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Iter Criminis N° 3 - 2da época - junio 2002 - Manuel de Lardizábal y Uribe (recensión)

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ITEl\YRIMINIS
Núm. 3
Segunda Época
Revista de Ciencias Penales
MANUEL DE LARDIZÁBAL y URIBE:
PERFIL DE UN PENALISTA INDIANO
Martín Gabriel BARRÓN CRUZ*
Mis razones para el estudio del crimen
"QUIEN SABE MATAR, APRENDA A MORlR"
~ artiendo del supuestode que la historia del crimen es parte de la
historia de la cultura, el autor arguye que el delito no tiene el
mismo significado en distinto s momentos de formación soc ial. Cada
delito, debe observarse en el contexto de su propia época. En este orden
de ideas, estudia el pensamiento de Manuel de Lardizábal y Uribe a través de "'la realidad social" manifestada en sus obras.
El interés sobre el estudio del crimen, y de la criminalidad, desde una
óptica de la historia surge a partir del concepto de criminología histórica, presentado en la obra de Gustav Radbruch y E. Gwinner,l porque en nuestro país la historia del crimen no ha encontrado quién se
ocupe de ella. El tema no es sólo los delitos como están tipificados en
los códigos penales, sino más bien tal como se presentan en la realidad de la vida social; tampoco son referidos estos delitos a la personalidad del sujeto delíncuente, sino a la totalidad de la sociedad. Así,
la historia del crimen es un sector de la historia de la cu ltura.
y al insertarse en el marco de la historia cultural, la criminología
histórica investiga las causas de los delitos que no se manifiestan hoy
en día, por ser comunes a todos los delitos de una misma época y poderse, por tanto, prescindir de ellas. De tal manera, se asume la tarea de
* Instituto Nacional de Ciencias Pena les.
Radbruch , G. y Gwinner, E. Geschichte des Verbrechell, Stu tgart, E. F. Koehler Ver/ag,
1955.
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MARTÍN GABRIEL BARRÓN CRUZ
desarrollar comparativamente la fisiognomía criminal de las diversas
épocas culturales, mostrando cómo el espiritu y las circunstancias de
la época influyen sobre la criminalidad de un periodo deterflÚnado,
para así también llegar a nuestro conocimiento, dentro de su estilo y
límites, la condicionalidad histórica de la criminalidad actual.
Por otra parte, dentro de la criminología histórica se deben considerar de un lado los hechos que más adelante perdieron su punibilidad,
como, por ejemplo, el suicidio. De otros se valorará también el fenó meno de acciones que sólo posteriormente llegaron a ser punibles. La
aparición de nuevas figuras de delito en las leyes indica nuevos
hechos en la larga historia del crimen. Uno de los medios auxiliares,
para el estudio de la criminología histórica, son las obras de delitos
que reflejan la criminalidad de su tiempo; aunque la inagotabilidad de
las fuentes es muy amplia. La exposición pretende señalar un hueco
en la investigación histórico-criminal e incitar a rellenarlos. Porque es
una rama de las ciencias sociales poco desarrollada, la fmalidad es
hacer un retrato de la criminalidad en los tiempos antiguos, ya que
U[ ...] el delito no es únicamente un acto individual, es a la vez un espacio de las condiciones sociales respectivas, las cuales cambian rápidamente. Por ello cada crimen debe visualizarse en el contexto de su
propia época. Contribuyen al cambio en la cultura y civilización, así
como en la ley, las costumbres, la religíón, el estado, la economía
[... ]'',2 ya que lo penal y lo criminal no tienen ni la misma significación ni el mismo lugar en los diferentes momentos de una formación
social.
La revisión detallada de la historia de las penas revela una condición enteramente relativa frente a la historia de los hombres. Porque
los periodos de prohibición y de perflÚsión de ciertas conductas antisociales se atienen, sin lugar a dudas, a los diversos sentidos desde los
que se les ha encarado en los múltiples espacios de la historia.
La criminalidad ha formado parte de la actividad humana, como
fiel testigo de las metamorfosis que han guiado a los hombres por los
2 Midenddorff, Wolf. Esludios de criminologia histórica, vol. XIV, Madrid, Espas3 Calpe,
Col. Estudios de Psicología Criminal 1981 , pp. 13-30, además de "Criminología histórica",
en Capítulo criminológico, núm. 5, Ofgano del lnstituto de Criminología de la Universidad
de Zulia. Maracaibo, Venezuela, 1977, p. 223.
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MANUEL DE LARDIZÁBAL Y URIBE ...
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accidentados caminos que van de la magia hacia la fe, y luego de ahí
a la razón, y al final a la conciencia de la sinrazón, y nuevamente a la
magia y a la fe, y así ad infinitum. De hecho, el crimen ha sido protagonista de la generación y recuperación de valores, saberes, identidades y racionalidades.
Así la Ilustración significó, en gran medida, la condición principal
para la paulatina imposición de una visión lineal y represora con respecto a las conductas contrarias, a la visión universalista que construyó los criterios de inclusión y de exclusión que conformaron la conciencia de la modernidad.
El panorama criminal no escapó a la visión constrictora y racionalizante de la modernidad; sin embargo los factores que permiten a
cada cultura forjar su propia historia, y por tanto asignar a sus proyectos de vida propias significaciones, fueron un obstáculo; porque la
modernidad portadora de una razón - la occidental- con su sentido
de realidad pretendió ser la única; por ello este proyecto puede entenderse como el discurso irruptor de occidente frente a otros pueblos,
como la sujeción de sus cosmovisiones y la inscripción de los discursos a la visión eurocéntrica del mundo.3
En este sentido los cambios durante el siglo XVIII en Europa marcaron el surgimiento de una nueva forma de concebir a la humanidad,
con ello se modificó el orden establecido en el mundo occidental. Las
clases portadoras de éstos accedieron al poder, desplazando a los sectores tradicionales; con ello se replanteó el binomio delito-pena como
ley-castigo, o, en otros términos, la pena y el encierro, estableciéndose un control social distinto.
El castigo en los siglos precedentes tuvo como objetivo el cuerpo
del reo; ello implicaba poder destruirlo porque era devolver el derecho que había sido violado al soberano. La ejecución del reo iba más
3 En su dialéctica la ilustraci ón ocultó la parte oscura de la razón . Porque la apología de
lo racional definió por negación nuevas fannas de barbarie y, con ello, sentó las bases para
una importante crítica de la Ilustración . Esta exposición de los valores modernos ha sido
abordada por Adorno y Max Horkheimer, quienes han denominado "dialéctica del iluminismo" a la parte obscura del proyecto , a aquellos valores que, no obstante su explícita exclusión, dan sentido a los primeros y que son indiso lubles de el ros.
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MART[N GABRIEL BARRÓN CRUZ
allá "[ ... ] por parte de la justicia que lo impone, el suplicio debe ser
resonante, y debe ser comprobado por todos, en cierto modo como su
triunfo. El mismo exceso de las violaciones infringidas es uno de los
elementos de su gloria [ ... ] De ahí, sin duda, esos suplicios que siguen
desarrollándose aun después de la muerte: cadáveres quemados, cenizas arrojadas al viento, cuerpos arrastrados sobre 'zarzas, expuestos al
borde del camino. La justicia persigue al cuerpo más allá de todo
sufrimiento posible [.. .]"4
Tales prácticas eran para restaurar al rey la soberanía ultrajada, el
reo era expuesto a la vista del pueblo en general con la intención de
disuadir a quienes quisieran intentar algo semejante; mediante esta
exhibición se aterrorizaba a los espectadores. Pero no bastaba con
tener miedo a la muerte o el horror, era necesario crear un aparato teatral destinado a propiciar que el público se imaginara su propia ejecución, en caso de cometer un delito; así se entiende: se viste al sentenciado con ropas especiales, a los judíos con un gorro amarillo, y a su
vez se comunican, mediante el pregón, por distintos puntos de la ciudad, los motivos por los cuales el desdichado era llevado al tormento
y al cadalso; además el cortejo hacia éste se detenía en puntos relevantes de la ciudad.
Dentro de este panorama la justificación que sobresale es el derecho a castigar, porque la concepción del origen de la soberanía era: si
el rey recibe su autoridad de Dios, ésta es intocable y sin límites. Era el
derecho de un hombre a torturar públicamente a otro, sin restricciones
de ninguna clase.
Así, en las ideas ilustradas surgió 11I necesidad de elaborar leyes
en las que aparecieran los castigos, ya que "[ ...] desde el momento en
que los hombres se reúnen en sociedad, pierden el sentimiento de su
debilidad: la igualdad en que se encontraba antes de dejar de existir
y comienza el estado de guerra [ ... ] Estos dos tipos de estados de
guerra entre naciones y entre los hombres de una misma nación son
el motivo de que se establezcan las leyes entre los hombres [... ]";
por ello "[ .. .]10 que hace lícita la muerte de un criminal es que la ley
que lo castiga se ha hecho en favor suyo. Un asesino, por ejemplo,
.
4
Foucault, Michel. Vigilar y castigar, 23 ed., México, Siglo XXI, 1978, p. 40.
MANUEL DE LARDIZÁBAL y URIBE ...
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ha disfrutado de la ley que ahora lo condena, pues le ha conservado la,
vida cada instante, y por eso no puede reclamar contra ella [.. .]",5 por
lo que el reo, dentro de esta idea, debía no sólo doblegarse, sino estar
agradecido con la mano que lo ejecutaba.
La manera en que el derecho penal surgió para castigar fue socialmente, recayendo en el Poder Judicial la potestad de juzgar; terrible
para los hombres, invisible y nulo al no estar ligado a determinado
estado o profesión. Ya que los jueces no estaban permanentemente a
la vista, se temía a la magistratura, pero no a los magistrados. En tal
sentido, una vez conformado este aparato, el derecho se volvió impersonal y se transfiguró en omnipresente.
Desde entonces no es el hombre el que castiga a otro hombre, sino
el propio delito el que genera la pena, la objetividad del juicio realizará este milagro; claro que para ello se sustentaría en leyes que explicitaran los castigos adecuados a cada eventualidad. Por ello la
Ilustración inauguró un poder moderado pero inflexible: objetividad,
impersonalización, desaparición del hombre en el acto de castigar,
serían las características del nuevo estilo de castigar, y la pena se
transformó en instrumento para doblegar las voluntades individuales
y acomodarlas a la idea de orden que iba naciendo: la ley tipifica el
delito y el correspondiente castigo.
Malluel de Lardizábal: sus orígelles
En la labor historiográfica6 moderna resulta de interés particular
conocer la relación de un pensador, a través de una biografia, con la
realidad social que refleja en sus obras. El objetivo es ordenar, en
buena medida, el sentido y la dirección que emana de ésta; e identificar mediante los datos biográficos, como es el presente caso, los elementos sociales en los que germina su pensamiento penal.
s Montesquieu. Del espíritu de las leyes, Madrid, Tecnos, 1972, pp. 53-54.
Dentro de los aspectos relevantes en la historiografía contemporánea y sus objetivos es
conveniente revisar el artículo de Mendiola, Alfonso y Guillermo Zenneño. "De la historia a
6
historiografía. Las transformaciones de una semántica", en Historia y grafia, núm. 4,
.\.féxico, Universidad Iberoamericana, p. 245.
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MARTÍN GABRIEL BARRÓN CRUZ
En líneas generales se esbozan a grandes trazos las peculiaridades
de su vida sin ignorar el contexto vital de la obra de LardizábaJ.1 El
talento de éste es el resultado de un particular entorno filosófico, la
Ilustración española, que responde fielmente al patrón ilustrado propagado en la época. Ya que, a decir de Francisco Sánchez,
el fondo ideológico de un escritor español del siglo X VTII no es comprensible
s in tener en cuenta una serie de referencias implícitas a las grandes corrientes
europeas Y. además, una lectura más filosófica enriquecería enonnemente la
tradición literaria española [ ... ] consistente en enmarcar la producción intelectual [o.. ] en el conjunto de ideas, motivos y cuestiones que afectan en esos
momentos a la civilización europea [ ... ] teniendo en cuenta el contexto argumentativo y pragmático en el que se integran conceptos o palabras [ ...]'
Al presentar el extracto biográfico de Lardizábal 9 no se esboza un
elogio biográfico, sino es una selección de las actitudes más relevantes como escritor en materia penal; en consecuencia, no se siguió una
historia de vida, sólo se presentan aquellos rasgos que resaltan sobre
todo el quehacer punitivo. Lo que sí se marca es la formación profesional adquirida tanto en la Nueva EspafÍa como en la Península
Ibérica y posteriormente su periplo profesional, destacando su labor
en el Consejo de Castilla y la Real Academia de la Lengua; el primero a pesar de estar, en esa época, en decadencia era el primer órgano
judicial, administrativo e incluso legislativo después del monarca. Y
de la segunda resaltar la lengua española.
7 Lardizábal y Uribe, Manuel de. Discurso sobre las penas conlrahido a las leyes criminales de España p ara f acilitar su reforma, México, Pomía. ed. faes., 1982. En México existen dos ejempl ares del original : uno se encuentra en la Biblioteca Celestino Porte Petit del
Instituto Nac ional de Ciencias Penales, como legado exhibido a la entrada de la misma; un
segundo, en la Biblioteca Emilio Portes Gil de la Procuraduría General de la República en el
Fondo Reservado . La edición del original corrió a cargo del tipógrafo español más famoso ,
que fue Joaquín lbarra (1 725/ 178 5), a su vez impresor del rey y de la Real Academia
Española; de su tall er sali ó en 1780 la mejor edición del Quijote que se ha publicado hasta el
día de hoy (en cuatro volúmenes, con muy adecuadas ilustraciones). La obra maestra de
Ibarra es el Salustio, de 1772, traducido por el infante Gabriel. Ambas obras denotan una
sobresaliente perfecc ión técn ica y un cu idado por los detalles que dan por resultado unas planas nob les y de muy g ustosa lectura. Los datos referidos se encuentran en el libro, versión
española de Alb erto Adell de la obra, de Svend Dahl. Historia del libro, México, Alianza
Ed itorial y CNCA, 1982.
8 Sán chezlBlan co Parody, Franci sco . Europa y el pensamiento esp añol del siglo XllII/,
núm . 686 , Españ a, Alianza, Ciencias Sociales, 1991 , pp. 12-13.
'i La otra obra sobresa liente de Lardi zábal la constituyó el Discurso sobre la Leg islació"
de los Visigodos.
MANUEL DE LARDIZÁBAL y URJBE. ..
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A lo largo de su fructífera carrera como jurisconsulto siempre tuvo
presente a las personalidades más sobresalientes de su tiempo. Por lo
que respecta a la materia penal a Sempere Guarinos, Juan Pablo de
Fomer y Segarra, Alfonso de Acevedo, Pedro de Castro. En la literatura a Gaspar Melchor de Jovellanos. En la pintura a Francisco de
Goya. IO y en el ámbito político como 'ministro de la Corte de Carlos
III, al Ministro de Gracia y Justicia Manuel de Roda; de Pedro
Rodriguez Campomanes; y del Conde Floridablanca. Así se sitúa a
Lardizábal mediante sus logros y la importancia del discurso, que,
como se podrá apreciar, fue notoria al ubicarse en el contexto general
del siglo XVIll en el ámbito europeo.
¿Quién era Lardizábal?
Se dice que Lardizábal era de origen vasco y "[ ... ) sobrino del que fue
Obispo de la Diócesis de Puebla de 1723 a 1733, señor don Juan
Antonio Lardizábal y Elorza [... ) nació en la Hacienda llamada San
Juan del Molino de la Provincia de Tlaxcala en el Obispado de la
Puebla de los Ángeles a 22 de diciembre de 1739 [.. .)"," cuando "[ ... )
regía por entonces los destinos mexicanos, en el último año de su
gobierno, el virrey don Antonio de Vizarrón y Eguiarreta, arzobispo
10 De tal relación sin duda proviene el hecho que según Henriquez Ureña "en la legislatura del Estado de Tlaxcala al óleo de Lardizábal. Debe ex.istir algún otro en España". Sin
embargo Carril lo Prieto indica que "no hay tal retrato y el otro [ ... ] es controvemble y no está
en España [... ] [pero] Dos nombres de dos hermanos disputan un rostro: el del retrato que
Gaya pintó y que ha sido adjudicado no s610 a ellos, sino también a Espoz y Mina, Miguel o
Manuel de Lardizábal y Uribe: el diferendo sólo reza ya respecto de los dos hermanos. Martín
Soria lo identificó como Miguel de Lardizábal, basándose en la divisa fluclibus republical
expulsus, que figura en un billete sostenido por la mano izquierda del retratado".
Ahora bien, sin despejar la duda la Enciclopedia general ilustrada del País Vasco y el
Diccionario enciclopédico señalan que si "bien Manuel o bien Miguel figura en un cuadro de
Goya que se conserva en la Narodni Galerie en Praga. Este cuadro llegó a esa ciudad en 1938;
fue propiedad de Don Enrique O'Shea; luego estuvo en el Museo de Viena y más tarde en el
de Karlovy Vary ya en Checoslovaquia". Cfr., Henríquez Ureña, Pedro. Antologia del centenario, 1910, Estudio documentado de la literatura mexicana durante el primer siglo de independencia. Obra compilada bajo la dirección del señor licenciado Justo Sierra. Ministro de
Educación Pública y Bellas Artes. Primera parte (1800-1821), México, Imp. de Manuel
León Sánchez, Misericordia, núm. 3,1910. Y Carrillo, Ignacio. Semblanzas y papeles
penales mexicanos, México, Instituto Nacional de Ciencias Penales, 1992, pp, 15-16.
11 Piña y Palacios, Javier. Prólogo 'a la edición facsimilar del Discurso de Manuel de
Lardizábal; además realiza una referencia a la obra citada de Pedro Henríquez Ureña.
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MARTÍN GABRIEL BARRÓN CRUZ
de México, al que sucedería, en 1740, don Pedro de Castro y
Figueroa, duque de la Conquista y marqués de Gracia Real [... ]".12
Sin embargo, existen discrepancias en cuanto a su fecha de nacimiento; por ejemplo, algunos sostienen que aconteció en septiembre, 13
otros lo ubican en 1714; 14 y, finalmente, aquellos que dicen vio la luz
primera en la ciudad de Puebla, pero "[... ] no existe dato fidedigno
acerca de la fecha de nacimiento, por cuanto se encuentra su expediente para ingreso en la Orden de Carlos III [... ] su fecha de nacimiento puede determinarse indirectamente en el Acta de la Real
Academia de la Lengua, correspondiente a 28 de diciembre de 1820,
donde refiriéndose a su fallecimiento se dice:
12 Blasco y Femández de Moreda, Francisco. Lardizába/: el primer penalista de América
espaíio(a, Imprenta Un iversitaria, 1957. También coincide en la fecha de nacimiento apo-
yándose en los datos proporcionados por Sosa, Francisco. Biografla de mexicanos ilustres,
México, 1884, pp . 574-576; a su vez refiere el trabajo de Olaguíbel, Manuel de. Hombres
ilustres mexicanos, 1. 111 , México, Ga ll o, 1874, pp. 9 1-1 03. Por su parte Ignacio Carrillo, respaldándose en Sosa, afirma tal fec ha y señala que: " [...] su abuelo materno fue Don Diego de
Uribe Yarza Samaniego, marqués de San Mamés de Aras y cabeza de la casa de Uribe en
Vizcaya [... ]", op. cit., p. 19. La información sobre Lardizába l que suministra este último se
transc ribió de manera ínlegra en Derecho y po/itica en la historia de México , México, coedic . UNA M-Procuraduría General de la República, México, 1996, pp. 10 1-11 1.
También conforma parte de esta bibli ografia Dncca, José Antón. "Manuel de Lardi zábal,
estudio pree limi nar al discurso sobre las penas", en Revista de Estudios Penitenciarios,
Madrid, año XX II, núm. 174, julio-septiembr'e, 1966, p. 608. En éste se respaldan los datos
brindados por Blasco.
Además, para confrontar parte del quehacer penal español del sig lo XVIII, se pueden
rev isar: Vida, Jerónimo. "Los cri minalistas españoles en el extranjero", en La llueva ciel/cia
jurídica, vo l. 11 , 1892; Masaveu, Jaime. Contribución o/ estudio de la escuela penal española , Madrid, 1922; Quintiliano Sa ldaña. "Manuel de Lardizábal y Uribe", en Criminalia,
núm . 8, t 937; Rivacoba y Rivacoba, Manuel de. Lardizábal un penalista ilustrado, Santa Fe,
1964; José Antón Dneca. "Los fines de la pena según los penalistas de la Ilustración", en
Revista de Estudios Penitenciarios, julio-septiembre 1964.
13 Tal es e l caso de Moreno, Daniel. "El penali sta Manuel de Lardi zábal", en sobretiro
de la Revista de Derecho de México, México, UNAM, núm. 68, 1. XVII, octubre-diciembre de
1967, p. 985 . Sus datos son reto mados de las obras de Francisco Sosa, Manuel de Dlaguíbel,
Luis Garrido y Bernaldo Constancio de Quirós, éste en su artículo "Lardizábal y D1avide,
do s ilustres magistrados crio llos del sig lo XVIII", en Crimina/ia, año XIV, núm. 1, enero
de 1948, p. 23 . Donde señala que nació a fina les de 1739, de tal manera que los datos entre
sí difieren , no coinciden a pe sa r de utilizar las mismas referencias bib li ográficas. Existen
además datos biográficos de Lardizábal en Semblanzas de académicos, México, Ediciones
del Cen tenario de la Acade mi a Mexicana/I , 1975, pp. 154-1 56.
14 Como sucede con Garrido , Lui s. Ensayos pena/es, México, Ediciones Botas, 1952,
p. 23; quien lo confunde con el nombre de Miguel, hermano de Manuel, y que según Piña
y Palacios nació en 1744. Además, Garrido aporta el mismo dato en su artículo "El primer
penalista de México", Crimina/ia, año XIII , núm. 9, septiembre de 1947.
MANUEL DE LARDIZÁBAL y URIBE ...
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Di cuenta del fallecimiento de nuestro apreciable compañero y dignísimo
Académico el señor don Manuel de Lardizábal, secretario que fue del cuerpo
por muchos años, y consejero honorario de Estado, quién murió el día 23 del
corriente a los ochenta y un años y dos días de su edad". En consecuencia, si
la fecha de fallecimiento es el 25 de Diciembre de 1820, y se manifiesta que
tal día tenía 81 años 2 días, se llega a la conclusión de que había nacido el 23
de diciembre de 1739. No obstante, no se ha encontrado documento alguno
que acredite tal día como su fecha de nacimiento [ .. .].15
Cabe indicar que sus padres fueron: "[ ... ] Francisco de Lardizábal
y Elorza, Natural de Segura, Guipúzcoa, aunque su familia era originaria de Idiazábal; su madre Isabel Maria Uribe Muñoz y Sandoval,
natural de México, hija de José Joaquín de Uribe Castrejón y
Medrano, natural de Jerez de la Frontera. Era Oidor Decano de la Real
Audiencia de México y, a su vez, hijo de Pedro de Uribe Zarza, natural de Lequeito. Su abuela materna era natural de Santa Fe en Nuevo
Reino de Granada [ .. .]".16
Su erudición
Ahora bien, pasando a otros datos y fechas , siguiendo 10 asentado por
Piña y Palacios,
[... ] fue a la edad de II años en 1749 Colegial del Real y más antiguo de San
Ildefonso de Mégico, donde estudió las Bellas Letras y la Filosofía y dió principio al de la Jurisprudencia. Habiendo pasado á España en 1761 cursó en la
Universidad mayor de Valladolid las Cátedras y Gimnasios de uno y otro
Derecho, distinguiéndose [... ] y admirándose sus talentos y progresos literarios de los doctores de aquella famosa Escuela y de los Letrados y Ministros
de la Real Chancillería [.. .].'7
15 Casabó Ruiz, José Ramón. "Vida y obra de Manuel de Lardizábal y Uribe", en
Criminología y derecho penal al servicio de la persona, Kriminologiaren Euskal Institutoa,
Donostia-San Scbastián, 1989, pp. 103-104. La información que aporta se desprende de la
documentación que el Director de la Real Academia de la Lengua proporcionó al autor; así
como de la información de la Directora de la Biblioteca Universitaria de Valladolid,
Relaciones y Justificaciones de méritos y servicios de catedráticos, profesores y opositores a
cátedra, Valladolid, p. 124.
16 Casabó es el único que estos datos familiares los proporciona tomando como referencia el expediente de ingreso de Miguel Lardizábal a la Orden de Carlos ¡JI, op. cit.
Después de mostrar las diferentes apreciaciones, de quienes han escrito sobre Lardizábal,
es patente la incongruencia que existe en los datos aportados. Pero, el trabajo no trata sobre
esto ni es un intento por decir quién tiene la razón.
J7 Los datos que proporciona Piña están tomados de Bcristáin de Souza, José Mariano.
Biblioteca hispano-americana septentrional o Catálogo y I/olicia de los literal os, que ó naci-
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MARTÍN GABRIEL BARRÓN CRUZ
Aunque nuevamente no hay uniformidad, pues es necesario hacer
precisiones en la información señalada, ya que Casabó afirma que la
primera instrucción recibida la efectuó en Puebla en los
[... ] Reales Colegios de San Pedro y San Juan, siguiendo el estudio de las
Artes y concluyendo Bachiller en Filosofia el 11 de Enero de 1755. Recibió
el grado de Bachiller en Teología por la de México el 21 de Agosto de 1759,
opositando al año siguiente, cuando tenía 17 años, a la cátedra temporal de
Artes. Continúa estudiando y, en 1759, alcanza el grado de Bachiller en
Teología, también en México [ ... ] Con los títulos anteriores, muestra su decidida vocación por el estudio universitario, por lo que resuelve ampliarlos a la
península [... ]."
Respecto de la fecha relacionada con su arribo a la península y el
curso'de sus estudios, Blasco anota:
[... ] contaría entonces aquél de ser exacta la fecha que se ha dado de su nacimiento, la edad de veintiún años, cumplidos [ ... ] llegados a España se instalaron en Valladolid [ ... ] Don Manuel [.. .] continuó los de jurisprudencia, hasta
graduarse [ .. .] in utroque iure, según el término consagrado en las viejas universidades [ ... ]."
Casabó precisa que:
[... ] en 1762, se gradúa de Bachiller en Leyes en la Universidad de Burgo de
Osma, iniciándose como pasante en Valladolid [o.. ] Al año siguiente, incorpora dicho grado a la Universidad [... ] en la que quedará asentado. Así al año
siguiente, pasa a explicar dos cursos completos, como extraordinario de la
dos o educados, o florecientes en la América Septentrional, han dado á lus algun escrito, Ó
lo han dexado preparado para la preJ/sa, Oficina de D. Alexandro Valdés, Calle Santo
Domingo, año de 1819, p. 151. Indica que los mismos datos fueron suministrados por Osares,
F. de. "Alumnos distinguidos del Colegio de San Pedro, San Pablo y San IIdefonso de
México", en García, Genaro. Documelltos inéditos o muy raros para la historia de México,
p. IX.
Casabó. Vida y obra, op. cit., p. 104.
Los datos proporcionados son siguiendo a Manuel de Olaguíbel y Francisco Sosa.
Puntualizan que "[ ... ] en la nomenclatura de los grados universitarios otorgados por las facultades españolas, desaparecieron ya los ténni nos de Licenciado y Doctor introuque iure, sustituidos por los de Licenciado y Doctor en Derecho, pura y simplemente. Sin embargo, el
estudio del Derecho canónico continuó figurando en el programa de estudios de la carrera de
leyes. A consecuencia de ello lo s abogados españoles de religión católica estaban facultados
para ejercer ¡¡U ministerio - sobre todo en los pleitos sobre nulidad del ví nculo matrimonial
y de separación qua ad tonun et habitatiol1em- ante todos los tribunales eclesiásticos, incluso el Supremo Tribunal de la Rota [... J". Blasco, Lardizábal, op. cit., pp. 23-24 .
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MANUEL DE LARDIZÁBAL y URIBE ...
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Facultad de Leyes. En el mismo año, 1764, se gradúa de Bachiller de Cánones
y fue profesor sustituto en la Cátedra de Código antiguo y Código moderno
[... ] A partir de entonces desarrolla multitud de actividades académicas que se
relacionan en la hoja de méritos de la Universidad de Valladolid. En 1768
ingresa a la Real Academia Geográfico Histórica de Caballeros de Valladolid.
Al año siguiente, explica en dicha Academia Geometría e Historia de las
Leyes de España. En 1770, contando con 31 años de edad, decide trasladarse
a Madrid. También en 1770, a propuesta del Duque de Alba, Director de la
Real Academia de la Lengua, es nombrado Académico Supernumerario [ ... ]
Cuando fueron inaugurados en 1771 los reales Estudios de San Isidro,
Lardizábal resolvió opositar a la cátedra de Derecho Natural y de Gentes. El
tribunal estaba compuesto por Francisco Cerdá, José Maymo, Ignacio Aso y
Tomas laves de Salas, que tanta influencia tuvo en los inicios de la codifica-
ción penal. Tras el sorteo de tres temas, Lardizáhal eligió para su disertación
el que llevaba por titulo "Sobre la sanción de las leyes y sobre la importancia
de las penas". La propuesta fue considerar que los mejores eran los de Joaquín
Marín, Bernardo Dambila y Manuel de Lardizábal [... ] En 1773 solicita un
cargo a las autoridades. Manuel de Roda, pide a Aranda que acceda [... ] en
1755, es nombrado Numerario de la Real Academia de la Lengua, pasando a
ser el quinto de la letra C [.. .].20
Sobre estos hechos auxiliándonos del Prólogo al Discurso se establece que debido al
[... ] explendor y buen gusto de los Ginmasios de Teología, y Leyes de aquella Academia [Valladolid]. La Geográfico Histórica de los Caballeros de dicha
Ciudad honró á ll,uesrro D. Manuel con el título de su Académico, el qual recibido de Abogado de la Chancillería y de los reales consejos, se dió á conocer de los primeros Sabios de la Corte de Madrid, hasta merecer no sólo el
título de Académico de la Academia de la Lengua Española a la que ingresó
en agosto de 1773 [... ] siendo el muy apreciable empleo de Secretario
Perpetuo de ella, habiéndosele designado en octubre de 1777 [... ]."
Sin embargo, agregando a lo dicho por Casabó se aprecian lagunas
en cuanto a la información existente sobre la figura y obra de
Lardizábal como hombre de letras, que en esa época implicaba una
ardua y novedosa profesión.
20 Casabó . Vida y obra, op. cit., p. 105, de los datos asentados remite a la obra de Simón
Díaz, José. Historia del Colegio lmperial de Madrid, Madrid, 1959, p. 42, además puntualiza que existe en el Archivo Histórico Nacional diversa información al respecto, espe-
cificando: Consejos 544-1, núm. 12, fols. 108 a 114; legajos 13.371-37; 23.371-37; Estado
leg.3.29-12.
21
Piña. Prólogo, op. cit.
160
MARTÍN GABRIEL BARRÓN CRUZ
Siguiendo con los hechos trascendentales en la vida de Lardizábal,
se establece que el 30 de noviembre de 1776 aparecía una consulta
hecha por éste consistente en la actualización de la Nueva
Recopilación con las disposiciones posteriores a 1745
[... ] en la Real Cédula sobre la formación y autoridad de esta Novísima
Recopilación de Leyes de España [fue publicada en 1805 bajo la dirección de
Juan Reguera y Valdelomar] que se encuentra al principio de esta [... ] se refiere expresamente a este encargo. Además se le encarga el extracto y colección
de las leyes penales solicitando que por este trabajo se le nombrase Alcalde
del Crimen de Valladolid o Granada con honores y sueldo, pero con suspensión de su ejercicio hasta que concluya los trabajos que tiene encomendados.
Se accede a la petición nombrándosele para la Cancilleria de Granada [ ... ] A
partir de 1786 solicita una plaza de Alcalde de Casa y Corte que le fue reiteradamente rechazada. En 1788, es nombrado Fiscal de Sala [ ... ] en 1791 , se
le nombra para la Fiscalía del Consejo. Al año siguiente pasa a Ministro de
Consejo Real. El 4 de junio de 1794, es cesado en el Consejo siendo ordenado su destierro de Madrid en 24 horas [... ] en un escrito de 1798, manifiesta
no conocer los motivos por los que se le destierra [... ] El 6 de octubre de 1794,
aparece desterrado en Caravaca de la Cruz. Al año escribe una representación,
para poder volver a su puesto, a lo que no se hace caso alguno. En 1798 [ ... ]
quiere ir a GuipÚzcoa. El destierro se levanta por Fernando VII, en el momento en que sube al trono en Marzo de 1808, siendo restablecido en su cargo y
honores [... ] en ese mismo año es elegido por antigüedad [... ] para ir a Bayona
[... ] los representantes del Consejo de Castilla presentaron un informe en el
que, entre otras cosas dicen: ' Qué en el Código civil y penal que debían de
hacerse para evitar la confusión legal reinante, se tuviese en cuenta el derecho
tradicional' .
Cuando tal proposición llegó a Napoleón, le indignó y puso vous
étes des Mtes . El artículo se aprueba definitivamente, con la firma de
Lardizábal con el siguiente texto:
Art. 96. Las Españas y las Indias se gobernarán por un solo código de leyes
civiles y criminales. Al año siguiente, y hasta 1810, es nombrado vocal de la
junta de Legislación, en 1820 "[ ... ] para la primera Junta de Gobierno, falleciendo el 25 de diciembre de ese año, como Consejero honorario de Estado
[ .. .]" 22
22 Casabó . Vida y obra, op . cit., qu ien se refiere al Manifiesto de los procedimientos del
Consejo Real en los sucesos ocurridos desde octubre del año pasado, 1808, p. 72 ; así como a
la obra de Sanz Cid, Carlos. La Constitución de Bayol/a , Madrid, 1922, pp. 228 , 230, 4 33 Y
'441. Este articu lo es qu izá el que con mayor acierto profundiza en los datos biográficos de
Lardizábal, por la cons ulta de fuentes de arch ivo que el resto de los autores no reali zó. A
MANUEL DE LARDIZÁBAL y URIBE ...
161
La obra de Lardizábal es notable, a decir de Henríquez Ureña, por
la perfección del Diccionario de la Lengua Esp añola: " [... ] colaboró
en las ediciones tercera, cuarta y quinta del Diccionario de la Lengua
(1780-1783-1 791) Y en la monumental edición primera bilingüe del
FlÍero Juzgo, aparecida en 1815 [.. .]",23 trabajo que por cierto, según
Moreno, "[ .. .] figura a la cabeza de la edición que hizo la Academia.
Como no solamente destacaba por su capacidad jurídica sino por su
estilo, llega a ser incluido en el Catálogo de autoridades de la lengua
castellana [.. .]"24
LA OBRA DE LARDIZÁBAL
"¿QUÉ ÉPOCA NO GLORIFICA SU PASADO
Y Q UÉ GENERAC iÓN NO GLORIFICA SU J UVENT UD"
Reflexiolles
La recopilación efectuada por Manuel de Lardizábal y Uribe que le
llevó a escribir el Discurso sobre las penas (1 782) comienza criticando la legislación española y la europea en general, anteri or; poniendo
de relieve que las leyes habían sido hechas en ti empos tenebrosos,
cuyos efectos necesarios habían sido la ferocidad en las costumbres
y la crueldad, considerando que para refrenar tales delitos eran el
rigor y la severidad. Ello se había modificado a partir del estudio y
el aumento de la cultura, que trajo como consecuencia la moderaci ón
en las costumbres, siendo más sensibles al valor de la vida y de la
libertad del hombre. Esto hizo necesario dictar leyes acomodadas a las
circunstancias, para esa época, como estaba ocurriendo en varios paípesar de la extensa aportación de fec has y datos de Casabó, éstos se comple mentan con la
contribu ción hecha por Pedro Henríquez, sobre todo por la descripc ión de las ob ras y los
res ultados de la s comi sione s de Lardi za bal, así : " ( ... ] los esc la reci dos Ju risc onsultos de
la Nación Españo la, Roda, Figucroa. Campomanes, Moñi no, Accedor ico y Moraj araba [...]
fueron j ustos aprec iadores del mérito de D. Man uel de Lardizába l, y los qu e le proporc ionaron q ue el Rey 10 nombrase asoc iado á la Junta de (res Con sejeros de Castill a, encargados de
forma r y eXlend er el Nuevo Códi go Crimi nal ll amado "Caro li no" condccorándolc su
Magestad con un a Pl aza de Oidor de la Real Chanc ill ería de Granada. Co nclu ida y aprobada
la Obra de l Código fue nombrado Fi scal de la Sal a de Alcaldes de Cone, y Suces ivamente
Fi scal del S upremo de Ca still a, Consej ero y Camaris ta [ ... ]". Cfr. Pi ña. Prólogo, p. X II.
23 Piña. Prólogo, op . cit.
2~ Moreno. El penalista, op. cit., el argumento dado por éste es retomado de la opin ión de
Blasc o, p. 28.
162
MARTÍN GABRIEL BARRÓN CRUZ
ses europeos; haciéndose necesario, también, en España; procurando
aplicar los principios vigentes en las leyes penales españolas.'5
Derivado de esta primera observación, es notorio que al interior del
relato, también de la modernidad, el discurso surge como estructuradar de una nueva visión. A medida que éste se impuso, se constituyó
en matriz en la cual se articularon las prácticas penales. De esta forma
el discurso atrapa y legitima el mundo de la vida en áreas específicas;
es decir, como juegos del lenguaje que hicieron posible la construcción social de fenómenos y realidades determinadas y, por ende, la
sujeción a nuevos discursos.
Una parte importante del discurso, hilo conductor de un proyecto
l?enal, fue que se convirtió en criterio, último, de conocimiento de
racionalidad, y en su valoración en términos de una funcionalidad utilitarista radicada en las posibilidades de aplicación técnica.'6
En este sentido exisfía la necesidad de fundar un conocimiento en
premisas válidas que permitieran independizarlo del mito y de la
magia, pretendiendo ser neutral y con ello como "relato de la ciencia".
Así Lardizábal al emitir opiniones, discursos,27 de certeza sobre la
realidad, es decir, que validan y proponen enunciados denotativos
sobre la realidad en términos lógicos, con los que articula la relación
entre ciencia y verdad. En tanto que en el cúmulo de discursos de certeza el relato de la ciencia se complementa a través de su aplicabilidad en forma de tecnologías específicas: la ciencia es cierta porque es
útil y es útil porque es cierta.
Lardizábal. Discurso, op. cil.
Para profundizar en lo descrito véase Apel, K-O. La transformación de lafilosofla, particulannentc el trabajo "Las dos fases de la fenomenología y su repercusión en la preconcepción fil osófica del lenguaje y la literatura en la actualidad",
27 El lenguaje es piedra angular para una interpretación racional de la historia. La interpretación parte de la concepción que un sujeto tiene sobre un determinado acontecimiento y
25
26
se expresa, en última instancia, mediante el lenguaje. En este sentido el lenguaje no sólo des-
cansa en la razón, sino que deviene en sí mismo razón.
El lenguaje adquiere una significación particular en un periodo en el que la historia se vive
más como construcción de un presente que mira al futuro que como necesidad de comprensión del pasado. El len guaje se transforma en discurso que articula la teoría y la praxis. La
importancia del lenguaje como discurso se manifiesta sin duda en el papel que éste jugara en
la integración de la fil osofia política de una época, pues "fraternidad", "igualdad" y "libertad" sól9 pueden concebirse en tanto que discurso y, en un sentido más amplio, el derecho y
la moral de la época son tamb ién estructurados, de esta forma, como di scurso del poder.
MANUEL DE LARD IZÁBA L y URIBE
163
Posterionnente, al ocuparse de las penas, se refiere al entonces
novedoso principio de legalidad. En primera instancia, y de manera
decidida, manifiesta que una de las cualidades que deben tener las
penas "es ser dictadas por una ley" porque "só lo las leyes pueden
decretar las penas de los delitos, y esta autoridad debe residir únicamente en el legislador". Con ello admite el principio de legalidad en
las penas, el efecto de ello es que só lo a los jueces les compete examinar si se ha infringido o no la ley.
La postura enunciada es modificada al señalar que "muchas veces
es preci so dejar a la prudencia del juez la aplicación de la ley en ciertos casos particulares que siendo confonnes a la mente del legislador,
no se expresa literalmente en sus palabras", justificando esta postura
en el argumento de que las leyes no pueden comprender todos los
casos, considerando necesario consultar el espíri tu de la ley.
Por lo que se refiere a los delitos, Lardizábal los dividi ó en cuatro:
primero, contra la religión; segundo, contra las costumbres; tercero,
contra la tranquilidad, y, cuarto, contra la seguridad pública y privada. Manifestando que la pena derive de la naturaleza del delito,
teniendo en cuenta los criterios (intención, malicia) a utilizar para
detenninar la gravedad de éstos, planteando la di ficultad para conocer
la verdadera intención de una persona para cometer un acto criminal.
Señalando que ex isten actos internos del hombre que lo ll evan a
cometer ciertos actos, considerando que esto puede ser falible .
De tal manera, analizando la obra, se aprecian en conj unto dos
constantes: la fidelidad al monarca y el moralismo cristian0 28 y a
pesar de los planteamientos enunciados para Lardizábal la ley penal
tenía su origen en el soberano, sin entrar o asum ir planteamientos de
soberanía nacional o popular. Se da en el discurso un ec lecti cismo,
mezc la de lo tradicional y lo nuevo, en la que destacan la sensib ilidad
28 Sáinz, Cantero. La ciencia de! derecho pellal y su evolución, Barcelona, 1970, p. 114.
Al respecto señala que la peculiaridad de la Il ustración española consiste en la compati-
bilidad de las convicciones religiosas con las "luces del sig lo". También cfr., Cerezo, Mir.
Curso de derecho pella! espaliol, Madrid, 1985 , p. 8 1. Porque sobre la fidelidad de
Lardi zába l a la monarquía absoluta es cl ara, ya que no manifiesta el principio de divis ión
de poderes, incompatible, con la estructura del Consejo de Cast illa , que tenía atribuciones de
gobierno, legi slat ivas y judiciales, y de las cua les el autor conocía porque fue miembro de la
corte imperial.
MANUEL DE LARDIZÁBAL y URIBE ...
165
to con que ésta se realiza. Pero, además, las acciones deben haberse
efectuado con libertad y conocimiento, puesto que, de'lo contrario, la
acción de daño no se podría imputar moralmente al autor.
Pero otras "qualidades", de las que determinan la "quantidad", son:
la necesidad de prevención del hecho, derivadas del mal ejemplo
resultante de la actividad delictiva, y, por otro lado, las causas o incentivos que dieron origen a ésta. Por último, señala que también
determinan la "quantidad" del delito ciertas circunstancias como son:
tiempo, lugar, cualidad del sujeto pasivo y activo, reincidencia, modo
e instrumentos utilizados. Todas ellas, circunstancias que parecen desempeñar la misma función que en un sistema moderno, puesto que
parecen poseer naturaleza accidental, y, por consiguiente, no constituyen elementos esenciales del delito.
Sin lugar a dudas los presupuestos de Lardizábal muestran una evolución aún no -desligada de la teona del delito del derecho natural yen
concreto de la leona de la imputación de Samuel Puffendorf, según la
cual la imputabilidad significa que la acción libre es una acción sólo
del autor, siendo el fundamento de la responsabilidad penal.
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