Subido por Mateo Sposetti

saksasklsakldhskdashldasdasa

Anuncio
TP: Bioma de alta montaña.
Las zonas de alta montaña conforman un bioma propio, que se caracteriza por una
vegetación carente de árboles y con condiciones climáticas variables en función de la
altitud y de la naturaleza del relieve. A medida que se va descendiendo desde los niveles
más altos de las montañas por sus laderas, el bioma específico de montaña va siendo
sustituido por otros, como los bosques o los matorrales.
El incremento de la altitud influye en la variación del clima de montaña, ya que en los
niveles superiores las temperaturas y la humedad disminuyen, por lo que durante las
noches y en el periodo invernal se producen importantes descensos térmicos. El clima de
montaña presenta, por otra parte, diversos condicionamientos. Por ejemplo, las laderas
orientadas al ecuador, es decir, las vertientes sur en el hemisferio norte y las vertientes
norte en el hemisferio sur, presentan características climáticas más suaves que las
opuestas para los mismos valores de altitud. De igual modo, en los valles se dan
fenómenos por los que las masas de aire frío descienden a niveles inferiores, mientras que
en otros más altos el aire es caliente y las temperaturas son más cálidas.
Los principales biomas de montaña son los situados en Asia, en el Himalaya y el Tíbet; la
larguísima cadena montañosa que se extiende por el oeste de América desde Alaska a la
Tierra del Fuego, cuyas principales cordilleras son las Montañas Rocallosas, la Sierra
Madre y los Andes, y otros sistemas montañosos menos elevados, como los Alpes y los
Pirineos en Europa, los Urales y el Cáucaso en Asia, o el Atlas en África.
Los suelos de alta montaña son en general muy pobres en nutrientes. Esto se debe a que
la erosión de los vientos y de los hielos suele arrastrar los escasos elementos nutritivos.
En los niveles más altos predominan las masas rocosas en las que el suelo herbáceo es
prácticamente inexistente. En las cumbres de origen volcánico, las cenizas expulsadas en
las erupciones aportan profundidad y fertilidad a los suelos.
A partir de cierta altitud, la vegetación en las montañas no existe, dado que lo habitual es
que el terreno esté cubierto por nieves y hielos perpetuos. A medida que se desciende, los
niveles más altos de las laderas están cubiertos de musgos, líquenes y arbustos leñosos
resistentes al frío, hasta la llamada línea de árboles, a partir de la cual comienzan a
desarrollarse las masas arbóreas y cuyo nivel varía según la latitud, la temperatura, la
humedad, etc. En las montañas del hemisferio norte los árboles que crecen por debajo de
la línea de árboles son, sobre todo, coníferas, como abetos, pinos o piceas. En el
hemisferio sur hay además árboles de montaña endémicos, como el roble pellín y otros
representantes del género Notophagus, de la familia de las fagáceas, que comprende
varias especies propias de la Argentina, Chile y Australia.
Los animales de las zonas de montaña son los propios de las áreas geográficas de las
regiones en las que éstas se alzan. Por ejemplo, en las laderas montañosas de
Norteamérica se encuentran osos, lobos o ciervos, mientras que en la cordillera de los
Andes existen otras especies propias de la zona y bien adaptadas a la vida en altitud.
Entre ellas hay aves, como el cóndor, o camélidos, como el guanaco y sus parientes
domesticados, la llama y la alpaca. En los niveles más altos, insectos y otros invertebrados
son los que predominan.
Descargar