Subido por Fernando Oviedo

ElAntoniano117 Machuppichu

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PRESENTACIÓN
Machupiqchu… ¿estará mañana?. Es una interrogante que surge
ante el cotidiano trato que viene soportando nuestro Santuario,
trato que corresponde a Disneylandia que es un centro de
esparcimiento con fines de lucro, construido especialmente con ese
fin. Los cusqueños y los peruanos en general, entendemos que
nuestro Santuario es eso: “Santuario”, es decir, origen y proyección
de nuestra identidad, pero, para los inversionistas… un simple fin
turístico.
Son pues, dos actitudes diferentes con un árbitro: el Estado, más
preocupado en la inversión —“turismo tarea de todos”—. Ante esa
realidad, la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco,
más allá de bizantinas discusiones sobre supuestos
descubrimientos, además de dar a conocer los trabajos de
investigación de nuestros docentes e intelectuales del Cusco,
transcribe en “El Antoniano”, importantes documentos que
circularon en la época de su “descubrimiento”, para que cada lector,
conforme corresponde, saque sus propias conclusiones.¿El tiempo
o la actitud de los dueños de casa es la mejor salva guarda de nuestro
Machupiqchu?
Santuario de nuestra peruanidad y testimonio de la ingeniería y
arquitectura inka que trasvasa siglos cada vez más adversos, gracias a
su grandeza que pone en evidencia esa su gran ciencia desarrollada
al servicio del hombre en plena convivencia con sus dioses, todo lo
opuesto de los ilusos desafíos tecnológicos de hoy, que alteran
sistemas y eco sistemas en detrimento de la humanidad.
Hoy como ayer, los cusqueños somos los DUEÑOS DE CASA y
como tal, nuestro comportamiento jamás será el de simples
inquilinos.
El Director.
M
A
C
H
U
P
I
C
C
H
U
INDICE DE CONTENIDO
El “descubrimiento” de Machupiqchu.........................3 Machu Picchu, Yale y la ética ....................................127
Jorge A. Flores Ochoa
Mariana Mould de Pease
Sinopsis de Machupicchu ............................................17 Aspectos jurídicos de Machu Picchu........................131
Luis E. Valcárcel
Elías Carreño Peralta
Sobre los trabajos de la expedición científica
Historia, sacralidad, identidad y gestión ...................141
David Ugarte Vega Centeno.
de la Universidad de Yale.............................................24
José Gabriel Cosio
La invención de Machu Picchu.................................146
Yazmin López Lenci
Una excursión a Machupiccho....................................43
José Gabriel Cosio
Realidad lingüística de Machupicchu........................155
Darwin Efraín Payne Mora
Misticismo y realidad urbano–arquitectónica ............59
Roberto Samanez Argumedo
Homenaje botánico a Machupicchu.........................158
Cesar Vargas C.
Reajuste del plan maestro de Machupicchu ...............65
Adolfo Saloma González
Machu Picchu a través del tiempo ............................171
Alfonso Arèstigue Pezúa
Historia, misterio y revelación.....................................81
Hugo A. Altamirano Vega
Protección de picaflores ............................................175
Miguel Ayala Calderón, Silvia Enma León Sánchez
Uso y conservación de Machupicchu.........................91
Jorge Miguel Zegarra Balcázar
Sinopsis de las especies arbóreas de Machupicchu .178
Washington H. Galiano Sánchez y Mario Percy Nuñez Vargas
Machupicchu ................................................................99
Jorge Cornejo Bouroncle
Piedra de los sacrificios..............................................195
Angel Anvendaño Farfán
El camino inca en Machu Picchu .............................106
Victor Angles Vargas
Distancia y soledad de Machupicchu........................197
Dr. Gustavo Pérez Ocampo
Entrevista a Luis Rodríguez Carpio..........................117
Luis Barreda Murillo
El Antoniano
Tomo 21
Nº 117 – 1er trimestre
Año 2011
Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco
Av. De la Cultura 733 – ciudad del Cusco
Email: [email protected]
Rector
Dr. Víctor Raúl Aguilar Gallo
Director de El Antoniano:
Hugo Bonet Rodríguez
Jefa de Redacción:
Guadalupe Angulo Saldivar
Maquetado y grafismo:
Fernando Oviedo Hinojosa
Apoyo técnico:
Dario Dueñas Bustinza,
Aguedo Huamani Huayhua,
Kelvin Jack Huaman Apaza,
Moisés Loaiza Cereceda
Ilustraciones:
Vice rector Académico
MSc. Lauro Enciso Rodas
Vice rector Administrativo (e)
Mgt. Guillermo Ugarte Berrio
Impresión:
Director del Consejo de Proyección Social
jEditores
Mgt. Eleazar Crucinta Ugarte
2
Agradecimiento especial al Director del
Parque Arqueológico Nacional de Machupicchu,
antropólogo José Fernando Astete Victoria y
a la ingeniero Irma E. Sotomayor Castro.
LOS ARTÍCULOS SON
RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES
Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011
EL “DESCUBRIMIENTO” DE MACHUPIQCHU
TRADICIÓN ORAL Y ETNOHISTORIA
Jorge A. Flores Ochoa1
L
a creación de la etnohistoria, como técnica de inves ti ga ción an tro po ló gi ca se
disputa entre tradiciones de varios países. Lo concreto es su utilidad para desarrollar cierto tipo
de estudios, en los que la visión
diacrónica es central. John V.
Murra lo ha utilizado con maestría para esclarecer instituciones
andinas del siglo XVI, motivo
de gran debate. Lo ha realizado
manejando infor mación documental, avances de arqueología
y continuidades y tradiciones
orales andinas contemporáneas.
El propósito de este trabajo
es utilizar la técnica de la etnohis to ria, em plean do do cumentos históricos, mapas como
infor mación visual y tradición
oral, buscando contribuir al es-
clarecimiento de parte de la historia de la llaqta inca.
MACHUPIQCHU
El centro arqueológico inca
de Machupiqchu, ha sido motivo de controversia, incrementada los últimos diez años. Han
participado académicos peruanos, especialmente profesores
uni ver si ta rios y au to ri da des,
1 Docente de la Facultad de Ciencias Sociales.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
3
Jorge A. Flores Ochoa
también profesores de la Universidad de Yale, de Estados Unidos. La prensa nacional e internacional se ha hecho presente,
difundiendo sus puntos de vista. Si bien el foco central del debate, es la devolución del material arqueológico recogido en
Machupiqchu por el Dr. Hiram
Bingham en la temporada de excavaciones de 1912–1915, que
los llevó a Estados Unidos en calidad de préstamo por doce meses, ampliado a dieciocho a su
solicitud. Pese al tiempo transcurrido, más de ochenta años, la
Universidad de Yale, donde se
halla el indicado material arqueológico, no ha honrado su palabra, reteniendo el material arqueológico prestado. Se niega a
devolver recurriendo a diversos
medios y argucias, que impulsaron al Gobierno Peruano iniciar
demanda judicial contra la Universidad de Yale en los tribunales norteamericanos.
Al margen del proceso judicial y las relaciones entre el gobierno peruano y la universidad
ya mencionada, surge la necesidad de esclarecer hechos relacionados con la presencia del Dr.
Hiram Bingham en el Cuzco,
sus andanzas y exploraciones
por diversos sitios del Cuzco antes y después de su “descubrimiento” de Machupiqchu.
Las relaciones entre The Yale
University y el gobierno peruano, han ingresado a una nueva
etapa. Por mandato del Presidente de la República, pasando
a ser tratos entre la universidad
nor teamericana y la Universidad Nacional de San Antonio
Abad del Cuzco, a quien se delega la representación del Perú.
Esta etapa se halla en pleno desarrollo, por lo que no cabe adelantar opinión al respecto, hasta
que no se conozcan los términos del nuevo Convenio, que se
debe fir mar entre ambas universidades. Para esclarecer lo sucedido en 1911 y el significado
que se le quiere dar, luego de
trascurridos cien años.2
prestigio. Profesaba las letras,
siendo eximio conocedor de la
gramática del castellano, al mismo tiempo que autor de variada
bibliografía y director de uno de
los diarios de la localidad, es auEL “DESCUBRIMIENTO” DE tor de un artículo y un infor me
que se incluyen en este número
MACHUPIQCHU
El Dr. Hiram Bingham al dar conmemorativo del medio siglo
a conocer la existencia de Ma- de conocerse Machupiqchu.
chupiqchu, fue prudente de atri- Es curioso que en vísperas de
buirse el descubrimiento, que cumplirse otros cincuenta años,
luego fue cambiando hasta apa- nos hallemos enfrentando casi
recer como descubridor. Este es los mismos problemas. Hay secel punto central del presente tra- tores ligados al sector empresabajo, mostrar que no es cierto, rial del turismo y la prensa nacioque el Dr. Bingham, fuera descu- nal y local, que siguen considebridor que se le adjudica, espe- rando al Dr. Hiram Bingham
cialmente por la prensa nacio- como descubridor de Machupiqnal. Tampoco lo es algún resi- chu. Es la razón para que la Cádente en la zona de Machupiq- mara Nacional de Turismo solichu a quien se pretende atribuir cite organizar festejos por el
la con di ción de des cu bri dor.“Centenario del DescubrimienCon este propósito utilizo tradi- to Científico de Machupiqchu”.
ción oral, documentación vi- Otro sector, mayoritariamente
sual, infor mación escrita y bi- especialistas en ciencias sociablio grá fi ca con tem po rá nea, les, como arqueólogos, historiapara confir mar el punto de vista do res, an tro pó lo gos, tie nen
muy claro que en 1912 no se desplanteado
cubrió nada. Los sitios arqueológicos eran visitados. Es cierto
MACHUPIQCHU EN
por ciudadanos que no tenienFUENTES ESCRITAS
La Revista del Museo e Insti- do for mación científica, no valotuto Arqueológico, hoy día Mu- raron la importancia de lo que
seo Inka de la Universidad Na- conocían. Bingham difundió
cional de San Antonio Abad del para el gran público, la existenCusco, editó en 1961 el N° 19 cia de Machupiqchu. Esta tarea
de su revista, como “Edición fue obra del equipo de académiExtraordinaria en Homenaje al cos que lo acompañaban, espeCincuentenario del Descubri- cialistas en ciencias naturales,
miento de Machupiqchu”. For - que fueron de gran utilidad para
malmente el descubridor es el proporcionar acento científico
Dr. Hiram Bingham, como indi- a las publicaciones que se realizacan algunos trabajos insertos en ron.
Retomando al aporte de los
esta publicación. A pesar de esta
mención, ya había suficiente evi- artículos del Dr. José Gabriel
dencia para mostrar que la reali- Cosio, considero es mejor transdad era diferente, como indican cribir sus afir maciones, que nunartículos que se hallan en la mis- ca fueron aclaradas menos desma revista. La principal es auto- mentidas por otros profesionaría del Dr. José Gabriel Cosio, re- les del momento. El primer arnombrado catedrático universi- tículo en la revista indicada, lletario, que gozaba de merecido va por título “Una Excursión a
2 Medios periodístico han informado de un acuerdo entre la Universidad Nacional de San Antonio Abad y la Yale University. No conociéndose los términos, en
el presente trabajo no se puede opinar al respecto. Este informe se ha concluido al 29 de diciembre del 2010, cuando la comunidad universitaria sólo tiene
información periodística de lo acordado.
4
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
El “descubrimiento” de Machupiqchu
Machupiqchu”, páginas 26 a 59,
como testimonio de lo que comprobó en 1912, año en que lo escribe.
El Dr. Cosio viajó a la región
e n c o m p a ñ í a d e Ju s t o A .
Ochoa, hijo del propietario de
la hacienda que comprendía los
sectores de Pampacahua, Cedrobamba y Mandor–Collpani. En
este úl ti mo lu gar es ta ba la
casa–hacienda, construida con
madera, sobre pilotes. Cuando
la línea férrea llegó a este lugar
comenzó a ser llamado Punta
Rieles, también Máquina debido a restos de un aserradero instalado por extranjeros, al cual
haré men ción más ade lan te.
Otro nom bre del si tio fue
Aguas Calientes, por la fuente
de aguas termales, que incluso
tenía una poza sencilla, donde
se podían bañar. Esta hacienda
y el caserío se encuentran en la
margen derecha, aguas abajo,
del río Vilcanota. El asentamiento arqueológico de Machupiqchu, está al frente, en la orilla izquierda, como parte integrante
de la hacienda Cutija.
La principal producción de
esta zona fue madera, concretamente troncos para elaborar
dur mientes, que se requerían
para ampliar el ferrocarril del
sur, que se había quedado detenido en la población de Sicuani,
por falta de este material. El mismo Dr. Hiram Bingham cuenta
que utilizó este ferrocarril para
llegar al Cuzco.
Ir a Machupiqchu no era viaje a lo imposible, siguiendo caminos escabrosos y llenos de peligros. Nada de tal cosa, puesto
que la ruta estaba acondicionada para la circulación y el transporte de dur mientes.
La zona fue de haciendas. No
existieron comunidades campesinas. Los trabajadores de las haciendas, fueron conocidos con
el término regional, de arrendiris. Por este sistema los arrendiris entregaban trabajo a la ha-
cienda a cambio de parcelas en
las que cultivaban para su manutención. La región no cuenta
con zonas amplias para el cultivo, por lo que los arrendiris debían limpiar el monte para cultivar. A cambio prestaban trabajo
en las tareas de la hacienda,
como cortar árboles, elaborar
los dur mientes y otras actividades agrícolas complementarias.
Este sistema duró hasta la Refor ma Agraria que impuso el gobierno militar del general Velasco Alvarado. Los arrendiris pasaron a ser propietarios de sus parcelas. Los campesinos que encontró Bingham en Machupiqchu, estaban sujetos a este sistema anacrónico de trabajo.
El Dr. Cosio buscó a Justo
Ochoa, a quien posiblemente
tuvo como alumno en la Universidad Nacional de San Antonio
Abad, conocedor de la zona,
porque lo visitaba con frecuencia con sus hermanos. Se dedicaban a la caza, especialmente de
venados. Es la razón por la que
el Dr. Cosio pidiera lo acompañara. Sabedor de estas infor maciones el Dr. Cosio, ya entonces,
dice:
No es verdad que el doctor
Bingham haya sido el descubridor de estos restos; él les ha
dado la vida de la fama y del interés arqueológico. Antes que él
siempre subían, y aún vivieron
ahí, muchas personas que cultivaban calabazas, yucas, camotes
y caña de azúcar. El finado señor Lizárraga subía con frecuencia en años anteriores (1962:44.)
El párrafo que sigue es de
igual interés, tanto por lo que
dice y como lo dice:
“El 14 de julio de 1902 (hace
diez años), subieron a Machupiqchu por el camino que siguió
el doctor Bingham, un señor Gabino Sánchez, vecino de Caycay,
y los señores Enrique Palma y
Agustín Lizárraga, quienes visitaron todas las ruinas y recorrieron sus compartimientos, pero,
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
5
Jorge A. Flores Ochoa
como ocurre siempre, no fueron por interés científico e histórico, sino en busca de lo que muchos pretenden y de aquello que
a algunos les quita el sueño, para
ir a excavar lugares donde hay
monumentos antiguos […]
Machupiqchu ha sido pues,
conocido por muchas personas,
aunque su celebridad tengamos
que deberla al doctor Bingham”
(1962:44).
El Dr. Cosio no sólo aclara la
supuesta acción del Dr. Bingham, sino también de otros a
quienes se atribuye ser descubridores, el “primero”, como si el
sitio arqueológico, que fue parte
de una hacienda, tuviera lugares
que los mismos propietarios no
las conocieran, máximo que allí
vivían colonos o arrendires. Reitero que en la región sólo hubo
haciendas, no existieron comunidades campesinas, del tipo
que estudia la antropología nacional. Luego de la refor ma
agraria del gobierno militar, pasaron a ser dueños de sus parcelas y se organizaron en for ma similar a las comunidades indígenas de las tierras altas.
En la reedición del “Infor me
elevado al Supremo Gobierno,
sobre los trabajos de la Expedición Científica de la Universidad de Yale” de la Edi ción
Extraordinaria de la Revista del
Museo e Instituto Arqueológico
de 1961 va de las páginas 326 a
364 y tiene la fecha de 21 de diciem bre del mis mo año de
1912.
La comisión a la que refiere el
Dr. Cosio fue la que se nombró
a raíz de rumores y denuncias
que circulaban en el Cuzco por
esa época. Se comentaba se realizaban embarques de material arqueológico, por el puerto arequipeño de Mollendo. Referencia
de este tipo lo encontramos en
la entrevista del Dr. Luis Barreda Murillo a Luis Rodríguez Carpio, que fuera arriero de Bingham en Machupiqchu y también
6
en su visita a Choquequirao (Cf
Anexo VI en Mould de Pease,
2003: 211–224). Este tipo de comentarios también los escuchábamos, con mis her manos, de
nuestro tío José María Ochoa
que residía en Urubamba, por la
década de los años cuarenta del
siglo pasado. Incluso narraba la
existencia de rutas “por las alturas” que utilizaban los experimentados arrieros. Este giro de
las alturas, se utilizaba para indicar la experiencia de los arrieros
se seguir caminos que no pasaban por sitios poblados, porque
lo hacían con reser va y sigilo. La
mayor parte de las veces para
transportar el alcohol producido en los cañaverales de la cuenca del río Apurímac.
OTROS “DESCUBRIDORES”
Así como el Dr. Hiram Bingham no puede ser considerado
descubridor, tampoco lo son
otras personas a quienes se atribuye tal, no digo hazaña, sino
hecho, porque como ya se ha indicado, la región fue conocida y
recorrida durante siglos. Reitero
solamente existieron haciendas
en la región, por lo menos hasta
el río Vilcanota que la separa de
la actual población de Santa Teresa. Vuelvo a insistir no hubo
comunidades campesinas, con
familias propietarias de las tierras que ocupaban. La mano de
obra era proporcionada por estos arrendiris.
Al fallecimiento de Justo Zenón Ochoa Guevara, en 1926,
la hacienda Collpani–Mandor
fue asignada a tres de sus hijas.
Pampacachua y Cedrobamba a
Estela Collpani–Mandor fue dividida entre Ildaura y Ernestina.
Ildaura vendió sus acciones al ingeniero N. Maldonado, Jefe de
la Estación del Ferrocarril Cuzco–Santa Ana en la década de
los años cuarenta del siglo pasado. Los sectores de Estela y
Ernestina fueron afectados por
el proceso de refor ma agraria
del gobier no de las Fuerzas
Armadas y entregados a los
arrendiris, por mandato de la
ley. Así surgieron los actuales
propietarios de estos sectores.
Adi cio nal men te, lo ocu rri do
nos per mite afir mar que los actuales residentes en Aguas Calientes en su inmensa mayoría,
proceden de diferentes lugares
del departamento, del país y del
extranjero. Así lo evidencia el incremento de su población de
2000 habitantes a 5000 en menos de cinco años. No pueden
acreditar títulos de propiedad sobre las tierras que ocupan, habiéndose for mado una típica población “de frontera”, sin historia ni tradición común, ni identidad propia, estando unidos por
afanes mercantiles. Es población for mada por el turismo,
para prestar los ser vicios que demanda esta actividad.
La mayor parte de los migrantes a Machupiqchu eran campesinos quechuas que buscaban
donde asentarse con cierta libertad. Algunos huían de las condiciones de explotación del valle
del Vil ca no ta. Otros fue ron
aventureros en pos de fortuna y
no pocos buscadores de tesoros. Como se indicó anterior mente, los recién llegados buscaban lugares apropiados para cultivar. Como con estas condiciones no abundaban, y no las hay
en la actualidad, procedían a “rozar” el bosque para crear su propia chacra. En esta búsqueda
era que exploraban el lugar. Fue
gente que recorría la zona buscando este tipo de suelos. Atribuir a uno de ellos, “…el señor
Lizárraga” así lo llama el Dr. Cosio (1961) ser descubridor de
Ma chu piq chu, te nien do por
prueba máxima el grafiti que
dejó en uno de los muros incas,
del que también da cuenta el Dr.
Bingham (1948), es exagerado.
Inscripción de este tipo sería,
hoy día, considerado atentado
contra la intangibilidad del mo-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
El “descubrimiento” de Machupiqchu
numento, pasando a ser el pri- telegram home. Machu Picchu was
mero que se cometió contra tan known locally, but the more difficult
importante monumento de la question was whether any other schohumanidad.
lar had published on it. Bingham neeContinuando con el autor del ded to go no further than the 1865
grafiti, las evidencias señalan map of the geographer Raimondi in
que no fue originario del lugar, hi saddlebags to see that the mountain
siendo un recién llegado, que of Machu Picchu had been documenevidentemente contaba con ins- ted for nearly a half century. The
trucción superior al promedio mountain had appeared on many
de los trabajadores de las hacien- maps since, including one published in
das de la zona, puesto que sabía 1910 by the English Inca expert Sir
escribir y leer. El Dr. Bingham Cle ments Mark ham (Hea ney,
utilizó sus ser vicios comentan- 2010: 92).
do: From some scrawls on the stone
Con mucho cuidado, pero de
of a temple we lear ned that it was visi- manera fir me y clara, el autor cited in 1902 by one Lizarraga, a local tado, en otro párrafo donde ammuleteer. It must was been known be- plía lo que se ha insertado líneas
fore because, as we said above, Wie- arriba, escribe: As for references to
ner, who was in Ollantaytambo in the the ruins —they too existed. Bing70’s, speaks of having heard of ruins ham had already referred to the geoat a place named “Mztcho Picchu”, graphy of Charles Wiener, who in
which he did no find (1913, repro- 1880 reported rumors of ruins at
ducido el 2004).
Machu Picchu and Huayna Picchu.
Para tomar en cuenta la ver- Wiener had not visited them, but otsión de Lizárraga como el prime- hers perhaps had— even if Bingham
ro que ascendió al sitio arqueoló- hadn’t heard of them. In 1877 a Gergico de Machupiqchu, se debe man named Herman Göhring publisrecordar y tener presente que hed an account of a doomed expedieste centro arqueológico, estaba tion down the Urubamba, in which he
habitado por Melquiades Re- noted the existence of a fortress at
charte y Anacleto Álvarez, traba-“Picchu” (2010: 93).
jadores de la hacienda Cutija, Es indudable que desde la
sin duda arrendiris. A pesar de perspectiva de países capitalislos apellidos muy hispanos que tas, en proceso de expansión
ostentaban y no precisamente económica y política, fue un desquechuas.
cubrimiento llegar a MachupiqArteaga ascendía con frecuen- chu. Es lo que estaban haciendo
cia a Machupiqchu para visitar y por la misma época sus exploraper manecer un tiempo con sus dores y estudiosos, atravesando
conocidos Recharte y Alvarez. el desierto de Gobi, tratando de
Es a ellos que encontró el Dr. llegar al Polo Norte y cumplir
Bingham cuando llegó al lugar otras “hazañas” similares. Pero
el 24 de julio de 1911 acompaña- no podían ser descubridores de
do del sargento Carrasco y de un lugar que contaba con habiMelchor Arteaga. Es evidente tantes, en una región poblada de
que éste conocía el lugar y el ca- campesinos, hacendados propiemino de acceso, que conduce de tarios de las tierras del lugar y de
la base de la montaña a la llaqta los vecinos de las poblaciones
inca. Este hecho daría para una de Ollantaytambo, Urubamba y
buena plática sobre ¿qué es y a Maras.
qué se debe calificar como des- En 1922 Bingham declaró: I
cubrimiento?
súpose that in the same sense off the
Veamos la versión del histo- word as it used in the expression
riador Heaney: Still Bingham re- ‘Columbus discovered America’ it
frained from firing off a triumphant is fair to say that I discovered MaRevista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
7
Jorge A. Flores Ochoa
chu Picchu (En AB Explorer of MACHUPIQCHU EN
Ma chu Pic chu: 26. En Hea ney, LA DOCUMENTACIÓN
2010: 93)
HISTÓRICA
El intercambio comercial fue
Dejamos la primera década
muy activo en esta región, por del siglo veinte, para retroceder
los productos de tierras cálidas en el tiempo hasta el siglo diecique se traían a Urubamba y al séis. La irrupción de los españomismo Cuzco. También se cono- les en los andes, dio origen al cocen de envíos, por ejemplo de lapso de la civilización inca. Se
panes desde Urubamba y Ma- destrozó el sistema político, inras. Además el camino no pre- cluyendo la estructura social de
sentaba mayores dificultades la religión, la iglesia andina en
cuando se contaba con mulas tér mi nos más pre ci sos. La
cargueras y caballos de paso. La “gran tradición” se redujo, los
arriería fue actividad intensa y gobernantes incas perdieron pomuy rentable, como describe el der, bienes, signos exteriores de
mismo Dr. Bingham.
estatus. Las “haciendas reales de
La his to ria do ra Ma ria na los incas”, decir de Rowe (1997)
Mould de Pease, con la técnica comprendían tierras y edificacioy paciencia propia de los bue- nes de arquitectura imperial y
nos historiadores, muestra y fueron distribuidas y entregadas
prueba como el Dr. Bingham a los vencedores. Eso se hizo
fue construyendo poco a poco con Machupiqchu. Esta hacienla imagen de descubridor de da real del Inca Yupanqui PachaMachupiqchu, ocultando o ig- cuti, es sin lugar a dudas lugar esno ran do de li be ra da men te la pecial, con características que
documentación y mapas, que bien corresponden a un místico
evidenciaban visitas anteriores como Pachacuti. Las razones
a la suya. Así es cuando, por para que eligiera este sitio dan luejemplo, muestra la referencia gar a lucubraciones, desde las
de Wiener, en el párrafo de lí- posibles hasta las más fantasioneas arriba, que reproduce par - sas propias del new age, que tante de un ar tículo que publicó. tos seguidores tiene hoy día.
Otro olvido del Dr. Bingham, Una nueva propuesta es que
como indica la doctora Mould fue construido como mausoleo,
de Pease, fue dejar de lado la re- destinado a conser var el mallqui
lación de Rodríguez de Figue- —momia— el cuerpo del gran
roa de 1566, (2003). Este fun- y mís ti co inca (Lum bre ras,
cionario español fue en busca 2005: 14–42). Este autor identide Titu Cusi a su refugio de Vil- fica Machupiqchu como el Patacabamba, se nota que tuvo no- llaqta, del que dan cuenta docuticias de la existencia de Ma- mentos históricos Dice:
En Machu Piqchu vivía poca
chupiqchu cuando acampó al
pie de la montaña en la que se gente, tal vez no más de 200 o
encuentra este centro arqueo- 300 personas y, si la sospecha es
lógico. Fue el historiador Car- cierta, todas ellas ligadas al linalos A. Romero quien dio a co- je o ser vicio del Inka, es decir
nocer este documento al Dr. miembros de la “panaca” del priBingham. Cf Mould de Pease mer emperador del Tawantinsu(2003). El Dr. Rowe, afir ma yu y sus “mamaconas” y otros
casi lo mismo (1985, 1990 y ser vicios. (Lumbreras, 2005: 14)
2003). La relación también fue
Sin embargo parece que el Pap u b l i c a d a p o r R i c h a r d tallaqta de los documentos, se
Pietschman en 1912 (Rowe, encontraba en la vecindad de la
1985, 1990, 2003)
ciudad del Cuzco. Es la opinión
8
de Donato Amado, historiador
que maneja la documentación
escrita. Fue en este sitio donde
se encontraba el cuerpo de Pachakuti. De acuerdo a las costumbres funerarias de la época,
estuvo acompañado de sir vientes que lo atendían, cambiándole ropa, dán do le de co mer,
como si estuviera con vida, tal
como prescribía la tradición de
tra ta mien to de las mo mias
—mallquis— de los incas. Que
Machupiqchu no sea la residencia post–morten de Pachacuti,
no afectada en lo mínimo su importancia como obra maestra
de la arquitectura inca.
Retornado a la Relación de
Diego Rodríguez de Figueroa se
evidencia que Machupiqchu fue
conocido por los españoles del
siglo XVI. No se lo había olvidado, ni perdido por la memoria
colectiva. Con referencia este
documento el Dr. Rowe dice:
La relación de Diego Rodríguez fue publicada por Richard
Pietschmann en 1910. Bingham
la conoció en una tirada aparte,
y la citó en un estudio sobre Vitcos publicado en 1912, pero se
le escapó la referencia a Picchu.
Al escribir sobre Machu Pixcchu en 1948, transcribió porciones de la relación, utilizando la
traducción inglesa de C.R. Markham, pero omitió la referencia
clave a ‘Picho’, pues hubiera
sido fatal para su fantasiosa identificación con Machu Picchu
con ‘Vilcabamba la Vieja’ (Cf.
Bing ham 1912: 8, 63, 1948:
60–67 En Rowe 2003: 118).
Llamó la atención la delicadeza del Dr. Rowe, que muestra
como se comenzaron a ocultar
referencias históricas que mostraban la ubicación y existencia
de la llaqta inca, que en los documentos históricos es identificado como Picchu, Piccho o Picho, de manera indistinta. Algo
que deberían aprender quienes
pretenden encontrar descubridores de “ruinas”, nada menos
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
El “descubrimiento” de Machupiqchu
que dentro de los linderos de haciendas.
Conviene tomar en cuenta
otras referencias, incluidas por
el Dr. Rowe en su artículo. Precisa más referencias, como la que
muestra que Piccho fue parte
del repartimiento de Calca, Tambo y Amaybamba que Francisco
Pi za rro en tre gó como en comienda a su her mano Hernando en 1539. Parece no satisfizo
sus expectativas, por lo que la
hizo pasar a manos de Arias Maldonado. La referencia se encuentra en la provisión del Conde de
Nieva de 1562, publicada en
1906, sólo cinco años antes del
arribo del Dr. Bingham a Machupiqchu (Rowe, 2003: 118).
¿Este documento pudo ser del
conocimiento del Dr. Bingham?
Bien vale insistir en este punto.
Como se adelantó páginas
atrás anticipó el historiador Donato Amado da cuenta de la existen cia de otros do cu men tos,
dando cuenta de la presencia de
Machupiqchu. Resaltan las infor maciones de 1578; 1658, año
de composición de tierras. Existe un silencio de casi ochenta
años, que será objeto de búsqueda de documentación adicional.
Más referencias se encuentran a
partir de 1706 y continúa en
1776; 1782; 1830; 1834; 1849;
con mayores precisiones. Por
ejemplo en el fechado 3 de diciembre de 1782, cuenta que los
her ma nos Pa blo y Anto nio
Ochoa compraron a Manuela
Almirón y Villegas “[…] unas
tierras sin aperos, ganados, ni casas nombrados Quenti, Car menga, Pic chu, Ma chu pic chu y
Guaynapicho […]”, que, pasado un tiempo y representados
por su tío Monseñor Ochoa,
vendieron estas tierras al capitán Marcos Antonio de la Cámara y Escudero el 3 de diciembre
de 1782. El apellido Cámara del
Corregidor de Urubamba, sigue
vigente en la población de Urubamba.
La referencia del Dr. José
Uriel García Ochoa, publicada
en México en 1968, la da conocer el historiador cuzqueño José
Tamayo Herrera (1978: 121). Es
el mismo que señala la Dra.
Mould de Pease. En sus palabras:
“[…] Re cor de mos que en
1951 José Uriel García difundió
en una publicación mexicana
una escritura pública fechada en
1782, en la que se registra la venta de: “unas tierras más abajo
del río del pueblo de Ollantaytambo, nombrada Quenti, Mascacucho, Pacaymayu, Car menga, Yanacasa, Picchu, Machu
Pic chu, Guay na Pic chu”
(Mould de Pease, 2008: 27)
Como se ha indi cado, las
fuentes documentales toman
mayor precisión, a par tir de
1870. Las in for ma cio nes cubren semanas incluso días, ofrecien do ri que za in for ma ti va.
Muestran cambios de propiedad, que se suceden en períodos
muy cortos, como los de 1871,
1872, 1873, 1874. Este material
está siendo elaborado por Donato Amado. Se espera el resultado de sus análisis. Le debo la infor mación incluida en esta parte.
Donato Amado detiene su investigación en 1874. Considera
que estando cercano el siglo
XX, se está en el período que
atrajo la atención de la Dra.
Mould de Pease. Además esta
historiadora cuenta con infor mación visual de gran importancia. Son los mapas que justamente ha ubicado trabajando con esmero en diversos archivos. Además cuando se consolida la propiedad de la hacienda Cutija pasando a manos de la familia
Abril Ferro. Los herederos de
esos hacendados, han presentado reclamos pidiendo se les restituya sus derechos sobre las tierras de la hacienda, en las que se
halla el sitio arqueológico de Machupiqchu.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
9
Jorge A. Flores Ochoa
la Imprenta del Estado en 1877,
MACHUPIQCHU EN LA
Lima. Lleva la leyenda: “Mapa de
CARTOGRAFÍA
Esta parte muestra evidencias los valles de Paucartambo, Lares,
que prueban que Machupiqchu, Ocobamba, y la Quebrada del Vilfiguraba en mapas desde el siglo canota. Levantado por Herman
XIX. No fue desconocido. Todo Göhring. Ingeniero del Estado.
lo contrario. Su existencia y ubica- Cusco. Diciembre de 1874”.
ción estaban detalladas con preci- El informe trae notas e inforsión, incluyendo los nombres de maciones de gran valor etnológisus variados accidentes naturales. co y arqueológico. Para terminar,
Se opina que algunas de estas car- casi concluir el informe, proportas geográficas fueron conocidas ciona afirmación que adquiere espor el Dr. Bingham, incluso estu- pecial importancia. Son los covieran en su poder, como se ha mentarios a Ollantay, obra clásica
mostrado en la sección preceden- del teatro cuzqueño en quechua.
Considera que la población de
te.
La Dra. Mould inició la tarea Ollantaytambo, no pudo ser la
de ubicar mapas, que dio a cono- fortaleza de la obra teatral. Con
cer al gran público. Sorprende no sus palabras:
[….] A primera vista aparece
los mencionen publicaciones que
se ocupan del “descubrimiento” absurdo del primer supuesto,
de Machupiqchu. Esta realidad la pues es inconcebible la idea que
motivó usar uno en la tapa de su li- su jefe rebelde erija á la corta disbro Machupiqchu y el Código de tancia de doce leguas del Cuzco
Ética de Arqueología Americana. una fortaleza, cuya construcción
El mapa contiene la siguiente le- ha exijido el empleo de centenayenda: “Mapa de los valles de Pau- res de brazos por mucho tiempo.
cartambo, Lares, Ocobamba y la El segundo supuesto es inadmisiQuebrada del Vilcanota, levanta- ble que un jefe elija por asiento a
da por Herman Göhring. Ingenie- Ollantaytambo, cuando la situaro del Estado. Cusco, Diciembre ción zoográfica de las cercanas
1874” (Ver Mould de Pease fortalezas de Chuquillusca, Torontoy o Picchu, le presentaba
2003).
Hasta el presente, se han ubica- mayores ventajas a su propósito
do seis mapas y existe fuerte evi- [1877:106).
Las palabras de Göhring son
dencia de la existencia de uno
más, por el momento. Con preci- de especial relevancia. Evidensión ubi can a Ma chu piq chu, cian estuvo en el centro arqueolócomo punto geográfico, siendo gico de Machupiqchu, como en
evidente que la información de Chuquillusco y Torontoy de la relas toponimias y otras designacio- gión. Al llamarlos fortalezas, pruenes los obtuvieron de la gente del ba estuvo en ellos. Como se refielugar que los conocía de manera re a otros sitios arqueológicos.
Así procede cuando al referirse a
tradicional. Estos mapas son:
1. Existen evidencias de un P’isaq y Ollantaytambo y otros
mapa de 1868. No ha sido aún centros arqueológicos.
3. Mapa de 1880 preparado
ubicado, por lo que no se tienen
por
Charles Wiener. Lo incluyó
más referencias, faltando conocer
en
la
edición en francés que lleva
sus características.
2. Mapa confeccionado por el título de Pérou Et Bolivie. Recit
Hermann Göhring. Fue publica- De Vo ya ge Sui ve E’é tu des
do en el Informe al Supremo Go- Archeologiques et Ethnographibierno del Perú Sobre la Expedi- ques Et De Notes Sur L’écriture
ción a los Valles de Paucartambo. Et Les Langues Des Populations
En 1873 Al Mando del Coronel Indiennes. Hachette, Paris1880.
D. Baltazar La Torre. Se editó en Fue traducido al español con el tí10
tulo El Perú y Bolivia. Relatos de
Viaje, 1993. Como se mostró líneas atrás, fue conocido por el
Dr. Bingham, como también indica Heaney, 2010: 93).
4. Mapa de Augusto R. Berns
de 1881. Este ciudadano alemán
instaló un aserradero en lo que
hoy es la estación de Aguas Calientes en 1860. En el mapa figura
en inglés como saw mill. Esta infor mación confir ma la afir mación de páginas anteriores, que la
zona fue boscosa y la extracción
de madera una de las principales
actividades económicas.
La tradición oral, que todavía
se recordaba en el poblado de
Aguas Calientes, en la década de
los cuarenta del siglo pasado, narraba que una crecida del río Alcamayo “se lle vó la máqui na”.
Como parte de la misma tradición algunas personas, indicaban
que el nombre del río fue Salcamayu o sea Río Salvaje, porque los
efectos destructivos que tenían
sus crecidas en la estación de lluvias. El otro nombre de Máquina
y/o Maquinayuq provenía del aserradero destruido por el aluvión.
Tampoco faltaban quienes contaban que fue una crecida del río
Alcamayo, que arrastró una locomotora hasta el río Vilcanota. y/o
Maquinayuq, usado alternativamente con los de Aguas Calientes
y/o Punta Rieles. Este último porque era donde concluían los rieles
del Ferrocarril Cuzco–Santa Ana.
Berns reemplazó a Charles
Göhring en los contratos éste tenían con el gobierno peruano. El
mapa se conserva en la Biblioteca
Nacional del Perú en Lima. La referencia del mapa es Map of Torontoy & Cercado de San Antonio State. A.R. Berns (en Mould
de Pease, 2008: 28). Hay un dato
adicional. Por Resolución Suprema de 1887 se autorizó a don Augusto R. Berns exportar las “antigüedades incásicas” que se extraigan de la “huaca del inca”, es decir de Machupiqchu. En el Archivo del Dr. Hiran Bingham, que se
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
El “descubrimiento” de Machupiqchu
encuentra en la Universidad de
Yale se halla la traducción al inglés de la Resolución Suprema del
16 de junio de 1887:
[…] en que el súbdito alemán
Augusto R. Berns se asocia al
Estado Peruano, representado
por el gobierno de Andrés Avelino Cáceres para extraer “antigüedades incásicas” de las huacas y
construcciones gentilicias del departamento del Cuzco y exportarlas a Alemania (Mould de Pease,
2008:29. Cf. Contraloría General…, 2005)
5. El mapa inédito de 1904. Se
encuentra en el Archivo General
y de Documentación del Ministerio de Relaciones Exteriores del
Perú, Biblioteca Nacional. La noticia de su existencia corresponde
a la Dra. Mariana Mould de Pease.
6. Mapa de 1910, sólo un año
antes del “descubrimiento” de
Machupiqchu. Fue publicado por
el historiador inglés Sir Clemnts
Markhm en el trabajo titulado
“The Land of the Incas”, incluido en el Volumen XXXVII, No.
4: 381–404 del The Royal Geographical Journal. El mapa tiene
fecha anterior a esta publicación.
Gentileza de la Dra. Mariana
Mould de Pease.
7. El mapa que corresponde al
alemán George von Hassel. Fue
utilizado por Carl Haenel en el alegato que escribió para probar que
el Dr. Hiran Bingham no fue descubridor de Machupiqchu. Indicaba que ciudadanos alemanes estuvieron en el lugar mucho antes
que el historiador norteamericano.
8. No se descarta la posibilidad
de seguir hallando más mapas.
Así evidencia el hallazgo del fechado en 1865. Aunque no figura
Machupiqchu, bien vale la pena
hacer referencia a su existencia,
puesto que es una hermosa muestra de la cartografía de la época,
para indicar los accidentes geográficos como cadenas de montañas
y ríos. Su leyenda indica: MAPA
Del Departamento del CUZCO
Dedicado al Benemérito Señor
General Don José Miguel Medina Prefecto de la Ciudad del
CALLAO 1865 por Emilio Colpaert. Agradezco al historiador
Donato Amado por la gentileza
de darme a conocer este mapa.
Los siete primeros mapas han
sido puestos a disposición de los
investigadores y del público en general, con la edición de un disco
digitalizado. Es producto de la
contribución científica de la Dra.
Mariana Mould de Pease y la Sociedad Pro–Cultura Clorinda Matto de Turner. La primera ofreció
las imágenes de los mapas y la institución referida, financió la edición del disco. El disco va en un
sobre, en cuya tapa se ha incluido
el siguiente párrafo de una de las
obras de la escritora Clorinda
Matto de Turner:
El pueblo que no respeta ni
glorifica a sus defensores, es pueblo muerto; puede respirar y moverse todavía, pero lleva dentro
del pecho el sepulcro de su porvenir. (En Boreales, Miniaturas y
Porcelanas)
MACHUPIQCHU Y LA
TRADICIÓN ORAL
En la antropología la tradición
oral es fuente de primer orden.
Su aparente fragilidad por efecto
del transcurso del tiempo, no resta esencia de lo que se dice, sobretodo cuando se conoce a quien lo
dijo como primer testimonio de
la cadena de trasmisión. Jan Vansina muestra las posibilidades históricas de la oralidad. La oralidad es
fuente de primer orden en la investigación antropológica. Principal fuente de información en el
trabajo de campo, por tanto igualmente válida en estudios urbanos, en los que testimonios escuchados en el pasado, se trasmitieron oralmente, muchos forman
parte de tradiciones familiares,
como muestra bien el Dr. José Tamayo Herrera et al (2008).
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
11
Jorge A. Flores Ochoa
Esta parte se basa en lo escuchado, que permaneció en el recuerdo, de conversaciones y testimonios de los mayores en la década de los años cuarenta del siglo
pasado. Como se indicó anteriormente, el Dr. Justo Zenón Ochoa
Guevara, abuelo materno, fue
propietario de la hacienda que
comprendía los sectores de Pampacahua, Cedrobamba, Collpani
y Mandor. A su fallecimiento en
1923, pasó a sus hijas Ildaura,
Estela y Ernestina, correspondiéndoles los sectores de Collpani, Mandor y Pampacahua – Cedrobamba respectivamente. Sus
otros hijos recibieron otros fundos o casas en el Cuzco. Así
Oscar y Arístides obtuvieron la
hacienda Piqchu, que se halla en
las afueras de la ciudad del Cuzco
y en el siglo XVIII fue hacienda
de los jesuitas. A Mateo le correspondió la llamada Casa de Zelenque, sita en la Plaza Mayor del
Cuzco
Uno de los hijos mayores del
matrimonio Ochoa–Pacheco fue
Justo A. el mismo que acompañó
y guió al Dr. José Gabriel Cosio
en el recorrido que realizó, para
investigar las denuncias que ya
existían en el momento, de apropiación de objetos arqueológicos
por el Dr. Bingham y que pudieran estar siendo enviados a Estados Unidos. Integraba la cabalgata el estudiante del Colegio Nacional de Ciencias Alberto López
Ochoa, primo de Justo Zenón,
que ya de médico, fue Ministro de
Salud en el gobierno de Manuel
A. Odría. En la hacienda Collpani, de propiedad de Justo Zenón
Ochoa, se les unieron sus hermanos Luis Ochoa y José María
Ochoa, acompañados del telegrafista N. Martínez.
Esta larga referencia muestra,
como contaba José María Ochoa,
estudiante de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del
Cuzco, en el rectorado del Dr.
Alberto Giesecke, que tenía la costumbre de conversar con los estu12
diantes, preguntándoles de la existencia de sitios arqueológicos,
que luego lo comunicó al Dr.
Bingham, como se encuentra en
la biografía de Giesecke.
Por ello, cuando Bingham llegó, Alberto [Giesecke] le hizo un
relato detallado de toda la historia
y le sugirió entrar en contacto con
Arteaga. Además, por supuesto,
puso a Bingham en contacto con
muchos profesores y alumnos
que poseían tierras en el valle del
Urubamba. Todo eso haría más
fácil el trabajo de la expedición
que era numerosa y no sólo tenia
finalidades arqueológicas (Rubio
Correa, 2007: 114–115).
Similares consideraciones refiere un trabajo publicado por el Dr.
Rafael Aguilar Páez. Cuenta del
viaje que realizó el Dr. Giesecke
con el hacendado Braulio Polo y
la Borda, propietario de la hacienda Echarati el mes de enero de
1911. Lluvias intensas no les dejaron seguir su camino, por lo que
acamparon cerca del puente e
San Miguel. Arteaga el cuidante
del puente, contó que en la parte
alta del cerro Picchu, habían ruinas. Propusieron subir, pero
Arteaga indicó que por la lluvia
no sería posible, mejor esperar la
estación de secas y podrían hacerlo en julio (Aguilar Paez, 1961).
Retomando la tradición oral familiar, coincide con lo que Justo y
sus hermanos dieron aviso de la
existencia de ruinas en la vecindad de la hacienda familiar. La
biografía citada del Dr. Giesecke,
prueba que fue uno de los que informaron y animaron a Bingham
seguir la ruta del río Vilcanota
más al norte de Ollantaytambo
donde estaban ruinas que ellos conocían.
Retomando la narración, el
tío José María Ochoa estableció
su residencia en la población de
Urubamba. Mi madre, her mana
de aquél, con todos nosotros,
siete her manos, excepto David
el mayor que estudiaba medicina en Lima, pasábamos las vaca-
ciones de enero a marzo en Urubamba, en la casa solariega del
tío José María y toda su familia.
Urubamba, población provinciana, sin ser vicio eléctrico, en
noches alumbradas con lamparines y velas, sin radios ni noticias
del mundo externo, las noches
se dedicaban a tertulias nocturnas o a partidas de rocambor,
juego muy complicado que los
menores no entendíamos. El palique, al decir entonces, trataba
de historias de todo tipo. Aventuras de aparecidos, fantasmas,
raptos de novias cuando existían prohibiciones de matrimonios, de cultivos, de las propuestas de tío que proponía sembrar
truchas en el río Vilcanota, o
contar plantaciones de frutas
para enlatarlas. Era “el loco
Mauricio”, que se adelantó mucho a su tiempo. Sea cual fuera
el tema, con frecuencia se llegaba a las del gringo, que era
como se referían al Dr. Hiram
Bingham. En este punto las conversaciones desembocaban en
el descubrimiento de Machupiqchu, que todos ellos conocieron
desde siempre.
Les parecía gracioso, cuando
no patético, que un extranjero,
que no conocía la región, a la
que pudo llegar guiado de las
manos por gente del lugar, hubiera descubier to las “ruinas”
que habían visitado varias veces
y conocían muy bien. Las excursiones que organizaban para conocer más la zona, por supuesto
sin nin gún in te rés cien tí fi co,
puesto que nadie fue historiador o arqueólogo. En la estación “de se cas”, sin llu vias,
mayo a setiembre, se dedicaban
a la caza. Cruzaban el río Vilcanota por puentes improvisados
y porque en la estación de secas,
fue más fácil hacerlo.
Uno de los escuchas de las veladas fue Justo Ochoa, hijo menor de José María y primo her mano nuestro. Con el tiempo estudió ingeniería, especializándo-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
El “descubrimiento” de Machupiqchu
se en ferrocarriles. Fue funciona- estuvo en el lugar. Pero de ningurio del Ferrocarril Cuzco – San- na manera se puede considerar
ta Ana que une el Cuzco con la como prueba máxima de un sues ta ción de Aguas Ca lien tes. puesto descubrimiento, de un
Años después comentó la exis-“pri me ro”. Los do cu men tos
tencia de un puente de uso pea- que van saliendo a luz desde el sitonal, sobre el río Vilcanota, glo XVI hasta el XX, prueban
que per mitía cruzar el río sin todo lo contrario. De igual maproblemas. Posterior mente fue nera lo hace la infor mación vidi na mi ta do por in te re ses de sual que proporcionan docuquienes comenzaron a usar Ma- mentos tan valiosos como los
chupiqchu como atractivo turís- mapas. Fueron trabajados por
tico y para impedir la existencia personas que recorrieron los side otro acceso al sitio arqueoló- tios incluidos en las cartas geogico. Publicó un artículo, comen- gráficas, de espacios y en tiemtó, en la Revista de los Ingenie- pos claramente identificados.
ros, que sensiblemente no he po- Desde el más antiguo que se indido consultar. Esta referencia for ma data de 1868 a los siguienmuestra la existencia de puentes tes que cubren la segunda parte
peatonales, que per mitían pasar del siglo XIX, que además fuede una orilla a la otra del río Vil- ron conocidos y utilizados por
canota. Tampoco el río fue insal- el Dr. Hiram Bingham.
vable, como comprobó el Dr. Nuestro propósito es, solaBingham, cuando lo cruzó el 24 mente, esclarecer lo que ocurrió
de julio, uno de los meses de la en el pasado cercano, desde una
estación de secas del año andi- perspectiva científica, sin olvino, cuando las aguas descienden dar el acceso a las versiones oraconsiderablemente.
les de quienes frecuentaban la
Escuchar a quienes conocían zona y nos trasmitieron lo que
la región y que estuvieron en el conocían. Son testimonios de
lugar de la supuesta hazaña de “pri me ra mano”. La cien cia
un extranjero, que recién transi- avanza de esta manera, sin tetaba por esas regiones, nos per - mor de ir contra opiniones difemite recordar sus comunicacio- rentes, aunque sean difundidas
nes, porque siendo “testigos de y se las tome por “versiones ofiojos”, al decir del siglo XVI, de ciales”. Establecer la veracidad
lo que sucedió, invita, mejor es obligación de quienes tenediré obliga a escribir estas líneas. mos la oportunidad de acceder
Se debe establecer cuanto real- a documentos, como de haber
mente sucedió, puesto que tam- escuchado versiones de actores,
bién hay versiones interesadas que estuvieron en el lugar cuanpara tergiversar cuanto sucedió do sucedieron los hechos de los
sin te ner el cui da do de bi do, que tratamos.
cuando se trata de hechos que
Si Machupiqchu posee el simsucedieron en el pasado. La in- bolismo que se le atribuye y la
for mación escrita, es tratada importancia que tiene para nuescon cuidado. Los documentos tra sociedad, es necesario que la
requieren de técnicas que sólo infor mación que se ofrece de
tienen los profesionales. Tam- ella, sea verídica y seria. No recubién la oralidad, utilizada en for - rrir a invenciones, que pueden
ma adecuada y con técnica pue- satisfacer egos personales, pero
de, incluso, superar lo escrito, de ninguna manera son científicomo ha mostrado Vansina de cas. Sólo la ciencia debe establemanera admirable (1966).
cer la verdad histórica y no las
Un graffiti en un muro prue- suposiciones o deseos, por muy
ba que el autor sabía escribir y justificados que puedan ser.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
13
Jorge A. Flores Ochoa
P.S. Estando concluido el presente trabajo, se difundió la noticia que el 2011 ha sido declarado “Año del Centenario de Machu Picchu para el Mundo”.
Vale reconocer que se ha omitido descubrimiento, comenzando a reconocerse la verdad histórica, aunque más bien luzca solamente como reclame comercial.
Sin embargo la nominación es
para satisfacer expectativas empresariales. El anuncio de esta
nominación la hizo el Presidente del Consejo Directivo de la
Cámara Nacional de Turismo
—CANATUR.
Explicó que se iniciaron las
coordinaciones con los operadores de la vía férrea que conduce
al santuario para que preparen
tarifas especiales, y se dialoga
con los dueños de hoteles la posibilidad de promover ofertas
de hospedaje. “Estamos en plenas coordinaciones. Sería una
campaña similar a la de Cusco
Pone o el Norte Pone, que posiblemente se lance para Febrero
o Marzo, manifestó” (El Diario
del Cusco, 5 de enero de 2011).
Por infor mación periodística
del extranjero, se ha difundido
que la Universidad de Yale propondría que el 2011 se conmemore como “El Centenario de
la Expedición de la Universidad
de Yale”. Si fuera cierto, estaríamos frente a otro cambio saludable al que tiene todo el derecho
dicha universidad.
La edición del sábado 1 de
enero del 2011 del diario limeño
El Comercio, ha publicado a
toda página una nota sobre Machupiqchu, con la fir ma de María Luisa del Río Labarthe. Un
párrafo dice:
En 1913 el mundo conoció el
hallazgo de Machu Picchu a través de la revista “National Geographic”. El mérito se lo llevó
Bingham, quien había organizado una expedición financiada
por Yale y la National Geographical Society. Años después, en
14
la libreta de campo de Bingham,
pudimos leer que había sido
Agustín Lizárraga el descubridor de la ciudad perdida de los
incas. Lizárraga había llegado
en 1902 con Gabino Sánchez y
Enrique Palma, todos cusqueños. Pero Lizárraga, que en un
segundo viaje resbaló al río Urubamba y murió ahogado, fue
opacado por la fama de Bingham y cayó en el olvido (El Comercio, sábado 1 de enero del
2011, pag. 2).
Si los que subieron a Machupiqchu fueron tres personas,
como bien indica la nota periodística, ¿por qué no considerar a
los tres como descubridores? Tener presente que Enrique Palma, de instrucción superior, fue
administrador de la hacienda de
Justo Zenón Ochoa, que luego
fue su suegro, por el matrimonio de Enrique Palma con María Ochoa. Sus hijos fueron
Adriel, Fernando, Hortensia y
Rebeca Palma Ochoa, mis primos her manos. La historia merece ser contada completa y adecua da men te. Rei te ran do que
Machupiqchu estuvo siempre
presente en la memoria colectiva, mucho más por quienes poseían haciendas en la región,
donde per manecían por mucho
largas temporadas, especialmente en las vacaciones estudiantiles de medio y fin de año. No
hubo descubridores ni de allá ni
de aquí.
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Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
MACHUPIQCHU
SINOPSIS DE MACHUPICCHU1
Luis E. Valcárcel
LA REGIÓN TAMPU
L
as construcciones militares levantadas en el
pueblo y alrededores de Ollantaytambo están dirigidas contra una posible invasión que
pudiera seguir o el curso del
mismo río Urubamba o el de
uno de sus afluentes, el pequeño Pachar que sir ve de desaguadero a la cenagosa pampa
de Anta, pocillo o tazón de un
antiguo lago.
El fuerte y demás baluartes auxiliares con la salvaguardia o cerradura de la zona que hoy conocemos por los valles de La Convención y Okobamba, ayer como
hoy sectores agrícolas de vasta
producción de nobles productos
tropicales como la coca, el ají, el algodón, finas maderas y preciados
frutos.
La región Tampu se inicia en
Pachar y más visiblemente en
Ollantaytambo y se extiende por
la enorme hoya amazónica, perdiéndose en la selva.
Caminos, acueductos, gigantesca canalización del Willkamayu,
millares de terrazas, bastiones, verdaderas fortalezas, miradores o sitios de observación, crecido número de pequeños pueblos, ciudades como Machupicchu sepultados por la maraña del bosque,
son testimonios convincentes de
que la región Tampu fue centro
de una densa población.
1 Publicado en la Revista del Museo e Instituto Arqueológico N° 19 Universidad Nacional del Cuzco, de Julio de 1961.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
17
Luis E. Valcárcel
SIGNIFICADO DE TAMPU
El pueblo de Ollantaytambo
no ha sido jamás conocido sino
por Tambo, variación de las voz
Keswa TAMPU. No ha de ser
mayor de un siglo la antigüedad
del uso de aquel nombre. Invariablemente en papeles coloniales se lee Tambo a secas, y los
originarios del lugar le llaman
también así.
Tampu, convertido en tambo, es alojamiento o posada, según la co rrien te eti mo lo gía.
Mas, tampu posee otra acepción
muy poco vulgarizada: es el
nombre de un ayllu o tribu antiquísima; precisamente de las
que, según tradición, fundaron
el Imperio de los Inkas.
“O Sol, padre mío, que dixiste
aya cozcos y TAMBOS: sean vencedores tus hijos de todas gentes…”
comienza un himno en keswa
de data precolombina que ha recogido y nos ha trasmitido uno
de los primeros y más concienzudos historiadores: Cristóbal de
Molina, el autor de “Fábulas y Ritos de los Inkas”.
En la conocidísima leyenda de
los Hermanos Ayar, la voz Tampu, como nombre propio, se repite muchas veces. Es Tamputok’o
o la cueva de la que salieron los
tampus; es Aputampu, o el señor
y jefe de la tribu Tampu.
En el éxodo hacia el Cuzco de
Maskas o “Inkas”, Maras y Tampus, los primeros se avecindan en
el valle del Watanay, los segundos
se establecen cerca de las salinas
que conservan el mismo nombre
y los últimos dominan y se radican en la que propongo llamar
REGION TAMPU.
Tampu es el pueblo que nos
aprestamos a estudiar.
das por todo el valle del Urubamba, a partir de este punto.
Ollantaytambo es la clave del
misterio de Machupicchu.
Cuántos han visitado este yacimiento arqueológico expresan
su profunda emoción, más intensa quizá que la que se experimenta en el Cuzco mismo. Los
especialistas lo hallan tan interesante y complicado que prefieren su estudio como el más
atractivo por la serie de problemas que plantea.
CAÑON DEL URUBAMBA
Poco más de treinta kilómetros de Ollantaytambo, río abajo, comienza a estrecharse el valle hasta for mar un imponentísimo callejón de elevadas murallas, verdaderos acantilados que
cierran el horizonte y lo contornean con sus agudos picachos.
El Willkamayu, en estrecho y
profundo cauce, rebota en sus
graníticas orillas y se deshace en
espuma, llenando de estruendos
el espacio.
La vegetación vecina del trópico cubre de verdes ropajes la
montaña; el bosque trepa hasta
las cimas, no importa lo abrupto, lo escarpado del talud. El río
serpentea y las cordilleras también, en un proceso de ajustamiento y completación cósmica. Máquina es un pozo abismal:
Mantur, un respiro.
En tiempos coloniales jamás
se aventuraron por esta temible,
dantesca cima, los audaces invasores blancos. Para llegar a los
cultivos de coca, a las ricas minas de Vilcabamba, los españoles siguieron siempre la ruta del
Puerto de Pantikalla.
A las postrimerías del siglo
XIX —en pleno uso de la dinamita— se abrió el actual camino
de “la quebrada”.
OLLANTAYTAMBO
Sin el conocimiento previo de
lo que es y de lo que significa este MACHUPICCHU
primer centro arqueológico, difí- En este pasadizo a tras mano,
cilmente se puede descifrar el encaramada en una de sus altas
enigma de las ruinas desparrama- murallas, aparece Machupicchu.
18
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sinopsis de Machupicchu
(Razón había de que la ignoraran los conquistadores y sus cronistas).
¿Se llamó así la misteriosa
urbe de tiempos precolombinos?
La toponimia de este sector
es muy clara. Hay dos picachos
que dominan la ciudad: el más
alto nombrándolo Machupicchu, el menor Waynapicchu.
Ambas palabras pertenecen
al keswa y significan respectivamente: El Pico Viejo y el Pico Joven.
Porque Picchu es “picacho o
punta de monte”: (Recuérdese
el Pichu pichu en Arequipa, una
verdadera montaña dentellada o
de muchas puntas).
EL CAMINO DE LAS
CUMBRES
No era el acceso a Machupicchu por el talud que comienza a
las orillas del Wilkamayu: Bingham, Abril Vizcarra, exploradores recientes, coinciden en la
afir mación de que existe por lo
alto de los montes, por las cumbres mismas, un ancho camino.
Es el Inka–ñan, es la soberbia
calzada que probablemente partía
de las proximidades del Cuzco,
vía troncal que se extiende hasta
Vilcabamba y de la que debieron
partir numerosos ramales de comunicación con el rosario de los
pueblos distribuidos en la orilla izquierda del gran río del Sol.
captaciones que dotaron de agua
al pueblo.
VISTA DE CONJUNTO
Desde el mirador de piedra
que se aparta un poco de la rúa
de ingreso, qué bien se contempla el maravilloso poblado. Descienden los anchos andenes y
las breves escalinatas por el dédalo de pasadizos. Se adunan los
edificios blancos en ringlera sobre planos de ar mónicos niveles. En cada grupo surge algún
templo, algún palacio que preside y aglutina las comunes viviendas. Al fondo, la punta de flecha
de Waynapicchu, a mano derecha el puño alzado de Putukusi,
en la lejanía otros picachos agudos, agudos como lanzas. Cumbres nevadas al poniente. Blancas, vaporosas nubes. Sensación
abismal. Lo escarpado y abrupto, la verticalidad en torno: geométricamente vivimos en la atmósfera del triángulo isósceles.
La ciudad descansa, como por
obra mágica de equilibrio, sobre
las breves superficies de las terrazas. En el más extenso espacio
—como la concavidad de la
mano— se mira desde aquí el
templo central. Coronando el pequeño ribazo que se yergue al noreste, se perfila el Reloj de sol (intiwatana de los Inkas), con las airosas chapelles en pie.
Entre el norte y el levante elévase, en conjunto aparte, un barrio
popular, sin suntuosas fábricas,
excepción del edificio duplo pintado de rojo. Abundan las viviendas, los talleres, los depósitos y las
mansiones sepulcrales.
Aquí, más cerca del observador, emerge del laberinto arquitectural el Torreón, cifra y símbolo
de Machupicchu, la más bella, la
más perfecta construcción de la
encantada capital Tampu.
LA ENTRADA A
MACHUPICCHU
Por un desfiladero que se abre
a los pies del pico más alto (3,100
metros sobre el nivel del mar), al
mediodía de la ciudad conecta la
vía de ingreso que sigue después
adornada en su curso por una serie de bellas portadas y salvando
la escarpada colina por millares
de escalones de piedra.
Terrazas y edificios múltiples RESIDENCIAS SEÑORIALES
No sólo por la insuperable
forman este barrio de entrada a
Machupicchu, y en esta misma factura de la fábrica arquitectuzona se encuentran las fuentes y ral, sino también por su distribuRevista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
19
Luis E. Valcárcel
ción interior y enclavamiento es decir, un edificio de solo
pueden ser identificadas cuando tres lados: hacia el sur no tuvo
menos tres residencias señoria- nunca muros.
les.
En el macizo del fondo se adoA). El Palacio. —Así llamado sa a él un verdadero altar formapor los indios que habitan hoy do de gruesos bloques de una almismo en Machupicchu— se tura media de 1.35 m. encima, siecompone de dos espaciosas salas te nichos y en los espacios intery dos pequeñas recámaras, cuyas medios, muy próximos al entablapuertas de acceso dan a un patio. mento, seis clavos prismáticos. SeToda la construcción es de piedra ries de cinco alhacenas adornan
canteada y pulida.
las paredes laterales. Megalitos de
B). La Casa de la Ñus ta doce metros cúbicos sirven a és—nombre también impuesto por tas de base, y bellos poliedros de
los indígenas— corresponde a un granito blanco completan la sunedificio de dos pisos, de idéntico tuosa construcción.
cuidado estilo que el anterior. La
A la izquierda de este santuapuerta de la habitación de los al- rio, for mando escuadra, pero setos da a la plataforma en que se parada por un pasadizo, se levanabre un espacio libre unido al to- ta otra galería en cuyo muro de
rreón. El magnífico aparejo de fondo se abren tres magníficas
piedra realiza el capricho de unir ventanas que miran a la salida
la recta y la curba sin solución de del sol; completan el adorno del
continuidad.
lienzo dos nichos, y en los lateraDebe considerarse como ane- les no se halla ninguno. Este edixo a ambos palacios al corredor ficio es llamado por Bingham el
o Masma, galería incaica, desde “Templo de las Tres Ventanas”
donde se contempla el panora- y le sir ve de punto de apoyo
ma y se goza de las nuevas bri- para una ingenua hipótesis de
sas que atemperan el rigor del que se tratará después.
trópico.
En el barrio oriental hay una
C). En el barrio de levante exis- reproducción en arquitectura
te una a manera de CITE con menos cuidada del templo abierpuerta única de acceso y dentro to que se acaba de describir.
del espacio enmurallado, de la
KANCHA, se cuenta claramente EL OBSERVATORIO SOLAR
dos aposentos de piedra fina recu- Ascendiendo por una escalibierta de arcilla, otro mayor —la nata de 64 peldaños se llega a lo
residencia principal, una doble ga- alto del promontorio o collado
lería y uno como taller, aparte del sobre el que se alza un reloj de
pequeño templo y algunas vivien- sol, el Intiwatana de los Inkas
das más.
(eti mo ló gi ca men te “me di dor
Aquí debió residir el curaca o del año solar”). Es una roca lasegundo jefe.
brada en cuya superficie levántaTodos estos edificios acusan se, emergiendo del mismo pela presencia de alarifes inkas; de- ñasco, un prisma de base rectanbieron venir del Cuzco envia- gular que desempeña las funciodos por el Emperador.
nes de gnomon. Tiene estas medidas: alto 0.69, 0.55 de ancho y
LOS TEMPLOS
0.39 m. de grosor. Su comprobaEl santuario de mayor im- ción requiere detenido estudio y
por tancia era el centro de una repetidas obser vaciones, para esbarriada religiosa o sacra. Se tablecer la relación de la sombra
alza en el espacio libre que for - que proyecta el prisma con el cama como el lomo de Machupic- mino del sol. Los Inkas tenían
chu. Fue una masma o galería, perfectamente marcados —por
20
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sinopsis de Machupicchu
este sencillo medio— los solsti- bienestar que aquí se siente por
cios y los equinoccios. En pue- el sortilegio del clima.
blo de agricultores, el intiwatana
El agua viene de las lejanas
ofrecía importantísimo ser vicio. cumbres. Baja por acueductos de
piedra, saltando de una terraza a
otra, y cuando se acerca al Palacio
EL TORREÓN
De cuanto más impresiona se encauza por delicados canales
por su belleza en Machupicchu que unen diecisiete piletas, cada
este edificio es el primero. So- una en sucesivas terrazas. Las pebre una enor me roca ha sido le- queñas y graciosas fuentes son alavantado con primor y perfec- do adorno del barrio central. El
ción únicos. El sillar se engasta chorro cantarino, límpido, de ininal roquedo, siguiendo sus irregu- terrumpido fluir, pondría frescor
laridades. Cúr vase el muro hasta en el tibio ambiente.
for mar un herraje que por un extremo queda libre y por el otro LAS PORTADAS
se une a un muro en escuadra.
Con sus for mas trapeciales
El torreón presenta en la parte genuinamente incaicas se sucecurvilínea dos ventanas trapecia- den las portadas de blanco graniles decoradas exteriormente con to. Acceso a las Kanchas; acceso
uno a manera de marco, en cuyas a la ciudad por las terrazas supeesquinas surgen las protuberan- riores. Muchas de doble jamba
cias tan frecuentes en el Cuzco y como en pleno Cuzco. Todas
muy raras en Machupicchu. En la con sus dinteles monolíticos: alsección rectilínea, hay una puer- gunas con la argolla superior de
ta–ventana excepcional por su cierre, con los cilindros de ajusforma: lejos de presentar la base te, con las salientes cornisas.
el umbral sencillo de los vanos incaicos, termina en doble escalina- LAS ESCALINATAS
ta lateral con cada peldaño atrave- Bien se ha dicho que Machusado por canaletas y perforacio- picchu es la ciudad de las escalinanes que el señor Bingham ha creí- tas; tres mil peldaños contó uno
do que son… alojamiento y gale- de los pacientes exploradores de
ría de serpientes.
la expedición Bingham. Sirven de
Hacia el interior, el torreón comunicación a unos andenes
tiene seis nichos en la semielipse con otros, facilidad el acceso a play doce en los muros rectilíneos. zas y palacios, a templos y adoraParece que este recinto fue cu- torios, a sepulcros y piscinas.
bierto; no ofrece huellas de te- Unas veces son labrados en la mischo, y es entre los de Machupic- ma roca, otras las forman labrachu el mejor conser vado. Toda dos sillares, en algunos casos son
la fábrica es de poliedros regula- clavos salientes para escalar o salres pulimentados, muy semejan- tar con ligereza.
tes a los de Cuzco y Pisaj.
Trepan por rocas abruptas, se
Bajo el torreón, y en oquedad deslizan por grietas sospechonatural de la gran peña sobre la sas, descienden airosamente borque está construido, existe una deando abismos, las sigue por el
cámara con nichos destinada a costado con el mur mullo de sus
guardar los cuerpos venerados aguas el acueducto. La escalinade los habitantes epónimos de ta es en Machupicchu alegría,
Machupicchu.
movimiento, vida.
LAS FUENTES
CLAVOS DE PIEDRA
Uno de los más sugestivos as- Interior y exteriormente sobrepectos de la vida de la capital salen en los muros cilindros y pristampu es la plácida sensación de mas de granito; afuera, son amaRevista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
21
Luis E. Valcárcel
rradores del techo, adentro ¿qué
objeto tenían? Entre las alacenas,
en el espacio intermedio, más arriba o más abajo, los clavos de piedra siguen en una línea, se repiten
rítmicamente. Guardan quien
sabe qué relación con los nichos.
El largo de cada clavo no llega a
30 centímetros.
¿No serían destinados a colgadores de Khipus?
FOSOS Y DESPEÑADEROS
No quedó en los sepulcros
ni un des per di ga do crá neo.
Emigraron los tampus con sus
huesos y sus cachivaches hasta
las vitrinas y las cajas numeradas de los museos de Yanquilandia…
LOS CORREDORES
“Masma” es la palabra keswa
para designar estas construcciones que presentan un frente
abierto, como nuestras galerías
o corredores modernos. Las hay
de tres clases en Machupicchu:
a) Sin pilastra o machón central, como la que está próxima al
palacio de la ñusta (o princesa);
b) Con pilastra al centro, como
la que mira desde el barrio de
oriente al barrio de las tres ventanas;
c) y construcción doble, con
muro medianero, como la que
aparece en la Kancha de este último barrio.
Las masma es un edificio
apropiado al clima cálido, en
que las habitaciones necesitan
aereación.
En este nido de gerifaltes andinos que es Machupicchu, a
cada paso se recibe la impresión abismal. Desde abajo, el
hombre debió sentirse mucho
más pe que ño o im po ten te.
Tan altas montañas, inaccesibles picachos, cor tes ver ticales
en roca, intimidan y amilanan
al hombre de hoy. Para el tampu debieron ser acicate y aguijamiento. Ascendieron y dominaron la altura. Después supieron vencer el horror del vacío,
multiplicando la vecindad del
peligro.
Puestos de vigías, reductos,
miradores, acercan al precipicio,
nos conducen a él, y ahora tem- PLATAFORMAS INTERIORES
blamos de miedo; ellos… se desEn varios de los edificios —recolgaban indiferentes, serenos,
cámara del templo número uno,
seguros de sí mismos.
masma de la ñusta— el fondo de
la habitación, adosada al muro, se
LAS TUMBAS
alza una plataforma, sesenta centíMirando a la salida del sol metros del piso, utilizada seguraabren sus bocas las cuevas fu- mente como asientos. Altura y annerarias. Bajo graníticos peño- cho así lo demuestran, pues sobre
nes, la oquedad natural ha sido ellas se puede descansar sentado
aprovechada para guardar allí o yacente.
los restos sagrados de los pobladores, a quienes, según su CONCLUSIONES
im por tan cia, ren dían cul to. Estudiando la bibliografía soPor algunas de estas entradas bre Machupicchu, se llega a las
defendidas por muros de cante- conclusiones siguientes:
ría de bie ron in tro du cir las
1. Machupicchu es una ciuofrendas. Muchos de estos sar- dad preincaica, no conocida ni
cófagos son verdaderos labe- por los incas ni por los españorintos. Pasadizos y galerías ro- les. (José Gabriel Cosio).
co sas con du cen a la tum ba
2. Machupicchu es Tampu
principal enriquecida con to- Tok’o, de donde salieron los fundos los utensilios que guarda- da do res del Impe rio de los
ron con el muer to.
Incas (Hiram Bingham).
22
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sinopsis de Machupicchu
3. Machupicchu pertenece a
la edad de oro incaica, (Max
Uhle).
4. Machupicchu es una ciudad incaica (Walter Lehmann).
Frente a la autoridad de investigadores y maestros, he propuesto
yo la hipótesis así formulada:
MACHUPICCHU PERTENECE
A LA CULTURA INCAICA,
POSEYENDO CIERTAS
CARACTERÍSTICAS LOCALES
DEL ESTILO TAMPU
Y afirmo que es incaica Machupicchu, por las siguientes razones:
1º. Su estilo arquitectural no
se diferencia en lo más mínimo
del estilo cuzqueño, universalmente conocido. Las construcciones de sillares pulimentados,
de for ma regular; las “megalíticas”, de perfectas junturas; los
vanos siempre trapeciales; la frecuencia o idéntico uso de las alacenas; la técnica de la piedra; en
fin, el ritmo estético de la edificación es uno solo en el Cuzco y
Machupicchu.
2º. Toda la cerámica extraída
por los miembros de la Comisión de la Universidad de Yale
es pura y simplemente cerámica
incaica. Véase de preferencia
“Types of Ma chu pic chu Pottery” de Bingham.
3º. El conjunto de restos arqueológicos hallados en las tumbas corresponde enteramente a un pueblo de cultura incaica.
4º. Los topónimos de la región
son keswas por excelencia.
Algunas de las particularidades
de la región tampu que se reconocen preferentemente en Machupicchu son:
1. Los clavos o cilindros salientes que comienza con un solo
caso en el intiwatana de Ollantaytambo y siguen con el crecido número de edificios que los presentan en toda la zona de Urubamba.
2. Las galerías o masmas, edificios abiertos por uno de los lados, cuyos bellos ejemplares se
admiran en Machupicchu, Kenti, etc.
3. Los edificios sin techo como
los templos y Kanchas.
4. La mayor frecuencia de las
ventanas: en Machupicchu hay
tres casas cada una con tres grandes ventanas, aparte de un crecido número con dos y cuatro.
5. Las casas de dos pisos.
6. El mayor número de escalinatas y terrazas.
Como se ve todas estas particularidades no afectan la esencia del estilo arquitectural que es
uno solo, y constituyen adaptaciones del arte de construir al
medio ambiente.
No hay un solo fundamento
valedero para admitir la ingenua
hipótesis del señor Bingham sobre la identificación de Tampu
Tok’o y Machupicchu. La tradición de los Ayar tiene una gran
base histórica y en el folklore de
Paruro se confir ma totalmente.
El itinerario Pakarejtampu–Kosko, fijado en el mito, es comprobable en el momento. Las toponimias se conser van con toda nitidez.
Una segunda conclusión sería la
siguiente:
Convención y Vilcabamba era exclusivamente el conocido por “vía
del Puerto”, que parte de Tankaj,
asciende por Habaspampa y Kosñiritioj, pasa por el abra de Pantikalla
o puerto Málaga y baja por Hiru.
Al llegar a Chaullay se bifurca,
siguiendo uno el curso del Wilcamayu y remontando el otro el del
Chokechaka que conduce a Vilcabamba.
No pudo ser Machupicchu lugar más seguro que Witkus o Viticos, y si Manco II buscó este último refugio fue porque le ofrecía seguridades mucho mayores.
Por último, Machupicchu no es
el único pueblo del señorío tampu,
sino uno de la gran serie que concentró la densa población de esta
ubérrima hoya. Por la esplendidez
y belleza de sus edificios, se puede
suponer que fue la capital del pequeño reino tampu.
Arqueológica y artísticamente,
Machupicchu es hoy la joya más valiosa de las culturas precolombinas
de América.
Cuzco, 1928.
MACHUPICCHU FUE LA
CAPITAL DEL SEÑORÍO
TAMPU
Tengo ya demostrado en diversas publicaciones que en esta zona
se formó un pequeño reino, aliado
primero, dependiente después y
por último absorbido por el Incanato. Los tampus fueron cultivadores
de los productos más preciados: la
coca, el ají y el algodón.
Es muy posible que por merced
de los Emperadores del Cuzco, los
más bellos palacios de la región fueran construidos por arquitectos inkas, como ocurrió en otros señoríos del Perú.
Es insostenible el aserto de que
los Inkas ignoraran Machupicchu.
Si los españoles no conocieron
la maravillosa ciudad eso se debió a
que el camino real a los valles de la
—“In the Wonderland of Perú”. The work accom-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
BIBLIOGRAFÍA
—“The
Discovery of Machu Picchu” by Hiram
Bingham Ph. D. F. R. G. S. (Reprinted from Harper’s Magazine, april 1914).
plished by the Peruvian Expedition of 1912 under Geographic Society —by Hiram Bingham.
—(In
“The National Geographic Magazine”
—Washington, april 1913. Vol. XXIV, num. 4).
—Informe sobre los trabajos científicos de la expedición de la Universidad de Yale por el catedrático doctor José Gabriel Cosio. Cuzco 1913.
—“The History of Machu Picchu by Hiram Bingham”. (In The National Geographic Magazine,
Washington, February 1915. Vol. XXVII – num)
—“Types
of Machu Picchu Pottery” by Hiram
Bingham (Reprinted from The “American
Antropologyst”, vol 7, n° 2 —april–june 1915).
—“Further explorations in the land of the Incas”
by Hiram Bingham. In “The National Geographic Magazine” Washington . may, 1916. Vol.
XXIX, n.
—“Staircase farms of the ancients astoudign farming skill of ancient Peruvians, who were
among the most industrieus and Highly organized people in History” by O. F. Cook. (Ibid…)
—“The
Collection of osteological material from
Machu Picchu” by George F. Eaton. (In “Memoirs of the Connecticut Academy of Arts and
Sciences”), vol. V, may. 1916.
— “Inca Land” by Hiram Bingham.
23
SOBRE LOS TRABAJOS DE LA EXPEDICIÓN
CIENTÍFICA DE LA UNIVERSIDAD DE YALE
INFORME ELEVADO POR EL DOCTOR JOSE GABRIEL COSIO1
I
nforme elevado al Ministerio de Instrucción por el
doctor don José Gabriel Cosio,
Delegado del Supremo Gobierno y de la Sociedad Geográfica de
Lima, ante la Comisión Científica
de 1912 enviada por la Universidad de Yale, acerca de los trabajos
realizados por ella en el Cuzco y
Apurímac.
Señor Director General de ploraciones y estudios en los deInstrucción:
partamentos Cuzco y Apurímac.
En cumplimiento de la última
Por resolución Suprema de 17 parte de la referida resolución elede agosto del presente año, cuyo vo al Supremo Gobierno, por el
tenor lo conocí un mes después órgano de US, el presente inforde su fecha, fui honrado en el car- me acerca de los datos obtenidos
go de Delegado del Gobierno por aquella y de los diferentes espara acompañar la expedición tudios y exploraciones que ha reacientífica enviada por la Universi- lizado, según el programa que ha
dad de Yale, la que ha hecho ex- servido de base a sus trabajos. Al
1 Cuzco, a 21 de diciembre de 1912. El Delegado del Gobierno. José Gabriel Cosio. Publicado en la Revista del Museo e Instituto Arqueológico N° 19
Universidad Nacional del Cuzco, de Julio de 1961.
24
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sobre los trabajos de la expedición científica de la Universidad de Yale
hacerlo, creo que no será ocioso
ni inútil para la cultura del país y
para las Instituciones que tienen a
su cargo cuidar por el conocimiento de nuestro pasado y por
el desarrollo de los conocimientos históricos, descuidados, por
desgracia, saber la clase de trabajos y estudios en que han estado
empeñados los de la comisión de
Yale y los datos por ella obtenidos en los cinco meses que ha durado la expedición.
El 18 de setiembre, como
oportunamente avisé a US., me incorporé en la comisión yanqui,
parte de la cual hacía trabajos de
exploración en el valle del Cuzco.
El 27 del mismo mes salí para Machu–Picchu, la nueva ciudad antigua cuya fama actual es todavía
poca para su inapreciable significación arqueológica, donde permanecí quince días presenciando
la limpieza de los edificios y las excavaciones que se hacían, desde
dos meses antes de mi llegada.
Después tuve que visitar las regiones de Vilcabamba, Pucyura y
Arma, regresar al Cuzco para inspeccionar los trabajos del Geólogo y del Osteólogo de la Comisión y pasar a Ayusbamba, propiedad particular situada en la provincia de Paruro, en la cual se han hecho excavaciones con resultados
de que tendrán que sacar gran
provecho la Ciencia y la Historia
Americana, pues los restos fósiles
hallados en ese lugar, correspondientes al mastodonte y al caballo
primitivo, son datos muy reveladores acerca de la formación geológica de estas regiones y de su antigüedad. No obstante de que la
Comisión hacía trabajos en diferentes lugares, distantes unos de
otros hasta 50 leguas, he procurado, en cuanto me ha sido posible
ver y presenciar sus labores y tomar nota de sus resultados.
• Director: Dr. Hiram Bingham,
pro fe sor de His to ria de
Sud–América en la Universidad
de Yale.
• Sub–Jefe de la Comisión: Sr.
K. C. Helad, Ingeniero de Minas.
• Osteólogo y Etnólogo: Sr. Jorge F. Heaton.
• Geólogo: Sr. Herbert E. Gregory.
• Ingeniero Arqueólogo: Sr.
Ellwood Carlos Erdis.
• Topógrafos: Sres. Alberto H.
Bumstead, Jefe de la Sección; Roberto Stephenson, Paul Osgood
Heardy, Joseph Prescott Little,
Carlos A. Duque, Ingeniero cuzqueño, recibido en la Universidad
de Notre Dame de Indiana.
Doy a conocer en seguida el
programa conforme al cual la comisión ha verificado sus estudios,
para informar sobre los resultados obtenidos en cada una de las
secciones que él comprende:
“La expedición científica de
1912 está organizada por la Universidad de Yale, una de las primeras, sino la primera, entre los doscientos grandes Colegios y Universidades de los Estados Unidos
de Norte–América, y por la Sociedad Nacional Geográfica que
cuenta con 135,000 miembros, y
la cual es una fuerza primaria para
el desarrollo de los conocimientos geográficos, arqueológicos,
etc. en el nuevo Mundo.
El fin de la comisión es realizar
estudios geográficos y antropológicos en el Perú y continuar los
trabajos hechos por la comisión
de 1911, utilizando sus descubrimientos y haciendo nuevas exploraciones.
El programa de los trabajos es
el siguiente:
Topografía:
I. Hacer un mapa topográfico
del valle del Cuzco en la serie de
INTRODUCCIÓN
una pulgada por milla y la línea de
El personal de la Comisión de altura de cien pies.
la Universidad de Yale ha sido el
II. Unir el plano de Vilcabamsiguiente:
ba levantado en 1911 con el de
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Abancay y Camaná hechos en el
mismo año.
III. Hacer el plano de Vilcabamba, al norte del Cuzco, con exclusión de los valles de Urubamba y del Apurímac. Parte de este
plano fue levantado por el topógrafo de la comisión señor Hendriksen, que no lo pudo concluir
por las dificultades que encontró
en los caminos. Se agotará todo
esfuerzo para concluir el mapa de
Vilcabamba, con designación de
los pueblos y sitios antiguos que
se harán en lo posterior.
IV. Hacer planos de los caminos de Vitcos, la capital de los
Incas, a las demás poblaciones del
Perú.
V. Descubrir e identificar los lugares mencionados en las crónicas españolas y en las más antiguas leyendas del Perú, especialmente los sitios que se refieren a
los 35 años del Reino de los Incas
después de la llegada de Pizarro,
en muchos de los cuales han variado los nombres, siendo necesario
identificarlos por el estudio detenido de su situación y la de sus alrededores.
Geología:
I. Hacer un detenido estudio
del valle del Cuzco y sus cercanías, con referencia especial de
los depósitos glaciales en los que
se hallaron huesos humanos en
1911.
II. Hacer iguales estudios en el
valle de Vilcabamba para completar con los ya realizados.
Meteorología:
I. Fundar y dotarlas convenientemente, estaciones meteorológicas en el Cuzco y Santa Ana, para
hacer obser vaciones continuas
durante nueve a diez años, las que
serán completadas con las que se
hagan en todos los lugares posibles.
Patología:
I. Estudiar las enfermedades
más comunes en los lugares visitados.
II. Estudiar los efectos producidos por el uso de la coca.
25
Jose Gabriel Cosio
Osteología:
I. Estudiar la quebrada de
Ayahuaycco donde se encontraron depósitos de huesos humanos y de animales en 1911.
II. Hacer una colección de materiales osteológicos, no sólo del
Cuzco, sino de Vilcabamba.
Estudios de Vilcabamba:
I. Hacer estudios de la región
de Vilcabamba entre los ríos de
Apurímac y Urubamba.
Antropología:
I. Fotografías y medidas de los
tipos nativos en todas las regiones
visitadas, con preferencia especial
de los grupos más importantes.
II. Acopiar materiales para un
estudio sobre la distribución de tipos de desconformación de cráneos.
Arqueología:
I. Hacer una completa investigación en el Cuzco y sus cercanías y entre el Cuzco y Ppisacc,
describiendo todo material arqueológico que se encuentre.
II. Continuar la investigación
de las ruinas descubiertas en el
año pasado.
III. Penetrar en el interior del
valle de Pampaconas para ver si
se pueden hallar mas ruinas incaicas.
PROGRAMA DE LA
COMISIÓN
Como se ve, el plan de la Comisión de la Universidad de Yale ha
sido amplio y complejo y ha abarcado diversos campos de estudio
y una extensión grande en la comprensión territorial de los Departamentos del Cuzco y Apurímac.
El doctor Hiram Bingham, director de la expedición, es la tercera vez que realiza exploraciones
históricas en el departamento del
Cuzco, especialmente, y en otros
territorios de la América española. Pues primero hizo, en 1909,
un viaje a caballo del Cuzco a
Lima, y entonces visitó las celebradas ruinas de Choqqueqquirau, situadas sobre el río Apurímac y
acerca de las cuales escribió un fo26
lleto descriptivo que debe conocer el Gobierno, y el cual lo tradujo al castellano el doctor Alberto
A. Giesecke, Rector de la Universidad del Cuzco; después regresó,
en 1911 trayendo seis miembros
comisionados por la Universidad
de Yale para hacer mapas topográficos de las distintas regiones históricas del Departamento, como
el que se hizo desde el Cuzco, siguiendo la ruta de la Cordillera,
hasta el Océano Pacífico, del valle
del Cuzco y del Vilcanota hasta el
sitio denominado Mandorpampa, a 25 leguas de aquella ciudad y
junto al cerro donde se hallan las
ruinas de Machupicchu; explorar
los lugares donde pudieran existir
poblaciones y restos precoloniales; estudiar las enfermedades de
los aborígenes y sus deformaciones físicas y hacer una colección
de los insectos raros en los valles
de Apurímac y el Vilcanota.
En este segundo viaje llegó el
doctor Bingham al cerro de Machupicchu, en el camino del Cuzco a Santa Ana, distante de esta
ciudad 27 leguas, y conoció la notable población pre–incaica de
ese nombre de la cual ilegítimamente se dice descubridor, como
informaré a US. más después, al
tratar especialmente de los trabajos que los de Yale han hecho en
este importantísimo lugar.
Los trabajos de expedición de
1912 enviada por la Sociedad
Geográfica Nacional de Estados
Unidos de Norte–América y la
Universidad de Yale, han sido,
pues, complementarios y una continuación de los realizados por la
expedición de 1911, que la presidió el mismo doctor Bingham,
que ha viajado con iguales propósitos alrededor de Sud–América.
TOPOGRAFÍA
En la sección de Topografía, la
comisión ha realizado los siguientes trabajos, cuya copia creo que
el Gobierno peruano tiene el derecho de exigir, ya que no se le ha facilitado a su Delegado, como él la
solicitó de aquella, por falta de
tiempo.
El Jefe de los topógrafos, señor Bumstead y sus ayudantes,
Ardí y Little, han levantado un
mapa topográfico, en una distancia de 85 leguas, desde la ciudad
de Abancay, siguiendo la hoya del
Apurímac, y en la escala de distancias y alturas señalada en el programa, hasta el sitio denominado
Pasaje, en el mismo río; de aquí
han continuado el mapa en dirección recta hacia Santa Ana, capital
de la provincia de la Convención,
pasando por regiones, como Huarancalla, Arma, Choqquetira y
Cho que saf fra, Vil ca bam ba e
Idma; es decir sin tocar las hoyas
del río Vilcanota y del Vilcabamba.
El mismo topógrafo levantó el
mapa de Rosaspata, sitio que comprende un interesante grupo de
los restos antiguos donde cree el
doctor Bingham haber encontrado la tradicional e importante ciudad de Vitcos, última residencia
de la ilustre progenie de los Incas,
y en la cual sobrevinieron los ritos
y las leyes de los hijos del Sol hasta el año de 1571, en que gobernaba el Perú don Francisco de Toledo, Marquez de Oropeza. Este
mapa comprende también, la actual población de Pucyura, comprensión del distrito de Vilcabamba de la provincia de la Convención y sus alrededores, en una milla de extensión, fue hecho especialmente para ilustrar la obra que
el doctor Bingham piensa escribir
sobre Rosaspata, que está a un kilómetro de distancia de Pucyura,
a más del folleto que sobre este
mismo tópico acaba de publicar
en los Estados Unidos.
El Ingeniero Sub–Jefe de la comisión, señor Helad acompañado del ingeniero cuzqueño, señor
Carlos Duque, recibido en la Universidad de Notre Dame y agregado a la comisión de Yale, levantó
un plano especial de Choqqueqquirau, en el valle del Apurímac, y
donde existen restos de una po-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sobre los trabajos de la expedición científica de la Universidad de Yale
blación incaica, visitada, como
dije antes, por el doctor Bingham
en 1909.
Todos los mapas contienen la
designación de alturas de los pueblos, y especialmente de las sierras y montes más elevados.
El mapa topográfico del Cuzco y toda la parte comprendida
en la semicuenca del Huatanay y
en el valle de Huancaro y la quebrada de Ayahuaicco, hasta el pueblo de Oropeza, a cinco leguas de
la ciudad, donde el Huatanay se
une al Vilcanota, lo han hecho
con la misma escala de distancias
y de alturas que el de Vilcabamba,
los topógrafos Bumstead y Stephenson.
Últimamente, en los días del
mes de noviembre, los comisionados de Yale, animados por los valiosos hallazgos de numerosos
restos fósiles de animales gigantescos encontrados por los señores doctor don Alberto A. Giesecke y doctor don Romualdo Aguilar en la hacienda Ayusbamba de
la provincia de Paruro, propiedad
del señor Emeterio Calvo, fueron
a este lugar, en número de cuatro:
un geólogo, un osteólogo y dos
topógrafos, a hacer estudios en
esa región y practicar algunas excavaciones. Los ingenieros Helad
y Duque, levantaron el mapa de la
quebrada y sus alrededores, donde se encontraron huesos fósiles,
y el osteólogo excavó durante
sólo dos días con el resultado que
se dirá al hablar de la sección de
Osteología.
Sairy Ttupac, Ttitu Cusi y Ttupac
Amaru, después del desastre de
Cajamarca, estudios que, necesariamente, tendrán que llamar la
atención del mundo científico y
mostrar un punto claro en los fastos de nuestra Historia Colonial.
Estas exploraciones, y sus primeras consiguientes deducciones,
las hizo el doctor Bingham en su
expedición de 1911, pero las ha
completado y confirmado con las
nuevas investigaciones realizadas
en el presente año.
Casi todos los historiadores y
cronistas españoles de la época
colonial hablan de Vilcabamba
como de la última sede donde
los descendientes de la estirpe
Incaica gobernaron a los súbditos que les siguieron a su destierro y a los habitantes de esa
montuosa región. Garcilaso de
la Vega, en el Capítulo VII del
Libro II de la segunda parte de
los Comentarios Reales, refiere
la infortunada muerte del Inca
Manco en Vilcabamba, a manos
del español Gómez Pérez, a
quien bondadosamente amparó
en sus dominios, aunque, según
una relación anónima, el victimario fue Diego Méndez, también español. El agustino Calancha, en la Crónica Moralizada
de su Orden, al referir las predicaciones de Fray Marcos García
y Diego Ortiz, que se internaron en Vilcabamba durante el
reinado de Ttitu Cusi, de quien
sin embargo no hace mención
Garcilaso de la Vega, dice que el
Inca Manco se internó en los
IDENTIFICACIÓN DE VITCOS Andes de Vilcabamba, después
Uno de los actos más interesan- de haber alborotado el reino,
tes de la expedición de la Universi-“don de se for ti fi có cor tan do
dad de Yale, y particularmente de puentes, cerrando pasos y posu Director, doctor Bingham, son niendo sobre montes y laderas
los estudios de identificación de ejércitos de indios que derribalos lugares mencionados por la ban galgas y multitud de medias
tradición y por las crónicas espa- peñas, hacían imposible el pasañolas del siglo XVI y del XVII, je, recogían españoles que delincomo teatro de los acontecimien- cuentes se valían de su amparo,
tos que se realizaron en las regio- obligándoles a que fuesen enenes de Vilcabamba, durante el efí- migos declarados contra nuesmero gobierno de Manco Inca, tros Reyes”.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
27
Jose Gabriel Cosio
Hasta Vilcabamba entraron
también, sin obtener el resultado
que apetecían, de apresar y sacar
al Inca de sus dominios, Gonzalo
Pizarro y Rodrigo Ordóñez.
Cieza de León en “La Batalla
de Salinas” y Baltazar de Ocampo de una exposición al Rey de
España, hablan también de Vilcabamba y de Vitcos, especialmente, como del centro principal del
Gobierno de Manco II y sus sucesores, y como teatro de salteamientos, robos y asesinatos perpetrados por los indios rebeldes en
esos profundos valles, en la persona y bienes de los españoles que
caían en sus manos.
Es verdad que el nombre de
Vilcabamba designa hoy un distrito de la provincia de la Convención, y, particularmente, una población a 50 leguas del Cuzco,
que en los tiempos del coloniaje
fue un centro minero de gran importancia, donde actualmente se
explota una mina de oro, aunque
en escala reducida; pero también
lo es que no se conservan hoy muchos nombres consignados en las
Crónicas, como Vitcos y Víticos,
las provincias de Manaries, Momeris, Sapacarias y otros que formaban los dominios de los Reyes
de Vilcabamba. Y este olvido ha
hecho que sea difícil, y muchas veces imposible, identificar esas localidades y ubicarlas convenientemente, como ha sucedido con Vitcos, residencia de aquellos.
Antes que hubiese visitado el
doctor Bingham la región de Vilcabamba, en toda su extensión,
conocido en todos sus detalles
geográficos y llegado hasta las ruinas de Rosaspata, frente a Pucyura, al sitio de Ñusttacc–Hisppanan, cerca de aquellas, Incacc–Huaraccanan, en Lucma, capital
actual del distrito de Vilcabamba
se estaba generalmente en la seguridad que la Vitcos de los cronistas era Choqqueqquirau, en el
Apurímac, y así lo aseveran el señor Raimondi que hizo un estudio minucioso de esas ruinas y re28
corrió Vilcabamba y el señor Paz
Soldán en su Geografía, opinión
que al principio, en 1909, participó, aunque tibiamente el doctor
Bingham, quien, sin embargo,
para que la identidad del lugar
con las diferencias historiales, fuese completa, advirtió que faltaban
algunos detalles. Como el mismo
lo dice, esas ruinas no eran tan
suntuosas ni parecían dignas de la
residencia de Reyes Incas.
El motivo que hizo pensar a
muchos que Choqqueqquirau era
Vitcos, fue la etimología de este
nombre, que significa Cuna de
Oro, y que parece coincidir con la
narración de Cieza de León, cuando afirma que el Inca Manco se
fue a Vitcos con todos sus tesoros y cargas de ropa, aunque agrega que Vitcos estaba situada en la
región de Huánuco.
Pero, para que Choqqueqquirau fuese Vitcos, faltaba aquel célebre detalle, que consigna Calancha, de una piedra blanca encima
de un manantial, junto al Palacio
del Sol edificado en Chuquipalpa,
cerca de Vitcos, mochadero principal y predilecto de los indios,
donde según firme creencia de éstos, se parecía al demonio con su
legión de servidores. “La piedra,
que dice Calancha, estaba sobre
un manantial y veneraban el agua
como cosa divina, era demonio
(el que allí estaba) cruelísimo,
pues en dejando de adorarlo, los
mataba o hería, hacía notables daños y horribles asombros y así era
temido de todos y le venían a ofrecer dádivas y sacrificios de lejanas
distancias y de los pueblos más retirados de las montañas”. Los padres agustinos Marcos García,
que tenía la misión de Pucyura, y
Diego de Ortiz, a quién el Inca
Inti Cusi le confió para adoctrinar
el pueblo de Huarancalla, lograron ahuyentar el demonio en ceremonia solemne, que Calancha relata con pormenores, por supuesto inverosímiles, y llevado por la
obsesión y fervor religioso que le
hace ver hasta el huir de los espíri-
tus diabólicos, dejando el adoratorio o hua ca, lla ma do
YURAC–RUMI (Piedra Blanca)
libre de la terrífica influencia que
le convertía en un lugar de ferviente adoración, aunque los padres misioneros tuvieron que sufrir la persecución y el martirio
cruel inflingido por las manos de
los mismos indios, a quienes habían convertido; pues el padre
García fue arrojado de Pucyura a
pedradas, y el padre Ortiz, después de afrentosa y dura vía crucis, fue atravesado en un palo, a
raíz de la muerte de Ttitu Cusi, la
cual se atribuyó al ahuyentamiento del demonio de su residencia
de Yurac–Rumi. Además, en
Choqqueqquirau, parecen no existir los suntuosos edificios, cuyos
dinteles son de mármol según refiere Ocampo al hablar de Vitcos.
Posteriormente el doctor Bingham, después de haber conocido
la gran población antigua de Machupicchu, donde todas las construcciones son de piedra blanca y
hay suntuosos y admirables palacios primorosamente hechos y
donde lo montuoso e inaccesible
del lugar, hacen pensar en un refugio seguro buscado por un pueblo vencido, creyó haber hallado
la celebrada Vitcos, mucho más
que las ruinas se encuentran a una
jornada de la entrada del valle de
Vilcabamba; pero, con todo, faltaba el MOCHADERO de Yurac–Rumi, la enorme piedra blanca
situada sobre el sagrado manantial, pues en Machupicchu no hay
absolutamente agua, ni menos
una roca que, por sus dimensiones y el color de la piedra haga
pensar en aquella huaca.
GEOLOGÍA
En un viaje que, también en
1911, realizó el doctor Bingham
por toda la región de Vilcabamba,
penetrando casi hasta los valles
de San Miguel, donde comienza
la región habitada por los salvajes,
conoció el sitio que actualmente
se llama Rosaspata, una colina am-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sobre los trabajos de la expedición científica de la Universidad de Yale
plia rodeada de andenes y que da
vista a las regiones de Vilcabamba y donde existen restos de casas, de una plaza, junto a la cual
existen los muros de un gran palacio cuyos dinteles son de piedra
blanca delicadamente labrada, y la
vista que se tiene desde allí abarca
toda la cordillera nevada de Vilcabamba y sus alrededores, coincidiendo esto con lo que dice Baltazar de Ocampo de Vitcos: que estaba situada en la cumbre de una
elevada montaña, desde la cual
abarcaba la vista de una gran parte de Vilcabamba. Dentro de la
misma colina de Rosaspata, a alguna distancia del sitio donde existen los restos de construcciones,
halló el doctor Bingham la piedra
que actualmente llaman los indios
ÑUSTTAC-HISPPANAN, una
inmensa roca errática de 52 pies
de largo, 30 de alto y 25 de ancho,
rodeada de otras piedras de menores dimensiones pero talladas,
con asientos y al parecer pequeños Intihuatanas; la piedra es blanca y debajo de ella hay un manantial, hoy pantanoso, de donde sale
un chorro de agua que corre por
el declive de la colina, por una acequia muy antigua. El doctor Bingham creyó haber hallado la memorable Vitcos, puesto que había
logrado encontrar todos los detalles consignados por los cronistas
al hablar de este pueblo.
En la expedición de este año,
volvió a Rosaspata, hizo limpiar
la piedra colocada sobre el manantial que estaba cubierto de malezas y lleno de pantano, realizó
nuevos estudios del palacio, casas
y muros, y se confirmó en su prime ra opi nión de que
ROSASPATA era VITCOS.
Yo, en cumplimiento de la comisión recibida del Supremo Gobierno, llegué y visité Lucma, Pucyura, Rosaspata, Huancancalle y
Arma, en el valle de Vilcabamba,
y pude constatar datos referidos
por el doctor Bingham. Efectivamente: Rosaspata está frente a
Pucyura, rodeado de los ríos
Andenes, por un lado, Huadquiña por otro y el Vilcabamba por
el frente; tiene un hermoso plano
lleno de vegetación rodeado de
andenes y en toda su extensión
hay paredes, puertas y restos en
su mayor parte de piedra blanca,
de casas, palacios y templos. En la
parte más próxima a Pucyura existe la fachada de una casa, dando
frente a un llano extenso, con seis
puertas hechas con sillares regulares y delicadamente unidos, tiene
de frente 166 pies de largo y 33 de
ancho.
Ascendiendo de este sitio se ve
una hermosa playa a cuyo término todas están en pie los restos de
un gran palacio del que la comisión hizo un plano; tiene 245 pies
de largo y 43 de ancho con 15
puertas de frente y otras 15 en la
parte posterior; las puertas de
cada división son notables y superiores a las de Machupicchu, con
ser éstas tan importantes, siendo
casi todas ellas puertas de granito
blanco, lo que pudo hacer pensar
a Ocampo en que las construcciones fue ron de már mol. Hay,
como en Ollantaytambo y Machupicchu, algunas alacenas o nichos
y clavos de piedra cilíndricos que
sobresalen de la pared. Cerca de
estos restos y en su parte posterior quedan otros de 12 o 13 casitas de 16 a 10 o 40 pies de extensión, y cuyos materiales, como la
ejecución, no son tan notables
como en las anteriores piezas. Hacia el río Huadquiña, se encuentra
la
cé le bre
pie dra
YURACR–UMI, o Ñusttach–isppanan, sobre un manantial, rodeada de una piedra blanca delicadamente pulida y en la cual se han labrado, sobresaliendo de la base
30 centímetros, unos clavos cuadrangulares que semejan asientos
o intih–uatanas, que dan frente al
manantial. Naturalmente que este
sitio tiene todas las apariencias de
una huaca o adoratorio en que se
rendía culto al agua que brota debajo de la roca, que por sus dimensiones fue considerada como
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
29
Jose Gabriel Cosio
un objeto sagrado, puesto que los
mochaderos existentes en todos
los lugares históricos están siempre junto a rocas y yacimientos de
piedras.
La opinión del doctor Bingham parece estar comprobada
por muchos datos de valor, principalmente por el dato geográfico
de la región de Vilcabamba que
coincide en todo con la narración
de los cronistas, principalmente
de aquellos que la recorrieron,
como Figueroa Rodríguez.
Según Calancha, del Cuzco a
Vilcabamba hay 50 leguas, y esta
distancia es efectiva, si se tiene en
cuenta que el camino seguido antiguamente debió ser el de Huiro,
pues el que actualmente se lleva
por Torontoy, se ha abierto hace
pocos años. Lo que podría considerarse, bien sea como inexactitud de Calancha, que no conoció
Vilcabamba, o como una indeterminación del nombre, es la afirmación de aquel cuando al hablar
del viaje del padre Marcos García
a aquellos valles, de su representación al Inca y del pueblo que le
confió para su predicación, dice:
“Llegó después de varios trabajos
a la presencia del Inca, que lo recibió enojado, sintiendo tanto el
ver que podían entrar españoles a
sus retiros, como verdadero predicador contra sus idolatrías en su
pueblo. Fuese ganando la voluntad el padre fray Marcos, y tuvo licencia para predicar con lo que
soltó la capa y desplegó el estandarte de la Fé. Edificó iglesias dos
jornadas largas de Vilcabamba,
en Pucyura, pueblo en que el Rey
Inca tenía su corte, sus ejércitos,
siendo éste el primer templo” de
Pucyura a Vilcabama, es decir al
pueblo de este nombre, sólo hay
dos leguas y no dos jornadas
como asevera el cronista, a lo que
sólo podría asentirse si se trata de
algún otro pueblo lejano del mismo valle que hubiese tenido este
nombre, hoy variado, puesto que
según aquel mismo religioso, la
extensión de los dominios de los
30
Incas refugiados era de 200 leguas. La palabra Vilcabama se
presta a otras muchas hipótesis,
porque actualmente hay más de
cinco poblaciones situadas en distintas regiones, que tienen esta
misma denominación.
Pero fuera de esta pequeña diferencia, todos los demás datos
son exactos.
El pueblo de Pucyura existe actualmente sobre el río de Vilcabamba. Los indios conocen con
el nombre de Chuquiquipallpa las
inmediaciones de Rosaspata, donde según los cronistas estuvo Vitcos. Con el mismo nombre de
Choqquechaca (Puente de oro) se
conoce hoy un puente de palos
atravesado sobre el río Vilcabamba al principio de este valle, y según Garcilaso, Calancha y otros
el sitio mencionado era el comienzo de los dominios de los Incas
de Vilcabamba, y desde el cual se
enviaban mensajeros anunciadores ante el Monarca, cuando iban
algunas comisiones encargadas
de tratar con éste obligándole a salir, como sucedió con Sairi Tupacc —Garcilaso, copiando la versión del Palentino dice, en el capítulo IX del libro VIII de la segunda parte de los Comentarios: “Venidos, pues, al Cuzco, trataron el
licenciado Muñoz y la doña Beatriz, que se fuesen delante los embajadores con su hijo Juan Sierra,
al Inga y que quedasen atrás (y en
esta parte asegura), el fraile y Betanzos. Y así, siendo de este acuerdo, partieron del Cuzco, tres días
antes, el fraile y Betanzos, diciendo aguardarían en el camino.
Empero queriendo ganar la honra de primeros embajadores de
esta hasta el puente que llaman
Choqquechaca, donde comienza
la jurisdicción del Inca”.
La región donde están Lucma,
Pucyura, Huarancalla y otros lugares, es muy montuosa, estrecha y
atravesada por más de doce torrentes de lecho pedregoso y pendiente, y cuyo paso se hace imposible con las lluvias y los aluvio-
nes, circunstancias muy favorables para una larga resistencia de
parte de los sitiados o perseguidos, que hallan por allí seguro refugio, como ocurre hoy mismo
en que los que quieren sustraerse
del servicio militar o de la acción
de la justicia se pierden en esas
montañas.
Ocam po ha bla de Oya ra
como de un sitio al cual le llevó al
Inca prisionero, cuando el Virrey
Toledo hizo capturar a Tupac–Amaru, y Oyara se llama actualmente uno de los vallecitos situados
entre Pucyura, al Norte y Paltaibamba, al Sur.
Calancha al referir la llegada a
Vitcos del mártir agustino Diego
de Ortiz, dice: “Dióle licencia el
Inga, mostrando placer de acudir
a su ruego, y escogió el pueblo de
Garancalla, que era populoso, y tenía estilage para acudir a otros
pueblezuelos y reducciones, en
cuyo medio estaba Guarancalla
dos o tres jornadas había de distancia de un convento al otro”.
En la actualidad hay dos pueblos,
uno Huarancalla, a un kilómetro
y medio de Pucyura, y Huarancalqui, a dieciséis leguas del mismo.
La distancia de dos jornadas
que asigna Calancha a Guarancalla, parece indicar que la doctrina
del padre Ortiz fue la actual aldea
de Huarancalqui, y la variación en
el nombre puede explicarse fácilmente por el trastorno de las sílabas en su pronunciación.
Cerca de Rosaspata, antes de
pasar el río Huadquiña, se ven
también algunas piedras, pozos y
vestigios de un antiguo laboreo
de minas, y de él habla Ocampo
haciendo referencia a un minero
llamado Albornoz, y Calancha de
un Romero, que halló y exploró
unas minas de oro.
Aún existe un dato más en apoyo de la tésis del doctor Bingham.
Sabido es que el Inca Ttitu–Cusi
gobernó por los años de 1568 y
habitó un pueblo llamado Pampaconas, más allá de Vilcabamba,
donde están aún fechadas las dos
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sobre los trabajos de la expedición científica de la Universidad de Yale
cartas que escribió este Inca al
Prior del Convento de los Agustinos del Cuzco, como aparece de
la publicación que hace don Gabriel de Cárdenas, en el prólogo
de la segunda edición de los Comentarios Reales de Garcilaso de
la Vega. Pampaconas existe en un
valle montañoso a dos días de jornada de Vilcabamba, y a la cual se
llega por caminos pantanosos llenos de dificultades.
El señor Bingham en sus continuas excursiones por ese valle y
por el de Concebidayoc, impulsado por la idea de que existen todavía, restos de poblaciones incaicas en la región montañosa, más
al anterior de Pampaconas, halló
en un llano montuoso, que hoy se
conoce con el nombre de Espíritu–Pampa, las ruinas de una pequeña población evidentemente
incaica, muy parecidas, en los rasgos más generales, a las construcciones de Choqqueqquirau. Son,
poco más o menos restos de 45
casas hechas con piedra mezclada
con barro y arcilla, y provistas de
alacenas o nichos y de clavos salientes de piedra.
Este sitio, según el doctor Bingham, pudo ser la resistencia del
Inca Ttupac–Amaru, pues, según
refiere Figueroa Rodríguez, cuando una comisión de españoles
fue en nombre del Virrey a obligarle a salir de Vilcabamba, aquel
recibió a los comisionados en una
pampa, afuera de la población en
que habitaba.
Y por allí seguramente huyó
Ttupac–Amaru de la persecución
de Martín García Loyola, comisionado por el Virrey don Francisco
de Toledo para aprisionar al Inca
y conducirlo al Cuzco, como hizo
el Marquéz de Cañete con Sairi
Ttupac.
El doctor Bingham ha identificado el sitio denominado
Salto de Loyola, de que se ocupan algunos cronistas, y el cual
hoy tiene un nombre más breve por la adulteración que ha
re ci bi do del vul go in dí ge na
que habita en esas muy apar tadas regiones, y que ignorante
del castellano corrompe las palabras de este origen. El sitio
mencionado ya colinda con los
valles y montañas habitados
por tribus salvajes.
Tanto Garcilaso de la Vega, en
la segunda parte de sus Comentarios Reales, como Cieza de León
en la Batalla de Salinas, dicen que
el camino más frecuentado a Vilcabamba fue el que conduce por
la vía de Guamanga, que por la
hoya del Vilcanota, por ser aquella de más cómodo y fácil trayecto, y actualmente hay un camino
muy transitado por Ayacucho a
Vilcabamba, por el cual se hacen
transacciones comerciales, aunque en pequeña escala, entre las
poblaciones del Departamento
de Ayacucho y la provincia de
Andahuaylas, con las muchas poblaciones esparcidas en las quebradas de Arma, Huarancalqui y
Pampaconas, atravesando el Apurímac por el lugar llamado El Pasaje y penetrando en Vilcabamba
des pués de atra ve sar la
APACHETA de Chucuiton, a 15
mil pies sobre el nivel del mar.
Hoy todavía se vé en muchas
partes el camino incaico, marcado con las piedras que son la señal de las vías de este orígen.
El Apurímac por esta región
puede atravesarse por tres puntos
distintos, lo que confirma la facilidad con que los indios súbditos
del Inca de Vilcabamba, podían
asaltar a los viajeros que iban del
Cuzco a Lima o al contrario, según refieren uniformemente los
cronistas.
He aquí las conclusiones a que
ha llegado el doctor Bingham respecto a la identificación de Vitcos
y Vilcabamba, después de pacientes investigaciones y de deducciones rigurosas:
1) Tenemos la afirmación de
Calancha, de que cerca de Vitcos
había un templo del Sol, en el que
había una roca blanca sobre un
manantial de agua.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
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Jose Gabriel Cosio
2) La descripción de Vitcos
por Ocampo, como un lugar situado en la cumbre de una elevada montaña, desde la cual abarcaba la vista gran parte de Vilcabamba.
3) La descripción que hace
Ocampo del palacio de Vitcos de
mencionar que las puertas, tanto
las principales como las demás,
eran de mármol blanco hermosamente tallado.
To das es tas afir ma cio nes
coinciden con las condiciones
de Rosaspata. Cerca de allí se encuentran las ruinas de un antiguo edificio, en el que existe una
gran roca blanca sobre un manantial de agua: las ruinas de Rosaspata se encuentran en la cumbre de una elevada montaña o
colina desde la que se percibe
una her mosa perspectiva en todas direcciones, y se extiende hacia picos nevados, tanto al norte
como al sur; las ruinas de Rosaspata a diferencia de las de Machupicchu, son notables porque
tienen dos clases de puer tas,
principales y corrientes, y las
puertas son esmeradamente talladas en granito blanco, en tanto que las puertas de Machupicchu no son tan her mosas como
el resto de la construcción, y no
atraen la atención de manera
particular.
Con respecto al templo del
Sol, encontramos:
1º El nombre de Chuquipallpa, que todavía se aplica a la vecindad de Ñusttac–hisppanan.
2º El nombre de Pucyura que
todavía se da a la aldea donde existe una antigua Iglesia bastante
grande a corta distancia de Ñusttac–hisppanan.
3º Cerca de Pucyura existen
los restos de una fundación para
acuñar metales.
4º Y lo que es más importante
de todo, Ñusttac–hisppanan contiene las ruinas de edificios de carácter claramente incaico, que circundan una gran roca blanca situada sobre un manantial de
32
agua, cosa poco común. Más aún
esta roca tiene en sus talladuras
marcos que indican que en tiempos remotos fue indudablemente
objeto de veneración.
Estos indicios me han infundido la convicción de que en Ñusttac–hisppanan se encontraba el
santuario llamado Yurac–Rumi,
el principal mochadero de los indios de Vilcabamba, y que Vitcos,
la capital del último Inca, se encontraba en Rosaspata.
La comisión de Yale contaba
entre sus miembros al notable
geólogo americano, doctor don
Herbert Gregory, decano de la
sección de Geología de la Universidad de Yale, quien ha realizado
exploraciones en el valle del Cuzco, a partir de la quebrada de
Huancaro hasta Oropeza, en la
confluencia del Huatanay con el
Vilcanota, recorriendo las alturas
de San Sebastián y San Jerónimo
y levantando mapas y planos de
las regiones más principales, y en
el valle de Ayusbamba, provincia
de Paruro, sobre el río Apurímac
y muy cerca de Paccarectambo y
Maukca–Llacta (Pueblo Viejo),
donde, como manifesté más adelante, se han hallado abundantes
restos fósiles de elefantes, mastodontes, megaterio y del caballo
primitivo, esparcidos casi a ras del
suelo y en un terreno que, según
opinión del geólogo, que confirma la primera aserción del doctor
don Miguel Corazao, Catedrático
Adjunto de la Universidad del
Cuzco, fue el lecho de un antiguo
lago.
El señor Gregory ha recogido
una buena colección de piedras y
tierras de todos los lugares visitados por él y ha tomado apuntes
numerosos para aprovecharlos
en el estudio que debe de hacerse
en la Universidad de Yale.
Sus opiniones confirman asimismo la del doctor Bingham, sobre la Geología del Cuzco, emitida en el discurso que pronunció
al incorporarse como miembro
honorario de la Facultad de Le-
tras de la Universidad del Cuzco.
Refiriéndose el Director de la Comisión de Yale al hallazgo de un
hueso fósil hecho el año pasado
en la quebrada de Aya–Huaicco
(Quebrada de cadáveres), dice así:
“Creo que su historia (la del
Cuzco) es más larga y que principia miles de años antes que la de
cualquier otro pueblo de América. No hay ninguna ciudad que
para el historiador, el anticuario, o
el arqueólogo tenga tanto de interesante como el Cuzco. El primer
descubrimiento que hicimos fue
probablemente de los huesos fósiles debajo de una capa de 80 metros de arcilla glacial, en la quebrada de Ayahuaicco. Mezclados con
los restos humanos habían huesos de bisonte, de un lobo y una
llama. No puede haber cuestión
sobre hechos claros por lo que a
la estratificación respecta. Sin embargo se necesitará un examen
más detenido de la región en donde se han encontrado los referidos huesos antes de que podamos hablar de manera más concreta de la edad que tienen… Los
huesos encontrados cerca de la
ciudad del Cuzco son contemporáneos de las compactas arcillas
dentro de las cuales fueron encontrados”.
“Estaban dispuestos en la forma de un lente que tuviese 10
pies de largo por seis pulgadas de
espesor. Primero por la disposición que tenían los unos huesos
con respecto a los otros. Segundo
por sus relaciones con las capas
que las cubrían; y Tercero, por su
desgaste”.
“De aquí que el conocimiento
de esas capas en cuanto a su edad
vengan a ser un factor crítico en
la interpretación. Luego de hecho
un detallado estudio geológico de
la parte superior de la hoya del
Cuzco, con referencia especial a
las formas glaciales, se puede llegar a la conclusión: 1º que estas
capas pertenecen a las series glaciales; 2º que los huesos fueron
depositados durante el período
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sobre los trabajos de la expedición científica de la Universidad de Yale
de aluviones pronunciados; y 3º
que desde cuando estuvieron en
aquel lugar los huesos, se depositó sobre ellos una capa de arcilla
de 75 a 100 piés que los ha tenido
sepultados, y ha quedado más tarde derrumbado en parte… La
edad de los restos vertebrados
puede calcularse aproximadamente desde 20,000 a 40,000 años.
“Los estudios del geólogo de
la comisión de 1912 han sido
una continuación de los que se
hizo por la comisión de 1911,
en que se realizó un trabajo de
ese género, desde el encuentro
del río Urubamba con el Jipia
más abajo del pongo del Mainique, siguiendo el meridiano 73
oeste de Greenwich, hasta llegar
al puerto de Camaná en la costa
del Pacífico”.
El señor Gregory no salió a
los valles de Vilcabamba a hacer
los estudios consignados en el
programa.
METEOROLOGÍA
Según el programa de los de
la comisión de Yale, debió equiparse estaciones meteorológicas
para hacer obser vaciones, en el
Cuzco y Santa Ana durante 9 a
10 años; pero el doctor Bingham ha hecho arreglos con el gerente de la Inca Mining para que
durante cinco años se encargue
la compañía de realizar dichas
obser vaciones, instalando las
tres colecciones completas meteorológicas, que le ha entregado, en los lugares más a propósito, y uno especial en Santa Lucía, a 13,000 pies; todo por cuenta, y para transmitirlo a la Universidad de Yale que será el centro de todos los estudios que
han de hacer con los datos acopiados por la expedición.
OSTEOLOGÍA
Uno de los primeros osteólogos de los Estados Unidos de
Norte América, al decir del doctor Bingham, el señor Jorge Eaton, profesor del ramo de la Uni-
versidad de Yale, ha sido el encargado de recolectar materiales
en los yacimientos del Cuzco,
Machupicchu, Choqqueqquirau
y Ayusbamba, para la sección de
Osteología, con resultados favorables. En el mes de junio, halló
en la quebrada de Huancaro un
hueso fósil correspondiente a
un animal gigantesco, que aún
no ha llegado a identificarse y
cuya antigüedad, según dicho osteólogo, podría ser de 70 mil
años, hueso de la región pelviana que comparado con el correspondiente de un caballo moderno, era por lo menos 8 veces mayor en sus dimensiones.
En Choqqueqquirau, halló el
osteólogo algunos cráneos de indios normales y huesos fragmentados en las tumbas, muchas de
las cuales se encontraban íntegras, y otras ya vacías, no obstante
estar cubiertas.
En la hacienda Ayusbamba,
del señor Emeterio Calvo, situada en la provincia de Paruro, sobre el río Apurímac, el señor Eaton encontró un omóplato de mastodonte, de 2 pies
de largo por 1 pie y 2 pulgadas
de ancho y de 8 libras de peso,
fragmentos de colmillos también fosilados de elefante, dientes del mismo y fragmentos de
mandíbulas del caballo primitivo que se extinguió en la América al comenzar la Edad del
Hombre.
Este lugar debe ser estudiado
por una comisión peruana, pues
la abundancia de fósiles que en
él se ha encontrado sin más que
remover ligeramente la arcilla,
como ha sucedido con la excursión que realizó el Rector de la
Universidad del Cuzco y el doctor Romualdo Aguilar, Catedrático de la misma, y con la comisión de Yale, es tal, que seguramente los resultados serán más
provechosos y más notables si
se realizara un trabajo científicamente organizado y hecho con
paciencia y buen método.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
PATOLOGÍA
Según el programa de la expedición de Yale, el médico de ella,
doctor don Martín Nelson debió
de estudiar las varias enfermedades existentes en todos los lugares visitados, y los resultados producidos en el organismo del indio
por uso de la coca.
Los lugares donde más obser vaciones ha hecho el médico referido han sido en la región de
Arma, Vilcabamba y Santa Ana,
precisamente en una época en
que ella producía estragos la epidemia de fiebre y viruela, que,
no habiendo dejado hasta hoy,
casi diezma la reducida población de las aldeas, hasta las cuales no llega la acción amparadora de las instituciones llamadas a
hacerlo.
Ante esta circunstancia, el médico de la expedición yanqui lleva, como dato más notable de las
enfermedades comunes, las de fiebres, viruelas y pulmonías. Además dice que en los pueblos de
Vilcabamba y Arma se presentan,
en cifra abundante, casos de enfermedades venéreas (gonorreas
y sífilis).
Por no haber permanecido un
tiempo suficiente para estudiar
los efectos fisiológicos y patológicos del uso de la coca en nuestros
indios, el doctor Nelson no ha hecho ninguna observación científica, ni los experimentos que habría requerido el caso, sobre este
punto de su programa.
En la sección Antropología, el
mismo médico ha tomado muchísimas medidas de tipos nativos,
en diferentes secciones, de la talla,
proporciones fisonómicas, capacidad toráxico y pulmonar, y la potencia visual, como también centenares de vistas fotográficas de
indios, datos de los que no ha sacado ninguna proporción media,
porque según el contrato que tiene con la Universidad de Yale,
debe llevarlos a ese centro para
que sean estudiados por un notable Antropólogo.
33
Jose Gabriel Cosio
Ningún estudio, ni siquiera ensayo, se ha hecho sobre el punto
relativo a tipos de deformación
de cráneos.
baños, con sus restos de templos,
palacios, casas y torreones, en la
cúspide de un elevado cerro y rodeado por montañas ásperas e
inaccesibles, a cuyos piés corre el
Vilcanota como poderoso obsESTUDIOS DE MONTAÑA
Según su primitivo propósito, táculo para llegar a tan singular
los de la Universidad de Yale de- ruina.
bieron de hacer un estudio detenido de la región montañosa, entre DESCRIPCIÓN Y
los ríos Apurímac y Urubamba; APRECIACIONES
pero no lo han llevado a cabo por
Machupicchu se halla situado
el grave percance que le ocurrió al en los límites de la provincia de
Ingeniero Sub–Jefe de la comi- La Convención y de la de Urusión señor K. C. Helad, que se bamba, sobre el río Vilcanota, a
destrozó la clavícula en una de 130 kilómetros del Cuzco, y es
sus atrevidas excursiones, en bus- comprensión de la hacienda Cuca de ruinas antiguas desconoci- tija, propiedad del señor Ferro.
das.
Está a nueve mil veinticinco
piés sobre el nivel del mar y a
MACHUPICCHU
dos mil piés sobre el río.
Las investigaciones que en ma- La mayor importancia de esteria de Arqueología se han he- tos estudios estriba en que se tracho en el Cuzco, han tenido su ta de restos de los que no hacen
mayor importancia en los descu- mención ni los cronistas españobrimientos y estudios realizados les, quienes daban la importanen los notables y extraños restos cia a la descripción de los monude la antigua población de Machu- mentos indígenas, ni los historiapicchu, que según el doctor Bing- dores relativamente modernos y
ham y el señor Erdis, ingeniero ar- contemporáneos, no hallándose
queólogo de la comisión, son ninguna noticia sobre ellos en
preincaicos, y de un valor tal vez ninguna monografía, de las muinsuperable entre todos los restos chas que existen sobre pareciantiguos del mundo, por la magni- dos temas.
tud de su conjunto y la curiosa pe- En la hoya del Vilcanota paculiaridad de sus detalles.
rece que Ollantaytambo fue el
El doctor Bingham visitó lige- último reducto en que las fuerramente Machupicchu en 1911, zas del Imperio que iba a derrihabiendo encontrado sólo un gru- bar se, hi cie ron re sis ten cia a
po reducido de casas y algunos los extraños elementos invasomuros que le llamaron la atención res, y no hay datos siquiera por
y le hicieron pensar en que esa po- la tradición, que es fuerza manblación, cuyos edificios son de te ne do ra de las fór mu las y
piedra blanca bien bruñida, pare- vida sociales, de la existencia
cida a mármol, pudiera ser la Vit- de una población que más allá
cos mencionada por Calancha y de aquellas for talezas, hubieOcampo, como el mismo lo mani- sen ser vido de baluar te para la
fiesta; pero la comisión de 1912 defensa de los Incas, la que haha sido la que, realizando una bría sido larga y victoriosa, al
plausible obra de limpieza, en un haberse encerrado el ejército
bosque cerrado e impenetrable imperial en esas murallas insalde gigantescos árboles y excavan- vables de Machupicchu, dondo en el suelo hasta tres, cuatro y de la naturaleza misma del tecinco piés, ha logrado presentar rreno pregona lo estratégico
la población entera, con todo su de esas sierras para las luchas
alineamiento de calles, graderías y mi li ta res. ¿Có mo se ex pli ca
34
que los indios descendientes
de sangre real, y los que no
siéndolo fueron ser vidores de
su Rey, no infor maron a los españoles sobre la existencia de
esa población militar en las varias infor maciones oficiales y
par ticulares que se tomaron sobre todo los puntos y aún sobre los secretos de la estirpe,
de la Historia Incaica? ¿Cómo
el mismo Garcilaso de la Vega,
hijo de una Palla, nieta de Huaina Cápac, y sobrino de Sairi Tupacc que ostentó la borla imperial en Vilcabamba, no supo
nada de esos restos, él que era
tan prolijo en narrar todo lo
que significase prez, honor y
gloria para la Historia del país
donde había nacido, él que con
tanto interés preguntaba a sus
parientes mater nos sobre el pasado de los Incas?
Al referirse a la retirada de
Manco, ante las dificultades de
la reacción, después de consignar su tierna despedida, dice,
simplemente que se retiró a la región de los Antis, a un sitio llamado Vilcapampa, donde fue
muerto por un español, a quién
había amparado: y ahora podemos estar ciertos de que Machupicchu no fue Vilcapampa.
El nombre mismo es nuevo
en la Historia. De Machupicchu
nada se ha leído ni se ha oído referencias, hasta hoy, en que la
fama de su nombre ha salido del
ámbito nacional, y la grandeza
de sus monumentos ha puesto
una duda más en nuestro pasado y un punto oscuro más que
esclarecer.
No se puede decir, como lo
afir man algunos, que el doctor
Bingham haya sido descubridor
de esa notable ciudad antigua y
que antes de él no se la conocía
ni se la había visitado por alguno. El doctor Bingham tiene el
indiscutible mérito de ser el primero en haberla estudiado científicamente, haberla conocido
en toda su amplitud, y dándole
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sobre los trabajos de la expedición científica de la Universidad de Yale
el interés arqueológico que tiene; pero Machupicchu descubierta estaba hace muchos años
por agricultores y peones del valle de San Miguel, algunos de los
cuales tenían junto a los palacios y casas, y sobre los andenes,
cultivos de yucas, maíz y otros
productos.
Hace 12 años, el 14 de julio de
1901, llegaron a Machupicchu los
vecinos de Ccolpani, don Enrique Palma y don Agustín Lizárraga, en compañía de don Gavino
Sánchez, que fue exclusivamente
de Caycay, en la provincia de Paucartambo, a conocer esos restos,
como leí en una inscripción que
todavía existía en uno de los muros cuando la excursión que hice
en enero del año pasado. Es verdad que los mencionados exploradores no fueron por interés científico, sino con el vulgar deseo de
encontrar los tesoros fabulosos
que creían estuviesen ocultos en
esas alturas, como desgraciada y
funestamente suponen muchos
que aún se precian de ilustrados,
con irremediable daño de la integridad de los monumentos, que
son demolidos y profanados por
la pica y la dinamita, para satisfacer el ansia loca de riquezas imaginarias, tendencia arraigada que
hizo proferir las siguientes frases
al Marqués de Nadaillac en su
obra: “L’Amérique Pre–histórique”. Desgraciadamente el hombre apura día a día su destrucción
(la de los monumentos); alucinados por numerosas leyendas acerca de la riqueza de los Incas, los
buscadores de tesoros o “tapados”, hacen excavaciones con ardor derrumbándose las murallas
a golpe de pica, destruyéndose las
sepulturas, se hunden los subterráneos, desaparecen todos los recuerdos de un pasado glorioso y
los hombres revuelven en un momento cuanto habían respetado
largos siglos”.
No se conoce el verdadero
significado etimológico de Machupicchu, y el descifrarlo co-
rres pon de a los que chuis tas
como sucede también con Vitcos, palabra cuya etimología se
ha perdido, tanto para los naturales, como para las personas de
estudio.
Machupicchu es una palabra
compuesta de Machu (viejo) y
Piccho que parece desinencia
del ver bo cas te ll a ni za d o
PICCHAR, que entre los indios
significa mascar la coca. Eso de
que el lado de Machupicchu
haya otro cerro histórico, donde
la comisión de Yale sólo ha encontrado restos de casas al parecer de centinelas, llamado Huaina pic chu, pa la bra en la que
Huaina significa joven, opuesto
a Machu (viejo), debe despertar
algún interés arqueológico, si se
tiene en cuenta que hay algunos
lugares de importancia histórica
que llevan nombres semejantes,
como Huayna–murayaca y Machu–murayaca, Huaina–ccorccor y Machu–ccorccor.
Subiendo a Machupicchu por
su lado norte, desde el puente
de San Miguel, por un cerro escabroso y empinadísimo que
apenas ofrece una senda estrecha de a pié, se corona la cumbre a más de dos mil piés sobre
el río, y de ahí se desciende para
llegar a la población unos ochocientos metros, por algo así
como una calle estrecha defendida por la derecha por un muro
de piedras brutas y toscamente
unidas.
La entrada a la población es
una portada muy semejante a la
de Sala–punco, en el camino de
Ollantaytambo a Torontoy: Es
la de mayores proporciones, relativamente a las de su género,
que abundan en lugares donde
existen monumentos antíguos;
las paredes laterales son de piedras cuadrangulares ligeramente trabajadas, y se hallan un tanto movidas, algunas ya por desmoronarse, a causa de las raíces
que crecen en sus junturas. El
pulimento y unión de las pie-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
35
Jose Gabriel Cosio
dras en dicha portada son inferiores a la de la pequeña portada
que da acceso a la galería de
Ollantaytambo, pero en la magnitud de las piedras del umbral,
en la altura de éste, y en un detalle especial que mencionaré luego, es superior a aquella.
El umbral no está for mado,
como ocurre generalmente, de
una sola piedra, sino por dos horizontalmente unidas, de dos
metros veinte centímetros de largo y de sesenta centímetros de
espesor, cada una: La for ma
aproximadamente puede reconstruise con los siguientes datos:
Ancho de luz, por la parte superior; por dentro, un metro cincuenta centímetros; por fuera:
un metro cincuenta y cinco, por
la base: por fuera, un metro cincuenta y nueve centímetros, por
dentro: un metro cincuenta.
El detalle típico de esta construcción, por no hallarse en ninguna de las que conozco, Tampu–machay, Ollantaytambo, Pizca y Torontoy, y tampoco debe
de hallarse en Choqqueqquirau,
a juzgar por lo que dice el doctor Bingham, es una especie de
collar o argolla de piedra de siete centímetros de diámetro, que
arranca sobresaliente, de la parte posterior del umbral, semeja
en for ma a las piedras agujereadas puestas como clavos en las
cuadras y corrales para amarrar
las bestias. Esta argolla no for ma un solo conjunto con la piedra de que arranca, como sucede en otros edificios de Machupicchu, sino que se ha encajado
entre las junturas del umbral.
Como ocurre en las alacenas
y los cilindros o clavos de piedra
colocados entre las primeras, no
se conoce definitivamente el objeto de estos collares, aunque
pueda conjeturarse que ser vían
para colgar de ellos algunas telas, hilos y tapices para indicar la
hora en que el Monarca o personaje que resida en el edificio no
estaba visible para los extraños,
36
como opina el Catedrático de
Antropología de la Universidad
del Cuzco doctor don Antonio
Lorena, aserción confir mada
por el Arqueólogo de la comisión señor Erdis.
Pa san do la por ta da se penetra en una ancha calle protegida a los dos lados por muros de
piedra bruta, de carácter ciclópeo, que conduce en un descenso muy suave a unas graderías
de piedras talladas en roca. Por
éstas se penetra en el centro de
la población, cuyas ruinas, desde este sitio, se ostentan ya en
conjunto, con sus calles estrechas, sus pozos o baños, sus casas y palacios y las caprichosas
cur vas de los andenes.
Puede decirse que Machupicchu es la población de las escalinatas. Existen 109 graderías con
un to tal de TRES MIL
GRADAS, que las ha contado
una a una el Arqueólogo yanqui.
La primera habitación que se
encuentra es una de tres metros
de largo por dos de ancho, que
la primera vez que visité esas ruinas ser vía de vivienda a un indio
Melquíades Alvarez, que hacía
ocho años moraba en Machupicchu. Toda ella está hecha de piedras sillares almohadilladas y pulidas en los bordes, semejantes
hasta en el color a las que for man la pared posterior de la
casa que fue de las Acllas, hoy
convento de las Monjas Catalinas, en el Cuzco.
La casa está tan bien conser vada que el indio que la habitaba no tuvo más necesidad que
ponerle una empalizada por la
par te posterior cuya pared se
había destruido, y techarla con
hojas.
De la puerta de esta habitación se ve hacia la derecha una
her mosa escalinata de piedra
blanca, de más de doscientos tramos que desciende hacia la población diseminada en toda la
andenería que rodea el cerro, y
ter mina en el gran muro que sir -
ve como de límite y parapeto al
circuito de la ciudad.
Al lado izquierdo de esta gradería troncal, y a treinta metros
de ella, se encuentran los restos
de un her moso templo que describí así en ocasión anterior:
“Lo pri me ro que lla ma la
atención es un inmenso monolito cuadrangular, que arrancando de la pared del fondo, sobresale a manera de un trono o altar
destinado a alguna divinidad o
persona de altas preeminencias,
y a cuyos lados se ven dos piedras de menores dimensiones,
que parecen sitios o puestos secundarios de una trinidad de ídolos o personas. Dichas piedras
se alzan del suelo y rematan en
la tercera parte de la pared. El
monolito es de roca ligeramente
trabajada, tiene de largo 4 metros 36 centímetros, 1 metro de
espesor, y su altura de ras del
suelo es de un metro. Se trata seguramente de un templo o adoratorio principal.
“La pieza tiene la pared del
fondo y las laterales completas,
faltándole sólo la principal o fachada, para dar idea de su for ma
completa. No puede haber mayor primor de perfección; allí se
ha unido lo monumental y grandioso con lo regular y simétrico”.
“Los muros laterales, puede
decirse, que están for mados
solo de dos inmensos trabajados monolitos, que se sueldan o
enchapan con la pared del fondo mediante tres piedras que tienen la for ma exigida por la colocación de los monolitos y 43
centímetros de largo cada una.
El monolito de la derecha tiene
de largo tres metros diez centímetros; de alto 2 metros 30 centímetros, de espesor 82 centímetros. El de la izquierda es de 3
metros 93 centímetros de largo;
2 metros 30 de alto y 0.90 de espesor. El primero tiene doce esquinas. Todo el templo que así
debe llamarse, está for mado de
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Sobre los trabajos de la expedición científica de la Universidad de Yale
166 piedras, de las cuales las de
pequeñas dimensiones son aplanadas y paralelográmicas y sus
junturas son tan perfectas y delicadas, como de las paredes del
templo del Sol del Cuzco”.
“En esta pieza no habían de
faltar ni las alacenas y nichos
que hay en Ollantaytambo, Pisac, Torontoy y Choqqueqquirau, ni los clavos cilíndricos de
piedra que ornamentan estas al
parecer hornacinas de ídolos o
divinidades. Existen 17 alacenas; 10 laterales y 7 en la pared
del fondo. Los clavos y apéndices sólo existen entre éstas últimas”.
“La habitación tiene m. 6.43
de ancho. Las paredes laterales
tienen de altura, la de la izquierda: m. 3.93; la de la derecha, m.
3.69: y la de fondo desde el altar
que le está adosada, m. 2.50. Las
paredes laterales en sus extremos libres demuestran claramente una especie de corte oblicuo que hace que la base quede
sobresaliente con relación a su
remate, y así mismo presentan
en las piedras de la cúspide una
casi profunda concavidad, que
al parecer ser vía de encaje y soldadura, con la piedra del umbral
que ha desaparecido. Esta clase
de huellas se notan casi en todas
las construcciones de Machupicchu.
La sala cuya descripción he
hecho, aunque deficientemente,
es la mejor que hay en Machupicchu, entre las ruinas de palacios y casas que se alzan sobre la
exuberante vegetación de esas
inhabitadas alturas, donde sólo
la víbora se enseñorea con su terrible obra de ponzoña.
En la parte posterior de la pared lateral derecha, se nota algunas estrías que “figuran culebras”.
Hacia la izquierda de la sala
descrita, como a 6 metros de distancia, se encuentran los restos
de un gran palacio, cuya pared
principal tiene tres ventanas de
un pie y medio de alto, desde las
cuales se domina una larga plaza
y todo el resto de la población
que se escalona en la pendiente
del cerro. Los muros están for mados de piedras rectangulares
bien pulimentadas, con las junturas de una perfección tan acabada, como las que se admiran en
las paredes de la calle de Maruri
en el Cuzco.
Tiene m. 10.42 de largo y m.
4 de ancho. En la mitad de la pieza y hacia el círculo que for man
y las otras habitaciones, hay un
especie de columna o pilar que
tiene m. 2.07 de alto y 77 cms.
de ancho. En su parte superior
se ve una huella muy clara de
que soportaba un umbral, lo
que parece indicar la for maban
dos habitaciones, cuya pared medianera ha desaparecido.
Inmediatamente a la anterior,
y en frente del templo, hay una
habitación pequeña con paredes de piedra bruta rellenadas
con barro, provistas también de
alacenas y clavos; éstos tienen
una for ma singular por estar encor vados en los extremos hacia
abajo.
Por la parte posterior del templo asciende una gradería de
más de 60 tramos perfectamente conser vados y cuidadosamente hechos, muchos de ellos de
una sola pieza, por estar tallados
en roca, la cual conduce hacia
un inmenso Intihuatana situado
en la parte más dominante de la
población, y dando frente al
oriente.
Antes de llegar hasta el sitio
sagrado del Intihuatana se pasa
por una pequeña pieza con alacenas y clavos de piedra que parece haber sido una capilla o lugar de purificación, pues en una
roca grande se ven tallados unos
a manera de sofás, en los cuales
aparecen rastros de rodillas en
la actitud de prosternarse.
En toda la extensión de la gradería principal que baja por el
centro de la población, se en-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
37
Jose Gabriel Cosio
cuentra una serie sucesiva de pozos o baños de piedra de un metro a medio metro cuadrado de
extensión y de 3 piés a 1 pié de
profundidad que se comunican
entre sí por canales muy delgados de piedra blanca, de tal
modo que el agua que debió contener cada pocito desaguaba en
el siguiente. Se han descubierto
y puesto en claro 17 pocitos
cuya aplicación es dudosa, pues
mientras unos creen que son baños, otros dicen ser lavaderos
de oro; pero si se tiene en cuenta que Machupicchu debió contener una muy densa población,
a juzgar por lo apiñado de las casas y las muchas habitaciones
subterráneas, y la falta de agua
en esas alturas, como se ve claramente por el sistema de canales
muy estrechos y de acequias delgadísimas que todavía existen
entre una calle y otra, entre un
andén y otro, es posible suponer
que esos pocitos eran reser vorios para depositar el agua que
debieron traerla de muy lejos.
Subiendo de la sección de los
pocitos, y a veinte metros, abajo
del templo, se destaca dominando las andenerías una construcción sorprendente por lo rara, y
reveladora por los detalles que
la rodean. En esa construcción,
lo rudo, lo primitivo, lo grandioso, que caracterizan las primeras
manifestaciones de los grupos
sociales, está mezclado, en curioso contubernio, con la obra delicada y artística de los momentos de esplendor de una civilización. Junto a una gruta que semeja una vivienda de trogloditas, se admira una construcción
parecida a una sala asiria o a una
torre babilónica. Allí se ostenta
la obra ruda de la naturaleza con
la refinada del hombre. Es una
roca inmensa, una mole for midable de 5 metros de altura, coronada por algo así como un
Intihuatana de una mampostería de piedras delicadamente pulimentadas y unidas for mando
38
un círculo. Sobre la roca bruta
se ha construido en for ma circular un torreón que visto de abajo, tiene un interés especialísimo. En la parte inferior de la
roca que mira hacia el río, hay
una puer ta oblicua triangular
abierta en esa masa en for ma de
piedra, y penetrando por ella en
la cueva forjada en el seno de la
roca, se encuentra una habitación ornamentada con muros
de piedras cuadrangulares, provistos de alacenas de doble fila y
clavos de piedra, que dan a ese
lugar un aspecto imponente y
sombrío.
Parece que un titán se hubiese deslizado por una grieta de la
roca, y la hubiese disgregado o
dividido en dos partes al levantarse, con el esfuerzo colosal de
sus espaldas. La parte de la izquierda se inclina hacia la otra, y
para hacer como un juego de capricho, o impedir que se vuelvan a unir, se ha apoyado una
fracción sobre la otra mediante
un muro de bloques de piedra,
iguales a los que componen la
coronación del torreón. Ese trozo de mampostería parece una
chapa y soldadura de las dos
fracciones de la roca.
Penetrando en esa especie de
gruta se llega a una pieza irregular y húmeda, de 8 metros cuadrados, y cuyo techo está for mado de piedras regulares labradas. Sus paredes son como dije
antes de piedras pulidas que
constituyen como el decorado
de ese subterráneo curioso y extraño.
Arrancando de ras del suelo
se ven cuatro nichos o alacenas
de mayores dimensiones que las
que ordinariamente existen en
ruinas semejantes.
Su altura es de m. 1.77; su ancho en la parte alta, de m. 0.45;
debajo de m. 0.20. Tienen exactamente las proporciones para
contener a un hombre de alta estatura. Encima de estas alacenas
hay dos pequeñas cuya altura es
de m. 0.55; su ancho en la parte
superior, de m. 0.33; y en la
base, de m. 0.40; con una profun di dad de 28 cen tí me tros.
Del muro se destacan dos clavos de piedra delgados y pulimentados. Dentro de la cueva
hay tres secciones de tronos regulares for mados o labrados en
roca, y casi todo el circuito está
rodeado de las alacenas o nichos
grandes. En uno de los extremos hay un enor me agujero que
delata las excavaciones que por
allí se han hecho.
Las alacenas grandes, por sus
dimensiones, por la par te en
que se hallan, por el aspecto
sombrío del recinto hacen pensar en un lugar de castigo o de
torturas. Es sabido que entre los
antiguos peruanos los delitos
atroces se castigaban con el emparedamiento. Es esta sección
la que ostenta construcciones
más notables, por la regularidad
de los sillares de piedra blanca finamente labrada y por la delicadeza y perfección de las junturas. Todas las piedras son paralelográmicas y sus líneas de unión
for man ángulos rectos. Los muros de estas construcciones han
sido esmeradamente lavados y
presentados en majestuosa elegancia por los de la Comisión
de Yale.
Aún cuando parezca pedagógico, los restos de Machupicchu, expuestos a los ultrajes de
la intemperie y alzándose en la
soledad de esas inhospitalarias
alturas, están mejor conser vados que los que se encuentran
en lugares frecuentados por el
hombre, como el Cuzco, Ollantaytambo y Ppisac.
La naturaleza menos destructora y más pródiga en ciudades,
ha guardado y conser vado mejor los monumentos encomendados a su sola custodia, que el
hombre, cuya mano parece empeñada en borrar la huella de los
siglos y los rastros de la Historia. Solamente los arbustos y las
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Sobre los trabajos de la expedición científica de la Universidad de Yale
raíces han desmoronado algunas piedras de los muros, y han
hecho perder en parte la delicada ensambladura de los sillares.
Como muy pocos y raras veces, pueden ascender a esos lugares y es imposible la traslación de las piedras hasta las poblaciones y fincas próximas, la
mano del hombre ha quedado
y queda cohibida para arrancar
y destruir las paredes con el deseo de utilizar los materiales
de esos que son datos arqueológicos, en la fabricación de casas como des gra cia da men te
ocurre en Ollantaytambo y Ppisac, donde la mayor par te de
las casas de reciente construcción ostentan esos her mosos
sillares que han sido criminalmente sustraídos de los muros
de que for maban par te.
EXCAVACIONES
Durante tres meses, el arqueólogo de la comisión, a la vez que
dirigía los trabajos de desmonte
y lim pie za de Ma chu pic chu,
practicó también impor tantes
excavaciones, ya en el interior
de las habitaciones y en las cuevas y sitios en los cuales habían
vestigios de tumbas, habiendo
encontrado y recogido inmensa
cantidad de objetos de piedra,
de barro, arcilla y champú, aunque casi todo roto e incompleto,
muchos cráneos y huesos de
hombres y diversos animales,
como habrá tenido opor tunidad de conocer detalladamente
el Supremo Gobierno por el inventario que envié, hace un mes,
en cumplimiento de la orden
que recibí al respecto.
El hecho de no haberse encontrado momias completas, ni
tumbas íntegras, pues todas estaban vacías, en tres meses de infatigable búsqueda, hace colegir al
arqueólogo de la comisión, que
Machupicchu fue una población de la que sus moradores se
retiraron pacíficamente, habiendo tenido tiempo de trasladar
los cadáveres al sitio a donde huyeron de la persecución que les
hacía algún pueblo invasor, del
cual pudieron defenderse algún
tiempo gracias a las defensas naturales que les proporcionaba lo
es tra té gi co de la po bla ción,
como se defendieron y estuvieron a salvo de persecuciones, duran te trein tai cin co años los
Incas retirados a Vilcabamba,
cuando se afir maba el dominio
español en el Perú. Tal vez esto
pudo haber sucedido cuando la
probable invasión de los Aymaras a los centros habitados por
los quechuas, muchas de cuyas
tribus tuvieron que huir hacia
las montañas, pues el citado arqueólogo, así como el doctor
Bingham, calculan en mil años
la antigüedad de Machupicchu.
Esta opinión puede afir marse con los muchos restos de poblaciones que existen en toda la
región montañosa del Urubamba y en las regiones comprendidas entre el Apurímac y el Vilcanota, algunos de los cuales ha hallado el doctor Bingham, como
infor maré más adelante, y que
delatan la marcha errante y dispersa de tribus que donde acampaban levantaban un templo, improvisaban un adoratorio, que
tiene inmensos puntos de contacto con los de Machupicchu y
otros restos de ese carácter.
PALCAY,
PAMPACCAHUANA Y
MARANNIYOC
No es Machupicchu, el único
lugar de la región montañosa en
que se encuentran restos históricos de interés; hay otros muchos
que los indios conocen, unos de
vista y otros por referencia, y que
encierran poblaciones como la
fantástica Plateriayoc, de la que refieren ser unos restos mejores
que los de Machupicchu, pero nadie ha podido dar con ellos, porque lo abrupto de la montaña, la
absoluta falta de caminos, y el
egoísmo de los que se niegan a
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Jose Gabriel Cosio
servir de guía, por la creencia
arraigada en ellos de que quién enseña a blancos una tumba desconocida cae en desgracia y es castigado por los MACHOS (viejos),
hacen que no se haya descubierto
ese lugar a pesar de los muchos esfuerzos del doctor Bingham.
Sin embargo, este abnegado
hombre de ciencia, en su afán de
exploraciones y en su deseo de
buscar algunos datos que sean luz
para nuestro pasado, aunque engañado por los indios que con astucia lo abandonaban en pleno
bosque, o la inclemencia de nevados desconocidos, después de
comprometerse a servirle de guía,
llegó sólo extraviado a encontrar
a su paso, varios restos de interés,
entre la montaña que divide el valle de Vilcanota y la región de Limatambo en la provincia de
Anta, así como otros en el valle
de San Miguel, donde habitan ya
algunas tribus salvajes.
Entre ellos son notables: Palcay, Llacta–pata, Pampaccahuana
y Maranniyoc, en los cuales hay
restos de murallas, fortalezas y pequeñas poblaciones incaicas.
En Palcay, el doctor Bingham, ha encontrado una inmensa roca con inscripciones de escritura ideográfica, de los cuales
ha tomado una detallada copia.
Es una serie de figuras que representan hombres, flechas en
diversas posiciones, culebras y
casas, todas ellas regular mente
conser vadas.
Sería conveniente como lo manifiesta el doctor Bingham, que el
Gobierno dictando medidas adecuadas procure la traslación de
esa piedra al Museo del Cuzco,
donde podría ser un ejemplar interesantísimo en la Historia antigua
peruana, porque de permanecer
como está no tardará en destruirse o desaparecer.
De todos estos hallazgos hechos por los miembros de la comisión científica, se deduce, pues
que lo que antes se creían bosques impenetrables que no guar40
daban sino tribus salvajes y regiones no holladas por las plantas del
hombre civilizado, fueron en otro
tiempo, que no se sabe cuando seguramente, centros de poblaciones correspondientes a las razas
que precedieron a los Incas y fortalezas en los que tendrían lugar
las cruentas luchas de dominación y sojuzgamiento. Es indiscutible que si se explorase por las regiones montañosas del Urubamba se encontrarían vestigios de poblaciones tan importantes como
las que hoy llaman la atención del
mundo científico.
CONCLUSIONES
Antes de terminar este informe en que sucintamente he dado
cuenta de los trabajos de la comisión científica de la Universidad
de Yale, debo llamar la atención
del Supremo Gobierno sobre la
criminal rapidez con que se van
destruyendo los monumentos
que son gloria de nuestro pasado
y fuente de nuestra Historia, en todos los lugares en que ellos existen, ya sea en los pueblos y aldeas,
ya en las ciudades y fundos de propiedad particular.
No hace mucho que la Asociación Universitaria del Cuzco denunció ante el Concejo Provincial
el hecho de que un grupo de picapedreros trabajaba en la fortaleza
de Sacsayhuamán como en una
cantera pública, demoliendo los
muros y labrando ahí mismo las
piedras que conseguían arrancar
con mano audaz y atrevida, para
trasladarlas a una casa que se levantaba en la ciudad; sin que esa
denuncia hubiera producido los
efectos que eran consiguientes a
tan monstruoso atentado.
No digamos ya nada de Ollantaytambo, Ppisac, Torontoy, Tampumachay, Kkenko y otros monumentos que dentro de diez o veinte años habrán desaparecido al
paso con que se les destruye.
Cuando en las calles del Cuzco se
desmoronan y demuelen paredes,
que en otro tiempo eran Palacios
de los Incas, con el sutil pretexto
de abrir puertas y ventanas para
modernizar las casas y darles el
barniz de la elegancia, no será extraño que en poblaciones, en las
que no se aprecia el valor arquitectónico de las construcciones,
como Ppisac y Ollantaytambo, todas las casas de moderna apariencia están hechas con el granito
traído de las fortalezas próximas
y labrado en el sitio mismo de que
se le extrajo.
Cuando el señor Squier llegó al
Cuzco, hace cincuenta años y fue
a Ppisac encontró todavía el gran
Intihuatana de ese lugar con el
apéndice que sobresale de la plataforma completo, es decir con la
gran argolla en que él remataba,
como se ve en la fotografía que
tomó y que está publicada en su
obra, pues, hace, por lo menos
doce años que esa argolla ha desaparecido, y cada año el apéndice
disminuye de longitud hasta que
hoy apenas mide unos treinta centímetros.
Otro hecho reciente llevará al
convencimiento del Gobierno
la temeraria prontitud con que
se destruyen los restos de nuestras primeras civilizaciones.
En el mes de enero del presente año (1912) visité por primera vez Machupicchu, y en el
notable Intihuatana de que he
hecho mención, hallé sobresaliendo de la base, un poliedro de
piedra de cuatro caras que remataba en un collar trabajado en
una sola pieza; cuando después
de nueve meses regresé a aquella población antigua, tuve la ingrata sorpresa de ver la desaparición de ese collar, y mutilada la
piedra sagrada.
Toca al Supremo Gobierno
que tan laudable interés manifiesta por la conservación de nuestros monumentos, procurar, por
todos los medios, que esta obra
de destrucción cese y que se pongan a salvo las inapreciables joyas
que todavía quedan en diversos lugares del territorio.
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ORQUÍDEA DE MACHUPIQCHU
UNA EXCURSIÓN A MACHUPICCHO
CIUDAD ANTIGUA1
José Gabriel Cosio
E
s monomanía de los que
viajan contar sus impresiones, en público, los que escriben, y en privado los otros; así ha
dicho un escritor. Y en verdad
que, cuando uno que excursiona
o viaja encuentra impresiones
que merecen anotarse, cuadros
que exigen ser descritos y paisajes
dignos de retratarse; parece que
contrae con su propia conciencia
la obligación de dar a conocer lo
que ha visto, mucho más si ello
puede ser útil para desentrañar
profundos e insondables problemas que permanecen rodeados
de misterios y dudas.
Tal vez si el pasado primitivo
de la América Precolombina, hoy
incierto y nebuloso, pueda resolverse en soluciones claras y definitivas, cuando del acervo de las in-
vestigaciones oficiales y particulares surja al conjunto del análisis
científico la anhelada clave de tantas incertidumbres y contradicciones y aparezcan dominando tan
culminante posición los Schielleman, los Botta y los Mariette de
este continente.
Los que apenas somos obreros modestísimos, perdidos en
el inmenso tráfago de la vida
1 Originalmente publicado en la Revista Universitaria. Tomado de la Revista del Museo e Instituto Arqueológico No. 19. Julio 1961 UNSAAC.
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moderna, en la labor intensa de
despejar las incógnitas que preceden a nuestra Historia, no tenemos más misión que la de
contribuir con modestísimos
materiales, toscos, rudos e infor mes para que los incansables exploradores de los impenetrables
mares de la Historia presenten
el cuadro hecho, la obra perfecta, el edificio histórico con pórtico y bóveda de verdad.
Cuántas cosas desconocidas,
cuántos errores pasados, ante la
exigüidad de los datos a la categoría de verdades, se han descubierto y se han salvado, merced a esta
clase de investigaciones desde la
segunda mitad del siglo XIX, así
en el orden de la organización social, civil y política, como en el material y artístico de los antiguos peruanos.
Merced a los hallazgos hechos
en Pachacámac, Chanchan, Chincha, Tiahuanaco, Choquequirau y
últimamente en Machupiccho,
han pasado a los rosados campos
de la leyenda y del mito, los datos,
que nimbados por la aureola del
más candoroso optimismo, nos
mostraban nuestra pasada historia, como el campo paradisíaco,
como la bíblica Tierra de promisión y como la República soñada
por el filósofo de los Diálogos,
concepto que hoy sólo halagan la
vanidad de viejos aficionados que
se han quedado con sus estudios
y lecturas de hace cincuenta años,
o de niños que acarician como un
sueño las narraciones pintorescas
de sus primeros maestros de la
Escuela.
Para muchos sólo son incaicos
o preincaicos los monumentos
de piedras y sillares inmensos que
muestran sus líneas en confusa desigualdad, en la pared de severo y
majestuoso aspecto, siendo así
que está probado que en el Perú
antiguo, como en toda la América, el progreso de las Artes especialmente de la Arquitectura, ha
seguido una línea de evolución semejante a la de todos los pueblos;
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de tal modo que el lujo en la calidad de las construcciones, el material de éstas dependía del objeto a
que se las destinaba. El templo, el
Palacio de los Emperadores, la residencia de los Curacas y Jefes de
grupos, dominaba el resto de los
edificios, los superaba por el esmero y majestad de su construcción mientras, que las viviendas
de la masa de la población eran
rústicas, toscas y hechas con barro y arcilla; así no extraña que
junto a edificios de la solidez y
magnificencia de unos restos, hallemos otros que no tienen el mismo interés, de lo cual algunos suponen que estos últimos tienen
origen colonial, como ocurre con
una poblacioncita llamada Pumahuanca que se halla a media legua de Ollantaytambo, siguiendo
arriba del riachuelo que baja del
nevado y donde hay un grupo de
galpones hechos de piedras pequeñas y barro. Se cree también
que no emplearon la madera para
umbrales y otros usos de construcción, cuando en muchas partes como en Torontoy y Machupiccho los hay de este material. Se
cree y así lo dice, si no me equivoco, Valladar, que en el arte peruano antiguo, al menos en las construcciones, no se conocía o empleaba la línea curva, y en Písac y
Machupiccho la encontramos
principalmente en los Intihuatanas.
Antes que la comisión de la
Universidad americana de Yale
presidida por el doctor Bingham,
hubiese llegado, no se oía hablar
frecuentemente de Machupiccho,
y si se nombraba este lugar era
para designar simplemente una
posición de la hacienda Silque en
cuyos linderos se encuentra, y no
para designar como mantenedor
de restos de la importancia y proporciones que en si encierran.
Los americanos que vinieron en
aquel viaje de estudio no hicieron
conocer absolutamente en el Cuzco el éxito de sus exploraciones
científicas. Solo sabíamos que el
doctor Bingham venía con la seguridad de hallar vestigios de que
la antigua civilización peruana se
extendió hasta la región de la
montaña, donde había tenido una
de sus sedes principales.
El infatigable y talentoso Rector de la Universidad del Cuzco,
doctor don Alberto A. Giesecke,
americano de altísimas dotes, fue
el primero en avisarme por el mes
de octubre, en carta que escribió
de Lima, donde se hallaba enfermo, la noticia de que el doctor
Bingham había hallado varias ciudades antiguas, entre ellas dos superiores a Choqquequirau. Tan revelador aviso no pudo menos
que resolverme inmediatamente
a hacer una excursión por los valles de La Convención, en busca
de la ruta y lugares por donde hubiese pasado el doctor Bingham,
aun cuando la estación lluviosa
no era la adecuada para mi proyecto. Hablé con algunos discípulos
y amigos míos en quienes halle
igual interés.
Posteriormente por los diarios
de Lima conocía que el doctor
Bingham, ya de regreso a su país,
dio en la sociedad Geográfica de
aquella capital una conferencia en
la que hizo revelaciones por demás interesantes de Machupiccho, presentándolo como una
completa ciudad antigua.
Aprovechando de la época de
vacaciones, no obstante de las inmensas dificultades que las personas que conocían el camino me
las presentaban como insuperables, emprendí el viaje en compañía del señor Justo A. Ochoa,
muy decidido por esta clase de excursiones, como sensato y precavido. Algunos compañeros, digo,
que debieron serlo, no salieron
con nosotros porque no siempre
se realiza lo que uno desea.
En Urubamba, donde preparamos todos los menesteres para el
viaje, conseguimos un animoso y
decidor niño, el joven Alberto López, de sangre española, y mi
alumno en el Colegio Nacional
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Una excursión a Machupiccho
de Ciencias, que se alistó en la excursión resuelto a arrostrar las peripecias del viaje.
Cuando salimos de Urubamba, el día 14 de enero, la desconfianza y cierto aire de conmiseración, se dibujaba en los rostros de
quienes sabían nuestros propósitos. ¡¡Qué van a llegar a Machupiccho!! ¡¡No hay camino!! ¡No se
puede ahora pasar el río! ¡Es invadeable! ¡Se los van a comer las víboras! Eran las exclamaciones
que oíamos; pero yo iba resuelto
a llenar mi propósito; para algo
viajaba con el señor Justo Ochoa,
cuya hacienda Ccollpani, a tres leguas de Machupiccho, iba a ser el
centro de nuestras operaciones, y
quien como propietario de esas regiones habría allanado las dificultades que se nos atravesasen.
A las 9 y 30 a.m. ya corrían
nuestras cabalgaduras por la verde y pedregosa alameda que no
otra cosa debe llamarse, el camino entre Urubamba y Ollantaytambo. Seguíamos por toda la
margen del río que a la sazón venía turbio y con fuerte y rara creciente, murmurando ledamente
entre las hojas de los capulíes y
los sauces que inclinaban su coposo follaje a las caricias del agua,
que lamía sus agobiadas ramas. A
los lados, los robustos capulíes
nos brindaban pródigamente sus
pulposos y rojos frutos, y las aves
saltaban inquietas de un árbol a
otro. Por encima de los cerros pelados, dominándolos como gigante vencedor, los Andes mostraban su vestidura de nieves que semejan manto de armiño cubriendo las encorvadas espaldas de un
monstruo y alimentado con sus
deshielos, muchos torrentes que
se precipitan con rumor arrogante por los valles y encañadas para
pagar el tributo de sus aguas al histórico Vilcanota.
En Ollantaytambo supimos
que muchos puentecillos de palos, colocados sobre los riachuelos procedentes de la cordillera,
habían sido destruidos y arrastra-
dos por las avenidas. No tardamos en cerciorarnos de esta verdad. El río de Tanccacc (el que
empuja), habíase llevado el puente, y la creciente había aumentado
sus aguas, que en todo tiempo
son memorables por el capricho,
a veces perjudicial, con que cambian de cauce. Pasamos el río por
un vado sin más novedad, que el
peligro que corrió el muchacho
de a pie que nos acompañaba,
quien casi fue envuelto y arrastrado por la corriente. La cuadrilla
de operarios que constantemente
recorre el camino del valle para
arreglar los desperfectos, no parecía todavía para reponer el puente.
Seguimos hacia Pisccocucho.
En el río denominado Huaittampo de corriente más impetuosa y
de cauce muy pedregoso, hallamos que en la banda contraria a la
que nos hallábamos, paraba una
recua de 15 mulas cargadas de
coca, impedidas por un peón que
no las dejaba pasar el puente,
cuyo piso había caído al río y cuyos palos estaban para hundirse y
caer muros y todo. Allí pude observar los grandes apuros en que
se ponen los pobres arrieros a
quienes acosa el deseo de hacer la
jornada conocida a la aproximación de la noche y la dificultad del
tránsito.
El patrón un Sr. Vecino de
Urubamba, que caminaba a pie
arreando su cabalgadura que no
podía con el ginete de puro cansada, acompañado de otro muchacho se lanzó a encaramarse en el
puente y observar sus desperfectos; subía por la orilla del río, escrutó un vado por donde arrear
sus mulas y ante la inutilidad de
sus tentativas cogió piedras grandes, cortó ramas de arbustos, los
colocó sobre el esqueleto del
puente tupidamente, sembró encima tierra en capa muy rala, colocó sobre ella piedras, y así, una
por una hizo pasar las bestias y
continuó su camino. Nosotros
aprovechamos de la obra del apu-
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José Gabriel Cosio
rado viajero y pasamos el río para
seguir nuestro camino. Cuando
manifesté al señor Ochoa la impresión que me causó el suceso
que habíamos presenciado, me
dijo riendo: "Esto no es nada, vieras cuando se intercepta un camino por un derrumbe o se destruye un puente. Los pasajeros que
se quedan impedidos por ambos
lados, se unen en un trabajo común, y así abren un camino, limpian un derrumbe y construyen
un puente. Amigo mío, por aquí
el que viaja se abre camino, mientras que los valles pagan una contribución fuerte y saneada". A mi
regreso de la excursión el puente
estaba en peores condiciones que
en la primera vez, y me dijeron
que cuatro veces habían construido un puente nuevo, y otras tantas se lo llevó el río…
Llegamos a Pisccocucho en
medio de una garúa y un viento
helado que silbaba furiosamente.
En ese sitio la cordillera Andina
se quiebra, se rompe en su continuidad, parece haber dado un salto descomunal a la otra banda del
río, como si temerosa de humillarse y arrastrar su capa de armiño
por el lodo, hubiera pasado el abismo y puéstose de un salto en la
cresta del cerro de enfrente. Allí
también para el geólogo está la
muestra palpable de cómo el Vilcanota abatido en su curso por la
mole de los Andes rompiólo profanó sus entrañas y se precipitó
por un cauce que sus furias le
abrieron…
Antes de llegar a Torontoy, término de nuestra jornada, hubimos de presenciar uno de tantos
abusos que se cometen por los
MISTES gamonales de distrito
con los pobres indios, eternas víctimas de una plaga de exploradores inverecundos: cuando caminábamos por una ladera, un indiecillo de poncho y montera, asesando, jadeante rojo como una llana
y bañado en sudor, nos alcanzó y
aun se nos adelantó en carrera desatentada, llevando dentro del
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poncho una botella de licor, que
le mandaron comprar de Pisccocucho, a donde había ido de una
legua de distancia. Le preguntamos de la causa que le hacía correr tan violentamente y sólo
pudo contestarnos, entre una tos
que le ahogaba la frase en la garganta. “Alla abajo han peleado
dos hombres y a uno de ellos
traen preso”. Al doblar de un recodo oímos voces desaforadas,
adelantamos y a la siniestra del camino percibimos una chocita junto a la cual habían dos bestias.
Ochoa, como que ya estaba en
sus dominios, dijo que había que
ver lo que pasaba y con él nos
aproximamos hacia la casa.
Un hombre de mirada torva,
rechoncho, de cuello deprimido y
nariz torcida, se adelantó hacia nosotros saludándonos con aire
arrogante. Exigió don Justo imperiosamente que le dijera lo que
ocurría. En este instante salieron
de la choza un pobre viejecito deTorontoy, con la cara ensangrentada, los ojos casi cubiertos por la
hinchazón de los pómulos y
echando sangre por las narices,
las manos tenía fuertemente atadas hacia atrás con una cuerda
ruda. Tras aquél apareció una mujer cuyo rostro era monstruoso
de puro maltratado, esa no era
cara humana, era un dibujo grotesco, bárbaro y horrendo hecho
en un cántaro o en la superficie
de una calabaza.
Los demás que pasaban de
cuatro, sentados en piedras bebían ya el licor que había llevado
el indiecito, como festejando
aquella orgía de dolor y esa otra
de beodez. El señor Ochoa, furioso, ante lo horrendo del cuadro, increpó al individuo rechoncho preguntándole de la verdad
del hecho. El Indio maniatado
se adelantó a decir que por una
reyerta que tuvo con su mujer,
que era aquella cuyo rostro era
un cardenal vivo, lo traían en esa
for ma y propinándole golpes furiosos, el miste que al lado se
mantenía en pie, y el cual no era
autoridad ni nada. El aludido
dijo ser comisionado para capturar a ese indígena, del gobernador de Ollantaytambo, pero no
tenía ninguna orden escrita y antes bien, junto con el presunto
reo se trajo una bestia de éste,
por pago de sus ser vicios. La indignación de mi compañero llegó a colmo de la rabia, y entre
duras increpaciones capaces de
conmover las piedras, cual nuevo deshacedor de agravios y amparador de doncellas, obligó al
mozo a dar libertad a Chávez,
que así se llamaba el galeoto.
¡Cuántas cosas se cometen en la
apartada soledad de los pagos y
aldeas! ¡Cuántas maldiciones
proferidas por el indio contra su
Historia y su destino!
La tarde caía en una calma
rumorosa, los cerros parecían
prepararse al sueño rodeados
de la obscuridad que los cubría; llegamos a Torontoy, lugar donde hay unos restos de
los que me he ocupado en vez
an te rior. Dor mi mos en una
choza, junto con una familia
de indios que nos atendieron
con el interés y solicitud que
pudieron, escuchando el monótono chirrido de los grillos y
percibiendo como rápidos pestañeos la luz inter mitente de
las luciér nagas que revoloteaban en la atmósfera.
HACIA CCOLLPANI. LOS
ANDENES. LA
NATURALEZA. GUÍAS PARA
MACHUPICCHO. MUERTE
INFORTUNADA DE UNO
DE ELLOS
Desde Ollantaytambo oímos
por boca de los indios, diversas
noticias de los “Chapetes”, que
así los nombraban al doctor Bingham y a sus colegas y de quienes
decían andaban como locos por
los cerros y matorrales, por las orillas del río, y que se perdían semanas enteras, sin provisión ni cosa
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Una excursión a Machupiccho
que les sustente. “Unas veces se
echaban en el suelo y con aparatos que no entendemos, miden la
tierra, hacen segar las yerbas e intentan vadear el río, donde murió
ahogado un indio, a quien obligaron que probase un sitio y pasase
a la otra banda llevando sus cosas
(aparatos). Buscaron el cadáver,
lo hallaron con el grupo en que
conducía los anteriores objetos,
se alegraron de recobrarlos, y
echaron el cadáver al río”.
Así, en tono irónico, nos dijo
una mujer de Torontoy, de los de
la Universidad de Yale, cuya titánica labor tuvimos ocasión de ver
desde el siguiente día.
Amaneció éste con un poco
de lluvia, nos apercibimos para
el viaje, echamos las sillas a los
caballos y proseguimos el viaje
por una quebrada estrecha que
cada vez pa re cía an gos tar se
más. Ya el río desde ese lugar se
precipita bramando y golpea
sus márgenes con la cólera de
sus olas. Pasamos otro puentecillo sobre un torrentoso río, desde el cual puentecillo, hacía pocos días de que se había caído
un niño pequeño, que no volvió
más a aparecer arrastrado seguramente hasta el Vilcanota, cuyas ondas fueron su mor taja.
Cuando los padres preguntaron
al her manito menor, que acompañaba al difunto, de regreso a
la choza, dicen que contestó:
“El río se lo ha llevado”. Lo que
me llamó la atención fue la tranquilidad con que cuentan estas
cosas los naturales, como si fueran las más ordinarias de su vida
tor mentosa.
Pasamos Artilleruyocc, nombre gráfico que se da a un cerro
del cual frecuentemente se desprenden piedras inmensas de las
que muchas derriban a los pasajeros o a las bestias, como ocurrió
ha algunos años con el señor Fortunato Monteagudo, que pereció
víctima de una galga que disparó
el cerro, al cual por eso le llaman
Artillero. La Literatura Popular es
frecuentemente muy acertada y
lógica en la invención de vocablos.
Ya nos hemos internado en la
montaña, cuya exhuberancia y
grandiosa majestad son para ser
descritas por un poeta, y para descritos con calor. Allí la Naturaleza
se muestra pródiga, rica, fecunda,
en toda su amenazadora grandeza. El río corre impetuoso por un
cauce profundo y el camino lodoso y estrecho serpentea por una ladera, que va por medio del cerro
elevado, teniendo a sus pies el
abismo y encima la inmensidad
de las rocas crespas y erizadas por
un nutrido boscaje: es una lozanía
viciosa, de la cual el hombre apenas puede aprovecharse. Los caminos por allí seguramente, por
la estación lluviosa, son tan peligrosos que al transitar por ellos
siente uno en todo su alcance el
amor de la vida. Hay sitios en los
cuales la senda apenas alcanza
para que pase un caballo, de
modo que un mal paso es para rodar 50 o 60 metros hasta el río. Lo
que los pasajeros llaman Barbacoa, es algo que inspira temor el
pasarla. El río ocasiona a veces el
desgaje de una fracción del camino, espacio vacío que queda por
encima de las aguas que van lamiendo hasta el rincón. Para pasar semejantes sitios, remiendan,
diremos sueldan, las partes separadas, que muchas veces tienen la
extensión de cuatro metros, con
una especie de puente de palos y
chaclas con piso de tierra, de tal
modo que es como un puente
muy débil. Hay barbacoas que se
hallan a alturas considerables,
como las hay otras, como una que
últimamente había en el sitio denominado de la “Media Naranja”, que van casi tocando al río.
Antes de llegar al sitio denominado Máquina, llamado así porque es muchos años que un español implantó allí una maquinaria
de aserrar, algunas de cuyas piezas se hallan desparramadas
como despojos de una lucha con-
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José Gabriel Cosio
tra los obstáculos de la Naturale- largo y al parecer más firme por
za. A la margen izquierda del río, estar apoyado en un muro central
vimos que el cauce de éste estaba de grandes proporciones y en cudefendido en gran extensión por yas paredes se rompen hirvientes
un muro de piedras grandes ni las aguas del Vilcanota. San Mimás ni menos que una parte de la guel es un sitio donde hay a amregión comprendida entre Pichin- bas márgenes algunas chocitas,
goto y Pachar. Cerca de este sitio, hechas de empalizadas y con tecomo a cosa de una legua de la chos de paja, de tal modo que el
Máquina, dentro de un bosque in- aire y la luz penetran por todas las
menso de árboles, en el cerro de rendijas que dejan las paredes de
enfrente del camino que seguía- chaclas tejidas. Es un lugar que
mos, advertimos una andenería desde el primer momento llama
que escalonadamente dividía un la atención del viajero, porque recerro. Esos andenes, que son del pentina y súbitamente, el río que
mismo carácter que los de Ollan- hasta allí viene sin muchos saltos
taytambo y Ppisacc, no han sido ni gran estruendo, después de exconocidos ni siquiera vistos por tenderse arriba del puente, de
persona alguna, y si ahora los con- frente, pasando por debajo de
templábamos era porque el Dr. éste, se lanza con un ímpetu y un
Bingham trepó por allí, profanó estruendo tal, por entre peñas y
la soledad de esos parajes e hizo piedras, que parece que desde allí
resonar en esos valles profundos, se diese cuenta de su poder y se
despertando los ecos dormidos, anunciase ante los elementos con
el hacha que derribó los seculares un rugido espantoso. Sus turbuárboles, ahuyentó las víboras de lentas aguas abaten, azotan los peque abundan esos lugares y puso drones que se alzan en el cauce, se
a la luz parte de la andenería que rompen con ímpetu bramador y
seguramente continúa en toda la lanzan hacia el espacio su lluvia
extensión del cerro, en claro. Este erizada de espumas y gotas, que
colinda con Machupiccho, y al pa- por lo sutiles semejan tenue varecer forma parte del otro cerro por que se levanta de la superficie
llamado Huainapiccho, que se ha- de las aguas. Así atronador e inlla frente a aquél. Desde ahí co- menso, parece correr más rápidamenzamos a apreciar la inmensa mente al término de su jornada.
labor de la comisión de la Univer- Y cuantos contrastes en la vida
sidad de Yale, puesto que por ahí y cuantas fatales condiciones:
no hay caminos, comodidades ni Escribía estas líneas, recordando
puentes.
del guía Lizárraga, todo una bueEllos vadeaban el río por diver- na persona, cuando recibo del cosos lugares, aprovechando de la rreo una carta de mi amigo y compoca creciente de las aguas.
pañero Justo A. Ochoa, que se enEstos andenes se ven frecuen- cuentra en Ccollpani y me anuntemente desde Ollantaytambo cia la trágica muerte de aquél, que
por toda la extensión de la mar- era un gamo para trepar los lugagen izquierda del río; a primera res más inaccesibles y un valiente
vista delatan la existencia de rui- para desafiar todos los obstácunas, pues, es casi seguro que los. El señor Ochoa me escribe:
donde hay andenes deben de ha-“Antier 11 de febrero hemos teniber restos de ciudades o fortale- do la desgracia de perderlo a nueszas.
tro guía y compañero de excurA las 2 p.m. llegamos al puente sión don Agustín Lizárraga. Iba
de San Miguel, cuyo piso se halla- muerto ahogado en el brazo del
ba entonces en deplorables condi- río que corre cerca de San Miciones. Es un puente de hierro guel, pasando el puentecito peliigual al de Urubamba, pero más groso que te mostré para ir a ver
48
su chacra; según me cuentan cayó
de medio puente, y como iba sólo
acompañado de un niño, no se le
pudo auxiliar. El cadáver no se ha
podido hallar, sin embargo de haber sido buscado en la extensión
de tres leguas. La desgracia ocurrió a las 4 p.m. Como comprenderás el suceso nos ha conmovido profundamente”.
¡Pobre Lizárraga! Ha muerto,
como morirán veinte y treinta, y
como habrán muerto cientos de
personas, porque el puente de
que me habla el señor Ochoa, y
de los que hay varios en la extensión del Vilcanota, no puede llamarse tal, son palos o vigas atadas con lazos y cordeles que se
echan de una parte a otra del río
sin muros ni sostén seguro. A
mí, cuando me mostraron el tal
puente, me pareció ver el palo
peligroso de un saltimbanquis.
Seguramente Lizárraga pasaba
hacia una especie de isla que hay
en medio río, en una pequeña extensión y donde tenía su sembrío de maíz. Las autoridades debieran prohibir el uso de esta clase de puentes que sólo son un
atentado salvaje contra la existencia; he visto uno que se ha
echado en todo el cauce del río.
Ya cerca de Ccollpani encontramos a los señores Enrique Palma,
el universitario Luis Ochoa y José
María Ochoa en compañía de
quienes y del telegrafista señor
Martínez llegamos a la hacienda,
donde tuve mi alojamiento cómoda y fui tratado con todo género
de atenciones.
Ccollpaní es hacienda grande,
productora de caña, coca y frutas
diversas, se elabora licor, azúcar y
chancacas, y va tomando su producto gran incremento con el
celo de los señores Ochoa que
son muy emprendedores y laboriosos. Ya divisamos los campos
cubiertos de caña en extensiones
considerables, mostrando sus tallos nudosos y envueltos de sus
lanceoladas hojas, y la coca de débil crecimiento.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Una excursión a Machupiccho
UNA VISITA A
HUADQUIÑA. LAS AGUAS
TERMALES
Esperábamos un día sin nubes y sin lluvia para subir a Machupiccho que queda a tres leguas de Ccolpani. Para ganar el
tiempo de algún modo, el miércoles 17 hicimos una visita a la
finca Huadquiña, una de las primeras en producción y comodidades en el Valle de La Convención, propiedad de la señora
Car men Vargas viuda de Romainville, y que está a media legua de Ccollpani, en la banda
opuesta del río.
Pasamos el puente de Ccollpani que es de alambre, y cuyo
entablado está muy destrozado,
con grandes boquerones remendados con piedras, en casi toda
la extensión, de modo que, según gráfica e ingeniosa frase del
señor José María Ochoa, ya el
puente en vez de piso de madera lo tenía de piedras. Seguramente que los caminos y puentes del valle están dolorosamente abandonados.
Llegamos a Huadquiña, después de atravesar dos puentes
de alambre colocados sobre los
ríos que pasan por las puertas
de la finca, y mandados construir con fondos par ticulares
del que fue acaudalado caballero señor Mariano Vargas que no
fue 2º Vice–presidente de la República, porque no quiso. El caserío de Huadquiña es cómodo,
decente y con una dotación
completa de compartimientos y
enseres. La finca, por sus habitantes y colonos, es una población. Las maquinarias son de lo
más moderno. El señor Arteta
nos dijo que hace poco montaron la Pelhton de gran poder
que nos enseñó explicándonos
la manera de elaborar el licor, el
azúcar y la chancaca. Dentro de
una inmensa sala vimos el funcionamiento de las máquinas, y
pudimos contemplar, como la
caña despojada de sus hojas,
caía entre las rotaciones del cilindro y convertida en zumo, recorría una serie de transfor maciones pasando por multitud de actos, hasta quedar en los toneles
depositada ya como alcohol.
En medio de esa multitud de
ruedas, poleas, correas y tornillos veíamos moverse al señor
Arteta examinando las piezas y
dirigiendo el trabajo. Después
de per manecer en Huadquiña
toda la tarde, mereciendo las
atenciones del señor Arteta, regresamos a Ccollpani.
Cerca de esta finca, en la banda contraria, existen las aguas
ter males muy salutíferas que
brotan de un manantial, próximo a una temperatura de 60 grados, por lo menos. Muchas personas van a bañarse, allí donde
el señor don Mariano Vargas
hizo construir unas cuatro pozas y una habitación para los bañan tes. Para ba ñar se en las
aguas mencionadas es menester
que el agua se deposite 12 horas
antes en las pozas para que puedan bajar a una temperatura conveniente.
A MACHUPICCHO. LOS
EXCURSIONISTAS.
CAMINANDO A PIÉ.
NOCHE EN SAN MIGUEL.
LA ASCENSIÓN. PERIPECIAS.
LA LLEGADA
En la tarde del 18 salimos hacia Machupiccho, con designio de
pasar noche en San Miguel y subir hacia los restos de la ciudad antigua, con el alba del siguiente día,
para tener el tiempo suficiente de
visitar y conocer todo lo que encierra el lugar mencionado. Salimos de Ccollpani con el Sr. Enrique Palma conocedor de Machupiccho y muy atrevido explorador, Sr. Justo A. Ochoa, mi compañero, Sr. Luis Ochoa, mi alumno universitario y aficionado a la
fotografía, Sr. José María Ochoa,
hermano de los anteriores, un jo-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
49
José Gabriel Cosio
ven regocijado e ingenioso espíritu decidor y alegre y buen andarín
y el señor Fernando Palma, vecino de los valles y un sportsman
muy conocido en el Cuzco por
sus aficiones a los juegos atléticos. Con prudencia que hubimos
de aplaudir al día siguiente, persuadimos al jovencito Alberto López que se quedara en Ccollpani,
esperándonos, temerosos de que
su corta edad sufriese las consecuencias de una penosa caminata,
así como cuidadosos de las víboras que tienen, como su residencia favorita, los cerros y caminos
que debíamos recorrer.
En Aobamba, a una legua de
Ccollpani, tuvimos que desmontar para dejar las bestias y seguir a
pie la legua que nos quedaba para
llegar a San Miguel, pues el pésimo estado de un puente que apenas se mantenía temblando nos
obligó a no exponer la vida de
nuestras cabalgaduras.
Con nuestras grupas a la espalda, en mangas de camisa, y
con las carabinas, escopetas, machetes o alfanjes como los llamaba el señor Palma (don Enrique), hicimos el camino a San
Miguel en 30 minutos. Nos alojamos en la casa del malogrado señor Lizárraga, donde hicimos
transcurrir gran parte de la noche jugando a las cartas y riendo
los chistes y chascarrillos de
don José María, cuyo buen humor no decaía en los momentos
de mayor fatiga y de inminente
peligro. Lizárraga nos dijo que
era dudosa nuestra llegada a Machupiccho, porque el camino
por donde debíamos ascender
estaba completamente obstruído por el ningún uso que se hacía de él, desde hacía mucho
tiem po. Cuan do pre gun tá bamos por la ruta que había seguido el doctor Bingham, nos dijo
que él fue por otro camino antiguo y más fácil que sube por cerca de la Máquina o Mandor, el
cual no podíamos seguir por no
poderse vadear el río en tiempo
50
de lluvias, como lo hizo aquél
por los meses de agosto y setiembre.
Nos apercibió de que anduviésemos cuidadosos de las víboras
que suelen hallarse en el camino,
sin huir ni ofender pero, que pisadas inadvertidamente pican con
resultados muchas veces funestos. A este propósito nos contó
que todos los habitantes de esas
regiones estaban picados, el que
menos una vez, por aquel ponzoñoso reptil. Tal es la abundancia
de ellos en esos lugares que una
vez, según nos contó tranquilamente Lizárraga, en un trabajo de
cultivo de coca, hallaron, de paso
y en media faena, en solo un día
ciento cincuenta víboras a las cuales mataron. Los tres indios que
nos acompañaban, llevando provisiones y aparatos necesarios
para la excursión nos contaron
también la frecuencia con que las
víboras pican a las gentes y la manera como se curan, la cual es tan
bárbara como eficaz: Inmediatamente de ser mordidos cojen la
cuchilla que siempre llevan consigo y rebanan una porción de carne de todo el derredor de la parte
en que han sentido el aguijón, dejando por supuesto una inmensa
herida, la cual se queman con ascuas y se cauterizan impasiblemente con la sal que llaman de
piedra. Esta curación neutraliza el
veneno, pero los deja inmovibles
por cinco o seis meses. Los indios
cuentan anécdotas interesantes relativas a la picadura de las víboras
(Picacc), cuya ponzoña también
se evita chupando la sangre en el
punto de la herida. Se avisa que
un alemán fue picado por una víbora en la palma de la mano, y no
teniendo en ese momento ningún antídoto recurrió al primer indio a quien halló en el camino y
amenazándole con un revólver, le
obligó a que le chupase la parte picada. De este modo salvó su vida,
poniendo en grave riesgo la del indio que felizmente no tenía la menor herida en la boca.
Amaneció el día 19 con una lluvia copiosa que encharcaba el suelo y obligaba a los pajarillos a ocultarse en el umbrío follaje. Abandonamos las improvisadas camas
a las 5.30 a.m. Salíamos con nuestras cargas, cubiertos de sendos
ponchos, las mismas personas del
día anterior más don Agustín Lizárraga que armado de un inmenso cuchillo, nos servía de guía. Pasamos el puente y saltando por
piedras y palos alcanzamos a encontrar la entrada de unos tupidos matorrales por donde, se nos
dijo, debía de ser el camino. A
más de la menuda lluvia que nos
mojaba, las ramas de los árboles y
arbustos, al ser separadas por la
manos y los palos nos regalaban
también con nueva lluvia mojándonos con las gotas que fueron a
cobijarse en sus verdes hojas. Camino no lo había ninguno, seguíamos ascendiendo por una pendiente empinadísima, por una senda bastante apenas para que corriese una pequeñísima cantidad
de agua. Ya era un tronco de árbol que nos sería para encaramarnos o salvar un feo paso, ya las ramas caídas de los árboles nos servían de ascensores. La gradiente
se hacía cada vez mayor, y en el
primer momento creíamos encontrar algún abismo que nos hubiera detenido. Hacia media hora
que subíamos casi verticalmente
llenos de sudor, y con los músculos de los pies que se nos adormían, por entre un bosque cerrado, a cuyos lados no se veían más
que el cerro crespo, erizado, inmenso y abajo el río que entre alaridos ensordecedores arrastraba
sus tumultuosas aguas. La lluvia
seguía insistente y el cielo brumoso y negro parecía un campo de
luto y desolación; una espesa neblina nos cubría impidiéndonos
casi ver el camino. El señor Enrique Palma, con su machete, quitaba las ramas del paso y nos proporcionaba otras que inclinándose hacia nosotros nos servía para
sus pen der nos. Esta ría mos a
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Una excursión a Machupiccho
ochenta metros sobre el nivel del
río, cuando nos sorprendió ver
bajo la concavidad de una roca algunos choclos de maíz seco, ollas,
pellejos y otros útiles de cocina,
allí donde apenas chirriaban insectos y piaban tristemente los pájaros. La subida se hacía casi imposible, habían momentos en los cuales desmayaban nuestros ánimos,
pero viendo la voluntad y entusiasmo con que Lizárraga y Palma se perdían en el bosque buscando y señaladándonos la vía,
nos contemplábamos y seguíamos la peregrinación, comiendo
algo de coca con chancaca, lo que
nos salvó de los efectos del soroche que nos hacía vacilar. Contar
las dificultades y peripecias del camino sería para parecer exagerados, es necesario ir, subir y fatigarse como los que excursionábamos, para comprender lo difícil
de la ascensión. Baste decir que
mirando de esas alturas, el vértigo
nos impedía seguir contemplando las casas, que humeaban desde
las márgenes del río. En un momento en que yo iba subiendo
agarrándome de las raicillas que
se atravesaban el camino, me cogí
a algo que parecía un palo, cuando veloz, se deslizó entre mis dedos de la mano algo muy frío y
viscoso, creí haber tocado una víbora, y casi por una aprensión,
muy explicable, sentí que el dedo
pulgar se me hinchaba y dolía,
después vi que seguramente era alguna culebra que se hallaba dormida y al sentirse tocada huyó hacia el matorral. Después de una ascensión de tres horas, por fin llegamos a la cúspide del cerro, desde donde se divisaba el río como
un hilo de cobre y la quebrada
como una maroma negra. El grito de ¡MACHUPICCHO! Lanzado por el señor Palma nos repuso
de la inmensa fatiga que nos abrumaba. Desde allí pudimos ver al
otro lado del cerro una amplia meseta o explanada, siempre cubierta de enmarañado boscaje, en medio del cual se mostraban algunos
trozos que semejaban casas o ruinas de edificios. Descendimos hacia ese lugar, y repentinamente reparamos que caminábamos ya
por unas galerías que hacia a la derecha estaban limitadas por una
especie de cuarteles de piedra bruta y de carácter ciclópeo. Estábamos en Machupiccho.
MACHUPICCHO.
ANTECEDENTES. EL
NOMBRE. LA CIUDAD. LOS
EDIFICIOS. SUS
DIMENSIONES. SU
CONSERVACIÓN.
SEMEJANZAS Y
DIFERENCIAS CON OTROS
MONUMENTOS. LA OBRA
DEL DOCTOR BINGHAM
La vista general de Machupiccho puede decirse, parodiando
una frase de Víctor Hugo, que semeja un conjunto de ruinas donde brotan flores y árboles. Tal es
la fecundidad y exuberancia de
esos lugares, que para poner en
descubierto esos restos ha habido
necesidad de tronchar numerosos e inmensos árboles que yacen
tendidos entre las paredes y calles,
y las ramas secas; los arbustos
muertos, las plantas diezmadas
dan al sitio un aspecto de imponencia y de sugestión históricas.
Toda la población, o sea todo el
área en que se hallan los restos de
salas, habitaciones, torreones, casas e Intihuatanas, ocupará en
cálculo aproximado, unos mil quinientos metros de perímetro,
todo él siempre ocupado en su
mayor parte por el boscaje tupido
e impenetrable. Por entre las paredes y sobre ellas, se levantan arbustos que encaramados a los muros semejan guirnaldas que exornan la cansada cabeza de una vieja generación.
El lugar parece recordar la situación de los antiguos castillos
feudales, así en parte inaccesible,
como nido de cóndores, con
puentes, rastrillos, puertas, que en
Machupiccho están subsanadas
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
por la casi inaccesibilidad de los
cerros que le sirven de pedestal.
Hacia arriba se divisa la región de
la Máquina, el lugar de Media Naranja, al frente Huaynapiccho, y
hacia abajo Ccollpani y San Miguel que parecen emerger del abismo.
Como dije antes, Machupiccho es comprensión de la finca
Sillque de la familia Nadal.
No es verdad que el doctor
Bingham haya sido el descubridor de esos restos; él les ha dado
la vida de la fama y del interés arqueológico. Antes que él siempre
subían, y aún vivieron ahí, muchas personas que cultivaban calabazas, yucas, camotes y caña de
azúcar. El finado señor Lizárraga
subía con frecuencia en años anteriores.
El 14 de julio de 1901 (hace
diez años), subieron a Machupiccho por el camino que siguió el
doctor Bingham, un señor Gavino Sánchez, vecino de Caycay, y
los señores Enrique Palma y
Agustín Lizárraga, quienes visitaron todas las ruinas y recorrieron
sus compartimientos; pero, como
ocurre siempre, no fueron por interés científico e histórico, sino en
busca de lo que muchos pretenden y de aquello que a algunos les
quita el sueño, para ir a excavar lugares donde hay monumentos antiguos. El señor Palma nos dijo
que hallaron una cuerda de cabuya, junto a una momia; tan bien
hecha y conservada estaba la cuerda que la utilizó por mucho tiempo.
Machupiccho ha sido pues, conocido por muchas personas, aunque su celebridad tengamos que
deberla al doctor Bingham.
Toca a los QUECHUISTAS
descifrar la significación etimológica de la voz MACHUPICCHO,
y de otras cuyo conocimiento pueden suministrar datos muy apreciables para el conocimiento de
muchas cosas ignoradas o poco
sabidas. Machupiccho es una palabra compuesta: Machu (viejo) y
51
José Gabriel Cosio
Piccho, que parece disinencia del
verbo Picchar, que para los indios
es el acto de mascar la coca. Eso
de que al lado de Machupiccho
haya otro sitio histórico, denominado Huayna piccho, palabra, en
la cual Huayna (joven) es opuesta
a Machu (viejo), parece ser algo interesante, si tenemos en consideración que hay muchos lugares
que tienen parecidos nombres,
como Huaynamurayaca y Machumurayaca, en Quispicanchi, donde tenemos las voces Machu y
Huayna formando el compuesto
con Murayaca.
Después de bajar unos doscientos metros de la cúspide del cerro,
caminando por un desbrozado
de hierbas y, como dije antes, por
el algo así como una galería, se llega a una portada, muy semejante
a la de Sala–Punco, situada en el
camino entre Ollantaytambo y
Torontoy. Dicha portada es de
mayores proporciones relativamente a las de su género y es visiblemente la entrada a la ciudad de
Machupiccho.
Las piedras de que están formados los muros laterales de la
portada son cuadrangulares y ligeramente trabajadas, y se hallan un
tanto movidas, algunos por desprenderse por las raíces de arbustos que crecen de sus intersticios.
El pulido y unión de las piedras seguramente que es inferior a la portada que da acceso a las notables
galerías de Ollantaytambo, pero
en la magnitud de las piedras del
umbral, en la altura de éste y un
detalle extraño de que hablaré luego, es superior a la de éste. La altura de la portada es de dos metros
cuarenta centímetros. Las paredes laterales están formadas sólo
por cinco piedras y tienen un ancho de diez centímetros. La forma es siempre la de un trapecio.
El umbral no está formado,
como ocurre generalmente, por
una sola piedra, sino por dos unidades, de dos metros veinte centímetros de largo y sesenta centímetros de espesor. La forma aproxi52
mada puede reconstruirse por los
siguientes datos: Ancho de luz
por la parte cercana al umbral,
por dentro, un metro cincuenta
centímetros; id, por fuera, un metro 55 centímetros. Por la base:
por fuera 1 metro 59 centímetros;
por dentro un metro 50 centímetros.
El detalle de esta construcción que no se encuentra ni en
Ollantaytambo, ni en Pizca ni
en Torontoy, y es probable que
tampoco lo haya en Choqquequirau, puesto que nada parecido aparece del diario del doctor
Bingham, sobre estas ruinas, es
una especie de collar o argolla
de piedra de siete centímetros
de diámetro que arranca en posición horizontal de la parte de
atrás del umbral, semejante, en
for ma, a las piedras agujereadas
y puestas como clavos en las cuadras y corrales, para amarrar las
bestias. En la portada a que me
refiero dicha argolla es distinta
de la piedra del umbral, o mejor,
está encajada en ésta, pero en algunos otros grupos de construcciones for ma con el umbral un
solo cuerpo, es decir que esas argollas se han for mado gastando
el bloque de piedra. Como pasa
con las alacenas, altares y los clavos o apéndices cilíndricos que
existen entre las primeras, así en
Choqquequirau como en Tonrontoy y Machupiccho se ignora
—y no es fácil saberlo— el objeto de esos collares.
Tuve ocasión de hablar sobre
esta particularidad con nuestro sabio maestro doctor don Antonio
Lorena, según cuya opinión los collares serían para colgar de ellas algunas telas, hilos o ciertos signos que
indicaban la hora en que el Inca o
personaje notable que residía en el
edificio no estaba visible para los extraños. Y esta presunción se robustece ante el hecho de que los tales
collares se hallan precisamente en
la mitad de los umbrales, como si
sirviesen para colgar alguna cortina
o telón.
Cuando nos hallábamos contemplando la fortaleza encontramos a un indio que salía cargado
de un gran bulto de la galería,
cuya entrada es aquella. Quedóse
asombrado al vernos en esas alturas, a las cuales rarísimas veces, según él, ascendían las gentes. Averiguamos por él y nos dijo que se
llamaba Anacleto Alvarez y que
hace ocho años vivía en Machupiccho, cuyas tierras de labranza
conducía por doce soles anuales;
agregó que cansado de la soledad
y del aislamiento se retiraba al
puente de San Miguel donde conducía sus pobres y miserables enseres y cosas. Así supimos que el
maíz y los rastros que hallamos
en la cueva del cerro que habíamos subido eran de Alvarez,
quien hacía su traslación escalonadamente por la gran dificultad del
descenso.
Pasando la portada se penetra
en una ancha galería, protegida a
los lados por muros de piedra bruta de carácter ciclópeo que conduce en un descenso muy suave a
unas graderías de piedra talladas
en roca, por las cuales, se ve claramente, se penetra en el corazón
de la ciudad, cuyas ruinas se presentan ya en conjunto, con sus calles estrechas, torreones y ciudadelas, todo por supuesto cubierto
en matorrales, arbustos y árboles
diversos.
Bajando hacia la derecha, obser vamos que de una choza de
techo de paja salía una columna
de humo negro, como si en ella
se estuviese quemando algo. Llegados a la pequeña puerta de
for ma de trapecio, vimos que en
dicha habitación había efectivamente moradores, ellos eran la
mujer y tres niños del indígena
Alvarez. Los tristes vecinos de
esa pobre covacha no pudieron
pronunciar una palabra luego
que nos vieron, temerosos de
que les hiciéramos daño, pero repartimos pan entre los niños
que estaban casi desnudos y convencidos de que éramos gentes
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Una excursión a Machupiccho
de bien se repusieron de su estupor.
La habitación referida es una
pieza de tres metros de largo por
dos metros de ancho, toda ella es
construcción antigua con piedras
de sillería pulida en los bordes y
parecen almohadillas, muy semejante en su forma de construcción y de ángulos a la pared del callejón de Loreto del Cuzco, de tal
modo que su morador para habitarla no ha tenido más trabajo
que cubrir el techo con palos y
paja, y por la parte de atrás, cuya
pared está destruida, poner hasta
el techo estacas que semejan una
empalizada. Es, pues, una habitación eminentemente precolonial,
si con este nombre pueden bautizarse todas las construcciones anteriores a la conquista, bien sean
anteriores al último período de la
civilización quechua representada
por el Imperio de los Hijos del
Sol, sirviendo de morada a los
hombres del siglo XX.
De la puerta de la habitación,
tomando la derecha se ve una escalinata hermosa de piedra con
tramos anchos y regularmente
formados que conducen hacia el
grupo de construcciones que quedan en la parte baja de la ciudad.
Antes de penetrar por esas graderías, por indicación de nuestros
guías nos dirigimos de frente por
una senda muy abierta y llena de
charamuscas entre callejas estrechísimas; a saltos de un tronco a
otro, como a cincuenta metros
más allá de la primera habitación
que hallamos, nos vimos frente a
una hermosa y gran sala a la que
rodean varias otras piezas, también de piedra, pero no tienen ni
la magnificencia de los detalles ni
la imponencia de los materiales,
ni el primor de la perfección en la
soldadura de los sillares, ni las proporciones ni dimensiones de
aquélla.
Lo primero que llama la atención es un inmenso monolito cuadrangular que, arrancando de la
pared del fondo, sobresale a ma-
nera de un trono o altar destinado
a alguna divinidad o personaje de
altas preminencias, y a cuyos lados se ven dos piedras de menos
dimensiones, pero que semejan sitios o puestos secundarios de una
trinidad de ídolos o personas. Dichas piedras se alzan del suelo y
rematan casi en la tercera de la pared. El monolito del fondo es de
roca ligeramente trabajado, tiene
de largo 4 metros 36 centímetros;
1 metro de espesor, su altura del
ras del suelo es de un metro cincuenta centímetros; sale de la pared hacia delante, setenta y cuatro
centímetros. Se trata seguramente
de un lugar de adoración o de un
palacio.
La sala tiene la pared del fondo
y las laterales faltándole solo la
principal o sea la fachada, para
dar idea de su forma completa.
No puede darse mayor primor de
perfección; allí se ha unido lo monumental y grandioso con lo regular y simétrico.
Los muros laterales, puede decirse que están formados solo de
dos inmensos y trabajados monolitos, que se sueldan o enchapan
con la pared del fondo mediante
tres piedras de la forma exijida
por la colocación de los monolitos que tienen cuarenta y tres centímetros de largo cada una. El monolito de la derecha tiene de largo
tres metros diez centímetros, de
ancho y de espesor ochenta y dos
centímetros. El de la izquierda tiene tres metros noventa y ocho
centímetros de largo; dos metros
treinta centímetros de alto y noventa centímetros de espesor; el
primer monolito tiene 12 esquinas. Toda la habitación esta formada de 166 piedras, de las cuales, las de pequeñas dimensiones
son aplanadas y paralelográmicas.
En esta sala no habían de faltar ni
los nichos o alacenas que hay en
Ollantaytambo, Pizca, Torontoy y
Choqquequirau, ni los clavos cilíndricos de piedra que ornamentan
éstas al parecer hornaciones de
ídolos y divinidades. Existen 17
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
53
José Gabriel Cosio
alacenas: 10 laterales y 7 en la pared del fondo. Los clavos o apéndices de piedra solo existen entre
estas últimas.
La habitación tiene 6 metros
43 centímetros de largo, 7 metros
77 centímetros de ancho. Las paredes laterales tienen de alturas, la
de la derecha 3 metros 69 centímetros; la de la izquierda, 3 metros 94 centímetros; la del fondo,
hasta el plano altar formado por
el monolito, 2 metros y medio.
Las paredes laterales en sus extremos libres demuestran claramente una especie de corte oblicuo
que hace que la base quede sobresaliente con relación a su remate,
y asimismo presentan en las piedras de la cúspide una casi profunda concavidad, que al parecer servía de encaje o soldadura con la
piedra del umbral que ha desaparecido. Esta clase de concavidades se notan casi en todas las habitaciones de Machupiccho. La sala
cuya descripción acabo de hacer,
imperfectamente por supuesto,
es lo mejor que hay en Machupiccho, entre las ruinas de salas o habitaciones que se alzan sobre la
exuberante vegetación de esas inhabitadas alturas donde sólo la víbora se enseñorea con su temible
obra de ponzoña.
Hacia la izquierda de la sala,
como a diez metros de distancia,
se encuentra otra habitación larga, cuyos muros están formados
de piedras rectangulares de pequeñas dimensiones, pero cuyas líneas de rincón son tan perfectas
como las de Maruri, en el Cuzco.
Tiene de largo 10 metros 42 centímetros y de ancho 4 metros. En
la mitad de la pieza y hacia el círculo que forman la sala y las otras habitaciones, hay una especie de columna o pilar que tiene 2 metros
7 centímetros de alto del ras del
suelo; 77 centímetros de ancho.
En su parte superior muestra claras huellas de que soportaba el
umbral, lo que prueba que esa pieza eran dos habitaciones, cuya pared medianera se ha destruido.
54
En ella se cuenta cinco alacenas laterales, que tienen la particularidad de ser de mayores dimensiones que las ordinarias.
Inmediata a esa y enfrente a la
sala principal, hay una habitación
pequeña con paredes de piedra
bruta rellenadas con barro, pero
que tienen, así como las alacenas
de las otras, los clavos cilíndricos
de piedra negra muy pulida y encorvados hacia abajo por los extremos, lo que les da una apariencia particular.
A la derecha de la sala se ve un
semicírculo for mado por una
roca de muy escasa altura, semejante al círculo que como base del
Intihuatana se ve en Pizca; a este
semicírculo le falta el cilindro de
piedra en que generalmente rematan los restos llamados Intihuatanas.
Para pasar de un lugar a otro,
visitando los restos que en grupos diversos se hallan en Machupiccho, es necesario subir o bajar
graderías de piedra cubiertas de
malezas y arbustos, pues que casi
todos los compartimientos están
en distinto nivel.
Subiendo por la parte de atrás
de la sala se encuentra otro
Intihuatana grande, de forma circular, en cuyo centro se alza una
argolla, en vez del cilindro ordinario, muy semejante a la del umbral
de la portada de que ya he hablado. Esta argolla tiene la particularidad de arrancar de la misma plataforma, con la que forma un solo
conjunto. Cerca de éste se encuentra otro Intihuatana que remata
en un pliedro de 4 caras.
Estos Intihuatanas se hallan generalmente situados en las mayores eminencias del cerro.
Desde el sitio último en que
nos hallábamos, divisamos, hacia
la izquierda, y en la parte baja del
andén otro grupo de ruinas en claros muy estrechos que parecen calles. El sitio es montuoso y donde
se han derribado inmensos y gruesos árboles que tendidos en toda
la extensión del campo y en todas
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Una excursión a Machupiccho
las direcciones forman como un
inmenso puente o una malla formidable sobre la cual hay que caminar para trasladarse a aquel lugar después de bajar del andén dejándose caer por los troncos que
hacen entre el lado superior y el inferior. Llegando al pie de los muros más altos se encuentra uno
con una pared hecha de piedras
pulidas cuadrangulares, parecidas
a las de la calle de Maruri y de
unión muy delicada y perfecta.
Desde el suelo, que es una calle,
entre dos paredes muy cercanas
mide el muro siete metros y medio de altura. Encaramados a un
tronco subimos dicha pared que
da acceso a un terrado de 50 metros cuadrados de extensión, donde en la actualidad crece el maíz
sembrado por el vecino de Machupiccho, Anacleto Alvarez. El
muro tal como está parece servir
de cuartel parapeto a ese terrado
o plaza.
Después de correr unos trescientos metros y bajar del andén
en que nos hallábamos, encontramos en la pendiente escalonada
del cerro una especie de baño o
pozo de piedra cuadrangular muy
semejante al llamado baño de la
Ñustta existente en Ollantaytambo. Tiene en su parte inferior una
especie de desagüe que comunica
con otro pocito o baño de igual
forma que se encuentra en nivel
inferior, en esta forma escalonada
encontramos en el descenso del
cerro seis de esos pozos, los que
según los indígenas, se suceden
de idéntico modo hasta el río, es
decir una pendiente de 200 metros de extensión, hoy cubierta
por un bosque cerrado e impenetrable, pero cubierta toda ella de
un sistema de andenes que circundan todo Machupiccho.
Todos los naturales que conocen esos pozos aseguran que ellos
eran lavaderos de oro; pero teniendo en cuenta que casi en todos los sitios o ciudades de importancia los antiguos peruanos construían canales, con intermedio de
recipientes o cubetas de piedra,
creo yo que los pozos en cuestión
no significan sino conductos por
donde descendían, bien sea la chicha sagrada de las libaciones o la
sangre de las víctimas de los sacrificios, para ir a perderse en la profundidad imponente de la quebrada. El hecho de que unos pocitos
se comunican con los otros no
puede darnos otra idea que el de
acueductos para objetos de culto.
Garcilaso relata que en diversos
puntos estos canales servían para
las grandes libaciones en honor
del Sol.
Subiendo del lugar de los pozos, casi al pie de la choza del indio habitante de Machupiccho,
se destaca dominando las andenerías bajas una construcción
sorprendente por lo rara, grandiosa por lo monumental, y reveladora por los detalles especiales que la rodean. En esa construcción es lo primitivo, lo rudo
y lo grandioso que caracterizan
los primeros pasos del hombre,
mezclado, en curioso contubernio con la obra pulida magnífica
y artística de los momentos de
esplendor de una civilización extraña inexplicable, pero efectiva
y grande. Junto a una gruta semejante a una vivienda de Trogloditas, se admira una construcción parecida a una sola casería
o a una torre babilónica. Allí se
manifiestan en íntimo consorcio la obra grande de la Naturaleza, con la refinada del hombre.
Es una roca inmensa, una
mole for midable de siete metros de altura, coronada por una
especie de Intihuatana de una
mampostería de piedra acabada,
por la regularidad y pulido de las
piedras, como por la unión de éstas. Sobre la roca que se alza enhiesta se ha construido en for ma circular un torreón que visto
desde abajo recuerda una construcción primorosa. En la parte
inferior de la roca que mira hacia el río, se ve una puerta oblicua triangular abier ta en esa
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
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José Gabriel Cosio
masa infor me de piedra, y en
esa gruta o cueva, en el seno disgregado de la roca se encuentra
una habitación ornamentada de
muros de piedras cuadrangulares, iguales a los de Ollantaytambo, de alacenas de doble fila y de
clavos de piedra que dan a ese lugar un aspecto imponente y
sombrío. Parece que un titán, un
gigante se hubiese deslizado por
una grieta de la roca, y con el colosal esfuerzo de sus espaldas, al
levantarse la hubiera disgregado, quebrantado y dividido en
dos partes desiguales, una la de
la izquierda, mayor más inmensa, y la de la derecha, un trozo
mediano. La parte de la izquierda se inclina a la derecha pero
para no dejar que se vuelvan a
unir, para hacer un juego de capricho, esas dos fracciones se
han unido con una especie de pared pequeña, muro o columna
de la misma construcción que la
parte alta del torreón. Ese trozo
de mampostería semeja una chapa her mosa de dos fragmentos
de roca separados, sobre la cual
se mantuviese la mayor porción
de ella. Es un remiendo de piedra pulida y labrada, hecho en
una roca bruta, tal como la hizo
la Naturaleza.
Penetrando en esa especie de
gruta se llega a una pieza húmeda irregular de ocho metros cuadrados de extensión, cuyo techo
está for mado de piedras labradas. Sus paredes están, como
dije antes, for madas por muros
de piedras pulidas que constituyen como el decorado de ese
subterráneo curioso y extraño.
Arrancando del ras del suelo se
ven cuatro nichos o alacenas de
mayores dimensiones que las
que ordinariamente existen en
ruinas semejantes, su altura es
de 1 metro 77 centímetros, su
ancho en la parte de arriba de 47
centímetros y en la base de 65
centímetros, y su profundidad
es de 20 centímetros. Tiene exactamente todas las dimensiones
56
para que se encaje un hombre
de alta estatura, con un espacio
suficiente por afuera, para poner un muro al mismo nivel de
la línea que el resto de la pared.
Encima de estas alacenas se encuentra dos pequeñas, cuya altura es de 55 centímetros, ancho
en la parte de arriba de 32 centímetros, y en la base de 40 centímetros, con una profundidad de
28 centímetros. En el muro se
destacan también dos clavos de
piedra delgada y pulida. Al entrar en la cueva hay tres secciones de tronos regulares for mados o labrados en roca, y casi
todo el círculo, tocando con la
base de las alacenas grandes,
está rodeado de una especie de
corniza o platafor ma también
de piedra.
En la parte inferior hay un
enor me agujero figurando un
asiento que delata las excavaciones que en ese sitio se han hecho.
En muchos lugares se notan
vestigios de haberse hecho excavaciones, sin duda obsesionados por el interés del oro que se
cree existir oculto en esas regiones, en proporciones fabulosas.
Las alacenas mayores por sus
dimensiones, por la gruta en
que se hallan y por el aspecto
casi sombrío del recinto hacen
pensar que ese sitio fuese un lugar de castigo o de torturas. Es
sabido que entre los antiguos peruanos las faltas graves, las atroces, contra la pureza, santidad
del culto, la castidad de las mujeres escogidas se castigaban con
la terrible pena de emparedamiento. Tal vez, esos nichos lo
eran verdaderamente para conser var y guardar hasta después
de la muerte el cuerpo de los infelices delincuentes.
Al lado de este torreón, se encuentra otro muy semejan te,
pero sin la gruta, y ya muy destruido; en su coronación ofrece
el mismo carácter de construcción que el anterior, así en la cali-
dad y puli do de las piedras
como en las líneas de unión.
Encima de este último existe un
pocito o baño de piedra de 7
centímetros de profundidad y
de dos metros de perímetro.
De este sitio se pasa a una habitación que no tiene sino parte
de sus muros de piedras cuadrangulares, con 16 alacenas pequeñas y muchos clavos colocados entre aquellas.
Próxima a la anterior y casi sobre el torreón principal hay un
espacio grande rodeado de muros, que parece una plaza circular de alguna importancia. Tiene
seis alacenas pequeñas y dos
grandes y comunica con una habitación muy semejante a la galería de Ollantaytambo; está ornamentada por nueve alacenas,
con clavos cilíndricos entre una
y otra.
En un extremo de esta pieza
existe un hueco grande que penetra hacia adentro en for ma
oblicua, y cuyo tér mino no se conoce. Es uno de esos subterráneos tan comunes en el Cuzco y
otros puntos, que se conocen
con el nombre de Chinganas, y
sobre los cuales existen tradiciones populares fantásticas e inverosímiles.
Tras las anteriores piezas, y
casi comunicándose con ellas,
se encuentra una portada de dos
metros de alto que da entrada a
una habitación cuadrangular de
paredes iguales a las de las ya
descritas, pero que tiene la particularidad de contar con dos
puertas, una de entrada y otra
que sir ve de comunicación con
la siguiente y de tener las alacenas en doble fila, es decir unas
superiores a otras inferiores.
Tras de los muros de esta última pieza y caminando por la izquierda del andén en que se halla situado este grupo de construcciones, hay tres callejuelas
apretadas y estrechas, suficientes para que pase un hombre medianamente gordo. Estas calles
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Una excursión a Machupiccho
cortan transversalmente las habitaciones, por su parte posterior, y son paralelas entre sí. Las
paredes que las flanquean son
de piedras unidas con barro y
no presentan la grandiosidad y
perfección de las otras.
Por todas partes, entre los
breñales y el tupido encaje, se
presentan vestigios de andenes,
casas y calles todos los cuales no
nos fue posible ver por lo impenetrable de los matorrales y por
la gran altura de los andenes que
separan esos lugares unos de
otros.
Habíamos comenzado a visitar y medir las construcciones
de que he hecho mención a las
8.30 a.m. y después de ver la última eran las 12.30 p.m., hora en
que volvimos a la choza de Anacleto Alvarez, subiendo por la
her mosa gradería, que por sus
tramos, la colocación de éstos y
aún el color de las piedras es
igual, a esa otra gradería existente en el Rodadero y que el vulgo
conoce con el nombre de ccusillocc hinqquinan.
Audacia sería en quien escribe estas líneas aventurarse a emitir opiniones sobre la significación histórica y arqueológica de
los admirables restos de Machupiccho, a los cuales rodean, por
otra parte, detalles y por menores extrañamente reveladores.
Pero no estará demás comparar
ciertos antecedentes confir mados y conocidos, llevar una razón o prueba más a las que ya se
han aducido sobre la significación y rol histórico de las diversas civilizaciones que se han desarrollado en este lado del continente, y sobre las diferencias y
puntos de unión entre los restos
encontrados en los diversos lugares del territorio, así como
despertar el interés de los hombres de ciencia y del Gobierno,
para hacer investigaciones y estudios sobre las regiones hoy
desconocidas que en otro tiempo han podido ser teatro de leja-
nas y hoy perdidas civilizaciones. Lo que se creían selvas vírgenes bosques intocados y regiones puras, hacia los cuales el progreso dirige hoy sus miradas de
exploración y de conquista, ante
los datos de la ciencia, van presen tán do se como es ce na rios
que vieron desarrollarse inmensos y grandes hechos, como en
estos sagrados y grandes tesoros de civilización, y como historias mudas que esperan para hablar el momento de la santa locura y de la obsesión inspiradora.
Aún cuando parezca paradójico, los restos de Machupiccho
expuestos a los ultrajes de la intemperie, y alzándose en la enhiesta soledad de esas inhospitalarias alturas están mejor conser vados que los que se encuentran
en lugares frecuentados por el
hombre, como Ollantaytambo y
Ppísacc. La naturaleza menos
destructora y más pródiga en
cuidados ha guardado y conser vado mejor los monumentos encomendados a su sola custodia,
que el hombre, cuya mano parece empeñada en borrar la huella
de los siglos. Sólo los arbustos y
las raíces de los árboles han desmoronado algunas piedras de
los muros y han hecho perder la
delicada ensambladura de los sillares. Como muy pocos pueden
ascender a esos lugares, y es imposible la traslación de las piedras hasta las fincas o poblaciones próximas, la mano del hombre ha quedado y queda cohibida de arrancar y destruir las paredes para utilizar esos elementos
históricos en edificios y fabricación de casas, ni aplicar la dinamita destructora a los monolitos para obtener piedras de las
for mas y de las dimensiones deseadas, como descaradamente
ocurren en Ollantaytambo y Ppísac, desde las casas de reciente
for mación ostentan esos her mosos sillares de los monumentos
que existen en sus cercanías y a
inmediato alcance del hombre.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
57
José Gabriel Cosio
Sería conveniente que las autoridades respectivas hicieran
destrozar y limpiar anualmente,
por lo menos, ese bosque que
en un momento cubre con su follaje toda su existencia y duración.
Lo que desde el primer momento llama la atención en Machupiccho es la absoluta carencia de agua; pero a poco se escudriñe algo se ve que por la parte
izquierda del río y por toda la
pendiente del cerro que colinda
con aquél existe una acequia antigua obstruida como todas casi
las de su clase, acequia que recorre una gran extensión y por
donde seguramente corría ese
precioso elemento de vida para
los usos de los habitantes de esa
población antigua.
Siguiendo casi la misma dirección de la acequia se ven también las huellas del antiguo camino que conducía de las regiones
de Ollantaytambo a Machupiccho; atravesando las peñas y los
riscos por pendientes muy peligrosas. Según noticias de las personas que conocen ese camino,
puede todavía hoy utilizarse mediante obras de reparación que
no serían difíciles de ejecutar,
por lo menos para el viaje de
peatones.
Es indudable, pues, que Machupiccho fue una población de
gran importancia, fue una ciudad cuya influencia en la vida de
las poblaciones de la hoya del
Vilcanota la pregonan esos for mi da bles res tos de pa la cios,
esos numerosos Intihuatanas
que en otro tiempo fueron siempre lugares de cita y romería
para las tribus creyentes, esos torreones que a manera de otros
castillos de la feudalidad medioeval, se levantan como protegiendo la augusta severidad de los
edificios; esos canales y acequias por donde corrían las
aguas purificadoras de la libación sagrada y la sangre caliente
de las víctimas del sacrificio.
58
Pero ¿por qué calla la Historia Colonial, por qué calla la tradición, por qué callan todas las
fuentes sobre la existencia, no
digo de Machupiccho, sino de
otros lugares por los cuales anduvo la civilización con su corte
de monumentos y su tor mento
de luchas?
Ollantaytambo, en la misma
hoya, fue el último, donde Ollantay sostuvo su posición rebelde
y donde seguramente existían
esos restos que hoy admiramos
y estudiamos y que por otra parte, son casi idénticos, salvos, algunos detalles, a los de Torontoy y Machupiccho. Las huestes
derrotadas por los españoles,
cuando las fuerzas vencedoras
de Pizarro llegaron hasta el Cuzco, huyeron por las riberas del
Vilcanota y las que pudieron escapar de la matanza, fueron a
perderse en la oscura soledad de
las selvas que por tales e impenetrables considerábase desde Torontoy.
Los Incas descendientes de
Manco Cápac no tuvieron pues
conocimiento de Machupiccho,
porque a haberlos tenido habrían hecho desde esa explendida fortaleza una resistencia de titanes contra cualquier ejército
enemigo.
Además, la tradición trasmitida por los primeros conquistadores habría guardado la noticia de la existencia de esa ciudad y de otras vecinas, y de
este modo habríamos conocido y estudiado estos por hoy
nuevos e ignorados lugares históricos.
Explorando por toda la región montañosa hasta la par te
ocupada por las actuales tribus
salvajes, se encuentran dentro
de aquella región vestigios de
cons truc ción que ates ti guan
que hubo un tiempo en que
for maron par te de un pueblo
grande, próspero y conquistador y que algún cataclismo geológico o social, como una inva-
sión de otras razas, fraccionó,
quebrantó y ahogó la unidad
de ese pueblo junto con su independencia y vida. ¿Este fue
el Imperio Incaico con su numerosísima escala de reyes, generaciones que nos pinta Montesinos? Pero sabemos que las
tribus que no querían someterse a la autoridad de los Incas
huían hacia la región montañosa, siendo la principal la del
Amarumayo, y no hallamos siquiera vagas noticias de que
Ma chu pic cho y Huay na piccho, se mencionasen como lugares comprendidos en los dominios de los Hijos del Sol.
Pa re ce, pues, que poco a
poco, pue blos de raza quechua, habitadoras de aquellas
zo nas, fue ron aban do nan do
sus residencias y emigraron en
un movimiento de salida hacia
el Cuzco y hacia las orillas del
Apurímac, acosados ya por las
irrupciones de las tribus salvajes, ya por las dificultades de la
vida creadas por la Naturaleza,
etc., etc. y esto debió ocurrir
muchos siglos antes de la fundación del Imperio de Manco,
tal vez durante el predominio
de los Aimaras chancas.
La primitiva civilización quechua restaurada ya en una época
muy moderna por Manco Cápac, según se va probando hoy,
tuvo por lado, de la extensión y
una excelencia a que no alcanzó
el Imperio de los Hijos del Sol.
El Imperio seguramente abarcó
casi toda la región montañosa
donde tal vez tuvo su sede principal.
Machupiccho y los restos de
los lugares próximos pueden
ser, pues, la obra de esa primera
civilización quechua, y su memoria se perdió por la violencia de
la súbita invasión de los Aimaras que procuraron llevar hacia
Titicaca todas las poblaciones
quechuas que vivían en esas
apartadas regiones.
Cuzco – 1912.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
MISTICISMO Y REALIDAD
URBANO–ARQUITECTÓNICA
DE MACHU PICCHU
Roberto Samanez Argumedo1
E
l impresionante marco
natural que caracteriza
al lugar escogido para edificar
Machu Picchu, sobre una cresta
rocosa a 2,400 m. de altitud,
hace difícil percibir la presencia
de la obra del hombre. Ni las
parcelas de cultivo en terrazas
escalonadas que caracterizan su
zona agrícola, ni el conjunto de
p l a t a f o r m a s a s c e n d e n te s
ocupadas por construcciones
de piedra del sector urbano, parecen tener presencia en compara ción con la obra de la
naturaleza. Si obser vamos con
atención veremos que las edificaciones se integran al entorno
natural, por su original concepción tridimensional de volúme-
nes jerarquizados. A pesar que
el empleo de andenes transfor ma el ambiente natural en cultural y que la com po si ción
arquitectónica y paisajista está
resuelta con tanto acierto, los visitantes extasiados contemplan
el conjunto como si los muros y
recintos siempre hubiesen sido
parte de ese lugar, al igual que
1 Docente cesante de la Facultad de Arquitectura y Artes Plásticas.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
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Roberto Samanez Argumedo
Aspecto del noreste de la plaza ceremonial, con los andenes que integran un afloramiento rocoso. El tratamiento de los volúmenes impacta por su estudiado
efecto de luz y sombra. .
las montañas, los farallones pétreos y las rocas.
Protzen, un destacado investigador de la tecnología de los incas, reconoce ese mismo aspecto con el siguiente comentario:
la íntima integración de la for ma construida y su entorno natural es maravillosa. La unidad
de su arquitectura posee una insuperable ar monía, y la perfección de su sillería es extraordinaria. En resumen, es una obra
maestra de arquitectura y planificación urbana que rivaliza con
los mayores logros de los griegos, romanos o de cualquier
otra civilización2.
En el presente artículo queremos llamar la atención sobre la
génesis de esa concepción urbana y el origen de las for mas volumétricas que generaron a su vez
la arquitectura expresiva que ca-
racteriza al conjunto. Guardando las distancias cronológicas y
culturales, podemos decir que
ese resultado se produjo por
que existió un proceso creativo,
del que resultó la imagen for mal
convertida en una realidad constructiva y arquitectónica. Al razonamiento lógico de quien concibió la idea para edificar el conjunto, se sumó una energía subconsciente contenida en la imagi na ción de los es pe cia lis tas,
que secundaron a su líder, para
cumplir su propósito en el lugar
escogido. En la actualidad sabemos que ese visionario no es
otro que Cusi Yupanqui, uno de
los hijos del inca Viracocha, el
príncipe de reconocida capacidad y aptitud, que destacó como
caudillo de la resistencia ante el
ataque de los invasores Chancas
que llegaron has ta el Cusco.
Convertido en soberano fue conocido como inca Pachacuti, “el
que transfor ma la tierra”.
Queremos destacar que en el
siglo XV, con procedimientos
que podríamos llamar rudimentarios en comparación con nuestras actuales herramientas proyectuales, pero dotados de intensa energía espiritual los especialistas fueron capaces de llevar
adelante el proceso creativo de
composición arquitectónica y diseño de las soluciones funcionales y constructivas, que per mitieron materializar esa obra digna
de admiración. La notable coherencia for mal que la caracteriza,
nos trae a la memoria el pensamiento del filósofo griego Platón, quien decía que la for ma alcanza su plenitud cuando todos
los elementos participantes alcanzan la unidad. Es precisa-
2 Protzen, Jean Pierre, “Arquitectura y Construcción Incas en Ollantaytambo”. Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima 2005, Pág. 21. Arquitecto suizo
investigador del trabajo de la piedra en época inca. Profesor de la Universidad de California en Berkeley.
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Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Misticismo y realidad urbano–arquitectónica
mente lo que percibimos en la
arquitectura que confor ma diversos sectores de Machu Picchu, donde existe identidad en
el diseño, que se manifiesta con
facilidad y espontaneidad.
Nos atre ve mos a pre ci sar
que la concepción urbanística
de espacios y sectores edificados y la propia arquitectura del
com ple jo de edi fi cios sa grados, viviendas y demás edificaciones, siguió un proceso mental de gestación creativa, en el
que se deter minó un esquema
de ordenamiento, una idea rectora de zonificación y distribución. Ese proceso respondía
sin duda a la concepción mágico re li gio sa de Pa cha cu ti,
quien asumió el poder en calidad de “Hijo del Sol” instituyendo el culto estatal que daba
más impor tancia a la imagen
del astro rey que al antiguo
dios Viracocha.
Un proyecto de hondo significado religioso, que vinculaba al
sol con el sistema cosmológico
y geográfico de altas montañas
y alineamientos astronómicos,
como el de Machu Picchu, demandó no solamente una árdua
labor de selección del lugar que
reuniera todos esos requisitos,
si no también una cuidadosa planificación para que la idea rectora se cumpla en todos sus alcances. Se tuvo que desarrollar una
distribución proporcional y sectorización ar moniosa, como lo
demuestra la precisa división entre la zona agrícola y la urbana o
la ubicación de la plaza como espacio central que divide las parcialidades Hanan y Hurin. Tampoco quedó librado al azar el
equilibrio de masas, la direccionalidad de líneas y el ritmo de
las sucesiones volumétricas que
podemos admirar en el conjunto. El proceso mental de composición debió ser plasmado en
maquetas, cuyo empleo está bastante documentado para otros
sitios incas.
El cronista Juan de Betanzos
refiriéndose a la transfor mación
del pequeño señorío del Cusco
en capital imperial, por Pachacuti el inca refor mador y conquistador, dice: …que esto así fue
hecho, Inca Yupanqui trazó la
ciudad e hizo hacer de figuras
de barro, bien ansí como él la
pensaba hacer y edificar…3 las
figuras de barro representando
la ciudad no eran otra cosa que
maquetas, para concretar la concepción idealizada. Confir ma la
utilización de maquetas y dibujos el escritor cusqueño Inca
G a r c i l a s o d e l a Ve g a
(1539–1616) quien narra que
los incas sabían: pintar y hacer… el modelo y dibujo de sus
pueblos y provincias.4 Se puede
entender la utilidad de los modelos a escala reducida en un lugar
como Machu Picchu donde el
relieve es muy accidentado y el
trazado de calles, escalinatas y terrazas debe seguir la pendiente
del terreno. Es muy aleccionador constatar como ha sido tratado el terreno natural del sector urbano, que presentaba dos
promontorios y una depresión
alargada, convertida en la Plaza
Principal, amoldándola a la topografía. Al noreste de la referida plaza, el promontorio ha
sido tratado de manera escultórica creando cuatro andenes que
integran un afloramiento natural de rocas. Una gran escalinata
asciende paralelamente a los ande nes, con fi na da en el lado
opuesto por una elevada pared.
Ese tratamiento de los volúme-
nes de los andenes, la escalinata
y la pared continua que une el nivel superior e inferior, genera
un impactante efecto producido
por la luz del sol y las sombras.
No podemos dejar de vincularlo con la frase de Le Corbusier:
la arquitectura es el juego sabio,
correcto y magnífico de volúmenes ensamblados bajo la luz5 sin
lugar a duda esa composición
que abarca cerca de 200 metros
lineales del lado norte de la plaza, tuvo que ser concebida y estudiada utilizando modelos tridimensionales.
DETERMINANTES
CÓSMICOS Y SIMBÓLICOS
En 1983 se hallaron documentos que habían sido conser vados por la orden religiosa de
San Agustín, que proporcionaron datos irrefutables sobre la
ocupación de Machu Picchu
por los incas. Aunque los detalles de su existencia no lleguen
nunca a ser conocidos, indican
que esas extensas áreas fueron
conquistados por el inca Yupanqui, llamado después Pachacuti,
quien se adjudicó territorios
que estaban ubicados en la quebrada del río Vilcanota, entre
Ollantaytambo y Chaullay. Todos los terrenos desde Torontoy hacia abajo figuran como tierras del inca Pachacuti, lo que
per mitió saber que eran propiedades reales.6
Era práctica usual en el sistema social de los incas, que a la
muerte de uno de sus soberanos
las tierras que poseía las heredara su Panaca o familia directa.
Las moradas reales no pasaban
al inca heredero que lo sucedía y
cada nuevo gobernante se veía
en la obligación de crearse propiedades, para utilizarlas y hacer
3 Gasparini, Graciano, Margolies, Luise. “Arquitectura Inka”. Universidad Central de Venezuela, Gráficas Armitano. Caracas 1977, Pág. 47. Cita la obra de Juan
de Betanzos, “Suma y Narración de los incas”, edición de 1968.
4 Gasparini Margolies. Obra citada 1977.
5 Frase contenida en el libro “Hacia una arquitectura” del arquitecto suizo–francés Charles Edouard Jeanneret conocido como Le Corbusier (1887–1965).
6 Glave, Luis Miguel, Remy, María Isabel. “Estructura agraria y vida rural en una región andina: Ollantaytambo entre los siglos XVI–XIX”. Archivos de Historia
Andina 3. Centro Bartolomé de las Casas. Cusco 1983.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
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Roberto Samanez Argumedo
Plano del conjunto agrícola y urbano de Machu Picchu. Al lado derecho están el sector urbano alto, la explanada o plaza ceremonial y el sector urbano bajo. Tomado de Gasparini 1977.
gala de lugares a tono con su elevado rango. Muchas se obtuvieron transfor mando la topografía de valles inhóspitos, construyendo andenes y canales, para
habilitar nuevas tierras. Las propiedades reales se convirtieron
en palacios rurales y lugares de
recreo con jardines y bosques.
En el que Huayna Capac poseía
entre Urubamba y Yucay existía
una reser va de animales de caza,
estanque con totora y peces, además de sembríos exóticos de ají,
coca, algodón y maní.
Todas esas consideraciones
per mitieron a Rowe concluir
que el referido gobernante inca,
que tenía otras propiedades reales que rememoraban hazañas
de su reinado, escogiera la cresta
que desciende desde el nevado
Salcantay para su morada real
más significativa e importante7.
Su propósito era perennizar la
derrota de los Chancas tras su
campaña militar que lo llevó hasta Vitcos, recorriendo las inmediaciones de Machu Picchu.
El sitio escogido para edificar
su retiro real sorprende mas que
por su topografía agreste, de
cambios altitudinales notables,
por estar circundado de imponentes cumbres y las montañas
sagradas, apus de la mayor jerarquía en la cosmovisión andina.
Además de la imponente presencia del Salcantay (6,271 m.s.n.m)
situado hacia el sur de Machu
Picchu, destacan el Pumasillo
(6,075 m.s.n.m.) situado al oeste
y la silueta piramidal de la cumbre llamada La Verónica (5,750
m.s.n.m.) ubicada al este, además de otras altas cumbres que
for man parte de la Cordillera de
Vilcabamba. El reconocido investigador de entierros ceremoniales en las altas cumbres andinas, Johan Reinhard postula la
existencia de una geografía sagrada que for mó parte del culto
a las montañas, que se remonta
en la cultura andina al primer milenio antes de Cristo. Estas se veneraban no solamente por su aspecto imponente, si no por considerarlas entes protectores, proveedores del agua para la agricultura y capaces de traer la lluvia
del cielo8.
En el sitio escogido por el
inca Pachacuti para crear su establecimiento real, hacen aproximadamente 540 años, se hallaron los factores geográficos y
cosmológicos buscados, en una
conjunción realmente sorprendente. Al margen de cualquier
especulación esotérica, que descartamos por no ser compatible
con nuestro razonamiento, verificamos la existencia de factores
que nos hacen entender el misticismo de los incas, que en su visión intuitiva creían fir memente
en la comunicación del hombre
con la divinidad, dando origen a
la ficción alegórica de connotaciones mágicas y religiosas capaz de generar una enor me fuerza creadora, expresada en su
arquitectura.
Los factores a los que nos referimos se verifican en el percurso del río sagrado Vilcanota,
que cambia su nombre por el de
Urubamba, fluyendo en dirección sur este a noreste, reproduciendo la trayectoria del sol, que
en la zona de Machu Picchu sale
y se pone detrás de los picos ne-
7 John Howland Rowe, “Los Incas del Cuzco siglos XVI, XVII, XVIII”. Instituto Nacional de Cultura. Región Cusco, 2003. Artículo: “Machu Picchu a la luz de
documentos del siglo XVI”, páginas 117 a 126.
8 Reinhard, Johan, “Machu Picchu. El Centro Sagrado”, Instituto Machu Picchu, Cusco 2002. Pág. 101.
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Misticismo y realidad urbano–arquitectónica
vados, considerados deidades
poderosas. Por otra par te la
Cruz del Sur, centro de la Vía
Láctea, el río celestial en el pensamiento andino, se obser va encima del nevado Salcantay, la
montaña más venerada por los
incas y relacionada directamente con el conjunto arqueológico.
Como si no fueran suficientes
esas coincidencias, el lugar está
ubicado al centro de montañas
sagradas orientadas en torno a
sus dos ejes, en el sentido de los
cuatro puntos cardinales. Reinhard señala que se trata de un
axis mundi, un centro sagrado
que une conceptualmente la tierra con el cielo, tomando los
conceptos de interpretación de
las religiones que hace Mircea
Eliade.
LA MIRADA SIMBÓLICA A
TRAVÉS DE LA
ARQUITECTURA
La destacada arqueóloga e historiadora norteamericana Catherine Julien, intrigada por conocer
los significados que Machu Picchu tuvo para sus constructores
incas, realizó un estudio que recogió en un memorable artículo denominado “La metáfora de la
montaña”9. Verificó que enmarcada en una portada, en la actualidad incompleta y desde otros recintos, se canalizan las visuales hacia una montaña cónica de contornos escarpados rematada por
un coronamiento curvo, conocida como la Cúpula. El admirado
templo de las Tres Ventanas, que
destaca por la belleza de su mampostería de piedra, también enmarca una vista hacia la Cúpula
desde su ventana central. Julien
ubicó otro recinto de difícil acceso por una escalera de piedra, que
también se construyó para mirar
esa montaña.
El significado de esa imagen
enmarcada por vanos de piedra,
estaría relacionado con el mito de
los Ocho Hermanos Ayar, de
donde surgió el fundador de la dinastía de los incas. Con sus tres
hermanos y cuatro hermanas salieron por tres ventanas de Paqaritampu situado al occidente del
Cusco. Al parecer el lugar de origen de los incas inspiró las ventanas de Machu Picchu. La relación
con la Cúpula se explica por la veneración de wiñaq rumi, rocas
que se proyectan de la tierra hacia
las alturas, una manifestación de
la pachamama, deidad sobrenatural femenina asociada a la fertilidad de la tierra. La montaña escarpada y de extraño coronamiento
sería manifestación de la madre
tierra relacionada con el origen de
los incas, en una metáfora compleja que se vale de la arquitectura
para trasmitir su mensaje a través
de los siglos.
Según los cronistas que recogieron información directa sobre
la historia de los incas, las huacas
seres y lugares sagrados, comprendían deidades femeninas asociadas a obtención de alimentos y
actividades para producirlos. Varias divinidades eran tratadas
como madres, es el caso del maíz
(Mama Sara), el mar (Mama Cocha) y la luna (Mama Quilla). La
religión era monoteísta y existían
muchas divinidades locales o regionales. Según la cosmovisión
andina los seres vivos y objetos
inanimados como montañas, rocas o lagunas, poseían por igual la
fuerza vital o primordial equiparada al concepto católico de alma.10
La religión andina consideraba que los hombres habían surgido de sus pacariscas o lugares
de origen en épocas remotas.
Estas podían ser manantiales, cerros, lagunas o cuevas, en consecuencia no concebían la existencia de dioses para crear la humanidad. Cuando el inca Pachacutec instituyó el culto oficial al
9 Julien, Catherine. “La metáfora de la montaña”. Revista Humboldt, número 100, Bonn, Alemania, 1990.
10 Rostworowski, María, “Incas”, Enciclopedia Temática del Perú. Empresa Editora El Comercio S.A. Lima 2004.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
63
Roberto Samanez Argumedo
Sol como padre de los linajes
reales, era un culto exclusivo de
la clase noble, que no tenía carácter absolutista y no excluía a los
otros que veneraban un sin número de huacas pertenecientes
a diferentes localidades y regiones. Una divinidad principal era
Illapa que tenía el poder de hacer llover, granizar y lanzar truenos. Se veneraba porque enviaba lluvias y alejaba el granizo. Se
identificaba con el rayo y estaba
asociado a las montañas nevadas.
Todos esos referentes religiosos influyeron con su simbolismo en la construcción de Machu Picchu que tenía carácter de
santuario espiritual. La distribución de espacios y conjuntos de
edificaciones sigue los principios de simetría, oposición y repetición como también el de
cuatripartición. Muchos investigadores identifican como el Hanan o parte alta al sector donde
habitaba la clase gobernante, primando sobre el Hurin o parte
baja, donde moraban personas
de menor jerarquía. Dentro de
ese criterio de divisiones marcadas las dos zonas que comprende el conjunto, la agrícola y la urbana están divididas por un
foso seco que ingeniosamente
se hizo coincidir con una falla
geológica. En la zona urbana se
obser va también una marcada
separación entre los espacios ceremonial y residencial, ambos separados por la explanada o plaza principal.
El sector urbano alto situado
al oeste de la explanada, concentra las actividades al ser vicio del
gobernante, la nobleza y los recintos de carácter ceremonial
que se caracterizan por su calidad constructiva y fina cantería
de piedra. Están vinculados por
sen de ros y es ca le ras El Torreón, La Residencia Real, El
Intiwatana y el Centro Ceremonial. El con jun to co no ci do
como El Torreón es una clara
64
manifestación de la arquitectura
empleada como medio de expresión cosmogónico. Se ha utilizado como sustento de la edificación una gran roca de granito
para ubicar encima un templo
con muros de cantería de for ma
cur va, encerrando en su interior
una huaca del mismo afloramiento de roca. Una puer ta
orientada hacia el sol poniente
muestra la relación con el culto
principal. En la parte inferior de
la roca se ubica el Mausoleo
Real, ricamente elaborado cubriendo el espacio natural de la
cueva con paredes y hornacinas
de fina cantería, junto a una
roca esculpida con el signo escalonado, de profunda significación en el mundo andino.
En este breve recuento de las
edificaciones del sector alto destacamos el recinto más importante destinado a una función ceremonial. Se trata del Templo
Principal orientado de este a oeste y teniendo detrás el promontorio elevado del Intiwatana.
Tiene planta en for ma de u con
un lado abierto, que toma el
nombre de wayrana, presentando siete nichos trapezoidales en
el muro de fondo y una gran piedra prismática a manera de altar.
Está a un costado del templo de
las Tres Ventanas, al cual nos hemos referido en líneas anteriores.
Ocupando una cumbre dentro del espacio ceremonial, los
incas concibieron una montaña
artificial transfor mando el promontorio en una impactante pirámide trabajada con una sucesión de platafor mas y andenes,
con alineamientos diferentes en
sus variadas facetas. En la cima
del promontorio sagrado está el
adoratorio, en el que destaca
una composición escultórica en
el afloramiento de granito que
emergía en el lugar. Está esculpida for mando una base escalonada con diversos planos canteados y pulidos, coronados por un
pilar prismático de la misma
roca. Se le conoce como el intiwatana o “lugar donde el sol se
amarra”. Se cree que fue un obser vatorio solar para determinar
los solsticios, en particular el de
invierno que se presenta entre el
21 al 22 de junio y está vinculado a la pro ducción agrí cola.
Reinhard lo interpreta como réplica de una montaña, siguiendo
el modelo del Huayna Picchu y
supone que pudo ser usado
como obser vatorio astronómico, para establecer los equinoccios.
Otra expresión de la cosmovisión andina de los incas se
muestra en las rocas graníticas
emergentes que afloran en diferentes lugares de Machu Picchu, con sus contor nos esculpidos para repetir la silueta lejana de las montañas que rodean
la zona. Significaba que ellos
estaban creando el orden entre
los seres humanos, trasladando el orden de la naturaleza sagrada.
Concluimos estas reflexiones
haciendo mención al Templo del
Cóndor, que sin duda sintetiza el
espíritu inca impregnado de simbolismos y gran capacidad para
crear con sus técnicas constructivas edificaciones que complementaban las formas naturales. Existían en el lugar dos grandes rocas
de granito en posiciones opuestas
e inclinadas, que debieron dar la
impresión de alas abiertas. Erigieron una representación del ave sagrada completando con un muro
de mampostería la altura del ala
derecha y labrando en el piso el
cuello, la cabeza y el pico del cóndor. El característico collar blanco del ave fue injertado con roca
de ese color, rodeando la cabeza.
La composición obtenida conjuga dos planos distintos, el volumen tridimensional de las rocas
que forman las alas y el relieve plano y separado, que está en el piso,
mostrando la capacidad de abstracción que tenían los incas.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
REAJUSTE DEL PLAN MAESTRO
DEL SANTUARIO HISTÓRICO DE MACHUPICCHU
Adolfo Saloma González1
El Plan Maestro del Santuario
Histór ico de Mac hupicchu
2005–2015 ha cumplido cinco años
de aplicación, la legislación vigente indica que debe ser revisado mediante
procesos participativos para su
correspondiente reajuste. En lo fundamental, la concepción del PMSHM
mantiene vigencia, por lo que, su
actualización debe reafirmar sus
alcances. Paralelamente, se encuentra
en vigor el Plan Estratégico Regional
de Turismo del Cusco, aprobado por
el Gobierno Regional en agosto del
2009, el cual recoge algunos
propósitos incompatibles con los que
dieron sustento al PMSH, de ser
introducidos estos en el reajuste del
plan, es probable que pierda su
esencia.
ABSTRACT
The Machupicchu Sanctuary Master Plan 2005–2015 has completed
five years of application, current legislation states that should be reviewed
through a participatory process to its
corresponding adjustment. In essence,
the concept of PMSHM remains in effect, so its updating should reaffirm its
scope. In parallel, is in force the Regional Strategic Plan of Tourism of
Cusco, approved by the Regional Government in August 2009, which includes some purpose inconsistent
with the underpinnings of the PMSH,
to be entering this purpose in the readjustment of the plan is likely to lose
its essence.
1 M. P. Arqtuitecto. Profesor Principal a Dedicación E xclusiva de la Facultad de Arquitectura y Artes Plásticas.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
65
Adolfo Saloma González
E
l primero de junio del
año 2005 el Instituto Nacional de Cultura mediante la Resolución Directoral Nacional Nº
738/INC y el Instituto Nacional
de Recursos Naturales a través de
la Re so lu ción Je fa tu ral Nº
109–2005–INRENA aprobaron
los respectivos documentos de actualización del Plan Maestro del
Santuario Histórico de Machupicchu (PMSHM) 2005–2015, los
mismos que de conformidad a la
normatividad actual tienen una vigencia de cinco (05) años al cabo
del cual deben ser revisados, según precisa la Ley de Áreas Natura les Pro te gi das (26834),
puntualizando en el artículo 20º,
que Plan Maestro constituye el
documento de planificación de
más alto nivel con que cuenta un
Área Natural Protegida y que son
“elaborados bajo procesos participativos, revisados cada 5 años” y
definirán por lo menos:
a. La zonificación, estrategias y
políticas generales para la gestión
del área.
b. La organización, objetivos,
planes específicos requeridos y
programas de manejo.
c. Los marcos de cooperación,
coordinación y participación relacionados al área y sus zonas de
amortiguamiento.
Los inicios de la preparación
del actual Plan Maestro se encuentran en la “Propuesta General y
Lineamientos Para el Plan Maestro del Santuario Histórico de Machupicchu” presentado en noviembre de 2004 por el Lic. Soc.
Manuel Dammert Ego Aguirre,
coordinador general del Plan. La
versión final fue entregada en
junio de 2005.
La elaboración de los sucesivos planes maestros para el Santuario Histórico de Machupicchu
(SHM) puede indagarse en el
tiempo y no deben separarse al reconocimiento progresivo de los
valores de Machupicchu y a la noción de unidad territorial. Los primeros lineamientos de gestión y
66
planificación fueron desarrollados por Hiram Bingham, asesores, investigadores y asistentes
que trabajaron con él desde 1911
hasta cerca de 1920 (Misión
Científica de la National
Geog raphic Society y la
Universidad de Yale).
Para ese tiempo se reconoció
el valor cultural de la ciudad inca
de Machupicchu y se promocionó el turismo sobre ella. Con la
Ley N° 6634 de 1929, se declaró
a Machupicchu como Monumento Arqueológico.
Posteriormente bajo la protección del Estado peruano fueron
descubiertas más edificaciones y
complejos enlazados por caminos incas, proceso que continúa
en la actualidad.
La casi totalidad de quienes
rea li za ron es tu dios so bre el
SHM la han vinculado a un lugar sagrado. Una antigua referencia es la que consigna el padre Agustino Antonio De La Calancha en su obra “Crónica Moralizadora de la Orden de San
Agustín”. 1630. En la que relata
las peripecias de dos monjes
agustinos que fueron conducidos por el inca a una ciudad denominada Vilcabamba “La Vie-
ja”, que no era otra, sino Machupicchu, de la cual dice: “siendo
la ciudad muy grande donde estaba la Universidad de la Idolatría, donde vivían los profesores, hechiceros y señores de abominaciones”, a la cual llegaron
después de un viaje de tres días
por una región áspera y pasaron
tres semanas allí predicando y
convirtiendo a los indios. Machupicchu estaba a tres días de
distancia de Pucyura unido por
un camino dificultoso.
Para que los monjes no vieran
la ciudad el inca dispuso que se
les diera una habitación fuera de
ella y de ese modo no pudiesen
ver las ceremonias y antiguos ritos. Sin embargo, esta parte de la
crónica es imprecisa porque a los
monjes sí se les permitió ingresar
a la ciudad e incluso predicar a las
mujeres y algunos sacerdotes, a
ello se refiere la sintética referencia que hace el Agustino Calancha sobre la “Universidad de la
Idolatría”.
A respecto el Arqto. Oscar
Ladrón de Guevara Avilés en su
ensayo “Complejo Arqueológico de Machupicchu. Posible
Interpretación” comenta que la
ciudad inca “estaría construida
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Reajuste del plan maestro de Machupicchu
de tal manera que los monjes po- Américo Rivas Tapia en su libro
dían estar en la vecindad, sin ver “Bodas de Oro de Santa Teresa
lo que pasaba en la ciudad. Ma- Historia y Geografía” página
chupicchu responde admirable- 123, consigna que el Dr. José
mente a los requerimientos del Gabriel Cosio manifestó: “Macaso”. Vale decir por tanto que chupicchu descubierta estaba el
se confir ma la existencia de la 14 de julio de 1902 por el señor
ciudad inca, la que era parte de Agustín Lizárraga y sus vecinos
un conjunto de asentamientos a de San Miguel señores Enrique
la largo de la cuenca del río Vil- Palma, Gabino Sánchez y Toricanota e interconectados por bio Recharte…El señor Lizárrauna red de caminos con superfi- ga subía con frecuencia a Macie de piedra labrada y, que la chupicchu los años anteriores (a
función que cumplía no sólo era 1911) y no es verdad que el Dr.
religiosa sino educativa de alto Bingham haya sido el descubrinivel, porque en ella se prepara- dor de Machupicchu. Él le ha
ban los futuros gobernantes del dado la vida de la fama, su celeincario.
bridad tenemos que deberla al
Sobre el descubrimiento de Dr. Bingham….él tiene el indisMachupicchu Alfred Bingham, cutible mérito en haberlas estuhijo de Hiram Bingham da cuen- diado”.
ta de un sensacional hallazgo, se- Al cumplirse 100 de estos heñala que en una de las libretas de chos el gobierno peruano ha decampo de su padre, estaba una nominado al año 2011 como
anotación de puño y letra donde “Año del Centenario de Machu
escribió textualmente “Agustín Li- Picchu para el Mundo” en conzárraga es el descubridor de Ma- me mo ra ción al mal lla ma do
chupicchu y el vive en el puente “descubrimiento científico” de
de San Miguel, justo antes de pa- Machupicchu por Hiram Bingsar”.
ham, des co no cien do de ese
En consecuencia nueve años modo el aporte de Agustín Lizáantes que el explorador norteame- rraga Ruiz y la petición de imricano Hiram Bingham llegara a portantes sectores del país, para
Machupicchu, ésta ya había sido que este año se denomine “Año
descubierta por el hacendado cus- del Centenario del Nacimiento
queño Agustín Lizárraga Ruíz, de José María Arguedas Altamiquien para dejar constancia de su rano”, sin embargo, algunos godescubrimiento con un trozo de biernos regionales y locales lo
carbón escribió sobre una de las han acogido, destacando que
piedras del Templo de las Tres Arguedas fue el principal refeVentanas una inscripción que de- rente de la integración de todas
cía: “Agustín Lizárraga 14 de julio las sangres y de la cultura perua1902”.
na.
Evidencia de la que también
da cuenta el Dr. José Gabriel Co- VISIÓN DEL PLAN
sio Medina catedrático de Histo- MAESTRO DEL SHM
ria Crítica de la Universidad Na- El Plan Maestro del SHM
cional de San Antonio Abad del 2005–2015 propone como ViCusco el año 1912, cuando tuvo sión que: “El SHM es un área naa su cargo la super visión y con- tural–cultural protegida por el
trol de los trabajos de deforesta- Estado, lugar de acceso al espación, limpieza y excavación de cio–tiempo andino sagrado, de
Machupicchu en su condición identidad socio cultural regional
de Delegado del Supremo Go- y nacional, eje de la red de parbierno y de la Sociedad Geográ- ques arqueológicos y confor fica de Lima. Al respecto, el Ing. mante del sistema nacional de
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
67
Adolfo Saloma González
áreas naturales protegidas, centro dinámico del desarrollo sostenible local, regional y nacional, de sabidurías y de conocimientos en la gestión territorial
andina, con una gestión transectorial basada en los valores de
conser vación patrimonial y de
la diversidad biológica, con rectoría y tutela cultural, con competencias definidas y sustentabilidad financiera, y participación
de los actores sociales”.
Identificando que el SHM es:
1. Área natural–cultural protegida por el Estado
2. Lugar de acceso al espacio–tiempo andino sagrado
3. De identidad socio cultural
regional y nacional
4. Eje de la red de parques arqueológicos y conformante del
sistema nacional de áreas naturales protegidas
5. Centro dinámico del desarrollo sostenible local, regional y
nacional, de sabidurías y de conocimientos en la gestión territorial
andina
6. Con una gestión transectorial basada en los valores de conservación patrimonial y de la diversidad biológica, con rectoría y
tutela cultural.
7. Con competencias definidas
y sustentabilidad financiera
8. Participación de los actores
sociales.
El horizonte temporal para su
ejecución y gestión es:
Largo Plazo: Debe ser de 10
años, del 2005 al 2015. A este Horizonte corresponde la imagen objetivo que se busca alcanzar con
las po lí ti cas y li nea mien tos
formulados.
Mediano Plazo: Debe ser de 5
años, del 2005 al 2010. A este horizonte debe corresponder el programa de inversiones del Plan
Maestro.
Corto Plazo: Debe ser de 1
año, del 2005 al 2006. A este horizonte debe corresponder las
acciones y proyectos presupuestales.
68
REVISIÓN Y REAJUSTE
Sin pretender agotar el tema
nos proponemos formular algunos alcances para la revisión y reajuste del Plan Maestro del SHM
1. La concepción que el Plan
tiene debe ser mantenida porque
acertadamente deslinda con los
anteriores planes que anteponían
criterios de explotación turística
no obstante que reconocían su
carácter religioso–cultural.
2. La Visión debe ser reajustada respecto a sus objetivos estratégicos, la mención que hace sobre
la participación de los actores sociales es lírica, porque no participaron en las diferentes etapas del
plan y no tienen representación
en lo que va de su implementación.
3. Los responsables de la elaboración del Plan excluyeron
por razones políticas la participación del Gobierno Regional
así como a los gobiernos locales
provincial y distrital, otro tanto
sucedió con una importante parte del los operadores del sector
turismo, de la población organizada, etc., debido a la sumisión
del INC frente al centralismo.
Los actores excluidos reclamaban que el INC–Cusco debía retornar a la competencia del Gobierno Regional como lo fue duran te el pe rio do 1990–1992,
pero la burocracia dorada de
Cusco y Lima del INC se opuso
a esta justa aspiración, porque
para mantener sus gollerías, convirtieron los ingresos propios
del INC–Cusco en la caja chica
del INC nacional.
Esta situación no ha cambiado. En la actualidad el Ministerio
de Cultura sigue apropiándose el
30% de los recursos propios generados en Cusco para el financiamiento del Proyecto Qhapaqñan,
de los cuales, la mayor parte está
destinada para que la burocracia
dorada disfrute de una vida cómoda en nombre del patrimonio cultural. Otro tanto ocurre con los
re cur sos ge ne ra dos por el
Camino inca que conduce a
Machupicchu.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Reajuste del plan maestro de Machupicchu
MISIÓN
El PMSHM fue aprobado
como un instrumento técnico
normativo para la gestión integral
del mismo, sin embargo, ha prescindido formular la Misión, que
es concebida como la ideología, filosofía, doctrina, comprensión,
conceptos, principios y valores
que la sustentan. Es decir se ha
omitido el establecimiento de los
propósitos que persigue la institución encargada de implementar el
PMSHM, los mismos que deben
expresarse en los objetivos estratégicos, de tal modo, que se puedan
evaluar y controlar mediante las
variables de costos, tiempos y resultados. La Misión es la función
que realiza la organización o
entidad para conseguir los
objetivos que se propone.
El clásico esquema para la formulación de la Misión es recreable para este caso en términos de
conceptualizar la organización, la
naturaleza de sus actividades, la razón de su existencia, la gente a la
que sirve y los principios y valores sobre los que se construye y,
compartir con la Visión los rasgos de riesgo y motivación que le
otorgan sentido al PMSHM.
Esta omisión debe ser subsanada en la revisión y reajuste
que se haga.
OBJETIVOS DE DESARROLLO
Y OBJETIVOS ESTRATÉGICOS
El PMSHM plantea que los
Objetivos de Desarrollo se derivan de la Visión, como ordenadores de las propuestas para
transfor mar la situación existente. Los Objetivos Estratégicos
pre sen tan los re sul ta dos de
transfor mación que deben conseguirse con la ejecución de los
principios orientadores del Plan
Maestro.
Se refieren a tres ejes temáticos
derivados de la Visión: la Autenticidad y Conservación; la Territorialidad y Uso Público; y la Gestión, los cuales están acompañados por sus Objetivos de
Desarrollo.
Seguidamente los tres (03)
Ejes Temáticos son desagregados en seis (06) Objetivos de Desarrollo, los que se constituyen
en el nú cleo cen tral d el
PMSHM, el que es tratado mediante Objetivos Estratégicos
por Ejes Temáticos y Objetivos
de Desarrollo.
Posteriormente esta propuesta
es trasladada al Programa de
Inversiones, los que deberán ser
evaluados para el reajuste del Plan
Maestro, habida cuenta que las
metas del corto y mediano plazo
no han sido alcanzadas.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
69
Adolfo Saloma González
mien to del Ban co Mun dial,
mientras que los tres restantes
corresponden al INRENA:
1. Obras de sa nea mien to
para descontaminar el río Urubamba–Vilcanota
2. Tratamiento integral de los
desechos sólidos y líquidos en el
área del SHM
3. Reforzamiento de la base
del cauce del río Urubamba en
las zonas de encajonamiento en
ORDENAMIENTO
el SHM
TERRITORIAL
4. Tecnologías de manejo de
Se busca organizar el uso del pisos ecológicos
territorio, asumiendo los linea- 5. Ges tión Inte gra da de
mientos del Plan Maestro. Para Cuenca
las áreas críticas más importantes han previsto tres proyectos: REDUCCIÓN DE
1. Ordenamiento Territorial DESASTRES
del Valle Sagrado, que incluye
Se busca generar la toma de
Marco de Referencia, Diagnós- conciencia sobre la situación de
tico, Propuestas (roles y fun- riesgo en que se encuentra gran
ciones de los centros pobla- parte del SHM, poniendo espedos, zonificación ecológica y cial atención al caso de Aguas
económica, sistema vial etc.), Calientes (Machupicchu PueProyectos de Inversión, Instru- blo), proyecto que es uno de los
mentos Técnico Nor mativos, componentes más importantes
For mulación de un modelo de del Proyecto de Reordenamiengestión (en el marco del Plan to y Rehabilitación del Valle del
Maestro del SHM), así como la Vilcanota, con financiamiento
asistencia técnica a las munici- del Banco Mundial. Se tienen
palidades y el proceso de con- dos proyectos:
sultas para la aprobación del
1. Reubicación de los poblaPlan, de acuerdo con la nor ma- dores establecidos en áreas crítividad vigente. Este proyecto ticas y de desastre en el SH, escuenta con par te del financia- pecialmente en Aguas Calienmiento del Banco Mundial, a tes
través del Proyecto de Reorde- 2. Sistemas de gestión de riesnamiento y Rehabilitación del gos participativo
Valle del Vilcanota.
2. Remodelación ordenada de ACCESOS, TRANSPORTE Y
Santa Teresa como Centro de SerVIALIDAD
vicios Turísticos, que incluye el
Se busca mejorar las condicioPlan Urbano Distrital.
nes de acceso no solo al SHM,
3. Plano Urbano Distrital de
sino también la articulación enSan Pedro de Cachora
tre la zona amazónica y la zona
alta andina. Se tienen cuatro proUSO SOSTENIBLE DEL
yectos, de los cuales, los dos priPATRIMONIO NATURAL
me ros cuen tan con fi nan ciaDEL SHM
miento del Banco Mundial.
Pretende mejorar las condi- 1. Mejoramiento de la carreteciones ambientales del Valle Sa- ra de acceso a la Ciudad (Hiram
grado, para lo que han sido iden- Bingham)
tificados cinco proyectos, dos
2. Construcción de vía de evide ellos cuentan con financia- tamiento en Ollantaytambo
TERRITORIALIDAD Y USO
PÚBLICO
El PMSHM identifica un conjunto de programas y proyectos
que están a cargo del INC, del
INRENA, del MINCETUR o
de entidades regionales y locales, algunos en for ma compartida. Para lo que propone, por
ejemplo en cuanto a:
70
3. Estudio de factibilidad de las
estaciones del Tren Cusco–Machupicchu
4. Estudios y ejecución de vías
de salida de la Provincia de La
Conven ción a la zona Alto
Andina.
Las acciones identificadas en
estos cuatro subprogramas nos
permiten puntualizar que constituyen un conjunto de buenas acciones, pero que están sobredimensionadas en sus alcances y al
margen de lo que constituye el
Ordenamiento del Territorio, por
lo que deben ser revisadas y
evaluadas para su reajuste.
ORDENAMIENTO
TERRITORIAL
Es pertinente especificar que
el Ordenamiento Ambiental del
Territorio es una acción instrumental de la política ambiental y
herramienta estratégica para la
planificación de la gestión ambiental nacional, regional y local
que busca aprovechar en forma
adecuada el capital natural, prevenir el deterioro de los ecosistemas
y proteger la Biodiversidad; actúa
a través de la identificación y espacialización de la zonificación ambiental y de instrumentos legales,
económicos, sociales, políticos y
administrativos.
El Ordenamiento Ambiental
del Territorio según el reglamento de la Ley Marco del Sistema
Nacional de Gestión Ambiental
—D.S. Nº 008–2005–PCM así
como en la Ley General del
Ambiente (Ley Nº 28611, artículo 19°), se define como “Un instrumento que forma parte de la
política de Ordenamiento Territorial. Es un proceso técnico–político orientado a la definición de criterios e indicadores ambientales
que condiciona la asignación de
usos territoriales y la ocupación
ordenada del territorio”.
El Ordenamiento Territorial
es entendido como la proyección
en el espacio de las políticas social, económica, cultural y ambien-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Reajuste del plan maestro de Machupicchu
tal de una sociedad. El estilo de
desarrollo determina, el modelo
territorial, que es la expresión
visible de una sociedad.
En el Perú el Ordenamiento
del Te rri to rio es con ce bi do
como:
Un instrumento, que forma
parte de la política de Estado sobre el desarrollo sostenible; un
proceso político, en la medida
que involucra la toma de decisiones concertadas de los actores sociales, económicos, políticos y técnicos, para la ocupación ordenada y uso sostenible del territorio
y; como un proceso técnico administrativo, porque orienta la regulación y promoción de la localización y desarrollo de los asentamientos humanos, de las actividades económicas, sociales y el desarrollo físico espacial, sobre la base
de la identificación de potencialidades y limitaciones considerando criterios ambientales, económicos, socioculturales, institucionales y geopolíticos, a fin de hacer
posible el desarrollo integral de la
persona como garantía para una
adecuada calidad de vida.
Distintas estrategias de desarrollo económico, social, cultural
y ambiental, implican usos, comportamientos y aprovechamiento
del suelo que producen modelos
di fe ren tes de ordenación
territorial.
En este sentido el Ordenamiento Territorial trata los siguientes aspectos:
• La identificación de los mejores usos de los espacios de acuerdo a sus capacidades y limitaciones ambientales.
• El establecimiento de criterios
y principios que orienten los procesos de urbanización, industrialización, desconcentración económica y asentamientos humanos.
• El establecimiento de criterios
y principios que orienten el uso
agrario, forestal, turístico, recrea-
cional, minero energético del territorio.
• La definición de los corredores viales y las grandes redes de
transporte y de comunicaciones.
• La protección del ambiente, la
conservación y uso sostenible de
los recursos naturales.
• La desconcentración y descentralización administrativa.
• El fomento de la participación
ciudadana.
EL ORDENAMIENTO
TERRITORIAL TIENE 3
COMPONENTES
1. Zonificación Ecológica
Económica (ZEE)
Identifica las diversas alternativas de uso del territorio y de sus
recursos naturales, sobre la base
de sus potencialidades y limitaciones. En esta fase se identifica un
abanico de posibilidades para el
uso sostenible de cada sector del
territorio.
2. Propuesta de Ocupación del
Territorio
Orienta el establecimiento de
un sistema jerarquizado de asentamientos, incluyendo el respectivo
equipamiento, los sistemas de vinculación física y de comunicaciones, el sistema de áreas naturales
protegidas, la demarcación territorial y los sistemas productivos
que sustentan dicha ocupación.
Esta propuesta debe ser concordante con la ZEE, a partir del
cual, y teniendo como norte la visión de desarrollo que la sociedad
ha definido, se seleccionan las diferentes categorías espaciales
para el ordenamiento territorial
de las diversas actividades
socioeconómicas.
3. Instrumentos de Política
Son los medios que permiten
el cumplimiento de la propuesta
de ordenamiento del territorio y
se plasman en los Planes de Orde-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
71
Adolfo Saloma González
namiento Territorial, que son elaborados sobre la base de la ZEE
y de la propuesta de ocupación
del territorio.
A partir de estas premisas podemos concluir que la propuesta
de Ordenamiento del Territorio
del PMSHM no ha sido formulado de acuerdo a la metodología e
instrumental que para tal efecto
se utiliza, sino en base a la técnicas de la superada planificación física, por lo que, el plan sobre pasa
sus alcances, sus acciones no guardan relación con los horizontes
temporales señalados ni con los
objetivos que pretende lograr.
ZONA DE
AMORTIGUAMIENTO
Son aquellos espacios adyacentes a las Áreas Naturales Protegidas (ANP), que por su naturaleza
y ubicación, requieren de un tratamiento especial que garantice la
conservación del área protegida.
Las actividades realizadas en estas
zonas no deben poner en riesgo
el cumplimiento de los fines del
ANP promoviéndose actividades
como el ecoturismo, el manejo o
recuperación de poblaciones de
flora y fauna, el reconocimiento
de Áreas de Conservación Privada, las concesiones de conservación o de servicios ambientales, la
investigación, la recuperación de
hábitat, el desarrollo de sistemas
agroforestales, así como de otras
actividades compatibles.
72
La Zona de Amortiguamiento da en los procesos de desarrollo
debe permitir un manejo integra- local y regional, considerando las
do de los ecosistemas.
necesidades de las poblaciones y
El INRENA ha propuesto la las restricciones ambientales de la
ampliación de la Zona de Amorti- zona, por ejemplo, vocación del
guamiento de las vigentes 71,589 suelo.
Has a 193,334 Has, a través de la
La limitada comprensión de
inclusión de las cuencas hidrográ- esta temática y a pesar que el
ficas inmediatas al SHM. De esta PMSHM prohíbe la introducción
forma, se pretende la consolida- de especies exóticas, Perú Rail vieción integral del ecosistema singu- ne reforestando parte del SHM
lar del área. Comprende principal- con la especie Salix Babilónica
mente las cuencas hidrográficas “sauce llorón”, oriunda de Babiloinmediatas al SHM que tiene eco- nia y por tanto ajena a nuestra
sis te mas ex cep cio na les de flora.
contenido y necesidades de
intervención y conservación.
GESTIÓN DEL PLAN
Se ha detectado la existencia MAESTRO
de un área importante de patrimo- La Gestión del PMSHM es
nio arqueológico, que está asocia- planteada a partir del cambio
do directamente al SHM; pero la- del modelo de gestión, para lo
mentablemente ubicado fuera de que propone sea transectorial,
su delimitación. Pero sí está en la descentralizada, participativa e
Zona de Amortiguamiento. Por infor matizada, sin embargo no
la gravedad de la agresión a su está desarrollada, salvo en lo
conservación y autenticidad, en la que respecta a las orientaciones
ZA se ha formado un área de que la deben guiar, en un contextratamiento
especial to centralista desde las direccioarqueológica.
nes nacionales tanto de los ex
La ZA por su naturaleza y ubi- INC e INRENA, por ello, cuancación requiere de un tratamiento do se creó el Ministerio de Culinconfundible para que contribu- tura su dependencia se intensifiya a la conservación del SHM, có, no obstante que el PMSHM
para lo que se requiere la participa- pro pu so: ADECUAR Y
ción de la población e institucio- PERFECC IONAR
LA
nes involucradas en su conserva- UNIDAD DE GESTIÓN DE
ción. La ZA constituye el princi- MACHUPICCHU (UGM)
pal nexo de integración del SHM
La UGM debe adecuarse, en su
con el desarrollo local y regional. estructura, organización y normatividad. De un organismo sin autori¿POR QUÉ LA ZONA DE
dad ni efectividad, la UGM deber
AMORTIGUAMIENTO?
ser transformada sustancialmente a
Si buscamos mantener las fun- fin que se constituya en una autoriciones esenciales de los ecosiste- dad, desconcentrada y de participamas que sustentan el desarrollo ción descentralizada. Tiene carácter
sostenible, debemos preocupar- de Unidad Transectorial Desconnos por la conservación de la bio- centrada, a cargo de las atribuciodiversidad más allá de los límites nes técnicas y normativas compartide las 32,592 hectáreas del SHM. das que corresponden al INC e
Por ello se necesita integrar las INRENA, a través de sus direccioÁreas Naturales Protegidas con nes regionales. La UGM es un orgael Ordenamiento del Territorio nismo de participación descentralien el marco de sus planes de di- zada, que coordina las competenmensión regional y local de con- cias y actividades en relación al
servación. Por esta razón, la ges- SHM de sectores, gobierno regiotión de la ZA debe estar enmarca- nal y municipalidades.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Reajuste del plan maestro de Machupicchu
El fortalecimiento de la UGM
debe efectuarse a través de:
• El reconocimiento de la UGM
como un organismo transectorial
desconcentrado, a cargo de las Direcciones Regionales del Cusco del
INC y del INRENA.
• Debe oficializarse por los organismos competentes, el Comité de
Gestión del Santuario Histórico de
Machupicchu, con participación de
los sectores, región y municipalidades, cuyas funciones serán establecidas en el reglamento que apruebe
el INC y el INRENA.
• El nuevo Plan Maestro debe ser
aprobado por Decreto Supremo,
refrendado por los sectores Educación y Agricultura
• El Plan Maestro del Santuario
Histórico de Machupicchu debe
orientar obligatoriamente en su jurisdicción, a los planes sectoriales,
regionales y municipales. La categoría del Plan Maestro del SHM
debe de prevalecer sobre otros planes.
• El Plan Maestro debe tener una
estructura y un desarrollo normativo, que expresamente refiera su
cumplimiento obligatorio.
• El Plan Maestro debe establecer
proyectos prioritarios de inversión,
precisando las responsabilidades
de financiamiento de diversas entidades.
La incomprensión del proceso
de descentralización patéticamente queda expresada cuando se destaca que el PMSHM debe orientar obligatoriamente en su jurisdicción y prevalecer sobre los planes regionales, municipales y sectoriales.
Sin embargo lo que se tiene
avanzado es que la UGM es un
ente burocrático, atado al centralismo y sin ninguna iniciativa para
concretar las competencias para los
que fue concebido. Otras orientaciones de gestión y que tampoco se
cumplen son:
• Reestructuración del INC–Cusco en función de la Red Patrimonial regional.
• Fortalecimiento institucional de
la jefatura SHM–INRENA:
• Mejorar y perfeccionar la Gestión del Parque Arqueológico de
Machupicchu (PAM).
• Programa de fortalecimiento
institucional del SHM–PAM como
parte del fortalecimiento institucional del INC–Cusco.
Al haber transcurrido más del
50% de su temporalidad, las instrucciones que se dieron sobre la
nueva Gestión del SHM no se han
cumplido, por el contrario, los dos
últimos directores regionales del
INC, por su sumisión ante el centralismo se encargaron de desmontar los pri me ros lo gros del
PMSHM, como sucede con el sensible tema de la capacidad de carga
de la ciudad inca fijada en 2500 visitantes por día, pero que en temporada alta ha sido duplicado bajo el
consentimiento de las direcciones
de Cusco y Lima y exhibido como
un exitoso logro de gestión.
Otro tanto ocurre con la red de
caminos inca, dentro del SHM,
cuya capacidad de carga fue establecida el 2004 en 500 personas/día,
sin embargo, en temporada alta se
duplica bajo el silencio cómplice de
los funcionarios.
En cuanto a los Lineamientos
Estratégicos del PMSHM la revisión que se haga debería confirmarlos en lo fundamental, reajustándolos en función al horizonte temporal que falta, pero sobre todo, a partir de la transferencia del ex INC
Cusco y de la Gestión del PMSHM
al Gobierno Regional en el contexto de la descentralización.
PLAN Q'ENTE
Durante la gestión desastrosa de
Hugo Gonzales Sayán el Gobierno
Regional de Cusco y la Dirección
Regional de Comercio Exterior y
Turismo encomendaron a una consultora la elaboración del “Plan
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
73
Adolfo Saloma González
Estratégico Regional de Turismo dominio de los servicios centrales,
del Cusco” (PERTUR), denomina- origina un Perfilamiento del mercado también “PLAN Q'ENTE” do, que produce desproporción en
presentado en agosto del 2009, el el balance de Oferta y Demanda.
cual constituye la antípoda del
La débil regulación, ausencia de
PMSHM, puesto que, según sus acuerdos público–privados y el inamentores aspira constituirse en:
decuado balance Oferta–DemanUn esfuerzo de reflexión estraté- da (por perfilamiento del mercado)
gica y consensuada sobre la activi- provocan grandes sectores de presdad turística y su significado econó- tación de servicios para turismo
mico y social en el Perú y la Región medio que operan en “mercado
del Cusco (Destino Turístico Cus- marginalizado”: produciendo todo
co–Machupicchu), en una perspec- ello informalidad general.
tiva de corto, mediano y largo pla- El Perfilamiento del Destino hazo; y
cia un turismo “de alto gasto” proUn instrumento que convoque voca un interesante perfil de rentae integre las voluntades y capacida- bilidad global, pero a la vez impacdes institucionales regionales, en- tos sociales peligrosos, al limitar la
marcadas en un proceso de apertu- participación local en inversiones
ra, integración y descentralización; (capacidad financiera, poca cultura
con el reto principal de hacer de la asociativa, etc.) y perfilar los serviRegión Cusco una sociedad compe- cios urbanos a estándares que se
titiva frente a otros territorios y con vuelven cada vez más excluyentes
altos índices de desarrollado huma- para los lugareños.
no y social; bajo un marco institu- Siendo el Perú y Cusco en particional y democrático sólido y una cular un destino turístico cultural regestión sostenible del territorio y su levante, los bienes que motivan el
patrimonio natural y cultural.
desplazamiento de visitantes (los
Un resumen del PERTUR de lo atractivos) están bajo el mandato
contrapuesto que es al PMSHM, es del Instituto Nacional de Cultura,
la transcripción comentada, que a entidad que por su especialidad y recontinuación se expone.
gulación sectorial está idóneamente
capacitada para la conservación y
puesta en valor de estos bienes,
PERFIL DEL DESTINO
pero que no resulta competente (ni
TURÍSTICO
A pesar de su variedad de atracti- facultada) para su implementación
vos, el Destino Cusco Machupic- turística y para la articulación de
chu, desde la óptica internacional todo el espacio turístico y sus mertiene un corte básicamente monote- cados.
Es decir, el sector privado está
mático, pues Machupicchu tiene
un peso superlativo sobre los de- de acuerdo que el Estado haga las
más, porque su modelo de opera- inversiones en infraestructura, inción desactualizado tiene proble- vestigación, catalogación, puesta en
mas para soportar el flujo actual y valor, mantenimiento y operación
pone un “techo prematuro” a la del Patrimonio material e inmaterial, pero su administración y gesoferta regional.
Es decir, desde el inicio el tión debe hacerlo el sector privado,
PERTUR no está de acuerdo con precisando que (el Estado) “no rela capacidad de carga de 2500 per- sulta competente (ni facultada)
sona/día para la ciudad inca de Ma- para su implementación turística y
chupicchu y de 500 personas/día para la articulación de todo el espapara el camino inca. Continúan ar- cio turístico y sus mercados”.
Tratando de corregir este desatigumentando que:
La situación limitante de Machu- no expresan: Sin embargo, esta supicchu, junto a temas de operativi- perposición no es solo negativa,
dad de los clústeres y posiciones de pues trae también importantes ven74
tajas; la principal de ellas es contar
con una entidad de alta especialidad e importantes recursos dedicada a recuperar el Patrimonio cultural existente. Resultado de ello es
que en la actualidad se cuenta con
un amplio sistema de bienes culturales, que permite configurar diversos destinos turísticos en la región y
alternativas temáticas. A todo ello
se suma el hecho de que esta puesta en valor en la mayoría de los casos cuenta con su propio financiamiento.
CARACTERÍSTICAS DEL
TURISMO RECEPTOR
En concordancia al Perfil del
Turista Extranjero elaborado por
PROMPERÚ, en el año 2007 el
Perú fue visitado mayormente
por motivo de vacaciones, recreación u ocio (59 %), debido al gran
interés por conocer Machupicchu. En segunda instancia, resaltó
el viaje por negocios (17 %), mencionado por cerca de la quinta parte de turistas extranjeros. Un porcentaje significativo de turistas visitó también el Perú para visitar familiares y amigos (14 %). Somos
pues con claridad un destino
turístico que se posiciona
progresivamente en el mundo.
VISITANTES EXTRANJEROS
AL DESTINO CUSCO
MACHUPICCHU
La evolución de los visitantes
internacionales al destino Cusco–Machupicchu ha tenido un
crecimiento muy superior al promedio observado en las Américas (6.6% —2007/2006). Sin embargo, este crecimiento presenta
una desaceleración que es poco visible por sus altas tasas, pero que
arroja señales que se deben observar. Esta desaceleración podría estar señalando una maduración anticipada del destino; es decir que,
muchas de las condiciones estructurales de su modelo de gestión
estarían llegando a cierta vejez
desde la perspectiva del turismo
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Reajuste del plan maestro de Machupicchu
(como le ha sucedido ya a otros
A pesar de estas impor tandestinos del continente), a pesar tes cifras, el impacto directo
de no haber llegado aún a una del tu ris mo sue le pro vo car
madurez como fenómeno social. FALLAS DE MERCADO en
los suministros, con lo que muchos productos (de primera neTURISMO EN
cesidad en muchos casos y de
LAS CUENTAS DE LA
conducta poco elástica) son imECONOMÍA NACIONAL
Los indicadores nacionales seña- pulsados estacionalmente por
lan que el turismo genera un movi- encima de su punto de equilimiento económico que directa e in- brio, generando un efecto nedirectamente impacta en diversas gativo en el consumidor no
actividades económicas del país, asociado a esta actividad. A
como mecanismo de generación eso se suma el re–perfilamiende empleo en forma descentraliza- to de los ser vicios urbanos al
da y medio para mejorar la redistri- estándar que induce el turisbución de la riqueza en el país, sien- mo; con lo que mu chos de
do su efecto multiplicador de 1.811 ellos se hacen excluyentes para
millones, es decir, por cada US$. la población local.
1.00 que ingresa en la economía pe- Otro aspecto preocupante
ruana, el turismo lo convierte en en el tema económico, es la asimetría en la relación ofer ta deUS$. 1.81.
El año 2007 el turismo genero manda; asimetría que provoca
un total de 2,222 millones de dóla- sobreofer ta en algunos sectores como divisas, siendo superado res (equivalentes a la hotelería
únicamente por la exportación de de 2 y 3 estrellas); los que en
los productos tradicionales minería muchos casos ter minan opey petróleo (que no son renovables). rando en mercado marginalizaEn el 2006 la contribución del Tu- do. Mientras tanto, otros segrismo al PBI del Perú es del 5.9 por mentos de ofer tan (sobre todo
ciento, con 17,850 millones de nue- en el segmento gasto alto) sintonizan mejor con la demanda
vos soles.
Respecto a la generación de divi- in ter na cio nal; más aun que,
sas producidas por el turismo, se ha por su esquema selectivo lopresentado una evolución muy rápi- gran acuerdos inter nos que les
da concordante con la cantidad de perfilan un mejor mercado.
llegadas de turistas internacionales
al Perú, sin embargo, es tan solo la TURISMO EN
sexta parte de los ingresos genera- LAS CUENTAS DE LA
dos por el turismo en México y la ECONOMÍA REGIONAL
mitad de los generados en ArgentiIngresos generados
na y Brasil.
Entre el 2002 y 2007 las divisas por el turismo
La generación de ingresos por
han crecido aproximadamente 2.65
veces, lo que significa una variación turismo para la región se ha estianual promedio de 21.6 %, concor- mado tomando en consideración
dante con el crecimiento de las lle- el gasto de los visitantes nacionagadas de turistas internacionales y les y extranjeros. Este ingreso sulas demandas asociadas en servi- pera los 2,100 millones de soles
cios turísticos. La contribución de (valores corrientes) y dado que el
las actividades características en la PBI regional está por encima de
distribución de la población ocupa- 8,000 millones de soles, entonces
da en la actividad turística está re- el ingreso por concepto de turispresentada principalmente por los mo en la re gión representa
restaurantes, seguido por el entrete- aproximadamente el 25% del
PBI regional.
nimiento y transportes.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
75
Adolfo Saloma González
Considerando los datos del
MINCETUR 2001; el total de
empleos directos (37%) e indirectos (63%) que produce el Turismo, nos lleva a confirmar que 1
de cada 7 habitantes regionales
está en alguna medida relacionado con esta actividad.
A pesar de este indiscutible
peso en el empleo y bienestar regional, la actividad turística y el
empresario turístico en particular, no consiguen una buena relación con el colectivo social cusqueño en temas de legitimidad.
Su aporte en empleo e ingresos
se subvalora, en gran medida
por causa de paradigmas sociales muy fuertemente arraigados
respecto a luchas de clase y sentimientos de explotación. Estos
paradigmas incrustados por décadas en el pensamiento de grupos radicales, toman a problemas como el perfilamiento urbano de Cusco, la transfor mación
del Patrimonio edificado y la limitada “derrama” del fenómeno turístico, bajo un enfoque
desproporcionado. En la retina
social generalizada queda la sensación de que el turismo trae
más problemas que beneficios.
A ello se suma las malas señales
que provocan las for mas de negocio de enclave y bajo contacto con la sociedad local que por
deficiencias del modelo existen
en singular cantidad y en elementos estratégicos del sistema.
De igual manera los problemas
de mala gestión y Aglomeraciones en Machupicchu, Camino
Inca, Ollantaytambo y otros destinos, junto a posiciones de dom i n i o e i n e f i c a ci a e n l a
regulación.
IMPACTOS DEL TURISMO
Impactos sociales
a nivel de estructura social
Resultan ser tal vez los más
complejos, pues inciden en el
tejido social y gestación de clases so cia les. Pro vo ca asi me76
trías económicas en sus efectos, los que sumados a privilegios del modelo per turban la
paz social.
El contexto social mal predispuesto y sus propios defectos en
eficiencia social, le generan un soporte y legitimidad endeble. Provoca una notoriedad mediática y
política que tiende a ser mal usada
(desmanes). Acentúa el riesgo sobre problemas morales en diferentes niveles de la sociedad (delincuencia, seguridad, prostitución,
drogadicción, etc.)
Riesgo para la integridad de
nuestra niñez y juventud.
Impactos sociales a nivel de
patrimonio y territorialidad
En complicidad con la débil
planificación, promueve cambios
de uso que conllevan cambios y
pér di da de Iden ti dad de
territorios.
Promueve formas de conservación utilitarista (adaptaciones)
Compite con otras actividades
por el usufructo del patrimonio y
territorio; en algunos casos resulta positivo al desplazar a actividades depredadoras.
A consecuencia de la débil planificación y disposición de medios, provoca sobre usos y distorsiones en la autenticidad de parte
del patrimonio edificado.
Impactos desde la dimensión
ambiental
Impulsa presiones por sobre
usos ambientales de ambientes
frágiles y ecosistemas aun no preparados para el turismo activo.
Desde el lado de la operación
del turismo, el incremento en polución, contaminación y uso de
energías no renovables tiene un
impacto serio, que se incrementa
por la débil regulación, pues hablamos de una región que tendría
la potencialidad de energías limpias y usos desconcentrados de la
Plana Turística si se planificara
adecuadamente el desarrollo de
sus actividades.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Reajuste del plan maestro de Machupicchu
Impactos ambientales a nivel
de incrementales de actividad
El incremento de habitantes
(en tránsito) y de actividades y recursos humanos para atenderlos
generan un Mayor volumen de residuos sólidos y atmosféricos.
Impactos ambientales en
dimensión territorial e
inmobiliaria
Se trata del mismo impacto de
cambio de uso de suelo en la dimensión social, pero enfocado en
la perdida de activos sociales
(áreas verdes, cultivos, recursos hídricos, paisaje, etc.)
Sin embargo, estas constataciones e impactos no llevan al
PERTUR a plantear que una parte de las divisas que genera el turismo queden en Cusco, bajo la modalidad de canon turístico o con
otra denominación, por los altos
costos sociales, económicos y
ambientales.
TENDENCIAS DESDE LA
PERSPECTIVA DEL ANÁLISIS
FODA
El cre ci mien to ve ge ta tivo
que proyecta el flujo turístico
(incluso si no se inter vine en el
ajuste del destino), señalaría
un ascenso significativo para
las próximas décadas, por el
arrastre de nuestro icono central Machupicchu (flecha verde 1–2); sin embargo el deterio-
SUPUESTOS TÁCTICOS
PARA LA REFORMA DEL
MODELO TURÍSTICO
El Plan Q'ente, para reorientar
el modelo de desarrollo turístico,
debe partir reconociendo la “realidad factual” en la cual opera, de
modo que se pueda administrar
con eficacia los elementos claves de
la conducta del turismo. Bajo esta
visión, una primera afirmación del
Plan Q'ente es que el modelo de desarrollo turístico actual requiere de
cambios profundos para lograr los
ro de la calidad de la experien- efectos que la sociedad espera de él
cia precisamente de este desti- y para estar a la altura del superlatino mayor, que por sus limita- vo potencial que la región posee.
ciones y debilidades de acondicionamiento va llegando a un VISIÓN DEL PLAN
temprano lími te estacionaria ESTRATÉGICO REGIONAL
este incremento hacia el futu- DE TURISMO DEL CUSCO
ro (2–3), pues Machupicchu “Al 2021 Cusco–Machupicchu
(en la actualidad) es la razón es el Destino Turístico Líder en
central de las visitas turísticas Perú y América Latina y brinda una
a la Región. Con ello quedaría cartera de productos auténticos y
desperdiciada la capacidad na- servicios turísticos de calidad, divertural de crecimiento del desti- sificados y competitivos, que aseguno, que este posicionamiento ran experiencias inolvidables a sus
mundial es capaz de producir, visitantes; la gestión sostenible de
incluso si no se acometieran los impactos ambientales y culturalos li nea mien tos pro pues tos les, proyecta confianza y garantiza
por el Plan Q’en te (2 – 3' una amplia inclusión y bienestar so—Ofer ta in–elástica).
cial en la región bajo un moderno y
La premisa de trabajo asumida fortalecido marco institucional propara el Plan Q’ente, señala que, con motor, regulador, concertado y parsu puesta en operación y la inter- ticipativo”.
vención en sus diferentes linea- El Destino Turístico Cusco–Mamientos estratégicos, el destino Ma- chupicchu:
chupicchu estaría en capacidad de 1. Es líder en Perú y América Latina
albergar una ocupación muy supe- 2. Brinda una cartera de productos
auténticos y servicios turístirior; y lo que es más importante,
cos de calidad, diversificados y
con mayores efectos económicos y
competitivos
sociales positivos (y en condiciones
3. Gestiona los impactos
más sostenibles que las actuales) y
ambientales y culturales de manera
asegurando una satisfacción mayor
sostenible
de la experiencia, con lo que no
4. Proyec ta se gu ri dad y
solo se “recuperaría” el crecimienconfianza a nuestros visitantes
to natural desperdiciado (2–3'),
5. Garantiza una amplia
sino que se incrementaría conservainclusión y bienestar social en la redoramente este estándar de crecigión
miento (flecha azul 1–4), en un ritSe conduce bajo un moderno y
mo conveniente para la madurafortalecido marco institucional proción del sector como fenómeno
motor, regulador, concertado y pareconómico y social (recreación y
ticipativo.
ajuste del destino).
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
77
Adolfo Saloma González
ORIENTACIONES
ESTRATÉGICAS
El Gobierno Regional Cusco
(GRC) y la Dirección Regional de
Comercio Exterior y Turismo
(DIRCETUR–Cusco) y el Sector
Empresarial Agremiado (Cámara
de Comercio del Cusco), deberán
diseñar e implementar instrumentos de gestión que promuevan bajo
un esquema asociativo y sostenible:
la formulación de proyectos de ámbito regional para la participación
de la inversión privada; el desarrollo empresarial de los pequeños y
medianos empresarios, comunidades campesinas y nativas locales;
los mecanismos y procesos que faciliten la formalización e innovación de las pequeñas y medianas
empresas; la creación de instrumentos de gestión y financieros que posibiliten la ejecución de proyectos
mediante la modalidad de asociación público–privada; la orientación e información a los inversionistas potenciales y los gobierno locales, así como, la promoción de la
imagen de la región como destino
de inversión en relación con otros
mercados turísticos regionales competidores.
mación que garantice la integridad de los turistas.
• For talecer las capacidades
administrativas, técnicas y de
gestión de las instituciones públicas de los diferentes niveles
de gobierno vinculadas al turismo.
• Fortalecer la asociatividad y
representación gremial de las
empresas turísticas.
• Promover la participación y
concertación entre el sector público y privado para el desarrollo del turismo.
INSTITUCIONALIDAD Y
GESTIÓN DE DESTINOS.
UNIDAD DE
IMPLEMENTACIÓN Y
GESTIÓN DEL PERTUR
• Crear una Unidad que gestione la ejecución, evaluación, medición de impactos y actualización del PERTUR.
• Diseñar e implementar estrategias y herramientas que per mitan planificar las zonas turísticas actuales y potenciales.
• Promover las mejoras al marco legal turístico que facilite,
simplifique, for malice, regule y
mejore la competitividad de la
actividad turística.
• Promover la inversión y la
asociatividad público–privada.
• Brindar las condiciones de
seguridad, protección e infor -
La Unidad de Implementación y Gestión del PERTUR delegada a DIRCETUR, como institución que llevará adelante la
gestión, monitoreo, ejecución,
super visión y evaluación del
plan, solicitará y convocará la
participación directa de las instituciones involucradas por competencia (según su condición estratégica y operativa) a ejecutar
y gestionar los acuerdos contemplados en el proceso de la planificación, por lo que las decisiones, se tomarán de manera colegiada (interinstitucionalmente)
consolidando los acuerdos que
posibiliten y faciliten la fase de
ejecución.
78
COLOFÓN
• El Plan Estratégico Regional de
Turismo del Cusco o Plan Q'ente
elaborado desde la perspectiva de
los operadores de la actividad turística, es incompatible con los alcances del Plan Maestro del Santuario
Histórico de Machupicchu.
• La re vi sión y rea jus te del
PMSHM al año 2015 debe reafirmar el resguardo del patrimonio
natural y cultural del SHM, para lo
que se debe actualizar y mantener
su Visión, objetivos y lineamientos
estratégicos y, ampliar la oferta turística con los proyectos de Vilcabamba y Choquequirao.
• Se debe revisar el Ordenamiento Territorial y reformularse a partir
de la metodología existente y de
sus tres componentes: Zonificación Ecológica Económica, Propuesta de Ocupación del Territorio
e Instrumentos de Política.
• Hay que elaborar la Misión, la
que debe compartir con la Visión
los riesgos y motivaciones que le
otorgan sentido al PMSHM y, que
orientará el quehacer de la Unidad
de Gestión de Machupicchu.
• El PMSHM reajustado debe
formularse de manera participativa,
convocado y conducido por el Gobierno Regional, para lo que, el ex
INC Cusco debe retornar a su administración como lo fue en el periodo 1990–1992.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
EL TORREÓN
HISTORIA, MISTERIO Y REVELACIÓN
DE MACHUPICCHU
Hugo A. Altamirano Vega1
A
l referimos de Machupicchu, las primeras palabras que evoca la memoria
están relacionadas a la imagen
de una ciudadela diferente y
distinta a las que se conoce y registra la historia en el nacimiento y muer te de las ciudades
du ran te los si glos pa sa dos,
donde se for jaron y desarrollaron las “Altas Culturas”.
Fueron los espacios geomorfológicos de superficie llana,
valles, mesetas y pampas donde se fundaron las ciudades,
modelos clásicos que fueron
quebrados por una nueva pero
caprichosa elección del espacio que se acomoda a la topografía de los cerros y picos elevados de los andes, incluyendo
los perfiles y flancos de abis-
mos y cañones como par te estructural de la arquitectura de
la ciudad pétrea “Catedral de
los Andes”, de impresionante
majestuosidad. Sin embargo,
la historia nos alcanza el reconocimiento de la pater nidad
de la construcción de dicha
obra al Inka Pachacutec; luego
de dichas precisiones escritas
se cier nen una serie de interro-
1 Docente de la Facultad de Educación
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
81
Hugo A. Altamirano Vega
gantes que nos mecen en la incer tidumbre, la duda, que se
asienta como un misterio sin
tener los argumentos para una
respuesta fir me y contundente
que satisfaga la necesidad de
co no cer la ver dad, rea li dad
que se esconde en la nebulosa
de lo inexplicable, su monumentalidad, siempre está encubier ta por un velo de ficción y
divinidad, queda como un enigma insondable en espera de
una respuesta verdadera, despejando el misterio y los argumentos que no construyen la
historia verdadera sobre la arquitectura, ingeniería y administración.
La revelación ante el mundo se
está dando por la atracción turística del lugar Santuario Histórico
de Machupicchu, obra maestra de
la arquitectura y la ingeniería, sus
peculiares características arquitectónicas y paisajistas de ceja de selva y el velo del misterio que ha tejido a su alrededor las versiones
orales y la publicidad, lo han convertido en uno de los destinos
turísticos más atractivos de la
tierra.
Machupicchu está en la lista
del Patrimonio de la Humanidad
de la Unesco desde 1983, como
parte de todo un conjunto cultural y ecológico, conocido bajo la
denominación “Santuario Histórico de Machupicchu”.
El 7 de julio de 2007, Machupicchu fue declarado como una
de las Nuevas Maravillas del Mundo, en una ceremonia realizada en
Lisboa, Portugal; luego de la participación de cien millones de
votantes del mundo entero.
LOCALIZACIÓN
Se encuentra a 13º9’47” latitud
Sur y 72º32’44” longitud Oeste,
forma parte de una gran formación orográfica conocida como
Batolito de Vilcabamba, en la cordillera central de los Andes Peruanos. Se encuentra en la rivera izquierda del cañón de Urubamba,
82
al pie de los cerros, prácticamente
rodeando, corre el río Vilcanota –
Urubamba. Su altitud es de 2,438
metros sobre el nivel del mar.. La
superficie edificada es aproximadamente de 530 metros de largo
por 200 de ancho, registrando
272 edificios dentro del área
urbana.
Enigma donde la mente y la
creación mantienen un equilibrio, donde los números y toda
opción razonable en la mente
humana sigue en estado embrionario.
Machupicchu donde la majestad de la vejez y el embeleso de
la belleza natural se exhiben en
el altar de sus cumbres, donde la
eter nidad descansa en sus ciHISTORIA
Se encuentra indisolublemente mas, donde la eternidad tiene
ligada a la sabiduría, fuerza y capa- muros de piedra.
cidad creadora del hombre quechua andino en la historia de la REVELACIÓN
grandeza y extensión del Tahuan- La localización e identificatinsuyo que marcó y consolidó la ción de un universo escondido,
época Inka.
el trance de un nivel material físiPorque el pasado cobra fuer- co a un nivel metafísico, de un niza y vive en el presente, la histo- vel humano a un nivel divino. La
ria no muere, la historia no tiene re ve la ción que da ins tau ra da
espacio en el campo santo del ol- como un mundo visible, un esvido, es una continua resurrec- pacio dimensionable, tener que
ción y se transporta en las andas conceder la insignia del reconodel recuerdo, el reconocimiento cimiento como “Maravilla” del
y admiración de las jóvenes ge- Mundo.
neraciones y los pueblos milena- La concepción de la arquitecrios que visten de modernidad. tura y espacios de andenes en
La grandeza de su obra y la las ciudades inkas preser vando
memoria de su historia se mues- y conser vando un medio amtra incólume en los muros pé- biente místico y natural sustentatreos de la sagrada ciudad de Ma- ble y sostenible para su época.
chupicchu, donde las dimensiones de la eternidad y la gloria tie- MACHUPICCHU: ENIGMA
nen inicio, donde el atardecer DEL NOMBRE
descansa en misteriosa calma en- La denominación de la gran
tre sus elevaciones graníticas. ciudad Inca es muy discutida hasEspacio sagrado donde se afe- ta la fecha:
rran el tiempo y la eternidad.
Tamputocco
MISTERIO
Hiram Bingham sostiene que
Al encarnar esencias sobrena- en Ma chupic chu se ha lla el
turales y energías espirituales que “Tampu Tocco”, por un recinto
se extienden y descansan sobre su de tres ventanas y ser aquella
esencia real, sobre su existencia una verdadera “Ciudad Sagramaterial, sobre su grandiosidad in- da”. Declara que, el nombre de
descifrable. La majestuosidad del la parte más antigua de Machupaisaje inconfundible con la que picchu era Tamputocco.
ejerce un poderoso magnetismo
para los que toman contacto a pri- Picchaq
mera vista hasta sentirse apodera- Relacionado al acto de picdo de una sensación irresistible y char, es otro de las conjeturas
postrarse ante el altar del miste- propuestas sobre el origen del
rio. Donde la mirada se detiene nombre de Machupicchu. Va
ante el hechizo de su encanto in- asociada a la presencia de la
descifrable.
hoja de coca, en calidad de aliRevista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Historia, misterio y revelación de Machupicchu
mento del hombre andino des- como Picchu por el cronista
de épocas ancestrales, va aso- Ocampo Conejeros.
ciada al acto de introducir la
Para el Dr. Luis A. Pardo:
hoja de coca en la boca para “La Etimología de Machupicluego masticarlo y mantenerlo chu, anda sumida en la noche
en constante succión el bolo de la conjeturas. Su verdadero
de coca. Conocedores de las significado no se conoce” Sosvir tudes naturales, restablece- tiene que es palabra compuesdor de las fuer zas humanas ta de dos tér minos quechuas:
como de la capacidad de luci-“Machu” que significa viejo y
dez intelectual, también consti-“Picchu” equivalente a punta
tuye una de las primeras ofren- o cima. De manera que su tradas en los rituales y ceremonia ducción sería: “La cima o punre li gio sas con sa gra das a los ta vieja”. Revista del Museo e
Apus, Auquis, la Pachamama, Instituto Arqueológico. 1961
espíritus de la naturaleza pro- El Dr. Luis E. Valcárcel. La
tectores del ayllu y de la llacta toponi mia de este sector es
(Llactay orcco)
muy clara. Hay dos picachos
El Dr. José Gabriel Cosio que dominan la ciudad: El más
dice: El nombre deviene de una alto nom brán do lo MACHUpalabra compuesta de la voz de PICCHU el menor WAYNAMachupicchu: Machu (Viejo) y PICCHU, ambas palabras per Picchu, que parece desinencia teneces al Keswa y significa resdel verbo picchar, que para los pectivamente: El Pico Viejo y
indios es el acto de mascar la e l P i c o Jo v e n . Po r q u e
coca.
PICCHU es “picacho o punta
de Monte”
Pichiu. Canto
Marccanay – Machupicchu
Machu pichiu Le variedad y
abundancia de avecillas, el canto
Marccanay, Lugar de descanso
de las especies más conocidas del tiempo y de la calma, atalaya
de la ceja de selva, son fácilmen- de los andes, mirador de las prote identificables por su persisten- fundidades de paredes pétreas y
te trinar en la vorágine de sus de las elevaciones de las montabosques, han ser vido de argu- ñas que se afirman en el lienzo cemento para atribuirle el nombre leste del cielo del mundo andino.
de Machu Pichiu, de las aves Marka de las estrellas y del viento,
dueñas del corazón de las empi- marka de la frescura y coloridas
nadas cumbres.
orquídeas (Wiñay huaynas), del inTodo parece confir mar que cesante vibrar de las frágiles alas
el llamado Machu Pichiu (nom- del picaflor (K’ente y el Paucar),
bre puesto por decisión de Hi- marka de andenes y templo de
ram Bingham), es el antiguo Vit- mujeres tiernas y bellas escogidas
cos. Revista de Oro Inca Garcila- (acllas)
so de la Vega
Por los datos que se leen en la
crónica de Alonso Borregán, reMachupicchu
cientemente publicada, después
La traducción de Machu Pic- de cuatro siglos de escrita, se
chu equivale a cumbre mayor. sospecha que Marccanay o MaPero el nombre original del sitio chupicchu, fue visitada por el
no debió de ser una denomina- propio Francisco Pizarro. Adeción genérica como esta que más, como se ve de los papeles
cayó en el olvido con los siglos. escritos ahora, toda la región
El Dr. Luis Enrique Valcárcel aproximadamente de la provinopina que Machu Picchu podría cia de la Convención, se denomiser el legendario Vitcos citado naba Vilcabamba.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
83
Hugo A. Altamirano Vega
MACHUPICCHU
IDENTIFICADA COMO
VILCABAMBA POR LOS
ESPAÑOLES.
Parece ser el nombre original
de la ciudad o santuario que hoy
designamos por Machupicchu,
tomándolo del cerro donde se
hallan ubicadas las famosas estructuras arquitectónicas.
Hiram Bingham, su descubridor al mundo, dice, fundándose
en párrafos de las crónicas del
Padre Calancha, que el nombre
de la misteriosa ciudad era el de
Vilcabamba Vieja o la Vieja y
que desempeñaba el papel de capital o centro tradicional y religioso de esta región; siendo la
otra Vilcabamba, la capital militar o política, durante el reinado
de los últimos incas
Historia porque se encuentra
indisolublemente ligada a la sabiduría, fuerza y capacidad creadora del hombre quechua andino
en la historia de la grandeza y extensión del Tahuantinsuyo `que
mar có y con so li dó la épo ca
Inka.
El pasado cobra fuerza y vive
en el presente, la historia no
muere, la historia no tiene espacio en el campo santo del olvido, es una continua resurrección y se transporta en las andas
del recuerdo y el reconocimiento de las generaciones y los pueblos.
Los Incas eran originalmente una pequeña y belicosa tribu
que habitaba la región al sur de
las tierras altas de la cordillera
central en Perú. En tor no a
1100 d. C. comenzaban a desplazarse hacia el valle de Cuzco, don de du ran te casi 300
años llevaron a cabo incursiones, y allí donde fue posible,
impusieron tributos sobre pueblos vecinos. Hasta mediados
del siglo XV, los Incas no llevaron a cabo ninguna gran expansión o consolidación política.
Su avance territorial más im84
por tan te an tes de esa fe cha
consistió en una penetración
de 32 Km. Al sur de Cusco.
La expansión territorial se inició realmente con el octavo monarca, Viracocha Inca, que vivió
a principios del siglo XV y que,
en 1437, amplio el imperio en
unos 40 Km. mas allá del territorio de Cusco. Después de esto,
durante un periodo de 30 años,
dos personajes notables ampliaron y unificaron el territorio. El
primero fue el hijo de Viracocha, Pachacutec Inca Yupanqui.
El segundo fue el igualmente capacitado Tupac Inca Yupanqui,
hijo de Pachacutec. El imperio,
alcanzó su mayor extensión con
el hijo de Topa, Huayna Capac.
Hacia 1525, el territorio bajo
control Inca se extendía por la
zona más meridional de la actual Colombia, Ecuador, por
Perú y Bolivia y por zonas del
norte de Argentina y Chile, abarcando un área de más de 3500
Km. de norte a sur y de 805
Km. de este a oeste.
La muerte de Huayna Capac
en 1525, antes de que pudiera
designar a su sucesor, provocó
la división del imperio. Sus dos
hijos, los her manastros Huascar
y Atahualpa, aspiraban al trono.
La consiguiente y encarnizada
lucha de ambos, que finalizó en
1532, con la captura de Huascar, debilitaron seriamente al imperio. En este critico momento
el conquistador español Francisco Pizarro desembarcó en la costa con una fuerza de unos 180
hombres dotados de ar mas de
fuego. Pizarro, apoyado por distintos grupos de indígenas descontentos por la dominación
inca, logro controlar el imperio
haciendo prisionero a su jefe,
Atahualpa dio la orden de ejecutar a su antiguo rival, lo que sería
una de las causas de su propia
condena en el proceso al que lo
sometieron los Españoles un
año después. El 29 de Agosto
de 1533, todavía se estaba acu-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Historia, misterio y revelación de Machupicchu
mulando un enor me depósito
de ornamentos de oro procedentes de todos los rincones del imperio, Pizarro ejecutó al garrote
vil a Atahualpa.
Ese mismo año los Españoles ocuparon Cusco y per mitieron a Manco Capac II (Manco
Segundo) un her mano de Huascar, acceder al trono. Algunos
años más tarde, Manco Segundo dirigió una revuelta contra
los españoles. Fue derrotado,
obligado a buscar refugio en las
montañas y asesinado. En aquella época el imperio se desintegraba muy rápidamente. El último pretendiente al trono fue Tupac Amaru I, hijo menor de
Manco Capac II y descendiente
por línea masculina, que fue decapitado en 1572 por orden del
virrey Francisco de Toledo.
El Dr. Julio C. Tello, que realizó algunos sondeos en Machupicchu, nos afir mó haber desenterrado un trozo trabajado de
alabastro español, lo que comprobaría que después de la venida de los blancos al Perú, fue llevado a la enigmática ciudad.
Allí, también, parece que fue
donde se dio muerte al Inca
Manco II.Revista del Archivo
Histórico del Cuzco. N° 2 –
1951. Universidad Nacional del
Cusco.
era solamente el nombre del cerro. Fue hacienda real del Inca
en la zona. Luego vino la fundación posterior de una cadena de
ciudades de gran importancia estratégica y belleza incomparable
como: Wiñay Waina, Phuyo Patamarca, Sayac Marka, Torontoy, Quenti, etc., todos camino a
la selva. Había empalmes con
Markanay y Orongo y senderos
que conducen al nevado Salkantay.
Luis Enrique Valcárcel, el famoso historiador incaista, en su
libro precisamente titulado Machu Pichiu sostuvo que esta ciudad fue la antigua Vitcos, idea
que no abandonó jamás.
MISTERIO REVELADO:
CIUDAD BASE DE
EXPANSIÓN A LA SELVA.
1,480 – 1,532
Metrópoli, eje de la penetración incaica hacia la selva alta
para el crecimiento y el desarrollo del Antisuyo como lo considera Federico Kauffman D., Machu Pichiu, el antiguo Vitcos, es
un modelo a través de la más
avanzada ingeniería y arquitectura. Toda la región luce diversas
maravillas, como la piedra de los
treinta y siete ángulos en la vecina Torontoy, dos túneles, varios
y diversos puentes, la más perfecta red caminera de todo el
Imperio y una audaz andenería,
un túnel excavado en la roca y
un templo tallado en caverna
grande, como es el dedicado a la
Luna.
LA GUERRA DE
RECONQUISTA
Se inició en abril de 1536 con
Manco Inca. Tuvo desde un
principio uno de sus ejes en Machu Pichiu, en virtud de su interconexión con todas las regiones
del sur del Imperio Incaico, que LUGAR DE REFUGIO 1532.
el Inca intentaba reconstruir.
Ciudad de refugio de los sobrevivientes de la nobleza cusREVELACIÓN HISTÓRICA
queña, cuando la matanza de los
DE MACHUPICCHU
Panacas Hanan y Hurin por los
Apro xi ma da men te 1480, yanasinchis (generales ser viles)
cuando asume al gobierno el atahualpistas victoriosos (noInca Pachacutec, fue el posible viembre de 1532). Sitio inexpugconstructor de Machu Pichiu nable y difícilmente ubicable
(Machu Picchu), llamado por para quienes no conociesen sus
los Incas Vitcos. Machu Pichiu accesos. Está como escondida
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
85
Hugo A. Altamirano Vega
por la montañas y el río Urubamba y por su misma altura,
porque desde abajo no es fácilmente divisible.
DIEGO RODRÍGUEZ DE
FIGUEROA —1565
En sus recorridos como embajador diplomático para tratar con
los reductos rebeldes Inkas, escribió, el 6 de mayo del año 1565, pasajes de su recorrido por la zona
de Machupicchu, nombre que
hace mención al incursionar a la
zona de la selva de Vilcabamba:
“Esta noche dormí al pie de un cerro nevado, en un pueblo despoblado llamado Condor marca,
donde había un puente en tiempo
antiguo que pasaba por el río del
Vitcos (actual río Vilcabamba)
para ir a Tambo (actual Ollantaytambo), a Sapamarca y a Picchu,
que está en tierra de paz”. Otros
documentos confirman el relato
de Rodríguez de Figueroa, por
ejemplo una provisión del Conde
de Nieva de 1562, en la que el pueblo de Pijchu aparece formando
parte de un repartimiento de tierras, encomendadas primero a
Hernando Pizarro y luego al español Arias de Maldonado.
HISTORIADORES LUIS
MIGUEL CLAVE Y MARÍA
ISABEL REMY. MANUSCRITO
DE 1568
El descubrimiento documental más importante se da el año
de 1983 por los investigadores
Luis Miguel Clave y María Isabel Remy. Los manuscritos en
cuestión son cuatro copias y un
original del año de 1568, perte- MACHUPICCHU LA
neciente a los frailes agustinos DESPOBLACIÓN PLENA
del Cuzco, en donde aparece –1,572
una lista de terrenos cultivados
por los pobladores inkas del va- Ciudad desierta a partir de la
lle del Urubamba después de la captura y muerte de Túpac Amaconquista española, indicando ru I. Quienes la visitaron en
que dicho valle había sido con- años posteriores no encontratrolado y anexado por el nove- ron a nadie; es posible que así esno inca cusque ño Pa cha cu ti tuviera desde varios años atrás
Inca Yupanqui ( 1437–1471).“Ciudad Perdida”, en esa región
En uno de los folios que contie- aún inexplorable y remota, con
ne el expediente se puede leer lo mapas en blanco y referencias
siguiente: “un poco más arriba geo grá fi cas ex tre ma da men te
de Pumachaca, el Cacique de confusas, en este período quizás
Pic chu cul tiva ba coca”. Esa se le empieza a confundir con
coca era pagada en tributo a los Vilcabamba.
españoles, ya que según los manuscritos “Correspondió a los EL INFORME DE BALTASAR
indios de Picchu la cantidad de DE OCAMPO. FINALES DEL
105 cestos de coca cada año”. SIGLO XVI
El infor me del visitador BaltaJOSÉ TAMAYO HERRERA
sar de Ocampo y Conejeros soMANUSCRITOS DEL AÑO
bre la ciudad de Vitcos constituDE 1,776.
ye el único testimonio directo y
Por su par te, en su obra His- minucioso en cierta medida. El
toria General del Cusco, 1992, relato coincide plenamente con
el historiador Cusqueño, naci- el actual Machu Pichiu, (o Picdo en la ciudad de Urubamba chu).
José Tamyo Herrera, dio a co- 1. Para los se ña lamien tos,
nocer una vieja escritura fecha- nos ceñimos como Valcárcel a
da el 8 de agosto de 1776, en la la única descripción del lugar,
que hace referencia a una tal que como es dicho, consta en la
doña Manuela Almirón Ville- Crónica de Baltasar de Ocampo
gas, quien vendía a los señores y Conejeros, funcionario espaPedro y Antonio Ochoa, en la ñol en Vilcabamba desde aproxisuma de 350 pesos, los lugares madamente 1572 (Cuadro 1).
2. Otros elementos de juicio
de Pij chu, Ma chu pij chu y
Huaynapijchu. Así mismo el que conducen a identificar el Maaño de 1782 los indicados pro- chu Pichiu actual con el Vitcos de
pietarios llegaron a vender di- las crónicas del siglo XVI:
chos fundos en 450 pesos al co- a. Lo escabroso y empinado
rregidor español del valle de del sitio
b. La distancia del Cusco
Urubamba.
Cuadro 1:
1. “está en un altísimo cerro”
2. “señorea gran parte de la provincia de
Vilcabamba”:
3. “gran plaza de suma grandeza”
4. “y llanura en la superficie”
5. “edificios suntuosísmos”
6. “piedra mármol”
7. “famosamente obradas
86
Único caso, Machu Pichiu; con un cerro de tanta pendiente
Obvio en Machu Pichiu
Único caso orográfico
Superficie plana en la cumbre
Obvio en Machu Pichiu
El “granito blanco” de H. Bingham
Obvio en Machu Pichiu
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Historia, misterio y revelación de Machupicchu
c. Rodeada de abismos sobre LAS CHACRAS DE
el río, lo que explica el suicidio de MACHUPICCHU
las esposas de Manco Inca
1,776 Y 1,782
d. Río caudaloso (El Uru- Machu Pichiu y Huayna Pibamba)
chiu se llamaron unas chacras
e. El caballo sacrificado (datos en la orilla izquierda de Uruarqueológicos recientes) enterra- bamba, vendidos allá por los
do en dirección al sol naciente. tiempos de Tupac Amaru el
f. La altura del cerro; unos Gran de, en el Cus co en tre
600 m.
1776 y 1782. Así consta en los
g. Hallazgo de abundantes archivos de una notaría, la de
cenizas (Vitcos fue quemada Ambrosio de Lira, en la foja 20
por los españoles). Datos de del Protocolo de 1782. Vio prilos arqueólogos Manuel Chá- mero aquel documento el polívez Ballón y Julinho Zapata, grafo cusqueño, siendo todaen 1980.
vía joven, Uriel García. Allí se
h. Ajllahuasi: “casas del Sol lee “la transferencia de Pichiu,
son sus mujeres”, Cieza, Guerra Machu Pichiu y Guayna Pichiu
de Salinas, cap. 21 (1533)
amén de otros sitios. Esos troi. Era “otra ciudad del Cusco” zos de tierra cultivable, se enPedro Gutiérrez de Santa Clara, t. tregaron por 350 pesos y se reIII, pág. 230. Colección BAE (cir- vendieron por 450, Por cier to
ca 1544)
sin gen te”. La his to ria do ra
Revelación. La localización e francesa Simone Waisbard es
identificación de un universo es- quien más ha seña la do este
condido, el trance de un nivel asunto en su libro “Machu Pimaterial físico a un nivel metafí- chiu” (1971)
sico, de un nivel humano a un ni- Los Picchu Viejo y Joven, no
vel divino. La revelación queda eran desconocidos en la coloinstaurada como un mundo visi- nia. El distinguido estudioso
ble, un espacio geográfico e his- Uriel García descubrió una antitórico dimensionable, conceder gua escritura donde Doña Mala insignia del reconocimiento ría Manuela Almirón Villegas,
universal como “ Maravilla” del vendió los lugares denominamundo
dos Pic cho, Ma chu pic chu y
Huaynacpicchu a Don Pedro
MACHU PICCHU AISLADA Antonio Ochoa, el 8 de agosto
DEL MUNDO (DESDE FINAL de 1776, en la suma de 350 peDEL XVI HASTA FINES DEL
sos y éste a su vez vendió en el
año de 1782 al Comandante
XVIII)
La ciudad de Machu Pichiu Marco Antonio de la Cámara y
continuó hundida en el silen- Escudero, Corregidor de la Procio por su pobreza y aislamien- vincia de Urubamba en 450 peto, además nadie la buscaba. sos.
W i e n e r,
en
Por otro lado resultaba inubica- C h a r l e s
ble, porque no se la divisa des- 1875–1878, tuvo noticias en
de abajo y se encuentra en un Ollantaytambo de la existencia
sitio esquinado, cerro de alta de ciudades antiguas indicadas
elevación ver tical, con la par te con los nombres de Machupicsuperior plana y cubier ta de chu y Huaynapicchu.
maleza. Además, fuera del sendero colonial que conducía a NUEVAS NOTICIAS, SIGLO
las comarcas de Vilcabamba XIX
en esa enor me región, “terra ig- Pobladores de Ollantaytambo
nota”.
tienen noticias certeras sobre MaRevista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
87
Hugo A. Altamirano Vega
chu Pichiu, ya con ese nombre.
En 1848 se publicó en el Cusco
un folleto dando informe al respecto, que no se encontró. En
1875 el notable viajero francés
Charles Wiener, tiene referencias
tan claras que hasta incluye a Machu Pichiu y Huayna Pichiu en su
mapa de la región. En los albores
del siglo XX, en 1902, llegan a
Machu Picchu Enrique Palma y
tres compañeros, quienes escribieron sus nombres en ciertas piedras de los muros incas. En 1907
o antes, unos pocos campesinos
habían empezado a cultivar los
abandonados andenes bajos, cerca del río.
LEY DE CREACIÓN
POLÍTICA DEL DISTRITO DE
MACHUPICCHU
D.L. N° 9326
En la población de Machupicchu antes llamado Máquina de
Ollantaytambo, a los veintinueve días del mes de marzo de mil
novecientos cuarenta y dos, se
reúnen diversas autoridades, el
Alcalde Luis Gonzales Her moza y sus regidores Ramón Moreno Díaz, Roberto Rojas Fernández, Héctor Zegarra Bravo y Daniel Calderón Pacheco, para dar
lectura al siguiente documento:
Un sello, Dirección General
de Gobierno —Lima Seis de octubre de mil novecientos cuarenta y uno número doscientos setenta y ocho —Señor Alcalde
del Concejo Provincial de Urubamba —con fecha primero del
presente se ha puesto en cúmplase la siguiente Ley número nueve mil trescientos noventa y seis
—El Presidente de la República
—por cuanto, el Consejo ha
dado la siguiente Ley:
Art. Primero: ELÉVESE A
LA CATEGORÍA DE
DISTRITO DE Ollantaytambo
de la provincia de Urubamba en
el departamento del Cusco.
Art. Segundo: El nuevo distrito que se crea por la presen88
te Ley se denomina
MACHUPICCHU y ten drá
por ca pi tal, la po bla ción de
este nombre que se ha for mado alrededor de la actual estación Machupicchu.
Art. Tercero: Los límites del
distrito de Machupicchu serán
los siguientes: Por el Norte límite entre las provincias de Urubamba y la Convención y; por el
Oeste el río Q’ente afluente izquierdo del Urubamba hasta las
cumbres de la cordillera.
Art. Cuarto: Declárese de utilidad pública los terrenos que
circundando la actual estación
de Machupicchu del ferrocarril
Cusco Santa Ana; están comprendidos en un área horizontal
de un kilómetro de radio alrededor de dicha estación. Dichos terrenos serán dedicados a la edificación de la futura ciudad de Machupicchu a los fines que señale
el Supremo Gobierno.
Art. Quinto: El Poder Ejecutivo de confor midad a las disposiciones de Ley número nueve mil ciento veinticinco, expropiará los terrenos de que se
trata el ar tículo anterior, Comuníquese al Poder Ejecutivo
para su promulgación —Dada
en la Sala de Sesiones del Congreso de Lima a los treinta días
del mes de setiembre de mil novecientos cuarenta y uno. J.A.
Brandiaris, Presidente del Senado, Gerardo Ballenueva. Diputado Presidente —C.A. Barreda Senador Secretario —Al
Señor Presidente Constitucional de la República —Por tanto, mando se publique y cumpla; dado en la Casa de Gobier no en Lima, el primer día del
mes de octubre de mil novecien tos cua ren ta y uno. Manuel Prado Ugar teche.
• Latitud: 13°09’23” al Sur de
la línea ecuatorial
• Longitud: 72°32’34” al Oeste
del meridiano de Greenwich.
• La altura en el Punto de Referencia es de 1,495 metros sobre
el nivel de mar.
Tiene los siguientes límites:
• Por el Norte: con la provincia
de la Convención
• Por el Sur: con la provincia
de Anta
• Por el Este: con el distrito de
Ollantaytambo
• Po el Oeste: con la provincia
de la Convención
La zona arqueológica de Machupicchu está ubicada en la
margen izquierda del río Vilcanota, desde el río K’usichaka
hasta la desembocadura del río
Aobamba, en la jurisdicción del
Distrito de Machupicchu, provincia de Urubamba, depar tamento del Cusco – Perú.
El total de perímetro que rodea a la Zona Arqueológica de
Machupicchu es 63,000 metros
lineales.
El área total de la zona de Machupicchu, encerrado en el perímetro del lindero que se ha descrito, es de diez mil setecientos
veinticuatro hectáreas (10,724
Ha). Por De cre to Su pre mo
N° 001–81–AA, fue declarado
Santuario Histórico, abarcando
la superficie de 32,592 hectáreas.
Los terrenos que encierra el
área de la Zona de Machupicchu co rres pon den exclu sivamente a la hacienda Q´ente, de
propiedad de los herederos de
Don Julio Zavaleta.
Es una con for ma ción de
montaña rocosa de escarpada topografía, elevada y poblada de
exhuberante flora de ceja de
montaña, de cuchillas y pendienLOCALIZACIÓN
tes profundas, donde se asienta
GEOGRÁFICA
la ciudadela de Machupicchu,
La Zona de Machupicchu tie- joya de la arquitectura del Perú
ne las siguientes coordenadas: Incaico. El paisaje grandioso
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Historia, misterio y revelación de Machupicchu
que la rodea realza la belleza de el valle, que en algunos sitios pasus templos, adoratorios, recin- rece que las paredes tendiesen a
tos, patios y de sus innumera- juntarse. Ahí en ese laberinto de
bles escalinatas que conectan crestas empinadas, los Incas
los diferentes planos sobre las construyeron la majestuosa ciuque se levantan las construccio- dad pétrea de Machupicchu. En
nes.
realidad el declive es grandioso:
Todo Machupicchu es una Entre Ollantaytambo (2,768 m.)
exaltación a la piedra. En uno y Huadquiña (1,510 m.) hay una
de sus sectores se aprecia un distancia de 44 Km. en línea recafloramiento rocoso que repre- ta, pero un desnivel de 1,258 m.
senta algo así como un monu- El cañón de Machupicchu sirmento a los peñascos.
ve de zona de transición entre el
Por tanto, Machupicchu está valle qheswa de clima templado, y
ubicado en zona cordillerana, el valle cálido o yunka. Por estas
cubierta por vegetación selváti- mismas razones, el paisaje vegetal
ca, o sea en los Andes Amazóni- también cambia al de “ceja de
cos. Ha dado pábulo a otra hipó- montaña”. La temperatura media
tesis: habrían constituido pues- anual, cambia apareciendo conseto de avanzada de los ejércitos cuentemente cultivos tropicales
Incas en sus incursiones por la en el fondo del cañón, como: la
alta amazonia próxima al Cuz- yuca, el plátano, papaya y la coca,
co. Las escenas en los quero(s) o etc. Las paredes del cañón se envasos de madera policromados cuentran empapadas permanentede los siglos XVI y XVII, inci- mente por las lluvias y en ellas se
den una y otra vez en el tema mantiene la humedad por las inque retrata enfrentamientos que tensas neblinas persistentes. En
tenían lugar entre tropas incai- las grietas más estrechas surge la
cas y combatientes selváticos o vegetación y, hasta los contrafuerchuncho(s). La Gran enciclope- tes más elevados se hallan cubierdia del Perú Lexus.
tos por densa vegetación. AparePara Luis E. Valcárcel, Ma- ce una formación típicamente de
chupicchu pudo ser Vitcos, la transición, denominada por los
legendaria for taleza que custo- botánicos como “ceja de montadiaba Vilcabamba, atendiendo ña”, caracterizada por una riqueal parecido que presentan los za excepcional de especies y varievocables “Picchu” y “Vitcos” dades de plantas. Las laderas eso “Pitcos”. Luis Miguel Clave tán cubiertas de bosques, arbusy María Isabel Remy sostienen tos y matorrales, y una gran varieque Machupicchu correspon- dad de musgos, líquenes, helede al asentamiento Picho, men- chos, etc. Solamente en la zona de
cionado en un antiguo docu- Machupicchu, el botánico César
mento que hallaron en el Archi- Vargas llegó a coleccionar 75 difevo Histórico del Cuzco y que rentes especies de orquídeas
por lo tanto habría estado ubi- El relativo aislamiento de Macado en los predios del sobera- chu Picchu y de los demás mono Pachacutec.
numentos situados en el área del
Desde Qoriwairachina hasta Vilcanota como: Huiñay HuayQolpani, el Cañón de Machupic- na, Sayaqmarca y Phuyupatachu toma características defini- marca, pudo ser la causa de que
das y notables: paredes vertica- su existencia cayera en el olvido,
les y elevadas, talladas en el duro y no que su existencia se mantugranito paleozoico (Marocco, viera en secreto.
1978) cuyas altitudes sobrepa- Machupicchu, al igual que los
san los mil metros sobre el nivel demás centros arquitectónicos
del río. Tan encajonado se halla de la zona está dotado de espaRevista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
89
Hugo A. Altamirano Vega
Vista panorámica del Santuario Arqueológico de Machupicchu.
cios aterrazados, destinados al
cultivo. Estos proveían de alimentos y de coca a los residentes, es probable que también fueron utilizados para experimentos dirigidos a aclimatar cultígenos.
Por lo expuesto, Machu Picchu y en general los munumentos en el área de Vilcabamba, pudieron haber sido levantados en
el contexto de la necesidad que
imperaba de ampliar la frontera
agraria hacia zonas aún eriazas
de los Andes Amazónicos. De
esta manera la función de los
centros arquitectónicos vilcabambinos debió ser eje de la administración de la producción
agraria, fungiendo naturalmente también como santuarios, básicamente de ritos propiciatorios del agua o pluviomágicos y
de imploraciones a la tierra cultivable venerada y simbolizada
por la Pachamama.
HIRAM BINGHAM Y ALBERT
GIESECKE (1911)
En 1910 el Dr. Albert Giesecke llegó al Rectorado de la Universidad del Cusco. Norteamericano progresista, fue promovido al cargo por el movimiento
estudiantil. Entre las orientaciones que inspiró estuvo el ahondamiento de estudios incaístas.
90
Visitando haciendas de la Convención, escuchó en 1911 relatos certeros sobre las ruinas; y
transmitió esta infor mación a
Hiram Bingham, que preparaba
en la Universidad de Yale (Estados Unidos) una expedición a la
región del Vilcanota; Bingham,
joven graduado en la referida
universidad, ya había visitado el
Cusco en 1909. Con esas referencias generales y los datos específicos de los guías de la región, el después famoso norteamericano llegó a las tan buscadas ruinas el 24 de julio del mismo año. Al año siguiente, la Universidad de Yale y la National
Geographic Society dieron respaldo para iniciar la investigación con la venia entusiasta del
Presidente del Perú, Augusto B.
Leguía.
Hiram Bingham buscaba los
reductos de Vilcabamba la Vieja, y tuvo la propicia orientación
de Alberto Giesecke, quien le
puso en contacto con Don Braulio Polo y la Borda dueño de
Man dor, quien co mu ni có a
Bingham que en el cerro del
frente a su hacienda existían notables muros de piedra y andenes, lugar donde solían pastar vacas y toros, en este primer intento de explorar el cañón del Urubamba tuvo el feliz desenlace
del descubrimiento del complejo arqueológico en la zona de
Machupicchu. Suceso que se
mantuvo en secreto, hasta que
Albert Giesecke que se encontraba en la ciudad de Lima, escribió una carta dirigida a José Gabriel Cosio fechada el 11 de noviembre de 1911 y con la mayor
reser va hacía conocer el descubrimiento de Machupicchu. Ya
posterior mente, y de regreso a
los Estados Unidos dio una conferencia en la Sociedad Geográfica de Lima, confir mando su
descubrimiento.
Quedando por aclarar el destino de 4,900 piezas culturales de
manufactura Inka, encontradas
en el lugar, fueron llevadas a la
Universidad de Yale el mismo
año en calidad de préstamo para
su estudio, la misma que fue autorizado por el gobierno de Augusto B. Leguía.
Desde la primera visita de
Hiram Bingham al Cusco, ambos per so na jes se man tu vieron en contacto en tor no a las
posibilidades de colaboración
inter–universitaria entre la Universidad de Yale y la Universidad Nacional de San Antonio
Abad del Cusco —UNSAAC.
Este intercambio no se limitó
a la arqueología en la región..
En este sentido, las relaciones
sociales y profesionales que tenía su distinguido compatriota
Albert A. Giesecke en el ámbito cuzqueño, le facilitaron instrumental para avanzar primero, en el reconocimiento del lugar, luego para hallar el mismo
lugar de Machupicchu y finalmente, para la espectacular y
exhaustiva for ma como Hiram
Bingham se arrogó la presentación inter nacional de Machupicchu. A pesar de haber estado próximos a celebrar el centenario de este “descubrimiento científico”, sin embargo, pocos recuerdan ya la par ticipación de Albert A. Giesecke en
este hecho.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
USO Y CONSERVACIÓN DE MACHUPICCHU
Jorge Miguel Zegarra Balcázar1
E
l Patrimonio Cultural de
la Nación, constituye
nuestra herencia distintiva más
preciada y que organiza la base
más importante sobre las que se
sostiene nuestra identidad cultural y que nos permite además, reco no cer nos en un pa sa do
común.
Son alrededor de 250 lugares
en el mundo las que figuran en la
“Lista del Patrimonio Mundial”,
pero sólo 15 han sido cataloga1
dos como Patrimonios Culturales
y Naturales, reconociéndoseles
un valor universal excepcional,
por lo que deben permanecer intactos para las futuras generaciones; uno de estos es el Santuario
His tó ri co de Ma chu pic chu
(SHM), ahora denominado Maravilla del Mundo siendo obligación moral, legal e histórica protegerlo.
El Santuario Histórico de Machupicchu es una Unidad de Con-
servación creada con el Decreto
Supremo N° 001–61–AA del 8
de enero de 1981, por importantes especies de flora y fauna catalogadas como únicas en el mundo, en el que se ubican valiosos
testimonios de la arquitectura y
cultura inka conjugadas.
El Patrimonio Cultural edificado del SHM, está compuesto por
más de 35 grupos arqueológicos,
enlazados por segmentos de la
red del Qhapaq Ñan (Caminos
Docente Principal de la Facultad de Arquitectura y Artes Plásticas.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
91
Jorge Miguel Zegarra Balcázar
Inka) que parte del Cusco hacia el
Antisuyo y que son diariamente
visitados, estudiados y admirados
por visitantes de todo el mundo,
comprobando la irrebatible experiencia y desarrollo alcanzado por
los antiguos peruanos.
Es este uno de los más preciados Territorios Arqueológicos
del Perú conformado por testimonios edificados militares, agrícolas y utilitarios siendo La Ciudad
Inka de Machupicchu, una de las
expresiones más elaboradas de la
arquitectura en la cultura Andina
y de su gran connotación religiosa como principal Centro Ceremonial Pre Hispánico, basado en
una concepción mágico religiosa
y la mayor y más representativa expresión de la cultura e identidad
nacional actual.
La configuración geográfica, el
entorno natural y la estratégica
ubicación de su arqueología, hacen del SHM una fusión de belleza, armonía y equilibrio entre la
obra del antiguo peruano y el capricho de la naturaleza.
Es precisamente esta última denominación de Maravilla del
Mundo hace que el presente documento, pretenda facilitar una
propuesta para coadyuvar a su
adecuado uso y conservación, en
la perspectiva de poseer la capacidad de controlar un considerable
incremento de visitantes.
ANTECEDENTES RESPECTO
AL TURISMO
Machupicchu es Santuario
Histórico del Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad,
está inscrito desde el año 1983
en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO; esta ciudad
pre his pá ni ca o LLAQTA
INKA y su entorno natural, representa una obra maestra del
genio inventivo humano y aporta en testimonio único de la producción Cultural del Mundo
Andino y en especial de la antigua civilización de los Inkas,
que se asentó en el siglo XV y
92
que en nuestro tiempo se constituye como un extraordinario
atractivo cultural, reconocido
como Primer Destino Turístico
del Perú desde el año 2005, por
lo que es visitado por peruanos
y extranjeros y que para la gestión del turismo tienen como actores vitales al MINCETUR,
PROMPERU, DIRCETUR y el
Gobierno Regional del Cusco.
Al cons ti tuir se en Pri mer
Destino Turístico del Perú, se
ha presentado un incremento
inicial en la visita turística hasta
en un 30%. Ello ha generado la
necesidad de adoptar una serie
de acciones inmediatas como
precaución en cuanto a su capacidad de carga que debe ser equilibrado mediante Planes de Manejo apropiados para la protección de este importante icono
de la identidad nacional.
PLANES ANTERIORES
La UNESCO en octubre de
1997, a través de una primera misión compuesta por expertos de
la Unión Internacional por la
Conser vación de la Naturaleza
y por ICONOS, que llegó al
Perú con el objeto de evaluar el
manejo y estado de la conser vación de Machupicchu, recomendando adoptar un Plan para Machupicchu y la Creación de la
Unidad de Gestión, en efecto se
for muló el Plan Maestro de Machupicchu que luego de ser revisado, se reveló la existencia entre otros de las siguientes debilidades.
• El Plan Maestro no incluía un
Plan de acción para su Implementación proyectos por realizar,
ni cronograma de ejecución.
(“Machupicchu” Auditorios de
Gestión Ambiental y de Patrimonio Ambiental” Publicado el año
2005).
• En el Plan Maestro no se definía los planes específicos por
tipo de actividad y recursos necesarios.
• No obstante, defender la ubicación en el distrito de Machupicchu Provincia de Urubamba departamento de Cusco, no se detallaba, ni el aspecto demográfico
del citado Distrito, ni el de los pobladores que se encuentran asentados en su interior.
• En el Plan Maestro, no se especificaba ni el contexto socio
económico ni datos específicos
acerca de las áreas críticas del
Distrito de Machupicchu.
• La Unidad de Gestión de Machupicchu se encargará de la gestión integral del Santuario y de dirigir la puesta en marcha de las estrategias contenidas en el Plan
Maestro; funcionó temporalmente y recientemente se ha
vuelto a instalar luego de más de
un año de desactivación.
En el año 1975 el Plan
COPESCO dentro de sus funciones como entidad promotora del
desarrollo turístico en el Eje Cusco – Puno, impulsó el desarrollo
y la ejecución de la Puesta en Valor de Monumentos pero únicamente en función del Turismo Receptivo.
Entre los años 1989 al 2003 se
elaboró el “Plan de Ordenamiento Urbano” para el Centro Poblado de Aguas Calientes, pero este
no llegó a validarse ni mucho menos a implementarse, por lo que
no contempló el contexto de estar ubicado dentro de un territorio cultural y natural y su cercanía
a la ciudad Inka de Machupicchu,
donde se presentaban procesos
propios de su dinámica.
De otra parte la ausencia de un
Plan de Desarrollo Turístico Nacional o Regional, no permitió entender los procesos propios que
generaba el principal destino turístico del país. Actualmente se viene socializando el Plan de Desarrollo Turístico Regional, que tiene como uno de sus principales
objetivos la conservación del patrimonio cultural y natural en con-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Uso y conservación de Machupicchu
cordancia con la promoción y se tiene, etc. La planificación
oferta turística.
como ciencia, se desarrolla a
par tir del pensamiento moder no, se origina como par te de
DEFINICIONES
otras ciencias, la planificación
PRELIMINARES
económica, administrativa y la
PARQUE ARQUEOLÓGICO planificación física territorial,
Habitualmente los Parques es en esta última en la que los
Arqueológicos se interpretaban profesionales de la arquitectucomo territorios de protección, ra se han desempeñado tradigestión y proyección del patrimo- cionalmente.
Sabemos que la realidad es
nio arqueológico, sin embargo, se
debe buscar procurar su formali- compleja por lo que todas las decización y seguridad jurídica, esta- siones territoriales tienen sus conbleciendo el funcionamiento y secuencias y sus motivaciones
económicas, sociales, religiosas,
usos respectivos.
A ello se debe agregar el con- etc. son en última instancia relacepto de paisaje arqueológico que ciones de poder.
también es un elemento de estudio que debe comunicarse, como PLANIFICACIÓN
una expresión o aproximación de TRADICIONAL
la historia, de las relaciones socia- • Planificación por objetivos
les que se desarrollaron. Los Par- • Plan del equipo de planificaques Arqueológicos no solamención.
te deben constituir muestrarios
de objetos sino deben constituir- • Planteamientos deter minístise en una síntesis de las relaciones cos
de los elementos y sociedades • Diagnóstico objetivo
que actuaron y que actúan entre sí • Plan con una sola opción
y es parte del valor identitario de • Se basa úni camen te en el
los pueblos.
cálculo técnico.
Los Parques Arqueológicos deben incluir la protección y poten- • Considera actores como agenciación de los paisajes como patri- tes pasivos.
monio e incluirlo dentro de otros • Teoría de control de un sistecontextos mayores para permitir ma.
el manejo adecuado del territorio
y constituirse en una alternativa PLANIFICACIÓN
totalmente distinta de exposición ESTRATÉGICA
o muestrario de carácter indivi- • Planificación que considera los
dual–objetual, invitando a su per- problemas locales específicos.
cepción, apreciación y accesibili• Plan del equipo de inicio y acdad, donde las gentes vivan, trabajen, etc. y por tanto su calidad de tores relacionados con el área
vida debe estar asociada al desa- protegida.
rrollo sostenido del mismo y don- • Previsiones que consideran la
de los pobladores locales partici- gobernabilidad y la toma de decipen en estas tareas como actores siones.
de la protección y gestión.
• Diagnóstico situacional.
• Plan con escenarios varias poLA PLANIFICACIÓN
sibilidades.
Es una de las acciones más
comunes del ser humano, uno • Se basa en el cálculo técnico
planifica como gastar el dine- político y de gestión.
ro, como vestirse, como cons- • Considera actores con sus intruir, como conser var lo que tereses y recursos en juego.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
93
Jorge Miguel Zegarra Balcázar
• Teoría de par ticipación en los recursos y en la distribución
social y territorial de sus benefijuego.
cios económicos, sociales y culturales. Por tanto el concepto desaPLANES MAESTROS PARA
rrollo nos habla de equilibrio en
PARQUES
la distribución de la riqueza, autoARQUEOLÓGICOS
El Plan Maestro para un Par- nomía en las decisiones y en mejoque Arqueológico o Territorio rar la calidad de vida.
Cultural, es un documento técni- El patrimonio cultural y natuco normativo que tiene la finali- ral, es un recurso endógeno fundad de lograr y establecer un Plan damental para el desarrollo lode Gestión y/o manejo, para un cal. Este recurso debe ser conespacio temporal de aproximada- templado dentro del modelo del
mente de 5 años, donde se consi- desarrollo sostenible, es decir,
deran un conjunto de programas, que su uso, por una parte, no exproyectos y acciones orientados a cluya a la población local de su
la conservación y puesta en valor disfrute, y por otra, no comprodel patrimonio cultural y natural. meta la posibilidad de las generaEl Plan Maestro prevé el dise- ciones venideras de satisfacer
ño de un Modelo de Gestión del sus propias necesidades.
La relación es evidente, la conParque Arqueológico y considera
ser
el compromiso de la participa- vación del patrimonio arquitección local institucional y de todos tónico, es uno de los campos dislos actores locales, con la finali- ciplinarios más conocidos y recodad de asegurar la implementa- nocidos por los arquitectos. “Lo
ción de los proyectos identifica- que se va a conservar físicamente
es la arquitectura”.
dos, en la parte propositiva.
El Plan Maestro está orientado
a establecer la Tutela Cultural de PLAN DE CONTINGENCIA/
los objetos y recursos patrimonia- URGENCIA
Plan de Contingencia: Identifiles existentes en el ámbito del
P.A. con la finalidad de evitar la ca riesgos potenciales y establece
pérdida, el deterioro y la posible acciones inmediatas y preventidesaparición del patrimonio cultu- vas, considera la participación de
los actores involucrados.
ral y natural.
Plan de Urgencia: Identifica
ries
gos presentes; establece accioPLANES MAESTROS DE
nes
inmediatas, considera coordiPARQUES
nación interinstitucional.
ARQUEOLÓGICOS COMO
MODELO DE DESARROLLO CONCEPTUALIZACIÓN
El desarrollo no puede conceDEL PLAN
birse sólo en términos de progreLa Propuesta se constituye
so tecnológico y de crecimiento
económico, sino más bien como en un Plan de Gestión del terriun conjunto de actividades que torio inmediato para el Santuagarantizan el bienestar de la pobla- rio Histórico de Machupicchu,
ción, el fortalecimiento de los va- dentro del concepto de la ejeculores humanos y sociales que ción de un Plan de Manejo Conconstituyen su estrato más pro- certado, que deter minan acciofundo, asegurando la participa- nes de Emergencia consideranción efectiva de la población en do la unificación de esfuerzos
su propio progreso y la apertura a conjuntos de entidades públicas
y privadas, además de otros actolas demás culturas.
El desarrollo sólo es posible si res involucrados en la conser vaes equilibrado en la utilización de ción del Patrimonio Cultural y
94
Natural del SHM que la lideran
el INC–Cusco y el INRENA.
En estas instancias es imperioso considerar el Manejo Territorial Macro identificado como el
Área de Amortiguamiento del
SHM y el Manejo Territorial Micro identificado como el propio
Santuario Histórico de Machupicchu, como áreas protegidas jerarquizadas pero de influyente conflicto de la primera hacia la segunda. Se trata por tanto de proponer
un manejo apropiado del SHM
ante la problemática del incremento de visitantes y de las tendencias
futuras que devendrían en contra
de la preservación del patrimonio
edificado y natural del SHM, considerando la ejecución de acciones inmediatas de una estricta regulación de visitantes.
PROCESO
METODOLÓGICO
La metodología en el proceso
de elaboración del Plan de Urgencia se basa en fases interrelacionadas entre sí; se apoya y utiliza instrumentos de la Planificación
Estratégica que exige la participación de todos los componentes o
actores involucrados, se considera también como un proceso analítico y dinámico en la lectura e interpretación del escenario y de
cada uno de los contenidos especializados, todo ello dentro de un
compromiso político institucional que garantice su manejo y ejecución. La Planificación Estratégica se concibe como instrumento
que convoca la comunicación entre todos los actores sociales y
compromete su participación y
concertación respecto a los problemas y soluciones; tiene la finalidad de establecer alianzas de trabajo en función de las temporalidades, plazos u horizontes (corto,
mediano y largo plazo). Se traduce en un proceso analítico e intercambio, relacionado a la estructuración y formulación de criterios,
puesta en funcionamiento y operación de acciones y programas
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Uso y conservación de Machupicchu
determinados y sobre todo con ciclos de retroalimentación y de evaluaciones permanentes.
El Plan Maestro como Proceso de Gestión considera además
de las competencias definidas por
Ley, para el INC, la implementación de comités de coordinación
que involucren a los principales
actores del quehacer cultural regional para conseguir la implementación del plan y el desarrollo
de la propuesta integral. La Gestión considera también el aspecto
financiero que permitirá la ejecución e implementación de la propuesta del Plan Maestro. Como
documento Normativo el Plan
contempla la elaboración de aspectos definidos a la regulación
de usos de suelo de acuerdo a la
zonificación y a los sectores de
protección y de tratamiento, así
como la necesidad de elaborar reglamentos específicos, principalmente aquel que regule las construcciones, el desarrollo urbano y
sirva como instrumento de tutela
para el Centro Poblado.
UBICACIÓN DEL
SANTUARIO HISTÓRICO
DE MACHUPICCHU
Está ubicado en el Distrito de
Machupicchu, Provincia de Urubamba, Región Cusco (PERÚ),
abarca una extensión de 32 592
hectáreas.
Está delimitado por las cumbres de la Cadena de Nevados de
la Verónica a 5,750 m.s.n.m., baja
por inconstantes cuchillas hasta
Salupunku (km.83.50 línea férrea
Cusco–Hidroeléctrica), sigue junto al río Vilcanota hasta Q’oriwayrach]na km. 88, donde cruza y
toma el curso del río Cusichaca
dando vuelta a la Cadena de Nevados del Sal kan tay a 6,271
m.s.n.m., desde donde sigue el
curso del río Aobamba alcanzando al Vilcanota en el km. 122.50
para tomar nuevamente la Cadena de Nevados la Verónica esta
vez cerca del Abra de Málaga.
(D.S. No. 001–81–AA).
PROPUESTA DEL PLAN
TERRITORIAL DE
URGENCIA DEL SHM
ÁMBITO DE ESTUDIO E
IDENTIFICACIÓN DE LA
PROBLEMÁTICA
Se ha estimado y priorizado
los problemas actuales que se
tienen que resolver, mirando el
futuro inmediato, y que se identifican como los factores principales de deterioro del monumento, para lo cual, se toma en cuenta el diagnóstico del Plan Maestro del Santuario Histórico de
Machupicchu, y el estudio objetivo, en cuanto a un resumen de
la problemática puntual a resolver y su posible solución en los
siguientes aspectos:
• Incremento y aspiración de intereses en el uso y abuso del monumento decepcionado en la impresión de no haber coordinaciones interinstitucionales entre las
entidades involucradas en el manejo del Santuario Histórico de
Machupicchu.
• Inexactitud de la identificación
e insuficiente monitoreo de los
accesos al SHM.
• Insuficiencia y carencia de
Ser vicios de Infor mación general y específicos de cada zona
del santuario (historia, funciones, descubrimiento, etc.), de
Señalización adecuada, Ser vicios Higiénicos, de Seguridad,
de auxilio y atención médica básica para el visitante.
• Congestión en temporadas de
alta visita al ingreso, salida y estadía al interior del Monumento.
• Carencia de rutas alternas que
reduzcan nodos conflictivos dentro del monumento, durante el
recorrido y la estadía de los visitantes en temporadas altas.
• Limitadas rutas para la evacuación de los visitantes hacia otros
sectores de atractivo.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
95
Jorge Miguel Zegarra Balcázar
• Inexistencia de seguimiento y
actualización de estudios e identificación de capacidad de carga del
Camino Inka y de la Ciudad Inka
de Machupicchu.
• Insuficiente protección de elementos monolíticos de calzadas
en los monumentos del Camino
Inka y en la Ciudad Inka.
• Carencia de imagen y presencia Institucional en las Casetas de
Control de Acceso, Red de Caminos Inka y Monumento principal.
• Insuficiente preparación de los
Guías de Turismo particulares en
estudios históricos e intervenciones restaurativas fidedignas.
• Limitada reglamentación y difusión de los procedimientos
existentes en cuanto a condiciones de visita al SHM y al mismo
monumento de la Ciudad Inka.
• Carencia de Legislación para la
circulación de Buses por la carretera Hiram Bingham desde el
centro poblado de Aguas Calientes a la Ciudad Inka de Machupicchu, así como la reciente ruta
del tramo Santa Teresa Hidroeléctrica; por la construcción del
puente de Carrilluchayoc que genera acceso incontrolado a la ciudad Inka de Machupicchu por
Aguas Calientes.
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Plantear acciones de emergencia de inmediato y mediano plazo como previsión de la
perspectiva de que Machupicchu, monumento emblema de
iden ti dad na cio nal pe rua na,
no corra el riesgo extremo de
deterioro descontrolado por el
incremento y la presencia de
mayor cantidad de visitantes
que podrían sobrepasar los parámetros de capacidad de carga estimados en 2,500 personas en un mismo tiempo duran96
te las épocas de alta implementando estrategias de control de
ac ce so y es ta día, el me jo ramiento de la presentación del
mo nu men to y los ser vi cios
por su vista, sin desmedro de
su protección y conser vación,
que como legado histórico de
nuestros ancestros, posibilite
la reafir mación de la identidad
nacional asumiendo la responsabilidad de buscar perennizarlo para las generaciones futuras.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
• Lograr la concertación de criterios entre los actores de la promoción y difusión turística del
SHM con la entidad rectora y
protectora del monumento.
• Perfeccionar el sistema de horarios y control de ingreso y salida
diferenciados, para lograr una eficaz circulación y un mejor manejo del flujo turístico de visita y estadía en los diferentes sectores
del monumento, al que se supeditarán los provenientes del Camino Inka, Vía Férrea y carretera
Hiram Bingham, en función a la
capacidad de carga estimada en el
Plan Maestro del SHM.
• Diseñar circuitos de recorridos y salidas alternas con tiempos
de estadía estudiados, diversificándolas hacia otros sectores de
interés cultural y natural alrededor del monumento para lograr
descongestionar nodos críticos
de grandes grupos de visitantes.
• Mejorar y ampliar el Sistema
de Señalización de circuitos e información identificando alternativas de solución para la protección de elementos líticos de estructuras y calzadas de inevitable
circulación.
• Capacitar al personal del INC
y a los Guías de Turismo sobre la
historia cronología, investigaciones e intervenciones fidedignas
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Uso y conservación de Machupicchu
del SHM, para conseguir excelente imagen y presencia institucional y lograr una mejor presentación del monumento.
ACCIONES
La Propuesta se constituye en
los siguientes puntos específicos:
1. Consensuar acciones de urgencia conjuntas y participativas
entre el INC–Cusco, Municipalidad de Machupicchu, INRENA,
Perú Rail, CONSETUR,
DIRCETUR y Gobierno Regional, mediante el diálogo y la planificación, el reconocimiento y la
reafirmación de roles y funciones
inherentes de cada una de ellas.
2. Implementar y/o mejorar la
infraestructura de Casetas de Control de ingreso y pernocte de personal del INC y PNP en:
• El Poblado de Mollepata.
• Soraipampa
• Poblado de Guayllabamba.
• Po bla do de Pis ca cu cho
Km 82.
• Qorihuayrachina km. 88.
• Chachabamba km. 104.
3. Implementar y/o mejorar
los servicios indispensables en las
Casetas de Control de ingreso, y
en puntos estratégicos dentro de
las diferentes rutas del Camino
Inka, en cuanto a:
• Información fidedigna a todo
nivel (Casetas, rutas, monumentos, altitudes, distancias y tiempos
de caminata, campamentos, etc.).
• Servicios higiénicos (inodoros,
lavatorios, duchas y/o bebederos).
• Servicio Médico y de primeros
auxilios.
• Garantía de Seguridad en todas las rutas de los Caminos Inka.
• Sistema de Señalización e información general y específica.
4. En las vías de acceso —Línea Férrea y Carretera Hiram
Bingham— se debe monitorear y
nor malizar frecuencias, intensidad y cantidades de unidades de
transporte y visitantes que acceden (coches desde Cusco, Poroy y
Ollantaytambo – Buses desde
Aguas Calientes) estableciendo
horarios de salida y retorno, de
acuerdo a la capacidad de carga
de la Red de Caminos Inka y del
Monumento destino del SHM.
5.) Identificar y determinar los
accesos y salidas diferenciadas.
. Ingreso único
• Por el Sector del estacionamiento de Buses – Caseta de
Control actual.
• Salida de Habilitación inmediata (Camino Inka)
• Plataforma del Sector de las
Qolqas – Caseta de Control
Actual.
• Salida de Habilitación a Corto
Plazo (Camino Inka)
• Por el Sector de las Qolqas –
Estacionamiento de Buses.
• Salida – Ingreso de Habilitación a Mediano Plazo (Camino
Inka)
• Por el Sector del Templo del
Condor – Andenes al Este – Museo de Sitio.
• Sec tor de los ka llan cas –
Andenes al Este – Museo de Sitio.
• Salida de Habilitación a Largo
Plazo (Camino Inka)
• Waynapicchu – Templo de la
Luna – Museo de Sitio.
6.) Establecer Tiempos de
Estadía Total y Parcial de la siguiente forma.
• Estadía de Visita de tiempo total = 3 horas.
• Estadías de Visita de tiempos
parciales.
• Caseta de Ingreso = Solo de
paso.
• Andenes del Sector Agrícola
Alto = Solo de paso
• Puerta de Acceso Original =
Solo de paso
• Anden de límites del Sector
Agrícola = Solo de paso
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
97
Jorge Miguel Zegarra Balcázar
• Vía de las Fuentes – Torreón –
Tumba Real = 5 minutos.
• Plaza Sagrada – Intihuatana =
5 minutos
• Casa del Guardián – Cementerio = 15 minutos.
• Andenes del lado Suroeste =
10 minutos
• Camino al Puente Inka = 10
minutos
• Canteras del lado Este = Solo
de paso
• Sector de 3 Portadas–Morteros–Templo del Cóndor = 10
minutos
• Andenes del Sector agrícola
Bajo = 10 minutos
• Sector de las Qolqas = 10 minutos
• Plaza Secundaria Norte = 30
minutos
7) Acciones Complementarias
que necesitan la elaboración de
proyectos.
• Señalética de circuitos, de los
diferentes sectores de permanencia e información en general.
• Propuesta de tres alternativas
de circuitos de visita, en un solo
sentido y sin retorno por el mismo.
• Protección de elementos líticos en las superficies de calzada
inevitables (gradas de madera sin
contacto con dichos elementos,
superficies sintéticas sin adherencia u obligatoriedad de zapatos
con suela de goma).
• Mejorar la imagen y presencia
institucional del personal del INC
• Dotación de vestimenta apropiada y de identificación del personal profesional, técnico, obrero
y administrativo que labora al interior del todo el SHM.
• Capacitación del personal administrativo, de control anfitriones y vigilantes) sobre los tipos de circuitos, trato al visitante y cumplimiento de reglamen98
to de visita para la protección
del monumento.
• Capacitación en información
histórica fidedigna. Idiomas, primeros auxilios, rescate y evacuación en riesgos de derrumbe e incendios.
• Sensibilización al personal
profesional, técnico, obrero y
administrativo, para elevar la
identidad e identificación para
con el monumento y la institución mediante Cursos de Capacitación.
• Capacitación del Personal de
Guía Turística Particular.
• Sobre reglamentos, tipos de
circuitos, trato al visitante y
cumplimiento del reglamento
de vi si ta y com por ta mien to
para la protección del monumento.
• Implementación de indumentaria adecuada.
• Capacitación en Cursos de
Historia fidedignas, investigaciones e intervenciones restaurativas
y de mantenimiento recientes del
INC–Cusco.
8.) Desconcentración de nodos críticos en la ciudad Inka,
me dian te Cir cui tos Alter nos
con destino a otros sectores de
igual interés cultural y paisajístico dentro del monumento principal, estableciendo a la vez,
áreas estratégicas de miradores
que eviten la contracción de sectores críticos como la Vía de las
Fuentes, Tumba Real, Recintos
del Inka.
• Circuito hacia el Intipunku
• Circuito hacia la Montaña Machupicchu
• Circuito hacia el Puente Inka
• Circuito hacia el Waynapicchu
• Circuito hacia el Templo de la
Luna
• Circuito hacia el lado Este, por
los andenes, fuentes, camino Inka
plataformas y recintos.
9.) Difusión a nivel local, nacional e internacional (mediante
el Internet) sobre los horarios
de ingreso y salida, los medios
de transporte disponibles, los
circuitos de recorrido, lugar de
solicitud de reser vas, venta de
boletos, reglamentos de visita,
etc. con la finalidad de otorgar
al visitante toda la infor mación
necesaria antes de su arribo al
monumento, evitando conflictos o demoras por falta de infor mación previa.
BIBLIOGRAFÍA
—MACHUPICCHU.
Au di to rios de Ges tión
Ambiental y de Patrimonio Cultural Contraloría
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Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
MACHUPICCHU1
Jorge Cornejo Bouroncle
La fama de este grupo de ruinas se extiende cada día más y
no sin razón, pues, no es únicamente la belleza de sus construcciones y el paisaje cautivante y
embrujado que de aquellas cimas es dable contemplar, es,
también, el misterio y el sortilegio de la leyenda encantada que
se envuelve en estas piedras
enig máticas y, contradictoriamente, para algunas almas, elocuentes y sabias.
Ningún cronista de la conquista, ni de la colonia, refiérese
a estas ruinas precisamente, ni a
las casi in me dia tas de
Puyu–pata–marca, Sayac–marca y Huiñay–huaina, denominaciones modernas que se les ha
dado al ser descubier tas después de un sueño de cuatro siglos, en que las envolvió, poco a
poco, la vegetación y se escondieron en la maraña del bosque.
Varios de estos nombres se han
tomado de los lugares o cerros
en que se hallan. Todos estos
grupos de construcciones, algunas completamente inexplicables, dadas las for mas arquitectónicas y su disposición particular y general, están unidos por
una perfecta red de caminos y
otras sendas penetran en el bosque y se pierden, así, en el misterio. A dónde van?, a qué santuarios, a qué ciudades o a qué inexplicables construcciones nos lle-
1 Publicado en la Revista del Museo e Instituto Arqueológico N° 19 Universidad Nacional del Cuzco, de Julio de 1961
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Jorge Cornejo Bouroncle
varían si pacientemente limpiamos las malezas y nos adentramos por ellos? Leyendas hay de
ciudades de oro, de adoratorios
cerrados por los siglos, caminos
intencionalmente cortados en
lo más abrupto de los roquedales andinos, en medio de las nieves perpetuas de los Andes majestuosos y bellos. Quizá un día
nos venga la noticia de sensacionales hallazgos por exploradores y aventureros atraídos por
las riquezas de la fama. Los caminos están ahí, sólo hay que seguirlos penosamente por las sierras y las selvas…
Parece que varias de estas viejas construcciones, presentan
restos de épocas diferentes, es
decir, que al comienzo debieran
haber sido santuarios de pueblos muy primitivos, construcciones toscas que, después, se
mejoraron con los progresos de
la cultura, en un andar de siglos.
De ahí, también, la posibilidad
de varios nombres, algunos agregados de palabras para señalar
su prioridad: “viejo, vieja”. La
propia capital del Imperio, el
Cuzco, presenta construcciones
de épocas diferentes, e indiscutiblemente restos de culturas milenarias, posiblemente, de varios
milenios antes de Cristo. De ahí
confusiones y contradicciones,
pero, en el fondo existe la prueba efectiva de que aquí, en el viejo Perú, florecieron civilizaciones muy antiguas, que los siglos
aventaron en el misterio del
tiempo y de las que sólo quedan
ruinas imponentes y sagradas.
Por aquí pasaron colonos atlantes? De qué pueblos son las más
viejas ruinas del Cuzco, Tiahuanaco, Pucará? Qué objeto pudo
tener la construcción de la gigantesca for taleza de Sacsayhuamán, hecha para defenderse de
ar mas más poderosas aún que la
bomba atómica moderna? Quedan pruebas plenas de la sabiduría de los gobiernos antiguos del
Perú, de modo que no hay expli100
cación de haberse hecho trabajo
tan enor me, en muchos años de
constante labor pesada y difícil,
ya que sólo se contaban con instrumentos muy relativos para el
labrado y colocación de moles
que se calculan hasta en 200 toneladas cada una y para defenderse de ar mas de poder ofensivo muy pequeño: piedras arrojadas y flechas. Aquí hay un misterio que se arrastra en la obscuridad de muchos siglos; quince o
veinte mil años, debieron necesitar de evolución los hombres
que hi cie ron esas ma ravi llas.
Exageración? No parece cuando se estudian y contemplan
con calma estas piedras enigmáticas y los problemas que de
ellas derivan. “Piedras del Cuzco, aguas de Xochimilco”, exclamaba el gran poeta José Santos
Chocano.
Machupicchu, queda a 120 kilómetros de ferrocarril del Cuzco, en lo alto del célebre cañón
del Urubamba, por cuyo fondo
corre bullicioso y soberbio el río
sagrado de los Incas, el Willcamayo o Willcanuta. Del fondo
del valle, de la estación ferroviaria, llena de húmedo calor de trópico, se asciende por una carretera que tendrá unos ocho kilómetros, venciendo una altura de
aproximadamente 900 metros.
Antes de que el ferrocarril llegara hasta los pies de esas montañas, se ascendía por el lado de
San Miguel, cuyo puente se ve
perfectamente, desde lo alto de
las ruinas. La ascensión era muy
difícil y llena de peligros, había
que usar escaleras y cables y tener gran cuidado por las muchas víboras que infestan esa región de so la da. Des pués de
1910, en que las ruinas fueron
limpiadas y estudiadas por la expedición de la Universidad de
Yale, que las descubrió al mundo civilizado, se construyó un
camino de herradura peligroso
y agrio y ahora que el turismo aumenta atraído por la fama de las
ruinas y por el embrujo del paisaje inolvidable, se ha construido una carretera y existe un magnífico hotel para quienes desean
pasar una tarde, una noche y un
amanecer en esos parajes de indescriptible y salvaje belleza, paisajes que hablarán, después, con
suprema nostalgia, a lo largo de
todos los nuevos días de la vida,
pues, una vez contemplados ya
jamás se olvidarán y su recuerdo
persiste en nuestras mentes al
correr de los años, como prestigiado por la distancia, la altura y
el misterio. Al beso de la luna,
esos parajes son de una belleza
anonadante y única.
Allí en esas alturas encerradas por un cinturón de bosques
y montañas imponentes, por
cuyo fondo ruge el río, que se interna a los llanos amazónicos,
como gigantesca serpiente de
plata que lentejuelea a los rayos
del sol, se hallan las múltiples
construcciones de este santuario de los Incas: templos, palacios, barrios residenciales de sacerdotisas y alojamientos de peregrinos, torreones de obser vación e ignoradas ceremonias y
cultos, oráculos ofídicos, altares
de sacrificios a dioses que se fueron, hace siglos, envueltos en el
enigma del tiempo her mético;
pequeños estanques, pozas para
abluciones sagradas y purificadoras, escalinatas de centenares
de gradas, relojes de sol, sepulcros secretos y necrópolis subterráneas. Todo está allí, después
de los centenares de años en
que el tiempo lo fue embelleciendo con la pátina de los siglos. Y, todo, habla y canta en el
eco de nuestras almas; hay allí
una enor me sinfonía de luz, de
supremo embelezo, de arcano;
de cambiantes colores, de matices increíbles; trompetería de rayos y relámpagos que se repiten
tronando de cumbre en cumbre
hasta perderse en el confín remoto. Parece asistirse a los primeros años del mundo; así sería
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Machupicchu
el Sinaí de Moisés. Realmente,
allí el alma penetra en un mundo que no es en el que vivimos
todos los días, se comprende, entonces, por qué esos hombres
pudieron haber elevado esas
construcciones en tan abrupta
región. Eran seres que tenían
cultura muy alta o muy honda,
sentido muy desarrollado, raigambre telúrica enraizada en el
cos mos; eran ellos mis mos
—así se sentirían— parte del
misterio del rodar de los mundos en los espacios infinitos y
eternos. Los egipcios morían, aspiraban a conser var simplemente sus cadáveres en la eternidad
de los años; los peruanos no morían, simplemente cambiaban
de for ma por eso construían
para siempre.
Los conquistadores blancos,
por su ignorancia, no cuidaron
de penetrar en la filosofía del
alma peruana, fruto de su medio telúrico, de allí que a nosotros nos sea imposible comprender su sentido; todo ella ahora
está casi perdido, abrumado por
el palpitar importado de Europa. Sólo poniendo sinceramente el corazón al lado de la tierra
nuestra, tal vez, pudiéramos, alguna vez, llegar a comprender el
misterio de estas construcciones, el alma de estos montes, la
filosofía de los hombres de entonces.
La tradición dice que ese fue
un santuario dedicado a la fecunda “mama quilla” —la luna—,
diosa femenina que tenía muchos templos para su culto y a la
cual le estaba destinada, como
ofrenda, la blanca plata de las minas andinas. Mucho de esto
debe ser cierto, pues, los osteólogos que han estudiado los restos
humanos allí encontrados, dicen que casi en su absoluta totalidad pertenecen a mujeres, es decir, a sacerdotisas y peregrinas
que allí morían.
Todos los sepulcros importantes fueron encontrados va-
cíos y los templos abandonados
de sus ignorados dioses, los que
emigraron hace ya tantos siglos
a escondidos santuarios. Al ascenderse a Huaynapicchu, el cerro fortaleza que domina Machupicchu, se encontraron las
habitaciones con una “pirca” de
piedras menudas en las puertas
y rociadas de ceniza, costumbre
que tenían los peruanos antiguos para señalar que no se penetrara a esos recintos, porque
sus dueños se ausentaban, pero,
que volverían.
Ma chu pic chu —ce rro viejo— está unido a Huaynapicchu
—cerro joven— por un desfiladero muy angosto y peligroso,
camino nuevo, pues, la comunicación —si existía— entre estos
dos grupos de construcciones,
no ha sido hallada aún: quizá si
fue subterránea, pues, existen algunos túneles de esa época, labrados en roca viva, que no hacen im po si ble la sos pe cha.
Huaynapicchu parece ser la fortaleza destinada a resguardar el
santuario que domina y como
ocupada por varones y dado el
sentido mítico del lugar, hay
quienes creen que, realmente,
no existió comunicación pública con Machupicchu. En las faldas de Huaynapicchu, se han
des cu bier to mag ní fi cas construcciones aisladas, similares a
las de Machupicchu y el camino
se extiende hacia la región del
puente de San Miguel, por donde sería el punto de acceso. En
este cerro, todo cubierto de espeso bosque, nidal de serpientes
venenosas, nada se ha hecho
aún por descubrir for malmente
lo que la maraña esconde. Sin
embargo, la labor no es difícil.
El camino incaico viene de
las alturas y la puerta de acceso a
Machupicchu, queda, pues, en
la región más alta unida al macizo de la cadena andina. Luego
se hallan una serie de habitaciones pe que ñas, po si ble men te,
destinadas al alojamiento de pe-
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Jorge Cornejo Bouroncle
regrinos, tal vez, sólo mujeres. sin ninguna dificultad, por el
Próximas a esos alojamientos lado interno del torreón, son
hay unas construcciones mucho como gavetas. Se afir ma y así pamás finas y delicadas en la labor rece, que allí eran los nidos de víarquitectónica, de for mas capri- boras sagradas y que el oráculo
chosas y raras, sobre todo para determinaría su significado senosotros que ignoramos las ce- gún el orificio por donde apareremonias y el sentido religioso cieran las serpientes. Ahora esas
de ellas; para nosotros que las vi- piedras huecas han sido obstruimos con otra alma. La gente ha das y ya no se pueden retirar fádado nombres a esas construc- cilmente, como antes. Al centro
ciones como ha querido: el pala- del templo circular o torreón
cio del jefe, el de la ñusta, el to- que hemos señalado, queda una
rreón, etc. Hay algunos edificios roca emergente, roca que, poside dos pisos por un lado y de blemente, recibía algún culto,
uno por el opuesto, en razón de pues, como afir mamos otra vez
la for ma del terreno. Algunas de los antiguos peruanos tenían esestas construcciones están co- pecial respeto por las rocas, a las
municadas, otras aisladas. Se no- que es ta ban uni das mu chas
tan en las principales —proba- creencias y mitos de su religión.
blemente templos— unos ni- Debajo de este templo circular
chos o alacenas interiores, desti- u oráculo ofídico, quedan unas
nadas a ídolos y ofrendas. Sobre- tumbas regias, con grandes nisalen de las paredes unos clavos chos vacíos, destinados segurade piedra redondos y cuadrangu- mente a la conser vación de molares, donde se colgarían telas, mias de especial y sagrado valor.
quipus, ofrendas. Los techos Sobre las pozas de aguas purifieran su ma men te in cli na dos cadoras, hay otra construcción
para facilitar el deslizamiento de abierta por un lado, especie de
las aguas pluviales; estos techos mirador, terraza o belvedere,
eran de paja, puesta sobre tablo- pero seguramente templo para
nes y sujeta con sogas -cables- la realización de ignoradas prácde mimbres o cueros, a los cla- ticas culturales. Las graderías
vos de piedra que se pueden ver son muchas y muy bellas, alguaún en la parte externa de los nas labradas en roca viva. Se
mojinetes. Cuando nosotros vi- pasa luego a lo que los arqueólositamos por primera vez las rui- gos han denominado el barrio
nas, en 1928, encontramos que de los templos: allí están el de
los muros que no estaban desti-“las tres ventanas”, por donde
nados a ser cubiertos con te- se mira a la gran plaza central; inchos de paja, llevaban unas de- mediato al “templo principal”,
fensas sobresalientes de lozas de for ma elemental, pero muy
de piedra pizarra para resguar- bella, de paredes magníficas y
darlos de la acción de las lluvias. en su fondo una especie de altar
De este primer grupo de cons- de piedra; en las paredes existen
trucciones, se señala especial- varios nichos y sobresalen clamente, por su for ma el torreón vos de piedra, como en los
del oráculo. Hacia la parte que otros. Saliendo de este templo, a
da a unos pozos de abluciones la vuelta, queda otra construcpurificadoras, queda una como ción parecida y una serie de peventana de for ma muy rara, en queñas, largas, estrechas, altas,
ella se notan unos orificios a los etc. salas de muy difícil explicalados y en la parte inferior y esos ción sobre su posible destino.
canales van hacia el interior de Allí la prudencia aconseja admiunas piedras huecas, que, noso- rar la obra enor me, gigantesca,
tros, entonces; pudimos retirar de los arquitectos indios, más
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Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Machupicchu
que tratar de comprender el detalle de su objeto dentro de las
prácticas de un culto que sólo
conocemos muy superficialmente. Por torcida gradería, se asciende a la parte más saliente y
elevada de este barrio. Allí hay
otras enigmáticas construcciones y al centro, en lo más empinado, está una roca labrada, destinada a los sacrificios, a la que
comúnmente se denomina “intihuatana”, es decir, un reloj de
sol. Esta piedra estaba encerrada por paredes, cuyos vestigios
aún se notan claramente y que,
por lo tanto, impedirían el que
se pudiera medir la dirección de
la sombra de la arista central,
destinada, en realidad, parece
que al cuello de las llamas o vicuñas sacrificadas a los dioses antiguos. De esta parte, se pueden
contemplar los muchísimos andenes que descienden hasta el
río, que de allí se divisa como
una angosta faja de plata. Al
frente se yergue la fortaleza vigilante de Huaynapicchu, unida
por una angosta garganta.
Saliendo del valle, poco antes
de estar a la altura de Machupicchu, desde un lugar del cual se divisan las construcciones en lo
alto de las montañas, a la izquierda de la carretera, existe otra “intihuatana”, que hemos fotografiado. La gente del lugar dice y
asegura que cuando se hacen tocar a esta piedra objetos metálicos, se oye en la otra intihuatana
de Machupicchu. Es decir, que
se trataría de una especie de telégrafo inalámbrico. En la costa
se habla, también de “cerros
campana”, con características
parecidas. Hemos leído datos sobre el particular, de hechos ocurridos u obser vados en las provincias de Canchis y Canas, por
lo que creemos valdría la pena
hacerse una investigación de lo
que de verdad pueda existir.
En Ma chu pic chu, des cendiendo por las callejas en gradería, se llega a la plaza central,
que divide la ciudad, en dos
grandes sectores. Atravesada
esta plaza, se ven los andenes
que a ella dan y luego las ventanas de construcciones dedicadas a otras deidades y los aposentos de las sacerdotisas y gentes de ser vicio. Este sector está
encerrado por una muralla y tiene una única puerta de acceso, a
cuyos costados, se puede ver
aún el sistema de cerrarla. Un dédalo de salas, corredores, habitaciones, etc. que no pueden tener
para nosotros explicaciones precisas y determinadas. En una de
esas habitaciones, en el suelo,
existían dos morteros de piedra,
que, tal vez, ello indicaría que
ese era el lugar donde se preparaban o molían ciertos vegetales
destinados a las prácticas curativas y mágicas. Más abajo, quedan muchos andenes y lugares
pedregosos y roquedales, destinados a cementerios, pues, los
incas no hacían sus necrópolis
en lugares posibles de utilizarse
en la agricultura, lo que hace deducir que no obstante el inteligente trabajo de todas las tierras
laborables y la construcción de
andenerías y canales de regadío,
ya las tierras eran pocas para la
enor me población del Tahuantinsuyo, la misma que pasada la
conquista, disminuyó en muchos millones de habitantes.
Si tuviéramos que hacer de
este santuario una descripción
arqueológica, detallada y erudita, nos parece que resultaría
muy cansada y al final nada explicativa. Ello queda para estudios de otra índole, que nosotros no queremos intencionalmen te ni to car, ni abar car,
pues, con ven ci dos es ta mos
que aquí no queda sino admirar y tratar de penetrar, a la
comprensión, en conjunto, de
todo el sentido global de los
hombres que construyeron estos lujos de arte en las cumbres elevadas de los Andes. El
fon do de esas creen cias, el
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Jorge Cornejo Bouroncle
alma de esos mitos, que inspiraron estos alardes de dominio
de la materia, del espacio y de
la for ma, son problemas en los
que la razón nuestra quisiera
penetrar, pero, que ante la pobreza de datos cier tos y seguros, ante lo anonadante del paisaje y de la filosofía profunda
que de él surge, preferimos admirar y soñar ante el enigma insondable de estos parajes de
ensueño y de misterio; atalayas
del ayer remoto, cimas altaneras cercanas al cielo, don de
sólo anidan las águilas y los
cóndores, que recor tan sus siluetas libres en el fondo inefable de los espacios infinitos,
donde se pierde la luz de nuestra mirada y los límites de nuestra inteligencia.
Arqui tec tó ni ca men te, Machupicchu y los otros grupos
de construcciones citadas, per tenecen al sistema y a la for ma
incásica. Los restos de cerámica y textilia encontrados y sacados de las tumbas, son también, incas. Los objetos de metal, son igualmente del mismo
pe río do cul tu ral. De modo
que sí se puede afir mar que estos santuarios datan, en su apogeo, de los siglos en que dominaron y civilizaron estas tierras los sabios y altivos señores del Cuzco, los incas del
Tahuantinsuyo. Las bases más
viejas, se pierden ya en lo inson da ble de ig no ra dos mi lenios. Los incas sólo reestructuraron, reunieron y mejoraron,
la tradición de culturas primigenias.
Más allá, siguiendo el camino a los valles de Willcabamba
—pam pa sa gra da— exis ten
otros grupos de ruinas, algunos muy pocos conocidos y
otros, seguramente, totalmente ignorados todavía. Esa región “tampu” fue el último refugio de los Incas y allí se mantu vie ron sus des cen dien tes
por cerca de 40 años, sin reco104
nocer la autoridad de los conquistadores blancos. En el fondo de esos valles misteriosos,
más lejos de Vitcos y Rosaspata, deben hallarse los santuarios escondidos, donde duer men la noche del tiempo, los
dioses que un día emigraron
de Machupicchu; allí están, rodeados de las momias de sus sacerdotes, del alma de su raza y
de los tesoros que la fe de los
hombres les legaron.
Se afir ma que los conquistadores españoles, no conocieron estos santuarios de Willcamayo. Dícese que las ajllas, las
vírgenes del sol, las vestales
que conser vaban el fuego sagrado en el Ccoricancha, a la
proximidad de los blancos al
Cuzco, fueron llevadas a esconderlas en estos nidos de cóndores y que allí se fueron extinguiendo, una a una, sin que jamás ojos de blanco las profanaran. Si los españoles en 300
años de dominación no pudieron conocer estos lugares sagrados y escondidos por bosques y elevadas montañas, no
obstante la sed de oro que les
dominaba, por qué dudar de
que los santuarios de los últimos incas, los templos y ciudades de los Antis, se hallen aún
dur miendo en el seno de los
bosques seculares que no hemos penetrado todavía, ni en
lo alto de montañas que jamás
han sido exploradas? Estamos,
quizá, si sólo en medio camino; nos falta la par te más llena
de sorpresas y por lo tanto, la
que más cautiva y atrae, por lo
ignorada y enigmática. Es bueno recordar, que muchos años
después de conocida y visitada
Ma chu pic chu, la ca sua li dad
hizo que la expedición Wenner
Green, que seguía el camino a
Pu yu pa ta–mar ca, hi cie ra limpiar el bos que y sur gie ra,
como por encanto, la bella Huiñayhuaina, la misma que se halla unos 20 kilómetros antes de
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Machupicchu
Machupicchu, lugar traficado
constantemente desde hace siglos.
Al publicar nuestro ar tículo
sobre Quispe Tito, el Cahuide
de Lorente2, escribimos en
una nota: “Mar canay parece ser el
nombre de la ciudad o santuario que
hoy designamos por Machupicchu,
tomándolo del cerro donde se hallan
ubicadas las famosas ruinas. Hiram Bing ham, su descubridor al
mundo, fundándose en párrafos de
las Crónicas del Padre Calancha,
dice que el nombre de la misteriosa
ciudad era el de Vilcabamba Vieja
o la Vieja y que desempeñaba el papel de capital o centro tradicional y
religioso de esa región; siendo la otra
Vilcabamba, la de Vitcos y Rosaspata, la capital o centro militar o político, durante el reinado de los últimos incas. Por los datos que se leen
en la Crónica de Alonso Borregán,
soldado de la conquista recientemente publicada, después de cuatro siglos de escrita, se sospecha que Mar canay o Machupicchu, fue visitada
por el pro pio Fran cis co Pi za rro.
Ade más, con vie ne te ner pre sen te
que antiguamente se conocía por provincia de Vilcabamba, casi toda la
extensión de la actual provincia de
La Convención y aún más. El doctor Julio C. Tello, que realizó algunos sondeos en Machupicchu, nos infor mó haber desenterrado un trozo
de alabastro español, lo que comprobaría que después de la venida de los
blancos al Perú, fue llevado a la enigmática ciudad. Allí, también, parece que fue donde se dio muerte al
Inca Manco II. Hemos indagado a
vecinos de La Convención y nos dicen que actualmente no existe ruina,
población o caserío que se denomine
Mar canay y no hay que olvidar que
se trataba de toda una ciudad, que
no podía haber desaparecido”. Copiaremos, ahora, lo que Borregán es cri bió en su Cró ni ca:
“…y como el gover nador Pizarro
avía embiado al inga aquel cuartago
arriba dicho y el inga lo avía embia-
do a llamar fuymos allá con él a un
tambo que está en las espaldas de Biticos, arriba de Tambo entre unas
sie rras y en via mos men sa je ro al
ynga para que viniese a verse con él y
el ynga hechó una celada que tomase
un passo para matar al gober nador
Pizarro, fue Dios ser vido que andávamos ciertos soldados en un pueblo
de indios y vimos pasar unos indios
por la sierra a tomar el paso benimos avisar al gober nador y salímonos huyendo y aorcó el ynga el quar tago de una peña y como lo supiese el
gover nador Pizarro embió a su her mano Gonzalo Pizarro tras el ynga
y prendiole la mujer que era una señora coya e hízola aor car y quemar,
decía tantas lástimas aquella señora
que a todos puso gran lástima”.
Parece, pues, que el punto
que visitó Pizarro, “arriba de
Tambo”, es decir, de Ollantaytambo, fue Marcanay o Machupicchu actual. La “coya” apresada y asesinada vilmente por
sus captores, fue la sublime heroína de la liber tad del Perú,
Ccori Ocllo, no mujer de Manco II, sino su her mana y de la
cual nos hemos ocupado en
nues tro li bro “San gre Andina”. Asesinado Manco II por
obra de dos españoles fugitivos que asiló, Marcanay o Machupicchu, sería abandonada y
los españoles que, posiblemente, lo visitaron después, al no
encontrar resto alguno y tratándose de una atalaya muy peligrosa para ellos, no volvieron
más por allí, dejando a los siglos que borraran toda huella
de camino a las alturas perdiéndose, después, en la maraña
del bos que es tos san tua rios
bravíos, nidos de cóndores, refugios del alma peruana.
Fuera de Machupicchu, tal
vez, jamás se verá tan variada
coloración con el cambio de
las horas y de las estaciones;
cromatismo exuberante y completo, donde todos los tonos y
matices se pueden encontrar.
Sinfonías azules, verdes, oro,
violeta; locuras de color, tocadas por no sé qué inexplicable,
de enigmas, de embrujo metafísico y anonadador, que envuelve el espíritu y lo mece en cavilaciones que algo tienen del común de nuestras almas con el
alma in son da ble del pai sa je,
que se extiende y se pierde en
los límites vaporosos de horizontes lejanos y brumosos, imprecisos, vagos, colmados de
mis te rio y de in te rro ga ción.
En las noches de luna, el panorama es realmente grandioso;
felices los ojos que lo han visto, las almas que lo han contemplado!
Para explicarse la variedad
de color en los trajes de los indios, es necesario haber contemplado estos paisajes para
ver cómo son ellos los que los
inspiraron con sus notas de alegría y de vida. Para gozar de la
música indígena, para poder retener la fuerza de una “kachampa” guerrera, hay que haber visto estas cumbres y estos abismos; para tratar de penetrar en
la explicación de las religiones
na tu rales, es, tam bién, in dispensable haber meditado en estas alturas y haberse visto envuelto en el mando de estos mirajes de ensueño y de esperanza. Machupicchu y su paisaje,
no puede ser descrito, ni su color retenido por ningún pintor, ni su música comprendida,
ni su filosofía entendida, es necesario contemplarlo personalmente y abismarse en su alma y
en el panorama inabarcable, lleno de suprema belleza, inspiradora y profunda. Allí todo es
grande, majestuoso, único; se
puede comprender el infinito
matemático de Kant, la fuerza
de la vida, el misterio de la
muer te; el rodar de los mundos, el nacer de los dioses…
2 Revista del Archivo Histórico del Cuzco.– No. 1 – 1950.
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EL CAMINO INCA EN MACHU PICCHU1
Victor Angles Vargas2
E
n las 32.592 hectáreas del
Santuario Histórico de
Machu Picchu, hay muchos caminos incaicos, en todas direcciones
y con variados caracteres. Pero las
Agencias de Turismo, desde hace
décadas le ha denominado Camino Inca, a aquel que discurre a
partir del kilómetro 88,4 de la línea férrea, contados desde Cusco, des pla zán do se por
Llan ta pa ta, Way lla bam ba,
Runtur’aqay (o Runcuracay en
forma españolizada), Phuyupatamarka, Sayarmarka, Wiñaywayna,
Intipata y Machu Picchu. Nosotros, aquí, para evitar confusiones, al referirnos a este sendero, le
llamaremos también Camino
Inca.
Todo el Parque Arqueológico
o Santuario Histórico fue científi-
camente3 descubierto por el norteamericano Hiram Bingham, incluído el Camino Inca, que fue deforestado y limpiado, entre 1912
y 1915; posteriormente la expedición al mando de Paul Fejos hacia
1941, para la fundación Viking,
volvió a limpiar aquel camino y
todo el Parque durante 4 meses.
Entre 1940 y 1942, el sabio peruano Julio C. Tello, trabajó en Wi-
1 Del libro “Mis recuerdos a pedazos”, Studio Creativo Punto Com SAC. 2006.
2 Docente cesante de la Facultad de Ciencias Sociales.
3 En nuestros libros sobre Machu Picchu, explicamos pormenores de los diversos caminos en el Santuario, de si fue o no descubierto por Bingham, y detalles
de las 34 localidades antiguas.
106
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
El camino inca en Machu Picchu
ñay Wayna (localizado a 5 km al
sur de la ciudad inca de Machu
Picchu), no se ocupó de otras zonas ni de deforestar todo el camino, que tiene alrededor de 45 a 50
km. de longitud. Por ese tiempo,
los jóvenes e inquietos profesores
Sergio Quevedo, Manuel E. Cuadros y alguno más, con profunda
inquietud cusqueñista, visitaron
Machu Picchu caminando hasta
Phuyupatamarca, 10 km. Desde
entonces todo el ámbito del monumento quedó a su suerte, soportando el intemperismo, nadie
discurría por sus alturas, y no
hubo ni hay pueblos vivientes en
la zona.
En junio de 1,965 ingresé a la
docencia universitaria y siempre
inquieto, sin tener obligación alguna, previos los trámites pertinentes, organicé y realicé un viaje con
mis alumnos de Derecho Romano, a Lima para visitar los penales.
Dejé la Faculta de Derecho quedando como profesor en Ciencias Sociales que incluía a Historia, fue allí que nació en mi, la idea
de recorrer el camino de altura de
Machu Picchu; pues, el otro camino inca de la quebrada, hacía mucho tiempo era utilizado por la línea férrea; busqué bibliografía y
sólo existían breves referencias
del camino de altura; es más, se había perdido por derrumbes y vegetación, buena parte del camino
recorrido por Bingham y Paul Fejos, sólo quedaba algo, los dos extremos, del km. 88 de la línea, se
avanzaba a Llaqtapata (3 km.) y
de allí 7 a 8 km. hasta Patawasi llamada también Wayllapanpa o
Guayllabamba, totalizando 10
km. Por el otro lado, saliendo de
la ciudad inca de Machu Picchu
hacia el sur, se ascendía a Intipunku (1 km.), Wiñaywayna (4 a 5
km.), de aquí a Phuyupatamarka
(5 km.), y finalmente a Sayaqmarka (5 km.), totalizando alrededor
de 15 km. Sumando las longitudes desde los dos extremos un estimado de 25 km., los mismos
que no eran transitados, pues, no
existen pueblos vivientes, no había turismo, no existían aventureros en la zona, y finalmente, la Segunda Guerra Mundial ocupaba
la atención y los quehaceres de las
grandes naciones. Si aquellos 25
km. podían ser transitados, quedaban alrededor de 20 km. ignotos,
que a nadie interesaba caminarlos
ni sacarlos a luz.
Me propuse organizar un viaje
de reconocimiento de toda la
ruta. Expuse mi Plan de Trabajo
escrito ante la UNSAAC, solicitando permiso incluso para los estudiantes que me acompañaran;
solicité en préstamo suero anti ofídico y anti arácnido del Ejército,
(que no había en farmacias para
la venta, sólo tenía el Ejército)
más 60 mochilas usadas, cantimploras. Hablé al arqueólogo de
mucho prestigio Doctor Manuel
Chávez Ballón, por entonces Presidente del Patronato Departamental de Arqueología (en esa
época no había Instituto Nacional de Cultura, sólo el Patronato
presidido por ley, por el Rector de
la Universidad Nacional, quien delegaba funciones, en este caso al
Doctor Chávez) pidiéndole alguna información, gustoso aceptó e
hizo que yo convocara a mis futuros acompañantes a la charla que
nos daría, llegado el momento
conforme a la invitación nos constituímos en la Casa de los Cuatro
Bustos (que estaba a cargo del Patronato), en San Agustín, allí en el
piso del patio nos mostró un croquis que había tomado del libro titulado Machu Picchu del Doctor
Luis E. Valcárcel y dio una charla,
ofreciendo acompañarnos en el
viaje, lo que acogimos con beneplácito. Proseguí mis preparativos. Fijé fecha para la partida.
LA PARTIDA
Fue el sábado 8 de junio de
1968. Hoy que escribo viendo
mis apuntes, recapacito y me admiro de lo hecho, considerando
que han transcurrido, nada menos y nada más que 38 años hasta
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
el 2006, me embarga la nostalgia.
Muchas de aquellas personas ya
no están entre nosotros. Seleccioné a mis alumnos, ellos fueron:
Rodolfo Yábar, Rodolfo Zegarra,
Uberto Gutiérrez, Wilfredo Yépez, Efraín Fuentes, Jacinto Achata, Tomás Morales, Flavio Pomalasa, César Cornejo, Julio Campana, Marino Sánchez, Máximo
Ochante, Rosaura Vargas, Juan
Peralta, Leonardo Valencia, Pedro López, Julio Gamarra Velarde, Italo Bonino, Oswaldo Lanza,
Rubén Malpartida, Wilbert Galindo, Raúl Zambrano, Pedro Ojeda, Raúl Yábar, Nicolás Aguilar,
Juan Morán, Jorge Escobar, Luis
Villasante, Renato Dávila, Oscar
Murillo, Nemesio Quispe, Carlos
del Pozo, Oscar Vidal, Porfirio
Quinte, Cirilo Mamani, Fausto
Cornejo, Vladimiro Valer, Jaime
Ladrón de Guevara y Angel Santillán.
Llegamos en tren a Qoriwayrachina, que corresponde al Km.
88,4, transpusimos el río Vilcanota o Urubamba por el puentecito
colgante que la familia Zavaleta
había mandado construir, años
atrás, pasamos por el caserío de
Q’ente y venciendo 3 km ya estábamos en el enorme conjunto arqueológico de Llaqtapata, hicimos un corto descanso para observar.
En mi libro Machupijchu, publicado en 1972, he pormenorizado todos los datos, de los dos primeros viajes inaugurales por aquella ruta; de sus páginas tomo la Relación que antecede y lo siguiente:
Las personas e instituciones
que nos brindaron ayuda, para
factibilizar este primer viaje, fueron:
• La UNSAAC, mediante la
Facultad de Letras y Ciencias
So cia les, cuan do ejer cían el
cargo de Decano, en for ma suce siva, los Doc to res Ser gio
Quevedo y Alber to Delgado;
la Facultad colaboró con material fotográfico.
107
Victor Angles Vargas
• La Comandancia de la IV Región Militar, nos prestó carpas,
mochilas, cantimploras y suero
antiofídico, y destacó personal de
auxilio, al Alférez Edmundo Silva
Tejada, Suboficial Uriel Luna Casapino, Sargento Segundo Jorge
Zavaleta Mamani, y Cabo Uriel
Pacheco.
• Doctor Manuel Chávez Ballón (QEPD), alentó el viaje,
nos proporcionó de buena fe un
apunte topográfico (cuyos datos resultaron equivocados), envió guías de auxilio que partieron de Machu Picchu, para darnos alcance. Concluído el viaje,
habiéndonos esperado en Machu Picchu, nos invitó con su
peculio un almuerzo.
• La familia Zavaleta, propietaria de la hacienda Q’ente, nos
proporcionó un guía para el tramo Q’ente a Guayllabamba,
pues, sólo hasta este punto se
conocía, ni los obreros del Patronato conocían lo que nosotros de sea mos ca mi nar, era
zona ignota.
• El profesor de la Escuela Unidocente 7,154 de Patawasi o
Guayllabamba, don Augusto Durán Escajadillo, nos cobijó en el
local de la escuela, que era una habitación deteriorada y en estado
precario, un cobertizo, no había
más. El anciano profesor no titulado, salía de Guayllabamba a
Cusco o Urubamba, a recibir su
sueldo, cada tres meses, según
nos dijo.
• El Director del Centro Artesanal de Machu Picchu, señor Eufemio Pizarro León (QEPD),
partiendo de la ciudad de Machu
Picchu nos alcanzó hasta Runcuracay, junto con los obreros del
Patronato De par tamental de
Arqueología: Manuel Huillca Zúñiga, Erasmo Wilson Mujica,
Florencio Hurtado, y N. Acostu108
pa, por orden de su jefe Doctor
Chávez Ballón.
• Los señores Santiago Vucetich
Bejarano y Alberto Morales, topógrafos. Santiago, entrañable
amigo, dejó de existir hace unos
años.
Dirigiendo la expedición estuve V.A.V. con mi hija Victoria Tania Angles Huambo, brillante estudiante de secundaria, con sus
12 años de edad, era una gacela caminando; años después, la cruel
guadaña muy temprano cercenó
su vida.
El Doctor Chávez Ballón, nos
endilgó a una extranjera, con la
que apareció en el tren, la mañana
del viaje, fue la periodista francesa señorita Genevieve Hoffer,
con su maleta, persona que nada
tenía que hacer en la expedición
que yo exclusivamente organicé,
ni se me pidió autorización para
integrarla. Ella sufrió mucho en el
camino, no tenía costumbre de caminar más con maleta a cuestas,
los militares la ayudaron a llevar.
Fatigada por el cansancio lloraba
la dama, y nada podíamos hacer
por solucionar el caso. Nunca
más supe de su persona.
UN PROCEDER
INCORRECTO
En momentos que hacíamos
el primer y breve descanso, en el
sitio arqueológico de Llaqtapata,
el Dr. Chávez Ballón (que no llevaba mochila ni cama), hizo uso
de la palabra ante todos nosotros,
dijo, que el que estaba a su lado
era don Julio Zavaleta, hijo de su
compadre Julio Zavaleta (padre),
y propietarios del fundo Q’ente, y
que dicho amigo suyo, acababa
de informarle que no había paso
por el camino que íbamos a seguir, se había producido un enorme derrumbe y que era mejor
quedarnos en el lugar, donde existían muchos vestigios antiguos
para observarlos.
Me inmuté, usé de la palabra
casi a gritos y dije que no había
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
El camino inca en Machu Picchu
preparado yo la expedición para
caminar 3 km y que iba a seguir
hasta el lugar del derrumbe, lo
iba a limpiar y como fuere debía
continuar por encima o por debajo de tal derrumbe, encorajinado arengué invitando a toda
la delegación imperativamente a
ponerse las mochilas a la espalda y proseguir al instante. Así
fue, continuamos en fila por el
sendero nítido y sin atajos, porque es zona transitada, y en efecto todos nos pusimos en marcha, incluso el joven Zavaleta
que había esperado a Chávez en
su fundo. A los diez o quince minutos, mis alumnos atentos a lo
que ocurría, me comunicaron
que el Dr. Chávez y su acompañante, se estaban ocultando en
un recodo del camino, minutos
después, me dijeron ¡se han quedado los dos!
mos por la línea férrea o tomando el tren.
Como anécdota tenemos el siguiente hecho: allí en Guayllabamba apareció un señor a caballo, tenía fachada de pequeño hacendado, resultó ser un amigo
de Ollantaytambo, her mano de
magistrado de segunda instancia de la Corte Superior de Justicia del Cusco, su apellido, Carazas, nos saludamos, él se detuvo
al ver por primera vez tanta gente en el lugar, y cuando le dije
que íbamos a Machu Picchu por
las alturas, muy orondo, nos dijo
con naturalidad y aplomo, que
conocía la ruta, la ciudad inca estaba cerca, y que en el camino
había una escuelita y que la profesora incluso era muchacha bonita. Todo fue fal so, mintió
aquel se ñor, ¿por ha cer nos
daño?, no sé.
PROSEGUIMOS
Se pasa un puentecito sobre
el Cusichaca, que propiamente
ya es un río, que uno o dos kilómetros abajo, ingresa en el Urubamba por su banda izquierda;
los detalles de los sitios, están
descritos como ya dije, en mis libros. Llegamos a Patawasi llamado también Guayllabamba, los
pocos campesinos moradores
del lugar y el único profesor de
la escuelita fiscal unidocente
don Augusto Durán Escajadillo, se sorprendieron con nuestra presencia, nos presentamos,
explicamos nuestro propósito,
nos sentamos en el piso en la especie de plazita o lugar céntrico;
conversamos largamente con el
profesor, que nos brindó conversación y amistad, al tiempo
que nos dijo que ese lugar era el
último en la posible dirección a
Machu Picchu, pues, desde que
él conoció el sitio, hacía mucho
tiempo, nadie había intentado la
locura de proseguir por donde
nada se conocía; aconsejando el
ingenuo señor, que si queríamos
llegar a la ciudad inca, lo hiciéra-
SEGUNDO DÍA DE VIAJE
Las dos damas (la periodista
y mi hija), más dos personas dor mimos en el aula, las demás, a la
intemperie, afuera, no existía
otro sitio; amaneció el domingo
9 de junio de 1968. Los muchachos se ocuparon de hacer her vir agua, tomamos un desayuno
franciscano y partimos de Guayllabamba en pos de un grupo arqueológico cuyas referencias
nos dio el profesor; avanzamos
rectamente en terreno tendido,
por decir, sin cuesta, con el rumbo del día anterior, siempre por
la orilla del riachuelo Cusichaca
o Kusichaka, aguas arriba, vencimos un kilómetro y medio más
o menos de camino inca, y ya estábamos en territorio de la Comunidad Campesina de Paucarcancha o Páuqar–kancha y grupo arqueológico de Inka ráqay, a
3,200 m.s.n.m. Es un conjunto
arquitectónico grande, de for ma peculiar cual un caracol; está
al oeste de Guayllabamba encajonado entre dos riachuelos, el
Pampa qhawana mayu y el Khesqa mayu, que en el lugar se unen
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
109
Victor Angles Vargas
y for man el Kusichaka o Cusichaca, modulando un triángulo
de terreno, en el que precisamente están las construcciones antiguas. Por las infor maciones que
tomamos de inmediato, los dos
senderos que proseguían por las
orillas de los riachuelos conducían a la zona del nevado Salcantay, por cómodos caminos de
data incaica, ruta que no era la
que deseamos seguir.
Retor namos a Guayllabamba, allí por su lado izquierdo el
Cusichaca, recibe las aguas del
riachuelo Játun Wayruru o Hatun Huayruro. Eran las diez de
la mañana, tomamos algún alimento y nos encaminamos en
fuerte subida hacia el norte, por
zona desconocida por todos,
nuestros pasos los encaminamos for mando ángulo de 90º en
relación al que transitamos día
anterior por la orilla del Cusichaca. A poco de salir, con sorpresa
encontramos a dos trabajadores
del Patronato de Arqueología,
con sede en Machu Picchu, que
el Dr. Ballón había enviado por
Qente, anticipándose a nosotros, como a exploradores, ellos
estaban desconcertados por las
cercanías de Guayllabamba, porque nada conocían ni había sendero a Machu Picchu. Conversamos, interesados ellos como nosotros, su versión nos causó desaliento, pues, nos dijeron que
sabían de nuestro viaje, por eso
estaban explorando, pero que
no habían podido pasar a la
zona de Machu Picchu, además
estaban a la espera de la aparición de otros trabajadores que
el mismo doctor Chávez debía
enviar desde Machu Picchu por
la altura, para que se encontraran en algún lugar del trayecto.
Este segundo día de viaje, fue
el peor para nosotros, por dos
motivos: por la incertidumbre
de no hallar camino, ni gente
que infor mara, y por la fatiga
que nos agobió. Incorporamos
a nuestro cuerpo de viajeros a
110
los dos peones que hallamos, y
con valiente ímpetu proseguimos el duro ascenso por zona
deshabitada, no había ni vestigio de camino, sólo pedrones, arbus tos, yer bas de sa rro lla das,
enor mes cangilones era lo que
teníamos, pliegues naturales en
suelos desiguales, con zanjas,
producto de agentes físicos, erosión pluvial, erosión eólica.
A nuestro lado derecho crecía en profundidad la quebrada
y un riachuelo, después nos enteramos era el Játun Huayruro.
Avanzamos por terreno sumamente inclinado, por consiguiente fortísima la cuesta a trepar,
por decir, cada cien metros nos
deteníamos un minuto por la fatiga, para tomar aire, y dirigíamos la mirada atrás, para ver
cuánto avanzábamos, la caminata resultaba más difícil por que
era a campo traviesa, por acá y
por acullá, sin huella de camino,
en momentos por las porciones
erosionadas por las lluvias, y
cuando era más cómodo, por
los irregulares lomos que dejaban las torrenciales lluvias. Con
mi brújula, mi sentido común y
con lógica en el enrumbamiento, en tér minos generales avanzábamos al norte. En nuestra
subida no podíamos desviar a
nuestra derecha, porque la quebrada era más profunda, oscura,
irregular, impasable, y más allá,
en la misma dirección se alzaba
la montaña, pero sí podíamos
desviarnos en otras direcciones
especialmente a la izquierda.
Una máquina fotográfica, paseando el que la porta por una
avenida citadina, es agradable,
tenida en la mano o colgada al
cuello con su correa, no irroga
molestia; pero la misma máquina, en la misma persona, en viaje como el que narramos, es elemento sumamente molestoso,
que da deseos de tirarla por el camino, porque las manos reclaman estar libres, la correa en el
cuello y el balanceo del aparatito
es agrabante superlativo para
quien a tropezones, con enor me
mochila a la espalda, sudoroso,
camina todo el día, y otro día. Parece que cuanto más cansada
está la persona, el peso se multiplicara. Para los no acostumbrados a llevar un peso en la espalda, sea una enor me mochila o
algo similar, con cuerdas, o tirantes o soguillas sujetadas al cuello
y hombros, es una tortura, sumada al piso irregular y a las distancias a vencer; el hecho se torna
grave, cuando la persona ha tropezado y caído.
Por la altura, el sudor se hacía
frío emplasto pegado a la piel,
pero había que continuar, ¡qué
hacer!, temblequeaban las piernas, la preocupación crecía. Una
vez más nos tendimos al suelo a
descanzar un momento y luego
sentados sobre lo que fuera, piedra, tierra, yerba, procedimos a
comer y tomar algo. Aquí, tenemos lo que sigue:
A Santiago Vucetich, la amorosa esposa le había preparado
una mochila repleta de alimentos, eran galletas, quesos, chocola te, fr u tas, con ser vas, etc.
como si el viaje fuere a ser en automóvil. Y como la subida era
grave, el peso nos doblaba la espalda. Santiago, tal vez pensando también en lo que había gastado en las compras su cónyuge,
en voz alta, propuso vender parte o todo cuanto llevaba, a algún
compañero que tuviera flaca la
mochila, más ante la incertidumbre de no saber cuántos días tendríamos de viaje; nadie contestó, todos estaban con el mismo
problema de peso; más arriba,
en otro descanso, medio en broma y en serio, causando hilaridad, propuso siempre a todos
en voz alta, vender aquellos comestibles en mitad del precio, y
nadie contestó, estaban o estábamos más cansados. Finalmente,
más arriba, cerca de la cumbre,
Santiago volvió a ofrecer diciendo: “bueno pues, carajo, les ob-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
El camino inca en Machu Picchu
sequio las galletas y quesos” y
nadie contestó, estábamos cansados hasta el languidecimiento,
con ganas de botar todo y quedar tendidos en el piso.
Después del descanso proseguimos dirigiéndonos a lo que
parecía un abra, es decir, arriba,
una porción de montaña, la menos alta, a los costados de la
cima, nos dimos con terrenos
me nos em pi na dos, fan go sos,
con aguadas que discurrían límpidas, en suelo algo negruzco,
vegetación a ras de suelo, después supimos que los vegetales
se llaman llullucha, y por eso, tal
vez los hombres de Bingham o
los de Paul Fejos, le llamaron al
sector Llulluchapampa. Proseguimos sin perder tiempo, encaminándonos a lo que hacía buen
rato veíamos, el abra. Mirando
atrás, hacía horas habían desaparecido del horizonte hasta los cerros de ese lado. Con cierta desesperación, peleando contra el
tiempo, proseguimos, “no se
acercaba el abra”, parecía que
no avanzábamos, quedaba poco
aliento, ya no había ni sudor que
expeler. Qué sería si la lobreguez de la noche nos cubriera a
más de 4,200 m.s.n.m. de altitud, con el viento huracanado
que soplaba.
casi un metro de altura, marchando contra el tiempo, nos
apresuramos por el peligro que
la noche nos hallara en puna tan
alta, advertí a todos en voz alta
TENER CUIDADO CON
LOS FÓSFOROS, no fuera que
por encender un cigarrillo, muriéramos achicharrados, la paja
tan desarrollada y seca era peligrosísimo combustible. La tarde llegaba a su fin, avanzábamos
a veces en hilera, no había otra
for ma, por la configuración de
los suelos, en otros momentos,
dispersos.
La noche y el cansancio nos
venció, no hubo for ma de hallar
sitio plano para acampar, estábamos cansados hasta el extremo,
las piernas se negaban a sostener el cuerpo, con magulladuras
por las caídas y porrazos sufridos en tan inhóspita zona, los
que íbamos delante nos quedamos en el suelo, no pudimos levantarnos, los que llegaban luego, se lanzaron también sobre
sus bultos extendidos, cerca
unos de otros, los relegados fueron llegando hasta después de
las siete de la noche. No había sitio para ar mar carpas, ni energía
para hacerlo. Muchos, como el
que esto escribe, tiramos la peque ña car pi ta em pleán do la
como cama y sobre ella pasamos la noche, cubier tos con
POR FIN EL ABRA
A las 16 horas llegamos al algo. No hubo modo de prepaabra, que habían llamado dece- rar algún alimento. La noche fue
nios antes, Huar mihuanusca o sumamente incómoda y fría.
War mi–wañusqa, significa en español Mujer Muerta (al parecer TERCER DÍA DEL VIAJE
Fue el lunes 10 de junio de
por la for ma de la línea superior
de la montaña vista de lejos), 1968. Amanecimos con el cuer muy cerca aparecían pequeñas po dolorido, cada cual se había
porciones de nieve. El frío era arro ja do sim ple men te en el
intenso, el viento fuerte, cansan- suelo, sobre algo cubriéndose
cio y seria preocupación, de no desordenadamente con lo que
saber dónde nos hallábamos y si pudo, la ma ña na br u mo sa,
era conveniente avanzar por fría, más fría todavía con la anuna ruta o un poco a la derecha gustia sobre nuestro destino,
o hacia la izquierda. Transpusi- estábamos en altura, tiritábamos el abra, nos aventamos por mos, más de uno pensaríamos
profunda quebrada, con paja en tal vez te ner que vol ver,
que había desarrollado hasta pues, jamás llegaríamos a MaRevista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
111
Victor Angles Vargas
chu Picchu, por estar en otra
ruta, que mientras más camináramos, más lejos estaríamos de
la ciudad inca, y alguien de nosotros espetó, “carajo, aquí no
hay ni alma para preguntar”;
en cualquier for ma hicimos fogatas para tomar algo caliente
de desayuno, un té o un mate
con panes o galletas, o tostado
de maíz.
¡Oh sor presa, se hizo la luz!.
Despejándose la niebla matinal, mirando una y otra vez la
asamblea de cerros enhiestos
que nos rodeaban, nos dimos
con la sorpresa de que allá lejos, al otro lado de la profunda
quebrada que teníamos delante, casi en el lomo de la montaña de enfrente, había humo, señal de que había gente, desde
Guayllabamba no vimos humano alguno, ni siquiera animales
mayores, todo era zona despoblada. Avanzamos hacia el sitio del humo, para eso bajamos
hacia lo que decenios antes le
habían
llamado
PACAYMAYU, allí halla mos
agua y reiniciamos el ascenso
hacia la fogata. Desde cier ta
distancia vimos a dos hombres
que nos obser vaban, nos llenamos de contento; eran los dos
trabajadores que por Machu
Picchu había enviado el Dr. Ballón, con el Di rec tor de la
Escuela Artesanal, don Eufemio Pi za rro. El en cuen tro
para nosotros fue muy agradable, la salvación, no así para los
tres guías que oteaban cansados, hambrientos y mal humorados; estaban aler tas haciendo fuego, obser vando en toda
dirección, desde el sitio que es
estratégico, un espolón natural
cual inmensa narigada dominando la hondonada; allí los
antiguos peruanos fascinados
por la ríspida belleza de la profunda quebrada y los enhiestos
cerros, habían construido algo
así como un fuer te, con muro
periférico de for ma ovoide, al
112
que los hombres de Bingham
ha bían nom bra do RUNTU
RAQAY, runtu es huevo, y ráqay algo así como campo cercado, tér mino castellanizado a
RUNCURACAY.
Des can sa mos, con ver samos, comimos, nos revestimos
de contento. De Runcuracay
continuamos el ascenso con
viva alegría, pues, estábamos
alcanzando lo deseado, no había for ma de perderse, el ánimo fue distinto, había seguridad en el proseguir, por el enlace tomado con los guías que
nos comandaban en el caminar. Después de una hora de ascenso, ya en la cumbre, hallamos dos lagunillas pequeñas
de aguas estancadas y casi negras, era Yanacocha; más arriba llegamos al Abra de Runcuracay. Toda la zona siempre
deshabitada. Delante, ya de bajada, hallamos tres torreones
antiguos semidestruidos, avanzamos, se hacía notorio recién
el viejo camino inca. Llegamos
a Sayacmarca, siendo las 12:30
del día. Allí descansamos algo
de media hora, tomamos algún
alimento y continuamos hacia
el siguiente e impor tante conjunto arqueológico, pasamos
por el túnel lítico. Siendo más
o menos las cuatro de la tarde
lle ga mos a Phu yu pa ta mar ca,
donde acampamos y per noctamos. Llovió, nos mojó, la noche fue muy incómoda, pero
estábamos entusiasta y alegres.
CUARTO DÍA DE VIAJE
Mar tes 11 de junio de 1968.
Salimos de Phuyupatamarca a
las 8 a.m. después de un regular desayuno; los nuevos amigos recién sonrieron, les brindamos nuestro alimento, ellos
habían agotado el suyo. No pudimos fotografiar por la persistente lluvia y la neblina. Las deyecciones de los osos estaban
a vista nuestra. A las 10 a.m. llegamos a Huiñayhuayna ya con
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
El camino inca en Machu Picchu
buen tiempo, fotografiamos y
tra ba ja mos dos ho ras ob ser vando; dentro de los recintos
habían crecido árboles, prueba
del abandono. Par timos luego
hacia Machu Picchu, a las 3
p.m. llegamos a Intipata con
mucha alegría porque desde
aquí se divisa Machu Picchu.
Una hora después ingresábamos triun fal men te a Ma chu
Picchu. El Alférez Silva hizo
disparos de fusil al aire, por la
alegría.
Fuimos entendiendo la verdad del caso, que el doctor Chávez y sus trabajadores, desconocían totalmente aquellos territorios, y como Angles organizó la expedición y fijó fecha
para el viaje, había que anticipársele para no quedar mal y
para decir que el Patronato de
Arqueología, y sus ser vidores
conocían aquello. Por esto había enviado personas, días antes de la par tida nuestra, tanto
por el lado de la ciudad antigua
de Machu Picchu, como por el
lado del caserío de Qente, peones que como tenemos dicho
no pu die ron co nec tar se, los
unos que da ron me ro dean do
por Patahuasi, y los otros comandados por el profesor Pizarro, llegaron hasta Runcuracay.
Debió remorderle al Dr. Chávez, el pretender frustar la expedición de VAV, con el cuento de
que no había paso, comprobamos que no había derrumbe alguno. Sin embargo subsanó su
error, preparando una bandera peruana para el momento en que nosotros ingresáramos en la ciudad
inca de Machu Picchu, y nos la
hizo alcanzar, bandera que con
honor portó y enarboló Victoria
Tania Angles, como la ve la fotografía que ofrecemos. Y como ya
dije, mandó preparar alimentos y
chicha cusqueña, con su peculio,
que saboreamos todos los expedicionarios con fruición minutos
después de nuestro ingreso en la
bella ciudad inca.
ALGUNOS PEQUEÑOS
DETALLES
En los preparativos y conversaciones que tuvimos los expedicionarios, antes del día de
par tida, hablando de película y
fotos, dos de los muchachos se
ofre cie ron ex pre san do co nocer el arte; efectivamente, uno
de ellos era fotógrafo profesional, en cuanto iniciamos el viaje me entregó dos máquinas filmadoras, grandes, antiguas, explicándome el complicado mecanismo para obtener buen resultado, tuve que aceptar, aunque nunca había realizado tal
labor, obré como pude y todo
había salido mal. El otro fotógrafo llevó su maquinita, le entregué rollos para slides o vistas fijas, encargándole que tomara lo que él como profesional que dijo ser, creyera conveniente; al final del trabajo, le reci bí los ro llos ya to ma dos;
cuando los hicimos revelar y reproducir enviando a Lima o al
extranjero tal material, apareció que no había una vista buena; asombroso el proceder de
este segundo fotógrafo, algo
de 200 vistas se había hecho fotografiar en los slides con algún compañero, aparecía él a 3
m de la cámara, bloqueando
media fotografía con su figura,
increíble. Estas fotos a nadie
sir vieron, pues, no le entregué
ni una sola de ellas al malvado
pre sun to fo tó gra fo. Cuan do
ya en Cusco proyecté y exhibí
aquel material ante el Decano
de Le tras Doc tor Que ve do,
con ra zón me gri to neó, me
dijo que para nada ser vían, me
botó la película que aún la conser vo, igual men te los sli des.
Tuve que sopor tar la cólera y
el enojo del Decano, porque estaba en su razón. Después en
casa he quemado los slides.
A otro de los mu cha chos
ex pe di cio na rios, en car gué sir vie ra de Se cre ta rio to man do
nota de to dos los por me no -
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113
Victor Angles Vargas
res del via je, gus to so acep tó; estudiar detalles del camino y
pero ya en el cam po, el fí si co de los distintos grupos arqueolo trai cio nó, él y su ami gui to, lógicos de aquel territorio; par no po dían avan zar en las ca - timos el vier nes 4 de setiembre
mi na tas, re sul ta ron los que de 1970, con ocho estudiantes
pri me ro se can sa ban, no les del último año de la facultad
al can za ba el tiem po ni ener - de Ingeniería de la UNSAAC,
gía. No te nían cul pa, no era cuatro funcionarios del Patrone gli gen cia ni fal ta de vo lun - n a t o D e p a r t a m e n t a l d e
tad. Hubo mo men tos en que Arqueología, diez peones por con clu yen do al gún des can so, teadores del equipo; retor name de cía: “Pro fe sor, dí ga me mos el lu nes 14 del mis mo
por dón de se gui re mos, para mes. Fruto de este viaje fue el
ir ade lan tán do me y ga nar te - libro publicado como todos, a
rre no, para no que dar me”.
expensas exclusivas de quien
Otro de los estudiantes, el esto escribe. Datos del libro:
expedicionario Porfirio Quin-“ MA CHU PIJ CHU, ENIG MÁ TIte, asombró por sus especiales CA CIUDAD INCA”, 450 págicualidades de maratonista, con nas, un encar te a todo color soespontaneidad y sin fatiga ac- bre el Parque Arqueo ló gi co,
tuó ayudando a los que pudo, otro corresponde a un Mapa
sir vió de mucho, especialmen- de la ciudad Inca, más muchas
te la segunda tarde y noche, ilustraciones. Editorial Induscuando casi todos estábamos trial Gráfica S.A. Lima. 1972.
exhaustos, como el que esto es- Fue éxito de Librería.
cribe; en el momento que más
Y sur gió el Ca mi no Inca
se le requirió, en la bajada de para el Turismo. Los comentaWar mi Wa ñus qa, co rría acu- rios de las personas que inter vidiendo a uno y otro, como si el nieron en los viajes, la publicaterreno de fuer te ladera, con ción del li bro, las múlti ples
huecos, prominencias, piedras, charlas brindadas por VAV, la
fuera un llano, ayudando la mo- difusión reiterada en clases en
chila, tomando del brazo a uno las Carreras Profesionales de
y al otro, regresando a la carre- Tu ris mo, His to ria, y Edu cara para aliviar el peso al compa- ción, y las clases prácticas in
ñero, etc. No me canso de nom- situ, sobre Machu Picchu, y el
brar lo en cada opor tu ni dad Camino Inca repercutieron faque comento los viajes, por- vorablemente en el ambiente
que fue enor me y valiosa su in- turístico, resultando atractivo
ter vención.
de sor prendente impor tancia,
Aquel ca mi no, pos te rior - tanto que al presente, quinienmente ha sido limpiado por tos turistas por día, se apresupersonal del Instituto Nacio- ran a transitarlo, movilizando
nal de Cultura, debidamente guías, por teadores, etc. Ahora
arreglado, no hay peligro de resulta, que el autor de estos
des ba rran ca mien to, ni de in- viajes y estudios VAV soy Don
cendio, ni de luxación de tobi- Nadie en aquel ámbito, nadie
llos, nadie lleva suero antiofídi- comenta los viajes semestrales
co porque no es necesario; exis- con mis alumnos por la zona,
te personal de auxilio.
los años han evaporado cualRealicé sobre la marcha un quier remembranza. Nos aleSEGUNDO VIAJE POR EL gra cons ta tar la al ga ra bía y
CAMINO INCA, con auspi- abrumador efluvio de visitancio del SINAMOS, presidida tes. Me grita el dato: para mis
por el General Luis Uzátegui iniciales viajes por el Camino
Arte; esta vez con el objeto de Inca, yo contrataba en el distri114
to de Coya, provincia de Calca,
a mi gran colaborador el comunero Genaro Mamani Puma,
atrevido devorador de distancias, al que apodábamos Tárzan (imi tan do la pro nun ciación peliculense, no Tarzán)
por su gran capacidad física, inteligencia y puntualidad, que a
su vez contrataba otros colabora do res (por tea do res, to dos
con re mu ne ra ción y ali mentos), y ahora, son cientos o acaso mi lla res los por tea do res
que atienden a diario los ser vicios en aquel camino. Con Genaro estuvimos ene veces en
aquel ca mi no; via ja mos también a Vilcabamba, hasta Espíritu Pampa, en expedición que
duró 15 días (sin auspicio alguno, que a nadie solicité) y a
otras zonas. Genaro, vencido
por los años, enjuto de car nes,
viudo, vive su invier no en su
Coya. Gracias Generito.
Los míos, con el co ra zón
en la mano, y el des ti no echa do al vien to para ven cer los
ries gos, apun ta la ron su apor te y su pre sen cia; ya co men té
Ta nia Vic to ria, es tu vo con su
pa dre en el pri mer via je inau gu ral al Ca mi no Inca; en casi
to das las otras opor tu ni da des
es tu vo su se ño ra ma dre Con cep ción Huam bo, y mi hija
Ma ga li Adria na Angles Huam bo, cui dan do la aten ción a los
ex pe di cio na rios, y ali men tan do psi co ló gi ca men te al Di rec tor de arries ga das como one ro sas em pre sas. Gra cias con
todo el alma.
Fi nal men te, me sa tis fa ce
ha ber apor ta do con “un gra ni to de are na” en la gran Re for ma Agra ria, he cha por los
pro pios cam pe si nos, re co no ci da ofi cial men te por el go bier no del Ge ne ral Ve las co
Alva ra do, per so na je acre men te de nos ta do por los re za gos
del la ti fun dis mo. Pero el fu tu ro le hará el re co no ci mien to
de bi do.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
WAYNAPICCHU
ENTREVISTA A LUIS RODRÍGUEZ CARPIO
ARRIERO Y COMPAÑERO DE CARPA DE HIRAM BINGHAM1
Luis Barreda Murillo2
D
on Luis nació en
Pau car pa ta (Are qui pa) y des de muy jo ven se de dicó al ar rieraje. Al
mo men to de esta en tre vis ta,
efec tua da el 15 de mar zo de
1973 en su do mi ci lio de la
Av. Pro gre so s/n en el dis tri to de Huan chac, Cuz co, apa ren ta ba una edad de más de
80 años.
• Trabajábamos junto con mis
compañeros: Benigno Pantigoso
(jardinero de la UNSAAC) Marcos Arenas, Julio Victorio. Nuestro trabajo era en la especialidad
del arrieraje. Nuestros servicios
estaban vinculados con la Casa
Lomellini de Cuzco, cuya casa
comercial estaba en la esquina de
Marquez y Mesón de la Estrella.
• Prestábamos ser vicio transportando mercadería de Cuzco a
Cosñipata. Yo conocí al señor
Bingham era un gringo alto y flaco de buen carácter, trabajamos
para él durante tres años.
• En Cuzco, exploramos con el
Dr. Isaías [Isaiah Bowman] en el
sector de Huancaro donde encontramos un hueso muy grande,
1 Machupicchu y el Código de Ética de la Sociedad de Arqueología Americana. Lima 2003.
2 Catedrático de la UNSAAC.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
117
Luis Barreda Murillo
era una canilla de más o menos
90 cm. de largo y el gringo nos
dijo que eran de un animal antidiluviano.
La Casa Lomellini era un almacén comercial muy grande que
vendía productos de toda la región y algunos de Europa y Estados Unidos que llegaban por los
puertos de Arequipa al Cuzco en
mulas.
• También realizamos un viaje
con el Dr. Bingham, el Dr. Isaías,
el Dr. Erdis [Ellwood C. Erdis] a
Yaurisqui y Paqareqtambu en Paruro. También nos acompañó el
médi co Dr. Ford [David E.
Ford]. Llevamos las cosas en mulas junto con Benigno Pantigoso,
yo y algunos peones, que eran
proporcionados por las gobernaturas de los pueblos por donde
pasábamos.
• Permanecimos 5 días en Yaurisque. Llegamos al pueblito a caballo y los grupos empezaron a
explorar la zona.
• Viajamos otro día de vuelta de
Yaurisqui y Tambo, al sitio de Limatambo donde visitamos las
ruinas de Tarahuasi y nos desviamos hasta Mollepata. Cuando estuvimos en Mollepata, el Dr.
Bingham ordenó que siguiéramos viaje a Choq’ekirau.
• El viaje duró más de un mes.
Pasamos por el abra del nevado
Soray. Las mulas resistieron muy
bien, los caballos tenían dificultades, también los gringos.
• En otro via je lle ga mos a
Huadquiña. Luego al puente San
Miguel y de ahí a Machupicchu.
• En Choq’ekirau estuvieron
una semana, explorando y regresamos después del largo viaje que
duró casi dos meses y esto sucedía en el año 1911.
• Cuando llegamos a Mollepata
el gobernador, cuyo nombre no
recuerdo, nos proporcionó peo118
nes campesinos que al llegar a
Choq’ekirau empezaron a limpiar
de las malezas y hierbas que cubrían todas las ruinas.
• De Choq’ekirau recogimos de
20 a 30 cajones de piedras, huesos
y cerámica. Champis amarrados a
unos mangitos de madera dura,
que parecía chonta. Estos champis (bronce) tenían forma de bachillas. Estuvieron cubiertas de
óxidos y moho de color verde
café.
• Volvimos después a Choqueq’ekirau y los obreros campesinos
se quedaron limpiando las ruinas
por más de 3 meses. Luego para
este trabajo se instaló 5 campamentos. En la dirección de estos
trabajos de Choq’ekirau estuvieron los doctores: Bingham, Erdis,
Ford, Little [Joseph Little] y Bestor [Paul Bestor].
• Yo pasaba días íntegros acompañando a Bingham para visitar
los campamentos. Tenía un secretario que se llamaba Carlos
Duque, hijo de don Pedro Duque, de la zona de Santa Ana (hacienda). Este secretario hablaba
inglés y había estado en Estados
Unidos, hablaba castellano, pero,
no hablaba quechua.
• El señor Ardí [Osgood Hardy]
hablaba quechua, era un gringo
bueno y era el más joven de todos. También nos acompañaba
un joven q’olla de Puno, Ricardo
Charaja (Distrito de Santa Rosa,
Prov. Melgar, Puno) que le enseñaba quechua al gringo Hardy.
• Todas las cosas que encontraron en Choq’ekirau los gringos se
las llevaron a Estados Unidos
también había “marfil”, tiestos,
chasis, piedras pulidas, huesos.
Todos estos hallazgos los empaquetamos cuidadosamente en cajones que había que llevar en mulas hasta Arequipa y de ahí se embarcaba en unos barcos grandes.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Entrevista a Luis Rodríguez Carpio
Llevamos cerca de 300, en cada
campamento había diez mulas y
arrieros. Las recuas de mulas eran
de don Valentín Rondón, de José
Paz y de José Cuba, eran cerca de
60 mulas.
• Don Luis Rodríguez continúa
narrando y nos dice:
• Después era difícil la situación,
cuando el mundo estaba en la
Primera Guerra Mundial cuando
estábamos en Huancarama, los
grupos estuvieron muy preocupados y tenían su radio y escuchaban noticias. En Andahuaylas,
Santa Ana, Puqyura, comentaban
a cerca de la Guerra Mundial. Era
curioso, con un aparatito pequeño se comunicaban con los Estados Unidos. Cuando nuestro gobierno declaró la Guerra, nos llamaron a todos para volver al
Cuzco.
• Estuvimos mucho tiempo en
Cuzco buscando “antigüedades”
y luego de encajonarlas en cajas
de 0.60 x 1.00 x 1.00 m. las llevamos a despachar a la estación de
ferrocarril de Sicuani para despachar a Arequipa y de allí a Estados Unidos.
• Continua Don Luis Rodríguez: El puente de San Miguel lo
conocí un año antes o sea en
1910 y sabía que era un puente
para llegar también a la hacienda
Machupicchu.
• Mi trabajo en 1910 era traer
cosecha de don Braulio Borda,
dueño de la hacienda Echaraty,
me acuerdo que en el puente vendían rocotos en bateas sin contar,
solo en montoncitos. Cerca del
puente me encontré con uno de
mis amigos que vivía en ese sector. El que vivía ahí era mi amigo
y me dijo descansa aquí y vamos a
visitar algo que no conoces.
• Empezamos a subir una ladera
muy parada con un amigo que
apellidaba Monroy y vivía cerca al
puente y tenía sus chacras arriba
en los andenes de Machupiqchu.
Era un camino muy difícil, lleno
de matorrales de una legua de
subida y pasamos por una serie
de escalinatas, la mayor parte de
piedra y algunas de madera de
troncos cortados y puestos sobre
la tierra, amarrados con bejuco
(fibra vegetal de la zona).
• Allí arriba mi amigo Monroy
cultivaba en los andenes antiguos,
rocotos rellenos, yuca, calabazas,
virracas y en los alrededores todo
estaba enmontado, árboles grandes y pequeños arbustos cubrían
los demás andenes no cultivados.
Más arriba estaban unos galpones de piedra muy fina y blanquecina, tenían mojinetes y se veía
bien claro junto con los arbustos.
No se podía entrar. No se sabía
cuantas víboras había por los matorrales. Era peligroso.
• Al año siguiente, 1912, llegaron varios doctores de EE.UU. a
la Casa Lomellini y como los dueños nos conocían, nos contrataron para ayudar a trasladar sus
equipajes en una expedición.
A don Luis Rodríguez, hombre fuerte y alto, de más o menos
1.78 m., de barba blanca y con sus
ochenta años y acento characato
(campesino arequipeño), le gustaba hacer estos recuerdos de antaño:
• Visitamos varios sitios con ruinas y andenes, siempre acompañando a los gringos junto con mi
amigo Benigno Pantigoso y Julio
Victorio. Exploramos Llacqtapata y los sitios con ruinas del frente
de Machupiqchu.
• Al llegar a Machupicchu, 20
trabajaron seis meses cor tando árboles, limpiando la maleza. Cada semana se cambiaban
los peo nes que ve nían de
Chinchero, Maras, Ollanta y
Huarocondo. Cada gober nador se encargaba de traer a los
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
119
Luis Barreda Murillo
peones de su tierra y los gringos les pagaban dos soles peruanos por día. Además, les
daban premios si encontraban
tupus, un chumpi, (hacha de
bronce). El premio consistía
en un Sol peruano.
• En el Cuzco también llegué a
saber que había una hacienda
llamada Piqchu de igual nombre
que en las cercanías de Machupiqchu, donde había otra hacienda llamada Piqchu y donde
están las ruinas, le llamaban los
campesinos del sector, como
Machupiqchu (machu = antiguo y Picchu = cerro elevado y
pedregoso).
• En Cuzco, encima de la casa
hacienda de Piqchu encontramos
muchos tupus de champi, en un
sitio donde había una planicie
que servía para la era.
TEJIDOS Y MOMIAS
Don Luis Ro drí guez, nos
contó que descubrieron pedazos de tejidos en pésimo estado de conser vación, dentro de
las cuevas, habían momias enteras de paja (tejidos y trenzados de paja).
En ese momento pensé en mi
desgracia de no haber estudiado
en la universidad para saber todo
lo que hacían los doctores gringos con Bingham a la cabeza,
pero, la Universidad era para gente con mucho dinero acota.
Los tejidos mal conservados y
podridos los dejamos en las cuevas solo sacamos los huesos de
las momias.
Las momias estaban atadas
con redecillas de paja. Encontramos momias en las cuevas de rocas y en cada cueva había 10 o 15
momias.
El mismo Dr. Erdis se descolgaba por sogas para ingresar a las
cuevas y sacar las momias. Se trabajaba desde las 7 a.m. hasta las 4
p.m. y había un descanso solo
para el almuerzo. Había oportuni120
dades en que trabajaban hasta 40
hombres.
Eran tantos los árboles y las
malezas cortadas, pero, como estaban húmedas no se podía quemar y fue preferible tirar los troncos y la maleza barranco abajo.
En todo este sitio que limpiamos no hemos encontrado ningún edificio ni pared hecho de
adobes, pero sí encontramos muros interiores de casas y edificios
grandes con revoque de barro. Todos estos muros que presentan revoques los hemos respetado.
Este revoque era de barro con
mucha paja y pintado de rojo y
bien pegado a los muros de piedra. A la sombra de árboles y arbustos se había conservado y la
lluvia no lo destrozó ni lo remojó;
pero, en parte si lo había remojado y se había caído, dice don Luis
Rodríguez. Los muros de los edificios son de piedra blanquecina
con jaspes negros y la llaman granito. Es bastante dura para partir
y pulir. Los muros tenían finos
acabados y los bloques de piedra
bien pulidas estaban unidos a
otros bloques unos con otros sin
barro. Pero algunos si tenían barro. Estos muros eran de piedra
toscas sin mucho pulimento.
LAS TRES VENTANAS
Al limpiar encontramos un edificio con sus tres ventanas y los
doctores se emocionaron al ver
tan lindas ventanas y la piedra tan
bien pulida. Tenía mojinetes a
cada lado. Algunas piedras se habían caído y nos dieron orden de
no reconstruir sino amontonar
cerca al muro lateral las piedras
que cayeron. En frente a las tres
ventanas, encontramos excavando restos de huesos humanos o
sea dos o tres tumbas y fragmentos de cerámicas.
VÍBORAS
Había muchos remedios, pastillas e inyecciones en el campamento. Cada vez que las víboras
picaban a los peones inmediata-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Entrevista a Luis Rodríguez Carpio
mente el médico de los gringos
curaba las heridas. Habían muchas víboras y por escapar de
ellas yo y mis compañeros Anselmo Celis y Justo Montañaz, dormíamos en la plataforma del Templo Mayor.
Pantigoso tenía su carpa con el
gringo Erdis, dor mían juntos.
Después cuando llegaron las carpas grandes yo dormía con el Dr.
Bingham y con el Dr. Ford.
TELEGRAFÍA SIN HILOS
El Sr. Bumstead, era especialista también en telegrafía. Tenía
unos aparatos de radio, telegrafía
para comunicarse con Estados
Unidos. Muchas veces tuvimos
que colocar unos alambres de cerro a cerro para que se comunique el Dr. Bumstead (posiblemente eran cables de antes de la radio
comunicación).
LAS COMIDAS
El gringo Ardí andaba siempre con el Dr. Bingham y hasta
le cocinaba. Ardí había ser vido
en el ejército en 1910 y tenía su
grado de sargento. Los víveres
llegaban cada quince días desde
Cuzco.
TRES AÑOS EN
MACHUPIQCHU
Los doctores gringos vivieron
tres años en Machupiqchu desde
1911 hasta 1913 y el único que
volvía a los Estados Unidos era el
Dr. Bingham.
Los gringos se acostumbraron
a vivir en Machupiqchu. Había
un boliviano, Justo Montañez,
que hablaba castellano e inglés
era el traductor y luego el gringo
Bestor aprendió castellano y parte del quechua y también era traductor.
Los gringos no sabían montar mulas. Algunos gringos vivían en Cuzco por temporadas
en el Hotel Colón, ubicado en el
sitio donde ahora está el Hotel
de Turistas del Cuzco (El Cuadro), allí tenían que llevar las mulas ensilladas para que viajen al
Cuzco a Machupiqchu y a los alrededores del Cuzco a explorar
ruinas. Me acuerdo mucho que
era un problema conseguir mulas altas para Bingham y Bestor
que eran los más altos.
Un día compraron una mula
grande para Bestor. Cuando la
montó se espantó tanto con las carretas que había en Cuzco y la
mula apretó la carrera y desapareció junto con el gringo. Se lo había llevado hasta el río Watanay.
Allí encontraron al gringo Bestor
muy asustado.
MAPAS
Los doctores Bumstead y Ford
sabían hacer mapas y se dedicaron a hacer mapas de todos los
sectores de Machupiqchu y al final juntaron todos los mapas de MAPAS, FOTOS Y METALES
sectores y armaron el mapa gran- Bumstead [Albert C. Bumsde de todas las ruinas del sitio.
tead] y sus ayudantes topógrafos levantaron planos, hacían
MI SUELDO
mapas y todos los doctores sacaYo ganaba S/. 80.00 al mes sin ban fotos, para ello habían traímesa (sin comida) y semanalmen- do máquinas fotográficas de
te se me daba un cajón de víveres todo tamaño. Mientras que el
para cocinarme y estos tenían que Dr. Erdis junto con sus ayudantraerlos del Cuzco.
tes viajaba todas las semanas a
De Machupiqchu llevábamos buscar metales y los acompañacajones de tiestos de cerámico ba Evert Gil, un mejicano que
(fragmentos) que guardábamos era minero.
en habitaciones de la Casa de Lo- Paul Bestor también los acompamellini y de regreso llevábamos ví- ñaba en busca de metales y me converes en las mismas mulas.
taron que estaban alegres por que
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
121
Luis Barreda Murillo
encontraron en el nevado Salkantay una veta cerca de la cumbre, dijeron que era una veta grande como
la de Cochasaywas de buen oro. El
doctor Bingham no quiso que se
exploraran las minas, decía: no queremos riqueza si no antigüedades.
Sin embargo, los gringos se llevaron muestras de molilbdeno, tungsteno, cobre y oro.
Me contaron que para subir al
Salkantay fueron hasta Limatambo,
por Tarawasi empezaron a subir o
sea por la parte de atrás del nevado
y lo hicieron en dos días.
Hardy el secretario de Bingham
aprendió castellano y también quechua de un señor apellidado Charaja de Puno, del distrito de Santa
Rosa, provincia de Melgar. Este Ricardo Charaja era el encargado del
teodolito y tanto que andaba junto
con Bingham y los otros gringos
que se lo llevaron a Estados Unidos por que quería aprender bien
inglés. Este Charaja regresó a los
dos años y medio y en su pueblo
no quería comer chuño, ya no quería hablar quechua y finalmente volvió a Estados Unidos.
El gringo Little, ayudante del
mejicano Gil, junto conmigo y
mis compañeros arrieros viajamos hasta Caravelí, en Arequipa
para entregar las carpas a la empresa Dupont de Chile que se dedicaba a exportar el salitre de los
chilenos.
Allí vendieron los gringos todas las cosas del campamento
que las llevamos en 80 mulas que
las conducimos con los arrieros
Enrique Santos, Marcos Arenas,
Benigno Pantigoso, Julio Victorio
y yo. Llegamos a Caravelí el 1 de
enero de 1913 llevando la carga
de carpas y equipos importados a
los chilenos que administraban la
Compañía exportadora del salitre
y que habían comprado todo el
equipo a la expedición Bingham.
con paja y luego pintada con rojo.
Generalmente esto se observaba
por dentro, por donde se había
conservado este revoque y la lluvia, ni la maleza había destruido.
Posiblemente algunos muros exteriores también tuvieron acabado
con revoque pero al verse los edificios sin techo la lluvia destrozó
con facilidad este revoque.
El Dr. Bingham ordenó que se
conserve dicho revoque y no se limpie. Había sectores grandes del
muro interior que conservaba este
revoque y sacaron muchas fotografías. Nuestra atención se concentró
en documentar fotográficamente
las puertas y ventanas trapezoidales
que les llamaron mucho la atención
a los doctores. Este estilo de forma
trapezoidal de edificios, puertas,
ventanas y nichos se encontraron a
Machupicchu, Vilcabamba, Ollanta, Pisaq, Ñusta, Ispana, Rosaspata.
El Dr. Bingham ordenaba que se
mida, que se fotografíe, sigue informando don Luis Rodríguez Carpio.
EL TEMPLO DE LA LUNA
Aquí no había nada más que
unas piedras de río que las dejamos en un rincón, prosigue don
Luis Rodríguez Carpio.
El Dr. Erdis tomó fotografías
y ordenó que se limpie sin dañar
las paredes interiores.
En esta cueva habían muchas
serpientes y quemando la maleza
las espantamos.
MULA ESPECIAL Y ALTA
Tuvimos que bajar hasta Tiabaya en Arequipa para comprar
mulas altas para los gringos porque eran muy altos. En Tiabaya
pagamos S/. 500.00 por cada
mula de “estimación” cruzadas
con mulas de Tucumán, Argentina. Las mulas argentinas eran
muy cotizadas por los hacendados cuzqueños por ser altas y de
PAREDES CON REVOQUE
buena estampa. Estas mulas lleMuchas paredes de muros esta- gaban también arriadas en reban recubiertos por una gruesa cuas al Cuzco cargando vino
capa de revoque de tierra arcillosa desde Tucumán.
122
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Entrevista a Luis Rodríguez Carpio
BINGHAM NO GUSTABA
ALOJARSE EN LAS CASAS
HACIENDA
Siempre gustaba que lo acompañe para cuidar de las mulas y el equipaje y conjuntamente con Charaja
viajamos a varios sitios en mulas y a
pie y nuestro jefe Bingham siempre
esperaba que armemos la carpa
para dormir, no le gustaba alojarse
en casa de los hacendados. Era buena gente, regalaba propinas a los
campesinos en todas partes donde
los encontraba.
CAZADOR NOCTURNO
El Dr. Ellwood era un exper to cazador, salía en las noches
a cazar con una lámpara especial cazaba toda clase de aves y
animales silvestres para disecar los y lle var los a Esta dos
Unidos para su estudio infor mó don Luis Ro drí guez. El
Dr. Ellwood decía que muchos
animales, gusanos y aves así
como plantas no se conocían
en la Universidad de Yale en
Estados Unidos y tenía que estudiarlos.
PIKILLAQTA Y
CHOQUEPUJIO
Viajamos con el Dr. Bingham y el Dr. Erdis al valle de
Lucre, recorrimos las orillas
de la Laguna y subimos a las
ruinas de Pikillaqta, donde encon tra mos mu chas pa re des
más altas que en Machupiqchu
y estaban totalmente cubier tas
con vegetación y árboles de resinas alisas, chachacomos y árboles pequeños con frutos rojos y maleza.
Allí ordenó el Dr. Bingham que
se excave, lo mismo en Choquepujio lugar con ruinas al otro lado del
río Watanay, viendo desde Pikillaqta. En los dos sitios se excavó y encontramos huesos humanos y pedazos de tiestos, así como también
encontramos tupus sacaron fotos y
dejamos el sitio, acota don Luis Rodríguez Carpio.
NO VIVÍA NADIE EN
MACHUPIQCHU
Eran las 10.30 a.m. del día 28 de
setiembre de 1973 cuando prosigue nuestra entrevista al Sr. Rodríguez, quién nos relata que nadie vivía en la parte alta de Machupiqchu, o sea en el sitio donde estaban
las ruinas. Este sector lo llamaban
Intiwatana y pertenecía al Sr. Monroy y él le llamaba Hacienda Intiwatana, Melchor Arteaga no vivía en
las mismas ruinas si no en la ladera
del cerro donde hacía chacras de
yuca, virracas y rocotos.
YO, LUIS RODRÍGUEZ VINE
DE AREQUIPA
Mi Padre vino al Cuzco en
1901, se llamaba Manuel Rodríguez Castelo y vino a trabajar,
pero recién en 1906 entró a trabajar en la empresa que tendía los
rieles del Ferrocarril y ese año el
tren llegó a Sicuani. Me acuerdo
que de Sicuani a Cuzco bajamos
con mi amigo Velarde, hijo de la
familia Velarde que hoy tiene su
ferretería, en la calle… Luego de
que mis padres se vinieron a vivir
en el Cuzco, me pusieron en el
Colegio Salesianos, de allí pasé al
Colegio de la Merced donde conocí como profesores al Dr. Aquiles Chacón, al Dr. Pareja, al Dr.
Luis Paredes, al Dr. Valer de Cotabambas, al padre Soto, al padre
Troncoso y otros profesores del
Colegio. Estudié solo hasta el 4to.
de primaria y me puse a trabajar.
RECUERDO ALGO DEL
CUZCO DE 1900
Por 1907 vi trabajar la Plaza de
Armas de Cuzco. La empedraron
y se instalaron los toldos de lona
para el mercado. Cada señora que
vendía carne, papas, maíz, tenía
toldo en la Plaza del Cuzco. Estos
trabajos los mandó a hacer el prefecto del Cuzco que era arequipeño, el Sr. J. P. Núñez.
Después en 1908, el prefecto Eduardo Arenas mandó rellenar y empedrar la Plaza de
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
123
Luis Barreda Murillo
las Nazarenas con faenas y los
campesinos llegaban para trabajar gratis. No se les pagaba
porque decían que era faena
para el Cuzco. En 1908 se fundó la Empresa Arequipeña de
Cer veza.
En 1909 ingresé al Ejército
en el Cuzco cuando trabajaba
en la cer vecería y estaba de gerente el Sr. Frailer y me despacharon a Lima y después de 10
meses regresé a Cuzco y me
reincorporé a mi trabajo en la
Cer vecería. No me gustó. Me
fui a Puno, a Tambopata, donde iba a continuar el trazo del
ferrocarril de Tirapata a Puer to Leguía. No le pagaron a la
Peruvian y se dejó solamente
las estacas.
Mi señora trabajaba en la
Casa Lo melli ni y mi suegro,
don Mariano Arenas, me garanti zó ante el Dr. Bing ham y
cuando llegó a Cuzco en octubre de 1910. El primer campamento ya estaba en la finca de
Santa Bárbara, frente a Zurite,
en la hacienda de Núñez de la
Torre.
En no viem bre se ins ta ló
otro campamento en Anta y el
mismo Dr. Bingham empezó a
hacer mapas de la Pampa de
Anta y se subía a los cerros con
su teodolito. Desde Anta caminábamos hasta el cerro Mama
Simona cerca de Qorqa, buscando fragmentos de cerámica
y llegamos a Huancahuanca de
donde bajamos al pueblo de
Huall pa cha ca. Encon tra mos
muchos fragmentos de cerámica y llegamos hasta las orillas
del Río Apurímac y habían también mor te ri tos de pie dra y
con ti nua mos has ta Pa qa riqtambu por la quebrada de Qorqa y seguían apareciendo tiestos.
De esta zona pa sa mos a
Ollanta y se alquiló una casa
del Sr. Zamora y el Dr. Bingham empezó a estudiar las ruinas que le gustaron mucho y se
124
quedó un mes. El gober nador tra ción de una ex pe di ción de
de Ollanta, era el Sr. Luis Valle ex plo ra ción, y todo sin co que ordenó se limpiara todas brar nos nin gu na co mi sión ni
las ruinas de los matorrales al qui ler, aun cuan do ocu pa que cubrían los muros.
mos un cuar to gran de en sus
Luego de estudiar Torontoy al ma ce nes como nues tro cen de donde sacaron 8 momias, tro de ope ra cio nes du ran te
tiestos y champis (tupus).
mu chos me ses. (Bing ham H.
Se dirigieron a Huadquiña. 1913: 530, 537, 573).
Después de explorar las lade- Be nig no Pan ti g o so, ayu ras de los cerros no encontra- dan te de co ci na de la Expe di ron nada y decidieron regresar ción Pe rua na de la Univer si al Cuzco. Fabricamos cajones dad de Yale fue en tre vis ta do
de madera especiales para colo- por El Co mer cio del Cuz co el
car cada momia en su cajón res- 22 de ju lio de 1961 con mo tipectivo, para no destrozarlas. vo de los 50 años de la lle ga da
Volvimos con los 40 cajones de Hi ram Bing ham a Ma chu
hasta Torontoy y empaqueta- Pic chu. Pan ti go so por en ton mos las momias y como el ca- ces por te ro de las de pen den mino es estrecho cada mula cias de la Fa cul tad de Agro no cargaba un solo cajón con su mía de la UNSAAC, dice al
momia. Avanzábamos muy len- res pec to:
to y lo que se hacía en dos días
…con tra ta ron 44 peo nes
lo hicimos en 5 días, por que para que limpiaran la yerba de
en el camino recogimos las de- las ruinas. Recuerdo que al esmás momias que dejamos guar- carbar la tierra encontraban
dadas. Los campesinos ayudan- muchas barretas, bachillas, y
tes no querían cargar las mo- objetos de champ’u. Nunca dimias en las mulas, tenían mie- jeron que hubiera oro y si lo hudo, decía que lo que hacíamos biera sido no podría haber me
con los gringos era malo y les dado cuenta por que el champtraería desgracias y perderían ’u es metal amarillo. Lo que si
sus cosechas y ellos mismos sé es que por cada objeto que
los cam pe si nos en fer ma rían encontraban los trabajadores
hasta morir.
eran gra ti fi ca dos con dos o
Una vez que lle ga mos al tres soles que yo mismo les enCuzco, las momias en sus cajo- tre ga ba por en car go del Sr.
nes, las dejamos en la Casa Lo- Bingham…
mellini en cuyo interior se al- Las relaciones económicas y
quilaron cuatro habitaciones financieras de la Yale Peruvian
para guardar las cosas de la ex- Expedition y sus contactos lopedición.
cales no son punto especialHi ram Bing ham alu de a mente relevante aquí, aun cuandon Luis Ro drí guez Car pio do si es per tinente destacar su
como “su fiel arrie ro Luis” y impor tancia para alcanzar una
ex pre sa en los si guien tes tér - plena comprensión de la histomi nos su re co no ci mien to: A ria de Machu Picchu en el siglo
los se ño res Cé sar Lo me lli ni y XX. En ese sentido, hay que teC. de quie nes du ran te dos ner presente que Hiram Bingaños han ac tua do como nues - ham llevó un minucioso registros agen tes y han pues to a tro de los gastos para rendir
nues tra dis po si ción sus exce - cuentas a sus auspiciadores y
len tes ins ta la cio nes para el patrocinadores. Esta documenma ne jo de las si tua cio nes di fí - tación se encuentra en los Paci les que sur gían en co ne xión peles de Hiram Bingham (Grucon la or ga ni za ción y ad mi nis - po 664; Serie VII).
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
KOREKENKE
UKUMARI (OSO DE ANTEOJOS)
MACHU PICCHU, YALE Y LA ÉTICA
DE LA ARQUEOLOGÍA ESTADOUNIDENSE1
Mariana Mould de Pease
E
l se gun do prin ci pio
de la éti ca de la ar queo lo gía es ta dou ni den se es ta ble ce las exi gen cias de la
res pon sa bi li dad arqueo ló gi ca
—ac coun ta bi lity—, en los si guien tes tér mi nos: La inves ti gación
arqueológica
res pon sa ble, que in clu ye to dos los ni ve les de la ac tivi dad, requiere de un
conocimiento de las
exi gen cias de la res pon sa bi li dad pú bli ca y un com pro mi so para ha cer todo es fuer zo
ra zo na ble, de bue na fe, para
ac ti va men te con sul tar con
el/los gru po/s afec ta dos/s,
con la meta de es ta ble cer una
re la ción de tra ba jo que be ne fi cie a las par tes in vo lu cra das.
Es des de este mar co de re fe ren cia que con tri bu yo a ha cer via ble la res ti tu ción cul tu ral a Ma chu Pic chu que Yale y
el Perú tie nen pen dien te con
esta llac ta inca, en vís pe ras
del pri mer cen te na rio en que
Hi ram Bing ham pre sen tó al
mun do su pri me ra vi si ta, efec tua da el 24 de ju lio de 1911, a
Ma chu Pic chu cómo el “úl ti -
1 Una primera versión de este texto se publicó: en Lundero. Publicación cultural de “La Industria”. Chiclayo–Trujillo. Octubre del 2010.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
127
Mariana Mould de Pease
mo lu gar en Amé ri ca que que da ba para ex plo rar en so le dad.” Así aho ra cito al his to ria dor es ta dou ni den se Chris top her Hea ney, gra dua do en
la Univer si dad de Yale, por
que en su li bro so bre Ma chu
Pic chu y Hi ram Bing ham pu bli ca do en in glés en abril del
2010 —y to davía sin tra duc ción al cas te lla no— dice:
A primera vista, es difícil no simpatizar con los arqueólogos de Yale.
A tra vés de su trabajo y el de sus colegas, ahora sabemos mucho sobre el
sitio y sus pobladores más humildes.
A ellos, la aparición (la reaparición
en el 2003) del Decreto Supremo de
1912 les puede parecer sospechosa,
cómo si se hubiera sido producido
por conveniencia política. También
les era frustrante el hecho que los peruanos ocasionalmente involucrados
(en esta restitución cultural) confundieran el decreto de 1912 con el decreto de 1916. Los arqueólogos de
Yale insinuaron que el gobier no del
Perú estaba haciendo juegos políticos con los artefactos, instando a la
prensa hacia una frenética búsqueda de los “tesoros” de Machu Picchu. A pesar que la colección contiene unos verdaderamente delicados
bronces, platería, cerámica y otras
piezas de piedra, no es nada parecida a los artefactos de oro que fueron
saqueados de la costa nor te peruana
en los años de 1980 y 1990. Yale señalaba que los museos peruanos no
eran seguros, mientras la uni versidad acababa de comprometerse con
una exposición muy costosa, garantizando su exhibición continua. Y,
además, estaba el asunto del paso
del tiempo que Yale y sus abogados
luego exgrimirían, (afir mando que)
el Perú estaba amarrando a Yale
con un acuerdo después de no hacerlo
en casí un siglo.
La historia, sin embar go, tiene
una sugerencia distinta. El Perú había pedido los cráneos, huesos y ar tefactos antes y Bingham no los había
devuelto. El explorador había ciertamente dejado esqueletos en el clóset de Yale: el decreto que mandaba
128
el regreso de la colección Machu Picchu. Más aún, la colección de Yale
contiene los artefactos por los que
Bingham había pagado a los peruanos para sacarlos de contrabando.
El reclamo del Perú estaba más respaldado por la historia de lo que sabían sus negociadores.
Esta pre ci sión de Hea ney
es he ri da abier ta —y san gran te— en tre el go bier no y las so cie dad pe rua na or ga ni za da
en tor no a te mas de res ti tu ción cul tu ral; en este caso, la
de vo lu ción que Yale no quie re hon rar con Ma chu Pic chu,
San tua rio His tó ri co de la Hu ma ni dad. En el lar go pro ce so
de re cu pe ra ción del sa queo
de esta hua ca del Inca in ter vie ne aho ra nues tro pri mer
Mi nis tro de Cul tu ra, ya que
ha anun cia do en sep tiem bre
pa sa do que es la voz prin ci pal
en el re cla mo de las pie zas de
Ma chu Pic chu a Yale; asi mis mo, que ha te ni do la suer te de
co no cer al se na dor Chris top her Dodd —quien aho ra ocu pa el cu rul de Bing ham—
quien se ha com pro me ti do a
ayu dar al Perú. Hay que te ner
pre sen te que el Dr. Juan
Ossio, es un dis tin gui do an tro pó lo go y exa lum no de la
Pon ti fi cia Univer si dad Ca tó li ca del Perú con quién Fran klin Pea se G.Y. (1939–99), mi
es po so y yo com par ti mos mu cho por lo que pu die ra ser
que al gu na vez con ver sa ra mos so bre los ma nus cri tos pe rua nos que ac tual men te es tán en la Bi blio te ca Ster ling
de la Univer si dad de Yale y
que Fran klin bien re cor da ba
que Bing ham ha bía com pra do de la fa mo sa Co lec ción de
Fran cis co Pé rez de Ve las co.
Esta in for ma ción oral es co rro bo ra da por Jerry E. Pat ter son, bi blio te ca rio de Yale
quien pu bli có en mayo de
1956 que es tos do cu men tos
ha bían sido pa ga dos por el
Fon do de Explo ra cio nes de
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Machu Picchu, Yale y la ética
Sur Amé ri ca, además, que se
co no ce su ori gen y pro ce den cia ya que en tre cor che tes tie ne las si glas SAEF que pre ci san que per te ne cie ron a Pé rez de Ve las co. Estos ma nus cri tos fue ron ci ta dos por Hi ram Bing ham en un ar tícu lo
de 1908 re cuer da el bi blio te ca rio Pat ter son quién —ade más— ex pli ca que al gu nos de
los do cu men tos re la tivos al
Perú es tu vie ron an tes en
otras bi blio te cas es ta dou ni den ses.
LA ÉTICA ARQUEOLÓGICA
Y SU PROYECCIÓN
POLÍTICA
La Colección Machu Picchu
que Hiram Bingham for mara
para Yale es —cier tamente—
un extraordinario tesoro de infor ma ción, co no ci mien tos y
reflexiones que en la larga duración de la Historia ya se va
desplegando por la investigación interdisciplinaria y bilateral sobre Machu Picchu. Este
conjunto de materiales arqueológicos, archivísticos y bibliográficos constituye un tesoro
que debe ser presen ta do lo
más cerca posible a esta llacta
inca en mutuo entendimiento
entre el Cuzco, el Perú, Yale y
los EEUU para contribuir a
que tengamos un mundo libre
de sa queos y de pre da cio nes
culturales. Recordemos que el
senador Christopher Dodd declaró en junio del 2010: Los ar tefactos de Machu Picchu no
per tenecen a ningún gobier no,
institución o universidad; per tenecen al Pueblo del Perú. Mi
plan es trabajar con las dos par tes para resolver esta disputa
rápida y amistosamente y devolver los ar tefactos a sus dueños legítimos.
La mediación del senador
Dodd ante Yale requiere que el
Dr. Ossio, haga salir airoso al
Perú del juicio que —a través
del Ministerio de Relaciones
Exte rio res— abrie ra en el
2008 ante una cor te estadounidense (y que venimos perdiendo) ha cer le gal men te via ble
esta devolución a Machu Picchu. En esta tarea inherente a
la diversidad cultural, el Ministro de Cultura del Perú tiene
como referente nacional la Ley
de repatriación de los objetos
arqueológicos que for man par te de la Colección Machu Picchu de la Universidad de Yale,
N° 28778 que dispone proceder en concordancia con la propuesta de colaboración expresada por dicha Universidad.
El Dr. Ossio, profesor honorario de la UNSAAC, no par ticipó en las reuniones de la Comisión de alto nivel de repatriación de los objetos arqueológicos que for man par te de de la
Colección para Machu Picchu
(CANEMP), constituida por
la ley 28778, como se puede verificar en la memoria escrita a
título personal por el representante del Congreso de la República ante esta Comisión, el historiador Dr.Fer nando Ayllón
Dulanto, director del Museo
del Congreso de la República.
El Dr. Ossio a través de la revis ta de di fu sión im pre sa y
electrónica de la Pontificia Universidad Católica del Perú titulada PuntoEdu del 15 de septiembre del 2010 ha infor mado que había conocido recientemente al senador Christopher Dodd, asimismo, que las
negociaciones deben llevarse
de manera cordial, no imperante. Si encontramos un camino,
debe ser a través de la concordia. De volver las piezas, podemos es ta ble cer acuer dos de
cooperación para que los tiestos, que no se van a exhibir y
son objetos de estudio, sean inves ti ga dos por los arqueó logos peruanos, de Yale o de
otras universidades nor teameri ca nas, pero guar da dos en
nuestro país. Podría ser en el
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
129
Mariana Mould de Pease
mismo Cuzco en for ma de un secke (1883–1968), cómo recmuseo.
tor de la UNSAAC en 1912 le
Este museo también deberá proponía a Hiram Bingham la
ser un centro de investigacio- cons truc ción de un mu seo
nes que ar ticule la arqueología cómo se puede verificar en la
con la historia y antropología, do cu men ta ción ad jun ta, sin
para lo cual debe incluir los do- embargo, fue la empresaria micumentos —ya sean papeles nera y filántropa señora Anita
oficiales o publicaciones perio- Fe r n a n d i n i d e N a r a n j o
dísticas sobre las negociacio- (1908–1982) quien financió su
nes o el juicio— que registran edificación cincuenta años deslos hechos así como las accio- pués dentro del área protegida
nes respectivamente de Yale y de este Santuario de la Humaniel Perú puesto que son funda- dad, mediante una donación a
mentales para preser var la au- la UNSAAC cómo registra y diten ti ci dad de Ma chu Pic chu, funde el ingeniero Víctor Maen la larga duración de la histo- nuel Chávez González, en su
ria. Esta es una de las finalida- defensa de la intangibilidad del
des de incluir las copias de la estadio universitario, como vedocumentación que he podido remos a continuación. El doclocalizar sobre Machu Picchu tor Ma nuel Chá vez Ba llón
y Hiram Bingham en la “Colec- (1918–2000) cómo di rec tor
ción Franklin Pease G.Y. para del Parque Arqueo ló gi co de
la his to ria an di na del Perú” Machu Picchu en la década de
que es tán sido cla si fi ca das 1970 im pul só su aper tu ra y
para su puesta en valor en la Bi- fun cio na mien to, la men ta bleblio te ca Na cio nal, en Lima, mente a su retiro de la adminiscon el apoyo de clientas y clien- tración pública este museo de
tes de Super mercados Perua- sitio entró en una fase de detenos S.A. mediante el programa rioro hasta que en el 2005 fue
de “re don deo del vuel to”. recuperado por el antropóloEsta es práctica que se ha ex- go Dr. David Ugar te Vega Centendido por todos lados y que teno siendo director del Instidolosamente manipulada por tuto Nacional de Cultura.
algunos malos negocios afecta
Por razones aún por estunegativamente a las y los con- diar desde el cambio de gobier sumidores, pero, que ejercida no central llevado a cabo en juho nes ta men te por los ne go- lio del 2006 el INC ha descuicios hace posible que la respon- dado otra vez el Museo de sitio
s a b i l i d a d s o c i o c u l t u r a l Manuel Chávez Ballón. Es así
—como en ese caso— sea ejer- que la historiadora Dra. Cecicida masivamente.
lia Bákula, como directora naUn equipo de voluntarios y cional del INC pretendió exvoluntarias vinculados de una propiar el deteriorado estadio
u otra manera a la Pontificia de la UNSAAC en la ciudad
Universidad Católica del Perú del Cuzco y proceder a su deapoya esta clasificación docu- molición para construir en ese
mental de la Colección Pease terreno el museo y centro de inque es entidad receptora de do- ves ti ga ción que el go bier no
naciones, gracias a los aboga- del Perú ya ha debido consdos doctores Humber to Me- truir para promover tanto la
drano Cor nejo y Sandro Fuen- conser vación cultural y natutes Acurio así como el estu- ral del Santuario Histórico Madiante Francisco Baldeón.
chu Picchu así como para inEs per tinente tener presen- centivar su uso turístico respete que ya el Dr. Albert A. Gie- tuoso. Este museo, que —en
130
mi opinión— debe estar ubicado dentro del área de protección de esta llacta inca, es indispensable para que la Universidad de Yale y el gobier no del
Perú, en sus niveles central, regional y/o local busquen —y
encuentren— el mutuo entendimiento intercultural para lograr —rei tero, con jun ta mente— la preser vación de esta
llacta inca. Cier tamente, soy
perfectamente consciente que
todavía es tarea pendiente entre nosotros y nosotras poner
las condiciones para estabilizar el Museo de Sitio Manuel
Chávez Ballón.
¿CELEBRAR O
CONMEMORAR?
Ma chu pic chu, que así apa re ce es cri to en la do cu men ta ción his pa no an di na des de
1565, fue edi fi ca da por Pa cha cu tec Inca Yu pan qui —o qui zás por su pa dre Wi ra co cha
Inca— para su pa na ca unos
cien años an tes de la lle ga da
de los es pa ño les a los Andes;
y, por su ubi ca ción en las al tu ras del va lle del Uru bam ba
fue quedando marginal
—más no ig no ra da— por el
Perú his pa no an di no que sur gía por en ton ces. Hi ram Bing ham, con el apoyo del pre si den te Au gus to B. Le guía
(1908–12), lle vó a cabo las
pri me ras in ves ti ga cio nes in ter dis ci pli na rias que sus ten ta ron su co mu ni ca ción al mun do des de la Univer si dad de
Yale en 1911 que ha bía ha lla do la ciu dad per di da de los in cas, ini cian do así un flu jo de
vi si tan tes en cons tan te au men to. Por ello, el sec tor tu ris mo quie re ce le brar este he cho his tó ri co que pro pon go
con me mo rar para que sea un
mo men to de re fle xión so bre
la con ser va ción cul tu ral y na tu ral de Ma chu Pic chu cómo
sím bo lo del Perú del si glo
XXI.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
ASPECTOS JURÍDICOS DE MACHU PICCHU
Elías Carreño Peralta1
T
ratar los aspectos jurídicos sobre Machu Picchu
es asunto muy complejo por las
diversas cuestiones y problemas
que tiene el Santuario Histórico
de Machu Picchu (SHM). Por
ello, abordaremos en este ensayo de investigación, los aspectos
principales siguientes: El régimen de propiedad estatal del patri mo nio ar queo ló gi co, el
régimen jurídico de los suelos,
la condición de área natural pro-
tegida, la gestión del patrimonio
cultural y el turismo, la institucionalidad y la repatriación de
las piezas arqueológicas desde la
Universidad de Yale.
arqueológico por su procedencia prehispánica, es de exclusiva
titularidad del Estado y de la Nación, incluyendo por cierto, a
los principales monumentos arqueológicos como la ciudad
inca de Machu Picchu. Así lo deRÉGIMEN JURÍDICO DEL
ter minó para empezar, el DecrePATRIMONIO
to Supremo No. 089 del 22 de
ARQUEOLÓGICO
abril de 1822, una de las primeSiempre ha sido parte de la le- ras nor mas de la República, en
gislación especial y ha dejado el sentido de que los monumenmuy en claro que el patrimonio tos que quedan de la antigüedad
1 Profesor asociado de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la UNSAAC y magíster en derecho ambiental por la Universidad de Andalucía. E–mail:
[email protected]
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
131
Elías Carreño Peralta
del Perú son propiedad de la Nación.
Luego, la primera Ley del Patri mo nio Cul tu ral de la Nación, Ley Nº 6634 de 13 de junio de 1929, reafir mó el dominio del Estado sobre los bienes cul tu ra les prehis pá ni cos,
principalmente inmuebles y, la
primera nor ma suprema que
consagró esta política fue la
Constitución de 1933 cuyo ar tícu lo 82º de ter mi nó que:
“Los tesoros arqueológicos, ar tísticos e históricos están bajo
la salvaguarda del Estado”.
En ese mismo sentido, el artículo 36 de la Constitución de
1979 estableció que los yacimientos y restos arqueológicos,
construcciones, monumentos,
objetos artísticos y testimonios
de valor histórico, declarados
como Patrimonio Cultural de la
Nación, están bajo el amparo
del Estado y que la ley regula su
conser vación, mantenimiento y
restitución.
La vigente Constitución de
1993 a través de su Art. 21 prescribe también que: “Los yacimien tos y res tos arqueo ló gicos, cons truc cio nes, mo numentos, lugares, documentos
bibliográficos y de archivo, objetos ar tísticos y testimonios
de valor histórico expresamente de cla ra dos bie nes cul tu rales, y provisionalmente los que
se presumen como tales, son
patrimonio cultural de la Nación, independientemente de
su condición de propiedad privada o pública. Están protegidos por el Estado”. Al respecto, hay que aclarar que Machu
Picchu ha sido declarado expresamente como Patrimonio
Cultural de la Nación a través
de Ley No. 23567.
No debe con fun dir se Nación con Estado, pues el primero es el conjunto de personas
que vi ven en un te rri to rio,
mientras que el Estado es la
Nación jurídicamente organi132
zada. Lo impor tante de ambos
concep tos, en todo caso, es
que consagran un régimen jurídico público para los bienes arqueológicos, excluyendo un régimen de propiedad privada,
sobre todo para los inmuebles
prehis pá ni cos, como ca sas,
canchas, andenes, acueductos,
con jun tos ur ba nos, ca mi nos,
puentes y ciudades procedentes de todas las culturas precolombinas de nuestro país.
His tó ri ca men te, la le gis lación civil del Perú ha prescrito
lo mismo. Así, por ejemplo, el
Código Civil de 1936 al regular
la clasificación de los bienes inmuebles del Estado, en el Libro de los Derechos Reales, incluía a las aguas, puentes, caminos, plazas públicas y de modo
expreso a los monumentos arqueológicos. El Art. 954 del vigente Código Civil de 1984,
promulgado por Decreto Legislativo No. 295, en lo referente a la propiedad predial y sus
alcances, deter mina que comprende el suelo, el sub–suelo y
el sobre suelo a par tir de los linderos de la propiedad hasta
donde sea útil al propietario,
exceptuándose del subsuelo, a
los recursos naturales y los yacimientos arqueológicos que
se remiten a su legislación especial.
Con lo que queda muy claro
entonces, que en la historia del
derecho nacional, a nivel constitucional, civil y de la legislación
especial, se ha consagrado siempre la titularidad pública de los
vestigios y bienes arqueológicos
inmuebles en todas sus expresiones, incluyendo por cierto, en
primer nivel a las ciudades y centros po bla dos prehis pá ni cos
como es la ciudad inca de Machu Picchu y las otras zonas,
conjuntos y sitios arqueológicos
de la Red de Caminos Inca del
Santuario Histórico de Machu
Picchu y del territorio nacional
en su conjunto.
RÉGIMEN JURÍDICO DE LOS
SUELOS
Muy a pesar de que el ar tículo 3 del Reglamento de Investigaciones Arqueológicas, aprobado por Resolución Suprema
N° 004–2000–ED es ta ble ce
que las zonas, sitios, paisajes arqueo ló gi cos y otros in muebles, que tienen la categoría de
mo nu men tos ar queo ló gi cos
prehispánicos, son intangibles
y están protegidos por el Estado, no hay nor ma alguna, en
toda la legislación cultural, que
deter mine la condición jurídica de propiedad estatal de los
suelos adyacentes a los inmuebles arqueológicos. Por ello, el
régimen de propiedad pública
de los monumentos e inmuebles arqueológicos ha coexistido siempre con el régimen de
propiedad privada de los predios vecinos.
Y ese ha sido también el caso
de Machu Picchu, el cual, antiguamente, se encontraba en el
ámbito de la hacienda Sillque
del distrito de Ollantaytambo
que pertenecía a la familia Ferro
y que estaba inscrita a fojas 60
del tomo 1 del Registro de Predios del Cusco. Posterior mente
los herederos de la señora Lourdes Ferro de Abrill realizan e inscriben en el asiento 9 del precitado tomo, la división de dicha hacienda en 4 lotes, incluyendo a
los predios Santa Rita de Qquente y Qquente.
El predio Qquente de 22,000
hectáreas que era el lote 4, se adjudicó al señor Emilio Abrill
Vizcarra. Luego, por Escritura
Pública del 12 de setiembre de
1944, don Emilio Abrill Vizcarra vende a Julio Zavaleta Flores
las 22 mil hectáreas, estableciendo en la cláusula quinta del contrato, una reser va de venta, que
excluía de la misma, a las indemnizaciones que se seguían ante
el gobierno por la expropiación
de las ciudadelas incaicas de Machu Picchu, Huayna Picchu, Wi-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Aspectos jurídicos de Machu Picchu
ñay Wayña, Sayaq Marka y Phuyupatamarca.
En base a dicha reser va o exclusión de venta, que persigue
asegurar, el pago del justiprecio
respectivo, la sucesión Abrill ha
iniciado sendos procesos judiciales en contra del Estado para intentar reivindicar la propiedad y
las rentas generadas por la ciudad inca de Machu Picchu y los
otros gru pos ar queo ló gi cos,
muy a pesar de que la legislación
especial del patrimonio cultural
y la propia legislación civil de todas las épocas, así como los mandatos constitucionales, siempre
excluyeron del régimen de propiedad privada, a los inmuebles
arqueológicos, con lo que la propiedad de éstos siempre fue del
Estado y no era necesario por lo
tan to, que fue ran “ex pro piados” siendo entonces absolutamente improcedente, reclamar
un justiprecio por el dominio y
la administración estatal de las
ciudadelas incaicas y el patrimonio arqueológico de Machu Picchu, Huay na Pic chu, Wi ñay
Wayña, Sayaq Marka y Phuyupatamarca.
En todo caso, en el momento, al respecto de la propiedad
predial, su reivindicación y el cobro de frutos civiles o reclamación de ganancias, se tienen, entre las partes, los siguientes casos judiciales:
• Causa N° 103–2003 seguida
ante la 1° Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia del Cusco
por Roxana Dominga Abrill
Nuñez en representación de la
sucesión Abril en contra del
INC, hoy Ministerio de Cultura
y el INRENA , hoy el
SERNANP sobre reivindicación e indemnización.
• Epediente N° 2228–2005 seguida ante el 3er Juzgado Civil del
Cusco por Blanca Angélica Zavaleta Zavaleta contra el Ministerio
de Cultura sobre reivindicación.
• Causa N° 1949–2006 seguida
ante el 2º Juzgado Civil del Cusco, por Blanca Angélica Zavaleta Zavaleta y otros contra el Minis te rio de Cul tu ra y el
SERNANP sobre cobro de frutos civiles.
• Causa No. 1954–2006 seguida ante el 3º Juzgado Civil del
Cusco por Roxana Dominga
Abrill Núñez contra el Ministerio de Cultura sobre reivindicación.
Expediente N° 1791–2006 seguido por Julio Carlos Zavaleta
Zavaleta sobre nulidad de asiento registral contra el Ministerio
de Cultura.
El Estado, a su vez, intentó sanear legalmente el régimen de
propiedad de los suelos e inició
procesos de expropiación mediante la Dirección General de
Refor ma Agraria, habiéndose
expropiado paulatinamente las
siguientes porciones de predios:
• Expropiación de 11,636.01
hectáreas.
• Expro pia ción de 1,134.00
hectáreas.
• Expro pia ción de 5,369.00
hectáreas.
• Expropiación de 1,567.00 hectáreas.
Por lo que, el total expropiado
del ex fundo de Qquente alcanza
a la extensión de 19,706.01 hectáreas debidamente registradas en
la SUNARP Cusco con un saldo
a favor de la sucesión Zavaleta de
2,293.99 hectáreas, cuya ubicación, sin embargo, en el terreno,
no ha podido ser precisada por la
SUNARP en base a la sucesión
de asientos registrales que no
siempre incorporan datos claros.
Al mismo tiempo, el Estado ha
conseguido la inscripción registral de todo el Santuario Histórico de Machu Picchu con 32,592
hectáreas en la Ficha N° 17699
del Libro de la Propiedad Inmueble de los Registros Públicos del
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
133
Elías Carreño Peralta
Cusco, con lo que el dominio público del Santuario Histórico y
Parque Arqueológico Nacional
de Machu Picchu está garantizado.
CONDICIÓN JURÍDICA DE
ÁREA NATURAL
PROTEGIDA
Por otro lado, en el contexto
de lo establecido por el Art. 2, inciso 22 de la Constitución de
1993 que reconoce el derecho
fundamental de toda persona a
gozar de un ambiente equilibrado
y adecuado para el desarrollo de
la vida y lo dispuesto por el Art.
68 de la misma Constitución, en
el sentido de que el Estado tiene
la obligación de promover la conservación de la diversidad biológica y de las áreas naturales protegidas, Machu Picchu tiene también
la condición de área natural protegida en la modalidad de Santuario
Histórico, cuyo reconocimiento
formal se dio todavía mediante
De cre to
Su pre mo
N° 001–81–AA con una superficie de 32,592 hectáreas.
De hecho, el fundamento principal para el reconocimiento de
Machu Picchu como área natural
es la rica diversidad biológica de
ceja de selva que tiene, incluyendo el ecosistema de bosques húmedos de nubes y singulares
muestras de flora y fauna como
las variedades de orquídeas, el
oso de anteojos, el gallito de las rocas, entre varios otros. En este
caso, además de las normas constitucionales, el régimen legal aplicable está contenido en la Ley de
Áreas Naturales Protegidas, Ley
N° 26834, su Reglamento aprobado por Decreto Supremo No.
038–2001–AG y el Plan Director
de las Áreas Naturales Protegidas.
El instrumento principal de
planificación de un área natural
es su Plan Maestro, que define la
zonificación del espacio, capacidad de carga y otras nor mas técnico–legales. Así, por Resolu134
ción Jefatural N° 085–98–INRENA del 02 de octubre de
1998 se aprobó el primer Plan
Maestro del SHM por 5 años
hasta el 2003, año en que empieza a ser actualizado y es aprobado luego por Resolución Jefatural N° 109–2005–INRENA y
Resolución Directoral Nacional
No. 738/INC del 1 de junio del
2005 de parte de la entidad cultural.
Hoy, habiendo transcurrido
otra vez, el plazo de 5 años, el
Plan Maestro del SHM tiene
que volver a ser actualizado. Asimismo, cabe aclarar que el SHM
es incorporado en la Lista del Patri mo nio Mun dial de la
UNESCO el 9 de diciembre de
1983 como patrimonio cultural
y natural de la humanidad en
base a las disposiciones de la
Convención de la UNESCO
para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural
de 1972, que el Perú ha ratificado a través de Resolución Legislativa N° 23349 del 21 de diciembre de 1981.
Por ello, esta convención ha
sido incorporada en el ordenamiento jurídico de nuestro país, a
mérito de lo establecido por el 55
de la Constitución que determina
que los tratados ratificados por el
Perú forman parte del derecho nacional, lo que implica que sus cláusulas pueden ser utilizadas ante todas las autoridades administrativas, policiales y judiciales. Sobre
este aspecto cabe aclarar, por último, que la condición de Machu
Picchu como “Maravilla del Mundo” no es oficial, aunque si tiene
gran repercusión por el reconocimiento, que un comité internacional privado realizó en Lisboa, el 7
de julio del 2007 para lanzar las
nuevas 7 Maravillas del Mundo.
GESTIÓN DEL PATRIMONIO
CULTURAL Y EL TURISMO
Además de la condición de
área natural protegida, Machu Picchu tiene la categoría de reserva
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Aspectos jurídicos de Machu Picchu
turística nacional a mérito de lo establecido por Resolución Ministerial N° 105–92–ICTI/DM del
sector Turismo, debiéndose aclarar que estas reservas se llaman
hoy zonas de desarrollo turístico
prioritario, conforme a lo precisado por los artículos 22 y siguientes de la vigente Ley General de
Turismo, Ley N° 29408, que en
su artículo 3 incorpora el Principio de Conservación, por el cuál,
se estipula que el desarrollo de la
actividad turística no debe afectar
ni destruir las culturas vivas ni los
recursos naturales.
Por su parte, la Ley Orgánica
del Mi nis te rio de Co mer cio
E x t e r i or
y
Tu r i s m o
(MINCETUR), Ley N° 27779,
fija las fun cio nes del
MINCETUR, siendo las principales de éstas: Nor mar, fiscalizar y sancionar la actividad turística; orientar y coordinar los programas que realicen las entidades regionales y gobiernos locales, coordinar programas y acciones destinadas a la creación de la
conciencia ciudadanía e incentiva la conversión de recursos turísticos a productos turísticos,
sin que, por cierto, figure entre
ta les fun cio nes, la con ser vación, preser vación y gestión del
Patrimonio Cultural de la Nación que es función exclusiva
del Ministerio de Cultura de confor midad a los artículos 4 y 5 de
su ley de crea ción, Ley No.
29565. Empero, por mandato
del inciso r) del Art. 7 de su ley
de creación, el Ministerio de Cultura coordina con el
MINCETUR, la elaboración y
ejecución de la política de promoción del turismo cultural.
Lo que no puede hacer el
MINCETUR en ningún caso, es
administrar, proteger o gestionar
los bienes inmuebles que integran el Patrimonio Cultural de la
Nación, porque dicha función es
exclusiva de la autoridad cultural
a partir del mandato constitucional del Art. 21, complementado
por el Art. VII del Título Preliminar de la Ley No. 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de
la Nación y el Art. 14 de la Ley de
creación del Ministerio de Cultura que confían la administración,
promoción, difusión y protección del Patrimonio Cultural de la
Nación, al Viceministerio de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales del Ministerio de Cultura.
Por ello mismo y de acuerdo a
lo dispuesto por el inciso b) del
Art. 5 de la Ley No. 29565, los planes, programas y proyectos de
promoción, defensa, protección,
difusión, manejo y puesta en valor de los bienes y manifestaciones culturales deben ser elaborados, aprobados e implementados
por el Ministerio de Cultura. Al
respecto, el MINCETUR solamente puede coordinar y emitir
opinión técnica en materia turística a propósito de la elaboración
de los instrumentos de gestión
del patrimonio cultural inmueble
de la Nación, conforme lo aclaran los incisos 8 y 13 del Art. 5 de
la Ley General del Turismo.
Es necesario dejar muy en claro que los planes de manejo y uso
turístico deben ocuparse solo de
la actividad turística y no pueden
ni deben ser confundidos con los
planes de gestión cultural como
ha de ser siempre el Plan Maestro
del SHM. Los planes de manejo
turístico se deben limitar a la ordenación de los circuitos, la planta
turística o ubicación de los servicios, las operaciones, rutas, el
transporte, la promoción, la descongestión de los lugares muy visitados, entre otros aspectos propios del turismo y también pueden referirse a la capacidad de carga, pero en tal caso, en cuanto a sitios culturales, deben basarse en
la capacidad de soporte o carga establecida por la autoridad cultural
para no rebasarla y causar el deterioro de los bienes culturales.
Solo así el turismo será realmente
sostenible, como se persigue que
sea en el SHM.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
135
Elías Carreño Peralta
tantes nacionales de estas entidaINSTITUCIONALIDAD EN
des, el Comité Alterno integrado
MACHU PICCHU
De hecho, la primera institu- por los representantes regionales
ción que tuvo presencia en Ma- y la Gerencia que, sin embargo,
chu Picchu fue la entidad cultural, fue desactivada. Cada entidad
todavía en la década del 40 del si- debe conducir la UGM por un peglo XX con el nombre del Patro- riodo de 2 años. Cuando la connato de Arqueología, seguida de ducción de la UGM corresponla Casa de la Cultura y el Instituto dió al INC y al INRENA las reuNacional de Cultura que ahora se niones eran periódicas y se tomaha fusionado en el Ministerio de ron muchos acuerdos. Empero,
Cultura y que a través de su ente cuando correspondió el turno al
desconcentrado, la Dirección Re- MINCETUR y al Gobierno Regional de Cultura Cusco tiene la gional del Cusco las convocatocompetencia de conservar y ges- rias registraron una sensible baja
tionar la ciudad inca de Machu que hay que revertir en pro de la
conservación del Santuario.
Picchu.
Con el establecimiento de la ca- Junto a las categorías nacionategoría de área natural como San- les de Santuario Histórico y Partuario Histórico de Machu Pic- que Arqueológico existe el Districhu, el ente competente para con- to de Machu Picchu creado por
servar la diversidad biológica del Ley No. 9396 del 30 de setiembre
área fue el Instituto Nacional de de 1941 y que se sujeta a la vigenRecursos Naturales (INRENA) te Ley No. 27972, Ley Orgánica
adscrito al Ministerio de Agricul- de Municipalidades, cuyo artículo
tura, ahora derivado al Ministerio 82, inciso 12 precisa, que en matedel Ambiente como el Servicio ria de cultura, las municipalidades
Nacional de Áreas Naturales Pro- tienen la función específica de:
te gi das por el Esta do, el “Promover la protección y difusión del patrimonio cultural de la
SERNANP.
Por su parte, la promoción del Nación, dentro de su jurisdicturismo corresponde a la Direc- ción, y la defensa y conservación
ción Regional de Turismo y Co- de los monumentos arqueológimercio Exterior (DIRCETUR) cos, históricos y artísticos, colaboCusco como parte del Gobierno rando con los organismos regioRegional del Cusco. La concu- nales y nacionales competentes
rrencia de estas entidades públi- para su identificación, registro,
cas en Machu Picchu, implicó en control, conservación y restauraun momento, perfeccionar la insti- ción”.
tucionalidad encargada del mane- De lo que deviene en claro,
jo del SHM creándose la Unidad que la Municipalidad Distrital de
de Gestión del Santuario Históri- Machu Picchu en materia cultural
co de Machu Picchu (UGM) a tra- y natural debe coordinar con el
vés de Decreto Supremo Nº Mi nis te rio de Cul tu ra y el
023–99–AG. Cabe aclarar que la SERNANP respectivamente, deUGM es estrictamente una instan- biendo precisarse entonces que el
cia de coordinación, concerta- gobierno local no puede pasar
ción y de facilitación, no reprodu- por alto la autoridad de dichas ence las competencias de los cuatro tidades nacionales, ni del Gobierentes que lo integran que son el no Regional del Cusco en cuanto
Mi nis te rio de Cul tu ra, el a la promoción del ordenamiento
SERNANP, el MINCETUR y el territorial, pues no debe olvidarse
que la autonomía municipal (mal
Gobierno Regional del Cusco.
La UGM se reúne periódica- invocada o entendida por casi tomente y está organizado en el Co- das las gestiones ediles en Machu
mité Directivo con los represen- Picchu al haber fomentado el caó136
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Aspectos jurídicos de Machu Picchu
tico crecimiento urbanístico de
Aguas Calientes) se ejerce con sujeción al ordenamiento jurídico
del país , conforme lo determina
el propio Art. II del Título Preliminar de la Ley No. 27972.
Ello implica también que el
10 % de los ingresos, que por visita turística, se derivan a la Municipalidad de Machu Picchu,
deben invertirse en proyectos y
actividades de conser vación del
patrimonio cultural y natural del
distrito, coordinando con los entes competentes, confor me lo
determina la Ley No. 28100 que
ordenó dicha transferencia.
Por otro lado, en cuanto a servicios públicos, en el SHM, tiene
añeja presencia el ser vicio de
transporte ferroviario, hoy a cargo de la empresa Ferrocarriles
Trasandino S.A. que es la concesionaria de la ruta de los ferrocarriles del sur y, Perú Rail S.A. que
hasta hace poco era la única empresa operadora del servicio. Hoy
tenemos a otras 2 empresas que
tienen permiso de operación que
son Inka Rail y Machu Picchu
Trail.
De otra parte, la dotación de
energía eléctrica para toda la región, viene de la Central Hidroeléctrica de Machu Picchu que se
encuentra en pleno SHM y cuya
presencia es anterior al establecimiento del área natural protegida,
aunque posterior a la categoría de
parque arqueológico. La normatividad del sector Energía y Minas
obliga también a las empresas
prestadoras de los servicios eléctricos a conservar el ambiente y
las áreas protegidas.
A propósito del aprovechamiento de las aguas del río Vilcanota de parte de EGEMSA para
la obtención de energía eléctrica,
el dispositivo directamente aplicable de este sector para el SHM, es
el Reglamento de Protección
Ambiental de la Actividades Eléctricas aprobado por Decreto Supremo N° 029–2004–EM, cuyo
artículo 42 determina que las em-
presas eléctricas deben minimizar
los efectos de sus proyectos sobre
los recursos naturales, bienes patrimoniales y culturales de las comunidades nativas y campesinas,
así como sobre el patrimonio histórico y arqueológico.
REPATRIACIÓN DE LAS
PIEZAS ARQUEOLÓGICAS
DE MACHU PICCHU
La extracción de numerosas
piezas arqueológicas de Machu
Picchu a cargo de Hiram Bingham luego del descubrimiento
científico de la ciudadela inca en
1911 y la larga permanencia de éstas en el Museo Peabody de la
Universidad de Yale en Estados
Unidos, implicó un largo debate y
acciones de protesta que conducirán, a través de un reciente memorándum de entendimiento, a su repatriación mediante un proceso
que durará hasta el año 2012.
Al respecto, la normatividad
ha sido clara en cuanto a prohibir
las excavaciones arqueológicas no
autorizadas, impedir la salida o exportación de piezas arqueológicas sin la debida autorización, así
como la exigencia de repatriación
para el caso de bienes arqueológicos muebles que por el tráfico ilícito fueron a parar al extranjero.
Así, el Decreto Supremo No. 089
del 22 de abril de 1822 prohibió la
extracción de piedras minerales,
obras antiguas de alfarería, tejidos
y demás objetos que se encontraban en las huacas.
Del mismo modo, el Decreto
Supremo No. 433 del 3 de junio
de 1836, suscrito por el presidente provisional del Perú Luís José
Orbegoso por orden de Mariano
de Sierra, declara vigente la prohibición de extraer minerales y antigüedades en los términos del Decreto Supremo 89 del 2 de abril
de 1822. Por Decreto Supremo
del 27 de abril de 1893, se reitera
la prohibición de excavar en huacas, fortalezas y templos sin licencia, declarando, a la vez, como
monumentos, a las antiguas cons-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
137
Elías Carreño Peralta
trucciones anteriores a la conquista y de interés público su conservación.
Seguidamente, por Decreto Supremo N° 2612 del 19 de agosto
de 1911, se establece que son de
propiedad del Estado, todos los
objetos que se encuentren en
asen ta mien tos arqueo ló gi cos,
prohibiendo toda exportación de
antigüedades, mientras el Congreso no dicte las leyes sobre la materia, salvo para el caso de duplicados.
En ese contexto nor mativo,
Hiram Bingham tuvo que pedir
permiso para realizar los trabajos
de exploración y excavación arqueológica en Machu Picchu y
Choquequirao. El primer permiso de exploración le fue otorgado
mediante Resolución Ministerial
de fecha 12 de octubre de 1912.
Luego, de modo excepcional, el
Gobierno autorizó, la salida temporal de los bienes arqueológicos
de Machu Picchu por el término
de 18 meses al amparo de Resolución Ministerial N° 1529 del 31
de octubre de 1912 y Resolución
N° 31 del 27 de enero de 1916,
por el plazo de 18 meses, que venció en julio de 1917.
Luego, el gobierno peruano reclamó pocas veces la devolución
de las piezas arqueológicas hasta
que el 13 de julio del 2006 se promulga la Ley N° 28778 declarando de interés público la repatriación de los bienes culturales de
Machu Picchu. Sin embargo, seguidamente, contraviniendo la citada ley, por Decreto Supremo
N° 150–2007–PCM se nombró
una comisión encargada de promover la repatriación de los bienes arqueológicos presidida por
el ex ministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento, economista Her nán Garrido Lecca
Montañéz, quien ciertamente no
era el ministro competente para
firmar un acuerdo o memorándum de entendimiento entre el
Perú y la Universidad Yale de fecha 14 de setiembre del 2007, que
138
contenía disposiciones muy lesivas al interés nacional, como fueron:
• Un reconocimiento de derechos de usufructo del material arqueológico de Machu Picchu a
favor de la Universidad Yale por
el término adicional de 99 años.
• Una grosera subvaloración de
todas las piezas arqueológicas de
Machu Picchu en la suma de
200,000 dólares americanos.
• El sometimiento del Perú a
que cualquier disputa que surja
del acuerdo, sea resuelto por los
magistrados nor teamericanos
del Distrito Judicial de Connecticut.
El único aspecto positivo posterior a dicho acuerdo, fue el inventario de los bienes arqueológicos de Machu Picchu que por
primera vez, en marzo del 2008,
hizo una misión peruana, habiendo registrado más de 4,000
piezas y fragmentos. Este inventario ha ser vido también de
base para la devolución de las
piezas arqueológicas que se ha
acordado a través del reciente y
de fi ni ti vo Me mo rán dum de
Entendimiento, suscrito el 23
de noviembre del 2010 entre el
Ministro de Relaciones Exteriores del Perú y el Presidente de la
Universidad Yale, que tiene los
principales acuerdos siguientes:
• Invalida el Memorándum de
Entendimiento del 14 de setiembre del 2007.
• Determina el retorno de las
piezas museables para el centenario del descubrimiento científico
de Machu Picchu, o sea, para el
24 de junio del 2011.
• Establece que a fines del 2011
se devolverá otra cantidad de vestigios arqueológicos, aunque no
se precisa el número de piezas a
devolverse.
• El tiempo límite para el retorno de los objetos arqueológicos
será el año 2012.
• El costo de la devolución de
los materiales arqueológicos corre a cargo de Yale.
• El Perú facilitará el acceso a los
materiales devueltos y el Congreso aprobará una partida extraordinaria para habilitar un Museo y
un Centro de Investigación.
• La Universidad Nacional de
San Antonio Abad del Cusco
será la depositaria y custodia de
los materiales.
• El acuerdo se rige por las disposiciones del derecho peruano.
• El proceso judicial seguido por
el Perú contra la Universidad Yale
ante el Juzgado Federal de la Corte de Connecticut, quedará en
suspenso con la aplicación del
memorándum y terminará con la
devolución de las piezas.
Cualquier desacuerdo en la
apli ca ción del me mo rán dum,
será resuelto en privado o por las
reglas de arbitraje de la Cámara
Internacional de Comercio.
La fir ma e implementación
del ci ta do me mo rán dum ha
sido saludada a nivel regional,
nacional e internacional. Para albergar las piezas museables que
retornarán para junio del 2011,
la UNSAAC ya ha puesto a su
disposición la Casa Concha que
está siendo restaurada en convenio con la Dirección Regional
de Cultura Cusco y junto a una
misión de Yale, las partes ya han
expresado su confor midad con
dichas instalaciones.
De este modo, luego de 100
años, se repatriarán los bienes arqueológicos que de hecho, ya registraban una permanencia ilegal
en la Universidad Yale, dado que
el permiso otorgado por el Perú
ya había expirado en 1917. La repatriación de las piezas arqueológicas de Machu Picchu tras un
centenario es un hito para la historia del Perú y el Cusco que fortalece la identidad cultural de todos
los peruanos.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
TUNKI (GALLITO DE LAS ROCAS)
INKILL (ORQUÍDEA)
HISTORIA, SACRALIDAD, IDENTIDAD Y GESTIÓN
APUNTES Y REFLEXIONES SOBRE EL SANTUARIO HISTÓRICO DE MACHUPICCHU
David Ugar te Vega Centeno1
E
l Santuario Histórico de
Machupicchu debe ser
apreciado desde variadas dimensiones, es icono de la identidad nacional de los peruanos. Está
declarado patrimonio cultural y
natural de la humanidad. Ha sido
consignado como principal destino turístico del mundo. Constituye eje sus tan ti vo para el
desarrollo de la región Cusco y
del sur andino en donde se ubica.
Forma parte de las cadenas de hierotopos, de los lugares sagrados,
en las montañas de los andes surandinos. Machupicchu, es todas
estas dimensiones y muchas más.
Su historia, sacralidad e identidad,
constituye, como lo evidencian
los estudios presentados, por sobre todo, un nexo de encuentro
entre sabidurías para afirmar el
respeto, hacer fluir la energía
vitalizante, entre el cosmos y la humanidad y lograr apreciar el patrimonio natural–cultural en su
autenticidad irrepetible. Machupicchu, es, por ello, una fuente de
autoestima, sustentada en su carácter de espacio andino sagrado.
Con Machupicchu, accedemos a
las sabidurías de la originaria civilización andina, una de las cunas
1 Docente de la Facultad de Ciencias Sociales.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
141
David Ugarte Vega Centeno
de la humanidad. Nos permite
apreciar los desafíos del futuro
para una vida mejor, desde los retos de su correspondencia con la
democracia dialogante, las naciones pluriculturales y la armonía
entre todas las formas de vida.
Estas dimensiones son las
que hacen de Machupicchu un
patrimonio de la humanidad, reconocido por la Unesco. El
INC Cus co ha de cla ra do el
2005, que el 7 de diciembre de
todos los años es un Día Cívico
del Patrimonio, en homenaje a
las luchas en su defensa y en convocatoria a continuarlas fir me y
responsablemente. Esta decidida afir mación y defensa del patrimonio cultural, ha tenido sus
principales batallas en las movilizaciones ciudadanas en torno a
Ma chu pic chu, como las que
tuve el honor y orgullo de conducir a fines del siglo XX junto
a Jorge Flores y el Departamento Académico de Antropología,
Arqueología e Historia de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, contra los
intentos de construir un teleférico, darle sobreuso turístico, privatizar la gestión y afectar irremediablemente el Santuario Histórico. Gracias a estas movilizaciones, es que se ha dado notable impulso a la lucha por salvar
el Santuario y los otros patrimonios culturales y naturales. Uno
de los últimos avances es el aprobado Plan Maestro 2005–2015,
del Santuario Histórico, que per mitirá afianzarlo como espacio
andino sagrado. Es un Plan
Maestro abierto al desarrollo de
una humanidad más justa, más libre y más solidaria. Plan sustentado en un pueblo, una región y
visitantes, los que se apropian
de su significado y sabiduría,
para conser varlo y ponerlo en
valor, para el desarrollo humano.
Desde Machupicchu, se da el
eco planetario, con el compromiso ciudadano, asumido para
142
la afir mación, conser vación y
puesta en valor de todos los patrimonios de la humanidad. Machupicchu es también, emblema
de los diversos valores culturales del mundo.
El patrimonio cultural es un
bien de autenticidad de la humanidad, en su historia social y de
vínculo con el cosmos. Los diversos pueblos de la humanidad, hacemos habitable el planeta, estableciendo vínculos con la
naturaleza, dando for ma a los territorios, forjando bienes muebles e inmuebles y afianzando lazos sociales y espirituales de carácter inmaterial. La diversidad
cultural se expresa en esta multiplicación de patrimonios en todos los continentes. La defensa
de estos afianza la autoestima social, multiplica las señas de identidad y los hace ejes de desarrollo para una vida mejor. Existen
patrimonios que, asumiéndose
en su singularidad, son declarados de toda la humanidad, otros
se ratifican característicos de naciones, regiones y pueblos. Todos expresan, en su originalidad, en sus rasgos singulares únicos, irrepetibles, intransferibles,
no renovables el vasto y diverso
patrimonio cultural y natural de
la humanidad.
Des de Ma chu pic chu y el
Cusco, se afir ma los valores
del patrimonio, sus señas de
identidad y la correspondencia
con la justicia y la liber tad. De
igual for ma, los bienes muebles e inmuebles, así como los
inmateriales, son patrimonios
que expresan valores, pues en
ellos se manifiestan las señas
de identidad y las relaciones sociales de los diversos pueblos.
Por eso rechazamos que se califique al patrimonio como “ruinas”, como si se tratase de desechos físicos del pasado. El
patrimonio de los pueblos diversos, son emblemas que expresan valores y muestras de
identidad, con los cuales se la-
bra el futuro. En cada uno de
ellos la humanidad ha marcado cada paso de la esforzada
marcha hacia una vida digna,
en plena ar monía con el cosmos. La pers pec tiva an di na,
nos señala que en los espacios
territoriales, bienes y costumbres, existen vínculos espirituales de sacralidad, reciprocidad,
autoestima, ar monía, los cuales al afir marse hacen que fluya la ar monía del cosmos y se
logre un buen vivir. Se resguarda, se protege y se pone en valor el patrimonio, cuando son
afir mados estos valores y las señas de identidad. Es la única
vía para que los pueblos los reco noz can como su yos, apropiándose de sus significados.
De esta for ma se afianza la cor res pon den cia con nue vas
prácticas sociales del desarrollo hu mano, lo que per mi te
que la salvaguarda del patrimonio sea par te sustantiva de la
pugna tenaz porque impere la
justicia y reine la liber tad.
El patrimonio de los pueblos,
como el Santuario de Machupicchu, está amenazado, y debe promoverse amplias movilizaciones ciudadanas para afir marlo y
defenderlo. Existen tres graves
amenazas contra sus valores y
señas de identidad, a las que
debe responderse:
PRIMERA AMENAZA
Se pretende afectar la autenticidad del patrimonio para incluirlo como un bien de entretenimiento vacío, que afecte su significado cultural, aplastando las
civilizaciones y culturas que lo
sustentan, cuando éstas en su diversidad son más bien las que
concitan la presencia respetuosa
del mundo global.
SEGUNDA AMENAZA
Se pretende ocupar y sobreusar los bie nes pa tri mo nia les
rompiendo sus vínculos de ar monía con la naturaleza, lo que
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Historia, sacralidad, identidad y gestión de Machupicchu
afectaría irremediablemente al
patrimonio y ocasionaría un gravísimo daño a los ecosistemas
de vida.
TERCERA AMENAZA
Se trata y se busca reducir la
gestión del patrimonio a fuente
para reparto de ingresos hacia
otros ám bi tos, ac tivi da des y
usos, sean privados o públicos,
lo que destruye su condición de
eje cultural del desarrollo.
Para evitar estas amenazas,
convocamos a que todos los ciudadanos afir men los valores del
patrimonio a favor de la humanidad y su diversidad cultural.
Machupicchu es un lugar sagrado de la civilización andina,
nexo entre lo alto andino y la
Amazonía. Esta ubicado cerca
de la ciudad del Cusco, con accesos complementarios del Qhapaq Ñan Continental. Fue construido en el período de apogeo
del Tawantinsuyo, y está relacionado con el culto andino a Pachacútec y al sol. Es una de las
maravillas universales de la obra
humana, pues fue edificado con
las mejores técnicas de construcción en piedra, de adecuación
amable del suelo, laderas y agua
en alta montaña y de interrelación sustentable de los ciclos
del sol y el agua con las diversas
for mas de vida del eco sistema
singular. Las investigaciones arqueológicas están precisando
sus funciones como espacio sacro. Si bien se menciona en algunas crónicas y existía alguna referencia al sitio, estuvo largos
años escondido. En el Siglo
XIX varios peruanos y estudiosos extranjeros hacen mención
a Machupicchu. Corresponde a
Hiram Bingham haberlo puesto
en 1911 en la escena nacional y
mundial. Se le redujo a solo la
ciudad inca. Se ha resignificado
el conjunto de su espacio vinculado, y múltiples investigaciones, en la que han tenido decisiva participación investigadores
nacionales, incluidos del Cusco
y peruanistas, dando sustento al
Plan Maestro, han ido precisando sus características, como se
puede apreciar en el libro editado por el INC–Cusco respecto
a su historia, sacralidad e identidad.
Han sido diversas las interpretaciones respecto al significado
de Machupicchu. Se han for mulado propuestas y desarrollado
importantes debates. Las principales for mulaciones han sido
las siguientes.
Para Hiram Bingham, Machupicchu tenía un doble significado. Era el lugar de origen de la
etnia Inca. El Templo de las
Tres Ventanas era Tamputoco,
La Ciudad perdida de los primeros Incas, que tendría su origen
en la Amazonia y no en el Lago
Titicaca. Señala Bingham que
posterior mente se construyó en
la Capital de la resistencia con
Manco Inca, confundiéndola
con Vilcabamba, que correspondía más bien a Espíritu Pampa.
Sus primeras investigaciones, lo
llevaron a sostener que era una
Ciudadela con poca población,
básicamente compuesta por mujeres dedicadas al culto solar,
protegida militar mente y con
una élite religiosa al mando. Las
hipótesis de Bingham han sido
rectificadas por investigadores
posteriores.
Julio Cesar Tello, así como
Paul Fejoos, investigaron el área
en los años 40. Sostenían que
era un Centro Ceremonial Religioso de la Etnia Inca y no una
Ciu da dela mi li tar for ti fi ca da.
Desde esta óptica resignificaban los diversos aspectos de su
arquitectura lítica. Tello descubrió Wiñay Huayna y señaló que
se trataba de una estación previa
para la purificación de los que
arribaban a Machupicchu. Distinta fue la perspectiva de Luis
E. Valcárcel, seguido por Víctor
Angles. Para Valcárcel, quién
construyó Machupicchu era Pa-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
143
David Ugarte Vega Centeno
chacutec, como un centro sagrado Imperial, a partir de la Conquista del Señorío Tampu, quiénes go ber na ban una am plia
zona. Indica que se mantuvo
como Ciudad activa y secreta durante todo el periodo de la resistencia Inca.
El arqueólogo Manuel Chávez Ballón afianzó la renovación en estos estudios, sostuvo
que Machupicchu era otro Cusco, construido por Pachacutec
en el proceso de expansión del
Tawantinsuyo. Señala que en la
Ciudad Inca Machupicchu se
veían una arquitectura y técnicas
constructivas en piedra, que correspondían al período de Pachacutec y la afir mación del
Imperio.
Era un hierotopo que reproducía las orientaciones sagradas,
básicas con las que se había edificado el Coricancha. Se edificaba
como nexo entre los andes y la
Amazonía.
María Rostworowski y John
Rowe, en base a sus estudios sobre haciendas reales de las panacas incas y de documentos descubiertos por Luis Miguel Glave y Marisa Remy, han sostenido que era mas bien una especie
de hacienda real de Pachacutec,
que tenía fines de descanso y meditación, y que le proporcionaba riqueza material para participar en el poder del Imperio.
Los Arqueólogos y Antropólo g os a car g o del Par que
Arqueológico —o ligados a sus
trabajos ligados en los últimos
20 años como Alfredo Valencia,
Fernando Astete, Alfredo Mor montoy, Octavio Fernández, Julinho Zapata entre otros— han
profundizado en la tesis de Chávez Ballón.
Luis Lumbreras, destacado arqueólogo peruano, acaba de publicar un trabajo en el que sustenta que la ciudad Inca de Machupicchu debió ser la que se conocía como Patallaqta, pueblo
de las alturas. En ésta Ciudad es144
taba el Mausoleo del emperador
Pachacutec, el mismo que lo edifico con este fin. Su ubicación
sagrada, sus nexos entre el espacio altoandino y el amazónico,
la magni ficen cia de técnicas
constructivas en piedra, el revestimiento posible en oro, las vinculaciones con los ritos del culto solar, expresan su condición
en las construcciones del Imperio del Tawantinsuyo, que el propio Pachacutec diseño para seguir su gobierno al pasar mas
allá de la muerte.
El Santuario Histórico de
Machupicchu es una muestra
fundamental de la civilización
andina, una de las seis civilizaciones originarias de la humanidad.
Constituye en la actualidad un
icono de la identidad nacional
peruana y un valor de autoestima de la civilización andina. Es
una puerta de acceso a nuestro
aporte civilizatorio a la humanidad.
En 1983 es declarado por la
UNESCO como Patrimonio de
la Humanidad, reconociendo su
singular simbiosis cultural y natural, de una construcción humana en ar monía y equilibrio
con su entorno natural. Para su
pro tec ción, con ser va ción y
puesta en valor, el estado peruano for ma el parque arqueológico y el área natural protegida,
que tienen la misma definición y
ámbito y que se denomina Santuario Histórico de Machupicchu.
Pese a su carácter de lugar sagrado, de simbiosis natural –
Cultural y de elemento de identidad, Machupicchu ha sido gestionada, desde los trabajos de
Bingham y sobre todo en las últimas décadas, priorizando su valor turístico. De esta for ma, se
ha convertido en el principal
atractivo turístico nacional y regional. Se estima que en pocos
años la demanda pueda crecer
hasta 4 ó 5 mil turistas diarios
que pretendan acceder al Santua-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Historia, sacralidad, identidad y gestión de Machupicchu
rio Histórico de Machupicchu,
superando largamente su carga
máxima soportable de 2,500 visitantes por día, a la que llegará en
2 o 3 años más.
Al empezar a denunciar se
que se afectaba su autenticidad,
es que se plantea la necesidad de
elaborar un Plan Maestro para
su adecuada Gestión. En 1998
el Gobierno de estos años impulsa y hace aprobar un Plan
Maestro, para el periodo 1998 –
2003. Dicho Plan estaba organizado en torno a 2 ejes: darle
prioridad absoluta al valor turístico y sus accesos más amplios
afir mándolo como enclave; y entregar a manos privadas su gestión, esto se concreto en relación al tren de acceso, el Hotel
de turistas, ser vicios a los visitantes. Se pretendía además, imponer la privatización de caminos
inca, un teleférico y la construcción de otros hoteles y equipamientos recreacionales en medio de una desordenada ocupación urbana y ser vicios turísticos en el área. La conciencia cultural del pueblo cuzqueño y peruano, y el rechazo mundial a la
afectación del patrimonio, impidió que se impongan mayores
medidas de afectación de la autenticidad. El santuario quedó
sujeto al vaivén de la oferta y demanda turística, manejada desde el acceso por tren y los paquetes de turistas internacionales,
sin haberse establecido su capacidad máxima de visitantes, ni
darse prioridad a la investigación y acciones en torno a sus valores arqueológicos culturales y
de resguardo del entorno natural, que defendían sus trabajadores, funcionarios y el pueblo cusqueño.
El deterioro del Santuario
Histórico de Machupicchu se
extendió al valle sagrado del
Urubamba y otras zonas aledañas, incluyendo sus sitios arqueológicos ahí existentes y
sus recursos naturales de agua
y suelo, los cuales están afectados por una intensa presión urbanizadora y de enclave turístico. El escenario inercial previsible para los próximos años,
de continuar esta tendencia, es
de polarización afectando la
autenticidad, pues frente a su
reducción a enclave turístico,
de altas ganancias, los pobladores herederos de sus constructores y que sustentan su autoestima e identidad en sus valores
cul tu ra les, que den en con dición de excluidos, sometidos a
la expropiación de su cultura,
condenados a la pobreza. De
esta for ma, el patrimonio natural y cultural sería llevado al colapso.
En Di ciem bre del 2003, el
INC Cus co hace un lla ma do
de aten ción y acuer da li nea mien tos para el Nue vo Plan
Maes tro, a par tir de su va lor
cultural. El 2004 la
UNESCO hace un se rio lla ma do de aten ción al Esta do
Pe rua no, que dan do el San tua rio His tó ri co de Ma chu pic chu a puer tas de ser in clui do
en la lis ta de bie nes en pe li gro. Con la nue va vi sión de es pa cio sa gra do se ha ela bo ra do el nue vo Plan Maes tro
2005–2015. De Agos to 2004
a Abril 2005, los equi pos téc ni cos del INC e INRENA
han rea li za do es tu dios es pe cia li za dos y con la ac tiva par ti ci pa ción del Con se jo Re gio nal de Cul tu ra del Cus co y el
Con se jo Re gio nal Ambien tal,
así como de diver sas ins ti tu cio nes pú bli cas y priva das, se
ha efec tua do un am plio pro ce so par ti ci pa tivo de con sul tas, di fu sión, apor tes y su ge ren cias. Se ha lo gra do de esta
for ma cons truir el con sen so
bá si co del plan, su vi sión, li nea mien tos y proyec tos. Se
ha con clui do el Plan Maes tro,
apro ba do por Re so lu cio nes
de las más al tas au to ri da des
de las ins ti tu cio nes com pe -
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
ten tes el INC y el INRENA.
Plan Maes tro que ha sido res pal da do por la Asam blea de
la UNESCO. Como todo
Plan per fec ti ble se han re ci bi do diver sos apor tes y su ge ren cias, te nien do el acuer do con
la UNESFCO para rea li zar
un se mi na rio Inter na cio nal,
en el cual se con ti nua rá per fec cio nán do lo, a par tir de sus
con sen sos fun da men ta les
adop ta dos por el Plan en eje cu ción.
La vi sión del nue vo Plan
Maes tro para el De sa rro llo
de Ma chu pic chu, como lu gar
an di no sa gra do, se for mu la
des de la ho mo lo ga ción del es pa cio tiem po an di no sa gra do
con las nue vas con di cio nes
de mo crá ti cas y so cia les del
de sa rro llo de la hu ma ni dad,
ha cien do de la apro ba ción so cio cul tu ral de su sig ni fi ca do
sa gra do el fun da men to del
P l a n . L a s i m b i o s i s c u l t ural–na tu ral de Ma chu pic chu
se sus ten ta en una sin gu lar re l a c i ó n d e r e s p e t o s o c i edad–na tu ra le za, en ar mo nía
de vida de am bas par tes or ga ni za da des de la pers pec tiva
del tiem po en el es pa cio y la
cons truc ción de un lu gar sa gra do, para per mi tir la re pro duc ción del cos mos y su con ti nui dad. No se pue de re du cir Ma chu pic chu a la ciu dad,
sino debe apre ciar se el con jun to del es pa cio del San tua rio, cuya sim bio sis cul tu ral na tu ral está or ga ni za da des de
esta pers pec tiva, que el plan
se pro po ne po ner en va lor y
con ser var. Esta ra cio na li dad
an di na, no es aje na a la ra zón.
Cons ti tu ye, más bien, un en fo que dis tin to al de la ra cio na li dad oc ci den tal euro–ame ri ca na, que se pa ra y en fren ta
so cie dad/na tu ra le za. Es, des de el Perú, un apor te civi li za to rio an di no a la hu ma ni dad,
del cual Ma chu pic chu es una
ex pre sión em ble má ti ca.
145
LA INVENCIÓN DE MACHU PICCHU1
Yazmin López Lenci
M
achu Picchu, declarado con ello marcar el inicio de lo que
“San tua rio His tó ri co” sus protagonistas autoproclamay “Zona de Reserva Turística Na- ron como un momento refundacional” en 1981, “Patrimonio Cul- cional de la patria, después del
tural de la Nación” y “Patrimonio período dictatorial fujimorista de
Mundial, Cultural y Natural” en la década de 1990.
1983, tuvo a lo largo del siglo XX
Nuestra historia que pudiera
una historia poco santa. El siglo evocar las andanzas de sudor y
que se inicia la convirtió en esce- sangre de un profético Indiana Jonario de una simbólica toma de nes, la que quiero contarles, emmando presidencial en julio del pieza a comienzos del siglo XX
2001, inédita en la historia republi- con el encuentro en el pueblo sucana del Perú, y que pretendía randino de Challabamba, entre
Hiram Bingham y el Prefecto de
Apurímac Juan José Núñez. Esto
sucede cuando el primero viajaba
del Cusco a Lima para completar
su recorrido de la antigua ruta colonial entre Lima, Potosí y Buenos Aires, con el fin de recoger informaciones sobre la gente, la historia, la economía, la política y el
ambiente físico de Sudamérica.
El Prefecto, por su parte, había
patrocinado la fundación reciente
de una compañía de buscadores
1 Apumarka Año Viii – N° 5, Puno 2003
146
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
La invención de Machu Picchu
de tesoros para inspeccionar las
ruinas de Choqquequirau, a la
que se atribuía ser Vilcabamba o
Vitcos, la ciudad refugio del último Inca. Hiram Bingham, nacido
en 1875 en Hawai, hijo y nieto de
pioneros misioneros protestantes
en las islas, casado con Alfredo
Mitchell, la nieta de Charles Comfort Tiffany, era un encargado de
cursos en la Universidad de Yale
en el área de Historia y Geografía
de Sudamérica cuando en 1909
llega al Perú, después de haber
participado como delegado de
los Estados Unidos en el Primer
Congreso Científico Panamericano de Santiago de Chile. El encuentro en Challamba propicia
que el repertorio de historias locales sobre el acceso a la ciudadela
de Choqquequirau y la insistencia
del Prefecto en visitarla, despertara la mediana curiosidad de Bingham. Este delegado oficial no buscaba ruinas incas ni tenía referencial alguna de Choqquequirau,
sólo quería llevarse consigo un catálogo de “rasgos sudamericanos” cuya información acerca de
las dificultades sociales, geográficas y raciales entendidas como
obstáculos al progreso, sería de
utilidad para la política comercial
externa de los Estados Unidos.
Bingham, que se presenta como
observador privilegiado, regresó
en 1910 a Yale con tres cráneos y
otras “antigüedades” halladas por
él en Choqquequirau, y sobre
todo, con una visión optimista
para “capturar” el mercado
sudamericano.
La pretensión de una “apreciación inteligente” de Sudamérica
que favoreciera las relaciones internacionales en el continente, se
remonta a 1907, año en que presenta en Yale su levantamiento de
25,000 fichas bibliográficas referidas a las colecciones sudamerica-
nas de las bibliotecas de Harvard,
del Congreso, de Princeton y de
Yale2. El fichaje serviría de base
para construir un catálogo temático de historia política y geografía
latinoamericanas3. Aunque lamentaba la escasez de obras confiables en inglés, su listado aspiraba
a mostrar la gran cantidad de material bibliográfico accesible en
los Estados Unidos para la investigación sobre Sudamérica, una región del continente que, según él,
contaba con ciudades de mayor
historia que Chicago en 1907 antes del desembarco de los primeros peregrinos en Plymouth. Hasta esa fecha, la temática latinoamericana se reducía para el bibliógrafo de Yale, a las vidas de los conquistadores españoles, a las campañas emancipadoras y a la evolución de la práctica política en el siglo XIX. Temática que leía en inglés porque no había aprendido
español, carencia que puede rastrearse en la bibliografía compilada que incluía citas en francés o
en alemán, pero ninguna en español. Sólo a partir del encuentro
en Choqquequirau, que recorre
con el manual Consejos para viajeros (Hints to Travellers), publicada por la Royal Geographical
Society, y gracias al cual aprende
la ne ce si dad de tomar
abundantes fotografías, de hacer
mediciones cuidadosas y
describir con exactitud los
hallazgos, que Bingham se
enfrenta por primera vez a la
América precolombina.
La lectura en 1910 de una nota
a pie de página del libro de
Adolph Bandelier The Islands of
Titicaca and Koati, le refiere la
existencia de la montaña Coropuna como el punto culminante del
continente; dato que corrobora
en el mapa del Perú de Antonio
Raimondi, donde se la considera
como la más alta del hemisferio
occidental. Dos años antes una
mujer exploradora estadounidense, Annie Peck, había reclamado
haber alcanzado la cumbre de
América al escalar el Huascarán
en la Cordillera Blanca de los
Andes peruanos. Cuando Bingham descubre en el mapa que el
inexplorado Coropuna está al sur
de la ciudadela de Choqquequirau, se le presenta la oportunidad
para demostrar el fraude feminista, pudiendo así justificar una expedición científica con el discurso de la búsqueda de la “ciudad
perdida” de los Incas, siendo el
fin último llegar a la cima del Coropuna. Así logra idear su primer
proyecto expedicionario financiado por la Universidad de Yale
bajo el pretexto de la búsqueda de
ruinas incaicas en el valle del río
Urubamba, aunque el financiamiento privado (del petrolero
Edgard Harkness, la United Fruit
Company, la W.R. Grace & Company, la Winchester Arms Company, el cauchero Stuart Hotchkess) lo obtuvo gracias a la posibilidad de explorar una región no
mapeada que abarcaba desde el
Cusco hasta el Océano Pacífico.
La obra cartográfica fue encargada al topógrafo de la “USA
COSAT and Geodetic Sur vey”
por el Presidente de los Estados
Unidos, William Howard Taft.
De manera que el propósito declarado y con el que llega a Lima en
1911 es el de encontrar la “perdida” Vitcos, cuyo rastro en los valles de Vilcabamba y Urubamba
le es dado por el historiador peruano Carlos Romero, quien a
partir de su conocimiento de las
primeras crónicas coloniales y sobre todo de su descubrimiento de
un volumen viejo de la crónica
del padre Calancha (Coronica moralizada de la orden de San Agus-
2 Hiram Bingham., “The posibilitéis of South American history and politics as a field for research”. En: The American Political Science Association. Monthly
Bulletin. International Bureau of the American Republics. Washington, D.C., John Barret, Director, February 1908.
3 Este trabajo se integraba a la nueva política de la Unión Internacional de Repúblicas Americanas (1890), rebautizada a partir de 1910 como Unión
Panamericana, que promovía el nuevo director John Barret. De acuerdo a ésta, el objetivo de la institución fue redefinido como la creación de una industria
de información latinoamericana, mediante la colección y procesamiento de materiales originales de México, América Central y Sudamérica, así como la
aplicación de la experiencia reciente obtenida en el oeste de los Estados Unidos.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
147
Yazmin López Lenci
tín, 1639) discute la identificación
de Choqquequirau con la última
residencia inca hechas en el siglo
XIX por Antonio Raimondi y
por el explorador francés Conde
de Sartiges. En Lima recibe el apoyo gubernamental del Presidente
Augusto B. Leguía porque el encargado de cursos de Yale presenta su expedición como de especial interés para el presidente norteamericano Taft; apoyo que se
materializó en la concesión de
credenciales para exonerarlo del
control de equipaje en las
aduanas, y en la asignación de una
permanente escolta militar. A ello
se sumaba la asesoría que le
brindan la Sociedad Geográfica
de Lima, de donde recibe mapas,
y el director del Museo de
Historia Natural, Max Uhle.
Pero el informante más importante en el Cusco será el recién designado rector norteamericano
de la Universidad San Antonio
Abad, Albert Giesecke, quien le
facilita informaciones y contactos
claves, como el campesino Melchor Arteaga y el hacendado
Alberto Duque, por quienes habría sabido de la existencia de ruinas en el bajo Urubamba, entre
Torontoy y San Miguel. En la tarde del 23 de julio de 1911 Bingham y su escolta, el sargento e intérprete Carrasco, llegan a Mandor Pampa para ubicar a Melchor
Arteaga quien referirá en quechua la existencia de ruinas incas
en la cima de la montaña Machu
Picchu, aceptando guiar al viajero
por el precio de un sol, es decir
centavos de dólar. El 24 salen el
explorador, el gendarme y el guía
(el naturalista Harry Foote se queda coleccionando mariposas cerca del río, y el cirujano Irving prefiere lavar y coser su ropa), y después de dos horas de haber cruzado el río y escalado la cuesta escarpada, llegan a mediodía a la cima
donde encuentran tres familias de
agricultores arrendatarios de
Arteaga, instalados allí hacía ocho
años. Será un niño campesino el
148
que mostrará a Bingham los edificios incaicos en la cima de Machu
Picchu, además de las desenterradas terrazas sembradas con maíz,
papas, camotes, caña de azúcar, pimientos, tomates, frijoles y grosellas. Anota en su diario la existencia de casas, calles y graderías más
finas que en Choqquequirau,
toma muchas fotografías para después hacer un esbozo con las partes visibles de la ciudad: el cerro
con el Intihuatana, la Plaza Sagrada, la gradería con piscinas, el
templo circular y los bloques de
casas que flanquean las graderías.
Después de pocas horas
abandona las ruinas, llega al
campamento en Mandor Pampa
y no informa a sus compañeros
sobre lo visto en la cima.
Hiram Bingham había llegado
a Machu Picchu, sin embargo no
valoró la dimensión de su encuentro y continuó indagando por la
ubicación de otras ruinas a través
de su intérprete Carrasco. Además, su interés primario estaba
concentrado en las “preciosas” fotografías de los huesos glaciares
que había encontrado dos semanas antes en los alrededores del
Cusco, y que portarían la prueba
de la llegada del hombre al hemisferio occidental hacía 40,000
años. Días después, el encuentro
con Duque en la hacienda Santa
Ana, donde instala su campo de
operaciones, y las historias contadas por éste estimulan la imaginación de Bingham al punto de identificar lo visto en Machu Picchu
con la perdida Vitcos. Semanas
después deja en la cima del lado
oeste de la montaña Coropuna
una bandera de los Estados Unidos y otra de la Universidad de
Yale, creyendo ser el primer
hombre que llegó al punto más
alto del hemisferio occidental.
A fines de 1911 en Lima y Nueva Cork nuestro bibliógrafo y escalador de montañas difunde en
círculos científicos y de prensa de
ambos países sus “descubrimientos”, de los cuales destaca en pri-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
La invención de Machu Picchu
mer plano el de los huesos glaciares
porque, según su discurso, cambiarían la historia del hombre en América, y su inédito ascenso al Coropuna. Sin embargo, la estela de estos
records de 1911 se desvanecerá
pronto: la señora Peck, de 62 años,
quien además le había reclamado a
Bingham que el Perú es “su país
particular”, llegó días antes que él a
una de las cimas en donde erigió
una bandera amarilla de la Liga Sufragista Juana de Arco con la inscripción “votos para la mujer”.
Además de ello, ya en 1912 los supuestos huesos glaciares más antiguos del hemisferio occidental, resultaron siendo restos de ganado
vendidos en el mercado de abastos
del Cusco, dato que se mantuvo cuidadosamente en reserva. Pero a pesar de estos fiascos, el explorador
de Yale ya había nombrado en
1911 a Machu Picchu como “mi
nue va ciu dad inca” y había
detectado que encerraba la
posibilidad de construir una
excelente historia, como lo muestra
una carta escrita a su esposa
Alfredo.
Así va naciendo el relato del
“descubrimiento” de una “ciudad
perdida” que se acrecentaba en la
medida que se narraban las mil y
una aventuras, accidentes y tormentos del héroe escalador, buscador
de ruinas incas y fotógrafo. Era
también el nacimiento de un personaje: el del “descubridor”. Así en
su primer informe publicado por
National Geographic Magazine4
en abril de 1913, “En el maravilloso país del Perú”, Bingham se presenta como el “descubridor” de
Machu Picchu, como el escritor
que visita por primera vez la ciudadela desconocida por los conquistadores españoles. En su libro de
1922, El País de los Incas, anota
que gracias a las crudas inscripciones que encuentra en las paredes de
granito de uno de los edificios más
finos, puede enterarse que la ciudad
fue visitada por el señor Lizárraga
en 1902. Sin embargo en la versión
final de su historia, La Ciudad Perdida de los Incas, de 1948, Bingham
desaparece el nombre de Lizárraga
para adjudicarse con exclusividad la
primicia del encuentro.
La construcción del discurso
del descubrimiento es evidente
cuando leemos en una página de
su propio diario, escrita al día siguiente de haber subido por primera vez a las ruinas, el 25 de julio de 1911, que Agustín Lizárraga es el descubridor de Machu
Picchu. El discurso del descubrimiento construido por el explorador, se edifica sobre la eliminación del cusqueño Lizárraga en
un proceso de dos etapas: primero se trata de “borrar” su nombre
y de “limpiar” las hermosas paredes de granito de los graffitis de
éste, y después de inscribirlo dentro de la categoría negativa de buscador de tesoros o huaqueros,
para insistir repetidas veces en
que ningún cusqueño conocía la
ciudadela. A ello se sumaba el silenciamiento de la información
según la cual las ruinas ya habían
sido objetos de operaciones de
limpieza y despeje por los pobladores que la habitaban, como lo
muestran fotografías tomadas
por él mismo el día 24, pero
nunca publicadas en sus libros.
Pero la eliminación de sujetos
y memorias locales, méritos y datos, es paralela a la elaboración de
un subrelato histórico aparecido
por primera vez en el Nacional
Geographic Magazine: Machu
Picchu es identificado con Tampu Tocco, el lugar de nacimiento
del primer inca Manco Cápac,
pero es al mismo tiempo la ciudad sagrada de los últimos incas.
Basándose en el relato del cronista español Fer nando Montesinos5, que acababa de ser editado y
traducido al inglés, Bingham describe a “su ciudadela” como el refugio elegido hacia el 800 d.c. por
los seguidores de los Amautas
que huían después del saqueo del
Cusco de una invasión sureña.
Estos Amautas habrían construido un imperio que ocupó los
Andes durante sesenta generaciones, y posteriormente convertido
al refugio en la capital de un nuevo reino, Tampu Tocco. En ésta
se habría inventado la escritura,
pero debido a la cólera de los dioses que asesinó a los embajadores
de Pachacuti VII, ésta fue abolida
sustituyéndose por el sistema de
los quipus. Pero hacia 1300 d.c.
Tampu Tocco fue abandonada
cuando el Cusco ya gozaba de la
gloria de ser la capital del Imperio
Peruano. A partir de una traducción al inglés hecha por Markham6, nuestro “descubridor” cita
al cronista indígena Pachacuti
Yanqui Salcamayhua para sustentar que Manco Cápac y sus hermanos abandonan Tampu Tocco, se
instalan en el Cusco y fundan la dinastía incaica; pero como homenaje a la casa de sus padres construyen en la vieja ciudadela un
templo con tres ventanas. Pero
además, tras la invasión de Pizarro en 1534, Machu Picchu nuevamente se convirtió en la casa y refugio de las Vírgenes del Sol, sacerdotisas del “más humano culto de la América aborigen”, en el
relato de Bingham. Relato que
construyó bajo la ávida lectura de
las traducciones al inglés que
Markham hizo de las crónicas es-
4
La revista National Geographic Magazine era el órgano de prensa de la Nacional Geographic Society, institución que fundada en 1888 en Washington D.C.
por distinguidos exploradores e inspectores del Oeste de los Estados Unidos, emprenderá hacia 1907 una política de expansión de la frontera de
información en América Latina.
5 Montesinos, uno de los cronistas más fabuladores, atribuye a Ofir, nieto de Noé, la población del territorio peruano. Cf. Fernando Montesinos, Memorias
antiguas historiales del Perú, fue traducido y editado por Philip Ainsworth Jeans de la Universidad de Harvard, con introducción de Clements Markham.
London: Hakluyt Society, 1920.
6 El libro de C.R. Markham, Narratives of the rites and laws of the incas, with notes and introduction (1873), contiene la traducción al ingles del manuscrito de
Pachacuti, aunque no hay traducción de los textos en quechua y los dibujos se reproducen de manera aproximativa.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
149
Yazmin López Lenci
pañolas y de las viejas obras de
viaje y exploración editadas
también por Markham desde la
Hakluyt Society. La Historia del
Perú (1892) de Markham, y La
Historia de la Conquista del Perú
(1847) de William Prescott,
fueron las guías bibliográficas
básicas de las fabulaciones
históricas de Bingham.
El desarrollo del relato del
“descubrimiento” en los diferentes informes de la revista sobre
las “expediciones” al Perú de
1912, 1913, 1914–1915, y en los
posteriores libros de Bingham
que consolidan la línea narrativa
inaugurada en 1913, articulará
una serie de adjudicaciones construidas desde el primer encuentro
con Machu Picchu. La ficcionalización de este primer encuentro
en la identificación con el legendario Tampu Tocco configura un espacio mítico imperial desde el
cual se edificará una gran narrativa. Este espacio será materializado en rasgos físicos gracias al destape o proceso develatorio del supuesto “descubrimiento científico”, mitologización física de un
principio y de un fin, de manera
que los dos ejes temporales del
Imperio americano aborigen son
transformados en categorías físico–temporales desenterradas por
el propio “descubridor”, “narrador”, “fotógrafo” y “explorador”
norteamericano. El desentierro
de Machu Picchu como la ciudad
cuna y ciudad refugio del imperio
incaico será entramado con la heroica y exitosa hazaña del personaje, que sólo quiere ser comparable
a la de Colón y a la de los conquistadores españoles del siglo XVI.
Machu Picchu es inventada como
la ciudad cuna del Imperio Incaico, como el mítico Tampu Tocco
al identificarse en ella el “Templo
de las Tres Ventanas” del cual
habrán salido las tribus que
fundaran el Cusco; y como la
ciudad refugio construida en una
estrecha loma flanqueada en
todos los lados por escarpadas
150
cuestas por una “población
altamente civilizada”.
Dentro de la elaboración textual del mito de origen y de un paradigma imperial americano, se
ubica el discurso de la energía y
del esfuerzo del expedicionario
Bingham, el que reorganiza los relatos de la búsqueda de caminos y
ruinas incaicas, del trabajo de
construcción de puentes y trochas, de la obra de limpieza de caminos y ruinas, del levantamiento
de mapas, de las excavaciones, y
de las dificultades tanto con los
trabajadores peruanos como con
las condiciones geográficas y climáticas. Y alcanza fruición con la
final posesión de la belleza y grandeza de las vistas panorámicas, no
sólo en el Cañón del Urubamba
sino cuando después de haberse
quedado sin guías porque éstos y
los cargueros desertaron, “descubre” diez glaciares en el valle de
Aobamba gracias a la ayuda de un
niño quechua–hablante de la
zona. Este nuevo “descubrimiento” construye otro deslizamiento
semántico: los glaciares no han
sido vistos anteriormente por ningún sujeto civilizado. Por ello los
posee bautizándolos con los nombres del Presidente de los Estados Unidos (Taft Glaciar), del presidente de Yale (Hadley Glaciar),
del presidente de la Sociedad Geográfica Nacional (Gannet glaciar),
del Embajador británico (Bryce
Glaciar), del petrolero Edgard
Harkness (Harkness Glaciar), de
su esposa (Alfredo Mitchell
Glaciar), del Presidente peruano
(Leguía Glaciar), y del presidente
de la Peruvian Corporation
(Morkill Glaciar). A los que se
añade el Bingham Glaciar.
La posesión de las vistas panorámicas remite también a una instancia discursiva definitiva: la invención de lo sublime como categoría estética. Dentro del proyecto de monumentalización emprendido por los exploradores, el
mismo que los convierte en “descubridores”, al pasado se le adju-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
La invención de Machu Picchu
dica la cualidad de inefable absolu- de antigüedad descubierta por él,
to. La sublimación del pasado y como la ciudad que pertenece a
como categoría estética que apare- una cultura cuyo sentido estético
ce en los relatos narrativos adquie- sólo es paralela a la de los griegos.
re primer plano en los relatos fo- El Tibet Americano contendría
tográficos, los que se edifican so- en las ruinas de sus caminos, acuebre la monumentalización del pai- ductos, muros, fortalezas y terrasaje e historia andinas tanto en las zas, la historia escrita de los primevistas panorámicas de la ciudade- ros ingenieros y arquitectos amerila de Machu Picchu, del Cañón canos así como de los primeros
del Urubamba y de los glaciares metalúrgicos y artesanos del
como en las fotografías que continente.
enfocan la arquitectura peruana
La apropiación de estas marimperial.
cas de excelencia americanas denEl desentierro, revelación y po- tro del proceso develador y difusesión del espacio mítico imperial sor de los vestigios materiales de
aborigen americano se convirtió un imperio aborigen dirigido por
en el eje constitutivo de las expedi-“expediciones científicas” de los
ciones de 1912, 1914 y 1915, lo Estados Unidos, tiene como interque explica la dinámica de oculta- texto a la Doctrina Monroe7 y al
miento de objetivos. Mientras se Panamericanismo. La ideología
anunciaba públicamente en la panamericana inventada por los
prensa limeña y cusqueña las con- Estados Unidos tenía como objetribuciones de los científicos nor- tivo la creación de un instrumenteamericanos en el esclarecimien- to económico y político para salto de la historia y geografía ameri- vaguardar la hegemonía de este
canas y en la difusión de las “ma- país en Latinoamérica, y se fundaravillas” del Perú y de su futuro tu- mentaba sobre la creencia en su
rístico. En la prensa estadouniden- pro pia su pe rio ri dad cultural
se se anunciaba desde 1912 que evolutiva, en la supremacía
“explorador busca tesoro en el Ti- económica y en la búsqueda de
bet de América”, considerándola una seguridad geopolítica.
como la región que poseía a la lle- La recolección y posesión de
gada de los conquistadores euro- vestigios fragmentarios de un pripeos, el Imperio más extenso, me- migenio imperio americano justijor organizado y más ampliamen- ficaba la implementación de un
te administrado en la América proyecto de excavaciones sistemáaborigen. Pero será a partir de ticas en todo el territorio de la re1914 que una serie de titulares y pública peruana, y de exportaartículos periodísticos anuncian ción de objetos. A ello responde
el “descubrimiento” y “encuen- que en 1912 el Presidente Taft
tro” de la cuna del imperio incai- gestione a través del Departamenco por americanos, las posibilida- to de Estado, confidencialmente
des de desentrañar el “misterio” con el presidente Leguía, una conde la civilización sudamericana cesión exclusiva a la Universidad
así como el origen del hombre de Yale, de exploración y excavaamericano, y el esfuerzo por ción en todos los sitios del Perú
revelar
los
se cre tos por un período de 20 años, y su
pre–colombinos del Hemisferio respectiva exportación, como reOccidental.
curso que burlaba los decretos peMachu Picchu es recreada por ruanos de 1893 y de 1911. Según
Bingham en diversas conferen- éstos se prohibía toda exploracias en los Estados Unidos como ción sin un permiso oficial, y en el
la ciudad perdida de 2,000 años caso que se autorizase la exporta7
ción sólo podía hacerse de duplicados de especial interés. Aunque
bajo las presiones del Departamento de Estado y de la Embajada en Lima, se consiguió que Leguía emitiese un contrato de concesión por 10 años un mes antes
que termine su mandato, éste no
pudo entrar en vigor porque nunca fue aprobado por el poder legislativo. Sin embargo, la expedición realizó en 1912 la excavación
completa de Machu Picchu y
otras ruinas, solicitando permiso
sólo al final de ésta para exportar
cientos de cajas con huesos y cerámicas y 700 fotografías, al que accedió el gobierno peruano por excepción, después de ser inspeccionados oficialmente y bajo la condición que se devuelvan cuando
se solicite. Más accidentada fue la
expedición de 1914 y 1915, pues
al mes de su llegada al Cusco empieza a circular en la prensa local
una serie de denuncias sobre excavaciones en el valle de Urubamba, viéndose el Prefecto obligado
a ordenar el cese de ellas, orden
que Bingham decide ignorar. Sin
embargo, esta vez enfrentará una
fuerte oposición en el Cusco cuya
prensa publica titulares como “la
criminal excavación en Machu
Picchu”, y sobre todo de parte
del Instituto Histórico del Cusco,
la que envía una comisión al campamento de los exploradores,
bautizado como Yanquihuasi por
los pobladores locales, para exigir
el cumplimiento de la orden
prefectural y acusarlo de
contrabandear
“tesoros
nacionales” vía Bolivia. Frente a
una inminente acción legal y su
posible arresto, Bingham y parte
del grupo logran huir del Perú
gracias a la protección de las
embajadas norteamericana y
británica.
A estas alturas el cuestionamiento del carácter científico de
las expediciones norteamericanas
era no sólo opinión generalizada
La Doctrina Monroe surge a partir del discurso del Presidente James Monroe (2.12.1823) y se vinculaba al determinismo geopolítico y al ideal de un
sistema americano en el cual los Estados Unidos demandaba la posición hegemónica considerándose a sí mismo como protector del hemisferio occidental.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
151
Yazmin López Lenci
sino que se expresó en la abierta cubridores reconocidos por los
censura del director del Museo cusqueños serán los agricultores
Nacional, Emilio Gutiérrez de del valle de San Miguel, Agustín
Quintanilla, al comprobar que ta- Lizárraga y Enrique Palma, que
les expediciones nunca habían llegaron el 14 de julio de 1901, tal
contado con resoluciones ministe- como lo comprueba Cosio al leerriales que autorizaran excavacio- lo en una inscripción en uno de
nes. La expedición, según Quinta- los muros; articulando así una disnilla, “recorrió el departamento cursividad local cusqueña en comdel Cusco, en demanda de anti- petencia con el discurso transnagüedades peruanas, despreocu- cionalizador de los exploradores
pándose de la soberanía nacional norteamericanos.
del propio modo que los expedi- El discurso de Bingham frente
cionarios de Cortés y de Pizarro a la opinión pública y académica
escudriñaron los Estados de Moc- cusqueña promovía una comunitezuma y Atahualpa, en nombre dad científica internacional como
de la religión y del erario de Car- la supra–entidad de la nacionalilos V”8. El editorial del periódico dad y buscaba legitimar la equivalimeño La Prensa respalda el in- lencia entre ciencia y nacionaliforme del director del Museo, al dad, ignorando totalmente la naafirmar que extraer los tesoros ar- turaleza del debate sobre nación e
queológicos del país “para engala- historia en el país y en el Cusco en
nar y enriquecer museos extranje- par ti cu lar. Las ex pe di cio nes
ros es un atentado de lesa civiliza-“Yale – National Geographic” imción en quien lo comete y una pa- pugnan los imaginarios y saberes
sividad suicida para el país que lo locales para introducir otra cateconsiente”.9
goría que subsumiría y diluiría a
La reacción cusqueña es per- éstos, bajo los parámetros de una
ceptible desde que José Gabriel cartografía universal y científica.
denunciara que los resultados de El intento de proponer otra catelos trabajos de 1911 no fueron co- gorización enfrentaba directamunicados en el Cusco a pesar mente al regionalismo cusqueño
del apoyo recibido, y desde que que ya desde 1890 patrocinaba la
éste organizara con un grupo defensa de una economía local, y
compuesto por alumnos, un ha- discutía las posibilidades de la excendado, y campesinos de la re- plotación racional de riquezas nagión, una improvisada excursión turales y de la colonización de la
a los valles de la Convención, selva, en una serie de estudios sopara seguir los rastros por donde bre la geografía regional. Este mohabía pasado Bingham y que lo vimiento regional significaba una
habría conducido a Machu Pic- crítica de la posición dirigente de
chu. Como resultado del recono- la élite limeña como respuesta a la
cimiento de la ciudadela realizada pérdida de territorios durante la
el 19 de enero de 1912 bajo la Guerra del Pacífico y al fracaso
guía de Agustín Lizárraga, Cosio del proyecto económico guanero.
niega que Bingham haya sido el Pero ya a partir de 1909, a raíz de
descubridor de los restos para atri- la Reforma Universitaria, la articubuirle el mérito de ser sólo el di- lación del regionalismo pasó a sigvulgador internacional y propaga- nificar el estudio de los probledor del interés arqueológico, por- mas regionales, la afirmación de
que la ciudadela ya era conocida la originalidad de la cultura de
por muchas personas que cultiva- cada localidad, la defensa de los inban parte de sus terrazas. Los des- tereses locales sin anteponerlos a
8
9
Emilio Gutiérrez de Quintanilla., “Riqueza arqueológica peruana”. En: La Prensa, Lima, 8–01–1916.
Ib. ídem.
152
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
La invención de Machu Picchu
los intereses nacionales, y el patrocinio del progreso de las respectivas regiones. Dentro de ello, los
“valores del pasado” y la constitución de un “nacionalismo histórico” adquirieron la categoría de
agente renovador de la contemporaneidad, lo que motivó el crecido interés en la investigación histórica de la tradición andina quechua y de la tradición colonial. La
for mación de la nacionalidad,
para el movimiento cusqueño,
sólo podía pasar por la reconciliación del impulso modernizador
con esta doble tradición, premisa
que explica la reconstrucción de
la propuesta totalmente renovadora del proceso emancipador y
de la Independencia.
Dentro del discurso “científico y universal del descubrimiento” de los exploradores estadounidenses, la invención de Machu Picchu será también procesado como un hito modernizador que inauguraba la irrupción
del turismo en la región del Cusco y des de esta pers pec tiva,
como el símbolo internacionalizador del Perú. Pero ya desde el
Perú, cuando a comienzos de la
década de 1920 el rector estadounidense Albert Giesecke, se
encargó de promover a la ciudad y departamento del Cusco y
re gio nes ale da ñas como la
“meca del turismo” de Sudamérica, a través de artículos publicados en la Revista Universitaria y
de guías turísticas. La institución universitaria (rector y algunos profesores) ofrecía y distribuía infor maciones precisas sobre la ubicación y características
de los sitios arqueológicos de
los departamentos del Cusco y
Abancay. El itinerario recomendado por Giesecke incluía la visita de ruinas en la ciudad del Cusco, y en otros poblados ubica-
dos en el valle del Urubamba
como Pisac, Calca, Urubamba,
Ollantaytambo, Torontoy y Machu Picchu. Es iluminador la
propuesta del itinerario a Machu Picchu recomendado por
Giesecke al turista por venir en
las siguientes líneas:
“Aquí hai algunas casas, i familias de indios, que atenderán por una
suma mui módica, a viajeros i bestias.
El clima ya es notablemente mejor,
porque ya estamos cerca de la cabecera
de montaña. Ya principia la verdura
más tupida, los pájaros aumentan en
número, se oyen a cada paso gritos de
aves i animales, las flores asumen colores peregrinos, i los cerros encajonan el
cauce del río en quebradas a veces estrechas i en otros momentos algo abiertas. Son recuerdos sempiter nos que se
reciben, especialmente en Medio Naranjo, i la Máquina. A cinco leguas
de Torontoy el viajero ya está cerca de
las famosas ruinas de Machu–picchu,
que descubrieron y examinaron científicamente los miembros de las expediciones lideradas por el profesor norteamericano Hiram Bingham. Es una
agrupación maravillosa de edificios y
gradas a más de 2,000 pies sobre el lecho del río Urubamba. Puede visitar
el turista este sitio, haciendo colocar en
el sitio denominado Putucusi un puente provisional, con peones de la finca
cercana de Mándor, que corre por
cuenta de Melchor Arteaga. En tal
caso se descansa un par de días en este
arriendo, pues hai forraje abundante
para las bestias; i el río está a la mano
para tomar dos o tres baños diarios.
La colocación del puente es obra de corto tiempo, i pueda costar unas tres libras, pero vale la pena, pues la subida
por esta ruta es mucho más corta i menos expuesta. Se llega de esta manera
en menos de una hora a las ruinas.
[…] El turista deberá hacer llevar
algo de comer i de beber para todos los
acompañantes, i de ninguna manera
dejar de llevar su Kodak. Si es posi-
ble, un capataz con peones deberá adelantarse desde el día anterior para cortar las malezas por la senda i por el sitio de las mismas ruinas. Sería mui
ventajoso llevar también consigo un
ejemplar del informe en inglés de la
obra del Profesor Hiram Bingham
(‘In the Wonderland of Peru’, Nacional Geographic Magazine, April,
1913), pues, aunque no sea dable leer
en inglés, los doscientos cuarenta y cuatro fotograbados serán excelentes como
base para comprender mejor Machu
Picchu.”10
Se han creado así a los agentes
turísticos: el rector y su círculo de
profesores más cercano como los
creadores de guías de turistas y
distribuidores de infor mación;
los gobernadores y hacendados
que “facilitan” la mano de obra
(capataz y peones), caballos, hospedaje y orientación geográfica; y
ciertas familias campesinas las
que debían ofrecer “servicios” baratos. Se asiste al desplazamiento,
reproducción y legitimación de la
obra de las expediciones norteamericanas en el espacio recién
creado del turismo, de modo que
la servidumbre local exigida al trabajo “científico” se transforma
en promoción turística a través
de los agentes; los turistas siguen
el itinerario de Bingham de acuerdo al relato In the Wonderland of
Peru, “ven” y constatan las marcas físicas del “descubrimiento”,
legitiman el discurso y lo celebran
con una cámara fotográfica. El turismo proyecta, divulga y multiplica los discursos de la desterritorialización de la grandiosa historia
andina legitimada por la presencia científica de los “descubridores”, y de la mercantilización de
Machu Picchu como un hito imperial americano en el momento
del fracaso del proyecto modernizador liberal. La invención del
Machu Picchu turístico11 despoja-
10 Albert Giesecke. “El Cuzco: Meca del Turismo de la América del Sur” (Cuzco, 22–6–1920). En: Revista Universitaria, Cuzco, No. 35, agosto de 1921. Págs.
14–15.
11 El primer paso normativo de fomento turístico se dio en 1932 con la promulgación de la Ley No. 7663, por lo que se autorizó al exMinisterio de Fomento y
Obras Públicas ocuparse de la atención turistica especialmente del Cusco; a ello se agrega la Ley No. 9031 de 1939, por la que se encomienda al Touring y
Automóvil Club del Perú el fomento oficial del turismo. Entre 1942 y 1946 la Compañía Hotelera del Perú se ocupa del desarrollo turístico de manera oficial.
Entre 1945 y 1948, el Hotel de Turistas del Cusco bajo la dirección del ciudadano suizo Jean Paul Fluir, organiza los primeros viajes de grupos de turistas
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
153
Yazmin López Lenci
ba a los sujetos peruanos de la vinculación con los saberes locales,
con las memorias, con la contemporaneidad y en última instancia
con la articulación de una modernidad propia. Suponía congelar
en el pasado la obra de una civilización andina derrotada, y difundir la imagen del atraso y arcaísmo contemporáneos para reproducir un cuerpo histórico-social
dislocado, fragmentado y sepulcral de la ciudad, de la región y del
país.
Pero a través de los canales
de comunicación inter nacionales abier tos por Giesecke se difundirá también el nacionalismo histórico de los regionalistas cusqueños como Luis E.
Valcárcel y Uriel García, concebida como la discursividad local en competencia que a través de una disputa sostenida
cumplía el objetivo fundamental de quebrar el aislamiento
provinciano y depar tamental,
crear una red nacional y latinoamericana y ar ticular otra
moder nidad sobre una memoria recuperada. Antes de la llegada de las expediciones nor tea me ri ca nas Ma chu Pic chu
no se consideraba ni como el
puente entre el presente y el
gran pasado antiguo, ni como
una historia silenciosa magnífica que es preciso descifrar, ni
tampoco como una presencia
histórica que cuestione la moder nidad occidental.
La pe que ña bur gue sía co mer cial de la re gión cus que ña
veía en la ex pan sión y con - con quis tar o re cu pe rar a traquis ta de la re gión ama zó ni ca vés de la ex hi bi ción de pie zas
la puer ta de ac ce so a la mo der - dra má ti cas y mu si ca les, o de
ni za ción eco nó mi ca, pero lo los es tu dios de len gua que que pa re cía sel va vir gen y re - chua, de las ves ti men tas, de
cin to de ví bo ras que de bía co - las cos tum bres y las creen cias
lo ni zar se, a par tir de 1912 se del mun do re gio nal an di no.
des cu bre como un en clave de
En conclusión, antes que la
me mo ria de con ti nui da des de difusión inter nacional de Mala ci vi li za ción pe rua na an ti - chu Picchu y el repentino integua. A par tir de en ton ces dis - rés que la antigua capital del imcu tir so bre na ción e his to ria perio incaico pudiera desper im pli ca ba pro bar la con ti nui - tar, la transnacionalidad de la
dad de la exis ten cia co lec ti va revelación de un tesoro aboripe rua na a tra vés del tiem po, gen americano trajo como efecadu cien do que la po si bi li dad to en el Perú y en especial en el
de una con cien cia de co mu ni - Cusco, la búsqueda de una medad de pen de de la me mo ria moria histórica y sagrada unifide un ori gen co mún y un de sa - cadora de las culturas andinas,
rro llo con jun to. E im pli ca ba considerada a su vez como el
en el Cus co re cons truir la his - fundamento de la moder nidad
to ria in yec tan do vi ta li dad al nacional peruana. Proceso que
ma te rial que ofre cía no sólo se inicia después de haber celela arqueo lo gía sino la fi lo lo - bra do en Ma chu Pic chu la
gía que chua y las li te ra tu ras obra estética de construir al
ora les. Es por ello que se asig - medio ambiente, haber presenna prio ri dad a las vi si tas de ciado la materialización de un
los si tios his tó ri cos y al es tu - rito de creación, transfor madio de nue vos res tos arqueo - dor del caos en cosmos, y con
ló gi cos. Pero tam bién los es tí - ello adquirido “conciencia de
mu los es té ti cos del pro pio lo universal”, y finalmente, hatra ba jo cien tí fi co, como el en - ber reconocido en la ciudadela
tu sias mo fren te a la vi sión de el Imago Mundi o el núcleo
los res tos arqueo ló gi cos o el “de todas las hierofantas”12 de
gozo de un des cu bri mien to, la región cusqueña. Resulta suse en ten dían como con tri bu - gestivo seguir la lectura del cación al cui da do de los da tos mino olvidado, intrincado y pehis tó ri cos sor pren di dos di - ligroso de la excursión cusquerec ta men te en las fuen tes de ña a la ciudadela como la alegoes tu dio y a su in cor po ra ción ría de una discursividad que
al sis te ma de co no ci mien tos hurga desmesuradamente en
lo ca les. O con ti nui dad y per - la car tografía y pliegues de las
sis ten cia de una na ción por re - propias memorias nacionales.
acompañados por guías de turismo, mientras en 1946 se fundaba la Escuela de Guías de Turismo del Cusco (primera de Sudamérica). En octubre de 1948
el gobierno de Manuel Odría inaugura el tramo carretero entre el Puente Ruinas sobre el río Urubamba y la entrada de la ciudadela bajo el nombre:
“Carretera Hiram Bingham”, con lo que el Estado peruano inició la preocupación oficial por Machu Picchu como creciente atractivo turístico. De 1949 data
la fundación por Fluir de la primera agencia de viajes y turiusmo del Cusco bajo el nombre del “Inca Land”. En 1952 un decreto supremo ordena la
restauración del “complejo arqueológico de Machu Picchu, y en 1962 se crea el Museo de Sitio, museo menor porque los objetos de las excavaciones
extranjeras fueron llevadas a Yale. Entre 1964 y 1969 el Estado asume directamente la administración pública del turismo, creándose la Corporación de
Turismo del Perú. El gobierno del General Juan Velasco Alvarado emitió en 1972 el Decreto Ley 19567 en donde se declaraba de necesidad y utilidad
pública la construcción de un complejo hotelero en Machu Picchu, la misma que se encargó a la Empresa Nacional de Turismo (ENTUR). Este decreto
generó el reclamo de la población del departamento del cusco, el mismo que generó la declaratoria oficial de intangibilidad de 1,400 hectáreas, en las que
no se debía construir, y la demarcación de 2,500 hectáreas como “Reserva Arqueológica”, dentro de las cuales podría construirse el Hotel de Turistas. En
1981 el gobierno de Belaúnde emite el Decreto Supremo que declara a la ciudadela “Santuario Histórico”, dentro del área del distrito de Machu Picchu
(creado en 1941 y de 32.592 hectáreas), y constituye una comisión encargada de estudiar la participación del sector privado en la ejecución del Proyecto de
Construcción y Explotación del Complejo Hotelero Machu Picchu, el que ya planeaba la instalación de un teleférico o funicular entre el hotel y las ruinas.
También en 1981 se declaraba a los distritos de Machu Picchu y Ollantaytambo “Zona de Reserva Turística Nacional”. En 1983, año en que es inscrito en
el registro de la UNESCO como “Patrimonio Mundial, Cultural y Natural”, se le declara por la Ley 23765 “Patrimonio Cultural de la Nación” y al Cusco
“Capital turística del Perú”.
12 Luis E. Valcárcel., “Sinopsis de Machupijchu”. En: Revista Universitaria, Cusco, Segunda Epoca, Primer Semestre de 1929. Págs. 89–103; Machu Picchu.
Lima: Serie Perulibros, 1988, Págs. 91–95.
154
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
REALIDAD LINGÜÍSTICA DE MACHUPICCHU
Darwin Efraín Payne Mora1
M
achupicchu fue un santuario de rango superior
erigido en un lugar privilegiado. Se
sitúa a 2,360 m.s.n.m. y a unos 112
Km. por ferrocarril al norte de la
ciudad del Cusco.
Según las crónicas, Machupicchu debió ser construido bajo la
dirección de Pachakuteq. No se
conoce la secuencia del proceso
de su construcción, pero parece
haber sido la obra de un solo proyecto equivalente al de un santua-
rio o una “urbanización” donde
los espacios, niveles y formas fueron previamente establecidos,
aun cuando en el curso de su existencia se hubieran corregido entradas o agregado recintos.
En Machupicchu, vivió la élite del Tahuantinsuyu, o sea la
casta gobernante del Imperio
Inca, y su lengua oficial fue el
quechua.
El Tahuantinsuyu fue multilingüe, pluricultural y poliétnico,
marcado por la diversidad; es decir, aparte de la lengua quechua,
en el antiguo Perú se hablaban
muchas lenguas con sus respectivos dialectos.
Al respecto, el lingüista peruano Juan Calos Godenzzi señala en el documento base del
Taller: lengua, cultura y región
sur andina peruana que en el
antiguo Perú existía una gran
di ver si dad de ci vi li za cio nes
con sus lenguas y culturas ca-
1 Docente Asociado a Dedicación Exclusiva del Departamento Académico de Lingüística de la UNSAAC.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
155
Darwin Efraín Payne Mora
racterísticas. Intentan do una
rápida localización de las lenguas, tendríamos la siguiente
distribución: el quechua, entre
la costa central y las áreas comprendidas en los actuales depar tamentos de Ancash, Huanuco, Pasco y Junín; el aru, entre la costa sur y la región de
Huancavelica y Ayacucho; el
culli, entre la costa nor te (reino Moche) y Cajamarca. En el
Collao se propagó el puquina,
lengua del reino Tiahuanaco
(Torero, 1974).
Du ran te la ex pan sión del
Imperio Huari (siglos IX–XII
de la era cristiana) se da una difusión de la lengua aru, cuyos
descendientes hoy día son el jacaru, el cauqui y el aymara (Cerrón–Palomino, 1982).
El crecimiento del reino Pacha ca mac ha bría per mi ti do
que el quechua, ya expandido
en la costa central y sierra central, se introduzca y desarrolle
en la costa nor te (en su variedad Yúngay) y en la costa sur
(en su variedad Chínchay). El
poderío del reino Chínchay, su
intenso desarrollo comercial y
sus in ter cam bios de mo grá ficos podrían explicar cómo el
quechua en su variedad Chínchay habría podido extenderse
tanto a las serranías contiguas
a la costa sur como al litoral
del extremo nor te del Perú y
del Ecuador. Cuando los Incas
establecieron su poder en el
Cusco (siglo XIV o XV), el
quechua Chínchay se encontraba ya muy expandido en los
Andes. Esto hizo que los Incas
la escogieran como lengua ofic i a l d e l I m p e r i o ( To r e r o,
1974).
Entonces, el quechua habría
tenido su origen en una lengua
de la región central y occidental del Perú. Esta protolengua
habría generado dos variantes,
las cuales a su vez originaron
las dos ramas de la familia que
fueron extendiéndose y diversi156
ficándose a través del territorio andino en oleadas sucesivas des pla zan do o su per poniéndose muchas veces a un
sustrato aimaraico precedente.
Hacia el siglo XV, el llamado
quechua clásico se convir tió
en una impor tante lengua vehicular del Antiguo Perú y fue
adoptado como lengua oficial
por el Imperio Incaico.
El quechua, probablemente
cumplía la función de lingua
franca entre las diversas poblaciones del Antiguo Perú.
La lingua franca es el idioma
adoptado para el entendimiento común entre personas que
no tienen la misma lengua mater na. La aceptación puede deber se a mu tuo acuerdo o a
cuestiones políticas, económicas, etc.
La lengua quechua se halla
aislada de las demás familias
lingüísticas del mundo en cuanto a su origen.
El quechua tuvo, desde antes de la inva sión es pa ño la,
una intensa relación con el aimara, sobre todo los dialectos
meridionales, con algunas lenguas amazónicas como el asháninka y otras lenguas del sur
del Imperio Incaico.
La situación de multilingüismo pone a las lenguas en contacto. Este contacto puede ser
de convivencia, ocasionar conflictos lingüísticos, producir interferencias lingüísticas, dar lugar a la sustitución de un idioma por otro o, incluso, a la aparición de nuevas lenguas.
Así pues, el contacto entre
lenguas puede dar lugar a diversos fenómenos lingüísticos, entre los cuales se pueden señalar como más impor tantes los
siguientes: el bilingüismo, la diglo sia, las in ter fe ren cias lingüísticas, la aparición de lenguas francas, etc.
Gustavo Solís Fonseca manifiesta que los contactos diacrónicos y sincrónicos entre len-
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Realidad lingüística de Machupicchu
guas peruanas de las distintas bre actitudes de personas y soregiones geográficas tiene un bre relaciones interculturales.
gran interés, tanto por las cues- La Educación Intercultural
tiones sociolingüísticas actua- debe ser el modelo pedagógico
les que son el resultado del pro- que posibilite el tránsito desde
ce so de con tac to his tó ri co, una diversidad que fragmenta
cuan to por sus im pli can cias hacia una diversidad que crea
diacrónicas.
ámbitos de encuentro, en la
La in ter cul tu ra li dad es la pers pec tiva de con so li dar el
conducta cultural para desen- gran Estado peruano.
volverse en contextos de rela- Los pe rua nos, los cus queción de culturas. Es una con- ños y los moradores del misducta de las personas o de los mo Ma chu pic chu pue blo o
grupos humanos en situacio- Aguas Ca lien tes, pa ra dó ji canes de multiculturalidad. Se tra- mente, nos hemos mostrado
ta de un saber manejarse entre orgullosos ante el mundo por
miembros de diferentes cultu- la diversidad ecológica y biolóras con quienes se interactúa. gica; y avergonzados por la diLa globalización ha catapul- versidad cultural y lingüística.
tado la conveniencia de la inter- Si los peruanos somos orgullocul tu ra li dad como con duc ta sos de Machupicchu, deberíade los seres humanos, pues ha mos tam bién ser or gu llo sos
puesto frente a sí a personas del pensamiento, de la cultura
de diferentes culturas, generan- y de la lengua con los que se
do como consecuencia convic- construyó esta maravilla del
ciones sobre conductas apro- mundo.
piadas para desenvolverse en
Imelda Vega–Centeno indiel mundo globalizado. Si bien ca que la identidad cultural y
pareciera que nos dirigimos ha- lingüística está atravesada por
cia un mundo de interculturali- las interferencias de la moder dad plena, tal vez con todas las nidad “por vivir en un depar taculturas del mundo en contac- mento que se supone ya no
to; avi zo ra mos sin em bar go debe ha blar que chua ten deque no todas las culturas ahora mos a aban do nar la len gua,
existentes tienen la misma po- igual en la ciudad o en el camsibilidad de ser componentes po. En lugares donde hay turisper manentes en la relación in- tas que tienden a valorar las
tercultural, ya que algunas es- costumbres y la lengua, se entán condenadas a la desapari- cuentra ‘rentable’ mantener la
ción debido a las relaciones de- lengua, hoy muchos pueblos insiguales entre las sociedades dígenas lamentan la pérdida de
respectivas.
su lengua”. El Índice de SustiLenguas y culturas son reali- tu ción Lin güís ti ca (ÍSL) dedades que se implican de mane- muestra cómo la mayoría de
ra mutua: la extinción de una los migrantes en Lima o Arees también la extinción de la quipa, incluso en la ciudad del
otra, de allí que es necesario Cusco, sólo enseñan el castellaevitar que ninguna lengua ni no a sus hijos, el que viene a
cultura específica de cualquier ser lengua mater na. Hay casos
área de la tierra se vea amenaza- iguales en la Amazonia, pero
da por la extinción que convier -“hay zonas donde sí se enseña
te en nada a una experiencia hu- el quechua o aimara a los hijos,
mana irre petible e insustitui- porque es la lengua de la comuble.
nidad social, salvo en la admiUna política intercultural es nistración pública” (Chirinos,
en lo fundamental política so- 2001).
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Machupicchu, es hoy el centro del contacto de lenguas y
culturas por ser el principal
atractivo turístico del Perú.
Finalmente, invitamos al lector a reflexionar y reaccionar a
través de los siguientes interrogantes:
• ¿El multilingüismo en Machupicchu es el mismo en el
pasado y hoy?
• ¿Se pro du ce real men te la
in ter cul tu ra li dad en tre la cul tu ra que chua y la de los vi si tan tes de di fe ren tes paí ses
del orbe?
• ¿Qué políticas lingüísticas
deberían implementar el Estado peruano, las agencias de turismo y la población en general para for talecer, consolidar
e irradiar al mundo la cultura y
la lengua quechuas?
• ¿Los niños, jóvenes y adultos habitantes de Machupicchu pueblo y zonas aledañas
que están en contacto lingüístico con los turistas hablantes
de diversas lenguas del mundo
poseen identidad lingüística y
cultural?
• ¿En qué medida es impor tante, en el siglo XXI, la revaloración y el cultivo de la lengua y la cultura quechuas en
Machupicchu, en el Perú y en
el mundo entero?
• ¿Los cusqueños adultos hablamos y enseñamos a nuestros hijos o alumnos la lengua
y la cultura quechuas?
REFERENCIAS
—CERRÓN–PALOMINO, Rodolfo. La cuestión lingüís ti ca en el Perú, Sig no uni ver si ta rio,
Lima,1982.
—TORERO, Alfredo. El quechua y la historia social an di na, Uni ver si dad Ri car do Pal ma,
Lima,1974.
— CHIRINOS RIVERA, Andrés. Atlas lin güís ti co del Perú, Mi nis te rio de Edu ca ción y
Cen tro Bar to lo mé de Las Ca sas, Cus co,
2001.
157
HOMENAJE BOTÁNICO A MACHUPICCHU
Cesar Vargas C.1
The present ar ticle, written in
honor of the 50th anniversary of the
discovery of Machupicchu, is dedicated as well to the memory and admiration of Dr. Hiram Bingham, the
city’s discoverer. It describes mainly
the botany of Machupicchu its rich
flora that extends over the flanks of
the mountains and in all directions
across its rocky mass, as well as the
group of Chokesuysuy, Yunciupta,
Wuiñaiwaina, Puyupatamarca and
Sayacmarca; wich have all been explored on numerous occasions by the
writer. The variety and richness of the
flora are certainly of sufficient interest dedicated various of them to the disto justify the name he has given it, The coverer and Head of the Expedition
Paradise of Botanists.
an example of which is the Plagiochila
Since just as in the scenery and the Binghamieae, named in honor of Dr.
archaeological remains themselves, all Bingham’s wife. Finally there is informs a harmonious whole, in which cluded a systematic list of the species
the plant impressively add to and in- collected by the author in this archaeological region.
creases its magnitude and beauty.
Because of the special occasions, it
is worth noting that the botanist who
accompanied the Bingham Expedition found several new species as they
collected plants at the site; and as a
natural and significant tribute they
H
ace más de trein ta
años llegué por vez primera a Machupicchu, todavía
cuando el acceso a la célebre ciudadela arqueológica era por demás difí cil; a través de una
1 Prof. de Botánica
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Homenaje botánico a Machupicchu
senda tortuosa, perdida entre la
maraña del monte secular y umbrío y cruzado de trecho en trecho por troncos caídos que
hacían aun más penoso el ascenso. En aquel entonces tampoco
había albergue alguno y se tenía
que pernoctar a cielo abierto y
dor mir en colchón de ramas y
hojas secas.
La flo ra na tiva do mi na ba
todo el ambiente, los andenes,
las estrechas callejas y cubría
también las venerables murallas,
con manto verde. Se trataba de
una ciudadela verde florida, policroma, que justificaba como
hoy en día aun, el nombre de Paraiso de los Botanicos, que yo
puse a tales lugares. En efecto,
desde el piso mismo del cañón y
extendiéndose a las laderas o,
contemplando los farallones y
roquedales imponentes, confor mados de inmensas masas de
granito, todo se halla cubierto
por una densa y tupida vegetación, variada, rica y por tanto interesante flora, en toda la gama
imaginable de la sistemática botánica: algas flotantes en los depósitos de agua, aquí y allá hongos de for mas y colores diversos; musgos cual mantos verdes
que cubren las rocas, el suelo y
también epifitas; helechos, desde especies diminutas pegadas
fuertemente a los peñascos, o
cubriendo los tallos de arbustos
y árboles, hasta for mas de tamaños gigantes arboreos, de gráciles y llamativas, como Cyathea,
otras delicadas y transparentes
como Hymenophyllum, mientras Blechnum occidentale, especie arbustiva, aparece entre los
2,300 a 3,700 m. en lugares
abiertos frecuentemente. Desde
luego que las fanerógamas dominan el paisaje florístico, con numerosas especies, unas humildes de pequeñas y sin atractivo
alguno y que por esto no llaman
la atención del profano y sí de
los que tienen afanes botánicos,
otras de flores her mosas, de co-
lores y tamaños variados; todas
dis pu tan a por fía el pai sa je,
como tratando de sobresalir sobre las demás.
De ahí que Machupicchu a su
singular atractivo de historia y
tradición, hechura magnífica del
hombre, debe agregarse lo admirable de la naturaleza que junto
con el paisaje y lo imponente del
cañón profundo e impresionante, con intrincadas montañas,
cual laberinto sin fin, se engrandece y adquiere belleza inenarrable por las plantas que cubren
desde sus flancos y alcanzan hasta sus picos más enhiestos, bajando hacia las márgenes mismas del Wilkanuta, en multicolor caricia a las aguas del río sagrado.
Por todo esto, atraído y cautivado, por tantos encantos naturales, he visitado Machupicchu
con fer vor renovado, siempre y
cada vez que la ocasión me ha
sido propicia. Porque para mí,
como a peruano y cuzqueño y
además como a científico, la
conjunción maravillosa de la
obra gigante y perdurable del
hombre y de la naturaleza, a más
del deleite consiguiente, tiene
un arraigo, no sólo profundo,
sino también de convicción y
responsabilidad en el tiempo y
en el espacio. Así pues esta región he visitado y explorado botánicamente en muchas ocasiones, incluso los aledaños grupos
arqueológicos situados hacia el
S.O., comprendidos entre Choquesuysuy en la margen del río,
Kilómetro 104 del F.C. a Quillabamba, luego subiendo las laderas, Yuncaipata, Wuñaiwaina,
Puyupatamarca y Sayacmarca,
estos cuatro últimos conjuntos
com pren di dos en al tu ras de
2,350 a 3,700 m.; como Machupicchu, incluidos en la for mación denominada “Ceja de la
Montaña” que visité asimismo
en ocasiones sucesivas, después
que la Comisión arqueológica
Wenner Green puso al descu-
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bierto tan her mosas agrupaciones históricas. Hemos pues, en
las diversas ocasiones de visita
botánica pernoctado en diferentes lugares, los cuales se caracterizan por el clima casi siempre
muy húmedo, con neblina constante y lloviznas persistentes, en
casi todas las estaciones del año,
donde la ventisca cordillerana
sopla glacialmente. Tales exploraciones sucesivas he realizado
en las diferentes estaciones del
año, primavera, invierno, otoño,
verano; cualesquiera haya sido
el tiempo reinante, tal como se
podrá recordar en mis apuntes
publicados en mi artículo, “La
Flora de la región descubierta
por la expedición de “The Viking Fund”, (Rev. Universitaria,
N° 84, 1943), “tomamos alojamiento en una casa ruinosa de sillar granítico, donde hallamos todavía al gu nos en se res de la
Expedición del Dr. P. Fejos. Tal
habitación no podía ser más botánica, pues por dentro y por
fuera, hallábase or namentada
con musgos, líquenes y helechos. Dentro, apenas disponíamos de unos pocos metros cuadrados para instalarnos, ya que
el techo falto de cuidado y reparación dejaba paso libre al agua
de lluvia por varias partes. Así y
todo la pieza botánica cumplió
su misión de hospedarnos por
dos noches. Más arriba se encontraba un pequeño bosquecillo el
cual nos invita a explorarlo la tarde de nuestro arribo y, aun cuando la garúa y la neblina nos persiguen insistentes, cedemos a la
tentación de explorarlo y nos internamos entre el boscaje húmedo y saturado de agua. Colectamos principalmente plantas epifitas, orquídeas, helechos, musgos. A la luz mortecina que se filtra al través del ramaje espeso, el
bosque se nos presenta extrañamente iluminado con colores
fantasmagóricos, rayos que brillan entre las plantas, ramas,
troncos viejos caídos. Las gotas
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Cesar Vargas C.
de agua, temblorosas, sobre las El límite inferior, de acuerdo a
plantas menudas o debajo de ta- obser vaciones de autoridades
les, toman coloraciones y for - en la materia, así como de las
mas variadísimas. El lugar así nuestras propias, se encuentra
descrito se nos antoja por mo- en los 2,000 m., bordeando el
mentos de ensueño aladinesco, río Urubamba en este caso conpor el colorido de piedras pre- creto, el sector medio entre los
ciosas dispersas que tales gotas 2,300 – 2,500 m., o sea donde se
ofrecen; olvidamos a ratos la hu- halla enclavado Machupicchu y
medad que nos cala y el agua otros pequeños grupos, y el límique gotea incesante de la vegeta- te superior, entre Sayacmarca y
ción, la que parece una lluvia de Puyupatamarca, 3,200 – 3,650
brillantes. Alguna vez nos senti- m. De donde los elementos flomos tentados de palparlas y rísticos que confor man dicha
comprobar la realidad, desvane-“ceja” per tenecen sistemá ticaciéndose la ilusión al menor con- mente a tal for mación fitogeotacto. Así ambulamos entre hu- gráfica.
mus, barro y tallos roídos por la
El aspecto analítico de la flopodre y el tiempo y por el suelo ra daremos más adelante. Ahora
cubierto por el verde esmeraldi- no pretendo sino presentar una
no de las plantas criptogámicas. visión rápida descriptiva de la suEn verdad nuestros esfuerzos cesión de los principales taxoson hartamente recompensados nes que se encuentran sucesivacon la variedad de motivos co- mente for mando parte de la flolectados y sensaciones gozadas. ra del piso inferior expresado alTales horas en el bosque enri- titudinalmente entre los 2,000
quecen nuestra visión con multi- m. y 2,300, altura esta última
tud de for mas miríficas, ilusio- donde se encuentra Machupicnes de ensueño y engaños de co- chu. En las laderas bajas son colores. Al atardecer cuando las munes: Pennisetum bambusifor aves y otros animales vuelven a me que alcanza considerable desus moradas, recordamos enton- sarrollo, casi dos metros, Chasces que también nosotros debe- quea scandens junto al río, en
mos retor nar al campamento; densas asociaciones colgantes,
en llegando a éste recién nos da- decumbentes que caen sobre las
mos cuenta de que estamos aguas del río; varias especies de
completamente húmedos y que Bromeliaceas, de los géneros: Tiel frío nos ataca despiadadamen- llandsia, Pitcairnia, Puya, que se
te; así buscamos refugio a la lum- acomodan en los farallones embre de una hoguera que nos sir - pinados. Numerosas especies
ve de rústica estufa”. Como esta de Orquidaceas epifitas o colaventura, otras muchas se han gando de las rocas, o en el piso
sucedido en nuestras exploracio- ofrecen sus galas y for mas varianes, cuyos resultados botánicos das, siendo las más notables:
han sido siempre satisfactorios, Phragmipedium caudatum, cufor mando parte del “Herbario yas tépalos laterales son largos
Vargas”.
apéndices colgantes a veces hasBotánicamente la región de ta de 40 cm. de largo, la especie
Machupicchu y los demás gru- erec ta, So bra lia di cho to ma,
pos arqueológicos vecinos nom- Lycaste fimbriata, L. locusta de
brados, se hallan situados en la grandes flores blanquecinas, vafor mación típicamente peruana rias especies de Epidendrum y
llamada “Ceja de la Montaña”, muchas más. También bordeanhacia las vertientes orientales de do el río, son frecuentes Eritrina
los Andes, cuyas aguas todas edulis, Cecropia, Nectandra Hevan al gran sistema amazónico. rrerae, asociaciones de Tessaria
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integrifolia, en las playas de aluvión; y apartándose hacia las laderas de ambas márgenes, Escallonia Pilgeriana, Inga, Weinmannia bífica, Cassia vargasii,
Desmodium vargasianum, Myrica pubescens, Miconia, Lantana
camara, Phenax rugosus, Piper,
Clusia, Croton, Acalypha, Piper,
Abutilon, Abatia, Pasiflora ligularis; llamada granadilla, de fruto comestible, Miconia Herrerae, M. sclerophylla, Fucsia, Begonia bracteosa, florece todo el
año, B. par viflora, Calceolaria,
varias especies, Rubus, etc.
Muchas de las especies mencionadas trepan las laderas y alcanzan o sobrepasan el nivel
de la ciudadela de Machupicchu; añadiéndose otra más, Lupinus de flores violáceas, gramíneas de varios géneros, Zeugites mexicana, Axonopus scoparius, abunda entre las murallas petreas, junto a numerosas
especies criptogámicas. Aparece a la altura de 2,150 m. Begonia Veitchii, de grandes flores
rojas, que emergen de los farallones y de las fisuras de los muros durante la primavera y el verano; igualmente Masdevallia
Veitchiana de flores rojo anaranjadas, muy bonitas, son frecuentes en los andenes y los
precipicios rocosos, como recor dan do, cada pri mave ra a
los Amautas que construyeron
esta joya arquitectónica; otras
especies comunes son: Tibouchi na, Triump he ta, Brachyotum, y venciendo el límite superior de la ciudadela, Puya Weber baue ri y otras Bro me lias,
Bejaria glauca, arbusto de más
de dos metros que florece en
el invier no con numerosas y
grandes flores rosadas o violaceas que or namentan el paisaje
florístico, así como también
Abatia, Embotrium grandiflorum, también arbolillo, de tallo delgado, gusta habitar en lugares abier tos; Gynandropsis
Mathewsii de flores rojas. Cu-
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bre áreas considerables, como
césped, Fragaria vesca, la cual
es introducida; Crotalaria incana, Pavonea, Sphaeracele mandonii, Cuphea cordata, Clethra
obovata, Thibaudia Herrerae,
Siphonandra elliptica, Hyptis
odorata, Nicotiana tomentosa,
ésta prefiere lugares más bien
bajos, Solalum Hawkesii, Justicia andina, Alonsoa cauliata,
Bartschia inaequalis, Gerardia
lanceolada, Semana sylvatica,
Calceolaria Hertzogii, la más
atrac ti va del gé ne ro, en el
Perú, por el tamaño de las flores y las for mas de las hojas,
florece en invier no, encontrándose a la vera del camino con
alguna frecuencia, Siphocampilus Krauseanus. De la familia
Compositae abundan varias especies y géneros, como Ver nonia, Eupatorium, Mikania, Stevia He rra rae, Cos mos, Inabum.
Material y bibliografía revisadas:
“Her ba rio Var gas”; “Si nopsis de la Flora del Departamento del Cuzco”, obra póstuma
del Dr. F.L. Herrera.
J. F. Mac bri de, “Flo ra of
Peru”, varios tomos.
C. Schweinfurth, “Orchids
of Peru”, 4 volúmenes.
C. Vargas C., “La Flora de la
región descubierta por The Viking Fund”.
A. Weberbauer, “El Mundo
Vegetal de los Andes Peruanos”.
Enseguida se da lista de los taxones, en orden sistemático, del
material colectado en la región
arqueológica de Machupicchu,
incluyendo los grupos aledaños
ya nombrados antes. Con esto
no pretendo afir mar, en ningún
momento, que tal lista sistemática es completar; sólo la más amplia que posiblemente se ha obtenido porque el autor ha explorado, en repetidas ocasiones, dicha zona y en diferentes estaciones del año.
THALLOPHYTA
Myxomycophyta
Xilaria sp., encontrada en tallo descompuesto. Rara.
Eumycophyta
Son comunes varias especies
de: Polyborus, siendo más frecuente Polyborus sanguíneos.
Lentinus crinitus, L. villosus.
Schizophyllum commune. Auricularia polytricha. Coriolus pinnitus.
Lichenes
Usnea florida. U. uliginosa.
Physcia clematiana. Cladonia
pycnoclada. Par melia tinctorea.
P. altísima. P. cirrhata. Peltigera
rufescens. Stereocaulon myriocarpum. S. ramulosum. Cora pavonia.
BRYOPHYTA. HEPATICAE
Marchantiae
Marchantia chenopoda. Plagio chi la adiantoides. P. alternans. P. an di co la. PLAGIOCHILA BINGHAMIEAE; especie dedicada por el botánico
Evans, quien la describió, en honor de la señora Alfredo M.
Bingham, y colectada por el botánico Foote, agregado a la expedición de Hiram Bingham, que
descubrió Machupicchu. Radula andicola. Radula ramalina.
Frullania laxiflora. Porella arborea. Marchesinia brachiata.
Muscineae
Bryum an di co la. B. bi for me, Breutelia tomentosa. Polytrichium juniperum. P. aristiflorum. Meteriopsis remotifolia. Fu na ria hi g ro me tri ca.
Ento don ja me so nii. Se mat o p hy l l u m c a e s p i t o s u m .
Brachythe cium ste reo po ma.
Mei li cho lo fe ria mi me tis si ma.
Fissidens asplenoides. Porotrichum necke rae for me. Mit tenothaminium reptans.
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PTERIDOPHYTA
Equisetaceae
Filicales
Equisetum bogotense. E. giganteum, 2,000 – 2,300 m.
Ophioglossum reticulatum.
(2,000 m.)
Hymenophyllum polyanthes.
H. gobl me ri. Cyat hea divergens?, (2,000 m.)
Dryopteris macrotis. D. ner vo sa, 2,000 m. Poly sti chum
montevidensis, 2,200 m. Tectaria mar tinicensis. Nephrolepsis pec ti na ta 2,300 m. Blechum loxcense. B. buchtienni
2,300, B. occidentale, 2,300 –
3,700. Asplenium cicutarium.
A. dimidiatum. A. lactum A.
praemorsum 2,000 – 2,300 m.
Pe llae ter ni fo lia. P. ova ta,
2,000 – 2,300 m. Notholaena
bonariensis. N. aurea. N. pectinata, 2,000 – 2,300 m. Cheilanthes poeppigiana. Ch. marginata. Ch. myriophylla, 2,000 –
2,300 m. Adiantum patens. A.
pe ru via num. A. poi re tii. A.
polyphyllum. Pteris coriacea P.
mu r i c a ta . P. q u a d r i a u r i ta ,
2,000 – 2,300 m. Pte ri dum
arachnoideum, 2,000 – 2,300
m., este helecho es rudeal crece for mando densos matorrales no sólo en el piso del cañón, sino que trepa las laderas
aledañas a Machupicchu, invadiendo los terrenos abandonados por el hombre, después de
sus cultivos o la tala de los bosques. Poly po dium an gus ti folium. P. char taceum. P. fraxinifolium. P. lachniferum. P. lanceolatum. P. loriceum. P. ophiocaulon. P. plumula. P. polypodioides P. filicaule, 2,000 –
2,300 m Dor yop te ris con color. D. palmata, 2,000 – 2,300
m. Adian top sis chlo rophylla.
A radiate, 2,000 – 2,800 m. Pitirogramma calomelana. P. ochraceae. P. tar tarea. Elaphoglossum piloselloides. E. tectum.
E. barbatum. E. cuspidatum.
E. longipes. Ttrachypteris pinna ta. Ane mia f le xuo sa. A.
phylli ti dis. Lygo dium polymorphum, 2,000 – 2,300.
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Lycopodiaceae
Lycopodium clavatum, 2,000
– 3,600 m. L. complanatum. L.
jussieae, 2,300 m.
Selaginellaceae
Se la gi ne lla Poep pi gia na,
2,300m.
EMBRYOPHYTA
SIPHONOGAMA
Angiospermae
Monocotyledoneae
Gramineae:
Pas pa lum Hum bol tia num.
P. pallidum, 2,000 – 2,300 m.
Pen ni se tum bam bu si for me,
2,000 – 2,000 m. muy común,
en par ticular en el verano for mando asociaciones ralas, en
las laderas próximas, alcanzando cerca de 2.50 m. de alto, algu nos lla man, “sara–sara”,
por la semejanza al maíz en su
hábito. Stipa ichu, es una gramínea de amplia distribución
altitudinal, pues llega cerca de
los 2,000 m. y sube hasta más
de los 4,000 m. es la frecuente
paja o I’chu de las punas altas y
cordilleranas; Axonopus scopa rius, “sara–sara”, al can za
hasta 1.40 m. alto, abunda desde los 2,100 m. hasa los 2,300
m. en la misma ciudadela de
Machupicchu; Axonopus mathewsii, de menor talla que la especie anterior, también común
en lade ras abier tas, 2,000 –
2,600 m. Bri za mo nan dra,
3,500 m. Muhleabergia tenuísim a . A n d r o p o g n l a t e r a l e s.
Agros tis to lu cen sis. Cor ta deria bifica, 2,100 – 2,400 m. Zeugites mexicana, 2,300 m. Bromas pitensis 2,200 m. Chasquea dombeyana 2,200 – 2,550
metros.
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Cyperaceae:
Cyperus her mafroditas. Carex cladostachya.
Araceae:
Anthurium alienatum. A. rigidissimum.
Bromeliaceae:
Tillandsia latisepala. T. rubra.
T. seemanii. T. usneoides Puya
den si flo ra. P. We ber baue ri,
2,100 – 3,400 m. Guzmanía morreniana. Pitcairnia.
Palmae:
Chamoedorea lanceolada.
Commelinaceae:
Commelina elegans. C. longicaulis. Tinantía erecta, 2,000 –
2,300 metros.
Amaryllidaceae:
Bomarea aurantiaca, 3,100 –
3,600 m. B.sanguinea, 2,400 –
3,600 m. B. ovata. B. brevis,
2,400 – 3,400 m. B. pumila
3,300 m. B. densifolia sp. Nova,
es una especie nueva colectada y
descrita por el autor.
Iridaceae:
Sisyrinchium chilense. S. palmifolium, Capella peruviana.
Musaceae:
Heliconia affinis, crece en
grupos numerosos en pleno
bosque, muy llamativa y florece
en invierno, 2,000 – 2,200 m.
Cannaceae:
Canna iridiflora, también crece en pleno monte, 2,000 m.
Orchidaceae:
En esta región arqueológica
el autor ha logrado colectar
hasta 75 taxones de esta familia, lo que ilustra la riqueza de
la flora en esta zona; no obstante es posible que todavía dicho
número puede aumentar con
exploraciones próximas. Es interesante comparar con el número total de especies que da
F. L. Herrera —para esta familia en su “Si nop sis”— para
todo el depar tamento del Cuzco, que alcanza a solo 55 taxones. Además hemos encontrado varias especies nuevas y taxones que antes no se conocían para esta zona. Se da enseguida lista de las especies:
Phrag mi pe dium cui da tum,
2,040 m. Ha be na ria li gu la ris
H. mo nor r hi za. H. par vi dens. H. un ca ti lo ba, 2,200 –
2,400 m. Po lo nia Var gas si sp.
Nova. 2,500 m. Elleant hus au ran tia cus. E. co ni fer, 2,300 –
2,500. So bra lia di cho to ma,
2,000 – 2,400 m. Gomp his
plan ta gi ni fo lia, 3,200 m. Ste n o p t e r a c i l i a r i s, 2 , 0 0 0 m .
Altens tei nia fim bria ta, 2,000
m. Pres cot tia stachyo des. P.
te nuis 2,400 – 3,400 m. Pte ri chis sil ves tres, 3,200 m. Cra ni chis ci lia ta 2,500 m. C. pic nant ha 2,000 m. Pont hie va
dip te ra 2,500 m. P. mon ta na,
2,500 m. Spi rant hes cory mbo sa 3,200 m. S. or chioi des. S.
Ulaei, 2,000 – 3,100 m. Eryit ho des sim ples 3,200 m. sp.
N ova . E . c u r v i c a r i n a , s p.
Nova. 2,100 – 2,300 m. E.
den si flo ra 2,300 m. E. eu blep ha ris 2,100 m., E. Lin de nii
2,100 m. E. pur pu rea 2,100
m. E. rhom bi fo lia 2,300 m.,
Mas de va llia bar ba ca na 2,300
m. M. Veit chia na 2,300 m. Le pant hes cau da ti se pa la 2,650
m. L. trachyse pa la 3,200 m.
Pleu rot ha llis an gus ti fo lia
2,500 m. Pleu rot ha llis cau da ti pe ta la 2,040 m. P. ci lia ris
2,040 m. P. pha lan gi ra 2,800
m. P. rhynchant ha 2,040 m. P.
se cun da v. lon gi ra ce ma, v.
nova. Li pa ris ra mo sa, 2,000
m. L. re tu sa 2,500 m. Epi den drum aqua ti coi des, sp. Nova.
3,600 m. E. ar dens 2,400 –
3,400 m. E. bam bu si for me
2,600 m. E. bi ros tris, 3,200
m. E. cras si la bium 2,040 m.,
E. di cho to ma 2,000 – 2,700
m. E. fri gi dum 3,500 m. E.
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Cesar Vargas C.
Han kea num 2,600 m. E. Herre rae, sp. Nova, 3,000 m. E.
ina moe num, v. ro bus tum, vr.
Nova. 2,040 m. E. pachychi lum 2,400 m. E. pa ni cu la tum
2,040 m. E. so ra tae 3,500 m.
Ble tia ca tenu la te 2,300 m. B.
man do nii, 2,300 – 2,700 m.
Lycas te fim bria ta 2,100 m. L.
lo cus ta 2,040 m. Ma xi lla ria
flo ri bun da 2,800 m. M. na su ta 2,100 m. M. ro tun di la bia
3,300 m. M. tri go na, 2,800
m., Odon to glos sum an gus ta tum 3,200 m. O. au reo pur pu reum 3,200 m. O. obs cu rum
2,000 m. O. praes tans 2,000
m. O. pus si llum 2,000 m. Oci dium glo bu li fo rum 2,000 m.
O. re tu sum, 2,300 m. Leck har tia ho lo glos sa 2,000 m. Te l i p o g o n Pa p i l l o 2 , 5 0 0 m .
Pachyphyllum g ra ci lli mum
2,800 – 3,200 m. P. Pas tii
3,600 m.
Chenopodiaceae:
Chenopodium ambrosioides,
2,000 – 3,400 m.
Amaranthaceae:
Amaranthus spinosus: Alternanthera Brasilia; Alternanthera
microcephala; A. repens; Iresine celosia, 2,000 – 3,100 metros.
Caryophyllaceae:
Arenaria lanuginosa, 3,600
m. Ce ras tium mo llis si mum,
3,200 metros.
Ranunculaceae:
Clematis dioica, 2,100 m.
Berberidaceae:
Berberis boliviana; B. dryandriphylla, 2,100 – 2,400 m.
Monimiaceae:
DICOTYLEDONEAE.
Siparuna harongifolia,
2,100 m.
Piperaceae:
Piper elongatum 2,300 m. Pi- Lauraceae:
per machupijchense 2,300 m. P.
sinoclaussum, 2,350 m. Pepero- Nectandra Herrerae, 2,100 m.
mia maransera, 2,000 m.
Papaveraceae:
Myricaceae:
Bocona frutescens, 2,000 –
2,300
m.
Myrica pubescens, 2,000 –
2,250 m.
Capparidaceae:
Ulmaceae:
Gynan drop sis Mat hew sii;
Trema micrantha, 2,000 m.
Urticaceae:
Cleome Herrerae, 2,100 m.
Cruciferae:
Boeh me ria cau da ta 2,000
Sisymbrium pe r u via num;
m. Phe nax ru go sus 2,300 – Sisymbrium hispidulum, 2,100
2,800 m.
– 2,300 metros.
Proteaceae:
Saxifragaceae:
Embo trium gran di flo rum
2,300 – 3,000 m.
Aristolochiaceae:
Escallonia Pilgeriana, 2,000 m.
Cunioniaceae:
A r i s t o l o ch i a K i l l i p i a n a , Weinmannia bifida; W. crenata.
2,040 m.
Ribes. Ribes incarnatum.
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Miconia alpina, 3,400 m. Tibouchina gayana, T. incarum,
Rubus acanthophyllus R. ade- Acaly pha ma cros tach ya, T. mollis, T. pleromoiodes, T.
nothallus. R. robustus, R. bogo- 2,100 m. Euphorbia Poeppigii, saxsa.
tensis, R. roseus, R. urticaefo- Phyllanthus lathyroides, Croton
lius.
Bayllinoanus.
Oenotheraceae:
Fragaria vesca, especie introTiliaceae:
Fucshia boliviana, (arbusto
ducida, vegeta ampliamente.
pe
ren
ne de 2 m. de alto, borTriump he ta acuminata, (B.
Leguminosae:
dean
do
el monte bajo), 2,000 –
bogotensis?).
3,000 m. F. aus tro mon ta na,
Inga adenophylla, 2,100 m.
Malvaceae:
3,200 m. F. Brittonii. Oenothera
Mimosa cuzcoana, 2,100 –
2,300 m. M. revoluta, 2,100 m.
Abutilon molle, Anoda crista- campylocalyx. O. rosea, 2,100 –
Cassia Cookii, Cassia Varga- ta, 2,100 – 2,300 m. Sida rhombi- 2,300 m. Jus sieae pe ru via na.
folia. Pavonia paniculada, P. spi- Epilobium denticulatum, 2,100
sii, 2,100 m.
Crotalaria nitens. C. pilosa, nifex. Malvastrum peruvianum, metros.
2,100 – 2,300 m.
2,100 m.
Araliaceae:
Lu pi nus uru bam ben sis. L.
Violaceae:
Oreopanax sp.
Ynesiae, 2,100 m.
Des mo dium in tor tum, D. Viola Wedellii, 3,200 m.
Umbelliferae:
molliculum, D. Vargasianum v.
Flacourtiaceae:
Hydrocotyle alchemilloides,
typicum, 2,100 m.
Cologania pulchella. Astra- Abatia macrophylla, 2,000 – 2,100 – 3,400 m. H. filipes. Bowle sia acu tan gu la, 3,200 m.
ga lus gar ban ci llo, 2,900 – 2,300 m.
Oreomyrrhis andicola. Neonel3,550 m. Psoralea glandulosa.
Passifloraceae:
sonia acuminata. Hydrocotile
Da lea ayava cen sis, 2,100 m.
Collaea speciosa, arbusto de
P. ligularis, (granadilla comes- palmata. H. acutifolia, 2,100 –
gran des flo res azu les, muy tible), P. mollissima, P. quadriflo- 2,300 m.
atractivo. Eritrina edulis, árbol ra, P. menisper mifolia, 2,100 –
Cletrhaceae:
ribereño que crece a lo largo 2,300 m.
del río Urubamba, desde CeCletrha obovata, 3,000 m.
drobamba, 2,300, hasta S. Mi- Loasaceae:
guel, 1850 m. Phaseolus boli- C a j o p h o r a m a r r e q u i s c a, Ericaceae:
vianus, 2,100 m.
1,850 – 3,200 m. Loasa picta
Gault he ria gla bra. Be ja ria
2,300 m.
glauca, 2,300 – 3,600 m., (arGeraniaceae:
Begoniaceae:
busto de 3 m. muy atractiva,
Geranium tablacense; G. fili- Begonia bracteosa, (perenne, florece en invier no). Orthaea
pes, 2,300 – 3,200 m. Erodium florece todo el año); 2,000 – Weberbaueri, 2,100 m. Thibau2,400 m. B. glabra; B. par viflora, dia regularis. T. Herrerae. Cacicutarium.
B. Pennelli, B. peruviana, B. Veit- vandissia mar tii. C. acuminata.
Oxalidacea:
chii, 2,100 – 3,600 m.
C. beckmaniana. Demostenesia Pear cei. Sphyros per mum
O. coraleoides, O. Herrerae, Lythraceae:
cordifolium. Gaultheria remyaO. peduncularis, O. Sanmigueli,
Cup
hea
ci
lia
ta,
C.
cor
da
ta,
n a . D e m o s t e n e s i a m iO. villosula, 2,000 – 2,400 m.
2,100 – 2,550 m. Cuphea sp. crophylla. Per nettya pur purea.
Vaccinium floribundum v. mar2,600 m.
Tropaeolaceae:
gi na tum. Thi bau dia bi flo ra,
Tro paeo lum We ber baue ri, Myrtaceae:
2,100 – 3,400 m.
2,000 – 2,300 m.
M y r t e o l a We b e r b a u e r i ,
Myrsinaceae:
3,600 m.
Polygalaceae:
Rapanea Jelskii, 2,100 m.
Polygala Pearcei. Monnina sa- Melastoseaes
licifolia, M. conectisepala, 2,100
Brach ytun quin que ner ve, Loganiaceae:
– 3,600 m. M. pach yco ma, 2,000 – 2,400 m. B. Traneal
Buddleia americana, 1,800 –
3,600 m.
3,600 m.
2,300 m.
Rosoideae:
Euphorbiaceae:
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
165
Cesar Vargas C.
Gentianaceae:
Che lo nant hus acu tan gu lus,
2,300 – 2,500 m.
Hallenia Weddelliana, 2,350
– 3,600 m.
Gentianella umbellate, 2,900
– 3,200 m.
Ascleopiadaceae:
Me li nia sp. Sar cos tem ma
campanulatum, 2,100 – 2,300
m.
Convolvulaceae:
Ipomea alba; Ipomea dumetora, 2,000 – 2,300 m.
Verbenaceae:
Lantana camara; L. foetida;
L. trifolia. Limpia virgata.
Labiatae:
Lepechinia codon, 1,800 –
2,100 m.
Salvia coccinea; Salvia Herrerae, sp. Nov.; S. penduliflora,
2,100 m. Sphacele lancifolia.
S. vesciculosa, 2,100 m.
Hyptis pectinata; H. Tafallae
o H. arborea? 2,100 – 2,300 m.
Solanaceae:
Nicandra phisaloides; 2,000 m.
Solanum Büessi sp. Nov. ; S.
Hawkesii sp. Nova, (ambas tuberíferas) 2,300 – 2,600 m. Solanum Poeppigii, S. saponaceum.
Nicotiana tomentosa, 2,040 –
2,100 m.
Scrophulariaceae:
Alonsoa caulialata; Calceolaria atawallpae; C. chelodonifolia, C. chrysocalix, C. engleriana;
C. furcata sp. Nova., C. Hertzogiana; C. hirsutula; C. procera
s p. N ova . ; C. t r i p a r t i t a ;
Bartschia inaequalis, B. tiantha,
Gerardia lanceolada, 2,100 –
3,600 m.
Como puede obser varse de la
lista de especies de Calceolaria,
este género está representado
por varias especies, algunas de
ellas muy ornamentales y, junto
166
con las especies de Begonia, Ti- lia. M. mi crant ha; Ste via He bouchina, Fucsia, y otras más, rre rae; Eri ge ron ca na des nis;
constituyen el atractivo or na- 2,100 – 2,400 m. Di plos tep mental de la región de Machu- hium Haen kei, 3,200 m., bor picchu, agregándose lógicamen- dean do los mon tes de la
te diversas especies de Orquí-“Ceja”, muy atrac tiva por sus
deas, que en número de especies nu me ro sas ca be zue las y flo y de individuos cubren las rocas res vio la ceas, como casi to y los aledaños de las laderas en das las Com po si tae, flo re ce a
un alarde de colores y for mas fi nes del invier no y pri mave exóticas.
ra, así tam bién como D. Lech le ri.
Gesneriaceae:
Bac cha ris flo ri bund; B. ge nis
te lloi des; B. odo ra ta, B.
Seemania sylvatica, 2,000 –
pos
tra ta, 2,300 – 3,600 m.
2,300 m.
Achyro cli ne ala ta; A. sa tu reoi des, A. al bi cans; 2,300 –
Acanthaceae:
3,500 me tros.
Justicia cuzcoensis 2,100 –
Ageratum latifolium,
2,300 m. de flores azules, fre2,000 m. Aster mar gi na tus,
cuente en la primavera y verano.
3,000 m. Bi dens an di co la, B.
Stenandrium triner ve.
se ge tum, v. pa tu la; B. pi lo sa,
2,000 – 2,300 m.; B. tri pli ner Plantaginaceae:
vis, 2,900 m. Cony za ple be ya;
Plantago hirtella; P. major.
Clibadium surinamense,
2,350 m., Cos mos peu ce da ni Rubiaceae:
fo lius v. ti ra quen sis, 2,000 –
Cinchona pubescens, (cascari- 3,700 m.
lla), Manettia Vargasii, 3,200 m. Erech tit hes hie ra ci fo lia;
sp. nova., Pa li cou rea ma cro- Elephantopus spicatus; Erigebotrys, Relbuninium croceum, ron pusillus, 2,100 m. Gynoxis
cusilluyocana, 3,500 m.
R. hypocarpium.
Gnap ha lium pur pu reum.
Valerianaceae:
Gn. Poep pi gia num, Gn. Ele Valeriana cephalantha, 3,200 m. gans, 2,300 – 3,600 m. Hypo chae ris an di na 3,400 m. Jae ge Cucurbitaceae:
ria hir ta, 2,300 m. L. He rre Cyclant he ra brach ybotrys, rae, sp. Nova., Lia bum an gus ta tum, 2,000 m. L. has ti fo 2,100 m.
lium, 2,000 m., L. so li da gi Campanulaceae:
neum. L. sa git ta tum, 2,300 –
Siphocampylus corynoides, 3,600 m.; Mu ti sia bi pon ti na,
2,100 – 2,300 m. S. Krauseanus, (plan ta tre pa do ra), Poly mnia
2,200 m. S. tu paee for mis, gla bra ta, 2,100 – 2,450 m.
Se ne cio Jels kii 2,100 m.; S.
2,300m.
teph
ro sioi des, 3,600 m. Se ne Lobelia tenera, 2,450 m.
cio sub mul ti ner vis, sp. nova,
Compositae:
Spi lant hes ocy mi fo lia; Sie ges Ver no nia arg yro pap pa, V. beckia Man do nii, 2,100 m. Pe scor pioi des; Eu pa to rium cre - re zia coe ru lens, 3,650 m.; Ta nu la tum. E. an di num; E. ro - pe tes man do nii, 2,100 m.; Si do teph rum; E. uber; E. Gil - guie ra Pflan zii 2,100 – 2,350
ber tii, E. lae vi ga tum, E. lep to - m., (la de ras abier tas), Ver be cep ha lum, Ophryos po rus pi - si na mi nu ti ci pes, 2,000 m.;
que rioi des. Mi ka nia fi li ci fo - Wer ne ria nu bi ge na, 3,400 m.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
El camino inca llega desde el Sureste a Machupiqchu, por el sector agrícola, el cual está constituido por un vasto sistema de
terrazas de cultivo, equipada por una red de caminos y depósitos localizados estratégicamente, destaca un enigmático
instrumento lítico, y la hoy denominada casa del vigilante.
Fotografías: ©Fernando Oviedo
el Camino Inca atraviesa el umbral principal del complejo para llegar un grupo de edificaciones y equipamientos de talleres,
depósitos y otras estructuras de cuyo uso se ha perdido memoria; se aprecia la límpida fuente de agua, pulcras escalinatas talladas
en la roca madre, un usnu enigmático y debajo un mausoleo de maravillosa estética,
La amplias vías que organiza los sectores de Machupiqchu, llegan al sector donde se encuentra la magnífica talla lítico del cóndor,,
la configuración de conjunto, la existencia de edificios de hasta tres pisos, la infraestructura atípica con magistrales tallados
enigmáticos, y la orientación hacia el este del complejo, dilucidan el carácter ritual y simbólico de este sector.
Se llega primero a la gran kancha, constituido por tres edificios muy distintos, uno de muros ciclópeos y tres ventanas, otro
ordinario pero no menos interesante, y uno tercero de dos habitaciones contiguas con majestuosos paramentos; de allí nace la
pulcra escalinata que lleva hacia una atalaya con recintos que resguardan al enigmático Intihuatana .
Fotografías: ©Fernando Oviedo
En el sector urbano, las construcciones son organizadas comunitariamente por calles y, orientadas convenientemente para
obtener un eficiente hábitat, para asegurar el bienestar de sus habitantes. La importancia de este sector viene mostrada por las
jambas dobles en sus accesos, así como por la monumental escalinata que la precede
Waynapiqchu muestra impresionantes escenarios al cual se asciende por antiguos peldaños esculpidos en el batolito, conviviendo
con el vértigo edificado en armonía con la naturaleza; en la cumbre, es indescriptible el escenario que premia al caminante,
inundando su universo con la inmensidad de la montaña andina, la fuerza del río Willcamayo y el asombroso escenario inca.
MACHU PICCHU A TRAVÉS DEL TIEMPO
Alfonso Arèstigue Pezúa1
T
engo la suer te de conocer esta ma ravi lla del
Mundo desde 1969, cuando comencé mis estudios en la segunda Universidad más
antigua del Perú, la San Antonio Abad del Cusco, con trescien tos die cio cho años de
antigüedad; a la ciudadela de
Machu Picchu visité una treintena de veces, ya sea con los estudiantes de las carreras
pro fe sio na les de Bio lo gía,
Zootecnia, Agronomía o con
di fe ren tes inves ti ga do res de
Universidades Peruanas o extranjeras, siempre con el afán
de ver las especies vegetales
exis ten tes en las di fe ren tes
épocas del año, ya que Machu
Picchu es el Paraíso de los Botá ni cos. Quie ro re fe rir me al
cambio que esta sufriendo en
lo referente a la flora fundamentalmen te las que presentan las flo res más vis to sas
como son las Orquídeas y Begonias, o las que tienen alguna
uti li dad en la far ma co pea
como medicamento para la humanidad, plantas como el sano
sano que son helechos arbóreos y la cascarilla o quinina
que son ár bo les co no ci dos
como el árbol de la quina utilizados para la cura del paludismo.
Desde la llegada a la cima
de Machu Picchu por Hiram
1 Profesor Principal a D.E. Depto de Biología. E–mail: [email protected]
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
171
Alfonso Arèstigue Pezúa
Bingham el 24 de julio del año personalidades a recibir el tan
1911, dio a conocer al mundo preciado galardón.
entero la existencia de una ciu- Antes de ser no mi na do
dadela Incaica ubicada en el ce- como maravilla del Mundo, la
rro Machu Picchu, considera- ciudadela de Machu Picchu redo como el último refugio de cibía más de 2,000 visitantes.
los Incas rebeldes de Vilcabam- Las personalidades que llegaba, con un maravilloso entor - ron en los meses anteriores a
no natural de plantas de vegeta- su nominación se encuentran,
ción sub arbustiva, arbustiva la actriz de Hollywood Camearbórea y árboles y clima exu- ron Diaz, la modelo Kenita Laberante. Anterior a esta fecha, rraín, el magnate de la infor máel Señor Agustín Lizárraga en tica Bill Gates.
afán de ampliar su territorio
La ciu da de la Inca el año
agrícola, repor tó la existencia 2010 ha recibido 1’500,000 vide ruinas Incaicas a las autori- sitantes según la estadística lledades de la provincia y el De- vada por el INC, publicado el
par tamento.
30 de diciembre del 2010.
Por la exis ten cia de los re cur sos cul tu ra les y na tu ra les ESPECIES VEGETALES QUE
que al ber ga esta ciu da de la, el HAN SUFRIDO
Go bier no Pe rua no a de cla ra - REDUCCIÓN
do como Área Na tu ral Pro te - En esta ocasión en la que se
gi da, bajo la ca te go ría de San - recuerda los 100 años de la
tua rio His tó ri co, en 1981, puesta en valor científico de la
con una su per fi cie de 32,592 Ciudadela Inca de Machu Pichec tá reas.
chu, debo señalar que en los
En 1983 sobre la base de di- años sesenta hasta el ochenta
versos estudios que reiteraban existían especies vegetales en
el valor científico de sus recur- plena ciudadela tales como las
s o s, f u e d e c l a r a d o p o r begonias y orquídeas, las misUNESCO, con la noble catego- mas que han sido depredadas y
ría que gozan 23 zonas protegi- han sufrido una reducción condas en el mundo de Patrimo- siderable en la ciudadela Inca
nio Natural y Cultural de la Hu- ya sea por su belleza o por sus
manidad.
propiedades medicinales.
El año 2007 UNESCO pro- Muchos investigadores en
pone varias reliquias existen- plantas han dado la denominates para que sean declarados ción al Santuario Inca como
como integrantes de las mara-“Machu Picchu, paraíso de los
villas del mundo, en la que Ma- Botánicos” por la gran diversichu Picchu tuvo la mayor vota- dad de especies existentes por
ción y fue declarado como Ma- las condiciones ambientales faravilla del Mundo el 07 de julio vorables, tales como el clima,
del mismo año, donde se con- las pre ci pi ta cio nes flu via les
centraron más de 40,000 perso- que casi son constantes por su
nas que llenaron el estadio de ubicación de ceja de selva.
la Luz de la ciudad de Lisboa –
Por tugal, fue declarada como FAMILIA BEGONIACEAE
una de las maravillas del mun- Las begonias tienen valor
do. A la que asistieron el Alcal- económico y son muy apreciade de Ma chu Pic chu Se ñor das como plantas or namentaEdgar Miranda, Alcaldesa del les, tanto por el colorido de
Cusco CPC Marina Sequeiros, sus tépalos, tamaño que puede
Viceministro de Turismo Se- variar desde 0.40, 0.60m hasta
ñor Eduardo Arrar tre y otras alturas de 2 a 3 metros de longi172
tud, el colorido de sus tépalos,
así como por las hojas ligeramente crazas; es una especie
de po li ni za ción ha ló ga ma y
pueden hibridarse con suma facilidad, de esta for ma aparecen
plantas con flores her mosas.
Co mún men te se le co no ce
como “achankara” y se puede
culturizar con suma facilidad
en los jardines y parques.
Entre las especies mas apreciadas tenemos:
• Begonia veitchii Hook.
• Begonia bracteosa A. DC.
• Begonia par viflora Poepp.&
Endl.
• Begonia pennellii Smith &
Schubert.
FAMILIA RUBIACEAE
En esta familia se encuentra
la planta conocida como árbol
de la quina, que fue muy utilizada en el pasado para la cura del
paludismo o terciana, para ello
se descor teza el árbol y se seca
para tomar como mate, esta especie es frecuente encontrar
en Wiñay Wayna.
• Cinchona officinalis L.
• Cinchona coordifolia Mutis
También en esta Familia se encuentra el género:
Palicourea macrobotrys (R
& P) Roem. arbusto de ramas
pendientes de 2 a 3 m, con flores tubulares pequeñas, numerosas en panícula de color rojo
y amarillas.
FAMILIA
SCROPHULARIACEAE
• Calceolaria atawallpae
Kranzl, herbácea, tallo marrón
oscuro, alcanza 1.50 m. Ramificado, hojas pequeñas, numerosas flores anaranjadas, cáliz
pequeño de corola grande, florece casi todo el año.
• Cal ceo l a ria her t zo gia na
Kranzl, herbácea, erecta, anual
alcanza a 1 m de tallo piloso
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Machu Picchu a través del tiempo
robusto, hojas largamente pe- • Bomarea densifolia Vargas
cio la das, den ta das, f lo res • Bomarea brevis (Herb.) Baker.
grandes en racimo ter minales • Bomarea sanguinea Kranzl.
o axilares.
FAMILIA AMARYLLIDACEAE
FAMILIA ACANTHACEAE
Por el color y for ma del pe• Justicia cuzcoensis Lindau, rianto, son flores muy apreciaherbácea, alcanza 1 m de altu- das como or na men ta les, hara, flores azules, hojas opues- biendo sido muchas de ellas
tas sentadas, láminas de 4 a 8 mejoradas por hibridación natural, por esta razón estas planlóbulos, angostos aserradas.
tas han ganado gran aprecio y
• A p h e l a n d r a e u r y s t o m a su cultivo se ha extendido, del
Milbr. Herbáceo, flores en pe- mismo modo su propagación
queños racimos axilares o ter - es fácil utilizando sus bulbos,
minales, con pedúnculos de 4 a mientras cuando se propagan
5 cm de largo, inflorescencias por semilla el primer año solo
tubulares en racimo con 7 a 11 vegeta y acumula reser vas, la
florees de color rosada a púr- floración es al segundo o tercer año.
pura.
• Amary llis ma chu pij chen sii
FAMILIA VALERIANACEAE
Vargas.
Plantas geóphytas que sur- • Amaryllis forgetti Worsley
gen cada estación de primave• Stenomesson pearcei Baker.
ra, las raíces con propiedades
far macopeas:
FAMILIA HELICONIACEAE
• Va l e r i a n a c e p h a l a n t h a
Hierbas perennes, hojas dístiSchlecht
cas con una larga vaina basal, lá• Valeriana variabilis Graebn mina con ner vación media pronunciada y numerosas ner vaduras secundarias per pendiculaFAMILIA
res, inflorescencias ter minales,
ALSTROEMERIACEAE
Las reser vas de las raíces de erguidas o péndulas, con brácestas plantas que se encuen- teas coloreadas y vistosas, flores
tran en el suelo como reser va zigomorfas, con 3 sépalos y 3 péde agua almacena principios talos, con uno de los sépalos
cardiotónicos, por esta razón conspicuos diferente de los deesta siendo depredadas para la más, y es el único que se abre en
for mulación de sus principios la antesis.
• Heliconia affinis Loes.
activos.
Herbácea a veces tre pado- • Heliconia roseo–flava Loes.
ras, ho jas fre cuen te men te • Heliconia cannoidea A. Rimembranosas alter nas u opues- chard.
tas, simples enteras, inflores- FAMILIA ARACEAE
cencias en racimo en capítulos
Plantas herbáceas, perennes
ter minales o axilares, ovario sú- rizomatosas, a veces arbustivas
pero unilocular, basal, campiló- o arborescentes, terrestres, epifitro po, fru to usual men te en tas, acuáticas, con presencia de
aquenio —utrículo— monos- catáfilas, hojas generalmente disper mo dehis cen te o in dehis- puestas en espiral a lo largo del
cente o incluido en el perianto tallo, inflorescencia en espádice,
acrescente, semillas con endos- protegidas por una bractea o esper mo copioso.
pata, las flores despiden un aro• Bomarea aurantiaca Herb.
ma fuerte agradable.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
173
Alfonso Arèstigue Pezúa
• A n t h u r i u m h u a nu c e n s e
Engl.
• Anthu rium ri gi dis si mum
Engl.
FAMILIA ORCHIDACEAE
Plan tas her bá ceas, pe ren nes, te rres tres epi fi tas o sa pro fi tos, al gu nas acau les, cau les cen tes o con pseu do–bul bos, las te rres tres con raí ces
fi bro sas o en gro sa das y las
epi fi tas con raí ces aé reas, ho jas sim ples al ter nas, dís ti cas a
ve ces im bri ca das, oca sio nal men te re du ci das a es ca mas,
flo res ter mi na les o axi la res,
en es pi gas, ra ci mos, pa ní cu las o so li ta rias, ini cian la flo ra ción de noviem bre a mar zo.
Las con di cio nes am bien ta les de Ma chu Pic chu favo re cen el de sa rro llo de una rica
flo ra, en tre la cual las orquí deas lla man la aten ción de ma ne ra es pe cial. En la ac tua li dad se han re gis tra do 372 es pe cies, en al ti tu des com pren di das en tre los 1500 a 3000
me tros, se pue de en con trar
en tre los ro que da les, hu mus y
va rias de ellas son epi fi tas, las
flo res de co lo res bri llan tes de
ma tiz ama ri llo, ro jas, cyclam,
vio lá ceos. En Ma chu Pic chu ,
hay las que flo re cen todo el
año, lle van do por ello el nom bre que chua de “Wi ñay way na” (siem pre joven), por esa
be lle za ma ni fies ta han su fri do una re duc ción con si de ra ble, las flo res de las or quí deas al can zan cos tos muy al tos en el ex te rior fun da men te
en Eu ro pa, Asia y Nor te Amé ri ca.
• Masdevallia veitchiana Reichb.
• M a s d e va l l i a b a r l a e a n a
Reichb.
• Sobralia dichotoma R. & P.
• Sobralia violacea Lindl.
• Epidendrum paniculatum R.
& P.
174
• Epidendrum aquaticoides C.
Schweinf
• Pleurothalis cordata (R.& P.)
Lindl
• Pleurothalis serripetala Kraenzl.
• Onci dium glo bu li fe r um
H.B.K.
• Telipogon papilio Reichb.
• Phrag mi pe dium cau da tum
(Lindl.) Rolfe
• Odon to glos sum praes tans
Reichb.
• Maxillaria floribunda Lindl.
• Maxillaria nasuta Reichb.
• Stelis purpurea (R. & P.) Will.
• Stelis tricardium Lindl.
PTERIDOPHYTA
Los he le chos son plan tas
sin flores con presencia de esporas en la cara abaxial con las
que se reproducen en for ma
asexual. Plantas vasculares por
presentar tejidos conductores,
terrestres, epifitos, acuáticos,
con ho jas co no ci das como
frondas enteras o pinnadas, tallos sub te rrá neos, aé reos y
acuáticos.
Las especies codiciadas por
sus propiedades far macológicas
son:
• Cyathea caracasana (Kl.) Doming. Estas especies se conocen
como sano sano
• Cyathea delgadii
• Phragmipedium
Las especies indicadas a medida que la afluencia de los visitantes va en aumento tienden a desaparecer, fundamentalmente
las plantas que presentan las flores más bellas o exuberantes
que se encuentran a inmediaciones de los restos arqueológicos.
Hasta los años 1984 era frecuente obser var la orquídea del género Masdevalia spp. que es una especie litofita es decir que vive adherido a las rocas;
QUE MEDIDAS DEBEMOS
ADOPTAR
• Para evitar la depredación
de la biodiversidad, se requiere
alcanzar car tillas de infor mación con jun ta men te que los
boletos de ingreso al parque,
infor mando la prohibición de
realizar colecciones de plantas,
insectos, aves entre otras especies bajo pena de mul ta y
arresto.
• INRENA, debe des ta car
per so nal es pe cia li za do para
sancionar a personas que tomen muestra de las especies
vegetales.
• Debe deter minarse la carga
diaria de visitantes, para un mejor control de los visitantes.
• El ingreso por Santa Ana de
turis tas debe merecer mejor
control por personal especializado.
Sino adoptamos estas medidas solo tendremos estas plantas or namentales en la margen
derecha, la par te inaccesible de
la empinada del cero que comienza en Machu Picchu pueblo y ter mina en puente ruinas.
VISITANTES CADA AÑO
AUMENTA
A mayor nú me ro de vi si tan tes, gran pér di da de la diver si dad de plan tas na tivas exis ten tes en el San tua rio His tó ri co
de Ma chu Pic chu, no todo los
vi si tan tes tie nen co no ci mien - BIBLIOGRAFÍA.
to que es tán en un área pro te - —Vargas C. C. (2001) Machu Picchu, Paraíso de
los Botánicos, Cusco Perú.
gi da y la diver si dad bio ló gi ca
exis ten te lla ma la aten ción a — Valenzuela G. L. Et all., Calatayud H.G, Monteagudo M. A., Farfán V. J. Suc lli M. E., Huamu chos cu rio sos de di ca das al
mantupa Ch. I. (2007) FLÓRULA DE LA
man te ni mien to de plan tas or - RESERVA ECOLÓGICA INKATERRA. Missouri
Botanical Garden.
na men ta les y me di ci na les.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
PROTECCIÓN DE PICAFLORES
Miguel Ayala Calderón1, Silvia Enma León Sánchez
L
os picaflores o colibríes
pertenecen al Orden Trochiliformes y a la familia Trochilidae, exclusiva de América que
incluye a más de 320 especies. En
el Perú existen 115 especies de picaflores, de las 360 especies que
existen en el mundo. En nuestro
país el picaflor de cola ahorquillada (Rhodopis vesper), es una de
las aves más pequeñas y hermosas del planeta y vive en simbiosis
con las flores extrayendo su néc-
tar, gracias a su pico delgado, curvo y su lengua larga, especialmente desarrollado para polinizar
flores y orquídeas. El picaflor
cola ahorquillada es una especie
representada en los textiles de la
Cultura Paracas, y en el Cusco se
puede ver pinturas en las paredes
interiores de la Capilla del distrito
de Andahuaylillas, del departamento del Cusco.
Resulta interesante saber que
los picaflores generalmente cons-
truyen sus nidos con telaraña o lanas de cactus que recubren con líquenes y musgo protegiéndolos
de los depredadores, siendo estos
visitantes constantes de las cactáceas porque allí se desarrollan.
Los picaflores son polígamos, la
construcción del nido y el cuidado de las crías son exclusividad de
las hembras.
En la práctica, no existen instituciones ni personas que protejan
a los picaflores en el Cusco y Ma-
1 Docente en la Facultad de Agronomía y Zootecnia.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
175
Miguel Ayala Calderón, Silvia Enma León Sánchez
chupicchu y porque no decirlo en
el Perú, por ello es importante la
“Protección de áreas reproductivas del Picaflor en el Cusco”, es
decir proteger las áreas donde anidan y se alimentan estas aves mágicas, con el objetivo de disminuir
las visitas de picaflores a plantaciones agrícolas, —porque tienen
productos químicos tóxicos para
estas aves—; fomentar la alimentación natural de los picaflores y
evitar que estas aves sean alimentadas mediante alimentadores artificiales, como por ejemplo esta
práctica de alimentación se ve en
un hotel en Machupicchu, donde
alimentan a los picaflores con alimentadores artificiales. Esto trae
como consecuencia, que estas
aves se vuelvan adictas a los alimentadores artificiales y con ello
se fomenta, peleas entre estas
aves y una competencia desleal entre ellas, porque son eminentemente territoriales.
Por otro lado, con esta práctica
los picaflores no cumplen el rol
que les da la naturaleza de polinizar las flores; entonces lo que se
Foto de Oscar Mujica en su jardín. Cusco.
está haciendo en Machupicchu es
cortar el ciclo de polinización de
las flores, especialmente de las
Orquídeas, ya que en Machupicchu existen una gran variedad de
estas plantas hermosas, como la
Orquídea (Sobralia dichotoma), que
es una enorme planta con cañas
de 3 a 4 metros, que producen decenas de flores por cada planta,
que se puede apreciar en el Parque Nacional de Machupicchu.
También estas aves por esta
mala práctica alimentaria artificial, dejan su herencia genética a
sus descendientes y lo mas grave
es que estos polluelos serán adictos a los alimentadores artificiales, siendo necesario evitar definitivamente el uso de alimentadores artificiales por las razones expuestas y capacitar a la población
en el uso racional de pesticidas
que disminuyan la alteración del
Madre picaflor empollando, K’ayra 2010.
176
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Protección de picaflores
Fotos de picaflores de Oscar Mujica en su
jardín. Cusco.
proceso reproductivo de estas
aves, también es importante evitar los ruidos fuertes en las zonas
de vida de los picaflores en Machupicchu, evitando el vuelo de
Helicópteros en esta zona.
Siendo importante promover
actitudes de protección de la población a estas aves a través de la
educación ambiental, por las
grandes bondades que brindan
a la naturaleza de ser polinizadores de las flores las que posterior mente se fructifican, ¿qué
rol más importante le tocó al Picaflor en la naturaleza?
La abundancia de picaflores
depende del lugar, estación y de la
presencia de flores que adornan
la naturaleza, tienen buena capacidad de orientación para hallar las
flores con néctar y como se les adhiere el polen a su cuerpito, esto
permite la polinización cruzada
en la naturaleza. (polinización ornitófila).
Para lo grar la pro tec ción
de es tas aves, de be mos rea li zar las si guien tes ac tivi da des:
plan ta cio nes de es pe cies con
ca rac te rís ti cas or ni tó fi las ade cua das para la es pe cie; plan ta ción de es pe cies or ni tó fi las
en zo nas “lim pias” para man te ner ale ja dos a los pi ca flo res
de lu ga res con apli ca ción de
pes ti ci das; rea li za ción de edu ca ción am bien tal y cur sos
agro nó mi cas orien ta das al
uso efi cien te en do sis y pro duc tos de me nor toxi ci dad;
pro gra ma ción de cur sos so bre los as pec tos del pro ce so
re pro duc tivo; cur sos y ta lle res de edu ca ción am bien tal a
la co mu ni dad, or ga ni za cio nes so cia les y es cue las y ela bo ra ción de ma te rial edu ca ti vo
para pro te ger a es tas aves.
Para lograr esta protección debemos cultivar módulos con plantas ornitófilas a lo largo del camino Inca hacia Machupicchu y
otros lugares estudiados que son
hábitat de los picaflores, en áreas
pequeñas de 2.000 m2, como módulos educativos de protección,
cultivando plantas or nitófilas,
identificando sobretodo los sitios
de nidificación de la especie, para
su protección. Así mismo, debemos producir videos de los picaflores en las zonas de vida del
Cusco, para que la comunidad adquiera conciencia de la problemática ambiental y adopte actitudes
de protección hacia las especies
de picaflores.
En la zona de vida del Cusco,
especialmente desde Huancaro,
Granja Kayra y la Laguna de
Huacarpay se tienen al Picaflor
más grande del mundo, el Picaflor Gigante o Colibrí Gigante
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
de los Andes (Patagona gigas), es
el de mayor tamaño dentro de
su familia, alcanzando los 20 gramos de peso y unos 18 cm de
longitud, así como los cubanos
tienen el Picaflor más pequeño
del mundo, del tamaño de un
abejorro, que llega a pesar casi 2
gramos y alcanza una longitud
de 5 cm, llamado Picaflor Abeja
de Cuba (Mellisuga helenae).
Por lo que consideramos que
no es correcto que en un hotel
del pueblo de Machupicchu, se
per mita que los turistas se deleiten viendo a los picaflores consumiendo su alimento de alimentadores ar tifi ciales estáticos, porque un picaflor debe recorrer diariamente 200 flores al
día para recolectar néctar, consumiendo insectos y perforando
frutos maduros como alimento
y de esta manera cumplir su función que tienen en la naturaleza,
por ello es una práctica negativa, con esto no se está contribuyendo a la protección natural de
los picaflores.
Asimismo no estaríamos permitiendo que los picaflores desarrollen su vida biológica normal,
ya que estas aves se bañan en las
hojas mojadas por el rocío, en la
lluvia y en las caídas de agua, atravesando y volando, estos baños le
sirve para eliminar el líquido pegajoso de las flores.
En la zona de vida de la Granja
Kayra, de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, en la Carrera Profesional de
Zootecnia se ha comenzado a trabajar en la caracterización de los
picaflores, con estudiantes del
círculo de estudios de la carrera
profesional de Zootecnia, dirigidos por el estudiante Nils Flores
Huarco y como resultado de ello
mostramos algunas fotos del seguimiento que se realizó a este picaflor que mostramos en su nido
en la fotografía, para luego proponer a futuro un plan de protección de estas aves de gran valor
en la naturaleza.
177
SINOPSIS DE LAS ESPECIES ARBÓREAS
DEL SANTUARIO HISTÓRICO DE MACHUPICCHU Y SU ZONA DE AMORTIGUAMIENTO
Washington H. Galiano Sánchez1 y Mario Percy Nuñez Vargas2
ABSTRACT
We estimate that the tree and
woody flora of the Machupicchu Historical Sanctuary has more than 550
species: in the core area and buffer
zone. Field work and the density of
such collections are all studying the
Andean forests, except that in this investigation, increases the number of
species. The Torontoy Canyon which
crosses the Sanctuary boundaries
from southeast to northwest between
Chillca and Collpani and the presence
of the Urubamba and Vilcabamba
mountain ranges with its complex of
glaciers in the area are the determining factors for high tree diversity. The
study results reported over 550 tree
species distributed in 74 families and
192 genera. The lack of interest in
long-term research affects the risk of
misuse and little knowledge of the
tree flora that applies to biological
conservation in the country.
Key words; Machupichu Historical
Sanctuary, trees. Woody,
RESUMEN
Estimamos que la flora arbórea y
leñosa del Santuario Histórico de Machupicchu tiene más de 550 especies:
en el área núcleo y la Zona de Amortiguamiento. El trabajo de campo y la
densidad de colecciones son semejan-
1 [email protected]
2 [email protected]
178
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sinopsis de las especies arbóreas de Machupicchu
tes a todos los que estudian las selvas
andinas, excepto que en esta investigación, se incrementa el número de especies. El Cañon del Torontoy que
atraviesa el Santuario de sus límites
sureste a noreste entre Chillca a Collpani y la presencia de las Cordilleras
de Urubamba y Vilcabamba con su
complejo de glaciares en el área son
los factores determinantes para la
alta diversidad de árboles. Los resultados del estudio reportan sobre 550 especies arbóreas distribuidas en 74 familias y 192 géneros. La escasez de interés en investigar a largo plazo
afecta el mal uso y peligro de no
conocer bien la flora arbórea que se
aplica a la conservación biológica del
país.
Palabras Claves: Floristica, árboles,
leñosas, inventarios, densidad de colección, selvas, bosque Andino.
L
a presente contribución
comprende el estudio de
las especies arbóreas y leñosas registradas para el Santuario Histórico de Machu Picchu y su zona de
amortiguamiento a través de las
colecciones botánicas de los
proyectos:
• Ampliación del inventario de
biodiversidad botánica en el Santuario Histórico de Machupicchu
UNSAAC – PROFONANPE –
INRENA 2000–2002 (Galiano
et al; 2002)
• Diversidad florística de las
Áreas Naturales Protegidas y
áreas adyacentes del sur del Perú,
Convenio UNSAAC – MOBOT
Mis sou ri Bo ta ni cal Gar den
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
2002–2008 (Galiano et al. Mobot.org TROPICOS 2010) y
• Biodiversidad de la Ruta Salkantay – Zona de Amortiguamien to SHM. UNSAAC –
CC–MOBOT y Mountain Lodges of Peru (MLP).
HISTORIA
Las primeras colecciones de especies arbóreas y leñosas en el ámbito territorial de lo que hoy es el
SHMP, fueron realizadas por
Cook & Gilbert (1915). Herrera
(1933) en su estudio de la Quebrada de Machupicchu registra 15 especies arbóreas. West (1936). Weberbauer (1945) para la ceja del valle del Urubamba cerca a Machu
Picchu hace referencia alrededor
de 30 especies de árboles y arbolillos para los montes entre altitudes de 1800 - 2350m y los montes
sin árboles o con árboles pequeños entre los 3000 - 3900m. Vargas (1992) de sus innumerables
exploraciones botánicas a Machupicchu iniciadas en el año 1941
hasta el año 1979 y plasmadas en
su magno estudio sobre la Flora
del Santuario Histórico de Machupicchu (1992) que comprende
822 especies para la flora en general, registrando cerca de 90 especies arbóreas.
A partir de 1982 tomando
como base de investigación la
Estación Biológica de Wiñay Wayna, iniciamos colecciones de la flora del Santuario a través de diversos estudios de investigación sobre la diversidad florística y problemática ambiental de la conservación del Área Protegida, a través de trabajos de seminarios, tesis y proyectos de investigación
como los desarrollados por Ricalde (1984), Galiano, Tupayachi &
Nuñez (1986) recapulativo en Tupa ya chi y Ga lia no (1990),
Gamarra (1986), Dueñas (1992),
Nuñez (1992), Galiano & Nuñez
(1992)
Uno de los estudios trascendente es el de Peyton (1984) a tra179
Washington H. Galiano Sánchez y Mario Percy Nuñez Vargas
vés de colecciones botanicas entre 1982 a 1984, realizo varios
transectos para determinar la dieta alimentaria del oso de anteojos,
comprende más de 1581 números de colección y reporta cerca
de 70 especies arbóreas.
De las colecciones mas notables son las de: Gentry (1983),
Gentry & Galiano 1984.
En 1986 se desarrolla el convenio de cooperación científica entre el Herbario Vargas CUZ y el
Missouri Botanical Garden desarrollando las colecciones de Núñez et al en el Santuario a partir
del año 1987 a 1992.
El año 1994 a través del proyecto multidisciplinario Consejo de
Investigación UNSAAC: Tasas
de deforestación y diversidad arborea del SHMP. (Galiano et al
1994) e Impacto ambiental sobre
la diversidad arbórea del SHMP
(1995) el mismo que auspicia y
propicia resultados en los trabajos de: Palomino (1994), Pozo
(1997) y Monteagudo (1997).
MATERIALES Y MÉTODO
do los especimenes de herbario
proveniente de las diversas colecciones de los autores y todos los
colaboradores de los proyectos,
que han dado como resultado el
presente estudio. También el material colectado en diversas expediciones desde el año 1986, transeptos y parcelas. El material colectado depositado en diversos
Herba rios: CUZ, MO, USM,
MOL, AMAZ. La determinación
de las especies se realizó mediante la revisión de floras y monografías, así como la consulta de diversos especialistas.
de Machupicchu, provincia de
Urubamba, depar tamento del
Cusco, entre los 13°10’19” y
13°14’00” de latitud sur, y los
72°30’05” y 72°36’33” de longitud oeste.
La zona de amortiguamiento
incluye las cuencas hidrográficas
inmediatas continuas al área del
SHM: que se constituye en una
perspectiva integral para la conservación de ecosistemas singulares del área, no inmersos en la
zona núcleo del SHM, habiéndose incrementado al área de la ZA
de 71,589 Ha. a 193,334 Ha. En
el presente estudio las áreas donde se han desarrollado las colecÁREA DE ESTUDIO
ciones comprenden las áreas aleComprende el Santuario Histódañas a la Estación Biológica de
rico de Machupicchu (SHM) que
Wiñaywaynay áreas con vacios de
abarca una superficie de 32,592
información en el área núcleo del
hectáreas ubicadas en el distrito
Cuadro 1. Representatividad de las especies de árboles del SHM y ZA en diferentes categorías taxonómicas de plantas vasculares.
Clase
Familias
Géneros
Especies
Pteridophytas
01
02
15
Gimnospermae
01
02
04
180
515
08
16
192
530
Angiospermae
La lista de especies en la que se
basa este trabajo, fue elaborada to- Magnoliopsidae 70
mando como base Árboles del Liliopsidae
02
Santuario Histórico de MachupicTotal 74
chu (Galiano et al: 2000) revisan-
Cuadro 1. Representatividad de las especies de árboles del SHM y ZA en diferentes categorías taxonómicas de plantas vasculares.
Familias
Géneros (%)
Familias
Especies (%)
Géneros
Especies (%)
Rubiaceae
12 (6.25)
Solanaceae
36 (6.92)
Miconia
21 (3.81)
Rosaceae
12 (6.25)
Melastomataceae
32 (6.15)
Solanum
18 (3.27)
Asteraceae
11 (5.73)
Rubiaceae
30 (5.76)
Weinmannia
18 (3.27)
Solanaceae
10 (5.20)
Asteraceae
23 (4.42)
Piper
15 (2.72)
Lauraceae
07 (3.64)
Urticaceae
23 (4.42)
Ficus
15 (2.72)
Urticaceae
07 (3.64)
Lauraceae
22 (4.23)
Symplocos
15 (2.72)
Fabaceae
07 (3.64)
Rosaceae
21 (3.81)
Cyathea
15 (2.72)
Melastomataceae
06 (3.12)
Moraceae
19 (3.45)
Siparuna
13 (2.36)
Moraceae
05 (2.60)
Cunoniaceae
18 (3.27)
Hesperomeles
10 (1.81)
Salicaceae
05 (2.60)
Fabaceae
17 (3.09)
Nectandra
10 (1.81)
Total
180
82 (42.70)
221 (40.18)
146 (25.45)
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sinopsis de las especies arbóreas de Machupicchu
SHM y la ZA en el límite sur presentes resultados demuestran
oeste del Santuario.
la relevante diversidad florística arbórea del SHM y su ZA y contienen la necesidad de continuar
RESULTADOS
La flora arbórea del SHM y estudios similares que aseguren la
ZA comprende más de 550 espe- conservación de la diversidad
cies distribuidas en 192 géneros y biológica
74 familias en su mayor parte pertenecen a las Angiospermas, clase DISCUSIÓN
En bosques nubosos o de ceja
Magnolipsidae (Cuadro 1). Las
Familias con más géneros y espe- de selvas tropicales similares la dicies son: Rubiaceae (12 y 30 res- versidad de árboles es de un propectivamente); Rosaceae (12 y medio de 50 especies por hectá21); Solanaceae (10 y 36); Astera- rea. En el SHM esta diversidad es
ceae (11 y 24); Melatomataceae (6 mayor por que llega a cerca de 90
y 33). El mayor porcentaje de Gé- especies de árboles por hectárea
neros (42.70%) y de especies de 10 cm de DAP. (Galiano y Nú(40.20 %) se concentra, sólo en ñez: 1992). La diversidad arbórea
10 Familias (Cuadro 2). Un total en parcelas de BTES es baja en
de 33 Familias (44.59%) son áreas degradadas y estándar en la
mono genéricas y 12 se mayoría de lugares evaluados y
encuentran con una sola especie. alta en localidades en buen estado
Los 10 géneros con mayor nú- de conservación, como en las cermero de especies representan canías del Puente Ruinas y Ao(25.45%) (Cuadro 2) ocupando bamba2 donde en transeptos de
los primeros lugares: Miconia 100 m se ha encontrado de 35 –
(22); Solanum (18); Weinmannia 38 especies y revelan una diversi(18); Piper (15); Symplocos (15) y dad alta de (H’) de 4.408 y (H’)
Siparuna (15). En relacion a la dis- 5,035 respectivamente (Monteatribución geografica existen 62 es- gudo: 2000).
pecies endémicas de la flora peruana que vienee a ser en un or- FACTORES DE LA
den del 11% del total de especiee DIVERSIDAD BIOLÓGICA
arbóreas del SHM, ZA, las Fami- El en tor no sur oes te del
lias con más especies endémicas SHMP y la ZA se encuentra una
son: Melastomataceae (09), Aste- de las cuencas más importantes
ra ceae (08), Pi pe ra ceae (07), del Perú, en razón de que alberga
Symplocaceae (06), Lauraceae al valle de Urubamba o "Valle Sa(05), Araliaceae (04) y grado de los Incas" cuyas zonas
alto andinas y meso andinas poVerbenaceae (04).
En este estudio la ZA ha sido seen uno de los mayores niveles
abordada en un porcentaje míni- de diversidad florística con relamo que llega a un 20% de su su- ción a lugares similares a lo largo
perficie, la importancia de su pro- de los Andes y gran extensión de
tección y conservación radica en sistemas agrícolas desarrollados
que muchas especies y formacio- por los antiguos peruanos: andenes bos co sas ca rac te rís ti cas nerías y pata-patas. En seguida se
como los “t’astales” (Escallonia encuentra el Santuario Histórico
myr ti lloi des) y “un ca les” de Machupicchu, del que hace(Myrcianthes spp) se encuentran mos un tratamiento amplio para
fuera del área núcleo del SHM; señalar que el factor determinanun ejemplo típico es las especies te de la alta diversidad biológica
de helechos arbóreos del Género existente, es la orografía singular
Cyathea (Cyatheaceae) que contie- originada por la presencia de las
ne 15 especies, de las que 09 espe- cadenas de Vilcabamba con su necies se encuentran en la ZA. Los vado culminante del Salkantay
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
181
Washington H. Galiano Sánchez y Mario Percy Nuñez Vargas
(6,271 m) en el límite suroeste, y
la Cordillera de Urubamba con
su nevado Wakaywillke o La Verónica (5,900 m.) en el límite noreste, y casi en la parte media atravesada de este a oeste por el río
Urubamba, el cual irrumpe cortando la cordillera abruptamente
y serpenteando para formar el Cañón del Torontoy (Machupicchu)
entre el Km 82 - 127 de la línea férrea, presentando pendientes graves y altitudes superiores a los 2
600 m., y que en su curso genera
una diversidad de hábitats y microclimas, los cuales en espacios
reducidos presentan una diversidad florística considerable.
No es coincidencia que los mayores centros culturales en los
Andes se desarrollaran en áreas
de alta diversidad biológica. Existe una positiva relación entre las
condiciones que son importantes
en los procesos de diversificación
biológica y aquellas que parecen
contribuir al establecimiento de
los centros de poblados humanos. Un caso es la relación entre
la concentración local de aves endémicas y los centros de desarrollo de las grandes culturas tempranas en los Andes (Fjeldsá y Rahbek, en prensa). Estos patrones
son similarmente reflejados en
los centros de diversidad biológica de las plantas (Vavilov 1992;
National Research Council 1988;
Galiano 1990, Galiano et al.
1995b; Chepston-Lusty et al.
1998)
De acuerdo a Gentry (1986),
gran parte de esta dramática diferencia en diversidad en el bosque montano neotropical se
debe probablemente a especiación reciente explosiva y asociada a la orogenia andina en taxa
de epífitos, arbustos y "palmettos". "En los "núcleos o centros-andinos" (Andean-centered) existe un endemismo local
tremendo y cada género tiende
a poseer mayor número de especies que los árboles del dosel del
"cen tro-ama zó ni co" (Ama zo182
Bosque de t’asta Escallonia myrtilloides
Piscacucho: Bosque Mesoandino de Unca Myrcianthes oreophila
Bosques altoandinos de Polylepis spp. (queñuales)
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sinopsis de las especies arbóreas de Machupicchu
nian-centered). Asimismo, en
los grupos de los "centros-andinos" las interacciones coevolutivas con polinizadores especializados, tales como los picaflores
y murciélagos nectarívoros, han
sido muy importantes en la historia evolutiva de estos taxa.
Interpreto esta gran concentración de especies existentes en
esta región, principalmente a lo
largo de las laderas húmedas a
baja altura de los Andes, pero
también en menor medida en
las selvas nubladas, como resultado de una especiación muy activa, aparentemente relacionada
de alguna manera con la particularidad del terreno quebrado
y/o una compleja yuxtaposición de diferentes tipos de vegetación. Muy probablemente la
evolución de estos taxa, que es
extremadamente dinámica, aun
explosiva, es un accidente de la
orogenia andina asociada a la
‘genetic transilience’ y a fenómenos asociados con la deriva génica. En tales grupos la especiación parece ser en conjunto un
fenómeno sin fin carente del
más mínimo indicio de que va a
llegar a un equilibrio ecológico
o a un límite en la diversidad de
especies. Casi la mitad de la flora neotropical está constituida
por grupos ‘núcleo o centros-andinos’ y ellos son los responsables de la mayor parte de ‘exceso’ de la diversidad florística del
Neotrópico comparado con el
Paleotrópico”.
Según Fjeldsa (1993) “En los
Andes existe un rango de correlación estadísticamente sinificativo
entre el número de especies
neo-endémicas versus el número
de relictos geográficos antiguos,
pero ninguna de estas categorías
se correlacionan con el número
total de especies. El patrón sugiere que los eventos vicariantes estaban asociados con problemas locales pequeños que sobrevivirían
en áreas ecológicas que permanecieron estables a través de los
cambios de los periodos climáticos, en lugar de estar asociados a
barreras físicas del aislamiento.
Cañones profundos que se encuentran en el bosque montano).
Las áreas ecológicamente estables parecen caracterizarse por lluvias persistentes, nubosidad y ne-
blina causadas por inversiones
atmosféricas bastante estables.
Patrones del endemismo en áreas
montañosas pueden indicar
funciones del ecosistema muy importantes”.
TIPOS DE BOSQUES
BOSQUES ALTOANDINOS
DE POLYLEPIS SPP.
(QUEÑUALES)
Considerados los bosques más
altos del mundo y su rango de distribución altitudinal en el SHMP
y ZA, esta entre los 3,200 – 4,880
msnm. En la zona núcleo existen
bosques en una extensión de 316
Ha. de las que 177 Ha. (56%) son
bosques homogéneos y 131 Ha.
(41%) como bosque heterogéneos. (Arce & Toivonen: 2002).
Estos bosques en apariencia homogénea en su flora asociada presentan una considerable diversidad, a nivel de musgos epifitos y
terrestres presentan un promedio
de 13 especies pertenecientes a
10 géneros diferentes (Galiano:
1990). A continuación detallamos
los bosques presentes en la zona
núcleo del Santuario:
Cuadro 3: Bosques presentes en la zona núcleo del santuario.
Bosque
Ubicación
Extensión
Altitud
Especie
Warmiwañuska Margen derecha del Abra
4.1 Ha.
4,200 – 4,400
P. pepei
Chaupiwayqo y Qda. Chaupiwayqo
8.5 Ha.
4,250 – 4,500
P. pepei
Quinsacocha
Abra Chaupiwayko
2.5 Ha.
4,250
P. pepei
Pakaymayu
Bajada abra Warmiwañ.
3.1 Ha.
3,300 – 3,880
P. pauta
Mesada
parte alta rio Aobamba
64.5 Ha. (ho)
49.3 Ha. (he)
3,600 – 3,900
3,500
P. sericea
P. pauta
Yanacocha
y alrededor de Laguna Yanacocha
23.9 Ha.
3,750 – 4,000
P. sericea
Runkurakay
Margen derecha Runkuraka.
0.1 Ha.
3,800
P. pauta
Chakiqocha
Margen derecha Cam. Inka
0.6 Ha.
3,550
P. pauta
Caracol
Margen Izquierda C. Inka
0.1 Ha.
3,220
P. pauta
Chakimayu
Base Nevado Bonanta
3.8 Ha.
3,200 – 3,500
P. pauta
Pampakawana
De Wayllabamba hacia
Nevado Salkantay.
0.2 Ha.
1.2 + 0.6 Ha.
3,840
4,300
Paljay e
Base Nvdo. Sullunku
*3.2 + 25.5 + 41.1
4,090 – 4,180
*P. sericea
Inkatambo
Salkantay alt. Aobamba
76.00
3,450 – 3,600
P. pepei,
P. pauta
P. besseri
P. racemosa
Fuente: Elaborado en base a Arce & Toivonen 2002
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
183
Washington H. Galiano Sánchez y Mario Percy Nuñez Vargas
BOSQUES ALTOANDINOS
DE ESCALLONIA
MYRTILLOIDES L. F.
(T’ASTALES)
Este tipo de bosque se encuentra en pequeños relictos en el área
núcleo y es mas notable en la
zona de amortiguamiento sur oeste hacia la ruta Salkantay entre altitudes de 3,600 a 4,200 m., en valles estrechos y morrenas de los
glaciares de la cordillera de Vilcabamba, donde se puede ver el ascenso de la vegetación como consecuencia del retroceso de los glaciares debido al calentamiento global.
Los bosques mas notables están ubicados en: Ñañuyhuayco
(Área de Conservación Privada
del Mountain Lodges of Peru) y
Sayllapata (Qoyllor y Q'ellounun), en las cabeceras de la subcuenca del Río Blanco, afluente
del Río Apurímac, y está próximo
a los Nevados Salkantay (6 270
m), Umantay (5 460 m), Tukarhuay (5 920 m) y Soray (5 430 m).
Es un ecosistema poco conocido
y tratado en la ecología de los altos Andes, que contienen una notable densidad y considerables extensiones de bosques. En cuanto
a su composición de flora arbórea y arbustiva asociada a los árboles de t'asta Escallonia myrtilloides var. myrtilloides (Escalloniaceae), son frecuentes: torkohuay
o q'iswar Buddleja montana Britton (Scrophulariaceae), ollantay
Saracha punctata Ruiz & Pav. subsp. punctata (Solanaceae), tuta
huiña Monnina densecomata
Chodat (Polygalaceae), qoto q'iswar Gynoxys longifolia Wedd.,
tanta q'iswar Gynoxys nitida
Muschl., Gynoxys sp., tayankas
Baccharis obtusifolia Kunth, Baccharis peruviana Cuatrec., Baccharis johnwurdackiana H. Rob.
(Asteraceae), checches Berberis
commutata Eichler, Berberis carinata Lechler (Berberidaceae), jamukaray Ribes cuneifolium Ruiz
& Pav., suphu Ribes brachybotrys
184
(Wedd.) Jancz. (Grossulariaceae),
hacia la parte sur opuesta del bosque es más xerófito y son frecuentes los rodales de q'ayara Puya sp.
(Bromeliaceae), en tanto que la
flora herbácea y trepadora es diversa. El estudio devela que gran
parte de la biodiversidad de la
Zona de Amortiguamiento no se
encuentra protegida en el área núcleo del Santuario, por lo que
urge declarar intangibles y bajo
protección legal este tipo de bosques relictuales con una antigüedad mayor a los 500 años y evitar
su extinción
BOSQUE MESOANDINO DE
UNCA MYRCIANTHES
OREOPHILA (DIELS)
MCVAUGH (MYRTACEAE)
Uno de los relictos más grande es el de Piscacucho en la
zona de amortiguamiento entre
los 2,900 y 3,400 m otros en el
Camino Inca entre Huayllabamba hacia Llulluchapampa.
Existen relictos en pequeños
valles de la zona de amortiguamiento como Walankay, Waytampo, Chillka, Tiaparo, Runtumayo
BOSQUES HÚMEDOS
MONTANOS O CEJA DE
SELVA
Se denominan también bosque húmedo montano, las zonas
ecológicas que contiene son:
(bmh–MBS, bh–MBS, bh–S,
bp–MS y bmh–MS). Estrato
Andino II entre 1,500–3,500
m.s.n.m. (Gentry en Brako & Zarucchi: 1993). La estratificación
es compleja y generalmente se desarrollan varios estratos, siendo
muy notable el epifitico que ocupa los troncos y la copa de los árboles. El epifitismo de las briófitas y liqúenes es general y abundante en los bosques andinos de
la ceja superior; en cambio el epifitismo de las orquideas y bromeliáceas es general, en los niveles me-
dio e inferior de la Provincia (Marin 1961)
Por encima de los 1700 msnm
el bosque húmedo andino se caracteriza por la predominancia de
Lauraceae como la familia de
plantas leñosas más rica en especies, reemplazando a las Fabaceae
en su predominio. Igualmente importantes en la flora leñosa Andina son las Melastomataceae y Rubiaceae, con especies de ambas familias especialmente bien representadas en el sotobosque. Otras
familias de plantas leñosas de importancia en los bosques montanos de Perú son Myrsinaceae,
Myrtaceae, Araliaceae y Solanaceae, acompañadas por varios géneros andinos pequeños característicos pertenecientes a varias familias: Saurauia, Ilex, Alnus, Brunellia, Viburnum, Hedyosmum,
Clethra, Weinmannia, Morus, Ceroxylon, Podocarpus, Prunus,
Rham nus, Me lios ma, Styrax,
Symplo cos y Gor do nia. Tal
como ocurre en los bosques de la
Selva Baja, grupos herbáceos, incluyendo muchas monocotiledóneas, son más ricos en especies
que los grupos de plantas leñosas
en estas zonas de bosques de altitud in ter me dia (León et al.,
1992). Las orchídeas y otras epífitas son también más comunes y
aparentemente son más diversas
en los bosques andinos de elevaciones medias que en otros sitios
(Gentry & Dodson, 1987) y contribuyen en gran parte a la riqueza
florística de estos bosques, especialmente en los bosques andinos
peruanos (León et al., 1992).
BOSQUES MESO ANDINOS,
BOSQUES TROPICALES
ESTACIONALMENTE SECOS
(BTES)
Denominado también bosque
estacional seco. Sabana pluvifolia
de La Convención (Weberbauer:
1945), Bosque seco de Valle interandino. Este es un término genérico que cubre varios de bosques
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Sinopsis de las especies arbóreas de Machupicchu
secos, como bosque tropical caducifolio, bosque espinoso tropical. Se da en climas estacionales con
una precipitación media anual de menos de 1.600
mm., una larga estación seca de al menos 6 meses
con menos de 100 mm de lluvia al mes y una temperatura media superior a 20 °C. Se trata esencialmente de una vegetación leñosa, que contiene principalmente árboles de hojas caducifolias y arbustos de 3
a 10 m. de altura, con árboles emergentes de 15 m.,
con o sin un dosel cerrado. Se carece de una capa
continua de hierba, y con frecuencia tiene poco de
tierra por lo que la cobertura permanente del suelo
puede ser desnuda durante gran parte del año. La
falta de una capa de hierba se distingue de la sabana,
que tienden a ocurrir en suelos más pobres (Pennington: 2002).
Es el ecosistema mas afectado por la ampliación
de la frontera agrícola se encuentra a una altitud de
3,300–3,700 m), esta bajo el bosque de Polylepis y
contiene un mayor diversidad de especies arbóreas
de los géneros: Escallonia, Citharexylum, Hesperomeles, Vallea, Gynoxys, Alnus, Aegiphila, Myrsine
que se desarrollan en suelos profundos. En el Santuario estos bosques se encuentran entre el Km. 82
a 87 en la zona de Cusichaca hacia Huayllabamba.
En este ecosistema están inmersas las zonas de
vida: estepa, estepa espinosa, bosque seco Montano Bajo Subtropical (e–MBS, ee–MBS y bs–MBS)
y bosque muy seco Tropical (bs–T), se encuentran
entre altitudes de 1,750–2,600 msnm, las especies
indicadoras de árboles pertenecen a los géneros:
Spirotheca, Llagunoa, Zanthoxylon, Caesalpinia,
Anedanthera, y las Cactaceae: Echinopsis, Austrocylindropuntia, Corryocactus y Cereus, esta zona es
objeto de agricultura intensiva y sobre pastoreo.
Las escasas áreas que pueden ser tomadas coma
base de recuperación están ubicadas entre el Km.
82–96 (Piscacucho a Torontoy) en el limite sur este
y la zona ubicada entre el Km. 120–127 en el límite
noreste.
REGISTRO DE ESPECIES ARBÓREAS ENCONTRADAS EN EL SANTUARIO HISTÓRICO DE
MACHU PICCHU Y LA ZONA DE AMORTIGUAMIENTO
PTERIDOPHYTA
CYATHEACEAE
Alsophila erinacea (H. Karst.) D.S. Conant
Cyathea boliviana R.M. Tryon
Cyathea caracasana (Klotzsch) Domin.
Cyathea caracasana var. boliviensis (Rosenst.) R.M. Tryon
Cyathea carolihenrici Lehnert ZA
Cyathea catacampta Alston ZA
Cyathea conjugata (Hook) Domin
Cyathea delgadii Sternb.
Cyathea dintelmanii Lehnert ZA
Cyathea divergens Kunze ZA
Cyathea pallescens (Sodiro) Domin ZA
Cyathea pilosissima (Baker) Domin ZA
Cyathea squamipes H. Karst.
Cyathea ruiziana Klotzsch
Cyathea xenoxyla Lehnert ZA
GIMNOSPERMAE
PODOCARPACEAE
Podocar pus glomeratus D. Don
Podocar pus ingensis de Laub.
Podocar pus oleifolius D. Don ex Lamb.
Prumnopitys harmsiana (Pilg.) de Laub.
ANGIOSPERMAE
ACANTHACEAE
Sanchezia peruviana (Nees) Rusby
Killip & Smith Viburnum triphyllum Benth. Viburnum witteanum Graebn.
ACTINIDIACEAE
ANACARDIACEAE
Saurauia biserrata (Ruiz & Pav.) Spreng.
Saurauia natalicia Sleumer
Saurauia prainiana Buscalioni var. prainiana
Astronium fraxinifolium Schott ex Spreng.
Mauria denticulata J.F. Macbr.
Mauria ferruginea Tul.
Mauria heterophylla Kunth
Mauria subserrata Loes.
Schinus microphyllus I.M. Johnst.
Schinus molle L.
Schinus pearcei Engl.
Toxicodendron striatum (Ruiz & Pav.) Kuntze
ADOXACEAE
Sambucus nigra subsp. peruviana (Kunth) Bolli
Viburnum ayavacense Kunth
Viburnum hallii (Oerst.) Killip & A.C. Sm.
Viburnum incarum Graebn. Viburnum jelskii Zahlbr. Viburnum seemenii Graebn. fo. bolivianum (Gand.)
Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011
185
Washington H. Galiano Sánchez y Mario Percy Nuñez Vargas
ANNONACEAE
Annona cherimola Mill.
Guatteria glauca Ruiz & Pav.
AQUIFOLIACEAE
Ilex andicola Loes.
Ilex boliviana Britton
Ilex cuzcoana Loes.
Ilex elliptica Kunth
Ilex hippocrateoides Kunth
Ilex nervosa Triana
Ilex teratopis Loes.
Ilex uniflora Benth.
Ilex uniflora var. paramensis Cuatrec.
ARALIACEAE
Oreopanax apurimacensis Harms
Oreopanax artocar poides Standl
Oreopanax capitatus (Jacq.) Decne. & Planch.
Oreopanax cuspidatus Harms
Oreopanax ischnolobus Harms
Oreopanax ruizii Decne. & Planch. ex Harms
Oreopanax stenophyllus Harms (MO).
Oreopanax urubambanus Harms
Oreopanax weberbaueri Harms
Schefflera herzogii Harms
Cyathea delgadii CYATHEACEAE
ARECACEAE
Bactris Jacq. ex Scop.
Ceroxylon weberbaueri Burret
Chamaedorea pinnatifrons (Jacq.) Oerst.
Geonoma helminthoclada Burret
Geonoma undata Klotzsch
Geonoma undata ARECACEAE
ASTERACEAE
Baccharis latifolia (Ruiz & Pav.) Pers.
Barnadesia corymbosa (Ruiz & Pav.) D. Don
Critoniopsis jelskii (Hieron.) H. Rob.
Gynoxys baccharoides Cassini
Gynoxys cusilluyocana Cuatrec.
Gynoxys infralanata Cuatrec.
Gynoxys longifolia Weddell
Gynoxys marcapatana Cuatrec.
Gynoxys nitida Muschl.
Gynoxys oleifolia Muschl.
Gynoxys pillahuatensis Cuatrec.
Gynoxys pog geana Mattf.
Gynoxys rugulosa Muschl.
Kaunia longipetiolata (Sch. Bip. ex Rusby) R.M. King &
H. Rob.
Nordenstamia repanda (Wedd.) Lundin
Pseudogynoxys sp.
Quechualia fulta (Griseb.) H. Rob. 4m.
Smallanthus parviceps (S.F. Blake) H. Rob.
186
Geonoma undata ARECACEAE
Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011
Sinopsis de las especies arbóreas de Machupicchu
Smallanthus glabratus (DC.) H. Rob.
Tessaria integrifolia Ruiz & Pav.
Verbesina arborea Kunt
Verbesina cabrerae Sagást.
Vernonanthura patens (Kunth) H. Rob.
Vernonanthura yurimaguasensis (Hieron.) H. Rob.
BERBERIDACEAE
Berberis peruviana Schellenberg
Berberis commutata Eichler
BETULACEAE
Alnus acuminata subsp. acuminata
BIGNONIACEAE
Delostoma integrifolium D. Don
Jacaranda acutifolia Bonpl.
Tecoma stans var. sambucifolia (Kunth) J.R.I. Wood
Tecoma stans var. stans
Tecoma stans var. velutina A. DC.
Carica pubescens Lenné & C. Koch
CELASTRACEAE
Maytenus apurimacensis Loes.
Maytenus peruana (Loes.) Liesner
Maytenus conferta (Ruiz & Pav.) Reissek ex Loes. Maytenus cuzcoina Loes. Maytenus theoides (Bentham)
Urb. Maytenus verticillata (Ruiz & Pav.) DC.
Schaefferia argentinensis Speg. Sin, Schaefferia dietheri
Herter
CHLORANTHACEAE
Hedyosmum angustifolium (Ruiz & Pav.) Solms
Hedyosmum cuatrecazanum Occhioni Hedyosmum maximum (Kuntze) K. Schum. Hedyosmum racemosum
(Ruiz & Pav.) G. Don Hedyosmum scabrum (Ruiz
& Pav.) Solms
CLETHRACEAE
BIXACEAE
Clethra cuneata Rusby Clethra castaneifolia Meisn. Clethra
ferruginea (Ruiz & Pav.) Link ex Spreng. Clethra
macrostachya Lois. Clethra obovata (Ruiz & Pav.)
G. Don Clethra revoluta (Ruiz & Pav.) Spreng.
Bixa orellana L.
CLUSIACEAE
BORAGINACEAE
Protium montanum Swart.
Chrysochlamys Poepp.
Clusia flaviflora Engl.
Clusia loretensis Engl.
Clusia pavonii Planch. & Triana
Clusia sphaerocar pa Planch. & Triana
Clusia thurifera Planch. & Triana
Clusia trochiformis Vesque
Vismia mandurr Hieron.
Vismia tomentosa Ruiz & Pav.
BUXACEAE
COLUMELLIACEAE
Styloceras columnare Müll. Arg.
Styloceras laurifolium (Willd.) Kunth
Columellia oblonga Ruiz & Pav.
Columellia oblonga subsp. oblonga
Columellia weberbaueri Schltr.
Varronia cylindrostachya Ruiz & Pav.
BRUNELLIACEAE
Brunellia cutervensis Cuatrec.
Brunellia cuzcoensis Cuatrec.
BURSERACEAE
CACTACEAE
Austrocylindropuntia subulata subsp. exaltata (A. Berger)
D.R. Hunt
Cereus vargasianus Cárdenas
Echinopsis cuzcoensis
Cereus vargasianus CACTACEAE
CANNABACEAE
Celtis iguanaea (Jacq.) Sarg.
Trema micrantha (L.) Blum
CAPPARACEAE
Andinocleome lechleri (Eichler) H.H. Iltis
CARICACEAE
Carica glandulosa (A. DC.) Solms.
Carica papaya L.
Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011
CORNACEAE
Cornus peruviana J.F. Macbr.
CUNONIACEAE
Weinmannia auriculata D. Don ZA
Weinmannia balbisiana Kunth
Weinmannia crassifolia Ruiz & Pav.
Weinmannia cochensis Hieron. Sin: Weinmannia brachystachya Willd. ex Engl.
Weinmannia glomerata C. Presl ¿¿??
Weinmannia heterophylla Kunth
Weinmannia latifolia Pamp.
Weinmannia laxiflora Pamp.
Weinmannia lentiscifolia C. Presl.
Weinmannia microphylla R.& P.
Weinmannia ovata Cav.
187
Washington H. Galiano Sánchez y Mario Percy Nuñez Vargas
Weinmannia pentaphylla Ruiz & Pav..
Weinmannia pinnata L.
Weinmannia producta Moric.
Weinmannia pubescens Kunth ZA
Weinmannia sorbifolia Kunth
Weinmannias pruceana Engl. ZA
ELAEOCARPACEAE
Vallea stipularis L. f.
Vallea ecuadorensis J. Jaram.
Vallea ecuadorensis J. Jaram. ELAEOCARPACEAE
ERICACEAE
Bejaria oblonga (Ruiz & Pav.) Pers.
Demosthenesia mandonii (Britton) A.C. Sm.
Gaultheria erecta Vent.
Siphonandra elliptica (Ruiz & Pav. ex G. Don) Klotzsch
ESCALLONIACEAE
Escallonia herrerae Mattf.
Escallonia myrtilloides L. f. Var myrtilloides
Escallonia paniculata (Ruiz & Pav.) Roem. & Schult.
Escallonia patens (Ruiz & Pav.) Killip
Escallonia pendula (Ruiz & Pav.) Pers
Escallonia resinosa (Ruiz & Pav.) Pers.
EUPHORBIACEAE
Acalypha macrostachya Jacq.
Acalypha bullata Müll. Arg.
Acalypha macrostachya Jacq.
Acalypha peruviana Müll. Arg.
Alchornea glandulosa Poepp.
Alchornea grandis Benth.
Alchornea triplinervia (Spreng.) Müll. Arg.
Croton baillonianus Müll. Arg.
Croton callicar pifolius Vahl ex Geiseler
Croton glabellus L.
Croton perspeciosus Croizat
Croton quadrisetosus Lam.
Croton rehderianus Croizat
Hieronyma andina Pax & K. Hoffm.
Hieronyma oblonga (Tul.) Müll. Arg.
Hieronyma scabra Müll. Arg.
Hieronyma scabrida (Tul.) Müll. Arg.
Sapium glandulosum (L.) Morong
Sapium laurifolium (A. Rich.) Griseb.
Sebastiania obtusifolia Pax & K. Hoffm.
Tetrorchidium macrophyllum Müll. Arg.
Tetrorchidium rubrivenium Poepp.
FABACEAE
PAPILIONOIDEAE
Erythrina falcata Bentham
Erythrina edulis Triana ex M.Micheli
Otholobium munyense (J.F. Macbr.) J.W. Grimes
188
Otholobium pubescens (Poir.) J.W. Grimes
MIMOSOIDEAE
Anadenanthera colubrina var. cebil
(Griseb.) Reis
Inga adenophylla Pittier
Inga feuillei DC.
Inga hirsutissima Rusby
Inga marginata Willd.
Inga microcoma Harms
Inga oerstediana Benth. ex Seem.
Mimosa cuzcoana J.F. Macbr.
Mimosa insidiosa Mart.
Mimosa revoluta (Kunth) Benth.
CAESALPINIODEAE
Tara spinosa (Molina) Britton & Rose,
Senna multiglandulosa (Jacq.) H.S. Irwin & Barneby
Senna vargasii (Schery) H.S. Irwin & Barneby
Mimosa cuzcoana FABACEAE
JUGLANDACEAE
Juglans boliviana (C. DC.) Dode
Juglans neotropica Diels
ICACINACEAE
Citronella ilicifolia (Sleumer) R.A. Howard
Citronella incarum (J.F. Macbr.) R.A. Howard
LAMIACEAE
Aegiphila mortoni Moldenke
Hyptidendron arboreum (Benth.) Harley
Hyptis odorata Benth.
Hyptis tafallae Benth.
LAURACEAE
Beilschmiedia tovarensis (Klotzsch & H. Karst. ex Meisn.)
Sa. Nishida
Cinnamomum triplinerve (Ruiz & Pav.) Kosterm.
Endlicheria paniculata (Spreng.) J.F. Macbr.
Licaria pucheri (Ruiz & Pav.) Kosterm
Nectandra acutifolia (Ruiz & Pav.) Mez
Nectandra cissiflora Nees
Nectandra furcata (Ruiz & Pav.) Nees
Nectandra globosa (Aubl.) Mez
Nectandra herrerae O.C. Schmidt
Nectandra longifolia (Ruiz & Pav.) Nees
Nectandra membranacea (Sw.) Griseb.
Nectandra obtusata Rohwer
Nectandra reticulata (Ruiz & Pav.) Mez
Nectandra utilis Rohwer
Ocotea minarum (Nees & C. Mart.) Mez
Ocotea balanocar pa (Ruiz & Pav.) Mez
Ocotea munacensis O. Schmidt
Ocotea oblonga (Meisn.) Mez.
Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011
Sinopsis de las especies arbóreas de Machupicchu
Nectandra obtusata Rohwer
Persea americana Mill.
Persea caerulea (Ruiz & Pav.) Mez Persea subcordata (Ruiz
& Pav.) Nees
MALVACEAE
BOMBACOIDEAE
Ceiba pubiflora (A. St.–Hil.) K. Schum.
Spirotheca rosea (Seem.) P.E. Gibbs & W.S. Alverson
MALVOIDEAE
Abutilon peruvianum (Lam.) Kearney
Abutilon sylvaticum (Cav.) K. Schum.
TILIOIDEAE
Mimosa cuzcoana FABACEAE
Heliocar pus americanus L.
Spirotheca rosea MALVACEAE
MELASTOMATACEAE
Axinaea dependens Ruiz & Pav. ex D. Don
Axinaea lanceolata Ruiz & Pav.
Axinaea weberbaueri Cogn.
Graffenrieda cucullata (Triana) L.O. Williams
Meriania cuzcoana Wurdack
Meriania tomentosa (Cogn.) Wurdack
Meriania vargasii Wurdack
Miconia adinantha Wurdack
Miconia alpina Cogn.
Miconia aurea (D. Don) Naudin
Miconia barbeyana Cogn.
Miconia bullata (Turcz.) Triana
Miconia chionophila Naudin
Miconia cookii Gleason
Miconia cyanocar pa Naudin
Miconia densifolia Cogn.
Miconia dipsacea Naudin
Miconia dumetosa Cogn.
Miconia ferruginea (Desr.) DC.¿¿
Miconia galactantha Naudin
Miconia herrerae Gleason
Miconia hygrophila Naudin
Miconia latifolia (D. Don) Naudin
Miconia media (D. Don) Naudin
Miconia rugifolia Triana
Miconia salicifolia (Bonpl. ex Naudin) Naudin
Miconia setulosa Cogn.
Miconia theizans (Bonpl.) Cogn.
Miconia vargasii Wurdack
Tibouchina gayana (Naudin) Cogn.
Tibouchina incarum Gleason
Tibouchina saxosa Gleason
Tibouchina weberbaueri Cogn. €
Maclura tinctoria MORACEAE. Foto W. Galiano.
MELIACEAE
Cedrela lilloi C. DC.
Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011
Myrrhinium atropurpureum var. octandrum MYRTACEAE. Foto: M.P. Nunez.
189
Washington H. Galiano Sánchez y Mario Percy Nuñez Vargas
Cedrela saltensis M.A. Zapater & del Castillo
Cedrela odorata L
Guarea kunthiana A. Juss.
Ruagea glabra Triana & Planch.
Ruagea hirsuta (C. DC.) Harms
MONIMIACEAE
Mollinedia pulcherrima Sleumer
MORACEAE
Clarisia biflora Ruiz & Pav.
Ficus apollinaris Dugand
Ficus casapiensis (Miq.) Miq.
Ficus crassiuscula Warb. ex Standl.
Ficus cuatrecasana Dugand
Ficus eximia Schott
Ficus gigantosyce Dugand
Ficus killipii Standl.
Ficus machupicchuensis C.C.Berg
Ficus maxima Mill.
Ficus mutisii Dugand
Ficus pallida Vahl,
Ficus pertusa L. f.
Ficus subandina Dugand
Ficus tonduzii Standl.
Ficus trigona L. f.
Maclura tinctoria (L.) D. Don ex Steud
Morus insignis Bureau
Pseudolmedia laevis (Ruiz & Pav.) J.F. Macbr.
Ficus machupicchuensis MORACEAE
Llagunoa nitida Ruiz & Pav. SAPINDACEAE
MYRICACEAE
Morella pavonis (C. DC.) Parra–O. Morella pubescens
(Humb. & Bonpl. ex Willd.) Wilbur,
MYRISTICACEAE
Osteophloeum platyspermum (Spruce ex A. DC.) Warb.
MYRTACEAE
Symplocos weberbaueri SYMPLOCACEAE
Calyptranthes bipennis O. Ber.
Myrcia fallax (Rich.) DC.
Myrcia splendens var. splendens
Myrcianthes indifferens (McVaugh) McVaugh
Myrcianthes hallii (O. Berg) McVaugh
Myrcianthes oreophila (Diels) McVaugh
Myrrhinium atropur pureum var. octandrum Benth.
Myrteola microphylla (Humb. & Bonpl.) O. Berg
Siphoneugena dussii (Krug & Urb.) Proença
OLACACEAE
Schoepfia flexuosa (Ruiz & Pav.) Schult.
PAPAVERACEAE
Bocconia frutescens L.
Bocconia integrifolia Bonpl.
190
Citharexylum laurifolium VERBENACEAE
Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011
Sinopsis de las especies arbóreas de Machupicchu
PENTAPHYLACACEAE
Ternstroemia Mutis ex L. f.
Ternstroemia jelskii (Szyszyl.) Melch.
Freziera cf. alata A.L. Weitzman
Freziera lanata (Ruiz & Pav.) Tul.
Freziera reticulata Bonpl.
Myrsine pearcei (Mez) Pipoly
Myrsine pellucida (Ruiz & Pav.) Spreng.
Myrsine pseudocrenata (Mez) Pipoly
Stylogyne micrantha (Kunth) Mez
PROTEACEAE
PHYTOLACCACEAE
Oreocallis grandiflora (Lam.) R. Br.
Oreocallis mucronata (Willd. ex Roem. & Schult.) Sleumer
Roupala meisneri Sleumer
Roupala montana Aubl.
Schindleria tomentosa Ricketson
RHAMNACEAE
PICRAMNIACEAE
Rhamnus sphaerosperma var. polymorpha (Reissek) M.
Johnston
PHYLLONOMACEAE
Phyllonoma weberbaueri Engl.
Picramnia sellowii subsp. spruceana (Engl.) Pirani
PIPERACEAE
Piper acutifolium Ruiz & Pav.
Piper aduncum L.
Piper amazonicum (Miq.) C. DC.
Piper crassinervium Kunth
Piper bangii C. DC.
Piper dumosum Rudge
Piper elongatum Vahl
Piper lineatum Ruiz & Pav.
Piper machupicchuense Trel.
Piper marequitense C. DC.
Piper mercens Yunck.
Piper moccomocco var. angustum Trel.
Piper ollantaitambanum Trel.
Piper santaritanum Trel.
Piper sumpi Trel.
Piper urubambanum Trel.
POACEAE
Chusquea pubispicula Pilg.
Chusquea delicatula vel sp. aff. Hitchc.. Chusquea dombeyana Kunth
Chusquea huantensis Pilg.
Chusquea scandens Kunth
Chusquea tarmensis Pilg
Chusquea tessellata Munro
Aulonemia hirtula (Pilg.) McClure
Aulonemia humillima (Pilg.) McClure
Aulonemia longiaristata L.G. Clark & Londoño
Arthro stylidium Rupr.
Arthro stylidium harmonicum Parodi
Gynerium sagittatum (Aublet) P. Beauvois
PRIMULACEAE
Geissanthus bolivianus Britton
Myrsine andina (Mez) Pipoly
Myrsine coriacea (Sw.) R. Br. ex Roem. & Schult. Sin:
Myrsine jelskii Zahlbr
Myrsine latifolia (Ruiz & Pav.) Spreng.
Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011
ROSACEAE
Hesperomeles escalloniifolia (Schltdl.) C.K. Schneid
Hesperomeles ferruginea (Pers.) Benth.
Hesperomeles gayana (Decne.) J.F. Macbr.
Hesperomeles heterophylla (Ruiz & Pav.) Hook.
Hesperomeles escalloniifolia (Schltdl.) C.K. Schneid
Hesperomeles ferruginea (Pers.) Benth.
Hesperomeles lanuginosa Ruiz & Pav. ex Hook.
Hesperomeles latifolia (Kunth) M. Roem.
Hesperomeles palcensis C.K. Schneid.
Hesperomeles pernettyoides Wedd.
Kageneckia lanceolata Ruiz & Pav.
Polylepis lanata (Kuntze) M. Kessler & Schmidt–Leb
Polylepis pauta Hieron.
Polylepis pepei B.B. Simpson
Polylepis sericea Wedd.
Polylepis triacontandra Bitter
Prunus integrifolia (C. Presl) Walp.
Prunus rigida Koehne
Prunus rotunda J.F. Macbr.
Prunus pleiantha Pilg.
Prunus stipulata J.F. Macbr.
RUBIACEAE
Cinchona calisaya Wedd.
Cinchona hirsuta Ruiz & Pav.
Cinchona officinalis L.
Cinchona pubescens Vahl
Condaminea corymbosa (Ruiz & Pav.) DC.
Chiropetalum ruizianum (Müll. Arg.) Pax & K. Hoffm.
Cosmibuena grandiflora (Ruiz & Pav.) Rusby
Faramea candelabrum Standl.
Faramea flavicans (Kunth ex Roem. & Schult.) Standl.
Faramea glandulosa Poepp. & Endl.
Faramea multiflora A. Rich. ex DC.
Gonzalagunia dependens Ruiz & Pav.
Guettarda boliviana Standl.
Guettarda crispiflora Vahl
Guettarda crispiflora subsp. sabiceoides (Standl.) C.M. Taylor
191
Washington H. Galiano Sánchez y Mario Percy Nuñez Vargas
Guettarda hirsuta (Ruiz & Pav.) Pers.
Guettarda ochreata Schltdl.
Hamelia patens Jacq.
Palicourea amethystina (Ruiz & Pav.) DC.
Palicourea attenuata Rusby
Palicourea microcar pa (Ruiz & Pav.) Zappi
Palicourea subtomentosa (Ruiz & Pav.) C.M. Taylor subsp. subtomentosa
Palicourea thyrsiflora (Ruiz & Pav.) DC.
Psychotria carthagenensis Jacq.
Psychotria reticulata Ruiz & Pav.
Psychotria tristis H. Winkl.
Randia armata (Sw.) DC.
Randia boliviana Rusby
Randia spinosa (Thunb.) Blume
Rudgea cf. hospes Standl. & Steyerm.
RUTACEAE
Zanthoxylum lepidopteriphilum Reynel
Zanthoxylum mantaro (J.F. Macbr.) J.F. Macbr.
Zanthoxylum lepidopteriphilum RUTACEAE
SABIACEAE
Meliosma boliviensis Cuatrec. Meliosma caldasii Idrobo
Meliosma peytonii A.H. Gentry Meliosma frondosa Cuatrec. & Idrobo
SALICACEAE (Incluy. FLACOURTIACEAE)
Abatia spicata (Turcz.) Sleumer
Banara guianensis Aublet
Casearia aculeata Jacq.
Casearia decandra Jacq.
Casearia sylvestris Sw.
Casearia zahlbruckneri Szyszyl.
Pineda incana Ruiz & Pav.
Salix humboldtiana Willd.
Salix humboldtiana var. martiana (Leyb.) Anders.
SANTALACEAE
Cervantesia tomentosa Ruiz & Pav.
SAPINDACEAE
Allophylus peruvianus Radlk.
Cupania americana subsp. latifolia
(Kunth) T.D. Penn.
Llagunoa nitida Ruiz & Pav.
Sapindus saponaria L
Llagunoa nitida Ruiz & Pav. SAPINDACEAE
SAPOTACEAE
Pouteria bangii (Rusby) T.D. Penn.
Pouteria lucuma (R. & P.) Kuntze
Pouteria cinnamomea (Diels) Baehni
SCROPHULARIACEAE
Buddleja americana L.
192
Buddleja coriacea Remy
Buddleja incana Ruiz & Pav.
Buddleja longifolia Kunth
Buddleja montana Britton
SIPARUNACEAE
Siparuna aspera (Ruiz & Pav.) A. DC.
Siparuna cuspidata (Tul.) A. DC. Sin. Siparuna lepidiflora
Perkins
Siparuna cuzcoana Perkins
Siparuna holtonii A. DC.
Siparuna muricata (Ruiz & Pav.) A. DC.
Siparuna olivaceo–velutina Sleumer
Siparuna petiolaris (Kunth) A. DC.
Siparuna pyricar pa (Ruiz & Pav.) Perkins
Siparuna suaveolens (Tul.) A. DC.:
Siparuna subinodora (Ruiz & Pav.) A. DC.
Siparuna thecaphora (Poepp. & Endl.) A. DC.
Siparuna tomentosa (Ruiz & Pav.) A. DC.
SOLANACEAE
Brugmansia arborea (L.) Lagerh.
Brugmansia sanguinea (Ruiz & Pav.) D. Don
Cestrum conglomeratum Ruiz & Pav.
Cestrum humboldtii Francey
Cestrum megalophyllum Dunal
Cestrum racemosum Ruiz & Pav.
Cyphomandra betacea (Cav.) Sendtn.
Markea sp.
Dunalia obovata Dammer
Dunalia sp.
Nicotiana glauca Gram.
Nicotiana tabacum L
Nicotiana tomentosa Ruiz & Pav.
Nicotiana tomentosiformis Goodsp.
Saracha punctata Ruiz & Pav.
Saracha punctata subsp. punctata
Sessea weberbaueri Bitter
Sessea dependens Ruiz & Pav.
Solanuma lbidum Dunal
Solanuma ligerum Schltdl.
Solanuma phyodendron S. Knapp ZA
Solanum asperolanatum Ruiz & Pav.
Solanum daphnophyllum Bitter
Solanum hispidum Pers.
Solanum iltisii K.E. Roe
Solanum incarceratum Ruiz & Pav.
Solanum maturecalvans Bitter
Solanum nutans Ruiz & Pav.
Solanum ochrophyllum Van Heurck & Müll. Arg.
Solanum riparium Pers.
Solanum saponaceum Dunal
Solanum selachophyllum Bitter
Solanum sessile Ruiz & Pav.
Solanum sumacaspi S. Knapp
Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011
Sinopsis de las especies arbóreas de Machupicchu
Solanum tenuispinum Rusby
Solanum velutinum Dunal
Vassobia dichotoma (Rusby) Bitter
STAPHYLEACEAE
Tur pinia occidentalis (Sw.) G. Don
SYMPLOCACEAE
Symplocos arechea L’Hér.
Symplocos baehnii J.F. Macbr.
Symplocos dolichopoda B. Ståh
Symplocos fimbriata B. Ståhl
Symplocos incahuasensis Sagást.&M.O. Dillon
Symplocos melanochroa Sleumer
Symplocos psiloclada B. Ståhl
Symplocos nana Brand
Symplocos nuda Bonpl.
Symplocos quitensis Brand
Symplocos cf. quitensis subsp. Boliviensis Brand
Symplocos sandiae Brand
Symplocos reflexa A. DC.
Symplocos venulosa Cuatrec.
Symplocos weberbaueri Brand
Symplocos weberbaueri
SYMPLOCACEAE
STYRACACEAE
Styrax argenteus C. Presl
Styrax cordatus (Ruiz & Pav.) A. DC.
Styrax foveolaria Perkins
Styrax pentlandianus J. Rémy
Styrax pavonii A. DC.
THEACEAE.
Gordonia fruticosa (Schrad.) H. Keng
ULMACEAE
Ampelocera edentula Kuhlm.
Lozanella permollis Killip & C.V. Morton
URTICACEAE
Cecropia angustifolia Trécul
Cecropia latiloba Miq.
Cecropia leucophaea Poepp. ex Miq.
Cecropia membranacea Trécul
Cecropia multiflora Snethl.
Cecropia strigosa Trécul.
Cecropia tacuna C.C. Berg & P. Franco
Boehmeria brevirostris Wedd.
Boehmeria caudata Sw.
Boehmeria celtidifolia Kunth
Boehmeria fallax Wedd.
Boehmeria pavonii Wedd.
Boehmeria ulmifolia Wedd.
Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011
Myriocar pa stipitata Benth.
Phenax angustifolius (Kunth) Wedd.
Phenax bullatus Rusby
Phenax hirtus (Sw.) Wedd.
Phenax laevigatus Wedd.
Phenax rugosus (Poir.) Wedd.
Pouzolzia poeppigiana (Wedd.) Killip
Myriocar pa stipitata Benth.
Urera baccifera (L.) Gaudich. ex Wedd.
Urera caracasana (Jacq.) Gaudich. ex Griseb
Urera simplex Wedd.
Cecropia tacuna
URTICACEAE
VERBENACEAE
Citharexylum pachyphyllum Moldenke
var. pachyphyllum
Citharexylum punctatum Greenm.
Citharexylum laurifolium Hayek
Citharexylum quercifolium
Citharexylum dentatum Tafalla ex D. Don
Citharexylum herrerae Mansf.
Citharexylum argutedentatum Moldenke
Duranta armata Moldenke
Duranta mandonii Moldenke
Duranta serratifolia (Griseb.) KuntzeCitharexylum laurifolium VERBENACEAE
AGRADECIMENTOS
Al WWF - EFN Beca Russell E. Train proporcionada al primer autor para la elaboración de la tesis
doctoral "Bosques Tropicales Estacionalmente Secos (BTES) de Valles Internadinos en el sur del
Perú: Apurímac y Urubamba". Al Convenio de
Cooperación Científica: UNSAAC - MOBOT
(Missouri Botanical Garden) a través del Proyecto:
Diversidad florística de las Áreas Naturales Protegidas y áreas adyacentes del Sur del Perú". Al Programa Machupicchu, por el desarrollo del proyecto:
"Ampliación del inventario de la biodiversidad Botánica del Santuario Histórico de Machupicchu",
un reconocimiento especial al Embajador de la Republica de Finlandia Excelentísimo Sr. Miko Pyhala
por su invalorable apoyo a la investigación del
SHM. Al Proyecto Biodiversidad de la Ruta Salkantay con el Mountain Lodges of Peru, mediante el
cual ampliamos el conocimiento de la Zona de amoriguamiento del SHM. A todos los especialistas en
las diversas familias tratadas del MO y otros herbarios, a los colegas botánicos, estudiantes ahora excelentes discípulos y amantes de la Scientae amabile,
que sin su apoyo en innumerables expediciones botánicas, no hubiera sido posible estos resultados.
En Homenaje a los doctores Alwyn H. Gentry y J.
Cesar Vargas Calderón.
193
Washington H. Galiano Sánchez y Mario Percy Nuñez Vargas
BIBLIOGRAFÍA
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mundo vegetal de los Andes Peruanos. Ministerio
de Agricultura, Lima.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
PIEDRA DE LOS SACRIFICIOS1
Angel Anvendaño Farfán
Caminando en sentido inverso a la vida
vuelvo a encontrar te Machupiqchu:
regreso a la hor miga, a la piedra primera,
a la noche secreta que te habita.
Regreso a mi muer te en tus arenas,
a la oscura pobredumbre de los sacrificios.
Regreso a la semilla —Machupiqchu.
Te conozco Machupiqchu,
soy el hombre que repta entre tus grietas,
el que soldó con sangre la grava de tus muros.
Soy el lodo,
la superstición que te sostiene,
el abuelo y el hijo
recosidos con las mismas coyundas.
No me interesa tu posteridad
ni las ficciones de la palabra que te inventa.
Soy el llaqtaruna,
el que pulió la piedra con su piel,
el que dejó los ojos en la fosa común de tus alturas.
No me engañas Machupiqchu:
conozco quiénes son los dueños.
Sé de los alquimistas
que convierten en oro nuestra sangre,
del puñal y la hostia y su reino de escombros,
de lentísimo cuchillo de tus tardes.
No me engañas Machupiqchu,
yo heché a correr los siglos de fantasmas
que galopan en ti.
Te alcé desde el incesto,
te oculté entre mis ojos y mi vida:
yo templé las vigas maestras de tus sueños.
Soy el hombre que mora en tus cavernas,
la hierba que levanta
su tiempo de subsuelos hasta el cielo.
Soy la cal calcinada entre tus huesos,
tu sed ajena,
tus piedras rencorosas de estos días:
(colmillos de hechizados comensales
gruñendo sus destiempos turisteros…).
1 Del libro “Mitos Descalzos”, 1988.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
195
Angel Anvendaño Farfán
¡Mírame Machupiqchu,
no me engaña tu arrogante sustancia,
las crines de tu sol ardiendo para nadie!
No me atañe la doble jamba de tu doble tiempo.
Te llamen otros rosa náutica,
espiga de los tiempos, burbuja sideral.
Para mi eres las llagas que llevo en las espaldas,
los días salpicados de castigos.
Para mí eres la tierra
donde desollaron hasta mi sombra.
Para mi eres la muerte que aprendí a resistir.
No me interesa si Dios
se desorienta en tus alturas,
ni los apus sembrando manantiales de fuego.
A mi sólo me incumbe la música
que lloré entre tus piedras, los ichus
donde tanteaba el subconsciente del viento,
las brujerías de la mano desasida,
las líneas concentradas de las manos.
No me interesan las formas, los volúmenes,
la línea áurea,
los candiles sumisos de la piedra acatada.
Yo sólo busco la rosa y la serpiente
que te habitan, sólo te busco a ti;
busco la lava insomne de mi ser perseguido,
para que halle mi sombra
lo que no halló mi cuerpo…
196
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
DISTANCIA Y SOLEDAD DE MACHUPICCHU
Dr. Gustavo Pérez Ocampo
ABRIENDO DE EN PAR EL HORIZONTE...
1
Este es el poema
de una Ciudad hecha de espuma de luz;
de verde–azul;
sangre de tiempo. Esquirlas de Luna.
Le rodean árboles seculares.
Lentos árboles.
Silencio de desvelos.
Lentos desvelos
¡Cielo!
¡Cielo!
¡Cielo!
Párpado abierto sobre la Vida i la Muerte...
Solo una nube
que desafía
la arquitectura celeste;
una sombra
que evoca el viento;
un gajo de retama y chachacomo
que insiste su perfil sobre el horizonte;
un torreón clarividente que se alza
—testigo de pasiones i adioses—
sobre el terso cristal del Wilcamayo.
Todo ello,
i la iridiscencia infantil del rocío;
la selva cruel,
sonora;
los k'enkos i las adivinanzas
de viejos filósofos que fueron testigos
de la primera luz
sobre la noche del Universo.
Así
comienza
esta
fábula
forjada
sobre
silencios
i soledades;
con aguaceros
i partos siderales.
Historia
i templo erguido
sobre
el vació
del mundo...
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
197
Dr. Gustavo Pérez Ocampo
2
Este es el poema de Machupicchu i su siglo transparente
Es la historia de sus laberintos;
la crónica historial de la piedra sobre el sueño,
i el sueño sobre la eternidad
Machupicchu
—cima del tiempo—
es un nombre de raíces
delirantes
verde–rojo,
azul–celeste
en la comba de su cielo
—oro del tiempo—,
hueso secreto de la tierra…
Machupicchu
palabra fácil como una caricia;
alucinación bullente sobre la piedra febril
en la entraña misma del Cusco,
calcinado de adioses i retornos…
3
I así fue:
siempre
entre la terquedad del abismo
i la sumisión del espanto;
mas allá de la ansiedad i el llanto;
de tumbo
en tumbo
sobre el rumor inacabable
i lejano de las aguas:
testigos
rumorosos
de una gesta sin fin…
El hombre cargado de greñas i sudores;
crucificado sobre cristales de silencio,
se ha acercado añ sarcófago de sus sueños,
i allí
Ma
chu
pic
chu
como el invierno sobre el ñujchu victorioso,
como el corazón fabricado de fuego i aromas andinos;
callado como bosque de edades adánicas;
Ma chu pic chu,
entre la bruma I la brisa
solitario como un chachacomo de piedra
prendido sobre el
Huill
Ca
Ma
Yo
(cáliz sediento)
198
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Distancia y soledad de Machupicchu
4
Amautas i laik'as
amasaron la fortaleza;
su alero indestructible,
su canción lítica,
i la noche abatida
de
acllas en trance de amor
i aves encerradas
en su diminuta agonía…
Machupicchu:
raíz
i fruto;
isla
i huerto
soterrado en el asombro de sus propias
memorias.
Machupicchu:
la pulpa del misterio pinta de sangre I lágrimas
tus muros de utopía I milagro.
siglos I relojes perdidos
guardan historia,
la alquimia
i el recio manantial
de tus aguas
solitarias…
5
¡Machupicchu!
¡Machupicchu!
Mi corazón desolado
abre sus alas
para ir en busca
de tus laderas
siderales.
¡Cielo: ventana al más allá!
¡Tu círculo de oquedades!
Callejuelas,
adoratorios,
andenes,
caminos perdidos,
serpientes,
i el vértigo innumerable
sobre los vestigios
de Huaynapicchu,
Huiñayhuayna,
Phuyupatamarca,
Intipata,
Sallacmarca,
la Soledad,
la eternidad
i el silencio.
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
199
EN LA TRAMA SALVAJE DEL MISTERIO
Machupicchu:
recia teoría de vegetales I asombros;
de hombres aprisionados
en la trama salvaje del misterio;
magia o brujería de caminos I horizontes
clavados en el umbral del tiempo;
mucho antes de siempre I nunca,
cuando el Cusco le dio sentido
al Génesis inaugural.
Machupicchu:
territorio sagaz de incas I regnícolas;
willac–umus, curacas, soldados I alarifes;
haravicus, alfareros, chasquis I amautas;
donde los hombres amasaron con sus manos
i sus lágrimas I su sangre
este santuario de sueños.
Machupicchu:
en el laberinto de la libertad
—haz del sufrimiento humano—
En sus lares adquirieron solidez de piedra
lo innúmero i lo absoluto.
Machupicchu:
en la lengua musical del niño;
en la sombra sin tregua de las madres,
i en la vorágine atroz de los sufrimientos.
Machupicchu:
de los símbolos,
las hondas cicatrices del olvido,
i la dichosa matriz sobre amores I furias.
orgía I perpetuidad.
Exaltación i renunciamiento…
Machupicchu:
En el querer de la Rosa de los Vientos;
En la plenitud cósmica de la raza;
En el vórtice de la embriaguez I el llanto.
Brújula andina
Intihuatana: columpio de Sol I Luna
Arcoiris
entre
el silencio
i la soledad…
200
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
Distancia y soledad de Machupicchu
ENTRE LA UTOPÍA I LA BRUMA
Solo un relámpago
en la noche
de tormenta atroz,
pudo iluminar
aquella soledad
de musgos
I orquídeas
Hundidas
En la seda de la niebla insomne:
Brujería
de lianas
i escorsoneras,
donde la noche
de reptiles
i aguaceros,
levanta
un vaho
de nichos
i oquedades
inmemoriales.
Cumbres
i
escalinatas
que
trepan
a
la
Luna.
Flora cruel I pertinaz como la muerte.
Fuente tendido entre adoratorios I hornacinas,
i la teoría de una arquitectura tierna i melancólica.
Memoria de una raza
suspendida
entre el Intihuatana
i la sola,
única
i lítica palabra
que designa arcanos,
maderas sombrías,
metales sangrientos,
sin medida
ni progenie: ¡Machupicchu!
flama I memoria
de Dios
sobre sus cielos
i sus abismos
aprisionados
en la mudez solar
de su silencio
i lejanía…
Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
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Dr. Gustavo Pérez Ocampo
¡Machupicchu!
Es Machupicchu,
donde Dios tardó en llegar
i se quedo a soñar una eternidad de tardes
selladas por la muerte.
¡Machupicchu!
donde una fauna rumorosa
ensaya salmos del Génesis;
donde los templos
i los adoratorios
cumplen la misión
de privarnos del habla;
donde los Amautas i Aravicus;
alumbran
la noche
con la luz estelar
de sus sentencias I Jarahuis;
i donde los nombres de
Manco
Pachacutec
i Huayna Cápac,
señalan derroteros
que se enredan
i pierden
en el laberinto
de la tragedia americana…
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Revista El Antoniano N° 117 – primer trimestre de 2011
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