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Radiología. 2016;58(S2):45---57
www.elsevier.es/rx
MONOGRÁFICO
Intervencionismo en musculoesquelético. Ecografía
y tac
J. Martel Villagrán ∗ , Á. Bueno Horcajadas y E. Agrela Rojas
Hospital Universitario Fundación Alcorcón, Alcorcón, Madrid, España
Recibido el 30 de octubre de 2015; aceptado el 19 de marzo de 2016
Disponible en Internet el 28 de abril de 2016
PALABRAS CLAVE
Ecografía;
Tomografía
computarizada;
Intervencionismo;
Musculoesquelético
KEYWORDS
Ultrasound;
Computed
tomography;
∗
Resumen Nuestro objetivo es describir aquellas técnicas de intervencionismo musculoesquéletico guiadas por imagen (ecografía y/o tac) que pueden ser realizadas por un radiólogo
general, ya sea en hospitales, centros de salud, consultas privadas, etc. El primer requisito
para la realización de estos procedimientos es el disponer de un adecuado conocimiento de la
anatomía del sistema musculoesquelético. El segundo, que el paciente debe ser informado adecuadamente sobre la técnica, riesgos y alternativas al mismo, relativo por tanto, a la obtención
del consentimiento firmado. El tercero es que estos procedimientos se realizan siguiendo los
principios de asepsia de la zona de punción, así como del material empleado y lo que acontece
durante la realización del procedimiento. Los principales procedimientos que pueden realizarse
guiados por ecografía son los siguientes: punción aspiración con aguja fina (PAAF), biopsia con
aguja gruesa (BAG), artrocentesis diagnósticas y/o terapéuticas, drenajes de colecciones yuxtaarticulares, drenajes de abscesos, drenaje de hematomas, tratamiento de quiste de Baker,
tratamiento de gangliones, tratamiento de las bursitis, infiltraciones y tratamiento de la fascitis
plantar, la fibrosis plantar, las epicondilitis, las tendinopatía del tendón de Aquiles o del neuroma de Morton, punción- lavado de calcificaciones en la tendinopatía calcificante. En cuanto
a los procedimientos guiados por tac, revisaremos los siguientes: diagnóstico de las espondilodiscitis, PAAF de las metástasis, artrografía, drenajes. También haremos un recordatorio de
procedimientos más complejos que deben realizarse en el entorno adecuado: biopsias óseas,
tratamiento del dolor facetario, radiofrecuencia terapéutica.
© 2016 SERAM. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Todos los derechos reservados.
Musculoskeletal interventional radiology: ultrasound and CT
Abstract We aim to describe imaging-guided (ultrasound and CT) interventional techniques in
the musculoskeletal system that can be performed by general radiologists, whether in hospitals,
primary care clinics, private offices, or other settings.
Autor para correspondencia.
Correo electrónico: [email protected] (J. Martel Villagrán).
http://dx.doi.org/10.1016/j.rx.2016.03.005
0033-8338/© 2016 SERAM. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Todos los derechos reservados.
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J. Martel Villagrán et al.
Interventional
procedures;
Musculoskeletal
The first requirement for doing these procedures is adequate knowledge of the anatomy of the
musculoskeletal system. The second requirement is to inform the patient thoroughly about
the technique, the risks involved, and the alternatives available in order to obtain written
informed consent. The third requirement is to ensure that the procedure is performed in accordance with the principles of asepsis in relation to the puncture zone and to all the material
employed throughout the procedure.
The main procedures that can be done under ultrasound guidance are the following: fine
needle aspiration cytology (FNAC), core needle biopsy (CNB), diagnostic and/or therapeutic
arthrocentesis, drainage of juxta-articular fluid collections, drainage of abscesses, drainage of
hematomas, treatment of Baker’s cyst, treatment of ganglia, treatment of bursitis, infiltrations and treatment of plantar fasciitis, plantar fibrosis, epicondylitis, Achilles tendinopathy,
and Morton’s neuroma, puncture and lavage of calcifications in calcifying tendinopathy. We
also review the following CT-guided procedures: diagnosis of spondylodiscitis, FNAC of metastases, arthrography, drainages. Finally, we also mention more complex procedures that can only
be done in appropriate settings: bone biopsies, treatment of facet joint pain, radiofrequency
treatment.
© 2016 SERAM. Published by Elsevier España, S.L.U. All rights reserved.
INTRODUCCIÓN
El presente artículo es un trabajo de revisión destinado a
mostrar al radiólogo general los principales procedimientos
de intervencionismo en el área de musculoesquelético tanto
diagnósticos como terapéuticos con guía de imagen (ecografía y tomografía computarizada [TC], principalmente).
En primer lugar, debemos recordar que el paciente debe
ser informado del procedimiento que se le va a realizar, las
alternativas diagnósticas o terapéuticas y los riesgos e inconvenientes de su práctica. El paciente tendrá que consentir
por escrito su realización. La ley de autonomía del paciente
regula que el consentimiento informado debe obtenerse con
antelación, de modo que el paciente tenga tiempo para
reflexionar o consultar cualquier duda.
En segundo lugar, es necesario disponer antes de la realización del procedimiento de un recuento plaquetario, un
estudio de coagulación, así como conocer si está bajo tratamiento anticoagulante y antiagregante. De forma general,
consideramos que es suficiente un recuento plaquetario
superior a 50 000 plaquetas/␮l y un valor normal del índice
internacional normalizado (INR) entre 1-1,2 (no existe consenso en el caso del tiempo de protrombina). Por lo general,
si el paciente está en tratamiento con fármacos anticoagulantes orales, se pasará previamente a heparinas de bajo
peso molecular, que se suspenderán 8-12 h antes del procedimiento. En el caso de los pacientes que están en tratamiento
con antiagregantes (aspirina, clopidogrel, etc.), en los procedimientos con alto riesgo de sangrado (radiofrecuencia de
tumores óseos) es necesario suspender el tratamiento 7-10
días antes de su realización, mientras que en aquellos procedimientos con bajo riesgo de sangrado (drenaje de colección
superficial, punción-aspiración con aguja fina, etc.) no sería
necesaria su retirada.
Será conveniente disponer de una vía intravenosa, por si
es necesario administrar medicación intravenosa durante el
procedimiento (analgesia o ansiolíticos).
El paciente se colocará en una posición cómoda.
A continuación se procederá con la asepsia de la piel, bien
con povidona yodada o con clorhexidina, que se prefiere en
pacientes alérgicos al yodo, embarazadas o lactantes.
El tipo de aguja (intradérmica, intramuscular, Chiba,
espinal o de biopsia conectada a un sistema automático)
dependerá del procedimiento que se vaya a realizar, la profundidad de la lesión o la región anatómica a la que se
pretende acceder.
Los anestésicos locales de tipo amida (bupivacaína, lidocaína, mepivacaína, prilocaína, ropivacaína) son los más
utilizados. Nosotros empleamos normalmente mepivacaína
al 1% o al 2%.
El bicarbonato potencia el efecto anestésico del fármaco,
con una inyección previa a la del anestésico o bien mezclado
con este.
Podemos resumir los procedimientos de los que vamos a
hablar en la tabla 1.
PROCEDIMIENTOS GUIADOS POR ECOGRAFÍA
Consideraciones generales
Es importante que la sonda y parámetros de imagen sean
los más adecuados para una óptima visualización ecográfica de la zona. A menudo se podrán utilizar sondas
lineales de alta frecuencia, con mayor resolución, en estructuras superficiales. Si se trata de estructuras a mayor
profundidad, será necesario el uso de sondas de menor
frecuencia.
Existen dos modalidades de visualización ecográfica de la
aguja: en plano o longitudinal y fuera de plano o transversal (fig. 1). Generalmente se utiliza el primero, que permite
la visualización en tiempo real de todo el eje longitudinal
de la aguja y el avance del disparo. La desventaja es que
el recorrido de la aguja es mayor y requiere también más
espacio cutáneo de trabajo, lo que puede ser dificultoso
en estructuras pequeñas, como la mano o el pie. Además,
Intervencionismo en musculoesquelético. Ecografía y tac
Tabla 1 Listado de procedimientos intervencionistas en
patología musculoesquelética
Procedimientos guiados por ecografía
1. Diagnósticos
PAAF
Biopsias
Artrocentesis
2. Terapéuticos
Drenajes:
Colecciones
Abscesos
Hematomas
Quiste de Baker
Gangliones,
Bursitis
Infiltraciones:
Fascitis plantar / fibromatosis plantar
Epicondilitis
Tendón de Aquiles
Neuroma de Morton
Punción / lavado de Calcificaciones
Procedimientos guiados por TC
1. Diagnósticos
PAAF
Biopsias
Infecciones
Tumores/metástasis
Tumores óseos.
Artrocentesis
2. Terapéuticos
Drenajes:
Dolor facetario
Infiltracion terapéutica
RF facetaria
Infiltración epidural
Radiofrecuencia de otras lesiones
cuando la lesión es profunda y requiere una angulación de
la aguja de más de 45◦ , la visualización ecográfica de esta
es dificultosa con el abordaje en plano.
Procedimientos diagnósticos
Punciones y biopsias
La biopsia percutánea es un procedimiento mínimamente invasivo, indicado siempre que sea necesario
disponer de histología, para confirmar un diagnóstico (tumor
primario, recidiva o metástasis) o disponer de información
con interés terapéutico o pronóstico (genética, marcadores,
etc.)1---7 .
En relación con las técnicas de biopsia percutánea diferenciamos:
• Punción con aguja fina (PAAF): se obtiene un aspirado
celular para su análisis citológico. Se utilizan agujas finas
(20-25 G). Su principal ventaja es ser poco traumática,
frente a su principal limitación: no aporta información
estructural.
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• Biopsia con aguja gruesa (BAG): se usan agujas más gruesas (14-18 G), las cuales pueden ser de disparo manual o
automático.
Se pueden utilizar dos tipos de agujas: de corte frontal, en el que el cilindro externo en el disparo secciona
circunferencialmente el cilindro de tejido, o de corte lateral (conocidas como ‘‘trucut’’), en el que el corte es lateral
o semicircunferencial (fig. 2). En las lesiones óseas que rompen la cortical se podrán realizar biopsias del componente
tumoral de partes blandas, preferible por ser el componente
más activo o agresivo.
Si se trata de un tumor primario sospechoso de malignidad, tras la elección de la aguja, se planificará la toma de
biopsia bajo dos requisitos: a) Utilizar el recorrido más corto
sin contaminar un compartimento anatómico no afectado
directamente por la lesión. Para ello es fundamental conocer la anatomía compartimental3 y disponer previamente de
un buen estudio de resonancia magnética (RM) de estadificación locorregional. b) Hacer coincidir la toma de biopsia
con el posterior abordaje quirúrgico del tumor. Para ello es
fundamental el estudio multidisciplinario (con el cirujano).
En casos con trayectos más difíciles o con mayor riesgo
de diseminación, es útil el uso de una aguja introductora,
y realizar los distintos pases mediante una técnica coaxial
(por el interior de dicha aguja).
En tumores de partes blandas se recomienda la toma de
hasta cinco muestras para mejorar el rendimiento diagnóstico, con cilindros de 10 mm de longitud4 .
La biopsia debe dirigirse a la zona más activa de la tumoración (sólida, vascularizada, con mayor actividad PET o
componente de partes blandas de un tumor óseo).
Las muestras de citología (PAAF) se envían en cristales
portaobjeto al laboratorio de anatomía patológica en seco y
en alcohol. Los cilindros de biopsia se envían en solución de
formol al 10%, con las consiguientes precauciones durante
la manipulación, en relación con las medidas de prevención
de cada centro, para evitar la contaminación del personal
que trabaje con dicho compuesto químico.
Artrocentesis
Se define como la punción de la articulación y aspiración
del líquido articular de la misma con dos fines: diagnóstico
y terapéutico.
Las indicaciones más comunes son: a) El diagnóstico de
diferentes artropatías mediante el análisis del líquido sinovial: por ejemplo, en la artritis séptica o artritis inducida
por cristales (urato monosódico o pirofosfato de calcio).
b) Con fines diagnósticos para completar el estudio articular
mediante la inyección de medios de contraste intraarticular
para una artro-RM o artro-TC. c) Confirmación de un hemartros como expresión de una lesión ósea o ligamentosa, así
como el alivio terapéutico mediante la descompresión de la
articulación con su evacuación.
Las artrocentesis habitualmente las practican otros especialistas, pero en ocasiones precisan de control ecográfico,
bien por fracaso de la realizada ‘‘a ciegas’’ (en derrames
pequeños o pacientes obesos, derrames muy loculados o muy
densos) o bien en articulaciones poco accesibles como la
cadera.
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J. Martel Villagrán et al.
Figura 1
Técnica de visualización longitudinal o en plano (a) y transversal o fuera de plano (b).
Es contraindicación absoluta no poder evitar atravesar
tejidos infectados al acceder a la articulación, ya que la
aguja podría infectar una articulación previamente estéril. Con respecto al tratamiento anticoagulante, diferentes
estudios establecen que es segura la realización de una
artrocentesis en pacientes con tratamiento crónico con
anticoagulantes5 .
Técnica: No es necesaria la administración previa de
anestésico local en la mayoría de los casos, aunque en
articulaciones profundas se puede optar por anestesiar el
Figura 2
trayecto. La punción de la cadera en niños suele requerir
sedación.
La elección de la aguja depende, como en todos los procedimientos intervencionistas, de la región anatómica, el
objetivo y la consistencia del fluido que va a ser aspirado.
Por lo general, es conveniente utilizar agujas con calibre
14-18 G. En cambio, para la administración de sustancias, son preferibles agujas más finas. Cuando el contenido
intraarticular es muy espeso, es necesario el uso de catéteres con calibre 7-8 F, que permitan el drenaje de este.
a) Biopsia ‘‘trucut’’ con visualización longitudinal. b) cilindro del espécimen en fresco. c) Estudio histopatológico.
Intervencionismo en musculoesquelético. Ecografía y tac
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Figura 3 a) Artrocentesis de abundante derrame en bolsa suprarrotuliana, con nivel líquido-líquido (flechas). b) Abordaje lateral
y vaciamiento completo de la colección.
Articulaciones específicas:
1. Articulación glenohumeral: con visualización ecográfica
en tiempo real es preferible el acceso posterior: con el
brazo en aducción y rotación externa, introduciendo la
aguja de fuera hacia dentro hacia el espacio articular, a
través del tendón infraespinoso, en dirección a la cabeza
humeral.
2. Articulación del codo: se coloca al paciente con el brazo
apoyado y el codo colocado en flexión de 90◦ . Se obtiene
una visión longitudinal y transversal del receso posterior
(en la fosa olecraneana), con un abordaje en el plano
longitudinal de la aguja. El abordaje transversal al receso
articular permite evitar más fácilmente el tendón del
tríceps (con un trayecto profundo al mismo).
3. Articulación de la cadera: la punción se realiza en la
concavidad existente entre la cabeza del fémur y la
superficie anterior del cuello quirúrgico, con el paciente
en decúbito supino y la cadera en rotación externa,
estando la aguja alineada con el eje del cuello quirúrgico
del fémur.
4. Articulación de la rodilla: con el paciente en decúbito
supino y la rodilla en ligera flexión, el abordaje es lateral
entre la rótula y el fémur, evitando el tendón rotuliano
(fig. 3).
5. Articulación del tobillo: con la rodilla en flexión y el pie
apoyado sobre la camilla, la aguja se introduce en la cara
anterior del tobillo, en el receso tibiotalar anterior.
Entre las sustancias que podemos introducir con fines
terapéuticos en la artrocentesis disponemos de:
• Corticoides: Se utiliza 1 ampolla de 40 mg de triamcinolona (trigon depot®) mezclado con 1 ml aproximadamente
de anestésico(1-2 ml de lidocaína o mepivacaína), con el
siguiente principio: no inyectar más de dos articulaciones
a la vez, más de 3 veces al año una misma articulación ni
con una frecuencia de más de 1 vez en 2-3 meses, aunque
no está del todo establecido el número máximo de veces,
si bien no se recomienda abusar de esta técnica, dado
que el exceso de corticoides se ha asociado a una pérdida de elasticidad del cartílago en las articulaciones de
carga.
• Ácido hialurónico para lubricar la articulación.
• Urocinasa intraarticular, con el fin de lisar hemartros con
coágulos y tabiques de fibrina, para favorecer su drenaje. Se usa habitualmente una dosis de 100 000-250 000
UI de urocinasa disuelta en 30 ml de suero salino. Tras
una espera de 1-2 h, se aspira el contenido intraarticular. La colocación de un drenaje favorece el vaciado de
contenido espeso y se retira cuando se produzca la resolución del hemartros.
• La sinoviortesis química o la radioisotópica escapa al objetivo de nuestro trabajo.
Procedimientos terapéuticos
Drenajes
Colecciones yuxtaarticulares. El tratamiento de algunas
colecciones yuxtaarticulares se puede realizar guiado por
TC, ecografía o fluoroscopio6,7 . Dichas entidades incluyen
quistes dependientes de una articulación, incluyendo a los
gangliones intraneurales, que deben ser debidamente identificados. El tratamiento de elección de estas colecciones
yuxtaarticulares es mediante guía ecográfica.
Los quistes yuxtaarticulares son de ecoestructura más
o menos homogénea hipo o anecogénica. La punción aspiración de estos, por un lado, alivia por descompresión y,
por otro, cuando existe sospecha clínica, permite el estudio bacteriológico de una posible infección y el tratamiento
por drenaje (véase más adelante). Descartada la infección,
la aspiración y posterior infiltración de corticoides puede
ser una alternativa, mínimamente invasiva, a la cirugía. Por
ejemplo, en el tratamiento de los quistes parameniscales o
en la grasa de Hoffa, y en quistes paralabrales del hombro y
la cadera, asociados a desgarro del labrum, que pueden ser
dolorosos o dar síntomas por compresión neural.
Abscesos. En ocasiones, pese a instaurar un tratamiento
antibiótico adecuado, es preciso evacuar colecciones de pus
que se forman en el seno de un quiste, bursa, articulación
o cualquier otra zona infectada. El drenaje guiado por
imagen es de elección en todas aquellas colecciones sintomáticas, no solo como herramienta diagnóstica (muestras
microbiológicas), sino por su eficacia terapéutica. Hasta en
un 80% de los casos consigue resolver el absceso y evitar la
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J. Martel Villagrán et al.
Figura 4 a) Absceso de partes blandas en región de la nuca. b) Drenaje ecodirigido con técnica trócar. c) Catéter en el interior
del absceso (flechas).
cirugía, controlando la infección y facilitando una posterior
cirugía electiva1 .
Técnica:
• Aspiración directa con aguja: mediante una aguja de
calibre grueso (14---21 G), en colecciones pequeñas (<3 cm)
y no demasiado espesas.
• Colocación de catéteres de drenaje. Los catéteres
diseñados para tal fin son tubos de plástico de diferente
material y grosor (5-12 Fr que equivale a 2-4 mm), con un
extremo distal curvo o en ‘‘cola de cerdo’’ (pigtail), que
evita que se salga fácilmente, y en el cual existen varias
perforaciones para favorecer el drenaje (fig. 4):
--- Técnica de Seldinger. La técnica consiste en la punción directa mediante una aguja gruesa (14 G-18 G). A
continuación se retira el estilete y se introduce coaxial una guía al interior del absceso. Se retira la aguja
y se deja la guía, a través de la cual se introduce el
catéter, directamente o tras el uso de tubos progresivamente más gruesos llamados dilatadores. Aunque es
más laborioso, es aconsejable si el trayecto es rígido o
duro, como por ejemplo por fibrosis.
--- Técnica trócar. En estos casos, el catéter viene montado sobre una guía rígida metálica hueca, a través
del cual se introduce un estilete metálico. El trócar
se introduce en la colección por punción directa a través de la piel. Una vez el extremo en la colección, se
retira el estilete y se desliza el catéter propiamente
sobre la guía metálica, hasta progresar en el interior
de la colección todo el extremo curvo, con los agujeros de drenaje. Es una técnica más rápida y sencilla,
siempre que el trayecto no sea demasiado rígido.
El drenaje deberá controlarse periódicamente, con lavados con 10-20 ml de suero salino cada 6-8 h, y se registra
la cantidad de volumen drenado diariamente. El catéter se
retirará cuando el paciente permanezca afebril, mejoren
los reactantes de fase aguda en la analítica y el débito del
drenaje sea inferior a 10 ml durante 3 días consecutivos.
En ocasiones, para favorecer el drenaje, es preciso el
uso de agentes fibrinolíticos para disminuir la densidad y
romper los septos que pudieran formarse en el interior de la
colección.
Hematomas. El origen de los hematomas musculoesqueléticos suele ser por traumatismo deportivo. Circunstancias
como la anticoagulación o trastornos de la coagulación pueden predisponer a su formación. La evacuación ecoguiada
permite, por un lado, un alivio de los síntomas compresivos
que produce, y por el otro favorece la curación de la lesión
subyacente, acortando el tiempo de inactividad. Una contraindicación del drenaje de los hematomas es el sangrado
activo. Ante la evacuación persistente de sangre roja (frente
a la oscura del hematoma normal) se deberá sospechar esta
posibilidad y realizar angio-TC. La técnica es superponible al
drenaje de abscesos, aunque es más frecuente en el hematoma agudo-subagudo la necesidad de fibrinolíticos como la
urocinasa (a dosis de 100 000-200 000 UI), para disolver los
coágulos y favorecer el drenaje7 .
Los hematomas susceptibles de drenaje característicos
de rotura miofascial son los localizados entre gastrocnemio
medial y sóleo (‘‘pierna de tenista’’) (fig. 5), y en el recto
anterior y vasto intermedio o crural del cuádriceps femoral.
Debe pautarse profilaxis de trombosis venosa profunda con
heparinas de bajo peso molecular y profilaxis antibiótica.
Quiste de Baker
El tratamiento de este quiste mediante procedimientos ecoguiados se ofrece a aquellos pacientes muy sintomáticos,
bien por efecto compresivo sobre estructuras adyacentes
debido a su gran tamaño, que puede derivar en otras complicaciones, o bien por dolor crónico e impotencia funcional.
Las inyecciones ciegas en estos quistes pueden potencialmente dañar el paquete vasculonervioso poplíteo. El uso de
guía ecográfica también ayuda a identificar septos dentro del
quiste, que permiten modificar la estrategia de la punción,
atravesando los septos o efectuando más de un acceso.
Técnica: El paciente se coloca en decúbito prono con
la rodilla en ligera flexión. Una exploración preliminar
confirma su dependencia de la bursa entre los tendones
gastrocnemio medial y semimembranoso, y se identifican
las estructuras neurovasculares poplíteas. El transductor se
coloca en el plano más adecuado que permita un abordaje
Intervencionismo en musculoesquelético. Ecografía y tac
a
51
b
GM
GM
S
S
Figura 5 a) Drenaje de hematoma de gran tamaño entre gastrocnemio medial y sóleo, como complicación de una rotura mioaponeurótica distal del gastrocnemio medial. Puede observarse el contenido ecogénico que requiere la introducción de urocinasa,
previamente al drenaje. b) Catéter de drenaje (flechas).
cómodo y más directo con visualización de la aguja en plano
(longitudinalmente). Con una aguja de 18-20 G o bien con
catéteres de acceso vascular de esos mismos calibres, se
aspira el líquido y a continuación se inyecta corticoide solo
(40 mg de acetónido de triamcinolona), o en combinación
con anestésicos locales (1-2 ml de lidocaína o mepivacaína),
para evitar la recidiva y tratar la inflamación (fig. 6).
Gangliones. Se utilizan generalmente agujas de calibre
grueso (hasta 14 G), por el contenido denso del quiste. Puede
ayudar la introducción de suero salino para su dilución y así
facilitar la aspiración. Cuando son muy superficiales, puede
ser eficaz la evacuación del contenido a través del tracto de
la aguja (comprimiendo el ganglión una vez retirada esta).
Se ha establecido que la inyección de esteroides tras la
aspiración presenta una tasa de resolución del 87%8 , aunque es variable según autores. Como en otras localizaciones
superficiales, debe tenerse presente que el paso de corticoides al tejido graso subcutáneo puede producir atrofia de
la grasa y despigmentación de la piel. La metilprednisolona
es más segura en este sentido que la triamcinolona. El uso
de alcohol puro, dejándolo actuar durante una hora, estimula la fibrosis de la pared del ganglión y cicatrización del
mismo.
a
b
Bursitis. Cuando no existe infección, se inyectan corticoides en el interior de la bursa. En los que hay colección
líquida suficiente, se aspira previamente con agujas 1621 G. En los casos infectados, se drena de manera similar al
drenaje de abscesos, y está contraindicado el uso de corticoides. Las bursas que más frecuentemente se tratan9 son la
subacromial, la peritrocantérea, el iliopsoas y la preaquílea
(sobre todo en el síndrome de Haglund). También se tratan
la prepatelar (fig. 7), la olecraneana y la retroaquílea. Al
ser superficiales, se dispone de buena visualización de toda
la aguja con técnica longitudinal o en plano10 .
Infiltraciones de tejidos sólidos
Fascitis plantar. Cuando el tratamiento conservador falla,
antes de recurrir al tratamiento quirúrgico debemos
considerar los procedimientos terapéuticos mínimamente
invasivos guiados por ecografía. En este sentido, la inyección de corticoides (1 ampolla de 40 mg de triamcinolona)
es una manera eficaz de tratarla de forma conservadora.
Una complicación añadida al uso de corticoides es la atrofia
de la almohadilla grasa subcutánea.
Con el paciente en decúbito prono, preferimos un abordaje transversal a la fascia, con infiltración perifascial
c
Figura 6 a) Quiste de Baker sintomático. Imagen de RM, secuencia DP con saturación grasa, plano axial. b) Drenaje ecodirigido
(aguja señalizada con las flechas). Se finalizó con infiltración de corticoides. Flechas huecas: tendones gastrocnemio medial y
semimembranoso. c) Quiste completamente drenado.
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J. Martel Villagrán et al.
a
b
T
R
c
Figura 7 a) Drenaje de hematoma en la bursa prepatelar que se extiende a hematoma subcutáneo en margen lateral de la rodilla,
mediante catéter 5 Fr (flecha negra marca la entrada en la piel), tras introducción de 200 000 U de urocinasa durante 2 horas. Se
extrajeron 40 ml y se envió muestra para estudio microbiológico, con resultado negativo. b) Colección delimitada por las marcas de
medición. Puntas de flecha negra: tendón patelar. c) Flechas blancas: catéter. Puntas de flecha blanca: orificio lateral del catéter.
b
a
TC
c
d
TC
C
Figura 8 Infiltración de la fascia plantar con abordaje transversal a la fascia y visualización en plano (a). b) Infiltración parafascial profunda y proximal. TC: tuberosidad calcánea de inserción fascial. c) Infiltración parafascial superficial y más distal que en b.
C: calcáneo. d) Plano longitudinal de la fascia plantar engrosada (fascitis), tras la infiltración, con líquido perifascial (*). Puntas de
flecha: fascia plantar. Flechas: aguja.
Intervencionismo en musculoesquelético. Ecografía y tac
inmediatamente proximal a su inserción calcánea, con técnica longitudinal de la sonda respecto de la aguja, que se
introduce desde medial (fig. 8).
Otra alternativa efectiva (hasta en el 70% de los pacientes) es la punción seca, que consiste en la punción repetida
de la fascia plantar engrosada hasta el periostio, con un
abordaje paralelo a la orientación de las fibras de colágeno
o longitudinal.
Fibrosis plantar. Una alternativa al tratamiento quirúrgico
de esta patología consiste en la infiltración perifascial con
corticoides, ecoguiada y con aguja fina. Se puede realizar
un abordaje lateral o longitudinal a la fascia en función de
la morfología de la fibrosis, en plano con el eje largo de la
aguja.
Epicondilitis y otras tendinopatías. La infiltración de corticoides se dirige a la unión miotendinosa11 de la zona más
afectada, normalmente la anterior (extensor radial corto
del carpo), donde habitualmente se demuestra aumento
de señal de flujo Doppler. Se puede realizar también una
perforación seca del conjunto tendinoso extensor, en el
eje longitudinal hasta el plano óseo, y terapia esclerosante (véase más adelante en tendón de Aquiles). La técnica
ecodirigida evita además la infiltración de corticoides directamente en el tendón o bien en el tejido celular subcutáneo.
Infiltraciones en tendón de Aquiles. El tratamiento conservador para la tendinopatía del tendón de Aquiles fracasa
en casi el 50% de los casos. De nuevo una alternativa interesante a la cirugía es el tratamiento mínimamente invasivo
ecodirigido12 . Se coloca al paciente en decúbito prono con
una almohada debajo del tobillo, dejando al pie colgando
libremente. Colocamos el transductor perpendicular a las
fibras del tendón y el acceso de la aguja se suele hacer desde
la parte medial del tobillo, para evitar la lesión del nervio
sural. El procedimiento comienza con la administración de
anestesia local a nivel de la piel y el tejido celular subcutáneo (otra opción que considerar sería la anestesia troncular
del nervio tibial):
• La inyección local de corticoides en el tratamiento de la
tendinopatía crónica del tendón de Aquiles es controvertida, fundamentalmente por el riesgo potencial de rotura
del tendón relacionada con la inyección intratendón. No
obstante, no hay estudios concluyentes que hayan demostrado un efecto adverso de la inyección de esteroides en
el paratenón. La inyección de otras sustancias peritendón
como el factor de necrosis tumoral ␣ (adalimumab) o el
antagonista del receptor de la interleucina 1, han ofrecido
buenos resultados en cuanto a la mejoría de los síntomas,
así como la disminución del componente inflamatorio del
propio tendón. Sin embargo, su combinación con rehabilitación se ha relacionado con recaídas precoces.
• La adhesiotomía de volumen mediante inyección de grandes volúmenes de solución salina normal en el tendón de
Aquiles (previa inyección en la almohadilla grasa de anestésico local con un poco de esteroides) produce efectos
mecánicos locales con rotura u oclusión de los neovasos,
lo que conlleva a una reducción significativa del dolor y
la mejoría de la función del tendón.
• Terapia esclerosante: basada en la proliferación de
pequeños vasos de alto flujo en el espesor del tendón
53
afectado por tendinopatía, encontrándose en muchas ocasiones próximos a las fibras nerviosas y por tanto posible
causa de dolor. La esclerosis de estos neovasos se lleva a
cabo mediante sustancias como el polidocanol.
• Proloterapia mediante inyección de dextrosa hiperosmolar en el área de degeneración del colágeno.
• Punción seca y la inyección de sangre autóloga, ya mencionado en otras localizaciones.
• Tenotomía percutánea: algunos estudios han comparado
sus resultados a los procedimientos quirúrgicos abiertos,
aunque también es cierto que en algunos pacientes el
estudio ecográfico posterior al procedimiento reveló que
seguían existiendo alteraciones en el tendón.
El tratamiento y control de la tendinosis de Aquiles sigue
siendo controvertido, agravado por la ausencia de criterios
diagnósticos uniformes.
Neuroma de Morton. La inyección de corticoides o de
alcohol13 en el neuroma puede proporcionar un alivio temporal y la mejoría funcional, con un intervalo libre de
síntomas prolongado, lo que puede retrasar u obviar la
cirugía.
Cuando existen dudas diagnósticas sobre si se trata de un
neuroma de Morton o una bursitis, se prefiere la inyección
de corticoides con guía ecográfica, dado que el tratamiento
de la bursitis también es con corticoides.
Técnica: Para realizar esta inyección, se obtiene primero
una vista longitudinal del neuroma hipoecoico y localizado
en el espacio intermetatarsiano segundo o tercero, con la
sonda en el margen plantar. Con abordaje dorsal y en el
eje longitudinal de la sonda se introduce una aguja 22-25 G
visualizando su entrada hasta entrar en el neuroma. Se inocula acetato de triamcinolona de 40 mg o alcohol diluido al
30%. Estas inyecciones pueden repetirse hasta cuatro veces,
con un intervalo de 4-6 semanas.
Punción-lavado de calcificaciones. La tendinosis calcificada del hombro causa dolor debilitante crónico y en
consecuencia incapacidad funcional. No está indicado tratar
aquellas calcificaciones asintomáticas. En los casos sintomáticos, la infiltración de la bursa con corticoides es mucho
más efectiva que el tratamiento conservador con antiinflamatorios no esteroideos. Por otro lado, se ha demostrado
que el lavado percutáneo ecodirigido del tendón, previo a
la infiltración de la bursa, presenta mejores resultados a
largo plazo1 .
Técnica1 : Se coloca al paciente en posición sentada o
en decúbito supino, con la mano detrás de la espalda. El
brazo se colocará en el grado de rotación más cómodo en
función de la localización de la calcificación (externa para
subescapular, interna para infraespinoso o supraespinoso),
con un abordaje anterolateral. La aguja no debería tener
un calibre inferior a 21 G para evitar que se obstruya con el
calcio. La unión de la jeringa a la aguja ha de ser de rosca,
que evita que por la presión se desconecten durante el
procedimiento. Con visualización ecográfica en tiempo real
se anestesia el trayecto de la aguja y la bursa, avanzando
hasta llegar a la calcificación. Una vez alcanzada, se presiona y se suelta repetidamente el émbolo de la jeringa, una
primera vez cargada con anestésico y en un segundo tiempo
54
J. Martel Villagrán et al.
a
b
S
S
TH
TH
c
d
Figura 9 Lavado percutáneo de tendinosis calcificada del supraespinoso (S), a través de una aguja 20 G (flechas). Técnica de
barbotaje soltando (a) y presionando el émbolo (b), que sustituye la calcificación por una cavidad quística (*). TH: tuberosidad
mayor humeral. c) Se observa como el calcio ‘‘lavado’’ va enturbiando el interior de la jeringa. d) Jeringas tras el procedimiento:
lechada cálcica.
o posteriores, según el tamaño de la calcificación, con jeringas cargadas con solución salina, que permite el lavado del
calcio con una técnica de barbotaje (una solución de calcio
pasa a la jeringa por presión) (fig. 9). Cuando el contenido
de la jeringa se vuelve turbio, se desconecta y se cambia
por otra con suero salino. Se repite hasta que el calcio se
sustituye por una pequeña cavidad de aspecto quístico.
Finalmente, se canaliza la bursa subdeltoidea y se infiltra
con corticoides (1 ml de 40 mg de triamcinolona con 1 ml de
mepivacaína).
Toma de muestras para el diagnóstico de metástasis
La biopsia de una metástasis ósea14 es indispensable en:
• Ausencia de tumor primario conocido, dado que el examen
histológico con marcadores tumorales permite una orientación diagnóstica adecuada para plantear un tratamiento
específico.
PROCEDIMIENTOS GUIADOS
POR TC/FLUOROSCOPIO
Procedimientos diagnósticos
Toma de muestras para el diagnóstico de infecciones
La mayoría de lesiones son espondilodiscitis (fig. 10). La
punción comienza con una adecuada asepsia de la piel;
algunos autores recomiendan realizarla dos y tres veces
antes del procedimiento (para evitar la contaminación), la
anestesia del trayecto de la aguja y teniendo en cuenta
que se deberán tomar muestras separadas de varias áreas
de la lesión: disco periférico, disco central, partes blandas
y hueso vertebral, para un mejor rendimiento diagnóstico.
Planificaremos de acuerdo con ello el tipo de aguja más adecuada (calibres 11 G hasta 18 G) y el trayecto con guía de TC
óptimo.
Figura 10 Abordaje posterolateral al disco L4-L5 con guía de
TC. Se utiliza aguja de biopsia ósea 12 G (punta de flecha) y
toma de biopsia coaxial (flecha).
Intervencionismo en musculoesquelético. Ecografía y tac
55
Figura 11 a) Material de biopsia ósea. b) Abordaje costovertebral de vértebra dorsal con lesión osteolítica, con diagnóstico
de tumor de células gigantes.
• Intervalo largo entre el diagnóstico de un tumor localizado y la aparición de las metástasis óseas, lo que plantea
la posibilidad de otro cáncer metacrónico, distinto al
anterior.
• Cuando las metástasis óseas aparecen en la evolución de
un cáncer con baja probabilidad de metástasis óseas, lo
que plantea que se trate de otro tumor primario distinto.
• Necesidad de estudio molecular con interés pronóstico y
terapéutico.
La rentabilidad diagnóstica de las biopsias percutáneas
de metástasis óseas es mayor que las biopsias percutáneas
del tumor primitivo. También aumentan la exactitud y rentabilidad de la muestra cuando las lesiones son osteolíticas
frente a las osteoblásticas, y cuando la localización es en
columna vertebral, la exactitud es cercana al 100%.
La columna vertebral es un asiento frecuente de metástasis. El acceso a las lesiones que se localizan en el cuerpo
vertebral puede ser paravertebral, costovertebral o transpedicular. En las biopsias de columna cervical alta se puede
utilizar el abordaje oral.
La técnica para la toma de muestras más extendida es
la coaxial, que consiste en un método que permite la realización de múltiples biopsias con una sola punción, con lo
que disminuye el potencial de complicaciones, las molestias
para el paciente, así como el tiempo empleado en su realización. Mediante esta técnica se coloca una aguja del tamaño
adecuado para que a través de ella pase otra más fina por
su interior y poder realizar múltiples pases.
Toma de muestras para el diagnóstico de tumores óseos
Como se mencionó en la biopsia ecodirigida, el principio
básico para el abordaje de la lesión3 es que el trayecto
de la aguja sea el más corto posible, que no atraviese otro
compartimento anatómico y que coincida con la vía de abordaje quirúrgica definitiva, evitando además contaminar el
eje vasculonervioso y las articulaciones.
Uno de los aspectos técnicos importantes de la cirugía
conservadora ortopédica es la eliminación de la cicatriz de
biopsia durante la cirugía de resección tumoral debido a la
‘‘posible siembra local’’ durante el procedimiento.
La PAAF puede ser suficiente en algunos casos (como
en el mieloma, granuloma eosinófilo, etc.). No obstante,
la biopsia con aguja gruesa ofrece una mayor fiabilidad
y aporta información estructural.
Aquí la técnica también empleada para la toma de muestras, al igual que en el apartado anterior, es la coaxial.
La TC permite visualizar el interior del hueso, identificando con facilidad el patrón permeativo óseo, el grado de
destrucción, las erosiones secundarias a la lesión tumoral
(fig. 11) y determinar el espesor de la matriz calcificada
tumoral. Los estudios con contraste permiten, además,
definir áreas de necrosis y hemorragia intratumoral que
deben evitarse cuando se tomen muestras para biopsia. Las
zonas de elección para obtener muestras son: la periferia
del tumor y/o el componente de partes blandas, si lo
hubiese. Es también preferible biopsiar la zona con mayor
actividad metabólica de una lesión (gammagrafía ósea con
SPECT o PET-TC). Se debe de pactar con el patólogo la
cantidad de muestra necesaria para el diagnóstico.
Artrografía
La artrografía previa a la realización de una TC o una RM
suele realizarse mediante control ecográfico o mediante
fluoroscopia. El tipo de aguja que se emplea para la anestesia y posterior introducción del medio de contraste es
una aguja espinal del calibre 21-22 G. Nos referiremos
brevemente a las tres localizaciones más frecuentemente
demandadas:
1. Hombro: La técnica más usada es el abordaje anterior
con el paciente en decúbito supino y el hombro en
rotación externa parcial. En esta posición, el borde
anterior de la cavidad glenoidea se encuentra medial a
la cabeza humeral y el lugar de entrada es superficial
al margen medial de la mitad inferior de la cabeza
humeral. La aguja penetra a través de la piel, el tendón
del subescapular y la cápsula articular, de tal manera
que la punta de la aguja queda lateral al margen medial
de la cabeza humeral, con lo que se evitan daños en el
rodete glenoideo.
2. Cadera: Colocaremos al paciente en decúbito supino y
con la cadera en rotación interna, lo que proporciona
una mejor visualización del cuello femoral. Se localiza
el pulso femoral, de forma que el punto de entrada de
la aguja será lateral a 2 cm del lugar de la palpación del
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J. Martel Villagrán et al.
Figura 13 Infiltración perirradicular con corticoides. Introducción de la aguja dirigida por TC hasta la vecindad de la raíz
nerviosa (flecha).
Figura 12 a) Imagen axial RM T1 supresión grasa y gadolinio
que muestra marcada afectación inflamatoria de cadera derecha (hiperintenso) y colección-absceso periarticular (puntas de
flecha). b) Drenaje percutáneo TC-dirigido con catéter 12 F
(flechas).
pulso, por debajo del pliegue inguinal. La dirección de
entrada será de anterior a posterior, de lateral a medial
y en dirección a la unión de la cabeza con el cuello
femoral. La cara medial del cuello femoral es un punto
en el que la cápsula articular suele ser más redundante
y permite con mayor facilidad la adquisición de fluido
de la articulación.
Uno de los problemas que podemos encontrar es que
hagamos la inyección en la bursa del iliopsoas. Esto se
produce con inyecciones sobre el centro de la cabeza
femoral o cuando el abordaje ha sido oblicuo.
3. Rodilla: El paciente se coloca en decúbito supino y
con la rodilla ligeramente flexionada. El abordaje de
la articulación puede ser lateral o medial, aunque se
prefiere este último debido a que el ángulo más pronunciado de la faceta rotuliana medial facilita el acceso
a la articulación. Así mismo, el punto de entrada de
la piel debe estar a lo largo de la mitad inferior de la
articulación femororrotuliana para evitar que la aguja
penetre en la almohadilla grasa que se encuentra por
detrás de la mitad superior de la rótula.
Procedimientos terapéuticos
Drenajes
De forma general, hay dos casos en los que la TC es la técnica guía de elección: la articulación esternoclavicular y la
articulación sacroilíaca, aunque en articulaciones profundas
como la cadera tiene también su indicación (fig. 12). En el
resto de las articulaciones, el procedimiento de artrocentesis está desarrollado en el apartado de ecografía.
Articulación esternoclavicular. La TC permite la visualización de las estructuras del mediastino vitales (vasculares)
próximas a la articulación, que deberán evitarse durante el
procedimiento. La aguja se hace avanzar en el interior de
la articulación, y una vez dentro se puede confirmar que la
entrada ha sido satisfactoria mediante la inyección de una
pequeña cantidad de contraste yodado.
Articulación sacroilíaca. Debido a la complejidad que
estriba en la orientación de la articulación, la TC permite
acceder a ella con más facilidad. Se tienen que considerar dos puntos fundamentales, el primero: la articulación
sacroilíaca es curva, lo que significa que la parte posterior
se encuentra en situación más medial que la parte anterior. Lo segundo: los dos tercios inferiores de la articulación
tienen sinovial, mientras que el tercio superior es de tipo
fibroso. Una estructura clave que hay que evitar cuando se
interviene sobre la articulación sacroilíaca es el nervio ciático, que se encuentra por delante del músculo piriforme.
El paciente se coloca en decúbito prono y la aguja se hace
avanzar con un enfoque dirigido hacia el tercio inferior del
espacio articular y con una angulación de medial a lateral
con el fin de entrar en el mencionado espacio.
Dolor facetario
El síndrome facetario se define como un dolor o disfunción secundarios a la afectación del ramo sensitivo posterior
(responsable de la inervación de la articulación interapofisaria). Una opción de tratamiento consiste en el bloqueo
nervioso facetario mediante radiofrecuencia percutánea, o
bien, mediante infiltraciones con anestésico local y/o corticoides. La resolución de la clínica una vez aplicado el
tratamiento confirma el diagnóstico14,15 .
Se pueden realizar infiltraciones terapéuticas de las articulaciones facetarias (fig. 13), infiltraciones facetarias y
radiofrecuencia facetaria. Todas ellas son técnicas algo más
complejas y que no desarrollaremos en esta monografía.
Intervencionismo en musculoesquelético. Ecografía y tac
57
cemento dando estabilidad y colaborando a la potenciación de la analgesia por el efecto exotérmico del cemento.
• La osteonecrosis resultante de la termoablación es
dolorosa y justifica la realización de este tipo de procedimientos bajo anestesia general.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Bibliografía
Figura 14 a) Osteoma osteoide en localización característica
en unión metafisiodiafisaria proximal del fémur. Flecha: nidus.
b) Introducción de la punta activa del electrodo (17 G) en el
interior del nidus. Se realiza un abordaje transóseo (por el margen opuesto del hueso para evitar el paquete vasculonervioso),
coaxial por la aguja de biopsia ósea (11 G).
Radiofrecuencia
Este procedimiento es más específico de los radiólogos especialistas en el área de músculo-esquelético, por lo que
solo mencionaremos los aspectos más importantes sobre
ella.
Las indicaciones de lesiones susceptibles de ablación por
radiofrecuencia son16 :
• Tumores benignos como el osteoma osteoide (fig. 14), el
osteoblastoma, el condroblatoma, el granuloma eosinófilo
y otros. En ellas el tratamiento con radiofrecuencia es
curativo.
• Recidiva local de ciertos tumores, como el tumor de células gigantes.
• Alivio sintomático del dolor ocasionado por las metástasis
óseas, con una tasa de éxito cercana al 90% y que en casos
de que haya recidiva de los síntomas, puede realizarse de
nuevo.
• La combinación con vertebroplastia en el tratamiento de
metástasis permite una distribución más homogénea del
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