Subido por maria jose acosta lopez

Ensayo de la meta

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ESBOZANDO LA REALIDAD EMPRESARIAL DESDE LA PERSPECTIVA DEL
VALOR
Dada la complejidad del hombre, de la sociedad en que vive y de la naturaleza que rige los
fenómenos que se presentan y lo limita; la realidad empresarial es en su totalidad producto
de problemáticas ambientales, retos empresariales, estructura de la enseñanza de sí misma y
desarrollo tecnológico que se derivan de la diversidad de la especie. Debido a ello, estudiar
macroscópicamente la objetividad, o tal vez subjetividad de las organizaciones y empresas
debe abarcarse de manera holística, integrando varios aspectos entre los cuales está la
creación de valor a través de la operatividad.
Si bien es cierto, la realidad que las empresas enfrentan no es en materia práctica igual, la
problemática de la sociedad no es tan variable a lo largo de la historia humana; desde su
comienzo, antes de la agricultura, el hombre vivía para satisfacer sus necesidades
existenciales, como ser, tener, hacer y estar. Fue después de la apertura de la agricultura y el
comercio que el hombre no solo descubrió, sino aceptó el hecho de que es por naturaleza un
ser social e intercultural.
A causa de la revolución mental del hombre acerca de sus facultades intelectuales, por ende,
el desarrollo e implementación de sociedades cada vez más grandes y más heterogéneas; la
creación de organizaciones, empresas y demás entes impersonales promovió un mayor auge
social en sentido de su dependencia con los demás. Hay que mencionar, además, el hecho de
que en las miradas analíticas y críticas de la realidad empresarial, esta puede tomar varios
propósitos; puede ser de carácter competitivo, práctico, teórico, social, o de sostenibilidad
ambiental. Esto es consecuencia de la investigación que ha despertado interés en los
empresarios o bien, en los que imparten conocimiento en programas académicos
encaminados a la dirección de empresas para abordar esta problemática de manera más
estructural.
Sin embargo, la realidad empresarial es de manera relativa obvia, y tiene un nombre, que se
llama “valor”. En el libro de Eliyahu Goldratt, “La meta”, el autor desarrolla un escenario en
el cual la meta de la empresa se decanta en una frase que es “ganar dinero”. Aunque como se
expuso en párrafos anteriores, no se puede decir que esta premisa sea la panacea en la gestión
empresarial, aunque los distintos departamentos de la compañía tengan sus propios objetivos
ya que si no se tiene claro el objetivo común, la empresa se encontrará a la deriva; sin
importar que tan concentrada se encuentre cada división en su desempeño. Lo que lleva a
decir que, los óptimos locales son peligrosos; traducido a que, un área de la empresa puede
ser más eficiente que otra, y eso no necesariamente lleve a la empresa a una mayor
rentabilidad, o creación de valor.
Ahora bien, se define como objetivo común a la dirección que es impuesta por quienes
dirigen la compañía; y es aquí donde es necesario hacer hincapié, ya que en el libro no se
menciona naturaleza alguna de la empresa, aunque el autor haya puesto el ejemplo de una
empresa industrial que es de carácter privado, lo cual deja un campo abierto para empresas
que no son de esta naturaleza. Precisamente en empresas industriales, la realidad es la
rentabilidad traducida en utilidades; lo cual lleva a los departamentos críticos de la empresa,
los cuales por lo general son los de producción o los departamentos operativos a estar en una
constante fluctuación y en búsqueda de la “mejora continua”, optimizando las operaciones
considerando siempre en el norte, el valor que se le da al cliente a través de la gestión
adecuada de los recursos en los procesos.
En este orden de ideas, se introduce el concepto de valor, que no es más que aquello por lo
que el conjunto de atributos por lo que una persona, o en este caso cliente, usuario o cualquier
otra denominación, está dispuesto a acceder a un determinado precio. Sin embargo, en una
cadena de producción, todos los factores involucrados llámese operario o máquina, deben
trabajar de forma articulada, todas las labores se deben realizar con la mayor precisión
posible. El esfuerzo y la concentración de cada factor, son piezas claves del éxito. Esto
incluye el valor a lo largo de la cadena de suministro, el valor agregado, y se va dejando de
lado el concepto de “dinero”, aunque la realidad de la empresa, sea precisamente esto.
A pesar de que el dinero sea una unidad cuantificable, que se muestra satisfactoria si aumenta
más en proporción de lo que sale; la realidad es que el éxito no se consigue a través de una
cantidad ficticia, sino por hacer las cosas bien, al menor costo posible. Lo anterior se reafirma
en que, en el libro se hace una metáfora al comparar la optimización de operaciones con una
excursión infantil, donde deja la premisa más utilizada en la ingeniería de procesos: el recurso
más débil es el que determina el rendimiento del sistema. Además de esto, no basta solamente
reubicar el eslabón débil, sino liberarlo de la carga que tiene y hacer que se vuelva más
productivo, y esto solo se logra si se trabaja en conjunto.
De acuerdo con lo anterior, los esfuerzos no deben ser precisamente equilibrados, porque
como se mira en el libro, esto no siempre se traduce en resultados eficientes; más bien se
manifiesta en la poca competitividad y la empresa, más que a corto plazo terminará siendo
desplazada del mercado. Pero viendo más allá de esta visión monetaria, surge la pregunta del
porqué la empresa se hunde cuando a pesar de que los esfuerzos son buenos pero no
suficientes, la compañía no resulta siendo rentable; y la respuesta es, porque no genera valor
alguno para los clientes. El valor en este punto actúa como un bote salvavidas, que como se
ha visto con muchas empresas de talla mundial, se han salvado de la quiebra por tener el
valor que ninguna tiene frente a sus clientes.
Para finalizar, la realidad empresarial es un conjunto de variables estocásticas que
interactúan a través de enlaces poco visibles y sucesos dependientes, como lo dice en el libro;
que tienen que ser constantemente alineados mediante un objetivo en común: siempre y
cuando de manera paralela se tenga un valor que aportar a la población objetivo de la empresa
sin importar cuál sea su naturaleza. Es por esto que, si se desea trabajar con la mayor
eficiencia posible, se deben tener una serie de estándares en cada labor que se realicen y que
a la vez están se encuentren sincronizadas entre sí. Porque el menor inconveniente que se
presente en una labor se trasladará en un cuello de botella para la producción en general, esto
conlleva a pérdidas económicas en la empresa, y si la realidad en esta es que el valor no es
suficiente, ya que el cambio a realizar no se puede generar a la ligera, aquí radica el éxito o
el fracaso de la incursión al cambio.
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