Subido por Oscar Zelada

EL AMOR CONYUGAL parte 1

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EL AMOR CONYUGAL
¿Qué es el amor conyugal? Para entender correctamente la expresión, debemos considerar
que el término “conyugal“ viene de “compartir el mismo yugo“. Nos da ya una idea de esa
unidad que existe entre los esposos unidos en matrimonio que trabajan y viven bajo el mismo
“yugo“, formando. una única realidad, “una sola carne“.
Que es cónyuge: En derecho, se denomina cónyuge a cualquiera de las personas físicas que
forman parte de un matrimonio. El término «cónyuge» es de género común,1 es decir, se
puede usar para referirse a un hombre («el marido» o «el cónyuge») o a una mujer («la mujer»
o «la cónyuge»). Cuando el sexo es desconocido normalmente se dice «cónyuge» aunque
también se puede decir «el o la cónyuge».
Utilizando palabras algo más técnicas, podemos decir que el amor conyugal es el amor que se
da entre el varón y la mujer que se han unido en matrimonio. Se trata de un amor que exige la
diferenciación y complementariedad de los sexos, y en el que el cuerpo y el alma concurren
inseparablemente.
La unidad formada por el matrimonio es de tal riqueza y densidad que requiere, por parte de
los contrayentes, la voluntad de compartir todo su proyecto de vida, lo que tienen y lo que son.
La unidad en la “carne“ hace referencia a la totalidad de la feminidad y masculinidad en los
distintos niveles de su recíproca complementariedad: el cuerpo, los afectos, el carácter, la
psicología, la inteligencia, la voluntad, el alma.
Por el matrimonio sacramental, los esposos asumen un nuevo modo de vivir que tiene como
modelo el amor oblativo y sacrificial de Cristo por la Iglesia, la amó y se entregó por Ella.
Viviendo en la lógica del don de sí, los esposos comienzan a formar una comunidad de vida y
amor. El amor debe ser el principio y la fuerza de esta nueva comunidad. Se “deben“ amor el
uno al otro, ya que por el matrimonio se han convertido el uno para el otro en verdadera parte
de sí mismo.
“ Hay que cuidar el amor como una planta, una relación en pareja
hay que cuidarla regarla, si necesita sol sacarla y en algunos casos
transplantarla para que siga creciendo y cada vez sea más fuerte. ”
El Papa Benedicto XVI dice: “A muchos, el Señor los llama al matrimonio, en el que un hombre
y una mujer, formando una sola carne (cf. Gen 2, 24), se realizan en una profunda vida de
comunión. Es un horizonte luminoso y exigente a la vez. Un proyecto de amor verdadero que
se renueva y ahonda cada día compartiendo alegrías y dificultades, y que se caracteriza por la
entrega de la totalidad de la persona. Por eso, reconocer la belleza y bondad del matrimonio,
significa ser conscientes de que solo un ámbito de fidelidad e indisolubilidad, así como de
apertura al don divino de la vida, es el adecuado a la grandeza y dignidad del amor
matrimonial“ (20-8-2011).
¿Cuáles son las características del amor conyugal?
Podemos señalar varias:
1) Es un amor plenamente humano, que incluye todas las dimensiones de la persona. No
puede ser solamente físico, ni solamente espiritual, sino que debe integrar esas dimensiones
en su debida subordinación. Es un amor que ha de ir “de persona a persona con el afecto de
la voluntad“ (GS, 49).
2) Es un amor total, de toda la persona a toda la persona, y además de manera definitiva. Es
un amor desinteresado y definitivo. Es desinteresado porque la otra persona no puede ser
instrumentalizada en beneficio propio. Es definitivo porque esa unidad interpersonal que se ha
formado a todos los niveles no puede ser algo que dure solamente por un tiempo. Dice el
Papa Pablo VI: “Los esposos, como tales, han de compartir generosamente todo, sin reservas
y cálculos egoístas. Quien ama de verdad a su propio consorte no ama solo por lo que de él
recibe, sino por sí mismo, gozoso de poderlo enriquecer con el don de sí“ (HV, 9).
3) Un amor fiel y exclusivo: Si el amor conyugal es total y definitivo porque va de persona a
persona, abarcándola en su totalidad, ha de tener también como característica necesaria la
fidelidad. El amor conyugal que “lleva a los esposos a un don libre y mutuo de sí mismos (…)
ha de ser indisolublemente fiel, en cuerpo y alma, en la prosperidad y en la adversidad y, por
tanto, ajeno a todo adulterio y divorcio“ (GS, 49).
4) Un amor abierto a la vida. Por su naturaleza y dinamismo el amor conyugal está orientado a
prolongarse en nuevas vidas, no se agota en los esposos. La apertura a la fecundidad es
criterio de autenticidad del amor matrimonial, aunque de hecho no surjan nuevas vidas de la
unión esponsal. Sin esa apertura a la fecundidad, la relación conyugal no puede ser
considerada ni siquiera como manifestación de amor. El amor conyugal es esencialmente don,
rechaza cualquier forma de reserva y, por su propio dinamismo, exige abrirse y entregarse
plenamente, dejando siempre abierta la posibilidad de que Dios quiera asociarles a su amor
creador haciendo surgir una nueva vida.
El amor conyugal es participación en el misterio del amor de Dios. En la celebración del
sacramento del matrimonio, el Señor “sale al encuentro de los esposos (…). El amor conyugal
auténtico es asumido por el amor divino, y se rige y enriquece por la virtud redentora de Cristo
y la acción salvífica de la Iglesia para conducir eficazmente a los cónyuges a Dios“ (GS, 48).
No puede dejar de sorprendernos la sublime vocación de los esposos a amarse como Cristo
amó a su Iglesia. La debilidad del amor humano es asumida y fortalecida en la potencia del
amor divino, que le hace capaz de superar el egoísmo y vivir el don de sí mismos, incluso de
manera heroica.
Sta. María de Caná, Tú que intercediste por los esposos en necesidad, acompaña a nuestras
familias, cuida de ellas, asiste con tu solicitud materna a tus hijos, para que no falte nunca
entre los esposos el vino nuevo del amor de tu Hijo. Amén.
2. La importancia de la comunicación en la pareja
La importancia de una comunicación conyugal eficaz
Autor: Enrique Pérez G., MSc Matrimonio y Familia,
Adaptado por Mireya Flor
Fotos: http://www.sxc.hu/photo/907016. Autor: Geoffrey Woodley
http://www.sxc.hu/photo/780413. Autor: Martin Rotovnik, Slovenia
Matrimonio
El principal motivo que los esposos alegan en el momento de una separación matrimonial es la
incompatibilidad de caracteres, que no es otra cosa que la falta de una comunicación conyugal
eficaz.
El matrimonio es una nueva realidad para un hombre y una mujer que se aman y han decidido unir
sus vidas para siempre, en la que el vivir se convierte en convivir
y, el existir, en coexistir.
Tomás Melendo afirma: “La vida conyugal no se puede reducir al encuentro de dos cuerpos y peor
aún al de dos sueldos, sin que se dé el de dos corazones, manifestado y enriquecido a través de la
palabra hablada. Cabe afirmar que sin diálogo no hay familia. Comunicarse es más que un simple
conversar, es un medio para intercambiar ideas e inquietudes y encontrar entre ambos la mejor
solución a los problemas que puede plantear la familia. Al mismo tiempo es un medio magnif́ ico
para fortalecer el amor, haciendo partícipe al cónyuge de los propios sentimientos, de las propias
necesidades, alegrías, expectativas y esperanzas. Es bajar la guardia por completo y colocarse
hondamente en contacto con el otro para conocerlo hasta el fondo.”
¿Cómo llevar a la práctica una comunicación eficaz?
Una condición clave para fortalecer la comunicación matrimonial es tomar las decisiones de
manera conjunta y corresponsable para que ambos esposos estén al tanto de lo que ocurre en el
hogar y se involucren con cabeza y corazón en la vida familiar. Lo más nefasto que puede ocurrir
en el matrimonio es que los esposos lleven vidas paralelas, que cada uno se dedique solo a lo
suyo, porque poco a poco se convertirán en dos extraños que no tendrán nada significativo para
compartir y no lograrán conseguir la
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unidad familiar. A continuación se explican las decisiones más comunes que se deben tomar:
Toma de decisiones
Decisiones personales autónomas son aquellas que no hace falta comunicar al cónyuge porque
son opinables y no afectan la armonía familiar, como por ejemplo: jugadores o equipos de deportes
que se prefieren, colores, o decisiones menores que se toman habitualmente.
Decisiones personales que conviene informar al cónyuge son las relacionadas con gastos
menores, horarios de trabajo, motivos de tardanza, comunicar atrasos, citas escolares, estados de
salud, etc.
Decisiones personales que se deben tomar sólo después de consultar con el cónyuge. Son las
decisiones relacionadas con el cambio de trabajo, lugar de vivienda, viajes por motivos de trabajo,
estudios y aquellas que afecten el normal desenvolvimiento de la familia.
Y, finalmente, decisiones que se deben tomar en consenso son aquellas que involucran las
responsabilidades compartidas por los padres de familia, como las que se relacionan con los hijos
y el desenvolvimiento de la vida familiar. Son de vital importancia y se describen a continuación:
Acuerdos por consenso

Presupuesto familiar y cómo manejarlo: es beneficioso que los esposos se pongan de
acuerdo y juntos preparen su presupuesto familiar, así los dos podrán ajustarse al mismo.
Quien esté más preparado, sea más práctico o tenga más tiempo, puede manejar y administrar
los gastos. También pueden dividirse las responsabilidades de acuerdo a sus capacidades. Lo
importante es que siempre, ambos, estén informados de los gastos y la situación económica
real.

Asuntos relacionados con la religión: Para que la educación sea eficaz es indispensable
que exista coherencia entre lo que los padres enseñan y su comportamiento, porque el ejemplo
constituye el modelo más convincente a seguir. Es conveniente que ambos esposos compartan
las creencias religiosas para que puedan practicar en familia todos sus preceptos, lo cual
constituye una manera positiva de fomentar la unión familiar. Si no pertenecen a la misma
religión, al contraer matrimonio deben haber escogido una para formar en ella a los hijos, y el
otro cónyuge deberá respetar y apoyar esa decisión.

Amigos: los casados ya no pueden continuar con las actividades de sus “amigotes
solteros” (farras, viajes, juegos, etc.), porque cuando se casaron hicieron una elección, y
cuando se hace una elección se dejan otras, y para siempre. La familia
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se convierte en su prioridad. Por lo tanto, es aconsejable tener amistades comunes con las que
puedan reunirse y compartir intereses similares como paseos, juegos, conversaciones familiares,
etc.

Relaciones in
́ timas: no debe existir el abuso ni la violencia. Cada uno debe conocer al otro
para que la relación sea tierna y placentera para ambos. Se deben respetar los tiempos de
cada uno y no forzar actos que vayan en contra de la voluntad de alguno de ellos.

Estilo familiar: es muy importante porque se refiere a las normas, principios, deberes y
derechos que deben regir en el hogar. Debe ser reflexionado y adoptado por marido y mujer y
se puede ir mejorando a lo largo de la vida familiar. ¿Cómo van a educar a los hijos?, ¿Qué y
cómo se les va a exigir?, ¿Qué está permitido y qué no?, ¿Cómo celebrarán cumpleaños,
navidades?, etc.

Reparto de tareas en casa: en la actualidad es preciso que ambos cónyuges colaboren en
las tareas del hogar. Este ejercicio además contribuye a una unión más efectiva y a una mejor
comprensión matrimonial.

Colegio: cuando los hijos se encuentran en edad de ir al colegio, cuando sea posible, es
conveniente que los esposos se interesen por visitar varias instituciones educativas y luego
hagan una lista de ventajas y desventajas, las analicen y elijan una que les dé la seguridad de
que se será un apoyo en la formación de sus hijos y evitar que se aventuren a poner en
cualquier institución de dudoso desempeño.

Tiempo libre y vacaciones: es recomendable que se analicen las ventajas y desventajas
de un sitio u otro como: la distancia, el costo, actividades que se pueden realizar, seguridad,
etc., y tomar la decisión más favorable. Los hijos también pueden participar según sus edades.

Cambios de domicilio por trabajo: esta posibilidad requiere ser bien estudiada y analizada
porque involucra un cambio radical en la vida familiar.
¿Cómo lograr una comunicación efectiva?

Saber escuchar: se debe atender mirando a los ojos, con paciencia, con cariño,
con una buena predisposición y sin sacar conclusiones apresuradas. Como dice un
adagio popular: “Se tienen dos orejas y una boca para escuchar el doble de lo que se
habla.”

Repetir: para asegurarse de que se ha entendido bien el mensaje, sobre todo en
cuestiones de fondo, para evitar los malos entendidos y las malas explicaciones.

Responder: expresando las ideas de manera clara y no con sonidos inarticulados
como pss, mmm, si, no, etc.

Atender con buena actitud: para atender apropiadamente al cónyuge se debe
apagar la tv, cerrar el periódico, etc.

Valentía y espíritu positivo: exponer con franqueza y sin miedo, pero con
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delicadeza y prudencia, aquello que le inquieta o le tiene inseguro y molesto a
cada uno.

Empezar por uno: la mejor manera de empezar un cambio positivo es siendo proactivo: “si
quiero que mi cónyuge cambie, debo cambiar yo primero”.

Decidir juntos lo mejor: una vez realizadas las exposiciones, se debe reflexionar acerca de
los hechos y opiniones; dejar los egoísmos de lado y pensar en el bien común para encontrar
la verdad o la mejor opción para ambos o para el entorno familiar.
Consejos para sobrellevar las discusiones
1. No se debe eludir una discusión ni interrumpirla saliendo de la escena cuando se teme
estar equivocado. Y si esto ocurre, es bueno tener la valentia
́ de regresar, pasado el enojo y
replantear el tema hasta alcanzar un acuerdo conveniente.
2. Estardispuestoareconocerlospropiosdefectosyerrores,essignodegrandezade espíritu y un
buen comienzo para mejorar.
3. Si se ha dicho algo injusto se debe rectificar, lo más pronto posible, con valentía y
honestidad.
4. Evitaragresionesverbalesyfísicas,ofensaspersonalesyactitudesirónicas.Es preferible callar
en los momentos crit́ icos, para no arrepentirse después de lo que se dijo solo para ofender en
un arranque de ira. Luego, se debe reflexionar sobre cómo, qué y para qué se tiene que decir.
5. Noesjustodesquitarseconelotrodelpropiomalhumor,másvaledesaparecerde la escena por
un tiempo que descargar sobre el cónyuge o los hijos un problema del cual ellos no son
responsables.
6. No es conveniente echar en cara las cosas pasadas, ni llevar cuentas por más graves o
dolorosas que hayan podido ser. Es más saludable para la relación conyugal vivir el presente
y mirar hacia adelante con nuevos y mejores proyectos.
7. No se debe discutir si marido y mujer están con la cabeza caliente. El que se sienta mejor y
más capaz de controlarse tiene que ayudar al otro; o, puede resultar beneficioso, dejar la
discusión para otro momento más oportuno, de esta manera no se pone leña al fuego.
8. Es recomendable buscar la reconciliación tan pronto como sea posible y conveniente para
los dos.
9. Noayudacalificarnijuzgaralotrodemaneradrásticaoapresurada.Sedebe permitir la
oportunidad de rectificar o mejorar.
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