FALACIAS Las falacias son razonamientos aparentemente correctos pero que en su desarrollo contienen errores y nos llevan a conclusiones totalmente falsas. En lógica, una falacia es un argumento que parece válido, pero no lo es. El que un argumento sea falaz no implica que sus premisas o su conclusión sean falsas. Un argumento puede tener premisas y conclusión verdaderas y aun así ser falaz. Lo que hace falaz a un argumento es la invalidez del argumento en sí que también puede llamarse Demostración invalida en el caso de matemáticas. Hay argumentos que PARECEN válidos y que no lo son. Las falacias FORMALES son defectuosas en su forma o estructura argumentativa. Un modo de descubrirlas es contrastarlas con argumentos que tienen la misma forma y que son CLARAMENTE no válidos. Falacias formales: Equivocidad Se produce un EQUÍVOCO cuando empleamos algún término de manera ambigua, v.g. con dos sentidos diferentes: Los mecánicos son amantes de los gatos Los gatos son felinos Por tanto, los mecánicos son amantes de los felinos A veces ocurre que un elemento (v.g., un verbo, adjetivo…) tiene un valor lógico diferente del aparente Los hombres son mortales Sócrates es un hombre Por tanto, Sócrates es mortal Falacias formales: El condicional Un condicional consta de dos partes, unidas por las partículas SI … (ENTONCES): Si tú me dices ‘ven’, (entonces) lo dejo todo ¿Por qué parecen válidas las falacias? La lógica no se ocupa de esto. La respuesta es tarea, acaso, de la psicología. Lo que la lógica puede decir es que los argumentos inválidos no se ajustan a ciertos requisitos formales. Su tarea es sacar a la luz esos requisitos, centrándose en la pura estructura de los argumentos: su forma lógica. FALACIAS Una falacia es un razonamiento no válido o incorrecto, pero con apariencia de razonamiento correcto. Es un razonamiento engañoso o erróneo (falaz), pero que pretende ser convincente o persuasivo. Todas las falacias son razonamiento que vulneran alguna regla lógica. Así, por ejemplo, se argumenta de una manera falaz cuando en vez de presentar razones adecuadas en contra de la posición que defiende una persona, se la ataca y desacredita: se va contra la persona sin rebatir lo que dice o afirma. No debemos confundir validez y verdad, como ya hemos visto y las falacias se caracterizan porque algo falla en el razonamiento mismo, es decir, o falla la forma y falla el contenido o significado ---la materia--- de los argumentos supuestamente lógicos o válidos. Así unos algunos casos el problema es la ambigüedad de algunos términos, que nos permitía utilizarlos con dos sentidos distintos en distintas premisas, con lo que al final llegábamos a una conclusión disparatada. Otras veces, en cambio, lo que están mal son las premisas (partimos de premisas falsas que nos parecen verdaderas). Finalmente, hay veces en que lo que está mal es la relación misma entre las premisas (que no es lógica). Por tanto, clasificamos las falacias en formales y no formales o materiales. Los griegos distinguían entre los paralogismos y los sofismas. Ambos serían tipos de falacias, pero mientras que en los primeros el razonamiento es incorrecto por error o ignorancia (falacia proviene de "fallo"), en los segundos hay una intención inequívoca de engañar a nuestro interlocutor. Dentro de las falacias podemos distinguir también entre las llamadas falacias formales y las falacias informales o materiales. Llamamos falacias formales a aquellas en las que lo que falla es la forma del razonamiento, que parece correcta, pero no lo es. Mientras que las falacias informales (o materiales) serían argumentos convincentes, pero intencionadamente incorrectos (por defectos de expresión o por la constitución misma del razonamiento) Las falacias formales Las falacias formales son argumentaciones en las que la conclusión no se sigue (ni necesaria ni probablemente) de las premisas. La forma misma del razonamiento es incorrecta, por lo que es imposible deducir lo que se dice en la conclusión. Falacia de la afirmación del consecuente: es una interpretación errónea del M.P., ya que pienso que cuando tengo un consecuente en un condicional, entonces puedo deducir el antecedente. Por ejemplo: si digo "si llueve las calles se mojan" y las calles están mojadas, entonces podré deducir que ha llovido. Pues muy mal, esto es una falacia. Falacia de la negación del antecedente: ocurre lo mismo, pero al revés. Es decir, cuando tengo un condicional y su antecedente negado. Es la interpretación incorrecta del M.T. Por ejemplo, si digo "si llueve las calles se mojan" y no ha llovido, pues concluyo "las calles no se pueden haber mojado". Falacia de la falacia o ad lógica: se suele pensar que, si un argumento es una falacia, entonces su conclusión tiene que ser falsa (y no es así, necesariamente). Un razonamiento puede ser incorrecto y su conclusión, sin embargo, ser cierta. Por ejemplo: si los ángeles existen, entonces nos dicen cosas al oído; pero si nos dicen cosas al oído, entonces sentiremos un escalofrío. A veces sentimos escalofríos. (Esto último es cierto, pero no se deduce lógicamente de las premisas anteriores.) Las falacias no formales Son razonamientos en los cuales lo que aportan las premisas no es adecuado para justificar la conclusión a la que se quiere llegar. Se quiere convencer no aportando buenas razones sino apelando a elementos no pertinentes o, incluso, irracionales. Cuando las premisas son informaciones acertadas, lo son, en todo caso, por una conclusión diferente a la que se pretende. Falacia ad verecundiam: consiste en defender una conclusión simplemente porque alguien a quien se considera una autoridad ha dicho lo mismo (es el llamado "argumento de autoridad"). Por ejemplo: La Tierra no se mueve porque lo dijo Aristóteles (o la Biblia) -se decía durante la Edad Media-. Falacia ad hominem: ataca no el argumento de nuestro adversario, sino directamente a la persona, desacreditándola (es una falacia "dirigida a la persona"). Por ejemplo: no puede ser cierto lo que dice, porque ese no tiene ni idea de lo que habla (y además es un...). Falacia ad populum: apela a los sentimientos o prejuicios de la mayoría ("del pueblo") para que nos apoyen. También es llamada falacia demagógica o sofisma patético. Un ejemplo: los inmigrantes nos quitan los puestos de trabajo, luego hay que expulsarlos a todos (claro, a nadie le gusta que le quiten el trabajo, ¿no?). Falacia ad ignorantiam: algo es verdadero porque no se puede demostrar lo contrario. Ejemplo: los extraterrestres tienen que existir necesariamente, ya que nadie ha demostrado todavía que no existan (puedes cambiar el sujeto de la frase y poner lo que quieras en su lugar: duendes, hadas, brujas...). Pero es evidente que la falta de pruebas no prueba nada. Falacia ad baculum: muy común, tanto entre personas como entre países (significa "por la fuerza " o a bastonazos). Mejor que me hagas caso porque o si no... Podríamos decir que, más que un argumento, es una amenaza. Falacia circular o petición de principio ("petitio principii"): se da por supuesta alguna de las premisas, que en realidad es lo que se quiere demostrar (es el llamado "círculo vicioso"). Ejemplo: Si eres supersticioso, entonces tendrás mala suerte. ¿Y por qué? Porque ser supersticioso trae mala suerte. Falacia por generalización indebida (o precipitada): consiste en la aplicación del principio de inducción a partir de pocos casos (o incluso un único caso). Por ejemplo, si alguien de un país (o región o ciudad) te ha tratado mal, pues ya consideras que todos los habitantes de ese país son todos iguales. Falacia de falsa causa: no hay que confundir algo que siempre acompaña a otro evento o circunstancia con su causa. Por ejemplo, si considero que aprobé un examen o gané un partido porque llevaba puesta tal cosa, entonces creo que siempre será así. Falacia semántica: cuando juego con conceptos equívocos o con doble significado. Por ejemplo: con un gato se puede levantar un coche (aunque no con cualquier gato, claro). Falacia del "tu quoque" o "anda que tú": discusiones familiares. No se argumenta, se devuelve el mismo argumento, descalificando de paso al adversario. Falacia de eludir la cuestión ("ignoratio elenchi”) :o irse por la tangente (o por los cerros de Úbeda). Muy típica de los filósofos. Tú me preguntas una cosa y yo te contesto con otra pregunta Moraleja La finalidad de la moraleja es aportar conocimiento sobre lo que se considera moral y bueno. Procura enseñar valores, instruir sobre la toma de decisiones y hacernos reflexionar sobre nuestra conducta, comportamiento o actitud en determinadas circunstancias de la vida. De allí que la moraleja sea fundamentalmente ejemplificadora. Para evitar verte enredado en una falacia, ten cuidado con la estructura formal del argumento. En otras palabras: Para evitar que te la den con queso, acuérdate del bocata de salchichón. PARADOJA Una paradoja, del latín paradoxus (que, a su vez, tiene su origen en la lengua griega), es una figura retórica que consiste en la utilización de expresiones que envuelven una contradicción. Esto quiere decir que, más allá de las condiciones contradictorias, los factores presentados resultan válidos, reales o verosímiles. Se llaman paradojas matemáticas a ciertos resultados notoriamente falsos que parecen deducirse de demostraciones rigurosas, pero durante las cuales se ha efectuado una operación que no tiene sentido, o un razonamiento erróneo, o una construcción geométrica cuyo trazado no es correcto. Sofismas. Por ejemplo: Demostración de que 2 = 1 Supongamos que a = b (1) multiplicando por a: a2 = a·b (2) restando b2: a2 - b2 = a·b - b2 (3) factorizando a la izquierda: (a + b) · (a - b) = a·b - b2 (4) factorizando a la derecha: (a + b) · (a - b) = b · (a - b) (5) simplificando: a + b = b (6) como a = b, sustituyendo: b + b = b, es decir: 2·b = b (7) simplificando: 2 = 1 Otra paradoja matemática: Nos dicen que a=2, b=3. Esto significa, claro está, que: a=b-1 Si multiplicamos por (a-b), obtenemos esta expresión: (a-b)a=(a-b)(b-1) Resolvemos los productos (en la izquierda, se multiplica cada término de la resta por a, y en la derecha, se tiene que multiplicar cada sumando por los otros dos, así): a^2-ab=ab-a-b^2+b (Nota: "^" es para indicar "elevado a", o sea, que es a al cuadrado y b al cuadrado). Pasando al otro lado, nos queda: a+a^2-ab=b+ab-b^2 Tomamos factor común a cada lado respecto a y b: a(1+ab) =b(1+a-b) Como tenemos el mismo factor a los dos lados, los cancelamos, y: a=b Es decir, 2=3 Paradigma de la complejidad La complejidad es un término usado en filosofía, epistemología, lingüística, pedagogía, matemáticas, química, física, meteorología, estadística, biología, sociología, economía, medicina, psicología, en informática o ciencias de la computación. Por eso, su definición varía dependiendo del área. La teoría de la complejidad también es conocida como desafío de la complejidad o pensamiento de la complejidad. El paradigma de la complejidad, también llamado pensamiento complejo, tiene como objetivo relacionar varias disciplinas y formas de ciencia, pero sin mezclarlas. El paradigma de la sociedad fluye hacia diferentes áreas de la sociedad e incluye la incertidumbre como una apertura a nuevas posibilidades, y no como algo que frena el proceso de pensamiento.