Subido por Benny Rojas

CARA O SELLO Rojas Villadeza Benny

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CARA O SELLO: El lado oscuro de la integración
La integración económica es el proceso a través del cual las trabas al comercio entre
dos o más países se reducen progresivamente hasta su eliminación. Este concepto es
percibido instintivamente como algo bueno debido a que al mismo tiempo se habla de
bienestar, especialización y productividad. Sin embargo, muy poco se comenta de las
implicancias negativas. A continuación, se explicarán dichas implicancias en el eslabón
más alto de este proceso: la unión monetaria.
La integración económica decanta finalmente en la unión monetaria. Este es el
máximo hito al que cualquier fase anterior de integración aspira. ¿Y cómo no? Se reducen
costos de transacción y la incertidumbre, además de que genera un ambiente predilecto para
la inversión, el empleo y el crecimiento económico en general. No obstante, esta última
fase, debido a su naturaleza, debe ser complementada con una armonización de políticas o
unión política.
La gestión macroeconómica de un país se realiza a través de la política monetaria y
fiscal que regulan el precio y la cantidad de dinero, y los ingresos y gastos públicos. En
momentos de recesión, la principal herramienta para combatir la coyuntura es una política
expansiva que, del lado monetario, reduzca la tasa de interés o precio del dinero y, del lado
fiscal, amplié el gasto público o reduzca los tributos.
Es así que, mientras la unión monetaria esté en vigor, se pierde la libertad de aplicar
una política monetaria, de tipo de cambio o fiscal, ya que la integración demanda
homogeneidad política entre los países miembros. Es por esto que la tasa de interés no
puede ser cambiada, el gasto público se encuentra limitado, así como los niveles de déficit
fiscal, y la manipulación del tipo de cambio, la más útil herramienta que utilizan los
gobiernos para equilibrar la balanza comercial y compensar la pérdida de competitividad,
queda totalmente descartada. Todo esto deja muy vulnerables a los países miembros de una
unión monetaria frente a una recesión o cualquier coyuntura adversa.
Existen abundantes propuestas para dar cara a estas circunstancias, como la de
Joaquín Arriola (1997), quien sugiere que la única política para compensar las disparidades
en la productividad entre regiones es la salarial. Si un gobierno se ve acorralado por las
limitaciones impuestas por la unión monetaria y política y necesita aumentar su
productividad lo va a hacer mediante la reducción de los salarios, y, por tanto, de los costos.
Esta medida alienta la producción y posteriormente la exportación en detrimento de los
trabajadores y sus familias.
Es necesario aclarar que las consecuencias descritas no son para todos los miembros,
sino para los relativamente más atrasados. Estos países se verían amenazados y con pocas
alternativas al enfrentar una recesión u otro acontecimiento económico infortunado. Es por
esto que percibo imprescindible un exhaustivo estudio de las consecuencias que conlleva el
pertenecer a una unión monetaria y política. Y además de esto, también sería provechoso
contar con hábiles dirigentes que sepan lidiar con situaciones altamente demandantes. Solo
de esta manera se puede sacar provecho y disfrutar de todos los beneficios que supone ser
parte de la fase más ambiciosa de una integración económica.
Benny Rojas
Estudiante de la Carrera de Administración
de Negocios Internacionales de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos
[email protected]
Bibliografía:
Arriola, J. (1 de febrero de 1997). Consecuencias de la Unión Monetaria y Económica.
Noticias Obreras. 16(60), p.17.
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