MOD 4 58) 2532“DISPOSITIVOS GRUPALES Y PRODUCCIÓN DE

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MOD 4
58) 2532“DISPOSITIVOS GRUPALES Y PRODUCCIÓN DE SUBJETIVIDAD. ADOLESCENTES
EN CONDICIONES DE VULNERABILIDAD PSICOSOCIAL”Acuña, Amilkar, Lakonich, Posseto.
NUEVAS SUBJETIVIDADES
Habitamos una época caracterizada por el desfondamiento institucional y el consecuente
agotamiento del sentido de las prácticas sociales; la “solidez” se ha desvanecido. La declinación del
Estado Nación como metainstitución dadora de sentido ha sido desalojada por la lógica del mercado,
la fluidez; el mundo se volvió “desregulable”. La nueva dinámica social no opera ligando
simbólicamente a los agentes, el “desgarro y la fragmentación se transforman en vida cotidiana”.
En este contexto, los modos contemporáneos de producción de subjetividades ya no pueden ser
pensados con las categorías y representaciones del disciplinamiento estatal.
Caídos los sentidos totalizadores, adolescencia, por ejemplo, ya no remite a una representación mas
o menos estable, homogénea; nos encontramos con multiplicidades de adolescencias.
Las subjetividades adolescentes en condiciones de vulnerabilidad social se enfrentan además, con
otras dificultades. Castel señala que la vulnerabilidad social es una zona intermedia, inestable, los
grupos vulnerables están expuestos a riesgos de deterioro, pérdida o imposibilidad de acceso a los
procesos educativos, de salud, de trabajo, y a la fragilidad de los soportes de proximidad.
Las formas del sufrimiento adquieren variadas configuraciones: desligadura o fragilización vincular,
vivencias de desvalimiento, dificultad para imaginar e investir un futuro, sensación de impotencia,
dificultad para pensar, para sentir.
En los adolescentes, entonces, a la inestabilidad del contexto social desapuntalador se le sumará la
producida por el efecto del trabajo psíquico de transformación y recomposición identificatoria.
En los jóvenes y adolescentes de sectores de mayor vulnerabilidad, la figura que se nos
presenta para pensar las formas en que habitan ese espacio y tiempo nos remite al transitar del
patio manicomial. Figura vinculada a la metáfora del galpón.
En el patio manicomial nos encontramos ante la deambulación solitaria, sin sentido y sin sentidos. El
deambular es atemporal, no hay espera ni demora, no hay registro del antes ni del después. Hay
puro presente desarticulado; con dificultad de engarzarlo con el pasado (la experiencia) y la
proyección de un futuro (el proyecto).
Los mecanismos de exclusión, como el desapuntalamiento social, producen diversas afectaciones.
La angustia de no asignación está dada casi estructuralmente y se vehiculiza en muchas ocasiones
como puro acto.
La inscripción del lazo social es frágil, ya que estamos ante jóvenes que han estado expuestos
a repetidas situaciones de desamparo, des-auxilio desde su primera infancia.
Si los adultos significativos también están desvalidos, las tramas afectivas y dadoras de sentido
quedan debilitadas. Alteraciones que complejizan, en tanto el adolescente precisa encontrar algunos
referentes en los cuales apoyarse para poder realizar las recomposiciones identificatorias, libidinales
y vinculares.
Cuando los jóvenes deambulan en ese “patio” se producen cruces. El cruce es fugaz, es
instantáneo, parece no implicar intención para el intercambio; el otro muchas veces no puede ser
reconocido como semejante, es más bien el próximo; de ahí también la dificultad para desear la
búsqueda del encuentro.
Creemos, sin embargo, que no todo es desubjetivación, en los cruces pueden producirse
intentos de nuevas formas de lazo social.
PENSANDO MODOS DE INTERVENCIÓN
¿Cómo construir dispositivos de abordaje, que posibiliten modos de subjetivación a los adolescentes
que habitan en contexto de alta vulnerabilidad?¿Cómo producir afectación en condiciones de fluidez,
de cambio constante y dispersión social?¿Con qué recursos contamos?
Es importante establecer regularidades temporo-espaciales con reuniones coordinadas, crear
dispositivo, habitarlo y sostenerlo, crear presencia desde el coordinador. Lograr que se pueda
visibilizar un espacio donde encontrarnos y generar e/ todos condiciones para ser alojados, y que
pueda circular una demanda.
Se abre así un ámbito confiable para el surgimiento de la palabra, para la emergencia de
pensamiento. Producir condiciones para que surja “un acontecer” (Ulloa).
Pensamos la vincularidad como fundante en la subjetivación; trabajando con estos
adolescentes este supuesto se hace realidad, la necesidad del fortalecimiento de los vínculos sale al
cruce, es necesario producir algo ahí, en los cruces, movimiento operacional que en ocasiones
habilitará nuevas producciones de estar con otros.
Pensamos a los grupos como anudamientos transferenciales, y al Dispositivo Grupal como un
espacio intermediario, una zona de ilusión, en la que el adolescente puede descubrir su singularidad
fantasmática y recrear su grupalidad interna, realizando un trabajo elaborativo grupal, centrado en el
conocer y conocerse, en un interjuego fusión-discriminación.
Sostener los vínculos es parte de un trabajo permanente que se da en un día a día, o en un c/
vez que nos encontramos. Se hace necesario instituir cada vez el lugar del otro y el propio, así como
el código o reglas según las cuales se van a organizar las significaciones.
Trabajar por la vincularidad facilita enfrentarse con situaciones críticas, la producción de una
trama vincular entre varios, permitirá a c/u de los miembros del grupo ser hablante o hablado por
otros.
De este modo se apuntalarán, elaborarán duelos, trabajaran por el desasimiento parental,
creando un espacio apropiado para el surgimiento de la novedad. Kaes señalaba que, es a través de
las crisis, rupturas y suturas, apuntalamientos y desapuntalamientos que se constituye el sujeto.
El dispositivo de grupo de reflexión es una “red de sostén virtual que dará lugar a una
pertenencia más autónoma, a modo de un efecto aparentemente paradójico ligante-desligante:
sentirse perteneciente para poder individualizarse”.
La interdiscursividad y la polifonía de sentidos generaran pensamiento y producción de
nuevos sentidos.
La palabra no es la única vía de simbolización posible. Esta es posible también a través del
uso del propio cuerpo, de los sonidos y del dibujo, lo que implica desarrollar actividades creativas a
través del juego.
Diversas practicas pedagógicas y terapéuticas con niños, adolescentes y jóvenes habitantes
de comunidades con alta vulnerabilidad psicosocial, parten de la utilización de la expresión plástica,
la música y el baile, que convocan al encuentro con otros y posibilitan desde ahí, situaciones para
generar procesos de subjetivación.
En estos dispositivos no se parte, inicialmente de la palabra o de la reflexión grupal, pero sí de
la simbolización que proporciona el cuerpo y del estar con el otro. Selener nos plantea el carácter
transitoriamente protésico que puede ofrecer la presencia del otro, dando lugar a transformaciones
psíquicas.
Entendemos que el coordinador-copensor pondrá en marcha un dispositivo, fijará un mínimo
encuadre ordenador, habilitará un lugar, un tiempo, ofreciéndose como sostén, creación de cierta
situación de permanencia.
Si se dan condiciones de posibilidad para el encuentro, y contamos con el sostén del espacio
por parte de un profesional especializado, irá circulando –la palabra- que ingresando a una cadena
asociativa grupal, permita la circulación del deseo, una historización simbolizante, y la posibilidad de
investir un futuro. Posibilidades que emergen cuando habitamos las situaciones y, además, podemos
pensarlas. Adscribimos desde la experiencia que una operación que instaure sentido y componga
una situación resulta subjetivante, en el aquí y ahora, en esta situación.
El deambular errático en el patio manicomial parece darse hasta que pueda configurarse
activamente una situación, situación que recorte un tiempo y espacio con carácter subjetivante.
Es importante tener en cuenta que, frente al desfondamiento institucional esta operación ya no
depende de las instituciones sino de los agentes. Y esto nos interpela en nuestra condición de
coordinadores.
Si la fragmentación de sentidos, de tiempos y espacios produce nuevos sufrimientos, si las
vivencias predominantes son del orden del desamparo, de la anomia, el dispositivo tendrá que
habilitar condiciones para que pueda producirse el despliegue o armado de ligadura social, de
vincularidad y pensamiento. “Lo posible no tiene que ver con cómo se atraviesa un obstáculo, sino
con cómo el obstáculo condiciona el planteo inicial”
59) 14074 Pintos:
productivas”
“El hilo de Ariadna. Una aproximación a las formas
asociativas solidarias
El trabajo tiene como intención una puesta en debate de la problemática subjetividad-trabajo.
Intentos y resistencias colectivas ante procesos d resocialización progresiva. Uno de los objetivos
es aportar inteligibilidad a las situaciones de trabajo en formas solidarias productivas surgidas a
partir de sucesivas crisis en Argentina. En los últimos 20 años hay cantidad de notas y trabajos
sobre las empresas recuperadas y pocas investigaciones sociales acerca del trabajo en este tipo de
formas organizacionales.
Consideramos q la relación e/ la organización del trabajo y la producción subjetiva no es un bloque
rígido sino en permanente movimiento, abierto a las transformaciones, en un equilibrio/desequilibrio
constante. En este sentido su dinámica escapa a los propios investigadores q deben encontrar el
hilo de Ariadna q les permita salir del laberinto q éstas proponen.
Formas asociativas solidarias productivas
El objetivo de este trabajo es pensar cómo se instituyen las dimensiones subjetivas en las
situaciones colectivas q se indagan.
Más allá de las características singulares (a tener ene cuenta) es comprobable cómo las
intensidades específicas de una acción colectiva instalan modos de accionar impensados hasta ese
momento x sus protagonistas. Con esfuerzo y vacilaciones, en estas formas asociativas, la
horizontalidad, democracia directa y autogestión resultan sus signos distintivos.
Componen su potencia en acciones directas, en la no delegación representativa, en
horizontalidades autogestivas q toman en sus manos lo q hay q hacer y multiplican sus invenciones
políticas y subjetivas. Se caracterizan por:
Despliegue de:
 Capacidades asociativas
 Vínculos horizontales
 Obligaciones de pertenencia y reciprocidad
En ellas surgen:
 Mutua protección y ayuda a partir de fragilidades compartidas
 Lo solidario como posicionamiento subjetivo x haber afrontado vivencias intensas y difíciles.
Solidaridad q supone movilización de dimensiones valorativas vinculadas con identidades sociales,
cuyo valor está centrado en la interdependencia. Aporte de recursos propios y fortalezas para
mejorar lo común.
La meta manifiesta q les da origen está ligada al compartir, en un clima de confianza, respeto y
reconocimiento, la autogestión de la cadena de producción. Se conjugan lo fundante y la
continuidad en su carácter productivo, junto a la imperiosa necesidad de satisfacer junto a otros
necesidades básicas.
Así, resulta un objetivo central para su conformación, la construcción conjunta de una opción, el
sostenerse y crecer con todos-entre todos. Resulta central la apropiación del sentido de lo común y
del peso del otro en la toma de decisiones, autogestión y autoorganización.
Se observan gestiones funcionales en la situación de trabajo, con satisfacción q provoca
afianzamiento, motorizando la búsqueda de nuevos logros. Hay momentos en q transitan la
potencia de la creatividad e invención, la pertenencia y reconocimiento en construcción conjunta.
Las gestiones disfuncionales en la situación de trabajo, tienen la irrupción de la violencia, auto
agresión, distrés, fracturas en el tejido grupal. Se expresan a través de indiferencia y/o
vulnerabilidad.
Los problemas teóricos q estos nuevos emergentes plantean, los podemos organizar en relación a 4
grandes ejes:

1er eje ¿cómo surgieron, cuáles fueron sus condiciones de posibilidad, cómo se estructuran
como movimiento, bajo qué condiciones se organizan?

2do eje en torno a la producción de subjetividad de sus protagonistas ¿quiénes son los q
llevan adelante estas acciones? La importancia del rescate genealógico de historias laborales y de
lucha, en la vida de los trabajadores.

3er eje ¿qué expresan sus demandas en las sociedades donde se dllan, qué denotan en su
aparición?

4to eje ¿quiénes orientan/direccionan sus demandas, cuál es su relación con otros actores
de la sociedad, con el Estado y con los partidos políticos, cómo son los juegos de poder?
De la mano de estas preguntas han aparecido, junto a perspectivas clásicas respecto a la acción
colectiva, una importante variedad de enfoques analíticos, caracterizados x una creciente utilización
de herramientas conceptuales diversas. Así, se observa una fuerte tendencia a la aparición de
nuevas configuraciones teóricas q reorganizan y retoman conceptos de diversas tradiciones de ≠
disciplinas, realizando combinaciones q en la mayoría de los casos solo ofrecen explicaciones
parcializadas de estas nuevas formas de organización social y q en otros casos conducen a
eclecticismos teóricos de escasa capacidad analítica.
La búsqueda es responder: ¿cuáles son las dimensiones a explorar en las formas productivas
solidarias en la Argentina contemporánea?
El dispositivo de intervención
Entendemos al dispositivo metodológico abierto a los problemas q la investigación va proponiendo
donde la propia intervención es generadora de líneas de pensamiento conjunto.
Consideramos muy importante reflexionar sobre el carácter del proceso de investigación al q
estamos abocados. Partimos de pensar q las situaciones están desarmadas y se arman si uno las
puede habitar y puede hacer una composición por asociación. El ángulo metodológico nos invita a
pensar “en el cómo investigar”. Nos consideramos acompañantes del devenir de estos colectivos,
comprometidos en el trabajo de historiar, difundir, con riguroso análisis sus testimonios.
Para ello es imprescindible un trabajo de reflexión semanal, con encuadre fijo, del grupo de
investigación acerca de condiciones de posibilidad para la investigación-acción. Inauguramos el
ejercicio de escribir lo q piensa y siente c/u y socializarlo al interior del grupo.
Las herencias positivistas y el discurso académico hegemónico hacen obstáculo. Para resolverlo el
grupo puso en debate apartarse de la artificialidad de situaciones experimentales y cuestionarios,
de definiciones y teorías inviables, de categorías y conceptos previa// armados, de describir leyes,
de aceptar la ausencia de verdaderas teorías en este campo.
Para ello ideamos encuentros; condiciones y puntos de partida del dispositivo. Intervenir sobre las
condiciones, abiertos al diálogo, trabajando al límite de lo q sabemos, aportando conocimientos y un
saber acerca de dispositivos y diseños, con la puesta a prueba de conceptos, nociones y capacidad
de lectura con el dispositivo en acción.
Los dispositivos q nos proponemos marcan posiciones y disposiciones, escenarios posibles de
intervención. Esta complejización a la q hacemos referencia tiene q ver con q en las condiciones
sociales actuales los encuentros q vamos teniendo tienden a constituirse en espacio-soporte q
permiten a partir de la construcción de lazos el relanzamiento del deseo x la vía del proyecto
identificatorio, trabajando la resignación y la ilusión pasivizante, favoreciendo la realización de
acciones específicas q faciliten las condiciones del trabajo a realizar y la elaboración de un mundo
pulsional deseante inscripto en la cultura.
66) 14075 El Dispositivo de Intervención: Grupo de Discusión
Dispositivo: artificio estratégico, creado para provocar determinados efectos, conseguir determinados
objetivos, a través de determinadas prácticas.
El objetivo principal sería crear un espacio grupal en el que se promueve la discusión de material
teórico y el intercambio entre los miembros.
Se trata de evitar la transmisión inidireccional de lo que es así; dispone las condiciones para crear un
espacio donde el intercambio respetuoso y diferenciado sea posible
Con el fin de hacer visible el despliegue de los distintos atravesamientos.
La intervención del coordinador es a partir de los discursos de los miembros, para facilitar el
pensamiento conjunto acerca de momentos del acontecer grupal y discusiń del material a trabajar.
Es una función privilegiada favorecer la diferenciación, a nivel simbólico, en pos de uno de los
objetivos: desprenderse del efecto masa del grupo.
Se trata de crear condiciones de posibilidad para hacer del tema un problema
Abrir posibildades de pensar, en el sentido de alterar, como alteración subjetiva.
Provocar aperturas, no clausurar el pensamiento. Pensar en las insistencias, pensar en la trama.
Se tenderá a promover la discusión, interrogando, cuenstionando, molestando allí donde se siente
“comodidad” en relación al conocimiento-saber.
Se intervendrá sobre los obstáculos a la tarea y conceptualizar la propia experiencia grupal..
El marco de las intervenciones estará dado por la posibilidad de encontrar un equilibrio entre
intervenir sobre alguna cuestión que obstaculiza la tarea y la posibilidad de tolerar los momentos de
confusión, de desapoyatura en términos de hostilidad.
Coordinar implica, por un lado poner en marcha el dispositivo, por el otro habitarlo.
Esto exige contar con un bagaje teórico y un acto de renuncia.
Pensamos a los grupos como espacios privilegiados para el despliegue de la subjetividad, por lo que
una de sus características será la multidimensionalidad, entendida como la presencia simultánea de
múltiples organizadores, líneas de significación, atravesamientos.
El soporte subjetivo del grupo será un sujeto escindido, cuyo psiquismo presenta diferentes planos y
no de ellos es inconciente: producto del vínculo con el otro y por lo tanto representacional, histórico y
singular. Este sujeto será el producto de un proceso de construcción-producción siempre inacabado,
atravesado por un orden simbólico y sobredeterminado por inscripciones históricas y deseantes, lo
que lo constituye inevitablemente y lo definen como sujeto de época.
Aparece en el grupo el despliegue de lo inconciente, la polaridad tensional (bernard)
Aquello que no puede ser conceptualizado por ser inconciente, aparecerá desplegado a través de
una escena grupal.
Al momento de coordinar, será necesario escuchar pero también ver.
Asumimos la necesidad de un acto de renuncia, en cada uno de los encuentros, renuncia a hacer de
la experiencia vincular un modo de predicar teoría, a cambio de promover un movimiento de teorizar
la práctica.
Características de esta subjetividad epocal:

Sujetos privatizados, en los que se percibe una disminución de la cosa pública.

Disolución del proyecto de pertenencia colectiva y ponderación de la consecución del bien
propio.

Un sujeto eminentemente consumidor de sensaciones, de técnicas, de teorías, de productos,
en tanto de utilidad para conseguir más sensaciones.

Dispersión, desligadura, fragmentación junto con la cuestión de la aceleración en relación a la
dimensión temporal.
El dispositivo grupal es una apuesta a la búsqueda de múltiples significaciones sobre el actuar, el
decir, el pensar, problematizar-se, interrogar-se, en un trabajo de elucidación crítica: “pensar lo que
se hace y saber lo que se piensa” (Castoriadis) en búsqueda de producción de pensamiento que sólo
puede realizarse con y entre otros.
Creatividad del coordinador para implementar tareas diferentes.
67) 24001 Trabajando en y con grupos. Vínculo y herramientas. Lucia Edelman y Diana
Kordon (24001)
Intervenciones del terapeuta y del coordinador de grupo
Consideraciones generales
Para ocuparnos de neutras intervenciones tenemos que tener en cuenta que estas comienzan aún
antes de que se configure el trabajo grupal como tal. Cómo somos convocados o cómo convocamos
a la formación del grupo, qué tipo de dispositivo elegimos implementar, ya implica una intervención.
Nuestras intervenciones son producto de un trabajo de construcción común entre el o los
coordinadores y los miembros del grupo, producto de un trabajo intersubjetivo, que incluye el
reconocimiento de distintos saberes. Hay, sin embargo, un plus en las intervenciones, imposible de
catalogar o prescribir. Depende de la subjetividad del coordinador y del vínculo que se configura. Si
bien tienen una apoyatura en el posicionamiento conceptual, conservan mucho de “arte” o intuición
en cuanto al contenido, oportunidad y creatividad, de quien ejerce dicha función. Es deseable que las
intervenciones se correspondan con una interpretación conceptual de lo que ocurre en el grupo.
Consideramos imprescindible que los terapeutas o coordinadores sostengamos el estado de
interrogación frente a nuestros propios vsallajes y pongamos a trabajar y cuestionar teorías respecto
de sus propios movimientos constitutivos. El análisis de nuestra implicación tendría que acompañar
la elucidación de la transferencia y la contratranferencia. En nuestro caso partimos de una
concepción vincular del sujeto y el psiquismo. Nuestra atención está dirigida selectivamente a las
formaciones inter y transubjetivas, al desciframiento de la escena. En los grupos terapéuticos
también se dirige a los procesos psíquicos personales. E el dispositivo grupal se presenta siempre
una doble situación. En la trama vincular se reproducen, repiten, frecuentemente sin cc de ello,
conductas, modalidades de comunicación y discursos que son los que producen sufrimientos
subjetivos y/o dificultades en la vida personal y de relación. Pero por otro hay una interrogación
abierta, una búsqueda de rtas, un deseo de resolución novedosa. Nuestras intervenciones se
proponen visualizar y comprender lo que hace obstáculo y promover efectos de apertura a lo nuevo.
Las intervenciones en distintos dispositivos grupales tienen en común algunos aspectos, mientras
que otros son específicos de cada uno de ellos, pero en todos la tarea se centra en el trabajo
psíquico de estar en un vínculo. En cada dispositivo predomina un tipo específico de fantasmática,
sobre la cual intervenimos. Si nuestras intervenciones encuentran sintonía, se logra un registro de la
emocionalidad circulante en el vínculo. Nuestra presencia en el grupo despierta una particular
significación para sus miembros. Nuestra palabra es vivida como “palabra autorizada”. Además
tenemos que prestar atención a nuestro lenguaje no verbal, ya que nuestros gestos, actitudes,
miradas, pueden tener un efecto tan potente como las palabras. También tenemos que tener en
cuenta el tiempo que utilizamos para nuestras intervenciones. Desde ya, es importante una actitud
de flexibilidad, sustentada en una mirada y una escucha rigurosas de los distintos fenómenos
emergentes. Nuestras intervenciones son múltiples: contextualizaciones, señalamientos,
comentarios, cortes, preguntas, interpretaciones, descripciones de lo que vamos observando que
ayudan a contar con un texto común con el que se trabaja. “Interpretar es crear sentido, y postular
significaciones que no existen sino gracias a esta construcción común y nueva. Implica la búsqueda
de una transformación.” Esto amplia el concepto clásico de interpretación, ya que muchas
intervenciones pueden tener un valor interpretativo.
Cómo intervenimos ante algunos problemas que se presentan habitualmente.
Modalidad de comunicación.
Nuestras intervenciones van dirigidas a los contenidos y a la escena que se configura. A veces
coinciden contenido y escenificación, otras no. A veces el discurso plantea un conflicto neurótico,
que incluye el reconocimiento de los otros pero se da en el interior de una configuración en la que la
comunicación es estrictamente radial, es decir que cada uno de los miembros del grupo se dirige al
coordinador negando la existencia significativa de los otros. Nuestra intervención en este caso
prioriza la escena, apunta al tipo de comunicación, porque este expresa la verdadera dificultad. Si los
miembros logran modificar este modo de comunicación, pasar a una comunicación en red,
seguramente estarán en mejores condiciones de comprender los obstáculos en sus vínculos
interpersonales y los problemas que se derivan de los discursos manifiestos. Esta es una de las
más frecuentes dificultades técnicas. Aun en dispositivos grupales en los que se sostiene un fuerte
liderazgo del coordinador consideramos conveniente estimular la comunicación en red.
Eludir funciones de árbitro
En el imaginario grupal se espera del coordinador una función normativa o calificadora, de árbitro
que apruebe o sancione, en relación a los relatos como en los posicionamientos en el grupo. ¿Quién
tiene razón? Eludimos asumir estas funciones demandadas , en las cuales se nos intenta colocar
frecuentemente para definir lo que está bien o mal. Además de la comprensión que se espera del
coordinador debemos atender a diferentes registros en simultáneo: ser elegido, ser rechazado.
Reconocimiento en nuestra intervención del aporte de diversos modelos operacionales.
Una de las riquezas de los dispositivos grupales es la presencia, a partir de los distintos integrantes
del grupo, de diversos modelos operacionales, es decir, diversas maneras de encarar y resolver una
situación problemática. Una intervención dirigida a poner de relieve estos aportes permite legitimar la
importancia de la diversidad de posibilidades, a partir del peso específico que tiene la palabra del
coordinador.
Trabajo de subjetivación cuando se abordan temas generales.
En determinados momentos existe en el grupo una comunicación en red mientras se discuten temas
generales, con la característica de abordarlos eludiendo la resonancia subjetiva de esos temas en
cada uno de los miembros. Lo característico es el “se” en lugar del “mi”. La intervención, ya sea en
forma de pregunta o señalamiento, tenderá a facilitar la subjetivación.
Cómo intervenir
Generalmente, intervenimos en diferentes circunstancias, pero muy especialmente cuando
comprendemos la significación de una escena, cuando detectamos un punto de urgencia (en un
participante o vínculo) o cuando se presenta una situación que obstaculiza la tarea grupal. Ejemplos
de obstáculos que requieren intervención:
a) Exceso en la vivencia de ilusión o de la de frustración
b) Pérdida de continencia grupal, por una alteración del encuadre o por la emergencia de alguna
problemática que opera como un estímulo de tipo traumático
c) Ante un exceso de agresividad
d) Cuando hay un marcado monopolio (la intervención ideal es la que logra promover que los otros
miembros del grupo sean los que intervengan. Si la intervención se dirige al monopolista el efecto
puede ser reforzar el monopolio)
El manejo del silencio es complejo. Es importante tolerarlo y no llenar el aparente vacío con nuestras
palabras. Pero esto tiene un límite: en algunos momentos el silencio adquiere un carácter
desestructurante o persecutorio que justifica nuestra intervención.
Grupo de reflexión
De diferente manera y grado, se reflexiona sobre las fantasías, pactos y acuerdos, y sobre la
dramática y estructura de roles que de ellos derivan. Trabajamos también sobre la articulación de
dichos aspectos con los organizadores socioculturales, con las representaciones sociales, con las
variables institucionales y con los sistemas de ideales. Uno de los objetivos de la interpretación es el
de producir un cambio a partir de la comunicación que se hace a los miembros del grupo sobre la
articulación de la fantasmática con las representaciones sociales. Se ayuda a descubrir de qué
manera se articulan las representaciones sociales con las vivencias subjetivas. Se interpretan
diferentes niveles de fantasías, procurando evitar las interpretaciones vinculadas a la historia
personal. También tendemos a establecer la vinculación entre determinados afectos y las ideas cc o
no en que aquellos se apoyan, las motivaciones icc de ciertas actitudes. Según como sean
coordinados estos grupos se propiciará en mayor o menor grado la identidad por pertenencia o la
pertenencia discriminada. No es lo mismo el grupo de reflexión en una institución de formación que
uno con personas que han atravesado situaciones traumáticas o que sufren adicciones. En el primer
caso, la identidad por pertenencia es fundamentalmente un recurso defensivo que habría que
desmontar. En los otros es tb una modalidad defensiva, pero puede tener un sentido protector y es
necesario sostenerla. La misma situación puede considerarse cuando realizamos grupos para el
trabajo subjetivo ante situaciones de crisis social, en las que es importante ampliar las funciones de
apuntalamiento. Nuestra intervención se propone producir efectos de apertura. Pero hay que tener
en cuenta que a veces opera en el sentido de sutura. (Se dan ejemplos de diferentes grupos de
reflexión e intervenciones, páginas: 262, 263, 264, 265).
Esta secuencia pone en evidencia algunas características del proceso grupal: circula la información,
se producen fenómenos de catarsis, se comparte empáticamente, se confrontan modelos
operacionales y aparecen sentimientos encontrados frente a estímulos semejantes. A partir del
material verbal, se presenta una contradicción que a través de la autorregulación grupal y la
circulación de la función terapéutica tiende a resolverse. La movilidad de roles determina
precisamente esta circulación de la función terapéutica. Queda abierta en nuestra práctica la
realización o no de una devolución por parte de los coordinadores al finalizar una reunión. La
devolución produce un efecto de restablecimiento de una piel grupal. Sería un aporte de los
coordinadores al trabajo de ligadura, a la recomposición de una imagen de totalidad frente a las
vivencias de fragmentación. Tiene un efecto unificador, y en ese sentido, reduce la angustia. Puede
ser o no necesaria.
Grupo terapéutico con pacientes neuróticos
Las intervenciones del terapeuta tienen que tener en cuenta siempre que el grupo terapéutico está
dirigido a promover modificaciones en cada una de las personas que lo integran. Nuestra tarea está
dirigida a aliviar ese sufrimiento, facilitar el reconocimiento y abordaje de su conflictiva personal y
promover plasticidad y pertinencia de conductas. El grupo ofrece un anidamiento que permite el
crecimiento psíquico en el trabajo de la intersubjetividad. A diferencia de otros dispositivos, se
promueve la disolución de las identificaciones adhesivas a favor de la identidad discriminada. La
función interpretante no es sólo del terapeuta. Los compañeros de grupo tb pueden asumirla. Nos
inclinamos a considerar a la interpretación como Piera Auglanier, es decir, como producto de una
construcción común. La interpretación se dirige a la dramática, a la estructura de los roles y a los
contenidos que da cuenta de las fantasías originarias y secundarias y de los pactos y acuerdos icc.
La interpretación de dichas fantasías implica diferentes planos de intervención simultáneos. Es decir
que en este dispositivo, las interpretaciones reconocen diferentes niveles: las fantasías originarias,
las secundarias (que marcan el perfil, la estructura fantasmática individual, incompartible), lo
histórico-genérico individual y la estructura de roles superpuesta dada por la puesta en escena de lo
originario y secundario, esto último a través de la denominada resonancia fantasmática.
Consideramos que hay una cantidad de fantasías transindividuales que actúan como organizadoras
del proceso grupal y que no pueden ser solamente consideradas con la concepción clásica de
fantasías originarias, aunque en última instancia pueden remitirse a ellas. Ganan en complejidad y
comprensión si las consideramos en su relación con representaciones sociales, mitos de cada
cultura o incluso ideas y vivencias colectivas que tienen pregnancia en determinados momentos. Con
las nominación de fantasías originarias en la interpretación de éstas es necesario tener en cuenta al
irrupción particularmente en los momentos críticos, de la angustia de no asignación que abarca a
todos, incluso al terapeuta, por la pérdida o la falta de apuntalamiento en el cuerpo imaginario del
grupo. La “regresión” o puesta en escena de fantasías originarias o su predominancia en la
gramática grupal, tiene un sentido defensivo funcional. Cuando hay un nivel de funcionamiento más
discriminado, y todo contribuye a una escena donde son las fantasías secundarias las que están en
juego más predominantemente, y hay una estructura de roles más diferenciada, sostenida o no por el
contenido de lo que se dice, el terapeuta muestra los enlaces intersubjetivos, los fenómenos de
resonancia fantasmática y las fantasías secundarias que lo sostienen. La interpretación de la escena
a partir de las fantasías secundarias en juego apunta a una comprensión más abarcadora de las
diferentes conflictivas individuales y las modalidades vinculares que se ponen en movimiento. La
interpretación jugará un papel discriminador, que ayuda a que cada sujeto pueda sentirse
perteneciendo al grupo con cierto nivel de tensión crítica, sostenido en la vivencia de autonomía o
discriminación individual. Lo importante desde la función del terapeuta es discriminar si hay
subjetivación, es decir, si se habla de lo que pasa o de lo que le pasa a cada uno frente a esa
situación. En el primer caso, el funcionamiento es regresivo. La palabra está usada como cosa en sí.
En el segundo hay subjetivación, escucha de los otros, intercambio de información. No hay conflicto
en la estructura de roles. (Ejemplos de intervenciones, páginas: 271, 272, 273)
69)14082 Habitando los pasillos: grupos de sala de espera de quimioterapia .Asistencia a
pacientes oncológicos y condiciones de existencia en una cultura negadora de la enfermedad
y la muerte ( Groshaus )
La autora se pregunta qué pasa cuando alguien enferma?
Enfermar constituye una situación de crisis que cuestiona nuestro sentimiento de continuidad y
permanencia, que se presupone necesario para la identidad. La enfermedad irrumpe, siempre
sorprende inoportunamente, se instala desafiando, con la potencia de lo ajeno , nuestra intima
cotidianidad . altera el orden de previsiones rompiendo la ilusión de unidad , justicia y racionalidad
para el devenir.
El estatuto de la muerte en la actualidad: nuestra actualidad impide la muerte propia. Los discursos y
dispositivos que la tratan no hacen más que enajenarla. En nuestra época la muerte es innombrable.
Por lo tanto se intenta evitarla y ocultarla. Antaño era a lo natural presente y familiar. Se moría en la
casa, entre los suyos. La muerte propia era ocasión de una ceremonia ritual que el moribundo
precedía en medio de familiares y amigos
en las sociedades más industrializadas , la muerte ha ocupado el lugar de la sexualidad , como
interdicción mayor. Técnicamente admitimos que podemos morir , compramos seguros para
preservar a los nuestros de la miseria pero en realidad en el fondo de nosotros mismos nos sentimos
inmortales ´´esta exclusión se puede leer en un cambio de lugar , pues se produjo un
desplazamiento material del sitio de la muerte de la casa al hospital ; la iniciativa pasa del moribundo
y la familia , al médico y al equipo hospitalario . Así expropiada de su lugar, la muerte se enajena .
De esta manera los muertos resultaron expulsados de la circulación simbólica del grupo ``arrojados
cada vez más lejos del centro a la periferia
en nuestra idea de la vida dominan representaciones acerca de la acumulación de salud , juventud y
felicidad , y esto es lo natural , entonces la enfermedad la vejez y la muerte , pasan a ser lo
antinatural , por eso deben maquillarse , marginarse, no ser
Las sociedades tradicionales acompañaban y atendían al moribundo. Este era sujeto de una
experiencia, se lo escuchaba hasta el final. Hoy atendida y sostenida su supervivencia al máximo en
el intento de dominar a la muerte, se lo observa sin mirarlo, como mero objeto clínico. Arrebatado de
su ambiente familiar, su palabra carece de sentido y valor : se ha convertido en una cosa solitaria y
humillada , maquina biológica casi abolida.
La muerte así desnaturalizada y desafectada, desmentida, es reconocida como pura exterioridad: le
pasa siempre a los otros o a nadie .
así , si no se les habla ni se los escucha , podemos decir que han sufrido un proceso de
subjetivación de deshumanización .
La experiencia de ser desalojado del universo discursivo no se refiere a la incapacidad d pronunciar
palabra. El desalojado del universo de discurso ha dejado de ser sujeto de la enunciación. No puede
enunciar desde la primera persona gramatical yo. El autor sostiene que si la humanidad reside en la
articulación del viviente y el hablante , cuando se quiebra la articulación queda solo un viviente, una
vida desnuda (nuda vida) , una mera maquina biológica
Dispositivos que favorecen procesos de subjetivación:
Se construyó un dispositivo en el que propuso hacer hablar a los pacientes . de esta manera creo
condiciones para la enunciación , parte del testimonio para que la enfermedad y la muerte pudieran
ser nombradas .
lo que la mayoría de los pacientes padecen es de la actitud indiferente de los médico y enfermeros .
Ellos van a morir y sienten que no se les presta atención a ese asunto.
kubler Ross , recorre numerosas historias de pacientes , la crónica de las entrevistas , realizadas , de
los mecanismos de reacción que entran en funcionamiento durante una enfermedad mortal , le
permitió organizarlos en cinco fases 1) negación y aislamiento, 2)ira, 3)pacto, 4)depresión,
5)aceptación
Estas etapas se constituyen en un saber acerca del morir , del cómo hay que morir y que pasos dar .
Es un saber del morir de la muerte ajena. Desde allí para las intervenciones psicológicas es posible
interpretar al paciente y anticipar la significación de su morir. Desde la exterioridad de ese saber se
vacía de sentido la experiencia.
Los dispositivos de grupos en el hospital invitan a los pacientes a presentarse con nombre, así en la
interioridad del testimonio no hay espectadores, hay testigos. No hay lugar para la muerte ajena. la
muerte está ahí , entre nosotros , enriqueciendo e iluminando la vida activamente hasta que
finalmente se declare el agotamiento como clausura de una experiencia , de lo que ya ceso .
entonces en este dispositivo ocasión que devuelve la subjetividad perdida , es posible pensar lo que
acontece , nombrar e inscribir la experiencia , con la potencia que tiene el grupo , en su enlazar , en
su con-vivir y en su con-morir.
Resumen:
El trabajo clínico con pacientes oncológicos nos enfrenta con las diversas maneras en que nuestra
cultura intenta ocultar y negar la muerte.
la autora describe el proceso de deshumanización que sufren los pacientes gravemente enfermos .
Se reconocen en los procedimientos asistenciales aquellas operaciones que en la intención de curar
``hacen´´ y ´´ hablan ´´ para callar la voz de quien registra las señales del morir.
la autora se pregunta ¿ es posible crear las condiciones para que hable la voz callada por estos
dispositivos?
70)24000
Habitando los pasillos: grupos de sala de espera de quimioterapia .
Asistencia a pacientes oncológicos y condiciones de existencia en una cultura negadora de
la enfermedad y la muerte ( Groshaus 14082 )
La autora se pregunta qué pasa cuando alguien enferma?
Enfermar constituye una situación de crisis que cuestiona nuestro sentimiento de continuidad y
permanencia, que se presupone necesario para la identidad. La enfermedad irrumpe, siempre
sorprende inoportunamente, se instala desafiando, con la potencia de lo ajeno , nuestra intima
cotidianidad . altera el orden de previsiones rompiendo la ilusión de unidad , justicia y racionalidad
para el devenir.
El estatuto de la muerte en la actualidad: nuestra actualidad impide la muerte propia. Los discursos y
dispositivos que la tratan no hacen más que enajenarla. En nuestra época la muerte es innombrable.
Por lo tanto se intenta evitarla y ocultarla. Antaño era a lo natural presente y familiar. Se moría en la
casa, entre los suyos. La muerte propia era ocasión de una ceremonia ritual que el moribundo
precedía en medio de familiares y amigos
en las sociedades más industrializadas , la muerte ha ocupado el lugar de la sexualidad , como
interdicción mayor. Técnicamente admitimos que podemos morir , compramos seguros para
preservar a los nuestros de la miseria pero en realidad en el fondo de nosotros mismos nos sentimos
inmortales ´´esta exclusión se puede leer en un cambio de lugar , pues se produjo un
desplazamiento material del sitio de la muerte de la casa al hospital ; la iniciativa pasa del moribundo
y la familia , al médico y al equipo hospitalario . Así expropiada de su lugar, la muerte se enajena .
De esta manera los muertos resultaron expulsados de la circulación simbólica del grupo ``arrojados
cada vez más lejos del centro a la periferia
en nuestra idea de la vida dominan representaciones acerca de la acumulación de salud , juventud y
felicidad , y esto es lo natural , entonces la enfermedad la vejez y la muerte , pasan a ser lo
antinatural , por eso deben maquillarse , marginarse, no ser
Las sociedades tradicionales acompañaban y atendían al moribundo. Este era sujeto de una
experiencia, se lo escuchaba hasta el final. Hoy atendida y sostenida su supervivencia al máximo en
el intento de dominar a la muerte, se lo observa sin mirarlo, como mero objeto clínico. Arrebatado de
su ambiente familiar, su palabra carece de sentido y valor : se ha convertido en una cosa solitaria y
humillada , maquina biológica casi abolida.
La muerte así desnaturalizada y desafectada, desmentida, es reconocida como pura exterioridad: le
pasa siempre a los otros o a nadie .
así , si no se les habla ni se los escucha , podemos decir que han sufrido un proceso de
subjetivación de deshumanización .
La experiencia de ser desalojado del universo discursivo no se refiere a la incapacidad d pronunciar
palabra. El desalojado del universo de discurso ha dejado de ser sujeto de la enunciación. No puede
enunciar desde la primera persona gramatical yo. El autor sostiene que si la humanidad reside en la
articulación del viviente y el hablante , cuando se quiebra la articulación queda solo un viviente, una
vida desnuda (nuda vida) , una mera maquina biológica
Dispositivos que favorecen procesos de subjetivación:
Se construyó un dispositivo en el que propuso hacer hablar a los pacientes . de esta manera creo
condiciones para la enunciación , parte del testimonio para que la enfermedad y la muerte pudieran
ser nombradas .
lo que la mayoría de los pacientes padecen es de la actitud indiferente de los médico y enfermeros .
Ellos van a morir y sienten que no se les presta atención a ese asunto.
kubler Ross , recorre numerosas historias de pacientes , la crónica de las entrevistas , realizadas , de
los mecanismos de reacción que entran en funcionamiento durante una enfermedad mortal , le
permitió organizarlos en cinco fases 1) negación y aislamiento, 2)ira, 3)pacto, 4)depresión,
5)aceptación
Estas etapas se constituyen en un saber acerca del morir , del cómo hay que morir y que pasos dar .
Es un saber del morir de la muerte ajena. Desde allí para las intervenciones psicológicas es posible
interpretar al paciente y anticipar la significación de su morir. Desde la exterioridad de ese saber se
vacía de sentido la experiencia.
Los dispositivos de grupos en el hospital invitan a los pacientes a presentarse con nombre, así en la
interioridad del testimonio no hay espectadores, hay testigos. No hay lugar para la muerte ajena. la
muerte está ahí , entre nosotros , enriqueciendo e iluminando la vida activamente hasta que
finalmente se declare el agotamiento como clausura de una experiencia , de lo que ya ceso .
entonces en este dispositivo ocasión que devuelve la subjetividad perdida , es posible pensar lo que
acontece , nombrar e inscribir la experiencia , con la potencia que tiene el grupo , en su enlazar , en
su con-vivir y en su con-morir.
Resumen:
El trabajo clínico con pacientes oncológicos nos enfrenta con las diversas maneras en que nuestra
cultura intenta ocultar y negar la muerte.
la autora describe el proceso de deshumanización que sufren los pacientes gravemente enfermos .
Se reconocen en los procedimientos asistenciales aquellas operaciones que en la intención de curar
``hacen´´ y ´´ hablan ´´ para callar la voz de quien registra las señales del morir.
la autora se pregunta ¿ es posible crear las condiciones para que hable la voz callada por estos
dispositivos?
72) 2552 LOS GRUPOS Y LA DESTITUCIÓN INSTITUCIONAL Marta Lyda L'Hoste
NUEVAS CONDICIONES DE EXISTENCIA DE LOS AGRUPAMIENTOS
Parto de la premisa de que estamos viviendo tiempos de destitución radical de las formas y
sentidos sociales que encarnaban las instituciones y las subjetividades de la modernidad. Esta
destitución no es pensable como deformación o desorden que pasada la crisis se volverá al mismo
lugar. Se trata de una alteración radical de lo socio-histórico-subjetivo.
Bajo estas condiciones es relevante preguntarse cuáles serían las formas que dan existencia a los
agrupamientos. Venimos experimentado cambios en su sustancialidad ontológica que dan lugar a
otros caminos de constitución y habitabilidad.
Nos encontramos con obstáculos que no podemos captar con las categorías que nos proveían
nuestros saberes. Las posiciones de los expertos están interpeladas.
Se nos demanda intervenir en agrupamientos que se presentan en una multiplicidad de
realidades inesperadas, raras, diversas, anómalas, que no logramos hacer entrar en nuestros
habituales códigos y nos exigen instalarnos en el campo de trabajo sin garantías de lugar ni modo
de operación práctica. Nos hacemos preguntas para las que no tenemos respuestas ya
concebidas y nos sorprendemos ante la esterilidad de ciertos dispositivos y técnicas utilizadas. Estos
obstáculos exigen detenerse a nominar el problema y constituirse ahí de otro modo.
CONSTITUIR EL PROBLEMA
En la búsqueda de esta nominación proponemos un recorrido por situaciones que se nos han
presentado ante demandas de intervención de residencias en salud mental en hospitales públicos
Las expectativas y condiciones de producción laboral se han desvanecido provocando desolaciones.
El Hospital Público estaba tramado en Argentina en el acoplamiento con otras instituciones que, en
su conjunto, garantizaban a los ciudadanos el derecho a la salud y una formación y reconocimiento a
la idoneidad profesional. El Estado nacional daba consistencia a estas instituciones en cuanto
articulaba y unificaba sus sentidos. Esta es la dimensión nuclear que cumplía como meta institución
de las instituciones.
-
Nuestro punto de partida es señalar que el Estado nacional ha declinado ese lugar.
El suelo que ofrecía como articulador se ha desfondado, lo que arroja a las instituciones a la
fragmentación. El Estado actual carece de posibilidades de reproducción, la cual garantizaba su
estabilidad y su lugar meta institucional. Caído como marco y como código simbólico en sus
enunciados de fundamento, ¿cuál sería entonces la argamasa en que se organiza nuestra
experiencia social?
Otra es nuestra condición de época. Se ha destituido el paradigma de la consistencia por el
de la fluidez. Las formas sociales se configuran y reconfiguran velozmente, sin detenciones y en
condiciones inanticipables.
Este es el tiempo del dominio del mercado. Los parámetros del tiempo, la producción de verdad,
la legitimidad y las formas de articular el lazo social se han alterado sustancialmente. Caído este
articulador nuclear no hay lugares y nos resta habitar sus ruinas o producir operatorias que
resulten en nuevas existencias.
El mundo del trabajo opera en esta lógica de disolución de consistencias y, de hecho, todos
existimos bajo el modo de la superfluidad. No es que somos necesarios, sino que estamos caídos y
hay que trabajar todo el tiempo para hacerse necesario.
VOCES Y CLÍNICA DE LAS INTERVENCIONES
Las palabras de los residentes, presentan desoladamente el agotamiento de un modo de ser de las
instituciones en cuanto hoy no sostienen ni garantizan un orden simbólico. Nos enfrentamos a
intervenir en los efectos de esta situación.
En tiempos estatales decíamos que los grupos se producían en el entrecruzamiento de
inscripciones libidinales, vinculares, institucionales, políticas y sociales y eran a su vez la posibilidad
de visibilidad de las mismas. Elucidar estas implicaciones era nuestra tarea.
Recordemos que la fuerza estabilizadora del Estado-nación era garantía de reproducción y
naturalización de los instituidos y el trabajo de implicación la posibilidad de poner en acción las
fuerzas instituyentes.
En las condiciones socio históricas subjetivas actuales, los instituidos están caídos en su
operatividad y nos encontramos con que los grupos pueden constituirse o no. Esta situación nos
ha enfrentado a la inutilidad de ideas, dispositivos y tecnologías que nos instrumentaban. Ya no son
productivos. Esta carencia de estrategias para pensar lo que ocurre nos proyecta a la perplejidad
y al declive de nuestra propia subjetividad de expertos.
Las modalidades de estar en los agrupamientos son dispersas, disgregadas, fragmentadas,
carentes de un articulador simbólico común. No se traman lazos entre compañeros ni con la tarea
en un proyecto profesional que aúnen una puesta de algo común: “entra a este hospital, que haces
lo que querés”. “La residencia es lo que para cada uno es”.
Los cuerpos amontonados van armando formas de operar caracterizadas por la dispersión
en sus prácticas. Proyectados a su aislamiento, todos opinan, pero nadie se siente responsable
de lo que enuncia; habla uno, después otro, se arma una serialidad que presenta las subjetividades
desvinculadas. }
“Yo no te jodo y vos no me jodés”. No hay legalidad ni responsabilidad compartida.
Podríamos nominarlas nudas prácticas en cuanto no inscriben sentidos comunes.
Pensamos a esta modalidad de conexión como presentación de las condiciones
estatales rotas y del carácter superfluo de las personas que ha borrado la posibilidad de un devenir
temporal a proyectar. “Total es trabajo rentado por cuatro años, después te dan una patada”.
Nos
encontramos con quejas, silencios indiferentes,
impotencias,
denuncias,
desconocimientos de las jerarquías y diferenciaciones en cuanto requieren jefes que luego no
reconocen.
Consideramos que estas voces presentan la alteración de una subjetividad que no interioriza ley
ni responsabilidad, lo que hace obstáculo para el cumplimiento de las propias reglas
convenidas. No hay reglas, sólo pactos. Asistimos a escenas que despliegan conflictos
interpersonales de rivalidades, desentendimientos, desestimaciones, acusaciones, en una dimensión
afectivista que no logra tope y proyecta a una proliferación de lo imaginario. A todas estas
formas de estar las llamamos el AMONTONAMIENTO DISGREGADO.
Estos agrupamientos presentan en lo fáctico una forma de operar, la del amontonamiento, que es
expresión de la configuración de nuevas subjetividades producidas en el vaciamiento de los
sentidos institucionales o de las viejas subjetividades estatales que resisten intentando apelar a las
significaciones caídas, lo que dramáticamente incrementa la impotencia.
¿CUÁL SERÍA EN LAS CONDICIONES ACTUALES, LA TAREA A REALIZAR?
No hay imposición institucional, los universos de sentido han declinado, nos desvitaliza la
dispersión. En el contexto de la dominación del mercado, la violencia disciplinaria sobre los cuerpos
ha sido sustituida por el desgarro que producen las prácticas desubjetivantes de la velocidad. No se
hace experiencia en la sustitución permanente de los objetos ni en los flujos de la exclusión.
Padecemos por la volatilidad de los agrupamientos. Dijimos que no hay regla sino pacto, lo
mismo le cabe al lazo social. Este cae, pues ya no hay semejantes a instaurar en cuanto no hay
tercería estatal. Las ligazones se realizan en un mundo predominantemente fragmentado y
contingente, donde los cuerpos desvinculados pierden sus bordes en la pura indeterminación.
Ante este desamparo, perplejidad y desolación, estamos exigidos a instaurar en cada encuentro
sentidos para el mismo. Esto implica tomar decisiones.
¿Cómo pensar los padecimientos y sufrimientos actuales? Demandan nuestra presencia como
analistas institucionales, como supervisores, como expertos en grupos, o como qué... Una
dispersión de sentidos marca lo impreciso tanto de nuestros bordes como los de ellos. Nuestra
subjetividad profesional está conmovida ante la caída de una transferencia de saber y de un
lugar instituido. Los sufrimientos que se nos presentan no están focalizados. Podemos distinguir
distintos grados de incomodidad y malestar en las relaciones interpersonales, con la organización
jerárquica y material del trabajo, con la tarea prescripta. Se evidencian letargos y aburrimientos ante
la sensación de impotencia y futilidad de transformar las cosas. A menudo parece reinar una
estupidez, en cuanto no hay espacio de pensamiento. Padecimiento de la indeterminación. Son la
presentación de vacíos. La modalidad es de dolores no muy visibles, ni muy conscientes que
se instalan y hacen cuerpo no armando una experiencia. Hemos llamado a estos malestares difusos
padecimientos.
Los procedimientos se dirigen a provocar afectaciones que conmuevan y hagan posible inscribir el
padecimiento en un sufrimiento que haga experiencia. Se trata de inventar operaciones que abran
posibilidad de salir del estado de amontonamiento a un hacer ser y hacerse en esa
circunstancia.
Nominamos subjetividad situacional a la que se compone en las operaciones de su hacer en
cuanto ahí puede pensar lo que no puede pensar en otro lado. A este quehacer de composición
es lo que llamamos trabajo de pensamiento vivo, no de conciencia, sino de un producirse. De este
modo, subjetivarse sería un encuentro en que se deviene otro del esperado o buscado. Es
ser afectado en el sentido de tocado, exigido a hacer algo y tomar decisiones.
¿QUÉ ACERCA DE NUESTROS PROCEDIMIENTOS?
Las herramientas de trabajo las vamos configurando de acuerdo con la producción del
problema de la situación a abordar. Necesitaremos hacer una reutilización estratégica de muchas
teorías y nociones que nos instrumentan. Las formas nuevas de ser y habitar el mundo sólo pueden
ser fundadas en la singularidad de cada situación en inmanencia. Si lo que hay son fragmentos,
nuestro problema es crear dispositivos que propicien componer ligaduras que cohesionen,
dispositivos que se sostengan en la acción y configuren un nosotros ante la ausencia de estructura y
de transferencia de saber, estrategias orientadas a generar condiciones para que cada colectivo
pueda ir produciendo sus propios sentidos.
Proponemos dos líneas estratégicas básicas de operatoria: la del agotamiento y la de la
confianza.
Llamamos operaciones del agotamiento a las dirigidas a fogonear la destitución subjetiva
de las significaciones estatales que siguen alojadas en las subjetividades aunque han dejado de
regir la vida social y reverberan y resisten en los agrupamientos. Inscriptas de esta forma
esterilizan tareas y melancolizan, redoblando sufrimientos. La posición de partida es operar con lo
que hay y no con los viejos supuestos de lo que debería ser, operar en lo que llamamos las
saturaciones y los vacíos de sentidos que desubjetivan. No evitar los vacíos, sino por el contrario
provocar los signos de los mismos. Otras veces son necesarias operaciones de historización,
haciendo el recorrido para discernir lo activo de lo agotado.
La segunda estrategia, que nominamos operaciones de confianza, apuesta a componer
con el agrupamiento un tipo de ligazón que cree condiciones para que allí se pueda pensar lo
que en otro lado no se podría. Implica una operatoria en que las subjetividades de los
intervinientes estén jugadas en el campo de manera tal que se pueda confiar en que ahí se
las va a encontrar. En tiempos de contingencia, operar apostando a la ligazón y la cohesión, da
existencia y constituye sujeto en el sentido que con su pensar-hacer inventa y hace ser nuevas
formas de estar con los otros. En la producción de actos de cohesión se funda lo común.
En los agrupamientos no hay trama de grupo pues, caídos los lazos sociales, los
organizadores psíquicos no tienen donde alojarse. Esos códigos que estaban ahí, precediendo a los
sujetos y ofreciendo materia simbólica, hoy fallan y no ofrecen sostén. La producción de los lazos
ha devenido entonces operación subjetiva, en cuanto las instituciones en su declive son
objetivaciones que no marcan las subjetividades y es necesario instaurar lo que nunca fue. Es un
hacer ser-hacerse en situación, no hay lugares establecidos, sino operatorias de existencia.
Trabajamos desde hace mucho con la idea de que lo convocante en los grupos es la tarea, el
ombligo donde se despliega lo simbólico. Ha sido apoyatura y sostén para el deslizamiento de lo
imaginario que produce la representación grupal estructurante del grupo. Ahora nos
preguntamos cuál es el devenir de esta operatoria si el ombligo convocante de los sentidos sociales
ha sido radicalmente alterado. Las voces de los residentes son elocuentes al respecto. La
tarea que se daba por supuesta era punto de partida de lo común; hoy no podemos suponerla
instalada desde el inicio con sentidos comunes, sino que habrá que producirlos en el encuentro.
Podríamos pensar que hoy lo diverso compuesto en la confianza es lo común, y no lo homogéneo o
identitario.
POSICIONAMIENTOS DE LOS OPERADORES
Nuestra función se va constituyendo en un oficio artesanal, que pasa por componer en
situación un copensamiento que arme en las marcas de ese hacerse ahí. Es un acto de
producción colectiva. La idea es intervenir sobre la forma fragmentada de operar del
amontonamiento, en la que el aislamiento y los discursos que no se tocan hacen su trabajo
para que nada cambie. Poder transformar los monólogos en diálogos. Componer y no
interpretar o transversalizar. Los caminos de la invención en estas circunstancias no son
hallazgos de la interpretación correcta, sino del pensamiento vivo haciendo ser- haciéndose.
La tarea no es fácil. Nos exige permeabilidad y decisión para dejar de ser "pertinentes" y destituir las
banderas, ideales y saberes que nos hacen obstáculo. Instaurar una función y un oficio que se
interrogue todo el tiempo sobre lo que hace y cómo lo hace, soportando la incertidumbre de la
indeterminación.
75) 2526
El grupo en tiempo de intemperie 2526
Este trabajo se basa en el cambio radical desde la modernidad al mundo globalizado, ha producido
una transformación a nivel subjetivo e institucional . esta concepción moderna se ha producido dice
el autor por un entramado de INSTITUCIONES, UNA RED CONFORMADA por el trabajo del
psiquismo humano que ha sido transmitido de generación en generación , y que desde entonces ha
devenido como algo natural , como algo ya dado .
intemperie: dira el autor que las certezas de la modernidad , verdaderas instituciones que con su
apuntalamiento dieron cabida a nuestro desarrollo psiquico y social , se agotaron como
consecuencia del agotamiento de la función meta-institución que ejercía el estado . La supremacía
de los intereses privados por sobre los colectivos , representado por el estado ha dado lugar a otra
realidad , vivida como siniestra y horror de la actual superfluidad .
Si bien el sujeto siempre estuvo amenazado en la modernidad por la alienación al grupo , a la
institución , al estado , pero su condición de sujeto NO estaba puesto en juego . Ya que el estado les
tenía un lugar asignado , una identidad les pertenecía . Había un apriori instituido por el cual ese
individuo estaba asignado a algo del conjunto y, en su efecto , estaban dadas las condiciones para
que luchara por otra asignación . Sobre la trama consistente del estado se jugaban los destinos
individuales y colectivos.//Perdida esta solidez , la amenaza para el individuo hoy es la dispersion , la
imposibilidad de consistir asi como también la imposibilidad de construir algo mas que un presente
el neoliberalismo occidental que se impone desde la decada del 70 , fue desplazando la
subjetividad ciudadana y generando la subjetividad consumidora. la logica consumidora busca
imponer , abarcando lo mas que pueda en tiempo y espacio , algo que corresponde a intereses que
no tienen ninguna trascendencia . Consiente de la contingencia de su deseo , opera en funcion de la
eficacia y se desentiende de toda otra pretension . Es un agente productor de superfluidad en tanto
va fluyendo indiferente a otro interes que el de encontrar consumidores , es un generador de lo
descartable , de lo necesario . a mayor FLUIDEZ, MAYOR SUPERFLUIDAD , MAYOR
INTEMPERIE.
galpones: este movimiento perpetuo promovido por el interés privado , hace que las otras
organizaciones-instituciones se transformen en lo que llamamos GALPONES, la figura del galpón
(poner muchas cosas diferentes en un galpón) permite comprender en que han devenido los lazos
entre los elementos de distinto orden de las organizaciones . Esos lazos que daban sentido de
conjunto integrando los distintos estamentos de las organizaciones, estaban sostenidos por
categorías de valor fundadas en significaciones sociales. Disueltos esos lazos , los elementos de
la organización quedan sueltos , perdiendo sus relaciones de sentido
Esos galpones, espacios fragmentados de las organizaciones, no aseguran de antemano
continencia, ni pertenencia , así como tampoco exigen esta pertinencia a quienes están en ellos. Así
quiero decir que tanto las organizaciones como las instituciones hoy NO ESTAN DADAS DE
ANTEMANO, si bien algunas conservan la apariencia de lo que fueron, están inevitablemente
acosadas por una tendencia a la fragmentación .
El ciudadano se movía antes entre espacios significativos , dadores de identidad y en función de un
proyecto , compartido por parte o por toda la comunidad ,
las organizaciones , eran los espacios en los cuales tramitábamos la concreción de esos proyectos
Rota la red institucional, la intemperie es más perceptible para el individuo que para las
organizaciones
el galpón no alcanza para cubrirnos de la intemperie , solo ofrece la materia para superar la
intemperie en el momento en que estamos en el , debemos trabajar esa materia para que la
cohesión se constituya y , ese mismo acto , podrá tener o no el valor de un acto de subjetivación.
En el devenir de un grupo habrá momentos de existencia producto del trabajo deseante de
sus actores y momentos de inexistencia o de puro galpón.
lo que nos preocupa acá es la cuestión acerca de si este modo de operar sobre lo real , esta
transformación posible y contingente de la intemperie , es capaz de devenir en situación subjetivante.
Pertenecer a un grupo, clase social o a una nación , daba entonces una identidad de grupo , era el
producto de una necesidad de afiliación ; identidad y alienación que podía ser vivida de la manera
más alienada y sincrética , tanto como con diferentes grados de autonomía . La autonomía devino un
patrón valorativo de las diferentes áreas de conducta a lo largo del desarrollo de los sujetos . El tipo
de relación de objeto no solo determinaría las identificaciones , sino que sería el referente de
vínculos posteriores . El sentimiento de pertenencia participaría de la posibilidad de investir.
Pertenencia también quedaba asociada a la idea de continente. Además de un individuo, un
grupo , una organización , una familia , se esperaba continuidad a su vez ligada a una evolución , un
desarrollo capaz de ser historizado , narrado sin mayores interrupciones
Desde el psicoanálisis la pertenencia es un sostén narcisista que ampara al sujeto. El
sentimiento de pertenencia se basa en la necesidad de estar incluido en un vínculo , que opera como
sostén frente a la vivencia de indeterminad e indefensión del individuo . Tiene dos vertientes, una
manifiesta adaptativa a la realidad, y otra imaginaria que se refiere a la necesidad de sentirse
protegido, contenido en un ambiente amparador´´
De esto dice el autor , se deduce que la pertenencia tiene un valor para la economía psíquica en
tanto apuntala sus referentes más primarios ya que ofrece códigos de parentesco y de lenguaje , así
como referentes identificatorios singulares ; pero también funda posibilidades de intercambio creativo
con otros y con el ambiente
Sin embargo no creo equivocarme si digo que la cualidad de la pertenencia ha variado
profundamente , y esa variación entiendo que tiene que ver con la perdida de consistencia de
las instituciones y su organizador básico , el estado .
Resumen:
La cualidad de la pertenencia ha variado profundamente como consecuencia de la perdida de
consistencia de las instituciones y su organizador básico, el estado. Todo lo que hacía a la ilusión de
inmovilidad, de marco de referencia, de orilla, se ha puesto en movimiento
El grupo no se ofrece como espacio preconcebido , no es preexistente , ni se sostiene como
representación con la misma cualidad que en medio consistente, no está sostenido más que
en su propia potencia. La variación de las prácticas sociales ha alterado la representación del
grupo. El factor pragmático está presente en todo tipo de agrupamiento. En los grupos
terapéuticos cuestiona el lugar de la transferencia como instrumento de trabajo y modifica la
densidad de la ilusión.
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