Subido por Daniel Abriz

MexicoTenochtitlanylaconquista-1

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MÉXICO-TENOCHTITLAN
Y LA CONQUISTA ESPAÑOLA
Arturo Lomas Maldonado
Profesor Investigador
Universidad Autónoma Metropolitana
“Los relatos en nahuatl nos dicen que la
Toltecáyotl abarcaba los mejores logros del
ser humano en sociedad: artes y urbanismo,
escritura, calendario, centros de educación,
saber acerca de la divinidad, conocimiento
de las edades del mundo, orígenes y destinos
del hombre”
Miguel León Portilla
La historia del mundo ha reivindicado a Grecia, la India, China, pero cuando se trata del
continente americano, éste es simplemente denostado y calumniado. La tarea de nosotros es la de
consultar las fuentes y analizar el período a la luz de la metodología moderna, abordando el proceso
histórico mediante el análisis y la crítica de las fuentes. Analizar y confrontar las fuentes es lo que nos da
material para recuperar el punto álgido de la transición entre el mundo antiguo y el México colonial, y es
precisamente la conquista la que determina los aspectos fundamentales de la población, la economía, la
cultura y la ciencia. Lo que tenemos en cambio es la suplantación de una cultura por la occidental, en
donde los términos “indio”, “indígena”, “prehispánico”, “mundo hispano” o “Latinoamérica” nos
excluyen, pues seguimos hablando de “lo español” o de “lo portugués”. La historiografía de la época es
justificatoria del saqueo y la expoliación, en donde lo que cuenta no son los personajes como Cristóbal
Colón, Pizarro o Hernán Cortés, sino en que el prototipo de la conquista que es Cortés, aprendiendo todo
lo que Colón pudo suministrarle, es quien lleva a cabo la civilización de la rapiña y conoce todos los
resortes para la destrucción de las culturas autóctonas. A pesar de las reiteradas peticiones de que los
conquistadores no se acerquen a Tenochtitlan, los españoles continúan su marcha, porque saben que ese
es el núcleo central a destruir. Y a pesar de llenarlos de oro, joyas y plumajes, los conquistadores se
muestran insaciables, confundiendo la cortesía con la cobardía. Los españoles no sólo destruyeron una
sociedad sino una cultura, con su enorme caudal de conocimientos en biología, botánica, historia,
medicina. Podemos notar muy fácilmente que en el México antiguo no existen fronteras entre sus
habitantes, en donde las comunidades conviven dentro de una amplia socialización, pues en cualquier
lugar es posible encontrar las construcciones monumentales, la práctica del temazcal, la astronomía con
su calendario, el juego de pelota, la matemática y la medicina, en donde Xochicalco es el centro de las
ciencias en general y la confluencia de todas las culturas. Es preciso recordar que recuperando lo
susceptible de ser recuperado, vamos a enriquecer nuestra concepción del mundo para construir nuestro
presente y labrar nuestro futuro.
La destrucción que llevaron a cabo los españoles nos ha impedido conocer tanto la forma en que
ocurrió la conquista, como la en que vivían nuestros ancestros, ya que sólo sabemos de esa época por las
crónicas elaboradas por los mismos españoles, las cuales en su mayor parte son falseadas y llenas de
exageraciones.
Para los conquistadores, la sociedad antigua estaba plagada de hombres salvajes que practicaban
sacrificios humanos, en que existía un supuesto imperio (de tan sólo 13 kilómetros cuadrados), nos
hablan de tributos, reyes, emperadores y príncipes, de su idolatría, así como de ser guerreros, sin tomar
en cuenta que tanto ellos, como los especialistas posteriores y aún los más recientes, muestran su
asombro ante una cultura cuyo esplendor resulta innegable.
“No podemos seguir creyendo en todo lo que se ha aceptado. Aquí ni hubo reyes, ni imperios, ni
sacrificios humanos y mucho menos dioses. Todos estos conceptos han sido impuestos de acuerdo a un
criterio occidental que nada tiene que ver con nuestra realidad histórica”1
En relación a las fuentes, Hernán Cortés, Bernal Díaz y Sahagún a la vez que cronistas, fueron
conquistadores, y algunos de los cronistas subsecuentes (Fray Diego Durán, Clavijero, Motolinia,
Torquemada) elaboraron sus relatos en fechas posteriores a la conquista, guiándose por los trabajos de
los tres primeros, en donde, aparte de que ya se había trastocado todo el orden Mexica, para hacerlo del
tipo español, la mayor parte de sus informantes eran autóctonos convertidos al catolicismo.
En cuanto a la fundación de México-Tenochtitlan, se ha creado un mito afirmándose que una
serpiente fue devorada por el águila, para lo cual debemos aplicar la crítica de las fuentes, y resulta que la
fuente de primera mano que ha sido utilizada es la Crónica Mexicayotl de Fernando Alvarado
Tezozómoc, que fue escrita en el idioma Nahuatl y traducida posteriormente al español. Ahí podemos
notar que en ningún momento se menciona que el águila esté devorando a una serpiente, “en donde
‘luan’ es la conjunción ‘y’; Kouatl, serpiente; ‘l’, posesivo de la tercera persona del singular; Zomoka, es
el sonido característico que emiten las serpientes cuando van a atacar o cuando sienten peligro y que ha
sido traducido como silbar; ‘Yan’, es una desinencia locutiva, pero no indica un lugar preciso”2, con estos
elementos podemos traducir la oración como: “el lugar donde silba la serpiente”3
¿Por qué los frailes agregaron la serpiente al glifo de la fundación? La respuesta nos la
da Víctor Linares Itzcuauhtli “En el pensamiento autóctono el águila simboliza al Sol, por lo
Tlahkayotl Kuitlauak “Desenmascarando los mitos de nuestra historia” p 107
Solis Guzmán, Artemio, “Ixachilanka”,Kalpulli Kuitlauak, 9 de octubre de 2003, pp 7-11
3
Ibídem pp 12-13
1
2
tanto los frailes, siguiendo su pensamiento cristiano, lo interpretaron de otra manera…Para el
pensamiento cristiano el sol representa a Jesús, y la serpiente a Satanás, es por ello que lo que
quisieron plasmar los religiosos del siglo XVI era la lucha entre el bien y el mal…Dentro de los
primeros frailes en grabar este error se encuentra el dominico fray Diego Durán”.
Uno de los más grandes mitos que crearon los conquistadorea acerca de los pobladores
originales, es el de que con algunas excepciones, casi todos esos pueblos, mayas, aztecas,
totonacas, “obsesionados por el misterio del devenir y de la muerte, practicaban sacrificios
humanos, de enigmática significación”. A esta irreflexiba conclusión se han sumado científicos
que hasta una explicación espiritual han pretenido darle.
No se profundiza en que si es lógico pensar que una cultura que ha sorprendido y sorprende cada
día por su avanzada civilización y sus enormes conocimientos, practricaba o no, un rito salvaje. Christian
Duverger, coincidiendo con otros autores, al estudiar la llamada “economía del sacrificio azteca”, ve en
éste un intento de sostener y dinamizar los ciclos vitales, pues según tal versión “la muerte libera un
excedente de energía vital”, y supuestamente en el sacrificio ritual, la artificialidad de la muerte
provocada es lo que hace posible orientar hacia los dioses esa energía, logrando así que se “transmute la
fuga de fuerzas en brote de potencia” (La flor letal 112s), para de este modo la sangre humana ofrecida a
los dioses, vitalizaría las fuentes de toda energía, y alimentaría las reservas de fuerza que el sol
simboliza, concentra e irradia, razonamiento tan tortuoso como ineficaz, ya que no se detiene a averiguar
si los sacrificios existen, sino que partiendo de las falsedades interesadas de los cronistas los da como
ciertos, para luego darse a la tarea de pretender darles una explicación místico-astronómica-energética.
En el mencionado Libro Segundo, Sahagún le dedica un espacio enorme a los llamados
sacrificios humanos de los mexicas. Los relatos resultan sobrecogedores, pero poseen un defecto de
origen, pues aunque como en toda su obra el fraile habla a nombre de terceros, con el objeto de no
responsabilizarse de lo dicho, al final del Libro, toma la palabra para exponernos sus propios
comentarios, dando a entender que está condenando algo que no le consta, que le contaron.
Eulalia Guzmán nos comenta que “De las creencias, así como de las prácticas se hizo burda
mezcolanza de mitos y de dioses…Lo cierto es que de la pluma de Cortés en su carta II, se sabe que
durante los ocho meses que vivió frente al recinto sagrado de los teocallis de Tenochtitlan jamás vió un
sacrificio humano. Ni tampoco los vió o supo que se hicieran en aquel tiempo, en ninguna parte, desde
que pisó tierra en Anáhuac, a mediados de abril de 1519, al 30 de octubre de 1520 en Tepeaca, en que
fechó su carta”4
4
Eulalia Guzmán p CXVII
En cuanto a la relación de la “Veintena de Tlacaxipehualiztli…o figura simbólica de Xippe” J.
Refugio González Hernández nos asegura que Bernardino de Sahagún, trata de describir detalladamente
el curso de los diversos cultos rituales que se celebraban en cada uno de los 18 meses, de 20 días cada
uno, lo que nos llevaría a la conclusión de que todos los meses de todo el año (a excepción del último)
los aztecas olvidaban sus virtudes y se dedicaban a la más cruel e inhumana de las actividades.
“El nombre Tlacaxipehualiztli de la veintena puede indicar la acción de comenzar, porque pehua es
empezar; xipehua es la orden: comienza; Tlaca es persona y Tlacaxipehualiztli incluye el comenzar la
acción ordenada, quiza en relación al comienzo a las actividades anuales…los datos de las
actividades efectuadas en esta veintena nos describen de hecho un cambio anual de las personas
encargadas de ciertas funciones de la actividad gubernamental y que por todo lo que se dice refieren
un tipo de función policial”5
Por lo tanto, es seguro que las personas dedicadas a ella fueran las más numerosas en
comparación con otras funciones más particulares “…sacrificadas o sacadas de las actividades
productivas comunes por un tiempo, al parecer por un año, ya que al incio de cada uno…en que unos son
‘desollados’, es decir descargados de la investidura de Xipe, en tanto que otros se ‘visten sus pellejos’, es
decir, asumen los atuendos propios de esa investidura”6
En su larga explicación, Refugio González atrae una carta que se encuentra en el Archivo
General de la Nación, en donde el cura del lugar en el año de 1543, solicita permiso a Fray Juan de
Zumarraga “para quemar unos 300 o 400 indios, para que por temor ingresaran a la iglesia los demás, ya
que con predicación y azotes no los convencía’ (Encicl. de México, t II Tamaulipas)”.
“Así que – nos comenta el autor a que nos venimos refiriendo - lo de distorsionar las informaciones
calumniando, aparenta ser solamente una mentirilla piadosa…dado el acelerado aniquilamiento de la
población nativa, denunciada entre otras por Bartolomé de las Casas y el propio Motolinía en su
mención…ese aniquilamiento se ‘justificaba’ en la identificación de los habitantes del continente
como seres sin alma…Motolinía se daba prisa en bautizarla o evangelizarla reconociendo con ello su
humanidad es, aunque también una forma de cuidar a la gallina de los huevos de oro para que siga
poniendo en beneficio del poder Real frente a los intereses de los particulares a los que no les importa
su agotamiento…y hasta llegar a ‘encontrar’ algo sublime, por nosotros inalcanzable e
incomprensible, en la motivación de la antropofagia y sacrificios humanos adjuduicaba a la población
prehispánica”7
Laurent de Séjourné parece darnos la razón cuando se plantea el llamado “enigma de los
contrastes inconciliables”, pues según cierta lógica, resulta que quienes se asoman al mundo del México
antiguo no pueden menos de quedarse admirados “de lo bueno, horrorizados de lo malo, y finalmente
perplejos, al no saber cómo conciliar lo uno y lo otro” y se pregunta “¿Cómo es posible que en medio de
tantas atrocidades se produjeran a veces, en los mismos que las realizaban, elevaciones espirituales tan
González Hernández, J. Refugio, La gran calumnia de los sacrificos humanos y la antropofagia en el México
antiguo, Tunaltik México, enero de 2005, Presentación de la tesis de ingreso como miembro de la academia de
Aztecología de la Sociedad Mexicna de Geografía y Estadística, 19 pp, p 12
6
Ibídem p 13
7
Ibídem p 17
5
considerables?8 Para caer en el lugar común de señalar “Es un misterio... Se desvanecería el enigma si
tales elevaciones fueran sólo aparentes, pero resulta muy difícil dudar de su veracidad”.
El maestro León Portilla establece que los relatos en nahuatl “nos dicen que la toltecáyotl
abarcaba los mejores logros del ser humano en sociedad: artes y urbanismo, escritura, calendario, centros
de educación, saber acerca de la divinidad, conocimiento de las edades del mundo, orígenes y destinos
del hombre.”9
Cortés estaba seguro que sus relatos encontrarìan oídos listos, ya que en los siglos XV y XVI
muchas mentiras estuvieron siendo esparcidas en España acerca de muertes rituales realizadas por los
Judíos, quienes estuvieron siendo expulsados de la península Ibérica junto con los Moros. “Las mentiras
de Cortés fueron tremendamente exitosas. Ellas han permanecido por casi 500 años sin oposición.”
“A lo largo de las narraciones escritas, muchos descubrimientos arqueológicos - esculturas,
frescos, murales y pictogramas – han sido declarados por los españoles, indios evangelizados y más
tarde por Antropólogos para ser relacionados con el sacrificio humano. Estas imágenes no son en
forma alguna prueba de que los humanos fueron sacrificados…Ellos podrían incluso ser imágenes de
ejecuciones ordinarias o muertes…en el budismo, cráneos y huesos de piernas son usados para hacer
instrumentos musicales utilizados en rituales religiosos, esto no está en forma alguna relacionado con
el sacrificio humano”10
Esta tendencia se nota de una manera muy clara en los libro de los misioneros, sólo basta tener
un espíritu crítico para percatarse de ello: “Aunque en el matar niños y sacrificar sus hijos, los del Pirú se
aventajaron a los de México, porque NO HE LEIDO NI ENTIENDO que usasen esto los mexicanos,
pero en el número de los hombres que sacrificaban y en EL MODO HORRIBLE con que lo hacían
excedieron estos a los del Pirú. Y AUN CUANTAS NACIONES HAY EN EL MUNDO” 11 Este párrafo
del padre Acosta denota la falta de objetividad en este autor que es usado como fuente histórica.
Phil Peter Hassler nos dice: “Cortar y abrir la parte del pecho es una tarea relativamente fácil,
pero atravesar la caja torácica es casi imposible…Castillo afirmó que los mexicanos sacrificaron unas
60,000 personas en cuatro días, lo que nos daría la espantosa cifra de una persona asesinada cada seis
segundos consecutivamente por 96 horas”12
El primer informe sobre los supuestos sacrificios humanos proviene de Diego de Velásquez,
quien realizó una expedición que bordeó las costas de Yucatán. En su itinerario él describe que en una
isla encontraron restos de seres humanos, de inmediato lo asociaron con un sacrificio humano, por lo que
le dieron el nombre de “Isla de sacrificios” a la que se encuentra frente al puerto de Veracruz.
L. Séjourné, Pensamiento 21.
León Portilla, Miguel, Toltecayotl, aspectos de la cultura nahuatl, FCE, México 1987, 466 pp, pp 18-19
10
Hassler, Phil Peter, ¿El sacrificio humano entre los Aztecas? Copyright World Press Review Dec. 1992, del
Semanario liberal “Die Zeit” de Hamburgo, p 26)
11
ibídem Chikueyi, p 31
12
We Hill Rise, p 151-2, citado por Itzitli Kurly Tlapoyaua, “¿Existió el sacrificio humano entre los Mexikah?” p
44
8
9
Sin embargo, es conveniente establecer que los hombres de Anáhuac no tenían dioses, y lo más
sorprendente es que no existe algún término en lengua Nahuatl para designar el concepto de dios. Ocurre
lo mismo que para el budismo, en donde buda no es un dios, sino es la suma de virtudes que debe
obtener un hombre, quien al coseguirlas alcanza el nombre de “Buda”. Entre los aztecas existían una
serie de elementos que estando presentes en la naturaleza, de la cual forma parte el hombre, eran
reconocidos en su simbolismo como parte de una filosofía que nada tiene que ver con el pensamiento
occidental.
“El llamado ‘dios de la lluvia’, Tlalok, por ejemplo, simbolizaba la fecundidad de la tierra
mediante la lluvia, el crecimiento y desarrollo del maíz, el alimento del ser humano, el desarrollo de los
bosques, las corrientes de los rios y nuevamente la formación de las nubes.”13
Todo hombre sabio era considerado un Quetzalcoatl y era respetado y venerado: era adornado
“con flores de la sabiduría”. A Xochicalco se le conocía como el “lugar donde está la casa de las flores”,
los egresados de Xochicalco eran sabios y sus conocimientos fueron aplicados para el beneficio de la
comunidad.
Domingo Martínez Paredez, filólogo mayista, en su libro Un continente Una cultura, nos dice
que Quetzalcoatl filológicamente significa “la blancura solar y las barbas a los rayos solares”. Sin
embargo, la falsificación española llegó al extremo de introducir que Quetzalcoatl era un dios y que
había anunciado la fatalidad de que habrían de llegar a Anáhuac los hombres blancos y barbados que
deberían dominarnos
Se asegura, para mayor abundamiento, por parte de quienes se han dedicado tanto al estudio de la
lengua nahuatl como a la comprensión de la cultura de la época, que por ejemplo “Tezkatlipoka
representa la memoria, Ketzalkoatl, la sabiduría o inteligencia, y Uitzilopochtli la voluntad”14, elementos
a los que se invocó en su momento para la construcción de la gran ciudad.
Así mismo que “Koatl: serpiente, representa la sabiduría, la inteligencia; Xochitl; Flor,
representa por igual al conocimiento, pero cuando éste ya ha florecido; Tzontekomitl: Cabeza, donde se
deposita el ego y la importancia personal; Mikiztli: Muerte, es el perpetuo cambio que existe en el
universo”15”.
Para los pobladores originales el principio generador de todo lo existente no tiene que ver nada
con la idea de un dios. De hecho la palabra dios no existe en ninguna lengua autóctona. Antes se pensó
que “Teotl” significaba dios, por lo que se ha venido incurriendo en errores: “La palabra ‘Teotl’ significa
energía o también ‘apreciado, tino, intenso, maravilloso, magnífico, imprevisto’ como alguna vez ya ha
Benjamín Laureano p 126
Xoxouhka, Tonalli “Los sacrificios humanos entre los Mexikas ¿mito o realidad?” Conferencia presentada el día
3 de mayo del 2003 por los Klpultin: Tonalli Xoxouhka y Kuitlauak en el museo comunitario Kuitlauak p 56
15
“Los sacrificios humanos ¿Mito o realidad?” Parte II, p 66
13
14
señalado el estudioso del lenguaje nahuatl Víctor Linares Aguirre quien asegura que ‘no existe la palabra
ni el concepto, en las lenguas y el pensamiento nativos’…Teotl es muy parecido al Theos griego y al
Deus latino. Su uso equivocado desde el siglo XVI se debe al desconocimiento de la antigua lengua
mexicana, y a la comodidad de los cronistas, comentaristas y posteriormente de los historiadores, que
creyeron encontrar en Teotl el origen divino de los dioses indígenas cuyos nombres que principiaban o
terminaban en esa partícula, eran así, elevados a la categoría de divinidades”16
Otro ejemplo de tergiversación acerca de esa cultura, es el misterio alrededor del retorno de
Quetzalcoatl. Lo primero de todo es que debería estar claro que Quetzalcoatl no se traduce como
‘serpiente emplumada’ “¿Han visto una serpiente con plumas?...Por supuesto que no, ellas no existen. La
palabra Ketzalkoatl significa ‘hermosa y venerable serpiente’…’Ketzalli’ la cual significa hermosa y
venerable, y ‘koatl’ significa serpiente…En las sociedades tradicionales de Anauak, la serpiente fue
considerada como un símbolo de inteligencia y sabiduría.”17
El término Quetzalcotl fue un título dado a los hombres y mujeres “quienes habían trascendido
su humanidad y alcanzado un íntimo entendimiento de la tierra”18
Por su parte el término Coatlicue “falda de serpientes”, es una expresión que representa “la
energía viviente la cual cubre la superficie terrestre…Esta es la expresión filosófica de TonantzinKoatlikue, la cual ha sido caracterizada malamente como la ‘diosa de la tierra’ por los europeos
ignorantes (sic).”19
En relación a la llamada “Peregrinación” que según los cronistas llevó a los aztecas a
establecerse en Tenochtitlan partiendo de un lugar llamado Aztlán (el lugar de las “siete cuevas”),
reproducimos una explicación que sonrojaría a cualquiera que siguiera sosteniendo tal mito sin mayor
averguación:
“En alguna vez (Artemio Solis Guzmán) nos comentó una sentencia que su guía Doña Celsa
Xolaloko mencionó: ‘Chikomoztok está en ti, y sólo aquel que busque con inteligencia y paciencia lo
encontrará’…La palabra Chikomostok significa…Chikome: siete; Oztotl, Cueva, Ko, Lugar, ‘El
lugar de las siete cuevas’. Estas siete cuevas representan puntos energéticos que, según la tradición
oral, todos los humanos poseemos. Algunos no los desarrollamos, otros sí…La primera cueva que
tenemos es el coxis, éste es nuestro contacto con la madre tierra cada vez que nos sentamos…El
segundo punto se encuentra en la tercera vértebra, su función es la de mantener el equilibrio…La
número tres es el ombligo, nuestro primer contacto con el mundo físico a través de nuestra
madre…La cuatro se encuentra ubicada en nuestro pecho, donde se efectúa la combustión…La
número cinco está en nuestro cuello donde se localiza la tiroides…La sexta cueva es la glándul
pituitaria, en la parte de nuestra frente…El séptimo punto está en la parte que normalmente se
nombra mollera y su nombre significa florecimiento”20
Nosotros nos elevaremos, reconstruyendo la nación Mexikah, 8 abril del 2003, p 150
Tlapoyaua, Kurly, “Anauak-cosmología Mexicka”, trad. Burac Martínez p p 157
18
Ibid Tlapoyaua 158
19
Loc. cit.
20
II Parte, pp 67-68
16
17
En relación a las llamadas “Guerras floridas”, el Etnohistoriador estadounidense Frederic Hicks
escribe:
“los datos concernientes a las guerras floridas son escasos, pero ciertamente no justifican la
generalización de que estas guerras tenían por objeto obtener cautivos para sacrificar…Para el
pensamiento de Anauak la guerra florida representó una lucha consigo mismo, para superar egos,
vanidades, importancia personal, etc. En esta ‘guerra’ lógicamente tendrás que hacer muchos
‘sacrificios humanos’ debido a que ayunarás, te desprenderás de todas las cosas banales que te ofrece
el mundo…(Uitzilopochtli es la voluntad logradora), por eso le darás tu corazón a Uitzilopochtli, esto
es, lo harás con mucho amor”21
Hassler nos aclara que al tratar este asunto
“falta la profunda crítica de las fuentes en todas estas publicaciones. La crítica de las fuentes es el
método básico de la ciencia histórica, fue establecida hace más de 150 años en Alemania...se
aceptaban casi sin crítica los testimonios de los conquistadores, de los misioneros españoles, y de los
indios cristianizados que discriminaban la religión indígena prehispánica como obra del diablo.
Aunque se deberían conocer bien muchas objeciones críticas de antropólogos famosos, como por
ejemplo Evans Pritchard...Aún Bernardino de Sahagún no es una excepción, porque él también estaba
cautivo de sus prejuicios y de la arrogancia e intolerancia de la iglesia frente a otras religiones”.
“Tampoco el Disco de Oro del cenote de Chichén-Itza y otras imágenes del matar a hombres
en relieves o pinturas murales o en los códices y otros deberán tratarse por fuerza del sacrificio
humano...De esta manera a veces se interpreta el relieve del Juego de Pelota del Sur en El Tajín
(tablero I, noreste). Adicionalmente los sabios no pudieron llegar a un acuerdo sobre la interpretación
del grabado. Para unos se trata de una extracción del corazón y para otros de una degollación...la
postura de la supuesta víctima no permite ni la extracción del corazón ni la decapitación” 22
“Los etnohistoriadores americanos Frederic Hicks y Barry L. Isaac han probado con sus
críticas de las fuentes que no hay ningún apoyo para estas hipótesis. En las fuentes sobre las ‘guerras
floridas’. Frederic Hicks escribe: ‘Según Bernardino de Sahagún y Diego Durán los cautivos fueron
sacrificados representando los dioses de los mexicas. Parece que no han notado esta situación curiosa
(por no decir absurda) En dichos sacrificios no se da una ofrenda humana a un dios o a un ser
sobrenatural, sino que la víctima es el dios mismo representándole. Dándose cuenta que la víctima
era un cautivo, respectivamente un enemigo, es como si un criminal hubiera representado a Jesucristo
en un misterio cristiano para ser crucificado y matado en maldad.”23
El Maestro López Austin por su parte nos expresa: “Decimos, por un lado, que se creía dar con la
sangre el sustento a los dioses para sostener la vida así de todo el universo, y por otra afirmamos que los
hombres inmolados en la piedra del sacrificio no fueron considerados ya humanos, sino divinos. Las dos
afirmaciones son contradictorias o se mataban hombres para alimentar a los dioses o se mataban
dioses.”24
21
Tonalli p 53
Phil Peter p 6
23
Phil Peter p 10
24
López Austin, Alfredo, “Sentido Mágico o Religioso de los sacrificios en el México Antiguo”, en Miguel León
Portilla, De Teotihuacan a los Aztecas, fuentes e interpretaciones históricas, 2ª edición, México, UNAM, 1995,
587-590, pp, p 587
22
El Dr. Peter Hassler nos comenta: “Por eso les pregunto a ustedes, estimados mexicanos, si
después de 500 años de la adoctrinación española ¿no será ya tiempo de liberarse de los cuentos para
niños sobre los sacrificios humanos y el canibalismo que difundían los españoles?”25
Como señalábamos, los textos de Cortés, Bernal Díaz del Castillo y fray Bernardino de Sahagún,
son considerados las fuentes primigenias no sólo del relato de la conquista, sino del estado que guardaba
la situación económica, política y social de los territorios conquistados, de ahí en adelante muchos otros
autores basan sus crónicas en ellos y en menor medida, partiendo de su experiencia particular del México
ya conquistado y a través de informantes Fray Diego Durán, Clavijero, Torquemada, Fernando Alvarado
Tezozómoc, entre otros.
Sin embargo, es de hacer notar que Bernal Díaz confiesa que su trabajo lo realizó a la edad de 84
años, independientemente de que fue publicado 30 años después de su muerte, y que el de fray
Bernardino de Sahagún salió publicado en nahuatl en 1555 (34 años después de la conquista llevada a
cabo en 1521) pero en nuestro país sólo se conoció, ya en español, hasta después de 1810, ignorándose si
este trabajo es copia de la versión en Nahuatl o si se trata de un resumen, por lo que existe un elevado
margen de certidumbre para considerar que son las Cartas de Relación de Hernán Cortés el único
documento que debe tomarse como fuente primaria, aparte desde luego, de las inscripciones que dejaron
los antiguos pobladores en sus construcciones tanto como en algunos contados códices elaborados antes
de la conquista, pues es justo decir que la mayoría de estos últimos fueron realizados ya sea por órdenes
reales o por autóctonos conversos, con lo cual pierden su calidad de fuente objetiva. Es justo decir que
por el contrario, la mayoría de los investigadores desdeña las crónicas de Cortés y Bernal Díaz,
apoyándose principalmente en Sahagún, de manera inexplicable.
La obra de Cortés tiene el único fin de granjearse la aquiescencia del rey de España para su obra
de conquista, con el consecuente apoyo en pertrechos de guerra y en hombres, pues Cortés lleva a cabo
su obra no sólo sin el consentimiento del rey, sino ante su desconocimiento absoluto, lo que desde luego
no quiere decir que el monarca no aprobara en todos sus términos la labor de devastación que se estaba
llevando a cabo una vez que fue enterado, lo relevante es que quedan en evidencia las falacias empleadas
precisamente por uno de los más grandes genocidas confesos que ha tenido la humanidad.
Si nos fijamos bien, la tarea para el esclarecimiento de la verdad histórica de estos sucesos
resultaría muy sencilla si adoptamos un método más certero para estudiar el período, así como el dicho
de sus cronistas26.
Hassler, Meter, “Sacrificios humanos entre los Mexicas y otros pueblos indios: ¿realidad o fantasía? En Ce-Acatl,
México, Nº 53-54, noviembre-diciembre de 1993, pp 3-9 segunda parte p 8, Tlahkayotl p 108
26
“y pues que venían a buscar la vida y estaban en tierra donde podrían servir a Dios y a Su Majestad y
enriquecer...”, Bernal p 276
25
Tenemos que en el testimonio de Bernal Díaz del Castillo, cuya historia abarca todos los pasajes
que se exponen en las Cartas de Relación, los narra en el mismo orden, lo que se puede deber, en primer
lugar, a que probablemente tomó por guía de su relato la Historia de Gómara, la que a su vez se apega a
las cartas, las cuales Bernal Díaz comenta o rectifica en los puntos que él cree necesario o conveniente.
Con multitud de detalles, Bernal Díaz, hace que sus relatos den la impresión de ser verídicos,
como en los casos de las supuestas batallas de Tlaxcala (que es muy difícil que hayan ocurrido), de la
matanza de Cholula, de la prisión de Motecuhzoma, Cacamatzin y demás acompañantes; de la muerte de
Motecuhzoma, o de la prisión de Cuauhtémoc, de suerte que al revisarlos quedan al desnudo grandes
tramos de su Historia Verdadera...
Bernal Díaz trata como un tosco conquistador la matanza de Cholula, sin detenerse en
consideraciones de tipo humanista, tal y como corresponde a su categoría, así como la posterior matanza
del templo mayor en México, aparentemente ejecutada por Alvarado; pasa en silencio lo que para él no
tiene ningún significado práctico, por ejemplo la matanza de los llamados “príncipes”, inclusive la de
Motecuhzoma y los otros señores prisioneros en la casa de Axayácatl, así como la felonía que Cortés
comete con los de Tecamachalco, Quechóllac y Acatzinco, primero al ofrecerles la paz y luego
matándolos cuando los tiene en su poder; o la muerte que dio a 300 señores huaxtecos quemándolos
vivos delante de sus hijos.
Con la misma mentalidad y el mismo nivel moral que el resto de los conquistadores que
despreciaban por igual a los hombres de América y se atribuyen derechos ilimitados sobre ellos, Bernal
confiesa crímenes individuales o colectivos sin darles la menor importancia, de acuerdo enteramente con
el punto de vista cristiano, es el caso cuando se refiere al hecho de herrar a la gente en la mejilla con una
letra “G” (“de guerra”, según su testimonio) y de su venta en remate, a la vez que “acumula acusaciones
contra los pueblos que están conquistando, atribuyéndoles canibalismo, sodomía y barbarie”27
Es necesario, para los fines del trabajo, destacar que un documento que complementa
magistralmente las obras propuestas (entre muchas otras) es el juicio de residencia abierto contra Cortés
en enero de 1529, impreso en México hasta 1852-53, en que aparece un conjunto de 135 declaraciones
testimoniales, la mayor parte de conquistadores compañeros de Cortés, quienes en el orden que establece
el interrogatorio, van expresando lo que vieron o supieron de la boca de sus compañeros, y en los que
multitud de crímenes y engaños, grandes y pequeños, quedan al descubierto.
Es a través de las intervenciones de cada uno de los declarantes, como se va conformando la
situación bajo el poder despótico y omnímodo que Cortés tuvo en sus manos como Capitán General y
Justicia Mayor, cargos con los que, no de acuerdo a principios morales inexistentes o a valores humanos
27
Eulalia Guzmán p XXV
desestimados, se invistió desde la fundación de la Rica Villa de la Veracruz, en el que se adjudicaba el
derecho a ser el primero en el provecho y el único en el mando, aún sobre el monarca español.
En general los conquistadores estaban tan naturalizados con la crueldad y el abuso cometidos
contra los nativos americanos, que ni se les ocurría pensar que lo que hacían fuera indebido, aunque se
tratara de herrar, esclavizar, atormentar, robar y engañar, ahorcar, o quemar vivos, así se tratara de
pequeños o grandes señores, hechos en nada contrarios al cristianismo que decían profesar. La
exculpación posterior de Cortés por parte del rey español, confirma la tesis de que la corona se regía
indubitablemente por el derecho de conquista, que es el que decide el curso de los acontecimientos, fuera
de cualquier otra estimación que se haga.
En relación a la obra de Sahagún, a pesar de la forma tan elemental y pedestre que da a la
narración, a lo que se suma la existencia de lagunas entre un hecho y otro, su autor nos pone en
conocimiento de algunos asuntos que los otros dos cronistas no mencionan, con relación a hechos
decisivos que dejan entrever los horrores de que los mexicanos fueron víctimas; mezcla en su narración,
enteramente subjetiva, expresiones mitológicas que dan lugar a una mayor confusión con respecto al
drama que vivieron los supuestos narradores, y aunque presenta una imagen más precisa de los sucesos,
no deja de estar presente el carácter de la conquista por ejemplo al mostrarnos a un Moctezuma temeroso
y hasta cobarde.
La redacción, sucinta pero repetitiva de los hechos en un mismo párrafo, permite descubrir el
carácter conquistador de la versión, en donde resulta empalagosa la ingenuidad que le atribuye a sus
presuntos narradores, seguramente todos ellos autóctonos conversos y hasta aleccionados. Es digno de
consignar que a través de su relato, Sahagún en dos o tres ocasiones habla en primera persona, lo que da
lugar a la sospecha de que sus informantes no existen, o que exclusivamente son empleados para darle
otra intención a su obra.
Si alguien duda de la categoría de conquistador de Sahagún, bastaría, por el momento, destacar la
forma en que narra determinados hechos, por ejemplo en vez de decir que los españoles se llevaban
robado aquel tesoro, dice en cambio que los mexicanos se los robaron, en donde o ojos visto, debía decir
que estos lo recuperaron.
Debe aclararse acerca de los historiadores frailes y clérigos españoles, que apelando a su
conciencia moral, en que aparentan en ciertos momentos condenar algunos de los hechos de la conquista,
su misma condición de conquistadores les impide oponerse resueltemente al ultraje español, pues resulta
lógico suponer que de haber estado en contra de la conquista, ya sea o que se hubieran retirado
silenciosamente de estas tierras o de plano se hubieran comprometido para contribuir con los pobladores
originales a deshacerse del fardo de la dominación extranjera, y resulta que no ocurrió ni una cosa ni
otra, sino al contrario, muchos de ellos se sumaron al coro de voces que exaltaban el presunto
primitivismo local, y se consuelan con decir que por su obra se implantó “la fe de Jesucristo”, que si se
miran bien las cosas era éste un objetivo muy secundario de la conquista, por lo tanto el “humanismo” de
Bartolomé de las Casas, junto con el de otros, no iba más allá de hacer soportable la dominación, y yendo
un poco más lejos, e independientemente de su voluntad, podría decirse que estando de acuerdo con la
conquista, lo que buscaban eran formas que la hicieran perdurable28
Son las Cartas de Relación de Cortés un portento de sociología, política y economía aplicada, al
describir, hasta con minucia, los móviles de la conquista, pero además nos da una lección acerca de cómo
surge el poder público en las sociedades bárbaras como la que él representaba, al crear por propia
inspiración la Rica Villa de la Veracruz, nombrando alcaldes y regidores, y los escogidos por él a su vez,
lo nombran Capitán General y Justicia Mayor, bajo el obvio argumento de que los títulos expedidos por
Diego Velásquez eran insuficientes para llevar a cabo su obra.
Existen muchos estudios que niegan la veracidad de algunos hechos narrados por Cortés, como
son por ejemplo la batalla contra los tlaxcaltecas (que en Bernal Díaz suman hasta tres); las constantes
sumisiones de autóctonos a su paso, la aprehensión de Moctezuma y de los llamados “principales”; su
ausencia de la matanza del templo mayor, la aprehensión de Cuauhtémoc y su posterior asesinato.
Pero en donde Cortés nos muestra nuevamente su categoría de conquistador celebérrimo, es
cuando nos revela que a la simple sospecha o al rumor, está dispuesto para atacar e incendiar pueblos
enteros o matar hombres despiadadamente, ya sea en Cholula o en Tenochtitlan.
En donde Cortés no deja lugar a dudas en su crónica (que no historia) lo mismo que Bernal Díaz,
es en lo relativo a sus ansias por encontrar y apropiarse del oro. Oro es lo que buscaba por todas partes,
oro es lo que exigía a cada pueblo sometido. Con oro resolvía sus diferendos tanto con los otros
conquistadores como con los considerados aliados autóctonos. Con oro compró la permanencia de sus
tropas en territorio Mexica. Con oro debilitó a los enviados por Narváez, fue con el oro con lo que
terminó por convencer al rey español en su labor de conquista, fue oro lo que inmediatamente reclamó a
Cuauhtémoc cuando por fin cayó Tenochtitlan.
En su narración, Cortés expone nítidamente cuales eran las diferencias entre él y Diego
Velásquez, pues mientras éste buscaba enriquecerse a través de un intercambio, por supuesto que
desigual, de baratijas por el oro de estas tierras. Cortés, más visionario, resolvió establecer un gobierno
propio que le permitiera el saqueo permanente del metal amarillo.
Aunque se asegura que el fraile Bartolomé de las Casas se enfrenta en 1550-1551 a la Junta de Valladolid, en los
débiles círculos erasmistas, que para no ser reprimidos por la Inquisición expresan su pensamiento con extrema
cautela. Su combate se fundamenta, principalmente, en la puesta en práctica del “cristianismo primitivo”. Al final
de su vida llega a plantear que se devuelvan a los indios "los bienes robados y que los españoles abandonaran las
colonias". Había que aclarar que De las Casas (anterior encomendero) en realidad proponía la renuncia al Imperio
colonial pero sustituido por una especie de federación de reinos presidida honoríficamente por el rey de España, en
donde sólo los misioneros tendrían derecho a entrar en contacto con los naturales, lo cual desde luego no
representaba ninguna solución para los nativos.
28
Por lo tanto, es explicable que Cortés resuelva que su causa tenía algo de “progresista”, al acusar
a los naturales de prácticas contrarias a la fe y a la “civilización”, acusándolos de idólatras, fanáticos y
hasta degenerados sexuales, según su dicho, al declarar sodomitas a los naturales, sin tomar en cuenta
que tanto él como sus hombres, de acuerdo a sus Cartas, pueden libremente disfrutar de las hijas de los
señores “que le son obsequiadas”.
Todo conquistador trata de justificarse para esconder o aminorar la explotación y desmanes que
ejercen sobre los pueblos conquistados. Y para esto, la justificación más socorrida es que se trata de
gentes inferiores, cuyas costumbres y pensamiento son sometidos a una crítica implacable a la par que
inconsistente, desde un punto de vista ético y científico.
Esto existe desde muy antiguo. Aristóteles en su Política, habla de pueblos bárbaros, de pueblos
“ésclavos por naturaleza”, cuyo destino no es otro que el de ser conquistados y esclavizados para que
trabajen y sirvan a los griegos, “derecho justo” dada su “superioridad racial”. Esta tesis se difunde
enormemente y sirve para la expansión de Roma, por lo cual no deben extrañarnos en absoluto los
parangones que con los romanos realiza constantemente Bernal Díaz.
Ahora que si bien en los gobiernos conquistadores se observa una tendencia justificatoria de sus
actos, en la realidad tal intento, de existir, saldría sobrando y hasta sería un obstáculo para los fines que
se persiguen, al grado de que entonces la suerte que corra dicha conquista dependería de cualquier
“humanista” que lo denunciara, y hemos sido testigos cómo a través de la historia, las conquistas han
pasado por encima de los argumentos más sólidos, aun de los pensadores más racionales, por lo que
podemos afirmar que ni las obras de Cortés, Bernal Díaz o Sahagún son justificatorias, sino que son el
relato despiadado de su propia obra de destrucción.
El derecho de conquista proviene del derecho romano, y consiste en el derecho que se asignan
los gobiernos conquistadores para expandirse, para saquear, para avasallar, asesinar y destruir, y para
trastocar su historia. El derecho de conquista no tiene más límite que la voluntad del conquistador.
Si las conquistas romanas fueron un ejemplo de ello, valía la pena también recordar el Imperio de
Carlo Magno, en quien sus miras expansionistas no se limitaron a la península Itálica o al territorio de los
sajones, lo que le permitió en el año de 778 iniciar una expedición contra el norte de la península Ibérica,
dominada por los musulmanes, animado por los cristianos, pues Carlo Magno llegó a la plaza fuerte de
Zaragoza tras tomar Pamplona.
La conquista llega a América con la espada de los conquistadores y trás de ella, la conquista
pacífica con la cruz de los misioneros. Y aquí la posición cristiana a que venimos aludiendo, se refuerza
con la acusación de que los americanos carecen de alma y no pertenecen a la especie humana. El papa,
para no amenguar la labor de conquista y evangelización de sus clérigos, tiene que decir que sí tienen
alma y que, por tanto, son hombres, gracias a la bula de Pablo III, “Sublimis Deus”, de 1537.
Francisco de Vitoria, uno de los más conspicuos curas que sostienen que es justa causa de guerra
la oposición de los bárbaros a la propagación del Evangelio, dijo sobre los naturales que “esos bárbaros
distan muy poco de los retrasados mentales”, y que le parecía que no eran idóneos para constituir y
administrar una república dentro de los límites humanos y políticos.
Fray Ginés de Sepúlveda, en un Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios, nos
da un bello ejemplo de lo que son las razones de los conquistadores en América, y no se cansa de buscar
motivos para justificar el sometimiento de los autóctonos americanos, para lo cual acumula sobre ellos,
junto con la consabida falta de razón, una serie de vicios y defectos. Y para su condena se basa, no sólo
en Aristóteles, sino en San Agustín, en Santo Tomás de Aquino y en algunos pasajes bíblicos: “La justa
guerra - afirma - es causa de la justa esclavitud, la cual contraída por el derecho de gentes, lleva consigo
la pérdida de la libertad y de los bienes.”
A fray Ginés de Sepúlveda los conquistadores del Cabildo de México le regalaron doscientos
pesos de oro en minas y siendo un gran negociante llega a amasar una inmensa fortuna que le permitió
fundar un mayorazgo, pero aún ahora no nos atrevemos a llamar a las cosas por su nombre y en lugar de
conquista o colonización, hablamos con eufemismos como “Descubrimiento” o “Encuentro de dos
mundos”.
Los españoles no trajeron ningún progreso a América, pues la actividad económica de la colonia
se dirigió, casi exclusivamente, al fomento de la agricultura y a la minería de exportación, y los colonos
españoles no hicieron sino ocupar los puestos dirigentes, y los autóctonos fueron obligados a suministrar
la mano de obra necesaria, mediante formas de trabajo forzado o como meros asalariados.
El aniquilamiento forma parte esencial del derecho de conquista, pues a través de trabajos
demográficos serios se demuestra que de entre unos 50 o 60 millones de habitantes, como mínimo, que
poblaban esta región del mundo en 1492, para 1820 eran apenas un poco más de 8 millones. El México
central vio disminuida su población de entre 20 a 25 millones a tan sólo un millón y medio en el siglo
XVIII.
Isabel la Católica dio manos libres a los aventureros que quiseran conquistar a su costa en dicho
continente, con tal de que el territorio conquistado pasara a pertenecer a España y se le diera el quinto del
despojo. “Por eso vinieron a América gentes de toda clase cuya conducta para saciar su sed de oro no
tuvo freno ni sanción alguna.”29
En 1514, justo un año después de promulgarse las Leyes de Burgos, los conquistadores
emprenden sus campañas militares contra los americanos apoyándose en el Requerimiento, que no era
sino un formulismo legal por el cual se instaba a los mal llamados indios, a someterse al rey de España y
al cristianismo; si, como era lógico que sucediese, éstos se negaban, se les aplicaba el “ius belli”, derecho
29
Eulalia Guzmán p CXIX
de conquista, por el cual los españoles estaban legitimados para hacerles la guerra, someterlos a
servidumbre y despojarles de todos sus bienes. Es preciso señalar que hasta 1526 ni siquiera se les
traducía el texto castellano a las lenguas autóctonas.
Para Maquiavelo como para Cortés, el hombre es esencialmente malo, voluble y, en
consecuencia, indigno de confianza. La política no puede olvidar nunca este hecho. En las palabras del
“Príncipe”, un Estado no se puede gobernar con “padrenuestros”; la vida terrenal se halla gobernada por
la fortuna, cruel, injusta e irracional muchas veces; ante ella no cabe confiar en ningún tipo de
providencia divina, sino enfrentarse a ella con nuestras mejores armas y los ardides más eficaces, oponer
a la fortuna, en suma, la virtud humana; ante esas dos realidades - la maldad humana y la fortuna cruel no cabe otra opción que un análisis rigurosamente realista de cada situación. Mientras el príncipe actué
con realismo y renunciando a cualquier utopía, sería dueño de su destino y capaz de sobreponerse al
contexto hostil.
Maquiavelo, que fue tachado de satánico y sus obras prohibidas en casi todos lados, en 1557 fue
quemado por la Inquisición en efigie y sus obras proscritas. Su obra no hacía sino reconocer lo que era
práctica común en la Europa del siglo XVI y desde la época del Imperio Romano pasando por el de Carlo
Magno y de las mismas cruzadas. Cortés nunca ha sido condenado y aún ahora muchos le rinden culto.
Bajo el orden del nuevo mundo, que empezó con el viaje de Colón al “nuevo” mundo en 1492,
las grandes potencias pueden gozar de soberanía mientras que para otros simplemente no existe. Por eso,
es irónico que el Occidente predique sin cesar acerca de los derechos humanos. Si excluimos las diversas
retóricas y la piadosa máscara de moralidad de 500 años, podemos ver que, históricamente, la pérdida de
la soberanía estatal significó la esclavitud y la muerte, tanto individual como nacional. Sin la soberanía,
los derechos humanos no son sólo ultrajados, sino inexistentes.
Colón no cruzó el océano en 1492 movido por un espíritu de descubrimiento, su única
motivación fue sacar provecho. Ambicioso y presuntuoso, insistió en que se le otorgara, como un
prerrequisito para cada viaje, un décimo de todos los tesoros que encontrara, un nombramiento como
gobernador y virrey del lugar descubierto y un rango en la nobleza española con el título de almirante del
Mar Océano. Colón escribió en su diario acerca de la facilidad con que podían esclavizar a los hombres
de este continente: “Estas personas ignoran el uso de las armas... bastarían 50 hombres para someterlas y
lograr todo lo que se desea”, prédica que fue bien aprendida por Hernán Cortés, como lo veremos más
adelante. Entre 1494 Y 1496, Colón se apresuró en llevar la civilización occidental al nuevo mundo:
convirtió a los nativos de las islas de Sotavento en esclavos y concubinas.
Para darnos cuenta de la mentalidad de los conquistadores, Sahagún inicia su obra atribuyéndole
a mensajes bíblicos la causa de la conquista, y tal como hemos venido sosteniendo, no es extraño que se
muestre extremadamente complaciente en su juicio hacia los españoles30
Por su parte Bernal Díaz inicia su relato con dos afirmaciones suculentas, la primera aceptando
lo que Cortés no reconoce abiertamente, pero que se desprende de sus cartas, o sea, que la conquista la
iniciaron sin el conocimiento (ni aprobación) de Carlos V y la segunda, que para ganarse el aprecio y
reconocimiento de la iglesia, lo que hacen es a nombre de su religión.31
Las afirmaciones que hace Bernal Díaz, están llena de contenido, pues a partir de ella,
probablemente nadie podría negar que sea la codicia personal la que mueve a la conquista, en donde los
idílicos sueños de un caballero del medioevo quedan expuestos en su cruda franqueza; Lo demás es
risible, pues no se puede llamar “descubrir” al hecho de arribar a un continente que ya estaba poblado,
además, con formas reconocidas de civilidad, y por lo tanto ya descubierto por estas mismas gentes
muchos años antes de su llegada; y lo mismo ocurre al decir “pacificar”, cuando él mismo a través de su
obra reconoce que lugar al que llegaban, eran atendidos opíparamente y aposentados apaciblemente.
Mejor dicho, si nos atenemos a la crónica, quienes vinieron a convulsionar estas tierras fueron los
españoles.
“Cortés fue fundamentalmente lujurioso, codicioso de riquezas y ansioso de poder. Y en torno de
estas tres debilidades giraron todas sus acciones en el campo de las relaciones humanas”32
“Forzó también a Tecuichpo, esposa de Cuauhtémoc, sacándola del convento franciscano donde se
protegía. En cuanto a la segunda, o sea la codicia, dio muestras de ella desde que llegó a España a la
Isla Española. Como todos sus compatriotas vino a América a hacerse rico sin trabajar…Cortés tuvo
en poco aquello diciendo que quería ir a recoger oro… (Gómara)…Al partir a Cuba en son de rebelde
arengó a su gente – dice Gómara – animándole a la empresa…’…ca el corazón me da que tenemos de
ganar grandes y ricas tierras, muchas gentes nunca vistas y mayores reynos que los de nuestros
reyes…Yo os haré en muy breve espacio de tiempo los más ricos hombres de cuantos jamás acá
pensaron…”33
Cortés no ocultó nunca sus verdaderas aspiraciones, por lo que sería absurdo intentar encontrar en
sus actos alguna razón mística o siquiera idealista, según el mismo Gómara, al hacer Cortés las paces
“con los señores de Tabasco y pedirles inútilmente oro, ‘vió Cortés que no era tierra aquella para
españoles, ni le cumplía asentar allí, no habiendo oro ni plata ni otra riqueza’…‘ca padecemos mal de
corazón que sólo sana con ello’ (Gómara)…De aquí en adelante, sea que a los pueblos entre de paz o
de guerra, pedirá o exigirá oro, y si no se lo dan, saquerá, torturará y quemará para obtenerlo…Para
alcanzar los objetivos señalados: mujeres, oro y poder, contó con una tenacidad a toda prueba, falta
Sahagún, Fray Bernardino de, Historia de las Indias de la Nueva España e Islas de tierra firme, 2 vols., Editorial
Nacional, S. A.., vol. II, México 1951, p 225 en León Portilla, Miguel, De Teotihuacan a los Aztecas, fuentes e
interpretaciones históricas, lecturas Universitarias, UNAM, México 1983, 611 pp.
31
Díaz del Castillo, Bernal, Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España , Fernández Editores, México
1961, 730 pp, p IV, pp 11-12
32
Eulalia Guzmán Op. cit. p C
33
Ibídem p CI
30
absoluta de escrúpulos, habilidad extraordinaria para engañar y atrapar; capacidad admirable para
conocer las debilidades humanas y los puntos vulnerables de las personas con quien trataba; sangre
fría para esperar y decisión y acción rápida para aprovechar la oportunidad, espíritu vengativo y un
insitinto de crueldad rayano en el sadismo. Desonocía el agradecimiento y chicamente violaba su
palabra. No era religioso sino supersticioso. Por lo mismo, sometía todos sus actos al cálculo de sus
intereses; de ese modo, usaba de la crueldad así como de los aparentes actos de generosidad según le
convenía; en el primer caso para aterrorizar o para vengarse con ventaja o simplemente por la
conveniencia que el hecho significaba. Por lo general en estos actos de crueldad se unían más de un
objetivo; por ejemplo, en la matanza de Cholula, amedrentar y robar; en el Templo Mayor de
Tenochtitlan, acabar con los jefes, robar, amedrentar; en el hecho de guardar presos a los señores y a
sus hijos, tener rehenes que paralizaran a los pueblos; en el saqueo e incendio de los pueblos, etc.
Amedrentar, saquear y raptar mujeres. En el segundo caso (su aparente generosidad) la usaba para
confiar a la víctima o para asegurarse su ayuda, fingiéndose amigo, y una vez logrado el objeto,
destruirlo; por ejemplo, toda su conducta con Francisco de Garay y con su gente”. 34
Desde el primer contacto que tiene Cortés con los habitantes de este suelo, en San Juan de la
Porta, Isla de Cozumel, Santa Cruz, les suelta una admonición agresiva, no sin antes advirtirles
engañosamente que “no iban a hacerles daño alguno, sino para amonestar y atraer para que viniesen en
conocimiento de nuestra santa fe católica y para que fuesen vasallos de sus majestades y les sirviesen y
obedeciesen como lo hacen todos los indios y gente que están pobladas de españoles, vasallos de
vuestras reales altezas”35
Deciamos que en relación a las batallas en que dice participar Cortés, éste exagera las cifras
(40,000 contra tan solo 400 españoles) ya sea para engrandecer sus méritos o porque en realidad se trató
de un genocidio, no es entendible de otra forma lo ocurrido.
El verdadero carácter de la conquista queda reflejado en la siguiente idea “Trabajaremos de ver
aquella y otras cosas de que tenemos noticia para que de ellas hacer ver a vuestras reales altezas
verdadera relación de las riquezas de oro y plata y piedras...A nuestro parecer se debe creer que hay en
esta tierra tanto cuanto en aquella donde se dice haber llevado Salomón el oro para el templo”36
Lo que sostenemos es que las crónicas tanto de Sahagún, como de Bernal Díaz y Cortés, nos
muestran un digno cuadro de las insidias, infamias, calumnias y felonías que cometieron los españoles en
su venida a esta tierra, al grado de trastocar las costumbres y las reglas que prevalecían en el México
antiguo, pues cuando afirmamos que fueron ellos quienes trajeron la esclavitud, es porque Cortés
confiesa haber sometido a pueblos enteros empleando los más bajos procedimientos para, corrompiendo
a unos con el poder, atrae con engaños a quien no se quiere someter para hacerlo su prisionero, tal es el
caso de Cacamatzin37
Eulalia Guzmán op. cit. p CIII
Cortés pp 11
36
Cortés p 20-21
37
Cortés p 17
34
35
No es casual el constante parangón que Bernal Díaz hace con las acciones romanas, como el que
atribuye a Cortés al ordenar quemar las naves: “Ya no teníamos navíos para ir a Cuba, salvo nuestro
pelear y corazones fuertes; y sobre ello dijo otras muchos comparaciones y hechos heroicos de los
romanos. Y todos a una le respondimos que haríamos lo que ordenase, que echada estaba la suerte de la
buena ventura, como dijo Julio César sobre el Rubicón...pues eran todos nuestros servicios para servir a
Dios y a Su Majestad”38
Es de destacar que, contrario a lo que argumentan los frailes españoles respecto a que aquí no
había orden ni idea, ni industria, ni leyes, sino el atraso más vil, sirvámonos de las versiones de los
conquistadores, que tal vez sin desearlo, no dejan de admirar las muestras de la avanzada civilización que
encuentran, sobre todo cuando admiran la ciudad de Tenochtitlan.39
La crónica de Sahagún, aunque menos despiadada que la de Bernal y Cortés, aparte de introducir
la fábula de la llegada de Quetzalcoatl representado en los conquistadores (a quienes Bernal les nombra
“Teules”), abunda en ejemplos del pretendido atraso material y cultural de los autóctonos, visión que
desde luego entra en contradicción con por lo menos las obras arquitectónicas a que termina haciendo
referencia.40
Como lo mencionamos, mientras que Cortés reseña que en “Tascalteca...y me habían dicho que los
naturales de estas provincias eran sus amigos de ellos y muy capitanes enemigos de Motezuma, y que se
querían confederar con ellos porque eran muchos y muy fuerte gente...Los naturales de este Valle me
rogaron que no pasase por la tierra de estos sus enemigos, pues que iba a ver a Motezuma...y que en ella
sería siempre bien recibido”
41
, mientras que Bernal nos refiere hasta tres batallas de tan solo 400
españoles contra 50 mil tlaxcaltecas, en donde los españoles solamente tuvieron 17 bajas, un muerto y
dieciséis heridos42, lo que pone en evidencia que no existió ninguna batalla y si en cambio una verdadera
matanza, pues las cifras que nos proporciona Bernal Díaz son igualmente desproporcionadas
Existe una situación muy curiosa que requerimos comentar, y que se refiere a las batallas en que
Cortés enfrentó a los naturales, logrando, como es fácil suponer, brillantes victorias plenas de heroísmo,
según el parte de novedades en que se convierte su crónica, misma que va acompañada de su
consecuente cauda de exgeraciones, en donde, de ser ciertas las cifras que se manjean, sería prueba
suficiente de que quienes habitaban estos territorios no eran en absoluto guerreros o por lo menos no eran
tan sagaces, intrépidos e inteligentes como se afirmaban los españoles.
38
Bernal p 110
Cortés p 31
40
Sahagún pp760-761
41
Cortés p 36
42
Bernal p 124-126
39
Por otro lado, no es muy clara la crónica cuando se trata de ejércitos que se le rinden sin combatir
o ejércitos sometidos por la fuerza de las armas, aunque con sobradas razones hay quien se inclina a
pensar que esas supuestas batallas no eran sino verdaderos genocidios sobre pueblos inermes.
Por ejemplo, Cortés relata “Otro día torné a salir antes que fuese de día, sin ser sentido de ellos,
con los de caballo y cien peones y los indios mis amigos, y les quemé más de diez pueblos, en que hubo
pueblos de ellos de más de tres mil casas, y allí pelearon conmigo los del pueblo” con lo que se daría
cuerpo a la última hipótesis, pues Cortés confiesa haber tomado por sorpresa a varios pueblos, sin saber
si le serían fieles o no, pero en otros casos nos habla de enfrentamientos, en donde “...Y como traíamos la
bandera de la cruz, y pugnábamos por nuestra fe y por servicio de nuestra sacra majestad en su muy real
ventura, nos dio Dios tanta victoria que les matamos mucha gente, sin que los nuestros recibiesen
daño...Otro día siguiente vinieron mensajeros de los señores diciendo que ellos querían ser vasallos de
vuestra alteza y mis amigos, y que me rogaban les perdonase el yerro pasado”43, en donde lo único que
queda claro es que tanto en los habitantes muertos de los pueblos tomados en el desamparo, como en los
muertos que por “obra de Dios” habían caido bajo sus armas, no se cumpliría el pronunciado propósito
evangelizador de la conquista.
Con relación a las batallas que Cortés y Bernal sostienen que presentaron con los de Tlaxcala,
Sahagún tiene su propia versión, pues de plano niega que los tlaxcaltecas al mando de Xicotencatl, el
joven, se le hayan enfrentado, sino refiere que al ver los destrozos que cometieron los españoles sobre las
huestes de Tecoac, los tlaxcaltecas, obedeciendo a Xicotencatl el viejo, se rindieron sin combatir.44
La crónica de la matanza de Cholula resulta aleccionadora para los casos que venimos estudiando,
pues mientras Cortés y Bernal comentan que los españoles fueron advertidos por los tlaxcaltecas de que
se maquinaba hacerlos sus prisioneros para después matarlos, adelantándose a los acontecimientos, los
españoles llevaron a cabo un asesinato en masa de enormes proporciones.
Sahagún refiere que la matanza fue provocada por actos de perfidia de los tlaxcaltecas, en que los
españoles a su llegada, simplemente cerraron las puertas de la ciudad y se pusieron a disparar y a emplear
sus espadas en contra de los naturales, en donde en los tres casos se observa que no se presentó la más
mínima resistencia de parte de estos. Lo real es que a pesar de las supuestas advertencias, Cortés insistió
en acudir a Cholula, seguramente porque tenía la intención de cometer otro genocidio, y lo que
trasciende es que el derecho de conquista les permite asesinar bajo el fútil argumento de la sospecha.
Hasta aquí lo que había que preguntarnos es que si lo ocurrido en Cholula es a lo que muchos
especialistas llaman “encuentro de dos mundos” o “encuentro de dos culturas”, pues a pesar de lo
43
44
Cortés p 38
Sahagún p 769
tendencioso que pueda parecer el relato de los tres cronistas que venimos estudiando, al releerlos, debería
quedar al desnudo el verdadero rostro de la conquista.
Lo que no se comprendería es que si Sahagún, dado su carácter de religioso, conociendo y
relatando estos sucesos, no haya elevado una protesta por lo menos ante tales crímenes, pues sería mucho
pedirle que abandonara la empresa de la conquista evangelizadora, conociendo de primera mano los
excesos de sus coterraneos, pero al no ocurrir ninguno de los dos casos, se comprueba que Sahagún lleva
a cabo su obra como un colonizador más, situación que queda de manifiesto al comparar esta parte de la
crónica, con la que se refiere a lo abominable que le parecen a Sahagún los llamados “sacrificios
humanos”, que comentamos líneas arriba.
Todavía Cortés se da tiempo para reprender a los mexicanos que lo acompañaban, amenazando
con llegar a Tenochtitlan a pesar de las peticiones de que no lo intentara:
“Aquellos mensajeros suyos me respondieron...que no sabían nada de aquel concierto...que no
podían creer que por consejo y mandato de Motezuma se hiciese...que me rogaban que antes que me
determinase de perder su amistad y hacerle la guerra que me informase bien de la verdad y que diese
licencia a uno de ellos para ir a le hablar...y trajéronme diez platos de oro y mil y quinientas piezas de
ropa...y me dijeron que a Motezuma le había pesado mucho de aquel desconcierto que en Churultecal
se quería hacer...y que todavía me rogaba que no curase de ir a su tierra...y que donde quiera que yo
estuviese enviase a pedir lo que yo quisiese y que lo enviaría muy cumplidamente. Yo le respondí
que la ida a su tierra no se podía excusar porque había de enviar de él y de ella relación a vuestra
majestad, que yo creía que lo que él me enviaba a decir; por tanto, que pues yo no había de dejar de
llegar a verle, que él lo hubiese por bien y que no se pusiese en otra cosa porque sería mucho daño
suyo.”45
La crónica de Bernal Díaz no perdona ni el sarcasmo de la duda refieriéndose a la matanza de
Cholula: “Que pues como en pago de que venimos a tenerlos por hermanos y decirles lo que Dios
Nuestro Señor y el rey manda, nos querían matar y comer nuestras carnes que tenían aparejadas las ollas,
con sal y ají y tomates”46 “Entonces les dijo Cortés que tales traiciones como aquellas, que mandan las
leyes reales que no queden sin castigo, y que por su delito que han de morir”47
A pesar de todos los requerimientos, Cortés continúa su marcha sobre Tenochtitlan, y lo mismo que
Bernal y Cortés, Sahagún termina por confesar las verdaderas causas de la conquista, cuando nos
presenta un cuadro desfachatado al momento en que los españoles tienen contacto con el oro de
Tenochtitlan.48
Cortés p 46
Bernal p 163
47
Bernal p 164
48
Sahagún pp 770-771
45
46
La matanza del templo mayor igualmente nos muestra las versiones de Cortés y Bernal Díaz,
lacónicas y restándole importancia, y la de Sahagún, más cruda y pormenorizada, pero igual que en toda
su obra, sin mostrar ningún rechazo a tanta iniquidad.49
La siguiente pieza nos confirma notoriamente, que por más recubrimientos ideológicos que se
empleen para justificar la conquista y la consecuente cauda de tergiversaciones que de las culturas
antiguas hicieron los encargados directos de la obra, la verdad se nos muestra desnuda y sin maquillajes:
“Y desde que el clérigo (enviado por Narváez) y los demás sus compañeros vieron a México ser tan
grandísima ciudad, y la riqueza de oro que teníamos, y muchas otras ciudades...y la gran franqueza de
Cortés, estaban admirados. Cortés les habló de tal manera, con prometimientos y halagos, y aún les
untó (sic) las manos de tejuelos y joyas de oro...que donde venían muy bravosos leones volvieron
muy mansos, y se le ofrecieron por servidores, y así como llegaron a Cempoal y dieron relación a su
capitán, comenzaron a convocar todo el real de Narváez que se pasaen con nosotros” 50
Moctezuma fue asesinado porque ya no representaba nada para los conquistadores, a lo que había
que sumar el distancimiento que según Bernal y Cortés existió entre ellos, que le hace apuntar al primero
“y porque no me lo decíais, por una parte tenía enojo de tenérmelo encubierto, y por otra me holgaba,
porque vienen vuestros hermanos para que todos os vayáis a Castilla y no haya más palabras”51, “¿Qué
quiere ya de mi malinche, que yo no deseo vivir ni oirle, pues en tal estado por su causa mi ventura me
ha traido?...ver ni oir a él ni a sus falsas palabras ni promesas ni mentiras”52
Pero precisamente es Bernal quién descubre a Cortés en su perjurio, cuando le hace decir:
“(Cortés) ¿Qué cumplimento he yo de tener con un perro (sic) que se hacía con Narváez secretamente, y
ahora veis que de comer no nos dan?”53
Por esa razón resultaría irónico creer en que “(A la muerte de Moctezuma) Cortés lloró por él,
todos nuestros capitanes y soldados...de que fue tan llorado como si fuese nuestro padre, y no nos hemos
de maravillar de ello viendo que tan bueno era”54
Lo sobresaliente es que, ante las atrocidades españolas, Sahagún no muestra el horror que en
cambio si manifiesta en otros capítulos de su obra, por ejemplo ante los supuestos “sacrificios humanos”
atribuidos a los autóctonos, tal es el caso de la llamada por él “EXCLAMACIÓN DEL AUTOR” que
adorna su Libro Segundo y que reza:
“No creo que haya corazón tan duro que oyendo una crueldad tan inhumana, y más que bestial y
endiablada como la que arriba queda puesta, no se enternezca y mueva a lágrimas y horrro y espanto;
y ciertamente es cosa lamentable y horrible ver que nuestra humana naturaleza haya venido a tanta
bajeza y oprobio que los padres, por sugestión del demonio, maten y coman a sus hijos sin pensar que
en ello hacían ofensa ninguna, más antes compensar que en ello hacían gran servicio a sus dioses. La
Sahagún pp 780-782
Bernal pp 248-249
51
Bernal p 245
52
Bernal p 290
53
Bernal p 281
54
Bernal p 291
49
50
culpa de esta tan cruel ceguedad, que en estos desdichados niños se ejecutaba, no se debe tanto
imputar a la crueldad de los padres, los cuales derramando muchas lágrimas y con gran dolor de sus
corazones la ejercitaban, cuando el crudelísimo odio de nuestro enemigo antiquísimo Satanás, el cual
con malignísima astucia lo persuadió a tan infernal hazaña. ¡O señor Dios, haced justicia de este cruel
enemigo, que tanto mal nos hace y nos desea hacer! ¡Quitadle, señor, todo el poder de empecer!”55
Por lo cual se puede suponer que el fraile aplaudía o estaba de acuerdo en los excesos inhumanos,
siempre y cuando provinieran de los españoles, pues no de otro modo se entiende que lo que relata en el
su Libro II le merezca un fuerte comentario personal, en cambio, en su Libro XII, el asesinato masivo
llevado a cabo y confesado por los conquistadores, no vale la pena detenerse a comentarlo, ya no
dijéramos a condenarlo, todo lo cual pone además en evidencia que el mito de los “sacrificios humanos”
es más un arma ideológica que ningún sustento tiene en la realidad, lo mismo que el carácter del
cristianismo al que apela Sahagún.56
Cortés, sin abandonar su soberbia y sus malas artes, trata a los autóctonos como “perros”,
poniendo una vez más en duda si quienes le llaman “encuentro” a la conquista, habrán puesto sus ojos en
la siguiente frase: “porque sería encarnar a aquellos perros de lo que están encarnados, y darles más
ánimo y osadía para acometer a los que adelante fueren”57
Posteriormente Bernal Díaz nos descubre que fue Cortés quien trajo la esclavitud a estas tierras,
pues no de otra forma se entiende que si es que “mando herrar a los esclavos”, se debe presumir que
antes no lo eran y mucho menos que estuvieran herrados; y eso de que los esclavizaban por haberle dado
“la obediencia” al rey, solamente porque se esté presto a dejarse engañar sería posible creerlo, la
referencia dice así: “Porque todos los pueblos de los rededores habían dado la obediencia a Su Majestad
acordó Cortés, con los oficiales del rey, que se herrasen las piezas y esclavos que se habían habido para
sacar su quinto después que se hubiese sacado el de Su Majestad...apartan el real quinto, y otro para
Cortés.”58
Pero no conformes con herrar a los convertidos en esclavos, Bernal Díaz hace una descripción
atroz de cómo ultrajaron al elemento femenino, conviertiéndolo al vil concubinato, en donde brillan por
su ausencia las explicaciones religiosas a estos condenables actos.
Hemos partido del supuesto de que Cortés, mediante el sistema que conocemos como “de la leva”,
al ir pasando por los pueblos incrementaba su ejército, pero no podemos dejar de anotar el siguiente
comentario de Bernal Díaz, quien sin mengua de su condición de conquistador, aun se atrevió a llamar
“aves de rapiña” a los autóctonos que se les unían, pues ateniéndonos al conjunto del relato, pareciera
Sahagún p 100 capítulo XX, Libro segundo
Bernal p 318
57
Cortés p 95
58
Bernal p 326
55
56
que Bernal está haciendo una descripción, no de los nativos que se sumaban, sino de los mismos
conquistadores, veamos:
“y otro pueblo sujeto al mismo Chalco, que se dice Chimahuacán, y allí vinieron más de veinte mil,
así de Chalco y Tezcuco y Guaxocingo, y los Tlaxcaltecas y otros pueblos, y vinieron tantos que en
todas las entradas que yo había ido después que en la Nueva España entré, nunca tanta gente de
guerra de nuestros amigos fueron como ahora en nuestra compañía. Ya he dicho otra vez que iba
tanta multitud de ellos a causa de los despojos que habían de haber, y lo más cierto por hartarse de
carne humana, si hubiese batallas, porque bien sabía un ejército de una parte a otra y le siguen cuervo
y milanos y otras aves de rapiñas que se mantienen de los cuerpos muertos que quedan en el campo,
después que se daba muy sangrienta batalla; así he juzgado que nos seguían tantos millares de
indios”59
El relato de la conquista de Tenochtitlan nos revela acciones muy ilustrativas con respecto al
carácter de la lucha, en donde se trata de descubrir tanto lo inicuo de la invasión española, como lo
desigual de la batalla en cada episodio que nos narran los cronistas hispanos.
También continúan los actos de sadismo, sin el menor rastro de conmiseración cristiana:
“Gilutepeque...llegamos primero que los espías, y murieron algunos, y tomáronse muchas mujeres y
muchachos...y yo estuve dos días en este pueblo, creyendo que el señor de él se viniera a dar por vasallo
de vuestra majestad, y como nunca vino, cuando partí hice poner fuego al pueblo”60, aunque a
continuación no falta la exposición infamante: “Y como mi motivo sea siempre dar a entender a esta
gente que no les queremos hacer mal ni daño por más culpados que sean, especialmente queriendo ellos
ser vasallos de vuestra majestad, y es gente de tanta capacidad que todo lo entienden y conocen muy
bien”61, para inmediatamente volver a las andadas: “(en Suchimilco) y recogida la gente, volvimos a la
ciudad bien cansados y mandéla quemar toda...dejándola toda quemada y asolada, nos partimos y cierto
era mucho para ver, porque tenía muchas casas y torres de sus ídolos de cal y canto”62
Sahagún comienza su relato sobre este hecho en forma desacomedida, pues acusa a los de
Xochimilco de haber asaltado a los propios mexicas, para más tarde terminar aceptando el genocidio
consumado por Cortés.63
En cuanto al mito tan socorrido de que los tlaxcaltecas se unieron a Cortés por el resentimiento en
contra de un supuesto imperio azteca, la verdad, sin ambages, nos la descubre Bernal Díaz, quien
confiesa que Cortés, sórdidamente, quizo atraerse con engaños a Xicontencatl, el joven, mientras
ordenaba su muerte. “Xicotenga el Mozo...Cortés...le envió a hacer muchos prometimientos y promesas,
que le daría oro y mantas porque volviese...Pedro Alvarado lo supo, rogó mucho por él, y Cortés le dio
buena respuesta, y secretamente mandó al alguacil y los de a caballo que no le quedasen con vida...en un
59
Bernal p 360
Cortés p 124
61
Cortés p 124
62
Cortés p 127
63
Sahagún pp 796-797.
60
pueblo sujeto a Tezcuco le ahorcaron y en esto vino a pagar su traición”64, posteriormente Cortés
“Abrazó a Chichcatecle y a los dos mancebos Xicotengas y a Estesuchel...y les prometió que les daría
tierra y vasallos más de los que tenían”65
El relato de Sahagún continúa por el mismo camino trazado por su autor, aquí no hay
“Exclamaciones del autor”, como en su Libro Segundo cuando abomina de los pretendidos “sacrificios
humanos”, ni cuestiona, no digamos los fines de la actitud bárbara de los conquistadores, que vinieron a
hacer una guerra que nadie, sino su codicia, les exigió; que se encontraban destruyendo a un pueblo ajeno
al suyo; que no tenía ningún prtexto justo ni lógico para llevarla a cabo; sino que ni siquiera les
impugnaba los métodos salvajes para asesinar a los dueños originales de esta tierra.66
Noventa y tres días duró el sitio sobre la ciudad de México-Tenochtitlan, cuyos habitantes sin agua
potable y con enormes dificultades para avenirse el sustento, con armas rudimentarias al extremo,
resistieron heróicamente para defender su libertad, su dignidad y su soberanía.
Por estas razones resulta insólito que los españoles, después de haber cometido tantos excesos, se
muestren asombrados cuando lo aztecas presumiblemente castigaron con la pena de muerte a los cautivos
prisioneros de guerra, asunto sobre lo cual se ha creado toda una fábula, pues de atendiendo a las fuentes,
es la única ocasión en que ellos aseguran haber presenciado un “sacrificio humano”, siendo la realidad
que en primer lugar, de haber existido, se trató de un ajusticiamiento, no de un sacrificio para ningún
dios; además, por el sitio en que se encontraban Alvarado y Bernal Díaz, resulta imposible que hayan
podido presenciar la escena que tan puntualmente describen Cortés y Bernal.67
En el fragor del combate, los mexicanos les excitaban para que se fueran de su suelo bajo los
argumentos que hemos venido sosteniendo: “...y entonces cuando estábamos peleando con ellos nos
decían muchas palabras, llamándonos de apocados y que no éramos buenos para cosa ninguna, ni para
hacer casas ni maizales, y que no éramos sino para venirles a robar su ciudad, como gente mala que
veníamos huyendo de nuestra tierra y de nuestro rey y señor...que veníamos sin licencia de nuestro
rey”68
Después de consumada la derrota, se presenta la parte culminante de la conquista, y que confirma
lo que es su único propósito, la rapiña por el botín a grado tal que los españoles quedan exhibidos hasta
por Bernardino de Sahagún quien, sin desearlo, nos ofrece un digno cuadro de los verdaderos fines de la
conquista, olvidándose de principios morales o religiosos inexistentes:
“Capítulo XLI 1.- Cuando hubo cesado la guerra se puso a pedirles oro. El que habían dejado
abandonado en el canal de los toltecas, cuando salieron y huyeron de México. 2.- Entonces el capitán
64
Bernal p 383
Bernal p 417
66
Sahagún pp 794-795
67
Bernal pp 414-415
68
Bernal p 407-408
65
convoca a los reyes y les dice: - ¿Dónde está el oro que se guardaba en México? Entonces vienen de
sacar de una barca todo el oro. Barras de oro, diademas de oro, ajorcas de oro para los brazos, bandas
de oro para las piernas, capacetes de oro, discos de oro. Todo lo pusieron delante del capitán. Los
españoles vinieron a sacarlo. 3.- Luego dice el capitán: ¿No más ése es el oro que se guardaba en
México? Tenéis que presentar aquí todo. Busquen los principales. 8.- - Tenéis que presentar
doscientas barras de oro de este tamaño...Y señalaba la medida abriendo una mano contra la otra. 10.Entonces habla por allá Ahuelítoc, el de Miscoatlailótlac. Dijo: - Oiga por favor el señor, el amo, el
capitán: Aun en tiempo de Motecuhzoma, cuando se hacía conquista en alguna región, se ponían en
acción unidos mexicanos, tlatelolcas, tepenacas y acolhuas. Todos los de Acolhuacan y todos los de
la región de las Chinampas. Todos íbamos juntos, hacíamos la conquista de aquel pueblo, y cuando
estaba sometido, luego era el regreso: cada grupo de gente se iba a su propia población. 11.- Y
después iban viniendo los habitantes de aquellos pueblos, los conquistados; venían a entregar su
tributo, su propia hacienda que tenían que dar acá: jades, oro, plumas de quetzal, y otra clase de
piedras preciosas, turquesas, y aves de pluma fina, como el azulejo, el pájaro de cuello rojo, venían a
darlo a Motecuhzoma. Todo venía a dar acá, todo de donde quiera que viniera, en conjunto llegaba a
Tenochtitlan: todo el tributo y todo el oro.”69
Las acusaciones fueron colosales, pues Bernal Díaz consigna que “...los soldados que andaban en
los bergantines fueron los mejor librados, y hubieron buen despojo, a causa que podían ir a las casas que
estaban en ciertos barrios de la laguna, que sentían habría ropa, oro u otras riquezas...”70, ya que de
acuerdo con Bernal Díaz, todo fue latrocinio, aun entre ellos mismos “porque los capitanes mexicanos y
aun Guatemuz dijeron a Cortés, cuando les demandaba el tesoro de Montezuma, que los que andaban en
los bergantines habían robado mucha parte de ellos”71
En una fase poco estudiada, Bernal Díaz consigna que no había tal abundancia del tesoro, que ni
Cortés daba razón de ello, atribuyéndoselo a que era poco el que tenían acumulado los tenochcas, y fuera
del que se extravió en el lago en su huída después de que fueron expulsados por los mexicas, no existían
las riquezas añoradas. Fue entonces que los cómplices de Cortés comenzaron a desconfiar de él:
“Digamos, de otra materia, que a todos aplacía cómo se recogió todo el oro y la plata y joyas que se
hubo en México, y fue muy poco...por manera que los oficiales de la hacienda del rey nuestro señor
decían y publicaban que Guatemuz lo tenía escondido y que Cortés holgaba de ello porque no lo
diese y haberlo todo para sí; y por estas causas acordaron los oficiales de la Real Hacienda de dar
tormento a Guatemuz y al señor de Tacuba...y como le pesó a Cortés y aun a alguno de nosotros que
un señor como Guatemuz le atormentasen por codicia del oro...trescientos ochenta mil pesos de oro,
que ya lo habían fundido y hecho barras; de ahí sacó el real quinto y otro quinto para Cortés...le
quemaron los pies en aceite, y el señor de Tacuba, y lo que confesaron que cuatro días antes que los
prendiesen lo echaron en la laguna, así el oro como los tiros y escopetas que nos habían tomado a la
postre a Cortés” 72
Si nos fijamos bien en el texto de Bernal Díaz, no es que se hayan “desvergonzado” los
conquistadores acusando a Cortés de estafarles su parte del botín, sino que existían sospechas fundadas
de quién además ya dado pruebas de ser un truhán consumado:
Sahagún pp 808-809
Bernal p 443
71
Bernal p 444
72
Bernal p 452
69
70
“...y se desvergonzaban mucho en decir que Cortés se alzaba con el oro. Y como Cortés estaba en
Coyoacán y posaba en unos palacios que tenían blanqueados y encaladas las paredes, donde
buenamente se podía escribir en ellas con carbones y con otras tintas, amanecían cada mañana
escritos muchos motes, algunos en prosa y otros en metros, algo maliciosos, a manera como mase
pasquines; y en unos decían que el sol y la luna y el cielo y estrellas y la mar y la tierra tienen sus
cursos, y que si alguna vez sale más de la inclinación para que fueron criados, más de sus medidas,
que vuelven a su ser, y que así había de ser la ambición de Cortés en el mandar, y que había de
suceder volver a quien primero era; y otros decían que más conquistados nos traía que la conquista
que dimos a México, y que no nos nombrásemos conquistadores de la Nueva España, sino
conquistados de Hernando Cortés; otros decían que no bastaba tomar buena parte del oro como
general, sino parte como rey, sin otros...otros decían ‘¡Oh qué triste la anima mea hasta que todo el
oro que tiene tomado Cortés y escondido lo vea!’ Y otros decían que Diego Velásquez gastó su
hacienda y que descubrió toda la costa Norte hasta Pánuco, y la vino Cortés a gozar, y se alzó con la
tierra y oro; y decían otras cosas de esta manera, y aún decían palabras que no son para poner en esta
relación”. 73
La solución de Cortés ante las acusaciones fundadas, fue enviar a sus compinches a conquistar
otras tierras, reservándose para sí las riquezas halladas: “Cortés vio que muchos soldados se
desvergonzaban en demandarle más partes y le decían que se lo tomaba todo para sí y lo robaba, y le
pedían prestados dineros, acordó de quitar de sobre sí aquel dominio y de enviar a poblar a todas las
provincias que le pareció que se convenían que se poblasen”.74
Por último Bernal Díaz no pude ocultar su desencanto ante la estafa de que fue objeto por
parte de su propio jefe:
“me dicen muchos curiosos lectores que qué es la causa que pues los verdaderos conquistadores que
ganamos la Nueva España...por qué no nos quedamos en ella a poblar y nos venimos a otras
provincias...que diré ‘En los libros de la renta de Montezuma mirábamos de dónde le traían los
tributos del oro y donde había minas y cacao y ropa de mantas...y como veíamos que en los pueblos
de la redonda de México no tenían oro, ni minas, ni algodón, sino mucho maíz y magueyales...a esta
causa la teníamos por tierra pobre, y nos fuimos a otras tierras a poblar, y todos fuimos muy
engañados.”75
En relación al supuesto “Impero Azteca” se afirma que desde los comienzos del siglo XV, la
cabeza de la gran Confederación nahuatlaca quedó constituida por Tenochtitlan, Tezcoco y Tlacopan, en
donde había
“otras confederaciones menores que conservaban relaciones de amistad o de alianza con la del Valle
de México, tales como la de Tlaxcala, Huexotzinco, Atlixco, Cuauhquechollan, Cholula y otras. De
todas maneras, gracias a esta política, la confederación del valle de México iba unificando los
pueblos de Anáhuac en una patria común. Gobierno confederativo .- Por su naturaleza misma, la
Confederación del Valle de México descansaba en la autonomía de las tres partes componentes, y el
gobierno confederado, en un Consejo de grandes señores de pueblos de los tres Estados, y los tres
tlatoanis de las ciudades mencionadas. Estos últimos eran los ejecutores de las resoluciones del
Consejo….Los calpullis…Al fundarse la ciudad de Tenochtitlan hacia 1325, se dividió el islote en 4
73
Bernal pp 454-455
Bernal p 457
75
Bernal p 459
74
partes o huey calpullis (grandes calpullis) dentro de los que se acomodaron las 14 parcialidades de los
7 calpullis primitivos, Cada calpulli, por lo mismo, tuvo ya su territorio propio.” 76
Es necesario señalar que la forma fundamental de propiedad, aceptada por casi todos los
estudiosos, era el calpulli, que era la tierra en común. A falta de suficiente tierra firme, su industriosidad
les hizo fabricar chinampas para el cultivo, así, cada calpulli tuvo su tierra de cultivo para repartirla entre
sus jefes de familia.
En cuanto a la estructura política de la sociedad Mexica, en la Confederación de Anáhuac, los
pueblos nativos practicaron el ejercicio del gobierno a través de consejos. Tanto en Perú como en México
los asuntos públicos se discutían en una asamblea de representantes y este órgano era el que decidía lo
que se había de hacer, encomendando a una persona la ejecución de los acuerdos.
En Anáhuac, con su cultura colectivista de esfuerzo y de servicio, privaba la organización
económica por Tequiyotl, oficios u ocupaciones, tomando en cuenta la ocupación por servicios en
colectividades autosuficientes. De aquí el carácter particular de sus instituciones.
Entre los dueños originales de estas tierras no existía la propiedad, y por lo tanto ni siquiera el
sentido de la propiedad, lo que explica que los antiguos mexicanos se desprendían tan fácilmente de los
bienes a la llegada de los conquistadores, quienes vieron en esto una señal de debilidad y atraso.
Los nombres de los veinte barrios son difíciles de determinar, por la confusión que reina en las
fuentes, ya que, después de destruir totalmente la ciudad, los invasores pusieron a las calles nombres de
santos a profusión sin ton ni son, reservándose además para ellos toda la zona de palacios donde hicieron
la famosa traza a modo español, sin mayor consideración que sus particulares ambiciones, destruyendo
los monumentos que quedaban, para hacer sus mansiones al estilo decadente español, llamado
“colonial”, y amontonaron y rechazaron a la población mexicana, lanzándola a los lodazales y lagunillas
de las orillas de la ciudad77
La crónica considera que el lugar mas destacado del poder estaba ocupado por el Tlatoani,
“quien tenía poder civil, militar y religioso” que además “una de sus misiones era centralizar los tributos
de su área de influencia y constituía la autoridad más alta del imperio”78, pero existen sobradas pruebas
de que cada federación se hacía representar por diez personas, de modo que funcionó una Asamblea
Nacional denominada Tlahtokan, y en ese supremo consejo de la gran confederación de Anáhuac, cada
representante opinaba libremente, y los acuerdos de Tlahtokan le eran encomendados al Tlatoani y al
Ziuakoatl. “Los europeos confundieron al Tlahtoani Motekuhzoma, pero no pudieron entender que no era
emperador sino Tlahtoani (el que habla porque sabe) que se encargaba de ejecutar los acuerdos del
Eulalia Guzmán p CIV
Romero Vargas P 17
78
Rojas, José Luis de, México Tenochtitlan Economía y sociedad en el siglo XVI, FCE, México 1969, 327 pp, p 86
76
77
Tlahtokan (lugar donde se habla) y la administración de los acuerdos etaban a cargo del Ziuakoatl (que
literalmente significa mujer víbora o mujer sabia)”.79 “Pasar el bastón de mando”, no significaba entregar
el poder a alguien, sino simplemente otorgarle el uso de la palabra, quien al concluir, se lo pasaba al
siguiente orador.
Al casi nadie negar que la tierra era propiedad comunal de los pueblos y que cada jefe de Familia
cultivaba una parcela que la autoridad le proporcionaba, resulta ocioso hablar de esclavos.
Los baños de vapor (temazcalli) eran indispensables en su vida diaria como parte de la higiene
del azteca y fue utilizado para tratar muchas enfermedades.
El médico-empírico (tepatl) tenía un excelente conocimiento de la anatomía humana.
Desarrollaron la traumatología (entablillado), utilizaban coagulantes y cicatrizantes para las heridas, y
practicaban sangrías con cuchillos de obsidiana y drenaban abscesos. Conocían los antiofídicos (maguey
y tabaco).
Los aztecas tenían grandes jardines botánicos y zoológicos de los que obtenían productos para la
fabricación de medicamentos, lo cual nos obliga a una reflexión y es que no tenían conocimiento de los
trabajos de Dioscórides sobre Herboterapia ya que no estaban influenciados culturalmente por ninguna
cultura foránea.
Los pueblos de Ixachilanka (nombre nativo del continente americano que significa “Aquí donde
se extiende nuestro rostro”) desarrollaron grandes avances en muchos campos del conocimiento humano
al tiempo que Europa vivía una etapa de atraso. “Cuando nosotros examinamos lo que los españoles
trajeron, nada bueno o positivo encontramos que no teníamos ya, e incluso mucho mejor”80
La educación entre los antiguos pobladores fue otro de los asuntos que dejó perplejos a los
europeos cuando llegaron al Nuevo Mundo.
“La primera educación de niños y niñas se recibía en el hogar; a los 7 años se ingresaba al
telpuchacalli de su Calpulli; a los 12 aproximádamente se ingresaba al Calmécac o escuela
superior…la educación en cualquier grado era práctica y de observación empírica científica; de
ejercicios para templar la voluntad y de una prédica y práctica constante de las virtudes como ser
humano y como ciudadano. Hay datos suficientes para afirmar que la mujer participaba de los bienes
de la educación superior; se cultivaba como tlacuila, como poetisa y como artista; por ejemplo, en el
arte plumario y de los mosaicos, en la fabricación del papel, en el hilado, el tejido, la tintorería,
etc.”81
Los avances en matemáticas, son indiscutibles, la invención del cero, los estudios en geografía,
por todo esto y otras razones más, los pueblos autóctonos son considerados científicos, investigadores,
artistas (poetas, pintores, escritores.), astrólogos, discípulos de las estrellas, viajeros del espacio,
exploradores del infinito y mucho más.
Laureano Luna, Benjamín, “El aporte nativo a los Derechos Humanos”, Tlahtokayotl Kuitlauak, p 114
Peña, Luis R., “México: ¿Una nación de indígenas, mestizos o niños bastardos?”, p 87
81
Eulalia Guzmán pp CXVI-CXVII
79
80
El sistema educativo azteca, evolucionó a partir de dos instituciones: Telpochcalli y Calmecac,
según García Blanco, la diferencia entre estas dos instituciones está dada por el nivel de profundización
de los conocimientos y no por la procedencia social de los alumnos, como sostiene Weimberg, quién
describe a la primera como la destinada al pueblo raso, mientras que la segunda era reservada para la
nobleza.
Por otra parte, los aztecas, aunque no conocían la rueda ni tenían animales de tracción,
construyeron con gran destreza caminos y puentes, casas, acueductos y grandiosas piramides. No
conocían el arado, pues pinchaban la tierra con una especie de lanza, pero hicieron buenos cultivos,
aunque reducidos, ingeniándose también para cultivar en chinampas o islas artificiales.
En 1519, antes de la conquista, los objetos que Hernán Cortés envió a Carlos I, de oro, plata,
piedras preciosas, plumería, etc., que había recibido de los mayas, de los totonacas y de los obsequios
aztecas de Moctezuma, causaron en Europa verdadera impresión. Alberto Durero, que pudo verlos en
Flandes en la corte del emperador, escribió en su Diario: “A lo largo de mi vida, nada he visto que
regocije tanto mi corazón como estas cosas. Entre ellas he encontrado objetos maravillosamente
artísticos...Me siento incapaz de expresar mis sentimientos”82
Los pochtecas eran quienes se encargaban del comercio y acudían a las diferentes regiones a
intercambiar bienes, pero estos fueron confundidos por los españoles como los cobradores del tributo
Azteca, partiendo nuevamente de la falsa idea de que aquí existía un imperio que sometía a los demás
pueblos de México. Había que reiterar que no existen pruebas de que aquí hubo esclavitud, mejor dicho,
los primeros esclavos que hubo en América fueron los que capturó Cristóbal Colón en las islas del caribe
y después se generalizó en las colonias del continente, y lo que probablemente ocurra es que los cronistas
nos hablan de los diferentes tipos de esclavos, pero ya para la época colonial.
Con la conquista española no hubo ningún progreso, como no lo hay en ninguno de los
imperialismos que conocemos.
La conquista fue una regresión histórica y destruyó enormes fuerzas productivas que aun hoy no
nos es posible aquilatar mientras no nos despojemos de la conquista mental llevada a cabo por trescientos
años de dominación española.
La conquista española tuvo y ha tenido enormes repercusiones en la vida económica, política y
social de nuestro país, a pesar de lo declarado acerca de que obtuvimos nuestra independencia en el año
de 1821, pues por ejemplo en el ámbito económico en palabras de Marx, la conquista cortó de tajo las
posibilidades de desarrollo ulterior de nuestro país, realidad que todavía hoy padecemos, sin industria, ni
ciencia, ni tecnología propia.
82
J.L. Martínez, Cortés 187.
Pero de todas, la que tal vez tuvo sus mayores efectos es la que se refiere al hecho del
sometimiento mental hacia lo extranjero, pues por ejemplo la historia aun no acaba de comprender en su
exacta magnitud el papel de las obras analizadas.
Para nosotros resulta imposible que se nos diga que el relato histórico no tiene color, pues las
obras de Bernal Díaz, Cortés y Sahagún tiene claras connotaciones ideológicas.
En el prólogo al texto de Sahagún la casa editorial le dedica un “...y si es permisible que muchas
de las naciones que componen el mundo presenten con orgullo su libro, bien puede México con toda
legitimidad presentar el suyo por excelencia: el que escribió en el siglo XVI un fraile franciscano para
regalo de la cultura universal”.83
Por su parte, la casa editorial del libro de Bernal Díaz nos receta que éste “No oculta crueldades
y abusos, como tampoco cierta vanagloria de considerar que él y sus compañeros, tuvieron más tarea que
los romanos, modelo siempre obligado para parangonarse”84 pero que además “Se precia de haber
salvado el alma de infinitos indios y también su cuerpo de la esclavitud y espera que Dios en su
oportunidad lo tendrá en cuenta”85
Por su parte se afirma que el connotado historiador Carlos Pereyra “ha escrito ‘es el libro de
historia por excelencia’”86
Por último, Agustín Yañez, Secretario de Educación Pública que fue, expone que el libro de
Bernal Díaz es un “Testimonio henchido de vida, rebosante de ideales y conscupiscencias” e “introducirá
al lector en el clima heroico de nuestros orígenes, que ha de ser el clima de nuestra realidad y nuestro
destino”87
Por su parte Ortega y Medina nos relata en el prólogo de la Historia de la conquista de México de
William Presscot, dos bellos ejemplos del impacto de esta obra, en que se alaba el espíritu emprendedor
de Cortés, su heroísmo, su voluntad férrea para conquistar. Nos dice Ortega y Medina que un hombre “de
presa y empresa, un yanqui pionero...enderezó para su provecho el norte de sus peligros vivir tras una
simple lectura...de la Historia de la Conquista de Presscot. La revelación que experimentó el novel lector
Edward Ayer fue fulminante: al cumplir treinta años era riquísimo. La historia de Cortés, de un
extraordinario y ambicioso hombre de acción, habíale servido de acicate para superar todas las
Advertencia de los editores Sahagún p IX
Díaz del Castillo, Bernal, Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España , Fernández Editores, México
1961, 730 pp, p IV
85
Bernal p IV
86
Bernal p VI
87
Bernal p XIV
83
84
dificultades y para convertirse si no en marqués...cuando menos en millonario: la mejor y más práctica
carta de nobleza para la republicana y activa Norteamérica de aquellos y de estos días”88
Pero aún va más allá el prestigiado historiador, al afirmar que no es desconocida “...la influencia
ejercida por la Historia de la Conquista de México de Presscot entre los jefes y oficiales e incluso
soldados rasos de los dos ejércitos invasores norteamericanos (1846-2847). Todos o casi todos ellos
junto con el personal del servicio militar de información y los estados mayores respectivos venían
inspirados y alentados con este popularísimo vademécum estimulante”89
Joel R. Poinssett, el tenebroso predecesor de la CIA, y que traía “una misión importantísima:
ensanchar las fronteras de su patria a costa de México, antes de estrechar las relaciones de su patria a
costa de México”90 trazó “Sobre un mapa de América la frontera anhelada” lo que percibió Azcárate que
era la idea de “absorberse toda la Provincia de Texas y parte del Reino de León...tomarse la mayor parte
de la provincia de Coahuila, la Sonora y California Baja, toda la Alta y el Nuevo México’...(Poinsett era)
guiado siempre por Humboldt, cuyo ensayo político trae bajo el brazo, aunque a veces lo reemplaza con
la Historia Antigua del Padre Clavijero y también acude a las Cartas de Relación de Hernán Cortés,
repasa la Historia de Solis y consulta los escritos del Padre Alzate”.91
Presscot, William H., Historia de la conquista de México, Editorial Porrúa, México 2000, quinta edición, 728 pp,
Prólogo de Juan A. Ortega y Medina p XXI88
89
Ibídem, Presscot p XXI-XXII
90
Poinsett, Joel R., Notas sobre México, Editorial Jus, México 1973, Primera edición 1825, 510 pp, Prólogo de
Eduardo Enrique Ríos, México octubre de 1949 P 18
91
Poinsett pp 20-21
88
TENOCHTITLÁNRUINAS
(VISTA ACTUAL)
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