Este es mi día a día! "Te levantas temprano, viajas con la almohada pegada en la cara, te juntas con tus compañeros y amigos todos los días a la misma hora; bancás al que se durmió; jode el que por una vez se levantó con pilas... Compartís el vestuario... - ¿Qué hiciste ayer?, - ¿Salimos el finde? A veces con la ropa del club, a veces con tu propia ropa; con las zapatillas arruinadas, que en algún momento fueron de salida, enfilas para la cancha... Calor, mosquitos, frío, lluvia... No interesa, arranca un día nuevo con el profe mandándote a correr y con las caras un poquito más despiertas... Sentís como la escarcha del invierno se te va metiendo por los pies, pero ya estás ahí... Elongas, estiras... ¿En qué pensamos cuándo elongamos? Siempre nos colgamos en ese momento y nos acordamos de algo... de los pibes; tus amigos del barrio, que todavía deben estar durmiendo por la joda de anoche; en tu novia, que ayer te refregó en la cara que no pasan mucho tiempo juntos; en los quilombos que hay en tu casa, que los viejos se pelean, que la guita no alcanza…hasta que volves a la tierra cuando el profe te caga a pedos porque estabas elongando posteriores y todos ya estaban por los cuádriceps... No debe haber nada más feo que hacer pasadas... de 200, de 300, de 400, de lo que sea... Las haces y siempre perdes la cuenta, le queres robar una al profe, que muy de vez en cuando te la deja pasar... Te sentís orgulloso, llegas a la última pasada sin una gota de aire, pero dejas la vida y la terminas ¿Qué carajo hago acá, 15 de enero, mientras están todos de vacaciones yo haciendo un Yo-Yo test?... Estoy loco, pero es la pretemporada... y hay que hacerla... El técnico empieza repartir las pecheras y suspiras profundo, esperando que te toque la de los titulares... Si te toca, pensas: “Hoy la rompo”... Si no te toca, enseguida por dentro te brota el “¿otra vez este forro no me va a poner?... Termina la práctica y lo encaro”... Y termina la práctica y ya estás pensando en tu trabajo; en la facultad; en llegar a casa; saludar a la vieja; comer algo y arrancar a ganarse el mango... Pero para llegar a casa todavía falta un rato... Elongás, jodés con los pibes... llegás al vestuario y el agua está fría, anda una ducha sola... respirás profundo, le metés onda y te bañas igual... no importa la gripe que se viene, no importa nada... Una nueva práctica terminó. El viaje de vuelta generalmente se hace eterno... Pensas otra vez en todo lo que pensabas mientras elongabas y le agregas la calentura porque no te pusieron y la bronca porque el agua estaba fría, pero no importa, vos le das para adelante y sentís que estás haciendo lo correcto... Que ya va a llegar la chance, que te van a ver, que vas a vivir de esto... Y te perdes un quince porque al otro día jugas contra el último y tu equipo anda por la mitad de la tabla... Y dormís tensionado, pensando en las jugadas del día siguiente... Y no vas a bailar, “dale maricón, vení y te vas más temprano”, te dicen... Pero no, vos te vas a dormir... Y al otro día te va para el orto, queres largar todo y decís “para qué carajo estoy acá!?!?” Pero seguís, le das para adelante... El lunes estás entrenando otra vez... Y por ahí, tenés la mala leche de caer cinco minutos tarde y el técnico, como nunca, está encerrado en el vestuario cagando a pedos a tus compañeros, y vos caés con el bolsito, todos te miran y los dardos te caen a vos... “Che, esta cancha es un desastre” “Esta pelota está arruinada, ¿no hay otra?” Frases que se escuchan muy seguido en las prácticas, demasiado seguido... Frases que son parte de esta filosofía llamada fútbol, el fútbol del ascenso... El que está lejos de las luces de primera... Ese fútbol donde no hay agua caliente, no hay ropa limpia, no hay contratos millonarios. Y sobra pasión, sobran huevos... Y nadie que no lo haya vivido alguna vez, te mira con ganas de reírse, pensando “¿este gil que hace perdiendo el tiempo?”... Pobres, no tienen ni idea lo que es gritar un gol y que cientos de tipos se abracen en una tribuna de madera, con tu familia saltando y gritando, sabiendo que les alegras la semana. No tienen idea qué se siente en el minuto previo a entrar a la cancha, ese momento donde todos tus compañeros te saludan, pegas un grito de guerra y salís a la cancha con ganas de comerte a los rivales... No tienen idea lo lindo que es jugar un día de lluvia, que te caguen a patadas, chocar, saltar a cabecear... Y se te ríen, te preguntan... “¿y cuándo vas a jugar en Boca o en River?”... Pero a vos no te importa... Le das para adelante... 🍀⚽ Tal cual , y que feliz soy jugando por Dios! Voy a estar atado siempre a este vicio tan hermoso..