SONETO IV 1 Embravecida, por la gris barranca 2 donde albos nimbos el vapor condensa, 3 relampagueando entre la noche inmensa 4 hunde su hervor la torrentera blanca. 5 Abierto en flecos su caudal arranca, 6 y en el profundo vórtice suspensa 7 alza un iris flotante de la densa 8 hondura, que los rápidos estanca. 9 Espumante, sus globos bramadores 10 avienta en las rompientes de granito; 11 bate el monte con hórridos temblores, 12 y al estallar su tromba de centellas, 13 en el cielo, azoradas por el grito, 14 palidecen, insomnes, las estrellas. SONETO IV 1 Embravecida, por la gris barranca 2 donde albos nimbos el vapor condensa, 3 relampagueando entre la noche inmensa 4 hunde su hervor la torrentera blanca. 5 Abierto en flecos su caudal arranca, 6 y en el profundo vórtice suspensa 7 alza un iris flotante de la densa 8 hondura, que los rápidos estanca. 9 Espumante, sus globos bramadores 10 avienta en las rompientes de granito; 11 bate el monte con hórridos temblores, 12 y al estallar su tromba de centellas, 13 en el cielo, azoradas por el grito, 14 palidecen, insomnes, las estrellas.