Subido por Blas Flores Aguila

Trabajo social en una sociedad multicolor

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Trabajo social en una sociedad multicolor:
Ensayo propositivo sobre pertinencia cultural en el campo de la aplicación de políticas sociales.
Trabajo expositivo a ser presentado en La Juntada Patagónica, 5 y 6 de Noviembre de 2005,
Ushuaia, Argentina.
Eje Temático Corrientes migratorias: La intervención del TS en la diversidad.
AUTORES: BLAS FLORES AGUILA
SILVIA VILLEGAS MUÑOZ.
Trabajo social en una sociedad multicolor: ensayo propositivo sobre pertinencia cultural
en el campo de la aplicación de políticas sociales.
Introducción.
El mundo multicolor de la sociedad global, nos pone en un desafío a la imaginación, a la
creatividad que surge desde nuestro quehacer profesional, desde las particularidades de cada uno
de los grupos que conforman nuestro ámbito de trabajo, nuestro campo de intervención.
Nuestro continente americano desde épocas precolombinas ha sido un escenario donde se
encuentran diversas formas de enfrentar el desafío de la supervivencia, en la medida en que los
grupos humanos fueron configurando sociedades se fueron diferenciando las diversas culturas que
dan origen a nuestra identidad como tierras lejanas y desconocidas para aquellos que nos
descubrieran/conquistaran.
Con el allegamiento de la colonización colombina comienza la historia de encuentros y
desencuentros que nos han llevado hasta el rostro mestizo que nos engalana hoy, lejos de la
homogeneidad que pretenden que tengamos, con el correr de la historia nuestro territorio se ha
ido reconociendo como diferente y diferenciado en cada una de las regiones que lo componen.
Hoy con un proceso que ha llevado a constituirnos como una sola gran aldea construida con
información, conexión, y otros fenómenos que han ido haciendo de las distancias sólo una ilusión,
la reivindicación de las identidades locales se ha consolidado como un deber de todos los actores
sociales involucrados, en especial nosotros, agentes de cambio social, profesionales cuya vocación
se centra en la búsqueda de nuevas sociedades más justas y respetuosas de las particularidades de
quienes son nuestro sujeto de acción.
Desde esta globalización, que centraliza y en muchas ocasiones anula la posibilidad de
reconocernos a nosotros mismos como individuos con características propias, las regiones de cada
país han tomado conciencia de la necesidad urgente de mostrar sus propios colores, su rostro más
real, en especial aquellas que se sienten aún más únicas que aquellas que se encuentran
localizadas cerca de los centros de poder, de las ciudades donde se toman las decisiones.
Es en este contexto donde la zona austral, la Patagonia hace valer el derecho de ser diferente, no
sólo por el capricho de la naturaleza que nos impone el desafío de vivir en condiciones extremas,
sino también por nuestra historia, muchas veces ajena a los procesos que se han vivido en el cono
sur de América e ignorada desde el centralismo en los acontecimientos que nos han dado este
sello.
Nos enfrentamos muchas veces a la hegemonía de aquellos que nos ignoran y tienen el poder de
decidir por nosotros, que nos exigen arar con los bueyes que ellos nos proporcionan, jugar con las
reglas que ellos nos ponen; ellos mismos tienen el desafío de velar por el bien común, entendido
en estos términos como el bienestar de la mayoría, con el costo de negar, innumerables veces, las
particularidades, o convirtiéndolas en fundamento para los prejuicios con que nos observan y
evalúan.
El presente trabajo no busca ser una respuesta, no pretende ser la receta que todos esperan para
superar el centralismo o la acción globalizante del mismo, no es más ni menos que una
observación, una nota al pie en esta nueva historia que se escribe a partir de hoy, en lo que a la
construcción de un accionar pertinente se refiere.
Desde la realidad existente en la Región de Magallanes y Antártica Chilena buscamos plantear la
necesidad de considerar cualquier planteamiento del Estado en términos de adecuación a la
realidad cultural existente, considerando la diversidad, teniendo como objetivo el respeto por las
particulares identidades que se ven atacadas en nombre del bien común y un estándar de calidad
de vida, definidos por actores lejanos, ignorantes muchas veces, del camino recorridos por
quienes han construido en la Patagonia un lugar de desarrollo.
L@s trabajador@s sociales tenemos mucho que decir al respecto, por cuanto somos quienes
aplicamos las políticas y somos quienes podemos dar en este proceso el matiz necesario para que
no sean ajenas a la realidad que pretenden mejorar.
Los colores de la Patagonia Chilena
Ya desde tiempos precolombinos esta región contaba con una multiplicidad de grupos étnicos
distribuidos en su territorio, los Tehuelche en el continente, los Selknam en la isla Tierra del Fuego,
Kawésqar en los canales del norte de la Región y los Yagán en los canales más australes.
Con el establecimiento de las rutas de navegación desde el Atlántico al Pacífico estos pueblos
establecieron contacto con Europa, fueron estudiados, clasificados llevados al viejo continente
para ser exhibidos, etc. Para más tarde ser evangelizados y civilizados.
Con el correr de los años y habiendo encontrado recursos para ser explotados en este territorio, el
establecimiento de ciudades, pueblos, estancias, etc. generan un nuevo cambio en el rostro de la
Patagonia, a partir de la competencia por la ocupación van desapareciendo los rasgos indígenas de
esta tierra, el visitante europeo y el chileno hacen notar su deseo de progresar y prevalecer en
este inhóspito lugar, desplazando y luego combatiendo al habitante originario, mientras en los
canales las buenas intenciones diezmaban a los navegantes de esta agua.
Vinieron a poblar esta tierra, Ingleses, Escoceses, Suizos, Italianos, Croatas, Franceses, Rusos,
Chilenos y, por supuesto, Españoles. Cada pueblo trajo consigo su historia, su razón para alejarse
de sus países y tierras natales, cada uno trajo su modo de sobrevivir, de producir, de domesticar su
entorno, de organizarse para el trabajo, de festejar y de hacer duelo, cada pueblo viajó con sus
canciones y recuerdos, cada pueblo trajo sus propios colores y se mantuvo diferente respecto de
los otros con que compartían la aventura de ser pioneros.
Muchas de sus tradiciones aún permanecen, a pesar de que hoy hablan la misma lengua que los
otros, a pesar de haber absorbido algunas de las costumbres y formas de hacer las cosas de los
demás, aún cuando la mezcla es evidente, las diferencias permanecen, porque aunque lleven
juntos mucho tiempo compartiendo esta aventura, aunque esencialmente sean iguales, las
diferencias los mantienen unidos entre sí, las diferencias con los demás los hacen más iguales
entre sí.
Esta región se construye a partir de la diversidad, esta región se identifica aún más con las
diferencias que con las similitudes, con la capacidad de reconocernos diferentes.
Hoy estas colonias de la época de los pioneros se han transformado en familias, clubes, grupos u
organizaciones de ayuda mutua, en que se practican las tradiciones traídas desde su origen, que
encierran el secreto de la sobrevivencia de esas culturas.
Con el advenimiento de la democracia se recupera el valor de pertenecer a un pueblo indígena,
dándole a esta sociedad nuevos bríos desde la tragedia antigua, dándonos la porción de rostro
faltante para poder mirarnos en el espejo de la historia y reconocernos como lo que realmente
somos.
El desafío de enfrentar la diversidad
En este contexto vemos que nos encontramos hoy, dónde, además de la diversidad en el origen o
referencia cultural, nos encontramos con diferencias producto de las profesiones y oficios
existentes, nivel educacional, localización geográfica, etc., lo que a su vez se enfrenta con una
planificación centralizada de políticas sociales, que no siempre dan cuenta de la realidad sectorial
o local.
Parece ser que la gran tarea es incorporar al quehacer de los Trabajadores Sociales el concepto de
pertinencia, y por su intermedio inducir la transformación desde la aplicación de dichas políticas.
Para los fines de este trabajo tomaremos la definición de pertinencia cultural utilizada por el
Ministerio de Planificación y Cooperación, que dice:“el explicito reconocimiento y valorización del
carácter multicultural de la sociedad chilena y la adecuación de los instrumentos y/o modalidades
de atención a las particularidades y demandas especificas" (MIDEPLAN, 2005) de los distintos
grupos culturales de nuestro país”[1], debemos incorporar, además, que entenderemos como
grupo cultural a todo grupo de personas que tienen características culturales similares, vengan de
donde provengan estas similitudes. La intención de ampliar tanto la aplicación del término radica
en el hecho de que es usual que al mencionar la Pertinencia Cultural, inmediatamente nos
circunscribamos al tema indígena en nuestro país, sin embargo, este concepto resulta tener una
aplicación no exclusiva de la temática indígena, ya que también es aplicable en cualquiera de los
distintos grupos culturales que forman parte de nuestra sociedad.
Teniendo este concepto no sólo como una característica del accionar del Trabajador Social, sino
como una directriz ética que surge del reconocimiento de las particularidades de cada
cliente/usuario[2] , es posible dimensionar y valorar el grado de daño que puede provocar la
aplicación irreflexiva de instrumentos de beneficio social, sea cual sea su objetivo.
Una de las intenciones de incluir la pertinencia cultural en nuestra praxis es, efectivamente, por un
lado disminuir los efectos no deseados o dañinos que puede provocar la aplicación de políticas
sociales en determinados grupos y por otro aumentar el beneficio desde el uso de los recursos
culturales existentes en el ámbito de trabajo.
En este punto nos encontramos con otro concepto igual de importante, que hace relación con el
norte de nuestras acciones profesionales, “Desarrollo con Identidad” (Austin, 2005) el cual postula
que el Estado no sólo debe preocuparse de mejorar las condiciones de vida materiales de los
ciudadanos, sino que además, debe procurar que las iniciativas de fomento se desarrollen
teniendo en cuenta los aspectos culturales de los distintos grupos humanos que benefician; esto
se logra a través de la acción participativa de dichos grupos, reduciendo de esta forma el choque
cultural entre lo que el Estado entiende como desarrollo y lo que estos grupos culturales
particulares aceptan como idea de desarrollo. De esta manera el aspecto cultural que distingue a
cada grupo en particular deja de ser un obstáculo y se transforma en un capital para el desarrollo
sostenible de la comunidad en la que se encuentra inserto este grupo humano.
La pertinencia cultural se refiere a la necesidad de extremar cuidados para que la acción
sociocultural sea la apropiada para la gente beneficiaria, de modo que ellos se sientan parte de
este accionar, se apropien de ella y puedan seguir desarrollándola por ellos mismos. Si se logra
que la población beneficiaria, que en este caso es un grupo cultural particular, se sienta
protagonista de estas acciones, quiere decir, que la acción sociocultural fue diseñada y llevada a
cabo con Pertinencia Cultural, es decir, en la forma que correspondía hacerlo, o sea considerando
las características del grupo cultural y adecuando la idea de desarrollo del Estado a estas
características, y de esta manera potenciar ambas.
Aterrizando la propuesta: Metodología
Desde el aspecto metodológico, tomando en cuenta el modelo clásico de intervención social
DIAGNÓSTICO-PLANIFICACIÓN-EJECUCIÓN-EVALUACIÓN,
proponemos
lo
siguiente:
Como en toda acción profesional, es fundamental el diagnóstico que se realiza previo a la
intervención propiamente tal y en este sentido es primordial considerar elementos propios del
universo cultural de nuestro cliente/usuario, sea este un individuo/familia, grupo o comunidad,
tales como sistema de creencias, costumbres, modos de producción, de negociación,
alimentación, campo de ejercicio laboral, religión, procedencia geográfica, etc.
Debemos poner nuestra atención a todos aquellos detalles, por insignificantes que parezcan, que
nos puedan parecer novedosos desde nuestra propia cultura, los elementos que explícitamente
nos plantea nuestro cliente/usuario y aquellos que nos puedan proporcionar informantes
calificados pertinentes al área de ejercicio profesional. Ya que, en estos elementos podemos
identificar posibles obstaculizadores de nuestro accionar y, lo más importante, elementos que
pueden ser potenciados en pos de un mejor resultado. Siendo importantísimo el primer contacto
que se establece y su correspondiente sistematización.
Aún cuando es norma metodológica evitar la intencionalidad en el momento de realizar el
diagnóstico, es relevante en este punto insistir en ello, ya que de lo contrario podríamos no actuar
con pertinencia, sino ser eco de lo que queremos evitar. Debemos hacer el ejercicio de liberarnos
de cualquier juicio a priori, ya que esto sólo nos permitirá encontrar obstaculizadores en
desmedro
de
aquellos
factores
que
harían
más
eficaz
nuestro
trabajo.
Una vez finalizada la etapa diagnóstica, en la planificación nos encontramos con el desafío de
incorporar aquellos elementos que son posibles de utilizar y en un segundo momento realizar una
prognosis respecto de los patrones que son susceptibles de ser alterados con nuestra
intervención, así como la valoración que tendrían nuestras acciones por parte de nuestro
cliente/usuario; no podemos perder de vista los potenciales efectos negativos o no deseados que
podemos causar.
Antes de proceder a la ejecución propiamente tal se requiere de la validación de nuestra
planificación por parte de nuestro cliente/usuario, sólo así es posible tener una referencia
respecto de cuan pertinente es la línea de acción que hemos decidido y podemos incorporar
modificaciones oportunamente.
En la ejecución misma, no debemos dejar de observar la reacción que nuestra praxis produce, y
buscar las causas de dichas reacciones, especialmente si estas no contribuyenal éxito que
buscamos, quizá pasamos por alto algún dato o no lo valoramos en su justa medida.
El ejercicio de evaluación permanente del proceso y su posterior sistematización en una
evaluación final nos permite medir el grado de pertinencia con el que actuamos, poniendo
especial interés al hecho de que los cambios que queríamos producir se produjeron con el mínimo
de efecto en otros aspectos de la cultura de nuestro cliente/usuario.
No resulta tan complejo como parece, desde la experiencia personal me permito plantear un
ejemplo desde lo cotidiano, la preparación de canastas familiares para personas Adultas Mayores,
donde se incluye además de lo básico, yerba mate y se aumenta el número de tarros de jurel
(pescado), así como las papas, reduciendo el número de cajas de té y de fideos, porque estos
alimentos resultan ser más satisfactorios para estas personas, sin que esto signifique un costo
mayor.
Trabajadores Sociales en Acción: Roles
El esquema actual de aplicación de políticas públicas nos pone a los Trabajadores Sociales como
los profesionales de acción directa con los destinatarios de estas estrategias y como agentes de
retroalimentación de las instancias que las implementan, somos el nexo entre el cliente/usuario y
el Estado, es nuestro deber velar porque las cosas se hagan de la mejor forma posible.
Tanto en la acción directa como en la retroalimentación, la capacidad de actuar y de repensar con
pertinencia favorecerá el reconocimiento de las particularidades de nuestra población objetivo
desde una perspectiva más local, ya quedesde las individualidades atendidas es posible construir
un marco de referencia más cercano a la realidad con la que trabajamos.
Si no se toma protagonismo en el ámbito de la retroalimentación nuestros esfuerzos serán poco
efectivos, si bien es cierto nuestra responsabilidad inmediata es con quienes tenemos al frente
como cliente/usuario, también lo es velar porque el cambio en este sentido se institucionalice y
prevalezca por sobre el centralismo que nos afecta.
Por lo tanto, es de vital importancia sistematizar nuestra praxis, para reforzar nuestra capacidad
propositiva y permitir, además la posibilidad de intercambiar información en este sentido, en lo
que respecta a método y técnica de aplicación y medición de pertinencia cultural en la ejecución
de políticas sociales. En la actualidad no existe un criterio único, ni menos un instrumento que
permita realizar este tipo de precisiones, restándonos poder en la negociación pro
descentralización real.
Algunas consideraciones desde lo local
La Región de Magallanes se encuentra desconectada del resto del país debido a las dificultades
que implica cruzar las distancias que nos separan de él, esto no sólo en materia de transporte, sino
que, además por las comunicaciones, quizás no en acceso, sino la calidad de la transmisión de
datos.
El costo de la vida en esta región es uno, sino el más, alto del país, a esto se suma el alto costo que
significa salir de ella con “rumbo al norte”.
Interiormente las vías de transporte y comunicación tampoco garantizan a todas las localidades
acceso a la capitalregional, el clima puede dejar sin comunicaciones y sin posibilidad de salir de
ellos a cualquiera de los poblados que existen.
Esto repercute fuertemente en el nivel de expectativas que tiene la población, respecto de la
calidad de vida y las aspiraciones a futuro, es realmente difícil para un joven pensar en salir de la
región y acceder a la oferta de educación superior que existe en el resto del país, por lo que las
proyecciones favorecen permanecer en ella.
Las condiciones climáticas no permiten vivir en condiciones en extremo precarias, por lo que el
tipo de pobreza e indigencia existente difiere enormemente de las situaciones que se observan en
cualquier otra parte del territorio nacional.
Las actividades productivas poca relación tienen con las actividades que se desarrollan en el
centro de Chile, los productos que se obtienen en la zona son distintos, etc.
Así se pueden seguir enumerando situaciones que nos hacen distintos y que no se consideran en la
elaboración de políticas sociales de aplicación o ejecución nacional.
Desde cierta perspectiva, se requiere de instrumentos especiales, hacer diferencia respecto de lo
que pasa en otras regiones, no obstante, es posible mantener nuestra identidad local y cubrir las
necesidades locales sin recurrir a mecanismos exclusivos, en esta región se requiere tomar
medidas urgentes en pos de aplicar la pertinencia cultural, incrementando el éxito de las medidas
aplicadas y reduciendo el gasto social.
Las medidas que se aplican sin pertinencia terminan siendo gasto, no inversión social, ya que
norepercuten en un mejoramiento significativo de la calidad de vida de las personas y en más de
una ocasión se transforman en vías de asistencialismo crónico, porque frente a una iniciativa
fracasada se inyectan más recursos buscando de esa forma cumplir con los objetivos, sin buscar las
verdaderas causas del problema.
A modo de conclusión
Hoy en día el centralismo se nos presenta con muchas caras y en variadas circunstancias, con el
consecuente deterioro de la voluntad de cambio de quienes se ven afectados.
Las decisiones que no representan la realidad local, aún cuando sea con las mejores intenciones,
perjudican
a
la
población
objetivo
y
al
estado.
Es urgente que quienes se encuentran en la posición de generar un cambio positivo en este
sentido se comprometan con él, desde la acción convencida de la construcción de una política
social con pertinencia cultural.
BLAS FLORES AGUILA, ASISTENTE SOCIAL
----------------------[1] Coordinación de Políticas y Programas Indígenas, “Lineamientos para la Aplicación de las Nociones de
Pertinencia Cultural y Desarrollo con Identidad en Programas Públicos”, Subsecretaría de MIDEPLAN, Junio
2005
[2] se usará esta denominación para identificar al sujeto que ocupa nuestro servicio como Trabajadores
Sociales, para evitar otras como beneficiario u objeto de atención, ya que consideramos que estos términos
encierran de mejor forma la relación que se establece
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