Subido por Malcon Enrique Alvarado Calderwood

NARRACIONES CORTAS DEL SEXO Y SUS PASIONES de Malcon Alvarado Calderwood

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TRAUMA INFANTIL
Compartíamos en una mesa de tragos mis amigos y yo. Salto a la mesa el tema de las comidas
preferidas y las mas aborrecidas. En la mesa nos acompañaba una amiga de la cual estaba
profundamente enamorado. Insistimos de una vez en que le explicara porque no me gustaban los
mariscos. Me daba una y mis explicaciones de sus delicias y virtudes. Su necedad fue tal que
encontró eco en mis demás compañeros. No me quedo más remedio que contarles, el porqué de la
razón de no degustar de los mariscos.
No sé que me da cuando pienso lo que me sucedió en ese mi pueblito de adobe, petriles y polvo.
Fue hace ya tanto tiempo que hasta mentira puede ser.
Todos tenemos recuerdos especiales que se relacionan con algún aspecto de nuestras vidas. En mi
persiste ese recuerdo dominguero: el sonoro místico de las campanas matinales; el ir y venir de la
gente embusca de su parroquia; el tronar de los carretones jalando las pichingas de leche. El olor a
potrero, que era evidente en la Calle Real de León, aun deambulaban en ellas los hatos de vaca de
algunos finqueros de la ciudad.
Los domingos en mi pueblo era obligación ir a misa, creyeras o no creyeras en Dios. Nunca faltaban a
la iglesia la crema y nata de la sociedad y del poder público. Bueno, hasta la pécora del Barrio
Laborio, la pico rojo, no fallaba nunca. Ella trataba de pasar desapercibida, por lo que se colocaba a
la sombra de un ángulo de la nave derecha de la iglesia. Pero, era imposible, por más esfuerzo que
hiciera, ella, siempre llamaba la atención, ya que la pinta de zorra no se la quitaba fácilmente. Se
notaba en su forma de vestir y de pintarse. Indudablemente estaba empoderada de rol de trabajadora
del sexo.
1
Era una autentica ¡puta! Llegaba con esas
sus falditas que al sentarse enseñaba su calzón
dominguero morado (yo doy fé de eso, todos los domingo me la espiaba, independiente de los
coscorronazos y jalones de oreja que me diera mi mama). Tenía su boca la carnosidad de la lujuria.
Se la pintaba y repintaba una y otra vez de rojo, hasta que me hacia sudar, no por el calor leones,
sino por el popear de mis nacientes, curiosas y febriles hormonas.
Decía, que la iglesia concentraba a todo el pueblo el domingo por la mañana. Éramos como una gran
familia, todos reunidos, todos conocidos, todos saludándonos de besito y abracito. En ese ambiente
prevaleciente de hipócrita cristiandad. Digo esto porque recuerdo bien a las siete vírgenes criticar el
vestido de la vecinas y a las vecinas criticar a las sietes vírgenes. Que de vírgenes, según ellas, no
tenían nada. Comentaban que mas de alguna vez vieron salir en la madrugada a un señor zapatero
de esa casa de huérfanas sexuales. Bueno, ni los curas se escapaban de los cuechos y se
comentaban quien había sido su ultimo amante o su última víctima.
Mi estancia en la iglesia se tornaba un calvario de sufrimiento dolor y tortura. Principalmente cuando
mi vecino era el Sr. Alcalde. Era un viejo que siempre usaba un sombrero panamá y traje de lino
blanco con una corbata negra ruida. Esta era sumamente corta, le llegaba entre el pecho y el
ombligo, y es que él era un cerdo de gordo y todo el tiempo estaba secándose esa manteca que
brotaba de
su frente y el cuello como un ojo de agua en el desierto; pero, ¡eso no es nada
papito!....los pedos que se tiraba, ¡eso si era mi martirio! Era un gran sin vergüenza ese viejo pedorro.
Cada vez que se
tiraba
un malviento
volteaba ver a sus lados inclinando la cabeza
reverencialmente, apretando sus labios con una sonrisa de oreja a oreja. Yo lo que hacía es que me
tapaba la nariz, agarraba aire profundamente hasta soplar los cachetes, y de esta forma rechiflaba
sacando y tomando aire por la boca, hasta que mi mamá me pegaba en la mano para que soltara mi
nariz, y me sonaba con un cachetazo de izquierda en la boca. Como eran los pedos del alcalde
había que aguantárselos con dignidad y parsimonia. De esta forma me quedaba quieto, aguantando
ese tufo de chicharrón y frijoles agrios, de ese viejo culo flojo.
Pero, con todo y todo, el domingo el pueblo era una gran familia y la iglesia nuestra casa. En realidad,
si por mí fuera, no iba a misa. Pero, en realidad había dos razones para ir a la Iglesia: Una, pora
evitar la mal matada que me daba mi mama con la faja del molino sino iba a misa; y la segunda, por
ver a la pico rojo, mi fantasía sexual de púber. Yo no sabía porque cada vez que pensaba en ella y en
su calzón morado mi cosita se paraba, no lo entendía. Pero, si sabía que quería ver lo que había
detrás de ese calzoncito, quería contemplarlo, meditarlo, saciar mi curiosidad de sexualidad neonata.
Fue, precisamente, pensando en ella que por primera vez, detrás de la mata de plátanos del patio de
mi casa, realice mi primer acto enonista…. Ese día fue bien feo para mí, porque mi mama va de
llamarme “donde estas chavalito jodido..Espérate que te vea baboso de mierda te voy a dar una mal
matada de Dios mío, Padre mío.” Y yo, a mil por horas. Sudando por el placer de mi fantasía de
púber y el miedo de ser descubierto. “Que no vea mi mama, porque sino me va quemar las
manos...”,pensaba mientras seguía como carreta sin freno en mi primera andanza “sexual”.
Uno de mis males que se combinaba con mi presencia en la misa de la mañana, mis mareos. No sé
porque pero, yo siempre he padecido de mareos y vómitos; si tomaba leche peor. Sucedió que un
domingo de tanto estar parándome, sentándome, arrodillándome
al compás del tilín-tilin de la
campanita del sacristán y, por su puesto, por estar cabeceando para tratar de verle, a la pico rojo, su
calzón morado (porque se era el que se ponía todo los domingo, ¿ a lo mejor era promesa?) me
pegue una mariada de los mil diablos. Me empecé a sentir pálido, jadeaba, mis ojos se cerraban a su
propia voluntad, el frío y escalofrío recorría mi cuerpo como hormigas locas, sentía como bajaba el
sudor por el tobogán de mi nariz, mi cuerpo se empezaba a mecer como árbol desorientado.
Cuándo se manifestaron las contracciones de mi intención de vomitar, mi madre me jalo del brazo y a
como pudo me saco a toda prisa de la banqueta pero, mas que preocupada, iba con una marcada
sonrisa de vergüenza en sus labios. Y yo que sentía que ya se me venía el buitre, “ahí viene”, “ahí
viene” y me lo volvía a tragar. Mi mamá me sentenciaba entre dientes y con sonora voz profética “no
vayas a vomitar chavalito, que hago que te la comas”; pero, si ya me la venia comiendo, pensaba yo.
Cuando pasamos cerca de la pico rojo, no pude resistir la tentación de tratar de verle el calzoncito, y
por morboso me tropecé....pero ¡Dios mío mi lindo!! Yo creo que todo eso fue intervención divina. Al
tropezarme fui a caer directamente en las piernas de la pico rojo. Ahí estaba yo, con mi cara en medio
de sus piernas, frente a frente, solo mi cara y su, y su ….que se yo...., no lo podía creer ¡milagro,
señor! ¡Milagro! Al fin pude ver todo aquello que tanto había fantaseado: Su calzoncito morado como
de semana santa, con sus vuelitos y encajes deshilachados...estaba a punto de besárselo (creo)
cuando empecé a sentir un tufito raro que me penetro en la nariz como bomba lacrimógena, un tufito
a pescado seco, como si estuviera podrido.....y sin porqué y para qué se me salió el buitre.....¡Que
cosas! Ahí no hubo mano divina, solo la del diablo y la trompada de mi madre, además de una
patada que me dio la pico rojo cuando me aventó para que no la siguiera vomitando.....Ahora saben
porque no me gustan los mariscos.
LA METAMORFOSIS DE MILO
Haya por la Iglesia San Esteban vivía un vecinito el cual conocí desde los siete años. Milo, era su
nombre, pero a partir de su adolescencia todo el pueblo lo conocería como “Yansi” la “Tragona”. Así
le gustaba que le dijeran.
Desde que éramos niños se le miraron mates raros: les gustaba jugar con muñeca, se ponía la ropa
de su mama y le encantaba maquillarse. Para rematar, cuando jugábamos al papa y la mama, el
siempre era la mama.
Su familia era de escaso recursos y sobrevivían haciendo y vendiendo tortillas. Milo salía a
entregarlas a los diferentes clientes del barrio. Cerca de la casa había un taller de mecánica, donde
Milo pasaba entregando las tortillas. A mi realmente me daba coraje el trato que le daban los
trabajadores de ese Taller. A pesar de que aparentemente a el le gustaba ese trato: “Ustedes
agarrenle los pies y ustedes las manos. Ahora ¡Margarito!!! ¡Margarito!!! traete la “chela”, purate mae.
Margarito era un joven afamado como cochonero y la “chela” era un pene de madera, cuyo nombre
derivaba del color de esta. Cuando lo tenían en el aire haciéndole la estrella, Margarito le chupaba el
cuello, dejándole sendos moretes, mientras otro le pasaba la “chela” por sus nalgas. No puedo dejar
de sentir ese sentimiento de indignación ante este maldito recuerdo.
El tiempo paso, Milo y yo seguimos siendo amigos. Creo, así lo pienso, así lo siento que algunas
veces Milo me platicaba de sexualidad, no para que le juzgara o le aconsejara..Sino simplemente
para ser escuchado.

Yo me siento bien tal y cual soy...pero si no hubiera sido por ese maldito de mi padrastro que
abuso a diestra y siniestra de mi....te aseguro que yo no hubiera sido gey....y hablando de gay
sabes lo que me dijo el maldito de Raaaúull, que desgraciado esa perrucha...

Decime que te dijo

Me lo encuentro bien bolo, haya por los rieles. El maje que me reconoce y se me acerca...te
acordas que siempre se vivía burlando de mi y pijiandome a cada rato, sino es porque vos
siempre te metías, ya esta flor estuviera marchita...

Si hombre, pero ya! Apurate! Contame!

El hermoso y el curioso son babosos, y calmate Camilo que hay va el filo: pues, que se me
acerca y me dice “milito el gay”...y va de vrme el desgraciado de pie a cabeza.. y me dice el
maje: ¿Te dije gaY?....y se tira reveranda carcajada...y ve la ofensa que me dice: Gay Michell
Jackson; Gay Ruck Hubson...vos maje....vos sos un pinche cochon...””” imaginate, un pinche
cochon. Ah pero eso pajarito no se quedo asi. Yo que comienzo hablarle suave y termino
haciendole un relacion oral....pero eso no es nada chiquito lindo....me lo termine quebrando..y
solo hubieras oido al maldito gritando de placer: Que rico! Que rico! Milito hoy sos mi
maridito....No tedigo malquito que entre el Macho y el culero la linea divisoria es imaginaria
jajajajajaj.
Milo tuvo un sueño: transformarse en una mujer. Se contemplaba en cueros ante su espejo de cuerpo
entero. Acariciaba sus hombros abriendo sus poros al deseo. Romería de místicas sensaciones
profanas arañaban su piel. Con sacro silencio buscaba las huellas de sus circunstancias, el rumor de
su aliento, el capricho de su risa...su soledad violenta. Con sus veinticinco años de vida, dies y ocho
de ellos consagrados a sus desaforadas emociones de sabanas calientes. Se observaba desafiantes
contra la moral; parecía retar el propósito de la naturaleza o a los designios de roble del mismo Dios.
No cesaba de alabar el goce de percibir su cuerpo, el clímax cambiante de su piel. “Esta noche no
serás la misma persona que despertó en esta cama de vacíos e insomnios”. Su cuerpo era sendero
franqueable. En el sexo no importa la raza, el tamaño, la religión o el credo político. En la cacería del
sexo todo es carne.
De blanco marfil el color de su piel, membrana sedosa; alta estatura, su cuerpo simétrico justificación
del placer estrellado de sexo sin careta, anonimato de la aventura, mostraba una piernas torneadas y
firmas, tan firmes como sus nalgas, manzanas prolongada del pecado paradisíaco, finiquito del goce.
“¡Ah!, ¡Perros! Como les encanta mi trasero. A pesar de mi edad me he devorado a los machos más
famosos de mi barrio. Mi cuerpo ha conocido lumpen, sacerdotes, políticos y profesionales”. Sus
manos se deslizaban con sensual delicadeza redescubriendo hasta el más íntimo ángulo de su
cuerpo. Desechando la pureza dementicata en algún rincón de su piel. Mordía sus dedos, sus
hombros. Se congestionaba con el sudar caliente de su morbo. Ceñía con sus manos su cintura, de
la cual estaba muy bien
delineada, envidia de quince añeras. Cuando hacia esto reía, reía a
carcajadas. “No que no. Aquí comió mierda hasta el más machito”.
Perfumaba su vientre y maquillaba sus grandes ojos almendrados, esfera comprimida de pulsiones
inalcanzables.
Sus pechos eran de quinceañera, pequeños pero firmes. A sus amantes les
encantaba prenderlos de un solo bocado. Sus labios tenían el desliz de la cera y el frío del hielo. El
cuerpo puede incinerase en pasiones, con cualquiera, los labios no. Los besos apasionados son sólo
para aquel que ríe a solas en su intimidad de primavera. Carnosos
gruesos, sus labios, solía
pintársela de rojo ocre, con tal intensidad que podía resaltar hasta en las noches más oscuras.”De
esta forma a todos mis machos les dejo mi marca cuando les chupo su virilidad”
Se miraba al espejo en donde colgaba la foto sepia de su madre. Miraba como sus cabellos de claro
castaño caían a sus hombros como cascada de seda. Le encantaba peinarse como Loren Bacal.
”prefiero ser una zorra elegante y sexy que una zorra platinica, como la Marelyn Monrou. Todas
quieren imitarla”.
Sacaba de su ropero una faldita verde limón que ceñía sus partes esenciales, dejaba relucir sus
gracias de su juventud desnuda, deposito del desasosiego del contacto nocturno.
Se sentaba al
tocador y preparaba su respectiva dosis de coca. Una, dos, cinco, seis rayas....tres tragos, otras diez
rigas....”hoy es una noche especial, hoy seré una libélula
nocturna, hoy alzare el vuelo como
mariposa fértil” otra línea y otra y otra....”soy perfecta, perfecta y deseada... deseada, jajajajaja.”
Su risa era como la de canario mordisqueando el ombligo de la noche. Su risa renvalsada de dolor.
La sombra de sus ojos se le corría, mientras escuchaba el area Vesti la Giuba. “Recitar! Mentre preso
del delirio non so più quel che dico e quel che faccio!...1” Su cara tenia una mueca de sufrimiento y
reproche....de ira perfecta. “Yo la mas bella....el mas deseado...pero esto, esto que siempre debo
esconderlo entre mis piernas. Elemento que se torna cruel en el equilibrio de mi cuerpo. Por esto no
soy completa, por esto no soy totalmente mujer, por esto, por este cliptore hipertrofiado....” “Bah, se'
tu forse un uom! Tu se' Pagliaccio!...” 2
Tomo la tijera y corto su pene. Un gemido perfumo de dolor lleno su habitación...en realidad no se si
de dolor o de quien se quita un peso de encima.... “Tramuta in lazzi lo spasmo ed il pianto; in una
smorfia il singhiozzo e il dolore...” 3
El encierro a moho ocultaba el olor a la sangre, el sudor de su frente caía como roca sobre sus
gestos. Su cuerpo sudaba el frío de la muerte. La sangre corría por sus piernas. En su delirio la
menstruación era su intimo, parte de él, al fin él era ella, al fin mujer. Había caído de rodillas. Reía,
reía.”Ahora seré la mariposa que siempre quise ser. Ahora volare a los brazos de mis amados ugg!!!
jaj,jajaj. Ahora seré mujer completa..jajajaj..jajaj. ooohh! uggg!! Seré libre. Dejare este capullo de
1
¡Declamar! Mientras preso del delirio no sé ya qué digo ni qué hago!
2
¡Bah! ¿Eres o no un hombre? ¡Eres un Payaso!
3
Cambias en chanzas el dolor y llanto; en burlas los sollozos...
carne innecesaria...¡ahhh! ja,ja,ja...hoy seré una libélula nocturna.” Cayo con sus brazos extendido
como buscando el vuelo. Su cuerpo palideció por el sangramiento.... “Ridi, Pagliaccio, sul taro amore
infranto! Ridi del duol che t'avvelena il cor!”4
Pasaron los dias, el hedor se despereza y trasciende su habitación. El tufo sale sin permiso a los
pasillos del edificio. El brillo del hedor arañaba las paredes de los vecinos. Los gusanos crecen en
ese olor a amanecer. La sangre estacionada tenia el color de la victoria. La puerta irreal de la jaula
fueron forzadas. No lo encontraron. Nunca nadie pudo explicar que hacia una mariposa gigante,
muerta, en su habitación, cuya belleza adquiría la corporeidad del deseo; tenían sus alas los colores
de diáfanos vitrales, de la metamorfosis, el cálido del trópico sensual....jamás se supo del paradero de
Milo.
4
¡Ríe, Payaso, de tu amor destrozado! ¡Ríe del dolor
que envenena tu corazón !
SALTO LARGO
¡¡Perate chavalo, hijueputa, hoy te toca tu pijiada!!! Yo que salgo arriado buscando donde diablos
meterme. Cada vez que me topo con el viejo pata palo, son carreras la que me saca, y eso que es
cojo el viejo sinvergüenza. Me llevaba un hambre de para que te cuento. La otra vez que me vio me
agarro a pedradas. Una de ella le pego Satanás, el chucho negro de la tortillera, y sin más ni más
éste se le tiro encima, por suerte que le mordió la pata de palo. De un solo tapazo se la arranco. El
viejo que cae de nalgas y termina peleando con el perro por su bendita pata. Después de lidiar un
rato con Satanás, la recupero pero, no sin antes de que este le pegara una miadita, como pa
recordarle que el también era el dueño. Y yo, muriendo de la risa. “¡Viejo pendejo!” “¡Viejo jediondo”.
Haciéndole burlas mientras el se quedaba sentenciándome “Perate, campeoncito, algún día,
hijueputilla algún día, ya vas a ver, te voy a borra esa risita de baboso que tenes”.
Que diferentes es cuando paso por donde viven mis pofis. Todos me alavan y reconocen mi asaña.
“¡ey!
Ahí viene el campeón”... “¡Ey! Masucho, veni!.... “Vos sí sos tuani!”... “Recuperaste tu
campeonato como todo un rey”... “Nosotros pensábamos que la ibas a regar de nuevo”.
Vaya que sí me costo recuperar mi corona de campeón de salto alto y largo. Todos los años cada
seis meses, los cipotes de los diferentes barrios hacemos competencia de salto alto y largo. Hasta el
año antepasado yo venia siendo el campeón por dos años seguidos. El año pasado cara picha me
quito el primer lugar. Es que ser campeón no es fácil, requiere toda una disciplina, dieta, y sobre todo
fuerza de voluntad, principalmente para evitar toda esa conducta antiddeportiva que incide
negativamente en nuestras optimas condiciones fisicas: el desvelo, el cigarro, el trago y finalmente
….el sexo ya fuese con o sin...bueno, me refiero a solito o acompañado, Lo mejor es cuidarse con
devoción cristiana para evitar el desarreglo.
Bien me acuerdo la pasión de mi sufrimiento de seis meses de entreno: deje de ir a la fiestas de los
sábados por la noche con la “colocha”. Como olvidar ese momento jadiante de bailar bien topaditos...
Nada de ir al cine con la “Juana caliente,” a esa le encanta manociarme en las bancas de la ultima
fila. En fin impuse mi castidad a mis objetivos de recuperar la corona del campeanoto de salto alto y
largo.
Pero no falta el diablo que te tiente cuando de evitar el pecado se trata. Mis enemigos me asechan,
me tienden trampas”Mi hermano, a vos te estaba buscando mira esta revista de mujeres en pelotas.
Hasta la Pamela sale haciendo cochinadas” Yo con mi astinencia sinto como el cerro negro, en plena
erupcion, pero, nada, mis convicciones eran firmes y logre evadir cualquier tentacion.
Todos los dias, antes de la competencia hacia ejercicios de transmutiacion.Eso me lo enseño un
amigo Gnostico, eso evita derramar el semen y transmutarlo en energia: hacia respiraciones
profundas desde abajito, apretando el culito para mantener todo la energía concentrada en mis
testículos. Ademas, tenia una dieta caballada: doce huevos al día, tres litros de lecho, pescado en
puta, y a escondida le cogía las criadillas que le llevaban a mi abuela. Una vez que me vio comerlas
hasta me hizo vomitar de la real pijiada que medio. “Bueno bicho, no ves que eso es malo para los
chavalos, después vas andar ahí todo enfermo, calenturiento, te me sentas en hielo y me rezas el
rosario”. Y allá se iba mi abuela, diciéndome una retajila de no se que cosas, pero comiéndose sus
creadillas.
Llego el gran día. Todos los bichos estábamos reunidos en el Pochote, cerca de una quebrada que
daba hacia la posa del rió. Cada cual llevaba su barra. Yo estaba en mi mejor forma. Para que mentir,
fueron increíbles los saltos de mis adversarios. Hubo momentos en que me entro miedo. Pero ayer en
la noche me tome un licuado de leche con huevo, y de remate me bebí una astroton H2000.
Me toco mi turno. Me pare a cuatro metros del borde, a como las reglas lo pedían. El salto más
largo había sido de casi tres metros, era de un chamaco del barrio de abajo, de Subtiaba; otros lo
habían hecho mas alto que largo. Me baje los pantalones y me concentre en las nalgotas de mi
vecina
y empecé a masturbarme. Sentía aquella energía concentrarse en mis testiculos. Tenia el
apoyo de mi barra “dale, dale, dale”. Sentía mi cosa como riel : duro, bien calibrado, perfecto para una
plataforma de despegue. Las venas se me hinchaban como cuando se hace pesas.....tenia que soltar
solo en el momento propicio, ni antes ni después, sino todo mi esfuerzo iba a ser en vano. Ahí estaba
el secreto, esa era la clave: socar y saber aflojar en el momento justo. ¡Solté! Que maravilla, clase de
salto. Hasta yo me quede asustado, así como fue de alto fue de largo. Que bello. Como giraba.
Parecía una escena de Matrix en cámara lenta: espeso, compactado, conforme giraba se estira sin
desprenderse. Como relucía ese color de perla bajo el sol. Fue un salto largo jamás visto y jamás
repetido.
El semen paso la quebrada. Fueron un poco mas de cuatro metros...increíble....pero no cayo en el
vació. Abajo estaba el viejo pata de palo tomando una siesta y mi semen le cayo justamente en la
cara, y creo que se trago un poco porque lo escuche toser y desgarrar con la garganta. Se levanto
asustado. “Que esto, que es esta mierda.!!..” El error mío fue asomarme, me ubico. “Bueno hijueputa
porque no se lo vas ha echar a tu madre ¡mierdero!...búscate mujer hijueputa...”. Va de desgarrar y
escupir. Le hacia con tal fuerza que parecía que estaba apunto de sacarse el pulmón, “Ya vas aver
maldito cuando te agarre la pijiada que te voy a dar.... Acto seguido fue la lluvia de piedras. Bueno lo
demás ya lo sabes. Pero lo bueno de todo esto es que pase a la historia de mi pueblo como el cipote
que hizo el tiro mas alto y largo en la historia. Yo creo que cuando se es viejo no sabes apreciar estas
aventurillas. Sino me crees pregúntale al pata de palo.
MI PRIMERA VEZ
“Tu boca, dame tu boca”. Después de un minuto de palabras y besos estábamos uno cerca del otro
asfixiando con nuestras manos nuestros sexos. En menos de cinco minutos, no había mas palabras,
ni besos ni toques, estábamos en la cama, sin recordar nuestros nombres o el color de la pared de la
cocina. Para mi cuerpo fue algo nuevo y definitivo.
“Se bueno, dame más duro, papi” Despertó todos mis sentidos y pude percibir hasta el olor de sus
ojos, pude sentir el rocé de su mirada. Yo estaba sobre ella mirando al suelo, viendo nada sintiendo
todo. Cada envión derrite mi cuerpo preparando la sepultura de mis placeres.
“Eres estupendo, papi que rico. Bésame sobre mis labios, bésame en la nuca, en mis cabellos,
bésame mi degenerado”. Sabia como conducirme para satisfacer mis deseos íntimos y sus
intenciones ultimas. Cada posición, cada movimiento, cada segundo todo era diferente y nuevo. Su
cuerpo reía inflamado de lujuria. Sus sentidos parecían buscar a quien disparar. “Toma mis nalgas”.
Me sentí hombre, que dihgo hombre ¡Super Macho! Senti que todos mis amigos se sentirían envidia
cuando les contara esto. Como la hago llorar, papito. Si que soy un garañón en la cama. Ni yo mismo
me havia dado cuenta de mis atributos cualitativos y cuantitaivos: Como la hago llorar…y eso que es
mi primera vez….es que uno ya nace no se hace…¡y yo voy hacer todo un chivo! Jajajajaj.
Se extraviaban parte de nuestros cuerpos en los espejos. Mi cuerpo temblaba bajo el peso de su
exigencia. Fue mi primera fuga de aliento desubicado, mi primera aparición húmeda y precisa, mi
primera sensación de mi goce apetecido. “Ya papito, ya...que rico, sentís rico...que rico mi
amor...¡aaahh!”
Sentí su sudor y el mío entre mis vellos. Esto llenaría mi noche de insomnio. Mi primera vez, y soy
todo un macho para ella, todo un amante. En el techo se oía la lluvia que minaban las tejas y...de mi
salió un quejido, que nunca supuse que podía hacerlo, algo asi como la del hombre lobo con la
mezcla de los zombies:auuuurrrgggggg…y….y….
“¡Bueno vos! ¿Qué esperas? ¿Te vas a quedar ahí dormido! Púrate, págame y te vas a la mierda que
voy a
perder
clientela
por
tu
culpa”.
De
cuclía
sobre
un guacal
se
enjuagaba su
desvergüenza.”Chocoplos, chocoplos” Sonaba aquello. “No saben ni...besar siquiera y ya se creen
hombrecitos. ¡Púrate pues!.....”
¿Entonces? Todo lo que me dijo cuando fui de ella... ¡fue mentira!..
La confabulación dañaba la fotografía de mi primer gozo. Mi cuerpo solo había sido presencia y
deposito de la queja de mi primera fantasía que doblegaba mi cabeza con sus dedos de piedra.
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