entendiendo la voz cuerpo por algo más extenso que lo pucuerpo>>, ramente orgánico. La masturbación,ya se ha dicho, es una de las formas de reducir los nivelesde tensión sexual así generados.Y es un recurso al que se acude con facilidad por su proximidad, máxime en una época de la vida en la que concurren una excitabilidad sexual recientementedescubiertae intensay la prohibición social de mantener relacionessexuales.Un recurso que se mantiene despuésa lo largo de toda la vida, como hemos tenido oportunidad de comprobar en el capltulo r,. No son pocos los autores que se han manifestado a favor de la masturbación por considerarlauna actividad sexual como otra cualquiera que, por otra parte, estáincluida en el procesode desarrollodel ser humano. Su práctica proporciona un equilibrio psicológicoy físico que no son despreciables, aparrtede que pueda contribuir ala adaptación a una vida sexual de pareja bien templada.Por eso,insistir en su represiónes ir en contra de la NaturaIeza.Y de ahí vienen esosrepetidos fracasosen abandonarla;lossentimientosde culpa por no lograrlo; y la ansiedad. 376 ¿Cómo se imaginan que calmanesaansiedadlas jóvenessometidas a semejantespresiones?Con el ansiolítico, el hipnórico, el relajante muscular que mejor conocen,tienen más a mano y pueden obtener sin receta médica alguna: el orgasmo. Y la forma de alcanzatlo fácl y rápidamente es, sin duda, masturbándose.De ese modo resulta que las coaccionesy los temores que se inducen en las jóvenespara que dejen de masturbarse,lejos de conseguiresefin, lo que hacen es incrementar la frecuencia masturbatoria por lavía señalada.O su neurotización, pot los conflictos intrapsíquicosasígenerados.Como la neurosisno es más que una defensageneral de la person alidad frente a la ansiedadgenerada por los conflictos, ¿cómo creen que podrían calmar esaansiedadlas personasnevrotizadas?:masturbándoseo reprimiéndosemás (neurotizándosemás). La intimidación para évitar o reducir la frecuencia de la masturbaciónes,pues,un verdaderofracaso. LASCONSECUENCIAS SOCIALES Con seguridadson más importanteslas consecuenciasocialesde la masturbaciónque las físicaso las psicológicas.Y no se rrata de que las personasque se masturbenmuesffen eseextraño retraimiento que dibujaban los autoresque se citabanal inicio de este capítulo. Las cosas van por otro camino. ¿Qué pasacuando una joven es sorprendidamasturbándose?Acaso las lectorashayantenido esta experienciao han sido testigosmás o menos directos de lo que le ha sucedido a otras. Lo más probable es que la chica así sorprendida se sentirá humillada, dada la vergüenza con que vive su autoerotismo.Pero también puede sucederalgunaotra cosa. Si la descubren sus padres y el clima de confianza no es muy bueno, tanto en este como en otros aspectosde la vida... se atmaráun escándalo de tamaño colosal.Si son sus profesores,puede sucederotro tanto, dependiendo de las circunstanciasy de sus actitudesfrente a la sexualidad. Si son sus amigas,la cosa puede ir desde una sencilla y muda comprensión ala rechifla. Y si son sus amigos, hay diversión para rato; como sucederíaen el caso de que el sorprendido hubiera sido un chico. UNA HISTORIA DE MIEDO (MASTURBACIÓNY SALUD) 377 Suzanne HorerorT recoge los siguientes testimonios de dos corresponsalessuyas. Uno de ellos lo hace una mujer de treinta y cinco años, casaday con hijos: <<Cuando yo tenía catorce años hubo un gran alboroto famrliar porque mi prima "se tocaba". Mi madre me preguntó con inquietud si yo también 1ohacía. Como es natural, contesté que no y dejé de acaricia¡me puesto que estabamal. Posteriormente supe que no estaba mal, pero cuando 1o intenté lde nuevo] ya no sentí nada. Hace poco tiempo que empiezo a soportar las cariciasen el clítoris> (pág.104). El omo lo hace una mujer de treinta y cuatro años, casaday con un hijo: <Cuando yo tenía dieciséis años en mi familia se contaba que mi prima se masturbaba. La consideraban viciosa y anormal, y su madre se empeñó en llevarla a un médico ¡para que la cuidaral No era 1omás adecuadopara desculpabilizarme,y me escondíamás que nunca. Seguí masturbándome, pero me sentía culpable. Cada vez me prometía que sería la última... y luego seguía.Es innecesario decir que unavez casadatambién ocultaba a mi marido esas"prácticas"> (pág. 105). En cualquiera de esassituaciones,la consecuenciasocial paru la chica que ha tenido la mala suerte de ser descubiertamasturbándose es la de ser puestaen vergüenzaantelos demás.Para ello no es necesario que sea colocada enla picota expuestaal escarniopúblico. Basta con que una, dos o más personasle recriminen por esa actividad, o la sometana un intefrogatofio pof tal causa. La actitud negativaque tienen los profesoresrespectoa la sexualidad de sus alumnos se documentó muy bien en un estudio rcalizado en 1998. La masturbación es la conducta que los profesoresencuentran más indeseableentre sus alumnos; por eso ser descubierta por ellos en tan íntima actividad puede resultar muy mortificante, La actitud es más negativa entre las profesora.sque entre los profesores, y Jobre todo si se descubreentre las chicas3%. Pero cabe un consuelo:de1'arpasar los años y llegar a la ancianidad.Entonces las cosasvarían un poco. Las actitudes socialesf¡ente a la sexualidad de los ancianos están cambiando muy lentamente;hoy se aceptamás la posibilidad de que los ancianosposean deseossexualesy necesidad de satisfacerloscomo en épocas anteriores de su vida. Esto es importante porque hasta no hace mucho ha sido piedra de escándalosocial descubrir que los ancianos mantuviesen alguna clase de actividad sexual. Así, se ha encontrado que los estudiantes universitarios y el personal de enfermería encargadode cuida¡ ancianosen las residenciasdonde se alojan muestran una ausencia de actitudesnegativasrespectoal sexo entre los ancianos.Eso ya es importante. Sin embargo, a la gente todavía le resulta menos c¡eíble la sexualidad de los ancianos que el sexo entre los jóvenes.Los estudiantes son los que muestran las actitudes más positi- 318 vas; probablemente debido a que la idea del sexo entre ancianos se está abriendo camino enre las generacionesmás jóvenes, mientras que en las anterio¡es cuesta trabajo modificar actitudesya aprendidasy consolidadasrtT. Pe¡o esta disposición tiene una singularidad muy curiosa. Sea cual sea el sexo de los cuidadores de los ancianos, todos ven con mejores o.josque un varón practique el coito a que se masturbe; mientras que se adopta la actitud contra¡ia para las ancianas, contemplándose con mayor benevolencia que se masturben a que practiquen la cópularr7.¡Menos mal! Porque ya indiqué con anterioridad que la masturbaciónocupa un lugar destacado entre ias actividades sexualesde las mujeres ancianasrle. La piedra de escándalosocial en el caso de la sexualidad de los ancianos será, pues, sorprender a un varón añosomasturbándose(no tanto practicandoel coito; quizá porque la masturbación masculina en un anciano despierta la estereotipada imagen deI uiejo uerde baboso);y sorprender a una anciana en pleno coito (se le perdonará mejor pillarla masturbándose; porque de ese modo no se pone socialmente en euidencia). Pese a todo, es más probable que yo sea objeto de polémica por haber escrito estelibro a que seanestigmatizadaslas jóvenespor masturbarse.Y es que la masturbaciónpuede ocasionarperjuicios sociales de una natxt alezainsospechada. Quizá a algunos lectores les sueneel nombre de la doctora Jocelyn Elders. Llegó a ser ministra de Sanidaden EstadosUnidos. Y se hizo famosa dentro y fuera de su país porque se atrevió a ensalzarla masturbación en público. Durante la celebraciónde un Día del Sida, señaló que la masturbación no era una práctica dañina, sino beneficiosa y recomendable.Y añadió que debería enseñarseen las escuelaspara que su provecho alcanzataatoda la población y les procurara un sexo seguro.Ello contribuiría, sin duda, a impedir que el sida y los embarazos no deseadosse extendieran más de lo que están entre las ióvenes púberesde su país. Se organizó tal escándalopor esaspalabrasque la docrora Elders fue destituida de su cargo. A pesar de la reconocidavalentía de mi colega, dado el contexto social donde se expresó, su comentario cayó en la ingenuidad de creer que sus jóvenes conciudadanas no se masturban,ademásde tener relacionessexuales,sin necesidadde que se lo recomiende un adulto. Esa situaciónno acontecióen la Europa decimonónica,sino, como se ha dicho, en Estados Unidos de América, en la última década del Y SALUD) UNA HISTORIADE MIEDO(MASTURBACION )79 siglo xx, durante el primer mandato del presidente \X/illiam BillJ ' Clinen1994. ton. Más concretamente, En efecto, el sexo en generaly la masturbaciónen particular pueden ocasionarmales socialesimprevisibles.Sin lugar a dudas,muy superiores a las supuestasdesgraciasfísicasy psicológicasque se le han atribuido hastano hacetanto tiempo. Pero la principal consecuenciasocial de la masturbación viene dada por su ocultación,no por su divulgación.Y tiene lugar en el ámbi to social más íntimo y pequeño como es el de las relacionesde pareja' Estoy seguro de que las lectoras saben a lo que me refiero. Una mujer que no transfiere su experienciaautoerótica alas relacionesde parejatiene muy elevadasprobabilidadesde mantenerseanorgásmica en el coito durante años.La satisfacciónpor sus relacionessexualeses minoritaria entre las jóvenes:apenas1o estántres de caáa diez (28 por 100) de ellas.Suelenargumentarque eso es debido a que seles estimula poco en el pecho, a que el coito suele resultarlesdoloroso, a que se sienten cargaáasde sentimientosde culpa y de miedo y, básicamente,a la ausenciadel orgasmore2. De hecho, durante sus primeras relacionesde parcia,las mujeres jóvenestienen relacionessexualesque son frecuentementeanorgásmicas.Esa proporción cambia con los años,la experienciay la liberación de las inhibiciones que hastaentoncesdominaron su vida' Lo cierto es que hay menos mujeres adultas con años de experiencia sexual que nunca sientenorgasmosen el coito (4 a 1,5por 100) que jóvenesen las Entre estasúltimas la ausencia mismascircuntancias(20 por 100)otz'o;t. (56 por 100) de sus coitos0rl' cinco de cada en tres ocurre de orgasmo ¿Por qué será? Conviene no engañarse.La culpa no es exclusivamentede los hombres, como cierta prensa feminista autocomplacientegusta de hacer creer a todos. Si las mujeres adultas tienen más orgasmosdurante sus coitos es porque al liberarse de las inhibiciones juveniles pueden permitirse buscar por sí mismas el estímulo que más les complace:el del clítoris. Y no lo hacen de cualquier manera;lo buscan solicitando más atención hacia este por parte de sus parejas, ciertamente' pero ellas mismas de esa manipulación' La también responsabilizándose que alcanzanel orgasmo en el coito adultas mayor parte de las mujeres masturbándosedurante no lo dejan al azar; ponen <<manosala obra>> 380 el acto (40 por 100) o despuésde él (47 por 100)017,214,2t4. Más aún: entre las que alcanzanorgasmossimultáneoscon sus parejas,el 83 por 1001oconsiguenporque seayudande estemodo2ta. Sylvia de Béjar escribelo siguienteal respecro:<¿Por qué cuesratanro que nos satisfaga nuestra vida sexuai? Responderemosa ello con otra cuestión: ¿cuántas mujeres conocesque realmentetomen cartasen esteasunto?¿Lastomas tú? ¿Qué hacestú por tu placer? Ya sabes:No somosvíctimasinocentes;nuestra sexualidades responsabilidad nuestra [...] El buen sexo no es algo que te sucede,sino algo que tú hacesque suceda [...] Con todos mis respetos:no te comportes como una muñeca hinchable. Muy al contrario: ¡haz qte ocurral>>016(pág. 193). Mas ¿cómo transferir la experiencia autoerótica ala pareja?¿Cómo masturbarsedurante el coito sin que él lo advierta?A ello habría que respondersimplemente:diciéndole cómo se masturba cadatna. Y, respecto a la segunda cuestión, ¿por qué habúa que ocultarle que una necesitamasturbarsecon él para llegar al orgasmo?¿Acasoesa (masturbarse durante el coito) no es una experienciacompartida (él se estimula con la vaginay ella con la mano o con cualquier parte de él)? Y aquí es donde juega un papel crucial el silenciofraguado en torno ala masturbación femenina. Como esta no se encuentra alúntan normalizadaen el conocimiento popular como la masculina,las jóvenes sientenreparosen reconocedaante sus parejas...siendolas principalesvíctimasde esesilencio. Sylvia de Béjar -de nuevo- ha escrito: <El silencio nos perjudica. Callar y esperar, eso es lo que hemos hecho siempre y no nos ha servido de mucho>>oló (pág.49). Por tal razón es necesarioque todo el mundo conazcala verdadera extensiónde la masturbaciónfemeninay la normalidad de que una mujer se masturbe. Si hombres y mujeres crecen en un ambiente social donde esta actividad femenina es de conocimiento común, ni ellos se sentirán extrañadosde que una chica lo haga (el temor actual de toda muchacha),ni ellasse avergonzaránde que se sepa,lo que les permitirá transferir su experiencia,o masturbarsedurante susrelacionessexuales. No nos engañemos:el silencio sobre la masturbaciónfemenina resulta socialmente más perjudicial que beneficioso. Qrr. tal cosa no ocurra ha sido la principal justificaciónde estelibro. Y SALUD) UNA HISTORIADE MIEDO(MASTURBACIÓN )81 Shere Hite ha insistido sobre lo mismo0le: <<Lasmujeres que sentían el orgasmo durante la cópula eran, habitualmente, practicantes, en determinado sentido, del "hágalo por sí misma". No esperaban "recibi¡" el orgasmo automáticamente a consecuencia de la relación sexual con su compañero>>(pág. T9). <<Laregla de oro es que la mujer debe poner los medios para procurárselo,y no esperara que "se lo den". [...] Las mujeres que mejor se desenvolvíanhabían adaptado sus técnicas masturbatorias sin el (pág. 240). <¿Y qué hay de menor reparo a sus relaciones sexualescon otas personas>> malo en usar la propia mano, por ejemplo, para estimularseuna misma "masturbándose" con su compañero?>>(pág. 282). L¡ n¡stunnAcróN ExcESIvA Con relativafrecuenciasurgenvocespara sugerir que la masturbación moderadano solo no es dañina, sino que es normal entre los seres humanos,y que puede reportarlesbeneficiospsicológicosy físicos suficientescomo para hacerlarecomendable,por saludable.Más aún: admiten que puede formar parte integral del desarrollohumano y de su sexualidad.Suelen ser mensajesde personasbienintencionadasy car gadasde nzón que pretenden quitar hierro a los temores infundados existentessobrela masturbación. Sin embargo, tal manifestaciónencierra una pequeñatrampa que deshacetodo su potencial provechoso.Contiene un mensajeimplícito profundamente venenoso.Al referirse a la masturbación moderada,introduce de manera insidiosa en la mente de quien recibe la información la idea de que la masturbación también puede ser inrnoderada. Esto es: excesiua.Con lo que es inevitable que surja la pregunta: ¿qué se entiende por masturbaciónexcesiua?Alo que no parece aventurado responder que es la practicada con una frecuencia que se encuentra por encima de las necesidadessexualesreales de la persona que se masturba. En efecto: es una definición muy evidente. ¿Pero qué frecuencia se consideraexagerada?¿Cuánto entiendenlos lectores que es excesivo: variasvecesal día, ala semana,al mes, al año...?¿Dónde estáel límite? Y sobre todo: ¿quiénlo establece? No hay una frecuenciaestandarizadaáe masturbaciónque pueda aplicarseuniversalmente.Todo depende de las tensionessexualesde cada cual. Y esasnecesidadesvatian de unas personasa otfas. Pero es 382 que, en la misma persona, tales necesidadesno son siempre las mismas: el cuerpo humano no es un mecanismode relojería que vaya siempreal mismo ritmo. Es fácil de entender con un experimento imaginario. Imagínenseque seleccionamosa tres chicas al azar.Una tiene la costumbre de masturbarseuna vez al día, otta lo hace unavez a la semanay la tercerase masturba una vez al mes. Se entiendeque lo hacen asíen respuestaa las necesidadessexualesde cadauna de ellas. Imagínenseque, por cualquier tazón, se determina fonar a las ffes chicas a masturbarseuna vez por semana;lo cual se consiguepor un procedimiento que no viene al caso. La chica que se masturbaba unavez por semanaestaráencantada de la vida porque la imposición no le supone ninguna clasede esfuerzo, ya que se ajustaa sus necesidades.Estaríamoshablando, entonces, de una masturbación norrnal. Pero la que necesita hacerlo una vez il. día se sentirá incómoda y frustrada, porque se está masturbando por debajo de sus necesidadesreales.Setrataúa, entonces,de una masturbación insuficiente.Y la tercera,la que solo necesitamasturbarseuna vez al mes, estarámuy descontentacon la exigencia,pues le fuerza a masturbarsepor encima de susnecesidades.Es decir, de las tres chicas que se estánmasturbandocon la misma frecuencia,ella es la única que se estámasturbandoexcesiuamente. ¿Qué señala este experimento imaginario? Que el concepto de nasturbación excesiuanada tiene que ver con un número predeterminado de vecesde práctica de esa actividad. Que no existe un modelo de frecuentaciónde la masturbaciónhomogéneoque pueda aplicarse uniformementea todas las personas. Nadie puede sostenerque el prójimo se masturbe excesivamente porque lo haga cien veces d, día, a Ia semana,al mes o al año. Si esa frecuencia satisfacesus necesidadesy le permite sentirse cómoda y equilibrada: es su periodicidad normal. Pero si orra necesitahacerlo con mayor frecuencia,no por eso se estámasturbandoen exceso,sino que lo está haciendo conforme a sus necesidades;luego también lo hace con normalidad, con la asiduidad que a ella le resuelve.Por el contrario, solo aquella que necesitamasturbarsemucho menos de las frecuenciasmencionadas(o cualquíerotra) estatáhaciéndoloexcesivamente. UNA HISTORIA DE MIEDO (MASTURBACIÓNY SALUD) )83 En definitiva, el excesoen la masturbación, o en cualquier práctica sexual como podría ser el mismo coito (¡cuántoscoitos se practican al día en nombre del sexo y solo buscan descargarlas tensionesde otro tipo acumuladasdurante la jornadal), no viene determinadopor el número de vecesque se acude a ella, en términos absolutos,sino porque indiuiduales de cadacual. se realicepor encima de las rcecesidades Como las necesidadessexualesde las personasno son similares entre sí, es evidenteque para determinar que se estánmasturbandoexcesivamenteel único punto de referencia son ellas mismas. Ninguna otra. El conceptode masturbaciónexcesiuaes relatiuo. Y si me apuran un poco: entelequial. Y paru saber que una persona está masturbándosepor encima de sus propias necesidadeshabrá que determinar con qué frecuencia lo ha hecho en distintas etapas de su vida. }{abrá qre analizarlas distintas situacionespersonalesy ambientalesen las que se encontraba en cada momento. Para saber,finalmente, si en el periodo que se estudia puede afirmarseque se masturbó por encima de lo que era normal en ella. Una vez que se ha establecidoque una mujer se masturba por encima de sus necesidades,habrá que concretar las causas:ansiedado miedo (como en los periodos de exámenes),tensionespersonales(ante problemas importantes),dificultades de relacionesinterpersonalescircunstanciales,el propio aburrimiento o la soledad,sobreexcitaciónse' xual por diversascausas,entre otras muchas.Cuando seaposible intervenir, podrá hacerse.En otras ocasiones,Ia mayotía de ellas, no será necesariohacer nada, pues lo habitual es que esetípo de masturbación ocurra en periodos de tiempo autolimitados.Cuando se interprete que la persona en cuestión sufre de problemas que interfieren su sistema de relacióny eue, a causade ellos, se masturbamás de lo que lo ha hecho en otras épocasde su vida, se deberá intentar descubrir dónde radican esasdificultades y ayudarlea resolverlas,si solicita ayuda.Pero, como se ha visto, en cualquier caso síempre se hará referenciaal propio individuo para establecersi se está masturbando<<excesivamente>> o no. No se tiene en cuentalaidea que cada cual pueda tener de lo que es excesivoo no; pues lo habitual es que todos considerensu propia frecuenciacomo la normal, y juzguen las demásrespectoa esavara de medir. Lo que es, a todas1uces,inapropiado. 384 De todos modos, que una personase masturbemás de lo que es su costumbre en un momento dado no es más que un signo de que está sucediendoalgo en esacoyuntura que le induce a buscar alivio de sus tensiones(no solo sexuales)mediante el orgasmo(que tiene innegables propiedadestranquilizantes).Y en tal caso,la cosa carecede trascendencia. No vale la pena preocuparsepor ello, pues, entre otras cosas, por más que se masturbe,no caetáfulminada por ningún rayo, como ya seha visto. Lo más sensatoes no desvelarsepor el concepto de masturbación excesiua.Sobre todo si son los demáslos que indican que una lo está haciendo <<demasiado>>. Habrá que preguntarles respecto a qué o a quién. En estascircunstancias,laúnica referenciaválida para establecer si una se está masturbando con más frecuencia de lo habitual, en un momento dado, es una misma; nadie más, por mucha autoridad que sele atribuya. EpÍroco <<Sedulacuraui, humanas actiones non ridere, non lugere, neque detestare,sed in tel/igere.>> (Me he preocupado sinceramentede no lamentar, detestar o reírme de las accioneshumanas, sino de entenderlas.) Banucn or SprNoz¡ (I632-t677), Tractatus politicus, l, ív <Si alguien en su discusión con nosotros se desinteresa de ajustarsea la verdad. si no tiene la voluntad de ser verídico, es, intelectualmente,un bárbaro. De hecho, esa es la posición del hombre-masa cuando hal:la, da conferencias o escribe.o JosEOnrrcev Gass¡r(18$ -lgli>), I¿ rebelión de las masas (EspasaCalpe, SeleccionesAustral, Madrid, 1980, pág. I12) Lu -urtrrrbación femeninasufre actualmenteuna situaciónde secuestrosocialque no resultafácil de liquidar. Y no lo es porque apenas se habla de ella en la vida cotidiana y ptácticamenrecarecede presencia algunaen los medios de comunicación de masas.Parece como si no existiera.Un espesomuro de silencio la rodea hasta hacerla invisible. El velo de pudor con el que se ocultan las actividadesautoeróticasfemeninasestátejido con un entramadotan denso que se ha ffansformado en una asfixiante mordaza que ahoga a quienes se cubren con é1. Una venda rcforzada por la vergüenza que las mujeres sienten por esta prácticasexualque les es tan propia y por una sociedadque no parece demasiadodispuestaa reconocersu normalidad. La idea de que la 386 masturbacióntiene una escasaincidencia en la mujer ha sido durante mucho tiempo, y aún lo es, un espejismoen el que han intentado verse reflejadasmuchas de ellas sin conseguit reconocersecomo realmente son. Más pareceque dicha idea es un mantra social recitado con insistencia para ocultar la verdadera natutalezasexual de la mujer. Hemos revisado a lo largo de estas páginasalgunas de las razones más importantes que se conjuran contra la normalización social de la masturbación femenina e impiden que se hable de ella tanto como se hace de la masculina. Una prueba de la invisibilidad que tiene en nuestros días el autoerotismo de las mujeresnos la proporciona la forma como sueleabordarseel tema en los libros de autoayudaque se han escrito más recientemente sobre la sexualidad femenina. Esos textos tienden a afirmar El uso del advercon rotundidad que la mujer tambíénse masturba016. bio también revela que las autoras que lo emplean salen al paso de un pensamientolatente muy difundido en la sociedadque sostieneque las mujeres no alivian sus tensionessexualesde una forma autónoma ni disfrutan con la masturbación.Al señalar que también se masturban, intentan significar que aquí las mujeres no actúan de forma diferente a como lo hacenlos hombres, de quienesla masturbaciónes más conocida y está socialmente mejor aceptaday normalizada porque se habla con más desparpajode ella. El secuestrosocialde la masturbaciónfemeninaactuales semejante al que sufrió su sexualidad durante años. Hasta tiempos muy recientes se negabala existenciade deseossexualesindependientesen las mujeres, su necesidadde satisfacerlosy la frusffación que sentíancuando no Y aún en nuestrosdías,lamayor parte de la población lo conseguían017. (87 por 100) sigue creyendoque las mujerestienen menorestensiones quieneshan sido hasta ahora los espurios sexualesque los hombres115, representantesdel vigor sexual. Todavía se hace necesario realizar una pedagogíanotable para extender entre la gente ideasmás acertadassobre la sexualidadhumanay sobrela masturbaciónfemenina. Durante años,las mujereshan asumido en público que tenían un tono sexual oficialmente bajo, pese a que semejante afirmación iba en más vivasy sus contra de susmás íntimas convicciones,sussensaciones accionessexualesreales.Algo parecido a lo que sucedehoy día con la masturbación. EPILOGO )87 Tales creenciastienen como base un modelo de mujer quimérico y patológico que durante siglos se hizo pasar como normal y contra el que muchasmujereslucharon en su interior hasta,acaso,sucumbir en el empeño.Un prototipo que, lejos de suspretensiones,era claramente disfuncional y enfermizo ala luz de los conocimientos que tenemos hoy día'2. Ese arquetipo femenino sosteníaque la natvaleza de la mujer era indiferente al sexo y carccíade deseoso de necesidadessexuales008.También postulaba que en caso de sentir la voluptuosidad de su cuerpo su obligación era no dejarseaffastfarpor ella, ahogándola con la indiferencia.Como era una idea difícil de asumir para quienes eran conscientesde las sensacionesque se despertabanen su cuerpo, se consiguió que tal esfuerzofuera interioizado como algo positivo y de esaspasiones digno de empeño, sosteniéndoseque el <<dominio>> era prueba de una superaciónpsicológicaque revelaba madurezpersonal'a. De ese modo, el mundo científico, comportándosecomo dogmáticos más que como investigadores,asumió la dualidad religiosa cuerpo/alma y la necesidadde doblegar y mortificar el cuerpo en bepara esemodelo convencionalfemeneficio del espíritu. Lo <<normal>>, nino, debía ser que ellas no se sintieran atraídaspor los placeresetipasiones>>. Las mujeres que se dejaban seducir quetados como <<bajas por la carne eran marcadascomo excepcionesdesviadasde esanorma, utilizándosepara designarlasexpresionesofensivascon clara intencioguarras,putas, ninfómanas, nalidad disuasoria:anormales,<<salidas>>, etcétera.Si tal caída suponía resolverlas tensionessexualesde forma autónoma, mediante la masturbación,el interdicto social resultaba aplastante.Hasta el extremo de que, aún hoy, muchas mujeres se muestran reluctantesalahon de reconocersus actividadesautoeróticaspor temor <al qué dirán>. Ese modelo convencional de mujer solo debía plegarse, a rcgañ,adientesy sin disfrutar de ello, al impulso sexual del hombre por amor hacia éI,por deber moral hacia su condición de casada,y parala continuidad de la especie.Paraeste arquetipo de sexualidadfemenina era impensableimaginarseque una mujer normal (esdecir, que se aiustan al modelo) pudiera masturbarsey disfrutar con esaactividad. Muchas mujeres actualestienen inconscientementeasumido ese modelo femenino convencional.Razónpor la que se sienten incómodas cuando also las muestra a los demás como seres<<deseantes>>'2. 188 Y la masturbaciónlas muestraasípor definición, puesto que representa la satisfacciónde los deseossexualesautónomos,sin el concursode varones y sin atender a los requerimientosreproductivos de la especie. Razón por la que se sienten obligadas a negat ante los demás que se masturben y desvíanla atención, siempre que les es posible, hacia la masturbaciónmasculina pam evitar la ansiedadque les genera hablar de la propia. Por razoneshistóricas,éticasy estéticas,el tema de la masturbación intimida fuertemente a las mu¡'eres2e2;por eso callan. La mayoría de ellas aprenden a masturbarseen solitarioo}A,or7,2$, sin referentesexternos de esa práctica femenina; lo que contribuye a que crean durante una buena parte de sus vidas que son las únicas de su género que lo hacen. El silencio de las demás les hace entenderlo así. Las mujeres ocultan de ese modo una actividad que les abochornay de la que en verdad ignoran su verdaderaextensióny significado. No puede exttaña\ por lo tanto, que al no tenerla suficientemente admitida en su interior resulte tan difícil que la masturbaciónfemenina adquierasu normalizaciónsocialy seaasumidapor todos como una actividad habitual inextricablementeligada al ser humano, de la que no hay por qué avergonzarsey de la que todos pueden beneficiarseen un momento dado. La intimidación que sufren las mujeres ante la masturbación se puede detectar incluso entre aquellas que por su profesión no deberían estarlo al haber modificado sus actitudes negativas originales por sus conocimientos. Dos psiquiatras de género femenino, que investigaronla incidencia de disfuncionessexualesen pacientesdeprimidos üatados con fármacos antidepresivos, eliminaron de la escalaque utilizaron para hacer la evaluación dos cuestionesque estaban relacionadascon Ia masturbación. Ellas lo razonaror, así: <<...se decidió eliminar los ítems 6 y 7 sobre frecuencia de la masturbación y capacidad para alcanzarel orgasmo en la mastu¡bación por la dificultad para obtener esta información en la población española>>rea. Pese a su apariencia,no se rata ciertamente de un razonamiento, sino de una racionaltzación.Las dificultades las tenían esasdos profesionalesque no se atrevieron a preguntar sobre la masturbación a las 65 mujeres y a los 35 hombres deprimidos que estudiaron, y que estaban mayoritariamente (94 por 100) casados.Estasdificultadesen el personalmédico femenino ha sido documentada en otra patte2lo. Existen fuenas socialesinteresadasen que las cosascontinúen de estemodo. Unas son las ideologíasconseryadorasde todo tipo (políti- EPILOGO )89 cas, socialesy religiosas),a las que da pánico reconocer que las mujeres se masturban,ya que eso revelaríaque tienen pulsionessexualesautónomas,ajenasa los requerimientosreproductivosde la especie...y alas demandasmasculinas.Y utilizan para sus fines toda suerte de subterfugios especulativospara negar la extensiónde esaactividad femenina. Las posturas doctrinales suelen mezclar realidad y fantasíaen proporciones desiguales,pero les otorgan el mismo grado de certezasubjetiva. En la medida que predominen las fantasías-siempre indemostrables-, la ideologíay los comportamientosque se sustentenen ellas se hacen tan sólidos como una roca y lastran el avancedel conocimiento humano. Y eso es lo que ha venido pasandohastahoy con la masturbación femenina,como creo que he podido mostrar a lo largo del presenteIibro. Pero también existen poderosos intereseseconómicos a los que molestaque tales cosassalgan alaluz en la medida que eso pueda significar una potencial reducción de sus beneficios.Me refiero a las empresasque sustentana los grandesmedios de comunicaciónde masas, que incluye la prensaescrita,la televisión,\a narcativay los estudioscinematográficos.Esos medios, renunciando a sus extraordinariasposibilidades formativas (quisiera creer que no abusandode ellas), transmiten en sus productos el modelo tradicional de sexualidadhumana pan evitarentrar en colisión con la ideologíade suspotencialesconsumidoras. No importa que con su elevadopoder de influencia arraiguen más profundamenteesostópicos. Susúnicos objetivos son a corto plazo y se mide en euros. Según creen,no pueden arriesgarsea asustara las mujeresenfrentándolascon la realidad de sus actividadesautoeróticas en público, por si les rechazan;puesto que al ser las responsables del 80 por 100 de las compras familiares,también son sus principales clientes02r.Por eso la masturbacíónfemenina tiene una presenciade perfil tan bajo en la narrativa,la prensa,y en la producción cinematográficay televisiva, abonando la impresión de que no existe. Algunos investigadoresde la sexualidad humana tampoco están exentos de responsabilidaden el actual estado de cosas.Lejos de haberla esclarecidocon susanálisis,lahan complicadoelaborandoteorías que competían entre sí en irracionalidad. En sus estudios no se han despojadocomo debieran del subjetivismopropio de todo ser humano. Han rcalizado pocos esfuerzospor superar los tópicos ofrecidos )90 por el entorno cultural en el que han vivido para investigar con objetividad. I lejos de ofrecer explicaciones,han complicado la comprensión de la sexualidadfemenina hastaextremos que muchas de las teorías existentes se apafian de la realidad más que esclarecerla.Han olvidado la rcglabásica en Ciencia que supone el <principio de la parsimonia>(también conocido como el principio <de la economía>o <<de la pluralidad innecesaria>). Ei principio dela economía quizá seamejor conocido a nivel popular como <{a navaja de Occam>>;llamado así en honor del monie franciscano \X/illiam de Ockham (1,235 1348). Aunque otros utilizaron la ley de la parsimonia en sus reflexiones antes y después que é1,se bautizó el principio con su patronímico por lo profusamente que lo utilizó en sus escritos filosóficos y teológicos'. El principio de la parsimonia aconseiaque en caso de tener varias explicaciones para un hecho, si todas ellas son correctas, explican el problema y permiten hacer las mismas predicciones verificables, se debe aceptar la que resulte más simple, o sea: la menos complicada y más fácil de comprender. En nuestros días suele interpretarse también como que <<cuantomás simple sea una explicación, mejoo> o como <<nomultiplicar ni complicar las hipótesisinnecesariamente>>. Resultaciertamentedesalentadorque cuando las teoríaspropuestas pata explicar un determinado aspecto de la sexualidad humana choca de frente con la tenacidad de los hechos,estosno seantenidos en cuenta y se rechacen en beneficio de formulaciones especulativas por completo desquiciadas.Mas lo peor quizá seaque dicha conducta se enmascaredespachandotales discordanciassin revisarlos postulados hipotéticos,aferrándosea ellos, complicandola teoúa original con otras más especulativassi cabe,para concluir por último que la sexualidad femenina es muy <<compleja>>. Una práctica parecidaa la de algunas religiones cuando mediante un proceso de razonamientosencadenados sobre algún tema llegan a un punto muerto y justifican la ausenciade respuestassubrayandocon un encogimientode hombros que <<settata de un misterio>. ' William de Ockham fue excomulgado por el pontífice Juan XXII debido a sus postulados teológicos. Pero el buen franciscano no se amilanó y le respondió escribiendo un tratado basado en el principio de <<1a navajade Occam>>,donde demostraba nada menos que el Papa era un hereje. EPÍLOGO 391 La sexualidad femenina no es compleja. O al menos no más de lo que pueda serlo también la del hombre. Si 1o parece es porque su concepción se sustentaen puntos de partida erróneosy se toman referencias equivocadas.Así no hay forma de conseguirencaiarla realidad de la mujer en las propuestasteóricasprefijadas que seformulan' Les recuerdo la polémica orgasmo clitorídeo/vaginal que fue discutida en el capítulo 8' Es un buen ejemplo de falsa <complejidad>, hija directa de teorías sin base en la realidad cotidiana femenina. Como he repetido hastala saciedad en este libro, debería actuarseal contrario: contemplar primero la realidad paruteorizar despuéssobre los datos que estareporta. Pero hay más responsablesen el mantenimiento de la idea de que mujer también es cómplice la sexualidadfemenina es <<compleia>>.La gusta así, complicada,potque eso le sentirse de ello. En realidad, le hace sentirseidentificada con aspectospsicológicosricos en matices que tienen cierto prestigio socialentre las de su género026'r82)M. Las mujeres gustan de atribuirse el calificativo de complejasy de concederle a los hombres eI de simples.Los hombres están de acuerdo con esta apreciación. Lo curioso es que ni unos ni otras entienden que ei otro sexo esté conforme con las atribuciones que se le hacen desde el otro género: ni las mujeres entienden que ellos se sientan a gusto con la consideración de simples,ni los hombres comprenden que ellas gusten de sentirse complejas. Pero no busquen explicaciones exrañas (recuerden la nauaja de Occam). Hay una muy sencilla. Hombres y mujeres entienden diferentes cosascuando uttlizan los adjeti vos simple y complejo.Panla mnier, siruple es sinónimo de ingenuo, sin doblez, previ sible, lineal, sin misterio, transparente, infantil; y complejo es para ellas equivalente a algo cargado de significados, multifactoríal, difícil, tortuoso, pleno de matices, maduro. Por eso se atribuyen con facilidad esta cualidad y no entienden que los hombres se sientan conformes con la primera. Mas, para elIos,simple quiere decir asequible, natural, sin complicaciones, centrado en ei momento presente, aquí y ahora, resolutivo; mientras que complejo significa voluble, inestable, inconstante, engañoso,dar vueltas a las cosas innecesariamente, complicarse la existencia con elucubraciones sin sentido, perseguir significados enmarañados a las cosas,complicarse la vida inútilmente, <<buscarle tres pies al gato>. Por eso se atribuyen con facilidad la primera cualidad y no entienden que las mujeres se sientan cómodas con la últíma. Pero conviene no confundir complejidad con confusión. Y eso es lo que estásucediendocon la comprensiónde la sexualidadde la mujer, en general,y con la masturbaciónfemenina,en particular. J92 Seguir manteniendo oculta la masturbación femenina no conduce a ningún sitio. Más aún, el sigilo con el que la sociedaden generaly las mujeresen particular llevan estetema se vuelve en contra de estasporque obstaculizasus relacionessexuales.¿Cómo aprenderánlos hombres a estimular a las mujeres si ninguna de ellas les enseñacómo se masturban? ¿Y cómo se atreveránellas a decírselosi la masturbación femenina no está socialmente notmalizada y, por lo tanto, temen que los hombres las rechacenpor hacerlo?Y si pese a todo no alcanzanel orgasmo durante el coito, ¿cómo se atreverána utilizat la masturbación como recursopara compartir su placer con su parcja? No todo el mundo está dispuesto a aceptar las cosascomo son. Hay mujeresque prefieren vivir acomodadasen el refugio que proporcionan los viejos estereotiposy no se sienten predispuestasa admitir que la masturbación sea una práctica casi universal enme el género femenino. TeresaViejo no hace offa cosacuando comentalos resultados de una investigaciónque encuentra que uno de cada tres menores de once años de edad se masturba:<Si bien él lel investigador] apuntaba que no existíangrandesdiferenciasentre los varonesy las hembras,yo les subrayo algo: los hombres se masturbanmás que nosotras[sic]>>2e $ág 56). Y añade algo más adelanre: <<ELLossE MASTURBAN (pág.57). Repitiendo lo que ya había escrito con anrerioMUCHob>>260 ridad: <... 1 llos hombres] se masturbanrnucho más que nosotras>>264 (pág. 11). La repetición revela que se trata de un estado de opinión consolidado...¡escritoen el año 2001! Y, sin embargo,ese cambio es necesario.Las mujereshan de asumir como normal sus actividadesautoeróticas.Hablar y reírsede ellas. porque es una actividad que se encuentradentro de la normalidad entre las de su género.Parece que una relativa minoría (40 por 100) de las mujeres que son por completo anorgásmicascultivan el autoerotismo01e.Pero prácticamentetodas las mujeres que son orgásmicas,la b El resaltado es de la propia Teresa Viejo. ' Ignoro si existe en el mercado una publicación femenina equivalente a El mejor amigo del hon¿bre,de GrayJolliffe y Peter Mayle (Sheva,Madrid, 1987).pero su presencia en los estantesde las librerías sería un buen síntoma de que las mujeres comienzan a reí¡se de sí mismas y a no tomarse siempre demasiado en serio; al menos en detaIles relacionados con el clítoris v su manioulación. EPÍLOGO 39t mayoúa de la población femenina (90 por 100), se masturban (lo hacen entre un 91 y un 99 por 700)222. Este dato no indica que las mujeres que se masturban sean excepciones;apunta más bien hacia una pauta; señalala norma entre ellas.Más aún: la masturbaciónes una actividad que acompañaala mujer desdesu infancia (hay datos que indihasta la ancianidad,si la salud se lo can que desde antes de nacer2aT) permite, con independencia de que sea célibe o activa sexualmente222'2t4. Las que no lo hacen muestran unos rasgos de introversión, poco asertismosocial,escrupulosidady neuroticismo que las sitúa en los antípodasde la imagen de virtud y normalidad que durante años se vendió como propia de la mujer que no se masturbabal'r0,174,214,22r,25),2e7 . A lo largo de las páginasde estelibro se ha podido comprobar que prácticamentetodo lo que creíamossabersobre algunosaspectosde la sexualidadfemenina, en general,y sobre sus actividadesautoeróticas, en particular,es falso. Aún seránecesarioque paseun tiempo para que tales hallazgos calen hondo entre la población. Pero deben alcanzara la mayor cantidad de gente posible y en el plazo másbreve del que seamos capaces. Se necesita mucho trabajo pedagógico pata lograr esa normalización. Hombres y mujeres deben acostumbrarsea la idea, lógica por otra parte, de que la masturbación femenina no solo es algo normal, sino frecuente. Este hecho no amenazaa nada (la reproducción) ni a nadie (los hombres). No lo ha hecho a lo largo de los siglos,pues las mujeressehan masturbadodesdela noche de los tiempos sin que nada haya pasado. ¿Por qué habría de hacerlo ahorz? ¿Por hablar de ello? Aceptado solo traerá beneficiospara las mujeres, que se reconocerán mejor en una imagen socialde sí mismasmás real y auténticaque la actual. Y favorecerásus relacionesde pareja, porque podrán transferir con normalidad, sin rubor ni temores,su experienciaautoeróticaa las relacionessexuales. Las mujeres han inffoducido numerosos cambios en la sociedad actual cuando se 1o han propuesto;incluso yendo a contracorrientede las opiniones generalizadas en cada momento y de las poderosasfuerzassocialescontrariasa talestransformaciones.Aquí, con la masturbación femenina, tienen que hacer lo mismo. Si la mujer no se mueve para normalizar socialmenteesa ptáctica, las cosasno se modificarán mucho. Pero para ello es necesarioque adquieran el convencimiento J94 de que tal cosales beneficiaráa ellas,primero, y a los demás,después. El problema no solo se encuentraÍuera,también lo llevamosdentro de nosotros, y no podemos ceder a la tentación de culpar siempre a los demáspor 1o que nos sucede. Escribe Erica Jong: *Cuando asumí mis propios defectosempecéa aceptarque mi 181(pág. 198). compañerotambién los tuviera>> Y Margarita Riviére: <De hecho, las mujeres han caído en la tentación de la que debían haber huido: la de culpar a todos los hombres para exculparseellasmismasde (pág.79). sus propios errores,docilidad y miedo>>ora El beneficio femenino es obvio. Si el entorno social entiende que es normal que las mujeres se masturben,y puede hablarsede ello con naturalidad,no se pasaránla primera mitad de susvidas masturbándose en la más absolutade las soledades,con la concienciapoco clara de hacer algo que les es propio, que les correspondecomo sereshumanos sexuadosque son. Si socialmentese entiende que es normal y frecuente que las mujeres se masturben, estasno tendrán que pasarsela otta mitad de su vida deshaciéndosede las inhibicionesy las ideaserróneas que presidieron la etapa antetior de su existencia.La masturbación también es para ellas una forma de ejerciciolibre de la propia sexualidad, como cualquierotra. Pero es que, además,en esecontexto de normalizaciónles resultará mucho más fácil introducir sus experienciasautoeróticasen las relaciones sexualescon sus parejas,para mejoradasen cuanto a la obtención del propio orgasmose refiere, como ya he señaladoantes. Muchas veces,el orgasmoes la consecuencialógica del coito. Pero no siempre:en ocasionescualquiermujer advierte que las cosasno discurren por el mejor camino que conduce a é1.En tales circunstancias, lo más eficaz es que ella se ayude masturbándose para alcanzareI orgasmo durante el tierno abrazode la cópula 016,01e. O que sugieraa su parcja que se lohaga; para lo que deberá haberla instruido previamente. La queja de que sus parejasheterosexualesno les masturban adecuadamentees común enffe los hombres y las mujeres01e,02t. Si la masturbación femenina estuviesesocialmente normalizada, ellas contemplarian esta posibilidad con total naturalidad, sin sentirse avergonzadasni minusvaloradas por hacedo, ni temerían enojar a su parcjao que estapiense de ellascosasnegativas.Y ellos seríancapaces EPÍLOGO 395 de admitir que en tales ocasionessus parejas necesiten utilizat este recurso sin sentirsemenoscabadospor tal cosa,ni se extrañaránporque esatáctica seanecesariaen algún momento o en todos. Porque se tendrá asumido que la masturbaciónfemenina es normal, como he repetido hastala saciedada lo largo de estaspágrnas. Este tipo de situación se da espontáneamenteen algunasparejas de larga duracíón que han adquirido la intimidad suficientepara contemplar la masturbaciónfemenina como un recursoen el coito y como una actividad complementaria que no solo no amenazaa la pareja, sino que profundiza su relación, Eso es amor y confianza. La normalizaciín social de la masturbación femenina beneficiará mucho a las mujeresjóvenesque se inician en una vida sexual activay a sus parejas,como ya he señaladoantes,Pues al estar extendido por todo el cuerpo social que es normal que las mujeres se masturben, y que de hecho lo hacen,ellasno temeránser francasal respectocon sus parejas,ni que estaslas rechacenpor decides que se masturban. De esemodo les resultarásumamentefácil transmitirlescon sinceridadsus experienciasautoeróticas para que ellos sepan cómo actuar en cada momento y aceptencon naturalidad que ellas se ayuden de esemodo cuando las cosasno vengancomo deseanen la cópula. Ya sabemosque al menos la mitad de sus coitos son anorgásmicos0rl;y que solo el 28 por 100 de las jóvenesque son activassexualmentese sientensatisfechascon suscópulas'er. Durante mucho tiempo se ha entendido que esta clase de ayuda que devaluabala relación sexual,porque se desviabade <doauténtico>> pene. mediante del Pero se traes tener orgasmos el exclusivoestímulo m de una idea caduca desde el momento que se entiende que la relación sexuales algo más que la inserción del pene en la vagina,y se sabe que es el estímulo del clítoris lo que garuntiza el orgasmo femenino. Masturbarsedurante el coito no empobrecela relación;al contrario: la enriquece. Porque permite a la mujer disfrutar de ella en lugar de sentirse defraudada.De hecho, de no actuar de estemodo, las probabilidades de alcanzarel orgasmo durante el coito disminuyen de forma notable. Mas, si se cogen las ríendasde la propia estimulación,las posibilidadesde llegar al orgasmose sitúan entoncesen el96 por 10001e. ¡Valela pena modificar nuestrasactitudessobrela masturbaciónfemenina ante semejanterecompensal 396 Hay que ser más activas en la cópula si se desea un goce mayor con ella. No hay que dejar que las cosasffanscurran al azar.Es hora de dejar de arcoiarla responsabilidadfuera de una cuando la compensación que se obtiene con ello es la anorgasmia.Resultaabsurdo y poco práctico. Como yahan señaladoalgunasmujeres antesque yo: <<¡}{az 016'01e. que sucedal>> La sensatezno dicta otra cosa. Otra historia es que se considere la cópula como la única actividad sexual posible. No lo es. Pero, en cualquier caso, la normalización de la masturbación femenina también permitirá considerar normal, y no algo devaluado, toda clase de encuentro sexual aunque no incluya el coito. Este dejará de ser la relación sexual por excelencia. Y pasará a ser una más de las formas posibles de relacionarse sexualmente, sobre todo si una deseareproducirse. La masturbaciónfemenina debe abandonar su actual posición de actividad secreta paru alcanzarel estatus de una práctica simplemente íntima. Los datos mencionadosa lo largo de estelibro son suficientes,según creo, para que toda mujer sienta que sus actividadesautoeróticas son tan normales que resulta ridículo avergonzarsede ellas o mantenerlas silenciadaspor más tiempo. Y como ya he escrito:son las mujeres las que deben plantar caraal secuestrosocial que sufre la masturbación femenina para que las cosascambien y mejoren...si es que eso les interesa.Porque nadie lo va ahacet por ellas,ni con más empuje,ni mayor credibilidad. Qtizá venga a cuento finalizar este libro con unas elocuentespalabras escritaspor la periodistay escritoraespañolaMaruja Torres:<<... si las mujeres abandonáramosel victimismo y el resentimiento y dedicáramos el tiempo de la queja a la plena rcalización personal, avanzaríamos considerablementeen nuestra lucha. Dejaríamosde parecernosa d. los nacionalistas,para volver a ser revolucionarias>> d Maruja Torres, Mujeres en gilerla, El País-Aguilar, Madrid, 1999 bág. 163) EPÍLOGO Tabla6. 397 Ar,cuNos Mrros soBRELA MASTURBACTóN FEMENTNA Se ha dicho que Es <<cosa de hombres>; las mujeres no aecesitan masturbarce. Y resultaque... Las mujeres tienen deseos sexuales espontáneos muy frecuentesy se sienten frustradas si no los resuelven. La masturbación es uniuersal(91-99 por 100) entre las mujeres orgísmicas. A las mujeresles resultadifícil descubrir la masturbaciónporque tienen el clítoris escondido y no tienennadaquetocar. El descubrimiento precoz y esponráneo de la masturbación es lo más frecuente entre las jóvenes, quienes se tocan el clí to¡is desde tempranísima edad sin tener problemas p aru 1oc aIízarlo. La lenta respuesta sexual femenina les impide cogerle gusto a la masturbación. Las mujeres responden tan intensa y rápidamente a los estímulossexualescomo los hombres (diez segundos).Mastu¡bándose llegan al orgasmo entre dos y algo menos de cuatro minutos, como ellos. Menos tiempo en casosde intensaexcitación. Las muieres tienen menos deseos sexuales y les cuestamás tener orgasmos. La mitad de las mujeres tienen deseossexuales a diario o casi a diario. Un 42 por 100 se excitanmás rápidae inrensamente que el promedio de los hombres. Un 10 por 100 son completamente anorgásmicas, un 47 por 100 son monoorgásmicas, y un 43 por 100, multiorgásmicas. Es una forma de sexualidad infantil que se abandonaen la madurez. Las jóvenes. adultas y ancíanassanasse mastu¡ban. Durante el embarazo,la frecuencia de la masturbación se multiplica por nueve en el último trimesffe. Es un pobre sustituto de lo <auténtico>>, La masturbación es una actividad sexual que es el coito. más. No sustituyea nada. Tiene valor por sí misma. Y es la única actividad sexual que garantiza el orgasmo a la mujer. )98 Tabla 6. FEMENINA(continuación) AlcuNos MITos soBRELA MASTURBACIóN Se ha dicho que La masturbación desapareceal formar parela. Si una mujer casadase masturba es porque ya es¡á cansadade su pareia tras años de relación. Y resulta que Las mujeres emparejadascontinúan masturbándose con una probabilidad superior al 90 por 100. Lo hacen con la misma frecuencia, o mayor, a Ia que tenían antes de emparejarse,en la mayoría de los casos.Se masturban el 88 por 100 de las mujeres menores de veinticinco años emparejadas.El 81 por 100 de las muieres casadasque refieren masturbarse tienen regularmente orgasmos durante el coito. Es perniciosa (física, emocional y mentalmente). Carece por completo de consecuencias fisicaso psíquicas. Los orgasmos de la masturbación son inferiores a los del coito. Los orgasmos de la masturbación son más intensos y los del coito más cálidos, por lo que tienen de contacto con la pareja.Ambos son satisfactorios. El sexo es algo para dar a los demás; por eso la masturbación es una actividad eg06ta. Concepto ligado a la relación sexo-procreación. Las mujeres que se masturban no por eso dejan de preferir tener contactos sexualescon sus parejas. La masturbación aleja al ser humano del deseode practicar el coito. Las mujeres que más copulan son también las que más se masturban.Lo hacen incluso aunque sus coitos sean satisfactorios. La masturbación es la fuente del 80 por 100 de sus orgasmos. Y no por masturbarsedejan de preferir la cópula. Las mujeres que no desean practicar el coito inhiben su sexualidad hasta hacerla desaoa¡ecer. sexual inhibido> Las mujeres con <<deseo que han dejado de copular con sus cónyuges se masturban con la misma frecuencia que las que mantienen relaciones sexuales.Su libido no está inhibida; solo su deseode copular. EPÍLOCO Tabla 6. 399 psI4rNN¡ (continuación) ArcuNos Mrros soBRELA MASTIRBACTóN Se ha dicho que... Y resultaque... Solo se masturba la gente solitaria, aislada o inmadura. Las personasque no se masturbantienen más rasgosde inmadurez en su personalidad que las que lo hacen. La masturbación no produce aislamiento. Pero en este la única actividad sexual posible es la masturbación. Acostumbrarse a los orgasmos de la masturbación obstaculiza el disfrute normal del coito. La masturbación ni entorpece el disfrute del coito ni gatantiza su goce. Quien tiene problemas con su sexualidad siente inhibiciones en los dos tipos de prácti cas. Ambas dificultades tienen un origen común. <Si el río suena, agua lleva.> Entonces, si no se habla de la masturbación femenina será porque es poco frecuente. La mujer no habla nada de su autoerotismo porque lo descubre a solas sin saber que es una actividad practicada por las otras. Avergonzada porque solo oye hablar de la masturbaciónmasculinay creyéndose anormal por masturbarse,calla. Hablar de la masturbación femenina no conduce anada. No hablarde ella nos mantieneen un callejón sin salida. Hace¡lo, permitirá normalizarla socialmentey comunicarsecon naturalidad con la pareja. Eso favorecerá las relaciones sexualesorgásmicasen la mujer. Masturbarse es darse placer a sí misma. La mujer no lo hace porque prefiere que de hagan cosas>,no hacerlasellas. Así van lás cosas en las relaciones de pareja. En cuanto a la masturbación, es falso: aunque prefieran que <<leshagan>r, como todo el mundo, no por eso dejan de masturba¡seactivamentetoda la vida. BmuocnnpÍn mlPAlEy, M., EI libro del pene, Planeta, Barcelona, 2000. oo2MILLET, C., La uida sexual de Catherine M., Anagrama,Barcelona, 2001. o0rDouEIL,T., Maldito amor, EspasaCalpe, Madrid, 2000. o04KrNSEy, A. C.; Pou,tRoy, \ü7.B.; MaRrIN, C. E., y GrnHAno, P. H., Conducta sexual de la mujer, Siglo XX, Buenos Aires, 1967. 00'TA\RIS,C., y Saoo, 5., La sexualidad de la mujer casada,Martínez Roca, Barcelona,1980. 006DFJLL, E.; McDoNnLD, H., y OoEs, R., ¡Descúbrete!,EdicionesB, Barcelona,2000. 007DuNCKER, en McNeill, P.;Freedman,8., P., Introducción. <Hablar de sexo>>, y Newman,J. (eds.),Las mujereshablan del sexo,Ed. Serres,Barcelona, 1995. págs.l9-)0. 008BorELLALr-usIÁ, Esquemade la uida de la mujer, EspasaCalpe, Madrid, J., r9t8. meRAHoLA,P., Muj er liberada, h ombre cabreado,Planeta, Barcelona, 2000. 010SHAyv[TZ, R. T., SruoB. A.; Snavwtrz, S. E.; Pucn, K. R.; CoNsTABLE, LARSKI, P.; FurnnrcHt, R. K.; BnoNEN,R. A.; Flrrcnrn, J. M.; SHaNrdifferencesin the functional orga\xaEILER, D. P.; Karz, L., y cols.,<<Sex Nature 37): 607-609 í995). nizatio¡ of the brain for languager> , 011\X/ITELSON, S. F., <The brain connection: the corpus callosum is larger in left handers>>, Science229:665-668 (1985). o1JoNc,E., Miedo a los cincuenta,Suma de Letras, S. L., Barcelona,2000. 0IrFISHER, H., El primer sexq Taurus, Madrid, 2000. 014TorH,T., Pureza y hermosura, Sociedad de Educación Atenas, Madrid, t967. 0ltCoRoMINAS, F., y MoMGas, Y., Vida conyugaly sexual,GassóHnos., Barcelona, 1964. 016DE BÉ¡Al, S.,Tu sexoes tuyo,PlazayJanés,Barcelona,2001. 402 or7HoB€R, S.,La sexualidad. d.elas mujeres,Gedisa,Barcelona,1981. 018BAKER, R. R., y BELLIS,M. A., Human sperm, co?npetítion:copulation, masturbation and infidelity, Chapman & Hall, Nueva York, 1995. O1eHITE, 5., El Informe Hite. Estudio de la sexualídadfemenina, Plaza y Janés, Barcelona, 1977. 020Cox,T., Hot Sex. Cómo practicarlo, PTazayJanés, Barcelona, 2001. o21AsMN{soN,P. R., y MosHEn, D, L., <<Anempirical investigation of experimentally induced masturbatory fantasies>>, Arcb. Sex. Bebau. 8:27-39 (r979). o22HATFIELD, E.; Snnrcurn, S., y TMUeMANN,J., <<Men'sand women's reactions to sexuality explicit films: a serendipitous finding>r,Arcb. Sex. Behau.7 : 583-592 ft97 8). 02]VILAR,8., Probibido pensar. Tabúes de nuestro tiempo, Planeta, Barcelona, 1998. 02aHITE, 5., Mujeres y amor, Plaza y Janés,Barcelona, 1988. 02'HITE,S.,Inforrne Hite sobre la sexualidadmasculina,PlazayJanés, Barcelona,1981. 026GRRcÍR Mourox, P., Cómo bablan las mujeres,Arco Libros, S. L., Madrid, 1999. 027MoyaConnAt, A., La pronuncíación del españolen J. Jaén, Universidad de Gr anada,Gr anada,l9J 9. o28ALtvtEtoA Mancos, M., <<Elfactor "sexo" en los procesos de variación y Anuarío de Letras33:97 -I09 Í995). cambio>>, O2eLAKOFF, R., El lenguaje y el lugar de la rnujer, Editorial Hacer, Barcelona, 1981. 0roM¡ntÍN GAITE, C., Usos atnorososde la posguena española,Ed. Anagrama, Barcelona,1987. o'lSsnnANoVIcÉNs,R., La sexualidad femenina,Júcar, Gijón ,1975. 0i2BERDúN, L., En tu casao en la mía, Aguilar, Madrid, 2000. or'ANcIEn, N., Mujer. Una geografíaíntima, Editorial Debate, Madrid, 2000. 0raRrvIERE, M., El mundo segúnlas mujeres,Aguilar, Madrid, 2000. ortMcNEILL,P., r.A mi manera>>, en McNeill, P.; Freeman, B., y Newman,J. (eds.),L¿s mujereshablan del sexo, Serves,BarceTona,1995. 0r6VENonElt,J., Pasionesocultas.De cómo nos conuertimosen sujetossexuales, Ariel, Barcelona, 1999. 0TTSERRANO VICÉNS,R., Informe sexual de la mujer española,Ediciones Lyder, Madrid, 1978. or8CoMFoRT, A., Los médicosfabricantes de angustia, Granica Editor, Barcelona,1977. BIBLIOGRAFIA 403 o'eKosNIK,A.; Cannor-r, \ü7.; CuNNINGHAM,A.; Moones, R., y Scrrulra, J., La sexualidad humana. Nueuas perspectiuas del pensamiento católico, EdicíonesCristiandad.Madrid, 1978. 0a0SARNOFF, S., y SarNorF,J., Onanismo,Grijalbo, Barcelona,1980. 041RAMos Bnrnve,J. A., Batman uistopor un psiquiatra,JARPYO, Madrid, 2000. o42GuIRAo,M.; Gumeo, M., y Monar-ES,M. M., Anatomía de la consciencia: n eur opsi coan at otnía, Masson, Barcelona, 1997. g]HARRIS, H., <<Somelinguistic considerations related to the issue of female Psychoanal.Reu. 66: 187-200 (1979). orgasm>>, oaaSABottA, Atlas der deskriptiuen Anatomie des Menscben, Urban und J., Schwarzenberg,Berlín, 1948. stB¿ncuANN ,\X/., Histología y anatomía microscópicahumana, Labor, Barcelona,1966. e6BLoont,\í., y Fevcrrr, D.\(/., Tratadode histología,Labor, Barcelona,1966. oaTEscoLAR, Surrn-ÁcREDA,V.; AlrAT, P., y Sltnu-ÁcREDA,J. M., Anato' J.; mía bumana (funcional y aplicatiua), Escolar-Facultad de Medicina de Zar agoza,Zar agoza, 1967. s8Onts Lronc¡, F., Anatomía bumana (l vols.), Editorial Científico-Médica, Barcelona, 1972. o4eO'CoNNELr, R.J., H. E.; HursoN, J. M.; ANorRSoN,C. R., y PLeNTER, <<Anatomicalrelationship betrveen urethra and clitoris>>,l. Urol. I59 1892-1897(1998). 0t0McLINTocK,D. G., <<Phimosis of the prepuce of the clitoris: indication for female circumcisionn,.l.R. Soc.Med.78 257 -258(1985). otlKnAuAnosKy, C. D., y MaNniqunz, C. M., <<Fimosisclitoridiana>>,Reu. Cbil. Obstet. Ginecol. 40 304'309 {1975). ot2KoLoDNy,R. C.; M,tsrpRS,\1. H., yJouNsoN, V. E., Tratado de Medicina Sexual,Salvat,Barcelona,19$, pág. 145. 0'3SHAFIK, reflex. Clinical significanceand role in sexual A., <<Vaginocavernous acf>>, Gynecol.Obstet.Inuest. 35 lL4-lll (1993). 0'aENSLER, 8., Monólogos de la uagina,Planeta, Barcelona, 2000. Iü7.W.; V¡N AN¡EI, P.; SanalIs, I., y MoovaART, E., <<Magnetic ostScHULTZ, resonanceimaging of male and female genitals during coitus and female BMI 3I9:596'600 (1999). sexualarousal>>, 056GnÁr'ENn¡RG, Int. l. Sexol. 3: 145' E., <<Therole urethra in female orgasm>>, 1 4 8( 1 9 5 0 ) . 057HocH,2., <<Yaginalerotic sensitivity by sexological examination>>,Acta Obstet.Gynecol.Scand.65:761-173 (1986). 0ssKMTocHVIL,S., <<Sexualnistimulace a zensky orgasmus>>'Cesk. Psychiatr. 89: 191-1e9(1993). 404 0te\7sl¡n¡¡n-ScnuLTz, \ü/. C.; V¡rv ns lü7mr, H. B.; Kr,trren, J. A.; SruRM, B. E., y NAUTA,J., <Vaginal sensitivity to electric stimuli: theoretical and practical implications>,Arch. Sex.Behau. 18:81-95 (1989). 060ALZATE, H., y LoNooNo, M. L., <<Vaginal erotic sensitivity>>, J. Sex.Marital Tber. I0: 49 56 (1984). 06lSHoLTy,M. J.; Ennnoss, P. H.; PLAUT,S. M.; FrscruaN, S. H.; CuAINAS, orgasmicexperience:asubjectivestudy>>, J. F., y Coov, C. A., <<Female Arch. Sex.Bebau.13: 155-164(1984). 062VAN DE VELDE,T . H.,Ideal marriage,Covici Friede, Nueva York, t910. 06rElLIS,H. H., Studies in the psycbology of sex (2 vols.), Random House, Nueva York, 1916. OSDARLING, C. A.; DavmsoN, J. K., Sr., y CoNvev-\)lELCH, C., <<Female ejaculation: perceived origins, the Grafenberg spot/area, and sexual responsiveness>>, Arch. Sex.Behau.19 29-41 (1990). o6tKnATocHvIL,S., <<Orgastickeexpulze zen>>, u Cesk. Psychiatr. 90:7I-77 (1994). o66RA¡4gg BruEVA,J. A., <Algunos datos sobre la prevalencia de la eyaculación femenina>>, At en. Prít¡aaria27 : 208 -209 (200I) . 067GoLBERG, D. C.; \X/nrlpLE,B.; FrsuKIN,R. E.; \)íaxueN, H.; FrNr, p.I., y \ültIstrnc, M., <The Grafenberg spot and female ejaculation: a review (198j) . of initial hypotheses>>, Sex. Marital Ther. 27 9: 37 l. ffi8BEtzER,E. G., ,.A revieu¡ of female ejaculation and the Grafenberg Jr., spot>>,\X/ornenHealtb 9: 5-16 (1984). 06eMASTERS, \1. H., y JoHtlsoN, Y.8., Respuestasexualhumana,Inter-Médica, Buenos Aires, 1967. DToZAvrACrc, M., <<Sexual asphyxiophilia (Koczwarism) in women and the biological phenomenon of female ejaculation>>,Med. Hypotbeses42: 3I8)22 (1994). olDANTo, B. L., <A case of female autoerotic deathr>,A*. ]. ForensícMed. Pathol. L: II7 -l2l (1980). 072BvARD, R.W.; HucKER, S.J., y HRzpr-wooo, R. R., <<Fataland nearfatal autoerotic asphyxial episodesin women. Characteristicfeaures based on a review of nine cases>>, A*.J.Forensic Med. Pathol. 14: j0-7j \1e93). oTrVIERHour, M. E., y GraNorrrN, \(/. L., <<Mechanisms of urine lossduring sexualactivity>>, Eur.J. Obstet.Gynecol.Reprod.Biol. 52: 45-47(I9%). 07aDIRIE, M. A., y LtNoltanr, G., <<Female circumcisionin Somaliaand (tggt). women'smotives>>, Acta obstet.Gynecol. scand.70:591-595 O7'\IARNER, E., y SrnasruN,E., <<Benefits and risk of circumcision>>, Can.Med. -976(1981). Assoc. J. 125:967 BIBLIOGRAFIA 405 076PooLE, circumcision>,/OGN Nurs. 8:207 -2II (1979). C. J., <<Neonatal 0TTAmerican Academy of Pediatrics (Task Force on Circumcision 1998-1999), <<CircumcisionPoliry Statement (RE9850)>, Pediatrics 103: 686-693 Í999). 078McDoNALD. GP 18 98 99 (1958). of the female>>, C. F.. <<Circumcision 0TeRATHMANN, circumcision: Indications and a new techní!í. G., <<Female que>>, GP 20:115-I20 (1959). 080SrANG, practice patterns in the H.J., y SNEILuAN,L. \tr., <<Circumcision (1998). Pedianics10i: E5 United States>>, 081SrANG, L. \í.; CoNooN, L. M.; CoNnov, M. M.; Lreno, R.; H. J.; SNErr-nraN, dorsal penile nerve block: a BnooEnseN,L., y GuNNnR,M. R., <<Beyond Pediatrics100:E3 (1997). more humane circumcision>>, 082O'HARA, K,, y O'Hane, J., <The effect of male circumcision on the sexual BIU lnternational 83 (Stppl. t)t lg' enjoyment of the female partner>>, 84 Q999). 0srAnu-SAFIIIEH, S. A., <<Tomutilate in the name of Jehovahor Allah: legitimization of male and female circumcision>>,Med. Law. 13: 575-622 (1994). o8aSAyED, G. H.; Aeo-gI--Arv, M. A., y FAnnt, K. A., <The practice of female genital mutilation in upper Egyptrr, Int. J. C4naecol. Obstet. 55 285-291 (1996). 085MvERS, R. A.; OnlonoDloN, F. L; IssN¡ruuHE, A. E., y ArrNzuA, G. I., <<Circumcision:its nature and practice among some ethnic groups in Soc.Sci.Med.2I:581-588 (1985). SouthernNigeria>>, 086DAVrs, G.; EllIs, J.; Hmnenr, M.; PÉnEz,R. P., y ZtunELuAN,8., <<Female circumcision: the prevalence and nature of the ritual in Eútrea>>,MiL Med. 164 IL-16 (1999). 087BARSTOW, D. G., <Femalegenital mutilation: the penultimate gender abuse>t, Cbild. Abuse. N egl.23 : 501-510 (1999). 088BETTELHEII'¿,,8., Symbolicwound' The Free Press,Glencoe, 1954. o8eBRycK, F.,Dark rapture: the sexJift of the Africaft negfo, $íalden Publications, Nueva Yotk, 1939. 0e0HAMMoND, T., .,A preliminary poll of men circumcised in infancy or chilBIU -Int. S3 (Suppl. 7): 85-92 {1999). hood>>, oelHosKEN,F. P., <<Femalegenital mutilation in the wodd today: a global reInt. J. Health Seru.II:4I5-$0 (1981). view>>, @JoNrs, H.; Drol, N.; Asrrw, L, y KRnone,I., <<Female genital cutting practices in Burkina Faso and Mali and their negative health outcomes>>' Stud.Fam. Plann. )0: 2I9-230 (1999). 0erBAyouDH, F.; Ba,nnar,S.; BeN FnEn¡,N.; AI-rRNt,R., y HAMDI,M., .Étude d'une coutume en Somalie: la circoncísion des filles>>,Med. Trop. Mars. 55:238-242 Í995). 406 @aGnqsswRno-Gnno. P.. y AaorsnMED. M., .<Female circumcísion in Somalia: anthropological traits>>, Anthropol.Anz. 43:3ll-326 (1985). 0etOLalrr¡uro, S. K.;JorNnn,K. T., y Ovene¡r,G. A., <<Female child circumcision in Ilesha,Nigeria.The presentand the future>>, Clin. Pediatr.phita. (1983). 22:580-581 @6Onu¡NnrN, O. M.; Arnuvn, C. O., y OyEnrMN,M. A., <<Astudyon female circumcision in Nigeria>>, West.Afr. J. Med.8:183-192(1989). @7ADINMA,L, <<Currents statusof femalecircumcisionamongNigerianIgJ. bos>>,West Afr.l. Med.16:227-23I (I99n. Oe8EHIGIEGBA, A. E.; Sero P¡eNsr,D. O., y OuonocnE,F. I., <<Female circumcisionand determinats in SouthernNigeria>>, East.Afr. Med.J.73: (1998). 374-376 oeHAyES, R. O., <<Female genital'mutilation, fertility control,and the patrilineagein modernSudam:A functionalanalysis>>, Am. Ethnol.2: 617-633 (r975). 10OBoNApAnrE, M., La sexualidad de la mujer, Península, Barcelon4 1972, pág.66. 101HODGES, F., ,,A short history of the institutionalization of involuntary sexual mutilation in the United States>>, en Denniston, G. C., y Milos, M. F. (eds.), Sexual mutilation: A Human tragedy,Plenum Press, Nueva York,199J , págs.17-40. 102ROMA, P., Hab lan el/os, Planeta, Barcelona, 1998. l0rSCHMIDT, G., y StcuscH, V., <<Responses to reading erotic stories: malefemale differences>,Arch. Sex.Bebau.2: I8l-I99 (,97i). TSSIGUSCH, V.; Scnunr, G.; REnrnLD, A., y \(/tEor'uaNN-SuroR,I., <<psychosexualstimulation: Sex differences>>, /. .!ex. Res.6: 10-24 (1970). r.tGRtpFIT,\(/., <<Response to erotica and the projection of responseto erotica in the opposite sex>>, /. Exp. Res.Pers.6:330 jj8 (1973). 106ByRNE, D., y Lantnrnru, J., <<Theeffect to erotic stimuli on sex arousal, evaluative responses,and subsequentbehavior>>,en TecbnicalReport of tbe Commision on Obscenity and Pornography (vol.8), U.S. Government Printing Office, SlashingtonD. C.,1971, págs.4l-67 . 107SCHMIDT, G., y SIcuscH, V., <<Sex differencesin responsesto psychosexual stimulation by films and slides>>, J. Sex. Res.6:268-283(I910). T'8GRIFFIT, \ü7.,<<Sexual experience and sexual responsiveness: sex differences>>, Arch. Sex.Behau.4:529-540 (1975). lOeKEMpToN, M., ,,A feelthy commission>>,Tbe New York Reuieu of Books, 15:24-25(1970\. 11oGurÉnnszCAtvo, M., Sexualídadde los uniuersítarios,EPSA. Salamanca. 1978. BIBLIOGMFIA 407 I11REED, P., y Reso, R. S., <PRUDES (PornographyResearchUsing Direct J. Erotic Stimuli)>,/. .lex. Res.8: D7 -246 (I912) ' 112ELIASBERG, \ü. G., y StuAnt, I. R., <<Authoúfarianpersonality and the (196I). obscenitythreshold>>, I. Soc.Psychol.55 I$-ól llrSCHMIDT,G.; StcuscH, V., y MEYBERG, stimulation in <<Psychosexual V., men: Emotional reactions, changesof sex behavior, and measuresof conservativeattítudes>>, l. Sex.Res.5: I99-2I1 (1969). llaMosHER,D. L., <Psychologicalreactionsto pornographic films>>,en Technical Report of Cornmissíonon Obscenityand Pornography(vol.8)' U'S' Government Printing Office, \flashington D. C., L971, págs.225-3I2' 11t\(/ITKIN,G., Tbe truth about tt)omen: Fightin the 14 deuasting myths that hold women back,Ylking, Nueva York, 1995. 116GnAtctt,A., Si loshombrespudieran hablar... descubrequé dirían, Grijalbo, Barcelona,2001. 117LIEF. Med. Asp. Hum. Sex. II:94-95 H. I., <Inhibited sexual desire>>, (1977). tlsOrganización Mundial de la Salud, (CIE-10 Trastornosmentalesy del comportamíento. Criterios díagnósticosy de inuestigación,Meditor, Madrid, 1994. lleAsociación Psiquiátrica Americana, DSM-IV. Manual diagnósticoy estadísti' co de lostrastolnos mentales,Masson, Barcelona, 1995' 120NurrER, D. E., y CoNlRoN, M. K., <Sexualfantasyand activity patterns of femaleswith inhibíted sexual desire versus normal controls>>, J. sex. Ma( 1 9 8 3 ) . r i t a l T h e r . 9 : 2 76 - 2 8 2 12rBANCROFT, Davnsox, D. \ü/.; \üARNER,P., y TYnER,G., <<Androgens J.; Clin. Endoand sexual behavior in women using oral contraceptives>>,1. crinol. 12: 327 -340( 1980). 122SHERV¡IN, B. B., <<Acomparative analysisof the role of androgen in human male and female sexual behavior: Behavioral specificity, crítical thresholds, and sensitivitp>,Psycbobi ology 16: 4 16-425 ( 1988). T2TSCHREINER-ENcnI, P.; ScHIavr,R. C.;\üntrn,D.,y GurzzANI,4., <<LowseHorm. Bebau' xual desire in women: the rol of reproductive hormones>>, (1989). 23:221-234 12aGARDE, K., y LuNon, L, <<Femalesexual behaviour: A study in a random Mat uri t as 2 : 225 -240( 1980). sampleof 40-year-oldwomen>>, T2¡LAUMAN, R. T', y Mrcn¡srs, 5., The social MICHAEL, H.; G¡cNoN, E. O.; J. practices in tbe United States,University organization of sexuality: Sexual of ChicagoPress,Chicago,7994. 126BEACH, F. A., y Fon¡, C. 5., Conducta sexual, Fontanella, Barcelona, 1972. 127HESS, Sci.Am.2l2:46-54 (1965). and pupil size>>, E. H., <<Attitude 408 I28\üToODMANSEE, <<Larespuesta pupilar como medida de las actitudes J. J., sociales>>, en Summers,G. F. (ed.),Medición de actitudes,Trillas, México, 1976, págs.623-648. 12eDABBS,M., and pupillary responseto auditory sexual J. Jr., <<Testosterone stimuli>, Pbysiol.Bebau.62: 909-9I2 (t997). 1]0LAAN, E.; Evenamo, tW., y EVERS, A., <<Assessmenr of female sexual arousal: responsespecificity and construct validitp>, Psychophysiologlt. 32: 475-485 099r. lrrLAAN, E.; EvrnaEno, W.; VRN DERBELLEN,G., y HRNEWALD,G., <<\lomen's sexual and emotional responsesto male- and female- produced erotica>>, Arch. Sex.Behau.23:I53-169 Í994). lr2HoNSoN,D. E.; Runru, H.B., y HoNSoN, C., <Labial andvaginalblood volume responsesto visual and tactile stimulil>,Arch. Sex.Behau. lI:23-3I (19821. l,SlHIppLE, B.; OcorN, G., y KoursRRUK, B. R., <<Physiological correlatesof imagery-inducedorgasm in women>>, Arcb. Sex. Behau. 2I: I2I-ú3 (1992). lraLAAN,E.; Evenemo, \1.; VRru AANttoLD, M.T., y REBEL,M., <<performance demandand sexualarousalin women>>, Behau.Res.Tber.3r:25-35 Í993). 1r5BECK, G., y BALn\rm, L. <Instructional E., control of female respondJ. tng>>, Arcb. Sex.Behau.23: 665-684(1994). 1'6LETounNgAU, E. J., y O'DoNonuE, \ü7.T., <<Classical conditioning of female sexualarousal>,Arcb. Sex.Bebau.26:6-78 Í997). 137BECK, G., y BozMAN, A. $í., <<Genderdifferencesin sexual desire: the J. effect of angerand anxietp>,Arch. Sex. Behau.24: 595-612 (1995). l'8ELLIor, A. N., y O'DoNoHue, S(/. T., <<Theeffects of anxiety and disffaction on sexual arousal in a nonclinical sample of heterosexual women>>, Arch. Sex.Bebau.26: 607-624 (1997). liePuRNrNE, D. M.; C¡pey, M. P., y JoncENssrN,R. S., <<Genderdifferences regarding preferences for specific heterosexual practices>>, !. Sex. Mari tal Tber 20:271-287 0994\. laoMomNnÉ LAvÍN, G., La edad difícil, Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 2000. tarALzATE,H., <<Sexualbehavior of Colombian female university students>>, Arcb. Sex.Behau.7 : 43 -51 (1978). Ta2HEIMAN, R., <Femalesexual response patterns.Interactions of physioloJ. gical, affective, and contextual cues>>, Arch. Gen. Psychiatry 37: l3II1 3 1 6( 1 9 8 0 ) . larSrocK, Sl. E., y Getn, J. H., nA study of fantasy-basedsexual arousal in women>>, Arch. Sex.Behau.11:jj-47 0982). BIBLIOGMFÍA 409 I44LAAN,E., y EwnalRD, \1., <<Habituationof female sexual arousal to slides Arcb. Sex.Behau.24:517-541(1995). and films>>, t4tO'DoNoHUE,\X/. T., y GeER, H., <The habituation of sexual arousal>>, J. Arch. Sex.Bebau.14 2)3-246 (1985). ta6Mgu$ttssr,N, I., y OvEn, R., <<Habituatíonand dishabituation of female Behau.Res.Ther.28:216-226(1990). sexualarousal>>, raTKELLEy, exposure to sexually expliK., y MusIRLo\ísKI, D., <<Repeated Arch. Sex.Behau. 15 cit stimuli: novelty, sex, and sexual attitudes>>, 487 498 (1986). 148HURLBERT, D. F., <<Therole of assertivenessin female sexuality: a compafative study between sexually assertiveand sexually nonassertivewomen>>, J. Sex.Marital Ther. 17: I83 -190 (I99I) . laeSrEELE, responsivenessto erotic films and D. G., y \üar-ron, C. E., <<Female Nen,. Ment. Dis. the "ideal" erotic fílms from a feminine perspective>>,1. 1 6 2 : 2 6 6 - 2 7 )Í 9 7 6 ) . r5OHuNT, M., Conductasexualboy, Edhasa,Barcelona,1978. T5TMEDNICK, R. A., <<Gender-specificvariances in sexual fantasy>>, J. Pers. As(1911 sess. 4l: 248-254 ). r52ELLIS,8.J.,y SvMoNS,D., <<Sex differencesin sexual fantasyiAn evolutionary psychologicalapproach>>, J. Sex. Rel 27: 527 5 55 ( 1990). ltrHsu, B.; KLINc, A.; KEssr-En,C.; KNatrr, K.; DITrENBACH,P., y ELIas, J. E., <Gender differences in sexual fantasy and behavior in a college population: a ten-year replication>>, J. Sex. Marital Tber. 20 101-118 (1994). I5aMALAMUTH, responsiveness of N. M.; HoIM, M., y FEsunACH,S., <<Sexual college students to rape depictions: inhibitory and desinhibitory effects>>, J. Pers.Soc.Psychol.)8:399-408(1980). 155FICHTEN, C. S.; SprcroR, I., y LInMAN, E., <Client attribution for sexual dysfunctioo>,J.Sex.Marital Ther. 14:208-224 (1988). rt6KocKorr, G., <<Mannlicheund weibliche Sexualitat-geschlechtstypische Unterschiede>>,Tb er. Urnsch. 5 I : 93-97 {I99 4) . und altersabhangige ltTSrErNMAN, D. L.; \X/INcnE,J. P.; Saxuent, D. K.; Bnnro\ü, D. H., y MartsM., ,,A comparison of male and female patterns of sexual SAKALIAN, arousal>>, Arch. Sex.Behau.I0 529-541(1981). 1t8\(/tNczE, P.; HooN, P., y HooN, E. F., <<Sexual arousalin women: a comJ. parison of cognitive and physiologicalresponsesby continuous measuArch. Sex.Behau.6: l2I-L23 (1977). rement>>, lteLAAN,E.; Evenweno, \1.; VaN ¡nn Vr,I-o¡, of J., y Geen, H., <<Determinants subjetive experience of sexual arousal in women: feed back from genital 32:444-451 Í995). arousaland erotic stimulus contenb>,Psychopbysiology 4r0 160SCunEINER-ENGEL, P.; Scnravr, R. C., y SMITtt, H., Jr., <<Femalesexual arousal: relation between cognitive and genital assessments>> , J. Sex.Marital Tber. 7 : 256-267 ( 1931). r6lRocERS, G. S.; VeN oa CAsrrt, R. L.; EvaNs, S(/.S., y CRrrELrr,J. \0., <<Vaginal pulse amplitude responsepatterns during erotic conditions and sleep>>, Arch. Sex.Bebau. 14:327-342 (1935). 162SIpsKI, M. L.; RosEN,R. C., y ALEXANDTn,C. J., <Physiologicparameters associatedwith performanceof a distractingtask and genital self-stimulation in women with complete spinal cord injuries>>,Arcb. Phys. Med. Rehabil.77: 4r9-424 (.1996. l6rSIpsKI,M.L.; ArexANouq C. I.,y RosEN,R. C., <Physiologicparameters associatedwith sexual arousal in women with incomplete spinal cord injuries>,Arch. Pbys.Med. Rehabil.TS:305-3130997). r6a\ltNCZE, P.; Arnenr, A., y BRNSaL,S., <<Sexual arousalin diabetic females: J. Physiologicaland self-report measures>>, Arch. Sex.Bebau.22: 587-601 ,199,). I6tCLEMENT,U.; Suror, G., y Knusr, M., <<Changes in sex differences in sexual behavior: a replication study on \X/est German students (19661981)>,Arch. Sex.Bebau.1,3:99-120(1984). 166CLEMENT, U., <<Profileanalysisas a method of comparing intergenerational differencesin sexual behavior>>, Arch. Sex.Behau. 18: 229-23i (1989). T6TREINISCH,M., y BEASLev,R., Tbe Kinsey Institute new leport on sex, J. St. Martin's Press.Nueva York. t990. 168DAVIDSON,K., Sr., y DaruNG, C. A., <<Masturbatory guilt and sexualresJ. ponsivenessamong post-college-agewomen: sexual satisfaction revisited>>, l. Sex.Marital Tber. L9 289-300 (1993). 16eHA\r¡toN, K.; Garn, I., y DRv, A., <<Sexual function in a community sample of middle-age women with partners: effects of age, marital, socioeconomics, psychiaftic, gynecological,and menopausal factors>>, Arch. Sex. Behau.23: 375 395 (1994). r70Apr,C., y HunrneRT, D. F., <<Thesexual attitudes, behavior, and relationship of women with histionic personality disorder>>,J. Sex.Marital Tber. 20 125-133Í994). 17rHEIBy,E., y BecrEn, D., <Effect of filmed modeling on the self-reported J. frequencyof masturbation>>, Arch. Sex.Bebau.g: Il5-I2I (19S0). l72KourouNAs,E., y McCasE, M., <<Sexual and emotional variablesinfluencing sexual responseto erotica>>, Bebau. Res.Ther. 35: 22I-230 (1997). I7]SIEGEL, D. M.; AleN, M. J., y RocHl,rANN,K. J., <Self-reported honesry among middle and high school students responding to a sexual behavior questionnaire>>, J. Adolesc.Health D:20-28 (1993). BIBLIOGRAFÍA 4tr ITaTRIVEDI, N., y SenrNt,J., <<VolunteerBias, Sexuality, and Personalitp>, Arcb. Sex.Behau.27: 181-195(1998). lTtRuBINSKy,H. J.; Ec<enrvrAN,D. A.; RunrNsrY, D. A., y Hoovrn, C. R., physiological responsepatterns to psychosexualstimuli: <<Early-phase Arch. Sex. Behau. 16: 45-56 of comparison male and female patterns>>, ( 1 9 8 7) . rT6CoopER, on the A.; ScHrnrn, C. R.; Boms, S. C.; GonooN, B. L., <<Sexuality Prof. Internet: From sexual exploration to pathological expression>>, Psychol. Res.Practice30: 154-164 (L999). TTTHEDGES, differencesi¡ mental test scores,variaL. V., y Nov¡pI-r, A., <<Sex bility, and numbers of high-scoring individuals>>,Science269: 4l'45 (1995). 178GovIER,E., y BooEN, M., <<Occupationand dichotic listening performance>>, Laterality 2:27 -32 (1997). lTeGovIER, E., y BonnY, P., <<Sexand occupation as markers for task perforlnter- J. Psycbomance in a dichotomíc measure of brain asymetry>>, physiol. 18 179-1.86(1994). lsoMoNEY, y EHnHanrD, A., Man and wornan, boy and girld: Differentiation J., and dimorphism of gender identity from conception to maturity, lohns Hopkins University Press,Baltimote, 1972. rsJoNc, 8., ¿Qué queremoslas mujeres?,Aguilar, Madrid, t999' 1s2DE\X/¡¡L. F. B. M., <<Vidasocial de los bonobos>>,Inuestigacióny Ciencia, 224:52-59 (mayo 1995). r8rloY, J., <<Peri-menstrualsexual behavior among Rhesus monkeys>>,Folia Prinzatol. ú: 286-287 Í97 0). 1&LoY, (MacacamulaJ., <<Estrousbehavior of free-ranging Rhesus monkeys (I97l). ta)>, Primates12: I-32 r8tDIcrnsoN, R. L., Atlas of Hurnan SexAnatorny, \lilliams & \X/ilkins, Baltimore, L949. 186BACA-G¡,ncÍt,E.;DÍuz-SASTRE, C.; LeóN, J. d., y SRIz-Rurz,J., <<TherelaPsycbophasesand suicide attempts>>, cycle menstrual tionship between (2000). sorn.Med. 62:50-60 187HARVEY, S. M., <Femalesexualbehavior: fluctuations during the menstrual Res.3I: 101-110(1987). cycle>>, J. Psycbosom. '188ADAMS, in female-iniciatedsexual D. B.; Goro, A. R., y Bunr, A. D., <<Rise activity at ovulation and ist suppression by oral contraceptives>>, N. Engl.l. Med.299: Ir45'1150 (1978). r8eSLoB, A. K.; Be.x,C. M.; Hop, W. C.; Rovrr-aNo,D. L., y VRN oen \lnnpr Psll'DENBoscH, J. J., <<Sexualityarousability and the menstrual cycle>>, -558 gy 2l: 545 0996). choneuroendocrinolo 4t2 Te0HETMAN,R.; Rovr¡Nn, D. L.: Harcs, J. p., y GlRoue. B. A., <<psyJ. chophysiological and endocrine responsesto sexual arousal in women>>, Arcb. Sex.Behau.20 17I-186099I). 1e1GMHAM, C. A.;JnNssrN, E., y SaNouns,S. A., <Effects of fraganceon female sexual arousal and mood across the menstrual cycle>>,psychophysioloslt )7 : 7 6-84 (2000). Ie2GRIFFITH, M., y \ü7ar-rER,C. E., <<Menstrualcycle phases and personality variablesas related to responseto erotic stimuli>>, Arcb. Sex.Bebau.4: 599-603(1975). lerScgRrINgn-ENGEL, P.; ScnrevI, R. C.; Str,trrn,H., y WHITE, D., <<Sexual arousability and the menstrual cycle>>,Psychosom.Med. 43: 199-214 (1981). leaCurLER, \X/. B.; FruEouaNN,E., y McCov, N. L., <<Pheromonal influences on sociosexualbehavior in men>>, Arcb. Sex.Bebau.27: Li-J (1998). retCo$üLEy, I.I.,y BnooxssaNr, B. \ü., <<Humanexposureto putative pheromones and changes in aspectsof social behavior>>,J. Steroid. Biocberu. Mol. Biol. )9:647 -659 (1991). Ie6GRAMMER, K., <<5-a-andrcst-162n-3a-on: A male pheromone? A brief report>>,Ethol. Sociobiol. 14:20I-207 0,993). TeTGRAMMER, K., yJutte, A., <<DerKrieg der Dufte: Bedeutung der pheromone fur die menschliche reproduction>>,Gynakol. Geburtshilfliche Rundsicb.37: 150-1530,997). Ie8GRAMMER, K.; JurrE, A., y FrscHeRMANN,B., <<Thefight between the sexes... and the war of the signals>,en Sexualitrit im Spiegelder \X/issenschaft, Edition Universitas, Hirzel, Stuttgart, 1996 Git. por S. Andreae en Anatomía del deseo,Planeta, Barcelona, 2000). leCRGNaco, A.; MAxIA, N., y VoLne, A., <<Diurnalvariation of semenquality in human males>>, Hum. Reprod. 14:106-109(1999). 2.'FISHER, <Possibleeffects of reference group-based social influence on J., AIDS-risk behavior and AIDS prevenrion>>, Am. Psychologist43:914920(1988). 2otPAEZ, D.; Unnros, S.; Pzanno, M., y LeóN, M., <<Modelos de creenciasde salud y de la acción razonada aplicados al caso del sido>, Rea. Psicol. Gen.Aplicada47: I4l-149 Í994). 2.2DELGADoPÉnsz, M., Fecundidad de las adolescentes,Centro de Investigación Social,Madrid, 2000. 20TMICHAEL, R. P.; KEvenNE,E. 8., y BoNsaLL,R. \1., <<Pheromones: Isolation of male sex atractants from a female primate>>,ScíenceI72: 964-966 (r97r\. BIBLIOGRAFfA 4r) 2&MICHAEL,R. P., y SAAYMAN,G. S., <Differential effects on behavíor of subcutaneous and intravaginal administration of oestrogen in the Rhesus monkey (Macacamulata)>,J. Endouinol. 4l:23I-246 (1968). 20tSILVER, cycle and work schedule:effectson v¡omen'ssexuaM., <<Menstrual lity>>, Arch. Sex.Behau.23:397 -404(1994). 2GBn¡NCno¡T, SaNoEns,D.; DavrosoN, D., y \üanNrn, P., <<Mood,sexuaJ.; lity, hormones, and the menstual cycle. III. Sexuality and the role of Psycbosorn. Me d. 45: 5 09-516 ( 1983). androgens>', 207MyERS, L. S.; DIxgN, J.; MonmssETTn,D.; C¡n¡¡IcHapr, M., y DAvnsoN, <Effects of strogen, androgen, and progestin on sexual psyM., J. chophysiology and behavior in postmenopausal women>>,J. CIín. Endocrinol. Metab. 70: ll24 -II3 I (1990). 20SHuLTER, function in women with hypothaB., y LuNoonnc, P. O., <<Sexual Arch. Sex.Bebau.S: III-t83 0994). lamo-pituitary disorders>>, 2OeHALpERN, predicts iniC. T.; Uonv, J. R., y SucnIN¡v¡.N, C., <<Testosterone Psychosom.Med. 59 16I-17I tiation of coitus in adolescentsfemales>>, (1997). 2IOALEXANDER, 8., y HICKNEn,J., <<Firstcoitus for adolescent: understanding why and whemrr, l. Am. Board. Fam. Pract. I0:96-103 (1997). 21rBANCRoFT, SHr'nwtN,B. B.; AmxaNonn, G. M.; DavnsoN, D. \1., y J.; \ü7ALKER, A., <Oral contraceptives,androgens,and the sexualityof young Arch. Sex.Behau.20 I2I-I35 (199I). women: II. The role of androgens>>, 212MEAD, M., Sexoy tempernmentoen las sociedadesprimitiuas, Editorial Laia, Barcelona,I9J3. 2I'DARLING, sexualresponC. A.; D¡vt¡soN, J. K., Sr., y Cox, R. P., <<Female (1991). Ter. l7:3-2t partner Marital Sex. orgasm>>, se and timing of J. 2IaFISHER, Barcelona, 1978. 5., Estudio sobre el orgasmofenaeníno,Grijalbo, 2ltLE\TN,R.J., y \lRGNEn, G., <Orgasmin women in the laboratory:quantitative studies on duration, intensity, latency, and vaginal blood flow>>, A r c h . S e xB . e h a u . 1 4$: 9 - 4 4 9 ( 1 9 8 5 ) . 216LAVoISIER, F.; ALou, R.; Sculuor, M. H., y \üAr"nntt, A., <Clitoral blood flow increasesfollowing vaginal pressure stimulation>, Arch. Sex.Bebau. 24:J7-45 (1995). 217HuEy,C. J.; Kr-INr-Gn¡sEn,G., y Gnanrn, B., <Time factors and orgasmic r e s p o n s e >A>r c, h .S e x .B e h a u . 1 01: 1 1 - 1 1 8( 1 9 8 1 ) . 218TERMAN, L. M., <<Correlates of orgasm adequency in a group of 536 u/ivesr>, (1951). Psychol. lI5-Ll2 32: l. 2leHAMtLToN, G. V., A researcbín marriage,Hoeber, P.B., Nueva York, 1929. 22OKApLAN, H.5., La nueua terapia sexual (2 tomos), Nianza Editorial, Madrid, 1978. 414 22rKRAtocHvt-.S., y Don¡lenov,q,M., prubehu sexualnihovzruseni u "Typy zen pri heterosexualni aktivite>>,Ceska.Slou. Psychiatr. 9I: 3l-42 (1995). 222DARLrNG, C. A.; DnvnsoN, J. K., Sr., y JnNNrNcs,D. A., <The female sexual responserevisited:understandingthe multiorgasmicexperiencein women>>, Arcb. Sex.Bebau.20: 527 -540(I99I) , 223KELLy, M. P.; StnAssnrnc, D. S., y KrncHER,J. R., <Attitudinal and experiential correlatesof anorgasmia>>, Arch. Sex.Bebau. 79: 165-I77 (1990). 224FREUD, 5., Obras Completas,Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, l96i . 225VoNKn¡¡rr-EsIN c, R., Psychopatbia Sexualis, Ferdinand Enke, Stuffgart, 1906. 226KINSEy, A. C.; Pounnoy, \(/. 8., y ManttN, C.E., Conductasexualdel bornbre, Siglo XX, Buenos Aires, 1967. 227ROBBINS, M. B., yJnNsEN,G. D., <Multiple orgasmin males>>, en Gemme, R., y'Wheeler, C. C. (eds.),Progressin sexologt,Plenum, Nueva York, I9l7 . 228KMToctlvIL, S., <<Opakovanyorgasmus u. zen>>, Cesk. Psychiatr. 89: 349- 354(r9%). 22eMcKELvev, R. S.;\WEss, L. V.; RouNsoN,S. M., y J. A.; Bar-oessAR, RILEy, G., <<Sexknowledge and sexual attitudes among medical and nursing students>>, Aust. N. Z. J. Psycbiatry33:260-266Í999). 2roRAl\tosBnmv¡, A., <<Prevalencia de la eyaculación femenina. Un estudio J. fracasado>,Aten. Primaria 26: 509-510(2000). 2'rHuBAtEK, S., y Rarocu, Cesk. Gynekol. 5l: 420J., <<Multiorgastickezeny>>, ,1986\. 422 2r2CARn¿rcHAEL, M. S.; \íRnnunroN, V. L.; DrxnN, J., y DavmsoN, J. M., <Relationships among cardiovascular,muscular, and oxytocin responses during human sexualactivity>>, Arch. Sex.Behau.23: 59-79 0994). 2rrAMseRSoN L, y HooN, P. \1., <<Hemodynamics of sequentialorgasm>>, , I. Arcb. Sex.Behau.14:351-360(1935). 2raVANcE, E. B., y \IAGNER,N. N., <<\üTritten descriptionsof orgasm:a study of sex differences>>, Arcb. Sex.Behau.5: 8l -98 (1976). 2rtLAquEUR,T., La construcción del sexo (Cuerpo y género desde los grtegos bastaFreud),Ediciones Cátedra,Madrid, 1994. 2i6HoRNEy,K., Psicología femenina, Nianza Editorial, Madrid, 1977. 2rTMcNeILL,P.; FnnntraN, B., y NnwMAN, J.,Las mujeres hablan de sexo, Serros, Bar celona, 1995. 2T8PAMDISE, \ü/rrrrs, E. D., <<Probabilityof vaginal foreign body in J.E., y girls with genital complainsts>>, A*. J. Dís. Cbild. 739:172-476 (1985). 2reDIMscuo, G., <<Genital foreign bodiesn,Pediatr.Reu. 19:34 (1998). 2aOSuNnaMM¡AN, A., <<Indexof suspicion. Case 1. Vaginal foreign bodp>, Pedian.Reu. L9: I73-I74 (1998). BIBLIOGRAFIA 415 241\K¡u, M. H.; HuaNG, S. C.; Ltw, Y. S.; LrN, M.F., y CHou, C. Y., <<Intravaginal foreign body retained for long duration>>,Int. l. C'ynaecol.Obstet. 50:193-195 1995). 2a2\(/EITBRECHT, H. J., Manual de Psiquiatría, Gredos, Madrid, 1970. 2IrSAGHIR, M. T., y Ronms, 8., Hombresy rnujeresbomosexuale¡Fontanella, Barcelona,1978. 2aaMEAo,M., Adolescencia,sexoy cultura en Samoa,Editorial Laia, Barcelona, r972. 2a'DAVIS, K.8., Faciorsin tbe sex life of twenty-tuo hundred uomen' Harper y Brothers, Nueva York, 1929. 2a6FRIEDRrcH, \0. N.; FISHrn,J.; BnoucnroN, D.; HousroN, M., y SHRTMN, C. R., <<Normativesexual behavior in children: A contemporary sample>>, Pediatrícs I0l(4) : E9 (1998). 247GIoRGI, G., y StccanoI, M., <Ultrasonographic observation of a female Am. J. Obstet.Gynecol.I75:753 Q996). fetus' sexualbehavior in utero>>, 24sVAN Dgn Hopsr¡tr,C.J.; RuIz, M. T.; B¡ENR,C., y SÁNcnrz, 4., <<Mitos sexualesen una población adulto>, Med. Clin. Barc. L05 691-695 (1995). 2aeKOUtnOULIS, G., <<Theorifice revisited: women in gynaecologicaltexts>>, Community Healtb Stud.14:73 84 (1990). 2toDAvttsoN, K., Sr., y DanrrNG, C. A., <<Self-perceived differencesin the J. Fam. Pract.Res./. 8: l5-84 (1989)' female orgasmicresponse>>, 2lrNEv¡col,ts,M. D., y BrNttEn, P. M., <<Dimensionsof subjective female -87 ( orgasmic responsiveness>>, | . Pers. Soc. Psychol. 44 : 862 3 1981). 2:2SüALTER, Zentralbl' N., <Eine hitzige kontroverse: heute schon beigelegt?>>, (1988). C,ynakol.II: 43'49 25TBENTLER, Arcb. P. M., y PreLEn, \ü. H., Jr., <<Modelsof female orgasm>>, Sex.Bebau.8: 405'4D (1979). 2'aELBERDIN, L., La poléruica clítoris-ttaginay la eyaculaciónprecoz,XenpelarKulturdenda, Orereta, 1999. 255ALZATE, H., <<Vaginaleroticism and female orgasm: a current appraisal>>, l. Sex.Marital Ther. ll 271-284(1985). 2t6GoL¡srEIN,I.; BaNcnoFT,J.; GtuLtANo, F.; HE.troN, J. P. W.; LEwIS, R. W.; Lus, T. F.; McKpNNa, K. E.; P¡¡nta-NnrHAN, H.; Rosex, R.; nerviososde SRcHs,B. D.; S¡cn¡vES, R. T., y SrEens,\í. D., <<Circuitos Inuestigacióny Ciencia 289 62-67 (2000). la sexualidad masculina>>, 2;TG¡ILFSRD, P., y Fnucnten, 8., Fundamental statistics in Psycbologt and J. Education,McGraw-Hill, Nueva York, 1978,pág.52. 2t8BoRTZ, function in I,202 W. M.; V/ALLACE,D. H., y \lnnv, D', <<Sexual A. Biol' Sci. Med. Sci' Gerontol. aging males: differentiating aspects>>, J. (1999). 54 M231-M241 416 2teCoxoN, A. P., <Parallel accounts? Discrepancies between self-report (diary) and recall (questionnaire) measuresof same sexual behaviour>>, AIDS Care. LI 221-234 (1999). 260ScHoFIgloM., El comportamiento sexual de losjóuenes, Fontanella, Barce, lona,1972. 2óIBANTMAN, 8., Breue bistoría del sexo, Paidós, Barcelona, I99g, págs.77100. 262LaNGEvIN, R., y STANoER,H., <<Evidencethat depression rating scalesprimarily measure a social undesirability response sef>>, Acta psychiatr. Scand.59:7079 (1979). 2óTFRIEDAN, 8., La mística de li femin idad, Júcar, Madúd, I974. 2eYru¡o, T ., Hornbres.Modo de etnpleo, Martínez Roca, Barcel ona, 2001. 26tVoNSylow, K., <<Female sexuality and historical time: a comparison of sexual biographies of German women born between 1g95 and 1936>>. Arcb. Sex.Behau.25: 473 -49i (1996). 266ANDEnsoN-HuNT, M., y DSNNERSTEIN, L., <<Oxytocinand female sexua_ lity>>,Gynecol.Obstet.Inuest. 40:2I7 -221 (199r. 2674N¡EnsoN-HuNr,M., y DpNNERSTEIN, L., <<Increased female sexual response after oxytocin>>, BMI 309 (6959):929 Í994). 268BLAlcHEn, \ü/.; Gnunen, D.; BrecLMAyER, C.; BrRIcuEn, A. M.; KNo_ GLER,\(/., y Hunen, J. C., <<Therole of oxytocin in relation to female sexual arousal>>, Gynecol. Obstet. Inuest. 47: 125-126(1999). 26eMARCELo-BaruenÁ,J., Parirás con placer, Kairós, Barcelona, 19g0. 270CAMNr, C.; Scurenr, A.; Mennatvra,P., y BANCRoFT, J., <<Theeffectsof tes_ tosterone adminisÚation and visual erotic stimuli on nocturnal penile tumescencein normal men>>, Hortn. Bebau. 24: 435-44I ft990\, 27lKoyANAGI,T.; Honruoro, N., y NarRNo, H., <<REMsleep determined using in utero penile tumescencein the human fetus at term>>,Biol. Neonate60 (Suppl.I):30-35 (1991). 272KARACAN, I.; Moonn, C. A.; HrnsHKo'inrz, M.; Senl,tav,S.; NenrEn, E. M.; ToKAT, Y., y TuNcrr-, L., <<Uterineactivity during sleeprr,Sleep9:393398 /198lc). 27'BURNETT, A. L.; Cervw, D. C.; SrrvER,R. L; pEelns, D. S., y DocrMo, S. G., <<Immunohistochemical description of nitric oxide synthaseisoforms in human cliroris>,J Urol.158:15-78 (1997). 2TaSíAGNER, N. N.; BurrnR, J. C., y SANorns,J. p., <<prematurity and orgasmic coitus during pregnancy:data on a small sample>r,Fertil-Steril.27:9lI9r5 ,191lc). 275REMOHI GtlrÉNEz,J., <<Sexualidad en el embarazo y puerperio>>,Reu. Iberoam.Fert. 17:55-59 ¡987). BIBLIOGRAFÍA 417 276JALUVKA, V., y Novar, A., <<Vaginalforeing bodies in women in menopause and senium>>, Eur J. Obstet.Gynecol.Reprod.Biol.6I: 167-169 0995). 277GARCÍA, L., <<Cuerpos V.; Vannar, M., y FEnNÁNDEZ, extraños de uretra. A propósito de dos casos>>, Arcb Esp Urol.52:74-76 (1999). 278Gót¡nzTnyrnR, L. M.; GrueNo, F.; PtñaNGo, L.; Fntn, L.; GoMIZ,J.; OnTIN, M., y Mn¡ÍRs,J., <<Cuerposextraños en vejiga y uretro>, Actas Urol. Esp. L5:369-374 (1991). 2TJAnaesoN, R. M., <<Foreignbodies and damage to the female urethra and bladdeo, Br. J. Urol.39:506-508(1967). 280LEEE, e IsnAEt,M., <<Therelationshipbetween mode of femalemasturJ. J., Arch. Sex.Behau.12: 227-. bation and achievementof orgasmin coitus>>, (1983). 236 28IPov¡DERMAKER, H., Life in Lesu,Vl . $ü. Norton & Co., Nueva York, 1913. 282GAGNON, H., <<Lainteracción de los roles genéricosy la conducta seJ. xual>>,en Katchadourian, H. A. (ed,), La sexualidadhurnana. Un estudio comparatiuode su euolución, Fondo de Cultura Económica, México, 1983,págs.265-288. 28'SoRIANo,E., El donjuanismo femenin4 Península,Barcelona,2A00, pág. 192. 28aHAIRE, N., Táe enqtclopediaof sex practice, Encyclopaedic Press, Londres, 1951. 28tMALoDE MoLrNA, C.; V¡ns BrAwCo, M., y PÉnnz Góupz, 4., La conJ. ducta sexual de los españole¡ Ediciones B, Barcelona, 1988. 286CHARRON, P., yJur-rnno,R., Rapport Símon sur le comportementsexuel des frangais(Éd¡t¡onabrégéd,Édition. Julliard, París,1972, pág. 109. 287CLIFFORD, R., <<Developmentof masturbation in college women>>, Arcb. Sex.Behao.7 : 559-57) ¡97 8). 288MoRALEDA, M., Vída sexual de los adolescentesespañoles,Editorial San Pío X, Madrid,1977. 28eSMITH, A. M.; RoseNTuAL,D. A., y REICHIEn,H., <High schoolersmastufbatory practices: their relationship to sexual intercourse and personal Psychol. Rep.79 : 499-509 (1996). characteristic s>>, 2e0RABocH,., .; ZvuntNA, RABocH, ., y SINDLAR, M., <<Masturbacni choJ fu J.; J vani dospivajicich>>, Cesk.Psychian.90:97 -I00 (1994). 2elLrrJ,G. R., <An investigation of adolescent health from Chino,J. Adolesc. Healtb 20: 306-308(1997). 2e2Erzo,J.,EI silencio de los adolescentes,Temas de Hoy, Madrid, 2000. 2erSADocK, de coito>>,en Freedman,A. M.; B.J., y Salocr, V. A., <<Técnicas (eds.), Kaplan, H. I., y Sadock,B. J. Tratadode Psiquiatría,Salvat,Barcelona,1982, pág. I575. 2eaGENovÉs, 5., Acali, Planeta,Barcelona,1975, pág. 378. 418 2etANGST, y Donren-MxolA, A., <The psycbiat. definítion of depression>>, J., J. (1984). Res.18: 401-406 2e6EINoN, D., <<Aremen more promiscuous than women?>>, Etbol. Sociobíol. 15: L 3 r - 1 4 3Í 9 9 4 ) . 2eTHULBERT, D. F., <The role of assertivenessin female sexuality: a comparative study between sexually assertiveand sexually nonassertivewomen>>, J. Sex.Marital Ther.IT: I83-I90 (t99I). 2e8SloLCHIK, S. A.; SluNcER,S. L., y LISI, I. S., <<Volunterbias in research employing vaginal measure of sexual arousal>>, Arcb. Sex.Bebau. 12: 399.408(1981). 2eeBENNETT, C. J., <<Femalemasturbation: more common than we think>. Med. Times 99: I81-I89 097I). smCAurta,P., <<Lesbian sexualitp>,/. Homosex.4: 255-266(1979). r01Ey,H.; BEnNARD,P., y BnrssEr, Ch., Tratado de Psiquianía, Toray-Masson, Barcelona,1974, pág. 409. 3o2CntsTónAt,P., Sexocontadocon sencillez,Maeva,Madrid,2000. rOrKApLAN,H. I., y SAnocr, B. J., Sinopsisde Psiquiatría, Panamericana, Mad r i d , 2 0 0 0 ,p á g . 7 7 L reBoNET, y CanalrÉ, A,.,Mi uida es mía, Olaza yJanés, Barcelona,2000. J., rO5ELLIS, A., Arte y técnicadel amor, Grijalbo, Barcelona,1978. j06GRAZrANo, Sl. G.; JrNsaN-C,u'apBELL, A.; SHeerroxE,L.J., y LuNocruN, S. R., <<Social influence, sex differences and judgements of beauty: pers. Soc. Putting the interpersonalback in interpersonalattraction>>, J. Psychol. 65: 522-53L (1993). i0TTRIANDIS, H. C., Actitudes y cambíosde actítudes, Toray, Barcelona, 1974. rO8CARMrcHAEL, M. S.; HuNrepnr,R.; DucN,J.;ParMrsANo, G.; GnEENTEAF, \(/., y DavmsoN, M., <<Plasma oxytocin increasesin the human sexual response>>, J CIin Endouinol. Metab. 64:27 -3I (1937). rorf¡y¡*tt VILAR, A., Psicología de la Cultura. 2: Sexo y cultura, Biblioteca Nueva, Madtid, I971. T'.PERKINS, R. P., <Sexual behavior and responsein relation to complications of pregnancyrr,Am. J. Obstet.Gynecol.I34: 498-505Í979) . rlrALoNSo,A.; DUEñns,C.; GÁNoaa,t, J. J.; Onnana, L, y SANTAl,laffa,M. J., Sex uali dad y embarazo,C auce Editor ial, Madfi d, I99 6. 'I2PERKINS, R. P., <<Sexualityin pregnancy: what determines behavior?>>, Obsrer.C4necol. 59: t89 -198 (1982). rrrSuEIRo,E.; Gevoso, P.; PERotz, y C., Dovar, J. L., <<Sexualidad y embarazo>>, Aten. Prirnaria2l:283-288 (1998). r14MARTÍNEZ, R.; Boree, M. A.; MalrÍN, M. L., y BARRro,G., Nuestros rnayore¡ Conse;'ería de Salud, Serviciode Publicaciones,Madrid. 1989. BIBLIOGMFÍA 4r9 iltvoN SyDoNfl,K., <<EineUntersuchung zur weiblichen Sexualitat im mittleZ. Gerontol.25: 105-II2 (1992). ren und hoheren Erwachsenenalter>>, TI6LEIBLUM, S. R.; Bnuue, R. M., y Cnooc, S. H., <The sexualfunctioning of elderly hypertensivewomen>>, I. Sex.Marital Tber.20 259-270 (1994). rrTLATonnr,, R.A., y Keal, K., <Attitudes toward sex in aged>>,ArcbSex' Behau.6: 203-213 Í971 ). 318LOEHR, Vrnva, S., y SncuIN, R., <<Issues of sexuality in older women>>, J.; {1997 Heahb. 6: 451-457 Women ). I. ileBnr,TSCHNgIDER,G., y McCoY, N. L., <<Sexual interest and behavior in J. 17: 109'129 (1988). Behau. Sex. Arch. 102-year-olds>>, healthy 80-to ]20\IALKER, <<Knowledge and attitudes toward sexuaB. L., y Epunoss,P. H., lity of a group of elderly>>, J. Gerontol.Soc.Work. ):85-107 (1999). r2lDE \X/AAL,F., La política de los chimpancés,Nianza Editorial, Madrid,19%. r22SíHITEN, culturales de los chimpancés>>, A., y BorscH, Ch., <<Expresiones Inuestigacióny Ciencia294:28-)5 (2001). 32rMAlINowsxt,B., La uida sexual de los saluajesdel noroestede la Melanesia, EdicionesMorata, Madrid, I975. r2aEv¡Ns-PruTCHARD, E. E., La relación bombre-mujer entre los azande, Ediciones Crític a, Bat celona, I97 8. r25DAVENPORT, \1., <<Formasde comportamiento sexual y su regulación en en Beach, F. A' (ed.), Sexoy una sociedaddel Pacífico suroccidental>>, conducta,Siglo XXI Eds., México , I975, págs.132-173. )26ZHANG, K.; Lt, H., y BECK,E. J., <Changingsexualattitudes and behaviour in China: implications for the spread of HIV and other sexualy transAIDS Care.11:581-589(1999). mitted diseases>>, r2TBEncuA, 8., El Libro de los Muertos, ClásicosBergua, Madñd,, 1973. J. T28FERRERES, J., Derecbo saqamental y penal especial,Ed. Subirana, Barcelona, 192J. r2eMAtINo\ísKr,B., El cultiuo de la tiena y los rifos agrícolasen las islas Trobi and, Labor, B ar celona, I97 J . rroErcoFF,N., La superuiuencia de los rnásguapo¡ Debate, Madrid,2000. rrIHITE, S.,Mujeressobrernujere¡ Aguilar, Madrid, 1998. rr2TonRESAruAS,M. A., <<Elmalentendido de la homosexualidad>, Debate Fe' minista, año 3, vol. 5 , marzo 1992 lcit. por Irene Meler, <<Lasexualidad masculina.Un estudio psicoanalíticode género>,en Borin, M., y Meler, I. (eds.), Varones. Género y subjetiuidad masculina,Paidós, Buenos Aires, 2000, págs. 149-1981. )JrGoNz¡rsz Fous, J. I., La bumanidad nueoa (2 vols.), EAPSA, Madrid, r914. 'raRo¡AS,E., Sexualidady afectiuidal, Dossat, Madrid, 1981. 420 TT'GRAVES, R., Los mitos griegos(tomo 1), NianzaEditorial, Madrid, 1996. '6MoNEy, K. E., <Phisical damage caused by sexual deprivation in girls>>, Med. Hyporbeses4: I4l-148 (1978). jTTMASTERS, $í. H., y JoHNsow, Y. E., Incompatibilidad sexual bumana, Intermédica,Buenos Aires, 1972. rr8CARUSo, L A., Bios,Psique,Persona,Gredos, Madrid, 1965. rreELrA¡E,M., Míto y realidad,Editorial Guadarrama, Ma&id, 1973. T40BERGUA, Mítología Uniuersal (tomo 1), ClásicosBergua, Madrid, J.8., 1 e 7 9p,á g . 2 0 r . ialSHULE,R., y SeIle, M. (dirs.), Egipto, el mundo de losfaraone¡ Kónemann, Colonia, 1998, pág.447. T42BERGUA, Mitología Uniuersal (tomo 2), ClásicosBergua, Madrid, J.8., 1979,págs.149-224. rarEllor, A., <<Creadores de la Naturaleza y de la razahumana>>,en Eliot, A. (dir.), Mitos, Labor, Barcelona,1976, págs.60-65. T4IELIADE, M., <<Losmitos y el pensamienro>>, en Eliot, A. (dir.),Mitos, Labor, Barcelona,I976, pág. 28. r4'LICHT, H., Vida sexual de la antigaa Grecia, Ediciones Felmar, Madrid, 1976,págs.247-248. ra6BoAnouAt¡, L¡ RoccA, E., y MutRS, A., Eros en Grecia,Daimon, BarceJ.; Lona,7976,pág. 150. )alLópEz Inon, J. J., El libro de la uida sexual (2." ed.), Danae, Barcelona, 1973,pág.525. ea8CAMpBELL, Las Máscarasde Dios: Mitología primithta, Nianza Editorial, J., Madrid, 1991. '4eFISAS, C., Erotismo en la b istoria, Plaza y J anés,Barcelona, 1999. rsoMoRRIS, D., E I zoo humano, Plaza y J anés,Barcelona, 1989, pág.79. TsISAMBRAUS, H. H., <Vergleich des Fortpflanzungsverhaltenslandwirtschaftlicher Nutztiere>>,Tierarztl. Prax. 19: 8-I3 ¡991). Ts2SABATER Pl,J., El chimpancéy los orígenesde la cultura, Anthropos, Barcelona,1992, 1.L., y ManrÍNEz, 1., La especieelegida, Ediciones Temas de "TARSUAGA, Hoy, Madrid,1998. rtaFoUTS,R., Prin¿oshermanos,Ediciones B, Barcelona, 1999. rtsByRNE,R., y \lrnrtN, A., Machiauellian Intelligence: Social Expertise and Euolution of lntellect in Monkeys, Apes, and Humans, Clarendon press, Oxford, 1988. rt.LANC¡sT¡n, ..El sexo y el género en la perspectiva evolucionista>>, en KatJ., chadourian, H. A. (ed.), La sexualidadhunzana.(Jn estudiocomparatiuode su euolución,Fondo de Cultura Económica, México, 1983, págs.6)-96. BIBLIOGRAFIA 42r r57SADE, D. S., <<Some aspectsof parents-offspringsand sibling relation in a group of Rhesusmonkeys with a discussion of groomingrr, A*. J Pbys Antb.2): l-17 (1965). T'8MISSAKIAN, E. 4., <<Genealogicalmating activity in free-ranging groups of Behauior 45:225Rhesusmonkeys (Macacamulata) in Cayo Santiago>>, 2 4 1( I e 7 ) \ . T5eNADLER, Arcb. Sex. Behau. R. D., <<Sexual behavior of captive orangutans>>, 6 : 4 5 7- 4 7 5( l e l l ) . '60LnNaNroSKI,I.; HvroNeN, Y.; LrrNoNrN, L., y HwARINEN, <<DetermiJ., nants of sexual behavior of Macaca arctoides in a laboratory colony>>, Arch. Sex.Bebau.l0 201-222(1981). i6lKANo, T., <<Thebonobo's PleaceableKingdom>>,I'latural History II:62-7I (1990). i62CHEVALIER-sxorwxopp, female-female,and male-male S., <<Male-female, sexual behavior in the stumptail monkey, with special attention to the Arcb. Sex.Behau.3:95-116(1974). femaleorgasm>>, r6rGoLoroor, D.A.; \üBsruneonc vAN LooN, H., y SLon,A. K., <<Behavioral and physiologicalevidenceof sexual climax in the female stump-tailed macaque (Macacaarctoides)>,Science208: 1477-1479 (1980). tuZrJtrPE,D., y MrcnREL, P., <<Theclutching reaction and orgasm ín the female Rhesusmonkey (Macacamulata)>,J. Endocrinol.40 Ifl -fD,1968. r6sDoBZHANSKy, T., Euolución humana, Ediciones Ariel, Barcelona, 1969, pág.182. T66ARSUAGA, El collar del Neandertal,Ediciones Temas de Hoy, Madrid, J.L., 1999. r6TTISSor,S. A., L'Onanisme. Dissertation sur les maladiesproduites par Ia masturbation, Marc Chapius et Cie., Lausana, 1760. 368KELLocc, H., Plain facts for old and young embracingtbe natural bistory J. and hygiene of organic lífe, Segner,Budington, 1888. T6eKAUFMAN, S. A., Respuestasde un ginecólog4 Grijalbo, Barcelona, 1978, pá9.229. r7oDovN, J., y LaNcooN, H., <<Influenceof the sewing machine on female health>>,N eu OrleansMed. Soc.J . 20 359 ( 1867). i7lDuFFy, ..Masturbationand Clitoridectomy:A Ninereenthcenturyview>>, J., I AMA 186:246-248(1963). '72HorvAN¡ER,Y., y OLSeN,L., <<Omskarelse av pojkar-barnets rattigheter star mot foraldrarnas>> , Lakartidningen97: 2598-2604(2000). rTJONES, genital mutiW. K.; SrtITH,J.; KrErE, 8., J.., y \fItcox, L., <<Female Public Healt Rep. lation/female circumcision: who is at risk in the US?>>, Ir2 368-317 0997). 422 rTaCtoLLr,A.,Directorio práctico del confesor,Juan Gili, Barcelona, 1913. rTtRoDÉs, y Guanola, (eds.),Medicina Interna, Masson, Barcelona,1998. J., J. rT6lsssLsacHnn, K. J.; BnauNw¡r.o, E.; \7nsoN, J. D.; MAnrrN, J. B.; Faucr, A. S., y KasrEn, D. L. (eds.), H,4RRISO¡V. Principios de Medicina Intern a, Inter americana-McGraw-Hil1, Madtid, I99 4 . TTTBENNETT, 1.C., y PLUM, F. (eds.), CECIL, Tratado de Medicina Interna, McGraw-Hill-Interamericana, México . 1997. rTsRozMAN,C. (ed.), Medicina Interna Farrera/Rozman, Ediciones Doyma, Barcelona, 1992. rTeD¡ Gn¡N¡¡e,L. (ftay), Guía de pecadores, en la cual se contiene una larga y copiosa exortacíón i la uirtud, y guarda de los Mandamientos diuínos, tomo 1, Vda. de Ibara, Hijos y Co., Madrid, 1788,págs.233-234. '80DEBAy, A., Higiene fisiológica y filosofía del matrimonio, Llbreúa de D. Juan Olivares,Barcelona,1881. '8lMATEos Koctt, F., En el lecho conyugal.Antes y después,Ed. Mateos, Madrid, 1909. Ts2BARDINA, Tratado de higiene moderna, Imprenta Elzeviriana, Barcelona, J., 1912. r8rKMEIELIN,E., Cien añosde Psiquiatría,AsociaciónEspañola de Neuropsiqr:jatria, Madrid, 1999, p ágs.7 | -72. r8aDnMlcusL, A., El sexo de nuestrosabuelos,Espasa Calpe, Madrid, 1998, págs.ll9-122. t8tALGoR{ GoRBEA, El hombre, la mujer y el problema sexual, Círculo de J., Lectores, Bar celona, 1964. r86SoprñaInÁñgz, A., Leccionesde educaciónsexual, Aula de Ediciones, Barcelona, 1972, págs.44-45. ]8TVIGARnLLo,G., Historia de la uiolación. Siglos xw-XX, Ediciones Cátedra, Madrid,1999,pág.225. rssSroNE,H., y StoNr, A., A Marriage Manual, Símon and Schuster,Nueva York, t9i2. r8eSINGH, D.; Mrven, Sl.; Zaun,traNo, R. J., y HunrnrRT, D. F., <<Frequency and timing of coital orgasm in women desirous of becoming pregnant>>, Arcb. Sex.Bebau.27:15-29(1998). reoRowLAND, D. L.; SrnassBERG, D. S.; DE Gouvpm-Bn¿zAo, C. A., y SLon, A. K., <<E;'aculatory latency and control in men with premature ejaculation: an analysisacross sexual activities using multiple sources of information>>,/.Psycbosom. Res.48: 69-77 (2000). )e1CoIRo,V.; Ar-noNr,A.; Gnan,teruNr,D.; CrcAruNr,C.; BreNcoNr, L.; prcNATTI,D.; Vor-nr, R., y CHrolERA, P., <Inhibition by ethanol of the oxytocin responseto breast stimulation in normal women and the role BIBLIOGRAFÍA ' 423 Acta Endocrinol. Copenh. L26: 213-216 of endogenousopioids>>, ¡ee2). re2BoRG, M. G., <<Secondary school teachers' perception of pupils' undesiBt. rable behavíours>>, J. Educ.Psychol.63 67-19 (1998). 'eiDARLING, C. A., y DavnsoN, J. K., J.., <Coitally active university students: Adolescence2l: 403-4I9 sexual behaviors, concerns, and challenges>>, (1986). ]eaMERrNo, M.J., y PÉngzPonrILLA, P. G., <<Modelopredictivo de disfunción Psisexual en deprimidos que reciben farmacoterapiaantidepresiva>>, (2000). 2I: 118-150 suis ililil|il|il 9 u788167u002799r