Subido por Luis Fernando Pintó Taquichiri

Tema 2 Debate

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La violencia simbólica es la principal causa de las múltiples violencias contra mujeres
1 Datos estadísticos de mujeres que sufrieron Violencia
51,9% de mujeres solteras mayores de 15 años han sufrido violencia
51,9% de mujeres solteras mayores de 15 años han sufrido violencia
INE – La Paz, 17 de febrero de 2018.- Según datos de la Encuesta de Prevalencia y Características
de la Violencia contra las Mujeres (EPCVcM), en el ámbito privado 393.370 mujeres vivieron algún
episodio de violencia por parte de su enamorado, novio, o ex pareja, que representa 51,9% de un
total de 757.408 mujeres solteras de 15 años o más edad a nivel nacional.
El tipo de violencia más común es la psicológica, donde el agresor controla a su pareja en su forma
de vestir, en sus amistades y horarios, entre otros, este alcanza a 46,5% de las mujeres
solteras; 21,2% sufrió violencia sexual; 16,8%, violencia física y 12,2%, violencia económica, todas
estas agresiones fueron cometidas por su enamorado o ex enamorado.
Gráfico Nº 1
MUJERES SOLTERAS, TIPO DE VIOLENCIA EJERCIDA POR EL ENAMORADO O EX
ENAMORADO, 2016
Fuente: Instituto Nacional de Estadística – EPCVcM 2016
Nota: Se considera a las mujeres solteras que tienen o han tenido una relación sentimental,
pero no se casaron ni convivieron en pareja, sin hijos.
En el ámbito laboral, las mujeres que alguna vez estuvieron unidas como pareja y que aún terminada
su relación continúan siendo agredidas por su ex pareja, constituye el grupo de mujeres con mayor
vulnerabilidad por su situación de mujeres solas, es decir 66 de cada 100 mujeres divorciadas viudas
o separadas afirmaron que sufrieron alguna forma de violencia.
Gráfico Nº 2
MUJERES AGREDIDAS EN EL ÁMBITO LABORAL POR SITUACIÓN CONYUGAL, 2016
Fuente: Instituto Nacional de Estadística – EPCVcM 2016
El trabajo es una manera importante para relacionarse y la calidad de ello refleja los modos de su
organización y distribución jerárquica, por lo que la violencia laboral causa serios trastornos en el
desarrollo profesional y personal de la afectada. Esta situación tiene efectos negativos diversos en
la psique y el cuerpo de la mujer, que varían en intensidad pero se traducen comúnmente en baja
autoestima y mala salud.
La violencia en el ámbito laboral se basa en el abuso de poder por parte del jefe o empleador,
compañero de trabajo, cliente u otro (familiares de los jefes), en general, por toda aquella figura que
represente alguna autoridad, pero también por compañeros. La principal violencia en este ámbito es
ejercida por el jefe o patrón con 44,9%, seguido por el compañero de trabajo y cliente con 39,6% en
ambos casos.
Gráfico Nº 3
MUJERES AGREDIDAS EN EL ÁMBITO LABORAL POR TIPO DE AGRESOR, 2016
Fuente: Instituto Nacional de Estadística – EPCVcM 2016
El objetivo general de la EPCVcM, es generar información estadística sobre la magnitud de los
distintos tipos de violencia de género (física, psicológica, sexual y patrimonial) que sufren o han
sufrido las mujeres, tanto en el ámbito público (educativo, laboral y social) como en el privado (hogar,
familia, relación de pareja); sobre el conocimiento o búsqueda de servicio e instancias de justicia
para enfrentar la violencia; y sus percepciones sobre la respuesta institucional.
Se entrevistaron a mujeres de 15 años o más de edad. Las principales variables de investigación
fueron la Violencia Psicológica, Violencia Física, Violencia Sexual y Violencia Económica; todas
tipificadas por normativa internacional y normativa nacional-constitucional. El tamaño de la muestra
ejecutada fue de 7.241 viviendas particulares con ocupantes presentes.
75 de cada 100 mujeres casadas o en unión libre son víctimas de violencia
75 de cada 100 mujeres casadas o en unión libre son víctimas de violencia
INE - La Paz, 25 de noviembre de 2017 (INE).- Con motivo del Día Internacional de la Eliminación
de la Violencia contra la Mujer que se recuerda hoy por la Asamblea General de la ONU, el Instituto
Nacional de Estadística (INE) dio a conocer que 74,7% de las mujeres casadas o en unión libre de
15 años o más de edad, sufren o han sufrido situaciones de violencia en su relación de pareja, según
la Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia contra las Mujeres (EPCVcM) realizada
en 2016.
De acuerdo con los resultados de la mencionada encuesta, en los últimos doce meses, de las
mujeres casadas o en unión libre que se encuentran en situación de violencia de pareja, 88,0%
declara sufrir o haber sufrido violencia psicológica; 46,6%, violencia física; 34,6%, violencia sexual y
33,9%, violencia económica. A lo largo de su relación, 92,7% de mujeres declara sufrir o haber
sufrido violencia psicológica; 67,3%, violencia física; 45,5%, violencia sexual y 41,8%, violencia
económica.
Infografía Nº 1
BOLIVIA: MUJERES DE 15 AÑOS O MÁS CASADAS O EN UNIÓN LIBRE QUE HAN VIVIDO O
VIVEN SITUACIONES DE VIOLENCIA EN SU RELACIÓN DE PAREJA, SEGÚN TIPO DE
VIOLENCIA, 2016
(En porcentaje)
Fuente: Instituto Nacional de Estadística - Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia
Contra las Mujeres 2016
Se entiende como violencia contra las mujeres, cualquier acto de coerción o coacción ejercido
intencionalmente que busca dañar y lastimar a las mujeres solo por el hecho de serlo y a la vez se
convierte en un instrumento usado para mantenerlas subordinadas.
La Ley Nº 348 “Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia”, promulgada
por el presidente Evo Morales, en fecha 9 de marzo de 2013, establece cuatro tipos de violencia,
física, psicológica, sexual y económica, las cuales se presentan interrelacionadas y superpuestas y
en la mayoría de los casos, suceden de manera simultánea.
La Paz y Potosí registran mayor porcentaje de violencia
Resultados de la EPCVcM 2016 revelan que los departamentos de La Paz y Potosí registran el
mayor porcentaje de mujeres víctimas de violencia. Así también en el área rural, la violencia contra
las mujeres es mayor que en el área urbana.
Gráfico Nº 1
BOLIVIA: PORCENTAJE DE MUJERES CASADAS O EN UNIÓN LIBRE QUE HAN VIVIDO O
VIVEN SITUACIONES DE VIOLENCIA A LO LARGO DE SU RELACIÓN DE PAREJA POR TIPO
DE VIOLENCIA, SEGÚN ÁREA Y DEPARTAMENTO, 2016
Fuente: Instituto Nacional de Estadística - Encuesta de Prevalencia y Características de la
Violencia contra las Mujeres 2016
Más de 80% de las mujeres separadas, divorciadas o viudas sufren violencia de pareja
En Bolivia 87,8% de las mujeres separadas, divorciadas o viudas alguna vez ha sido víctima de
violencia por parte de su ex esposo o ex compañero a lo largo de su relación, de acuerdo con la
EPCVcM 2016.
El departamento de Potosí presenta el mayor porcentaje de violencia 96,5%, mientras que el
departamento con menor violencia en esta categoría es Oruro con 75,3%.
Gráfico Nº 2
BOLIVIA: PORCENTAJE DE MUJERES SEPARADAS, DIVORCIADAS O VIUDAS QUE HAN
VIVIDO SITUACIONES DE VIOLENCIA A LO LARGO DE LA RELACIÓN CON SU EX PAREJA
POR ÁREA Y DEPARTAMENTO, 2016
Fuente: Instituto Nacional de Estadística - Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia
contra las Mujeres 2016
Con relación a las mujeres solteras que tuvieron o tienen pareja, 51,9% vive o ha vivido situaciones
de violencia. Según área de residencia, 66,6% de las mujeres del área rural y 48,5% del área urbana
sufren violencia. En esta categoría, el departamento de La Paz refleja el porcentaje más alto de
mujeres solteras en situación de violencia con 72,7%, seguido de Potosí con 72,2%.
Gráfico Nº 3
BOLIVIA: PORCENTAJE DE MUJERES SOLTERAS QUE VIVEN O HAN VIVIDO SITUACIONES
DE VIOLENCIA A LO LARGO DE LA RELACIÓN CON SU ENAMORADO O EX ENAMORADO
POR ÁREA Y DEPARTAMENTO, 2016
Fuente: Instituto Nacional de Estadística - Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia
contra las Mujeres 2016
El ámbito social, escenario de mayor violencia
La violencia en el ámbito social (generada en la sociedad o en la colectividad) se concibe en la
EPCVcM, a los actos individuales o colectivos que trasgreden los derechos fundamentales de las
mujeres.
Las agresiones en el ámbito social afectan a 77,9% de las mujeres. En el ámbito educativo, 64,7%
de las mujeres registra algún incidente violento durante su vida estudiantil, cometida por el personal
administrativo, profesores, catedráticos o compañeros de estudio.
Así también 61,3% de las mujeres que trabajaron o trabajan, indica haber sufrido algún tipo de
violencia
a
lo
largo
de
su
vida
laboral.
Infografía Nº 2
BOLIVIA: PORCENTAJE DE MUJERES QUE HAN SUFRIDO VIOLENCIA A LO LARGO DE SU
VIDA, EN EL ÁMBITO PÚBLICO, 2016
(En porcentaje)
Fuente: Instituto Nacional de Estadística - Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia
contra las Mujeres 2016
UNIDAD DE DIFUSIÓN Y COMUNICACIÓN
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA
Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional presentó resultados de la Encuesta de Violencia
contra las Mujeres ejecutada por el INE
Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional presentó resultados de la
Encuesta de Violencia contra las Mujeres ejecutada por el INE
INE - La Paz, 18 de octubre de 2017.- Con la presencia de autoridades nacionales e internacionales,
el Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional presentó la “Encuesta de Prevalencia y
Características de la Violencia contra las Mujeres (EPCVcM) ejecutada por el Instituto Nacional de
Estadística (INE), dicha encuesta especializada es la primera en su género y permitió investigar
cuatro tipos de violencia que afectan a las mujeres en el país.
La EPCVcM se realizó en la gestión 2016, el operativo de campo tuvo una duración de dos meses,
con una muestra a nivel nacional de 7.241 viviendas, de las cuales 5.049 corresponden al área
urbana y 2.192 al área rural. Los datos se recopilaron mediante dispositivos móviles.
La encuesta tuvo el apoyo financiero de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el
Desarrollo (AECID), y la Cooperación Técnica Alemana – GIZ y contraparte del Tesoro General de
la Nación (TGN). Asimismo, se intercambió experiencias técnicas con el INEC de Ecuador y el INEGI
de México.
El acto de presentación se realizó en el Hotel Europa a las 9:30, con la presencia de la Viceministra
de Igualdad de Oportunidades, Estefanía Morales y el Viceministro de Planificación y Coordinación,
Roberto Salvatierra, quienes destacaron el valor que representan los datos estadísticos para la
generación de políticas públicas, y la prioridad que le ha dado el Estado Plurinacional de Bolivia a la
erradicación de la violencia hacia la mujer.
Por su parte, el embajador de Alemania en Bolivia, Matthias Sonn, felicitó al Estado Plurinacional de
Bolivia por la presentación de los datos oficiales y actuales de la región, que constituyen una línea
de base que permitirá al Estado boliviano medir los avances de políticas públicas efectivas para
eliminar la violencia y discriminación hacia la mujer. A su vez, el embajador de España en Bolivia,
Enrique Ojeda Vila, destacó que la encuesta es una herramienta esencial para seguir avanzando y
puso de ejemplo a Bolivia que ha trabajado muchísimo estos últimos años con el fin de combatir la
violencia.
Durante el acto, el Director General Ejecutivo del INE, Luis Pereira Stambuk, detalló la metodología
de trabajo empleada para la obtención de datos sobre violencia hacia las mujeres, puesto que
además de recopilarse datos cuantitativos, también se recopilaron datos cualitativos mediante
historias de vida de mujeres en situación de violencia. La recolección de datos fue un desafío para
las encuestadoras ya que tuvieron que desarrollar la capacidad de percibir escenarios de violencia
en los hogares visitados y tener la suficiente habilidad para abordar a las mujeres entrevistadas sin
la presencia del esposo o de la pareja.
La autoridad del INE reveló que a la finalización de dicho operativo, las encuestadoras participaron
en un taller de contención emocional, ya que al momento de realizar las entrevistas, estaban
imposibilitadas de emitir algún juicio de valor respecto de la situación que observaban.
Entre los hallazgos de la EPCVcM, se establece que 74,7% de las mujeres de 15 años o más de
edad sufrieron algún tipo de violencia a lo largo de su relación.
Gráfico Nº 1
BOLIVIA: SITUACIÓN DE LA VIOLENCIA EN MUJERES DE 15 AÑOS O MÁS DE EDAD
CASADAS O EN UNIÓN LIBRE, SEGÚN TIPO DE VIOLENCIA COMBINADA A LO LARGO DE
SU RELACIÓN, 2016
Fuente: Instituto Nacional de Estadística – EPCVcM 2016
333 mujeres han muerto a manos de parejas desde 2013
Por
EFE
11/10/2017
La Coordinadora de la Mujer destacó que mientras las féminas han ganado espacios en la política,
aún enfrentan "múltiples desafíos" en su lucha "por la autonomía económica y por el derecho a
decidir
Al menos 333 mujeres han muerto a manos de sus parejas desde 2013 hasta marzo de este año
en Bolivia, donde cada tres días ocurre un feminicidio, denunció este miércoles la Coordinadora
de la Mujer, una organización que agrupa a 26 entidades defensoras de la igualdad de género.
Estos datos están incluidos en un reportedifundido este miércoles con motivo del Día de la
Mujer Boliviana, instituido en 1980 por la entonces presidenta del país, Lidia Gueiler, como
homenaje al natalicio de la poetisa nacional Adela Zamudio.
La Coordinadora de la Mujer destacó que mientras las féminas han ganado espacios en la
política, aún enfrentan "múltiples desafíos" en su lucha "por la autonomía económica y por el
derecho a decidir" sobre sus propios cuerpos, además de vivir "acechadas por la amenaza
constante de la violencia machista".
"Desde 2013 hasta marzo de este año, 333 mujeres perdieron la vida en manos de sus parejas.
Según datos del Ministerio Público, cada tres días ocurre un feminicidio en Bolivia, la forma más
extrema de vulneración de los derechos humanos", lamentó la entidad.
El reporte indica que solo entre enero y marzo de este año, el Ministerio Público registró 33
feminicidios, la mayoría ocurridos en las regiones de Cochabamba, La Paz y Santa Cruz.
Además, 75 de cada 100 mujeres mayores de 15 años, casadas o unidas, sufrieron algún tipo de
violencia por parte de su pareja en el transcurso de su relación, señaló la Coordinadora de la Mujer
citando datos de una encuesta sobre la violencia machista presentada en 2016 por el Instituto
Nacional de Estadística (INE).
La impunidad es alta en relación a los hechos de violencia hacia las mujeres, ya que de 87.718
casos registrados por el Ministerio Público entre 2013 y 2016 solo el 36 % derivó en una sentencia.
El país cuenta desde 2013 con una ley que protege a las mujeres de todo tipo de violencia y
que castiga el feminicidio con 30 años de prisión, la pena máxima de la legislación boliviana.
Sin embargo, la Coordinadora de la Mujer consideró que esta norma no es aplicada plenamente en
el país debido, entre otras razones, "a que las instancias que deben destinar recursos para esa
materia", incluidos los gobiernos subnacionales, no lo están haciendo.
La directora ejecutiva de esa organización, Mónica Novillo, destacó como fundamentales los
avances normativos registrados en el país en los últimos años en defensa de las mujeres,
aunque urgió a redoblar esfuerzos para una verdadera transformación sociocultural.
"El avance en las políticas públicas es innegable, tenemos leyes que nos permiten avanzar en el
reconocimiento del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia; pero, al mismo tiempo, la
realidad nos sigue planteando que las siguen matando", señaló.
Novillo remarcó la necesidad de "romper la indiferencia frente a la violencia hacia las mujeres"
cuestionando y sancionando "todas aquellas prácticas y actitudes violentas".
Las cifras de violencia contrastan con las de la participación política femenina, con una
presencia paritaria en espacios de decisión del Estado, como los órganos Legislativo, Judicial y
Electoral, resaltó la Coordinadora.
"Actualmente, cinco de cada 10 representantes de la Asamblea Legislativason mujeres, un
escenario clave en materia de paridad de género; sin embargo, ello plantea todavía muchos
desafíos en términos del ejercicio efectivo del poder", indicó la entidad.
No obstante, también se han registrado 45 procesos penales por acoso político y ocho por
violencia política contra mujeres en las diez ciudades principales del país entre 2013 y 2017,
señala el reporte con datos del Consejo de la Magistratura.
49,6% de la población boliviana es femenina
Día de la mujer boliviana
49,6% de la población boliviana es femenina
Cobija, 11 de octubre de 2016 (INE).- Proyecciones para 2016 revelan que en el Estado
Plurinacional de Bolivia existen 5.449.000 mujeres que representan 49,6% del total de la población
nacional y para el 2030 se calcula que habrán 6.618.000 mujeres, informó el Instituto Nacional de
Estadística (INE) al celebrarse un aniversario más de la mujer boliviana.
Para este año, el eje central del país concentra la mayor cantidad de población femenina, ocupando
Santa Cruz el primer lugar con 1.506.000 mujeres.
Gráfico
Nº
1
BOLIVIA: PROYECCIONES DE POBLACIÓN FEMENINA, SEGÚN DEPARTAMENTO, 2016 2030
(En
miles
de
habitantes)
Según proyecciones 2016, la mayor parte de la población femenina es joven pues se concentra en
el rango de 0 a 14 años de edad; para el 2030, este grupo etario registrará una reducción.
Gráfico
Nº
2
BOLIVIA: PROYECCIONES DE POBLACIÓN FEMENINA POR EDADES QUINQUENALES,
2016
2030
(En porcentaje)
De 2.120.696 mujeres que trabajan, 32,4% es trabajadora de servicio y vendedoras, en tanto que
27,9%, trabajadora en agricultura, pecuaria y pesca, según la Encuesta de Hogares 2015.
Cuadro Nº 1
BOLIVIA: DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE LA POBLACIÓN FEMENINA OCUPADA, SEGÚN
GRUPO OCUPACIONAL, 2015
Gráfico Nº 3
BOLIVIA: POBLACIÓN DE MUJERES DE 19 AÑOS O MÁS DE EDAD POR NIVEL DE
INSTRUCCIÓN, SEGÚN ÁREA DE RESIDENCIA, CENSO 2012
(En porcentaje)
Algunas cifras actuales sobre la violencia contra las mujeres en Bolivia
Hace algunos días, Lykke E. Andersen escribió un post en el Blog Desarrollo sobre la mesa en el
cual llamaba la atención sobre la violencia (y más concretamente sobre abusos sexuales) contra
niñas y mujeres en Bolivia, resaltando algunos casos escalofriantes que había reportado la prensa
recientemente. Pueden acceder al texto de dicho post en este link.
Pensando sobre el tema específico de la violencia contra las mujeres en el país, las dos preguntas
más obvias que surgen son:

¿Existen datos recientes sobre violencia contra las mujeres en Bolivia, representativos y
confiables, para poder caracterizar la situación actual?
 ¿Existen estudios que nos permitan entender el fenómeno de la violencia contra las
mujeres en general; y en la sociedad boliviana en particular?
Este texto se centra en la primera pregunta y sostiene que la respuesta es afirmativa. El domingo 28
de mayo, junto con el periódico La Razón, se distribuyó el documento titulado “Encuesta de
Prevalencia y Características de la Violencia Contra las Mujeres 2016. Resultados” elaborado
por el Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional y por el Instituto Nacional de Estadística
(INE). En dicho documento se presentan algunos resultados interesantes de la encuesta realizada
el 2016 a mujeres de 15 años o más y que permitirá tener datos representativos a nivel nacional,
para las áreas urbanas y rurales, y a nivel de departamentos. Desde noviembre de 2016, cuando se
presentaron públicamente algunos resultados preliminares de dicha encuesta, se estaba a la
espera de conocer más resultados, ya que como se afirma en el capítulo sobre género del libro El
ABC del Desarrollo en Bolivia de la Fundación INESAD (Branisa et al., 2016) los últimos datos
disponibles sobre violencia contra las mujeres de una encuesta representativa para Bolivia
correspondían a la gestión 2008 (y provenían de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de
dicho año). Tal como se discute en el mencionado capítulo, el país he experimentado importantes
reformas legislativas, especialmente desde la adopción de la Nueva Constitución Política del Estado
en 2009, que establece la igualdad de género y penaliza la violencia por razón de género. A partir
de la nueva Constitución se han promulgado varias leyes relevantes para las mujeres, entre ellas la
Ley Nº 348 (Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia) y la Ley Nº 243
(Ley Contra el Acoso y la Violencia Política hacia las Mujeres). Como no había datos posteriores a
2008, no era posible caracterizar la situación después de dichas leyes.
En este post destacamos dos resultados reportados en base a la encuesta de 2016, referidos a
información obtenida de mujeres de 15 o más años que fueron encuestadas, y planteamos dos
reflexiones. El primer resultado se refiere a si aquellas casadas o en unión libre han vivido situaciones
de violencia en su relación de pareja en los últimos 12 meses. La figura 1 muestra que muchas
mujeres (casi el 45%) han vivido situaciones de violencia en dicho periodo, siendo la situación más
grave en el área rural que en el área urbana. Son notables las diferencia entre departamentos,
destacando La Paz con 66% y Oruro con 26% de mujeres que reportan haber vivido situaciones de
violencia.
Primera reflexión: A pesar de las importantes reformas legislativas, especialmente desde la
adopción de la Nueva Constitución Política del Estado, de acuerdo a los últimos datos
disponibles (de 2016), son aún muchas las mujeres casadas o en unión libre que han vivido
situaciones de violencia en su relación de pareja en los últimos 12 meses.
Figura 1: Porcentaje de mujeres bolivianas de 15 años o más, casadas o en unión libre, que reportan
haber vivido una situación de violencia en su relación de pareja en los últimos 12 meses, según área
y departamento
Fuente: Datos del INE – Encuesta de prevalencia y características de la violencia contra las
mujeres 2016 (Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional e Instituto Nacional de
Estadística, 2017).
Sabemos que casi el 45% de las mujeres consideradas afirmaron haber vivido una situación de
violencia en su relación de pareja en los últimos 12 meses. Pero, ¿De qué tipo de violencia
estamos hablando? De acuerdo al documento del Ministerio de Justicia y Transparencia
Institucional y del Instituto Nacional de Estadística (2017), se utilizan en la encuesta, considerando
el ámbito privado, las siguientes definiciones de los tipos de violencia establecidos en la Ley 348:
Violencia física es toda acción que ocasiona lesiones y/o daño corporal, interno, externo o ambos,
temporal o permanente, que se manifiesta de forma inmediata o en el largo plazo, empleando o no
fuerza física, armas o cualquier otro medio.
Violencia psicológica es el conjunto de acciones sistemáticas de desvalorización, intimidación y
control del comportamiento, y decisiones de las mujeres, que tienen como consecuencia la
disminución de su autoestima, depresión, inestabilidad psicológica, desorientación e incluso el
suicidio.
Violencia sexual es toda conducta que ponga en riesgo la autodeterminación sexual, tanto en el
acto sexual como en toda forma de contacto o acceso carnal, genital o no genital, que amenace,
vulnere o restrinja el derecho al ejercicio a una vida sexual libre segura, efectiva y plena, con
autonomía y libertad sexual de la mujer.
Violencia patrimonial y económica es toda acción u omisión que al afectar los bienes propios y/o
gananciales de la mujer, ocasiona daño o menoscabo de su patrimonio, valores o recursos; controla
o limita sus ingresos económicos y la disposición de los mismos, o la priva de los medios
indispensables para vivir.
En la figura 2 podemos observar los porcentajes de mujeres de 15 años o más, casadas o en unión
libre, que reportaron distintos tipos de violencia. Sobresalen la violencia psicológica (39%) y después
la violencia física (21%). 15% de las mujeres reportan haber sufrido violencia sexual y 15% violencia
econonómica. Hay que tener en cuenta aquí que una mujer puede declarar uno o más tipos de
violencia en la encuesta.
Por tanto, considerando a las mujeres casadas o en unión libre, la violencia sexual en su relación de
pareja en los últimos 12 meses es un tema importante, pero no más que la violencia física o la
violencia psicológica. Esto no quiere decir, por supuesto, que el tema de la violencia sexual no sea
relevante, más aún cuando se conoce que varios tipos de violencia pueden ser ejercidos
simultáneamente.
Segunda reflexión: Para entender el fenómeno actual de la violencia contra las mujeres en
Bolivia es necesario ir más allá de la violencia sexual únicamente.
Figura 2: Porcentaje de mujeres bolivianas de 15 años o más, casadas o en unión libre, que reportan
haber vivido una situación de violencia en su relación de pareja en los últimos 12 meses, según tipo
de violencia.
Fuente: Datos del INE – Encuesta de prevalencia y características de la violencia contra las
mujeres 2016 (Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional e Instituto Nacional de
Estadística, 2017).
Nota: Una mujer puede declarar uno o más tipos de violencia.
El tema de la violencia contra las mujeres es una de las líneas de investigación que, desde la
Fundación INESAD y considerando el desarrollo como la expansión de libertades de las personas
(Sen, 1999), nos parece relevante. Cabe destacar aquí que, lamentablemente, para el caso boliviano
la base de datos recolectada mediante la Encuesta de Prevalencia y Características de la Violencia
Contra las Mujeres de 2016, no está disponible en la página web del INE, así que los investigadores
independientes no pueden utilizar los datos para tratar de entender mejor las características de la
violencia y explorar, por ejemplo, sus posibles determinantes.
La respuesta a la segunda pregunta planteada en el inicio de este texto (¿Existen estudios que
nos permitan entender el fenómeno de la violencia contra las mujeres en general; y en la
sociedad boliviana en particular?) será objeto de otro post en este blog en las siguientes semanas.
2 Concepto de violencia Simbólica
Es la violencia que se ejerce a través de patrones esteriotipados, mensajes, valores, íconos o
signos que transmiten y reproducen dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones
sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad. Implica una reproducción
encubierta y sistemática, difícil de distinguir y percibir.
Fue definida por primera vez en la década de los ’70, por el sociólogo francés Bourdieu, quien la
describió como una relación social donde el “dominador” ejerce un modo de violencia indirecta y no
físicamente directa en contra de los “dominados”, los cuales no la evidencian o son inconscientes
de dicha práctica en su contra, por lo cual se tornan “cómplices de la dominación a la que están
sometidos”.
Pierre Félix Bourdieu (Denguin, 1 de agosto de 1930 – París, 23 de enero de 2002) fue uno de los
más destacados representantes de la sociología contemporánea. Investigó sobre lo que suele
parecer trivial como parte de nuestra cotidianeidad. Por su compromiso público, se convirtió en uno
de los principales referentes de la sociedad intelectual francesa. Su pensamiento ejerció gran
influencia en la conciencia humana y social.
Para este sociólogo, la opinión pública no existe porque se encuentra manipulada y explícitamente
formulada por grupos de poder que a través de los medios de comunicación imponen sus intereses
en el pensamiento público.
Su característica imperceptible a simple vista, hace que ésta violencia pueda diferenciarse de
forma muy sencilla de la corporal. Por contraste, la agresión física o maltrato produce daños
tangibles en el cuerpo humano, fácilmente identificables.
Mientras que si la comparamos con la violencia psicológica, aunque comparten la particularidad de
ser invisibles. La diferencia radica en que ésta última provoca un daño emocional y una
disminución de la autoestima. Degrada y controla las acciones de la víctima a través de amenazas,
intimidaciones, humillaciones, manipulación o aislamiento.
5 ejemplos de violencia simbólica
Afrofeminas
2 años ago
Young black woman with afro hair style
La violencia simbólica es un concepto acuñado por Pierre Bourdieu en la década de 70 y se
utiliza para describir una relación social donde el “dominador” ejerce un modo de violencia
indirecta y no físicamente directa en contra de los “dominados”, los cuales no la evidencian y/o
son inconscientes de dichas prácticas en su contra, por lo cual son “cómplices de la dominación
a la que están sometidos” (Bourdieu, 1994).
Esta violencia está interiorizada y naturalizada hasta el punto de que creemos que las cosas
“siempre fueron así” y por lo tanto, nuestros valores y lugares dentro de la sociedad serían no
solo incuestionables, sino también inmutables.
En los medios de comunicación, es violencia simbólica todo lo que refuerza los estereotipos,
pues están poniendo a cada uno “en su sitio”, todo el que es capaz de estigmatizar es
responsable del pensamiento segregacionista, todos los segregados son “distintos a mi” y
vistos como menos personas en el inconsciente. Cuanto menos persona se es, menos
derechos y más susceptible se vuelve uno a los abusos en todas las esferas.
Pincelemos unos ejemplos de la violencia simbólica patriarcal como ejercicio de reflexión:
1) Enseñando a la mujer en situaciones de subalternancia y/o violencia
No basta que un porcentaje tan significativo de las pelis no pasen el test de sexismo, la última
fue una campaña de divulgación en vallas publicitarias de la nueva película de X Men:
Apocalipsis. El cartel de estas vallas, divulgado en junio de 2016 en Los Ángeles y Nueva York,
circuló por las redes sociales y recibió diversas críticas feministas por promover la violencia
contra la mujer. La campaña fue acusada de estar fuera de contexto al enseñar a Mística siendo
estrangulada por su antagonista Apocalipsis. La frase de cartel reza: “Solo los fuertes
sobrevivirán.”
La 20th Century Fox, responsable de la película se vio obligada a disculparse. Retiraron la
escena de la película en que Mística era estrangulada y justificó el cartel diciendo: “En nuestro
entusiasmo en enseñar la villanía del personaje Apocalipsis, no reconocimos inmediatamente
la connotación perturbadora de esta imagen en la forma impresa”. Nótese que solo hubo
preocupación por la imagen de Apocalipsis, nada se habló sobre la de Mística.
2) Diciendo a las mujeres que sus cuerpos no son suficiente buenos y que necesitan ser
moldeados/camuflados
Sujetadores push-up que nos sugieren que nuestros senos deberían ser a prueba de la
gravedad. Cremas para arrugas y tintes de pelo que insinúan que la edad es algo a ser
disimulado a todo coste. Tacones, porqué siempre podemos parecer más larguiruchas y
elegantes. Maquillajes que borran pecas, nos cambian el tamaño de los ojos, afinan nuestros
rasgos. La “operación biquini” que no significa otra cosa sino que una mujer que no parece
perfecta no es digna de enseñar su cuerpo con orgullo.
La gran novedad en este campo son los dilatadores de labios por succión. Estas ventosas se
llevan comercializando varios años, pero alcanzaron la popularidad este año gracias a un reto
planteado en las redes sociales.
3) Restringiendo la movilidad de las mujeres
Otra manera de hacer de las mujeres prisioneras de sus propios cuerpos (y de la propia
condición de mujer) es limitando sus movimientos. El burka es el ejemplo gráfico más sencillo,
entretanto, la ropa femenina occidental está creada y sirve más bien para realzar nuestra figura,
e identificar quienes somos dentro de nuestra sociedad, que para vestirnos.
Así, se habla nuevamente de los tacones, de la ropa ajustada, de las faldas desproporcionadas
que se les ponen a la niñas diciendo “estate al caso, cierra las piernas, pórtate como niña”. Las
bragas hechas de material pobre y desechable, que en conjunto con los pantalones ajustados
contribuyen a una mala salud vaginal porque no están pensadas para nuestro bien estar, y si,
para que seamos deseables para ellos.
Otra manera de restringir la movilidad de las mujeres es determinando qué sitios deberían
ocupar y “sugiriéndolas” a cuales pertenecer, y como dice Irantzu Varela, “nosotras queremos
la mitad de todo. Siempre que no seamos la mitad, se debería preguntar el por qué”.
La mujer también tiene su movilidad restringida cuando se cuestiona si va a viajar sola, cuando
las jóvenes son advertidas de lo que hacer y no hacer para no “ganarse” mala fama, cuando
en la denuncia de una violación, se pregunta a la víctima que ropa llevaba, y así en tantos otros
ejemplos.
4) Por un lenguaje tradicionalmente machista y racista
Doy por hecho que vosotras que leéis Afroféminas conocéis la fuerte representación del
patriarcado través del lenguaje castellano. ¿Pero, ya os fijáis en las palabrotas?
Hablando de palabrotas, os invito a pensar como la palabra “coño” tiene su significado
degenerado cuando es utilizada como expresión de insatisfacción cotidiana, y cuanto exprime
una violencia simbólica hacia las mujeres, naturalizando el “coño” como una cosa vulgar, banal
y despreciativa. Las palabrotas y tacos que descalifican a las mujeres con connotaciones
sexuales tienen una gran representación, vale la pena cuestionar por qué las seguimos
repitiendo si comprendemos ya su origen ideológico.
Las bromas que utilizan los estereotipos como muleta para hacer reír, sin considerar que estos
chistes están anclados en determinados valores y prejuicios solidificados en la sociedad, son
tan desagradables como las expresiones racistas estilo “moro”, “sudaca”, “negrata”, “trabajar
como un negro”, “trabajo de chinos”, “ir hecho un gitano”, “feliz como un enano”, etc. que
aunque no sea la intención de quien las usa, exprime igualmente un discurso ideológico.
Hacerse consciente de lo que se dice también es empoderamiento.
5) Por la manipulación de la historia e invisibilidad de las minorías
La hegemonía patriarcal blanca desde siempre necesita reafirmarse. Nuestra sociedad se
sustenta tal y como la conocemos también por enseñar al hombre blanco como el gran pionero,
así como a sus elementos biológicos, culturales e incluso morales, justificando de esa manera
no solo su posición y privilegios, sino también el dominio social y político.
Ejemplos clásicos serian la representación de un Jesús rubio de ojos azules y también la
representación cinematográfica de los egipcios como a una cultura blanca en medio del desierto
africano. En el propio sentido ideológico de lo que es civilización y en lo que entendemos como
salvajismo, donde queda implícito quienes son los “buenos” y quiénes son los “malos”.
Representación de la llegada de Cristóbal Colón a las islas caribeñas en 1494, fijaos en la
aura divina y de autoridad con que retrataron a Colón, además, todos los europeos están de
pie, mientras la postura corporal de los indios es de sumisión y servilismo, uno, incluso, está
de rodillas
Así, el patriarcado blanco determina lo que es deseable dentro de una cadena de valores y
todas las demás personas ajenas a él, se vuelven un poco menos personas, ya que son
recreadas a través de la mirada de éste para que asuman papeles y posiciones sociales que
les son otorgados.
No ser consciente de que se vive en una sociedad que actúa con un sistema de privilegios
permite que ellos sigan existiendo, ya que los privilegios siempre se obtienen a costa de los
derechos de alguien.
La violencia simbólica hacia las mujeres
Violencia simbólica es un concepto creado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu en la década
de los 70, que en ciencias sociales se utiliza para describir las formas de violencia no ejercidas
directamente mediante la fuerza física, sino a través de la imposición por parte de los
sujetos dominantes a los sujetos dominados de una visión del mundo, de los roles sociales,
de las categorías cognitivas y de las estructuras mentales.
Constituye por tanto una violencia dulce, invisible, que viene ejercida con el consenso y el
desconocimiento de quien la padece, y que esconde las relaciones de fuerza que están debajo de
la relación en la que se configura.
Según la psicopedagoga clínica Laura Gutman, la violencia simbólica puede ser mucho más letal
de lo que en principio nos podemos imaginar. Las diversas formas de violencia simbólica
tienen la dificultad de ser primero identificadas como violencia ya que no se notan, no se
saben, no se presuponen. Así pueden mantenerse mucho más tiempo en acción sin ser
descubiertas. En cambio, la violencia activa es más fácil de identificar y puede ser tratada a
tiempo.
Este concepto, posteriormente clave en su obra teórica, viene formulado por Bourdieu en sus
estudios sobre la sociedad Cabilia (en: la dominacion masculina) y el sistema educativo francés
(en: los herederos: los estudiantes y la cultura). Estas dos investigaciones proporcionan los dos
ejemplos clásicos de violencia simbólica que el sociólogo propone: La imposición arbitraria de un
arbitrio cultural y la reproducción del dominio masculino sobre las mujeres mediante la
naturalización de las diferencias entre géneros.
La violencia simbólica esta estrechamente ligada a otros conceptos de Bourdieu como el habitus,
el proceso a través del cual se desarrolla la reproducción cultural y la naturalización de
determinados comportamientos y valores, el proceso por el que las relaciones simbólicas
repercuten en efectos directos sobre el cuerpo de los sujetos sociales.
Bourdieu nos habla de cómo naturalizamos e interiorizamos las relaciones de poder,
convirtiéndolas así en evidentes e incuestionables, incluso para los sometidos. De esta manera
aparece lo que Bourdieu llama violencia simbólica, la cual no sólo está socialmente construida sino
que también nos determina los límites dentro de los cuales es posible percibir y pensar.
Tenemos que tener en cuenta que el poder simbólico sólo se ejerce con la colaboración de quienes
lo padecen porque contribuyen a establecerlo como tal. Según Foucault, no podemos hablar de
relación de poder sin que exista una posibilidad de resistencia. El subordinado no puede ser
reducido a una total pasividad sino que tiene la opción de buscar otras formas de responder al
poder tanto individuales como colectivas.
Como advierte Bourdieu (1999), la violencia simbólica no es menos importante, real y efectiva
que una violencia activa ya que no se trata de una violencia “espiritual” sino que también
posee efectos reales sobre la persona.
Violencia simbólica, la que no se ve
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Es una forma de agresión que todavía resulta difícil de distinguir y percibir, porque está
inmersa en lo cotidiano y, a través de sus mensajes, naturaliza situaciones que no son
naturales, como la violencia o la falta de respeto a las mujeres. Por Ana Roberts.
Los medios de comunicación nos tienen acostumbradas a cientos de imágenes que, si nos
detuviéramos a pensar, nos sublevarían. Pero las vemos, en algunos casos, sin pronunciar palabra
y sin tener demasiada conciencia de la violencia que esconden. Podemos ver en televisión a un
grupo de mujeres que bailan mientras un hombre entra en escena pasando por encima de ellas
como si fueran parte de la escenografía, a un periodista de espectáculos que le exige a cualquier
mujer que se le cruce por el camino que le dé “un pico”, a alguien que le corta con una tijera la
“pollerita” a una mujer mientras ella se ríe entre incómoda y seductora; o una publicidad en la que
el marido le grita desde el baño a su mujer que se acabó el desodorante de ambientes y ella corre
–sonriente, claro– a traerle uno nuevo.
También podemos salir a la calle y ver carteles con publicidades en las que un joven se encuentra
entre dos mujeres y se pregunta por qué elegir entre “la rubia y la morocha” si puede quedarse con
las dos. Pero eso no es todo. Prendemos la radio y en cualquier dial podemos escuchar una
conversación, que pretende ser divertida, en la que un periodista o un conductor nos cuenta que su
compañera luce hoy un escote para el infarto y nos invita a imaginarla mientras ella ríe a
carcajadas, no sea cuestión que la tilden de “mala onda”.
Todo esto que algunas veces percibimos y otras muchas no; que por momentos nos puede
incomodar, pero que desestimamos con un “es normal, es lo natural… tampoco voy a exagerar”,
que dejamos pasar más de lo que creemos tiene un nombre: “violencia simbólica”. La mayoría de
las veces son las mujeres las víctimas de los mensajes que las relegan, las reducen a meras
expertas en productos de limpieza, a gastadoras compulsivas, a objetos del deseo de los hombres
o a mujercitas que sólo están allí para satisfacer los deseos del varón.
Durante una charla con Sophia, Daniela Allerbon, licenciada en Economía con un posgrado en
Gestión Política y Cultural y miembro del Consejo Nacional de la Mujer, nos explica por qué se
habla tan poco de la violencia simbólica, cómo opera, por qué a veces nos cuesta identificarla y
cómo podemos defendernos de ella.
–Daniela, ¿qué es la violencia simbólica y por qué se habla tan poco de ella?
–En primer lugar, es importante distinguir entre distintos tipos o niveles de violencia: la violencia
física, la violencia psicológica y la violencia simbólica. La física es cualquier forma de agresión o
maltrato que produce un daño físico; es claramente identificable porque deja marcas visibles. La
violencia psicológica, en cambio, produce un daño emocional y una disminución de la autoestima;
busca degradar o controlar las acciones de la mujer mediante amenazas, intimidaciones,
humillaciones, manipulación o aislamiento, entre otras formas. La violencia simbólica es la que
utiliza patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos para transmitir y reproducir la
dominación, la desigualdad y la discriminación, naturalizando la subordinación de la mujer en la
sociedad. Es la más difícil de distinguir y percibir.
–¿Por qué?
–Porque la violencia física es evidente: hay un moretón que se puede ver o un golpe que puede
ocasionar una lesión y se puede comprobar, y existe un consenso casi unánime en condenarla. A
la violencia psicológica hay cada vez más consenso para condenarla, pero todavía existe una
dificultad para reconocer la manipulación o la amenaza velada, y además exige una conciencia
mayor de la mujer que la sufre. De todas maneras, una vez desenmascarada, resulta evidente e
igualmente condenable que la violencia física. En el caso de la violencia simbólica es diferente,
porque está metida en el lenguaje cotidiano y, aunque el principal canal o vehículo de transmisión
sean los medios de comunicación, atraviesa todas nuestras expresiones culturales, cada una de
nuestras palabras.
–¿Por ejemplo?
–Es violencia simbólica un aviso publicitario que pone a la mujer como única responsable del
cuidado de la casa, de los hijos, de la limpieza y, sobre todo, cuando la muestra como un mero
objeto de deseo. Es violencia simbólica un cartel en un aeropuerto que para indicar un baño pone
sólo el ícono masculino; es violencia simbólica cuando se dice “los hombres” en lugar de decir
“varones y mujeres”. Se genera violencia simbólica cuando a una mujer se la considera “sujeto” y
se la respeta sólo cuando es madre y se habla del “coraje de las madres” en lugar del “coraje de
las mujeres”. Así, se utiliza un lenguaje que no nos contiene, que no nos tiene en cuenta.
–Como una publicidad de electrodomésticos que decía algo así como “amas de casa eran
las de antes” y mostraba a una mujer muy sexy, acostada sobre un lavarropas.
–El mensaje era simple: “Antes la mujer se tenía que pasar horas lavando y planchando, y ahora
tiene tiempo para arreglarse y ponerse sexy”. ¿Para quién? Otra vez, ¡para el hombre! Porque si
fuese un mensaje dirigido realmente a una mujer, tal vez sí la mostraría con tiempo para ponerse
linda; pero para estar bien con ella, desarrollarse, hacer lo que le gusta, y no para posar con
lencería “súper hot” como súmmum de la liberación femenina.
–¿Los medios son los responsables de esta violencia?
–Sí. Aunque los medios reproducen este lenguaje que existe en la sociedad, ellos tienen un peso
importante porque lo legitiman. Pero también es necesario reconocer que la responsabilidad es de
todos. En primer lugar, de los que reproducimos en nuestras conversaciones cotidianas la idea de
que la mujer debe quedar relegada, ocuparse sólo del colegio, de los chicos, o cocinar para el
marido. Una de las consecuencias de esta discriminación es que las mujeres sientan que deben
trabajar como nadie en su empresa para que no las descalifiquen “por ser mujer”, aunque de hecho
vayan a ganar en promedio un 20% menos que el varón por el mero hecho de ser mujeres. Por
eso, nuestro primer objetivo es desnaturalizar este lenguaje.
–¿Qué querés decir con “desnaturalizar”?
–En primer lugar, hacer visible lo que es invisible; “visibilizar” esa violencia; mostrar ese lenguaje
que contiene todo el tiempo marcas que nos excluyen, que nos relegan y que hace que
“naturalicemos” una situación social de violencia, de dominación, donde nosotras siempre somos
“lo que no se ve”, el resto, el complemento, el opuesto del varón, lo que no se nombra con nombre
propio, “lo incompleto”. Desnaturalizar es, en definitiva, generar conciencia en todas y en todos.
Que se den cuenta de que no es “natural” que el hombre sea violento como nos dice una
publicidad de desodorante masculino, o que es “cazador de mujeres”, o que el varón desde
chiquito está determinado a la acción y la mujer, a ser la princesita de la casa que se queda
sentadita frente al espejo para que la miren.
–Hay ejemplos más burdos, como el que vimos recientemente en una revista…
–Sí. Te referís a la producción de fotos de Victoria Vanucci en la que ella aparece semidesnuda y
ensangrentada porque se dice que el marido le pega. Desde el Consejo de la Mujer expresamos
nuestro repudio hacia esa producción de fotos que, además, iba acompañada de una cita textual
que decía: “Amo el dolor”. Consideramos que esa producción humilla a la mujer y atenta contra su
dignidad. Además, denunciamos que ese medio incurre en violencia mediática y simbólica, en el
marco de la Ley 26.485 –Ley Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las
Mujeres en los Ámbitos en que desarrollan sus Relaciones Interpersonales–, porque frivoliza una
situación de violencia familiar y legitima y naturaliza la agresión. El medio no sólo reproduce la
violencia que podía sufrir esa modelo, sino que la legitima como si de fondo se oyese “Pero si le
gusta…”, que es el eterno discurso machista sobre la violencia: “Pero si le gusta que le pegue, si le
gusta que le grite”.
–Tengo entendido que también hicieron algo similar con una campaña publicitaria de
desodorante masculino.
–Sí, también se emitió un comunicado repudiando esa campaña, que para el Consejo de la Mujer
es un caso emblemático. Se denunció que infringe la Ley 26.485 y se convocó a la empresa a
conversar en el marco del Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión. La campaña
consiste en un conjunto de publicidades en el que el hombre se muestra como un “cazador” de
mujeres. Además, se completa con un juego interactivo disponible en una página web, en la que el
hombre suma puntos dando garrotazos a las mujeres para cazarlas. En este caso, la mujer es
siempre el objeto de placer, el objetivo de su caza, y el mensaje fundamental es que el hombre es
un cazador por instinto… El contenido de toda esta campaña propone la violencia física como una
modalidad de trato entre varones y mujeres, posiciona a las mujeres sólo como objetos de
conquista para el varón y los estigmatiza a ellos mismos como seres que sólo se relacionan con las
mujeres con fines sexuales.
–Un lugar también incómodo para el varón…
–Por supuesto, no es válido pensar que todos los varones son violentos, o que todos quieren verse
siempre como cazadores, o mostrar la violencia y la dominación como instintos naturales del varón.
¡La violencia no es natural!
–¿La violencia de género afecta sólo a las mujeres?
–Evidentemente, no. La violencia de género no es sólo un tema de las mujeres. Basta pensar en
cómo este tipo de mensajes y publicidades van configurando la mentalidad de los más chicos. Hay
una publicidad infantil de un chocolate, que muestra a una familia con dos hijos y una nena y los va
describiendo a cada uno; a los varones los muestra jugando, peleando, activos, deportistas, y a la
mujer… ¡sentada frente a un espejo vestidita de princesa! La madre dice: “¡Y ella es mi princesa!”.
Está bien, puede ser un halago, pero el reverso de esto es: “Ella no va a ‘ser’ nada, va a ‘ser’
siempre y únicamente un objeto para mirar, admirar o, en todo caso, utilizar para el placer”. Tal vez
alguien pueda tacharnos de exageradas pero es real: la violencia simbólica opera de esta manera,
se vuelve constitutiva del lenguaje, y después nos parece “natural” que a una mujer le corten la
pollera en televisión.
–Pero el discurso funciona.
–Sí… porque vende, porque alimenta de alguna manera el sentimiento de poder masculino, de
dominación. Atención, no es que los medios lo inventen –ya hablamos de una violencia física y
psicológica que existe en la sociedad–, sino que reproducen alegremente, con frivolidad, lo que se
ve como natural en el entorno. Ahí es donde tenemos que actuar y donde, de hecho, actuamos al
impulsar la ley que intenta ser un instrumento a través del cual se pueda sancionar como delito a
esta violencia simbólica que circula “naturalmente” a través de los medios y se filtra continuamente
en nuestro lenguaje. Tengo entendido que en Inglaterra le exigieron levantar a la empresa de
desodorante masculino la campaña publicitaria sobre cazadores, pero ellos prefirieron pagar la
multa y seguir adelante con la campaña. ¿Por qué? ¡Porque vendía muy bien!
–¿Desde cuándo tenemos esta ley que combate la violencia simbólica?
–El 1 de abril de 2009 el Congreso Nacional promulgó la Ley Nacional Nº 26.485. Esta ley sirve
para proteger a las mujeres de situaciones de violencia en todos los ámbitos en los que actúen. Es
una ley más abarcativa. Antes teníamos leyes parciales, como la ley de violencia familiar. Ahora,
con la Ley 26.485 tenemos una ley más exhaustiva que permite una protección más amplia de la
mujer e incluye por primera vez la violencia simbólica.
–¿Está en vigencia?
–La ley está en vigencia porque ya fue promulgada y se acaba de firmar el decreto para su
reglamentación. O sea que ya puede ser aplicada y, entre otras cosas, se puede sancionar a los
que la incumplan. Entiendo que el decreto reglamentario saldrá próximamente.
–¿Cómo podemos colaborar desde lo cotidiano para ser más conscientes y no reproducir
esta violencia simbólica?
–En primer lugar, desde cada una de nuestras conversaciones cotidianas, evitando reproducir con
nuestro lenguaje la idea de que la mujer debe quedar relegada, ocuparse en exclusiva de la
crianza los chicos, del marido, estar sometida a distintos tipos de violencia, sin poder pensar en un
proyecto propio más allá de la maternidad, sin atreverse a desear. Por otra parte, denunciando a
las empresas cuando a través de la publicidad para vender sus productos transmitan mensajes
discriminatorios y violentos, y también a los medios de comunicación que reproducen esta
violencia. Tenemos que hacer visible esa violencia, tener conciencia y no tomar como natural,
como dado, lo que solemos ver en los medios o en la sociedad.
Violencia simbólica o violencia invisible
Burka Graduation
Violencia simbólica es un concepto creado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu en la década
de los 70, que en ciencias sociales se utiliza para describir las formas de violencia no ejercidas
directamente mediante la fuerza física, sino a través de la imposición por parte de los sujetos
dominantes a los sujetos dominados de una visión del mundo, de los roles sociales, de las
categorías cognitivas y de las estructuras mentales.
Constituye por tanto una violencia dulce, invisible, que viene ejercida con el consenso y el
desconocimiento de quien la padece, y que esconde las relaciones de fuerza que están debajo de
la relación en la que se configura. Según la psicopedagoga clínica Laura Gutman, la violencia
simbólica puede ser mucho más letal de lo que en principio nos podemos imaginar. Las diversas
formas de violencia simbólica tienen la dificultad de ser primero identificadas como violencia ya que
no se notan, no se saben, no se presuponen. Así pueden mantenerse mucho más tiempo en
acción sin ser descubiertas. En cambio, la violencia activa es más fácil de identificar y puede ser
tratada a tiempo.
Este concepto, posteriormente clave en su obra teórica, viene formulado por Bourdieu en sus
estudios sobre la sociedad Cabilia (en: la dominacion masculina) y el sistema educativo francés
(en: los herederos: los estudiantes y la cultura). Estas dos investigaciones proporcionan los dos
ejemplos clásicos de violencia simbólica que el sociólogo propone: La imposición arbitraria de un
arbitrio cultural y la reproducción del dominio masculino sobre las mujeres mediante la
naturalización de las diferencias entre géneros. La violencia simbólica esta estrechamente ligada a
otros conceptos de Bourdieu como:

habitus, el proceso a través del cual se desarrolla la reproducción cultural y la naturalización de
determinados comportamientos y valores.

incorporación el proceso por el que las relaciones simbólicas repercuten en efectos directos
sobre el cuerpo de los sujetos sociales.
Bourdieu nos habla de cómo naturalizamos e interiorizamos las relaciones de poder,
convirtiéndolas así en evidentes e incuestionables, incluso para los sometidos. De esta manera
aparece lo que Bourdieu llama violencia simbólica, la cual no sólo está socialmente construida sino
que también nos determina los límites dentro de los cuales es posible percibir y pensar.
Debemos tener en cuenta que el poder simbólico sólo se ejerce con la colaboración de
quienes lo padecen porque contribuyen a establecerlo como tal. Según Foucault, no podemos
hablar de relación de poder sin que exista una posibilidad de resistencia. El subordinado no puede
ser reducido a una total pasividad sino que tiene la opción de buscar otras formas de responder al
poder tanto individuales como colectivas.
Como advierte Bourdieu (1999), la violencia simbólica no es menos importante, real y efectiva que
una violencia activa ya que no se trata de una violencia “espiritual” sino que también posee efectos
reales sobre la persona.
Que es la violencia simbólica
Violencia simbólica es un concepto creado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu en la década
de los 70, que en ciencias sociales se utiliza para describir las formas de violencia no ejercidas
directamente mediante la fuerza física, sino a través de la imposición por parte de los sujetos
dominantes a los sujetos dominados de una visión del mundo, de los roles sociales, de las
categorías cognitivas y de las estructuras mentales.
Constituye por tanto una violencia dulce, invisible, que viene ejercida con el consenso y el
desconocimiento de quien la padece, y que esconde las relaciones de fuerza que están debajo
de la relación en la que se configura.
Según la psicopedagoga clínica Laura Gutman, la violencia simbólica puede ser mucho más
letal de lo que en principio nos podemos imaginar. Las diversas formas de violencia simbólica
tienen la dificultad de ser primero identificadas como violencia ya que no se notan, no se saben,
no se presuponen. Así pueden mantenerse mucho más tiempo en acción sin ser descubiertas.
En cambio, la violencia activa es más fácil de identificar y puede ser tratada a tiempo.
Este concepto, posteriormente clave en su obra teórica, viene formulado por Bourdieu en sus
estudios sobre la sociedad Cabilia (en: la dominacion masculina) y el sistema educativo francés
(en: los herederos: los estudiantes y la cultura). Estas dos investigaciones proporcionan los dos
ejemplos clásicos de violencia simbólica que el sociólogo propone: La imposición arbitraria de
un arbitrio cultural y la reproducción del dominio masculino sobre las mujeres mediante la
naturalización de las diferencias entre géneros.
La violencia simbólica esta estrechamente ligada a otros conceptos de Bourdieu como


habitus, el proceso a través del cual se desarrolla la reproducción cultural y la naturalización
de determinados comportamientos y valores.
incorporación el proceso por el que las relaciones simbólicas repercuten en efectos directos
sobre el cuerpo de los sujetos sociales.
Bourdieu nos habla de cómo naturalizamos e interiorizamos las relaciones de poder,
convirtiéndolas así en evidentes e incuestionables, incluso para los sometidos. De esta manera
aparece lo que Bourdieu llama violencia simbólica, la cual no sólo está socialmente construida
sino que también nos determina los límites dentro de los cuales es posible percibir y pensar.
Tenemos que tener en cuenta que el poder simbólico sólo se ejerce con la colaboración de
quienes lo padecen porque contribuyen a establecerlo como tal. Según Foucault, no podemos
hablar de relación de poder sin que exista una posibilidad de resistencia. El subordinado no
puede ser reducido a una total pasividad sino que tiene la opción de buscar otras formas de
responder al poder tanto individuales como colectivas.
Como advierte Bourdieu (1999), la violencia simbólica no es menos importante, real y efectiva
que una violencia activa ya que no se trata de una violencia “espiritual” sino que también posee
efectos reales sobre la persona.
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