Subido por Marylin Guevara

Rutas de la esclavitud en Africa y Ameri

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
RUTAS DE
LA ESCLAVITUD
EN AFRICA
Y AMERICA LATINA
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
RUTAS DE
LA ESCLAVITUD
EN AFRICA
Y AMERICA LATINA
RINA GCERES
COMPILADORA
PE
Ascclación
prohlstorla
centroamericana
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Revision aprobada por la Comisión Editorial
de la Universidad de Costa Rica
Primera edición: setiembre del 2001
Jefe de Planificación y Producción:
Maria Elena Camacho V.
Jefe de la Editorial:
Nimrod CabezasM.
Dirección Editorial y Difusión de la Investigacion:
Mario Murillo R.
© Editorial de la Universidad de Costa Rica
Ciudad Universitaria "Rodrigo Facio"
Apdo. 75-2060, Fax: 2075257
e-mail: [email protected]
San José, Costa Rica.
306,362
R972r
Rutas de la esciavitud en America Latina / Rina
Cáceres, compiladora —1 ed.— San Jose, CR.:
Editorial de la Universidad de Costa Rica,
2001.
487 p.: ii.
ISBN 9977-67-672-0
1. NEGROS - AMERICA LATINA. L TRATA
DE ESCLAVOS AMERICA LATINA. 3.
ESCIAVITUD EN AMERICA LATINA. I.
Cáceres, Rina, comp. II. TItulo
CLP/986
CC/SIBDI.UCR
El Centro de Investigaciones Históricas en America
Cebtral —CIHAC— agradece ci aporte de la UNESCO
y la Fundacion Ford que hizo posible la publicacion
de esta obra
Prohibida la reproducción total o parcial
Todos los derechos reservados
Hecho el depósito de ley
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
A Nina S. de Fri edemann,
antropóloga colombiana
In mernoriam
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
PROLOGO
Las páginas que a continuación presentamos recogen la experiencia de los africanos transportados hacia America durante el
perIodo colonial, sus sitios de origen, sus condiciones de vida y sus
aportes en la construcción de nuestras sociedades. Ellos, junto con
los indIgenas y españoles, constituyeron y constituyen, como bien
lo indicó el antropólogô Guillermo Bonfil, la tercera raIz de la
identidad latinoamericana. Y, a pesar de que en muchos de nuestros paIses este aporte se siga silenciando y constituya un capItulo
oculto de nuestra historia, son parte del nosotros, y nosotros somos herederos de su historia e hijos de .sus experiencias de vida.
Esta obra1 constituye, entonces, un esfuerzo de reconstrucción de un hecho histórico, y representa también, como lo indica
la UNESCO, la voluntad de asumir un tema oculto, ausente en los
manuales escolares. Esos vacIos, silencios y ausencias en la memona histórica no son inócuos. Todo lo contrario: fueron lienados
con estereotipos. La ausencia de información sobre el pasado fue
sustituida por un conjunto de valoraciones en las que el racismo
ençontró un espacio para germinar y crecer.2 Hoy, con ocasión del
Año Mundial contra la Discriminación, el Racismo y la Xenofobia
(2001), decretado por las Naciones Unidas, hacemos un esfuerzo
de reconstrucción de ese pasaclo, convencidos de que el conocimiento es el mejor instrumento para luchar contra esos prejuicios
que mancillan y deterioran las relaciones entre los seres humanos.
Este libro es ci resultado del esfuerzo de multiples personas e instituciones
que, en el marco de los lineamientos d4dos por la UNESCO en ci proyecto "L4
ruta del esclivo", sereunieron en CostaRica, con ocasión del 175 aniversario
de la abolición de la esciavitud en Centroaménca. Entre ellas están el Instituto Panamericano de Geografia e Historia (IPGH), ci Nigerian Hinterland Project, de la Universidad de York, la Agencia Española de Cooperación Internacional, la Comisión Costarricense de Cooperación con la UNESCO yla Universidad de Costa Rica a quienes damos las gracias.
DoudouDiene. Les reseaux de la memoire. UNESCO. 1998.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
- Cuando Leonardo da Vinci pintaba La (Jitima Gena y Miguel
Angel ElJuicio Final en la Capilla Sixtina, ties historias paralelas se
empezaban a desarrollar más allá de los mares. Por un lado, la
America indIgena, convulsionada por la conquista, las enfermedades y los desplazamientos forzados, daba paso a una paz relativa,
en 1542, con la promulgacion de las Lcyes Nuevas que habIan suspendido por lo menos de manera, oficial la esclavización y la yenta
de los indIgenas. Por otro lado, en Africa, y como resultado de
conflictos polIticos y nuevos proyectos económicos, cientos de trabajadores eran vendidos como esciavos para las plantaciones azucareras de las Madeiras, Sao Tome y PrIncipe. En el medio, un cümulo de pequeños y medianos negociantes, lo mismo que un puflado de firmas comerciales y casas de banco europeas, como la
Real CompañIa de Guinea y la South Sea Company, se apresuraban a instaurar las grandes compañIas de compra y yenta de trabajadores esciavizados.
Al avanzar el siglo XVI y simultáneamente al derrumbe demográflco indIgena que en muchos lugares acabó con casi ci 75% de
la población, el movimiento esciavista fue revertido de Africa hacia tierras americanas. Esta historia se extendió y no terminó sino
hasta finales del siglo XIX, cuatrocientos años después, cuando
Brasil y Cuba terminaron con la practica de la esciavitud en los
años finales de ese siglo.
Aunque muchos de los esciavos fueron ttaIdos de manera ilegal, y por esta razón quedan pocas huellas en la documentación
oficial, hay registros de al menos 11 689 millones de africanos9
que fueron forzados a abandonar sus hcgares entre 1500 y 1870 y
trasladados a America desde las regiones comprendidas entre Senegal y Nigeria, Congo-Angola y Mozambique, en ci movimiento
migratorio forzado más amplio y violento de la historia.
Siguiendo a Ellis, Richardson y Lovejoy4 diremos que, de
1662 a 1867, cuatro de cada cinco africanos salieron de cuatro
Paul Lovejoy. Transformation in Slavery. A History of the Slavery in Africa. New
York: Cambndge University Press. 1983.
David Eltis y David Richardson. 'The 'Number Game' and Routes to Slavery" y
"West Africa and the Transatlantic Slave Trade New Evidence of Long Run
Trade" En Slavery and Abolition Vol 18 NQ 1 Abril 1997 Ver tambien David El
tis. The Rise of African Slavery in the America. New York: Cambrigde University
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
regiones principales: la Costa de Oro, la bahIa de BenIn, la bahIa de Biafra y el Africa centrooccidentaL Las personas esciavizadas fueron sacadas por varios puertos, entre los cuales destacaban Cabo Coast Castle y Anomabu, en la Costa de Oro; Whydah,
en la bahIa de BenIn, Bonny y Calabar, en la de Biafra, y Cabinda, Benguela y Luanda en el Africa centro-occidental. De estos
ültimos procedIan cerca del 48% de todos los esciavos que fueron traIdos a America entre 1595 y 1867. La mayor parte de ellos
fue ilevada a Brasil (excepto a BahIa, que recibió principalmente
africanos provenientes de BenIn), asI como a otros lugares de
Hispanoamérica y a Saint Domingue, hoy HaitI.
Dc la costa occidental africana también se trajeron a Hispanoamérica muchos trabajadores esciavizados a través de la ruta
BahIa / Buenos Aires / Tucumán / Peru, o de la ruta BahIa /
Venezuela y desde las islas del Caribe hasta la region media de
America (de Veracruz a Cartagena), pues tanto esas islas como
Brasil funglan como centros de redistribución de mano de obra.
A Barbados, Surinam y las Guyanas Ilegaron cientos de miles
procedentes de la Costa de Oro; de BenIn procedIa la mayorIa de
los que ilegaron a las "Indias Occidentales", con excepción de
Saint Domingue; la bahIa de Biafra fue el origen de miles llevados ajamaica y a las islas British Leeward. Por otra parte, un nümero menor, pero muy importante, procedente de Senegambia y
Sierra Leona, fue dirigido a los Estados Unidos.
Sobre el Africa de esos dIas, sus puertos y entramados cornerciales y las consecuencias de la esclavización de sus habitantes en
America trata el artIculo de Elisee Soumoni, "El puerto de Ouidah"; lo mismo que el de Robin Law, "La Costa de los Esciavos en
Africa Occidental", y el de Kristeen Man, "La ruta de los esciavos:
de la bahIa de BenIn a! Atlántico Sur, 1750-1850".
Las rutas de ingreso fueron multiples y variadas. Debemos
distinguir entre centrOs de empleo masivo y de redistribución, como Jamaica, Curazao, Cartagena o BahIa (Brasil), y puntos de entrada que se extendieron como una red a lo largo de las costas
americanas y lievaron africanos de los puertos principales de Africa a cientos de lugares esparcidos a lo largo y ancho del continente. Ejemplos de estos ült.imos son Veracruz, puerta de entrada
Press. 2000. Paul Lovejoy. Transformation in Slavery. A History of the Slavery in
Africa. New York: Cambridge University Press. 1983.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
hasta la capital del Mexico, e incluso más allá, hasta Chiapas y
Guatemala; Trujillo, en la costa caribeña de Centroamérica; Panama, punto de tránsito por el noroeste, hacia Centroamérica, y
por el sur, hacia Peru, sin olvidar Buenos Aires, la gran puerta de
entrada del sur del continente, que los llevó hasta el Alto Peru,
como lo analiza Lilliana Crespi en "Comercio de esciavos en el
RIo de La Plata durante el siglo XVII", y también Antonjo Garcia
de Leon en "La Real CompañIa de Inglaterra y el tráfico de esciavos en Veracruz: 1713-1748", y Rina Cáceres en "IndIgenas y africanos en las redes de la esclavitud".
El camino hacia America —el "Middle Pasaje", como se le denomina en inglés— fue marcado por el hambre, el hacinamiento
y la violencia, situaciones que propiciaron el surgimiento de relaciones de hermandad y solidaridad entre los cautivos. La mortalidad —indica Ellis— fue muy elevada: cerca del 15% de los esclavos murió a bordo de los barcos, y, entre 1760 y 1810, las pérdidas humanas fueron de 6000 a 8000 por año, la gran mayorIa
menores de 25 años. Los peores Indices se dieron entre los
transportados desde Biafra, en que la mortalidad alcanzó el
19,2%.
Los hechos que acontecian en America, y sobre todo durante
la travesIa, pronto fueron conocidos en- Africa, lo que explicarIa,
en parte, los altos niveles de resistencia y los levantamientos que
se organizaron en tierras africanas, en alta mar y en tierras amencanas en contra de la esclavización. Muchos africanos se organizaron en palenques, quilombos, mocambos, cumbes, laeiras y nuevas sociedades, las cuales iban desde pequeños grupos, de corta
duración, hasta pOderosos estados que incluIan a miles de personas y que sobrevivieron muchos años e incluso siglos.5 Otros resistieron de manera individual, silenciosa y anónimamente, aprovechando los portillos del sistema. El artIculo de Jane Landers, "Cimarronaje en Ecuador, La Española, Mexico y Colombia", y el de
Adriana Naveda, "De San Lorenzo de los negros a los morenos de
Amapa: cimarrones veracruzanos, 1609 y 1735" detallan esos movimientos sociales que se acrecentaron en la America Hispana
desde los pnimeros añOs de la colonización.
Para que la esciavitud como sistema operara requirió de un
aparato jurIdico, y también de una ideologla, que la legitimó y
Richard Price. Sociedades cimarronais. Mexico: Siglo xxi. 1981. p 11.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
justific66 y que fue transmitida a todo el conjuntO social. Sus
principios básicos eran el derecho de propiedad sobre las personas, ci derecho de propiedad de los amos sobre los niños,
mediante el control de Ia sexualidad femenina, y el, uso de Ia
coercion y de Ia violencia. La coercion fue usada para negar Ia
libertad y mantener el estatus de propiedad, lo mismo que para
institucionalizar Ia relaciOn amo-esciavo. Las personas esciavizadas fueron rápidamente incorporadas al trabajo, como el de los
obrajes que analiza Juan Manuel de Ia. Serna en "La disolución
de Ia esclavitud en los obrajes de Queretaro". Pero ci trabajo
en condición de esclavitud tambien estuvo sujeto a las negociaciones establecidas entre amos y esciavos. Por ello, esta no fue
una relación estática, sino que cambió y se transformó a. lo largo del periodo colonial, como se discute en "Perfil de Ia población esciava en ci Reino de Guatemala (1723-1773)", escrito
por Beatriz PaiOmo de Lewin.
Las relaciones sociales establecidas en el marco de una econornIa con esclavos eran relaciones verticales extremas de poder
—unos concentraban ci poder absoluto frente a personas desposeIdas de sus derechos como personas— pero, como hemos dicho, en ellas también intervino Ia volun tad de las personas esciavizadas por romper o cãmbiar Ia relación en que se encontraban
inmersos.
En "Africanas y descendientes en la Ciudad de Mexico dci
siglo xvii" Maria Eiisa Velasquez señala los retos de las mujeres
esclavizadas, expropiadas de su fuerza de trabajo, su maternidad
y su sexualidad. Ei tema de las estructuras familiares y Ia comunidad es analizado por Frank T. Proctor en "La familia y Ia comunidad esclava en San Luis PotosIy Guanajuato: 1640-1750", y
por Lowell Gudmundson en "Los afroguatemaltecos a fines de
Ia Coionia: las haciendas dominicas de Amatitlán y San Jeronimo en Baja Verapaz". La vida en comunidad y las actividades
culturales africanas son analizadas por Marta Beatriz Goldberg
en "Los africanos en Buenos Aires, 1750-1880". Los retos de las
comunidãdes afroamericanas una vez conseguida su libertad y
los caminos de Ia movilidad social son analizados por Matew
Restal en "La falacia de Ia libertad: Ia experiencia afroyucateca
6
Paul Lovejoy "Slavery in the Context of Ideology". En: The Ideology of the Slavery
in Africa. Beverly Hills. 1981.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
en la edad de la esclavitud"y por Silvia Mallo en "Negros y mulatos rioplatenses que vivian en libertad".
Por ükimo debemos señaiar que, en el caso de HispanoamériCa, la esciavitud se dio paralela a la formación de un ampiio grupo
social, presente en todas las sociedades:. negros, mulatos y pardos
libres que, con las castas, provocaron un cambio en el paisaje social desde el siglo XVII. Dc ellos nos habian José Fernández en "La
pobiación afroamericana libre en la Centroamérica colonial", lo
mismo que Mauricio Meiéndez en "Presencia africana en familias
nicaragüenses". El mestizaje no fue solo biologico sino también
linguIstico. Ejemplo de ello es el estudio "Histôria de las lenguas
criollas de base ingiesa en Centroamérica", de Anita Herzfeld.
La esciavitud no fue una categorIa fija para todo tiempo y lugar, sino que asumió formas y representaciones muy distintas entre un lugar y otro. dCuái era la idea que los africanos tenIan sobre la esciavitud, cuáies los conceptos con los que liegaron a
America? Paul Lovejoy responde a esas interrogantes en "Expectativas y experiencia: ci significado africano del concepto de es
clavitud y la realidad americana".
Existe un amplio debate sobre la forma como se concret6 la
esciavitud, particularmente en lo relacionado con ci uso de la vioiencia.7 Muchas veces se tiende a hacer una diferencia entre el
grado ilimitado de su uso en algunas piantaciones del Caribe, y su
menor empieo en las economIas más extensivas, dedicadas a la ganaderla y a la agricultura para mercados menores, en regiones periféricas del continente latinoamericano. Sin embargo, todos coinciden en que ci acto fundacional de la esclavitud fue ci uso de la
violencia, su columna vertebral, cxpresada tanto en términos de
castigo fisiço como de exclusion social. Este ültimo tuvo como ongen el racismo. En este sentido., Winthrop D. Jordan indica que el
concepto de negritud estuvo cargado de un significado compiejo.
Antes de la esciavitud, en Europa se manejaba ci concepto de negritud como forma de expresar los más bajos vaiores. Ningün otro
color, excepto el bianco, provocaba tanto impacto emocional, continña Jordan ElDzcczonarzo Oxford de Ingles del siglo XVI —cuenta—
en la definición de "negro" incluye las siguientes caracterIsticas:
"profundamente manchado de suciedad, tierroso, sucio, malo
Rina Cáceres. Negros, mulatos, esclavos y libertos en la Costa Rica del siglo XVII. Mexico: Instituto Panamencano de Geografia e Histona. 2000. pp. 43, 44.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
[ ... ] que tiene propositos obscuros o de muerte, maligno, perteneciente a la muerte o relacionado con ella, despreciable, desastroso, siniestro [ ... ],'relacionado con la desgracia, la censura, ci
castigo, etc.". El color negro se presentaba como sImboio de lo bajo y mahgno, un signo de pehgro y repulsion ImplIcito en el concepto de negro estaba su contrario: el blanco. NingUn otro par de
colores mostraba tan evidente oposición, ningün otro par era tan
frecuentemente utilizado para denotar polaridad: el blanco y el
ión,g
virninegro connotaban, resm
dad y pecado, virtud y bajeza, belleza y fealdad, bondad y maldad,
Dios y ci diabio. La biancura tenIa un significado especiai para la
Inglaterra isabelina. El blanco era, junto con ci rojo, ci color de la
perfecta belieza humana, especialmente la femenina. Este ideal ya
tenia sigios de existir y fue personificado por la reina sus mejillas
eran "rosas en una cama de azucena [...]. Era una nación que,
aparte de adorar a su reina, sabIa cómo debIa lucir118
Los primeros viajeros europeos que ilegaron a Africa observaron una gran diversidad de personas en ci continente, ya fuera por
fenotipo, por lengua o por costumbres. Y no fuc sino hasta consumado el tráfico de esciavos cuando la pobiación afriana fuc "reducida" c identificada de manera exciusiva con ci término negro, y
con .los "significados" que este tenIa a finales del siglo XVI. Su propósito, como ci de la utilización del término "indio"9 para todas las
poblaciones indIgenas, implicó no solo negarle su carácter de sujeto social y su diversidad cultural, sino asignarle un conjunto de Valoracioncs negativas, con ci fin de justificar la forma de control y
dominación más extrema: la esciavitud. Dc esta mancra, los esclavos tuviron que soportar, adcmás del secuestro y de la violcncia fisica, un conjunto de vaioracioncs'° exciuyentcs de la sociedad, que
los hacIan pareccr, al final, como culpabies de la máldad.
8
9
10
Winthrop D. Jordan. "The Simultaneous Invention of Slavery and Racism".
En: the Atlantic Slave Trade. Lexington, Massachusetts: Heath and Company;
1994. p. 14.
Parajustificar la esclavizaciôn de indIgenas en la region del Caribe y norte de
Sudamérica, se recurrió a la falacia de identificar a indIgenas con caribes, y a
caribes con antropófagos, por lo que, en aras de la civilidad, debIan deser Cazados y castigados.
Perrot y Preiswerk. Etnocentrimo e Historia. Mexico: Editorial Nueva Imagen.
1975. pp. 261-277. El estereotipo privilegia caractethticas fisicas; acento; vestimenta etc como elementos distintivos y de diferenciacion y son utilizados como referentes de inferioridad o superioridad. Atraviesan desde la vida cotidiana hasta la definición de polIticas püblicas, el tema del acceso a la propiedad
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El racismo, con respecto a Ia población negra, surgió y se
consoiidó en el marco del lucrativo negocio de compra y yenta
de trabajadores esciavizados. Es una construcción histórica y social, resuitado de un proceso especIflco.
La fuerza con que ci racismo se arraigó en Hispanomérica
estáIntimamente ligada a Ia conquista, a ia.colonización y a Ia toma del poder politico, económico y geográfico por parte de Castilia. A su ilegada los españoies implantaron un modelo de organización social corporativo que, para controlar ci espacio y ci acceso al poder, organizó a Ia sociedad, por lo menos teórica yjurIdicamente, en dos repüblicas: Ia de los indIgenas y Ia de los españoies. Y en ese modelo, el acceso al poder estaba condicionado
por Ia "pureza de sngre". A.sI, el discurso de Ia "pigmentocracia"
fue convertido en Ia guIa para las relaciones sociales y, sigios después, fue retomado por las elites de finales del siglo XIX, en su
afán de construir un Estado y una nación.
El ideal de "civiiización" como reflejo de Ia cultura y de Ia
historia europeas fue puesto por esas elites como referente. Influenciadas por las corrientes evolucionistas, plantearon Ia existenciã de unas "razas mejores" que otras. El repudio de los afroamericanos e indIgenas fue parte de una jerarquia racista, en Ia
que ci ideal blanco y católico se convirtió en ci alter ego de las elites polIticas y un ideal para los sectores sociales subordinados: un
estatus racial que conferIa orgullo virii y privilegios sociales concretos, para ci caso de Costa Rica.11 El desarrollo del mito de una
sociedad blanca sirvió como una suerte de "sueldo sicologico" para campesinos y obreros, que otorgaba privilegios sociales y orguIlo nacional, a Ia vez que perpetuaba lajerarquIa económica y Ia
exclusion poiItica con base en Ia clase social.
dCuál es Ia imagen que sobre Ia población negra, mulata y
parda heredamos de los libcraies del siglo XIX, cuyo pensamiento
constituyó Ia base de Ia idea de nación y Estado? Una respuesta a
esas preguntas elabora MarIa Elena Vela en su articulo "Los
11
de Ia tierra y Ia participación polItica en Ia toma de decisiones.
Lara Putnam Ideologia racial practica social y Estado liberal en Costa Rica
En Revista de Historia San Jose Costa Rica N 39 p 144 citando a W. E. B
Du Bois Black Reconstruction in the United States 1860-1880 New York 1977
y a David Roediger, The Wag of Whiteness: Race and the Making of the American Working Class. Londres. 1991.
pr
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
af'roamericanos en el imaginario de algunos intelectuales argentinos del siglo XIX".
Como bien lo indicara Nina Friedemann, la invisibilidad de
la población de origen africano en Hispanoamérica fue también
el resultado de una tension histórica entre indigenismo e hispanización, resuelta por medio del mestizaje: "Una sola lengua, una
sola religion, una sola raza", en la que los indIgenas y los negros
debIan transitar hacia una sociedad igualitaria, congelando parcialmente las expresiones de Su etnicidad.'2
Pero, a pes4r de la fuerza por parte del Estado moderno por
invisibilizar su existencia, ese sistema no pudo impedir la reconstrucción de redes de identidad, medi4nte un ejercicio permanente de recuperación de sus historias, contadas de una generación a
otra. A través del sincretismo y la creación de nuevas adscripciones linguIsticas, religiosas y étnicas, las africanos y sus descendientes lograron mantener una cultura y una identidad. La herencia
africana y su permanencia es analizada por Jaime Arocha en su
artIculo "AfricanIay globalización disidente en Bogota".
En el reto de reconstrucción de losjOvenes historiadores y sus
comunidades, dan nuevas luces las propuestas metodolOgicas de
Rafael DIaz en "Esciavos, amos y escribanos: perspectivas metodologicas y de investigación para el estudio de la población esclava
en la sección de notarIas del Archivo General de la Nación, Colombia"; y Kennet Kelly en "La diaspora africana desde sus fundamen tos: la importancia de la arqueologIa histórica".
Esperamos que esta obra propicie un ejercicio a profundidad
de recuperación de la memoria histórica y de los fundamentos de
la identidad nacional y regional, y conduzca a un proceso de reflexión acerca de las valoraciones que asumimos y heredamos.
RENA CACERES
UNIVERSIDAD DE CO5TA RICA
COORDINADORA DEL SIMPOSIO INTERNACIONAL "LA RUTA DEL ESCLAVO"
12
Nina S. de Friedemann. "Africa yAmerica. Caminos de encuentro". En: Cobquio Encuentro de dos mun4os: el papel de Africa y sus repercusiOnes. Proyecto UNESCO, Encuentros en cadena. Cabo Verde, mayo 1992.
17
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
I
LOS PUERTOS AFRICANOS
Y LAS RUTAS A TRAVES
DE LOS PUERTOS AMERICANOS
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
OUIDAH DENTRO DE LA RED
DEL COMERCIO TRANSATLANTICO
DE ESCLAVOS
Elisée Sournonni
UNIVERSIDAD
NACIONAL DE BENfN
Cuando en setiembre de 1994 se inició oficialmente ci pro-.
yecto UNESCO "La Ruta del Esciavo", en Ouidah, no fue pOr casualidad. Dentro dci comercio transatlántico de esclavos, Ouidah desempeñó un triste y a la vez célebre papel. Desde 1670 hasta mediados del siglo XIX, o sea, durante casi dos siglos, fue ci principal
puerto de embarque de esclavos en Africa Occidental. con destino
a Atnérica.' AsI fue como esa parte de la costa oeste africanallegó
a tener la denominación poco grata de "Costa de los Esciavos".
Ouidah constituye asI, sin ninguna duda, un caso de estudio particularmente interesante, en cuanto a las consecuencias multiples y
multiformes de ese comercio las manifestaciones locales de las rivalidades europeas, los trastornOs y cambios polIticos y administrativos, y, sobre todo, el impacto sociocultural de los "retornados".
En los documentos de exploradores, viajeros y comerciantes
europeos de la época de la trata de esclavos, Ouidah tiene varias
denominaciones: Ajuda ojuda, segiin los portugueses; Fida, Segun los holandeses; Whydah, segtin los ingleses, y Ouidah segün
Jo Ilaman los franceses. Sin embargo, su nombre original, con ci
cual las poblaciones de locales lo siguen identificando aün hoy
en dIa, es Glehoue El sentido etimologico de ese termino es "finca
o campo de cultivos"; indica la función económica primordial de
Ouidah: la agricultura.
Veáse D. Eltis, P. Richardson & S. D. Behrendt. 'The Transatlantic Slave Trade
in the Bights of Benjn and Biafra: New Evidence of Long Run Trends from
the Seventeenth to the Nineteenth Centuries". Workshop on the Mrican Diaspora and the Nigerian Hinterland. York University. TOronto. 2 Febrero. 1996.
21
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Cómo paso Ouidah de ser un caserIo agrIcola a un célebre
puerto de tráfico de esciavos? La historia compleja de ese proceso
no es el objetivo de este breve análisis. Varios estudios, sin embargo, ya lo investigaron.2 Solo aludiremos, en ci presente estudio, a algunas etapas significativas de esa evoiución, con el fin de
aclarar la exposición, sobre todo a quienes desconocen la historia
del Dahomey, segün la cual Ouidah se volvió ci puerto principal
de exportación a partir de su conquista, en 1727.
Antes de su conquista, Ouidah ya tenIa la fama de ser el centro por excelencia del comercio de esciavos. Su ambiente natural,
caracterizado por Ia existencia de una laguna, y su cercanIa al li
toral, fueron factores iniciales importantes, a los que se sumaron
los factores hist6ricos.3 Si bien los portugueses fueron activos a
comienzos del siglo xvii, ci espiendor del tráfico realmente se
diO en 1671, cuando los franceses impIantaron ahI ci primer fuerte europco, lo que dcspués fue imitado y seguido por los ingieses
(1681) y por los portugueses (1721). Estos establecieron en ci lugar ese fuerte portugués conocido como Sao Joao Baptista de
Ajuda, que por no haber sido destruido, sigue existiendO actualmente como museo histórico de la ciudad de Ouidah.4
Hasta en 1727, Ouidah no era más que el puerto de un reino
independiente, cuya capital era Savi. La voluntad expansionista
de Dahomey, cuyo papel en la trata de esciavos es muy conocido,
lo convirtió dcspués en el principal puerto de embarque de los
cautivos con destino a America, a pesar de la vigilancia e incluso
del bloqueo de los puertos de la costa oeste africana por la marina británica.5
2
3
4
5
Simone Berbain. Le comptoir francais de Juda (Ouidah) au XVIHe siècle.
Mémoire de lIFAN, N2 3 Paris, 1942. Casimir Agbo. Histoire de Ouidah, des
origines au xxe Siècle. Paris. 1959. Robin Law. The Slave Trade Coast of West
Africa, 1650-1750. Oxford. 1991. The Impact of the Atlantic Slave Trade on an
African Society. Oxford: Clarendon Press. 1991. Edna Bay. Wives of the Leopard.
Gender, Politics, and Culture in the Kingdom of Dahomey. University of Virginia
Press. 1998. etc.
Robin Law. Reconstructing the Social History of Slave Trading: The Port of
Whydah Workshop on the Mrican Diaspora and the Nigerian Hinterland
Toronto York University, 2 Febrero 1998
Alexis Adandé. Elements de Mémoire tollective et menaces sur les patrimoines familiaux de Ouidah". En: Ouidah a travers ses fetes et patrimoinesfamiliaux.
Cotonou: Editions du flamboyant. 1995.
I. A. Akimbjogbin. Dahomey and its Neighbours 1708-1818. Cambridge University
Press. 1967. Robin Law. Op. Cit.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
En gran medida, y paradójicamente, fue en el perlodo abolicionista cuando Ouidah se consolidó como el principal puerto de exportación de esclavos con destino a America. Los motivos de tal situación son multiples y variados. Proceden de factores externos e
internos, a veces vinculados de manera muy estrecha. En primer lugar, la eficiencia de la lucha contra el comercio de esclavos, vueko
ilegal con la abohción bntánica, en 1807, fue relativa Además las
potencias involucradas en el tráfico no tuvieron la misma determinación para erradicarlO. Por otra parte, los mercados americanos
permanecieron abiertos, y los beneficios, a pesar de todos los riesgos, no eran insignificantes. Finalmente, las perspectivas que ofreclan los productos naturales, como el aceite de palma, no eran percibidas como alternativas fiables. En ese contextO, la coyuntura polltica en Dahomey contribuyó a hacer de la ciudad de Ouidah el Cerebro del contrabando en el tráfico de esclavos. Un año y dos nombres liarnan la atención: 1818, Ghézo y Felix Francisco de Souza.
En 1818, Ghézo accedió al poder real med jante un golpe de
estado perpetrado contra Adandozan, una prádica poco comün en
el reino donde el respeto de las tradiciones era sagrado. Ese golpe
de estado se favoreció con la complicidad activa y generosa de un
célebre traficanEe brasileño de la costa de esclavos, cuyo nombre
era Felix Francisco de Souza. Este debió ser también el primer y
principal beneficiario del complot. Gratificado con el tItulo de
"Chacha" por la misma persona a quien ayudó a subir al trono, se
volvió el principal organizador del comercio de esclavos en Ouidah, asl como el intermediario inevitable entre los europeos y la
corte real de Abomey. Entre los abolicionistas y Ia. brigada naval fue
percibido muy a menudo, y con razón, como el principal responsable de que Ghézo se resistiera a las presiones de Londres para renunciar al comercio de esclavos y erradicarlo de su reino.6
A causa de la significacion de la trata de esclavos en la histona polltica y socio-económica en Dahomey, Francisco de Souza
fue un personaje dave en la administración de un puerto tan esDavid Ross. "The First Chacha of Whydah: Francisco Felix de Souza", 0 du,
new series, N"2. 1969. PP. 19-28. E. Soumonni. 'The Compatibility of the Slave and Palm Oil Traders in Dahomey, 1818-1858". En: R. Law /ed. From Slave
Trade to "Legitimate" Gommerce. Cambridge: University Press. 1995.John Reid.
"Warrior Aristocrats in Crisis: the Political Effects of the Transition from the
Slave Trade to Palm Oil Commerce in the Nineteenth-Century Kingdom of
Dahomey". Ph.D. thesis. University of Stirling. 1986.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
trategico y vital como ci de Ouidah.' Se sabe que la posición centräi en esa adr inistración era la del Yovogan, que equivaila al
puesto de ministro de asuntos extranjeros, cuyo origen era anterior a la conquista de Ouidah por Dahomey. Pero, a partir de su
conquista (1727), la función del Yovogan ya no fue limitada, como lo sugerirla ci propio término restringido a las relaciones con
los blancos. El Yovogan se habIa vuelto progresivamente gobernador y representante del rey en una provincia particularmente importante. Su poder creció tanto y fue tan tentacular que a menudo fue denominado virrey en los documentos escritos.8 Con el ascenso de Ghézo y con la creación del tItulo de "Chacha", el estatuto de Yovogan se vio afectado notablemente. Felix Francisco de
Souza fue en adelante percibido como ci verdadero gobernador
de Ouidah y principal representante del rey en la ciudad. Esa posición suponIa para el beneficiario la capacidad de manejar con
mucha comodidad las rivalidades europeas, sin caer en las trampas de la vigilancia sospechosa del rey y de sus espIas.
La posición central de Ouidah en la red del comercio transatlántico de esclavos lo convirtió, antes y sobre todo después del perIodo abolicionista, en un lugar ideal para que se manifestaran las
rivalidades europeas, en particular las franco-inglesas. A fin de
atraerse los favores de las autoridades locales, los comerciantes europeos no vacilaban en recurrir a la práctica de los regalos a los
agentes y a los funcionarios administrativos. Cada nación europea
se aseguraba asI la colaboración de losjefes más influyentes. En
casos de conflictos entre distintas facciones, los dirigentes de las
factorIas tampoco vacilaban en dar su apoyo material y financiar a
sus partidarios.9 Esas practicas crearon una situación polItica interna caótica y debilitaron a Ouidah. A la vez posibilitaron su conquista, por Dahomey, en 1727.
Durante ci perIodo abolicionista, la lucha contra ci comercio
de esclavos fue a menudo ci motivo o el pretexto para que surgiertn conflictos entre Francia e Inglaterra. En ese contexto, Ouidah
—barrio de concentración de los comerciantes europeos y principal
puerto de embarque de esclavos con destino a America— siempre
7
8
9
E. Soumonni. The Administration of a Port of the Slave Trade: Ouidah in the Nineteenth century. University of Stirling, June 1998.
W.J. Argyle. The Fon ofDahomey. Oxford: Clarendon Press. 1966. p. 29.
I. A. Akinjogbin. Dahomey and its Neighbours, 1708-1818. Cambridge: University
Press. 1967. pp. 43-44,
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
fue un sitio privilegiado. El puerto fue asI sometido varias veces a
medidas rIgidas de bloqueo naval por Inglaterra, particularmente
en 1851, 1876y 1877.10 Esas medidas de bloqueo, pese a su eficacia
dudosa en cuanto a la eliminación de la trata de esciavos clandestina, son reveladoras de la incapacidad de los ftincionarios del rey
de Dahomey, en Ouidah, para controlar realmente las acciones de
los comerciantes europeos, sobre todo de los que podIan contar
con el apoyo sólido de las autoridades de sus paIses. En ese ambiente, la posición del "Chacha" debIa de tener un signiflcado particular. A causa de la fuerte presión ejercida por los ingleses sobre
Ghézo con el fin de poder cerrar el comercio de esciavos, Felix
Francisco de Souza se alió a los intereses franceses en Ouidah. AsI
permitió a una compañIa de Marsella que estableciera un cuasimonopolio, el comercio de aceite de palma, cuyo esplendor, seguin la
propaganda abolicionista inglesa, estaba destinado a constituir el
fundamento sóhdo del comercio legItimo en la region Esa posiciôn influyente del "Chacha" en la rivalidad franco-inglesa no estuvo, sin embargo, exenta de peligros. AsI, por ejemplo, Ignacio
de Souza, sospechoso de dar informaciones a la patrulla inglesa
de represión de la trata de- esclavos, fue detenido y elirninado)2
Ouidah fue un puerto estratégico en el comercio transatlántico, y, sobre todo, fue parte de ese "flujo y reflujo" de hombres,
bienes, ideas y valores culturales entre las dos orillas del Atlántico. Como lo atestigua su herencia actual, fue un microcosmos del
mundo atlántico en la Costa de BenIn.'3
La historia y el papel de Ouidah dentro de la red del comercio
transatlántico de esciavos se puede todavIa leer hoy en dIa, a través
del paisaje fisico y humano de la ciudad. Sus distintos barrios son
testigos de las etapas de su evolución. La conquista en 1727 por
10
11
12
13
Sobre el Bloqueo de 1851, veáse, entre otros, E. Sournonni. Trade and Politics
inDahorney. 1841-1892. Ph. P thesis, Ife, 1983. pp. 79-86. En cuanto al bloqueo
de 1876-77, referirse a Catherine Coquery-Vidrovitch. "LeBlocus de Ouidah
1876-1877 et.larivalité franco-anglaise au Dahomey. En: Cahiers d'EtudesAfricaines. Vol. ii. N 7. 1962.
André Brue funcionario en la COmpañIa marsellesa, fue-inducido en 1843 a
entrar en contacto con Ghézo por Felix Francisco de Souza. Ref. E. Soumonni. 1998. Op. Cit.
R. Law. 'The Politics of Commercial Transition: Factorial Conflict in Dahomey
in the Context of the Atlantic Slave Trade" En: Journal of African History. Na 38.
1970. p. 230.
Ref. Pierre Verger. Flux et reflux de latraite des nègres entre 1€ Gbfe4e Bénin et Bahia de Todos os Santos, du XVIie au xlxe siècle. ParIs: Mouton. 1968.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Agaja, rey de Dahomey, fue acompañada por la colonización de
nuevos espacios para la expansion de la ciudad. A los antiguos barrios creados airededor de los fuertes europeos (el fuerte frances
de Saint-Louis de Gregoy, el fuerte inglés conocido como fuerte
Wiffiam y el fuerte portugués conocido con el nombre de Sao Joao
Baptista de Ajuda), se añadieron nuevos barrios establecidos por ci
poder dahomeyano, en particular los de Fonsaramè, Ahouanjigo,
Kahosaramè y Boyasaramè. De esos fuertes europeos solo sobrevivió el portugués, pero los vestigios de los demás existen y constituyen muestras históricas del primer puerto de esclavos que fue Ouidah durante más de tres siglos. El fuerte portugues, hoy en dIa el
museo histórico de Ouidah, representa la sIntesis de esa larga tra
gedia humana. En la evolución de la ciudad, fue probablemente ci
siglo XIX ci que le imprimió ese carácter atlántico que hoy lo caractenza. Dc nuevo ci nombre de Francisco Felix de Souza, el famoso
"Chacha" a quien ya aludimos anteriormente, simboiiza esa mutación fundamental. Los nuevos barrios creados durante ci siglo XIX,
asI como las revueltas de los esclavos en BahIa, en 1835, están directa e indirectamente vinculados con su acción.
El barrio Brésil es un verdadero sImboio. Comprende, por si
solo, a "los representantes de la familia de Souza, sus antiguos esclavos y curanderos, de distintos orIgenes, ilevados por Francisco
de Souza a Ouidah".14 Pero ese barrio no fue el ünico fundado
por él. Debemos también mencionar a Maro, creado para abrigar
a la comunidad musulmana, de origen haussa en su mayorIa, que
habIa sidO cxpulsada de Brasil como consecuencia de la revuelta
de los esclavos de BahIa, en 1835.11 También podemos mcncionar
a Zomai, donde se ubicaba iniciaimente ci almacén de pólvora de
Francisco de Souza. Otros barrios, como ci de los Quenum, fueron una expansion del barrio Br6sil,'6 o creadas por antiguos esclavos o asociados del "Chacha".
Más que el paisaje fisico, es ci rostro humano lo que realmente constituye la hcrencia más original de la ciudad, lo que lc
confiere precisamentc los rasgos culturales caracterIsticos del
mundo atiánticO. Elemcnto esenciai de la red del comercio transatlántico, el puerto de Ouidah fuc, en efectô, una, encrucijada y
14 Mémoire du Bénin. NII 2. Cotonou. 1993. p. 41.
15 R. Law. 1998. Op. Cit.
16 IbId.
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reserva en donde las poblaciones de orIgenes distintos se encontraron, y en donde ocurrió todo tipo de mestizaje, comenzando
por las poblaciones locales y regionales comunidades houéda,
fon, yoruba, haoussa, etc. La presencia continua, de funcionarios
de las compañIas europeas y, sobre todo, de intermediarios portugueses y brasileños, dio nacimiento a numerosos mestizos a los
cuales se añadieron los "retornados" de Brasil. En ese movimiento de retorno, Ouidah desempeñó un papel significativo. AsI como fue el punto de partida de esclavos hacia el "Nuevo Mundo",
también fue el puerto de desembarque de los que tuvieron la
oportunidad de regresar o de sus descendientes. Y fue desde Ouidah de donde fueron distribuidos, en la zona costera, los recién
liegados, cuyo nñmero fue creciendo hasta finales del siglo XIX.
Esto, más que la abolición de la esclavitud en Brasil, en 1888, liego a consolidar un movirniento de retorno, acelerado por la revuelta de BahIa. Pero fue en Ouidah en donde la mayorIa de los
retornados escogieron instalarse; tal escogimiento no se produjo
solo por el hecho de que habIa sido el puerto de partida, ni por la
imposibilidad de identificar su pueblo de ongen y ahI regresar, sino por la existencia, en ese puerto de la Costa de Esclãvos, de una
comunidad que les resultaba familiar muy parecida a la que habIan conocido en Brasil." AsI fue como se constituyó una comunidad ampliada de los afrobrasileños, comunmente ilamada en Ouidah con el nombre de Agouda. Felix Francisco de Souza es percibido, con razón, como el antepasado de esa comunidad, que él sup0 organizar y con la cual se identiflcó. Murió y fue enterrado como un ilustre jefe africano en Ouidah, donde dejó una descendencia numerosa. El "Chacha" encarna, en parte, el espIritu de
esa diversidad y de esa sIntesis cultural, tan visible incluso hasta
boy en dIa en Ouidah y en el mundo atlántico. La ciudad tuvo el
mérito de permitir una convivencia pacIfica entre varias etnias y
culturas, asI como entre distintas religiones, cuya vision del mundo y sistemas de valores generalmente contrastan. En las familias
afrobrasileñas se encuentran tanto musulmanes como cristianos.
Sus miembros muy a menudo tienen dos nombres: uno cristiano y
otro musulmán. Y eso tampoco les impide respetar las religiones
tradicionales. 1E1 templo de Pythons (culto tradicional) está solo a
17 E. Soumonni.'Quelques réflexions sur l'heritage brésilien au Dahomey'.
Atlanta: Emory University. Abril 1998.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
unos metros de la catedral católica! No es nada sorprendente que
el vodou también haya hecho una larga travesIa con los esclavos
embarcados en Ouidah y que constituya aim hoy probablemente
la herencia cultural más extendida en las diásporas africanas.
Esta referencia al vodou muestra que el papel de Ouidah en
la red del cOmercio transatlántico de esclavos, no solo dejó vestigios en la Costa de los Esciavos, sino también en America ya que
los esclavos embarcados en Ouidah fueron repartidos por los cuätro costados de America Aqui y alla, minorIas sigrnficativas conservaron vivas, desde el comienzo de la trata de esclavos, tradiciones culturales y religiosas muy cercanas a lo que hoy en dIa puede observarse en Ouidah, pese a las influencias de los lugares
adonde liegaron. Es notable el caso de Haiti, Cuba, Jamaica y Sao
Luis de Maranhao (en ci forte de Brasil), donde los descendientes de la familia real de Abomey introdujerOn un culto que se inspira en las religiones tradicionales del Dahomey.'8 iEn la red del
comercio transatiántico de esclavos, Ouidah, asi como lo hemos
visto, transportó mucho más hombres que mercancIas!
18
Sergio Figueiredo Ferretti. "Querebentan de Zomadonu". En: Colecao Ciencias
Sociales, Sécie AntropologIa. N2 1. Brasil Universidade Federal do Marãnhao. Brasil. 1985.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
LA COSTA DE LOS ESCLAVOS
EN AFRICA OCCIDENTAL
Robin Law
UNWERSIDAD DE STIRLING, EscociA
Las enormes dimensiones, tanto cronológicas como espaciales, del estudio del comercio transatlántico de esciavos, parece
exigir cierto grado de desagregacion para reducir la investigación, el análisis y la interpretación a proporciones manejables. Esta separación puede hacerse de varias maneras. Puede dividirse
más fácilmente con base en la nacionalidad de los comerciantes
europeos de esciavos, por ejemplo, el comercio de una nación
europea en particular; o con base en las diferentes coloni3s americanas adonde se les ilevaba, es decir, estudiando un territorio
americano en especial. Una tercera opción, que es la que se
adopta en este artIculo, es analizar una region especIfica de Africa de donde se extrala a los esciavos.'
Debe notarse, desde el principio, que este tipo de enfoque que
intenta estudiar el comercio de esciavos desde una perspectiva regional africana presenta considerablemente más dificultades técnicas que los enfoques alternativos. Al estudiar el comercio de esciavos de una nación europea en particular, o hacia una determinada
Este es el enfoqueutilizado por ci proyecto de investigacion internacional sobre "El comercio de esciavos del interior de Nigeria", iniciado en 1996y coorganizado por Paul Lovejoy, Eiisée Soumonni y por ml, afiuiädo a un proyecto
más ampiio de la UNESCO titulado "La ruta de los esclavos". El "interior de Nigeria", tal y como se defme en este proyecto, comprende ci Cabo de BenIn ye!
de Biafra,junto a sus interiores en términos de geografia poiItica moderna inciuye a Togo y BenIn ai oeste, asI como a Nigeria. Este documento, sin embargo, enfocará solamente la mitad occidental de eta sección de ia.cOsta, ci Cabo
de BenIn,,conocido en épocas precoioniaies como la "Costa de los Esciavos".
go
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
colonia americana, se puede esperar que ci material informativo esté relativamente concentrado en un nümero limitado de archivos,
situadOs normaimente en ci respectivo territorio americano ô euro.
peo, y comünmente escnto en (o por lo menos predominantemente) una sola iengua europea. En contraste, la investigación enfocada
sobre una region africana en particular inevitabiemente involucra
fuentes materiales geográflcamente dispersas, y también documentos escritos en diferentes lenguas europeas, ya que ci comercio de
esclavos en cualquier punto de Africa comünmente invoiucró a una
gama de cOmerciantes de diferentes nacionalidades, y los esclavos
de cualquier region pudieron haberse distribuido entre muchos
destinos americanos. En la Costa de los Esciavos, por ejemplo, los
portugueses (y después de 1822, el Brasil independiente), los holandeses, los ingleses y los franceses fueron todos prominentes cornerciantes de esclavos; también hubo acción esciavista (aunque en menor grado) por parte de branderbugueses y daneses; y en America,
esclavos de esa region fueron ilevados a las colonias españolas (tanto en tierra continental como en las isias del Caribe), igual que al
Brasil portugués y a las coionias francesas e inglesas en ci Caribe. El
nümero y la dispersion de los archivos, tanto como ci rango de lenguas europeas en las que existe documentación, hacen que la investigación en este campo esté más allá de la posibie competencia lingüIst.ica y de los recursos financieros de cualquier estudioso individual, e impone la necesidad de un enfoque colaborativo.2
La "Costa de los Esciavos", como unidad de estudio de la histona del comercio de esclavos, presenta ciertas dificultades. El término "Costa de los Esclavos" es, en reaiidad, de acuñamiento tardIo,
que no se Ic conoció sino hasta finales del siglo XVII. La primera
fuente identificada es Ufl documento de origen danés publicado
en 1697. Sin embargo, se habIan registrado anteriormente formas
simiiares y presumiblemente ancestrales. La fOrma hIbrida portuguesa-holandesa "Cautivos Kust/Costa [de] Cautivos" aparece en
un manuscrito inédito del comerciante frances Jean Barbot, en
Confrontar Robin Law. "European sources: regional focus versus archival dispersal En SSHRGC/UNESCO Summer Inst itule on Iden1zfzng Enslaved Afncans The
Nigerian Hinterland and theAfri can Diaspora. York University, Ontario, July-August 1997
Erick Tilleman. A short and Simple Account of the Country of Guinea and itsNature.
Trans. Selena AelrOd Winsnes. African Studies Program, University of Wisconsin-Madison. 1994.
30
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
1688, y los portugueses, a finales de los siglos XV y XVI, cuando
apenas empezaba el comercio esclavista del Atlántico, se habIan referido a los "RIos dos Escravos".5 El concepto de "Costa de los Esclavos" en el uso europeo sin embargo, fue impreciso, y ciertamente variable en el tiempo, lo que reflejaba en gran parte los sitios
cambiantes de las principales actividades esclavistas europeas.6 El
lugar liamado "RIos de los Esclavos" de ese perIodo temprano de
los portugueses correspondIa al delta occidental del rIo NIger, e incluIa el reino de BenIn. Pero yaenla década de 1680 la "Costa, de
Cautivos" designaba un áre4 mucho más amplia, la cual se extendIa, segün los holandeses, desde el rIo Volta, en el occidente, hasta
Calabar (Nuevo Calabar, al oriente del Delta del NIger), en el este,
o, segün "otros" (con los que concuerda Jean Barbot), aün ms hacia el onente, hacia el Cabo Lopo Gonzalves (Cabo Lopes), en Gabón. Hacia el oeste, el Volta permaneció en adelante como el lImite, aunque en el uso holandés la década de 1690, la "Costa de los
Esclavos" fue extendida un poco más hacia el oeste, para incluir el
pals de Alampo (Adangme) al oeste del Volta.7 Pero hacia el este,
la "Costa de los Esclavos" fue usualmente definida de una manera
mas estncta En la version inglesa del trabajo de Barbot (publicado
póstumamente en 1732), por ejemplo, se estableció que su término era el rIo Lagos,. en la modema Nigeria sudoccidental.8
La "Costa de los Esclavos" fue definida, corno es evidente, por
el carácter de la actividad comercial europea que ahI se desarrollaba, y para distinguirla principalmente de la "Costa de Oro", al oeste, que hacia finales del siglo XVII era una fuente de oro más que
de esciavos (aunque en el siglo XVIII también se volvió importante,
principalmente, corno fuente de esciavos). Como tal, el nombre
"Costa de los Esclavos" es de origen puramente europeo (y eurocéntrico), y no hay razón para suponer que este (o cualquier otro
término equivalente) fuera alguna vez adoptado por los habitanJohn Barbot. Barbot on Guinea: The Writings ofJean Barbot on West Africa 16 781712. Trans./ed. P.E.H: Hair, AdamJones & Robin Law, London: Hakluyt Society. 1992. pp. 231-232.
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William Bosman. A New and Accurate Description of the Coast of Guinea. London.
1705.
John Barbot. Op. Cit. pp. 622-623,
31
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
tes nativos de la region. Se puede argumentar, sin embargo, que la
"Costa de los Esciavos", tal y como era definida por los europeos,
correspondIa, al menos de forma general, a una region que tenIa
alguna validez en términos de la historia innata de Africa;9 que
además comprendIa un area ocupada por gentes que hablaban
lenguas cercanamente relacionadas, actualmente clasificadas como las "gbe" (anteriormente 'ewe" o "aja"), y que, aunque no unificadas polIticamente, eran dominadas por un solo estado mayor,
inicialmente, en los siglos Xvi y XVII por el reinado de Allada, y
más tarde, en los siglos XVIII y XIX, por el de Dahomey (que conquistó a Allada en 1724). La porción más oriental de la "Costa de
los Esclavôs" y su interior (que corresponde en términos modernos al sudoeste de Nigeria) era ocupada por un grupo lingüIstico
particular, ahora ilamado "yoruba", que era dominado polIticamente por el reino de Oyo, hasta su desintegracion por causa de
guerras civiles en las décadas de 1820 y 1830.1° Pero los gbe y los
yoruba estaban históricamente interrelacionados, polItica, cultural
y comercialmente, de manera que pueden considerarse como parte de una sola comunidad regional. En el siglo XVII, por ejemplo,
la lengua yoruba (entonces conocida como "lukumi") fue reportada como de amplio empleo en Allada; mientras que Dahomey fue
subsecuentemente conquistada por el reino de Oyo, al que pagaba tributos entre 1730 y 1823.
El estudio del papel de esta regiOn en el comercio transatlántico de esciavos comenzó, en términos generales, en la década de 1970,11 y ahora puede ser comprendida con mayor solidez
y precisiOn, con base en la recién compilada base de datos del
Instituto Dubois.'2 Ya airededor del año 1500 se habIa exportado
esclavos de la region de Lagos a la parte oriental de la Costa de
Esclavos, aunque no de la costa más hacia el oeste —la clásica
"Costa de los Esciavos" de uso posterior— antes de la década de
9
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11
12
Confron tar discusión en Robin Law The Slave Coast if West Africa 1550-1 750:
The impact of the Atldntico Slave Trade on an4fri can So&ty. Oxford. 1991.
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16-35.
32
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
1550; y las exportaciones de la Costa de los Esciavos a través del
Atlántico continuó hasta en la década de 1860. (En realidad, la
exportación de esclavos hacia otras regiones de .Mrica y a las islas cercanas continuó, bajo la supuesta "libre" migración, hasta
en la década de 1890). Durante toda la historia del comercio, esta region suplIa más del 20% del total de exportaciones de esclavos a través del Atlántico, mucho más de dos millones de personas esciavizadas.
Este total bruto puede ser dividido, tantO en el tiempo como
en el espacio. Hasta la década de 1620 el comercio fue monopolizado por los portugueses, quienes llevaban a los esclavos a la isla
de Sao Tome, cerca de la costa africana, lo mismo que a Brasil y a
la America hispana; pero en este perIodo temprano el comercio
permaneció en escala restringida, probablemente con menos de
mil esclavos exportados por año. Durante la década de 1630 y
1640, los portugueses fueron desplazados de la Costa de los Esclavos por los holandeses. Pero la escala del comercio permaneció
igualmente limitada, ya que abastecIa solamente Sao Tome y Brasil. El verdaclero despegue del comercio en la Costa de los Esciavos se llevó a cabo en la segunda mitad del siglo XVII, a partir de
1650, con la enttada de los ingleses en el negocio, y la de los franceses desde 1670. Tanto ingleses como franceses transportaban a
los esclavos a nuevos mercados de sus respectivas colonias en el
Caribe. Se dio también una reactivación y expansion del comercio
portugues hacia Brasil después de la década de 1680. El negocio
continuó en un alto nivel a lo largo del siglo XVIII y aun mas allá
de la abolición legal del comercio de esclavos a principios del siglo XIX. La exportación de esclavos de la Costa probablemente a!canzO más de cinco mil por año a partir de 1670, y más de diez
mil durante la década de 1690, nivel que sostuvo hasta la década
de 1830. El mayor auge del comercio de esclavos de la region, con
exportaciones que probablemente sobrepasaban los quince mu
por año, se dio en las primeras dos o tres décadas del siglo xvm.
En cuanto a sus destinos arnericanos, esclavos de la Costa
fueron lievados sobre todo a Brasil (especialmente a la provincia
de BahIa, en ci nordeste de Brasil), que en total absorbió cerca
del 60% de los exportados de esta region. Las colonias caribeñas
francesas (sobre todo la isla de Saint Domingue/HaitI) recibieron airededor del 20%, y las colonias caribeñas inglesas (principalmente Barb4dos yjamaica), cerca del 10%. Con el tiempo, el
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Caribe inglés fue brevemente ci destino preferido durante las
postrimerIas del siglo XVII, pero Brasil y el Caribe frances predominaron durante ci siglo xviii, y Brasil y la Cuba española durante el comercio, ya ilegal, del siglo XIX. Sin embargo, esclavos de la
Costa fueron también distribuidos en nümeros más pequeños a
otros lugares de America, incluidos territorios continentales españoies como Colombia,'3 Peru'4 y Mexico.'5 También era posible
encontrarios en las colonias continentales de los ingleses —que
luego se convirtieron en los Estados Unidos—, aunque más visiblemente en Louisiana durante ci siglo XVIII, bajo ci dominio francés y español.'5
Los esclavos exportados de la Costa de los Esciavos parecen
haber provenido, sobre todo, de las poblaciones ubicadas inmediatamente detrás de las costas, conocidas hoy como "gbe" (o
"ewe" o "aja") y yoruba. Los gbe-parlantes parecen haber predominado en un principio, pero los yorubas aumentaron luego con
ci tiempo y fueron especialmente numerosos entre los esclavos
exportados por medio del comercio ilegal, durante el siglo xix.
Estos cambios pueden correlacionarse, aunque sea de manera
muy general, con ci desarroflo politico de.Africa occidental; la esclavización masiva de los gbe-parlantes, a principios de siglo XVIII,
fue en buena parte consecuencia de las guerras asociadas con la
expansion del. creciente reinado de Dahomey (que cuiminó con
el derrocamiento de Allada en los años 1720); mientras que la esclavización en una mayor escala y la exportacion de los yoruba, a
principios del siglo XIX, se reiaciona tan to con las guerras civiles
producidas a raiz de la desintegración del reino de Oyo, como
con los ataques provenientes desde Dahomey por ci oeste.'7
Como es bien sabido, ci predominio de los gbe y yorubas entre los esclavos exportados se refleja en ci hecho de que estos dos
grupos son fácilmente identificables entre las etnias africanas (o
naciones) de esclavos en America, aunque fueran conocidos con
13
14
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
otros nombres. Los gbe-parlantes eran comünmente conocidos
en America por medio de variantes del nombre Ailada, estado local dominante: "arara" en las colonias españolas de America (incluida Cuba) y "arada" o "rada" en las colonias francesas (tales
como Saint Domingue/HaitI). Pero en las colonias inglesas del
Caribe se les liamaba usualmente "popo", nombre originalmente
aplicado a un estado que se hailaba al oeste de Aliada; y en Brasil
se les daba el nombre de "jeje", cuyo origen es oscuro. Los yoruba-parlantes generalmente eran conocidos como "lucumi" en las
colonias españolas, incluida Cuba, y en otros lados de America se
les ilamaba "nago". Ambos nombres eran comunes en Africa Occidental, en un sentido más localizado, pero se generaiizó para
aplicarlo a todo el grupo étnico enAm6rica.18
La concentración de esclavos gbe y yoruba en territorios
americanos especIficos se refleja en la continua visibihdad de su
influencia cultural (especialmente religiosa) hasta ci presente.
AsI, la "nación" Rada de deidades es predominante en la religión "vaudou" del Haiti moderno (el término "vaudou" en sí se
deriva de las lenguas gbe), con el "nago" como un grupo menos
importante pero distintivamente visible.19 En la "santerIa" de Cuba, por otro lado, predominan los cultos lucumi,2° pero sobreviyen aün cultos distintivamente arara (y lenguaje y müsica) en el
area de Matanzas.2 ' Igualmente, en Brasil las cuituras nago predominan en el candomblé de BahIa, y una importante casa de
cuito de origenes distitivamente jeje sobre'vive en la Casa das Minas en la provincia de Maranhao.22 Esto no quiere decir que la
sobrevivencia y la influencia, en America, de ciertas tradiciones
africanas puedan correlacionarse, simplemente, con la cantidad
de esciavos importados; en reaiidad, parece claro que tanto los
gbe como los yoruba han ejercido una e-norme influencia cultural en America, lo cuai no guarda proporción con su nümero.25
18
19
20
21
22
23
Robin Law. "Etnicityand the Slave Trade: 'Lucumi' and 'Nago' as Ethnonyms
in West Africa". En: History of Africa. 24. 1997. pp. 205-219.
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35
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Esto no quiere decir que la sobrevivencia y la influencia, en
America, de ciertas tradiciones africanas puedan correlacionarse,
simplemente, con la cantidad de esclavos importados; en realidad, parece claro que tanto los gbe como los yoruba han ejercido una enorme influencia cultural en America, la cual no guarda proporción con su nümero. Esto puede deberse, en parte, al
momento de su llegada —la influencia yoruba en Brasil y Cuba,
por ejemplo, fue reforzada por su prominencia entre las ültimas
importaciones desde Africa, durante el perlodo del comercio ilegal en el siglo XIX—, pero es probable que también se deba, en
alguna medida, al carácter especIfico de esas tradiciones, que parece haberles dado una resistencia y adaptabilidad inusual de cara al desplazamiento hacia el Nuevo Mundo.
Aunque la mayorIa de los esclavos exportados de la Costa de
los Esclavos eran gbe o yoruba, una minorIa significativa provenIa
del interior del Africa Occidental, y algunas de sus etnias también
aparecen en America. Temprano en el siglo XVII, un estudio de
las castas de los esclavos africanos en la America espaflola incluye
no solamente araras y lucumis, sino también "barbas", es decir,
bariba, nombre dado por los yorubas a los habitantes de Borgu,
sus vecinos inmediatos del noroeste; en America, en ese tiempo,
los barbas eran considerados como un subgrupo de los lucumi,
quizás porque hablaban yoruba como segundo idioma, lo que
permitió que fueran asirnilados dentro de un grupo mayor.24 Registros del origen de esclavos por "naciones" africanas en las
plantaciones de la Saint Domingue francesa, en la segunda mitad del siglo XVIII, incluyen no solo aradas, nagos, y barbas, sino
además tapas, que es el nombre yoruba para los nupe, sus vecinos del noreste; y, desde la década de 1790 incluso hausas y gambarys (o sea gambari, nombre yoruba para los hausas) de tierra
adentro, en lo que se conoce hoy como el forte de Nigeria.25
Tanto los hausas y los tapas como los nagos y losjejes fueron elementos visibles en la población africana de BahIa a principios
del siglo XIX; en BahIa, Si no , es que en otros lugares también,
esos norteños siguieron propagando la religion islámica que habIan practicado en Africa, tal como atestigua la gran revuelta de
los esclavos en BahIa, que involucrO a nagos conversos al islam
24
25
Aifonso de Sandoval. Un tratado sobre laesclavitud. Madrid. 1987. pp. 139-141.
Curtin, PhilipD. The Atlantic Slave Trade: a Census. Madison. 1969, Cap 6.
36
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
asI como a norteños, en 1835.26 En Cuba también se encuentran
esclavos ilamados tacua o tapa;. quienes, como habla sucedido anteriormente en ci continente con los bariba, liegaron a ser considerados en Cuba como un subgrupo de los iucumi.27
En la Costa de los Esciavos en sí no habIa puertos naturales y,
con excepción de los rIos Volta y Lagos, en los extremos este y
oeste de la region, tampoco habIa entradas navegables. Los asI
ilamados "puertos" de la Costa de los Esciavos no eran puertos estrictamente hablando, y tenIan solamente una rada abierta. Las
fuertes oleadas en la playa y las barreras de arena sumergidas paralelas a la costa, hacIan peligrosa la llegada, por lo que los buques europeos que comerciaban en la Costa de los Esciavos empleaban canoas africanas y remeros (normalmente ilevados desde
la Costa de Oro), para hacer liegar a tierra firme sus mercancIas y
embarcar a los esclavos. Muchos de los centros comerciales de la
Costa de los Esciavos ni siquiera estaban situados en la costa,, sino
más bien en un sistema de lagunas que en esa region corre paralelo a ellai S,u papel como centros comerciales se basaba tanto en
su relación con la laguna como en su proximidad a la costa. En el
tanto en que eran considerados "puertos", deberIan más bien ser
llamados puertos lacustres que marItimos. Los esclavos eran ileva
dos hacia ellos, en algunos casos, a través de las lagunas por medio de canoas, y después, ya en tierra, de la laguna al mar para
ser embarcados.
A lo largo de la historia del comercio transatiántico de esclavos, numerosos "puertos" rivales competlan por el control del comercio europeo, a menudo al punto de declararse una guerra entre ellos. Durante todo el perIodo del comercio de esclavos, el
puerto dominante era Ouidah (Whydah), del cual se piensa que
registra más de la mitad de la totalidad de exportaciones de esclavos de la Costa —más de un millón de personas—. Fue, por tanto,
el más importante punto de embarçación de esclavos en Africa
Occidental, si no de todo Africa. Pero otros "puertos" también
participaron en ci comercio, ya sea en menor escala o solo por
corto tiempo. Algunos de ellos fueron Keta, Little Popo, (Aného
en términos modernos), Agoue y Gran Popo en el occidente, y
26 Joao José Reis. Slave Rebellion in Brazil: The Muslim Uprisings of 1835 in Bahia.
Trans. Arthur Brakel. 1993.
27 Fernando Ortiz. Los negrOs esclavos. La Habana. 1988. p.56.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Offra, Jakin (Godomey en términos modernos), Ekpe, Porto-Novo, Apa (reemplazado por Badagry desde la década de 1730), y
Lagos en el este. La ubicación cambiante del comercio europeo
entre los "puertos" costeros competidores constituye un importante y extremadamente complejo subtema en la historia del comercio en la Costa de los Esciavos.
En el inicio, el comercio de esclavos se concentraba principalmente en Offra, que pertenecIa al reinado de Allada y servIa
como su principal salida comercial. Desde alrededor de 1670, sin
embargo, el eje del comercio europeo comenzó a moverse hacia
el occidente, a Ouidah (Whydah), y el eclipse de Offra se cornpletó cuando fue destruida en una guerra intra-africana en 1692.
En los inicios del siglo xviii, el dominio de Ouidah fue brevemente amenazado por Jakin (Godomey moderno), que habIa
reemplazado a Offra como la principal salida de Allada, pero jakin fue a su vez destruida por Dahomey, en 1732. Ouidah también habIa sido conquistada por Dahomey en 1727, pero fue preservada entonces como La principal salida de ese reino. Durante
la segunda mitad del siglo XVIII, aunque Ouidah retenIa la pordon preponderante del comercio, hubo un cambio significativo
del interés europeo hacia los puertos más orientales, inicialmente
Badagry y subsecuentemente Porto-Novo y Lagos. Durante las décadas de 1830 y 1840, Lagos en realidad reemplazó a Ouidah como el principal embarcadero de esclavos en la Costa, pero su
preeminencia en cuanto a la esclavitud se terminó cuando los ingleses intervinieron para imponer la supresión del comercio ilegal de esclavos, en 1851. En los ültimos años del comercio ilegal,
durante las décadas de 1850 y 1860, los esclavos eran embarcados
más comünmente desde los puertos localizados al oeste de Ouidah, como por ejemplo Agoué.
La dinámica de esa localización cambiante de las actividades
esciavistas de los europeos en la Costa de los Esclavos, aün es
comprendida solamente de manera imperfecta. Una gran parte
de la dificultad en encontrarle el sentido a esos cambios es que
los puntos en que se embarcaba a los esclavos en la costa no eran
necesariamente los mismos a los que habI4n Ilegado originalmente desde el interior, ya que ellos (y otros objetos de comercio)
eran corrientemente trasladados a lo largo de la costa, y a través
de las lagunas, por medio de canoas. Esta interacción entre el comercio marItirno europeo con la navegación africana en las vIas
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
fluviales paralelas es una dimension crItica de la historia del comercio en la Costa de los Esclavos.28 Ya tarde en ci siglo XVII, Ouidah, por ejemplo, recjbIa esciavos a las orillas de la laguna desde
lugares tan distantes como Grand-Popo al oeste y Apa en el este.
Durante la década de 1770, se Ilevaba esciavos desde Porto-Novo
para venderlos en Ouidah, y liegaban al puerto lacustre de Abomey-Calavi en la costa occidental del lago Nokue En ci comercio
ilegal de esciavos en el siglo XIX, por otro lado, la fama de Ouidah como puerto de esciavos, que tendIa a atraer la atención concentrada del escuadrón antiesciavista de la marina británica, alentaba a los mercaderes de Ouidah a enviar esciavos en canoa por
la laguna, para embarcarlos en otros puertos, tanto al este como
al oeste; Ouidah permaneciO, entonces, como el principal punto
de liegada de los esciavos a la costa, aunque eran embarcados
desde otros puntos.
Los cambios en las actividades comerciales europeas entre
los diferentes "puertos" de la Costa de los Esclavos no siempre reflejaban diferencias en los patrones de suministro de esciavos del
interior.29 El trasiado del comercio de Offra a Ouidah a fines del
siglo XVII, por ejemplo, no reflejó ningün cambio en la ültima
fuente de suministro de esciavos en el interior, ya que los vendidos en Ouidah continuaban siendo ilevados a través del reino de
Allada. En cambio, ci desvIo del comercio hacia Porto-Novo, en
la segunda mitad del siglo XVIII, se debió principalmente a una
variación en el suministro de esciavos del reino yOruba de Oyo,
los cuales eran vendidos a través de Ouidah. El factor determinante para que se dieran esos desplazamientos de comercio a lo
largo de la costa parece estar en las cambiantes relaciones polIticas entre los estados africanos del interior, o entre las comunidades costeras y las del interior. El trasiado del comercio desde Offra a Ouidah se originó en una disputa entre este puerto y ci Estado al que pertenecIa: ci reino de Allada; y ci ascenso de PortoNovo se debió a un deterioro de relaciones entre Dahomey y
Oyo. Además, las polIticas aplicadas por los estados intermedios
28
29
Robin Law. "Between the Sea and the Lagoons: the Interaction of Maritime
and Inland Navigation on the Precolonial Slave Coast En Cahzers d Etudes
Africaines. 29. 1989. pp. 209-237.
Confrontar a Robin Law Slave Traders and Middlemen Monopolists and
Free-traders: the Supply of Slaves for the Atlantic Trade in Dahomey, c. 17151850" En: Journal of African History. 30. 1989. pp. 45-68.
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africanos de la costa a los comerciantes europeos tuvieron también alguna consecuencia: estos fueron atraIdos a Ouidah a finales del siglo XVII, en parte por las tasas menores de "customs" (impuesto por permiso de comercio) cobrados por las autoridades
en comparación COfl las de Offra; mientras que los europeos buscaban alternativas a Ouidah, a finales del siglo XVIII, como protesta contra el regimen regulador restrictivo que los reyes de Dahomey buscaban aplicar al comercio.
No obstante, el balance cambiante del comercio entre los
puertos "costeros" a veces reflejaba desplazamientos entre las diferentes "rutas de esclavos" del interior. El surgimiento de PortoNovo a finales del siglo XVIII, por ejemplo, parece haber reflejado
un resurgir de la importancia relativa de Oyo como proveedor de
esclavos, tanto como el desvIo del comercio de Oyo a Ouidah.
Probablemente Porto-Novo fue preferido por los mercaderes de
Oyo, no solo como medio de evadir las restricciones que imponIa
Dahomey a su comercio, sino también porque estaba mejor situado que Ouidah con respecto al sistema de lagunas navegables. La
posibilidad de explotar el transporte fiuvial, que era relativamente barato, se presentaba como un factor crItico para un proveedor del interior como Oyo, que tenIa que mover sus esclavos hacia la costa a través de grandes distancias (este factor se volvió
rnás crItico aün cuando el comercio de exportación de la region
cambió de producto: de esclavos a la exportación en bulto de
productos agrIcolas, como aceite de palma, y contribuye a explicar la desaparición de Ouidah en favor de Cotonou, en la costa
oriental del lago Nokue, en la segunda mitad del siglo XIX). Ann
más: el surgimiento de Lagos como el mayor puerto de esclavos
en el siglo Xix se debiô a la aparición de una nueva fuente de
cautivos en su interior, a partir del colapso del estado Yoruba, debido a su endémica condición de guerra desde 1820 en adelante.
La historia del comercio de cautivos desde la Costa de los Esclavos puede comprenderse en su totalidad solamente con base
en un enfoque interregional sistemático, que correlacione los
movimientos entre las rutas de esclavos en las diferentes secciones geográficas del comercio, en el interior y en la costa de Africa, asI como a través del Atlántico y dentro de America.
40
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
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LAS REDES COMERCIALES:
DE LA BAHIA DE BENIN
AL SUR DEL ATLANTICO, 1750-1850
Kristin Mann
UNIVERSIDAD DE EMORY, ESTADOS UNID0s
El comercio de esclavos alcanzó su máximo apogeo durante el
siglo XVIII, con el enorme crecimiento de la producción de azücar
en las islas occidentales del Caribe, Jamaica y Santo Domingo, asI como con la explosion de la minerla de oro, en Minas Gerais en Brasil,
y el desarrollo de nuevos cultivos, como ci tabaco, ci añil, el arroz, ci
café y el algodón en diferentes partes de America.' Las exportaciones africanás de esclavos aunIntaron de aproximadamente 36 000
por año, entre 1700y 1709, a cerca de 80 000 por año durante la década de 1780. De los 11.9 millones que se caicula fueron exportados
a lo largo de los cuatrocientos años de histoija del comercio de esclavos, más de la mitad (casi 6.9 millones) fueron embarcados entre
1700 y 1809.2 La bahIa de BenIn, objeto de este trabajo, suministró
aproximadamente la quinta parte de ese total. Solo la parte centrooccidental del Africa (region Congo-Angola) exporto más esclavos
durante ese perlodo; aunque la bahIa de Biafra, al este, no se quedo
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CUADRO 1
ESCLAVOS EXPORTADOS DESDE LA BAJUA DE BENIN
SEGN NACIONALIDAD DEL TRANSPORTISTA, 17001850*
Década
Holandé?
Inglésc
FrancéSb
-
1700-9
1710-19
Portugués/
Bahian&'
Total
Transp.e
18840
32840
17550
20900
86000
67000
138590
138690
48200
46540
40600
31260
27980
28600
15180
18350
63000
49000
39000
34000
150280
135220
97830
86620
24160
43 350
54980
10470
35600
34 300
13329
18617
12 168
36000
30 000
33000
53000
73 000
243574
563000
98390
111 550
108909
86127
85 668
93800
114 700
88 100
98 700
1633174
60 000
1720-9
1730-9
1740-9
1750-9
2 136
1760-9
1770-9
1.780-9
1790-9
1800-9
1811-20
1821-30
1831-40
1841-50
Total
a
b
c
d
e
*
351240
Johannes Menne Postma. The Dutch in the Atlantic Slave Trade. 1600-1815. Cambridge. 1990.
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Economic History of the Atlantic Slave Trade. New York. 1979. pp. 136-138. Manning, a su vez derivó sus cálculos de los datos dePierre Verger, Flux etrefiux de la traite desnegres entre 1€ Golfe de
Benin et Bahia de Todos as Santos, du 17 et 18 Siecles. The Hague. 1968. pp. 653-654, 666. Los datos de Verger abarcan importaciones de esclavos en Bahia procedentés de la costa de Mina.
Elios excluyen el comercio menor en esclavos entre la Bahia de Benin y otras partes de Brasil. Por su parte Manning en sus calculos nOincorporó la mortalidad ocurridaa bordo de los
barcos.
Los datos de 1700 a 1778 son de Richardson, Op. Cit. p. 17. Ellos incluyen ci comercio danés
y norteamencano como tambien el holandes frances bntanico y portugues Los datos para
1780-1 809 ajustan los totales dados por Richardson gracias a los datos de ascenso y descenso
del comercio brit.hnico aportados por Behrendt. Los datos para 1111850 vienen de Paul E.
Lovejoyy David Richardson, "The Initial 'Crisis of Adaptation': The Impact of British Abolition on the Atlantic Slave Trade in West Africa, 18084820". En: Robin Law (Ed.),. From Slave
Trade to 'Legitimate' Commerce: The Commercial Transition in Nineteenth-Century West Africa. Cambridge. 1995. p. 49. Lovejoy y Richardson derivan sus datos de Richardson, O, Cit. p. lOy
David Eltis, Economic Growth and the Ending of the Transatlantic Slave Trade. Oxford. 1987. Debemos hacer notar que los totãies de Richardson pudieron hber sidomás altos si Manning hubiera ajustado los datos de Verger a la mortalidad ocurrida en los barcos durante ci trayecto.
Este ensayo fue sometido a traducción antes de la publicación de The Trans-Atlantic Slave Trade:A Data Base on CO Room, Cambridge: Cambridge University Press. 1999. Compilada por
David Ellis, Stephen D. Behrendt, David Richardson y Herbert Klein. Existen ciertas diferencias en los datos sobre la exportaclon de esclavos de la Bahia de Benin y Lagos entre este en
sayo y la nueva fuente. Analizaré las exportaciones de Lagos en una próxima publicacion.
46
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
muy atrás, y en la segunda mitad del siglo XVIII exporto más esciavos
que la bahIa de BenIn 3
El puerto de Lagos, localizado en el oriente de la Costa de los
Esciavos, como se Ic ilarnaba entonces a la region entre ci rIo Volta
y Lagos, fue hasta en el siglo XIX uno de los rnás signiflcativos puertos del occidente. En la primera mitad del siglo XIX, fue ci lugar
más importante en el tráfIco de esclavos a lo largo de la bahIa de
BenIn, donde mercaderes africanos dominaron el suministro de esclavos hacia Lagos, a Jo largo de la historia comercial del lugar, y
donde la abohcion, después de 1807, cambió la organlzaclón del comercio de exportación en la costa.
Las cifras en ci Cuadro 1 muestran que la cantidad de esclavos exportados de la bahIa de BenIn fluctuó en ci curso de los sigios XVIII y XIX. Las exportaciones liegaron a sus máximos niveles
en las primeras cuatro décadas del siglo XVIII, antes del descenso
producido entre 1740 y 1769. Se incrementaron de nuevo durante
ci clImax de las décadas de 1770 y 1780, para declinar otra vez en
1790 y en las primeras dos décadas del siglo xix, y ilegar a sus niveles más bajos entre 1700 y 1850.
A Jo largo de su historia, los portugueses y brasiicños dominaron la exportacion de esclavos de la bahIa de BenIn tanto al
principio como al final del siglo .XVIII,4 como confirman las cifras
en la Cuadro 1. Ekis y Richardson encontraron que, entre 1662 y
1863, "seis de cada diez csclavos que partIan de BcnIn iban a BahIa..," la mayorIa de ellos en buques portugueses o brasileños.5
Sin embargo, ci comcrciO de portugueses y brasilcños comenzó
3
4
5
Klein. Op. Cit. pp. 147-186. Richardson. Op. Cit. p. 17. Stephen D. Behrendt
y David Eltis. "Competition, Market Power, and the Impact of.AbOlition on
the Transatlantic Slave Trade: Connection Between Africa and the Anericas". En: Reunion anual American HistoricalAssociation, 1997. New York.1997.
Figura 1.
Pierre Verger. Trade Relations Between the Bight of Benin and Bahia from the 17 to
1 century. Ibadan: Ibadan University Press. 1976. Patrick Manning. Slai'ery,
Colonialism and Economic Growth in Dahomey, 1640-1960 Cambridge Cambrid
ge University Press. 1982. pp. 27-31 y Robin Law. The Slave Coast of West Africa,
1550-1 750: The Impact of the Atlantic Slave Trade on an African Society. Oxford;
Clarendon Books. 1991. pp.116-155.
David Eltis y David Richardson. "West Mrica and the Transatlantic Slave Trade:
New Evidence of Long-Run Trends." En: Slavery and Abolition. NP 16. 1997. p. 20.
Los portugueses y brasilcñosconducIan dos comercios mayormente inde-pendientes, uno entre la bahIa de BenIn y BahIa y otro entre Angola y RIo dejaneiro. Sobre el segundo de estos, ver la obra monumental dé Miller. O. Cit.
En cuanto alprimero, Trade &lationsde Verger.
41
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
a declinar en 1720, mientras que los franceses, y más irregularmente los ingleses, expandieron sus comercios de esciavos en la
region durante esos años. Desde 1730 hasta la abolición francesa
en 1794, el trasiego frances de esciavos en la bahIa de BenIn rivalizó o sobrepasó al de los portugueses y brasileños. Los cornerciantes británicos de esciavos mantuvieron menos presencia en
BenIn, excepto durante las décadas de 1760 y 1770, cuando fueron los segundos más grandes exportadores de la region. Los
traficantes holandeses embarcaron airededor de 60 000 esciavos
de la bahIa de BenIn en las primeras cuatro décadas del siglo
XVIII, pero su comercio en ci area declinó marcadamente entre
1740 y 1779. Después de 1789, virtualmente desapareci6 .6 Cuando el comercio británico y frances disminuyó y luego desaparecio entre 1790 y 1807, los portugueses y brasileños expandieron
el suyo una vez más, y el comercio españoi comenzó a darse también entre la bahIa de BenIn y Cuba. Entre 1791 y 1830, tres de
cada cuatro esciavos de la region entre la Costa de Oro y BenIn
fueron lievados a BahIa. Después de 1830, Cuba se convirtió en
ci mercado principal.7
Hasta 1730, el comercio externo de esciavos de la bahIa de
BenIn se centraba en los reinos de Allada y Ouidah y sus puertos
de Jakin, Offra, Apa y Glehue, aunque Gran Popo, Pequeno Popo
y Keta, más al oeste, exportaron también pero en menor cantidad. La mayorIa de los esciavos exportados eran prisioneros de
guerra. Una cantidad menor era obtenida mediante tributo, secuestro b comercio, o en castigo por ofensas como rôbo, adulterio, apuestas o deudas.8
Al iniciarse el siglo XVIII, entre los hablantes del idioma fon
en el interior de la bahIa de BenIn surgiO ci nuevo reino de Dahomey. En 1724 este conquisto a Allada, y en 1727 derrotó a Ouidah.
Dürante ci siguiente siglo y medio, las aspiraciones y ambiciones
de Dahomey moldeäron la historia de la region, aunque Oyó la
6
7
8
Johannes Menne Postma. The Dutch in the Atlantic Slave Trade, 1600-1815. Cambridge: Cambridge University Press. 1990. pp. 201-226, 284-303.
Manning. Op. Cit. pp.27-3l. Eltisy Richardson. Op. Cit. pp. 2021. Klein. O.
Cit. pp. 2097227.
Manning. O. Cit. pp. 37-38. Paul E. Lovejoy. Transformations in Slavery: A History of Slavery in Africa. Cambridge: Cambridge University Press. 1983. pp. 5455, 78-80, 83-4; Patrick Manning. Slavery and African Lzfe: Occidental, Oriental
and African Slave Trades. Cambridge: Cambridge University Press. 1990. pp. 8892; Robin Law. Op. Cit. 1991 a. pp. 118-148, 182-187.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
invadió y derrotó intermitentemente hasta 1823, y Dahomey nunca logró extender su poder tan al este corno para Ilegar hasta Lagos. Después de la derrota de Alladah y Ouidah, refugiados de estas areas huyeron hacia el este y fundaron nuevas entidades polIticas, y crearon una nueva identidad étnica —la comunidad gun— en
Badagry, Epe y Porto Novo. Un comerciante holandés, Hendrik
Hertogh,, desterrado de Jakin, abrió bodegas para el comercio de
esclavos en Badagry y Epe en 1736 y 1737. Joao de Oliveira, un esclavo liberto de BahIa, abrió ci comercio de esclavos en Porto Novo en 1758. Posteriormente, otros europeos y brasileños, ansiosos
de escapar de los fuertes controles que intentaba .imponer el rey
de Dahomey a este comercio en Ouidah, se establecieron en las
nuevas comunidades de los gun)° El comercio de esclavos pronto
se expandió a estos asentamientos, aunque Ouidah continuó exportando muchos más que ningün otro pueblo en la bahIa de BenIn, lô que signific4ba "una exportación de más de 8 000 a 9 000
esclavos por año en el segundo tercio del siglo xvffl"."
La conquista de Allada y de Ouidah por parte del reino de
Dahomey interrumpió las rutas de comercio y alteró ci flujo de
esclavos del interior hacia la costa, a la vez que dejó a Ouidah como dependiente de Dahomey y desplazó a Oyó y Allada.12 El surgimiento de las comunidades gun en ci oriente de la bahIa de
BenIn, por otro lado, creó una nueva salida para los esclavos de
Oyó, independientemente del control de Dahomey. Desde la década de 1730, Oyó canalizó sus esclavos primero a través de Badagry y más tarde también por Porto Novo, con lo que contribuyó ai crecimientO de, estos puertos. En las postrimerIas de la década de 1770, Badagry reemplazó a Ouidah como ci puerto más importante en la Costa de los Esclavôs, y durante la década de 1780
ya Porto Novo habIa iogrado esa dudosa distinci6n.13 AsI, entre
Verger. Op. Cit. p. 179.
I. A. Akinjogbin. Dahomey y sus vecinos, 1709-1818. Cambridge:Carnbridge University Press. 1967. pp. 69-71. Law. Op. Cit. pp. 278-323. Edna G. Bay. Wives of
the Leopard: Gender, Politics and Culture in the Kingdom of Dahomey. Charlottesville, Va.: University of Virginia Press. 1998. pp. 40-80. Robin Law. "The Gun
Communities in the Eighteenth Century". Trabajo presentado en: Reunion
anual de la AsociaciOn deEstudios Africanos. St. Louis, Noviembre de 1991.
11 Eltis y Richar4son. Op. Cit. p. 26..
12 Robin Law. Op. Cit. 1991 a. p. 190.
13 Robin Law. The Oyo Empzre, c. 1600-c. 1836: A West African imperialism of the
Atlantic Slave Trade. Oxford: ClarendOn Press, 1977. pp. 220-223. Verger. Op.
Cit. pp. 180-189. Ekis y Richardson. Op. Cit. p. 27.
9
10
49
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
1780 y 1850 ocurrió un cambio en ci centro del .tráfico en la Costa de los Esciavos, del occidente al oriente. Archibald Daizel, un
antiguo residente de la costa, comentó en su History of Dahomey
que "un gran nümero de buques" llego a Epe, Porto Novo y Badagry durante las décadas de 1770 y 1780, mientras que "Ouidah
quedo casi totalmente abandonada".14
Dado el sistema de suministro que prevalecIa en ci siglo XVIII,
el grueso de los esclavos embarcados desde. la bahIa de BenIn procedla, en ese entonces, de un territorio ubicado a 200 ó 300 kilometros de la costa. Eran de habla gbe o yoruba, aunque estos gruP05 lingüIsticos podIan haber incluido a algunos esciavos, importados de más al forte y asimilados a las culturas más sureñas antes de
ser exportados.15 En el ültimo tercio del siglo XVIII, Oyó comenzó a
adquirir una mayor proporción de sus esclavos a través del comercio con ci forte. Desde entonces, el nümero de esclavos norteños
(Hausa, Nupe y Bariba) exportados de la bahIa de BenIn aumentó,
con comerciantes musulmanes del forte del rIo NIger, que en ocasiones hacIan caminar a las personas esciavizadas directamente hasta la costa, en vez de venderlas a los comerciantes de Oy6.16
A principios del siglo XVIII los lagosianos participaron en la
expansion del comercio de esclavos de la bahIa de BenIn, yendiéndolos a través de la laguna. Un comerciante frances reportó,
en 1715, que algunos mercaderes lievaban esclavos a Apa desde
"el reino de BenIn". Este comentario hace suponer a Law que se
referla a Lagos en vez del BenIn metropolitano.' 7 Durante la década de 1730, el holandésJan Bronssema aparentemente estableció
un puesto cerca de Lagos, para facilitar ci comercio de esclavos y
otros bienes entre BenIn y el fuerte de la CompañIa Holandesa de
las Indias Occidentales, en Badagry. Un documento de 1743 sugiere que en ese entonces los lagosianos estaban vendiendo esclavos
14
Archibald Daizel. The History of Dahomy, an Inland Kingdom of Africa. London:
Frank Cass. 1967. pp. 166-194.
15 Manning. Op. Cii. pp. 30-32. Paul E. Lovejoy. "The Impact of the Atlantic Slave
Trade on Africa: A Review of the Literature." En: Journal of African History. N
30. 1989. P. 376.
16. Robin Law. Op. Cit. 1991 A. pp.. 1.88-191. Robin Law. Op. Gil. 1977. pp. 225-226.
Paul E. LovejOy y David Richardson. "The Initial 'Crisis of Adaptation': The Impact of British Abolition on the Atlantic Slave Trade in West Africa 1808-1820"
En From Slave to Legitimate Commerce The Commercial Transition in Nineteenth century
West Africa. Cambridge: Cambridge University Press. 1995. p. 39.
17 AN: c. 6/25, Du colombier, Whydah, 17 de abril de 1715, citado en Law. Op.
CiE. 1991 a. pp. 185.
50
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
en ci fuerte portugués de Ouidah.18 No se ha encontrado ninguna
evidencia que permita intentar un cálculo ni siquiera aproximado
del volumen de esciavos comercializados por los lagosianos a través
de la laguna en ese momento, pero el nümero tuvo que haber sido
pequeño —probablemente no más de unos cientos por década—.
Los mayores surninistros de esciavos procedentes del interior ilegaron a la costa por el oeste, en lugares en donde los comerciantes
de Lagos tenIan que competir con los europeos y los africanos más
ricos, Si querian comprarlos.
Los inicios del comercio de esclavos en la laguna ocurrió como parte de diversas redes locales y regionales de intercambio,
que enlazaban a las personas del interior con los habitantes de la
costa desde el Volta al Niger y más allá. ArtIculos comercializados
a partir de principios del siglo XVIII incluian, como en años anteriores, cuentas, telas, sal, canoas, alimentos y artIculos de hierro,
asI como esclavos.'9 A lo largo del siglo xVIIIy principios del XIX
europeos que visitaron la Costa de los Esciavos hablaron de la extensa producción de artesanIas y productos agrIcolas y de mercados donde los bienes producidos domesticamente eran cambiados por los productos iniportados.20
La exportación de esciavos directa y continua desde Lagos a
America comenzó durante la década de 1760, y debe ser vista como parte de un cambio más amplio dentro del comercio del
Atlántico hacia el Este, iniciado desde Ouidah en 1730 a lo largo
de la Costa de los Esclavos.2' Dc acuerdo con la tradición oral de
Lagos, una disputa habIa surgido anteriormente entre ci tercer
Oba (gobernante) del reino, Gabaro, y su herrnano Akinsemoyin.22
Robin Law. "Trade and Politics Behind the Slave Coast". En: Journal of African
History. Nq 24. 1983. PP., 342-343.
19 Robin Law. O. Cit. 1991 a. pp. 33-58, 116-122, 148-150.
20 Ver por e.jemplo, William Smith A New Voyage to Guinea London Franki Cass
1967. pp. 193-195. Robert Norris. Memoirs of the Reign of Bossa Ahadee King of
Dahomey. London: Frank Cass. 1968. pp. 142-146, DaIzel. Op. Cit. pp. 183-186.
Captain John Adams Remarks on Africa Particularly those Parts wzch are Situated
Between Cape Verde and the River Congo. London: Frank Cass. 1936. pp. 74, 79-81,
88-90, 97. G. A. Robertson. NOtes on Africa: Particularly those Parts wich are Situated Between Cape Verd and the River Congo. London: Sherwood, Neely and Jones.
1819. pp. 266, 274, 279, 281, 287, 301 y Richard Lander. Records of Captain
Clapperton 's Last Expedition to Africa London: Henry Colburn and Richard Bentley. 1830. I. pp. 36, 50.
21 Robin.Law. Op. Cit. 1983. pp. 343-344.
22 John B. Losi. History of Lagos. Lagos: Tika Tore Press. 1914. p. 12.John AugustusOtomba Payne Table of the Principle Events in Yoruba History. Lagos: An-
18
51
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Este ültimo fue desterrado y huyó hacia ci oeste, a la casa de su
madre.22 Mientras estuvo en el exilio, hizo amistad Con varios comerciantes europeos de esciavos. Cuando se Ic pidió que regresara a casa para convertirse en Oba, durante la década de 1760,se
dice que invitó a comerciantes extranjeros de esciavos a que lo
acompañaran. Entre ellos probablemente estuvoJoao de Oliveira,
quien nació en el occidente de la Costa de los Esciavos, fue lievado a Pernambuco como esciavo y retornó a casa como hombre iibre. Dc Oliveira alego ser él quien habIa iniciado el comercio cxterno de esciavos tanto en Lagos, como en Porto Novo. En 1770,
se retiró del comercio en la Costa Occidental africana, después de
treinta y siete años, y partio hacia BahIa,junto a cuatro hijos de
Akinsemoyin 24
El Cuadro 2 contiene datos sobre las cantidades de esclavos.exportados desde Lagos entre 1761 y 1851. Las Cifras para ci comercio
frances y británico se basan en el trabajo de Mettas y Behrendt,
quienes en su investigacion utilizaron documentos de embarque,
compañIas, aduanas y otros archivos.25 Las del comercio portugués
entre 1761 y 1810 son estimaciones que he hecho basada en datos
cualitativos y por analogIa con ci comercio británico y frances.26 El
comercio de esciavos de BahIa anterior a 1811 ha recibido menos
drew M. Thomas. 1893. p. 10. Ade Adefuye. "Oba Akinsemoyin and the
Emergence of Modern Lagos". En: HistOry of the Peoples of Lagos State. Ed. Ade
Adefue, Babatunde Agiri yjide Osuntokun. Ikeja: Lantern Books. 1987. pp.
36-37.
23 Robin Law. Op. Cit. 1983, p. 344. Kunle Lawal. "The Ogu-Awori' Peoples of
Badagry Before 1950: A General Historical Survey." En: Badagry: A Study in
History and Traditions of an Ancient City. Eds. G. 0. Ogunremi, M. 0. Opeloye y
Siyan Oyeweso. Ibadan: Rex Charles. 1994. p. 19.
24 Pierre Verger. Op. Cit. pp. 167, 224, 477.
25 Jean Mettas. Repertoire des expeditions négriêresfrancaises au XVIHe siIcle. Eds. Serge y Michelle Daget, 2 vols. Paris: Societe Francaise d'Histoire d'Outre-Mer.
1978. 1984. Stephen D. Behrendt. "The Annual Volume and Regional Distribution of the British Slave Trade 1780 1807" En Journal of African History.
N" 38. 1997. pp. 187-211. Para investigaciones sobre ci comercio de esclavos
de otras naciones desde la region, veáse Svend E. Green-Pedersen. "The Scope and Structure of the Danish Negro Slave Trade". En: Scandinavian Economic History Review. N" 19. 1971. pp 149-197.Johannes Menne Postma. Op. Cit.
Jay Cough try The Notorious Triangle Rhode Island and the African Slave Trade
1700-1807. Philadelphia: Temple University Press. 1981. David Richardson.
Bristol, Africa and the Eighteenth Century Slave Trade to America. 4 vols. Bristol:
Bristol Record society. 19xx, 1987, 1991, 1996y Serge Daget. Repertoiredes ex
pedztzons negrierefrancazses a la traite zilegale (1814 1850) Nantes Centre de Re
cherche sur I'Histoire de Monde Adantique. 1988.
26 Kristin Mann. "Slave Exports from Lagos, c. 1761-185 1". En proceso.
52
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 2
ESCLAVOS EXPORTADOS DESDE LAGOS, 1761-1851
Década
1761-70
1771-80
1781-90
17914800
1801-10
1811-20
1821-30
1831-40
1841-51
Total
Inglés
3888
3073
6650
13611
Frances
Portugués/Brasileflo
1404-30
903
3377
300-700
c.611
c.500
c.3000
c.5500
c.7500
5984-6419
Total
c.2320-55
c.1403
c.10265
c.9000
c.14150
3645
14181
15264
24295
c.94541
atención por parte de académicos, en comparación con el de otros
puntos, y requiere de mucha más investigaciôn. Los datos para el
perlodo pOsteriOr a 1811 derivan del trabajo de David Eltis, y están
basados, una vez rnás, en los esfuerzos por contar esciavos exportados desde la costa.27
Los datos en el Cuadro 2 muestran que los franceses y los británicos participaron en el comercio exterior de esciavos en Lagos; y que fueron los pioneros. Cuando el comercio de los franceses declinó, airededor de .1790, debido a la .revolución y a la. guerra en su pals y a la rebelión de esciavos en Saint Domingue, comerciantes británicos ilegaron a lienar el vacIo. Pero fueron los
portugueses en BahIa quienes dominaron el comercio de Lagos
hacia el extranjero, como lo haclan en la bahIa de BenIn. El capitan John Adams, quien visitó la costa en, ese perIodo, dijo: "Los
portugueses siempre han llevado adelante un comercio extremadamente activo en cuanto a esclavos en Wydah, Ardah (Porto Novo) y Lagos".28 En las ültimas dos décadas del comercio, los españoles, operando primordialmente desde La Habana, ayudaron a
mantener viva una demanda que la abolición de la esciavitud habia amenazado. Aun asl, Bahla continuó importando la mayorIa
de e$clavos provenientes de Lagos, y los comerciantes y propietarios de buques brasileños y de Bahla continuaron manejando la
mayor parte del comercio.29
27
28
29
David Eltis. Op. Cit. pp. 250-252.
John Adams. Op. Cit. p. 97.
Eltis y Richardson. O. Cit. p. 21.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Los datos del Cuadro 2 también revelan que las exportaciones
directas desde Lagos comenzaron en pequeña escala en las décadas de 1760 y 1770. Durante esos años, las ventas a través de la laguna a lugares como Porto Novo y Ouidah pueden haber sido tan
importantes como las exportaciones directas. El comercio exterior
desde ese pueblo aumentó enormemente en la década de 1780, se
contrajo un poco en la de 1790, y aumentó de nuevo en la primera década del siglo xix. Las exportaciones bajaron entre 1811 y
1820, debido a la inestabilidad del comercio durante el perIodo
de incertidumbre y reorganización que siguió a la abolición de la
esclavitud decretada por Inglaterra, Estados Unidos y Holanda,
después de 1807, y la supresión al forte de la lInea del ecuador,
cerca de Brasil, después de 1815. 1 Las guerras entre los estados
Yoruba en el interior y una rebeiión de musulmanes en Oyó, que
interrumpió el suministro hacia la costa, también contribuyeron al
declive.31 Pero los mercados para el azücar, el café y otros productos tropicales básicos permanecieron fuertes en Europa, y la producción en Brasil y Cuba se expandió para llenarlos, lo que generó una demanda continua de esclavos en esos sitios de America.
Los traficantes brasileños, portugueses y españoies, y durante algun tiempo también los británicos, franceses y norteamericanos,
encontraron rápidamente formas para evadir las prohibiciones
contra ci comercio de esclavos.32 Además, la guerra continua entre
los Ijebu, Ife, Owu y Egba, a partir de 1820, seguida por ci colapso
del impe-rio de los Oyó y el estallido de guerra entre sus estados
sucesores Ibadan y Abeokuta, generó un flujo de esclavos, desde
su interior inmediato hacia Lagos, muy por encima de lo hasta entonces conocido.33 Las exportaciones de esclavos desde Lagos
30 Eltis. Op. Cit. pp 40-46.
31 Para ver discusiones sobre estos eventos, veaseJ F. A. de Ajayi y RobertSmith.
Yoruba Warfare in the Nineteenth Century. Ibadan: Ibadan University Press. 1971.
p. 11. A.L. Mabogunje yJ. Omer-Cooper. Owu in Yoruba History. Ibadan: Ibadan University Press, 1971. pp. 45-70. R. C. C. Law. "Fhe Cronology of the Yoruba Wars of the Early Nineteenth Century: A Reconsideration". En:Journal of the
Historical Sodety of Nigeria. N" 5. 1970. pp. 219-222 y Dare Oguntomisin. "Warfare and Military Alliances in Yorubaland in the Nineteenth Century". En: Warfare and Diplomary, in Precolonial Nigeria. Eds. Toyin Falola y Robin Law. Madison:
Afncan Studies Program University of Wisconsin 1992 pp 31 32
32 Eltis. Op. Cit. pp. 47-61., Herbert S. Klein. Op. Cit. pp. 2 13-227. David R. Murray. Odious Commerce: Britain, Spain and the Abolition of the Cuban Slave Trade.
New York: Cambridge University Press. 1980.
33 Ajayi y Smith. Op. Cit. pp. 11-12. Robin Law. Op. Cit. 1970. pp. 219-222. Oguntomisin. Op. Cit. pp. 31-32.
54
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
aumentaron en 1820 a más de 14 000, se expandieron levemente
a partir de 1830 y crecieron considerabiemente en la década de
1840, hasta ilegar a un máximo de poco más de 24 000 esciavos..
En ci perlodo entre 1812y 1836, Lagos igualó a Ouidah como
el centro del comercio esciavo. A finales de la década de 1830, ya
habIa sobrepasado a la bahIa de BenIn.34 La preeminencia cornercia! de Lagos ocurrió en un momento en, que aquelia suplIa el
grueso de los esciavos del oeste de Africa; el arnplio comercio desde la bahIa de Biafra habIa terminado para entonceS.31
Cómo se organizó el comercio de esciavos en Lagos? Y cómo
cambió su organización entre 1760 y 1850? Primero, a 10 iargo de
la historia, la gente de Lagos controlaba el suministro de esciavos
embarcados desde ese puerto A diferencia de otras partes de Mnca, ni los europeos, ni los euroafricanos, ni los gobernantes poderosos del interior lograron romper el monopoiio que esa gente de
la costa, tenIa. sobre la yenta de esclavos.36
Los lagosianos adquirieron, por medio de guerras, algunos de
los esciavos que vendieron. Los pequeños estados costeros entre el
Volta y el Niger pelearon intermitentemente a io largo de !a üitima
parte del siglo xVffl y principios del XIX. Dahomey, Oyó, Ijebu y otras
potencias del interior a menudo intervinieron en esos corflictos como aliados de un iado o del otro. Además, conflictos polIticos dentro del reino de Lagos mismo degeneraban periodicamente en guerras civiles. En 1784, por ejemplo, Ologun Kuture se unió a Dahomey
y Porto Novo en contra de Badagry; y coiocó canoas en el este de ia
laguna con el fm de cortar los suministros de alimentos para la. ciudad. Durante el bloqueo, gucrreros de Lagos capturaron a muchos
prisioneros, y el rey de Dahomey les permitió dejárselos y "convertir
Ellis y Richardson. Op. Cit. P. 27.
Behrcndty Ellis. Op. Cit. Figura 1.
Philip D. Curtin Economic Change in Precolonial Africa Senegambza in the Era of
the Slave irade. Madison: University of Wisconsin Press. 1975.. pp. 105-112, 173176. Robin Law. O. Cit. 1991a. pp. 301, 342-343. Miller. Op. Cit. pp. 245-262,
273-283.
37 Robin Law, "The Career of Adele at Lagos and Badagry, c. 1807-c.1837". En:
Journal of the Historical Society of Nigeria NQ 9 1987 pp.44-46y Robin Law. Op
Cit 1991 b pp 19 28 trata sobre las guerras entre los estados Gun y entre
ellos y Dahomey Oyo y Lagos Tambien cita documentacion pnmaria relevan
te. Para referencias sobre guerras en la laguna oriental que involucraban a Lagos, veáse Jean Francois Landolphe. Memoires de Captaine Landoiphe. Paris: A.
Bertrand. 1823. II: pp. 98-103, yJohn B. Losi. Op. Cit. pp. 17-18, 2943.
38 DaIzel. O. Cit. p. 183.
34
.35
36
55
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
pam su propio uso". Los capturados de esta campana contribuyeron
a aulneritar la exportación de esciavos desde Lagos, a mediados de la
décäda de 1780. Cuando Adele atacó a Lagos desde Badagry a finales
de la década.de 1820y the derrotado, para citar un segundo ejemplo,
"los más bravos guerreros y generales" fueron tomados prisioneros e
incluso asesinados o vendidos como esclavos. 9 Hay poca evidencia
que indique a quién pertenecIan los prisioneros, pero probablemente fueron repartidos entre el Oba, losjefes guerreros que dirigIan la
campaña miitar y los guerreros que los capturaban.'°
Los Obas y quienes reclarnaban la corona a veces recibIan esclavos como regalo o tributo. Asimismo, los "sobornos" que el Rey
de Dahomey envió a Ologun Kuture para persuadirlo de que se le
uniera en el ataque a Badagry, en 1784, probablemente incluIa esclavos, lo mismo que el tributo que Badagry pagó más tarde a Lagos." Los hermanos Lander reportaron, además, que cuando Porto Novo y Badagry llegaron a un acuerdo de paz, en 1830, el rey
de Porto Novo envió lies esciavos a Adele, para entonces exiliado
en Badagry.42 Los Obas redistribuIan entre sus seguidores a algunos de los esciavos que recibIan como tributo, sobre todo entre
losjefes importantes, lo mismo que hacIan con los prisioneros de
guerra.45 Una pequeña proporción de los esciavos exportados desde Lagos fue obtenida por medio de secuestros y procedimientos
judiciales, como en el resto de Africa.
39 John B. Losi. Op. Cit. p. 20. Richard yJohn Lander. Journal of an Expedition to
Explore the Course and Termination of the Nigern New York Harper and Brothers
I. 1842. pp. 50-51.
40 Entrevista con Aihaji A. W. A. Akibayo, Lagos. 1984. Veáse también A. C. Hopkins. "AReport on the Yoruba, 1910". En: Journal of the Historical Society of Nigeria. N" 5-1969. p. 76. A. K. Ajisafe. Laws and 2ustoms of the Yoruba Pople. Lagos:
Church Missionary Society Bookshop. 1924. p. 21 y N. A. Fadipe. The Sociology
of the Yoruba Ibadan Ibadan University Press 1970 p 111
41 Archibald Daizel. Op. Cit. p. 183. Lander. Op. Cit. I: p. 78. "A Brief History of
Badagry", end, en Public Record Office. Kew, Foreign Office Correspondence
(FO) 84/920, Fraser to Russel, 13 enero 1853. John B. Losi. O. Cit. p. 16, dice
que los regalos que Ologun Kuture envió al Rey de Dahomey en c. 1790 para
rogarle que no atacara a Badagry incluyo cientos de esciavos barriles de polvora, piezas de tela bolsas de porcelanas barrilitos de ron y rollos de tabaco
42 Lander. Op. Cit. L p. 54.
43 Ologun Kuture yAdele, a principios de su reinado, son recordados por sugenerosidad hacia susjefes, y de Idewu Ojulari se dice que trató de ganar de
nuevo el favor de los "ancianos" dándoles regalos. Las prestaciones que los
Obas ofrecian a losjefes probablemente incluian algunos esciavos recibidos
como tributo. Losi. Op. Cit. pp. 15, 17, 23.
56
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Sin embargo, los lagosianos adquirieron a la mayorIa mediante
el comercio y no por medio de guerras, tributos, regalos, secuestros
y procesosjudiciales. Cuando ci volumen de exportaciones, se expandió en el siglo XIX, la proporción de esciavos adquiridos comercialmente aumentó de modo significativo. Las redes de suministro se extendieron desde la costa hacia muy adentro en ci interior, aunque su
iocalización e importancia relativa fue cambiando a lo largo de la
historia del comercio en Lagos. Los esciavos eran negociados en
mercados ubicados a lo largo de las rutas comerciales del interior, o,
en algunos casos, enviados a pie en caravana.s desde los centros comerciales hacia ci forte, en donde eran agrupados y lIevados hasta
puntos cercanos de la costa para venderlos.1Perlodos de servidumbre interrumpIan ci viaje de aigunos, como Mi Eisami y Samuel
Crowther, quienes posteriormente escribieron la historia de su brutal paso hacia ci comercio Atlántico.45 Cuando Oyo enviaba esclavos
a Badagry y Porto Novo, estos lugares permanecieron como los principaies mercados frecuentados por los comerciantes de Lagos. Pero
cuando Oyó comenzó a vender esciavos a través de Ijebu, a finales
del siglo XVIII, y la guerra fue declarada entre los Owu, Ife, Ijebu y
los Egba, a principios del XIX, los pnncipales mercados de esciavos
visitados por los lagosianos se despiazaron hacia Ikorodu, Ikosi y Epe
en la costa noreste de la laguna.1Las historias orales locales mencionan esos cambios en hi iocalización de los mercados prirnarios de esclavos, ai recordar que durante ci reino del Oba Oiogun Kuture, entre 1780y 1802, "se estableció una amistad entre las gentes de Lagos
y los Ijebus... y ci comercio floreci6".47
En los mercados que visitaban, los comerciantes de Lagos
compraban alimentos, ganado, telas, marfil y otros artIculos pro44
Robin Law. Op. Cit. 1991 a. pp. 185-191. Robin Law. Op. Cit. 1977. pp. 208, 211225. Mahdi Adamu. "The Delivery of Slaves from the Central Sudan to the
Bight of Benin in the Eighteenth and Nineteenth Centuries" En The Uncom
mon Market: Essays in the Economic History, of the AtlanticSlave Trade. Ed. Henry A.
Gemery yjan S. Hogendorn New York Academic Press 1979 pp 171 178
Paul E. Lovejoy. O. Cit. 1983. p. 55.
45 "Narrative of the Travels of Ali Eisami" y "The Narrative of Samuel Ajayi
Crowther" En: Africa Remembered: Narratives by WestAfricans from the Era of the
Slave Trade. Ed. Philip D. Curtin. Madison: University of Wisconsin Press. 1967.
pp. 211-213 y 302-309. Adamu. "The Delivery of Slaves". pp. 175-176, ofrece
evidencia adicional de la esciavitud dentro de Africa antes de la yenta en el comercio Atlántico.
46 Robin Law. Op. Cit. 1977. pp. 176-177, 222-228. Robin Law. Op. Cit. 1983. pp.
343-348.
47 John B. Losi. Op. Cit. p. 15.
57
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ducidos localmente, asI como esciavos. En Lagos, como en la Costa de los Esciavos, el crecimiento del comercio esciavo aparentemente estimulaba ci intercambio de estos productos locales.48 Robertson se refirió a la gente de Lagos como "ejempiar en su energIa mercantil y diligencia," y Bold describió a Lagos diciendo que
tenIa "un muy extenso" comercio con ci interior y la costa.49
Muchos de los esclavos embarcados desde la bahIa de BenIn
caminaban encadenados y engrillados la mayor parte del trayecto,
desde ci punto de captura hasta la costa. Los comerciantes de Lagos, sin embargo, participaban en el sistema de suministro de esclavos solamente en las fases finales del trayecto, cerca de la costa.
Aunque a veces lievaban la carga en la cabeza cuando caminaban
pequeñas distancias en tierra, la mayorIa de los cautivos y de la
carga se manejaban por medio de canoas en las lagunas, riachuelos, caletas y rIos que enlazaban ci puerto con los mayores mercados de esciavos. T E. Bowdich reporto que los comerciantes ilevaban a los esciavos del interior a Lagos "por agua Ia m4yor parte
del camino".5° El capitán John Adams, quien visitó Lagos airededor de 1790, describió- la organización del comercio en dicho pueblo asI: "Siempre ha sido la polItica de la gente de Lagos [...] de
ser ellos mismos los comerciantes y no comisionistas. Por to tanto,
utilizaban sus canoas e iban a Ardah, Badagry y a los pueblos situados at noreste del Lago Crodoo, en donde compraban esciavos, telas y los artIculos que necesitaban para consumo doméstico". Samuel Crowther se acordaba de haber sido comprado por comerciantes de Lagos en Ikosi, en 1822, montado en una çanoa e-ntre
sacos de maIz, y embarcado por la noche hacia Lagos.52 Joseph
Wright, capturado en Egbaiand a finales de la década de 1820,
cuenta haber marchado un dIa hacia un mercado de esciavos a la
orilia del rio y puesto en fila con cientos de otros esciavos, de tal
48 John B. Losi. Op. Cit p. 15. Edward Bold. The Merchant's and Mariner's African
Guide. London:J. D. and T. C. Cushing, 1819i p. 66. D'Avesac-Macaya. "The
Land.and The People. of Ijebu". En: Africa Remembered. pp. 236, 243,, 251, 269270; "Narrative of Samuel Ajayi Crowther". p. 309 y Adefuyet. Op. Cit. P. 40. Robin Law. Op. Cit. 1991 a. pp. 192-206, y Manning Op. Cit. p. 39, discuten la expansión del comercio de productos locales en la Costa de los Esclavos.
48 Robertson. Op. Cit. 1819. p 287. Bold. Op. Cit. p. 67.
50 T.E. Bowdich. Mission from- Cape Coast Castle to Ashantee. London: Frank Cass.
1966. p. 225.
51 John Adams. Op. Cit. P. 96. Veáse también pp. 107-108, 219-220.
52 "Narrative of Samuel Ajayi Crowther". Op. Cit. p. 309.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
manera que "podIan ser vistos todos de una vez por los compradores". En aproximadamente cinco horas, un comerciante de Lagos
lo compró, lo cargo en la canoa y lo llevó durante la noche al
mercado de Ikorodu. AhI permaneció sentado en la canoa todo el
dIa, mientras el amo compraba más esclavos. Cuando la embarcación estuvo "bastante liena" con personas cautivas partio, otra vez
de noche, hacia Lagos11 .53 La distinción que hace Adams entre comerciantes e intermedianos se refiere al hecho de que los lagosianos compraban y vendIan esclavos para ellos mismos, asumiendo
los riesgos, absorbiendo pérdidas y obteniendo ganancias, no como los agentes de europeos o los comerciantes del interior, quienes recibIan una comisión o una parte de las ganancias.
Los viajes a través de la laguna, por canoa, asustaban a muchos de- los africanos esclavizados, quienes venIan del interior y
nunca habIan visto tal magnitud de agua. Crowther mencionó que
la vista del rio lo aterrorizO, y que apenas se moviO durante la travesIa nocturna de Ikosi a Lagos. Pero, a pesar del miedo y del peligro de volcarse, el tramo final de lajornada hacia la costa, por canoa, tuvo que haber sido considerablemente más fácil que hacerlo
caminando. Sobre todo porque, cuando caminaban en tierra, los
adultos a menudo tenIan que ilevar cargas pesadas. El hecho de
que fueran transportados por agua a varios mercados mayores y a
Lagos beneficiaba a los mercaderes de muchas maneras. Les daba
acceso a los esclavos provenientes de una amplia y bien organizada area de captura, que iba de este a oeste a la par de la laguna y
de ahI al forte hacia el interior, y podian ajustarse fácilmente a
los cambios en la oferta y demanda dentro del area.54 Además, las
canoas reducIan el tiempo de transporte del punto de compra
hasta el de yenta, y el consecuente desgaste durante el viaje, lo
53
54
55
"Narrative ofJoseph Wright". Op. cit. p. 329.
Eltis. Ecoromy Growth. op. cit. pp. 169-170.
No hay cifras sobre la mortalidad de los cautivos en el interior de la bahIa de BenIn. Pero las invesligaciones sobre la mortalidad de los esclavos comercializados
en otras regiones sugiere que probablemente ocurrieron variaciones anuales y
estacionales con fluctuaciones en epocas de liuvia de pestes y el suministro de
alimentos. Los esclavos del interior lejano probablemente Ilegaban a la costa en
condiciones inleriores a los que fueron capturados rnás al sur, quienes carninaban trechos más cortos para liegar al Adántico. Pero la guerra continua y la dislocación en la costa o dentro de Dahomey y la tierra de los yoruba en las postrimerIas del siglo xviii y xix pudo haber debilitado a los esclavos de habla gbe y
yoruba de ciertas areas durante determinados perIodos, dejándolos vulnerables
a las enfermedades y a la muerte. Mientras que los datos concluyentes sobre la
59
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
cual contribuyó a rebajar las pérdidas por mortalidad.55 Después
de la abolición de la esciavitud, cuando un escuadrón naval británico comenzó a patrullar las aguas cerca dc la Costa para suprimir
ci comercio ilegal de esclavos, el transporte en canoas facilitó una
rápida movilización a lo largo de la laguna hacia puntos aislados,
desde donde podIan cargar personas esciavizadas en los buques
sin ser detectados por los cruceros británicos. La geografia y el
transporte acuático ciaramente contribuyeron al dominio de Lagos como puerto esclavista después de 1820.
Además de ir a los mercados en tierra para comprar esclavos u.
otros bienes, los lagosianos también se los compraban a los africanOs que ilegaban a la ciudad a comerciar. Olivier de Montaguere,
el penñltimo director del fuerte frances en Ouidah, escribió en
1786 que "la gran parte del comercio deijefe de Aunis (Lagos) viene de BenIn ..."56 Corno también documentó la yenta de cautivos de
BenIn a Porto Novo, es probable que parte de este comercio incluyera esclavos.57 Robertson escribió: "comerciantes de BenIn, Joboo,
Mahee Ahoussa, Inago, Inta, Oala, etc." vienen constantemente a
Lagos "para intercambiar sus bienes11 .58 Tanto él corno ci editor de
la historia sobre la residencia de Robert Adams en Africa Occidenmortalidad de los esclavos embarcados de las diferentes regiones durante el comercio Atlántico no están todavIa disponibles, Ia evidencia sugiere que cuando
las cifras para los siglos xviii y XIX incluyan la duración del cruce, las pérdidas
serIan más bajas desde la bahIa de BenIn que desde otras areas, notablemente la bahIa de Biafra. Las diferencias probablemente tendrIan más que ver
con la condición de los esclavos al ser embarcados en la costa que con las
condiciones y el trato a bordo del buque. Para investigaciones relevantes sobre esta materia, veáse Herbert S. Klein y Stanley L. Engerman, "Slave Mortality on British Ships, 1791-1797". En: Liverpool. The African Slave Trade and Abolition: Essays to Illustrate Current Knowledge and Research. Ed. Roger Anstey y P.
E. H. Hair Liverpool: Historic Society of Lancashire and Cheshire. 1976.
pp. 117-118.Joseph C. Miller. "Mortality in the Atlantic Slave Trade: Statistical
Evidence and Casuality". En: Journal of Interdisciplinary History. NQ 11-1981. pp.
394-420. Eltis. Op. Cit; pp. 265-268. Miller. O. Cit. 1988. pp. 279442. David
Eltis. "Fluctuations in Mortality in the Last Half Century of the Transatlantic
Slave Trade". En: Social Science History. N 13-1989. p. 323 y Behrendt. Op. Cit.
Tabla 4.
56 AN: c.6/26, citado en Pierre Verger, "Notes on Some Documents in which Lagos is Referred to by the Name 'Onim' and Which Mention Relations Between Onim and Brazil". En: Journal of the Historical Society of Nigeria. NQ 1-1959.
p. 343.
57 Robin Law. Op. Cit. 1991 b. p. 19
58 Robertson. Op. Cit. p. 287.
59 Robertson. Op. Cit. p. 287 .y The Narrative of Robert Adams, an American Sailoç
who was Wrecked on the Western Coast of Africa, in the year 1810. Boston: Wells and
Lilly. 1817. xxvi.
Me
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
tal reportaron la presencia de mercaderes Hausa en el pueblo.59
Comerciantes de Oyó alegaron que disponIan de 20 000 esclavos
en la comunidad después de la victoria del Alafin sobre Mahin en
1810, pero esta cifra es posiblemente una exageraci6n.6° Mercaderes ijebu ilevaban esclavos y otros bienes a Lagos con tal frecuencia
que un jefe del reino de Akinsemoyin, el Ektu Ijebu, fue nombrado
para velar por sus asuntos.' Los Obas restringIan el contacto entre
europeos que viitaban la costa y los comerciantes del interior, con
el interés de monopolizar su papel de intermediarios en el comercio externo de los esclavos. Los europeos no frecuentaron el mercado en tierra firme sino hasta en la etapa final del comercio.62
El comercio de esclavos requerla capital en forma de bienes o
dinero, canoas para transportarlos, armas para resguardarlos, aumentos y habitación suficiente para mantenerlos con un mInimo
de salud, hasta venderlos a los extranjeros en la costa, o embarcarlos en consignación de agentes hacia America. También requerIa
mano de obra para manejar las importaciones, remar las canOas,
negociar los intercambios, resguardar a los esclavos y alimentarlos,
darles de beber y ejercitarlos antes de la yenta o embarque. A lo
largo de la historia de Lagos, una pequeña. parte del comercio de
esclavos estuvo en manos de clientela polItica, y tarnbiCn de esclavos domésticos a quienes el Oba, losjefes y comerciantes diversos
recompensaban por la lealtad de sus servicios, regalándoles esclavos periódicamente. T4mbi6n participaban personas de .modestos
medios que invertIan sus pequeños ahorros en esclavos, para luego comerciar con ellos. Estas personas realizaban ellos mismos la
labor comercial o contaban con la ayuda de esposas, niños, parientes y, a veces, de algunos pocos esclavos.
Sin embargo, antes y después de la expansion del comercio en
el siglo XIX, eran unos pocos hombres y mujeres los que comercializaban en una escala comparativamente mucho mayor y controlaban la mayorIa de los esclavos exportados del area. Quiénes eran
estos mercaderes en gran escala? Varios Obas, —Akinsemoyin, Mogun Kuture, Adele, Osilokun, Akitoye y Kosoko— predominaron,
60 Bowdich. Qp. Gil. p. 226.
61 Takiu Folami. A History of Lagos, Nigeiia: the Shaping of an African City. Smithtown, N. Y:.Exposition Press. 1982. p.1124. Para mayor evidencia sobre losmercaderes Ijebu en Lagos vease D Avezac Macaya pp 236-237 y Bowdich Op Czt
pp. 225-226.
62 Robertson. Notes on Africa. pp. 288-289. Bowdich. O. Gil. p. 225.
61
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
aunque la magnitud del comercio ilevado a cabo por los ültimos
tres excedió en mucho a los anteriores.65
Sin embargo, silos Obas eran importantes en el comercio, no
lo monopolizaron. Osilokun y Kosoko habIan sido grandes comerciantes de esclavos antes de ascender a! trono. Un europeo
que vivió en Badagry observó que a Osilokun le habIan enseñado
las "artes del comercio" y que cuandojoven habIa sido alentado
en esa direcci6n.64 Quienes ostentaban el tItulo de jefatura de
Asogbon (Abagbon) comercializaban esclavos, lo mismo que haclan clientes favorecidos, esposas, esclavos de los Obas y prIncipes
poderosos yjefes.65 AsI, Suenu, Basua y Egbe Alasa, tres hombres,
y Fajimilola, una mujer, todos liegados a Lagos con Akinsemoyin
cuando este regresó del exilio, son recordados como importantes
cômercializadores de esclavos.66 También lo era Tinubu, una mujer egbe que se casó con Adele; Kumuyi, el fundador del tItulo de
oluwa (idejo) que se casó con una hija de Osilokun y que emigró
al pueblo de Iwa, cerca de Badagry y Oshodi, un esclavo nupe
que pertenecla primero a Osilokun y luego fue heredado por su
hijo Kosoko.67 La mayorla de quienes se pueden identificar como
grandes mercaderes de esclavos estaban cerca del centro del p0der politico y militar en el reino. Si no obas, eran miembros del
linaje real, jefes importantes, esposas, clientes o esclavos de la realeza y de losjefes. Uno de los primeros cónsules británicos, Benjamin Campbell, observó que el comercio de esclavos habla sido
reservado al "rey, susjefes, y las personas principales". Los clientes
favorecidos y esclavos qtie acumularon riqueza y poder en la era
del comercio de esclavos fueron a veces incorporados al sistema
John B. Losi. Op. Cit. pp. 13-44.J. Buckley Wood. Historical Notes on Lagos, West
Africa. Lagos: Church Missionary Society. 1933. pp. 26, 33-47. John Houtson.
"An Account of Adeely Ex. Caboceer of Lagos". Noviembre 1825. British Library. Add. Mss; 55/11, ff. 15-6, 23-4. John Adams. Op. Cit. p. 102. Pierre Verger. Op. Cit. 1976. pp. 235-236; Great Britain, House of Lords Sessional Papers,
1852-1853. xxii. pp. 327-372. Slave Trade Correspondence. Aedefuye. Op. Cit.
pp. 37-43.
64 Houtson. Op. Cit.
65 Aihaji A. W. A. Akibayo suministsó información sobre el comercio de esclavos
por poseedores del tItulo de Asogbon.
66 John B. Losi. Op. Cit. p. 14. Folami. Op. Cit. pp. 128, 131; N. Mba. "Women in
Lagos Political History". En: History of the Peoples of Lagos State. p. 244.
67 Oladipo Yemitan. Madam Tinubu: Merchant and Kingmaker. Ibadan University
Press 1987 pp 1114 Entrevistas con Chief S. B Ajasa Aluwa y Chief Mobolaji
Oshodi, Lagos, 1984-85. John B. Losi. O. Cit. pp. 80-82.
68 FO 84/950, Campbell a Clarendon, 1 junio 1854.
63
62
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
polItico por medio de permisos para ostentar tItulos, usualmente
en el grado de Abagdon. Suenu, Basua, Egbe Alassa, Fajimilola,
Oshodi y ci segundo esposo de Tinubu, Obadina, por ejernpio,
todos fundaron tItulos hereditarios.69 A los esclavos que estos comerciantes grandes habIan comprado para exportarlos, agregaron otros capturados en guerra o recibidos como regalos y tributos, con lo que acrecentaron asI su importancia como comerciantes de esclavos en gran escala.
Los Obas, losjefes y la gente cercana a ellos tenIan unä cantidad de ventajas que facilitaban su desarrollo como grandes traficantes. En la década de 1760 y hasta la de 1770, Akinsernoyin y los
comerciantes que retornaron con éi a Lagos se beneficiarön de la
experiencia previa con ci comercio de esclavos y establecieron conexiones comerciales con compradores extranjeros, aprovechando
su posición en ci centro del comercio hacia ci oeste. Akinsemoyin
llevó a los comerciantes extranjeros de esclavos a Lagos. Existe sólida evidencia de que, durante los üitimos años del comercio, los extranjeros tenIan que pagar un precio más alto por los esclavos yendidos por ci Oba y susjefes que por los de otros comerciantes. Este
sistema dc precios diferenciados probablemente habIa sido introducido algunos años antes. Dc acuerdo con la práctica en otros lugares de la Costa de los Esclavos, los exportadores probablemente
también tuveron que comprar los esclavos del rey y los de los pnncipalesjefes antes de que se les permitiera comerciaiizar con otros.
Además de estos beneficios, ci Oba recibIa impuestos y gratificaciones que se les cobraba a los comerciantes .etranjeros.7°
Una discusión completa sobre el impacto del comercio de esclavos sobre la elite polItica local que io dominaba, va más ailá de
los propositos del presente trabajo. Ya en otro momento he demostrado que la expansion del comercio extranjero aumentó el
ingreso de la elite. Con su nueva riqueza, los gobernantes locales
invirtieron en armas, canoas y esclavos, que aumentó su poder p0iItico, militar y comercial. La expansion del comercio de esclavos
69 John B. Losi. Op. Cit. pp. 9-10, 14; Folami. Op. Cit. pp. 126, 128; 131; y entrevistas con Alhaji A.W.A. Akibayo y Chief Mobolaji Oshodi.
70 Ubiratán Castro de Araujo. "1846, urn ano na rota Bahia-Lagos: negocios,
negociantes e outros pereceiros". En: Ident ifying Enslaved Africans: The 'Nigenan hinterland and the African Diaspora Proceedings of the Social Science
and Humanities Research Council of Canada and UNESCO. Summer Institute, York University. 1997. pp. 446-472. Veáse también Robin Law. Op. Cit.
1991 a. pp. 206-219.
63
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
en Lagos condujo a un crecimiento notable en cuanto al nümero
de esclavos propiedad del Oba y ciertos jefes. Dc ahI en adelante y
a diferencia del pasado, la esciavitud se convirtió en un medio idóneo para organizar el apoyo de los trabajadores, militares y polIticos. La elite también invirtió en bienes de consumo, muchos de
ellos importados, los cuales fueron distribuidos para atraer y retener clientes. Finalmente, el comercio de esclavos pudo haber exacerbado la rivalidad y el conflicto entre diferentes facciones dentro de la elite poiltica, lo que desestabilizó el orden politico y lo
llevó periódicamente a la guerra civil.7'
Los traficantes de Lagos vendieron a los extranjeros, en la costa,
la mayorIa de los cientos de miles de esclavos que pasaron por sus
manos. Antes de la abolición de la esciavitud, sociedades o cornerciantes individuales afincados en Salvador, Nantes, La Rochelle, Liverpool, Loncires y puertos menores, enviaron buques a Africa Occidental en busca de esclavos. Los buques a veces zarpaban con instrucciones de comerciar solarnente en un puerto, en donde los organizadores habIan establecido conexiones comerciales o donde
creIan que el comercio era bueno. A menudo, los que estaban destinados para la bahIa de BenIn navegaban entre la Costa de Oro y el
no Forcados, y se aventuraban ocasionalmente hasta Gabón, pero
evitaban por lo general la bahIa de Biafra, sitio de una red distinta
de comercio de esclavos, dominada por mercaderes de Liverpool.72
Los capitanes compraban en lospuertos conforme iban liegando, y
obtenIan información sobre ci estado del comercio a través de mensajes transmitidos por señales desde la costa o por medio de envios
de canoas a la playa.73
71
72
73
Kristin Mann. "The World the Slave Traders Made: Lagos, c. 1760-1850". En:
Identifying Enslaved Africans The Nigerian Hinterland and the African Diaspora
Proceedings of the Social Science and Humanities Research Council of Canada
and UNESCO. Summer Institute, York University. 1997. pp. 218-226.
Pierre Verger. Op Cit pp 179-217 Gaston Martin Nantes au xvLue siecle Lere des ne
griers 1714-1774 Paris Karthala 1993 pp 27 110 Jean Meyer. 'Le commerce ne
gner nantais 1774-1792". En: Annales. Ni' 15. 1960. pp. 120-129. Robert Louis
Stein TheFrench Slave Trade in the Ezghteeenth Century An Old Regime Business Ma
dison: University of Wisconsin Press 1979 pp. 5594, 151-161. Roger Anstey.
The Atlantic Slave Trade and British Abolition, 1760-1810. Atlantic Highlands,
N.J.: Humanities Press. 1975. pp. 3-37. Behrendt. Op. Cit David Richardson.
"The Final Years, 1770-1807". Vol. 4. En: Bristo4 Africa, and the Eighteenth Gentuiy Slave Trade to America. xix. Eltis y Richardson. Op. Cit. p. 21.
Mettas. O. Cit. II. p. 355. Gomer Williams. History of the Liverpool Privateers and
Letters of Marque with an Account of the Liveipool Slave Trade. New York: Augustus
M. Kelley. 1966. p. 693.
64
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Cuando los buques elegIan traficar en Lagos, usualmente anclaban fuera de la costa, para evitar cruzar el peligroso arrecife, y
enviaban un representante a tierra en una canoa para obtener
permiso del Oba de comerciar dentro del reino. La apertura del
comercio requerIa realizar unos rituales comerciales elaborados,
sobre los cuales los participantes africanos ültimamente tenIan
mayor control que los extranjeros. Estas interacciones crearon
una gran ãnsiedad entre capitanes y miembros de la tripulación,
ya nerviosos por las pérdidas, las enfermedades y las rebeliones.
Mientras obtenIan el permiso para comerciar, los extranjeros
compartIan licor y tabaco y charlaban con ci Oba, o, más cornunmente, con su representante y otros grandes comerciantes.74 Al
mismo tiempo, los africanos recibIan regalos de los capitanes Las
tradiciones recuerdan que los portugueses dieron a Akinsemoyin,
quien comenzó las exportaciones directas desde Lagos, tejas para
proteger de incendios los techos del palacio.75 En una explosion
de pólvora que destrüyó la casa de Adele mientras estuvo en el
exilio en Badagry, ci antiguo Oba perdió "una variedad de regalos, la mayorIa muy valiosos, que se le habIan hecho [ ... ] por europeos [...] comerciantcs de esclavos".76 A. la vuelta del siglo XIX,
los capitanes tambien tenIan que pagarle al Oba una tasa para comercializar en Lagos.77 Cuando se cumplIan estOs preliminares, ci
Oba nombraba a un interprete e intermediario para facilitar ci
comcrcio del barco. Durante csos preámbulos los comerciantes
cometlan muchos errores, y las violacioncs a la etiqueta por parte
de los capitanes y de otros oficiales a veces conducIan a rechazos
del comcrcio. En los archivos de un buquc frances, de la década
de 1780 se mcncionan los "insultos del Rey".78 Un bahiano se quejó, en 1807, que micntras que Ologun Kuture habIa dado la
"bienvenida a los portugucses con los brazos abicrtos", lucgo de
su mucrte ci prIncipe Osilokun habIa sido duro con cllos y habIa
"rcchazado embarques con miles de excusas".79
Para descripciones de tales rituãles en otros sitics de la costa occidental, veáse
Anstey. O. Cit. pp. 17-20. Stein. Op. Cit. pp. 8.1-82. Coughtry. Op. Cit. pp. 118125. Marion Johnson. "The Atlantic Slave Trade and the Economy of West
Mrica". En: Liverpool, the African Slave Trade and Abolition. pp. 19-23.
75 John.B. Losi. Op. Cit. pp. 13-14.
76 John Lander. O. Cit. I: p. 51.
77 ABPj 143, f. 109, citado en Verger. Op. Cit. p. 235. Ataujo. Op. Cit p. 457.
78 Mettas. Op. Cit ii. p. 376.
79 AP, 143, f. 109, citado en Verger. Op. Cit. p. 235.
74
65
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Los cornerclantes de esciavos contrataban en la Costa de Oro
grandes canoas capaces de navegar en el mar, y empleaban de doce a veintiün remeros antes de tomar rumbo al este, siguiendo la
bahIa de BenIn. Los buques usaban esas canoas, que Adams describiO como indispensables para transportar las importaciones del
buque a, la costa. "El oleaje, en esta IInea de la costa, era muy fuerte, y los nativos nunca la pasaban [••] "o Robert Campbell, quien
visito Lagos en 1859, dejó una buena descripcion del método de
transbordo, que no habIa cambiado desde la era del comercio de
esciavos:
HabIa doce hombres remando, con otros dos, uno en el timon y otro en la proa, que vigilaban la proximidad de cada
ola y dirigIan de acuerdo a eso. Cuando estaban cerca de la
playa, el ültimo de ellos, que era eljefe, con mucha ceremonia derramaba unas gotas de ron en el agua, y bastante más
por su gargtnta, después de lo cual vehementemente arengaba, primero me parece que al demonio del agua, a quien le
ofrecIa el ron, y luego a su tripulación, halagandolos por su
trabajo. HabIa otro nativo en la playa, quien daba direcciones
de alguna especie a los timoneles por medio de gesticulaciones extrañas [ ...iI. Era necesario observar cuidadosamente las
regulares y sucesivas aizas y caIdas de las olas, para prevenir
que no rompieran por encima de la canoa. A pocas yardas de
la playa paraban, "echando atrás" y viendo intensamente a su
lIder, y luego, a una señal de este, se impulsaban vigorosamente en la cüspide de una ola. Tan pronto como la canoa
tocaba fondo, simultáneamente se lanzaban al agua, y, tornando su frágil embarcación, en un instante la aizaban para sacarla hacia la playa."'
Frecuentemente el agua dañaba los productos importados,
dur4nte este corto pero turbulento viaje.
Tiendas de campaña y ranchos eran lévantados en la playa, en
donde oficiales de los buques recibIan bienes, que luego adelanta80 John Adams. O. Cit. p. 239. Veáse también Daizel. Op. Cit. p. 195. Lander. Op.
Cit. 1830. I: 24-3.
81 Robert Campbell. "A Pilgimage to my Motherland". En: M. R. Delany y Robert
Campbell Search for a Place Black Separatzsm and Afnca 1860 Ann Arbor Universit' of Michigan Press. 1969. p. 160.
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ban a los comerciantes africanos por la compra de esclavos o para
pagar por los que ya estaban ahI. Para estos propósitos, los británicos usaban un punto situado un poco al orjente de la boca de la
laguna, reconocido por lo que Ilamaban el árbol de "mono "Los
franceses preferIan una extension de playa ubicada como a cinco
millas hacia el occidente.82 En cualquier lugar de la playa, las importaciones debIan ser lievadas por los africanos que las recibian a
lo largo de la ribera, para luego cargarlas en un segundo grupo de
canoas, donde eran transportadas a lo largo de la laguna hacia la
ciudad de Lagos.
Cuando el comercio empezô, los vendedores africanos ilevaban esclavos a la playa en cantidades djferentes, de acuerdo con
su disponibilidad. A menudo, los comerciantes africanos podIan
ofrecer solamente uno o dos a la vez. Los compradores, que comünmente conocIan muy bien las preferencias del mercado americano, examinaban cuidadosamente a los esclavos, seleccionaban
a los que se veIan saludables yvendibles y rechazaban a los demás.
En esta compra los capitanes debIan negociar, tanto el precio de
los esclavos como los bienes con que se pagarIan. Con todo, el comercio de esclavos a finales del siglo XVIII era un negocio lento.
Los buques británicos comünmente pasaban tres o más meses anclados cerca de la costa, O navegando a lo largo de ell4, haciendo
acopio de su carga.83 Ocho de los doce buques franceses que liegaron a Lagos entre 1760 y 1790 permanecieron anclados entre dos
y cuatro meses, y tres de ellos permanecieron seis meses o más.84
El lento caminar de los negocios multiplicaba la ansiedad de los
capitanes y de los tripulantes, quienes se mostraban impacientes y
de mal carácter. El tiempo era esencial para ellos.85 David Richardson ha demostrado que las ganancias de los comerciantes de esclavos de Bristol, dependlan de su habilidad para comprar un cargamento completo de esclavos y entregar el cincuenta por ciento de
estos con vida en Atn6rica.85 Cuanto más tiempo permanecIan en
82 Adams. Op. Cit. pp. 99, 239. Bold. Op. Cit. p. 67.
83 Klein y Engermn. Op. Cit. p. 116. Anstey. O. Cit. p. 24.
84 Mettas Op Cit Sobre la duracion del comercio frances en ci siglo xvii!, ver
Gaston Martin Op. Cit pp 86-87 Klein Op. Cit p 192 Sobre la tendencia
del sistema de negociacion a prolongar ci comercio ver Stein Op Cit pp 82
86.
85 Coughtry. O. Cit. pp. 103-142, resabta estepunto muy efectivamente en cuantO al comercio norteamricano en la Costa de Oro.
86 Richardson. Op. Cit. 1991. P. xvii.
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la costa, más aumentaba el riesgo de enfermedades, de rebelión y
de muerte entre la tripulación y los esclavos. Durante sus incursiones a Lagos, los capitanes compraban en el lugar cantidades limitadas de productos para alimentar a los tripulantes y a los esclavos,
aunque la mayorIa de los buques iban más hacia el sur, a PrIncipe
Sao Tome, a comprar provisiones para cruzar el Atlántico.87
Desde la década de 1760, unos pocos europeos, brasileños y
euroafricanos de la parte más occidental de la costa abrieron pequeñas bodegas en Lagos, en donde hacIan negocios propios o
servIan como agentes de otros comerciantes. Entre estos primeros residentes extranjeros estuvo Joao dOliveira, el esclavo liberado de BahIa que se Jactó de haber abierto el comercio de esclavos
en Lagos..
Es probable que .mientras comercializaba para si mismo, también. haya servido de agente para otros. Un documento oficial
brasileño lo describIa como "el más grande protector portugues,
ayudándoles a realizar rápidas negociaciones comerciales, con las
personas o a protegerlos del sufrimiento del detenoro y las pérdidas que sufre el tabaco en estos cimas [ ... ] ". Entre los europeos
euroafricanos estaban John Clernison, un inglés que trabajaba
para Richard Miles, el gobernador del castillo de la Costa del Caho; también un hombre no identificado que trabajaba para Richard Brew; además un mercader irlandés establecido en la Costa
de Oro; y otra persona no identificada que representaba a John
Dawson, uno de los principales comerciantes de esclavos de Liverpool.89 Estos extranjeros traIan consigo esclavos, remeros y ocasionalmente artesanos, y también compraban esclavos en el lugar
para su propio uso. Empleaban esta mano de obra para construjr
residencias rudimentarias y bodegas conocidas como "barracas"
en el area de Lagos, o a lo largo de la costa frente al Atlántico. La
empleaban también para lievar carga y para guardar y aprovisionar a los esclavos que esperaban para ser exportados. Cuando era
87 Stein. Op. Cit. p. 95, Mëttas. 0. Cit.
88 Aiu, doc. da BahIa 8246, citado en Verger. Op. Cit. p. 477.
89 "Report on the Trade to Africa and Settlements there (1776)". Board of Trade
Papers, British Library, Add. Mss. 14034, Part II, f. 182; Public Record Office,
Kew, Treasury Papers (T) 70/1534, Clemison to Miles, 27 enero, 1777; Law. Op.
Cit. 1983. p. 345; Stephen Behrendt. '1'he Britlsh Slave Trade, 1785-1807: Volume Profitability and Mortality" Ph D Diss University of Wisconsin 1993 pp
116 293 Sobre la can-era de Richard Brew, vease Margaret Priestly. West Afncan
Trade and Coast Society: A Family Study. London: Oxford University Press. 1969.
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posible, los extranjeros invertIan en pequeñas embarcaciones,
con elfin de facilitar la comunicación y el movimiento de bienes
y de esciavos entre Lagos y otros puntos ubicados al oriente y al
occidente.9° Pero, a diferencia de Senegambiay el Africa centrooccidental, en donde los comerciantes extranjeros penetraban
hasta ci interior, los de Lagos normalmente no visitaban los mercados de tierra firme.9' En Lagos compraban esciavos, telas y marflu, y ofrecIan estos bienes a los buques que ilegaban de BahIa,
Europa y la Costa de Oro, a la vez que reciblan de estos las nuevas importaciones necesarias para mantenerse en el negocio. La
mayor parte del cornercio entre los extranjeros residentes y los lagosianos parece haber tenido lugar en la playa o en la casa de alguna de las partes involucradas. He encontrado pocas descripciones de ventas de esclavos realizadas en el pueblo antes de la abolicion de la esciavitud, pero para después de ella, Joseph Wright
reportó que fue Ilevado a la resjdencia de un portugués y examinado cuidadosamente, y que tuvo que esperar mientras el cornprador y el vendedor ilegaban a un acuerdo.92 Samuel Crowther
dio a entender que éI también fue comprado en la casa de su
amo africano.93
Después de que los capitanes tomaban posesión de los esciavos estos eran marcados por sus dueños con hierro candente.94
Poco después se los cargaba en canoas para lievarlos a los buques
que esperaban en la bahIa. Remeros que estaban detrás de las canoas las empujaban al agua, sobre la cresta de una ola, luego se
subIan y remaban furiosamente para Ilegar más allá del peligro
de donde rompIan las olas, antes de que liegara la siguiente. Si
los relatos de los europeos son creIbles, los tiburones hacIan que
un viaje de por Si peligroso se convirtiera en verdaderarnente aterrador. NO hay manera de saber cuántos esciavos murieron cuando se volcaban las canoas, pero algunos ciertamente sufrieron esa
desventura.
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T 70/1543, Clernison a Miles, 27 enero 1777.
Curtin. Op. cit. 1975. pp. 105-112, 173-176. Millet. Op. Git. pp. 173-283"Narrative ofJoseph Wright". p. 329.
"The Narrative of Samuel Ajayi Crowther", p. 310.
T 70/1534, Clernison a Miles, 27 enero 1777; Mettas. Op. Git.!: p. 817. Great
Britain. House of CommOns Sessional Papers (PP). 1845. XLIX. 1, Class A. Correspondence with the British Commissioners Relating to the Slave Trade pp
33-38.
William Smith. O. Cit. pp. 238-239. "Narrative ofJoseph Wright". p. 331.
MI
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Una vez a bordo, los africanos esciavizados eran encerrados
bajo cubierta casi todo el tiempo en que el buque permanecIa anclado, porque los mercaderes creIan que la amenaza de que los
cautivos se rebelaran y escaparan eran mayores en la cOsta que en
cualquier otro momento del middle passage.96 Las condiciones en
los buques esclavos eran, por supuesto, atroces —estrujados, sobrepoblados, oscuros, ma! Olientes e insalubres—. Los esclavos solo reciblan el alimento y el agua necesarios para mantenerse viVos.97
Además, cuanto más permanecIa el buque en la cOsta, mayor era
el peligro de enfermedades y muerte. En 1780, un capitan frances
notó un principio de viruela mientras estaba anclado fliera de Lagos. También se propagaron otras enfermedades como disenterIa
y flebre amarilla. A finales del siglo98 entre uno de cada siete y uno
de cada veinte morIan en el camino antes de ilegar a sus destinos
en America.99 Un observador de principios del siglo XVIII suponIa
que los tiburones que rodeaban los buques en Ouidah eran atraIdos por los cadáveres que eran tirados a! océano.'°°
La abolición de la esclavitud alteró la organización del comercio exterior de esclavos de Lagos)°' Entre 1811. y 1820, el nümero
de buques que visitaba la ciudad disrninuyo temporalmente, como
sucedió con la población de extranjeros residentes ahI. Una breve
depresión en el comercio de esclavos ocurrió al forte de la lInea
del ecuador, con lo que bajó el precio de los esclavos en la costa
occidental africana, de 23 a 25 libras esterlinas entre 1798 y 1807,
hasta un mInimo de 7,7 libras entre 1815 y 1820.102 LOs cornerciantes británicos desaparecieron virtualmente después de 1814, como
lo habIan hecho los franceses una década antes, desde entonces,
el tráfico se realizó casi enteramente entre America e Iberia.'05 En
96 Gaston-Martin. Op. Cit. pp 104-105, 110-111.
97 Klein. O. Cit. pp. 194, 200-201. Stein. Op. Cit. pp.97-106. Coughtry. Op. Cit.
Miller. Op. Cit. pp. 336-354, 405-437.
98 Mettas. Op. Cit. ii. p. 382.
99 Ademas de los articulos de Klein y Engerman y Miller citados en la nota 55 ante
nor vease Raymond L. Cohn Deaths of Slaves in the Middle Passage En Jour
nal ofEconomic History. N45. 1985. p. 689; y Behrendt. Op. Cit. pp.169-173.
100 Smith. Op. Cit. p. 239.
101 La siguiente discusion sobre la organizacion del comercio ilicito de esclavos se
fundamenta fuertemente en Eltis. Op. Cit. pp. 47-59 y 145-1 62.
102 Lovejoy y RichardsOn. 'The Initial 'Crisis of Adaptation'" Op. Cit. pp. 32-33, 36.
103 Hasta la aprobacion de una ley, en 1814, que hizo de la participacion en el comercio de esclavos un acto de piratena algunos buques ingleses habian evita
do la abolicion Ilevando documentos fraudulentos y navegando bajo banderas
portuguesas y españolas. Eltis. Economy Growth. Op. Cit. pp. 53-54.
70
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
1820, bahianos y portugueses, residentes en el nordeste de Brasil,
dirigieron la mayor parte del comercio en expansion y violentaron
las convenciones con los británicos en contra del comercio al norte de la lInea del ecuador, utilizando para ello documentos falsos
o pasaportes dobles.114 Pero comerciantes espanoles y portugueses
radicados en La Habana también comenzaron a aparecer, y se hicieron más importantes en los años 1830 y 1840.105
David Eltis demostró que la caracterIstica del comercio de esclavos bahiano y español después de la abolición de la esciavitud
fiie la concentración, la cual él atribuye al mayor riesgo y a la más
alta dernanda de capital por esciavo, derivados del comercio ilegal. En BahIa, tres grandes mercaderes predominaron en la década de 1820 —Antonio Pedroza de Albuquerque, José de Cerqueira
Lima yJoaquIm José de Oliveira—. Los dos primeros continuaron
hasta la década siguiente y a ellos se les unieron Joaquim Pereira
Marinho yjosé Alves de Cruz Rois y su hijojoaquim, quien continuó hasta dominar el comercio de esclavos en BahIa en la década
de 1840.106 TodavIa mayor concentración existIa en La Habana,
en donde casi la mitad de los viajes conocidos de esclavos entre
1821 y 1843 "puede atribuirse a unas empresas que surgieron de
la original, establecida por Don Pedro de MartInez, de Cádiz".107
En Lagos también existió una concentración similar durante
la década de 1820. AhI seis de los diecisiete barcos para los cuales
104 Para una discusión más amplia sobre estos subterfugios, veáse Verger. O. Cit.
pp. 355-368, 388.
105 He encontrado datos en los Registros de la Court of High Commission en Sierra Leona o en correspondencia anti-esclava británicã en Lagos sobre veinticuatro de los cuarenta yun viajes que cargaron.esclavos en Lagos entie 1821 y
1830. Diecisiete de estos eran brasileños (mayormente de BahIa, pero uno era
de Rio) cuatro eran portugueses y ties españoles de La Habana La nacionali
dad de los viajes era mas dificil de determinar para la decada de 1830 pero Si
la residencia del propietano de los buques es tomada como sustituta tengo in
formación sobre vein titrés de los cuarentay un viajes de buques esclavos en
Lagos durante la década. Once de los dueños residIan en La Habana, ocho en
BahIa, dos en Portugal y dos en Ouidah.
106 Eltis. Op. Cit. pp. 148-151. Para informaciôn adicional sobre estos mercaderes,
veáse Verger. O. Cit. pp. 396403, y otras referencias en el tomo. Gervase Clarence-Smith. The Third Portuguese Empire, 1825-1975: A Study in Economic Imperialism. Manchester: Manchester University Press. 1985. pp. 53-54discute a
Marinho y Mary Karach. "The Brazilian Slavers and the Illegal Slave Trade,
1836-1851". Tesis de MaestrIa, University of Wisconsin. 1967. pp. 10-37, lo discute a él y a, de Albuquerque. Ellis ha mostrado que estos grandes mercaderes
de esclavos a veces se financiaban por medio de la yenta de acciones en sus
viajes.
71
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
puede determinar el propietario, pertenecIan a de Albuquerque, de Oliveira, Lima y da Cruz Ros. La concentración es ann
más pronunciada en el caso de Manoel Francisco Moreira, quien
poseIa dos embarcaciones que hicieron por lo menos siete viajes
a Africa entre 1818 y 1824; y el de Vicente Pouloe e Silva, que hizo trece viajes a la bahIa de BenIn, como capitán de barco, entre
1809 y 1818, antes de convertir$e en propietario y enViar treinta y
ocho buques a la costa entre 1820 y 1827.108 No obstante, en 1820
ann existIa en Lagos el tráfico de esclavos realizado por personas
de menos medios, tales como Joao de Costa, propietario de pocos
buques, y las cuatro "señoras" que consignaban "pequeñas aventuras" al capitán del Bon Fim y " detallaban las cualidades" que
querIan en stis. esclavos.109
Una mayor diversidad caracterizaba el comercio extranjero
de esclavos en Lagos durante la década de 1830. Los grandes
mercaderes de BahIa continuaban involucrados, yJoao da Costa
entró en sociedad con ManoelJoaquim d'Almeida, que expandió
sus operaciones en la ciudad. Pero muchas de las personas cuyOs
nombres aparecen en los registros de propietarios de buques, de
bienes comerciales y de esclavos, eran desconocidas. En su mayorIa, los viajes a La Habana no parecen haber sido organizados
por el grupo empresarial de Pedro Martinez, sino por pequeños
comerciantes portugueses y españoles, como Joaquim José Pereira d'Abreo, Don Claudio Alvarez, Don José Cano y Caray, Don
Juan Esteres, Juan Pinto yjose Moreira Pinto.110 Durante la década de 1830, además, el famoso mercader de esclavos F. F. da Souza, establecido en Ouidah, tenIa intereses en al menos cuatro viajes que cargaron esclavos en Lagos.
Existia en Lagos, lo mismo que en otros sitios de la costa africana, un alto grado de especialización regional relacionada con el
comercio ilIcito de esclavos. Viajes que salián de BahIa usualmente
retornaban con cargas de esclavos, y quienes partlan de La Habana
regularmente volvIan ahI. Sin embargo, en las décadas de 1830 y
1840, se dio el comercio cruzado. En 1837, la firma de BahIa de
d'Almeida y Costa cOmpró, en Lagos, 448 esclavos, los cuales fueSe
107 Eltis. op. Cit. p. 148.
108 Informacion sobre K J. Moreira y V. P. Silva esta diseminada a traves de Ver
ger.. O. Cit. pp. 360-421.
109 Verger. Op. Cit. pp. 381, 388; PP 1826. XXIX. 299, Class A. Correspondence
with the Bntish Commissioners Relating to the Slave Trade
110 Ellis. op. Cit. p. 153, brevernente discute algunas de las actividades de d'Abreo.
72
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ron enviados a La Habana a un tal Manorra.11 ' El siguiente año,
una firma de La Habana planeó la compra de esclavos en Lagos
para que fueran entregados en BahIa."2 No eran desconocidas las
sociedades entre empresas establecidas. A fines de la década de
1830, por ejemplo, un buque español, el General Ricafort, salió de
La Habana hacia BahIa, comandado por Carlos Martinez, quien
habla sido ciudadano norteamericano y residla entonces en La Habana como ciudadano español. Lievaba mosquetones y "bienes en
bulto", que fueron descargados en BahIa y reemplazados por ron y
tabaco propiedad del capitán J. Y de Irigoyen, también de La Habana, y de Joaquim d'Almeida, antriormente esciavo de M. J. d'Almeida. Desde BahIa el barco salió hacia la Costa de Oro, en donde
cargo dos canoas y diecinueve remeros contratados y se dirigió a
Lagos para recoger esclavos y retornar a La Habana. 5
El esfuerzo por terminar con. el comercio de esclavos hizo
que aumentara el nümero y que creciera. la importancia de los
agentes extranjeros residentes en Lagos. En 1817 y 1818, Gran
Bretaña firmó tratados con Portugal, España, y Holanda en contra del comercio de esclavos. Asimismo autorizó a la Marina Real
a parar y registrar buques que portaran esas banderas, y a capturar a los que tenIan esclavos a bordo para que fueran enviados
junta con sus cargamentos ante las Cortes de la Comisión Mixta,
creadas para ese propósito en Freetown, Sierra Leona y otros lu
gares. 4 Aunque esas medidas tuvieron efectos muy limitados,
hicieron que los buques de cautivos permanecieran el menor
tiempo posible anclados en la costa africana, con los esclavos a
bordo. En adelante, las grandes firmas que comercializaban con
111 PP 1840. XLVI, 9. Class A. Correspondence with the British Commissioners
Relating to the Slave Trade, pp. 42-45.
112 PP 1840., XLVI. 9. Class A. Correspondence with the British Commissioners
Relating to the Slave Trade, pp. 42-45.
113 PP 1837-1838 L. 1 Class A Correspondence with the British Commissio
ners .... Relating to the Slave Trade, pp. 34-45.
114 Leslie Bethel. 'The Mixed Commissions for the Suppression of the Transatlantic Slave Trade in the Nineteenth Century" En Journal of Afri can History. NQ 7
1966 pp 79-80 En cuanto a la campaña naval y diplomatica en contra del comercio de esclavos, veáse Eltis. Op. Cit. pp. 85-88. W.E.F. Ward. The Royal Navy
and theSlavers: The Suppression of the Atlantic Slave Trade. London: George Allen
and Unwiin. 1969. Christopher Uoyd. The Navy and the Slave Trade: the Suppression of the African Slave Trade in the Nineteenth Century. London: Longmans,
Green 1949 Leslie Bethel The Abolition of the Brazilian Slave Trade Bntazn Bra
ziland the Slave Trade Question, 1807-1869. Cambridge: Cambridge University
Press. 1970.
73
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
esclavos en BahIa y La Habana comerizaron a enviar agentes a
vivir en Lagos, o a format sociedad con mercaderes extranjeros
ya establecidos en el lugar, para que asumieran las responsabilidades de conseguir, reunir y resguardar a los africanos esciavizados. Esos agentes tarnbién hacIan los arreglos en tirra para que
el embarque de la carga fuera lo más rápido posible.115 Entre
1826 y 1842, Gran Bretaña firmö con Brasil, Espafla y Portugal
las Equipment Acts, que les daban poderes a los navIos de la Marina Real para arrestar los buques que Ilevaran a bordo cubiertas,
grilletes, barriles de agua y otros implementos necesarios para
transportar esclavos, con lo que aumentó la presión para que estos fueran cargados rápidamente. Como consecuencia, un nümero de firmas enviaban en viajes separados las importaciones,
los alimentos y el equipo a sus agentes afincados en la costa,- para que fueran cargados con los esclavos cuando llegaran los buques que IlevarIan la carga humana llIcita a America."6 Durante
la década de 1830, al menos veintidós brasileños, portugueses y
españoles vivIan en Lagos manejando ese tipo de actividades relacionadas con el comercio de esclavos. Algunos de ellOs eran
pequeños comerciantes independientes, pero los más poderosos
representaban a una o más firmas extranjeras y también embarcaban esclavos propios. Los mercaderes africanos vendIan la mayorIa de sus esclavos a esos agentes radicados en la costa africana, en vez de vendérselos a los capitanes de navIos. Muchos de
esos nuevos comerciantes extranjeros preferIan permanecer en
Lagos. por poco tiempo, pero algunos prolongaron su estancia.
El tamaño y la complejidad de sus almacenes eran mayores que
cualquier otro que hubiera existido anteriormente en la ciudad.
Y también sus relaciones con la población local.
A pesar de la consolidación que estaba ocun-iendo en America
con el tráfico de esclavos, los cambios en los procesos de embarque
a partir de la década de 1830 crearon nuevas oportunidades cornerciales para los agentes residentes, asI corno para los comerciantes
extranjeros independientes y para lOs grandes comerciantes africa115 E1tis Op. Cit. pp. 154-155.
116 Verger. Op Czt pp 374-376 Para una buena descripcion de la organizacion
de un viaje de esclavos durante este periodo vease PP 1845 xux 1 Class A
Correspondence with the British Commissioners ... Relating to the Slave Trade. pp. 33-38.
74
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
nos en la costa, tanto como para los operadores en pequeña escala
en BahIa y en La Habana. Para disminuir ci riesgo de pérdida por
la captura, de los barcos que ilevaban esciavos, los grandes comerciantes en America comenzaron a instruir a sus agentes en Lagos y
en otros puntos para que embarcaran sus cargas de esclavos en vanos viajes, en vez de hacerlo en un solo barco Esto dejó espacto en
los buques para cargar bienes o esciavos fletados por otros. Los comerciantes mismos, en el puerto de origen, deseaban repartir ci
riesgo, tantoen el puerto de embarque como en el buque mismo o
en la costa afncana 117 Asi, el buque Nostra Senhora da Guza partió de
Lagos en 1830 con 203 esciavos pertenecientes a su propietario, J. J.
de Oliveira, y 107 pertenecientes a "cliferentes personas en BahIa," y
el Primeira Rosalia, propieciad de Manoel Francisco Moreira, partió
pocos dIas después con 119 esclavôs suyos y 162 pertenecientes al
capitán y a otras personas que ttabajaban en el buque.118 La goleta
Fumega fuc capturada en 1839 con un cargamento fletado por José
de Cerqueira Lima y diez comerciantes menorcs)'9 Airededor de
1840, ci buque Santa Ana, capturado en las afueras de Lagos, lievaba esciavos embarcados por mIs de treinta comerciantes.121 Los pcqueños comerciantes eran personas como Francisco Pontes Pereira,
Justino de, Gouveia yjosé Barbosa Nunez, comerciantes itinerantes
que regularmente viajaban de ida y.vuelta a través del Atlántico en
compañia de pequeñas canfidades de bienes y esclavos.'2'
Breves biografias de dos de los agentes extranjeros que vivieron en Lagos durante ese perIodo del comercio ilegal brindan
mis información en cuanto a la organización del cOmercio externo de esciavos, asI como en cuanto a la naturaieza de los almaccnes de los agentes estabiecidos en la costa. Nacjdo en Pernambuco en 1791, ManoelJoaquim d'Almeida llegó a ser capitán de buque e hizo al menos once viajes con esciavos a la bahIa de BenIn,
117 Eltis. Op. Cit. pp.. 154-155.
118 PP 1831. xix. 321, Class A. Correspondence with the British Commissioners
Relating to the Slave Trade pp. 6264.
119 PP 1841. xxx. 1, Class A. Correspondence with the. British Commissioners
Relating to the Slave Trade. pp. 240-243.
120 PP 1845 xux 1 Class A Correspondence with the British Commissioners
Relating to the Slave Trade. pp. 37-38.
121 PP 1839. XLVIII. 1, Class A. Correspondence with the British Commissioners...
Relating to the Slave Trade. pp.. 13-15; PP 1841. XXX.1, ClassA. Correspondence with the British Commissioners ... Relating to the Slave Trade, 244-248.
Veáse también Eltis. Op. Cit. p. .151.
75
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
entre 1814 y 1826.122 En 1824, habIa construido un almacén en
Lagos y posteriormente dividió su tiempO entre esa ciudad y BahIa. A principios de la década de 1830 sirvió como agente de J. J.
de Oliveira en Lagos,'23 pero ya en 1837 estaba de regreso en Ba
hIa, en .sociedad con Joao da Costa, organizando embarques de
esciavos a La Hãbana y a Brasil.'24
Durante la década de 1830, la firma envió al menos tres expediciones a Lagos, en busca de esciavos. M. J. d'Almeida retornó a
Lagos en 1839, esperando grandes envios de J. de Cerqueira Lima, asI como de su propia firma.125 Sin duda, d'Almeida realizó
negocios con Kosoko en Lagos, asI como con otros grandes comerciantes africanos, puesto que a finales de la década de 1840
sirvió como uno de los agentes comisjonistas del Oba en Brasil.126
Poco se sabe, desafortunadamente, de los detalles más personales de la vida de ese hombre. Compró por lo menos dos esciavos en BahIa —Joaquim y Antonio—, quienes ilevaron el apellido
d'Almeida. En 1840, unamujer liamada Maria de Santa Anna le
escribIa quejándose de su larga ausencia de la costa. Probablemente habIa establecido una relación doméstica, intima y cornercial con ella.'27 El esciavo Joaquim d'Almeida, un mahi de nacimiento, más tarde adquirio su libertad y viajó entre BahIa y BenIn
"haciendo dinero-del tráfico de esclavos"."8 Posteriormente, Joaquim se estableció en Agoue, comerciando por su cuenta y como
agente de otros, incluido su antiguo patrón.' M. J. d'Almeida muno en Bahia en 1854, después de nombrar a un capitan de barco
mulato como albacea de su patnimonio y guardian de sus cinco hijos menores."°
122 Verger. O. Cit. pp. 393, 403-404.
123 PP 1831. xix. 321, Class A. Correspondence with the British Commissioners
Relating to the Slave Trade, pp. 62-63.
124 PP 1837-1838. L. 1, Class A. Correspondence with the British Commissioners
Relating to the Slave Trade. pp. 59-61.
125 PP 1841. xxx. 1, Class A. Correspondence with the British Commissioners Relating to the Slave Trade. pp 240-243.
126 House of Lords Sessional Papers. 1852-1853. XXII, d'Almeida a KosokO, 17 de
abril de 1848y 16 dejulio de 1848.
127 Verger. Op. Cit. p. 4()4.
128- Verger. O. Cit. p. 418.
129 PP 1842 XLII. 1, Class A. Correspondence with the British Commissioners
Relating to the Slave Trade, 115-118. Veáse tatnbien Jerry Michael Turner, "Ls
Brasiltens - The Impact of Tormer Brazilian Slaves upon Dahomey" Ph D
diss., Boston University, 1975. pp. 103, 135.
130 APB sec.judic maco 7174, Ng 46. Citado en Verger. Op. Cit. p. 425.
76
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
José Joaquim de Britto Lima tamblén comenzó su relación
con Lagos como capitán en un buque dc esclavos.111 Poco se sabe
de su carrera inicial, pero por 1839 se habla establecido permanentemente en Lagos y se dice que estaba fuertemente involucrado en ci comercio de esclavos.152 Durante la década de 1840, Lima
construyó una casa frente al mar en el sudoeste de la isla, no muy
lejos de la que habitaba entonces Oshodi Tapa, el principal jefe
guerrero del Oba Kosoko. También ayudó a construir grandes barracas capaces de albergar a varios miles de esclavos al otro lado
del rio, en "la punta oriental", anteriormente ocupada por los britfinicos.13.1 Cerca de las barracas habIa una "villa nativa", posiblemente involucrada en el aprovisionamiento, la cual era habitada
por algunos esclavos y remeros propiedad de Lima y de otros comerciantes extranjeros. Lima poseIa las canoas suficientes como
para trasladar rápidamente a varios cientos de esclavos de la costa
a los buques o a to largo de la laguna hacia puntos de embarque
escondidos, para evitar encontrarse con los cruceros británicos.
Hacia 185.1 se habIa convertido en uno de los "tres mayores comerciantes de esclavos" de la ciudad.134
Cuando en ese año los británicos atacaron a Lagos, Lima
usó su arsenal para ayudar a Kosoko en su defensa; y, cuando este fue derrotado, to siguió al exilio en Epe. Lima continuó embarcando esclavos desde Lamoé, cinco millas al este de Palma, y
usó sus canoas, armas, esclavos domésticos y otros recursos para
molestar a los enemigos de Kosoko.135 Al momento de su muerte
por disenterIa en Epe, en 1854, este comerciante poseIa varios
cientos de esclavos.136 El Oba Kosoko lo enterró con "un gran despliegue de honores militares nativos".137
Mientras que los comerciantes extranjeros exportaban a la
mayorIa de los esclavos que se embarcaban desde Lagos, desde la
131 PP 1826. xxix. 299, Class A. Correspondence with the British Commissioners
Relating to the Slave Trade. 31-32.
132 PP 1841, xxx. 1, Class A. Correspondence with the British Commissioners
Relating to the Slave Trade. pp. 17-21.
133 FO 84/976, Campbell to Gollmar, 22 October 1855; PP 1852. LIV. 221, Papers
Relative to the Reduction of Lagos, Wilmot to Bruce, 1 December 1851.
134 PP 1852. LIV. 221, Papers Relative to the Reduction of Lagos, Wilmotto Bruce,
1 December 1851.
135 FO 84/950,Campbell to Clarendon, 27 March 1854;FO 84/1002, Campbell to
Clarendon, 16 August 1856.
136 FO 84/1002, Campbell to Clarendon, 16 August 1856.
137 FO 84/950, Campbell to Clarendon, 1 December 1854.
77
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
década de 1840 y posiblemente desde antes, los grandes mercaderes de Lagos también embarcaban unos pocos esclavos, bajo su
propio riesgo, consignados a agentes en BahIa. Los cambios en Ia
organización de los embarques desde la década de 1830 pueden
haber aumentado las oportunidades, para los comerciantes africa.nos, de exportar sus esclavos directamente a Brasil. Los agentes de
consignación vendIan los esclavos y, luego de deducir sus gastos y
una comisión normal del cinco por ciento, enviaban a los cornerciantes africanos Ia ganancia o se Ia acreditaban. El buque Santa
Anna, capturado en 1844, lievaba a cuatro esclavos cargados por
Kosoko, todos consignados aJ. A. cia Cruz Rois, además de dos esclavos consignados por Oshodi Tapa aJ. P. Marinho.158 Correspondencia decomisada en el palacio del Oba cuando los británicos
bombardearon Lagos muestra que, entre 1848 y 1850, Kosoko envió más de 221 esclavos a M.J. d'Almeida, Domingos Gomes Delic, Gantois y Marback, Francisco José Gadinho yjoaquim Lopes
Pereira para que fueran vendidos en Brasil}39 Los precios variaban
desde un máximo de 450$000 reis, el cuál presumiblemente correspondIa a un hombre joven y con buena salud, hasta un mInimo de 100$000 reis, para uno viejo y sin un pie. Después de deducir gastos y comisiones, los esclavos dejaban un ingreso estirnado
en 37,170$000 reis. La ganancia promedio estimada por esclavo
iba desde un rnInimo de 125$633 reis, en 1848, hasta un rnãximo
de 189$189, en 1849. La correspondencia tarnbién revela que un
mercader africano mencionado como "Acheron" (posiblemente
Asogbon) embarcó a seis esclavos para F.J. Godinho, en 1850, y
uno aJ. P. Marinho. Akinsemoyin, Ologun Kuture y Osolikun enviaron emisarios a BahIa mucho antes que Kosoko, y es posible
que ellos también exportaron esclavos directamente a Brasil.°
Cuando los mercaderes africanos embarcaban a los esclavos,
en vez de venderlos en el lugar, asumIan los riesgos de muerte,
138 PP 1845. XLIX. 1, Class A. Correspondence to the British Commissioners .. Relating to the Slave Trade. pp. 60-61.
139 Todavia no he podido localizar los originales de esta correspondencia aunque
he seguido las cartas desde Lagos a Londres y Brasil. Cuarenta y ocho de las
cartas fueron traducidas e imprimidas en Ia House of Lords Sessional Papers
1852-1853. XXII. pp. 326-366. Ocho cartas adicionales fueron enviadas por el
Consul Beecroft a Lord Palmerston y pueden encontrarse en FO 84/886.
140 Robin Law y Kristin Mann West Africa in the Atlantic Community The Case
of the Slave coast". En: William and Mary Qtearterly. 31. Series, Vol. LVI. April
1999. pp. 320-321.
iIJ
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
enfermedades y rebelión, que podIan ocurrir durante la travesIa
del Atlántico. Los precios en BähIa fluctuaban de acuerdo con
las condiciones locales, de manera, que los comerciantes establecidos en Lagos no sabIan de antemano con precision lo que los
embarques podrIan producir. Más allá de estas desventajas, los
esclavos eran comünmente vendidos en America a crédito, de
seis a nueve meses, suministrado por el exportador. El embarque
directo de esclavos a BahIa amarraba el capital de los mercaderes africanos mücho más que las ventas locales. La correspondencia de Kosoko muestra que si el comerçiante querla disponer
del ingreso de la yenta de esclavos en Brasil antes de que esta se
realizara, tenIa que pagar a los agentes un cierto porcentaje por
medio de descuentos) 1 Las muchas desventajas de la exportación directa ileva a preguntarse por qué los mercaderes africanos la hacIan, en vez de obtener una ganancia más rápida y Segura en las ventas locales.
La hipótesis más obvia es que, por medio de la yenta de esclavos en Brasil, los mercaderes africanos podIan elirninar a los
intermediarios y retener la plusvalIa que adquirIan los esclavos,
entre el precio de yenta en la costa oeste y el precio de Brasil. Esto, por supuesto, aumentaba su potencial de ganancias. La correspondencia de Kosoko sobre el comercio de esclavos sugiere una
razón adicional. Este querIa utilizar la ganancia obtenida con la
yenta directa en BahIa para comprar bienes y serviçios disponibles ahI. Kosoko enviaba esclavos a comisionistas en BahIa para
pagar por rnercancIas como tintes, tejas, un compás de plata, ciichillos con mangos de plata, cuatro campanas que habIa encargado especialmente, la reparación de algunos mosquetones y la
construcción de una pequeña ernbarcación. También, usó el ingreso de la yenta de esclavos para ayudar a tres esclavos del palacio que habIa enviado a BahIa para que recibieran educación.
Detrás de la decision de Kosoko de exportar los esclavos por su
propio riesgo, en vez de venderlos a los extranjeros en la costa, se
encontraba un interés consumista.
Es conveniente concluir esta discusión de los cambios en el comercio extrãnjero de esclavos en Lagos con alguna mención sobre
141 House of Lords Sessional Papers, xxii.1852-1853, Bello to Kosoko, 27 December 1849 Bello to Kosoko 29 May 1850 Bello to Kosoko 16June 1850, Bello
to Kosoko, 21 November 1850, pp. 342-343, 356-357, 365-366.
79
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
el impacto que Ia abolición produjo en los cautivos que esperaban
para ser exportados. La mayorIa de los esciavos que pasaban por Ia
ciudad eran propiedad de comerciantes africanos hasta poco antes
de ser embarcados, en los buques. Era comün que los más poderoSOS mercaderes africanos mantuvieran a un gran nñmero retenido
en masa, en areas cercadas, hasta que los buques Ilegaban para
comprarlos, como también que adquirieran esciavos en menores
cantidades, en los mercados situados a orillas de las lagunas, una
vez que los buques anclaban en las afueras de Ia costa para cornercializar. Mientras los esclavos esperaban Ia yenta y Ia ernbarcación,
muchos de ellos eran guardados en las casas de sus amos, y a losjovenes probablemente se les permitIa alguna libertad de movimiento en Ia ciudad. POr ejemplo, Samuel Crowther recuerda que,
mientras esperaba ser vendido, su amo africano "lo colocó en una
casa", pero le permitio "ir adonde quisiera".142 Como Lagos estaba
localizado en una isla y Crowther no sabIa nadar, su amo, evidentemente, no se preocupaba de que pudiera escapar.
Una vez que se juntaba a los africanos esciavizados en Ia costa
y eran entregados a los agentes extranjeros, usualmente eran amarrados unos a otros con cadenas o cuerdas airededor del cuello y
se les encerraba en barracas sin ventanas hasta Ia hora del embarque. Samuel Crowther yjoseph Wright describieron Ia brutalidad
de su encarcelamiento luego que fueron vendidos a los comerciantes en Lagos. Wright escribió: 'Todos los muchachos tenIan cuerdas en sus cuellos y estaban en fila, y todos los hombres tenIan Cadenas y estaban también en fila II...] de manera que nadie podia escaparse sin los otros".11
Crowther recordaba, "Hombres yjóvenes fueron en un principio encadenados juntos, con una cadena de aproximadamente
seis brazas de largo amarrando un grillete en el cuello de cada individuo, y sujetadO en ambos extremos con un candado ".111El
creIa que en esta situación los muchachos sufrIan más, porque
"los hombres a veces, enojándose,jalaban Ia cadena con tal violencia [ ... ] que casi nos sofocábarnos o nos herIamos de muerte..."
Aparentemente, las mujeres esclavas eran segregadas de los horn-
142 "Narrative of Samuel Ajyi Crowther". p. 310.
143 "Narrative ofJoseph Wright". p. 330.
144 "Narrative of Samuel Ajayi Crowther". pp. 310-311.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
bres en las barracas, pero segün Crowther, recibIan un tratamiento
"no mucho mejor que el de sus compañeros".145
Como si la experiencia cOtidiana del encarcelamiento no fuera
suficientemente mala, sufrIan además borrores extraordinarios
cuando estaban en las barracas. Los incendios representaban una
gran arnenaza, debido al material combustible de los techos que cubrIan casi todas las estructuras. En por lo menos una ocasión varios
murieron carbonizados, pues no pudieron escapar de un incendio.'46 Ycuando morIan los Obas, se sacrificaban esclavos como parte de sus rituales funerarios.147 Joseph Wright y demás compañeros
cautivos que estuvieron en unas barracas portuguesas en ci tiempo
de la muerte de Osilokun, temIan ser sacrificados si los esclavos domésticos del Oba no eran suficientes para la celebración de su funeral.10 En cIrculos antiesciavistas circulaba el rumor de que se ahogaba a los ancianos y a los enfermos, y, en algunos casos, a los "sobrantes", para ahorrarse el costo de, su manutenci6n.149 Dado el valor de
los esclavos saludables en la economIa local, era improbable que
fueran eliminados; pero los enfermos y los ancianos si pueden haber
sido asesinados. Además de estos peligros, a veces caIan vIctimas de
losi enemigos de sus amos. José Domingos Martinez, afincado en
Porto Novo, discutió con Tinubu por un cargamento, y este trató de
perjudicar a su encmigo asesinando a sus esclavos."' El temor de lb
que les esperaba después del embarque, y la creencia de que serian
comidos —idea comün entre esclavos de otras partes de Africa— se sumaban a todos los otros horrores y profundizaban el sufrimiento de
las personas esclavizadas mieritras estaban en las barracas.15 '
Los cautivos esperaban en esas condjciones por tiempos variables, mientras Ilegaban los buques. Wright esperó dos meses en barracas, y Crowther, cuatro. Los cambios en la conducción del comercio exterior después de la abolición de la esclavitud alargaban ci
145 IbId.
146 "Narrative ofJoseph Wright". p. 330.
147 FO 84/950, Campbell to Clarendon, 20 December 1854. Lander. O. Cit. 1830
pp. 260-265; y.Lander. Op. Cit. 1842. I: p. 58, describe el sacrificio de los esclavos en Badagry mientras que estuvo ahI Adele.
148 "Narrative ofJoseph Wright". p. 331.
149 Lander. Op. Cit. 1830. ii. pp. 250-251, 260.
150 G. B. Escala. Mernoir Chapter ill, 11. Agradezco a Sandra Barnes, Departamento de AntropologIa, Universidad de Pennsylvania, por una traducciónalinglés
de este manuscrito sin publicación, escrito por un mercader de Cerdeña, que
residIaen Lagos.
151 Coughtry. Op. Cit. p. 147. Miller. Op. Cit. p. 413.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
tiempo promedio que los esclavos eran mantenidos por los extranjeros en la costa, en espera de ser exportados, aunque decrecieron los
tiempos de espera en los buques anclados en la bahIa. Cuando Richard Lander paso por Badagry en la década de 1820, pudo observar cinco aimacenes que contenIan "más de mil. esclavos de ambos
sexos, encadenados del cuello uno con el otro, esperando buques
para ser enviados".152 La rapidez con que se embarcaban cargas cornpletas en la década de 1820, aumentaba la confusion y el peligro del
abordaje. Hay que imaginarse la experiencia de los 532 africanos
que fueron transportados en menos de una hora a través de la marejada hacia el buque Furia, en 1843, por medio de veinte canoas, cada una con aproximadamente treinta esclavos encadenados.'53
Gran Bretaña bombardeó Lagos en 1851, expulsó a Kosoko del
trono, y reinstaió a Akitoye, en quien veIan un aliado local dócil; todo esto como parte de los esfuerzos británicos de suprimir el comercio de esclavos y promover el crecimiento de un nuevo comercio de
aceite de palma, desde la regiOn. Después del bombardeo, el consul
británico y la real marina insistieron que Akitoye —cabeza nominal
del gobierno hasta que Gran Bretaña se anexó ci reino una década
más tarde— expuisara a los comerciantes extranjeros del pueblo. Poco después, el comercio extranjero de esclavos terminó en Lagos,
aunque el intercambio para uso local continuó por lo menos hasta finales del siglo. Una de las grandes tragedias de la abolición de la esclavitud fue que el crecimiento del comercio de la palma africana
con Europa produjo un aumento en la demanda de mano de obra
esclava y generó ingresos para apoyarlo, precisamente en el momento en que ci comercio extranjero estaba terminando. El comercio extranjero de esclavos desde los puertos de Ia costa occidental sobrevivió hasta en la década de 1860, cuando el cierre del mercado cubano
finalmente terminO.
152 Captain Hugh Clapperton. "The journal of Richard Lander". En:Journal of the
SecondExpedition Into the Intrwr of Africa from the Bight of Benin to Soccatoo. London: Frank Cass, 1966. p. 326.
153 PP 1844. xLvm.1, Class A. Correspondence with the British Commissioners
Relating to the Slave Trade. pp. 48-50.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
INDIGENAS Y AFRICANOS
EN LAS REDES DE LA ESCLAVITUD
EN CENTROAMERICA
Rina Cáceres1
UNivusIDAr) DE COSTA RICA
El Reino de Guatemala —como era conocida la mayor parte
de Centroamérica durante el perIodo colonial y cuya capital residIa en Guatemala— comprendIa el espacio entre Chiapas y Costa
Rica. En el momento de la conquista por parte de Castilla, la re
gión tenIa una población cercana a los tres millones y medio de
habitantes,2 al final del perIodo colonial esta quedó reducida a
un 10% aproximadamente.
La baja demográfica producida por la conquista fue desigual
a nivel regional. La despoblación —dirIa Newson— fue mayor en
las areas en donde no existlan estados indIgenas claramente constituidos, como Honduras, Nicaragua y el norte de Costa Rica,
mientras que en el noroeste —Guatemala, parte de Honduras y El
Salvador— donde las autoridades tradicionales conseguIan tributos, granos, vegetales, animales, cera y otros productos, la despoblación fue menor.
En el siguiente cuadro podemos observar el descenso paulatino de la población indIgena (hemos excluido las cifras del Soconusco, por ser parte hoy en. dIa de Mexico).
Este articulo Se inscribe en ci marco del proyecto "La Ruta del esciavo en Centroamérica", de la Comisión Cotarricense de Cooperación con la UNESCO en
Costa Rica y del Centro de Investigaciones Históricas de America Central,
Universidad de Costa Rica.
Kramer, Lovell y Lutz. "La conquista española de Centroamérica". En Historia
General de Gentrbamérica. T.ii. Madrid: FLACSO 1993. p. 79.
IM
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 1
EVOLUCIóN DEL DESPOBLAMIENTO 1NDIGENA
EN CENTROAMERICA, 1511-1821
Fecha ' Guatemala'
El Salvador
1519
1520
1524
1550
1555
1569
1570
1611
1682
1700
1778
1796
1797
1800
1821
700-800 000
Honduras
Nicaragua4
800 000
132000
800 000
Costa Rica
2 000 000
400-500 000
427850
190000
69 875
70000
.146700
83010
265000
107-200 000
7 168
1 343
47544
62 692
83 059
1 000(?)
Fuente: Kramer Lowell y Lutz. "La conquista espanola.de Centroamérica".
En: Histona General de Centroamirica. Tomo II, pp. 80-81.
Es importante mencionar que estas cifras son generales, y
que dentro de cada uno de los paIses hay diferencias regionales
marcadas, pór lo que deben verse como clatos relativos. Sin embargo, es claro que se operó una disminución drástica de la población durante ci siglo y medio posterior a la conquista, ya que
en algunos fue del 80 al 90% y en otros la población desaparecio por compieto. En el oeste y el sur, donde en el momento de
la conquista habitaba el 61% del totat, la pOblación indIgena Jogró recuperarse paulatinamente, mientras que en Honduras, Nicaragua y Costa Rica, donde habitaba el 30%, el descenso fue
continuo.' Y fue justamente en esta region donde se asentó en
mayor nümero la poblacion de ascendencia airicana durante ci
perIodo colonial.
Las causas de la elevada mortalidad en el siglo XVI fueron
mñltiples y variadas y no es nuestro interés analizarlas aquI, solo
diremos que a la violencia de la conquista y las enfermedades,6 se
3
4
5
6
Se excluye Petén.
Incluyendo Nicoya, hoy en el forte de Costa Rica.
Kramer, Lovell y Lutz. Op. Cit.
Pandemias particularmente graves en el periodo 1520 1580 Epidemias de vi
ruela en 1519 en Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panama. Peste neumó-
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
sumaron las pesadas cargas tributarias —como la encomienda, el
repartimiento y la esclavización de los indIgenas— que lievaron a
un descenso continuo de la población, particularmente grave en
las costas del PacIfico de Nicaragua y en Honduras.' Desde antes
de la conquista formal del territorio, avanzadas de conquistadores capturaban indIgenas en la costa de Honduras, y los enviaban
a las islas del Caribe, particularmente a Cuba, pero también a La
Española, Puerto Rico yjamaica que tenlan serios probhmas de
faltante de mano de obra.8 De tal suerte que, cuando la población africana fue traIda a Centroamérica, llegó en medio de una
situación. álgida de conflictividad, en la que la esclavización era
uno de los problemas centrales.
En este punto es importante aclarar que en la region exitIan
tres tipos de personas en cautiverio. Hacia 1530 encontramos mdlgenas esciavizados por las propias comunidades; indIgenas esclavizados por los españoles y africanos. Por ahora nos varnos a referir
a los dos primeros. Las comunidades indIgenas indica Sherman,
esclaviaban a prisioneros de guerra, a quienes quebrantaban las
leyes (robo o violación por ejemplo) y a secuestrados. Fueron
puestos en cautiverio segün las costumbres indIgenas locales y
comprados por los españoles a través de los caciques. Como rasgo
distintivo esos "esciavos de rescate" eran marcados en la cara y
vendidos muchas vecesfuera de la region a cambio de vino, vinagre, camisas, aceite y otros artIculos. En su yenta se cometieron
muchas irregularidades y muchos no marcados fueron vendidos
en el mercado caribeño.9
7
8
9
nica entre 1529 y 1531 en Panama, Nicaragua, Honduras y Chiapas. En 153234 sarampion en Honduras y Nicaragua en 1540 peste neumonica particularmente grave en Honduras y Nicaragua. Peste, neumonIa y viruela en
1576-1577, hambrunas por sequIas en Nicaragua, etc. Veáse Kramer, Lovell y
Lutz, "La conqUhta española de Centroamérica". En: Historza General de Gentroarnérica. T.i1. Madrid: FLACSO. 1993. pp. 74-76y Murdo McLeod. Historia socioeconómica de la Amérka Central espanola, 1520-1 720. Guatemala: Piedra Santa. 1980.
Linda Newson. El costo de la conquista Tegucigalpa:. Guaymuras. 1992. p. 24.
Veáse también Radell. "The Indian Slave Trade and Population of Nicaragua
during the xvi Century". En: Denevan, ed. The Native Pop ulation of theAmericas
in 1492. Madison: WiscOnsin Press. 1976.
Kramer, Lovell y Lutz. O. Cit. p. 76, y Sherman William. El trabajoforzoso en
America Central, siglo xvi Seminario de integración social guatemalteca, 45,
Guatemala. 1987. P. 49.
Sherman. Op. Cit. pp. 19-25.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Los segundos fueron indIgenas que. se resistieron a reconoçer
la autoridad de la Corona y de la Iglesia, fue el castigo —pérdida
de sus derechos de hombres libres— contra la rebelión de mdlviduos y comunidades que se enfrentärOn a los conquistadores y a
los que no se sometieron pacIficamente. Pero también fueron una
forma de pago para los soldados españoles y no fueron pocos los
casos de indIgenas en encomiendas esciavizados y vendidos por
los encomenderos,10 ilevando a la ruina a las comunidades.
Newson sostiene que el comercio de los esciavos indIgenas
por parte de los españoles y las enfermedades causaron el descenso de una tercera parte de la población. En el siguiente cuadro
vemos el caso de Nicaragua, ejemplo de la exportacion de indIgenas esciavizados.
CUADRO 2
COMERCIO DE ESCLAVOS INDIGENAS EN NICARAGUA, 1524-1549.
ESTIMACIONES ALTAS Y BAJAS
Estimación
Fuente
Tipo de estimación
(en términos relativos)
50 000
200 000
200-500 000
450-500 000
Sherman (1979)
MacLeod (1973)
Newson (1987)
Radel (1976)
Baja
Media
Media /alta
Alta
Fuente: Kramer, Lovelly Lutz. "La conquista espanbla de Centroamérica".
En: Historia General de Centroarnirica. T. II. Madrid: FLACSO. 1993. p. 82.
Los esciavos indIgenas fueron empleados en la agricultura y
en el lavado de oro en Honduras y Nicaragua, particularmente en
los rIos que desembocan en ci Caribe y en los de Nueva Segovia.
En los yacimientos se empleaban cuadrillas de veinte, ochenta
y hasta cien personas. Las cuadrillas más pequeñas eran propiedad
de los españoles vecinos de San Pedro (Honduras) y las mayores
de los vecinos de Guatemala. Las areas hondureñas de cxtracción
de oro y plata fueron, en primer lugar, Gracias a Dios, Trujillo y
San Pedro Sula, y posteriormente Comayagua, Olancho y rio Guayape. En 1537 se encontraban en Honduras treinta cuadrillas orga10 Sherman. Op. Cit. p. 22.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
nizadas, veinte de las cuales correspondIan a los vecinos de San Pedro." La mortalidad en las minas alcanzó ci 50%. Las cuadnilas trabajaban de ocho a nueve meses, entre octubre yjunio, y regresaban a sus milpas en Guatemala durante el perIodo intermedio. Los
indIgenas mineros esciavizados migraban anualmente, en particular en el perIodo 1530-1540. Mientras tanto, en la capital del reino,
Santiago de Guatemala, indIgenas esclavizados eran empleados en
la siembra de trigo y legumbres y en la crianza de ganado.
Los precios de los esclavos eran más bajos en Guatemala y en
Mexico y más altos en Nicaragua. De esta provincia eran exportados a Peru, aunque muchos fueron enviados también a Panama y a
Cuba. A la conquista de Peth fueron ilevados cuatro mil indIgenas
de Nicaragua y Guatemala. En el perlodo comprendido entre 1531
y 1543, más del 66% de los indIgenas extranjeros eran de origen
nicaragüense, y, en menor cantidad de Guatemala y Mexico.12 Hacia 1531 y después de la muerte de Pedrarias Dávila, en Nicaragua
se permitió a los españoles construir barcos y dedicarse a la esciavitud, a mediados de esa década entre quince y veinte carabelas se
dedicaban exciusivamente al comercio de esclavos nicaragüenses.'3
En Guatemala, hacia 1538, Pedro de Alvarado tenIa 330 esclavos, tanto hombres como mujeres, los cuales extraIan oro y se haIlaban distrjbuidos de la siguiente manera: Totonicapán, dos cuadrillas con 175 esclavos; Tecpanatitlán /Solola, una cuadrilla de 90
esclavos, yAtitlán, una cuadrilla de 65 esclavos.14
Pero, desde años antes, nücleos importantes de indigenas de
diversas etnias y lenguas habIan sido instalados cerca de las capitales centroamericanas. En Santiago de Guatemala, por ejemplo,
una población heterogénea de indIgcnas fue establecida, entre
1528 y 1540, en las milpas y barrios creados en la primera mitad
del siglo XVI. Ejemplo de ello son la milpa de San Gaspar Vivar,
poblada con mixtecos y sus descendientes, y el barrio de Santa
Maria Concepción Ahnolonga, poblado y divididO en tres sectores
11
12
13
14
Idem pp. 60, 61. Y Murdo MacLeod. Historia socioeconómica de la America Central
espanola, 1520-1720. Guatemala: Piedra Santa. 1980.
Lockhart. The Spanish Peru, 1532-1560. Madisson: Wisconsin Press. 1968. Otro
de los muchos ejemplos es el de Rodrigo de Contreras, quien en 1540 salió
con 440 chichimecas de Nicaragua en su incursion hacia Costa Rica
Elizabeth Fonseca. "EconomIa ysociedad en Centroamérica, 1540-1680". En:
Historia General de Centrôamérica. T II. p. 100.
Christopher Lutz Hzstorza sociodemografica de Santiago de Guatemala 1541 1773
Guatemala: CIRMA. 1982. pp. 89 y 90.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ci. primero estaba compuesto por indIgenas aliados de Alvarado,
conocidos como mexicanos; el segundo, por tiaxcaltecas; y ci tercero, por diferentes grupos linguIsticos procedentes del interior
del altiplano y de las tierras bajas, los cuales eran identificados como guatimaltecos. Santiago Utlateca, por su parte, fue poblada
por grupos tomados de cada uno de los pueblos dados en encomienda a Alvarado, posiblemente de origen quiche, los cuales fueron esclavizados y marcados.15
Lutz indica que, a! decretarse la aboiición de la primera esclavitud, muchos de los indIgenas emancipados quedaron viviendO en tomb al cuadrante central de Santiago de Guatemala, otros
muchos permanecieron en las milpas de sus antiguos patronos, y
otros se concentraron en ci centro de la ciudad, bajo la dirección
de las órdenes religiosas.'6
El proceso de conquista y esclavización, en esta primera etapa
de la historia centroamericana, no estuvo exenta de levantamientos
indIgenas. Dc 1520 a 1540, una rebelión endémica se apoderó del
PacIfico nicaragüense y Nicoya.17 En 1520, Nueva Segovia, zona minera nicaragüense, fue abandonada a causa de los ataques indigenas. La revuelta cakchiquell de 1525, en Guatemala, se repitio en
la década de 1540, con la repartición de indIgenas en encomiendas.'8 Las revueltas se dieron también en San Miguel, en 1536, en
Honduras, un año después, y en Suerre, Costa Rica, en 1540.
Fuejustamente en la década de 1540 cuando quedó aboiida
la esclavitud indIgena, luego de un extenso debate realizado en
España, ci cual ilevó a la promulgacion de las ilamadas Leyes
Nuevas, en 1542, aplicadas en Centroamérica por Alonso Lopez
de Cerrato en 1548.' En ci momento de la primera rnanumisión
existIan aproximadamente ernie tres mil y cinco mil esciavos indIgenas asentados en las cercanIas de la capitaL 2° La esclavización
15 Idem.
16 Christopher Lutz. Op. Cit. Veáse cita 32.
17 Kramer, Lovell y Lutz. Op. Cit. p 64.
18 Elizabeth Fonseca. Op. Cit. p. 120.
19 La abolicion de la esciavitud fue parte de un conjunto de medidas dispuestas
por la Corona de Castilla, enfrentada al poder de los encomenderos por conservar a los indIgenas tributarios, quienes morIan a causa de la voracidad de
las polIticas de los conquistadoires.
20 Lutz. Op. Cit p. 95. De la amplIsima bibliôgrauia al respecto, veáse Idea y quereha de la Nueva Espana. Madrid: Alianza Editorial. La discuión se inició en1530
y llego a su punto culminante en 1550, con la "querelia de ValladOlid", entre
Sepálveda y Las Casas, en que fue predominante el tema de la esciavitud.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
de indIgenas continuó en las zonas donde la conquista habIa sido
tardIa. Este fue ci caso de Costa Rica, donde la "saca" de indIgenas de Talamanca iba a proveer de trabajadores a las elites de la
provincia en ci siglo XVII.
Fue también durante el siglo XVI, en el perIodo álgido de
protestas indIgenas cuando se registraron las primeras referencias sobre la participación de africanos en la dinámica regional,
como levantamientos cimarrones en ci Golfo Dulce y en las zonas mineraS de Honduras y Nicaragua. En 1540, en la region de
Olancho y del RIo Guayape, de Honduras, se reporta una rebelion de más de mil quinientos esclavos negros, de los que no se
conoce su identidad.21 En 1549 se reprimio violentamente una
sublevación de africanos esciavizados en San Pedro, Honduras, y
su lIder fue ejecutado, segün lo informó ci presidente Alonso
Lopez de Cerrato.22
Quedan por investigar las posibles conexiones entre esos
primeros movimientos antiesciavistas, tanto de indIgenas como
de africanos, en esta prirnera etapa de la historia colonial centroamericäna.
El tráfico hacia Gentroamérica
de africanos esciavizados
El descenso de la población indIgena planteó ci problema de
la consecución de mano de obra, sobre todo en las regiones de
disminución continua, como Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
Desde un inicio los poderes locales solicitaron esclavos para las
distintas actividades econórnicas, pero sus mñltiples peticiones 23
no fueron atendidas. Una akernativa de soiución fue el comercio
21
22
23
Elizabeth Fonseca. Op. Cit. p.118.
leg. 4575, fol. 103.
leg. 4575, fol. 103. Petición hecha en 1549 por las ciudadesy villas para
la importación de esclavos para el trabajo en las minas. Se repite la golicitud en
1574. En 1604 se planteala necesidad de 300 esclavos para intensificar el trabajo en las minas (lavaderos de oro) en Nueva Segovia. AGCA, A1.23, leg. 1514,
fl.61. En 1631, el Rey indica al presidente y oidores de la Audiencia la pronta
resolución del envIo de negros libres y esclavos para la explotación de minas
AGCA, Al. 23, leg.1516, fol. 16. En 1664, elAyuntamiento de la ciudad deGuatemala solicita la importación de 2000 esclavos para la elaboración del añil AGCA, Al. 24, leg. 2197, expJ5751. En 1671 la demanda es de 500 esclavos, AGCA.
AGCA,
AGCA,
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ilegal que se realizaba por las costas y por tierra, y que tenIa como fin evadir los impuestos de compra y tener acceso a una mano, de obra restringida por los controles comerciales españoles.
Las diferentes potencias europeas participaron en éI, y se dio fun-.
damentalmente a través del Caribe, aunque hay evidencias de su
práctica constante por el .PacIfico. Y no fueron pocos los casos de
apropiación irregular de esclavos, ya fuera por recaptura de cimanones, por robo a otros vecinos o por defunción del propietario.
Está por estudiarse el volumen y el significado económico de ese
tráfico irregular24 para el caso de Centroamérica.
Otro mecanismo utilizado fue el de Ia compra legal, en pequeñas cantidades, ya fuera, en Nueva España, Panama, Cartagena e incluso Africa, o a través de los asientos de esclavos. Como ejemplo de los primeros tenemos a Cristóbal Aceituno de
Guzmán, vecino de Ia Villa de Ia Trinidad, Sonsonate, quien en
los inicios del siglo XVII viajó a Angola a surtirse de esclavos,
que luego vendió en Cartagena y en Ia capital de Guatemala.25
Como cjemplos de las segundas están las compras hechas a los
asentistas de Ia ciudad de Panama. Pedro Ortiz de Mendoza, comerciante de Santiago de Guatemala, en 1673 compró cuarenta
y siete esclavos que introdujo a costa Rica por el PacIfico, al Vaile de Landecho, para venderlos en Ia provincia.26 En 1689 Lorenzo de Arburola compró ocho angoleños esciavizados, procedentes de Curazao, por encargo de siete vecinos de Ia ciudad de
Cartago.27
Molinari28 distingue tres modalidades de comercialización de
africanos esciavizados. La primera era Ia licencia (1493-1595), permiso individual negociable para trasladar esclavos en territorios his
panos, por el cual se debIa pagar un cierto monto de dinero. Las Iicencias podIan venderse y canjearse, y no implicaban una obliga-
24
25
26
27
28
Al. 2.4, leg. 2199, exp. 15755, fol. 50. Las demandas continuaron hasta en
1804, cuando se pregunta a las intendencias de Ciudad Real, Comayagua, San
Salvador, Leon, Costa Rica, Chiquimula, Sonsonate y Granada, ci parecer de
los cosecheros sobre- Ia importación de esclavos para ci fomento de Ia minerIa
y Ia agicultura. AGCA Al. 56. leg. 1536, fol. 538.
Para ci caso del Canbe vease Jose Luciano Franco Comerczo clandestino de esclavos. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. 1985.
Lutz. Op. Cit. p. 222.
ANCR, serie PC 822, f 36.
ANCR, serie PC 839, £19 v.
Citado por Elena de Studer en La trata de negros en el Rio de la PliLta. Buenos Aires: Editorial Universjdad de Buenos Aires. 1958. pp. 4-8.
911
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ción contractual de yenta directa en Hispanoamérica. Cuando la
mano de obra esciava se convirtió en un elemento fundamental para las economIas, la Corona optó por regular detalladamente la
compra y yenta de esclavos a través de contratos o asientos, (15951789). Por medio de esta segunda modalidad, un particular o una
compañIa se- comprometlan, frente al gobierno español, a reemplazar a este en la adrninistración del comercio de la mano de obra esclava en las Indias occidentales o en una region. Muchas veces estos
contratos fueron asignados de manera monopólica a una sola persona o entidad, y esta podia revenderios en su totalidad o en partes.
La diferencia entre ambas modalidades radicaba en la naturaleza
de los compromisos adquiridos, pues el contrato o asiento creaba
una estructura de comercialización paralela al comercio regular,
con representantes en los principales puertos, y eximIa a estos de
las fiscalizaciones a las que eran sometidos los demás comerciantes.
Sin embargo, la Corona no pudo controlar todala actividad, y poco
a poco los portugtteses, ingleses, franceses y holandeses fueron acaparando ese tráflco. Una intensa rivalidad se dio entre las potericias
por liegar a controlar ci asiento de esclavos, ya que este constituIa
un valioso pur to de apoyo para la expansion colonial y la conquista
del mercado hispanoamericano. La Corona española tuvo que Ceder, y hacia la primera mitad del siglo XVIII los franceses (con la
Real CompañIa de Guinea, 1702-1713) y luego los ingleses (a través
de la South Sea Company, 1713-1744) controlaron, mediante tratados especIflcos firmados con la Corona española, el abasto de mano
de obra africana en tierras hispanoamericanas.
Luego vino la tercera modalidad (1789-1812), como resultado de las reform-as borbónicas que liberaron toda la actividad coniercial, incluido el comercio de esclavos. En 1789 la Corona infOrmó que con ci objeto de fomentar la agricultura, se decretaba
la hbertad de comercio En ese marco legal, todos los sübditos españoles, avecindados o residentes en la metrópoli o en las Indias,
quedahan autorizados a salir en embarcaciones propias o fletadas
a la compra de esclavos en cualquier paraje donde los hubiere,
lievando ci dinero y frutos que necesitasen, libres de contribuciones, pero con la expresa prohibición de retornar efectos cornerciales. Al mismo tiempo y con una regulacion especIfica, se autorizó a los extranjeros a participar en el lucrativo comercio.29
29
Elena de Studer. Op. Cit. p. 246.
91
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
La CapitanIa General de Guatemala también participó, aunque en menor escala, en el comercio de esclavos. La participación en los asientos de esclavos quedó en manos de un grupo,
vinculado al capitan de la Audiencia, el cual se hallaba asentado
en Guatemala. La capital quedo al cargo de la supervision de los
asientos, y el puesto de factor quedo en manos de hombres prominentes de la capital. La region centroamericana fue subsidiaria
de las redes principales que se articularon en tomb a Veracruz,
Cartagena, Cuba, Jamaica, Curazao y Panama, por el Caribe.
Las redes se extendieron también por el PacIfico, y, como en
un rosario, los puertos de Sonsonate, Acajutla , El Realejo y Caldera estuvieron comunicados con Panama y Paita en Peru, ejes
del comercio en el Mar del Sur.3° Ya en 1579, en el puerto nicaragüense trabajaba, entre otros, el carpintero Gonzalo, mandinga,
en la construcción de barcos. En ese mismo aflo Ilegaba otro grupo de esclavoS,31 y sesenta más (40 hombres y 20 mujeres) eran
destinados a la construcción de galeones y empleados en el cultivo de añil y la producción de tinta.
Desde las dos primeras décadas del siglo XVII, a las costas
centroamericanas ilegaron barcos acogiéndose al sistema de
asientos. COn base en el estudio del pago de los derechos reales,
Lutz calcula que entre 1613 y 1628, liegaron a la CapitanIa aproximadamente 955 esclavos.
En el siglo XVII ilegaron desde Angola los barcos Nuestra Señora de Nazareth,32 Nuestra Señora de los Remedios y San Lorenzo.33 El primero llegó al puerto de Santo Tomás, en 1613 —por encomienda de Sebastian Ntiñez de Treviño, del Reino de Angola y
a cargo del pilotoJuanGomez—, con 136 esclavos (75 hombres,
33 mujeres y 28 ninos, la mayorIa varones) y varios recién nacidos
por los que no se pagaron impuestos.
El segundo llego en 1640. Ante las denuncias de que muchos
esclavos habIan huido y que otros tantos estaban siendo comprados por los vecinos del lugar, las autoridades decidieron que los
esclavos fueran trasladados de la costa caribeña a las tierras altas
del valle de Panchoy, entonces sede de la capital. Veintidós "de30
31
32
33
AGCA, A1.56, leg. 5357, exp. 45276.
AGCA, A1.56, leg. 5355, exp. 45241 y
AGCA, A3.5, leg.67, exp. 1291
AGCA, Exp. 10203. leg. 1559, f. 35
45242.
92
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 3.
ESTIMACIONES PARA EL PERIODO 1613-1628
Afto
Estimación en piezas de indios
Asentista
1613
1615
1618
1624
1625
1626
1627
1628
136
132.
(118)
Juan Gómez
Juan Gómez
DuartedeMelo
Total aprox.
---
(38)
(150)
(46)
(224)
955
m
Fuente: Christopher Lutz. Historia Sociodeg
fica d Santigd Gatelm1541-1773.
Antigua; CIRMA. 1982. p. 221.
saparecieron" en el trayecto. Segün el piloto, diecisiete habIan
huido en el camino y cinco hablan muerto Pero, en el camino,
los 76 esclavos restantes fueron desviados hacia San Miguel (hoy
El Salvador), para venderlos, dando como excusa la enfermedad
de los cautivos y ci ser la "tierra caliente como ia de los esclavos".
Probablemente, en San Miguel los vecinos disfrutaban de más iibertad en las negociaciones, frente al poder de la capitanIa, la
cual pretendIa tener un mayor control de los recursos frente a las
elites locales.
A pesar de qüe el cornercio con Centroamérica no era esencial para los grandes comerciantes de esclavos, Honduras y Panama figuraron, desde tin inicio, en ci listado de los siete puertos 11citos —Cunamá, Caracas, La Habana, Honduras, Cartagena, Puerto Belo (Panama) y Veracruz—, considerados en los asientos y firmados por el consulado de Sevilla o la monarquIa española Además, su costa caribeña era paso obligado para el tráfico ilegal, dado su èarácter de tierra de frontera y de vecindad con los territorios que estaban bajo el control de Inglaterra, en Belice y la Mosquitia. Muchas conexiones entre la CapitanIa General, asentada
en la ciudad de Guatemala, yjamaica y Cuba, fueron relaciones
normadas por asientos de esclavos especIficos, que facilitaron, sobre todo, el ingreso ilegal de mercaderla.
Por su posición geográfica, la costa atlántica de la capitanIa
tuvo acceso a las redes de las islas del Caribe —Cuba, Jamaica, Barbados y Curacao—, tOdos puntos de ilegada y redistribución de
93
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
mano de obra esciava para la region media de America. Los puntos de tránsito en Centroamérica fuerôn Panama, Matina, Trujiho, Cabailos, Omoa y Santo Tomás. Hubo casos de barcos encallados en la costa caribe, que dieron pie a la formación de nücieos de pobiacion, como en la Mosquitia, alejada de los centros de poder. Situación contraria a la de
las embarcaciones que encailaron en las areas de mayor control,
como fue ci caso del barco danés de la Real CompañIa de Guinea,'4 ci cual, con setecientos esciavos a bordo, encalló en las costas de Matina cuando se dirigIa a Panama. Esciavos de origen arara, mina, nagu y carabalI fueron detenidos cuando busc4b3n su iibertad. La mayorIa fueron devueltos al factor del asiento, en Panamá, y otros fueron declarados "muertos" y vendidos de manera
ilegal a vecinOs del interior del pals de la provincia de Costa Rica.
Otros barcos procedentes de Jamaica, Martinica y Curazao se
acogieron a los asientos de esciavos para trasladar africanos esciavizados, y también para Ilevar mercaderIas burlando las prácticas
rnoopólicas de Espana.
Ejemplo de ello es ci navlo ci Surah'4 —de sesenta toneladas,
con dieciséis marineros y dirigido por ci capitán Thomas Dilton—
ci cual, en ci marco del Real Asiento, transporto esciavos desde
Jamaica al puerto de Santo Tomás, en ci iago Isabal. El contrato
fue firmado en 1723 por Daniel Wescomb y refrendado en Jamaica por Ricardo Rigby y Eduardo Pratter, como directores generales, nombrados por ci Real Asiento como sus representantes. Leonardo Pobell y Thomas Gilbert eran los concesionarios de la iicencia especlfica del trasiado de 72. esciavos. Los directores generáies eran los responsables de abastecer de esciavos a las poblaciones ubicadas en la region comprendida ernie ci rIo Onnoco y ci
rio Grande Magdalena, lo mismO que a la isia de Puerto Rico,
Marganta y la Tnnidad de Campeche, además de San AgustIn, en
la costa de la Florida.
A finales de diciembre de 1725, hombrcs y mujeres muleques, la mayorIa de baja estatura, todos al parecer de 10, 12 y 14
años, irnciaron ci hargo recorndo del fuerte San Felipe del Golfo
a Santiago de Guatemala. En su primer dIa liegaror al puebio
34- ANCR, Cartago 187.
35 Paraeste caso veáse AGCA, A3.2, exp. 13,121, leg. 707, A3, leg. 1749, exp.
28130, f. 90, Al. 56,-leg. 4606, fol. 90 y A3. 6 exp. 2213. leg. 120.
94
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
San Pedro Sacapa, en Acasaguastlán donde, por agotamiento y
desnutrición —dos niñas de 14 y 15 años, una tercerade.12 a 13
años y un niñó peq.ueño— quedaron en curación en el pueblo.
Un quinto nino, de 12 a 13 años, probabiemente quedo en el
fuerte, también enfermo. La mañana del 3 de enero, casi dos
meses después de haber ilegado ci barco a! Golfo, fueron vendidos en la ciudad de Guatemala a vecinos y comerciantes de la
región.
Durante más de tres meses la embarcación permaneció en la
zona, a pocos kilómetros de distancia de Belice, sede del asentamiento ingles y punta comercial de Jamaica.
El Santa MarIa Magdalena, 7 del asiento de la Real CompañIa
de Guinea, tuvo como trayecto Breste, Tenerife y Martinica, y de
ahI enrumbó hacIa el puerto de Santo Tomás Se mantuvo durante cuatro meses en la zona incursionando en la costa mosquitia
bajo poder de los británicos.
Llama la atención el largo perIodo en que esos barcos se
mantuvieron en la zona, lo cual podrIa explicarse por las tensiones prevalecientes entre potencias, en la region del Caribe, pero
también es posible que se encontraran comerciando y abasteciéndose de productos de la regiOn para vender en Jamaica y en la
Martinica.
El Santa Maria Magdalena poseIa 30 piezas de artillerIa, 80
escopetas, 50 carabinas, 4000 libras de pólvora en barriles, 3 mu
balas, 40.0 granadas y una importante cantidad de alfanges, xachuelas de abordar, alavardas, palanquetas y pies de cabra.
Acogido al asiento de esciavos, buscó autorización para vender a 37 esclavos Sin embargo, en la revision de los camarotes
encontraron bôdegas con vino, pan, aceite, cables y pertrechos
de navegaciOn. En realidad eran tres escotillas, una en medio,
otra en la proay la otra en la popa. En esta ültima hallaron 150
botijuelas de aceite, 50 de vino, 69 barriles de aguardiente, 31 de
mercerla, una de vidrios, otra de sombreros, 10 cajones de cuchilbs y 10 de peines, y también cajas de alfileres, agujas, tijeras, espejos, abalorios y otras cosas afines, argumentando que eran para
uso de los esclavos.
36
37
AGCA. AS, leg. 1749, exp. 28130, fOl. 195.
AGCA A3.1, exp. 22.037, leg. 1273.
95
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
En otra de las bodegas, hacinados, encOntraron a 37 hornbres y mujeres, de diferentes edades.
DIas después, los productos fueron puestos a la yenta, y el Capitan del barco pudo comprar harina, zarza, grana cimarrona y
grana silvestre, estas ültimas de gran demanda en Europa, sobre
todo por sus poderes medicinales.38 La distribución de los productos refleja claramente la actividad de menudeo con que funcionaba la economIa de frontera en estas areas. Por ejemplo, Felipe de
Santiago, mulato libre, vecino del pueblo de Petapa, dueño de recuas, se comprometió a responder por 31 cajones; 10 de peines,
10 de cuchillos, 9 de tijeras, agujas, abalorios y espejitos y dos de
vidrios. Joseph Oliva, vecino de Zacapa, y Pedro MOscoso, de 16
barriles de aguardientey 7 botijas de vno. Cristóbal Duarte, español, vecino también de Sacapa, de 10 bari'iles de aguardiente que
habIan quedado en las bodegas.
Esas redes internas de distribución se yen más claramente
con los esciavos transportadôs por Guillermo Lea,39 en mar20 de
1733. En el barco Fisrray (sic) del Asiento de la Real GompañIa
de Inglaterra, se registra que liegaron al Golfo Dulce, procedentes de Jamaica, 96 esciavos de ambos sexos, chicos y grandes, y
además una carga con ropa y menaje de casa: espejos, espadachines, platos de peltre, cera labrada y por labrar, canela, aceite, cuarenta y un sombreros, dos piezas de paño, varias piezas de cintas
de brocado y ordinarias, encajes finos, ordinarios y crudos, y cuarenta y siete mazos de abalorios. En este caso, al parecer, autoridades yasentistas no pudieron "llegar a un arreglo", por lo que
toda la mercaderIa fue decomisada y tuvo lugar un largo juicio.
Los esclavos fueron remitidos a la ciudad de Santiago y, corno en
casos anteriores, algunos perecieron debido a las condiciones de
tan largo viaje.
Como en otros muchos casos, los esciavos no fueron vendidos en efectivo, sino intercambiados por productos de la zona.
Don Manuel de Castilla y Português se comprometio a colocar
entre 115 y 140 arrobas de zarza en puerto Cavallos a cambio de
un niño esclavo enfermo.
Segün la lista de escrituras en poder de Guillermo Lea, Diego de Carranza vecino de Leon, Nicaragua, habIa invertido 3370
38
39
AGCA, A1.56, exp. 51267, leg. 5920.
AGCA, A3.34, exp. 41775, leg. 2869y AGCAA1. 20 1eg 487, fol. 204.
M.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
pesos en la compra de aproximadamente doce esclavos. Si utilizamos el valor promedio de 250 pesos por esciavo, don Francisco
Gonzalez Loathiez, vecino de Guatemala, pudo adquirir dos esclavos con 628 pesos, y Manuel de Castilla de Portugal, gobernador de Comayagua, siete esclavos por 1800 pesos, además de los
comprados con grana, segün escrituras de 1734.
Los otros setenta y cinco probablemente se vendieron en pequeñas cantidades a capitanes, jueces y gobernadores, quienes
constituIan el sector predominante en la compra y yenta de esciavos.40 La llegada de cada barco redinamizaba la economIa, al poner en circulación mano de obra y productos que llegaban a trayes del Caribe, al margen del estancado comercio español.
La compra y yenta de esclavos: se hizo a pequena escala y de
manera constante a to targo de los siglos XVII y XVIII —como lo
demuestra el caso de Costa Rica-4' a través de cornerciantes locales Ese tipo de compra, además de la reproducción biologica,
fueron alternativas importantes en la consecución de mano de
obra. Esta, pequeña en términos comparativos internacionales,
pero importante en cuanto a la disminución de la pobl3ci6n. indIgena ocurrida en la region, fue destinada a la agricultura, a la
ganaderIa y a los servicios de las capitales.
AsI, un nümero importante de esclavos de origen africano estuvo concentrado en actividades de exportación, a nivel regional
e internacional: la minerIa,42 en Honduras y Nicaragua (siglo
XVI); las plantaciones de azuicar de San Jerónimo (Verapaz), San
Juan Amatitlán y Palencia (Arnatitlán); la preparacion de los denvados del azñcar en la Hacienda del Convento Viejo,43 y el cacao
en Costa Rica.44 Fueron importantes en los fuertes militares, como el de San Fernando de Omoa, para el que la Corona mandó
comprar más de 300 esclavos mondorigos y caravalIes, quienes
ltegaron a conformar un nücleo de población de aprOximadamente 614 personas para 1777. Pero, fuera de estos casos, no se
Veáse Rina Cáceres Negros, mulatos, esclavos y libertos en la Costa Rica del siglo
xvii. Mexico: .IPGH, 2000.
41 J.dem.
42 Murdo McLeod. O. Cit.
43 Lowel Gudmundson "Los afroguatemaltecos a fines de la colonia las hacien
das dominicas de Amatitlán yde San Gerónimo", y Beatriz Palomo de Lewin,
"La población negra en Guatemala". En: Conferencia La Ruta del esclavo en Hispanoamérica, SanJose. 1999.
44 Carlos Rosés. El cacao en la economla regional. 1975y Murdo McLeod. Op. Cit.
40
97
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
han encontrado en nuestros archivos evidencias de compras de
esciavos en gran escala dirigidas para una actividad económica.
Rompiendo las redes de la esclavización
Pero no toda la población de ascendencia afrjc4na era esciaVa. Todo lo contrario: habrIa que decir que, a diferencia de otras
regiones, como algunas islas del Caribe o el sur de los Estados
Unidos, a lo largo de la Centroamérica colonial hubo una mayorIa de población de ascendencia africana que nunca fue objeto
de esclavización.
Paralelamente al ingreso de esclavos de origen africano, el
mosaico de la geografla social se transformó. En los siglos XVII y
XVIII, en Nueva España —hoy Mexico—, Panama y Peru, fue visible
la presencia de importantes grupOs de afrocentroamericanos,
mulatos y pardos libres, que se desplazaron a lo largo del espacio
geográfico y social, y llegaron a integrar cofradIas y milicias, siendo colonos, comerciantes, productores, etc. Esta situación fue p0sible gracias a que el imperio español no tenIa control de todos
sus territorios, ni de todos los espacios sociales. En 1777, un registro realizado por la Iglesia para determinar el numero de bulas
papales45 que debIan ser asignadas a cada parroquia y curato, indicaba que en la población de Comayagua el nAmero de mulatos
era grande.
Por su parte La Verapaz, en Guatemala, una zona de importancia indIgena,, también, estuvo permeada por la presencia de
los afrocentroamericanos. Por ejemplo Salama, lugar de paso en
la ruta que unIa el interior cOn el Caribe, tenIa una población
compuesta por 2864 indIgenas y 402 mulatos y pardos, superior a
la de los 37 españoles reportados. Más ilamativo es el caso de San
Pedro Carcha, Tamahum y Tocurub, comunidades netamente indIgenas, en donde los ünicos "otros" reportados ëran los tres pardos, maestros de escuela, encargados de enseñar a leer y escribir
45
Este "padron" fue un recuento especIfico hecho por la Iglesia, por los curas
parroquiales con ci fin de determinar ci nümero de bulas que debIan de
comprarse. Incluye solo a las personas capaces de comprar bula, por esta razón los niños están excluidos. Se inciuye solo como tendencia y sugerencia
de las tendencias de pobiación. Las categorIas raciales empleadas varIan de
curato a curato.
92
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 4
POBLACIÔN DE COMAYAGUA, HONDURAS, 1776
Curato
Espanoles
Comayagua
Ajuterique
Cururu
Sulaco
Silca
Giacias a Dios
Olanchito
Tôtales
218
5
00
20
8
80
58
389
Indios
00
695
1 079
98
151
1 525
00
354.8
Mulatos y mestizos
3880
544
27
732
575
2 289
700
8 747
Fuente:AGCA, A3, leg. 1749, exp. 28130.
a los niños indIgenas y de impartirles la doctrina cristiana. Nmgñn español fue reportado en esas tres comunidades.46
Ubicado también en La Verapaz, el ingenio San Gerónimo,
uno de los centros de mayor concentración de trabajadores en
condición de esciavitud (364 reportados), contaba con una p0blación mulata libre de 112 personas.47
Los desplazamientos tipo "hormiga", además del incremento
demográfico de ese grupo de población, hicieron que, a mediados del siglo XVII, existieran comunidades importantes de población negra, mulata y parda libre en Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panama.48 Esas comunidades dieron origen,
en algunos casos, a poblaciones especIficas, como la Puebla de los
Pardos en Costa Rica," o a grupos dominantes, como en el puer
to de El Realejo, en Nicaragua. Como milicianos, negros y mulatos demandaban la exoneración de los impuestos y el pago de salarios en la prestacion de sus servicios. Muchos se hallaban distribuidos en las areas urbanas, y otros tantos trabajaban la tierra, sin
haber conocido, la mayorIa de cUbs, el paso por la esclavitud.
Era comün, entonces, encontrar en los espacios de los españoles y de los indIgenas, a las liamadas castas, grupos mestizos en
46
47
48
49
AGCA, A3,
leg. 1749, exp. 28130.
Lowel Gudmundson. Op. Cit.
Si bien Panama no era parte de la CapitanIa General de Guatemala sinO parte
de lo que hoy seria Colombia la integramos por constituir una region articu
lath a Costa Rica.
La corona española hizo multiples intentos por asentar en sitios fijos a la po
blacin negra, mulata y parda libre para facilitar el cobro de los inipuestos y
tener acceso seguroa trabajadores.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
los que los descendientes de africanos representaban también un
papel importante. La gama de actividades era bastan,te amplia.
En los centros urbanos, los mulatos y pardos libres se desempeñaban como sastres, herreros, carpinteros, tejedores, zapateros, comerciantes y como empleados de servicios. En las areas rurales de
Costa Rica, como en Matina, por ejemplo, fueron arrendatarios
de tierras y cacaotales, y participaron activamente en el comercio
regional.. Y no era extraño verbs, en los pueblos de indios de
Guatemala y El Salvador, comprando en efectivo partes de las cosechas de cacao, que luego vendIan en las ciudades. Esta situación provocaba. la ira de las autoridades españolas, pues veIan disminuir las can tidades de cacao que los indIgenas debIan entregar
como tributo.
A través de los multiples intersticios de la economIa colonial,
los mulatos y pardos se introdujeron y se consolidaron en posiciones importantes para la sociedad como conjunto.
A finales del siglo XVIII, la diversidad centroamericana se
vio enriquecida con la liegada de los garIfunas, procedentes de
la isla de San Martin, y de los liamadOs "negros auxiliares" o
"negros .haitianos": africanos y afrocaribeños incorporados en
las milicias monárquicas de la isla La Española,5° quienes, des-.
pués de que España le cedió a Francia el territorio haitiano,
fueron obligados a exiliarse, UflOS a la Florida,5' otros a Cádiz y
los restantes a Centroamérica.
En 1824 la esclavitud fue abolida por la Federación Centroamericana. En cada uno de los Estados se formaron.juntas52 que
se encargaron de "indemnizar" a los propietarios y legitimar la libertad de los afrocentroamericanos, otrOs no conformes decidieron sacar a sus esciavos rumbo a Cuba donde la esclavitud seguIa
pujante.
50 Carlos Esteban Deive. Las emigraciones dominicanas a Cuba. Santo Domingo:
Fundación Cultural Dominicana. 1989.
51 Jane Landers. "Rebellion and Royalism in Spanish Florida". En: Gaspar y
Geggus. A Turbulant Time, The French Revolution and the Greater Carthean. Indiana University Press. 1997.
52 Franklin Alvarado. "Documentos relativos a la población afroamericana". En:
Revista de Historia. N11,39. pp. 272-285
100
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
COMERCIO DE ESCLAVOS
EN EL RIO DE LA PLATA
DURANTE EL SIGLO XVII
Liliana Crespi
ARCHWO GENERAL DE LA NACION, ARGENTINA
Durante el siglo XVH, miles de africanos desembarcaron en el
RIo de la Plata y fueron distribuidos por todo el territorio. Muchos de ellos llegaron hasta Chile y Peru, a través de rutas cornerciales trabajosarnente mantenidas. El particular emplazamiento
de su puerto, asI como la lejanIa de los centros de poder económico y politico, hicieron de Buenos Aires un puerto de arribo para el tráfico ilegal de esciavos.
A lo largo de este trabajo se pretende revisar el proceso de
comercialización de esciavos en el Rio de la Plata y las rutas recorridas por los tratantes.
Se realiza, además, una aprOximación al tema de las fuentes
documentales que actualmente se conservan en Buenos Aires y
que permiten el estudio de este proceso comercial.'
Situación legal del comercio
esciavista en el RIo de la Plata
Fundada en 1580, la ciudad puerto de Buenos Aires no tuvo
impedimentos para ejercer Su comercio hasta finales del siglo
Además de la bibliografla especIfica que sirvió de gula para este trabajo, se utilizaron manuscritos conservados en el Archivo General de la Nación. Fueron
seleccionadas, como las más representativas de los temas abordados, las siguientes series Acuerdos de la Real Hacienda, Acuerdos del Cabildo de Buenos Aires, Colección de reales órdenes, Cédulas y bandos, Expedientes de navIos de registro,. Libros contablesde esclavosingresados y decomisados, ProtocolOs de escribanos, Correspondencia de los ofici4les reales.
101
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Xvi. Su escasa población no demandaba un volumen importante
de intercambio, pero ciudades como Córdoba, Tucumán y, principalmente, PotosI, prometIan hacer de Buenos Aires un puerto
de intenso tráfico comercial de ultramar.
Tempranas informaciones documentales indican que ya en
1585 se produjo ci primer ingreso de esciavos a Buenos Aires,
gracias al permiso que obtuvo Francisco de Vitoria, obispo de Tucumán, para importarlos desde ci Brasil. Quedaba iniciada una
ruta marItimay fluvial que suplantarIa. con el tiempo a la terrestie de Asunci6n.2
A partir de 1590, se registran en Córdoba siete compañIas
que comercializaban con esclavos, las cuales, partiendo de Buenos Aires, ilegaron a Angola para adquirir esciavos destinados al
mercado rioplatense.5
Si bien el volumen de lo negociado no habIa adquirido aün
signos de gran envergadura, su incremento constante ya constituIa una amenaza para el monopolio ejercido por los comerciantes de Lima. Y la preocupación de estos y de los miembros del
Consulado de Sevilla llevó a que se dictara una Real Cédula, en
1594, la cual prohibIa el comercio de Buenos Aires con Brasil y
Angola, a pesar de que estos territorios pertenecIan a Portugal,
en ese momento unido a la Corona española. El ingreso de esclavos quedo expresamente prohibido.
La historia del comercio esciavista del RIo de la Plata durante
ci siglo XVII fue, a partir de entonces, una sucesión continua de
prohibiciones y permisos que, lejos de ejercer un control sobre
las transacciones facilitó su ilegalidad.
El incremento de la necesidad de mano de obra en todo el
territorio del Virreinato del Peru, tuvo su expresión más aita en
PotosI, donde el trabajo en las minas de piata absorbIa la población indIgena y contribuIa a su disminución. Salvo en Tucumán y
el Paraguay, los indIgenas aptos para ci trabajo eran escasos. La
introducción de esciavos podia paliar esa situación en forma más
rápida y menos costosa, siempre y cuando se hiciera por Buenos
Aires. Los altos precios pagados por los esclavçs en ci mercado de
Raül Molina. "Las pnmeras navegaciones del RIo de la Plata después de la fundacion de Garay En Revzsla de Hzstorza de America N2 45 1958 Mexico
Carlos Assadourian. "El tráfico de esciavos en Córdoba. De Angola a PotosI".
En: Cuadernos de Historia xxxvi. 1966. Univ. Nacional de Córdoba.
102
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Lima se debIan al largo camino que estos debIan recorrer desde
las ferias de Cartagena hasta el Peru. Desde Buenos Aires, el Camino se presentaba más directo y a precios cómodos. Pero los comerciantes monopolistas limeños no estaban dispuestos a permitir que el nuevo puerto capitalizara el comercio y presionaron
constantemente para que Buenos Aires permaneciera cerrado y
dependiente de Lima para su abastecimiento.
Las pretensiones de los limeños se favorecieron con toda la
normativa real: ordenanzas, la creación de aduanas interiores, cédulas de prohibición, el impedimento de uso de moneda, navIos
de registro y decomisOs, entre otras disposiciones.
Como contrapartida, en Buenos Aires se fue tejiendo una
red comercial que, amparándose en permisos, licencias, asientos
y, por supuesto, el contrabando, introdujo esciavos, y de paso
consolidó una nueva ruta de intercambio.
La internación de esciavos desde Buenos Aires a! Alto Perñ
era ya un hecho, en ocasión del dictado de una nueva disposición
real que renovaba la prohibición de la trata en 1613.
Si nos detenemos en el texto, vemos que el Consejo de Indias y el rey de España ya habIan tornado conocimiento de que
"ilegan al puerto de Buenos Aires, asI de los de Portugal, por vIa
del Brasil cEmo de Guinea [ ... ] muchos navIos con negros, vino,
fierro y otras mercaderIas", lo cual significaba una violación de lo
impuesto por la Real Cédula de 1602.
Asimismo, esas mercaderIas y esclavos "se süben a PotosI y a
toda la provincia de Charcas y ann se baja hasta Lima", lo que a
su vez implicaba la circulación de piata ilegalmente extraIda por
ci Rio de la Plata, para beneflcio de los portugueses, "contra gran
daño de mis vasallos y derechos reaies11 .4
Un informe elevado por ci oidor fiscal de la Audiencia afirma que los esciavos ingresados a! Rio de la Plata eran, en su mayorIa, procedentes del Brasil y Angola, que eran ilevados por tierra .hasta la provincia de Tucumán y el Reino de Chile y Peru, y
que conjuntamente con otras mercaderIas, representaban un vabr de 300 000 pesos a! aflo.5
Los vecinos de Buenos Aires trataron, en vano, de revertir la
prohibición. En 1615, ci Cabildo de Buenos Aires informó al rey
4
5
AGN, DivisiónColonia, Sala ix-14-7-2.
IbIdem.
103
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
sobre la necesidad de mano de obra esciava para los trabajos de
chacras y estanclas, ya que hasta el momento solo se contaba con
"algunos indios del Tucumán y unos pocos negros arribados a
trueque de nuestros frutos".6 Un año más tarde se voiviO a pedir
permiso para lievar esclavos de Angola, pues los entrados en años
anteriores habian sido lievados al Peru por mercaderes que de
ahI Ilegaban con plata para pagarlos a los tratantes portugueses.7
La falta de esclavos se agravó con las pestes de los años 1621,
1627 y 1642, las cuales diezmaron la población de color y la mdlgena, por lo que los cabildantes siguieron elevando, sin éxito, solicitudes de permiso de trata
Se solicitaba que los vecinos pudieran ir directamente a Angola a buscar esclavos, pues las viruelas habIan consumido a muchos de elios, lo mismo que a los indIgenas, y que esos esclavos
fueran comprados a trueque de sus productos agrIcolas. PedIan
también una merced para los vecinos de sacar a! Perñ 300 esclavos, de los 600 anuales, y de su yenta pagar los derechos a la Real
Caja de PotosI. Esto ültimo lo solicitaron en ci entendido de que
"en Perñ los esclavos serán bien vendidos, pues los que vienen de
Cartagena son muy costosos".8
Nuevas peticiones se sucedieron hasta cumplida la mitad del
siglo, pero el Cabildo no iogró revertir las prohibiciones reales
sobre los esclavos.
Como dijimos, con la idea de mantener en pie un sistema monopolista ya caduco, se mantuvo la prohibición del comercio de Buenos
Aires con las provincias interiores y ci Peru. Esto lo reafirma en 1675
ci virrey, cuando dice que "Si se hallaran abastecid4s las provincias de
arriba, no tendrIan salida los empleos que se hiciesen en Portobello, y
las mercaderlas que entrasen por Panama, con el beneficio concedido
a las ties provincias serla en ruina y detrimento de todas las demás".9
Además de los ocasionales permisos otorgados por la Corona, que faciiitaban ci ingreso a Buenos Aires de pequeñas cantidades de esclavos, existIan otros medios de introducirlos. La obtención de las llamadas "licencias de negros" permitIa la cornercialización de esclavos en pequeña escaia. Estas eran tantas como
6
7
8
9
AECBA. Acuerdo del 30 dejunio de 1615.
AECBA. Acuerdo dejulio de 1617. Instrucciones
dadas a! Procurador Rafael
Maldonado,
AECBA. Acuerdo del 27 de septiembre de 1634.
Manuel Trelles. Registro EstadIstico de Buenos Aires. Tomo II. 1867. p. 49
104
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ci nümero de personas esciavizadas, y la persona que las obtenIa
podia ocuparse personaimente de ilevarias o ceder parte o el total de ellas a otros comerciantes.
Las licencias de esciavos eran concesiones rnuy bin valoradas, al punto que se utilizaban para pagar servicios prestados a la
Corona, o bien para remunerar a los oficiales reales. El rey, la casa de contratacion o los virrcyes usaban también estas licencias
graciosas para otorgar ayuda económica a los cabildos o a vecinos
beneméritos.
Pero, silos permisos y las licencias solucionaron parcialmente ci problema de falta de mano de obra, ci instrumento más
efectivo para ci ãbastecimiento de esciavos fue, sin duda, ci
"asiento". Durante la primera mitad del siglo, los contratos fueron hechos preferentemente con portugueses; más tarde, con genoveses; y finalmente en la segunda mitad del siglo, con una mayoritaria presencia de comerciantes holandeses. Sin embargo, solo unos pocos de estos contratos preveIan la introducción de esciavos por ci RIo de la Plata.
Con la scparación del reino de Portugal de la Corona espaflola, en 1640, la trata de esciavos se vio prácticamente interrumpida por una década. Entre 1650 y 1660, la Casa de Contratación
administró directamente ci comercio de esciavos, del que Buenos
Aires fue nuevamente privado por Real Cédula de 1658.
Desde 1660 hasta finales del siglo, la Corona firmó numerosos asientos con comerciantes de diversas naciones, especialmentc con los de origen holandés. Baltasar Coyrnans fue ci más favorecido de todos ellos, ya que, primero en sociedad y luego en forma particular, firmó contratos de asientos entre 1679 y 1694.
Pcro, a pesar de los asientos y del control que de cilos se desprendIa, ci mayor ingreso de esciavos a! RIo de la Plata se reaiizó
por contrabando. La normativa vigente permitio canalizar parte
de este y convertirlo en comercio iegai.
Los decomisos y los manifiestos fueron las formas más cornunes que permitieron, en cierta forma, una lcgalizacion del contrabando.
Los decomisos de esciavos y de mercaderIas en barcos arribados sin permiso y su posterior remate, fueron moncda corriente durante ci siglo xvii. Portugueses primero y holandeses después, mantuvicron un tráfico paralelo, con la anuencia de gobernadores y oficiales reales, y adoptaron la modalidad de dejar de105
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
comisar sus cargamentos para luego comprarlos por medio de
testaferros, una vez dispuesto su remate.
Los precios alcanzados en las almonedas demuestran la yentaja económica que esa practica significaba para los tratantes Cada pieza oscilaba entre 75 y 130 pesos, suma hasta cuatro veces
menor de lo que se pagaba en ci mercado, por lo que constituIa
un negocio redituáble también para quien comercializaba los esciavos dentro del territorio.
Resta comentar sobre la practica de "rnanifestar"esclavos. Esto consistla en declarar la posesión de esciavos ingresados sin iicencia, de forma tal que quedaran legitimados, pagando previamente los derechos correspondientes. Estos manifiestos, realizados a lo largo del siglo XVII, no hacen más que confirmar ci contrabando esciavista ejercido desde Buenos Aires.
Los manifiestos, por lo general, los haclan vecinos que p0seIan unos pocos esciavos, y que, indirectamente, declaraban haberlos comprado en ci mercado ilegal. Era una práctica particularmente redituabie por los bajos precios que alcanzaban en las
tasaciones y por los beneficiosos plazos que se concedIan para los
pagos.'°
Es notorio cómo los decomisos y los manifiestos representaron para la Corona la posibiiidad de tener un ingreso permanente de dinero que, de otra forma, no se hubiera producido.
Pero no solo las arcas reales resultaron beneficiadas, sino que
también lo fueron los contrabandistas, los comerciantes y los disEribuidores, los vecinos y los funcionarios. El dinero producido
en ësas operaciones fue utilizado muchas veces para pagar sue!dos o para realizar obras en la ciudad. Sirva como ejemplo el
destino de 9 000 pesos procedentes de decomisos, que se utilizaron para obras de la catedral (suma importante si se tiene en
cuenta que la renta fija de esa iglesia era de 100 pesos)."
No debe resultar extraño que, con una legislación tan fácil
de eludir, el comercio esclavista se fuera afianzando a lo largo de
los años en todo ci territorio riopiatense. Se extendió, a pesar de
las dificultades geográficas que los tratantes debieron sortear
10
11
AGN. Div. Colonia. Acuerdos de la Real Hacienda, Sala ix-13-8-7.
AGN. COlección Biblioteca Nacional, Leg. 215. Real Cédula del 10 de mayo de
1663.
106
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
para distribuir a los esciavos por malos caminos y a lo largo de
tierras deshabitadas.
Las rutas de. comercialización
Las vIas comerciales que se trazaron en el territorio rioplatense, desde su colonización hasta el siglo XIX, no fueron sino
una combinación entre los antiguos caminos prehispánicos y los
que se fueron delineando segñn las exigencias de comunicación
de los nuevos pobladores.
La vindulación de Buenos Aires con la red incaica que partIa
del Cuzco Ilegaba hasta Tucumán y Cuyo, en el actual territorio
argentino, consumió grandes esfuerzos por parte de comerciantes y transportistas, quienes combinaron la utilización de enormes carretas con métodos indIgenas para cruzar los rIos, buscar
agua potable o tener acceso a los pasos andinos.
El principal obstáculo para las comunicaciones interiores lo
constituIa el hecho de que, para unir nücleos poblacionales menores, era preciso atravesar kilómetros de tierras deshabitadas. Se
fundaron ciudades para afirmar el dominio español en el territorio, pero sin realizar el esfuerzo de construir nuevos caminos o
mejorar los existentes. Las recuas de mulas, las carretas y los correos recorrIan caminos que el mismo tráfico iba trazando.
Por qué, entonces, se mantuvo desde tan temprana época el
vInculo entre Buenos Aires y las pequeñas ciudades del interior, y
por qué dentro de las transacciones el cOmercio de esciavos fue
creciendo a lo largo del siglo?
La respuesta a estas interrogantes no puede circunscribirse
solo a la alta capacidad de consumo del centro mmero de PotosI
(hoy Bolivia).
Si bien la zona de producción de plata era el principal destino de las mercancIas y de los esciavos llevados a Buenos Aires, no
es menos cierto que las ciudades que se hallaban a lo largo de la
ruta aJ Alto Prü también generaron su propia dernanda de esciavos y de mercancIas.
Historiadores argenlinos como Assadourian, Tandeter y Moutoukias han explicado largamente cómo las diferentes regiones
interiores del RIo de la Plata producIan "frutos de la tierra" y demandaban medios de producción y de subsistencia, independien107
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
temente del mercado de plata. Esto significa que ejercIan un comercio que los vinculaba entre Si, además de conectarlos con las
zoflas mineras.'2
Ala vez, esas areas productivas mantenIan, de un modo u
otro, un vInculo comercial con Buenos Aires, ciudad, que si bien
no revestla mayor importancia como nücleo poblacional, contaba
con la enorme ventaja de tener un puerto con salida a! Atlántico.
Los registroS documentales sobre ci ingreso de esciavos a
Buenos Aires, sea en forma legal o por contrabando, permiten
inferir que el flujo fue constante, y muy por encima de las posibilidades de absorción por parte de los vecinos de Buenos Aires.
Esos esciavos fueron, en su mayor parte, comercializados a lo
largo de las rutaS terrestres que vinculaban ci puerto de Buenos
Aires con Chile, Peru y Asunción del Paraguay.
En la zona de las miñas de plata de PotosI, ci laboreo estuvo
en manos de trabajadores indIgenas sometidos a trabajos forzados. Pero las actividades propias de una próspera población de
100 000 h.abitantes dem4ndaban importantes cantidades de esciavos. Las casas particulares, los talleres artesanales, los hospitales,
las autoridades comunaies y la Iglesia Católica los ocupaban en
gran nümero.
Si bien la provision de esclavos estaba legalmente a cargo de
los comerciantes limeños que los ilevaban desde Cartagena, los
que Se comercializaban desde Buenos Aires resultaban mucho
menos costosos. A la vez representaban, grandes ganancias para
los contrabandistas que los introducIan desde ahI.
Pero no solo la zona minera consumIa trabajo de esciavos.
Las tareas agrIcolas y ganaderas de Córdoba, Salta yJujuy no podIan ser asumidas por sus escasos vecinos y pobladores. No, al
menos, si pretendian comerciahzai sus excedentes en los distintos puntos de la ruta comercial.
Tucumán, por ejemplo, fue un importante centro algodonero, secundado por Santiago del Estero y Catamarca. El talado de
bosques para construir carretas, en una forma artesanal, que garantizaba ci seguro transporte de hombres y mercaderIas, consumIa la escasa mano de obra disponible.
12
Son sumamente ütiles los datos que aporta ZacarIas Moutoukias respecto del
comercio ilegal y su distribución En: Contrabandb y contrOl colonialen el siglo xvii.
CentrO Editor de America Latina. 1988.
10
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
La zona de Cuyo producIa vinos, pasas y aceites, que cornercializaba tanto en Peru como en Buenos Aires. El Paraguay, además de contar con una pe4ueña industria n4viera para el transporte fluvial, producIa azücar y yerba, elementales para el sostenimiento de los indios encomendados a la minas.
Las ordenes rehgiosas, en especial la Compañia de Jesus, utilizaron en sus estancias, talleres, colegios y hospitales, una importante cantidad de esclavos.
Buenos Aires, en cambio, no contaba con un nivel productivo de significacion. De hecho, sus habitantes producIan apenas lo
indispensable para subsistir. Todo lo comercializado al menudeo
en sus tiendas y pulperIas era Ilevado del interior o de España.
to que si habla era una fuerte presencia de comerciantes y
consignatarios, quienes se encargaban de distribuir esclavos por
las regiones arriba descritas.
Seguin consta en los testamentos, algunas familias pudientes
empleaban esclavos para trabajos domésticôs o tareas de campo.
Otras los ocupaban en tareas artesanales. El Cabildo les encargaba trabajos püblicos.
Pero no fue sino hasta en el siglo XVIII cuando la utilización
de mano de obra esclava se generalizo en las tareas agrIcolas y ganaderas de chacras y estancias y se incorporó definitivamente a la
vida doméstica de Buenos Aires.
Tanto en el siglo XVII como en ci siguiente, tres rutas principales conectaban Buenos Aires con el Peru, ci reino de Chile y la
provincia del Paraguay.
La primera de ellas unIa Buenos Aires con Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy, para finalizar en PotosI,
con un recorrido de 540 leguas. Se conservan registros documentales que hablan incluso de que se revendIan esclavos en Lima.
La ruta que iba hacia Chile totalizaba 370 leguas. Pasaba por
Córdoba, San Luis y Mendoza, y llegaba hasta Santiago y ValparaIso, luego de atravesar los pasos cordilleranos. La dificultad de esa
ruta estribaba en que estaba cerrada durante la mayor parte del
año. Dc hecho solo entre los meses de noviembre y marzo la disminución de los hielos permitla ci paso de las caravanas.
Para Ilegar al Paraguay se seguIa la ruta que remontaba el Paraná, pasaba por Santa Fe y Corrientes y terminaba en Asunción,
luego de un trayecto de airededor de 200 leguas.
109
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Cômo dijimos anteriormente, en los airededores de Asunción existIa una pequeña industria naviera que permitia la construcción y la reparacion de barcos aptos para el tráfico fluvial. Sin
embargo, la ruta terrestre era la preferida, pues demandaba menor infraestructura, aunque ocasionalmente la ruta fluvial también era utilizada por los contrabandistas.
Además de esas tres rutas, cuya utilización era la más habitual, existla otra que permitIa la comercialización de esclavos ingresados por medio de contrabando.
Nos referimos al camino que desde Sacramento (actual Uruguay) cruzaba el RIo de la Plata hacia Buenos Aires, o bien remontaba el rio Paraná para hacer pie en Santa Fe y desde ahI dirigirse al Norte (por tierra hacia el Peru o siguiendo el rio hasta
Asunción). Si bien las dificultades de esta ruta eran mayores
pues exigla una combinación de navegación fluvial y transporte
terrestre, tenIa como contrapartida la posibilidad de eludir los
controles del contrabando que se hacIan en el puerto de Buenos
Aires.
Esa ruta permitió la presencia fructuosa de comerciantes del
Brasil en el RIo de la Plata, a lo largo de todo el siglo XVII. Hacia
1680, cuando se fundó la Colonia del Sacramento, la expansion
portuguesa hacia los territorios del sur se consolidó y se concreto oficialmente lo que ya se venIa produciendo de hecho.
Además de las conexiones fluviales y terrestres, Sacramento
ofrecIa a los contrabandistas un lugar seguro donde refugiar sus
naves, con la posibilidad también de aprovisionarlas de sebo y de
cueros vacunos, gracias a la importante cantidad de ganado cimarrón que habIa en los airededores.
AsI, los traficantes obtenIan metálico del Alto Perñ (por supuesto, ilegalmente sacado) a cambio de sus esclavos, y podIan
aumentar sus ganancias Ilevando cueros y sebo a sus lugares de
origen.
También resultaron beneficiosos los con tactos con el Paraguay, donde las misiones de los jesuitas absorbIan parte de las
mercaderIas y de los esclavos obtenidos ilegalmente.
En Buenos Aires, la comercialización de esclavos ilegales se
realizaba al por menor en tiendas y pulperIas, o en pequeños Ianchones escondidos en diferentes puntos de la costa.
110
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
La actividad comercial de la Colonia del Sacramento no se
mantuvo solo por el contacto con, Brasil, sino que se vio incrementada, además, con arribadas de navIos franceses e ingleses.
El recorrido de las rutas descritas continuó más aIlá del siglo
xvii y ci contacto entre las ciudades principales se mantuvo, a pesar de que los lImites del aritiguo Virreinato se redujeron considerablemente.
Fuentes para el estudio del tráfico
de esciavos en el siglo XVII
El Archivo General de la Nación, con sede en Buenos Aires,
conserva las fuentes manuscritas que permiten tener una vision
del proceso esciavista en ci RIo de la Piata.
La 'falta de series documentales completas referidas al cornercio y a la introducción de esciavos durante el siglo Xvii puede cxplicarse por ci hecho de que Buenos Aires era una Gobernación
que dependIa del Virreinato del Peru.
Por cuestiones de orden administrativo, la documentación
sustantiva se producIa en Lima o se enviaba a ese lugar, al no
existir en Buenos Aires instituciones rectoras como la Real Audiencia, el Tribunal de Cuentas o la Aduana.
Sin embargo, las fuentes conservadas permiten conocer detalies del comcrcio de esciavos, aunque no las cifras rcales del t.ráfico desrro1lado durante ci siglo xvii.
Segün los actos que mencionan, podemos dividir las fuentes
documentales de la siguiente manera:
GOBIERNO YADMINISTRACION
Correspondencia degobernadores
Actas y expedientes del Cabildo
Normativa real
JUDICIALES
Autos de gobernadores
Expedientes tribunales menores
Protocolos notariales
ECONOMICOCONTABLES
AcuerdOs de Real Hacienda
Libros de decomisos
Librosde ingreso de esclãvOs
Libros de cobro de, alcábalas
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Los documentos de orden gubernativo son particularmente
importantes, puesto que reflejan, a través de ordenanzas, céduläs
y bandos, la actitud de la Corona frente al tráfico rioplatense. En
el caso que nos ocupa, la reiteración de las prohibiciones de trata
y la presencia de registros de ingreso de esclavos permiten cornprobar la existencia de un comercio ilegal, avalado por las mismas autoridades locales.
Los expedientes que pertenecIan al Cabildo, asI como los
acuerdos, reflejan la necesidad de mano de obra esçlava en la región y la imposibilidad económjca de adquirirla. Esto confirma
que, durante el siglo xvii, Buenos Aires fue un punto de introducción, pero no de permanencia de esclavos.
Las fuentesjudiciales proporcionan información sobre el empleo de esclavos en la vida cotidiana de la ciudad. La más rica mención se encuentra en los Protocolos Notariales, a través de cartas dotales, testamentos y legados. A partir del dictado de una Real Cédula, en 1685, fue obhgatoria la inscripción, ante escribano pñbhco,
de la compra o yenta de uno o más esclavos, cuantas veces se produjera. Esta docurnentación pci-mite conocer detalles de las transacciones, asI como los precios del mercado.
Los documentos de carácter económico reflejan la existencja
de un sistema impositivo que gravaba el comercio de esclavos desde que estos liegaban al puerto. Gracias a esos documentos se
pueden obtener detalles de la actividad de los Factores de Asientos, de los remates de esclavos decomisados y del ingreso de dinero a partir de los manifiestos. También se obtienen nombres de
comerciantes y de consignatarlos, asi como también de quienes
estaban encargados de lievar hasta Lima los caudales que se producIan con ci tráfico. Además, proporcionan información sobre
la ilegada ilegal de navIos esclavistas, con detalle de su nacionalidad y carga.
Por lo visto, toda esa docurnentación es valiosa para la cornprensión del tema, aunque la posibilidad de conocer la verdadera
cifra de africanos que entraban por el puerto de Buenos Aires sea
prácticamente nula.
Más allá de los datos cuantitativos, las fuentes conducen hacia un mayor conocimiento del fenómeno esciavista en el siglo
XVII, tantas veces minimizado.
112
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Conclusiones
Buenos Aires fue, desde su fundación, un caso particular
dentro del territorio del extenso Virreinato del Peru. Su puerto,
una tentacióñ para ci contrabando yuna puerta abierta para una
posible invasion extranj era.
Prácticamente, durante todo ci siglo XVII, la corona se empeñó en clausurarlo, contradiciendo la necesidad de mantenerlo
pobiado parasu defensa. Sin embargo, y a pesar de los firmes intentos reales de controlar toda transacción comercial, Buenos Aires fue una aiternativa para sacar los excedentes de los productos
regionales y para desviar el metálico, eludiendo el sistema monopolista imperante.
Los esciavos se comercializaron, en forma legal e ilegal, a lo
largo de todo ci territorio, y formaron p rte de una cadena comercial que vincuió el RIo de la Plata con Africa!
En la siguiente centuria, las poblaciones crecieron, y con
elias sus areas productivas y sus demandas de fuerza de trabajo.
La polItica borbOnica de Asientos de Negros con compañIas extranj eras tendió a solucionar este probiema e invistiO al puerto
de Buenos Aires como centro de distribuciôn de esciavos.
Los caminos utilizados en esta empresa fueron los mismos
que habIan recorrido los traficantes del siglo anterior.
En 1776, Buenos Aires fue elevada a la categorIa de cabecera
del Virreinato del RIo de la Plata, con io que, obtuvo asI nuevas
prerrogativas econOmicas y polIticas.
Se priviiegio, entonces, ci comercio marItirno por sobre ci terrestre. Fueron cada vez más frecuentes los contactos con Africa,
y ci comercio humano se combinó con exportaciones propias del
RIo de la Plata.
Hacia fines del siglo XVIII, Buenos Aires ya habIa consolidado
un circuito comercial estabie, el cual abarcaba, además de Europa, ambas costas de America y Africa.
113
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
LA REAL COMPANIA DE INGLATERRA
YEL TRAFICO DE ESCLAVOS EN EL
VE1ACRUZ DEL SIGLO xviii, 1713-1748
Antonio Garcia de Leon
UNIVERSIDAI NACIONAL AuT6N0MA DE MExico
El "asiento ingles", o sea la concesión exclusiva de la trata de
esciavos otorgada a los ingleses por la Corona españoia desde
1713, señala ci fin de la introducción masiva de africanos esciavizados a Mexico La compañIa inglesa hizo las üitimas importaclones a gran escala, rnuy relativas, también, si se les compara con las
del siglo anterior, en una Nueva España cuya población de indios
y castas se repOnIa demogr5ficamente. La sociedad mexicana de
aquel entonces vivIa un crecimiento sostenido gracias al auge de
la plata, en el cual la fuerza de trabajo indIgena se hallaba en franca recuperación, y en el que los procesos de movilidad social y
mestizaje hicieron que la población de origen africano fuera rápidamente absorbida en ci conjunto de una muy variada sociedad.
Esta situación, en términos de la coyuntura general histórica (y de
la conformacion de esa sociedad en ci siglo XVIII), trascendio hasta el futuro, pues, de hecho, muchas de las diferencias actuales en
el peso y en la composición de la poblacion entre Mexico y gran
parte del Caribe insular se explican por esa decreciente importancia de la trata de esciavos africanos, desde mediados de un siglo
marcado por las reformas borbónicas.
Las huellas de la compañIa inglesa
Asimismo, la vida veracruzana de los primeros años del siglo
XVIII cstá fuertemente influenciada por las actividades de la Real
115
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CompañIa inglesa —la South Sea Co. o "CompaflIa de los Mares del
Sur"— que, después de los Tratados de Utrecht (1713), obtuvo de la
Corona la concesión para introducir esciavos en la America colonial española. Veracruz fue uno de los principales puertos del continente autorizados durante los veintiocho años que duró ese contrato: de hecho lo fue hasta la guerra de 1739, con efectos pOsteriores hasta 1748 y 1750, cuando la Corona se vio obligada a indemnizar a la compañIa. Los de ms puertos americanos habilitados para
este tráfico fueron La Habana, Santiago de Cuba, Cartagena de Indias, Portobelo, Panama y Buenos Aires. En tráflcos locales, la trata
inglesa penetró también a Campeche, Maracaibo, Caracas, Guatemala, Puerto Rico, Santo Domingo yRlo de la Hacha.
Gracias a una rica documentacjón hallada en ci Archivo General de la Nación, de Mexico, —principalmente en los ramos de Marina, Reales Cédulas Originales e Inquisición—, lo mismo en el Archivo General de Indias de Sevilla y en algunos registros existentes
en Londres (British Museum y Public Record Office), es posibie
precisar tanto el nñmero de "piezas de Indiás" introducidas a la
America española en general y a Veracruz en particular, como sus
orIgenes en la costa occidental de Africa y en algunas posesiones
británicas o portuguesas del Caribe insular. De hecho, el centro de
acumulación y reparto de esciavos fue intalado en Barbados yjamaica, que eran muy importantes como puntos de distribución de
contrabando inglés, además de las islas de Curazao, San Cristóbal y
San Eustasio, que aparecen también como centros de origen en los
registros ingleses y en los de Nueva España.
En todas esas fuentes se pueden. detectar también las denuncias de contrabando que la compañIa realizaba paralelamente, ci
monto global de sus operaciones en America y los privilegios económicos y politicos que los factores o representantes de la cornpañIa lograron acumular en Veracruz y en toda Nueva España.
El contrato original, impreso, permite evaluar la profundidad
de las desventajas de España ante Inglaterra, asI como la forma como los ingleses —utilizando ci tráfico de esclavos como un caballo
de Troya— lograron penetrar a fondo ci mercado interno de la
Nueva Españaylos de otras provincias americanas, poniéndolos a
su disposición para la yenta de sus manufãcturas (ropa, licores, papel y herrerla, principalmente), y con ello, sentando las bases para
ci posterior boom de la revolución industrial que, como sabemos,
estuvo principalmente centrada en la industria textil, y, en gran
116
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
medida, financiada por estas actividades y por la transferencia hacia Inglaterra de una buena parte del "tesoro americaiio"
La Real CômpanIa
en el contexto internacional
La hegemonIa de Inglaterra en el contexto de la paz de
Utrecht marca el fin de la "primera guerra mundial" por la repartición del planeta. La penetración inglesa al mercado de las Indias españoias, un deseo largamente acariciado, se vio ampliamente favorecida por el resultado de esa guerra.
La Guerra de Sucesión española (1702-1713), que marco la
sustitución de la dinastIa de los Austrias por la de los Borbones,
fue de hecho un comIate entre las potencias por el cuerpo inerte
de la monarquIa española,, una primera guerra mundial para repartirse ci mundo usando como pretexto la sucesión de un imperio decadente. Y es que el primero y más inmediato problema
con que tuvO que enfrentarse la nueva dinastla borbónica .de España, representada por Felipe V, antes Felipe de Anjou, nieto de
Luis XIV de Francia y de Maria Teresa (la hija de Felipe IV de España, cuyo matrimonio habIa logrado una de las alianzas dinásticas más importantes del siglo xvii), fue que su ascenso. al trono
de España —al morir sin hijos ci ültimo de los Habsburgo, Carlos
H—, desencadenó la Guerra de Sucesión española. Esta contienda
puede ser considerada la primera guerra mundial, ya que los cuatro beligerantes principales (España, Inglaterra, Francia y Austria) lucharon en toda Europa y en sus respectivos imperios ultramarinos, sobre todo en territorio americano. La inoperancia de
Francia para defender a la decadente monarquIa española, y su
derrota en esta guerra, hicieron hegemónica la presencia de Inglaterra. Al terminar ci conflicto, España se encontraba sin una
armada de guerra adecuada, y dependIa de los buques franceses
para sus contactos comercialcs y para proteger sus fiotas, asI como para enviar a España ci tesoro anual de las Indias. Privada de
la mayor parte de sus antiguas posesiones europeas (sobre todo
Nápoles y los PaIscs Bajos), fue literaimente forzada a ceder, a tra
yes del asiento de negros, una participación oficiai en el cornercio imperial a su principal enemigo, la perfida Albion [ ] obligada
también a romper el. anterior contrato con la compañIa francesa,
117
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
la CompanIa de Guinea, que hasta entonces habIa tenido la concesion de un mercado de esclavos bastante deteriorado.
La CompanIa de Guinea fue asI bruscamente suplantada, y, por
Cédula del 26 de marzo de 1713, la compañIa inglesa entró en el
ejercicio del nuevo asiento. En virtud de este contrato, los ingleses se comprometieron a introducir en los dominios españoles de
America 144 000 esclavos en treinta años, contado el tiempO a
partir del 1° de mayo y a razón de 4800 anuales. Se contarIan en
"piezas de Indias": de 7 palmos de estatura (de 9 pulgadas cada
palmo, lo que darIa una medida ideal de 63 pulgadas, es decir,
1.60 metros de estatura), no tenIa que ser viejo ni tener defectos.
PagarIan 33 pesos escudos de plata y un tercio, en lo que estarIan
cubiertos todos los derechos sin que se les pudiese pedir otro. Este impuesto recaerIa sobre los 4000 introducidos cada año, y del
impuesto de los 800 restantes, "le hacIa merced el rey a la compañIa", es decir, no se cobraba. En Nueva España y Tierra Firme, los
esclavos introducidos se podrIan negociar a más de los 300 pesos
por cabeza masculi.na.1
El contrato obtenido era muy ventajoso a los intereses de Inglaterra, pues el factor inglés, en cualquiera de los puertos autorizados podria, previo permiso de los gobernadores de cada plaza,
visitar las naves de cualquier nacionalidad que Ilegaran a las costas americanas, y los esclavos de contrabando que encontraran en
ellas (Ilamados "piezas de precio") serIan decomisados —siendo
previamente "indultados" como si fueran ellos los infractores— y
entregados a la compañIa sin costo alguno. Los rezagos de productos perecederos que ilegasen en los buques de esclavos, que
habIan servido par4 el alimento de la tripulación y la carga, p0drIan venderse con intervención de los oficiales reales. Las naves
de la compaflIa gozaban también de la facultad de poder ir libremente de un puerto a otro, libertad. que no tenIan ni siquiera las
propias naves españolas, y de regresar indiferentemente a España
o a Inglaterra. Tanto el rey de España como el de Inglaterra serIan accionistas de esta "compañIa por acciones", dueña de un
mercado tan cautivo como sus mercancIas humanas, y ambos monarcas designarlan dos directores que residirlan en Londres.2
Eduardo Arcila Farlas. Refonnas económicas del siglo xviii en Nueva Espana. México: Sep Setentas 117. 1974. pp. 70-73.
Peggy K. Liss. Los imperios trasatlánticos. Las redes del comercio y de las revoluci ones
de independencia. Mexico: Fondo de Cultura Económica. 1989.
118
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Pero, a pesar de que hay bastante precision en las condiciones del contrato, to que habrá a lo largo de los veintisiete años
efectivos que duró el contrato será una constante pugna, pues ci
monarca españoi trató por todos los medios, cuando no cedIa en
exceso, de sacudirse las condiciones impuestas. Ingiaterra, por su
parte, que se quejaba de que los españoies le imponIan impuestos locales y otras trabas, abusó de sus derechos en muchas ocasiones, y buscó por la vIa de la fuerza nuevas ventajas. El contrato,
que debIa concluir y renovarse en 1743, cesó en la práctica a partir de la gUerra desatada en 1739, con ci estailido de la "gilerra
de la oreja de Jenkins", cuya responsabilidad recae casi enteramente sobre la compañIa.3 Los ingieses incumplIan en ci pago de
impuestos y derechos al fisco español y de las utilidades debidas
al rey. Por su parte, los funcionarios reales españoies de cada
puerto ponIan multiples trabas y pretendIan cobrar a la compañIa derechos que no aparecIan en el contrato. El rey de España
tampoco habIa cumplido con ci reintegro de ciertas sumas, y ambas partes interpretaban, cada una a su manera, tanto ci plazo de
caducidad del monopolio como aspectos diversos de las condiciones pactadas.
Pero la compañIa. no solo obtuvo ci comercio exciusivo de esclavos, sino que logró también un permiso para conducir todos
los años un navIo con 500 toneladas de mercaderIa inglesa, ci hamado navIo de permisión, que hlegaba a Veracruz, Cartagena y Portobelo. Pasados los añcs, ci navIo era acompañado por toda una
flota multiplicada que introducia de contrabando más del tonelaje autorizado.4 Otra licencia Ic permitIa introducir un navIo de
300 toneladas en las isias Canarias. Y, como de. 1714 a 1716 la
compañIa no pudo despachar el navIo de Indias, dejando con
eiio de embarcar 1500 toneladas, se convino que para "indemnizarla" durante los diez años siguientes, hasta 1727, ci navIo serIa
de 650 toneladas, con aigunas libertades, como veremos.5
3
4
5
Liss. Op. Cit.
Sobre estos abusos vease por ejemplo AGN Reales Cedulas originales pp
44, 122: 291-296 v. 3 de diciembre de 1724. "Contra excesos de la Real
CompañIa..."
Comunicación deJcsé Patiño, Sevilla, 21 de.julio de 1732: "... que se haga el arqueo, y que si excediese en 6, 8 o 10 toneladas, no se haga novedad, pero que
pasando estas haya de ser con la reserva a. rebatir las del inmediato bajel las
que en estas se hallaren de más. Si hubiera 50 toneladas más de las 650 se impugnará su admisión..." AGN, Reales Cédula.s original€s 55, 29/30: 91-107 v.
119
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
La relación de este mercado "cautivo" con el tráfico de esciavos y el auge de la manufactura y la revoiución industrial inglesa,
son también temas apasionantes de esa antigua "giobaiización"
del pianeta. La forma como Inglaterra domino al mundo y "resemantizO" ci comercio, dándole otro sentido a La frase "libre comercio", tienen su arranque en esa onerosa concesión, cuyas bases eran en realidad poco competitivas.
En esto, Adam Smith, en ci capItulo VII, referente a las cobnias, de su monumental Investigación sobre la naturaleza y causas de
la riqueza de las naciones, y cuya primera edición se remonta a 1776
(precedida de multiples trabajos escritos) ,6 considera que la existencia de las compañIas más bien entorpeció ci libre mercado y
ci desarroflo industrial: la trata de esciavos era más una rémora
que un factor de avance y pesaba demasiado sobre ci verdadero
cuerpo del proyccto hegemonico inglés, que pretendIa ci control
de los mercados interiores de las Indias españolas, y, en especial,
de la Nueva España: ci precio por pagar, era tan alto, que ci mismo Smith, gran promotor del crecimiento de la economla ingicsa, omite hablar con detalles del tráfico de esclavos que factores
de su pals realizaban en Africa. Y, por sobre todas las vcrsiones actualcs que atribuyen a la administración coionial española un alto
grado de ineficiencia y corrupción en su trato con la compañIa,
Adam Smith arremete más bien contra los mismos vicios, pero
ponicndo ci acento en ci lado inglés. Yes que la compañIa tenIa
serias dificultades con los accionistas, lo mismo que con otras
compañIas inglesas, con la Corona británica y con los armadores
de Bristol y Liverpool.
Segün Adam Smith, cs faisa La idea de que cs necesario ci
gran capital de una sola compañla para desarrollar una cconomia
nacional. Yes que en ci caso de la South Sea Co., esta se inscribe
dentro de un proceso de conccntración de capitaics que se estaha dando en Londres, entre ricos comerciantes, sociedades anónimãs y bancos, o entidades no muy definidas que realizaban todo tipo de actividades financicras desde finales del sigbo XVII, y
que, a La postre, llevarlan a que en ci siglo siguiente (para unos
en 1713 y para otros en 1760) Londres se convirtiera en ci centro del capitalismo mundial, dcsplazando a Amsterdam, posición
6
Confrontar Adam Smith. Investigacion.so&e la naturaleza y causas de la riqueza de
las naciones. Mexico-Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 1958.
120
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
hegemónica que acapararIa por dos siglos, por lo menos hasta la
crisis de 1929:
"En 1695 existIan en Inglaterra al menos 140 compañIas con
un capital total de 4 250 083 libras esterlinas, el 50 por ciento del cual estaba invertido en tres empresas, la East India
Company, la African Company y la Hudson s By Company, todas
ellas con sede en Londres. En 1717 el Banco de Inglaterra,
con un capital de solo 720 000 libras esterlinas en 1695, estaba valorado en 5 500 000 libras esterlinas, y el capital total de
las compañIas que existIan por entonces superaba los veinte
milones".7
La dave, para el desarrollo posterior del capitalismo inglés,
es que muchas compañIas se habIan creado precisamente con el
propósito de atraer capitales para la industria. En gran medicia, y
segün Smith, estos prometedores comienzos fueron opacados
por las especulaciones de la compañIa, que introdujo esclavos
africanos a la America española, lo que creó lo que hoy llamarIamos una "burbuja" inflacionaria. No en vano a la compañIa se le
liamaba también la "South Sea Bubble", la quimera de los mares
del sur. De allI que el posterior auge industrial más .bien se apoyara en prestamos bancarios y en alianzas familiares y religiosas.
Y es que segün Smith, las compafiIas son monopolios opresores,
como la Real CompañIa Mricana, que, al perder sus privilegios
exciusivos y someterse a la competencia, terminaron pot fracasar. Smith tarnbién considera que el famoso navIo de permisión
que los ingleses introducIan en Nueva España, no garantizó el
éxito de la misión cornercial británica, sino antes bien, dernostró
las ventajas de la misma competencia inglesa para el desarrollo
ulterior del capitalismo.
Segün él, la South Sea reunIa:
"[...J un capital muy cuantioso dividido entre innumerables
accionistas [ ... ] Sus prOyectos extravagantes y poco regulares
en el manejo de acciones son de todos conocidos [ ... ] El primer negocio a que se dedicó consistIa en proveer de negros a
Smith. Oj,. cit. Parte iii. pp. 639-716.
121
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
las Indias Occidentales españolas, en virtud de un privilegio
exciusivo que dimanaba del contrato de "asiento", otorgado a
los ingleses en el Tratado de Utrecht. Pero como no era de
esperar un gran beneficio en este comercio, ya que los portugueses y franceses que antes lo tuvieron se habIan arruinado,
hubo de concedérseles, en compensación, el privilegio de enviar anualmente un barco de cierto tonelaje y cargamento
[ ... ] de los diez viajes que le fueron permitidos hacer a este
navIo, tinicamente fue muy beneficioso el que realizó la Royal
Caroline en 1731, pero perdió en todos los demás. Sus factores y agentes atribuyeron el fracaso a las dificultades y extOrsiOnes por parte del gobierno españoi, aunque más Men creemos
que se debe atribuir a la profusion y depredaciones de estos mismos
empleados y agentes, algunos de los cuales adquirieron, segán se dice,
caudales considerables en un solo año /...] '
Ya para 1724, nuestra compañIa, en algo que demuestra las
bajas utilidades obtenidas, empezó a diversificarse dedicándose
más bien a la pesca de la ballena en las costas de Groenlandia, o
al tráfico de marfil hacia el mercado europeo.. "En 1748" —agrega Adam Smith— "y en virtud del Tratado de Aquisgrán, caducaron todas las reclamaciones que tenIa la compañIa contra ci rey
de España, derivadas del asiento de negros, considerándose todas
elias canceladas a cambio de esa compensación (más de cien mu
libras esterlinas). AsI cesó su tráfico con las Indias Occidentales
españolas. El resto de sus fondos se convirtió en anualidades, y
suspendió todas sus operaciones mercantiies".9 Hacia 1719 ilegaron a su máximo las ganancias del monopoiio, pero este pronto
mostró sus debilidades, que eran las mismas de las anteriores
compañIas que habIan tenido que ver con el asiento español.
La guerra de 1739 obligo también a la Corona española a
firmar con algunos particulares algunos asientos limitados, que
no implicaban exciusividad, con el fin de garantizar el flujo de
esclavôs. Estas concesiones rompieron de hecho con ci monopoho de la compañIa, aunque generalmente los obtuvieron mercaderes españoles que debIan recurrir a representantes y apoderados de la misma compañIa o de otros introductores ingleses. Y,
8
9
Smith. Loc Cit.
Smith. Loc. Cit.
122
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
mientras los españoles se quejaban del daño que hacIa el navI,o
de permisión sobre sus ganancias en la Feria de Jalapa, Adam
Smith considera que esta competencia americana contribuyó
más bien a la ruina de la compañIa, ruina que es atribuida por
Smith a la incapacidad de enfrentar la libre concurrencia:
Merece la pena que liamemos la atención sobre el hecho de
que en èI comercio que hacIa la CompañIa de los Mares del
Sur por medio del barco anual —ünico ramo en el que podia prometerse una ganancia importante— nunca se vio libre de competidores, tanto nacionales como extranjeros. En Cartagena,
Puerto Bello y Veracruz siempre tropezaba con la competencia de los comerciantés españoles, que ilevaban desde Cádiz a
aquel mercado géneros europeos de la misma especie de los
que transportaba el navIo ingles, y en Inglaterra, la de los comerciantes nacionales que conduclan también desde Cádiz
los mismos artIculos de exportación de las Indias españolas.
Es cierto que tanto los efectos españoles como los ingleses estaban sujetos a impuestos bastante gravosos. Pero las pérdidas
ocasionadas por negligencia, prodigalidad y malversación de los empieados de la Compania constituyeron sin duda, una carga más insoportable que la de los mismos impuestos: parece pues que es contrario a toda experiencia que una compania por acciones pueda prosperar en cualquier rama del comercio exterior donde tropiece cOn la cornpetencia de comerciantes particulares.1°
El contrato leonino del "asiento inglés" generó también, como era de esperarse, las más virulentas reacciones entre las autoridades de la Nueva España, que no aicanzaban a entender el grado de debilidad de la metrópoli. Y es que, además, el Tratado de
Utrecht incluyó una promesa de España de nunca transferir sus
territorioS americanos a ninguna otra nación, y una promesa de
Inglaterra de protegerlos contra tal enajenación: es decir, .nada
menos que un antecedente británico de la posterior Doctrina
Monroe.
10 Smith. Loc. Cit.
123
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
El asiento inglés y su funcionamiento global
El funcionamiento general de la South Sea Company, estaba garan tizado con un con trato particular con la Royal African Company,
que serIa la proveedora de la mercancIa humana en las costas occidentales de Africa. El antecedente más fuerte de relación con el
mercado español provenIa de la costumbre anterior de proveerse
de esclavos en Jamaica y Barbados, en un tráfico de muchas mercancIas que habIa ido creciendo hasta poco antes de la instalación
de la concesión. Y, más allá de las dificultades entre ambas compañIas, o incluso con las mismas autoridades inglesas de Jamaica,
que no consideraban el tráfico de esclavos como la vocación exclusiva de la isla, el nñmero de ingleses que participaron de ese
tráfico se incrementó. Muchos de esos tratantes tenIan su base en
Bristol, Liverpool y Londres, y competlan seriamente entre sI. Desde ahI armaban los barcos y cargaban mucha de la mercaderIa
que iba a ser introducida, por perrnisión o contrabando, y ahI organizaban a sus tripulaciones. Los buques debIan ser capaces de
transportar y de mantener vivos a todos los esclavos contratados y
cruzar con ellos el Atlántico. Generalmente la compañIa pagaba al
dueño del barco un determinado flete por un nümero dado de esclavos. Una vez enrolada la tripulación, entregaba los bienes que
iban a ser intercambiados por esclavos, y proporcionaba las provisiones para alimentar a los cautivos y la tripulación durante elviaje. En algunos casos la compañIa hizo sus propios arreglos en Africa para la obtención de esclavos, comprándolos de los factores residentes de la CompañIa Mricana, o el mismo capitán contratado
los compraba directamente de los tratantes locales.
La compañIa procuraba que los capitanes de cada barco se
responsabilizaran de la seguridad de la carga humana Es por ello
que, en 1715, la compañIa decidió que cada capitán de buque enlistado recibiera cuatro esclavos como comisión por cada 104 que
entregara vivos, sanos y salvos. Esto motivó a los capitanes a un
trato mas benevolente; pero incluso asI, los esclavos caIan vIctimas de enfermedades contagiosas, agravadas por la pobreza de la
dieta o por los cambios alimentarios que implicaba el cautiverio.
Los capitanes empezaron a preocuparse por la variedad de la djeta, que inclula tabaco, aceite de coco, came de res y bebidas espirituosas. De preferencia los esclavos debIan tener entre 10 y 30
años. En la medida de lo posible, debIa enviarse la misma canti124
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
dad de hombres que de mujeres. La sobrecarga disponible del
buque era usada en Africa para transportar oro y marfil que, a su
vez, se vendIan en Buenos Aires o Veracruz. Cohn Palmer, en su
estudio sobre la trata británica hacia la America espaflola,'1 menciona el caso del capitán Nathaniel Smith, quien dio muestras de
gran. efectividad en el transporte de esciavos, debido a que lavaba
muy frecuentemente la cubierta durante la travesIa, usando vinagre como desinfectante,'2 y permitia y procuraba que losesciavos
fueran entretenidos con müsica yjuegos para su "mejor preservación" y salud, mientras prohibIa a la tripulación que mezclara
agua de sal con la comida de los cautivos, pues esta practica era
considerada "muy insalubre para los negros".
En 1722, la Real CompañIa Africana se comprometió a entregar 400 esciavos al navIo Carteret, en Cabinda. Seis séptimas partes
debIan ser mayores de 16 añosy la septima parte restante niflos y
niñas entre 10 y 15. El Carteret transportaba, para sus 400 esclavos, 320 chests de maIz, 200 libras de pimienta malagueta, 16 bushels de sal, 80 galones de aceite de palma y algunas otras minucias. Entre 1714 y 1738, los destinos de los 134 navIos de la CornpañIa de los Mares del Sur eran, en orden de importancia, los siguientes: Angola, Costa de Oro, Costa de los Esciavos, Senegambia, Windward Coast, Madagascar y otros.'5
En el recorrido entre Africa y las Indias españolas, el cautiverio y el transporte eran un excelente "nicho" para la proliferación de enfermedades infecciosas: viruela, sarampión, escorbuto,
variedad de fiebres, "flujo del cuerpo" o disenterIa y conjuntivitis, entre otras. Es por ello que los buques debIan guardar una
cuarentena de quince dIas antes de vender la carga, una vez arribados a los puertos americanos. El problerna de la dieta estaba
relacionado con esas enfermedades. Ya desde 1705, los factores
de la CompañIa Africana en Whydah recomendaban alimentar a
los esciavos con maIz, names, malagueta y aceite de palma, a lo
cual debIan agregar frijoles, pan, queso, came seca y harina llevados de Inglaterra. Varios registros incluyen también papas y
arroz. Para minimizar el escorbuto se agregaban limones y limas.
11
Cohn Palmer. Human Cargoes. The British Slave Trade to Spanish America, 17001739. Urbana-Chicago-London: University of Illinois Press. 1981.
12 Palmer. O. Cit. p. 13.
13 Palmer. O. Cit. p. 31.
125
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Y, silOs esclavos eran afortunados, podIan tener extras de los hamados "refreshments": plátanos, cocos, licor de malta, ron y
br4ndy. Segün fuera la composicion étnica de los esclavos, los
names y ci arroz podIan reemplazar al maIz como alimento base.
Pero un viaje que duraba más de ocho o diez semanas, invariablemente liegaba corto de provisiones, lo que obligaba al racionamiento e incluso a! hambre. Se recomendaba, también, que
los esclavos se mantuvieran limpios y convenientemente vestidos:
"When your ships have great mortality", decIa un documento,
"unless occasioned by the smallpox, you may be assures it's through carelesness of your captains, mates, surgeons and cooks
usage".'4 Otras evidencias nos hacen ver que la travesIa del Atlántico fue muchas veces mortal, tanto para los esclavos como para
la tripulación. Por ejemplo, ci Queen Elizabeth, que dejó Sierra
Leona en 1714, en los quince meses que tardó en ilegar aJamaica perdió cinco capitanes.
La resistencia de los cautivos en la travesIa era otro de los
probiemas a los que se enfrentaba la compañIa. Dc acuerdo con
Sneigrave, un factor de Senegambia, "las mujeres son las más inquietas y resueltas contra nosotros, hostigándonos con el ruido y
el clamor que suelen hacer [ ... ] ".11 Otra forma de enfrentar ci
cautiverio era dejarse morir sin probar alimento, ho que los tratantes liamaban "fixed melancholy", cuando los esclavos se quedaban pasivos y rechazaban las comidas y las bebidas. La resistencia a la deshumanización adquirIa muchas formas y los registros
son e!ocuentes acerca de cómo esto afectaba ci destino final de
las personas esclavizadas.
Las autoridades de Jamaica y Barbados, colonias británicas
que habIan sido convertidas en gigantescos depósitos de la cornpanIa, se quejaban de que ahI solo se quedaban los rechazados,
los que no cumplIan las caracterIsticas del contrato, que esto
afectaba sus propias economIas de plantación, y pugnaban por
una mayor participación en ci negocio. Los compradores amencanos tenIan también sus preferencias en la apariencia fisica de
los cautivos, especialmente de las mujeres. La CompañIa Mricana
hacIa notar desde 1704 que los plantadores de Barbados las preferIan jóvenes y de grandes pechos, en tanto que los españoles
14 Palmer. Op. Cit. p. 55.
15 Palmer. O. at p. 54.
126
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
americanos insistIan en que fueran fenotIpicamente negras y no
racialmente mezcladas. En 1736, el agente Merewether escribió a
Jamaica que estaba seleccionando esclavos que no fueran de la
"casta amarilla", para el mercado cubano. Thomas Butcher, un
factor de Caracas, recomendaba que los esclavos que se le enviaran debIan ser "de los más finos negros, de preferencia del Congo y Angola, sin cortes en la cara y sin dientes afilados, los hornbres de mediana estatura, ni muy altos ni rnuy bajos, las mujeres
de buena estatura y sin que tengan los pechos caIdos y de preferencia y en la medida de lo posible, deben ser vIrgenes". Fue un
rasgo general el que la preferencia de edad estaba entre los diez
y los tempranos veintes, pues de mas edad bajaban de precio Pero generalmente la mayor parte de la carga no respondIa a esas
expectativas.
Para identificar a los esclavos y reducir el nümero de introducciones ilIcitas, la compañia exlgIa a sus factores que "marcaran" a los cautivos con las "marcas de carimbô" o "fierros de carimbai", pues los esclavos no marcados se asumIan coma ilIcitos y se
confiscaban. El hierro de marcar, el carimbo, debIa ser de oro o
plata, y tenIa que guardarse en las cajas reales para evitar fraudes.
Los factores de Veracruz preferIan los de oro, pues "hacIan una
marca más precisa y más distintiva". Sabemos también que esta
practica no se abolió en Veracruz hasta en 1786.16 El hierro debIa.
estar resguardado con tres haves y ser sustituido en caso de robo
o pérdida. En toda la America española los cautivos eran alojados
en construcciones especiales, muchas veces rentadas para este fin,
que los factores ilamaban "negrorys". La dieta de este cautiverio
inicial en el puerto de liegada era la misma que habIan recibido
en la travesIa. En el caso de Veracruz y de una "negrory" establecida en un barracón extramuros, en el sitio liamado Pantaleón,
pasando el arroyo del Aguacate (a unos 6 kilómetros al noroeste
de la ciudad), se menciona came de res seca, pescado, arroz,
pan, harina y bananas.'7 Aunque hubo quejas de que el pan y la
harina eran por lo general "pan de munición", sin sal, y la harina
16
17
Confrontar Miguel M. Lerdo de Tejada. Apuntes históricos de la heroica ciizdad de
Veracruz. Mexico: SEP. 1940. Tomo 1. pp. 335-336.
Estos esclavos eran conocidos como "negros de la Armazón". Por ejemplo: Archivo Notarial de Xalapa, 1732: "...de laArmazón que trajo a su cargo don
Guillermo Butler, Factor del Real Asiento de Ia Gran Bretaña..."
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ya desechada por rancia ô tener hongos... El problema posterior
a la yenta, pasados los quince dIás que asegurában la salud de los
esciavos, era la prohibición de que los factores se introdujeran
tierra adentro, probibición que era frecuentemente violada o derogada por la propia Corona. Se calcula que, en los veintiséis
años de funcionamiento de la compañIa, el 17 por ciento del total de las personas esciavizadas se perdIa por muerte.
El problema permanente de la realización mercantil, al menos en Campeche y Veracruz, era que los mercados estaban saWrados por varias razones. Las dos principales eran: el comercio de
esclavos de contrabando, que generalmente los ofrecIa más baratos, y el crecimiento de un mercado de cautivos en el Altiplano.
Esos esclavos eran vendidos a los agricultores o mineros de las
costas o de las provincias internas del forte, por propietarios de
Puebla, Atlixco, Toluca o Cuernavaca, quienes en sus propias unidades estaban sustituyendo la fuerza de trabajo esclava por la
fuerza de trabajo asalariada, escogida del creciente "ejercito de
reserva libre" que producIa el crecimiento demografico en el
centro de la Nueva España. Estos esclavos criollos mexicanos eran
preferidos por su precio y porque ya estaban adaptados culturalmente a la sociedad de Nueva España: católicos, hispanohablantes, adaptados al medio... Además, el floreciente contrabando de
la época afectó muy adversamente la salud financiera de la cornpañIa. Desde el principio se pidió a los factores que denunciaran
a los introductores ilegales ante las autoridades locales. En 1717,
por ejemplo, los factores en Veracruz fueron advertidos de usar
"your best endeavours to prevent smuggling in goods and slaves".
Generalmente se les insistIa en no comprar esclavos de contrabando, aunque sus precios fueran muy atractivos. Pero esto no
desanimaba a los contrabandistas. En 1716, por ejemplo, los factores de Veracruz compraron un lote de 76 esclavos a 120 pesos
por cabeza (24 libras esterlinas), de un comerciante privado que
fue interceptado en alta mar y que insistió en que estaba en ruta
hacia las Carolinas en Norteamérica La compañIa, en Londres, y
lajunta de Negros, en Madrid, censuraron la compra y los obligaron a confiscarlos de acuerdo con los términos del contrato, dado que esas compras proporcionaban "un incentivo para el transporte del comercio ilIcito en detrimento del nuestro". Cuando
los oficiales españoles capturaban a esos "esclavos de precio", los
entregaban a la compañIa para su yenta. Una Real Cédula de
128
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
1717 pone un precio de 118 pesos por cada "pieza de Indias" capturada de esta manera [••]18
Los registros de la companIa y los documentos españoles son
muy imprecisos acerca del nümero de esciavos capturados En cambio, para los cuatro años que corren ernie 1716 y 1719, especifican
que 231 fueron decomisados en Portobelo y Panama, 99 en Cartagena, 40 en Veracruz y9l en La Habana. En los hechos, la confiscacion fue un fiasco frente al monto del tráflco ilegal.19
En cuanto a la distribución, la compañIa nunca pudo proporcionar lo estipulado en el asiento En terminos de sus necesidades, mtichas colonias recibieron un inadecuado nümero, otras
fueron olvidadas y ninguna fue sobreprovista. De hecho, la cornpañIa falló al no alcanzar la cuota anual de entregas contratadas.
Posiblemente la laguna fue Ilenada por el contrabando.
Como puede observarse en el cuadro anterior, la mayor parte
de navIos provenIan de Jamaica y de otras islas del Caribe, mas
que directamente de Africa.
Otra de las complicaciones que se refieja en los registros que
han liegado hasta nosotros, era que los españoles insistlan en calcular por "piezas de Indias", mientras que los ingleses insistIan en
hacerlo por "cabezas". Generalmente un nümero de piezas implicaba uno mayor de cabezas, en una proporción de 4 cabezas por
3 piezas como promedio. Para calcular el nümero de piezas se
medIa por "palmeo", en los quince dIas posteriores a la arribada.
Generalmente, el grupo se dividIa en cuatro, de acuerdo con la
edad y el sexo Los primeros dos grupos consistian en hombres y
mujeres de a! menos 15 años de edad. Niños y niñas hasta de 14
eran los otros dos grupos. Los enfermos eran descartados. Se veIa
el nñmero de palmos para calcular las "piezas de Indias", se sumaba el nümero de palmos que medIan en conjunto y el resultado se dividIa entre siete.
Una pieza "ideal" era de siete palmos, de más de 15 anos y
saludable. Los esciavos a quienes les faltaba un brazo 0 un Ojo, o
que .padec.Ian de alguna enfermedad crónica, se tasaban como
de pieza. Los que tenIan más de 30 años de edad valIan menos
%, y2 o Y3 . Los niños eran medidos con sus madres. Los mu)' viejos o mentalmente afectados no eran "palmeados".
18
19
Real€s Gédulas Originales. 37, 111: 279-281, 1717.
Palmer. Op. Gil, p. 37.
AGN.
129
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 1
ORIGENES DE 390 NAVIOS A AMERICA ESPAIOLA, 1715-1738
Lugar de órigen
N2 de
navIos
Porcentaje
Jamaica
San Cristóbal
Barbados
Angola
Curacao
Costa de Africa en gral.
Costa de Oro
Madagascar
Whydah
San Eustasio
231
39
33
32
21
10
9
6
6
3
59,2
10,0
8,5
8,2
5,4
2,6
2,3
1,5
1,5
0,8
Total
390
100,0
Fuente: AGI, ContadurIa, 267, 268, Indiferente, 2800-2817.
Muchas veces, el "palmeo" generaba severos confljctos entre
los factores y los oficiales reales de cada puerto, pues a menudo
difrIan en cuanto al nümero de piezas y de cabezas. Esto ocurrió,
por ejemplo, en Veracruz, entre ci oficial Juan de Avila —"interventor nombrado por S. M. para los negocios del Asiento de Negros
en la Veracruz"— y el factor Cedric Bastian, quien, contraviniendo
una de las cláusulas del contrato, no entregaba cuentas a! primero. A los factores de Veracruz, frecuentemente se les insistla desde
Londres en impulsar registros de piezas lo más altos posibies,
usando si era necesario, el rubro de "regalos" o "gastos extraordinarios", es decir, sobornando a los oficiales reales.20
Sintetizando, la información estadIstica muestra que la cornpañIa entregó un total conocido de 64 017 esclavos (un nümero
menor de "piezas de Indias") en Panama y Portobelo, Buenos Aires, Cartagena, Caracas, Veracruz, Guatemala, Puerto Rico, Santo Domingo, La Habana, Santiago de Cuba, Maracaibo, Santa
Marta y Campeche. Probablemente otros 1260 fueron entregados en Santo Dommgo, Guatemala y Puerto Rico, y cifras menores en las costas de Barlovento, Cumaná y Trinidad.
En Veracruz, segün registros del AGN, entraron, entre 1716 y
1733 (en 15 años efectivos), un total de 2212 cabezas, que corres20 Palmer. Op. Cit. p. 38.
130
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ponden a 2049 y Y
, 8 de "piezas de Indias". En los veintiün años que
corren de 1716 a 1739 (descontando 1718 y 1728, años en que no
hubo registro) entraron a Veracruz un total de 3011 cabezas, en 42
navIos (segiin los registros españoles e ingleses), es decir un promedio muy inferior al previsto: 143,38 esciavos por año.21 Veracruz
ocupa asI el séptimo lugar en introducciones, después de las factorIas de Panamá/Portobelo, Buenos Aires, Cartagena, La Habana,
Santiago de Cuba y Caracas, y por encima de Maracaibo, Campeche, Santa Marta, Guatemala, Puerto Rico y Santo Domingo.
Campeche, por su parte, que constituyó una factorIa importante para la introducción a la peninsula de Yucatan, Tabasco y
Chiapas, introdujo, segun Sheiburne, un total de 805 esclavos en
los once años efectivos que corren de 1725 a 1739, es decir, un
promedio anual de 73,18, lo cual indica también que ci mercado
estaba ya seriamente limitado por ci crecimiento demográfico de
la mano de obra indIgena y de castas libres.
En cuanto al precio en las factorIas, de 1715 a 1.719, años de
especial bonanza de la compañIa, en Veracruz subió de 114 en
1716, a 280 en 1717, y descendió de nuevo a 220 en 1719. Los
factores radicados en Veracruz, que tenIan pretensiones de control sobre la Feria de Jalapa y competIan con ci mercado interno
de esciavos, se veIan obligados a darlos a crédito. En 1717 fueron
especialmente advertidos de venderlos en moñeda fresca, "ready
money", en efectivo, y, si daban créditos, debIan asegurarse de la
honestidad y solvencia de los compradores. Lo que los documentos del AGN demuestran es que, además, los factores ingleses rcalizaban operaciones financieras hasta en lugares muy lejanos, como Acapulco, Toluca, Cuernavaca, Puebla, la ciudad de Mexico,
las minas del norte y la feria de Saltillo, entre otros. Esta situación puso en alerta a las autoridades españolas, ya que los factores otorgaban créditos que generaban deudas impagables.
Una real céduia del 3 de diciembre de 1724 advierte sobre
"los irrepar4bles daños que se siguen, no solo del exceso de mercaderIas, sino de lievar estas tierra adentro; pues resultarIa de esto que los ingleses pusiesen sus factorIas en los Asientos de Minas donde recogerIan la piata y oro y darIan motivo a que los mineros faltasen a los aviadores, estos a sus principaics, y cesarIa la
21
AGN. Reales
Gédulas originales.. 55, 29/30: 91-107v. 20julio 1735.
131
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
labor de las minas poniéndose todos en quiebra, y solo los ingleses sacarIan el oro y Ia plata, perderIa mi Real Hacienda los derechos que le pertenecen y totalmente se arruinarIa ese Reyno
[ ... ]"La cédula advertIa también sobre las redes financieras que
los ingleses hablan logrado tejer en Nueva España:
Asegurando a cualesquiera individuos del Comercio que quisieran poner en sus Cajas los caudales que tuviesen, se los entregarIan en Espana u otra parte por letras o crédito con el
premio de un ocho por ciento, de que no solo resultarIan los
gravIsimos perjuicios que se dejan considerar {...], sino también el daño que se debIa temer a las costumbres y a Ia religión católica, de que con tanta libertad se radicasen los Ingleses tierra adentro [••]22
Otro motivo de quejas eran las deudas de algunos cornerciantes locales contraIdas con los factores de Ia compañIa, como
Ia fechada en 6 dejunio de 1725:
Para que el Gobernador de Ia Veracruz proceda a que el Factor. del Asiento de Negros don Juan Pitt y don Pedro Moreno
hagan reconocimiento de las cartas y vales que tienen hecho
a favor de Ia CompañIa de Ynglaterra con Francisco Pablo
Fernández y don Manuel de Rivas Cacho, vecinos de Ia Veracruz, quienes aleg4n se les está cobrando de más por mercaderIas introducidas al interior [ ... ]
El tiempo de Veracruz
Durante Ia guerra de 1739, corrió Ia voz en Inglaterra que
criollos e indios en Ia. America española estaban disconformes
por Ia presencia de los ingleses. En 1721, Daniel Defoe en su
texto A Plan of the English Commerce (Londres, 1728), se habIa
preguntado... "Córno están seguros los españoles de que silos
habitantes de America entraran, en algün momento, en un libre
comercio con Europa, por medio de una guerra, se les podrá
22. AGN. Reales Cédula.c origmales. 44, 122: 291-296v. 3 dicernbre 1724.
23 AGN. General deParte. 25, 145: 199v-201v. 6 dejunio 1725.
132
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
persuadir de que vuelvan a abandonar ese cornercio?" A lo que
algunos polemistas le respondieron, reflcjando la opinion pübliCa inglesa de aquellos años, con un plan para la liberación de
Mexico y de su puerto, Veracruz, dando a los mexicanos garantIa de tolerancia religiosa, libertad y propiedad.
Y, si bien esto nunca se concretó en un ataque directo, si hubo constantes quejas de que los ingleses radicados en Veracruz
lievaban una vida que podIa semejarse a la que tenIan en sus propias posesiOnes. Côntraviniendo ci acuerdo de que radicaran en
el puerto, los ingleses residIan en Pantaleón —al que rebautizaron
corno Planton—, con sus empleados y criados ingleses, rodeados de
todas las comodidades que esa época podIa ofrecer, bien surtidos
de licores y vIveres importados de Londres. La casa principal tenIa amplios jardines y grandes terrenos anexos, tomados en
arrendamiento, segün las cláusulas del contrato, para que los esclavos trabajasen la tierra y cosecharan lo suficiente para su manutención y la de los factores. Un sangriento episodio ocurrido
en 1730 —la muerte de un fraile dominico a quien ci mayordomo
confundió con un ladrón— dio motivo a que el virrey diera la orden de que regresaran intramuros, y que los empleados innecesarios fueran expulsados del pals. Yes que a pesar de que la factorIa no estaba lievando el nümero de esclavos convenido, la planta
de empleados estaba compuesta por un factor enjefe, un contador, un almacenista, un secretario, un subfactor y un cirujano,
con salarios que se elavaban a más de 10 000 pesos anuales.
"Agréguese a esto", dice Gonzalo Aguirre Beltrán,24 "la tarifa de
cargos que comprendIa renglones que iban desde costo de transporte, provisiones y manutención, medicinas y enfermerla, renta de galeras, salarios de vigilantes y sueldo delJuez Conservador, que ascendla a
1500 pesos y demás contingencias, que en total sumaban 4225 pesos anuales. Se comprenderá el alto costo de los esciavos que, Segun datos de los mismos factores, eran vendidos a 300 pesos "pieza de Indias", pues la saturación del mercado y la poca demanda
impedIan el logro de un precio más elevado".25
Gonzalo Aguirre Beltrán. La poblacion ngra de Mexico. Estudio etnohistôrico. Mexico: Fondo de Cultura Económica. 1972. p. 83.
25 Aguirre Beltrán. Op. Cit. p. 84.
24
133
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Con clusiones
El perIodo del asiento inglés coincide con algunos aspectos
regionales dignos de mención, los cuales se refieren a la forma
como se desarrollaba una vida cotidiana marcada por la creciente urbanización del puerto, la variedad de "naciones" que lo p0blaban y la forma como la ciudad empezó a crecer extramuros
para terminar desbordando y avasallando la frágil muralla que la
contenIa.
Primeramente, los datos sugieren la hipótesis de que la Fena dejalapa, iniciada como tal en 1720, fue seriamente influida por los representantes de la compañIa y por sus mecanismos de crédito y yenta de mercancIas. Con los aflos,
estos fueron tejiendo un complejo mecanismo comercial y
crediticio, estableciendo avanzadas en las principales ciudades del virreinato y aun en la misma capital, perjudicando el comercio español, cuyo metabolismo era más lento y
con tradictorio. Y, si bien no cubrieron las expectativas de
oferta de esclavos, Si superaron con creces las cantidades
de otras mercancIas, que siempre rebasaban los permisos
concedidos. A proposito del navIo de permisión, era muy
frecuente que, para avituallarlo en el puerto, se introdujeran en él nuevos productos almacenados en otros barcos
que permanecIan en alta mar, y cuya presencia se justificha diciendo que lo habIan escoltado para protegerlo de
los piratas.
Y, mientras los factores de la compañIa se veIan obligados
a vender las mercancIas en Veracruz, el comercio de México pudo controlarlos. Pero, cuando obtuvieron del rey la
facultad de poder internarse, cosa que ocurrió desde 1721,
sus posibilidades de comercializar se multiplicaron. AvituaIlados por las fábricas inglesas en expansion, y exentos como estaban de derechos arancelarios, podIan vender con
un amplio margen de ganancia: en un 25 por ciento más
barato que los comerciantes liegados de Cádiz. Las protestas del comercio español obligaron al virrey Casafuerte, en
1724, a expulsarlos de la ciudad de Mexico.
134
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
o
En la feria de 1723, por ejemplo, el papel de Génova fue
uno de los rubros mejor cotizados. Al enterarse los ingleses de esta situación, por aviso de sus factores en Veracruz, inmediatamente pretendieron detener la exportación en Génova, para ser ellos los ünicos importadores a
través del navIo. Los comerciantes de Cádiz agregaban en
una queja: "11 ... ] si otro género tuviera tal aceptación harlan, lo mismo [•••] "26
Las medidas tomadas por las autoridades españolas se debieron a que "a la sombra del comercio de negros se introduce comercio ilIcito". Por ello, insistlan en que habla que
limitarles las negociaciones en plata, pues para hacerse de
la plata mexicana traficaban incluso con oro africano. Se
recomendba también que no se les permitiera vender sus
géneros antes de la feria, o a precios no autorizados por los
diputados de esta, pues saturaban el mercado antes de
tiempo y causaban severos efectos sobre los precios de la
flota. 0, como se decla en 1721: "[ ...] que al anticiparse a
ellas la yenta en ese puerto de los efectos del Asiento, podrIa ocasionar dañosas consecuencias al comercio universal
de las .flotas, y no menores el que se retuviese en la Veracruz la carga del .Navlo de Permisión, por la reserva que se
harla de caudales. Para ello manda Su Magestad que solo
se les permita ci transportar estos efectos ajalapa, pero solamente en los tiempos que con los de la flota se hubiere
de celebrar feria [•••] 1127
Otras denuncias tenlan que ver con la ya proverbial corrupción de los oficiales reales, sjtuación muy caractérlstica de Veracruz desde la instalación del puerto a finales del
siglo XVI. El 31 dejulio de 1735, por ejemplo, y cuando el
ministro director de la Corona ubicado en Londres, don
Thomas Geraldino, revisaba rutinariamente las cuentas de
la compañla, "halló que en la mernoria de los gastos del
navlo anual de la Compañla, la Real Carolina —el mismo bu-
26 JosejoaquIn Real DIaz. Las ferias deja lapa. Escuela de Estudios Hispano-Amencanos de Sevilla. Sevilla. 1959. p. 14.
27 Real DIaz. Loc. Cit
135
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
que mencionado por Adam Smith como exitoso y que habIa sido imposible arquear en Veracruz por traer sus bodegas abarrotadas de ropa—, "se incluIan dos partidas, la una
de 6707 pesos con tItulo de regalos a varios y la otra de
5533 en ci de gastos extraordinarios".28 Las sospechas recayeron sobre don Juan de Avila, nombrado especialmente para con trolar a los oficiales reales en su trato con los factores, y sobre don Shedrique Bastian, el factor inglés, pero la
muerte de ambos impidió continuar las indagaciones.
Otro aspecto digno de mención y que atañe a la historia
del mercado regional del puerto se refiere a que mientras
la compañIa estabiecIa su hegemOnIa en la vida local, se
estaba dando una reconversion de la propiedad agraria: algunos mayorazgos estaban creçiendo, acurnulando tierras
o vendiéndose a particulares o a órdenes religiosas. La ganaderIa sufrIa un perIodo de estancamiento, que tenIa
que ver con los abastos al puerto y a! Altipiano. Y en la región de Córdoba, como lo ha mostrado Adriana Naveda,
se sufrIa un prolongado marasmo de una producción azucarera que microrregionalmente recuerda la producción
intensiva del Caribe insular. La "isla productiva azucarera"
de Córdoba, rodeada de una Nueva España que vivIa ya
otros aires y otros tiempos, se vio golpeada por continuas
rebeliones de esclavos y por un fenómeno de cimarronaje
sin precedentes. El uso de algunas propiedades del litoral
como depósitos de mercancIas del contrabando ingles —como la hacienda El Zapotal, en Tlacotalpan, que un tal Viilaseca vendió a los padres agustinos— aparece constantemente, al igual que varias denuncias semejantes contra establecimientos religiosos del puerto.1
Otro bloque importante de información se rfiere a la famosa Armada de Barlovento que, para esos años, era considerada ya como "Armada de Sotavento", pues en lugar
28
29
30
Reales Cédulas originales. 55, 49: 168-170 v. 31 dejulio 1735.
Adriana Naveda. Esciavos negros en-la haciendas azucareras de Córdoba, Veracruz,
1690-1830. Jalapa, Mexico: Centro de Investigaciones Históricas, Universidad
Veracruzana. 1987.
AGN. General de Parte. 27, 211: 191-191 v. 1740.
AGN.
136
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
de resguardar las islas del Barlovento caribeño, permanecIa atracada en el puerto de Veracruz, en donde sus ofi~
ciales y marineros eran objeto de cantidad de denuncias
de contrabando, trata de blancas, aliento a la prostitudon y hechicerIa, entre otras.3' Mucha de la tripulación
estaba formada por vecinos del puerto, quienes procuraban que los buques de la Armada permanecieran ahI por
perIodos prolongados, con lo que fomentaban toda clase
de intercambios culturales entre Veracruz y el Caribe. La
liquidacion de la Armada, por obsoleta, no ocurrió sino
hasta en 1748, y su muerte lenta coincidió con el fin del
asiento inglés.
o
A fin de cuentas, y pese a los contratos, Inglaterra era una
nción enemiga, de herejes anglicanos, por lo que la defensa del puerto receló siempre de la presencia de los ingleses, a quienes se consideraba espIas en potencia, o cxtranjeros que en cualquier momento podIan apoderarse
del puerto. Es por esto que los motines en el Castillo de
San Juan de UlOa, encabezados por tropas descontentas,
se atribuIan., muchas veces, a intrigas de los ingleses". Se
reporta, por ejemplo, que:
en la noche del 28 de octubre de .1717, al tiempo
de rendir la guardia, se sublevó la guarnición del cxpresado castillo pidiendo el pan de munición y las pagas .atrasadas de sus sueldos, y poniendo en severo peligro la defensa del puerto. En ese momento la CornpañIa de Morenos de Guinea se apoderó virtualmente
de la ciudad y puso orden entre los sublevados, lo
cual generó protestas del vecindario español. En el
Castillo de San Juan de Ulüa se apilaban ya los 'esclavos de precio' decomisados, los 'forzados' que luego
serIan legion y los reos de otras partes del Caribe que
purgaban allI sus penas [•••]32
31
32
Confrontar BibianO Torres RamIrez. La Armada de Barlovento. Sevilla: EEHAS.
1981.
AGN. Reales Cédulas originales. 38, 48: 130-133. 25 noviembre 1717, "Sublevación
de la guarnición de San Juan de Ulüa".
137
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición sufrIa también los embates de la nueva realidad demográfica: al
igual que en la administración media, muchos de los puestos los ocupaban gentes sin limpieza de sangre, especialmente mulatos. Ya para 1780, ci propio Comisario José
Maria Lasso de la Vega era acusado de ser nieto de esclava
negra, pero, gracias a su intachabie fe, lOgro saivedad de la
Inquisicion de Mexico para ocupar el puesto, "no habiendo, adernás, en la Veracruz gentes de otra calidad de quienes echar mano". HabIa también una resignada aceptación de las nuevas condiciones, de la presencia de otras religiones y una disminución de los procesos por hechicerIa:
los mismos miembros del tribunal veracruzano respiraban
ya el aire más desencantado del Siglo de las Luces. La persecución empezó más bien contra las disidencias poiIticas
o contra los excesos carnavalescos de la cuitura popular,
que van a ilenar ci cscenano después de 1760.
En ci "perIodo inglés" destacan muchos procesos del tribunal, pero solo me referiré a dos. El primero fuc ci emprendido en 1721 contraJosefa de Zárate, "la madre Chepa",
mulata, viuda de 40 años, "partera y supersticiosa". Acornpañada de otras negras y mulatas "isleñas" —es decir canarias— hacIa la competencia a! Hospital de Montesclaros.
MantenIa una casa de reposo particular en ci barrio de
Chafalonia, en donde atendia a marineros cataianes, mallorquines, ingieses y de la Armada, quienes después de las
travesIas se reponIan ahi de la mala vida en alta mar. Se
acusaba a "la madre Chepa" de preparar polvos, amuletos
contra naufragios y malas guerras, conjuros amorosos y de
establecer trato carnal con sus pacientes "II ... ] Que en su casa de Veracruz entraban otros hombres de mar en fuera,
enfermos todos, a quienes asistla dicha Madre Chepa mcdizinándoies, cocinándoies y en todos los demás misterios
quc se ofrccIan { ... ]" Al final de un largo proceso, rnuy
aientado por sus enemigos, se calificó "a la dicha partera
como supersticiosa, con pacto irnpiIcito con el demonio y
sospechosa de maléfica, y aun de herejIa por valerse para
sus malos intentos hasta de cosas sagradas [ ...]"Por todos
138
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
esos cargos, recibió la siguiente condena: "[ ...] que la Rca
sea presa en cárceles secretas con embargo de bienes [...] 13
11
Otro proceso es la denuncia de don Antonio Dionisio Garrote, vecino de Veracruz, contra varies supuestosjudIos a
fines de 1733. Esta denuncia estaba motivada por empleados ingleses de la compañIa, quienes acusaban a algunos
de sus competidores, en especial a un tratante ilamado
Joachin, de ser en realidad judIOs y haberlos visto como tales [ ... ] en Londres. El testigo privilegiado, ausente, era un.
tal Juan Thomas, escribiente y traductor inglés de la factorIa, "acusando a varios sujetos que le parecIan JudIos a los
que vio y conoció en Londres por tales, a lo que respondió
que no tenIa duda, pues luego que los encontraba se le
ponIan colorados y se ocultaban con el sombrero [ ... ]"Las
denuncias de Thomas, quien habIa ilegado en el navIo ingles El Pingüe Bolante como intérprete de dicha nación,
fueron rechazadas por el mismo vecindario, que reclamó a
la In.quisición el que aceptara denuncias de gentes que ni
siquiera eran católicas y cuyos intereses afectaban a la Co
rona y a la verdadera fe. Hasta esos extremos ilegaba la injerencia de los ingleses en la vida local.54
o
En esos años, se desarrolló también una fase de nuevas exploraciones al interior del litoral, como las de don AgustIn
Cramer, y se produjo un relativo auge de la construcción
de navIos, aprovechando la expansion de la frontera agrIcola-forestal-ganadera en el Papaloapan, el Coatzacoalcos y
sus afluentes. Se desarroliaron asI los astilleros de Tiacotalpan y Coatzacoalcos, y una estrecha relación con el abasto
de maderas veracruzanas al astillero de La Habana.
Por ültimo, se pueden percibir las transformaciones del
papel que desempfiab4n los esciavos negros y afromestizos libres en la vida del puerto, en dônde siempre habIan
gozado de una especial movilidad. Dos vIas de integración aparecen profusamente documentadas: primero, la
33
34
AGN.
AGN.
Inquisición. 791, 16: 353-363. 1721.
Jnquisiciôn. 848 24a parte: 565-572v. 4 diciembre 1733.
39
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
transformación de las CompañIas de Negros de Guinea y
su naturalización como CompañIas de Negros y Mulatos
Milicianos, reclutados entre losjarochos del interior. Estas compañIas se formalizaron en 1724. Eran preferidas
sobre las de Guinea, por el conocimiento que tenIan del
terreno. De hecho, muchos de ellos eran cimarrones pacificados de la region de Tierra Blanca y Tialixcoyan
(Amapa, Mandinga, etcetera), y obtuvieron exención de
tributos por ser soldados de la Corona. AquI aparece como importante la figura de un "negro principal", Pedro
Matlas, nombrado comandante de las CompañIas de Pardos después de gestiones personales que llevó a cabo en
España, las cuales cristalizaron con su nombramiento en
1741.15
o
35
36
La otra vIa de integracion social de los esciavos y libres fue
la CofradIa de San Benito de Palermo, que se fundó desde
principios del siglo Xvii en el Convento de San Francisco,
y que tenIa también estructuras internas de cabildo, encabezadas por una "madre" de los cofrades. La cofradIa tuvo
conflictos con los franciscanos, funcionaba en la iglesia de
Loreto por temporadas y sacaba una procesión de sangre y
cera en el Lunes Santo, asI como el DIa de. Reyes. TenIa
permiso para pedir limosna en las calles cantando "negriliasy congas", una de las cuales ha llegado hasta nosotros
gracias a los registros musicales de la Catedral de Puebla.
La cofradIa fue una especie de seguro social de los morenos libres y esclavos, ya que les proporcionaba ayuda, misas y entierros entre otros beneficios. Su fundación se dio
al calor del primer trato de Veracruz con el. cacao de Maracaibo, ciudad de Venezuela donde subsiste una cofradIa
de la misma denominaci6n .36
General deParte. 33, 77: 68-87. 1741, "CornpañIas de Morenos, Pardosy
Morenos de Guinea en Veracruz".
Estela Roselló. La Gofradla deNegros: una ventana a la tercera raIz. El caso de San
Benito de Palermo Mexico UNAM Facultad de Filosofia y Letras Tesis Licencia
da en Historia 1998 Sobre la Cofradia de Maracaibo Vease Jose Gregorio
Bracho Reyes. "El culto a San Benito en el sur del Lago de Maracaibo. Una
pro puesta de acercamiento desde la antropologia de Ia u
msica En Boletzn
Anjerjcanjsta. Ano xxxvii. N2 47. Barcelona: Universidad de Barcelona. 1997.
pp. 45-75.
AGN.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Por üitimo, son notorias en ci puerto las consecuencias de
la factorIa inglesa y su espIritu de empresa en la estructura
del libre comercio posterior, tanto en la transformación de
la Lonja de Veracruz, creada en 1599, como en el Consulado de Comerciantes, hacia fines del siglo XVIII, lo mismo
que en la Feria dejalapa, paralela a la supresión del sistema de flotas y monopolios.
141
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
II
CIMARRON4JE Y LIBERTAD
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
LA CULTURA MATERIAL DE LOS
CIMARRONES: LOS CASOS DE ECUADOR,
LA ESPANOLA, MEXICO Y COLOMBIA
Jane Landers
UNIVERSIDAD DE VANDERBILT
Este trabajo forma parte de una investigación que se encuentra
en marcha, acerca de las comunidades de cimarrones africanos en
ci circuncaribe espñOl. Mientras que el estudio mayor analiza los
patrones y las particularidades culturales y polIticas a través de una
amplia gama geográfica y temporal, este trabajo enfoca especIficamente la cultura material, mediante ci estudio de casos de asentamientos cimarrones en Ecuador, La Española, Mexico y Colombia.1
Tan temprano como en 1503, el gobernador Nicolás de Ovando presento quejas de que los esciavos africanos escapados habIan
encontrado refugio entre los indios talnos en las montañas de La
Española. Para mediados del siglo XVI, se estima que 7000 cimarrones africanos habitaban. asentamientos dispersos en esa isia. Oficiales y residentes españoies temerosos, informaban sobre ataques cimarrones en contra de pueblos en minas de oro, ingenios de azücar y haciendas en el valle central de La Vega, y eventualmente estäblecieron mecanismos para lidiar con los rebeides. Los gobernadores enviaron religiosos y militares para tratar de "reducir" pacIficamente o de extirpar a los cimarrones, y sus informes son una rica
fuente documental sobre la vida de esas personas en los asentamientos. Cuando los españoles tenIan éxito en la captura de algün
Para un trabajo anterior a este estudio, veaseJane Landers. "African Ethnicity
and Culture in the Americas: the Historical and Archeological Records". En:
Idcntzfying Enslaved Africans.' The "Nigerian" Hinterland and the African Diaspora.
Ed Paul E. Lovejoy. London: Continuum. 2000. El trabajo clásico sobre los cimarrones es la obra de Richard Price Rebel Slave Communztzes in the Americas
Baltimore: Johns Hopkins University Press. 1979.
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cimarrón, lo interrogaban y enjuiciaban, y asI los archivos criminales resultan valiosos para los investigadores.2
Mientras los cimarrones de La Española, en el siglo XVI, se
enfrascaban en su "guerr4" contra los españoles, una embarcacion de esciavos de Guinea, en ruta de Panama hacia Peru, encaho en la costa de Ecuador.5 Liderados por un hombre negro hamado Anton, diecisiete hombres y seis mujeres escaparon hacja la
densajungla del interior, donde se aliaron con los indios pidi, en
1553. Los hombres sirvieron como guerreros para los pidi, pero
también, aparentemente, hicieron demandas sobre recursos y
mujeres de la población nativa que no fueron bienvenidas. Cuando seis de los hombres negros murieron en encuentros con el
enemigo, los pidi intentaron deshacerse del resto, a lo que Anton
replicó "con tal crueldad, que sembró el terror a través de toda la
provincia". En adelante Anton goberno sin resistencia, pero al faliecer, unos años después, se desencadenó una guerra entre los
negros que çontendIan por su posición. Al final del conflicto, solo siete hombres y tres mujeres sobrevivieron. Estos pocos africanos se mezclaron con los indIgenas de la costa y formaron una
nueva cultura zambo, en un asentamiento liamado Esmeraldas.
La primera Esmeraldas, aunque gobernada por africanos y sus
descendientes, era un asentamiento multiracial, al cual contribuyeron muchos grupos culturales y lingüIsticos.4
Esta información nos liega del sacerdote Miguel de Cabello
Balboa de la Orden de la Merced, uno de los primeros españoles
que en reahidad hicieron contacto con los cimarrones. En 1577,
Alfonso Illescas, su esposa indIgena, sus hijos y cónyuges y un considerable séquito de indios y mulatos, engalanados con oro, se
2
Los conceptos españoles de buen gobierno y gobiernojusto extendIan el acceso a grupos frecuentemente excluidos por otros sistemas, incluyendo a mujeres y esclavQs Charles Cutter. The Legal Culture of Northern New Spain, 17001810. Albuquerque, New Mexico. 1994. Para ejemplos de uso africano del derecho espanol vease Jane G. Landers Black Society in Spanish Florida Urbana
University of Illinois Press 2000y Kimberly S. Hanger. Bounded Lives Bounded
Places: Free Black Society in Colonial New Orleans, 17694803. Durham: Duke University Press. 1997.
3
Relato de Miguel Cabello Balboa. 1578. Audiencia de Quito (en adelante citado como AQ) 22/4, AGI. En: Microfilm en el banco Central de Quito. P. Rafael Savoia El negro Alfonso de Illescas y sus descendientes (entre 1553-1867)" En
Actas del Primer Congreso de Hzstorza dcl Negro en el Ecuadory el sur de Colombia ed
P. Rafael Savoia. Quito: Centro Cultural Afro-Ecuatoriano. 1988. pp. 29-61.
4 ibId.
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reunieron con el sacerdote y sus compañeros en la playa, escucharon sus oraciones y deposit4ron ornamentos de oro sobre ci rudimentario altar que los religiosos habIan erigido. Antes de partir,
los zambos prometieron traer a otros compañeros para que recibieran instrucción religiosa. Como los cimarrones no regresaron,
Cabello Balboa salió en su btisqueda, remontando en canoa las
aguas del rIo Esmeraldas. Dos leguas arriba encontró un sitio en
donde los cimarrones habIan destruido, rnás de 100 canoas y, aün
más adelante, uno de sus acompañantes encontró árboles frutales
destruidos de la misma manera. AsI se supo que los cimarrones
construIan embarcaciones, maderaban y hacIan labores agrIcolas y
metalürgicas, entre otras ocupaciones. Documentos posteriores
cuen tan que cultivaban plátanos, maIz, yuca (cassava), cacao, tabaco, algodón, arroz y caña de azücar, a orillas del rio Esmeraldas, y
que criaban cerdos y gaiiinas para su propio consumo y para la
yenta a comunidades indIgenas aledañas. Las mujeres del asentamiento probablemente reaiizaban muchas de las labores asociadas
a la agricultura y a la reproducción de animales, mientras que los
hombres se ocupaban de la caza y la pesca.5
Aproximadamente al mismo tiempo en que los cimarrones
de Esmeraldas se reunIan con el padre Cabello en la playa, otros
cimarrones trataban de conseguir su libertad por medio de evasiones en Nueva.España (actualmente Mexico). En el año 1570,
Yanga (o Nanga), un africano de la nación Bran (aparentemente
de linaje real) escapó de la esclavitud y formó un palenque que
tuvo una larga vida en. Cofre de Perote, en la region de Orizaba,
cerca de Veracruz. Los españoles se quejaban de que los cimarrones de Yanga frecuentemente robaban cargamentos de bienes
que eran trans,portados por ci Camino Real de Veracruz a Ciudad
de Mexico, y que secuestraban a los hornbres y mujeres indigenas, y hasta a algunos españoies. La comunidad de Yanga resistió
los ataques que, como represalia, sufrieron durante más de treinta años, hasta que, en 1609, ci virrey Luis de Velasco comisionó a
un rico hacendado de Puebia para que dirigiera una expedición
contra esa poblaci6n.6
5
6
Relato de Miguel Cabello Balboa; Padre Joel Mon roy. Los religiosos de la Merced
en elAntiguo Reino de Quito. Quito: Editorial Labor. 1943. Vol. 2. pp 98-123, ci
tado en Savoia. pp. 28-29.
Cohn A. Palmer. Slaves of the White God: Blacks in Mexico, 1570-1650. Cambridge, MA. 1976.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Afortunadamente para los historiadores, un religiosojesuita
y cronista acornpañó a un gran contingente de españoles a to largo del ünico camino que conducIa al pueblo de Yanga, situado
en la cumbre de un cerro. El padre Juan Laurencio describió una
extensa pared formada por grandes piedras, detrás de la cual se
podIan esconder muchos hombres para disparar contra los atacantes. Más allá de esa posición, los españoles liegaron a una explanada liena de zarza y ratán, con la intención de atrapar al enemigo. Al no tener más recurso que entrar, lo hicieron, y los cimarrones inmediatamente los atacaron con guadañas y una liuvia de
flechas con puntas metálicas, piedras y rocas. Los españoles que
sobrevivieron lograron avanzar, solo para encontrar una situación
aün más peligrosa; un tronco que servIa de puente sobre un paso
que podia cruzarse solamente en fila, uno detrás de otro. Quienes lograron pasar tenIan que continuar a través de tres pasajes
estrechos, formados por farallones de troncos y bloqueados por
puertas de ratán. Entre tanto, los hombres de Yanga disparaban
flechas desde to alto.7 Laurenciô contó que, mientras susjóvenes
capitanes de guerra combatIan desesperadamente en las batallas,
el anciano patriarca Yanga reunia a hombres y mujeres en la pequeña iglesia de la comunidad, en donde rezaban ante un altar
cubierto de candelas y frente al cual habIan sembrado flechas en
el suelo.8 At anochecer, cuandô los españoles estaban casi encima
de ellos, Yanga condujo a las mujeres a la seguridad que ofrecIa
otro fuerte cercano.9
Cuando las tropas victoriosas de los espanoles entraron al poblado abandonado de Yanga, apagaron las candelas aün encendi7
8
9
Andrés Perez de Ribas. Crónica e historia religiosa de la provincia de la CompanIa
deJesds de MexicO en Nueva España. 2 vols., Mexico. 1896. "Relación de la mision a que fue enviado el P. Juan Laurencio acompañando a una escuadra
de soldados que salIa a la reducción de negros forajidos y saiteadores". pp.
282-294.
En un tiempo, Yanga lideraba a sus propios grupos guerreros, pero ya en estos
momentos, era un anciano, y en estã.bãtãila, el capitán de guerra de Yanga, ci
angoieno Francisco de la Matiza, comandabaa los cimarrones. IbId.
Desde su fuerte cercano, la gente de Yanga vio a los españoies quemar sus Casas, pero los cimãrrones estaban lejos de ser derrotados. Dice ci Padre Laurencm que mas bien enviaron cartas insultantes a los espanoles amenazandolos
con hacer tiras de came con los corazones del Capitán, soidados y reiigiosos
Ridiculizaron a los atacantes con una constante cortina de insultos gritados y
bailados bajo linternas prendidas, en una muestra de despreocupación. También ignoraron. la bandera biança de Gonzalez y las repetidas solicitudes de
negociaclones. IbId.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
das, sacaron las flechas que estaban ante ci altar, tocaron las campanas de la iglesia y, en señal de posesión, izaron su propio estandarte. A la mañana siguiente, los españoles hicieron una gira de
reconocimiento por ci asentamiento, vacIo pero aparenteniente
próspero. Aunque los cimarrones solo hablan estado en ese sitio
durante nueve meses, ya tenIan una amplia variedad de cultivos,
entre ellos algodón, camote, chiles, tabaco, zapailos, maIz, frijoles, caña de azücar y otros vegetales. Los cimarrones también dejaron atrás gallinas, ganado y caballos. Es probable que, en una
tradicional division de labores, los hombres hayan construido las
impresionantes fortificaciones y las sesenta casas que comprendIa
ci pueblo. Probablemente también cazaban, defendIan el poblado y pastoreaban a los animales grandes que se encontraban en
ci lugar. Las mujeres probablemente criaban las gallinas y vélaban
por los campos de cuitivo y las viviendas. En las sesenta casas VacIas los españoles encontraron una amplia variedad de vestimentas, espadas, hachas, algunos arcábuces, algo de sal, maIz y dinero. Los cimarrones obviamente estaban involucrados en algunas
transacciones comerciales, a la par de su reconocido pillaje.'°
Medio siglo rnás tarde, ci arzobispo de La Española intentó
por medios pacIficos "reducir" a 600 familias aim reunidas en
cuatro palenques a orillas de las montañas en la costa sur de la
isla. Estos cimarrones Bahoruco ya habIan desechado una oferta
previa y rechazaron también esta, argumentando que no creIan
en la palabra del hombre blanco. Aunque esta misión falló, ci arzobispo registró valiosa información sobre los asentamientos cimarrones que visitó. Encontró que se mantenIan, no por medio
de robos, sino mediante ci cultivo de varias siembrasy la caza y
crIa de animales. Describió también a los hombres como buenos
arqueros y foijadores. En adiciôn a sus tareas domésticas tradicionales y, probablemente, a buena parte de las labores agrIcolas, las mujeres de Bahoruco también büscaban oro en los rIos.
10
Ibid. Después de nueve años de batalla contra ellos, y muriendo de hambre,
Yanga finalmente buscóla paz. Demandó y recibió libertad para todos los que
vivIànen su asentamiento antes de 1608, asI çomo la incorporación de Un poblado legItimo del cual Yánga y sus herederos serIan los gobernadores, la cxclusión de los españoles de ese poblado (excepto en los dIas de merca4o), y
una. iglesia consagrada. En retorno, Yanga y su gente juraron vivir pacIficamente, retornar a los escapados futUros a sus propietanos legItimos yservir a
su monarca con las armas cuando fueran requeridos.
149
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Con este, compraban ropa, bebida y otros enseres en la capital
de Santo Domingo, incluidos el hierro y el acero con los cuales
los hombres fabricaban sus armas, que eran flechas y espadas
cortas y anchas. Aunque cuatro años después de la visita del arzobispo los españoles lanzaron una serie de ataques casi .fatales
contra los asentamientos Bahoruco, comunidades aisladas de cimarrones persistieron hasta bien entrado el siglo XVIII."
La recolección a nivel de la superficie y las excavaciones arqueologicas poco profundas en una comunidad cimarrona en el
oriente de La Española, el maniel'2 José Leta fundado a principios del siglo XVIII, confirmaron algunas de las observaciones
del arzobispo. Algunos investigadores encontraron numerosos
huesos que indicaban que los habitantes subsistIan mayormente
de cerdos salvajes, aunque se presume que también tenIan siembras dejardIn y cosechaban miel de abejas silvestres. En este sitio también se encontraron diecisiete brazaletes de cobre, puntas de flecha de metal, tubos de barro y una variedad de objetos
de hierro, incluidas pinzas y puntas de lanza. Depósitos de chatarra son evidencia de que los objetos encontrados en este sitio
habIan sido hechos por los escapados, como dijo el arzobispo
en Bahoruco. En cavernas cercanas, los exploradores encontraron también dagas de metal, jarros de barro para el agua y
trompetas de conchas, las cuales se identificaron como obra de
africanos escapados.15
Recieritemente, el arqueólogo dominicano Manuel Garcia
Arévalo ha recogido, en cuevas Ilenas de agua en las cercanIas
del aeropuerto de Santo Domingo, una nueva e importante colección de vasijas, fabricadas por africanos escapados. Esas vasijas, un poco rudimentarias en su construcción manual y hechas
a fuego bajo, incorporan elementos indIgenas en patrones decorativos y son ejemplo de las ilamadas colonoware (de los colonos),
espacialmente definidas al ser encontradas en areas en que coexistIan negros e indIgenas. La identificación de esas vasijas ha
11
Carta del Arzobispo Francisco de la Cueva Maldonado a Felipe N, Set. 15,
1662. En: José Luis Sáez. La igleiay el negro esdavo en Santo Domingo: una histona de tres szglos Santo Domingo 1992 pp 342 344
12 Maniel: término presumiblementedominicano que se refiere a tin palenque,
quilombo, cumbe, etc. —lugar de refugio de los cimarrones—.
13 José Juan Arrom y Manuel A. Garcia Arévalo. Cimarróñ. Santo Domingo. 1986.
pp. 48-55.
150
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ilevado a los investigadores a reexaminar colecciones catalogadas
anteriormente como puramente indIgenas, en busca de señales
de fabricación africana.'4
Esciavos escapados del principal puerto esciavista de America
del Sur, Cartagena, y de las minas de oro y haciendas cercanas,
crearon asentamientos en las escarpadas provincias del interior de
Colombia, que, de muchas maneras, fueron similares a los de sus
contrapartes en Ecuador y Mexico.15 Era usual en los residentes de
Cartagena acusar a los cimarrones de robos, asaltos, incendios, violación de mujeres y de que "aterrorizaban a toda la provincia." Los
residentes de las ciudades se sentlan asediados y vivIan bajo el terror mortal de que se diera una alianza entre los cimarrones y sus
propios esciavos. En 1683, fuerzas españolas marcharon en contra
de una red de asentamientos en las montañas de Sierra MarIa, ybcalizaron una aldea fuertemente fortificada, de donde "los negros
salieron a encontrarbos con mucha destreza y valor", utilizando armas españolas adquiridas en encuentros anteriores, asI como Ianzas, arcos y flechasi Al caer la noche, las tropas españolas sufrieron
por la iluvia, pues antes de escapar los cimarrones quemaron sus
propios albergues ydestruyeron las siembras de rnaIz yyuca. 16
El palenque más famoso, San Basilio, en las afueras de Cartagena, fue organizado temprano en el siglo XVII por un tal Domingo Bioho, quien, alegando haber sido gobernante en. Africa, recreó una dinastIa real en Colombia y tomó el nombre de Rey
Benkos. Después de haber gastado cerca de 37 000 pesos en cxpediciones para derrocarbo, el gobernador de Cartagena llego a
un acuerdo con él, solo para traicionarlo y coigarlo en 1619. La
dinastla de Benko siguió sin él y su asentamiento no fue "reducido" hasta en 1686, después de existir durante más de sesenta
14
15
16
Entrevista, Manuel GarcIa Arévalo. Santo Domingo. Agosto, 1996. LelandFerguson, Uncommon Ground: Archaeology and Early African America. 1 65 0-1800.
Smithsonian Institution Press 1992 pp 18 32 109 116 y "Looking for the
Mro in Colono Indian Pottery" En Archaeological Perspectives on Ethnicity in
America. Ed. Robert L. Schuyler. New York. 1980. pp. 14-28. Veáse también
Ferguson. The Cross is a Magic Sign: Marks in Eighteenth-Century Bowls from South
Carolina y Mathew C. Emerson. African Inspiration in a New World Art and Artifact: Decorated Pipes from the Chesapeake. I, Too, Am America. Ed. Theresa A. Singleton Charlottsville: University of Virginia Press 1999.
Leslie B. Rout, Jr. The African.Experience in Spanish America 1502 to the Present
Day. Cambridge.: Cambridge University Press. 1976. pp. 109-111.
Informe del GobernadorJuan de Pando, 1 de mayo de 1683, SantaFé 213, Archivo General de Indias, Sevilla (en adelante citado como AGI).
151
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
años y contar con ,más de 3000 habitantes, entre ellos seiscientos
guerreros, jefeados por cuatro capitanes de guerra, cada uno con
su propia "naci6n 11 .17
Aunque los españoles neutralizaron la amenaza presentada
por San Basiho, en 1691 todavia se escuchaban quejas de que los
esciavos huidos robaban ganado y que hábIan "usurpado" 3.00 minas de oro en. la region. Una vez más, el gobernador de Cartagena montó una expedición mayor para atacar al palenque de San
Miguel, que era defendido por una considerable fuerza, engrosada por hombres de los pale.nques vecinos. Los nombres que los
fugados habIan dado a esos asentamientos ayudan a describlr el
terreno y los productos a los que se dedicaban los varios campamentos. Algunos de ellos son Arenal (tierra arenosa o movediza),
Coco, El .Limón, Tabacal, Espino y La Venta, además de tres con
nombres africanos: Duanga, Norossi y Masu.'8
Comó lo he señalado en investigaciones anteriores, tarnbién
hubo un asalto español a un cercano y con temporáneo palenque
colombiano llamado Matudere.19 En este caso, no se tienen descripciones de los trabajos de defensa o de las casas que albergaban a los 250 residentes. Sin embargo, los cimarrones habIan almacenado municiones en uno de los edificios, el cual explotO durante el ataque español. De un relato anterior realizado por un
religioso visitante, también se sabe que los cimarrones habIan
construido una iglesia "adecuada" y la habIan decorado con "imágenes de papel".21 Unas pocas pistas sobre la cultura material en
Matudere pueden recogerse también de las preguntas hechas por
los españoles, a los sobrevivientes del ataque. Aunque los cimarrones habIan desarrollado instituciones militares y polIticas bastante
17
18
19
20
Anthony McFarlane "Cimarrones and Palenques: Runaways and Resistance in
Colonial Colombia". En: Slavery andAbolition. 6.1985: pp. 134-135; Real Cédula, 13 dejulio, 1686, Santa Fe 531, libro ii, folio 217, AGI.
Despues de un sitio de diecisiete dias los hombres de San Miguel quemaron
su propia aldea y se dispersaron hacia los asentamientos de sus aliados cimarrones (Autos sobre la reciucción y pacificación de los negros fugitivos y fortificados en los palenques de la Sierra de Maria, 1691-1695, Santa Fe 212, AG!).
En Cuba, el Arcangel Miguel es.asociado con eldios de hierro de los Yoruba,
Ogun, penetrador de los bosques y cultivador de las tierras, asI como un violento guerrero que demandajUsticia. San
. da T.Barnes (cd.). Africa's Ogun; Old
World and New. Bloomington. Indiana. 1898.
Informe de Martin de Cevallos, 29 de mayo, 1693, Santa.Fé, 213, AG!.
Padre Fernando Zapata al Gobernador Martin de Cevallos, Abril 21, 1693,
Santa Fe 2133 AG!.
152
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
elaboradas, cada familia sembraba sus propios cultivos: maIz,
arroz frijoles negros, papas y plátanos, entre otros. Los cimarrones de Matudere habIan estabiecido contactos con un cabildo de
esciavos Arará, en Cartagena, quienes probabiemente los ayudaron en la adquisición de armas y rnuniciOnes.2' Aunque Matudere
fue destruido, otros asentamientos cimarrones brotaron como ci
ave fénix, en regiones más remotas del sur de Côiômbia.
Algunas comunidades cimarronas sobrevivieron hasta ci siglo
xviii, en las más duras y aisladas condiciones. En 1785, los españoies voivieron a ponerse en contacto con los cimarrones de la
region de Bahoruco, en La Española. Los cimarrones del maniel
de Neyba habIan topado con tiempos dificiles.. El asentamiento se
componIa de cincuenta y siete casas, con un total de 133 personas. Algunos residentes dijeron que la pobiación habIa sido mayor, pero que epidemias de sarampión y disenterIa acabaron con
muchos, incluidos dos ancianos varones "que eran muy venerados" y quienes habIan organizado al maniel con anterioridad. Ancianos africanos como estos eran recursos valiosos para la comunidad, al ofrecer conocimientos directos sobre una amplia gama
de destrezas socio-técnicas que ayudaban a mantener a los cimarrones en la selva; entre los conocimientOS más importantes se
pueden citar los reiacionados con arquitectura, agricultura, curanderIa y ci arte de la guerra. Los respetados ancianos también
ayudaron a los cimarrones a conservar su lenguaje, creencias,
identidad y otras practicas culturaies. En este aislado asentamiento, y probablemente en otros, sus muertes eran pérdidas, tanto
reaies como afectivas, para el grupo.
La pobiación sobreviviente de Neyba se componIa de cuarenta y tres hombres adultos, treinta y siete mujeres adultas (veinte
que habIan naçido en el sitio) y cincuenta y dos niños. La edad
de las mujeres más viejas, como Catalina y Maria, nacidas en Neyba, se calcuiaba en sesenta años, io que podrIa estabiecer unafecha para la fundación del asentamiento en las primeras décadas
21
Autos sobre la reducción y pacificaciôn de los negros fugitivos y fortificados
en palenques de la sierra de Maria, 1691-1695, Santa Fe 212, AGI. Maria del
Carmen Borrego Pla en Palenques de negros en Cartagena de Indias afines del siglo xvii. Sevilla. 1973, realizó un estudio de los palenques que rodeaban a
Cartagena, enfocando las campañas militares y polIticas de los españoles
contra ellOs y pusieron poca.atención a los materiales etnográficos en esos
docurnentos.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
del siglo XVIII. El nümero de hijos indicaba que, a pesar de haber
experimentado disminución debido a epidemias, la poblacion
crecIa de nuevo.22
El incremento de la pOblación pudo deberse, en parte, a la
escalada en la expiotación de la mano de obra africana en las
plantaciones de azücar al otro lado de la frontera francesa, en
Santo Domingo (el moderno Haiti). Once mujeres y treinta y un
hombres que vivian en Neyba fueron alguna vez esciavos de franceses. Algunos tenIan nombres franceses y hablaban algo del idioma y ocasionalmente, un poco de español. Otros, sin embargo,
todavIa tenIan nombres africanos, como Quamina, Macuba y Musunga y pueden haber sido bozales no aculturados.25 Es probable
que estosjóvenes hayan reintroducido elementos culturales africanos al asentamiento, pero sujuventud sugiere que tOdavIa no
habIan acumulado la sabiduria y el estatus de los ancianos que
habIan muerto.
Los cimarrones refugiados en el maniel de Neyba habIan
construido ranchos con techos de paja, pero ninguna edificación
pñblica. Tampoco el informe españoi mencionaba ninguna fortificación ni ningün sistema de defensa en losasentamientos cimarrones en Nueva España y Colombia. En su aislamiento, estos cimarrones vivian casi como cualquier campesino pobre descendiente de españoies. En parcelas individualizadas cultivaban
arroz, maIz, plátanos, caña de azücar y una variedad de otros alimentos para su propio consumo. El proceso mediante el cual se
distribuIa la tierra es desconocido, pero parece haber tenido base
tanto en la necesidad como en la habilidad para usarla. Cada parcela medIa 1000 varas, y las familias nucleares, compuestas generaimente por un hombre, una mujer y varios hijos, usualmente
trabajaban dos parcelas, mientras que las parejas sin hijos y los
hombres y mujeres sin pareja recibIan una sola parcela. También
es posible que la edad y ci tiempo vivido en ci maniel les garantizara tierra adicional. Las parejas más ancianas, Maria y Roro, y
Catalina y Andrés, todos estimados en una edad de sesenta años,
trabajaban dos parcelas cada uno. Maria y Roro tenIan dos hijos
22
23
Luis de Chávezy Mendoza. "Lista de los negros que Se contienen en ci Manic!
de Neyba". 12 de abril, 1785, Santo Domingo (en adëlante citado como SD)
1102, AG!.
IbId.
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adultos en el asentamiento, quienes probablemente les hayan
ayudado a trabajar la tierra, y quizás ci yerno de Catalina y Andrés haya hecho otro tanto. Sorprendentemente, una madre sola,
Rosa, también tenIa dos parcelas y cs posible que su padre u otro
hombre adulto haya ayudado a trabajar la tierra.24
Casi un siglo después, en 1.953, ci antropologo colombiano
Aquiles Escalante, encontró a los residentes modernos de San Basilio viviendo en una cultura material que presentaba muy pocos
cambios, en relación con lo descrito en los documentos coloniales de los siglos xvii y XVIII. DependIan fuertemente de las maderas locales, palmeras y ratán para cubrir una variedad de necesidades, como la fabricación de techos de paja, aifombras, canastas,
morteros y martinetes, e instrumentos musicales como tambores
altos de madera, flautas y maracas. Los grupos comunales todavIa
construIan casas usando las técnicas de éntrelazar y embarrar, comunes en ci perIodo colonial, y los nuevos propietarios pagaban
a sus vecinos con ron y tabaco.25
En la corta temporada seca, grupos de hombres acompañados por sus perros atrapaban y cazaban cerdos salvajes y pájarOs,
mediante ci uso de trampas y rituales que muy bien podIan provenir de sus ancestros africanos. Los hombres ponIan sal alrededor de sus parcelas para purificar la caza, y golpeaban los nidos
de ciertos pájaros con ramos de palma para contrarrestar los malos augurios. Otros rituales de caza incorpo.raban elementos del
catolicismo, como rezar ties padrenuestros en donde los caminos
separaban en lajungla. En otros sitios afrocaribeños es todavIa
comün hacer ofrendas al dios dcl cruce de caminos, Eleggua, para asegurarse de que ci camino escogido sea ci correcto.26
Como habIan hecho los cimarrones anteriores, los hombres
de San Basilio cortaban los árboles grandes y prcparaban los
campos, mientras que las mujcrcs y los niños realizaban la mayor
parte de la labor agrIcoia, con ci arroz y la yuca como los m.ás
importantcs cultivos de subsistcncia. Los residcntcs de San Basiho también sembraban maIz, manI, name, plátanos, una vane-
24
25
26
mid.
Aquiles Escalante. El palenque de San Basilio una comunidad de descendientes de
negros cimarrones. BarEanquilla. 1979. pp. 30-32, y planchas ilustradas en los
apéndices.
Aquiles Escalante. Op. Cit. pp. 26-27, 30-32.
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dad de bananos, melones, tabaco y algodón. ProtegIan sus campos con una fascinante amalgama de rituales, como colocar cabezas de vaca o cruces en la esquinas, o ranas tostadas bajo un
matorral para envenenar a los zorros que se comIan las plantas.
Las oraciones a San Pablo protegIan cultivos, anirnales y personas, de los gusanos.27 El rico estudio etnográfico de Escalante, sobre una comunidad cimarrona que se mantuvo en su lugar a lo
largo de varios siglos, puede alertar sobre ideas, prácticas y patrones de cultura material que pueden haber sido ignorados previamente en los records históricos. A medida que va surgiendo
mayor evidencia arqueológica sobre una variedad de sitios de cimarrones, y que nuevos y más exactos estudios sobre el comercio
de esclavos generan datos adicionales sobre la etnicidad, también se puede reflnar la investigación histórica. La labor de dar
seguimiento al pasado africano es inmensamente compleja, pero
la oportunidad de intercambiar investigaciones con académicos
de una variedad de disciplinas que estudian tan amplio rango de
sitios temporales y geográficos, hará avanzar nuestros esfuerzos
compartidos.
27 IbId. pp. 34-38.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
DE SAN LORENZO DE LOS NEGROS
A LOS MORENOS DE AMAPA:
CIMARRONES VERACRUZANOS,
1609-1735
Adriana Naveda Chávez-Hita
UNIVERSIDAD DE VERACRUZ, MExico
La agroindustria azucarera experimentó un incremento notable a lo largo del perIodo colonial. Al finalizar el siglo XVI se habIan establecido ingenios en diversas partes de 1 4 Nueva España,
desde el BajIo, pasando por Morelos, hasta Ia antigua Antequera
—hoy Oaxaca—. Pero Veracruz se perfiió como el area donde se
concentraba el mayor niimero de establecimientos, principalmente en los alrededores de Ia antigua Veracruz, Los Tuxtlas, Xalapa,
Córdoba y Orizaba, asentamientos con una inmejorable posición
al estar localizadas en el camino principal hacia el altiplano. Además de las grandes fábricas de dulce, proliferaron manufacturas
menOres y trapiches manuales. Al comenzar ci siglo XVIII, de más
de una centena de transformadores de caña que se han registrado, Ia tercera parte pertenecIa a Ia villa de Córdoba.
Puede decirse que de inmediato se visualizó ci potencial azucarero de Ia zona, y esta empezó a especializarse en ci cuitivo de
las gramIneas. En 1640 se concedieron mercedes para Ia fundación de trapiches, y aparecieron las haciendas que definirIan el
sistema productivo local durante rnás de tres siglos.
Córdoba, que en sus orIgenes se caracterizó por perseguir a
los esciavos evadidos, tuvo un crecimiento temprano gracias a Ia
institución de Ia. esciavitud. La segunda mitad del siglo XVII fue el
perIodo del despegue azucarero local, ci cual llegó a su clImax al
finalizar Ia siguiente centuria.
Poco a poco crecIa el tamaño de las haciendas, asI como ci
nñmero de sus esclavos. En 1746 llegaron a ser 32 haciendas con
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2000 esclavos.t Un dato que demuestra su importancia en todo
ese perIodo es que, segün avalüos, la esclavonIa representaba más
de la mitad del valor total de las haciendas. Explicable resulta,, entonces, el celo que ponIan los dueños en recuperar a los esclavos
huidos: emitlan poderes, ofrecIan recompensas y financiaban milicias de rancheadores.
Tanto los africanos sacados de su continente por medio del
lucrativo negocio de la trata de esclavos y sometido a un sistema
económico y social explotador y discriminatoriO, como sus descendientes, nacidos en America dentro de la institución de la esclavitud, presentaron diversas modalidades de resistencja encaminadas a protestar y a salir de su condición de sometimiento.2 La
resistencia se .hizo patente en los lugares del Nuevo Mundo en
donde la colonización europea implantó la esciavitud y varió en
intensidad y frecuencia segün las condiciones geográficas y sociaJes de cada region.
El cimarronaje,3 rasgo caracterIstico de la esclãvitud en América, tuvo en Córdoba una manifestación constante, en virtud de
las particularidades propias de la zona. La cercanIa con la Sierra
Madre Oriental —macizo de montafjas que divide el territorio mexicano— favoreció la evasion masiva de esclavos. Como es sabido,
la fundación misma de la villa de Córdoba obedeció, en gran parte, a la necesidad de proteger el tráfIco de mercancIas, de los ataques que los cimarrones comandados por su lIder Nyanga ilevaban a cabo sobre los viajeros en el camino hacia Veracruz. Yànga,
2
.3
VillaSenoryJoseph Antonio Sanchez. Theatro Americano. Mexico: Imprenta de
la Vda. de Hogel, 1746, f. 264. En 1788 los residentes de las haciendas eran en
su mayorIa 1264 esclavos, los afromestizos libres sumaban 182, los indios 152 y
los españoles 151. AMC, censo de 1788.
Miguel GarcIaBustamante. "Dos aspectos de la esciavitud negra en Veracruz".
En:Jornadas de Homenaje a Gonzalo AguirreBeltran. Veracruz: Itistituto Veracrwzano de Ia Cultura. 1988. p. 215. Sobre levantamientos de esclavos véase: Cohn Palmer Negro Slavery in Mexico Tesis doctoral Universidad de Wisconsin
1970; Patrick Carroll y Aurelio de los Reyes. "Arnapa Oaxaca: Pueblo de cimarrones". En: BoletIn delINAH, Mexico: época II, nüm 4, 1973; Octaviano COrro.
Los cimarrones en Veracruz y lafundacion de Amapa. Veracruz: Imp. Comercial de
Veracruz 1951 David Davison Negro Slave control and resistance in Cob
nial Mexico, 1519-1650". En: HAHR, XLVI, Agosto 1966; Enrique Herrera Moreno. El canton de Córdoba, Edit. R. Valdecillä y CIa. Córdoba, 1892; Adriana Naveda.Esclavos negros en las haciendas azucareras de Côrdoba, 1690-1830. Xalapa:
Universidad Veracruzana. 1987.
Entre otros veáse Beltrán Aguirre. "Nyanga y la controversia en torno a su reducción a pueblo". En:Jornadas de Homenaje a Gonzalo Airre Beltrãn. O. Cit.
p. 129.
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de nación Bran, se escapó junto con otros esclavos de los airededores de la AntiguaVeracruz, yen 1570 formó palenques' enlas
faldas de la sierra de Zongolica en la sierra Madre. Oriental, lugar
fértil con condiciones para el escondite. El tratamiento que las
autoridades, tanto locales como virreinales, dieron al problema
del aizamiento cimarrón comandado por Yanga, es ilustrativo del
modo de operar del esciavo de Nueva España, a la vez que establece precedentes que se repitieron en el transcurso de los siglos
XVII y XVIII.
En 1609, después de que les destruyeron sus palenques, los
cimarrones lograron permanecer como un nñcleo atrincherado
en las montañas, que nunca aceptó su rendici6n.5 Por lo contrario, solicitó al virrey una serie de condiciones para deponer las armas. Este ültirnO, consciente de que el problema de los cimarrones no podia ser eliminado completamente, acepto negociar la libertad de los alzados, y convino en reducirlos a pueblo en un lugar denominado San Lorenzo de los Negros —también nombrado
San Lorenzo Cerralvo, hoy Yanga, a escasos diez kilómetros de la
villa de Córdoba y sobre el camino real hacia el puerto deVeracruz—. A cambio de esa amnistIa, los cimarrones se comprometeron formalmente a capturar y entregar a las autoridades a cualquier negro que, a partir de entonces, se escapara y buscara refugio con ellos. La polItica ambivalente de las autoridades para enfrentar a los negros huidos fue una constante. Por un lado un trato fiero y estricto mientras el esciavo no se evadIa, además de una
represión militar masiva cuando los grupos de cimarrones amenazaban la producción y la estabilidad polItica. Pero, por otro lado, una vez que las autoridades se convencian de lo difIcil que
era localizar los palenques y someter a la totalidad de escapados,
negociaban con los cimarrones y les concedIan la libertad a cambio de que se comprometieran a capturar y regresar a los nuevos
desertores. Dentro de esEos marcos se dio el enfrentamiento entie esclavos y esclavistas en la region. Los poseedores de esclavos
siempre se opusieron al otorgamiento de libertad a los cimarrones, no sOlo por la pérdida del dinero invertido en ellos, sinó
4
5
Quilombos y mocambos en Brasil, cunbés en Venezuela.
Cerca del puerto de Veracruz hay dos pequeños pueblos, Mandinga y Matosa,
cercano uno del otro, sus nombres hacen pensar que fueron palenques de este movumiento cimarron El ultimo era el apelhdo de uno de los lideres que
acompañaban a Yanga.
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también por el mal ejemplo que se daba a todos los esclavos de la
zona.
Existen referencias acerca de un flujo constante de esclavos
fugitivos, tanto de haciendas de la zona como de las comarcas circunvecinas, que en buena parte se asentaron en diversos palenques distribuidos por los parajes contiguos a la Sierra Madre. Un
lIder de cimarrones, al referirse a los palenques declaraba: "Segun nos cuentan los ancianos siempre los ha habido después de
la conquista de este reyno".6
Los esclavos huIan sin distinción de sexo, edad u oficio, ya
que, segñn consta en los documentos, habIa esclavos que escapaban cuando tenIan más de sesenta años, y algunos que lo hacIan
desde la adolescencia; huIan tanto bozales como criolios, y era
frecuente que lo hicieran por parejas. SerIa erróneo considerar
que solo los esclavos menos capacitados se fugaban, ya que tenemos registros de maestros de azücar, herreros y carpinteros que
preferIan la libertad de facto al estatus que su trabajo les daba en.
ci trapiche. AsI como la mayor parte de los huidos se refugiaban
en las montañas cercanas, también hay referencia de otros que
escapaban a lugares como Acapulco, Cuernavaca, Puebla, Veracruz, Misantla y Chicontepec, e incluso Cuba y Guatemala. Esto
dio origen a una copiosa emisión de poderes para rescatar a los
esclavos capturados en esas ciudades. Por otra parte, esclavos de
Mexico, Oaxaca y Santiago Tuxtia aparecen como huidos en lajurisdicción de Córdoba. Como se ye, la huida de esclavos fue muy
variada y en diversas direcciones. Fue una constante que enmarcó
la relación amo-esclavo y que dificultó sobremanera la disciplina
y la estabilidad de la fuerza de trabajo.
Los hacendados cordobeses, incapaces de terminar con ci
problema del cimarronaje, se vieron obligados a coexistir con los
negros libres de San Lorenzo, a quienes nunca aceptaron, y a
quienes hostilizaban sistemáticamente con ci propósito de ccrrarles su medio de vida y, posteriormente, propagar la incapacidad de los negros para vivir como libres. En efecto, durante todo
ci transcurso del perIodo estudiado encontramos a los alcaldes
6
Archiyo General de la Nación. Tierras. Vol. 3543, f. 2. En adelante se citará
AGN. Debo el conocimiento de este volumen a Patrick Carroll quien hace veinte años me facilitó una copia microfilmada. Fernando Winfield publicó en
1992 la ttanscripción completa de este volumen.
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cordobeses, representantes y parientes de los hacendados, cuando no hacendados mismos, agrediendo de multiples maneras a
los habitantes de San Lorenzo. En ocasiones aprovechaban las
ordenanzas en que se prohibIa la elaboración de aguardiente para destruir los pequenos trapiches de hacer panela de los negros
libres. En otras, usurpaban abiertamente terrenos de los libertos
y ilegaban incluso a penetrar en el poblado y a aprehender a los
libertos mediante cateos domiciliarios.
La prepotencia e impunidad del poder polItico de los hacendados fue caracterIstico como en ci caso de las 7,25 cabalierIas
que fueron arrebatadas a San Lorenzo y se remataron a favor de
un hacendado. Los pobladores de San Lorenzo recurrieron a las
autoridades virreinales para frenar los abusos de los aicaldes.
En una queja al virrey se habla de los negros libres: "Que son
vexados por los alcaldes ordinarios (cordobeses), por ci alguacil
mayor y otros ministros dejusticia". A pesar de que el virrey dio
orden de que las autoridades de la villa de Córdoba respetaran su
recinto, so pena de enjuiciamiento, los hacendados evadieron la
aplicación del mandato y continuaron hostigando por diversos
medios al poblado de Yanga. Aunque los hacendados hayan cornbatido la prosperidad de San Lorenzo, io cierto es que la tradición de la lucha que se habIa materializado en ese pueblo, se
mantuvo corno patrimonio comün a todos los esciavos de la zona,
quienes sabIan de la posibilidad de acceder a la libertad por medio del brusco rompimiento de las cadenas.
Cien años después, ci fermento de una rebeldIa, que iba más
allá de la mera fuga individual o en grupo, empezó a acrecentarse en la region. En 1709,8 resurge la cIclica preocupación de los
hacendados: ci incremento dc los asaltos y de las incursiones de
los cimarrones, que hacIa presagiar un alzamiento masivo. Este
tern or tuvo pleno fundamento en la insurrección csclava de 1735.
Este alzamiento, el más significativo en contra del esclavismo cordobés, no fue sino la expresión de la resistencia esciava, que fue
creciendo durante el primer tercio del siglo. Varios fueron los
factores que contribuyeron a ello: el crecimiento de las esciavonIas de las haciendas al iniciar la centuria, el empeoramiento de
las côndiciones de trabajo y una serie de catástrofes naturales que
7
8
Archivo Municipal de Córdoba, 1768, f. 54. En adelante se citará AMC.
AMC, Vol. 13, 1709, f. 211.
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aslaron la regi6n.9 Unos años antes del aizamiento se presento
un cuadro de fugas masivas, las cuales solo parcialmente y con
mucho esfuerzo lograron ser controladas por las milicias de la región. Estas perseguIan a los esciavos hasta las serranIas de Mazateopan y Soyoltepec, donde engrosaban palenques desde hacIa
muchos años)°
Ha quedado la version de que el aizamiento del 19 de junio
de 1735 obedeció, en lo inmediato, a la acción de un mulato hamado Miguel de Salarnanca, quien se valiO de la ocasión "de que
D. AgustIn de Moreno habIa ilegado avisitar las fincas de campo
{ ... ] para propalar la especie de que el rey habIa concedido la iibertad de los esclavos"." Al parecer, un año antes un cura y el alcalde de La Antigua habIan hecho una gestion para obtener la
reducción a pueblo de diversos grupos de cimarrones.'2 A pesar
de que los hacendados reaccionaron rápidamente y consiguieron
del virrey disposiciones terminantes en contra de la liberación,
en el ambiente se extendiô la creencia de que la libertad serIa
concedida por las autoridades superiores. Fue en este ambiente
en el que se esparció la falsa noticia del mulato Salamanca.
Los esciavos desencadenaron una insurrección generalizada
en la zona. La acción comenzó en las haciendas cercanas al pueblo
de San Juan de la Punta pertenecientes a la villa de C6rdoba.11 La
movilización de los hacendados y sus órganos civiles fue inmediata.
Para el 6 de julio ya habIa tres column as, con un total de 600 milicianos tomando posiciones frente a Omealca.'4 Al dIa siguiente, ya
las autoridades del virreinato analizaban el caso y emitlan disposiciones en que se mezclaba la sorpresa con el ánimo paternal.
Para el momento en que el virrey y la Real Audiencia trataban de portarse magnánimos, ya se habIan realizado sangrientas
escaramuzãs entre los alzados y las tropas que los perseguIan, y
hábIan sido recapturados muchos de ellos. El nticleo central de
los aizados se habIa enmontado bajo las órdenes de José Perez y
Terremoto, inundación y hambre en 1714; epidemia de vómito en 1735; ANC,
1715, f. 198. En la Hacienda de San Francisco de Padua no se pudo moler la
caña "por el rigor de las aguas". RodrIguez y Valero. Cartilla histórica y sagiada
de Córdoba. Córdoba. 1758. p. 44; Herrera. Op. Cit. p.p. 123-125.
10 CorrO. Op. Cit. p. 18
11 La version onginal es de Rodriguez y Valero Op Cit p 45 Herrera Op Cit p
125, Corro. Op. Cit. p. 19
12 Archivo General de la Nación. Tierras, Vol. 3543 fs. 79-80.
13 AMC. Vol. 21, 1735, fs. 3-5.
9
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José Tadeo, alias el "Carpintero". Por otro lado, dada la magnitud
de los acontecimientos, era demasiado tarde para persuadirlos
con promesas de un mejor trato.'
El mismo rey intentó proponer una polItica de perdón, "al
poner en libertad a los negros alzados, que del paraje de Atumealca se trajeron a esta villa y se mantienen presos",'6 perO chocó con la intransigencia de los hacendados locales, quienes se negaron a hacerlo y retrazaron el proceso abiertamente.'7
En realidad, los rebeldes se habIan defendido fleramente de
la persecución de la tropa. Aim con muchas pérdidas, especialmente de capturados, se habIan escondido en las serranIas hacia
el sureste de la villa. Fue necesaria la träición de uno de los aizados, de nombre FermIn, para que se lograra capturar a sus lIderesjunto con algunas decenas de seguidores. Los lIderes fueron
ejecutados en la plaza püblica en 1737. No obstante; muchos cimarrones de ese alzamiento lograron fugarse en dirección a los
palenques de Mazateopan y Soyaltepec. Cuatro meses después del
estallido, las autoridades cordobesas se negaban a despachar un
destacamento de dragones que se les solicitaba, aduciendo que
subsistla ci peligro por los remanentes4 de la revuelta.18
Un par de años después del alzamiento, y mientras aim los
hacendadOs discutIan entre sI para absorber los costos,19 ci flujo
de esciavos escapados de las haciendas se incrementó, al tiempo
que surgIan constantes alarmas, entre la población bianca, de
nuevos actos violentos. Una muestra del ambiente existente entre
los propietarios es la siguiente cláusula de arrendamiento de una
hacienda: "En caso que en lo venidero acacciese (Dios no lo quiera) alguna sublevación general de negros, en el tiempo de este
arrendamiento las pérdidas saldran por cuenta mIa" 20
El alzamiento del 35 nuncafue totalmente controlado. En
1739., ci gobierno local discutIa la situación en lo siguientes
términos:
14
Archivo Notarial de Orizaba, año 1735, exp. 4 fs, 17junio 1735, Córdoba. En
adelante se citará ANO.
15 AMC, Vol. 21,1735, f. 8.
16 Ibid.
17 IbId,f.17.
18 AMC, Vol. 21,año 1736, f. 1961 ANc, 1736, f. 151.
19 AGN, General de Parte, Vol. 32, Exp. 50, f. 28.
20 Archivo Notaria Córdoba, 1739, f. 178. En adelante se citará ANC.
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"En este cabildo se ha acordado de la injusta libertad que gozan los negros esciavos cimarrones que están rancheados en
los montes y sierras que liaman Clozaltepeque o Maisotecapan y de la ninguna providencia que le da por sus dueños
para su reducción, haciéndose temer la comunicación que
aquellos negros tienen con los que se hallan en éstas hacien
das, bajo la servidumbre de sus amos, de lo que ha resultado
saber éstos de la resagada vida que gosan los cimarrones con
abundante maIz, frijol y no careciendo de came, porque tienen los animales, motivo por lo que han hecho que otros se
huyan y hace veinte dIas Francisco Garrido español vio en la
entrada del monte nueve negros que jban a los palenques".2 '
A pesar del odio y del temor que experimentaban frente a
los cimarrones, las autoridades del cabildo, sin duda motivadas
por los costos de una persecución, habIan sondeado ya las posibilidades de una negociación con los palenques. En sesión de cabildo se acordó mandar un ernisario a platicar con los huidos.22
En 1741, aprovechando que la milicia local habIa marchado
al puerto debido al conflicto armado entre España e Inglaterra,23
los esciavos de las haciendas hicieron otro intento colectivo de iiberación, pero fueron reducidos con derramamiento de poca
sangre, aunque con mucho costo, ya que fue necesario quemar
las cañas por haberse atrincherado en ellas los esclavos.24
Anos después, en 1747, se organizó una expedición punitiva
a los palenques, que se encontraban, por cierto, bastante lejos de
los lImites de lajurisdicción. Gracias a un éxito circunstancial, los
españoles batieron a un grupo y aprehendieron al cabecilla, ilamado Ignacio, quien fue ahorcado pñblicamente en la villa. Un
año después, en 1748, se organizó una batida semejãnte, en la
que los españoles fueron derrotados.25
Para la segunda mitad del siglo XVIII, él agudo enfrentamiento entre amos y esclavos paso a ser parte de la naturaleza de las
Los hacendados y lasautoridades nunca se pusieron de acuerdo en la denoininacion de Soyaltepec y Mazateopan y se les encontro escrito de diversas for
mas corno: Clozaltepeque y Maisoteapan.
22 AMC, Vol. 22, año 1739, f. 23 y año 1736, f. 178.
23 Herrera. Op. Cit. p. 131.
24 AMC, Vol. 22, año 1744, f. 321, AGN, Tierras, Vol. 3543, f. 81.
25 Hen-era. Op. Cit. p. 133.
21
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relaciones sociales en Córdoba. Para los dueños de esclavos el
problema no solo resultaba imposible de paliar, sino que se salIa
cada vez más de sus manos. Además del ejemplo y de la experiencia nunca asimilados de San Lorenzo, de la inestable disciplina
en las haciendas y de las incursiones de los cimarrones, los hacendados tuvieron que luchar en contra de las acciones legales de los
cimarrones de Mazateopan, quienes, en 1743, pidieron a la Real
Audiencia su libertad a cambio del pacificarse.26 Unos años después, fue el alcalde mayor de Teutila —pueblo cercano a sus palenques— quien propuso a los aizados que dejaran las armas a
cambio de la libertad y la fundación de un pueblo. Las incursiones de 1747 y 1748 para reducir los palenques parecen haberse
originado en esos intentos de encontrar una solución institucional emprendidos por los cimarrones. A partir de entonces, los esclavistas tuvieron que recurrir a todas las instancias para evitar
que se repitiera el caso de San Lorenzo.
En ese climade forcejeo incesante por el control efectivo de
sus esclavos, pieza fundamental en el mantenimiento de su poder
económico, los esciavistas fueron desarrollando una ideologIa rIgida —y, desde el punto de vista actual, ingenua— de lo que consideraban un privilegio natur4l: el poseer hombres. Los juicios que
emiten acerca de las caracterIsticas del esciavo, reflejan un racismo piano que, sin embargo, indirectamente da claro testimonio
de la firmeza de convicción y de acción de los esciavos.27
Al paso del tiempo, los habitantes de los palenques —Paiacios,
Mandinga y Breve Cocina— fueron desarrollanclo relaciones con
diferentes grupos de la region. A través de esclavos vaqueros de
aigunas haciendas de la costa, los cimarrones lograban vender y
comprar por encargo algunas mercancIas en el puerto de Veracruz. Mulatos y mestizos, agricuitores y conductores de recuas o
artesanos mantenIan relaciones frecuentes con los cimarrones.
26
27
PatrickJ. Cãi roll. "Mandinga: the evolutionof runaway mexican slaves community, 1735-1827". En: Comparative Studies in Society and History, Vol. 19, octubre 1977. p. 12.
El cuestionamiento que hacen a su condicion es explicado asi solo por haber
su malicia concebido el que no podIan ser esclavos, en cuya conjetura se mantienen y causa algunos movimientos en ellos de querer sublevarse", AGN, Tierras, Vol. 3543. F.71. "yafuese por ci innato deseo que todOs tienen de sacudir
el yugo de la servidumbre, o por la maligna inclinación que es regular en gente de esta condición". IbId. E 77.
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Otras relaciones más importantes en su lucha por constituirse como un pueblo de libres, fueron las que establecieron con algunas autoridades y hacendados' de la region. Patrick Carroll
cunta cómo el alcalde de Teutila utilizaba a los cimarrones como agentes en ci comercio de la vainiiia, mientras los aprovisionaba, inciuso de armas, y se convertIa en ci gestor oficial de su iibertad ante las alias autoridades.28 Otro hacendado, Cärios Ribadeneyra, empleó a los cimarrones para desalojar de un potrero a
un grupo de indIgenas que usurpaban sus ganados. Estas relaciones tan peculiares muestran los contradjctorios matices de la Lucha por la libertad de los cimarrones, y, al mismo tiempo, hacen
ver que la intención de recuperarlos, por parte de sus amos originales, estaba dcstinada a fracasar.29
En 1760, un pieno de hacendados azucareros cordobeses decidió crear un organismo que se dedicara ünica y exciusivamente
a impedir que escapasen esciavos y que recuperara a los fugitivos.
Para ci efecto se cligio, mediante voto secreto, a tics diputados, y
se impuso una cantidad de cincuenta pesos por cada molino de
azücar.31 Los dueños dc los 45 molinos y medio presentes en la
reunion acordaron dar una cuota dobic inicial, para emprender
los trabajos. Los hacendados considcraban que con cinco mil peSOS podIan garantizar su seguridad.
En 1762, la guerra británico-española trajo consigo nuevas
circunstancias a la confrontación. Los cimarrones se presentaron
como voiuntarios en Veracruz, respondicndo al ilamado a las armas que habIa hccho el virrey a la poblaci6n.3' A cambiO de esto,
les conccdió ia Iibertad.32
Tampoco en esa ocasión cran infundados los tcmores de los
propietarios agrIcoias. En mayo de ese año, ci esciavo Juan Bautista fuc aprchendido por habcr quitado la vida al mayordomo de
la hacicnd Ojo de Agua, Pedro Garrido. El documento asienta
que Bautista se refugio en el convento de San Antonio, de dondc
fue sacado por ci capitán de la Gándara. Asimismo, siete ncgros
28 Carroll. Op. Cit p. 17.
29 En las incursiones de 1748 se recuperarOn 16 esclãvos, AMC, Vol. 25, fs. 9 a 15.
30 Se considero al molino como unidad media de produccion las haciendas
grandes cotizaban como varios molinos, y algunos trapiches como Y2 molino,
1760, f. 38.
31 Carroll. Op. Cit. p. 18; basado en AGN, Tierras, Vol. 3543, exp. 1, fs. 27-28.
32 AMC, Vol.27, 1762, fs. 140 y 168.
33 ANC, 1764, 10 de octubre. El documento se rèfiere al 30 de mayo de 1762.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
fueron acusados de asesinar al administrador de Ia misma hacienda, ci Sr. Joseph de Zevailos, y sacados del refugio del mismo convento sin respetar inmunidades de tipo eclesiástico. Tiempo después, ci cabildo se enfrentó al problema de encontrar a un verdugo para que ejecutara a uno de elios, por lô cual hizo diversas
gestiones para no asumir los costos de Ia ejecución. Dc alias autoridades se recibe una sugerencia contundente, "para no sufrir
gastos ni se peleen entre quienes pagarán al verdugo, que entre
Ia multitud de esciavos que numera esajurisdicción pueda haber
uno que sepa exercer ese oficio".35
En 1767, aprovechando Ia circunstancia de que Andrés Fernández de Otañés volvió a ejercer el cargo de alcalde mayor de
Teutila,36 los cimarrones de Mazateopan redoblaron sus esfuerzos
por conseguir Ia libertad formal, y dirigieron un memorial al virrey. En él, el cimarrón Fernando Manuel hacIa una relación de
Ia existencia de sus palenques, solicitaba Ia libertad para los suyos
a cambio de comprometerse a entregar a cualquier esciavo huido
que cayera en sus manos.37 En el docUmento narraba cómo anteriormente habIa entregado a las autoridades de Córdoba a su antiguo capitán Macute y a varios seguidores, con motivo de haberse negado estos ültimos a negociar con las autoridades. Años despues, Macute esperaba encarcelado su ejecución, otros fueron
entregados a sus amos.38
Al finalizar Ia década de 1760 ci virrey acabó por conceder Ia
libertad yla reducc•ión a pueblo de los cimarrones capitaneados
por Fernando Manuel, en un pueblo nombrado Nuestra Señora
de Guadalupe de los Morenos de Amapa. Se cerró asI ci ciclo de
cimarronaje, que comenzó con Ia evasion, paso por la resistencia
guerrillera y terminó con Ia libertad. La dominación española fue
incapaz de reducir a los cimarrones, pero si se las arregló para
mediatizar su libertad, convirtiéndoios en cancerberos de los esclavos de las plantaciones. Con todo ello, Ia eficacia del recurso
fue solo relativa: al parecer fue más profundo ci efecto ejemplar
que caUsaba éntre los esclavos, ya que les mostraba palpablemente Ia posibilidad de ilegar a ser Iibres en grupo y por la fuerza.
34
35
36
37
38
Ibid, 22 de marzo.
AMC, Vol. 30,fs. 117-119.
Véase Corro. Op. Cit. p. 25.
AGN. Tierras, VoL 35642 12 de mayo de 1767.
IbId, f. 90.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Por considerarlo un mal ejemplo para ci resto de la esciavonla
cordobesa, los hacendados intentaron desesperadamente impedir
la formalización de ese auerdo, señalando el mal ejemplo que
significaba para las esclavonIas un hecho que era castigado por
las leyes,59 y que, segün ellos, podia detenerse con rigor.40
Los propietarios de esciavos conscientes de que no lograrIan
impedir la libertad de los cimarrones, libraron una lucha en contra de las autoridades virreinales, quienes decidieron asentar el
pueblo en las cercanIas de Teutila. Los çordobeses querIan que el
pueblo quedara cerca de Córdoba, sobre ci camino real a Veracruz, y sujeto a lajusticia de la villa. Dc esta manera ellos podrIan
tener poder y control sobre ci pueblo, como habIa sucedido con
ci poblado de Yanga; Al no lograrlo, propusieron que se les aplicaran condiciones. Entre ellas, hi de no desertar del pueblo ni
permitir "siquiera a tItulo de visita" que cualquier esciavo pudiera
ir a su pueblo. Antes que aceptar que los negros libres visitaran a
sus mujeres en las haciendas, proponIan venderlas a estos; y, sobre todo, insistIan en que ci pueblo de negros libres estuviera sujeto alas justicias de la villa argumentando que pertenecIan a la
jurisdicción de lavilia de donde se habIan fugado.41
En ci corto plazo, la medida tomada con la fundación de
Amapa tuvo resultados divergentes.42 Si bien en ci transcurso de
dos años los exesciavos habIan capturado a 44 .fugitivos y estaban
a la caza de 89 más, no lograron contener la fuga de esciavos que
ocurrIa en las plantaciones. Por otro lado, entraron en aguda
contradicción con los indIgenas dci lugar, a los cuales se les habIa.
quitado la tierra para fundar Amapa. Ellos mismos persistieron
en sus viejos hábitos de saqueo, e incJuso sus antiguos protectores
llegaron a quejarse de sus correrlas.
COn todo, las fuerzas que profundamente terminaron por
demoler el sistema de explotación esclavista en la region no provinieron de los negros libres y de su ejemplo de resistencia. En ci
interior mismo de la esfera productiva se habIan venido creando
39
40
AGN. Tierras, Vol. 3543, 2 de mayo de 1769, f. 71.
Los hacendados afirman que en 1768 se lograron evitar tres intentos de sublevación general. I/Ad, fs. 80-89.
41 Ibid.
42 Amapa se fundó formalmente a las ocho de la mañanadel 6 dejunio de 1769
con D. Andrés Fernández de Ontoñezrepresentando a la Corona; Carroll. 0f.
Cit. p. 20.
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condiciones que erosionaron aceleradamente el uso de esclavos.
La emergente fuerza de trabajo libre, producto de las mezclas raciales y del desarrollo global de la economIa, sustituyó a los esclavos, con lo que cambiaron radicalmente los modos de producción agrIcola en la zona. El ejemplo que los libertos daban a los
esclavos era más fuerte que el temor que el hacendado podia infundir, de manera que las evaSiones y cimarronerIas continuaron
intensamente hasta que la institución de la esclavitud desapareció, con la participación masiva de los esclavos en la lucha por el
Mexico independiente.45
Consideraciones finales
Después de narrar los hechos de dos manifestaciones de cimarronaje, que se desarrollaron con más de cien años de distancia, quisiéramos sacar algunas conclusiones.
Los dos palenques estaban muy bien organizados; cuando las
tropas descubrieron el palenque de Yanga, este era un poblado
de sesenta casas. En los dos el nümero de hombres superaba al
de las mujeres y niños, y entre ellos vivIan algunas indias. TenIan
43
Hidalgo y Morelos abolieron la esclavitud en 1810: El primer bando fue del curaHidalgo el 19 de octubre de 1810, "Prevengo a todos los dueños de esclavos
que luegO inmediatamente que Ileguen a-su noticia estä posible superior orden, los pongan en libertad y otorgando las necesarias escrituras de alahorria...
so pena capital y confiscacion de bienes La zndependencza de Mexico T. I. Mexi
co: Instituto Mora. 1984. p. 103. En 1811 liega a Córdoba un bando en el que
el virrey acusa a Hidalgo deinsurrecto e irracional, A.M.C., Vol. 56, f. 178. El 17
de noviembre Morelos decreta todos los demas habitantes no se nombraron
en calidades de indios, ni mulatos ni otras castas sino todas generalmente americanos, no habrá esclavos en lo sucesivo..."; 20 de noviembre, 1810, Hidalgo
quedan abohdas las leyes de la esclavitud no solo en cuanto al trafideclara
co y comercio sino tambien en lo relativo a adquisiciones deberan los amos
dar la libertad dentro del término de 10 dIas so pena de muerte.." p. 113. El 6
de diciembre de 1810 Hidalgo decreta "la.. que todos los dueños de esclavos
deberán darles la libertad dentro del término de 10 dIas". p. 119, el 14 de septiembre de 1813 Morelos en su "Sentimientos a la nacion" afirma * que la
esclavitud se proscriba para siempre lo mismo la distincion de castas" Ofeha
Mora Sentimiento de la nación. Tesis, Fac. de Historia, U.V. 1976 En 1824 el Congreso Constituyente presidido por Guadalupe Victoria decreta ".. queda para
siempre prohibida la esclavitud y todo tráfico de esclavos procedente de cualquieE potencia y bandera quedando libres al pisar tierra". AMC. Vol. 73, 13 de
julio de 1824, Vicente Guerrero dicto en 1829 el ultimo decreto abohcionista
"Dictamen de esclavos". En: Documentos para la historia de Mexico, Nüm. 313. Colección Lafragua, Biblioteca Nacional de Mexico. pp. 3-5.
169
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
todo un sistema de defensa, con enramadas y palos cortados con
picos, asI como rocas ubicadas en lugares estratégicos para facilitar las emboscadas. TenIan, además, preparadas otras palizadas
para, en caso de huir, tener bastimentos para seguir su lucha
La organización era jerárquica y piramidal. En ci caso de Yanga habIa un iIder, quien, además, era ci más anciano. En el caso de
los cimarrones de Mazateopan, los lIderes fueron varios, segün los
diferentes momentos del movimiento. Si bien muchos palenques
fueron efimeros, otros, dieron albergue a los fugitivos por meses.
Los cimarrones pasaban de 35 a 40 años escondidos, en una
constante lucha por obtener la libertad. Es importante notar que
las condiciones, para ello, fueron más rIgidas en ci segundo movimiento. Entre las condiciones restrictivas que se le impusieron al
pueblo de San Lorenzo estaba el que se comprometiera a entregar a los huidos que liegaran a refugiarse en los palenques y que
quedara bajo la autoridad del cabildo de la villa de C6rdoba.45
A cien años de distancia, las condiciones habIan cambiado
para los hacendados cordobeses, quienes, en su afán de controlar
a los libertos, propusieron que se exigiera no cambiar ci lugar de
residencia, ni visitar las haciendas de la villa de donde ellos habIan huido.
Los juicios a residentes de San Lorenzo por el hecho de proteger a fugitivos de la zona hacen liegar a la conclusion de que el
pueblo de Yanga se convirtió en un lugar de refugio de cimarrones descendientes de africanos, provenientes de diferentes puntos
de la Nueva España. Este fue el caso de un muato esciavo, natural
de Campeche, a quien se le siguió juicio inquisitorial por haberse
casado dosveces. Este andaba fugitivo y se habIa casado en segundas nupcias en ci pueblo de San Lorenzo, donde, por cierto, liegO
a tener aiguna tierra, probando que existlan posibilidades de que
los negros se asentaran y trabajaran como iibres en un espacio poblado por sus iguales.1Cuando los hacendados se referlan a los
44
45
46
El levantamiento de Yanga fue en 1609 y se fündó pueblo en 1640. Véase la
discusión que sobre esta fech4 tienen A. Beltrán y Miguel GarcIa. El levantamiento de las haciendas de Córdoba se da en 1735 y se declara formalmente
pueblo en 1768.
La villa de Córdoba se funda en 1618. Para 1640, en elmomento de la erec
ción del pueblo de San Lorenzo, la villa ya esta bien constitüida administrativamente.
AGN, Inquisición, Vol.1267, Exp. 18. f 397. citado en la Tesis Imágenes del "afromestizO" en el siglo xviii. Ma. Dc la Luz Perez Meléndez.
170
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
esciavos de San Lorenzo lo hacIan con desprecio, asegurando que
eran incapaces de vivir como libertos. Sin embargo, otras fuentes
pintan otra realidad; en 1710, en una revision a los milicianos de
San Lorenzo, estos tienen arma y cabailo propio. En 1697, un viajero, después de corner en ci pueblo de San Lorenzo, afirma: "Está habitado por negros, aliI parece que se está en Guinea... son de
hermosas facciones y aplicados a la agricultura11 .47
Debido al subjetivismo de las fuentes, ya que la relación de
los hechos, tanto como la petición para fundar pueblos de negros
libres eran hechas por aigün intermediario, es obvio que cobraban importancia losjuicios que se referlan al catolicismo de los
cimarrones asentados. En ci caso de Yanga, por dIas ci cura estuvo bautizando a los niños nacidos en el palenque En ci caso de
la fundación de Amapa, su representante insistIa en que esa era
gente de razón y que cumplIa con la norma cristiana al bautizar a
sus hijos en la capilla de la hacienda la Estanzuela. La insistencia
de las fuentes en demostrar que los cimarrones eran buenos practicantes del catolicisrno, parece que lievaba la intención de justificar las peticiones de libertad.
Sin embargo, se puedcn encontrar indicios de una realidad
diferente. Estamos hablando del perIodo 1609-1740, fase en la
que llegó mayor nümero de esciavos a Nueva España y, en especial, a C6rdoba.48 En nuestra opinion pueden haber sido africanos, con su cuitura original, la cual deben de haber rcproducido
en los palcnques. En cl caso de Yanga solo encontramos una referencia a un rito posiblemente africano: cuando, ci domingo de
carnaval de 1609, las milicias y los hacendados perseguIan a los
huidos, con ci interés de encontrar ci palenque, un testigo ocular
narra cómo los cimarrones bebIan la sangre de los cspañolcs
muertos en combatc.49
En los dos movimientos cimarrones, las autoridades intentaron una rápida soiución militar como primera reacción; la segunda fase consistió en utilizar los recursos de la infidencia y ci desgaste, pero la eficiente resistcncia de los cimarrones organizados
llevó a una tercera fase en ambos casos, que consistió en negociar
Gemelli Careri. "Viaje a la Nueva España". En: Gien viajeros en Veracruz, crónicas
y relatos Martha Poblett (comp) Gob del Estado de Veracruz tomo 1 p 246
48 Véase Naveda. Esclavos negros en las haciendas. 1987. Cap. I.
49 Juan Laurencio. Gampana contra Yanga. p. 16.
47
171
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
condicjones para la pacificación en un asentamiento de negros iibres. Sin embargo, hay que resaitar una diferencia fundamental
entre los dos casos que comparamos En ci caso de Yanga, los cir
marrones se habIan agrupado como resultado de huidas individuales o en pequeños grupos, y provenIan de diversas haciendas
y localidades, además de que tenIan un buen tiempo dedicados al
saqueo y a! piliaje. En 1735, por lo contrario, ci grupo cimarrón
tuvo como origen un levantamiento masivo en una region especIfica, y Los huidos se encontraban más asimilados a la cultura dominante. Aunque todavIa llegaban esclavos llevados directamente
de Africa por la compañIa inglesa del mar del sur, las esclavonIas
que componIan las haciendas tenIan ya muchos esclavos nacidos
en las haciendas, y esto quizás les daba la fadilidad para .relacionarse favorablemente con las autoridades. Es ci caso del alcalde
de Teutila, quien los apoyó en sus peticiones a reducción de pueblo. Sus lIderes no eran esclavos bozales.
Una curiosa similitud entre ambos casos es ci tiempo que tardaron en conseguir ci estatus de pueblo libre. En el caso de Yanga, mediaron 31 años entre ci momento de la expedición punitiva más conocida (1609) y la fecha en que se legalizo la existencia
de San Lorenzo (1640). En ci caso del levantamiento de 1735, pasaron 34 años para que, en 1769, consiguieran su libertad como
pueblo.
La experiencia del pueblo de San Lorenzo proporcionó eiementos a los dos grupos antagónicos de la sociedad —hacendados
y cimarrones— para que pelearan por sus intereses. Los cimarrones se negaron rotundamente a que su pueblo quedara cerca de
la villa de Córdoba, ni bajo su tutela polItica. Los hacendados irnpusieron la cláusula de que los cimarrones no podIan tener movilidad, es decir, no podIan salir a visit3r a sus familiares ni amigos
de las haciendas. Esta cláusuia no se impuso en la fundación de
San Lorenzo, y por ello —se argüIa—, este pueblo se habIa deshabitado y sumido en la miseria.
En 1609, ci acuerdo incluyó devolver a los huidos, pero, al
parecer, esa condición no fue cumplida. En 1640, el hijo de Yanga fue acusado de proteger a los cimarrones. En cambio, en ci alzamiento de 1735 hubo division entre los huidos, quienes no solo
entregaban a otros que escapaban, sino que incluso a cimarrones
más viejos.
172
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Que podemos concluir, haciendo un balance de las actuaciones y resultados de estas experiencias cimarronas? En primer
término, que las autoridades se vieron derrotadas en sus afanes
de control militar y directo, pero también que al hacer uso de un
eficiente real ismo politico, esas mismas autoridades lograron pacificar zonas y grupos, y garantizar el tráfico de personas y mercancias entre la costa y el altiplano. Asimismo, incorporaron a los
pacificados como tributarios y sujetos a! diezmo. Pero, más importante atin, se obtenIan soldados para la defensa de las costas,
tan desprotegidas, fundando compañIas de pardos y negros libres. En 1683, en la toma de Veracruz por el pirata Lorencillo,
un fraile que esperaba embarcarse rumbo a España cuenta córno
aparecieron en los médanos algunos negros y mulatos del pueblo
de San Lorenzo, con garrochas y lanzas a caballo, espantando al
enemigo. Las compañias de pardos y morenos fueron empleadas
en la defensa del puerto de Veracruz contra posibies ataques de
corsarios. AsI, en 1710, tanto las tropas del negros libres de San
Lorenzo como las de pardos libres de la villa de Córdoba, salieron rumbo al puerto de Veracruz para defenderlo de una supuesta invasion inglesa
Desde ci punto de vista opuesto, qué obtenIan los rebeldes
cuando lograban constituirse como pueblo de libres? En primer
lugar: la libertad. Esta ya la habIan obtenido por la via directa,
pero sometidos constantemente a persecución y acoso. Al obtencr la libertad legal, se vieron sujetos a presiones y agresiones de
los hacendados, para frustrar el éxito y la sobrevivencia de los
nuevos pueblos. Aun asI, el estatus que les daba la milicia fue tal
vez la mayor ganancia que obtuvieron en el proceso. La ventaja
de ser sujeto de fuero militar les daba incluso cierto poder frente
a los blancos.5° Esta fue una poderosa palanca que usaron los
exesciavos para irse incorporando a la sociedad.
Por ültirno, nos parece importante señalar que al primer
pueblo se le Ilamó de Negros Libres. Años después de su fundación, al hacer referencia a San Lorenzo en los documentos generados en la villa, se le ilamaba siempre Pueblo de Negros. Por
otra parte, a la compañIa de milicias de San Lorenzo se Ic denominaba de Negros Libres; en cambio, al pueblo de Amapa se le
50
Véase el trabajo de Ben Vison, quien ha analizado las compañIas de pardos y
mulatos en diversas regiones de la Nueva España.
173
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Ilamaba de los "morenos" de Amapa, palabra que para el siglo
muchas veces sinónimo de afromexicano. En ci mismo
sentido, a las milicias de afros en Córdoba Se les denomina CornpañIa de pardos de la villa de Córdoba. Lo que las denominaciones docurnentales significan es que las personas que fundaron
San Lorenzo fueron, en su mayorIa, africanos, ya que ci tiempo
de su fundación fue el momento de mayor ingreso. En ci caso de
Amapa, en cambio, más de cien años después, los aizados y huidos eran seguramente en su mayorIa descendientes de africanos
ya nacidos en las haciendas, es decir, criollos.
XVIII era
174
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
III
TRABAJO, MUJER, FAMILIA,
COMUNIDAD YMOVILIDAD SOCIAL
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
DISOLUCION BE LA ESCLAVITUD
EN LOS OBRAJES DE QUERETARO
A FINALES DEL SIGLO XVIII
Juan Manuel de la Serna H.
UNIVERSIDAD NAcioNAL AUTONOMA DE MExico
En este artIculo me propongo analizar el trabajo de los esciavos negros y mulatos en los obrajes de Querétar& a finales del siglo xvm, asI como establecer, la importancia numérica de esos esclavos e identificar los oficios o especialidades que desarrollaban
en el proceso productivo.
Para lograr ese objetivo es necesario tener siempre presente
el con texto étnico en que laboraron, por lo que en el ensayo se
hacen constantes referencias a los otros grupos que participaron
en la producción. Se pone especial atençión en las categorlas técnicas que tenIan los trabajadores de los obrajes. Además, con base en el análisis de las visitas anuales (1785-1806) que realizaban
los miembros del cabildo, se tipifica el trabajo de los esciavos y se
le ubica frente al que desempeñaban otros trabajadores.
Trabajadores en los obrajes de Querétaro
Con respecto al nümero de trabajadores en Querétaro se cita
especialmente el testimonio de Humboldt.2 Este autor decIa que
en 1793 habIa 1500 hombres manejando 215 telares; en 1801 el
Corregidor DomIngueZ sostenIa que el total de la fuerza laboral
Ciudad cercana a centros mineros como Guanajuato y Zacatecas en el forte y
que, además, se hallabaen el carninoaotsas zonasmineraS en el actual estado
de San Luis PotosI. También, ciudad ubicada neuralgicamente en Ia zona de
haciendas ganaderas y cerealeras del centro de la.Nueva Espana
En esta época Querétaro esuna de las cuatrc ciudades más importan.tes del vi-
177
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
textil de Querétaro Ilegaba a los 9200 trabajadores, entre los que
seguramente incluIa tanto a los trabajadores en "óbrajes cerrados" como a los trapicheros que trabajaban por cuenta propia.
Otro testimonio muy de fiar es el de Juan Lopez de Cancelada, quien afirmaba que el nuimero de trabajadores del obraje del
Conde de Sierra Gorda, Dn. José de Escandón, considerado durante mucho tiempo como el más grande, era de 200 trabajadores.' Este mismo recinto contaba, en 1769, con 198 trabajadores
(cifras que son similares y proporcionales a las que el mismo Cancelada ofrece para obrajes de la ciudad de Mexico: los de Posadas
con 121 trabajadores y Panzacola con 119). No cabe duda de que
en Queretaro —para la época, una ciudad altamente industrializada— aigunos de los obrajes liegaron a contar, a finales del siglo
XViii, con más trabajadores que los obrajes de la ciudad de México. La gran diferencia entre unos y otros radica en que, en los
obrajes de Querétaro la mayor parte del trabajo se hacIa fuera de
los edificios de la manufactura, por lo que la población interna
era mas bien reducida, Miño Grijalva ha calculado que, entre
1782 y 1809, ci promedio de trabajadores fluctuaba entre los 10,8
y 13,5 internos en cada obraje.4 La racionalidad econórnica de la
producción de los obrajes de la época, la cual se basaba en la alta
demanda de fuerza laboral, nos lieva a analizar el carácter del trabajo desempenado y su posible relación con ci origen étnico de
quienes lo desempenaban.
2
3
4
rreinatojunto con las ciudades de Mexico, Guadalajara y Puebla. Es también
con mucho a finales del siglo xix, la ciudad con mayor producción textil, por
encima incluso de Coyoacán en la Ciudad de Mexico. Las fuentes documentales de esta investigacion proceden de los archivos siguientes: A.G.N. Archivo
General de la Nación; A.H.A.M. Archivo Histórico del Arzohispado de Mexico;
A.H.Q. Archivo Histórico del Querétaro; B.M.NAH. Biblioteca del Museo Nacional de AntropologIa e Historia.
Manuel Miñó Grijalva. Protoindustria colonial HispanO4rnericana, Mexico: Fondo
de Cultura Económica y Colegio de Mexico. 1993. John Super. "Queretaro
obrajes Industry and Society in Provincial Mexico 1610 1810 En Hispanic
HzstorzcalAmerzcan Review, V56 (2) mayo de 1976 pp 197 2l6y Richard Sal
vucci Textiles y capztalzsmo en Mexico Una hastoria economzca de los obrajes 1539
1840. Mexico: AliãnzaEditorial. 1992.
No faltan test monios de quienes aseguran haber vuto hasta 800 trabajadores
en un solo obraje, el de Escandón, aunque sus testimonios, por exagerados en
comparación con otras muchas cifras dispOnibles resultan poco fiables. Es el
caso de Francisco Quacho que en un tiempo fue administradorde este obraje.
Vid. Salvucci. Op. Cit.
Manuel Miño Grijalva. Ibid. p. 78.
178
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Formas de trabajo en el obraje
Con el afán de diluddar los vIncuios entre los obrajes y sus
trabajadores, varios autores,5 han estudiado Ia legalidad e ilegalidad de las formas como se establecieron esas relaciones. Entre estas, las más estudiadas han sido Ia encomienda, el repartimiento
informal, el peonaje por deudas, los galeotes o reos, ci aprendizaje, los trabajadores libres y Ia esclavitud. El debate acerca de las
diferentes formas de trabajo que se presentaron en los obrajes a
lo largo de Ia vida colonial, se ha desarrollado airededor del Carácter compulsivo de esta actividad en cada una de las relaciones
establecidas. El argumento de que a lo largo de Ia Colonia el trabajo siempre fue obligatorio es sostenido por Roberto Sandoval
Sarañz, quien dice:
La base patrimonial del obraje permitio ci ejercicio pieno
de Ia subordinación del trabajo pero con caracterIsticas peculiares: solo Ia incorporación del trabajo a Ia esfera de Ia
producción no se daba con carácter de mercancIa, ni existIa
tampoco un ejército industrial de reserva, el trabajo cornpulso aparecIa como una alternativa funcional a los fines de
Ia racionalidad económica del obraje colonial y tenIa expresión en Ia tendencia a lograr Ia autosuficiencia a nivel de los
insumos.6
Mediante Ia obligatoriedad o trabajo forzoso en. sus diferentes modalidades, se creaba Ia posibilidad de reducir los gastos y,
por tanto, los costos de Ia producción. Segün esta iogica, fue "el
orden émico y estamental de Ia Colonia" lo que permitió ilevar a
Ia práctica ci trabajo compulsivo. En lo que corresponde a las
manufacturas de Queretaro de finales del siglo XVIII, ci testimonio de Humboldt ha sido utilizado como muestra del carácter
carceiario del trabajo en los obrajes. Sin embargo,7 no hay que
5
6
Richard .Sálvucci. Op. Cit; Roberto Sandoval Saraüz. La producción textil novohispana, 1790-1810. Los lImites coloniales. Mexico: UNAM. Tesis y Los obrajes de
Querétaro y sus trabajadores; Manuel Miño Grijalva, Op. Cit. y Espacio económico e
industria texti4 los trabajadores de Nueva Espana 1 780-1810";John Super. La vzda
en Qyerétaro durante Ia. Colonia. 1531-1810. Mexico: Fondo de Cultura Económica. 1986.
Roberto Sandoval Saraüz. Op. Cit. p. 113.
179
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
olvidar que el peonaje que sucedió a la esciavitud llegó a ser
muy importante, y que los testimonios de los miembros del gremio8 y las disposiciones reales que prohibIan ci ingreso de galeotes a los obrajes señaian la importancia de que la manufactura
contara con una fuerza de trabajo libre, en una region donde la
naturaleza era pródiga, como la region del BajIo, en la que está
ubicada Queretaro.
Los testimonios que estiman el total de la fuerza de trabajo
en airededor de 9200 trabajadores podrIan indicar que ernie
1500 y 2000 de ellos estaban encerrados en los obrajes. Dc elios
habrIa aproxirnadamente 200 esciavos trabajando en los obrajes.9
En este punto es oportuno recordar también que, en esa ciudad,
los dueños de obrajes se valIan del sistema de encomendar la tarca de hilado inicial a trabajadores que vivIan fuera de las instalaciones del obraje, particularmente en ci perImetro urbano y en
algunos poblados próximos a la ciudad. Ello sugiere que habIa
un sistema de trabajo más amplio y mejor organizado'° del que se
ha supuesto hasta hoy. ESta organización se muestra más claramente en ci hecho de que la reiación salarial entre la mayorIa de
los indIgenas con ci obraje se basaba en las deudas. Dc hecho, lo
que existIa era una relación de trabajo definida por los mismos
operarios como "libres empeñados por su voluntad". Parafraseando a Miño Grijahra H se puede decir que la obligatoriedad del trabajo derivaba o era parte de una "táctica empresarial", aplicada
con ci fin de incorporar y retener a los trabajadores en ci obraje.
En este sentido, no hay duda de que ci trabajo en ci obraje fue
siempre coercitivo.
La cantidad de galeotes empleados en los obrajes como parte
de la fuerza de trabajo es poco importante si se la compara con
los demás miembros de la comunidad de trabajadores. Su figura
7
8
9
10
11
Roberto Sandoval Sarañz. Idem y "Los obrajes de Queretaro y sus trabajadores". Idem.
Salvucci. Op. Cit. p. 175.
Contrariamente a lo que la historiografla contemporánea supone, Ia esclavitud de los descendientes de africanos continuo como parte acti%a del sistema
productivo novohispano y de la sociedad que recurrIa a su trabajo cotidianamente. Juan Manuel de la Serna Herrera. De esciavos a ciudadanos. Negros y mulatos en Queretaro afinales del siglo dieciocho. Tesis de doctorado en Historia. Tulane University. 1998.
Super. Op. Cit. p. 89.
Manuel Miño Grijalva. pp. 71-113.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ha contribuido a que nos imaginemos el obraje como espacio carcelario, al que muchos autores se han referido. También serla ingenuo pensar que un mayordomo y unos cuantos empleados Seleccionados, quienes cotidianamente estaban a cargo del orden
interno, no hayan tenido que recurrir a la violencia y a la coacción con el fin de imponer el orden interno.
En ci interior del obraje, las diferencias étnicas o legales p0Co 0 nada tenIan que ver en la distribución y carga del trabajo,
pues las mismas tareas y volümenes de trabajo se les exigIan a los
españoles recluidos que a esciavos negros o mulatos que purgaban sentencias.'2 El testimonio de Alexander Von Humboldt a este respecto en los obrajes de Queretaro, en 1803, es una vIvida
caracterización del sistema de dominación que se practicaba en esas
entidades, por lo que vale la pena citarlo in extenso:
Sorprende desagradablemente al viajero que visita aquellos
talleres, no solo la extremada imperfección de sus operaciones técnicas en la preparaciôn de los tintes, sino más aün la
insalubridad del obrador y el mal trato que se da a los trabajadores. Hombres libres, indios y hombres de color estãn
confundidos con galeotes [ ... ] Unos y otros están medio desnudos, cubiertos con andrajos, flacos y desfigurados. Cada taller parece más bien una oscura cárcel: las puertas que son
dobles están constantemente cerr4das y no se permite a los
trabajadores salir de la casa; los que son casados, solo los domingos pueden ver a su familia. Todos son castiga4os irremisiblemente, si cometen la menor falta contra el orden establecido de la manüfactura.'3
El testimonio de Humboldt y ci estudio de Samuel Kagan
han contribuido a enfatizar que la falta de libertad que prevalecIa
en los obrajes era indiscriminada, pues lo mismo se encerrabay
castigaba a blancos que a indios y mjembros de "castas".
Otro grupo de trabajadores que laboraban en el interior del
recinto manufacturero y que se ha mencionado con insistencia es
12
13
Samuel Kagan. "The Labor of Prisioners in the Obrajes of Coyoacán 16601693". En: Frost, Elsa. etal. El trabajoy los trabajadores en la historia de Mexico.
México El Colegio de Mexico. 1979. pp. 201-214.
Alexander Humboldt. "Ensayo politico sobre e! Reino de la Nueva España".
Mexico: Porrüa. 1991. En: Sepan cuantos. NQ 39. p. 452.
181
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
el de los "aprendices", relación.de trabajo que, segün John Super," se practicaba en Queretaro desde 1590. Mediante una escritura püblica, los padres de un menor lo dejaban en manos de un
obrajero, quien, a cambio de un salario meramente significativo,
su alimentación y vestido, tenIa la obligacion de enseñarle un oficio dentro las actividades de la obrajerIa. Pero en ninguno de los
contratos hechos en Queretaro con este propósito en ci siglo
XVIII se especificaba si se enseñarIa un oficio en. particular. Tampoco se especificaba el salario o las obligaciones del obrajero depositario.15 La ünica salvedad con respecto a! "aprendiz" era su
posibilidad de romper el contrato'6 en el momento en que sus padres o su tutor lo dispusieran.
En ci perIodo comprendido entre 1750 y 1810, las familias
que con mayor frecuencia ofrecIan a sus hijos como aprendices
eran principalmente mestizos, mulatos y algunos españoles. Una
caracterItica que diferencia a los aprendices de la primera mitad
del siglo xvm,17 de los registrados a finales del mismo siglo, es
que los primeros especialmente provenIan de hogares sostenidos
por mujeres viudas, mientras en el caso de los segundos no se
menciona que faltara alguno de los padres. Otra diferencia notable entre unos y otros es en cuanto a las edades en que se enrolaban en el trabajo. Super habla de jóvenes que se iniciaban entre
los 15 ylos 20 años, en tanto que los que ingresaban al oficio durante la segunda mitad del siglo tenIan entre 10 y 15 años'8 de
edad. La falta de mano de obra era, a finales del siglo, evidentemente mayor que la que habIa a principios de la centuria.
Hasta aquI todo parece indicar que, durante ci ültimo cuarto
del siglo XVIII, dentro de las instalaciones del obraje vivIan trabajadores que, de una u otra m nera, eran obligados a practicar un
sistema de trabajo compulsivo, aunque hubo quienes lo practicaban también fuera del obraje.
14 Super. Idem. p. 96.
15 En el caso de los obrajes de Coyoacán citados por Salvucci si se hãbla de las vicisitudes de los aprendices del siglo xvii. Salvucci. O. Cit. p. 162.
16 A.H.Q. Notarlas, notariosy años diversos.
17 Super. Ibid. p. 96.
18 A.H.Q. NotarIas. Diversos Notarios. El nümero de con tratos registrados a partir
de 1785 es sensiblemente mayor que los registrados en años anteriores.
182
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
TrabajO especializado y etnia
El otro grupo de trabajadores que queda por analizar es el
de los esdavos al que indudabiemente se liga el tema de la división en castas, sobre los cuales descansa la hipótesis de la racionalidad productiva basada en el orden étnjco y estamental del trabajo obrajero en la Colonia mencionado con anterioridad. La cr1tica a este respecto se tiene que hacer desde la perspectiva con la
cual se puedan valorar los siguientes aspectos: 1. la importancia
de la esciavitud como método de trabajo compuisivo, 2. las labores de los esciavos en cada una de las especialidades desarrolladas
dentro del obraje y 3. sus actividades frente a las demás etnias.
Desde la fundación de los primeros obrajes de la Nueva España, ci trabajo de los esciavos negros fue substitutivo del trabajo de
los indios. Hay noticias de la participación masiva de negros en los
obrajes de Coyoacán, en. la ciudad de Mexico,'9 en los obrajes de
Puebla,21 y, por supuesto, en los de Querétaro. En esa epoca, ci
predominio productivo de la industria del obraje lo detenta la región de Puebla Tiaxcala. Coyoacán es también importante. En
cuanto a. Querétaro, en esa epoca apenas si se le menciona marginalmente como productor de textiles.2' No obstante, a pesar de su
importancia secundaria en el panorama textilero virreinal, Queretaro comienza a incorporar importantes cantidades de trabajo de
esciavos. El iniciö del sigio XVII y en especial la administración del
Virrey Conde de Monterrey (1595-1603) marcan el principio del
predominio del trabajo de esciavos en algunas de las fábricas: "En
1644 todôs los trabajadores de la fábrica de Pedro de las Casas
eran esclavos".22 La preferencia del virrey por los esclavos en los
obrajes tuvo cierto éxito y fue favorecida por los decretos reales de
1601, 1609 y 1627, los cuales restringIan la mano de obra indIgena
19
20
21
22
Edmundo OGorman. "El trabajo industrial en la Nueva España a mediados
del. S.,xvH". En: BoletIn del ArchivO General de la Nación. xi,i, 1940. pp. 33-116.
Alberto CarabarIn GarcIa. "El trabajo y los trabajadores del obraje en la ciudad de Puebla 1700-1710". En: Cuadernos de la CasaPresno. Universidad Autonoma de Puebla Centro de Investigaciones Histórico-Sociales. NL 1 Mexico.
1984.
Con respecto a la evolución del mapa de la manufactura obrajera Miño Grijalva hace ver la dependencia que existe de esta con los sectores religioso, minero y agrario, lo que le impedIa la posibilidad de evolucionar deforma autónoma. Op. Cit. pp. 41-67.
Super. O. Cit.; Salvucci. Op. Cit.; Sandoval SaraOz. Op. Cit.
183
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
en favor de la de los esclavos. La costumbre de usar exciusivamente mano de obra de esclavos, o al menOs en cantidades importantes en a1ginos obrajes, parece haber persistido a lo largo del siglo
XVII.
La visita anual a los obrajes de Queretarô, en 1718 —aunque
parca en su forma y contenido— denota la presencia de mulatos y
otras castas y, en unO de los informes de visita de abril de ese año,
el ünico declarante que da respuesta al interrogatorio oficial es ci
esciavo "Xstobal. de la Cruz, mulato esclavo de dicho Capitán y de
oficio Texedor".23 El hecho de que fuese un esciavo quien rindiera
ci testimonio no implica que el resto de la población de trabajadores de ese obraje fuese exciusivamante de descendientes de africanos, aunque si sugiere un buen nümero de ellos en la población
total. La práctica de ocupar m yoritariamente esclavos no fue cxciusiva de Queretaro, pues se sabe de esta costumbre en San Cristóbal, Tacuba, en 1716, y en Texcoco, en 1708.24 La legislación indiana del siglo XVII ponIa como condición. para iniciar un obraje
el que se tuviese el nümero necesario de esclavos para hacerlo
funcionar.25 Con ci paso del tiempo, ci trabajo de- los esclavos se
fue haciendo complementario del de los indIgenas, y en Queretaro en especial, algunos obrajes dependieron de él.
Algunos autores han sostenido la "irracionalidad" del uso
de mano de obra de esclavos en los obrajes,26 obviamente desde
la perspectiva económica que en ci siglo XVII representaba sumar ci valor de la compra de los esclavos al capital requerido
para iniciar un obraje. Eilo suponIa la existencia de un mercado de esclavos abundante, en ci que se pagaban precios altos
(airededor de 400 pesos oro por un joven soltero, no mayor de
20años).27 Tomando en cuenta el- colapso del mercado de esciavos durante el siglo XVIII, la "irracionalidad" resulta mayor,
pues, seguin esas mismas fuentes, la falta de oferta de esclavos,
aunada a la conocida restricción de mano de obra libre, altera23
24
25
26
27
B.M.N.A.H. Queretaro, Rollo 25, Visitas de Obraje, 1718.
Manuel Miño Grijalva. Ibid. p. 91.
Manuel 0. Mendizábal. Obras completas. Vol vi, spi. 1947, pp. 416-417.
Roberto Sandoval Sarauz La produccion textil novohispana y Los obrajes de
Queretaro y sus trabajadores (1790-1820)" IbId.
Ejemplos de precios en esa y otras ciudades de la costa, o de las plantaciones
azucareras, veáse Patrick Carroll. Mexican Society in Transition: Veracruz. Texas:
University of Texas Press, 199 ?.
184
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ba la composicion del capital fijo y, por tanto, el benefIcio del
obrajero.28 Sin embargo, la experiencia histórica muestra que,
en Queretaro, en el perIodo 1785-1810, el mercado de esciavos
creció lo mismo que el nümero de esciavos ocupados en la manufactura. El motivo de la reversion de la tendencia descendente del mercado se halla en la existencia de una reproducción regional creciente en haciendas, ranchos y minas circunvecinas de Queretaro, asI como en una polItica de libertad de
comercio otorgada a los traficantes hispanos a partir de 1789, y
en las respuestas dadas a los dueños de esciavos e inversionistas
en los diferentes edictos emitidos con respecto al tratamiento
que debIa darse a los esciavos en los üitimos veinticinco años
del siglo X\TIII.
También hay que añadir, a favor de este orden de ideas, que
las limitaciones impositivas que restringIan el comercio de esciavos en las "Leyes de Alcalá de Henares", segün las cuales no se
podia vender un esciavo por más del precio por el que se habIa
comprado originalmente, fueron eliminadas desde 1789, como
resultado de la liberación del comercio.29 El hecho de que los
precios de los esciavos se mantuvieran estábles en airededor de
100 pesos de plata por unjoven varón menor de 20 años,3° sugiere que entre 1785 y 1810 existió un mercado estable y sostenido,
suficiente para cubrir una demanda de trabajadores que, por las
desagradables caracterIsticas del trabajo que tenIan que desempeñar y por la escasez de población indIgena y de otras castas, era
dificil de completar.
Desde la perspectiva de la racionahdad económica, el riesgo
de "monetarizar" la inversion en mano de obra esciava fue menor, aunque si se convirtió en una alternativa para satisfacer, aunque fuera limitadamente, el muy reducido mercado de mano de
obra asalariada. A esto hay que añadir que, desde una perspectiva
no economicista, una de las razones por las que se decidió utili28 Roberto SandovalSaratiz. IbId.
29 A.H.Q. NotarIas, 1754-1810. La actividad del comercio regional al que me refiero tiene sü origen no en el comercio trasatlãntico Si no en un comercio originado en las haciendas aledañas a la ciudad y en las minas a las que ya se ha hecho referencia La ciudad misma era fuente y sitlo del comercio esciavista en
donde, seg(in muestran los registros de defunción de la parroquia de San Santiago de Queretaro, la actividad de los "esciavos sueltos o echados a ganar" era
comün. IbId. Serna H. Juan.
30 A.H.Q. Notarías, contratos de cOmpraventa de esciavos, 1754-1810.
185
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
zar esciavos en los obrajes "cerrados" fue la necesidad de ejercer
un control interno de los "trabajadores libres", tanto en lo relativo a su productividad como en cuanto al control étnico-polItico
que ejercIan negros y mulatos sobre los indIgenas, que era lo
peor que les podia pasar a los indios: "pues donde trabajanjuntos ci peso del trabajo cae sobre los miserables indios y los dueños gustan de ello porque quieren que se mueran antes diez indios que un negro que les costó su dinero".51 La historia de Fernando Romero Martinez, el "Regidor Asesino19 ,32 es la de un tipico obrajero de 1791 y sirve para describir el papel del capataz de
un obraje y el tratamiento que daba a los indigenas de ese sitio.
El mismo Corregidor DomInguez lo atestigua en el informe que
presento a las autoridades reales en 1805.
Etnias y categorlas técnicas
Son ocho34 los oficios que se han identificado como propios
del trabajo de los obrajes cerrados que manufacturaban telas de
lana: lavador de lana, bataneros, cardadores, tintoreros, hiladores, tejedores, percheros y prenseros. Las visitas anuales de Querétaro revelan que solamente quienes practicaban los oficios de
perchero, hilador, texedor y cardador eran liamados a declarar,
lo que presupone una especie de division jerárquica derivada de
la práctica de los oficios mencionados.
Se debe hacer notar que, en comparación con la fuerza de
trabajo de los obrajes poblanos55 de principios del siglo XVIII, en
los obrajes queretanos de finales de ese mismo siglo, no hay registros de mujeres que desempeñaran las labores antes descritas,
y, que cuando se las menciona, en fuentes como inventarios o
31
32
33
34
35
Miguel Agia. Servidumbres personales de indios. Sevilla, SRI., 1936.
"El regidor asesino". En: José Guadalupe RamIrez A. Leyendas de Qerétaro. Mexico. 1967. pp. 197-202 y Brading, (Comp.) "Noticias sobre la economIa de
Queretaro y de su corregidor Miguel DomInguez, 18024811". En: BoletIn del
Archivo general de la Nación. 2 Serie (3-4) Julio Septiembre de 1970. pp. 275318.
David Brading. Idem.
Además de estas habIa otras actividades que eran consustanciãles al obraje y
no directamente vinculadas a la producción tales como: los leñadores, los cocineros, los guardianes, y los mayordomos.
Alberto CarabarIn GarcIa. IbId.
IM
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
juicios, siempre están ligadas a labores de cocina y enfermerIa 0
como esposas de los trabajadores.
Una vez establecida la necesidad y lajustificación económica
del uso de esciavos en los obrajes, es necesario responder a varias
preguntas: cuál era el papel de los esciavos dentro de la cadena
productiva del obraje?, qué trabajos desempeñaban?, existIa a!guna preferéncia para que desempeñara alguna de las especialidades de la producción textil? Para responder mejor a estas interrogantes es necesario analizar el trabajo de los esciavos en relación cOn el del resto de los operarios, segün su origen étnico. Entre 1787 y 1809, la composición étnica de los trabajadores que laboraban dentro de los obrajes estaba dividida de la siguiente manera: (ver Cuadro 1).
CUADRO 1
CALIDAI) ETNTCA DE LOS TRABAJADORES
EN LOS OBRAJES DE QUERETARO
Ano
Indios
N2
%
Mulatos
Na
%
Mestizos
N"
%
1787
1809
57
47
36
7
9
7
52.2
69.1
33.0
102
8.2
10.2
Espanoles
N"
%
7
7
6.4
10.2
Total
109
68
Fuente: MN.A.H., Archivo Judicial de Querétaro, citada por: Sandoval Saraüz. IbId, Cuadro 9, p. 115.
Al cabo del tiempo, se muestra la clara predominancia de
los trabajadores indIgenas en los talleres textiles, y también, de
manera coincidente, en el desarrollo de la población; se detecta, asimismo, el descenso del nümero de los mulatos y de su
participación en la cantidad total de la población laborante. Sin
embargo, esto no es suficiente para definir la posición de las
castas y de los oficios, por lo que es necesario hacer este cruzamiento de información.
Las visitas de obraje hechas entre 1785 y 1806 permitieron
obtener la siguiente información general:
Hay que tomar en consideración que, debido a que la mecánica por seguir en las visitas que lievaban a cabo los representantes del cabildo a los obrajes consistIa en que pasaran a declarar dos trabajadores de cada uno de los oficios,36 las sumas, los
187
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 2
AUDAr, ETNICA Y OFICLO DE LOS TRABAJADORES
EN LOS OBRAJES DE QUERETAROENTRE 1785 Y 1806
Perchero
Na
%
Español
Indio
Mulato
Mto/esc'
Mestizo
Lobo
Morisco
Total
4
133
96
48
20
0
5
306
1.3
43.5
31.4
15.7
6.5
0.0
1.6
Hilador
Na
%
19
250
43
0
36
1
0
349
9.4
71.6
12.3
0.0
10.3
0.4
0.0
Tejedor
N
%
73
92
104
14
57
0
2
342
21.3
26.9
30.4
4.1
16.7
0.0
0.6
Cardador
N
%
11
316
23
1
10
0
0
361
3.0
87.5
6.4
0.3
2.8
0.0
0.0
-
Total
N'
%
107
791
266
63
123
1
7
1358
7.9
58.2
19.6
4.6
9.1
0.1
0.5
100
Fuente: B.M.N.A.H. Visitas de obraje de los años 1785, 87,89,90, 91, 92,93,94,96,97,99, y
1806 Serie Queretaro R011o 25.
* inulato esciavo.
porcentajes y el total no representan la totalidad de la población laborante en los obrajes, sino, más bien, son solo una
muestra de quiénes desempeñaban los oficios, cuál era su, ongen étnico y, si acaso, su estado civil.
Es claro, segün se conSigna en el cuadro anterior, que en el universo de los trabaj adores, los esciavos eran ubicados sobre todo en
dos actividades: la de perchero (15,7%) yla de tejedor (4,1%), y solo
ocasionaimente se les asignaba la tarea de cardar la lana (0,1%). No
se encontró evidencia de que se les asignaran otras tareas.
Los tejedores y percheros, tanto como los tundidores, prensadores y urdidores, trabajaban a destajo,37 es decir, necesariamente
recibIan un salario o jornal por el trabajo asignado. En el caso de
los tejedores, eljornal dependIa del tipo del paño elaborado.
LOs percheros recibIan de dos a tres reales por paño terminado, lo que se consideraba un buen salario -aunque para lograrlo
tenIan que colaborar en la labor de teñido-. Este dato indica que
los esciavos recibIan un pago por su trabajo, lo que algunos autores han aceptado sin mucho convencimiento.38 El rinico testimonio fehaciente que e-ncontré y que comprueba afirmativamente
esa practica, es la declaración del mi5mo Xtobal de la Cruz, mula36
37
38
B.M.NA.H. Serie Queretaro, Rollo 25.
Salvucci, IbId. p. 152.
Super IbId, p. Salvucci, IbId, Miño Grijalva.
110
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
to esciavo, quien en 1718, al rendir testirnonio ante los miembros
de la comisión de cabildo, dijo: "se les hace buen mantenimiento y se
les paga su trabajo personal con mucha puntualidad cada ocho dias en
mano propia ".11Dado que los detalles de ese procedimiento no
son claros, bien pudo haberse tratado de esciavos que no pertenecIan al propletarlo del obraje, quien, al cabo de unajornada
tenIa que pagar una cuota a los dueños de los esclavos.4° También
refuerza la hipótesis de que algunos esciavos tenIan la posibilidad
de salir del obraje para realizar el "trueque",4 ' y, por lo menos los
fines de semana, visitar a su familia.
La ley contemplaba y permitIa expresamente la práctica de
oficios (sin derecho a presentar examen de maestrIa, igual que
los mestizos) por parte de negros y esclavos, fuera del obraje. Por
ejemplo, en la ordenanza de "aprenzadores" expedida en 1605
por el virrey Marques de Montesclaros, se decIa:
Que no se pueda examinar indio, mestizo negro ni mulato,
so pena al veedor que lo exarninare de veinte pesos de minas
aplicados dicho como es, y que el exarnen no valga: pero se
permite que los mestizos puedan aprender para trabajar de oficiale.c y
que el negro o negros esciavos de los telares maestros puedan trabajar
en dicho oficio en casa de sus amos y sifueren vendidos puedan trabajar en casa de maestro examinado y no de otra forma pena de
veinte pesos.42
Es interesante hacer notar la disposición de los dueños de esclavos para aceptar que se les enseñara a estos algün oficio, ya
que, de esta manera podIan incrernentar su valor en caso de re39
40
41
42
B.M.N.A.H. Serie Queretaro, Rollo25 Visitas de obraje, abril de 1718. El subrayado es flUO. Alberto CarabarIn Garcia encontró en Puebla esciavos que no pertenecIan al
propietario del obraje, sino que habIan sido "depositados", movilizados porsus respectivos propietarios, uno de ellos residIa en Acatzingo, otro residIa en
Guatemala". IbId. p. 30.
No hay referencia a esta actividad en la bibliografla sobre los obrajes, tampoco
hay testimonios que lo aclaren, sin embargo se piensa que dada la oportunidad que se les concedIa a los trabajadores de salir, esta era una oportunidad
de cambiar, trocar artIculos textiles, (hilado)que les habia sido otorgado en
calidad de pago en especie por el obarajero. CarabarIn Garcia IbId. Sobre los
pagos en especie en Queretaro veáse: A.H.Q. Judicial, 1793.
"Ordenanza de aprenzadores de 1605". En: Francisco del Barrio Lorenzot. Ordenanzas de gremios de la Nueva Espana. Secretarla de Gobernación. Mexico: Talieres Gráficos de la Nación. 1920. p. 79.
go
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
yenta o bien ser "echados a ganar" en cualquier obraje o trapithe. A fines del siglo XVI se consideró oportuno redactar nuevos
reglamentos sobre el oficio de tejer la. seda. En estos, en principio, se prohibIa a negros y mulatos que aprendierri ci oficio,
aunque más tarde se revocó la orden, dejando con ello abierta la
posibilidad de explotación de la fuerza de trabajo esciava.4s
Existe también la posibilidad de que, siguiendo la costumbre
practicada en las plantaciones de permitir a los esclavos que utilizaran hortalizas para completar su aiimentación, los esclavos que
pertenecIan al obraje recibieran un estipendio semanal con el
cual pagaran un complemento de su sostenirniento, o que, en caso de que se les entrcgara efectivo, ahorraran ese dinero para, algun dIa, comprar su libertad o la de alguno de sus parientes cercanos.44 Dc cualquier manera como esto hubiese ocurrido, ci que
los esclavos manejaran dinero implicaba relaciones sociales con
ci resto de la población del interior y del exterior del obraje, diferentes de las tenidas hasta entonces en este grupo. Esto también
implica un cambio en ci concepto que hasta entonces se habIa tenido del esclavo, como un ente pasivo y con muy reducidas posibilidades de movilidad dentro del obraje, por la imagen de un
"esciavo-trabajador", diferenciado del resto de sus colegas por las
caracterIsticas propias de cada oficio y, en ültima instancia, por
las de su calidad étnica.
A pesar de la prohibición de la Corona de no pagar en cspccie ci salario a los trabajadores, la disposición no fue siempre respetada, ni aün en ci caso de los esclavos. Existe evidencia de que
en ci interior de las instalaciones manufactureras se pagaba a los
esclavos con telas, y se les permitIa ejercer labores propias del taller, no directamente ligadas a su trabajo, con lo que podIan tencr acceso a! circulante. Un buen ejemplo de ello era la practica
de la "sastrerIa" o "elaboración de ropa", cuyos productos terminados vendIan en el interior de la manufactura,45 y, posiblemente,
también en los mercados circundantes, ya fuera por medio del
trueque, de la comercialización directa o de la yenta comisionada
a terceros.
43
Felipe Castro Gutiérrez. La extinción de la artesanIa grernial. UNAM-IIH. Mexico.
1986. P. 92-94.
44 Manuel Carrera Stampa. Los gremios mecicanos. La organización gremial en ki Nueva Espana. 1521-1861. Ediapsa: Mexico. 1954. En especial el capItulo VII.
45 A.H.Q.Judicial. 1775.
190
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 3
cALrntr) EThICA DE TEJED0RES Y PERCHEROS
QUERETARO 1785-1806
Calidad étnica
Español
Indio
Mulato libre
Mulato edavo
Mestizo
Lobo
Morisco
Tejedor
Perchero
Na
%
4
133
96
48
20
0
5
(1,3)
(43,5)
(31,4)
(15,7)
(6,5)
(0,0)
(1,6)
N
%
Na
73
92
104
14
57
0
2
(21,3)
(2619)
(30,4)
(4,1)
(16,7)
(0,0)
(0,6)
77
225
200
62
77
0
7
648
Total
%
(11.9)
(34.7)
(31.0)
(9.5)
(11.9)
(0.0)
(1.0)
(100.0)
Fuente: B.M.N.A.H.Visitas de obraje de los años 1785, 87,89,90 91, 92,93,94,96,97,99, y
1806 Serie Queretaro kollo 25.
Eä de suponer que, de acuerdo con lajerarquIa interna del
obraje, eran los tejedores los favorecidos con esa práctica. En el
siglo XVII los tejedores eran un grupo destacado ernie los trabajadores de los obrajes de Puebla,46 ya que el tejer era primordialmente una ocupación de españoles. Esta prerrogativa se desvanecio con el tiempo, y, ante el crecimiento de la producción y los
cambios demográficos, los españoles dejaron de ser una mayorIa
que detentaban la exciusividad del Oficio Para el siglo XVIII el panorama étnico de los tejedores era más equilibrado: sumando a
los mulatos libres y esciavos y los moriscos, todos ellos descendientes de africanos, tenIan una representaclón mayorltaria entre
quienes estaban dedicados a este oficio.
Frente al conocimiento elemental que se requerIa para cardar o hilar, los tejedores dominaban el armado de los telares, conocimiento que les daba el dominio de la técnica, to que hacIa
que el tejedor fuese una especie de modelo de artesano, que lo
distinguIa de quienes reatizaban otros oficios, como el de cardador e hitador que, a finales del siglo XVIII en los obrajes de Querétaro, eran clesempeñados mayoritariamente por indIgenas y por
españoles empobrecidos.
En los reportes de las visitas estudiadas, no encontramos indicio de que ninguno de los obrajes haya sido operado exciusiva-
46
Alberto CarabarIn Garcia. ThId. p. 49.
191
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
mente por esciavos, como si sucedió en ci caso ya mencionado
de Pedro de las Casas, de 1640; en cambio, en el padrón de 1776
se contabilizaron 27 esclavos47 en ci obraje de Dn. José de Escandon, y, si tomamos en consideración los 200 trabajadores calculados por Juan Lopez de Cancelada para ese mismo obraje, tendrIamos un 13,5 % de participación de los esciavos en el total de
la fuerza de trabajo de esa entidad.48
Reflexiones finales
Se podrIa decir, en resumen, que la presencia de los esciavos
en los obrajes a finales del siglo XVIII en Queretaro, se debió fundamentalmente a la necesidad de cubrir la escasez de mano de
obra especializada.
Los negros y mulatos esciavos que se integraron como parte
de la fuerza productiva textil lo hicieron en virtud de su bajo costo de adquisicion, de la libertad dc comercio de esciavos puesta
en pr.áctica directamente por los españoies en 1748 y oficializada
en 1789, asI como de las facilidades que se les otorgaron con el
fin de que pudieran complementar sus recursos y subsistencia. Algunos dc los esciavos liegaron a ser un recurso con ci cual se
complemento la escasa "mano de obra calificada", sin que por
ello se afectaran las inversiones de capital de los obrajeros, aunque otros, a pesar de los complementos estipendiarios recibidos,
quedaron sujetos al regimen hasta que este desapareció.
A lajerarquizacion social entre los esclavos, marcada por su
integración al trabajo doméstico, comercial o manufacturero, se
sumó la del desempeño de un oficio que, sin ser reconocido oficialmente, permitió a quienes lo practicaban acceder, en su rnomento, a la sociedad librc, con la ventaja que les otorgaba ci conocimiento técnico que en su momento fue usado como elemento
de negociación para obtener la libertad. Estas ventajas en ci cono-
47 A.H.M. Lc/9 Padrón de Queretaro. 1776.
48 La información.de Poinsettquien visitó Queretaro en 1822 con respecto a los
trabajadores de los obrajes confirma que en ellos se utilizaban esclävos de orIgen africano Joel Robert Poinsett Notes on Mexzco Made in the Auturnm of 1822
Acompanied by an Historical Sketch of the Revolution and the Translatzon of-the Official Reports on the Present State of the Country. New York: Preager. 1969.
192
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
cimiento y cercanIa con los amos les otorgaban a los esciavos una
pauta de asentamiento urbano que facilitó su integracion cultural.
El BajIo en general, sin exceptuar la ciudad de Queretaro, se
convirtió en el escenario de un desarrollo capitalista intenso y en
el centro del cambio que conducirIa a la formación de nuevos
grupos socioculturales, portadores de formas novedosas de conducta social. En este caso, la industria textil sirvió para separar a
los indIgenas de sus poblados; y a los esclavos, para romper la institución. De esta manera, los individuos de ambos grupos se convirtieron en especialistas económicos separados por las lIneas de
su ocupación.
193
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
PERFIL DE LA POBLACION AFRICANA
EN EL REINO DE GUATEMALA, 1723-1773
Beatriz Palorno de Lewin
UNIVERSIDAD DEL VALLE, GUATEMALA
La imagen que usualmente se presenta de Guatemala es
duaL Segñn esta, la sociedad está compuesta por población maya
y población no maya. Esta ültima se define como mestiza, y en
ella el elemento africano, que fue forzado a venir a este continente, no aparece de manera visible. Este trabajo pretende cuestionar esa imagen dual y mostrar ci perfil de la población ñegra esclava en Guatemala en ci perIodo 1723-1773, año este ültimo, en
que se trasladó la capital, de la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, en ci Valle de Panchoy, a la Nueva Guatemala
de la Asuncion Valle de la Ermita También se pretende describir
cuáles eran las caracterIsticas del mundo de los esciavos, cuando,
hacia las ültimas dos décadas del siglo XVIII, esta institución se habIa debilitado.
Perfil del mercado de esciavos
La información de esta primera parte es el resultado de una
investigacion' del mercado de esciavos, concretamente las cartas
Este estudio se basa en ci análisis de las cartas de compraventa existentes en el
Archivo General de Centroamérica (AGCA), catalogados bajo el término esciavitud, los decomisos por contrabando y algunos pleitosjudiciales También se
examinaron testamentos y reglamentos relativos al control de los esciavos, en
particular el de Educación de Esciavos. Una carta de compraventa tIpica contiene una introducción, donde se indica ci nombre, la posicion social del
comprador y ante que escribano se hace la transacción. Se exponen los motivos de la yenta y las caracterIsticas del esciavo, que es lo que más nos interesa.
195
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
de compraventa que fueron registradas en la ciudad de Santiago
en la época arriba mencionada, y que involucraban a 2238 esclavos en 1750 transacciones. Es importante aclarar que estos flumeros reflejan el volumen del mercado legal, no el nümero de esclavos que existIan en el Reino de Guatemala. Algunos esclavos se
vendieron varias veces. Además, todas las transacciones hechas de
"buena fe" no fueron registradas porque permitlan ahorrar el 3%
sobre la yenta (impuesto de alcabala). Tampoco aparecen los esclavos obtenidos por contrabando, por su misma condición de
marginalidad.
En el estudio de las cartas de compraventa se confirma la
tendencia de otras regiones de America Latina de que los cornpradores y vendedores eran parte de la elite. No fueron pocos los
que ostentaban los cargos de alcalde mayor, capitán general, gobernador, alférez, ernie otros. También un nümero importante
de mujeres tomó parte activa en este mercado
La tercera parte de los esclavos vendidos procedIan de los ingenios azucareros, y otro tanto de las grandes casas. El resto tenIa
diferentes procedencias: el Real Asiento, la Real Almoneda y prisioneros de guerra (concretamente contra los ingleses de Belice),
asI como por empeño, deuda y herencia.
Los miembros de la Iglesia Católica no aparecen frecuentemente como cornpradores, ya que se abastecIan de la crianza que
tenIan en sus haciendas o ingenios. En cambio, si aparecen frecuentemente como vendedores. No se encontró ningün caso en
que alguna persona se dedicara exclusivamente a la yenta de esclavos, lo que indica que el mercado era reducido.
Sobre las personas esclavizadas debemos decir que los traficantes de escfavos trataban de conseguir el doble de hombres
que de mujeres, ya que los esclavos eran requeridos como fuerza
de trabajo, en sustitución de los indIgenas, especialmente desde
que la esclavitud de estos ültimos se abolió en 1549.
Sin embargo, el mercado en Guatemala muestra preferencia
por las mujeres. Los varones españoles de las "casas grandes" las
buscaban como concubinas y los dueños de las haciendas las
Por ñltimo, a quién se vende, ci precio convenido y las condiciones de la
yenta, lugar y fecha. Además de los datosya mencionados, aparece información aledaña que ennquece de manera insospechada Ia investigacion, ya que
por ella van cobrando más detalle a manera de un ciarOscuro, las imágenes de
la vida cotidiana de los esciavos.
196
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
veIan como reproductoras, ya que se seguIa la condición de vientre: "hijo de esciava nace esclavô, hijo de libre nace libre". Para
las damas españolas, quienes frecuentemente recibIan mujeres esclavas como parte de la dote, constituIan parte de su capital personal y las utilizaban como damas de compañla y nanas de los ninos. El aprecio se nota en La renuencia a venderias y en la frecuencia con que se les manumitlan.
En ci perIodo estudiado se vendieron 1230 esclavas y 981 esclavos. La diferencia en la yenta de mujeres se explica porque estas incluyen un gran nümero de manumisiones, que comercialmente eran cOmpras hechas por un pariente de la persona que
obtenIa la libertad. Este mecanismo permitla que 'a descendencia
naciera libre.
Otros sector diferenciado lo constituIan los niños esciavizados. La mayorIa de los vendidos habIan nacido en ci Reino de
Guatemala. Las personas más vendidas eran aquellas cuyas edades se encontraban comprendidas entre los 15 y los 25 años de
edad.
En la dOcumentación referente al nñmero de esclavos africanos que ilegaron a Guatemala en 1773, puede apreciarse que 925
esclavos eran adultos y que ci resto estaba repartido entre niños y
recien nacidos El desequilibrio de edades afectó el crecimiento
natural de la población negra en Guatemala, pero solo en la primera epoca, una vez desaparecida la generación de bozales,2 la
población de esclavos "nacidos en La tierra" creció al mismo ritmo
que la población libre del pals. Segün las cartas de compra yenta,
eran denominados de multiples maneras: atezado, encerado, pardo, lodo, claro y mulato blanco.
Numéricamente la población de esclavos de origen africano
ilegó a la cima alrededor de 1680, pero a principios del siglo XVIII
este grupo disminuyo notablemente por tres causas principales
La primera tIene que ver con los intentOs de las äutoridades
de prohibir su importacion. A mediados del siglo XVII se prohibió
la importacion en "lotes", pues las autoridades consideraban que
ya habIa demasiados. Sin embargo, la razón de fondo era ci temor
de que las protestas en contra de la esclavización incitaran a los indIgenas a la sedición. Desistir de la importación fue una decision
Se designaba como bozal al esciavo importado directamente de Affica j que no
habIa sido bautizado y carecIa de nombre cristiano.
197
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
polItica con un fuerte móvil económico, ya que hay indicios de falta de capital. De cualquier manera, la importación de esclavos
continuó durante toda la época colonial, pero en forma individual
(con raras excepciones, como los grupos destinados a la construcción del puerto de Omoa, en la provincia de Honduras).
La segunda causa de la disminución en el nuimero de esclavos afric-anos fueron las repetidas pestes de viruela que entre
1690 y 1710 diezmaron la población en general, y afectaron el
crecimiento natural del grupo esciavizado.
El tercer factor, y tal vez el mas importante, fue el proceso de
mestizaje. Los incentivos hacia la exogamia eran mñltiples La diferencia inicial entre el nümero de hombres y el de mujeres en el
momento de la importacion se agravaba con el hecho de que la
mayorIa de varones eran enviados a trabajar a las haciendas de
azücar, a los obrajes de añil o a las haciendas de ganado. Las mujeres, en cambio, se destinaban preferiblemente al trabajo domestico urbano. Al mismo tiempo, en la psique de las personas esciavizadas gravitaba siempre la esperanza de la libertad, si no para si
misma, por lo menos para sus hijos. Por tanto, para algunas mujeres, el procrear un niño con un español pudo haber sido el camino más corto hacia la libertad. Esta hipótesis se refuerza por la
frecuencia con que los españoles otorgaban carta de libertad a
los esclavos mulatos nacidos en casa.
En el campo era permitido el matrimonio de esclavos con
personas libres, con la autorización del amo. Yno eran pocos los
casos en que los varones esclavizados se casaban con mujeres indIgenas. Aunque en las haciendas era frecuente que los dueños
estimularan el matrimonio entre esclavos, ya que el fruto de esas
uniones era patrimonio del hacendado.
Sobre los precios debemos decir que estos fueron similares
en los siglos XVI y XVIII, a diferencia del XVII, en el cual, debjdo a
la poca mano de obra esclava y libre, los precios fueron ligeramente más altos. La media de nuesträ muestra de estudio indica
que el precio promedio de los esclavos se encuentra alrededor de
los 200 pesos,3 aunque el de las mujeres era un poco mayor, porque a ojos de sus propietarios eran económicamente mucho más
3
Con el objeto de orientar al lector respecto al significado de los precios mdicamos que en Escuintepeque en 1740, una casa pequeña techada costaba 300
pesos.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
rentables: desempeñaban el mismo trabajo que los hombres y tenIan la ventaja de procrear hijos que podIan venderse. Además,
eran muy importantes como nodrizas, en una época en que la falta de alimento materno condenaba a los niños a una muerte Scgura. La edad era decisiva. El precio menor se pagaba por los ninos que estaban por nacer. Esta situación fue aprovechada por
Tomasa Tello, mulata blanca que en 1749 se encontraba encinta y
pagó al convento de Santo DOmingo 25 pesos para que su hijo
fuera libre al nacer. El prior accedió a tal peticion con la condición de que si liegaban a nacer gemelos, Tomasa tendrIa que pagar 25 pesos más.4 Pero quienes sacaron mucho mayor provecho
fueron las dueñas de "casa grande", quienes encontraban muy
ventajoso comprar un niño de 5 6 6 años en 25 pesos, aprovechar
el fruto de su trabajo durante unos 20 años y luego venderlo en
150 pesos o rnás. Por.lo contrario, ci precio bajaba cuando la persona esclavizada ya estaba vieja (mayor de 40 años). Ignacio Rubio rebajó en 50 pesos el precio de una esclava que habIa cornprado cuando ella tenIa 24 años, por no haber encontrado quien
la quisiera comprar a su "preciojusto", que era de 300 pesos. La
esclava tenIa ya 40 años, y seguramente esto tuvo que ver con la
falta de interés en comprarla.5
La preferencia de comprar esciavos cada vez más blancos se
manifestaba también en ci precio. Por ejempbo, en 1757 se yendió un esciavo registrado como negro, pero con la observación
de que "por ser de color claro vale 20 pesos mas".6
La salud y la edad estaban Intimamente relacionadas con la
expectativa de rendimiento: cuando ci esclavo era un enfermo
crónico o padecIa de algiIn defecto fisico severo, como ceguera,
sordera o parálisis, ci precio bajaba. Los mayores precios se pagaban por mujeres de entre 18y 28 años. En 1756, cuando ManueIa Perez Dardón vendió aJulián Rodas una esclava mulata en 200
pesos, hizo "buen negocio", pues la vendió en el precio normal y
ella ya habIa producido 929 pesos de ganancia por la yenta de sus
11 hijos.
4
5
6
7
AGCA, A1.20. Protocolo dejose MatIasGuzmán. 1749, f. 136.
AGcA,A1.20, leg. 858/f.365.
ACCA, A1.20, leg. 972 sf.
AGCA, Al .20, protocolo de Manuel Ordóñez leg. 1 132/f.6&
199
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Si un esciavo tenIa algün oficio, el dueño pOdIa aiquilarlo. Es
preciso aclarar que entre esos oficios no se incluIa la prostitución. Segün la iegislación, Si Ufl amo obligaba a su esciava a la
prostitucion y esta lo denunciaba, era suficiente causa para que la
esciava recibiera su libertad sin compensación para el amo.
Finalmente, un factor importante al fijar ci precio era la voluntad del amo de facilitar a. su esciavo la rnanumisión. En estos
casos, por disposición testamentaria o al realizar la yenta, se añadIa la frase: "con la calidad de que no puede ser vendido más".8
Por ejemplo, Gertrudis Urrutia, en 1740, vendió un esciavo mulato de 14 años en 50 pesos, con la condición de que no se vendjera de nuevo.9 Ella lo habIa comprado a Feliciano Rodriguez un
año antes con la misma condición.'°
Aunque la mayorIa de transacciones se hicieron en la capital
del Rerno, hubo compras y ventas regionales En estos casos los eclavos se vendIan a precios ligeramente más altos a los compradores provenientes de fuera, posiblemente porque habIa tinacomisión del intermediario Juan Mann vendió a Sebastian Turcios, de
San Miguel, un mulato de 24 aUos en 325 pesos, cuando él habIa
pagado por ci mismo esciavo 250 pesos en la ciudad de Santiago.
Hubo casos de ventas de esciavos en grandes cantidades (lotes). El presbItero Juan de Quintana, por ejemplo, compró 24 esclavos a 4580 pesos, lo que da un promedio de 190 pesos, por Cada uno; Este presbItero vendió posteriormente a las mujeres en
300 pesos, y en 225 a los hombres." Podemos observar que, igual
que en otros casos, las mujeres alcanzaron un precio mayor que ci
de los varones. Asimismo, José Jacinto Palomo compró 70 esciavos
de la hacienda La Vega a 50 pesos cada uno, y luego los vendió en
150, 200 y 300 pesos," con una ganancia de más del 300%.
El descalabro que sufrió la sociedad precolombina con la
conquista tuvo consecuencias en la estructura familiar guatemalteca. Los conquistadores se unian libremente a las indIgenas, y,
cuando el rey les ordenó que se casaran, prefirieron importar a
sus esposas, con lo que sus hijos ya procreados con los indIgenas
8
9
10
11
12
AsI vendieron sus esciavos Nicólaza y Lucas Palomino en 1752. (AGCA, A1.20,
leg. 879, f. 245, 281)
AGCA, A1.20, leg. 868, f.381, 1740.Protocolo de Antonio Gonzalez.
AGCA, A1.20, leg. 868, f.164, 1740.
AGCA, A1.20, leg. 1063, exp. 95561, 1748
El 26 de enero de 1769 ante Sebastian Gonzalez (AGCA, A1.20, 894, exp.
200
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
quedaron como "ilegItimos". Los que no pudieron importar a
una esposa de Ia peninsula siguieron viviendo libremente con sus
compañeras. La familia se caracterizó por un nümero alto de
uniones libres y nacimientos ilegItimos, superior al de cuaiquier
sociedad europea de entonces. "La ilegitimidad entre los latinoamericanos alcanzaba ci 50%, incluso en las clases altas de blancos
[...]. Aiiiérica Latina no consiguió ci modelo familiar con muy baja ilegitimidad de Ia Europa noroccidental. No se sintieron (los
españoles) constreñidos por Ia moral tradicional católica en relación con Ia famiiia".13 A pesar de todo, una vez establecida Ia familia, Ia comunidad Ia legitirnaba y sancionaba.
LaIglesia Católica, por su parte, se preocupó de que sus esclavos "no vivieran en pecado", y prOmovió estrictamente los matrimonios entre ellos. Esto hizo que Ia exogamia hacia los otros
grupos, en los ingenios y haciendas de las órdenes religiosas, fuera casi nula, y Ia legitimidad muy alta. Por tanto, en las ventas de
Ia Iglesia existe Ia afirmación de legitimidad, caracterIstica de
esos esclavos. Esta es una de las tantas contradicciones de ia sociedad de Santiago: lo que no alcanzaron los hijos de miembros de
Ia elite lo aican•zaron los hijos de esclavos.
Es obvio que los niños mulatos nacidos en las casas grandes
eran hijos de uno de los españoles que habitaban en ellas. Era comün que a las personas esciavizadas les quitaran su nombre y les
asignaran el gentilicio de Ia farnilia en cuya posesión se encontraban. Se dieron casos en que los espafloles reconocieron a un hijo
ilegitimo como suyo, y le daban Ia libertad al mismo tiempo que
ci apellido. En Ia ciudad de Santiago, Juan de Salazar otorgó Ia 1bertad ajose delt Salazar, un mulato de quien no se sabe la edad,
y cuya madre era esclava. El mulato era blanco y nacido en casa.15
Lo mismo hizo Sebastian de los RIos, originario de Ia villa de
Sonsonate, quien otorgo carta de libertad a tres esclavos de corta
edad. Los tres niños eran aparentemente sus hijos, pues, después
de manumitirlos, los colocó en diversas familias para que los educaran y les enseñaran un oficio que les garantizara un modo de
vida.16 También se dieron casos en que ci esclavo recibIa ci nom13
14
15
16
Veáse Herbert Klein. La sociedad africana en America Latina y el Caribe. Madrid:
Alianza Editorial. 1986. p. 111.
Es preciso apuntar que ci "de" era sImboio de buena cuna.
AGGA. Al .20, leg. 1168, f. 22v, 1739.
AGCA,A1.20, leg. 873, f. 286, 1745.
201
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
bre y apellido del amo, sin que mediara parentesco, tal es el
ejemplo de Pedro Juan de Aivarado, del ingeniO de Palencia.'7
Existe la opinion equivocada de que los esciavos africanos recién liegados de Africa carecIan de nombre. Mientras no fuesen
bautizados tenIan su nombre africano, que se reconocla como alias
entre la población: CofrI y Amerafia eran unos de ellos. Al bautizárseles recibIan el nombre de un santo: Felipe Neri,Juan Evangelista, Plo Quinto. Frectientemente las mujeres eran nombradas como MarIa de las Liagas, Francisca de la Liagas, MarIa de los Angeles, MarIa de la 0 y Olaya. En Guatemala se cree que apellidos como Guinea, Gamboa y Gudiel son de origen africano, aunque hacen falta estudios cruzados para confirmar o desechar tal hipótesis.
Normalmente, en la carta de compraventa no se especificaba el
oficio del esclavo, excepto en las compras grandes, en las que tenIa
una influencia directa en el precio, es decir, en el margen de ganancia del esciavista. Es evidente que el oficio de los esciavos dependIa
del medio de donde procedIan. En los ingenios, el esciavo trabajaba
como puntero, moledor, tumbador y purgador. El que habIa crecido
en la ciudad podia ser cocinero, herrero, barbero, peluquero o sastre.'8 Un caso singular es de Melchor Gutiérrez, quien en 1724 yendió un esciavo, nacido en su casa, que sabIa leer y escribii adem5s de
ser sastre. Curiosamente, esto no tuvo incidencia en el precio.19
Debido a la dificultad de que los barcos esciavistas liegaran a
Guatemala, los compradores del Reino de Guatemala dependIan
de los vaivenes del mercado, que ellos no controlaban. Por las
tas de embarque sabemos que durante los siglos XV y XVI procedIan mayoritariamente de Senegabia, Sierra Leona y la Costa de
Oro; en el siglo XVII, de la Costa de Oro y de la bahIade BenIn. Y
en el siglo XVIII, de Biafra, el Congo, Angola, Arara, Guinea, Vidah y Crioll020 de Puerto Rico y Jamaica. Asimismo, Carabali,
"procedente de La Habana".
us-
17 AGCAIA1 .20/leg. 999/f. 165.
18 AGCA/A1.20/leg.872/f.41/1741.
19 AGCA/Ai.20/leg. 1012/exp.9505/f.14. Mientras que en las colonias inglesas estaba prohibido, bajo severassanciones, que los esciavos aprendieran aleer y
escribir, en estos reinos, carecIa de importancia.
20 En la documentación consultada y en el lenguaje corriente en la Guatemala
de hoy "criollo", significa también "originario del pals". Pam ci caso de Amenca Latina veáse Miguel Acosta Saignes. "La esciavitud de los afnicanos en América". En: Historia General de Historia de America Hispanoamericana. iv. Caracas:
Academia Nacional de la Historia de Venezuela. 197-250. 1989. P. 213.
202
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
En busca de la libertad
El hombre nace libre y libre quiere morir. Todo parece mdicar que el impulso hacia la libertad fue muy sentido y practicado
por los esciavos africanos en America. La actitud del derecho español, que en el Codigo de las Siete Partidas define la esciavitud
como "la más despreciable cosa que entre los hombres puede
ser", solo permitla promover ese impulso con el recurso de la manumisión. Manumitir no era otra cosa que sacar de la esciavitud,
otorgar el "don de la libertad".
En Guatemala se dieron varios tipos de manumisiones, algunas condicionadas. Una de ellas, por ejemplo, era la libertad testamentaria, es decir, que el esciavo quedaba libre solo después de
la muerte de su amo. Otra condición era quedarse como empleado domético. Mi tenemos que, en 1758, Nicolaza de los Angeles
y Figueroa otorgo libertad al mulato Miguel, "con la calidad de
que le ha de asistir y servir como cualquier mozo, con el salario
ordinario, acostumbrado en los ejercicios que le aplicase11 .21
De los 248 casos de manumisión, encontramos que 76 se
otorgaron sin compensación monetaria. La disposición testamentaria de "libre para después de mis dIas" era como "premio por ci
amor y servicio que mostró en mi ültima enfermedad" y una vida
de arduo trabajo.22 En algunas ocasiones la situación se complicaba, puts la libertad del esciavo dependIa del deceso de su antiguo
amo.23 En la muestra, el 11% de las ventas son manumisiones. Pcro el 70% de las manumisiones son ventas. Quiere decir que la
mayor parte de los esciavos liberados fueron comprados por ellos
mismos y no fueron otorgadas por sus propietarios. AsI que el
"don de la libertad", tuvo, paradójicamente, que ser comprado en
100 pesos, o al precio normal del mercado.
En ci 37% de las manumisiones, que significa 92 casos, encontramos a familiares comprando a esciavos. Estos son siempre parientes que rescatan con preferencia a las mujeres, para liberar al
mismo tiempo a toda la descendencia por la lInea materna, como
en los siguientes tres ejemplos: Feliciano Ventura, mulato libre
21
22
23
24
AGCA,A1.20,leg. 1134, f. 391.
AGCA,Al. 20, leg. 988, f. 20/1747
AGCA,A1. 20, leg. 995, £ 73.1755.
AGCA,A1. 20, leg. 862, f. 272, 1734.
203
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
compró a su hija de 28 años por 200 pesos.24 De la misma manera,
Felipa Flora fue rescatada por sus padres med jante ci pago de 250
pesos;25 y, en 1765, MarIa Ventura de Gáivez compró a su hija de 19
años, ante Sebastian Gonzalez, pagando por ella 150 pesos a su antigua ama, Juana de Gálvez. Ramón de Rivas no tuvo tanta suerte,
pues se vio forzado a ahorrar por 16 años para comprar su libertad
en 150 pesos. Su ama lo habIa cedido para ci srvicio de la sacristla
de los mercedarios, y en ese oficio tuvo Ia oportunidad de reunir el
dinero suficiente para alcanzar su libertad.26 Antonio pagó 100 pesos por su libertad al prior de Belén, después de haber servidô durante 26 años en el convento. En ese momento tenIa 36, y su precio era de 300. Por esos años de servicio le rebajaron los 200 pesos.27 El clerigo Pedro Delgado aparentemente no querla liberar a
Josefa, esclava mulata de 50 años, pues le exigió 370 pesos por Ia
carta de libertad. Como ella logro pagarle esa suma, no tuvo más
remedio que otorgársela.28
Aparte de las manumisiones por compra, existieron otras por
voluntad del amo y sin condición ãlguna. Agustina Pontaza,
quien habIa nacido en casa de su ama, Francisca Pontaza, recibió
Ia libertad cuando tenIa 60 años.29 Y Ia abadesa de Ia Concepción,
por su parte, hereda a Francisca, esclava de 23 años, con Ia condición de "que al cumplir 40 años se le deje libre". En casi todos los
casos de libertad incondicional, el liberto pasa de los 40 años, lo
cual linda con lo ilegal.
Cuando Ia via legal se cerraba, los esciavos simplemente
huIan. Un ejemplo son los cimarrones organizados en palenques
en las inmediaciones de las montañas del "Mico" —ruta obligada
de las caravanas hacia ci golfo Dulce, en ci actual departamento
de Izabal—. En esas regiones se dedicaban al pillaje y a asaltar las
caravanas, y asI conseguIan tasajo para su alimentación. En esas
operaciones invitaban a los esclavos que acompañaban a dichas
caravanas a que se quedaran con elios y vivieran en libertad.
25
26
27
28
29
AGCAAL20, leg. 988, f. 297.
AGCA,A1.20, leg. 877, f. 323, 1749.
AGCA,A1.20, leg. 881, f. 313.
AGCA,A1.20, leg. 877, f. 3223.
AGCA,A1.20, leg. 3015, f. 42.
204
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Vida cotidiana
En esta segunda parte vamos a describir la vida cotidiana a finales del siglo XVIII, cuando la esciavitud como sistema liegaba al
ocaso y los mecanismos de control habIan cambiado.
La siguiente información está construida con las historias
que aparecen en las cartas de compraventa y con un documento
que apareció en 1789: El reglamento de educación de esclavos. Este
documento presenta ci ideal de lo que la Corona esperaba que
fuera la educación de los esclavos. Para tener un contraste con la
realidad, pidió a todas las localidades donde existieran esclavos
que se diera un informe de la situación. Estos documentos son
los más interesantes para nuestro estudio, porque contienen información sobre la vida cotidiana y las tareas que se les encomendaban a los esclavos.
El trabajo en una hacienda con ingenio de azücar se iniciaba
muy temprano. Los esclavos salIan al campo y trabajaban con ci
arado y el azadón. Los niños se encargaban de desyerbar y urnpiar los campos.° En la época de cosecha, tanto hombres como
mujeres cortaban la caña. Una vez cortada la caña, las mujeres la
ponIan en un troje. Las carretas donde se cargaba la caña eran
conducidas por los esclavos viejos y por los niños. Al liegar las cañas al molino, las esclavas las pasaban por una prensa. Luego p0nIan el guarapo en peroles de metal, donde se hervIa y se purificaba después de colarlo. Las calderas del ingenio funcionaban en
las horas rnás frescas. El trabajo para alimentarias se encargaba a
los esclavos "dificiles" como medio de ablandarlos, ya que cualquiera que hubiera estado cerca de una caidera se acordarIa muy
fáciimente del infierno.
El proceso de fabricar azücar dependIa del maestro de azücar —ec1avo especializado de rnás valor, que gozaba de ciertos privilegios, como tener más tiempo libre o una ración más grande
de aguardiente—.
Cuando la miel estaba iista, las mujeres ia dejaban caer en
moldes, para hacer pan de azücar y dejarlo purgar. Este proceso
era supervisado por ci "purgador" de azücar, también esciavo. Las
mujeres, entonces, drenaban la meiaza, que se ponIa a destilar
30 AGCA,A1.56, leg. 2376/ exp. 17995.
205
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
para hacer aguardiente o azñcar de segunda. Después de ocho Semanas se cristalizaba ci azücar y se ponIa en las plataformas de Secado. Una vez, terminado el proceso, las mujeres ponIan el azücar
en los sacos y luego lo guardaba en una galera. El obispo Cortés y
Lan-az, en su visita pastoral a San Jeronimo, propiedad de los dominicos, describe Ia actividad asI:
En esta hacienda habrá mas de mil personas y de elias como
setecientas son esclavas ( ... ) La disposición para las oficinas
de azücar es admirable, pues para poner al sol y librar de las
Iluvias centeneras o miles de arrobas, basta con ci trabajo de
un hombre o dos en cuatro o seis minutos; pues consiste
[sic] en correr los tejados de los almacenes de una a otra
parte con un torno. En la misma hacienda hay esciavos que
trabajan con perfección todo genero de oficios necesarios,
como albañilerIa, carreterIa, carpinterIa y fundición de metales para calderas y cuanto ocurra. Aunque se me dijo que habrIa mil personas, no puedo separarme de que son muchas
más, porque aparecen como un pueblo crecido y sobrado de
habitadores.3 '
En las labores de trigo, además de la labranza las mujeres
también se encargaban de los Oficios domésticos, moler maIz y escardar ci trigo.32
Sabemos que, por la terminante prohibición de utilizar mdlgenas en ci proceso del xiquilite o añii, se empleaba para ello a
esclavos negros. Como ci trabajo dedicado a este tinte natural solo duraba tres meses, ci resto del año los esciavos se dedicaban a
cuidar ci ganado.
La tarea de la mujer en la agricultura era usualmente la mitad de la del hombre, porque, además de trabajar en ci campo,
eran responsables de la preparación de la comida, el lavado de la
ropa y ci cuidado de los niños. No estaban obligadas a trabajar
durante los dIas de fiesta (porque se ocupaban de las preparaciones y de la cocina), tampoco en los cuatro meses antes del parto
31
32
Veáse Pedro Cortés y Larráz. Descripcion geográfica y moral de la Diócesis de Goat he
mala. Guatemala: Biblioteca Goathemala. Sociedad de Geografla e Histona de
Guatemala. 2 tomos, Vol. xx. 1958. Tomo I. p.p. 294-295.
AGCA, A1.56, exp. 17995, leg. 2376, f. 247.
206
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
y seis meses después de él. Sin embargo, se les seguIa dando la ración acostumbrada de aiimentación.
Cuando los esciavos trabajaban de sol a sol, hacIan una pausa
de dos horas al mediodIa y ejercIan su derecho de ir a hacer
mandados y dedicarse a manufacturas de su utilidad personal.
Los que trabajaban en el campo no pociIan ser obligados a
sacar una tarea mayor que la de los trabajadOres libres. Sin embargo, los vaqueros, debido a las necesidades del trabajo, no tenIan un horario fijo y trabajaban más. A cambio gozaban de menos control por parte de los capatuces. A todos los escl4vos les estaba permitido tener bestias, milpas y huertas en las tierras de la
hacienda.
Alimentación
Esta dependIa mucho de la rgión en donde se encontraban.
En Quetzaltenango, por ejemplo, ingerIan más vegetales que carnes, mientras que en Omoa, era al contrario, ya que su precio era
menor. El ganado se habIa reproducido tanto que era más apreciado por su cuero, producto de exportación, que por su came.
Segün ci reglamento, en Quetzltenango los esclavos desayunaban atol con suchiles, chirmol y con la verdura que hubieran ilevado del campo. A mediodIa ingerIan el contenido de un
caldero con papas, alverjas o frijoles, y la cena era igual que el
desayuno.
Todos los sábados recibIan 25 mazorcas de maIz y una ración
de came, excepto durante el tiempo de cuaresma en que recibIan frijoles y queso seco Una vez a! mes recibIan una radon de
sal. A los capataces se les daba ci doble de la ración.
Para celebraciones como la Navidad, las fiestas patronales, el
dIa de todos los santos y el cumpleaños del dueño de la hacienda, se sariflcaba una vaca, y entonces cada esclavo recibIa una ración de came.
En la Nueva Guatemala se acostumbraban tres tiempos de comida:, almuerzo, comida y cena. RecibIan una ración de came,
dos de frijoles o, en su defecto, queso o mantequilla y tres tortillas gruesas de un palmo de diámetro. Para la vigilia, solo frijoles,
queso y mantequilla.
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En El libro de diario de Cuyamel está registrado que a los esclavos y esciavas de las Reales Obras, al igual que a los demás empleados, se les repartIan arroz frijoles, una libra de pan y una
porción de came por cabeza. Además, se explica: "Hay negros de
ración y de media ración", o sea que algunos recibIan media libra
de pan y media de car. Asimismô, aparecen inventariados plátanos, pero no queda estabiecida la cantidad ni la frec-uenci,a con
que los ingerlan, aunque puede asumirse que lo hacIan a diario,
al igual que los habitantes actuales de esa region.
Vestuario
En cuanto al traje, en los documentos se expresa que, por
haber tal diversidad de costumbres en el vestir, segñn las provincias, "se deja en manos de lasjusticias de las haciendas, de acuerdo con ci ayuntamiento y la audiencia del procurador sIndico, en
calidad de protector de los esciavos, el determinar la cantidad y
calidad del alimento y el tipo del vestuario". En general se vestIan
igual que la población campesina libre: calzón de cotón, camisa
de manta blanca, sombrero de petate para trabajar en el campo y
de paño en las horas de ocio. Usaban caites, chamarra y una tabaquera roja para lievar en el cuello. Las mujeres se vestIan con huipiles ordinarios, con n4guas de telar, paños de hilo y fajas.
Se les proveIa de dos mudadas al año: vestido de enagua roja,
huipil con lazos de seda y encajes, y tabaquera de seda cuando se
casaban; además, faja, aretes, chachales y un paño que se ponIan
en la cabeza para ir a misa. Siguiendo la tradición española del
buen lucir, para las fiestas vestIan de librea a sus esclavos,n aunque a las negras y mulatas les estaba prohibido vestirse a la usanza española y llevarjoyas de perlas y oro.
La costumbre era que los esciavos mismos compraran esa ropa durante la feria patronal de la localidad. Con ese propósito los
hombres recibIan, para la fiesta de la hacienda, seis pesos en plata, y las mujeres cuatro pesos con cuatro reales. Para la fiesta de
San Mateo, titular del pueblo de Salamá, cada esclavo de San Gerónimo recibIa veinte reales, ylos capataces tres pesos para que
33
Para obtener los 2000 pesos necesarios para comprar librea para los esciavos
de San Gerónimo, el priorde Santo Domingo vendió "muchIsimos esciavos".
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en la feria compraran sus frazadas para dormir. Otros acostumbraban darles unas naguas que ilamaban "de la tierra" y manta
suficiente para fustán y huipil. Para su higiene recibIan un real
de jabôn al mes.
Cuando se casaban se les daba más came y cuatro pesos para
la fiesta. Mientras se encontraban hospitalizados recibIan dos reales diarios. Al morir, los deudos recibIan cuatro pesos para los gastos del entierro, o este era costeado por ci dueño del esclavo. En
los documentos se repite la advertencia de que los dueños no debIan liberar a sus esciavos porque estuvieran viejos o enfermos.
En general, la vida cotidiana del esciavo no diferla mucho de
la de un trabajador pobre y libre de finales del siglo XVIII. Sin
embargo, sobre ci primero recaIa la violencia de la esclavitud, en
sus fbrmas jurIdicas e ideológicas, acompañadas siempre de la
discriminación. Por ello no sorprende el impulso que esa población tuvo hacia la libertad.
Hacia 1795, la esciavitud estaba liegando a su final, como se
observa en el siguiente testimonio de la villa de San Vicente, provincia de El Salvador:
En este distrito son muy pocos los esciavos ( ... ) antiguamente
señalada era la familia española que no los tenIa, en ci dIa se
ye casi extinguida esta clase de sirvientes. Concedida la libertad a causa que se experimentaba que eran más gravosos que
(idles a sus dueños. Hay tan pocos y los que hay son tan bien
tratados, que no se les hace necesario el reglamento, ya que
ellos atienden las propias cosechas de añil.35
34 AGcA, A1.56, leg. 2376, exp. 17995, f. 139.
35 AGCA,A1.56, leg. 2376, exp. 17995, f. 167.
ME
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
AFRICANAS Y DESCENDIENTES EN LA
CIUDAD DE MEXICO DEL SIGLO XVII
MarIa Elisa Velázquez Gutiérrez
INSTITUTO NAcIoNu. DE ANTROPOLOGIA
E HISTORIA, MExIco
Cuando, casi a mediados del siglo XVII, el dominico Thomas Gage visitó la Nueva Espana y describió el "lascivo" atavIo
de negras y mulatas de la ciudad de Mexico, o las "embelezadoras" caracterIsticas de sus ademanes, y reprobó que, gracias al
arnor,, la mayorIa de las esciavas hubiesen logrado obtener su libertad, "para encadenar sus almas y sujetarlas al yugo del pecado y del demonio",' solo hizo hincapié en una parte de la cornpleja realidad que formó parte de la vida de esas mujeres en la
sociedad virreinal.
En sus observaciones, el fraile no hizo justicia a la importancia
de la presencia y la participación de las africanas y de sus descendientes en la configuración económica y cultural de la sociedad de
Nueva Espana, como tampoco reveló las heterogéneas y singulares
relacioneS sociales y de género en las que estuvieron inmersas "negras" y "mulatas" durante ese perIodo de la historia de Mexico. No
podemos culpar al fraile ingles de ser parcial ni de no interesarse
en situaciones que hoy en dIa nos preocupan, pues sus comentarios reflejaban las inquietudes y losjuicios de su época. Sm embargo, sI podemos reconocer que sus testimonios, como los de otros
Thomas Gage. Nuevo reconocimiento de las Indias Occidentales. Introducción y
edicion de Elisa Ramirez Mexico Fondo de Cultura Economica 1982 pp
180-181.
211
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cronistas del perIodo, han marcado en gran medida las percepciones actuales sobre la condición femenina de las africanas en la
Nueva España y, en ciertos casos, han influido en los análisis de las
pocas investigaciones históricas sobre el tema, dejando de lado la
información que otras fuentes documentales revelan.
Entre las muchas interrogantes que todavIa quedan por resolver sobre la presencia de los africanos en Mexico, figuran los estudios sobre las mujeres y su participación en la configuración de la
sociedad virreinal. A pesar de la importancia que han tenido las
investigaciones históricas desde una perspectiva de género, escaSOS trabajos han tratado aspectos relacionados con la vida femenina de grupos pertenecientes a las clases menos favorecidas,2 o al
menos consideradas poco representativas de la sociedad virreinal
en Mexico.
Un importante obstáculo con que han tropezado las investigaciones históricas para descubrir la situación, los problemas o las expectativas de las mujeres, han sido las limitaciones que en. general
presentan las fuentes documentales, sobre todo para el estudio de
las que, por su condición étnica y de género, aparecen poco representadas en los documentos virreinales. Sin embargo, el análisis de
varios expedientes en distintos ramos del. Archivo General de la
Nación, en Mexico, complementado con la revision de crónicas,
diarios, instrucciones, memorias y otros escritos coloniales, asI como con el estudio de imágenes pictóncas del perlodo, me han permitido rescatar información sobre la situación de las mujeres de
origen africano, esciavas, libertas o libres, en la capital virreinal.'
Negras y mulatas en la ciudad de Mexico
del siglo XVII: movilidad social, relaciones
culturales y ordenjurIdico
Como es bien sabido, la configuracion pluriétnica de la sociedad virreinal citadina comenzó a gestarse desde el siglo XVI.
Sin embargo, fue probablemente durante el XVH, por lo menos
Carmen Ramos (coordinadora). Género e hIstoria. Mexico: Instituto Mora y
Universidad Autónoma MetropOlitana. 1992.
Este artIculo forma parte dé una investigación más amplia sobre la presencia y
la participación de las mujeres de origen africano en la sociedad virreinal de
la ciudad de Mexico.
212
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
en la ciudad de Mexico, cuando tuvieron lugar los procesos interétnicos, sociales y culturales más significativos del perlodo colonial. La relativa autonomIa económica y polItica que tuvo la Nueva España respecto de la metrópoli, la presencia de una diversidad de grupos culturales y sociales, el desarrollo de un sentimiento de arraigo y pertenencia social a la nueva realidad americana,
asI como la consolidación de las insti.tuciones en la capital después del perlodo de conquista, fueron algunas de las causas que
propiciaron estos procesos. AsI, pese a las restricciones que trataron de imponer las autoridades civiles y eclesiásticas a la forma
de organización espacial y social, la capital virreinal se convirtió
en un espacio en el cual convivIan cotidianämente, en calles, taileres, comercios, conventos, iglesias, plazas y mercados, tanto indIgenas, españoles y africanos, como los descendientes de la
union entre estos diversos grupos.
A pesar de la segregación étnica y la estrictajerarquIa social
que permeó, por lo menos formalmente, a la sociedad de Nueva
España, a través de diversas ordenanzas, bandos y cédulas, durante el siglo xviii, fueron considerables las posibilidades reales
de union entre distintos grupos étnicos y sociales, asI como la
movilidad social y, hasta cierto punto también la económica, para los habitantes de la capital virreinal, especialmente para los
de origen africano. Muchos cronistas europeos del perIodo se escandalizaron y cnticaron varias de las costumbres "relajadas" que
observaron durante su estancia en 'la Nueva España, en particular en lo que concierne a las relaciones sociales entre miembros
de las clases privilegiadas y personas de origen africano. A principios del siglo XViIi el funcionario español Francisco de Seijas y
Lobera se expresaba asI de las relaciones sociales y étnicas en la
Nueva España:
. .Por cuanto mucho más que en España son numerosas las
parentelas, y todos por nobles que Sean, sujetas a tener muchos parientes negros y mulatos de la chusma, de que no
pueden librarse de serlo los más ilustres de aquellas partes. .
Francisco de Seijas y Lobera. Gobierno military politico del Reino Imperial de la
Nueva Espana (1702) Mexico Universidad Nacional Autonoma de Mexico
1986. p. 206.
213
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Por su parte, el orden jurIdico en el Mexico virreinal tampo
co fue ajeno a esta dinámica, y permitió a los africanos y africanas, particularmente a muchos de los que nacieron ya en la Nueva España, oportunidades para obtener el ascenso social y participar en diversos trárnites legales. Segün algunos especialistas en el
tema, el sistemajurIdico de Nueva España, fundamentalmente el
del siglo xvii, se caracterizaba por ser complejo y por contemplar
innumerables excepciones, y se convirtió en un sistema flexible y
dinámico que permitió a muchos miembros de las ilamadas "castas" colocarse en una buena posición social y económica. Al proteger al indIgena, restringIa su capacidad de actuar dentro del
mundo del derecho, pero, al rnismo tiempo, dejaba en relativa libertad de acción a otros grupOs 6tnicos.5
AsI, la convivencia social y cultural cotidiana, las uniones,
muchas veces ilegItimas, entre los diyersos grupos culturales, el
ascenso por diversas vIas sociales y económicas, y las posibilidades
jurIdicas a las que accedieron algunos africanos y sus descendientes en la ciudad de Mexico, contribuyeron a la formación de una
sociedad caracterizada por contrastes, singularidades y opOrtunidades, no solo para los hombres, sino, como veremos a continuación, también para algunas mujeres de ongen africano.
Dedicadas fundamentalmente a los servicios domésticos (como esclavas, libertas o libres, de militares, funcionarios, artesanos, comerciantes o religiosos), y también a diversas actividades
comerciales o como auxiliares de artesanos, negras y mulatas en
la ciudad de Mexico contribuyeron a la reproducción social, asI
como a la economIa local, a pesar de que su trabajo no haya sido
considerado productivo en términos estrictos, por algunos investigadores. Segün señalamientos de algunos estudiosos de las licencias otorgadas para el comercio esclavista, como Gonzalo Aguirre
Beltrán, el porcentaje de mujeres africanas que arribaron a la
Nueva España fue inferior al de los hombres.6 Sin embargo, en la
ciudad de Mexico, de acuerdo con estudios relativamente recientes basados en fuentes documentales y en algunos registros del
perIodo, las "negras y mulatas" representaron un nümero casi
5
6
Maria del Refugio Gonzalez. "El derecho en la Nueva España en tiempos de
Juan Correa En Juan Gorrea su vzda y su obra Cuerpo de documentos T. III Me
xico Uniersidad Nacional Autonoma de Mexico 1991 p 225
Gonzalo Aguirre Beltrán. La poblacion negra en Mexico. Mexico: Fondo .de cultura Econômjca. 1972. p. 30.
214
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igual o incluso superior al de los hombres de su mismo origen racial. Por ejemplo, un registro de 1575 de la capital virreinal atestigua que, de un total de 57 negros, 40 eran mujeres, y que, frente
a 105 mulatos, vivIan en la ciudad 303 mulatas.7 Otro estudio reciente sobre la esclavitud africana en la ciudad de Mexico entre
los años 1555 y 1655, basado en documentos notariales, revela
que la diferencia entre la cantidad de esciavos y la de esciavas de
origen africano era mInima, ya que de los documentos estudiados
se registraron 998 hombres y 824 mujeres.8 También los estudios
de Pilar Gonzalbo, basados en escrituras notariales de la ciudad
de Mexico, advierten que del total de esciavOs africanos transportados en el siglo XVI, 43% eran mujeres.9 Estas cifras ponen de
manifiesto la importancia de la presencia femenina de origen
africano en la metrópoli virreinal.
Como lo han subrayado estudiosos de la presencia de africanos en Mexico, muchas "negras y mulatas" sufrieron de las vejaciones propias de la esclavitud y la sujeción. Varias fuentes documentales atestiguan que esciavas de la capital recibieron malos
tratos, fueron explOtadas sexualmente, vendidas varias veces a distintos dueños y separadas de sus familias, especialmente de, sus hijos, quienes, en algunas ocasiones, eran vendidos desde edades
tempranas. Asirnismo, muchas negras y mulatas, esclavas o libres,
fueron denunciadas ante el Santo Oficio de la inquisición por delitos como la bigamia, el reniego o la hechicerIa, o acusadas injustamente en varios casos, de diversos crImenes.
Sin embargo, a través de trabajos cotidianos, como nodrizas,
cOcineras, lavanderas, curanderas, parteras o ãuxiliares en talleres
gremiales y vendedoras de diversos productos en plazas y mercados, las mujeres de origen africano tuvieron la posibilidad de
convivir con distintos grupos culturales y sociales de la capital, y
crearon diversos tipos de relaciones. Algunas veces, como esciavas, entablaron lazos afectivos importantes con sus propictarios,
7
8
9
Lilia Serrano. "Algunos aspectos de la soçiedad mexicana del siglo XVI'. En:
Nuestraalabra, PeriódicoElNacional, Mexico, Año HI, nüm. 10, 30 de octubre
de 1992. p. 7.
Elizabeth Hernández yMarla Eugenia Silva. La esclavitud negra en la ciudad de
Mexico durante el perIodo 1555 a 1655 a través de los documentos notariales. Tesis
de Licenciatura. Mexico: Universidad Naciônal Autónoma de Mexico. 1998.
p. 43.
Pilar Gonzalbo. Familia y orden colonial. Mexico: El Colegio de Mexico. 1998.
p. 203.
215
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quienes incluso les permitieron obtener su libertad y acceder a
mejores condiciones de vida. Muchas de ellas, por ejemplo, se dedicaron a la crianza de ninos criollos, ante las crIticas de algunos
europeos que, como se ha señalado, veIan con recelo la familiaridad con la que convivIan diversas "calidades" en la Nueva España.
Estas actividades, además, hicieron posible el intercambio y la
creación y recreación culturales. Testimonios de su influencia cultural son, por ejemplo, las observaciones de viajeros como Gemelii Carreri, quien, en el siglo xvii, advirtió que ciertas inclinaciones de los criollos provenIan de las mulatas, de quienes "habIan
mamadô,juntamente con la leche, las malas costumbres".10
Asimismo, las mujeres de origen africano, en particular las libres en la ciudad de Mexico, tuvieron posibilidades de movilidad
espacial y de relaçiones con otros grupos, quizá más amplias que
las de algunas otras mujeres de Nueva España en esa época. Ello
les permitió, entre otras cosas, crear vInculos de sOlidaridad, con
miembros de su misma calidad étnica, buscar oportunidades laborales y de uniones con otros sectores sociales y, en algunos Casos, conseguir mejores condiciones de vida, sobre todo para sus
hijos, muchos de los cuales y a pesar de ciertas restricciones, ocuparon aigunos puestos, como oficiales y maestros en talleres gremiales, entre otros.
Si bien es cierto que en la sociedad de la Nueva España
existió una importante segregación étnica, social y de genero,
sobre todo legal y formal, asI como diferencias económicas drásticas entre pobres y ricos, las fuentes documentales demuestran
que, por lo menos durante el siglo XVII, existieron posibilidades
de union, convivencia y movilidad social entre diversos grupos,
incluido ci de las mujeres de origen africano. Esto provocó entre otras cosas, que a mediados del siglo XVIII, las nuevas autoridades coloniales tomaran medidas restrictivas de orden social y
económico, para normar el ya inevitable "desorden social". Entre ellas destaca la Pragmatica de Matrimonios, emitida por Carlos HI en 1779, la cual dictaba una serie de medidas dirigidas a
impedir las uniones entre miembros de diferentes condiciones
sociales, sobre todo con Los de origen africano. Por tanto, si
bien ci color de la piel y la condición de género representaron
10 Juan F. Gemelli Carreri. Viaje a la Nueva Espana. Mexico: Universidad Nacional
Autónoma de Mexico. 1976. p. 45.
216
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
limitaciones de acceso social, no constituyeron, por to menos
para este perIodo, obstácuios insalvables.
Juicios, peticiones y herencias
AsI como existieron ciertas posibilidades para que algunas de
las esciavas africanasy sus descendientes obtuvieran su libertad,
también hubo oportunidades para que consiguieran mejores condiciones de vida, taly como lo atestiguan varios documentos de la
época, entre otros, juicios y testamentos que se encuentran en el
Arhivo General de la Nación. Algunas esciavas de la capital de
Nueva España, realizaron trámites jurIdicos para luchar por su iibertad y la de sus hijos. AsI to demuestra, por ejemplo, el caso de
una africana de "tierra angola" liamada Leonor, quien en 1664
entabló un juicio contra ci Convento de Nuestra Señora de Balvanera, para pelear por la libertad de su hijo de doce años, quien
permanecIa como esciavo, pues, segñn las autoridades del convento, habIa sido concebido como tal, cuando su madre todavIa
no era liberta." La africana Leonor, que sabIa leer y escribir, buscó argumentosjurIdicos y apoyos sociales para hacer valer ci derecho de libertad, al cual, segün sus señalamientos, tenIa acceso
el niño. En el expediente sorprende, por ejemplo, la discusión de
Leonor acerca de las diferencias que existIan entre ser esclava y
solo tener sometido el servicio de su trabajo. DefendIa su condición de liberta en el momento de la concepción del niño, ya que
su amo Pedro de Soto, español de Viscaya y escribano de la Real
Audiencia, le habIa otorgado la libertad antes de morir, advirtiendo que debIa otorgar a su hija Inés de San Pedro, monja profesa
del convento de Balvanera, un real de jornal diario hasta los iikimos dIas de su vida y, en caso de no poder hacerlo, Inés podia alquilar ci servicio de la esciava sin tener derecho a venderla.
Muerta la monja, la africana Leonor, ya liberta, peleó por la libertad del niño, presentando diversas pruebas, ante las continuas negativas del administrador del convento, e incluso logró que se interrogara al padre del niño, de quien desconocemos su ongen étnico, para que apoyara su demanda. Aunque en el expediente no
11
AGN,
Mexico, Bienes Nacionales, Vol. 79, exp. 14
217
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
aparece la resoiución legal final, por los testimonios, se puede suponer que el caSo fue resuelto a favor de la libertad del niño.
Otras esclavas libertas, antes de morir dejaron legaimente en
orden los tItulos de libertad que habIan obtenido para sus hijos
menores, previendo problemas jurIdicos posteriores;'2 además
manifestaron ante ci escribano real quienes debIan estar a cargo
de la custodia de los niños, preocupadas por el fUturo cuidado de
sus hijos. También øtras esclavas, corno la negra Franciscajaviera,
en 1701, fueron capaces de entabiar peticiones para pelear por la
libertad que les habIa sido otorgadaen testamento a ellay a sus
hijos, y que durante varios años les habIa sido negada por los
nuevos herederos. En la solicitud que presentó, Franciscajaviera
pidió de la siguiente manera que se hicierajusticia:
". . .pido y suplico se sirva mandar y notificar al señor Canónigo
Don B. Antonio de Gama, albacea que fue del dicho mi amo,
presente dicho testamento [ ... ] para que conste en ci [ ... ] de
mi libertad y pida to demás que me convenga, pido justicia y
juro en forma de estejuicio ser cierto y verdadero..."'3
La petición de Franciscajaviera fue atendida favorablcmente por ci abogado de la audiencia de la corte, don Joseph de Torres, también catedrático de Ieyes en la Real Universidad, consu1
tor del Santo Oficio y visitador de testamentOs, capellanIas y
obras pIas, quien hizo valer la ciáusula del testamento anterior y
concedió la libertad a Francisca y a sus tres hijos. El caso de esta
esclava ejemplifica la tenacidad de atgunas africanas para hacer
valer sus derechos, asI como las posibiiidadesjurIdicas a las que
tenIan acceso.
Estos son aigunos casos que itustran la lucha de atgunas mujeres por heredar a sus hijos o hjas mejores con4iciones de vida y
despojarios de la condición servil a la que estaban sujetos y que
era transmitida fundamentatmente por vIa materna. También refleja que, pese a ser esclavas, sotteras y africanas bozates o criollas,
tuvieron la oportunidad de entablar demandas yjuicios legates, o
de presentar solicitudes para luchar por sus derechos.
12
13
AGN,
AGN,
Mexico, Bienes Nacionales, Vol. 476, exp. 19.
Mexico, Bienes Nacionales, Vol. 274, exp. 2.
218
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Otras mujeres de origen africano en la capital de Nueva España, ya libertas por voiüntad de sus propietarios o gracias a préstamos y a ahorros personales, lograron conseguir una posición económica hasta cierto punto desahogada, e incluso heredar bienes a
sus hijos o panentes cercanos. AsI lo atestiguan ciàrtos testamentos
del siglo XVII, como por ejemplo ci de una negra liamada Elena de
San Bernardo, quien al parecer habIa sido eclava de la famosa familia criolla Medina Picazo. Esta negra poseIa, entre otros bienes,
imágenes talladas, muebles y pinturas,'4 algunos de los cuales heredo a miembros de la misma familia, entre otras causas, segün lo Señala en ci testamento, "por el mucho amor y voluntad" que les invo por "haberlos criado". El testamento de la "morena" Angelina
Hernández tarnbién revela las posibilidades económicas de algunas
mujeres de origen africano en el siglo XVII. Angelina declaró, en
1601, tener, entre otras propiedades, "tres pares de casas" en la ciudad de Mexico, libres de censo y enajenación, además de otros ohjetos como sayas, mantillas, camisas de seda,, sábanas, piatos de porcelana china, pañueios de Holanda yjoyas de coral y oro. Esos bienes fueron suficientes como para solicitar que su cuerpo fuera Sepultado en ci Colegio de San Pablo, que su entierro estuviera
acompañado por curas de la catedral, y que se rezaran 24 misas,
seis en la Iglesia Mayor y las restantes en la Ermita de Nuestra Señora de Monserrat.15 Asimismo, ci testamento de la negra libre Pascuala de Santoyo, esposa legItima del farnoso cirujano Juan Correa,
barbero de la Inquisición, y madre del importante pintor mulato
del siglo XVII del mismo nombre, denota las posibilidades económicas a las que tuvieron acceso algunas de las mujeres de origen
africano en la capital virreinal. Pascuala, quien al. casarse con ci
medico criollo tenIa una dote de 500 pesos, heredó posteriormente a sus hijos los bienes de su esposo, y en su testamento declaró
"haber labrado varias casas" en la ciudad de Mexico y poseer una
stima de dinero considerable para la época, de airededor de 3679
pesos, la cual dejó en herencia a sus cuatro hijos.16
En algunos de los testamentos que se han anaiizado para esta investigación, también es posibie advertir que existIan ciertas
14
15
16
AGN, Mexico, Bienes Nacionales, Vol. 290,
AGN, Bienes Nacionales, Vol. 1124, exp. 2.
exp. 12
Maria Elisa Velasquez. Juan Correa, mulato libre, maestro 4 e pinto. Mexico: Consejo Nacional para la Cultura ylas Artes. 1998. pp. 20y 21.
219
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
redes de solidaridad y apoyo dentro de la población de origen
africano de la ciudad. de Mexico. Algunas de las testoras atestiguaron, en esos documentos, que habIan dejado alguna cantidad de dinero para la cofradIa de la Espiración de Cristo, del
Monasterio de Santo Domingo, perteneciente a los "morenos
criollos" de la ciudad, o que habIan prestado dinero a negros y
mulatas para que obtuvieran su libertad. Por ejemplo, la ya citada Angelina Hernández señaló lo siguiente en su testamento:
declaro que me debe juana Bautista, morena libre que
vende verdura, treinta y cinco pesos del resto de cien pesos
que le presté para su libertad..."
". ... declaro que me debe Diego, mulato que esta con Diego
Serrano, ciento cincuenta pesos que le preste para su libertad..."
Esos gestos desvirtüan, de cierta manera, los planteamientos
de algunos estudiosos del tema, quienes han señalado que no
existieron formas de identidad cultural ni de solidaridad entre
los afromestizos de Nueva España, sobre todo de ciudades con in
tenso mestizaje como la capital virreinal. En algunos expedientes
analizados para esta investigación he podidO identificar ciertas ac.
titudes de apoyo y de cooperación entre negros, mulatos, morenas o pardas, las cuales, aunque no se tradujeron en movimjentos
abiertos de enfrentamiento o distinción "racial", son muestra de
solidaridad frente a problemas comunes. Sin embargo, ello tampoco prueba que los afromestizos fueran un grupo homogéneo y
compacto. Algunos de ellos, que habIan tenido acceso a una buena posición económica, ilegaron incluso a tener esclavos a su servicio, como en el caso del ya citado mulato Juan Correa, destacado pintor barroco del siglo XVII, quien poseIa una esclava negra
de 50 años.17 Otros casos también reflejan la diversidad social y
económica de la población de origen africano en la ciudad de
Mexico, como el de un africano wolof libre, de nombre Vicente
Saucedo, quien, además de poseer casas en ci barrio de San Antonio en la ciudad de México de tener dinero suficiente para pagar su entierro en una iglesia principal y de haber prestado cantidades a varios africanos, declaró en su testamento, en 1630, que
17 IbId.
220
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
posela un esciavo mulato y, al parecer, también una negra esciava
de nombre Bartola, con dos hijas. 18
Gonclusiones
Los casos antes citados atestiguan, entre otras cosas, que el
contexto económico, socialyjurIdico de la Nueva España, particularmente del siglo XVII, en la ciudad de Mexico, posibilitó la
movilidad social y económica de algunos miembros de la población africana, incluso de sus mujeres. Ello confirma la hipótesis
de otras investigaciones regionales sobre el tema, relativamente
recientes,'9 las cuales han demostrado que, a pesar de que casi todos los africanos fueron en principio esciavos en la Nueva España, algunos de ellos tuvieron diversas oportunidades para adquirir bienes, aprender un oficio e incluso consolidar una posición
económica y social ventajosa.
Algunas de las fuentes documentales analizadas en esta investigacion también confirman que la participación de las mujeres
en distintas actividades laborales les permitió crear alianzas sociales, asI corno diversos lazos afectivos, no solo con miembros de su
mismo grupo racial, sino también con otros sectores de la capital
virreinal. La capacidad de algunas mujeres de origen africano para entablarjuicios y demandas o heredar bienes pone en entredicho, asimismo, la premisa generalizada de la posición desventajosa de las mujeres en la sociedad de Nueva España, especialmente
de los sectores menos privilegiados. Aunque esa posición no puede soslayarse, debe matizarse y problematizarse a partir de la investigación documental.
Las diversas relaciones sociales, culturales y de género que se
han podido detectar a lo largo de la investigación que he ilevado a
cabo, y de las cuales solo he riombrado algunos ejemplos, revelan
las caracterIsticas de la compleja dinámica social y económica que
se desarrolló en la Nueva España, en particular durante el siglo
18
19
AGN, Mexico, Bienes Nacionales, Vol. 783, exp. 1.
Varios investigadores mexicanos han presentado trabajos en que demuestran
estas tesis en los encuentros anuales de afromexicanistas que se han Ilevado a
cabo desde 1992 organizados por la Dirección de Culturas Populares del
Consejo Nacional para la Cultura ylas Artes, muchos de los cuales están en
proceso de publicación.
221
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
en la ciudad de Mexico, en la cual se aprecian, heterogéneos
tipos de convivencia, algunas veces de enfrentamiento y abuso de
poder de los sectores con mayores recursos económicos, pero, en
otras ocasiones, de solidaridad y apoyo. Esta dinámica hace alusión, además, a los valores morales y sociales de la época que, por
lo menos para ese perIodo, se basaban más en la posición económica que en una discnminación abierta con respecto al color de la
pie!. Por tanto, ser "negro o negra" no necesanamente significaba
ser un sujeto relegado de ciertas posibilidades sociales y económicas. Esta situación, segñn !o demuestran fuentes documentales,
cambió notablemente a partir de mediados del sig!o XVIII, debido
a las nuevas polIticas de !a metrópoli, a las caracterIsticas que tomó
la trata de esciavos en Europa y America y a los procesos culturales
de integración en la Nueva España, entre otras razones.
La información que aportan algunos de los expedientes revisados demuestra, además, que a partir de algunas fuentes documentales, tales como testamentos yjuicios, es posib!e descubrir y
analizar caracterIsticas sobre la presencia y la participación de las
africanas y de sus descendientes en el pasado virreinal, no obstante las limitaciones que en general presenta la investigación sobre
el tema. Asimismo, estos casos reflejan que la presencia de las
africanas, negras o mulatas,, bozales o criollas, esclavas o libres, no
debe observarse a partir de estereotipos, fundamentados en comentarios como los del dominico Thomas Gage, que en general
las han caracteriado sOlo como hechiceras, bIgamas o adñlteras,
o también como esciavas pasivas o "lascivas", sujetas a los poderes
hegemonicos de los sectores en el poder. En estos expedientes
hemos descubierto a las africanas y a sus descendientes luchando
por sus derechos y los de sus hijos, aliándose con diversos grupos
étnicos y sociales, solidarizándose con miembros de su misma
condición étnica y heredando bienes a sus descendientes.
XVII
222
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
LA FAMILIA Y LA COMUNIDAD
ESCLAVA EN SAN LUIS POTOSf
GUANAJUATO, NUEVA ESPANA, 1640-1750
Frank T. Proctor m
UNIvERSIDAD DE EMORY, ESTADOS UNID0s
En años recientes, en su büsqueda de información sobre los
esciavos como actores históricos y la esciavitud como una institución social, los investigadores han concedido una importancia
creciente a las familias esciavas. El examen de la esttuctura de la
familia esciava y de su vida cotidiana ofrece información importante sobre las relaciones esciavos-propietarios, las comunidades y
la gestión de esciavos, que a veces es dificil de discernir. Al señalar el impacto de los con textos locales y temporales sobre las familias y las comunidades esclãvas, los estudios prueban que no
existiô una forma ünica de "familia esciava" a lo largo del tiempo
en los diversos lugares de America.
Hasta ahora, sin embargo, no ha habido un estudio especIfico sobre la familia esciava de Nueva España, ni un análisis de la
esciavitud en el contexto minero del BajIo, dentro de la historiografla de ese virreinato español.1 Por tanto, el objetivo primario
de esta investigación es ilenar ese vacIo, por medio de una exploración demograflca de la familia y de la comunidad de los esciavos en las regiones mineras del BajIo de la Nueva España.
Sobre la esciavitud negra en Nueva España veáse entre otros, Patrick Carrol.
The Blacks in Colonial Veracruz. RaçeEthni city, and RegionalDevelopment. Austin:
University of Texas Press. 1991. Cohn Palmer. Slaves of the White Go4. Blacks in
Mexico, 1570-1650. Cambridge, Mass: Harvard University Press. 1976 y Adriana
Naveda Chávèz-Hita. Esclavos negivs en las haciendas azucareras de C*irdoba, Veracnn. 1690-1830. Xalapa: Universidad Veracruzana, Centro de Investigaciones
Históricas. 1987.
223
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Unos historiadores argumentan que la naturaleza de la esciavitu'd mexicana privaba a los esclavos de vmnculos familiares, y que
no les permitIa construir una comunidad esciava separada. Esta
suposicion está reforzada por la creencia de que los esclavos afromexicanos construlan lazos familiares con los indios de La Nueva
España y estaban integrados en una cultura mestiza.2 Contrariamente a las presunciones de esos investigadores, en este artIculo
se argumentara que la familia y la comunidad fueron instituciones importantes para los esclavos en Nueva España.
La familia era una "comunidad mOral", que encerraba dentro de sus fronteras a miembros que estaban emocionalmente involucrados, y compartIan, hasta cierto punto, un sentido de identidad com6n.5 La familia era un microcosmo de la comunidad
mayor dentro de la que se formaba. Por tanto, mientras que la
'comunidad' definIa las identidades de género, etnia, posición,
raza y region, las familias definIan a la comunidad.' Los registros
de las parroquias ofrecen una excelente oportunidad para explorar la forrnación de la familia esciava y, por tanto, de la comunidad en el BajIo de la Nueva España.
Hilvanados a lo largo de este estudio hay tres temas dominantes o conjuntos de interrogantes. El primero se centra en patrones de matrimonios y tasas de fertilidad. En él se analizan las
formas de familia de los esclavos, las decisiones de estos sobre el
matrimonio y con quien casarse, y el impacto de las relaciones esclavos/amos en estas decisiones. Segundo, se usan las escogencias
de pareja y de familiares secundarios (padrinos de matrimonio y
de bautismo), para delinear los perfiles de la comunidad esciava.
Tercero, se exploran los diferentes universos sociales de los hornbres y mujeres esclavos. Los esclavos enfrentaban presiones sociales muy diferentes de acuerdo con su género. Y los patrones de La
familia y la formación de la comunidad indican cómo las personas respondIan a esas diferencias.
2
3
4
Solange Alberro. lnquisicion y sociedad en Mexico, 15 71-1 700. Mexico: Fondo de
Cultura Económica. 1988. pp. 456-462 y Maria Elena Cortés. "La memoria fa
miliar de los negros y mulatôs: Siglos xvi-xvni". "La memoria y el olvido". En:
Segundo Simposio de Historia de las Mentalidades. Mexico, DF.:Instituto Nacional
de Antropologia e Historia. 1985. p. 128
Peter Burke. History and Social Theory. Ithaca, NY: Cornell University Press 1992.
p. 54.
Herman Lee Bennett Lovers Famzly and Frzends The Formation of Afro-Mexico
1580-1810. Tesis de Ph.D., sin publicar, Duke University. 1993. P. 64.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
De los registros de las parroquias en los centros mineros cobniales de Mexico, emergen algunos patrones interesantes en cuanto a los matrimonios esclavos. Primeramente, eran muchos más
los varones que se casaban que las mujeres. Ese hecho trajo como
consecuencia que los matrimonios entre esclavos y personas libres
fueran rnás numerosos que los matrimonios que unían a dos esclavos (Cuadro 1). Entre 1655 y 1738, en San Luis PotosI, se casaron
setenta y ocho mujeres esciavas, comparadas con ciento sesenta y
ocho esclavos varones (2,2:1 hombres a mujeres). Dentro del 86%
de los matrimonios, solo un esciavo se casó con una persona libre.
Solamente ci 14% de los matrimonios unIan a dos esclavos, mientras que uno de cuatro esclavos que se casaban escogIan a una pa-.
reja esciava (Cuadro 1). Mujeres esciavas se casaron con hombres
libres un poco más del 60% de las veces, y esclavos varones se casaron con mujeres libres cerca del 82% de las veces.
CUADRO 1
ESTATUS DE LOS CONYUGES EN MATRIMONIOS ESCLAVOS
San Luis PotosI, 1655-1738
Cónyuges
Esciavos
Esciavos
Mujeres
Varones
Total
31 (40%)
31 (18%)
62 (25%)
Nñmero de
Matrimonios
31(14%)*
Libres
Guanajuato, 16694723
Cónyuges
Total
Esdavos
47 (60%)
137 (82%)
184 (75%)
78
168
246
11 (35%)
11 (8%)
22 (13%)
20 (65%)
128 (92%)
148 (87%)
31
139
170
184 (86%)
215
11 (7%)
168 (93%)
159
Libres
Total
* El nümero de matrimonios que uric a dos esclavos es Ia mitad del nümero de esclavos
que se casan con Otro esciavo. Fuentes: AGH, Grupo A; ABCG, Grupo D. En vez de listar
todos los libros de laparroquia usados en cada tabla, estan listados en Ia sección de
Fuentes de Archivo de Ia Bibliografia.
En Guanajuato, estos patrones eran aün más extrernos. En
Ia parroquia de Santa Fe, entre 1669 y 1723, treinta y una mujeres esclavas se casaron, comparadas con ciento treinta y nueve
hombres (4,3:1 hombres a mujeres).5 Solamente en ci 7% de los
Estos datos son comparables con los encontrados en Ia Ciudad de Mexico a finales del siglo xvii. R. Douglas Cope encontró datos de 119 mujeres esciavas y
214 hombres esclavos casándose entre 1686-1690, creando una relación. de
1.8:1. Veáse The Limits of Racial Domination: Plebeian Society in Colonial Mexico
City, 1660-1720. Madison: University of Wisconsin Press. 1994. p. 82.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
matrimonios, dos esciavos se casaron entre ellos, o sea ci 13%
de todos los esciavos que se casaron. Más del 93% de todos los
matrimonios unieron a un esciavô con una persona libre
(Cuadro 1). Nuevamente, los esciavos varones tendIan a casarse
con personas libres en muchas más ocasiones que las mujeres
esciavas. El 93% de los esciavOs varones que se casaron escogieron a mujeres libres, mientras que las mujeres esciavas se casaron con hombres libres solo ci 63% de las veces.
Estas cifras hacen saltar dos interrogantes importantes: Por
qué las mujeres esclavas se casaban en nümeros sustancialmente
menores que los esciavos varones? y, subsecuentemente por qué
los esciavos varones se casaban con mujeres libres en proporciones tan alias? Estas dos preguntas están relacionadas entre si, pero las respuestas son levemente diferentes cuando Sc examinan
las razones por las que los esclavos podrIan o no casarse, segün su
sexo. Muchos pueden asumir que las respuestas se enciientran en
un balance desproporcionado entre los sexos, en favor de los
hombres, como resultado de la importación que privilegiaban a
estos, y a los patrones de emancipación que favorecIan a las mujeres.6 Mientras no hemos encontrado cifras para Guanajuato y San
Luis PotosI, si podemos examinar los procesos que influyeron en
que la población esciava fuera sexualmente desbalanceada, y ver
si esas condiciones existlan en el forte de Mexico.
La proporción sexualmente desbalanceada de importaciones de esciavos y de manumisiones no tuvieron impacto sobre la
población en los centros mineros dcl norte.7 La gran mayorIa de
los esciavos que aparecen en los registros de: las parroquias en ci
norte de Mexico después de 1650 eran mulatos, lo que significa
que eran nacidos en Nueva España. Dentro de una población esclava nacida en America, se podrIa esperar que la relación de género siguiera más o menos los patrones biológicos normales en
la creación de un balance entre los sexos. Similãrmente, aunque
los patrones de emancipación en la Nueva España favorecIan a
6
7
David Chandler concluye que lo ünico que detenla laforrnación de familias esclavas en la Colombia colonial era el desbalance sexual. Veáse, "Family Bonds
and the Bondsman: The Slave Family in Colonial Colombia". En. Latin Amencan ResearchReview. 16:2 (1981). p. 127.
El comercio de esciavos hacta Mexico disminuyo a unos pocos despues de 1640
ylas importaciones tuvieron efectos minimos sobre la poblacion esciava en las
minas. Cohn Palmer. Human Cargoes. The British Slave Trade to Spanish America,
1700-1739. Urbana: University of Illinois Press. 1981. p.108.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
las mujeres por encima de los hombres, no puede ser que las
emancipaciones hayan sido tan numerosas que dieran, como resultado una propOrción de 2, a 4 hombres pOr cada mujer.8
Un censo de Leon, Guanajuato, de 1719,. mencionaba a 62
esclavas y 71 esciavos varones (1,2:1 hombres a mujeres).9 Claramente, los patrones de emancipación e importacion no produjeron un desbalance abrumador en las proporciones de género entre los esciavos en LeOn. Ante la ausencia de cifras definitivas para Guanajuato y San Luis PotosI, se puede suponer que las proporciones en las ciudades del BajIo eran similares a las de LeOn.
El bajo rnvel de matnmonios de mujeres esclavas era más un
asunto de elección que de demografla. Mientras el nümero de novias que aparece en los registros de las parroquias era pequeño,
no puede decirse lo mismosobre el nümero de esclavas madres
que aparecen en los registros de bautismo. Por ejemplo, en la parroquia de Santa Fe de Guanajuato, solarnente 32 mujeres esclavas
se casaron entre 1669 y 1723, comparadas con 248 madres esclavas
que bautizaron a sus hijos entre 1654 y 1745. Ann más sorprendentes son los nümeros de la parroquia de El Sagrario de San Luis
PotosI En ella, 78 mujeres esclavas se casaron entre 1655 y 1738, y,
entre 1652 y 1657, 166 esclavas aparecen como madres. Casi un siglo después, 31 madres esclavas aparecen en los registros de 1744
a 1749. El alto nñmero de mujeres que aparecen en los registros
de bautismo de esas dos parroquias indica que el nümero pequeno de nvias no se debIa a la falta de esciavos.
Con la excepción de la elite, el .matrimonio era poco comñn
en la America Latina colonial, particularmente entre la poblacion
esclava.'° Para los esciavos, las uniones consensuales y las familias
8
9
10
Frederick Bowser. "The FreePersons:of Color in Lima and Mexico City: Manumission and Opportunity, 1580-1650". En: Race and Slavery in the Western Hemisphere: Quantitative Studies. Ed. Stanley L. Engerman and Eugene D. Genovese.
Princeton Princeton University Press 1974 p 350 y Dennis N. Valdes "The
Decline of Slavery in Mexico". En: Theflmericas. 44:2 (Oct 1987). p. 184. George Reid Andrews estima que las tasas de manumisión en Argentina eran entre
0,4% y 1,3% dela población esciava, pero concluye que esas tasas no eran una
amena.za para la esclavitud como institución. Veáse The Afro-Argentines of Buenos
Aires, 1800-1900. Madison: University of Wisconsin Press. 1980. p. 44.
D A Brading Haciendas and Ranchos in the Mexican Bapo Leon 1700-1860 Cam
bridge: Cambridge University Press. 1978. p 40.
Edgar F. Love. "Marriege Patterns of Person of African Descent in a Colonial
Mexico City Parrish". En: Hispanic American Historical Review [HAHR]. 51 (Feb.
1971). p. 83. yR. Douglas Cope. Op. Cit., p. 68.
227
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
compuestas por mujeres y niños también eran grupos familiares
significativos; no obstante, por su propia naturaleza, estas unidades no se incluyeron en los registros parroquiales. El nümero de
madres esciavas solteras claramente indica que las mujeres esciavas
no se casaban en proporciones altas. En ambas parroquias, más
del 80% de madres no estaban casadas (Cuadro 2).0 Por tanto,
para las mujeres esciavas, las uniones consensuales y el concubinato eran la norma, como resultado, en parte, de su propia decision.
CUADRO 2
MUJERES ESCLAVAS CASADAS Y SOLTERAS
QUE LLEVAN NINOS A BAUTIZAR
N
Casadas
%
Solteras
Na%
Total
Guanajuato
1654445
28
11,4%
220
88,6%
248
San Luis PotosI
1652-1657
1682-187
1714-1719
1744-1749
Total
19
11
9
6
45
11,4%
9,8%
19,6%
19,4%
12,6%
147
101
37
25
310
88,6%
90,2%
80,4%
80,6%
87,3%
166
112
46
31
355
*Las madres esclavas con más de un hijo fueron contadas solo una vez. Por lo tanto, esta
no es una representación de niflos legItimosvs. ikgItirnos, sino más bien de madres esclãvas casadas y solteras. Fuentes: AGH, Grupo B; GSUMC, Grupo C; y ABCG, Grupo E.
Hay por lo menos dos razones principales por las que las mujeres esciavas en el Mexico cOlonial escogIan no casarse. Primeramente, ya lievaban encima el doble peso de la esclavitud: trabajadoras, reproductoras y objetos sexuales, en una sociedad altamente
patriarcal yjerarquizada.'2 Las mujeres esciavas tienen que haber
sopesado las ventajas y desventajas del matrimonio que, probablemente, para ellas, representaba un tercer tipo de carga. Al casarse,
quedaban legalmente subordinadas a otro hombre: su esposo.
11
12
Estas cifras son muy sirnilares a las encontradas en Guadalajara entre 1695 y
1699, cuando el 86% de los esciavos nacidos eran ilegItimos. Veáse Thomas
Calvo. Guadalajara y su region en el siglo XVII: poblaciOn y economla. Guadalajara:
Ayuntarniento de Guadalajara, 1992. p. 91.
Elizabeth Fox-Ge novese. Within the Plantation Household: Black and White Women
of the Old South. Chapel Hill: University of North Carolina Press. 1988. pp. 49-50
y Hilary Beckles. Natural Rebels: A Social Histort ofEnslaved Black Women in Barbados. New Brunswick: NJ: Rutgers University Press. 1989. p. 171.
228
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Algunos estudiosos argumentan, sin embargo, que el matrimonio les daba cierto poder a los esciavos. Por ejemplo, Christine
Hünefeldt encontró que en el Peru del siglo XIX "el matrimonio
permitIa a los esciavos adquirir mayores libertades en sus relaciones con sus propietarios y expander sus medios de defensa ante
las cortes...". En teorIa, las familias esciavas estaban protegidas,
por icy, de ser separadas por yenta o por la relocalización del VarOn, la esposa o los niños.15 Sin embargo, a pesar de las protecciones ofrecidas a las familias esciavas, hay muchos ejemplos de familias separadas por yenta.14 Cuando un esclavo Sc casaba con
una persona libre, no recibIa ninguna protcccion. En las solicitudes de matrimonio de la Ciudad de Mexico queda claro que se
exigIa a los esposos libres, hombres o mujeres, seguir a su cónyuge a dondequiera que su amo lo enviara o vendiera y que no tenIa ci derecho de solicitar a la Iglcsia ni a lajusticia que impidieran tal situaci6n.15 Es probable que, debido a esta falta de protección de las uniones de mujeres esciavas con hornbrcs libres, much4s esciavas hayan pensado que las uniones cOnsensuales o ci
concubinato eran más ventajosos que ci matrimonio.
En San Luis PotosI hay evidencia adicional de que algunas
mujeres esclavas consideraban que los beneficios legales del matrimonio eran menores que los problemas que este representaba.
En los registros parroquiales encontramos tres mujeres que esperaban obtener su libertad antes de casarsc. En cstos lies casos,
una pequeña nota editorial fue agregada al cuerpo del texto, en
la que se indicaba que la novia era una esclava recién libcrada.'6
Que cstas pocas mujeres esperaran su libcrtad para casarse pucdc
sugerir que ellas reconocIan los prbblcmas de la csclavitud y que
no qucrIan agrcgar a estos los del matrimonio. Este patron tarnbién puede indicar que algunas de las mujeres libres que se casaban con hombres esclavos estaban recién liberadas.
13
14
15
16
Christine Hünefeldt. Paying the Price of Libresdom: Family and Labor among Lima 's
Slaves, 1800-1854. Berkely: University of California Press. 1994. p. 150.
Palmer. 1976. 0. Cit., p. 54y Carroll. 1975. Op. Cit., p. 210.
Veáse, por ejemplo, Archivo General de Ia Nación, Ramo de Matrimonios, Vol.
81 exp. 116, fs. 289-91,y Vol. 122 eip. 158 fs. 413-14.
Vease los registros de los matrimonios de Simon de la Cruz esciavo negro y
Luisa de Salas, Febrero 1657, AGH, Matrimonios, rollo 31731; Miguel, esciavo
mulato, y Gregoria Gonzalez, Febrero 1674, AGH, Matrimonios, rollo 31731; y
Ventura de Eguia Ferrer, esciavo mulato, yjuana de los Santos,Junio 1734;
AGH, Matrimonios, rollo 31732.
229
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
La segunda razón por la que las mujeres esciavas que vivIan
en las regiones mineras del norte de Mexico no se casaban es que
casi todas ellas eran criollas o nacidas en America (Cuadro 4)17
En Trinidad yjamaica, los esciavos nacidos en Africa tendIan a
casarse en proporciones mayores que los esciavos criollos. El matrimonio ofrecIa a los esciavos nacidos en Africa un excelente mecanismo para forjar una red de apoyo con otros esciavos. Las esclavas criollas, en carnbio, disfrutaban de lazos famjliares extendidos, tanto reales (parierites) como espirituales (padrinos) , lo que
hacIa que el matrimonio fuera menos necesario.'8 AsI, como era
el caso en Trinidad yjamaica, las esciavas criollas preferIan no casarse, y depender de otros lazos familiares para la creación de redes de apoyo.
Por ültimo, debe notarse que los propietarios de esciavos, en
particular los varones propietarios de mujeres, probablemente se
opusieron a los matrimonios entre esclavos. El concubinato podia
tener ventajas tanto para la esciava como para el dueño, lo que
hacIa que se redujera el nñmero de ellas que se casaban. Varios
autores han argumentado que en algunos casos, por medio del
concubinato las mujeres podIan disminuir el peso que les imponIa la esciavitud a ellas y a sus hijos.'9 No obstante, es dificil tratar
el concubinato como un estado sin grilletes para las esciavas, a la
luz de las distorsionadas diferencias de poder entre amo y esclavos. De todas maneras, es importante reconocer que algunas fiierzas que estaban fuera del control de las esciavas pueden haber
impactado de alguna manera las proporciones de matrimonio.
La inhabilidad o la falta de deseo por parte de las esciavas para institucionalizar relaciones a través del matrimonio en la Iglesia
Católica, puede haber tenido un impacto importante sobre otros
elementos en la fôrrnación de las familias. Al comparar los intervalos de nacimientos entre hijos de esclavas casadas y no casadas, se
advierte que las casadas tenian hijos más frecuentemente y, por
17
Más del 76% de las novias esciavas en San Luis PotosI y Guanajuato eran mulatas y entonces eran criollas.
18 Barry Higman. "African and Creole Slave Family Patterns in Trinidad". En:
Journal ofFamily History. 3:2 (1978). P. 171 y B.W. Higman. "Household Structure and Fertility on Jamaican Slave Plantations A Nineteenth Century Exam
pie". En: Population Studies. 27:3 (November 1973). p. 536.
19 Michael Mullin. Africa in Americcu Slave Acculturation and Resistance in the American South and the British Caribbean, 1 736-1831. Urbana: University of Illinois
Press. 1994. p. 83y Hünefeldt. Op. Cit., p. 138.
230
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 3
INTERVALOS ENTRE NACIMIENTOS PARA MUJERES ESCLAVAS
POR ESTADO MATRIMONIAL DE LA MADRE, SAN LUIS POTOSI
Casadas*
Solteras, 1652-1670
Intervalos en meses
12~t
13-18
19-24
25-30
31-36
37-42
43-48
49-54
55-60
61-66
67-72
73-78
79-8
85+
Totales
Intervalo promedio
N
%
Acumulado %
N
%
2
13
25
35.
32
16
11
0
4
2
2
5
1%
8%
16%
23%
21%
10%
7%
0%
3%
1%
1%
3%
3%
2%
1%
10%
26%
49%
69%
807c
87%
87%
90%
91%
92%
95%
1
4
12
5
4
2
2
0
2
3%
13%
38%
16%
13%
6%
6%
0%
6%
3
Acumulado %
3%
16%
53%
69%
81%
88%
94%
949/b
100%
100%
154
32
35,7 meses
27,6 meses
* Debido a carencia de madres esciavas casadas, especialmente aquellas con mis de un
nacimiento, intervalos para los perIodos 1652-1670, 1682-1687, 1714-1719, y 1744-1749
fueron incluidos. Fuentes: AGH, Grupo B; y GSUMC, Grupo C.
tanto, podIan tener más hijos durante su vida. Con base en datos
tomados de los registros de la parroquia de San Luis PotosI, se en-.
cuentra que las madres no casadas tenIan hijos con intervalos promedio de 357 meses entre nacimientos, comparados con 27.6 para las madres casadas (Cuadro 3). Una causa mayor de esa diferencia es ci hecho de que ci 10% de las madres esciavas no casadas
experimentaban intervalos de más de cinco años (60 meses) entre
nacimientos registrados, mientras que ninguna madre esciava Casada expenmentaba intervalos tan largos.20 Similarmente, la mayorIa de mujeres casadas experimentaban intervalos de menos de 24
meses, mientras que solamente el 26% de las no casadas registran
20
Algunos de estos intervalos largos pudieron haber sido causados por la falta
de hijos nacidos entre los dos hijos registrados para ser bautizados en la misma parroquia. Aim si rechazamos a todos los intervalos en cinco años como
anómalos y calculamos la frecuencia promedio para madres solteras con intervalos menores a sesenta meses todavia se encuentra un promedio de 30,4 meses entre nacimientos.
231
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
perIodos tan cortos, situación que puede compararse con los patrones de otras pobiaciones esciavas del NuevO Mundo. Por ejempio, David Stark y Michael Craton concluyen que los esciavos en
Puerto Rico y las Antilias Occidentales bntánicas experimentaban
intervalos de aproximadamente 36 meses.2 '
Los diferentes intervalos entre nacimientos para esciavas casadas y no casadas sugieren que las ñltimas experimentaban relaciones menos estables y más cortas que las primeras. AsI, la fertilidad
decrecIa, porque las mujeres que no estaban casadas carecIan de
la oportunidad del contacto sexual continuo con su compañero.
Las diferencias pueden también sugerir que las que no estaban casadas tenIan mayores preocupaciones, en cuanto al embarazo, que
sus contrapartes que lô estaban, y tomaban rnás precauciones para
evitarlo. Muchos investigadores concuerdan en que estas mujeres
controlaban su fertilidad mediante la abstinencia y la contricepción, y practicaban ci infanticidio y el aborto en ocasiones, para
prevenir o evitar la subyugacion de Sus hijos en la esclavitud.22
Los impactos totales o las ventajas de la maternidad y el matrimonio para las esciavas son dificiles de constatar. Sin embargo, inciuso si se concede que el matrimonio formal no era ventajoso para
las mujeres esclavas en las regiones mineras del forte de Mexico, todavIa no se ha explicado por qué porcentajes altos de los hombres
esciavos si se casaban. Yquizás, aim más interesante, por qué se casaban con mujeres libres mucho más a menudo que con esciavas
(Cuadro 1). En San Luis PotosI, los hombres esciavos escoglan a 4.4
mujeres libres como esposas por cada esclava. En Guanajuato, la
disparidad era ann mayor, pues los hombres esclavos seleccionaban
once mujeres libres por cada esclava. Obviamente, una razón mayor
por la que ci nñmero de matrimonios que involucraba a dos esclavos era tan bajo es que las mujeres esciavas no estaban tan ansiosas
21
22
David Stark. "Discovering the Invisible Puerto Rican Slave Family: Demographic Evidencefrom the Eighteenth Century". En: Journal ofFamily Histary. 21:4.
October 1996. p. 408 y Michael Carton. "Changing Patterns of Slave Families in
the British West Indies". En: Journal of Interdisciplinary History 10:1 Summer
1979.p..8.
Fox-Genovese, Op. Cit. pp. 323.324. Marietta Morrisey. Slave Women in the New
World: Gender Stratfi cation in the Caribbean. Lawrence: Univsersity of Kansas
Press. 1989 p. 117 yStuart B. Schwartz. SugarPlantations in the Formation of Brazilian Society: Bahia, 1550-1835. Cambridge: Cambridge University Press. 1985.
Eugene Genovese no acepta esta hipótesis. Veáse, Ro14 ford an, Roll: The World
the Slaves Made. New Yotk: Vintage Books. 1976. p. 497.
232
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
de casarse. No obstante, esto no explica compietamente por qué los
hombres esclavos se volcaban hacia las mujeres libres.
Una suposición es que el matrimonio para el hombre de
America Latina, incluso para el esciavo, era un medio de movilidad social. Para los hombres esclavos, el matrimonio con una mujer libre signiflcaba una union por encima de su posición en lajerarquIa social. Por tanto, es probable que ellos hayan ido institucionalizando las relaciones que les ofrecIan la posibilidad de escalar socialmente, que no les brindaban las uniones consensuales.
La potcncial. falta de deseo de casarse con mujeres esciavas por
parte de los hombres esclavos —porque estas no ofrecIan movilidad social vertical— pudo haber limitado las oportunidades de
matrimonio que ellas.
Los altos porcentajes de matrimonios entre hombres esclavos
mujeres
y
libres pueden también reflejar el valor que ellos le daban a la libertad. Algunos investigadores argumentan que los
hombres esciavos cscogIan mujeres libres porque la posicián de
cualquiera de sus hijos dependIa sdlamente de la condición legal
de la madre. Por tanto, un hombre esciavo que se casaba con una
mujer libre aseguraba que sus hijos nacieran libres." Este argumento no explica adecuadamente los patrones de matrimonio de
los varones esclavos, pues los niños nacIan libres sin importar si la
madre libre se casaba con ci padre esclavo. Sc puede prcscntar la
hipótesis de que los hombres esclavos se casaban más a menudo
que las mujeres en esa condición porque ci matrimonio no ilevaba las mismas cargas potenciales para ellos, además de lo atractivo de casarse hacia arriba en la escala social.
A pesar de que ci matrimonio para los esclavos, particUlarmente para las mujeres, no era comün, los patrones de escogencia
de pareja pucden ser usados para comenzar a delinear los contornos de la comunidad esciava en Mexico. Aunque esclavo i esc1av
no se casaban entre ellos con la frccucncia que podia esperarsc, la
tendencia era hacerlo dentro de la comunidad afromexicana
(Cuadros 'ly 5). En Guanajuato, entre 1669 y 1723, las esclavas se
casaban con hombres afromexicanos ci 71% de las veces (22 de
31), y, en San Luis PotosI ci 76% (59 de 78). Los hombres esclavos, por otro lado, se casaban con mujeres afromexicanas ci 60%
de las veces (83 de 139), segñn los registros en Guanajuato, y ci
23 Love. Op. Cit. p. 147.
233
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
63% (107 de 163) de las veces en San Luis PotosI. Los que no se
casaban con otros afromexicanos a menudo seleccionaban novios
mestizos o indios.
CUADRO 4
ESCOGENCLA MATRIMONIAL DE ESCLAVAS
POR RAZA Y POSICION DEL NOV10
Novias esclavas
Santa Fe, Guanajuato,
El Sagrario, San Luis Potosi,
1655-1738
1669-1723
Novios
Negra
Esciavos
Negro
Mulato
Libres
Negro
Mulato
Espanol
Mestizo
Iñdio
Desconocido
-1
-3
---
Total
4
Mulata
Total
%
Negra
Mulata
Total
%
4
6
4
7
13%
23%
10
2
3
16
13
18
17%
23%
-8
11
35%
-
-4
24
28
36%
3
5
3
5
10%
16%
-.
1
2
5
9
2
5
10
4
6%
13%
5%
78
100%
-
-1
-1
27
31
-
-
3%
-
-
100%
19
59
-
-
-
Fuentes: AGH, Grupo A; y ABCG, Grupo D.
CUADRO 5
ESCOGENCLA MATRIMONIAL DE VARONES ESCLAVOS
POR RAZA Y POSICION DE IA NOVIA
Novios Esdavos
Santa Fe, Guanajuato,
El Sagrario, San Luis PotosI,
1655-1738
1669-1723
Novias
Negro
Esciava
Negra
Mulata
Libres
Negra
Mulata
Española
Mestiza
India
Total
-4
12
-2
Mulato
1
6
-
%
Total
1
10
1%
7%
-
-
Negro
Mulato
Total
%
10
3
2
16
12
19
7%
11%
5
15
3
53
8
68
5%
41%
2
15
44
1%
9%
26%
168
100%
60
72
52%
7
2
25
20
2
27
27
2%
19%
19%
16
2
11
28
25
114
139
100%
53
115
-4
Fuentes: AGH, Grupo A. y ABCG, Grupo D.
234
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Los matrimonios entre afromexicanos, independientemente
de su posición (libre o esciavo) y de su raza (negro o mulato),
serán tratados como endogamia racial. La raza era una construcción social en el Mexico colonial,24 Para los registros parroquiales que se usan en este trabajo, la raza mencionada representa la
auto-definición de la persona en el momento del matrimonio o
del bautismo, y puede cambiar segün el contexto.25 Estas etiquetas no tenIan la intención de denotar una identidad racial exclusiva. Más bien representaban identidades culturales unidas a particulares poblaciones base (africano, europeo, o indIgena) que
tenIan un nümero mayor de posibles clasificaciones raciales dentro de ellas.
Otra de mis hipótesis es que en Nueva España existla una distintiva comunidad afromexicana, basada en una identidad cultural fuertemente influenciada por creencias y prácticas centroafricanas, no evidenciadas en los hábitos culturales de quienes no
eran afromexicanos. Lo mismo que los afromexicanos libres, los
esciavos se identificaban con esa comunidad e identidad cultural.
Por tanto, no se pondrá mucho énfasis en las etiquetas raciales
especIficas que se usaban en Mexico para los esclavos.26 Lo que es
importante para comprender la esciavitud y las oportunidades
abiertas a ellos es que eran de ascendencia africana y propiedad
de otra persona.
24
25
26
Hay un largo debate sobre la definición correcta del término raza en Mexico.
Sin embargo, la mayor parte de la discusión sobre raza en este artIculo se basa
en las conclusiones de R. Douglas Cope. Op. Cit. p. 83; y Frank T. Proctor iii,
White and Black Magic Curanderismo Race and Culture in Eighteenth-cen
tury Mexico". Trabajo presentado en: International Seminar on the History of the
Atlantic World. Harvard University, Agosto 10-2 1. 1998. Para la trayectoria del
debate, veáse Lyle N. McAlister, "Social Structure and Social Change in New
Spain". HAHR, 43:3 (August 1963); p. 363; Magnus Môrner. Race Mixture in the
History of Latin America, Boston: Little, Brown & CO., 1967; John K. Chancey
William Taylor. Estate and Class in a Colonial Society Oaxaca in 1792 Corn
parative Studies of Society and History. 19:3 (October 1977) pp. 454-487; Robert McCaa, Stuart B. Schwartz y Arturo Grubessich. "Race and Class in Colonial Latin America: A Critique". En: Comparative Studies of Society and History 21:3
(1979), pp. 421-433; Patricia Seed. "Social Dimensions of Race: Mexico City,
1753." En: HAHR 62:4 (Nov. 1982); pp. 559-606; y Rodney D. Anderson. "Race and
Social Siratificaction A Comparison of Working Class Spaniards Indians and
Castasin Guadalajara, Mexico in 1821J'. En: HAHR68:2 (1988); pp. 209-243.
Cope. Op. Cit. pp. 55-57. A menudo los cambios en identlficación racial ocurrIan dentro de la población padre. De esa manera, en una instancia una persona podia ser negra y en otra mulato. No era como silas personas cambiaban
de india a española a mulata durante su vida.
Cope. O. Cit. 83;.y Proctor. O. Cit.
235
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
De los patrones de selección de cónyuges, podemos concluir
que los esciavos se casaban con otros afromexicanos la mayorIa
de las veces, lo cual refleja la importancia de una comunidad
afromexicana mayor para los esciavos. Estos patrones pueden ser
comparados con los de los padrinos de los matrimonios, para ver
si describen completamente los perfiles de la comunidad esciava.
Cuando una pareja se casaba en la Iglesia Católica, les pedIan a
otros dos miembros de la comunidad que sirvieran de testigos de
su union. A menudo los testigos eran viejos amigos de alguno de
los contrayentes. Por ejemplo, en la Ciudad de Mexico, el 87% de
los testigos en los matrimonios de esclavos habIa tenido amistad
con uno de los miembros de la pareja por más de cinco años.27
Por consiguiente,.el patron de escogencia de los testigos matrimoniales indica el tipo de personas con quienes interactuaban
los esciavos. Aparentemente, los patrones para escoger pareja y
padrinos en San Luis PotosI eran muy similares (ver Cuadro 6),.
CUADRO 6
ESCOGENCIA DE PADRINOS PARA NOVIOS Y NOVIAS ESCLAVOS
POR POSICIONDEL NOV10, SAN LUIS POTOSI, 1655-1738
Padrinos
Afromexicano
Esciavo
Libre
Otros
Mestizo
Indio
Español
Total
NOvios Esthvos c/ Novias
Esclavas
Libres
Todas
NU %
N (%) N %
Novias Esciavas c/ Novios
Esciavos Libres
Todos
N %
N %
N
%
13 25%
26 509o'
13 25%
26 50%
3 6%
2 4%
8 15%
68 29% 81 28%
77 33% 103 36%
30 13%
29 12%
31 13%
16 23%
38 53%
29 24%
64 52%
33 11%
31 11%
39 14%
3 6%
2 4%
8 151o'
3 4% 6 5%
3 4% 5 4%
11 15% 19 15%
52 100% 235 100% 287 100%
52 100%
71100% 123 100%
Fuerites: AGH, Grupo A.
En San Luis PostosI, los novios esclavOs seleccionaban a novias y
padrinos afromexicanos en el 64% de sus matrimonios, y los afromexicanos servIan de novios y padrinos en el 76% de los matrimonios (Cuadro 7).
27
Bennet. Op. Cit. p. 84.
236
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 7
ESCOGENCIA DE CONYUGE Y PADRINO DE ESCLAVOS,
SAN LUIS POTOSf, 1655-1738
EspOsos
Otros
Mromexicano
N (%)
N
(%)
Esciavo
Esciava
Padrinos
Otros
Mromexicano
N2
Na (%)
(%)
Total
184 (64%)
93 (76%)
61 (36%) 168
19 (24%) 78
107 (64%)
59 (76%)
Total
103 (36%) 287
30 (24%) 123
Fuentes: AGH, Grupo A.
En Guanajuato, las escogencias de padrinos, tantO para esclavos varones como para mujeres, indican que los patrones de matrimonlo subestimaban Ia importancia de la comunidad afromexicana entre los esciavos mexicanos (ver Cuadro 8). Segñn los registros, los novios esciavos en Guanajuato se casaban con mujeres
de ascendencia africana el 60% de las veces Sin embargo, el 73%
de los padrinos para los novios esciavos que se casaban eran afromexicanos (ver Cuadro 9). Sirnilarmente, las novias esciavas de
Guanajuato se casaban con hombres afromexicanos el 70% de las
veces, mientras que seleccionaban a padrinos afromexicanos en
83% de las ocasiones (Cuadro 9). La importancia creciente de los
afromexicanos entre los padrinos indica que los patrones de casamiento no reflejaban completamente a Ia comunidad esciava de
Guanajuato.
CUADRO 8
ESCQGENCLA DE PADRINOS PARA NOVIOS Y NOVIAS ESCLAVOS
POR POSIcION DEL NOVIO, GUANAJUATO, 1669-1723
Novios Esciavos c/ Novias
Esciavas
Libres
Todas
N
N' (%) N
%
%
Padrinos
Afrornexicano
Esciavo
Libre
Otros
Mestzo
Indio
Español
Total
NOvias Esciavas c/ Novios
Libres
Esciavos
Todos
N
N
N
5 29%
9 53%
35 19% 40 20%
98 53% 107 53%
5 29%
9 53%
3 18%
25 14% 28 14%
11 6% 11 5%
16 8% 16 8%
- - -
- - -
17100% 185100% 202100%
3 18%
17 100%
Fuentes: ABCG, Grupo D.
237
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
%
%
%
3 13%
17 71%
-
—%
1 4%
3 13%
24101%
8 20%
26 63%
3
1
3
7%
2%
7%
41 99%
CUADRO 9
ESCOGENCIA DE CONYUGE V PADRINO DEESCLAVOS,
GUANAJUATO, 1669-1723
Cónyuges
Afromexicano
Otros
Na (%)
N (%)
Novios
Novias
83 (60%)
22 (70%)
Total
56 (40%) 138
9 (30%) 31
Padrinos
Afromexicano
Otros
Na
(%)
Na (%)
147 (73%)
34 (83%)
Total
55 (27%) 202
7 (23%) 41
Fuentes: ABCG, Grupo D.
En ambos casos, los patrones generales de escogencia de
cónyuges y de padrinos reflejan grandes diferencias en la importancia relativa de esciavos y de personas libres de ascendencia
africana entre los esciavos mexicanos. Entre los novios esciavos en
San Luis PotosI, las esciavas representaban el 29% de las novias
afromexicanas. Por otro lado, ci 44% de los padrinos afromexicanos de los novios esciavos eran también esciavos (Cuadro 10). Similarmente los novios esciavos de Guanajuato se casaban con novias afromexicanas el 13% de los casos, mientras que el 27% de
los padrinos afromexicanos eran esciavos (Cuadro 10). En ambos
casos, son más los csclavos que figuran como padrinos de matrimonios que las esciavas como novias. Esto indica que las tasas de
matrimonios subestiman la importancia de la comunidad esciava
para los hombres esciavos y apoyan la conclusion de que los esciavos varones optaban por casarse cuando ci matrirnonio les ofrecIa
movilidad social.
Comparando la ciccción de cónyuges y de padrinos para las
novias esciavas en ambas ciudades, sc encuentra que los patroncs
de matrimonio subestimaban la importancia de la gran comuniCUADRO 10
ESCLAVO CONTRA LIBRE ENTRE ESCOGENCL4S DE CONYUGES
V PADR1NOS AFROMEXICANOS PARA NOVIOS ESCLAVOS
Novios
Novios Afromexicanos
Esc1ai'as
Libres
Na (%)
Na
(%) Total
Padrinos Afromexicanos
Esciavos
Libres
Na
Na
(%)
(%) Total
S. Luis PotosI
Guanajuato
31 (29%)
11(13%)
81 (44%)
40 (27%)
76 (71%)
72 (87%)
107
83
Füentes: ABCG, Grupo D & AGH, Grupo A.
238
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
103 (56%)
107 (73%)
93
147
dad afromexicana entre las esciavas. Entre la novias esciavas en
San Luis PotosI, el 53% de los conyuges y el 31% de los padrinos
afromexicanos eran esclavos. Similarmente, entre las novias esciavas en Guanajuato, el 50% de los novios y el 24% de los padrinos
afrornexicanos eran esclavos. Los patrones indican que las mujeres esciavas que se casaban lo hacIan dentro de la comunidad esclava en proporciones altamente asimétricas, a pesar del hecho
de que tenIan fuertes lazos entre la población libre afromexicana
(Cuadro 11).
CUADRO 11
ESCLAVO VS. LIBRE ENTRE ESCOGENCIAS DE CONYUGES
Y PADRINOS AFROMEXICANOS PARA NOVIAS ESCLAVAS
Novias
Novios Afromexicanos
Libres
Esciavos
N2
(%) Total
(%) N
S. Luis PotosI
Guanajuato
31
11
(53%) 28 (47%)
(50%) 11 (50%)
59
22
Padrinos Mromexicanos
Libres
Esdavos
N
(%) Total
N
(%)
29 (31%)
8 (24%)
64 (69%)
26 (76%)
93
34
Fuentes: ABCG Grupo D & AGH GrupoA
En resumen, la comparación de los patrones matrimoniales
con ci escogimiento de padrinos, revela dos areas en que los primeros no identifican compietamente los perfiles de la comunidad esciava. Primero, los patrones matrimoniales de Guanajuato
subestiman la importancia de la comunidad afromexicana entre
los esclavos. Segundo, en ambas ciudades, los matrimonios entre
dos esclavos sobreestiman la importancia de otros esclavos para
las mujeres esciavas, mientras que subestiman la importancia de
la identidad esciava especIfica para los hombres esclavos. Los patrones exhibidos por los hombres refuerzan la noción de que el
matrimonio tenIa tanto que ver con la movilidad social como con
la formación de comunidad. Las mujeres, por su parte, tenIan
menos opciones para elegir a su cónyuge.
Al examinar las diferencias entre los patrones de escogencia
de matrimonios y padrinos basados en el género de los esclavos,
se tiene una idea clara de las comunidades en las cuales vivIan
hombres y mujeres esclavizados. El compadrazgo permite una. exploración más amplia de su universo social, pues era una importante institución social a través de la cual los mexicanos estable239
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
clan lazos familiares espirituales con miembros de su comunidad.
Cuando se bautizaba a un nino, los parientes seleccionaban una
madrina y un padrino, o alguno de los dos. La elección no solo
iniciaba una importarite reláción entre el ahijado y los padrinos,
sino también entre los padres y los padrinos. De hecho, los lazos
entre estos parientes ficticios eran tan fuertes que la Iglesia Católica prohibla el matrimonio entre padres y padrinos de los mismos niños. Con base en la similitud entre la escogencia de los padrinos y la elección de los cónyuges, se podrIa esperar que el escogimiento de los padrinos siguiera los mismos patrones. Sin embargo, lo que indican los registros es que este difiere ampliamente del de los cónyuges, al figurar los españoles mucho más prominentemente de lo que podrla esperarse.
CUADRO 12
MADRJNAS DE BAUTISMO POR RAZA,
SAN LUIS POTOSI Y GUANAJUATO
1652-57
N
%
San Luis PotosI
1682-87
1714-19
N"
%
N"
%
Afrornexicanos
Esclavas
Libres
Subtotal
69
30
99
43%
19%
62%
20
23
43
26%
29%
55%
2
16
18
5%
42%
47%
5
12
17
19%
45%
64%
23
27
50
25%
31%
66%
Españolas
Indias
Mestizas
40
4
15
25%
3%
10%
25
2
8
32%
3%
10%
14
1
5
37%
3%
13%
6
2
2
22%
7%
7%
26
2
11
30%
2%
129o'
158 100%
78
100%
38 100%
27
100%
89
100%
Total
1744-49
N"
%
Guanajuato
1654-1745
N"
%
Fuentes: AGH Grupo B; y ABCG Grupo E.
Los patrones de compadrazgo en los Cuadrôs 12 y 13 eviden-.
cian importantes cambios dentro del universo social de las mujeres
esciavas. Contrariamente a lo que sugiere Maria Guevara, los mdlgenas no figuraban significativamente entre los padrinos para los
esclavos.28 Ernie las madrinas de hijos de esciavos predominaban
28
MarIa Guevara Sanginés. "Participación de los africanos en ci desarrollo del Guanajuato colonial". En Presencia africana en Mexico. Ed. por Luz MarIa Martinez
Montiel. Mexico, DF: Consejo Nacional pam la Ctiltura y las Artes. 1997. p. 156.
240
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 13
PADRINOS DE BAUTISMO FOR RAZA,
SAN LUIS POTOSI Y GUANAJUATO
Guanajuato
1654-1745
N'
%
1652-57
N
%
San Luis PotosI
1714-19
1682-87
%
N'
% N
Afromexicanos
Esclavos
Libres
Subtotal
33
20
53
31%
19%
50%
9
6
15
22%
14%
36%
1
6
7
4%
26%
30%
4
4
31%
31%
9
15
24
11%
9%
30%
Españolas
Indios
Mestios
37
3
14
34%
3%
13%
22
1
4
52%
2%
10%
12
3
1
53%
13%
4%
6
1
2
46%
8%
16%
54
2
2
6%
2%
2%
23 100%
13
100%
82
100%
Total
107 100%
42 100%
11744-49
N'
%
-
Fuentes: AGH Grupo B; y, ABCG.Grupo E.
las afromexicanas (entre la mitad y dos tercios), tanto en Guanajuato como en San Luis POtosI (Cuadro 12). Dentro de la comunidad afromexicana de San Luis PotosI, la importancia de las mujeres esciavas bajó con el tiempo, mientras que aumentó la de las
mujeres libres. Por ejemplo, en la muestra de 1652-1657 de San
Luis PotosI, las esciavas representaban casi el 70% de las madrinas
afromexicanas. Casi un siglo más tarde, representaban solamente
ci 41 % El que los esciavos escogieran a otras esciavas y a afromexicanas como madrinas para sus hijos tiene sentido. Uno de los deberes de los padrinos era cuidar a los niños en caso de fallecimiento de los padres, por lo que es probable que las mujeres esciavas escogieran dentro de su cornunidad guardianes potenciales para sus
hijos.
Mientras que la importancia de la comunidad global de los
afromexicanos decrecio con el tiempo, la importancia relativa de
las madrinas españolas tendIa a aumentar. El hecho de que una
de tres madrinas, en ambas ciudades, fueran españolas, diverge
grandemente de los patrones de escogenciä de padrinos del matrimonio, en que 1o8 españoles estaban entre ci 7% y el 19% de
los testigos. Las posibles razones para el aumento en importancia
de las madrinas españolas serán exploradas seguidamente.
29
Los cuatro ejemplos de bautismo de esciavos en San Luis PotosIregistraa todos los infantes bautizados dentro de un perlodo dado de seis años, que conesponde a 1652-57, 1714-1719, y 1744-1749.
241
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Entre los padrinos en San Luis PotosI se encuentran patrones aün rnás extremos (Cuadro 13). Otra vez decrecieron la importancia global de la comunidad afromexicana y la identidad
esciava especIfica dentro de ella. Inicialmente, en San Luis Potosi el 50% de los padrinos eran afromexicanos. Ya en la ültima
muestra de 17444749, contaban solamente con el 31% del total.
En las primeras dos muestras, ernie los padrinos afromexicanos,
los esclavos representaban una mayorIa, pero en la muestra final
no aparece ni un padrino esclavo. Más sorprendente en los datos
sobre los padrinos en San Luis PotosI es que los españoles eran
mayorIa, o estaban cerca de ella, en cada una de las tres muestras. Los patrones de Guanajuato eran aün más extremos, ya que
el 66% de los padrinos cuya raza se mencionaba, eran españoles
(Cuadro 13).
Con el fin de valorar las implicaciones de esos patrones, debemos responder a la siguiente pregunta: dLa sélección de padrinos
era una acción completamente independiente y autónoma para
las madres, o dependIa de un conjunto negociado de patrones sociales, normas y expectativas? Comparar los patrones seguidos por
las madres esclavas con las de otros grupos que seleccionaban padrinos para los hijos de esclavos ayudará a responder a esa pregunta. Afortunadarnente, los registros de Guanajuato ofrecen esta
oportunidad. Hubo una población de niños esclavos huérfanos,
muchos de los cuales fueron llevados por sus amos a recibir el
bautismo. En estas instancias, se puede presumir que los amos Seleccionaban a los padrinos en ausencia de los padres. El patron
de padrinazgo para los esclavos huérfanos era sorprendentemente similar al de los niños esclavos cuyos padres estaban presentes
en el bautismo (Cuadro 14). 1 Las mujeres afromexicanas eran
mayorIa entre las madrinas, pero las mujeres españolas apadrinaban a niños esclavos en uno de cada tres bautismos. Entre los padrinos, se encuentra que los hombres españoles apadrinaban a
esclavos en la mitad de los bautismos en que se menciona la raza
de los padrinos. Aün más, esto en realidad puede sobrevalorar la
importancia de los padrinos españoles para los huérfanos que
30
Stephen Gudeman y Stuart B. Schwartz argumentan que patrones similares de
padrinazgo resultan aCm cuando el rol de toma de decisiones cambia; veáse,
"Cleanising Original Sin: Godparentage and Slave Baptisms in Eighteenth Century Bahia". En: Kinship Ideology and Practice in Latin America. Ed. Raymond T.
Smith Chapel Hill: University of North Carolina. 1984. p. 40.
242
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 14
PADRINOS DE BAUTISMO POR RAZA PARA
NI1OS ESCLAVOS HUERFANOS, GUANAJUATO, 1660-1713
N
Padrhios
Madrinas
%
N
%
Esciavos
AfromexicanosLibres
4
6
22%
33%
3
6
13%
27%
Españoles
Indios
Mestizos
5
2
1
28%
11%
6%
11
1
1
50%
5%
5%
Total
18
100%
22
100%
Fuentes: ABCG, Libros de Bautismos, Libros 6,8,9-14 y 16.
eran hijos de esciavos. En al menos cinco casos, cuando hi raza
del padrino de un niño esciavo huérfano no se menciona en los
registros de bautismo, se trataba de un amo de esclavos.3' Se debe
concluir, por tanto, que los patrones establecidos por los padres
esciavOs y los amos de esciavos eran muy similares.
La similitud de los patrones para elegir a los padrinos de los
infantes esciavos, tanto por parte de las madres esciavas y como
por los amos, es una indicación clara de que el proceso no era
una acción "autónoma", sino más bien ci reflejo de un conjunto
de patrones sociales, normas y expectativas. Este conjunto de normas sociales era ci resultado de dos fuerzas en conflicto y de negociaciones entre mujeres esciavas y sus amos. La autodeterminación de las mujeres esclavas para procrear y participar en una comunidad elegida por ellas chocaba con la imposición de sus
amos sobre las decisiones .más Intirnas de su vida. Los patrones
cambiantes en ci escogimiento de padrinos indican la direccióny
ci impacto de ese proceso de cOnflicto y negociación. Primordialmente, manifiestan, hasta cierto punto, el quebranto de una co31
Estos hombres incluyen a: Padre Ignacio Agtiilar, padrino de Francisco Javier,
bautizado Enero, 1745; ABCG, Bautismos, Libro 37; Francisco de Busto, padrino de Francisca, bautizada Octubre, 1670, ABCG, BaUtsmos, Libro 8; Joseph López, padrino de Nicolás, bautizadojunio i 1671, ABCG, Bautismos, Libro 8; Andrés de la Rocha, padrino deJOse, bautizado Marzo 1684, propiedad de Damian de Villacenclo, ABCG Bautismos Libro 8 y Sebastian Rodriguez padrino
de Nicolas bautizado enero 1672 perteneciente a Tomasma de Ontiveras
ABCG; Bautismos, Libro 8.
243
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
munidad esciava distintiva y la creciente importancia de la comunidad afromexicana en general, para la mujer esciava. También
revelan la intrusion de la voluntad del amo en la elección de los
padrinos, como se observa en el aumento de padrinos españoles.
Aunque se ha establecido que la escogencia de padrinos refleja una serie de normas, patrones y expectativas socialmente
construidas, no se ha explicado todavIa la razón por la cual tantos españoles servIan como padrinos de los hijos de esclavos. Una
investigadora brasileña, Kattia Mattoso, argumenta que se deberIan esperar altos Indices de amos europeos que servIan como padrinos de niños esclavos. Tal patron, sugiere ella, serIa beneficioso tanto para los esclavos como para los amos. Tener a un amo 0
miembro de su familia como padrino ofrecIa a los esclavos "protección especial", a la vez que fortalecIa los lazos patriarcales entre amo y esclavo.32
Los datos que se presen tan aquI no refuerzan esa hipótesis.
En los registros de bautismos de Guanajuato y San Luis PotosI no
se encuentran ejemplos de amos que sirvieran como padrinos de
sus ninos esclavos. De manera semejante, en Brasil solo en raras
ocasiones los amos servlan de padrinos a sus esclavos. Stephen
Gudeman y Stuart Schwartz argumentan que el papel económico
del amo y el espiritual del padrino eran incOmpatibles en Brasil.n
El ser propietario de esclavos se fundamentaba en la habilidad de
este para negar la humanidad de los esclavos. El padrinazgo, en
cambio, era Un nexo espiritual de afecto y protección, por lo que
ser amo y padrino era incompatible. Pôr consiguiente, la institución del padrinazgo no era usada para reforzar el patriarcado o
el paternalismo.
Mien tras que los amos no apadrinaban a sus esclavos, los esclavos brasileños manifestaban una marcada preferencia por personas de color más claro, especialmente de estado libre, para que
apadrinaran a sus hijos.34 En otras palabras, el patron de escogen32
Katia M. de Querios Mattoso. To Be a Slave in Brazil, 1550-1888. Arthur Goldhammer, trans. New Brunswick, NJ: Rutgers University Press. 1994. P. 114.
33 Gudeman and Schwartz. "Cleansing Original Sin". p. 37; y Stuart Schwartz,
"Opening the Family Circle: Godparentage in Brazilian Slavery". En: Slaves,
Peasants and Rebel.s Reconsidering Brazilian slavery. Urbana University of Illinois
1996. p. 147.
34 Alida Metcalf. "Searching for the Slave Family in Colonial Brazil: A Reconstruction from Sao Paolo". En:Journal of the Family History 16:3 1991. p. 291-292 y
Schwartz. 1996. O. tit. p. 142.
244
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
cias eran predominantemente vertical en términos de raza y posición. Al mismo tiempo, cuanto más alta la posición social de los
padres, mas importante Ia selección vertical de los padrinos las
personas libres seleccionaban a más padrinos blancos que a esclavos, y los padres mulatos seleccionaban a más padrinos blancos
que los padres negros. AsI, colocan la selección de esclavos en un
contexto más amplio de normas y practicas sociales para una SeIección vertical, no solamente las establecidas por los esclavos y
sus amos.
Sin embargo, el modelo de selección vertical no parece ser
aplicable a Nueva España. Mientras que las madres esclavas seguIan esta forma en la mayorIa de los casos, otros grupos afromexicanos dcmostraban clara preferencia por la selección horizontaL
Por ejemplo, mulatos y mestizos componIan el 78% de todos los
padrinos para infantes mulatos libres (Cuadro 15). Los españoles,
por otro lado, no eran más del 15% de todos los padrinos. La elección vertical no era la norma establecida entre los afromexicanos
libres.
TodavIa no se ha explicado el alto nürnero de españoles que
sirvieron como padrinos para los niños esclavos. Una manera de
proceder es investigar cuáles españOles, apadrinaban a los niños
esclavos. Primeramente se encuentra que, mientras que los amos
no apadrinaban a sus propios esclavos, hay evidencia de que, en
ocasiones, lo haclan los parientes de aquellos. Por ejemplo,
miembros de la familia Busto, una de las más acaudaladas de
Guanajuato, eran propietarios de quince esclavos bautizados en
esa ciudad.35 Y fueron los familiares, y no el amo en sí, quienes
apadrinaron a oçho de ellos. Además, en algunos de los registros
de bautismo de San Luis PotosI se observa que eran las hijas de
los propietarios de esclavos quienes apadrinaban a los hijos de los
esclavos, y no los amos.56 La mayorIa de las madrinas de los hijos
35 Brading. 1971. Op. Git. pp264-267.
36 Para ejémplos deSan Lüis PotosI, veáse registro de Miguel, bautizado en Mayo,
1653 nacido de Maria de la Concepcion ambos pertenecientes a Maria de
Quezada. La nota editorial indica que la madrina era Francisca de Oliva, hija
de Doña Maria. Similarmente, Maria Ortiz, hija de Maria Ortiz, auspició a! esclavo Domingo, nacido de Teresa, Jun10 1654. Para casos similares, veáse registros de bautiSmos de: Felipe, bautizado en FebrerO de 1652, perteneciente a
Diego Sanchez de Zamora; Miguel, bautizado Octubre, 1655, perteneciente a
Simon Diaz; yAntonio, bautizadoJunio, 1686, perteneciente a Magdalena Ortiz. Para todas las citas, veáse AGH, Grupo B.
245
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 15
ESCOGENCIA DE PADRINOS PARA NINOS MULATOS
NACIDOS UBRES, GUANAJUATO, 17054706
Madrinas
Padrinos
N
%
N
%
Esclavos
Afromexicanos Libres
3
38
3%
43%
2
33
3%
41%
EspañOles
Indios
Mestizos
11
34
2
13%
39%
2%
14
27
4
18%
34%
5%
Total
88
100%
80
100%
Fuente: ABCG,. Libros de Bautismos, Libro 14, 1705-1709.
Fuentes de archivos
Archivo General de Ia Nación, Ciudad de México,.Archivo de la Genealogla y Heráldica
(AGH), Parroquia El Sagrario, San Luis PotosI.
Grupo A- Matrimonios de Castas- Rollo 1655-98, 1698-1704, 1687, y 1703-22; rollo 31732,
Vol. 7, 1722-39.
GrupaB- Bautismos de Castas- Rollo 31593, 1652-78, y 1678-89;rollo 31614, Vol. 2, 171324; roIlo 31615, Vol. 6, 1742-52; rollo 31616, Vol. 6, 1742-52.
Sociedad Genealógica de Utah, Microfilm Manuscript Collection (GSUMc), El Sagrario,
San Luis PotosI.
Grupo C- Bautismos de Castas- Rollo 640578, 1652-78; rollo 640579, 1678-89.
Arthivo de Ia BasIlica Colegiada de Guanajuato (ABcG), Santa Fe, Guanajuato
Grupo D Matnmonios de todas Calidades- Libro 1 1669-83 Libro 2 1683-96 Libro 3
1705-26; Libro 4, 1716-23.
Grupo E Bautismos de todas Cahdades Libro 6 1654-69 Libro 8 1669 89 Libro 9
167983; Libro 10, 1683-89, Libro 11, 1689-94; Libro 12, 1694-99; Libro 13, 1699-1703,
Libro 14, 1705-09. Bautismos de Castas- Libro 16, 1707-15; Libro 18, 1715-20; Libro
20, 1720-22; Libro 21, 1722-25; Libro 24, 1725-28; Libro 26, 1729-32; Libro 28, 13235; Libro 30, 1735-39; Libro 32, 1739-40; Libro 34, 1740-42; Libro 37, 174245.
de esciavos eran mujeresjóvenes. Es probable que las esciavas hayan forjado fuertes lazos afectivos con las hijas de sus dueños y
que la elección de estas como madrinas haya consolidado amistades preexistentes.
El patron de selección de miembros de la famiia del amo parece concentrarse en. las madrinas. Los padrinos españoles, sin
embargo, no eran generalmente miembros de la familia del dueno. Se puede argumentar que estos patrones evidencian los intentos más extremos de los esciavos para obtener movilidad social,
acercándose a blancos acaudalados. Alida Metcalf concluye que las
madres esclavas brasileñas usaban el padrinazgo para establecer
conexiones con hombres libres, muchos de ellos propietarios de
246
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
esclavos, posibiemente como una manera de obtener libertad para ellas y sus hijos."
A primera vista esa expiicación es atractiva, porque continua
colocando ci escogimiento de padrinos dentro del ámbito de la
institución esciava. Sin embargo, nadie ha podido establecerun
vinculo entre ci acceso a la emancipación y la elección de padrinos. Dc hecho en Bahia, Brasil, menos del 1% de todas las
emancipaciones fueron otorgadas por padrinos que liberaron a
sus ahijados. Por tanto, puede concluirse que no habIa una relación dii ecta entre la escogencia de padrinos y las aspiraciones de
las mujeres esclavas por obtener su libertad y la de sus hijos. Aun
asI, la seiección de padrinos blancos podia ofrecer ciertas ventajas
a las mujeres esciavas y a sus hijos.
Lo mismo que en ci caso de las madrinas españoias, para
comprender a cabalidad los patrones de escogencia se debe investigar quiénes de entre los españoies servIan como padrinos a los
esclavos. Lo que se determinó es que los padrinos eran del mismo
nivel social que los amos de los esclavos, personas importantes
dentro de la sociedad mexicana. Mercaderes, sacerdotes, propietarios de otrOs esclavos e importantes oficiales de la ciudad, todos
aparecen en los registros como padrinos de niños esclavos. Por
ejemplo, en San Luis PotosI, José Alvarez, un mercader y propietario de esclavos, era ci padrino de Diego, un esclavo propiedad de
Aionzo de Pastrana.39 Similarmente, en Guanajuato, MatIas de la
Rocha, sacerdote y propietario de esclavos, apadrinó a Feliciana,
una esciava del general Bartolomé de Estrada. El cura de la Rocha
también auspició a otra mujer llamada Fatima, propiedad del capitán Antonio Alfonzo Flores de Valdés, alcalde mayor.4° Tôdos
esos hombres pertenecIan a la elite social del forte de Mexico.
Que la elite social apadrinara a esclavos contradice las investigaciones de Gudeman y Schwartz en Bahia. A pesar de los pa37
38
39
40
Metcalf. "Searching for the Slave Family in colonial Brazil" p. 292.
Stuart Schwartz. Sugar Plantations in the Formation of Brazilian Society: Bahia,
1550-1835. Cambridge: Cambridge University Press. 1985. P. 408. Stuart Schwartz. "The Manumission of Slave in Colonial Brazil: Bahia, 1684-1745". En:
HAHB. 54 (Nov 1974) p 621 y Mieko Nishida Manumission and Ethnicity in
Urban Slavery: Salvador, Bahia, 1808-1888". En: HAHR. 73:3 (1993). p. 380-381,
veáse tablas.
Veáse registro de Diego, bautizadO Noviembre, 1657, AGH, rono 31731, Vol. 2.
Veáse registros de Fatima, bautizada Setiembre, 1665, ABCG, Bautismos, Libro
6; y Feliciana, bautizadaJunio, 1686, ABCG, Bautismos, Libro. 6
247
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
trones de selección vertical, estos investigadores concluyen que
los poseedores de esclavos rararnente apadrinaban a los esclavos
de otras personas. Argumentaban también que los padrinos de
los esclavos no provenIan de una clase social rnás alta, ni siquiera
semejante a la del propietario del infante esclavo.4' En los casos
en que los blancos servIan como padrinos, generalmente no eran
dueños de esclavos y ocupaban una posición social inferior a la
del amo del esciavo. Parece poco probable que los esclavos seleccionaran padrinos de entre la elite social por su propia decision y
menos probable que los de la elite lo aceptaran.
Regresando al hecho de que el escogimiento de los padrinos
refleja un conjunto de normas y patrones establecido a través del
conflicto y de las negociaciones entre los amos y sus esclavos, serIa prudente analizar esas escogencias desde la perspectiva de los
amos, ya que talvez esos patrones reflejan más los deseos de estos
que de los esclavos. Es posible que los amos hayan usado el bautismo de sus esclavos con la misma intención que utilizaban los
de sus propios hijos, es decir, para crear o reforzar lazos con
otros miembros de la elite social mexicana.
Puede plantearse el argumento de que, cuando las condiciones de la negociación de las normas sociales favorecIan a mujeres
esciavas individualmente, estas seguIan los patrones de escogencia de padrinos y cónyuges, y seleccionaban a afromexicanos iibres y esclavos, predominantemente a mujeres, por razones obvias y que, cuando las condiciones de la negociación favorecIa a
los amos, sobre todo a hombres españoles, estos apadrinaban a
ninos de esclavos. Las tendencias evidentes en la muestra de San
Luis PotosI apoyan esta conclusion. Con el tiempo, la comunidad
esciava decreció, y la facultad de elegir para las mujeres esciavas,
se fue erosionando lentamente. A medida que decrecIa la comunidad esciava, aumentaba el dorninio de los amos en la vida de
sus esclavos. La creciente importancia de los españoles como padrinos y madrinas ofrece evidencia de estos cambios. Esto indica
que la esciavitud era mucho más importante para la sociedad mexicana de lo que puede sugerk el nümero de esclavos que habIa.
Contra las conclusiones de muchos de los historiadores de la
esciavitud en Nueva España, los esclavos no estaban integrados en
41
Gudeman y Schwartz. "cleansing Original Sin". pp. 43-46.
248
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
una comunidad mestiza. En cambio, todos los patrones de escogencia de novios y de padrinos de matrimonio y de bautismo indican que los esclavos estaban integrados en una comunidad
afromexicana. De igual manera, el estudio de la familia en México demuestra que las familias, como todas las otras instituciones
sociales, fueron ci resultado de una serie de conflictos y de negociaciones entre amos, esclavos y no propietarios de esciavos. La
distinción entre la libertad y la esciavitud creaba muy diferentes
presiones para los miembros de la comunidad afrornexicana, lo
mismO que lo hacIa ci género entre los esclavos. Los esclavos que
se casaban y tenIan hijos, luchaban para obtener y mantener el
control sobre muchas de las decisiones más Intimas de sus vidas,
y, al hacerlo, estaban defendiendo su propia humanidad. La esclavitud como institución y los amos de esclavos como poderosos
agentes sociales en la vida de los esclavos, tenIan una gran influencia sobre el universo social habitadö por los esclavos, pero,
al final, no lo determinaban completamente.
249
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
LOS AFROGUATEMALTECOS A FINES DE LA
COLONIA. LAS HACIENDAS DOMINICAS DE
AMATITLAN YDE SAN JERONIMO
Lowell Gudmundson
MONT HoIxoKE COLLEGE, ESTADOS UNIDOS
En los ültimos años, la historiografia acerca de la población
afroamencana en Centroamérica no ha podido avanzar al mismo
ritmo que la historia social o la económica en general Sufre de
varios problemas, dos de los cuales onentan nuestras investigaclones hacia esa población en la Centroamérica decimononica Por
un .lado, ci conocimiento que se tiene en este campo ha sido casi
exciusivamente urbano, cuando no capitahno, con los mejores y
más numerosos trabajos sobre Santiago de Guatemala o la nueva
capital después de su trasiado a fines de la Colonia' Por otro lado,
se ha aceptado con muy poco sentido crItico el anhelo liberal del
siglo XIX, con su exaltación del proceso asimilacionista de "ladinizacion" Si en los años más recientes no han faltado ni el análisis
crItico ni la reflexión acerca de cômo se constituyó la categorIa
"indIgena" y cómo evohicionó, lamentablemente no se puede decir lo mismo en cuanto a los iadinos;2
2
Los estudios básicOs aquI son de Christopher Lutz "La estructura urbanay el
cambio social en la ciudad de Guatemala a fines de la epoca colonial (1773
1824) En La sociedad colonial en Guatemala estudios regionales y locales Edicion
de Stephen Webre Antigua Centro de Investigaciones Regionales de Mesoa
mérica (CIRMA). 1989. pp. 221-240; y Santiago de Guatemla, 1541-1773: City, Caste and the Colonial Experience Norman University of Oklahoma Press 1994 In
ge Langenberg Urbanzsatzon und Bevolkerungsstruktur der Stadt Guatmala in der
Ausgehenden Kolonzalzezt Eznesozialhzstonsche Analyse der Stadverlengung und Ihrer
Answzrkungen auf Die Demographzsche, Beruflzche und Soziale Glzederung der Bevzlke
rung (1 773-1824). Cologne and Vienna: Bohlau Verlag, 1981.
Para anahsis preliminares de la dialectica indigena ladino que prestan aten
ción al segundo termino/categorla, véanse los estudios de Smith, Gould y Hale
en el nürnero especial de laJournal of LatinA men can Anthropology. 2:1-1996.
251
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Dentro del grupo de ladinos encontramos diversas experiencias. Lejos de ser una identidad vacIa o evasiva, de "ningunidad",
como han dicho algunos, para los afroamçricanos el ilegar a ser
ladinos podia significar un cambio sustancial, desde el significado
despectivo colonial de pardo y mulato hacia una ciudadania menos restringida. Es más, la historia social de esa época se resume y
se expresa en el simple hecho de constatar que los oficiales cobniales empleaban en un mismo documento, y hasta en. el mismo
folio a veces, los términos "ladino" y "pardo y mulato" como sinónimos, a diferencia de "español" y "español americano".3 La historia social del siglo XIX se encargarla más tarde de transformar, no
solo los sinónimos, sino también la posición legalmente inferior
de los afroamericanos, primero al ser estos partIcipes en las luchas airededor de la independencia y de la Federación, luego
partidarios de la insurreción de Carrera y, finalmente, figuras ciayes en gran parte de la expansion económica basada en el añil y
la cochinilla.4
Si bien es cierto que la población afroamericana fue más frecuentemente registrada y comentada en las ciudades, no es menos cierto que desempeñó un papel dave en la producción y en
la distribución del azücar, especialmente en las haciendas que
pertenecIan a órdenes religiosas, sobre todo los dominicos y a los
jesuitas.
De plantaciones y pueblos:
San Jeronimo, Baja Verapaz y San Juan Amatitlán
El destacado papel de los dominicos en la historia colonial
de Guatemala es por todos conocido. Desde las hazañas de Barto3
4
El cura encargado del censo parroquial de los pueblos de Mazatenango, en
1813, estableció tal equivalencia (ladino=mulato) en los dos lados de un mismo folio de resumen (Microfilm Roll 748,132), De la misma manera, oficiales
coloniales en Nicaragua se refirieron a! mismo 80% de la población de Leon y
Granada como "parda y mulata", que oficiales nacionales considerarlan 'ladina' o "mestiza poco después de la independencia.
Las investigaciones en curso de Ann Jefferson establecen çlaramente que muchos de los tenientes de Carrera en la insurrección de Orlente en 1837-39 fueron mulatospropietariosde lazona. Una conclusion similar, basada en documentación diferènte, se puede encontrar en la reciente biografla de Carrera
por Woodward.
252
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
lomé de Las Casas, en Verapaz,, hasta la arquitectura urbana religiosa, la historia de la orden de los dominicos es inseparable de
la del Reino de Guatemala. Menos conocido es su. papel en la
producción del azücar y en el uso de mano de obra esclava africana y afroamericana. Entre sus muchas propiedades rurales y urbanas se encontraban cuatro de singular importancia: las haciendas
azucareras de San Jeronimo (Baja Verapaz), San Juan Amatitlán y
Palencia, además del Convento Viejo, en la capital, donde se preparaba el producto final y se distribuIa al mercado urbano.5
Los dominicos desempeñaron un papel dominante al abastecer la capital con las mieles, tanto para el duice como para el
aguardiente. Una investigadora ha estimado que el total de los ingresos de los dominicos entre 1775 y 1808 alcanzó ci miilón de
pesos, y que probablemente gran parte de esta suma se originaba
en esas propiedades azucareras extraordinariamente productivas.6
Dc las tres haciendas, la de San Jeronimo era la mas grande Al
fin de la Colonia se éstimó que la hacienda de Palencia aicanzó
unas 97 cabalierIas de tierra, con quizás unos 50 6 100 esclavos,
mientras la liamada La CompañIa (alguna vez propiedad de los
jesuitas, de aliI ci nombre), abarcaba unas 31 caballerIas. Sanjerónimo aventajo a esas dos, con unas 437 cabalierIas de tierra y
unos 550 ó 700 esciavos. Esta hacienda "modelo" fue descrita por
Cortés y Larraz como "la más preciosa del reino", porque tenIa
artesanos de toda clase, horno para fundir metales, etc.7 El producto material de la hacienda no era menos impresionante. Cortés y Larraz lo caicuió en unas 7200 arrobas por año, valoradas en
no menos de 3 pesos por arroba. Esa producción correspondIa a
5
6
7
Las fuentes censales detalladas abajo fueron consultadas mediante prestamo
en laIglesia de los Mormones, previa identificación en el manual de Haigh,
Roger M editor Bibliographic Guide to the Guatemalan Collection Salt Lake
City: University of Utah Press. 1981.Los originaless icuentran en elArchivo General de Centroamérica. Para San Jeronimo, en 1821, véase Microfilm
Roll 748,132; Haigh, p. 216; San Juan Amatitlán en 1813, Microfilm Roll
748,132; Haigh, p. 237; en 1835, Microfilm Roll 746,873; Haigh, p 237; Palencia en 1813, Microfilm Roll 748,132; Haigh p. 239; en 1821, Microfilm
Roll, 748,133; Haigh, p. 239. Nuestras investigaciones sObre Amatitlán en la
transicion del azucar a la cochinilla tambien incluyen diversa documentacion
de tipo socioeconórnico.
David McCreery. Rural Guatemala, 1 760-1940. Stanford: Stanford University
Press. 1994. p. 77; citando a Holleran. p. 54.
Juan- Carlos Solórzano. "Haciendas y ladinos en Guatemala siglo XVIII". En:
Anuario de Estudios Gentroamericanos. p. 102; citandO a Cortés y Larraz, tomo I,
p. 293.
253
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
casi la mitad de la que provenIa de las nueve haciendas azucareras más grandes del reino. Poco más tarde se estimó que San Jerónimo producIa unas 15 000 libras de azücar por mes.8
Las propiedades dOminicas fueron los premios mayores en la
expropiación de los bienes de la Iglesia Católica promulgada por
los liberales en 1829. Palencia fue vendida por unos 28 075 pesos
en 1829, pero fue restituida a los religiosos por Carrera en 1848.
Sin embargo, el caudillo mismo intervino para asegurar los derechos adquiridos por los vecinos y limitar la autoridad clerical sobre la propiedad de la tierra. San Jeronimo fue vendida por la suma asombrosa de 253 526 pesos y, ya para 1834 o 1835, se habIa
convertido en propiedad de Marshall Bennett, nada menos que
el socio de Francisco Morazán en la tala de árboles de la costa
hondureña y promotor de los programas oficiales de colonización inglesa por desarrollarse en la década de 1830. Bennett también persiguió el remate del Convento Viejo en la capital, pero
desistió en medio de crIticas pñblicas.9 La hacienda de San Jeronimo fue reclamada por Bennett y por sus herederos a través de
todo el siglo XIX, el cual se caracterizó por conflictos endémicos,
desde ataques por parte de las fuerzas de Carrera, en 1838, hasta
invasiones de tierra e incendios en los cañaverales a fin de siglo,
cuando el Estado intervino y ordenó la yenta de lotes a los vecinos, con el fin de evitar mayores conflictos.'°
San Jerónirno fue, desde varios puntos de vista, un caso ünico,
especialmente en cuanto a su tamaño y su dependencia de la mano de obra esclava. McCreery hasta sugiere que, a finales de la Colonia, la mayorIa de los esciavos varones vendidos en otras partes
de Guatemala habIan nacido en San Jeronimo." Sin embargo, esta
fue una sociedad en donde la esciavitud coexistió con distintos
grados de coercion de las vecinas poblaciones indIgenas. En cuanto a la tenencia de la tierra y a los esquemas de cultivo, San Jeronimo tampoco fue una fábrica rural con una integracion vertical,
centralizada. Los esclavos hasta "alquilaban" tierras de los dominicos, y las descripciones contemporáneas sugieren que laboraban
8
9
10
11
Solórzano. Op. Cit. McCreery. p. 45.
McCreery. O. Cit. p. 77-78.William Griffith. Empires in the Wilderness Foreign Colonization and Development in Guatemala, 1833-1844. Chapell Hill: University of
North rolina Press 1965. pp. 29-30.
Griffith. Op. Cit. p. 152. McCreery. Op. Cit. pp. 78=79.
McCieery. Op. Cit. p. 77.
254
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
en los cañaveraies por las mañanas y disponIan de las tardes para
cultivar sus parcelas o huertas.12
Se describió a las mujeres como encargadas de las tareas más
"livianas" en ci cultivo de la caña, pero el sustancial predominio
femenino en las poblaciones en edad laboral sugiere un uso ann
más generalizado de mano de obra femenina en las labores de
campoi La version guatemalteca de la sociedad de plantación
puede haber sido diferente de las imágenes tradicionales de los
distritos cañeros con predominio masculino abrumadOr. Mas, dichas imágenes suelen confundir las realidades esclavistas con las
posteriores a la emancipación, dado que la investigacion reciente
ha demostrado que casi siempre las mujeres eran más numerosas
que los varones en las cuadrillas cañeras a lo largo del Caribe esclavista, inciuso cuando, tras la abolición de la esclavitud rápidamente se cambió por la mano de obra asalariada exclusivamente
masculina.13 SanJeromino no parece haber sido una excepción a
esta regla.
Si se piensa en San Jeronimo como ci sitio más africano y
oprimido de la sociedad ladina en la Guatemala postindependentista, entonces Amatitlán fue, de alguna manera, ci extremo
opuesto dentro del mundo cañero. El sitio de muchas de las reminiscencias de Gage, dc intensa competencia por parte de los intereses azucareros, tantojesuitas como particulares a fines de la Colonia, y del "boom" guatemalteco de la cochinilla en la década de
1830, Amatitlán siempre habIa sido ci centro de las estrategias dominicas. Sin embargo, ya para la época de la independencia, los
dominicos no solo habIan perdido su dominio alguna vez casi total, sino que, más importante aün, los vecinos pardos y mulatos
también habIán llegado a, dominar los antcriores derechos de propiedad de los indIgenas de la zona, al tiempo que escapaban del
rigor de la esciavitud como estatus legal. La bonanza de 1. produccion de la cochinilia aceieró enormemente no solo la privatización de la tierra bajo ci control no-inclIgena, sino la inmigración,
12 McCreery. up. Cit. p. 79.
13 Michael Craton "The Transition from Slavery to Free Wage Labour in the Caribbean, 1780-1890: A Survey with Particular Reference to Recent Scholarship". En: Slavery andAbolition. 13:2-1992. "Por razones obvias y bien investigadas, la mano de obra de campo de una plantación esciavista fue al menos 60%
- femenina; mas, después de que terminó la esciavitud los administradores optimizadores (tales como en Worthy Park, Jamaica) la hicieron 100% masculina
en la medida de lo posible". p. 60.
255
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
la demanda de mano de obra y los precios de la tierra. Fue dentro
de este contexto en el que, en la década de 1840, Arturo Morelet
encontró, asombrado, que los vecinos afroamericanos de Amatitlán habIan prosperado junto con ci "boom" nopalero:
Amatitlán se ha elevado en pocos años, gracias a la industria de sus habitantes, al fivel de las ciudades más ricas y fibrecientes del Estado. [...] los esciavos negros, que cultivaban
el suelo, recobraron entonces su libertad y se unieron a la raza indIgena; resultó de esta fusion una variedad que hoy dIa
domina en ci valle, donde sobresale más que por la belleza
de las formas, por ci vigor muscular y también por su afición
al trabajo mayor que en su espIritu de especulación. [ ... ] pobresjornaleros, pasando de la miseria a la opulencia, realizaron un capital de 100 000 a 150 000 pesos. [ ... ] Esta ciudad
encierra boy dIa siete mil aimas, además de la masa fiotante
que es considerable cuando se recoge la cosecha.'4
Los propietarios agrIcolas recién enriquecidos como productores de la cochinilia, en Arnatitlán, bien pueden haber tenido
una concepción muy diferente del significado de la sociedad ladina y de las igualdades republicanas que tenIan sus hermanos en
San Jeronimo, sin mencionar la sociedad plebeya de la capital
Los pardos y mulatos de antaño, vecinos de Amatitlán entonces,
recibieron a centenares de nuevos conciudadanos como parte del
"boom" del nopal, forjador de esa primera version de la Guatemala ladina independiente De distintas maneras, Amatitlan fue
ci con trapunto del aislado enclave afroamericano de San JeronimO, en medio de una vecina población indIgena bien distinta, separada y numéricamente dominante.
La comunidad multiétnica de San Jeronimo en 1821
En las vIsperas de la independencia y apenas a tres años de la
abolición de la esciavitud, San Jerommo albergaba una poblacion
14
Arthur Morelet. "Viaje a la America Ccntral.y el Yucatan". En: Nue-vo viajero
universal. Vol. 3 (America). Guatemala: Universidad de San Carlos Biblioteca
Brañas. Miscelánea. pp. 611-612.
256
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
esciava de no menos de 557 personas. Además, dentro de la hacienda dominica estaban instaladas dos poblaciones adicionales:
la de unos 705 indIgenas y la de 237 "vecinos livertos," para un
total de 1502 obreros residentes y sus familiares (cuadro 1). Las
ties poblaciones mostraban un predominio de mujeres, especialmente en cuanto a la población liberta, con muchas y entrelazadas consecuencias sociales y demográflcas (cuadro 2).
CUADRO 1
TAMANO DE POBLACIONES, AMATITLAN Y SAN .JERONIMO
Total de
Población Indigenas
Pueblo yano
SanJerónimo, 1821*
705
2040
1,502
4,239
3,715
6,558
7,300
8,048
Amatitlán, 1813**
Arnatitlán, 1835**
Amatitlán, 1840
Amatitlán, 1880
Amatitlán, 1893
Mulatos
Pardos/
Ubrtos
Esciavos
237
557
2199
* Padrón de 1821, citado en nota.5; no incluye a dos individuos "ladinos y un
niño de madre indIgena casada con esciavo.
** Padrones originales, citados en nota 5.
Cifras para Arnatitlán en 1840, I880y 1893 de McCreery. Rural Guatemala. p. 342
CUADRO 2
DISTRIBUCION PORCENTUAL POR EDADES, .SEXO
Y GRUPO ErNico SAN JERONIMO, 1821
Edades
Indigenas
Masc. Fern.
Libertos
Masc. Fern.
0-4
5-9
10-14
15-19
20-24
2529
30-34
35-39
40-44
45-49
50-54
55-59
60-64
65-69
70-i-
10,1
7,8
6,5
3,6
3,3
32
3,7
1,6
2,4
0,4
1,4
0,6
1,4
0
0,1
4,4
10,0
6,1
3,5
5,6
26
3,0
0,9
1,3
1,3
2,6
0
0,9
0
0,4
Casos
321 374
469 2 53,8
%
7,9
7,5
7,3
4,6
7,3
53
4,2
2,2
2,9
1,7
1,9
0,4
0,3
0
0,3
7,8
5,2
7,8
6,1
7,0
56
4,4
2,2
5,2
2,2
1,7
0,4
0,9
0
0,9
98 132
42,6 57,4
Esciavos
Masc. Fern.
Total
Masc. Fern.
6,8
5,7
7,2
3,9
7,4.
44
5,2
0,7
2,8
1,1
3,5
0,9
2,4
0,4
0,9
7,7
7,2
6,7
4,0
3,8
39
3,7
1,8
24
0,6
1,9
0,7
1,2
0,1
0,4
7,5
6,5
7,4
4,6
7,3
50
4,6
1,6
3,2
1,6
2,4
0,6
1,2
0,1
0,6
255 289
46,9 53,1
675
45,9
796
54,1
6,1
5,3
7,2
4,8
3,7
53
.3,9
2,6
2,0
0,6
2,2
1,1
1,1
0,4
0,7
257
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
En este fivel más básico de análisis merecen comentario dos
anomalIas. Existe un obvio agrupamiento de las edades, en el
grupo de 0 a 4 años, y se omiten las de 5 a 9 en toda la pirámide
de edades, práctica ampliamente constatada en muchas enumeraciones censales premodernas. Más importante aün: la extrema
'aiisencia masculina' en el grupo de edades de 20 a 24 (y de 25 a
29 en dos de los tres grupos) puede sugerir que se debió al reclutamiento militar o a la inmigración laboral estacional. Sin embargo, en varios casos se señala a los varones esposos o cabezas de familia como "ausentes," incluso los esciavos. De manera que la ausencia fisica de corta duración de los varones no pareciera ser la
razón de los desequilibrios entre los sexos reportados entre los
adultos más jóvenes.
La base de la enumeración. de 1821 en San Jeronimo fue la
del grupo de parentesco. Su propia base implIcita es la de la familia o el hogar, aunque ninguna de esas dos palabras (casa o familia) se emplea en verdad. Obviamente, algunos de los grupos
de parentesco enumerados actualmente residlan juntos bajo el
mismo techo. Igualmente seguro es que algunos lazos de parentesco no se revelan entre grupos emparentados pero enumerados
separadamente. No obstante, cada vez que se expresan lazos de
parentesco ('hermano', 'sobrino', etc.) que el encargado del censo desea notar para "reunir" a disEintas personas, este hecho es
reflejado en el conteo del nümero de varones y mujeres ("casado/a, viudo/a, soltero/a, niño/a") en los márgenes del documentO (los "totales provisionales" del enumerador, dicho sea de
paso, no suman bien y arrojan una cantidad total de personas Casi 50 por ciento por debajo del nñmero de personas enlistadas).
Mi que nuestro tema de análisis, más allá del individuo en sí,
es irremediablemente el grupo de parentesco, el cual es muchas
veces asimilado "analogo" (tanto por nosotros como por el encargado del censo) a la "familia", y no debe confundirse ni con el
"hogar" ni con la "residencia" literalmente. Sin embargo, se puede
señalar la frecuencia de los grupos de parentesco multigeneracionales dentro de las tres poblaciones (Cuadro 9), con toda seguridad hogares y residencias a la vez. Quizás no se revela toda la cornplejidad en cuanto a la vivienda, ni en cuanto a los lazos de parentesco, pero el documento solo registra lazos de parentesco, fuera
de cónyuges e hijos, cuando se trata de personas que, en alguna
medida, dependen del mismo cabeza de familiã o corresponden a
258
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
un grupo de "iguales" (hermanos O sobrinos, etc., con, quienes
presumiblemente residen).
Los tres grupos en San Jeronimo no se caracterizaron ni por
un mestizaje generahzado rn por identicos patrones demográficos
o de parentesco.'5 En realidad, unO de los rasgos más destacados
es la clara separación tanto de libertos como de esciavos de sus
vecinos indIgenas. Las inter4cciones entre libertos y esciavos son
obvias, en patrones de matrimonio (Cuadro 3), en cuanto a mujeres cabeza de familia y edad de matrimonio/parto (Cuadros 45), y hasta en las practicas nominativas (Ccuadro 10), pero de
muchas maneras, los indIgenas formaron un grupo aparte. En
realidad, es notable la poca frecuencia del matrimonio entre indIgenas y no-indIgenas (Cuadro 3), dado que los dominicos eran
propietarios de toda la tierrä cercana a la hacienda y que probablemente existIa una gran proximidad fisica entre las poblaciones
laborales en cuanto a la residencia y las tareas cotidianas.
CUADRO 3
ETNICIDAD/ESTATUS LEGAL DE CONYUGES SANJERONIMO, 1821
Etnicidad/
Estatus de la mujer
Indigena
Etnicidad / Estatus del varón
Ladino
Esciavo
Liberto
Total
IndIgena
Liberta
Esciava
Ladina
119
0
0
1
2
20
4
0
2
5
65
0
2
0
0
0
125
25
69
1
Total
120
26
72
2
220
Las ties poblaciones fueron predominantemente femeninas,
particUlarmente en el caso de la población liberta, con graves
consecuencias para los patrones de matrimonio y reproducción.
Las mujeres libertas y, en menor medida, las esclayas, tuvieron
15
La investigacion más ambiciosa sobre las estructuras de hogar y de familia en
la Guatemala decimononica la de Ortrnayr, emplea por necesidad esta dicotomización "ladina versus indIgena". Por más que los dãtos de San Jerónimo respaldan la idea de esta division étnica, nos recuerdan con igual fuerza que los
patrones afroamericanos no siguieron simplemente lo que Ortmayt encontró
como patrones "ladinos". Por lo contrai-io, en cuanto a ciertas variables claves
(acceso ay edad al matrimonio, tasas defertilidad global, etc.) los patrones
afroamericanos al menos en San Jeronimo se considerarian mejor como ex
tremos ('out!yers") dentro de laexperiencia ladina en general.
259
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 4
ETNICIDAD/SEXO/ESTADO CIVIL DE CABEZAS DE FAMILIA
SAN JERONIMO, 1821
Etnicidad
Casado
Casada
Soltero
Soltera
Viudo
Viuda
Total
IndIgena
Liberta
Esclava
Ladina
99
23
71
1
0
0
2
0
2
2
3
0
13
19
18
0
8
2
9
0
24
4
20
0
146
50
123
1
194
2
7
50
19
48
320
Total
CUADRO 5
APROXIMACIONES A LA EDAD DEL MATRIMONJO
POR GRUPO ETNICO. SAN JERONIMO, 1821
Edad
prom.
Indigenas
Mujeres
Libertas
Esclavas
Indigenas
Varones
Libertos
Esdavos
28.2
31.3
25.3
24.1
28.9
29.7
23.3
23.7
263
Se utilizó Ia formula de Hajnal, dividiendo La población en tres categorIas:
"casado/a" "i'iudo/a"y "solterO/a"
Se aplicO la misma formula, pero contando a las mujeres solteras con niños
como equivalentes a las casadas/viudas
PORCENTAJE DE LAS MUJERES NUNCA CASADAS
V DE LAS QUE NO TENJAN HIJOS, POR GRUPO ETNICO
Edad
15-19
20-24
25-29
30-34
35-39
40-44
45-49
50-54
Indigenas
100
57
43
24
20
30
8
0
Nunca casada
Libertas
Esciavas
100
88
42
50
100
42
60
50
100
78
71
32
0
40
33
26
Indigenas
Sin hijos
Libertas
Esclavas
100
43
11
7
0
5
0
0
100
88
54
30
60
8
20
50
100
65
62
14
0
20
17
5
mucha menor probabilidad de casarse o de entrar en una union
co-residencial (Cuadro 5). Aun cuando tuvieron hijos como madres solteras, o antes de un eventual matrimonio/co-residencia,
se caracterizaron por una menor fertilidad como grupo (Cuadro
260
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
8). Eventualmente, casi todas las mujeres indIgenas se casaban o
tenlan hijos, mientras que Un gran nümero de mujeres libertas y
esciavas no lo hicieron durante su vida reproductiva. Una de las
más vi8ibles consecuencias de este desequilibrio por género, y de
la dificultad para los varones afroamericanos de encabezar ci hogr, se nota en el gran nümero de solteras que eran cabeza de familia (Cuadro 4). Solo 13 de 146 cabezas de familia indIgenas
eran solteras, hasta 19 de 50 eran entre las libertas y 18 de 123
entre las esciavas.
CUADRO 6
EDAD DE LA MUJER AL PRIMER NACIMIENTO
POR GRUPO EThICO. SAN JERONIMO, 1821
Mujeres 15-29
Edadal primer
IndIgenas Libertas Esclavas
nacimiento
Mediana
Moda
Casos
20
18,19
59
23
21,23
9
20
20
26
Mujeres 30-44
IndIgenas Libertos Esciavos
20
20
58
18
18
18
21
18,21,24
39
Edad en el momento del primer nacimiento estimado, restando la edad del hijo mayor
de la de su madre en 1821.
Las mujeres indIgena8 solteras tuvieron hijos con bastante
frecuencia. Al menos 23 (frente a unas 13 que eran cabeza de familia) aün vivIan con sus padres (Cuadro 9), mientras que solo 6
libertas con niños vivian con su padre o madre. Lo que se diferenciaba por grupo étnico eran los papeles sociales aceptabies o
decorosos (ser o no cabeza de famiiia), aparentemente más que
ci comportamiento demográfico o socio-sexual en sí (tener o no
hijos antes o fuera del matrimonio).
Aproximaciones a la edad de casarse o de tener hijos (Cuadros 5-6) no sugieren diferencias consistentes por grupo etnico
o estatus legal, en comparación con ci acceso al matrimonio o la
probabilidad de ser cabeza de familia. Obviamente, las cifras para la edad de la madre al nacimiento de su primer hijo, obtenidas al restar la edad del hijo mayor a la de la madre, estarIan distorsionadas hacia arriba con cuaiquier muerte previa de primogénitos (o ausencia, sobre todo entre los esciavos, en que la yenta serIa otra posibilidad), pero más seriamente hacia abajo, por
la inclusion de hijastros. Sin embargo, es de dudar que fuesen
261
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
tan frecuentes como para tener gran impacto sobre las cifras
promedio especIficas de un solo grupo étnico o legal.
CUADRO 7
NUMERO DE HIJOS POR MUJER SEGUN EDAD
Y GRUPO EThIco. SAN JERONIMO, 1821
Mediana
Mujeres 15-29
Moth
Casos
Mediana
Mujeres 30-44
Moth
Casos
Casadas*
IndIgenas
Libertas
Esclavas
2
1
2
1
1
2
39
3
12
4
5
4,5
4
5
4,5
36
9
28
1
1
1
1
1
1
20
5
14
2
2,5
1
1
1
2
13
8
8
Solteras*
IndIgenas
Libertas
Esciavas
*No incluye a las mujeres sin hijos.
CUADRO 8
NINOS/M(JJERES 15-44 POR GRUPO ETNICO
EN SAN JERONIMO, 1821
Niños / 1000 Mujeres 1544
Niños0-4
Niños 0-14
NümerO de mujeres, 15-44
Indigenas
Libertos
Esciavos
679
1,777
400
1,357
530
1,576
184
70
132
Mas, las cifras reportadas si ponen en entredicho la confiabilidad de las declaraciones de edad en si, al. igual que con el "agrupamiento" de 0-4 en vez de 5-9. En dtras palabras, SI por lo general las mujeres de 15 a 29 años de edad que tuvieron hijos parecen haberlos tenido a los 21 años de edad o menos, entonces, cómo puede ser que ninguna mujer de 15 a 19 años de edad a la hora del censo en 1821 haya estado casada o tuviera hijos? Quizás el
encargado del censo (de comñn acuerdo con las declarantes) estaba imponiendo un estándar no oficial de "decoro," de manera
que el matrimonio o el parto en si "envejecieron" a lasjóvenes de
15 a 19 e hicieron que, entrasen automáticamente en la categorIa
262
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
mayor de 20 a 24. En todo caso,, las cifras no inspiran total confianza en este punto, aunque hay poca razón para pensar que
cualquier distorsión en ese sentido variase por iInea étnica o de
estatus legal.
CUADRO 9
FRECUENCIA DE LAS FAMIUAS MULTIGENERACIONALES
POR GRIJPO ETNICO., SAN JERONIMO, 1821
-Incligenas
libertos
Esclavos
Na
35
14
32
% de la población
5,0
5,9
5.8
Nietos*
*jflØ que se enumeran en gruposde parentesco/casas con su abuelo/a como
cabeza de familia.
Hijas con ninos'
N2
% de todas las madres
% de tOdaslas hijas
23
6
19
14,8
10,6
15,4
7,8
18.3
11.2
**Mujeres (usualmente pero nosiempresolteras) enumeradãs como 'hijas' con
ninos propios dentro de grupos de parentesco/casas encabezados por uno de
los pathes de aquellas.
Finalmente, con algo tan mundano como la distribución de
los apellidos, se deja entrever la historia social de la comunidad
multiétnica de San Jerónimo Lo que emerge claramente de un
análisis de las prácticas nominativas es que los esciavos y libertos se
entrelazaron fuertemente, al compartir varios apellidos claves, pero pocos con sus vecinos indIgenas (cuadro 10) En particular, los
libertos parecen haber estado altamente emparentados, con pro
porcionalmente menor nümero de apellidos entre los cuales escoger (72,4% de los individuos reportan uno de los diez apellidos
más comunes entre los 31 reportados) Además, la influencia religiosa en la escogencia de apellidos parece bastante más evidente
en los esciavos y libertos, donde dominan los nombres de santos
(Cayetano, Lucas, San José) o de alusión rehgiosa (De Los Santos,
De La Cruz, Trinidad), más que entre los indIgenas Y solo los esclavos afroamericanos llevaban apellidos como "Soberanis," acaso
una elección probable para los que eran un poco más independientes de la instrucción clerical en ese campo tan personal.
263
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 10
APFI I IDOS* MAS COMIJNES POR GRUPO ETNICO
SAN JERONIMO, 1821
Indigenas
Libertos
Apellido
%
Esclavos
Apellido
%
14,2
10,9
6,0
5,5
5,5
4,3
3,7
3,6
2,4
1,7
De Los Santosl7,7
Tnnidad
13,1
çha(v) (b)arrIa
8,0
San José
81 0
Cayetano
6,8
Hernández
5,9
Guzmán
4,6
Loaysa
3,4
De La Cruz
3,0
Flores
1,7
Cha(v)(b)azrIa
Hernandez
Lucas
Guevara
RãmIrez
De La Mesa
Lopez
De Los Santos
Loaysa
cayctano
Trinidad
Reyes
De La Cruz
San José
Molinero
Personas
705
237
557
Apellidos
63
31
34
57,8
72,2
64,0
Apellido
%
Perez
Lopez
Picón
Ramos
Reyes
Gabriel
Istecoc
GarcIa
Paz
Osla?
en los diez
apellidos más
cornunes
10,8
8,0
7,9
7,0
6,3
5,6
5;2
4,7
4,5
4,0
3,0
3,0
2,9
2,5
2,5
*pri mer apellido ünicamente
Conclusion
Marshall Bennett y sus herederos tuvieron mayor éxito con
sus inversiones en la hacienda de San Jeronimo que con los desdichados proyectos de colonización inglesa Sin embargo, y pese
a los mejores esfuerzos de Bennett por reclutar a los decepcionados colonos ingleses -y por lo menos un grupo de más de 100 CQlonos/trabajadores portugueses- la hacienda de San Jeronimo
obviamente nunca llegó a depender de mano de obra inmigrante
europea La media docena de ingleses con sus familias, que habIan protestado ante el consul Chatfield por el ataque a la hacienda de Carrera en 1838, es casi seguro que murieron de fiebres o huyeron a la capital o al extranjero La suerte de los portugueses queda totalmente en el misterio.'6
16
Griffith. pp. 121, 152.
264
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
De mayor interés aquI es la evolución de la propia comunidad multiétnica de San Jeronimo, cuya diferenciación en vIsperas
de la independencia como de la abolición hemos explorado en
este estudio. Sin duda, la ideologIa guatemalteca de supremacIa
ladina en medio de Ia nacionalidad liberal tuvo multiples bases
en la sociedad decimonónica. No Obstante, este proceso no solo
fue heterogéneo dentro de la sociedad ladina, sino que los afroamericanos desempeñaron papeles claves en todo ello. Futuros estudios de las plantaciones y pueblos dominicos de San Jeronimo,
Amatitlán y Palencia ayudarán sin duda a esciarecer muchas complejidades poco reconocidas de este proceso centenario.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
LOS AFRICANOS DE BUENOS AIRES,
1750-1880
Marta Beatriz Goldberg
UNWERSIDAD NACIONAL DE LUJAN, ARGENTINA
Ngros en Argentina?
Ni los hay ni los hubo nunca, contestan los argentinos supuestamente cultos, cuando se les pregunta, acerca de la presencia de negros en su pals.
Esto implica una verdadera amnesia histórica. En todas las
fiestas patrias escolares hay siempre niños con sus caras pintadas
de negro, los cuales representan a vendedores ambulantes y lavanderas que cumplen distintas funciones al Servicio de sus amos
o bailan danzas folclôricas. Al recordarles esas ceremonias que se
reiteran de año en año en las que han participado ellos mismos o
participan sus hijos o nietos, se yen obligados, ante tamaña cvidencia, a aceptar la presencia negra en la historia argentina. V
después de reconocer esa realidad irrefutable, probablemente
continüan expresiones como: "pero eso fue en la época colonial",
"pero eran muy pocos", "pero los tratábamos muy bien", "bueno,
pero la esclavitud terminó, muy temprano, en 1813". Todas estas
respuestas son erroneas Ni fueron muy pocos, ni los tratábamos
tan bien, ni la esciavitud estuvo solo limitada a la época colonial,
ni concluyó en 1813.
Desde hace muchos años vengo trabajando sobre la población de origen africano que vivió en la ciudad de Buenos Aires
y cuya importancia numérica y social fue mucho mayor de lo
que se cree. Otto tanto ocurrió en otras regiones del actual territorio argentino. Por ejemplo, en Córdoba, Tucumán y Catamarca, en ci ültimo tercio del siglo XVIII su nümero superaba al
de los blancos.
269
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
También en las zonas rurales está demostrada la importancia
de la población negra . Tal el caso de estancias coloniales rioplatenses, que eran propiedad de laicos, jesuitas y órdenes regulares.
Las tareas permanentes en esas estancias estaban a cargo de mano de obra de esclavos —negros o mulatos— que también côlaboraban en las tareas estacionales. En general, también solIan ser esclavos la mayorla de los capataces.
La mano de obra esciava siguió siendo significativa en la primera etapa de la independencia, como Se observa en los inventarios de establecimientos rurales y en los censos y registros parroquiales de la campaña bonaerense.
La "invisibilidad ". desaparecidos o ignorados?
Yqué significa ese pero que inicia generalmente cada una
de las frases con las que, finalmente, los argentinos reconocen la
presencia de la población negra en su historia? Creo que el pero
traduce, de alguna manera, sentimientos mezclados de culpa,
prejuicio y olvido histórico.
Los argentinos están orgul los de ser el pals más blanco de
Latinoamérica y de que la ciudad de Buenos Aires, capital de su
pals, sea comparada muchas veces con las europeas por el aspecto de su población, su arquitectura y su movirniento cultural.
Ese orgullo, que llega a veces a la soberbia en los nacidos en
Buenos Aires, los ileva a olvidar la presencia negra en su histona y en su cultura, evidente en el baile que identifica a los argentinos: el tango.
Esa fragilidad de la memoria histórica de los argentinos no
es sorprendente a la luz de los acontecimientos de los ültimos
años, en los que la desapariciôn caracterizó a la Argentina: desaparición de personas, desaparición de sujetos históricos. Operaciones tIpicamente argentinas en las que mágicamente se hace
desaparecer lo que molesta, tanto del mundo de los vivos como
de la memoria histórica. Se hizo desaparecer a los guerrilleros,
que "eran muy pocos, muy malos, muy irritantes", y hasta desaparecieron sus hijos cuando nacieron en cautiverio. No debia quedar nada sobre la faz de la tierra que mostrase que alguna vez
existieron. Pals solo de blancos, donde no hubo ni indios ni negros. Ni guerrilleros, ni violentos. Argentina quiere ser Un pals de
270
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
rubios de ojos azules. Pals ordenado y prolijo. Que no se parezca
a los de Latinoamérica. Pals del primer mundo, confiable para
los inversores extranjeros. Ni coreanos, ni bolivianos, ni peruanos, ni chilenos, ni uruguayos. Son raros, son distintos, son amarubs, son negros: son peligrosos.
Los periódicos insisten dla a dla: los inversores extranjeros se
equivocan, nos confunden con los brasileños. Nuestro pals no es
una "repüblica banana". Un peso argentino equivale a un dólar.
Los precios se fijan en dólares. El presidente propone dolarizar la moneda. Nadie se indigna. Por lo contrario, se dice: para
qué, si ya está dolarizada, si todo, hasta el pan de cada dla, se
puede pagar en dólares.
Civilizados, nunca bárbaros ni salvajes. Asl como los familiares de los desaparecidos de nuestra ültima dictadura militar debieron recurrir a las Sociedades de Derechos Humanos, tendremos que recurrir a una sociedad que defiende los derechos de
negros e iindios a permanecer en la memoria histórica argentina.
Quizás asi puedan tener un lugar en el Museo de la Memoria
Nunca Más, que la Dirección de Museos de la Ciudad de Buenos
Aires está disefiando.
Cuándo y por qué liegaron
Los primeros varones africanos ilegaron al actual territorio
argentino como esciavos de los descubridores y conquistadores.
El ingreso sistematico de esciavos africanos por la ciudad de Buenos Aires comenzó poco después de la segunda y definitiva fundación de la ciudad, en 1580, debido a los constantes pedidos de
los pobladores, quienes los consideraban imprescindibles, dada la
casi inexistencia de indios para encomendar en esa zona. Primero se introdujeron varones africanos. Pese a las prohibidones, estos se relacionaron con las indias, bo que dio origen a la "zamboización", es decir, a la rnezcla afroamericana, la cual se describia
generalmente como resultado de la violencia, de los bajos instintos, de la lujuria desenfrenada de los africanos.
Con la colonización y, especialmente, cuando comenzó el proceso productivo, liegaron las mujeres africanas, las esclavas, que
luego se destinaron a mil y una tareas domésticas y artesanales. Pero como principal motivo de su ingreso se señala la necesidad de
271
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
dar satisfacción a la tan mencionada "sexualidad desenfrenada" de
los esclavos africanos, para que no siguieran atacando a las indias, y
para "fijarlos a la tierra". Esta polItica matrimonial con respecto a
los esclavos fue comünmente seguida por los jesuitas, pero no
siempre por los religiosos mercedarios y dominicos, y menos aün
por los particulares, aunque se tratase de eclesiásticos.
En el siglo Xviii se autorizó, en Buenos Aires, el Asiento
Frances de la CompañIa de Guinea (1701), y luego elasiento inglés de la South Sea Company (1713), los cuales aumentaron significativamente ci ingreso de negros a! pals. En la segunda mitad
del siglo xvm, la trata de esclavos paso a estar en manos de particulares, en especial a partir de la creación del Virreinato del RIo
de La Plata y de la, habilitación de Buenos Aires como puerto
(1776). Comerciantes, a menudo portugueses, conducIan a los
esclavos a los mercados del interior de Argentina y a los de Chile
y de la actual Bolivia.1
Guántos eran? La "desaparicion"
Los datos censales permiten comprobar que, entre 1744 y
1822, la población de la ciudad de Buenos Aires creció en un
promedio del 2,2% anual, y que ci registro de mayor crecimiento correspondió al perlodo entre 1744 y 1778. El incremento demográfico que caracterizó al siglo se debió, más que todo, a la
inmigración, tanto la que salla desde el interior del pals hacia ci
puerto como a la que provenla del exterior, en la que incidió
particularmente la inmigración forzada de africanos, estimada
en 45 000 individuos entre 1740 y 1810. Destacamos particularmente que ci crecimiento se dio en este perIodo en términos absolutos en todos los sectores. En este sentido la pobiación blanca
se duplicó, en tanto que disminuyó en términos relativos con
respecto al total de la población (80,2% - 60,8%). La de origen
africano aumentó en valores absolutos y porcentuales. En ci total
de habitantes paso de 16,9%, en 1744, a 28,4% en 1778. Declinó
en 1810 a un 27,7%, y en 1822 paso a representar solo un 26%.
La cantidad de indios y de mestizos fue siempre poco significati1
Elena F. S. de Studer. La trata de ñegros en el Rio de la Plata durante el siglo XVIII.
Buenos Aires: Libros de Hispanoamérica. 1984. p. 111.
272
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
va en la ciudad de Buenos Aires, pues se calculaba para ese perIodo entre el 1,4% y ci 4,8% del total. Hacia 1836-38 la población negra y mulata se mantuvo en valores absolutos, pero decreció en los porcentuales.2
Estos datos censales no coinciden con la impresión que nos
dejan los testimonios de los viajeros. Ellos consideran que, en
1810, un quinto de la población era blanca y el resto estaba formada por grupos mezclados. Los criterios diversos utilizados por
los censistas y por los viajeros para definir la categorla "mulato"
pueden causar las diferencias.3
La proporción, entre libres y esclavos sobre ci total de africanos y mulatos fue variable en ese perIodo. En 1778 aumentó considerabiemente ci nümero de esclavos, y disminuyó hacia 1827,
cuando aproximadamente la mitad del grupo era libre. Si tomamos en cuenta solamente a los mulatos, la proporción de esclavos
en ci total era prácticamente la inversa, lo cual indica la rapidez
con que se produjeron dos hechos fundamentales: la mãnumisión y ci mestizaje.
Varios motivos confluyeron para producir la disminución de
la población negra:
La prohibición de la trata de esclavos en 1812, que, si bien
no se cumplió totalmente y siempre dejó resquicios legales
que permitieron la introducción de esclavos, produjo de
hecho una enorme disminución del ingreso. Realmente se
puso punto final a este infame comercio en 1840, año en
que se firmó un tratado con Inglaterra.
La akIsima mortalldad general y en particular la infantil.4
2
3
4
Para un análiis detallado de los datos demográficos y su interpretación, veáse
Marta B. Goldberg. "La población negra y mul4ta en la ciudad de Buenos Aires". En: DesarrolloEconóinico.N 61. Vol. 16. Abril-junio de 1976. Buenos Aires:
Instituto de Desarrollo Econórnico y Social (IDES).
SamUel Trifilo. La Argentina vista por viajeros ingleses, 1810-1860. Colección Platania. Buenos Aires: Ediciones Gure s.r.l. 1959.
Entre libres y esclavos (tasas por mil), la mortalidad masculina de 0 a 15 años
es: blancos 55,97, de color libres 144,84, de color esclavos 17,41, de color libres
y esclavos 115,99. Mortalidad femeninade 0 a 15 años, es: blancas 45,68, de color libres 96,60, de color esclavas 14,16 y de, color libresy esclav4s 75,82. Otra
diferencia es en varones de más de 15 años: libres 30,27, de color esclavos
273
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
La incidencia de las epidemias.5
La utilización de varones afroargentinos, de entre 13 y 60
años, en los ejércitos libertadores y en los batallones y miiicias que lucharon en las guerras civiles contra los indios,
en los avances en la frontera, en los puestos de frontera,
en la Guerra contra él Brasil, en las Guerra de la Triple
Alianza, de 1866 (Argentina con Uruguay y Brasil contra
Paraguay) 6
Como consecuencia de lo anterior se produjo un verdadero
desequilibrio entre el nümero de mujeres y el de varones adultos
(bajIsimo Indice de varones), ci cual condujo necesariamente al
mestizaje. Durante el perIodo, el nümero de varones adultos del
grupo negro-mulato disminuyó slgnificativamente. En 1744 habIa
115 hombres por cada 100 mujeres; a partir de 1778, en cambio,
el nümero de mujeres africanas y mulatas superaba el de los
hombres de esos mismos grupos, lo cual se agudizó en los aflos
posteriores, hasta que, en 1827, solo habIa 58 hombres por cada
100 mujercs.7
24,95. Esta diferencia se repite para las mujeres de más de 15 años: de color iibres 21,03, de color esciava 14,16 Estas cifras muestran que los libres "mueren
más" que los esciavos, es decir que empeora ci nivel de vida a! ser liberados.
La reiación entre nacidos y muertos en el primer aflo de vida (mortalidad
infantil) indica que muere casi la mitad de los nacidos. En M. Goldberg. Op.
cit.
5
El comportamiento de la pOblacion afroargentina ante una epidemia difiere
significativamente con ci de la poblacion blanca. Los dos grupos son afectados
ci año de la epidemia con una enorme elevación de la mortalidad. Pero más
los afros que los blancos y, además, por variosaños, con una mortalidad más
elevada que la anterior a la epidemia. El grupo bianco, en cambio, se repone
de inmediato. Goldberg. Op. Cit. y M. Goldberg y S. Mallo. "Enfermedades y
epidemias padecidas por los esciavos". Ponençia presentada en: Ix COngreco Internacional de Halada. Cartagena de Indias. 1997.
6
A partir de 1813, una sene de decretos inicióla práctica con el Rescate de Esclavos para la Guerra. Los propietarios debIan vender al Estado, uno de cada
tres de los que tenIan para servicio doméstico, uno de cada cinco de los que
estaban trabajando en chocolaterlas y fábricas y'uno de cada ocho de los destinados a labranza. Sobre utiiización de esciavos en las Guerras de la Independencia ver: Marta B. Goldberg y Laura Jany, "Algunos problemas referentes a
la situacion del esciavo en ci Rio de la Piata 1810-1830 En Academia Naczonal
de la Historia. iv Congreso Internacional de Historia de America. Tomo vi, Buenos
Aires. 1966
7 VeáseNota2.
274
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
La negación historiográfica:
las mujeres y su importanca8
Las africanas esciavas no solo se unIan en santO matrimonio
a los varones de su raza, sino que también estaban sexualmente a
disposición de sus amos y de los hijos y parientes de estos, en relaciones generalmente casuales, hecho que dio origen a una numerosa población mulata. Acerca de esas relaciones prácticamente no hablaron los cronistas, posiblemente porque ya eran frecuentes en la PenInsula Ibérica, y para ellos no merecIan ingresar
a la epica. Además, por qué habrIan de comentarlas? .Que mal
habIa en hacer uso de algo que se poseIa en propiedad? Lo novedoso era el encuentro de los españoles con las indias, y de eso si
hablaron. Por otra parte, para algunos historiadores las mujeres
africanas se beneficiaban al tener relaciones sexuales con sus
amos blancos o con los parientes blancos de SUS amos, porque
esas relaciones les permitIan obtener un mejor trato, tanto para
si como para los hijos que nacIan de esos encuentros. Como ocurrió en otros lugares, la promesa de libertad hecha a las esciavas a
cambio de sus favoressexuales tiene que haber sido rnuy frecuente, tanto como el incumplimiento de tal promesa.
Los conceptos de "hipersexualidad", "lujuria salvaje", "desenfreno", "bajos instintos" y otros del mismo tenor se aplicaban a las
mujeres africanas y a toda expresión cultural —sacra o profana— en
la que intervenlan africanos. TodavIa en la segunda década del siglo XX, un importante intelectual argentino,9 al relatar una ceremoma de los afroporteños la califica reiteradamente como lasciva
y vergonzosa, y sostiene que las mujeres africanas 0 mulatas "que
entraban en trance tenIan farna de ser las más lujuriosas amantes".
Las mujeres africanas que, al principio, llegaron en menor
cantidad que los varones, pero que a partir del ültimo tercio del
siglo XVIII los superaron en nümero, también los superaron en
precio en el mercado de las ciudades,'° posiblemente porque p0dIan desempeñarse en una muy amplia gama de actividades en el
Para una ampliación de este tema ver: Marta B. Goldberg. "Mujer negrã rioplatense". En: Revista Arenal. Granada. 1996.
José
Ingenieros. La iocura en la Argentina. Buenos Aires: s.c. 1920. pp. 15-17,
9
38.
Anuario del Insti10 José Luis MOreno. "La ciudad de Buenos Aires en 1778". En:8. 1966
tuto de Investigaciones Históricas de la Universidad del Litoral. NQ
8
275
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ámbito doméstico o fuera de el y aportar sus jornales a sus
amos." Desde el punto de vista de la inclusion de género, las Sociedades y Naciones Africanasl2 constituyeron una verdadera excepción en relación con las otras asociaciOnes contemporáneas,
ya que las negras gozaron de mucho mayor espacio en su grupo
étnico que las blancas en el suyo.
No tenemos datos sobre la cantidad de mujeres que en las
primeras décadas participaron en estas sociedades, pero sabemos
que, a diferencja de los varones, no tenIan derechos politicos pienos. A partir de 1840, las sociedades perdieron momentaneamente a muchos de sus hombres, debido a que estos fueron reclutados para prestar servicios en 1. guerra civil. Esto permitió a las
mujeres asumir el control de las sociedades, continuar reuniéndose, recaudar las cuotas, administrar los bienesy liegar a presidirlas. Esta situaciOn se prolongo por más de una década. Las
mujeres liegaron, en algunos casos,a aliarse con hombres que no
pertenecIan a la misma sociedad. Al regresar de la guerra, en
1852, los hombres encontraron a sus naciones gobernadas por
mujeres e invadidas por individuos de otras naciones. En algün
caso recurrieron a la poiicIa e intentaron recuperar sus privilegios. Pero, segün el comisario, las mujeres eran las salvadoras de
la nación, por lo que las ayudó a enfrentar la presión de los hombres, pese a que estatutariamente los derechos politicos eran un
priviiegio masculino.
Es sorprendente y original que, en 1855, el género se haya
convertido en bandera para acusar a los hombres de descuidar
los bienes societarios, y para criticar directamente elcriterio de
legitirnidad de su poder dentro de la sociedad. Se argüIa que no
bastaba con ser hombres para tener derecho a mandar, sino que
era necesario aportar trabajo y servic.ios. Finalmente, hasta se liego a piantear una pretensi6n'3 "democrática" de la validez de, la
mayorIa, ya que se argumento, que "no se sabIa por qué iban a
mandar si eran minorIa".
11
12
13
Marta B. Goldberg y Silvia C. Mallo. "La población Afficana de Buenos Aires y
su campana Formas de vida y subsistencia(1 750 1850) En Temas de Asia y AJrz
Ca. NQ 2 de la Sección Asia y Mrica del Instituto de Filosofla, Facultad de Filo
sofia y Letras de la Universiclad de Buenos Aires. 1994.
Vease mas adelante en este mismo articulo "Ayuda mutua cofrad,as y asocia
ciones"
Archivo General de la Nación (Argentina) Sala x-31-1 1-5 PolicIa-Sociedades
Africanas.
276
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
En el perIodo que comenzó con la abolición de la esciavitud
(1860) las asociaciones dejaron de ser mixtas. Posiblemente la exclusión de las mujeres haya sido una forma de adaptarse a las formas de asociación blancas. Las afroargentinas crearon, a partir de
entonces, sus propias asociaciones de Indole festiva, y organizaron sus propias "comparsas" en los carnavales. Con los varones
compartlan fiestas en paseos y salonés, pero se reunIan por separado para organizarse y ensayar. Esto fue criticado incluso dentro
de la comunidad que querIa amoldarse a los cánones de la sociedad blanca. En 1870, un escritor afroargentino manifestaba en
un périódico:
AhI están esaS mujeres que por ser hijas del trabajO se creen
en perfecto derecho a fundar comparsas carnavalescas, enmascararse e ir ante un püblico a atihlar como lobos. El apegO al hogar y a los quehaceres que hay en él deben ser para
la mujer los dos polos de su existencia, la que sale de ellos viye en ci desorden y se coloca en ridIculo.'4
El ltzrgo camino hacia la libertad
En 1813 se dispuso la Libertad de Vientres, la cual indicaba
que los nacidos a partir de 1814 pasarIan a ser libertos. Esta condición legal era intermedia entre la de los libres y la de los esciavos ya que los libertos debIan servir a los amos de su madre hasta
los 16 ó 20 años, segün fuesen varones o rnujeres.'5 El amo estaba
a cargo del "patronato del Uberto". Este "patronato" podia ser
vendido y revendido por ci tiempo que le restara al liberto para
obtener la libertad. Esta reglamentación perrnitió una verdadera
esclavitud\ encubierta, ya que generalmente se producIan ocultaciones o se encontraban resquicios legales para prolongar la servidumbre de los libertos. Este sistema también fue reglamentado
para los esciavos rescatados, para que trabajaran en ci ejército, o
14
15
A.G.N. Id. antesior y Oscar Chamosa. Asociaci ones afrüanas de Buenos Aires. Tesis de Licenciatura en Historia. Universidad Nacionàl de Luján. 1995.
Sobre La legislación desde la independencia, veáse Castellacio Sáenz Cavia, Rafael M. La abohcion de la esciavitud en las Provincias Unidas del Rio de la
Plata (1810-1860)". En: Revista de Historia delDerecho. Buenos Aires (Tomo ix).
1981.
277
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
para los ingresados por las operaciones de corso realizadas durante la guerra con el Brasil (182 6/ 27) .16 En ambOs casos eran
considerados "libertos", y debIan servir en el ejército o para sus
patronos por el término de cinco años. Este perIodo siempre se
prolongaba por más tiempo con diversas tácticas.
En 1860, entró en vigencia la abolición de la esciavitud para
Ia provincia de Buenos Aires, que ya, con la Constitución de
1853, se habIa decretado para ci resto del pals.
Ayuda mutua: cofradlas y asociaciones
En Buenos Aires se reconocen tres tipos básicos de agrupaciones comunitarias de africanos: las cofradlas, las naciones y las
sociedades. Su existencia y funcionamiento están relativamente
bien documentados, desde las tiltimas décadas del siglo XVIII hasta fines del XIX, con alguna esporádica mención posterior. Su historia es la de una progresiva büsqueda de autonomia, raras veces
alcanzada, salvo hacia ci final del perlodo.
Las cofradlas africanas tuvieron su apogeo en la época colonial y respondlan a un doble propósito: por parte de los africanos, reunirse con los de su misma condición; por parte de la sociedad colonial hispana, mantener bajo control -mediante la acción de la Iglesia Catóiica-, toda manifestación que pudiera p0ncr en peligro ci orden establecido. Se organizaban en las iglesias
y en los conventos, a semejanza del tIpico modelo de hermandad
lega religiosa de los blancos, pero en forma separada de estos y
con neta mayorla de esciavos. Sc sostenlan con las contribuciones
de sus asociados -tanto fruto de su trabajo como de las recaudaciones de los bailes püblicos-, lo que les permitla soiventar gastos
de misas, funerales y ayuda a los enfermos. Los cofrades se reunlan una o dos veces por semana, ocasión en la que reciblan también nociones de doctrina cristiana. Cada cofradla tenla como
autoridades a un capeilán de la parroquia y a un "hermano mayor" negro, eiegido por los mismos cofrades. Este ültimo cargo
16
Liliana Crespi. "Negros apresados en operaciönes de corso durante la guerra
con el Brasil (1825 1828)" En Temas de Asza y Africa N2 2 de la Seccion Asia y
Africa del Instituto de Filosofla, Facultad de Filosofia y Letras de laUniversidad de Buenos Aires. 1994.
278
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
era prácticamente nominal, ya que todas las decisiones importantes eran tomadas por el capellán, es decir, el sacerdote blanco.
Se han recogido numerosos testimonios acerca de las quejas
de los cofrades africanos, cuyas peticiones sobre la ceiebración de
misas y funerales no eran, al parecer, "correctamente atendidas".
La cofradIa negr4 no poseIa ci control de sus propios fondos y no
podia gastar ese dinero sin la debida autorización del capellán.
Aün más: "en las reuniones, los miembros no podIan hablar sin
antes pedir permiso al sacerdote". Creemos, no obstante, dada la
numerosa documentación que registra crIticas de los miembros
de San Baitasar hacia su capeiián, que por una u otra vIa, los cofrades africanos lograban hacerse oIr.'7
Hacia fines dcl siglo XVIII, las cofradIas coexistieron con una
nueva forma de asociación: las naciones. La reiación entre ambas
no se ha aclarado aün, pero la consolidación de las naciones se
dio en un perIodo en que las autoridades gubernamentales asumIcron el control de muchas funciones que hasta entonces habIan cstado en manos de la Iglcsia Católica. Fue la policIa la que
reempiazó a la Iglesia en ci control de las "naciones", en las cuales se agrupaban los africanos segün sus "naciones" o higares de
origen. Esto se evidencia —salvo unos pocos casos— en los nombres de las "naciones":
Abaya
Amuera
Asante (Sainte, Ashanti)
Auza Bagungane
Banguela
Barno o Bornó
Basundi
Bayombé
Brasilera
Brasilera Bahiana
Cabunda (Cambunda)
Calumbo
Carabari
17
Miguel Angel Rosal. "Algunas consideraciones sobre las creencias religiosas de
los africanos porteños, (17504820)". En: Investigacionesy Ensayos. N2 31. Academia Nacional de Historia,julio-diciembre 1981. pp. 369-383.
279
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Caravalid
Casanche
Congo
Congo Augunga
Erico Briola
Fraternal
Gangela
Loangos
Humbarna
Huombe
Loango
Lucango
Lubolos
Lumbana
Luumbi
Macuaca (Majuaga)
Main
Macinga
Maravi (o Marave, Malavé, Malawi)
Mina Maji (o Maje)
Mina Nago Mondongo
Mongolo
Monyola
Muñambani (Muñembáo Muñambaru)
Morenos Cnollos Nuestra Señora de Luján
Morenos Brasilejros
Moros
Mozambique
Muchague
Mucherenge
Mucoba
Mucumbi
Mue Vesunele
Muñanda
Muncholo
Musundi
Protectora Brasilera
Quipara
Hermandad del ROsario
Sociedad Sabalu
00
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Hermandad San Baltasar
San Benito
San Gaspar
San Pedro
Tacua
Umbala
Umbonia
Villamoani
Yida
Zeda
Zong&8
El propósito de las "naciones" era ayudar abs esciavos de Ia
misma etnia a comprar su propia libertad y a organizar fiestas,
bailes y procesiones, a las que, en su etapa de apogeo, solIa asistir
el gobernador de Buenos Aires con su familia.'9
Aportes culturales:. Ia müsica
y Ia danza de los afroargentinos
Las distintas agrupaciones comunitarias están Intimamente
conectadas con la celebración de diversiones y bailes. Los autores
que han tratado este tema no han vacilado en adjudicar un lugar
de primera magnitud a Ia rica expresión musical y coreográfica
afroargentina, manifetada ininterrumpidamente a lo largo de diversos perIodos. Podemos considerar, pues, que el ámbito de Ia
müsica y de Ia danza constituyen Ia manifestación artIstica afroar18
19
Nota sobre naciones:
Amuera Escmdida de Ia sociedad Muchagua.
Bayombé: Separada de Ia nación Congo Augunga.
Gangela: El nombre completo era Gangela Luymbi, pero en Ia lista citada aparece comd dóssociedades distintas. Es posible que se hayan separado.
Huombe: Se escindió de Ia Lubolo.
De Ia nación Mina se desprendieron las Mina Maji y Ia Mina Nago.
Muchague De una division de Ia nacion Mozambique
Quipara: Desprendimiento de Quiasma.
A.G.N. Sala x-31-1 1-5 y Oscar Chamosa. Asociaci ones africanas de Buenos Aires. Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad Nacional de Luján. 1995.
Marta Goldberg. "Los negros de Buenos Aires". En: Martinez Montiel, Luz
Maria (coordinadora). Presencia africana en Sudamérica. Mexico: Consejo Nacional para Ia Cultura y las Ares. 1995. Archivo General de Ia Nación (Argentina). Salax-31-11-5 Policia- Sociedades Mricanas.
281
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
gentina más propia y genuina, dado que otras ramas, como la literatura o la plástica, han sido casi siempre creadas por los blancos.
Con respecto al baile, sus mornentos de mayor esplendor se
dieron hacia fines del siglo XVIII y a mediados del XIX. Las primeras referencias que se conocen aparecen ya desde la segunda mitad del siglo xwn y versan principalmente sobre el baiIe denominado candombM. También se refiere a las sucesivas autorizaciones y
prohibiciones de las autoridades locales para su practica.
Las autoridades del Cabildo de Buenos Aires manifestaron
una oposicion encarnizada contra los candomblés. En sus informes al virrey sostenIan que esos bailes eran lascivos y lujuriosos, y
que los esciavos descuidaban sus responsabilidades por asistir a
ellos. También expresaban temores frente al peligro de estallidos
de violencia, pues ya se habIan registrado choques con las autoridades. Otra inquietud frecuentemente reiterada por los cabildantes giraba en tomb a la procedencia de los fondos que los africanos recaudaban para la realización de sus festividades. SostenIan
que el dinero solo podia provenir del robo a los amos. La administración virreinal prohibió las reuniones de africanos realizadas
sin Ia debida supervision oficial, tal como sucedió en 1.766, 1770 y
1790. También, a veces, respondió afirmativamente a peticiones
especiales. En 1795, dio permiso a los africanos de la nación Con
go para que realizaran bailes los domingos y feriados y, en 1799,
otorgo un permiso analogo a los de Cambunda. La interdicción
más absoluta por parte del virrey giraba en tomb a la eventual coronación de alguin participante, temiendo que esto pudiera menoscabar su propia autoridad. Tal fue el caso de Pedro Duarte, esclavo relacionado con la nación Congo, quien al parecer habIa sido coronado como rey en el transcurso de un candomblé, en
1787, y fue forzado a renunciar.
Es indudable que esas danzas conservaron, durante los primeros tiempos, fuertes vInculos con el ritual de origen de las distintas celebraciones religiosas africanas. Probablemente al principio su practica era secreta y estaba reservada solo a los iniciados,
pero, a partir del siglo XVIII, los afroargentinos comenzaron a
romper el hermetismo de sus bailes y los fueron incorporando a
las celebraciones de la Iglesia Católica. Es probable que tal situación se debiera a que la primera etapa del candomblé coincidió
con la primigenia organización comunitaria de los africanos en
"cofradIas", bajo la influencia indiscutida de la Iglesia. La partici282
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
pación en ceremonias católicas está relativamente bien documentada, desde las ültimas décadas del siglo XVIII hasta fines del XIX,
con alguna esporádica mención posterior. Las imágenes sagradas
rodeadas por "jardines" de fibres artificiales eran ilevadas en procesión por las calles, a! son y al paso del candomblé, en determinados dIas o épocas del año, principalmente en el perIodo litürgico eclesiástico de la Navidad y la EpifanIa, y también en carnavales, Pascua y San Juan, en medio de una multitud de africanos
que practicaban sus bailes en pñblico y a la vista de los blancos.
En una segunda etapa, a partir de la segunda década del siglo XIX, el lugar obligado de los candomblés eran las casas y los
sitios de las "naciones" africanas, ubicadas en barrios periféricos
denominados popularmente del Tambor y del Mondongo. Abundan las disposiciones municipales que demarcaban sus lImites,
debido a que los vecinos se quejaban frecuentemente de las molestias causadas por el repique constante del tambor.
El estudio del candombl62° permite apreciar distintas etapas en
su evolución, ya que con el mismo nombre, se designan la müsica,
el baile y también la fiesta misma. Esta ültima podia celebrarse a
puertas cerradas, en la vIa püblica y en velatorios; era de carácter
sacro o profano, y podia variar seguin fuese la "nación" de sus participantes. Abundan los testimonios sobre la coreografia de los candomblés. Un momento principal era la entronización de la estatuiha de San Benito, de San Bãltasar o de alguna otra imagen religiosa, a la que seguIa el "cortejo" con la entrada del "rey" y de la "reina". Después venIa "la cable y ombligada", es decir, el momento en
que los bailarines se ordenaban en dos filas enfrentadas; cada lado
encabezado tanto por el "escobero" o "escobillero" como por el
"viejo" y la "abuela negra". HabIa momentos de "ataque" y de "conquista", en los que los bailarines avanzaban y retrocedIan en fugaz
contactO de vientres. Se sucedIan rondas en marcha y contramarcha, dejando espacio para que, tanto el escobillero como ci brujo o
gramillero (experto en yuyos), se lucieran como solistas. Por ültimo, y siempre al son de sus instrumentos y acompanándose con ci
canto de coplas y estribillos, ilegaba ci momento de la "baraünda"
o "entrevero", en la que el baile estructurado y colectivo se disolvIa
en la libre y agitada inspiración de cada bailarIn. Esta era la parte
20
Hugo Rafler. "Los porteflos". En: Vicus. Cuadernos, ArqueologIa. AntropologIa cultural, Etnologla. 1:87-1501-John BenjamIn B.V. Amsterdam. 1977.
283
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más definidamente orgiástica del candomblé, al decir, de los numerosos testimonios registrados Durante las primeras decadas del
siglo XIX se intensificaron las prohibiciones, hasta liegar a la interdicci6n total de la realización de bailes püblicos, en 1825. Pero con
posterioridad, en la época del gobernador Rosas (1829-1832 y
1834-1852) y bajo su directa proteccion, ci candomblé resucitó y vivió su perlodo de mayor apogeo. Como muestra de los testimonios
contrarios a esta expresión afroargentina, hemos seleccionado un
texto de mediados del siglo XVIII, que dice:
Las diversiones de los negros bozales son las más bárbaras y
groseras que se puedan imaginar: su canto es un aüllo. De
ver solo los instrumentos de su mñsica se inferirá lo desagradable de su sonido. La quijada de un asno con su dentadura
floja, con las cuerdas de su principal instrumento que rascan
con un hueso de carnero, asta u otro palo duro [ ... ], hacen
unos altos y tiples tan fastidiosos y desagradables que provocan a tapar los oIdos o a correr a los burros, que son los animales más estóiidos y menos espantadizos. En lugar del agFadable tamborcillo de los indios, usan los africanos un tronco
hueco y a los dos extremos le ciflen un pellejo tosco golpeando ci cuero con sus puntas, sin orden, sOlo con el fin de
hacer ruido. Sus danzas se reducen a menear la barriga y las
caderas con mucha deshonestidad, a las que acompafian con
gestos ridIculos y que traen a la imaginación la fiesta que hacen al diablo los brujos en sus sábados, y finalmente solo se
parecen las diversiones de los negros a las de los indios, en
que todos bnncan y finalizan en borracheras.2 '
Los relatos sobre los candomblés de la época de Rosas (aproximadamente de 1830 a 1852) salieron especialmente de la pluma de sus acérrimos enemigos: los unitarios. Estos no solo fueron
feroces detractores del regimen, sino que siempre remarcaron
sus aspectos "bárbaros" o "salvajes" y, en particular, de sus diversiones. Un testimonio brindado por un contemporaneo, el historiador Vicente Fidel Lopez, dice:
21
Coicolorcorvo. El lazarillo de ci egos caminantes desde Buenos Aires hasta Lirna,
1773. Buenos Aires: Bibijoteca de Ia junta de Histona y Numismática Americana. Volumen iv. 1942.
284
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
"Los domingOs y dIas de fiesta ejecutaban su baile salvaje
hombres y mujeres, la ronda, cantando sus refranes en sus
propias lenguas, al compás de tamboriles y bombos grotescos. La salvaje algazara que se levantaba, la oIamos (hablo como testigo) cOmo un rumor siniestro ominoso desde las Calies del Centro, semejante al de una amenazante invasion de
tribus africanas, negras y desnudas."
Desde que subió al gobierno Rosas, se hizo asistente asiduo a
los Tambos
"Cada domingo se presentaba en ellos con las insignias del
mando y con los relumbrones de su uniforme de brigadier
general, con su señora, con su hija y con los adulones y paniaguados de su casa".22
Es innegable que Rosas Iogro garlarse el apoyo de muchos
afroargentinos para la causa federal, y que también especuló con
ci temor que la "bullente morenada" despertaba entre sus opositores. También es cierto que, en ültima instancia, la población negra
de Buenos Aires no llego a obtener el ascenso social que esperaba
y que legitimamente hubiera podido corresponderle Solo recibir
lo que el poder podIa otorgarle graciosamente, deseoso o tal vez
necesitado de cortesana pleitesIa.23 Abundan los testimonios sobre
la denominada "intervención de las turbas africanas en los festejos
rosistas". Se destaca asimismo, que el clima del gobierno federal
no hubjera sido el mismo sin "esa subversion social de los morenos", y que "el orgullo de Ser federal y fiel al tirano rubio de ojos
claros hervIa a borbollones en la morenada". Vicente Fidel Lopez
alude a la que llama "la famosa saturnal del 25 de mayo de 1836",
en que "Rosas convocó a todos sus tambos, sin quedar uno, y les
entregó la plaza de la Victoria para que celebraran allI sus cánticos salvajes, con tamboriles, platillos y griterIa11 .24
Con posterioridad a las décadas de 1850 y 1860, varios autores señalan la extinción de esos bailes, por lo menos en su forma
püblica. Dice George Reid Andrews que, a partir de ese perIodo,
22
Vicente Fidel Lopez. Historia de la Republica Argentina. Buenos Aires: Editorial
Sopena. 1949.
23 John Lynch.Juan Manuel de Rosas. Buenos Aires: Emecé. 1984.
24 Veásenota21.
285
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losjóvenes afroargentinos trataban de integrarse en la sociedad
porteña adoptando los valses, las polcas y las mazurcas, bailes p0pulares ernie los blancos, y abandonaban las danzas tan estrechamente relacionadas con su ascendencia africana".25
Hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX, en los suburbios o zonas más apartadas de la ciudad, nacieron las academias
de baile. Sus clientes habituales era de clase baja, tanto blancos
pobres como negros. En ese submundo de "orilleros y compadritos" nació la milonga y luego el tango. Es interesante señalar que
la milonga se caracterizó como una burda, pero asimismo exitosa
imitación, por los "compadritos" blancos, de los bailes de los negros. La milonga ha sido definida como un verdadero tango lento. A la vez, segün acota Andrews, "los pasos del tango forman
una memoria kinética del candomblé, una danza que ha muerto,
pero que al morir dio a luz al baile que identifica a Buenos Aires,
una danza exportada a todo el mundo".26
Segün RodrIguez Molas, la palabra "tambo" designa los bailes de
los negros realizados entre personas de ambos sexos en lugares escondidos, y también esos lugares donde se ilevaban a cabo, con lo
que se diferenciaban de los otros bailes que se realizaban al aire iibre. Un testimonio de 1791 se reflere a: "una porción de negros y negras encerrados y usando del tambo...". Segün otra acepciôn que el
autor toma del Diccionario de Americanismos de Malaret, en el lunfardo
porteno se relaciona el tambo con el lupanar. RodrIguz Molas27 considera que el baile de esos tambos era ya el tango porteno, y plantea
la siguiente evolución del término: de "tambor" se paso a "tambó" y
luego a "tambo", para desembocar, por ültimo, en "tango".
No vamos a adentrarnos aqul en las cuestiones filologicas o
etimológicas relacionadas con la palabra tango, pues, en resumidas cuentas, como bien señala Matamoro, "segün se elija una u
otra explicación, se elegirá también por la filiación negra o criolla del tango". Este autor también sostiene la tesis de la hibridez,
es decir, la confluencia, en el tango, de diversos aportes, tanto europeos como de la cultura africana.28
GeOrge Reid Andrews. Los afroargentinos de Buenos Aires. Buenos Aires: Editoriál de la for. 1990.
26 George Reid Andrews. Op. Cit.
27 Ricardo RodrIguez Molas. "La müsica y la danza de los negros en Buenos Aires en los siglos xviii y xix". En: Historki. Buenos Aires. 1957.
28 Bias Matamoro. "OrIgenes musicales". En: Historia del tango. Tomo I: Sus
25
ME
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Vemos, pues, cómo, a medida que la sociedad portena dejaba
atrás su ruralismo y sus tradicionales formas de vida para ingresar
en la órbita del mercado mundial, los resortes de la vida urbana
fueron quedando en manos de elites esnobistas, de marcado carácter europeizante.
TodavIa hacia fines del siglo XIX prohferaban los maestros de
müsica afroargentinos, pero, a medida que la ciudad crecIa y se sofisticaba, se reducIan las oportunidades para los artistas negros, salvo honrosas excepciones individuales. Los talentosos mñsicos afroporteños dejarOn de impartir leccjones de piano a niñas bien y se
alejaron de los salones acomodados, para situarse topográficamente en nuevos y más humildes escenanos. Desde principios de siglo,
la presencia negra Cs indiscutible en los salones orilleros y también
en los burdeles. En los denominados "cuartos de las chinas", que
albergaban a las prostitutas de origen cnollo, habia pupilas y bailarines negros que bailaban ci tango para entrétener a la clientela.
Al abrirse las nuevas casas de baile, abundaban los negros entre los
pianistas. En esa época surgieron figuras como Roque Rivero, Remigio Navarro y, ci itiás famosô de todos, Rosendo Mendizábal, autor del primer tango, "El Entrerriano", y de otros como "Reina de
Saba", "Don José MarIa" y "Pronto Regreso". El más notorio de los
establecimientos de la primera época del tango fue el Teatro AlegrIa, célebre por sus bailes de carnaval. Las crónicas policiales de la
época registraron muchos episodios de violencia en estos "penngundines", como se les llamaba popularmente. Los archivos poli
ciales registran casos que muestran nvaiidades entre elios.29
También los documentos de los siglos XVIII y XIX del interior
del pais citan a numerosos müsicos de origen africano En Salta
(al forte del pals) se habla de uno que era müsico y profesor de
danzas francesas; en Mendoza (al oeste cerca de Chile) se menciona a un mulato, esclavo del Convento de Santo Domingo: musico de clave, toca violin y clarinete, litiga con los sacerdotes porque no quieren otorgarle la libertad aduciendo que no hay en la
provincia quien pueda reemplazanlo en los oficios religiosos.30
29
30
orIgenes. "El tango y los lugares y casas de bãile". Tomo II. Primera época.
Buenos Aires: Editorial Corregidor. 1976,
Archivo General de la Nación. (Argentina) Archjvo de PolicIa. Sala X. Tomo I
y I!, passim.
Silvia C. Mallo. La libertad en el discurso del estado, de amos y esclavos. .1780-1830.
IPGH. 1992.
287
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Conclusiones
El cruce de distintas fuentes demográficas, judiciales y literarias
ha permitido mostrar con más claridad la vida de los babitantes
afrorrioplatenses, quienes fueron los primeros desaparecidos de la
Argentina. El análisis demografico muestra el nivel de vida de ese
grupo: mientras era esciavo se le cuidaba, posiblemente porque su
muerte implicaba, para el amo, la pérdida del capital y de la renta
que le producIa; at ser libre, en cambio, su subsistencia dependIa de
si mismo, y morla másjoven y era mãs afectado por las epidemias.
Como sostiene Silvia Mallo,3' si bien no todos las esciavos podIan recurrir a unajusticia cara y discriminatoria y los que to haclan constituIan una minima porción de la población negra, esclava o libre, los expedientesjudiciales permiten conocer sus intereses y movimientos cotidianos. Durante los primeros gobiernos
patrios aumentaron las solicitudes de libertad, convertidas más de
una vez solo en promesas y en estrategias de retención.
Todas las fuentes muestran el prejuicio racial que existIa en
esa sociedad, la cual consideraba, segün los cánones de los blancos de la época, que absolutamente todo to africano era brutal,
bárbaro y salvaje. Una de las derivaciones de ese criterio era la
idea de la hipersexualidad de los negros, la cual se materializaba
en supuestas "indecencias" y "desvergüenzas" que afectaban todas
sus expresiones sacras y profanas y los condenaban de antemano.
El intento de "integrarse" a los modelos blancos llevó a muchos afroargentinos a aceptar el discurso que consideraba que la
cultura que habIan traido de Mrica era barbara y salvaje, que su
religion era "pura supersticion", y que para ser "civilizados" deblan olvidar todo su pasado y "blanquearse" fisica y culturalmente. Todo to expuesto permite, quizás, comprender por qué ellos
han desaparecido del imaginario histórico-social, asl como tener
una imagen más real de los afrorrioplatenses y del conjunto de
esa sociedad, y con tribuir a dar voz a los grupos que en su época
no la tuvieron y a rescatarlos del olvido at que tan injustamente
se los ha sometido, un olvido que está Ileno de recuerdos.
31 Idem.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
LA FALACIA DE LA LIBERTAD:
LA EXPERIENCIA AFRO-YUCATECA
EN LA EDAD DE LA ESCLAVITUD
Matthew Restall
UNWSIDAD DEL ESTADO DE PENNSYLVANIA,
ESTADOS UNID0s
En este trabajo se presentan algunos datos, ideas y conclusiones preliminares de un libro que está en proceso, sobre las personas de ascendencia africana en la Yucatan colonial, desde esciavos nacidos en Africa hasta mulatos libres. El libro se titula La
Gente del Medio: La Yucatan Negra, 1540-1840. Su tesis es que los
negros fueron atrapados social y económicamente entre los cobnialistas españoles y los mayas nativos de la region. Nunca fueron
enteramente aceptados ni se les otorgó autonomIa por parte de
los españoles ni de los mayas, por Jo que tenazmente fueron
abriendo su propio espacio social en la Colonia, solamente para
ser gradualmente absorbidos por la creciente población de raza
mixtade la provincia. Las "personas del medio" que menciona el
tItulo son, por tanto, africanos sobrevivientes del "Middle Pasaje"
que fueron destinados como esciavos a Yucatan, negros colocados
en el punto central de la sociedad de esa .provincia española-maya, y en el centro de la dinámica multiracial al final de la Colonia.
A diferencia de los españoles y mayas, que guardaban volümenes de registros notariales en sus propias lenguas,' a los negros
de Yucatan pocas veces se les dio una voz en el papel. Sin embargo, mediarite la recolección de una amplia variedad de materiales
Manuela Cristina Garcia Bernal. La sociedad de Yucatan, i 700-1750. Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-Americanos. 1972; Yucatan: poblaciön y encomienda
bajo los Austrias. Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-Americanos. 1978; Marta
Espejo-Ponce Hunt. Colohial Yucatan: Town and Region in the Seventeenth Century.
Tesis doctoral. University of California. Los Angeles. 1974; Philip C.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
notariales de los archivos de Sevilla, de Ciudad de Mexico y de
Yucatan, se pueden juntar piezas del rompecabezas.
Este tema ha recibido escasa atención por parte de los historiadores, dadoque existen pocos estudios y artIculos sobre la experiencia negra en la provincia publicados en 'icatán por académicos
locales.2 Además, los estudios sobre Yucatan escritos en inglés mencionan tangencialmente a los negros.2 La insuficiencia de estudios
sobre estos en la America Hispana, en comparación con los realizados sobre españoles e indIgenas, justifica en sí este esfuerzo, aparte
de las razones demográflcas a las que me referiré en un momento.
Este trabajo se divide en tres sécciones: la primera es un breve bosquejo demográfico; la segunda sugiere cinco factores que
promovieron la formación de comunidades de negros en la Yucatan colonial; y la tercera utiliza la estructura de esos cinco factores para evaluar la distinción entre esciavos y gente libre, negro y
mulato, con las resultantes implicaciones para la naturaleza de la
comunidad negra en la Colonia.
Demografla
Los primeros africanos en liegar a Yucatan fueron ilevados como esciavos por los conquistadores, incluso algunos, como Sebastián Toral, se convirtieron en conquistadores. Toral llego a Yucatan como esclavo en las postrimerIas de la década de 1530 y peleó
con los españoles en contra de los mayas; una década más tarde
era un hombre libre, casado y con hijos, y se estableció en la recién fundada provincia española de Mérida, aunque fue necesario
2
3
Thompson. Tekanto in the Eighteenth Centuiy. Tesis doctoral. Tulane University.
1978; Nancy M. Farriss. Maya Society Under Colonial Rule: The Collective Enterprise
of Survival. Princeton: Princeton University Press, 1984; Robert W. Patch. Maya
and Spaniard in Yucatan 1648 1812 Stanford Stanford University Press 1993
Matthew Restall. The Maya World: Yucatec Culture and Society, 1550-1850. Stanford: Stanford University Press. 1997; Maya con quistador Boston: Beacon Press,
1998.
Rodolfo Ruiz Menendez. La eMiancipación de los esclavOs de Yucatan. Ménda: Universidad de Yucatan 1970 Genny Negroe Sierra "Procedencia y situacion social de la poblacion negra de icatan" En Boletzn de la Escuela de Czenczas Antropologicas de la Unzverszdad de Yucatan Nos 106-107 (1991) pp 3 20 Francisco
Fernández Repetto y Genny Negroe Sierra. Una poblacion perdida en la memoria:
los negivs deYucatán. .Merida: Universidad Autónoma de Yucatan. 1995.
GarcIa Bernal. Op. Cit.; Hunt. Op. Cit.; Thompson. Op. Cit. Farriss, Op. Cit.;
Patch. Op. Cit. y Restall. 1998. Op. Cit.
290
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
que pasara otra década antes de que ganara la exención personal
del tributo por decreto real 4
Durante cerca de tres siglos, africanos esclavizados entraron a
Yucatan, principalmente por el puerto de Campeche. Liegaron
por Veracruz, La Habana ô Santo Domingo, desde las regiones
de Africa que los españoles usualmente liamaban "Congo" o
"Guinea" (ver Cuadro 1). Algunos liegaron de Belice vIa Bacalar,
luego de ser comprados y robados o después de haber huIdo de
sus amos ingleses en Belice o Jamaica. (Ver Cuadro 2).
CUADRO 1
EJEMPLOS DE VALORES EN PESOS
DE ESCLAVOS AFIUCANOS, YUCATAN, 16894818
Sexo/cat.
racial
negro
negra
negra
mulata
negro
negra
parda
parda.
negro
negro
negro
negra
negro
negro
negro
negro
negro
mulato
mulato
negra
negro
negro
negra
mulato
a
b
c
Edad
Salud
viejo
viejo
muy viejo
3
25
50
53
20
adulto
adulto
25
40
20
20
15
9
30
32
12
8-13
8-13
18-20
adulto
adulto
ciego
pobre
pobre
Lugar de
nacimiento
Yucatan
"Africa"
Yucatan?
Yucatan
Yücatán
udefecmoso'b
buenO
"robusto"
medio renco
"saludable"
bueno
Jamaica
Sto. Domingo
"Guinea"
"Guinea"
Jamaica
"Africa"
Jamaica
Jamaica
Yucatan
"Guinea"
"Guinea"
"Guinea"
Yucatan
Valor en
pesos
Ano de
valoración
0
100
100
100
150
150
150
150
150
150
180
200
200
200
200
200
215
250
300
325
325
325
356
400
1760
1760'
1760'
1818
1689
1689
c.1715
c.1715
1760
1760
1801
c.1715
1801
1801
1801
1818
1801
1801
1.732
1805
1805
1805
1818
1678c
Al año siguiente estas mujeres Se enfermaron y fueron reevaluadas con valor de ce
ro pesos.
"Defectuoso de un dedo de la maño izquierda y otro del pie derecho", lo cual parcialmente se compensaba con la habilidad del hombre como Carpintero de Rivera.
Este precio, alto en comparacion con otros de la misma época refleja el hecho de
que el esciavo en cuestion Ilego a tener una gran habilidad para dirigir la estancia
Huayalceh.
Fuentes: Hunt 1974 94-95 (para 1678, 1689, y 1732 ingresos); Negroe Sierra 1991:
18 (c.1715);AGI-México 3050 (1760); AGN-Marina 156,5: fs.188v-89 (1801); AGN-Alcabalas427, 10: €186 (1805); CCA-cajaX, 1818, 009 (1818).
291
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 2
PATRONES DE MOVILIDAD DE ALGUNOS NEGROS QUIENES FUERON
EN EL PASADO RESIDENTES EN EL ANTIGUO YUCATAN COLONIAL
Nombre, categorIa
racial, estatus
Lugares de residencia en
secuencia cronolégica
Periodo de tiempo
de movilidada
Manuel Bolio, negro
esclavo, liberto
"Congo", Mérida, Bacalar,
Havana, Cartagena
1757-78
Juan Josef Sanchez,
negro libre
Jamaica, Havana, Isla Sancti
Espiritu.,Belice, Bacalar,
Merida, Isla Sancti Espiritu
c.1780-1 802
Julian Rechet,
negro esclavo
Jamaica, Belice, Bacalar
c.1790-1802
Christopher Hill (c. c.
Jamaica, Belice, Mérida,
Critóbai Gil, c. c.
Belice, Bacalar, Mérida,
Kingston), negro esclavo Havana
1790s-1 802
Richard Dobson (c. c.
Ricardo Dopson),
negro esclavo
Jamaica, Belice, Bacalar,
Mérida, Havana
c. 1800-02
Juan MartIn,
moreno libre
Santo Domingo, Veracruz,
Campeche
1829-32
a
Los añOs iniciales son las primerasfechas en que los individuos son registrados como viviendo en el primer lugar que aparece en la lista y los años finales son las 61timas fechas en que ellos son régistrados como viviendo en el tiltimo lugar que
aparece en la Iita; ellos por lo tanto, pudieron haberse movilizado antes y despues
de esos perIodos de tiempo. Algunas de las migraciones registradas aquI fueron
voluntarias, otras forzadas por comerciantes esciavistas o autoridades coloniales.
Fuentes: AGN-Inquisici6n.1131, 2, fs. 80-110; AGN-Marina 156, 5: fs. 171-211; AGNBienes Nacionales 28, 65.
La Corona española no importó esciavos directamente a Yucatán; el papel dominante en este çomercio fue desempeñado
por empresarios privados, mayormente españoles, pero tämbién
portugueses e ingleses. La función de la Corona era simp1emente
la de otorgar licencias (asientos).5 Ejemplos de comerciantes de
esciavos con licencia fueron: en el siglo XVI, don Francisco de
Archivo General de las Indias, Sevilla (AG)-México 1999, 2: f. 180; Richard Konetzke. Colección de documentospara la historia de Iaforrnacion social de Hispanoamérica, 1493-1810. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones. Vol. I. 1953.
pp. 511-512.
Para Mexico vease Cohn A. Palmer. Slaves of the White God Blacks in Mexico
1570-1 650. Cambridge: Harvard University Press. 1976. pp. 7-13; Gonzalo
Aguirre Beltrán. La poblacion negra de Méxicô: estudio etnohistórico. Mexico: Fondo de Cultura Económica. 1989. lera. ed. 1946.
292
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Montejo, conquistador de Yucatan, quien compró una l.icencia
para llev4r hasta cien esclavos (uno de los cuales era Sebastian
Toral);6 a partir del siglo XVII, Peter Williams, conocido por los
españoles como don Pedro de los Guilermos, quien subastaba esclavos en M6rida;7 y en ci siglo XVIII, don Juan de Sosa, quien tenIa un permiso para asaltar los ranchos de los ingleses sobre el
rIo Belice y robar esclavos con el fin de venderlos en M6rida.8
Como en muchas otras regiones de la America española,9 la
población indIgena llenó casi todas las demandas de mano de
obra de la Colonia, pero desde el inicio los esclavos africanos formaron una fuerzalaboral permanente, que estaba más directa y
cercanamente atada a los colonialistas. Al poco tiempo, los negros
participaban en todas las areas de la construcción de la Colonia,
como auxiliares de los españoles y, a menudo, como supervisores
de los obreros mayas. Con excepción de los obreros esclavos en
unas pocas plantaciones de azücar que fueron establecidas más
adelante en ci perIodo colonial, los esclavos negros en Yucatan, al
igual que los negros y mulatos libres en la provincia, no eran
miembros anónimos de una masa de fuerza laboral sino que eran
considerados como individuos y se tendIa a tratarlos de esa forma
Los esclavos africanos fueron llevados a '5icatán en un promedio de pocas docenas por año; ci rango iba probablemente desde
un puñado hasta cerca de ciento cincuenta (nuimero de esclavos
de "Guinea" que llego a Campeche, vIa Veracruz, en ci verano de
1599).10 Un cargamento tIpico era de unos catorce africanos; esa
6
7
8
9
10
Aguirre Beltrán. Op. Cit. pp. 19-20, 22.
Aguirre Beltrán. O. Cit., p. 79; Patch. Op. Cit. p. 95; Hunt. O. Cit. p. 134.
AGI-México 3050, fs. 138-39.
Cheryl English Martin. Rural Society in Colonial Morelos. Albuquerque: University of New Mexico Press. 1985. pp. 13-14, 38, 121-53; PatrickJ. Carroll. Blacks
in Colonial Veracruz Race Ethnicity, and Colonial Development Austin University
of Texas Press. 1991. p. p. 29-39, 61-65; Palmer. Op. Cit; Herman L. Bennett.
Lovers, Family and Friends: The Formation of Afro-Mexico, 1580-1810. Tesis doctoral. Duke University: 1993; Oakah L. Jones, Jr. Guatemala in the Spanish Colonial Period. Norman: University of Oklahoma Press. 1994. pp. 109-117;
Christopher H. Lutz. Santiago de Guatemala, 1541-1 773: City, Caste, and the Colonial Experience Norman University of Oklahoma Press 1994 pp 83-99 Robinson A. Herrera. 'Por que no sabemos fi rmar!: Black Slaves in Early Guatemala". En: The Americas 57:2 (Octubre 2000). pp. 247-268; Frederick P. Bowser.
The African Slave in Colonial Peru, 1524-1 650. Stanford: Stanford University
Press. 1974; James Lockhart. Spanish Peru, 1532-1560: A Social History. Madison: University of Wisconsin Press, 1994. (lera. ed. 1968). p. p. 193-224.
Aguirre Beltrán. Op. Cit. p. 40.
293
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
cantidad se encontraba a bordo del buque que entró a Campeche
en 1791."
En Yucatan los esciavos eran usualmente comprados individualmente o en parejas. Era raro que un español fuera poseedor
de más de cuatro esciavos africanos, como fue ci caso del capitán
Diego de Acevedo en la década de 1690.12
Aunque pudo haber tantos negros como españoles al principio del perIodo colonial, la población negra en Yucatan permaneció relativamente pequeña y por el siglo XIX habIa desaparecido casi del todo (ver Cuadro 3). La población de mulatos creció
sostenidamente en nümero durante la Colonia de unas pocas docenas que habIa a finales del siglo XVI, hasta liegar a 30 000, cifra
similar a la. de los españoles en el momento de la independencia.
CUADRO 3
ESTIMACIONES PARA LA POBLACION AFRICANA DE YUCATAN, 1570-1805
Año
Negros
1570
1574
1600
1605
1618
1646
1742
1779
1790
1791
1805
265
Pardos
Ambos
20
500
500
350
2000
497
274
1 490
2800
15 770
35712
17605
43 426
45 201
28 100
Fuente
Aguirre Beltrán
GarcIa Bernal
GarcIa Bernal
Cook y Borah
GarcIa Bernal
Aguirre Beltrán
AguirreBeltrán
Patch
Farriss
DHY/Rubio Mañé
Cook y Borah
Fuentes: Aguirre Bekrán 1989: 197-222; GarcIa Bernal 1978: 154-58; Cook y Borah 1974: 79,
95; Patch 1993:234; Farriss 1984: 65; DHY, 1:99; Rubio Mañé 1942,1: 250.
Gomunidades
Lo8 negros en Yucatan tenIan cinco bases potenciales para
formar comunidad: (a) cultura y religion de origen africano nativo; (b) identidad racial; (c) ocupación; (d) parentesco y vida familiar; y (e) localización. Brevernente, bosquejaré ci significado
11
12
Archivo General de Ia Nación, Mexico (AGN)-Marina 36, 5: fs. 167-212; tarnbién veáse AGN-Alcabalas 427, 10: fs. 183-88.
Hunt. Op. Cit. pp. 93-94.
294
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
de estas categorIas y su posible relevancia en Yucatan, para luego
retornar a ellos y explicar cómo la division entre los esciavizados
y los libres, entre negros y mulatos, era socavada tanto por las
percepciones y acciones de los españoies como por las actitudes
de los mismos negros.
Cultura africana. La transmisión y el mantenimiento de elementos y prácticas culturales traIdas de Africa se dificultaban por
el hecho de que los esciavos provenIan de numerosas y distintas
regiones, inscritas dentro de un cOntinente que era cultural y ungüIsticamente muy diverso. Por tanto, muchas prácticas y creencias de origen africano sobrevivieron y se desarroliaron en el
Nuevo Mundo mezciadas con tradiciones del Viejo Mundo adaptadas a la experiencia de los esciavos. No hay evidencia de que los
elementos de la cuitura africana hayan sobrevivido, en su totalidad o en forma "pura", de generación en generación (el islam
pudo haber sido una excepci6n,'3 pero no he encontrado todavIa
señaies de sobrvivencia islámica en 'Yücatán).
Raza. La cuestión de raza era tan compleja en el perlodo colonial como lo es hoy; las concepciones modernas de raza" no se
aplican fácihnente en este perIodo, pero la raza como una construcclón social histonca ciertamente existla desde ci pnncipio de la
época colonial. La promoción de raza como una identidad determinante, y la insistencia de que los negros formaban parte de una
comunidad racial ünica, vino no de los negros mismos, sino más
bien de los espanoles. Estos argumentaban que la sociedad colonial se estratificaba de acuerdo con la raza, con los negros en una
categorIa racial homogenea, inmutablemente inferior a la de los
españoles. Los mismos negros, sin embargo, parecen haber hecho
tres distinciones mterrelacionadas que debihtaron esa alegada homogeneidad. (i) Sin que fuera sorprendente, los negros percibIan
una vasta diferencia entre la esciavitud y la libertad, que efectvamente los dividIa en dos categorlas. (ii) Los negros nacidos en Africa a menudo se identificaban por su etnicidad y por su origen co13
14
Sylviane A. Diouf. Servants of Allah: African Muslims Enslaved in the Americas.
New York: New York University Press, 1998.
Vease boletin de la American Anthropological Association septiembre de
1998. p. 3.
295
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
munitario, que invariabiernente los españoles reducIan a "Congo",
"Guinea" o simplemente "Africa". Dc esta manera, la ascendencia
africana no era un punto focal de identidad cultural que automáticamente creara un vInculo o sentido de comunidad entre individuos negros y mulatos: piratas mulatos, como Diego Lucifer, tomaban rehenes tanto africanos como españoles; y mulatos libres con
estatus podIan ser propietarios de esciavos negros (comO era ci Caso de Eugenio de Acosta, un capitán de milicia que poseIa esciavos
y que a su vez habIa sido esciavo anteriormente) •th (iii) Como sugiere ci ejemplo de Acosta, los negros también percibIan una diferencia entre quienes habIan logrado movibilidad social y quienes
no, una actitud que daba valor a! éxito (Acosta subió de entre las
tropas milicianas de los pardos e hizo su fortuna en el ncgocio de
los arrieros) Esta era una manera de resistir ci racismo de los españoles. En realidad, hombres como Acosta podIan a veces "pasar"
de una categorla racial a otra (un tema al cual regresaremos).
AsI, ci grado en que la raza sirvió como base para crear una
identidad comunal entre los negros cs debatible; probablemente,
desdc su propia perspcctiva, otros factorcs frieron más importantcs.
Ocupación. Personas de cualquier ascendcncia sc involucraban en cmpresas en las que los negros participaban como socios,
jcfcs o trabajadorcs. Pcro los negros gcneraimcntc se conccntraban en —y frccuentcmcntc sc idcntificaban con— cicrtas ocupacioncs, cspccialmente en los servicios domésticos, las ventas de baratijas, ci mancjo de estancias, ci negocio de mulctcros, las mihcias
y, en Campeche, en las industrias rclacionadas con ci transporte
marItimo Las actividades en las que sc ocupaba a cantidades
grandes de participantes, como las unidades milicianas o las cuadrilias de muelleros, tcndIan a fomentar la creación de comunidadcs negras.'6
Familia. Los negros que creaban rciaciones socialcs a! trabajar en grupos, podIan fortaleçer esos vInculosforjando lazos
familiarcs. Las familias podIan basarse en matrimonios convencionaics, por mcdio de la Iglcsia o a través de uniones informales. Los hombres y mujeres negros y mulatos vivian en distritos
15
16
Hunt. Op. Cit. pp. 509-11.
AGN, varios; AGI, varios; Hunt. Op. Cit. pp. 32-33, 41, 45, 387, 410-15, 427.
296
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
predominantemente negros de Mérida y Campeche. Aparentemente se casaban, tenIan hijos y se casaban otravez, o cometian
bigamia con la misma regularidad que los españoles.'7
e. Localización. La locaiización se refiere al lugar en donde
experiencias de trabajo, empresa, matrimonio, relaciones familiares e identidad racial se combinaban para formar lazos comunitarios. HabIa tres tipos de comunidades: (i) parroquias negras, las
cuales eran barrios ubicados en villas españolas, cOmo Mérida,
Campeche y Bacalar (aparentemente, no ocurrió en Valladolid);
(ii) comunidades rurales separadas, de las cuales el ünico ejemplo encontrado hasta el momento es San Fernando de los Negros, colonia de veteranos de guerra haitianos establecida en la
década de 1790 por autori4ades españolas en las ruinas de la vieja ciudad maya de Ake, y que fue una comunidad próspera por lo
menos hasta en 1840,18 y (iii) cuasicomunidades de minorIas negras ubicadas en los pueblos rurales mayas, desde Kikil (50% africano en 1810) hasta agrupamientos de pueblos mayas cerca de
las bases militares de los pardos; estas comunidades tenIan del
10% a! 15% de negros en 1820,'9 concentrados en el noroccidente (Hunucma, Kopona, Maxcanu, Muna y Hocaba), en el oriente
(Chancenote y Tizimin) y en el sudoeste (Playa Seyba y otros
asentamientos costeros).
Lafalacia de la libertad
Como se ha mencionado, los negros que vivian en Yucatan
se aferraban a una fuerte convicción, muy comprensible, en
cuanto a la diferencia entre ser esciavos y ser libres. Esto se ex17
18
19
Archivo Histórico de la Diócesis de Campeche, Archivos de la parroquia; Archivo del Arzobispado de Yucatan, Mérida, Archivos de la parroqi a; AGN-Inquisición, varios;.AGN-BieneS nacionates, varios.
Susan Kepecs. The Political Economy of chikinchel, Yucatan, Mexico: A Diachronic
Analysis from the Prehispanic Era Through the Age of Spanish A4ministration. Tesis
doctoral. Universidad de Wisconsin-Madison. 1999. pp. 392393.
Archivo de la Mitra Emeritense, Mérida (AME), informe de censo; publicado
en Carol Steichen Dumond y Don E. Durnond, editores, Demography and Parish
Affairs in Yucatan, 1 797-1897: Documents from the Archivo de la Mitra Emeritense Selected byjoaquIn de Arrigunaga Peon. Eugene: University of Oregon Anthropological Papers N2 27. 1982.
297
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
presaba en tres maneras de conseguir la libertad: (i) a una minorIa de esciavos les fue otorgada su libertad mediante el testamento del amo; (ii) rnás comñnmente, los esciavos compraban su libertad (o conseguIan que se la comprara su cónyuge, algün pariente o por medio de un fondo cornunitarjo de libertad (el derecho de que fuera fijado el precio de la emancipación y el derecho a pagarla en abonos estaban garantizados por las leyes españoias);2° (iii) una estrategia alternativa, que parece haber tenido
poco éxito, era la fuga —a menos que hubiera muchos escapados,
de los cuales no existen datos—, la evidencia muestra que los fugados eran devueltos a sus amos entre dos y ocho semanas despues de su huida. Además, aim no hay evidencia de ningün asentamiento cimarrón en Yucatan (aunque es posible que San Fernando de los Negros, en Ake, hya servido de refugiO a los escapados). El hecho de que los esciavos negros continuaran huyendo a través de 'átcatán (generalmente desde Campeche hacia Bacalar o Mérida) y hacia Yucatan (desde Belice), a pesar de las
probabilidades de ser recapturados, atestigua la determinación
de esos hombres (todos los fugados que se registraron eran
hombres) por alcanzar su libertad.
La fuga, por tanto, era poco probable, y la emancipación era
alcanzada solo por una rninorIa. No obstante, como demuestran
los .datos demográficos, un nümero creciente de negros en la Yucatán colonial eran mulatos nacidos en libertad.Significa esto
que la comunidad negra se fue transformando gradualmente durante el perIodo colonial, en términos de condiciones de vida y
de trabajo y con respecto al estatus de los negros en la sociedad
yucateca? Pareciera que ese no fue ci caso, ya que las actitudes espaüolas y la naturaleza de la experiencia negro/mulata impedIan
tal transformación. PermItaseme reforzar este argumento con referencia a cinco factores que promovieron el sentido de comunidad entre los negros.
a. Gultura africana. Algunos elementos religiosos africanos se
mantenIan en formas cuasireligiosas, como parte de las culturas
folclóricas de los negros que evolucionaban continuamente; creencias y prácticas de saneamiento eran especialmente importantes en
20
Frank Tannebaum. Slave and Citizen: The Negro in the Americas. New York: Vintage. 1946. pp. 53-62; Hunt Op. Cit. p. 95.
298
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Yucatan y otros lugares. Los archivos de la Inquisición muestran
una preocupación de los españoles con respecto a los curanderos
negros, tanto hombres como mujeres, sobre todo en cuanto a lo
que veIan como una actividad mezclada con blasfemia, herejIa,
brujerla y —en los lugares donde se sospechaba colusión entre mayas y negros— idôlatrIa. Sin embargo, en una sere de casos registrados entre 1570-1730, fueron los mulatos libres, no los esciavos negros, los denunciados e investigados por blasfemia y brujerIa.21 Desde esta perspectiva, los mulatos eran las "personas del medio", atra
padas en una categorIa que era considerada por los españoles como amenazante y sospechosa.
b. Raza. Como se ha indicado, este es un tema espinoso, por
lo que me limitaré a proponer solo dos puntos.
(i) Los españoles valoraban y evaluaban a los negros de
acuerdo con su utilidad. Respecto de los esciavos, generalmente
su valor se expresaba en términos pecuniarios. Los esciavos eran
vistos como propiedad, y, por tanto, su pérdida representaba una
importante merma financiera.22 Los temas de moralidad o sentimentalismo ocupaban un lugar limitado en el discurso sobre esclavitud africana, no menos en Yucatan que en el resto del mundo español.23 Los valores en pesos, sin embargo, eran simplemente una manera conveniente de expresar los diferentes criterios de utilidad que se aplicaban en las evaluaciones de los esclavos —como edad, salud, sexo y grados de hispanización y de destrezas—. De ahI que, un esciavo viejo y ciego no tenIa valor alguno, mientras que uno adulto, completamente hispanizadO y con
destrezas reconocidas, valla hasta 400 pesos.24
21
22
23
24
AGN-Inquisición 39/125/626/627/629/1164-etal.
AGI-México 3050: fs. 94484; AGN-Inquisiciófl, 69, 5: f. 324; Matthew Restall.
Black Conquistadors Armed Africans in Early Spanish America En The
Americas 57:2. Octubre 2000. pp. 171-205.
Discurso sobre la constitución de las Provincias de Yucatan y Campeche [1766], Biblioteca Naciorial Mexico fs 25 26 Documentos para la Hzstorza de Yucatan Me
rida, 1936-38. Vol. III, p. p. 38-40; Tannebaum. Op. Cit pp. 45-64; Silvio Zavala,
Lafilosojia polztzca en la con quzsta de America Mexico Fondo de Cultura Economica. 1977. pp. 41-104; Negroe Sierra. Op. Cit. pp. 9-12.
Veáse tabla 2; AGJ-México 3050; AGN-Alcabalas 427, 10: f. 186; Colección Carrillo
y AxcOna, Centro de Apoyo a la Investigación Historica de Yucatan, Mérida-cajax, 1818, 009;Hunt. Op. Cit. pp. 94-95; Genny Negroe Sierra, Op. Cit. p. 18;
Ruiz Menéndez. Op. Cit. pp. 17,19;paralos precios de esclavos en la Veräcruz
colonial, veáse Carroll, Op. Cit. pp. 34-36, 64-78.
299
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Aun asI, los españoles tendIan a ver a los negros y mulatos libres en términos de su utilidad. Esto, por supuesto, incluIa la habilidad del ngro como trabajador. "Libertad" era virtualmente sinónimo de "servidumbre", como el término "hombre libre", horro, podIa significar también "sirviente".25 Pero también iricJuIa el
grado en que los negros eran vistos como hispanizados, y el ser iibre o mulato, desde la perspectiva española, no implicaba automáticamente la hispanización; en realidad, los españoles parecIan
creer que los mulatos, tanto como (o más que) los negros (y ciertamente más que los españoies) eran proclives a decir blasfemias,
caer en supersticiones, involucrarse en actos criminales, cometer
abusos y corromper a los mayas.26
(ii) La aceptación española del "paso" de negro a mulãto y el
reconocimiento de la cada vez más borrosa division entre los dos
grupos, combinados con la buisqueda negra del "paso" como un
medio de resistencia a la subordinación sociorracial, beneficiaban
a una minorIa de negros. Pero, para la mayorIa, contribuIa a perpetuar una Yucatan negra subordinada, que consistIa en negros y
mulatos, esciavos y libres.
La actitud española haciala raza era muy ambigua y, a menudo, contradictoria; la cultura y las costumbres adquiridas eran
a menudo consideradas tan importantes como las heredadas; los
negros eran vistos y tratados como dependientes de los españoles, quienes, a su vez, dependIan en alguna medida de ellos,
puesto que estos cohabitaban en sus residencias, supervisaban el
trabajo de los mayas y participaban del mundo social de los españoies. Conforme ci estatus social, la ocupación y la apariencia de
los negros libres se hacIan menos distinguibles de los de los mulatos, la division negro-mulato se hacIa cada vez más borrosa En
contraste con las colonias esciavas de los ingleses, en las cuales se
asumIa que un africano era, aun por ley, un esclavo,27 en el perIodo avanzado de la colonización de Yucatan se presumIa que la
persona de ascendencia africana era mulata, probablemente iibre. En verdad, en ci sigio XIX, si no antes, los españoles habIan
25
26
27
También cierto en Peru: Lockhart, Op. Cit. p. 217.
AGN-Inquisición 626, 7: fs. 160-202; 629, 4: fs. 328-430; AGN-Criminal 316, 2: fs.
83-86; AGI-México 3042: f. 53v.
Tannebaurn. Op. Cii. pp. 66-67; Robert Olwell, Masters, Slaves, and Subjects: The
Culture of Power in the South Carolina Low COuntry, 1740-1790. Ithaca: Cornell
University Press, 1998. pp. 62-81.
300
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
comenzado a usar ci términQ pardo para referirse a todos los
africanos, desde los esciavos negros hasta los mulatos libres.28 El
cura de una parroquia maya, tan temprano como en 1688, comen taba: "En cuanto -a españoies, mestizos y pardos, solamente
tengo uno en mi distrito. Certifico que pasa por español y que,
por esa razón, lo incluyo como uno, no porquejuZgo que ese sea
ci caso por los cuatro costados".25 En Yucatan, tanto como en
otros lugares de Nueva España,5° la identidad étnica no era necesariamente fijada permanentemente al nacer, sino que podia
consistir en una identidad social que estaba sujeta a constante
renegociación.
Parcialmente como resultado de esa actitud, algunos negros
podIan subir en la escala social en virtud de su prosperidad o de
su ocupación. La vIa más comün hacia la prosperidad negra parecc haber sido la de empresario muietero, mien tras que la ocupaci6n que ofrecia la mayor movilidad era la de miliciano. En los siglos XVII y XVIII, las milicias pardas estaban estabiecidas en Yucatan y los capitanes de esas unidades eran vistos y tratados con alguna regularidad, más como españoies que como negros, incluso
hasta ci punto de "pasar" a la categorIa de españoles en los registros escritos, más adelante en sus vidas. El mencionado Eugenio
de Acosta es un ejemplo de cômo ci negocio de las mulas combinado con la carrera miliciana podia traer consigo movilidad.
Otro capitán de la milicia mulata, Lázaro del Canto, superó la categorIa de pardo, tanto que Ilegó a ser "Don Lázaro" y, en opinión del historiador yucateco Molina de Soils, era español.5'
c- Ocupación. Se mencionó anteriormente que "hombre libre"
y "sirviente" fueron a menudo utilizados como sinónimos. Dc hecho, los negros y pardos —ambos libres—, tenlan tantas posibilidades de ser sirvientes como los esciavos; un ejemplo tIpico fue Manuel Bolio, un esciavo del siglo XVIII de Mérida que compró su iibertad, pero continuó su trabajo como servidor doméstico en la
28 AME, archivos de parroquia y censos.
29 AGI-Contaduria920, 1.
30 R. Douglas Cope The Limits of Racial Domination Plebeian Society in Colonial Me
xico City, 1660-1720. Madison: University of Wisconsin Press. 1994. p. 5.
Juan
Francisco Molina Soils. Historüz de Yucatan durante la dominación espanOla.
31
3 vols Merida Imprenta de la Loteria del Estado de Yucatan 1904-13 Vol in
p. 315; Hunt. "Colbnial Yucatan", pp. 506-511.
301
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ciudad durante un nümero de años, antes de salir hacia Bacalar
y, eventualmente, a Cartagena en donde continuó trabajando en
el mismo oficio.32 Aün después de la independencia y de la abolición de la esciavitud, los antiguos esclavos continuaban siendo
vistos y tratados como propiedad de sus antiguos amos, "en cuyo
poder existlan", como lo puso un oflcialjudicial.
Familia. Las familias negras libres eran aim categorizadas y
tratadas como negros. Por ejemplo, las peticiones de licencias
matrimoniales muestran a las parejas negras participando cornpletamente en los ritos sociales de españoles y católicos, pero su
subordinación dentro de la sociedad siempre estaba marcadapor
etiquetas raciales: "moreno", "negra", "esciava", "natural de Africa", "criada".3 Tales etiquetas también aparecen en los registros
de la parroquia, y eran usados como armas en casos de oposición
a matrimonjos. En una serie de conflictos airededor de matrimonios,n el uso de acusaciones racistas/raciales para impedirlos o
anularlos parecIan reflejar, en un principio, una exclusion segregacionista hacia los negros. Pero una lectura más cuidadosa de
los casos muestra que la argumentación racial era frecuentemente una carta final fraudulenta y desesperada, que podia voltearse
y revelar la hipocresIa por parte de quienes lajugaban.
Localización. El lugar de los trabajadores y de familias negras sedentarias era crucial para el desarrollo de la cornunidad y
para la büsqueda de la libertad. Pero las limitaciones econórnicas y sOciales que se les impusieron a todos los negros durante
la Colonia —ya fueran negros o mulatos, esclavos o libres— haclan que estos a menudo aprovecharan su libertad para dejar dichas comunidades. Como se muestra en el Cuadro 3, los esclavos y los libres tenIan una gran movilidad dentro del mundo
afrocaribeño, un mundo que pudo también haber representado
una suerte de comunidad, negra, que incluye sus propias limitaciones de estatus.
32
33
34
35
Veáse tabla 3; AGN-Inquisicion 1131, 2: fs. 80-110.
En 1832; AGN-Bienes nacionales 28, 65.
E. G. AGN-Bjenes nacionales 28, 65, 1-8.
c 1770-1830; varios ejemplos en AGJ-México,.AGN-Cnmina4 y AGN-Bienes nacionaks.
302
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Conclusion
El argumento esgrimido en este trabajo ha revelado una paradoja: los negros usaban a las çomunidades para conseguir su libertad, para alimentar la noción de que la libertad era la meta flnal que valIa casi cualquier sacrificio, y para mejorar su estatus,
tanto como esciavos como trabajadores libres; pero la naturaleza
y las circunstancias de tales comunidades demuestran que la estructura socioracial de la Colonia no permitIa la movilidad simplemente en virtud de la libertad. La sociedad colonial si permitIa un grado de "paso" de las categorIas de negro a pardo, e incluso de pardo a español, mientras que, tarde en el perIodo colonial, se vio un gradual desvanecimiento de la categorIa de negro
hacia la de mulato y, eventualmente, en el siglo XIX, a la de mestizo. Pero durante la mayor parte del perIodo colonial, a los negros se les concedIa —y ellos buscaban— una compleja y contradictoria participación en la sociedad colonial española, que ilIltimamente significaba subordinación. Los negros eran devaluados y
valorados a la vez, se les deshumanizaba y se les otorgaban identidades humanas simultáneamente. Esta dialéctica entre la inclusión y la exclusion, visible en todos los aspectos de la experiencia
negra en la Yucatan colonial, alentó una ambigüedad de identidad que era en si una forma de subordinación.
ABREVIACIONES DE ARCHJVOS
AGAM
AGEY
AGI
AGN
AMC
AME
CCA
CDH
Archivo General del Arzobispado de Mérida.
Archivo General del Estado de Yucatan, Mérida.
Archivo General de Indias, Sevilla.
Archivo General de la Nación, Mexico.
Archivo Municipal de Campeche.
Archivo de la Mitra Emeritense, Mérida (ver Dumond y
Dumond 1982).
Colección Carrillo y Ancona, en el Centro de Apoyo a
la InvestigaciOn Historica de Yucatan. Mérida.
Colección de documentos para la historia de la formación social de Hispanoamérica, 1493-1810. (Ver Konetzke 1953)
30.3
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
DCP
DHY
Discurso Sobre la constitucjón de las Provincjas de Yucatan y
Gampeche (1766) en la Biblioteca Nacional, Mexico. (Archivo Franciscano 55/1150) yen DHY
Documentos para la historiade Yucatan. (Mérida, 1936-38)
304
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
NEGROS Y MULATOS RIOPLATENSES
V1VIENDO EN LIBERTAD
Silvia C. Mallo
UN1VERSIDAD NACIONAL DE LA PLkTA, ARGENTINA
Los principales estudios sobre la historia de los africanos en
Argentina se han centrado fundamentalmente en cuantificar la
población africana, en explicar su desaparicióñ y en señalar su
herencia cultural.
Los estudios demogrãficos comenzaron en la década de
1960, impulsados por Nicolás Sanchez Albornoz, y fueron reforzados por Ernesto J. A. Maeder cn su estudio de los censoS de
población de todo el pals realizados a comienzos del siglo XIX.
El perlodo colonial tardlo de Córdoba fue estudiado por Garzón
Maceda y Carlos Sempat Assadourian (comercio de esciavos), to
mismo que por Emiliano Endrek (mestizaje) y, en la ültima década, por Dora Celton y AnIbal Arcondo (los estudios censates).
A esos trabajos se agregan ci análisis de los archivos parroquiales, de MarIa del Carmen Ferreira, y el de los artesanos, de Hugo
Moyano.
En Buenos Aires, José Luis Moreno y César Garcia Belsunce
analizaron los censos de población de la ciudad y el campo; y Lyman Johnson-Susan SocotOw, los de la ciudad. En 1976, Marta
Goldberg publicó el. primer estudio demográfico sobre la población negro-mulata de la ciudad de Buenos Aires y rnás tarde lo hizo George Reid Andrews. Los estudios de Tulio HalperIn Donghi
sobre Ia campaña bonaerense generaron preocupación por la temática del trabajo: los salarios, la movilidad espacial y la presencia de esclavos. Tomás Platero, por su parte, ha encarado un interesante estudio retrospectivo de su propia farnilia.
305
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
En el noroeste argentino, la region más dinámica en ci perlodo colonial, la pOblación negro-mulata y el mestizaje comenzó a
ser estudiada por Florencia Guzmán e Isabel Zacca de Cabezas. En
el litoral fluvial, lindante con las posesiones portuguesas, se destacan los estudios de Ernesto J. A. Maeder sobre la población de Gorrientes; y la mención de la población negro-mulata en los estudios
sobre la yerba mate, dejuan Carlos Garavaglia, asi como el estudio
sobre el comercio en Corrientes, dejose Carlos Chiaramonte.
El análisis de la comercializacjón de esciavos en ci RIo de la
Plata (siglo XVIII) fue iniciado en la década de 1960 por Elena S.
de Studr, y avanza hoy con los estudios de Liliana Crespi sobre
ci contrabando de esciavos y su comerciaiizaciOn en el siglo XVII.
Sin embargo, todavIa hay muchos estudios básicos que realizar. Debemos aim identificar semejanzas y permanencias, creatividad y herencia. Su origen, las formas y circuitos locales de cornerciaiización, su distribución y dimension, su trabajo, las relaciones
e interacción personal en relación con su condiciôn (amo-esciavo, iibre-patrón) o a su etnia (indio-africano, blanco-negro, castas
mezciadas), su integración y su resistencia a la sociedad en que vivIan y los tipos de familia, entre otrOs.
El volumen y ci destino de la población negra y mulata rioplatense, lo mismo que las formas de adaptacion c intcgración
forzada a la sociedad argentina en la que esa población se vio
compelida a elaborar su propia identidad, han sido siempre una
preocupación central en quienes se dedican al tema.'
Me propongo aquI actualizar ci estado de la cuestión y extender mis observaciones hacia ci ámbito de todo ci territorio, y, a
través de estudios especIficos y generales, visualizar ci conjunto.
Recordemos que, para fines del perIodo colonial (entre 1740
y 1810), alrededor de 45 000 africanos ingresaron por elpuerto
de Buenos Aires hacia otros destinos en el interior del antiguo Virreinato del Mar del Plata, y constituyeron, en algunos sitios especIficos, entre el 30% y ci 70% del total de la pOblación. Después
Estudios demográficos especIficos sobre Buenos Aires en Marta Goldberg. La
poblacwn negra y mulata de la czudad de Buenos Aires, 1810-1840 Buenos Aires
Desarrollo Economico 1976 pp 16-61 George Reid Andrews Los afroargenti
nos de Buenos Aires Buenos Aires Ediciones de la FIor 1990 Marta Goldberg y
Silvia Mallo "La poblacion africana en Buenos Aires y su campana Formas de
vida y de subsistencia. 1750-1850". En: Temas de Asia y Africa 2. Buenos Aires:
Facultad de Filosofia y Letras. Universidad de Buenos Aires. 1993.
306
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
de este perlodo descendió la importación de mano de obra esciaVa, y se produjo un desequilibriO en ci nümero de esciavos por Sexo: un mayor nümero de mujeres y un aumento de la mortdidad
masculina provocada por las guerras de independencia. La implantación de la polItica de aboiición, la propagación de la ideologIa igualitaria dominante en la época, una oleada inmigratoria
masiva, principalmente procedente de Europa en la segunda mitad del siglo XIX, fueron factores que contribuyeron también a
desdibujar entre los argentinos la existencia de la población de
origen africano.
Sin embargo negros, pardos, morenos, mulatos y africanos
se integraron a la comunidad, y fueron de los protagonistas más
caracterIsticos de la sociedad argentina de entonces. Esa era una
sociedad defrontera con esciavos, de comportamientos laxos, donde
ci africano esciavo se convirtió en una solución inmediata a la escasez de mano de obra. Una sociedad que se hallaba en proceso
de expansion espacial, económica y de transformación social y
poiltica, en su transición de sociedad colonial a sociedad mdcpendiente. Su experiencia persOnal estaba ligada esencialmente a
la demanda de trabajo en las areas urbanas (artesanal, doméstica) y en las areas rurales (ganaderla, agricultura, transporte).
Los protagonistas
En ci RIo de la Plata, como en ci resto del continente, los esclavos vivicron, en más de una oportunidad, experiencias insólitas de consecución de la libertad, como las que fueron concedidas y acordadas "graciosamente" por sus amos, a veces distantes a
más. de ochocientos kilómetros. El derecho al peculio era el camino. Sin embargo, una vez obtenida su libertad, las personas esclavizadas fueron sometidas muchas veces a la mayor explotación
por parte del amo, transformado entonces en patron. Con menos
tiempo disponibie para si, veIan generalmente descender su condición socioeconómica y se mantenIan en situación de desarraigo
y marginaci6n.2
-
2
SilviaMallo. "La libertad en el discurso del Estado, de amos y esciavos. 1780-1830".
En: Revista de Historia de America. Nil 112. Mexico: Instituto Panameric4no de
307
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
A pesar de su relativa estabilidad, ci esciavo doméstico y el artesano también experimentaron la inestabilidad y la constante
movilidad espacial (cambio de funciones en su trabajo, yenta, a!quiler, prestamo o büsqueda de su propia supervivencia o la de
sus amos). Esta experiencia la compartieron con los otros integrantes de los sectores bajos o subalternos de la sociedad.
Las personas esciavizadas generaron, por otra parte, experiencias y estrategias que oscilaban entre la adaptación y la huida, cornportamicntos particulares y un sentido de la vida que los distanciaba y diferenciaba, tanto de la cultura dominante de sus amos, como
de aquellos con quienes compartlan algunas experiencias comunes
y con quienes laboraban. Los blancos pobres y las castas, conformadas por indios, metizos y, por ültimo, por negros y mulatos libres y
esclavos, compartlan los avatarcs de la vida cotidiaria con los restantes sectores de la sociedad y desarroliaron, con ci consiguiente rcsentimiento, una conciencia clara de pertenencia a ellos.
Herbert Klein señala, como valores básicos en la cultura de
los esciavos, la autonomIa y el saber. Ambos están Intimamente
relacionados con lo laboral, ya que su vida fue "una existencia dominada por ci trabajo". Los esciavos africanos tenIan la mayor
participación en el mercado laboral. La autonomIa y ci saber, en
los que diferenciamos la especialización laboral y la cuota de poder cOtidiano que ci estar informado implica, les permitIan pensar en mejorar dentro de su propia condición y proyectarse, ellos
y sus descendientes, hacia ci futuro.
Ese es el mundo en ci que personalmente me interesa indagar a través de los archivosjudiciales. Las relaciones sociales y las
aiianzas más Intimas permitieron a las mujeres elaborar estrategias para cambiar su condición como esciavas, aunque fueran
más de una vez infructuosas.a Esas estrategias fueron desarroiladas también en el ámbito doméstico, en su contacto directo con
Geografla e Historia,julio-diciembre de 1991. Silvia Mallo. Los afroportenos: del
peculio al patrimonio y la propiedad. Actas XII Congreso Naçional de ArqueologIa.
Argentina, La Plata: Editorial de la Universidad Nacional de La Plata. 1999. p.
434.
Rafael Antonio DIaz DIaz. El sistema esciavista urbano y urbano-regionai en Santa
Fe de Bogota. 1700-1750. Version presentada en el 49 Gongreso de Americanistas.
Quito. 1997.
Herbert S. Klein La esciavitud africana en America Latina y el Caribe Madrid
Alianza Editorial, Alianza America. 1986. pp. 107-120.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
el amo, en el que se dio un proceso de blanqueamiento, que algunos denominan también, entre nosotros, "indianización".
Ese proceso complejo y general del mestizaje afectó a la totalidad de la población americana y, en nuestro caso, tanto a los esclavos como a los libres, y a los negros como a los mulatos. Estuvo
ligado al proceso demográfico, como a las practicas de las uniones matrimoniales que observamos en ci estudio de los archivos
parroquialeS.
Distribución de 1a población esciava
en el actual territorio argentino (1 778-1822)
El Virreinato del RIo de la Plata comprendIa los actuales terntorios de Argentina, Uruguay, Bolivia y Paraguay. De estos solo
tendremos en cuenta el primero, para el cual Maeder calcula 300
000 habitantes en 1800. La diversidad de recursos de ese territorio, cuyo espacio no estaba entonces enteramente dominado y tenIa fronteras interiores permeables, produjo diferentes realidades.
Durante la dominación colonial se perfilaron dos grandes
regiones, diferenciadas por las calidades y cantidades de su p0blaci6n indIgena originaria y por el grado de inserción de sus
economIas en los circuitos generados por la producción minera
dominante (con centro en PotosI) y en ci sistema mercantilista
vigente.
El raroeste y Cuyo, sobre la precordillera andina, (Saita, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Córdoba y San
Luis, Mendoza y San Juan) contaban con población indIgena onginania "disponsible" como mano de obra barata y se caracterizaban por estar vinculadas con el espacio minero altoperuano al
que abaste clan, con el PacIfico y con Chile. La pacificación de las
sublevaciones caichaqules a mediados del siglo XVII, asI como la
continua resistencia indIgena de las tribus del Chaco Gualamba
en la frontera oriental, inquietaron a la region hasta ci final del
periodo colonial.4
4
Maria Florencia Guzmán. "Los mulatos-mestizos en lajurisdicçión riojanaa fines del siglo xviii: El caso dç los Llanos". En: Temas de Asia y A ftica. N 2. Buenos Aires Sección de Asia y Africa, Facultad de Filosofia y Letras 1993.
309
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
En esta region se ubicaba Córdoba, un espacio articulador de
todas las regiones, camino obligado hacia todas partes. La docta
ciudad y su campiña contaban, igual que Buenos Aires, con 40
000 habitantes al comenzar el siglo XIX.
En ci noroeste y Cuyo, regiones de antiguo asentamiento y
de encomiendas, que perduraron a lo largo de todo ci perIodo
colonial, se generaron sOciedades profundamente jerarquizadas.
Segñn Maeder, en 1800 contaban con el 63%, aproximadamente,
de la pobiación del territorio: el noroeste COfl un 52% y Cuyo un
11%. Veamos diferenciadas esta y otras aproximaciones. (Ver
Cuadro 1).
CUADRO 1
POBLACION DEL CENTRO Y NOROESTE ARGENTINO
Provincias
P.Larrouy*
(Censo 1778)
E. Maeder*
1800-10
Catamarca
Córdoba
LaRioja
Salta-Jujuy
Tucumán
Santiago del Estero
Mëndoza
San Juan
San Luis
9713
25184
20 104
15356
-
21 913
51 800
13293
27257
23 654
22942
11 755
11163
13 442
Total
85 642
196 663
15 285
-
-
Fuente: PP. A. Larrouy. "Autonomla catamarqueña. Homenaje en su piimer centenario
1821-1921" (citado por FlorenciaGuzrnán) y Maeder, ErnestoJ. A. Evoluciôn demográfica argentina 1810-1869. Buenos Aires: Eudeba. 1969.
La población indIgcna se cncontraba asentada en las misionesjesuitas del litoral fluvial (en RIo de la Plata y Uruguay) y se
dedicaba a la agricultura. Fuera de esa region su presencia era
más dispersa. A comienzos del siglo xix, contaba, segun Maeder,
con 116 000 habitantes, constituIa el 36% de la población del territorio. Con fronteras interiores en permanente inestabiiidad, la
sociedad subsistió gracias a la producción de yerba mate, la ganaderIa y ci contrabando. Este se desarrollaba entre Asunción y
Buenos Aires, y conectaba a la sociedad con ci At!ántico, con ci
area de colonización portuguesa y también con ci interior. Esa
sociedad, jerarquizada y a la vez iaxa en sus comportamientos,
310
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
estaba estrechamente vinculada con la navegación y con ci tráfico en los rIos y enfrentaba el ataque permanente, proveniente
de los enclaves indIgenas, en sus fronteras interiores.
Esa region adquirió importancia en la segunda mitad del siglo XVIII y a lo largo del XIX, con el paulatino crecimiento de la
ganaderla (exportación de cueros). En la segunda mitad del XIX,
en ese espacio se desarrolló la agricultura de cereales para la exportación, que requerla de la inmigración masiva. Ya hacia finales
del perIodo colonial, ci crecimiento del puerto de Buenos Aires y
de su población, asI como ci auge del litoral, sumados a la decadencia de PotosI, habIan perfilado esa region como ci principal
mercado de los productos del interior y del litoral y habIan reorientado a toda la econornIa hacia ci Atlántico.
CUADRO 2
FOBIACION DEL UTORAL FLUVIAL Y PUERTO DE BUENOS AIRES
Provincias
E.Maeder*
(1797)
Buenos Aires
SantaFe
Entre RIos
Corrientes
Misiones guaranIticas
72 168
12600
11 700
30 184(1814)
Total
45 196
Azara
9 228
9 500
18 728
Fuente: Maeder, ErnestO. Op. Cit. Demografla y potencial humano de Corrientes. El
Censo provznczal de 1814 En Revista Nordeste NII 5 Resistencia Universidad Na
cional del Nordeste. 1963. pp. 130.
Existen estudios de los porcentajes de población afromestiza
distnbuida en todo ci territorio dominado por los españoles para
ci año 1778. En elnoroeste, Florencia Guzmán observa que en
las ciudades de Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, Córdo
ba y Salta superaban ci 50% del totai de la población, y que los
españoles e indIgenas ocupaban ci segundo y tercer lugar respectivamente (ver Cuadro 3).1
Maria Florencia Guzmán. "Los mulatOs-mestizos en lajurisdicçión riojana a fines del siglo xviii: el caso de los Llanos". En Temas de Asia y Africa. N2 2. Buenos Aires: Facultad de Filosofia y Letras. Universidad de Buenos Aires. 1993.
pp. 71-1 07.
311
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
CUADRO 3
POBLACION AFROMESTIZA
EN LA REGION DEL NOROESTEARGENTINO (1778)
Provincias
Afromestizos
Catamarca
73,6%
Salta
Tucumán
Santiago del Estero
Córdoba
LaRioja
Cuyo
Esciavos
(710)
(518) ***
19,5%
67,6%
64%
54,18%
54%
47%
17%
-29%
-8%
Libres
(7198)
-4956,8%***
39%
48,1%
Fuentes. * ErnestoJ. A. Maeder: El Censo de 1812 en la Historia Demográfica de Catamarca. En: Anuario del Instituto de Investigaci ones Historicas. 10. Rosario, Facultad de Fibsofia y Letras. Universidad Nacional de Rosario. 1965.
** Maria Florencia Guzmán: La ciudad de Catamarca a fines de la colonia: un aporte. al
estudio de las relaciones socioéthicas. Presentado en las XVIJornad as de Historia EconömiCa. Quilmes. 1998. Considera que los esciavos son el 10% de. la poblaciónafromestiza o
castas (73,6% del total)
"* AnIbal.Arcondo. O. Gil.6
Del forte al sur de la region andina, los ochocientos esciavos
que vivian en la ciudad de Salta (4000 hab.) constituIan ci 20%
de la pobiación, pero el conjunto de población afromestiza, esciava y libre representaba entre el 45 % y el 87% (F.G.) y el 48,1 %
(IZC) En La Rioja, que tenIa un 53% de población indIgen4, en
1795 los esciavos constituIan solo el 8% y los libres ci 39%. En
1778, en Catamarca las castas afromestizas constituIan entre ci
51% (Maeder) ci 73,6 % de la población (F.G.).7
Emiliano Endrek y Dora Ceiton señalan que, en 1778, en Córdoba habIa un 29% de esciavos y un 49% de libres,. para un total
de un 42,2% de población afromestiza. AnIbal Arcondo encuentra
6
7
13 036 casos de etnia nojustificada lo inducen a pensar que posiblemente se
trataba de mulatos, dada la alta relación entre estos y los pardos que, por ser
libres, no consignaban la etnia. Ensu recuento: negros, 1872; mulatos, 6932;
pardos, 368y zambos, 20. Solo Ciudad, Calamuchita yRIoIi tienen 56,8%.
Maria Florencja Giizmán. "La ciudad de Catamarca a fines de la Colonia: nfl
aporteal estudio de las relaciones socioétnicas". En: IVJornadas de Historia Economica Quilmes 1998y ErnestoJ A. Maeder. "El censo de 1812 en la Historia
demografica de Catamarca" En Anuarzo del Inst ituto de Investigaciones Hislori
cas. N" 10. Rosario: Facultad de Filosofia, Universidad Nacional de Rosario.
1969.
312
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
que, en el censo de 1778, negros, mulatos y pardos constituIan el
20,7% del total. El autor llama la atención sobre ci hecho de que,
en 13 036 casos de un total de 44 506, la etnia no está anotada, y
supone que posiblemente se trataba de mulatos, dada la aita relación entre estos y los pardos libres, de quienes no se consignaba la
etnia.8 Veamos la relación entre las distintas areas de la region.
CUADRO 4
POBLACIONAFROMESTIZA EN EL UTORAL FLUVIAL ARGENTINO 1778
Provincias
Buenos Aires
SantaFe
EntreRlos
Corrientes y Misiones
Afromestizos
28,4%
11,6%
Esciavos
Libres
81,4%
0,5%
18,617b
-
-1-
En Buenos Aires, puerto de introducción, ocurrIa io contrario de io que acontecIa en ci resto del territorio. Segün Susan Socolow en 1778 negros y mulatos constituIan el 28,4%, de los cuales 81,4% eran esciavos y 18,6% libres. Estos ültimos liegaron a
constituir, cincuenta años después, un 50%. En Corrientes, que
contaba con indios guaranIes en las misionesjesuitas, las castas
constituIan ci 11,6% de la pobiación. Aun cuando los datos son
todavIa escasOs e imprecisos, podemos observar que, a fines del
siglo XVIII, en las antiguas zonas de asentamiento (y las más ricas
en los dos primeros sigios de la Colonia) la presencia de esciavos,
Si bien variaba, era alta y aumentaba progresivamente. La presencia de negros y mulatos libres fue aün mucho más importante, y
ello, a mijuiclo, indica que fueron las regiones del interior, ubicadas en ci nOroeste, las que se constituyerOn en los mercados de
esciavos más importantes del territorio en los primeros tiempos.
La situación inversa observamos en Buenos Aires, donde la población esciava aumentaba a medida que avanzaba ci siglo, a. dife
rencia del litoral en donde era poco significativa.
8
Emiliano Endrek. "El mestizaje en Córdoba. Siglo XVIII y principios del xix".
Cordoba Universidad Nacional de Cordoba, Facultad de Filosofia y Humani
dades. Instituto de Estudios Americanistas. Cuaderno 33. 1966. Dora Celton.
"Ciudad y campaña en la Córdoba colonial". Córdoba: Junta Provincial de
Historia. N2 15. 1996. AnIbal Arcondo. "La población de Córdoba segün el
empadronamiento de 1778 Serie de Ensayos N9.27. Cordoba Facultad de
Ciencias Económicas. UniversidadNacional de Córdoba. 1998.
33
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
El matrimonio mixto como camino
hacia la liberación de los hijos
En el proceso de mestizaje. y "blanqueamiento" de la pobla
ciOn, se ha señalado a la elección de pareja para el matrimonio
como una vIa para conseguir la libertad de la generacion subsiguiente. Las tendencias en la preferencia en la elección de pareja
para el matrimonio de la población afromestiza se dieron de manera diferente en el campo bonaerense, esc4so de población indIgena, yen el interior precordillerano. Los ejemplos al respecto
son numerosos y sumamente ilustrativos, pero no siempre los autores dan su dimension cuantitatjva.
Pilar y Luján indican, en una primera aproximación, que en
la campiña bonaerense tanto los esciavos como las esciavas en su
mayorIa eleglan pareja entre los de su misma condición. Son escasos, confirma Marta Goldberg, los matrimonios mixtos con peones
indios forasteros, migrantes de las provincias del forte, lo que la
autora atribuye a la biisqueda de protección del amo de su esposa
para integrarse como agregado y lograr asentarse en la zona.9
En Magdalena, la frontera del sur bonaerense, las mujeres esclavas también se casaban con esclavos, mientras que algunas mujeres libres del. grupo afromestizo accedIan al matrimonio con
hombres blancos de los sectores bajos. En Moron, perteneciente a
la misma region, por lo contrario, los esclavôs se unIan mayorita.riamente a esciavas y a mujeres libres, mientras que las mujeres libres de color se unIan preferentemente a pardos y negros libres.'°
Sabemos que en Górdoba, en la primera mitad del siglo
XVIII, y en Salta y Catamarca, a lo largo de todo el perIodo, los esclavos preferIan unirse a mujeres indias, a pesar de no haber escasez de mujeres esciavas, probablemente para asegurar la libertad a sus hijos. Durante la segunda mitad del siglo, en Córdoba
preferIan a negras libres e indias. Las mujeres esciavas preferIan a
9
10
MartaB. Goldberg. "La población de color en la campaña de Buenos Aires,
segün ci padrón de 1744". En: xii Jornadas de Historia Económica. Córdoba.
l994y "La población de color de las parroquias de Luján y
1731-1 770".
En: 1xJornada Interescuefris y Departamentos de Historia. Montevideo. 1995.
Carlos Birocco Poblacion de origen africano en ci Moron criollo (1778
1850)"; Gabriela Gresores. "Negros, mulatosy pardos en Ia
co',Magdalena colonial"; MarIa CristinaMarl. "Matrimonios de castas en ci pago de Moron (17701793)". En: Revista de historia bonaerense: Negros. Moron, Instituto HistOrico del
Partido de MorOn. .Marzo de 1998.
314
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
negros libres o esciavos, y en Salta, a indios libres, a. pesar de que
estaba prohibido ci matrimonio de indios con esciavas para no
sustraer a los hijos de la tributación.11
En los archivosjudiciales se encuentran numerosos casos de
matrimonios y uniones no sacralizadas de negros y mulatos libres
con esciavas, y de esciavas y mulatas libres con indios y mestizos.
Si bien no tienen peso numérico, compiementan los datos aportados por los archivos parroquiales, y en elios puede observarse,
especialmente respecto de areas ruraies, una reiación muy dmamica y mezclada, a io que se agrega la confusion de censistas y Cscribientes en la definición del color.
Debemos aclarar otra caracterIstica que contribuyó al mestizaje desde antes de las guerras por la independencia. A partir de
1778, las mujeres negras y mulatas esciavas 0 libres superaban numéricamente a los hombres en las ciudades de C&doba y Buenos
Aires.12 La utilización de hombres en ci ejército hizo que variara
aün más la proporción entre los sexos, la cual, en 1827 en Buenos Aires, liegó a 58 hombres por cada 100 mujeres.'3 El campo,
11
12
13
Isabel E. Zacca de Cabezas. "MatrimOñio, mestizaje ycontrol entre los indios,
negros mestizos y afromestizos en la ciudad de Salta 1766-1800" En ixJorna
das Iñterescuela y Departamentos de Historia. Montevideo. 1995. Florencia Guzman. "La ciudad de Catamarca a fines de la Colonia:un aporte al estudiode
las relaciones socioétnicas". En: xvi Jornadas de Historia Económica. Quilmes.
1998. MarIa del Carmen Ferreyra. Op. Cit.
EmilianoEndrek. "Elmestizaje en Córdoba. Siglo xviii y principios del xix".
Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Fiosofia y Humanidades. Instituto de Estudios Ainericanistas, En: Cuaderno 33. 1966. Dora Cclton Ciudad y campana en la Cordoba colonial Junta Provincial de Historia de
Córdoba. N11 15, 1996. Dora Celton. "Comercio de esciavos en Córdoba 17501850". En: IxJornadas Interescuelas y Departamentos de Historia. Montevideo,
1995 Anibal Arcondo La poblacion de Cordoba segun el empadronamiento
de 1778". Serie de Ensayos N27. Facultad de Ciencias Económicas. Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba. 1998. MarIa del Carmen Ferreira. "El matrimonio de castas en la ciudad de Córdoba. 1770-1779". Cordoba: Junta Provincial de CórdOba. 1997.
Marta B. Goldberg. "La población negra y mulata de Ia ciudad de Buenos Aires 1810-1840 En DesarrolloEconomzco Buenos Aires. 1976 pp 16-61 Ernes
toJ A. Maeder. Evolucion demografica argentina 1810-1869 Buenos Aires Eude
ba. 1969. José Luis Moreno. 'La estructura.social y demográfica de la ciudad
de Buenos Aires en 1778". En: Anuario, 8. Universidad del Litoral, Rosario.
1965. Lyman Johnson. "Estimaciones de la población de Buenos Aires en
1774 1778y 1810" En DesarrolloEconomzco Buenos Aires 1979 LymanJohn
son y Susan M. Socolow "Poblacion y espacio en el Buenos Aires del siglo
xviii". En: Desarrollo Econórnico. Buenos Aires. 1980. pp. 20-79. Susan Socolöw.
"Buenos Aires en tiempo de la Independencia". En: Stanley Ross, Thomas Mc
Ganti (eds.), Buenos Aires. 400Años. México:Instituto Panamericano de Geografla e Historia. 1985.
315
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
por su parte, muestra un predominio en el ingreso de hombres
esciavos soiteros, cOn Indices muy bajos de matrimonios entre esclavos hacia fines del siglo XvIII.1
Viviendo y trabajando en libertad
La icy y Ia volun tad del amo les dieron un espacio y un margen de acción para obtener su propio peculio, que conducIa a los
esciavos a su primera meta: Ia manumisión.
Sin embargo, doscientos expedientes judiciaies informan de
promesas de libertad incumplida, de impedimentos para obtener
su propio peculio, de maltratos, Obiigacion de presentar papeles
de yenta y fijación de precios para su libertad. Las personas esciavizadas tenlan Ia esperanza de conseguir Ia. libertad, y Ia siguieron
buscando a pesar de Ia desilusión, Ia sensación de injusticia y ci
abuso de Ia icy, que permitIa vioientar ci orden natural de los s&
res humanos: Ia libertad.
La disyuntiva de las conciencias de entonces Sc movIa entre
Ia injusticia del sistema de esciavitud y Ia conservación de Ia propiedad privada. La discusión giró a partir de 1813 tanto en tomb
a la manumisión como a Ia situación de los libertos. Fue asI como, los amos y ci Estado, lo mismo que abogados y procuradores,
se vanagloriaban en sus argumentaciones de scr parte de un pueblo libre y de habcr dcjado atrás al dominio cspañol. Los "patronos obcccados de Ia esclavitud", por otra parte, opinaban que "Ia
variación de cstado convicrte a los csclavos en zánganos o mal
ocupados". En términos gencraics no se considcraba provechosa
Ia manumisión, por lo que fucron comunes opinioncs como csta:
"...se pregunta a Ia comñn cxpericncia si Ia clasc a Ia que pertcnece Bucnavcntura aprecia más Ia libertad de Ia calle que Ia natural bien entendida".
En ci mejor de los casos opinaban que habla que transformarlos en hombres ütiles al Estado, pero sicmpre habla quien consideraba que lo mejor que podlan esperar los csclavos era Ia clasc de vida que Hcvaban con sus amos, "no habicndo nirigun interés en que
14
Juan Carlos Garavaglia yjose Luis Moreno. Compiladores. Poblaczón, sociedad,
familia y migraciones en el. espacio rzoplatense. Siglos XVIII y xix. San Martin: Ed.
Cántaro. 1993.
316
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
se dé la libertad a un sujeto vago". Es más, manifestaban que "...excitará a la nsa ci oIr el ser obra tan pIa y meritoria la de conceder
libertad a un esciavo como lo es la de dar limosna a, los pobres".
Precios elevados, castigos y golpizas con instrumentos cortantes por querer cambiar de amo o por carecer de determinadas habilidades (criada de tocador, mucama o cocinera, leer y escribir,
costura, etc.) fueron 'las estrategias utilizadas por los amos para
impedir la manumisión. Cuando la convivencia era insostenible, el
esciavo terminaba por Solicitar ante lajusticia ci cambiO de amo.'5
Carlos Mayo señala que 'la pervivencia de formas apenas encubiertas de servidumbre negra tenIa cierta iógica en una economIa en expansion y escasa de brazos, por lo que esa sociedad se
aferró al trabajo esciavo e intentó ". . .aumentar ci pooi de trabajadores servilizados......16
La ansiedad que movIa a los amos y at Estado por mantener
ci sistema esciavista se explica con los datos existentes acerca del
trabajo desarrollado en cada region. En el caso de Buenos Aires,
que se hailaba en plena expansiOn, la demanda era sOstenida por
parte de diferentes servicios.
En la ciudad, los esciavos seencontraban ocupados en ci servicio dornéstico y en ci trabajo artesanal, en el que destacan como sastres, barberos y albañiles. Este segmento aumentó en ci perIodo independiente. Uno de cada 3,5 residentes, en su mayorIa
esciavos, era negro o muiato. En 1810, entre los artesanos, el 14%
de los oficiales y aprendices era de negros y muiatos libres, en
tanto que ci 4,5% eran de esciavos. En ia campiña, la población
negra constituIa ci 6,3%, en su mayorIa de esciavos (90,1%). Dos
tercios de ellos eran hombres, por lo que consideramos que la ruralización y ci blanqueamiento jban también aquI de la mano. Se
desempeñaban como empleados domésticos, peones permanentes, capataces, artesanos y hasta pulperos.'7
15
16
17
Silvia Mallo. "La libertad en ci discurso del Estado, de amos y esclavos. 17801830 En Revista de Historta de America NO 112 Mexico Instituto Panamerica
no de Geografia e Historia. Julio-dicieinbre de 1991.
Carlos Mayo Inmigracion africana En Temas de Asia y Africa 2 Buenos Aires: Sección de Estudios de Asia y Africa. Facultãd de Filosofia y Letras, Universidad de Buenos Aires. 1993.
Susan Socolow. Op, Cit, Marta Goldberg y Silvia Mallo. Op. Cit. Juan Carlos Garavaglia yjose Luis Moreno (eds) Poblacion sociedad familia y mzgraczones en el
espacio rioplatense. Siglos xvIIy xix Buenos Aires: Ed. Cántaro. 1993.
317
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
En. el interior, los estudios sobre Córdoba demuestran que,
para la segunda década del perIodo independiente, las castas se
encontraban ocupadas en tareas artesanales; constituIan el
41,76% de una población de artesanosde 36,33%. Entre ellos, el
5,50% era de esciavos y un 32,74% de libres.'8 En el litoral, los esclavos negros, mulatos y mestizos utilizados en las estancias ganaderas de Corrientes aparecen en proporciones muy inferiores.
Con una población de 30 184 habitantes, se estima que el 11,1
(11,5)% era de personas de color y el 0,5 (2)% de esciavos. Gomercio y contrabando activo de ganado con la frontera brasileña
parecen haber complementado el salario, lavestimenta y la aurnentación que recibIan en las estancias.19
Las condici ones de la libertad
La movilidad social era la segunda meta por alcanzar después
de obtenida la libertad, pero otra frustración esperaba a aquellos
que habIan sido liberados por disposición del Estado y que ha
bIan participado, acompañados por sus familias, en las guerras
por la independencia. Muchos de ellos volvIan a la esciavitud.
Otros lograban su propia libertad, pero, al cabo de un servicio al
que se comprometIan por was de catorce años, se veIan impedidos de liberar a sus cónyuges y a sus propios hijos. Los niños iibertos eran, a su vez, reiteradamente reclamados por sus padres
libres, esposos de esclavas vendidas y separadas de sus hijos, y por
sus propias madres. Los padres también se quejaban por la educación inadecuada y por el maltrato a sus hijos. En algunos casos,
sus reclamos fueron escuchados por lajusticia.
En 1827, aproximadamente la mitad de la población afromulata de Buenos Aires era libre. Sin embargo, los sectores bajos
tuvieron que afrontar la inestabilidad laboral y el descuento de
18
Hugo Moyano. La organización de los gremios en Córdoba. Sociedad artesanaly pivducción artesanal. 1810-1820. Córdoba: Centro de Estudios Históricos. 1986.
19 José Carlos Chiaramonte. Mercaderes del Litoral. EconomIay sociedad en la provin
cia de corrientes en la pnmera mztad del siglo xix Mexico Buenos Aires Fondo de
Cultura Económica. 1991. Juan Carlos Garavaglia. Mercado iiternoy economla colonial Mexico Barcelona Buenos Aires Enlace Grijalbo 1983 Ahcia C. Que
reilhac de Kussrow. La fiesta de San Baltazar Buenos Aires Ministeno de Cultu
ra y Educación. .Ed. Culturãles Argentinas. 1980.
318
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
REPUBUCAS DEL RIO DE LA PL&TA, 1820-1870
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
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jornales por enfermedad, cuya curación ellos mismos tenlan que
costear. PodIan percibir que los que entonces eran sus patrones
no les pagaban los salarios convenidos, y, en caso de reclamo,
utilizaban como rehenes a los miembros de su familia. Conocemos también algunos pocos casos en que les aumentaban los salarios para retenerlos. Asimismo conocemos a algunos esciavos
exitosos, que disfrutaban de un considerable bienestar económico, alquilaban yeguas para trillar, contrataban peones para el trabajo estacional y comercializaban trigo con el pulpero. No obstante, casi todos eran peones rurales que residIan donde la cosecha los demandaba.
Dos frustraciones debIan enfrentar aim. Una de ellas fue que
la familia esclava dispersa e inestable no mejoró mucho en el Caso de los recién liberados. Muchos de ellos perdIan cónyuge e hi
jos en su büsqueda de la libertad, incluso aim cuando lograban
conservar alguna propiedad. Los matrimonios se seguIan formando por libres y esciavos.
Los que lograron establecerse con su familia y sus hijos tuvieron que soportar la Iiltima frustración: la connotación peyorativa
asignada a los términos negro y mulato, que se convirtieron en
insultos para ellos y para otros integrantes de los sectores bajos.
Debieron esperar para recibir demostraciones de respeto del que
eran merecedores no solo por su dedicación al trabajo sino también por la capacidad de superación que demostraron tener, enfrentando, al menos durante las dos primeras generaciones, los
embates de un destino incierto.2°
Conclusiones
Los estudios acerca de la población negra en Argentina necesitan fundamentalmente de investigaciones básicas en demografia
histórica, para dane a ese grupo la dimension y el lugar que merece como sujeto histórico y parte integrante de nuestra comunidad. Iniciados los estudios demográficos generales en la década
20
Silvia Mallo. "Hombres, mujeres y honor. Injurias, calumnias y difamación en
Buenos Aires (1740-1840) Un aspecto de lamentalidad vigente". En: EstudiosInvestigaci ones. N2 13. La Plata: Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata. 1993.
320
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
de 1960, asombró a los historiadores la dimension que adquirió
esa población en el perlodo colonial tardIo.
En la ñltima década, más historiadores interesados en los estudios demográficos en general y en el seguimiento de la población negro-mulata, con base en los archivos parroqüiales, en cenSOS y en los archivos judiciales y notariales, han dado un nuevo
impulso a! tema.
Mi preocupación respecto de la población negra-mulata o
afromestiza se centrô particularmente en el acceso a la libertad y
a la lntegraclón a la sociedad americana rioplatense, que son, a
mi juicio, también formas de explicar su "desaparición". Estudiando la sociedad colonial tardIa en los archivos judiciales se demuestra una realidad más flexible que la irnaginada. Negros y
mulatos, libres y esciavos, hombres y mujeres, fueron miembros
dinámicos de esa sociedad. Creemos que no se trató solamente
de desaparecidos. Podemos observarlos integrados a ella mediante un indudable proceso de mestizaje, del que somos resultado
los argentinos actuales.
Mestizados por medio de la elección de sus parejas, o manumitidos, con tin destino diferente séguin la region en la que habitaban, pero participando activamente en la producción y en la
construcciOn de la sociedad y dando rasgos distintivos a la cultura
local, ellos generaron un panorama más complejo, en el que debemos profundizar para llegar a conoçer nuestro propio proceso
histórico y la conformación de nuestra sociedad.
321
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
POBLACION AFROAMERICANA LIBRE
EN LA CENTROAMERICA COLONIAL
José Antonio Fernández M.
UNIVERSIDAD NACIONAL, COSTA RICA
En 1831, una comisión del congreso de la Rep.üblica Federal
de Centroamérica declaró que esa instancia. no se debIa desentender "de uno de los puntos esenciales como es el cruzar las castas de
indios y negros para disipar las rivalidades y odios que se profesan ". El
informe aseguraba que "indios y negros se niegan a toda sociabilidad,
por los odios y rencores que nutren y separan, creandO una especie de int&reses opuestos' Ante esta situación, que impedIa "formar una sola
familia" que se gobernara por un "resorte comün", el congreso se
propuso remover todo obstácuio que impidiera la mezcla de indios y negros, y traslado famihas de una costa a otra y al intenor'
No hay evidencia de que la iniciativa prosperara, dado ci
marco de inestabilidad de la Repüblica Federal, pero fue la ñltima ocasión en que se mencionó, en un documento politico, a la
población afroamericana heredada de la Colonia. Esta fue invisibilizada hasta tal punto durante ci medio siglo posterior a la independencia, que se consideró "novedad" el arribo de inmigrantes antillanos para que construyeran ferrocarriles y trabajaran en
las plantaciones bananeras. No es aventurado afirmar que las primras victimas de la diversidad cultural heredada del coloniaje
fueron los afroamerkanos. Además, el discurso es ejempio de
una serie de testimonos documentales sobre el conflicto entre
amerindios y afroamericanos, resultado de sus cambiantes y contrastantes vinculaciones con las elites y el Estado colonial que, paArchivo General de Centroamérica (en adelanteAGCA), B-3480-79564;para todos los documentos de este archivo las letras y nümeros separados por guiones corresponden a signatura, legajo y documento.
323
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ra entonces, databan de más de tres siglos. En este trabajo Se prétende identificar la dialéctica generada entre esos dos grupos subordinados y entre ellos y los beneficiarios del orden colonial: las
elites españolas y el Estado.
Caben, sin embargo, dos disgresiones sobre la realidad social.
a la que nos referimos. En primer lugar, nunca hubo un ejército
español en Centroamérica, ni siquiera cuando era inminente la
declaración de independencia. Su existencia tricentenaria solo
fue posible gracias a la existencia de elites locales cobeneficiarias
del estatus colonial, y también a que todos los grupos subordinados creIan recibir privilegios, materiales o simbólicos, de la lejana
Corona española. En segundo lugar, debe quedar claro que la estructuración de la sociedad en el imperio español difiere de la
tradición anglosajona, de forma que no puede ser definida como
una "pigmentocracia".2 Chistopher Lutz ha demostrado que, dada
la ausencia de españolas durante las primeras décadas de la Cobnia, los descendientes de los conquistadores, en efecto, tenIan entre su composición genetica "sangre"negra.3 Si bien los inmigrantes posteriores se vincularon con estas familias de "descendientes de
los conquistadores' es muy probable que compartieran el juicio
que de ellas hizo Miguel GarcIa Granados a finales del perIodo
colonial: ignorantes, con hurnos de nobleza, cuyo lenguaje era
"tan vulgar como la clase más Infima del pueblo", y en algunas de
ellas "la raza africana asomase la punta de la oreja 'Y Cuando convenIa a sus intereses, las elites provinciales de españoles dejaban de
lado sus prejuicios y reconocIan esta mezcla racial, como lo hizo
el cabildo de la ciudad de Granada, en 1785, cuando trataba de
extender su jurisdiccion sobre los pueblos de mdios y los mulatos
dispersos en los campos aledaños, alegando ser "procedentes unos
de otros 11.5 Obviamente, esto no quiere decir que no hubiera —y no
haya ann— racismo, sino que este no estaba ligado al color de la
2
3
4
5
El término es de Peter Bakewell en "Spanish America: Empire and its Outcome". En: J.D. Elliott. The Spanish World. London: Thames and Hudson Ltd.
1991. pp. 65-84.
Christopher H. Lutz Hzstona soczodemografica de Santiago de Guatemala 1541
1773. Guatemala: CWMA. 1982. p. 14.
El subrayado es mb. Miguel Garcia Granados. Memori as del general Miguel Garcia Granados. Guatemala: Editorial del Ejército. 1978. p. 7.
José Antonio Fernández Molina. "La dinámica de las sociedades coloniales centroamericanas (1524-1792)". En Margarita Vannini (Editora) Encuentros con la
historia. Managua: Intituto deHistoria de Nicaragua. 1995. pp. 126-127.
324
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
piel, como en las sociedades esciavistas en que predominaron los
liamados "códigos negros' sino que privó un sentido corporativo
heredado de la Edad Media.
Los pocos esciavos negros y los mulatos traIdos por los españoles fueron utilizados en las primeras formas de explotación de
los indios después de la conquista. Durante el perIodo colonial
temprano, ellos eran los capataces de las cuadrjllas de indios recién sometidos, en la incesante busqueda de oro en los pláceres de
los rIos, hasta que se hizo evidente que el istmo no era Una fuente
de riqueza mineral comparable con Perñ o con Nueva España. Por
ello, en el istmo fue aün más evidente que la principal riqueza del
Nuevo Mundo eran sus habitantes: los conquistadores y sus descendientes inmediatos compitieron por la asignación de encomiendas
(indios que tributaban en trabajo y especie), en las zonas cacaoteras ubicadãs a lo largo de la costa del PacIfico. En con traste con regiones como el Valle Central de Costa Rica, en donde solo se podia
esperar de la encomienda la provision de alimentos-de primera necesidad, las huertas cacaoteras de Guatemala y El Salvador permanecieron en manos de los indios, mientras el encomendero se limitaba a comercializari tanto ci tributo recibido como el grano asegurado, mediante la comeiciaiización máS ô menos forzad4 de productos europeos. Aunque desde mediados del siglo xvi la Corona,
española intentó subordinar a las bandas conquistadoras con medidas que trataban de proteger a sus nuevos sübditos, algunos encomenderos ignoraron la nueva legislacion, y muchos de ellos utiiizaron a sus esciavos negros y mulatos como testaferros para violar las
medidas scgregacionistas.6 Pero las nuevas enfermedades y los abuSOS de los españoles diczmaron la población indIgena, cuyo trabajo
era indispensable para mantener ci equilibrio ecologico requerido
para producir cacao en ci PacIfico Seco centroamericano. Posteriormcnte esta actividad económica desaparcció.
El análisis clásico de este perIodo cacaotero es Murdo J. MacLeod. Spanish
Central America, A Socioeconomic History. 1520-1 720. London: University of California Press 1973 Una interpretaclon alternativa del auge y la crisis cacaote
ra la proporcionaJean-Marc Touzard. L'economie coloniale du cacaO en Arnérique
Gentrale. Francia: CIRAD. 1993, en tanto que los aspectos sociãles son tratados
extensamente por Pedro Escalante-Arce. Codigo Sonsonate. San Salvador: Dirección General de Publicaciones e Impresos del Ministerio de Educaçiôn..
1992.
325
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Con los tropiezos y limitaciones de la época, lentamente el
Estado colonial y sus representantes impusieron su presencia. Se
estructuró una legislacion segregacionista que dividIa la sociedad
en una repüblica de indios y una repiiblica de españoles, cada
una sujeta a derechos y a obligaciones diferentes. Pero, aunque
los africanos y sus descendientes no esttwieran contemplados en
la estructura colonial, y potencialmente pudieran convertirse en
los parias de la nueva sociedad (como veremos más adelante), la
estructura legal diseñada por Iosjuristas españoles para el imperio americano fue cuestionada, desde sus inicios, por procesos sociales y culturales que moldearon todos los aspectos de la nueva
sociedad, particularmente su composición étnica.
La evidencia disponible sugiere que en Centroamérica hubo
dos procesos concurrentes en la formación de una creciente población flotante: la miscegenación, permitida o alentada por los españoles, que creó un grupo de "castas ", y el abandono de las comunidades por los indios. La violencia de la conquista no terminó cuando callaron los aceros. En medio de la crisis demográfica que hizo
que disminuyeran las encomiendas y su viabilidad económica, a finales del siglo XVI y principios del XVII los españoles forzaron a sus
esciavos negros a procrear con las indias, argiyendo posteriormente
que los niños que nacieran debIan ser esciavos como sus padres.
Los representantes de la metrópoli denunciaron ese intento de asegurarse fraudulentarnente una nueva generación de esclavos.7 Además, como se vio con anterioridad, la miscegenación "voluntaria" (o
tal vez menos planificada para beneficiar a los españoles) fue facilitada en San Salvador, Soconusco y Suchitepequez, pues los ciclos Cacaoteros del siglo XVI exigieron la presencia de foráneos en los pueblos de indios, violando las Ieyes segregacionestas de la Corona.8 Sin
embargo, la miscegenación solo se convertIa en un mestizaje permanente si encontraba un nicho dentro del marco socioeconómico
colonial. Pero, si el contexto lo constituIa gente "racialmente" mez7
8
Magnus Môrner. "La pOlItica de segregación y el mestizaje en la Audiencia de
Guatemala". En: Revista de Indias. xxrv. pp. 95-96. Enero-junio 1964. p 141;
"Real Cédula que aprueba las ordenanzas dictadas a favor de los indios por el
doctor don Benito de Noboa Salgado, oidor de la Audiencia de Guatemala y
Visitador de la Provincia deCosta Rica". 1676. Archivo Nacional de Costa Rica
(en adelante ANCR) Seccion Historica (en adelante SH) Serie Complementa
rio Colonial-739.
Mörner. Op. Cit. pp. 139-140. MacLeod. Op. Czt. p.229.
326
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
dada, podia revertir a la cultura india hegemonica de una region,
como fue ci caso de las castas de Cuilco, en ci altiplano guatemalteco, cuyos mtegrantes vivian y actuaban como indios para 1715.
Mientras que las elites españolas contribuIan a!, erario con
impuestos indirectos dificiles de recolectar, el ingreso fiscal más
importunte del Estado colonial hasta pnncipios del siglo XVIII fue
el tributo personal, al que teóricarnente estaban sujetos tanto los
indios como los descendientes de africanos. Pero al determinarse
las tasas, en 1585, se estabiecicron diferencias significativas; asI,
mientras indios y zambos debIan pagar 1.5 pesos anuales y sus
contrapartes femeninas medio peso, negros y mulatos tenIan que
pagar dos pesos, y sus contrapartes femeninas 0.75 de peso.10 No
conozco ningün texto que explique cuál fue la logica que sustento esta determinación, que bien pudo basarse en una temprana
percepción de los afroamericanos como mejor integrados al mercado, o bien se aplicó para diferenciar a los nuevos sübditos que
eran técnicamente libres.
Fuese cual fuese ci razonamiento detrás de esta diferenciación, irónicamente se esperaba que los mulatos pagaran su tributo en los pueblos en los que se suponia no debIan residir, y en los
que no compartian la estructura de pOder ni tenIan acceso a las
tierras de 14 comunidad. Para 1610 ci ingreso proveniente del tnbuto habIa disminuido,, pues se usó la movilidad geográflca como
mecanismO de resistencia; su efectividad quedo demostrada cuando las impotentes autoridades colonjales decidieron que ünicamente debIan pagarlo los negros, los mulatos y los zambos que
estuviesen viviendo en la comunidad en el mOmento del cobro."
No es sorprendente que esta población flotante evadiera a los oficiales metropolitanos, quienes representaban un proyecto colonial que, si se imponIa, los colocarIa en el nivel más bajo de la estructura social.
El abandono de comunidades por parte de los indios es más
difIcil de evaluar, pOrque el énfasis de las fuentes coloniales está
El caso de Cuilco fue utilizado por Adrian Van Oss para demostrar la falta de
correspondencia entre raza e identidad cultural. Adrian C. Van Oss. Catholic
Colonialism. A Parish History of Guatemala, 1524-1821. Cambridge: Cambridge
University Press. 1986. pp. 77-78.
10 JoseJoaquin Pardo Mzscelanea hzstorzca Guatemala szglos 16 a 19 rnda costum
bres soczed,ad Guatemala Editorial Universitana 1978 p 84
11 Pardo Op. Cit. p 85
9
327
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
puesto precisamente en esos pueblos, nichos proveIdos por el Estado colonial, donde vivIan bajo hi autoridad compartida del cura
y el cabildo de indios, con acceso a tierras cedidas por el rey y pagando su tributo. MacLeod y Van Oss han indicado que el proceso de "desindianización" fue más intenso y permanente en las
areas donde los españoles concentraron sus actividades económicas dirigidas al mercado, y donde la cultura original cambió ante
presionès económicas, dernográficas y culturales.'2 Los estudiosos
que han analizado la evolución demográfica de la población mdlgena centroamericana, frecuentemente asumen que cualquier reducción en la pobiación necésariamente obedece a un colapso
demográflco)3 Sin despreciar el impacto de este fe-nómeno, especialmente para el siglo xvi, en ausencia de una migración significativa de europeos y africanos, es evidente que la mayorIa de
quienes eran oficialmente miembros de las castas tenIan una herencia genetica de origen amerindio. Pero, en contraste con la
region andina, donde una matriz cultural comtin permitio la aparición de "yanaconas" (segün Bakewell, "población flotante en
una sociedad cuyos otros miembros tenIan un sitio rIgidamente
definido"), que man tuvieron su condición de indios, la población
flotante centroamericana fue forzada a crear una nueva cultura,
tomando algunos elementos de la cultura española.'4
Esta incapacidad de recrear la cultura "india" fuera de los nichos institucionales establecidos por el Estado colonial surgió de
la multiplicidad de culturas nativas del istmo, las cuales tenIan sus
propias unidades polIticas. W. George Lovell señala que, al contrario de Mexico, la ausencia de un uinico grupo dominante nativo por conquistar hizo que la subyugación del altiplano guatemalteco fuera una serie de "laboriosas campañas"contra los quiches,
los mam, los tzutuhil, los pocomán, los cakchiquel, los ixil, los uspantecos y los kekchI.15 Linda Newson también ha demostrado
12
13
14
15
MacLeod. Up. Cit. p. 229. Van Oss. op. Cit. pp. 71, 77-78.
W. George Lovell. Conquest and Survival in Colonial Guaten ala. A Historical Ceography of the Cuchumattin Highlands. Canada: Mc Gill-Queen's University Press.
1985. pp. 140-172. Linda Newson. The Costs of on quest: Indian Decline in Honduras Under Spanish: Rule. Boulder: Westview press. 1985. pp. 127-132. Linda
Newson. Indian Survival in Colonial Nicaragua. Norman: University of Oklähoma Press. 1987. pp. 335-342.
Peter Bakewell Miners of the Red Mountain Indian Labor in Potosi 1545 1650
Albuquerque University of New Mexico Press 1984 p 34
Lovell. op. Cit. p. 59-60.
328
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
que la fragmentación polItica y cultural de los pueblos nativos fue
caracterIstica en Honduras y Nicaragua.16 Por ello, el refugio para
los indios que escapaban de sus comunidades eran los "valles", como denominaban los españoles a los poblados en que se establecieron los mulatos.'7 No es sorprendente que, en esos asentamientos ilegales, el idioma castellano se haya convertido rápidamente en la lingua franca, que permitio la comunicación de los
indios escapados de comunicades linguIsticamente diversas con
los afroamericanos que, forzosamente, también habIan tenido
que adoptar el idioma de sus antiguos amos. El castellano y la
adopción, parcial y redefinida, de costumbres de origen español
eran esenciales para establecer el carácter no indio de cualquiera. En esa convivencia se generó una cultura comün, que fue la
antepasada de la del campesinado del PacIfico centroamericano
y, dada su matriz afroamericana, no es sorprendente que genéricamente se les denominara mulatos, fuese cual fuese su herencia
biológica. El alcalde mayor Manuel de Gálvez y el obispo Pedro
Cortés y Larraz, para mencionar dos informantes del siglo XVIII,
usaron ese término para referirse a las denoninadas "castas", y
también aparece en el ñnico resumen conocido del censo efectuado en 1778.18 Henry Dunn describió esta amalgama cuando visitó Guatemala en 1827: "The offspring of Negroes and Indians, of
Whites and Indians, as well as the descendants of African Negroes, are
included under the term Mulattoes, by which they are generally known; sometimes, however, they are called Mestizos, or Ladinos ".
Varios procesos económicos y sociopolIticos evitaron que el
istmo centroamericanO se convirtiera en un ufliverso cimarrón.
El más impOrtante de los primeros fue la sustitución del cacao
por el añil, un tinte para teñir de azul. La expansion de su producción por los colonizadores trajo nefastas consecuencias para
los trabajadores. Se puso en peligro su salud en los largos viajes
16 Newson. Op. Cii. 1985. pp. 17-91. Newson. Op. Cii. 1987. pp. 23-83.
17 Pedro Cortes y Larraz Descripcwn geograJico moral de la Dzosec-zs de Goathemala
Guatemala: Tiogr.fia Nacional. 1958. 2vols. I. p. 214.
18 Manuel de Galvez Corral "Relacion geografica de la Provmcia de San Salva
dor por don Manuel de Gálvez, Alcalde Mayor de ella." (1740). En: BoletIn el
Archivo General de Gobierno, II: 1 Octubre. 1936. pp. 23, 27; Cortés y Larraz. Op.
Cit. pp. 205, 221, 227.
19 Henry Dunn. Guatimala or the Republic of Central America. Primera edición.
London: James Nisbet. 1828; reimpresión Detroit: Blaine Ethridge. 1981. p.
90.
329
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
que hacIan para cortar el arbusto en las zonas costeras, asI como
en los largos perIodos que debIan estar dentro de canoas agitando ci agua para procesar el arbusto, y por la falta de alimentos de
primera necesidad en ci ciclo de producción agrIcoia. Además, se
creIa que ci bagazo producIa vapores que provocaban enfermedades, aunque es probable que los vectores de nuevas epidemias
fueran las nubes de moscas que aquel atraIa.20 Por ello, desde
1581 la Corona prohibió ci uso de trabajadores indios en la producción de aiiil, iniciando un perIodo de siglo y medio de contradicción ernie la lcgislación y una actividad económica que dependIa de fuertes contingentes de mano de obra, en particular durante la cosecha y ci procesamiento del arbusto.2 ' Los mecanismos utilizados por los productores para burlar la prohibición han
sido descritos en detaile por Rubio Sanchez y MacLeod.22 El más
relevante, muy similar a los utilizados durante los cicios cacaoteros del siglo xvi, fue el respetar la letra de la prohibición pero
violar su espIritu, al utilizar a negros y mulatos como intermediarios que contrataban a los indios, de forma que los espafloles subarrendaban sus servicios; la estratagema también fue prohibida.23 En este contexto, ci Estado colonial y sus representantes desarrollaron lo que MacLeod ha ilamado un "sistema de multas y
sobornos", por ci cuai la monarquIa y sus funcionarios se apropiaban de parte de la riqueza de la ñnica actividad lucrativa del reino, al penalizar las infracciones a la prohibici6n.24
Dc manera que fue desde una posición de fuerza como los
afroamericanos se vincularon con la producción del tinte. La cvidencia muestra claramente que los hacendados no pudieron imponer ci peonaje por deudas, caracterIstico de otras regiones de
Hispanoamérica. Por lo contrario, debIan adelantar dinero y
20 MacLeod. Op. Cit. pp. 184-186.
21 Manuel Rubio Sanchez Histona del añzl o xiquzlzte en Centro America San Salva
dor: Dirección de Publicaciones del Ministerio de Educación. 1976; 2 vOlumenes II: p. 11.
22 Rubio Sanchez. Op. Cit. II: p. 11-18. Mac Leod. Op. Cit. pp. 185-188.
23 Rubio Sanchez. Op. Cit. II: 13-14.
24 Murdo MacLeod. "The Primitive Nation State, Delegation of Functions, and
Results: Some Examples From Early Colonial Central America". En: Kenneth
Ackerman (Editor) Essays in the Political Economic and Social History of Colonial
Latin America. Delaware: University of Delaware. 1982. pp. 59-60. Stephen Webre ofrece una.interpretación alternativa en "El trabajo forzoso de los indIgenas en la polItica colonial guatemalteca. Siglo xvii. En: Anuario deEstudios Centroamericanos. xii!: 2 .1987. p. 51.
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mercancIas a trabajadores que, gracias a su movilidad, desapareclan para hacer otro contrato en otra hacienda y con otro nombre. La falta de control sobre trabajadores indispensables, dada la
prohibición de contratar indios, provocó ci con:stante fraude por
parte de los mulatos hacia los hacendados, pues aceptaban dinero y textiles de otro terraternente, antes de haber pagado con su
trabajo su deuda previa Las autoridades emitieron normativas
ontra esta practica en 1627, 1642, 1671 y 1677, intervención recurrente que revela la imposibilidad de imponerlas a quienes no
estaban sujetos al control efectivo de las elites locales o del Estado colonial La envidiable posicion de los trabajadores mulatos
queda reflejada en la solicitud que provocó la prohibición de
1677, en la que se señala que aquellos se volvIan "insufribles", tanto en el monto de los salariost exigidos como en su insistencia de
que se les pagara por adelantado.26 Ya en 1631, Juan de Avilés, un
productor de añil, habla solicitado al rey que levantara la prohibi.
ción de contratar indios para eliminar el sistema de multas y sobornos que pesaba sobre la mdustna En su argumentacion señalo
que habIa más de 6000 negros, mulatos y nabonos (indios que vivlán fuera de sus comunidades), quienes eran "mal inclinados y por
la mayor parte ladrones, y con otros muchos vicios perjudiciales a la repilblica", pero que habian sido refrenados en su "criminalidad" por
su participaclón en la producción del tinte Pero las rnspecciones
para coflstatar que se respetara la icy que prohibla la contratación de indios provocaban la desbandada de este contingente laboral, debido a que no les faltaban delitos, entre los que se encontraba, sin duda, la falta de pago del tributo, con ci consiguiente perjuicio para los productores y la Real Hacienda A pesar de este intento por sobornar la conciencia de su Majestad Católica, los hacendados siguieron una polItica de sálvese quien
pueda, lo que reforzo la posición de sus operarios para adquirir,
mediante altos salarios y constantes fraudes, un porcentaje de la
riqueza generada por el tinte.
El Estado colonial nunca abandonó el principio de las dos repüblicas, y su intento por romper el punto muerto a que habla liegado su falta de vinçulación con la población mulata,, se lirnitó a tI
25
26
Rubio Sanchez. Op. Gil. pp. 87-95.
Rubio Sanchez. O. Cit. pp. .91-92.
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midas iniciativas a la luz de la magnitud del problema: la fundación
de unas pocas villas como La Gomera, en la Costa guatemalteca, y
San Vicente (que eventualmente se convirtió en una villa de espanoTes), en El Salvador.27 Sin embargo, después de que desapareció
el servicio militar de tipo feudal que deblan prestar los encomenderos, la seguridad de las colonias a partir del siglo Xvii dependió cada vez más de las milicias de mulatos, vInculo institucional para que
estos redefinieran su posición en la estructura olonial.28 Por ejemplo, en 1672 los mulatos de Costa Rica, que para entonces habIan
servido como milicianos por varias décadas, solicitaron y obtuvieron
que se les cambiara su estatus de tributarios a cambio de sus servicios militares a la Corona, citando como precedentes concesiones
similares otorgadas a sus pares en Realejo, Granada y Trujil1o.
Aunque no hay evidencia de que alguna vez pagaran tributo,
buscaban defenderse de la elite local, la cual aprovechaba su confiiso estatuto legal para exigir servicios gratuitos. Aunque esta práctica
apenas si fue afectada por el nuevo vInculo con el Estado colonial,
la milicia se convirtió en la voz de un grupo social que hasta enton
ces habIa carecido de poder formal: para 1812, los oficiales de la
miicia mulata atesoraban todo decreto, certificación o cualquier tip0 de documento que probara sus servicios y derechos reconocidos
por las autoridades superiores. El obispo Cortés y Larraz habIa encontrado curiosa la persistencia de los indios por pedir prueba escrita de cualquier servicio prestado por sus comunidades a cualquier representante de la Corona, para atesorarlo en sus archivos.
El reconocimiento de la importancia de los documentos, instrumento de poder que llevó a que en algunas oportunidades se les
percibiera como fetiches, demuestra hasta qué punto ambos grupos
reconocieron al Estado colonial como intermediario, a pesar de
27
Mörner. Op. Cit. p. 143.Jorge Luján Muñoz. "Fundación de villas de ladinos
en Guatemala en el ñltimo tercio del siglo xviii". En: Revista delndias. xxxvi:
pp. 145-146.Julio-diciembre 1976. p. 57.
28 La crisis del imperio espanol a- raIz del fracaso de la "Union de Armas" del
Conde-Duque de Olivares ya habla hecho que incluso algunos miembros de la
elite capitalina propusieran la medida.extrema dereconocer a los afroamericanos como parte de la "repüblica de españoles." Véase el "Memorial de aviso
del capitan Cristobal de Lorenzana" (cIRcA 1650) en Hector Leyva M. Documentos coloniales de Honduras. Tegucigalpa: CEHDES. 1991 pp.1 15-125.
29 "Testimonjo de varias Reales Provisjones y certificaciones
a favor de los negros, mulatosy mestizos vajos que viven y estan alistados en la Puebla intitulada Nuestra Señora de los Angeles de esta ciudad de Cartago". 1793. ANCR-SHComplementario Colonial-736, f. 7-11.
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que sus quejas raramente encontrarOfl soluciones permarientes.30
AsI, los oficiales de la milicia mulata sirvieron de intermediarios entre su grupo social y los cobeneficiarios del estatus colonial, como lo
habIan hecho los cabildos de los pueblos de indios desde su fundación en ci siglo XVI. En algunos casos la vinculación funcionó sin
mayores asperezas, como cuando los destacarnentos de milicianos
de Costa Rica elegIan a sus oficiales menores, y pagaban, entre todos, los precios fijados por los gobernadores; en olros hubo conflictos que generaron revueltas, como en Nicaragua a mediados del siglo XVIII, las cuales aün no han sido etudiadas con profundidad.3'
Estaban puestos los fundamentos para que en el siglo XVIII los
campesinos mulatos se convirtieran en los productores del mejor
añil exigido por la revolución industrial inglesa, dado que en la
producción del tinte nunca se pudieron implementar economIas
de escala.32 Además, como se reconoció a finales del perIodo colonial, la productividad por area era mayor en las explotaciones campesinas: "Es cosa averiguada en este Reino que las tierras repartidas en pequeñas posesiones, trabajadas materialmente por sus propios dueñOs, fructifican incomparablemente más que las constituidas en grandes haciendas".33
Revirtiendo los procesos de expulsion sufridos siglo y medio ames,
invadieron las tierras de los indios bajo la protección del clero Sectilar, y fueron sujeto polItico en la complicada red de cijentelismo
que funcionaba detrás de la estructura de poder formal.34 Aunque
continuaron un patron de reproducción en que predominaban los
Cortés y Larraz. Op. Cii. U: p. 58; sobre Ia "preocupación fetichista" de los indios por los documentos escritos vease Eric Van Young In the Gloomy Ca
verns of Paganism: the State, Popular Culture, and Rebellion in Mexico, 18101821". Ponencia presentada en Conference. En: ThePeople, State, and Nation in
Mexico. University of Texas at Austin. pp. 6-7 April 1990. p. 17.
31 Fernández Molina. Op. Cit. pp. 112-113. Tomás.Ayón.. Hisioria de Nicaragua.
Managua: Fondo de Promoción Cultural BANIC. 1993. 3 volümenes. pp. 195204, 239-256.
32 Sobre las caracteristicas de la produccion de anil en Centroamerica y la nn
portancia de. la participaciön campesina vease José Antonio Fernández Molina. Colouring the World in Blue. The Indigo Boom and the Central American Economy, 1 760-1810. Tesisdoctoral. University de Texas Austin. 1992.
33 Real Consulado de Guatemala. Apuntamientos sobre la agricultura y comercio del
Reino de Guatemala. Nueva Guatemala:Oficina de don Manuel Arévalo, 1811;
reproducido como apéndice en Jorge Mario GarcIa Laguardia. La genesis del
constitucionalismo guatemalteco Guatemala: Editorial Universtaria, 1971. pp.
299-300.
34 Sobre Ia alianza entre el clero secul4r y los mulatos en el proceso de apropiación de las tierras de las cornunidades indIgenas véase Van Oss. Catholic Colonialism. Passim.
30
333
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
hogaresjefeados por mujeres y la ilegitimidad, habIan redefinido
su lugar dentro de la estructura social. HabIan modificado en la
práctica el proyecto de sodedad colonial: ahora los indios ocupaban el ültimo peldaño en la escala social, ellos eran los interlocutores de las elites... y sus competidores en las actividades comerciales
que hubieran deseado monopolizar.
Esa capacidad de los mulatos para apropiarse de actividades
de la elite espaflola se puso de manifiesto en la minerIa y en el
procesamiento del hierro, introducidos a finales del siglo XVII y
consolidados en las primeras décadas del siglo XVIII. Ya para
1730, un ingenio, como se denominaba a las instalaciones para
procesar el metal, funcionaba sin que su dueño tuviera propiedad sobre ninguna veta, lo que sugiere que rápidamente apareció
un grupo de "gurruguses" (mineros ilegales que trabajaban a pequefla escala) que le proveIan la materia prima indispensable.5
En ese mismo año, Julián Izquierdo, el más importante productor de hierro de la época, presentó una protesta significativa,
pues, segün él se debIa
providenciar el remedio y reparos que necesitan tantos daflos y contener la libertad y desorden de lajenta vulgar que
todo lo confunde e ynvierte con el desarreglado de SU voluntariosa introducción en quantas labores y manejos se descubren, como se manifiesta claramente esta realidad en todo
jénero de minas y metales ricos y bajos, que después de dejar
truncas y destruidas sus primeros labores las abandonan pasando a hacer los mismos o mayores daños en otras, o donar,
bender y traspasar las vetas clandestinas, sin haber adquirido
propiedad mediante derecho a ellas ni cumplido con la obligaciôn ni condiciones que prefinen (sic) las leyes y ordenanzas reales.36
Es obvio que la competencia de los mulatos invertla lo que se
consideraba el orden natural, donde se retaban los principios de
35 José Antonio Fernández Molina. "Al estilo de Vizcaya... "La producción de hierro en el Reino de Guatemala. Guatemala: Instituto de Investigaciones Históricas, Antropológicas y Arqueologicas de la Universidad de San Carlos. 1989.
p. 23.
36 Fernández Molina. Op. Cit. p. 22.
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deferencia y sumisión que se esperaban de la 'jente vulgar" en ci
ordenamiento colonial.
Aunque la Corona abolió la prohibición de contratar indios
en 1738, no disminuyó la importancia de los trabajadores mulatos, debido al crecimiento en la producción del tinte, y los hacendados continuaron solicitando que se les exigiera pagar con su
trabajo ci monto del dinero y de las mercancIas adelantados. Ante esto, en 1784 ci Estado colonial decidió intervenir más directamente, al aprobar los "Estatutos de la Sociedad de Cosecheros de
Añil", en los que prohibIa el adelanto de salarios, establecIa el
trabajo compulsivo de hasta ci 25 por ciento de la población masculina india o ladina, y declaraba que el estatus de miliciano no
daba lugar a excepción. La normativa, sin embargo, duró solo un
poco más de lo que necesitó la tinta para secarse en ci papei. La
evidencia muestra que ünicamente se intentó aplicarla un año,
sin realzar los censos de pobiación o de haciendas necesarios,
por lo que fue usada como elemento de negociación entre los hacendados y su mano de obra. Si los representantes metropolitanos tuvieron que renunciar a esta iniclativa fue porque no hailaron rnngñn medio para forzar su aphcación, especialmente si los
milicianos eran afectados, y porque los hacendados, acostumbrados a un sistema flexible para garantizarse mano de obra, temIan
que con base en la prohibición dc piratear trabajadores se voiviera a instaurar ci sistema de multas . y sobornos.37 Aunque no se
aplicara, es significativo que la legislación haya reconocido la capacidad productiva de aigunos mulatos, quienes podIan recibir
trabajadores segün ci sistema compulsorio de trabajo, si estos
producIan añil, tabaco, arroz, frijoles y maIz ya existIa una diferenciación dentro de este campesinado.
En 1790, otro decreto, tan ineficaz como ci anterior, ordenó
reducir en pueblos a "vagos y dispersos, "para que trabajaran con
grillete, si su "inobediencia" lo exigIa. Además de sus fines económicos, se buscaba "coniener assI el libertinaje on que viven, dedicados
al robo, destruyendo las haciendas al abrigo con que se pasa de una a
otra provincia, abandonando susfamilias' Se alegaban motivos morales, vinculados con la ilegitimidad y los hogarcs, abandonados
37
Para un análisis detalladO de la legislación y los problemas de su aplicación
véase Fernández Molina. Op. Cit. 1992. p. 93-103.
335
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
por los varones que debIan presidirlos.38 Irónicamente, para esa
época Ia Corona española revirtió parcialmente su polItica hacia
Ia ilegitimidad; en 1794 deflnió a los expósitos como "hombres buenos del estado liano ", que no podIan ser ofendidos con calificativos
como "bastardo, de borde, incestuoso o adulterino' con plena posesión de sus derechos civiles, y que no podIan ser sometidos a castigos infamantes. Además, trasiadando Ia pena del fruto del pecado al pecador e intentando ofrecer un remedio, ci rey ordenó
fundar casas de expósitos para los hijos de "padres desnaturalizados
[quienes] quisieran exponerlos en ellos, desprendiéndolos y arrojándolos
de su seno por conservczr el honor mundano que en realidad hablan conculcado".39 Este cambio de actitud se vio reforzado por otra real
cédula de 1803, en Ia cual se declaró a los expósitos como hijos
legItimos.° Sin embargo, Ia voluntad del monarca fue convenientemente ignorada, como sucedIa cada vez con mayor frecuencia
al final del perIodo colonial, pues lajerarquizacion del honor y
del deshonor era parte del sistema de valores que diferenciaba
los estamentos corporativos de Ia sociedad colonial. Como podia
esperarse, estos decretos fueron respetuosamente archivados, sin
que Ia elite ni los funcionarios reales, intermedjarios forzosos enu-c los sectores subordinados y las politicas metropolitanas, cambiaran sus actitudes o divulgaran su contenido.
Aunque los mulatos eran cristianos de bautizo y rito mortuorio, rara vez se casaban, y mantenIan un patron de comportamiento sexual que reñIa con el de los españoles; sin embargo, quienes
habIan sido Ilamados "criminales" en las primeras centurias del
coloniaje, para finales del siglo xviii mostraban ci impacto de su
partipación en actividades económicas orientadas a! mercado. Algunos valores de los mulatos están plasmados en un entremés titulado "El Tamborillero Encantador", decomisado a finales del siglo
Xviii, posiblemente después de haber sido representado innumerabies veces en las ferias comerciales. En él Ia figura de Ia autoridad es un aicalde, quien sale a rondar de noche y expresa en verso una defensa de Ia propiedad privada, que debe haber sido compartida tanto por los hacendados españoles de Ia elite como por
los campesinos "poquiteros", los pequeños productores de añil:
38
39
40
ANCR, SH, Serie Cartago 1088,1.55.
AGcA, A1.23-1533,.f. 313.
AGCA, B-100-2785.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
"no me ha de quedar ladrón
en todo aqueste lugar
el gato que yo cojiere
a La Ermita ba a parar
yo les quiteré la maña
a tanto perro haragán
que solo afuerza de rovos
su vida quieren pasar"
Pero, si quienes atentaban contra la propiedad corrIan el
riesgo de ir a servir como mano de obra forzada en la construcción de la nueva capital, en contraste, la actitud del "alcalde"hacia el comportamiento sexual fuera del matrimonio era abiertamente opuesta a la represión oficial del concubinato. AsI, cuando
el alguacil preguntó si debIa capturar a! "topo enamorado" que encontrara, el alcalde le replicó:
".Qué delito es ese, tonto?
No consideras caimán
que el uno at otro se quieren
por su prqpia boluntad?
Todo to que es contra el gusto
siempre se ha de castigar
Pero to que es boluntario
cómo se ha de remediar?
Y más que todas las leyes
encargan la sociedad
y la union del uno at otro
con toda su boluntad.
Y más que eso es tan antiguo
desde nuestro padre Addn;
la propagacion del Mundo
siempre se ha de procurar
y que se engendren criaturas
porque baya el Mundo a más".4'
41
AnónimO. "El tamborillero encantador. Entremés aparenternente escrito por
Andrés Garza, recogido por el cura párroco de Santiago Esquipulas, año
1795" Transcripcion dejose Chaclan Diaz En Boletzn del ArchzvoHzstoricoAr
quidiocesano "Francisco de Paula GarcIa Péláez". in: 1 (julio-diciembre de 1992).
pp. 15-30.
337
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
La logica de la misma sociedad de la que se derivaba el poder represivo y el recurso a la Biblia como texto sagrado ("creced
y multipiicaos") justificaban ci discurso alternativo.
Es posible que muchos decretos de los representantes metropolitanos en el istmo, como las medidas antedichas de 1784 y
1790, los publicaran en cumplimiento de sus obiigaciones en lo
formal, pero que desde un inicio se sbia que serIan ineficaces,
dada la faita de poder del estado colonial. Además, esas medidas
fueron emitidas pensando en las necesidades de El Salvador, como centro de producción del ünico producto de exportacion ral
mercado europeo, el añii. Mucho más probiemática resultó la instauración de las intendencias como nueva forma de organizar ci
territorio y de redefinir la estructura de poder en su interior. En
una clara muestra del carácter casuIstico de la normativa colonial, la Real Ordenanza de Intendentes establecIa, en ci artIcuio
137, que los indios debIan pagar 16 reales de tributo anual, mientras que la tasa para negros, mulatos y otros miembros libres de
las castas era de 24 reales: de un plumazo se pretendIa eliminar
un proceso de negociación que ya databa de dos siglos. Sabemos
que en 1767 los mulatos constituIan el 63% de las fuerzas de infanterIa y ci 47% de las de infanterIa, proporciones que, sin duda, aumentaron después de las guerras contra Inglaterra para ia
reconquista de la Mosquitia a principios de la década de 1780.
Cómo pretendIan los ministros borbónicos imponer ci tributo
sobre quienes les servIan como principal -Si no (mica— fuerza armada, y que ya contribuIan mediante ci pago de la alcabala?42
Aplicandojuiciosamente ci principio de que la Icy se acata pero
no se cumple, ci intendente de Nicaragua, como muchos de sus
pares a lo largo del imperio americano, suspendió la aplicación
del artIculo en lo que a los mulatos se referIa, con la siguiente
justificación: "es odioso a los mulatos el nombre de tributo porque per
suadidos, aunquefalsamente, de la superioridad de su clase sobre los indios, a quienesjuzgan sin razón envilecidos por la calidad de tributarios,
les ofende vivamente cuanto tènga apariencia de igualdad con ellos "4S
Como veremos a continuación, en tiempos de crisis no fue posible encontrar ci sentido comün ni la habilidad polItica de ese
funcionario.
42 Ayón. Op. Cit. pp. 54-55.
43 Ayón. Op. Cit. p. 156.
338
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
En 1792, el Reino de Guatemala entró en una crisis económica que fue la constante hasta la independencia. Las gurras europeas interrumpieron ci comercio con EurOpa. Los precios del
añil bajaron, pues los ingleses duplicaron en pocos años la producción del istmo. Buena parte del numerario requerido para el
funcionamiento del comercio interno fluyó a manos de los comerciantes norteamericanos que, como neutrales, eran los intermediarios con el mercado europeo, y la crisis fiscal de la metropoli impuso polIticas que atentaban contra ci complejo equilibrio
que habIa mantenido ci imperio. Un primer golpe fue ci decomiso y la venta al mejor postor de todos los bienes de las cofradIas, en 1805, con lo que desapareció de golpe una de las formas
de organización comunal de los mulatos.45 Sin embargo, como
habIa sucedido en tiempos de prosperidad con la instauración de
la aicabala (un impuesto ad valorem sobre las transacciones), o en
los del monopolio de tabaco y aguardiente, no hay evidencias de
que semejante expropiación provocara reacciones entré la población mulata. Pero la crisis fiscal de un estado colonial imbuido de
las ideas de la Ilustración forzó a que el 20 de diciembre de 1805
se etab1eciera el llamado "Fondo COmün de Ladinos", una nueva
carga fiscal equivalente a cuatro reales o una fanega de maIz por
indIiduo.46 Si bien el monto no era excesivo, en ci contexto de
depresión económica fue la gota que derramó el vaso, pues SC sumó a la carga fiscal de los monopolios y la alcabala, de la cual estaban exentos los indios. Sin embargo, es muy probable que el
peso económico no fuera lo más importante: los mulatos percibieron al Fondo Comün de Ladinos como un intento por imponerles ci tributo camufladamente y, por tanto, como un atentado
contra una identidad construida a lo largo de centurias, que los
diferenciaba de los indios.
La legitimidad colonial entró en crisis cuando una serie de
rebeliones antifiscales estallaron a lo largo de El Salvador, HonPara una descripción de este perIodo de crisis véase Fernández Molina. Op.
Cit. 1992. pp. 404-459.
45 El caso mejor estudiado esel de Costa Rica en Lowell Gudmundson. "La expropiacióti de los bienes de las obraspIas en Costa Rica." En: Re-vista de Histona 7 Juho-diciembre de 1978 pp 37 92, para una evaluacion global que deja
de lado el impacto social véase Geoffrey Cabat. "The Consolidation of 1804 in
Guatemala". En: The Americas. 28. 1971. pp. 20-38.
46 AGCA,.A3.1-2588-38076.
44
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duras y Nicaragua, a partir de 1811. Si bien ci calificativo de "rebeliones preindependentistas" fue una exageración de la historiografla liberal, la cual buscaba raIces populares en lo que realmente fue un proyecto elitista, con estas rebeliones de mulatos
se cuestionó la aiianza bicentenaria con la Corona española. Una
novedad de esta violencia popular fue que, en algunos casos, como Metapán, en El Salvador, se efectuaron alianzas estratégicas
con los indios; en ellas se ciamaba por la eliminación del Fondo
Comun de Ladinos, pero en ningiin momento se solicito la eliminación del tributo.47 El "resorte comün" no se logró durante ci
proceso de ruptura del sistema colonial, ni tampoco bajo la repüblica federal: este fue ci resultado de la "violencia simbólica",
con la cual las elites de los distintos estados impusieron sus valores al campesinado, en procesos cuyos ritmos apenas se comienzan a estudiar.48
47
La ünica transcripción de los documentos de estais rebeliones es Miguel Angel
Garcia Dzcczonarzo historico enci clap edico de la Republzca de El Salvador. Procesos por
infidencia contra los próceres salvadorenos de la independencia de Centroamérica desde
1811 ha.sta 1818. San Salvador: Imprenta Nacional. 1940.
48 Sobre el concepto de violencia simbolica vease Pierre Bordieu Outlines of a
Theory of Practzce. Cambridge: Cambridge University Press. 1977. Pierre Bordieu yJ C. Passeron Reproduction in Education Society and Culture London
J. C. Edit. 1977.
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PRESENCIA AFRICANA
EN FAMILIAS NICARAGUENSE.S
Mauricio Meléndez Obando
UNIVERSIDAD DE COSTA RICA
La omisión del aporte de Africa en la historia latinoamericana ha sido constante y solo en el ültimo siglo un pequeño sector
de los investigadores y de las academias empezó a desentrañar la
participación de los esciavos y de sus descendientes en las sociedades coloniales y posindependientes de America Latina.
Con mayor razón, la amplia contribución genetica africana
en Latinoamérica ha permanecido en ci silencio, debido al racismo y al eurocentrismo imperantes. Además, ci culto al poder y al
poderoso ilega hasta nuestros dIas. Bien dice un proverbio africano citado por la escritora chileno-costarricense Tatiana Lobo
"Hasta que los leones tengan su propio historiador, las historias
de cacerla seguirán glorificando al cazador".
Por otra parte, la genealogIa europea moderna nació para
congraci4rse con las clases dominantes y durante siglos ha servido
para exaltar ci origen "noble y puro" de aigunas familias. En España y en America Latina, la büsqueda de hidalguIas y noblezas
ha frenado ci desarrollo cientIflco de esta disciplina, que hoy tiene —pese a sus propias limitacioncs— fines más "nobles".
En Centroamerica, la genealogia ha temdo la misma historia
Basta ojear las publicaciones oficiales de las principales academias genealógicas para darse cuenta de que casi todos pretenden
rastrear sus raIces exciusivamente en España (o Europa, en general), y de que, cuando se refieren a las raIces indIgenas, hablan
Tatiana Lobo y Mauricio Meléndez. Negros y blancos, todo mezdado. Editorial de
la Universidad de Costa Rica. 1997. p. &
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de prIncipes y princesas, de reyes y reinas o, de por lo menos, Caciques y cacicas.
La asunción integral de nuestros orIgenes está en proceso
—aunque tardIo— porque, finalmente, investigadores y estudiosos
en general, e historiadores y genealogistas en particular, están
comprendiendo que no tiene sentido hacer historia excluyente
en nuestro acrisolado y sincrético continente.
Porque, ddónde no se mezclaron españoles e indIgenas, O africanos y espanoies, o los tres? E incluso aquellos que aseguran no tener mezclas de sangre, pueden afirmar no tener una cultura mestiza? Porque ci fenómeno del mestizaje traspasa los IImites de la sangre, de los genes, y liega a todas las esferas de la actividad humana.
AsI pues, la construcción de las identidades auténticas en
nuestra America está sujeta a la comprensión de nuestra genesis,
violenta, dolorosa, contradictoria, paradójica y aglutinadora.2
Nicaragua
En Nicaragua, como en el resto de Centroamérica, los estudios de las familias no escapan al eurocentrismo ya citado,, con ci
agravante de que la mayorIa de los trabajos publicados carecen
de una investigación seria en fuentes documen tales, puesto que
los archivos históricos en ese pals son prácticamente inexistentes.3
En ci presente articulo se hará un estudio de algunas familias
asentadas en los principales centros urbanos del PacIfico nicaragüense y dejamos por ahora de lado la presencia africana en las
El trabajo que presento es ci resuitado de varios viajes a Nicaragua (en tOdos
visité ci Archivo Histórico Diocesano de Leon), entre 1994y 1998. Para ci ültimo conté con ci apoyo del proyecto La Ruta del Esciavo para Centroamérica,
dirigido por la historiadoraRina Cáceres. En Leon, el abogado y genealogista
nicaragüense Manuel Noguera RamIrez colaboró ampliamente en la büsqueda de información para este artIcuio, que es apenas un esbozo de un estudiO
más extenso que espero conduit más adelante.
En Nicaragua hay solo un archivo que contiene relativamente abundante informacion de la época colonial: ci Archivo Histórico Diocesano de Leon (AHDL).
Este se complementa con una serie documental que antes se custodiaba en ese
mismo archivo y hoy se halia en la Biblioteca de la Universidad Nacionai AutOnoma de Nicaragua (UN), en la misma ciudad, y con la que se resguarda en
ci Archivo Nacional de Nicaragua, en Managua Fuera de Nicaragua se puede
haliar informacion de la epoca colonial Los mas importantes a mijuicio son
ci Archivo General de Centroamerica en Guatemala el Archivo General de la
Nación, en Mexico, y ci Archivo General de Indias, en Sevilla, Espana.
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familias de la costa caribeña nicaragüense —ya en esa zona desde
ci siglo XVII— que responde a otra realidad histórica.
Muchas de las publicaciones genealogicas existentes remiten
a escasos documentos que se custodian en las familias y a la tradición oral, muchas veces dudosa y siempre limitada.
Debo destacar aquI dos trabajos que señalan claramente ci
aporte de Africa en las familias de Nicaragua, y de los cuales he.
tornado varios datos esenciales y sumarnente esciarecedores. Se
trata de Las estructuras sociales de Nicaragua en el siglo xviii, del historiador German Romero Vargas, quien brinda información fundamental para la comprensión del proceso de mestizaje en ese
pals, y Los Cuadra: una hebra en el tejido de la historia de Nicaragua,
del Dr. Carlos Cuadra Pasos, quien habia del mestizaje y de una
antepasada mulata de su farnilia.
Entre otras cosas, Rornero Vargas afirma:
La dicotomIa social fundada en la diferencia entre las dos etnias, española e india, se hubiese mantenido si no se hubiese
producido un fenómeno capital por sus consecuencias sociales: la mezcla racial entre indiOs y españoles, primero, entre
ambos grupos y los negros, despu6s.4
Sin ser genealogista, Rornero Vargas presenta las redes de
consanguinidad, de varias familias nicaragüenses, incluidos varios
casos de rnezclas entre españoles y mulatas que dieron origen a
reconocidos personajes.
Sin embargo, la situación de los negros y mulatos todavIa espera ser desentrañada con investigaciones integrales, que logren
reunir la información dispersa que hay acerca de este fenórneno,
hoy ominoso a nuestros ojos.
La realidad de los mestizos y mulatos en Nicaragua no se diferenciaba grandemente de la situación en otras regiones del istrno
—incluida Costa Rica—. Aunque sobre ellos pesaba la segregación,
los grupos de sangre mezclada, principalmente los mulatos tuvie-
German Romero Vargas. Las estructuras social€s en Nicaragua en el siglo XVIII. Managua. Managua: Editorial Vanguardia. 1988. p. 287. Del mismo autor veãse
tambien Poblacion de origen afncano en Nicaragua" En Presencza afncana en
Centroamérica. Luz MartInez Montiel (compiladora). Mexico: COnsejo Nacional para la Cultura y las Artes. 1993.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ron algunas posibilidades de ascenso en las estructuras sociales imperantes.5 Muchos ilegaron a desempeñar cargos importantes y sus
descendientes se encuentran hoy en todos los estratos .sociales.
Aunque paradójicamente, muchos de esos mestizos y mulatos
se fueron "blanqueando" —no solo fenotipicamente— como condición para tener acceso a mejores oportunidades.
A veces, ese ascenso se refleja claramente en los documentos.
Por ejemplo, cuando Benito Benavente casa en Le6n,6 en 1813,
con Da. Maria Guadalupe Narváez, "española soltera", se le cita
como "mulato soltero"; sin embargo, dos años despu6s,7 en 1815,
es consignado con el tratamiento de "don" en las bendiciones
nupciales del Lic. Dn. Nicolás Buitrago y Da. Francisca Benavente. El tratamiento de don y doña era exciusivo para los hidalgos
—criollos o peninsulares—.
Tenemos el caso de José de la Luz Castellón y Juana Sanabria, quienes son consignados como "mulatos solteros" y vecinos
de Leon cuando contraen matrimoniO, en 1812,8 pero en 1815,
cuando reciben las bendiciones nupciales,9 a José de la Luz le
dan el trato de "don".
Incluso los hijos dejose de la Luz yjuana logran entroncar
después con importantes familias leonesas descendientes de las
elites: Da. Esmeralda Castellón Sanabria casó en León,'°.en 1848,
con Dn. Mariano Salazar Montealegre, hijo de Dn. Carmen Salazar Lacayo y Da. Gertrudis Montealegre Romero; Da. Maria de Jestis Castellón Sanabria casó en La misma ciudad, en 1856,1I con
5
6
AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario deLeón (1807- 1824), f. 112 vuel-
7
AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario de Leon (1807- 1824), f. 150. Se
8
9
10
11
Romero Varga& Op. Cit.. pp. 341-360.
to. El matrimonjo se efeituó el 9 de abril.
trata de las bendiciones nupciales de Buitrago y Da. Francisca, realizadas el 19
de nOviembre.
AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario de Leófl (1807-1824), f. 102vuelto. Testigos: Francisco Areas y Romualda Zamora. La ceremonia se efectuó el
5 de set embre.
AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario de Leon (1807-1824), f. 147. Testigos: Pedro Herrera ysu mujer (sic). La ceremonia se realizó.el 2 de noviembre Ella es citada comojuana Sanabria Polinares
AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario. (1839-1868), f. 34. Padrinos: Dn.
Rafael Salinas y Da. Salvadora Salazar. Se citan los nombres de los padres de
los contrayentes. Casarôn el 22 de marzo.
AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario (1839-1868), f. 88. Dispensadas las
proclamas Padrinos Dr. Dn RemigioJerez y Mercedes Castellon Casaron el 14
de diciembre.
344
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Dn. Victoriano Portocarrero Balladares, hijo de Dn. Dolores Portocarrero Colado y Da. Maria de los Angeles Balladares Sarria;
Da. Mercedes Castellón Sanabria casó en Leon, en 1865,12 con su
cuñado Dn. Victoriano Portocarrero Balladares, viudo de Da. Maria de Jesus Castellón Sanabria; Mariana Castellón. Sanabria casO
en la misma ciudad, en 1858,11 con ci Lic. Remigio Jerez TellerIa,14 hijo de Julio Jerez (o Blandón) y Victoria TellerI4 Polinar.
- Por su parte, el Dr. Cuadra Pasos habla de los vestigios de
Africa que hay en las familias nicaragilenses y, en particular, en la
suya. El asegura:
A pesar de las prohibiciones del Rey, el proceso racial fue
complicado por la llegada de negros [ ... ]. Como en toda
obra humana chocaban elementos, deseos e intereses contradictorios. Los españoles sin continencia, se acercaban a las
indias y a las negras.15
Y, pese a que ci trabajo de Cuadra es un borrador de lo que
iba a ser un libro, es importante porque se convierte en la primera genealogIa nicaragüense que incluye la raiz afncana
A pesar de que en el AHDL se observa una importante laguna
en la documentación sacramental (parte de la cual se conservaba
todavIa a principios del siglo xx), se puede mostrar cómo en la
parroquia de El Sagrario de la Catedral de Leon la mayorIa de los
matrimonios que se celebraron en los ültimos años de la Colonia
eran de mulatos, quienes, en teorIa, debIan estar habitando en ci
barrio de San Felipe,, creado con ese proposito a mediados del siglo xvii. Con el mismo objetivo se habIa establecido La Puebla de
los Pardos, en Cartago, en ci mismo siglo.
Dc los libros de matrimonios de El Sagrario de la Catedral de
Leon, el mãs antiguo que se conserva en ci AHDL empieza en
1807. La "clase" o 'etnia" de los contrayentes se dejó de consig12
13
14
15
Expedientes Matrimoniales. Caja del año 1865. En Leon, el 26 dejunio
de 1865, Victoriano Portocarrero, viudo de Maria dejesOs Castellón, pide autorización para casar con Mercedes Castellón, su cuñada, hija dejose de la
Luz CastellOn yjuana Sanabria.
AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario (1839-1868), f. 101 vuelto. Testigos: Dn. Felipe BermOdez y Dn. Lino Castro.
Manuel Noguera RarnIrez. Los descendientes de don Julio Jemz. Inédito.
Carlos Cuadra Pasos Los Cuadra: una hebra en el tejido de la historia de Ni
caragua". En: Revista del Pensa.miento Conservador. N 9 83..Agosto de 1967.
AHDL.
345
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
nar en ellos el 11 de enero de 1822, unos meses después de la declaración de la Independencia.
Como se puede apreciar en el Cuadro 1, de un total de 953
partidas asentadas en ese lapso, ci 58,23% corresponde a matrimonios entre mulatos, un 14,16% entre españoles y un 2,51% entre mestizos. Los demás porcentajes no son representativos, salvo
el de los matrimonios cuyos contrayentes no reciben ninguna CategorIa (16,89%).
CUADRO 1
MATRJMONIOS DE EL SAGRARIO, LEON. 1807-1822
Conirayentes
y "etnia"
Cantidad
Porcentaje
mulato/mulata
mulato/espanola
mulato/indja
mulato/mestjza
mulato/espãnola
español/española
espanol/rnulata
mestizo/inestiza
mestizo/mulata
indio/mulata
sin etnia
sin etnia/inulata
sin tnia/española
español/sin etnia
mulato/sin etnia
indio/sin etnia
mestizo/sin etnia
555
7
2
1
1
135
3
24
3
3
161
19
7
11
12
5
4
58,23
0,73
0,20
0,10
- 0,10
14,16
0,31
2,51
0,31
0,31
16,89
1,99
0,73
1,15
1,25
0,52
0,42
Total
953
100
Nota: No se separaron aquI las partidas de casamiento propiamente de las bendiciones
nupciales, algunas se.refieren a las mismas personas e incluso en algunos pocos cases se
les cambia la etnia de uña partida a otra.
La etnia" o clase" citada de primero es la del hombre y Ia segunda de la mujer.
Fuente: AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario 1807-1 824.
Aun cuando sabemos que posiblemente los curas o sus ayudantes no eran ya en este perIodo tan exactos ni rigurosos en la
inscripción de las personas, y que a veces un individuo se clas!ficaba en diferentes "etnias" en perIodos distintos de su vida, ci
porcentaje de mulatos es muy alto. Además, si agregamos el 5,3%
de los matrimonios en que por lo menos uno de los contrayentes
era mulato, tenemos que los mulatos participan en casi dos terceras partes del total (63,53%). Esto sin tomar en cuenta que ya
346
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
desde fines del siglo XVIII algunos descendientes de africanos
eran clasificados como mestizos, cuando tenIan algün antepasado
africano muy remoto,'6 como por ejemplo, un tatarabuelo de los
dieciséis que cada individuo tiene.
Lamentablemente, para el caso de los bautizos, no se puede
hacer un trabajo similar, pues los libros que han ilegado hasta
nuestros dIas son transcripciones que realizaron a fines del siglo
XIX. Además, quien copió las partidas omitió la "clase" de todos
los bautizados.
Ruben Darlo, sus antepasados mulatos
Mucho se ha escrito acerca de la obra y la vida del poeta Felix Ruben Garcia Sarmiento, más conocido como Ruben DarIo
Pero sobre sus antepasados mulatos nada se conocia, porque la
genealogIa que eiaboró ci historiädor Luis Guadra Cea en la década de los treintas no menciona las "etnias" de sus antepasados.
Esa genealogIa, publicada en la Revista de la Academia de Geografia e Historia de Nicaragua en 1967, fue dada a conocer en una
conferencia en 1936, en e1 vigésimo aniversario de la muerte del
poeta.'7
Ruben DarIo nació en San Pedro de Metapa, hoy Ciudad Dario, ci 18 de enero de 1867; fue bautizado en Leon, ci 3 de marzo
del mismo año, y su padrino fue Dn. Felix Ramirez, su padre de
crianza. Murió en Leon, ci 13 de febrero de 1916. (Véase Cuadro
genealógico 1).
Sus progenitores fueron José Manuel Garcia y Rosa Sarmiento, quienes casaron en LeOn, ci 16 de abril de 1866. Debieron pedir dispensa para que se levantara ci impedimento de consanguinidad que los unIa, pues la :madre de José Manuel era prima hermana del padre de Rosa.
Mauricio Meléndez Obando. "Josefa de Flores y sus descendientes (la historia
familiar) I párte". En: Revista Asogehi N2.Ju1io-diciembre de 1996. PP. 87 a 90.
Sobre los mulatos vease del mismo autor los descendientes mulatos dejuan
Vázquez de Coronado". TrabajO de incorporación a la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas. Inédito
17 Luis Cuàdra Cea. "Conferencia en el Teatro Municipal de Leon, Nicaragua, el
6 de febrero de 1936 al conmemoralse el xx aniversario de la muerte.de Ruben DarIo". En: Revista dela Academia de Geografla e Historia de Nicaragua. Tomo
xxxii. Managua. Enero de 1966 -Junio de 1967. pp. 5-26.
16
347
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
José Manuel Garcia, quien nació ci 18 de agosto de 1820 y
murió ci 5 de noviembre de 1888, era hijo de Domingo Garcia y
Petronila Mayorga, consignados como mulatos en su partida matrimonial, en 1819.'
Cuadra Cea asegura que Domingo Garcia era natural de Panamá; sin embargo, en la partida se dice solamente que eran
"mulatos de este vecindario". Por el momento se ignora la fihiación de Domingo.
Petronila Mayorga, segiin Cuadra Cea, era hija legItima de
Roberto Rojas y Rita Mayorga; sin embargo, hay una duda al respecto, pues Roberto y Rita casaron en 1811 y su presunta hija Caso en 1819.
Caben aquI dos posibilidades: que Petronila fuera hija natural de la Mayorga y Rojas, tenida antes de su matrimonio, o que
fuera hija de ella y otro hombre. También se debe considerar que
Cuadra Cea tuvo acceso a información y a gente mayor que pudo
haberie dado los datos que éi consigna.
En todo caso, Roberto Rojas y Rita Mayorga son clasificados
como "mulatos solteros y naturales [de Leon]" en la partida matrimonial, en 1811.'
Dc acuerdo con Cuadra Cea, los padres de Rita Mayorga fueron DarIo Mayorga y Catarina Rivas. La ñnica partida de DarIo
hallada en ci libro de matrimonios ya citado es la de su segundo
matrimonio, en 1816,20 pero lamentablernente no se consigna la
"etnia" de los contrayentes.
Por su parte, Rosa Sarmiento, madre de Ruben DarIo, era hija de Ignacio Sarmiento y Concepción Umaña (cuya partida matrimonial no aparece en Leon). A su vez, Ignacio fue hijo legitimo de Casimiro Sarmiento (de Chinandega, segiin lo afirma Cuadra Cea) yjuana Ventura Mayorga.
18
19
20
AHDL.
Libro de Matrimonios de El Sagrario Leon (1807-1824),f. 167. Consignados como "mulatos de este vecindarjo". Casaron el 10 de octubre.
AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario de Leon (1807-1824), f. 78. Testigos: Felipa Castro yjose Sanchez.
AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario de Leon (1807-1824), f. 155 vuelto. Darlo Mayorga, viudo de. Catarina Rivas, casa con Dorotea Garmendia, so!tera y vecina de esta ciudad. Testigos: Dn. Francisco Barberena, .administrador
de alcabalas, y su esposa, Da. Rudecinda Huete. El matrimonio se realizó el 14
de abril.
348
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Casimiro Sarmiento y Juana Ventura Mayorga casaron en
Le6n,2' en 1815, pero tampoco en esta partida se consignan las "etnias" de los cOntrayentes. Unicamente se les cita como "solteros".
Sin embargo, por el expediente de dispensa de Manuel GarcIa y Rosa Sarmiento22 se sabe que Rita Mayorga yjuana Ventura
eran hermanas enteras. Por lo tanto, si Rita es citada como mulata, su hermana debió serlo también, por ser hija de los mismos
padres.
Mi pues, el PrIncipe de las Letras e ícono cultural en Nicaragua —y de Latinoamérica en general—, además de sangre india y
española lievaba en sus venas una cuota africana, que abora damos a conocer.
Queda pendiente profundizar sobre la vida de esos antepasados mulatos del poeta, para verbs en su verdadera dimension, como el resultado de la mezcla de las tres raIces básicas de muchIsimos latinoamericancs.
Los Cuadra
Dn.José Miguel de la Cuadra23 (escrito en la epoca colonial
como Quadra) era hijo21 de Santiago de la Cuadra25 y Gregoria
Sanchez Crespo,26 españoles, vecinos de Granada. Nieto, por via
paterna, de José Antonio de la Cuadra y Sebastiana Gutiérrez, de
21
22
23
24
25
26
Libro de Matrimonios de El Sagrario de Leon (1807-1822), f. 141 vuelto. Thstigos Ciriaco Espinoza y Manuela Peralta, su esposa. PresbItero: Manuel Leandro Ortega.
AHDL. Expedientes Matrimoniales. Caja del año 1866.
Bautizado en la ciudad.de Granada, Nicaragua, el 19 de noviembre de 1747
(sic). Cuadra Pasos. Op. Cit. p.. 6. En la transcripción que hace Cuadra Pasos
consigna ajosé Miguel, español, como hijo legItimo dejacobo (sic) Quadra y
Simona Sanchez. Pads.: Gregorio Sanchez y Felipe (sic) Sequeira.Jacobo puede ser una mala transcripción o que su nombre completo fuera.Jacobo Santiago o Santiago Jacobo. Sijuana Agustina habIa nacido en 1730, es posible que
el año del bautizo sea otro, pues en esa epoca era muy poco frecuente que la
mujer fuera mucho mayor que su esposo.
Romero Vargas. Op. Cit. p 358.
BautiadO en la ciudad de Granada, Nicaragua, el 6 de octubre de 1718. Cuadra Pasos. Op. Cit. p. 5.
Bautizada como Gregoria Simona, en Granada, Nicaragua, el 18 de agosto de
1719. Cuadra Pasos. Op. Cit. p. 6. La transcripción que hizo Cuadra Pasos cita
a Gregoria Simona como hija legItirna de AgustIn Sanchez Céspedes (sic) y
Margarita de Aldana, españoles.
AHDL.
349
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
la misma ciudad, y, por vIa materna, de AgustIn Sanchez Crespo y
Margarita Aldana, vecinos de la misma ciudad.
Dn. José Miguel, quien gozaba de buena situación pues dingIa eljuzgado de los alcaldes de Granada gracias al apoyo de Dn.
José Antonio de Ugarte,27 casó hacia 1772, en Granada, con Juana
Agustina Montenegro, morena,28 quien habIa sido esciava de Sabina Buzano y era hija natural dejuana Gregoria—mulata esciava
de la misma Buzano--21 y de Dn. José Manuel Montenegro.3°
Sabina Buzano manumiti631 ajuana Agustina cuando esta tenIa 13 años, el 8 dejunio de 1747; es decir, habIa nacido hacia
1730. Es muy posible que en la liberación de la esciavita haya intervenido su padre, quien la llevó a su casa, donde la cni6.32
Segñn la historia familiar publicada por Cuadra Pasos,33 Dn.
José Miguel y su hermano Dn. Diego estudiaron en la Universidad de San Carlos, en Guatemala, entOnces capital de la Audiencia a la que pertenecIa Nicaragua. En dicho centro se graduaron
como bachilleres en derecho canónigo y civil.
Se sabe que Dn. José Miguel yjuana Agustina tuvieron por lo
menos dos hijos: Miguel de la Cuadra y Dionisio de la Cuadra,
ambos con descend jentes.
Dionisio de la Cuadra, con la ayuda de su padre, consiguió el
cargo de escribäno del c4bildo de Granada, a lo que se opuso
Dn. Máximo Solórzano, akalde de dicha ciudad en 1795.
Romero Vargas transcribe parte de una protesta de Dn. Máximo Solórzano, acerca del comportamiento de Dn. Dionisio:
( ....) colocado en el oficio de escnibano ünico de esta ciudad,
hadispuesto a su arbitrio de la fortuna de muchos y de infeliz que se le conoció, ahora veinte años, pobre y descaizo, se
ye elevado a una suerte rica en que su clase lo hace insoportable por el orgullo, queriendo con desprecio y ultraje de los
27
28
29
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31
32
33
34
Romero Vargas. Op. Cit. p. 358.
Cuadra Pasos. Op. Cit. p. 12.
Romero Vargas. Op. Cit. p. 358.
Cuadra Pasos. Op. Cit. p. 12. Dn. José Manuel fue hijo legItimo de Dn. Manuel
José de Montenegro, natural de España, y Da. Francisca de Ulloa, natural de
Granada, Nicaragua.
Romero Vargas. Op. Cit. p. 358.
Cuadra Pasos. Op. Cit. p. 12.
Cuadra Pasos. Op. Cit. p. 7.
Romero Vargas. Op. Cit. p. 358.
351
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
buenos vecinos de esta ciudad insukarlos .a todos, como lo ha
verificado, no contentándose con salir de su baja esfera él, sino que lo intenta para todos los de su familia, como se observó en, el tiempo de la abolida constitución, en que él y muchos de su clase por su influjo fueron calificados por ciudadanos y colocados contra las reglas en los empleos concejiles.
Granada, 3 dejulio de 1815.
Pese a las quejas de Solórzano, Dn. Dionisio continuaba ejer9.16
ciendo el cargo de escribano en
Pero la mezcla con personas que tenIan antepasados africanos no acabó con Juana Agustina, pues el 25 de diciembre de
1804, Dn. Dionisio de la Cuadra Montenegro contrajo matrimonio con Ana Norberta Ruiz Lugo, mulata, hija —segün Cuadra PaSOS y Vivas Benard— de Pablo Antonio Ruiz Lugo del Castillo y
Francjsca Gertrudis de Sandoval, o hija —segun Romero Vargas—
de Antonio Ruiz Lugo y Ambrosia del Castillo y Guzmán, todos
mulatos, vecinos de Nandaime.37 Por las fechas, tal parece que los
padres de Ana Norberta fueron Pablo Antonio y Francisca Gertrudis. De todos modos, con este enlace se inyecta nuevamente
sangre africana a la familia Cuadra.
- La familia Ruiz Lugo, como bien explica Romero Vargas, experimentado un proceso de "blanqueamiento", gracias al cual sus
miembros fueron ingresando a otros estratos superiores. Uno de
los descendientes más conocidos es el héroe de 1856, José Dolores Estrada Vado, quien en la partida de bautizo fue consignado
como mulato.38
Otro estudio sobre José Dolores Estrada, de Pedro Pablo Vivas Benard,39 trata sobre su ascendencia, pero no dice que los
Ruiz Lugo del Castillo sean mulatos. Más bien, por lo contrario,
los menciona como descendientes de dos c pitanes españoles,
Dn. Francisco de Lugo y Dn. Tomás del Castillo y Guzmán. Es
probable que los antepasados españoles hayan sido estos, pero no
35
36
37
38
39
Romero Vargas. O. Cit. p. 489.
Romero Vargas. Op. Cit. p. 358.
Romero Vargas. O Cit. p. 357.
Romero Vargas, Op. Cit. p. 357.
Pedro Pablo Vivas Benard Ascendencia dejose Dolores Estrada" En Revzsta
del Pensamiento Conseruador Geniroamericano. N 2 83. Agosto de 1967.
352
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
se aporta ninguna prueba documental m se menciona el origen
mezclado de la familia citada.
Los descendientes-de los CuadraMontenegro se hallan disperSOS en el PacIfico nicaragüense y fuera de sus fronteras; muchos de
sus descendientes han sido ministros y algunos han ilegado a ser
presidentes: José Vicente Cuadra Lugo, Juan Bautista Sacasa y
Anastasio Somoza Debayle (Véase Cuadro genealógico 2).
Los Juarez
En el mismo trabajo sobre la ascendencia de Ruben DarIo,4°
Cuadra Cea menciona el caso de una relación entre una mulata
liberta, Concepción Juárez, y un español, Dn. Carlos Rafael Sarria
Sáenz de Valdivieso. Como producto de esa relación nació, en
1801, GregorioJuarez —conocido en su época como el sabioJuárez—, quien llegó a ser medico, abogado y agrimensor, con una
participacion destacada en la Universidad de Leon.
Ernie otros méritos, Dn. Gregorio fue el iniciador del periodismo en Leon, con su semanario El Nacional, a mediados del siglo XIX.
Lamentablemente, Cuadra Cea no explica de dónde tomó la
inforrnación, por lo que la anotamos aquI con esta reserva.
La familia Sarria ha sido una de las más poderosas de la ciudad de Leon desde principios del siglo XVIII.
Entre sus descendientes hay un sinümero de abogados, médicos y politicos, algunos de los cuales han ocupado, incluso, la silla
presidencial.
En el Cuadro genealógico N 3, se menciona a algunos de los
descendientes del Dr. GregorioJuarez.
Dn. Gregorio casó en Leon, posiblemente en la década de
1840 del siglo XIX, con MarIa Josefa Narváez, cuyos orIgenes se
desconocen hasta el momento.
Su hijo, el Lic. José Leocadio Juarez Narváez, casó en la misma ciudad, en 1884,41 con Da. Carlota RamIrez, hija legItima del
40
41
Cuadra Cea. O. Cit. p. 16.
Libro de Matrimonios de El Sagrarlo de Leon (1884-1890) f 4 vuelto
Dispensadas las amonestaciones. Padrinos: Dn. TeodoroJuarez y Salvadora
Cortés.
AHDL
354
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Lic. Norberto RamIrez Areas y Franciscajaviera Murillo Galarza.42
Da. Carlota era nieta, por via paterna,43 de Dn. Cornelio RamIrez
y Da. Maria de la Paz Areas, y, por via materna, de Dn. Mariano
Murillo, español, natural de Zaragoza, y Da. Josefa Atanasia Galarza Lozano. Estos ñltimos habIan casado en Leon, en 1812.14
JOsé Leocadio nació el 13 de enero de 1847 en Leon, yfue bautizado en El Sagrario al dIa siguiente; mientras que Carlota nacjó el
4 de rnarzo de 1852, y fue bautizada en la misma iglesia el 10 del
mismo mes y aña Fue vecino de Leon, donde ejerció la abogacIa.
Otra hija de Gregorio y Maria josefa, MercedesJuárez, casó
en la misma ciudad, en 1873,46 con Dn. Evaristo Delgado, hijo de
Luciana Soto.
Los Buitrago
Dn. Antonio Sanchez de Buitrago y Maria Manuela MarIn de
Sandoval, quienes ya estaban casados en 1785, fueron padres de
42
AHDL. Libro
de Matrimonios de El Sagrario de Leon (1839-1868), L 26 vulto.
El Lic. Norberto RamIrez casó el 22 de noviembre de 1846 con Javiera Murilb. Testigos: Domingo Murillo y Cecilia Aguero. PresbItero: Hiiario Herdocia.
No se citan los padres de los contrayentes. En el folio 23 del mismo libro está
ci matrimonio de Domingo Murillo, hijo legItimo de Dn. Mariano Murillo y
Atanasia Galarza, con Francisca Gatica. Este matrimonio se efectuó ci 2 dejunio de 1845 y se habIan dispensado las prociamas.
43 AHDL. Expedientes Matrimoniales. Cajaaño 1885 En el expediente matrimonial de Pedro Cardenal SaborIo con Maria de la Paz deJesüs RamIrez Murillo
hay copia de la partida de bautizo de Maria de la Paz donde se consignan sus
abuelos paternos: Dn. Cornelio RamIrez y Da. Maria de la Paz Areas, y los maternnos: Dn. Mariano Murillo y Da. Atanasia Galarza.
44 AHDL; Libro de Matrimonios de El Sagrario de Leon (1807-1824), f. 88 vuelto.
Dn. Mariano era viudo de Da. Luisa Corcuera, y Da. Josefa Atanasia era hija
del regidor Dn. Domingo Galarza y Da. FranciscaJavira Lozano, naturales y
vecinos de LOn.
45 AHDL. Expedientes Matrimoniales. Caja del año 1884. En ci èxpediente hay copia de las partidas bautismales. La madrina dejose Leocadjo fue Dolores Cortes. El padrino de Casimira Carlota (su nombre completo),.el cura José Hilario
Herdocia.,En ci expediente, fechado 17 de setiembre de 1884, se socilicitaba la
dispensación de las proclamas, que Ic fue concedida el 20 del mismo mes.
46 AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario de Leon (1867-1883), f. 43. HabIan casado el 12 de enero, Padrinos: Dn. N rciso Lacayo y Da. Dolores Argüelio. AHDL. Expedientes Matrimoniales
47 AHDL. CapellanIas. Caja 1784-1785-1786. Folder 1785. Se trata de un documento sobre 500 pesos de la CofradrIa de Nuetra Señora de Niquinohomo en que
están valoradas 4 caballerIas de tierra y 2 tercios, en El Realejo, que imponen
sobre su casa de tejas y un hatillo que poseen con 100 cabezas de ganadovacuno, al 5% de interéses. La propiedad de El Realejo se Ilamaba San Antonio de
355
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
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por lo menos dos hijos: Nicolás y Antonio. El primero casó con
Da. Francisca Benavente, y el segundo, con Da. Cecilia Agüero
Mayorga, hija del capitárt Dn. Fernando José Aguero Montenegro
y Da. Silveria Mayorga Ayesta.
Del matrimonio entre Nicolás y Francisca Benavente, quienes
contrajeron matrimonio en Leon, en 1812, nacieron varios hijos.
Uno de ellos era Nicolás Buitrago Benavente, bautizado en la citada ciudad48 el 4 de octubre de 1814.
Dn. Nicolás Buitrago Benavente mantuvo una relación amorosa antes de casar con Da. Jacoba Buitrago, pues en el bautizo
de Bruno, en 1846,11 y en el de MarIa del Carmen de los Dolores,50 en 1848, se especifica que fueron legitimados por el posterior matrimonio de sus padres, en Le6n,51 el 15 dejulio de 1852.
Buitrago Sandoval se graduó de abogado en la Universidad
de San Carlos de Guatemala y se desempeñó como asesor de la
Junta de Gobierno que presidio el obispo Nicolás GarcIa Jerez, al
proclarnarse la independencia, en 1821. Buitrago Benavente, por
su parte, ocupó el puesto de Tesorero General de la Repnblica,
en el gobierno del general Tomás MartInez.
Segün versiones de familiares, facilitadas por el historiador
Edgardo Buitrago Buitrago,52 Jacoba Buitrago habIa sido hija de
48
49
50
51
52
Coyotepe y lindaba, al oriente, con ejidos de Posoltega; al forte, con ejidos del
pueblo de Chichigalpa, al poniente, con tierras de la hacienda de campo de
Dn.JoaquIn Alvarado, y al sur, con Ia hacienda y trapiche que Sanchez de Buitrago y MarIa de Sandoval poseIan. El firma Antonio Sanchez de Buitrago.
AHDL. Libro de Bautizos de El Sagrario deLeón (1814-1817), f. 2 vuelto. Baudzado como Miguel Nicolás. Padrino: Pbro. Silverio Castellón.
AHDL. Libro de Bautizos de El Sagrario de Leon (1843-1846), f. 249. Bruno,hijo natural dejacoba Buitrago, bautizado el 7 de enero de 1846; habIa nacido
el mismo dIa. Hay una nota que dice: "Este niño fue legitimado por subsiguiente matrimonio de sus padres. Dn. Nicolás Buitrago yjacoba Buitrago, en
16/7/1852 Francisco Porras " Tambien hay una nota que dice Certificada
en octubre de 1871 y vuelta a certificar en 8/1/1875".
AHDL Libro de Bautizos de El Sagrarlo de Leon (1846-1849) f 44 vuelto Ma
rIa del Carmen de los Dolores, hija natural dejacoba Buitrago. Hay una nota
que dice: "Esta nina es legitimada por subsiguiente matrimonio de sus padres". Tamhién dice: "Certificada en 4 dejulio de 1868".
AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario de Leon (1839-1868), f. 114 vuelto. El señor presbItero Dn. Estanislao Gonzalez con el permiso del cura de El
Sagrario, Dr. Dn. Rafael Jerez, desposó a Dn., Nicolás Buitrago y Da.Jacciba,
del mismo apellido, "y por no aparecer los libros de matrimonios de ese año
to pone en el presente libro". La partida está asentada después de unas de
1866 y le sigueñ unas de 1861 (sic). Nose especifica que los esposos tengan a!gun parentesco Testigos Dn Santiago Buitrago e Irene del mismo apellido
La información fue facilitada por el Lic. Edgardo Buitrago Buitrago, en una
357
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
una esciava manumitida, de nombre Irene, y de Antonio Buitrago
Benavente. Por tanto, Nicolás y Jacoba eran primos hermanos
(véase su descendencia en Cuadro genealogico 4).
Sobre Irene tenemos ünicamente dos referencias: el bautizo
de una hija suya en El Sagrario de la Catedral de Le6n,53 ci 26 de
marzo de 1822, y ci matrimonlo de su hijajacoba, también en
Le6n,54 en 1852, donde aparece comO testigo. Esto si suponemos
que es la misma persona, y no alguna descendiente con el mismo
nombre, fenómeno nada infrecuente en nuestras familias.
AsI pues, he consignado el caso de los Buitrago, con la reserva de que se trata de información obtenida de la historia familiar
oral, sin la prueba documental que la respaide; sin embargo, por
ser inforrnación que habitualmente las familias tratan de ocultar
y por la fuente misma que la facilitó, es muy probable que los datos correspondan a la historia de esta familia leonesa.
Nicoiás Buitrago Buitrago, hijo de Nicolás yjacoba, nació en
Leon y, como su padre y abueio, estudió ieyes. Posteriormente
fue magistrado de la Corte Suprema de justicia de Nicaragua y
decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional.
Cásó en Leon, en 1889, con Esmeralda MatUs Gonzalez. Dc esa
union nacieron varios hijos, uno de los cuales es el reconocido
historiador Nicolás Buitrago Matus, autor, entre muchas otras
obras, de Leon, la sombra de Pedrarias.
53
54
entrevista realizada en enerO de 1997, en su casa de habitación en Leon. Entie otras cosas comento que Rosalio Uzulutan le habria prometido muchos
años atras la carta de manumision de Irene Buitrago pero que nunca la habia
llevado.
AHDL. Libro de Bautizos de El Sagrario de Leon (1822-1824), f. 197. Francisca
Castula, hija natural de Irene José Buitrago, nació el 25. Padrino: Subdiácono
GuadalupeJarquIn. PresbItero: Francisco Aguado. Ya en ese epoca no se consignaba la "clase" de las personas.
AHDL. Libro de Matrimonios de El Sagrario de Leon (1839-1868), f. 114 vuelto. El señor presbItero Dn. Estanislao Gonzákz con el permiso del cura de El
Sagrario, Dr. Dn. Rafael Jerez, desposó a Dn. Nicolás Buitrago y Da.Jacoba,
del mismo apellido, "y por no aparecer los libros de rnatrimonios de ese año
lo pone en el presente libro". La partida está asentada después de unas de
1866y le siguen unas de 1861 (sic). No se especifica que los esposos tengan algun parentesco. Testigos: Dn. Santiago Buitragoe Irene, del mismo apellido.
359
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Conclusion
Espero que este pequeño estudio muestre la inagotable fuente de investigación que hay en nuestros paIses para la historia de
una de las huellas familiares en Iberoamérica más olvidada: la
africana, la que apenas ahora empezamos a vislumbrar.
Ojalá este artIculo motive, trabajos similares que nos devuelvan, aunque sea parcialmente, la historia de sus vidas, de sus sufrimientos, y también, por qué no?, la de sus alegrIas.
Esta tarea es urgente, pues no hay mejor manera de combatir
el racismo y la xenofobia que demostrándole a la gente que por sus
venas corren la sangre del americano primigenio, la del invasor ibérico y la del inmigrante africano, que se han mezclado después con
la china, la germana, la inglesa, la francesa y la libanesa, entre muchas otras más, en un proceso de mestizaje ad infinitum, que es la
historia de la humanidad desde que dio sus primeros pasos en la
Africa misma.
II]
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
APROXIMACI0N A LA HISTORIA
DE LAS LENGUAS CRJOLLAS
DE BASE INGLESA EN CENTROAMERICA1
Anita Herzfeld
UNIVERSIDAD DE KANSAS, ESTADOS UNID0S
A lo largo de la cost4 atlántica de Centroamérica, viven actualmente varias poblaciones de origen caribeño que hablan
idiomas criollos basados en ci inglés. Segün los datos proporcionados por Norval Smith, hay 55 000 hablantes del criollo limonense, 100 000 hablantes del criollo panameño, 40 000 del crioIlo de la Costa Mosquitia, 500 de la rama cay (Nicaragua) y 115
000 del criollo beliceño;2 Sin embargo, a pesar de su importancia numérica y su prolongada presencia en la costa centroamericana, estas culturas fueron "invisibilizadas" por las historias oficiales, hasta que, en la década de 1960, las ciencias sociales y la
criollIstica se ocuparon del estudio de la diversidad cultural de
Centroam6rica.3 Como consecuencia de que los gobiernos de las
Quiero dejar constancia de mi agradecimiento a la Dra. Margarita Bolaños
por sus valiosas sugerencias.
Norval Smith. 1994. An Annotated List of Creoles, Pidgins, and Mixed Languages.
Pidgins and Creôles: an Introduction. Ed. por Jacques Mends, Pieter Muysken, and
Norval Smith. Amsterdam:John Benjamins PublishingCompany. 1994. pp. 331375. No proporciona datos para el ingles de las Islas de la BahIa en. Honduras,
por considerarlo iiii "semi-criollo". No menciona criollos en Guatemala.
Margarita Bolanos 1999 Anthropological Approaches in U.S.Studies of Central Amen
Ca, 1930-1970: Implications for Central American Anthropology. Lawrence, KS. Tesis
doctoral. University of Kansas. 1999. p. 96. La criollIstica se inicia como tal en los
años 60. A pesar de que Schuchardt, el padre de la criollIstica, ya habIa comenza
do a investigar lengisas criollas en 1881 y que un pequeño grupo.de lingüistas se
reunlo en 1959 para hablar de estas lenguas la disciplina recien adquino legiti
midad como rama acadérnica de la lingUIstica en el congreso realizado en Mona,
Jamaica en 1968. Michael Aceto. Variation in a Variety of Panameri can Creole English.
Austin, TX: Tesis dOctomi. Universidad de Texas. 1996. p. 4
361
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
repñblicas centroamericanas no reconocieran püblicamente la
existencia de esos grupos étnicos, los estudios sociolingüIsticos y
antropologicos sobre ellos se retrasaron, hasta que los estadcs
nacionales establecieron' una estrategia para recuperar su soberanIa en la costa atlántica. Con excepcion de Belice (anteriormente
Honduras Británica), donde el idioma oficial es el inglés, los demás paIses centroamericanos declararon el español como lengua
oficial, con lo que relegaron a un segundo piano las lenguas mdlgenas e ignoraron totalmente los idiomas criollos. Por otra parte,
que los linguistas hayan mantenido esas lenguas en el olvido no
deberIa causarnos gran asombro, ya que hasta hace relativamente
poco tiempo fueron consideradas versiones deformadas de otras
lenguas (Mischsprachen) y no lenguas nuevas.4 Encontramos, por
ejemplo, que la Enciclopedia Cambridge de la Lengua, de David Crystal, publicada en 1987, ofrece un tratamiento bastante comprensivo de la lengua, pero solo menciona los lenguajes criollos centroamericanos que se hablan en Belice y Nicaragua (véase Mapa 1).
MARCO SOCIOHISTORICO DE LA REGION
Los criollos hablantes del inglés originarios del Caribe han estado presentes en Centroamérica por más de 400 años. En general se
reconocen dos ondas migratorias de africanos a Centroamérica: los
esciavos del Africa Occidental que Ilegaron en los siglos xvi y XVH5 y
los inmigrantes afroantillanos que arribaron a fines del siglo XIX.6
Durante los años de la conquista española, la importacion de
esciavos en gran escala parecIa no ser necesaria en Centroam6ri4
5
6
John HoIm. "Pidgins and Creoles". Vol. I. Theory and Structure. Cambridge:
Cambridge University Press. 1988. p. 1.
En realidad no todos los esclavos que ilegaron a las costas centroamericanas
procedIan directamente del. Africa Occidental. Mientras que algunos arribaron a Guatemala desde las Antillas y de Mexico, los que ilegaron acompañando a Pedro de Alvarado venIan de Sevilla o Cádiz; y aim otros fueron con Nünez de Balboa a. Panama y con Sanchez de Badajoz en su expedición a Costa
Rica. Otro contingente, mezcla de africanos con indIgenas, (los Ilamados
Black Caribs, negros caribes, conocidos ahora como garIfUnas) fueron expulsados de la Isla de San Vicente y ilevados primero a la Isla de Roatán en Honduras y después repartidos en las costas de Belice, Guatemala y Honduras, de
acuerdo con John Holm. "Pidgins and Creoles". Vol. H Reference Survey. Cambridge: Cambridge University Press. 1989. p. 478.
Luz MarIa Martinez Montiel. Negros en America. Madrid: Editorial MAPFRE.
1992. p. 170.
362
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Ca. Pero, en la epoca colonial, las actividades económicas y comerciales tuvieron que ser reforzadas con mano de obra esciava.
A partir del siglo XVI, los esclavos africanos fueron destinados, entre otros trabajos, a las minas en Honduras, a las actividades cacaoteras en Costa Rica, a la conquista y al cultivo de la caña de
azücar en Guatemala, a los obrajes de añil en Nicaragua y a la
construcción de caminos y transporte de mercancIas en Panama.7
Poco se sabe de la situación lingüIstica de esa época, pero mientras los indIgenas y los africanos sostenIan el peso de la producción colonial, se produjo la mezcla de los tres sectores de la sociedad y, como resultado de ello, apareció el mestizaje, en el que do-.
minaba el elemento africano en la region costera atlántica, especialmente en Honduras y Belice."
La historia de la costa atlántica ha tenido, por tanto, un desarrollo politico y económico muy diferente del resto del area centroamericana. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII sufrió las confrontaciones armadas entre los españoles y los ingleses, cuando
ambos pueblOs luchaban por la supremacIa económica y polItica
de la region. Después de su fracaso militar en la lucha contra los
españoles a fines del siglo XVIII, los ingleses fueron forzados a
abandonar sus posesiones dentro del territorio centroamericano,
excepto en Belice.9 En las ültimas décadas del siglo XIX, se hizo
evidente que la influencia británica serIa reemplazada por el p0der económico de los Estados Unidos. Las compañIas norteamericanas se dedicaron a, la explotación del banano, del caucho y la
madera, y además tuvieron a su cargo la construcción de ferrocarriles y el propio Canal de Panama.
Los poderosos enclaves financieros norteamericanos dominaron toda la costa atlántica de Centroarnérica desde finales del siglo XIX, con lo que sentaron las bases para una segunda onda migratoria. Un contingente de afrocaribeños provenientes de Jamaica, Barbados y Trinidad, entre otras islas, se enlistaron para trab4jar con los empresarios norteamericanos, tratando de dejar atrás
problemáticas situaciones económicas y polIticas del Caribe. El
Op. Cit. pp. 170, 173.
7
8 IbId.
De allI que el idioma oficial de Belice sea ci ingles en la actualidad, como se
9
menciono mas arriba y por To tanto las observaciones que se hacen sobre
Centroamérica hispana no se aplican a Belice.
363
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
inglés y los lenguajes criollos basados en el inglés de los trabajadores de las islas caribeñas se constituyeron en las lenguas más
habladas en la region. El español fue relegado a los espacios de
los hispanohablantes.
A mediados del siglo XX, la Costa atlántica centroamericana
sufrió nuevas transformaciones, como consecuencia de que los
intereses económjcos y comerciales de los consorcios norteamericanos disminuyeron sus operaciones en la region. A partir de este
perIodo, los gobiernos ceritroamericanos comenzaron a realizar
esfuerzos por adaptar a las minorIas de hablantes de criollos ingleses a la cultura nacional hispanohablante, establecida en su
mayorIa en el interior de los terrjtorios. Por ejemplo, en Costa Rica, como resultado de las polIticas de integración de la region
que se habIan venido practicando desde mediados del siglo, se alfabetizó en espaflol a la población angloparlante con mucho éxito. Las medidas que se tomaron fueron drásticas: se prohibió el
inglés en las escuelas (incluso en las escuelitas particulares) y solo
se establecieron incipientes y totalmente ineficaces programas de
enseñanza del ingles como segundo idioma.
A pesar de los esfuerzos de los gobiernos centrales de Centroamérica por la aculturación, la resistencia lingüIstica de esas
minorIas se contintia manifestando en la supervivencia de su
identidad trilingue y tricultural. La mayorIa de los hablantes de
idiomas criollos hoy en dIa son ciudadanos de Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Guatemala y Panama, y hablan, tanto el español
como los lenguajes criollos Estos ültimos se dan en Un "continuum" lingüIstico. Este continuo se extiende desde el criollo, en
un extremo, conocido como "basilecto" (con vocabulario basado
en el inglés y con la gramática de su lengua africana), hasta el
inglés estándar local, en el otro, que es el "acrolecto", y entre los
dos polos opuestos se da el "mesolecto", que tiene caracterIsticas
de ambos extremos (Mapa 2). A pesar de que el español, la lengua oficial, ha afectado su lengua materna de alguna manera, la
lealtad de los afrocentroamericanos a su grupo étnico todavIa se
manifiesta, por Jo menos parcialmente, en su fluidez en el uso
del idioma criollo. Las diferentes historias sociales de los criollos
centroamericanos, lo mismo que sus variedades fonologicas, léxicas y sintácticas, se deben a sus diversos orIgenes, su evolución
idiosincrásica, y al grado de con tacto que cada comunidad de
364
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
habla ha tenido con el acrolecto del continuo y con otras len
guas de la region.10
Dos CRIOLLOS DE LA COSTA CARIBENA DE AMERICA CENTRAL
El criollo limonense, de Costa Rica
Los esciavos que ilegaron del Africa al Valle Central de Costa
Rica en ci siglo XVI se incorporaron a la sociedad hispana e mdlgena y perdieron sus idiomas por compieto. No obstante, es importante señalar que, de acuerdo con Meléndez," los africanos
que desembarcaron en Costa Rica en esa época no fueron muchos, o por lo menos fueron menos que los miles que liegaron a
Panama, pals que ya entonces constituIa una verdadera encrucijada en ci camino de las Americas.12 Los afro-limonenses de la scgunda mitad del siglo XIX ilegarOn a Costa Rica, en su mayOrIa,
dejamaica, para trabajar temporalmente en la construcción de iineas férreas que iban ,a unir la capital, San José, en ci Valle Central, con Puerto Limón, en la costa del Caribe. Este contingente
de afrolimonenses ha permanecido cultural y lingüIsticamente diferenciadO hasta muy recientemente Nunc4 regresaron aJamaica, su hogar, y se quedaron en Costa Rica permanentemente, para trabajar en el puerto o en las plantaciones bananeras, ambas
propiedad de la United Fruit Company. Solo ahora, después de
10
H
12
En Hoim 1983 varioslingüistas, especialistas en los diveiisos criollos centroamericanos, presentamosun esquema sobre el tiempo ye! aspecto de los marcadores verbales, y sobre el léxico y la fonologIa de los criollos basados en el
ingles que se habla en la region.
Meléndez, Carlos y Quince Duncan. ElNegro en Costa Rica. San José: Edjtorial
CostaRica. 1972. p. 23.
Aunque no se proporcionan cifras exactas, porque "no existen fuentes que registrn sistemáticamente la cantidäd de población de origen africanoexistente en la provincia [ I Oscar Aguilar Bulgarelli e Irene Alfaro Aguilar en La
esciavitud negra en Costa Rica 1997. p. 183, 143 apuntan:
"El análisis de los "Protocolos Coloniales de la Ciudad de Cartago" nos
ha permitido constatar que la presencia del elemento negro en la capital colonial fue considerable y el auge de las plantaciones de cacao llevó
a la trata legal e ilegal de esciavos, en cantidades bastante considerables,
pues era ineludible la adquisicion de fuerza de trabajo para mantener
la ascendente actividad cacaotera aunque, como veremos más adelante,
también fue vital en otras explotaciones agropecuarias y en diferentes
zonas de la Provincia".
3.5
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
un siglo, están comenzando a establecer relaciOnes intermaritales
con la población de habla hispana que, en las iiitimas décadas, ha
emigrado a la Costa este en busca de trabajo.
La lengua de los afrolimonenses es ci criollo limonense
(CL), proveniente del criollo jamaiquino, idioma que sus primeros hablantes trajeron consigo como lengua materna. El criollo
limonense es conocido como ci /mekayteiyuw/ a /mekatelyuw/. Esta designacion proviene del jamaiquino "Let me tell
you [something] ", "Déjeme decirie algo [alguna cosa] ".
Una de las hipótesis que explica ci origen de los pidgins y de
las lenguas criollas sostiene que, durante un perIodo de crisis ungüIstica y de disrupción de estructuras sociales, los hablantes de
dos o más idiomas (mutuamente ininteligibles), para poder comunicarse simplifican sus ienguas maternas y "crean" un nuevo
idioma, que en lingüIstica se ha dado en ll4mar pidgin. Cuando
los hijos de esos hablantes aprenden ci pidgin como lengua materna, este se expande y se transforma en un lenguaje criollo. En
el Caribe, ci idioma criollo se asocia con profundos y dolorosos
sentimientos que recuerdan el pasado de pobreza y esciavitud de
sus hablantes. Si la población que lo vive, inmersa en un ambiente donde se hablan idiomas reconocidos como lenguas cultas y de
alta producción literaria, eventualmente ci ienguaje criollo adopta el vocabuiarjo de esos otros idiomas.
Tomcmos, a modo de ilustración, el caso de los hablantes de
lcnguas ewe de la costa occidental del Africa, quienes fueron obligados a abandonar sus hogares al ser brutaimente esciavizados.
Las trágicas circunstancias (i.e. la disrupción social) que sufrieron esos hablantes cuando fueron embarcados hacia ci Nuevo
Mundo, dictaron que se tuvieran que comunicar con hablantes
de otros grupos lingüIsticos africanos. Una vez en America o en
el Caribe, laboraron forzadarnente en las plantaciones, y tuvieron
que aprender otro idioma —el que hablaban sus patronos—.
Las personas que fueron transpiantadas a Jamaica, por ejemplo, tuvieron que aprender el ingl6s.'3 Lo hicieron con más o menos éxito, segün la habiiidad iingüIstica del habiante y su proximidad fisica a la fuente iingüIstica, i.e. los dueños de las plantaciones.
13
Se desprende de lo apuntado que los esciavos que fueron a HaitI, entonces en
posesión de los franceses, relexificaron su criollo con léxico frances, los que
fueron a Colombia lo hicieron con vocabulario espaflol, y asI sucesivamente.
366
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Esto hizo que los idiomas criollos que ya hablabari los esciavos fueran "relexificados" con terminologla ingiesa (en ci caso de Jamaica
que apuntábamos); es decir, que conservaron su base gramatical
africana, pero reemplazaron gran parte de su vocabulario (léxico)
por ci inglés. De ahI que, en general, los habiantes de idiomas criolbs tengan tan mala opinion de sus lenguas maternas. Las conciben como versiones "deformadas" de los idiomas europeos —reconocidos por su prestigio— de los cuales obtuvieron "prestado" el bexico. Sin embargo, si se examinan su fonologIa, su sintaxis y su
morfoiogIa, es evidente que una iengua criolla, como ci criollo iimonense, por ejemplo, es completamente diferente del sistema ungüIstico del idioma del que obtuvo su iéxico (el inglés, en este Caso). Al comparar ambos sistemas lingüIsticos (o sea, ci del criollo y
ci del inglés), la diferencia es tan grande que ni siquiera puede
considerarse ci criollo como un dialecto de su fuente léxica. Muy
por lo contrario, es evidente que ci criollo es otra lengua, sujeta a
muchas de las fuerzas lingüIsticas que dieron origen al ingles y a
todos los otros.'4
14
Hay varias teorIas que explican la genesis de los criollos caribeños. Generalizando y simplificándolas un tanto, se pueden dividir a grandes rasgos en tres
grupos, aunque todas usan el fenómeno linguistico de lenguas en contactocomo motivación para explicar el origen de loscriollos. Michael Aceto. "Early Saramaccan syllable structure: an analisis of complex onsets from Schumann's
1778 manuscript." .En: Journal of Pidgin an Creole Languages 11. 1996. p.8. Algunas teorIas sostienen que las caracterIsticas de.los criollos del Atlántico se deben a los dialectos "no estándar" de idiomas europeos de los que provienen sus
vocabularios (son las teorlas basadas en los "superestratos"; por ejemplo, Lorenzo Turner. Africanisms in the Gullah Dialect. Chicago: Universidad de Chicago. 1949; Edgar Schneider. American Earlier Black English. Tuscaloosa: Universidad de Alabama. 1989; Ian Hancock. Componentiality and the Creole Matrix: the
Southwest English Contribution. The Crucible of Carolina: Essays in the Development of
Gullah Language and Culture, ed. por Michael Montgomery., Athens: The University of Georgia. 1994. pp. 95-114; Michael Aceto. 1996. Op. Cit. Otras, basan
el origen de los criollos antillanos en las lenguas africanas habladas por los esclavos. Mi, por ejemplo, Mervyn Alleyne. Comparative Afro-American. Ann Arbor:
Karoma. 1980 concluye que una variedad que llama criollo "afro-americano"
(o el "jamaiquino") proviene de una simplificación de las lenguas Kwa. Otros
"substratistas" (es decir criollistas que atribuyen el origen de los criollos a las
lenguas africanas substrato) son Claire Lefebvre. The Role of Relexifi cation and
Syntactic Reandlysis in Haitian Creole: Methodological Aspects of a Research Program.
Africanisms in Afro-American Language Varieties. Ed. por Salikoko Mufwene. Athens: The University of Georgia. 1993. pp. 254-279. Holm. Op. Cit. 1988. Una
tercera posición intermedia combina elementos de ambas hipotesis. Ian Hancock. Creole Language Provenance and the African Component. Africanisms in AfroAmerican Language Varieties. Ed. por Salikoko Mufwene. Athens: The University
367
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Si bien es cierto que las teorIas que explican el. origen de los
idomas criollos afro-caribeños no han podido confirmarse, de todos modos no se prestan para explicar la existencia de los criollos
centroamericanos. Yes que, tanto ci criollo limonense como ci
panameño, como veremos más adelante, fueron derivados de
criollos ya existentes. Ya se señaló que ci limonense proviene del
crioliojamaiquino, el cual, al ser transpiantado a la Costa caribeña de Costa Rica como variedad "inmigrante", se desarroiió en
formas ciaramente determinadas que lo hicieron diferenciarse
del criollo jamaiquino.'
Ultimamente, ci CL ha sufrido serias pérdidas de espacios de
uso, precisamente como resultado de la creciente migración de
costarricenses del interior a la costa, y por ci establecimiento de
matrimonios mixtos que se originaron como consecuencia de esa
migración. Sin embargo, ci CL todavIa sigue siendo el idioma de
conversaciones ernie amigos.16 Marva Spence'7 observa que ci CL
ha perdido mucho terreno. Tanto es asI que, en ci presente, los
ñnicos reductos del CL son los juegos de domino y las iogias,
mientras que otros espacios de uso, como por ejempio losjuegos
de beisbol, los novenarios, ci mercado, y la iglesia, que antes favorecIan exciusivamente al CL, son ahora en su mayorIa ambicntes
bilingües, y los centros de salud y las escuelas han sido completamente dominados por ci espafloi.
Hasta hace poco, ci CL se hãblaba entre los afrolimonenses,
y ci español se hablaba en grupos mixtos. Hoy en dIa las generaciones monolingües del CL, que son las más ancianas, han ido
desapareciendo, y casi todos los afrolimonenses son trilingües
of Georgia.1993. pp.182-191 propone que los criollos se han formado como
resultado de varios componentes flexibles, que Se originan en las lenguas africanas de los esciavos, los varios dialectos de los idiomas europeos, y una reestructuración del componente europeo en una variedad pidgin conocida por
los africanos que liegaron a.América.
15 En realidad, los hablantes del criollo limonense, aunque con cierta dificultad,
pueden comprender también el criollojamaiquino. Comoel criterio que se
usa para diferenciar a los dialectos de los idiomas no es totalmente linguIstico,
puede considerarse que el criollo limonense y eljamaiquino constituyen dos
criollos diferentes, ya que ambos corresponden a distintas nacionalidades, lo
que ha contribuido adiferenciarlos lingüIsticamente.
16 Anita Herzfeld. Language and Identity: Limonese Creoele and the Black Minority of
Costa Rica. Explorations in Ethnic Studies. Vol 18. N 1. 1995. p. 89.
17 Marva,. Spence. A Case Study of Language Shift in Progress Among the Limon-Creole
Speaking Population of Costa Rica. Washington D.c: Universidad de Georgetown.
Tesis doctoral. 1993. p.191.
MI
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
(hablantes del CL, del inglés limonense estánd4r y del español) o
hablan solo el español. A los niños se les enseña espanol en las
escuelas, mientras que el inglés como segundo idioma es solamente una obligación de tres horas por semana en las escuelas
püblicas. A pesar de eso, el CL está todavIa luchando por su vida.
Aunque para preservar su identidad étnica, en medio de una
mayorIa hispánica, no sea absolutamente necesario que los afrolimonenses mantengan su lealtad para con el CL, hay esperanzas
de que conserven alguna solidaridad con su Iengua materna.
Winkler,18 en su reciente investigación, parece inclinarse a pensar que el CL va a sobrevivir por ahora. En principio, el resurgir
del ingles estándar como lengua de prestigi.o por los canales internacionales de television, asI como la popularidad mundial del
reggae y la müsica y la cultura afro-pop, ädemás de la enseñanza
del ingles como segundo idioma en las escuelas pñblicas del
pals, pa1ecen augurarle al CL un nuevo contrato de vida.'9
El criollo panameno
Segün Martinez Montiel,2° un "caso significativo de presencia
negra en Centroamérica es Panama". A pesar de que no se puede
confirmar rotundameflte, se cree que fue el primer territorio
continental al que Ilegaron esciavos, ya que para 1513 los españoles Ilevaban africanos en sus viajes de exploración. Después de esta fecha, en que Vasco Nüñez de Balboa descubrió el Mar del Sur
(más tarde 1lamaio océano PacIfico), y el paso por el istmo entre
los dos mares quedó asegurado, Panama fue importante para Espaila. Entre otros poblados establecidos, Nombre de Dios llegO a
ser un puerto principal del Atlántico, de población mayoritariamente africana, ya que Panama obtuvo el derecho de importar
esciavos sin impuestos. Además de participar en las expediciones
de conquista, la poblaciOn africana fue empleada en la construcción de caminos, y más tarde en el transporte de mercancIa de
18
19
20
Elizabeth Grace Win kier. Limonese Creole: a Case of Conact4n4uced Language.
Change Bloomington, Indiana: Universidad de Indiana. Tesis DoctoraL 1998.
p. 252.
Elizabeth Grace Winkler. Comunicacion personal Oct 9 1998
Luz Maria Martinez Montiel Presencza africana en Centroamerica Mexico D. F
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 1993. p. 23.
369
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
los galeones a tierra firme. Para 1575, Panama contaba con 2809
esclavos y 2500 cimarrones (esclavos escapados).. Estos se habIan
refugiado en los bosques tropicales, donde formaron palenques
en los que vivIan en libertad. Evadiendo las restricciones impuestas sobre su movilidad, se ubicaron en ci palenque de Bayano,
mientras que otros esclavos fugitivos se refugiaron en Portobelo y
Nombre de Dios.2 '
De la Rosa22 señala que la prcsencia de los esclavos fue demográficamente muy importante en los puertos del Atlántico y en la
ciudad de Panama, ajuzgar por la variedad de las actividades en
que se desernpeflaron. Trabajaban en minerIa, agricultura, ganaderIa y en aserraderos y trapiches, lo mismo que cargando bultos
y como arrieros de mulas. También laboraban como marineros
en el itinerario que unIa a los dos océanos y entre Portobelo y Panamá. En las ciudades servIan en conventos y hospitales. Además,
dignatarios de la Iglesia, funcionarios püblicos y profesionales los
tenIan en sus casas para mostrar su prestigio y estatus como grupo dominante.23
Hoy en dIa puede afirmarse que los contingentes de esclavos
africanos que liegaron a Panama entre 1530 y 1850 se han asimilado a la mayorIa hispana. Los descendientes de origen africano y
europeo son habiantes del español. Viven en diferentes regiones
del pals, concentrados sobre todo en la costa del Canbe, en los lugares donde vivieron sus antepasados, tales como Colon, Portobelo, Nombre de Dios y también en la ciudad de Panama (véase Figura N2 3, Anexo 1). Las poblaciones conocidas como cimarronas
también se asimilaron a la sociedad panameña durante ci perIodo
colonial, aunque permanecen en los mismos sitios donde vivieron
sus predecesores. Estos asentamientos les han permitido mantener
parte de sus tradiciones culturales, particularmente su müsica y su
danza, aunque han abandonado su iengua materna en favor del
español. Los "negros congos" —como se les conoce en Panama—
celebran el carnaval congo a partir del 19 de enero hasta ci miércoles de ceniza. En él representan la historia del africano desde su
21
22
Luz MrIaMartInez Monfiel. 1992 Op. Cit. p. 189.
Manuel De 'a Rosa. "El negro en Panama". En: Luz MarIa MartInez Montiel.
Presencia africana en Gentroamrica. Mexico D. F.:. Consejo Naciônal para la Cultura y las Artes. 1993. p. 217.
23 IbId.
370
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
salida del Africa, su captura, su inserción en la economIa esciavista, hasta su vuelta a la tierra madre, la Guinea mItica, de donde
sus antepasados partierOn como esclavos.24 Lipski estudia el "hablar en Congo", irn dialecto especial basado en ci español popular,
que consiste en "distorsionar" el lenguaje hasta tal punto que los
no iniciados no lo pueden entender. En su estudio Lipski determina que muchos vocabios que Se han mantenido en el "habiar en
Congo" provienen de un criollo afro-hispano.25
La información sociohistórica que se tiene es más precisa
para el siglo XVIII que para los dos anteriores. Los estudiosos parecen estar de acuerdô en que, en ci siglo XVIII, el atraso de España, como resultado de la creciente ventaja que cobró Inglaterra mundialmente, además de la constante amenaza de los ataques de los piratas ingleses, trajeron. aparejado, tanto ci retroceso de la economIa del istmo y ci debilitamiento del tráfico comercial de Panama como la trata de esclavos.26 Sin embargo, Portobelo siguió siendo una de las principales plazas del tráfico de
esciavos en ci Caribe, y la situación geográfica del istmo aseguró
ci paso de mano de obra esclava para las plantaciones tropicales
de America del Sur y de America Central. En consecuencia, la
esciavitud fue desapareciendo gradualmente como institución en
Panama. Una de las razones por las que ci nümero de esciavos
descendió en ci pals fue que muchos obtuvieron su libertad por
24
25
Manuel De la Rosa. O. Cit. p. 266.
Una de 1ascaracterIsticas más notables del dialecto congo es la.inversión sistemática de la semantica, John M. Lipski. The Speech of the Negros Congos of Panama. Amsterdan: John. Benjarnis Publishing Company. 1989. p. 29. Por ejemplo:
CONGO
ESPA1OL
muerto
vivi
Ilene
vaclo
cementedio iglesia
Dios
diabna
sentarse
padase
ciudá
mOnte
Un ejemplo de inversion semántica en expresiones idiomáticas, Lipski. Op.
Cit. 30 es el siguiente:
"etábamo padao fueda da badiada"
Congo:
.Espanol: estábamos parados fuera de la barriada
= estábamos sentados en la cantina
Congo
"eta con dos ojo abierta"
Español: está con los ojos abiertos
= murió
26 MartInez Montiel. 1993. O. Cit. p. 26 y Ian Holm 1989. Op. Cit. p. 482.
371
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
manumisión. Tanto es asI que, declarada la independencia, en
1821, y abolida la esciavitud, en 1852, solo habIa 1200 esciavos
en todo el pals entre 1840 y 1850. De modo que, en el siglo
Xviii, la mayor parte de la población estaba compuesta por "iibres de todos coiores11 .27
El inicio de la construcción del ferrocarril translstmico, en
1855, y ci primer perlodo de construcción del "canal frances"
(1880-1895), modificaron la estructura laboral de Panama y requirieron que se importara de mano de obra desde las islas del
Caribe, ci sur de los Estados Unidos e incluso del Senegal. En ese
lapso liegaron al pals unas 43 000 personas. Pero, cuando se suspendieron los trabajos de la Compagnie Universelle du Canal Interoceanique, la mayorla regresó a sus lugares de origen.28 Esto
significa que la presencia antillana en Panama no se incrementó
sino después de que el pals se independizó de Colombia, en
1903, cuando los nOrteamericanos se hicieron cargo de la continuación y terminación de los trabajos del canal. Se llegaron a
contratar hasta 60 000 personas, dos tercios de las cuales provenian de Barbados, Jamaica, Trinidad, Martinique, Guadalupe y
otras islas del Caribe.29
Los afropanameños todavIa hablan un criollo que los no hablantes han liamado despectivamente "wari wan",30 aunque se
conoce como "ingles" fuera de la zona. Viven en la provincia de
Bocas del Toro, en Colon y en la ciudad de Panama.31 Michael
Aceto32 observa que no debe considerarse ci criollo panameño
como una entidad monolitica, sino que es necesario reconocer
27 MartInez Montil. 1993. Op. Cit. p.28.
28 Ibid.
29 MartInez Montiel. 1992. Op. Cit. p. 196.
30 No se sabe con certeza lo que quiere decir wan wan o guari guari La eti
mologia popular le atribuye el significado de "gibberish talk" es decir, una re
duplicación tal como "blablabla" que se usa frecuentemente en español para
refenirse a un hablar deshilvanado o escaso de contenido. En este caso, serla
equivalente a considerar al cP como tal, desde el punto de vista de aquellos
que no lo entienden.
31 Los afro-panameños que hoy viven en la Provincia de Bocas del Toro son descendientes de los afro-antillanos que liegaron a las islas Cristóbal Colon y Bastirnento desde las islas de San Andrés y Providencia a comienzos del Siglo XIX.
Anita Herzfeld. Limon Creole and Panameri can Creole: Comparison and Contrast
Studies in Caribbean Language Ed por Lawrence D. Carrington St Augustine
Trinidad University of the West Indies 1983 p 36 Michael Aceto Op Cit
1996. p. 16.
32 Michael Aceto. 1996. p. 12.
372
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
las variedades dialectales de las distintas regiones de Panama.
Precisamente, el estudio más reciente del CP realizado por Thomas-Brereton" distingue diferentes variedades del criollo, segün
el lugar en que se encuentran los hablantes en ci continuo, ya
sea en ci basilecto, el mesolecto o ci acrolecto. AsI es que, de
acuerdo con Thomas-Brereton, el CP hablado en la isla Cristóbal Colon (conocida también con ci nombre de Bocas del Toro)
se considera el más "raw", es decir, el más cercano a la variedad
basiiectal. Al CP de la ciudad de Colon ella lo atribuye a la vanedad mesolectal, y ci que se habia en la ciudad de Panama lo coloca entre la variedad mesolectal y ci extremo acrolectal del
continuo."
En la region transIstmica de Panama, la población está geneticamente tan mezclada, que los afropanarneños no parecen ya
constituir un grupo fenotipicamente diferenciado "Pareciera"
que ci afropanameño no encuentra que su color sea un problema. Sin embargo, como ci español se ha convertido en marca distintiva y exciusiva de "panameñismo", las personas de ascendencia antillana se han inclinado por aprender ci españoi en su afán
de "panarneñizarse" y ahora son en su mayonIa tri.lingües. En este
mornento, los habitantes de isla Cristóbal Colon hablan el españoi y ci CP, tanto los miembros de la minorIa afropanamena como los de ascendencia china o amenindia.35 Thomas-Brereton parece creer que, aunque los hablantes del CP son generalmente bi1ingues y su cniollo muestra la influencia del españoi (particularmentc S1 Sc trata de hablantes que viven en la ciudad de Panama), mamfiestan una gran identificación emocional con ci crioho. Anota, adernás., que "ellos sjenten que la conservación [de su
idioma] es importante cuituralmente".57
Leticia Thomas-Brereton. 4 n exploration of Panamanian Creole English: Some Syntactic, Lexical and Sociolinguistic Features. New York: Uriiversidad de Nueva York.
Tesis doctoral. 1993. p. 193.
34 IbId.
35 Anita Herzfeld. 1983. O. Cit. p. 32.
36 En realidad se los deberIa considerar trilingüesya que no solo hablan el español, sino también el criollo panameño y el inglés panameño estándar, es decir
los dos polos del continuo lingüIstico del cnollo.
37 Leticia Thomas-Brereton. Op. Cit. p. 203.
33
373
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
OBSERVACIONES FINALES
Los hablantes de los lenguajes criollos esbozados más arriba
(y los del resto de Centroamérica) parecen originarse en un intrincado mosaico etnohistórico cultural. Lo que la dinámica de la
polItica, el nacionalismo, la etnicidad y la identidad de grupo han
traIdo aparejados es una inseguridad sobre el futuro de la diversidad lingüIstica de la region. Los procesos ocurridos a partir de la
década de 1960 en Centroarnérica —expansion de la frontera agrIcola, campafias de alfabetización, conflictos politicos y étnicos,
aparición de nuevos proyectos económicos para la explotación de
los recursos naturales de la Costa atlántica, inmigración a la costa
este de elemenos hispanos— parecieran haber inducido a los hablantes de los lenguajes criollos de Ia costa atlántica a. convertirse
en ciudadanos trilingues. Es notable, también, que esto haya ocurrido a pesar de los diferentes procesos politicos y económicos
que han tenido lugar en cada pals, y, a la vez, que ese trilingüismo
se mantenga en el presente, sin que ello implique, por lo menos
por ahora, que los criollos estén a pun to de desaparecer.
Si los hablantes valoran su identidad, es posible que sus lenguajes criollos prevalezcan, a pesar de todos los contratiempos
que puedan sufrir. Como bien lo afirma Winkler,38 una serie de
factores ha contribuido al mantenimiento del CL, a pesar de la
presión ejercida por el español como lengua dominante en Costa
Rica. Entre ellos pueden mencionarse el vInculo que existe entre
el CL y el inglés es.tándar; los ámbitos de uso del CL que aün persisten (tanto en el sector püblico como en el privado), que constituyen una forma de prestigio encubierto para los miembros de la
comunidad; la identlficación que existe con el CL como marca de
la identidad afrocostarricense; y la reciente identificaciOri cultural
que ha surgido con otras comunidades africanas de la diaspora.
Es dficil predecir cuál será el futuro de los lenguajes criollos hablados en Centroamérica. De lo que si podemos estar seguros, sin
embargo, es que el estudio de esas lenguas nos fuerza a conceptualizar los idiomas no solo como objetos de disección bajo el microscopio, sino como procesos que se desarrollan en un espacio
social. Las lenguas no son objetos estáticos, por lo que deben ser
investigadas dentro de su marco sociohistórico.
38
Elizabeth Grace Winkler. Op. Cit. p. 252.
374
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
MAPA1
IDIOMAS CRIOLLOS DE BASE INGLESA EN CENTROAMERICA
/
alas
Caimán
MEXICO
I
- -
Imopan
BELICE
alas de Is Bahla
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ELSIAOR
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UA
-- -
Islas de Mats
Toro
Español (12 500 000)
Segirndo idioma ingles
Panarng
city
"iii'
Otto (3 500 00)
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
MAPA2
MAR CARIBE Y AREAS CIRCUNDANTES
¼\
'\ sBahamas
Florida
PUEHTO RICO
0 GUADALUPE
cMARTICA
JAMAICA
U BARBADOS
(BELICE
U_—HONDURAS
TRINIDAD
'(TOBAGO
COLOMBIA
MAPA 3
PROVINCIA DE BOCAS DEL TORO
Puerto 40
Umón
MAR CARIBE
0
Manzanillo
Bocas de Toro
(Isla Colon)
- Changwnola
COSTA RICA
K
cmenhs
~?
Almirante0
0
Bocas delToro
Chiriqul
Puerto
Amiuelles
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
PANAMA
NVA
DEBATES
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
EXPERIENCIAS DE VIDA Y EXPECTAT WAS:
NOCIONES AFRICANAS SOBRE LA
ESCLAVITUD YL& REALIDAD EN AMERIcA
Paul E. Lovejoyy David V. Trotman
UNIVERSIDAD DE YORK, CAr4ADA
Recientemente., los estudios sobre la vida de los esciavos en
America han empezado a considerar a los africanos como sujetos
sociales completos, cuyas historias de vida han sido el resultado
de la migración forzada a través del Atlántico.' Como individuos,
ellos ilegaron con actitudes, ideas, creencias y expectativas. Segün
ha hecho notar M. Sobel en su estudio sobre la Virginia del perIodo colonial, "los africanos traIan con ellos determinadas actitudes hacia los amos y hacia los esciavos, sugiriendo un importante
pero totalmente inexplorado factor". Sobel indica que "sus expectativas y reacciones pueden haber sido un factor muy importante en la forma en que se moldeó el carácter de la esciavitud en
America".2 Coincidimos con Sobel en que las vivencias individua
les de los esciavizados influyeron en la manera como ellos respon
dieron a su cautiverio en America.
NUestro propósito aquI es explorar la gama de posibles expectativas que los africanos esciavizados pudieron haber tenido
sobre la vida en cautiverio antes de cruzar el Atlántico, y algunas
caracterIsticas fundamentales de su experiencia en America, que
difirieron de las nociones preconcebidas que de la esciavitud
ellos se habIan formado en Africa.
Hasta ahora, la tendencia ha sido homogeneizar la experiencia de los esciavos africanos, y asignar creencias y acciones a un
I
2
La investigación sobre la que se basa este trabajo fue financiada por el Social
Sciences and Humanities Research Council of Canada.
M. Sobel. The World they Mzde Together: Blck and White Valus in Eightee th Century Virginia. Princeton. 1987. p. 29.
379
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
grupo amorfo, sin referencia a las circunstancias históricas especIficas en que se encontraban las personas. Pocas veces ha habido
un intento de contextual izar los antecedentes africanos y de demostrar la re4lidad y las especificidades de Africa, asI como el impacto que esto pudo haber tenido en las experiencias de los esclavos en America.3 Desde nuestra perspectiva, una lectura cuidadosa del contexto africano revela que, en America, los esciavos
fueron sometidos, a formas de opresión marcadamentediferentes de lo que generalmente se conocIa en las partes del Africa de
donde provenIan. Sostenernos que la experiencia de la esciavitud
en America, fortalecida por el racismo, ha sido fundamentalmente diferente de las expectativas que los esclavizados tenIan antes
de salir de Africa. Las nociones africanas de la esciavitud contrastan fuertemente con la realidad de la esciavitud racial en America. Más aün, por medio de un análisis de la historia personal de
los individuos que fueron esclavizados, es posible evaluar lo que
ellos esperaban en ciertas situaciones. Los varios testimonios recogidos de los africanos esclavizados ofrecen perspectivas sobre lo
que estos sabIan y lo que temIan.4 Cuando tocamos el tema de las
experiencias y expectativas previas, no se intenta sugerir, de nmguna manera, que los africanos estaban precondicionados para
una vida de servilismo en America. Cualquier conclusion de esta
naturaleza serIa meramente una resurrección de las ya desacreditadasjustificaciones racistas de un sistema inhumano. Más bien,
lo que deseamos resaltar son las posibles coyunturas en las que
3
4
Ver, por ejemplo, los recuentos de Philip Cutrin (ed.). Africa Remembered: Narratives by West Africans from the Era of the Slave Trade. Madison. 1967. Para una
discusion piofunda sobre esto vease Richard Rathbone Some Thoughts on
Resistance to Enslavement in West Africa". En: Slavery and Abolition, 16-1985.
pp. 11-12.
Ver, por ejemplo, los recuentos en John W. Blassingame (ed.). Slave Testimony:
Two centuries of Letters, Speeches, Interviews and Autobiographies. Baton Rouge.
1977. pp. 225-228, 254-261, 306-320; especialmente los recuentos de William
Thomas,John Homrn, Lorenzo Clarke, Maria Rosalla Garcia, Margarita Cabrera, Maria Luisa Macorra, Dolore Real, Luca Martina y otros antiguos esciavos de Cuba. También veáse las varias biograflas de Philip D. Curtin (ed.). Africa Remembered Narratwes by West Afrz cans from the Era of the Slave Trade Madison
1967 y Allan D. Austin (ed.). African Muslims in Antebellum America: A SOurcebook. New York. 1984. Especialmente el recuento de Mahommah Gardo Baquaqua (pp 585-634) Para una discusion general vease Paul E. Lovejoy, Biography as a Source Material: Towards a Biographical Archive of Enslaved Affairs En Robin Law (ed) Source Mat erialfor Studying the Slave Trade and the
African Diaspora. Stirling. 1996. pp. 119140.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
las desilusiones y las opresiones condujeron a la resistencia y a la
rebelión de los esciavos.
Virtualmente, en cada sociedad de procedencia con la que
estaban familiarizados los esciavos africanos, existIa un estatus social y una categorIa legal asociada a la servidumbre, en la cual
las personas eran tratadas como propiedad y, por tanto, compradas y vendidas, heredadas o regaladas.5 La gama de obligaciones
legales de acuerdo a la tradición, variaba mucho, tanto asI como
los términos para las diferentes categorlas de servidumbre en los
diferentes idiornas y lugares.6 Mientras los diferentes patrones de
obligaciones y responsabilidades pueden o no haber constituido
un continuum de relaciones, todas consideraban la esclavitud como la forma extrema de servidumbre.' Sin embargo, los datos
disponibles y un estudio detallado de estos demuestran concluyentémente que casi todos los que fueron traIdos a America como esciavos, excepto los muyjóvenes, tenIan su propio concepto
de lo que era la esclavitud. Aunque no todos los que cruzaron el
Atlántico habIan sido esciavos en Africa antes de ser trasladados,
Si tenIan el conocimiento de la existencia de sistemas de obligaciones, incluida la esclavitud. Afirmamos que las prácticas culturales de la sociedad de las que provenIan los esclavos influyeron
en sus actitudes y reacciones ante sus experiencias de esclavitud
en America Actitudes y reacciones que variaban, logicamente,
de acuerdo con la edad en la que la persona era sacada de Africa, asI como de su relación (y la duración de esta relación) con
personas que habIan tenido antecedentes similares en la diáspora, entre otros factores. Los emigrantes europeos que liegaban a
Para una discusión sobre la esclavitud en el contexto africano, veáse PaulE.
Lovejoy. Transformations in Slavery: A History of Slavery in Africa. New York. 2
ed. 2000.
Ver, por ejemplo los varios estudios de Suzanne Miers e Igor Kopytoff (eds)
Slavery in Africa Historical and Anthropological Perspectives Madison 1975 Clau
de Meillassoux (ed) Lesclavage en Afriqueprecoloniale Paris 1975 Paul E. Lovejoy (ed) The Ideology of Slavery in Africa Beverly Hills 1981 y Claire C. Ro
bertson y Martin.A. Klein (eds.). WOmen and Slavery in Africa. Madison. 1983.
mmanueI Kwaku Senah argumenta que las condiciones de servidumbre en
Africa Occidental eran .fundamentalmente diferentes de la construcciones eu
ropeas y no incluyeron toda la gama de significados agregados a las ideas europeas del esciavizador vease "What Slave What ChatteP A Philosophical
Critique of Aspects of Caribbean Historical Literature from the Perspective of
Ga Ewe Foh, and Akan Culture and Language "Trabajo presentado en la 30
Conferencia anual de la Asociaciön Caribeña de Hi stori ad ores. Suriname. 1998.
381
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
America, aunque viajaban con nociones sirnilares en cuanto a
obligaciones de servicio (servidumbre, aprendizaje, enganche,
"transporte" de convictos), esperaban que la transicion a su
"Nuevo Mundo" fuera como una oportunidad para mejorar SU Situación. Pero, para la gran mayorIa de migrantes africanos involuntarios, este no era el caso. Algunos si, pero la inmensa mayorIa se encontraron atrapados en un sistema que les exigIa deshacerse del acervo completo de sus destrezas culturales.
Dado el alto nümero de niños Ilevados en cautiverio a través
del Atlántico, especialmente en el siglo XIX, la cuestión de edad y
su relación con la memoria y las expectativas es una consideración importante, y es un terna que pocas veces ha sido tornado en
consideración en la literatura cientIfica. Aunque las actitudes y
las expectativas fueron modificadas, las experiencias de sus sociedades nativas nunca fueron completarnente rernovidas del banco
de memoria de los individuos. La memoria de un niño de diez
años era significativamente diferente de la de una persona de
veinticuatro, pero, aun asI, los niños continuaban su crianza dentro de una cornunidad que reforzaba las tradiciones de su tierra
natal, o eran efectivamente adoptados y tratados como si procedieran de esa tierra. Por tanto, un niño igbo en una plantación
de America, bien podia encontrarse con una población sustancial
de igbos, o en una población en donde las influencias culturales
igbo podIan ser predominantes;8 o un rnuchacho de Mozambique
podia haber sido adoptado por una persona de habla kikongo o
kimbundu del Africa centro-occjdental.
De igual manera, el género, tanto como la edad, también
afectaban las maneras en que las personas cornprendIan la condicion de servidumbre. Una mujer esclava en Africa Occidental
bien podia terminar en relaciones sexuales de manera forzada, y
eso tarnbién podia ocurrirle en America. El estatus de los hijos
era un terna dave, cuidadosamente regulado, pero frecuenternente violado en la práctica, en arnbos lados del Atlántico. Desafortunadarnente, hay pocos estudios comparativos sobre este tema. Por
8
Douglas Chambers. "He Is an African BurtSpeaks Plain: Historical Creolizalion in Eighteenth Century Virginia En AlusineJalloh y Stephen E. Maizhsh
(eds.). The African Diaspora. College Station: TX. 1996. pp. 100-133. "My Own
Nation: Igbo Exiles in the Diaspora". En: Slavery and Abolition. 18:1-1997. pp.
72-97 y "Tracing Igbo into de Diaspora". En: Paul E. Lovejoy (ed.). Identity in
the Shadow of Slavery. London. 2000.
382
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
lo menos en America, los esclavos formaban familias, tal como lo
han demostrado las investigaciones en Mexico, Brasil, el Caribe y
America del Norte; pero sobre familias esciavas en Africa hay menos información. Mientras se sabe con certeza que la institución
del matrimonio era importante en America, hay pocos trabajos
comparativos sobre las costumbres matrimoniales y los patrones
de residencia en Africa Occidental, y menos aün sobre la manera
como estos patrones afectaban la esclavitud transatlántica. Tal como lo establece la demografla del comercio transatlántico de esclavos, las mujeres esciavas tenIan más probabilidades de ser Fetenidas o vendidas localmente en Africa Occidental, que vendidas
en el comercio Atlántico, y probablemente terminaban en relaciones de matrimonio o concubinato que eran reguladas por ley.
Aün más: las mujeres libres, frecuentemente niñas, podIan también ser empeñadas, lo que significa que. los hombres mayores tenIan control sobre sus personas, pero no el derecho de venderlas,
aunque los matrimonios podIan ser sancionados para cubrir deu
das. Bajo la esciavitud en America, hay que considerar cómo las
mujeres en edad matrimonial se relacionaban con sus amos, quienes podIan explotarlas sexualmente, y también venderlas, sin importar si habIan tenido hijos o no con ellos.
En las areas en que prevalecIa el derecho islámico, el estatus
de los esclavos estaba claramente definido, y, aunque habIa debates y desacuerdos sobre la manera como se iba a aplicar Ta ley, las
personas que estaban expuestas al derecho islámico en Africa, ya
fuera en paIses en donde se aplicaba o a lo largo de las rutas comerciales controladas por comerciantes musulmanes, comprendIan muy bien la esciavitud en dicho ambiente. La discusión sobre la esciavitud en este contexto data del perIodo antes del comercio de esclavos a través del Atlántico, y el tema permaneció
como parte del discurso central del islam en Africa Occidental
durante todO el perIodo del comercio por el Atlántico.9 Dada la
naturaleza de la educación islámica, ya fuera en la forma rudimentaria en que la mayorIa de los ninos musulmanes habIan sido
instruidos, o en la discusión más formal de textos escritos y tradi9
John Hunwick. 'Islamic Law and Polemics over Race and Slavery in North and
West Africa (16th - 19th Centuries)". En: Princeton Review por venir. Paul. E. Lovejoy. "Cerner les identites au sein de la diaspora africaine: L'Islam et l'esclavage aux Anieriques". En: Les cahiers des anneauz de la memoire. 1-1999.
383
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
cion escolar que estaban abiertos para la elite educada, habIa amplia oportunidad para explorar argumentos históricos y bien desarrollados sobre la esciavitud. Inevitablemente surgIa una cornparación entre lo que decIan los textos y el mundo real en el que
vivIan, por lo. que la insatisfacción por el tratamiento recibido de
los islámicos nacidos libres era una de las mayores quejas dentro
de esa comunidad religiosa, al menos desde principios del siglo
Xvii. Los musulmanes discutIan incluso acerca de cómo comportarse y qué esperar si eran esclavizados por los cristianos.1°
En las regiones no musulmanas ubicadas a lo largo de la Costa de Guinea, de donde también vinieron esclavos y a través de
cuyas regiones tenIan que pasar los cautivos provenientes del interior rumbo a los puertos de embarcación hacia America, habIa
ideas claramente definidas en cuanto a la servidumbre, que establecIa los derechos de propiedad sobre las personas que comünmente eran esciavas. Una Clara distinción —en teorIa por lo menos— era mantenida, por ejemplo, entre esclavos y peones." Los
esclavos eran individuos comprados y podIan ser vendidos, mientras que los peones eran personas CUOS parientes .0 allegados los
usaban como garantIa por deudas. ,Mientras que los esclavos eran
considerados como propiedad, los peones eran sirvientes sujetos
a contratos que. prohibIan su yenta. Aunque se dieron muchos Casos en que estas distinciones fueron ignoradas, y muchos otros en
que los derechos legales de los peones fueron violados, en teorIa,
sin embargo, la distinción entre las prácticas de esciavitud y de
peonaje confirma el hecho de que los africanos esclavizados de
estas areas tenIan puntos de vista preconcebidos en cuanto a las
distinciones entre los diferentes tipos de servidumbre.
Aunque los individuos venIan de areas en las que la esciavitud y otras formas de servidumbre eran bien conocidas, las implicaciones legales, ideológicas y prácticas del estatus variaban considerablernente. Por tanto, los africanos que liegaron a America no
enfrentaban la condición de esclavos por primera. vez, pero la naturaleza de la institución en America era fundamentalmente diferente de lo que ellos podIan esperar, y, segtin lo indican algunos
10 Joao Reis. Slave Rebellion in Brazil: the Muslim Uprising of 1835 in Bahia. Bakimore, trad. Arthur Brakel. 1993. Sylviane A. Diouf. Servants of Allah: African Mus-.
urns Enslaved in the Americas. New York. 1998.
11 . Toyin Falola y Paul.E. Lovejoy (eds.). Pawnship in Africa: Debt Bondage in Historical Perspective. Boulder. 1994.
384
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
informes, los esciavos africanos tenIan conOcimiento de eso. Segun Thomas Phillips en su descripción sobre las actitudes de los
cautivos a bordo del buque Hanniba4 en 1693-94, las personas tenIan "un más espantoso recelo de Barbados de to que podlamos
tener del infierno".'2 Ciertamente en Dahomey, que segün Bay
era un pals "profundamente afectado por el, comercio de esciavos", los que estaban directamente involucrados en el comercio
"sabIan de su naturaleza brutal y comprendIan algo del destino
que esperaba a quienes eran enviados en esa travesia".11
La diferenciación en el estatus en Africa Occidental, to mismo que en otros lados, no era solo comün, sino que frecuentemente fluido. En ci curso de sus vidas, los individuos bien podIan
experimen tar un cambio de estatus, ya fuera a través de la esciavitud, o por medio del peonaje, ci matrimonlo o ci aprendizaje
Las personas sablan que estas posibilidades eran parte de sus vivencias, pero que la suerte, Allah o los espiritus ancestrales podlan influir sobre su curso. Hay numerosos ejemplos de mercaderes y aristócratas musulmanes, de palses en que predominaba el
islam, que terminaron cOmO esciavos en Aitiérica. También hay
ejemplos de individuos que fueron vendidos porque habIan sido
convictos o porque estaban siendo castigados por crlmenes de los
que hablan sido acusados. Incluso hay aseveraciones de que ci
nümero de delitos que podlan ser castigados por medio de la esclavitud aumentó como resultado del comercio transatlántico. La
experiencia de mercaderes, aristócratas y convictos ciertamente
fue diferente, pero en todos los casos la evidencia muestra que
las gentes podlan experimentar cambios rotundos en su estatus.
Las gradaciones de estatus y las alteraciones de la fortuna eran de
conocimientO comñn, y probablemente eran tema de discusión
entre los esclavizados.
Ya se4 por razones politicas o de otra naturaleza, la idea de
que los africanos tenlan concepciones sobre la esciavitud, antes
de su liegar a America, ha recibido poca atención cuando se estudian los ajustes de las personas esclavizadas para manejar su situa12
13
Thomas Phillips. "The Voyage ofthe Hannibal in 1694-94". En Churchill. 3oiledion of Voyages and Trav1s. London, 1732. Vol. 4. pp. 218219. veáse la discusión en Rathbone. "Enslavement in West Africa". pp. 17-18.
Edna G. Bay. "Dahomean Political Exile andthe Atlantic Slave Trade". Proceedings of the UNESCO/SSHRCC Summer Institute, Identifying Enslaved Africans:
El Interior de "Nigeria" y la diaspora africana. York University, Toronto. 1997.
385
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ción de cautiverio en America.'4 En el mejor de los casos, los estudios que han tocado este tema han argumentado que la esciavitud era tan diferente en Africa como para tener algñn impacto
en la adaptaciôn de los africanos a su situación en America. Creemos que el conocimiento anterior de la esciavitud y otras formas
de servilismo ayudó a moldear el rango de respuestas de los esciavizados. Es más: las expectativas de los esciavos en cuanto a la forma como debIan ser tratados fueron consecuencia de su conocimiento personal de la esclavitud en Africa El foro donde se debatlan las expectativas y la realidad de America estaba en las plantaciones, las minas y las casas principales, en donde los argumentos y las acciones raciales se convertlan cada vez más en el recurso
y el discurso de la elite poseedora de esciavos para mantener y cxplicar su dominación. No debemos olvidar que liegaron individuos de lugares especIficos, no solo de una "Africa" genérica. Por
tanto, para examinar sus expectativas y nociones sobre la esciavitud, es necesario identificar las circunstancias históricas especIficas y las actitudes contemporaneas hacia la esciavitud en las regiones de origen de los africanos, desde donde fueron tomados a
la fuerza para ser traIdos a America.
El método de esclavización afectó las expectativas de los mdividuos.15 Quienes fueron capturados durante una guerra pudieron
haber esperado ser liberados luego del pago de un rescate, aunque la presencia, en America, de oficiales de alto rango y de mercaderes acaudalados, demostró que no siempre se dio tal pago.
Frecuentemente, mujeres y niños eran considerados como botIn
de guerra, y, aunque en muchos casos los soldados y la elite polItica se quedaron con muchos cautivos, otros fueron vendidos como
botIn de guerra. Quienes eran muy viejos o muyjóvenes podIan
ser asesinados, lo cual seguramente era uno de los aspectos más
14
15
Sidney Mintz y Richard Price. The Birth of Afri can-A men can Culture: An Anthropo
logical Perspective Boston 1992 Philip Morgan 'The Cultural Implications of
the Atlantic Slave Trade: African Regional Origins, American Destinations and
New World Developments". En: Slavery and Abolition. 18:1-1997. pp. 122-145; e
Ira Berlin. Many Thousands Gone: The First Two Centuries of Slavery in North America. Cambridge, MA. 1998. pp. 102-103.
David Northrup Trade without Rulers Pre Colonial Economic Development in South
Eastern Nigeria. Oxford. 1978. Lovejoy. op. Cit. pp. 66-87, 135-158 yRobin Law,
"Legal and Illegal Enslavement in the Context of the Trans-Atlantic Slave Trade". TrabaJoi presentado en el Coloquio: Les heritages de passe: cinq siecles de relations Europe-Afrique-Amenique. Dakar. 1997.
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temidos de la guerra. A menudo los asaltos para capturar esciavos
estaban relacionados con las rivalidades polIticas del momento y
con las fricciones entre estados; por tanto, los problemas causados
por estos asaltos tienen que haber influido también en las expectativas de muchas personas que crecieron en ci occidente de Africa durante el clImax del comercio de esciavos a través del AtlántiCo. El secuestro, que muchas veces fue considerado como ilegal,
ha sido reportado como algo comün en muchos lugares, como
por ejemplo en el pals Igbo en el siglo xix. La experiencia del Secuestro de Equiano es ampliamente conocida, pero hay muchos
otros ejemplos similares.'6 Ciertamente, las inseguridades de una
era en que los secuestros se presentaban como un problema tienen que haber afectado las expectativas de las personas Las posibilidades de esclavitud eran muchas, ya fuera a través de medios
judiciales o religiosos, por deuda o por captura. De esta manera,
unajoven adolescente liamada Eva alego haber sido esclavizada
como compensación por una cabra que fue deliberadamente colocada en ci jardin de su padre, quien luego fue acusado del robo.17 En 1779, en Goreé, el teniente Hugh Dairymple escribIa:
Cada persona que comete cualquier tipo de crimen es vendida como esclava. Crlmenes que anteriormente se castigaban
de otras maneras, ahora son castigados asl ... [mientras que]
anteriormente el castigo para todos los crlmenes era conmutado por un cierto nümero de ganado o de grano, que era pagado ya sea por ci que ofende o por su familia, en el caso de
incapacidad ... pero, desde la introducción del comercio de
esciavos, no solo todos los crimenes se castigan por medio de
la esciavitud, sino que hasta la ofensa más triyial también se
castiga de igual manera.'8
16 James Walvin. An African s 14[e: The Lzfe and Times of Olaudah Equiano, 17451797. London. 1998.
17 Recuento reportado porJames Arnold, quien estuvo en Bimbia en 1787; veáse
Sheila Lambert (ed.). House of CommOns Sessional Papers of theEighteenth Century.
Report of the Lords of Trade on the Slave Trade, 1789, Part I. Wilmington, Del.
1975. Vol. 69. p. 50.
18 Testimonio de Hugh Dairymple, quien sirvió en Goree en 1779 y realizó frecuentes excursiones a Ia tierra firme; veáse Lambert. House of Commons Sessional Papers. Vol. 69. p. 25.
387
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Los temas religiosos, especialmente en el caso del islam, jugaron también un papel importante en las expectativas. Los musulmanes que se encontraban como esciavos de amos no islámicos
por ejemplo, probablemente esperaban recibir un trato diferente
si sus amos eran de su misma religion. Justificaciones religiosas
como de otros tipos para efectuar cambios en el estatus se dieron
también y variaban, independientemente de si el islam era o no
un factor. En areas en donde ci islam no fue importante, los esclavos extranjeros podIan ser considerados como una fuente de
vIctimas para las ceremonias religiosas. En ci delta del Niger y el
rio Cross, areas claramente afectadas por el comercio transatlántico de esciavos, se sacrificaba esciavos en los funerales y también
en ritos religiosos. En el interior, a los marginados —como la madre de gemelos— los podian convertir en "esclavos" de altares y
templos religiosos; eran protegidos de la yenta o de los sacrificios
por su dedicación religiosa, pero estaban siempre condenados al
ostracismo. La posibilidad de muerte o de aislamiento social total
ciertamente era conocida por mucha gente, y este conocimiento
tuvo que haber afectado las expectativas de los recién esclaviados o de quienes eran vendidos.19
Lo mismo que con otros aspectos de la esciavitud, es necesario considerar en que medida el comercio transatiántico se hizo
de conocimiento comOn, hasta convertirse en parte del esquema
mental de los africanos. Aunque la esciavitud ya existla desde antes del comercio por ci Atlántico, y muchos esciavos habIan sido
lievados a través del Sahara, la cuestión es determinar cómo la cxperiencia Atiántica habIa sido interiorizada como una opciôn que
los esciavizados tendrIan que confrontar; La remoción de sociedades de Africa Occidental y la yenta al otro lado del Atlántico eran
posibilidades que se le presentaban a la mayorIa de las personas
en ci oeste de Africa, ya que era imposibie garantizarle a alguien
que no cacrIa en la esciavitud. Esta se habIa convertido en ci castigo para varios crImenes, ci destino de los guerreros capturados, lo
mismo que de las mujeres y niños secuestrados. Es más: ci conocimiento sobre La esclavitud y el comercio de esciavos cambiO con ci
tiempo. PUede presumirse que las personas provenientes de zonas
que estuvieron mucho tiempo en contacto con ci mundo del
19
Para un vistazo general, veáse Lovejoy. Op. Cit. 2000y las referencias ahI ctadas.
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Atlántico discutIan sobre Ia esciavitud y el comercio de esciavos,
de Ia misma manera que respondIan a las presiones de un mercado cambiante y se ajustaban a 0.20 Walter Rodney analizó estos
cambios en cuanto a Ia extension y al grado de opresión social
que puede documentarse para Ia Costa superior de Guinea, y el
mismo enfoque ha sido aplicado en otras partes de Mrica.2' No
obstante, es a menudo dificil analizar cómo la esclavitud cambió
con el tiempo en los diferentes contextos africanos.
El papel de Ia sociedad ekpe en el control de las relaciones
amo-esclavo y, por tanto en el apoyo del comercio de esclavos, ha
sido razonablemente bien documentado.22 Ekpe era una "sociedad
secreta" —como los antropólogos a veces han etiquetado a esta
asociación jerarquizada de hombres adultos—, Ia cual era controlada por los más influyentes y acaudalados en el interior de Ia bahIa de Biafra. La sociedad solo era "secreta" en el sentido de que
las decisiones y Ia observancia de las decisiones eran determinadas en forma colectiva ernie los miembros de más alto grado de
Ia sociedad, y, por tanto, los individuos no podIan considerarse
responsables de sus decisiones. La expansion de ekpe en el interior de Ia bahIa de Biafra en el siglo XVIII tuvo importantes implicaciones para las instituciones de Ia esciavitud y del empeño. En
Ia supervision de Ia observancia del pago de deudas, ekpe servIa
para proteger a los peones de Ia esciavitud, excepto en los casoS
en que no pagaban las deudas, cuando Ia sociedad determinaba
quién serIa ejecutado o castigado y quién vendido en esciavitud.
Por consiguiente, ekpe dec•idIa quiCn era objeto de esciavitud y
quién no, y tenIa asI un impacto directo sobre Ia distinción entre
personas esciavas y libres. Los poderes arbitrarios de ekpe se desarrollaron en el contexto del comercio de esciavos por el Atlántico
e implIcitamente revela que por lo menos los miembros superiores de Ia sociedad, tenIan conocimiento completo de las consecuencias del comercio transatlántico. En realidad, algunos de
esos miembros superiores habIan sido educados en. Inglaterra, y
20 Cf. Bay. Op. Cit. Law. Op. Cit.
21 WaIter Rodney. "Slavery and Other Forms of Social OpressiOn On the Upper
Guinea Coast in the Context of the Atlantic Slave Trade". En: Journal of African
History. 7,4 (1966). pp. 431-443.
22 Paul E. Lovejoy y David Richardson. "Trust, Pawnship and Atlantic History:
The Institutional Foundations of the Old Calabar Slave Trade". En: American
Historical Review. 100-1999.
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probablemente eran quienes habIan desarrollado un lenguaje
"escrito" de más de quinientos signos, que se usaba para anunciar
decretos y hacer cumplir las decisiones de la elite. A pesar de la
dificultad en dernostrar cómo cambió la esclavitud con ci tiempo,
algunos cambios, como ci surgimiento de ekpe, afectaron la manera en que los esdavizados vivalizaban la esclavitud, especIficamente lo que esperaban como consecuencia de su condición y su
posible yenta a diferentes compradores, incluidos los que cornercializaban con America.
Las expectativas también eran afectadas por el abuso del p0der y por la forma en que los individuos lo sufrIan. En muchos
casos, la esclavitud en si era -un abuso de poder que provenIa de
la guerra, ci secuestro o la reducción por deuda. La manera en
que la existencia de un mercado de esciavos alentaba tales distorsiones todavIa no ha sido estudiada enteramente, pero se refleja
en la discusión sobre esclavitud "legal" o "ilegal".23 Por tanto, los
musulmanes debatIan si la esclavitud era o no era 'justa" (los esfuerzos por definir el estatus de ser un musulmán fue expresado
coherentemente en los trabajos de Ahmad Baba y Muhammed
Bello) 2i Dc igual manera, la guerra civil del Congo produjo discusiones sobre quién podrIa ser escl4vizado y quién no en el contexto cristiano.25 Recientemente, José Curto descubrió un caso de
esclavitud "equivocado" en Angola, en 1805, en el cual una expedición mihtar portuguesa incursionó entre ahados y sujetos de la
Corona en busca de esciavos, con el resultado de que el gobernador liberó a los prisioneros y catigó a sus propios soldados.26
No se puede sugerir una simple correlación ernie el crecimiento del comercio de esciavos transatlántico y la corrupción de
instituciones; más bien se sugiere que las modificaciones y adaptaciones de las instituciones fue compleja y ültimamente contrihula al suministro corriente de esciavos para America. En todos
23 Cf. Law. Op. cit.
24 Paul Lovejoy. "Identifying Enslaved Africans in the African Diaspora". En: Paul
Lovejoy (ed.). Identity in the Shadow of Slavery. London: Continuum. 2000.
pp. 1-29.
25 John Thornton. "I Am the Subject of the King of the Congo": African Political
Ideology and theHatian Revolution". En:Journal of World History. 4:2-1993. pp.
181-214.
26 Jose Curto An Unlawful Prize Slave Raiding and Luso-African Relations Bet
ween the Kwanza and Kwango Rivers 1805 En Harriet Tubman Seminar. York
University. 1999.
390
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los lados del comercio de esclavos habIa corrupción y distorsión
por parte de las intituciones. AsI, en ci siglo XVIII, algunos miembros del sistema legal británico fomentaron la corrupción de la
justicia en Inglaterra, al manipular la Icy para facilitar ci transporte de prisioneros de Barbados yjamaica. Dc ahI proviene la frase
"ser barbadiado".27 Igua1rnnte, en Africa, los numerosos ejempbs de individuos acusados equivocadamente de crImenes, la
practica de trepanar y otros actos hubieran sido considerados ilegales en muchas situaciones. Aunque no siemprc es posible verificar si estos datos son veraces, ciertamente es probable que los casos reportados hayan ocurrido.
La controversia que rodea ci tema de la abolición del comercio de esclavos y la emancipación de los esclavos en America afecto ci debate a ambos lados del Atlántico. En Asante, por ejemplo,
los africanos discutlan ci significado de la abolición. HabIa perplejidad general sobre el hccho de que Inglaterra, ci pals con mayor
nümero de buques esclavos activos en la costa africana, abruptamente aboliera ci comercio en 1808. Córno era posible que un
comercio que antes era legal podia ser en ese momento ilegal? El
Asantehene le preguntó a una delegaciOn británica que llego a
Kumasi: dQué es lo que se csperaba, silos esclavos no podlan ser
vendidos en ultramar; ejecuciones püblicas en gran escala?28 En
1838, una rnisión británica enviada a la corte real de Benln respondió a otro conjunto de preguntas sobre la abolición. El gobierno de Benln, frustrado por un bloqueo "ilegai" de la costa de Africa Occidental realizado por la patrulla antiesciava de los británicos, ci oba intcntó cxplicar la polltica aparcntementc irracional
de la aboiición, sObre la base de que Gran Bretaña tenIa una reina
y no un rey, o, como dijo ci oba de Benln: "El rey de Inglaterra es
una mujer".29 En ci Old Calabar, Egbo Young Eyambo, el principal
mercader en Duke Town, le pidiO a Nicholls, que estuvo allá en
1805 en una misión de la African Association, que cxplicara ia.s razones de su visita al lugar, ya que no era un mcrcader. Se rcporta
27
28
29
Eric Williams. Capitalism and Slavery. Chapel Hill: University ofNorth Carolina
Press. 1944. pp. 9-19.
Ivor Wilks Asangte in the Nineteenth Century the Structure and Evolution of a Polztz
cat Qi*r Cambridge. 1975. pp. 176-178.
Beecroft. "Account of a Visit to the Capital of Benin, in the Delta of the Kwara
or Niger, in the Year 1838". En: Journal of the Royal Geographical Society. 14-1841.
pp. 191-192.
011
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
que Eyambo le preguntó a Nicholls si "venIa de parte del señor
Wilberforce [ ... ] y me vio con ojos un poco feroces, diciendo, si
venIa de parte del señor Wilberforce, me matarIan".30
Asirnismo, en America como han observado los historiadores,
la, Revolución Francesa y las resultantes sublevaciones en Saint Domingue, HaitI, en las cuales muchos esciavos se emanciparon a si
mismos, ciertamente modificó sus expectativas. Amos en varias
partes de America y Europa se preocuparon por el impacto de
una guerra de independencia exitosa sobre sus propias poblaciones de esciavos. La. discusión, airededor de la emancipación de esclavos en las colonias británicas también contagio a los esclavizados con nuevas ideas sobre la libertad. Tanto en 1824 como en
1831, enJamaica se produjeron rebeliones de esciavos, a raIz de
haberse propagado los rumores de una emancipación general
otorgada por la reina Victoria. Los lIderes rebeldes usaron la idea
de que la emancipación era inevitable, como un elemento crucial.
para conseguir apoyo a las rebeliones.3'
Como sugieren estos casos, la idea de la esciavitud estaba sujeta a un debate continuo, a menudo borroso, o más bien a una
serie de debates, en diferentes partes del mundo Atlántico, incluida el Africa. Las actitudes de los esciavizados que fueron enviados
a America fueron moldeadas Por estas discusiones. Hasta qué
punto llego a ser discutido en Africa el tema de la esciavitud como algojustificable, si los individuos tenIan algün conocimiento
o experiencia en debates sobre la servidumbre legItima y la protección de la población libre de la esciavitud? Esto implica plantear el problema de cómo se definió la población "libre", es decir,
la población que se reconocIa como protegida de la esciavitud,
como también hace necesario explicar las razones por las que las
personas podIan ser esciavizadas, a pesar de esa protección, de
manera que se pueda determinar y distinguir cuándo fue que esto sucedió de una forma que fuera aceptable para las tradiciones
locales, y cuando fue el resultado de un abuso de poder. Esto lieva al terreno dificil de las distinciones sutiles entre la esciavitud
30
31
Recuento de Nich011s. 1804-04.'En: Robin Hallet (ed.). Records of the African Association (1788-1831). London. 1964. p. 197.
Eric Williams Capitalism and Slavery. New York 1966 pp 197 208 Michel Cra
ton. Testing the Chains: Resistance to Slavery in the British West Indies. Ithaca. 1982
y Mary Turn er Slaves and Missionaries: The Disintegration ofjamaican Slave Society, 1787-1834, Champange-Urbana. 1982.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
"legItima" y la esciavitud limitada. Es más: las discusiones sobre
los derechos de los esciavos y las distinciones entre categorIas de
servidumbre también influyeron en las expectativas de los individuos. Nuestro punto de vista, diferente de las visiones tradicionales acerca de la esciavitud africana, presenta, por tanto, un rango
complejo de experiencias y expectativas que deben de tomarse
en cuenta. Estos ültimos fueron influidos por la edad, el género,
y los antecedentes étnicos y iinguIsticos de las personas que se encontraronjuntas bajo la esciavitud. Además, las actitudes cambiaron con ci tiempo: esciavos del Congo en el siglo XVI eran más
medievales en sus ideas sobre la esciavitud que los yoruba que escaparon del jihad en el siglo XIX.
En el con texto de la esciavitud, el esciavizar a un individuo podIa traer una recompensa financiera equivalente a la que podia obtenerse en un robo. Tales oportunidades de ganancia debilitaron
el tejido social, como se reflejó en el colapso de la autoridad central del reino del Congo. Los oficiales bien podIan amenazar con
la esciavitud, con la esperanza de obtener ganancias financieras, y
los templos religiosos ilegaron a aceptar esclavos como compensación y .retribución. La determinación de cuándo las instituciones
sucumbIan a la corrupción y cuándo los oficiales y mercaderes
abusaban de su poder presenta temas de contexto y lugar, como io
demostró Walter Rodney en su estudio sobre la costa superior de
Guinea.32 La opresión social y la corrupción de instituciones no estaban, por supuesto, solamente asociadas a la esciavitud y al cornercio transatlntico, pero inevitablemente habIa reacciones institucionales relacionadas con ella, que aumentaban los n.iveies de opresión. Se puede mencionar aquI ci desarrollo de la red cornercial. de
Aro, en ci siglo XVIII, que suplIa esciavos a Bonny y Old Calabar, lo
mismo que la instauración de prestamos sobre prendas para acomodar los requerirnientos de los comerciantes ingleses en Old Calabar, y ci desarrollo de prácticas comerciales similares en otras
partes, que dependIan de una acción recIproca entre la demanda
externa de esciavosy las condiciones polIticas y sociales locales.33
En lugares en donde un estado fuerte controlaba ci puerto,
como hacian Dahomey y Oyo en la bahIa de BenIn, las prendas
32
33
Rodney. "Slavery and Other Forms of Oppression".
Lovejoy y Richardson. "Old Calabar Slave Trade" y Ugo Nwokeji, "The Biafran
Frontier: Trade, Slaves, andAro Society, c. 17504905". Tesis de Ph.D. Sifl publicar. University of Toronto. 1999.
393
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
no eran una caracterIstica de la transacción entre europeos y africanos.54 En la bahIa de Biafra, la naturaleza de la estructura polItica era enteramente diferente, de manera que el uso de prendas
para garantizar deudas con los capitanes de buques esciavos se
convirtió en práctica comün.
Aparentemente, las transacciones de, esciavos ocurrIan en el
silencio, ya que los esciavos, como mercancIa, no tenIan oIdos ni
mentes que pudieran interceptar e interpretar los eventos que los
rodeaban. En realidad, habIa mucha gente involucrada en las
transacciones: captores, mercaderes, guardianes, gente que proporcionaba alimentos en la ruta y en los puertos antes de la embarcación y marineros africanos, además de marineros blancos y
capitanes de buques, con quienes los esciavos tenIan que interactuar y de los que obtenIan información o desinformación que
contribuIa a construir sus temores y expectativas. Los esciavos debIan distinguir entre varios tipos de historias y chismes, ya fueran
mitos sobre el canibalismo de los blancos, rumores de que alguien serIa liberado debido a pruebas de esclavitud equivocadas,
o noticias sobre conspiraciones para capturar los buques. El hecho de que,, ocasionalmente, amigos y parientes se encontraran
en algün momento, también Sc tomaba en cuenta. El perIodo en
que estaban expuestos a información contradictoria, que a su vez
los Ilevaba a inseguridades, era por lo menos de varios meses, desde el momento de la captura hasta la entrega en America, y, a yeces, era mucho más largo.
La existencia y la extension de redes amplias y entretejidas de
flujos de información y de informantes, asI como lo que se sabIa
del comercio y la esciavitud, son a menudo ignorados y subvalorados. Hubo marineros negros en toda la época de la historia del
Atlántico, desde los primeros viajes hasta el siglO XVIII, cuando el
comercio de esciavos estaba en su cima, y ellos constituIan una
red importante para el flujo de información transatlántica y circunatlántica.35 Similarmente, la existencia de una interacción continua entre Brasil y Africa Occidental creaba una importante vIa para la circulación de conocimientos y, por ende, de la formación de
34
35
Robin Law. "On Pawning and Enslavement for Debt in the Pre-Colonial Slaye
Coast". En: Falola y Lovejoy. Op. Cit. pp. 55-70.
W. Jeffrey But1er. Blackjacks: African American Seamen in the Age of Sail. Cambridge, MA. 1997.
394
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
expectativas. La deportación de criminales, a menudo esclavos y
mulatos, de Brasil a la costa occidental de Africa, como castigo, comenzó a finales del siglo XVI, y fue una caracterIstica del sistema
penal brasileño hasta entrado el siglo XIX. Por ejemplo, muchos
de los rebeldes de la revuelta de 1835 en la ciudad de BahIa fueron enviados a la bahIa de BenIn.56 La educación de los hijos de
los mercaderes en EurOpa y el islam fueron también redes de información. Ello apunta a tomar en cuanta el grado de aislamiento
en que se va a mantener a las personas que tenIan conocimientos
sobre lo que estaba sucediendo más allá del Atlántico y que se ubicaban a lo largo de la ruta de los esclavos.
Pensamos que el grado de aislamiento del occidente de Africa ha sido exagerado. Ciertamente, existIa una brecha entre lo
que los mercaderes conocIan y lo que los esclavos sabIan, pero
no puede decirse que los mercaderes y las elites dominantes no
estaban al tanto del posible destino de la población deportada,
especialmente en los puertos y en las rutas comerciales que los
supIIan de esclavos. çuánto se tardó para que los esclavos descubrieran lo que estaba sucediendo? Los esclavos que eran retenidos en la costa ciertamente aprendieron sobre el significado
de la exportación, y el temor a ser embarcados en un buque esclavo europeo pudo haber influido para que no intentaran sublevarse. Fue dificil engañar a los esclavos a bordo del buque
frances Deux Soeurs, en 1825, porque en. él viajaban varios esclavos que habIan sido empleados como obreros y marineros en
Sierra Leona. Estos estaban al tanto de las consécuencias de ser
lievados a la costa, lo que sin duda los indujo a recurrir a la fuerza para lograr su liberaci6n.37 El resultado fue una revuelta, en la
cual murieron siete marineroS franceses. A veces, por lo menos
tenIan un conocimiento relativamente claro sobre el destino que
les esperaba en America, lo que trae a colación el problema del
idioma y la comunicación, incluida la importancia de lenguajes
"comerciales" y el üso de idiornas comunes en los barcos. El hecho es que muchas personas a lo largo de la ruta de los esclavos
36
37
Pierre Verger. Trade Relations Between the Bight of Benin and Bahia, 1 7mJ9h Century. Ibadãn. 1976. Bellarmin Coffi Codo. "Les Bresiliens en Afrique de
l'ouest: Hier et aujourd'hüi". En: Les cahiersdes anneaux de la:.Mernoire. 1-1999.
Comisionado de Sierra Leona a Caning. Abril 1825. Citado por Rathbone
"Enslavement in West Africa". p. 18.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
tenIan que saber qué sucedIa, aunque no siempre queda claro
cómo interpretaban lo que veIan y lo que oIan.
La incidencia de intentos de suicidio tanto a bordo de los buques como en las plantaciones de America hace preguntarse cómo esas acciones reflejaban las peores expectativas de los esciavos.38 Aunque fue una caracterIstica persistente en la época del comercio de esclavos y de la esciavitud, cómo se relaciona el suicidio con nociones especIficamente "africanas" que apoyaban o negaban tales acciones extremas? Algunos esclavos creIan que los
"blancos" eran canIbales, y puede ser que esta idea fuera reforzada por los amos en Mrica, como un medio para disuadir a sus propios esclavos de resistir su cautiverio, por temOr a ser capturados y
enviados al otro lado del mar.39 Probablemente las autopsias que
se realizaban a bordo de algunos .buques de esclavos intensificaron los temores en cuanto a los blancos. En 1790, Un cirujano, el
Dr. Falconbridge, en una investigación parlamentaria realizada en
Londres, acerca del comercio de esclavos, dijo que los exámenes
que se hacIan para descubrir la causa de las muertes podIan ser
malinterpretados, por lo que él siempre realizaba las autopsias de
noche, a la luz de candelas, de manera que los esclavos que viajaban bajo cubierta no supieran lo que estaba sucediendo, y asI evitar que aumentaran los rumores sobre los blancos.° En algün momento, los capitanes de los buques esclavos comenzaron a montar
redes en la cubierta principal, para evitar que la gente saltara al
mar. Los amos de las plantaciones de America, por su parte, se
quejaban frecuentemente de que el suicidio era una forma de re-
38
39
40
Veáse el testimonio de Mark Cook reportando dejamaica en 1791. En: Sheila
Lambert (ed.). House of Commons Sessional Papers, Slave Trade 1791 and 1792.
Wilmington, Del. 1975. Vol. 72. p.194; también comentarios de Isaac Wilson,
cirujano, quien examinó esclavos que se habIan colgado a bordo del buque
Bonny en 1988 en Ibid p 567 Tambien vease Rathbone Resistance to Ens
lavement". p.14; yJohn Saillant. "Explaining Syncreticism in Mrican-American
Views of Death: An Eighteenth Century Example". En: Gulture and Tradition.
17-1995. pp. 25-41.
William D. Piersen. "White Cannibals, Black Martyrs: Fear, Depression and Religious Faith as a Cause of Suicide Among New Slaves". En: Journal of Negro History. 62-1977. pp. 147459. Barry Higman. Slave Populations of the British Caribbean, 1807-1 834. Kingston. 1995. pp. 295, 343-346. Para una referencia al tema
de que los europeos eran canIbales, veáse William Bosman. A New and Accurate
Description of the Coast of Guinea. London. 1705. pp. 363-365.
Testimonio de Falconbridge. En: Lambert. Seasonal Papers. Vol. 72. pp. 581,
626.
396
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sistencia dirigida a destruir el valor de su propiedad. Ciertos grupos étnicos, especialmente los igbo, ilegaron a ser identificados
con el suicidio, por lo que se hicieron esfuerzos por evitar la cornpra de esciavos africanos de. ese grupo. La rnayorIa de las veces,
sin, embargo., ci afán del lucro hacIa que cualquier, esciavo disponible fuera comprado, de manera que no siempre fue posible satisfacer las pre.ferencias.
El infanticidio también refleja la idea de algunos africanos de
que la vida en esclavitud no valIa la pena. Además de que las tasas
de mortalidad infantil eran altas, por causa de las malas condiciones de vida —dieta, regimen laboral, poca atención al cuidado pre
y post natal— existe la posibilidad de los abortos inducidos y del
infanticidio deliberado, como parte de un patron de lo que algunas letradas feministas llamarIan la resistencia "ginecol6gica".4' La
decision de acabar con la vida de un infante por nacer o recién
nacido es una consideración muy seria, cuya discusión tiene que
ser proyectada en términos morales, polIticos y religiosos, y reflejar los antecedentes africanos respectivos. Desafortunadamente,
casi no sabemos nada acerca de los niveles de infanticidio y aborto en Africa durante la época del cornercio de esciavos a través
del Atlántico, ni de las diferencias en actitudes y creencias en
Africa y en America. Las esciavas africanas que tomaron la decisión de matar tienen que haber tornado este paso con base en conocirnientos previos sobre la gravedad del acto y las consecuencias probables. La expectativa de que las condiciones de esclavitud iban a seguir siendo intolerables debió influir en las decisiones de las personas que cometieron estos actos de desesperación.
Nuestro propósito ha sjdo demostrar que los esciavizados tenIan conciencia del mundo que los rodeaba y que los movimientos
en la ruta que aiimentó ci comercio transatlántico eran un factor
en la evolución de su conciencia. Lo que ellos experirnentaban al
ser vendidOs a los capitanes de los buques era diferente, de rnanera
tan profunda como ci mismo cruce del Atlántico en sí. Ya en las rutas comerciales, las cuestiones de comunicación requirieron que
41
Barbara Bush. "Hard Labor: Women, Childbirth and Resistance in Caribbean
Slave Societies". En: History Workshop. 36-1993. pp. 83-89. Todd L. Savitt.
"Smothering and Ovelaying of Virginia Slave Children: a Suggested Explanation". En: Bulletin of the History of Med icine. 49-1979. pp. 400-404. Michael P.
Johnson. "Smothered Slave Infants: Were Slave Mothers at Fault?" En: Journal
of Negro History. 62-1977. pp. 147-159.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
los esciavos aprendieran un lenguaje comün, y, al hacerlo, sus identidades se confundjeron con temas de etnicidad y, ültimamente,
con expresión religiosa.42 La alteración en ci estatus de los individuos sometidos a esclavitud no hizo que estos olvidaran sus destrezas, ni impidió que tomaran ventaja de situaciones en que las
experiencias pasadas eran importantes. El nuevo mundo de América reforzó la etnicidad y ci uso de lenguajes comunes, a menudo en la forma de papiamentos, como un medio de sobreponerse
al aislamiento. Por tanto, la solidaridad que caracterizó a la esclavitud en America aientó ci desarrollo de un sentido de comunidad basado en una experiencia similar, a menudo compartida, y
la habilidad de comunicarse mas ailá de lo que escuchaban sus
amos. Tai solidaridad tenIa que basarse en la expresión de emociones ampliamente divergentes y en manifestaciones que tuvieron como resuitado conocimientos compartidos de un pasado de
esclavitud. Ciertamente, esta memoria comtin les fue importante
más adelante, cuando los esciavos fueron separados y vendidos a
diferentes amos. Hay evidencia de expresiones de alivio cuando
una persona no era sacrificada en un funeral; histeria cuando era
violado el principio de deuda reiativo a la esclavitud, ci cual prohibIa la continua alienación y la yenta abierta; pesadumbre por
quienes habIan sufrido de secuestro o captura ilegal "panyarring". Este término especial era usado para describir la práctica
de retener gente, haciéndolos corresponsales de deudas o acusados de mal comportamiento, de manera que, por asociación, podIan ser arrestados y esclavizados.45 Finalmente, ci destino de los
prisioneros de guerra, tanto combatientes como no combatientes,
debió de haber sjdo un tema comtin de discusión durante la ruta
de travesIa, el "middle passage".
Un tema central en la comprensión de cómo los esciavos
adaptaban cualquier expectativa que pudieran haber tenido, sobre ci significado de la esclavitud y de su propio destino como esclavos, a su experiencia real (incluidas las advertencias que debieron haber recibido de Otros esciavos sobre sus nuevos amos en
America), se relaciona con lo que se llama "inadurez" y la distinción entre las generaciones criollas ("creoles") y aquellas nacidas
en Africa. Debe notarse que, en la mayorIa de las sociedades ame42
43
Rathbone. "Enslavement in West Africa". 21-22, n 17, n 25.
Veáse los varios testimonios en Lambert. House of Commons Sessional Papers.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ricanas esclavistas durante gran parte de este perIodo muchos de
los esclavos habIan nacido en Africa. La creciente importancia de
la población criolla, nacida durante la esciavitud en America, no
debe distorsionar la importancia de las nociones derivadas en
Africa en cuanto a civilidad y sociedad. Por tanto, es importante
establecer una fuerte distinción entre los perIodos, permitiendo
un cambio en la demografia de las sociedades esciavas. Los esclavos de segunda generación, tenIan experiencias muy diferentes de
las que tenIan los nacidos en Africa, y sus expectativas en cuanto
a la esclavitud variaban en consonancia con esto.'4 La segunda generación también incluIa a una población mixta, "mulata", casi
siempre resultado de relaciones sexuales ilIcitas entre hombres
blancos y mujeres esciavas. En ocasiones estas relaciones llevab4n
a la emancipación, efectiva o legal, de las mujeres, pero en la mayorIa de los casos, los hijos de tales uniones nacIan como esclavos. La violación de las mujeres esclavas era una caracterIstica de
la travesIa del Atlántico. Por consiguiente, no siempre era posible
discernir cuándo los hijos mulatos eran el resultado de relaciones
con los amos de los esclavos en las colonias o cuándo el embarazo habIa ocurrido durante la travesIa. De ahI que, por una vanedad. de razones, la existencia de esclavos mulatos cuya paternidad
ha sido efectivamente negada sugiere que las distinciones raciales
eran definidas de manera especIfica. Por un lado, las prósperas
colonias esclavistas del Caribe experimentaron un crecimiento
sostenido de la población negra "libre", que era desproporcionadamente mulata, aunque igual habIa esclavos mulatos y también
amos mulatos que tenIan esclavos. Las distinciones raciales eran
confusas De igual manera, en muchas partes de la America hispana, las distinciones raciales también eran confusas, pero de una
manera diferente, aunque siempre percibidas racialmente.45 A menudo ese proceso ha sido liamado "amorenamiento" de la población, al absorber las poblaciones de indIgenas nativos, demográficamente dominantes, tanto a españoles como a africanos. El mulato/pardo y otras designaciones, por tanto, emergieron como una
forma de categorización, que era un medio de "racialización". La
44 Hilary McD. Beckles. "Centering Women: Gender Ideologies and Female
Enslavement in the Caribbean". En: Lovejoy. O. cii. 2000.
45 Cohn Palmer. "From Africa to the Amencas Ethnicity in the Early Black Corn
munities of the Americas". En: Journal of World History. 6:2-1995. ppi 223-236.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
identificación étnica aparentemente se ha hecho de lado en favor
de las categorIas raciales.
En cuanto a las diferencias entre lo que sucedió a los hornbres y a las mujeres sometidos a esciavitud racial y otras formas
de esclavitud, debe reconocerse que el aspecto sexual era regulado y violado de diferentes maneras. Las mujeres, en sociedades
islámicas y no musulmanas de Africa, tenIan la posibilidad de cohabitación, ya fuera voluntariamente o no, lo cual a menudo
conducIa a una mejora en el estatus de los ninos y, frecuentemente, de las mujeres mismas. En America, qué imponIa la dimensión racial en las relaciones entre las mujeres esciavizadas y
los hombres libres? Las .mujeres podIan esperar que las relaciones sexuales modificaran su estatus, pero la dimension racial imponIa una barrera que minaba esa estrategia. Los hijos de esclavos a veces eran reconocidos, por lo que obtenIan un estatus más
elevado; pero, en muchas ocasiones, la paternidad no se reconocIa y los hijos continuaban en servidumbre. Por tanto, una p0blaci6n mulato/negro libre, de alguna manera provenIa de tales
relaciones. Pero este proceso no estaba asentado en la sociedad,
sino que más bien era una lucha continua. En America, la clase
"racialmente" mixta que habIa surgido se basaba en las lIneas firmes de las diferencias raciales, mientras que en las sociedades
del islam y en las africanas no musulmanas, no habIa tal distinción. En America, los descendientes de relaciones entre esciavos
y libres pOdIan aspirar a ser miembros de una clase de negros libres y mulatos, pero no en la clase de los blancos. No existIan tales categorIas en Africa ni en tierras islámicas.
En el contexto de la esciavitud transatlántica, en qué punto
cornenzaron los africanos a reconocer la dimension racial de su
esciavitud? En Africa, los esclavizados reconocIan su subordina
ción, pero no sobre bases raciales. A veces étnicas, religiosas, pollticas, pero no raciales. El profesor Flynn de la Universidad de
Ghana, resume asI la ausencia de racismo en la Costa de Oro en
el siglo XVIII: "No habIa racismo entonces: el Hombre Negro engañaba; el Hombre Blanco engañaba; todos engañaban; ningün
racismo".1En America, la subordinación no siempre era racial, e&pecialmente al principio de la historia de algunas cólonias. Por
ejemplo, trabajadores irlandeses obligados por contrato, lo mismo
46
The African Trade. BSC Timewatch Noviembre 1997.
400
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
que esclavos en Barbados y en tierra firme de America, a veces
coordinaban rebeliones. En Brasil, la esclavitud floreció en diferentes partes del pals en distintos perlodos. Caracterlsticas de Bahla en el siglo XVII no se aplican a Bahla en el siglo XIX, ni al dcsarrollo de minas de oro en Minas Gerais o a las plantaciones de
café de Sao Paolo. Cada una evolucionô en un contexto diferente,
con un grupo distinto de esclavos africanos, los cuales requieren
identificación y correlación con la historia de sus tierras natales,
antes de que pueda comprenderse completamente lo que pensaban sobre la esclavitud y cómo intentaban sobrevivir en cautiverio.
Pensamos que las estrategias de servilismo no hablan cristalizado;
las investigaciones han examinado generalmente el cambio en las
actitudes desde ci punto de vista de la clase blanca poseedora de
esclavos, y, cOnsecuentemente, las diferencias en el trato para la
mano de obra de blancos y negros en servidumbre. Las expectativas han tenido que revisarse. Nuestro interés es ci examen de estos cambios desde el punto de vista de los esclavos. Las diferencias
en la pigmentación significaban que los individuos en ese momento experimentaban la servidumbre como dominación racial, y por
tanto, sus expectativas eran diferentes de las que pudieron haber
tenido en Africa.
La Ijase étnica de la esclavitud es a menudo atribuida a la miciativa de los esclavos. Sobre la base de la lealtad étnica, Akan ilego a ser sinónimo de la resistencia cirnarrona en Jamaica, como
han mostrado Monica Schuler y otros;47 mientras que John
Thornton ha ilamado la atención sobre la influencia de las guerras civiles del Congo en los eventos ocurridos en HaitI, Georgia y
Carolina del Sur.48 Cuándo empezaron los esclavos a considerar
a los cimarrones, a otros esclavos y a los negros libres como colegas raciales y no solo como miembros de una comunidad étnica
diferente? Las categorlas de identificación reconocdas por los
amos de los esclavos reflejaban una naciente eStructura comunitana entre estos, que a veces comenzaba a bordo de los buques, o
incluso antes. Esa estructura tuvo como resultado la aceptacion
de lenguajes de comunicaciOn que frecuentemente segulan hasta
47
48
Monica Schuler. "Akan Slave Rebellions in the British Caribbean". En: Savacou 111970 pp 8 31 Ethnic Slave Rebellions in the Caribbean and the
Guiänas." En: Journal of Social History. 3-1970. pp. 374-385.
Thornton. Op. Cit. y Africa and Africans in the Making to the Atlantic WOrld. Cambridge. 2ed. 1998.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
en America con lo que ayudaban a integrar a los nuevos esclavos
en una comunidad que ya tenIa una identidad étnica establecida,
basada en la aceptación de orIgenes comunes y en la preservación de un mediO de comunicaclón autónomo a través de un lenguaje compartido, el cual generalmente no era comprendido por
miembros de la elite propietaria de los esclavos. El lenguaje cornpartido y las experiencias comunes inevitablemente reforzaban
un sentido de cOmunidad, y confirmaban las percepciones de los
propietarios de que los esclavos cultivaban una lealtad étnica.
Esta asociación de etnicidad con resistencia marca una importante transición en la evolución de la esclavitud racial. Hay que
distinguir dos tipos de resistencia, asumiendo que la esclavitud,
como institución, la alienta: resistencia individual y resistencia colectiva. Que diferenciaba las expectativas de los esclavos de Africa
en cuanto a la servidumbre, en comparación con sus experiencias
en America? Cuándo comenzaron las distinciones raciales a ser
im factor en las estrategias de resistencia? Cuándo se paso de la
resistencia individual a la colectiva? Que papeles desempeñaban
la etnicidad, la religion y la raza en moldear los patrones de resistencia? Afirmamos que estas interrogantes se relacionan con el tema de las expectativas de los esclavos, e indican cómo estas cambiaron alo largo de las rutas de los esclavos hacia America.
En Africa y por extension también en America, los africanos
tuvieron expectativas sobre cómo el estatus podia mejorarse bajo
la esclavitud. En Africa, habIa varios medios para alcanzar la manumisión. Individuos que habIan sido esciavizados tenIan éxito
en el logro de la libertad, o escapaban de la esclavitud mediante
el rescate por parientes o por otras personas. Otros lograban reivindicación en las guerras, y como consecuencia eran liberados,
pero tarnbién habIa "autocompra" a través del empleo privado y
actos de caridad. Todas estas formas de obtener la libertad eran
posibles en ambos lados del Atlántico En America, sin embargo,
la intensificación del estatus de "bien" (persona como un bien o
propiedad) afectaba la frecuencia de las emancipaciones, por lo
que esa via para el mejoramiento o la emancipación se tornaba
más difIcil. En este sentido, ci factor racial era, por supuesto, muy
significativo.
Mientras que los amos de esclavos, en lugares muy separados
entre si y con muy diferentes puntos de vista polIticos y culturales,
moldeaban la institución de la esclavitud en términos raciales, los
402
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
esciavos en sí ilegaron a aceptar las caracterIsticas raciales como la
base de una estrategia colectiva de acomodo y reSistencia. Las
practicas e ideas racistas, que variaban ampliamente y cambiaban
con ci tiempo, introdujeron un arma nueva y poderosa en la subyugación de poblaciones esciavas, e implIcitamente sembraron los
cimientos para la aparición de una concienciación "africana" en
las sociedades criollas de America. Debido a recientes investigaciones, es ahora posible determinar las especificidades del bagaje cultural "africano" que fue llevado Al otro lado del Atlántico. Mediante ci examen de expectativas, nuestra meta ha sido individualizar
el comercio de esciavos, y, de esta manera, demostrar la importancia de las historias personales, ya sea en la forma de perfiles, autobiografias o tradiciones orales. Estas historias de vida pueden ser
empleadas para examinar las diferentes nociones de esciavitud en
el occidente de Africa y la realidad de la esciavitud racial en América, para luego analizar la identidad y la concienciación bajo la
esciavitud y también la manera como la etnicidad, la religion y
otros factores influyeron en las diferentes formas en que los individuos se ajustaron a la esclavitud racial en America.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
LOS AFROAMERICANOS EN EL IMAGINARTO
DE ALGUNOS INTELECTUALES
ARGENTINOS DEL SIGLO XIX
MarIa Elena Vela
UNIV RSIDAI) DE BUENOS AIRES, ARGENTINA
POr qué el imaginario?
En una reciente entrevista, un periodista brasileño enviado
por un semanario dirigido a los descendientes de africanos de su
pals, se asombraba ante dos hechos puntuales: ci primero, que en
Buenos Aires —segün una anécdota que yo misma le habla relatado— dos personas se "insultaran" en la calle, diciéndose mutuamente "negros", sin que ese incidente desencadenara ningün
conflicto legal o apelación a leyes antidiscriminatorias, como habrla ocurrido en Brasil. El segundo, que- en ci centro de Buenos
Aires, él mismo hubiera visto muy pocas personas de color, y que
esas pocas fueran extranjer4s, turistas o migrantes nuevos Como
es habitual, incluso entre los argentinos, ci periodista concluIa
que en nuestro pals "no hay negros", implicando, en cierto modo, que nunca los hubo, puesto que "no se los ye".
Y tenIa cierta razón: en la actualidad, "negro" puede usarse como un adjetivo denigrant& sin provocar grandes protestas, porque
muy pocos individuos, aun teniendo la piel oscura (como ocurrIa
en ci caso citado), se identifIcan con sus antepasados africanos, y
porque. hay poqulsimas asociaciones de descendientes de africanos
que tratan de conservar su sentido de pertenencia y adhesion a sus
También se usa "negro" como un apodo con connotaciones discriminatorias,
si bien no demasiado crIticas, lo mismo que otros muchos que aluden a caracterIsticas fisicas, a la nacionalidad o lugar de origen, como "Flaco", "Petiso",
"Tano", "Gaita", etc.
405
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
orlgenes.2 Por eso mismo, ese pasado va desvaneciéndose, mientras
Ia gran mayorla de esos descendientes no pretende ni intenta recuperarlo, ni luchar contra una discriminación con Ia que se siente
escasamente aludida.
Detrás de esta pequeña anécdota puede descubrirse un imaginario social contemporáneo que, por un lado, recupera una
parte importante de las visiones forjadas en siglos anteriores sobre los africanos (y sus hijos), que vivieron, trabajaron, lucharon
y murieron en lo que llego a ser el territorio argentino. De ese
pasado proviene aquel uso de "negro" como sinónimo de "malo"
y "despreciable". 'x por otro lado, retoma de visiones más actuales
Ia idea de que todos los argentinos, sea cual fuere nuestro color,
somos (y siempre fuimos) "blancos". Por eso mismo, todos somos
"buenos" y "apreciables".
Lo que nunca se dice es que ese imaginarlo contemporáneo
niega Ia realidad histórica, tanto como Ia complejidad y las ambivalencias de Ia herencia decimonónica. La realidad histórica, porque
los africanos y sus descendientes constituyeron una parte importan
te de Ia población del territorio de lo que serla Ia Argentina hasta
bien entrado el siglo xix aproximadamente un 30 por ciento en
Buenos Aires, y entre el 40 y el 60 por ciento en el interior del pals
independiente.3 Y porque esos afroargentinos solo "desaparecieron"
cuando fueron diezmados, tanto por las guerras de Ia independencia (181 1-25) y de Ia Triple Alianza (1864-1870), como por las luchas civiles y las campañas contra los indios (1820-60), que asolaron
Ia region durante casi todo ese siglo. Los que lograban sobrevivir a
esa part cipación obligatoria en conflictos que los excedlan estaban
amenazados por las enfermedades, las pestes y el desamparo.1 Y los
que quedaron al final fueron sumergidos por las oleadas de inmi2
3
4
Entre esas pocas, las más activas son las de los caboverdianos, Ilegados a Argentina en tiempos más recientes.
Muchos investigadores han tratado de establecer, con Ia mayor exactitud posible, las cifras de Ia poblacion afroargentina en el siglo xix y comienzos del xx
En su libro, George Reid Andrews Los afroargentinos de Buenos Aires. Buenos Aires. Editorial de Ia Flor. 1990. Incluye las aportaciones de los que le precedieron y efectCia una severa crItica de las fuentes censales disponibles.
Los afroargentinos libres vivIn en las zonas de Buenos Aires más afectadas
por las epidemias. El problema se agravaba por Ia pobreza, el haEinamiento y
Ia falta de atencion sanitaria Sin embargo se observa en Ia obra de Miguel
Ford, Benemérilos de mi estirpe. La Plata. 1899 dedicada exclusivamente aalgunos afroargentinos destacados y de posición econórnica casi siempre holgada,
que su promedio de vida apenás superaba los 40 años.
406
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
gración europea y medioriental,5 no sin ames dejar sus huellas en el
mestizaje que se produjo con los remanentes de la poblacion autóctona y con los nuevos migrantes. Por eso, una activa dirigente de los
caboverdianos pudo afirmar püblicamente, sin que nadie osara refutarla, que hoy existirIan más de 600 000 descend jentes de africanos en Argentina.6
En cuanto a la herencia decimonónica, su complejidad y ambivalencia respecto de la "negritud" de la población del pals se
manifiesta a las claras, tanto en el imaginario de intelectuales, p0llticos yjefes de ejército de aquella época, como en los escritos
contemporáneos o posteriores de los propios afroargentinos.
Por tanto, para tratar de entender, aunque sea parcialmente,
ese imaginario actual, quizá sea ütil volver a revisar algunos trabajos en los que se pueden rastrear las ideas-imágenes del siglo antirior, que tanto han influido en los argentinos de hoy.
Este recurso a las ideas-imágenes implica aceptar la importancia y la significación del imaginario como categorIa de análisis
histórico, capaz de generar nuevas formas de abordaje, profundización e interpretación de los contenidos de ese conocimiento, y
de su contribución para ampliarlo y renovarlo.
Esa aceptacion es relativamente reciente. Aparece como una
consecuencia logica de una serie de innovaciones conceptuales,
temáticas y metodológicas, introducidas en las ciencias sociales y
hurnanas desde las prirneras décadas del siglo xx.
En el caso de la historia, sus antecedentes más directos se encuentran en la escuela de los Annales que, al proponer como enfoque válido el de la "historia social",, no solo desterró la fragmentación "racional" propia de la tradición decimonónica, sino que
también introdujo nuevos temas, sujetos y métodos. Utilizó como
fuente la muy variada documentación conservada en acervos pñblicos y privados (comunales, parroquiales, notariales, judiciales,
estadlsticos) y recurrió a producciones intelectuales y creaciones
5
6
Tradicionalmente se ignora a los mediorientales (los Ilamados "árabes" en
otros paIses latinoamericanos y "turcos" enArgentina) quienes por su nümero
ocuparon el tercer lugar entre los contingentes migratorios liegados al territorio nacional en las decadas finales del siglo xix y comienzos del xx Al respec
to, véase Maria Elena Vela. "The Arabs in Tucumán, Argentina". En: Luz MarIa Martinez Montiel (ed.). Asiatic Migrations in LatinAmerica. Mexico: El Colegio de Mexico. '1981.
Miriam V. Gomes en su presentacion del libro de Dma V. Picotti La presencia
africana en nuestra identidad Buenos Aires. Ediciones del Sol. 1998.
407
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
populares para estudiar, por ejemplo, el descreimiento religioso y
ci miedo, las revoluciones frustradas y sus utopias —todos tem4s
que hoy entrarIan en el campo del imaginario social—.
Sin embargo, ese imaginario siguió relegado por la historia al
rincón de lo ilusorio y lo quimérico hasta la década de 1960. En
esa etapa, la historia de las mentalidades fue propuesta como
complemento y relevo de la historia social, mientras el "mayo francés" imponIa su eslogan, "la imaginación al poder", sin saber —como dirIa irónicamente Baczko— que ci imaginario "siempre estuvo
ahI, con toda su carga de representaciones y simbolismos".7
Dc todos modos, la historia de las mentalidades (o historia
de las visiones del mundo) ya partIa de un contexto psicoiógico
para estudiar las actitudes y representaciones colectivas inconscientes, introduciendo asI lo subjetivo en la temática histórica y
dando autonomIa a lo mental. Pero, en la mejor tradición de los
Annales, seguIa atribuyendo importancia a la reflexión social.
Su con tribución tuvo eco: desencadcnó discusiones y crIticas
sobre la imprecision del término "mentalidad" y análisis eruditos
sobre las vinculaciones de esta con la historia cultural, las ideologIas y las utopIas, las representaciones simbólicas y los imaginarios.
Por supuesto, no toda la producción que ci tema del imaginario fue instalando en ci campo intelectual tuvo que ver con ci debate sobre las mentalidades. Lo que Si parece cierto es que, en las
décadas siguientes, ci imaginario y sus nociones concomitantes
—idcas-imágenes, representaciones colectivas, simbolismo— ya fueron categorlas de análisis aceptadas en el quehacer histórico.
Esto implicó también cambios y nuevas reflexiones sobre
fuentes, metodologIas y temáticas. Puestos a estudiar los imaginarios —las rcaIizacioncs de los hombrcs y sus representaciones—, los
historiadores no podIan limitarsc a la mera documentación cscrita. Su fuente debIa ser la multifacética diversidad de creaciones
singulares y colectivas de grupos, comunidades, clases y socicdades. La tradición oral participaba en esto del mismo modo que la
escrita, asI como las obras literarias se equiparaban con fábulas,
cantares y decires. Por esto mismo, tOdas esas fucntcs adquirieron
valor documental para la historia, sicmprc que fueran sornctidas
Bronislaw Baczko. Los imaginarios sociales. Buenos Aires:Nueva Vision. 1991.
p. 12.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
a severa crItica. Cómo decIa Le Goff,8 todas eran "monumentos"
que se deben desestructurar, pues "el historiador no solo tiene
que saber discernir la verdad y evaluar la credibilidad de un documento, tiene que desmitificarlo". Y, para hacerlo, debIa incorporar las aportaciones de las demás ciencias sociales y humanas,
en especial, el concepto de "comprender desde adentro" la informacion que ellas le brindaban.
La historia aceptó el desaflo, y hoy es —como en cierto modo
también lo son las demás ciencias del grupo— una actividad. multidisciplinaria, que puede y debe recurrir a todo tipo de documentos y a variadas conceptualizaciones, para cercary explicitar los temas que se plantea como objeto de estudio. Esto es lo que haremos para conocer algo más sobre la imagen de los afroargentinos
en ci siglo Xix. En esta primera entrega recurriremos a algunas
obras de las "plumas ilustradas" de ese momento, para tratar de
ver en clias ci universo dc representaciones del afroargentino, que
reaparece, siempre recurrente, en los estereotipos actuales.
La imagen del afroargentino
en las "plumas ilustradas" del siglo xix
Empecemos con una cuarteta elogiosa de la "Milonga de los
morenos",9 escrita por Jorge Luis Borges, donde ci escritor se permite decir.
"Alta la voz y animosa / como Si cantaraflor /
hoy, caballeros, le canto / a la gente de color"
Pero Borges es siempre cxccpcional, hasta para nuestro siglo, y
lo serla más aim silo comparáramos con la mayorIa de las "plumas
ilustradas" del siglo XIX. Muy pocas de clias accptarIan que, para
"cantar a la gcnte de color", hábrIa que tcncr la voz alta y animosa
que exprcsa el alegrc triunfalismo que se anticipa al "cantar for"0
en unjuego de cartas.
Le GoffJ. Pensar la historia. Barcelona: Paidós. 1991. p. 108.
Jorge Luis Borges. Obras completas, 1923-1972. Buenos Aires: Emece. 1981. p.
965.
10 Borges alude al 'tnico",juego de cartas muy popular y sumamente difundido
en la Argentina, donde se "cantan" puntos, verdaderos o falsos, como una esB
409
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
También parece lógico: al contrario de aquellas que aspiraban
a construir un pals y una nación "civilizada y blanca", lo que implicaba postergar y eliminar a las "razas inferiores" (indlgena y negra), Borges, nacido en 1899, era ya un hijo de esanación. BuenosAires se habla blanqueado por la inmigración europea, al mismo tiempo que los africanos y sus descendientes, ya poco numerosos, hablan sido relegados a los barrios más marginales, mientras
los "indios" eran "invisibles", al otro lado de la frontera del desierto. Por consiguiente, el escritor no habla tenido oportunidad de
convivir con esos grupos poblacionales, a los que solo conocla como estereotipos remanentes en el imaginario urbano y polItico
del compadrito arrabalero. Y sobre todo, no habIa compartido la
intensidad de las luchas polIticas y sociales que hablan te.ñido el
quehacer de sus predecesores y generado un imaginario anterior,
mucho más agresivo y menos condescendiente que el suyo.
En efecto, si bien como ya se djo, los negros (esciavos, libertos y
libres), los pardos y los morenos hablan constituido en el siglo XIX
una parte significativa de la población de Buenos Aires, tanto por su
nümero como por la varidad de actividades que desarrollaban, no
"aparecieron" en la vida polltica y social del pals sino en la época de
Rosas.tt Hasta entonces hablan sido simplemente "desaparecidos",
subalternos aptos para tareas serviles y secundarias en la vida civil y
militar, y no considerados como sujetos históricos. Solo se ocupaban
de ellos las disposiciones que regulaban su vida, sus actividades y sus
organizaciones, para que ninguna de estas perturbara el orden y la
tranquilidad de una comunidad creada por y para "la gente decente". Para sus conternporáneos blancos, los miembros de "las castas",
"los negritos", solo aparecIan en el imaginario colectivo, denigrados
o disminuidos, cuando supuestamente delinqulan o burlaban esas
reglamentaciones. Ocasionalmente se los elogiaba, cuando su obligatoria incorporación a las milicias les imponla una forzosa participación en las guerras, en las cuales luclan su valor, bravura y lealtad.
Mi paso en 1806 y 1807, cuando los ingleses invadieron la capital del virreinato y los batallones de morenos y pardos lucharon
contra ellos. También en las anárquicas décadas siguientes, las de
pecie de desaflo al contrincante. Muchas veces, el "canto" va precedido de estrofas burlonas o sarcásticas, para crear desconcierto en oponentes y ocasionales espectadores deijuego.
11 José Luis Lanuza. Morenada. Buenos Aires: Schapire. 1967. pp. 2 1-28.
410
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
la independencia, cuando todos los bandos —tanto unitarios como federales—'2 reclutaban obligatoriamente a los hombres de color y les ofrecIan su liberación una vez terminada la lucha. Gracias a la incorporación compuisiva y a la presentación voluntaria
generada por la esperanza de la libertad —aunque en la practica
no se la concedieran automáticamente— se formaron batallones,
como ci de "Cazadores", totaimente integrados por ex esciavos
bozales; otros, que incluIan pardos y morenos en los años de la
independencia y otros, por fin, donde los libres de color se mezclaban con soldados blancos, reclutados en los sectores menos
acomodados de la ciudad y sus suburbios. De este Iiltimo tipo fue
ci batallón de "Cazadores de la Libertad", una reorganización del
anterior "Batälión CIvico", realizada por el general José Maria Paz
(unitario y enemigo de Rosas), quien puso ai frente de la unidad
a Lorenzo Barcala, ci ünico afroargentino que obtuvo en forma
definitiva el grado de coronei.13 Al decir de los historiadores, este
destacado militar fue uno de los pocos "negros" que se habIa inciinado "por discernimiento propio a la causa unitaria".14
Dicho de otro modo, esto significaba que, si bien la gente de
color era masivamente federal, apoyaba al "Restaurador de las Leyes" y iuçhaba a su lado,'5 siempre hubo antes, durante y después
de los gobierros dejuan Manuel de Rosas (1829-32; 1835-52),
muchos morenos en las flias antifederales y antirrosistas. En las
hiograflas de Ford (1899, passim) se observa que algunos se habrIan inclinado por los unitarios basándose en su propio discernimiento, pero otros habrIan pasado de uno a otro bando por derrota o reclutamiento. Ford no cree necesario dar explicaciones
para este comportamiento que, en ci caldeado ambiente de la
discusion politico-ideológica del siglo XIX, hasta los más acendrados antirrosistas habrIan calificado corno "dcsleal" e "infiel", y
Los unitarios eran los partidarios de la constitución centralizadora de 1819;
los federales aspiraban a una mayor autonomia regional
13 Si bien en las biografias de Ford se señalan constantemente los ascensosrecibidos por los reclutados afroargentiriOs por su valerosa actuación en los campos de batalla,y ahj figuran muchos coroneles, sargentos y comandantes, esos
grados no eran definitivos ni implicaban una auténtica carrera militar.
14 Francisco Morrone. Los negros en el ejercito: declinación demografica y disolución.
Buenos Aires: CEAL. 1996.
15 Rosas creó batallones de morenos libertos que lo acompanaron durante toda
su gestión: los "Defensores de Buenos Aires", 1830; "Los Libertos de Buenos
Aires", 1831.
12
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
aprovechado para descalificar, una vez más, la capacidad de "las
razas inferiores" para Captar en pienitud los vaiores excelsos de
"la" civihzación, que los unitarios defendIan contra la "barbarie"
encarnada por Rosas y sus seguidores. Le basta con expresar, como lo harIa cualquier otro argentino de su época, su fervor entusiasta por el espIritu patriótico y nacional que se consideraba tIpico de la gente de armas, y sugerir con esto que, tanto para los militares de Color como para los blancos, regIan ci espIritu de la milicia y las normas que incuicaban "servir al pals antes que servir a
un hombre".
Por otro lado, no cabe duda de que en los tiempos de "la tiranIa", los afroargentinos hablan adquirido importancia y cierta autonomIa social. Sus asociaciones se desarroilaron y recibieron ayuda del gobernador;'6 y los libres pudieron comprar inmuebles en
la zona urbana'7 y, sobre todo, gozaron de seguridad económica y
de cierta movilidad social.'8 Todo esto, unido a la libertad que p0dIa conseguirse —aunque no automáticamente— por la incorporación al ejército, hacla posibie ci progreso individual ye! ascenso
social. Contra la opinion generalizada, al convertirse en hombres
libres demostraron que conoclan "el valor del trabajo, [de] la obtención de sus propios bienes y el valor de la educación".'°
Asl, requeridos por Rosas como fieles seguidores y leales defensores contra los ataques unitarios, y favorecidos por ci gobernador con ci disfrute de aigunos derechos civiles, entraron en la
historia como protagonistas y en ci irnaginario colectivo como rosistas por antonomasia.
"El Restaurador delas Leyes", cuyosjefes, desde 1835, fuerOn tres morenos: el
coronel AgustIn Revello, el comandante Narbona y el mayor BarbarIn. El "Batallón de Libertos Veteranos" lo acompano en 1833 en sucampaña contra los
indios.
16 Marta Goldberg y Silvia Mallo La poblacion africana de Buenos Aires y su
campana Formas de vida y subsistencia (1750 1850) En Temas deAszay Afri
Ca. N2 2. 1993. P. 39.
17 George R. Andrews. Los afroargentinos de Buenos Aires. Buenos Aires: Dc la Flor.
1990.
18 Eduardo R. Saguier. "El combate contra la 'limpieza de Sangre' en los orIgenes de la emancipacion argentina El uso del estigma de la bastardia y del on
gen racial como mecanismos de defensa de las elites coloniales". En: Revista de
Historia deAmérica.N9 110. 1990.
19 Silvia Mallo. "La libertad en el discurso del Estado, de amos y esclavôs". En: Revista deHjstoria deAmérica. N 2 112. 1991. p. 145
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Pero ese imaginario, compuesto por representaciones de signo contrario segün el bando (unitario o federal) donde se hubieran originado, no lograba ocultar el carácter discriminatorio, despreciativo y paternalista que constituIa el fondo comün de las
concepciones propias de los grupos dominantes del pals.
El rosismo, que se presentaba como protector de los sectores
postergados de la ciudad y el campo, recurrirIa a los afroargentinos para desencadenar manifestaciones masivas de adhesion, que
aterrorizaran a sus enemigos y expresaran la fuerza popular del
"Restaurador de las Leyes". Para lograrlo, no vaciló en reconocer
y estimular las organizaciones propias de los "negros", que en esa
etapa se desarrollaron rápidamente y desmpeñaron un papel
politico significativo. En efecto, para celebrar las fiestas religiosas
y carnavalescas, las "naciones", las cofradlas y los candombl6s2°
desfilaban por las calles de Buenos Aires, entonando sus cánticos
al ritmo de tambores y sembrando temor y desconcierto entre la
"gente decente".
Igualmente significativo fue que desde el gobierno se impulsara la publicación de periódicos —La Gaceta Mercantil fue el diario oficial de Rosas— y hojas sueltas (La Negrita, El Gaucho), dedicadas casi exciusivamente a la gente de color y supuestamente escritas por ella.2' Una de las secciones más impOrtantes e influyentes
de estos periódicos era la que reproducia las también supuestas
cartas de lectores". Escritas en una media lengua "africanizada",
a veces reproducIan divertidos monOlogos o diálogos versificados,
redactados con gracia, ironia y sentido del humor. Pero, cualquiera que fuera su forma 0 presentación, siempre elogiaban al gobierno y satanizaban a sus opositores. Con frecuencia aparecIan
temas de interés inmediato para los afroargentinos, como el alto
costo de los alquileres urbanos, cOsa de la que acusaban sistemáticamente a los unitarios. Esta capacidad de comunicación llana y
directa con un amplio sector de la población porteña aseguraba a
es4s publicaciones la fiel adhesion de: sus lectores y al rosismo la
64
20
21
En teorIa, las "naciones" agrupaban a los afroargentinos provenientes de una
misma region africana; las cofradIas reunIan a los fieles para ralizar procesiones y otras actividades religiosas los candombles eran grupos de baile cuyas
actüaciones callejèras eran consideradas inmorales y lascivas por la "gente decente" y habIan estado prohibidos hasta entonces.
Aunque no hay certeza al respecto, se cree que ci autor de la mayor parte de
las coinposiciones en versoqüe aparecieron en esas publicacionesfue Luis Pérez, su redactor más'destacado
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
difusión de su papel de protector y defensor paternal de los sectores populares.
Pero lo que su redactores no podIan prever era que, con el
tiempo, esas publicaciônes adquirirIan importancia documental,
al ser consideradas como una especie de compendio y expresión
"didácticamente adaptada" del imaginario creado por el rosismo
sobre si mismo y, como contracara, sobre sus enemigos unitarios.
Los destinatarios eran los afroargentinos, una comparsa básicamente despreciada por ambos protagonistas, pero al mismo tiempo necesaria para que éstos se autodefinieran en el imaginario
como su contraposición.
La muy conocida "Carta de la morena Catarina a Pancho Lugares", que apareció en El Gaucho, el 25 de agosto de 1830, es meludible si se quiere mostrar cómo veIan los rosistas a los afroargentinos y al mismo tiempo como éstos habIan internalizado la visión trasmitida desde el poder.
En primer lugar, los negros eran vistos y se veIan como seres
con fuertes limitaciones culturales, que los obligaban a pedir ayuda para entender la información que les brindaban los periódicos. AsI lo dicen las lIneas iniciales de la "Carta...": "Hacemifavo
no Pancho / De esplicami tu papeli, / Poque yo soy bosalona/ Y no lo
puera entendeli./
Pero también tenIan virtudes, como la fidelidad, el agradecimiento y el patriotismo: "El es negro bosalona / pero negro felel. / V
agradecido a la patria / que le dio la liberta./E1 garante de esa libertad era Rosas, hasta tal punto, que su eventual desaparición deja
rIa totalmente desamparada a la población de color. Por eso pedIan a Dios que protegiera al "gobernador bueno" y los candomblés vivaban a D. Manel Larosa: "... E preciso Gatarina / Que el Señó
nos lo conseba. / Poque mira, negra vieja / Eti D. MANUE LAROSA / Si no
falta, yo no si / Cómo ha di aqui la cosa. / Va vite ene Gandombe / Que
toditos lo moreno / Gritaban viva LAROSA / Nuestro gobernador bueno./"
No se debe al azar que esta supuesta carta de una lectora
afroargentina haya tenido tanto eco entre los historiadores del
perIodo rosista: en ella aparecen algunos de los temas centrales
manejados por el gobernador de Buenos Aires para obtener y
acrecentar la adhesion popular. Entre dos figuran las constantes
amenazas contra su vida y sus acciones; los peligros que correrIan
sus adherentes si esas amenazas se cumplieran, y el siempre latente estado de conflicto, que generaba la insegund,ad para todos.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Tanto en otras consultas de la morena Catarina como en las
respuestas que provocaban se iban delineando los con tombs del
imaginario rOsista sobre sus enemigos unitarios, asI como la reacción que se esperaba de los afroargentinos en tales circunstancias: "... Qué diablo de condenao / Son esi jente unitario / que siempre
anda alborotao?": '.. Esi unitario pofia / Porque mandi el barigona"I
(como Ilamaban a Rivadavia, acusado de haber robado al pals);
son antinacionales y conspiran contra la nueva nación: "Esi tiene
mucha maña, / Esi, moro y judIo/ Y trabaja por Espana. "Por lo tantO, es mejor que "no anden revolviendo" (conspirando), porque los
afroargentinos saldrán en defensa del gobierno y sus enemigos
"ha di ye los siete infiena" en la lucha contra "la buena montonera".
En esas décadas, los unitarios —liberales en politica y librecambistas en economlá— no ganaron la batalla ideológica contra
Rosas. Lo harlan b stante más tarde y "por interpósita persona".
En efecto: haci4 la cuarta década del siglo XX, algunos notables escritores argentinos exiliados en Montevideo —entre ellos
Esteban Echeverrla, Miguel Cane, José Mármol y Vicente Fidel
Lopez— se habIan nucleado en la Asociación de Mayo, cuyo manifiesto fundacional reconocla su deuda ideOlógica con los unitarios pero rechazaba su accionar conspirativo. Querlan que la fraternidad se impusiera en el pensamiento y en la acción de la sociedad argentina, donde se convertirla en tarea primordial de la
educación, el periodismo y las letras.
Los autores que se incluyen en esta "generación del 37", eran
tan nacionalistas y antiespañoles como los rosistas, pero al mismo
tiempo eran tan decididamente liberales que, por eso mismo,
acababan incluyéndose en el campo antirrosista.
También eran racistas como la gran mayorla de los pobladores blancos de su tiempo intelectuales o no. Pero entre estos escritores románticos habla importantes diferencias de grado y matiz sobre este tema. Cuando las exigencias de la narración lo permitlan, los autores d ban rienda suelta a su imaginario comün sobre la escasez de valores morales y estéticos que se atribula a los
afroargentinos, aunque cada uno de ellos daba a esta cuestión
una dimension diferente.
Por ejemplo: Esteban Echeverria —cuya ültima obra fue el
Dogma socialista (1848), una propuesta politico-social para Argentin a— criticaba con dureza la soberbia y el exclusivismo de los unitarios, pero despreciaba aim más al rosismo por haberse apoyado
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
en ci "populacho", del que solo podia esperarse barbarie y primitivismo. Tal concepción habia inspirado las dos páginas que, en
su novela antirrosista, El Matadero22 dedicó a describir la tarea de
un grupo de afroargentinas que rebuscabn los pedazos comestibles entre los r.estos de los animales sacrificados. No hay ni un
atisbo de piedad por la degradacion implIcita en semejante trabajo ni el menor impulso protector de un hombre del romanticismo ante la humillación de las mujeres obligadas a hacerlo. Solo
hay disgusto y repugnancia, quizá nacidos de la misma soberbia e
idéntico exciusivismo que achacaba a los unitarios, pero también,
y sobre todo, del insoportable quiebre del ideal romántico sobre
la mujer (bella, digna, recatada) por obra y gracia de esas "Negras africanas [ ... ] cuya fealdad trasuntaba las arpIas de la fábula"
y cuyas vuigares peleas por los restos hacIan escarnio del lenguaje
y las costumbres. Sin embargo, lo más detestable era su manera
de tratar a los hombres: hacIan gala de un desparpajo y una libertad igualitaria que hoy nos permitirIa creer que, sin pensarlo ni
quizá desearlo, estaban siendo precursoras del feminismo, pero
que, en ci imaginario romántico de EcheverrIa, era la negación
de la feminidad y la destrucción del imaginario ideal sobre la relación entre los sexos.
Mucho menos agresivo era Vicente Fidel Lopez. En su novela
La novia del hereje,2s este destacaba la beiieza de una dama de cornpañIa de origen africano, con dejos de prejuicios raciales expresados en los "peros": lajoven era "de tez oscura pero unida y abrillantada; cobriza pero finIsima y delicada {...] ". (El subrayado es
nuestro).
Por fin, José Mármol, ci autor de Amalia,24 parece haberse
inspirado en los más agresivos estereotipos del imaginario de los
enemigos de Rosas para describir las relaciones del Gobernador
de Buenos Aires con sus subordinados negros. La famosa y grotesca escena donde Rosas pretendIa que su hija Manuelita besara
la mano del mulato Viguá (su obsecuente bufón) y que a su vez,
este besara a Manuelita en La boca, es antológica: ci lector no solo termina odiando al "tirano" y a su entorno "de color" sino
también a! narrador (en este caso, aJose Mármol). El circulo se
22 Esteban EcheverrIa. El Matadero. Buenos Aires: Kapelusz. 1987. pp. 79-80.
23 Vicente Fidel Lopez. La novia delhereje. Buenos Ailes. 1937.
24 José Mármol. Amalia. Buenos Aires: Kapelusz. 1990. I, pp. 101-102, 104-105.
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cierra: desde la brutalidad y el primitivismo de las mujeres de El
matadero hasta la crueldad innecesaria y grotesca de Mármol. El
mito habIa quedado instalado y los argentinos nunca más p0drIan desprenderse de él.
En la segunda mitad del siglo XIX, la Argentina entró en la
etapa de la Organizacion Nacional, iniciada al aprobarse la Constitución de 1853. En ésta se decIa que todos los habitantes nacidos en el pals eran ciudadanos libres e iguales, con idénticos derechos civiles y politicos. Sin embargo, por largo tiempo los
afroargeritinos siguieron siendo ciudadanos "de segunda".
Eso se debla a que el funcionamiento del cuerpo social respondIa a una estructura que oponla resistencia a los cambios y a
la integracion que propiciaban las disposiciones constitucionales.
Dc hecho, la sociedad argentina segula manejada por las tradicionales elites liberales que poselan el poder económico y social desde 1810, pero que ahora —una vez vencidos Rosas y el federalismo— dominaban también el poder politicoi Esta concentración
del poder les permitla imponer al pals sus versiones del credo liberal, que hasta entonces solo hablan sido meras utopias contestatarias, visiones del mundo "que no es1125, y convertirlas en "la"
ideologla de la comunidad argentina, apta para homogeneizar al
grupo social y dotarlo de una identidad propia, ünica y distinta
del resto de las naciones latinoamericanas.
Era una ideologla liberal y conservadora al mismo tiempo,
porquee-una parte de su misión era conservar el orden social que
se instauraria al establecerse nuevas relaciones entre los hombres
y que estarla legitimado por un universo simbólico compartido.
En ese nuevo espacio relacionante, cada grupo y cada hombre
tendrla su propio lugar, determinado por ciertos atributos o p0deres que prOvendrlan de su capital económico, cultural, social y
simb6lico.26
Por cierto, en la segunda mitad del siglo XIX no se aplicaban
análisis de este tipo a las ideologias vigentes, pero en la Argentina
de aquel momento, el liberalismo impulsado desde ci poder se
habia convertido en una practica aceptada plenamente por la sociedad. El universo simbóiico construido por los ideóiogos locales
fue internalizado hasta ci punto de convertirse en sinónimo de la
25
26
Paul Ricoeur. Ideologla y utopIa. Buenos Aires: Gedisa. 1994.
Roger Chartier. El mundo como representación. Bãre1ona: Gedisa. 1992.
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argentinidad. Tal como lo muestra el conjunto de biografias que
Ford reunió en su libro Beneméritos de mi estirpe, también los
afroargentinos trataron de insertarse en el conjunto social, adhiriendo a las ideas de progreso y desarrollo cu!tural que integraban el credo liberal. Pero terminaron "desapareciendo" flsicamente (como se cuenta en la anécdota iniciaf), aunque no del
imaginario cotidiano.
Los liberales argentinos, que admiraban la formidable expansión económica, social, cultural y territorial lograda por los principales paIses europeos y los Estados Unidos, atribuIan ese logro
al hecho de que los gobiernos de esos paIses habIan adoptado y
puesto en práctica las ideas de progreso, desarrollo y modernidad, caracterIsticas del pensamiento liberal. Pensaban que si en
la Argentina se eliminaban todos los resabios de tradiçionalismo
corporativo heredados de la época colonial, asI como la nefasta
carga de la herencia.rosista, y el pals se lanzaba decididamente
por esa misma vIa del progreso y al desarrollo, no tardarIa en
convertirse en la principal potencia sudamericana.
Para eliminar esas pesadas herencias que obstaculizaban el Iibre curso del progreso, el liberalismo argentino comenzó a "enriquecerse" con las aportaciones de reconocidos pensadores europeos, que preconizaban el llamado "racismo cientlfico" Entre los
más conocidos expositores de esta teorIa figuraban Gobineau y
Chamberlain, quienes sostenIan que los grandes éxitos de las
principales naciones europeas se deblan especIficamente a la superioridad de la herencia genetica de su poblacion, que era predominantemente blanca.
En Argentina, estas versiones importadas se combinaron con
los viejos resentimientos .racistas de los unitarios exiliados por Rosas "y sus negros", para achacar a la mezcla de la escasa población
blanca local con africanos e indios, la culpa del papel subordinado que desempeñaba la nueva nación en ci concierto mundial.
Por tanto, la "generación del 80" se propuso poner en práctica el
sueño acariciado desde la década de 1820, que transformarla a la
Argentina en un pals blanco: lograr un ingreso masivo de inmigrantes europeos. Lo justificaban diciendo que era necesario p0blar ese vasto desierto que era el pals, puesto que "gobernar es
poblar", como sintetizarla Atberdi. Y eso era cierto, pero to que
en realidad deseaban era modificar la estructura social y el "carácter" de la nación, modificando su composición étnica.
418
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Tanto Domingo Faustino Sarmiento,27 presidente de Ia Argentina y creador de su sistema educativo, como Juan Bautista Alberdi,28 ideologo de la constitución de 1853 y notable ensayista,
coincidIan en su desprecio por los que hoy llamariamos "sectores
subalternos" de la sociedad local.
Para ambos, convencidos de los beneficios que la educación
podia brindar a los pueblos, la instrucción no bastaba para conseguir que esos sectores, constituidos por las "razas serviles" 0 Secundarias, lograran incluirse en la "civilización" liberal. Su limite
estaba en el muro infranqueable de factores psicosociales que tenIan que ver con la raza y se trasmitIan por los genes. Por esto, la
"barbarie" rural nunca alcanzarIa los niveles de progreso y desarrollo propios de la "civilización" urbana (Sarmiento) ni el indio
0 el negro aiTiericanos se cOnvertirIan en el tipo perfecto de
hombre ejemplificado por el obrero ingles, que "trabaja, vive y
consume digna y confortablemente" (Alberdi).
Para ambos, también, la solución estaba en la inmigracion
europea y blanca, portadora de los valores superiores que se querIa instalar en la nueva nación. Pero diferIan en Un punto central: mientras Sarmiento, admirador de Estados Unidos, elogiaba
el modelo segregacionista que aislaba del cuerpo social a indios y
negros y prohibia los matrimonios mixtos, aduciendo que habIa
consrvado las virtudes creativas de la raza blanca y dado grandeza a ese pals, Alberdi, admirador de Gran Bretaña, era partidario
de la mezcla de razas. Confiaba en que siempre se impondrIa la
superioridad de los genes blancos, con lo que se lograrIa el mejoramiento indefinido de la especie humana. Por eso mismo, definIa a los americanos cOmo "europeos nacidos en America", cuyos
cráneos, sangre y color habIan venido de afuera.
En las primeras décadas del siglo XX, José Ingenieros, seguidor del positivismo y despues del darwinismo social, fue exponiendo en artIculos publicados por La Nación, algunas ideas insertas en lo que se convertiria en una "teorIa racial de la histona",29 desarrollada ampliamente en su obra sociol6gica.30
Domingo Faustino Sarmiento. Gonflictoy arinonIa de las razas en America. Buenos Aires. 1953. 2 Vol.
28 Juan Bautista Albérdi. Bases y punt os de partida Para la organización de la Reptblica Argentina. Buenos Aires. 1952.
29 George Reid Andrews. Op. Cit. p. 122.
30 José Ingenieros. Sociologla argentina. Madrid. 1930.
27
419
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En un librito no muy conocido3' ( donde su apellido es "Ingegnieros") el espectáculo "indigno de ser descripto" de los africanos zambulléndose en el mar para recoger monedas, en las
proximidades de la isla de San Vicente, le dio pie para poner en
tela de juicio a las "ciencias de aplicación", porque elaboraban
sus teorIas sin contacto con la realidad. Observar a esa "oprobiosa
escoria humana", lo obligó a replantearse diversos problemas sociológicos, entre ellos el de la esciavitud.
También disentla con sus connacionales blancos, que en su
pals velan a los afrorgentinos vestidos "de jacquet y de levita" y
sentlan simpatla hacia ellos por los sufrimientos de sus antepasados esciavos. Pero eso era "un grave error de interpretacion del
papel histórico que los negros habian desempeñado en la formación del pueblo y el carácter americanos". Probablmente, los importados a America no habrIan sido muy diferentes de los que él
estaba contemplando: seres para quienes la esclavitud serla la
ünica forma de asegurarles "la tutela y proteccion que se brinda a
los animales [ ... ], la sanción polltica y legal de una realidad puramente biológica".
Eran "seres simiescos" y de "mentalidad genuinamente animal
[...] que no deberIan ser polltica yjuridicamente nuestros iguales,
son inaptos para el ejercicio de la capacidad civil y no deberIan
considerarse 'personas' en el concepto jurldico". Como si esto no
bastara, la selección natural los condenaba a la aniquilación, en el
enfrentamiento que inevitablemente sobrevendrla con las razas
superiores en la lucha por la vida. Y agregaba: "Los negros que
äün vemos en America son lafina flOr de los impOrtados por los
españoles a las antiguas colonias, los capaces de adaptarse a las
condiciones de vida propias de nuestro ambiente europeizado".
Aunque asI pareciera admitir que el contacto con los blancos
podia dotar a los negros de cierta capacidad para adaptarse al
medio 'y superar sus desventajas innatas, Ingenieros (como Sarmiento, Mitre y otros) no era partidario de la mezcla de razas:
creIa que el mestizaje podia favorecer la "fermentación de las
multitudes" (alusión a Rosas y sus "fuerzas de choque" afroargentinas); producir una "descendencia raqultica, simiesca" donde
31 José Ingenieros. La locura en la Argentina. Buenos Aires. 1937. p. 32. Citado por
George Reid Andrews. Op. Cit. p. 224.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
"los defectos de Ia raza noble resultarIan acentuados por Ia sangre villana".32
Ingenieros no ahorraba sus. crIticas a quienes no compartIan
su posición: quienes no tenIan en cuentä los factores étnicos, no
eran sociólogos, sino filántropos "que se oponen a Ia realidad".
Al contrario, quienes se remitIan a Gobineau —y a su antecesor,
Nietszche— descubrIan que Ia cuestión de Ia raza existe y permite
explicar ci estallido y el desarrollo de los conflictos, inclusive dentro de las razas blancas. Pero hablar de antagonismo "entre arios
y semitas, entre dolicocéfalos y braquicefalos", es "absurdo[ ... ] un
prejuicio más que una realidad". En cambio, nadie discute las
profundas diferencias que existen entre los hombres blancos y los
de color, puesto que las razas humanas son diferentes, desiguales
y no equiválentes. Por lo tanto, no todas son igualmente civilizables. "La igualdad humana es un sueño digno de ingenuos, como
Cristo, o de enfermos como Bakunin". No cabe lamentarse por Ia
desaparición de las razas que no se adaptan a Ia civilización blanCa: serIa como lamentar ci progreso biologico y negar Ia información cientIfica. Luego, a los negros de San Vicente no se les debe
ofrecer Ia libertad, que para ellos implica vivir miserablemente,
sino Ia "esciavitud" de Ia cárcel, que les brinda Ia felicidad de una
"casa limpia, cómoda, aireada y liena de sol [...] sin obligacion de
trabajar para ganarse Ia vida", esa vida que "arrastran los que estan en libertad", libertad que es sinónimo de desamparo y muérte por inanición, frente a Ia "felicidad relativa" que les brindaba
Ia esciavitud.
Luego, silos blancos siempre triunfarIan en Ia lucha por el
espacio, era inevitable la europeización de America Latina, ya
que las leyes de Ia sociologIa indican que los grupos sociales más
evolucionados se impondrán siempre a los menos evolucionados.
"Nos europeizaremos oportunamente, como lo preveIa Sarmiento", pues Ia sociologIa puede afirmar, cientIficamente, que esa
transformación ocurrirá, inevitablemente, en America Latina".
José Ingenieros. La kcura en Ia Argentina. Buenos Aires. 1937. p 32. Citado por
George ReidAndrews. Op. Cit. p. 224.
33 José Ingenieros. SocioThgIa argentina. Madrid. 1913. pp. 228-229.
32
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Elfinal: las luces y las sOmbras
Y, de hecho, la europeización llegó y triunfó en Argentina
En las prirneras décadas del siglo xx, la población del pals habIa
duplicado las cifras de 1895: sus habitantes eran algo más de 7,5
millones, gracias a la afluencia masiva de los muy deseados inmigrantes europeos y de los menos dcseados y algo más tardlos mediorientales.
Buenos Aires habla crecido hasta convertirse en una metropoli blanca, orgullosa y "civilizada", que ya no dependla de la mano de obra ni del valor de la gente de color para realizar sus proyectos. Como hablan deseadO sus ideólogos y decidido sus politicos, en ese momento podia contar con millones de europeos,
diestros en los oficios mecánicos y astutos competidores de los
afroargentinos en los trabajos poco apetecidos, descalificados y
peor remunerados. Al final, lograron imponerse y triunfar: no dejaron para la gente de color ni siquiera el papel de vendedores
ambulantes, tal como expresaba una canción carnavalesca de
1876:
Ya no hay negrOs botelleros / ni tampoco changador,
ni negro que vendefruta, / mucho menos pescador;
porque esos napolitanos/ hasta pasteleros son
y ya nos quieren quitar/ el oficio de blanqueador.
Los desplazados se quejaban: ellos eran ciudadanos, y corno
tales, cumpllan las obligaciones que la ley les imponla, mientrãs
los inmigrantes estaban libres de ellas. Esas quejas se difundlan
en los periódicos de la comunidad afroargentina —de vida efimera y posición cambiante— que iban reflejando en sus editoriales y
"cartas de lectores" el canto del cisne de una comunidad que no
solo era cada vez menos nurnerosa, sino que, además, se iba cxtinguiendo lentamente por 511 paulatino y constante blanqueamiento fisico e ideológico.
Segtin Andrews35, ese blanqueamiento se producla lEiSicamente porque abundaban los matrimonios mixtos. Si por un lado el
mestizaje de blancos con negros, pardos y mulatos era cada vez más
34 José Luis Lanuza. Morenada Buenos Aires: Schapire. 1967. P. 220.
35 George Reid Andrews. Op. Cit. cap. 10, passirn.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
frecuente y menos resistido por ambas comthiidades, por ci otro,
la ideologIa dominante en la sociedad mayor iba infiltrándose en
todos los sectores sociales de la comunidad, creando redes de relaciones yjerarquIas intragrupales, y generando un entrecruzamiento de identificaciOnes: con la sociedad mayor (patriotismo, nacionalismo, culturalismo, estratificación) y con otros grupos inmigrados (por oposición, racismo, segregación, prejuicio).
AsI, con la misma connotación denigratoria que se habIa usado (y se seguIa usando) la palabra "negro" para referirse indistintamente a negros, mulatos o pardos, elios mismos liamaban "napolitanos" o "tanos" (como se dice hoy todavIa) a todos los italianos, sin tener en cuenta para nada las diferencias regionales,
idiomáticas y culturales. Y como 10 hacIan con este grupo, lo haclan también con todos los otros grupos identificabies, que pululaban por la ciudad.
Por eso mismo, también coincidIan con los argentinos blancos en su no disimulado desprecio por los oficios manuales y en
ci aprecio por los empleOs ptiblicos y ci servicio del Estado, aunque fuera en tareas inferiores, como las de portero o amanuense,
simplemente porquc daban estatus y permitlan cierta proximidad
y confianza con ci poder. Del mismo modo, apreciaban las profesiones "hberales" y las actwidades artisticas, dotadas en si mismas
de prestigio y reputacion. Hay que leer la obra de Ford Beneméritos de mi estirpe,36 que desde su tItuio hasta la tiitima lInea de la
üitima página es un registro ampuloso y grandilocuente de los logros profesionales y de los valores morales, artisticos y culturaies
con los que se engaianaba la comunidad afroargentina.
Actualmente, ya nadie escribe asl, por ignorancia o por pudor, pero no se puede negar que las frases, los poemas y los avatares de la vida de los "beneméritos" que recopiia, son ci mejor
compendio de las razones que expiican la "desaparición" de los
negros: simplemente se volvieron argentinos, en un siglo poco
imaginativo y necesitado de una racionalidad sin fisuras. Tai vcz
ci nuestro, caótico y fugaz, les devueiva su riqueza perdida.
36 Jorge M. Ford. Beneméritos de mi estirpe. La Plata: Tipografla de la Escuela de Artes y Oficios. 1899.
423
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
I
AFRICANIA Y GLOBALIZACION
DISIDENTE EN BOGOTA
i
Jaime Arocha
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
La disidencia étnica ante la nueva diaspora
El estudio de la nueva diaspora afrocolombiana tendrá que
figurar con más ahInco en La Ruta del Esciavo. No solo porque dilucidar su naturaleza es consecuente con las metas del programa
cientIfico que la UNESCO ideó y puso en marcha. en 1994 para
contribuir a la paz mundia1 sino por la urgencia de crear globalizaciones disidentes que formen cinturones alternativos de solidaridad transnacional, airededor de las soluciones que es necesario
crear ante la actual violación de derechos humanos en Afrocolombia. Los afrocolombianos tan solo comenzaron a ser visibles
en espacios de derechos polIticos, a partir de la firma de una
constitución que, en 1991, reconocio y legitimo hacia el futuro el
carácter plurietnico y multicultural de la nación colombiana'
Defino como globalización disidente al conjunto de reçles transnacionales de carácter polItico, social, ambiental, religiOso o comunicativo, que pueden crearse alrededor de filosofias, espiritualidades, mitologlas, poéticas, estéticas, luchas étnico-territoriales y
demás caracterIsticas y reivindicaciones que, dado su etnocentrismo, los sistemas hegemónicos someten a la invisibilidad, estereotipan y desdeñan. Formularé opciones de aglutinación. disidente alJaime Arocha. "Inclusion of Afro-Colombians: Unreachable National Goal?"
Race and National Identity in the Americas. Latin American Perspectives, issue 100,
May. 1998: pp. 70-89.
-. "La inclusion de los afrocolombianOs: ,meta inalcanzable?" En: Maya,.
Adriana (ed.). Losafrocolombianos Geografla hurnana de Colombia. Tomo.Vi. Santale de Bogota: Instituto de Cultura.Hispánica. 1998. pp. 333.395.
425
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
rededor de raIces mandingas, bantües, lucumIes, akanes y carabalIes, segün las interpretaciones de los afrodescendientes, luego de
haber sido expulsados de sus territorios ancestrales y relocalizados
en ámbitos metropolitanos, como el de la capital del pals.
Desplazamientoforzado y africanizacion urbana
En Colombia, ci desplazamiento forzado es más visible en las
areas rurales del pals. Consiste en uno de los efectos perversos de
la guerra que, desde hace cuatro decenios, se libra contra la po
blación civil.2 A partir del decenio de 1990, esos aparatos armados afianzaron su expansion sObre buena parte de los territorios
ancestrales de los afrodescendientes.2 Sus comandantes respondlan, primero, a la competencia por las riquezas minerales, vegetales y anirnales de amplios segmentos del litoral Pacifico, de la
llanura del Caribe y de los valles interandinos del Cauca y Magdalena.4 Y, en segundo lugar, reaccionaban a la importancia estratégica y geopolitica que espacios como ci del valle del rIo Truandó
adquirieron desde que el entonces presidente de la repüblica, Ernesto Samper, enunciara, en 1996, la factibilidad de construir un
nuevo canal interoceánico modificando ci cauce de aquel afluente del rio Atrato.5 Selvas y riberas que sobresalian como refugios
de paz, pasaron a ser ámbitos de terror.
Frente a esta infortunada coyuntura, es explicable el. que durante los dos ültimos lustros, ciudades como Cali y MedellIn Ostenten una afrocolombianidad que antes permanecIa implIcita.
En ci caso de la capital del pals, a los bogotanos los ha tornado
2
3
4
5
Comité universitario frances para Colombia. Liamado por Colombia. Paris: Encuentro internacional, 27y 28 de noviembre. 2000.
Jaime Arocha. "Etnia y guerra". En: Arocha, Jaime, Cubides, Fernando yjimeno Miriam (Eds) Las violencias znclus26n creczente Santafe de Bogota Centro
de Estudios Sociales Facultad de Ciencias Humanas Universidad Nacional de
Colombia. 1999. pp. 205-234.
Jaime Arocha. "Redes polifónicas desechas y desplazamiento humano en el
afropacIfico cólombiano". En: Cubides, Fernando y DomInguez, Camilo
(Eds) Desplazados mzgraczones y reestructuraczones territonales Santafe de Bogota
Centro de Estudios Sociales, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia. 1999. pp. 127-148.
Jaime Arocha. "Ananse y el porvenir de los afrOamericanos". Trans, N' 0. Saber
yConflicto. Santafé de Bogota: Dircción Acadérnica, Universidad Nacional de
Colombia, sede Santafé de Bogota. 2000. pp. 17-25.
426
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
por sorpresa ci aumento de afrodescendientes, conforme lo refleja en su tItulo el primer estudio sistemático sobre la presencia de
ellos en ese ámbito urbano —Aqul antes no se velan negros—.6 La ciudad no podrá seguir estereotipándose como espacio frIo, taciturno y gris, porque los nuevos inmigrantes la han ilenado de cabres, colores, aromas y maneras de celebrar la cotidianidad que
aün no son bien conocidas. Para expiorar esos cambios seránindispensabies observaciones y conversaciones7 acerca de permanencias y rupturas en la africanIa que cimienta las identidades de
los inmigrantes, las maniobras de inserción en la ciudad y la convivencia con personas de otras afihiaciones étnicas.
El concepto de africanIa ha sido fundamental en las investigaciones inscritas dentro de La Ruta del Esciavo. Se usa para referirse a la identidad que los afrodescendientes fueron moldeando
para resistirse a la esclavización, inciuso antes de que a los cautivos se les forzara por la ruta transatlántica.8 De ahI que se haya
fundamentado en memorias de mandingas, bantües, yorubas,
akanes y carabalIes, para remodelarse en respuesta a. la apropiación de los vInculos, objetos, plantas y animales que les ofrecIan
los nuevos sistemas sociales y ambientales de America.9 Partiendo
de esta idea, se podrán formular preguntas sobre cambios en los
rasgos caracteristicos de las areas de origen —famihas extendidas y
troncos del litoral del PacIfico; carnavales caribeños, y fiestas patronales y santos venerados en el afropacIfico; celebraciones de
retorno periódico a los territorios natales del Chocó, o retención
6
7
8
9
Claudia Mosquera Rosero. Acá antes no se velan negros: Estrategias de insersión de
la población negra en Santafede Bogo4. Santafé de Bogota: Observatorio de Cultura Urbana, Instituto Distrital de Cultura y Turismo, AlcaldIa Mayor de Santafé de Bogota. 1998.
Observacionesy conversaciones son la esencia de las liamadas metodologlas
de investigación cualitativa. Las primeras pueden consistir en miradas agudas
a un ritual funebre inscritas mediante notas rapidas y luego transcritas con
paciencia en el estudio del observador Las conversaciones pueden ir desde la
ntrevista temática a la de profundidad o a las historias de vida. Clifford,james. "Notes on (field) notes" En: Sanjek, Roger (Ed.) Fieldnotes, Ithaca: Cornell University Press. 1990. pp. 47-70.
Kabenguele Munanga. "Origen histórico del quilombo en Mrica". En: Anzérica
Negra.junio, N" 11. Santafé de Bogota: PontificiaUniversidadJaveriana. 1996.
pp. 11-22; Serrano, Carlos H. Ginga, la reina quilomba de Matamba y Angola'. En: America Negi-a,junio, N" 11. Santafé de Bogota: Pontificia Universidad
Javeriana. 1996. pp. 23-30.
Luis Beltran "La africana En Segundo coloquzo internacional de estudzo.s afro-the
roamericanos, discurso inaugural. Abidjan, Costa de Marfil: uNESCO-Universidad
de Alcalá de Henares, Universidad de CocodI, diciembre 2, 1998.
427
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
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de competenciaS lingüIsticas en el criollo que se habia en ci palenque de San Basilio, cerca de Cartagena, o el que se usa en el
archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina—. Para
trazar continuidades y discontinuidades de africanIa en árnbitos
metropolitanos, ha sido ütil reflexionar sobre la interacción entre
<<rutas>> y <<raIces>> que experimentan las sociedades tradicionales
a medida que se afianza la giobalización.
Ruts>'
Ajames Clifford le vino como anillo al dedo que, en inglés,
rOutes (rutas) y roots (raIces) se pronuncien de la misma manera:
ruts. Jugó con un solo sonido para condensar los dos sentidos
contrapuestos de las transformaciones culturales que —en su opinión— hoy recorren ci mundo.'° El mercado laboral, ci conflicto
armado, la velocidad de las comunicaciones y las aspiraciones individuales, figuran entre los impulsos que hicieron de los viajes
eventos cotidianos, agentes de dinámicas que apenas ahora los estudiosos de la cultura comienzan a descubrir y describir. Tal es ci
caso de las convivencias y competencias de lo ancestral con y contra los estilos de vida megalopolitanos, que las máquinas digitalizadoras reducen a fenómenos locales. A pesar de los estlmuios de
la variación, afin son innegables las ralces, y Clifford se pregunta
si en esa persistencia hay un factor de género: en las narrativas etnográficas, los varones deambulan y las mujeres habitan.
No obstante, las afrocolombianas circulan tanto como los
hômbres. Mientras recorren ci pals y trabajan en diversos oficios,
dejan a sus hijas e hijos con las abuelas, y elias y ellos crecen con
sus primas y prirnos, arnigas y amigos. Entonces, en este caso la
persistencia de la raIz de africanla tendrla que ver con la intervcnción de dos grupos dc edad, ci de las madres de las madres, y
ci de los niños y niñas. Los grupos de edad son, en sí mismos,
huellas de africanIa. Dc ellos hablan varios autores; sin embargo,
en afrocolombia, los cwigros11 del palcnque de San Basilio son los
más formalizados.
10 James Clifford. .Rues. Cambridge: Harvard University Press. 1997.
11 "El cuagro es un grupo de edad. Posib1ementese originó como una creaciôn
adaptativa a la situación de constante lucha que debieron enfrentar los poblados de rebeldes contra las milicias espanolas". Nina S. de Friedemann. San Ba429
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Puerta de salida. Gamino sin regreso anotó Nina de Friedemann
en su diario mientras visitaba la isla de Goréé. Se referIa a un aviso fijado en "el umbral que miraba al mar y por donde eran conducidos los cautivos con destino a los barcos [que los ilevaban a
la construcción de America] ". Minutos antes ella habIa ieIdo docenas de letreros de papel pegados a una pared. Entre ellos transcribió ci que decIa:
La gente senegalesa ha querido mantener la presente Casa
de los Esclavos con el fin de recordarle a cada africano que
una parte de él mismo paso por este santuario)2
La diaspora en America fue ci efecto más dramático de la ruta transatlántica por la cual fueron obligados a transitar los doce
millones de africanos capturados a la fuerza.'3 Para algunos estudiosos, las raIces africanas desaparecieron debido a los rompimientos demográficos, sociales, politicos y espirituales, producidos por ese camino obligado y por las otras rutas que condujeron
a los esciavizados desde los puertos de desembarque, hasta las explotaciones coloniales de azñcar, oro, maderas, perlas y ganado.'4
silio en el universo Kilombo-Africa y Palenque-America. En: Adriana Maya
(Ed.) Los afrOcolombianos. Geografla humana de Colombia. Tomo W. Santafé de
Bogota: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. 86.
12 Jaime Arocha Ombligados de Ananse hilos ancestrales y modernos en el Pa
cIfico Colombiano. Santafé de Bogota: Centro de EstudiosSociales. Facultad
de Ciencias Humanas. Universjdad Naciorial de Colombia. 1999. pp. 39, 40.
13 Esta cifra proviene de Encarta africana la enciclopedia digital de Microsoft
Sin embargo, las ültimas pesquisas de Inikori habian de nueve millones (yease,Joseph E. Inikori. "Les aléas méconnus de la traite négrière transatiantique sources causes et implications historiographiques En Diene Doudou
(Ed.). Le chaine et le lien, une vision de la traite négriêre, Paris: Editions UNESCO.
1998. pp. 130-151 y Nina S. de Friedemann yjaime Arocha. De sol a sol: Genesis,
transformacion y presencia de los negros en Colombia. Bogota: Planeta editorial colombiana. 1986. pp. 33-35.
14 Oscai Almario Territorio y mineria colectiva de los grupos negros del Pacifi
co sur colombiano: de la Ieyenda de Carlos Olaya a la conciencia étnica". Peter Wade (coord.) Manchester P99: Black populations, Social Movements and Identity
in Latin America Manchester University of Manchester. 1999 Eduardo Restre
P0 Afrogenesis y huellas de africania anotaciones para la discusion En
Cartagena: IX Congreso de la Asociación Latinoamericana de EstudiosAfroasiáticos.
En Octubre 6-9. 1997. "Afrocolombianos, antropologIa y proyecto de modernidad en Colombia". En: Maria Victoria Uribe y Eduardo Restrepo (comps.).
Antropologla en la Modernidad. Santafé de Bogota: Instituto Colpmbiano de Antropologia e Histona 1997 pp 279 319 Peter Wade Gente negra Nacion mesh
za. MedellIn: Universidad de Antioquia, Instituto Colombiano de AntropOlogIa. Siglo del Hombre Editores y Ediciones Uniandes. 1997.
P.
430
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
También porque —una vez abolida la esciavitud— los libres anduvieron y, por tanto, ejercieron la autonomIa de movimientos que,
por sigios, les habIa impedido la sujeción. Entonces, el cOntacto y
el consecuente metizaje con criollos e indios pudo haber fomentado aün más ci olvido.
Dentro de esa manera de raciocinar, la metamorfosis cultural
debida a la presencia creciente de afrocolombianos en las metropolis colombianas, debe estudiarse en ci marco de la hibridaci6n.15 Sin embargo, al fijarse en Bogota, surge el interrogante
acerca de la preponderancia de africanIas culinarias, musicales y
corporales, en la creación de espacios inéditos. Hay restaurantes
que ofrecen boyolimpio,' 6 arepehuevo17 y encocao e piangua,' 8 discotecas con bandas de chirimIa (conjunto de vientos muy propio del
departamento del Chôcó) que también tocan saisa, yjóvenes que
rapean en barrios como ci de Santafé, asI como las peluquerIas y
salones de belleza —para hacerles y cuidaries las trencitas a las niñas o alisarles ci pelo a lasjóvenes—. Identidades muy definidas
que sobresalen en la constitución de los nuevos escenarios de
afrobogotanidad. Para entender esos ámbitos, es pertinente fijarse en la interacción de caminos y raIces. Las inStancias que aproximo aquI tienen en comün ci que la resistencia a la esclavización
"[...] operación conducente:a la producción artificial de seres hIbridos [...1"
"HIbrido, -a { ... Il Se aplica a los seres orgánicos que son producto del cruce de
dos individuos de disttnta raza especie o genero [ ] Se aplica por extension a
cosas en que se advierten procedencias o naturalezas distintas (V *Mezclar )
(vease, Moliner, Maria Dzcczonarzo del uso del espanol HZ Madrid Gredos
1992, P. 38). Las ciencias sociales han tornado esta idea para elaborar la metáfora que se refiere a mezclas y sincretismos de rasgos provenientes de culturas
disimiles presurniendo que la caracteristica resultante difiere de las progern
toras Alberto Da Costa Silva considera que para el caso afroarnericano esta
rnetáfora es inconveniente por cuanto oculta la fortaleza de laraIz africana.
Por su parte, Susana Delvalle la objeta considerando que la mayorIa de los hIbridos son esteriles y que el traslado mecanico de ese concepto a la antropologIã arrastra significados e implicaciOnes contraevidentes en el ámbito de la
transformación cultural, (véase, Alberto Da Costa Silva. Los estudios desvinculados del Africa Conferencia Magistral Santafe de Bogota Universidad de los
Andes. Mayo 4, 1994. Delvalle, SusanaB. C. "Nuevosdesafios para las Ciencias
Sociales En Estudios de Asia y Afnca Vol 31 N2 1 Mexico Colegio de Mexi
Co. 1996. pp. 43-61.
16Alimento caracteristico de la ilanura Caribe consistente en un masa blanca de
harma de maiz poco ahñada que se cocina envuelta en las hojas de la mazorca
17 Alimento de la llanura Caribe consistente en una arepa de rnaIz que se frie
con un huevo en su interior.
18 Alimento del PacIfico sur consistente en un molusco que las mujeres extraen
del manglar, y el cual cocinan en una salsa espesa de coco.
15
431
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
se haya ejercido a partir de la africanIa. Por ello, planteo la hipótesis de que —en el caso de los afrodescendientes— la raIz también
debe su persistencia a la insumision.
Africanla
En Africa hay africanidad, pero no africanIa. Reafirmo que
esta ültima palabra designa la reconstrucción de la memoria que
—con muy diversas intensidades— tuvo lugar en America, a partir
de los recuerdos de africanidad que portaban los cautivos,19 memona que podia ser limitada, debido a la naturaleza de la trata.
Esta no involucraba pueblos enteros, sino personasjóvenes, muchas de las cuales estaban en proceso de adquirir competencias
productivas, artisticas y espinituales.2° No obstante, entre ellas
también hubo iniciados, como Mateo Arará, uno de los curanderos que utilizó plantas amenicanas, con base en los conocimientos
que tenIa de la botánica africana.2 ' El figuró entre los conocedores de Ia tradicjón akán, que desempeñaron papeles importantes
en la reedificación personal de los cautivos, lo mismo que en la
reagrupación con otros africanos de afiliaciones étnicas comparables, y en los diálogos con españoles e indIgenas.22 Avivado el recuerdo colectivo, los cautivos se volvieron o cimarrones armados,
capaces de construir aldeas fortific4das —palenques— 0 cimarrones
de espiritu, aptos para sabotear las minas y haciendas de los
amos, mediante embrujarnientos y hechicerIas.23 La reacción cobnial no se hizo esperar, y consistió en balas y dogmas.
Durante la primera mitad del siglo XVII, el tribunal inquisitorial de Cartagena persiguió con ahInco y enjuició a brujas, hechiceros y curanderos africanos y afroamericanos.24 Esta insidia
19
20
Luis Beltrán. Op. Cit
Mintz y Richard Price The Birth of African American Culture an Ant hrop olocal
Perspective. Boston: Beacon Press. 1995. pp. 42-51.
21 Adriana Maya. 'Legados espirituales en la Nueva Granada, siglo xvii". En: Historia CrItica. N° 12. .Santafé de Bogota: Departamento de Historia. Universidad
de los Andes. 1996. pp. 29-41
22 Adriana Maya. Los afrocolombianosfrente al cristianismo: brujerla y reconstracción étnica en el Nuevo Reino de Granada, siglo xvii. ParIs: Universidad La Sorbona. Tesis Doctoral. 1999..
23 Adriana Maya Las brujas de Zaragoza resistencia y cimarronaje cultural en
las minas de Antioquia En America Negra N 4 (diciembre) Santafe de Bogotá: Pontificia UniversidadJaveriana. 1992. pp. 85-100.
24 Adriana.Maya. Op. Cii. 1999.
432
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
particular expiica, en parte, el que hoy en dIa los afrocolombianos no ostenten expresiones tan, nItidas como la santerIa cubana, el vudui haitiano o ci candomblé afrobahiano.25 En consecuencia, Nina de Friedemann propuso complementar la noción
de africania con la de huellas 26 La union de ambas palabras permite precisar los efectos de otras fragmentaciones de la africanidad: ci poblamiento disperso y aislado de las minas de oro, destino final para la mayorIa de quienes fueron esclavizados en la
Nueva Granada;27 la formación de haciendas' de trapiche donde a
diario se concentraban cientos de trabajadores forzados,28 las
cuales carecIan de esos barracones propios de las plantaciones
de caña de azücar; la disminución significativa que, a partir de
1750, tuvo lugar en la oferta de cautivos bozales o africanos en ci
mercado de Cartagena de Indias, cuando también creció la disponibilidad de cautivos criollos en ci mercado de Popayán;29 y,
por ültimo, la importaclon masiva de muleques —niños y adolescentes— que los ingleses metIan de contrabando por el rio Atrato
en tal cantidad, que ci gobierno colonial prohibió ci comercio
por ese rio durante cien años contados desde ci penIiltimo dcccnio dci siglo XVII.2°
Leones en Bogota?
En la afrocolombia hay gente que aim lieva los apellidos que
aparecen en los documcntos coloniales acerca de las minas de
oro, y con los cuales fueron bautizados los cautivos africanos antcs
de que sc les forzara por la ruta transa.tlintica.11 El que sobrevivan
25 Jaime Arocha. Op. Cit. 1998. pp. 350-354.
26 Nina S. de Fnedemann La saga del Negro presencza africana en Colombia Santafe
de Bogota: Instituto de Genética Humana. Facultad de Medicina, Pontificia
UnivcrsidadJaverianä. 1993.
27 Nina S. de Friedemann Mzneria descendencta y orfebrena litoral pacifico colombia
no. Bogota: Universidad Nacional de Colombia. 1971.
German
Colmenares. Gali: terratenientes, mineros y comerciantes, Siglo XVIJ.L Bogo28
tá: Carlos Valencia Editores. 1980.
29 Sharp, William. Slavery on the Spanish Frontier: the Colombian Chocó, 1 680-1810.
Oklahom3: Oklahoma University Press. 1976.
30 Orian Jimenez El Choco vida negra vida lzbre y vida parda szglos Xvii y XVIII Me
dellIn: Tesis de MaestrIa. Departamento de Historia. Facultad de Ciencias Humanas y Económicas. Universidad Nacional de Colombia. 2000.
31 OriánJimenez. Op. Cit. 2000.
433
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
MAPA 2
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Tornado de: Friedemann, Nina S. de. Criele, criele son: del Pacifico negro. Bogota: Planeta editorial (Espejo de Colombia). '1989. p 183.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
MAPA 3
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• Corregimiento
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
los nombres Mandinga, Congo, Mina, LucumI y CarabalI es una
prueba del éxito que tuvieron quienes escaparon de la esciavización. De haber permanecido en cautiverio, hoy se apellidarIan
Caicedo, Arboleda, Ibarguen, Hinestrosa o Mena, segñn fuera el
apellido del amo a quien tenIan que homenajear, después de que
él les extendiera la carta de libertad que ellos le habIan comprado
o él les habIa otorgado por gracia.
La permanencia de esos etnónimos es afortunada, porque habla de los lugares de procedencia que expertos como Nicolás Del
Castillo Mathieu32 han. identificado mediante anáiisis de documentos de los archivos coloniales: Sahel u orilla del desierto del
Sahara para mandingas; valles y costas adyacentes a las desembocaduras de los rIos Senegal y Gambia, para yOlofos, branes, zapes
y bij4gos; Congo y Kwanza para congos, ngolas y áncicos; y NIger,
Calabar y Volta para IucumIes, carabalIes y minas.
Entre los pueblos de la region sudano-saheliana, a los cautivos de Mali se les llamó mandingas, y su mayor aflujo tuvo lugar
entre 1530 y 1580, durante el perIodo de "las licencias"." Probablemente se trataba de contingentes que incluIan devotos de credos animistas, como los branes y zapes de la alta Guinea, y miembros de naciones sujetas a la influencia islámica, como los yolofos
y balantas, habitantes de Senegal. Todos esos cautivos eran, quizá,
personas letradas, cuyo nivel educativo habrIa estado por encima
del de sus amos —conquistadores y clérigos—, quienes los traIan
como parte de su "menaje doméstico".
En Africa, la gente mande aün reverencia a los griots —juglares
y mtisicos, genealogistas e historiadores orales— quienes actuaron
y actüan como consejeros de mandatarios. Entre elios, sobresale
ci nombre de Bala Faséké, griot de Suandiata Keita, ci niño parapléjico, hijo de una mujer sabia que tenIa la capacidad de transformarse en ciertos anim4les como el hipopótamo. Gracias a los
consejos de Bala Faséké, ya en la adolescencia, ci tullido superó
sus impedimentos fisicos y, a mediados del siglo XIII, se convirtió
en el guerrero y politico sabio que consolidó el imperio de Mali."
32
33
34
Nicolás Del Castillo. Esciavos negros en Cartagena y sus aportes léxicos. Bogota: Insttuto Cam y Cuervo, LXII. 1982.
Adriana Maya Demografia historica de la trata por Cartagena 1533-1810 En
Adriana Maya. (Ed.). Los afrocolombianos. Geografia humana de Colombia. Tomo VI.
pp. 9-52. Santafé de Bogota: Instituto de Cultura Hispanica. 1998. pp. 18-23.
David Wisniewski. Sundiata, Lion King of Mali. Nueva York: Clarion Books. 1992.
436
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Como musulmán, Suandiata Keita se opuso a quienes trataban
con sus correligionarios por la ruta transahariana. Entonces, no
es extraño que sus sübditos lo admiraran y que sus descendientes
sigan recitando un poema épico en el cual él es venerado en calidad de Son Jara, Rey Le6n.55
A miles de kilómetros del Sahel, leones de melenas densas
todavIa pueblan las selvas que rodean el rio Dubassa, afluente del
rio Baudó. En cambio, ningün biólogo ha reportado la presencia
fisica de esos animales africanos en el Chocó. Sin embargo, habitantes de esa region, no solo consideran a los leones como parte
de su vida diana, sino también de los orIgenes de sus propios iinajes familiares. El que aün hoy haya afrochocoanos que perciban su entorno como ámbito natural de un animal que no ha
existido en America, sugiere que quizás existieron cautivos mandingas que en la clandestinidad reverenciaban a Son Jara, enemigo de la esclavitud. A pesar de que la ruta transatlántica causó
una diaspora tan profunda, es evidente la presencia de una raIz
cultural que une a los dos continentes y cuya terc4 persistencia
históriCa dejO una huella en el Chocó. Ante seniejante prodigio
de una mnioria que se ha mantenido por tantos años, cómono
imaginar conversaciones con afrocolombianos de Bogota acerca
de mitos y poemas sobre leones melenudos como los que marcan
el origen del emperador Sundiata Keita? Cómo no ilusionarse
con una investigación que pueda potenciar el orgullo étnico de
sus sujetos de estudio?
Botánica, medicina y herrerla
Con respecto a la memoria bantü, la histoniadora Adriana
Maya86 recuerda un mito luba sobre el origen de las estatuas:
Después de que el cielo se hubo separado de la tierra, la gente
se instaló en ella aün desierta [ ... ] Su desobediencia le habIa
acarreado males y sufrimientos de toda clase: enfermedades,
hambnunas, homicidios, querellas entre parientes y robos.
35
36
Sisôkô, Fa-Digi yJohnson,John William. The Epzc of Son-Jara, a West African Tradition. Bloomington: Indiana University Press. 1992.
Adriana Maya. El arte bantü. Santafé de Bogota: Presentación de la Exhibición
Bertrand. Museo Nacional. 1998.
437
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Viendo todo eso, Ngoy, el Gran Genio, fue a buscar a Nkulu,
Genio Primordial, con la intención de interceder ante él a
favor de la gente. Este lo éscuchó debido a que Ngoy —como
su nombre lo indica— era quien "terminaba con las imperfecciones".
Nkulu se sumergió en el lago Kisale donde habitaba, y reapareció con una estatuilla tallada en madera que le entregó a
Ngoy, diciéndoie:
—Lieva contigo este objeto. Es el <bwanga>>, es decir el remedio que espera la gente para curar sus males. Due que esculpa muchos iguales y tu me los traerás aquI L..]-.
Ngoy partió con la talla y la confló a un sacerdote y adivino,
con el fin de que hiciera otras. Este ültimo trabajó sin descanso, dIas y noches, y al cabo de un tiempo, le entrego a Ngoy
muchas tallas distintas. Ngoy se las llevó al Genio Primordial,
quien entonces le reveló a Ngoy las palabras magicas susceptibles de animar las tallas y dotarias de poder curativo. Además,
Nkulu le enseñó las virtudes de las plantas y la naturaleza de
los ingredientes con los cuales era necesario impregnar las estatuillas para mantener contacto con los otros genios del cosmos [...] Esta es la razón por la cual, desde tiempos inmemoriales, la gente fabrica estatuillas para curar sus sufrimientos y
para estar en contacto con Nkulu, su benefactor".
En Colombia, el litoral del PacIflco es, por excelencia, un espacio de taliadores de madera. Friedemann reseñó la difusión de los
calados que adornan los balcones de las casas de ciudades como Tado, en ci valle del rio San Juan, y describió los detalles de las canoas
de moro (cunas) que albergan a los recién nacidos hasta que comienzan a caminar. 7 En el valie del rIo Baudó, los carpinteros también hacen calados y sobresalen en la talla de los rayos, en los cuales
las mujeres se apoyan dentro de sus canoas y restriegan la ropa utilizando el agua del rio. Se trata de profesionales de la madera, quienes les transmiten a las nuevas generaciones mitos que rememoran
los rayos y las centeilas de Changô, como el de El diamante de Nauca,
además de conocimientos acerca de los poderes curativos de las
plantas. Sin embargo, son los cholos, indigenas embera y waunan, y no
37
Nina S. de Friedemann. Criele, criele Son: del Pacifico Negro. Bogtá: Planeta Editonal Colombiana. Colección Espejo de Colombia. 1989. pp. 101-105.
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
los afrodescendientes quienes hacen las tallas de forma muy parecida a la prescrita por el mito luba. Etnógrafos como Henry Wassen
han recalcado la memoria africana que se evidencia en los patrones
estét.icos y estilIsticos de las tallas embera y waunan. Por qué, al
parecer, los afrodescendientes han perdido la creencia de que la
madera tallada puede manipularse para que adquiera poderes curativos? Será posible —más bien— que han hecho ciandestinas sus
prácticas de sanación mediante tallas?
Para responder a estas interrogantes es necesario explorar los
efectos que pudO ocasionar el terror que se difundió muy temprano —desde los comienzos del siglo XVII— debido a la persecución y
a los castigos que ci Tribunal del Santo Oflcio de Cartagena de Indias instituyó contra los cautivos africanos que osaban practicar
sus religiones ancestrales. Entre los acusados, perseguidos y condenados, sobresalieron los curanderos de la familia bantü, a quienes nunca fue necesario torturar para que confesaran el haber sido iniciados en ci conocimiento de las plantas y sus poderes espirituales.39 Habrá que averiguar si una forma de poner a salvo toda
esa sabidurla pudo haber consistido en la estrategia de entregársela a quienes no eran persguidos por los inquisidores: los cholos.
Hacia 1640, los inquisidores de Cartagena de Indias comenzaron a perseguir a Antonio Congo. A este y a otros curanderos de
la familia bantü los acusaban de hacer sanaciones mediante plantas americanas, parecidas a las que habIan conocido en Africa.40
Los inquisidores opinaban que, para alcanzar éxito en sus experimentos, esos curanderos tenIan que hacer pactos con ci diablo.
La rabia por la libertad perdida también provocó que gente
como Antonio se vahera de sus conocimientos para perjudicar a
los amos, paralizándolos, embrujando sus casas de habitación, o
maldiciendo sus minas y haciendas. Actualmente a esas practicas
se les da ci nombre de cimarronaje simbólico, a fin de diferenciarlas
de las más abiertas de la rebelión armada,4' .que habIan sido puestas en practica por muchos de los cautivos, como cuando, en ci
valle del Congo la reina Ginga y los imbagalas se habIan alzado
38
39
40
41
Henry Wassen. "An Analogy Between a South American and Oceanic Myth
Motif and Negro Influences in Darien". En: Ethnologiska Studier. NI, 10. 1940.
pp. 69-79.
Adriana Maya. O. Cit. 1999. pp. 126440.
Adriana Maya. O. Cit. 1999. p. 129.
Adriana Maya. O. Cit. 1992.
439
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
contra su captor.4 La insumisión reiterada, junto con los conocimientOs de botánica y medicina, también son huellas de africanIa
que, entre congos, ánzicos, tekes y ngolas, coexistieron con los
conocimientos de la metalurgia del hierro, indispensables para
lievar a cabo la minerIa del oro. Ya en el ámbito bogotano, las
plantas para sanar dolencias, las épicas de libertad y las imágenes
del hierro forman materias primas para cOnversar sobre las raIces
que pueden persistir, no obstante los caminos recorridos desde
Africa, pasando por valles andinos o por los rIos del Chocó y por
las costas del Cauca y Nariño.
Un Prometeo africano en la capital
Si los Mina hubieran podido escoger cómo ilamarse, quizás
tendrIan los apellidos Akán, Fanti o Ashanti.45 Los tratantes les pusieron el nombre del sitio desde donde habIan sido embarcados:
el Castillo Elmina, cerca de la desembocadura del rio Volta, donde también se almacenaban las <<cargas>> humanas.44 'Va en el Canbe continental e insular, se empeñaron en mantener vivas las historias que sus abuelos les habIan contado sobre la araña Ananse,45
un héroe mItico a quien aün veneran por embaucador, anárquico,
travieso e insumiso, gracias a cuya astucia triunfa sobre seres de
mayor tamaño y poder. Es tan autosuficiente, que va tejiendo su
casa con un hilo que saca de su ombligo, mediante el cual también hace las telas que sirven para fabricar personas.
42
Kabenguele Munanga. "Origen históriO del quilombo en Africa". En: America
Negra. Junio, N9 11. Santafé de Bogota: Pontificia UniversidadJaveriana. 1996.
pp. 11-22; Carlos H. Serrano. "Ginga, la reina quilomba de Matamba y Angola En America Negra Junio N2 11 Santafe de Bogota Pontificia Universidad
Javeriana. 1996. pp. 23-30.
43 La enciclopedia digital Encarta africana identifica a los minas con los popoes
de BenIn. Esta tiltima denominación se ha encontrado en Condoto como apodo que heredan los varones de la familia RenterIa. Resulta interesante pensar
que un sobrenombre que en Colombia tiene asoci4ciones escatológicas haya
podido usarse para esconder una filiación étnica
44 Adriana Maya. Op, Git, 1998. pp. 41-43.
45 El nombre de este héroe mitologico presenta las variaciones Anansé (Costa de
Marfil yGhana), Ananse (Costa de Marfil, Ghana, litoral PacIfico colomboecuatoriano), Anansi (litoral pacIfico colombo-ecuatoriano) y Anancy, Miss
Nancy, beda Nancy (Caribe continental e insular).
46 Albert Dago Dadie Ananse ci hilo y el omblzgo Esperanza Biojo Encuentros de
africania texto para la etnoeducacion y la cuitura Santafe de Bogota Fundacion
Cultural ColombiaNegra. 2000. pp. 125-141.
440
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Por si fuera poco, Ananse se robó la sabidurIa, para entregársela a los humanos: Nyarnien, ci dios todopOderoso, mantenIa el
conocimientO guardado en un cántaro que escondIa en una habitación, de cuya invulnerabilidad dieron buena cuenta la perseverancia y los trucos de la araña.47 Pero este Prometeo africano no
fue castigado por su desafuero. Y en America, su person alidad se
engrandeció al encarnar la rebeldIa contra la esciavizaCión. La admiraciôn por la independencia de Ananse liega al extremo de que
muchos padres hermanan con ella a sus hijos recién nacidos. Para
lograr su cometido, les curan la herida que deja el ombligo al
caerse, con sustancias que preparan macerando ci pequeño saco
que envuelve los huevos de la araña, o con tclarañas. Tanto en
Africa como en ci Caribe, nunca le hacen daño al anima1, ya que
de hacer10 al infractor y a su famiiia le sobrevinen desgracias.
Serla interesante saber si en barrios bogotanos donde viven
muchos afrodescendientes, como La Candelaria y Britaiia, hay
quienes les repiten en crio!io sanandresano a sus hijos las historias que sus abueios les contaron a ellos sobre la diosa araña.
También valdrIa la pena averiguar si ellos saben que esa tradición
de contar cuentos sobre ci héroe de los trucos, la astucia y la iibertad existe en America desde 1640, cuando comenzaron a liegar los fantis y los ashantis desde Ghana hasta ci Caribe —isieño,
continental y barbaconao, porque al fin y al cabo ci rio Atrato hacc del AfropacIfico una tierra caribeña—. Y que si en esa tradición
aün participan los afrodescendientes dejamaica y San Andrés, de
Providencia y Limon (Costa Rica), de Santa Catalina y Surinam,
dci Baudó y Abidján (Costa de Marfil, Africa). Esa costumbre ancestral atestigua la existencia de una red global y disidente formada por rutas marItimas, fluviales y terrestres, a la cual Bogota tendrá que integrarse.
Los mellizos y Changó
Ni los Minas, ni los Carabali cligicron su apeliido, sino que
les fue impuesto por los tratantes, quienes denominaron con un
solo término (carabalIes) a los cautivos de los rIos Calabar y
47
48
Dagó-Dadié. Op. GiL 2000. p. 130.
Dagó-Dadié. Op. Cit. 2000. pp. 134-136.
441
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Cross, entre ellos los Ibos y los Efiks.49 Estas personas comparten
con los lucumIes del Niger la creencia de que los mellizos idénticos son seres especiales.5° Esta convicción dejó huellas de lucumIa
o yorubIa en lugares del rio Baudó, como Boca de Pepé. En ese
lugar hay quienes sostienen que los mellizos sietemesinos, nacidos en Viernes Santo, tienen poderes sobrenaturales.51
A los mellos los tratan con deferencia en los velorios, momento en que se practica el cimarronaje espiritual.52 Se han reunido
colectividades para despedir al muerto, entonando versos que esconden maneras familiares e Intimas de adorar a los santos y de
acariciar y de sobar sus imágenes. Estas conductas, por lo general,
chocan con la ortodoxia católica.
Los alabaos se caracterizan por unas repeticiones rItmicas, sin
acompañamiento de instrumentos que —salpicadas de alcohol y
café y aromatizadas con tabaco— estimulan catarsis y trances.53 Estos son la culminación que los creyentes de la santerIa cubana o
el candomblé brasileño esperan de ritos que pueden celebrarse
airededor de altares ricos en la simbologIa del oricha Chango.
Dos triángulos isósceles, unidos por sus vertices agudos, representan el hacha doble que caracteriza a esa deidad.54 En Colombia
aparecen en forma de lazo de tela anudado, que se pega a la pared del altar y desde el cual bajan velos que llegan a la mesa en
donde se pone el ataüd. En ocasiones una mariposa tallada en
madera sustituye al mono de g6nero.55
Es probable que el culto a Changó se haya deslizado de manera clandestina hasta las tumbas o altares de velorios y novenarios, y que —por su condición oculta— el sentido del simbolo se
haya desdibujado. En la capital, la persistencia de esta huella de
africanIa podrIa estar en riesgo a medida que los difuntos dejen
de velarse en las casas. Las funerarias también pueden ser lugares
hostiles al canto de alabaos y a la expresión libre del dolor que
49 Adriana Maya. Op. Cit. 1998. pp. 41-43.
50 Mintz y Price. Op. Cit. 1995. p. 10.
51 Jaime Arocha. Op. Cit. 1998. p. 378.
52 Jose Fernando Serrano "Hemo de mon cantando porque liorando naci Ri
tos funebres como forma de cimarronaje En Adriana Maya (Ed) Los afrocolombianos. Geografza humana de Colombia. Tomo vi. Santafé de Bogota: Instituto
de Cultura Hispánica. 1998. pp. 241-262.
53 Jaime Arocha. Op. Cit. 1998. P. 373.
54 Robert Farris Thomson. Face of the Gods: art andAltars of Africa and the African
Americas. New York: The Museum of Mrican Art. 1993.
55 Jaime Arocha. Op. Cit. 1998. P-r 372.
442
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
desemboca en trance. Dc ahI la pertinencia de observar cómo se
ilevan a cabo estos ritos en, los barrios de Bogota, y de preguntar
sobre la forma como los afrodescendientes asumen ci cambio
producido en el camino recorrido hasta la metrópoli.
Inserción en la ciudad
Hay afrobogotanos descendientes de quienes fueron esciavizados en la Santafé colonial, y afrocolombianos que ilegaron el
año pasado., desde el bajo Atrato, vIctimas del despiazamiento forzado. Para los primeros, esta ciudad Cs SU casa. Para los segundos,
un sitio de paso, del cual aspiran salir tan pronto ci gobierno les
garantice la seguridad de sus territorios.
En medio de esos dos grupos, se despliega una enorme vanedad de situaciones ci momposino que llcgó a desempeñar un
cargo ofiCial y ya ileva diez años porque ha ocupado otros puestos; ci estudiante guapiseño que entró a una facuitad de derecho,
terminó, le. apostó a litigar, tuvo éxito, se casó con una muchacha
del mismo pueblo, y formó una familia que tan solo va a Guapi si
acaso una vez al año, de vacaciones; ci adolescente baudoseño
que se jugó sus ahorros, Sc rnetió en la lInea,56 lucgo en un bus,
después de aibañil, y hoy ya es maestro de obras, pero no ha dejado de añorar los partidos de fütbol con sus compañeros, embarrados de pies a cabeza por las iluvias torrencia1es
Pese a las diferencias, estas historias tienen un rasgo en comün: la gente se arriesga a viajar, .luego de cerciorarse de que en
la metróp'oli encontrará parte de sus raIces, las cuales casi siempre están hechas de redes de familias extendidas o de troncos familiares del iitoral pacIfico. Las reglas que guIan ci funcionamiento de estos üitimos, en el contexto de la minerIa del oro,
son ciaras en cuanto al reclutamiento de parientes se .refiere:
quien pueda demostrar ser descendiente del miembro fundador
del tronco, tiene derechos latentes en la mina que explota toda la
56
Bus con carrocerla de madera que hace el recorrido entre Quibdo, la capital
del Chocó, y los lugares para descender la serranIa del Baudó. Véase Jaime
tclon" En Revzsta Colom
Arocha "Pensamiento afrochocoano en via de exm
bianade Psi co1oia. N° 5-6, año MCMXCVII. Santafé de Bogota: Departamento de
Psicologla. Universidad Nacional de Colombia. 1998. pp. 216-222.
443
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
parentela.57 Para activar esos derechos, es indispensable trabajar
en la mina. El caso del Baudó, donde no hay oro, es parecido.
Los derechos se activan trabajando en alguno de los predios que
hacen parte de la propiedad de la familia extendida.
Sin embargo, no es clara la forma como esta reglamentación
se aplica en una ciudad sin minas de oro, ni colinos,58 ni montes biches.59 Parece que las normas de solidaridad obligan a ofrecer techo y comida, a condición de que el recién ilegado dé muestras
de querer trabajar. Se dice que una vez conseguido el trabajo, la
persona puede seguir viviendo por un tiempo con sus anfitriones.
Probablemente laduración de ese perIodo depende del grado de
cOnsanguinidad.
Serán comparables los casos de los afrocaribeños y afrovállunos? Las observaciones y conversaciones que permitan resolver estas incógnitas requerirán aproximaciones regionales, segün la
orientación que ofrezcan las redes de afrocolombianos en Bogota.
Además del papel que pueda desempeñar la fihiación familiar
en la incorporación a la vida metropolitana, son primordiales las
pertenencias polIticas y sindiçales —en especial las del sector educativo—. Ylas Organizaciones no Gubernarnentãles (ONG) que gerencian protocolos étnicos y participativos son fundamentales para
el caso de los desplazados. La Iglesia Católica, por su parte, se ha
involucrado con la formación de comunidades de paz, con el fin
de contrarrestar el desplazamiento fOrzado. Cuando este ha tenido lugar, también se ha envuelto en programas asistenciales y en
trámites de, titulación, aflanzamiento y defensa territorial, también
como correctivos de la situación de riesgo por la amenaza del desplazamiento. Otras iglesias que se mueven más en el ámbito del
socorro también pueden servir de puente entre origen y destino.°
57
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60
Nina S. de Friedemann. Op. Cit. 1971.
En el litoral pacIfico, tote de cultivo, por to general sembrado con plátano.
En el Baudo monte Inche es aquel donde comienza a recuperarse la vegetacion
selvática, después de cultivar un colino (véase), y donde siembran frutales.
Monte alzao es aquel cuya cobertura boscosa ya es prominente y los frutales estan allI sembrados en plena producción. Y monte bravo el que ya se ha recuperado y es similar a la selva virgen a donde los campesinos tan solo se aventu
ran a cazar de dIã, tomando las precauciones necesarias para evitar los ataques
de los espIritus habitantes de esa franja incierta.
Vease Exodo el boletin bimensual publicado por el Grupo de Apoyo a Organi
zaciones de Desplazados. URL: exodo.org.co
444
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Convivencia interétnica
"Los Congos" son una de las comparsas más coloridas del
carnaval de Barranquilla. Nina de Friedernann halió que, los altos
penachos adornados con fibres de papel y las capas de sus disfraces rememoraban los trajes que cronistas del siglo XVI describIan
para los mandatarios kikongos.6' Están emparentados con ci baile
de negros del carnaval de Mompox, en calidad de documentos
coreográficos y musicales sôbre el cimarronaje reiterado que tuvo
lugar en la Jianura caribe.62 Como sucede en el resto del bajo
Magdalena, e incluso en el Magdalena medio, los estribillos musicales que cantan los miembros de danzas y comparsas incluyen el
desenmascaramiento de polIticos corruptos, la denuncia de la carencia de servicios, la alusión de hombres que viajan a Venezuela
en busca del empleo que no consiguen en su tierra, o las desventuras de las mujeres que ellos dejan atrás.65
Fuera de un escarnio püblico, matizado con colores y notas
de tambor, quizás ci carnaval no infrinja casligos adicionales. Y es
posible que, más allá de la vergüenza, los culpables no paguen
otras penas. No obstante, como para esas fiestas la impunidad es
desconocida, su papel catártico va más allá de la nsa e involucra
ci alivio pOr ci conflicto dirimido mediante la teatralidad musical.
De las fiestas que los quibdoseños celebran en honor a su patrono, San Pacho,64 se dice que son los carnavales más largos del
mundo. Su apogeo tiene lugar durantë la segimda semana de octubre, y está precedido por cuatro semanas de celebraciones en los
barrios, mediante la puesta en escena de lo dzfrá, equivalente a las
comparsas de la ilanura. caribe. Sobre carrozas motorizadas, en forma de gOndola, miembros de cada barrio montan escenarios que
representarl hitos de las historias locales, regionales y nacionales.
Con seguridad, ni ci proceso de paz que ci presidente Andres Pastrana inició con las Fuerzas Armadas Revolucionanas de Colombia,
Nina S. de Friedemann. Carnaval en Barranquilla Bogota: Editorial La Rosa.
1985.
62 JaimeArocha. Op. Cit. 1999.
63 Jaime Arocha. Op. cit. 1999.
64 La fiesta patronal de Quibdó no se conoce como la de San Franciscode AsIs,
sino de San Pacho. El trato familiar a los santos, sin duda, es otra africanIa
fundamental.
61
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ni las aizas en los combustibles y la canasta familiar se escapan de
la imaginación de escenógrafos,, sastres y maquilladores.
Las bandas de guerra de los colegios y de los militares son
inusuales en muchos contextos carnavalescos. Sin embargo, en el
carnaval de San Pacho siempre desfilan Claro está que los müsicos y los uniformados que los siguen marchan poco. Más bien
contonean sus cuerpos con cierta discreción, poco exenta de sensualidad. Si en Quibdo la gente consigue afectar la raIz militar de
las marchas mediante "corporalidades" de africanIa, también logra convertir a la ciudad en un enorme tablado de baile, al cual
confluyen paisas,65 libres,66 cholos,67 chilapos, turistas de los paIses
del forte y devotos de quien, en la santerIa cübana, encarna al
oricha Orula.
Espacios de convivencia interétnica como el descrito para
Quibdo se multiplican por todo el afropacIfico, a medida que se
aproxima cada fiesta patronal. A los santos, la gente los balsea
por los rIos, los cubre con joyas, los emborracha y, en el atrio de
la iglesia de Boca de Pepé, le cantan a la Virgen de la Pobreza la
forma como ella menea sus caderas bailando con San Jose.69
La imagen de una Maria que hace explicita su sensualidad ha
estremecido a muchos de los curas que han visitado la Boca. Algo
parecido sucede con la mojigaterIa del altiplano ante la champeta
criolla de Cartagena.7° Para muchos de quie.nes la originaron, recrea el sentido de la rebelión palenquera. Pero en Bogota, su cr0tismo y violencia simbólica figuran como piedra de los conflictos
raciales de Tibabuyes, un banio de la localidad de Suba.
Corporalidad y gestualidad siempre han sido vehIculos idóneos para ventilar desavenencias personales, familiares y colectivas.7' Su teatralización y ritualización encauzan frustraciones por
65
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71
En ci litoral PacIfico, etnónimo para denominara quien no es cholo (véase) ni
libre (véase), asI sea antioqueño o no.
Etnóninio que adoptaron los africanos y sus descendientes tan pronto obtuvieron su libertad. En ci Baudó, sinónimo de persona negra.
IndIgena embera, waunan o cuna.
En ci AfropacIflco, etnónimo para nombrar a los inmigrantes de los vailes de
los rIos Sinü ydel San Jorge.
Jaime Arocha. Op. Cit, 1999. P. 154.
Claudia Mosquera Roseroy Marion Provansal. "Construceión de identidad Caribeña popular en Cartagena de Indias a través de la müsica y el baile de
Champeta". En: Aguaita. N9 3. Cartagena: Observatorio del Caribe ColOmbiano. 2000. pp. 98-114.
Gregory Bateson Pasos hacza una ecologza de la mente Buenos Aires Ediciones
Carios Lohlé. 1992. pp. 427-498.
446
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
la vIa de diãlogos estéticos entre ejecutantes y espectadores.72 Sin
embargo, el sentido de ambas conductas depende del contexto
dentro del cual se celebran, y, cuando ci püblico no entiende el
significado de muecas y contorsiones, la representación puede
ocasionar efectos contrarios a los que ci intérprete buscaba.,
Hoy no se duda de que la identidad étnica también se pone
en escena.7 En los ámbitos de la vida cotidiana también hay significados que se han originado en contextos particulares. Por fuera
de elios, pueden ser objeto de traducciones opuestas. En Bogota
hay quienes envidian la elegancia con la cual visten muchos afrocolombianos. Otros la detestan por la forma como combinan cobres o porque no disimulan atributos fisicos. Unos ilaman a la pobicIa por lo alto del volumen de la müsica que la gente negra toca
en sus celebraciones familiares; otros añoran ser invitados a uno
de esos bailes que duran hasta la mañana siguiente, cuando la
dueña de casa ofrece un sancocho de gailina. Hay gente que repudia la forma como muchos afrocolombianos se tocan al saludarse
o al visitarse. Otras personas sueñan con expresar su afectividad
sin inhibiciones. Hay muchachos blancos que se peinan con
"dreadlocks", y son acusados de "sucios" por sus compañeros. Consonancias y disonancias como las enumeradas apareceran en los catálogos de lo que se tendrá que observar y conversar.
Porque la convivencia interétnica no solo .consiste en mecanismos
para resolver conflictos de discriminación implIcita o explIcita.
Sin duda ci lenguaje que la gente emplea para nombrar la diferencia —o los chistes que inventa para resaltarla— tensiona o distensiona. Sin embargo, por espontáneo e inconsciente, ci discurso de la comunicación no verbal tendrá que ser abordado de manera creativa.
Para mañana
Si hace diez años habIa quienes decIan que en Bogota no se
veIan negros, hoy no solo pesa la opinion contraria, sino la conciencia de que ellos han asumido sus nuevas vidas con una ValentIa y optimismo desconocidos entre otros pueblos étnicos
desplazados por la fuerza. No obstante la adaptabilidad de los
72
73
Antonio BenItez Rojo. La isla que se rpite. Madrid: Casiopea. 1999.
BenItez Rojo. Op. Cit. 1999. p. 40.
447
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
afro.descendientes al ámbito metropolitano, es necesario mantener vivo el recuerdo de las causas y de la gravedad de su expulsión territorial mediante la violencia.
Considerando que, hasta hace muy poco tiempo, a los afrodescendientes se les reconoció su calidad de pueblos étnicos, la
percepción de su drama no equivale a la que muchas ONG tienen
acerca de la desterritorialización de los indIgenas colombianos.
Por tanto, me parece necésario no solo contribuir a enriquecer el
expediente étnico de los afrocolombianos, sino a deletrear huehas de africanIa mandingas, bantües, yorubas, akanes y carabalIes,
como cimientos de futuros diálogos Sur-Sur. Esos diálogos son indispensables para lo que aquI he ilamado globalizaciones disidentes.
El que estas lieguen a ser antIdotos del aniquilamiento cultural y
fisico de heterodoxias histórico-culturales dependerá del papel
que, en su difusión y consolidación, desempeñen programas
transnacionales orientados hacia ci logro de la paz mundial. Tal
es ci caso de La Ruta del Esciavo.
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Cátedra de Estudios de África y el Caribe
PERSPECT WAS
METODOLOGICAS
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ESCLAVOS, AMOS YESCRIBANOS
Rafael Antonio DIaz DIaz
P0NTIFIcIA UNIVERSIDAD JAVERIANA, COLOMBIA
Cuando se observa la base documental contenida en la histôriografia colonial, se puede constatar que el empleo de la información proveniente de los registros notariales no tiene la dimension
que se puede esperar, especialmente considerando su potencialidad documental para los más diversôs campos de la historia: social,
polItico, económico, demográfico, geográfico y cUltural. Los datos
notariales, en efecto, todavIa no han recibido la merecida atención
por parte de la investigacion histórica colonial Incluso se podria
llegar a afrmar que, en alguna medida, han sido marginados y,
más aün, que han sido subestimados por los estudiosos, tanto nacionales como extranjeros. Tal situación causa todavIa más sorpresa
cuando se observa que la información registrada en las ilamadas escribanIas coloniales ofrece la ventaja de ser secuencial en el tiemp0, con muy pocas interrupciones temporales, o con ninguna, lo
que permite efectuar análisis seriados, de tipo cuantitativo y cualitativo, a lo largo de décadas o, incluso, en perIodos de más de un sigb. Esta ventaja comparativa es relevante, cuando se piensa en el
hecho de que varios repositorios documentales del Archivo General de la Nación (AGN) tienen la caracterIstica de no brindar informacion permanente y continuada en el tiempo.
En el terreno particular del estudio de las poblaciones esclavas, es notoria la ausencia de las investigaciones que acudan al registro, a la sistematización y al análisis del corpus documental de
tipo notarial,' fenómeno particularmente inquietante si se piensa
El clásico trabajo de Colmenares sobre Ia sociedad y economIa esciavista de la
gobernación de Popayán representa uno de los esfuerzos pionerOs en este
451
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
en el hecho de que los eclavos, dada la dinámica mercantil en la
que estaban inmersos, eran consignados en los distintos tipos de
instrumentos püblicos a partir de datos primarios y básicos, como
la edad, el sexo, el preclo, las caracteristicas fisicas, el tipo de propietario, el lugar de asentamiento, tipo y condicionantes de manumisión y las relaciones familiares.
En el presente ensayo se presentaran algunas consideraciones metodologicas y temáticas, derivadas de una investigación
adelantada substancialmente en la Sección Notarias del AGN, y
centrada en el estudio de la población esciava asentadä en el denominado mercado esciavista del area urbana y regional, el cual
tuvo como centro de gravedad a Santafé de Bogota durante los
primeros cincuenta años del siglo XVIII.2
Se partió de la constatación de que la "invisibilidad" histórica
del negro colonial —y también de amplios sectores "populares" de
la Colonia como las ilamadas castas y los mestizos— correspondIa a
una marginalidad historiográfica, dado que determinadas tendencias de la investigación histórica colonial habIan preferido historiar
las elites coloniales, la historia polItica institucionalizada y las entidades indIgenas. Por tal motivo, se utilizaba preferentemente cierto tipo de fuentes primarias, y se desconocIa la existencia de otras.
Esto hizo posible la formulacion de una pnmera pregunta metodologica: qué camino y qué tipo de fuentes documentales podrIan
ser adecuados para el estudio de la población esciava en un tiempo
y espacio determinados? En el campo metodologico de la historia
social desarrollado desde la década de los años sesenta, se encOntró la propuesta proveniente de hi biografla colectiva o hi prosopografla, especialmente para el análisis de la marginalidad social de
mestizos, afromestizos, esclavos y vagabundos, en el escenario colonial, particularmente el ofrecido por el Nuevo Reino de Granada
La elaboración de las biograflas colectivas parte del presupuesto de
sentido. Véase German Colmenares. "Historia económica y social de Colombia". Tomo H. Popayãn: una sociedad esclavista, 1680-1800. Bogota. La Carreta.
1989.
El resultado final está contenido en DIaz DIaz, Rafael. El sistema esciavista urbano y urbano-regional en Santafe de Bogota, 1700-1750. Tesis de doctorado en
Historia. Mexico. El Colegio de Mexico. Centro de Estudios Históricos.
1995.
James Lockhart. "The Social History of Colonial Spanish America: Evolution
and Potential En Latin American Research Review. VII 1 Spring 1972 ppw 30
32, Nota N 14.
452
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
seleccionar un grupo social que, dadas sus caracterIsticas, ocupa un
espacio especIfico en ci panorama de la sociedad en su conjunto;
es decir, que un sector social determinado, aunque tenga en su interior rasgos distintivos, es objeto de estudio por el hecho de cornportar una naturaleza social genérica. Aspecto de suyo bastante
complejo y crItico en el marco del orden colonial, dado que los
procesos sociales, regionales o polIticos inherentes a él, están profundamente marcados por su carácter formativo, flexible y de permanente reestructuración y ajuste. En este sentido, los esclavos
ofrecIan la ventaja relativa de conformar un grupo social claramente referenciado, a pesar de que connotaba pecuharidades diversas
Fue factible, entonces, hornologar una información hitórica heterogénea, aspecto que, en buena medida, se logró gracias a la utilización de bases de datos, como se vera rnás adelante.
Además, la metodologIa prosopográfica permitio agregar infOrmación prirnaria anteriormente subvalorada, como testaiflentos,
juicios civiles y criminales, registros notariales, inventarios, testamentarias, inve.ntarios de las temporalidades, contratos de trabajo
o de aprendizaje, listas de batallones o de guarniciones militares.
Todos esos documentos, no solo proporcionaban información puntual sobre la cotidianidad y las caracterIsticas sociales de esos grupos, sino que ofrecIan información seriada ydatos cuantitativos de
base social. AsI, en ci caso particular del sisterna esciavista regional
santafereño, los esclavos registrados por los escribanos reales también se encuentran anotados en otro conjunto de acervos documentales: juicios criminales, negros y esclavos, temporalidades, milicias y marina, moneda, censos, y otros. Todos esos documentos
enriquecen y complernentan la inforrnación estrictamente notarial.
En efecto, asI como sucedió con otros sectores sociales, los
esclavos que se asentaron en Santafé de Bogota y en areas regionales circunvecinas quedaron registrados, de muchas maneras en
diferentes documentos, los cuales han dado origen a archivos notariales, religiosos, judiciales, criminales y administrativos. Los dos
primeros se cuentan entre las fuerites más importantes para la
construcción de series de datos referentes a diversas caracterIsticas históricas de los esclavos. No obstante, los archivos religiosos,
en su gran mayorIa, siguen cerrados a la investigacion histórica
de la época colonial e incluso de otros perIodos de la historia colombiana, dado que la Iglesia Católica, en su conjunto, nunca ha
permitido tener acceso a ellos. Por lo tanto, se encuentra fuera
453
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
del alcance del investigador un considerable cümulo de informacion contenido en documentos de tipo parroquial (libros de nacimientos, bautismos, matrimonios y defunciones) y episcopal (visitas pastorales, correspondencia, etc.).
De ahI que 121 inforrnacjón notarial represente una de las fuentes documentales más significativas para nuestros propósitos, especialmente en lo que atañe a la posibilidad de armar datos seriados.
Desde la óptica del mercado esciavista, el esciavo, en tanto objeto
de propiedad y, como tal, un bien, al ser vendido, comprado, transferido o cedido, hipotecado y manumitidb, quedaba consiguado en
documentos en los que se anotaban, individual o colectivamente,
diversos tipos de datos. Para el efecto, tanto los habitantes de Santafé de Bogota como los procedentes de otras zonas provinciales (Tocaima, La Sabana, Honda, Tunja, Anapoima, etc), acudIan ante los
escribanos reales con el fin de regularizar y legalizar tales transacciones. Acerca de la Sección Notarias del AGN como acervo documental, se debe empezar por precisar lo que este significa para cualquier trabajo de investigación, especialmente en términos logIsticos.
No se necesita mucho tiempo para percatarse de que se trata de un
laberinto, cuyas entradas y salidas se eligen al azar o siguiendo una
simple intuición temporal. Aunque los archivos son, en alguna medida, laberintos que poseen una guIa minima que facilita moverse
en ellos, este no es el caso de la Sección NotarIas del AGN, cuya ünica guIa existente solo indica, en verdad, sus lImites externos, al Señalar cronológicamente los notarios, su perlodo y la cantidad de volümenes o libros pertenecientes a cada uno de ellos. El conocido indice Ritchmond es de una utilidad restringida a las investigaciones
que tratan sobre aspectos referidos a la dinámica de la comercialización agraria. En suma, sin Indice y sin descriptores, el investigador
se vera obligado a revisar escribano por escribano, volumen por volumen y expediente por expediente. Dc ahI que sea urgente diseñar propuestas que conduzcan a la elaboración de guIas o de Indices que permitan una mayor accesibilidad a los fondos notariales,
básicamente porque su ausencia constituye un factor, además de
otros, que aleja el interés de los investigadores.
4
Un modelo de Indiçe genérico es el elaborado por el Instituto Colombiano de
Cultura Hispánica. Indice de dotes, mortuorias y testamentos existentes en las
Notarlas de Santa Fe de Bogota. Bogota: Instituto de Cultura Hispánica. 1994.
Colección Indices, itulo Y
454
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Complementariamente, en la medida en que la dinámica social de los esciavos trascendIa los procedimientosjurIdicos propios
de las escribanIas reales, alcanzaba la 6rbita de otras instancias de
la administración civil y religiosa Fueron consultados, en consecuencia, otros documentos coloniales, los cuales permitieron visualizar diversos tipos de problemas nuevos o complementarios a
los percibidos en la información notarial. Entre otros fondos se revisaron los de alcabalas, censOs, conventos, curas y obispos, negros
y esciavos, monedas, policIa, mapoteca y temporalidades.
En el Archivo General de la Nación, las escribanIas coloniales
de la ciudad colonial de Santafé de Bogota están comprendidas y
clasiflcadas actualmente en tres notarIas (la, 2a y 3a) y constituyen la Sección NotarIas.5 Las escribanIas del siglo xviii totalizan
417 voliimenes, de los cuales aproximadamente menos de la mitad corresponden al perIodo 1700-1750. Desde las primeras pesquisas se constató la enorme complejidad y el inmenso volumen
de la información notarial. Fue entonces cuando se requirió del
diálogo entre el archivista, el historiador y el especialista en inforrnática, quienes, desde sus propias perspectivas y de manera alternativa, vieron la necesidad de diseñar una base de datos que facilitara la orgamzación, la clasificación y el procesamiento de la ingente cantidad de datos. Tomando como soporte la version DBASE
III PLUS y definiendo un conjunto de variables (edad, sexo, precio,
espacialidad —natural de, vecino de, residente en—, cargo, origen
africano, cónyuge, etc) se precisaron sesenta campos alfanuméricos, incluidos campos "memo" para el registro textual de información básica primaria. Los sesenta campos se estructuraron a lo largo de cuatro "páginas", para vaciar en ellos información especIfi
ca. En la primera se consignó información referencial de tipo general: añO, notariO, tipo de operación, precio, etc. Las tres restantes registran información segün los tres actores principales del
proceso esclavista: ci otorgante, el adquirientey el esclavo.6
5
6
Es pertinente aclarar que, en su conjunto, la Sección Notarlas del AGN abarca
desde el añO de 1556 hasta 1962, amplio perIodo distribuido a lo largo de 10
notarias Totaliza 7751 tomos de protocolos, 647 libros de registro de instru
mentos püblicos y privados, 12 r011os de microfilms y858 libros de Indices notariales de la Ritchrnond Petroleum Company. Véase Archivo General de la
Nación. GuIa General. Tesoros Documentáles. Bogota. Archivo General de la
Nación. 1996. pp. 778-780.
La estructura y el litadode los 60 campos alfanuméricos se pueden apreciar
455
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Dado que Ia lectura, Ia revision y ci acopio de Ia información,
asI como Su digitación en Ia base de datos (DBASE HI PLUS) cônstituIan actividades que demandaban un tiempo considerable, era
practicamente imposible examinar unos 150 ó 200 volümenes notariales, por lo tanto, se decidio efectuar una lectura cruzada de
los primeros cincuenta años notariales del siglo XVIII: 1700-1710
en Ia notarla Ia.; 1710-1720 en Ia notarla 2a.; 1720-1730 en Ia notarIa 3a.; 1730-1740 en Ia notarla Ia., y 1740-1750 en Ia notarla 2a.,
procedimiento con ci que se lograron revis4r 64 volümenes.
Como ya se anotó arriba, con ci fin de vaciar toda esa informacion heterogénea se disefló una base de datos con sesenta
campos referidos a información de tipo general del otorgante,
del adquiriente y del esciavo. Los campos se definieron a partir
de variables como tipo de operación, precio, designación racial o
étnica, edad, sexo, estado civil, vInculos familiares, oficio, cargo,
espacialidad (natural de, vecino de y residente en), generación
del esciavo (bozal, negro, mulato, etc.), tipo y condiciones de Ia
manumisión y origen étnico africano, para señalar solo las más
relevantes.
Desafortunadamente, Ia información no es uniforme ni para
ci conjunto de las variables ni para ci de los campos. Por ejernplo, de un total de 3164 registros de una de las muestras, solo Ia
mitad aporto datos sobre precios, y para los grupos de edades Ia
información fue del 68%. Un vacIo relevante tienc que ver con
los oficios de los esclavos, ya que anotar esos datos era más bien
una excepción que una norma. Dc todas maneras, el procesamiento estadIstico arroja tendencias significativas, y, en algunos
casos, concluyentes, silas comparamos con otras realidades regionales esclavistas, además de que no se puede soslayar ci carácter
seriado o cronológico de Ia información.
La muestra que, segün su naturaleza y sus caracterIsticas, sirvió de base para todo ci estudio, totalizó 6616 esclavos, y Sc distribuyó en tres muestras, de Ia siguiente manera: 3164 registros individuales con información para propietarios (compradores y
vendedores), esclavos y manumisos; 1983 registros colectivos de
esclavos como parte de operacioncs efectuadas básicamcnte con
en ci Aiiexo 1 de este artIculo, Otro Software apropiado para este tipo de cxigencias analIticas, docurnentales y de información es ci SPSS, conocido como
el Statistical Package for Social Sciences.
456
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
unid4des agrarias (haciendas). Estos dos primeros tipos de muestra provienen de las fuentes notariales y corresponden a! perlodo
1700-1 750. La tercera muestra alternativa sumó 1469 registros individuales, y abarca un amplio periodo para distintos años discontinuos entre 1638 y 1802. Está compuesta por 19 inventarios de
haciendas y minas de diversas regiones neogranadinas. En este ñltimo caso, la información fue extraIda de varios fondos coloniales
y se manifiesta también en forma desigual. Por ejemplo, no para
todos los casos, se dan los datos sobre precio o edad.
Las variables de sexo y edad fueron las más persistentes en el
momento de recopilar los datos, sobre todo en la primera y en la
tercera muestras, lo que permitió construir la estructura poblacional sobre sus dos elementos básicos —sexo y edad— de la demografla histórica, segün uno de sus te6ricOs.7 La determmación del
género sexual no ofrece dudas —aunque en muy pocos casos no
hay una clara referencia de genero—, mientras que la fijación de
la edad estuvo sometida a ciertas variaciones, especialmente si no
se contaba con registros civiles 0 Si se pretendIa establecer un
precio favorable; empero, no es posible suponer una situación generalizada de fallas al reconocer la edad de un esclavo y, en todo
caso, para las que se presentaron, ese margvn de error esta asimilado por los grupos de edades de 5 y de 10 años. AsI, la estructura sexual se superpuso a la edad, agrupada en perIodos de 5 y 10
años; no obstante, cuando estos dos indicadores, sexo y edad, se
cruzaron con otro tipo de variables —espacialidad, oficio, generación, etc -, la información pierde su fuerza inicial en términos Felativos, no solo por el descuido del escribano y de los agentes
mercantiles al registrar los datos, sino por el comportamientO distintivo de cierto conjunto de procesos y fenomenos histoncos No
se podia esperar, por ejemplo, un volumen importante de informacion sobre concesiones de la libertad, puesto que los amos no
estuvieron muy dispuestos a otorgarlas.
Dado que, por lo menos hasta 1750, no se cuenta con estadIsticas globales de la población colonial del Nuevo Reino de
Granada por regiones o por perIodos, se torna imposible analizar, contrastar y comparar los datos demográflcos sobre esciavos
en relación con la población total, "idea esencial" de la demo7
T.H. Hollingsiorth. Demografla histórica. Cómo utilizar lasfuentes de La historia pa-
ra construirla. Mexico: Fondo de Cultura Económica. 1983. p. 13.
457
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
grafia histórica; de la misma manera, no. se dispone de información que permita medir las tasas de natalidad y mortalidad de
los esclavos por sexo, edad y grupos étnicos o generacionales,
ponderaciones vitales para cuantificar el nümero total de un
contexto poblacional.
Por tanto, y mientras no se tenga acceso a los archivos parroquiales santafereños y de los centros urbanos o semiurbanos, la
demografia esclavista en el Nuevo Reino de Granada y su análisis
tendrán que ver sobre todo con la historia demografica, en el
sentido de intentar explicar y entender las variaciones de la población esciava desde los movimientos o cambios históricos, especialmente si determinados resultados demograficos influyen de
alguna manera en la configuración de los procesos históricos. En
consecuencia, es muy dificil adelantar estudios de demografla histórica de las poblaciones esciavas, ya que para esta la "principal
preocupación es lograr estimaciones exactas de los nümeros humanos", saber el tamaño real de la población o determinar los
cambios demográficos en perIodos de hasta ciento cincuenta
años o más.8
Esta advertencia tiene que ver con la validez o la invalidez de
las muestras y de las estadIsticas, asunto dificil de establecer en
tanto no se conozcan cuadros demogrficos más completos y gbbales. Se considera, si, que las muestras, especialmente las dos
primeras, son extensas en tiempo y espacio, no solo debido a que
su tamaño es relativamente grande, sino porque las variables definidas están en función de un grupo humano —los esclavos— con
caracterIsticas y comportamientos sui generis, separado del restO
de los componentes sociales para poder efectuar su análisis.
Aunque no es un indicador confiable ni determinante, ci nümero de operaciones registradas con esclavos puede ser un primer Indice de la tendencia en ci aumento o en la disminución de
la población. Segün la primera muestra, se aprecia una curva
que, a lo largo de más de la mitad del perIodo, va subiendo desde 390 esclavos, en la primera década (1700-1709), hasta alcanzar
un tope miximo de 1038 esclavos, en 1739, y cae bruscamente en
ci ñltimo decenio (1740-1750) a 238 esclavos. En general, esa curva ascendente en los primeros cuarenta años y descendente en
los tiltimos diez domina ci comportamiento de todas las variables
8
IbId.pp.11,30-32.
458
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
individuales y combinadas, e indica, probablemente, una tendencia de la población esciava a tener incrementos relativos. La caIda
en los ültimos diez años probablemente se deba a las consecuencias de la epidemia de viruela ocurrida en Santafé de Bogota, en
la sabana y en areas circunvecinas durante el año 1733. La peste
no tuvo repercusiones inmediatas, pero dejó secuelas que se evidenciarOn cinco o diez años más tarde.9
En este orden de ideas y con el proposito de cubrir, en el futuro, otros perIodos históricos coloniales, la Sección Notarlas del
AGN podrIa, grosso modo, arrojar información para no menos de
unos 20 000 esclavos durante los ties siglos de vigencia del orden
colonial. Tal población se caracterizaba, no solo por tener como
zona de asentamiento a Santafé de Bogota, sino por reflejar una
movilidad espacial significativa, que conecta, a distintos niveles,
diversas regiones. Por ejemplo, connotados miembros de la elite
santaféreña Ilegaron a poseer esclavos en areas tan alejadas como
la provincia y la region cacaotera de Mérida y Maracaibo, o personas procedentes de elites regionales, como Afltioquia, ingresaban
a los conventos san.tafereños, y entregaban, como dote, minas
con esclavos ubicadas en aquella gobernación.
En efecto, cuando, por ejemplo, se combinaron las variables
precio, edad y espacialidad, fue notorio observar cómo se obtuvo
información adicional que está en Intima relación con la posibilidad de estructurar flujos y reflujos espaciales en cuanto a la movilidad de los esclavos, ya sea entre regiones o entre sectores económicos. Un aspecto importante y ventajoso de esta fuente notarial
es el hecho de que instrumentos püblicos como las escrituras de
compra-venta de esclavos, las cartas de ahorro y de libertad y las
escrituras de cesión graciosa de algUn esclavo mencionan, con relativa frecuencia, el notario y la fecha del instrumento püblico anterior, to que permitio acumular y precisar información adicional
que remitió a varios notarios más. De esto se derivan dos puntos
ventajosos: primero, a medida que se avanzaba en la btisqueda de
los datos, iba surgiendo información adicional importante, que no
solo ensanchó la cobertura temporal, sino que permitio apreciar
mejores dinámicas propias de las relaciones esciavistas; segundo,
en tanto que la infomación básica o primaria y la adicional hacen
9
En 1733 la epidemia de viruela era corriente. AGN, Sección Notarlas. NotarIa
la.v. 152,f.48v.
459
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
referencia a una misma persona o a un mismo conjunto de personas, se abre un espacio relevante para la puesta en práctica de la
prosopografla como vIa metodológica.
Ahora bien, la información recopilada se refiere sobre todo,
aunque no exciusivamente, al grupo esclavo —mulatos y negros—,
en menor medida, a pardos o zambos. En este punto se evidencia otro aspecto de la información que no se puede soslayar: la
experiencia y la evolución generacional de la población esciava,
esto es, ci desdoblamiento de los bozales en negros y negros
"criollos", y de estos en mulatos y mulatos "criollos". En este tipo
de información prevalecen las cartas de compra-venta, seguidas
por las cartas de ahorro y libertad, las escrituras de donación de
esciavos, los testamentos, los inventarios y la concesión graciosa
de la libertad mediante ciáusula testamentaria.
La información notarial referida a los esciavos hace suponer
que los antepasados de los grupos más representativos de la población negra asentada en ci mercado esciavista santafereño participaron en un doble proceso, que puede ser catalogado como
"urbanización-ruralización de la esclavitud negra". En ci caso particular de la urbanización de esciavos, la dinámica se pudo haber
gestado desde el momento en que la primera generación de esclavos alcanzó la etapa que Mellafe llama, en términos económicos, "esciavitud improductiva",'° esto es, ci momento en que un
esclavo o una esciava, por razones de edad, enfermedad, vejez
premtura, accidente de trabajo, etc., se tornaba incapaz de ilevar
a cabo actividades productivas mediante el empleo pleno de su
fuerza de trabajo. Cuando esto sucedIa, ci esclavo era adscrito,
por Jo general, ai servicio doméstico en ci area rural, principalmente en la casa que ci amo tenIa en la ciudad. En algunos casos,
los esciavos improductivos eran trasladadosjunto con sus hijos o
cónyuges.
Sin embargo, la "esciavitud improductiva" —motor del proceso de urbanización de la esciavitud negra— no solo era resultado
del desgaste fisico del esclavo, sino que era también muestra de la
ostentación propia de la aristocracia y de las elites urbanas; en
efecto, pronto ci esclavo mozo, ci esclavo sirvicnte, ci esclavo cochero, ci esclavo de iibrea, las esciavas ayas o nodrizas, etc., se
10
Rolando Mellafe. La esciavitud en Hispanoamérica. Buenos Aires: EUDEBA. 1964.
pp. 78-79.
460
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
convirtieron en sImbolos externos del poder, del lujo y de la riqueza. En este ültimo caso, además, es muy probable que muchos
esciavos no hayan experimentado la fase rural de la explotación
de su trabajo, sino que fueron adscritos directamente a las faenas
propias de la esclavitud improductiva, con lo que la urbanización
de la esclavitud se convirtió en un proceso directo.
No obstante, la información del AGN-NotarIas sugiere también, y de una manera relevante, la presencia de dinámicas espaciales de movilidad, que conectaban la ciudad o los centros urbanos, como Tocaima, con areas rurales ubicadas en regiones penféricas O aledañas y en regiones más alejadas, o desplazamientos
que imbnicaban un continuum espacial mayor, con una concentración relativa en la entonces designada. "tierra caliente" o jurisdicción de Tocaima. Dado que no sin sorpresa descubrimos que los
precios de los esciavos rurales eran menores respectO a los precios de los urbanos, se requiere, entonces, ahondar más en la naturaleza global de esos desplazamientos, asI como en el análisis
de las condiciones sociales reales de los esciavos rurales.
Ahora bien, las peculiaridades sociales y econórnicas de los
compradores y de los vendedores implicados en las transacciones
con esciavos estructuran una especie de "prosopografla alterna",
en el sentido de analizar el perfil de los propietarios, contexto en
el que fue posible plantear unos pnimeros esquemas cotidianos en
la relación amo-esciavo y liegar a la caracterización de este sistema
esciavista regional, como un tipo particular de esclavitud clerical,
dado el notorio control, directo e indirecto, que ejercIa en su conjunto la Iglesia Católica sobre la tenencia y la hipoteca de esclavos.
En efecto, se obtuvo información vãriada acerca de los propietanios, como sus cargos y oflcios, su lugar en la estratiflcación social,
su grado de correspondencia respecto de los sectores sociales pnivilegiados o hegemónicos y, en fin, sus actividades socioeconómicas,-lo que nos permitió asomarnos a la dinámica urbana y rural
de los esciavos; claro, no solo se tornó en cuenta a los que compraban y a los que vendIan, sino también a los que concedIan la libertad o cedIan un esciavo. Igualmente, se investigô si la persona que
realjzaba cualquiera de estas acciones era hombre 0 mujer; al respecto, por ejemplo, se observó que las mujeres constituyen el mayor nümero de propietarias que concedieron la libertad por distintos motivos y a través de diferentes mecanismos. La diferencia
en la posesión de los esciavos, segün el perfil de los propietarios,
461
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
permite haçer unas primeras observaciones respecto de los variados oficios desempeñados por los esclavos, quienes, con diversos
ritmos temporales, cambiaban de dueño o dueña: de una mujer
recluida en alguin convento santafereño pasaban a un funcionario
eclesiástico, a un militar, o a un abogado, un arriero o un propietario de haciendas. También, es posible advertir cambios drásticos
en la dinámica o en la cotidianidad urbana y rural de los esclavos,
cuando, por ejemplo, eran cedidos a órdenes religiosas que p0seIan conventos o conventos-hospitales, o cuando eran adquiridos
por dueños de recuas.
Respecto de los datos sobre precios de esclavos se observó un
notorio contraste entre el sistema esciavista santafereño ye! establecido en la gobernación de Popayán, incluidos los distritos mineros chocoanos. En la primera mitad del siglo XVIII, eran más
costosos los esclavos vendidos en Popayán que los cornercializados en el area santafereña, situación que en buena medida se explica por el hecho de que en esta ültima existIa una preponderancia demográfica de los esclavos mulatos y una muy baja frecuencia en las transacciones con bozales. Esta situación, unida al
fenómeno demográfico de un equiparamiento de género, muestra al mercado y al sistema esciavista santafereño como entidades
no dependientes de la trata atlántica de esclavos, con niveles interesantes de relativa estabilidad demográfica y con mecanismos
mercantiles doméstico-regionales de carácter interno-local en la
transacción de esclavos. Para liegar a este nivel de las conclusiones, precisa ubicar la sistematización y el análisis de la informacion notarial en dos perspectivas metodológicas Intimamente imbricadas: por un lado, el ejercicio comparativo con otros contextos esciavistas del Nuevo Reino de Granada (Popayán, Cartagena
o Venezuela) y de la America colonial (Brasil, Cuba, Quito o la
Nueva España); y, por el otro, efectuar distintas miradas de los sistemas esclavistas regionales desde lo espacial, lo demográfIco, lo
económico y lo social, sin dejar de considerar, por supuesto, la visión cultural.
Las peculiaridades del sistema esclavista santaféreño se proyectan de manera crItica y compleja al cruzar las variables precio,
espacialidad y género. En ciudades como Santafé de Bogota y Tocaima y, en general, en los restantes centros urbanos, las mujeres
desempeñaban un papel social fundamental en los oficios, hasta
el punto de ser valoradas económicamente con precios mayores
462
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
que los de los hombres. Dc hecho, en ese perIodo Santafé era
una ciudad tIpicamente femenina, no solo en el orden cuantitativo, sino también en el nivel cualitativo. Y, contra lo que se pudiera sospechar, las esciavas y los esclavos del entomb urbano costaban, en promedio, más que los que se hallaban en haciendas y
unidades agrarias, lo que podrIa estar evidenciando un panorama
de crisis agraria en la "tierra caliente" durante la primeramitad
del siglo XVIII o un estado social crItico o calamitoso de la población esclava rural. Son preguntas o cuestiones que quedan abiertas a la investigación y a la büsqueda de información en los archivos regionales. El bajo nivel del valor de los esclavos rurales respecto de los precios urbanos también podrIa deberse, de alguna
manera, a la pobre especialización laboral de los esclavos de las
haciendas, dado que la documentación es absolutamente parca
en brindar información sobre los oficios rurales de los esclavos.
AquI se demuestra cómo datos, cifras y anáhsis cuantitativos conducen a exámenes de tipo social y cualitativo.
Por ültimo, señalaremos de manera puntual un conjunto de
perspectivas de investigación, sugeridas no solo por los datos notariales, sino por información contenida en otras fuentes documentales:
Constitución y reconstitución de la familia negra, ya sea esclava o libre. Algunos datos aislados indican que ci medio rural
tendIa a mantener unida la familia esclava. Al respecto podrIamos preguntar cuái de los dos sectores tradicionales que empleaban mailo de obra esclava —el rural o el urbano— tenIa mayor disposición a unificar o a disgregar la familia del esciavo, y por qué.
En esta mlsma perspectiva, hay que indagar más acerca de la situación en que uno de los cónyuges era esciavo y ci otro libre. Lo
que está claro es la constitución de familias esciavas de tipo extendido, con un marcado carácter matriarcal, esto es, la mujer como el "cimiento" de la estructura familiar y la ausencia crItica del
padre esciavo.
El proceso de manumisión de los esclavos, al parecer, era
bien diferente; probablemente la practi'ca más comün era la concesión graciosa de la libertad por medio de cláusula testamentana. Otra experiencia era la compra de la libertad por ci mismo
esciavo Lo que parece constituir una doble tendencia era que,
por un iado, la manumisión y la condición social de los "libertos"
se asemejaba mucho a lo que hemos denominado una "parodia
463
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
de Ia libertad" y, por el otro, Ia mujer esciava era Ia protagonista,
especialmente en el medio urbano, de -Ia manumisión en términos de ser más exitosa en Ia consecución de Ia libertad para ella
o para sus hijos. En su estrategia funcionó muy claramente Ia cercanIa sentimental que establecIa con sus propietarios..
El tono de los testamentos y de sus cláusulas deja vislumbrar una primera información que tiene que ver con las relaciones entre los patrones o amos con susl criados y sirvientes, tanto
esclavos. como indIgenas y mestizos. No perder de Vista esta sugerencia es importante en Ia medida en que un buen nümero de
esclavos y de mulatos eran servidores domésticos, tanto en las casas urbanas como en las haciendas.
Dc Ia documentación emerge Ia imagen del esclavo como
agente económico propio y autónomo, Ia cual amenaza rigurosamente los estereotipos tradicionales sobre Ia institución de Ia esclavitud: esclavos propietarios de bienes, mulatos agricultores que
vendIan sus productos en los mercados locales, ahorraban un
cierto dinero para comprar Ia libertad o administraban asuntos
de Ia economIa doméstica o de una hacienda. Este fenómeno ha
sido catalogado como Ia constitución de una "economIa propia"
de los esclavos que, junto al de Ia renta de esclavos y al establecimiento de acuerdos para obtener gradualmente Ia libertad, hace
pensar en Ia existencia de un proceso global al que hemos designado como Ia "discursividad de Ia esciavitud" que, de paso, nos
aleja de esa imagen frIa del esclavo como objeto-mercancla y de
Ia relación distante y congelada entre amos y esclavos.
Finalmente, el estudio de los sistemas esclavistas regionales
en documentos notariales y de otra naturaleza abre indudablemente Ia posibilidad importante de plantear el estudio histórico
global de un sectOr social colonial, compuesto, a su vez, por grupos tanto diferentes como afines: los esclavos —bozales, negros y
mulatos—, y los libres —negros y mulatos—. Al respecto es relevante
advertir Ia necesidad y Ia validez de manejar un continuum entre
Ia esclavitud y Ia libertad, siempre y cuando se respete Ia autonomIa social de cada uno de sus mundos y se tengan siempre preseñtes sus relaciones particulares y generales (pensemos, por
ejemplo, en ci esclavo casado con una mulata libre). Al estudiarlos en conjunto se tendrIa una fisonomIa social mas acabada de
este sector de Ia sociedad colonial, acorde con las variaciones e
interacciones regionales y locales.
464
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ANEXO 1
ESTRUCTURA DE LA BASE DE DATOS.
REGISTRO DE ESCLAVOS, OTORGANTES Y ADQUIRIENTES
CampO
-
I3
20
Código
Tipo de campo
NotarIa
Vol
Lugar
DIá
Mes
Año
Opera
Numérico
Numrico
Numérico
Numérico
Numérico
Numérico
Numérico
-
Precio
Moneth
Numérico
Alfabético
Causa
Alfabético
Exp
Nutnérico
Otor
Alfabético
Otortipo
Alfabético
Odesig
Numérico
Oedad
Osexo
Oestado
Numérico
Numérico
NuméricO
Oconyu
Numérico
Oofic
Ocargo
Otitulo
Numérico
Numenco
Nurnérico
Onatural
Ovec
Oresid
Adqu
Numérico
Numérico
Numérico
Alfabético
Adesig
Numérico
Aedad
Asexo
Aestado
Numérico
Numérico
Numérico
Aconyu
Numérico
Aofic
Acargo
Numérico
Numérico
-
Descripción
Notarla la., 29. 6 3a.
Tomo o vol dmen
Lugar de expedición
DIa de expedición
Mes de expedición
Ano de expedición
Tipo de operación: yenta, cesión,
manumisión, etc.
Valor de Ia transacción
Descripción del tipo de moneda: réales,
patacones
Campo Memo. Observaciones,
aclaraciones, etc.
Expediente formadO con las operaciones
de un mismo esclavo
Nombres y apellidos completos
del otorgante
Tipo. de otorgante: privado,
institucional, etc.
Designación del otorgante: español,
"criollo", etc.
Edad del otorgante
Sexo del otorgante
Estado civil del otorgante: soltero, casado,
viudo, religioso
Descripcion por codigo del cónyuge
del otorgante
Tipo de oficio del otorgante
Cargo desempanado por el otorgante
TItulo honorifico y/o nobiliärio del
otorgante
Lugar de nacimiento del otorgante
Lugar de donde es vecino el otorganteLugar donde es residente el otorgante
Nombres y apellidos completos del
adquiriente
Designacion del adquiriente: español,
"criollo", "libre", etc.
Edad del adqüiriente
Sexo del adquiriente
Estado civil del adquiriente: soltero,
casado, viudo, religioso
Descripcidn por codigo del cónyuge del
adquiriente
Oficio del adquiriente
Cargo del adquiriente
465
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
Campo
Código
Tipo de campo
AtItulo
Numérico
Anatural
Avec
Aresid
Esclavo
Numérico
Numérico
Numérico
Alfabético
Edesig
Numérico
Eedad
Esexo
EeStado
Econyu
NUmérico
Nurnénco
Numérico
Numérico
Eoflcl
Eofic2
Ecargo
Enatural
Evec
Eresid
Nesclav
Numérico
Numérico
Numérico
Numérico
Numérico
Numérico
Numérico
Pesclav
Alfabético
Eubicof
Alfabético
Eoflug
Numérico
Eespac
Egenerac
Numérico
Numérico
Emanum
Numérico
Econd
Alfabético
Estatus
Numérico
Eorigen
Numérico
Ct -
Alfabético
Fojas
Alfa-Numérico
-
Descripción
TItulo honorIfico y/o nobiliario del
adquiriente
Lugar de nacimiento del adquiriente
Lugar de donde es vecino el adquiriente
Lugar donde es residente el adquiriente
Nombre (s) del esclavo. Raras veces se
señala el:apellido.
Designacion del esclavo: bozal, muleque,
negro, mulato, zambo, pardo, etc.
Edad del esclavo
Sexo del esclavo
Estado civil del esclavo
Descripción por código del cónyuge
del (Ia) esclavo (a)
Primer oficio del esclavo
Segundo oficio del esclavo
Cargo desempeñado por el .esclavo
Lugar de nacimiento del esclavo
Lugar donde es vecino el esclavo
Lugar donde es residente el esclavo
Némero de esclavos implicados en esta
trãnsacción
Parentesco de los esclavos en transacciones colectivas: abuela, madre, nieta, hja, hjo, etc.
Ubicación espacial del oficio del esclavo:
rural, urbano
Lugar donde esta übicado el oficio del
esclavo
Espacialidad urbana o rural del esclavo
Aspecto generacional del esclavo: bozal,
negro, negro criollo, mulato, mulato criollo
Tipo de manumisión concedida al esclavo;
voluntaria, cOndicionada, por compr4, etc.
Campo Memo. Se registran las condiciones y
las circunstancias que rodean Ia manumisión
Se consigna el estatus del esclavo: esclavo,
libre
Origen étnico afrkano del esclavo: congo,
guinea, carabali, angola, settre, etc.
Campo Memo. Se registran los datos pertinentes a las compra-ventas anteriores del esclavo
Se registran Ia o las fojas correspondientesal
documento: por ejemplo: 1 20r-1 25v.
Notas aclaratoria.s:
* La información general se consigna en los once primeros campos y en el campo No. 60.
* La información del otorgante se consigna entre los campos 12 y 24.
* La información del adquirinte se consigna entre los campos 25 y 36.
* La informacion del esclavo se consigna entre los campos 37 y 59
La base de datos permite procesar la informacion cruzando los distmtos campos, a excepcion de los campos memo Por ejemplo Se le puede pedir que
procese el total y el porcentaje de las mujeres esclavas mulatas con edades entre 10 y 15 anos vendidas en elperIodo 1720-1729.
466
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
LA DIASPORA AFRICANA DESDE
SUS FUNDAMENTOS
Kenneth G. Kelly
UNIVERSIDAD DE CAROLINA DEL SUR, ESTADOS UNIDOS
Desde 1960, el interés por las consecuencias culturales y sociales de Ia diaspora africana ha aumentado significativamente.
Sin embargo, la contribucion de la arqueologIa al estudio de las
gentes de la diaspora no ha ilevado el mismo ritmo.
Solo a partir de los ültimos quince años, los estudios arqueológicos sobre la esciavitud y la vida en las plantaciones se han hecho temas relevantes, pero el estudio del impacto que tuvo ci comercio de esciavos en ci Atlántico sobre las sociedades africanas
todavIa se mantiene en la infancia. La arqueologIa histórica puede contribuir mucho para alcanzar un conocimiento más integral
de las personas anónimas, ya fUeran esclavizadas o libres. Este trabajo discute ci potencial que posee la arqueologIa histórica para
ayudar a entender las complejidades de la diaspora, usando ejempbs de proyectos arqueOlógicos en BenIn yjamaica. Excavaciones en Savi, BenIn, capital del comercio esclavo del estado dc
Hueda, arroja luces sobre ci papel activo representado por las elites africanas en la negociación de contactos interculturales. Evidencia arqueológica en ia Plantación Seville, en Jamaica, demuestra como los africanos esciavizados renegociaron las circunstancias de su esciavitud, para asegurarse un grado de autonomIa distintade la permitida por ci hacendado.
467
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
La diaspora africana del suelo hacia arriba:
La importancia de la arqueologia histórica
en los estudios de diaspora
La diaspora africana de los ültimos quinientos años ha demostrado ser uno de los eventos más importantes y definitivos en la
creación del mundo moderno. Las huellas del impacto de este
movimiento de población son evidentes en cualquier lugar de
America. Además, se puede plantear un argumento convincente
que muestra los efectos duraderos de la diaspora en todo el resto
del mundo, al afirmarse que el colonialismo económico y polItico
de los europeos fue sustentado, en buena parte, por la riqueza generada en plantaciones, fincas y minas por los africanos que laboraban en la diaspora. Como el interés académico por las consecuencias sociales y culturales de esta migración ha aumentado en
los ültimos treinta años o rnás, ha aparecido un vasto e importante
acopio de investigación, que ha venido a enriquecer nuestro conocimiento del contexto histórico de la diaspora africana, y las experiencias de los africanos esciavizados. De esta academicidad histórica, relativamente poco se basa en fuentes primarias de africanos
en [a diaspora.' Esto es particularmente cierto para el perIbdo antenor a! siglo XIX, en el cual, a lo largo de America, importantes
obstáculos legales, sociales y educacionales impidieron la alfabetización generalizada entre africanos. Como resultado, una buena
parte de nuestro conocimiento de la experiencia africana nos ha
ilevado a través de una variedad de fuentes documentales, que incluye cuentas de viajeros, diarios, testamentos, inventarios probatorios, documentos legales, cuentas y anuncios periodIsticos, procesos económicos y bitácoras de embarque 2 La mayorIa de estas
fuentes documentales fueron escritas por personas de origen eu-
2
Confrontar Linda Brent. In idents in the Life of a Slave Girl. San Diego, CA: Harvest/Harcourt BraceJovanovich 1973 Frederick Douglas Narrative of the Life
of Fred erick Douglas An American Slave New York Penguin Inc 1968 Olaudah
Equiano Equzano s Travels The Interesting Narrative of the Life of Olaudah Equzano
or Gustavus Vassa, the African. New York: Praeger. 1967; Solomon Northrup.
Twelve Years a Slave. Baton Rouge: Louisiana State University Press. 1968.
Veáse Roger D. Abrahams yJohn F. Szwed. After Africa. New Haven: Yale University Press 1983 Michael A. Gomez Exchanging Our Country Marks The
Transformaiwn of African Identities in the Colonial and Antebellum South Chapel
Hill University of North Carolina Press 1998 Philip D. Morgan Slave Counter
point. Chapel Hill: University of North Carolina Press. 1998.
um
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ropeo, generalmente de un estatus socioeconómico superior. Esto
deja poco espacio al testimonio directo de autorla de los mismos
africanos.
No obstante, hay otra fuente de información cuyos orIgenes
están en los pensamientos y actividades de los africanos: ci remanente fisico de sus acciones, y la union entre sus caracterIsticas
distintivas y los artefactos que ellos crearon. El estudjo arqueológico de esOs restos, al combinarse con los detalles históricos provenientes de las variadas fuentes documentales, brinda iuz sobre
la vida de esas personas. Cierto nümero de estudios, ahora clásicos, como ci de James Deetz In Small Things Forgotten, 1996, ha
demostrado la utilidad de perseguir trabajos de arqueologia histórica para mejorar el conocimiento de las transformaciones sociales, culturales y económicas que han tenido lugar durante los
üitimos quinientos años y como estas transformaciones se manifestaron entre la gente comün del pasado. Desde 1970, ci estudio
de las experiencias de los africanos en la diaspora se ha convertido en una importante fuente para la investigación de la arqueologIa bistórica y mucho de este trabajo ha apuntado hacia la esciavitud en las plantaciones en el sudeste de los Estados Unidos y ci
Caribe angloparlante.3 Esta labor ha desafiado, entre otras cosas,
a una cantidad de suposiciones referidas a la vida en las plantaciones, tales como la creencia de que a los trabajadores esclavos
se los alimentaba desde una cocina comün en la plantación y que
no se les permitIa ni la posesión ni ci uso de armas de fuego.4 Entre las muchas formas con que la arqueologIa histOrica ha enriquecido nuestro conocimiento sobre la manera en que los africanos esciavizados crearon su mundo, están las contribuciones a sus
dietas, derivadas de la cacerla, pesca y trampas, y el mantenimiento encubierto de practicas religiosas derivads de Africa, como se
3
4
Douglas V. Armstrong. The Old Village and the Great House: An Archaeological
and Historical Examination of Drax Hall Plantation St Ann s Bay, Jamaica Urba
na: University of Illinois Press. 1990;Jerome S. Handler y Frederick Lange.
Plantation Slavery in Barbados: An Archaeological and Historical Investigation.
Cambridge Harvard University Press 1978 Theresa A Singleton (ed) The
Archaeology of Slavery and Plantation Life Orlando FL Academic Press 1985
Theresa A Singleton y Mark D. Bograd The Archaeology of the African Diaspora
in the Americas. The Society for Historical Archaeology. 1995; Anne Elizabeth
Yentsch A Chesapeake Family and their Slaves A Study of Historical Archaeology.
Cambridge UK: Cambridge University Press. 1994.
Charles H. Fairbanks "The Kingsley Slave Cabins in Duval County, Florida
1968".. En: The Confrrence on Historic Sites Archaeology Papers. 7. 1972. pp. 62-93.
M
IC
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ha mostrado en cierto nñmero de situaciones del sudeste de los
Estados Unidos Claramente, la arqueologIa historica tiene mucho que cOntribuir a nuestr4 comprensión de cómo los africanos
esciavizados crearon nuevas culturas, que ofrecieron soluciones a
las novedosas y retadoras situaciones encontradas por ellos en su
forzada participación en la diaspora africana.
Sin embargo, todavia la mayorIa de las investigaciones de arqueologIa histórica sobre la diaspora africana se ha concentrado
en el mundo anglófono. Menos de veinte citas entre más de mu
de una bibliografla recién publicada,6 se relacionan con la arqueologIa histórica conducida en paIses de habla española, portuguesa o francesa en America. Como resultado, esta abrumadora
dependencia de datos del mundo de habla inglesa ha lievado a
una aceptación inconsciente y poco crItica de que la experiencia
inglesa/británica de la diaspora africana era la norma. Claramente, esta posición es insostenible y debemos suponer que, asI como
las experiencias europeas eran diferentes en varias regiones de
America, igual sucedIa con las experiencias africanas.7 Recientemente ha surgido una. creciente preocupación por la arqueologIa
de la diaspora africana en el mundo de la America hispana, sin
embargo, la mayor parte de este trabajo está todavIa en sus micios.8 Además, parece que, al igual que en los Estados Unidos, los
5
6
7
8
Leland Ferguson. Uncommon Ground: Archaeology and Early African America,
1650-1800 Washington DC Smithsonian Institution Press 1992 EhzabethJ
Reitz, Tyson Gibbsy Ted A. Rathbun. "Archaeological Evidence for Subsistence on Coastal Plantations". En: Theresa A. Singleton (ed.). The Archaeology of
Slavery and P(antation Life. Orlando: Academic Press. 1985. pp. 163-191; Laurie
A.Wilkie. "Secret and Sacred: Contextualizing the Artifacts of Mrican-American Magic and Religion". En: Historical Archaeology. 31(4): 1997. pp. 81-106.
Theresa A. Singleton y Mark D. Bograd. Op. Cit.
Kathleen Deagan. "HistOrical Archaeology's Contribution to Our Understanding of Early America". En: Lisa Falk (ed.). Historical Archaeology. Washington
D.C.: Smithsonian Institution Press. 1991. pp. 97-113; Kathleen Deagan y Darcie MacMahon. Fort Mosé: Colonial America's Black Fortress ofFreedom. Gainesville,
FL: University of Florida Press, 1995; James Deetz. In Small Things Forgotten:. An
Archaeology of Early American Lzf& New York: Anchor Books. 1996; jane G. Landers. Black Society in Spanish Florida. Urbana: University of Illinois Press. 1999; y
otros.
JACA (International Association of Caribbean Archaeology). Newsletter. 1999;
JoseJuan Arrom y Manuel Garcia Arevalo Czmarron Santo Domingo Funda
ción GarcIa-Arévalo. 1986; Manuel A. GarcIaArévaIo. "El maniel dejose Leta:
Evidencias arqueologicas de un posible asentamiento cimarron en la region
sud-oriental de la islade Santo Domingo". En: Cimarrón. Santo Domingo: Fundación GarcIa-Arévalo. 1986.
470
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
historiadores de la diaspora africana desconocen frecuentemente
la investigación arqueológica histórica, que puede proveer de Valiosa información que vendrIa a complementar los datos disponibles de las fuentes documentaies
Para demostrar aün más ci potencial de la arqueoiogIa histórica como auxiliar para una más rica comprensión de la diaspora
africana, mencionaré lies ejemplos concretos: el medio circun
dante de la esciavitud de las plantaciones de finales de los siglos
xvii y XVIII en una gran plantación de azücar en Jamaica, y dos
respuestas de finales del siglo XVII y principios del XVIII a laescalada en ci comercio europeo en la Costa de los Esclavos de Africa
Occidental. El primero de estos casos se acomoda dentro de lo
que comünmente es aceptado como ci dominio de los estudios
de la diaspora, mientras que el segundo y tercero son estudios arqueológicos de sociedades africanas, y, por lo tanto, no son usualmente consideradas como parte de la diaspora. Sostengo que un
estudio comprensivo de la diaspora africana debe incluir al Africa
durante ci perIodo del comercio Atiántico.
ArqueologIa de la diaspora africana en Jamaica
A partir de 1970, varios trabajos de arqueologIa histórica
fueron iniciados en ambientes directamente reiacionados con las
experiencias de los afri:anos lievados al Caribe. En contraste con
ci anterior trabajo arqueológico en la region, generaimente concentrado en sitios primordialmente con herencia europea, tales
como Port Royal, Jamaica,9 un creciente deseo por investigar cómo la arqueologIa podrIa explorar la vida de las personas que
no tenIan historia, mOtivó a varios estudios pioneros. Dc estos,
probabiemente ci más conocido es ci que dirigieron a principios
de la década de 1970, en Barbados, Jerome Handier, Frederick
Lange y sus asociados. Este proyecto, con su énfasis en las excavaciones en ci ccmenterio de una plantación, se ocupaba, por lo
menos al inicio, de buscar africanismos o aspectos de la cultura
material que pudieran ayudar a establecer vInculos directos con
regiones especIficas de Africa de donde las personas esciavizadas
9
Philip Mayes. Part Royal Jamaica Excavations 1969-70. Kingston: Jamaica National Trust Commission. 1972.
471
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
podrIan haber venido.'° Las investigaciones dentro del proyecto
estuvieron orieritadas también hacia la büsqueda de indicios, en
las muestras de esqueletos, que ofrecieran información sobre nutrición, epidemias o envenenamiento accidental, resultantes de
las experiencias de la vida en las plantaciones." Más trabajos
tempraneros conducidos en el Caribe exploraron otros aspectos
de la vida de los africanos. Uno especialmente importante intentaba comprender algo sobre los mecanismos sociales utilizados
por estos para sobrevivir y para resistir la muerte social impuesta
por el sistema de esciavitud en Jamaica. Este estudio, del historiador Barry Higman, usó métodos arqueologicos a la par de
fuentes documentales, para reconstruir patrones residenciales y
parentescos, en un esfuerzo por ver cómo la parentela entre jamaiquinos y sus estructuras familiares y residenciáles les servIan
para ajustarse a las inseguridades y tensiones de la esc1avitud 12
Este estudio ayudó a establecer una nueva orientación en la historia arqueologica relacionada con la diaspora en Jamaica, con
Un mayor énfasis en los procesos de creación de cultura y transformación que originaron una cultura afrojamaiquina, entre las
muchas influencias presentes en la isla.15
Relacionada con este enfoque, habIa una creciente preocupación por conocer mejor la vida de los africanos esciavizados:
En qué clase de viviendas habitaban? Que alimentos consumIan? ,Cómo los adquirIan? Cómo trataban a los muertos? ,Qué
posesiones materiales tenIan? Y cómo cambió todo esto con el
10
11
12
13
Jerome S. Handler. "Determining African Birth from Skeletal Remains: A Note on Tooth Mutilation". En: HistoricalArclzaeology 28(3). 1994. pp. 113-119;Jerome S. Handler. "A Prone Burial from a Plantation Slave Cementery in Barbados, West Indies: Possible Evidence for an African-type Witch or Other Negatively ViewedPerson." En: Historical Archaeology 30(3):76-86. 1996; Jerome S.
Handler y Frederick Lange Plantation Slavery in Barbados An Archaeological and
Historical Investigation. Cambridge: Harvard University Press. 1978.
Jerome S Handler y Robert S Corruccini Plantation Slave Life in Barbados
A Physical Anthropological Analysis". En: Journal of Interdisciplinary History 14.
1983. ppz 65-90; Jerome S. Handler, Arthur C. Aufderheide, RobertS. Corruccmi, et al. "Lead Contact and Poisoning in Barbados Slaves: Historical, Chemical, and Bioanthropological Evidence". En: Social Science History 10. 1986. pp.
399-425.
Barry W. Higman. "A Report on Excavations at Montpelier and Roehampton"
En: Jamaica Journal 8 (1-2). 1974. pp. 4045; Barry W. Higman. Report on Excavations at New M&ntpelier, St. James, Jamaica, 28 December 1975 to 10 January 1976.
Mona: History Department, University of the West Indies,Jamaica. 1976.
Douglas V. Armstrong. Op., Cit.
472
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
tiempo, desde el inicio de la esciavitud, en las plantaciones, hasta
la emancipación, en 1838, y rnás adelante? Los resultados de este
trabajo en Jamaica han demo strado la solidez de una tradición de
cerámica afrojamaiquina sincrética, similar a la alfarerIa del. sudeste de los Estados Unidos (colonoware), y la retención de un patrón alimenticio africno generalizado, que enfatizaba comidas
basadas en lIquidos, servidos en tazones comunales.'4 Otra informacion nueva incluye la identificación de armas de fuego en una
serie de contextos de villas esclavas, indicando que, al igual que
en el sudeste de Estados Unidos, la proscripción legal de armas
de fuego era ampliamente violada.15 Las excavaciones en la Plantación Seville también han arrojado evidencia de que, al menos
algunos miembros de la sociedad esciavizada, después de que morIan eran tratados de manera diferente de cómo se trataba a! resto. Esto se dedujo de los descubrimientos de varios entierros excavados en ci piso de casas de esciavos abandonadas, que sugieren la retención y la reinterpretación, durante los primeros cien
años de la esciavitud, de algunas prácticas funerarias africanas generalizadas.'6 Recientemente, los arqueólogos han iniciado la exploración de otro aspecto significativo de la diaspora, especIficamente la de esciavos escapados o auto-emancipados. Las comunidades cimarronas creadas por estôs individuos desempeñaron un
papel que excedIa su tamaño y poder. Psicologicamente eran importantes para la comunidad europea, como una expresión tang!ble de su. poca habilidad para controlar completamente a la población africana; y para la población africana, como una fuente
de inspiración de que la esclavitud podrIa ser vencjda.17 Desde
1990 Kofi Agorsah ha conducido investigaciones arqueológicas
históricas en los sitios de varios asentamientos cimarrones en las
zonas de los Blue Mountains y Cockpit, Country de Jamaica, donde ha podido demostrar que existen los datos arqueológicos que
R. Duncan Mathewson 'Jamaican Ceramics: An Introduction to 18th Century
Folk Pottery in West African Tradition". En:JamaicaJournal6 (2). 1972. p. 54
56.
15 Douglas V. Armstrong. O. Cit.
16 Douglas V Armstrong y Mark Fleischman Analysis of Four Bunals from African
Jamaican House-Yard Contexts at Seville. Syracuse University Archaeological Report 6. Syracuse, NY. 1994.
17 Terry Weik "The Archaeology of Maroon Societies in the Americas Resistan
ce Cultural Continuity, and Transformation in the African Diaspora En His
toricalArchaeology. 31(2). 1997. pp. 81-92.
14
473
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
ayudan a mejorar el conocimiento de la sociedad cimarrona, incluidos su duración y sus enlaces con el mundo de afuera.
Plantación Seville
Para concluir esta evaluación de la contribución potencial de
la arqueologIa histórica al estudio de los africanos en la diaspora,
me gustarIa considerar un ejemplo más. Este caso se deriva de cxcavaciones conducidas en la Plantación Seville, en la segunda mitad de la década de 1980. Con él es posible dc comprender los
cambios en la iocalización fisica y en la orientación de las aldeas
de esclavos y la transformacjón cultural de cara a un orden impuesto desde afuera.'8 Un estudio arqueologico conducido para
ubicar la villa de los esciavos en la Plantación Seville encontró datos que indicaban que los restos de la aldea de los afrojamaicanos
podIa, ser agrupada en dos conjuntos temporal y espacialmente
distintos, cada uno de los cuales correspondIa a la descripción
contenida en un mapa fechado en 1721, ô en otro de airededor
de 1780. La evidencia arqueológica indica claramente que los diferentes arreglos espaciales de los dos mapas reflejaban la realidad de la villa esciava en el momento en que fueron dibujados.
Comenzamos cuestionando por qué las aideas fueron movidas
cuando se hizo, y cuáies factores pudieron haber motivado la relocalización significativa indicada por los datos arqueológicos y
documentales. La excavación en la primera villa mostró que ci ordenado diseño de filas gemelas de casas frente al camino principal, que fue impuesto por ci amo al comienzo de la existencia de
la plantación, fue rápidamente reinterpretado por los residentes
de las casas. La evidencia arqueológica indica que las anteriores
paredes traseras sin aperturas fueron remodeladas, con. la adición
de puertas que permitlan el acceso a los patios traseros. Además,
las areas de patio eran ci centro de las actividades domésticas, incluidos la preparación y ci consumo de alimentos. Dichos patios
eran delineados con pocos artefactos, con mayor densidad en los
márgenes, lo que indica la práctica africana de ban-er ci piso raso
18
DOuglas V..Arrnstrong yKenneth G. Kelly. "Settlement Patterns.and the Origin
of African Jamaican Society: Seville Plantation, St. Ann's Bay, Jamaica". En:
Ethnohiskny. 47(2). 2000. pp. 369-397.
474
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
(desnudo), y no el esparcimiento de objetos sin uso del mundo
colonial angl6fono.19 Dada la reconocida importancia de los patios en muchas sociedades africanas, tanto como en el moderno e
histórico Jamaica, era claro que la rápida reinterpretación de espacios construidos par4 incluir areas de patio era una expresión
de la continuidad cultural entre los africanos.211
La evidencia presentada con la localización de la primera aldea, asI como el arreglo y la localización de la villa posterior, pueden también ofrecer pistas sobre las motivaciones en que se basaban las acciones tanto de los esclavos como del amo de la plantación. Es ampliamente reconocido que el plait de las plantaciones
se adaptaba, cuando era posible, a los modelos espaciales de eficiencia econ6mica.21 Las instalaciones de la plantación, que incluIan el molino de azücar y otras edificaciones industriales, eslaban localizadas en el centro, para maximizar la eficiencia y minimizar la pérdida de caña La residencia del encargado, capataz o
dueño, estaba tipicamente localizada contiguo a las industrias,
para reforzar la seguridad y la productividad del capital invertido
en ellas. Cuando era posible, las aldeas esciavas eran colocadas en
tierras rocosas y empinadas, para no ocupar tierras agrIcolas valiosas. En La Plantación Seville, ambas aldeas. africanas estaban
bien situadas, de acuerdo con el modelo recién descrito, pero La
locaIización de las primeras aldeas muestra algo más.
Cuando el sitio y la configuración de las primeras aldeas fueron examinados de cerca, pudimos notar que regIa un principio
adicional: la necesidad de observar y controlar la aldea africana.
Situando a las aldeas compactas y densamente pobladas a menos
de doscientos metros hacia arriba de la Gran Casa (residencia
principal de La plantación), y directamente en la iInea visual de
esa residencia, el administrador podia controlar las idas y venidas
de los obreros cautivos. Además, cuando se emplazaban, tanto a
19
20
21
Stanley South. Method and Theory in Historical Archaeology. New York: Academic
Press. 1977.
Douglas V. Armstrong. "The Mro-Jamaican House-Yard: An Archaeological
and Ethnohistorical Perspective". En: The Florida Journal of Anthropology. Special Publication 7. 1991. PP. 51-63.
Barry W. Higman. "The Spatial Economy ofJamaican Sugar Plantations: Cartographic Evidence from the Eighteenth and Nineteenth Centuries". En: Journal of Historical Geography. 13(1) 1987 pp 1719 BarryW Higman Jamaica
Surveyed Plantation Maps and Plans of the Eighteenth and Nineteenth Centuries
Kingston: Institute ofJamaica Publications. Jamaica. 1988.
475
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
los cañales como al complejo industrial, tenIan que pasar forzosamente por la Gran Casa, siempre bajo la mirada cuidadosa de su
amo. Las casas fueron diseñadas originalmente para que la gente
saliera hacia el camino principal, del cual ci amo tenIa una vista
sin obstáculos. Pero para principios del siglo XVIII, por medio de
la reinterpretación de los espacios construidos que se les habIan
adjudicado, los africanos pudieron resistir los intentos del, amo de
dominar todos los aspectos de su vida. Esta resistencia continuaba
expresándose a través del uso del espacio en la primera aldea, hasta que en algimn momento, probablemente entre 1770y 1780, una
serie de eventos externos a la comunidad africana conspiraron para permitirles la oportunidad de materializar su sentido de comunidad. Durante este tiempo, la plantación estaba frecuentemente
en ebullición. Varios propietarios murieron, uno tras otro, y los terrenos estaban bajo litigio judicial. También, aparentemente en
este perlodo, la primera aldea fue destruida por un huracán; seguramente algo grave sucedió, ya que por inventarios de la casa se
comprobó que esta cambió de dos plantas a una. Los africanos esclavizados aprovecharon los tiempos turbulentos para trasladar la
aldea hacia ci sitio mostrado en ci mapa de 1780, el cual corresponde a la segunda aldea en el plan arqueologico. Y al relocalizarIa, la organización social y cultural que regIa en la anterior fue
transplantada al nuevo asentamiento. La continuidad con respecto a la aldea anterior se notaba al seguir el concepto del patio de
la casa, ahora en una nueva situación caracterizada por mayor espacio entre las viviendas.22 La primera aldea continuó siendo importante para al menos algunos miembros de la comunidad africana, segün muestran algunos entierros en los pisos de las casas
abandonadas. Las personalidades y los diferentes rasgos de los
africanos son evidentes en la variedad de estilos arquitectónicos
empleados en las nuevas casas. Y la importancia de la familia o de
las relaciones afectivas se muestra en ci agrupamiento de casas en
un sitio airededor de un espacio central abierto, que ann hoy se
denomina "los comunes" (the commons).
AsI, la arqueologIa de la Plantación Seville ha ayudadô a conocer la experiencia africana de un sitio, en varios niveles. Com22
Douglas V. Armstrong. "The Afro-Jamaican House-Yard: An Archaeological
and Ethnohistorical Perspective". En: The Flori4a Journal ofAnthropology. Special Publication 7. 1991. pp. 51-63.
476
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
prendemos con mayor detalle la base material de la vida en una
gran hacienda de azücarjamaicana, y, al haber estado localizadas
esas. dos aldeas en distintos momentos históricos, podemos evaluar, en alguna medida, cómo fue cambiando la vida con el transcurso del tiempo, desde los inicios de la esciavitud en las plantaciones, hasta su maduración entre mediados y finales del siglo
xviii. En los resultados del estudio arqueologico se encuentran
ideas diferentes sobre la necesidad de supervision constante en la
plantación. Cuando las plantaciones eran un concepto nuevo para
los ingleses, la observación estrecha y constante era un elemento
central del planeamiento de ella, y más tardë, como la experiencia
fue mostrando que no era tan necesaria, se les permitIa a las aldeas esclav4s relocalizarse y reorganizarse, para acoplarse mejor y
reflejar su estructura interna que estaba en proceso de desarrollo
Además, ya que Jamaica ha sido el foco de varios estudios en
gran escala sobre la vida en las plantaciones y de cimarrones, la
habilidad para comparar y contrastar descubrimientos arqueológicos e histórcos de diferentes sitios es grande. Esto ha facilitado
la realización de análisis que señalan un nümero de factores relativamente constantes, tales como cosechas, tamaño y localización,
entre otros, y permite que las comparaciones entre los impactos
de diferentes estrategias gerenciales sean estudiadas mejor que
cuando se hacen entre islas, naciones o tiempos.23 La habilidad
para hacer estas comparaciones es importante y permite separarse de una perspectiva mucho más simplista en cuanto a la experiencia de la diaspora.
ArqueologIa de la diaspora
africana en Africa Occidental
El ejemplo especIfico de la Plantación Seville, asI como discusión general sobre la arqueologIa histórica en el Caribe angloparlante, apuntan al tipo de análisis y conocimiento que es posible lograr mediante el uso de la más amplia variedad de fuentes. Afirmo
que la arqueologIa en las regiones africanas involucradas en la
23
Kenneth G. Kelly. Slaves No More: An Archaeological GQmparison of Two Post Emancipation House Sites on Drax Hall and Seville State, St. Ann's, Jamaica. Sin publicar.
Tesis de MaestrIa. College of William and Mary. 1989.
477
Cátedra de Estudios de África y el Caribe
diaspora tiene aün mayor potencial para ampliar exitosamente
nuestros conocimientos, ya que ci perlodo precolonial de la histona de Africa Occidental esta aün menos documentado que ci Canbe. Un ejemplo se encuentra. en las sociedades de la bahIa de BenIn durante el perIodo del tráfico de esciavos en ci Atiántico. AhI
hay un registro documental, más rico de lo que se pudo anticipar
inicialmente, que ofrece una gran cantidad de información sobre
lo que ocurrIa a los comerci4ntes europeos en la region, y sus impresiones acerca de la polItica, la economIa, la organización social
y otros aspectos de las sociedades locales de la costa.24 Sin embargo,
es importante recordar que las interpretaciones derivadas de estas
fuentes se basan, necesariamente, en las impresiones de los autores
europeos de los documentos y que reflejan sus prejuicios. La cornprensión de las sociedades africanas solamente puede lograrse de
manera adecuada en toda su complejidad, si se toman en consideración todas las fuentes de información, y ésto incluye el estudio
arqueoiógico de los registros materiales de las acciones africánas.25
Esto se hace más evidente cuando ci foco de interés se mueve de
las sociedades costeras hacia adentro, a los pueblos que ocupan las
regiones interiores del Africa Occidental.26 En efecto, mucho del
interés actual en los estudios de la diaspora en America careçe de
un conocimiento básico de la cultura material de las sociedades
africanas que aportaron personas a la diaspora.27
24
25
26
27
Adam Jones. Brandenburg Sources for West African History; 1680-1700. Stuttgart:
Franz Steiner Verlag Wiesbaden GMBH. 1985; Robin Law. Correspondence from
the Royal African Company s Factories at Offra and Whydah on the Slave Coast of West
Africa in the Public Record Office London 1678 93 Edinburgh Centre of African
Studies Edinburgh University. 1989 Robin Law. The Slave Coast of West Africa
1550-1 750: The Impact of the Atlantic Slave Trade on an, African Society. Oxford:
Clarendon Press. 1991; Albert Van Dantzig. The Dutch and the Guinea Coast,
1674-1 742: A Collection of Documents frOm the General State Archive at the Hague.
Accra: Ghana Academy of Artsand.Sciences. 1978; y otros,
Christopher R. De Corse. "West African Archaeology and the Atlantic Slave
Trade?'. En: Slavery and Abolition. 12 (2).. 1991. pp. 92-96. Christopher R. De
Corse. "Oceans Apart: Research and Objectives in African and African-Amencan Archaeology". En: Theresa.Singleton (ed.). I, Too, Am America. Charlottesville: University of Virginia Press. 2000. pp. 132-155.
Merrick Posnansky y Christopher R., De Corse. "Historical Archaeology in SubSaharan Africa A Review En Historical Archaeology. 20(1) 1986 pp 114
1986; Christopher R. De Corse. "Culture Contact and Change in West Africa".
En: James G. Cusick (ed.). Studies in Culture Contact: Interaction, Culture Change,
and Archaeology. Carbondale, iL: Center for Archaeological Investigations, Southern Illihois University. 1998. pp 358-377.
Christopher R. DeCorse. "Oceans Apart: Research and Objectives in African
and African-American Archaeology". En: Theresa Singleton (ed.) I, Too, Am
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También es importante el uso de datos arqueológicos para
desarrollar una apreciación de las maneras en que las sociedades
africanas han cambiado, durante los quinientos años de contacto
europeo.28 Esta también es una forma legItima para investigar la
diaspora. Con demasiada frecuencia basarnos nuestras interpretaciones del desarrollo social y politico de Africa a partir de los recuentos que se hicieron sobre el pasado en los siglos XIX e inicios
del XX. Pero, silas sociedades europeas y los africanos en la diáspora han cambiado durante los ültimos quinientos años, entonces también tenemos que buscar tales cambios en la misma Africa. La arqueologIa tiene el potencial de contribuir a despejar toda una gama de interrogantes, desde la rapidez con que han penetrado nuevos alimentos,29 hasta el grado en que las ocupacionwrica, Charlottesville: University ofVirginia Press. 2000. pp. 132-155.
Alexis B A Adande Recherche sur la capitale de 1 ancien Royaume d Alla
da". En: D. A. Kuevi, y Dola A. Aguigah (eds). Actesde la quinzaine de l'archéologte logolaise 10 Janvier-4 Fevrier. Vol NQ 1 Lome 1 Association Togolaise de la
Recherche Scientifique. 1989. pp. 103-116; Dola A. Aguigah. "Recherches archeologiques & historiques a Notse & Tado resultats & perspectives En D.
A Kuevi, and Dola A Aguigah (eds) Actes de la quznzazne de 1 archeoiogze togolaise
10Janvier-4 Février. Vol. N2 1. Lomé: l'Association Togolaise de la Recherche
Scientifique. 1989. pp. 46-65; Christopher R. Dc Corse. "Culture Contact, Contmuity, and Change on the Gold Coast AD 1400-1900" En African Archaeological Review 10. 1992. pp. 163-196. 1992; Christopher R. De corse. "Culture Contact and Change in West Africa." En James G Cusick (ed) En Studies in Culture Contact: InteractiOn, Culture Change, and Archaeology. Carbondale, it: Center
for Archaeological Investigations, Southern Illinois University. 1998. pp. 358377 Kenneth G Kelly. Transformation and Continuity in Sam a West African Trade Thwn: An Archaeological Investzgatzon of Culture Change on the Coast of Benin During the 17th and 18th Centuries. Tesis 4 e Doctorado. University of California,
Los Angeles. 1995; Kenneth G. Kelly. "The Archaeology of African-European
Interaction Investigating the Social roles of Trade Traders and the Use of
Space in the Seventeenth and Eighteenth Century Hueda Kingdom Republic
of Benin". En: World Archaeology. 28(3). 1997a. pp. 77-95; Kenneth G. Kelly.
"African History / African Archaeology: Towards an Understanding of the Social Consequences of European/African Trade in West Africa En Journal of
Archaeological Method and Theory 4(3/4). 1997. pp. 353-366; Kenneth G. Kelly.
"Long Distance Trade and State Formation: The Archaeology of the Hueda
State, Benin, West Africa". Ponencia presenteda en: 14th Biennial Conference of
the Society for Afri canist Archaeologists. NY, 1998; Ann B. Stahl. "Change and Continuityin the Banda Area, Ghana: The Direct Historical Approach". En: Journal of Field Archaeology. 21. 1994. pp. 181-203; Ann B. Stahl y Maria das Dores
Cruz. "Men and Women in a Market Economy: Gender and Craft PrOduction
in West Central Ghana ca. 1775-1995". In S. Kent (ed.) En: Gender in African
Prehistory. Walnut Creek, CA: Altamira Press 1998.
29 Stanley B. Alpern "The European Introduction of Crops into West Africa in
Precolonial Times". En: History in Africa. 19. 1992. pp. 13-43; Jean-Pierre
Chrétien. "The Historical Dimension of Alimentary Practices in Africa". En:
Diogenes. 144. 1989. pp. 92-115.
28
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nes y las artesanIas tradicionales fueron cambiadas por Ia importación de materiales baratos como el hierro y las telas.31 Los efectos demográficos sobre las regiones involucradas en el tráfico de
esciavos, asI como las respuestas locales establecidas para protegerse, también son interrOgantes a los cuales Ia arqueologIa puede contribuir significativamente con respuestas.
Un breve ejemplo de Togo puede ayudar a ilustrar lo vasto
de los efectos de Ia diaspora en sociedades de Africa Occidental.31
En las regiones montañosas ubicadas a lo largo de Ia costa de Ia
frontera entre Ghana y Togo, al oeste del pueblo de Kpalimé, Ia
evidencia arqueológica puede mostrarnos algo sobre el impacto
de Ia diaspora africana en una sociedad remota y de pequeña escala. AhI, entre las aldeas de los Ahlon, Tinepé, pude localizar un
sistema de zanja y muro que rodeaba a Ia comunidad. No es grande, unos cientos de metros en diárnetro, y zanjas con una profundidad original probable de dos metros, y un muro de Ia misma a!tura. Como parte del estudio, pasamos algün tiempo con eljefe y
su lingüista, buscando historias que pudieran ayudar a explicar su
presencia. Lo que supimos fue que la zanja y Ia pared habIan sido
construidas aproximadamente "diez jefes atrás", para proteger Ia
aldea de una serpiente gigante. No fue difIcil escuchar esa histona y ver Ia serpiente como una metáfora para referirse a las columnas de cazadores de esciavos y sus cautivos, destinados a Ia
costa atlántica y a los buques europeos que los transportaban
Mayor evidencia del impacto de Ia diaspora africana era visible en
las lomas que rodeaban a las aldeas Ahlon, en donde se habIan
construido extensas terrazas de piedra, pero que estaban en desuso.32 Estas terrazas abandonadas ofrecIan algñn conocimiento de
Ia manera en que Ia introducción de nuevos alimentos cambió
los requisitos de mano de obra. El maIz, extensamente cultivado
en la region, con su raIz poco profunda, no requiere del suelo
30
31
32
F. A. Iroko. "Les vestiges d'une ancienne industrie de metãllurgie du fer dans
Ia region d'Abomey". En: West Afri can Journal of Archaeology. 19. 1988. pp. 1-20;
Posnansky, Merrick "Traditional Cloth from the Ewe Heartland En History,
Design and Craft in West African Strip Woven Cloth Washington D C National
Museum of African Art. 1992. pp. 113-132.
D. A. Kuevi. "Vestiges et monuments ancienssur le Plateau de Danyi". En: D.
A. Kuevi and D. A. Aguigah (eds). Actes de Ia quinzaine de l'archéologie togolaise 10
Janvier-4Fevrier. Vol. NQ 1. Lomé: I'Association Togolaise de là Recherche
Scientifique. 1989. pp. 66-78.
D. A. Kuevi. Op. Cii. pp. 66-78.
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profundo laboriosamente creado a través de las terrazas, mientras
que los names cultivados, tIpicos de la region, si hubieran requerido de ellas. Esas terrazas también indican la conexiOn con la
diaspora africana. Huecos como escondites y tüneles miniaturas
excavados en ellas fueron construidos para que los agricultores,
aislados en sus campos, pudieran esconderse silos cazadores de
esciavos se acercaban a! lugar. Si tales respuestas a los cambios
obligados por ci comercio de esciavos son visibles a través de la
arqueologIa en asentamientos pequenos y remotos, entonces deben existir otras evidencias, quizás mayores, sobre las sociedades
más cercanamente asociadas con los comerciantes europeos.
Como ültimo ejemplo quisiera discutir brevemente el trabajo
que he venido dirigiendo en el sitio de Savi, capital de un pequeno estado Hueda, en la costa de la moderna nación de BenIn.33 El
estado Hueda tene una historia documental bien desarrollada, en
gran parte por Robin Law,34 y es contra estos antecedentes que se
pueden comparar los datos arqueológicos, para generar nuevas interpretaciones de las acciones de los Hueda durante finales del sir
glo xvuy principios del XVIII. El estado Hueda fue activo en ci trasiego de esciavos aproximadamente entre 1660 y 1727 Es curioso
que los Hueda alentaran acuvamente la presencia de multiples socios cOmerciales europeos, en contraste con los monopolios que
disfrutaron las naciones de los mercaderes europeos en otros sitios de la costa. Hay otros aspectos de la situación de los Hueda
que son inusuales. A diferencia de virtualmente cualquier otro
centro de comercio localizado en la costa, Savi se encontraba a
unos diez kilómetros tierra adentro, más allá de un sisterna de lagunas costeras que colocaban las viviendas de los europeos fuera
del alcance del apoyo que pudieran prestarles sus buques. Además, les prohibIan a los europeos que fortificaran sus viviendas y
los obligaban a ocupar habitacjones de construcción Hueda adyacentes al palacio distrital. La evidencia arqueologica de Savi reveló
la localización del complejo palaciego de los Hueda, separada del
resto de la villa por un sistema de zanjas, que, por lo demás, no se
registra en ningñn documento contemporáneo.35
Kenneth G. Kelly. 1995. Op. Cit. ; Kenneth G. Kelly. 1997 a. Op. Cit.; Kenneth
G. Kelly. 1997 b. Op. Cit. pp. 353366.
34 Robin Law. 1991 a. Op. Cit.
35 Kenneth G. Kelly. 1997 a. O. Cit. pp. 77-95.
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Lo que vemos a través de una lectura cuidadosa de los documentos históricos, combinada con los datos arqueológicos, es que
la sociedad Hueda estaba repleta de conflictos, especialmente en
lo relacionado con la presencia europea. Para comprender cómo
se negociaron esos conflictos, debemos saber cómo los Hueda entendIan a los europeos. Estos constituIan una entidad compleja
que, junto con 
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