SUBTITULO: LA FALLA DE POLITICAS PÚBLICAS PARA COMBATIR AL NARCOTRAFICO EN MÉXICO INDICE INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 2 PROBLEMÁTICA .................................................................................................... 4 LA CRISIS DE SEGURIDAD EN MÉXICO .............................................................. 4 NARCOTRAFICO EN MÉXICO, UN NEGOCIO CAPITALISTA .............................. 4 EL NARCOTRAFICO Y LA POLITICA MEXICANA ................................................. 7 LA VIOLENCIA CONJUNTA CON EL NARCOTRAFICO ....................................... 9 ANEXOS DE CONOCIMIENTOS .......................................................................... 10 CARTELES DE MÉXICO ...................................................................................... 10 LOS CÁRTELES MÁS VIOLENTOS ..................................................................... 12 ERRORES DE POLITICAS PÚBLICAS EN LA GUERRA CONTRA EL NARCOTRAFICO EN MÉXICO............................................................................. 13 CONCLUSIÓN ...................................................................................................... 16 1|Página INTRODUCCIÓN Es una gran realidad el hecho de que, la historia del narcotráfico en México hoy en día es convulsa y va acompañada de un nivel de violencia extremo. Desde que comenzaron las primeras ofensivas reales contra el narco en los años 80 hasta nuestros días, los éxitos de los sucesivos Gobiernos han sido prácticamente inexistentes. Por el contrario, los cárteles se han multiplicado, sofisticado y expandido por gran parte de la geografía mexicana. ¿Cuáles han sido los errores y por qué nadie ha sido capaz de frenar el todopoderoso crimen organizado? En general todo el origen del narcotráfico en México es incierto y está rodeado de sombras, algunos individuos o viejas historias señalan a los inmigrantes chinos, llegados a México a principios del siglo XX con el equipaje cargado de sus conocimientos sobre el cultivo de opio y su dependencia a esta droga, otros creen que realmente el problema empezó décadas más tarde, cuando Estados Unidos, bajo la Administración de Franklin Delano Roosevelt, supuestamente impulsó el cultivo de la amapola en suelo mexicano. El supuesto plan consistía en producir la gran cantidad de morfina necesaria para calmar los dolores de los militares estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, cual sea la historia verdadera sobre los orígenes, es una realidad que el narcotráfico se ha convertido en un gigante ingobernable que no para de aumentar su poder, que penetra en los cuerpos y las instituciones del Estado y es responsable de unos niveles de violencia salvajes. Según el Observatorio Nacional Ciudadano, México podría haber alcanzado los 19.000 homicidios a finales de 2016, una cifra que supone un aumento del 3,2% respecto al año anterior. También ha crecido el número de secuestros y extorsiones, de manera que, a pesar de algún éxito puntual que se anotó el Gobierno en la reducción de los niveles de violencia entre 2013 y 2014, todo indica que las cifras a finales de 2019 volverán a ser igual de desastrosas que al inicio de las legislaturas anteriores. Y no solo aumentan las víctimas, también lo hace la expansión de los delitos por la geografía mexicana, algo que demuestra que el gobierno y sus políticas públicas 2|Página para combatir el narcotráfico fracasan en el control de territorio a pesar de la gran inversión económica que se realiza para intentar frenar la violencia en el país. Sin embargo, el fracaso del actual presidente en la lucha contra el narcotráfico no es algo novedoso y exclusivo de su mandato. La expansión y el éxito del crimen organizado en México es la historia de un fracaso político desde el Gobierno de Miguel de la Madrid, que en 1985, presionado por Estados Unidos, lanzó la primera ofensiva real contra el narco en respuesta al asesinato del agente Enrique Camarena, de la agencia antinarcóticos estadounidense (conocida en inglés como DEA), a manos del Cártel de Guadalajara, antes conocido como la Organización de Sinaloa. Las autoridades lograron entonces detener a los líderes Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca, Don Neto. Habría que esperar hasta 1989, ya bajo el mandato del presidente Carlos Salinas de Gortari, para ver cómo caía el fundador del cártel, Miguel Ángel Félix Gallardo. Con un golpe de esa magnitud, se esperaba que se debilitaran profundamente los pilares del narcotráfico y se desplomara toda la estructura, pero nada más alejado de la realidad. Por aquel entonces, el pastel se lo repartían el Cártel de Guadalajara y el del Golfo, pero el descabezamiento del primero dio lugar al surgimiento de otros tres cárteles: el de Sinaloa, el de Juárez y el de Tijuana. Es entonces que, se ha vuelto toda una odisea el poder implementar estrategias que realmente resulten eficaces al momento de combatir el crimen organizado y sus vertientes, mas sin embargo no es una tarea imposible, pues en otros países espejos, quienes presentaban el mismo problema de narcomenudeo, sus números se han visto disminuidos, ¿Por qué México no puede hacer lo mismo? El presente trabajo tiene el principal objetivo de dar a conocer un poco acerca de la realidad que nuestro país padece con una enfermedad que afecta a todos los ciudadanos, y que los hace sentir cada vez más inseguros inclusive estando en sus propios hogares, y estoy hablando nada más y nada menos que del narcotráfico. 3|Página PROBLEMÁTICA LA CRISIS DE SEGURIDAD EN MÉXICO La inseguridad constituye uno de los grandes problemas de México. Se manifiesta en dos formas: la inseguridad que vive la población, afectada por el aumento de los delitos, y el auge del narcotráfico, que se explica por la incorporación de México a la ruta de la cocaína proveniente de Colombia con destino a Estados Unidos. Esto se manifiesta diariamente en una creciente violencia, concentrada en los enfrentamientos entre organizaciones criminales y entre estas y las fuerzas de seguridad. Aunque no puede hablarse de México como un Estado fallido, las estructuras de seguridad, inteligencia y justicia se encuentran sobrepasadas y corrompidas, y es necesario encarar prontamente su reforma si se quiere enfrentar el problema. La gobernabilidad democrática en México es débil y el crimen organizado tiene una alta capacidad de penetración en las estructuras gubernamentales a través de la corrupción. Este fenómeno se produce en el poder político –federal, estatal y local– y, en menor medida, en las Fuerzas Armadas y en los servicios de inteligencia. La pregunta clave en esta etapa de transición es: ¿cómo construir instituciones para garantizar el Estado de derecho, fortalecer y profesionalizar a los organismos de seguridad y lograr una gobernabilidad sustentable? NARCOTRAFICO EN MÉXICO, UN NEGOCIO CAPITALISTA Para dar inicio a este ensayo, tomaremos el tema de las las drogas, su producción, distribución y consumo, ya que, cuentan con algunas peculiaridades distintas a muchas otras mercancías, es muy importante asumir que en lo general, la droga es una mercancía cualquiera, y que las leyes que rigen la acumulación de capital como resultado de su producción son, en lo general, las mismas que rigen al resto de la economía capitalista. La mercancía droga, tiene un valor de utilidad peculiar ya que millones de personas que consideran que les sirve para algo, que va desde cubrir algo que consideran 4|Página una necesidad, que más bien está identificado como un vicio, y tiene un valor de cambio porque para su producción se requiere trabajo humano; cuando hablamos del negocio del narcotráfico por tanto, nos referimos a la producción, distribución y consumo de las drogas ilegales, misma que se realiza bajo las formas capitalistas, por lo que queda excluido de este análisis cualquier tipo de producción casera o destinada al consumo de su propio productor; es decir, lo que nos ocupa es la droga como mercancía. Así mismo habremos de identificar que los elementos necesarios para la aparición de este fenómeno son por un lado, los propietarios de medios de producción necesarios para ésta mercancía, y por el otro lado, proletarios que trabajan para dichos propietarios a cambio de un salario. Como sabemos, prácticamente todas las drogas que hoy son un negocio tan rentable, solo son obtenibles a partir de un proceso de trabajo, no se encuentran en forma pura en la naturaleza y es necesario reunir una cierta cantidad de materias primas, instrumentos de trabajo y maquinaria, para su producción. Son trabajadores asalariados quienes a través de diversos procedimientos combinan algunas sustancias y las empaquetan agregando nuevo valor a las mismas. Naturalmente dichos trabajadores no reciben el pago correspondiente al valor de su trabajo sino únicamente un salario por la venta de su fuerza de trabajo, de otra manera no habría plusvalía y este negocio no podría arrojar la cantidad de ganancias que arroja. Además de los obreros de la droga, cada empresario capitalista de la droga debe reunir y emplear a otra cantidad de personas que realizarán algún trabajo destinado a lograr la realización de sus mercancías, empleados de limpieza, distribuidores, empleados de transporte, y los más notorios, empleados armados cuya finalidad es proteger la mercancía, el dinero y hacer lo que el patrón les mande bajo el considerando de que ejecutar, amedrentar o defenderse de alguien es necesario para la realización de su mercancía. Además son necesarios empleados de confianza cuya principal labor sea intelectual, destinados a la administración, contabilidad, ingeniería, etc. 5|Página Partamos entonces del supuesto lógico de que un capitalista de la droga es en principio propietario de una cantidad de dinero D, que con el comprará medios de producción Mp y Fuerza de Trabajo ft, para obtener plusvalía pv, una mercancía con valor incrementado M’ y finalmente dinero incrementado D’. Ni más ni menos que la formula general de la acumulación capitalista. Ahora bien, ¿Qué lleva a un hombre a invertir su dinero en medios de producción y fuerza de trabajo destinados a la producción de droga? Lo mismo que lleva a un capitalista cualquiera a invertir en cualquier cosa, la sed de acumulación y de riqueza, y la posibilidad concreta de obtenerla en este negocio, de otra forma no lo haría. Por otra parte podemos preguntar ¿Qué lleva a una persona a vender su capacidad o fuerza de trabajo a un capitalista de la droga? Lo mismo que lo orilla a venderla a un capitalista cualquiera, la necesidad de obtener los medios de vida indispensables. Esta coincidencia fluye por todo nuestro país dado el alto índice de desempleo y del llamado trabajo informal, ocurre que una gran cantidad de gente no encuentra en dónde vender su fuerza de trabajo o solo puede venderla por pequeños períodos de tiempo, o bien, las condiciones en que la vende son insuficientes para satisfacer sus necesidades Lo anterior de ninguna forma significa que las condiciones de trabajo en las narco empresas sean buenas, por el contrario, implica muchos riesgos, obviamente no existe la posibilidad de contratarse colectivamente y por tanto dichos trabajadores no gozan de ningún derecho laboral ni sindical, tal vez en algunos casos el salario sea mayor, pero este es inevitablemente inestable. Dicha situación más bien nos habla de la lamentable situación en la que se encuentra el proletariado mexicano, desde donde puede pensarse que ser trabajador de una narco empresa es comparativamente mejor al del resto de la economía. Desde la óptica del capitalista de la droga el asunto es más o menos igual, si se invierte en dicho negocio es porque resulta rentable para dichos capitalistas, ya sea que la droga sea su principal inversión o sea alguna secundaria, el hecho es que halla en el tráfico de droga una oportunidad para la acumulación de capital a la cual 6|Página no está dispuesto a renunciar por algún criterio moral relacionado con las consecuencias del consumo de su mercancía; a final de cuentas los capitalistas de las empresas legales tampoco se detienen por criterios morales, ya sea que su negocio son las armas, las drogas legales, contaminantes o cualquier otro producto con algún efecto nocivo sobre las personas, el medio ambiente o la sociedad. A menudo los medios de comunicación recurren a descripciones fabulescas de los narcotraficantes, caracterizándolos siempre como algo muy distinto a los empresarios legales, el hecho de que existan personajes pintorescos y peculiares en dicho negocio no significa en lo más mínimo que esa sea la generalidad. También los medios hablan de la infiltración del narco en las empresas legales, pero jamás hablan de la infiltración de las empresas legales en el narco. En general los grandes capitalistas suelen tener una inversión principal en algún ramo industrial o comercial, pero al mismo tiempo mantienen inversiones simultáneas en otros ramos, o bien forman asociaciones de capitalistas entre capitales de distintos ramos. EL NARCOTRAFICO Y LA POLITICA MEXICANA Dentro de nuestro país, el poder político no es un sujeto que se sostenga por sí solo, sino que es operado y determinado principalmente por la clase dominante, la burguesía. Como puede observarse, el poder de la burguesía no se explica por definición legal, no es que la constitución política del país lo diga sino que es inevitable que siendo la burguesía quien cuenta con el control de la economía, se ella misma quien esté en condiciones de controlar la política. La forma en que la burguesía hace política es a menudo velada y solo en algunos casos abierta, es decir, se vale de la burocracia política para hacerse representar en los órganos de gobierno y en las distintas instancias del Estado; podríamos hacer una lista interminable de mecanismos de cómo se hace esto, que van desde la formación ideológica hasta el chantaje y el soborno. El principal caso y el más típico de la participación de el narcotráfico ligado a la política es en los procesos electorales en donde los partidos y candidatos contendientes necesitan de financiamiento para realizar sus campañas, y 7|Página lógicamente obtiene mayor financiamiento quien logra hacerse patrocinar por el más rico, a su vez los empresarios no regalan su dinero sino que lo invierten, por lo que detrás de cada financiamiento privado existen necesariamente acuerdos de protección y de facilidades que van de la política hacia la economía y viceversa. ¿Por qué habría de extrañarnos entonces que los empresarios de la droga se comporten como el resto de su clase? Por tanto la subordinación de los políticos a los narcos no es en esencia un fenómeno diferente de la subordinación de los políticos a la burguesía, es más bien el mismo fenómeno; es una condicionante de la política burguesa y de cómo se hace política dentro de un Estado burgués. La practicidad se impone por encima de cualquier principio político o ético, y un político exitoso es el que sabe servir a sus amos, los capitalistas; no se trata de una elección ni de una inclinación moral sino de algo práctico, si quieres ganar una elección y gobernar con respaldo, simplemente debes mantenerte aliado a quienes son dueños de las condiciones materiales para hacerlo, si en una región son banqueros, en otra los empresarios del calzado, en otra los empresarios de la minería y en otra los narco empresarios no existe mayor diferencia. Visto de otra manera, ¿Cómo podría un presidente municipal de un país capitalista como México, enemistarse con el dueño de la principal fábrica, tienda y hoteles del municipio sólo porque además de ser dueño de eso es dueño del otro negocio que explica que estos otros estén ahí? Naturalmente estaría metido en un callejón sin salida. En lo general el narco empresario ni siquiera necesitaría llegar a la violencia explícita para tener al jefe del municipio en sus manos, más bien su posición económica explica el porqué de su capacidad para ejercer la violencia. Con esto no trato de disculpar a algún funcionario por sus actos de corrupción, sino de establecer que la corrupción es inherente a la política burguesa porque disfraza permanentemente a los intereses privados haciéndolos pasar por públicos, dicho de otra manera, no hay diferencia sustancial entre quien gobierna a nombre de un país para favorecer los intereses de los banqueros norteamericanos o las grandes transnacionales, a quien gobierna en nombre de un pueblo para favorecer a los 8|Página narco empresarios. En realidad todos estos políticos están cortados con la misma tijera y quien está dispuesto a venderse a los intereses del capital extranjero, o de los banqueros, lógicamente estará dispuesto a venderse a los intereses del narco capital, y viceversa. Pero alguien preguntará ¿Y si alguien no está dispuesto? Simple y sencillamente no está inserto en la política burguesa, ya sea por escepticismo, por conciencia de clase, o porque fue apartado violentamente de ella. LA VIOLENCIA CONJUNTA CON EL NARCOTRAFICO Poder económico y violencia son dos factores que a lo largo de la historia han ido de la mano, no es privativo del narcotráfico, es más, tampoco es privativo de la sociedad burguesa, aunque ciertamente adquiere características particulares que habremos de mencionar. Lo peculiar de la violencia ejercida por las narco empresas es que ésta se realiza por fuera de lo establecido formalmente por la normatividad burguesa, al no ser reconocida su existencia jurídica, las narco empresas no pueden regular la relación entre ellas ni para con otros a través de tribunales y otras instancias de “impartición de justicia” por lo que practican la violencia por cuenta propia, a través de los mecanismos que tienen a su alcance. Así pues, la ejecución, aunque no es el único mecanismo por ellos utilizado, es por excelencia el modo en que los narcoempresarios dirimen sus diferencias entre ellos y dentro de su propia empresa. Es un elemento que ha estado presente desde los inicios del negocio como de por sí lo es el contrabando en general, aún antes de que se moviera la cantidad de dinero y capital alrededor del mismo, desde que el narcotráfico se presentaba como pequeñas bandas de contrabandistas que por ejemplo pasaran marihuana a Estados Unidos dentro de las llantas de un coche como narraba el famoso corrido. Pero esta violencia a la que nos referimos es también una violencia de clase, es violencia burguesa, puesto que el uso de ella está reservada para las personas autorizadas explícitamente por los narco empresarios para utilizarla; no corresponde al juicio individual de sus empleados decidir cuándo debe ser utilizada, sino que son los propios dueños los que la instrumentan y dirigen, teniendo la 9|Página mayoría de las veces por víctimas a los propios empleados, y su móvil es facilitar el proceso de acumulación de capital. Seguro que podríamos encontrar casos en que influyen factores personales y de otras índoles, pero la generalidad es que la violencia practicada por los cárteles de la droga tiene la finalidad de apoyar objetivos capitalistas; es decir, deshacerse de quienes estén obstaculizando dicho proceso de acumulación. De igual forma hemos de decir que el aumento de la capacidad de ejercicio de la violencia de los narco empresarios se debe principalmente al crecimiento de su poder económico y a la extensión de su influencia económica. Es difícil saber si ahora son más violentos que antes, lo cierto es que al aumentar su capacidad económica ha aumentado su capacidad de ejercer la violencia, dicho de otra manera, su capacidad y ejercicio de la violencia se multiplican al mismo tiempo y al mismo ritmo que su capital. Para nosotros que nunca hemos sido burgueses nos cuesta trabajo entender por qué si los narco empresarios tienen ya tanto dinero y poder se aferran de esa manera a arrebatar a los otros narco empesarios su negocio, ¿No podrían mejor conformarse con lo que tienen y firmar la paz con los otros? Pero la paz y la guerra son también parte de lo mismo, y mientras queden menos espacios libres del narcotráfico por conquistar, más habrá de crecer la rivalidad y la violencia entre los bloques o grupos rivales porque la conciencia capitalista se caracteriza precisamente por buscar siempre más. Además la tendencia general del capital es hacia su concentración y centralización y el narco negocio no está exento de ello. De igual forma la tendencia monopolista del capital conduce al enfrentamiento violento entre bloques de capitalistas; si esto ha ocurrido a escala mundial, no tiene nada de extraño que ocurra en este caso. ANEXOS DE CONOCIMIENTOS CARTELES DE MÉXICO Todo México es territorio del narco. Por evidente incapacidad o por oculta complicidad, pero es una realidad que no puede negarse y que la misma 10 | P á g i n a Procuraduría General de la República confirma. No hay un solo estado donde no se encuentre asentada una organización criminal, y en cerca de una tercera parte del total se libran luchas encarnizadas por el control de dichas plazas entre dos o más cárteles de la droga. Su dominio es tal que corrompen las instituciones que supuestamente las combaten. Mediante un cruce de datos con el Índice de Paz México 2015 podemos confirmar conjeturas tales como la que señala que aquellas entidades federativas con mayor número de cárteles en disputa muestran menor estabilidad social y paz que aquellas donde predomina uno solo. Más interesantes es apreciar que de igual manera nos referiría, al menos como un indicativo, cuáles son los cárteles más y menos violentos del país observando precisamente los indicadores de paz que ostentan en los territorios que ocupan bajo las circunstancias en las que lo hacen. 11 | P á g i n a Luego de cruzar los datos de la infografía anterior, podemos apreciar un panorama distinto del que se nos plantea. Porque si bien los cárteles muestran su poderío mediante mensajes dantescos, probablemente los más crueles en todo el orbe, parece que éstos son más usuales en territorios que se encuentran en disputa, pues se acoplarían mejor en regiones suyas. LOS CÁRTELES MÁS VIOLENTOS Dado que es difícil establecer para los territorios que se encuentran en disputa cuál de estas organizaciones es la que provocaría que se genere mayor violencia, basaremos los siguientes supuestos en función de los promedios de los índices de paz que observan en aquellas regiones donde su presencia es mayoritaria, es decir, donde aparentemente no tendrían una lucha por el dominio de dicha plaza con otro cártel. 12 | P á g i n a Según lo anterior, el cártel más violento del país sería el del Golfo, en función de que aquella región donde se encuentra instalado de manera solitaria –según la PGR– es Quintana Roo y su índice de paz es de 2.9 puntos. En segundo lugar quedaría el Cártel de Jalisco Nueva Generación, pues en Morelos, Colima, Distrito Federal y Veracruz los índices de paz promedian 2.79 unidades. El Cártel del Pacífico tendría una presencia mayoritaria en Sinaloa, Durango, Sonora, Aguascalientes y Baja California Sur, donde el índice de paz de las mismas promedia un indicador de 2.71 puntos. Por su parte, el Cártel de los Beltrán Leyva tiene presencia mayoritaria en 9 entidades del país de manera solitaria, según la PGR. Zacatecas, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Chiapas, Tlaxcala, Campeche, Yucatán e Hidalgo son las regiones bajo su dominio y promedian un indicador de paz de 2.02 unidades, la cual es menor, incluso, que el indicador nacional. Querétaro, que según la información dada a conocer sería la entidad donde solamente existiría la presencia de los Caballeros Templarios, dejaría a este cártel como el que se conduce con menos violencia en los territorios a su cargo. ERRORES DE POLITICAS PÚBLICAS EN LA GUERRA CONTRA EL NARCOTRAFICO EN MÉXICO La falta de una política integradora es achacable a dos principales causas: la toma de decisiones políticas a corto plazo, con la mira puesta en las próximas elecciones, y la falta de cuadros formados en las instituciones, o, lo que es lo mismo, la “improvisación” de funcionarios sin conocimientos o experiencia para afrontar el problema. Otro de los errores principales es que se insiste en perseguir los efectos, pero no las causas; las políticas siempre son de contención, no de prevención. Ninguno de los mandatarios ha logrado llegar al origen del problema, cuyos dos ejes 13 | P á g i n a fundamentales son: la corrupción e impunidad y la tolerancia de la sociedad mexicana a las prácticas de ilegalidad. El enfoque desde el que se ha planteado afrontar el crimen organizado nunca ha sido sanitario, aunque el tráfico y el consumo de sustancias ilícitas sea un problema de salud pública. Por el contrario, se ha continuado con el enfoque combativo, con una terminología militar. Desde 1970, las Fuerzas Armadas han sido el pilar básico para la lucha contra el narcotráfico, pero esta institución, tan bien valorada por los mexicanos, sufre un continuo desgaste, una sobreexposición y una sobrecarga de tareas. Tampoco ha habido una respuesta eficaz a patrones que se han venido repitiendo en las últimas décadas y sobre los que el Gobierno debería tener una respuesta efectiva. Como hemos visto, la captura de los principales cabecillas del narcotráfico a menudo ha desembocado en la reestructuración y surgimiento de nuevas organizaciones. A día de hoy, tras el más reciente enfrentamiento por la detención de Ovidio Guzmán y el descontrol que se vivió durante horas en Culiacán, el Ejecutivo sigue sin tener las herramientas que le permitan paralizar la fragmentación de cárteles, una vez que han sido descabezados, en otros grupos escindidos. Por último, el papel de Estados Unidos es clave, y no precisamente para bien. Más allá de las colaboraciones puntuales de las autoridades estadounidenses con México, anunciadas a bombo y platillo, la desconfianza de ambas instituciones es mutua. Hablando en cifras, el Congreso estadounidense calcula que entre 19.000 y 29.000 millones de dólares de ganancias ilícitas fluyen desde Estados Unidos hacia cárteles del narcotráfico y otras organizaciones criminales en México. El tráfico no es solo de dinero negro, sino que también se calcula que entran diariamente a México unas 2.000 armas provenientes de Estados Unidos. El panorama no parece muy esperanzador: el presidente Donald Trump ha hablado claramente a favor de la enmienda para mantener la posibilidad de que el ciudadano estadounidense posea armas, algo que seguramente le hará un flaco favor al tránsito de armas ilegales a México. Mientras tanto, en Estados Unidos aumenta el consumo de droga; 14 | P á g i n a en concreto, el consumo de heroína es especialmente preocupante, porque prácticamente se triplicó entre 2007 y 2019 y llega a causar 10.000 muertes al año. En México, los cárteles trafican con drogas, contrabando, armas y personas y lavan su dinero con bancos y proyectos económicos. En la actualidad, los grupos están más fragmentados, tienen un peso más local y diversifican sus actividades ilícitas para obtener más ingresos. El país sigue albergando las organizaciones criminales más peligrosas, violentas y sofisticadas del hemisferio norte, que consiguen extender sus redes hasta Canadá, Argentina e incluso a países de Europa, y la carencia de políticas públicas y estrategias con una planeación deficiente, es evidente en los fracasos que presenta la Seguridad Nacional de México. 15 | P á g i n a CONCLUSIÓN Para concluir con el presente ensayo, desde mi perspectiva analítica considero, que aún falta un largo camino o trayecto para una planeación adecuada que contenga todos los elementos necesarios para poder combatir de manera eficiente contra el problema de narcotráfico y crimen organizado al que estamos constantemente expuestos, pues es una realidad que hoy en día, nadie está seguro en el lugar que se encuentre, ya que estamos en una crisis y guerra contra los diferentes carteles de México, quienes debaten sus plazas, es decir su posicionamiento en el territorio, cobrando un sinfín de victimas en números altos. En conclusión considero que todos los gobiernos hasta el día de hoy, en cuanto a legislaciones, políticas públicas y demás reformas, han sido deficientes en su funcionamiento pues dan a demostrar, que carecen del carácter adecuado para combatir dicho fenómeno social, que aunque parezca imposible no lo es, México es un país fuerte, con un sistema de seguridad nacional con la misma característica, pero, desgraciadamente mal organizado y guiado, que deja mucho que desear y fomenta la misma inseguridad que el narcotráfico nos refleja. 16 | P á g i n a REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Astorga, Luis. (2012). El siglo de las drogas: el narcotráfico, del porfiriato al nuevo milenio. México: Grijalbo. Astorga, Luis. (2007). Seguridad, traficantes y militares: el poder y la sombra. México: Tusquets. Astorga, Luis. (2003). Drogas sin fronteras. México: Grijalbo, Báez Soto, Oscar. (2013) Las deficiencias jurídicas en la ofensiva contra la delincuencia organizada. México: Ubijus Editorial. Bailey, John. 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