Subido por Pedro Caballero Membreño

Neurología de Pequeños Animales - Fitzmaurice, Susan

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Table of Contents
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Front matter
Dedicación
Copyright
Introducción
Nota del autor
Agradecimientos
1. Obtención de la historia clínica
2. La exploración neurológica
3. Localización de lesiones
4. Alteración del estado mental
5. Traumatismo craneal
6. Encefalopatía metabólica
7. Encefalopatía metabólica
8. Encefalopatía metabólica
9. Meningoencefalitis granulomatosa
10. Alteraciones de la conducta
11. Pérdida de hábitos higiénicos aprendidos
12. Defecación
13. Aspectos psicológicos
14. Quiste aracnoideo intracraneal
15. Agresión
16. Convulsiones
17. Tumor craneal
18. Meningioma
19. Hemorragia cerebral
20. Hidrocefalia
21. Epilepsia idiopática
22. Alteración postictal de la conducta
23. Ceguera
24. Control del diámetro de la pupila
25. Alteración de la función pupilar
26. Secreciones
27. Alteración de la posición y el movimiento de los párpados
28. Síndrome de Horner
29. Parálisis facial idiopática
30. Mandíbula caída
31. Enfermedad del oído medio
32. Infección intracraneal otogénica
33. Sordera
34. Estornudos
35. Tos
36. Cambios en la voz y la deglución
37. La marcha
38. MNS
39. MNS
40. MNS
41. MNS
42. MNS
43. Paresia y parálisis de MNI
44. Paresia y parálisis de MNI
45. Paresia y parálisis de MNI
46. Paresia y parálisis de MNI
47. Ataxia
48. Ataxia
49. Ataxia
50. Cojera
51. Cojera
52. Cojera
53. Cojera
54. Postura
55. Tortícolis
56. Colapso
57. Equilibrio
58. Pérdida del equilibrio
59. Ataxia truncal
60. Ventroflexión del cuello
61. Tono muscular
62. Temblor
63. Tétanos
64. Hipocalcemia
65. Trismo
66. Atrofia bilateral de los músculos masticadores
67. Atrofia unilateral de los músculos masticadores
68. Dolor
69. Dolor de cuello
70. Meningitis en perros de razas grandes
71. Enfermedad retroperitoneal
72. Rascado
73. Incontinencia urinaria
74. Ausencia de intento miccional
75. Goteo o pérdida de orina
PEM (preguntas de elección múltiple)
PEM: Respuestas
1 APÉNDICE. Abreviaturas
2APÉNDICE. Líquido cefalorraquídeo y sistema ventricular
3 APÉNDICE. Obtención de LCR
4 APÉNDICE. Análisis de LCR
5 APÉNDICE. Imagen del sistema nervioso
6 APÉNDICE. Neuropatología
7 APÉNDICE. Derivación de un paciente
Lecturas recomendadas
Índice alfabético
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SOLUCIONES SAUNDERS EN LA
PRÁCTICA VETERINARIA
Neurología de pequeños animales
SOLUCIONES SAUNDERS EN LA
PRÁCTICA VETERINARIA
Neurología de pequeños animales
Editor de la colección: Fred Nind BVM&S, MRCVS
Susan N. Fitzmaurice
BVSc DipACVIM(Neurology) DipECVN MRCVS
Con la colaboración de
Edward Friend BVetMed CertSAS MRCVS
Dedicación
DEDICADO A Mis padres
Copyright
Edición en español de la primera edición de la obra original en inglés
Small Animal Neurology
Copyright © MMX Elsevier Limited. All rights reserved.
Revisión científica:
Dr. Fidel San Román
Catedrático de Cirugía. Departamento de Medicina y Cirugía Animal
Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid
© 2011 Elsevier España, S.L.
Travessera de Gràcia, 17-21 – 08021 Barcelona, España
Fotocopiar es un delito. (Art. 270 C.P.)
Para que existan libros es necesario el trabajo de un importante colectivo (autores, traductores,
dibujantes, correctores, impresores, editores…). El principal beneficiario de ese esfuerzo es el lector
que aprovecha su contenido.
Quien fotocopia un libro, en las circunstancias previstas por la ley, delinque y contribuye a la «no»
existencia de nuevas ediciones. Además, a corto plazo, encarece el precio de las ya existentes.
Este libro está legalmente protegido por los derechos de propiedad intelectual. Cualquier uso, fuera
de los límites establecidos por la legislación vigente, sin el consentimiento del editor, es ilegal. Esto
se aplica en particular a la reproducción, fotocopia, traducción, grabación o cualquier otro sistema
de recuperación de almacenaje de información.
ISBN edición original: 978-0-7020-2911-0
ISBN edición española: 978-84-8086-756-6
Traducción y producción editorial: Diorki Servicios Integrales de Edición
Advertencia
La veterinaria es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precauciones de
seguridad estándar, a medida que aumenten nuestros conocimientos gracias a la investigación
básica y clínica habrá que introducir cambios en los tratamientos y en los fármacos. En
consecuencia, se recomienda a los lectores que analicen los últimos datos aportados por los
fabricantes sobre cada fármaco para comprobar la dosis recomendada, la vía y duración de la
administración y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del médico determinar
la dosis y el tratamiento más indicado para cada paciente en función de su experiencia y del
conocimiento de cada caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen responsabilidad
alguna por los daños que pudieran generarse a personas o propiedades como consecuencia
del contenido de esta obra.
El editor
Introducción
Fred Nind
Editor de la colección
La colección Soluciones Saunders en la Práctica Veterinaria representa una nueva variedad de libros
de texto que se convertirán en una minibiblioteca durante los próximos años que abarcará las
principales disciplinas de la práctica veterinaria en el ámbito de los animales de compañía.
No está dentro de la intención de los autores cubrir todo lo conocido sobre cada tema. De hecho, los
libros de la colección Saunders no son obras de referencia al uso. Más bien tratan de proporcionar
información práctica sobre las enfermedades observadas con más frecuencia en un formato accesible
y basada en casos de la vida real. Abarcan desde cuadros rutinarios hasta los que requieren la
derivación al especialista. Estos libros ayudarán a los clínicos con intereses particulares en un tema y
a aquellos que preparan los exámenes de especialización. Los casos están ordenados por el signo de
presentación más que por la enfermedad subyacente, ya que es así como los verán en la práctica los
veterinarios.
Estos ejemplares también pueden ser interesantes para los estudiantes de Veterinaria en los últimos
cursos de su carrera, así como para el personal de enfermería veterinaria.
El programa de formación continuada británico (Continuing Professional Development, CPD) es
obligatorio para muchos veterinarios y una práctica recomendada para otros profesionales. La
colección Soluciones Saunders proporciona un recurso para el CPD económico que puede
compartirse con otros compañeros y usarse en todas partes. También provee a los siempre ocupados
veterinarios de un acceso rápido a información documentada sobre el diagnóstico y el tratamiento de
casos interesantes y desafiantes. La cubierta se ha diseñado especialmente resistente a las engorrosas
sustancias encontradas en las clínicas veterinarias, porque es ahí donde esperamos que se usen estos
libros.
Joyce Rodenhuis y Mary Seager han sido el motor de esta colección, y Robert Edwards ha
supervisado sus textos y la edición. Tanto el editor de la colección como cada uno de los autores les
están agradecidos por su previsión en la implementación de la colección y su asesoramiento y apoyo
indefectible durante la producción.
Neurología
Las enfermedades neurológicas pueden ser complejas, confusas e incluso terribles. En muchos de los
casos nos enfrentamos con uno de los pocos órganos en los que un grave compromiso de la función
es incompatible con la vida. Lo más fácil sería pensar que todos los casos son incurables. Este libro
demuestra que eso no tiene por qué ser así. En muchos pacientes existen tratamientos que pueden
proporcionar una aceptable calidad de vida.
Pero antes de seleccionar el tratamiento ha de establecerse un diagnóstico. El diagnóstico
neurológico se asienta sobre una exploración clínica lógica y minuciosa. Ninguno de los artilugios
electrónicos que existen podría proporcionar un diagnóstico sin ella. Este libro guiará al lector a
través de este proceso básico, indicará qué tipo de ayuda adicional pueden proporcionar los aparatos
electrónicos y, con suerte, demostrará que las enfermedades neurológicas no son tan terribles.
Incluso en aquellos casos en los que no exista otra salida, al menos sabrá por qué toma la solución
definitiva.
Nota del autor
Susan Fitzmaurice
Si no continúa leyendo, al menos tenga en cuenta estas tres cosas:
1. El diagnóstico de una enfermedad neurológica es barato y sólo requiere algo de observación e
interpretación (es decir, no hay excusa para no intentarlo).
2. La identificación de la enfermedad responsable de los signos neurológicos puede ser posible
observando la historia y los antecedentes del animal (es decir, la respuesta puede estar justo
delante).
3. Las pruebas de imagen del sistema nervioso nunca pueden sustituir la historia clínica ni la
exploración neurológica en el manejo de los casos (es decir, no se puede confiar sólo en la
tecnología).
La mayoría de la gente no puede hacer lo primero, no ha comprobado lo segundo y se encomienda a
lo tercero. Esta gente son los llamados clientes. El lector lo sabe mejor que nadie.
El objetivo de este libro es facilitar la identificación y la interpretación de los signos neurológicos
por parte de los que trabajan en la asistencia general. Está ordenado según la pauta que yo sigo
durante la investigación de un caso. Primero, preguntar a los propietarios. Segundo, examinar al
paciente. Después, localizar la lesión. Por último, si es necesario, realizar pruebas complementarias.
Las enfermedades neurológicas se describen de forma sucinta y a modo de ejemplo sobre cómo se
presentan los signos clínicos. Las pruebas diagnósticas se indican de forma resumida, ya que, si ha
llegado tan lejos en el diagnóstico del caso, debe pensar en acudir a textos más detallados sobre
patología clínica y radiología. He tratado de limitar la dosis de neuroanatomía porque ahuyenta a la
mayoría de los veterinarios de la neurología clínica, pero resulta difícil eliminar determinados
términos específicos sin correr el riesgo de enturbiar el mensaje.
La inmensa mayoría de los diagnósticos provienen de la historia y la exploración física, así que
compren este libro en lugar de un aparato de RM.
Agradecimientos
Quiero dar las gracias al catedrático Brian Farrow, de la School of Veterinary Medicine de la
Universidad de Sydney, cuyas enseñanzas me motivaron para seguir aprendiendo más neurología, y
al catedrático Sheldon Steinberg, de la School of Veterinary Medicine de la Universidad de
Pennsylvania, supervisor de mi residencia, que me mostró cómo hacerlo.
Agradezco el inmenso apoyo demostrado por el personal de enfermería con el que he trabajado a lo
largo de los años, y el de mis compañeros veterinarios en Wey Referrals y Vale Referrals. Dedico un
agradecimiento especial a los departamentos de Patología y Radiología de AHT, donde me
proporcionaron una ayuda incalculable con los casos neurológicos más llamativos a lo largo de los
años.
Nada habría sido posible sin que los veterinarios generales me derivaran a sus pacientes: os
agradezco que me confiarais los animales de vuestros clientes.
Gracias a Fred Nind por pedirme que escribiera algo breve y práctico sobre neurología de pequeños
animales para Elsevier, a Edward Friend por su colaboración en los capítulos 7 y 35 y, por último, a
Graeme por todo.
1. Obtención de la historia clínica
Introducción
Permitir que el cliente describa el problema sin interrumpirle constituye la manera más rápida de
recopilar todos los datos necesarios para una historia clínica completa. Hay que reconocer que, en
general, la información es ofrecida de manera desordenada, con detalles ajenos al problema o
incluso sin ningún tipo de detalles. Los aspectos planteados requerirán, sin duda, algún tipo de
aclaración. El uso de una plantilla para recopilar detalles resulta de gran ayuda para la memoria del
entrevistador y refleja los aspectos de interés en un orden lógico.
• No dar nunca por hecho que el cliente comprende la jerga médica.
• No dar tampoco por hecho que un diagnóstico anterior es correcto.
• Muchos clientes describen la orientación derecha e izquierda desde su punto de vista, mirando al
animal. Pídales que señalen el lado en el que han observado el problema o pregúnteles si se trata del
mismo lado que se muestra visiblemente afectado en ese momento.
Es necesaria cierta perseverancia. A nadie le gusta sentirse estúpido, de modo que tenga mucho tacto
a la hora de plantear las preguntas. Brinde al cliente tiempo suficiente, pero manteniendo siempre el
control de la situación. A veces los propietarios, cuando se les anima a relatar los hechos, repiten la
misma historia varias veces, ante lo cual es conveniente reorientarlos amablemente hacia una nueva
línea de preguntas. Pida información concreta si ésta no le es proporcionada de manera voluntaria,
pero evite las preguntas dirigidas que limitan las observaciones a las sugeridas por el examinador.
Escuche a todas las partes presentes en la sala de consulta, incluidos los niños. Es esencial obtener
una descripción de lo que el cliente ha visto u oído, no tanto su interpretación.
Ejemplo: Perro con convulsiones:
Cliente: «Mi perro se cayó por las escaleras y se golpeó la cabeza».
Veterinario: «¿Vio usted lo que ocurrió?»
Cliente: «No, pero oí un ruido y encontré al perro tirado en el suelo, golpeando la pared con las
patas».
Componentes de la historia clínica
Reseña del animal
Edad, sexo y raza del animal. La incidencia de muchas enfermedades se halla estrechamente ligada a
estos datos del paciente.
Anamnesis
Signo o grupo de signos que conducen a la consulta y razón por la cual el animal ha sido derivado.
Puede tratarse de un problema antiguo o de un problema presente en el momento de la exploración.
En general, la dolencia por la que el dueño acude a la consulta es el problema más reciente o
preocupante que ha sufrido el animal. Es posible que el propietario no comunique una enfermedad
clínica crónica, pero el veterinario no debe pasarla por alto. Las anomalías concurrentes afectan a las
decisiones clínicas, al pronóstico global y al desembolso económico, así como al cumplimiento por
parte del propietario.
Última vez que se mostró normal
Cuándo comenzó la sintomatología actual. Aclare, mediante preguntas al propietario, si el animal se
mostraba totalmente normal antes de ese momento.
Narración de la historia clínica
Descripción de las capacidades, las discapacidades, la salud general y la rutina diaria del animal.
Aclare el alcance de las capacidades del animal mediante preguntas específicas:
Fuerza/marcha/postura:
• ¿Puede subir/bajar escaleras?
• ¿Puede subir solo al coche?
• ¿Puede trepar por sí solo a los muebles?
• ¿Puede levantar la pata para orinar?
• ¿Puede mantener la posición de defecación (sin caerse)?
• ¿Puede aguantar un paseo con usted?
Estado mental:
• ¿Ha aprendido el animal hábitos higiénicos? ¿Se han encontrado restos de orina/heces en la casa?
¿Dónde? ¿Cuándo?
• ¿Responde a las órdenes?
• ¿Reconoce/saluda a personas/animales y ha cambiado su manera de relacionarse?
• ¿Trae juguetes específicos si se le pide?
• ¿Ha cambiado su patrón de sueño?
• ¿Cómo reacciona normalmente en la consulta del veterinario?
Consejo clínico
A no ser que se les pregunte de manera específica, los propietarios pueden no mencionar que
el animal ha orinado o defecado en casa. Los propietarios describen tal episodio como un
«accidente» y siguen afirmando que su mascota está educada en este sentido. De este modo el
veterinario pasa por alto un signo temprano de enfermedad cerebral, poliuria o incontinencia
fecal o trastorno psicológico. Merece la pena preguntar si el animal tiene los debidos hábitos
higiénicos en casa, pues ello demuestra que en alguna etapa de su vida ha sido capaz de
aprender y retener información.
Convulsiones:
• Fase preictal:
• ¿Se produce algún aviso? ¿Existe algún desencadenante?
• Descripción.
• Ictus:
• ¿Momento del día? Actividad del animal en el momento de presentarse las convulsiones o justo
antes de las mismas.
• Uno o múltiples.
• Duración.
• Frecuencia.
• Descripción: movimiento físico, estado mental, progresión del episodio, los episodios son
similares o variables.
• Fase postictal:
• ¿Cómo termina el ataque? Descripción de actividad/estado mental.
• Duración del período de recuperación, hasta que el animal vuelve a su estado mental y a su
actividad normales.
Progresión de los signos
• Mejoría, estabilización, empeoramiento, altibajos/carácter episódico/intermitente.
• Respuesta a reposo/ejercicio/momento del día/alimentación.
Pida al propietario que compare las condiciones del animal en el momento de la exploración con las
que mostraba en el momento de inicio de los signos, para hacerse mejor una idea de la progresión de
la enfermedad.
Consejo clínico
A veces un problema se ha prolongado tanto tiempo que los propietarios lo aceptan como
normal o asumen que «la avanzada edad» de su mascota es la responsable.
Tratamiento
• ¿Qué medicamentos han estado utilizando? Fechas de inicio y terminación. Grado de seguimiento
(compruebe la cantidad prescrita y pregunte cuánto ha sobrado).
• Niveles séricos a distintas dosis de anticonvulsivo.
• Respuesta al reposo físico. Aclare lo que significa para el propietario que el animal esté «en
reposo».
• Efectos secundarios observados: poliuria (PU), polidipsia (PD), polifagia (PF), jadeo, sedación,
hiperactividad, ataxia, vómitos, etc.
• Reacciones adversas: relacionadas con la dosis/idiosincrásicas.
• Suplementos dietéticos, homeopatía, terapias alternativas.
Historia pasada
• Posesión del animal por parte de su actual dueño. ¿Cuándo adquirió el propietario su perro?
¿Quién se lo proporcionó?
• ¿Algún traumatismo/enfermedad importante?
• ¿Ha existido algún problema anterior de la misma naturaleza? ¿Parecido o distinto?
Otros sistemas orgánicos
Es muy importante revisar la función de otros sistemas orgánicos. La enfermedad de otros sistemas
puede dar lugar a signos indicativos de trastorno neurológico primario (depresión/letargo,
intolerancia al ejercicio, debilidad, desplome, espasmo muscular, dolor).
Algunos propietarios consideran tal comprobación sistémica como una desviación irrelevante
respecto del problema principal, de modo que puede ser de ayuda introducir estas preguntas con un
breve comentario sobre la importancia de una revisión general de la salud del animal.
Pregunte al propietario si su mascota ha sufrido vómitos, diarrea, tos, estornudos o cualquier cambio
en el peso corporal. Si se refieren vómitos, pida una descripción de los mismos para determinar si el
problema real es la regurgitación. Cualquier alteración de la sed ha de ser cuantificada y comparada
con conductas previas. Variaciones en el apetito y en la capacidad de prensión y deglución de los
alimentos, así como alteraciones en la capacidad de micción y defecación, han de ser investigadas
mediante las pertinentes preguntas al propietario.
Rutina diaria
Es importante conocer qué papel desempeña el animal en la vida de su dueño, es decir, si se trata de
un perro de trabajo, de agility, de caza o de exhibición, o bien de la mascota de un anciano, pues ello
influirá en las expectativas del cliente y en las decisiones concernientes al tratamiento. En efecto, hay
que tener en cuenta, por ejemplo, que el propietario de un perro que vive en un bloque de pisos sin
ascensor no podrá salir de casa con su mascota paralítica. No es necesario preguntar muchos detalles
sobre las circunstancias de vida del propietario, pero acuérdese de hacer referencia a futuras
necesidades de tratamiento cuando formule sus preguntas.
• ¿Qué hace el animal durante el día?
• Ejercicio y alimentación: ¿cuándo y en qué cantidad?
• Grado de aprendizaje de hábitos de micción/defecación.
• Interacciones con otros animales/personas.
Viajes
La referencia a la realización de viajes en los antecedentes del animal ha de valorarse por la
posibilidad de enfermedades infecciosas saprofíticas, parasitarias o vehiculadas por vectores y que
no existen en el área en la que vive el cliente. Compruebe la exposición a otros animales en perreras
o criaderos.
Entorno
Los animales con pérdida crónica de visión pueden dar la impresión de desarrollar de forma súbita
ceguera cuando son trasladados a un lugar nuevo o al cambiar la disposición de los muebles en el
hogar. La sustitución de la moqueta por suelos de tarima resta capacidad de agarre al animal y puede
acentuar una ataxia o una debilidad hasta ese momento subclínica. Otros animales de la casa o del
criadero pueden estar afectados debido a factores hereditarios o ambientales (p. ej., alimento
compartido).
¿Algo más?
Esta estrategia de conversación ofrece al cliente la oportunidad de mencionar aspectos que puede que
no recordara o que le parecieran irrelevantes en la fase inicial de relato de la historia. Puede ser de
inestimable ayuda.
2. La exploración neurológica
La exploración de la función del sistema nervioso se lleva a cabo mediante observación, palpación e
inducción de reflejos y respuestas. En esta sección se explica la importancia de las pruebas y la
manera de realizarlas.
Cada parte de la exploración es una pieza de un rompecabezas (fig. 2.1). El cuadro queda claro una
vez que toda la información ha sido colocada en su lugar.
Figura 2.1 Material necesario para la exploración neurológica.
Consejo clínico
Cuanto más practique, más fácil le resultará.
Estado mental
Objetivo
Descubrir el grado de alerta mental y la calidad de la capacidad de respuesta.
Importancia
El estado de alerta mental se mantiene gracias a una red de neuronas existentes en el tronco del
encéfalo (SARA: sistema activador reticular ascendente), que se proyecta hacia el cerebro. El daño de
alguna de ellas altera el estado de alerta. Las enfermedades sistémicas suelen provocar una
disminución del estado de alerta, en ausencia de enfermedad neurológica estructural primaria. Las
acciones voluntarias parten del cerebro y se ven influidas por los patrones de conducta de la especie
animal y por el comportamiento impuesto por la condición de animal doméstico. Así pues, es
importante que el veterinario conozca la conducta normal en la especie y el grado de adiestramiento
(si existe) del animal. Un inadecuada reactividad al entorno indica un mal funcionamiento cerebral, o
bien un trastorno psicológico (fig. 2.2).
Figura 2.2 Sistema activador reticular ascendente (SARA).
Un estado mental deprimido puede alterar las respuestas. En sentido neurológico, una respuesta es
una acción que requiere un grado de aferencia desde el cerebro (v. acto reflejo). La respuesta a la
amenaza, la propiocepción y la percepción del dolor pueden estar ausentes o presentes de manera
inconstante y con un grado disminuido de alerta.
Exploración clínica
Observe al animal. Tome nota de cómo se desarrolla su interacción con otros animales y con las
personas en la sala de espera. Una vez en consulta, retire cualquier atadura al perro y permita que
deambule libremente por la sala de consulta, salvo si presenta pérdida de equilibrio, antecedentes de
traumatismo, parálisis o si existe posibilidad de agresión. Se puede hacer esto mientras se obtiene la
historia clínica. La mayoría de los perros investigan el nuevo entorno y después descansan, o se
dirigen de nuevo hacia su amo reclamando atención o bien intentan escapar de la sala de consulta. Si
se da esta última circunstancia, pida al dueño que sujete al animal. Si el perro se muestra
anormalmente tranquilo, o es excesivamente tímido, será conveniente pasear con el animal al aire
libre y observar si cambia su estado mental. Pregunte al propietario si la conducta observada es la
reacción normal del animal en la consulta veterinaria o en casa.
La mayoría de los gatos se muestran reacios a salir de su jaula o bolsa de transporte. Una vez que se
consigue sacar al animal de su refugio, el gato normal suele buscar cobijo debajo de sillas o mesas o
detrás del cubo de la basura, y se niega a moverse. Algunos gatos normales también deambulan por
la sala e investigan, y pueden volver o no voluntariamente a su bolsa o jaula de transporte. Una buena
idea es la de mantener al gato cobijado hasta que se pueda prestar plena atención a la observación
tanto de su estado mental como de la marcha. De esta manera se evita que el gato salte antes de haber
valorado su equilibrio y su fuerza. Además, hay que tener en cuenta que muchos gatos caminan un
poco inicialmente y después se niegan a moverse.
Observe si el animal responde a su nombre y a estímulos sonoros y visuales, y cómo lo hace.
¿Deambula por la habitación sin atender a distracciones? ¿Se choca con objetos, se queda atascado en
sitios estrechos y muestra problemas para salir marcha atrás o se da la vuelta de un modo particular
cuando cambia de dirección? ¿Se detiene y parece quedarse absorto, con la mirada fija en el espacio,
en una pared o en un rincón? Ninguna de estas conductas es normal (fig. 2.3).
Figura 2.3 Gato con alteración del estado mental.
Valoración
Describa el estado mental anómalo (v. pág. 47), estableciendo cuál es la anomalía en relación con el
nivel de alerta o la respuesta del animal a cuanto le rodea. Ello permitirá establecer una mejor
comparación con las siguientes exploraciones que la que permite la simple y llana definición de
animal «embotado» o «torpe». Será necesario que el veterinario decida si los datos que se desprenden
de la historia clínica y de la exploración sugieren que el estado mental alterado tiene una causa
neurológica.
Postura
Objetivo
Describir la posición de extremidades, cabeza y tronco.
Importancia
La posición de las distintas partes del cuerpo se ve notablemente condicionada por el equilibrio, la
propiocepción, la coordinación, la fuerza y los estímulos dolorosos. La importancia de una anomalía
sólo resultará evidente una vez que se haya completado toda la exploración física.
Exploración
Observe al animal sentado, en estación y mientras deambula de un lado a otro. Así, por ejemplo, la
debilidad de los miembros posteriores puede manifestarse en forma de dorso arqueado, con las
extremidades posteriores situadas en sentido más craneal de lo normal bajo el cuerpo (fig. 2.4).
Figura 2.4 Gran danés con miopatía que modifica la posición de las extremidades para sostener mejor su peso corporal.
Al sentarse, las extremidades posteriores con debilidad o parálisis pueden quedar extendidas y rectas
entre las extremidades anteriores. Con frecuencia, el animal paralítico es lento a la hora de levantarse
desde la posición de sentado y es posible que, estando de pie, sus miembros posteriores no estén
totalmente extendidos o que los mantenga más separados de lo normal (en abducción) (fig. 2.5).
Figura 2.5 Perro husky con paraparesia secundaria a una lesión crónica de médula espinal T3-L3. Obsérvese la atrofia muscular.
Observe la posible abducción de las extremidades, que pueden resbalar lentamente hacia fuera
mientras el animal permanece de pie o sentado. Tome nota de cualquier flexión o extensión excesiva
de las articulaciones (fig. 2.6).
Figura 2.6 Perro dobermann con compresión de médula cervical. Obsérvese la abducción del miembro posterior izquierdo.
Observe el movimiento espontáneo del cuello. Cuando el animal sacude la cabeza o el cuerpo,
¿mueve el cuello con decisión como sería normal, o no? ¿Vuelve el animal la cabeza al cambiar de
dirección o mueve todo el cuerpo, cabeza-cuello-tronco, como una unidad? ¿Lleva la cabeza en una
posición elevada normal o mantiene toda la columna en línea recta? La restricción en los
movimientos del cuello es un signo de dolor. En los gatos, la ventroflexión del cuello suele ser signo
de debilidad, aunque puede pasar desapercibida si el gato está siempre tumbado, con la cabeza
reposando sobre las patas delanteras o sobre el suelo. A veces, en los casos de dolor del dorso o de
las extremidades posteriores, el animal baja el cuello y arquea el dorso, en un esfuerzo por desviar el
peso hacia las extremidades anteriores.
Observe la posible presencia de temblores en el tronco y la cabeza, en reposo y durante el
movimiento. Ofrezca al animal algo para oler y observe si existe algún temblor intencionado de la
cabeza. Tome nota de la posición de la cabeza y observe si está girada o inclinada o si se dan ambas
circunstancias, y hacia qué lado (fig. 2.7).
Figura 2.7 Gato con cabeza inclinada hacia la derecha.
Si el animal está tumbado, ¿es capaz de levantar la cabeza del suelo? ¿Y las extremidades anteriores?
Un animal en decúbito lateral debe levantar la cabeza antes de ponerse en pie. Si existe dolor en el
cuello o si el animal presenta tetraparesia, puede que no sea capaz de levantarse sin ayuda. ¿Da
vueltas el animal? La acción de dar vueltas es un signo de enfermedad vestibular.
No es necesario comprobar el reflejo de enderezamiento, que se lleva a cabo sosteniendo al animal
cabeza abajo por la pelvis sobre el suelo. La respuesta normal es que el animal adopte
inmediatamente una postura en ángulo de 45° con respecto al plano horizontal, con las extremidades
anteriores extendidas hacia el suelo. Los estímulos sensoriales son de aferencia visual y vestibular. Si
se le vendan los ojos, el animal normal sigue adoptando esta postura. Si existe una disfunción
vestibular, el animal tiende a curvarse hacia arriba o se retuerce.
Valoración
Descripción de postura anómala (v. págs. 223, 224).
Marcha
Objetivo
Describir el movimiento del animal.
Importancia
El movimiento se inicia en la neurona motora superior (NMS), nombre colectivo de los cuerpos de
las células nerviosas del cerebro y del tronco del encéfalo y sus axones, que forman los tractos
motores descendentes (fascículos) del tronco del encéfalo y de la médula espinal. La NMS pone en
marcha y mantiene el movimiento e influye en el tono de los músculos extensores que sostienen el
cuerpo frente a la fuerza de gravedad (fig. 2.8).
Figura 2.8 Vías para el control voluntario del movimiento.
Tractos descendentes
• Corticoespinales: inician el movimiento.
• Corticorrubroespinales: inician el movimiento.
• Reticuloespinales: controlan el tono y la postura.
• Vestibuloespinales: controlan el tono y la postura.
Las lesiones cerebrales suelen tener escasos efectos sobre la fuerza y la coordinación de la marcha,
en la medida en que los tractos corticoespinales tienen una importancia mínima en los pequeños
animales.
La NMS termina en interneuronas dentro de la médula espinal, que poseen un efecto estimulador o
inhibidor sobre la neurona motora inferior (NMI). NMI es la denominación que se da al conjunto de
neuronas motoras y de sus axones que establecen conexión directa con el músculo. El término NMI
abarca las neuronas motoras de los nervios craneales y los nervios espinales y periféricos, sus
uniones neuromusculares y los músculos en sí mismos. También se aplica al sistema nervioso
autónomo, aunque en ese caso se puede hacer referencia a las NMI como preganglionares o
posganglionares.
Las lesiones de la NMS y de la NMI causan debilidad. La debilidad puede observarse como una
ralentización del movimiento al levantarse el animal desde la posición de sentado, por la incapacidad
para sostener el peso corporal y para iniciar y mantener el movimiento. La debilidad es una
disminución del movimiento voluntario. La parálisis es la ausencia de movimiento voluntario.
Las lesiones de la NMS se diferencian de las lesiones de la NMI por la calidad de los reflejos
espinales y del tono muscular. Las lesiones de la NMS dan lugar a una pérdida de la inhibición
descendente y al consiguiente incremento del tono muscular y de los reflejos espinales. Las lesiones
de la NMI privan de inervación a los músculos, de manera que se observa una disminución del tono
muscular y de los reflejos espinales.
La observación de la marcha de forma aislada no proporciona información suficiente para que el
veterinario encuadre una lesión dada dentro de un área específica del sistema nervioso (es decir,
NMS o NMI). Es necesario valorar los reflejos espinales, así como el tono muscular (tabla 2.1).
Paresia o parálisis
Reflejos espinales
Tono muscular
Atrofia
Tabla 2.1 Características de la inervación motora
Les iones de la NMS
Sí
Normales o incrementados
Normal o incrementado
Gradual (falta de uso)
Les iones de la NMI
Sí
Disminuidos o ausentes
Disminuido o ausente
Rápida (denervación)
Conviene asimismo destacar que ciertas enfermedades ortopédicas pueden alterar la marcha de un
modo que sugiere la existencia de enfermedad neurológica. De igual manera, ciertas enfermedades
neurológicas pueden dar lugar a cojera. Así pues, si es cierto que la observación es esencial, el
profesional debe también palpar al animal, con objeto de diferenciar las causas ortopédicas de las
causas neurológicas de una marcha anómala.
La fuerza no es más que uno de los aspectos de la marcha. El equilibrio y la coordinación cambian la
dirección y el grado de movimiento de una extremidad. Las lesiones cerebrales pueden dar lugar a
marcha en círculos, marcha sin rumbo o acción de presionar la cabeza, así como a movimientos que
parecen normales en cuanto a su ejecución pero que aparentemente no tienen ninguna función útil,
además de ser de carácter impelente e imposibles de aplacar. El movimiento en círculo se produce
hacia el lado de la lesión cerebral (fig. 2.9).
Figura 2.9 Perro con lesión cerebral derecha. Obsérvese la correa retorcida, evidencia de marcha en círculo.
La propiocepción es la percepción del cuerpo en el espacio. La posición y el movimiento de la
cabeza son detectadas principalmente por el aparato vestibular de ambos oídos internos
(propiocepción especial). Los receptores presentes en músculos, tendones y articulaciones envían
información sensorial al SNC (propiocepción general). Dicha información es transmitida luego al
cerebro (propiocepción consciente) y al cerebelo (propiocepción inconsciente) por las vías
ascendentes. Las proyecciones hacia el cerebelo permiten la regulación de la marcha. Las lesiones
cerebelosas no producen debilidad. La ausencia o la disminución de la propiocepción dan lugar a
ataxia. El hallazgo durante la exploración física de déficits asociados ayuda a localizar la lesión en el
sistema vestibular, el cerebelo, la médula espinal o el cerebro. (Son frecuentes las lesiones de
receptores de la propiocepción especial. Las lesiones de los receptores de la propiocepción general
son raras.) La ataxia es un fenómeno sensorial.
Exploración
Observe la capacidad de movimiento del animal. Los animales normales son capaces de levantarse y
caminar sin ayuda en suelos sin agarre (linóleo, tarima de madera). Los animales débiles y atáxicos
deben ser examinados preferiblemente sobre una superficie no deslizante. Si el animal presenta
paraparesia, sujételo por debajo del abdomen para poder observar cualquier movimiento de las
extremidades posteriores. Si el animal no es capaz de levantarse, busque ayuda para sujetarlo en la
posición normal de estación y para moverlo o ayudarle a que camine hacia delante, sin dejar de
sujetarlo. Esta maniobra sirve para determinar si el animal es tetraparésico ambulatorio (débil, pero
capaz de caminar sin ayuda) o tetraparésico no ambulatorio (incapaz de caminar sin ayuda). En
ocasiones los animales paraparésicos no mueven las extremidades posteriores si se les sostiene
mediante una banda de suspensión colocada bajo el abdomen. Retire la banda de suspensión y sujete
las extremidades posteriores con una mano bajo el área inguinal o con una mano en cada flanco. Pida
a un auxiliar que ayude al animal a moverse hacia delante y usted observe cualquier movimiento del
tercio posterior.
Consejo clínico
No confunda el tono muscular con el movimiento voluntario. La parálisis de la NMS aumenta
el tono muscular, de modo que un animal en tales condiciones puede sostenerse erguido en
posición de estación. El rigor mortis también aumenta el tono muscular, cuando no se puede
decir que un animal muerto tenga algún tipo de movimiento voluntario.
Los déficits neurológicos se ponen de manifiesto cuando el animal camina. La cojera se hace patente
a marchas rápidas. Observe la marcha desde un lado, desde el frente y desde atrás. Cuando se trate de
gatos y perros pequeños, agáchese para observar la pisada (Figura 2.10 and Figura 2.11).
Figura 2.10 Observación de la marcha. El perro debe estar entre usted y el dueño.
Figura 2.11 Observación de la marcha. La hierba puede impedir la visión clara del movimiento del pie.
Haga que el perro camine en círculos de radio pequeño: pida al dueño que permanezca en el centro y
que guíe al perro en el sentido de las agujas del reloj, y después en sentido contrario. Observe la
posible circunducción de la extremidad posterior externa; la extremidad que queda en la periferia del
círculo puede balancearse hacia fuera describiendo un arco al avanzar. Esto indica déficit de
propiocepción, movimiento restringido de las articulaciones o aumento del tono muscular. Si el
perro no coopera para caminar en círculos pequeños, observe las extremidades cuando el animal se
vuelve y cambia de dirección si se le deja suelto en la sala de consulta.
Observe cómo supera el perro los umbrales de las puertas o escalones y verifique si arrastra o roza
los pies contra el escalón.
En el caso de los gatos, deje que deambulen libremente por la sala de consulta. Si se niegan a
moverse, sitúelos en el lado contrario a aquel en el que se encuentran sus dueños o su bolsa de
transporte, lo cual suele animarles a caminar.
Valoración
El veterinario debe decidir si alguna extremidad muestra movimiento anómalo, e identificarla. Han
de comentarse el movimiento y la postura de la cabeza y del tronco. A continuación se explorarán la
fuerza y la coordinación del animal a través de las reacciones posturales.
Reacciones posturales
Objetivo
• Valorar el grado de función motora voluntaria de cada extremidad.
• Valorar la capacidad propioceptiva de cada extremidad.
• Detectar déficits no identificados durante la observación de la marcha.
• Cuantificar los déficits de manera subjetiva.
Importancia
Las reacciones posturales son pruebas de fuerza y coordinación. Permiten diferenciar una extremidad
normal de una anómala. Las lesiones cerebrales pueden no afectar a la marcha, dando lugar a paresia
contralateral y déficits propioceptivos, que se detectan sólo al realizar las pruebas de reacción
postural. Las enfermedades ortopédicas, las miopatías y los defectos en la transmisión neuromuscular
pueden dar lugar a que el animal no quiera o no pueda cargar peso sobre una extremidad, pero la
propiocepción no se encuentra afectada.
Exploración
Salto sobre una extremidad
Se traslada el peso del cuerpo del animal a una extremidad y después se le empuja suavemente en
sentido lateral, lejos de su centro de gravedad.
Extremidades anteriores
El veterinario sujeta al animal con una mano situada debajo del abdomen. Con la otra mano toma el
antebrazo del animal y flexiona el miembro, levantándolo del suelo. A continuación empuja
suavemente al animal hacia el lado, alejándolo de su centro de gravedad (fig. 2.12).
Figura 2.12 Buena técnica. Salto sobre extremidad anterior. (La flecha indica la dirección del movimiento.) Mantenga al animal en una posición normal.
El veterinario toma nota de cualquier retraso en el inicio del movimiento de salto sobre una
extremidad (un signo de debilidad o un déficit propioceptivo consciente o inconsciente) y del grado
de movimiento lateral de la extremidad valorada (reducido por debilidad, exagerado por enfermedad
cerebelosa). Si la extremidad está débil puede fallar, de manera que el veterinario debe estar
preparado para evitar que el animal se caiga. Si el animal no puede sostener peso sobre la extremidad
anterior valorada sin desplomarse, el veterinario deberá sujetar los cuartos traseros con una mano
colocada bajo el esternón del animal. No permita que el propietario sujete a su animal por la cabeza o
por la traílla atada al cuello, pues ello desplazaría de las extremidades anteriores el peso del animal,
facilitando al perro la tarea de saltar sobre la extremidad (fig. 2.13).
Figura 2.13 Salto sobre extremidad anterior. Técnica deficiente. Se levanta demasiado al animal y se le empuja en sentido medial (v. flecha con el aspa).
Extremidades posteriores
Se utiliza una técnica similar. Se sujeta el peso corporal con una mano colocada bajo el esternón del
animal, mientras la otra mano del veterinario sostiene una extremidad posterior en posición
flexionada. Esta maniobra resulta más fácil de realizar con la cabeza del animal orientada hacia el
veterinario. La finalidad de sostener parte o todo el peso del animal es la de asegurarse de que la
extremidad sobre la que se le está obligando a saltar está cargando peso. Cuando se realiza la
valoración de las extremidades anteriores o posteriores, es muy importante que el animal
permanezca en una posición anatómica normal, con la columna paralela al suelo en la medida de lo
posible (fig. 2.14).
Figura 2.14 Salto sobre extremidad posterior. Mantenga al perro en una postura anatómica normal. Empuje suavemente al animal en sentido lateral (flecha).
Hemimarcha
Se trata de una técnica útil en los perros de talla grande y peso elevado. El veterinario se coloca a un
lado del animal, levanta la extremidad anterior y la posterior de ese lado y empuja suavemente al
animal hacia el lado contrario (fig. 2.15).
Figura 2.15 Hemimarcha. Empuje al perro hacia un lado (la flecha indica la dirección del movimiento).
El animal salta sobre ambos miembros. Se trata de una técnica de utilidad en aquellos animales que
no van a saltar sobre sus extremidades posteriores: el perro normal extiende algunas veces la
extremidad posterior y deja que se deslice hacia un lado cuando el veterinario le empuja. En la
hemimarcha, el animal tiene que saltar, pues de lo contrario cae al suelo. Esta técnica debe utilizarse
con precaución en el animal débil, pues el veterinario se encuentra en una mala posición para evitar
que el animal caiga al suelo. La hemiestación describe la manera en la que el animal soporta su peso
corporal sobre las extremidades de uno de los lados.
Es físicamente imposible sostener el peso de un perro de raza gigante mientras se le hace saltar. Tal
inconveniente puede salvarse dejando las extremidades anteriores apoyadas sobre el suelo mientras
se provoca el salto sobre las posteriores, y viceversa cuando se están valorando los miembros
torácicos. Como alternativa se recurre a la hemimarcha. Los galgos de largas piernas y los
veterinarios de baja estatura constituyen asimismo una combinación problemática, que se resuelve
también recurriendo a esta última técnica.
Valoración
Al empujar el cuerpo hacia un lado, el hombro deja de estar en línea vertical sobre el pie, lo cual
provoca que la extremidad salte lateralmente, de manera que el pie vuelva a quedar «debajo» del
hombro y sea posible aguantar el peso. Una respuesta anómala es un movimiento retardado de la
extremidad, un movimiento exagerado de la misma (hipermétrico y de gran alcance, posando la
pezuña demasiado lejos lateralmente), la ausencia de movimiento o el fracaso de la extremidad. Un
movimiento lento con un rango disminuido o el derrumbamiento de la extremidad indica debilidad
de ésta. El retraso en la aparición de movimiento, con mantenimiento de fuerza, es habitual en las
lesiones cerebelosas. La aparición retardada de movimiento con cesión de la extremidad indica
también debilidad.
Compare una extremidad anterior con la otra. Compare una extremidad posterior con la otra. Un
miembro pélvico normal se muestra rígido y en situación ligeramente más desplazada lateralmente
cuando se provoca el salto que un miembro torácico normal forzado a saltar.
La fuerza se puntúa de manera subjetiva de la siguiente manera:
• Ausente: 0.
• Disminuida: 1 + .
• Normal: 2 + .
Carretilla
Valora la marcha sobre las extremidades anteriores. Desde un punto de vista meramente físico, esta
maniobra resulta más difícil de realizar que la del salto. El veterinario sostiene todo el peso de los
cuartos traseros colocando una mano bajo el abdomen del animal. A continuación, empuja
suavemente al animal hacia delante. Prácticamente todos los gatos se niegan a cooperar y se tumban,
lo cual puede ser malinterpretado como debilidad de los miembros anteriores. Al situarse el
veterinario detrás del animal, puede resultar difícil observar el movimiento de los miembros
anteriores. En ocasiones resulta difícil controlar la dirección en la que camina el perro, que además
suele oponerse a ser manipulado de esta manera. Para evitar tales inconvenientes, el veterinario puede
colocar la otra mano bajo la cabeza del perro y flexionar dorsalmente su cuello; dicha maniobra
evita además los inconvenientes de visibilidad y puede poner de manifiesto un déficit propioceptivo.
Este procedimiento supone un gran esfuerzo para la espalda del veterinario y la información que
permite obtener puede recogerse de manera más fiable mediante las pruebas propioceptivas y del
salto.
Consejo clínico
Es esencial que el veterinario sea capaz de aplicar las pruebas posturales según pautas
constantes y en una gran variedad de animales. Los métodos difíciles o informales dan lugar a
hallazgos poco fiables, que el veterinario no puede interpretar.
Impulso postural extensor
El veterinario se coloca de pie detrás del animal y, con las manos alrededor de su tórax, eleva los
cuartos delanteros del animal y, por último, levanta los miembros posteriores del suelo. A
continuación, vuelve a bajar al animal hasta que las extremidades posteriores tocan de nuevo la
superficie horizontal, momento en el que las extremidades se extenderán y empezarán a dar pasos
hacia atrás. Se trata de una útil alternativa al procedimiento de los saltos para valorar en los gatos la
fuerza de los miembros posteriores. No se realiza de forma rutinaria en los perros, debido a su talla
y peso. La respuesta normal es que los miembros posteriores hagan el movimiento de marcha hacia
atrás, sosteniendo el peso del cuerpo. El miembro débil se identifica porque se queda atrás en el
movimiento, o es arrastrado (fig. 2.16).
Figura 2.16 Levante al gato asiéndolo por las axilas y haga que camine marcha atrás sobre una mesa (la flecha indica el sentido del movimiento).
Posicionamiento propioceptivo («knuckling»)
Se valoran todas las extremidades, una a una, flexionando cada pie de manera que su superficie
dorsal pase a ser la superficie que soporta el peso. Los animales normales vuelven a poner
inmediatamente el pie en su posición normal. Una respuesta anómala es aquella en la que el
movimiento se retrasa, o no se produce, o el animal vuelve a posar el pie demasiado lejos,
desplazado hacia delante, hacia atrás o hacia un lado (en abducción).
Es muy importante que la técnica sea correcta. Comience sosteniendo el peso del animal por debajo
del abdomen cuando vaya a valorar los miembros posteriores y por el esternón cuando vaya a
valorar los anteriores. Los animales débiles o con dolor pueden tener una propiocepción normal,
pero ser físicamente incapaces de soportar su peso corporal y de corregir la posición del pie
flexionado. Algunos animales normales sólo corrigen la posición del pie cuando la extremidad
valorada está soportando cierto peso. En tal caso, el veterinario puede mover ligeramente al animal
para desplazar el peso hacia la extremidad valorada. La valoración de la propiocepción requiere una
respuesta y, por consiguiente, puede verse influida por el nivel de alerta del animal. Los gatos no
toleran esta prueba en los miembros posteriores, siendo en general más fácil valorar la
propiocepción de los mismos a través de respuestas de posicionamiento (fig. 2.17).
Figura 2.17 Valoración propioceptiva. Cuando el veterinario suelta el pie, el animal corrige inmediatamente la posición del mismo.
Prueba de deslizamiento sobre papel
Es más difícil de realizar y permite obtener resultados menos sistemáticos. Se coloca el pie del
animal sobre una hoja de papel y, a continuación, se tira del papel en sentido lateral. El animal
debería volver a colocar el miembro en la posición normal de inicio. El problema es que, para
muchos animales normales, éste no parece ser estímulo suficiente para volver a apoyar el miembro
en posición normal y por ello lo dejan posado sobre la hoja de papel. Se considera que la prueba de
deslizamiento del papel valora los propioceptores del miembro proximal y que el «knuckling»
valora los propioceptores del miembro distal. Tal consideración es irrelevante en la práctica clínica.
Los déficits de propiocepción se producen por lesiones de los nervios sensitivos, de las vías
propioceptivas ascendentes, de los núcleos para la información sensorial del tálamo o de la corteza
sensorial del cerebro.
Posicionamiento
Es otro método de valoración de la propiocepción en pacientes pequeños. Se sujeta al animal por
debajo del esternón o del abdomen, se le levanta y se le acerca al borde de una mesa. El animal
normal intenta alcanzar la mesa y apoya las extremidades anteriores y posteriores. Es muy importante
que la técnica sea la correcta. El animal debe ser conducido hacia la mesa a una velocidad que le
brinde tiempo suficiente para mover las extremidades. No debe ser sujetado con fuerza excesiva
contra el cuerpo del veterinario, pues ello le impediría moverse libremente. Por esta razón es una
buena práctica valorar al animal sosteniéndolo por un lado. Los animales de talla pequeña introducen
a menudo sus extremidades traseras en el bolsillo de la bata del veterinario. El posicionamiento visual
es la técnica que se acaba de describir, realizada sin tapar los ojos al animal. El posicionamiento táctil
es la misma técnica, pero realizada colocando una mano sobre los ojos del animal (fig. 2.18).
Figura 2.18 Posicionamiento visual. Obsérvese cómo el gato intenta alcanzar la mesa. Los vendajes alteran la manera de mover las extremidades. Este gato era
neurológicamente normal.
El animal aprende pronto a alcanzar la mesa, lleve o no tapados los ojos. Cuando vaya a realizar el
posicionamiento táctil, acérquese a la mesa con paso lento y uniforme. Una pausa a medio camino
impulsará al animal a intentar llegar a la mesa; ésta es una excelente demostración de que el animal
ha aprendido lo que se esperaba, pero no ofrece una medida fiable de la propiocepción.
La propiocepción se valora subjetivamente como:
• Ausente: 0.
• Disminuida: 1 + .
• Normal: 2 + .
Desgaste anómalo de uñas y pelo
Los déficits propioceptivos dan lugar a un movimiento anómalo del pie durante la marcha. El hecho
de raspar, golpear o arrastrar el dorso del pie sobre el suelo aplana la superficie dorsal de las dos
uñas medias y arranca el pelo. Examine los cuatro pies. Este aspecto puede no resultar tan evidente si
el perro camina sólo sobre hierba (fig. 2.19).
Figura 2.19 La superficie dorsal de las uñas se muestra desgastada debido al arrastre. El perro tenía una lesión medular cervical en C1-C5.
Palpación
Objetivo
Detectar cualquier asimetría muscular, atrofia, hipertrofia, variación del tono muscular, laxitud
articular o movimiento restringido de la articulación, dolor, masas, calor, frío o hinchazón.
Importancia
El dolor y las anomalías articulares afectan a la marcha y a la postura. La atrofia se produce por falta
de uso, denervación, fibrosis secundaria del músculo, pérdida generalizada de peso y en ciertas
miopatías. El agrandamiento del músculo se debe a isquemia, inflamación local, traumatismo,
neoplasia, miotonía o distrofia muscular. Puede resultar afectada de forma selectiva la extremidad
proximal o la distal.
El tono muscular se halla condicionado tanto por la NMS como por la NMI. La valoración mediante
palpación del grado de tono muscular que presenta el animal ayuda a diferenciar las paresias y
parálisis de la NMI de las ligadas a la NMS.
La temperatura de las extremidades y la calidad del pulso ayudan a valorar la perfusión del miembro.
Exploración
La observación y la palpación permiten valorar la simetría de los lados derecho e izquierdo.
Cabeza
Se procede a la exploración de la cabeza cuando se desea valorar la función de los nervios craneales.
Es conveniente palpar y oler los conductos auditivos, en busca de evidencias de una otitis externa. Los
ganglios linfáticos y la sensibilidad traqueal se comprueban también como parte de la exploración
física.
Cuello
Aplique con los dedos una presión gradualmente creciente sobre la columna vertebral dorsal y a los
lados de la misma para detectar posibles dolores. Un animal normal tolera una presión firme. Sujete
el hocico cerrado del animal con una mano y flexione despacio el cuello hacia un lado y hacia el
otro. Un animal normal es capaz de poner la nariz sobre su hombro. El animal con dolor cervical se
niega a mover el cuello. El veterinario puede notar una tensión creciente del cuello o un espasmo, en
cuyo caso no debe forzar la cabeza lateralmente. Coloque una mano sobre el cuello, al tiempo que
flexiona la cabeza dorsal y ventralmente. El animal normal puede mirar hacia arriba y hacia abajo sin
que se perciba movimiento de resistencia del cuello. No se debe realizar esta prueba en perros de
razas miniatura con tetraparesia o dolor cervical, pues pueden presentar una subluxación de C1-C2. A
menudo, perros o gatos normales pero miedosos o agitados ofrecen resistencia a la manipulación del
cuello. Observe los movimientos espontáneos del cuello, que suelen ser de un rango limitado si
existe dolor cervical.
Columna torácica y lumbar
Coloque una mano bajo el abdomen del animal y con los dedos de la otra mano aplique una presión
gradualmente creciente sobre la columna vertebral para detectar posibles puntos dolorosos. Un
animal normal tolera una presión firme y no cede ante ésta. Si al animal le molesta la palpación y se
resiste, espere hasta que el vuelva a calmarse y repita la palpación, para asegurarse de que el dolor ha
sido la causa de la reacción. La presión sobre una columna torácica o lumbar dolorosa da lugar a que
la pared abdominal se tense, reacción que el examinador puede también percibir. Este aspecto puede
confundirse con dolor abdominal. La pancreatitis aguda suele ir acompañada de vómitos (v. dolor
raquídeo agudo). En ocasiones, los animales débiles flexionan las extremidades y ceden sobre ellas al
aplicar presión sobre la columna. Algunos animales normales se sientan (fig. 2.20).
Figura 2.20 Valoración del dolor raquídeo. Al mismo tiempo, palpe siempre la pared abdominal.
Articulación lumbosacra (ALS)
Existen diversos métodos para detectar dolor en la ALS. Aplique presión directa sobre la región LS.
La extensión de una o ambas caderas y la aplicación de presión sobre la articulación LS (prueba de
lordosis) pueden desencadenar dolor de cadera o de la ALS. La extensión o la tracción de la cola
puede causar dolor, del mismo modo que en ocasiones resulta dolorosa la palpación de la
articulación LS por vía rectal. En otros casos, la presión sobre la ALS al tiempo que se eleva el pubis
es la maniobra que desencadena el dolor.
Extremidades
Palpe las extremidades con el animal en estación o en decúbito lateral. Palpe cada grupo muscular y
después realice presión sobre los huesos largos. Flexione y extienda las articulaciones en busca de
crepitaciones, hinchazón, laxitud o restricción del movimiento. Un tendón del gastrocnemio roto da
lugar a postura plantígrada: sostenga la rodilla fija en extensión y realice una ligera presión contra la
base del pie: si el tendón del gastrocnemio está intacto, el tarso permanecerá extendido.
Valore el tono muscular en función de la resistencia a la flexión de la extremidad: el tono de
miembros anteriores y posteriores debe ser uniforme. Golpee el vientre del músculo con un martillo
rotuliano. En la miotonía por contracción local sostenida del músculo se forma una depresión.
Valoración
El tono muscular se define como ausente (0), disminuido (1 + ), normal (2 + ), aumentado (3 + ) o
muy aumentado (4 + ).
Reflejos espinales
Objetivo
• Clasificar la debilidad o la parálisis de una extremidad en función de su origen en la NMS o en la
NMI.
• Localizar el nivel de una lesión de la médula espinal.
• Realizar un seguimiento de la evolución de la enfermedad.
Importancia
Todo reflejo está compuesto por un arco aferente (sensitivo) y un arco eferente (motor). La ausencia
o la disminución de un reflejo indica una lesión en un arco reflejo, lo cual es característico de los
trastornos de la NMI. Las vías de la NMS ejercen influencias inhibidoras y excitadoras sobre los
arcos reflejos de la NMI. En el animal normal, existe un claro efecto de inhibición descendente de los
arcos reflejos espinales. Cuando se elimina esta inhibición debido a una lesión de las vías de la NMI,
los reflejos aumentan. El conocimiento de los arcos reflejos permite al veterinario localizar la lesión
con mayor precisión (fig. 2.21).
Figura 2.21 El reflejo de estiramiento.
Exploración
Se coloca al animal en decúbito lateral y se valoran las extremidades que quedan arriba. Se comparan
los lados derecho e izquierdo. Los perros y gatos pequeños resultan más fáciles de explorar si el
propietario los sujeta en decúbito dorsal sobre su regazo. Si las contracciones musculares voluntarias
por miedo o agitación impiden el movimiento de la extremidad cuando se valoran los reflejos,
pruebe a valorar las extremidades que quedan abajo cuando el animal permanece en decúbito, pues a
menudo están más relajadas que las extremidades que quedan arriba. Si las extremidades que quedan
abajo muestran reflejo disminuido, tenga en cuenta que esto puede deberse a que el decúbito limita el
movimiento de la extremidad.
Si no es posible colocar al perro en decúbito lateral sin forcejeo, valore cada extremidad con el
animal en estación. Es necesario sostener el peso del cuerpo, de manera que la extremidad no esté
cargando peso durante la valoración.
Extremidad posterior
Reflejo patelar o rotuliano
Arco aferente: nervio femoral (L4-L6). Arco eferente: nervio femoral (L4-L6).
Palpe la rodilla. Compruebe su rango de movimiento. Asegúrese de que la rodilla está flexionada al
menos parcialmente. Localice el ligamento rotuliano. Percuta directamente el tendón con el martillo,
o coloque un dedo sobre el ligamento y golpee su dedo. En la mayoría de los animales, el ligamento
rotuliano es lo suficientemente ancho e inmóvil como para poder percutirlo directamente. Observe la
extensión de la rodilla (fig. 2.22). Está presente desde el nacimiento, pero resulta difícil de
desencadenar en menores de 4 semanas de edad. Es uno de los reflejos de las extremidades más
fiable.
Figura 2.22 Percuta el ligamento rotuliano y observe la extensión de la articulación de la rodilla.
Consejo clínico
La localización de la rótula y de su ligamento evita la necesidad de tener que percutir repetidas
veces la tuberosidad tibial sin obtener efectos, error éste sorprendentemente común.
Reflejo tibial craneal
Arco aferente: nervio peroneo (L6-S1). Arco eferente: nervio peroneo (L6-S1).
Sujete el miembro por debajo de la rodilla o de la tibia medial, dejando que el tarso cuelgue. Percuta
la porción proximal carnosa del músculo tibial craneal. Observe la flexión del tarso. La función del
nervio peroneo se valora durante el reflejo de retirada, observando la flexión del tarso.
Consejo clínico
Un error corriente es el de golpear poco el miembro con el martillo de reflejos. Aplique tanta
fuerza como utiliza cuando aplaude con cierto entusiasmo.
Reflejo gastrocnemio
Arco aferente: nervio tibial (L7-S1). Arco eferente: nervio tibial (L7-S1).
Sostenga el metatarso y, ejerciendo tracción, extienda la articulación de la rodilla y flexione
parcialmente el tarso. Esta maniobra tensa el gastrocnemio. Percuta el tendón. Observe la contracción
de los músculos caudales del muslo. La percusión del tendón puede mover físicamente el miembro;
no confunda este movimiento con un reflejo. El reflejo del gastrocnemio resultar difícil de
desencadenar y es inconstante. La función del nervio tibial puede también valorarse observando la
extensión normal del tarso.
Consejo clínico
Utilice un martillo rotuliano (martillo de reflejos y plexímetro) para desencadenar los reflejos
de los tendones. Su uso permite ejercer una fuerza uniforme (y no hacen tanto daño como
unas tijeras si usted realiza la percusión interponiendo su dedo).
Reflejo de retirada (flexor)
Arco aferente: depende de qué dermatomo se estimule.
• Dedo lateral: nervio ciático (L6-S1).
• Dedo medial: nervio femoral (L4-L6).
• Arco eferente: nervio ciático (L6-S1).
Pellizque los dedos lateral y medial, primero uno y después el otro, y observe la flexión de tarso,
rodilla y cadera. Si no se produce, utilice pinzas hemostáticas para presionar el lecho ungueal,
incrementando gradualmente la presión. Evite dañar los tejidos blandos. No pinche la almohadilla
con una aguja; éste es un estímulo poco fiable. El reflejo de retirada está presente al nacer, con
extensión simultánea de la extremidad contralateral (reflejo extensor cruzado) a partir de las 3
semanas de edad (fig. 2.23).
Figura 2.23 Reflejo de retirada. Obsérvese la flexión de todas las articulaciones.
Consejo clínico
Si el reflejo de retirada del miembro pelviano está reducido en un animal parapléjico,
compárelo con el reflejo de retirada del miembro torácico para valorar lo que es normal para
ese animal.
Extremidad anterior
Reflejo bicipital
Arco aferente: nervio musculocutáneo (C6-C8). Arco eferente: nervio musculocutáneo (C6-C8).
Palpe la inserción del tendón del bíceps. Manteniendo el tendón bajo el dedo, percuta sobre su dedo
con el martillo. En el animal normal puede producirse o no flexión del codo. En animales de pelo
corto y fino puede observarse la contracción del músculo bíceps (fig. 2.24). La función del nervio
musculocutáneo es más fiable si se valora junto con el reflejo de retirada.
Figura 2.24 Reflejo bicipital.
Reflejo tricipital
Arco aferente: nervio radial (C7-T2). Arco eferente: nervio radial (C7-T2).
Palpe el tendón del tríceps con el miembro anterior parcialmente flexionado (fig. 2.25). Fíjelo bajo su
dedo y después percuta sobre éste. Puede producirse la extensión del codo, aunque no se da siempre
en los animales sanos. La función del nervio radial se valora también observando la extensión
normal del codo y cómo carga el animal su peso corporal sobre la extremidad.
Figura 2.25 Reflejo tricipital.
Consejo clínico
Si el reflejo induce la extensión de la extremidad, asegúrese antes de empezar de que el
miembro está flexionado, pues de lo contrario no se distinguirá la acción refleja.
Reflejo extensor carporradial
Arco aferente: nervio radial (C7-T2). Arco eferente: nervio radial (C7-T2).
Sujete el miembro torácico por el codo y percuta la parte proximal del músculo extensor
carporradial. Se producirá la extensión del carpo. (La presión física de este músculo también induce
extensión del carpo.)
Reflejo de retirada (flexor)
Arco aferente: varía según el área estimulada. Arco eferente: nervios musculocutáneo, axilar, radial,
mediano y cubital.
Pellizque el dedo y observe la flexión de los dedos (C8-T2: nervios mediano y cubital), del carpo
(C8-T2: nervios mediano y cubital), del codo (C6-C8; nervio musculocutáneo) y del hombro (C7-T1:
nervios axilar y radial). Este reflejo está presente en el momento de nacer, asociado hasta las 3
semanas de edad a extensión de la extremidad contralateral (reflejo extensor cruzado).
El movimiento del reflejo de retirada SÓLO demuestra la integridad del arco reflejo y NO indica que
el animal haya percibido el estímulo que causó el reflejo. La percepción del dolor requiere que el
estímulo nocivo sea transmitido por vías ascendentes hasta el cerebro. La integridad de las vías
sensitivas ascendentes es un signo pronóstico en los trastornos de la médula espinal.
Memorice
La presencia de un REFLEJO de retirada no implica que la PERCEPCIÓN del dolor esté
intacta.
Otros reflejos espinales
Reflejo perineal (anal)
Arco aferente: nervio pudendo (S1-S3). Arco eferente: nervio pudendo (S1-S3).
La estimulación táctil de los lados del esfínter anal con un termómetro o unas pinzas cerradas induce
la contracción del ano (y la flexión de la cola por los nervios caudales). La fuerza de la contracción
del esfínter anal se valora mediante examen rectal digital. En el animal que se dispone a defecar el
tono anal es débil. Un esfínter anal abierto, que deja a la vista la mucosa, constituye una anomalía. Por
otro lado, el hecho de que sea posible realizar la exploración rectal en un gato consciente indica
reflejo anal débil.
Reflejo anogenital
La estimulación táctil del ano y de los genitales o del abdomen caudal desencadena la micción y la
defecación hasta las 3-4 semanas de edad.
Reflejo bulbocavernoso
El pinzamiento del bulbo del pene o de la vulva provoca la contracción del esfínter anal y la flexión
de la cola. Sirve para valorar el mismo arco reflejo que el reflejo perineal.
Reflejo cutáneo del tronco (panicular)
Arco aferente: nervios espinales de los dermatomos consecutivos de la pared torácica lateral; vías
ascendentes de la médula espinal. Arco eferente: segmentos C8-T1; nervio torácico lateral; músculo
cutáneo del tronco.
Comience en el borde craneal de las alas del ilion. Pellizque la piel a cada lado de la columna dorsal.
Observe que el pellizcamiento de un lado induce contracción bilateral del músculo cutáneo del tronco
(fig. 2.26).
Figura 2.26 Un estímulo aplicado en un lado produce contracción muscular bilateral (flechas, contracción muscular bilateral).
Las lesiones aferentes se localizan dentro de la médula espinal: el pellizcamiento caudal a la lesión de
la médula espinal no da lugar a contracción refleja en ambos lados. Se establece un punto «de corte»,
por delante del cual es posible inducir el reflejo, no así caudalmente al mismo. El lugar de la lesión
de la médula espinal se encuentra unos segmentos medulares por delante del punto «de corte»
identificado sobre la piel. Esta falta de concordancia se debe al crecimiento desigual de la médula
espinal y de las vértebras.
Las lesiones eferentes tienen lugar en el interior de la médula espinal en los segmentos C8-T1, o en
las raíces nerviosas que salen de tales segmentos. La lesión puede ser unilateral, en cuyo caso la
estimulación de cualquiera de los dos lados de la columna sólo producirá contracción refleja en el
lado contrario al de localización de la lesión.
Consejo clínico
El síndrome de Horner y la ausencia ipsilateral del reflejo cutáneo del tronco se registran a
menudo conjuntamente y de forma secundaria a una avulsión del plexo braquial caudal.
El reflejo de contracción del músculo cutáneo del tronco puede estar disminuido en las enfermedades
generalizadas de la NMI. Resulta difícil de observar en perros obesos. Está presente en el nacimiento.
Consejo clínico
El reflejo está ausente por naturaleza en cualquier punto craneal a los dermatomos C8-T1
(nivel del hombro), así como en toda localización caudal a las alas del ilion. No hay que
confundir esta característica con un punto «de corte».
Reflejo de rascado
En el neonato normal, desde los 2-4 días de vida hasta las 3-4 semanas de edad, la estimulación
originada por el rascado repetitivo del lateral del tórax o del cuello induce unos débiles movimientos
de rascado de la extremidad ipsilateral.
Reflejo de apoyo (impulso extensor)
Ejerciendo una suave presión, separe los dedos. Se producirá la extensión de la extremidad. Este
reflejo puede resultar difícil de valorar. Se trata de un fenómeno distinto de la respuesta de impulso
postural extensor.
Valoración
Graduación de los reflejos
Observe la intensidad, la velocidad y el grado de extensión o de flexión después de un único estímulo
(tabla 2.2).
0
1+
2+
3+
4+
Grado
Ausente, arreflexia
Disminuido, hiporreflexia
Normal, normorreflexia
Aumentado, hiperreflexia
Clónico, clonus
Tabla 2.2 Gradación de reflejos
Acción
Sin movimiento reflejo
Movimiento lento, disminuido, reducido
Acción refleja rápida, seguida de relajación
Acción refleja exagerada, más amplia y más rápida
Acción refleja aumentada, repetitiva y sostenida
Sólo los reflejos rotuliano y de retirada se desencadenan de manera constante y fiable. Su ausencia
indica una lesión en el arco reflejo (enfermedad de NMI), bien en el arco sensitivo bien en el arco
motor. La función sensitiva se valora después comprobando la percepción dolorosa y la
propiocepción (tabla 2.3).
Tabla 2.3 Variaciones de la función refleja
Excepciones a la regla
Res olución
Los perros neurológicamente normales ≥10 años pueden no presentar uno o ambos
En los trastornos de la NMI también están presentes hipotonía, debilidad y marcha
reflejos rotulianos
con pasos cortos
En el 31% de los perros con lesión en C1-C5 existe reflejo de retirada de miembro
Obtención de imágenes de ambas áreas cervicales, C1-C5 y C6-T2
torácico
Consejo clínico
Si el reflejo no se produce o está disminuido, cuestione en primer lugar su técnica de
exploración. Repita la prueba. Cambie su técnica. Vuelva a valorar.
El shock espinal es la parálisis flácida y la arreflexia que se registra en mamíferos después de la
sección completa de la médula espinal. Es posible que ya se haya resuelto cuando el perro o gato es
sometido a exploración. Un reflejo invertido es aquel en el que el movimiento desencadenado es
contrario al que se observa normalmente, por ejemplo la flexión observada mientras se realiza la
prueba del reflejo tricipital. En perros y gatos no se le concede importancia diagnóstica.
Reflejos normales o aumentados indican que el arco reflejo está intacto. No diagnostique la
enfermedad neurológica sobre la base de un reflejo espinal aumentado, sin más anomalías. Las
lesiones que son lo suficientemente graves como para eliminar la inhibición descendente afectan
también a los tractos motores descendentes y a las vías propioceptivas ascendentes. Las lesiones de la
NMS cursan acompañadas de reflejos espinales normales, aumentados o clónicos. La
seudohiperreflexia se produce con pérdida de tono muscular antagónico, como por ejemplo reflejos
rotulianos aumentados con lesión del nervio ciático.
Evidencia de desconexión de la NMS
Reflejo extensor cruzado
Arco aferente: el mismo que en el reflejo flexor. Arco eferente: flexores del miembro ipsilateral;
extensores del miembro contralateral.
El ligero pellizcamiento de un dedo induce la flexión de la extremidad estimulada y la rápida
extensión refleja de la extremidad contralateral. Es un signo de eliminación de la inhibición del arco
reflejo y es un hallazgo anómalo si aparece en animales mayores de 3 semanas de edad y en decúbito
lateral. Su presencia o ausencia no constituye un signo pronóstico. El reflejo puede estar ausente en
gatitos normales menores de 3 semanas de edad.
Un estímulo más nocivo induce dolor y hace que el animal forcejee y extienda voluntariamente la
extremidad contralateral.
Reflejo de masa
Es la reacción exagerada que puede producirse al realizar la prueba del reflejo de retirada o del
reflejo perineal en animales carentes de inhibición descendente de la NMS. Pueden registrarse flexión
bilateral de las extremidades posteriores, contracción anal, flexión de la cola y, en ocasiones,
expulsión de orina.
Signo de Babinski
En humanos adultos normales el frotamiento de la planta del pie desde el talón hasta los dedos,
lateralmente y después medialmente, desencadena la flexión del dedo gordo. La dorsiflexión del dedo
gordo, con o sin despliegue de los demás dedos, recibe la denominación de signo de Babinski y no es
normal en adultos, indicando su presencia la existencia de lesión del tracto corticoespinal (NMS). El
signo de Babinski es normal en niños menores de tres años y aparece ampliamente representado en
distintas pinturas medievales, renacentistas y barrocas de la Virgen con el Niño.
La variación del estímulo al rascar, pellizcar, frotar, percutir o flexionar la parte inferior de la
extremidad ofreció la oportunidad de renombrar el signo, por ejemplo como signo de Chaddock,
Scherzi, Oppenheim, Gordon, Schaefer o Strumpell. Sin embargo, la anomalía del hallazgo clínico y
su significado siguieron siendo los mismos.
Este reflejo no está presente de manera constante en pequeños animales y no es necesario para la
localización de lesiones. Se incluye aquí porque prácticamente cualquier veterinario ha oído hablar
de él y ha intentado desencadenarlo. La extensión tónica del primer dedo que se produce en
síndromes distónicos en el ser humano es un signo de trastornos extrapiramidales y se conoce como
«dedo estriatal». El término «extrapiramidal» se refiere a la localización de los tractos descendentes
dentro del tronco del encéfalo, contribuyendo tales vías a la mayoría de los tractos motores en
pequeños animales. El «dedo estriatal» es una extensión tónica y el signo de Babinski es una acción
provocada.
El signo de Babinski se refiere también a la elevación paradójica de las cejas al cerrar los ojos en los
casos de espasmo hemifacial en el ser humano.
Percepción del dolor
Objetivo
Valorar la integridad de las vías del dolor en el SNC y en el SNP.
Importancia
La percepción del dolor es una valoración subjetiva de un estímulo nocivo. El veterinario valora la
respuesta conductual del paciente frente al estímulo. La pérdida de percepción del dolor en las
enfermedades de la médula espinal indica daño grave y mal pronóstico de recuperación. El animal
inconsciente que no responde al dolor se clasifica como comatoso.
Exploración
Pellizque la piel o apriete el lecho ungueal con unas pinzas hemostáticas. Comience con una suave
presión. Deberá aplicar una fuerza mayor sólo si es necesaria para desencadenar la reacción. Los
pinchazos con alfiler constituyen estímulos poco fiables y no deben utilizarse. Pida a un ayudante de
confianza que sujete la cabeza del animal, o considere la posibilidad de utilizar un bozal. Es necesario
sujetar de alguna manera al animal, pero tales medidas restrictivas no deben interferir en la
interpretación de la respuesta conductual. Algunos animales vuelven la cabeza hacia la fuente del
dolor, otros vocalizan o forcejean para liberarse de la sujeción (fig. 2.27).
Figura 2.27 Pellizcamiento de dedo para provocar dolor. El animal forcejea para escapar.
Esta prueba suele realizarse al final de la exploración neurológica, pues la acción de infligir dolor
prácticamente garantiza que el animal deje de cooperar.
Interpretación
La mayoría de los casos clínicos requieren que el veterinario decida si existe o no percepción del
dolor. No se obsesione en relación con las categorías de dolor superficial o profundo. Lo
fundamental es preguntarse: ¿siente dolor el animal… o no? Observe si es necesaria una fuerza
mayor o menor de la normal. Cuando el dolor se desencadena con una fuerza «normal», ésta resulta
difícil de cuantificar. Recuerde la presión digital utilizada para desencadenar un impulso: la
aplicación del mismo grado de presión, o ligeramente mayor, sobre el lecho ungueal mediante pinzas
hemostáticas induce la respuesta incluso en los animales más tranquilos.
Función urinaria
Objetivo
• Valorar la capacidad de micción voluntaria.
• Valorar el grado de esfuerzo necesario para vaciar la vejiga.
• Estimar el grado de retención de orina.
Importancia
La pérdida de capacidad de contracción de la vejiga da lugar a retención de orina. Ésta puede ser
secundaria a una pérdida de la información aferente procedente de la vejiga que indica su plenitud. El
daño del músculo detrusor por sobredistensión o enfermedad infiltrativa debilita las contracciones
vesicales. Las lesiones de la médula espinal de la NMI dan lugar a parálisis de la vejiga, siendo
posible palpar el tono muscular (salvo si se ha producido sobredistensión secundaria). Las lesiones
de la NMI de segmentos de la médula espinal o de nervios dan lugar a una parálisis flácida de la
vejiga. La inervación motora del músculo detrusor de la vejiga corre a cargo del nervio pélvico
parasimpático, que tiene su origen en los segmentos medulares S1-S3.
El tono del esfínter uretral está aumentado en las lesiones de la NMS. La inervación motora del
esfínter uretral interno compuesto por músculo liso tiene su origen en el nervio hipogástrico
(simpático) y en los segmentos medulares L1-L4 (perro) y L2-L5 (gato). El esfínter externo,
constituido por músculo esquelético, recibe inervación motora a través del nervio pudendo, que tiene
su origen en los segmentos medulares sacros S1-S3. La pérdida de contracción del esfínter uretral es
causa de pérdida de orina.
Exploración
Palpe el tamaño de la vejiga antes y después de la micción voluntaria. Observe la capacidad del
animal para adoptar la postura e iniciar la micción, así como la fuerza y el calibre del chorro
miccional. No dé por supuesto que la orina encontrada en la jaula del paciente haya sido
voluntariamente eliminada ni que indique que la vejiga se haya llenado de manera satisfactoria. La
acción refleja puede causar una contracción incompleta de la vejiga. Palpe siempre la vejiga y
expulse mediante presión la orina residual.
Interpretación
Una vejiga grande y flácida indica lesión de NMI. Una vejiga de este tipo resulta fácil de vaciar de
orina mediante presión debido a la ausencia de inervación tanto somática como simpática de los
esfínteres urinarios. Dependiendo del nivel de la lesión, la inervación simpática puede conservarse,
siendo en tal caso responsable de la resistencia al vaciado de la vejiga por presión. Es característico
que una vejiga distendida y tensa por una lesión de NMI resulte difícil o imposible de vaciar
manualmente por presión. También es muy difícil exprimir la vejiga de perros y gatos machos
normales.
Nervios craneales
Objetivo
Valorar las funciones motora y sensitiva de los nervios craneales (NC) mediante la observación y a
través del estímulo de reflejos y respuestas.
Importancia
Los 12 pares craneales entran en el tronco del encéfalo o lo abandonan a través de los orificios del
cráneo, a menudo por parejas (tabla 2.4). Los NC se designan con un número, de rostral a caudal. El
músculo esquelético y el músculo liso están inervados por nervios craneales, de modo que en la
enfermedad neuromuscular generalizada o disautonomía es posible que existan lesiones de la NMI.
Las lesiones cerebrales tienen un débil efecto sobre la función motora y sensitiva del NC
contralateral y, en un primer momento, suelen pasar desapercibidas.
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
Olfatorio
Óptico
Motor ocular común u oculomotor
Patético o troclear
Trigémino
Motor ocular externo o abducens
Facial
Auditivo o vestibulococlear
Tabla 2.4 Regla mnemotécnica para los nervios craneales
Oh
Oh
Madre
Por
Ti
Me
Fui
A
IX
X
XI
XII
Glosofaríngeo
Neumogástrico o vago
Espinal o accesorio
Hipogloso
Galicia
No
Esperes
Hijos
NC I: nervio olfatorio
Objetivo
Pocas veces evaluado.
Importancia
Las neuronas olfatorias se extienden desde los receptores presentes en la mucosa nasal a través de la
lámina cribiforme del hueso etmoides hasta los bulbos olfatorios. Los receptores y los nervios
olfatorios son meramente sensitivos y actúan como mediadores del sentido del olfato. La percepción
consciente del olor se produce en el lóbulo piriforme.
Exploración
Los olores fuertes, como el del amoníaco, pueden estimular los receptores del trigémino (NC V) de
la mucosa nasal, que detecta estímulos dolorosos, en lugar de estimular los receptores del olfatorio
(NC I).
Interpretación
Se observa al animal oliendo un alimento y se presume que está percibiendo el olor. La ausencia de
sentido del olfato se denomina anosmia.
NC II: nervio óptico
Objetivo
Valorar la visión y el control de la pupila.
Importancia
El nervio óptico es únicamente sensitivo y transmite información a la corteza occipital para la visión
y al mesencéfalo como arco aferente del reflejo pupilar a la luz (RPL). Las vías aferentes para ambos
fenómenos son comunes hasta un determinado punto. Este hecho ayuda a localizar las lesiones: la
ausencia de visión y de RPL indica una lesión en las vías comunes.
Las células ganglionares de la retina forman el nervio óptico, cuya terminación puede observarse en
la exploración de la retina como disco óptico (fig. 2.28). El nervio óptico está mielinizado por
oligodendrocitos y rodeado por espacio subaracnoideo y meninges. Entra en el cráneo por el
conducto óptico y alcanza el cerebro en situación rostral a la hipófisis.
Figura 2.28 El agente de contraste realza el nervio óptico (flecha). Se trata de un efecto secundario de la mielografía por inyección de la cisterna magna.
La mayor parte de las fibras (gato 65%, perro 75%) del nervio óptico cruzan (se decusan) hasta el
lado contrario, para formar el tracto óptico contralateral. El punto de decusación recibe el nombre de
quiasma óptico. El tracto óptico se proyecta hacia la corteza occipital ipsilateral por la vía del núcleo
geniculado ipsilateral y de la radiación óptica. Así pues, una lesión completa del nervio óptico
ocasiona déficit de reacción de amenaza ipsilateral y una lesión en el tracto óptico o por encima de
éste da lugar a déficit de reacción de amenaza contralateral (fig. 2.29).
Figura 2.29 Visión y constricción pupilar comparten inicialmente una vía común.
Exploración
Recorrido de obstáculos
A menudo la ceguera se observa por primera vez en un entorno nuevo, de manera que puede no ser
necesario crear un complicado recorrido de obstáculos en la sala de exploración. Anime al animal a
caminar por la sala. Tome nota de cualquier colisión con el mobiliario y del lado de la cabeza que
recibe el golpe. No malinterprete la pérdida de equilibrio y la caída o el choque con objetos como
ceguera.
Seguimiento visual
Un animal mentalmente alerta puede reaccionar a una primera torunda de algodón que cae ante su
cara y posteriormente ignorar esfuerzos similares por captar su atención, de ahí que esta respuesta
pueda estar ausente en animales sanos.
Reacción a la amenaza
El examinador ha de tapar con una mano un ojo del animal, mientras lleva la otra mano de manera
súbita hacia el ojo sin cubrir. No toque las vibrisas ni estimule la cara con ráfagas de aire, pues ello
estimularía el nervio trigémino (NC V). La respuesta normal a un gesto de amenaza es el pestañeo
(fig. 2.30). No es un reflejo y requiere que el animal esté atento. Esto se consigue dando unos ligeros
golpecitos en el lateral de la cabeza del animal y repitiendo después la prueba de reacción a la
amenaza. Los animales con un trastorno sistémico pueden estar demasiado aletargados para
responder como se espera.
Figura 2.30 Reacción a la amenaza. El ojo contralateral está cubierto y la mano que amenaza no queda demasiado cerca de la cara.
Se trata de una respuesta aprendida y está presente en gatitos y cachorros a partir de las 10-12
semanas de edad.
Interpretación
La reacción a la amenaza se define como un pestañeo que se produce inmediatamente después del
gesto de amenaza. La ausencia de respuesta se refiere como un déficit de amenaza y puede registrarse
como consecuencia de una lesión en las vías aferentes o eferentes. No es un reflejo, pues la vía
requiere integración cerebral y se ve afectada por la función cerebral (p. ej., estado de alerta). La
parálisis facial (NC VII) impide el cierre del párpado, pero el globo ocular puede retraerse (NC VI).
Aun así, la reacción a la amenaza se considera en este caso ausente (0). Deje constancia en los
informes de que parece que el animal conserva la visión.
Una lesión cerebelosa unilateral puede causar un déficit de amenaza ipsilateral en presencia de visión
y nervio facial normales. Una lesión cerebelosa difusa puede dar lugar a un déficit de amenaza
bilateral.
La respuesta se clasifica como ausente (0), disminuida (1 + ) o normal (2 + ).
Reacción de posicionamiento visual
El animal normal intenta llegar a la mesa.
Examen del fondo de ojo
La oftalmoscopia indirecta (fig. 2.31) permite observar la retina como un todo y tiene la ventaja de
que no requiere colocar la cara pegada a la boca del paciente. Un ayudante sujeta la cabeza del animal
mientras el veterinario dirige una luz hacia el ojo del animal y busca el reflejo tapetal amarilloverdoso brillante. El veterinario, a la distancia del brazo estirado, coloca una mano sobre la cabeza
del animal y baja la lente para que quede delante del ojo, iluminando el fondo. Éste se enfoca
acercando o alejando ligeramente la lente del ojo. Un error corriente es el de no mantener la
distancia focal de la mano que sujeta la lente, acercándola demasiado al ojo.
Figura 2.31 Oftalmoscopia indirecta. Este procedimiento tiene la ventaja adicional de mantener la cara del veterinario apartada de la boca del animal.
Tome nota de la posible existencia de hemorragias, desprendimiento de retina, áreas hiperreflectivas
o hiporreflectivas. En las lesiones de retina o del nervio óptico la visión resulta afectada antes que el
RPL.
Reflejo de deslumbramiento
Una luz intensa dirigida sobre el ojo induce un parpadeo reflejo, mediado por un impulso aferente
desde el nervio óptico hasta las estructuras subcorticales con inervación motora por parte del nervio
facial (NC VII).
NC III: nervio oculomotor
Objetivo
Valorar la contracción de la pupila y el movimiento del globo ocular.
Importancia
Las fibras aferentes abandonan el tracto óptico y pasan al núcleo pretectal ipsilateral, en el
mesencéfalo. A continuación, la mayoría de las fibras se decusan hacia el núcleo parasimpático
contralateral del NC III también en el mesencéfalo rostral. Las fibras preganglionares salen del
mesencéfalo ventralmente y pasan al ganglio ciliar en asociación con las neuronas eferentes del NC
III que se dirigen a los músculos extraoculares. Las fibras posganglionares, denominadas nervios
ciliares cortos, inervan los constrictores del iris. El iris del gato está inervado por nervios ciliares
cortos, laterales y mediales. La pérdida de uno de estos nervios crea una pupila en forma de «D»;
entre 5 y 8 nervios ciliares cortos inervan los constrictores del iris en el perro.
La rama somática eferente del NC III inerva los músculos extraoculares oblicuo, recto dorsal, recto
ventral y recto medial. Estos músculos tienen diferentes funciones según la orientación de la mirada.
Además, el nervio otorga inervación a los músculos elevadores del párpado. Los cuerpos neuronales
se encuentran dentro del núcleo del NC III en el mesencéfalo rostral, asociados al núcleo
parasimpático del NC III. Ambas ramas del nervio oculomotor salen del tronco del encéfalo en
posición ventral y abandonan el cráneo a través de la fisura orbitaria, para inervar los músculos
intrínsecos y extrínsecos del ojo.
Exploración
Tamaño de la pupila
El tamaño de la pupila puede valorarse colocándose el examinador a una distancia equivalente a la
longitud de su brazo y observando la cara del animal a través de un oftalmoscopio. Compare los
reflejos tapetales de ambos ojos. Valore el tamaño y la reacción de la pupila con luz ambiental y en la
oscuridad. Las pupilas normales deben dilatarse por igual en la oscuridad (adaptación a la oscuridad).
Compruebe siempre si existen problemas anatómicos o mecánicos del iris, como sinequias, atrofia
del iris, subluxación del cristalino o glaucoma, pues tales trastornos afectan al tamaño, a la forma y a
la simetría de las pupilas (Figura 2.32 and Figura 2.33).
Figura 2.32 Observación de ambas pupilas a través de un oftalmoscopio directo para valorar su simetría.
Figura 2.33 Descripción del tamaño de la pupila.
Interpretación
La anisocoria es a menudo patológica. La parálisis simpática impide que la pupila afectada se dilate
plenamente en la oscuridad, pero los RPL son normales.
El estado de alerta, el miedo o la agitación incrementan el estímulo simpático, lo cual dilata las
pupilas. Al sobrevenir el sueño, la actividad simpática disminuye y la inhibición del núcleo
parasimpático del NC III desaparece, lo cual da lugar a pupilas pequeñas.
Reflejo pupilar a la luz (RPL)
Utilizando un oftalmoscopio, dirija una luz intensa hacia un ojo y observe la contracción de la pupila
(fig. 2.34). Este fenómeno se denomina RPL directo.
Figura 2.34 Valoración de la contracción de la pupila.
El arco aferente está mediado por el NC II y el eferente por la rama parasimpática del NC III. La
mayor parte de las fibras aferentes se cruzan o se decusan en el quiasma óptico y luego de nuevo una
vez pasado el núcleo pretectal, lo cual explica la fuerza relativa del RPL directo. Ilumine un ojo con
la luz y observe la contracción de la pupila contralateral: este fenómeno se denomina RPL indirecto y
normalmente es menos intenso. El escape pupilar es la ligera redilatación que se observa en la pupila
normal sometida a un estímulo luminoso constante, y se debe a la adaptación de la retina.
Consejo clínico
Las pilas de las linternas desechables se acaban bastante rápidamente, dando lugar a un
estímulo inadecuado y a resultados incoherentes en las pruebas.
Prueba de luz oscilante
Ilumine con luz intensa un ojo durante 2 segundos y después dirija rápidamente la luz hacia el otro
ojo, para iluminar luego de nuevo el primero (fig. 2.35). La respuesta normal es que ambas pupilas se
mantengan contraídas, independientemente del ojo estimulado. Cuando existe una lesión aferente, el
movimiento de la luz del ojo normal hacia el anómalo hace que ambas pupilas se dilaten. La
dilatación de una pupila previamente contraída, a pesar de la estimulación directa con luz, recibe el
nombre de signo de Marcus Gunn o pupila de Marcus Gunn. El grado de dilatación es mayor que el
observado en el fenómeno normal de escape pupilar.
Figura 2.35 Prueba de luz oscilante (anomalía).
Interpretación del RPL
Interprete siempre los resultados del RPL junto con los de reacción a la amenaza. Inicialmente las
vías aferentes para ambas respuestas son comunes. Trace los diagramas para ambas vías y localice el
sitio de la lesión. Las enfermedades del mesencéfalo afectan también al estado mental y a la marcha.
Movimiento del ojo
Mueva la cabeza del animal de un lado a otro y observe el movimiento del ojo. Los detectores de
rotación de la cabeza son los conductos semicirculares del aparato vestibular. La información
sensorial entra en la médula a través del NC VIII, que se proyecta en sentido rostral vía el fascículo
longitudinal medial (FLM) a través del tronco del encéfalo hasta los núcleos de los NC III, IV y VI. El
arco eferente de este movimiento reflejo del ojo comprende los NC III, IV y VI, dependiendo de la
posición de la cabeza. El recto lateral (NC VI) da lugar a la abducción del globo ocular y el recto
medial (NC III) a su aducción. Los animales, en condiciones normales, tienen movimientos
conjugados del ojo (fig. 2.36).
Figura 2.36 Movimiento de los músculos extraoculares.
Posición del ojo
Sitúese frente al animal y observe la posición de cada ojo dentro de su cuenca (fig. 2.37).
Figura 2.37 Sostenga la cabeza por debajo de la barbilla y observe el tamaño y la simetría de las estructuras faciales.
En el animal normal, la pupila se localiza en el centro de la hendidura palpebral. La desviación del
eje visual se denomina estrabismo. Cuando está presente con posición normal de la cabeza, recibe el
nombre de estrabismo en reposo (espontáneo). Flexione dorsalmente el cuello y observe de nuevo la
posición del ojo. La posición del ojo se explora mejor desde arriba. Evite retraer la piel de la frente,
pues este gesto eleva los párpados, dejando al descubierto un área mayor de esclerótica, lo cual da
lugar a la falsa impresión de estrabismo ventral (fig. 2.38).
Figura 2.38 Técnica inadecuada. Obsérvese cómo el examinador retrae la piel al sujetar la cabeza.
Los animales normales deben mirar en la dirección hacia la cual orientan la cara. La parálisis del NC
III da lugar a un estrabismo ventrolateral en reposo. El estrabismo convergente, en el que el eje visual
se desvía en sentido medial, se denomina esotropía. El estrabismo divergente, en el que el ojo mira
hacia fuera, se denomina exotropía.
El estrabismo posicional (inducible) es el que se presenta con una alteración de la posición de la
cabeza (v. pág. 236).
Posición del párpado superior
Mire de frente al animal y compare la simetría de las hendiduras palpebrales derecha e izquierda. La
paresia o la parálisis del músculo elevador del párpado produce ptosis y reduce el tamaño de la
hendidura palpebral.
NC IV: nervio troclear
Objetivo
El NC IV tiene sólo función motora. Interviene en el movimiento y la posición del globo ocular. Su
limitada función resulta difícil de valorar.
Importancia
El núcleo del NC IV se localiza en el mesencéfalo caudal. Los axones discurren en sentido dorsal, se
cruzan o decusan y abandonan el tronco del encéfalo en posición dorsal. El NC IV discurre luego
ventralmente y sale por el suelo del cráneo a través de la fisura orbitaria para inervar el músculo
oblicuo dorsal, un músculo extraocular. La contracción del oblicuo dorsal rota la superficie dorsal
del globo en sentido medial. El fracaso de esta función no se distingue visualmente en el perro, al ser
su pupila redonda, pero la pupila en forma de hendidura vertical de los gatos puede mostrar
estrabismo con rotación lateral de la cara dorsal.
Exploración
La exploración del fondo del ojo puede mostrar rotación de los vasos sanguíneos retinianos.
NC V: nervio trigémino
Objetivo
Valorar la fuerza mandibular y la presencia de sensibilidad facial.
Importancia
El NC V está compuesto por fibras motoras y sensitivas. Como su propio nombre sugiere, consta de
tres ramas: la oftálmica (sensitiva del ojo, del canto medial del ojo y de la ventana nasal), maxilar
(sensitiva del canto lateral del ojo y de la ventana nasal) y mandibular (motora de los músculos de la
masticación y sensitiva de la mandíbula). El núcleo motor del NC V se encuentra en el puente. Sus
axones se unen a las fibras sensitivas del NC V, salen del puente, atraviesan el hueso petroso y
abandonan el cráneo por el agujero oval. Los axones sensitivos incluidos en las tres ramas del NC V
se unen y entran en el cráneo por el agujero oval. Los impulsos sensoriales son transmitidos a otros
núcleos del nervio craneal para completar los arcos reflejos y son transmitidos también a la corteza
cerebral contralateral. Las lesiones cerebrales unilaterales pueden reducir la percepción del dolor en
el área facial contralateral; estos déficits son sutiles y pueden pasar desapercibidos. Las lesiones
unilaterales del nervio trigémino comienzan por déficits sensoriales y motores ipsilaterales. Existen
situaciones clínicas en las que se producen sólo déficits sensoriales o motores.
Exploración
Simetría
Valore la simetría de los músculos temporal y masetero mediante observación y palpación de la
cabeza (fig. 2.39).
Figura 2.39 La atrofia del músculo masticatorio aumenta la prominencia del arco cigomático.
El arco cigomático y la cresta sagital se muestran prominentes y se produce enoftalmos.
La posición del globo dentro de la cuenca se valora fácilmente observando la cabeza del animal
desde arriba: la curva de la córnea se muestra más o menos prominente. La tumefacción de los
músculos masticatorios empuja los ojos hacia delante, causando exoftalmos, que se aprecia en forma
de ojo abombado, prominente, con esclerótica expuesta en torno a todo el iris (Figura 2.40 and
Figura 2.41).
Figura 2.40 El ojo derecho se muestra enoftálmico, debido a síndrome de Horner del lado derecho.
Figura 2.41 Exoftalmos secundario a miositis del músculo masticatorio.
Tono mandibular
Observe la posición de la mandíbula en reposo. Si la boca cuelga abierta, empuje la mandíbula hacia
arriba y observe si cae de nuevo al soltarla. Abra la boca, comprobando la resistencia al movimiento.
Si el animal sólo es agresivo con los extraños, pida al propietario que le abra la boca (fig. 2.42).
Figura 2.42 El perro puede cerrar completamente la mandíbula.
Para ser eficaz, esta prueba debe ir seguida de la exploración de la lengua y del reflejo de arcada.
Reflejo de parpadeo
Toque el canto lateral del ojo (NC V: sensitivo) y observe el parpadeo reflejo (NC VII: motor). Los
párpados deben cerrarse completamente. Toque el canto medial y observe el reflejo de parpadeo. El
parpadeo se produce como reacción al roce, más que como respuesta a un gesto de amenaza (fig.
2.43).
Figura 2.43 Reflejo de parpadeo: comprobación de la sensibilidad facial y de la capacidad de parpadeo.
Sensibilidad facial
Se valora también como parte integrante del reflejo de parpadeo (fig. 2.44). Inserte suavemente un
bolígrafo o unas pinzas hemostáticas cerradas en un orificio nasal y después en el otro. El animal
debería apartar la cabeza del estímulo nocivo. Toque o pellizque el labio superior (NC V) y observe
si existe retracción labial (NC VII). Pellizque el labio inferior; el animal debería apartar la cabeza del
estímulo nocivo.
Figura 2.44 Comprobación de la sensibilidad facial: rama mandibular del nervio trigémino.
Consejo clínico
Es seguro que el hecho de pinchar o pellizcar la cara de una mascota impresionará a sus
dueños. Explíqueles brevemente qué es lo que se dispone a hacer y por qué.
Prueba de lagrimeo de Schirmer
Véase NC VII.
Interpretación
La respuesta conductual de un animal ante el dolor se ve alterada por su estado mental. Los reflejos
pueden estar disminuidos por lesiones de los arcos motores o sensitivos. Las lesiones de las fibras
sensitivas del NC V pueden dar lugar a sensaciones anómalas y a rascado de un lado de la cara, en
vez de a la esperada anestesia. El músculo masticatorio tiene una composición diferente del músculo
apendicular y puede ser objetivo específico del sistema inmunitario, de modo que la afectación de los
músculos masticatorios de forma aislada puede no deberse a una lesión del NC V. Las lesiones del
núcleo del NC V cursan acompañadas de déficits clínicos de estructuras adyacentes: pedúnculos
cerebelosos, tractos motores descendentes y propioceptivos ascendentes ipsilaterales y SARA.
NC VI: nervio abducens o motor ocular externo
Objetivo
Valorar la función de los dos músculos extraoculares.
Importancia
El nervio abducens contiene fibras que se dirigen a los músculos retractor del bulbo y recto lateral.
Su núcleo se encuentra en la médula rostral. Los axones salen del tronco del encéfalo en posición
ventral y abandonan el cráneo por la fisura orbitaria.
Exploración
Retracción del globo ocular
Como reacción al tacto, se produce retracción refleja del ojo dentro de la cuenca. El arco aferente
está mediado por el NC V (rama oftálmica) y el eferente por el NC VI. Existen diversas maneras de
estimular el arco aferente:
• Separe los párpados. Espere. El globo ocular se retrae al secarse la córnea.
• Separe los párpados. Sople sobre la córnea.
• Separe los párpados. Toque ligeramente la córnea.
El método de elección consiste en tocar la córnea a través de los párpados cerrados. Esta técnica es
mejor tolerada por el animal y no supone un traumatismo para la córnea. Una ligera presión estimula
la retracción del globo que, con un poco de práctica, puede percibirse a través del párpado cerrado.
Posición y movimiento del ojo
La parálisis del recto lateral puede dar lugar a estrabismo medial espontáneo y a incapacidad de
abducción completa del globo ocular.
Interpretación
La retracción del globo ocular resulta difícil de valorar en presencia de enoftalmos. La parálisis de la
función se debe a lesiones de la NMI (nervio o tronco del encéfalo). Los déficits asociados ayudan a
localizar la lesión.
NC VII: nervio facial
Objetivo
Valorar el movimiento de los músculos responsables de la expresión facial y cuantificar la
producción de lágrimas.
Importancia
El nervio facial contiene fibras motoras que se dirigen a los músculos de la expresión facial y fibras
parasimpáticas que inervan las glándulas nasales, salivales y lagrimales. Las fibras sensitivas
transmiten información desde las papilas gustativas de los 2/3 rostrales de la lengua. Los axones del
nervio facial localizados dentro de la médula están íntimamente asociados al núcleo del NC VI y al
pedúnculo cerebeloso caudal. El NC VII discurre adyacente al NC VIII en su salida del tronco del
encéfalo y en su paso por el meato acústico interno del hueso petroso (fig. 2.45).
Figura 2.45 Vía del nervio facial.
Exploración
Simetría y movimiento faciales
Observe la simetría facial fijándose en la posición de los labios superiores, los labios inferiores, las
orejas, el philtrum nasal y la hendidura palpebral. Eleve el mentón del animal para apreciar mejor la
asimetría labial. Ofrezca al animal un objeto para que lo huela y tome nota del movimiento de las
aletas nasales. Haga un ruido súbito y observe la simetría del movimiento de las orejas. Compruebe
la piel del labio superior por si existieran heridas por mordedura, que se producen cuando el labio
queda atrapado entre los caninos. Compruebe el aspecto de la córnea: puede parecer húmeda y
brillante, a pesar de una producción disminuida de lágrimas (fig. 2.46).
Figura 2.46 Debilidad facial izquierda. Obsérvese la posición más ventral de los labios superior e inferior, la ausencia de retracción de la comisura oral izquierda y la
ligera desviación de la nariz hacia la derecha.
Reflejo de parpadeo
Los párpados se cierran completamente cuando son estimulados por el tacto (NC V) o por un gesto
de amenaza (reacción a la amenaza).
Retracción labial
El labio superior debe retraerse cuando es pellizcado con las pinzas hemostáticas. Este reflejo
requiere integridad sensitiva (NC V) y motora (NC VII).
Pruebas de lagrimeo de Schirmer
Las pruebas de lagrimeo de Schirmer (Figura 2.47 and Figura 2.48) valoran la película lagrimal
acuosa utilizando una tira de papel calibrado con una línea impregnada de pigmento azul. El nivel
basal de producción de lágrima por parte de la glándula lagrimal (NC VII) aumenta en respuesta a la
estimulación (NC V: sensitiva; NC VII: motora).
Figura 2.47 Colocación de la tira reactiva para la prueba de Schirmer.
Figura 2.48 Lectura normal de prueba de lagrimeo de Schirmer.
Prueba de lagrimeo de Schirmer I (PLS I)
Mide las secreciones basal y refleja. Se dobla el extremo redondeado de la tira para la PLS y se
coloca bajo el párpado inferior, en situación inmediatamente medial al canto lateral. Las lágrimas
irán empapando la tira y corriendo el pigmento azul a medida que el líquido vaya ascendiendo por el
papel. A los 60 segundos se lee el nivel alcanzado por el colorante azul.
• Normal ≥15 mm.
• Ojo seco ≤10 mm.
• Ojo seco grave ≤5 mm.
Falsos valores normales/aumentados: ojo con dolor, lágrimas artificiales.
Falsos valores disminuidos: atropina, anestésicos, variación diaria normal, variación según la marca
de la tira para la realización de la prueba.
Prueba de lagrimeo de Schirmer II (PLS II)
Mide las secreciones basales. Administre una gota de anestésico tópico en el ojo. Seque el saco
conjuntival con un bastoncillo de algodón estéril. Coloque la tira para la PLS bajo el párpado
inferior, en situación medial al canto lateral. Lea el nivel de colorante azul a los 60 segundos (fig.
2.49).
Figura 2.49 Ojo seco en un perro con lesión izquierda del nervio trigémino. Obsérvese la atrofia del músculo temporal del lado izquierdo.
• Normal ≥7 mm.
• Ojo seco ≤7 mm.
Interpretación
Las lesiones de la NMI causan debilidad o parálisis del órgano efector. El músculo esquelético
muestra debilidad, flacidez y parálisis. La secreción glandular cesa. El cierre parcial de los párpados
indica debilidad de los músculos faciales. El párpado inferior puede estar caído, dando lugar a una
hendidura palpebral más amplia. La flacidez de los labios hace que se muestren caídos. Las orejas
caídas presentan una posición más ventral en la cabeza.
NC VIII: nervio vestibulococlear
Objetivo
• Buscar signos de alteración del equilibrio (división vestibular).
• Distinguir entre causas periféricas y centrales de la alteración vestibular.
• Valorar de manera subjetiva la capacidad auditiva (división coclear).
Importancia
El nervio vestibulococlear tiene una función meramente sensitiva. Los receptores del equilibrio y de
la audición se desarrollan en estrecha relación y se localizan en el hueso petroso. Sus axones
confluyen y abandonan juntos el hueso petroso por el meato acústico interno, en asociación con el
nervio facial. El nervio vestibular entra en la médula rostral y sus axones terminan, en su mayor
parte, en los núcleos vestibulares. Algunas fibras viajan directamente hasta el cerebelo. El nervio
coclear entra en la médula rostral y termina en los núcleos cocleares.
A la altura del tronco del encéfalo, los NC V, VII y VIII se encuentran anatómicamente próximos.
Exploración
Audición
La prueba consistente en hacer un ruido y observar la reacción del animal puede perder su eficacia si
se repite o si el animal es asustadizo o propenso a la agitación. En este sentido, resultan de mayor
utilidad los datos de la historia clínica. La valoración objetiva de la audición se consigue a través de
la respuesta del tronco del encéfalo provocada por estímulos auditivos, que permite valorar la
integridad de las vías anatómicas.
Posición de la cabeza
En los casos de disfunción vestibular el animal suele llevar la cabeza inclinada.
Nistagmo
Un rápido nistagmo espontáneo es a menudo un hallazgo anómalo cuando la cabeza se encuentra en
situación estable. Tome nota de la dirección del movimiento brusco y rápido, definiéndolo como
horizontal, vertical o rotatorio y hacia la izquierda, hacia la derecha, hacia arriba, hacia abajo o
variable. A menudo el nistagmo rotatorio se confunde con el nistagmo horizontal y vertical. Resulta
más fácil distinguir la dirección si se observa un vaso sanguíneo de la retina o de la esclerótica; si
este rota, el nistagmo es rotatorio. Es posible que el nistagmo sea detectable únicamente mediante
examen del fondo del ojo; la importancia es la misma. Observe los ojos con el cuello en flexión
lateral, dorsal y ventral, y con la cabeza en posición estable. Si el nistagmo aparece en algunas de
estas nuevas posiciones se define como nistagmo posicional o inducible.
El nistagmo fisiológico es un reflejo normal generado por los receptores vestibulares (sensitivos) y
el movimiento de los músculos extraoculares inervados por los NC III, IV y VI (motores). Gire la
cabeza horizontalmente varias veces a una frecuencia aproximada de 2 Hz y con una amplitud de
alrededor de 45°. La fase rápida del movimiento del ojo se produce en la dirección del giro. Intente
evitar que el propietario distraiga al animal, pues la fijación de la vista interrumpe la fase rápida del
movimiento, aunque la fase lenta persiste.
Estrabismo posicional (inducible)
Puede producirse estrabismo posicional vertical, ipsilateral a una lesión vestibular. En los animales
normales el iris se mantiene en el centro de la hendidura palpebral.
Interpretación
La valoración subjetiva de la audición no puede diferenciar la sordera unilateral de una capacidad
auditiva normal.
El nistagmo vertical indica enfermedad vestibular, independientemente de que la fase rápida se
produzca hacia arriba o hacia abajo. El nistagmo que cambia de dirección sugiere también una lesión
vestibular central. El nistagmo posicional puede producirse tanto en lesiones vestibulares centrales
como periféricas.
NC IX: nervio glosofaríngeo
Objetivo
Valorar la sensibilidad (y el movimiento) de la faringe.
Importancia
El NC IX es un nervio mixto. Proporciona inervación motora a las glándulas salivales y al músculo
estilofaríngeo (y posiblemente a otros músculos faríngeos) y contiene fibras sensitivas procedentes
de la lengua caudal (papilas gustativas), del seno carotídeo y de la faringe. Los axones motores tienen
su origen en la médula rostral y salen del cráneo a través del agujero yugular y de la fisura
timpanooccipital. Las fibras sensitivas discurren por las mismas aberturas y entran en la médula,
proyectándose hasta el tracto solitario. Desde aquí ascienden rostralmente, para la percepción
cerebral consciente, o se proyectan hacia otros núcleos del tronco del encéfalo, para crear arcos
reflejos.
Exploración
Reflejo de arcada
Inserte un dedo, un bolígrafo o el mango del martillo de reflejos en la faringe caudal y toque una
pared y después la otra. Observe las contracciones faríngeas y la elevación del paladar blando
(arcada) (fig. 2.50). Los NC IX y X contribuyen al arco sensitivo y al arco motor de este reflejo.
Figura 2.50 Valore el tono de la mandíbula, la simetría de la lengua, el color de la membrana mucosa, el olor y el reflejo de arcada.
Esta valoración suele combinarse con la exploración de la lengua y del tono mandibular.
Interpretación
El NC IX está íntimamente asociado al NC X y, en la clínica veterinaria, ambos nervios suelen estar
afectados al mismo tiempo. Las enfermedades neuromusculares cursan habitualmente con depresión
de la función motora faríngea, pero no de la sensitiva: el animal puede apartar la cabeza sin mover la
faringe. Muchos animales toleran la estimulación bilateral de la faringe, pero los animales normales
no muestran disfagia.
NC X: nervio vago
Objetivo
Comprobar la sensibilidad (y el movimiento) de la faringe, valorar la función laríngea.
Importancia
Inervación sensitiva y motora de faringe y laringe.
Exploración
Valore la posible existencia de estridor inspiratorio.
Reflejo de arcada
Véase antes en este capítulo.
Interpretación
Véase parálisis laríngea y disfagia, páginas 152 y 158.
NC XI: nervio accesorio del vago
Objetivo
Los déficits no se reconocen como problema clínico.
Importancia
La rama interna arranca del núcleo ambiguo en el interior de la médula, junto con el NC IX y el NC
X. La rama externa surge de las células del asta ventral en los segmentos de médula espinal C1-C6 y
discurre en sentido rostral a través del agujero magno. Las dos ramas se unen dentro del cráneo
formando el NC XI, que después sale por el agujero yugular y la fisura timpanooccipital junto con
los NC IX y X. La rama interna se mantiene junto al NC X, mientras que la rama externa se separa
para inervar el trapecio y partes de los músculos esternocefálico y braquiocefálico.
Exploración
Palpación del músculo trapecio.
Interpretación
Una lesión focal del NC XI no debe causar debilidad del miembro anterior, ni dar lugar a disfagia.
NC XII: nervio hipogloso
Objetivo
Valorar el movimiento, el tamaño y la fuerza de la lengua.
Importancia
El núcleo hipogloso se encuentra en la médula caudal. El NC XII sale del cráneo por el canal
conducto hipogloso e inerva los músculos intrínsecos y extrínsecos de la lengua.
Exploración
Abra la boca al animal y observe el movimiento y la simetría de la lengua, si tal maniobra resulta
segura. Un animal sano mueve la lengua cuando se le abre la boca. Intente retirar con un dedo la
lengua y observe el tono muscular. Si el animal es agresivo, observe la boca desde cierta distancia; la
lengua debe moverse mientras el animal jadea. Se puede palpar la lengua entre los maxilares para
hacerse una idea de una posible atrofia o hipertrofia.
Interpretación
Las lesiones de la NMI dan lugar a atrofia, flacidez y debilidad y ello es aplicable también a los
músculos de la lengua. En ciertas miopatías se aprecia aumento de tamaño de la lengua. La uremia
puede dar lugar a necrosis lingual.
3. Localización de lesiones
Guillermo de Occam (fallecido en torno a 1350) fue pionero en proponer, en la resolución de
problemas, el principio filosófico en virtud del cual, para explicar una cuestión, han de realizarse el
menor número posible de suposiciones. Este principio se conoce como navaja de Occam y se aplica
también a la localización de las lesiones neurológicas.
El objetivo es encontrar el foco de la patología. Así pues, se valoran todos los signos y se considera
si pueden atribuirse a una sola lesión o no.
Una vez que se ha llevado a cabo el razonamiento lógico, el clínico otorga prioridad a las pruebas
necesarias para diagnosticar la enfermedad en curso.
Si no se conoce la localización anatómica de la enfermedad, no podrán llevarse a cabo las pruebas de
manera oportuna, lógica, racional ni eficaz en términos económicos (tabla 3.1).
Pregunta
1. ¿Qué es lo normal?
2. ¿Qué sistema orgánico es responsable?
3. ¿Es el sistema nervioso?
4. ¿Dónde está la lesión?
5. ¿En qué podría consistir la lesión?
6. ¿Cómo llegar mejor al diagnóstico?
7. ¿Cuál es el mejor tratamiento?
Tabla 3.1 Procedimiento mental necesario para el diagnóstico
Res pues ta
Obtenga la historia clínica
Examine al animal
Lleve a cabo la exploración neurológica
Interprete los hallazgos del examen
Considere los datos de identificación del paciente, la historia clínica y la localización anatómica
Considere la localización anatómica
Consulte libros de texto y otras publicaciones
Etiología de la lesión
La historia clínica proporciona información importante sobre la naturaleza de la enfermedad
subyacente. No es correcto suponer que la recopilación de antecedentes del paciente puede evitarse
realizando diversos análisis de sangre y mediante técnicas de imagen. De hecho, éste es uno de los
errores más graves que puede cometer el profesional sanitario. La valoración de la velocidad de
presentación, del ritmo de evolución, ya sea hacia el empeoramiento o hacia la mejoría, y de la
duración de los signos proporciona las primeras pistas sobre el diagnóstico y, en consecuencia,
sobre el posible pronóstico.
Los procesos patológicos se corresponden con patrones característicos de conducta, los cuales
pueden ilustrarse de manera simplificada mediante gráficos. Se trata únicamente de unas directrices.
Las enfermedades tienen matices y variaciones en lo referente a su manifestación clínica. Por otro
lado, los libros de texto sólo describen las presentaciones habituales (fig. 3.1).
Figura 3.1 Patrones temporales de la enfermedad neurológica.
Es importante tener en cuenta la naturaleza de la enfermedad subyacente antes de planificar cualquier
prueba diagnóstica. Si todas las posibles enfermedades subyacentes (el diagnóstico diferencial) tienen
un pronóstico común de muerte en un breve plazo de tiempo, será honesto informar de tal hecho al
propietario, que es el responsable económico de los estudios y de las pruebas. Del mismo modo, si la
etiología que se sospecha es del tipo que se resuelve sin intervención alguna y a corto plazo, es
importante mencionárselo al propietario y considerar lo que podría denominarse una «desatención
benigna», es decir, la posibilidad de esperar y observar. Si el animal no responde de la forma
esperada ni en el plazo de tiempo esperado, ciertamente hallan justificación pruebas y estudios
adicionales.
Categorías de enfermedad
1. Malformación.
2. Inflamación.
3. Degeneración.
4. Traumatismo.
5. Tumor.
Algunos propietarios desean saber lo antes posible lo que le pasa a su animal. El veterinario debe dar
confianza a la hora de valorar los beneficios de estudiar el trastorno de la mascota. Ha de ser capaz
de explicar al dueño la importancia de unos resultados anómalos (o de la ausencia de anomalías) en
las pruebas diagnósticas.
Cómo ordenar por prioridades las pruebas diagnósticas
1. Utilidad:
• ¿Alterará esta prueba el tratamiento del animal?
• ¿Ofrecerá esta prueba más información sobre las posibles patologías subyacentes que otras
opciones diagnósticas?
2. Morbilidad:
• ¿Qué riesgos entraña para el animal la realización de la prueba? (¿Cómo puede reducirse dicho
riesgo?)
• ¿Cuál es el riesgo que supone para el animal la NO realización de la prueba? (¿Existe algún otro
método diagnóstico?)
• ¿Cuál es mejor?
3. Interferencias:
• ¿Confundirá este procedimiento los resultados de pruebas futuras?
4. Coste:
• ¿Puede el propietario afrontar las actuaciones que podrían derivarse de los resultados de la
prueba? (Es decir, ¿alterará esta prueba el tratamiento del animal?).
No olvide las enfermedades coexistentes
1. Los animales con afectación neurológica pueden tener alguna otra enfermedad, como artritis de
las extremidades anteriores al mismo tiempo que ataxia de extremidad posterior. La exploración
física es importante.
2. Los animales pueden tener déficits agudos nuevos y signos crónicos no relacionados, como una
pérdida aguda del equilibrio por enfermedad vestibular periférica y déficits propioceptivos
residuales por una compresión medular toracolumbar no solucionada, secundaria a una
enfermedad discal intervertebral. La recopilación de los datos de la historia clínica es importante.
3. Una lesión neurológica puede comenzar como un foco y extenderse hasta dañar estructuras
adyacentes, lo cual da la impresión de enfermedad multifocal, como ocurre por ejemplo en la
extrusión de un disco intervertebral que conduce a mielomalacia. En este sentido, son importantes
las exploraciones neurológicas repetidas.
La precisión de los diagnósticos neurológicos
Los diagnósticos anatómicos y etiológicos basados únicamente en la historia clínica y en la
exploración física resultan exactos en la mayoría de los casos. En un estudio llevado a cabo en
pacientes neurológicos humanos, los errores en el diagnóstico clínico fueron atribuidos a una
recogida incompleta o incorrecta de los datos de la historia clínica y de los hallazgos físicos, a un
conocimiento insuficiente del espectro de manifestaciones clínicas asociadas a la enfermedad del
paciente y al análisis incorrecto de los hallazgos (mal razonamiento diagnóstico).
Una valoración inicial incorrecta reduce la eficacia de la asistencia al paciente y retrasa el inicio de
un tratamiento adecuado. No se puede confiar en la tecnología como una panacea para cualquier
dificultad diagnóstica, en la medida en que los resultados pueden ser negativos.
Interpretación de los signos neurológicos
Aparte de una incorrecta recopilación de los datos de la historia clínica, los principales obstáculos en
el proceso diagnóstico son la incapacidad para examinar el sistema nervioso y, más a menudo, para
interpretar los resultados de un examen de esta índole.
El truco de la exploración consiste en seguir una rutina y en practicar mucho, para saber identificar
los aspectos normales y anómalos.
La interpretación de los hallazgos requiere un conocimiento básico del funcionamiento del sistema
nervioso. Por fortuna, existen características asociadas a cada sección del sistema nervioso (Cuadro
3.1, Cuadro 3.2, Cuadro 3.3, Cuadro 3.4, Cuadro 3.5, Cuadro 3.6, Cuadro 3.7, Cuadro 3.8 and Cuadro
3.9). Elabore una lista de las anomalías, aplique la «navaja de Occam» y considere si los déficits
pueden atribuirse a una determinada área del sistema nervioso (fig. 3.2).
Cuadro 3.1 Telencéfalo: cerebro
• Estado de alerta alterado.
• Conducta alterada.
• Convulsiones.
• Déficit visual contralateral.
• Mínima alteración de la marcha.
• Marcha compulsiva, sin rumbo, en círculo.
• Déficits de propiocepción contralateral.
• Paresia contralateral.
Cuadro 3.2 Diencéfalo: tálamo, hipófisis
• Estado de alerta alterado.
• Conducta alterada.
• Convulsiones.
• Déficits visuales y de RPL.
• Mínima alteración de la marcha.
• Marcha compulsiva, sin rumbo, en círculo.
• Déficits contralaterales de la propiocepción.
• Paresia contralateral.
• Alteración de temperatura, apetito y sed.
• Disfunción endocrina.
Cuadro 3.3 Mesencéfalo: cerebro medio
• Estado de alerta alterado.
• Déficits de RPL.
• NC III, IV.
• Importante alteración de la marcha; ataxia/paresia-parálisis.
• Déficits propioceptivos contralaterales.
• Paresia contralateral.
Cuadro 3.4 Metencéfalo ventral: puente
• Estado de alerta alterado.
• NC V.
• Importante alteración de la marcha: ataxia/paresia-parálisis.
• Déficits propioceptivos ipsilaterales.
• Paresia ipsilateral.
Cuadro 3.5 Metencéfalo dorsal: cerebelo
• Alerta.
• Déficit de amenaza ipsilateral (no ciego).
• Dilatación ipsilateral o contralateral de pupila.
• ± Signos vestibulares.
• Importante alteración de la marcha: ataxia, temblores.
• Conservación de la fuerza.
Cuadro 3.6 Mielencéfalo: bulbo raquídeo
• ± Estado de alerta alterado.
• NC VI-XII.
• Importante alteración de la marcha: ataxia/paresia-parálisis.
• Déficits propioceptivos ipsilaterales.
• Paresia ipsilateral.
Cuadro 3.7 Aparato vestibular
• ± Estado de alerta alterado.
• Nistagmo espontáneo.
• Alteración postural: tambaleo, caídas, ladeo, cabeza inclinada.
• Importante alteración de la marcha: ataxia.
• ± Déficits propioceptivos ipsilaterales.
• ± Parálisis/paresia ipsilateral.
Cuadro 3.8 Médula espinal: nms
• Importante alteración de la marcha: ataxia/ paresia-parálisis.
• Debilidad ipsilateral.
• Déficits propioceptivos ipsilaterales.
• Reflejos espinales normales/aumentados.
• Tono muscular normal/aumentado.
• Mínima atrofia muscular.
• ± Ausencia sensibilidad caudal a la lesión.
Cuadro 3.9 NMI: célula del asta ventral, raíz ventral del nervio, nervio, unión neuromuscular,
músculo
• Importante alteración de la marcha: paresia/parálisis.
• Debilidad ipsilateral.
• ± Reflejos espinales disminuidos.
• ± Tono muscular disminuido.
• Grave atrofia muscular.
Figura 3.2 Divisiones del sistema nervioso.
Véase la tabla 3.2 para las funciones de los nervios craneales y la tabla 3.3 para los reflejos espinales.
NC
I
II
Olfatorio
Óptico
Componentes
Sensitivo
Sensitivo
III
Oculomotor
Motor
IV
Troclear
V
Trigémino
VI
Abducens
Motor
Motor
Sensitivo
Motor
VII
Facial
Motor
Sensitivo
VIII
Vestibulococlear
Sensitivo
Motor
IX
Glosofaríngeo
Sensitivo
Motor
X
Vago
XI
XII
Accesorio
Hipogloso
Sensitivo
Motor
Motor
Tabla 3.2 Funciones de los nervios craneales
Función
Olfato
Visión
Movimiento del globo ocular
Eleva el párpado dorsal
Contrae la pupila
Movimiento del globo ocular
Músculos de la masticación
Cara, ojo, mandíbula, cavidad oral
Movimiento del globo ocular
Músculos de la expresión facial
Glándulas lagrimales y salivales
Sentido del gusto
Oído medio, vasos sanguíneos de la cabeza, paladar
Equilibrio
Audición
Faringe
Glándulas salivales
Faringe
Seno y cuerpo carotídeos
Sentido del gusto
Faringe, laringe, esófago, vísceras
Faringe, laringe, vísceras
Sentido del gusto
Conducto auditivo externo
Músculos trapecio, esternocefálico y braquiocefálico
Lengua
Reflejo
Nervio s ens orial
Reflejo bicipital
Musculocutáneo
Reflejo tricipital
Extensor carporradial
Radial
Radial
Cubital: lateral del dedo V
Radial: dorsal de dedos III, IV
Musculocutáneo: medial, 2 cm
distal al codo
Flexor/reflejo de retirada de
extremidad anterior
Tabla 3.3 Reflejos espinales
Mús culo
Bíceps braquial
Braquial
Tríceps braquial
Extensor carporradial
Flexores del miembro
anterior
Nervio(s ) periférico(s )
Segmentos
medulares
Musculocutáneo
C6, C7, C8
Radial
Radial
C7, C8, T1, T2
C7, C8, T1, T2
Axilar, musculocutáneo, mediano, cubital,
parte del n. radial
C6, C7, C8, T1,
T2
Reflejo rotuliano
Tibial craneal
Gastrocnemio
Flexor/reflejo de retirada de
extremidad posterior
Reflejo anal
Axilar: lateral, 2 cm caudal al
hombro
Femoral
Peroneo
Tibial
Digital lateral: ciático
Digital medial: femoral
Pudendo
Reflejo perineal
Pudendo
Reflejo cutáneo del tronco
Nervios espinales segmentarios
Cuádriceps femoral
Tibial craneal
Gastrocnemio
Flexores de cadera, rodilla
y tarso
Esfínter anal externo
Esfínter anal y flexores de
la cola
Cutáneo del tronco
Femoral
Peroneo
Tibial
L4, L5, L6
L6, L7, (S1)
(L6), L7, S1
Ciático
L6, L7, S1
Pudendo
S1, S2, S3
N. pudendo, n. coccígeo
S1-S3, Cd 1-n
N. torácico lateral
C8, T1
Movimiento voluntario del miembro torácico (tabla 3.4)
La acción de un músculo puede variar según la posición de la extremidad (fig. 3.3).
Figura 3.3 Nervios periféricos del miembro torácico.
Movimiento
Tabla 3.4 Movimiento, músculo, nervio y segmentos medulares correspondientes al miembro torácico
Mús culo
Nervio
Trapecio
Avance del miembro torácico; elevación, adelantamiento e impulso del miembro y del
hombro hacia delante o hacia atrás
Flexión del hombro
Omotransverso
Romboides
Serrato ventral
Cleidomastoideo
Pectoral superficial
Supraespinoso
Deltoides
Redondo mayor
Redondo menor
Accesorio NC XI
Segmentos
medulares
Médula espinal
cervical
Nervios espinales
cervicales
Supraescapular
(C5), C6, C7
Axilar
(C6), C7, C8
Subescapular
Infraespinoso
Pectorales profundos
Extensión del hombro
Flexión del codo
Extensión del codo
Flexión del carpo y de los dedos
Extensión del carpo
Extensión de los dedos
Supraespinoso
Infraespinoso
Subescapular
Bíceps braquial
Braquial
Coracobraquial
Ext. radial del carpo
Pronador redondo
Tríceps braquial
Ancóneo
Flexor radial del carpo
Flexor digital superficial
Flexor cubital del carpo
Flexor digital profundo
Músculos entre los tendones
flexores
Músculos interóseos palmares
Extensor radial del carpo
Extensor cubital del carpo
Extensor digital común
Extensor digital lateral
Ext. largo del primer dedo y propio
del segundo
Pectoral caudal, C8
T1
Supraescapular
(C5), C6, C7
Subescapular
C6, C7
Musculocutáneo
C6, C7, C8
Radial
Mediano
C7, C8, T1, (T2)
C8, T1, (T2)
Radial
C7, C8, T1, (T2)
Mediano
C8, T1, (T2)
Cubital
Mediano/cubital
C8, T1, (T2)
Cubital
Radial
C7, C8, T1, (T2)
Radial
C7, C8, T1, (T2)
Resumen
• Nervio radial C7, C8, T1, (T2): extensión del miembro torácico.
• Nervio musculocutáneo C6, C7, C8: flexión del codo.
• Nervios mediano y cubital C8, T1, (T2): flexión del carpo y de los dedos.
Movimiento voluntario del miembro pelviano (tabla 3.5)
La figura 3.4 ilustra la disposición de los nervios periféricos del miembro pelviano.
Figura 3.4 Nervios periféricos del miembro pelviano.
Movimiento
Flexión de cadera
Tabla 3.5 Movimiento, músculos, nervios y segmentos medulares correspondientes al miembro pelviano
Mús culo
Nervio
Iliopsoas
Tensor de la fascia lata
Glúteos superficial, medio y profundo
Extensión de cadera
Bíceps femoral
Semimembranoso, semitendinoso
Obturador externo
Aducción de cadera
Pectíneo, aductor
Gracilis, sartorio
Glúteo medio
Abducción de cadera
Glúteo profundo
Obturador interno
Rotación de cadera hacia fuera Gemelos
Cuadrado femoral
Bíceps femoral
Semitendinoso
Flexión de la rodilla
Poplíteo
Gastrocnemio
Flexor superficial de los dedos
Cuádriceps femoral
Extensión de la rodilla
(Tensor de la fascia lata)
Flexión del tarso y extensión de Tibial craneal, peroneo largo, extensor largo de los dedos, extensor lateral de los dedos, extensor largo
los dedos
del primer dedo, peroneo corto
Gastrocnemio, flexores superficiales y profundos de los dedos
Extensión del tarso
(Bíceps femoral, semitendinoso, gracilis)
Flexión de los dedos
Flexores superficiales y profundos de los dedos
Superficie plantar del pie
Músculos interóseos
Resumen
Femoral
Glúteo
caudal
Glúteo
craneal
Segmentos
medulares
L4, L5, L6
L7, (S1, S2)
L6, L7, S1
Obturador
(L4), L5, L6
Glúteo
craneal
L6, L7, S1
Ciático
L6, L7, S1, (S2)
Ciático
L6, L7, S1, (S2)
Tibial
Femoral
(Glúteo
craneal)
L4, L5, L6
Peroneo
L6, L7
Tibial
(Ciático)
Tibial
Tibial
L7, S1
[L6, L7, S1, (S2)]
L7, S1
L7, S1
(L6, L7, S1)
• Ciático [L6, L7, S1, (S2)]: flexión de la rodilla, del tarso y de los dedos y extensión de la cadera,
del tarso y de los dedos.
• Femoral [L4, L5, L6]: flexión de la cadera y extensión de la rodilla.
Dolor referido
El fenómeno en virtud del cual una lesión tisular en una región orgánica parece tener origen lejos de
ésta se denomina dolor referido. Las áreas afectadas y las sanas comparten inervación segmentaria.
En el ser humano, el dolor referido desde estructuras viscerales hacia estructuras somáticas se
identifica bien, probablemente debido a la capacidad verbal del paciente. Sin embargo, rara vez es
considerado en medicina veterinaria.
Un ejemplo corriente de dolor referido en pequeños animales es la cojera originada por compresión
o infiltración de la raíz de un nervio que inerva ese miembro. La extrusión lateralizada de un disco
cervical y los tumores de las raíces nerviosas son los diagnósticos más frecuentes cuando se trata de
las extremidades anteriores. La compresión L7-S1 y la discoespondilitis son dos problemas comunes
que dan lugar a cojera de miembros posteriores característica de raíz nerviosa.
Los tumores cerebrales se presentan en ocasiones con dolor de cuello. Se piensa que es una forma de
dolor referido, al no existir meningitis.
El dolor visceral comienza como un espasmo reflejo de los músculos abdominales denominado
«defensa abdominal». Los músculos epiaxiales y abdominales se tornan rígidos en un esfuerzo por
limitar el movimiento durante el acceso de dolor. Estos mecanismos de protección no se clasifican
como dolor referido.
Diferenciación entre lesiones del tronco del encéfalo y lesiones de la médula espinal
(fig. 3.5)
Figura 3.5 Núcleos del nervio craneal en el tronco encefálico. EW, Edinger-Westphal (núcleo parasimpático de NC III).
1. El tronco del encéfalo consta de médula, puente, mesencéfalo y tálamo.
2. El sistema activador reticular ascendente (SARA) discurre desde el tronco del encéfalo hasta el
cerebro. Si resulta dañado, se reduce el estado de alerta.
3. Los nervios craneales II al XII tienen su origen en el tronco del encéfalo y se numeran de rostral
a caudal.
4. Las lesiones caudales al núcleo rojo del mesencéfalo causan debilidad ipsilateral y déficits
propioceptivos.
5. Las lesiones rostrales al núcleo rojo causan debilidad contralateral y déficits propioceptivos.
6. En ocasiones resulta difícil distinguir las lesiones del bulbo raquídeo de las lesiones de la médula
espinal cervical.
Localización de las lesiones de la médula espinal
1. La fuerza y la propiocepción resultan afectadas caudalmente a la lesión.
2. Las reacciones posturales diferencian las extremidades normales de las que presentan alguna
anomalía.
3. La presencia o ausencia de reflejos espinales en las extremidades anómalas indica el nivel
segmentario de la lesión (fig. 3.6):
Figura 3.6 Signos asociados a lesiones de la médula espinal en distintos niveles segmentarios. NMI, neurona motora inferior; NMS, neurona motora superior.
• Reflejos intactos en miembros paralizados: la lesión es rostral a esos segmentos. Parálisis de la
NMS.
• Reflejos ausentes en miembros paralizados: la lesión se localiza en esos segmentos valorados.
Parálisis de la NMI.
4. Ciertas lesiones de la médula cervical C1-C5 causan paresia más grave en las extremidades
anteriores que en las posteriores. Se las conoce bajo la denominación de síndrome medular central,
aunque suelen estar implicadas lesiones extradurales, como la extrusión de un disco intervertebral.
Síndrome de cauda equina
Cauda equina (cola de caballo) es la denominación que, por su aspecto, se da a las raíces nerviosas
que discurren en sentido caudal por el canal vertebral antes de salir por los correspondientes
agujeros intervertebrales. El síndrome describe los signos que se producen por la lesión en esta zona
anatómica.
Raíces del nervio ciático
• Reflejo de retirada disminuido (especialmente de flexión del corvejón).
• Seudohiperreflexia rotuliana.
• Carga de peso sobre la superficie dorsal del pie.
• Atrofia de los grupos musculares del glúteo y del muslo caudal.
• Sensibilidad disminuida en dermatomas asociados.
Raíces del nervio sacro
• Disminución o ausencia de reflejo perineal y de tono de esfínteres urinario y anal.
• Vejiga atónica.
• Disminución o ausencia de sensibilidad cutánea en el perineo.
Raíces nerviosas caudales (coccígeas)
• Ausencia o disminución de tono, movimiento y sensibilidad de la cola.
Lesiones focales con signos multifocales
Cráneo
Véase la tabla 3.6 para déficits de múltiples NC.
Localiz ación
Nervios craneales
afectados
III, IV, V(1), VI
III, IV, V(1,2), VI
II, III, IV, V(1), VI
II, III
V, VI, VII, VIII
IX, X, XI
VII
Tabla 3.6 Déficits de múltiples NC
Otros s ignos
Fisura orbitaria
Síndrome de Horner
Seno cavernoso
Síndrome de Horner, convulsiones, queratitis neurotrófica
Ápex orbitario (retrobulbar)
Síndrome de Horner (exoftalmos, restricción del movimiento del ojo)
Hipófisis/silla turca
Estado mental, convulsiones, trastornos de la conducta
Ángulo cerebelopontino
Ataxia; paresia, signos cerebelosos
Agujero yugular
Ataxia, paresia
Bulla timpánica
Síndrome de Horner, oído interno (coclear, vestibular); meningitis; otitis crónica
Síndrome de la base del
Síndrome de Horner, ± dolor por masa que erosiona o invade el hueso o el tejido blando, o por afectación
V-XII
cráneo
meníngea
NC V(1): rama oftálmica, V(2): rama maxilar, V(3): rama mandibular.
Síndrome del seno cavernoso (SSC)
Se trata de una presentación neurológica poco frecuente, pero similar a la enfermedad retrobulbar,
debido a los efectos sobre los músculos intrínsecos y extrínsecos del ojo. Puede ser unilateral o
bilateral y, en ambos casos, la causa más común es una neoplasia. En el ser humano, el SSC se
presenta asociado con mayor frecuencia a enfermedades inflamatorias vasculares, infecciosas y no
infecciosas (fig. 3.7).
Figura 3.7 Agujero del cráneo y seno cavernoso.
Sistema ventricular
La obstrucción del flujo de LCR da lugar a la dilatación de los compartimentos ventriculares
rostrales a la obstrucción. La compresión del tejido cerebral adyacente provoca la presentación de
signos en localizaciones alejadas del foco de origen. Así pues, la lesión del tronco encefálico puede
dar lugar a signos cerebrales debido a la dilatación de los ventrículos laterales (tabla 3.7).
Componente
principal
Subdivis iones
Telencéfalo
Prosencéfalo
Diencéfalo
Mesencéfalo
Rombencéfalo
Resto del tubo neural
–
Metencéfalo
dorsal
Metencéfalo
ventral
Mielencéfalo
Médula espinal
Tabla 3.7 Relación de la luz ventricular con las divisiones del SNC
NC
Derivaciones
as ociado
Corteza cerebral
Núcleos basales
NC I
Sistema límbico
Rinencéfalo
Tálamo
NC II
Hipotálamo
Techo del mesencéfalo (cuerpos cuadrigéminos) y tegmento (pedúnculos
NC III, IV
cerebelosos)
NC V
Cerebelo
Luz
Ventrículos laterales
Parte rostral del tercer ventrículo
La mayor parte del tercer
ventrículo
Acueducto mesencefálico
Cuarto ventrículo
Puente
NC VI-XII
–
Bulbo raquídeo
Médula espinal
Cuarto ventrículo
Conducto central
Patrones de herniación
Cuando los mecanismos de compensación no son capaces de vencer el aumento de la presión
intracraneal, el tejido cerebral desvía su posición dentro del cráneo. El cerebro puede herniarse por
debajo de la hoz del cerebro, por debajo de la tienda del cerebelo o en sentido caudal por el agujero
magno. Hay que tomar nota de las alteraciones del patrón de respiración, de la postura o del tamaño
de las pupilas y de su reactividad. La compresión del nervio oculomotor o del mesencéfalo da lugar a
midriasis, con ausencia de respuesta a la luz.
La lesión puede presentarse inicialmente como una enfermedad cerebral, pero la subsiguiente presión
sobre el tronco del encéfalo produce una alteración llamativa de la marcha, de la postura o del estado
de alerta. De igual modo, una lesión cerebelosa en proceso de extensión puede incrementar la presión
dentro de la fosa caudal y comprimir el tronco del encéfalo (fig. 3.8).
Figura 3.8 Hernia del cerebro. (A) Masa en el hemisferio cerebral que provoca la desviación lateral de la hoz del cerebro (desviación de la línea media) y la compresión
del ventrículo lateral ( flechas), con hernia por debajo de la tienda del cerebelo ( flechas); (B) Masa subtentorial que comprime el tronco del encéfalo, causando
herniación rostral por debajo de la tienda o hernia caudal por debajo de la tienda o herniación caudal a través del agujero magno.
Enfermedad neurológica multifocal
Las lesiones en áreas del sistema nervioso anatómicamente separadas se conocen como multifocales.
Los procesos patológicos que con mayor frecuencia son responsables de este cuadro son:
1. Traumatismos.
2. Inflamación (p. ej., enfermedad inflamatoria infecciosa o no infecciosa).
3. Vascular (p. ej., vasculitis, hemorragia).
4. Degeneración (p. ej., enfermedad de almacenamiento lisosomal, enfermedad mitocondrial).
Los animales pueden presentar una lesión focal que se extiende y da lugar a otros déficits
neurológicos, como por ejemplo herniación del cerebro o mielomalacia. Ciertas localizaciones
anatómicas dan lugar a una variedad de déficits que inicialmente pueden ofrecer la impresión de que
regiones distantes están afectadas, como ocurre en la enfermedad neuromuscular generalizada, que
causa lesiones de nervio craneal y debilidad apendicular, en la disautonomía, en las lesiones de la
región del ángulo cerebelopontino con enfermedad vestibular paradójica, en la hemiparesia o en la
parálisis del nervio facial y del nervio trigémino.
4. Alteración del estado mental
introducción
Introducción
Se trata del motivo más común por el que los animales son llevados a consulta. Los dueños subrayan
que el animal «no es el mismo», «no está bien». Cuando se les pide que den más detalles, la siguiente
observación es igual de inespecífica: aletargamiento, depresión. Esto no es de sorprender, pues son
numerosas las enfermedades que dan lugar a un estado mental menos reactivo, a somnolencia o a
aparente indiferencia a los estímulos.
El estado de alerta se ve favorecido por el sistema activador reticular ascendente (SARA), una red de
neuronas que se proyectan desde el tronco del encéfalo hasta la corteza cerebral. Si el SARA resulta
dañado se produce una alteración del nivel de consciencia.
Consejo clínico
No todos los animales letárgicos tienen una enfermedad cerebral.
Signos de presentación
De algunos animales se dice que tienen la «mirada perdida», o fija, que han perdido la expresión.
Esto puede indicar un estado de alerta deprimido. La midriasis, la ceguera, la ausencia de parpadeo y
una postura con cuello rígido pueden dar lugar a la misma impresión. La sordera y la intolerancia al
ejercicio alteran la capacidad de respuesta del animal a las órdenes.
¿Qué es la consciencia?
La consciencia es el estado de percepción de uno mismo y del entorno. El primer término es
antropomorfizado por el dueño y el segundo es el que utiliza el veterinario para valorar la capacidad
de respuesta mental. Tal estado de percepción depende de que el animal esté alerta.
La consciencia permite clasificar al animal según el nivel de función en sentido decreciente, desde
alerta hasta comatoso. El término semicomatoso ha sido utilizado en los textos, aunque el coma se
define como la ausencia total de respuesta a los estímulos, de modo que el prefijo semi puede inducir
a confusión.
Descripción del estado mental
1. Alerta:
• Consciente, capaz de responder a estímulos sensoriales. Para un informe clínico más detallado
es necesario describir los estímulos ante los cuales responde el animal y si tal respuesta es normal
y apropiada.
2. Embotado/deprimido/aletargado:
• Interacción ligera o moderada con el entorno, o interés por él.
• Responde despacio a los estímulos verbales.
• Aumento de las horas de sueño.
3. Estupor:
• Ausencia de respuesta, a menos que se apliquen estímulos nocivos.
• Parece inmerso en un sueño profundo, al que vuelve una vez que cesa el estímulo.
4. Coma:
• Ausencia completa de respuesta a cualquier estímulo. Es imposible despertar al animal.
• Se clasifica de acuerdo con una escala, para valorar la progresión de la enfermedad causal.
Delirio
En el ser humano se caracteriza por desorientación, miedo, irritabilidad, agitación y alteración de la
percepción de los estímulos sensoriales, aspectos que pueden ser episódicos e intercalarse con
períodos de lucidez. Se debe a un deterioro generalizado de la función cerebral y se produce en
trastornos metabólicos o tóxicos o en la enfermedad cerebral multifocal. Puede presentarse antes o
después de estupor/coma.
Demencia
Se trata de la reducción persistente del estado de percepción o comprensión mental en un paciente
alerta. En humana, el término se aplica de forma generalizada a los individuos con un problema
crónico y escasa probabilidad de mejoría, por ejemplo por degeneración, traumatismo o tumor.
Localización de la lesión
El estupor y el coma aparecen como resultado de uno o de los siguientes trastornos:
• Deterioro cerebral bilateral difuso.
• Insuficiencia del SARA del tronco encefálico rostral, dentro del mesencéfalo-puente,
extendiéndose hasta el tálamo en sentido rostral.
Consejo clínico
El estupor y el coma suelen ser el resultado de una enfermedad cerebral aguda o subaguda.
Una lesión en el tronco del encéfalo daña una mayor proporción del SARA y tiene un efecto más
profundo sobre la consciencia que una lesión del mismo tamaño localizada en el cerebro y que sólo
afecta a una pequeña fracción de fibras dispersas.
Consejo clínico
Es más frecuente que el coma se presente como consecuencia de lesiones del tronco del
encéfalo que por enfermedad cerebral.
Cinco observaciones ayudan a concretar el área de disfunción:
1. Estado de consciencia.
2. Patrón respiratorio.
3. Tamaño y reactividad de las pupilas.
4. Movimientos oculares y respuestas oculovestibulares.
5. Respuestas motoras musculoesqueléticas.
Patrón respiratorio
Respiración normal
La respiración mantiene la oxigenación y el equilibrio acidobásico. Las anomalías respiratorias
pueden alterar el estado mental, la capacidad física y la producción de voz.
Músculos de la inspiración
• Diafragma: es responsable de la mayor parte del intercambio de volumen torácico durante la
inspiración en reposo. Está inervado por el nervio frénico, que tiene su origen en los segmentos
medulares y las raíces nerviosas C5-C7, localizados en el nivel vertebral C4-C6.
• Los músculos intercostales externos elevan las costillas inferiores. Están inervados por nervios
espinales segmentarios.
Cualquiera de los grupos musculares puede, por sí solo, facilitar en reposo la ventilación adecuada.
La mayor parte del trabajo respiratorio consiste en poner en movimiento los tejidos elásticos de la
pared torácica y de los pulmones.
Músculos de la espiración
• Utilizados en la espiración forzada. Los músculos intercostales internos contraen la caja torácica
caudalmente, reduciendo el volumen intratorácico. La presión intraabdominal aumenta, empujando
el diafragma en sentido craneal.
Estímulo para la respiración
La respiración espontánea tiene lugar por descargas rítmicas de las neuronas motoras de la médula.
Tales descargas son estimuladas por las variaciones de las concentraciones de CO2 o H+ y O2 en
sangre arterial y en LCR/LEC cerebral.
Estas variaciones químicas son detectadas por los cuerpos aórticos, cada uno de los cuales es un
conjunto de células especializadas junto al cayado de la aorta, y por los cuerpos carotídeos,
asociados bilateralmente a la bifurcación de la carótida. En la médula también existen células
quimiorreceptoras.
El aumento del metabolismo celular eleva la concentración de CO2 y, en consecuencia, la
concentración de H+, que a su vez estimula la respiración por mediación de los quimiorreceptores,
especialmente de los localizados en la médula.
La acidosis debida a los cuerpos cetónicos estimulará la respiración, dando lugar a hiperventilación.
La pérdida de HCl por vómitos reduce la ventilación, dando lugar a un incremento de CO2 (y de H+).
La hipoxia (PaO2 baja o liberación de O2 disminuida en la estasis vascular) incrementa también la
ventilación, al estimular los cuerpos carotídeos y aórticos.
Los estímulos aferentes procedentes del cuerpo carotídeo viajan hasta la médula por el NC IX y los
que proceden de los cuerpos aórticos lo hacen por el NC X.
Las vías motoras del sistema autónomo procedentes de la médula descienden para inervar los
músculos respiratorios. El control voluntario de la respiración está mediado por el cerebro y las vías
descendentes saltan la médula e inervan los músculos respiratorios.
El centro neumotáxico que se localiza en el puente y las señales eferentes procedentes de los nervios
vagos durante la expansión o el desinflado de los pulmones modifican las descargas espontáneas
procedentes de la médula.
El movimiento de las articulaciones estimula la respiración. Este fenómeno se aplica durante la
anestesia para combatir la contención de la respiración durante la inducción. Suaves movimientos de
flexión y extensión de las extremidades pueden estimular la inspiración.
Respiración anómala
La figura 4.1 ilustra los patrones respiratorios.
Figura 4.1 Patrones respiratorios.
Hipoventilación mecánica
Se produce hipoventilación por debilidad de los músculos esqueléticos, causada por enfermedades de
la neurona motora inferior (NMI), como por ejemplo polirradiculoneuritis o botulismo, o
enfermedades de la neurona motora superior (NMS), como extrusión de disco cervical. El animal se
muestra físicamente incapaz de respirar por sí solo y el movimiento de la pared torácica es mínimo o
no existe. El mantenimiento del movimiento diafragmático, con pérdida de función de los músculos
intercostales y abdominales, puede dar lugar a respiración paradójica, en la que el tórax se retrae en
la inspiración y se expande durante la espiración.
Los perros incapaces de expandir el tórax no pueden tampoco ladrar ni toser.
Las lesiones de la médula cervical craneales a los segmentos medulares C5-C7 debilitan el diafragma
y los músculos intercostales; las lesiones graves, como son todas aquellas que dañan las vías del
dolor, provocan parálisis respiratoria y muerte.
El grado de hipoventilación se evalúa en función de la presión parcial de CO2 en sangre arterial
(PaCO2).
Respiración periódica (respiración de Cheyne-Stokes)
El daño cerebral puede provocar hipersensibilidad a la PCO2 arterial. A continuación se produce
hiperventilación, que reduce la PCO2 arterial. Como resultado de ello se registra apnea. La hipoxia
resultante estimula los quimiorreceptores carotídeos y aórticos, reanudándose la respiración. Al
acumularse CO2 endógeno el patrón se repite.
La fase de hiperventilación dura más que la apnea. La respiración regular se produce en suave
«crescendo» y termina en suave «decrescendo».
La respiración periódica con un ciclo más corto y menos regular se desarrolla con graves
incrementos de la presión intracraneal (PIC) y la consiguiente isquemia del tronco del encéfalo
(respiración en racimos o jadeo).
Se produce en caso de lesión en cualquier punto entre los hemisferios cerebrales y la parte superior
del puente. También puede producirse durante el sueño, en la hipoxia, en la uremia y en la
insuficiencia cardíaca congestiva grave.
Hiperventilación con lesión del tronco encefálico
En las lesiones rostrales del tronco encefálico se produce hiperventilación rápida, regular y bastante
profunda. Ésta se registra asimismo tras complicaciones pulmonares de daños cerebrales que causan
hipoxia sistémica o acidosis metabólica: aspiración, congestión, infección o edema pulmonar
neurógeno.
Respiración apnéustica
La ventilación se detiene al completarse la inspiración completa y de nuevo al final de la espiración.
Se registra en las lesiones pontinas.
Respiración atáxica
Se observa un patrón aleatorio e impredecible de respiraciones profundas y superficiales, con pausas
irregulares. Se registra en las lesiones de los centros de la respiración de la médula (centrales), como
en caso de traumatismos, hemorragia o hernia cerebelosa.
Tamaño y reactividad de las pupilas
La tabla 4.1 indica el tamaño de las pupilas y la respuesta pupilar a la luz (RPL). La figura 4.2 muestra
el tamaño de la pupila en el paciente comatoso.
Tabla 4.1 Tamaño de las pupilas y respuesta pupilar a la luz
Res pues ta a la luz
Interpretación
Lenta o ausente
Compresión de NC III secundaria a hernia tentorial
Lenta
Cerebelo ipsilateral o contralateral
Inadecuada perfusión cerebral
Dilatación bilateral
Lenta o ausente
Parálisis bilateral del NC III
Mesencéfalo
Posición media bilateral
Ausente
Médula o tallo encefálico rostrales
Lesión del nervio óptico
Dilatadas unilateralmente o por igual
Reactividad cruzada (Marcus Gunn*)
Extensa patología retiniana
Opiáceos
Encefalopatía metabólica
Contraídas bilateralmente (punta de alfiler) Puede resultar difícil de determinar (enfermedad metabólica reactiva)
Enfermedad cerebrocortical
Lesiones pontinas
Contraídas unilateralmente
Intacta
Vía simpática lesionada
*
Prueba de luz oscilante de Marcus Gunn para evaluar defectos aferentes relativos de la pupila.
Tamaño de las pupilas
Dilatación unilateral
Dilatación unilateral
Figura 4.2 Tamaño de la pupila en el paciente comatoso.
Movimiento del ojo e interacción vestibuloocular
Las neuronas que intervienen en la presentación de nistagmo están entrelazadas con las neuronas del
tronco del encéfalo responsables de la consciencia.
El reflejo vestibuloocular (RVO)
es un mecanismo compensatorio cuya finalidad es mantener las imágenes estables en la retina al girar
la cabeza. La rotación de la cabeza hacia la izquierda, por ejemplo, da lugar a que los ojos se muevan
lentamente hacia la derecha. El estímulo sensitivo que desencadena el reflejo procede de los
conductos semicirculares, que forman parte del aparato vestibular. El término RVO se aplica al
reflejo generado por la rotación de la cabeza en relación con el cuerpo y también por la rotación
simultánea de cabeza y cuerpo como un todo. El estimulo sensitivo procedente de los receptores
articulares y musculares del cuello (reflejo cervicoocular) contribuye en muy escasa medida al RVO,
en las frecuencias utilizadas habitualmente en la exploración clínica. Contribuyen asimismo de forma
insignificante los otolitos vestibulares, que reaccionan a la aceleración lineal.
La función motora corre a cargo de los músculos extraoculares. Los arcos aferentes (núcleos del NC
VIII) y eferentes (NC III, IV, VI) están conectados por el fascículo longitudinal medial (FLM) dentro
del tronco del encéfalo. Un reflejo intacto significa que un tramo largo del tronco del encéfalo, desde
la médula hasta el mesencéfalo, conserva cierto grado de función. El reflejo queda abolido por una
lesión localizada en cualquier punto de esta vía. Los déficits asociados ayudan a localizar la lesión.
En el animal comatoso, la lesión suele consistir en la destrucción de los tractos del tronco encefálico
y, en consecuencia, el pronóstico es grave.
El reflejo oculocefálico
es sinónimo del RVO inducido por rotación de la cabeza, con el cuerpo estable. La denominación de
maniobra de cabeza de muñeca se aplica al mismo método de estimulación del RVO que se utiliza
para producir movimiento compensatorio del ojo de fase lenta. Sin embargo, en origen, dicha
denominación se utilizó en referencia a la elevación de los párpados y a la rotación hacia arriba de
los ojos generada por ventroflexión del cuello. Para evitar la confusión, se prefiere la denominación
de RVO.
El nistagmo fisiológico
es un fenómeno normal inducido por la rotación de la cabeza. El componente vestibular lento, el
RVO, mueve los ojos en dirección contraria a la rotación. Si la rotación continúa, se produce un
movimiento rápido o sacudida, que endereza el ojo hacia delante. Así pues, el nistagmo está
constituido por una fase lenta de desvío opuesto a la rotación y por un movimiento rápido en la
dirección de la rotación. La fase rápida de realineación requiere la existencia de una formación
reticular mesencefálica o pontina intacta, así como influencias supratentoriales descendentes. La
ausencia de nistagmo fisiológico tiene las mismas implicaciones que la pérdida del RVO.
Respuesta motora esquelética
Posturas anómalas en el animal comatoso pueden indicar el nivel de la lesión neurológica y, en
consecuencia, contribuir a la monitorización y al pronóstico. Estas posturas pueden estar presentes en
reposo o pueden ser adoptadas por el animal cuando se le estimula físicamente.
Postura de decorticación (postura flexora)
• Descrita en personas comatosas, con brazos flexionados sobre el pecho y piernas extendidas.
• Causada por lesiones localizadas por encima del núcleo rojo.
• Indica grave daño cerebral.
Postura de descerebración (postura extensora)
• Extensión de todas las extremidades, opistótonos.
• Más grave que la postura de decorticación.
• Causada por daño del tronco encefálico por debajo del núcleo rojo (mesencéfalo-colicular),
como en lesiones del mesencéfalo y del cerebelo.
Opistótonos (fig. 4.3)
Figura 4.3 Opistótonos.
• Espasmo muscular que causa dorsoflexión de cabeza, cuello y columna.
• Se presenta acompañado de extensión de miembros anteriores ± miembros posteriores.
• Se produce cuando desaparece la inhibición de los músculos extensores, por ejemplo, en lesiones
del mesencéfalo (eliminación de inhibición descendente), tétanos e intoxicación por estricnina
(impedimento a la inhibición medular local).
Rigidez del descerebelado
• Opistótonos con extensión de miembro torácico, flexión de los miembros pelvianos (cadera) por
debajo del cuerpo o rigidez en extensión de miembros pelvianos.
• Lesión cerebelosa aguda.
Síndrome de adversión
• Ladeo, cabeza girada, círculos compulsivos o desvío ocular hacia el lado de la lesión talámica
rostral.
5. Traumatismo craneal
Presentación inicial
Embotamiento, estupor, coma.
Introducción
En pequeños animales, las causas referidas con mayor frecuencia en relación con el traumatismo
craneal son choques contra coches, personas o animales grandes, caídas de árboles o muebles y
golpes en peleas entre perros. El perro que se golpea la cabeza contra el marco de una puerta y
continúa caminando no ha sufrido ningún traumatismo craneal clínicamente importante.
Reseña del animal
Perro mestizo macho de 6 años de edad.
Signos de presentación
El animal se presenta en un estado mental insensible, indiferente.
Historia clínica
La aparición repentina de estupor o coma (tabla 5.1) no debe atribuirse de manera automática a un
traumatismo externo, aunque el episodio traumático haya sido presenciado y haya provocado otras
evidencias físicas. Siempre se debe preguntar brevemente al propietario sobre el estado de salud
reciente del animal.
Tronco del encéfalo
Traumatismo
Tumor
Inflamación
Vascular
Hidrocefalia
Tabla 5.1 Causas de estupor y coma
Cerebro bilateral
Encefalopatías metabólicas
Hipoglucemia
Hiperosmolar (CAD; hipernatremia)
Hipoosmolar (intoxicación por agua)
Uremia
Acidosis
Anoxia
Derivación portosistémica
Hiperpotasemia
Hipopotasemia
Intoxicación
Postictal
Hidrocefalia
Hernia con compresión secundaria del tronco del encéfalo
En este caso, el perro había estado corriendo sin correa y fuera del alcance de la vista. Los
propietarios oyeron pasar un tren cerca. Llamaron al perro, pero éste no acudió. El animal fue
encontrado poco después, en decúbito lateral y en un estado mental de ausencia de respuesta a los
estímulos. Los propietarios se presentaron en consulta diciendo que el perro había sido arrollado por
un tren.
Exploración clínica
La valoración inicial de un animal que ha sufrido un traumatismo se realiza de inmediato y se repite a
intervalos frecuentes. Se deben considerar el estado mental, el tamaño de las pupilas y el reflejo
pupilar a la luz (RPL), el movimiento de los ojos (posición de reposo, movimiento espontáneo y
reflejo vestibuloocular, RVO). Alrededor del 10% de las personas que han sufrido un traumatismo
con lesión cerebral presentan también lesión medular. Debe evitarse la rotación o la hiperextensión
del cuello.
La escala de coma de Glasgow fue modificada por el Dr. Andy Shores para su uso en pequeños
animales y ayuda a valorar la progresión de los signos (tabla 5.2). Un estudio encontró que, en perros
con una puntuación de 8 después de un traumatismo craneal, la probabilidad de supervivencia en las
primeras 48 horas era del 50%. Al contrario de cuanto sucede en humana, la edad del animal no fue
un factor predictivo de supervivencia. El estudio no pudo sugerir un pronóstico a largo plazo en
relación con la supervivencia ni con la capacidad funcional.
Tabla 5.2 Escala de coma de Glasgow modificada para pequeños animales
Es cala de coma para pequeños animales
Puntuación
Actividad motora
Marcha normal, reflejos espinales normales
6
Hemiparesia, tetraparesia o actividad de descerebrado
5
Decúbito, rigidez extensora intermitente
4
Decúbito, rigidez extensora constante
3
Decúbito, rigidez extensora constante con opistótonos
2
Decúbito, hipotonía muscular, reflejos espinales deprimidos o ausentes
1
Reflejos del tronco del encéfalo
Reflejos pupilares a la luz y reflejos oculocefálicos normales
6
Reflejos pupilares a la luz lentos y reflejos oculocefálicos normales o disminuidos
5
Miosis bilateral no reactiva, con reflejos oculocefálicos normales o disminuidos
4
Pupilas como puntas de alfiler, con reflejos oculocefálicos disminuidos o ausentes
3
Midriasis unilateral no reactiva, con reflejos oculocefálicos disminuidos o ausentes
2
Midriasis bilateral no reactiva, con reflejos oculocefálicos disminuidos o ausentes
1
Nivel de consciencia
Períodos ocasionales de alerta y reacción al entorno
6
Depresión o delirio, capaz de responder, aunque la respuesta puede ser inapropiada
5
Semicomatoso, responde a estímulos visuales
4
Semicomatoso, responde a estímulos auditivos
3
Semicomatoso, responde sólo a estímulos nocivos repetidos
2
Comatoso, no responde a estímulos nocivos repetidos
1
Nota: Las anomalías asimétricas (p. ej., tamaño de las pupilas) son asignadas a la más baja de las dos puntuaciones posibles. La puntuación debe realizarse antes de la
administración de medicación y de la asistencia de soporte.
En este caso la exploración física reveló:
• Coma.
• Decúbito lateral.
• Pupilas bilaterales tipo punta de alfiler y simétricas.
• RVO presente.
• Respiración regular, con buena excursión torácica.
• Ausencia de signos externos de traumatismo.
• Las frecuencias cardíaca y del pulso eran de 126 lpm.
• Temperatura de 37,7 °C.
Localización neuroanatómica
La lesión debía localizarse en el cerebro o en el SARA troncoencefálico, dada la existencia de coma.
Diagnóstico diferencial
Parece poco probable que un perro pueda ser arrollado por un tren y no presente daños visibles.
Pudo registrarse un traumatismo craneal provocado por un proyectil romo. Un aumento de la presión
intracraneal por neoplasia, hemorragia cerebral o inflamación habría dado lugar a signos previos de
alteración del estado mental o del comportamiento o habría tenido una presentación menos aguda,
aunque no siempre sea así. De hecho, la encefalopatía metabólica puede alterar el estado mental de
forma aguda y durante un período de tiempo prolongado (horas).
Valoración clínica
1. Valorar la oxigenación:
• Las contusiones pulmonares son consecuencia frecuente de los traumatismos. La auscultación
detecta ruidos pulmonares aumentados y distribuidos de manera desigual por el tórax, o bien
sonidos pulmonares disminuidos, con consolidación. No existe tratamiento específico. El
tratamiento es de soporte.
• El edema pulmonar neurogénico es muy poco frecuente, pero se asocia a menudo a los
traumatismos craneales graves. Progresa a lo largo de horas o días hasta su resolución o hasta la
muerte del animal. La mejoría, si se produce, suele observarse dentro de las primeras 48 horas.
Es el resultado de una descarga simpática central por un incremento de la PIC. El tratamiento tiene
por objeto la reducción de la PIC, la oxigenación y la administración de diuréticos.
• En el coma los patrones respiratorios se muestran a menudo alterados. La ausencia de aumento
del esfuerzo no implica oxigenación/ventilación adecuada.
2. Valorar la ventilación:
• Se registra hipoventilación como resultado de lesión cerebral, traumatismo y dolor torácico,
debilidad secundaria a lesión de médula espinal o de tronco del encéfalo. Por otro lado, tras un
traumatismo craneal con evidencias radiográficas de enfermedad pulmonar puede producirse
falta de correspondencia entre ventilación y perfusión.
• Las enfermedades del espacio pleural (derrames pleurales, neumotórax) cursan con
respiraciones superficiales y cortas e intentos intermitentes de respiraciones profundas.
• La acidosis respiratoria es un aviso de que puede producirse insuficiencia respiratoria.
3. Valorar la perfusión sistémica:
• La hipoperfusión se manifiesta en forma de frecuencia cardíaca más alta (perro), pulso más
débil, color más pálido de las membranas mucosas, tiempo de llenado capilar más lento y
temperatura rectal más baja. Los animales hipovolémicos presentan estado mental deprimido, que
mejora con el tratamiento. El índice de mortalidad en humanos con lesión traumática cerebral
grave se duplica ante valores de presión arterial sistólica <90 mmHg.
Consejo clínico
La hipotensión sistémica no se produce como resultado de lesiones rostrales al tronco
encefálico inferior.
4. Valorar la presión intracraneal (tabla 5.3):
Función
Oxigenación
Ventilación
Perfusión
Presión intracraneal
Tabla 5.3 Valoración del paciente en coma
Objetivo
PaO2 > 90 mmHg (perro)
PaO2 > 100 mmHg (gato)
SaO2 > 95%
Hematocrito 25-30%
Hemoglobina (Hb) 7-10 g/dl (N = 13,8-21,4 g/dl)
10-20 respiraciones/min
PaCO2 de 25-35 mmHg
Presión sistólica >90 mmHg
Mejoría en la exploración neurológica
• El cráneo cerrado ofrece poco espacio al cerebro inflamado que ha sufrido el traumatismo. La
PIC aumentada fuerza la salida de sangre y LCR del cerebro. Cuando la PIC iguala o supera la
presión arterial sistémica, ésta aumenta y se produce bradicardia refleja. Tales alteraciones se
denominan reflejo de Cushing y son más frecuentes en la enfermedad en fase terminal.
• En los pacientes animales los aumentos de la PIC son valorados mediante examen neurológico.
En el ser humano, rara vez se observa papiledema después de un traumatismo craneal agudo.
Consejo clínico
Los pulsioxímetros sobrestiman la oxigenación. Los monitores de CO2 al final de la
espiración subestiman la PaCO2.
La investigación de este caso requiere:
• Presentación súbita de coma: análisis de sangre y orina para valorar el estado metabólico y la
capacidad de coagulación.
• Tetraplejía: radiografías del esqueleto axial para valorar posibles fracturas. La ausencia de
movimiento voluntario y la respuesta al dolor dificultan enormemente la valoración de una lesión
medular subclínica. El tono muscular era normal o estaba ligeramente aumentado, lo cual hacía
pensar en una menor probabilidad de lesión de la neurona motora inferior.
• Posible traumatismo externo: radiografías torácicas, radiografías abdominales, monitorización de
hematocrito y producción de orina.
• Datos adicionales de la historia clínica: el perro estaba bien antes del coma.
• Imágenes del cerebro: la presentación repentina de coma sin enfermedad sistémica ni traumatismo
confirmado.
Diagnóstico
Las causas metabólicas quedaron descartadas por los hallazgos de laboratorio, que fueron normales.
La baja temperatura corporal estaba dentro de la normalidad y no era suficiente para producir ese
estado de profunda depresión mental. A lo largo de las 12 horas siguientes, se desarrolló hinchazón
del músculo temporal derecho. Se sospechó de un traumatismo romo, posiblemente por una piedra.
Se comentó la posibilidad de aplicar técnicas de imagen del cerebro, que sin embargo fueron
rechazadas.
Pronóstico
El pronóstico de un caso de traumatismo craneal viene dado por el resto de lesiones sufridas y por el
grado de déficit neurológico. Este último aspecto se valora mediante exploración sistemática.
En la primera semana después del tratamiento del traumatismo craneal agudo pueden registrarse
importantes mejorías en la función cerebral y muchos animales vuelven a ser mascotas funcionales.
El tratamiento y el pronóstico dependen en todo momento de los hallazgos de la exploración. Si el
animal sigue sufriendo deterioro psicológico a pesar del tratamiento médico, están indicadas las
técnicas por imagen. La clasificación por TC del traumatismo craneal en el ser humano tiene valor
pronóstico, pero en medicina veterinaria no existen tales grados.
La muerte cerebral es una indicación para la eutanasia.
Criterios clínicos de muerte cerebral
1. Excluir: coma metabólico o inducido por toxinas/fármacos, hipotermia e hipovolemia.
2. Exploración:
• Coma.
• Ausencia de respiración espontánea a PCO2 >60 mmHg.
• Ausencia de los siguientes reflejos del tronco del encéfalo:
• pupilas dilatadas y no reactivas frente a la luz,
• reflejo vestibuloocular ausente,
• reflejo corneal ausente en ambos ojos,
• reflejo de arcada ausente.
En el ser humano, el período de observación es largo (6-72 horas). En los animales no existen
referencias en cuanto al tiempo.
Se han utilizado asimismo para la valoración de la muerte cerebral el electroencefalograma (EEG) y
la respuesta del tronco encefálico desencadenada por estímulos auditivos. Sin embargo, no son
necesarias. Confirman la valoración clínica, pero nada más.
Las pruebas térmicas
se utilizan en humana como otra prueba más de las vías vestibulooculares a través del tronco del
encéfalo. La irrigación del conducto auditivo con agua caliente o fría induce una variación en la
endolinfa del oído interno. Esto crea una corriente de convección dentro del canal semicircular que
estimula las células ciliadas. Puede que los efectos térmicos directos sobre el nervio vestibular
también intervengan. La respuesta puede retrasarse 1 minuto o incluso más tiempo. El agua muy fría
que permanece en el conducto durante 3-5 minutos induce una fase rápida de nistagmo hacia el lado
contralateral, aunque este fenómeno puede no estar presente en perros normales. La prueba con agua
caliente (44 °C) parece incuso menos fiable.
Entre las complicaciones del traumatismo craneal se incluyen las siguientes:
• CID.
• Úlceras gastrointestinales.
• Neumonía por aspiración.
• Sepsis.
• Edema pulmonar; neurogénico, cardiogénico.
• Atelectasia.
• Arritmias cardíacas.
• Hipertensión (humana) por secreción excesiva de catecolaminas: comienza en los primeros 10
días y puede prolongarse 3 meses, también como resultado del reflejo de Cushing por PIC
aumentada.
• Las convulsiones pueden comenzar meses o años más tarde en un animal por lo demás normal. En
torno a un 10% de las personas que han sufrido lesión craneoencefálica entre media y grave
desarrollan convulsiones, generalmente en los 2 años posteriores al traumatismo.
Síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH)
Diversos trastornos cerebrales pueden dar lugar a excesiva secreción de ADH. La retención de agua y
la pérdida continua de sodio por orina (20-30 mEq/l) da lugar a hiponatremia por dilución. Se
produce una caída de la osmolalidad sérica, un aumento de la osmolalidad urinaria y una
disminución del la excreción de orina. El tratamiento requiere restricción de líquidos y
restablecimiento de la diuresis.
El sodio sérico debe aumentar a una velocidad no superior a 0,5-2 mEq/l/h o 12 mEq/l/día, con
objeto de evitar las desmielinización osmótica (mielinólisis central pontina).
Pérdida cerebral de sal (PCS)
Se debe a un aumento de la secreción del péptido natriurético cerebral y atrial, que suprime la síntesis
de aldosterona. Se produce un aumento de la excreción renal de sodio (150-200 mEq/l), seguida de
agua, lo cual da lugar a hiponatremia e hipovolemia. El tratamiento consiste en la reposición de
sodio y en la administración de líquido.
Diabetes insípida central
La disminución de la liberación de ADH da lugar a pérdida de grandes volúmenes de orina diluida, lo
cual, si no se trata, conduce a deshidratación, hipernatremia y aumento de la osmolalidad sérica.
En este caso en particular se predijo una razonable probabilidad de recuperación funcional, sobre la
base del RVO y de la observación de pupilas pequeñas y simétricas.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es limitar el daño de los que podrían definirse como «los cuatro jinetes
del apocalipsis intracraneal»: hipotensión, hipoxemia, hipercapnia y presión intracraneal aumentada.
1. Mantenimiento de la oxigenación:
• Oxígeno suplementario: debe administrarse a todo paciente crítico de traumatismo hasta que
quede probado que es innecesario.
• Catéter de O2 nasal: 100 ml/kg/min proporcionan el 40% de O2 inspirado.
• Catéter de O2 transtraqueal: 50 ml/kg/min proporcionan el 40% del O2 inspirado.
• Sangre entera: se utiliza en caso de hematocrito <20% (Hb <8 g/dl) o en rápida caída. El
objetivo es un hematocrito del 25-30% y una albúmina >2 g/l. Velocidad de administración: 410 ml/kg/h durante 4-6 horas.
• Transportadores de oxígeno basados en la hemoglobina (oxiglobina): se administran cuando la
hemoglobina (Hb) es <7 g/dl. El objetivo es alcanzar 7-10 g/dl (n = 13,8-21,4 g/dl). Se utiliza en
perros con incrementos de 5 ml/kg, con un límite de 30 ml/kg/día. La semivida es de 30-40 horas.
Mejoran la oxigenación y tienen acción vasopresora.
2. Mantenimiento de la ventilación:
• Ventilación con presión positiva: es necesaria si no puede mantenerse la oxigenación o la
ventilación o si se requieren importantes incrementos del esfuerzo respiratorio.
• 10-20 respiraciones/min proporcionan la deseada PaCO2de 25-35 mmHg.
3. Mantenimiento de la perfusión sistémica:
• Administre líquidos sobre la base de las necesidades cardiovasculares valoradas en función de
la presión arterial, la excreción urinaria y la presión venosa central. Restablezca una presión
sistólica >90 mmHg.
• Reanimación con pequeño volumen: se recomienda en gatos hipotensos, y en perros hipotensos
cuando las consecuencias de una posible sobrecarga de líquidos supongan una amenaza para la
vida, como en caso de traumatismo craneal, contusiones pulmonares, shock cardiogénico,
insuficiencia renal oligúrica y estados de hiperosmolaridad (hipernatremia, hiperglucemia). Es
también la técnica recomendada para la reanimación cardiopulmonar de animales euvolémicos
antes de la parada. La restauración y la expansión de volumen no deberían causar edema cerebral,
en la medida en que se evitan la sobrecarga de volumen y las presiones elevadas en el corazón
derecho, al tiempo que se mantiene una osmolalidad sérica normal.
Métodos
Perro
• Cristaloides isotónicos 10-20 ml/kg + hidroxietil almidón 3-5 ml/kg. Administración en forma de
bolo i.v.
• Ajuste la dosis con cristaloide adicional 10-20 ml/kg + coloide 1-5 ml/kg para elevar la presión
arterial.
• Deténgase cuando se haya alcanzado la presión arterial media deseada o la dosis máxima de
coloide.
• Considere el uso de vasopresores (infusión de dopamina o fenilefrina) si no pueden restablecerse
la presión arterial ni el gasto cardíaco.
Gato
• Cristaloides isotónicos 10-15 ml/kg + hidroxietil almidón 2-3 ml/kg. Administración en forma de
bolo i.v.
• Ajuste la dosis con hidroxietil almidón adicional 2-5 ml/ kg para elevar la presión arterial hasta
valores >40 mmHg.
• Compruebe que la temperatura corporal es >36,5 °C.
Durante la reanimación cardiopulmonar, pueden administrarse volúmenes mayores a animales
hipovolémicos, siempre y cuando la perfusión excesiva no represente una preocupación de primer
orden: solución Ringer lactato (SRL) o NaCl al 0,9%, 90 ml/kg/h (perro) y 40-60 ml/kg/h (gato),
hasta alcanzar el efecto. La SRL es ligeramente hipotónica con respecto al plasma. Si son necesarios
grandes volúmenes para tratar la hipovolemia, deberá utilizarse un coloide o una solución más
isotónica.
• En los primeros 5-15 minutos se administra un cuarto del bolo y después se vuelve a valorar al
paciente.
• Generalmente se observa mejoría cuando se ha administrado la mitad del volumen vascular del
animal (perro: 45 ml/kg; gato: 20-30 ml/kg).
En el animal normal, la mayor parte (70-80%) de la solución cristaloide pasa al LEC en el plazo de 1
hora desde la administración intravenosa.
La velocidad de infusión puede reducirse un 40-60% cuando los coloides se utilizan de manera
adicional.
El hidroxietil almidón y el dextrano 70 tienen el mismo límite de dosis y la misma semivida, y se
administran en las mismas dosis.
• 10-20 ml/kg i.v. hasta alcanzar el efecto, en forma de bolo en el perro.
• Incrementos de 5 ml/kg i.v. a lo largo de 5-10 minutos en el gato.
• Límites: perro: 20-50 ml/kg/día; gato: 5-20 ml/kg/día.
• Semivida de 25 horas.
La solución salina hipertónica al 3% y al 7% ha sido utilizada en la reanimación a la dosis de 46 ml/kg i.v., administrados lentamente durante 5 minutos. La duración de la acción es de 15-60
minutos. Si se administra a velocidad excesiva se producen hipotensión y bradicardia de inducción
vagal.
Con frecuencia se registran arritmias cardíacas, a menudo ventriculares, alrededor de 12-36 horas
después de traumatismos secundarios a lesiones directas, o bien shock/isquemia. Debe comprobarse
el pulso mientras se ausculta el corazón. Una escasa perfusión tisular es una indicación para el
tratamiento con lidocaína. La mayor parte de los casos se resuelven en 2-4 días. La hipotermia grave
causa arritmias cardíacas.
4. Control de la PIC:
PIC normal en el perro y el gato: 5-12 mmHg. Los tratamientos se aplican de forma empírica, ya
que la monitorización objetiva de la PIC no se lleva a cabo de manera rutinaria. No se utiliza la
restricción de líquidos. La reducción de la presión oncótica coloidal no aumenta por sí sola el
edema en el cerebro lesionado.
• Manitol:
• 0,5-2,0 g/kg i.v. durante 10-20 minutos.
• Límite: 3 bolos en un período de 24 horas para evitar la hiperosmolalidad.
• Los efectos aparecen en unos minutos y duran 2-5 horas.
• Calentar la solución antes de utilizarla para disolver cristales.
• Los beneficios superan en la práctica la preocupación teórica por la creación de
hiperosmolalidad intracelular o por el empeoramiento de la hemorragia intracraneal.
• Furosemida:
• Las dosis y los tiempos de administración varían según la fuente consultada.
• 0,75-1,0 mg/kg i.v. para reducir la producción de LCR.
• 2-5 mg/kg i.v. antes del uso de manitol para un efecto sinérgico.
• 0,7 mg/kg i.v. o i.m., 15 minutos después de la administración de manitol.
• Se usa también de forma aislada, sin manitol. Muestra una aparición retardada del efecto en
comparación con el manitol.
• En humanos, se utiliza el coma barbitúrico para controlar la falta de respuesta de la PIC. La
dosis se ajusta en función de las mediciones del EEG y de la estabilidad cardiovascular. No se
lleva a cabo en animales, pues en ellos no se monitorizan ni el EEG ni la PIC.
• En medicina humana, la hiperventilación hasta una PaCO2 de 30 mmHg es el objetivo. En los
traumatismos craneales, la respuesta vascular a los niveles de CO2 puede no existir o estar
disminuida. La hiperventilación excesiva o prolongada puede dar lugar a hipoxia cerebral.
• La solución salina hipertónica puede causar hipernatremia.
5. Control del dolor:
• Para controlar el dolor se utilizan opioides. En la mayoría de los casos, la variación de la PIC es
pequeña o no existe.
• Fentanilo: perro: 0,002-0,005 mg/kg i.v., i.m., s.c. cada 1-2 h; gato: 0,001-0,003 mg/kg i.v., i.m.,
s.c. cada 2-4 h.
• Parche de fentanilo: 25 μg/h: <5-10 kg; 50 μg/h: 10-20 kg; 75 μg/h: 20-30 kg; 100 μg/h: >30 kg.
• Los parches requieren 3-6 horas para producir el efecto máximo en los gatos, y 12-24 horas en
los perros. La duración de la acción varía entre 1 y 3 días. Si el animal pesa <5 kg, se mantendrá
cubierta la mitad del parche.
• Morfina/metadona: perro/gato: 0,05-1,0 mg/kg i.m., s.c., lenta i.v. cada 4 h.
6. Corrección de la hipotermia:
• La hipotermia entorpece la respuesta cardíaca a las catecolaminas.
• En medicina humana, se utiliza una hipotermia leve para reducir la demanda metabólica del
cerebro y, en consecuencia, aumentar la capacidad de éste para soportar la isquemia. La
temperatura de la membrana timpánica da una medida más exacta de la temperatura del cerebro
que la temperatura esofágica.
7. Control de las convulsiones:
Tratamiento de urgencia:
• Propofol: 1-2 mg/kg i.v.
• Infusión: 0,1-0,6 mg/kg/min, hasta alcanzar el efecto.
• Reduce la PIC. Anestésico. Dosis altas pueden reducir la presión sanguínea, lo cual puede
provocar una disminución de la perfusión cerebral. Evítese la hipotensión.
• Benzodiazepinas: 0,5-1 mg/kg i.v.
• Infusión: 0,5-2 mg/kg/h en solución salina al 0,9%.
• Efecto nulo o pequeño sobre PIC. Anticonvulsivo.
• Fenobarbital: 2-6 mg/kg i.v.
• Anticonvulsivo.
• Pentobarbital: 2-15 mg/kg i.v. lentamente, hasta alcanzar el efecto.
• Difícil de obtener. Anestésico. Causa hipotensión e hipotermia, no deseadas. La dosis necesaria
para reducir el metabolismo cerebral también causa hipotermia. La agitación durante la
recuperación puede simular actividad convulsiva, dando lugar a una innecesaria repetición de
dosis.
La profilaxis anticonvulsiva no se acomete de manera rutinaria inmediatamente después de un
traumatismo craneal. Los traumatismos craneales que inducen estupor o coma pueden dar lugar a
convulsiones más adelante en la vida del animal. Por lo demás, es posible que estos pacientes se
muestren neurológicamente normales. Los anticonvulsivos se utilizan únicamente si el patrón
convulsivo lo justifica.
8. Otros factores:
• Los vómitos se producen en presencia de PIC aumentada y alteración vestibular, pues ambas
situaciones estimulan el centro del vómito. El sistema vestibular se proyecta además hacia la zona
gatillo del quimiorreceptor. Los narcóticos provocan emesis. En las lesiones craneales se produce
retraso en el vaciado gástrico y/o atonía gástrica.
• Glucosa sérica. La hiperglucemia agrava la isquemia. La glucosa debe utilizarse sólo para tratar
la hipoglucemia.
• Estado hipermetabólico. Una lesión encefálica grave por traumatismo da lugar a un incremento
del gasto metabólico en reposo del 140%. Se deberá colocar una sonda de alimentación si el
paciente no es capaz de comer voluntariamente durante >2 días.
• Cuidados asistenciales. Eleve la cabeza un 10-30% por encima del corazón, evite la compresión
de las venas yugulares, asegúrese de variar la vejiga, gire al paciente con frecuencia, monitorice
los electrólitos y mantenga la normovolemia con líquidos cristaloides isotónicos. Lubrique los
ojos con frecuencia para prevenir las úlceras corneales.
• Corticoides. El edema cerebral postraumático es una combinación de fenómeno citotóxico
(isquemia) y vasógeno (interrupción de la barrera hematoencefálica). En medicina humana, el uso
de corticoides se ha asociado a un peor pronóstico. Existe cierta controversia en torno a los
beneficios cerebroprotectores de la metilprednisolona succinato sódico no relacionados con su
actividad glucocorticoide. Si el coma tiene su causa en lesiones de masa (tumores cerebrales,
hematomas epidurales), los corticoides sí están indicados.
Cirugía cerebral
1. Las heridas penetrantes por mordedura dan lugar a la formación de abscesos. Están indicados el
desbridamiento y los antibióticos de amplio espectro.
2. En ausencia de deterioro progresivo, la eliminación de hematomas puede no mejorar el caso de
forma significativa.
3. Si un segmento del cráneo muestra una depresión superior a su propio grosor y complicaciones,
ha de considerarse la cirugía.
Se recomienda la derivación del paciente antes de cualquier cirugía cerebral, no después. Pueden
producirse lesiones cerebrales mortales sin fractura del cráneo. La reparación de una fractura no
garantiza un buen resultado.
El tratamiento en este caso consistió en aliviar el dolor y proporcionar asistencia de soporte. El
perro recuperó la consciencia a los 2 días y fue capaz de caminar con ayuda a las 2 semanas.
Seguimiento
A los 3 meses de haberse resuelto el coma, el perro sufrió una convulsión tónico-clónica
generalizada. El paciente se mostró normal en la exploración neurológica. La RM del cerebro resultó
normal. El LCR también era normal. El animal presentó otras convulsiones de similar naturaleza de
manera infrecuente (una o dos veces al año). No se utilizaron anticonvulsivos.
6. Encefalopatía metabólica
insulinoma
Presentación inicial
Se producen alteración del comportamiento (agitación o letargo), disminución del estado de
alerta mental, convulsiones, intolerancia al ejercicio, debilidad o colapso. Pueden sobrevenir
estupor y coma.
Introducción
La disfunción cerebral aparece de forma aguda, episódica o en forma de proceso de empeoramiento
insidioso, dependiendo de la enfermedad subyacente, de su velocidad de aparición y de la duración y
la gravedad del trastorno metabólico. Los signos pueden presentarse desencadenados por factores
estresantes adicionales, como la comida, el ejercicio, la agitación, el tratamiento farmacológico, la
cirugía o una enfermedad concomitante.
En los casos de coma metabólico se conservan de manera característica los reflejos RPL y RVO. La
respiración puede mostrar una profundidad o una frecuencia alteradas, pero es regular en
comparación con las enfermedades estructurales que causan coma.
Áreas bien definidas del SNC muestran una susceptibilidad preferente, dando lugar a signos focales
en una enfermedad difusa.
Se registran trastornos metabólicos mixtos, en los que ningún aspecto parece lo suficientemente
grave como para producir signos clínicos. Alteraciones leves pueden sumar sus efectos sobre la
función cerebral. Debe considerarse cada una de ellas.
La disfunción cardíaca secundaria a los graves trastornos electrolíticos y a la acidosis metabólica
aguda puede conducir rápidamente a la muerte.
Reseña del animal
Boxer hembra de 9 años de edad, castrada.
Signos de presentación
Conducta episódica de escarbar, contracciones espasmódicas y vocalización.
Historia clínica
La descripción de la actividad y de la capacidad de respuesta del animal es esencial. Resulta muy útil
saber cuándo y con qué frecuencia se producen los episodios anómalos y cuánto duran, tanto para el
diagnóstico como para el seguimiento de la progresión de la enfermedad y el éxito de un futuro
tratamiento.
El perro fue presentado para la valoración de unos antecedentes de 6 meses de duración de episodios
sueltos, que empezaron consistiendo en la acción de escarbar dentro de casa y de esconderse en los
rincones. A este comportamiento le siguieron la aparición de contracciones espasmódicas en cara y
cuerpo, la vocalización y la acción de defecar y correr por toda la casa. Durante los episodios, el
perro no mostraba capacidad de respuesta mental y, si se le sujetaba, sus extremidades se flexionaban
y extendían. Los episodios duraban hasta 2 horas y se producían en cualquier momento del día,
pudiendo pasar semanas e incluso meses entre un episodio y otro. Por lo demás, el perro era descrito
como normal.
Exploración clínica
La exploración neurológica resultó en este caso normal. No se disponía de imágenes en vídeo de
algún episodio.
Localización neuroanatómica
La lesión debía localizarse en el cerebro, dada la alteración de la conducta. Pueden producirse
alteraciones episódicas en caso de lesión estructural persistente del cerebro o por defecto metabólico
intermitente. En pequeños animales, también se producen alteraciones episódicas de la conducta en
caso de trastornos psicológicos. El abordaje normal del problema pasa por descartar cualquier
enfermedad orgánica del SNC antes de diagnosticar causas psicológicas.
En cualquiera de las tres etiologías de alteraciones episódicas de la conducta, el animal puede
mostrarse normal entre los episodios. Las lesiones estructurales o metabólicas pueden dar lugar a
ligeras anomalías (como cambios que afectan a los hábitos higiénicos adquiridos, a la personalidad o
a los patrones de sueño) entre episodios llamativamente anómalos, de manera que es esencial
preguntar exhaustivamente al propietario.
También puede registrarse un estado mental de ausencia de respuesta cuando el animal está agitado o
distraído por dolor importante, pérdida aguda de equilibrio o prurito intenso: el propietario intenta
atraer la atención del animal, pero éste no le hace caso. Si la exploración física del animal no
encuentra ninguna otra anomalía, es probable que el estado mental de indiferencia sea consecuencia
de una disfunción cerebral de algún tipo.
Algunos aspectos de los episodios de este paciente sugerían actividad convulsiva; aun así, la
localización sería la misma.
Diagnóstico diferencial
En este caso se consideró la posibilidad de que se tratara de una patología intracraneal o de una
enfermedad sistémica extracraneal.
Valoración clínica
Se midió la glucosa sanguínea en consulta y se encontró un valor bajo (2,3 mmol/l; rango 2-5,5). Se
comprobó de nuevo mediante un sistema de un laboratorio comercial y se halló un valor de glucosa
en sangre de 1,9 mmol/l. El nivel sérico de insulina era alto, de 85 μUI/ml (5-20).
Causas de hipoglucemia
• Exceso de insulina; endógena, exógena.
• Insuficiencia hepática.
• Enfermedades del almacenamiento de glucógeno.
• Neonatos.
• Perros de caza, razas miniatura.
• Neoplasias.
• Hipoadrenocorticismo.
• Sepsis.
La hipoglucemia se presenta a menudo con déficits neurológicos intermitentes. Las convulsiones
suelen ser autolimitantes, pues la secreción de catecolaminas aumenta el nivel de glucosa en sangre.
El trastorno del comportamiento puede durar horas. La ingestión de alimento puede elevar los
niveles de glucosa en sangre y estimular la secreción de insulina, y mejorar o desencadenar los
signos. Síntomas como inquietud inespecífica, ansiedad, movimientos de sacudida, temblores,
contracciones espasmódicas y hambre son el resultado de un exceso de estimulación simpática.
También pueden registrarse desplome, debilidad, intolerancia al ejercicio, ataxia, estado de
obnubilación o estupor y ceguera transitoria. En los perros, existe una neuropatía periférica
secundaria a tumores secretores de insulina.
Diagnóstico
La hipoglucemia en ayunas o la hipoglucemia con signos neurológicos confirma el diagnóstico. En
algunos casos es necesario repetir la prueba. Se valoran los niveles séricos de fructosamina para
controlar la glucemia durante 2-3 semanas. Un nivel normal-bajo o en la mitad inferior del rango
normal (p. ej., <300 μmol/l) sugiere períodos de hipoglucemia. Cuando exista hipoglucemia deberán
medirse los niveles de insulina. Menos de un 20% de los perros con hipoadrenocorticismo tienen
hipoglucemia (tabla 6.1).
Normales
Perro: 2,9-6,5 mmol/l
Gato: 3,1-7,2 mmol/l
Tabla 6.1 Valores de glucosa en sangre
Anómalos
3,3-3,8 mmol/l
Signos clínicos
<2,5 mmol/l
Consejo clínico
La hipoglucemia hallada en un animal con convulsiones es la causa de las mismas hasta que se
demuestre lo contrario.
Se diagnosticó un insulinoma. La ecografía abdominal no reveló la existencia de masa pancreática
alguna.
Mediante laparotomía exploratoria se encontraron pequeñas lesiones en el hígado y una masa
solitaria en el páncreas. El examen histopatológico confirmó el diagnóstico de tumor de células beta
secretor de insulina.
Pronóstico
Los insulinomas metastatizan con frecuencia al hígado, al mesenterio, al epiplón y a los ganglios
linfáticos. La resección del tumor mejora el control de la hipoglucemia y el tiempo de supervivencia.
La supervivencia postoperatoria es de 0-5 años. La pancreatitis y la diabetes mellitus son posibles
complicaciones postoperatorias.
Tratamiento
1. 0,5 g/kg de dextrosa i.v. = 1 ml/kg de dextrosa al 50%. Se diluirá en solución salina en
proporción 1:2 para evitar flebitis. Adminístrese despacio. La mejoría se produce en unos minutos.
2. Signos neurológicos que no responden debido a edema citotóxico y muerte celular: tratar la PIC
aumentada (manitol, furosemida), mantener la normoglucemia y controlar las convulsiones. Si la
hipoglucemia es intensa o prolongada, los signos pueden no remitir de manera inmediata después
de las inyecciones de glucosa, a pesar se haberse restablecido la normoglucemia.
3. Ofrecer comida 3-6 veces al día.
4. Prednisolona 0,25 mg/kg por vía oral cada 12 h; si es necesario, aumentar la dosis para controlar
los signos clínicos.
5. Diazóxido 5 mg/kg cada 12 h. Ajústese la dosis para controlar los signos.
6. Glucagón 50 ng/kg i.v. gato/perro. IRC: 5-10 ng/kg/min i.v., dosis ajustada para mantener la
euglucemia.
7. Octreotida 10-40 μg/perro s.c. cada 8-12 h. Se utiliza en los tumores secretores de insulina.
El perro fue sometido a tratamiento con dextrosa i.v., pero siguió presentando hipoglucemia. Se
inició la administración de prednisolona y el fraccionamiento de las comidas.
Seguimiento
Los signos clínicos reaparecieron unos meses después de la intervención quirúrgica y se resolvieron
al incrementar la dosis de prednisolona. Tiempo después el animal fue sacrificado, a petición de su
dueño, tras un primer acceso convulsivo generalizado.
7. Encefalopatía metabólica
encefalopatía hepática
Ed Friend and Susan Fitzmaurice
Introducción
Para que se produzca encefalopatía hepática es necesario que la función del hígado se encuentre
gravemente disminuida. Esta pérdida de función se debe, en la mayor parte de los casos, a una
derivación vascular. Los bajos niveles de glucosa en sangre pueden contribuir a la mala función
cerebral causada por toda una serie de sustancias, entre ellas el amoníaco.
En el perro, un tercio de las derivaciones portosistémicas congénitas se registran en razas pequeñas,
como yorkshire terrier, terrier maltés, caniche y schnauzer miniatura. Los gatos domésticos de pelo
corto representan la mayoría de los casos que se dan en felinos.
Historia clínica
En alrededor del 95% de los casos, la disfunción cerebral se presenta con signos que suelen
comenzar a los 2 años de edad. Episodios intermitentes de conducta anómala (marcha sin rumbo,
acción de presionar la cabeza, marcha en círculo o cambios en la personalidad), ataxia, ceguera y
convulsiones pueden presentarse desencadenados por hemorragia gastrointestinal, infecciones,
hipopotasemia, estreñimiento y dietas con alto contenido proteico. Puede observarse mejoría después
de tratamiento antibiótico. Es posible que el animal tarde en recuperarse de una anestesia general. La
presentación de convulsiones con un período interictal normal es en ocasiones la única anomalía.
Exploración clínica
Los déficits neurológicos suelen ser simétricos. Entre los signos no neurológicos se incluyen falta de
crecimiento, anorexia, depresión, vómitos intermitentes, diarrea y polidipsia. Tanto en el perro como
en el gato se han observado iris de color cobre o dorado. En el 75% de los gatos afectados se
produce ptialismo intermitente, relacionado probablemente con las náuseas o con la actividad
convulsiva.
Valoración clínica
Los esfuerzos diagnósticos han de ir encaminados a demostrar la disminución de la función hepática,
así como la presencia de comunicaciones vasculares anómalas. El análisis de orina se desprecia a
menudo como herramienta diagnóstica, pero debe realizarse, ya que en ambas especies pueden
encontrarse cristales de biurato de amonio. La importancia diagnóstica de la ecografía depende de la
pericia del profesional. También se utilizan la portografía y la gammagrafía transcolónica. La
displasia microvascular del hígado tiene una presentación clínica similar y requiere biopsia hepática
para su diagnóstico. Las anomalías congénitas del metabolismo causan hiperamonemia sin evidencia
de disfunción hepática.
Diagnóstico diferencial
• Derivación portosistémica congénita.
• Enfermedad hepatobiliar primaria grave.
• Deficiencias congénitas del ciclo de la urea.
• Acidemias orgánicas.
Pronóstico
Las convulsiones pueden persistir incluso después de la ligadura quirúrgica de la derivación.
Tratamiento
Existe cierta relación entre los niveles sanguíneos de amonio y los signos clínicos, pero el
tratamiento tiene por objeto reducir la formación y la captación de este metabolito y de otras
encefalotoxinas de procedencia intestinal.
1. Antibióticos: neomicina, ampicilina, metronidazol.
2. Lactulosa: gato 0,5-5 ml vía oral cada 8-12 h; perro 5-25 ml vía oral cada 8-12 h. Ajustar la dosis
para conseguir deposiciones blandas al tiempo que se evita la diarrea.
3. Dieta de proteínas de alta calidad.
4. Tratar/evitar las úlceras GI, la azoemia, el estreñimiento y la infección.
5. Convulsiones: propofol, diazepam (dosis requerida más baja), bromuro de potasio.
8. Encefalopatía metabólica
osmolalidad
Presentación inicial
Anorexia, letargo, vómitos, ataxia, debilidad muscular, temblores, estado mental y conducta
alterados, convulsiones y coma.
Introducción
Se entiende por osmolalidad el número de partículas de soluto en un kilogramo (kg) de disolvente.
La osmolalidad sérica viene determinada fundamentalmente por la concentración de sodio, tal y
como se deduce de la siguiente ecuación:
Osm sérica = 2(Na + K) + glucosa/18 + BUN/2,8
Puede realizarse una estimación duplicando el valor del Na+ sérico y añadiendo 10, si la glucosa y el
BUN son normales. La osmolalidad sérica se calcula a partir de la fórmula arriba indicada o por el
descenso del punto de congelación. Una diferencia entre ambos valores indica la presencia de otras
partículas activas desde el punto de vista osmótico, como por ejemplo etilenglicol o manitol. La
reducción de la presión oncótica coloidal tiene un efecto mínimo sobre el contenido de agua del
cerebro normal.
Osmolalidad sérica normal: gato/perro 280-305 mOsm/kg.
En animales de experimentación, una reducción de la osmolalidad plasmática de apenas un 5% y en
circunstancias por lo demás normales es causa de edema cerebral e incrementa la presión
intracraneal (PIC).
Es posible que menos de 260 o más de 330 mEq/l produzcan disfunción cerebral, pero lo más
probable es que sea la velocidad a la que cambia la osmolalidad el factor que provoca los signos
neurológicos.
• Causas de hiperosmolalidad: hipernatremia, hiperglucemia grave.
• Causas de hiposmolalidad: hiponatremia, intoxicación por agua.
• Los signos clínicos se producen con mayor frecuencia con las variaciones rápidas de
osmolalidad.
Sodio sérico normal: 140-150 mEq/l (perro), 150-160 mEq/l (gato). El aletargamiento comienza con
valores de Na >170 mEq/l, u osmolalidades ≥350 mOsm/kg. Los signos de hiperosmolalidad pueden
ser intermitentes, empeorando en períodos de pérdida de líquido por vómitos y diarrea. La
deshidratación osmótica y el encogimiento del cerebro pueden rasgar los vasos sanguíneos
meníngeos.
La hipernatremia se asocia a:
Aguda
Pérdida de líquido por vía GI, quemaduras, acumulación en tercer espacio, insuficiencia renal o
diuresis, deficiencia del mecanismo de la sed o imposibilidad de acceder al agua con o sin diabetes
insípida, o envenenamiento por sal (2-3 g/kg peso corporal).
Leve crónica
Diabetes insípida no tratada, crónica.
Grave crónica
Hipernatremia esencial causada por una anomalía diencefálica, caracterizada por falta de sed e
insuficiente secreción de ADH en respuesta a estimulación de osmorreceptores.
La hiponatremia tiene su causa en:
Aguda
Carga repentina de agua hipotónica, pérdida de la capacidad renal de excreción de agua, actividad de
ADH excesiva o inadecuada de forma aguda, polidipsia psicógena o enfermedad aguda del SNC
(síndrome cerebral de pérdida de sal). Es poco corriente en la práctica veterinaria.
Crónica
Enfermedad renal, disminución del volumen sanguíneo, producción aumentada de ADH (lesiones
hipotalámicas, traumatismo craneal, meningitis, hipotiroidismo o hiperadrenocorticismo).
Los signos se presentan con valores de sodio <120 mEq/l, y es más probable que aparezcan cuando el
sodio es <115 mEq/l. La presentación es similar a la de la hiponatremia, pero incluye también
aumento de peso (retención de líquido) y disnea.
Reseña del animal
Bull terrier staffordshire hembra de 10 meses de edad.
Signos de presentación
Ataxia intermitente y colapso.
Historia clínica
Este perro joven mostraba letargo intermitente e inapetencia persistente desde su adquisición, a las 7
semanas de edad. Presentaba sed muy variable, entre ausente y excesiva, de forma alterna. Una
semana antes de su presentación el propietario había observado temblor de la cabeza y colapso sobre
las extremidades anteriores.
Exploración clínica
El perro presentaba bajo peso, con membranas mucosas orales secas. Se mostraba tranquilo, pero
mentalmente receptivo. La exploración neurológica resultó normal.
Localización neuroanatómica
En este caso, sobre la base de los signos de inicio y desarrollo simultáneo, parece razonable suponer
que el temblor de la cabeza y el desplome sobre los miembros anteriores tienen la misma causa.
Ninguno de los signos es patognomónico de trastorno de una determinada área del sistema nervioso,
de modo que es necesario considerar una lista de posibles localizaciones: debilidad con origen en la
NMI o en la NMS; enfermedad cerebelosa; enfermedad de la médula cervical con espasmo de cuello
y debilidad de NMS, sobre todo en extremidades anteriores; o lesiones multifocales.
En perros bull terriers staffordshire de edades comprendidas entre los 6 meses y los 7 años está
documentada una deficiencia heredada del metabolismo denominada aciduria L-2-hidroxiglutárica
(L-2-HGA). Cursa con convulsiones, ataxia, conducta alterada (demencia) y temblores.
La sed se presenta por un aumento de la osmolalidad plasmática, que actúa sobre los
osmorreceptores existentes en el hipotálamo anterior. Estos mismos osmorreceptores, u otros
diferentes, presentes en el hipotálamo anterior estimulan la liberación de hormona antidiurética
(ADH) a partir de la hipófisis posterior. La hormona antidiurética incrementa la permeabilidad de los
conductos colectores renales frente al agua, siendo el resultado de todo ello la retención de agua y la
disminución de la osmolalidad plasmática. Los animales deshidratados dejan de beber antes de que se
resuelva la hipertonicidad plasmática, lo cual indica en cierta forma un sistema de retroalimentación
faríngeo/gastrointestinal.
La hipovolemia incrementa la ingesta de agua en virtud de dos mecanismos sin relación con las
variaciones de la osmolaridad plasmática. La disminución del LEC aumenta la secreción de renina y,
en consecuencia, los niveles de angiotensina II circulante, que actúa sobre los receptores del cerebro
estimulando la sed. Los barorreceptores presentes en el corazón y los vasos sanguíneos también
intervienen en este mecanismo.
Las lesiones de los osmorreceptores en el hipotálamo interrumpen la señal para beber, dando lugar a
adipsia. La hipernatremia hipodípsica ha sido descrita en perros y gatos. Los animales no muestran
interés por beber, a pesar de los elevados niveles plasmáticos de sodio.
La inapetencia es un signo inespecífico, pues acompaña a patologías de distintos sistemas orgánicos.
Indica que el animal no está normal, pero la historia clínica y la exploración física deben utilizarse
para encontrar otros signos que puedan acotar el campo diagnóstico y que permitan reconocer los
sistemas orgánicos con mayor probabilidad de afectación.
Diagnóstico diferencial
Causas de adipsia, inapetencia, letargo y signos neurológicos episódicos del SNC o de origen
muscular:
• Lesión hipotalámica: hidrocefalia u otra malformación cerebral, encefalitis con hipernatremia
secundaria.
• Hipotiroidismo.
• Hipoadrenocorticismo.
• Encefalopatía hepática.
Valoración clínica
Se encontraron hipernatremia de 198 mmol/l (rango de referencia: 144-160), hipercloremia,
azoemia, densidad de orina de 1.048.
Causas de hipernatremia que fueron descartadas por el estudio preliminar de laboratorio y por los
antecedentes del caso: pérdida gastrointestinal de líquido, diabetes insípida, insuficiencia renal e
intoxicación por sal.
La retención de sodio causada por niveles excesivamente altos de aldosterona debido a un tumor
suprarrenal secretor de aldosterona o por hiperplasia suprarrenal bilateral fue valorada en función de
la concentración sérica de aldosterona y por ecografía abdominal. Ambas pruebas resultaron
normales.
No se valoraron los niveles séricos de ADH, pues la densidad de la orina era >1.030.
La prueba de estimulación de ACTH fue normal.
La RM cerebral identificó una malformación cerebral congénita del cuerpo calloso y de los
ventrículos laterales.
Diagnóstico
Hipernatremia esencial secundaria a deformidad cerebral que afecta a los osmorreceptores
hipotalámicos.
Pronóstico
El pronóstico depende de la capacidad de control de la hiperosmolaridad. La adición de agua a la
comida ha dado buenos resultados.
Tratamiento de la hipernatremia
1. Para hipernatremia (Na+ ≥170 mEql) con perfusión e hidratación normales, reponga el agua libre
de solutos utilizando cristaloides de mantenimiento (0,9% NaCl).
2. Déficit de agua libre (l) = [(Na medido/nivel de Na deseado) − 1] × peso corporal (kg) × 0,6.
3. Reponga el déficit de agua a lo largo de 24-48 horas. Reduzca 0,5-1 mOsm/kg/h (o 2 mEq
sodio/l/h en la intoxicación aguda por sal). La velocidad de corrección debe guardar relación con
la velocidad de desarrollo.
4. Añada volumen para el metabolismo y las pérdidas insensibles: 2 ml/kg/h. Incremente la dosis en
1-2 ml/kg/h si existen fiebre e hiperpnea. Una reposición rápida puede causar edema cerebral.
5. Los diuréticos de asa, como la furosemida, incrementan la excreción renal de sodio.
6. Vigile la sobrecarga de líquido y el edema pulmonar.
7. Añada una ración de líquido de mantenimiento al alimento enlatado.
Este perro fue tratado añadiendo agua a la dieta diaria y dividiendo la ingesta diaria de alimento en
cuatro raciones. El nivel de sodio volvió a valores normales.
Seguimiento
El apetito y el nivel de energía aumentaron. No volvieron a aparecer signos neurológicos.
9. Meningoencefalitis granulomatosa
Presentación inicial
Animal con mirada fija en el espacio mientras descansa en el sofá.
Introducción
La actitud de mirar en una misma dirección durante un período prolongado es a menudo un signo de
enfermedad cerebral. Mantener la mirada fija en las paredes, en las esquinas o «en el espacio» es un
signo corriente de presentación, que puede o no cesar al intentar atraer la atención del animal. El
dolor de cuello puede limitar el movimiento de la cabeza y la actividad general, pero estos animales
mueven los ojos hacia los estímulos y se muestran mentalmente reactivos. Los animales con ceguera
reciente se mueven despacio, se chocan contra objetos y no responden a los estímulos visuales: el
diagnóstico clínico es evidente.
Reseña del animal
Perro labrador macho de 11 años.
Signos de presentación
Episodios de mirada fija.
Historia clínica
Los episodios de ausencia de reactividad mental mientras el animal estaba tumbado en el sofá, con la
mirada fija en la pared, duraban alrededor de una hora y habían comenzado 6 meses antes de la
presentación en la clínica. Los episodios se producían al menos una vez a la semana, a cualquier hora
del día y sólo en interiores. El perro se mostraba normal entre un episodio y otro. No se refirieron
otras anomalías.
Exploración clínica
El perro era neurológicamente normal.
Localización neuroanatómica
El trastorno debía localizarse en el cerebro, debido al cambio de conducta, que puede que fuera una
actividad convulsiva parcial.
Cabía la posibilidad de que no se tratara de un trastorno neurológico: el perro podía sufrir una
artropatía no diagnosticada y ésta podía ser la causa de la reluctancia a moverse, aunque tal
suposición no se desprendía de los antecedentes del paciente ni de la exploración física. Los dueños
no se habían dado cuenta, con anterioridad a la consulta, de cierta pérdida auditiva relacionada con la
edad, que podía contribuir a la falta de respuesta del perro a las llamadas. Se utilizó un ensayo de
fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), que sin embargo no tuvo efecto alguno sobre la
frecuencia o la duración de los episodios, razón por la cual fue interrumpido.
Diagnóstico diferencial
Encefalopatía metabólica: la pérdida intermitente de consciencia puede deberse a hipoglucemia, que
resulta difícil de diagnosticar a partir de una muestra aleatoria de sangre.
Insuficiencia hepática. No existen antecedentes ni evidencias físicas de la misma, de manera que fue
descartada.
Actividad convulsiva.
Presión intracraneal aumentada por neoplasia.
Síndrome de disfunción cognitiva, consistente en una pérdida progresiva y sin tratamiento de la
conducta normal. Debido a la ausencia de otra causa conocida, el síndrome fue considerado en este
perro de edad avanzada. Los propietarios describen a menudo a su mascota como «senil». Antes de
diagnosticar este trastorno es necesario descartar enfermedades neurológicas primarias o sistémicas.
Los signos de presentación son similares a los de enfermedad cerebral o a los cambios por
envejecimiento (sordera, movilidad reducida):
• El animal se muestra distraído, se pierde en entornos familiares, no reconoce a personas/animales
conocidos.
• Aumento de irritabilidad/agresividad/agitación/ ansiedad.
• Inactividad, marcha sin rumbo, deambulación y vocalización nocturnas.
• Trastornos del sueño/marcha en círculo.
• Pérdida de hábitos higiénicos aprendidos.
Valoración clínica
Se repitieron las determinaciones de niveles de glucosa y fructosamina en sangre, y fueron normales.
La RM del cerebro fue normal.
El LCR resultó ser anómalo, con elevado recuento de leucocitos y proteínas totales altas:
eritrocitos = 1; leucocitos = 585; PT = 0,77 g/l. La citología mostró una elevada densidad de células
nucleadas, con un 93% de neutrófilos (en su mayor parte no degenerados), un 6% de linfocitos
pequeños y un 1% de macrófagos/monocitos.
Diagnóstico
La destrucción de tejido en el SNC se acompaña de pleocitosis neutrófila, lo cual no es
patognomónico de infección. La larga duración de los signos, con períodos interictales normales, es
poco probable en las infecciones bacterianas del SNC. El resultado de la RM descartó una neoplasia
cerebral que, dada la edad del animal, fue una posibilidad considerada. También se pensó en
degeneración o inflamación no infecciosa del cerebro. Existía asimismo la posibilidad de que se
tratara de una enfermedad de almacenamiento, de presentación tardía.
En la inflamación del SNC la RM puede ser normal. La meningoencefalomielitis granulomatosa
(MEG) tiene una presentación muy variable. Este caso fue considerado una forma atípica de MEG.
Pronóstico
Pronóstico incierto, si bien la ausencia de progresión de los signos y la normalidad entre episodios
sugerían que sería favorable.
Tratamiento
Opciones de tratamiento para la enfermedad inflamatoria no infecciosa del SNC
Prednisolona 1-2 mg/kg vía oral cada 12 h. Intente disminuir la dosis gradualmente tras un período
de normalidad o si se desarrolla hiperadrenocorticismo iatrogénico.
La terapia añadida puede permitir una reducción de la dosis o incluso la eliminación de la
prednisolona. La mielosupresión es un efecto secundario frecuente de estos fármacos:
1. Azatioprina.
2. Radioterapia.
3. Procarbazina 25-50 mg/m2 vía oral cada 24 h.
4. Citosina arabinósido 50 mg/m2 s.c. cada 12 h durante 2 días consecutivos. Repetir cada 3
semanas.
5. Ciclosporina:
• 6 mg/kg vía oral cada12 h.
• 10 mg/kg vía oral cada 24 h durante 6 semanas, después reducir a 5 mg/kg una vez al día.
6. Lomustina (CCNU):
• 44-88 mg/m2 vía oral cada 6 semanas.
• 60 mg/m2 vía oral cada 6 semanas.
7. Micofenolato de mofetilo 20 mg/kg/día repartidos cada 8 h o cada 12 h.
En este caso, se inició la administración de prednisolona y no se observaron episodios en las 2
semanas siguientes.
La exploración neurológica se mantuvo dentro de la normalidad. Se redujo gradualmente la dosis de
prednisolona, hasta detener su administración después de 6 semanas de tratamiento.
Cinco meses más tarde, el perro empezó a mostrarse inquieto y a vocalizar por la noche cuando
descansaba en el sofá. En los casos en los que los cambios cerebrales debidos al envejecimiento
producen un trastorno cognitivo, se han utilizado selegilina y antioxidantes alimentarios. El
tratamiento con selegilina mejora la función cognitiva y frena la progresión de los signos en perros
y gatos, observándose en la mayor parte de los casos su efecto clínico al mes de tratamiento. En
estudios clínicos, los alimentos que contienen antioxidantes y cofactores mitocondriales han
mejorado la cognición.
Seguimiento
El perro fue sacrificado porque el propietario no podía ya afrontar el trastorno. El examen post
mórtem confirmó la meningoencefalitis granulomatosa (MEG).
Encefalitis inflamatoria no infecciosa
En la actualidad, la inflamación del SNC se considera en su mayor parte idiopática, algo que los
propietarios de mascotas encuentran muy difícil de aceptar. El tratamiento es empírico y el
pronóstico reservado, pero siempre debe intentarse el tratamiento. No todos los perros pueden
clasificarse en alguna de las siguientes categorías. Es necesario resistirse a la tentación de etiquetar
cualquier patología como MEG (tabla 9.1).
Tabla 9.1 Diferenciación de la meningoencefalitis inflamatoria no infecciosa
MEN
Edad
6 meses-7 años (cachorro o joven)
Localización Hemisferios cerebrales
Signos
Cerebrales: convulsiones, etc., dolor de cuello
comunes
Aguda: <2 semanas
Progresión
Crónica: 4-6 meses
EN
1-10 años de edad
Tronco del encéfalo + cerebro
Tronco del encéfalo: vestibular central,
convulsiones, etc., dolor de cuello
Crónica; meses
Pleocitosis mononuclear
(linfocitos + monocitos)
Necrosis de materia blanca cerebral
Encefalitis aguda o necrosis cerebrocortical crónica e
Patología
La corteza y las meninges no están
inflamación. Gris y blanca. Leptomeninges
afectadas
Desfavorable: <6 meses
Pronóstico
Desfavorable
Escasa respuesta a la prednisolona
EN, encefalitis necrosante; MEG, meningoencefalitis granulomatosa; MEN, meningoencefalitis necrosante.
LCR
Pleocitosis linfocítica
MEG
Cualquier edad. A menudo jóvenes-mediana edad
Cerebro, médula espinal, nervio óptico
Tronco del encéfalo caudal, médula cervical (cerebro);
dolor de cuello, cerebelovestibular (convulsiones)
Multifocal: aguda y rápida
Focal: crónica y lenta
Pleocitosis mononuclear (linfocitos, células plasmáticas,
menos monocitos)
Inflamación granulomatosa angiocéntrica de la materia
blanca
Afectación leptomeníngea
Variable: entre desfavorable y bueno
EN: encefalitis necrosante
• Yorkshire terrier, french bull dog, alaskan huskies.
Recientemente se refirió en dos hembras jóvenes de Yorkshire terrier encefalopatía necrosante
subaguda asociada a un defecto de los complejos I y IV de la cadena respiratoria mitocondrial.
MEN: meningoencefalitis necrosante
• Pug, maltés, chihuahua, pekinés, boston terrier, shih tzu, coton du Tulear, papillón.
MEG: meningoencefalitis granulomatosa
• Cualquier raza, a menudo pequeñas, pero no exclusivamente.
10. Alteraciones de la conducta
introducción
Consciencia = estado de alerta + percepción de uno mismo y del entorno.
• El estado de alerta (nivel de consciencia) se valora en función de la capacidad de respuesta refleja
y conductual a estímulos y está gobernado por el SARA y el cerebro. Los trastornos psicológicos
pueden alterar la capacidad de respuesta, pero no producen estados que se asemejen al estupor o al
coma.
• La percepción de uno mismo y del entorno (calidad o «contenido» de la consciencia) se valora a
partir de la conducta, que se halla bajo el control del cerebro. Enfermedades neurológicas
orgánicas y factores psicológicos pueden causar alteraciones de la conducta.
Cuando se investiga un caso de conducta anómala, el objetivo es descartar causas neurológicas
orgánicas, como por ejemplo encefalopatía metabólica, tumor cerebral o dolor, antes de establecer la
conclusión de que el trastorno de la conducta es de naturaleza psicológica.
En medicina veterinaria, la consciencia se considera en general como sinónimo de estado de alerta
mental, sin tener en cuenta lo que el animal es capaz o no de percibir, interpretar o discernir. A la
hora de describir una consciencia alterada (estado de alerta o percepción), describa qué es lo
anómalo en el animal.
La conducta normal se valora en relación con cuanto se observa en otros animales de la misma
especie, raza y grupo de edad (fig. 10.1). Se recomienda consultar textos especializados.
Figura 10.1 La mayoría de los gatos domésticos no saltan a través de aros, luminosos o no.
Evite la antropomorfización: el gesto de retraer el labio superior horizontalmente para mostrar
caninos e incisivos ha sido descrito como sonrisa o risa entre dientes. Es algo que hacen a menudo,
por ejemplo, los perros dálmata, en respuesta a una orden o interacción con los humanos. Se describe
como una conducta pasiva de defensa o una conducta inducida por la ansiedad.
Conducta del sueño
El sueño consiste en ciclos constituidos por fases de movimiento rápido del ojo (REM) y de
movimiento no rápido del ojo (NREM) (tabla 10.1).
Tabla 10.1 Fases del sueño
Fas e
Motor
NREM: inicial
Adopta posición de descanso. Cierra los ojos. Contracciones súbitas, sacudidas hípnicas
NREM: onda lenta Movimiento de extremidades, parasomnias
REM
Atonía. Contracciones súbitas en cara, pies o cola
Autónomo
FC, FR y PA disminuyen
Las pupilas se contraen
FC, FR y PA disminuyen
Las pupilas se contraen
Respiración irregular
FC y PA aumentan con el movimiento
Duración
Pocos minutos
30 minutos
10-15 minutos
Las convulsiones pueden desencadenarse durante la fase de sueño de onda lenta.
Parasomnias
Se definen como intrusiones de movimiento o comportamiento anómalo en el patrón de sueño. En la
fase REM puede producirse la acción intermitente de remar con las extremidades y alzar la cabeza,
con o sin micción (conocido también como trastorno de conducta del sueño REM), que se interrumpe
fácilmente si se despierta al animal. Puede confundirse con actividad convulsiva.
El ataque repentino que se desencadena si se despierta o molesta al perro durante el sueño se
considera una manifestación de agresión territorial o de vulnerabilidad y se conoce como agresión
asociada al sueño.
Las sacudidas o contracciones mioclónicas repentinas de las extremidades o del cuerpo que aparecen
al sumirse el animal en el sueño se denominan contracciones hípnicas o inicio del sueño. Se producen
de un modo exagerado en perros dachshund miniatura de pelo duro con enfermedad de Lafora
(epilepsia mioclónica hereditaria).
Ronquidos
Constituyen una indicación para la comprobación de las vías respiratorias superiores en busca de
posibles alteraciones, como pólipos o paladar blando largo.
Bostezos compulsivos repetitivos
No han sido referidos en animales como signo de enfermedad del SNC, por ejemplo en accesos
convulsivos, encefalitis o tumores del cuarto ventrículo y de los lóbulos frontales. Existen
referencias a bostezos frecuentes como signo de otitis media-interna, si bien las patologías de esta
localización dan lugar a otras manifestaciones más frecuentes. Es posible que la acción de sacudir la
cabeza y de bostezar en casos de otitis media sea un intento de despejar la trompa de Eustaquio
obstruida.
Hipersomnia
Se trata de un sueño excesivo, aunque aparentemente normal, que se presenta en momentos
inapropiados, por ejemplo durante las comidas, y del que el paciente despierta cuando se le estimula.
Los perros bulldog con apnea del sueño manifiestan hipersomnia, pero son llevados a consulta para
el tratamiento de la obstrucción de las vías respiratorias superiores. Generalmente los animales con
narcolepsia presentan también cataplejía, que causa el signo más evidente: las caídas episódicas.
La fiebre, las enfermedades sistémicas o las enfermedades cerebrales pueden incrementar la duración
y la frecuencia del sueño. El dolor, la debilidad y la intolerancia al ejercicio causan inactividad.
Las lesiones del sistema activador reticular ascendente y de sus proyecciones hacia el tálamo pueden
causar excesiva somnolencia diurna.
Narcolepsia
Comprende la hipersomnia y la cataplejía, dando lugar a sueño intermitente y caídas.
Se registra de manera esporádica en diversas razas de perros, y en algunas de ellas es hereditaria:
labradores, dobermans, galgos y dachshunds. Ha sido pocas veces comunicada en gatos. Los
episodios se producen inducidos por el ejercicio, la acción de comer y la agitación y pueden
revertirse estimulando al animal, por ejemplo, llamándole por su nombre o dándole unas palmaditas.
La cataplejía, repentina atonía de los músculos de las extremidades que provoca la caída del animal,
dura segundos o minutos y es el signo clínico más evidente de narcolepsia. La cataplejía, por sí sola,
no afecta a la consciencia.
En humana se sabe que la narcolepsia puede acompañar a trastornos neurológicos, como
traumatismo craneal, tumores y encefalopatías, de modo que los animales afectados deben ser
debidamente estudiados por un neurólogo antes de dar por supuesto que se trata de un trastorno
hereditario.
Insomnio
Es la cantidad inadecuada de sueño o la mala calidad del mismo. En humana, son causas transitorias
de insomnio el ambiente, la temperatura inadecuada de la habitación, los acontecimientos estresantes,
las enfermedades quirúrgicas o médicas agudas, los estimulantes o la retirada de medicación
depresora del SNC. Los perros de edad avanzada que andan de un lado a otro por la noche pueden
tener un síndrome de disfunción cognitiva, aunque deben considerarse también otras causas de
inquietud. Los perros hospitalizados pueden dormir un número excesivo de horas cuando vuelven a
casa tras el alta.
Consejo clínico
La edad avanzada no es una enfermedad.
Conducta de ingestión
Pica
Es la acción de ingerir, morder o lamer objetos no comestibles, como metales, arcilla, palos, piedras
o tejidos. El animal se muestra intensamente atraído por el objeto en cuestión, conducta que se
describe en humana como apetencia mórbida. Puede ser una forma de trastorno obsesivo compulsivo
(TOC). En el ser humano, es frecuente en la deficiencia de hierro. La coprofagia o ingestión de heces
es una conducta normal en las hembras madres. No se conoce la razón por la cual la mayoría de los
perros muestran esta conducta. La ingestión de hierba o vegetación es corriente en perros y gatos.
Suele ir seguida de vómitos, pero rara vez va acompañada de deterioro del apetito. Ya se sabe que los
animales no son precisamente expertos en botánica, de modo que no hacen distinción entre plantas
tóxicas y no tóxicas. La acción de mordisquear las plantas del hogar, muchas de las cuales son
tóxicas, es una conducta que requiere atención. Los perros con derivaciones portosistémicas pueden
manifestar preferencia alimentaria por la fruta y las verduras. Los gatos que mordisquean o ingieren
tejidos o lamen lanas suelen ser siameses o birmanos, a menudo destetados precozmente a las 2-4
semanas. Pueden mostrar preferencias por ciertos materiales, entre ellos también el plástico. La
mayoría de los gatos empiezan lamiendo lana antes de pasar a otros materiales. Puede tratarse de un
TOC. En perros de raza dobermann se registra la acción de lamerse los costados o de chupar la
manta.
Polifagia
Es la ingestión excesiva de alimento en relación con los requerimientos calóricos normales. Una
visión demasiado simplista del control del apetito es que el centro del hambre, localizado en el
hipotálamo, presenta una actividad continua, a menos que sea inhibido por el centro de la saciedad. El
centro del hambre puede ser estimulado directamente (de forma primaria) o, más a menudo, de
forma secundaria a una causa no neurológica.
Primaria
• Psicógena.
• Las razas labrador y scottish terrier están ampliamente representadas entre los grandes
comedores.
• Se ha referido en algunos casos de encefalitis/encefalopatía.
• Destrucción del centro de la saciedad en el hipotálamo ventromedial.
• Estimulación del centro del hambre o de la alimentación, en el hipotálamo lateral.
Secundaria
• Estados patológicos: por ejemplo, diabetes mellitus, hipertiroidismo, hiperadrenocorticismo,
insuficiencia pancreática exocrina, acromegalia, tumor secretor de insulina.
• Inducida por fármacos: corticoides, benzodiazepinas, fenobarbital, bromuro potásico, acetato de
megestrol o ciproheptadina.
• Inadecuada ingesta calórica.
• Índice metabólico aumentado: gestación, lactación o incremento del ejercicio físico.
Consejo clínico
Los animales pueden beber o comer con voracidad inmediatamente después de una
convulsión. Este fenómeno no se clasifica como polifagia.
Los animales con enfermedad estructural del prosencéfalo pueden comer sólo de una mitad del
comedero. Ésta es una manifestación de hemisomatoagnosia, que provoca que el animal ignore el lado
contralateral a la lesión. La mayor parte de la información sensorial se decusa hacia el hemisferio
cerebral contralateral, donde es interpretada. Una lesión que interrumpe la vía provoca este cuadro en
el hemiespacio contralateral. Los animales afectados pueden mostrar aturdimiento ligero o moderado
y tendencia a girar en un sentido más que en el otro. El uso de la expresión somatoagnosia en este
sentido queda reservado para la incapacidad de orientación hacia un estímulo significativo en
ausencia de déficits motores o sensoriales (p. ej., ceguera, sordera o parálisis), que impedirían al
animal responder al estímulo.
La ausencia de apetito o anorexia puede distinguirse del rechazo a comer por la historia clínica y
mediante la observación del animal. La ausencia de apetito suele ser un signo de enfermedad
sistémica, aunque algunos perros pueden olvidar ocasionalmente una comida sin mostrar signos de
enfermedad. Los pacientes alimentados con ayuda manual durante la hospitalización pueden rechazar
las raciones normales cuando vuelven a casa tras el alta.
El interés con vacilación por la comida, o renuencia a comer, puede deberse a dolor oral o dolor al
abrir la boca. La dinámica de grupo entre animales que conviven puede inducir miedo o
subordinación y rechazo a comer.
Las dificultades de prensión (dolor oral, dolor al abrir la boca, debilidad mandibular o debilidad
lingual) pueden dar lugar a que el animal coma despacio y, a veces, son interpretadas erróneamente
por el dueño como una falta de apetito. Las dificultades en la prensión pueden también conducir a un
modo de comer desordenado, es decir, con caída del alimento, comida esparcida sobre un área
mayor de la normal o caída del agua de nuevo al bol, dando lugar a un líquido opaco salpicado de
alimento.
Polidipsia psicógena
El consumo excesivo de agua por causas psicológicas es muy poco frecuente. Da lugar a osmolalidad
normal-baja o disminuida.
11. Pérdida de hábitos higiénicos aprendidos
Presentación inicial
Alteración conductual: pérdida de hábitos higiénicos aprendidos.
Introducción
La micción o defecación ocasional en casa es a menudo disculpada por el dueño de la mascota como
un «accidente». Si el episodio rompe una conducta o un patrón comportamental que ha durado toda la
vida, no es normal. La pérdida de hábitos higiénicos aprendidos es un signo precoz y frecuente de
disfunción cerebral. Deben descartarse causas médicas, como insuficiencia del esfínter o del órgano
de almacenamiento (vejiga o recto), y trastornos de ansiedad.
Reseña del animal
Gato doméstico macho de 11 años de edad, de pelo corto.
Signos de presentación
Pérdida de hábitos higiénicos aprendidos.
Historia clínica
El gato llevaba tres meses orinando y defecando en distintos lugares de la casa. Durante el mismo
período se habían registrado también períodos de falta de respuesta del animal, durante los cuales
permanecía sentado tranquilamente y con la mirada fija en el espacio. No se encontraron anomalías
en el examen sanguíneo. La función tiroidea y la presión arterial eran normales.
Exploración clínica
El gato salió velozmente de la bolsa de transporte y después se sentó, inmóvil, aparentemente
indiferente al entorno. Acuciado, el gato caminaba normalmente, pero con tendencia a describir
círculos hacia la derecha. Las respuestas de posicionamiento sobre el costado izquierdo y de salto
sobre una extremidad fueron lentas. La respuesta a la amenaza estaba ausente en ambos ojos. El RPL,
el tamaño de las pupilas y el examen del fondo del ojo eran normales.
Diagnóstico neuroanatómico
La alteración de conducta, el estado de obnubilación, la marcha en círculo hacia la derecha y los
déficits posturales del lado izquierdo apuntan al cerebro derecho. La pérdida bilateral de respuesta a
la amenaza podría atribuirse al estado de embotamiento mental.
Diagnóstico diferencial
• Meningioma.
• Otra neoplasia cerebral.
El curso de larga duración y la presentación como alteración de la conducta son, en el gato, aspectos
bastante característicos de una lesión intracraneal en lenta expansión.
Orina encontrada en casa
La pérdida de consciencia con eliminación de orina se produce con mayor frecuencia en caso de
accesos convulsivos que de síncope. Depende también del grado de plenitud de la vejiga en el
momento de producirse el episodio. El hallazgo de charcos de orina en la casa causados por un perro
enseñado a hacer sus necesidades en el exterior puede ser el primer signo de actividad convulsiva que
observa su propietario. La pérdida de los hábitos higiénicos aprendidos, con un patrón aparentemente
aleatorio de micción, es una alteración conductual frecuente inducida por enfermedad cerebral.
Consejo clínico
En lugar de preguntar si el animal ha sido enseñado a hacer sus necesidades fuera de casa (la
respuesta será «sí»), pregunte si la mascota ha orinado en la casa recientemente.
La debilidad o el dolor puede impedir al animal salir de la casa o desplazarse hasta el cajón higiénico
para orinar. Los gatos pueden ser capaces de pasar por la gatera sólo en una dirección.
En animales con hábitos higiénicos aprendidos, pero que no son capaces de contener un gran
volumen de orina durante tanto tiempo como solían, puede existir polidipsia/poliuria.
Valoración clínica
RM: se observa realce del contraste a la derecha, correspondiente a una gran masa pegada a la
periferia y de amplia base (fig. 11.1).
Figura 11.1 Meningioma de lado derecho.
Diagnóstico
La extirpación quirúrgica de la masa confirmó el diagnóstico de meningioma y dio lugar a una
llamativa mejoría del estado mental del gato, con vuelta a la normalidad. No se observaron
convulsiones postoperatorias. El gato se mantuvo normal durante varios años después de la cirugía
(fig. 11.2).
Figura 11.2 Obsérvese el desvío de la hoz del cerebro hacia la izquierda y la compresión de los ventrículos laterales. La cápsula a la derecha se utiliza como marcador.
Tumores cerebrales
¿Qué le ocurre a mi mascota?
Los signos de presentación dependen de la localización de la lesión y de la velocidad de aparición. El
aumento gradual de la presión intracraneal es soportado gracias al colapso de los ventrículos y a la
compresión de los vasos sanguíneos. Esta fase de expansión puede pasar desapercibida, pues los
signos son vagos: letargia, depresión. Los dueños los atribuyen a la avanzada edad de su mascota.
Consejo clínico
La edad avanzada no es una enfermedad.
La súbita aparición de signos suele ser el resultado de una alteración secundaria, como edema,
hemorragia, compresión del tronco del encéfalo o bloqueo del sistema ventricular.
La presentación abarca desde convulsiones hasta alteraciones de la conducta y caída del animal, pues
la mayor parte de los tumores se dan en el cerebro (telencéfalo). Los gatos suelen presentarse con
una alteración de la conducta y del estado de alerta, mientras que los perros suelen hacerlo con
convulsiones.
La fase interictal puede ser normal. Las preguntas al propietario revelan a menudo una pérdida de
hábitos higiénicos aprendidos o un sutil cambio en la personalidad del animal. Los tumores del
lóbulo frontal se manifiestan con frecuencia en forma de convulsiones, con fase interictal normal: es
posible que pasen meses antes de que se desarrolle una alteración de la personalidad.
Las neoplasias intracraneales pueden presentarse con dolor de cuello. La letargia/depresión asociada
se confunde a veces con la ocasionada por dolor grave.
La incidencia global de los tumores cerebrales en la población canina es del 0,01% al 3%. Para situar
estas cifras en su contexto, la incidencia global de convulsiones, por cualquier causa, en la población
de perros es de alrededor de un 3%. En cualquier consulta general se ven al año pocos casos nuevos
de convulsiones, de modo que es lógico que en las consultas veterinarias se vea un número similar de
perros con tumores cerebrales. (La comparación de convulsiones con tumores no implica que los
segundos causen las primeras. Se realiza aquí para dar una idea de la proporción de ambas entidades
en la práctica clínica.) Recurriendo a una expresión en desuso, los tumores cerebrales «no son
raros».
¡Pero es tan joven!
Las neoplasias figuran en la lista de diagnósticos diferenciales en cualquier caso de enfermedad
cerebral. El índice de sospecha aumenta en los perros de 9,4 ± 3,4 años y en los perros braquicéfalos
de más de 2 años. Sin embargo, los jóvenes no son inmunes: se han referido tumores cerebrales
primarios en perros de hasta 3 meses de edad. La edad de presentación fue la misma para los tumores
cerebrales caninos primarios y secundarios. Los meningiomas son los tumores cerebrales más
frecuentes en gatos, registrándose en adultos mayores de 5 años de edad, en ocasiones en múltiples
localizaciones intracraneales.
¡Pero si está bien!
Los tumores cerebrales primarios son frecuentes. Rara vez metastatizan fuera del SNC. Los animales
afectados se encuentran en general bien, aunque un estudio sobre tumores cerebrales caninos
primarios encontró que el 23% de los perros afectados mostraban evidencia de neoplasia maligna no
relacionada en otra localización; el 58% de los perros con adenoma hipofisario presentaron en el
examen post mórten una neoplasia extracraneal. Esto significa que:
1. El tratamiento con éxito de un tumor cerebral puede verse frustrado por una enfermedad con otra
localización orgánica.
2. Los tumores con localizaciones extracraneales pueden no guardar relación con la patología
intracraneal.
3. Las técnicas por imagen de tórax y abdomen deben llevarse a cabo antes de abordar el
tratamiento específico para el tumor cerebral. Desgraciadamente, las radiografías torácicas
infravaloran la frecuencia de metástasis pulmonares.
¿Qué puede ser?
En un estudio sobre tumores cerebrales realizado en perros, la RM arrojó un 100% de éxitos en la
detección de una masa intracraneal. La TC fue menos sensible, con un 90% de éxitos. Los radiólogos
pudieron predecir el tipo histológico de tumor en las imágenes de RM sólo en el 71% de los casos.
El LCR puede ser normal (10%), mostrar pleocitosis de células mixtas (58%) o disociación
albuminocitológica (30%) en tumores cerebrales primarios caninos. En los casos de linfoma del SNC
se han encontrado células atípicas en el LCR. Estos datos indican que:
1. El veterinario consideró que el beneficio potencial de tomar una muestra de LCR era mayor que
el riesgo potencial de hernia.
2. Los resultados del LCR pocas veces son específicos.
3. En el LCR rara vez aparecen células neoplásicas.
Dentro del cerebro, la neoplasia puede ser focal o multifocal. El tipo de tumor se sospecha sobre la
base de la especie animal, la raza, la localización anatómica, el aspecto en la RM y (pocas veces) por
los hallazgos realizados en el LCR (v. fig. 11.3 y tabla 11.1). El estudio histológico es necesario para
el diagnóstico definitivo.
Figura 11.3 RM de meningiomas múltiples en un gato doméstico macho de pelo corto (T1WI + contraste).
Primarios
Secundarios:
extensión local
Secundarios:
diseminación a
distancia
Tabla 11.1 Clasificación de los tumores cerebrales
Perro
Gato
Meningioma (45%)
Astrocitoma (17%)
Meningioma: es el tumor cerebral felino más frecuente
Oligodendroglioma (14%)
Glioma: poco común
Tumores del plexo coroideo (7%)
Linfoma primario del SNC (4%)
Tumores del cráneo, extensión a partir de la nariz, tumores hipofisarios, tumor de
Tumor hipofisario, tumor de vaina de nervio craneal,
vaina de nervio craneal
tumores de tejidos adyacentes (sarcoma, carcinoma)
Hemangiosarcoma, linfosarcoma, carcinoma metastásico (glándula mamaria,
pulmón, saco anal, próstata, riñón, tiroides, vejiga), melanoma maligno
Metastásico (carcinoma mamario, linfosarcoma)
¿Hace cuánto tiempo que existe el tumor?
Los signos clínicos pueden estar presentes hasta 3 años antes del diagnóstico. El tiempo medio es de
26 días en el perro. La velocidad de presentación de los síntomas fue similar en los tumores
cerebrales primarios y secundarios, aunque una fuente refiere que los tumores secundarios tiene una
progresión más rápida. La localización del tumor influye en la velocidad de deterioro. Los
meningiomas crecen despacio, lo cual justifica en parte la prolongada manifestación de signos
clínicos antes del diagnóstico en los gatos afectados (fig. 11.4).
Figura 11.4 Los tumores de crecimiento lento pueden alcanzar un gran tamaño antes de producir signos clínicos. Tamaño relativo de un meningioma felino frente al
cráneo.
¿Es maligno?
El término «maligno» define un proceso que avanza hacia el empeoramiento y que puede conducir a
la muerte. Los tumores cerebrales, independientemente de sus características citológicas, son
malignos. La expansión del tumor dentro del cráneo dará lugar, en última instancia, a graves
incrementos de la PIC y a muerte.
¿Cuáles son las opciones de tratamiento?
De soporte
Los tumores incrementan el líquido extracelular cerebral en virtud de distintos mecanismos.
1. Vasogénicos. La lesión estructural y la deficiencia metabólica del endotelio capilar y la
neovascularización por parte de vasos que carecen de uniones estrechas incrementan la
permeabilidad de la barrera hematoencefálica. El líquido intersticial incrementado (edema) se
extiende por la vía que ofrece menor resistencia, la sustancia blanca. La formación y la expansión
del líquido se hallan influidas directamente por la presión arterial sistémica.
Tratamiento: glucocorticoides, líquidos hiperosmolares y extirpación quirúrgica. Evitar la
hipertensión.
2. Compresión. La masa tumoral obstruye el flujo del líquido intersticial hacia el sistema
ventricular. Este fenómeno es responsable de los efectos de los tumores que no alteran la barrera
hematoencefálica.
Tratamiento: extirpación quirúrgica.
3. Hidrocefalia. La obstrucción del sistema ventricular provoca un incremento retrógrado de la
presión ventricular. Esto desplaza el gradiente por debajo del cual el líquido intersticial fluye, y
produce edema periventricular.
Tratamiento: derivación de LCR, reducción de la producción de LCR (prednisolona, líquidos
hiperosmolares, furosemida).
Dosis antiinflamatorias de prednisolona de 0,25-0,5 mg/kg vía oral, dos veces al día, son muy
efectivas para reducir el edema vasogénico y, en consecuencia, la PIC. La mejoría clínica se observa
a los pocos días.
Puede ser preferible retrasar la adición de anticonvulsivos hasta que el estado mental haya mejorado
después del tratamiento esteroideo. Los efectos secundarios de sedación y ataxia pueden confundirse
con un empeoramiento de la enfermedad intracraneal. Si la frecuencia de las convulsiones mejora
después de la administración de esteroides, ello se debe a la reducción del edema, más que a la acción
anticonvulsiva directa.
Si la frecuencia de las convulsiones es la indicada para el uso de anticonvulsivos, intente comenzar
por una dosis baja de fenobarbital, incrementándola luego a lo largo de las 2-3 semanas siguientes
hasta la dosis habitual 2-3 mg/kg vía oral cada 12 h.
El tratamiento no invasivo de soporte de los animales con tumores cerebrales se limita a controlar el
edema y las convulsiones. La colocación de una derivación ventricular supone escasos beneficios
para el animal, a menos que se haya planificado el tratamiento definitivo del tumor.
La esperanza de vida con tratamiento únicamente de soporte se estima en 1-4 meses después del
diagnóstico. Los tumores metastásicos y los tumores nasales que se extienden al cerebro se tratan
únicamente mediante cuidados de soporte.
Definitivo
La extirpación quirúrgica del meningioma felino es posible y proporciona una mejoría clínica casi
inmediata, así como una excelente calidad de vida postoperatoria. La longevidad se mide en años.
La radioterapia puede inducir necrosis cerebral de presentación tardía, infarto y leucoencefalopatía
aproximadamente 6 meses después del tratamiento. La probabilidad de desarrollo de tales efectos
parece mayor en perros que en gatos. Véase la tabla 11.2 para el tratamiento de los tumores
cerebrales.
Tumor
Meningioma: gato
Meningioma: perro
Glioma: perro
Neuroma de trigémino: perro
Tumor hipofisario (canino)
Tumor hipofisario (felino)
Linfoma
Osteocondrosarcoma multilobular del cráneo
Tabla 11.2 Tratamiento de tumores cerebrales
Tratamiento
Cirugía
Cirugía
Radioterapia
Cirugía/radioterapia
Radioterapia
Quimioterapia
Cirugía (pocas veces referida)
No tratado
Cirugía (pocas veces acometida)
Radioterapia
No tratado
Radioterapia
Quimioterapia
Radioterapia
Cirugía
Longevidad (mes es )
Meses-años
Rango: 0,5-22, mediana: 7
Rango: 5-12, mediana: 5-9
Rango: 3-58, mediana: 16,5
6
7-11
Meses
Rango: 5-27
<40
Media: 46
Media: 18
Rango: 8-20
–
–
Mediana: 26
12. Defecación
incontinencia fecal
Presentación inicial
El animal parece consciente de lo que hace, pero es incapaz de controlar la necesidad de
defecar; parece no darse cuenta y pierde heces mientras camina, está tumbado o en la cama;
manifiesta escaso control de la defecación en momentos de agitación o durante períodos
prolongados de confinamiento.
Consejo clínico
Los perros con debilidad de extremidades posteriores o dolor en la articulación lumbosacra
(ALS) son en ocasiones incapaces de mantener la postura agachada, de modo que es posible
que defequen mientras caminan.
Introducción
Reflejo de defecación
• Llenado del recto. El esfínter interno se contrae, empujando las heces hacia el colon hasta que su
volumen sea suficiente. En este momento, el esfínter anal interno (músculo liso) se relaja y el
esfínter anal externo se contrae. El esfínter anal externo está compuesto por músculo esquelético
inervado por el nervio pudendo, que se forma a partir de segmentos sacros y de los nervios S1-S3.
• El estímulo para la defecación es la distensión del recto.
• La percepción de la distensión rectal por parte del animal depende de las vías aferentes sacras,
más que del cerebro.
• El inicio de la defecación por distensión rectal activa las vías eferentes parasimpáticas (nervio
pélvico), que contraen el colon e inhiben el esfínter anal externo y los músculos pélvicos.
• La defecación se facilita y la expulsión se produce al adoptar el animal la postura apropiada, que
contribuye a aumentar la presión abdominal.
Impedimento a la defecación
1. Reflejo, por contracción del esfínter anal interno. Esto ocurre, por ejemplo, en respuesta a un
repentino aumento de la presión abdominal o a incrementos del llenado rectal.
2. Voluntario: mediado por centros superiores (cerebro).
Incontinencia fecal
La incontinencia fecal es la incapacidad para controlar y retener las heces hasta el momento de inicio
de la defecación consciente y voluntaria.
Reseña del animal
Perro dachshund miniatura de pelo duro de 13 años de edad, macho.
Signos de presentación
Incontinencia fecal y micción a borbotones.
Historia clínica
Un mes antes de acudir a consulta el perro había sufrido una extrusión del disco intervertebral L1-L2,
que le había causado parálisis de las extremidades posteriores, retención de orina y ausencia de
percepción del dolor en ambas extremidades posteriores. La hemilaminectomía en el punto de la
lesión había descomprimido la médula y el animal había recuperado el movimiento voluntario de la
cola, aun persistiendo la paraplejía. El propietario refirió que el perro orinaba a borbotones cuando
se le sacaba de casa, y en la posición de estación. En una ocasión el perro había saltado de la cama
hacia la puerta de la calle, donde había orinado (lo cual pudo o no ser una coincidencia).
Exploración clínica
El examen neurológico identificó a un perro tranquilo y alerta, con movimientos voluntarios de la
cola y paraplejía con ausencia de percepción del dolor en ambas extremidades posteriores. Éstas
presentaban tono muscular, así como reflejos rotulianos y reflejos de retirada bilaterales. El reflejo
cutáneo del tronco era normal en ambos lados, sin punto de corte. La vejiga oponía cierta resistencia
a ser exprimida, resistencia que sin embargo resultaba fácil de vencer. La vejiga tenía el tamaño de
una pelota de ping-pong.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en la médula T3-L3.
La micción a borbotones y dentro de casa podía deberse a:
1. Esfuerzo miccional:
• Una mala coordinación entre la contracción de la vejiga y la relajación del esfínter crea una
obstrucción funcional denominada disinergia refleja o disinergia detrusor-uretral. La micción
tiene un inicio voluntario, pero la expulsión entrecortada de orina, a borbotones, deja un gran
volumen residual en la vejiga, que es difícil de exprimir manualmente. Esta falta de coordinación
puede deberse a una lesión en cualquier punto rostral a la médula sacra. Es más frecuente en
perros machos adultos jóvenes de razas grandes.
• La atonía del detrusor se debe a una vejiga sobredistendida, a lesiones sacras o a disautonomía.
Dependiendo del grado de debilidad de la vejiga, el animal puede o no ser capaz de iniciar la
micción. El chorro de orina producido puede carecer de la fuerza y de la velocidad de flujo
normales.
• Aumento del tono del esfínter o espasmo uretral secundario a inflamación local o traumatismo,
y dolor.
2. Aumento de la urgencia miccional:
• La hiperreflexia del detrusor suele registrarse en caso de inflamación de la vejiga o de la uretra.
El reflejo de micción se desencadena a pesar de la ausencia de distensión de la vejiga. El
organismo lo percibe y responde con deseo imperioso de orinar, de ahí el término de
«incontinencia por urgencia». La vejiga es de tamaño normal o pequeño.
Diagnóstico diferencial
Se sospechó de una combinación entre infección del tracto urinario inferior secundaria a retención
de orina y disinergia refleja secundaria a lesión de médula espinal por EDIV.
Valoración clínica
Se llevaron a cabo un cultivo de orina y una prueba de sensibilidad a partir de una muestra tomada
por cistocentesis.
En este estadio, no existían indicaciones para la realización de una RM del sitio quirúrgico. En todo
caso, la recuperación de la paraplejía con ausencia de percepción del dolor llevaría semanas o
incluso meses, si es que llegaba a producirse. Además, el perro había recuperado, o parecía haber
recuperado, la función de la cola y no presentaba dolor raquídeo.
Tratamiento
Se recomendaron fenoxibenzamina y diazepam y la repetición frecuente de la acción de exprimir la
vejiga. Se administraron antibióticos para tratar la infección del tracto urinario.
Seguimiento
Cuatro meses más tarde el perro fue presentado de nuevo para la valoración de incontinencia fecal. El
perro era capaz de caminar sin ayuda y mostraba control voluntario del movimiento de la cola y de la
micción. La defecación se producía mientras el perro caminaba. El control de la micción había vuelto
a ser normal.
De la exploración neurológica se desprendió que el perro estaba mentalmente alerta y era capaz de
caminar, presentando ataxia de extremidades posteriores, reflejos espinales intactos y percepción
intacta del dolor en las extremidades posteriores. El panículo estaba también intacto. El animal
presentaba tono anal. La materia fecal parecía normal.
Causas de incontinencia fecal:
1. Insuficiencia del órgano de almacenamiento:
• Enfermedad colorrectal (inflamación, infección o neoplasia).
• Aumenta de la urgencia de defecar.
2. Insuficiencia de esfínter:
• No neurológica: enfermedad anorrectal (traumatismo, neoplasia, fístula o cirugía).
• Neurológica:
• NMI: paresia o parálisis del esfínter anal externo. El esfínter uretral externo está también
inervado por el nervio pudendo, de modo que los animales afectados pueden presentar también
incontinencia urinaria.
• Expulsión pasiva e incontrolada de heces.
3. Falta de coordinación (o de los reflejos de llenado):
• Observada en las lesiones de médula espinal de NMS (52% de perros).
• Puede ser el signo de presentación en animales con déficits neurológicos mínimos (grado 2) o
una secuela de lesión grave de médula espinal (grado 5).
• Puede crecer y menguar.
• El animal puede defecar voluntariamente cuando se le saca de casa.
4. Pérdida de hábitos higiénicos aprendidos: defecación voluntaria en lugares inadecuados, por
ejemplo, alteración de conducta o enfermedad cerebral.
En este caso se pensó que la incontinencia fecal era una secuela de la lesión previa de la médula
espinal. El pronóstico fue reservado, pero la recuperación de la función neurológica arrojó
esperanzas sobre una posible recuperación también del control de la defecación.
13. Aspectos psicológicos
Introducción
A ciertas edades y en determinadas razas caninas, altos niveles de actividad son normales. Tal actitud
es a menudo recompensada y reforzada por la atención del dueño. La hiperactividad está
sobrediagnosticada en el perro. La mayoría de estos animales son muy activos o hacen menos
ejercicio del que debieran.
La ansiedad puede provocar aumento de actividad, deambulación sin rumbo, actitud vigilante,
conducta destructiva, vocalización y jadeo, salivación, dilatación pupilar, babeo, caída de pelo,
micción y defecación. Los signos de ansiedad por separación aparecen poco después de la partida del
dueño.
Niveles séricos bajos de fenobarbital pueden causar hiperactividad. Los gatos hipertiroideos pueden
parecer más nerviosos y agresivos.
Los trastornos estereotipados, ritualísticos u obsesivo-compulsivos (TOC) constituyen un aspecto
específico de conducta normal, pero que se desarrolla de forma repetitiva y fuera de contexto,
reemplazando, mientras dura, el normal funcionamiento. Inicialmente puede existir un
desencadenante específico, pero el trastorno avanza de modo que cualquier estado de estrés, ansiedad
o alerta elevada induce una conducta estereotipada. El animal se muestra consciente, pero puede no
responder al entorno. Es posible interrumpir tal conducta, que por otro lado no va seguida de
ninguna fase postictal de ataxia o depresión.
El movimiento estereotipado constituye la categoría referida con mayor frecuencia: el animal se
persigue la cola, vaga sin rumbo, da vueltas alrededor de sí mismo o describiendo círculos, corre
pegado al cercado, salta en el sitio, persigue la luz, permanece inmóvil, se queda con la mirada fija y
vocaliza y da mordiscos al aire (cazando moscas o atrapando gotas de lluvia).
El acicalado excesivo, el mordisqueo de una extremidad o de un pie, el lamido, la succión y el
rascado de un costado pueden también catalogarse como TOC. Deben descartarse lesiones cutáneas y
parestesias.
En general, la actividad compulsiva se considera un diagnóstico diferencial esencial, pues el animal a
menudo no responde al dueño durante el episodio. Un perro fue derivado por accesos mal
controlados, durante los cuales se sentaba y giraba sobre su cola. Sin embargo, no se trataba ni de un
acceso ni de un TOC: el tratamiento de su dermatitis resolvió el problema. Los perros con dolor de
cuello pueden tener episodios de marcha en círculo, pero además deben mostrar signos de dolor en
la historia clínica o en la exploración física, como no sacudir la cabeza, presentar cojera
característica de raíz, etc. Las neoplasias, la inflamación o la compresión de un nervio pueden causar
dolor o una parestesia sospechosa, dando lugar a signos episódicos en el animal consciente.
Reseña del animal
Hembra de border collie de 7 años de edad, castrada.
Signos de presentación
La perra deambula sin rumbo por la casa, araña la alfombra, se queda con la mirada fija, se muestra
inquieta y camina en círculo.
Historia clínica
La perra empezó a manifestar esa conducta de deambular sin rumbo enseguida después de su
adopción en un centro de acogida, 1 año antes. Se mostraba agresiva si el dueño trataba de alejarla de
la cama o del mobiliario. Estuvo recibiendo clases de adiestramiento, se le proporcionaban juguetes
para promover la actividad cuando se quedaba sola y hacía mucho ejercicio llevada con correa. La
agresividad se resolvió y los episodios de deambulación sin rumbo habían disminuido, aunque
seguían presentándose, pudiendo durar horas. Tal actitud empeoraba en entornos nuevos. Diez días
antes de la presentación de la perra, ésta había empezado a caminar en círculo, casi siempre hacia la
derecha, y a arañar las alfombras. Tal conducta podía durar varias horas, durante las cuales nada
aparentemente podía distraer al animal. La perra salía a pasear dos veces al día y recibía clases de
adiestramiento de manera intermitente.
Exploración clínica
La perra no dejaba de caminar siguiendo el perímetro de la sala de exploración a marcha rápida. Se
detuvo, permaneció con la mirada fija y después reanudó la marcha. Se la pudo distraer para que
abandonara dicha conducta. Por lo demás, la exploración neurológica resultó normal.
Localización neuroanatómica
En última instancia, la conducta está gobernada por el cerebro. La ausencia de alguna causa orgánica
identificable, junto con la normalidad de la exploración neurológica y la historia clínica, sugerían un
trastorno psicológico.
Diagnóstico diferencial
Respuesta de ansiedad de la perra frente a percepción de estrés.
Valoración clínica
Los estudios hematológicos y bioquímicos fueron normales. La RM de la cabeza fue considerada,
pero no se llevó a cabo. La deambulación sin rumbo había comenzado hacía 1 año y, en esencia, no
había cambiado desde su inicio. No se habían producido más alteraciones en cuanto a las capacidades
de la perra. Las alteraciones conductuales por enfermedad orgánica intracraneal empeoran con el
tiempo, debido al aumento de la presión intracraneal o al empeoramiento de la lesión
parenquimatosa.
La perra fue derivada a un especialista en conducta animal para su valoración y tratamiento.
Diagnóstico
Trastorno de ansiedad.
Tratamiento
Se recompensó a la perra por responder a las órdenes, incluidas las llamadas, de manera que pudiera
pasear sin correa. Se dijo a los propietarios que enseñaran a la perra a tranquilizarse si emprendía la
marcha en círculo. También se utilizaron clomipramina y un collar de feromonas antiestrés para
perros (DAP, por las siglas del inglés dog appeasing pheromones).
Seguimiento
La perra no mejoró.
14. Quiste aracnoideo intracraneal
Reseña del animal
Yorkshire terrier macho de 6 meses de edad.
Signos de presentación clínica
Marcha en círculo, ausencia de hábitos higiénicos adquiridos.
Historia clínica
El cachorro siempre había caminado mucho en círculo, especialmente cuando paseaba con correa o
estaba nervioso. No tenía hábitos higiénicos en el hogar y se chocaba contra los muebles. Al
cachorro le molestaba que le manipularan y forcejeaba para escapar, y mordía. El tratamiento con
jarabe de lactulosa y Synulox oral no había mejorado los signos clínicos.
Exploración clínica
El cachorro estaba alerta y parecía responder al entorno y a su propietario. Caminaba en círculo
hacia la izquierda, pero de vez en cuando giraba a la derecha. Se había observado una ligera
hipermetría en todas las extremidades, aspecto que fue considerado normal para la raza. Las pruebas
de salto sobre una extremidad y posicionamiento resultaron deficientes para el lado derecho. La
exploración de los nervios craneales encontró que la respuesta de amenaza estaba ausente
bilateralmente y que las pupilas eran simétricas pero pequeñas en ambiente iluminado, aunque se
dilataban en la oscuridad. El RPL era normal. Se pudo palpar una fontanela abierta.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en el cerebro izquierdo, dados los déficits posturales del lado derecho, la
marcha en círculo hacia la izquierda, las pupilas pequeñas, la ausencia de respuesta a la amenaza y la
falta de aprendizaje de hábitos higiénicos.
Diagnóstico diferencial
• Malformación cerebral.
• Encefalitis (moquillo; necrosante).
• Encefalopatía metabólica.
Valoración clínica
La hematología y la bioquímica eran normales. La medición de ácido biliar sérico posprandial es un
detector sensible de disfunción hepática y de alteración de la circulación enterohepática por
derivación portosistémica. En este perro, la prueba de estimulación de ácidos biliares fue normal. La
ausencia de respuesta al tratamiento por una posible derivación portosistémica ayudó a descartar
dicha enfermedad como causa probable de los signos clínicos. Los déficits neurológicos en la
exploración descartaron una causa psicológica para la marcha en círculos. La inflamación o
malformación cerebral son las causas más probables a la edad del animal.
La encefalitis era una posibilidad que había que contemplar. En perros inmunodeprimidos (p. ej.,
jóvenes o no vacunados) el moquillo canino puede dar lugar a signos neurológicos varias semanas
después de la infección. Esta inflamación aguda del SNC se debe a una lesión viral directa. Los
individuos capaces de resistir la infección y de evitar la inflamación aguda pueden desarrollar signos
neurológicos más adelante en su vida. La encefalitis crónica es consecuencia de la respuesta
inflamatoria y de la subsiguiente desmielinización. El moquillo puede provocar encefalitis aguda 1-2
semanas después de la inmunización con una vacuna de virus vivo modificado (VVM). Los signos
neurológicos son variables. La mioclonía es una secuela frecuente.
La encefalitis necrosante en el yorkshire terrier aparece de forma característica entre 1 y 10 años de
edad, dando lugar a signos cerebrales y troncoencefálicos que empeoran en unos meses. En este caso
los signos se mostraban estancados. El perro había sido vacunado y no había viajado fuera del Reino
Unido.
La RM de la cabeza puso de manifiesto la existencia de un quiste aracnoideo cuadrigeminal y de
agrandamiento de los ventrículos laterales y del tercer ventrículo. Es posible que la cisterna de
tamaño aumentado hubiera comprimido el acueducto del mesencéfalo, causando dilatación
secundaria de los ventrículos tercero y laterales. El recuento celular, la citología y el nivel de
proteínas totales en LCR eran normales.
Diagnóstico
Hidrocefalia. El quiste aracnoideo de la cisterna cuadrigeminal podría ser un hallazgo accidental.
Los quistes aracnoideos de la cisterna cuadrigeminal
son muy poco frecuentes, pero han sido comunicados en perros de razas pequeñas presentados para
el estudio de convulsiones o ataxia. En la RM puede observarse, en la línea media, en posición caudal
a los lóbulos occipitales, una estructura infratentorial de gran tamaño llena de LCR, dorsal al
mesencéfalo y rostral al cerebelo (fig. 14.1). Puede producirse hemorragia intraquística.
Figura 14.1 T1WI transversa. Quiste aracnoideo de la cisterna cuadrigeminal, de forma triangular y lleno de LCR, entre los hemisferios cerebrales.
La compresión de los lóbulos occipitales >14% o la compresión de los lóbulos occipitales y del
cerebelo, tal y como se estimó a partir de una imagen media sagital, sugería que el quiste podía tener
más importancia clínica que un mero hallazgo accidental (fig. 14.2). Los niveles de proteína total en
LCR no aumentan en los casos de compresión parenquimatosa por parte del quiste. La
ventriculomegalia era un hallazgo asociado, que puede deberse a una predisposición de la raza. La
hidrocefalia obstructiva es considerada responsable del desarrollo de signos clínicos en humanos
con quistes cuadrigeminales, aunque no se ha encontrado que sea así en pacientes caninos.
Figura 14.2 T2WI sagital. La estructura de gran tamaño y llena de LCR dorsal al cerebelo es el quiste aracnoideo de la cisterna cuadrigeminal.
Tratamiento
Se empezó a tratar al cachorro con 0,5 mg/kg de prednisolona durante quince días, pero no se
observó cambio alguno en el estado del perro, de modo que el tratamiento fue interrumpido. El
dueño estaba contento con la calidad de vida de su mascota. Se comentó la posibilidad de realizar un
drenaje quirúrgico si la conducta o los déficits neurológicos del animal empeoraban, pero fue
rechazada por el propietario.
15. Agresión
Introducción
El dolor y los trastornos psicológicos son causas más frecuentes de agresión que la enfermedad
cerebral. La agresión por dolor se produce bien por rozamiento del área dolorosa bien como
reacción del animal para evitar este tipo de contacto. El tratamiento de la fuente de dolor suele
restablecer, en general, la personalidad normal del animal.
La agresión por una causa conductual, «psicológica», tiene numerosos desencadenantes, como
miedo, ansiedad, un desafío o una amenaza. El tratamiento es de larga duración.
No existen garantías de que el tratamiento de una causa cerebral de agresión haga desaparecer el
signo clínico.
Es razonablemente frecuente en perros que éstos sean presentados para valoración neurológica
después de morder a todos los miembros de la familia, a veces en más de una ocasión, durante un
período de tiempo. En muchos casos, el dueño admite que desearía contar con una razón que
justificara la eutanasia de la mascota sin sentimiento de culpabilidad y piensa que una RM del cerebro
tendrá la respuesta. Es característico que las exploraciones neurológica y física y la historia clínica
no encuentren anomalía alguna.
Si el dueño está dispuesto a aceptar y controlar el riesgo de agresión y está de acuerdo en tratar una
posible enfermedad cerebral subyacente o un trastorno psicológico, entonces la RM está justificada
en el perro, pues ayuda a establecer las opciones de tratamiento.
Reseña del animal
Hembra de labrador de 10 años de edad, castrada.
Signos de presentación
Ataxia de miembros posteriores. Alteración de la conducta.
Historia clínica
Existían antecedentes de ataxia de extremidades posteriores de 2 meses de duración. Una vez al año el
animal presentaba convulsiones generalizadas, observadas por primera vez a los 2 años de edad. El
último acceso se había producido 2 meses antes de la presentación del animal, momento en el que se
había iniciado tratamiento con fenobarbital. Desde entonces, la perra se orina en la cama, defeca
dentro de casa, no saluda a las visitas y ha intentado morder dos veces a su amo.
Exploración clínica
El perro se mostraba alerta y con movilidad, presentando ataxia de miembros posteriores. La
propiocepción y el salto sobre las extremidades pelvianas estaban disminuidos. La función de los
miembros torácicos era normal. Los reflejos espinales eran normales. No se provocaba dolor
medular por palpación.
Localización neuroanatómica
La lesión debía localizarse en los segmentos medulares T3-L3, debido a la debilidad del tercio
posterior, tal y como quedaba demostrado por la disminuida capacidad de salto, la reducida
capacidad de propiocepción de las extremidades posteriores y la presencia de reflejos espinales
intactos en ambos miembros posteriores. La existencia de reflejos espinales intactos significa que la
intumescencia lumbosacra está intacta, de modo que la causa de debilidad debe ser más rostral. En un
mundo ideal donde el diagnóstico es fácil, todos los animales con paraparesia o parálisis de NMS
tendrían una hiperreflexia «de libro».
Las convulsiones habían comenzado años atrás y el perro no había desarrollado anomalías de la
conducta hasta tiempos recientes. Las convulsiones pueden deberse a pequeñas lesiones del lóbulo
frontal que, con el tiempo, se expanden y causan déficits neurológicos interictales. Por regla general,
estos déficits son de esperar en el plazo de 1 año. La edad de aparición de las convulsiones y el
período interictal normal sugieren que puede tratarse muy probablemente de una epilepsia idiopática.
La alteración conductual postictal y la ataxia son posibles, pero no eran de esperar en los 2 últimos
meses. Bajos niveles séricos de fenobarbital pueden causar hiperactividad, pero no agresión. La
poliuria y la polidipsia son efectos secundarios del fenobarbital y ello puede dar lugar a micción
dentro del hogar si no se permite al animal salir para orinar con mayor frecuencia.
Se pensó que el reciente cambio de conducta era reflejo de la respuesta de la perra al dolor, aun
cuando en la exploración no fue posible provocar una reacción al dolor como es la vocalización.
Diagnóstico diferencial
• Enfermedad de disco intervertebral.
• Neoplasia raquídea.
• Neoplasia de la médula espinal.
• Discoespondilitis.
• Agrandamiento de carilla articular, con compresión medular.
Valoración clínica
Se optó por la RM para obtener imágenes de la columna vertebral y los tejidos blandos (fig. 15.1). Es
importante incluir toda el área neuroanatómica considerada. En este caso, la lesión se encontraba en
el cuerpo vertebral de T2 y comprimía la médula espinal adyacente. Si sólo se hubiesen obtenido
imágenes de la articulación TL para buscar una EDIV, esta lesión habría pasado desapercibida.
Figura 15.1 RM sagital de columna vertebral. T1WI poscontraste. Tumor del cuerpo vertebral que comprime la médula espinal.
Diagnóstico
Neoplasia del cuerpo vertebral.
Etiopatogenia de tumores extradurales de cuerpos vertebrales
Los tumores primarios surgen de los tejidos adyacentes (hueso, cartílago, tejidos fibroso, vascular o
linfoide). Aproximadamente el 70-90% de los casos se registran en perros de razas grandes de más
de 20 kg de peso, con una edad media de 5-6 años. Las localizaciones más frecuentes son la columna
torácica y lumbar. El tumor primario más frecuente en gatos y perros es el osteosarcoma. Se ha
comunicado la realización de resección quirúrgica de osteosarcoma vertebral canino, siendo la
supervivencia postoperatoria inferior a los 3 días. Todos los perros no tratados murieron o fueron
sacrificados 1 mes después del diagnóstico, como resultado de problemas relacionados con el tumor
primario.
Neoplasia metastásica
Es menos frecuente. A menudo, los adenocarcinomas prostáticos dan lugar a reacción perióstica
proliferativa a lo largo de los cuerpos vertebrales ventrales de L5-L7, del sacro, de la pelvis y de los
fémures.
Linfosarcoma de médula espinal
Puede ser parte de una distribución multicéntrica o producirse como tumor primario. En ambas
situaciones, la lesión puede ser extradural o intramedular. En torno al 95% de los linfosarcomas
espinales felinos fueron lesiones espinales toracolumbares solitarias en gatos jóvenes. La progresión
de los signos consiste, de forma característica, en un deterioro agudo después de una presentación
insidiosa. El 85% de los gatos afectados también presentaban linfosarcoma extraneural. Es
conveniente tomar una muestra de LCR, ya que en la citología pueden observarse células neoplásicas:
es una de las pocas ocasiones en las que el análisis del LCR da lugar a resultados específicos. La
muestra de LCR debe tomarse en un punto caudal a la lesión. El LCR puede ser normal si el tumor es
extradural, es decir, si no afecta al espacio subaracnoideo. En ocasiones, para llegar a un diagnóstico
tisular, es necesaria la descompresión quirúrgica de la médula espinal, aunque este tipo de
tratamiento local no se contempla como curativo. La quimioterapia con o sin radioterapia da lugar a
una rápida remisión, que dura hasta 12 meses. Los animales no tratados presentan un tiempo
aproximado de supervivencia de 1-2 meses.
Neoplasia vertebral
No suele atravesar el espacio del disco intervertebral para afectar a la vértebra adyacente (Figura 15.2
and Figura 15.3).
Figura 15.2 La vista recae en el estrecho espacio correspondiente al disco intervertebral C6-C7. Obsérvense las apófisis espinosas fracturadas de las vértebras C6 y C7.
Figura 15.3 Compresión dorsal extradural secundaria a neoplasia.
La tabla 15.1 muestra los factores de diferenciación entre tumor e infección.
Signo radiográfico
Osteólisis y rotura cortical
Destrucción de placa terminal
Colapso de espacio discal adyacente
Colapso/acortamiento de cuerpo vertebral
Fractura patológica
Esclerosis ósea
Producción ósea
Lesión expansiva similar a un quiste
Masa paravertebral de tejido blando
Afectación de lámina dorsal, apófisis o carillas articulares
Generalmente una vértebra
Generalmente afectación del espacio discal
Ensanchamiento del canal o del agujero
Pérdida de densidad ósea
Extensa afectación de tejido blando
Tabla 15.1 Diferenciación entre tumor e infección
Neoplas ia
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*
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*
Dis coes pondilitis
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El dolor raquídeo, la compresión medular y la posibilidad de fractura contribuyen a un pronóstico
muy desfavorable. El mieloma múltiple es una excepción: la quimioterapia, aunque no es curativa,
reduce la carga tumoral, alivia el dolor óseo y permite reparar las lesiones osteolíticas, prolongando
así la supervivencia y la calidad de vida; el 25% de los perros afectados presentan afectación
vertebral, detectada mediante radiografía. En el linfoma canino y en el carcinoma metastásico se han
referido lesiones osteolíticas múltiples del esqueleto axial y apendicular.
Exóstosis cartilaginosas (osteocondroma/osteocondromatosis)
Son nódulos compuestos por cartílago con o sin hueso que aparecen en las placas de crecimiento de
vértebras, costillas y huesos largos. Casi todas se forman a partir de la lámina dorsal o de la apófisis
espinosa. Pueden ser aisladas (poco frecuentes) o múltiples. Resultan afectados perros jóvenes y
gatos adultos. En los perros, el crecimiento de la masa cesa con la madurez esquelética. La resección
alivia la compresión de la médula espinal y permite el diagnóstico histopatológico. Se han referido
recurrencia y transformación maligna.
Tratamiento
El perro fue sacrificado. No se realizó examen post mórtem.
16. Convulsiones
introducción
Las convulsiones tienen su origen en el cerebro. Son una manifestación física de descarga eléctrica
sincrónica anómala, que se produce en el cerebro y que puede ser estimulada por causas
intracraneales y extracraneales. El principal objetivo de la exploración clínica y de las pruebas de
laboratorio es diferenciar estos dos grupos de causas.
1. Causas extracraneales; trastorno en alguna otra localización orgánica, que afecta de manera
secundaria al metabolismo cerebral:
a. Metabólicas: hipoglucemia, derivación portosistémica, hiperosmolaridad o síndrome
hiperosmolar o de hiperviscosidad.
b. Tóxicas.
2. Causas intracraneales:
a. Estructurales: interrupción física del tejido cerebral; inflamación, malformación, degeneración,
traumatismo, hemorragia/isquemia o tumor.
b. Funcionales: trastorno a nivel celular que altera los impulsos eléctricos; epilepsia idiopática.
Descripción de la convulsión
1. Fase prodrómica: cambio de humor y de la conducta de 1-24 horas de duración, antes de la
actividad convulsiva. No clasificada como actividad convulsiva, puede consistir, por ejemplo, en
aferrarse al amo o seguirle a todas partes, mostrar ansiedad o inquietud. Generalmente sólo
perciben esta fase las personas que conocen bien cuál es la conducta normal del animal.
2. Fase preictal (aura): inicio de la convulsión antes de que se altere la consciencia. Dura de unos
segundos a minutos y en el ser humano se caracteriza por alteración de la percepción sensorial.
3. Ictus/ataque/convulsión: identificado habitualmente por la falta de consciencia/capacidad de
respuesta y por actividad motora rítmica involuntaria, que puede durar de segundos a minutos.
Existen variaciones. El motivo de la descripción o de la clasificación de una convulsión es que unos
tipos responden mejor que otros a ciertos anticonvulsivos y que algunas convulsiones se presentan
más a menudo en determinadas enfermedades. La convulsión es una serie de contracciones
involuntarias de los músculos esqueléticos.
a. Convulsión generalizada: ausencia de consciencia/capacidad de respuesta, actividad motora
involuntaria de todo el cuerpo, signos autónomos (salivación, micción y defecación). Se describe
como:
• Clónica: contracciones musculares rítmicas (movimientos de «remar» o «correr»).
• Tónica: marcado incremento del tono muscular, de intensidad variable.
• Tónico-clónica: incremento del tono muscular, seguido de contracciones musculares rítmicas
o en alternancia con éstas.
• Atónica: pérdida de tono muscular. Muy poco frecuente.
• Mioclónica: sacudidas musculares, focales o generalizadas, que se presentan como episodios
aislados o múltiples.
Las convulsiones tónico-clónicas generalizadas eran consideradas el tipo de convulsión más
frecuente, pero un estudio reciente ha encontrado que el 65% de los perros sufren convulsiones
parciales. Tal diferencia de opinión se debe al reconocimiento de que el inicio de una convulsión
generalizada puede tener una presentación parcial, y clasificarse como tal. Las convulsiones
parciales pueden no ser identificadas en los gatos, pues los signos motores/conductuales son en
esta especie muy sutiles: el animal se sienta, permanece con la mirada fija, gruñe, saliva más de lo
normal o presenta algún tic facial.
La persona que presencia la convulsión puede valorar la capacidad de respuesta mental del animal
a los estímulos, pero no el nivel de percepción. Esto dificulta la clasificación de ciertas
actividades estereotipadas como convulsiones o trastornos psicológicos. Si un animal no
responde a las llamadas o las caricias por miedo o dolor o porque le cuesta mantener el
equilibrio, el episodio puede confundirse con actividad convulsiva y ser tratado de manera
inadecuada.
Consejo clínico
La mioclonía no siempre indica actividad convulsiva.
b. Convulsión parcial: afectación focal, con o sin alteración de consciencia/capacidad de
respuesta. Puede generalizarse de manera secundaria y afectar a todo el cuerpo. La extensión
secuencial de la actividad motora a otras partes del cuerpo se denomina marcha jacksoniana y es
el resultado de la propagación del trastorno eléctrico a través de la corteza motora. La
generalización puede producirse tan rápidamente que la presentación parcial/focal pase
desapercibida.
• Convulsión parcial simple: consciencia no afectada, como intento de atraer la atención del
amo, contracción o flexión rítmica de una extremidad específica, giro de la cabeza en la misma
dirección, apertura tónica de la mandíbula, temblor de cabeza, ansiedad, estado trémulo,
hipersalivación (ptialismo), vómitos, incoordinación, pérdida de tono en extremidades
posteriores/animal sentado, mirada fija, inquietud y dilatación de pupilas.
• Convulsión parcial compleja: consciencia alterada, como desorientación e incapacidad para
reconocer a los dueños o responder a sus órdenes, acción de presionar la cabeza, trastornos
aparentes de la percepción, persecución de objetos imaginarios, agresión sin provocación,
ladridos sin motivo, conducta estereotipada repetitiva y de la que el animal no puede ser
distraído, confusión y comportamiento anómalo, chasquido de labios o masticación.
Consejos clínicos
• Los cambios de conducta breves, estereotipados y recurrentes, los signos motores o los
signos autónomos pueden corresponder a convulsiones parciales.
• Una breve actividad motora estereotipada recurrente puede ser un «trastorno del
movimiento».
4. Fase postictal: se manifiesta como el estado de confusión aparente tras una convulsión. El animal
vaga de un lado a otro, o corre sin rumbo, muestra inquietud, ataxia, se choca contra los objetos, no
responde al dueño y puede perder los hábitos higiénicos aprendidos. Algunos animales se muestran
mentalmente deprimidos durante días o semanas, están aletargados y duermen mucho. La primera
evidencia de actividad convulsiva que se observa puede consistir en el cambio de conducta postictal
y en el hallazgo de orina o heces en la casa, así como en la constatación de pelo mojado de saliva.
Un estudio no halló relación alguna entre el tipo, la intensidad o la duración de las convulsiones y
la duración de la fase postictal. Puede ser la fase más negativa y preocupante para el propietario.
Consejos clínicos
• Los animales con presentación focal (parcial) de convulsiones deben ser estudiados por
si sufrieran alguna patología intracraneal.
• La clasificación de las convulsiones en «intracraneales» y «extracraneales» es la más
importante.
Diagnóstico
1. La historia clínica es esencial; descripción del episodio:
• Diferenciar de síncope, enfermedad vestibular, debilidad/desplome, trastornos de la conducta,
episodios rítmicos y repetitivos en los que el animal ignora a su dueño (prurito, episodios
dolorosos), trastornos del sueño (sacudidas hípnicas, narcolepsia/cataplejía).
• Nunca debe infravalorarse su importancia.
2. Exploración neurológica:
• Las anomalías pueden deberse a cambios postictales, inicio de tratamiento con anticonvulsivos,
patologías subyacentes o déficits neurológicos antiguos no relacionados.
• Una exploración interictal anómala en un perro con convulsiones posee un fuerte factor
predictivo (90%) de RM cerebral anómala. Sin embargo, una exploración interictal normal no es
una garantía segura de cerebro normal: en el 22% de estos perros la RM no es normal.
• Las lesiones del lóbulo frontal pueden presentarse inicialmente como convulsiones, con
exploración interictal normal.
3. Hemograma completo, perfil de bioquímica sérica y análisis de orina:
• Ayudan a diferenciar las causas extracraneales de las intracraneales.
4. Obtención de imágenes del cerebro:
• Diferencia las causas intracraneales.
• Algunas anomalías pueden no ser causales.
• En la mayoría de los casos se prefiere la RM a la TC, por su elevada resolución de contraste de
los tejidos blandos y por la ausencia de artefactos en la fosa caudal (área del cráneo entre el
tentorio del cerebelo y el hueso occipital).
• La edad de aparición de las convulsiones en el perro no permite predecir el resultado de la RM,
de modo que los perros que tienen más de 6 años de edad cuando sufren la primera convulsión no
deben ser condenados de antemano como afectados por una enfermedad cerebral incurable, y no
hay que negarles estudios ni tratamiento. De igual modo, no se debe presuponer que el pronóstico
de los perros jóvenes será bueno.
5. Análisis de LCR:
• Requiere anestesia general por lo que se suele realizar al tiempo que la RM/TC.
• En humana, tras convulsiones repetidas o prolongadas puede registrarse pleocitosis. La terapia
electroconvulsiva puede elevar los niveles de proteínas totales. En animales, es posible el cambio
postictal del LCR.
• De los perros con convulsiones y LCR anómalo, sólo un 74% presentaron RM cerebral
anómala.
• De los perros con convulsiones y LCR normal, un 26% presentaron RM cerebral anómala.
Desde la perspectiva del dueño
Un 60% de los propietarios afirmaron que tener un perro epiléptico tenía una influencia negativa
sobre su vida diaria, causando estrés y limitando su actividad.
Principales preocupaciones:
• Miedo a que el perro sufra una convulsión estando solo.
• Miedo a encontrar al animal muerto tras sufrir un acceso.
• Miedo a que el animal se ahogue si tiene una convulsión mientras nada.
El estrés emocional se redujo mediante:
• Contacto regular con el veterinario y fácil acceso a la asistencia veterinaria.
• Información completa sobre las convulsiones, el régimen terapéutico, el pronóstico y las
instrucciones para el control del animal cuando está teniendo un acceso convulsivo.
17. Tumor craneal
Presentación inicial
Convulsiones.
Introducción
Los traumatismos craneales han de ser graves para causar signos que se prolonguen en el tiempo.
Reseña del animal
Jack russell terrier hembra de 11 años de edad.
Signos de presentación
Presentación reciente de convulsiones.
Historia clínica
La primera convulsión comenzó 20 minutos después de recibir la perra un golpe al abrirse una
puerta. Los dueños del animal notaron la aparición de un bulto en un lado del cráneo de su mascota.
En los 5 meses siguientes, las convulsiones se produjeron de manera espontánea cada 2 semanas y
consistían en una convulsión tónico-clónica de 5 minutos, seguida de un período postictal que duraba
varias horas, durante las cuales el perro no reconocía a su dueño ni respondía a sus órdenes. En una
ocasión, el perro sufrió un acceso unas horas después de que el veterinario presionara la masa del
lado derecho del cráneo. El patrón convulsivo había cambiado recientemente, habiendo sufrido el
animal tres accesos durante la semana anterior a su derivación.
Entre un ataque y otro, el perro conservaba los hábitos higiénicos aprendidos, pero se le había visto
chocar contra los muebles y perder el paso al subir escaleras. Se le oía arrastrar los pies sobre el
suelo de linóleo. También se observaron episodios de espasmos musculares, sacudidas bruscas y
maxilares apretados, así como una apariencia en general más tranquila de lo normal. Estos cambios
interictales se habían tornado más evidentes en las 2 semanas anteriores a ser derivado el animal. La
perra no había sido tratada con medicación alguna.
Exploración clínica
La perra estaba tranquila, pero mentalmente reactiva. Presentaba marcha normal. La respuesta a la
amenaza estaba ausente en el lado izquierdo. Las respuestas de posicionamiento y de salto sobre una
extremidad se mostraron disminuidas en el lado izquierdo. En el parietal derecho del cráneo podía
verse y palparse (suavemente) una masa elevada.
Diagnóstico neuroanatómico
Los antecedentes de convulsiones y los déficits del lado izquierdo hallados en la exploración
apuntaban a una lesión cerebral del lado derecho.
Diagnóstico diferencial
Se pensó que la masa firme del lado derecho debía corresponder a una neoplasia del cráneo. El golpe
en la cabeza contra una puerta que se abre despacio no es suficiente para inducir convulsiones en un
perro normal, ni para inducir una lesión cerebral. La perra había vivido en la casa familiar durante 11
años y hasta entonces había sabido esquivar hábilmente las puertas que se abrían, lo cual sugiere que
su capacidad de percepción, de visión y de equilibrio no eran las normales en él. Al presionar la
masa, la fuerza parecía transmitirse al cerebro subyacente.
Valoración clínica
Radiografías del cráneo: se observó una opacidad aumentada en la bóveda craneal (fig. 17.1).
Figura 17.1 Radiografía del cráneo (la flecha señala una masa calcificada).
RM: se observó una masa focal en el lado derecho, con unión periférica de amplia base al cráneo
suprayacente y extensión al músculo temporal situado por encima. Existía desviación de la línea
media y compresión del ventrículo lateral derecho. Se observó mínimo edema cerebral. Las
características de la señal indicaban que se trataba de una masa calcificada.
Las radiografías torácicas fueron normales.
Diagnóstico y tratamiento
Se confirmó mediante cirugía que se trataba de un osteocondroma multilobular. Los déficits
neurológicos se resolvieron.
Etiopatogenia de los tumores del cráneo
Los signos de presentación dependen de la localización de la masa y del grado de desplazamiento del
tejido blando, pudiendo consistir en convulsiones, alteración del comportamiento, trismus,
exoftalmos o masa firme palpable.
El osteosarcoma de la bóveda craneal da lugar a una masa externa visible y a compresión extradural
del cerebro. La invasión directa del parénquima del SNC es muy poco frecuente. La resección
quirúrgica incompleta va seguida de la recidiva tumoral en un plazo de 2-3 meses. La causa más
frecuente de muerte es la recidiva, en mayor medida que la metástasis.
Los osteocondrosarcomas multilobulares son tumores de crecimiento lento y localmente destructivos
que aparecen en la bóveda craneal, la órbita, el arco cigomático, la mandíbula, el maxilar o el paladar
blando. Perros y gatos resultan afectados. Es necesaria la TC para detectar el amplio componente
intracraneal. La escisión quirúrgica, aunque sea incompleta, mejora considerablemente los tiempos
de supervivencia. La recidiva es de desarrollo lento (mediana de tiempos: 14 meses). Las metástasis
pulmonares también crecen despacio (el tiempo medio de la metástasis hasta la eutanasia es de 9
meses).
Un osteoma se presenta como un bulto palpable no doloroso, que en las radiografías tiene aspecto de
hueso denso bien circunscrito.
Tratamiento de las convulsiones
Cuándo iniciar la terapia anticonvulsiva:
• Si se ha producido estado de epilepsia (status epilepticus).
• Si las convulsiones se suceden a intervalos de menos de 2 semanas.
• Si la frecuencia de las convulsiones aumenta.
Es importante recordar dos hechos:
1. El período interictal varía de un animal a otro y para un mismo animal.
2. Los anticonvulsivos pocas veces «curan» las convulsiones.
Por consiguiente, tiene sentido esperar hasta conocer el patrón de las convulsiones. Los animales que
sufren convulsiones cortas y aisladas, una vez cada pocos meses y con fase postictal mínima pueden
no mejorar de manera apreciable con el tratamiento anticonvulsivo. Es posible que el propietario
tolere las convulsiones intermitentes de su mascota mejor que los efectos secundarios del fármaco.
La presentación de convulsiones cada 2 semanas, como en este caso, es lo suficientemente frecuente
como para que la mayoría de propietarios y veterinarios contemplen la administración de
medicación.
18. Meningioma
Presentación inicial
Convulsiones.
Reseña del animal
Dachshund macho de pelo duro de 15 años de edad.
Signos de presentación
Convulsiones.
Historia clínica
El animal había sufrido dos convulsiones, con una separación de 2 meses. En el período interictal el
perro se había mostrado normal. El estudio de laboratorio resultó normal.
Exploración clínica
El examen neurológico fue normal.
Localización neuroanatómica
Las convulsiones indican enfermedad cerebral. Se descartaron causas extracraneales de enfermedad
cerebral.
Diagnóstico diferencial
Dada la edad, se sospechó de meningioma del lóbulo frontal.
Valoración clínica
Por RM se encontró una pequeña masa con realce de contraste en la superficie del lóbulo frontal
izquierdo, en el límite caudal de los senos frontales (fig. 18.1).
Figura 18.1 RM de lóbulos frontales. Potenciada en T1 + contraste. Posible meningioma a la izquierda.
Leucocitos en LCR = 2; PT = 0,32 g/l; la citología fue normal.
Las radiografías torácicas resultaron normales.
Diagnóstico
Las características eran indicativas de meningioma. El valor incrementado de proteínas totales es
frecuente en las neoplasias intracraneales.
Tratamiento
La extirpación quirúrgica de la masa fue sugerida, pero rechazada.
Seguimiento
Las convulsiones se producían cada 6-7 semanas hasta que, 5 meses después del diagnóstico, el
patrón cambió. El período interictal se acortó a 1-2 semanas y el período postictal se alargó,
consistiendo en 2-3 horas de deambulación sin rumbo y vocalización. Se inició el tratamiento con
fenobarbital, hallándose niveles séricos en un rango terapéutico bajo. El patrón convulsivo no
mejoró, de modo que se elevó la dosis y se incrementaron los subsiguientes niveles séricos. La
frecuencia de las convulsiones aumentó de nuevo, con episodios sueltos en días sucesivos. El perro
se mostraba letárgico, pero por lo demás era neurológicamente normal.
El perro fue sacrificado 9 meses después de la observación del primer acceso convulsivo.
19. Hemorragia cerebral
Presentación inicial
Embotamiento, convulsiones, marcha en círculo.
Introducción
Las hemorragias en el seno del sistema nervioso pueden presentarse como irritación meníngea y dar
lugar a dolor cervical o dolor raquídeo difuso. Las lesiones del SNC pueden ser multifocales o
focales.
Reseña del animal
Staffordshire bull terrier hembra de 1 año de edad.
Signos de presentación
Convulsiones.
Historia clínica
Un mes antes de la derivación del perro, los propietarios habían observado que las extremidades
posteriores del animal cedían durante el ejercicio. Al día siguiente se presentaron ataxia, marcha en
círculo y caídas hacia atrás. El perro se recuperó y tuvo su primera convulsión el día antes de acudir
al veterinario.
Exploración clínica
El perro conservaba la deambulación, pero mostraba embotamiento, caminaba en círculos hacia la
izquierda y mantenía la cabeza girada hacia este mismo lado (fig. 19.1).
Figura 19.1 Giro de cabeza hacia la izquierda.
No se observó ataxia. La respuesta a la amenaza estaba presente bilateralmente. Las dos pupilas
estaban mióticas, pero podía detectarse RPL en ambas. El fondo del ojo parecía normal.
Las pruebas de salto sobre una extremidad, propiocepción y reflejos espinales resultaron todas
normales. No se encontró dolor raquídeo. El labio superior izquierdo estaba hinchado y amoratado
(fig. 19.2).
Figura 19.2 Labio magullado.
No se observaron petequias, ni articulaciones inflamadas ni más hematomas.
Diagnóstico neuroanatómico
Cerebro izquierdo.
Los antecedentes de caída sobre las extremidades posteriores sugerían una posible enfermedad
cerebelosa, pero en la exploración no se identificó ningún signo de la misma.
Diagnóstico diferencial
Dada la edad del animal, se consideró más probable que se tratara de una enfermedad
vascular/hemorrágica o inflamatoria. También podía ser una neoplasia o una hidrocefalia
descompensada.
Valoración clínica
El tiempo de sangrado se prolongaba hasta los 7 minutos (N <4 minutos).
Los tiempos de coagulación se encontraban en el límite superior de la normalidad.
Hematología: recuento plaquetario normal. Aparición de hematoma en el punto de venopunción.
Técnica de Baerman para el examen de heces, las larvas observadas fueron identificadas como
Angiostrongylus sp.
La RM cerebral mostró la existencia de dos posibles hemorragias, una en el cerebelo dorsal y otra en
el cerebro izquierdo, que se extendía desde el bulbo olfatorio en sentido caudal, creando un efecto
masa y cierto edema secundario (Figura 19.3 and Figura 19.4)
Figura 19.3 RM. Hemorragia cerebral izquierda en secuencia GRE.
Figura 19.4 RM. Hemorragia cerebelosa en secuencia GRE.
No se tomó muestra de LCR porque su estudio no habría aportado nada nuevo al diagnóstico y
porque suponía un riesgo innecesario de hemorragia si los vasos meníngeos resultaban dañados
durante la extracción.
Diagnóstico
El diagnóstico fue de un defecto adquirido de coagulación de la sangre, que había dado lugar a
hemorragia intracraneal.
Tratamiento
• Tratamiento para Angiostrongylus vasorum (nematodo pulmonar).
• Antagonismo de la vitamina K (rodenticidas).
• Prednisolona, para el edema intracraneal.
El perro no había recibido aspirina, que interfiere en la función plaquetaria.
Angiostrongylus vasorum(gusano francés del corazón)
A pesar de su nombre, este parásito (nematodo metastrongílido) presenta una distribución mundial.
Los huéspedes definitivos ingieren las larvas L3 cuando se alimentan de huéspedes intermediarios
(caracoles y ranas). Las larvas L3 viajan por la circulación portal hasta el hígado y después al
ventrículo derecho del corazón y a las arterias pulmonares, donde maduran. Los huevos depositados
circulan hasta los capilares pulmonares y eclosionan dejando libres las larvas L1, que penetran en las
vías aéreas, ascienden por ellas con un golpe de tos, son deglutidas y excretadas con las heces, para
luego ser ingeridas por el huésped intermediario.
Las larvas L1 pueden emigrar a sitios aberrantes a través de la circulación, pero los signos clínicos
suelen ser los siguientes:
1. Sistema respiratorio: tos, disnea.
2. Coagulopatía: hemorragias en esclerótica, conjuntiva, encías, cerebro, tejido subcutáneo y
cavidades corporales. Pueden observarse cardenales y es posible que se formen hematomas en los
sitios de venopunción y cirugía.
3. Colapso.
El dolor cervical/dorsal es bastante frecuente, de manera que el animal se presenta en ocasiones
como si tuviera meningitis. El análisis del LCR puede poner de manifiesto la existencia de
eritrofagia, aunque el análisis no es necesario para el diagnóstico, pues la evidencia de hemorragias
suele encontrarse en la exploración física/retiniana o identificarse a partir del perfil de coagulación,
la medición del tiempo de sangrado o por examen hematológico (fig. 19.5).
Figura 19.5 Hemorragia escleral en otro caso de infección por Angiostrongylus vasorum con dolor de cuello como signo de presentación.
El perro se infecta únicamente al ingerir las larvas en estadio 3 alojadas en el huésped intermediario.
El animal se mostraba neurológicamente estable y presentó ritmo cardíaco, respiración y sonidos
pulmonares normales durante 24 horas. De forma súbita desarrolló dilatación bilateral de pupilas,
produciéndose parada respiratoria media hora más tarde. La hemorragia pulmonar resultó evidente
al realizar la intubación.
20. Hidrocefalia
Presentación inicial
Convulsiones.
Introducción
Algo que a un veterinario le parece llamativamente anormal puede no siempre poner en alerta al
profano. De hecho, se dan casos extremos, como el de un propietario de mascota que se presentó en
consulta para la primera vacunación de su «cachorro de rottweiler» cuando lo que en realidad tenía
era una cobaya. Comente siempre el aspecto que considera anómalo, aunque no sea la razón de la
presentación del animal en consulta.
Reseña del animal
Golden retriever hembra de 3 meses de edad.
Signos de presentación
Convulsiones.
Historia clínica
Cuatro días antes de ser derivado para su valoración, el animal había empezado a sufrir frecuentes
convulsiones generalizadas. El cachorro ya no era capaz de atrapar las golosinas que sus dueños le
tiraban, había perdido interés por sus juguetes y había empezado a orinar y defecar por la casa. Hasta
ese momento el perro había aprendido satisfactoriamente hábitos higiénicos. Siempre se había
chocado contra objetos mientras caminaba, pero sus propietarios pensaban que se trataba del
comportamiento normal en un cachorro. Los dueños se habían dado cuenta de que su perro tenía la
cabeza abombada por arriba (fig. 20.1) a las 8 semanas de edad, cuando lo compraron a un criador.
Figura 20.1 Obsérvese el recorrido vertical entre los huesos nasal y frontal.
Exploración clínica
El cachorro se encontraba alerta y caminaba normalmente, aunque de vez en cuando se chocaba con
las patas de la mesa. La respuesta a la amenaza estaba ausente bilateralmente. Ambas pupilas eran
pequeñas, pero los reflejos pupilares a la luz eran normales. Las respuestas de propiocepción y de
salto sobre un miembro resultaron normales para todas las extremidades. La cabeza era más grande
de lo normal. No se palpaban fontanelas abiertas. Se observó ligero estrabismo ventrolateral
bilateral, pero el movimiento del ojo era normal.
Localización neuroanatómica
Cerebro. La respuesta a la amenaza está presente desde las 10-12 semanas de edad en los cachorros.
La ausencia de respuesta a la amenaza puede deberse a la edad del perro o a afectación cerebral
bilateral. Las convulsiones, la pérdida de conducta adquirida y las pupilas mióticas son signos de
enfermedad cerebral. El choque contra objetos sugiere visión alterada en este perro, con marcha por
lo demás normal. El estrabismo ventrolateral con movimientos normales del ojo es un hallazgo
característico de hidrocefalia congénita.
Diagnóstico diferencial
Hidrocefalia congénita, posiblemente descompensada por hemorragia intraventricular o encefalitis
adquirida recientemente.
Valoración clínica
Los estudios hematológico, bioquímico y de orina, así como la prueba de estimulación de ácidos
biliares, resultaron normales.
En la RM de la cabeza (fig. 20.2) se observó aumento de tamaño de los ventrículos laterales, tamaño
anormalmente grande también del tercer ventrículo y estrechamiento del acueducto en el
mesencéfalo. El cuarto ventrículo mostraba un tamaño normal.
Figura 20.2 RM cerebral sagital potenciada en T2. Estrechamiento del acueducto mesencefálico (flecha).
El líquido ventricular tenía en la RM las mismas características que el LCR, y los ventrículos eran
simétricos. No existía realce del contraste.
Análisis del LCR: nivel elevado de proteínas totales de 0,41 g/l, pero con recuento celular y citología
normales.
Consejo clínico
La existencia de fontanelas abiertas no es en sí misma importante desde el punto de vista
diagnóstico, pero puede existir en caso de hidrocefalia.
Diagnóstico
Hidrocefalia congénita
La ventriculomegalia es un aumento de tamaño del sistema ventricular. La hidrocefalia es una
combinación de ventriculomegalia y disfunción cerebral.
Etiopatogenia de la hidrocefalia
Tanto las formas congénitas como las adquiridas son el resultado bien de un bloqueo del flujo de
LCR a través del sistema ventricular, bien de una escasa absorción de LCR en las vellosidades
aracnoideas. El exceso de secreción de LCR por un papiloma del plexo coroideo es una causa
infrecuente de hidrocefalia adquirida. La deficiente circulación de LCR ha sido propuesta como causa
de hidrocefalia en perros con trastorno genético de discinesia ciliar primaria.
Es de esperar que una malformación congénita muestre signos desde el nacimiento o desde que
comienza la deambulación, pero éste no siempre es el caso. La hidrocefalia se asocia de manera
característica a cabeza abombada en cachorros de razas miniatura que muestran signos cerebrales,
pero el trastorno puede manifestarse clínicamente por primera vez en perros adultos jóvenes de
cualquier raza. La fina capa de tejido cerebral remanente es susceptible de resultar lesionada, lo cual
podría explicar la repentina aparición de los signos (fig. 20.3).
Figura 20.3 Cerebro hidrocefálico: obsérvese el delgado margen de corteza cerebral (flecha).
Como en cualquier otra enfermedad neurológica, los signos son posteriores a la alteración
anatómica. La lesión provocadora de hidrocefalia adquirida puede localizarse en cualquier punto del
sistema ventricular y muestra signos iniciales relacionados con esa estructura, es decir,
cerebelopontinos, mesencefálicos o meníngeos, con afectación cerebral secundaria por encima del
punto en cuestión.
La hidrocefalia congénita se presenta, en general, con signos cerebrales: actividad mental y conducta
alteradas, deambulación sin rumbo, marcha en círculo y convulsiones. La velocidad de progresión de
los signos es muy variable, comprendiendo desde un empeoramiento gradual hasta la
descompensación aguda. El aumento de tamaño de la cabeza, con forma abovedada, es una pista muy
llamativa. Las fontanelas abiertas no son patognomónicas de hidrocefalia.
El estrabismo ventrolateral bilateral (signo de «puesta de sol») es frecuente y puede ser el resultado
de la deformidad de la cabeza, que da lugar a órbitas poco profundas (fig. 20.4). Los movimientos
ocular y pupilar son normales, lo cual juega en contra de una disfunción del mesencéfalo o del NC III
como causa del proceso.
Figura 20.4 Cachorro de jack russell terrier de 3 meses de edad con hidrocefalia. Estrabismo ventrolateral.
Las imágenes ecográficas tomadas a través de las fontanelas pueden detectar ventrículos dilatados.
Una opacidad radiográfica uniforme, como de vidrio esmerilado, en correspondencia con una
bóveda craneal agrandada es el resultado del aplanamiento de las crestas y de las depresiones internas
(fig. 20.5). Aún están presentes los surcos y circunvoluciones cerebrales. La TC y la RM detectan con
facilidad ventrículos de tamaño aumentado, edema transependimal, sitios de obstrucción y lesiones
causales, como inflamación, hemorragia intraventricular o tumor.
Figura 20.5 Radiografía de cráneo de otro cachorro hidrocefálico. Obsérvese el aspecto liso de la bóveda craneal, como de «vidrio esmerilado» (flecha, fontanela
abierta).
Aunque se considera que la hidrocefalia congénita se debe a un estrechamiento del acueducto
mesencefálico durante el desarrollo fetal, la causa del mismo no es evidente en el momento del
diagnóstico. En un cachorro de 3 meses de montaña de los Pirineos se describió la falta de formación
de la abertura lateral.
Pronóstico
No existe relación entre los signos clínicos y el grado de dilatación ventricular. Como en la mayoría
de las enfermedades neurológicas, no es posible determinar el pronóstico sobre la base de las
imágenes obtenidas, de manera que el veterinario ha de basarse en los hallazgos de la exploración, en
la progresión de los signos y en el conocimiento de cualquier proceso patológico subyacente.
Tratamiento
En los casos de hidrocefalia adquirida, el drenaje quirúrgico puede aliviar los signos e impedir el
empeoramiento mientras se trata la lesión primaria subyacente. En un reciente estudio retrospectivo
de nueve perros con hidrocefalia adquirida y tratada mediante derivación ventriculoperitoneal (VP),
siete de ellos fueron sacrificados debido a la ausencia de mejoría o al empeoramiento de los signos
entre 2 días y 19 meses (media de 8,6 meses) después de la operación.
Resulta difícil recomendar una derivación ventricular en un caso de hidrocefalia congénita, debido a
lo incierto del pronóstico y a la necesidad de realizar ajustes de la derivación por bloqueo,
infradrenaje, migración, infección y crecimiento del animal. Si en un plazo de 2 semanas no se
observan los efectos beneficiosos del tratamiento médico o el paciente se deteriora, entonces debe
considerarse la cirugía. Los índices de éxito referidos van de un 50% a un 90%. En el mencionado
estudio retrospectivo, cinco perros con hidrocefalia congénita fueron tratados con derivación VP, y
tres de estos animales fueron sacrificados debido a graves convulsiones 2-9 meses después de la
operación.
El tratamiento conservador no ha tenido éxito a largo plazo. Puede proporcionarse alivio temporal
mediante:
1. Corticoides:
• Prednisolona oral, 0,25-0,5 mg/kg dos veces al día: disminuye la producción de LCR. Reducir la
dosis a 0,1 mg/kg en días alternos durante 1 mes y después interrumpir la administración si es
posible.
• La dexametasona i.v. redujo la producción de LCR de manera inmediata tras la administración
de 0,15 mg/kg, alcanzando la reducción máxima del 50% en 50 minutos.
• Si en 2 semanas no se observan beneficios por el uso de corticoides, deberá considerarse otra
terapia, por ejemplo derivaciones.
2. Diuréticos osmóticos:
• Manitol, 1-2 mg/kg i.v. a lo largo de 15-20 minutos. Puede repetirse 2-4 veces en 48 horas.
Monitorizar la hidratación.
3. Inhibidor de la anhidrasa carbónica:
• Acetazolamida, 10 mg/kg vía oral cada 6-8 h; disminuye la presión del LCR al reducir su
producción. Uso a corto plazo.
4. Inhibidor de la bomba de protones:
• Omeprazol.
En este caso, el tratamiento se limitó a la administración de fenobarbital y corticoides. El cachorro
empezó a mostrarse más juguetón. Se ofreció a los propietarios la posibilidad de realizar mediante
cirugía una derivación ventricular, pero fue rechazada. El cachorro volvió a sufrir convulsiones y
fue sacrificado.
21. Epilepsia idiopática
Presentación inicial
Convulsiones.
Introducción
La epilepsia idiopática se define como la presentación de convulsiones para las que no se ha
encontrado una causa subyacente. Se trata de un diagnóstico realizado por exclusión de otras
etiologías.
Se establece un diagnóstico de presunción cuando:
• Se han presenciado al menos dos convulsiones.
• Las exploraciones física y neurológica son normales durante el período interictal.
• No se observan anomalías de la conducta mientras el animal está en casa.
• Las pruebas de laboratorio (hematología, bioquímica, orina) y de imagen (TC, RM) son
normales.
Reseña del animal
Golden retriever macho de 4 años y 10 meses de edad.
Historia clínica
Mientras el perro paseaba por la playa sufrió una convulsión tónico-clónica generalizada. Dos
semanas después de este primer episodio se produjo otra convulsión, similar por naturaleza, siendo
el período interictal normal. Se inició el tratamiento con fenobarbital. No se refirió intolerancia al
ejercicio. El perro fue descrito por sus propietarios como normal en todos los demás aspectos.
Exploración clínica
El perro mostraba estado de alerta y capacidad deambulatoria, con reacciones posturales,
propiocepción y marcha normales. No existía respuesta derecha a la amenaza, pero la función de los
músculos de la cara era normal.
La pupila derecha era ligeramente mayor que la izquierda. Cuando se dirigía una luz sobre el ojo
izquierdo, ambas pupilas se contraían. La papila óptica derecha era ligeramente más oscura que la
izquierda, lo cual sugiere falta de mielina. Los demás NC eran normales, así como los reflejos
espinales.
Localización neuroanatómica
La ausencia de respuesta a la amenaza y de RPL en el ojo derecho indicaban lesión del NC II. Las
convulsiones eran un signo de enfermedad cerebral. La papila óptica oscura, indicativa de
desmielinización, sugería una lesión de larga duración, de modo que podía no existir relación entre
ambas lesiones.
Diagnóstico diferencial
• Atrofia del nervio óptico.
• Epilepsia idiopática.
• Una lesión del quiasma óptico que comprime el tálamo debería alterar el estado mental y la
visión.
Valoración clínica
• La RM de la cabeza era normal.
• El LCR era normal.
• El examen oftalmológico diagnosticó atrofia del nervio óptico.
Diagnóstico
Dos lesiones distintas. No se encontró la causa de las convulsiones. Epilepsia idiopática.
Las convulsiones se registran en el 1-3% de los perros, siendo la forma idiopática responsable del
20-80% de esas convulsiones. Tiene un componente hereditario probado en diversas razas caninas,
pero afecta también a mestizos. No se debe cruzar a los animales afectados. La epilepsia idiopática
también se registra en los gatos, siendo en este caso la incidencia muy variable. Según una fuente, el
60% de los gatos con convulsiones sufren epilepsia idiopática.
No se ha establecido un rango de edades en relación con la aparición de epilepsia idiopática en el
gato; puede darse entre los 3 meses y los 16 años. En un estudio llevado a cabo sobre 12 gatos, el
rango de edad en el momento de presentación de las convulsiones fue de 0,25-12 años, con una
mediana de edad de 2 años. La edad de presentación en perros está comprendida entre 1 y 5 años.
Pronóstico
Un 15% de los perros afectados muestran remisión espontánea (libres de convulsiones durante más
de 3 años sin anticonvulsivos) o remisión con tratamiento (libre de convulsiones durante más de 3
años mientras se administran anticonvulsivos).
Aproximadamente el 25% de los perros con epilepsia idiopática son resistentes al tratamiento.
Analice todos los aspectos del caso, por si se hubiera cometido algún error (diagnóstico incorrecto o
uso inadecuado de fármacos); el 20-40% son resistentes a la monoterapia inicial con anticonvulsivos.
No se considera que la epilepsia idiopática acorte la vida de los perros afectados; no obstante, otra
fuente afirma que el 19% de los perros muere por causas directamente relacionadas con su trastorno
convulsivo.
Patrón convulsivo
• El tipo, el número y la frecuencia de presentación de las convulsiones varían entre animales,
independientemente de la etiología.
• Las características físicas de las convulsiones son relativamente constantes en el tiempo y en un
animal dado. La frecuencia puede cambiar con el tiempo. Si la apariencia de las convulsiones o su
frecuencia cambia, el animal debe ser valorado de nuevo en busca de una posible enfermedad
subyacente que altere el metabolismo del fármaco o la función intracraneal.
• Las convulsiones suelen presentarse cuando el animal está en reposo o duerme.
• La asociación de las convulsiones con un momento del día o con alguna comida puede ayudar a
diagnosticar una hipoglucemia o una encefalopatía hepática.
• Rara vez se identifican desencadenantes. Las convulsiones suelen ser espontáneas.
• En el perro, los tumores cerebrales pueden presentarse inicialmente con convulsiones, mientras
que en los gatos suelen presentarse con alteraciones de la conducta.
• Los tumores cerebrales pueden dar lugar a convulsiones infrecuentes.
• La epilepsia idiopática es una convulsión característica, generalizada y tónico-clónica, que puede
comenzar como una convulsión parcial.
• Las convulsiones parciales siguen un mismo patrón característico en cada perro.
• Las convulsiones parciales han sido relacionadas con lesiones cerebrales focales o estructurales.
Umbral de convulsión
• No existen evidencias clínicas de que el uso de acetilpromacina se asocie a aumento de la
actividad convulsiva en perros con trastornos convulsivos.
• La vida en casa, la alimentación, los hábitos, el momento del día o del año tienen un peso menor,
si es que lo tienen.
• El estrés emocional (ruido inesperado o episodio inusual) puede precipitar una convulsión en el
animal predispuesto.
• En la mujer, la frecuencia de las convulsiones puede aumentar durante el ciclo menstrual, siendo
estimulada por los estrógenos e inhibida por la progesterona. Este fenómeno se denomina epilepsia
catamenial. Se ha sugerido, aunque no se ha probado, que en la perra el estro podría tener el mismo
efecto.
Tratamiento
Cómo comenzar la terapia anticonvulsiva
1. Advierta a los propietarios sobre los efectos secundarios y revise sus expectativas.
2. La dosis oral inicial se basa en el peso corporal y suele encontrarse en el extremo más bajo del
rango de dosis.
3. Deben administrarse dosis de carga para un rápido aumento de los niveles séricos sólo si el
animal está hospitalizado, pues la sedación y la ataxia producidas son profundas.
4. Los ajustes de la dosis se realizan en función de los niveles séricos y de su efecto sobre el patrón
convulsivo. Es imposible valorar el efecto de un anticonvulsivo sin recoger la historia clínica. Los
propietarios deben llevar un diario de las convulsiones de su mascota.
5. La sedación y la ataxia duran en general 7-14 días en el paciente no sometido antes a tratamiento.
La introducción gradual de la dosis recomendada puede limitar el efecto.
6. La polifagia puede llevar a los animales a asaltar el cubo de la basura, a abrir frigoríficos o a
sacar la comida del horno. Incremente el volumen de la dieta sin aumentar la ingesta calórica.
Reparta las comidas.
7. El bromuro debe administrarse con alimento, cuyo contenido en sal debe mantenerse constante.
La absorción de fenobarbital es un 10% menor cuando se administra con alimento, aunque siguen
obteniéndose niveles terapéuticos.
La tabla 21.1 ofrece un ejemplo de diario de convulsiones.
Fecha Hora (am/pm)
Actividad en curs o
Tabla 21.1 Ejemplo de diario de convulsiones
Duración
Período de recuperación
Notas
28/2
31/3
2/4
Sueño
Reposo
–
1 minuto, cada hora, ×3
1-2 minutos, aislada
–
En racimo; diazepam rectal
Pérdida de orina
Nivel de fenobarbital: 28 mg/dl
am
pm
–
Aturdido entre una y otra, bien al día siguiente
30 minutos atáxico, después dormido
Dosis actual: 60 mg dos veces al día
Consejos clínicos
• El control de un paciente con convulsiones requiere la consideración del patrón
convulsivo, de los niveles séricos y de la aparición de efectos secundarios.
• Advierta a los propietarios de que, si olvidan una dosis, deben administrarla tan pronto
como se den cuenta y continuar luego según la pauta prescrita.
Efectos de los anticonvulsivos
Deseable:
• Reducir la frecuencia, el número, la duración y la actividad motora de una convulsión.
• Acortar el período postictal.
Definición del control:
Se dice que un tratamiento es bueno o ha permitido un buen control cuando se produce:
• Una reducción ≥50% en el número de convulsiones, en comparación con el estado anterior al
tratamiento.
• Una disminución de la frecuencia de convulsiones <1 al mes durante al menos 1 año.
• Estos dos factores se mantienen durante al menos dos tercios del tiempo desde el diagnóstico.
Los propietarios, en general, toleran una convulsión al mes y, durante un tiempo, es posible que
incluso convulsiones semanales. Sin embargo, es más difícil que acepten las convulsiones en racimo,
el estado epiléptico y los efectos adversos de los anticonvulsivos (tabla 21.2).
Fármaco Fenobarbital Diaz epam
Dosis (mg/kg)
Perro
2-5 (dos veces
–
al día)
2,5 (dos veces 0,2-2 (dos/tres
al día)
veces al día)
Metabolismo Hepático
Hepático
Excreción
Semivida (horas)
Perro
40-90
2-4
Gato
34-43
15-20
Rango terapéutico (μg/ml, mg/l)
Perro
15-35
0,5-0,7
Gato
10-30
0,5
Control %
Gato
Tabla 21.2 Tratamiento de las convulsiones: uso profiláctico de anticonvulsivos
Bromuro
Levetiracetam
Cloracepato Felbamato
Gabapentina Zonis amide Pregabalina
K+ 20-35
Na + 17-30
mg/kg/día
10-20 (tres veces al 0,5-1 (tres veces 15 (dos/tres veces 10 (tres veces 10 (dos veces 2-4 mg/kg
día)
al día)
al día)
al día)
al día)
(cada 8 h)
–
Renal
20 (tres veces al
día)
–
Renal
24 días
10 días
4
–
5-6
–
700-2.300
1-1,6 mg/ml
?
–
?
–
30 mg/kg/día
72 (BR); 80-90
64 (L + FB +BR)
(FB + BR)
transitorio
Gato
80
35
70 (L + FB)
BR, bromuro; FB, fenobarbital; G, gabapentina; L, levetiracetam; PG, pregabalina.
Perro
50-70
–
–
–
–
–
Hepático
Hepático
Renal
Hepático
Hepático
3-4
–
15
10-40
–
?
55%
58 (Z + otros)
–
(G + FB + BR) –
–
2,8-8,2
–
23-79%
(media: 50%)
(PG + FB + BR)
Consejo clínico
Propietarios y veterinarios ofrecen definiciones diferentes de lo que es para ellos el control
de las convulsiones. Aclare las expectativas para mejorar el cumplimiento del tratamiento.
Seguimiento
Cuándo monitorizar los niveles de anticonvulsivo
• El objetivo es mantener el fármaco dentro del rango terapéutico. Deben monitorizarse los niveles
séricos después de iniciar el tratamiento o al cambiar la dosis; los niveles séricos pueden variar
entre animales a los que se administra la misma dosis proporcional.
• En una situación estable (después de 5 semividas).
• Si el control de las convulsiones es escaso o empeora.
• Cuando se desarrollan signos tóxicos.
• Cuando existe una alteración de la función hepática o renal.
• Si se sospecha falta de cumplimiento, bien por el animal (escupe la medicación, la evita en la
comida, vómitos/regurgitaciones) bien a causa del dueño.
• Requisitos legales para proporcionar el fármaco al animal «bajo su responsabilidad».
Toma de muestras:
• Los valores más alto (4 h) y más bajo (12 h) no varían de manera significativa en el 91% de los
perros (fenobarbital) en situación estable.
• Después de 5 semividas (es decir, situación estable).
• Los tubos para separación del suero dan una falsa impresión de disminución de los niveles séricos
de fenobarbital/benzodiazepina.
• El clorazepato puede incrementar los niveles séricos de fenobarbital y, en consecuencia, los
efectos secundarios.
• Ausencia de variaciones de la ALT y de la ALP en gatos después de 25 días de tratamiento con
fenobarbital por boca.
• Compruebe los valores de ALT y AST antes y 5 días después de iniciar el tratamiento con
diazepam en gatos (necrosis hepática).
Cuándo añadir otro anticonvulsivo
• Es preferible la monoterapia.
• No desistir demasiado pronto del uso de un fármaco: valore su efecto durante varios ciclos de
convulsiones (p. ej., durante al menos tres períodos interictales típicos). Explique al propietario que
«esperar y ver» es parte ineludible del control de la convulsiones.
• Tras incrementar el primer fármaco hasta el límite de tolerancia.
• Una vez alcanzado el nivel sérico superior recomendado.
• En general, el fármaco adicional se añade al tratamiento en curso. Dependiendo del motivo
(primer fármaco ineficaz, efectos adversos o inaceptables), es posible que haya que reducir
lentamente la dosis del fármaco inicial.
Cuándo retirar los anticonvulsivos
• Si el animal fue erróneamente diagnosticado como afectado por convulsiones y la medicación no
está corrigiendo el problema.
• Índice de remisión: 15% (perros). Remisión espontánea y remisión con tratamiento (individuo
libre de convulsiones durante más de 3 años mientras recibe anticonvulsivos) en perros con
epilepsia idiopática.
• Remisión espontánea: ausencia de convulsiones > 3 años, sin anticonvulsivos.
• Si el animal no ha presentado convulsiones durante 6-12 meses.
• Cómo retirar la medicación: despacio (a lo largo de meses). Reducir un fármaco cada vez.
22. Alteración postictal de la conducta
Presentación inicial
Convulsiones múltiples, alteración de la conducta.
Introducción
Estado epiléptico. Se define como estado epiléptico la actividad convulsiva repetida, sin cese entre
accesos, o la actividad convulsiva que dura más de 5 minutos, o la presentación de dos o más
convulsiones con plena recuperación entre una y otra. En general no se sabe por qué afecta a unos
animales y no a otros. En un estudio realizado en perros, los bajos niveles séricos de fármaco fueron
responsables en apenas un 5,7% de los casos. Entre los efectos secundarios se incluyen lesión
neuronal, hipertermia, hipoxia, acidosis, hipotensión, insuficiencia renal, coagulación intravascular
diseminada e insuficiencia cardiopulmonar. Después del acceso convulsivo, el animal puede sufrir
una alteración de la personalidad que dura aproximadamente 1-2 semanas.
Reseña del animal
Jack russell terrier macho de 3 años, castrado.
Signos de presentación
Alteración de la conducta tras múltiples convulsiones.
Historia clínica
Un mes antes de ser derivado el perro, sus propietarios presenciaron una convulsión. El perro estaba
descansando cuando se agarrotó en su cesta y empezó a mover las extremidades, a salivar y a orinar,
sin responder a la voz ni al tacto. El período de recuperación duró media hora, durante la cual el
perro se mostró agitado y deambuló sin rumbo por la casa. Después todo pasó y el perro volvió a la
normalidad. En los 4 días anteriores a su presentación en consulta el perro sufrió múltiples
convulsiones. Orinaba en las puertas, deambulaba sin rumbo, presentaba espasmos musculares y no
mostraba interés por la presencia de sus amos, no asustándole tampoco los ruidos fuertes, como
había sido normal en él hasta entonces.
Exploración clínica
El perro prestaba atención al entorno, pero se mostraba menos receptivo de lo habitual en relación
con los dueños. Presentaba marcha normal mientras no cesaba de caminar por la sala. La respuesta a
la amenaza estaba presente de manera intermitente. El resto de la exploración resultó normal.
Localización neuroanatómica
La lesión debía localizarse en el cerebro, por las convulsiones y el déficit de amenaza. Esta última
respuesta puede no existir si el animal no tiene una capacidad de reacción normal o está mentalmente
deprimido, pues la respuesta a la amenaza no es un reflejo. En los casos de enfermedad cerebral la
marcha suele ser normal. La alteración de la conducta también sugiere afectación cerebral.
Diagnóstico diferencial
La edad de presentación sugiere:
• Epilepsia idiopática.
• Derivación portosistémica.
• Encefalitis.
• Hidrocefalia.
La intoxicación por plomo es más frecuente en los perros jóvenes. También cabía la posibilidad de
que se tratara de hemorragia secundaria a la ingestión de Angiostrongylus vasorum, presentes en
caracoles.
Valoración clínica
Los estudios hematológico y bioquímico, el análisis de orina, los tiempos de hemorragia y de
coagulación y la prueba de estimulación de ácidos biliares fueron normales. La muestra de LCR
tomada en el momento de la RM resultó también normal.
La RM del cerebro encontró en los lóbulos un aumento de la intensidad de señal en imagen
potenciada en T2, con ligero efecto masa (fig. 22.1).
Figura 22.1 RM transversal potenciada en T2. Edema bilateral en los lóbulos temporales.
Diagnóstico
Prolongada alteración postictal de la conducta tras supuesta epilepsia idiopática.
En humanos, después de convulsiones tónico-clónicas generalizadas o de estado epiléptico, se ha
encontrado hiperintensidad transitoria en imagen potenciada en T2 de la sustancia gris cortical, de la
sustancia blanca subcortical o del hipocampo, hallazgo que se corresponde con edema vasogénico o
citotóxico. Tal aspecto ha sido comunicado también en relación con los lóbulos temporal y piriforme
caninos, habiéndose observado mediante RM mejoría de la lesión, completa o parcial, en un plazo de
10-16 semanas.
Las lesiones hiperintensas en RM potenciada en T2 del cerebro, del cerebelo o del tronco del
encéfalo han sido relacionadas, desde el punto de vista histopatológico, con la desmielinización
observada en casos clínicos de moquillo en fase aguda. No obstante, también se ha observado
hiperintensidad en RM potenciada en T2 del lóbulo temporal en un estudio realizado en perros con
moquillo canino sin desmielinización. Sin embargo, estos perros presentaron convulsiones en los 4
días anteriores, de modo que cabe esperar que el cambio en la RM fuera una alteración postictal.
Pronóstico
Bueno. Se esperaba que la conducta del perro mejorara.
Tratamiento
En este caso el perro había recibido varias dosis i.v. de diazepam 0,5 mg/kg en las horas anteriores a
ser derivado al especialista. El perro no tuvo ninguna convulsión generalizada una vez derivado,
pero seguía mostrando agitación y presentaba espasmos faciales transitorios, que fueron
considerados como una actividad convulsiva parcial.
Se inició el tratamiento con fenobarbital con dosis de 3 mg/kg dos veces al día. Durante 1 semana se
observó cierto grado de sedación y ataxia, que más tarde disminuyeron. Una semana después del
último acceso, el perro respondió al amo con la actitud cariñosa habitual.
Tratamiento del estado epiléptico
• Lorazepam: es una benzodiazepina de acción prolongada, con elevada afinidad por el complejo
receptor GABA. Lorazepam (0,2 mg/kg i.v.) y diazepam (0,5 mg/kg i.v.) ofrecen el mismo intervalo
libre de convulsión después de su uso.
• Diazepam: aparición de actividad antiepiléptica 2-5 minutos después de la administración i.v. en el
perro. Infusión a velocidad constante de diazepam 2-5 mg/h en solución de dextrosa al 5% o
0,5 mg/kg/h en solución salina i.v. al 0,9%. La adsorción al equipo plástico para la infusión no
redujo la eficiencia a esta velocidad.
• Midazolam: 0,35 μg/kg/min i.v. (perro).
• Fenobarbital: acción anticonvulsiva a los 15-20 minutos. Dosis de 2-4 mg/kg i.v. pueden repetirse
a intervalos de 30 minutos hasta una dosis total acumulativa de 20 mg/kg.
• Pentobarbital: acción anestésica. Dosis de 3-15 mg/kg administrada hasta alcanzar el efecto. La
agitación durante la recuperación puede parecer actividad convulsiva.
• Levetiracetam: ensayo de toxicidad en el perro; una sola dosis i.v. de 210 mg/kg no produjo
efectos adversos. Perro: un único bolo i.v. de 60 mg/kg a lo largo de 2 minutos (N = 6) no produjo
efectos secundarios. El uso i.v. con diazepam i.v. potencia los efectos anticonvulsivos de ambos.
• Diazepam rectal: dosis de 0,5 mg/kg cuando se produce la convulsión inicial. Hasta tres veces.
• Propofol: incrementos de 1-8 mg/kg i.v. hasta el efecto y 0,1-0,6 mg/kg/min en infusión a
velocidad constante.
Efectos secundarios de los anticonvulsivos (P, perro; G, gato)
1. Sedación transitoria y ataxia durante 7-14 días: bromuro (P, G), fenobarbital (P, G) diazepam (G).
2. Hiperactividad: fenobarbital, niveles séricos bajos (P); bromuro (P), felbamato (P), niveles
séricos altos.
3. Rigidez de miembro pelviano y ataxia: bromuro (P).
4. Polifagia: fenobarbital (P), diazepam (G), bromuro (P).
5. Poliuria/polidipsia: fenobarbital (P, G), bromuro (P).
6. Vómitos: bromuro (dar con alimento) (P, G), zonisamida (P).
7. Anorexia: bromuro (P).
8. Diarrea: bromuro (P).
9. Inducción de enzimas hepáticas (ALT, ALP): fenobarbital (P). ALP más que ALT. Se normaliza 5
semanas después de interrumpir el tratamiento.
10. Reduce la tiroxina (T4) y la tiroxina libre (T4 libre) e incrementa la TSH sin signos de
hipotiroidismo: fenobarbital (P).
11. Hepatotoxicidad: primidona (P), diazepam (G).
12. ¿Pancreatitis?: bromuro con o sin fenobarbital (P).
13. Dermatitis: bromuro.
14. Tos: bromuro (G).
15. Anemia.
16. Discrasia sanguínea: fenobarbital (P, G).
17. Coagulopatía (G).
18. Resistente/tolerancia al fármaco: benzodiazepina (P), fenobarbital (P), levetiracetam (P).
Seguimiento
Dos semanas después de la primera convulsión, el perro respondía a los dueños y su aspecto era
normal. La exploración neurológica resultó normal. La falta de hábitos higiénicos aprendidos
persistió. El dueño confesó que, en este aspecto, nunca había sido estricto en relación con la
enseñanza del perro. El nivel sérico de fenobarbital se encontraba dentro del rango bajo-normal
(20 mg/dl. Normal 15-35). Si en el siguiente episodio se producían convulsiones en racimo, debía
aumentarse la dosis.
23. Ceguera
Presentación inicial
Golpes contra objetos, renuncia al movimiento, rechazo a subir escaleras, tropezones al
caminar sobre terreno irregular, dormir durante todo el día, incapacidad para localizar
objetos en movimiento o estacionarios, incapacidad para coger objetos, olisqueo continuo del
suelo, cabeza baja, desarrollo de comportamiento agresivo.
Introducción
Ceguera. La ausencia de visión es consecuencia de una patología en la vía aferente del sistema de
visión (fig. 23.1).
Figura 23.1 Vía de la percepción visual.
Puede parecer que empeora durante la noche (nictalopía) o durante el día (hemeralopía: ceguera con
buena visión nocturna). Los animales se adaptan significativamente bien a la pérdida de visión, en la
medida en la que el entorno circundante sea siempre el mismo. Una ausencia de adaptación en la que
el animal presenta un comportamiento dubitativo, golpeándose con los objetos, puede ser indicación
de lesión cerebral. La ceguera a largo plazo puede parecer repentina tras un cambio de entorno,
como al pasar un tiempo en una residencia o cuando el animal se halla en zonas desconocidas. La
obstrucción física de los ojos, por blefaroespasmo, por terceros párpados protruidos bilateralmente
secundarios a enoftalmos, es capaz de dar lugar a una pérdida de visión del animal por medios
mecánicos. La localización anatómica de la ceguera requiere una exploración de fondo, del RPL y de
la visión.
El RPL puede persistir en un ojo cuya ceguera se deba a desprendimiento de retina, degeneración
retiniana o neuritis óptica. En estos casos, la pupila está más dilatada de lo normal.
El agrandamiento del disco óptico se produce en el papiledema y, con mayor frecuencia, en la
neuritis óptica. El papiledema está constituido por una cabeza (disco) del nervio óptico edematosa, de
color rosado y agrandada, con márgenes no diferenciados, sobre la cual se «arrollan» los vasos
sanguíneos. Se ha referido como signo de aumento de la presión intracraneal. El papiledema no
produce déficits visuales.
La neuritis óptica da lugar a una ceguera bilateral aguda que puede ser retrobulbar y, en
consecuencia, invisible en la exploración del fondo de ojo, o bien puede afectar al disco óptico.
La atrofia del nervio óptico determina una contracción del disco óptico, que adquiere una tonalidad
gris clara.
Reseña del animal 1
Perra lurcher castrada de 6 años.
Signos de presentación
Inapetencia y episodios de mirada al vacío.
Historia clínica
El animal se había mantenido inapetente durante 2 semanas y comenzó a refugiarse bajo la mesa con
la mirada perdida. A los 5 días se registró ptosis en el ojo derecho. No se observaron lesiones orales.
Los análisis hematológicos, bioquímicos y de orina no permitieron determinar la causa de la
disminución del apetito.
Exploración clínica
La perra estaba deprimida, con ausencia de respuesta de amenaza en el ojo derecho y reflejo reducido
en el izquierdo. Los RPL estaban ausentes, con pupila izquierda midriática. Se apreciaba disminución
del movimiento del ojo derecho en todas direcciones. Exoftalmos derecho y ptosis derecha. La
sensibilidad de la cara era normal. Se apreciaba reflejo bilateral del retractor del bulbo.
Los reflejos de marcha, postura, salto, propiocepción y espinal eran normales. No se apreció dolor
espinal.
Diagnóstico neuroanatómico
La lesión se localizó en el los NC II, III, IV y VI, y en la inervación del nervio simpático al ojo
derecho (síndrome de Horner) y a los NC izquierdos II y III. Se consideró que la lesión se situaba en
el seno cavernoso o en sus proximidades, o en los conductos óptico y orbitario (v. pág. 42).
Diagnóstico diferencial
• Meningioma en el suelo del cráneo.
• Tumor hipofisario.
• Linfoma.
• Posible neosporosis.
Valoración clínica
La RM craneal puso de manifiesto un engrosamiento de la duramadre realzado por el contraste
(paquimeninges) en torno al cerebro y a través del suelo del cráneo (Figura 23.2 and Figura 23.3).
Figura 23.2 RM transversal ponderada en T1 + C: duramadre engrosada con interferencia de la función del nervio craneal.
Figura 23.3 RM dorsal ponderada en T1 + C: como en la figura 23.2.
En pequeños animales, el tinción con contraste de las meninges en la RM se ha asociado a
inflamación (infecciosa e idiopática) y a neoplasia. La afectación de la piamadre se aprecia en forma
de tinción las circunvoluciones en los surcos corticales. Ello es más habitual en meningitis
inflamatorias/infecciosas en humanos. En un pequeño estudio desarrollado en animales afectados no
se pudo demostrar esta relación. La tinción dural no penetra en los surcos. La fuerza del magneto, la
secuencia del pulso y la dosis de agente de contraste influyen en la intensidad del realce meníngeo en
la RM. La ausencia de tinción no descarta la inflamación. La tinción meníngea postoperatoria en
humanos se da tanto en el sitio quirúrgico como en localizaciones distantes de él. Esto puede
constituir un problema diagnóstico postoperatorio en un paciente que presente un estado deteriorado.
El LCR recogido en la cisterna magna de este animal presentaba un recuento celular y una citología
normales, aunque el recuento de proteínas totales se elevaba hasta 0,78 g/l.
Las radiografías de tórax destinadas a detectar posibles metástasis eran normales. La repetición de las
pruebas hematológicas y bioquímicas sólo registró un nivel reducido de urea (2,6 mmol/l; N 3,5-7),
debido a la inapetencia.
Diagnóstico
No pudo establecerse un diagnóstico definitivo, ya que no se realizó biopsia y el animal fue
sacrificado.
La paquimeningitis de la duramadre espinal y del tronco del encéfalo es una alteración poco
frecuente, descrita en perros de raza pointer que se presenta con dolor de cuello y déficits en los
nervios craneales (NC V, VII y VIII), así como con síndrome de Horner y convulsiones. Se observó
LCR neutrofílico con elevación del nivel de proteínas totales.
La osificación de la duramadre con formación de líneas radiopacas es un hallazgo ocasional en
perros de edad avanzada.
En humanos, las meninges craneales engrosadas producen atrapamiento de los nervios craneales y
bloqueo de venas, arterias y LCR, con los consiguientes déficits neurológicos y la elevación de la
PIC. En el proceso se ven implicados infecciones, neoplasias malignas y trastornos autoinmunes. Una
parte de los pacientes permanece sin diagnosticar aun sometiéndose a biopsia meníngea.
Reseña del animal 2
Gata doméstica de pelo corto castrada, de 10 años.
Signos de presentación
Ceguera, marcha sin rumbo y embotamiento mental.
Historia clínica
Se habían constatado 3 semanas de marcha sin rumbo y un período de 1 semana de ataxia de las
extremidades posteriores y depresión mental. La gata caminaba alrededor de su cuenco de comida y
de otros objetos, marchando sin rumbo por la casa durante horas y se echaba en las esquinas. Los
ojos del animal tenían un aspecto «vidrioso», respondía a su nombre y parecía saber cuándo era la
hora de comer. Había experimentado estornudos y presentaba secreción en el ojo izquierdo.
Exploración clínica
En la exploración inicial se observó un animal obnubilado, que caminaba sin rumbo por la sala de
exploración y se mantenía en las esquinas durante períodos prolongados. La postura y la marcha eran
sustancialmente normales. La reacción de posicionamiento del lado izquierdo estaba levemente
reducida. La respuesta de amenaza estaba ausente en ambos ojos. El tamaño de la pupila era medio o
grande, siendo el de la izquierda algo mayor que el de la derecha. La luz aplicada en el ojo izquierdo
no inducía contracción pupilar. La luz aplicada en el ojo derecho producía una leve contracción de
ambas pupilas. El examen del fondo de ojo fue normal. En reposo se registraba una fase rápida hacia
la derecha del nistagmo horizontal espontáneo. El nistagmo vertical se producía cuando el cuello se
sometía a dorsiflexión.
Diagnóstico neuroanatómico
La lesión estaba localizada en el nervio óptico izquierdo, el nervio óptico derecho y/o los nervios
oculomotores izquierdo y derecho. El aparato vestibular central también se veía afectado,
probablemente por su parte izquierda, dada la falta de signos vestibulares paradójicos. El estado de
embotamiento mental indicaba afectación del tronco del encéfalo o del cerebro en general. La marcha
sin rumbo y las paradas repentinas sin razón aparente se relacionaban con posible patología cerebral.
La lesión podría ser multifocal, o bien podría haberse desarrollado por expansión desde un foco
próximo al quiasma óptico, que afectara a la visión y al control pupilar, causando elevación de la PIC
y compresión del tronco del encéfalo.
Valoración clínica
En la RM se observó engrosamiento de las meninges en los dos tercios rostrales del cerebro,
afectando también al quiasma óptico. La mucosa del seno central también estaba engrosada, mientras
que no se observó comunicación alguna entre el cerebro y el seno (fig. 23.4). El LCR era normal. Las
titulaciones de toxoplasma fueron negativas, al igual que las de PIF.
Figura 23.4 RM ponderada en T1 + C: engrosamiento de la duramadre.
Diagnóstico diferencial
Meningoencefalitis, posiblemente por diseminación bacteriana o fúngica desde el seno. Meningioma.
Enfermedad sistémica fúngica
Las infecciones fúngicas contraídas por infección o por inhalación y diseminadas a diversos órganos
se conocen como micosis sistémicas. Signos frecuentes de ellas son pérdida de peso, linfadenopatía,
fiebre y alteraciones respiratorias. Existe una distribución geográfica definida de los patógenos que
la producen, por lo que es importante conocer los posibles viajes del animal. Las proteínas en LCR
están elevadas y es frecuente la presencia de pleocitosis mixta (porcentaje ± elevado de eosinófilos).
En el LCR de los pacientes afectados es habitual la presencia de criptococos (tabla 23.1).
Organis mo
Blastomicosis (B. dermatitidis)
Histoplasmosis (H. capsulatum)
Coccidioides spp. (C. immitis,
C. posadasii)
Tabla 23.1 Enfermedad fúngica sistémica con afectación del SNC
Signos neurológicos
Otros s ignos
Infrecuentes en perros
Gatos: difusos o multifocales en Pulmón, ganglios linfáticos, piel, ojos, hueso
el SNC
Infrecuentes
Pulmón, ganglios linfáticos, TGI, hígado, bazo, ojos,
Paresia, ataxia, NC
médula ósea (piel)
Infrecuentes
Pulmón, hueso, piel, vísceras abdominales, ojos, corazón,
SNC, meninges
próstata
Diagnós tico
Citología
Anticuerpos en LCR/suero
Citología
Anticuerpos en LCR/suero (riesgo
biológico grave)
Criptococosis
• Agente: Cryptococcus neoformans.
• Exposición: inhalación. Excrementos de aves y corteza y hojas de eucalipto.
• Especies: frecuente en gatos. Perros. No se requiere inmunosupresión.
• Órganos: respiratorios (nasales, nasofaringe, pulmonares), cutáneos (nódulos, ulcerativos,
deformidad facial), oculares (uveítis, neuritis óptica), neurológicos (meningoencefalitis difusa o
multifocal).
• Neurológicos:
• Acceso: es frecuente la extensión desde la nariz. Hematógenos en piel, ojos y SNC.
• Presentación: en el 20% de los gatos y el 50-80% de los perros afectados los signos
neurológicos pueden ser el primer indicio de enfermedad, como consecuencia de la afectación de
cerebro, médula, meninges o combinación de los mismos.
• Diagnóstico: el 60-90% de los animales afectados presentan organismos en el LCR. Cultivo
fúngico. Aglutinación de látex para detectar antígenos capsulares en suero o LCR. Los anticuerpos
se pueden hallar en animales sanos o enfermos. Citología de LCR, exudados, aspirados, lavado
broncoalveolar (LBA).
• Tratamiento: prolongado (meses); fluconazol, itraconazol, 5-flucitosina, ketoconazol,
anfotericina B.
• Pronóstico: reservado hasta remisión de la infección del SNC.
Micosis nasal
Aspergilosis
• Agente: Aspergillus fumigatus.
• Exposición: ubicua. No típicamente infecciosa. Presente en la flora nasal normal.
• Especies: perros (patógeno oportunista). Poco frecuente en gatos.
• Órganos: respiratorios (enfermedad nasal crónica, seno, dolor facial).
• Acceso neurológico:
• Extensión a través de la lámina cribiforme.
• Presentación: meningoencefalitis. Convulsiones. (La aspergilosis sistémica es poco habitual,
mortal y afecta a múltiples órganos. Sin antecedentes de afectación nasal. Está implicado un
agente distinto.)
• Diagnóstico: difícil. Biopsia. Serología poco fiable.
• Tratamiento: clotrimazol tópico.
• Pronóstico: malo/grave para la afectación del SNC.
Diagnóstico
Meningoencefalitis, meningioma.
Tratamiento
El estado de la gata empeoró, por lo que fue sacrificada.
En la histopatología cerebral se observó un tumor altamente indiferenciado en las meninges con
extensión al neuropilo. El diagnóstico definitivo fue de meningioma mal diferenciado.
24. Control del diámetro de la pupila
La función pupilar anómala en un animal puede hacer que los propietarios refieran la presencia de
ojos grandes «negros», mirada fija u ojos hundidos, «desaparecidos» por detrás de los terceros
párpados prolapsados, y la ptosis propia del síndrome de Horner. En ocasiones se describe una
«expresión extraña» en el animal. La dilatación de los vasos de la conjuntiva por parálisis simpática
suele describirse como enrojecimiento de los ojos. También se refieren casos de anisocoria.
Las pupilas suelen ser simétricas en tamaño y forma. Cuando un animal está tranquilo en la sala de
exploración suele presentar unas pupilas de unos 5 mm. El impulso simpático dilata activamente las
pupilas. Su constricción es mediada por la rama parasimpática del NC III a través de los nervios
ciliares (fig. 24.1). Con la edad aumentan los cambios estructurales en el iris y patologías oculares
tales como uveítis, glaucoma, luxación del cristalino y sinequia. La discoria se define como
deformidad de la pupila. El iris felino es inervado por los nervios ciliares cortos laterales y mediales.
Si el nervio ciliar corto lateral se ve afectado, la pupila no puede contraerse lateralmente, lo que da a
la pupila una forma de D invertida, en el ojo derecho, y de D, en el ojo izquierdo.
Figura 24.1 Vía de constricción de la pupila.
El tamaño desigual de la pupila se denomina anisocoria. En este cuadro, la dificultad radica en
determinar qué lado es el anómalo. Los iris azules presentan una pupila de mayor tamaño que los
castaños, lo que puede determinar la presencia de anisocoria en iris con heterocromía. El animal debe
ser examinado con el oftalmoscopio con luz ambiente, en condiciones de oscuridad y bajo una fuente
de luz intensa.
Luz ambiente
• Las lesiones aferentes (NC II) producen leves diferencias (2-3 mm) entre las pupilas.
• Las lesiones eferentes (NC III) dan lugar a diferencias mayores (7-8 mm).
Oscuridad
• Lesiones aferentes: ambas pupilas se dilatan por completo por falta de estimulación luminosa y
por la presencia de tono simpático normal.
• Lesiones eferentes:
• Parasimpáticas (NC III): pupilas iguales y dilatadas al máximo.
• Simpáticas: la pupila afectada es más pequeña y no se dilata por completo.
Reflejo pupilar a la luz
• El reflejo pupilar a la luz indirecto se produce por la iluminación del ojo contralateral. El RPL
indirecto es más lento que el RPL directo, debido a que la mayoría de las fibras aferentes se cruzan
(dos veces) para inervar el ojo sometido a estimulación directa.
• La prueba con luz intermitente detecta las lesiones aferentes.
El hippus es un movimiento rítmico y repetitivo de contracción y dilatación de la pupila, que se
produce con independencia de la iluminación, la convergencia o los estímulos psíquicos. Su
aparición no implica necesariamente existencia de enfermedad y, hasta la fecha, no se ha determinado
que tenga valor de localización o pronóstico. Se han referido casos de hippus en la sobredosis de
levotiroxina y en la mucopolisacaridosis de tipo II en perros.
Consejo clínico
La valoración del RPL y la respuesta de amenaza permiten localizar la lesión en las vías
aferentes compartidas de visión y control pupilar o en las áreas anatómicas diferenciadas para
cada función.
Miosis
La miosis es la reducción anómala del tamaño de la pupila.
La miosis unilateral debe distinguirse de la midriasis contralateral. Puede ser consecuencia de un
síndrome de Horner o de trastornos oculares unilaterales causantes de dolor como, por ejemplo, la
queratitis.
La miosis bilateral se registra en perros tras el uso de opiáceos. La uveítis anterior, las encefalopatías
metabólicas y las lesiones cerebrales estructurales también dan lugar a miosis y pueden ir
acompañadas de otros signos diagnósticos.
Midriasis
Una pupila ampliamente dilatada se describe como midriática. La midriasis puede ser unilateral o
bilateral (fig. 24.2).
Figura 24.2 Midriasis bilateral.
Es característico que sea consecuencia de parálisis oculoparasimpática de origen farmacológico
(atropina) o estructural. El núcleo parasimpático (ps) del NC III se sitúa en proximidad del NC II,
inervando los músculos extraoculares. Así pues, las lesiones del mesencéfalo producen oftalmoplejía
interna (deterioro del músculo esfinteriano del iris), así como oftalmoplejía externa (deterioro de los
músculos extraoculares), además de déficits de la marcha y la alerta mental. Las fibras ps
preganglionares presentan una disposición superficial en NC III y son vulnerables a la compresión
cuando el NC III pasa a través de la fisura orbitaria. La midriasis unilateral es uno de los primeros
signos de hernia cerebral inminente, debida a la compresión de estas fibras parasimpáticas
localizadas periféricamente.
La parálisis farmacológica puede ser bilateral o unilateral, dependiendo del método de
administración del fármaco, mientras que las lesiones en NC III suelen ser unilaterales. Los fármacos
simpaticomiméticos, como la adrenalina, producen midriasis, al igual que los opioides en gatos
(compárese con la miosis en perros).
Pruebas farmacológicas de lesiones parasimpáticas
Los dos ojos son sometidos a prueba con la misma cantidad de gotas oculares. El ojo normal se usa
como control.
La pilocarpina HCl al 2% no tiene valor de localización, pero indica que la lesión es neurológica. Si
la pupila midriática no se contrae y el ojo control sí lo hace, la enfermedad del iris o el bloqueo
farmacológico (atropina) son responsables de la midriasis (v. tabla 24.1).
Fármaco
Pilocarpina HCl al 0,1% (acción
directa)
Pilocarpina HCl al 2% (acción
directa)
Fisostigmina al 0,5% (acción
indirecta)
Les ión preganglionar
Tabla 24.1 Localización del origen de la midriasis
Les ión pos ganglionar
Pupila normal
(control)
Sin contracción
Contracción
Sin contracción
Contracción (>20 minutos)
Contracción rápida (más temprana, mayor y más prolongada que Contracción (en
la de control)
20 minutos)
Contracción (40-60 minutos antes que en el
ojo normal)
Sin contracción
Contracción
25. Alteración de la función pupilar
Introducción
Los dos casos siguientes ilustran la alteración de la función pupilar localizada en diferentes regiones
del sistema nervioso.
Reseña del animal 1
Staffordshire bull terrier macho de 8,5 años.
Signos de presentación
Golpeo con los objetos.
Historia clínica
De manera repentina, el perro experimentó embotamiento mental y ataxia 5 días antes de ser referido
a consulta. El animal tropezaba con los objetos, gruñía al propietario, dormía mucho más de lo
habitual y orinaba dentro de casa. Tenía menos hambre y menos sed. El perro se caía hacia la
izquierda al bajarse del sofá.
Exploración clínica
El perro presentaba obnubilación y posición de la cabeza baja. El reflejo de amenaza izquierdo estaba
ausente y las pupilas estaban midriáticas bilateralmente y carecían de RPL. El examen del fondo era
normal. El perro caminaba con lentitud y, en una ocasión, se observó que se inclinaba a la izquierda.
El movimiento de las cuatro extremidades era lento. La propiocepción era normal.
Localización neuroanatómica
La lesión localizada en el mesencéfalo explicaba la dilatación de las pupilas con ausencia de RPL. La
ausencia de reflejo de amenaza podría deberse a depresión del estado mental; sin embargo, la
alteración debería ser bilateral. Una lesión cerebelosa izquierda puede explicar el déficit de reflejo de
amenaza izquierdo y la tendencia a caer hacia la izquierda. Una lesión cerebral derecha podría
también ser responsable de la ausencia de reflejo de amenaza, en cuyo caso la lesión se localizaría en
la región del quiasma óptico, comprimiendo el tálamo.
Diagnóstico diferencial
• Lesión focal en el tronco del encéfalo con efectos secundarios sobre el cerebelo o el cerebro.
• Neoplasia.
• Hemorragia.
• Inflamación.
Valoración clínica
En la RM se apreció una lesión realzada con contraste que era isointensa en T1 y de intensidad
variable en imagen ponderada en T2. Se observaba dilatación secundaria de los ventrículos tercero y
lateral (fig. 25.1). En el tercer ventrículo, el papiloma del plexo coroideo (PPC) y el ependimoma son
de localización intraventricular y presentan realce uniforme. Los meningiomas pueden ser
intraaxiales.
Figura 25.1 Imagen sagital ponderada en T2 que muestra una lesión que comprime el mesencéfalo y el acueducto, induciendo dilatación del tercer ventrículo.
Diagnóstico
Compresión del mesencéfalo causante de midriasis.
Reseña del animal 2
Macho cruzado de raza collie castrado de 3,5 años.
Signos de presentación
Letargo, vómitos y protrusión del tercer párpado.
Historia clínica
El perro se había mantenido letárgico durante 1 semana, se quedaba rezagado al hacer ejercicio y no
mostraba interés por andar. Vomitó dos veces. Dos días antes de la consulta se produjo protrusión
bilateral de los terceros párpados y, al día siguiente, el animal comenzó a entrecerrar los ojos y a
emitir secreción nasal. El animal parecía orinar con más frecuencia de lo habitual, aunque sin
polidipsia.
Exploración clínica
El perro presentaba depresión del estado mental, sequedad de la membrana mucosa oral y secreción
nasal seca bilateral. Las respuestas de amenaza eran normales y el RPL estaba ausente bilateralmente.
Las pupilas eran de tamaño medio, con el lado derecho ligeramente más pequeño que el izquierdo.
Los terceros párpados estaban prolapsados. Se registraban enoftalmos derecho y ptosis derecha.
La marcha, la postura, la propiocepción y los reflejos de salto y espinal eran todos ellos normales.
La prueba de lagrimeo de Schirmer (PLS) fue de 0 mm bilateralmente.
Una prueba de fenilefrina al 10% en el ojo derecho produjo un tamaño de hendidura palpebral
normal y la aparición del tercer párpado en 5 minutos.
Localización neuroanatómica
Sequedad de boca (xerostomía)
La falta de saliva impide la formación del bolo alimenticio, aunque la xerostomía no se ha referido
como causa de disfagia en pequeños animales. Una lesión facial unilateral suele dar lugar a sequedad
del ojo, si bien es imposible reconocer clínicamente la disminución de la producción de saliva
inducida por esa misma lesión.
Causas
1. Jadeo.
2. Deshidratación.
3. Disminución de la secreción de las glándulas salivales:
• Insuficiencia parasimpática: fármacos, disautonomía, lesiones de los NC VII y IX.
4. Uremia.
Nariz seca (xeromicteria)
La nariz seca se presenta en forma de sequedad del plano nasal (unilateral o bilateral), con costras
epiteliales y leve secreción mucopurulenta.
Las glándulas serosas del plano nasal presentan inervación parasimpática por parte del nervio facial.
El estímulo aferente para la secreción nasal es transmitido por el nervio trigémino. La sequedad
patológica de la nariz, o xeromicteria, se produce por:
1. Insuficiencia de la inervación parasimpática:
• Por fármacos parasimpaticolíticos, como la atropina.
• Por disautonomía.
2. Parálisis del nervio facial.
3. Daño epitelial; por ejemplo, el virus del moquillo canino puede inducir hiperqueratosis del plano
nasal y las almohadillas plantares.
4. Lesión del nervio trigémino.
Producción de lágrimas reducida: ojos secos
Los tres componentes de la película lagrimal precorneal son: 1) una capa lipídica superficial, que
previene la evaporación de 2) la capa acuosa intermedia unida a la córnea por 3) la capa mucoide
interna.
La capa acuosa está compuesta predominantemente por agua secretada por la glándula lagrimal. Las
ramas parasimpáticas del NC VII inervan dicha glándula. Dos tercios de la producción lagrimal
acuosa son producidos como respuesta a estímulos sensoriales (secreción refleja) y el arco sensorial
es soportado por la rama oftálmica del NC V. La producción lagrimal basal es regida por el NC VII.
La sequedad ocular, o xeroftalmía, es consecuencia del deterioro de la secreción de las glándulas
lagrimales y suele presentarse con un aspecto sin brillo y seco de la córnea, con secreción
mucopurulenta adherente a la misma, úlceras corneales, pigmentación y neovascularización y «ojos
enrojecidos» (conjuntivitis).
Causas
1. Secreción insuficiente de la glándula lagrimal:
• Falta de inervación aferente: nervio trigémino (queratitis neurotrófica).
• Falta de inervación eferente: nervio facial.
• Destrucción de la glándula: por fármacos, autoinmune o idiopática.
2. Aumento de la evaporación por incapacidad de los párpados para cerrarse (por el NC VII o por
debilidad muscular generalizada).
3. No neurológicas: inflamación idiopática o inmunomediada; fármacos o anestesia general.
Diagnóstico
La PLS mide la película lagrimal acuosa.
• Ojo seco + boca seca (xerostomía): la destrucción inmunomediada de ambas glándulas es
infrecuente. Puede manifestarse en forma de disfagia.
• Ojo seco + nariz seca (xeromicteria): pueden ser neurogénicos (NC V o VII). Puede considerarse
la disautonomía.
• Ojos secos + nariz seca + boca seca: considérese la disautonomía.
En perros, la lesión se ha localizado en el sistema nervioso autónomo.
Diagnóstico diferencial
Disautonomía canina
La disfunción generalizada de los sistemas nerviosos simpático y parasimpático que esporádicamente
se registra en perros y gatos se denomina disautonomía (tabla 25.1). Tradicionalmente, la
disautonomía felina se designa como síndrome de Key-Gaskell. Los animales de menos de 3 años de
ambos sexos suelen verse afectados por signos agudos en un plazo de entre 2 días y 2 semanas, con
predominio de los signos parasimpáticos. Las pupilas midriáticas sin respuesta a la luz son un
hallazgo habitual. También se registran alteraciones degenerativas en los núcleos de los nervios
craneales, los ganglios de la raíz dorsal y las células de las astas ventrales responsables de la
afectación del músculo esquelético.
Órgano
Ojo
Glándulas
TGI
Corazón
Urinarios
Otros
Tabla 25.1 Signos clínicos de disautonomía
Signo clínico
Pupilas dilatadas sin respuesta
Fotofobia
Blefaroespasmo
Protrusión del tercer párpado
Boca, nariz y ojos secos
Vaciamiento gástrico lento
Íleo generalizado
Estreñimiento (gatos)
Diarrea (perros)
Megaesófago
Vómitos, náuseas, regurgitación, disfagia
Anorexia, pérdida de peso
Bradicardia sin respuesta al ejercicio o al esfuerzo
Incontinencia urinaria y fecal
Vejiga distendida
Disuria
Depresión, letargia
Esfínter anal dilatado
Déficit en la extremidad posterior (EP)
El diagnóstico se basa en los signos clínicos, aunque también pueden contribuir a su consecución las
pruebas farmacológicas de la pupila.
El tratamiento es de soporte. El pronóstico es reservado, aunque no siempre resulta negativo.
Pruebas de función autónoma
Reacción pupilar
Prueba de pilocarpina al 0,1%
1. Pilocarpina al 1% diluida 1:10 con solución irrigante.
2. Aplicar 1 gota en un ojo.
3. Vigilar cada 15 minutos el posible desarrollo de miosis.
4. Resultados:
• Sin cambios después de 60 minutos: normal.
• Miosis después de 60 minutos: denervación parasimpática; en un estudio respondieron el 87%
de los perros afectados.
5. Si no se registra respuesta después de 90 minutos, se debe administrar pilocarpina al 1-2%.
Cuando los receptores colinérgicos del iris son bloqueados por atropina no hay respuesta.
Otro método utiliza 1-2 gotas de pilocarpina al 0,05% aplicadas en un ojo. Se cree que algunos
perros con disautonomía presentan contracción rápida, en tanto que algunos animales normales
responden en un plazo de 45-60 minutos.
Producción de lágrimas
La prueba de lagrimeo de Schirmer mide la producción lagrimal. Ojo seco <5 mm/60 segundos.
Valor normal: 15-20 mm/60 segundos (v. pág. 30).
Variabilidad de frecuencia cardíaca
Prueba de respuesta a la atropina
1. Medición de la frecuencia cardíaca.
2. 0,02 mg/kg de atropina i.v.
3. La frecuencia cardíaca se mide cada 5-10 minutos durante 60 minutos.
4. Se mide el cambio máximo de frecuencia cardíaca. Es previsible que los perros sanos presenten
un aumento de la frecuencia cardíaca de más de 40 lpm o un valor de frecuencia al final de la
prueba de más de 140 lpm.
En la disautonomía no se registran cambios significativos de frecuencia cardíaca a lo largo de un
período de 60 minutos.
Variabilidad de la presión arterial
Prueba de hipertensión ortostática
1. Coloque al perro en decúbito lateral sobre una superficie firme pero móvil.
2. Mida simultáneamente la presión arterial indirecta en la extremidad anterior y en la posterior.
3. Eleve al animal 30°, con las extremidades anteriores más altas que las posteriores.
4. En ocasiones, los resultados no son concluyentes. Lo habitual es que un animal normal muestre
escasos cambios de la presión arterial al ser inclinado y que el que presente disautonomía registre
una caída de la presión arterial en las extremidades anteriores y una elevación en las posteriores.
Respuesta cutánea simpática
Prueba de histamina intradérmica
1. Pince un área de piel en el tórax lateral.
2. Inyecte 0,05 ml de histamina (1:10.000) intradérmicamente junto con una cantidad igual de
solución salina al 0,9% como control.
3. Vigile durante 30 minutos el posible desarrollo de:
• Habones: edema local por aumento de la permeabilidad capilar causado por acción directa de la
histamina sobre los vasos sanguíneos.
• Eritema: enrojecimiento que se extiende desde el lugar de la lesión como consecuencia de una
dilatación arteriolar producida por reflejo neuronal simpático.
4. Perro normal: habón y eritema visibles.
Disautonomía: ausencia de respuesta eritematosa en el 97% de los perros. Los habones se desarrollan
en el 50% de los animales.
Función vesical
Provocación con betanecol
1. 0,0375 mg/kg de cloruro de betanecol inyectados por vía s.c.
2. Evaluación subjetiva de la capacidad del perro para evacuar la vejiga 30 minutos después de la
inyección.
3. La atonía del detrusor secundaria a distensión prolongada puede dificultar la contracción de la
vejiga.
Diagnóstico
La disautonomía canina fue diagnosticada basándose en la ausencia de contracción pupilar, la
disminución de las secreciones orales, nasales y lagrimales y el vómito. En las radiografías de tórax
no se observó megaesófago.
Seguimiento
El perro mejoró tras 2 meses de tratamiento de soporte. En ocasiones, el tercer párpado aparecía
protruido. La PLS se mantuvo anómala en el lado derecho (6 mm) pero mejoró en el izquierdo
(16 mm).
26. Secreciones
Aumento de la producción de lágrimas: epífora
Signos de presentación
Exceso de lágrimas, tinción lagrimal del canto medial.
Causas
La lagrimación refleja se produce como reacción al dolor ocular evidente en la exploración. En
ocasiones, los propietarios refieren epífora desarrollada pocos días antes de que se registre una
parálisis facial ipsilateral. La estimulación parasimpática causada por toxicidad por organofosfatos
determina un cuadro de SLMD (salivación, lagrimeo, micción, defecación).
La obstrucción del conducto lagrimal es causa frecuente de tinción lagrimal.
Las lágrimas paradójicas («de cocodrilo») se producen en humanos durante la comida o
inmediatamente después de comer; es un fenómeno poco frecuente secundario a la reinervación
aberrante del NC VII, cuando las fibras que inervan las glándulas salivales son redirigidas hacia la
glándula lagrimal. Ello puede probarse con aplicación de tropicamida al 1% en la lengua como
sialogogo. En el ojo contralateral se observa un exceso de lagrimación en aproximadamente 1
minuto.
Nariz húmeda
Signos de presentación
La secreción nasal acuosa (serosa) transparente en uno o ambos orificios nasales puede ser normal.
Se trata de un indicador poco fiable del bienestar del animal, por lo que conviene dar prioridad al uso
del termómetro. Las causas sistémicas suelen ser bilaterales.
Causas
• Signos precoces de irritación nasal por hongos, parásitos, cuerpos extraños o neoplasia.
• Víricas o alérgicas.
• Rinorrea: extravasación de LCR por la nariz causada por fístula congénita o traumatismo craneal.
• Sobrehidratación.
Salivación
Las glándulas parótida, mandibular, sublingual y cigomática segregan saliva a la cavidad oral, bajo la
influencia del sistema nervioso parasimpático. Las glándulas parótida y cigomática son inervadas por
el NC IX, mientras que el nervio facial (NC VII) inerva las glándulas mandibular y sublingual. En
ambos casos, las fibras posganglionares se desplazan en asociación con la rama mandibular del
nervio trigémino (NC V).
La salivación es un reflejo estimulado por el gusto (NC VII y IX), por la sensación táctil en la boca
(NC V) y por el extremo gástrico del esófago (NC X).
Los centros superiores inician la salivación, hecho que se demuestra cuando se ofrece una
recompensa en forma de alimento o cuando se registra una respuesta de ansiedad.
Salivación excesiva
Signos de presentación
Babeo, hilos de saliva colgando de la boca, deglución frecuente.
El exceso de salivación se debe con más frecuencia a incapacidad para deglutir (seudoptialismo) que
a producción excesiva (ptialismo, hipersalivación, sialismo, sialorrea, sialosis). El babeo es uno de
los primeros signos de parálisis facial observados por el propietario. La apreciación de humedad
bajo el mentón es a menudo el primer indicio de actividad convulsiva.
Los trastornos que producen irritación orofaríngea son más frecuentes que las lesiones neurológicas
como potenciales causas de salivación excesiva.
Producción excesiva
• Náuseas.
• Medicamentos: estimulada por el sentido del gusto; opioides (perros); organofosfatos.
• Encefalopatía hepática (gatos).
• Ronroneo.
• Hipertermia.
• Convulsiones.
• Ansiedad.
• Anticipación de alimento.
Sobreflujo de saliva
• Incapacidad para cerrar los maxilares (NC V) o mover los labios (NC VII).
• Incapacidad para deglutir (disfagia).
• Convulsiones.
Boca seca (xerostomía)
No se ha mencionado como problema primario. La falta de saliva impide la formación del bolo
alimenticio, aunque no se ha comunicado que la xerostomía pueda ser causa de disfagia en pequeños
animales. Una lesión facial unilateral suele dar lugar a sequedad del ojo, o bien es imposible
reconocer clínicamente la disminución de la producción de saliva inducida por esa misma lesión.
Causas
1. Jadeo.
2. Deshidratación.
3. Disminución de la secreción de las glándulas salivales:
• Insuficiencia parasimpática: fármacos, disautonomía, lesiones de los NC VII y IX.
4. Uremia.
Nariz seca (xeromicteria)
La nariz seca se presenta en forma de sequedad del plano nasal (unilateral o bilateral), con costras
epiteliales y leve secreción mucopurulenta.
Las glándulas serosas del plano nasal presentan inervación parasimpática por parte del nervio facial.
El estímulo aferente para la secreción nasal es transmitido por el nervio trigémino. La sequedad
patológica de la nariz, o xeromicteria, se produce por:
1. Insuficiencia de la inervación parasimpática:
• Por fármacos parasimpaticolíticos, como la atropina.
• Por disautonomía.
2. Parálisis del nervio facial.
3. Daño epitelial; por ejemplo, el virus del moquillo canino puede inducir hiperqueratosis del plano
nasal y las almohadillas plantares.
4. Lesión del nervio trigémino.
Producción de lágrimas reducida: ojos secos
Los tres componentes de la película lagrimal precorneal son: 1) una capa lipídica superficial, que
previene la evaporación de 2) la capa acuosa intermedia unida a la córnea por 3) la capa mucoide
interna.
La capa acuosa está compuesta predominantemente por agua secretada por la glándula lagrimal. Las
ramas parasimpáticas del NC VII inervan dicha glándula. Dos tercios de la producción lagrimal
acuosa son producidos como respuesta a estímulos sensoriales (secreción refleja) y el arco sensorial
es soportado por la rama oftálmica del NC V. La producción lagrimal basal es regida por el NC VII.
La sequedad ocular, o xeroftalmía, es consecuencia del deterioro de la secreción de las glándulas
lagrimales y suele presentarse con un aspecto sin brillo y seco de la córnea, con secreción
mucopurulenta adherente a la misma, úlceras corneales, pigmentación y neovascularización y «ojos
enrojecidos» (conjuntivitis).
Causas
1. Secreción insuficiente de la glándula lagrimal:
• Falta de inervación aferente: nervio trigémino (queratitis neurotrófica).
• Falta de inervación eferente: nervio facial.
• Destrucción de la glándula: por fármacos, autoinmune o idiopática.
2. Aumento de la evaporación por incapacidad de los párpados para cerrarse (por el NC VII o por
debilidad muscular generalizada).
3. No neurológicas: inflamación idiopática o inmunomediada; fármacos o anestesia general.
Diagnóstico
La prueba de lagrimeo de Schirmer (PLS) mide la película lagrimal acuosa.
• Ojo seco + boca seca (xerostomía): la destrucción inmunomediada de ambas glándulas es
infrecuente. Puede manifestarse en forma de disfagia.
• Ojo seco + nariz seca (xeromicteria): pueden ser neurogénicos (NC V o VII). Puede considerarse
la disautonomía.
• Ojos seco + nariz seca + boca seca: considérese la disautonomía.
27. Alteración de la posición y el movimiento de los párpados
Introducción
La hendidura palpebral es la abertura que queda entre los párpados. En perros y gatos se forma a los
7-10 días del nacimiento. Al movimiento de apertura y cierre de la hendidura palpebral se le
denomina parpadeo. El blefaroespasmo es un cierre forzado involuntario, continuo o intermitente, de
la hendidura palpebral. En la jerga médica, el bizqueo hace referencia al estrabismo, no al
estrechamiento de la hendidura palpebral o blefaroespasmo.
Signos de presentación
• Ptosis: ojos entrecerrados, párpado(s) colgante(s). El ojo contralateral puede parecer exoftálmico
por comparación.
• Parpadeo ausente: mirada fija, ojos abiertos durante el sueño, secundario a patología corneal.
• Blefaroespasmo: mantiene el(los) ojo(s) abierto(s), «evita la luz», fotofobia, parpadeo excesivo.
• Protrusión del tercer párpado: el ojo «desaparece».
• Hendidura palpebral más estrecha o más ancha: el ojo parece más pequeño, retraído, hundido o
más grande; prominente o agrandado.
Inervación de la hendidura palpebral
El tamaño de la hendidura palpebral es controlado prioritariamente por el NC III y las neuronas
simpáticas que elevan el párpado superior (fig. 27.1). El fracaso de uno o de ambos induce un
párpado superior colgante al que se denomina ptosis (tabla 27.1).
Figura 27.1 Musculatura de los párpados.
Mús culo
Tabla 27.1 Abertura de la hendidura palpebral
Inervación
Acción
Eleva y retrae el párpado superior (principal elevador
del párpado)
Párpado superior:
Eleva la porción nasal del párpado y eleva los pelos de
Elevador del ángulo del ojo medial Rama palpebral del NC VII
abierto
las cejas
Músculo liso de Müller;
Nervios simpáticos posganglionares (división infratroclear Eleva el párpado superior y retrae la porción dorsal del
componente medial
del nervio nasociliar)
tercer párpado
Músculo liso de Müller;
Fibras simpáticas que discurren por la división maxilar del Desciende el párpado inferior y retrae la mitad inferior
NC V
del tercer párpado
Párpado inferior: componente inferior
abierto
Parte palpebral del esfínter del
Ramas bucales del NC VII
Desciende el párpado inferior
cuello profundo
Elevador palpebral superior
NC III
El cierre de los ojos se consigue por contracción del músculo orbicular del ojo inervado por el
nervio facial (NC VII) (tabla 27.2).
Mús culo
Orbicular del ojo
Retractor del ángulo del ojo lateral
Tabla 27.2 Cierre de la hendidura palpebral
Inervación
Acción
Rama del NC VII
Cierre tipo esfínter de la hendidura palpebral. Desciende la ceja
Rama del NC VII
Desplaza el ángulo palpebral lateral en sentido caudal
La parálisis del NC VII evita el parpadeo. La falta de tono del músculo orbicular del ojo puede hacer
que el párpado inferior quede colgante, dando lugar a un leve ensanchamiento de la hendidura
palpebral en la parálisis facial.
Estímulos del parpadeo
El parpadeo reflejo se produce en respuesta a:
• Estímulos visuales (NC II), por ejemplo, reflejo de deslumbramiento, respuesta de amenaza.
• Contacto o dolor (NC V), por ejemplo, reflejo de parpadeo, irritación ocular.
• Sonido (NC VIII), por ejemplo, ruido fuerte y repentino.
La contracción refleja de los párpados puede producirse en sincronía con la velocidad del nistagmo
espontáneo en la enfermedad vestibular. Ambos rasgos aparecen y remiten de manera concertada
entre sí.
El parpadeo excesivo o el cierre involuntario de los ojos (blefaroespasmo) se producen en general
como consecuencia de dolor ocular. Pueden presentarse otros rasgos adicionales, como epífora o
hiperemia conjuntival. La fotofobia, es decir, el rechazo y la evitación de la luz, se debe a dolor
ocular en presencia de luz intensa. Es signo de irritación meníngea.
La disfunción de los controles centrales del parpadeo voluntario puede producir aumento de la
velocidad de parpadeo, espasmos o tics palpebrales. Es lo que se conoce como blefaroespasmo
esencial, que es una forma de distonía referida en humanos. En ocasiones se ven implicados otros
músculos faciales, registrándose espasmo hemifacial.
Causas de una hendidura palpebral estrecha
• Enoftalmos.
• Parálisis del nervio oculomotor.
• Síndrome de Horner.
• Blefaroespasmo.
• Espasmo hemifacial.
• Tétanos.
Causas de una hendidura palpebral ancha
• Exoftalmos.
• Parálisis del NC VII.
• Lesión de los núcleos del cerebelo.
Protrusión del tercer párpado
El tercer párpado se mantiene en posición por la situación adelantada del globo ocular. Normalmente,
sólo es visible una pequeña porción, ventromedialmente en la hendidura palpebral. El músculo liso
de la periórbita se une a la base del tercer párpado y contribuye a su retracción. En el perro, el
movimiento del tercer párpado es pasivo. El gato presenta músculo liso que arrastra el tercer párpado
sobre el globo (tabla 27.3).
Tabla 27.3 Protrusión del tercer párpado
Ejemplos
Irritación corneal o conjuntival
Atrofia de los músculos masticatorios
Atrofia de los músculos extraoculares
Pérdida de grasa orbitaria
Enoftalmos
Deshidratación
Denervación de los músculos lisos orbitarios (síndrome de Horner)
Fijación del globo por neoplasia retrobulbar
Microftalmia congénita, phthisis bulbi
Disautonomía felina (acompañada de midriasis)
Parálisis simpática
Síndrome de Horner (acompañado de miosis)
Tetania
Retracción del globo por acción del músculo retractor del bulbo
Parálisis facial (reflejo de parpadeo ausente)
Enfermedad sistémica
Gatos con enfermedad sistémica (síndrome de Haws)
Sedación química
Caus as de protrus ión del tercer párpado
Reseña Del Animal
Gato birmano macho castrado de 1 año.
Signos de presentación
Marcha anómala.
Historia clínica
La ataxia de las extremidades posteriores apareció súbitamente 3 semanas antes de la derivación a
consulta. El gato se mostró progresivamente más letárgico y desarrolló pupilas dilatadas y prolapso
de los terceros párpados.
Exploración clínica
El gato presentaba embotamiento mental y caminaba por la habitación en círculos hacia la derecha,
con marcha con elevación de las extremidades anteriores. Al caminar se apreciaba cierta
inestabilidad, a veces más pronunciada en las extremidades posteriores. El animal tendía a inclinarse
levemente a la derecha y caía del lado derecho al ser sacado de la gatera. La reacción de
posicionamiento era levemente más lenta en la extremidad anterior derecha y en las extremidades
posteriores, aunque este hallazgo sólo fue ocasional. Los ojos se mantenían parcialmente abiertos
durante la marcha, pero quedaban cerrados cuando el animal estaba en reposo.
Al separar los párpados las pupilas presentaban un aspecto simétrico, eran grandes y carecían de
reflejo pupilar a la luz bilateralmente. Había reflejo de deslumbramiento y el fondo era normal
también en ambos ojos. No se observaron nistagmo ni estrabismo. El movimiento y la sensación
faciales, así como el reflejo nauseoso y el espinal, eran normales.
Localización neuroanatómica
En función del embotamiento mental, el blefaroespasmo, la midriasis, la ausencia de RPL, el
movimiento circular hacia la derecha y la inclinación y la caída hacia la derecha, se dedujo que la
localización neuroanatómica era multifocal, con afectación del mesencéfalo, el cerebelo y,
posiblemente, el cerebro (fig. 27.2).
Figura 27.2 Blefaroespasmo, midriasis y obnubilación.
Diagnóstico diferencial
• Inflamación.
• Malformación.
Valoración clínica
El título de peritonitis infecciosa felina (PIF) era elevado, de 3.100 (N < 10).
En la RM se observó:
• Lesión focal del mesencéfalo realzada con contraste con cierto realce del tercer ventrículo.
• Hidrocefalia secundaria del ventrículo lateral y el tercer ventrículo.
• Tinción con contraste meníngeo y ependimario.
Diagnóstico
La tinción con contraste de las superficies meníngea y ependimario era indicativa de PIF.
Etiopatogenia de la PIF
La peritonitis infecciosa felina afecta al SNC y al ojo, con mínimos derrames a las cavidades
corporales. La infección sistémica produce anorexia, pérdida de peso, fiebre y depresión. Los déficits
neurológicos suelen ser de naturaleza cerebelovestibular, aunque pueden presentarse como lesión
focal de la médula espinal, inductora de paresia y ataxia. El diagnóstico se establece sobre una base
histopatológica, aunque se determina un índice de sospecha fundamentado en la presentación clínica,
las técnicas de imagen y los estudios de laboratorio.
En la RM se puede observar realce con contraste en las meninges o en el revestimiento ependimal de
los ventrículos. En ocasiones, la inflamación bloquea el flujo de salida ventricular, produciendo
hidrocefalia. El LCR proteináceo presenta alteración de la intensidad en la RM mejorando su
visibilidad en la recuperación de inversión con atenuación de líquido (FLAIR, por sus siglas
inglesas).
Los resultados de las pruebas de LCR son variables. Pueden mostrar un nivel de proteínas elevado
con pleocitosis (mononuclear o mixta), o bien ser normales.
Los títulos serológicos no se correlacionan con la gravedad de la enfermedad y pueden fluctuar. La
elevación persistente de anticuerpos de coronavirus felino (≥640) indica aumento del riesgo de
infección por este agente vírico. Los títulos ≥16.000 son indicativos de PIF.
Una relación de albúmina:globulina séricas <0,5 incrementa el índice de sospecha de PIF. Mientras
que un incremento de la proteína alfa1-AGP de fase aguda ≥1.500 μg/ml no es específico de la PIF, un
nivel de <500 μg/ml suele hallarse en gatos sanos. En las pruebas hematológicas es frecuente
encontrar anemia no regenerativa, linfopenia y neutrofilia leve con desviación a la izquierda.
La PIF es más habitual en gatos de 6 meses a 3 años que proceden de lugares en los que hay otros
gatos. Todos los gatos con afectación neurológica mueren. Las dosis inmunosupresoras de
prednisolona (4 mg/kg/día por vía oral) pueden desacelerar la evolución de la enfermedad.
La encefalitis por virus de la inmunodeficiencia felina se detecta más habitualmente en pruebas
histopatológicas que en función de las manifestaciones clínicas. Se estima que el 5-30% de los gatos
FIV-positivos con afectación clínica desarrollan encefalopatía. Se han comunicado cambios de
comportamiento, contracción espasmódica de la cara y la lengua, convulsiones, nistagmo, ataxia y
temblor de intención. La progresión de los signos, cuando existe, es mínima.
El virus de la leucemia felina predispone al gato al desarrollo de linfoma. En gatos jóvenes
infectados se registran lesiones esqueléticas múltiples por osteocondromatosis. El neuroblastoma
olfatorio es una neoplasia asociada a FeLV de la cavidad nasal, que infiltra a través de la lámina
cribiforme y que puede dar lugar a signos neurológicos (tabla 27.4).
Organis mo/cuadro
FIV
PIF
Tabla 27.4 Infección vírica del SNC felino
Signos neurológicos
Otros s ignos
Infrecuentes. SNC/SNP
Estomatitis, neoplasia, anemia,
Cambios de conducta, convulsiones, demencia, ataxia
uveítis
Frecuentes. SNC
Panleucopenia
Cachorros. Hipoplasia cerebelosa, convulsiones, cambios de
felina/parvovirus felino conducta
Infrecuente. Ataxia de extremidades posteriores, paresia,
Virus Borna felino
hiperestesia, convulsiones, cambios de conducta
Vasculitis, riñón, hígado, bazo,
cavidades corporales, ojo
Enteritis por panleucopenia
Anorexia, fiebre, aumento de la
salivación
Diagnós tico Tratamiento
Anticuerpos
Histopatología
Prednisolona 4 mg/kg por
Anticuerpos
vía oral 1 vez al día
en LCR
TGI: de soporte
SNC: ninguno
Mortal en 6 meses
Tratamiento de soporte
Pronóstico
Malo.
Tratamiento
Se inició la administración de prednisolona para tratar la vasculitis asociada a la PIF.
Resultado
El gato quedó postrado y estuporoso y fue sacrificado.
El examen post mórtem puso de manifiesto una meningoencefalitis piogranulomatosa grave, que
producía estrechamiento del acueducto mesencefálico y los orificios interventriculares. La hernia
transtentorial de los lóbulos occipitales desplazó el cerebelo, formando una hernia a través del
agujero magno. La inflamación era angiocéntrica. El diagnóstico fue de PIF.
28. Síndrome de Horner
Presentación inicial
El ojo aparece hundido o «desaparece» de la vista. Aspecto extraño de la cara del animal.
Introducción
El síndrome de Horner define la constelación de signos resultantes de la parálisis de la vía
oculosimpática en cualquier punto de su considerable longitud. Es causa común de anisocoria en
pequeños animales.
Signos
Miosis
La anisocoria es más evidente en la oscuridad o durante episodios de excitación o temor, cuando se
percibe la incapacidad de alcanzar la dilatación completa. Es menos patente cuando el animal está
fatigado o somnoliento, momento en el que las pupilas se contraen de forma natural al aproximarse
el sueño.
Ptosis
La denervación del músculo liso del párpado superior produce ptosis. La hendidura palpebral puede
estar estrechada por la denervación del músculo liso del párpado inferior, que hace que éste esté
elevado.
Enoftalmos
La pérdida de tono simpático del músculo liso orbitario y el consiguiente efecto sin oposición del
músculo retractor del bulbo hace que el ojo se hunda más en la órbita.
Protrusión del tercer párpado. La denervación del músculo liso en el párpado, junto con una
posición enoftálmica, da lugar a la prominencia del tercer párpado.
En ocasiones se percibe vasodilatación de los vasos sanguíneos faciales, aurales o conjuntivales. Se
han referido casos de cambio de color de la capa ipsilateral en gatos siameses, como consecuencia de
aumento de la temperatura local.
La figura 28.1 muestra un caso de síndrome de Horner izquierdo.
Figura 28.1 Síndrome de Horner izquierdo.
Trayectoria
La inervación simpática del ojo se origina en el hipotálamo y desciende por el tronco del encéfalo y
la médula espinal, para sinapsarse con los segmentos medulares torácicos T1-T3. Esta sección se
define como de primer orden. Los axones salen a través de las raíces nerviosas T1-T3 y atraviesan el
tórax y diversos ganglios, desplazándose en sentido rostral hasta el cuello en el tronco
vagosimpático, para sinapsarse en el ganglio cervical craneal. Esta división anatómica se define
como de segundo orden. Por último, los axones discurren a través del oído medio a lo largo del suelo
del cráneo y salen a través de la fisura orbitaria para inervar el músculo liso del ojo, incluyendo los
dilatadores de la pupila. La trayectoria posganglionar, desde el ganglio cervical craneal hasta los
dilatadores de la pupila se designa como de tercer orden.
Las lesiones de la vía oculosimpática (fig. 28.2) se definen como de primer, segundo o tercer orden
en función de su localización anatómica, que puede determinarse mediante la detección de déficits
neurológicos concomitantes. Las pruebas farmacológicas ayudan a localizar la lesión. Dichas
pruebas aprovechan el fenómeno de la hipersensibilidad a la denervación, que aparece 8-10 días
después del desarrollo de una lesión posganglionar. Un receptor denervado responde a una
concentración diluida de neurotransmisor, mientras que un receptor normal no lo hace. Esto resulta
útil en la diferenciación de las lesiones de segundo y tercer orden. Para estudiar las lesiones de
segundo orden se emplean radiografías de tórax.
Figura 28.2 Vía oculosimpática.
Reseña del animal 1
Labrador retriever macho de 10 años.
Historia clínica
En los últimos 7 días este perro había presentado protrusión del tercer párpado, miosis y ptosis, con
enrojecimiento de la conjuntiva. El ojo era negativo a la fluoresceína. El aspecto del ojo era más
anómalo cuando el perro estaba en reposo.
Exploración clínica
El perro mostró ptosis izquierda, enoftalmos y miosis con luz y oscuridad. La respuesta de amenaza
y el RPL eran normales bilateralmente.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizó en la inervación simpática del ojo izquierdo y las gotas de fenilefrina al 10%
hacían remitir los síntomas de síndrome de Horner en 20 minutos, lo que parece indicar que se
registraba hipersensibilidad a la denervación y síndrome de Horner de tercer orden.
Diagnóstico diferencial
La ausencia de otros déficits neurológicos indicaba que el síndrome de Horner era la causa más
probable del cuadro. No había antecedentes de otitis externa, pérdida de equilibrio o parálisis facial,
lo que hacía que la probabilidad de enfermedad del oído medio fuera escasa.
Valoración clínica
Se tomaron radiografías de tórax para investigar la trayectoria de la inervación simpática del ojo. El
cuadro se clasificó como lesión de segundo orden y, en teoría, debería haberse descartado con las
pruebas farmacológicas. Las radiografías eran normales.
Pruebas farmacológicas del síndrome de Horner
Instile 1-2 gotas de fenilefrina al 10% en ambos ojos. El ojo normal actúa como control. Anote la
hora en la que se aplican las gotas. Examine el tamaño de la pupila en ambiente oscuro.
• Lesión de tercer orden: dilatación de la pupila ≤20 minutos.
• Lesión de segundo orden: dilatación de la pupila ≈45 minutos.
• Lesión de primer orden: dilatación de la pupila ≈60-90 minutos.
No es fiable al 100% en la localización de lesiones; diluciones al 2,5% y fenilefrina al 0,1%
(solución estándar al 10% diluida al 1:100 en solución salina) también se utilizaron en el pasado.
Diagnóstico
Síndrome de Horner idiopático
Aproximadamente el 45% de los casos caninos de síndrome de Horner y el 25% de los felinos son
idiopáticos. El síndrome de Horner idiopático suele afectar a perros de raza golden retriever, en los
que la lesión se considera posganglionar. Los signos remiten espontáneamente en 1-8 meses.
El pronóstico del síndrome de Horner queda determinado por la localización y la causa de la lesión.
Cuando el síndrome se produce en asociación a una lesión de la médula espinal cervical, ello implica
daño del tracto tectotegmentoespinal lateral y no se utiliza como signo pronóstico de recuperación.
Seguimiento
En el perro no se observaron otros signos clínicos.
Reseña del animal 2
Hembra de gato siamés castrada de 12 años.
Síntomas de presentación
Nistagmo y síndrome de Horner izquierdo.
Historia clínica
Antes de ser derivada a consulta, la gata había padecido otitis externa durante 12 meses y síndrome de
Horner izquierdo durante 4 meses. El animal estaba mentalmente deprimido e inapetente durante los
últimos 3-4 días.
Exploración clínica
La exploración clínica puso de manifiesto depresión mental con enoftalmos y ptosis izquierda,
aunque no existió anisocoria con luz ni con oscuridad. Los oídos presentaban mal olor y dolor a la
palpación. Se observó nistagmo pendular intermitente, considerado normal para la raza. Se aspiró
pus del conducto auditivo externo derecho.
Localización neuroanatómica
El déficit neurológico se localizó en la inervación simpática del ojo izquierdo. No se apreciaron
indicios de enfermedad vestibular. Probablemente el dolor era responsable de la depresión. La
extensión de la otitis media bacteriana a la bóveda craneal también podía ser motivo de depresión.
Diagnóstico diferencial
• Otitis media-externa.
• Pólipo.
• Osteomielitis de las bullas timpánicas.
• Extensión de la infección a la bóveda craneal.
Valoración clínica
RM
Material en los conductos auditivos derecho e izquierdo y en las bullas (Figura 28.3 and Figura 28.4).
Tumefacción/inflamación a lo largo del hueso pterigoideo izquierdo. Tinción con contraste de la
dura engrosada en el cerebro izquierdo.
Figura 28.3 RM dorsal ponderada en T1. Material hiperintenso rostral y caudal a la bulla timpánica izquierda, y caudal a la bulla derecha.
Figura 28.4 Imagen dorsal ponderada en T1 con contraste. Realce con contraste del tejido blando que rodea las bullas izquierda y derecha.
LCR
Normal (leucocitos 0, eritrocitos 0; proteínas totales 0,19 g/l con citología de linfocitos y monocitos
diseminados).
Tratamiento
La gata mejoró sensiblemente con líquidos i.v. y la buprenorfina le alivió el dolor. El animal comía
bien.
Cirugía
Osteotomía combinada de la bulla ventral osteotomía total de conducto auditivo/bulla lateral en los
oídos izquierdo y derecho. Pared de la bulla erosionada centralmente. En el compartimento
dorsolateral de la bulla se encontró un pólipo. En los oídos medios había pus.
La gata desarrolló parálisis facial bilateral tras la cirugía.
Se observó un interesante fenómeno en virtud del cual se sospechó de una posible función hiperactiva
del nervio simpático posganglionar en gatos después de proceder a lavado de los oídos.
Dilatación pupilar iatrogénica (síndrome de Pourfour du Petit)
En gatos se observaron midriasis unilateral y exoftalmos a las 2 horas de una exploración
endoscópica del oído medio, con lavado de la cavidad timpánica utilizando una aguja de Spruell. El
RPL era rápido y enérgico, aunque incompleto, en el lado afectado. La hendidura palpebral ipsilateral
era amplia y el cierre de los párpados era normal. Se consideró que los signos eran debidos a
estimulación ligera de los nervios simpáticos posganglionares cuando atravesaban la cavidad
timpánica, dando lugar a función hiperactiva en vez de a parálisis. Los signos remitieron en 1-7 días.
Un síndrome de Horner de tercer orden se desarrolló en un gato 4 días después de los signos
iniciales. Se trata de un trastorno poco frecuente (3 casos en gatos a lo largo de un período de 2 años
registrados por un autor que efectuaba una técnica habitual).
29. Parálisis facial idiopática
Presentación inicial
Aguda
Es posible que se observen labios superior e inferior flácidos, caídos o colgantes, oreja caída,
cabeza ladeada, aspecto facial anómalo, acumulación de alimento en la boca entre el labio
flácido y los dientes, caída de alimento de la boca, babeo (o sacudidas de cabeza secundarias),
incapacidad de parpadeo, ojos abiertos durante el sueño, hendidura palpebral ensanchada, ojo
seco, úlceras corneales y desviación de la nariz (fig. 29.1).
Figura 29.1 Parálisis aguda del VII derecho. La oreja izquierda está ligeramente más ventral. El labio superior derecho está sensiblemente caído.
Crónica
Puede haber elevación del labio y la oreja, ensanchamiento de la hendidura palpebral y
contractura de los músculos faciales.
Introducción
El nervio facial inerva:
• Los músculos de la expresión facial: orejas, párpados, labios, mejillas y nariz.
• Las glándulas salivales sublinguales y mandibulares.
• Las glándulas nasales y lagrimales.
También inerva las fibras sensitivas procedentes de las papilas gustativas; en este caso no se ha
detectado disfunción.
Es característico que las lesiones del nervio facial produzcan parálisis de los músculos que regulan la
expresión facial. Con el tiempo, los músculos flácidos experimentan atrofia, fibrosis y contractura,
con lo que adoptan una posición más normal. El movimiento voluntario y reflejo de los músculos
contraídos está ausente. La contractura no se relaja bajo AG.
La paresia o la parálisis de la NMI es el signo de disfunción más frecuente; no obstante se han
comunicado también signos de irritación nerviosa «positivos».
El espasmo hemifacial
es una contracción tónico-clónica regular unilateral de uno o más músculos de la expresión facial. Es
consecuencia de la irritación del nervio facial, aunque también se ha descrito en perros en asociación
a masas intracraneales físicamente diferenciadas del nervio facial. El espasmo se relaja bajo anestesia
general, lo que ayuda a diferenciarlo de la fibrosis y de la contractura inducida por la parálisis facial
crónica.
Los animales se presentan con asimetría facial, elevación y arrugamiento del labio superior,
desplazamiento caudal de la comisura labial, blefaroespasmo, elevación de la oreja, desviación de la
nariz hacia el lado ipsilateral y reflejo palpebral (parpadeo) hiperactivo.
La miotonía produce retraso en la relajación del músculo tras su estimulación. Esto puede inducir un
aspecto similar al del espasmo hemifacial. El tétanos focal se limita a las extremidades. En el tétanos
generalizado la cara se ve afectada bilateralmente. Otros elementos de diferenciación con respecto al
espasmo hemifacial son miocimia, blefaroespasmo, tic facial y convulsión parcial.
La epífora
es un aumento de la producción de lágrimas que se manifiesta como sobreflujo lagrimal o tinción
lagrimal en el canto medial.
La lacrimación refleja se produce como respuesta a dolor ocular, que puede ser evidente en la
exploración. En ocasiones, los propietarios de los animales refieren epífora pocos días antes de que
se desarrolle la parálisis facial ipsilateral. La estimulación parasimpática por toxicidad debida a
organofosfatos induce un cuadro de SLMD (salivación, lacrimación, micción, defecación).
La obstrucción del conducto lagrimal es causa frecuente de tinción por lágrimas.
Las lágrimas paradójicas («de cocodrilo») se producen en humanos durante la comida o
inmediatamente después de comer, en un fenómeno poco frecuente secundario a la reinervación
aberrante del NC VII, cuando las fibras que inervan las glándulas salivales son redirigidas hacia la
glándula lagrimal. Ello puede probarse con aplicación de tropicamida al 1% en la lengua como
sialogogo. En el ojo ipsilateral se observa un exceso de lagrimeo en aproximadamente 1 minuto.
Las glándulas serosas del plano nasal presentan inervación por parte del nervio facial. Una nariz
húmeda con secreción nasal acuosa transparente (serosa) en uno o ambos orificios nasales puede ser
normal y no se reconoce como signo precoz de parálisis facial inminente. Se trata de un indicador
poco fiable del bienestar del animal, por lo que conviene dar prioridad al uso del termómetro. Las
causas sistémicas suelen ser bilaterales e incluyen sobrehidratación y signos precoces de irritación
nasal por hongos, parásitos, cuerpos extraños, neoplasia, virus o alergias. La rinorrea, o la salida de
LCR a través de la nariz, se ha comunicado tras traumatismos craneales.
Reseña del animal
Perra de raza cruzada castrada, de 8 años.
Signos de presentación
Parálisis facial del lado derecho.
Historia clínica
La perra presentó repentinamente cara ladeada hacia la derecha, babeo por la parte derecha de la boca
y aumento de la producción lagrimal en el ojo derecho, 5 días antes de la derivación a consulta. El
animal pasó a mostrarse menos activo. No había antecedentes de enfermedad ótica. El tratamiento con
corticoides y amoxicilina no mejoró la alteración.
Exploración clínica
Se examinaron las reacciones posturales y la propiocepción del perro, calmado pero alerta, con
marcha normal. El animal mantenía la visión, pero presentaba ausencia de reacción a la amenaza,
debido a falta de parpadeo derecho. Los músculos faciales izquierdos eran normales. La sensación
facial era normal bilateralmente. El movimiento ocular era normal. La PLS fue de 20 mm
bilateralmente. No se apreció epífora.
Localización neuroanatómica
La lesión estaba localizada en el nervio facial derecho, periférica al tronco del encéfalo.
Diagnóstico diferencial
Causas de parálisis del nervio facial:
• Idiopática: gato y perro.
• Cirugía: en el conducto auditivo externo o de osteotomía de la bulla.
• Otitis media: pólipos inflamatorios (gatos, perros), tumor (extensión; CCE, adenoma, fibroma o
colesteatoma benignos); infección bacteriana (Staphylococcus, Pseudomonas, Proteus y
Streptococcus spp.).
• Enfermedades neuromusculares: polirradiculoneuritis, miastenia grave, botulismo e
hipotiroidismo.
• Reacción idiosincrásica a sulfonamidas (perro).
• Fractura del peñasco del hueso temporal.
En este caso, lo más probable es que existan otitis media, neoplasia de la bulla, meningioma del
tronco del encéfalo o parálisis facial idiopática. En la mayoría de los casos de otitis media hay
antecedentes de otitis externa, sacudidas de cabeza o rascado. La osteomielitis o la neoplasia de la
bulla pueden hacer que el animal se muestre renuente a abrir la boca o a masticar el alimento, con
inapetencia y rechazo de los alimentos duros o de atrapar los objetos que se le lanzan. La localización
periférica del meningioma implica que los animales pueden presentarse con afectación de los NC
periféricos antes de que se desarrollen ataxia y paresia.
Valoración clínica
El LCR y la RM craneal eran normales.
La serología para Toxoplasma y Neospora fue negativa. El animal era eutiroideo.
Diagnóstico
Sospecha de parálisis facial idiopática.
Seguimiento
A los 5 meses se desarrolló de forma súbita una parálisis facial izquierda, con desviación de la nariz
hacia la derecha. En esta exploración no se apreciaron otras alteraciones, por lo que la lesión fue
considerada una parálisis del nervio facial izquierdo idiopática (fig. 29.2).
Figura 29.2 Obsérvense los labios flácidos prominentes a la izquierda, particularmente el inferior, y la desviación de la nariz hacia la derecha.
Etiopatogenia
Parálisis facial idiopática
La parálisis facial unilateral es una alteración frecuente. El lado contralateral puede afectarse en los
1-2 meses posteriores. Su inicio es súbito y los animales suelen presentarse en consulta el mismo día,
refiriendo sus propietarios que el animal ha sufrido un «ataque». En ocasiones, las lesiones corticales
dan lugar a una sutil debilidad facial, aunque las causas más habituales inductoras de debilidad facial
en pequeños animales son las lesiones de la NMI. Esta debilidad es muy común en perros spaniel y no
se relaciona con la presencia de siringomielia. El diagnóstico se establece por exclusión de otras
causas conocidas. El 75% de los casos caninos y el 25% de los felinos de parálisis facial son
idiopáticos. La lesión se sitúa en el nervio facial periférico al tronco del encéfalo y consiste en
pérdida de axón y mielina, sin inflamación.
En ocasiones, la recuperación se produce a las 4-8 semanas, aunque hay también casos de parálisis
permanente. Los músculos nasales paralizados dan lugar a tensión no uniforme entre los dos lados, y
la nariz se orienta hacia el lado no afectado. Cuando los músculos flácidos paralizados se contraen
posteriormente, la nariz se endereza.
En pequeños animales no se utilizan antivirales ni corticoides para tratar esta patología.
La prensión puede verse dificultada por el labio flácido, que a veces queda atrapado entre los dientes
causando dolor. Verifique siempre la posible presencia de heridas en el labio superior. El ojo seco es
una potencial secuela de la parálisis de la inervación parasimpática de las glándulas lagrimales. La
prueba de lagrimeo de Schirmer ha de ser comprobada de nuevo.
La protección corneal es mantenida por la lacrimación en repuesta al dolor (NC V), por la retracción
del globo (NC VI) y por el movimiento del tercer párpado. No obstante, el lagoftalmos, es decir, la
incapacidad para cerrar el párpado(s) dejando una abertura parcial, aumenta el riesgo de abrasión
corneal; es necesario proceder a tinción con fluoresceína de rutina.
Se ha observado realce del nervio facial en la RM, aunque el valor pronóstico de ello no se ha
demostrado hasta la fecha.
La acumulación de líquido en las bullas timpánicas
se registra como hallazgo accidental en diversas razas de perros, generalmente braquicéfalas, como
el CKCS, el cocker spaniel, el bulldog y el boxer. Cierto dilema diagnóstico se presenta cuando en
estos perros se evalúa la presencia de parálisis facial, síndrome de Horner o enfermedad vestibular
periférica. ¿Cuándo puede considerarse clínicamente significativo el líquido contenido en la bulla
timpánica? ¿Cuándo debe realizarse una osteotomía de la bulla? ¿Debe extraerse el material por
miringotomía? El realce con contraste del revestimiento mucoso de la bulla no es necesariamente
significativo desde el punto de vista clínico. La osteotomía de la bulla no es beneficiosa en el 100%
de los casos y comporta riesgos de sordera, parálisis facial y síndrome de Horner. La toma de
decisiones suele basarse en el criterio clínico, en función de la reseña del animal, los antecedentes, la
presencia o ausencia de otitis externa y la progresión de los déficits neurológicos. La acumulación de
líquido en la bulla timpánica se ha definido como otitis media secretora primaria, sin demostración
de que el moco viscoso presente se relacione con una mala función secretora.
30. Mandíbula caída
Presentación inicial
Incapacidad para retener alimentos u objetos con la mandíbula; alimentación lenta y
dificultosa; alimento y agua vertidos en torno al cuenco; babeo, salivación (seudoptialismo),
mandíbula péndula con boca abierta, incapacidad para cerrar la boca y cabeza inclinada o
echada hacia atrás al comer.
Introducción
La prensión es la capacidad de sujeción de los alimentos o los objetos con la boca. La incapacidad
para ejercerla en el caso de los alimentos se denomina disfagia oral.
El déficit más evidente se produce como consecuencia de la parálisis bilateral del nervio trigémino
(la rama mandibular inerva los músculos de la masticación). La parálisis unilateral no interfiere con
la alimentación. Por el contrario, la bilateral hace que la mandíbula quede colgante en estado de
reposo. El animal intenta comer, pero el alimento se le sale de la boca. La comida que pasa a la parte
trasera de la boca puede ser deglutida.
La parálisis de la lengua es poco habitual como trastorno aislado. En la miastenia grave se ha
detectado una leve retracción lingual, más como hallazgo accidental en la exploración que como
signo de presentación. Un cachorro de pit bull con parálisis episódica precipitada por el ejercicio,
por sospecha de parálisis periódica hipopotasémica, presentaba flacidez en los músculos del cuello,
las extremidades y la lengua. Otras causas publicadas son fractura del hueso hioides, manipulación
enérgica de la lengua en perros pequeños y tumores del tronco del encéfalo. La distrofia muscular, la
miotonía congénita y la acromegalia, todas ellas infrecuentes, dan lugar a hipotrofia de la lengua y
protrusión de la misma fuera de la boca.
Los labios toman parte en la prensión, aunque no de forma tan determinante como en los primates o
los ungulados. De cualquier modo, siempre se ha de considerar la posible parálisis facial como causa
de la caída del alimento de la boca. La parálisis flácida de los labios superiores hace que queden
retenidos entre los dientes durante la prensión. Ello causa dolor, por lo que la boca vuelve a abrirse.
El alimento puede quedar también retenido entre las encías y los labios, aunque las funciones de la
lengua y la mandíbula sean idóneas.
El dolor o la obstrucción orales o faríngeos son causas comunes de incapacidad para retener el
alimento por prensión. En gatos con patologías dentales se han referido casos de rechinamiento de
dientes.
Reseña del animal
Hembra de vizsla húngaro de 5 años.
Signos de presentación
Incapacidad para cerrar la boca.
Historia clínica
Desarrollo súbito de mandíbula caída 1 semana antes de la derivación a consulta.
Los propietarios observaron que en el cuenco del agua del animal había espuma, un día antes de que
la mandíbula apareciera visiblemente colgante con la boca abierta. Al día siguiente se apreció
protrusión del tercer párpado. La pérdida muscular en la cabeza era perceptible bilateralmente. El
animal intentaba coger objetos con la boca, sin conseguirlo. No se comunicaron regurgitación,
arcadas o vómitos.
Exploración clínica
El animal estaba alerta y mantenía deambulación y propiocepción normales. Se observaron síndrome
de Horner derecho y mandíbula caída, con ausencia de tono mandibular (Figura 30.1 and Figura
30.2). Había sensibilidad en todas las áreas de la cara. La PLS era normal. El movimiento del músculo
facial parecía también normal. Se registraba atrofia bilateral en los músculos masetero y temporal.
Figura 30.1 Mandíbula inferior colgante con la boca abierta.
Figura 30.2 Síndrome de Horner derecho.
Diagnóstico neuroanatómico
La rama mandibular del nervio trigémino y el nervio simpático derecho inervan el ojo.
Como su nombre indica, el nervio trigémino (NC V) tiene tres ramas:
1. Rama oftálmica:
• Sensitiva para el globo ocular, los párpados, la mucosa nasal y la piel.
• Sale por el agujero orbitario del cráneo.
• De ella arranca el nervio lagrimal, que inerva la glándula lagrimal: fibras parasimpáticas
posganglionares procedentes del NC VII discurren con este nervio hacia la glándula lagrimal.
• Conduce las fibras simpáticas posganglionares a la pupila.
2. Rama maxilar:
• Sensitiva para los párpados, la mucosa nasal, la nariz, los dientes superiores y el labio superior.
• Sale del cráneo a través del agujero redondo, el conducto alar y el agujero alar rostral.
• También transmite las fibras parasimpáticas posganglionares a las glándulas lagrimal, palatina y
nasal.
3. Rama mandibular:
• Sensitiva para la cavidad bucal, la lengua, los dientes inferiores, el labio inferior y parte de la
piel de la cabeza.
• Fibras motoras de los músculos de la masticación: masetero, temporal, pterigoideos medial y
lateral, digástrico rostral y milohioideo.
• Pasa a través del agujero oval.
Diagnóstico diferencial
En este animal se sospechó de una posible neuritis/neuropatía mandibular.
La neuropatía mandibular es causa frecuente de incapacidad aguda para cerrar la boca. También
conocida como neuritis del trigémino, es una inflamación espontánea, no dolorosa, idiopática y
bilateral de la rama motora del nervio trigémino, que induce parálisis mandibular. Puede asociarse a
síndrome de Horner, aunque el mecanismo de asociación no está claro. El trastorno remite
espontáneamente en 2-3 semanas. No se requieren corticoides. En un estudio sobre esta alteración
había una significativa representación de perros de raza golden retriever.
La mandíbula puede quedar fija en posición abierta por luxación temporomandibular. El bloqueo
mandibular suele hacer referencia al trismo de tétanos más que a la fijación en una posición de los
maxilares. Durante la actividad convulsiva es frecuente la apertura tónica de las mandíbulas.
Consejo clínico
Vigile cualquier posible náusea, incapacidad para deglutir o regurgitación, ya que pueden ser
indicio de otro tipo de afectación nerviosa craneal o de debilidad muscular.
Valoración clínica
• Las enzimas musculares eran normales.
• La hematología era normal.
• En la RM craneal se observaron nervios trigéminos simétricos bilaterales sin agrandamiento de
los agujeros ovales.
• Las bullas timpánicas eran normales.
• El LCR era normal.
Diagnóstico
El diagnóstico por exclusión es de neuropatía mandibular. Si está dañado el nervio trigémino puede
haber síndrome de Horner.
Tratamiento/Pronóstico
El animal fue alimentado con bolas de comida enlatada introducidas con la mano en la garganta. Las
mandíbulas se ataron parcialmente con un lazo de tela y el cuenco del agua fue colocado en posición
elevada para facilitar la ingesta líquida. No se administró ningún medicamento.
La perra mejoró espontáneamente, recuperando su estado normal en 10 días (v. también cap. 36, pág.
158).
31. Enfermedad del oído medio
Presentación inicial
La presentación inicial puede incluir parálisis facial, síndrome de Horner y dolor al abrir la
boca.
Introducción
El oído medio se sitúa detrás de la membrana timpánica (tímpano) y está formado por la bulla
timpánica con revestimiento mucoso, una suerte de «globo» óseo situado sobre la superficie
ventrolateral del hueso temporal. Contiene los tres huesecillos auditivos, que transmiten las ondas
sonoras del oído externo al interno. Los pequeños músculos unidos a cada uno de los extremos de la
cadena de huesecillos se contraen en respuesta a los sonidos intensos, limitando la transmisión del
sonido al oído interno como mecanismo de protección. La trompa auditiva (de Eustaquio) conecta el
oído medio con la nasofaringe. En gatos, el compartimento ventromedial grande y el dorsolateral
pequeño están separados por una laminilla ósea muy fina. El nervio facial y el nervio simpático que
inervan el ojo están estrechamente relacionados con la cavidad del oído medio.
La presentación inicial puede incluir:
• Parálisis facial, síndrome de Horner o dolor al abrir la boca.
• Signos de otitis externa crónica asociada (dolor de oído, con o sin inclinación de la cabeza,
sacudida o rascado de la cabeza y olor desagradable en las orejas).
• Signos de otitis interna asociados (enfermedad vestibular periférica).
Reseña del animal
Gato macho de raza british blue castrado de 2 años.
Signos de presentación
Inclinación de cabeza y nistagmo.
Historia clínica
Dos a 3 meses de otitis externa izquierda. Una semana de depresión y 2 días con inclinación de
cabeza, nistagmo, ataxia, incapacidad para saltar y tendencia a tropezar hacia el lado izquierdo.
Exploración clínica
El gato estaba alerta, con deambulación, atáxico y con inclinación de la cabeza hacia la izquierda. Al
caminar, el gato tendía a tambalearse y a caer hacia el lado izquierdo. El salto y la propiocepción
eran normales en las cuatro extremidades. Se observó nistagmo horizontal espontáneo con fase
rápida hacia la derecha.
Localización neuroanatómica
Aparato vestibular periférico izquierdo.
Diagnóstico diferencial
• Pólipo en el oído medio.
• Otitis bacteriana con irritación secundaria del oído interno.
Puede producirse meningitis secundaria por extensión, potencialmente causante de irritación de la
porción periférica del NC VII.
La inflamación del oído medio suele ser consecuencia de extensión de infecciones bacterianas o por
levaduras procedentes del conducto auditivo externo. El oído medio actúa como reservorio para la
reinfección del conducto externo. Tanto en la otitis media como en la otitis externa, el tímpano puede
estar intacto. Las bacterias pueden ascender por la trompa auditiva desde la nasofaringe, o bien
conseguir un acceso por vía hematógena.
Los pólipos nasofaríngeos se hallan en ocasiones en la bulla timpánica y pueden extenderse al canal
auditivo externo o a la nasofaringe. El índice de sospecha debe elevarse cuando un gato esté afectado
por patología vestibular, otitis externa crónica, ronquidos, estertores, parálisis facial o síndrome de
Horner. Para que el tratamiento resulte satisfactorio es necesario extirpar quirúrgicamente el pólipo.
La otitis media crónica puede dar lugar a extensión de la infección a la bóveda craneal.
En algunos casos de inflamación crónica del oído medio se desarrolla colesteatoma, que requiere
extirpación quirúrgica.
Valoración clínica
Las imágenes laterales oblicuas, DV o VD, del cráneo permiten la visualización de las bullas
timpánicas. El aumento de la opacidad en la luz y la proliferación ósea, o el engrosamiento de la
bulla timpánica, son signos de afectación del oído medio, aunque a veces estos cambios no se hacen
patentes hasta después de varias semanas. En torno al 25% de los casos de otitis media pasan
desapercibidos utilizando solamente técnicas radiográficas. La lisis de la bulla es indicativa de
neoplasia, más que de osteomielitis. Cuando la otitis es leve, las radiografías y la TC ofrecen el
mismo rendimiento diagnóstico. Cuando las alteraciones de la bulla son más graves, el número de
casos que no son detectados mediante TC es menor que el de los que pasan desapercibidos en la
radiografía.
La RM permite registrar minuciosos niveles de detalle en los tejidos blandos, lo que resulta de interés
en la valoración de la anatomía asociada a déficits neurológicos indicios por otitis media-interna.
Esta técnica permite detectar el alcance de la extensión de la infección en la bóveda craneal. Se
registran abscesos paraaurales, posiblemente relacionados con cirugía ótica insatisfactoria previa.
Esta modalidad de imagen permite evaluar la extensión de los tumores en los tejidos blandos y el
cráneo.
En este caso, el gato fue hospitalizado para evitar posibles lesiones por caída. Se obtuvo una RM
craneal (fig. 31.1).
Figura 31.1 RM ponderada en T1 + contraste. Realce de los tejidos blandos en la bulla timpánica izquierda y en torno a ella. El VIII señala en nervio vestibulococlear.
SCC señala el conducto semicircular.
Diagnóstico
Otitis media, osteomielitis con pólipo.
Tratamiento
La osteotomía de la bulla ventral eliminó el pus y el pólipo del oído medio.
Es necesario evaluar las causas de otitis externa. Es frecuente que los cultivos del conducto auditivo
sean distintos de los del oído medio. Se recomienda miringotomía bajo anestesia general, con
aspiración de material para cultivo y pruebas de sensibilidad. Una posible opción es el tratamiento
empírico con cefalosporinas, amoxicilina y ácido clavulánico, con investigación posterior si no se
registra mejora. Cualquier masa de tejido blando presente en la bulla debe ser extirpada
quirúrgicamente y remitida a laboratorio para histopatología.
Seguimiento
Se produjo remisión de los signos vestibulares.
32. Infección intracraneal otogénica
Presentación inicial
Puede incluir enfermedad vestibular, parálisis facial o síndrome de Horner.
Introducción
La infección crónica de oído puede dar lugar a otitis media-interna piogranulomatosa con
osteomielitis de la bulla timpánica. La extensión a la bóveda craneal se detecta en la RM como una
masa de tipo placa, que se extiende desde la bulla hasta el ángulo cerebelomedular. Dicha masa
comprime el tronco del encéfalo y causa meningoencefalitis. La formación de abscesos puede
aparecer como un anillo engrosado en torno a la bulla. También se aprecia material dentro de la
bulla.
De manera en cierto modo sorprendente, es posible que no exista indicación de extensión
intracraneal. No es habitual la detección sistemática de dolor de cabeza o cuello, depresión, letargia,
convulsiones y déficits del NC V. Puede haber aumento leve o moderado de la temperatura rectal (3940 °C). La hematología es normal o muestra una neutrofilia leve. Debe sospecharse a cualquier edad
o en cualquier raza de perro o gato con otitis media-interna presente, crónica o recurrente, que
desarrolle signos vestibulares (periféricos o centrales) a lo largo de un período de horas o días. La
mayoría de los casos se han comunicado en gatos.
Reseña del animal 1
Hembra de gato doméstico de pelo corto, castrada y de 8 años.
Signos de presentación
Pérdida de equilibrio.
Historia clínica
Se registró letargo durante algunos días antes de que se manifestaran nistagmo, inclinación de cabeza
a la derecha y ataxia. El tratamiento con dexametasona y amoxicilina/ácido clavulánico durante 5 días
pareció reducir la ataxia; sin embargo, el gato pasó a mostrarse inapetente y a no moverse de su
cama. No se refirieron antecedentes de enfermedad en el oído, pero se observó que el gato se rascaba
la oreja derecha antes de que se produjera la pérdida de equilibrio.
Exploración clínica
En la exploración, la gata estaba alerta, con capacidad de deambulación y atáxica, padeciendo pérdida
de equilibrio al mirar hacia arriba e inclinándose hacia la derecha pero sin llegar a caerse. Era
patente la inclinación de la cabeza hacia la derecha. No había nistagmo espontáneo en reposo o con el
cuello en dorsiflexión. El reflejo vestibuloocular era lento hacia la derecha. Se observaba parálisis
facial derecha. La PLS era normal bilateralmente y no se apreciaba anisocoria. La respuesta de
posicionamiento era lenta en la extremidad anterior derecha. El reflejo de salto estaba ligeramente
reducido en las extremidades anterior y posterior derechas. Los reflejos espinales eran normales y no
se apreció dolor espinal.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en el nervio facial derecho y en el aparato vestibular derecho. Los déficits
posturales del lado derecho indicaban afectación de ese lado del tronco del encéfalo. Los NC VII y
VIII podrían verse afectados por lesiones del oído medio e interno, respectivamente, o por una lesión
del tronco cerebral derecho que pinzara los nervios. La falta de nistagmo espontáneo en un gato
atáxico con inclinación de cabeza es infrecuente y puede ser indicio de afectación cerebelosa causante
de los signos vestibulares.
Diagnóstico diferencial
• Carcinoma de la bulla timpánica derecha, con extensión al oído interno y al tronco del encéfalo.
• Otitis media-interna con extensión al tronco del encéfalo.
• Meningioma del tronco del encéfalo derecho.
• Los tumores en la raíz del NC VIII son infrecuentes.
Valoración clínica
En la RM se apreciaba que los dos compartimentos del oído medio estaban llenos de un material
hipointenso en la imagen ponderada en T1 y presentaban áreas de hiperintensidad en la ponderada en
T2. Se registraba realce del contraste en la bulla, el músculo externo a la misma y las meninges del
tronco del encéfalo y el cerebelo (fig. 32.1).
Figura 32.1 RM ponderada en T1 transversal; precontraste (izquierda) y poscontraste (derecha). Extensión de la infección del oído a las meninges.
El LCR era anómalo, con un nivel de proteínas totales de 0,60 (intervalo normal 0-0,25) y recuento
leucocitario de 13/μl (normal <5). El análisis citológico detectó un 81% de neutrófilos, un 15% de
monocitos y linfocitos de tamaño pequeño/medio. No se observaron bacterias. No se obtuvo cultivo
de LCR. Estos resultados indican destrucción de tejido, en este caso debido tal vez a la inflamación,
seguramente bacteriana.
En un estudio de abscesos otogénicos, el LCR se mostraba sistemáticamente anómalo en las
presentaciones agudas, observándose pleocitosis neutrofílica y niveles de proteínas elevados. En los
casos crónicos el LCR puede ser normal.
Diagnóstico
Otitis media-interna con meningitis.
Tratamiento
El tratamiento de los abscesos otogénicos se basa en la eliminación de tejido necrótico por
osteotomía de la bulla ventral. Se administra antibioterapia empírica durante 1 mes, si el cultivo del
contenido de la bulla, del LCR o de ambos es negativo, y durante 3 meses, si es positivo. En las
infecciones agudas o crónicas se aíslan con frecuencia diversos organismos: Staphylococcus spp., E
coli, Pseudomonas aeruginosa, Proteus mirabilis, Enterococcus spp. y Streptococcus spp. Organismos
anaerobios y Pasteurella multocida se encuentran, además, en gatos.
Este gato presentaba una osteotomía de la bulla ventral derecha, que permitía la retirada de un pólipo
de cualquiera de los dos compartimentos del oído medio. Postoperatoriamente se desarrolló
síndrome de Horner. El gato fue tratado con cefalexina durante 4 semanas y con prednisolona durante
otras 4, en dosis decrecientes.
Pronóstico
Con tratamiento quirúrgico y antibióticos, el pronóstico era excelente.
Seguimiento
El equilibrio mejoró hasta ser normal, aunque el síndrome de Horner aún se mantenía 1 mes después
de la operación.
Reseña del animal 2
Hembra de gato siamés castrada de 12 años.
Signos de presentación
Nistagmo.
Historia clínica
La otitis externa comenzó en el oído derecho y después en el izquierdo, 6 meses atrás. Al mismo
tiempo apareció síndrome de Horner izquierdo. La gata estuvo anoréxica y mentalmente deprimida
durante 3 días antes de la presentación en consulta. El animal fue derivado para estudio del nistagmo.
Exploración clínica
En un gato mentalmente deprimido, febril y con conductos auditivos malolientes y dolorosos, se
observaron nistagmo pendular, enoftalmos izquierdo, reducción de la hendidura palpebral y
anisocoria, con pupila izquierda miótica en ambiente iluminado o en una habitación oscurecida. El
reflejo de parpadeo era débil en el lado izquierdo, a pesar de la sensibilidad facial, aparentemente
normal. Se observaban reflejos vestibulooculares normales.
Localización neuroanatómica
Nervio facial izquierdo e inervación simpática del ojo izquierdo. La osteomielitis de la bulla
timpánica en uno o ambos lados producía dolor y fiebre.
El nistagmo era pendular, intermitente y considerado normal para la raza. No había signos de
enfermedad vestibular.
Diagnóstico diferencial
• Extensión de una otitis externa bacteriana al oído medio.
• Pólipo.
• Carcinoma.
Valoración clínica
Los líquidos i.v. y el alivio del dolor mejoraron el estado mental y el apetito del gato.
Los resultados hematológicos y serológicos fueron normales.
RM: se observó la presencia de material líquido en ambas bullas timpánicas y en ambos conductos
auditivos. Se apreció inflamación extensa del hueso y el tejido blando en ambas bullas y en el hueso
pterigoideo izquierdo, con extensión a la bóveda craneal. Se percibió engrosamiento de la duramadre
realzado con contraste en el cerebro (fig. 32.2).
Figura 32.2 RM ponderada en T1+ contraste. Engrosamiento meníngeo (flechas).
El LCR era normal. Los cultivos de aerobios y anaerobios fueron negativos.
El líquido blanquecino opaco del conducto auditivo derecho fue aspirado bajo anestesia general,
observándose que era pus viscoso.
Tratamiento
Cirugía para extraer el material purulento y los pólipos de ambas bullas timpánicas. El animal
mejoró en el postoperatorio.
33. Sordera
Introducción
El aire conduce las ondas sonoras a través de la membrana timpánica. Esta energía es transmitida a
través de la cadena de huesecillos, formada por el martillo, el yunque y el estribo, al líquido del
conducto coclear y a sus células pilosas. El fracaso de la transmisión del sonido por el oído externo o
el medio se denomina sordera conductiva.
El conducto coclear se encuentra en una vía de paso ósea de forma espiral situada en el peñasco del
hueso temporal, a la que se denomina caracol. El caracol óseo, junto con el vestíbulo y los canales
semicirculares que contienen el aparato vestibular, forma el oído interno. El movimiento de las
células pilosas origina potenciales de acción que se desplazan a través de la porción coclear del NC
VIII al bulbo raquídeo. La vía auditiva se cruza muchas veces a medida que asciende hacia la corteza
auditiva. El fracaso en la generación de potenciales de acción o en su transmisión a la corteza
auditiva de denomina sordera neurosensorial.
En un animal por lo demás sano, la sordera es consecuencia de una lesión periférica (del oído
externo, medio o interno, o del nervio coclear periférico al tronco del encéfalo), más que una lesión
central (de las vías del tronco del encéfalo o superiores). La sordera bilateral completa por lesión del
tronco del encéfalo es incompatible con la vida (fig. 33.1).
Figura 33.1 Diagrama del oído.
Reseña del animal
Hembra de english springer spaniel de 2 años y 11 meses.
Signos de presentación
El animal no responde a las órdenes.
Historia clínica
Durante el último mes la perra corría en dirección equivocada al llamarla y parecía sorda. Al sacudir
la cabeza se caía.
Exploración clínica
En una primera exploración, el animal presentaba marcha y postura normales, con reacciones
posturales normales (salto y propiocepción) y examen normal de los nervios craneales. El tímpano
izquierdo estaba oscurecido por la presencia de cera.
Diagnóstico neuroanatómico
Se sospechaba de sordera unilateral, dada la escasa capacidad de localización de la dirección del
sonido. Las caídas al sacudir la cabeza sugerían una posible pérdida de equilibrio, por lo que se
sospechaba de afectación vestibular, a pesar de la ausencia de inclinación de cabeza o nistagmo
anómalo.
Diagnóstico diferencial
Causas de la sordera
La sordera neurosensorial hereditaria se registra tanto en perros como en gatos y se relaciona con
los genes que regulan el color de la capa. Las capas con salpicaduras o manchas irregulares, por
ejemplo, las de los dálmatas, se asocian a una elevada incidencia de sordera. El riesgo es también alto
en animales de capa blanca, con o sin irisaciones azuladas.
La agenesia o degeneración de los receptores auditivos es la responsable del proceso y se presenta
desde el nacimiento, o poco después del mismo, en la mayoría de las razas. La prueba BAER suele
realizarse a las 5-8 semanas de edad, antes de que los cachorros de las razas de riesgo sean
entregados a sus propietarios. La sordera hereditaria no tiene tratamiento. Los dispositivos auditivos
amplifican el sonido y no son de utilidad en los casos en los que los receptores auditivos están
destruidos.
La sordera neurosensorial adquirida se produce como alteración derivada del envejecimiento. En
animales se han comunicado casos relacionados con la ototoxicidad de aminoglucósidos, diuréticos,
antisépticos y quimioterápicos.
Los trastornos que bloquean la transmisión de sonido a través del oído externo o medio inducen
pérdida de audición de gravedad variable. La sordera puede ser también una complicación de la
cirugía de la bulla timpánica.
En este caso
la otitis interna se consideró la causa más probable en un perro de esta edad.
Valoración clínica
Pruebas de audición
Valoración de la conducta
La respuesta conductual al sonido no es precisa desde el punto de vista diagnóstico, pero es el
objetivo que hay que definir en la relación animal-propietario. Incluso los perros con audición
normal ignoran los sonidos de prueba cuando los oyen por segunda o tercera vez. La respuesta de
sobresalto ante el sonido puede ser estimulada por la vibración, por ejemplo, al cerrar una puerta o
por el ruido de una máquina, igual que por el propio sonido. El movimiento de la oreja en respuesta
al sonido es la reacción mínima previsible en un animal con audición normal.
Valoración eléctrica
Una serie de clics se transmiten a un oído cada vez con auriculares. Los clics evocan potenciales de
acción en el conducto coclear y, a continuación, éstos son transmitidos a la corteza auditiva a través
del tronco del encéfalo. Los primeros 10 segundos de esta transmisión registran el paso a través del
tronco del encéfalo. Por tal razón la prueba es conocida como respuesta auditiva evocada del tronco
del encéfalo (BAER, por sus siglas inglesas).
El artefacto de estímulo, una deflección al principio de la trayectoria de la BAER, indica que el
estímulo ha sido aplicado a través de los auriculares y captado por los electrodos de registro bajo la
piel de la cabeza. Cuando el sonido llega de manera satisfactoria al tronco del encéfalo, se registra
una serie de 5-7 ondas.
La sordera congénita destruye el receptor auditivo en uno o los dos oídos, lo que hace que el sonido
no entre en el tronco del encéfalo. En esta situación, el trazado de la gráfica muestra un artefacto de
estímulo seguido de una línea plana.
El movimiento de la cabeza produce un desplazamiento de los electrodos de registro, que induce
ondas de artefacto en la trayectoria. La prueba BAER contrarresta este fenómeno promediando todas
las respuestas a los clics de modo que, con el tiempo, los artefactos aleatorios quedan excluidos de la
media, que se considera el resultado verdadero. Ello se denomina promedio de señal y se utiliza en
electrodiagnóstico para filtrar las ondas aleatorias que pueden alterar los registros evocados de bajo
voltaje. El movimiento repetido crea continuamente artefactos ondulatorios en el trazado de la
gráfica, lo que implica que la prueba debe iniciarse de nuevo, o que se ha de dar tiempo a la máquina
para que descarte las ondas anómalas. El animal, generalmente un cachorro, debe permanecer quieto.
Se utilizan diversas técnicas aunque, en ocasiones, el cachorro debe someterse a sedación, para que el
resultado de la prueba sea satisfactorio (fig. 33.2). Los animales con sordera congénita no producen
ondas, por lo que es fundamental que el trazado de la gráfica refleje este hecho de manera
convincente. La sedación no interfiere en la transmisión del sonido a través del oído y el tronco del
encéfalo.
Figura 33.2 Trazado BAER normal.
Un animal puede definirse como «con audición bilateral presente», «con sordera unilateral en el oído
izquierdo o derecho» o «con sordera bilateral». El término «sordera de un 50%» no tiene un
significado claro y no debe ser utilizado (fig. 33.3).
Figura 33.3 Trazado normal en el oído izquierdo. Trazado ausente en el oído derecho. Sordera unilateral del oído derecho.
La prueba BAER evalúa las vías anatómicas iniciales de la audición, pero no garantiza que un animal
con audición bilateral preste atención al propietario.
En este caso
la prueba BAER detectó trazados bilaterales, que indicaban que el caracol y el NC VIII (nervio
coclear) mantenían un estado funcional.
Diagnóstico
Se observó que el perro se tambaleaba hacia la izquierda al sacudir la cabeza. Se sospechó una
posible otitis interna. Se estableció un tratamiento con enrofloxacina y se programó una RM craneal.
Pronóstico
Los perros con ausencia de trazado BAER unilateral no presentan muchas veces un comportamiento
distinto del de los que mantienen una audición bilateral y, de hecho, pueden ser excelentes mascotas.
La herencia de la sordera no es pues un factor determinante a este respecto. No obstante, la
recomendación general es proceder solamente a cruces de animales con audición bilateral, ya que el
apareamiento de animales con sordera unilateral puede dar lugar a crías con sordera unilateral o
bilateral.
El porcentaje de perros dálmatas con sordera bilateral es bajo (7%), mientras que el de los que tienen
sordera unilateral es más elevado (21%). Sorprendentemente, no todos los propietarios se dan cuenta
de la alteración. De hecho, algunos dálmatas con sordera bilateral son presentados como animales
desobedientes («hiperactivos», «obstinados» o «mal entrenados»). Muchas veces estos animales son
abandonados o recogidos en perreras. Por ello, los criadores de dálmatas del Reino Unido muchas
veces optan por sacrificar a los animales sordos en el momento del diagnóstico para evitar que pasen
su vida recluidos. Si el propietario tiene la suficiente fuerza de voluntad y dedicación, los perros con
sordera bilateral pueden ser entrenados mediante signos manuales.
Seguimiento
En la repetición de la exploración 3 semanas después, se observó que el perro presentaba nistagmo
vertical posicional, pero que no registraba cambios de otra índole.
El nistagmo vertical es indicativo de enfermedad vestibular central, con lesión en el cerebelo o en los
núcleos vestibulares del tronco del encéfalo. La ausencia de respuesta normal al sonido puede
significar que el perro presenta un problema en el procesamiento central de la información
(enfermedad cerebral).
La progresión lenta indicaba una posible enfermedad degenerativa, como la fucosidosis, trastorno
hereditario propio de los english springer spaniels. La neosporosis y la MEG pueden dar lugar a
enfermedad multifocal progresiva, aunque cabe esperar que tiendan a empeorar en un período de
tiempo más breve. La hidrocefalia secundaria a la presencia de una masa en la fosa caudal puede
desencadenar tanto signos cerebrales como cerebelosos.
La RM registró un contraste sustancia gris-blanca inhabitual, con la sustancia blanca más hiperintensa
que la gris (fig. 33.4). No se apreció tinción de contraste, lo que es indicativo de posible edema o de
mielinización anómala.
Figura 33.4 Imagen ponderada en T1 transversal. Aumento de la hiperintensidad de la sustancia blanca.
La perra comenzó a ser tratada con suplementos utilizados en la enfermedad mitocondrial, pero ello
no detuvo la progresión de los signos.
Un mes más tarde, aún podía oír sonidos, pero sin localizar su origen. No parecía reconocer la voz
del propietario; 2 meses después de la RM el animal estaba atáxico.
En una prueba de ADN para detección de fucosidosis, el animal resultó ser homocigótico para el gen
mutante y, por tanto, afectado por la enfermedad.
Etiopatogenia de la fucosidosis
La fucosidosis es una enfermedad por almacenamiento lisosómico, de carácter hereditario
autosómico recesivo y que afecta a los english springer spaniel de ambos sexos. Una carencia de la
enzima alfa-fucosidasa da lugar a la acumulación de sustratos metabolizados de forma incompleta en
el tejido visceral y nervioso. En leucocitos de sangre periférica, médula ósea y LCR pueden
apreciarse vacuolas intracitoplásmicas.
Los signos reflejan la afectación neurológica y comienzan a percibirse entre los 4 meses y los 2 años
de edad. Los principales problemas son ataxia, cambios de personalidad y deterioro de la audición y
la visión. Los signos de presentación iniciales, que no mejoran con el tiempo, pueden ser resistencia
a la manipulación y sobreexcitación.
Los animales afectados suelen morir o ser sacrificados antes de los 4 años, como consecuencia del
empeoramiento de los signos. La patología no tiene cura.
Se dispone de una prueba de ADN para su detección.
34. Estornudos
Presentación inicial
Episodios persistentes de estornudos. Ptarmus (estornudo espasmódico).
Introducción
El estornudo es un reflejo de protección mediado por el bulbo raquídeo. La entrada de impulsos
sensitivos procedentes de las fibras del dolor (nervio trigémino) en la mucosa nasal inicia el reflejo.
Una rápida inspiración seguida del paso explosivo de aire a través de la nariz y la boca produce la
expulsión de los agentes irritantes. Cualquier enfermedad nasal puede presentarse con estornudos
persistentes como signo de aparición aguda. Es característica la presencia de secreción nasal.
Los estornudos y su posterior remisión se han comunicado en humanos tras infarto del bulbo.
El estornudo inverso
es un episodio de inspiración forzada sonora inducida por irritación nasofaríngea característica de
perros de razas pequeñas de cualquier edad. Los episodios duran unos segundos y se asocian a
estados de excitación o bebida. El problema es autolimitante y no produce anoxia ni colapso. Se cree
que su causa es la interacción defectuosa de la epiglotis y el paladar blando. No es signo de
enfermedad neurológica.
Reseña del animal
Hembra castrada de pastor de shetland de 7 años.
Signos de presentación
Estornudos crónicos y cabeza asimétrica.
Historia clínica
Se percibieron conjuntivitis en el ojo derecho, estornudos y frotamiento del lado derecho de la cara 7
meses antes de la presentación en consulta. El frotamiento había cesado para entonces, aunque el
animal presentaba unos 7 ciclos de estornudos al día. Se investigó a fondo una posible patología
nasal, sin que se apreciaran signos de la misma. Comenzó a desarrollarse atrofia de los músculos
temporales derechos en el último mes.
Exploración clínica
El animal estaba alerta y con capacidad de deambulación, con reacciones posturales y propiocepción
normales en todas las extremidades. El tamaño de las pupilas era simétrico y los RPL eran también
normales. Se registraba enoftalmos, lo que dificultaba la observación de los movimientos oculares,
pero había movimiento del ojo derecho. Se apreciaron atrofia de los músculos masticatorios
derechos, con sensibilidad ausente en el lado derecho de la cara para las tres ramas del nervio
trigémino, y sequedad del ojo derecho. El oído derecho y los orificios de la nariz presentaban
movimiento. El plano nasal estaba húmedo y simétrico. Los labios también eran simétricos.
Localización neuroanatómica
Nervio trigémino derecho (atrofia, sensibilidad). El enoftalmos puede presentarse, con pérdida
funcional de los músculos masticatorios o síndrome de Horner, cuadros que se registran ambos en
las lesiones del trigémino. Se consideró más probable el síndrome de Horner, al no haber miosis. El
frotamiento de la cara, los estornudos y la disminución de la producción de lágrimas son también
signos de disfunción sensitiva del trigémino.
Diagnóstico diferencial
• Se sospechó de un posible neurinoma del trigémino, dada la evolución prolongada y lenta del
cuadro.
• Meningioma.
• Tumor craneal en la región del agujero oval.
Valoración clínica
La RM mostró una masa realzada con contraste de forma uniforme en el área de la raíz del nervio
trigémino derecho, que comprimía el tronco del encéfalo adyacente. Se percibía un mínimo edema en
el parénquima circundante.
El LCR era anómalo, con un considerable aumento de las proteínas totales, que eran del orden de
0,70 g/l (N < 0,25). El recuento leucocitario y la citología eran normales.
Diagnóstico
Tumor de la raíz del nervio trigémino.
Los estornudos son una presentación inhabitual de las lesiones del nervio trigémino.
Se han comunicado salivación excesiva, tos y disfagia en un caso de neuropatía sensitiva trigeminal
en un perro rough collie de 2 años, en el que se registraba pérdida sensitiva bilateral en la
distribución del trigémino.
35. Tos
Introducción
La tos es una acción voluntaria o refleja, en la que una inspiración profunda va seguida de espiración
forzada contra la glotis cerrada. Ello requiere una fuerte contracción de los músculos de la
respiración y la laringe. La súbita apertura de la glotis libera aire de forma explosiva. Su paso a
través de las cuerdas vocales crea el sonido característico. Puede ir seguida de una arcada terminal.
Es estimulada por la irritación de la faringe, la laringe, la tráquea, los bronquios extrapulmonares y,
menos frecuentemente, de otras estructuras intratorácicas. El reflejo es mediado por el bulbo
raquídeo. La actividad aferente es regulada por el nervio glosofaríngeo (NC IX), que inerva la
faringe, y por el nervio vago (NC X), que interviene en la actividad sensitiva de la faringe, la laringe
y las estructuras torácicas. El arco motor es regulado por los músculos intercostales (T1-T12), el
diafragma (nervio frénico, C5-C7) y la laringe (NC X).
Una tos débil, llamada «tos bovina» en neurología humana, es consecuencia de la imposibilidad de
generar la suficiente presión intratorácica debido a una lesión vagal (del nervio laríngeo recurrente)
o a debilidad generalizada.
El sonido de graznido de ganso se relaciona con el colapso traqueal.
La maniobra de Valsalva es la exhalación forzada en contra de la resistencia de la boca y la nariz
cerradas, como sucede durante el vómito, el esfuerzo de defecación y la tos, con ulterior liberación
de la resistencia y la exhalación. Ello da lugar a reflejos cardiovasculares mediados de forma
autónoma, con cambios en la frecuencia cardíaca y la presión arterial y constituye la base del
denominado «síncope por tos». Dicho síncope puede ser consecuencia del aumento de la presión
intratorácica, con bloqueo del retorno venoso al corazón, o de fuerte estimulación vagal inductora de
vasodilatación y bradicardia (síncope vasovagal).
Parálisis laríngea
Por ed friend
La parálisis laríngea es consecuencia del fracaso en la abducción de los cartílagos por parte de los
músculos cricoaritenoideos dorsales durante el ciclo respiratorio. Este fenómeno produce una
reducción del diámetro de la hendidura glótica durante la fase inspiratoria, que origina como signo
clínico más destacado la intolerancia al ejercicio, por disminución de la capacidad de ventilación. En
la mayoría de los perros la parálisis laríngea se considera «idiopática», sin que se pueda identificar
una causa subyacente, aunque la enfermedad se produce por pérdida de inervación del músculo
cricoaritenoideo dorsal por los nervios laríngeos recurrentes. La interpretación tradicional es que la
disfunción se produce debido a la longitud relativamente extrema de estos nervios. Más
recientemente, se ha observado, no obstante, que la parálisis laríngea idiopática es parte de una
neuropatía generalizada. En consecuencia, diversas áreas del animal pueden verse afectadas, aunque
el signo clínico más importante sea la disfunción laríngea. En la mayor parte de los casos, la
neuropatía es una enfermedad que evoluciona a lo largo de un período que puede ser de semanas o
años.
Reseña del animal
Es característico que la parálisis laríngea idiopática se dé en perros de razas grandes o gigantes, entre
los 9 y los 10 años. Es frecuente en los labrador retriever, golden retriever, collies y setters ingleses e
irlandeses. Una forma congénita de la enfermedad se ha descrito en el boyero de Flandes, el dálmata,
el husky y el bull terrier, y en ella los animales muestran signos de la patología antes de cumplir 1
año.
En todos los animales que se presentan con parálisis facial debe investigarse la presencia de una
causa subyacente (v. más adelante en este capítulo), con especial atención a los casos en los que la
raza del animal no es típica de esta patología. Otras causas que han de descartarse son las lesiones
traumáticas o quirúrgicas (generalmente en el cuello), las masas que puedan interferir con la
trayectoria de los nervios laríngeos recurrentes (p. ej., mediastínicas o cervicales), las
endocrinopatías y las enfermedades infecciosas. El pronóstico para perros sometidos a cirugía que
no presentan parálisis laríngea «idiopática» es probablemente peor que el de otros animales, por lo
que, en estos casos, es obligado hallar la causa subyacente del proceso antes de abordar la cirugía.
Antecedentes
Los perros que se presentan con parálisis laríngea suelen padecer estridor respiratorio de desarrollo
gradual, cianosis y reducción de la tolerancia al ejercicio; con tiempo caluroso es posible que los
signos empeoren, ya que el animal tiende a hacer pasar más aire por la laringe para favorecer la
termorregulación. En ocasiones se registra síntoma con ejercicio, tanto ligero como intenso, y a
veces los animales se presentan con dificultad respiratoria grave. Los antecedentes de cronicidad sólo
se detectan por medio de un minucioso interrogatorio al propietario del perro. En algunos casos se
registran cambios en el ladrido.
También puede haber antecedentes de tos, a veces con letargo y pirexia. También se dan casos de
irritación de bajo nivel, debido a la entrada de pequeñas cantidades de saliva y alimento en la tráquea
o, si la aspiración es de mayor alcance, puede registrarse neumonía. Antes se creía que ello se debía a
que las cuerdas vocales no protegían la hendidura glótica con la eficacia habitual. Sin embargo,
ahora se considera que también puede deberse a disminución de la función de los nervios y los
músculos faríngeos, inducida por la neuropatía generalizada. A este respecto, el propietario debe
vigilar si el animal tose con frecuencia al comer o beber o si le cuesta comer o lo hace con lentitud.
En ciertos casos de esta patología se ha referido megaesófago, por lo que es conveniente descartar
los antecedentes de regurgitación, Si ésta es diagnosticada, puede considerarse una posible neumonía
por aspiración concurrente, en cuyo caso el pronóstico es más reservado.
La neuropatía generalizada puede también dar lugar a debilidad de las extremidades pélvicas. Ésta
puede ser leve y ser diagnosticada erróneamente como artrosis, ya que suele afectar a animales
grandes y de edad avanzada. En ocasiones el propietario refiere raspado de las uñas cuando el perro
camina sobre superficies duras, o tambaleo cuando realiza giros bruscos. La debilidad al levantarse
es muy frecuente. Los animales más graves pueden no ser capaces de incorporarse y la progresión de
esta tendencia es en ocasiones motivo para proceder al sacrificio del animal.
Exploración clínica
La exploración general no suele aportar información reseñable. El hallazgo más frecuente es el ruido
en la auscultación laríngea, predominante (aunque no exclusivo) en la parte inspiratoria del ciclo.
Suele ser lo suficientemente significativo como para detectarlo en la auscultación torácica.
Los ruidos cardíacos y otros parámetros del corazón, como la fuerza y la calidad del pulso y la
frecuencia cardíaca, son normales. Es importante descartar la patología cardíaca como posible causa
de los signos clínicos. Las membranas mucosas aparecen a menudo cianóticas, debido al
compromiso respiratorio. Los ruidos pulmonares pueden ser más broncos en presencia de neumonía
por aspiración y el ruido laríngeo diferido es frecuente.
La atrofia muscular, en especial en las extremidades pélvicas, es muy habitual. Una exploración
neurológica básica detecta debilidad muscular en la mayoría de los casos, además de déficits
propioceptivos conscientes. La sensibilidad faríngea está reducida en algunos perros, que presentan
un escaso reflejo a nauseoso.
Tratamiento de un perro con parálisis laríngea que se presenta con compromiso
respiratorio grave
• Suplemento de oxígeno con un procedimiento que no aumente el estrés del animal, por ejemplo,
la jaula de oxígeno.
• Tranquilización del animal; sedación leve para reducir la ansiedad, si procede (la ansiedad
aumenta la frecuencia y la profundidad de la respiración, reduciendo la capacidad ventilatoria en
casos de parálisis laríngea).
• Establecimiento de una línea intravenosa. El mantenimiento con líquidos intravenosos puede ser
necesario si el animal no quiere comer o beber, pero la línea es útil también para administrar
fármacos y anestésicos.
• Comprobación de la temperatura rectal y disminución de la misma si está elevada (toallas
mojadas con agua fría, con o sin líquidos intravenosos fríos). El clima caluroso puede precipitar
episodios de dificultad respiratoria en un animal que previamente ha afrontado una parálisis
laríngea.
• Exploración física y pruebas diagnósticas que descarten otras patologías concurrentes que
aumenten la dificultad respiratoria, por ejemplo, enfermedad cardíaca concomitante, derrame
pleural, etc.
• Inducción de anestesia e intubación en casos muy graves. Esta medida debe evitarse siempre que
sea posible, ya que es poco probable la recuperación adecuada del animal sin cirugía que trate la
parálisis laríngea (v. más adelante). Es necesario que esté presente un cirujano experimentado que
proceda a la intervención quirúrgica. Las sondas de traqueostomía pueden utilizarse como último
recurso para ayudar a la recuperación del animal, si no se puede realizar una intervención
quirúrgica, aunque la morbilidad y la mortalidad asociadas a su uso son elevadas. Cuando se
realiza, la cirugía definitiva es también compleja, ya que es probable que el animal presente tos
postoperatoria, con el consiguiente riesgo de rotura de las suturas laríngeas.
Pruebas diagnósticas
En animales de edad avanzada se realizan pruebas hematológicas y bioquímicas de rutina, en
particular en casos de endocrinopatías concurrentes. Antes se pensaba que el hipotiroidismo podía ser
causa directa de parálisis laríngea, aunque en la actualidad se considera que las dos patologías pueden
darse de manera independiente en un mismo individuo. Si se sospecha de él, resultan útiles las
determinaciones de T4/TSH.
Es necesario obtener radiografías torácicas ortogonales con el animal consciente. En principio, estas
proyecciones se obtienen para descartar el megaesófago, dado que la presencia de aire en el esófago
de un animal anestesiado es un hallazgo habitual. La esofagografía de contraste está indicada cuando
existe sospecha fundada de disfunción esofágica en virtud de los antecedentes del paciente. Estas
imágenes han de ser analizadas minuciosamente para asegurarse de que no existen masas que
interfieran en la trayectoria del nervio laríngeo recurrente y de que no hay neumonía por aspiración
concurrente.
El diagnóstico final se establece por laringoscopia bajo un plano de anestesia ligero. Para ello suele
emplearse propofol. El paso final del diagnóstico se efectúa mejor inmediatamente antes del
tratamiento quirúrgico, con el fin de evitar los riesgos anestésicos al paciente. En el animal normal,
las cuerdas vocales deben ser enérgicamente abducidas por el movimiento de los cartílagos
aritenoides en cada inspiración y deben regresar al estado de reposo en cada espiración. En perros
con parálisis laríngea, dichos cartílagos permanecen inmóviles en estado de reposo, aunque en
ocasiones experimentan un movimiento «paradójico», desplazándose hacia dentro (hacia la línea
media) como consecuencia de la presión negativa de la inspiración. En la parálisis laríngea, las
cuerdas vocales están a veces inflamadas, con leve hinchazón.
En el momento del diagnóstico, la enfermedad suele ser bilateral, aunque la patología unilateral
puede detectarse precozmente, cuando se observa un leve aumento del ruido laríngeo sin que exista
intolerancia al ejercicio. En esta fase no está indicada la cirugía, ya que la intolerancia al ejercicio es
el principal de los signos que se desea corregir con la intervención quirúrgica (v. más adelante).
Son frecuentes los falsos positivos en la laringoscopia, en especial cuando el plano de anestesia es
demasiado profundo (el animal debe mantenerse bajo anestesia ligera, y, en ocasiones, resulta útil un
mordedor que mantenga abierta la boca), o cuando la laringe se examina tras una intubación (que
suele dar lugar a interrupción temporal del movimiento aritenoideo).
La exploración bajo anestesia se suele emplear para confirmar el diagnóstico clínico de parálisis
laríngea, aunque conviene tener presente que existen otros diagnósticos diferenciales de obstrucción
de las vías respiratorias. Algunos de ellos, como el colapso laríngeo o el paladar blando elongado,
son poco probables en un contexto de parálisis laríngea idiopática. Otros son más probables en las
edades y razas más comúnmente afectadas, aunque en cualquier caso son infrecuentes. Cabe citar, por
ejemplo, los tumores laríngeos y los mucoceles salivales de la pared faríngea.
Otras pruebas diagnósticas, que no se realizan habitualmente, resultan útiles en determinados
individuos. Por ejemplo, el lavado broncoalveolar para citología y las pruebas de cultivo y
sensibilidad pueden efectuarse en caso de neumonía por aspiración. Las técnicas de imagen
adicionales, como la ecografía o la TC, son a veces idóneas cuando se sospecha de una posible
neoplasia (junto con la biopsia, si procede), y la electromiografía y la biopsia muscular se aplican
para evaluar una posible neuropatía subyacente.
Tratamiento
No existe un tratamiento específico para la neuropatía subyacente en la parálisis laríngea, aunque es
recomendable la exploración del animal por un veterinario especializado en neurología. Cuando hay
déficits en las extremidades, se aconseja recurrir a tratamientos complementarios inespecíficos. Éstos
suelen estar dirigidos a aumentar la masa muscular remanente lo más posible, con el fin de
incrementar la fuerza, a través de medidas como la natación o los paseos de duración moderada.
También resulta de utilidad la fisioterapia suave (p. ej., con desplazamiento de las articulaciones a lo
largo de todo su rango de movimiento o con masaje muscular para aumentar el flujo sanguíneo).
Otro tanto sucede con el tratamiento de la enfermedad ortopédica concurrente, con pérdida de peso y
uso de analgésicos o medicamentos articulares específicos.
La disfunción faríngea y/o esofágica comporta un pronóstico reservado, ya que puede inducir
neumonía por aspiración. Los perros afectados parecen alimentarse mejor con comida enlatada que
con alimentos secos o líquidos. El aconsejable que los animales con enfermedad esofágica se
alimenten con el cuenco colocado en posición elevada y que se mantengan de pie después de comer.
La neumonía por aspiración debe tratarse con un ciclo prolongado (>4 semanas) de antibióticos,
seleccionados en función de los resultados de las pruebas de cultivo y sensibilidad realizadas a partir
de un lavado broncoalveolar. Los perros con afectación más grave requieren hospitalización, para
recibir tratamiento de soporte, con administración intravenosa de líquidos y antibióticos. La respuesta
al tratamiento se basa en la remisión de los signos clínicos y la mejora de los cambios radiográficos.
Sin embargo, numerosos animales mantienen un nivel bajo de enfermedad que no puede llegar a
corregirse del todo (presumiblemente por la aspiración sostenida), siendo ésta la razón por la que el
pronóstico es reservado.
El tratamiento de elección para la intolerancia al ejercicio, la cianosis y el síncope causados por la
parálisis laríngea es la lateralización del aritenoides (tie-back laríngeo, también llamado
laringoplastia prostética). Este recurso abduce de forma permanente el cartílago aritenoides y, en
consecuencia, las cuerdas vocales, con lo que aumenta el tamaño de la hendidura glótica. Se trata de
un procedimiento técnicamente complejo, con una elevada tasa de complicaciones, por lo que se
recomienda la derivación a un cirujano experimentado en este tipo de intervenciones.
Tras la realización de una laringoscopia destinada a confirmar el diagnóstico y la de otras posibles
pruebas, como la radiografía de tórax, el animal es colocado en decúbito lateral derecho. El cuello
lateral izquierdo y la región laríngea son pinzados y preparados para cirugía aséptica. Una
almohadilla de arena bajo el cuello puede ayudar a elevar la laringe y facilitar la e incisión. La
incisión cutánea se realiza en posición inmediatamente ventral a la vena yugular; la disección de los
tejidos blandos expone el músculo tirofaríngeo, que es a continuación seccionado. La apófisis
muscular del aritenoides es localizada y movilizada. El grado de movilización es esencial para el
éxito de la cirugía y requiere una considerable experiencia. A continuación se procede a la sutura del
aritenoides con sutura monofilamento no absorbible al tiroides o el cricoides, dependiendo de la
preferencia del cirujano (fig. 35.1).
Figura 35.1 Una sutura de colchonero de polipropileno se ha hecho pasar a través de la apófisis muscular del cartílago aritenoides (flecha recta) y, a continuación, a
través de la porción caudal del cartílago tiroides (flecha curva).
La apófisis muscular es rotada externa y caudalmente mientras se aprieta la sutura, aumentando así el
diámetro de la hendidura glótica. El cierre se efectúa con técnica de rutina, prestando especial
atención al cierre preciso del músculo tirofaríngeo, ya que éste es un importante elemento de
constricción faríngea y resulta esencial para la deglución.
El objetivo de la cirugía es mejorar la ventilación, por lo que, en la mayoría de los animales, la
intolerancia al ejercicio y el síncope mejoran sustancialmente después de la intervención. No
obstante, la cirugía no mejora determinados signos clínicos asociados a la enfermedad, como la tos,
el incremento de los ruidos respiratorios, la disfagia, la debilidad de las extremidades pélvicas, etc.
De hecho la cirugía puede empeorar temporalmente la capacidad para deglutir ya que se requiere una
incisión a través del músculo tirofaríngeo. La cicatrización del músculo se produce a lo largo de un
período de varias semanas. La rotura del tirofaríngeo es una de las principales razones por las que el
autor no recomienda la lateralización aritenoidea bilateral. Cuando la cirugía en el primer lado
fracasa, el abordaje del lado contralateral debe retrasarse lo más posible hasta que el músculo
tirofaríngeo haya cicatrizado. En ocasiones, la función de las extremidades se ve deteriorada por la
cirugía, presumiblemente como consecuencia del decúbito prolongado, que exacerba la enfermedad
articular concurrente. Para evitar esta complicación, es conveniente favorecer la ambulación del
animal lo antes que sea posible.
El necesario proceder a una minuciosa valoración preoperatoria del animal, con el fin de garantizar
que sólo se seleccionan aquellos animales que pueden realmente beneficiarse de la intervención. Por
ejemplo, si los signos clínicos predominantes son la tos y la dificultad para levantarse, es probable
que la cirugía no resulte beneficiosa. Sin embargo, la situación puede cambiar a medida que la
patología evoluciona, por lo que el animal debe ser reevaluado periódicamente para determinar la
capacidad de hacer pasar aire a través de la laringe. Cuando hay cianosis e intolerancia al ejercicio
considerable, además de tos y debilidad de las extremidades pélvicas (por ejemplo) la cirugía está
indicada, aunque el pronóstico es en este caso reservado.
Cuidados postoperatorios
1. Control postoperatorio para garantizar que el animal respira con normalidad. Este aspecto suele
mejorar con respecto al estado preoperatorio, si el cirujano cuenta con la experiencia necesaria.
2. Los antibióticos postoperatorios son necesarios cuando la mucosa faríngea se perfora de forma
inadvertida durante la cirugía, o si hay neumonía por aspiración concurrente (v. antes).
3. Analgesia: es obligado el uso de opioides durante 24-48 h, junto con antiinflamatorios no
esteroideos (si no están contraindicados).
4. Conviene evitar que el perro ladre y, en algunos casos, es conveniente adelantar el alta cuando el
animal no puede mantenerse tranquilo.
5. Cuando el animal está completamente recuperado, es conveniente que se alimente con comida
enlatada.
6. El ejercicio debe limitarse en las 4 semanas siguientes a la cirugía.
Ejemplo de caso
Macho de golden retriever de 12 años.
Antecedentes clínicos
El perro se presentó con tos y letargo de desarrollo agudo. El apetito se había reducido en las 24
horas anteriores y la capacidad para hacer ejercicio había ido disminuyendo en los 6 meses previos.
Aunque el estado del animal había ido empeorando a lo largo de los últimos meses, aún se mantenía
activo y podía caminar durante paseos de media hora. No se registraron cianosis ni episodios de
síncope. La tos comenzó 3 días antes de la consulta, aumentando progresivamente su frecuencia. El
propietario comentó que, en los últimos meses, el animal había tosido un poco al comer y beber y se
levantaba con lentitud. No había antecedentes de regurgitación.
Exploración clínica
En la exploración, se observó pirexia leve (39,4 °C), con aumento del estridor respiratorio
(predominantemente inspiratorio) centrado en la laringe. En la consulta el perro está jadeante, pero
mantenía una ventilación razonable. Se apreció cianosis leve. El animal presentaba una significativa
atrofia de los músculos temporales y debilidad y atrofia muscular leves de las extremidades pélvicas,
probablemente relacionadas con neuropatía generalizada (fig. 35.2).
Figura 35.2 Aspecto en el momento de la presentación. Obsérvense la atrofia de los músculos temporales y pélvicos y la ligera cianosis.
Valoración clínica
Los hallazgos hematológicos y bioquímicos no eran reseñables. Se obtuvieron radiografías de tórax
bajo anestesia general, observándose un marcado patrón alveolar en los campos pulmonares
craneoventrales. Tales cambios eran compatibles con neumonía por aspiración. Se apreciaba una
pequeña cantidad de aire en el esófago, en cualquier caso compatible con la de un animal anestesiado
normal. Se obtuvo un lavado broncoalveolar, cuyo cultivo bacteriano resultó negativo, aunque
registrándose incremento del número de neutrófilos (fig. 35.3).
Figura 35.3 Patrón alveolar en el lóbulo pulmonar craneal, compatible con la presencia de neumonía por aspiración.
Diagnóstico
Se estableció un diagnóstico de parálisis faríngea y el animal fue derivado a cirugía.
Tratamiento
En este caso, la cirugía era inadecuada en el momento de la presentación, ya que el empeoramiento
agudo de los signos clínicos se relacionaba con una neumonía por aspiración. El tratamiento se
inició con administración de líquidos y antibióticos intravenosos (amoxicilina-clavulánico, en dosis
de 20 mg/kg 3 veces al día, y metronidazol, en dosis de 10 mg/kg 2 veces al día). El perro
experimentó una rápida mejoría: la cianosis remitió y el apetito volvió a ser normal. Fue dado de alta
con indicación de un ciclo de antibióticos orales de 4 semanas (amoxicilina-clavulánico, en dosis de
21,4 mg/kg 2 veces al día, y metronidazol, en dosis de 11,4 mg/kg 2 veces al día). Cada 4 semanas al
principio y cada 2-3 meses después, se tomaron radiografías de seguimiento para controlar la
evolución del caso.
La magnitud del compromiso respiratorio que el perro indicaba que la cirugía laríngea no era
aconsejable en esta fase de la enfermedad. Las citas de seguimiento se realizaron en el centro de
referencia, ante la probable progresión de los signos laríngeos. En estos casos la cirugía de tie-back
sólo debe practicarse cuando sea absolutamente necesaria, ya que aumenta el riesgo de aspiración.
Pronóstico
La completa remisión de la neumonía por aspiración presenta un pronóstico reservado. Si la función
laríngea se deteriora y se desarrollan signos de cianosis, está indicada la cirugía de tie-back.
36. Cambios en la voz y la deglución
Introducción
Disfagia
La incapacidad o dificultad para deglutir se denomina disfagia y se presenta con náuseas, arcadas,
ahogamiento, extensión o flexión del cuello al tragar, intentos de deglutir repetidos, tos al comer o
beber, secreción nasal y seudoptialismo.
La deglución es iniciada por la información procedente de la cavidad oral (NC V), la faringe (NC IX)
y la epiglotis (NC X).
El alimento, voluntariamente impulsado a la faringe por los músculos masticatorios (NC V), los
músculos palatinos (NC V) y el movimiento de la lengua caudal (NC XII), estimula un reflejo
coordinado por el centro de la deglución en el bulbo raquídeo.
La cesación de la respiración y el cierre de la glotis (NC X) son sincronizados por la contracción de
los músculos faríngeos (NC IX y X), para evitar la aspiración.
El pliegue de la epiglotis sobre la glotis se consigue por contracción de los músculos geniohioideo
(NC XII) y milohioideo (NC V), desplazando la laringe hacia atrás.
La incapacidad de tragar saliva produce babeo (seudoptialismo). La disfagia oral es la incapacidad de
masticar el alimento para formar el bolo alimentario.
Producción de voz
La parálisis laríngea puede presentarse con los siguientes signos: alteración del volumen, el tono o el
carácter de la voz (disfonía), pérdida de voz (afonía), disnea inspiratoria, respiración sonora, sonido
sibilante de tono agudo (estridor), náuseas o tos al comer o intolerancia al ejercicio, con o sin
colapso.
La voz se genera por el paso del aire a través de la laringe y la alteración de este proceso provoca
cambios en la cualidad vocal. La incapacidad para generar y expeler una reserva de aire torácico da
lugar a hipofonía (voz baja) o afonía. La debilidad o la parálisis de los músculos respiratorios por
lesiones de la NMS (p. ej., enfermedad de la médula espinal en C1-C5 o tetania) o de la NMI (p. ej.,
miastenia grave o polirradiculoneuritis) suelen ir acompañadas de tetraparesia no ambulatoria o
tetraplejía.
El flujo de aire a través de la laringe es impedido por la parálisis del músculo cricoaritenoideo
dorsal. El músculo, inervado por una rama del nervio vago (NC X), funciona como el principal
abductor de las cuerdas vocales y los cartílagos aritenoides que forman la glotis, la abertura craneal
de la laringe. El estrechamiento del flujo de aire produce estridor, disfonía y, lo más importante,
disnea inspiratoria. La obstrucción de las vías respiratorias por pólipos nasofaríngeos o por un
paladar blando elongado genera un flujo de aire turbulento y respiración estertorosa (ronquido o
resoplidos), pero rara vez produce disnea.
La presentación es inducida por la disnea, mientras que es necesario interrogar al propietario para
descubrir los cambios sobrevenidos en la vocalización del paciente.
La incapacidad para cerrar la glotis supone un riesgo de aspiración del contenido faríngeo (saliva,
alimento y agua). El principal aductor faríngeo es el músculo tiroaritenoideo, también inervado por
el vago. La tos y las náuseas cuando el animal come o bebe constituyen un reflejo protector de las
vías respiratorias. La sensibilidad de la mucosa laríngea es aportada por la rama interna del nervio
laríngeo craneal, una división del NC X.
La parálisis laríngea unilateral se aprecia durante el ejercicio en animales dedicados a trabajo o a
práctica deportiva. Sin embargo, como la mayor parte de los animales domésticos suelen ser más
bien sedentarios, es necesario que haya parálisis bilateral para percibir los signos correspondientes.
En ocasiones hay signos concomitantes de neumonía por aspiración, como fiebre, taquipnea, tos o
anorexia. Los animales con disnea grave centran sus esfuerzos en respirar más que en comer, ya que
hacer las dos cosas de forma simultánea les resulta imposible.
El aumento del tono muscular en la miotonía congénita produce respiración con estridor y ladrido de
tono agudo, junto con rigidez generalizada del músculo apendicular. Se han referido disnea o
cianosis durante el incremento de esfuerzo muscular o al cambiar bruscamente de postura. El
laringoespasmo es una complicación de la tetania.
Reseña del animal
Macho de schnauzer miniatura de 7 años.
Signos de presentación
Ladrido ronco, dificultad para comer, babeo, arcadas, náuseas.
Historia clínica
Los signos fueron apareciendo de forma progresiva a lo largo de 3 semanas, comenzando con babeo
en el lado derecho de la boca, arcadas, náuseas y utilización de mucho tiempo para beber. Una
semana más tarde se desarrolló ladrido de tono agudo. La semana siguiente se refirieron síndrome de
Horner derecho, atrofia de los músculos masticatorios derechos, cojera de la extremidad delantera
derecha y dolor de cuello intermitente.
Exploración clínica
La exploración clínica puso de manifiesto un perro alerta y con capacidad de deambulación, con
cojera delantera derecha. El reflejo de salto era normal en todas las extremidades. La respuesta de
posicionamiento de la extremidad delantera derecha estaba reducida. Los músculos supraespinoso e
infraespinoso derechos estaban atrofiados. El tono muscular estaba reducido en la extremidad
anterior derecha. También se registraban ptosis, miosis y enoftalmos en el ojo derecho, con
protrusión del tercer párpado. La sensibilidad del orificio nasal derecho y la del labio superior
derecho estaban reducidas. Se observaba atrofia de los músculos temporal y masetero derechos. El
tono mandibular y el reflejo nauseoso estaban reducidos. Había una ligera atrofia del lado derecho de
la lengua. La saliva caía por el lado derecho de la boca.
Localización neuroanatómica
NC V derecho (M y S) y NC IX, X y XII. Signos de la NMI en la extremidad delantera derecha (plexo
o nervios braquiales). Antecedentes de dolor de cuello (meninges, médula, vértebras o discos).
Cojera en la extremidad delantera derecha (compresión, inflamación o neoplasia de los nervios). Se
sospechaba de una posible enfermedad multifocal que afectaba a los nervios craneales y periféricos.
Los cambios de la NMI en la extremidad delantera derecha y el síndrome de Horner derecho pueden
ser causados por una lesión en el plexo braquial o las raíces nerviosas ipsilaterales.
Diagnóstico diferencial
• Gangliorradiculoneuritis.
• Infiltración neoplásica de los nervios.
Valoración clínica
La serología era negativa para Toxoplasma,Neosporum caninum y Borrelia.
La función tiroidea era normal: T4 total 12 nmol/l (13-52), TSH 0,13 ng/ml (<0,41).
Las enzimas musculares estaban elevadas: AST 306, CK 1.082, ALT 224.
EMG; potenciales espontáneos en los músculos trapecio, supraespinoso, infraespinoso, flexores
carpianos, masetero y temporal del lado derecho.
LCR: (25/5/03); proteínas totales 0,57 g/l, recuento leucocitario = 1, recuento eritrocitario = 0.
Citología: pocos linfocitos reactivos.
LCR: (4/6/03): proteínas totales 1,88 g/l; recuento leucocitario = 60; recuento eritrocitario = 1.
Citología: 85% de células atípicas grandes compatibles con neoplasia. Se asemejaban a linfocitos o
histiocitos.
La RM mostraba una atrofia muscular grave de los músculos temporal, digástrico, masetero y
pterigoideo derechos, que eran hiperintensos debido a la infiltración grasa. También mostraba un
pequeño nódulo discreto con realce en la región del nervio trigémino en la que éste emerge del canal
trigeminal (fig. 36.1). En el lado izquierdo había una estructura similar, aunque de mucho menor
tamaño. La bulla timpánica derecha estaba parcialmente llena de líquido.
Figura 36.1 RM transversa ponderada en T1 + C: atrofia de los músculos masticatorios derechos e hipertrofia del nervio trigémino derecho.
Diagnóstico
Hipertrofia focal del nervio trigémino derecho con afectación nerviosa multifocal, posiblemente por
linfoma.
Tratamiento
El veterinario planteó el uso de utilizar quimioterapia para tratar el posible linfoma, pero el
propietario rechazó la propuesta y el animal fue sacrificado.
37. La marcha
introducción
La debilidad (paresia) o la parálisis, la ataxia y la cojera son las alteraciones más frecuentes de la
marcha.
Parálisis y paresia
Parálisis es la ausencia de movimiento voluntario.
Paresia es una reducción del movimiento voluntario.
La paresia se puede manifestar como:
• Dificultad para levantarse desde la posición acostado.
• Ausencia de movimiento.
• Colapso, caídas.
• Incapacidad o falta de voluntad para realizar ejercicio.
• Incapacidad de saltar dentro del coche, trepar escaleras o subirse a los muebles.
• Incapacidad de apoyarse sobre un solo miembro trasero mientras orina.
• Incapacidad de mantener la posición en cuclillas para orinar o defecar.
• Movimientos lentos o marcha oscilante.
• Gestos de arrastrar/arañar/abrasionar/rozar el dorso del pie contra el suelo.
• Arrastramiento miembros posteriores utilizando exclusivamente los anteriores.
• Menor extensión de los miembros: posición plantígrada, marcha agazapada.
• Aumento de la extensión de los miembros (rigidez): pasos cortos seguidos de colapso.
• Uso sincrónico de ambos miembros posteriores (saltos de conejo).
Algunas de estas manifestaciones se aplican también a animales con enfermedades ortopédicas que
provocan cojera.
Los miembros afectados se detectan mediante la observación del animal y haciendo que éste realice
movimientos con pruebas de reacción postural.
Definiciones
Se dice que el animal tiene:
• Tetraplejía o cuadriplejía: parálisis de los cuatro miembros.
• Tetraparesia no ambulatoria: debilidad de los cuatro miembros. Puede moverlos todos, pero no es
capaz de permanecer de pie o caminar sin ayuda.
• Tetraparesia ambulatoria: debilidad en los cuatro miembros, pero puede caminar sin ayuda.
• Hemiplejía: parálisis del miembro anterior y posterior de un lado.
• Hemiparesia: debilidad del miembro anterior y posterior de un lado.
• Paraplejía: parálisis de los miembros posteriores.
• Paraparesia: debilidad de los miembros posteriores.
• Monoplejía: debilidad de un miembro. Se suele describir indicando cuál es el miembro afectado y
en qué grado; por ejemplo, parálisis del miembro anterior derecho o debilidad del miembro
posterior izquierdo.
Consejo clínico
No olvide que la debilidad o parálisis pueden afectar a otras regiones corporales y producir
disfagia, regurgitación, disfonía, ausencia de parpadeo, disnea inspiratoria, incapacidad de
coger cosas o alteración de la postura del cuello. Compruebe siempre los antecedentes y la
función de los nervios craneales.
Localización
Una cadena de neuronas que establecen sinapsis se denomina vía. Una vía del SNC se puede llamar
tracto, fascículo, pedúnculo o lemnisco. Los pequeños haces de neuronas del SNP se denominan
fascículos y se combinan para dar lugar a nervios.
Los tractos descendentes del encéfalo transmiten los impulsos que hacen que el animal se mueva. Los
impulsos consiguen acceder a los músculos a través de los nervios.
• La lesión de las vías descendentes produce paresia/parálisis.
• La lesión de los nervios produce paresia/parálisis.
• La lesión de la conexión entre nervios y músculos, la unión neuromuscular, produce
paresia/parálisis.
• Las lesiones musculares suelen producir paresia más que parálisis.
Consejo clínico
La mayor parte de las lesiones cerebrales no producen una paresia o parálisis evidentes. Los
animales afectados caminan con una marcha normal. Las reacciones posturales pueden
detectar una paresia sutil.
Para distinguir la causa de la parálisis se debe explorar la función nerviosa de los miembros: el tono
y los reflejos musculares. Si el tono y los reflejos están intactos, normales (2+) o aumentados (3+,
4+) a la exploración, significa que los nervios y los segmentos medulares en los que se originan
funcionan y que no son responsables de la debilidad o la parálisis.
¡Fantástico! ¡El funcionamiento del arco reflejo indica que toda una parte del sistema nervioso
funciona! Por tanto, la causa de la debilidad se localizará en los tractos descendentes craneales al
miembro débil o paralizado.
Pero… si el tono y los reflejos están reducidos (1+) o ausentes (0) a la exploración, significa que
estos arcos reflejos no funcionan y que en esta vía refleja se debe encontrar la lesión que produce la
debilidad o parálisis de los miembros (fig. 37.1) (v. pág. 20, tabla 2.3).
Figura 37.1 Deficiencias motoras en las lesiones medulares.
Consejos clínicos
• La atrofia muscular se produce con la denervación y el desuso.
• La atrofia por desuso es generalizada y tarda semanas en aparecer.
• La atrofia por denervación se limita a los músculos inervados, suele ser grave y se
produce en cuestión de días.
Piense en el control motor del animal como si se tratara de un coche en el que los tractos
descendentes se corresponden con el motor. Los nervios, la unión neuromuscular (UNM) y el
músculo son las ruedas. Cuando se quitan las ruedas, el motor puede seguir girando todo lo que
quiera, pero el coche no se moverá.
En términos anatómicos, el motor se denomina motoneurona superior (MNS) y las ruedas se llaman
motoneurona inferior (MNI).
Los términos MNS y MNI se emplean como adjetivos cuando se describe la paresia y la parálisis.
Consejo clínico
Revise la técnica de exploración de los reflejos. Practique siempre que pueda para aprender
las variaciones de la normalidad.
La monitorización de la progresión de la lesión medular pasa por la valoración del movimiento
voluntario Y de los reflejos medulares.
Imagine el escenario habitual de una lesión medular toracolumbar aguda grave secundaria a un
traumatismo o enfermedad de los discos intervertebrales (EDIV). El animal debuta con una parálisis
de los miembros posteriores con aumento de los reflejos de los mismos. A los pocos días los
miembros posteriores se vuelven flácidos y aparece una arreflexia. ¡El cuadro, que se presentó como
una lesión de MNS, ahora parece ser una lesión de MNI! ¿Por qué ha sucedido esto? ¿Tiene de
repente el animal una parálisis por garrapatas? ¿Han sufrido lesiones los nervios periféricos por la
avulsión asociada al traumatismo original?
No. Piense, siempre, que puede existir una causa para todos estos signos. Lo que ha pasado es que la
lesión original del segmento medular T3-L3 ha producido una mielomalacia. Este proceso
destructivo se ha extendido en dirección caudal siguiendo la médula espinal y destruyendo los
segmentos medulares que contienen los arcos reflejos de los miembros posteriores. El animal sigue
teniendo la lesión original de los tractos descendentes, pero cuando los arcos reflejos se destruyen, el
miembro queda flácido y arrefléxico. Recuerde el coche: si se quitan las ruedas, el coche sufre una
parálisis de MNI. La parálisis de MNI será la presentación clínica predominante.
Consejo clínico
El secreto de la localización es contemplar el proceso como un rompecabezas. Visualice todas
las piezas en relación las unas con las otras para ver todo el cuadro (de la salud o de la
disfunción).
¿Ipsilateral o contralateral a la lesión?
Los tractos motores descendentes se originan en distintas partes del encéfalo. Cuando las vías se
lesionan POR ENCIMA del núcleo rojo del mesencéfalo, la debilidad/parálisis será
CONTRALATERAL a la lesión.
Cuando la lesión se encuentra POR DEBAJO del núcleo rojo, la debilidad/parálisis será
IPSILATERAL a la lesión.
Variaciones
• Los perros de razas gigantes o grandes con lesiones del segmento medular C1-C5 pueden
presentarse con una paresia de los miembros posteriores de MNS y ataxia.
• Los perros grandes con lesiones cervicales caudales C6-T2 pueden no presentar signos evidentes
de MNI en los miembros anteriores.
«Marcha medular»
Los reflejos de estiramiento se vuelven hiperactivos tras el corte medular, lo que da lugar a una
reacción de soporte positiva inducida por la presión sobre las plantas del animal afectado. El
miembro se extiende siguiendo el punto de presión cuando ésta se alivia. Esto explica por qué los
animales paralizados pueden permanecer erguidos.
En la médula espinal existen generadores de patrón, y son la base de la «marcha medular». La marcha
refleja automática de los miembros posteriores puede empezar semanas a meses después de una
lesión medular grave de T3-L3 (grado 5). La sección medular parece completa a nivel funcional,
pero en los animales afectados sobreviven restos del tracto, que transmiten impulsos originados en la
región locomotora del tronco del encéfalo. Basta con tan sólo el 5-10% de los axones descendentes
para activar los circuitos locales que producen la locomoción básica en gatos y ratas. La marcha es
rítmica, pero no se coordina con los miembros anteriores.
Valoración de la gravedad de la parálisis
Las lesiones medulares son la causa más frecuente de parálisis en animales pequeños.
Las lesiones cerebrales suelen causar exclusivamente sutiles cambios en la marcha y se asocian a
otros signos, como cambios de conducta, alteración del estado mental o convulsiones.
Las lesiones del tronco del encéfalo pueden provocar cambios importantes de la marcha, pero en
general se asocian a disfunción de los pares craneales y alteraciones del estado de alerta.
En la médula espinal se localizan tractos ascendentes y descendentes, que muestran deficiencias
clínicas en el siguiente orden:
1. Tractos ascendentes: la propiocepción es la más susceptible. La ataxia por deficiencia
propioceptiva es la alteración que aparece en primer lugar con mayor frecuencia.
2. Tractos descendentes: la motricidad conduce a paresia/parálisis.
3. Tractos ascendentes: la percepción del dolor es la menos susceptible y conduce a analgesia.
En una lesión de desarrollo lento se afectarán primero los tractos más susceptibles, de forma que los
primeros signos serán ataxia, asociada o no a paresia. En las lesiones de desarrollo rápido, los
signos evolucionan desde ataxia a paresia y parálisis en poco tiempo. En muchos casos la lesión de
aparición rápida producirá muy pronto una parálisis sin que el propietario observe la progresión de
la disfunción.
Las lesiones medulares se clasifican en función del nivel de disfunción que muestran (tabla 37.1). La
lesión de grado 4 se puede definir además en función de la presencia de continencia o incontinencia
urinaria. La incontinencia de las mascotas afecta a la calidad de vida del propietario, y determina por
lo tanto la longevidad del animal.
Grado
1
2
3
4
5
Tabla 37.1 Gradación de la morbilidad de las lesiones medulares
Dis función
Normal a nivel neurológico
Ataxia, paresia ambulatoria
Paresia no ambulatoria
Parálisis, hay percepción del dolor
Parálisis, no hay percepción del dolor
Otro sistema de clasificación, la escala de Frankel modificada, utiliza una gradación inversa en la que
la parálisis es 0 y la coordinación y fuerza normal son de categoría 5.
Consejo clínico
En las lesiones medulares agudas, si el animal puede caminar, puede percibir el dolor en los
miembros.
Siempre merece la pena repetir el principio de que la flexión del miembro en respuesta a un pellizco
es un REFLEJO involuntario. NO mide la capacidad del animal de percibir el dolor.
Pronóstico de recuperación
El pronóstico de recuperación de la deambulación normal del paciente viene determinado por la
combinación de:
1. Grado de disfunción.
2. Duración de los signos clínicos.
En general, cuanto más grave es la deficiencia (grado 5 frente a grado 1), más reservado es el
pronóstico. «Reservado» se refiere a la «cautela en la valoración» de las probabilidades de que el
animal logre un objetivo determinado. Es el equivalente científico a «no mojarse». El término
«pronóstico grave» indica que «se debe esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor».
Cuando dé una opinión acerca del pronóstico, deje claro a qué objetivos se está refiriendo. Los
propietarios suelen querer saber en cuánto tiempo se puede producir esa mejoría; por ejemplo, se
pueden decir frases como «el pronóstico de recuperación de la continencia urinaria es bueno y cabe
esperar que se consiga en 2-3 semanas con el tratamiento actual»; «el pronóstico de que el animal
recupere la capacidad deambulatoria en unas 2 semanas es excelente, pero la recuperación de la
fuerza y la coordinación normales tardará más, quizá hasta varios meses».
¿Qué significa «buen pronóstico»?
Los propietarios suelen hacer preguntas acerca de los porcentajes de buenos resultados o acerca de
los tiempos de supervivencia en función de los distintos métodos de tratamiento utilizados. Las
revistas recogen estas cifras para un grupo de animales afectados; por ejemplo, la recuperación de
los animales con la enfermedad X suele ser en… días/meses. Fíjese en los detalles y recuerde que en
algunos animales se tarda menos tiempo y en otros se tarda más. Existen variaciones individuales.
Sólo es posible ofrecer al propietario una estimación de los buenos resultados o de la longevidad.
Recuerde también que los casos publicados corresponden a casos que han sido tratados por clínicos
que pueden tener más experiencia o disponer de mejores instalaciones médicas, por lo que las cifras
de éxito publicadas pueden ser superiores a las obtenidas en otros centros. También hay que recordar
que los artículos pueden reflejar una selección sesgada de los casos y pueden incluir un número
mayor de animales gravemente enfermos del que se suele encontrar en condiciones normales en la
población general.
Para hacer una valoración pragmática habría que recurrir al famoso experimento mental del gato de
Schroedinger que se utiliza en Física. Todos los resultados son posibles hasta que se sabe el
resultado.
El término «buen pronóstico» es tan subjetivo como el término «control de las convulsiones». Los
artículos científicos definen estos términos, pero la interpretación es distinta según los trabajos. Los
propietarios de las mascotas no leen revistas científicas y tienen sus propias prioridades y objetivos,
que debe descubrir el clínico.
Un sistema de gradación similar a la escala de Karnofsky (tabla 37.2) para la discapacidad puede ser
útil para la cuantificación de la discapacidad (y la calidad de vida) en los animales.
(%) Seres humanos
100 Normal
90 Signos menores, actividad normal
80 Vida normal posible con esfuerzo
Tabla 37.2 Escala de Karnofsky para gradación de la discapacidad (modificada)
De Karnosfsky y cols. 1984 Cancer 1:634.
Perro/gato
Normal
Signos menores, sigue juguetón y activo
Actividad reducida
70
Cuida de sí mismo
60
Cuida de sí mismo con ayuda ocasional
50
Necesita cuidados frecuentes y ayuda importante
Discapacidad, necesita asistencia especial en el
domicilio
Discapacidad grave, hospitalizado
40
30
Paresia/ataxia ambulatoria, el animal come y bebe, con micción y defecación normales. Se acicala
Usa rampas o le tienen que subir por las escaleras. No puede trepar. Lleva arnés o andador para sostener el peso
corporal. Se cae
No puede caminar sin ayuda. No puede orinar sin ayuda. Puede utilizar un carro K9
Paralizado. Incontinente. Hay que alimentarlo a mano. Cambios de posición y baños frecuentes
Ausencia de actividad independiente. Puede ventilar
Ausencia de actividad independiente. Efectos secundarios de la discapacidad, p. ej., neumonía por aspiración,
20 Muy enfermo, hospitalizado
hipoventilación
10 Moribundo
Moribundo
Nota: esta escala es una propuesta de método para cuantificar la capacidad en animales pequeños, pero su utilidad no se ha demostrado.
38. MNS
empiema vertebral
Presentación inicial
La inflamación de la médula espinal y de las meninges que la cubren se presenta como ataxia,
paresia y dolor medular, junto con signos menos específicos de obnubilación, fiebre (3739,5 °C) y anorexia.
Introducción
La enfermedad medular focal es una presentación poco frecuente de las enfermedades inflamatorias
del SNC. Cualquier segmento puede resultar afectado, pero con mayor frecuencia se habla de
inflamación en la médula cervical. Los perros menores de 3 años y los galgos y razas enanas tienen
mayor riesgo de sufrir una mielomeningitis. La aparición de los signos es muy variable, y oscila
entre días y más de una semana. Es raro que el cuadro mejore sin tratamiento.
El diagnóstico de mielomeningitis se establece mediante:
• Muestra de LCR: se puede aumentar el rendimiento diagnóstico obteniendo muestras craneales y
caudales a la lesión localizada. La mayor parte de los casos presenta pleocitosis. Se produce cierto
grado de inflamación tisular en otros trastornos, como la compresión, el infarto y las neoplasias.
La tendencia general es que la enfermedad inflamatoria del SNC tiene una pleocitosis más intensa
que otros procesos. La variabilidad existente impide que esto sea una regla inalterable.
• RM: puede ser normal. La tinción con contraste del parénquima y/o de las meninges es muy
sugestivo de este proceso. La médula puede estar edematosa.
• Mielografía: se consideró contraindicada en las enfermedades inflamatorias ante el riesgo de que
el contraste empeorase la inflamación. Está contraindicada en las enfermedades inflamatorias
conocidas del SNC porque no añade nada al diagnóstico o al tratamiento. Se utiliza en situación de
emergencia sólo cuando el principal diagnóstico diferencial es una sospecha de lesión extradural
susceptible de cirugía. Puede ser normal o mostrar un patrón intramedular.
• Serología: los títulos positivos indican exposición a un germen, pero no indican necesariamente
la presencia o ausencia de enfermedad clínica causada por el mismo.
• PCR sobre el LCR.
Reseña del animal
Bulldog inglés, macho, de 1 año.
Signos de presentación
Ausencia de ganas de caminar o incapacidad de hacerlo. Dolor.
Historia clínica
El perro llevaba 2 días con dolor, yendo y viniendo, vocalizando o llorando cuando se le movía o se
le tocaba el cuello, antes de colocarse en decúbito y mostrarse deprimido. Su temperatura era 39,5 °C
(normal: 37,5-39 °C). Dos semanas antes de enfermar, el perro había sido mordido en la oreja
izquierda. La herida se curó con tiempo, limpiezas y antibióticos.
Exploración clínica
El perro estaba tranquilo y yacía tumbado en decúbito esternal. Cuando era levantado, el perro no
lloraba, pero tampoco trataba de moverse. El salto y las pruebas propioceptivas fueron negativos en
todos los miembros. Cuando era colocado en decúbito lateral el perro podía enderezarse lentamente.
Los reflejos medulares eran normales en todos los miembros. Los NC eran normales. Los músculos
cervicales estaban tensos y se resistían a la flexión.
Consejo clínico
La enfermedad inflamatoria suele producir signos neurológicos multifocales, por lo que hay
que examinar con frecuencia al animal por si desarrollara otras deficiencias neurológicas.
Localización neuroanatómica
La lesión estaba localizada en los segmentos medulares cervicales C1-C5.
Diagnóstico diferencial
• Discoespondilitis.
• En un perro de esta edad con fiebre y dolor, los diagnósticos más probables eran hemorragia o
inflamación.
• Otra opción era una malformación vertebral asociada o no a una malformación medular.
Valoración clínica
El estudio hematológico mostró una monocitosis de 2,09 (intervalo 0,2-0,72 × 109/l). Se encontró
una ligera elevación de las enzimas musculares: AST 150 (N = 0-45 UI/l), ALT 403 (0-40 UI/l), CK
455 (0-400 UI/l).
El tiempo de sangrado en la mucosa bucal fue de 2 minutos y 30 segundos (normal <4 minutos). El
TP fue de 15 segundos (12-17) y el TTPA de 94 segundos (71-102).
Los títulos frente a Toxoplasma y Neospora fueron negativos.
La RM de la médula cervical mostró una tinción con el contraste de los músculos epiaxiales a nivel
de las vértebras C1 y C2, que se extendía entre C1-C2 y comprimía la médula espinal en dirección
dorsal (fig. 38.1). Se encontró realce con contraste de las meninges. Se sospechó una
discoespondilitis de C1.
Figura 38.1 RM sagital potenciada en T1 con y sin contraste. Compresión medular dorsal a nivel del atlas.
No se obtuvo LCR de la cisterna magna porque esto hubiera obligado a atravesar con la aguja la
región patológica. Se podría haber obtenido LCR lumbar, pero no se hizo.
Se optó por un abordaje dorsal para la cirugía y se encontró un material blando beis dorsal al arco de
C1, que se extrajo. El estudio histopatológico halló miositis con edema y fibrosis. Las células
inflamatorias eran una población mixta. No se identificaron gérmenes infecciosos o cuerpos
extraños. Se obtuvo un importante cultivo de especies de Streptococcus beta-hemolíticos de las
biopsias tisulares y fue sensible a amoxicilina/ácido clavulánico.
Diagnóstico
Celulitis aguda secundaria a un cuerpo extraño o a un quiste dermoide infectado. Es posible que
hubiera una diseminación hematógena, dado el antecedente de mordedura anterior.
El empiema epidural medular
una colección de pus en el espacio extradural, es raro en animales pequeños. Los signos de
presentación más frecuentes son dolor vertebral, fiebre y debilidad que empeora con rapidez. Son
frecuentes la leucocitosis y la neutrofilia. Se describe también un aumento de las proteínas y del
recuento de células nucleadas en el LCR. La compresión extradural de la médula puede ser focal o
multifocal, pero los segmentos más afectados son T3-L3. El máximo rendimiento de cultivos
positivos se obtiene en el lecho quirúrgico o el hemocultivo. Pueden resultar afectados perros de
cualquier edad o raza. En la RM las características del empiema epidural son las de la inflamación y
el edema: hiperintensidad o intensidad mixta de la señal en T2, hipointensidad en T1. Una pequeña
zona de vacío de señal puede indicar hemorragia, que se puede visualizar como una hipointensidad
en las secuencias de supresión grasa, o un cuerpo extraño.
Se produce un seno dermoide por la separación incompleta del tubo neural y la piel en la línea media
dorsal, lo que da lugar a una vía parecida a un tubo revestida por folículos pilosos y glándulas. La
desembocadura del seno es pequeña y está marcada por un penacho de pelo. Cuando se infecta, el
seno causa dolor y puede producir deficiencias neurológicas adecuadas a la localización en la región
cervical, torácica craneal y sacrococcígea. Pueden localizarse en los dos extremos de la cresta dorsal
en los perros de la raza ridgeback de Rodesia y se han descrito en perros de razas pequeñas y otras
grandes. El tratamiento es la resección quirúrgica.
Tratamiento
No se realizó descompresión medular en el momento de la biopsia quirúrgica debido a la gran
cantidad de material que rodea la médula y al riesgo de empeorar el cuadro neurológico por
traumatismo medular o desestabilización vertebral. El perro mejoró de forma rápida mediante la
administración postoperatoria de antibióticos i.v. y consiguió deambular en pocos días. El dolor se
alivió con la administración de metadona i.m. cada 4 horas y se interrumpió al poco tiempo de iniciar
la antibioticoterapia y se observó mejora neurológica.
Seguimiento
Una semana después de la intervención se observaba ataxia de los miembros posteriores con
deficiencia propioceptiva de los anteriores. Estos trastornos se resolvieron en un mes, mientras el
perro seguía recibiendo antibióticos. Se planificó otra RM a las 8 semanas de la cirugía para
controlar la resolución de las lesiones. Si el proceso no hubiera mejorado, habría que haber
realizado una descompresión quirúrgica.
Infecciones bacterianas del snc
La meningitis bacteriana es poco frecuente en los animales pequeños. Estos no se afectan por
bacterias específicas con predilección por el sistema nervioso, como sucede en las personas.
La extensión de una otitis media-interna es razonablemente frecuente y se reconoce en la RM como
un realce con contraste que se extiende alrededor del tronco del encéfalo. Los animales afectados no
muestran de manera consistente signos de meningitis. La historia típica sería una otitis externa
crónica con desarrollo súbito de signos neurológicos (enfermedad vestibular periférica asociada o
no a parálisis facial y síndrome de Horner), localizados en el oído medio e interno. La paresia
ipsilateral y las deficiencias propioceptivas son infrecuentes. La osteotomía bullosa y los antibióticos
sistémicos resuelven la extensión al cerebro en la mayoría de los casos.
Mordeduras en el cráneo o heridas en la cola han sido también citadas como causa de infección
epidural. El drenaje quirúrgico de un absceso, seguido de 6-8 semanas de antibioticoterapia de
amplio espectro o antibióticos específicos según el cultivo contribuyen a obtener un pronóstico
excelente.
La fiebre aparece de forma inconstante. Aproximadamente la mitad de los casos presentan
leucocitosis periférica o leucopenia o trombocitopenia. El LCR es anómalo en el 90% de los casos,
con neutrófilos degenerados y tóxicos y un incremento de la concentración de proteínas totales. Por
desgracia, los cultivos del LCR suelen ser negativos, aunque esté confirmada la infección bacteriana.
No existen recomendaciones específicas para mejorar este problema. Los hemocultivos y urocultivos
también resultan desalentadores desde la perspectiva del diagnóstico. Se proponen todas estas
pruebas, pero el tratamiento se inicia sobre una base empírica. Las infecciones por gramnegativos
son las más frecuentes. Pueden aparecer gérmenes aislados o múltiples (tabla 38.1). Los antibióticos
intravenosos se utilizan hasta que se observa una mejoría, en general a los 3-5 días, y deben ir
seguidos de antibióticos orales hasta que se produce la resolución en unas 2 semanas.
Tabla 38.1 Infección bacteriana sistémica con afectación del SNC
Signos neurológicos Otros s ignos
Diagnós tico
IgG/IgM
Leptospirosis (Leptospira
Meningitis benigna. Rara Riñón, hígado, pulmón, ojo, coagulopatía Campo oscuro en orina reciente, cultivo
interrogans)
PCR
Organis mo
Borreliosis (Borrelia
burgdorferi)
Micobacteriosis
(tuberculosis clásica)
Listeriosis (L.
monocytogenes)
Brucelosis (B. canis)
No están bien
documentados
Articulación, riñón
SNC, a veces
Piel, pulmón, GI, hueso, ojo
Raros
Meningoencefalitis
Raros
Uveítis, meningitis,
Tratamiento
Penicilina, doxiciclina (posible
zoonosis)
Doxiciclina
Difícil. Anticuerpos frecuentes, enfermedad
Amoxicilina
rara
Cefalosporinas de tercera
PCR del LCR
generación
Gérmenes ácido-alcohol resistentes en
Eutanasia (posible zoonosis)
tejido o exudado. Cultivo
–
–
Mínima en animales castrados a pesar de
la bacteriemia crónica
Anticuerpos
Hemocultivo
Difícil. Gentamicina y
minociclina (zoonosis)
discoespondilitis
Tratamiento
1. Antibióticos:
• Empírico: cefalosporina de tercera generación (gramnegativos) con metronidazol (anaerobios).
• Cefotaxima 25-50 mg/kg i.v. cada 8 h.
• Metronidazol 10 mg/kg i.v. lento cada 8 h.
• Empírico: aminopenicilina i.v. en dosis altas (anaerobios y aerobios grampositivos, algunos
gramnegativos).
• Ampicilina 22 mg/kg i.v. cada 6 h.
2. Corticoides.
Dosis antiinflamatoria de prednisolona v.o. o dexametasona i.v. A corto plazo.
39. MNS
infarto medular
Presentación inicial
Debilidad y deficiencias propioceptivas de aparición súbita.
Introducción
La enfermedad medular puede debutar con signos de motoneurona superior (MNS) o inferior (MNI)
o con una combinación de ambos, según la localización de la lesión.
Reseña del animal 1
Schnauzer miniatura, hembra, de 2 años y 6 meses, castrada.
Signos de presentación
Debilidad asimétrica de aparición súbita.
Historia clínica
Esta perra empezó a arrastrar el dorso de la pata posterior derecha. Más tarde en el mismo día su
miembro anterior derecho empezó a colapsarse cuando apoyaba peso. La perra parecía un poco
deprimida, pero se animó cuando el veterinario local le administró analgésicos. No tenía
antecedentes de enfermedades o lesiones previas. Los signos no habían mejorado ni empeorado
aparentemente durante los 3 días previos a la derivación del animal.
Exploración clínica
La perra estaba alerta y no deambulaba. Cuando se la sujetaba levantada, mostraba movimientos
voluntarios en todos los miembros. La capacidad de salto estaba normal en el miembro anterior
izquierdo, era lenta en el posterior izquierdo y faltaba por completo en los miembros anterior y
posterior derecho. Los reflejos medulares eran normales o estaban aumentados en todos los
miembros. El tono muscular estaba aumentado en todos ellos. No se observó dolor raquídeo.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en los segmentos medulares cervicales C1-C5 del lado derecho.
Diagnóstico diferencial
La súbita aparición y la sorprendente lateralización de los signos de esta enfermedad medular son
muy sugestivas de infarto medular secundario a una tromboembolia fibrocartilaginosa. Las
enfermedades medulares compresivas, como la enfermedad del disco intervertebral (EDIV) y la
neoplasia, son en general menos focales y suelen progresar. La EDIV de aparición súbita suele ser
dolorosa.
Valoración clínica
La RM de la médula cervical realizada a los 4 días de la aparición de los signos mostró una zona de
hiperintensidad en T2 en el lado derecho de la médula espinal a nivel de las vértebras C4-C5. El LCR
era normal, pero esto puede deberse a que las muestras obtenidas eran rostrales a la lesión (fig. 39.1).
Figura 39.1 RM potenciada en T2 transversal. Hiperintensidad focal en el lado derecho de la médula cervical.
Los estudios hematológicos y bioquímicos eran normales. Los signos clínicos mejoraron durante la
noche y el animal era capaz de caminar con deficiencias propioceptivas en las patas anterior y
posterior derechas en cada paso.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en una combinación de factores, dado que ninguno resulta diagnóstico por sí
mismo. La aparición súbita, la progresión, la lateralización y la mejoría, asociadas a los cambios de
señal de la RM sugestivos de edema intramedular o necrosis tisular, apoyaban el diagnóstico clínico
de tromboembolia fibrocartilaginosa.
Reseña del animal 2
Golden retriever hembra, castrada, de 4 años.
Signos de presentación
Aparición súbita de debilidad asimétrica con hemiparesia derecha.
Historia clínica
Esta perra golden retriever salió al jardín por la mañana, pero no regresó. El propietario la encontró
sentada, incapaz de levantarse, pero intentando arrastrarse con los miembros anteriores. La perra
había estado menos de 5 minutos sin vigilancia.
Exploración clínica
Los hallazgos anormales incluyeron parálisis del miembro posterior izquierdo y una paresia no
ambulatoria del miembro posterior derecho. El reflejo rotuliano estaba presente en el miembro
posterior izquierdo y reducido en el posterior derecho. El reflejo de retirada estaba ausente en el
miembro posterior izquierdo y ligeramente reducido en el derecho, en comparación con el reflejo en
los miembros anteriores. La percepción del dolor estaba presente en los dos miembros posteriores.
No se encontró dolor raquídeo.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en la intumescencia lumbosacra, según indica la reducción de los reflejos de
los miembros posteriores.
Diagnóstico diferencial
• Infarto.
• Hemorragia.
• Enfermedad del DIV.
Valoración clínica
La RM encontró una cavidad muy pequeña a nivel de la vértebra L1, que no es anatómicamente
correcta para los signos clínicos. No se encontraron alteraciones en los estudios hematológicos o del
LCR lumbar (fig. 39.2).
Figura 39.2 Protrusión del DIV L1-L2 con presencia de una cavidad craneal en una perra con sospecha de lesión en los segmentos medulares L7-S1.
El animal recuperó el movimiento de los miembros posteriores y pudo caminar sobre tres patas a las
3 semanas, con cuidados e hidroterapia. El miembro posterior izquierdo mejoró hasta que el animal
consiguió deambular, pero tenía deficiencias propioceptivas residuales. Los reflejos rotulianos y de
retirada mejoraron todos.
Diagnóstico
Se sospechó un infarto medular por la historia y la velocidad de la mejoría.
Etiopatogenia
La tromboembolia fibrocartilaginosa (EFC)
es muy frecuente en perros de tamaño mediano a grande de 1-7 años de edad y debuta con una
parálisis de aparición súbita. Los signos pueden empeorar desde la paresia a la parálisis en cuestión
de 12-24 horas, pero no más. Suele debutar tras un ejercicio, como saltar para coger un balón, subir
al coche o sencillamente después de salir corriendo al jardín. Los animales suelen emitir un llanto
súbito, pero no muestran más rasgos de dolor. Muchos perros que sufren de repente esta paraplejía
tratan desesperadamente de sentarse y se arrastran de forma frenética con sus miembros anteriores
totalmente funcionales. A la exploración estos animales no muestran dolor raquídeo, aunque un
estudio indicó que un 21% de los perros sí tenían dolor durante la exploración.
Los perros de raza pequeña y los gatos resultan menos afectados, pero la presentación es la misma
que para los perros más grandes.
La exploración suele mostrar una sorprendente asimetría de las deficiencias entre los miembros
afectados. Las lesiones se pueden producir a cualquier nivel de toda la médula. Los reflejos y el tono
muscular orientan sobre la localización de la lesión, salvo en las que se localizan en la intumescencia
lumbosacra, que producen una mezcla interesante de deficiencias: el cuadro clínico corresponde a
una paraplejía flácida, pero algunos reflejos están intactos. Esto se puede explicar porque la
naturaleza no focal de la tromboembolia resulta más llamativa en la intumescencia. Otros autores han
explicado esta mezcla de cambios reflejos por el shock medular.
Características de la EFC
• Aparición súbita.
• Ausencia de progresión de los signos.
• Asimetría de los signos.
• Ausencia de dolor.
Se desconoce la causa por la cual material fibrocartilaginoso produce una embolia de los vasos
medulares. Los animales afectados suelen estar sanos. Las pruebas complementarias tratan de
descartar otras causas de lesión medular aguda:
• Hemorragia.
• Enfermedad tromboembólica.
• Enfermedad del disco intervertebral.
• Neoplasia.
• Enfermedad inflamatoria.
La RM, cuando de dispone de ella, resulta útil porque explora la región intramedular. La secuencia de
RM convencional puede ser normal durante las 48 horas siguientes a la aparición de los signos. La
mielografía plantea dificultades técnicas si existe edema medular. Los cambios del LCR, cuando se
producen, son inespecíficos.
El tratamiento consiste en cuidar al paciente en decúbito. No se necesitan corticoides, porque no
modifican el pronóstico. Este suele ser excelente y muchos perros mejoran en un plazo de 2 semanas.
La mayor parte de ellos recuperan una buena «calidad de vida» funcional. Un 88% de los pacientes
que no deambulan recuperan la capacidad de hacerlo en el plazo de 1 mes.
La EFC que afecta a la intumescencia lumbosacra tiene en apariencia peor pronóstico, pero puede
mejorar. Los propietarios deben estar preparados para una fase de recuperación que puede durar
meses, durante la cual se necesitará hidroterapia, fisioterapia y cuidados intestinales y vesicales.
Consejo clínico
La recaída es rara. No se pueden dar consejos sobre la prevención, dado que la causa de la
EFC se desconoce.
40. MNS
malformación vertebral
Presentación inicial
Aparición súbita de signos con una patología subyacente crónica.
Introducción
Es frecuente encontrar malformaciones vertebrales congénitas en perros neurológicamente
normales. No dé por hecho que hay una relación causal entre los signos neurológicos y una
malformación vertebral a partir de las radiografías sin contraste. Las malformaciones del cuerpo
vertebral no suelen representar un problema.
Una hemivértebra tiene un cuerpo vertebral con forma de cuña y suele localizarse en las vértebras
torácicas o coccígeas de razas de perros con cola en forma de sacacorchos, como pug o bulldog. Las
vértebras adyacentes sufren cambios de forma para ajustarse, lo que da lugar a escoliosis o cifosis.
Las hemivértebras torácicas pueden carecer de una costilla.
Las vértebras en mariposa muestran una hendidura en el cuerpo vertebral con o sin extensión lateral
de las dos mitades y láminas terminales a modo de embudo. No tienen repercusión clínica y son más
frecuentes en las razas de perros que tienen cola en forma de sacacorchos.
La espina bífida es una alteración del desarrollo que cursa con una hendidura en la línea media del
arco vertebral dorsal, a través del cual pueden penetrar la médula espinal y las meninges.
Las vértebras en bloque están constituidas por dos o más vértebras fusionadas en una sola. La
densidad ósea es normal. El tamaño global puede ser más corto.
Una vértebra transicional se localiza en la unión de dos regiones y adopta las características del arco
y las carillas articulares de la división adyacente.
Reseña del animal 1
Mastiff inglés hembra de 2 años y 6 meses, castrada.
Signos de presentación
Paresia aguda del miembro posterior.
Historia clínica
La perra siempre había sido torpe desde que la compraron cuando tenía 8 semanas de vida. Durante
toda su vida, había luchado por levantarse desde la posición de sentada y abducido todos los
miembros cuando caminaba sobre suelo embaldosado. No se había encontrado ninguna enfermedad
en la cadera que justificara esta clínica. Tres días antes de la presentación, la perra se había resbalado
sobre un suelo embaldosado mojado y se había caído, colapsándose contra el suelo. No era capaz de
levantarse, pero podía gatear. A los dos días podía ponerse de pie y caminar sin ayuda, pero tenía una
ataxia de los miembros posteriores. No parecía que la perra tuviera dolor.
Exploración clínica
La perra se levantaba lentamente desde la posición sentada, aunque podía hacerlo sin ayuda. Mostraba
una ataxia de los miembros posteriores, y el derecho realizaba una circunducción en cada paso. Los
miembros anteriores tenían una longitud de paso acortada. Los reflejos eran normales en los
miembros anteriores, pero eran lentos en los posteriores, especialmente en el lado derecho. La
propiocepción era normal en los miembros anteriores y lenta en los posteriores. Cuando estaba de
pie, el animal apoyaba la mayor parte del peso en los miembros anteriores. El tono muscular estaba
aumentado en los dos miembros posteriores. Los reflejos medulares estaban aumentados en los
miembros posteriores y eran normales en los anteriores.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en la médula espinal T3-L3 o la médula cervical. Los perros de raza grande o
gigante con lesiones de la médula cervical pueden presentarse con signos de MNS de los miembros
posteriores.
Diagnóstico diferencial
• Se consideró que, dado el trastorno crónico de la marcha, el diagnóstico más probable era una
compresión medular por una malformación vertebral o meníngea.
• Malformación de las carillas articulares.
1. «Síndrome de wobbler»: espondilomielopatía cervical o malformación de las
vértebras cervicales
La compresión de la médula espinal cervical en perros de razas grandes y gigantes suele presentarse
como una ataxia de los miembros posteriores, con o sin paresia. El término wobbler (tambaleo)
describe con claridad la ataxia característica, y «síndrome» indica que existen muchas causas posibles
de la lesión. La marcha de los miembros anteriores puede parecer normal, hipermétrica o mostrar un
paso acortado «torpe». Como cabe esperar en las lesiones compresivas, se pueden encontrar
manifestaciones del dolor, como cabeza baja, resistencia al movimiento del cuello y una reacción
dolorosa a la palpación del cuello. La tetraplejía es poco frecuente.
Los signos aparecen de forma insidiosa a lo largo de semanas a meses. Los que se producen tras la
extrusión del disco IV o cuando ocurre una lesión sobre otra lesión crónica tienen carácter agudo. La
edad de aparición varía de una raza a otra. Un 80% de los casos se producen en gran daneses jóvenes
(<2 años de edad) o doberman pinscher de mediana edad (6-8 años) y se afectan más los machos que
las hembras. Se han descrito casos de este síndrome en hembras de raza borzoi. La compresión se
suele producir a nivel vertebral C5-C6 y C6-C7 en los doberman.
Se han descrito casos de estenosis anterior del conducto vertebral a nivel de C2-C3 y C3-C4 en perros
bassett hound jóvenes de menos de 8 meses.
Para obtener el diagnóstico suele ser necesario realizar estudios radiológicos. En perros sin
enfermedad medular cervical se puede observar en las radiografías sin contraste una angulación
anormal con «deslizamiento», «inclinación» o «ladeo» de las vértebras y no se considera
patognomónica de la espondilomielopatía cervical. La estenosis no se puede diagnosticar sin hacer
una mielografía de confirmación.
La mielografía permite mostrar la compresión estática y dinámica de la médula espinal en diversas
posturas. Este procedimiento no es totalmente benigno, por lo que se debería reservar para casos con
un deterioro progresivo de la función neurológica o con dolor cervical que no mejora con el reposo
en jaula. Un 20% de los perros de un estudio sufrieron deterioro neurológico transitorio durante 2-3
días tras la mielografía, independientemente del sitio de inyección o del grado de manipulación del
cuello.
La lesión más grave es la que presenta el mayor grado de compresión en la mielografía, pero en un
53% de los casos existe una mala correlación entre la compresión mielográfica y la gravedad de los
signos clínicos.
Según un estudio reciente la restricción de la actividad y el uso de un arnés torácico en lugar de un
collarín cervical, acompañados o no de la administración de corticoides, consiguen un grado de
mejora clínica similar (70-75%) en el mismo período de tiempo que el tratamiento quirúrgico en los
perros. Los tiempos de supervivencia fueron similares en perros tratados de forma conservadora y
quirúrgica.
La cirugía ha sido la base del tratamiento pero habría que pensar seriamente en utilizar alternativas
conservadoras.
2. Quistes subaracnoideos medulares (QSAM)
• Las dilataciones con forma de hoja de bisturí del espacio subaracnoideo de perros y gatos se
conocen como quistes subaracnoideos, aunque no tengan un revestimiento epitelial. La paresia y la
ataxia se agravan progresivamente a lo largo de semanas o años antes de la presentación. La
mayoría se localiza en el espacio subaracnoideo cervical dorsal entre las vértebras C1-C3 de perros
rottweiler menores de un año, aunque también se pueden afectar perros más viejos y de razas más
pequeñas. Es típica la ausencia de dolor cervical. Los QSAM torácicos tienen el mismo
comportamiento clínico, suelen afectar a las vértebras T11-T13, y se han descrito en los gatos. Los
QSAM pueden ser múltiples.
• En todos los casos se identifica compresión extramedular intradural de la médula en la
mielografía. El relleno del defecto puede ser más evidente cuando se coloca al animal en decúbito
lateral durante la mielografía que cuando se lo coloca en decúbito dorsal para la RM.
• La marsupialización quirúrgica es el tratamiento de elección y en general tiene una buena
evolución en adultos jóvenes con signos de menos de 4 meses de evolución.
3. Quistes sinoviales extradurales
• La compresión extradural dorsolateral de la médula espinal cervical en un perro macho adulto
joven de raza grande se produce secundaria a la compresión por un quiste sinovial de las carillas
articulares intervertebrales adyacentes. Los signos son progresivos (<6 meses) y se pueden aliviar
mediante la extirpación quirúrgica del tejido quístico.
4. Infarto
5. Calcinosis circunscrita vertebral (calcinosis tumoral cervical)
• En ocasiones se encuentran masas focales grandes parcialmente mineralizadas entre C1 y C2 o en
la columna torácica craneal en perros jóvenes de raza grande. La expansión progresiva de la masa
produce compresión medular epidural asociada o no a dolor vertebral.
6. Inestabilidad, subluxación o luxación atlantoaxoidea
• La malformación de C1-C2 y la consiguiente subluxación tras un traumatismo es más frecuente,
pero no exclusiva, de los perros de razas toy. Los perros de raza rottweiler presentan una agenesia
congénita de la apófisis odontoides.
Valoración clínica
Se realizó primero una RM cervical y se demostró que había compresión lateral de la médula espinal
por las carillas articulares a nivel de C7-T1. Esta era peor en el lado derecho (fig. 40.1).
Figura 40.1 RM transversal potenciada en T1 (izquierda) y T2 (derecha). Compresión lateral de la médula espinal.
La RM de la médula T3-L3 no detectó ninguna lesión.
Diagnóstico
• Malformación vertebral con compresión medular secundaria.
• Traumatismo agudo menor sobre una médula espinal con un compromiso crónico.
Pronóstico
La perra mejoró rápidamente tras la caída, lo que era indicativo de buen pronóstico para la
resolución de los signos agudos. No se utilizaron fármacos. El pronóstico de recuperación o mejora
de la ataxia crónica y la debilidad fue peor.
Seguimiento
La perra había recuperado su estado inicial de discapacidad a los 13 días.
Reseña del animal 2
Cachorro, macho de airedale, de 13 semanas de vida.
Signos de presentación
Este cachorro perdió la capacidad de deambular de forma súbita a los 2 días de su compra. No
parecía tener dolor.
Tras la exploración neurológica se vio que se trataba de un perro sin capacidad de deambular, en
alerta, con tetraparesia, sin propiocepción en los cuatro miembros y con aumento de los reflejos
medulares. La lesión se localizaba en los segmentos medulares cervicales C1-C5. Se encontró una
malformación del axis (fig. 40.2). El control motor voluntario se recuperó en un plazo de 2 semanas.
El tratamiento fue la administración de 0,25 mg/kg de prednisolona cada 12 horas, pero el animal
podría haber mejorado sencillamente con el tiempo.
Figura 40.2 RM transversal potenciada en T1 del axis. Compresión medular.
El perro sigue conservando la capacidad de deambular 3 años después de la exploración inicial.
41. MNS
enfermedad del disco intervertebral
Presentación inicial
• Dolor.
• Deficiencias de propiocepción.
• Paresia/parálisis.
Introducción
El anillo fibroso del disco intervertebral se puede romper o protruir y comprimir la médula espinal
adyacente, las raíces nerviosas, o ambas. La actividad normal es suficiente para precipitar una EDIV
en un disco degenerado (Figura 41.1 and Figura 41.2 y v. tabla 41.1).
Figura 41.1 Corte transversal a través del espacio discal.
Figura 41.2 Enfermedad discal de tipo I y II.
Patología
Raza
Tabla 41.1 La naturaleza de la patología anular se ha clasificado en tipos I o II
T ipo I
T ipo II
Desgarro, rotura
Protrusión, prolapso
Condrodistrófica (2-7 años de edad)
No condrodistrófica
No condrodistrófica (8-10 años de edad)
Gato
Gato
Los signos pueden producirse de forma súbita o gradual. Se pueden resolver con el tiempo y el
reposo, o empeorar de forma progresiva. El dolor es un signo frecuente, que se describe en el 6070% de los perros afectados (tabla 41.2).
Localización
Tabla 41.2 Signos de enfermedad discal
Cervical
Todos, excepto C1-C2
Presentación frecuente
Dolor cervical
Cojera de miembros anteriores
Percepción del dolor
Respiración
Intacta
± Hipoventilación
Toracolumbar
Caudal a T9-T10
Dolor de espalda
Paraparesia no ambulatoria
Paraplejía
Puede faltar
No se afecta
La enfermedad discal de tipo I de aparición espontánea también afecta a los gatos. La enfermedad de
tipo II se encuentra como hallazgo incidental en los estudios post mórtem. La variedad de
presentaciones clínicas es similar en el perro. La EDIV felina puede ir o no acompañada de dolor. La
franja de edad de aparición de la EDIV felina es muy amplia: 4-17 años, aunque los más afectados son
los animales en torno a los 8 años.
Los siguientes casos de dos perros con ataxia de miembros posteriores ilustran las diferencias para
localizar las lesiones entre los animales de raza pequeña y grande.
Reseña del animal 1
Hembra de rottweiler, castrada, de 6 años.
Signos de presentación
Ataxia de miembros posteriores.
Historia clínica
La perra sufrió una depresión con obnubilación súbita, asociada a ataxia de los miembros
posteriores.
Exploración clínica
A la exploración la perra estaba bastante tranquila, pero con respuesta mental, capacidad de
deambular, espalda arqueada, postura baja de la cabeza, ataxia de miembros posteriores y
acortamiento del paso en ambos miembros anteriores. Mientras estaba sentada, la perra flexionaba la
pata delantera derecha y no corregía esta postura anormal. Los reflejos de los miembros posteriores
estaban reducidos. Los reflejos medulares estaban aumentados en los miembros posteriores y
normales en los anteriores. No se observó dolor torácico, lumbar o lumbosacro. El abdomen estaba
relajado. El cuello estaba tenso, pero la perra estaba atontada, lo que podía ser una respuesta frente al
dolor o una respuesta conductual ante una manipulación.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en la médula espinal cervical.
Diagnóstico diferencial
• Enfermedad del disco intervertebral (EDIV).
• Meningioma.
• Tumor vertebral.
• Lesión crónica con empeoramiento agudo; por ejemplo, compresión por carillas articulares o
quistes subaracnoideos.
La enfermedad discal es la causa más frecuente de enfermedad medular en perros y se consideró que
era el diagnóstico más probable en este caso.
Valoración clínica
Radiografía sin contraste
Aproximadamente el 50-80% de los casos de EDIV se pueden diagnosticar con exactitud en las
radiografías vertebrales sin contraste, siempre que la exposición y la colocación sean las óptimas.
Incluso los radiólogos tienen dificultades para identificar un segundo foco de afectación y este nivel
de precisión es insuficiente para el tratamiento quirúrgico. La cirugía vertebral no es lo mismo que
una laparotomía exploradora.
Se realizan radiografías vertebrales cuando existe dolor vertebral y se sospecha que la causa es una
infección, una neoplasia o un traumatismo. Es necesaria la anestesia general para una colocación
óptima. Si el animal tiene deficiencias neurológicas suficientes para indicar una cirugía, se deberá
realizar una radiografía con contraste (mielografía), RM o TC de la zona anatómica relevante. Es
deseable derivar al animal a un clínico capaz de localizar la lesión, visualizar la médula espinal y
realizar la cirugía precisa. Es una pérdida de tiempo y dinero realizar una radiografía vertebral sin
contraste en un dachshund parapléjico con dolor de espalda para despertar al animal justo después y
derivarlo a otro centro.
Signos radiológicos de EDIV
• Espacio IV estrechado o en forma de cuña.
• Espacio articular entre las apófisis estrechado.
• Reducción del tamaño del agujero IV.
• Material de disco calcificado dentro del agujero IV.
• Material del disco calcificado en el conducto raquídeo.
• Gas en el espacio IV (fenómeno de vacío).
• Desplazamiento de la dura calcificada hacia la médula (automielografía).
Mielografía
El sitio intervertebral de la enfermedad del disco toracolumbar se localiza de forma precisa con una
mielografía en el 80-100% de los casos. La enfermedad discal se suele lateralizar, es decir, el
material del IDV es más abundante a un lado de la médula que al otro. La mielografía consiguió
localizar la lateralidad de la lesión en el 30-100% de los casos. En el 20% de las mielografías no se
pudo localizar la EDIV TL. Por desgracia, la lateralización de los signos clínicos no siempre se
corresponde con la lateralización del material discal.
Pese a todas sus limitaciones, la mielografía sigue siendo una técnica útil para los casos vertebrales
de urgencia que puedan ser candidatos a una descompresión quirúrgica (Figura 41.3, Figura 41.4 and
Figura 41.5).
Figura 41.3 RM sagital en T2. Compresión extradural de la médula en el espacio del DIV C5-C6.
Figura 41.4 RM sagital en T2. Se observa compresión extradural en un corte más lateralizado.
Figura 41.5 RM transversal en T2 del espacio del DIV C5-C6 con compresión ventral de la médula por material hipointenso.
En este ejemplo, las radiografías sin contraste mostraban una estenosis del espacio del DIV C5-C6.
La RM mostró la extrusión del DIV C5-C6.
El LCR era normal.
Diagnóstico/Tratamiento
Una incisión ventral en C5-C6 permitió que se extirpara del conducto raquídeo material del disco
extruido.
Pronóstico
Una regla empírica aproximada es que los perros parapléjicos que perciben dolor tienen más de un
80% de probabilidades de caminar de nuevo si reciben tratamiento quirúrgico. Los que no sienten
dolor y se someten a una operación tienen una probabilidad del 50% de volver a caminar a los 3
meses y presentan una alta incidencia (30-40%) de incontinencia urinaria y fecal intermitentes. Un
perro parapléjico puede mover de forma voluntaria la cola.
El pronóstico de los gatos con EDIV parece ser el mismo que el de los perros. Consulte textos
quirúrgicos si desea más información.
La mielomalacia ascendente
es la autólisis de la médula espinal tras una lesión medular aguda grave, relacionada con una EDIV o
con una fractura. Aproximadamente un 10% de los perros con paraplejía y ausencia de percepción
del dolor sufren este trastorno irreversible a los 5-7 días de la aparición de la parálisis,
independientemente de que se descomprima la médula. La destrucción medular produce signos de
MNI en los miembros posteriores, una pérdida progresiva de los reflejos cutáneos del tronco y, al
final, una tetraparesia. El tratamiento es la eutanasia.
Según el estudio que se maneje, la frecuencia de recidivas de la EDIV toracolumbar de tipo I en
perros oscila entre el 2,6 y el 26,5%. El pronóstico de recuperación es el que se ha descrito antes.
Reseña del animal 2
Hembra dachshund miniatura de pelo corto, castrada, de 4,5 años.
Signos de presentación
Parálisis de los miembros posteriores.
Historia clínica
La perra se mostraba deprimida y mantenía la cabeza en una posición baja con la espalda arqueada
desde 4 días antes de la consulta. Se le había permitido saltar y correr y el animal había desarrollado
parálisis de los miembros posteriores 24 horas antes de la consulta.
Exploración clínica
A la exploración la perra estaba tranquila y deprimida, con parálisis de los miembros posteriores y
ausencia de percepción del dolor en los mismos. La función de los miembros anteriores era normal.
Los reflejos rotuliano y de retirada eran normales en los miembros posteriores. Los NC eran
normales.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en los niveles T3-L3 de la médula espinal.
Diagnóstico diferencial
La descripción y los antecedentes sugerían una enfermedad del DIV. Los tumores vertebrales o
medulares son raros. La hemorragia medular y en el espacio subaracnoideo pueden producir dolor y
signos que empeoran de forma progresiva. Los infartos no suelen producir dolor y no progresan a
parálisis en 4 días (v. tabla 41.3).
Pancreatitis aguda
Abdomen tenso
Depresión
Anorexia
Vómitos
Diarrea
Tabla 41.3 Comparación de los signos clínicos en la pancreatitis aguda y en la EDIV toracolumbar
EDIV aguda
Abdomen tenso
Depresión
± Inapetencia
± Deficiencias propioceptivas
± Paraparesia o paraplejía
Valoración clínica
La mielografía demostró que había compresión extradural de la médula a nivel de T13-L1 en el lado
derecho, con extensión rostral y caudal (fig. 41.6).
Figura 41.6 Mielografía VD en la que la columna de contraste derecha se desvía en dirección medial y está estenosada en el espacio del DIV T13-L1.
Diagnóstico/Tratamiento
Una hemilaminectomía derecha a nivel de T13-L1 permitió la extracción de material del disco
extruido.
El perro no había recuperado el control motor voluntario en los miembros posteriores y seguía con
incontinencia a los 4 años de la presentación inicial.
42. MNS
fractura vertebral
Presentación inicial
Dolor vertebral, parálisis/paresia, deficiencias propioceptivas, incontinencia urinaria.
Introducción
La mayor parte de las fracturas se deben a accidentes de tráfico (AT) y la mayoría se localizan en la
columna toracolumbar. Las lesiones asociadas son importantes: un 34% de los perros con fracturas
lumbares muestran lesiones cardiopulmonares, como neumotórax y contusiones pulmonares; un 48%
tienen otras fracturas, entre las que destacan por su frecuencia las fracturas de pelvis, y
aproximadamente un 23% tienen lesiones abdominales.
Las deficiencias neurológicas pueden no corresponderse con el lugar de la fractura debido al edema
medular, la hemorragia o la mielomalacia asociados. Repita las exploraciones al menos dos veces al
día, prestando especial atención a la calidad de los reflejos medulares y al tono muscular en los
miembros, a cualquier «corte» en los reflejos cutáneos del tronco y al movimiento del tórax. Una
paraplejía de MNS que evoluciona a una paraplejía de MNI indica que la lesión se está extendiendo
hacia la intumescencia lumbosacra. La extensión craneal de la lesión dentro de la médula torácica no
cambia los reflejos de los miembros posteriores ni el tono muscular, pero los reflejos cutáneos del
tronco serán anormales y el movimiento torácico se debilitará. La mielomalacia ascendente se suele
reconocer antes de que el animal fallezca por una insuficiencia respiratoria. El síndrome de SchiffSherrington consiste en la aparición súbita de lesiones medulares en T3-L4 y puede dar la impresión
de que se trata de una lesión de MNS cervical.
Resulta difícil valorar el grado de función motora voluntaria cuando el animal está inmovilizado
para estabilizar la fractura. Llamar al animal u ofrecerle comida puede inducir movimientos
voluntarios en los miembros. Las fracturas pélvicas contribuyen a la inmovilidad del animal.
La palpación de la columna puede detectar una depresión en el foco de fractura de las apófisis
espinosas dorsales o un mal alineamiento de las vértebras. Es rara la luxación vertebral sin fractura.
Reseña del animal
Perro collie macho de 6 meses.
Signos de presentación
Parálisis de miembros posteriores.
Historia clínica
El perro había sido golpeado por un coche el día anterior.
Exploración clínica
El perro estaba alerta, con parálisis de los miembros posteriores, reflejos de los miembros
posteriores normales o algo aumentados, ausencia de percepción del dolor en los miembros
posteriores, ausencia de reflejos cutáneos del tronco caudales a las escápulas y ausencia de
percepción del dolor caudal a las mismas. La vejiga estaba aumentada de tamaño y resultaba difícil
vaciarla. Los movimientos respiratorios eran básicamente abdominales.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en la médula T3-L3. La falta de percepción del dolor situaba la lesión en la
médula torácica craneal.
Diagnóstico diferencial
Traumatismo.
Valoración clínica
Radiografías
La colocación debe reflejar el diagnóstico neuroanatómico (fig. 42.1). Los traumatismos, infecciones
y neoplasias pueden producir lesiones multifocales en las que es preciso estudiar radiológicamente
toda la columna. Valore si hay cambios en la forma, densidad y alineación de las vértebras y también
en los tejidos blandos circundantes. Compruebe siempre las carillas articulares dorsales, porque éstas
seguirán fracturadas aunque se realineen los cuerpos vertebrales tras el traumatismo (fig. 42.2 y v.
tabla 42.1).
Figura 42.1 Colocación para las radiografías vertebrales.
Figura 42.2 Alineamiento de la médula espinal y los cuerpos vertebrales. Obsérvese que existen ocho segmentos medulares cervicales y sólo siete cuerpos vertebrales
cervicales.
Perro
Perro más pequeño
Gato
Tabla 42.1 Terminación de la médula espinal dentro de la columna
Pos ición de los s egmentos S1-S3
Nivel de terminación de la médula
Vértebra L5
Mitad craneal de la vértebra L7
Mitad caudal de la vértebra L7
Vértebra L6
Dentro del cuerpo de L7
Se necesitan proyecciones lateral y VD para valorar la alineación de la columna. Sostenga la columna
cuando dé la vuelta al animal bajo anestesia general o sedación, dado que la relajación de los
músculos vertebrales elimina una férula natural. Se puede producir la reducción espontánea de las
fracturas y luxaciones inmediatamente después del traumatismo (fig. 42.3). Esto genera una
disparidad entre la gravedad de los signos neurológicos y los cambios detectados en las radiografías.
Descarte siempre la existencia de fracturas en las apófisis espinosas dorsales, articulares y
transversas y en las costillas. El cuerpo vertebral L7 puede tener un desplazamiento de más del 50% y
mostrar signos mínimos debido a la movilidad de la cola de caballo que se encuentra a este nivel
vertebral.
Figura 42.3 Obsérvese la luxación de las vértebras torácicas.
La lesión del arco vertebral (lámina dorsal y pedículos), las carillas articulares y los ligamentos
asociados, acompañada o no de una fractura de cuerpo vertebral, se considera una configuración
inestable.
Las fracturas por compresión en cuña o las fracturas oblicuas del cuerpo vertebral suelen ser
estables, pero los fragmentos óseos pueden entrar en el conducto raquídeo.
Es necesario realizar una RM, TC o mielografía para valorar la compresión medular. La RM aporta
la ventaja adicional de que permite visualizar la región intramedular (fig. 42.4).
Figura 42.4 Destrucción de la médula espinal torácica.
Diagnóstico
Traumatismo.
Pronóstico
Aproximadamente un 50% de los pacientes con fracturas vertebrales toracolumbares son sacrificados
por deficiencias neurológicas graves.
La probabilidad de que un animal parapléjico que no siente dolor recupere la capacidad de deambular
es inicialmente del 50%, pero baja hasta el 0% cuando la columna se desplaza un 100% o más, o
cuando la ausencia de percepción del dolor dura más de 2 días.
La presencia de percepción del dolor tampoco garantiza una recuperación neurológica completa.
Tratamiento
No existe un tratamiento farmacológico curativo de las lesiones medulares. No confíe en los
corticoides.
Tratamiento
1. Identifique la causa; por ejemplo, traumatismo externo, fractura patológica, subluxación AA,
EDIV o EFC.
2. Estabilice las fracturas vertebrales.
3. Administre analgesia.
4. Atienda al paciente en decúbito.
5. Monitorice la progresión de las deficiencias neurológicas.
La aplicación de una férula externa para limitar la flexión ventral y lateral puede conseguir el mismo
grado de mejora que la fijación quirúrgica interna de las fracturas vertebrales toracolumbares en los
perros. El tratamiento médico tarda aproximadamente el doble en conseguir el mismo grado
neurológico que se alcanza con la cirugía, pero resulta más barato y requiere un ingreso hospitalario
más corto.
El tratamiento médico no es una opción sencilla; el propietario debe controlar la aparición de úlceras
de decúbito, la contaminación de los vendajes por excrementos y la escaldadura por orina. Este
tratamiento puede no ser tolerado por los gatos y puede que no soporte la presión generada por los
perros hiperactivos de raza grande.
Se recomienda recurrir a la cirugía cuando se requiere una descompresión medular, un alineamiento
y estabilización vertebral o si el animal sufre deterioro con el tratamiento médico.
Realice un control radiológico a las 6 semanas para confirmar la cicatrización.
El uso de metilprednisolona sódica succinato (MPSS) fue muy popular a principios de la década de
1990 debido a un estudio realizado en personas con parálisis. En la práctica clínica, no se ha
demostrado que tenga un beneficio medible en animales pequeños y causa más efectos secundarios
que mejoría. Una reacción normal de los seres humanos es recordar los acontecimientos que
confirman un perjuicio, por lo que antes de contabilizar todos los casos que parecen haber mejorado
con la administración de MPSS, el clínico debería plantearse cuántos de estos pacientes se habrían
beneficiado de un tratamiento a base de tiempo, reposo en jaula y apoyo general. El uso de MPSS ya
no se recomienda como tratamiento de las lesiones medulares en el ámbito clínico.
En este caso
se procedió a la eutanasia de la perra debido al mal pronóstico de recuperación de la función
voluntaria en los miembros posteriores.
43. Paresia y parálisis de MNI
introducción
Las funciones motoras del SNC se expresan a través de la motoneurona inferior (MNI) (fig. 43.1),
que consiste en:
Figura 43.1 Componentes de la MNI.
• Cuerpos celulares en el asta ventral de la médula espinal.
• Raíz nerviosa ventral.
• Nervio raquídeo.
• Unión neuromuscular.
• Placa terminal motora.
• Músculo esquelético.
Los cuerpos celulares de la motoneurona inferior se localizan también en algunos núcleos de los
nervios craneales, que inervan los músculos esqueléticos de la región cefálica: músculos de la
expresión facial, músculos de la masticación, músculos extraoculares, lengua, faringe, laringe y
esófago. El eferente visceral (autónomo) que inerva las glándulas salivales y lagrimales se clasifica
también como motoneurona inferior, dado que conecta el SNC con un órgano efector (fig. 43.2).
Figura 43.2 La MNI autónoma.
Un mal funcionamiento de los componentes de la MNI produce enfermedades de características
similares:
• Paresia, parálisis.
• Reducción o ausencia del tono muscular.
• Reducción o ausencia de los reflejos.
• Atrofia muscular.
Consejo clínico
Las miopatías no suelen producir parálisis.
Los signos de presentación de un enfermedad de la MNI reflejan la debilidad del músculo inervado:
• Marcha: intolerancia al ejercicio, marcha rígida, acortada y con dificultad, paresia o parálisis.
• Postura: ventroflexión del cuello, temblores musculares, cola flácida, espalda arqueada y apoyo
plantígrado.
• Palpación: atrofia muscular grave.
• Nervio craneal: incapacidad de aprehender o deglutir la comida, regurgitación, debilidad facial y
cambio en la voz.
Consejo clínico
Algunas miopatías se pueden asociar a hipertrofia, aumento del tono y dolor muscular.
En la enfermedad neuromuscular que respeta los nervios sensitivos no se observa ataxia ni
deficiencias propioceptivas. Un animal puede estar demasiado débil para corregir una posición de
hiperflexión carpiana (knuckling), salvo que se le ayude a sostener su peso.
44. Paresia y parálisis de MNI
miastenia grave adquirida
Presentación inicial
Disfagia, regurgitación, arcadas, disfonía, ptialismo, incapacidad de parpadear, ventroflexión
cervical (gato), temblores, rigidez que progresa a debilidad generalizada con el ejercicio,
debilidad de los miembros posteriores, posición de decúbito y, al final, insuficiencia
respiratoria.
Introducción
En un animal normal, la llegada de un potencial de acción a una terminación nerviosa provoca la
apertura de los canales de calcio controlados por voltaje. La entrada de calcio induce la liberación
coordinada de acetilcolina (Ach) hacia la hendidura sináptica. La Ach se liga a su receptor en la placa
terminal del músculo esquelético, abre la membrana a los iones sodio y esto despolariza la
membrana postsináptica. A continuación se produce la contracción muscular. La enzima
acetilcolinesterasa elimina rápidamente la Ach de la hendidura sináptica, lo que permite que se vuelva
a producir la despolarización (fig. 44.1).
Figura 44.1 La unión neuromuscular.
La miastenia grave adquirida es una destrucción de mecanismo inmunitario de los receptores de
acetilcolina de la placa terminal del músculo esquelético, esta destrucción interfiere con la
transmisión neuromuscular y produce debilidad.
Reseña del animal
Hembra cruzada de bull mastiff, de 1 año y 2 meses.
Signos de presentación
Colapso súbito.
Historia clínica
Cinco días antes de la consulta se observó que el animal tenía un ladrido áspero y babeo. La perra
empezó a tener arcadas al día siguiente y expulsó una flema clara pegajosa. Desarrolló rápidamente
intolerancia al ejercicio, que limitó su capacidad de caminar a unos pocos kilómetros, antes de sufrir
rigidez, temblor y tener que sentarse. La perra se sentaba con rapidez cuando trataba de mantenerse
en cuclillas para orinar o defecar.
Al día siguiente la perra sufrió un colapso y fue llevada a consulta para valoración.
Exploración clínica
La perra estaba alerta y podía permanecer de pie sin ayuda (fig. 44.2). El animal arqueó la espalda
rápidamente, con los cuatro miembros extendidos, y en seguida se sentó para luego tumbarse. La
propiocepción era normal. El salto era normal en los breves períodos de bipedestación. Los reflejos
medulares eran normales o aumentados. El tono muscular era normal. No se observó atrofia o dolor
muscular. La percepción del dolor parecía normal en todos los miembros. El reflejo de parpadeo era
débil en ambos ojos y los párpados sólo se cerraban de forma parcial. La sensibilidad de la cara era
normal.
Figura 44.2 La perra se caía al suelo ya que era incapaz de estar mucho rato de pie.
Localización neuroanatómica
Enfermedad generalizada de MNI.
Diagnóstico diferencial de los signos agudos de mni
Miastenia grave de mecanismo inmunitario
Los signos reflejan debilidad del músculo esquelético y pueden ser focales (faciales, faríngeos,
laríngeos o esofágicos) o generalizados (signos focales + debilidad apendicular/axial). Los signos
iniciales más frecuentes en los perros son debilidad generalizada con megaesófago o megaesófago
aislado. Según un estudio, un 13% de los perros seropositivos tenían debilidad generalizada sin
debilidad esofágica o faríngea. Los gatos se presentan principalmente con debilidad generalizada y
una reducción del reflejo palpebral. En los animales pequeños no se han descrito casos de debilidad
de los músculos extraoculares. La miastenia grave adquirida es más frecuente en el perro que en el
gato.
La prevalencia es mayor en algunas razas de perros y gatos. En torno al 15% de los gatos y perros
que tienen miastenia desarrollan una forma generalizada de aparición súbita, descrita como aguda y
fulminante, que empeora con rapidez.
Los signos pueden empeorar con el frío, los ciclos del estro, el embarazo, las infecciones
concurrentes y la vacunación.
La edad de aparición oscila entre 7 semanas y 15 años. Se describen dos picos: a los 2-3 años y a los
9-10 años.
Parálisis por garrapatas
La intoxicación por las garrapatas Ixodes (Australia) o Dermacentor (EE.UU.) produce una parálisis
flácida de aparición súbita, que asciende de forma rápida porque impide la liberación de Ach en la
terminación nerviosa. Parece que los gatos son resistentes a la neurotoxina salival de las especies de
Dermacentor. Los casos clínicos de parálisis por garrapatas de Australia coinciden con la mayor
población de garrapatas en primavera y verano. Los perros y gatos se afectan con mayor frecuencia a
finales del invierno o principios de la primavera antes de desarrollar la inmunidad humoral.
La parálisis flácida ascendente se produce a los 5-9 días del anclaje de la garrapata Dermacentor y
progresa a tetraplejía en 3 días. Los reflejos medulares están ausentes (se pierde el reflejo rotuliano
antes que el reflejo de retirada). Se produce una reducción del volumen y características del ladrido,
debilidad facial y debilidad de la mandíbula.
Los signos comienzan a los 5-7 días del anclaje de la garrapata Ixodes, dependiendo de la velocidad
de alimentación y no tanto del número absoluto de garrapatas. Las temperaturas ambientales altas
acortan la evolución de la enfermedad, mientras que cuando la temperatura es fría los signos pueden
no comenzar hasta 2 semanas después del anclaje de la garrapata. La parálisis ascendente flácida
progresa desde los miembros posteriores hasta los anteriores en unas pocas horas, de forma que el
animal queda en decúbito lateral. Se produce una rápida pérdida de los reflejos de estiramiento
medulares, como el reflejo rotuliano, tras los cuales se pierde el reflejo de retirada, que se debilita
con la progresión de la enfermedad. Falla el reflejo nauseoso, lo que produce seudoptialismo. Los
cambios de voz y la regurgitación son frecuentes y precoces. Se produce hipotermia. La estimulación
simpática del mecanismo central produce una vasoconstricción periférica con hipertensión sistémica
y edema pulmonar secundario. El animal tiene también taquicardia o bradicardia refleja y dilatación
pupilar. Finalmente, ocurre un fallo del reflejo luminoso pupilar. La frecuencia respiratoria
disminuye, pero no se producen cambios del volumen corriente. La respiración es dificultosa, con un
gruñido en la espiración por el cierre de las cuerdas vocales. Los gatos debutan de una forma similar,
con signos iniciales de agitación, tos, arcadas, cambios de voz y prominente midriasis.
Algunos perros que están afectados por las garrapatas Ixodes presentan debilidad focal de los
músculos laríngeos, faríngeos o esofágicos sin debilidad apendicular. El megaesófago, asociado o
no a disfagia, puede ser el único signo de presentación.
El diagnóstico se confirma por la mejoría clínica una vez que se ha retirado la garrapata. Las
garrapatas ingurgitadas pueden haberse desprendido cuando el animal acude a la consulta.
Envenenamientos
Las serpientes, las arañas, los lagartos, los abejorros y los gusanos de la carne de tiburón de
Greenland también interfieren la transmisión neuromuscular. Se recomienda conocer la fauna tóxica
local.
Rabia
La rabia se transmite por las mordeduras de un animal infectado. El tiempo que transcurre entre la
mordedura y la demostración de signos neurológicos puede oscilar entre 1 semana y 6 meses. El
animal presenta cambios de conducta (pica, nerviosismo o temor), ataxia y paresia (extremidades,
mandíbula y lengua) y se produce la muerte en 7-10 días. El punto más importante que hay que
recordar acerca de la rabia es que tiene una importante variabilidad en su presentación clínica.
Botulismo
La ingesta de la toxina preformada de C. botulinum en los alimentos podridos o en carroña produce
una parálisis flácida ascendente de aparición súbita, cuya gravedad depende de la cantidad de toxina
ingerida. La toxina impide la liberación de Ach en la terminación nerviosa. Los signos aparecen a los
0,5-6 días de la ingesta. Se produce una parálisis de los miembros posteriores seguida de parálisis de
los anteriores. Los reflejos medulares están reducidos o ausentes. Destaca la presencia de debilidad
facial, reducción del tono mandibular, menos reflejo nauseoso y megaesófago. Pueden aparecer
manifestaciones autónomas: midriasis, disminución del RPL, menor lagrimeo, retención de orina y
estreñimiento.
El diagnóstico se establece a partir de los signos clínicos y los antecedentes de ingesta de carne
podrida o carroña como la que se puede encontrar en parques o se administra para comer en algunas
perreras. Es una causa poco frecuente de parálisis. La recuperación se produce en cuestión de 1-3
semanas. Puede sobrevenir la muerte por parálisis respiratoria o neumonía aspirativa.
Polirradiculopatía idiopática aguda
La inflamación de las raíces nerviosas ventrales se produce en perros con antecedentes de mordedura
o arañazo de mapache o sin ellos. Se desarrolla una parálisis ascendente flácida de manera
espontánea o a los 7-12 días de la exposición al mapache. La vacunación ha sido asociada a una
polirradiculoneuritis aguda en un perro joven. La progresión en unos 3-10 días a una tetraparesia no
ambulatoria o tetraplejía está asociada a la pérdida de la voz y a debilidad facial. Los perros afectados
pueden comer si se les da alimentos. La parálisis respiratoria es más probable cuando hay una
tetraparesia de empeoramiento rápido. Se conserva el reflejo perineal, mientras que se pierden otros
reflejos medulares. La atrofia neurogénica es una característica, pero la disfagia no lo es. Se ha
descrito hiperestesia al tacto inocuo.
La identificación de un incremento de las proteínas totales en el líquido cefalorraquídeo lumbar
facilita el diagnóstico, ya que refleja la posición de las raíces nerviosas dentro del espacio
subaracnoideo (tabla 44.1). En el electromiograma (EMG) se registran potenciales de denervación
generalizados.
Debilidad aguda de MNI Reflejos medulares
MG
Normales
Botulismo
Ausentes
Garrapatas (EE.UU.)
Ausentes
Garrapatas (Aus)
Ausentes
PRN*
Ausentes
Rabia
±
*
PRN, polirradiculoneuritis aguda idiopática.
Facial
+
+
+
+
+
+
Tabla 44.1 Signos de enfermedad de MNI
Mandíbula Faringe Laringe Es ófago
−
+
+
+
+
+
−
+
+
+
+
+
+
+
+
−
−
+
−
+
+
+
±
Autónomos
−
Pupilas, producción de lágrimas, GI, retención de orina
−
PA, FC, pupilas
−
−
Polimiositis
Las miopatías se caracterizan por intolerancia al ejercicio, marcha rígida, cojera alternante entre los
miembros, cojera que empeora con el ejercicio (compare con enfermedad ortopédica), edema o
atrofia muscular y dolor. Puede aparecer debilidad, pero la propiocepción es normal y los reflejos
medulares se conservan intactos en general. También puede producirse disfagia, regurgitación,
atrofia de los músculos masticadores y ladrido débil. En las miopatías la AST, ALT y CK no están
aumentadas de manera uniforme. Si están elevadas, se puede utilizar su disminución para monitorizar
la posible respuesta al tratamiento.
La polimiositis autoinmunitaria
es una enfermedad autoinmunitaria de etiología desconocida, que suele afectar a perros adultos de
raza grande de ambos sexos. Las miopatías infecciosas secundarias a protozoos o a patógenos
transmitidos por garrapatas son infrecuentes, pero se deben descartar con la serología. También hay
que tener en cuenta las miopatías secundarias a fármacos cuando se piden los antecedentes. Las
miopatías paraneoplásicas son infrecuentes. Una enfermedad de mecanismo inmunitario generalizada
puede debutar con una polimiositis.
En este caso la conservación de los reflejos medulares, el tono muscular y la propiocepción sugería
que se trataba de una miastenia grave. La debilidad generalizada secundaria a insuficiencia cardíaca o
a hipoadrenocorticismo puede producir también intolerancia al ejercicio y colapso.
Valoración clínica
Los estudios diagnósticos valoran la causa y las secuelas de la debilidad.
Prueba de Tensilon
El cloruro de edrofonio (Tensilon) es una anticolinesterasa de inicio rápido y acción corta. Prolonga
la presencia de Ach en la hendidura sináptica, lo que permite la estimulación adicional de los demás
receptores de Ach postsinápticos, mejorando así la transmisión neuromuscular y la potencia
muscular.
1. Ponga un catéter i.v.
2. Prepare el soporte ventilatorio: tubo ET, bolsa de ambú o circuito de anestesia.
3. Tenga preparados: atropina 0,02-0,04 mg/kg i.v. para tratar los efectos secundarios de salivación,
diarrea, arcadas, vómitos, secreciones bronquiales y bradicardia. Se recomienda instaurar un
pretratamiento en los gatos.
4. Prepare la dosis de Tensilon:
• Perro 0,1-0,2 mg/kg.
• Gato 0,25-0,5 mg dosis total.
5. Administre una quinta parte de la dosis i.v. Si el animal la tolera, inyecte el resto del fármaco a
los 30 segundos.
6. El efecto comienza a los 20-30 segundos de la inyección. La mejoría dura hasta 10 minutos.
Consejo clínico
En pacientes con miastenia la potencia muscular puede mejorar tras el reposo. La mejoría
inducida por Tensilon dura más tiempo.
Un resultado positivo de la prueba no es específico de la miastenia grave. Pueden mejorar algunas
miopatías y neuropatías.
Un resultado negativo de la prueba no descarta una miastenia grave. La mitad de los perros con MG
aguda fulminante no responden al Tensilon.
Título de anticuerpos frente al receptor de acetilcolina (AchR)
Este título se mide en suero antes de administrar corticoides. La concentración sérica de anticuerpos
frente a AchR no predice la gravedad de la enfermedad.
Resultado positivo:
• Perro > 0,6 nmol/l.
• Gato > 0,3 nmol/l.
Aproximadamente un 2% de los perros con miastenia grave generalizada son seronegativos. Se
puede producir una seroconversión. La prueba de ELISA puede dar a un elevado porcentaje de
resultados falsos negativos.
Radiografía
El 90% de los perros afectados tienen megaesófago; el 15-25,7% de los gatos con esta enfermedad
presentan una masa mediastínica craneal y el 3% de los perros que también la tienen sufren timomas.
La neumonía por aspiración es una causa importante de muerte o eutanasia, por lo que se considera
un signo pronóstico.
Electrodiagnóstico
La estimulación repetida de los nervios puede producir una respuesta decreciente. La
electromiografía y los potenciales evocados son útiles para investigar el pequeño porcentaje de
animales seronegativos. Para poder realizar esta prueba es necesario derivar al animal.
Algunos perros con MG, polimiositis y timoma presentan un bloqueo de tercer grado.
En este caso:
1. Las enzimas musculares eran normales. La serología frente a Toxoplasma y Neospora fue
negativa. La estimulación con ACTH fue normal.
2. La prueba de Tensilon fue positiva.
3. Las radiografías de tórax mostraron megaesófago, pero no neumonía.
4. Se obtuvo suero para determinar la concentración de anticuerpos frente a AchR y se observó que
eran positivos con una concentración de 1,8 nmol/l (N < 0,6), lo que confirmó el diagnóstico de
miastenia grave de mecanismo inmunitario.
Diagnóstico
Miastenia grave de mecanismo inmunitario.
Pronóstico
• Un 48% de los perros con MG focal/generalizada son sacrificados o mueren al poco tiempo del
ingreso debido a una neumonía por aspiración.
• Se produce remisión clínica e inmunológica espontánea a los 6,4 meses como media (intervalo: 118 meses) en el 88,7% de los perros.
• El título de anticuerpos no se correlaciona con la gravedad de la enfermedad.
• Puede haber recidiva meses o años más tarde.
• Existe una excelente correlación entre la resolución de los signos clínicos, incluido el
megaesófago, y la reducción del título de anticuerpos por debajo de 0,6.
• El pronóstico mejora con: un reconocimiento temprano de la regurgitación (frente a los vómitos),
un diagnóstico exacto, un tratamiento correcto, dedicación de los propietarios a su mascota y un
buen juicio clínico.
Tratamiento
No se han realizado estudios controlados para determinar el tratamiento óptimo de la MG adquirida.
El mejor pronóstico pasa por un «buen juicio clínico» y unos propietarios con buena dedicación.
Busque una enfermedad concurrente
• Prueba de estimulación con ACTH, estado tiroideo (TSH canina endógena y concentraciones de
T4 libre sérica mediante diálisis), enzimas musculares (CK, AST, ALT), electrólitos, bioquímica
sérica, análisis de orina y hematología.
• Radiografías de tórax.
• Lavado traqueal para cultivo.
• Extirpación del timoma.
Anticolinesterasas
• Bromuro de piridostigmina: 1-3 mg/kg v.o., cada 8-12 h.
• Bromuro de neostigmina: 2 mg/kg/día v.o. en dosis divididas o 0,01-0,04 mg/kg i.m., cada 6-8 h.
La forma en jarabe se debería diluir al 50:50 en agua para evitar la irritación gástrica.
• Efectos secundarios: SLMD (salivación, lagrimeo, micción y diarrea). Utilice dosis bajas de
atropina.
Nutrición/hidratación
• Eleve el lugar de colocación del agua y del alimento durante las tomas. Eleve los cuartos
delanteros del animal durante 10-15 minutos tras las mismas. Alimente al animal en el momento de
efecto máximo del fármaco anticolinesterasa.
• Ponga una sonda de alimentación de gastrostomía para garantizar la administración de alimentos
y fármacos.
• Plantéese la administración de líquidos i.v. para mantener la hidratación.
• Reduzca la acidez del contenido gástrico para rebajar la inflamación pulmonar si se produce una
aspiración.
Corticoides
• Prednisolona 0,5 mg/kg cada 48 h. Se puede aumentar de forma gradual a lo largo de 2 semanas
hasta dosis inmunosupresoras: 2-4 mg/kg/día.
• La debilidad puede empeorar cuando se inicia el tratamiento con corticoides (tabla 44.2).
Antibióticos
Aminoglucósidos
Polimixina
Tetraciclinas
Lincosamidas
Dosis altas de penicilina
Sulfonamidas
Anes tés icos
Metoxiflurano
Anticonvuls ivantes
Fenitoína
Barbituratos
Benzodiazepinas
Ps icotropos
Neurolépticos
Fenotiazinas
Butirofenonas
Amitriptilina
Endocrinos
ACTH
Corticoides
Oxitocina
Hormonas tiroideas
Metimazol
Cardiovas culares
Antiarrítmicos
Quinidina
Lidocaína
Procainamida
Beta-bloqueantes
Bloqueantes de los canales del calcio
Analgés icos , antiinflamatorios
Derivados de la morfina
D-penicilamina
Antipalúdicos
Bloqueantes neuromus culares
Succinilcolina
D-tubocurarina
Otros
Sales de magnesio
Laxantes
Antiácidos
Agentes de contraste yodados
Organofosfatos
Carbamatos
Tabla 44.2 Fármacos que se deben evitar en la miastenia grave
Inmunosupresión
• Azatioprina, micofenolato de mofetilo.
Monitorización
1. Las concentraciones de anticuerpos séricos disminuyen a los 7-10 días de administrar dosis
inmunosupresoras de corticoides.
2. El tratamiento se mantiene mientras el título de anticuerpos es positivo. Monitorice cada 4-8
semanas.
3. Si los signos clínicos se han resuelto mientras el animal recibe corticoides y anticolinesterasa,
retire en primer lugar los corticoides de forma gradual.
4. La debilidad puede indicar infradosificación o sobredosis de anticolinesterasa. Si se producen
efectos secundarios SLMD, el animal puede estar sobredosificado. La mejora con la prueba de
Tensilon indica una dosis demasiado baja. Cuando no se observa mejoría tras la inyección de
Tensilon y el aumento de los fármacos anticolinesterasa no consigue una mejora evidente, es
posible que el animal esté recibiendo una dosis excesiva y se recomienda reducir la medicación.
5. En las crisis colinérgicas las personas sufren constricción pupilar y bradicardia. Durante una
crisis miasténica se encuentra una pupila media a dilatada con taquicardia. En ambos tipos de crisis
se produce insuficiencia respiratoria.
Tratamiento de este caso
1. Dosis de piridostigmina cada 8 horas, que se aumentó a cada 6 horas.
2. Inmunosupresión con prednisolona cada 12 horas.
3. Alimentación colocada en altura. Se puso la escudilla del agua sobre una plataforma para
elevarla.
4. Con este régimen el animal mejoró y estaba juguetón, y podía dar pequeños paseos con correa.
Si estaba suelto, el perro se debilitaba tras correr unos pocos minutos y tenía que descansar durante
el paseo de vuelta a casa con correa. No se produjo tos ni regurgitación de alimentos o flemas. No
se encontraron ruidos de «gorgojeo» para aclarar la garganta. El reflejo de parpadeo era normal.
5. Se empezó tratamiento con ácido micofenólico, con la intención de reducir la dosis de
prednisolona y prevenir la atrofia muscular. El animal presentó rápidamente vómitos y melenas y
hubo que dejar de administrar este fármaco.
6. Se retiró la prednisolona de forma gradual después de 3 meses de tratamiento. Se había
producido una pérdida generalizada de músculo y el animal tenía un abdomen prominente. Se retiró
después la piridostigmina y el perro se mantuvo normal a nivel clínico. La determinación repetida
de anticuerpos AchR fue negativa. El animal recuperó su masa muscular.
Regurgitación frente a vómitos
Regurgitación
La regurgitación es la expulsión pasiva de material desde la boca, la faringe o el esófago. No se
producen contracciones abdominales. El animal extiende el cuello y se produce el paso retrógrado de
líquido blanquecino o espuma (saliva deglutida) o de alimentos no digeridos unos segundos o unas
horas después de la toma. No hay ptialismo secundario a las náuseas. Sin embargo, se puede
encontrar seudoptialismo secundario a la disfagia.
La obstrucción esofágica o la debilidad de los músculos faríngeos o esofágicos debutan como
regurgitación. También puede producirse pérdida de peso, aumento del apetito, tos, dificultad
respiratoria o neumonía por aspiración, asociados o no a signos de debilidad muscular generalizada.
La debilidad faríngea es otro signo adicional de la disfagia.
El esófago está constituido por músculo esquelético inervado por el vago, que aporta las fibras
sensitivas y motoras. El tercio distal del esófago felino está constituido por músculo liso inervado
por ramas parasimpáticas del nervio vago (NC X).
La debilidad del músculo esquelético del esófago provoca flacidez y dilatación del esófago, proceso
que se conoce como megaesófago. El megaesófago congénito y adquirido es mucho más prevalente
en perros que en gatos.
Causas de reducción del peristaltismo esofágico
1. Miastenia grave focal o generalizada, botulismo, parálisis por garrapatas (Australia).
2. Hipoadrenocorticismo.
3. Disautonomía.
4. Idiopática.
5. Polimiositis.
6. Neuropatía periférica; por ejemplo, toxicidad por plomo (gato y perro).
7. Lesión del tronco del encéfalo con afectación de los nervios o núcleos vagales bilaterales.
8. Aumento del tono muscular por miotonía o tétanos.
9. Lesión sensitiva por gangliorradiculoneuritis.
No se ha observado que el hipotiroidismo sea un factor de riesgo para el megaesófago adquirido.
Diagnóstico de regurgitación
Descripción
• Espuma blanca.
• Alimentos no digeridos.
• Ausencia de bilis.
Los vómitos crónicos pueden producir esofagitis y, por tanto, regurgitación.
Exploración
Se puede escuchar el gorgoteo de líquido retenido dentro del esófago dilatado. Al cerrar la boca y
apretar el abdomen o la parte craneal del tórax aumenta la presión intratorácica, lo que se transmite al
esófago torácico. El aire presente dentro del esófago torácico es empujado hacia el esófago cervical
y esto produce un aumento de tamaño que es visible en el lado izquierdo del cuello.
Estudios de imagen
Es necesario hacer radiografías sin contraste del cuello y del tórax. Se puede ver un esófago dilatado
relleno de aire, líquido o alimentos. El gato con debilidad neuromuscular muestra una dilatación del
esófago proximal que se debe a la distribución del músculo liso en esta especie. Puede haber
neumonía por aspiración. Se realizan estudios con contraste baritado, líquido o alimento para
diagnosticar una obstrucción intra o extraluminal, aunque estas pruebas constituyen un riesgo para el
animal con disfagia porque puede inhalar los productos. La endoscopia es útil para el diagnóstico y
para descartar estenosis parciales y esofagitis.
Pruebas de laboratorio
Estudio de la debilidad neuromuscular, por ejemplo, título de anticuerpos AchR, estimulación con
ACTH, concentraciones de T4 y TSH, enzimas musculares, electrólitos, hematología, bioquímica,
análisis de orina, electromiografía y biopsia muscular.
Tratamiento de la regurgitación
Ingesta de alimentos en posición elevada. Divida la ingesta de calorías en porciones más pequeñas,
que se administran con frecuencia. Se elevan los cuartos delanteros del animal mientras come, si es
posible, colocando el alimento y los miembros anteriores del animal sobre una silla o un banco. Si el
animal no lo tolera, después de la ingesta eleve los cuartos delanteros separándolos del suelo. Si no
existe peristaltismo el objetivo será conseguir que la gravedad empuje el alimento hacia el estómago.
Hay que mantener elevados los cuartos delanteros tras la ingesta todo el tiempo que el
animal/propietario pueda soportarlo, a ser posible 10-15 minutos. La capacidad de deglutir alimentos
sólidos o líquidos varía de un perro a otro y hay que valorarla mediante ensayo-error.
Los fármacos procinéticos, el cisapride y la metoclopramida, mejoran la motilidad esofágica en el
gato, pero no en el perro. En los casos de miastenia grave están indicados los inhibidores de
anticolinesterasa. Las expectativas de resolución mejoran sensiblemente si se trata la enfermedad
subyacente. Puede ser necesaria una sonda de gastrostomía para la alimentación cuando no se
consigue recuperar la pérdida de peso mediante la ingesta oral o en caso de neumonía por aspiración
y anorexia.
Vómitos
Signos de presentación
Labios secos, salivación, depresión, bostezos, seguidos de contracciones abdominales enérgicas
forzadas no productivas (arcadas), que culminan con la expulsión del contenido gástrico y del tubo
digestivo alto por la boca. Alimento no digerido: contenido gástrico (o esofágico). Alimento
digerido: contenido intestinal.
Los vómitos (emesis) son un reflejo complejo coordinado por el bulbo raquídeo. El centro del
vómito bulbar está constituido por grupos aislados de neuronas que integran los componentes
somático, visceral, digestivo y respiratorio del vómito. Recibe estímulos de:
1. Aferencias neurales: vísceras (NC X, nervios simpáticos), faringe (NC IX), aparato vestibular
(NC VIII), y cerebrales (temor/estrés/dolor).
2. Estimulación directa: meningoencefalitis y aumento de la PIC.
3. Aferencias humorales: fármacos, toxinas o metabolitos que estimulan la zona gatillo
quimiorreceptora (ZGQ), que se proyecta hacia el centro del vómito.
Nota: el aparato vestibular también se proyecta hacia el centro del vómito a través de la ZGQ en el
perro, pero no en el gato.
Se cree que los vómitos cíclicos que responden al tratamiento con fenobarbitona son una forma de
actividad convulsiva.
Los vómitos son un signo de presentación muy frecuente en la enfermedad vestibular aguda, tanto
central como periférica. Se producen unas pocas veces durante el primer día de disfunción vestibular,
y luego suelen desaparecer. La presencia de vómitos persistentes con signos vestibulares persistentes
(nistagmo espontáneo, ataxia, caídas, inclinación o giro) es indicativa de una irritación vestibular
prolongada y justifica que se valore un posible trastorno del equilibrio. La inclinación de la cabeza
puede continuar aunque se resuelva la ataxia y el nistagmo, por lo que no se puede utilizar como
medida de mejoría clínica.
Los vómitos se pueden confundir con la expectoración (tos enérgica) y con la regurgitación.
Tratamiento
Es necesario diagnosticar la causa. Los antieméticos se emplean para prevenir la morbilidad
secundaria a deshidratación y pérdida de electrólitos. La ZGQ y el centro del vómito disponen de una
serie de receptores, cuya manipulación permite suprimir los vómitos con fármacos.
45. Paresia y parálisis de MNI
avulsión del plexo braquial
Introducción
La interrupción de la transmisión nerviosa secundaria a un trastorno funcional por compresión,
isquemia o traumatismo cerrado se denomina neuroapraxia. Resultan afectados de manera preferente
los axones motores y propioceptivos de mayor tamaño y se conserva la percepción del dolor. Se
mantienen la integridad estructural de las células de Schwann del nervio y el tejido conjuntivo
endoneural, lo que permite tener un buen pronóstico de recuperación. La neurotmesis es la sección
completa o parcial del axón del nervio, la vaina de mielina o el tejido conjuntivo endoneural.
Resultan afectados todos los tipos de axones y se pierde la percepción del dolor. La destrucción del
andamiaje de tejido conjuntivo y células de Schwann impide que se produzca una regeneración eficaz
del nervio. Las pruebas de electrodiagnóstico y las exploraciones clínicas repetidas permiten seguir
la mejoría clínica.
Reseña del animal
Staffordshire bull terrier, hembra de 2 años y 9 meses.
Signos de presentación
Debilidad de la pata anterior izquierda.
Historia clínica
La paresia anterior izquierda sin carga de peso comenzó de forma súbita después de que la perra
fuera atropellada por un coche 8 meses antes de la consulta. A veces la perra se rascaba la parte distal
de la pata anterior izquierda. No se observó ninguna mejoría.
Exploración clínica
La perra estaba alerta y podía deambular sin cargar peso sobre el miembro anterior izquierdo;
presentaba una atrofia generalizada grave en esa pata (fig. 45.1). El animal mantenía el codo
izquierdo flexionado. La contractura muscular impedía la extensión del carpo, el codo y el hombro
derecho. No se producían reflejos cutáneos izquierdos del tronco cuando se estimulaba cualquiera de
los dos lados. La pupila no se dilataba por completo en la oscuridad. La percepción del dolor estaba
ausente en la distribución de los nervios radial y cubital, pero sí la había en la zona del nervio
musculocutáneo.
Figura 45.1 Atrofia grave del miembro anterior izquierdo.
Localización neuroanatómica
En el plexo braquial izquierdo, incluidas las raíces nerviosas ventrales responsables de inervar el
nervio torácico lateral (C8-T1), que explicarían las deficiencias del tronco cutáneo, y las
responsables de la inervación ocular simpática del ojo (T1-T3), que justificarían la miosis izquierda
en la oscuridad.
Diagnóstico diferencial
Los antecedentes y los hallazgos clínicos llevaron al diagnóstico de avulsión del plexo braquial.
En varios perros y en un gato se ha descrito una parálisis flácida de inicio agudo poco frecuente en
los dos miembros anteriores, secundaria a la pérdida de axones y mielina en el plexo braquial. Se
desconoce la causa, aunque puede tener un mecanismo inmunitario. La paresia aguda bilateral con
deterioro progresivo de los miembros anteriores se suele deber a una lesión medular cervical. Se
sospechó que ninguna de estas entidades era realista en este caso, pero hay que mencionarlas porque
son otras causas de paresia de miembros anteriores.
Los tumores de la vaina nerviosa suelen localizarse en el plexo braquial y producen una cojera
crónica previa a la aparición de una parálisis flácida del miembro afectado. La afectación de los
segmentos medulares cervicales C1-C5 y de los segmentos medulares toracolumbares T3-L3
produce una compresión medular, que puede aparecer de forma aguda.
Valoración clínica
El electromiograma (EMG)
es el registro de la actividad anormal espontánea en las células musculares. Valora la estabilidad
eléctrica de la membrana muscular, que se altera en la denervación y en las miopatías. El EMG es una
extensión de la exploración física y sirve para demostrar una alteración de la función neuromuscular
cuando los datos de los antecedentes y la exploración son equívocos. Es posible definir las zonas
alteradas antes de realizar la biopsia muscular con el fin de obtener una muestra representativa para
el diagnóstico.
El EMG se hace con anestesia general para conseguir que el paciente colabore. Se generan
potenciales de inserción por el movimiento de la aguja de registro a través de las membranas
musculares. Cesa cuando la aguja deja de moverse. El músculo normal es silente a nivel eléctrico con
AG. Los potenciales espontáneos se clasifican en función de su amplitud y frecuencia. Se producen
fibrilación y ondas afiladas positivas en las enfermedades musculares y nerviosas. Los potenciales
miotónicos aparecen y desaparecen, lo que genera la impresión auditiva de un motor que capota o el
decrescendo de un bombardero en descenso. El EMG se valora por el sonido generado y el patrón de
las ondas anormales generadas de forma espontánea. Se utilizan expresiones del tipo «como si se
friera un huevo» o «como la lluvia sobre el tejado» para describir la fibrilación. Cuanto mayor es el
número de potenciales anormales que se detectan, mayor es la afectación patológica del músculo. El
grado de cambio del EMG, aunque indica la distribución anatómica del proceso patológico, no se
correlaciona con la gravedad de la deficiencia clínica. Es especialmente útil para intentar diferenciar
la atrofia por desuso de la atrofia neurogénica muscular. Los potenciales de denervación, un término
general que se utiliza para referirse a la actividad espontánea registrada tras la denervación muscular,
se pueden detectar a los 7-10 días de que ésta se haya producido.
El equipo necesario para hacer un electrodiagnóstico es caro y no es una buena inversión para el
veterinario general.
En este caso el diagnóstico se pudo establecer sin necesidad de EMG. La falta de mejora funcional
desde la lesión indica que el pronóstico de recuperación de la función es malo. La función del nervio
musculocutáneo mantenía el miembro flexionado y evitó la abrasión de la pata. No se produjo
automutilación.
No se administró ningún tratamiento.
La avulsión del plexo braquial
se produce por un traumatismo grave, como un accidente de tráfico (AT). Las raíces nerviosas no
tienen un perineuro que las soporte, por tanto son el punto de debilidad cuando se aplica una fuerza
sobre el miembro anterior. Las raíces ventrales son más susceptibles a los traumatismos que las
dorsales, lo que explica que se siga percibiendo dolor en los miembros paralizados flácidos. Cuando
existe una fractura es posible no reconocer la situación de flacidez y la falta de carga de peso como
una lesión neurológica. Las fracturas de húmero producen en raras ocasiones una parálisis radial.
Hay que comprobar siempre si existe un síndrome de Horner ipsilateral, que se produce tras la
avulsión de las raíces nerviosas T1-T3. La avulsión de las raíces nerviosas C8 y T1 rompe el arco
motor ipsilateral del reflejo del tronco cutáneo. Estas dos deficiencias ayudan a establecer el
diagnóstico.
Se produce ausencia de percepción del dolor cuando se arrancan las raíces dorsales. La atrofia
neurogénica, secundaria a un traumatismo de la raíz ventral, aparece en un plazo de 7 días. Es
profunda y muy superior a la que se esperaría por el desuso de un miembro fracturado. El EMG
permite detectar la denervación aproximadamente una semana después de la avulsión, aunque por lo
general no es necesario para establecer el diagnóstico. El estudio del plexo con técnicas de imagen
tiene poca utilidad. Se puede ver un realce con contraste de las raíces nerviosas contusionadas. El
pronóstico viene determinado por las deficiencias neurológicas existentes. Se ha descrito el caso de
la recuperación después de 6 semanas de un perro con una contusión del plexo braquial.
Cuando no existen fracturas, la cojera sin carga de peso no causa dolor. Es rara la automutilación del
miembro denervado.
La avulsión se asocia a un mal pronóstico de recuperación de la función. El estiramiento o la
aparición de hematomas en el plexo permite confiar en que puede haber recuperación. El nervio no
se reinserta de forma quirúrgica. El propósito del tratamiento es prevenir la contracción de los
miembros durante la fase de recuperación esperada.
La amputación del miembro rara vez es necesaria. La avulsión parcial puede permitir la
transposición de tendones. Consulte con un especialista quirúrgico experto en esta técnica.
46. Paresia y parálisis de MNI
cola flácida
Presentación inicial
Cola flácida, cola caída, parálisis de la cola.
Introducción
Los músculos sacrococcígeos en la parte dorsal y ventral y los músculos coccígeos intratransversos
laterales extienden y flexionan la cola. La inervación depende de los nervios sacros y caudales.
La parálisis de la cola es frecuente en los gatos, secundaria al estiramiento o avulsión de los nervios
durante un traumatismo.
En los perros de trabajo se produce una miopatía focal en la cola; es lo que se conoce como cola
coja, cola congelada o cola fría, y este último término se debe a que su incidencia es mayor cuando
hace frío. Se produce una parálisis flácida aguda de la cola, que puede ser dolorosa o no, desde la
base o a unos pocos centímetros distal a la misma después del ejercicio en perros pointer inglés,
labrador, beagle, setter, foxhound y otras razas de caza. La recuperación se produce en cuestión de
días o semanas sin necesidad de instaurar ningún tratamiento específico. Puede recidivar. La cola
puede colgar hacia un lado durante el tiempo de recuperación. No se realizan biopsias debido al
riesgo de provocar lesiones en los nervios cuando se intenta obtener suficiente músculo para el
diagnóstico, y además este trastorno es bastante distintivo y autolimitado.
Es interesante el hecho de que un perro con tetraplejía de MNS o MNI puede seguir moviendo la cola
de forma voluntaria, lo que se interpreta como indicativo de buen pronóstico de cara a la
deambulación, pero no se han realizado estudios rigurosos al respecto.
Reseña del animal
Gato doméstico de pelo corto macho, castrado, de 12 años.
Signos de presentación
Cola flácida.
Historia clínica
El gato presentó de forma súbita dolor y se quejaba cuando su propietario lo manipulaba. El animal
pasaba ratos sin vigilancia fuera de casa, pero no se habían observado datos de traumatismo externo.
Dos días después, se vio que la cola colgaba en vertical y que había perdido todo el movimiento. El
miembro posterior parecía retraído. El gato podía orinar de forma voluntaria y también defecar. Tras
una semana de tratamiento con meloxicam, buprenorfina, reposo en jaula y tiempo, el animal no
consiguió recuperar la normalidad.
Se habían observado dos episodios similares anteriores de dolor y cola «floja» 1 y 2 años antes de
esta recaída, de los que el gato se había recuperado de forma espontánea. El gato estaba bien por lo
demás.
Exploración clínica
El gato estaba alerta y podía caminar con una marcha y postura del miembro posterior normal. La
cola colgaba en vertical. Los saltos y la posición de todos los miembros eran normales. El tono
muscular y los reflejos medulares también eran normales y se confirmó tono anal. Cuando se le
tocaba de forma suave la columna lumbar caudal, el gato lloraba como respuesta al dolor (fig. 46.1).
Figura 46.1 Cola flácida. Obsérvese la extensión normal del tarso. Se ha afeitado el tórax del animal para poner un parche de fentanilo con el fin de controlar el dolor.
Localización neuroanatómica
Cola de caballo.
Diagnóstico diferencial
1. Traumatismo externo: lesión por tracción sobre la cola, fractura de sacro.
Las fracturas de sacro son raras en perros y gatos y se suelen deber a un AT, se asocian en
general a una lesión pélvica, como fractura del ilion (perro) o subluxación sacroilíaca (gato).
Los signos neurológicos suelen ser secundarios a las fracturas que atraviesan el conducto
raquídeo. Pueden asociarse deficiencias del nervio ciático, parálisis de la cola, retención de
orina o disinergia. Las deficiencias del nervio ciático pueden no detectarse de forma inmediata
debido a la inmovilidad del animal por la lesión ortopédica. Cuando se valora el reflejo de
retirada hay que comprobar siempre el grado de flexión tarsal, dado que es una medida de la
función del ciático.
En los gatos, las fracturas sacrocaudales se deben a accidentes de tráfico y a lesiones por
mordedura. La localización más frecuente es S3-Cd1 y S2-S3, pero los signos neurológicos
pueden no correlacionarse con la localización de la lesión. Se cree que esto se debe a la tracción
de los nervios, lo que explica el nombre de lesión por tracción sobre la cola (tabla 46.1).
Cola
Base de la cola dolorosa
Paralizada, anestésica
Paralizada
Paralizada
Paralizada
Tabla 46.1 Signos clínicos y pronósticos de las lesiones por tracción sobre la cola felina
Tono anal
Vejiga
Pronós tico
Normal
Normal
Bueno, sin cirugía
Normal
Normal
Bueno, sin cirugía
Normal
Retención de orina
Aceptable. Se espera que la mayoría se recupere
Reducido
Difícil de exprimir
Recuperación en el 75% de los casos
Ausente
Fácil de exprimir
Recuperación en el 50% de los casos
La mayor parte de los gatos recuperan la función de los miembros posteriores, la capacidad
miccional y la función de la cola en el plazo de un mes. Un estudio reciente ha demostrado que
los gatos con una sensibilidad intacta de la base de la cola tenían control miccional a los 3 días.
La mitad de los gatos que perdieron la sensibilidad de la base de la cola a consecuencia de un
traumatismo recuperaron el control miccional en un plazo de 30 días. La función completa de la
cola se recupera en meses, si es que se llega a recuperar. No está claro si el tratamiento
quirúrgico de la fractura acelera la recuperación. El tratamiento médico incluye analgesia y
tratamiento del estreñimiento secundario a las lesiones de los nervios pélvicos. Es fundamental
el cuidado vesical. Si la cola está manchada de forma continua, puede ser necesario plantearse
su amputación.
2. Enfermedad del DIV.
3. Neoplasia: vertebral o de la cola de caballo.
4. Infección: herida por mordedura.
5. Síndrome de hiperestesia felina.
Esta constelación de signos se produce en un gato de cualquier edad y suele debutar entre los 5 y
los 8 años de edad. Los signos intermitentes incluyen lamido violento y mordedura de los cuartos
traseros y la cola, hasta el punto de hacerse sangre. Otros signos incluyen degeneración de la piel
dorsal, espasmos musculares o fasciculaciones en los músculos vertebrales toracolumbares,
agitación, inquietud, carreras, vocalización excesiva, dilatación pupilar y ataques a personas u
objetos. La palpación de los músculos epiaxiales toracolumbares puede producir dolor. Se deben
descartar otras causas de dolor e irritación de la piel antes de diagnosticar este cuadro.
Valoración clínica
Las radiografías sin contraste mostraron una estenosis del espacio discal L7-S1.
RM: compresión ventral de la cola de caballo a nivel del IV espacio discal L7-S1 por un material de
aspecto calcificado (v. fig. 46.2).
Figura 46.2 RM sagital de la columna en T1. Compresión ventral de la cola de caballo a nivel del espacio del DIV L7-S1.
Diagnóstico
Extrusión del disco intervertebral.
Tratamiento
Se hizo una laminectomía dorsal L7-S1 para extirpar el material del disco IV friable ventral a la cola
de caballo y se utilizó metadona para la analgesia.
Seguimiento
A la semana de la cirugía el gato ya no tenía dolor. La cola seguía bastante flácida, pero el animal la
podía mantener brevemente en posición normal.
47. Ataxia
ataxia medular
Presentación inicial
En la enfermedad medular, los tractos propioceptivos ascendentes se pueden afectar antes que
los tractos motores descendentes y esto explica que el cuadro debute con ataxia. Las
alteraciones de los tractos espinocerebelosos ascendentes en las lesiones medulares producen
una dismetría de tipo cerebeloso. Las lesiones medulares cursan con ataxia de los miembros
caudal a la lesión.
Introducción
La coordinación depende del equilibrio, del sentido de la posición y de la ordenación de la
información sensitiva recibida para conseguir un movimiento suave. Un fallo en la coordinación, a
partir de cualquiera de sus componentes, es responsable de la ataxia, que es el término que se utiliza
para describir un movimiento voluntario irregular y no predecible.
Causas de ataxia
El sentido de la posición se llama propiocepción y se consigue mediante los receptores musculares,
tendinosos y articulares, los nervios sensitivos asociados y los tractos ascendentes dentro de la
médula (fig. 47.1).
Figura 47.1 Vías de la propiocepción consciente e inconsciente.
Estos tractos se proyectan hacia el cerebelo ipsilateral (propiocepción inconsciente) y hacia la
corteza cerebral contralateral (propiocepción consciente). Es lo que se denomina «propiocepción
general».
Cuando este sistema falla, la marcha se vuelve atáxica y la posición del miembro sufre
modificaciones. Estos cambios resultan más llamativos cuando las lesiones son medulares y del
tronco y se producen deficiencias ipsilaterales a la lesión. Las lesiones cerebrales son sutiles y no
suelen afectar a la marcha, aunque pueden reducir la respuesta de colocación contralateral. Las
neuropatías sensitivas son infrecuentes. La ataxia y la anestesia de los miembros con automutilación
son las dos presentaciones clínicas principales de las deficiencias sensitivas. Las lesiones musculares,
tendinosas y articulares suelen debutar como una cojera, no como ataxia.
Signos de presentación de la propiocepción anormal
• Apoyo del peso sobre el dorso de la mano («hiperflexión carpiana» [knuckling]).
• Arañar, rascar, enganchar el suelo con la superficie dorsal de los dedos/uñas.
• Aducción excesiva del miembro, lo que hace que los miembros se crucen uno sobre otro.
• Abducción excesiva de un miembro o de ambos, lo que da lugar a una postura con base de
implantación amplia o, en el caso extremo, a una separación excesiva de los miembros («Bambi
sobre hielo»).
• Circunducción (oscilación hacia un lado; abducción con una trayectoria en forma de arco) de los
miembros, sobre todo al girar.
• Hipermetría de los miembros anteriores («marcha de ganso», «marcha de saludo»).
• Tropezones, trompicones en los escalones, miembro en aducción sobre las superficies o suelos
irregulares con escasa tracción (p. ej., suelos de madera).
• Retraso en el inicio del paso (protracción retrasada), de forma que los pasos son más largos de lo
normal. De esta manera los cuartos traseros tienen un aspecto retraído y se puede producir un
colapso cuando el animal se gira.
Un animal con paresia puede ser incapaz de apoyar el peso y caminar con normalidad, lo que se
traduce en tropezones, traspiés o colapso. Ayudar al animal a sostener su peso mientras se analizan
las respuestas de colocación o la recuperación de la hiperflexión carpiana debería permitir
diferenciar la deficiencia propioceptiva de la paresia.
Los propietarios suelen emplear términos como «borracho, temblón, torpe o inestable» para
describir el estado de su mascota.
Consejo clínico
Los propietarios pueden no percibir la ataxia, y no la mencionan porque la atribuyen a la
juventud de su nueva mascota.
Reseña del animal 1
Springer spaniel macho de 3 años.
Historia clínica
El perro empezó a aullar de repente cuando se le tocaba y no saltaba al interior del coche desde 3
semanas antes de la consulta. Normalmente era un perro activo y se pasaba el día en las cuadras de
los caballos. El cuadro no mejoró con reposo autoimpuesto y el animal seguía obnubilado e
inapetente. Cuando caminaba, mantenía la cabeza baja y la espalda arqueada.
La ataxia de los miembros posteriores comenzó 6 días antes de la presentación y empeoró de forma
lenta. El perro sólo podía caminar unos pasos antes de que los miembros posteriores se cruzaran y
estorbaran entre sí (fig. 47.2).
Figura 47.2 El animal baja la cabeza para desplazar el peso hacia delante. La extensión de los miembros posteriores cuando el animal está sentado es frecuente en la
paraparesia o paraplejía de MNS.
Exploración clínica
El perro estaba tranquilo, pero respondía a nivel mental. No podía mantenerse en pie sin ayuda, tenía
la espalda arqueada y mostraba dolor cuando se le palpaba la columna lumbar. Se observó paresia de
los miembros posteriores y ataxia cuando se le sujetó el cuerpo con un cabestrillo. El miembro
posterior derecho se flexionaba más que el izquierdo. Los reflejos medulares estaban intactos. Los
miembros anteriores eran normales. No se detectó dolor cervical.
Localización neuroanatómica
Médula T3-L3, ligeramente peor en el lado derecho.
Diagnóstico diferencial
La EDIV, los traumatismos externos, la meningitis o la discoespondilitis pueden provocar un dolor de
aparición súbita. Una semilla de hierba migratoria dentro de los músculos vertebrales con celulitis
puede producir dolor en la espalda, pero es raro que se afecte el conducto raquídeo. Las radiografías
realizadas por el veterinario local no mostraron fracturas vertebrales.
Valoración clínica
La RM mostró una compresión extradural ventral de la médula espinal en L3-L4 y se observó una
pequeña cavidad que se extendía en sentido rostral (fig. 47.3). Se consideró que esta alteración era
secundaria a un traumatismo por compresión medular.
Figura 47.3 RM vertebral sagital en T2. Compresión extradural de la médula en el DIV L3-L4. En esta imagen no se reconoce la cavidad.
Diagnóstico
Extrusión del disco L3-L4.
Tratamiento
Se realizó una hemilaminectomía L3-L4 derecha para extirpar el disco extruido. La fuerza y la
propiocepción del animal mejoraron a diario. El perro podía caminar sin ayuda ni ataxia a los 6 días
de la cirugía.
Reseña del animal 2
Pastor alemán hembra de 5,5 meses.
Signos de presentación
Marcha anormal de duración desconocida.
Historia clínica
La perra había sido adquirida en un centro de acogida de perros abandonados una semana antes de la
consulta y no se conocían sus antecedentes.
A la perra le gustaba hacer ejercicio, pero tropezaba y se caía sobre los suelos irregulares y al
girarse. No podía subir al coche de un salto y bajaba las escaleras con lentitud. Se arañaba la
superficie dorsal de las manos de los miembros anteriores y posteriores contra el suelo, desgastando
las uñas.
Exploración clínica
En la exploración la perra estaba temerosa, alerta y agresiva, tenía una postura normal, ataxia de
miembros posteriores y ligera hipermetría de los miembros anteriores.
La propiocepción era lenta y el salto estaba ligeramente reducido en todos los miembros. Los
reflejos rotulianos eran 3+ bilateralmente. Todos los miembros tenían reflejo de retirada. El reflejo
del panículo era normal. La perra movía el cuello de forma espontánea en todas las direcciones y no
parecía tener dolor. El estado mental y los nervios craneales eran normales. No se detectó dolor
cervical.
Localización neuroanatómica
Segmentos medulares cervicales C1-C5. La enfermedad cerebelosa produce ataxia e hipermetría,
pero no tetraparesia (tabla 47.1). Las deficiencias propioceptivas conscientes provocaban una
retracción dorsal de las manos, con desgaste de la superficie dorsal de las uñas.
Les ión
Patogenia
Rasgo
distintivo
Descripción
Fuerza
Otras
características
Enfermedad medular
Espasticidad
Propiocepción alterada
Miembros anteriores extendidos
Hipermetría, «flotamiento»,
«alcance excesivo»
Debilidad
Tabla 47.1 Distinción de la hipermetría de los miembros anteriores
Enfermedad cerebelos a
Coordinación motora fina
Propiocepción alterada
Flexión excesiva de las articulaciones de los miembros anteriores
Hipermetría, «marcha de ganso», «desfile», «paso alto»
Ausencia de debilidad
Otros signos cerebelosos: déficit de amenaza, ataxia truncal, temblor intencional, movimiento exagerado de los
miembros al saltar (± signos vestibulares)
Diagnóstico diferencial
• Malformación (vértebras, médula y meninges).
• Inflamación.
• Degeneración.
• Tumor.
• Problema vascular.
Se desconocía la evolución temporal de los signos clínicos.
Las enfermedades que se caracterizan principalmente por el aumento de tono muscular con
espasticidad debutan con una marcha rígida inclinada, con pasos cortos y flexión limitada del
miembro.
Los perros doberman «bailarines» flexionan y extienden con alternancia los miembros posteriores,
no los anteriores, pero esto no se considera hipermetría.
Valoración clínica
Una semana de tratamiento de prueba con prednisolona no modificó la marcha del perro. Los signos
clínicos no cambiaron.
La RM mostró que había estrechamiento de la médula entre las vértebras C2 y C4, y formación de
una cavidad caudal a la vértebra C4 (no se visualiza en estas imágenes). No hubo realce con contraste
(Figura 47.4 and Figura 47.5).
Figura 47.4 RM en T1 sagital. Ensanchamiento del espacio subaracnoideo dorsal. Posiblemente un quiste subaracnoideo (las flechas indican la médula espinal).
Figura 47.5 RM transversal en T2. Médula espinal aplanada en sentido dorsoventral (estrella), rodeada de LCR (punto). Espacio subaracnoideo amplio dorsal
(corchete).
Diagnóstico
Malformación medular.
Tratamiento
Ninguno. El cuadro de la perra se mantuvo estable.
Reseña del animal 3
Pastor alemán macho de 7 años.
Signos de presentación
Ataxia y paresia de miembro posterior.
Historia clínica
La ataxia y paresia del miembro posterior aparecieron de forma súbita 8 días antes de la consulta y
empeoraron en los 2 días siguientes. La marcha mejoró levemente, pero no se llegó a normalizar a
pesar de que se administró prednisolona. El perro parecía sufrir dolor.
Exploración clínica
Se observó ataxia y paresia de miembro posterior. La columna lumbar estaba arqueada. Los reflejos
rotulianos estaban aumentados bilateralmente y los reflejos de retirada eran normales en todos los
miembros. El abdomen estaba tenso a la palpación y el perro gañía cuando se aplicaba presión sobre
la unión toracolumbar.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en los segmentos medulares T3-L3.
Diagnóstico diferencial
Dada la edad del perro y la súbita aparición de los signos se consideró que los diagnósticos más
probables eran compresión medular por EDIV, neoplasia o aumento de tamaño de las carillas
articulares.
Una causa frecuente de ataxia de miembros posteriores en el pastor alemán es la mielopatía
degenerativa, pero este cuadro debuta de forma gradual y no produce dolor.
Mielopatía degenerativa (MD)
La degeneración de todos los tractos medulares en toda su longitud suele afectar a perros pastores
alemanes de ambos sexos mayores de 5 años. Los segmentos medulares torácicos son los más
afectados y esto se traduce en ataxia y paresia de la MNS como signos de presentación. Dada esta
lesión de la MNS, los reflejos rotulianos suelen ser normales o aumentados. Un 15% de los animales
afectados tienen unos reflejos rotulianos reducidos o ausentes. La función de los miembros
anteriores es normal. Los signos comienzan como una ataxia de miembros posteriores y progresa en
6-12 meses, durante los cuales la ataxia y la paresia empeoran de forma progresiva o se deterioran de
forma gradual con períodos entremezclados de constancia relativa de los signos. Un miembro
posterior puede estar ligeramente peor que el otro. El dolor vertebral no es una característica. El
animal conserva la continencia fecal y urinaria.
El principal diagnóstico diferencial es la enfermedad del disco intervertebral de tipo II de la columna
toracolumbar, que puede no causar dolor vertebral ni responder a un tratamiento de prueba con
prednisolona.
El diagnóstico de MD se establece una vez que se han descartado otras lesiones. Dada la edad del
animal de este ejemplo podrían coexistir una EDIV de tipo II y una MD. El propietario debe ser
consciente de esta circunstancia si se contempla realizar una cirugía en una EDIV de tipo II.
La mielografía puede hacer que la paresia y la ataxia empeoren, por lo que se prefiere la RM. Las
muestras de LCR pueden tener un aumento de la concentración de proteínas, pero no tienen utilidad
diagnóstica como método de investigación único. Se ha descubierto una mutación del ADN que es un
importante factor de riesgo para el desarrollo de MD. Estudios complementarios deberán aclarar el
porcentaje de perros con «genes positivos» que desarrollan una MD a lo largo de su vida.
La causa sigue siendo un enigma.
No existe un tratamiento específico. La fisioterapia mejora la longevidad al limitar la atrofia por
desuso. La mayor parte de los animales son sacrificados cuando se produce una paraparesia no
ambulatoria. Si el animal sobrevive bastante tiempo, acaba presentando paresia de miembros
anteriores e incontinencia.
La MD recibe también el nombre de radiculomielopatía degenerativa porque la patología se describe
en las raíces nerviosas dorsales lumbares.
La mielopatía degenerativa se ha observado también en otros perros grandes de mediana edad o
viejos, de razas husky siberiano, san bernardo, ridgeback de Rodesia, boxer y chesapeake bay
retriever. En la raza corgi galés pembroke, el perro sufre una mielopatía degenerativa familiar cuyos
signos progresivos empiezan a afectarle cuando es mayor de 1,5 años. La eutanasia se realizó en
animales que tenían una media de edad de 13 años, momento en el que un 70% de los mismos tenía
paresia de los miembros anteriores. Esta enfermedad se ha descrito en gatos, pero se deben descartar
todas las demás entidades posibles antes de asumir este diagnóstico.
Valoración clínica
La RM mostró una compresión dorsal de la médula por las carillas articulares T13-L1 (v. Figura
47.6, Figura 47.7, Figura 47.8 and Figura 47.9).
Figura 47.6 RM en T2 sagital. Compresión dorsal de la médula en T13-L1.
Figura 47.7 RM sagital en T2. Imagen de los cortes transversales realizados en la zona de interés.
Figura 47.8 RM transversal en T2. Cavidad quística dentro de la médula rostral a la lesión compresiva. No se administró tratamiento específico para la cavidad.
Figura 47.9 RM transversal en T2. Compresión medular.
Diagnóstico
Artrosis de las carillas articulares con compresión medular secundaria.
Tratamiento
Se practicó una laminectomía dorsal para eliminar la compresión medular. A las 6 semanas el perro
estaba normal a nivel neurológico.
48. Ataxia
ataxia cerebelosa
Presentación inicial
Cuando fracasa la coordinación, se pierde la suavidad del movimiento y se sustituye por:
• Dismetría, movimiento exagerado de los miembros que cursa con una marcha tambaleante
rígida; por ejemplo, hipermetría de los miembros anteriores. Ipsilateral a la lesión.
• Retraso del comienzo de los movimientos voluntarios con una fuerza normal.
• Oscilación del tronco en reposo: ataxia de tronco.
• Temblor intencional de la cabeza.
• Caídas hacia delante, atrás o lateralmente.
• Espasticidad.
El animal conserva la fuerza y la propiocepción general («recuperación de hiperflexión
carpiana [knuckling]», colocación). Puede haber un déficit de amenaza ipsilateral. Pueden
aparecer signos vestibulares en algunas lesiones cerebelosas.
Introducción
La principal función del cerebelo es coordinar la actividad muscular mediante el control de la
frecuencia, amplitud, fuerza y dirección del movimiento de la cabeza, el tronco y los miembros. Esto
permite que los movimientos sean suaves. El cerebelo recibe la información propioceptiva de los
músculos, tendones y articulaciones; la información del equilibrio, del aparato vestibular; la
información visual y las aferencias, de los generadores de la actividad motora voluntaria. Además,
regula el movimiento y el tono muscular al influir sobre los tractos motores descendentes medulares.
Reseña del animal
Gatita doméstica de pelo corto de 3 meses.
Signos de presentación
Ataxia y temblor de los miembros posteriores.
Historia clínica
La gatita era normal cuando fue comprada a las 8 semanas de vida. También se compró un macho de
la misma camada, que sigue normal. La ataxia de miembros posteriores se notó en la primera
vacunación 3 semanas antes de la consulta y había empeorado durante este período. La gata
conservaba la capacidad de deambular y podía alimentarse.
Exploración clínica
La gatita estaba alerta, conservaba la capacidad de deambular, tenía ataxia de miembros posteriores,
«flexión» del miembro anterior derecho, y se caía hacia los lados. La postura de la cabeza era
normal, salvo por un fino temblor. Los miembros posteriores tenían debilidad o ausencia de la
propiocepción. Los reflejos medulares eran normales.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en el cerebelo y el tronco del encéfalo o la médula cervical. Una lesión
cerebelosa pura no podía justificar la debilidad de los miembros posteriores descubierta en las
reacciones de salto. Las deficiencias propioceptivas del miembro anterior derecho y de los dos
miembros posteriores podían deberse a una lesión en la médula cervical o en el tronco del encéfalo.
Se consideró más probable que se tratara de una lesión medular porque la alerta mental parecía
normal. Se interpretó que el fino temblor de la cabeza en reposo se debía a una lesión cerebelosa,
aunque no se encontró el clásico temblor de intención. Otra causa de temblor pueden ser los defectos
de mielinización y la inflamación del SNC.
Diagnóstico diferencial
Abiotrofia
La degeneración posnatal de la corteza cerebelosa y de otros componentes ocurre sobre todo en
perros. La edad de aparición y la velocidad de progresión dependen de la raza. La mayor parte de los
casos se detectan cuando el animal inicia la deambulación (3-12 semanas), aunque se describen
también inicios más tardíos, a los 6-12 meses o en animales adultos (7-13 años). Las medidas con RM
detectaron atrofia cerebelosa en perros Staffordshire terrier americanos. El diagnóstico definitivo se
establece tras la muerte del animal. Las pruebas complementarias tratan de descartar otras posibles
causas de disfunción cerebelosa (tabla 48.1).
Inicio (primeros s ignos )
En la primera vacunación (≤16 semanas de edad)
En la castración (≤6 meses de edad)
≥1 año de edad
Tabla 48.1 Inicio de los signos en la abiotrofia cerebelosa
Lento
Progres ivo
Perro pastor de las Azores
Kelpie australiano
Beagle
Perro san bernardo
Border collie
Bull mastiff
Samoyedo
Coton de Tulear
Setter irlandés
Jack russell terrier
Kerry blue terrier
Labrador
Ridgeback de Rodesia
Gato de raza mixta
Ovejeros ingleses viejos
Airedale
Setter gordon
Harrier finlandés
Brittany spaniel
American staffordshire terrier
Spaniel bretón
Gato siamés
Gato doméstico de pelo corto
Se es tabiliz a o s e des conoce
Coton de Tulear
Poodle miniatura
Rough coated collie
Distrofia neuroaxonal (DNA)
La DNA es una enfermedad degenerativa del SNC que se presenta como una disfunción cerebelosa en
gatos o perros jóvenes menores de 7 meses de edad. La enfermedad aparece de forma más tardía en
rottweiler (1-2 años) y pastor alemán (15 meses). Los rottweilers afectados pueden presentar déficit
de amenaza, nistagmo o alteraciones de la propiocepción consciente. La mayor parte de los casos
empeoran de forma progresiva. No existe tratamiento.
Enfermedades por depósito lisosomal
La ataxia cerebelosa y el temblor son signos de presentación frecuentes en animales jóvenes
afectados.
Virus de la panleucopenia felina
La infección perinatal o intrauterina produce una hipoplasia cerebelosa, que cursa con dismetría,
ataxia de tronco y temblor fino en la cabeza cuando el gatito comienza a deambular. Los signos
clínicos no empeoran de forma progresiva, pero se hacen más evidentes cuando el animal empieza a
ser más activo. Los propietarios de las mascotas consideran su calidad de vida satisfactoria.
Infarto
Se producen signos cerebelosos no progresivos de aparición súbita y posiblemente unilaterales. Los
hallazgos de la RM son muy sugestivos de este trastorno. Los esfuerzos diagnósticos se centran en
eliminar las causas de enfermedad tromboembólica. El pronóstico es bueno. Según un estudio la
mitad de los perros afectados eran de raza Spaniel o cruces de esta raza.
Neosporosis
Neospora caninum es un protozoo patógeno de perros que causa una enfermedad neurológica mortal
rápidamente progresiva. Como cabía esperar en una enfermedad infecciosa, las lesiones son
multifocales, pero el signo que domina en los perros jóvenes es una paraparesia progresiva
secundaria a mielitis. Perros adultos de 3-10 años han presentado ataxia con deterioro progresivo de
2 meses a 2 años de evolución. Los signos clínicos indicaron una lesión cerebelosa. La RM mostró
un cerebelo de menor tamaño y unas meninges engrosadas con captación de contraste revistiendo el
cerebelo. Los títulos de anticuerpos séricos (IFAT) frente a Neospora fueron >1:800 en 4/4 perros. El
análisis de LCR mostró una pleocitosis mononuclear. Las pruebas de PCR para Neospora en LCR
fueron positivas en 3 animales de los 4 que se estudiaron. La administración de 10-20 mg/kg de
clindamicina y 15 mg/kg de trimetoprima-sulfadiazina cada 12 horas mejoró a 4/4 perros, aunque
uno de ellos empeoró después. El estudio histopatológico confirmó el diagnóstico.
Desmielinización o hipomielinización del SNC
Existen algunos trastornos congénitos raros que afectan a los animales cuando tienen entre 2 y 8
semanas de vida, provocándoles un temblor generalizado (de todo el cuerpo) en reposo y en
movimiento. Los signos disminuyen o desaparecen con el sueño y empeoran con el ejercicio, la
excitación y el movimiento orientado. El grado de gravedad depende de la raza. Algunos animales
quedan inmovilizados, mientras que en otros los signos se estabilizan y mejoran cuando alcanzan el
primer año de edad.
Los animales presentan una postura con base de sustentación amplia, dismetría, marcha de conejo a
saltitos, oscilación de los miembros posteriores en bipedestación y un temblor fino. En otros casos se
describen convulsiones, nistagmo, ausencia de respuesta de amenaza, debilidad, falta de equilibrio y
rigidez de los miembros posteriores.
En este caso
dada la juventud del animal se consideró que el diagnóstico más probable era una malformación
congénita del SNC o una inflamación viral. También era posible que se tratara de una enfermedad por
depósito, porque muchas de ellas producen ataxia y temblores en animales jóvenes. Las
malformaciones congénitas pueden presentar una evolución clínica estática o sufrir una
descompensación rápida.
Valoración clínica
La principal preocupación del propietario era que el hermano se mantuviera sano. Por eso se
realizaron estudios para descartar infecciones en la gatita. Los títulos serológicos de FIP, FeLV y FIV
fueron negativos, al igual que la serología para Toxoplasma. Se planteó realizar estudios
radiológicos del cerebro y la obtención de LCR, pero el propietario no estuvo de acuerdo.
La gatita afectada empeoró en unos pocos días y ya no era capaz de caminar sin caerse.
Diagnóstico
En el estudio post mórtem se diagnosticó una leucodistrofia de células globoides (LCG).
Se trata de una enfermedad por depósito lisosomal poco frecuente causada por una deficiencia de la
enzima galactocerebrosidasa que permite la acumulación de psicosina, una sustancia tóxica para los
oligodendrocitos y las células de Schwann del SNC y SNP.
La LCG se ha descrito en dos gatos domésticos, de 3 y 4 meses, que debutaron con ataxia de
miembros posteriores de deterioro progresivo, paraplejía, pérdida de la percepción del dolor en los
miembros posteriores y temblores de los miembros torácicos.
49. Ataxia
ataxia vestibular
Presentación inicial (disfunción vestibular)
• Ataxia.
• Caídas, inclinación, giros o rotación.
• Inclinación de la cabeza, nistagmo, estrabismo posicional.
Introducción
El equilibrio en un sentido general es la capacidad de permanecer erecto, y por eso se puede afirmar
que cualquier proceso que interfiere con esta capacidad del animal (fuerza, tono muscular,
propiocepción y coordinación) afecta al equilibrio.
En términos neurológicos, el equilibrio describe el control de la postura gracias al sistema vestibular.
Los receptores del sistema vestibular se denominan receptores del equilibrio y detectan la posición y
el movimiento de la cabeza. Es lo que se llama propiocepción «especial» (v. cap. 2, pág. 9).
Reseña del animal
Perra de raza cruzada, castrada, de 8,5 años.
Signos de presentación
Pérdida del equilibrio e inclinación de la cabeza hacia la izquierda.
Historia clínica
Los signos comenzaron de forma gradual 3 semanas antes de la consulta y fueron empeorando de
forma lenta desde entonces.
La perra se desplazaba hacia la izquierda al caminar. El miembro posterior izquierdo cedía un poco.
Exploración clínica
La perra estaba alerta, tenía capacidad de deambular, mostraba inclinación hacia la izquierda de la
cabeza, se desviaba hacia la izquierda y se apartaba de la línea recta en la misma dirección al caminar.
Los saltos y la propiocepción eran normales en todos los miembros. Se observó una reducción de la
sensibilidad facial en el lado izquierdo. No se encontró nistagmo anormal.
Localización neuroanatómica
La inclinación y caída hacia un lado en ausencia de debilidad sugiere la presencia de una enfermedad
vestibular. La enfermedad vestibular periférica conserva las reacciones posturales, como se observa
en esta perra, pero cuando existe enfermedad vestibular y ésta empeora, se puede esperar encontrar
nistagmo espontáneo (es decir, anormal) en la exploración.
La ausencia de nistagmo anormal en esta perra y la alteración de la sensibilidad facial deben activar
todas las alarmas; no se deje engañar por la descripción. No es un simple caso de perro viejo con
enfermedad vestibular periférica idiopática.
La alteración de la sensibilidad facial indica la presencia de una lesión del NC V izquierdo o, con
menor frecuencia, de una lesión cerebral derecha con afectación de la vía quintotalámica.
No se hay signos cerebrales, por lo que se debe sospechar una lesión focal del NC V izquierdo y del
NC VIII izquierdo. Estos dos nervios están cerca desde un punto de vista anatómico en el ángulo
pontocerebeloso.
Se pueden haber afectado las vías vestibulares centrales del cerebelo izquierdo. La enfermedad
vestibular central por lesiones cerebelosas puede ocasionar signos paradójicos, aunque no siempre.
En esta perra no se encontraron signos paradójicos, dado que la inclinación de la cabeza y el
desplazamiento eran ambos hacia la izquierda.
Diagnóstico diferencial
Una lesión focal, como neoplasia, inflamación o infarto.
Este último no tendría una aparición gradual con deterioro progresivo.
Valoración clínica
La RM encontró una lesión grande con captación de contraste con las características de un
meningioma o neuroma en el ángulo pontocerebeloso izquierdo. El gran tamaño de la lesión sugería
que la misma había tenido un crecimiento lento (fig. 49.1).
Figura 49.1 RM en T1 con contraste. La compresión del cuarto ventrículo (círculo) por la masa no había producido ventriculomegalia. No se detecta atrofia del músculo
temporal a pesar de la afectación del NC V (triángulo).
Diagnóstico
Neoplasia.
Tratamiento
Prednisolona seguida de eutanasia. Se comentó la opción de la radioterapia con el propietario.
50. Cojera
introducción
La cojera es una marcha anormal que está causada por dolor o disfunción mecánica. La marcha es
irregular de forma predecible (compárese con ataxia). Las vías propioceptivas no se lesionan, por lo
que no se produce ataxia y las pruebas propioceptivas son normales.
Signos de presentación
La cojera se puede reconocer por los siguientes cambios:
1. Distribución del peso disminuida (marcha renqueante):
• Extremidad afectada alejada del suelo.
• La extremidad no afectada se coloca más medial para recibir más peso del animal.
• Longitud del paso acortada en la extremidad afectada.
• Desplazamiento del peso corporal para aliviar la presión sobre la extremidad afectada:
• Oscilación de la cabeza. La cabeza se mueve hacia arriba cuando la extremidad anterior
afectada golpea el suelo en un intento de limitar la transferencia del peso sobre la extremidad
anterior dolorosa.
• Cabeza baja y espalda arqueada para desplazar el peso a las extremidades anteriores desde las
extremidades posteriores dolorosas (o débiles).
2. Flexión o extensión disminuidas de las extremidades:
• Paso acortado, marcha oscilante, aspecto rígido/ «retorcido».
Otros signos de dolor:
• Menor nivel de actividad. Animal reacio a los paseos.
• Incapacidad o falta de ganas de saltar.
• Lentitud a la hora de levantarse de la posición tumbada.
• Depresión, adelgazamiento, alteración de los hábitos de eliminación, poco aseo o agresividad.
Gradación de la cojera
El análisis mediante plataformas de fuerza constituye una medida objetiva de la distribución del peso.
Se utiliza una escala subjetiva para valorar la cojera durante la exploración. La mayor parte de las
escalas consideran 0 como normal y 5/5 o 10/10 como una cojera sin distribución de peso (tabla
50.1).
Grado
0
1
2
3
4
Des cripción de la cojera
Marcha normal
Difícil de observar, intermitente
Observable: menor constantemente aparente
Evidente, constante
Grave, constante
Tabla 50.1 Gradación de la cojera
Carga de pes o en repos o
Normal
Normal
Normal
Normal
Incompleta
5
Ausencia de distribución del peso
Ausente
Consejo clínico
Un número sorprendentemente alto de propietarios de mascotas no equiparan la cojera con el
dolor. En muchos casos consideran que un animal viejo que tiene una marcha rígida, que tarda
en levantarse y que muestra una menor tolerancia al ejercicio, es normal y no necesita
tratamiento.
51. Cojera
compresión de la raíz nerviosa
Presentación inicial
• La compresión o infiltración de la raíz nerviosa produce dolor, lo que se traduce en una
cojera del miembro inervado típica de afectación radicular.
• Se han descrito tres casos de cojera del miembro anterior.
Reseña del animal 1
Perro dálmata macho, castrado, de 9 años.
Signos de presentación
Dolor cervical y cojera de la extremidad anterior izquierda.
Historia clínica
El perro se quejaba de forma intermitente desde hacía 1 mes. La cojera del miembro anterior
izquierdo comenzó 1 semana antes de la consulta. Aunque se trataba de un perro activo, no tenía
ningún antecedente de traumatismos.
Exploración clínica
Cojera de la extremidad anterior izquierda con distribución del peso y resistencia a la flexión lateral
del cuello. No se hallaron deficiencias neurológicas.
Localización neuroanatómica
Raíces nerviosas que se dirigen al miembro anterior izquierdo; la afectación en el interior del
conducto raquídeo explica el dolor cervical.
Diagnóstico diferencial
• Extrusión lateralizada del disco.
• Tumor de la raíz nerviosa.
• Meningioma.
• Tumor vertebral.
• La discoespondilitis podría colapsar el espacio discal y comprimir una raíz nerviosa.
Valoración clínica
Se optó por la RM para valorar las causas del dolor cervical debido al riesgo de que se produjera una
compresión de la raíz nerviosa. Con la mielografía es difícil visualizar la extrusión lateralizada del
material del disco hacia el agujero intervertebral dado que el espacio subaracnoideo no queda
suficientemente comprimido. Las imágenes en rotación pueden ser útiles, pero a veces ni con ellas se
consigue definir la lesión.
La RM mostró que había compresión ventral de la médula en el espacio del DIV C5-C6 (fig. 51.1).
Figura 51.1 RM sagital en T2. Compresión medular en el espacio del DIV C5-C6.
No se obtuvo LCR.
Diagnóstico
En la cirugía se confirmó la extrusión del DIV y se descomprimió la médula. Se resolvieron la cojera
y el dolor cervical y el perro se mantuvo normal sin alivio del dolor.
La cojera de la extremidad anterior puede preceder al dolor cervical secundario a una extrusión
lateralizada del disco o aparecer de forma simultánea al mismo. Los signos pueden aparecer y
desaparecer y surgen, por lo general, de forma súbita. Pueden progresar a tetraparesia o debilidad de
los miembros anteriores.
La mielografía muestra el relleno del espacio subaracnoideo con el agente de contraste. Las raíces
nerviosas dorsal y ventral están rodeadas por el espacio subaracnoideo hasta el nivel de formación
del nervio raquídeo. En la mielografía no se detecta la compresión lateral del nervio raquídeo en el
agujero intervertebral. En este sentido, la RM es una herramienta ideal para detectar ésta y otras
causas de dolor cervical. Se deberían obtener cortes transversales a través de todos los espacios de
los DIV desde C2-C3 a C7-T1. El alivio del dolor y la recuperación de la fuerza tienen un pronóstico
excelente tras la cirugía.
Reseña del animal 2
Cocker spaniel macho de trabajo, de 9 años.
Signos de presentación
Cojera de la extremidad posterior izquierda, con resistencia a saltar para subirse al coche o
incapacidad de hacerlo.
Historia clínica
El animal tenía dificultad para subir al coche desde hacía un mes, había reducido la actividad y
cuando estaba en bipedestación no distribuía el peso sobre la extremidad posterior izquierda. Cuando
el perro intentaba correr movía los miembros posteriores de forma sincrónica, parecido a los saltos
de un conejo. Se observó una atrofia de las extremidades posteriores. El perro tardaba mucho en
ponerse en cuclillas para defecar y había dejado de levantar el miembro posterior para orinar.
Exploración clínica
El perro estaba alerta y conservaba la capacidad deambulatoria, cuando estaba en bipedestación tenía
disminuida la distribución del peso sobre el miembro posterior izquierdo, y presentaba un
acortamiento de los pasos en el mismo miembro. La marcha del miembro posterior no era atáxica,
pero la alteración de la longitud del paso daba lugar a un aspecto irregular cuando se miraba al
animal desde delante y desde atrás, aunque si se le miraba de lado se veía fácilmente la cojera del
miembro posterior izquierdo y la compensación del miembro posterior derecho.
Se detectó atrofia de los músculos del miembro posterior izquierdo. El salto y la propiocepción eran
normales. El reflejo rotuliano era 3+ bilateralmente y el reflejo de retirada era normal en los cuatro
miembros. El tono anal era normal y se podía provocar dolor presionando sobre la ALS.
La aplicación de una presión firme en la articulación lumbosacra mientras se elevaba el pubis del
animal le provocaba dolor. Se detectó dolor en la cadera al realizar una extensión forzada de la
misma. Para distinguir el origen del dolor hay que evitar la extensión de la cadera mientras se aplica
presión sobre la ALS.
Una flexión del tarso disminuida durante la retirada del miembro (reflejo flexor) indica que hay
afectación del ciático. La ausencia de antagonismo secundario a deficiencias del ciático produce una
seudohiperreflexia de los reflejos rotulianos.
Localización neuroanatómica
Se sospechó una cojera típica de afectación radicular con implicación de las raíces nerviosas
lumbares, la cola de caballo y la articulación lumbosacra.
La debilidad, la falta de coordinación y el dolor pueden impedir al animal levantar el miembro
posterior o ponerse en cuclillas para orinar (fig. 51.2). El propietario sabrá si esto es normal en su
mascota, pero en general no referirá ningún cambio a menos que se le pregunte por ello de forma
específica.
Figura 51.2 Algunos perros machos normales no levantan un miembro posterior para orinar.
Estos animales suelen adoptar una postura en cuclillas, pero una vez que han empezado a orinar se
levantan y caminan mientras terminan. La micción empieza y termina de forma voluntaria. Se puede
producir una retención de orina.
Diagnóstico diferencial
La compresión de la raíz nerviosa lumbar en el espacio intervertebral L7-S1 o en un agujero
intervertebral puede producir una cojera «típica de afectación radicular». El miembro posterior
ipsilateral se mantiene en flexión parcial para evitar la distribución del peso. La distribución
intermitente y parcial del peso desencadena un «pataleo».
La compresión en L7-S1 por una combinación de prolapso del disco, hipercrecimiento de las carillas
articulares, inestabilidad de L7-S1, hipertrofia del ligamento o de la cápsula articular, o estenosis de
la apertura craneal de S1 es frecuente en perros macho adultos de raza mediana o grande. Debuta con
signos de dolor o paresia neurogénica:
1. Dolor:
• Lentitud para levantarse y sentarse.
• Dificultad para mantener la posición en cuclillas para defecar (el animal se levanta y camina
durante la defecación).
• Resistencia a subir o bajar de los vehículos de un salto.
• Rechazo del ejercicio.
• Cojera uni- o bilateral del miembro posterior (o desplazamiento). Permanente o intermitente.
2. Paresia:
• Compresión de las raíces nerviosas que inervan la cola, el esfínter anal, el esfínter uretral
externo y el nervio ciático.
• Paresia o parálisis de la cola.
• Incontinencia por «hiperaflujo» urinario y fecal.
• Flexión carpiana.
• Chuparse o morderse las patas o la cola (sospechar parestesia).
En este caso
se planteó que hubiera una compresión de las raíces nerviosas por EDIV, carillas articulares,
neoplasias (vertebral o cola de caballo) o discoespondilitis.
Valoración clínica
Para establecer el diagnóstico hay que demostrar la compresión de las raíces nerviosas lumbosacras.
Dado que estas raíces nerviosas se originan en la intumescencia lumbosacra, los estudios de imagen
deben incluir las vértebras L3-S1 y no limitarse al espacio discal L7-S1. Es necesario recordar
siempre la localización neuroanatómica de la lesión a la hora de interpretar los estudios radiológicos
y no dejarse engañar por lesiones que se encuentran en localizaciones adyacentes e irrelevantes que
se ven en el campo de visión.
La eficacia de la mielografía se ve limitada por la posición variable del saco dural en el interior del
conducto raquídeo. En un 15-20% de los perros aproximadamente el saco dural no atraviesa el
espacio discal L7-S1. La fuga epidural de contraste durante la inyección lumbar y un saco dural
situado en mitad del conducto raquídeo, o que no se rellena con el agente contraste, también limitan
la interpretación. La colocación epidural de contraste se ha utilizado con fines diagnósticos mediante
la inyección del contraste externo al saco dural entre las vértebras S3 y Cd1 o en el espacio LS
(epidurografía). El relleno puede ser incompleto debido a la presencia de grasa epidural.
La ventaja de la RM es que obtiene imágenes transversales en cualquier nivel de la columna, al
tiempo que consigue un detalle excelente de los tejidos blandos. La TC consigue mejores detalles
óseos que la RM y mejor contraste de tejidos blandos que las radiografías.
A pesar de la afectación de la raíz nerviosa, es posible que no se encuentren potenciales anormales
espontáneos en la electromiografía.
En este caso
la RM demostró que había compresión ventral de la cola de caballo en el espacio discal L7-S1.
Diagnóstico
Prolapso de tipo II del disco.
Tratamiento
Si los signos clínicos no se resuelven con un reposo estricto y analgesia, se debe plantear la cirugía.
En estos casos suele ser más rentable y rápido hacer al principio la RM, en lugar de la radiografía.
Permite valorar todas las causas de dolor lumbar localizado, incluidos los tumores de la raíz
nerviosa (raros), la discoespondilitis (a menudo en animales más jóvenes), los tumores del cuerpo
vertebral (raros), la EAD de las carillas articulares y los abscesos paravertebrales. La espondilosis es
frecuente en L7-S1 y su presencia no se considera diagnóstica de compresión neural.
El grado de compresión no se correlaciona con la gravedad de los signos o el pronóstico. Una vez
más, las decisiones terapéuticas dependen de la gravedad de los signos clínicos.
1. Reposo, analgesia para el primer episodio de dolor o para el dolor intermitente. Un 50% de los
perros tienen una buena evolución en unos 3 meses.
2. Descompresión quirúrgica del dolor recidivante o continuo o de las deficiencias neurológicas.
Un 75% de los perros evolucionaron bien en un período de seguimiento de 3 años. Un 78% de los
perros de trabajo de un estudio recuperaron su nivel de actividad normal. La incontinencia no se
resolvió tras la cirugía en el 55-87% de los casos.
Algunos autores indican que la duración preoperatoria de las deficiencias neurológicas, como la
incontinencia, afecta de forma negativa al pronóstico. Una incontinencia de más de 1 mes antes de la
cirugía tiene menos probabilidades de resolverse después de la misma.
En el caso de este ejemplo se practicó una laminectomía dorsal de L7-S1. Se extirpó el anillo fibroso
que protruía. La marcha y la actividad del perro se normalizaron.
Reseña del animal 3
Hembra de raza briard, castrada, de 11 años.
Signos de presentación
Dolor cervical y debilidad del miembro anterior izquierdo.
Historia clínica
Desde hacía 3 semanas el animal presentaba dolor cervical y cojera de la extremidad anterior
izquierda, de aparición súbita. La perra había empeorado de forma progresiva y cuando fue llevada a
consulta tenía una profunda debilidad del miembro anterior.
Se utilizó carprofeno y tramadol para tratar el dolor.
Exploración clínica
La perra estaba alerta, con capacidad de respuesta, y tenía una tetraparesia no ambulatoria. Cuando se
le ayudaba a sostener su peso, se podía ver que los miembros anteriores estaban más débiles que los
posteriores. Se valoró la propiocepción sosteniendo todo el peso del animal y se vio que estaba
reducida en todos los miembros, sobre todo en los anteriores. Los reflejos medulares estaban intactos
en todos los miembros. La palpación suave de los músculos cervicales causaba dolor cervical.
Localización neuroanatómica
Segmentos medulares C1-C5. La fuerza y la propiocepción estaban reducidas en las cuatro
extremidades y los reflejos medulares estaban intactos. Tetraparesia de MNS. La compresión de una
raíz nerviosa de la extremidad anterior izquierda podría justificar la cojera inicial de ese miembro.
Diagnóstico diferencial
• Extrusión del DIV.
• Tumor medular.
• Tumor del cuerpo vertebral.
• La distensión medular desde el interior puede producir dolor.
La cojera asociada que evolucionó a debilidad del miembro anterior es una pista adicional de que el
dolor cervical tiene un origen relacionado y que es cervical más que cerebral. Asimismo, no se
espera que una lesión cerebral pueda producir un cambio tan importante de la marcha sin modificar
en alguna medida el estado mental del animal.
Valoración clínica
Se planteó hacer una mielografía, pero se optó por la RM para valorar una posible lesión lateralizada
o invasiva.
La RM mostró la presencia de un tumor grande con afectación del cuerpo vertebral C5 y el tejido
circundante (fig. 51.3).
Figura 51.3 RM en T1 con contraste. Compresión medular (flecha) con la consiguiente tetraparesia de MNS.
Diagnóstico
Probablemente un sarcoma. La perra fue sacrificada.
52. Cojera
tumores de la raíz nerviosa
Presentación inicial
Los tumores de la vaina nerviosa periférica, como los schwannomas, son de crecimiento lento
y debutan típicamente con una cojera crónica persistente del miembro anterior que dura meses
y para la cual no se consigue encontrar una causa ortopédica. Estos tumores son frecuentes en
perros de mediana edad y más del 80% afectan al plexo braquial o a sus raíces nerviosas.
Reseña del animal 1
Terrier west highland blanco hembra, castrada, de 9 años.
Signos de presentación
Cojera de la extremidad anterior derecha.
Historia clínica
El animal presentaba cojera del miembro anterior derecho desde hace 6 semanas. Hacía poco que esa
extremidad había empezado a ceder, lo que ocasionaba que la perra se tambalease cuando corría o se
giraba. El animal carecía de antecedentes de traumatismos. Los signos no habían mejorado con AINE.
Exploración clínica
Había una atrofia generalizada del miembro anterior derecho. La capacidad de salto estaba reducida
en esa extremidad, pero también lo estaba en la posterior derecha. Las extremidades derechas
anteriores y posteriores recuperaban rápidamente su posición durante las pruebas propioceptivas,
pero quedaban en posición de abducción, lo que es anormal. La colocación del miembro anterior
derecho estaba ligeramente reducida. El reflejo de retirada del miembro anterior derecho estaba
reducido, pero persistía la percepción del dolor en el mismo. No se encontró síndrome de Horner.
Los reflejos cutáneos del tronco eran normales en ambos lados.
Localización neuroanatómica
Raíces nerviosas de la intumescencia braquial derecha. Las deficiencias propioceptivas del miembro
posterior derecho indican que la lesión se encuentra situada en el interior del conducto raquídeo.
Diagnóstico diferencial
El primer signo fue una cojera, que sugería la presencia de una afectación de la raíz nerviosa,
posiblemente una compresión por una extrusión lateralizada del DIV, que había empeorado hasta
producir deficiencias de la extremidad posterior derecha. Podía tratarse de tumores de la vaina
nerviosa periférica, de un meningioma o de un linfoma.
El diagnóstico precoz de un tumor de la raíz nerviosa exige un alto índice de sospecha. Las raíces
nerviosas cervicales caudales C6-C8 son las que con mayor frecuencia se afectan, y debilitan tanto la
flexión como la extensión. Cuando se produce una afectación de las raíces nerviosas T1 y T2, se
produce un síndrome de Horner ipsilateral con pérdida del reflejo cutáneo del tronco. Para que el
tratamiento tenga éxito es necesaria la amputación de la extremidad anterior con márgenes libres en
las raíces nerviosas afectadas. Si el perro no es apto para someterse a la amputación del miembro
anterior, se puede decir que no está justificado realizar más estudios diagnósticos.
Valoración clínica
La electromiografía es una herramienta útil. Detecta la membrana muscular inestable secundaria a la
denervación y ayuda a establecer el diagnóstico diferencial entre las causas ortopédicas y
neurogénicas de la cojera. Se debe obtener LCR lumbar, incluso cuando no existen signos de la
extremidad posterior ipsilateral. Una lesión medular compresiva suele asociarse a un incremento de
las concentraciones de proteínas totales y su presencia puede indicar una infiltración del conducto
raquídeo. En una radiografía sin contraste se puede detectar el aumento de tamaño del agujero
intervertebral por un tumor circundante en la raíz nerviosa. Se ha utilizado la mielografía para
descartar la extensión del tumor al conducto raquídeo y se requieren proyecciones oblicuas. Se ve un
patrón de compresión intradural-extramedular («en tee de golf»). En gran parte, la RM y la TC han
sustituido a la mielografía.
La RM ha resultado muy útil para localizar los tumores de la raíz nerviosa. En su mayoría muestran
cierto grado de realce con contraste. Se requieren múltiples planos a través de las axilas y el conducto
raquídeo. No es frecuente que se produzcan metástasis.
En este caso el EMG mostró la presencia de potenciales espontáneos en el miembro anterior derecho,
que indicaban que había una atrofia por denervación más que por desuso.
LCR lumbar: las proteínas totales habían subido hasta 0,80 g/l. Recuento leucocitario = 7/mm3. La
citología era normal.
La RM mostró un aumento de tamaño de la raíz nerviosa C7 del lado derecho y una compresión
ventral de la médula por una masa irregular a nivel del espacio del DIV C6-C7 (Figura 52.1 and
Figura 52.2).
Figura 52.1 RM en T1 con contraste: raíz nerviosa engrosada (flecha).
Figura 52.2 RM en T2 sagital. Se reconocen ocho segmentos medulares y raíces nerviosas cervicales. C7 sale del conducto en el agujero IV C6-C7.
Diagnóstico
Neoplasia: tumor de la raíz nerviosa.
Durante el período inicial de la cojera no hay atrofia neurogénica, ni paresia, ni pérdida de la
sensibilidad. Cada músculo es inervado por varias raíces nerviosas. Cuando sólo se afecta una raíz
nerviosa no se encuentran signos de MNI. Sin embargo, la invasión de una raíz nerviosa es suficiente
para provocar dolor. Es raro que el animal se automutile la extremidad afectada.
Cuando el tumor aumenta de tamaño se afectan más raíces nerviosas del plexo braquial y se puede
palpar una masa dolorosa en la axila. Los signos de MNI se hacen evidentes. La infiltración del
conducto raquídeo a través del agujero intervertebral es la consecuencia inevitable y produce
deficiencias propioceptivas y paresia del miembro posterior ipsilateral. La compresión de la
intumescencia braquial acaba produciendo una debilidad de MNI del miembro anterior contralateral y
debilidad de MNS de ambos miembros posteriores.
Menos del 20% de los tumores de la vaina nerviosa periférica se localizan en otras zonas. Su
crecimiento lento puede pasar desapercibido hasta que comprimen la médula espinal.
Se producen linfomas del plexo braquial en el gato y tienen una progresión rápida de los signos,
desde la cojera hasta la paresia, y deficiencias propioceptivas que evolucionan más en cuestión de
semanas que de meses. Es útil hacer un análisis del LCR lumbar porque permite detectar los linfomas
malignos. En esta presentación aguda no se observa aumento de tamaño del agujero intervertebral.
Tratamiento
La perra fue sacrificada a los 2 meses.
Reseña del animal 2
Perra de raza cruzada, castrada, de 7 años.
Signos de presentación
Cojera de la extremidad posterior derecha.
Historia clínica
La perra había empezado a cojear de forma súbita del miembro posterior derecho 4 meses antes. Se
le diagnosticó una displasia de cadera, que fue tratada con AINE e hidroterapia. Se observó cierta
mejoría inicial, pero la cojera empeoró y aparecía intermitentemente cuando no había distribución
del peso. No se detectaron otros problemas. La perra conservaba la capacidad de saltar.
Exploración clínica
Esta perra animada y alerta, con capacidad de deambular, tenía una cojera de la extremidad posterior
derecha con distribución del peso. En reposo el animal mantenía a veces el miembro posterior
derecho alejado del suelo. Cuando caminaba se producía una aducción del miembro posterior
derecho y se podía oír cómo la perra arañaba el suelo de forma intermitente con las uñas de esa
extremidad. La propiocepción posterior derecha estaba reducida.
El reflejo de retirada derecho era débil, con mala flexión de la babilla y el tarso. La perra flexionaba
la cadera, pero de forma débil. Tenía el reflejo rotuliano normal/aumentado y conversaba la
percepción del dolor.
La perra mantenía el tono anal, que era en apariencia normal, y mostraba dolor a la presión sobre la
ALS. No se detectó dolor en la cadera.
Localización neuroanatómica
Nervio ciático o raíces nerviosas del lado derecho.
Diagnóstico diferencial
• Tumor de la raíz nerviosa.
• Compresión por EDIV.
Valoración clínica
La RM mostró realce en la cola de caballo lateral derecha que comenzaba a nivel del extremo craneal
del cuerpo vertebral L5 y se extendía hacia los agujeros L6-L7 del lado derecho. No se halló
compresión en la ALS (Figura 52.3 and Figura 52.4).
Figura 52.3 Plano dorsal. Se ha suprimido la señal grasa, lo que permite ver la tinción con contraste de las raíces nerviosas en el lado derecho (flecha).
Figura 52.4 Imagen transversal. RM en T2: el nervio del lado derecho (flecha) está aumentado de tamaño en comparación con el izquierdo (punta de flecha).
El análisis del LCR mostró que había un incremento de proteínas totales, con 0,91 g/l, y aumento de
leucocitos, hasta 16, con citología normal. Se consideró que la presencia de 130 hematíes/μl fue
iatrogénica durante la recogida.
Diagnóstico
Se sospechó un schwannoma más que un linfoma, dado que este último debería haber tenido una
evolución clínica más corta.
Tratamiento
El propietario rechazó la cirugía porque no se le podía garantizar al 100% que la perra no empeorara
tras la misma. La perra mantenía la capacidad de deambular y la continencia a los 7 meses del
diagnóstico. La extremidad posterior derecha presentaba flexión carpiana constantemente. El animal
recibió AINE a diario y no parecía tener dolor.
53. Cojera
isquemia
Introducción
La tromboembolia arterial produce isquemia de los miembros con paresia o parálisis, en función del
grado de oclusión y de la cantidad de circulación colateral.
Este cuadro es más frecuente en gatos y puede ser el primer signo de una enfermedad cardíaca. Más
del 70% de los gatos con este trastorno sufren una miocardiopatía de base. Esta enfermedad es rara
en perros y los factores de riesgo incluyen cardiopatías, hiperadrenocorticismo, coagulación
intravascular diseminada (CID), nefropatía o enteropatía con pérdida de proteínas, dirofilariosis,
AIHA, neoplasias y sepsis.
En un 90% de los gatos afectados se forma una tromboembolia (TE) en silla de montar en la
trifurcación de la aorta. Los signos clínicos se deben a la isquemia de la cola de caballo y los
músculos del miembro posterior. La parte proximal del miembro conserva el movimiento voluntario
mientras que la distal está paralizada, o al contrario. La función de la cola y el tono anal pueden estar
conservados. Los traumatismos o las neoplasias de la cola de caballo no suelen ser tan selectivos. Los
músculos, especialmente el gastrocnemio y los tibiales craneales, aparecen firmes, dolorosos y
edematosos.
La trombosis aguda también se produce en miembros aislados y cursa con una paresia/parálisis
transitoria o permanente. Los propietarios pueden referir signos transitorios, como cojera.
Se han descrito signos de aparición aguda o crónica en perros de 5-10 años. La aparición crónica
(>24 h) cursa con intolerancia al ejercicio y dolor (inquietud, rechazo a moverse, vocalización a la
palpación de la columna), que se producen durante semanas a meses antes de que se diagnostique la
tromboembolia aórtica responsable. El pulso femoral era anormal en todos los perros y se
encontraron deficiencias neurológicas mínimas. La ecografía abdominal consiguió demostrar al
100% los casos de tromboembolia. Las enzimas musculares eran normales en general (compárese
con la aparición aguda <24 h). El tiempo de supervivencia osciló entre 1 mes y 2 años. La mayor
parte de los perros afectados eran de raza spaniel cavalier king Charles, aunque tampoco se salvan las
razas más grandes.
El perro que se muestra en la figura 53.1 acudió a consulta con unos antecedentes de cojera de
extremidad posterior cambiante desde hacía 24 horas, seguida de una espalda arqueada y, luego, de
una paraplejía súbita el mismo día de la consulta. Se observó ausencia bilateral de los pulsos
femorales, pero las extremidades posteriores estaban calientes, hasta que se enfriaron a las 2 horas.
El músculo cuádriceps femoral derecho estaba firme y doloroso al tacto, lo mismo que los músculos
epiaxiales lumbares. Faltaba la percepción del dolor y los reflejos raquídeos de ambas extremidades
posteriores. Se pensó que la causa era un estado de hipercoagulabilidad en relación con una
glomerulonefropatía pierde-proteínas. El perro fue sacrificado dado que el pronóstico de normalidad
a largo plazo era reservado y el dolor extremo.
Figura 53.1 Angiografía no selectiva de un collie cruzado, macho, de 9 años con una tromboembolia aórtica
(fotog rafía por corte s ía de l Dr. Jacque s Sottiaux).
Reseña del animal
Gato doméstico de pelo largo macho castrado, de 6 años.
Signos de presentación
Cojera intermitente cambiante.
Historia clínica
El gato llevaba 2 meses con obnubilación, inapetencia y pérdida de peso. Seis semanas antes de la
consulta, el animal estuvo arrastrando el miembro posterior durante 3 días. A las 3 semanas de esta
mejoría se produjo un edema de la planta anterior izquierda, con pérdida de pelo y dolor, y 48 horas
después el animal seguía arrastrando los miembros posteriores cuando se despertaba. Una semana
después se observó momentáneamente que los miembros posteriores se arrastraban y que el
miembro posterior derecho estaba cojo y sin distribución del peso. A esta mejoría le siguió un nuevo
arrastre de los miembros posteriores, que volvió a mejorar en los 4 días previos a la consulta.
Se encontraron restos de cebo para ratas en la cocina, pero no se sabía si el gato había tenido acceso
al mismo.
Exploración clínica
A la exploración neurológica el gato estaba muy tranquilo, en estado de alerta y con capacidad de
respuesta, y conservaba el movimiento voluntario en los dos miembros posteriores, aunque más en el
derecho. La cola se movía de forma voluntaria y había tono anal. El reflejo rotuliano era normal en
ambos lados. Los miembros posteriores se flexionaban al mover la cadera. El reflejo de retirada del
miembro anterior era normal. La exploración de los nervios craneales y el fondo de ojo era normal.
Los músculos gastrocnemios estaban firmes y aumentados de tamaño, pero no se asociaron a dolor.
Los pulsos femorales se palpaban con mucha dificultad y eran débiles, y todas las patas tenían la
misma temperatura. La frecuencia respiratoria era 56 respiraciones por minuto en reposo y era
visible el esfuerzo respiratorio, FC = 140.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en los músculos y nervios distales a la rodilla, secundaria a una mala
perfusión.
Diagnóstico diferencial
La presencia de pulsos débiles, aumento de la frecuencia respiratoria y cojera/debilidad episódica
eran sugestivos de una enfermedad de origen vascular, hemorragia o infarto (embolia,
hiperviscosidad por policitemia o hipergammaglobulinemia).
La súbita aparición de parálisis y dolor en la tromboembolia arterial se confunde con un traumatismo
reciente. Las concentraciones de CK, AST y ALT eran altas; un 22% de los gatos afectados tendrán un
pulso femoral cuando acuden a consulta, algo que puede complicar el diagnóstico porque puede
faltar el signo clásico de miembros fríos. La concentración de glucosa en la sangre de los miembros
afectados puede compararse con la de los miembros no afectados (los resultados en el miembro
isquémico deberían ser inferiores a los observados en el no isquémico).
Signos de tromboembolia
• Dolor.
• Palidez.
• Ausencia de pulsos.
• Hipotermia.
• Parálisis.
La policitemia
es un aumento del recuento de hematíes. La deshidratación produce una policitemia relativa y los
signos son secundarios a la deshidratación. La policitemia absoluta es rara y la mayor parte de los
animales acuden a consulta por signos neurológicos secundarios a la hiperviscosidad y la
consiguiente mala perfusión. Los signos de presentación incluyen convulsiones, cambios de
conducta, ceguera, temblores y ataxia, aunque en ocasiones aparece cojera y dolor muscular (tabla
53.1).
Tabla 53.1 Diferenciación entre la policitemia absoluta y la relativa
Policitemia abs oluta
Proliferación independiente de EPO
Primaria («vera»)
Síndrome mieloproliferativo
Pérdida de volumen plasmático
Proliferación dependiente de EPO
Contracción esplénica (perros)
Secundaria
Hipoxia (cardiopulmonar)
No hipóxica (renal: neoplasia)
Masa eritrocitaria total normal
Aumento de la masa eritrocitaria total
Signos del SNC. Dolor muscular.
Signos de deshidratación, hiperviscosidad y enfermedad subyacente
Hipoxia: disnea, cianosis
Hto ligeramente aumentado: 55-65% (perro)
Hto 60-70%
Tratamiento: fluidoterapia
Flebotomía, sanguijuelas*, tratamiento del mecanismo subyacente
*
Tras un anclaje medio de 48 horas una sanguijuela reduce el Hto un 6%.
Policitemia relativa
Valoración clínica
Los tiempos de sangrado eran normales: TP 17 minutos (normal: 15-23), TTPA 89 minutos (normal:
70-120); descartar antagonismo de la vitamina K por el cebo para ratas.
Las globulinas y el Hto eran normales. La K sérica también era normal (observación: puede estar
aumentada por las lesiones por reperfusión). El calcio total era normal (observación: la hipocalcemia
puede producir espasmos musculares, debilidad y signos episódicos). Los valores enzimáticos fueron
AST 1.878 UI/l (15-45), ALT 451 UI/l (30-6) y CK > 9.400 UI/l (0-400). Las concentraciones de
globulina eran normales. Las pruebas hematológicas también, lo mismo que el resto de la
bioquímica. La glucosa era 8,4 mmol/l, algo que se atribuyó a la respuesta de estrés.
La consulta con cardiología halló una miocardiopatía hipertrófica (MCH) y edema pulmonar.
Diagnóstico
MCH con tromboembolia.
Pronóstico
Recuperación: el 50% de los gatos recuperan cierto grado de función de la extremidad afectada en el
plazo de 2 meses. Monitorice el flujo de sangre del miembro con un monitor de presión arterial con
Doppler. Controle la recuperación de la sensibilidad. Una regla general en neurología es que las
deficiencias se recuperan en el orden contrario a su aparición, es decir, la sensibilidad es la última
función que se pierde y la primera que se recupera. La tromboembolia se puede resolver de manera
espontánea. La extirpación quirúrgica se asocia a una alta tasa de mortalidad. Las lesiones por
reperfusión se producen tras la extracción quirúrgica del coágulo, no cuando la resolución es
espontánea. Longevidad: de 3 meses a 2,5 años. La aspirina no previene la recidiva.
Tratamiento
Aspirina 325 mg; un cuarto de aspirina en días alternos.
Bumetanida 1 mg; medio comprimido cada 12 horas.
Diltiazem 10 mg; medio comprimido cada 8 horas.
La función del miembro posterior y los pulsos femorales del gato mejoraron de forma gradual. El
animal podía caminar sobre los cuatro miembros, y aunque la extremidad posterior izquierda se
retrasaba, la hacía avanzar con la cadera. Se observó una reducción del tono en el tarso izquierdo y
persistía la sensación de empastamiento del músculo gastrocnemio izquierdo. Los reflejos rotulianos
estaban conservados en los dos miembros posteriores. La extremidad posterior derecha se flexionaba
cuando se estimulaban los metatarsianos, pero no lo hacía cuando se estimulaban los dedos; en la
extremidad posterior izquierda se flexionaban la cadera y la rodilla, pero no el tarso.
Un mes más tarde el gato vomitó un material de color pardo oscuro, que se interpretó como sangre
digerida. Se dejó de administrar aspirina y se utilizó sucralfato y ranitidina como protectores
digestivos. Los vómitos cesaron. A los 8 meses el gato podía caminar con normalidad y comía bien
sin medicación.
Úlcera digestiva
Las úlceras digestivas, que cursan con depresión, anorexia, vómitos y melenas, son un efecto
secundario frecuente de los tratamientos con AINE o de la combinación de AINE y corticoides. Se
localizan en el antro gástrico y el duodeno. El dolor abdominal es infrecuente.
Las úlceras colónicas se producen después de administrar glucocorticoides y practicar una cirugía
vertebral, y causan dolor abdominal, estreñimiento y fiebre. La perforación resulta mortal en el
100% de los casos.
Factores de riesgo
• Uso de uno o más AINE, asociados o no a corticoides.
• Dosis altas de dexametasona o metilprednisolona.
• Cirugía vertebral (aumento del tono simpático, inhibición de la motilidad colónica y perfusión).
Tratamiento
1. Cobertura de la úlcera:
• Sucralfato líquido 0,5-1 g v.o. cada 4-8 h.
• No se ha demostrado la eficacia de los adsorbentes inertes, como el kaopectato o el sulfato de
bario (contraste).
2. Reducción de la producción de ácido:
• Antagonista H2:
• Cimetidina 5-10 mg/kg v.o., i.m., i.v. cada 6-8 h.
• Ranitidina 2 mg/kg v.o., i.v. cada 8-12 h (perro).
• Ranitidina 2,5 mg/kg i.v. o 3,5 mg/kg v.o. cada 12 h (gato).
• Inhibidor de la bomba de protones:
• Omeprazol 0,7 mg/kg hasta 20 mg v.o. cada 24 h.
3. Resección de la úlcera si se perfora o se produce una hemorragia no controlada.
Profilaxis
1. Sucralfato (1 h antes de las comidas): puede prevenir las úlceras de estrés, pero no las asociadas a
AINE.
2. Misoprostol: un análogo de la prostaglandina E2, que evita las úlceras inducidas por AINE.
3. Antagonista H2.
4. La combinación de misoprostol, cimetidina y omeprazol no ha prevenido las úlceras gástricas en
perros tratados con dosis altas de glucocorticoides.
54. Postura
introducción
La postura es una descripción de la colocación, distribución o posición relativa de la cabeza, el
cuerpo y las extremidades del animal en relación con la gravedad. El término actitud hace referencia
a la posición de los ojos, la cabeza y las extremidades en relación con el cuerpo. Algunos autores
utilizan el término «actitud» como sinónimo de actividad mental o conducta. Dado que durante la
exploración se deben describir todas las posturas anormales, este aspecto de la terminología no tiene
gran importancia.
La postura se controla por:
• El tono muscular.
• La fuerza.
• El equilibrio.
• La coordinación.
La postura se describe por:
• La dirección: a la derecha, a la izquierda, ventralmente, dorsalmente. La dirección SIEMPRE se
indica desde la perspectiva del animal, NO del responsable de la exploración. Si se dice «a la
izquierda» se alude al lado izquierdo del animal. Cuando pregunte por los antecedentes, asegúrese
de que el propietario describe así la alteración.
• La proximidad al plano medial: abducido (lejos de), aducido (cerca de).
• El grado de extensión del miembro: aumento (hiper) o reducción (hipo) de la extensión,
plantígrado o palmígrado.
Descripción de las posturas anormales
Cabeza
• Inclinación: una oreja está más cerca del suelo que otra, es decir, si la inclinación de la cabeza es
hacia la derecha, la oreja derecha está más cerca del suelo que la izquierda.
• Giro: la cabeza está en su nivel y la nariz apunta en sentido caudal, es decir, está girada como para
mirar hacia atrás. Las expresiones «giro hacia la izquierda de la cabeza» o «la cabeza está girada
hacia la izquierda» significan que la nariz está girada hacia el lado izquierdo del animal (v. también
fig. 54.1).
Figura 54.1 Jack russell terrier viejo con un tumor cerebral derecho. Cabeza girada hacia la derecha.
• Se llama guiñada a la combinación de inclinación y giro de la cabeza.
• Oscilación, asentimiento y temblor intencional (v. pág. 244).
• Presión de la cabeza (progresión obstinada): los animales empujan hacia adelante hasta que se
encuentran con un obstáculo y luego siguen empujando contra él. Se trata de un signo de
enfermedad cerebral.
Cuello
• Dorsiflexión: «mirar hacia las estrellas»; la cabeza mira hacia arriba.
• Ventroflexión: postura baja de la cabeza; ésta reposa sobre el esternón.
• Tortícolis: retorcimiento del cuello.
• Se puede mantener en una posición tiesa, rígida, inmóvil y recta, bajo o al mismo nivel que la
columna torácica.
Tronco
• Lordosis: espalda arqueada en sentido ventral, «hundida», forma un arco cóncavo, retorcido,
«aplastado».
• Cifosis: espalda arqueada en sentido dorsal, forma un arco convexo. La cabeza suele estar baja y
los miembros posteriores se sitúan más anteriores, más cerca del centro de gravedad. Es un signo
de dolor cervical, dorsal o abdominal y se observa también cuando hay debilidad de los miembros
posteriores o debilidad generalizada.
• Escoliosis: curva lateral de la columna.
• Pleurotótonos: inclinación tetánica del cuerpo hacia un lado.
• Ataxia del tronco: oscilación de un lado a otro, movimiento irregular no predecible, temblor.
• Caída: hacia adelante, hacia atrás o hacia cualquiera de los dos lados. Se puede deber a debilidad,
pérdida de la propiocepción o del equilibrio (aferencias vestibulares asimétricas), alteraciones del
tono muscular, o a una combinación de todos estos factores.
• Inclinación: el tronco vertical se sitúa lateral al centro de gravedad. Es un signo de tono muscular
desigual o de pérdida de equilibrio (v. fig. 54.2).
Figura 54.2 Inclinación hacia la izquierda secundaria a un glioma pontino ipsilateral.
• Tambaleo: movimiento súbito en una dirección. Es más que una inclinación pero menos que una
caída. El animal se cae hacia uno de los lados, sin llegar a golpearse contra el suelo.
Miembros
• Aducción: los miembros están más cerca de lo normal del plano mediano.
• Abducción: los miembros están más lejos de lo normal del plano mediano.
• Postura con base de implantación amplia, «espatarrado»: los dos miembros se abducen de forma
bilateral.
• Los miembros posteriores están más cerca de los anteriores, de forma que se desplaza el peso
hacia estos últimos.
• Ausencia de distribución del peso.
• Distribución del peso sobre la superficie dorsal de la pata, «posición de hiperflexión carpiana
(knuckling over)».
• Plantígrado: distribución del peso sobre las falanges y metacarpianos o metatarsianos en lugar de
sobre los dedos. A veces se utiliza el término palmígrado para describir la posición plantígrada del
miembro anterior (v. fig. 54.3).
Figura 54.3 Postura plantígrada izquierda.
• Extensión aumentada: tiesos, rígidos, espásticos, «en caballete» (todos los miembros en
extensión).
• Extensión reducida, que hace que la articulación se localice más ventral de lo normal, por ejemplo
corvejón «caído».
• Extensión y flexión oscilantes que producen un temblor grosero, oscilante y llamativo.
Flexión repetitiva de los miembros en el paciente consciente
• Dolor: cojera. Es frecuente.
• Convulsiones parciales: suelen durar poco tiempo antes de generalizarse a otras partes del cuerpo.
• Temblor: temblor ortostático. Es raro.
• Discinesia: depende de la raza. Es rara.
Síndromes
Un síndrome es un grupo de signos clínicos que se traducen en un cuadro clínico definido.
• Rigidez de descerebración: extensión de todos los miembros con dorsiflexión de la cabeza y el
cuello.
• Rigidez de descerebelización: opistótonos con extensión de los miembros torácicos, flexión de los
miembros pélvicos (caderas) por debajo del cuerpo.
• Opistótonos: extensión de los miembros anteriores con dorsiflexión de cabeza y cuello.
• Schiff-Sherrington: hipertonía extensora de los miembros anteriores con paraplejía.
• Síndrome aversivo: inclinación, giro de la cabeza, giros circulares repetitivos o desviación de los
ojos hacia el lado de la lesión talámica rostral.
55. Tortícolis
Introducción
La escoliosis
describe una curvatura lateral de la columna. Puede ser congénita debido a una malformación en
forma de cuña de los cuerpos vertebrales (hemivértebras). La escoliosis adquirida es secundaria a la
siringomielia o hidromielia a partir de una desigualdad de tono o de las aferencias sensitivas
procedentes de la musculatura vertebral.
Cifosis
La desviación dorsal de la columna vertebral torácica se traduce en el arqueamiento de la espalda. Se
suele asociar a dolor de espalda y a dolor abdominal. Otra causa menos frecuente es la mala
alineación de las vértebras secundaria a hemivértebras o fracturas o luxaciones vertebrales.
Lordosis
Es una curvatura hacia abajo de la columna lumbar con exageración de la depresión normal entre las
escápulas y la cadera (espalda hundida). Se puede deber a unas hemivértebras o a fractura/luxación
vertebral.
Tortícolis
Recibe también el nombre de «cuello retorcido»; se debe a una contracción involuntaria unilateral de
los músculos del cuello, que produce torsión (giro) del mismo. Se observa una rotación de la cabeza
(inclinación de la cabeza) con laterocolis (giro hacia un lado), retrocolis (dorsiflexión), pero en
general no se observa antecolis (ventroflexión). Puede ser secundaria a una lesión adquirida de la
columna o de la médula espinal cervical o a un espasmo muscular de origen local o en el SNC más
alto.
Reseña del animal
Terrier maltés macho de 9 años.
Signos de presentación
Cuello retorcido e incapacidad de caminar.
Historia clínica
El perro había intentado saltar sobre una silla para robar una hamburguesa, pero quedó retenido por
una correa corta y cayó hacia atrás, golpeándose contra el suelo. El animal había permanecido
inmóvil en posición retorcida desde el accidente, acaecido 2 horas antes de la consulta.
Exploración clínica
El perro estaba obnubilado y en posición de decúbito lateral, con un giro de la cabeza y el cuello de
casi 90° hacia la derecha. El ojo izquierdo estaba visible y tenía respuesta de amenaza, un RPL directo
normal en una pupila de tamaño mediano. El fondo de ojo izquierdo era normal. No se observó
estrabismo o nistagmo espontáneo. El ojo derecho quedaba oculto por la postura anormal (fig. 55.1).
Figura 55.1 Tortícolis. Oreja izquierda (flecha). Cola (flechas dobles).
Diagnóstico neuroanatómico
La lesión se localizó inicialmente en el cuello. La enfermedad vestibular puede producir la
inclinación de la cabeza. La enfermedad cerebral puede producir el giro de la cabeza. En este caso,
una opción posible era la combinación de traumatismo vertebral con lesiones vestibulares y
cerebrales dado el antecedente de traumatismo.
Diagnóstico diferencial
Una cuestión fundamental es saber si los signos son el resultado o la causa de la caída. Si se trata de
la segunda posibilidad, entonces se deben plantear muchos más diagnósticos diferenciales. En este
ejemplo los antecedentes señalan que el perro era normal hasta que se produjo el accidente
provocado por la limitación del movimiento.
Es posible que se hubiera producido una subluxación de C1-C2 tras el traumatismo cervical.
Los perros de razas pequeñas o toy con una malformación de la apófisis odontoides o de los
ligamentos apical, alar y transversal que la refuerzan tienen tendencia a desarrollar una subluxación
de C1-C2 después de sufrir un traumatismo menor. La hipoplasia de la apófisis odontoides es la
malformación más frecuente, pero la ausencia de esta apófisis no garantiza que exista una
subluxación.
Pueden resultar afectados animales de cualquier edad, aunque el 80% de los casos clínicos son perros
menores de 2 años. Los signos pueden ser intermitentes. La mayor parte desarrollan alteraciones de
la marcha (84%), pero un 61% sufre dolor cervical. Es más frecuente que se presente como paresia y
ataxia que como tetraplejía. Esta inestabilidad se manifiesta por un ensanchamiento del espacio entre
los arcos dorsales de C1 y C2. Una ligera ventroflexión del cuello aumenta la intensidad de este
fenómeno, con el consiguiente riesgo de empeorar la compresión medular.
Las alas del atlas pueden dificultar la localización de la apófisis odontoides, pero esto se puede evitar
con una ligera rotación de la posición. Las proyecciones con la boca abierta causan una dorsiflexión
del cuello durante la colocación y hay que evitarlas en los animales con signos clínicos.
Los traumatismos sobre la columna cervical en un animal que tiene una apófisis odontoides y
ligamentos asociados normales suelen provocar una fractura de la apófisis odontoides desde el
cuerpo del axis.
El pronóstico está condicionado por el grado de deficiencia neurológica y oscila desde bueno a
aceptable hasta reservado.
Valoración clínica
Se hicieron radiografías cervicales con el animal consciente, pero no fueron diagnósticas debido a la
tortícolis.
Al día siguiente el perro estaba más alerta. Las radiografías cervicales laterales y VD sin contraste
que se obtuvieron bajo anestesia general fueron normales. La proyección cervical lateral en ligera
flexión no mostró subluxación de C1-C2 (fig. 55.2).
Figura 55.2 Proyección lateral C1-C2 flexionada.
Se tomó LCR de la cisterna magna sin ningún problema y se hizo una mielografía para descartar una
extrusión traumática de los discos IV. Las proyecciones laterales, VD u oblicuas no revelaron
compresión de la médula cervical (fig. 55.3).
Figura 55.3 Mielografía VD de la médula cervical.
El LCR tenía un aspecto rosado y opaco. Sus resultados mostraron 3.211 hematíes/mm3,
47 leucocitos/mm3 y 1,23 g/l de PT. La ausencia de fagocitosis de hematíes en el LCR sugería que se
trataba de una hemorragia reciente en el espacio subaracnoideo. La hemorragia iatrogénica aumenta
también el recuento de hematíes en el LCR. Sin embargo, en la mayoría de los casos la sangre
aparece como regueros sanguíneos que oscilan dentro de un LCR claro o como una hemorragia
franca. Una hemorragia de hasta 3.211 hematíes/mm3 durante una obtención iatrogénica no debería
incrementar las proteínas totales hasta ese grado. Por todo ello consideró que las alteraciones del
LCR se debían al traumatismo.
Diagnóstico
A los 2 días del traumatismo el animal presentaba tortícolis derecha, ausencia de colocación de todos
los miembros, ausencia de respuesta de amenaza en el lado derecho y un nistagmo vertical
espontáneo que cambiaba de forma intermitente a un nistagmo horizontal de fase rápida hacia la
derecha. Estos hallazgos sugerían la presencia de una enfermedad vestibular central. La dirección del
nistagmo horizontal era contraria a la esperada (paradójica). La deficiencia de respuesta de amenaza
en el lado derecho indicaba que esta lesión vestibular central paradójica afectaba también al cerebelo.
Se sospechó una lesión pontocerebelosa derecha, debida posiblemente al edema secundario al
traumatismo craneal.
Se planteó realizar una RM craneal, pero los propietarios no accedieron.
Seguimiento
El movimiento voluntario mejoró y la tortícolis se resolvió en 8 días. El animal tenía deficiencias de
colocación del lado derecho, pero éstas se resolvieron más tarde.
56. Colapso
Introducción
La aparición súbita de un colapso es un signo de presentación frecuente en animales pequeños, pero
no todos los casos sufrirán una enfermedad neurológica. La exploración física y las pruebas
hematológicas y bioquímicas tienen un valor muy importante para distinguir las lesiones
neurológicas de otras causas de debilidad, como fiebre, sepsis o hipovolemia. Trate siempre de
determinar el nivel de consciencia mental del animal durante y después del colapso. Los animales que
están mal a nivel sistémico se muestran deprimidos (obnubilados), lo que se asemeja a la enfermedad
cerebral. Los animales que sufren un síncope pierden la consciencia, pero recuperan la capacidad
mental normal casi inmediatamente, a diferencia de lo que sucede con las convulsiones, que suelen
dejar al animal más obnubilado de lo normal durante un período de tiempo variable, que oscila entre
minutos y horas. Un estado mental muy deprimido (estupor) o la ausencia persistente de respuesta a
los estímulos (coma) indican que existe una disfunción del tronco del encéfalo o el cerebro. Se
observa estupor y coma en las encefalopatías metabólicas o estructurales. Los signos de enfermedad
vestibular que producen pérdida del equilibrio con el consiguiente colapso suelen ser muy llamativos
a la exploración. Un animal que pierde el equilibrio de forma aguda conserva el estado de alerta
mental, pero en general presta menos atención a su propietario, ya que está esforzándose por ponerse
de nuevo en pie.
El colapso puede ser mantenido (decúbito) o producirse de forma episódica y resolverse de manera
espontánea.
Consejo clínico
No acepte nunca la interpretación del colapso que hace el propietario. Pida siempre que se lo
describa.
Causas de colapso
1. Síncope (vahído; v. tabla 56.1): es una pérdida temporal de la consciencia debida a un aporte
inadecuado de oxígeno o glucosa al cerebro en relación con:
Tabla 56.1 Distinción entre las convulsiones y el síncope
Síncope
Convuls iones
Actividad asociada
Puede asociarse o no a ejercicio, ingesta, maniobra de Valsalva Con frecuencia en reposo
Duración del colapso
<1 minuto
>1 minuto
Movimientos convulsivos
Raros
Frecuentes
Incontinencia urinaria
Infrecuente
Frecuente
Recuperación de la alerta mental En segundos
Animal en general tranquilo, obnubilado durante minutos a horas
Membranas mucosas
Pálidas
Cianosis o normal
a. Reducción del gasto cardíaco:
• Reducción del gasto ventricular izquierdo: miocardiopatías, estenosis aórtica o shock.
• Reducción del llenado ventricular izquierdo: taponamiento cardíaco o hipovolemia.
• Reducción de la función cardíaca derecha: embolia o hipertensión pulmonar.
• Arritmias: bradicardia (síndrome del seno enfermo o bloqueo AV) o taquicardia
(supraventricular o ventricular).
b. Hipotensión:
• Reducción de la resistencia vascular sistémica (fiebre o sepsis).
• Hipotensión refleja (vasovagal).
c. Anoxia:
• Anemia.
• Hipovolemia.
• Mala perfusión secundaria a hiperviscosidad.
2. Trastornos endocrinológicos:
• Hipoglucemia.
• Tetania/hipocalcemia.
• Feocromocitoma.
• Hipoadrenocorticismo.
3. Trastornos neurológicos:
• Convulsiones.
• Enfermedad vestibular central o periférica.
• Debilidad.
• Incremento de la presión intracraneal.
• Narcolepsia/cataplexia.
• Distonía; por ejemplo miotonía.
Los antecedentes y la exploración física permitieron que se localizara la causa del colapso en los
siguientes perros de la misma raza y edad.
Reseña del animal 1
Boxer macho, castrado, de 7 años.
Signos de presentación
Desde hacía 3 meses el perro tenía antecedentes de colapso episódico con falta de respuesta.
Historia clínica
El perro había sido diagnosticado de hiperadrenocorticismo dependiente de la hipófisis (HDH) 3
meses antes de la consulta, cuando se presentaron también los episodios de colapso. Todos los
episodios parecían idénticos y consistían en que el perro se caía al suelo en decúbito esternal y
permanecía en esta posición inmóvil sin respuesta mental durante unos minutos. A continuación el
perro levantaba la cabeza y recuperaba la bipedestación. El propietario decía que tras el episodio el
animal estaba un poco obnubilado y permanecía algunas horas descansando antes de retomar su
actividad normal. Los episodios se producían en cualquier momento del día, pero no cuando el perro
hacía ejercicio fuera de casa. El perro no tenía antecedentes de intolerancia al ejercicio, aunque sufrió
un colapso en dos ocasiones cuando salía al jardín a orinar y defecar. Se le administró trilostano para
tratar el hiperadrenocorticismo.
Exploración clínica
La exploración resultó difícil porque el perro mordió al neurólogo. Tras ser inmovilizado el perro
seguía intentando morder, algo que al parecer no se correspondía con su carácter. Por lo demás, el
perro estaba normal desde el punto de vista neurológico, aunque tenía un abdomen prominente,
alopecia parcheada y resoplaba mucho.
Diagnóstico neuroanatómico
Los episodios podían corresponder a un síncope o a una actividad convulsiva. La hipertensión
intracraneal puede producir colapso. Las convulsiones suelen ir seguidas de un período de ligera
alteración del estado mental. La naturaleza intermitente del colapso con alteración del estado mental y
posterior normalización sugerían que había afectación cerebral. Es habitual que los animales tengan
miedo en la sala de consulta, por lo que no hay que pensar que el intento de morder al veterinario se
debe a una enfermedad intracraneal.
Diagnóstico diferencial
Enfermedad intracraneal que produce colapso o convulsiones: tumor hipofisario o glioma.
Valoración clínica
Las pruebas hematológicas y bioquímicas, la ecocardiografía, la determinación de la presión arterial
y las radiografías de tórax no revelaron la causa del colapso. La estimulación mediante ACTH indicó
que el control del HDH era bueno.
La RM cerebral reveló una masa de márgenes lisos de 16 mm que captaba contraste en la parte alta de
la hipófisis. La masa era hiperintensa en T2 e isointensa en T1 (Figura 56.1 and Figura 56.2).
Figura 56.1 RM en T1 con contraste transversal. Tumor hipofisario que captaba contraste.
Figura 56.2 RM sagital en T2. El tumor hipofisario comprimía el tálamo en la parte ventral.
Diagnóstico
Macroadenoma hipofisario.
Tumores hipofisarios
Los adenomas productores de ACTH son los tumores hipofisarios caninos más frecuentes. Los
signos de presentación reflejan la secreción de ACTH (hiperadrenocorticismo) y los efectos
secundarios a la ocupación de espacio de la masa (obnubilación, alteraciones del comportamiento,
convulsiones, ceguera, anisocoria y ataxia). La altura normal de la hipófisis canina es 2,1-6 mm. El
tamaño de un tumor hipofisario, responsable o no de signos neurológicos, se solapa con los valores
normales. Cuanto más pequeño es el tumor mejor será el pronóstico tras la radioterapia, aunque hay
autores que dicen que el tamaño del tumor no influye en la supervivencia. Se desconoce cuál es la
velocidad de crecimiento de los tumores hipofisarios caninos.
Los tumores hipofisarios en gatos son raros. Los tumores funcionantes de la adenohipófisis secretan
un exceso de hormona de crecimiento o ACTH. En los gatos la diabetes resistente a la insulina es la
presentación más frecuente de la acromegalia. En un estudio sobre 17 gatos se observó poliuria,
polidipsia, polifagia e incremento de peso 2-42 meses antes del diagnóstico. La inmensa mayoría de
los gatos acromegálicos son machos castrados de mediana edad o viejos. Los signos del SNC
secundarios a un macroadenoma ocupante de espacio aparecían más tarde y eran poco frecuentes en
comparación. Los animales presentaban obnubilación, alteraciones de la visión, dilatación pupilar,
reducción del RPL, giros y vocalización. Se produjo una pedestación plantígrada sobre los miembros
posteriores secundaria a un control crónicamente inadecuado de la glucemia.
Con la radioterapia se han obtenido resultados variados a la hora de reducir la secreción hormonal
(GH). Los signos del SNC mejoran durante o poco después de la radioterapia. El tamaño del tumor
antes del tratamiento oscila entre 3,1 y 12,6 mm.
Pronóstico
Se puede producir un rápido aumento de tamaño de un tumor hipofisario secretor de ACTH tras el
tratamiento de un hiperadrenocorticismo. La destrucción bilateral de las glándulas suprarrenales
elimina el exceso de cortisol circulante, que era un estímulo de retroalimentación negativo para la
producción hipotalámica de hormona liberadora de corticotropina (CRH). El consiguiente aumento
de CRH estimula el crecimiento del adenoma hipofisario. Los signos neurológicos y la
hiperpigmentación cutánea que se producen tras la expansión del tumor hipofisario por este
mecanismo se denomina síndrome de Nelson.
Tratamiento
Los propietarios rechazaron tratar el tumor cerebral del perro con radioterapia. El perro fue
sacrificado cuando mordió a su dueño al mes siguiente.
Reseña del animal 2
Boxer macho, castrado, de 7 años.
Signos de presentación
Colapso episódico.
Historia clínica
El animal había sufrido tres episodios de colapso, que se habían producido en momentos del día
aparentemente aleatorios en las 2 semanas anteriores a la consulta. El dolor cervical apareció unos
pocos días antes de la misma. Por lo demás el perro parecía normal.
Exploración clínica
El perro mostraba dolor cervical a la flexión lateral del cuello, pero seguía moviendo la cabeza de
forma espontánea en todas las direcciones. A nivel neurológico el animal estaba normal, aunque un
poco tranquilo.
Localización neuroanatómica
El colapso podría deberse a una:
1. Enfermedad cardíaca.
2. Enfermedad cerebral.
3. Enfermedad de la médula cervical.
4. Enfermedad sistémica.
El dolor cervical y los episodios de colapso se produjeron en momentos parecidos, por lo que
podrían ser el resultado de un mismo problema subyacente. El dolor cervical puede ser el primer
signo de una enfermedad intracraneal. Si esta opción es posible a juzgar por los antecedentes, se
debería realizar una RM en lugar de la mielografía.
Diagnóstico diferencial
• Hemorragia intracraneal.
• Neoplasia.
Valoración clínica
Se hizo una valoración de la salud general del animal mediante pruebas hematológicas y bioquímicas
y la estimulación con ACTH. Todas ellas fueron normales.
También fueron normales las pruebas cardiológicas (radiografía de tórax, ECG y ecocardiografía).
Dada la naturaleza intermitente de los signos se consideró que la localización más probable podía ser
una enfermedad cerebral. El dolor cervical aislado no provoca el colapso del animal. Una
enfermedad de la médula cervical lo bastante grave para ocasionar un colapso provocaría también
tetraparesia y ataxia.
Posteriormente, el perro sufrió tres colapsos en un mismo día y quedó obnubilado. Se sospechó una
hipertensión intracraneal secundaria a una lesión ocupante de espacio. Se le administraron 2 mg/kg
de dexametasona i.v. y su estado mental mejoró de forma espectacular.
Durante los pocos días previos a la realización de la RM el perro sufrió una convulsión tónicoclónica generalizada, lo que confirmó la sospecha de lesión cerebral. Se inició tratamiento con
fenobarbitona y prednisolona. El perro se mantuvo normal a nivel mental y no presentó más dolor
cervical.
Diagnóstico
La RM cerebral mostró que había una masa ovoidea en el lóbulo parietal derecho. La hipointensidad
en T1 y la hiperintensidad en T2/FLAIR sugerían una consistencia líquida. Se observó realce con
contraste en el borde. También había edema perilesional con compresión parcial del ventrículo
lateral derecho. Se sospechó un glioma quístico por el aspecto en la RM y las características del
perro (fig. 56.3).
Figura 56.3 RM dorsal en T1 con contraste. Glioma con realce en anillo.
Se planteó la posibilidad de recurrir a la cirugía y la radioterapia, pero ambas fueron rechazadas.
Tratamiento
El perro fue sacrificado.
En el estudio post mórtem se halló una masa quística blanda gelatinosa en el parénquima cerebral. A
partir del estudio histopatológico se diagnosticó un oligodendroglioma quístico.
Reseña del animal 3
Boxer hembra de 7 años.
Signos de presentación
Dolor cervical y colapso.
Historia clínica
La perra se mostraba inquieta, tenía un llanto intermitente y rigidez del cuello desde hacía 6 semanas.
Había sufrido un colapso reciente y era incapaz de permanecer de pie.
Exploración clínica
A la exploración la perra estaba tranquila pero alerta, con una tetraparesia no ambulatoria. Los
miembros anteriores estaban más débiles que los posteriores y los izquierdos eran los más débiles
(fig. 56.4). La propiocepción de todos los miembros estaba reducida. Los reflejos medulares eran
normales. Se detectó dolor cervical. Los NC eran normales.
Figura 56.4 Tetraparesia de MNS, más débil en los miembros anteriores que en los posteriores.
Localización neuroanatómica
Segmentos de la médula cervical C1-C5. El dolor cervical era indicativo de afectación del disco
intervertebral, las vértebras, las meninges o las raíces nerviosas, y de una posible enfermedad
cerebral.
Diagnóstico diferencial
• EDIV.
• Tumor vertebral.
• Tumor medular extradural o intradural, o una lesión ocupante de espacio en el interior del
cerebro.
Valoración clínica
La RM mostró una masa extradural ventrolateral izquierda con captación de contraste en el espacio
discal C2-C3. La masa era isointensa en T1. La localización y el realce con contraste sugerían que se
trataba de un meningioma o de un tumor de la raíz nerviosa.
El meningioma es el tumor medular más frecuente en perros y el 68% se localizan en la médula
cervical, sobre todo en el nivel de la vértebra C3 o craneal a ella. Los signos progresan lentamente e
incluyen dolor cervical leve a moderado, paresia y ataxia. No se hallaron células neoplásicas en el
LCR. Los planos transversal y dorsal de la RM demostraron que había expansión gradual del espacio
subaracnoideo craneal y caudal a la lesión, que es similar al signo del «tee de golf» de la
mielografía. La captación de contraste en la RM y el margen dural de base amplia (afilamiento hasta
formar una cola dural; es decir, realce de las meninges distal al tumor) facilitan el diagnóstico. La
extirpación quirúrgica por sí sola consigue una remisión prolongada de 4 meses a 4 años.
Diagnóstico
Tumor de raíz nerviosa.
Seguimiento
Los propietarios rechazaron que se llevara a cabo la exploración quirúrgica debido al mal
pronóstico de recuperación.
En el estudio post mórtem se halló un tumor maligno de la vaina nerviosa periférica intradural, con
importante compresión de la médula espinal e hidromielia.
Tumores medulares
Al igual que todas las demás lesiones en neurología, la localización del tumor medular condiciona la
presentación.
Los signos pueden aparecer de forma lentamente progresiva o repentina. La progresión depende de
la velocidad de crecimiento del tumor, aunque también influyen los posibles cambios secundarios
inducidos por el tumor, como edema o fracturas patológicas. En resumen, los tumores pueden
parecerse a otras lesiones medulares y no hay que descartarlos porque el animal parezca tener buen
estado general o sea relativamente joven.
Clasificar la relación de los tumores con las meninges por medio de la mielografía o de otras
técnicas de imagen facilita el diagnóstico diferencial.
• Extradural: periférico a la duramadre. Comprime la médula. Es el más frecuente. Suele producir
dolor.
• Intradural, extramedular: dentro del espacio subaracnoideo. Comprime la médula. Es frecuente.
Puede producir dolor.
• Intramedular: dentro del parénquima medular. Es el menos frecuente. En general no duele.
La clínica suele ser más rápida con las lesiones intramedulares y más lenta con las intradurales. La
variabilidad impide atribuir el pronóstico exclusivamente a la velocidad de aparición.
Extradural
1. Tumores del cuerpo vertebral: los tumores primarios son frecuentes en los perros (osteo-,
condro-, fibro-, angiosarcoma y mieloma), pero son raros en los gatos.
2. Las neoplasias metastásicas son raras en los perros. El linfosarcoma es el tumor vertebral más
frecuente en los gatos.
Intradural
1. Los tumores de la vaina nerviosa crecen lentamente. Suelen afectar al plexo braquial y los signos
aparecen lentamente. Si afectan a una raíz nerviosa que inerva a los músculos epiaxiales los signos
se inician de forma aguda cuando se comprime la médula.
2. Los meningiomas crecen lentamente. Con frecuencia afectan a la médula cervical en perros. Son
raros en gatos. El tratamiento es la extirpación quirúrgica.
3. El nefroblastoma se localiza en T10-L2 en perros jóvenes de 6-12 meses. Los animales afectados
suelen ser pastores alemanes o retrievers.
Intramedular
1. Los tumores gliales primarios son raros.
2. Los tumores metastásicos son raros: angiosarcoma, linfosarcoma, melanoma y carcinoma de
mama en perros.
57. Equilibrio
introducción
El equilibrio se mantiene gracias a las aferencias idénticas de los receptores vestibulares que se
hallan bilateralmente en los oídos internos (v. fig. 57.1). Los receptores detectan un cambio de la
posición de la cabeza y los impulsos que se generan se transmiten al tronco del encéfalo a través de la
rama vestibular del nervio vestibulococlear (NC VIII). Las lesiones de los receptores o del nervio
vestibular antes de su entrada en el bulbo raquídeo producen un síndrome clínico denominado
enfermedad vestibular periférica.
Figura 57.1 RM cerebral en T2. Conductos semicirculares visibles en T2 como unas estructuras con forma de «patito de goma» (flechas). Bullas timpánicas llenas de
aire (estrellas).
El nervio vestibular entra en la parte rostral del bulbo y termina en los núcleos vestibulares
ipsilaterales, y unas pocas fibras penetran directamente en el cerebelo a través del pedúnculo
cerebeloso caudal. Desde los núcleos vestibulares la información se reenvía hacia:
1. El cerebelo, a través del pedúnculo cerebeloso caudal.
Los axones de los núcleos vestibulares se proyectan al lóbulo floculonodular y el núcleo fastigio
del cerebelo. Las lesiones en esta localización dan lugar al síndrome llamado enfermedad
vestibular paradójica.
2. La médula espinal, a través del tracto vestibuloespinal.
El tracto vestibuloespinal se origina en el núcleo vestibular lateral y se proyecta caudalmente hacia
las interneuronas, que conectan las células del asta ventral de toda la médula espinal. El tracto
vestibuloespinal facilita los extensores ipsilaterales e inhibe los flexores ipsilaterales y los
extensores contralaterales con el efecto neto de aportar un tono extensor ipsilateral. Una lesión de
este tracto o del núcleo vestibular lateral o del receptor vestibular ipsilateral produce el efecto
contrario: el tono extensor contralateral aumenta, lo que provoca que el animal se incline y se caiga
hacia el lado de la lesión.
3. Los núcleos de los nervios craneales III, IV y VI, a través del fascículo longitudinal medial
(FLM).
El núcleo vestibular medial da origen al FLM, que se proyecta en sentido rostral hacia el tronco del
encéfalo hasta llegar a los núcleos de los nervios craneales III, IV y VI. Esto coordina el
movimiento ocular con la posición de la cabeza y genera el reflejo vestibuloocular (RVO). Una
aferencia asimétrica que tiene lugar en la enfermedad vestibular unilateral produce un nistagmo
espontáneo anormal. La destrucción bilateral de los receptores vestibulares por un defecto
congénito o una degeneración secundaria a un fármaco elimina el estímulo aferente y no se
generará ningún nistagmo, fisiológico o patológico. La destrucción del FLM dentro del tronco del
encéfalo provoca un coma. La ausencia en este caso del RVO sugiere que hay pocas opciones de
recuperación.
El FLM se proyecta también en sentido caudal hacia la médula cervical y torácica craneal y realiza
la misma función que el tracto vestibuloespinal.
4. La formación reticular dentro del tronco del encéfalo.
Los núcleos vestibulares se proyectan hacia el centro emético del tronco del encéfalo, lo que
explica la aparición de vómitos cuando hay pérdida aguda del equilibrio.
5. El tálamo y la corteza sensitiva, mediante el lemnisco medial.
Las lesiones talámicas y de la corteza sensitiva no se traducen en signos de enfermedad vestibular.
El vértigo es la alucinación del movimiento. No se sabe si los animales experimentan esta sensación
de vértigo.
Las lesiones de las proyecciones vestibulares (vías) dentro del SNC producen un síndrome clínico
que recibe el nombre de enfermedad vestibular central.
Signos de presentación
El sistema vestibular proporciona la principal aportación sensitiva para la orientación de los ojos, el
tronco y los miembros en relación con la posición o movimiento de la cabeza. La visión intacta y la
propiocepción normal de las articulaciones y la piel permiten al animal compensar un poco la
disfunción vestibular. Vendar los ojos a un animal con enfermedad vestibular empeorará la pérdida
del equilibrio.
La disfunción vestibular se produce de forma unilateral o asimétrica en casi todos los casos de
enfermedad. El objetivo de la exploración es determinar qué lado está afectado y, también, si la
disfunción es periférica (fuera del SNC) o central (en el interior del SNC). Los procesos patológicos
periféricos suelen tener un mejor pronóstico que las lesiones centrales.
Las proyecciones vestibulares controlan el movimiento ocular y el tono muscular. La disfunción del
sistema vestibular, central o periférica se traduce en la alteración de estos dos aspectos.
Ataxia
La pérdida unilateral de la aferencia vestibular reduce el tono extensor ipsilateral de los miembros.
Por esta razón el animal se inclina, se cae y puede rodar hacia el lado de la lesión. La ausencia de
tono extensor ipsilateral de los músculos axiales puede causar la flexión del tronco, con la
concavidad ipsilateral a la lesión. La combinación de ambas contribuye a que el animal gire en
círculos hacia el lado de la lesión. Los círculos tienen típicamente un radio pequeño y la marcha es
bastante rápida (compárese con enfermedad cerebral).
Los giros continúan hasta que se sujeta físicamente al animal o se lo seda. Esto último puede ser
necesario en la fase aguda de la enfermedad vestibular para prevenir lesiones. Las paredes y suelos
de la jaula deben estar bien almohadillados. Preste especial atención cuando maneja a un animal
tumbado porque se puede girar de forma repentina y golpear la cabeza contra el suelo con la misma
fuerza. Solicite ayuda para movilizar al animal. No deje nunca a este tipo de animales sin vigilancia
sobre una mesa (para evitar el riesgo evidente).
Consejo clínico
Los animales que tienen una lesión cerebral caminan de manera propulsiva, y siguen hacia
adelante aunque se encuentren con un objeto en el camino. Se dice que el animal anda «sin
sentido», dado que el observador externo no encuentra estímulos o motivos para esta acción.
El animal suele girar en círculos hacia el lado de la lesión cerebral. No se observa ataxia. Los
círculos pueden tener un diámetro variable y la marcha no parece acelerada.
Inclinación de la cabeza
La cabeza se inclina hacia el lado de la lesión vestibular periférica, pero paradójicamente puede
apuntar hacia el lado contralateral en algunos casos de enfermedad vestibular central.
Nistagmo
Los tres canales semicirculares contienen receptores que detectan la aceleración o desaceleración de
la rotación de la cabeza en cualquier plano. La rotación de la cabeza aumenta la actividad de un
receptor y reduce la actividad del receptor contralateral correspondiente. Esta diferencia de actividad
crea unas aferencias vestibulares asimétricas entre los lados derecho e izquierdo, lo que genera un
nistagmo (fisiológico) cuando se rota la cabeza.
Las neuronas vestibulares están tónicamente activas en reposo. Una lesión vestibular unilateral se
traduce en aferencias sensitivas asimétricas en reposo y se produce un nistagmo espontáneo. El
nistagmo es anormal cuando ocurre en una cabeza inmóvil.
El nistagmo es un movimiento rítmico involuntario de los ojos hacia adelante y hacia atrás. La
oscilación puede ser suave e idéntica en cualquier dirección (pendular). Se suele encontrar en gatos
siameses y no tiene importancia clínica.
Un desplazamiento lento de los ojos alternando con una sacada rápida para corregir la dirección de
la mirada se conoce como nistagmo sacádico. La fase rápida (sacada) puede ser horizontal, rotatoria
o vertical. La fase rápida es la más fácil de detectar y su dirección es contraria al lado de la lesión en
la enfermedad vestibular periférica y en la mayoría de los casos de enfermedad vestibular central.
Estrabismo
La extensión del cuello mediante la elevación de la nariz estimula los receptores vestibulares y se
proyectan impulsos hacia los músculos extraoculares a través del FLM. En condiciones normales los
ojos permanecen centrados en las fisuras palpebrales. Una lesión vestibular unilateral puede producir
un estrabismo ventral ipsilateral cuando se realiza una dorsiflexión del cuello. Es lo que se llama
estrabismo posicional y es indicativo de alteraciones de la aferencia sensitiva en lugar de alteraciones
en los estímulos eferentes para los músculos extraoculares (v. pág. 26).
La enfermedad vestibular central se asocia a signos adicionales de hemiparesia y a deficiencias
propioceptivas ipsilaterales debido a la lesión de los tractos motores descendentes adyacentes y de los
tractos propioceptivos ascendentes dentro del tronco del encéfalo. Si se afectan las vías vestibulares
dentro del cerebelo se puede observar una deficiencia de respuesta de amenaza ipsilateral,
hipermetría ipsilateral, con conservación de la fuerza y de la propiocepción general.
Las lesiones cerebelovestibulares pueden debutar con algunos o con todos los signos de disfunción
vestibular. Además, algunos de los signos pueden aparecer, paradójicamente, en el lado contrario a
los otros signos de disfunción vestibular. Es lo que se denomina enfermedad vestibular paradójica.
Alguien no experto puede pensar que se trata de una enfermedad multifocal, cuando en realidad la
lesión tiene una localización anatómica concreta. La enfermedad vestibular paradójica sólo se
produce en las lesiones cerebelosas y, por tanto, se clasifica siempre como enfermedad vestibular
central. La localización de la lesión en la enfermedad vestibular paradójica no se puede definir en
función de la dirección de la inclinación de la cabeza o de la dirección del nistagmo espontáneo; es
ipsilateral a cualquier deficiencia existente en la marcha (hipermetría, deficiencias propioceptivas o
hemiparesia).
58. Pérdida del equilibrio
Presentación inicial
Inclinación, caída, giros, movimientos circulares, ataxia, inclinación de la cabeza y nistagmo.
Introducción
La aparición repentina de una enfermedad vestibular periférica es muy frecuente en perros viejos. La
pérdida del equilibrio puede venir inmediatamente precedida por vómitos. El animal se inclina y se
cae hacia un lado, por lo que suele estar tumbado. El perro parece luchar para mantenerse erguido y
presta poca atención a su dueño mientras lo intenta. Esta espectacular presentación se suele confundir
con una convulsión, sobre todo cuando el animal también se orina. La exploración en la fase aguda
detecta siempre una inclinación de la cabeza y un nistagmo sacádico espontáneo. La cabeza y las cejas
también pueden contraerse en sincronía con el nistagmo. El animal permanece alerta. Es casi
imposible hacer las pruebas posturales para determinar la propiocepción y la fuerza durante las
primeras 24-48 horas debido a la extrema ataxia. Se necesitan dos personas para sostener a un perro
grande en una superficie no deslizante mientras se intenta valorar el salto y la flexión carpiana. Los
signos neurológicos se corresponden con una lesión vestibular periférica unilateral. La edad del
animal y la velocidad de aparición sugieren este diagnóstico.
Los signos no empeoran con el tiempo. La recuperación es lenta y cabe esperar que se produzca en
unos pocos días. Primero se resuelve la ataxia, tras la cual desaparece el nistagmo espontáneo.
Pueden transcurrir 2-3 semanas hasta que el animal recupera la deambulación sin ayuda, pero el
pronóstico de recuperación de la función normal es excelente. Puede persistir una inclinación
residual de la cabeza durante meses. Se han descrito casos de recaída. El tratamiento es
exclusivamente de apoyo.
La enfermedad vestibular periférica idiopática se describe también en gatos de cualquier edad, no
específicamente en animales viejos. La aparición y la mejoría siguen un patrón similar al del perro.
En un grupo de 75 gatos afectados, aproximadamente la mitad presentaban inclinación de la cabeza,
ataxia y ausencia de nistagmo espontáneo. Seis gatos tenían enfermedad vestibular periférica
bilateral.
Consejo clínico
Si la presentación es progresiva o se observa una constelación poco frecuente de signos de
presentación, plantéese otras etiologías distintas a la idiopática y recomiende que se hagan
pruebas complementarias.
Reseña del animal 1
Perro labrador macho de 8 años.
Signos de presentación
Inclinación de la cabeza con pérdida del equilibrio.
Historia clínica
El animal empezó a sufrir 1 mes antes una inclinación de la cabeza hacia la izquierda con pérdida del
equilibrio y no había mejorado. Se encontraba inestable cuando saltaba de los muebles y se había
caído.
El perro no podía localizar la dirección del sonido. Durante años este animal había tenido
intermitentemente una otitis externa leve.
Exploración clínica
El perro estaba alerta, mantenía la capacidad de deambular y su marcha era normal. Los saltos y la
propiocepción eran normales. Se observó un nistagmo rotatorio espontáneo con fase rápida hacia la
derecha, un ligero estrabismo ventral posicional del ojo izquierdo y una inclinación de la cabeza
hacia la izquierda (fig. 58.1). El labio superior izquierdo parecía caído debido a la inclinación de la
cabeza hacia la izquierda. La función de los músculos faciales de ambos lados era normal, como
también lo era la sensibilidad facial.
Figura 58.1 Inclinación de la cabeza hacia la izquierda (el animal no giraba la cabeza).
Diagnóstico neuroanatómico
La lesión se localizó en el aparato vestibular periférico izquierdo: el oído interno, y afectaba tanto al
conducto coclear como a los canales semicirculares dada la incapacidad de localizar el sonido, así
como la pérdida de equilibrio o la superficie del tronco del encéfalo, lugar de entrada del NC VIII
izquierdo (tabla 58.1).
Tabla 58.1 Distinción entre la enfermedad vestibular central y la periférica
Central
Horizontal
Rotatorio
Horizontal
Vertical
Rotatorio
Puede ser posicional
Puede cambiar de dirección
La fase rápida se aleja del lado de la lesión
La fase rápida se aleja de O se acerca al lado de la lesión
La dirección no se modifica cuando se cambia la posición de la
La dirección se puede modificar con los cambios en la posición de la
cabeza
cabeza
Periférica
Nistagmo (tipo)
Nistagmo (dirección)
Deficiencias
propioceptivas
Debilidad
Ausentes
Ipsilateral a la lesión
Ausente
Ipsilateral a la lesión
Diagnóstico diferencial
• La falta de mejoría después de un mes, la incapacidad de localizar los sonidos y la persistencia del
nistagmo espontáneo descartaron que se tratara de una enfermedad vestibular idiopática.
• Neuroma.
• Meningioma.
• Absceso otogénico.
No se planteó que hubiera ototoxicidad dada la ausencia de exposición a fármacos.
La ototoxicidad
afecta a los receptores auditivos y del equilibrio. Los aminoglucósidos pueden lesionar las células
pilosas del equilibrio periférico y los receptores auditivos. La estreptomicina y la gentamicina tienen
una mayor actividad sobre el receptor vestibular, mientras que la kanamicina, la tobramicina y la
neomicina provocan más lesiones en el receptor auditivo. La furosemida puede producir ototoxicidad
en el gato cuando se administran elevadas dosis i.v. La combinación de furosemida con
aminoglucósidos aumenta el riesgo de ototoxicidad.
La toxicidad por metronidazol
se produce a las 2 semanas de iniciar el tratamiento antibiótico. La anorexia y los vómitos
intermitentes durante 24 horas pueden preceder al desarrollo de una ataxia generalizada y un
nistagmo posicional vertical. La ataxia puede ser asimétrica y empeorar progresivamente. Se pueden
producir convulsiones además de los signos vestibulares centrales.
En los perros, las dosis que han estado relacionadas con la toxicidad han oscilado entre 67 y
129 mg/kg/día. El animal se suele recuperar en un plazo de 1-2 semanas y depende de la retirada del
fármaco y de los cuidados de apoyo. La normalización completa se produce en cuestión de semanas o
meses. Para evitar los signos neurológicos se recomienda administrar 30 mg/kg/día en dosis
divididas. La susceptibilidad es distinta entre los animales. Dosis elevadas de forma aguda, o
moderadas a altas de forma crónica, pueden incrementar el riesgo.
Valoración clínica
La RM mostró la presencia de una masa que captaba contraste en la periferia del tronco del encéfalo
en la entrada del NC VIII.
Se podía haber realizado una prueba BAER para valorar la posible hipoacusia.
El análisis del LCR mostró 2.016 hematíes/μl, 6 leucocitos/μl y 1,54 g/l de PT. La citología detectó
sobre todo neutrófilos maduros con ocasionales linfocitos de tamaño mediano/pequeño y monocitos.
Estos datos eran indicativos de necrosis y de una masa ocupante de espacio. No se observaron datos
de extensión de la infección del oído medio.
Diagnóstico
El tamaño de la masa sugiere que el crecimiento ha sido lento, dado que la aparición súbita de una
masa de ese tamaño en el ángulo pontocerebeloso produciría deficiencias más graves del equilibrio y
del estado mental.
Los diagnósticos diferenciales según la localización y captación de contraste fueron meningioma o
neuroma.
Tratamiento
• Radioterapia.
• Prednisolona.
Consejo clínico
La enfermedad vestibular periférica suele asociarse a un mejor pronóstico de recuperación
que la enfermedad vestibular central, dada la localización anatómica de la lesión.
Reseña del animal 2
Spaniel cavalier king Charles macho de 5 años.
Signos de presentación
Inclinación de la cabeza, pérdida del equilibrio y dolor al abrir la boca.
Historia clínica
El perro tenía una otitis externa bilateral crónica desde hacía meses. Se mostraba reticente a jugar con
los juguetes que se le lanzaban y no dejaba que su propietario le abriera la boca. Rechazaba ingerir
las galletas duras para perros, pero comía alimentos blandos enlatados. Durante la semana previa a la
consulta apareció una inclinación de la cabeza hacia la derecha con pérdida del equilibrio.
Exploración clínica
El perro estaba alerta y caminaba con la cabeza inclinada hacia la derecha. Se observó un nistagmo
rotatorio espontáneo con una fase rápida hacia la izquierda y debilidad facial derecha con parálisis
facial izquierda. El labio izquierdo parecía contraído. El perro se resistía y no dejaba que le abrieran
la boca. La propiocepción y el salto eran normales en todos los miembros, así como la producción
de lágrimas en ambos lados. No se detectó dolor cervical.
Diagnóstico neuroanatómico
• Aparato vestibular periférico derecho.
• Nervio facial derecho.
• Nervio facial izquierdo crónico (se había producido contracción muscular).
Diagnóstico diferencial
Otitis media-interna del lado derecho. La parálisis facial idiopática puede ser unilateral o bilateral. La
parálisis facial izquierda puede ser consecuencia de una otitis media izquierda, pero también podría
ser idiopática. La osteomielitis de las bullas timpánicas con tejido inflamatorio alrededor de la
articulación temporomandibular (ATM) puede vincular las deficiencias en los NC con la negativa a
abrir la boca.
Valoración clínica
La RM reveló una inflamación grave alrededor de las bullas y la ATM, con extensión al cráneo (fig.
58.2).
Figura 58.2 RM en T1 con contraste que muestra tejido con realce dentro del cráneo y alrededor de la ATM.
El análisis del LCR mostró 10 hematíes/μl, 1 leucocito/μl y PT 0,29 g/l. La citología fue normal.
Diagnóstico
Otitis del oído interno y medio derecho/osteomielitis. Inflamación del músculo masticador
secundaria a la enfermedad auditiva.
Meningitis del tronco del encéfalo.
Tratamiento
El tratamiento consistió en un desbridamiento quirúrgico de las bullas con antibióticos. Se logró la
resolución de los signos neurológicos.
59. Ataxia truncal
Introducción
La enfermedad inflamatoria del SNC es una causa muy frecuente de signos neurológicos en animales
pequeños, sobre todo en los jóvenes más que en los de mediana edad. Los leucocitos periféricos
infiltran el encéfalo, la médula y las meninges en respuesta a la lesión tisular. En la mayor parte de
los casos no se determina la etiología y la enfermedad se describe en términos histopatológicos. La
vasculitis puede confundirse a nivel clínico con una inflamación del SNC.
Se debe valorar la afectación de otros sistemas (piel, pulmón, GI, ojo, sistema hematopoyético o
vasos) y de estructuras adyacentes al SNC (senos, oídos, nariz, faringe o disco intervertebral), la
posibilidad de siembra hematógena (heridas por mordiscos, enfermedad dental o endocarditis), los
trastornos predisponentes (inmunodeprimidos, jóvenes, FeLV, FIV o CDV) y las exposiciones del
animal (rabia, hongos, patógenos o parásitos transmitidos por garrapatas).
El diagnóstico clínico de una enfermedad infecciosa requiere:
• Signos clínicos atribuibles al agente.
• Pruebas serológicas de exposición al mismo.
• Exclusión de otras causas.
• Demostración del agente o una respuesta al tratamiento.
Se debe sospechar una infección reciente o activa ante:
• La presencia de IgM.
• Un incremento del título de anticuerpos en 2-3 semanas.
• Una seroconversión de negativa a positiva.
Signos de presentación
• Meningitis. Dolor vertebral, blefaroespasmo.
• Encefalitis. Una variedad de signos que pueden no reflejar todos los focos de la enfermedad. Esta
puede ser focal o multifocal. Es frecuente la pérdida del equilibrio.
• Aparición aguda o crónica/progresión.
• La presencia de fiebre y neutrofilia no es constante.
La presentación de la meningoencefalitis infecciosa y no infecciosa es similar. Se pueden reconocer
algunos patrones, pero es una buena idea abordar cada caso como si pudiera ser infeccioso. Conozca
los parásitos endémicos, las infecciones transmitidas por vectores y las enfermedades fúngicas de su
región, porque así aumentará las opciones de establecer el diagnóstico a tiempo.
Reseña del animal 1
Hembra de west highland terrier blanca, castrada, de 4 años.
Historia clínica
Se observó ataxia de los miembros posteriores por primera vez 6 meses antes de la consulta. Se halló
un título sérico alto para Neospora (>1.600) y la perra mejoró después de recibir clindamicina
durante 3 semanas. El problema reapareció 1 mes después de finalizar el tratamiento, y la
administración de un ciclo de 10 días de clindamicina mejoró de nuevo al animal. A los 2 meses
volvió a reaparecer la ataxia de los miembros posteriores y la perra mejoró de nuevo tras recibir
clindamicina durante 14 días. Los títulos séricos frente a Neospora en el momento de la consulta no
habían cambiado y seguían siendo >1.600. La perra mejoraba hasta normalizarse tras recibir
clindamicina cada vez que los signos reaparecían, pero esta vez no presentó ninguna mejoría de la
ataxia de los miembros posteriores a pesar del tratamiento.
Exploración clínica
La perra estaba alerta, tenía ataxia truncal en reposo y ataxia de los miembros posteriores al caminar.
El salto era normal en el lado izquierdo, pero el animal tardaba en iniciar el movimiento en el
derecho. La colocación era lenta en ambos miembros derechos.
Localización neuroanatómica
La ataxia truncal se explicaba porque la lesión estaba localizada en el cerebelo, y las deficiencias de
colocación se podían explicar por una lesión en el tronco del encéfalo o médula espinal derechos o
en el cerebro izquierdo.
Temblor cerebeloso
En reposo, el cuerpo del animal puede oscilar de un lado a otro, de delante hacia atrás o de arriba
abajo con una amplitud y frecuencia irregulares, lo que genera un movimiento «grosero»,
«espasmódico», que recibe el nombre de ataxia truncal. El animal suele tener un fino temblor de la
cabeza, que empeora con el movimiento, especialmente al final de una acción orientada (temblor
intencional), como coger el alimento u olisquear un objeto. Esto se puede observar en las lesiones del
cerebelo o de los tractos espinocerebelosos.
Diagnóstico diferencial
Se sospechó una enfermedad inflamatoria en este perro joven de raza pequeña. Dada la respuesta al
tratamiento y el alto título serológico se consideró que se podía tratar de una neosporosis.
Valoración clínica
El análisis del LCR mostró 2 leucocitos/μl. Las proteínas totales estaban aumentadas hasta 0,58 g/l. La
citología era normal con linfocitos pequeños y monocitos/macrófagos.
La RM mostró ventriculomegalia y atrofia del cerebelo.
Diagnóstico
El aumento de las proteínas totales en el LCR no se considera específico de ninguna patología
concreta. La ausencia de pleocitosis no descarta una encefalitis.
Se sospechó una neosporosis.
Seguimiento
La perra mejoró tras recibir clindamicina y trimetoprima/sulfonamidas durante 3 meses. En el
control realizado 1 mes después, los propietarios describieron la aparición ocasional de ataxia de los
miembros posteriores cuando el animal estaba en el domicilio. A la exploración, el salto y la
propiocepción eran normales y no había ataxia truncal. Se suspendieron los antibióticos y la perra
siguió normal.
Reseña del animal 2
West highland terrier blanco macho, castrado, de 7 años.
Signos de presentación
Alteraciones de la marcha con ataxia de los miembros posteriores.
Historia clínica
Entre 6 y 8 semanas antes de la consulta el perro se había mostrado incapaz de subir escaleras, se
había caído al levantarse de su cama y se había tambaleado con aspecto de «estar borracho» al
ponerse de pie. También se había caído por la rampa de los escalones. La marcha parecía más normal
cuando el perro se movía deprisa que cuando estaba quieto. El perro «se tambaleaba» al comer y se
caía cuando levantaba un miembro posterior para orinar.
Se observó crepitación en ambas caderas y las radiografías revelaron una displasia bilateral de la
cadera. La administración de glucosamina, condroitinx y carprofén no mejoró el movimiento del
perro, que había empeorado en las 4 semanas previas a la consulta.
Exploración clínica
El perro estaba tranquilo y alerta, con capacidad de respuesta frente al entorno. La exploración de los
pares craneales era normal. Era evidente una ataxia truncal y el perro se desplazaba y caía hacia la
derecha. Se observó ataxia de los miembros posteriores, con una base de sustentación amplia de los
mismos en reposo. El animal tenía también paresia de los miembros posteriores y una reducción de
la respuesta de colocación en todas las extremidades, más grave en el lado derecho. Los reflejos
vertebrales estaban aumentados en los miembros posteriores y eran normales en los anteriores. No se
detectó dolor vertebral.
Localización neuroanatómica
La ataxia truncal y las caídas se debían a que la lesión se localizaba en el cerebelo, y las deficiencias
propioceptivas y la debilidad se debían a que la lesión se localizaba en el tronco del encéfalo o en la
médula cervical. La ataxia y debilidad de los miembros posteriores podrían resultar de otra lesión en
los segmentos medulares T3-L3.
Diagnóstico diferencial
Una lesión focal dentro del cerebelo y el tronco del encéfalo adyacente de evolución progresiva
podría ser neoplásica, como un papiloma del plexo coroideo, un meningioma o un ependimoma, o
bien inflamatoria, como una meningoencefalitis granulomatosa o una infección por Neospora. La
leucodistrofia de células globoides se puede presentar con ataxia de los miembros posteriores y
signos cerebelosos en perros de raza west highland terrier blanco, pero los signos suelen aparecer en
animales más jóvenes. La abiotrofia cerebelosa también afecta a animales de menor edad.
Valoración clínica
Los análisis hematológicos, bioquímicos y de orina eran normales.
La RM mostró captación de contraste meníngeo.
El análisis del LCR mostró una pleocitosis neutrofílica con incremento de las proteínas totales:
hematíes 0/μl (normal = 0), 728 leucocitos/μl (normal <5), proteínas totales 2,85 g/l
(normal <0,25 g/l). La citología reveló que había neutrófilos degenerados (80%) con una menor
presencia de macrófagos/monocitos y linfocitos pequeños bien diferenciados.
El cultivo (para bacterias) del LCR fue negativo.
El título de IgG frente a Toxoplasma fue 100, lo que es sugestivo de exposición al germen; título de
IgM <20.
La serología frente a Neospora canina (IFAT) fue positiva con un título >1:1.600.
Diagnóstico
Meningoencefalitis. Se inició un tratamiento empírico de la infección por protozoos con 15 mg/kg de
clindamicina cada 12 horas y 16 mg/kg de trimetoprima/sulfonamida por vía oral cada 12 horas. Se
administró prednisolona en dosis de 0,25 mg/kg cada 12 horas para intentar limitar la inflamación y
los signos, tras lo cual se consiguió una mejoría durante 2 días previa al empeoramiento de los
signos.
Seguimiento
A los 5 días de la presentación el perro no podía mantenerse en pie, estaba obnubilado y girado hacia
la derecha. A los 9 días se produjo una parálisis de los miembros posteriores.
El animal fue sacrificado.
El estudio post mórtem halló taquizoítos del protozoo en algunas lesiones inflamatorias del cerebro,
la protuberancia, el bulbo raquídeo y el cerebelo. Se diagnosticó una neosporosis.
Infecciones por protozoos
Los quistes tisulares de Toxoplasma gondii se forman en el SNC, los músculos y las vísceras y pueden
persistir durante toda la vida del huésped. La inmunosupresión causa un recrudecimiento. La
toxoplasmosis se asocia al resfriado canino y las infecciones virales por FeLV, FIV y FIP. Los signos
se deben a la muerte de la célula huésped durante la reproducción y tras la inflamación. Es difícil
hacer un diagnóstico serológico. Una respuesta positiva al tratamiento facilita el diagnóstico.
La neosporosis sólo se ha descrito en perros. Los animales jóvenes suelen desarrollar una
paraparesia progresiva/polimiositis. La rigidez extensora de los miembros posteriores no se
resuelve. Los perros más viejos tienen signos del SNC que pueden ser agudos o crónicos (tabla 59.1).
El pronóstico es reservado, pero no sin esperanza.
Organis mo
Signos
neurológicos
Toxoplasmosis (T. gondii)
SNC, músculo
Neuromuscular,
encefalitis
Infrecuente
Leishmaniasis canina (especies de
Dolor cervical,
Leishmania)
debilidad
Neosporosis canina (N. caninum)
Tabla 59.1 Infecciones por protozoos del SNC
Otros s ignos
Diagnós tico
IgM >1:64
Hígado, pulmón, músculo esquelético,
IgG aumento ×4
páncreas, ojo
Anticuerpos y PCR en LCR
Anticuerpos; serología, LCR
Corazón, piel, pulmón, hígado
PCR
Piel, renal, articulaciones, vísceras,
ojos
Demostración de amastigotes,
serología, PCR
Tratamiento
Clindamicina HCl
Trimetoprima- sulfonamida
Azitromicina
Trimetoprima- sulfadiazina,
pirimetamina, clindamicina
Antimonio
Alopurinol
Anfotericina B
Las especies de Leishmania se transmiten a través de la mosca de arena. Los signos neurológicos son
raros y pueden producirse por la vasculitis.
60. Ventroflexión del cuello
Presentación inicial
Cabeza caída, cabeza hundida, barbilla cerca del esternón o apoyada en él.
Introducción
El principal soporte antigravitatorio para la cabeza lo aportan dos grupos de músculos. Los
romboides mayor y menor unen las apófisis espinosas dorsales de las vértebras C4-T4 en la parte
medial, mientras que los elevadores de las escápulas y el serrato ventral se insertan en las apófisis
laterales de las vértebras cervicales y las costillas.
La ventroflexión cervical se produce en gatos como signo de debilidad muscular, pero no en perros.
El gato conserva la capacidad de ver a pesar de su llamativa postura. Se describen también otros
signos, como debilidad generalizada, apoyar la cabeza contra el suelo y marcha con los miembros
anteriores rígidos. La presencia de escápulas aladas, que consisten en una ligera protrusión de las
escápulas dorsales durante la carga de peso, es otro signo de debilidad muscular (fig. 60.1).
Figura 60.1 Ventroflexión en un gato hipopotasémico.
La observación permite distinguirla de:
• Una postura de cabeza baja secundaria a un dolor cervical o al desplazamiento hacia adelante del
centro de gravedad, como sucede en la paraparesia o la cojera grave de los miembros posteriores.
• Una sacudida hípnica, que es un descenso súbito con recuperación de la posición de la cabeza
cuando el animal se está durmiendo.
• Una tetraplejía que produce decúbito lateral e incapacidad de levantar la cabeza del suelo.
• Una pérdida súbita generalizada del tono muscular en el síncope y la narcolepsia-cataplexia.
Reseña del animal
Gata doméstica de pelo corto, castrada, de 6 años.
Signos de presentación
Reducción de la actividad.
Historia clínica
Antecedentes de 2-3 semanas de evolución con cambios evanescentes, que se describían como
cambios de personalidad. La gata se tumbaba en lo alto del tejado mientras llovía, no se mezclaba con
los demás gatos ni tampoco salía huyendo. Cogía la comida, pero luego la soltaba. La cabeza de la
gata se «caía hacia adelante» y al animal se le escapaba la saliva. No se describían vómitos ni
regurgitación.
Exploración clínica
A la exploración clínica, la gata estaba alerta con una ligera ventroflexión del cuello y un ligero
giro/inclinación de la cabeza hacia la derecha. Caminaba sin ataxia, pero los miembros anteriores
quedaban rígidos, por lo que dejó de caminar y se tumbaba, a veces bajando también la cabeza. Los
saltos eran normales, así como la propiocepción. El tono muscular era normal, pero el tono
mandibular y el reflejo de parpadeo estaban ambos reducidos. Los reflejos vertebrales eran
normales. La prueba de lagrimeo de Schirmer medía 0 mm en el ojo derecho.
Diagnóstico neuroanatómico
La lesión se localizaba en la MNI. Otros sitios posibles de localización eran la unión neuromuscular,
una miopatía y las raíces nerviosas. El cambio de comportamiento se debía a que la gata estaba
demasiado débil para moverse.
Diagnóstico diferencial
Se ha observado ventroflexión del cuello en casos de:
1. Polimiopatía hipopotasémica:
• Hereditaria en los gatos burmese.
• Adquirida por diuréticos, disfunción renal, vómitos/diarrea crónicos y dietas vegetarianas.
• Potasio sérico <3,5 mEq/l.
2. Hipertiroidismo.
3. Miastenia grave.
4. Miopatías: de mecanismo inmunitario; hereditarias, hipernatrémicas o inflamatorias.
5. Polineuropatías.
6. Toxicidad de cloruro amónico.
7. Hipocalcemia.
8. Encefalopatía portosistémica.
9. Deficiencia de tiamina.
10. Toxicidad de organofosforados.
11. Intoxicación por etilenglicol.
Valoración clínica
Las pruebas hematológicas y bioquímicas, incluidos electrólitos y enzimas musculares, eran
normales. La prueba de estimulación con ACTH era normal. La serología de toxoplasma era:
IgM <20; IgG <50, es decir, negativa. Las radiografías de tórax eran normales. Los anticuerpos frente
al receptor de acetilcolina fueron negativos. La prueba de Tensilon fue negativa. Las VCN motoras
eran normales, así como el EMG. Las biopsias musculares no mostraron alteraciones en los
músculos tríceps o tibial craneal.
Diagnóstico
Se llega al diagnóstico de polimiositis autoinmunitaria a partir de las concentraciones de enzimas
musculares, que se suelen incrementar tras el ejercicio, y del EMG, que ayuda a mapear la
distribución de la afectación para seleccionar el lugar de la biopsia. Se requieren múltiples biopsias
musculares para asegurar que se obtiene una muestra diagnóstica. Se recomienda también hacer
punciones articulares y análisis del LCR para descartar otras causas del dolor y de la cojera. Las
radiografías torácicas deben descartar la presencia de megaesófago, neumonía secundaria y
neoplasias. Las pruebas hematológicas y bioquímicas, así como los análisis de orina, permiten
identificar datos de afectación de otros órganos. Los gatos de 6 meses a 14 años pueden presentar una
debilidad de aparición súbita secundaria a una polimiositis idiopática adquirida. Se produce una
ventroflexión cervical y puede aparecer dolor muscular. La recuperación es espontánea en
aproximadamente un 30% de los gatos afectados.
El diagnóstico en el caso de esta gata no estaba claro. Se contempló la posibilidad de que se tratara de
una polirradiculoneuritis, una miastenia grave adquirida sin anticuerpos o una polimiositis.
Tratamiento
Una vez que se han tomado las muestras, se administran 1-2 mg/kg de prednisolona por vía oral cada
12 horas para tratar la polimiositis autoinmunitaria. El pronóstico de recuperación es bueno, pero al
igual que sucede en todas las enfermedades de mecanismo inmunitario, se pueden producir recaídas
durante la reducción de la dosis de prednisolona. La monitorización de la reducción de las enzimas
musculares y la mejora de la capacidad de realizar ejercicio sugieren cuál es el mejor momento para
comenzar el proceso de reducción de la dosis.
La gata mejoró inicialmente con reposo en jaula, pero a las 2 semanas regresó en un estado de mayor
debilidad. Se inició la administración de 0,25 mg/kg de prednisolona cada 12 horas y la gata estaba
normal a las 8 semanas.
Seguimiento
Se ajustó e interrumpió la dosis de prednisolona y la gata permaneció normal. La mejoría podría
haber sido espontánea.
Temblor de la cabeza (asentimiento)
Los temblores de la cabeza pueden aparecer de forma aislada o estar asociados a un temblor
generalizado. Pueden ser sacádicos y desorganizados y empeoran con el movimiento orientado
(intencional). El movimiento regular en el plano horizontal recibe el nombre de «no-no», mientras
que el movimiento en el plano vertical se describe como «sí-sí». Se desconoce la importancia
patológica de la dirección del movimiento en animales.
Los animales con una disfunción vestibular bilateral tienen una posición baja patológica, muestran
ataxia, se caen hacia alguno de los lados y con frecuencia mueven la cabeza de un lado a otro en
amplios arcos. Los signos concomitantes indican el origen de los movimientos de la cabeza.
El asentimiento en los gatos hipopotasémicos refleja la debilidad muscular que produce la
ventroflexión del cuello. Una hipopotasemia <3,2 mEq/l y el aumento de la creatina cinasa ayudan a
establecer el diagnóstico.
La oscilación de la cabeza al caminar es un movimiento compensador de la cojera para reducir la
distribución del peso sobre el miembro afectado.
En perros se han descrito casos de asentimiento intermitente de la cabeza aislado (tabla 60.1). Se
desconoce cuál es la causa, aunque parece que es benigna. No interfiere con la actividad normal y
tampoco se altera la consciencia. La respuesta al tratamiento con anticonvulsivantes es variable.
«No-no»
Bulldog, boxer
Tabla 60.1 Dirección del temblor aislado benigno de la cabeza en perros
«Sí-s í»
Bulldog, boxer, doberman pinscher, pastor de shetland
61. Tono muscular
introducción
El tono es la resistencia del músculo al estiramiento. Se genera a través de circuitos reflejos de los
husos musculares y los órganos tendinosos de Golgi que se proyectan hacia las motoneuronas, que, a
su vez, reciben las aferencias de la MNS.
Se producen retrasos en la conducción en los circuitos de retroalimentación que regulan la longitud
del músculo y esto da lugar a pequeñas oscilaciones, que reciben el nombre de temblor fisiológico.
Este temblor empeora con cualquier cambio que ocurra en el circuito de retroalimentación o en las
influencias de la MNS sobre el mismo.
Cuando se lesiona el nervio motor, el músculo pierde tono y queda flácido. Si se elimina la
inhibición de las motoneuronas, el tono muscular aumenta (hipertonía, espasticidad).
Existen vías de la MNS, tanto inhibidoras como facilitadoras, que descienden por el tronco del
encéfalo y la médula para actuar sobre la MNI. Las lesiones de las vías de MNS descendentes
producen el cuadro clínico de «liberación»; es decir, la eliminación de la inhibición sobre los
músculos extensores.
En las personas, la pérdida de la inhibición descendente de los ganglios basales genera una hipertonía
rígida e inamovible, mientras que la pérdida de otras inhibiciones descendentes de la MNS se traduce
en una hipertonía espástica variable. Los términos rígido y espástico no tienen utilidad localizadora
en neurología veterinaria.
Las interneuronas en el interior de la médula espinal son inhibidoras de las motoneuronas y limitan
la duración, intensidad y distribución de las descargas. Una lesión medular toracolumbar aguda grave
en un perro puede eliminar esta inhibición de los miembros anteriores, lo que da lugar al síndrome de
Schiff-Sherrington (tabla 61.1).
Tabla 61.1 Signos del síndrome de Schiff-Sherrington
Miembros anteriores
Miembros pos teriores
Extensión rígida: hipertonía
Hipotonía
Reflejos normales
Reflejos normales
Presencia de movimiento voluntario: marcha rígida
Paraplejía
Propiocepción normal
*
Hay percepción del dolor
No hay percepción del dolor
*
Hacer una prueba de la propiocepción es infructuoso en el animal paralizado, dado que éste es incapaz de mover el miembro a una posición correcta. Una lesión medular
que produce paraplejía también provoca lesiones en las vías propioceptivas ascendentes. Por último, si no hay percepción del dolor (sensitiva), tampoco habrá prueba
propioceptiva.
No hay que confundir este cuadro con una lesión medular grave en C1-C5 (tabla 61.2).
Miembros anteriores
Hipertonía
Aumento de los reflejos medulares
Parálisis
Percepción del dolor
Tabla 61.2 Signos asociados con una lesión medular cervical C1-C5
Miembros pos teriores
Hipertonía
Aumento de los reflejos medulares
Parálisis
Percepción del dolor
Consejo clínico
El síndrome de Schiff-Sherrington provoca una disfunción medular grave, pero no significa
que sea irreversible. El pronóstico se deberá valorar de la misma manera que en los demás
casos de parálisis.
El síndrome de Schiff-Sherrington suele desaparecer a los 10-14 días de su aparición para ser
sustituido por los signos tradicionales de la paraplejía T3-L3: reflejos medulares y tono muscular
normales a aumentados.
La toxina tetánica tetanoespasmina previene la liberación de neurotransmisores inhibidores de las
interneuronas de la médula. Se producen signos clínicos parecidos al espasmo muscular tetánico en
la intoxicación por estricnina, que también actúa sobre las interneuronas medulares.
Las lesiones medulares agudas en los vertebrados provocan un período de shock medular durante el
cual los reflejos medulares caudales a la lesión se deprimen profundamente y provocan arreflexia y
atonía. La duración es proporcional al grado de control que tiene el cerebro sobre la marcha. Puede
aparecer un shock espinal durante 1-2 horas en perros y gatos. Si se detecta arreflexia en un animal
con parálisis aguda, después se deben comprobar los reflejos con frecuencia. Pueden desarrollarse
hiperreflexia e hipertonía. Es raro que los animales pequeños presenten shock medular.
Signos de presentación
Temblor
Es una oscilación rítmica involuntaria de una parte del cuerpo. Las oscilaciones pueden tener una
amplitud grande (groseras) o pequeña (finas).
Clonía
Es la contracción y relajación involuntarias y alternas de los músculos esqueléticos que se producen
en una sucesión rápida. Es un signo de disfunción de MNS y se suele encontrar durante las
convulsiones.
Mioclonía
Es un movimiento breve involuntario y súbito de una parte del cuerpo, secundario a una contracción
muscular abrupta. También se describe como rápido, en sacudida o a modo de choque. Estos
movimientos pueden ser rítmicos (lo que implica su repetición) o arrítmicos. Las mioclonías focales,
multifocales o generalizadas pueden ser espontáneas, secundarias a un estímulo o a consecuencia de
una acción voluntaria. El estímulo que desencadena la mioclonía se origina en el SNC o SNP.
Sacudida
Es un reflejo súbito o movimiento involuntario.
Sobresalto
Es una mioclonía en respuesta a un estímulo inesperado.
Hiperreflexia
Es una respuesta de sobresalto exagerada de forma patológica. En los seres humanos se han descrito
síndromes hereditarios asociados al gen del receptor de la glicina inhibidor.
Tirón
Es el término que se utiliza para describir una contracción breve del músculo esquelético en respuesta
a un impulso neuronal.
Fasciculación
Es una contracción rápida, involuntaria y arrítmica de pequeños números de fibras musculares en el
interior de un músculo, insuficiente para generar tensión y movilizar la articulación. El observador la
puede ver y también se puede inducir golpeando sobre un vientre muscular parcialmente denervado.
La descarga espontánea se puede originar a cualquier nivel de la MNI. Se produce en las
enfermedades del nervio, músculo o, con menos frecuencia, de la sustancia gris medular. Es raro que
sea secundaria a una patología de MNS. Es una característica de la tirotoxicosis, tetania, relajantes
musculares anestésicos e inhibidores de la acetilcolinesterasa.
Fibrilación
Es una característica electrofisiológica de la denervación producida por la contracción espontánea de
una fibra muscular aislada. Es demasiado pequeña para ser detectada en la exploración física.
Mioquimia
Este signo se describe de manera evocadora como «gusanos por debajo de la piel». Este movimiento
involuntario, ondulante, a modo de oleadas en el interior de un músculo representa la descarga
espontánea de grupos de unidades motoras causada por una hiperexcitabilidad del nervio motor. Se
trata de un hallazgo clínico poco frecuente y está asociado a otros signos neurológicos.
Espasmo
Es una contracción súbita e involuntaria de un músculo o grupo de músculos, que se puede asociar a
dolor secundario a compresión nerviosa o a meningitis. La palabra calambre es otro término que se
utiliza para definir un espasmo doloroso. Puede producirse espontáneamente o activarse por medio
de un ligero tacto.
Tónico
Es una contracción caracterizada por la tensión continua (compárese con clónico).
Tetania
Es una contracción muscular tónica intermitente, que se produce, por ejemplo, en la hipocalcemia.
Tétanos
Es una contracción muscular mantenida, por ejemplo intoxicación por C. tetani (tétanos),
envenenamiento por estricnina.
Espástico, espasticidad
Es un tono muscular anormalmente alto que resiste el movimiento pasivo, pero que puede alterarse
por la velocidad y el grado del movimiento articular impuesto. Puede ceder de forma súbita, como el
cierre de una navaja de muelle.
Hipertónico, hipertonía
Es una exageración del tono muscular normal que se manifiesta como resistencia al movimiento
pasivo. Es un signo de patología de MNS (liberación de la inhibición).
Tic
Un tic es un movimiento involuntario, abrupto, arrítmico y repetitivo, de intensidad variable que
afecta a grupos musculares definidos. Puede erróneamente recibir el nombre de espasmo.
Rigidez
Se define como falta de flexibilidad e incapacidad de inclinarse, y puede producirse por:
• Una patología articular que limita el movimiento.
• Lesiones medulares de MNS que aumentan el tono muscular extensor.
• Una fibrosis muscular que limita el movimiento de los miembros.
• La actividad continua de la unidad motora dentro de un músculo.
• Hipertonía invariable con una resistencia constante a la flexión («rigidez en tubo de plomo»).
Consejo clínico
En la marcha el aumento del tono muscular (espasticidad) se traduce como rigidez.
Discinesia
Se puede emplear como término general para describir unos movimientos involuntarios excesivos.
Su presencia en los seres humanos se asocia a una disfunción de los ganglios basales. Pueden
producirse movimientos involuntarios episódicos, repetitivos y excesivos que afectan a todo el
músculo o a grupos musculares individuales.
Ésta es una zona poco definida de la neurología veterinaria. Los trastornos de conducta, las acciones
estereotipadas, el asentimiento benigno con la cabeza y las distonías inducidas por la acción son
todos ellos movimientos repetitivos anormales que se producen en animales que en apariencia están
conscientes. Existen pocos casos de movimientos de contorsión en animales.
Los siguientes términos descriptivos se incluyen para facilitar la comunicación con los propietarios
que se informan a través de Internet:
• Atetosis: movimientos de contorsión lentos, ondulantes y sin sentido, que resultan más evidentes
en los miembros distales.
• Balismo: agitación u oscilación errática, violenta, rápida y de gran amplitud de los miembros.
• Corea: aspecto nervioso debido a unos movimientos involuntarios, fluidos, aleatorios e
impredecibles, que pueden ser abruptos y breves o más lentos, y que cambian aleatoriamente de una
parte a otra del cuerpo. Se utiliza el término coreoatetosis cuando se combina con movimientos de
contorsión lentos.
62. Temblor
Introducción
El temblor es una oscilación rítmica involuntaria de una parte del cuerpo. Las oscilaciones pueden
tener una amplitud grande (groseras) o pequeña (finas). Pueden producirse cuando el animal está
tumbado, en la distribución del peso en reposo, o durante movimientos voluntarios. Los temblores
suelen empeorar con los estímulos estresantes o excitantes, como el juego, y desaparecer con el
sueño. La descripción del temblor facilita el diagnóstico.
Los términos escalofrío, agitación y estremecimiento se pueden emplear como sinónimos.
Reseña del animal
Perra bichon frise, castrada, de 2 años.
Signos de presentación
Temblor generalizado.
Historia clínica
Temblor generalizado de aparición súbita, que se podía apreciar incluso con el animal en reposo y
que empeoraba cuando éste se excitaba o estresaba. La perra estaba obnubilada.
Exploración clínica
La exploración clínica mostró un temblor generalizado fino de la cabeza, el tronco y los miembros,
que respetaba los globos oculares. No se detectó temblor intencional. La perra podía caminar y tenía
normales las respuestas propioceptiva y de salto. La función de los nervios craneales era normal.
Localización neuroanatómica
Se diagnosticó un síndrome de temblor generalizado. No había evidencias de enfermedad cerebelosa.
Diagnóstico diferencial
Causas del temblor
• Debilidad.
• Dolor.
• Hipotermia.
• Trastornos metabólicos: hipoglucemia, hipocalcemia, feocromocitoma o hipertiroidismo.
• Intoxicación por:
• Metaldehído: veneno para babosas y caracoles.
• Metilxantinas: chocolate, cafeína.
• Nueces de macadamia.
• Micotoxina: alimentos mohosos.
• Organofosforados, piretrinas: tratamientos para las pulgas.
• Desmielinización o hipomielinización del SNC.
Valoración clínica
Las pruebas hematológicas y bioquímicas fueron normales. La RM cerebral y el LCR también fueron
normales. Los títulos frente a Neospora y Toxoplasma fueron negativos.
Diagnóstico
En este caso se diagnosticó un síndrome de temblor idiopático.
Este trastorno se suele describir en animales:
• Pequeños: <15 kg.
• Blancos: aproximadamente un 50% tienen el pelo blanco.
• Temblorosos: temblor fino generalizado de la cabeza y el cuerpo, incluidos los músculos
extraoculares.
• Perros: no se ha descrito en gatos.
El principal signo de presentación es un temblor generalizado que aparece como un movimiento
voluntario, que empeora con la excitación, el estrés o el ejercicio, y que suele desaparecer con el
sueño. Se puede producir un temblor fino de los globos oculares en cualquier dirección, con una
forma irregular (compárese con la disfunción vestibular). La edad de aparición suele ser antes de los
5 años.
Consejo clínico
El nistagmo se define como la oscilación involuntaria de los globos oculares en una forma
sacádica o péndula. Se clasifica según la dirección; es decir, horizontal, vertical o rotatorio.
No causa impedimento a la actividad normal ni a la visión. Es raro que se produzcan hipermetría,
ataxia truncal y convulsiones. Los signos pueden progresar o no variar.
Las pruebas complementarias descartan otras causas. En la mayoría de los casos se produce una
respuesta a los pocos días de la administración combinada de prednisolona y diazepam. Si no hay
respuesta es necesario replantear el diagnóstico o incrementar las dosis. Las recaídas son posibles,
pero el tratamiento sigue siendo eficaz en episodios posteriores.
Se produce un temblor generalizado en la axonopatía central de los terriers escoceses, que
desarrollan una ataxia grave y temblores a las 10-12 semanas de edad. En un caso se describió
debilidad. Se cree que este desorden es progresivo.
Tratamiento
La administración de 1 mg/kg de prednisolona cada 12 horas y de 0,2 mg/kg de diazepam cada 8
horas redujo el temblor y la perra volvió a ser más activa. Al mes de iniciar el tratamiento se
redujeron las dosis, hasta que se interrumpieron 1 mes después.
El temblor en el perro gran danés
tiene tres diagnósticos diferenciales fundamentales. En la mayoría de los casos los antecedentes y los
factores físicos sugieren el diagnóstico.
1. La miopatía hereditaria (de núcleo central) del gran danés debuta con intolerancia al ejercicio,
atrofia muscular y temblores inducidos por el ejercicio, que aparecen antes del año de edad en
animales de ambos sexos (fig. 62.1).
Figura 62.1 Atrofia muscular en la miopatía hereditaria (núcleo central) del gran danés.
2. La compresión medular cervical (espondilomielopatía cervical) produce deficiencias
propioceptivas y ataxia.
3. El síndrome del temblor ortostático se ha descrito en perros gran danés de ambos sexos a los 18
meses de edad. A los pocos segundos de ponerse en pie empieza un temblor constante de todas las
extremidades y del tronco, y hace que el animal tenga un aspecto de «marchador» debido al cambio
constante del peso de un miembro al otro. Los temblores desaparecen en la fase de oscilación de la
marcha, cuando el animal se apoya contra algo, o cuando se tumba. Empeoran cuando aumenta la
distribución del peso, por ejemplo en los miembros anteriores cuando el animal se inclina hacia
adelante para comer, o en los posteriores en el momento de sentarse. Los temblores de los
miembros se pueden inducir presionando sobre la superficie ventral de las patas para imitar la
distribución del peso, incluso cuando el perro está tumbado. La propiocepción y la fuerza son
normales. Pueden observarse temblores faciales intermitentes. No se halló ninguna patología
subyacente en el SNC o SNP. El EMG realizado en el perro consciente con distribución del peso
halló descargas continuas de 13-16 Hz en los músculos flexores y extensores. La auscultación de
los miembros afectados detectó un tono repetitivo de baja intensidad similar al ruido de un
helicóptero en la lejanía, que se corresponde con los temblores musculares. Con la administración
de fenobarbital se pudo reducir la gravedad de estos temblores en algunos casos. Las
concentraciones séricas eficaces son similares a las que se utilizan para controlar las convulsiones.
Dato interesante. Las personas con temblor ortostático primario presentan un temblor rotuliano
característico.
63. Tétanos
Introducción
El tétanos es la enfermedad que produce la toxina de Clostridium tetani, llamada tetanoespasmina,
dentro del SNC, donde impide que las interneuronas inhibidoras liberen glicina y GABA. La
contracción muscular continua sin inhibición da lugar a una forma generalizada o focal de la
enfermedad. La carga de toxina, y posiblemente la susceptibilidad de cada especie, determina la
forma clínica que se produce y la velocidad de progresión de los signos.
C. tetani es ubicuo y sobrevive en el ambiente durante meses o años en forma de esporas. La
inoculación del tejido por una herida penetrante crea el entorno anaerobio necesario para la
conversión a la forma vegetativa productora de toxina de C. tetani.
Las lesiones por pinchazos, los mordiscos, las infecciones del lecho ungueal, las dentelladas y las
heridas penetrantes que se curan rápidamente pueden pasar desapercibidas para el propietario. Otros
factores de riesgo son las picaduras de serpiente, las quemaduras extensas y las causas iatrogénicas,
como la esterilización inadecuada del equipo quirúrgico, un mal manejo de la herida, las inyecciones
i.m. y la contaminación quirúrgica con la ingesta.
Reseña del animal
Springer spaniel inglés hembra, castrada, de 7 años.
Signos de presentación
Exoftalmos.
Historia clínica
Inicialmente se observó un exoftalmos, al que siguió a los 2 días un aspecto más erguido de las
orejas y temblor de las narinas. La perra parecía rígida, emitía sonidos extraños al comer y beber, y
hacía un ruido distinto al respirar. Una semana antes del comienzo de los signos el animal se había
herido en una pata.
Exploración clínica
Los signos clínicos debutan típicamente a los 3-18 días de la inoculación. El tétanos generalizado
leve suele debutar con una marcha rígida y una postura también rígida, que con frecuencia se
describe como de «burro». La cola puede estar erecta o elevada. El músculo esquelético de la cabeza
se suele afectar al mismo tiempo o poco después, y es fácil observar trismo («encajamiento
mandibular»), retracción de los labios, orejas erectas, enoftalmos y protrusión del tercer párpado
(fig. 63.1). La oscilación del tercer párpado se produce por un espasmo intermitente de los músculos
retractores del bulbo, lo que da lugar a un enoftalmos momentáneo y a una protrusión pasiva del
tercer párpado. También se puede producir espasmo laríngeo, disfagia, estreñimiento y retención de
orina.
Figura 63.1 Tétanos generalizado: retracción de las orejas y labios, fisuras palpebrales pequeñas.
Consejo clínico
Los animales no sonríen, pero la expresión risa sardónica se utiliza en terminología
veterinaria para describir el espasmo facial del tétanos. El propietario es quien debe
interpretar si el animal está sardónico o irónico.
El tétanos generalizado grave hace que el animal se tumbe en opistótonos. Todos los grupos
musculares se ven afectados, pero predomina el tono extensor. La ventilación puede deteriorarse.
Estímulos como la luz, el sonido y el tacto pueden agravar todavía más la espasticidad muscular.
El tétanos focal se presenta con rigidez en el miembro inoculado (fig. 63.2). Puede permanecer
localizado en el miembro o diseminarse al miembro contralateral y después al SNC. El tétanos focal
es más frecuente en los gatos que en los perros. Los signos son difíciles de reconocer en la forma
generalizada, lentamente progresiva, que debuta con rigidez.
Figura 63.2 Tétanos focal del miembro posterior derecho.
En la exploración se halló que este animal tenía marcha rígida, retracción de las orejas en la parte
alta de la cabeza, exoftalmos bilateral y labios menos flácidos de lo esperado para un spaniel. La
lengua era prominente entre las mandíbulas en la parte ventral. La respiración era ruidosa. La
temperatura, 40,3 °C. El animal podía abrir la boca y parpadear. No se encontraron depresiones
miotónicas. La marcha no mejoraba con el ejercicio. La fuerza y la propiocepción eran normales. El
tono muscular estaba aumentado en todos los miembros.
Diagnóstico neuroanatómico
Un aumento generalizado del tono muscular desencadenó los signos clínicos. La actividad continua
de la unidad motora dentro de un músculo está generada por las membranas musculares inestables a
nivel eléctrico (p. ej., miotonía) o puede ser de origen neurológico (p. ej., tétanos).
El exoftalmos
es la posición más anterior de los globos oculares dentro de la órbita (compárese con el enoftalmos).
Es un signo característico de enfermedad orbitaria (fig. 63.3). Un aumento del volumen en el interior
del espacio retrobulbar empuja el globo en dirección rostral (fig. 63.4). El eje de la mirada puede
verse desplazado por las masas retrobulbares y causar estrabismo (v. fig. 63.5). Un exoftalmos
exagerado recibe el nombre de proptosis, aunque estos términos se pueden emplear como sinónimos.
Figura 63.3 Exoftalmos derecho secundario a una masa retrobulbar. Se visualiza más esclerótica en el lado derecho.
Figura 63.4 Anatomía del área retrobulbar.
Figura 63.5 Galgo golpeado por un coche (azul). Fractura de la apófisis frontal del hueso frontal izquierdo que produce exoftalmos y un ligero estrabismo lateral.
Las asimetrías oculares pueden parecer un exoftalmos (seudoproptosis)
1. Aumento de tamaño del globo:
• Glaucoma.
• Pupilas dilatadas al máximo y fijas que dan aspecto de un globo ocular aumentado de tamaño,
por ejemplo atrofia del iris, parálisis del NC III.
2. Asimetría de las fisuras palpebrales:
• Fisura palpebral ensanchada (NC VII): esclerótica muy visible.
• La fisura palpebral estrecha (ptosis) genera una impresión de enoftalmos y, por tanto, de
exoftalmos contralateral.
• Macrobléfaron: párpados demasiado largos que dan lugar a la exposición de la esclerótica.
3. El enoftalmos puede generar una falsa impresión de proptosis contralateral.
4. Asimetría de las órbitas óseas.
En este caso el exoftalmos se debía a un aumento del tono muscular, que empujaba el ojo hacia
adelante.
Diagnóstico diferencial
• Tétanos.
• Miotonía.
• Hipocalcemia.
La excitabilidad de la membrana muscular se altera por el número o función anormales de los
canales iónicos. En la miotonía se produce un retraso de la relajación muscular, que clínicamente se
traduce en rigidez en la marcha y en la postura, dificultad para levantarse, hipertrofia muscular,
disfagia, regurgitación, ladrido agudo, estridor, protrusión de la lengua y salivación. El movimiento
rígido como si el animal anduviera con zancos dificulta subir escaleras o saltar de la cesta, lo que
puede provocar su caída. La rigidez muscular mejora con el ejercicio y puede empeorar al cambiar
súbitamente de postura. Pueden existir dificultades para abrir la boca. No es un proceso doloroso
(compárese con el tétanos). La exploración clínica detecta depresiones miotónicas, que son las
depresiones que quedan en los vientres musculares tras la percusión.
Existen formas congénitas hereditarias de miotonía en los perros de raza chow chow y schnauzer
miniatura. También se pueden afectar los gatitos domésticos. Los signos empeoran con las
temperaturas frías. La miotonía adquirida es un efecto secundario del hiperadrenocorticismo
iatrogénico y natural. El síntoma de presentación puede ser una marcha rígida en lugar de poliuria y
polidipsia (fig. 63.6).
Figura 63.6 Miotonía secundaria a hiperadrenocorticismo. Obsérvese la presencia de numerosos hematomas y el aumento del tono muscular de los miembros
posteriores, que da lugar a una postura con base de sustentación amplia.
Valoración clínica
Las pruebas hematológicas y los electrólitos fueron normales. La creatina cinasa estaba ligeramente
aumentada, hasta 700 U/l, y posiblemente se debía a un aumento de la contracción muscular. La
ausencia de antecedentes prolongados, incluida la intolerancia al ejercicio, descarta las distrofias
musculares.
Diagnóstico
El diagnóstico de tétanos se estableció a partir de la clínica. Rara vez se consigue aislar la bacteria de
la herida. Se ha utilizado la determinación de anticuerpos séricos frente a la toxina tetánica. La
electromiografía podría resultar útil en el diagnóstico de tétanos focal.
Tratamiento
Se puso en marcha el tratamiento para el tétanos.
1. Antitoxina tetánica para neutralizar la toxina circulante:
• La tetanoespasmina se puede extender a otras placas terminales de las motoneuronas a través del
torrente circulatorio.
• La toxina no tiene efecto dentro del tejido nervioso.
• Suero antitetánico equino i.m. o i.v.
• Administración de dosis de prueba s.c. Si no se produce ninguna reacción adversa a los 15-30
minutos se administra la dosis i.v.
• La dosis se elige de forma empírica, pero no debe superar las 20.000 U i.v., i.m. o s.c.
• La dosis se elige en función de la cantidad de toxina que se debe neutralizar y no en función del
peso del paciente.
2. Antibióticos para eliminar a C. tetani y evitar que se forme más toxina:
• Metronidazol 10-15 mg/kg i.v. cada 8 h.
• Durante 2 semanas o hasta la recuperación clínica.
3. Desbridamiento de la herida para eliminar el entorno anaerobio:
• Elimine el tejido necrótico.
4. Sedantes para reducir la sensibilidad frente a los estímulos externos y reducir los espasmos
musculares:
• Acepromazina 0,1-0,2 mg/kg i.m. cada 6 h.
• Clorpromazina 0,5 mg/kg i.v. cada 8 h.
• Diazepam 0,5-1 mg/kg i.v. según demanda.
5. Nutrición adecuada, eliminación vesical e intestinal, prevención de las úlceras por presión:
• La contracción muscular continua incrementa la temperatura corporal y consume calorías.
• La hipertonía del esfínter puede impedir la eliminación de la orina. Plantéese utilizar un sondaje.
• Limite la manipulación sincronizando los tratamientos del paciente.
• Evite los ruidos y movimientos.
Este animal fue tratado con 200 mg de metronidazol cada 8 horas y 5 mg de diazepam cada 8 horas
v.o. durante 2 semanas.
Pronóstico
El pronóstico depende de la extensión y gravedad de la espasticidad. Puede producirse insuficiencia
respiratoria en un plazo de 5 días y observarse una mejoría en 1 semana. Los signos pueden persistir
durante meses. Es posible que se logre una normalización total del animal.
Seguimiento
La perra mejoró y había recuperado la normalidad a los 2 meses.
64. Hipocalcemia
Introducción
Los signos clínicos de la hipocalcemia reflejan la importancia que tiene el calcio para la estabilidad
eléctrica de los tejidos excitables. Se suelen observar espasmos, calambres y tetania. La manipulación
y la excitación suelen inducir o empeorar los signos. La aparición es súbita y espectacular y puede
presentarse tras un período de enfermedad inespecífica, que cursa con cojera, rigidez, dolor,
nerviosismo, jadeos, obnubilación, debilidad, inapetencia o fiebre. El calcio sérico total puede no
reflejar el calcio ionizado bajo y por eso hay que medir siempre específicamente este último. Los
signos neuromusculares pueden ser episódicos a pesar de una hipocalcemia persistente. Diagnóstico:
calcio ionizado sérico <1 mmol/l.
Los espasmos musculares suelen ser dolorosos (calambres). La rigidez de los músculos abdominales
y el dolor inducido al palpar los músculos epiaxiales vertebrales se pueden confundir con el dolor
vertebral secundario a una enfermedad del disco intervertebral, discoespondilitis, etc. La pancreatitis
es otro posible diagnóstico equivocado.
El animal tiene una marcha rígida y encorvada como si caminara encima de unos zancos, con
fasciculaciones y temblor (fig. 64.1).
Figura 64.1 Dolor muscular hipocalcémico. Espalda arqueada, cuello bajo y separación de los miembros posteriores.
Pueden producirse fasciculaciones faciales y en las orejas. En el gato se han descrito casos de
elevación del tercer párpado. Se puede producir una intensa rubefacción facial en los gatos y en más
del 50% de los perros. Los mordiscos o rascado intenso de las patas son otra manifestación de algo
que se puede interpretar como parestesias. Las personas refieren parestesias y hormigueo en los
dedos, los pies y la región perioral.
Las convulsiones son frecuentes y se reconocen con facilidad en la práctica veterinaria, mientras que
las que están asociadas a la epilepsia idiopática o a las lesiones intracraneales suelen haberse resuelto
antes de que el animal haya sido valorado.
A la exploración física es frecuente encontrar un tono cardíaco amortiguado, pulsos débiles y
taquiarritmias paroxísticas.
Reseña del animal
Perra terrier, castrada, de 5 años.
Signos de presentación
Dolor cervical.
Historia clínica
La perra llevaba unos meses silenciosa y deprimida y estaba inapetente. Había tenido vómitos
intermitentes. La semana previa a la consulta habían aparecido episodios de dolor. La administración
de AINE no mejoró la situación del animal y la perra fue remitida para ser tratada de una posible
enfermedad del disco intervertebral.
Exploración clínica
La perra estaba deprimida y obnubilada. En la exploración se detectó un cuello rígido agitante y
tembloroso, tetraparesia, decúbito lateral y aumento del tono muscular en los cuatro miembros.
Había melenas. Tanto la frecuencia cardíaca como la temperatura corporal eran bajas.
Localización neuroanatómica
El dolor cervical acompañado de rigidez sugería una meningitis. La rigidez generalizada con
temblor podría ser una respuesta frente al dolor vertebral. La bradicardia, los vómitos, las melenas y
la debilidad sugerían que se trataba de una afectación sistémica.
Diagnóstico diferencial
• Hipocalcemia.
• Tétanos.
• Meningitis.
• Discoespondilitis.
Valoración clínica
Los tiempos de hemorragia y coagulación eran normales.
La bioquímica mostró hipocalcemia e hipopotasemia.
Diagnóstico
Causas frecuentes de hipocalcemia:
• Hipoparatiroidismo primario, que dura toda la vida.
• Eclampsia posparto (tetania puerperal), que es transitoria.
• Tras una tiroidectomía en gatos, que también es transitoria.
En este caso la concentración de hormona paratiroidea (PTH) fue 18 pg/ml (10-60) y la
concentración de calcio total fue 1,28 mmol/l (2,3-3,0).
El diagnóstico fue hipocalcemia secundaria a un hipoparatiroidismo primario.
Tratamiento
El tratamiento viene determinado por la gravedad de los signos, pero como la tetania es una
presentación frecuente, en la mayoría de los casos está indicado el uso inmediato de gluconato
cálcico i.v.
Emergencia: tetania
• 0,5-1,5 ml/kg de gluconato cálcico al 10% intravenoso (o 5-15 mg/kg) administrados de forma
lenta en 10-30 minutos.
• La dosis y la frecuencia de administración están determinadas por la reaparición de los signos.
• Se puede emplear como infusión o embolada. No añada soluciones que contengan bicarbonato.
• Suspenda el tratamiento si aparece una bradicardia.
• La hipertermia se resuelve en cuanto cesan las contracciones musculares.
• Limite la estimulación del paciente.
Fase de estabilización: hipocalcemia con signos intermitentes o persistentes leves
• Gluconato cálcico al 10% diluido 1:1 en salino y administrado s.c. cada 6-8 h.
• Mantenga las calcemias justo por debajo de lo normal durante 2 días antes de reducir la dosis de
gluconato cálcico s.c. Suspenda el tratamiento cuando lleve otros 2-3 días con calcemias
satisfactorias.
• Comience la administración de carbonato cálcico oral: perro 1-4 g/día; gato 0,5-1 g/día.
• Comience a administrar vitamina D oral: la 1,25-dihidroxivitamina D (calcitriol) empieza a actuar
en 1-4 días y su semivida no alcanza 24 horas. No necesita activación a nivel renal.
Prevención a largo plazo de la reaparición de los signos clínicos
• Comprimidos de carbonato cálcico oral: se pueden ajustar las dosis y suspenderlas después de
unos meses.
• La base del tratamiento es la vitamina D. Estimula la absorción digestiva y la reabsorción ósea del
calcio.
La monitorización es fundamental para el buen resultado del tratamiento. Hay que evitar que se
produzca hipercalcemia y habría que ingresar al animal durante el tiempo de la estabilización.
Cuando el animal está estabilizado, compruebe el calcio ionizado al menos una vez al mes.
En este caso se administró gluconato cálcico i.v. seguido de vitamina D y gluconato cálcico orales
para controlar los signos clínicos. Al final se suspendió el gluconato cálcico y la perra se mantuvo
con vitamina D oral.
Cuando el calcio ionizado se redujo de 1,04 a 0,81 mmol/l (N = 1,12-1,4), el animal empezó a gruñir
y a agitar la cabeza, pero esto se resolvió aumentando la dosis de vitamina D.
65. Trismo
Presentación inicial
Este trastorno se caracteriza por la incapacidad de abrir la boca, atrapar pelotas o coger palos.
El animal puede presentar edema o atrofia de los músculos masticadores, rigidez mandibular,
edema de la cabeza y dolor al abrir la boca.
Introducción
El trismo es un cierre forzado de la boca, al que se puede llamar «mandíbula encajada».
Se debe a un incremento del tono muscular:
• Convulsiones.
• Tétanos, intoxicación por estricnina.
• Tetania hipocalcémica.
• Miotonía.
O a la contractura de los músculos masticadores:
• Inflamación, como miositis de los músculos masticadores (MMM).
• Fibrosis, por ejemplo MMM en fase final, distrofia muscular.
El dolor al abrir la boca se parece al trismo, pero es más una falta de deseo de abrir la boca que una
incapacidad física de hacerlo. El dolor al abrir la boca sugiere una lesión en el área retrobulbar, la
articulación temporomandibular (ATM), el conducto auditivo, la parótida, la faringe o los músculos
masticadores. Cualquier estructura que se desplaza o comprime durante el movimiento mandibular
puede ser origen de dolor. Un animal con dolor oral puede intentar coger un objeto, pero lo dejará
caer.
Origen del dolor
1. Dental: traumatismos, cuerpos extraños.
2. Músculos masticadores: espasmo; mediado por inflamación-inmunitaria; polimiositis.
3. ATM: osteopatía craneomandibular.
4. Retrobulbar: abscesos, inflamación.
5. Bullas timpánicas: osteomielitis; tumor (p. ej., osteocondrosarcoma multilobulado).
6. Lesión faríngea caudal.
7. Dolor cervical: se suele distinguir del dolor mandibular manteniendo quieto el cuello a la vez
que se manipulan los maxilares.
Reseña del animal
Perro pastor alemán macho, castrado, de 3 años.
Signos de presentación
Incapacidad de coger objetos.
Historia clínica
Los propietarios referían que la cabeza del perro presentaba un aspecto «huesudo» desde hacía unos
meses. Tres semanas antes de la consulta el perro era incapaz de coger pelotas o palos pequeños.
Seguía teniendo buen apetito, pero no era capaz de masticar los alimentos duros y secos. No
manifestaba intolerancia al ejercicio. Su veterinario no podía abrirle la boca por completo.
Exploración clínica
En la exploración clínica se detectó una atrofia grave de los músculos masetero y temporal de ambos
lados. No era posible abrirle la boca por completo (trismo) (fig. 65.1). Se observó que el animal tenía
un enoftalmos bilateral y que conservaba la sensibilidad de la cara.
Figura 65.1 Trismo con anestesia general.
Diagnóstico neuroanatómico
La restricción del movimiento mandibular indicaba un aumento del tono o inflamación muscular,
neoplasia, fibrosis o una alteración de la ATM.
Diagnóstico diferencial
• Miositis de los músculos masticadores (MMM).
• Enfermedad de la ATM con atrofia secundaria (por desuso) de los músculos masticadores.
Los músculos masticadores aplican presión sobre la zona retrobulbar y su atrofia puede producir un
enoftalmos. La miositis de los músculos masticadores se denomina también miositis eosinofílica
porque se asocia a eosinofilia periférica. Es frecuente en pastores alemanes adultos. El grado de
incremento de la CK no refleja la gravedad de los signos clínicos.
En la forma generalizada del tétanos se produce un aumento del tono mandibular. El tétanos focal
afecta a las extremidades.
Valoración clínica
• Hematología: leve reacción inflamatoria con eosinofilia moderada.
• Enzimas musculares: AST = 62 UI/l (N), ALT = 47 UI/l (N), CK = 469 UI/l (aumentada).
• Se realizó una anestesia general. No fue posible abrirle la boca más de 3 cm.
• Las radiografías de la ATM eran normales.
• La electromiografía (EMG) encontró pequeñas áreas de fibrilación espontánea en el músculo
temporal.
• Se obtuvo una biopsia del músculo temporal izquierdo para diagnóstico/pronóstico. La biopsia
encontró una marcada inflamación linfohistiocítica endomisial, con algunas fibras musculares
necróticas. La fibrosis era prominente.
• La concentración de anticuerpos 2M séricos fue positiva, con un valor 1:500 (>1:100 se considera
compatible con el diagnóstico de MMM) (fig. 65.2).
Figura 65.2 RM en T1 con contraste. La MMM se presenta como exoftalmos, trismo y aumento del tamaño de la cabeza. Captación de contraste en el músculo
(flecha). Músculo normal (flechas dobles).
Diagnóstico
Miositis de los músculos masticadores.
Tratamiento
Se inició la administración de 1 mg/kg de prednisolona cada 12 horas v.o.
Seguimiento
En la consulta de seguimiento que se realizó a las 3 semanas el perro estaba obnubilado, deprimido,
poliúrico y polidípsico, con más pérdida de los músculos masticadores. Los ojos mostraban un
importante enoftalmos y el tercer párpado cubría las pupilas, lo que dificultaba la visión y hacía que
el animal chocara contra los objetos. El trismo no había mejorado. Era imposible separar los
maxilares más de 2-3 cm. El propietario no podía soportar la poliuria por más tiempo y pidió que se
practicara la eutanasia al animal.
66. Atrofia bilateral de los músculos masticadores
Introducción
La atrofia de los músculos masticadores (MM) permite que la forma del cráneo resulte más evidente
y es frecuente que los propietarios refieran la presencia de una «masa», que es la protuberancia
occipital que se visualiza o palpa. La pérdida de los MM produce enoftalmos. En función de la causa
de la atrofia de los MM se puede observar una mandíbula caída o trismo.
Reseña del animal
Macho de perro golden retriever, de 8 años.
Signos de presentación
Pérdida generalizada de músculo, sobre todo en la cabeza.
Historia clínica
Un mes antes de la consulta el animal tuvo diarrea, fiebre y pérdida de peso. La diarrea se detuvo,
pero el perro siguió inapetente, con fiebre, obnubilación y pérdida de peso. La pérdida muscular era
generalizada, aunque especialmente llamativa en la cabeza, lo que motivó la consulta. Los resultados
de las pruebas sanguíneas fueron anormales. Mostraron una anemia normocítica normocrómica no
regenerativa, trombocitopenia, neutropenia, linfocitosis relativa con linfocitos pleomórficos y
algunos linfocitos grandes atípicos. Otros valores fueron Alb = 23 g/l, ALP = 306 μ/l, ALT = 53 μ/l,
AST = 130 μ/l, CK = 259 μ/l y ácidos biliares preprandiales = 25.
Se administraron 25 mg de prednisolona cada 12 horas durante 2 semanas, ya que el veterinario
consultante estaba preocupado porque el perro padeciera una MMM a pesar de que el título de
anticuerpos 2M era bajo <1:100 (títulos >1:100 son compatibles con el diagnóstico de MMM). La
pérdida muscular no mejoró y el perro fue derivado para que se le realizara un EMG.
Exploración clínica
En la exploración clínica se vio un perro deprimido a nivel mental, con petequias en las conjuntivas y
retinas de ambos lados. Tenía las mucosas pálidas y una temperatura de 39,7 °C. El animal sufría una
pérdida muscular generalizada, que también afectaba a los músculos masticadores de forma bilateral
(fig. 66.1). El tono mandibular era normal. La función de los músculos faciales también era normal y
había sensibilidad facial. No se hallaron deficiencias neurológicas.
Figura 66.1 Profunda atrofia de los músculos masticadores, palidez de encías y esclerótica.
Localización neuroanatómica
La atrofia bilateral de los músculos masticadores se debe a:
Neuropatía bilateral del trigémino
Los músculos masticadores (temporal, masetero, pterigoideos, digástricos) se inervan por la rama
mandibular del nervio trigémino (NC V). Las lesiones de un nervio motor generan típicamente
signos clínicos de atrofia, flacidez y debilidad en el músculo inervado. La afectación bilateral de la
rama mandibular del nervio trigémino hace que la mandíbula permanezca abierta completa o
parcialmente. El responsable de la exploración puede cerrar la mandíbula con facilidad, pero en
cuanto la suelta ésta vuelve a caer de nuevo. La rama sensitiva del nervio mandibular no resulta
afectada en la neuropatía mandibular idiopática.
Miopatía: focal o generalizada
Los músculos masticadores contienen fibras del tipo 2M, lo que puede llevar a que se produzca un
ataque específico por parte del sistema inmunitario y causar una miositis de los músculos
masticadores. Las fibras 2M pueden también resultar afectadas por miopatías generalizadas. El trismo
es más frecuente que la mandíbula caída.
Pérdida de peso
Caquexia en enfermedades sistémicas.
En este caso la lesión estaba localizada en el sistema hematopoyético. Se consideró que el
adelgazamiento era la causa de la pérdida de los músculos masticadores dado que no se hallaron
deficiencias sensitivas faciales ni debilidad mandibular. En el perro se ha descrito una mandíbula
caída con atrofia bilateral de los músculos masticadores secundaria a una leucemia mielomonocítica
aleucémica.
Diagnóstico diferencial
Neoplasia.
Valoración clínica
TTPA = 108 segundos, TP = 12 segundos. Repetidos análisis de sangre revelaron que el animal tenía
una anemia no regenerativa grave con hematocrito 0,17, Hb 5,6, hematíes 2,32, leucocitosis con
131,7 leucocitos y ausencia de neutrófilos 0 × 109, linfocitosis 27,66 × 109, trombocitopenia 17 y
aumento del número de células indiferenciadas 104 × 109.
Se diagnosticó una leucemia.
Evolución
El perro sufrió un colapso y falleció a las pocas horas de llegar.
Consejos clínicos
• No se olvide de los demás sistemas corporales.
• No realice pruebas si no tiene intención de tener en consideración los resultados.
67. Atrofia unilateral de los músculos masticadores
Presentación inicial
Asimetría de la cabeza.
Reseña del animal
Hembra labrador retriever, castrada, de 6 años.
Signos de presentación
Heridas cutáneas en el lado derecho de la cara, alteraciones de la simetría facial.
Historia clínica
La perra acudió inicialmente a consulta por una herida en el labio superior derecho con abrasiones
en la región cigomática derecha. Una semana después se produjo un súbito «hundimiento» de la
mitad derecha de la cara. La perra no era capaz de recoger los objetos que se le arrojaban con la
misma habilidad habitual.
Exploración clínica
En la exploración clínica se detectó atrofia de los músculos temporal y masetero derechos. La perra
podía cerrar la mandíbula de forma voluntaria. No tenía sensibilidad en el lado derecho de la cara
(canto, córnea, narina, labio superior e inferior). Se halló un enoftalmos derecho, pero no anisocoria
ni con luz ni en una habitación oscura. La prueba de lagrimeo de Schirmer (PLS) fue de 0 mm/minuto
en el lado derecho y de 9 mm/minuto en el izquierdo. La herida del labio superior derecho llegó a
perforarlo y el agujero se correspondía con la posición del canino. Tras observar al animal se vio
que los movimientos voluntarios de los párpados, las narinas y las orejas en ambos lados eran
normales. El resto de la exploración neurológica fue normal (fig. 67.1).
Figura 67.1 Heridas faciales (flecha), atrofia de los músculos temporal y masetero derechos.
Localización neuroanatómica
La lesión se localizaba en el nervio trigémino derecho (NC V) y afectaba a todas las ramas, según
confirmaban la ausencia de sensibilidad en el ojo (rama oftálmica), los párpados (ramas
oftálmica/maxilar), el labio superior (rama maxilar), el labio inferior (rama mandibular) y la atrofia
de los músculos masticadores (rama mandibular) en el lado derecho.
El enoftalmos puede deberse a la atrofia de los músculos masticadores o a un síndrome de Horner.
En este caso no había miosis, por lo que se considera que la primera causa es la más probable.
El ojo seco (PLS = 0 mm/minuto) puede deberse a lesiones del nervio trigémino.
Cuando los músculos faciales están paralizados (NC VII), el labio superior está flácido y puede
quedar atrapado entre los dientes cuando el animal come. El perro arroja típicamente la comida en
lugar de morder su propio labio. En la perra de este ejemplo, las heridas en el labio se debían a la
falta de sensibilidad en la cara, con el consiguiente traumatismo autoprovocado.
La falta de deficiencias propioceptivas o paresia de los miembros indica que la lesión del NC V
puede ser periférica al tronco del encéfalo, en lugar de afectar a los núcleos del mismo. Puede existir
una compresión del tronco del encéfalo, pero no se detectaron signos clínicos.
Diagnóstico diferencial
• Tumor de la vaina nerviosa del nervio trigémino.
• Linfoma.
• Meningioma.
La atrofia unilateral de los músculos masticadores se debe a menudo a una neuropatía del trigémino,
que suele ser neoplásica.
Los tumores de la vaina del nervio trigémino debutan con una disfunción sensitiva y motora
unilateral de este nervio. Los animales afectados pueden frotarse la cara del mismo lado como signo
precoz o tardío. Los tumores crecen lentamente y al final comprimen el tronco del encéfalo; llegados
a ese momento se procede a la eutanasia del animal. Unos pocos neurocirujanos veterinarios han
extirpado quirúrgicamente estos tumores, pero se debe valorar la posible morbilidad del intento de
cirugía con relación a la supervivencia prolongada (0,5-2 años) de los perros que no han sido
tratados. La RM muestra una masa extraaxial lobulada o solitaria que desplaza el tronco del encéfalo.
El agujero oval puede estar aumentado de tamaño.
Valoración clínica
La RM de la cabeza mostró aumento de tamaño y captación de contraste del nervio trigémino
derecho. Era evidente la atrofia de los músculos masticadores ipsilaterales. La atrofia por
denervación genera una sustitución adiposa con aumento de la intensidad de la señal en T1 y T2 (fig.
67.2).
Figura 67.2 Esta RM potenciada en T1 muestra un nervio trigémino derecho aumentado de tamaño (flecha). El agujero oval es más pequeño en el lado normal (flechas
dobles). Atrofia de los músculos masticadores (estrellas).
El LCR fue normal.
Diagnóstico
Tumor de la vaina nerviosa del nervio trigémino.
Tratamiento
Se planteó proceder a la extirpación quirúrgica de la herida penetrante del labio superior que no se
curaba. Como la herida no estaba infectada, el propietario optó por seguir lavándola con agua con
sal. El ojo se lubricaba con frecuencia para tratar el ojo seco y prevenir la ulceración corneal.
Cuando comienzan los signos de compresión del tronco del encéfalo se puede utilizar prednisolona
para conseguir una mejoría de los mismos.
Seguimiento
El perro fue sacrificado a los 13 meses debido al empeoramiento de la ataxia. El estudio
histopatológico confirmó el diagnóstico de tumor de la vaina nerviosa del trigémino.
68. Dolor
introducción
Casi todos los propietarios de mascotas identifican el dolor con una mala calidad de vida. Es
importante reconocer la presencia de dolor en un proceso patológico y considerarlo desde la
perspectiva del propietario, para lo cual habrá que comentar con él cuáles se espera que sean la
duración y la gravedad del dolor, así como las posibilidades de tratamiento definitivo y paliativo.
La sensación de dolor es una interpretación subjetiva de un estímulo nocivo que es transmitido a la
corteza cerebral a través de los nervios sensitivos, las raíces espinales dorsales, los tractos espinales
y los núcleos talámicos (fig. 68.1).
Figura 68.1 Vías anatómicas de la percepción del dolor.
La existencia de dolor en un animal se deduce por alteraciones de la conducta, de la postura o de la
marcha.
Signos de presentación
• Patrones alterados de conducta: es posible que el paciente se esconda, se torne agresivo, se
muestre huidizo o aletargado, se comporte como un «perro viejo», parezca agitado o pierda el
apetito.
• Vocalización: espontánea o desencadenada por determinados movimientos.
• El animal dirige la mirada hacia la fuente de dolor, o la muerde.
• Incremento del estímulo simpático: aumento de la frecuencia cardíaca, pupilas dilatadas.
• Reducción del movimiento: disminución de la actividad, el animal deja de saludar al amo,
permanece en su cama, no sube de un salto al coche, cojea, no sacude el cuerpo o la cabeza con
decisión, abandona los hábitos de acicalamiento.
• Alteración postural: el animal desvía la posición para limitar la carga de peso, reduce el
movimiento de la cabeza, arquea el dorso, adopta una postura de defensa o se muestra tenso o
rígido.
Consejo clínico
Los gatos ronronean incluso cuando tienen dolor.
El ser humano puede describir la calidad del dolor que experimenta, lo cual da lugar a una variada
terminología al respecto.
Resulta difícil valorar las sensaciones que el animal está experimentando cuando se rasca, realiza
movimientos de masticación, se automutila o presenta espasmos visibles en la piel. Se presupone que
existe sensibilidad, aunque alterada, y que posiblemente provoca una sensación desagradable. Una vez
que se ha encontrado la lesión causal en un animal dado, el ser humano tiende a aplicar su propia
experiencia, correcta o incorrectamente, en relación con dicha lesión. Es así como suponemos que
los animales sufren parestesias. En este caso el uso de la jerga utilizada habitualmente puede ayudar a
encontrar el tratamiento adecuado.
Definiciones
Nocivo
Potencialmente dañino para los tejidos.
Parestesia
Sensación anormal espontánea, de «hormigueo, picor, entumecimiento». No es agradable, pero
tampoco dolorosa.
Disestesia
Se trata de una sensación anormal, desagradable y que se presenta de forma espontánea o
desencadenada, a menudo de carácter urente o eléctrico.
Alodinia
Dolor desencadenado por estímulos mecánicos ligeros (tacto o ligera presión), que normalmente no
provocan dolor.
Hiperalgesia
Percepción exagerada del dolor desencadenada por un estímulo nocivo.
Hiperpatía
Sensación desagradable. Dolor de tipo urente provocado por estímulos nocivos o no nocivos. El
dolor se extiende más allá del punto del estímulo, puede aumentar en intensidad por estimulación
repetida y continuar una vez que el estímulo ha cesado. El umbral sensitivo necesario para
desencadenar el dolor disminuye (v. alodinia).
Hipoalgesia
Percepción disminuida del dolor en respuesta a un estímulo normalmente doloroso.
Analgesia
Ausencia absoluta de sensibilidad dolorosa.
Hipoestesia
Percepción sensorial disminuida, de cualquier tipo. Se utiliza a menudo como sinónimo de
hipoalgesia.
Anestesia
Pérdida absoluta de sensibilidad. Puede ser regional o total (anestesia general) y afectar sólo a un tipo
de sensibilidad (p. ej., temperatura, dolor: analgesia).
Exploración
En la exploración se utilizan estímulos normalmente no asociados a reacción dolorosa, como por
ejemplo la flexión y la extensión del cuello, la presión sobre la articulación lumbosacra o el rango de
movimiento pasivo de una articulación. Cuando un estímulo de este tipo causa dolor, el hallazgo en
cuestión ha de quedar reflejado en el informe de exploración, como dato significativo.
De igual modo, si se aplica un estímulo nocivo en un punto del cuerpo, la ausencia de respuesta
dolorosa por parte del animal también es significativa. Hay que tener en cuenta que el dolor es una
respuesta subjetiva y que existen variaciones individuales. Una presión firme aplicada mediante
pinzas hemostáticas sobre el lecho ungueal debe desencadenar una respuesta al dolor, incluso en los
animales más resistentes. En condiciones normales, ningún animal consciente soporta que se le toque
la mucosa nasal con la punta de un bolígrafo.
Existe tendencia a valorar y a diferenciar la presencia de dolor profundo de la presencia de dolor
superficial. En este sentido, el pellizcamiento de la piel y el traumatismo del periostio son las dos
pruebas referidas. Un planteamiento práctico consiste en averiguar si el animal siente algún tipo de
dolor o no. Si lo siente, el pronóstico en cuanto a recuperación de la lesión causal es considerado en
general mejor que si no existe percepción del dolor.
Diferenciación entre acto reflejo y respuesta al dolor
Existe la idea equivocada de que el reflejo cutáneo del tronco es sinónimo de presencia de dolor
superficial. Es éste un excelente momento para recordar que en un REFLEJO espinal intervienen sólo
un arco sensorial, un arco motor y las sinapsis espinales relacionadas con ellos. No se requiere
NINGUNA interpretación cerebral. Por otro lado, el dolor es una interpretación subjetiva, requiere
capacidad mental. Para que el observador sepa que existe es necesaria una respuesta conductual.
El estímulo nocivo entra en la médula espinal por la raíz dorsal. Este impulso sensorial puede entrar
en un arco reflejo y producir un acto reflejo, automático, como por ejemplo el reflejo flexor o de
retirada. Se trata de un excelente desarrollo evolutivo, pues dicho reflejo aparta el miembro del
estímulo doloroso sin que el organismo haya tenido que registrar mentalmente lo que está
ocurriendo. Es rápido, automático e involuntario (fig. 68.2).
Figura 68.2 Percepción del dolor y arco reflejo.
El impulso sensorial nocivo puede también viajar por la médula espinal hacia arriba hasta el cerebro
y ser registrado como experiencia dolorosa.
Aquí reside la confusión en muchos casos. En el animal normal, el reflejo se produce de manera casi
simultánea a la respuesta al dolor, pero lo que se olvida es que estos dos resultados son dos
fenómenos distintos. Suelen ser simultáneos en el animal normal, pero en las enfermedades
neurológicas es esencial identificar cada acción como dependiente de distintas vías anatómicas.
Consejo clínico
La existencia de reflejo de retirada (flexor) no equivale a capacidad para percibir el dolor.
Es muy importante hacer hincapié en este punto de la neuroanatomía. Si un perro dachshund presenta
percepción del dolor en uno o más miembros paralizados significa que cierta información
ascendente puede pasar por el área dañada de la médula espinal y, por consiguiente, el pronóstico de
recuperación de la función motora será favorable. Si el veterinario confunde un acto reflejo con la
percepción de dolor, no podrá ofrecer un pronóstico acertado y no realizará un correcto seguimiento
de la progresión de la enfermedad. Como resultado de todo ello, el tratamiento del animal se verá
afectado.
69. Dolor de cuello
Presentación inicial
Entre los signos de presentación pueden incluirse los siguientes: el animal lleva la cabeza baja
o bien no baja la cabeza para comer del suelo, presenta sacudidas, temblores, espasmos de
cuello que pueden dar lugar a inclinación de la cabeza hacia abajo, marcha episódica en
círculo (de radio pequeño) y movimiento del cuello y del tronco como una sola unidad.
Introducción
Entre las causas más frecuentes de dolor de cuello se encuentran la enfermedad de disco
intervertebral, la meningitis y la siringomielia. Todos estos trastornos pueden tener una presentación
aguda. La enfermedad de los discos intervertebrales muestra una mayor tendencia a provocar ataxia y
paresia (v. fig. 69.1). En la enfermedad discal y en la siringomielia el dolor puede aparecer de manera
episódica. La meningitis es en ocasiones multifocal y los signos, si bien pueden mostrar variaciones
a lo largo de varios días en comparación con otros trastornos, nunca están ausentes. La hemorragia
hacia el espacio subaracnoideo causa dolor raquídeo.
Figura 69.1 T2WI. Extrusión de DIV C2-C3 en un dachshund miniatura con dolor de cuello (flecha).
En el perro, las lesiones focales del cerebro pueden presentarse como dolor de cuello. En ausencia de
otros signos de enfermedad cerebral, como convulsiones y alteración conductual, tal situación puede
dan lugar a un dilema diagnóstico. Es necesario tener en cuenta la edad y la raza del perro y revisar
bien la historia clínica en busca de datos que puedan sugerir bien enfermedad cerebral, bien lesiones
de la médula o de la columna cervical. Debe considerarse la posibilidad de aplicar técnicas de imagen
que abarquen todos los posibles diagnósticos diferenciales. Recuérdese que la hipoventilación
incrementa la PIC, lo cual puede dar lugar a hernia, seguida rápidamente de muerte durante la
anestesia en pacientes con tumores cerebrales.
Reseña del animal
Perro gran danés macho de 6 años.
Signos de presentación
Dolor de cuello.
Historia clínica
El perro había sido sometido a intervención quirúrgica por dilatación gástrica unas semanas antes de
desarrollar dolor cervical.
Exploración clínica
El perro era incapaz de levantarse sin ayuda desde el decúbito lateral y, una vez en pie, presentaba
deambulación con longitud acortada de la zancada. No existían déficits neurológicos. El dolor de
cuello era intenso.
Localización neuroanatómica
Vértebras. Meninges. Raíces nerviosas.
Diagnóstico diferencial
• Discoespondilitis.
• Meningitis.
• Neoplasia de la columna.
La discoespondilitis es la infección del espacio discal y de las placas terminales de vértebras
contiguas. Las bacterias acceden por el torrente circulatorio (enfermedad dental, endocarditis,
infección urogenital, cutánea o del tracto respiratorio) o por extensión (migración de espigas
vegetales, traumatismo directo –lesión faríngea provocada por palos–). Se han referido casos de
infección fúngica.
Los perros machos de razas grandes o gigantes y jóvenes o de mediana edad son los afectados con
mayor frecuencia. Un 18-28% de los perros presentan múltiples áreas afectadas, dándose la
incidencia más alta en la región lumbar, especialmente en L7-S1, seguida de las regiones torácica y
cervical de la columna. La extensión al conducto vertebral y a las meninges es muy poco frecuente.
La discoespondilitis tiene una presentación similar en los gatos.
El principal signo de manifestación es el dolor raquídeo, con o sin fiebre. La marcha con el tercio
posterior rígido y forzado y con cojera da la impresión de debilidad del tercio posterior. Los signos
se presentan de forma súbita o se desarrollan a lo largo de varias semanas. Si el dolor raquídeo
responde a los AINE y no se llevan a cabo otros estudios diagnósticos puede desarrollarse una
discoespondilitis crónica.
Valoración clínica
La RM mostró realce de contraste de placas terminales, raíces nerviosas y músculos largos del cuello
(flechas) en C7-T1 (fig. 69.2).
Figura 69.2 T1WI+C. Discoespondilitis.
La imagen por RM de discoespondilitis muestra intensidad de señal reducida en T1 y aumentada en
T2 del disco intervertebral, de las placas terminales adyacentes y del tejido blando ventral a los
cuerpos vertebrales, con realce de contraste no uniforme del tejido afectado. Tales alteraciones son
anteriores al desarrollo de anomalías radiográficas.
Consejo clínico
Tome una muestra de LCR mientras el animal se encuentra bajo la anestesia administrada para
el estudio por imagen. En los perros jóvenes de razas grandes la meningitis aséptica se
presenta también con dolor raquídeo, con o sin fiebre.
Diagnóstico
Discoespondilitis. La reciente cirugía gástrica pudo causar la bacteriemia.
El diagnóstico de discoespondilitis puede resultar difícil de establecer si no están presentes los signos
radiográficos y la RM es inviable. Considere los siguientes puntos:
1. Hematología: puede ser normal.
2. Realice radiografías de toda la columna en busca de lisis de placa terminal.
3. Los cultivos de sangre y orina son positivos en el 30-75% de los casos.
4. Considere la punción para la extracción de LCR y la punción articular para descartar meningitis
y poliartritis.
5. Considere la RM si las radiografías son normales: la RM ofrece sensibilidad y especificidad en
relación con la inflamación de la columna vertebral (tabla 69.1).
Alteraciones tempranas
Lisis irregular de placas terminales vertebrales
Colapso del espacio del DIV
Tabla 69.1 Diagnóstico radiográfico de discoespondilitis
Alteraciones crónicas
Ensanchamiento del espacio del DIV
Proliferación ósea: osteofitos vertebrales
Fusión de cuerpos adyacentes
Esclerosis de placa terminal
Consejo clínico
El dolor puede aparecer 2-6 semanas antes que las alteraciones radiográficas.
La discoespondilitis debe diferenciarse de:
1. Neoplasia:
• Es menos probable que afecte a un espacio discal.
• Puede afectar a las láminas dorsales.
2. Fractura vertebral con colapso:
• Pérdida de continuidad de los bordes vertebrales.
• Separación/avulsión de las carillas articulares.
• Cambio de forma y de tamaño del arco o del cuerpo vertebral.
3. Espondilosis:
• Sin destrucción de placas terminales.
• Suave proliferación.
Tratamiento
En ausencia de un cultivo de sangre u orina positivo, debe acometerse el tratamiento de una posible
infección por Staphylococcus spp. con una cefalosporina de primera generación. Inicialmente son
necesarios los analgésicos durante 1-2 semanas. La resolución de los signos requiere 6-14 semanas
de antibioterapia, que debe continuar durante otras 2 semanas después de la resolución.
Se repetirán las radiografías 0,5-3 meses después del diagnóstico. La mejoría radiográfica aparece
como fusión vertebral y resolución de la lisis ósea. En las imágenes de RM la mejoría se muestra en
forma de resolución del realce de contraste. La falta de respuesta al tratamiento puede deberse a un
organismo fúngico, a un cuerpo extraño, a infección por Brucella canis, a un absceso de tejidos
blandos o a bacterias resistentes. Si el animal no responde al tratamiento, considérese la posibilidad
de realizar biopsias quirúrgicas.
En este caso concreto, los opiáceos, la cefalexina y el metronidazol no mejoraron el estado del perro
en 24 horas y el propietario solicitó la eutanasia del animal.
Pronóstico
• Bacteria: bueno.
• Bacteria resistente: reservado.
• Hongo: desfavorable.
El plazo empírico de tiempo para el uso de antibióticos no es aplicable a todos los casos, pero esto
no supone un mal pronóstico.
70. Meningitis en perros de razas grandes
Presentación inicial
Clínica aguda de dolor de cuello, fiebre, letargo, rechazo a caminar y marcha envarada.
Reseña del animal
Golden retriever macho de 1 año y 3 meses.
Signos de presentación
Dolor, fiebre, inapetencia y marcha arrastrando los pies.
Historia clínica
El perro empezó a mostrarse excesivamente tranquilo, anoréxico y rígido 3 días antes de ser
derivado al especialista. Le costaba adoptar la postura de defecación, parecía caminar «sobre cáscaras
de huevo» y era incapaz de girar describiendo círculos pequeños. El perro iba cambiando la carga de
su peso corporal de una extremidad a otra y jadeaba. Tenía fiebre de 40,8 °C. Se le había
administrado meloxicam y buprenorfina.
Cinco meses antes de ser derivado el perro había estado cojo y había mostrado un estado deprimido y
febril durante varios días. Esa situación se había resuelto con meloxicam. Seis semanas antes de su
derivación el perro había presentado letargia, inapetencia y fiebre durante 1 semana. En aquel
momento se le detectó dolor toracolumbar. Se le administró meloxicam.
Exploración clínica
La exploración clínica identificó a un perro tranquilo, mentalmente reactivo, que podía caminar sin
ayuda, pero con el dorso arqueado y arrastrando las extremidades posteriores mientras caminaba con
pasos cortos, pero sin ataxia. Mantenía la cabeza en posición baja, la propiocepción era normal y las
pruebas del SNC también. Los reflejos espinales eran normales. No se observó ninguna articulación
inflamada. Tenía una temperatura corporal de 39,3 °C.
Localización neuroanatómica
El dolor da lugar a alteración de la postura y de la marcha.
Fuentes de dolor en la enfermedad neurológica
• Nervio: atrapamiento/compresión de raíz nerviosa, transección, inflamación o infiltración.
• Meninges: meningitis, vasculitis o estiramiento/tensión.
• Destrucción de médula espinal central: formación de siringe.
• Disco IV: rotura del anillo fibroso o discoespondilitis.
• Periostio: tumores vertebrales u osteomielitis.
• Ligamentos espinales: ligamento longitudinal dorsal o cápsulas articulares/sinovial de las carillas
articulares.
• Músculo: músculo sublumbar/enfermedad del espacio retroperitoneal, migración de espigas
vegetales o espasmo muscular.
• Piel: quiste dermoide infectado.
• Síndrome talámico (infrecuente).
Diagnóstico diferencial
• Meningitis y/o poliartropatía.
• Discoespondilitis.
• Hemorragia hacia el espacio subaracnoideo.
• Vasculitis.
• Fiebre resultante de la destrucción tisular inmunomediada, neoplásica o inflamatoria.
• El síndrome de poliartritis-meningitis es relativamente frecuente y los animales afectados se
presentan con fiebre, rigidez y dolor de cuello.
Valoración clínica
El estudio hematológico puso de manifiesto una neutrofilia de células maduras. Los análisis
bioquímicos fueron normales.
El LCR normal tenía aspecto xantocrómico, lo cual pudo deberse a los elevados recuentos celulares o
al elevado nivel de proteínas totales (fig. 70.1). Las células eran principalmente neutrófilos maduros
(73%), algunos linfocitos (5%) y monocitos (22%).
Figura 70.1 LCR xantocrómico.
El LCR de la cisterna magna tenía aspecto turbio y contenía: 13 hematíes/μl, 858 leucocitos/μl.
Proteínas totales 0,72 g/l. Las células eran neutrófilos maduros (81%) con algunos linfocitos (3%) y
monocitos (16%) (fig. 70.2).
Figura 70.2 LCR neutrofílico.
Punciones articulares: celularidad insignificante.
Las radiografías sin contraste de la columna en vistas lateral y VD fueron normales.
La serología y los cultivos de sangre y orina fueron todos cancelados, al quedar tales pruebas fuera
del límite económico del cliente.
Diagnóstico
En este caso, como en muchos otros, el diagnóstico se estableció sobre una base de probabilidades.
Lo más probable es que los tres episodios de dolor y fiebre fueran causados por la misma
enfermedad. La discoespondilitis habría dado lugar a cambios radiográficos durante este período.
Dado que no se observaron lesiones, este diagnóstico fue descartado. Se tomó una muestra de LCR y
el aspecto macroscópico era muy indicativo de meningitis, tal y como demostraron los resultados.
La meningitis neutrofílica indica daño tisular y es un hallazgo frecuente en la meningitis que
responde a los esteroides en perros de razas grandes. Por otro lado, la meningitis bacteriana es
infrecuente en pequeños animales. En el Reino Unido no se han dado casos de infección bacteriana
intracelular transmitida por garrapatas (tabla 70.1).
Tabla 70.1 Infección del SNC por picadura de garrapata
Signos neurológicos
Otros s ignos
Trombocitopenia
Leucopenia
SNC/inflamación o
Ehrlichiosis canina (Ehrlichia spp.)
Anemia
hemorragia meníngea
Poliartritis
Vasculitis
Trombocitopenia
Fiebre maculosa de las Montañas Rocosas Meninges, cerebro, médula Leucopenia seguida de leucocitosis
canina (R. rickettsii)
espinal
Ligera anemia
Vasculitis
Cojera, dolor óseo, signos cardíacos,
Meningoencefalitis,
cutáneos, oculares, articulares
Bartonelosis canina (Bartonella spp.)
meningiomielitis
Trombocitopenia
Anemia
Agente infeccios o
Diagnós tico
Tratamiento
Mórulas
Anticuerpos
PCR
Tetraciclina
Doxiciclina
IF indirecta: incremento ≥×4
a las 2-3 semanas
PCR
Tetraciclina
Doxiciclina
Enrofloxacina
Anticuerpos
PCR
Fluoroquinolona
Acitromicina
Doxiciclina
La presentación de la ehrlichiosis es similar a la de la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas
(FMMR) en la fase aguda. A continuación se producen trombocitopenia (con déficit de función
plaquetaria), leucopenia y anemia. La pérdida de peso es en ocasiones importante. La hemorragia
muestra un patrón de presentación variable. Se producen signos neurológicos de meningoencefalitis,
cojera y dolor. Uno o dos días después de iniciar el tratamiento se observa una mejoría llamativa. Las
infecciones subclínicas de larga duración pueden causar enfermedad años más tarde.
Las rickettsias inducen vasculitis y lesión endotelial. El dolor difuso indicativo de meningitis,
poliartritis o polimiositis puede ser el primer signo de enfermedad. Los signos sistémicos son
diversos y entre ellos se incluyen fiebre, anorexia, vómitos y diarrea, así como hemorragia y edema.
La mejoría clínica se observa a las 24 horas de iniciar la antibioterapia.
Existen infecciones concurrentes de Ehrlichia, Rickettsia, Babesia y Bartonella spp. Deben realizarse
pruebas de todos los posibles agentes patógenos y elegir un tratamiento de amplio espectro.
El diagnóstico, en este caso, fue de meningitis-arteritis con respuesta a los esteroides (MARE).
La MARE es una enfermedad inmunomediada frecuente y ha de tenerse en cuenta en el caso de perros
jóvenes o adultos de razas medianas o grandes que presentan de forma aguda dolor de cuello, fiebre,
letargia, resistencia a la deambulación y marcha envarada.
El análisis del LCR muestra pleocitosis neutrofílica no degenerativa, con niveles de proteínas totales
normales o aumentados. Puede existir leucocitosis periférica, con o sin desviación a la izquierda. Se
registran concentraciones elevadas de IgA en LCR y suero.
Los signos pueden ceder y recrudecerse si no se aplica tratamiento, pero estos pacientes corren el
riesgo de desarrollar déficits neurológicos (espinales o multifocales). No se produce mejoría con los
antibióticos, pero sí con los corticoides, a menudo en 24 horas.
Los perros de razas beagle (síndrome doloroso del beagle), bernés de montaña, boxer, akita y pointer
alemán de pelo corto muestran una elevada incidencia de MARE.
Se encontró que los perros con poliartropatía inmunomediada (PIM) tenían MARE, y viceversa.
Ambos trastornos contribuían a la condición dolorosa del animal. En dichas patologías las
articulaciones se muestran pocas veces inflamadas y puede no aparecer dolor al manipularlas. No se
observa cojera específica de una extremidad. Se pensó que se trataba de un síndrome exclusivo de
perros akita y bernés de montaña, aunque se ha referido en perros de otras razas medianas o grandes
menores de 3 años. Los machos resultan afectados con mayor frecuencia que las hembras. Las
muestras obtenidas por punción articular contienen neutrófilos no degenerativos, o linfocitos,
macrófagos y neutrófilos.
El tratamiento es el mismo para la PIM que para la MARE. Comienza con prednisolona, pero las
recaídas durante la medicación o cuando se disminuye gradualmente la dosis sugieren la necesidad de
un segundo agente. No existen estudios controlados que permitan afirmar que un agente es mejor que
otro. La elección se realiza en función de la disponibilidad del agente, de la conveniencia de la pauta
de tratamiento y de la gravedad de los efectos secundarios. Los niveles séricos de proteínas en la fase
aguda pueden resultar de utilidad para la monitorización de la MARE.
Tratamiento
El perro mejoró con 1 mg/kg de prednisolona dos veces al día, tratamiento que se mantuvo durante 2
meses antes de proceder gradualmente a su retirada.
71. Enfermedad retroperitoneal
Presentación inicial
Dolor lumbar, letargo, anorexia y dolor abdominal.
Introducción
El retroperitoneo es el espacio potencial existente entre la fascia ventral de los músculos sublumbares
y el peritoneo. Su prolongación lateral limita con los músculos epaxiales lumbares. Comunica con el
mediastino y con el espacio pélvico.
El material de sutura no absorbible que se utiliza en las intervenciones de ovariohisterectomía, las
heridas penetrantes, los traumatismos de riñón, uréter o uretra y la migración de espigas vegetales
son todas causas posibles de retroperitonitis. Coincidiendo con el desarrollo de dolor raquídeo, o
cierto tiempo después de éste, puede aparecer en la región lumbar un absceso fluctuante o una
tumefacción firme, con o sin una fístula drenante.
Las espigas vegetales que migran hasta esta localización pueden dar lugar a tos inicial semanas o
meses después del inicio del dolor dorsal.
Teorías sobre la migración
1. La espiga es inhalada y migra por los pilares diafragmáticos para alojarse en los músculos
sublumbares.
2. Es deglutida y atraviesa el duodeno caudal, para ascender por el mesoduodeno en dirección a las
vértebras lumbares.
3. Atraviesa el esófago terminal y pasa por el pilar del diafragma para alojarse en un punto ventral
al cuerpo de T13 o L1.
Reseña del animal
Hembra castrada de springer spaniel de 4 años.
Historia clínica
Cuatro meses antes de ser derivada la perra empezó a mostrar aletargamiento y dolor. No quería
subir al coche y aullaba cuando se la intentaba levantar del suelo. La sintomatología persistió. Al mes
siguiente el animal desarrolló dorso arqueado y fiebre (39,8 °C). A la palpación la musculatura
lumbar se notaba muy tensa («dura como una piedra»). El propietario pensó que la perra estaba
engordando, pues tenía una cintura más ancha de lo normal. Cinco días antes de su derivación la
perra volvió a presentar fiebre (39,9 °C) y se observó una tumefacción bilateral de los músculos
lumbares, con supuración de un líquido serosanguinolento en el área lumbar derecha. Se le
administró amoxicilina + ácido clavulánico durante 4 días, antes de realizar el cultivo bacteriológico
y las pruebas de sensibilidad a partir del absceso lumbar del lado izquierdo.
Exploración clínica
Los músculos lumbares se notaban firmes a la palpación. No existían déficits neurológicos. La
temperatura era normal.
Localización neuroanatómica
Músculos lumbares.
Diagnóstico diferencial
• Cuerpo extraño.
• Heridas por mordedura.
• Absceso por inyección.
• Discoespondilitis con formación de absceso de tejido blando.
Valoración Clínica
El estudio hematológico mostró neutrofilia madura y monocitosis.
La RM puso de manifiesto la existencia de espondilitis de la vértebra L4, con inflamación sublumbar
y formación de absceso (fig. 71.1).
Figura 71.1 T1WI+C dorsal (saturación grasa) de columna lumbar. Áreas subcutáneas bilaterales de hiperintensidad moteada poscontraste, con realce de la
musculatura lumbar izquierda.
En los casos de migración de cuerpos extraños la radiografía puede mostrar reacciones periósticas
ventrales moderadas de las vértebras T13-L4, que pueden no resultar visibles hasta varias semanas
después de la aparición de signos de dolor dorsal. Los músculos sublumbares aparecen agrandados y
con contorno difuso. La osteomielitis, la periostitis y la discoespondilitis son complicaciones
frecuentes de la migración de espigas vegetales.
Diagnóstico
Migración de material vegetal, posiblemente inhalado.
Tratamiento
Se continuó el tratamiento con amoxicilina + ácido clavulánico durante 8 semanas, y después se
procedió a su retirada. No se produjo reaparición del dolor. Si volvieran a presentarse los signos
habría que llevar a cabo una exploración quirúrgica para extraer los cuerpos extraños.
72. Rascado
Introducción
Las acciones de morder, rascarse, mordisquearse y autoamputarse
no son habituales, pero pueden registrarse en casos de neuropatías sensitivas (fig. 72.1). En los
perros, la compresión de la cauda equina puede dar lugar a automutilación de perineo, cola y
miembros pelvianos.
Figura 72.1 Esta border collie hembra de 4 meses fue derivada para el estudio de dorso arqueado y apoyo del dorso de los pies. Presentaba reflejos rotulianos intactos,
pero no tenía reflejo de retirada en los miembros posteriores. Se observó ausencia de percepción del dolor en miembros posteriores y reducción de la misma en los
anteriores. Más tarde se mordisqueó los dedos de las extremidades posteriores hasta amputárselos y fue sacrificada.
La acción de rascarse o frotarse la cara
es un signo de irritación o de dolor. El nervio trigémino es el responsable de la inervación sensorial
de la cara. El nervio facial recoge las sensaciones de la superficie cóncava del pabellón auricular, del
segmento vertical del conducto auditivo y del oído medio.
Es frecuente que la hipocalcemia se presente con frotamiento insistente de la cara.
Se considera que los neuromas del trigémino dan lugar a parestesia del lado ipsilateral de la cabeza,
que conduce a rascado de la cara. Esta manifestación suele ir seguida del desarrollo de atrofia
ipsilateral de los músculos masticatorios, de modo que el diagnóstico resulta evidente.
El frotamiento de la cara se observa de manera ocasional en perros con parálisis facial. No es la
razón de la derivación del animal. Puede guardar relación con seudoptialismo.
Las excoriaciones autoinducidas de la cabeza y del cuello se observan en un reducido número de
gatos tratados con metimazol o carbimazol, en los primeros 3 meses de tratamiento. Es necesario
suspender la medicación y administrar glucocorticoides.
La acción episódica de llevarse las manos a uno o ambos lados de la boca, con movimientos
exagerados de lamido y mordisqueo, ha sido referida en gatos, fundamentalmente de raza birmana.
Puede producirse mutilación facial y lingual. Se contemplan como posibles factores predisponentes
ciertas circunstancias dentales (enfermedad periodontal, dientes en erupción o tratamiento dental
rutinario) y el alojamiento en criaderos con numerosos gatos. No se han encontrado déficits
neurológicos y no se conoce la causa.
Reseña del animal 1
Gato doméstico macho de pelo corto de 12 años, castrado.
Signos de presentación
Frotamiento de la cara.
Historia clínica
Hacía un mes que el gato rechazaba la comida y la bebida, apartándose bruscamente cuando se le
ofrecía el alimento. Ahora, con frecuencia, parecía limpiarse el lado izquierdo de la cara con una
mano. Se habían llevado a cabo, en vano, diversos estudios en busca de dolor oral, dental o de la
articulación temporomandibular (ATM). Después, el gato había empezado a presentar breves
episodios en los que se quedaba sentado e inmóvil, con la mirada fija en el aire. Dormía
profundamente y era necesario sacudirlo para que despertara. Los propietarios habían observado que
llevaba la boca abierta, con la mandíbula caída y la lengua fuera, y que realizaba múltiples
movimientos de lamido.
Exploración clínica
El gato se mostraba alerta y sociable, caminaba con marcha normal y sus reflejos espinales y
reacciones posturales eran normales. Existía respuesta a la amenaza izquierda. La pupila izquierda
presentaba mayor tamaño y no mostraba RPL directo ni indirecto. El reflejo palpebral izquierdo
estaba ausente. El movimiento ocular era normal. La mandíbula colgaba dejando la boca
parcialmente abierta y presentaba tono disminuido. La percepción del dolor en la mandíbula estaba
intacta. Podía palparse atrofia del músculo masetero izquierdo. La lengua tenía movimiento, pero
sobresalía de la boca más de lo normal. Podía escucharse un ruido áspero procedente de las vías
respiratorias altas (fig. 72.2).
Figura 72.2 Mandíbula caída, lengua visible, anisocoria (I>D).
Localización neuroanatómica
La lesión afectaba al NC III izquierdo, tal y como se deduce de la midriasis y de la ausencia de
constricción pupilar. El NC V se encontraba también afectado, dada la ausencia de sensibilidad facial,
la atrofia de los músculos masticatorios y la falta de tono mandibular. La rama mandibular del NC V
se hallaba asimismo afectada, pues lleva las fibras motoras hasta los músculos de la masticación.
También es responsable de la sensibilidad de la mandíbula, pero esta función se mantenía intacta. El
ruido áspero procedente de las vías altas podía deberse a parálisis laríngea.
Los NC III y V discurren próximos dentro del seno cavernoso. Se sospechó de una lesión invasiva del
cráneo en la región del agujero oval y, en consecuencia, de la ATM, pues el gato presentaba
inicialmente rechazo a comer y frotamiento de la cara, actitudes que sugieren dolor y una posible
parestesia. No existían antecedentes de enfermedad de oídos, de modo que no se consideraron como
posibles diagnósticos diferenciales ni un absceso otogénico del tronco del encéfalo ni una posible
osteomielitis de la bulla timpánica. El NC X sale del cráneo por la fisura timpanooccipital.
Diagnóstico diferencial
• Neoplasia del cráneo, centrada en la región de la bulla timpánica izquierda.
• Linfoma de NC.
• Meningioma en el lado izquierdo del tronco del encéfalo.
Valoración clínica
Se obtuvieron imágenes por RM (fig. 72.3).
Figura 72.3 T1WI+C: masa de gran tamaño que rodea la bulla timpánica (doble flecha) e invade el suelo del cráneo (flecha única). Atrofia de los músculos
masticatorios ipsilaterales (estrella).
El LCR era normal, con ausencia de hematíes, 2 leucocitos/μl y PT 0,20 g/l. La citología detectó baja
celularidad, consistente sólo en monocitos y linfocitos medianos y pequeños dispersos.
Diagnóstico
El estudio histopatológico confirmó el presunto diagnóstico de sarcoma. Se encontró un sarcoma de
células redondas muy infiltrativo (Figura 72.4 and Figura 72.5).
Figura 72.4 Post mórtem. Tumor (flecha) visible adyacente a la bulla timpánica (estrella).
Figura 72.5 Post mórtem. Material gelatinoso dentro de la bulla timpánica izquierda.
El rascado del cuello
es un signo frecuente de siringomielia en los perros de raza cavalier king Charles spaniel,
especialmente cuando se les pasea con correa, así como al ladrar o agitarse, y con el esfuerzo.
La dilatación del canal central recibe el nombre de hidromielia. La formación del canal en ausencia
de revestimiento ependimario dentro de la médula espinal se conoce como siringomielia. El término
siringohidromielia es una combinación de ambas entidades. Los dos trastornos se dan en situaciones
similares, de modo que la diferenciación entre ambos no reviste importancia clínica.
La patología se produce de forma congénita con o sin malformaciones concomitantes del cerebro
(hidrocefalia o malformación tipo Chari) o de la médula espinal (disrafismo medular). Se han
referido formas adquiridas asociadas a traumatismo vertebral, hernia de disco IV, neopla-sia e
inflamación.
Entre los signos clínicos se incluyen tortícolis, escoliosis, dolor raquídeo, ataxia y debilidad, que
pueden ser lentamente progresivos a lo largo de semanas, o bien de presentación aguda. Puede ser la
causa de un lento empeoramiento después de una intervención quirúrgica o de un traumatismo.
Reseña del animal 2
Cavalier king Charles spaniel macho de 4 años.
Signos de presentación
Acción repetitiva de rascarse el cuello.
Historia clínica
El perro llevaba 6 meses rascándose el cuello cuando paseaba con collar y correa o si se le tocaba el
lado izquierdo del cuello. El animal no se rascaba si sólo llevaba el collar puesto o si se le paseaba
con arnés y correa; en los últimos 4 años había aullado en 2 o 3 ocasiones. La frecuencia de los
aullidos sin motivo aparente había aumentado últimamente a una vez por semana.
Exploración clínica
La simple acción de acariciar el lado izquierdo del cuello del animal inducía movimientos de rascado
en la extremidad posterior ipsilateral. No se observaron déficits neurológicos.
Localización neuroanatómica
El síndrome de rascado del cavalier king Charles spaniel es en la actualidad una patología conocida y
resulta difícil no reconocerla cuando nos hallamos ante un paciente de esta raza canina. La lesión se
localizaba en la médula cervical, sospechándose de siringomielia como fuente de parestesia.
Diagnóstico diferencial
Deben tenerse en cuenta posibles causas dermatológicas. Es necesario preguntar siempre al
propietario si el animal muerde, se rasca o mordisquea otras partes del cuerpo o si tiene antecedentes
clínicos de otitis externa. Si el dolor de cuello es más llamativo, considérese también la posibilidad
de que se trate de enfermedad del disco intervertebral (EDIV) y de meningitis y planifique en
consecuencia los estudios pertinentes. La hipocalcemia puede causar espasmos musculares y prurito
facial.
Valoración clínica
El LCR era normal: 19 hematíes/μl, 2 leucocitos/μl. Proteínas totales 0,25 g/l. El estudio citológico
resultó normal, con escasos monocitos y linfocitos pequeños y me-dianos.
RM: se detectó siringomielia (Figura 72.6 and Figura 72.7), con descenso caudal del cerebelo hasta el
agujero magno.
Figura 72.6 T2WI sagital. Amplia cavidad, o siringe, en el seno de la médula espinal y descenso caudal del cerebelo.
Figura 72.7 T2WI transversal. Siringe visible en el interior de la médula espinal a nivel del axis.
Diagnóstico
Malformación tipo Chiari y siringomielia (MC/SM).
Tratamiento
El tratamiento de la siringomielia comienza con la opción menos invasiva de alivio del dolor, pero
puede culminar en cirugía en aquellos animales con empeoramiento de los signos o dolor que no
remite. La mejoría postoperatoria se observó en el 80% de los casos, pero el 47% volvieron a
experimentar deterioro en un plazo de 2,3 años. Otro estudio quirúrgico de cuatro perros de raza
cavalier king Charles spaniel no halló mejoría alguna de los signos clínicos ni reducción de la
cavidad o siringe a los 3 meses de la intervención quirúrgica. Se recomienda que la cirugía sea el
último recurso en perros cavalier king Charles spaniel con dolor persistente.
Tratamiento del dolor
En este caso el tratamiento consistió en una combinación de carprofeno 2 mg/kg una vez al día y
gabapentina 10-20 mg/kg tres veces al día. Los aullidos disminuyeron en cuanto a frecuencia, pero
los movimientos de rascado continuaron ante los mismos estímulos (tabla 72.1).
Tabla 72.1 Opciones para aliviar el dolor
Us o
Dolor agudo, de moderado a grave
Morfina, metadona, fentanilo Opioide agonista puro del receptor μ
Dolor nociceptivo y neuropático
Buprenorfina
Opioide agonista parcial de μ/antagonista de κ
Nota: efecto cielo
Dolor visceral
Butorfanol
Opioide mixto agonista de κ/antagonista de μ
Nota: efecto cielo
Medio a moderado. Dolor óseo y articular
Inhiben las isoenzimas de la ciclooxigenasa
Nota: efecto cielo
AINE
¿Papel en el SNC?
Evitar su uso en trastornos renales, gastrointestinales, hepáticos o de la
coagulación y en el shock
Medetomidina, xilacina
α2-agonistas
Sedación y analgesia
Ketamina
Antagonista del receptor NMDA
Hiperalgesia
Anticonvulsivos
Fenitoína
Las dosis requeridas no son necesariamente las mismas que
Dolor neuropático, síndromes de dolor central
Carbamazepina
las dosis de anticonvulsivo
Gabapentina valproato
Antidepresivos tricíclicos;
Dolor nociceptivo
Bloqueo de la recaptación de serotonina y noradrenalina
amitriptilina
Dolor neuropático
Corticoides
Antiinflamatorio
Inflamación, compresión nerviosa, irritación meníngea
Carbamazepina
Lamotrigina
Dolor espontáneo
Mexiletino
Canales de Na
Parestesias, disestesias
Antidepresivos tricíclicos;
Dolor neuropático
amitriptilina
Gabapentina pregabalina
Fármaco
Mecanis mo
73. Incontinencia urinaria
introducción
La micción se convierte en acto voluntario en el animal joven. Está gobernada por interacciones del
SNC y del SNP, muchas de ellas reflejas. Las influencias cerebrales inhiben o dan inicio a la micción.
El centro pontino de la micción es el principal coordinador del almacenamiento y de las fases de
eliminación de la orina. La médula espinal transmite los impulsos sensitivos y motores. Los nervios
pélvico, hipogástrico y pudendo inervan directamente la musculatura lisa y esquelética de la vejiga y
del esfínter. La rápida conducción por las estrechas conexiones entre las fibras musculares de la
vejiga facilita la contracción vesical (fig. 73.1).
Figura 73.1 Control de la micción.
Incontinencia
Es la ausencia de control voluntario de la micción. Las causas neurológicas pocas veces afectan de
manera aislada a la vejiga y al esfínter. En la historia clínica o durante la exploración suelen
encontrarse otras anomalías. La enfermedad urológica debe siempre tenerse en cuenta, bien como
causa bien como secuela.
Consejo clínico
Las lesiones de médula de grado 4 y 5, las fracturas del sacro, las lesiones de la cola por
estiramiento y la enfermedad cerebral son causas comunes de incontinencia urinaria.
Signos de presentación
El animal no intenta orinar, presenta pérdida o goteo de orina, manifiesta esfuerzo para orinar o
urgencia miccional aumentada.
Tratamiento
1. Identifique la causa subyacente. Urológica frente a neurológica.
2. Trate la lesión neurológica subyacente.
3. Trate las infecciones del tracto urinario.
4. Exprima y vacíe la vejiga cada 6-8 horas. Si ello no es posible, lleve a cabo un sondaje
intermitente limpio. En perros hembra coloque una sonda permanente.
5. Reduzca el tono del esfínter si fuera necesario:
• Fenoxibenzamina (músculo liso) 2,5-5 mg cada 12-24 h (gato) y 5-20 mg cada 12-24 h (perro).
Los efectos tardan 3-4 días en aparecer.
• Prazosín (músculo liso). Existe riesgo de hipotensión. Administrar la mitad de la dosis calculada
y observar al animal por si se producen síncope, convulsiones o colapso.
• Diazepam (músculo estriado) 1-2,5 mg cada 8 h (gato) y 2-10 mg cada 6-8 h (perro).
• Dantroleno (músculo estriado) 0,5-2 mg/kg v.o. cada 8 h (gato) y 1-5 mg/kg v.o. cada 8 h
(perro).
6. Si existe atonía del detrusor secundaria a distensión, coloque una sonda urinaria permanente con
sistema cerrado de recogida, para garantizar que la vejiga mantiene siempre un tamaño reducido.
Identifique y trate las infecciones del tracto urinario. Utilice betanecol para estimular la contracción
de la vejiga.
• Cloruro de betanecol 2,5-5 mg v.o. cada 8 h (gato), 5 mg v.o. cada 8 h (perro pequeño/mediano)
y 10-15 mg v.o. cada 8 h (perro grande). Los efectos comienzan en la primera semana de
tratamiento.
• El tratamiento de la distensión aguda de la vejiga suele tener éxito, pero requiere 1-2 semanas.
La sonda permanente se retira al cabo de 10-14 días, y se vigila la micción.
• El tratamiento de la distensión crónica de la vejiga se ve dificultado por la inflamación y la
fibrosis de la pared muscular.
• Si existe parálisis de la vejiga por lesión de NMS, puede utilizarse betanecol cuando el tono del
esfínter se haya reducido.
7. La hiperreflexia del detrusor puede reducirse mediante:
• Bromuro de propantelina 0,25-0,5 mg/kg v.o. cada 8-12 h.
• Imipramina 5-15 mg v.o. cada 12 h (perro) y 2,5-5 mg v.o. cada 12 h (gato).
8. La disinergia refleja requiere una disminución del tono uretral.
9. La incompetencia del esfínter es frecuente en hembras esterilizadas de mediana edad o mayores.
No es una enfermedad de origen neurológico.
• Fenilpropanolamina: 1,5-2,0 mg/kg v.o. cada 8 h.
• Reposición hormonal utilizando dietilestilbestrol.
Consejo clínico
En caso de lesiones de la médula a nivel sacro puede existir resistencia al vaciado de la vejiga
por presión. Tal resistencia se debe al esfínter urinario interno, inervado por el nervio
hipogástrico, que tiene su origen en la médula lumbar.
74. Ausencia de intento miccional
Introducción
La ausencia de intento miccional conduce a retención de orina. Puede existir rebosamiento de orina,
pero la vejiga no llega a vaciarse totalmente. Con el tiempo, un reflejo sacro puede dar inicio de
manera involuntaria a la micción, pero el vaciado será incompleto y estará mal coordinado con la
relajación del esfínter. El volumen residual normal posmicción suele ser inferior a 10 ml. Los
animales afectados presentan a la palpación vejiga distendida. La mayor o menor facilidad para
exprimir la vejiga depende del tono del esfínter. Entre las causas se incluyen:
• El animal no percibe la distensión vesical: lesiones del cerebro, de la médula espinal, de nervio
pélvico o de segmentos sacros (S1-S3).
• No inicia la micción voluntaria: lesión cerebral.
• No puede contraer la vejiga: lesión del músculo detrusor, del nervio pélvico o de la médula sacra,
o disautonomía.
• Puede percibir la distensión de la vejiga y contraer la pared vesical, pero está postrado y no puede
adoptar la postura, de modo que no orina.
Consejo clínico
Descartar anuria o rotura de vejiga.
Reseña del animal
Gato doméstico de pelo corto de 8 años, hembra castrada.
Signos de presentación
Debilidad de extremidades posteriores.
Historia clínica
Hacía 1 mes que la gata presentaba paresia de miembros posteriores y ataxia, que había comenzado
de forma gradual, afectando en primer lugar a la extremidad posterior izquierda. La gata era incapaz
de salir y entrar por la gatera y de subirse a los muebles. Si saltaba desde algún mueble, el tercio
posterior cedía al tocar tierra. Últimamente la gata permanecía en su cesto y no se la había visto
orinar.
Exploración clínica
La extremidad posterior izquierda carecía de toda capacidad motora voluntaria, mientras que la
extremidad posterior derecha conservaba cierto grado de movimiento voluntario. La ausencia de
propiocepción en las extremidades posteriores era bilateral. Los reflejos espinales eran normales o
estaban aumentados en ambas extremidades posteriores. El tono muscular era normal en todos los
miembros. La vejiga presentaba mayor tamaño del normal y resultaba difícil vaciarla por
compresión. No se encontró dolor espinal.
Localización neuroanatómica
Los segmentos de médula espinal T3-L3.
Diagnóstico diferencial
• Neoplasia.
• Enfermedad DIV.
• Mielitis.
Valoración clínica
La mielografía mostró compresión extradural ventral a nivel del espacio intervertebral L2-L3.
El LCR era normal.
Diagnóstico
La hemilaminectomía izquierda en L2-L3 permitió extraer una gran cantidad de material discal
calcificado, cuya naturaleza quedó confirmada mediante estudio histopatológico.
Tratamiento
La incontinencia urinaria persistió tras la intervención quirúrgica. La administración de diazepam y
fenoxibenzamina facilitaron la tarea de exprimir la vejiga, pero el gato siguió siendo incapaz de
orinar de forma voluntaria. Se sospechó de atonía del detrusor, de modo que se colocó una sonda
urinaria permanente mediante sistema cerrado y se sometió a la gata a un estrecho seguimiento hasta
la retirada de la sonda, 10 días más tarde. La gata volvió a ser capaz de orinar una pequeña cantidad
de orina, pero la vejiga continuaba distendida y requería su vaciado mediante compresión. De nuevo
fue ingresada y se le colocó por segunda vez una sonda urinaria permanente con sistema cerrado
durante una semana más, al tiempo que recibía diazepam, fenoxibenzamina y betanecol.
Ambas extremidades posteriores recuperaron cierto grado de movimiento voluntario en 2 semanas.
La gata fue capaz de orinar normalmente muy pronto tras la retirada de la sonda colocada por
segunda vez.
75. Goteo o pérdida de orina
Introducción
El goteo o la pérdida de orina es un acto pasivo, como resultado del cual se encuentra orina en el
lugar en el que el animal ha estado sentado o tumbado, pudiendo también producirse mientras el
animal camina. Se registra en caso de:
• Esfínter externo débil, como consecuencia de una lesión del nervio pudendo o de una lesión de la
médula sacra (S1-S3).
• Debilidad del cuello de la vejiga y del músculo liso de la uretra (esfínter interno), por una lesión
del nervio hipogástrico o de la médula lumbar (gato: L2-L5, perro: L1-L4).
• Retención de orina con rebosamiento, debida a parálisis vesical por lesión de NMS o NMI.
• El 32% de los perros que recuperaron la percepción del dolor y la deambulación tras una lesión
de médula espinal T3-L3 inducida por enfermedad de disco intervertebral de grado 5 presentaron
incontinencia urinaria, pocas veces con pérdida de orina por goteo en la casa. Todos ellos
mostraron ligera incontinencia fecal.
Reseña del animal
Gato maine coon de 9 años, macho castrado.
Signos de presentación
Parálisis de la cola, incontinencia fecal y urinaria y apoyo plantígrado bilateral.
Historia clínica
Dos semanas antes de su presentación, el gato desarrolló de forma súbita porte bajo de la cola y
apoyo anormal de las extremidades posteriores, descrito como «de conejo». La incontinencia fecal y
urinaria comenzó en forma de pérdida de heces y orina en los lugares en los que el gato se echaba o
por los que el gato se movía dentro de la casa. El dueño no pensaba que el gato tuviera dolores, pues
conservaba el apetito y no mostraba tendencia a la reclusión.
Exploración clínica
El gato se mostraba alerta y presentaba deambulación. Se observó apoyo plantígrado bilateral de las
extremidades posteriores, ligeramente más grave en el miembro izquierdo que en el derecho. La cola
colgaba flácida y carecía de movimiento voluntario (fig. 75.1). El tono anal se hallaba
significativamente reducido. El gato no detectaba los estímulos nocivos aplicados en la cola ni en el
ano (fig. 75.2). La vejiga se hallaba distendida y ofrecía escasa resistencia a la compresión. Fue
posible extraer manualmente las heces estando el animal consciente. El reflejo de retirada estaba
presente en todas las extremidades, y parecía normal. El reflejo rotuliano era de 2-3+ bilateralmente.
No se detectó dolor raquídeo.
Figura 75.1 Apoyo plantígrado, cola flácida.
Figura 75.2 Ausencia de percepción de dolor en la cola.
Localización neuroanatómica
La lesión debía localizarse en los nervios caudales de la cola y en los nervios sacros S1-S3 o los
segmentos de médula espinal asociados a la cauda equina.
Esto justificaría la parálisis de la cola, del esfínter anal y del esfínter uretral, así como la incapacidad
de la vejiga para contraerse. La distensión de la vejiga por retención de orina puede separar las
estrechas uniones entre las fibras del músculo detrusor, lo cual podría también afectar a la
contracción sincrónica de la vejiga. La extensión del tarso está mediada por el nervio ciático, cuyos
principales componentes son los nervios procedentes de los segmentos L7-S1. El apoyo plantígrado
de las extremidades posteriores podría también ser el resultado de una lesión del tarso o de la rotura
del gastrocnemio, pero ninguna de estas anomalías se detectó en la palpación.
Diagnóstico diferencial
• Traumatismo: la rápida aparición de signos neurológicos es atribuida a menudo a un
traumatismo, especialmente en gatos con acceso al exterior. Las fracturas espinales dan lugar a
dolor uniforme. Las radiografías exploratorias enviadas por el veterinario de referencia eran
normales.
• Vascular: el infarto de la intumescencia lumbosacra puede dar lugar a repentina aparición de
signos de NMI y no es de esperar que provoque dolor raquídeo. El infarto de médula espinal puede
dar lugar a déficits llamativamente unilaterales, aunque el reducido tamaño de los segmentos sacros
y el edema asociado al infarto darían lugar a signos bilaterales.
• La extrusión del disco intervertebral en L7-S1 era una posibilidad.
• Neoplasia: la neoplasia o la inflamación de la cauda equina y los tumores espinales son, en
general, trastornos dolorosos.
Valoración clínica
La RM mostró una lesión con realce del contraste dentro del canal espinal, a nivel de las vértebras
L6-S1 (fig. 75.3).
Figura 75.3 RM ponderada en T1 sagital + contraste, columna lumbar. Realce de la cauda equina (flecha).
Sólo pudieron recogerse unas gotas de LCR por punción lumbar. La citología fue considerada el
componente más importante a valorar, ya que el linfoma, que ha de considerarse como diagnóstico
diferencial, puede diseminar células neoplásicas al LCR. Se recomendó la exploración quirúrgica,
pero fue rechazada. Se inició la administración de prednisolona para tratar un posible linfoma. Al día
siguiente reapareció sensibilidad en el lado derecho del ano. El gato empezó a manifestar dolor
intenso, se mostraba inquieto y se mordía las extremidades posteriores. Fue necesario administrar
metadona i.m. cada 4 horas para aliviar el dolor. El examen citológico del LCR resultó normal.
Diagnóstico
Se procedió a la eutanasia del animal debido a la preocupación por la resolución del dolor y de la
incontinencia.
En el examen post mórtem no se observó ninguna lesión extradural susceptible de extirpación
quirúrgica. La cauda equina presentaba un color alterado a través del saco dural. Se encontró un
linfoma de cauda equina (fig. 75.4).
Figura 75.4 Deformación de la cauda equina.
PEM (preguntas de elección múltiple)
1. En la consulta han dejado un perro con una breve nota en la que su propietario informa de
que el animal se ha caído por las escaleras ese mismo día por la mañana temprano, y se ha
golpeado la cabeza. La exploración física es normal. Usted considera prioritario:
(a) Anestesiar al perro y realizar una radiografía de la cabeza en busca de posibles fracturas.
(b) Inyectar al perro dexametasona para tratar el aumento de la presión intracraneal.
(c) Llamar al propietario y aclarar lo que ha ocurrido.
(d) Administrar fenobarbital.
(e) Realizar análisis de sangre.
2. Un pastor alemán de 2 años ha sufrido 3-4 convulsiones generalizadas en racimo. El
tratamiento que sigue consiste en diazepam rectal, que le es administrado por los propietarios
cuando se produce la primera convulsión, y en una pauta terapéutica de 60 mg de fenobarbital
2 veces al día. La actividad convulsiva fue observada por primera vez hace 1 año. La conducta
del perro en el período interictal ha sido siempre normal. Usted desea mejorar el control de las
convulsiones. ¿Qué información necesita para tomar las debidas decisiones en materia de
tratamiento?
(a) Duración del período interictal.
(b) Nivel sérico de fenobarbital.
(c) Pruebas de función hepática.
(d) Repetir los resultados de la exploración neurológica.
(e) Todo lo arriba expuesto.
3. Las fracturas cervicales afectan sobre todo al axis. Es característico que los animales
presenten dolor de cuello. ¿Qué combinación de signos puede observarse si el foco de fractura
se torna inestable y comprime la médula espinal?
(a) Paraplejía, retención urinaria, tono muscular aumentado.
(b) Tetraparesia no ambulatoria, tono muscular aumentado y reflejos espinales normales en todas
las extremidades.
(c) Tetraplejía, hipoventilación, pérdida de todos los reflejos espinales.
(d) Tetraparesia no ambulatoria, parálisis respiratoria, pérdida de percepción del dolor.
(e) Paraplejía, incontinencia fecal y urinaria, parálisis de la cola.
4. No existe respuesta a la amenaza en el ojo izquierdo. ¿Dónde se localiza la lesión?
(a) Nervio facial derecho.
(b) Nervio trigémino derecho.
(c) Nervio facial izquierdo.
(d) Nervio oculomotor izquierdo.
(e) Cerebro izquierdo.
5. Hace un mes, un gato doméstico de pelo corto de 10 años empezó a presentar episodios de
sedestación durante los cuales permanecía muy quieto, con espasmos faciales y gruñidos. Los
episodios duraban unos 10 segundos e iban seguidos de horas de marcha en círculo y sin rumbo.
Al ser preguntado, el propietario dice que el gato no ha usado la gatera al menos en los últimos
3 meses y que permanece sentado mirando a los rincones durante largos períodos. La
exploración encuentra que el gato no responde al entorno y que camina lenta pero
insistentemente en círculos hacia la derecha. Usted decide:
(a) Realizar un trabajo dental de rutina, pues probablemente ése sea el motivo de los espasmos
faciales.
(b) Administrar diazepam, pues tiene la certeza de que se trata de epilepsia idiopática.
(c) Recomendar una limpieza de oídos, pues el gato parece tener una enfermedad vestibular.
(d) Comentar la posibilidad de obtener imágenes del cerebro, pues parece tratarse de una
enfermedad cerebral.
(e) Aplicar tratamiento con productos para el control de pulgas, pues una infestación podría ser la
causa de la agitación del gato.
6. Un perro collie de 6 meses ha sido atropellado por un coche. El cachorro presenta parálisis
de las extremidades posteriores, reflejos rotulianos 3+ y reflejos de retirada bilaterales.
Cuando se exploran las extremidades posteriores no existe percepción del dolor. Le cuesta
sentarse, pero puede utilizar ambas extremidades anteriores. ¿Dónde se localiza la lesión?
(a) Segmentos C1-C5 de la médula espinal.
(b) Segmentos C6-T2 de la médula espinal.
(c) Segmentos T3-L3 de la médula espinal.
(d) Segmentos L4-S1 de la médula espinal.
(e) Segmentos S1-S3 de la médula espinal.
7. Las radiografías laterales de la columna vertebral del mismo perro collie de 6 meses detectan
una fractura oblicua del cuerpo vertebral T13, sin desplazamiento. No existe reflejo cutáneo
del tronco caudal al cuerpo vertebral T9. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es correcta?
(a) Las fracturas sin desplazamiento de un cuerpo vertebral son estables. El perro debería
responder bien a reposo en jaula y colocación de férula externa.
(b) Las carillas articulares parecen estar fracturadas en T12-T13. El sitio de fractura es
potencialmente inestable. El pronóstico es bueno, siempre y cuando se estabilice el foco de
fractura mediante cirugía.
(c) Es necesario obtener imágenes de la columna mediante RM para localizar posible material
discal herniado.
(d) Probablemente se haya producido mielomalacia ascendente y el pronóstico es malo.
(e) No existe reflejo cutáneo del tronco porque se ha producido avulsión bilateral del plexo
braquial.
8. Un staffordshire bull terrier de 9 años empezó a manifestar aletargamiento hace 6 meses y a
mostrarse agresivo hace 2 semanas. Resulta imposible manipular al perro, pero se le puede
observar de forma segura. En la consulta el animal se tiende sobre el suelo. Cuando se le saca
fuera parece estar ciego, muestra escaso interés por cuanto le rodea y querría echarse a tierra
y permanecer en decúbito esternal. La marcha es normal. Presenta pupilas grandes, simétricas
y sin cambios frente a la luz y la oscuridad. El RPL esta ausente bilateralmente. Los músculos
de cara, mandíbula y lengua parecen normales en cuanto a movimiento y simetría. Existe una
lesión pero… ¿dónde?
(a) Quiasma óptico.
(b) Cerebro derecho.
(c) Cerebro izquierdo.
(d) Radiación óptica bilateral.
(e) Núcleos geniculados laterales, bilateralmente.
9. Un gato doméstico de pelo corto de 12 años es llevado a consulta por su propietario porque,
según dice éste, el animal ha dejado de sentarse en los sitios donde solía hacerlo. En las últimas
2 semanas le ha encontrado tumbado en la bañera vacía y también en el armario. En la
exploración se encontró un gato mentalmente embotado, con marcha normal y respuestas de
posicionamiento disminuidas en la extremidad anterior izquierda y en ambas extremidades
posteriores. La prueba de salto sobre una extremidad resulta normal. Los reflejos espinales son
normales. Se observa ausencia bilateral de respuesta a la amenaza. El RPL es normal. ¿Dónde se
localiza la lesión?
(a) Nervios ópticos bilaterales.
(b) Cerebro derecho.
(c) Bulbo raquídeo izquierdo.
(d) NC III bilateral.
(e) Cerebelo izquierdo.
10. Un perro dálmata de 6 años se golpeó contra una piedra mientras jugaba. Siguió
caminando, pero presentó dorso arqueado durante las siguientes 24 horas, antes de desarrollar
parálisis de los miembros posteriores. Usted localiza la lesión, considera detenidamente el
diagnóstico diferencial e inicia el estudio. El análisis del LCR lumbar detecta 30 mg/dl de
proteínas totales y ausencia de leucocitos y hematíes. La mielografía muestra compresión
extradural ventral en el espacio IV T12-T13. La vista VD es normal. Ello se corresponde con la
localización anatómica. ¿Qué anomalías neurológicas encuentra en la exploración?
(a) Debilidad de extremidades anteriores, extremidades posteriores flácidas y ausencia de reflejo
cutáneo del tronco.
(b) Hipertonía e hiperreflexia de las extremidades posteriores. Propiocepción normal en
miembros anteriores.
(c) Reflejo de retirada aumentado en miembros posteriores, ausencia de reflejo rotuliano derecho
y tono anal flácido.
(d) Ausencia de reflejo rotuliano, ausencia de reflejo de retirada y percepción normal del dolor.
(e) Tortícolis, tetraparesia y reflejos espinales 3+ en todas las extremidades.
11. Criaderos de perros de caza locales han llamado para informar de que la mitad de sus perros
se han desplomado y están vomitando y que los demás se muestran débiles. Todos losperros han
comido recientemente carne en descomposición. La exploración de los perros más gravemente
afectados revela tetraparesia no ambulatoria, ausencia de reflejo de arcada, disminución del
reflejo de parpadeo, extremidades flácidas y sin reflejos e intentos infructuosos de ladrar. La
percepción del dolor parece normal. La lesión se localiza en:
(a) Bulbo raquídeo, lo cual explicaría la pérdida de reflejo de arcada y la parálisis laríngea.
(b) Sistema nervioso autónomo, lo cual justificaría la debilidad y la regurgitación.
(c) Los segmentos de médula espinal C6-T2 y L4-S1, lo cual explicaría la atonía y la arreflexia.
(d) La unión neuromuscular, dada la amplia disfunción de la NMI.
(e) Interneuronas de la médula espinal, lo cual explicaría la amplia disfunción de la NMI.
12. El sistema ventricular se halla revestido por epéndimo, que puede inflamarse en casos de
PIF. La obstrucción del acueducto mesencefálico da lugar a:
(a) Dilatación del cuarto ventrículo.
(b) Dilatación de la cisterna cuadrigémina.
(c) Dilatación de la cisterna magna.
(d) Dilatación de los ventrículos laterales.
(e) Dilatación del canal central.
13. Una lesión del nervio trigémino izquierdo puede dar lugar a:
(a) Ptosis izquierda.
(b) Parálisis del labio superior izquierdo.
(c) Ausencia de respuesta a la amenaza en el lado izquierdo.
(d) Ausencia de reflejo de parpadeo izquierdo.
(e) Atrofia del lado izquierdo de la lengua.
14. Anisocoria. La pupila izquierda está midriática. La pupila derecha es de tamaño mediano.
Cuando se dirige la luz sobre el ojo izquierdo sólo se contrae la pupila derecha. Cuando se
dirige la luz sobre el ojo derecho sólo se contrae la pupila derecha. El animal está comatoso, de
modo que no es posible valorar la respuesta a la amenaza. Existe una lesión, pero… ¿dónde?
(a) En el quiasma óptico, lo cual explica la midriasis del lado izquierdo.
(b) En el nervio oftálmico derecho, dada la midriasis izquierda.
(c) En el nervio oculomotor izquierdo, pues ello explica la ausencia de constricción pupilar
izquierda.
(d) En la inervación oculosimpática izquierda, lo cual explica la ausencia de constricción pupilar
izquierda.
(e) En el mesencéfalo, dada la ausencia de constricción pupilar izquierda.
15. Un perro joven sacó la cabeza del collar, corrió hacia la calzada y fue arrollado por un
coche. Afortunadamente sobrevivió, pero inmediatamente desarrolló una cojera del miembro
anterior izquierdo sin carga de peso. Mediante radiografía se le diagnóstico fractura de radio.
Una semana después de la cirugía el miembro anterior izquierdo no puede aún moverse ni
soportar peso y la superficie dorsal de la mano apoya en el suelo. La pupila izquierda se
muestra miótica en la luz y en la oscuridad y el RPL es normal. No existe reflejo cutáneo del
tronco en el lado izquierdo. ¿Cuál de las siguientes frases resume mejor la valoración clínica?
(a) La extremidad no puede cargar peso porque el sitio de fractura está infectado y causa dolor al
perro.
(b) El nervio radial resultó magullado y es de esperar que se recupere.
(c) El traumatismo craneal ha causado un síndrome de Horner. La extremidad no está infectada,
pero el perro necesita tratamiento para aliviar el dolor y una RM de la cabeza.
(d) El nervio radial ha resultado lesionado por la fijación interna, lo cual explica el dolor y todos
los déficits neurológicos. El perro necesita nuevas radiografías posquirúrgicas del miembro.
(e) El plexo braquial izquierdo ha resultado dañado. Ello explica la parálisis del miembro
anterior izquierdo, las alteraciones reflejas ipsilaterales de la NMI y el síndrome de Horner.
16. Entre las causas comunes de dolor raquídeo se incluyen las siguientes:
(a) Meningitis inmunomediada, extrusión de DIV y discoespondilitis.
(b) Infarto de médula espinal, polineuropatía y mielopatía degenerativa.
(c) Deficiencia de tiamina, mielopatía degenerativa y enfermedad cerebral.
(d) Síndrome de Schiff-Sherrington, infarto de médula espinal y borborigmos.
(e) Hiponatremia, hipoglucemia e hipopotasemia.
17. Un gato de 5 años cae de repente del respaldo de una butaca y es presentado de urgencia 15
minutos más tarde en un estado de ansiedad evidente. El animal muestra ataxia y es casi incapaz
de caminar, cayendo repetidamente hacia el lado izquierdo. Se observan inclinación de la cabeza
hacia la izquierda y nistagmo espontáneo, con una fase rápida horizontal.Sobre la base de esta
información preliminar, ¿dónde se localiza la lesión?
(a) Médula cervical del lado izquierdo, dada la tendencia a caer hacia la izquierda.
(b) Cerebelo izquierdo, pues ello explica la dirección paradójica del nistagmo espontáneo.
(c) Aparato vestibular izquierdo, pues ello justificaría todos los signos.
(d) Aparato vestibular derecho, lo cual explicaría todos los signos.
(e) Corazón, dado el colapso y el estado de ansiedad.
18. El mismo gato es examinado al día siguiente, comprobándose que presenta respuesta de
posicionamiento normal en todos los miembros. Cuando se le sujeta el cuerpo, el gato es capaz
de saltar normalmente sobre cada extremidad. La lesión se localiza en:
(a) Cerebelo derecho, dado que las lesiones cerebelosas no causan debilidad.
(b) Aparato vestibular periférico izquierdo, pues la fuerza y la propiocepción son normales.
(c) Lesión izquierda del tronco del encéfalo, tal y como indica la naturaleza horizontal del
nistagmo.
(d) Conducto coclear izquierdo, dada la pérdida de equilibrio.
(e) Puente izquierdo, localización que justifica la pérdida de equilibrio hacia la izquierda.
19. Un galgo de 8 años retirado de las carreras sale al jardín por la mañana. Diez minutos más
tarde el propietario se encuentra con que el perro no es capaz de mantenerse en pie. Media
hora después, se procede a la exploración clínica del perro. Los hallazgos son: tetraparesia no
ambulatoria, respuesta de salto sobre una extremidad disminuida para todos los miembros,
aunque en mayor medida para los del lado izquierdo, ausencia de propiocepción en miembros
anterior y posterior izquierdos y disminución de la propiocepción en miembros anterior y
posterior derechos. Reflejos espinales ligeramente aumentados en todas las extremidades. Tono
muscular normal en todas las extremidades. El perro se muestra mentalmente alerta, presenta
función normal de nervios craneales y no manifiesta dolor raquídeo. ¿Dónde se localiza la
lesión?
(a) Segmentos de médula espinal T3-L3, más grave en el lado izquierdo.
(b) Cerebro derecho.
(c) Tronco del encéfalo izquierdo.
(d) Cerebelo izquierdo.
(e) Segmentos de médula espinal C1-C5, más grave en el lado izquierdo.
20. El ojo seco puede ser secundario a:
(a) Síndrome de Horner.
(b) Otitis interna.
(c) Parálisis del nervio facial.
(d) Parálisis del nervio oculomotor.
(e) Parálisis del nervio glosofaríngeo.
21. El nervio oculomotor inerva:
(a) La glándula lagrimal.
(b) El músculo dilatador de la pupila.
(c) El músculo constrictor de la pupila.
(d) El tercer párpado.
(e) Todo lo anterior.
22. El síndrome de Horner se presenta con:
(a) Miosis, ptosis y ojo seco.
(b) Miosis, hendidura palpebral más amplia y conjuntiva enrojecida.
(c) Miosis, estrabismo ventrolateral y ausencia de RPL.
(d) Midriasis, ptosis y conjuntiva enrojecida.
(e) Miosis, ptosis y enoftalmos.
23. ¿Cuál de los siguientes signos tiene valor pronóstico?
(a) La presencia o ausencia de percepción del dolor.
(b) La dirección de la inclinación de la cabeza.
(c) El signo de Schiff-Sherrington.
(d) El reflejo de Babinski.
(e) El reflejo bicipital.
24. Se sospecha muerte cerebral si se observa en el animal ausencia de:
(a) Movimiento voluntario de todas las extremidades.
(b) Reflejos de retirada en todas las extremidades.
(c) Reflejos pupilares a la luz.
(d) Visión.
(e) Consciencia y todos los reflejos de los NC.
25. Un perro boxer de 8 años desarrolla de forma repentina inclinación de la cabeza hacia el
lado derecho. Cuando camina por la casa, va siempre por la izquierda, apoyándose en las
paredes y a veces tambaleándose, aunque sin caerse. La exploración detecta hemiparesia del
lado izquierdo. Los reflejos espinales son normales en todas las extremidades. La propiocepción
se muestra reducida en la extremidad posterior izquierda. El examen del fondo del ojo detecta
nistagmo rotatorio espontáneo con fase rápida de sacudida hacia la derecha. El estado general
del perro es muy bueno, pero hace una semana desarrolló unaotitis externa del oído derecho.
¿Dónde se localiza la lesión y cuál puede ser la causa?
(a) Enfermedad vestibular periférica del lado derecho. Posiblemente enfermedad vestibular
idiopática del «perro viejo».
(b) Enfermedad vestibular periférica del lado derecho. Posiblemente otitis interna.
(c) Enfermedad vestibular central del lado derecho. Posiblemente un absceso del tronco del
encéfalo.
(d) Enfermedad vestibular central del lado izquierdo. Posiblemente un tumor del ángulo
cerebelopontino.
(e) Enfermedad vestibular periférica bilateral. Posiblemente otitis interna.
26. La marcha en círculo es un signo de:
(a) Acomodamiento para dormir en su cesta.
(b) Enfermedad cerebral.
(c) Enfermedad vestibular.
(d) Ciertas lesiones del cerebelo.
(e) Todo lo anterior.
27. ¿Cuáles de los siguientes grupos de nervios craneales salen del cráneo a través del agujero
orbitario?
(a) Óptico, oculomotor y troclear.
(b) Oculomotor, troclear y abducens.
(c) Oculomotor, orbitario y troclear.
(d) Sólo el facial.
(e) Oculomotor, abducens y facial.
28. ¿Cuál de las siguientes opciones no es un signo de parálisis del nervio facial?
(a) Ausencia de tono mandibular.
(b) Ausencia de reflejo de parpadeo.
(c) Ausencia de respuesta a la amenaza.
(d) Hendidura palpebral ligeramente más ancha.
(e) Ojo seco.
29. ¿Cuál de las siguientes opciones no es un signo de enfermedad vestibular periférica?
(a) Cabeza inclinada.
(b) Nistagmo vertical.
(c) Nistagmo horizontal.
(d) Nistagmo rotatorio.
(e) Estrabismo.
30. ¿Cuál de los siguientes signos no indica disfunción vestibular?
(a) Marcha en círculo.
(b) Caída.
(c) Inclinación.
(d) Convulsiones.
(e) Tambaleo.
31. Se registra midriasis en:
(a) Disautonomía.
(b) Síndrome de Horner.
(c) Otitis media-interna.
(d) Enfermedad cerebral difusa.
(e) Miastenia gravis.
32. Pueden observarse músculos faciales flácidos en:
(a) Parálisis del nervio trigémino.
(b) Parálisis del nervio facial.
(c) Tétanos.
(d) Intoxicación por metronidazol.
(e) Otitis externa.
33. El análisis del LCR resulta útil en los casos de:
(a) Fiebre de origen desconocido.
(b) Casos crónicos de otitis media-interna que dan lugar al desarrollo de signos neurológicos.
(c) Marcha envarada, con paso forzado y movimiento limitado del cuello.
(d) Presentación súbita de paraplejía en el gato.
(e) Todo lo anterior.
34. La ausencia de un reflejo de retirada indica:
(a) Ausencia de propiocepción.
(b) Una lesión del nervio ciático.
(c) Ausencia de percepción del dolor.
(d) Parálisis de la extremidad.
(e) Parálisis de nervio radial.
35. ¿Cuáles de los siguientes grupos de signos son comunes en las extrusiones agudas de disco
toracolumbar?
(a) Paraplejía, dolor raquídeo y flacidez de ano.
(b) Paraplejía, reflejos rotulianos aumentados y ausencia de reflejo de retirada en miembros
posteriores.
(c) Paraparesia no ambulatoria, dolor de dorso y miembros posteriores flácidos.
(d) Dorso arqueado, vómitos y dolor abdominal craneal.
(e) Paraparesia, disminución de la propiocepción y aumento de los reflejos espinales en
miembros posteriores.
36. En pequeños animales el síndrome de cauda equina produce:
(a) Disfunción de nervio craneal.
(b) Déficits de NMI.
(c) Déficits de NMS.
(d) Tetraparesia generalizada.
(e) Todo lo anterior.
37. La principal prioridad ante un animal con una posible enfermedad neurológica es:
(a) Realizar pruebas sanguíneas.
(b) Programar pruebas de diagnóstico por imagen.
(c) Elegir entre RM o mielografía.
(d) Decidir si tiene una enfermedad neurológica o no.
(e) Realizar una serie de pruebas de ADN específicas para esa raza.
38. Un perro camina hasta chocar contra un obstáculo. ¿Por qué?
(a) Enfermedad cerebral.
(b) Desprendimiento de retina.
(c) Tumor hipofisario que presiona el quiasma óptico.
(d) Neuritis óptica.
(e) Todo lo anterior.
39. ¿Por qué nervio está mediada la sensibilidad de la cara?
(a) Oftálmico.
(b) Facial.
(c) Glosofaríngeo.
(d) Trigémino.
(e) Vago.
40. El gato empezó a manifestar una conducta algo desconcertante. Atacaba al perro e
ignoraba al canario. Después olvidó su nombre y permanecía sentado con la mirada fija en las
paredes. Localice la lesión:
(a) Lesión de la NMS.
(b) Lesión de la NMI.
(c) Lesión del tronco del encéfalo.
(d) Lesión cerebelosa.
(e) Lesión cerebral.
41. ¿Qué trastorno no interfiere en la unión neuromuscular?
(a) Parálisis por garrapata.
(b) Botulismo.
(c) Miastenia gravis.
(d) Polirradiculoneuritis.
(e) Inoculación de veneno de serpiente.
42. La miastenia gravis focal puede causar debilidad de todos los aspectos siguientes, excepto
de uno. ¿Cuál?
(a) Reflejo de arcada, reflejo de parpadeo y músculos laríngeos.
(b) Respuesta a la amenaza, retracción labial y reflejo de arcada.
(c) Músculos laríngeos, reflejo de arcada y esófago.
(d) Constricción pupilar, reflejo de parpadeo y lagrimeo.
(e) Músculos de la expresión facial, músculos laríngeos y esófago.
PEM: Respuestas
1. (c)Llamar al propietario y aclarar lo que ha ocurrido.
2. (e)Todo lo arriba expuesto.
3. (b)Tetraparesia no ambulatoria, tono muscular aumentado y reflejos espinales normales en todas
las extremidades. La compresión de la médula a nivel de la vértebra C2 produciría déficits de NMS
en todas las extremidades. La presencia de reflejos espinales normales y de tono muscular
aumentado indica que los arcos reflejos están intactos y que la debilidad se debe a una lesión de la
NMS. Un animal que conserva cierto grado de movimiento voluntario tras una lesión de la médula
espinal en C1-C5 tendrá capacidad de percepción del dolor. La parálisis respiratoria y la ausencia
de percepción del dolor indican grave daño de la médula cervical, en cuyo caso el animal quedaría
paralítico o posiblemente moriría.
4. (c)Nervio facial izquierdo. La respuesta a la amenaza requiere la percepción del estímulo visual y
un parpadeo. La respuesta a la amenaza está ausente porque el animal es incapaz de parpadear (NC
VII).
5. (d)Comentar la posibilidad de obtener imágenes del cerebro, pues podría tratarse de una
enfermedad cerebral. La alteración del estado mental, la alteración de la conducta, las convulsiones
y la marcha en círculo hacia la derecha indican enfermedad cerebral del lado derecho.
6. (c)Segmentos T3-L3 de la médula espinal.
7. (d)Probablemente se haya producido mielomalacia ascendente y el pronóstico es malo. El sitio
de fractura indica la localización de una lesión. La ausencia de reflejo cutáneo del tronco indica una
lesión más rostral. La repentina presentación de paraplejía con pérdida de percepción del dolor
(lesión de médula espinal de grado 5) secundaria a fractura vertebral conduce a un pronóstico muy
desfavorable en cuanto a recuperación.
8. (a)El quiasma óptico. Una lesión del quiasma óptico causa ceguera y ausencia de RPL. La
agresividad y el aletargamiento se deben a la extensión de la lesión en sentido dorsal hasta el
tálamo.
9. (b)Cerebro derecho. Alteración de conducta, déficits propioceptivos del lado izquierdo. La
ausencia de respuesta a la amenaza puede atribuirse al estado mental embotado.
10. (b)Hipertonía e hiperreflexia de las extremidades posteriores. Propiocepción normal en las
extremidades anteriores. Función normal de las extremidades anteriores. Paraplejía de NMS.
11. (d)La unión neuromuscular, dada la amplia disfunción de la NMI. Existe enfermedad
generalizada de NMI.
12. (d)Dilatación de los ventrículos laterales. El acueducto mesencefálico se localiza en el cerebro
medio.
13. (d)Ausencia de reflejo de parpadeo izquierdo. El reflejo de parpadeo requiere sensibilidad
intacta, mediada por el NC V, y movimiento intacto de los párpados, mediado por el NC VII.
14. (e) En el mesencéfalo, dada la ausencia de constricción pupilar izquierda y el coma. La pupila
izquierda presenta midriasis e incapacidad de constricción, debido a una lesión del NC III del lado
izquierdo. El coma indica una lesión en el SARA. Una lesión del núcleo del NC III izquierdo dentro
del mesencéfalo explica ambos signos. La compresión del NC III puede también deberse a hernia
cerebral.
15. (e) El plexo braquial izquierdo ha resultado dañado. Ello explica la parálisis del miembro
anterior izquierdo y los trastornos reflejos ipsilaterales de la NMI, así como el síndrome de
Horner. La parálisis del nervio radial impide la extensión del miembro y la carga de peso.
16. (a) Meningitis inmunomediada, extrusión de DIV y discoespondilitis. La enfermedad cerebral ha
sido referida como causante de dolor de cuello. El síndrome de Schiff-Sherrington es únicamente
un signo de localización.
17. (c) El aparato vestibular izquierdo, pues ello explica todos los signos. Éstos, en efecto, sugieren
afectación vestibular del lado izquierdo.
18. (b) Aparato vestibular periférico izquierdo, pues ello explica que la fuerza y la propiocepción
sean normales. La enfermedad vestibular periférica no afecta a la fuerza o a la propiocepción
general.
19. (e) Segmentos de la médula espinal C1-C5, de mayor gravedad en el lado izquierdo. El
trastorno de NMI de todas las extremidades se agrava en el lado izquierdo.
20. (c) Parálisis del nervio facial. La glándula lagrimal está inervada por el NC VII. Éste pasa por el
oído medio, no por el interno.
21. (c) Músculo constrictor de la pupila. La rama parasimpática del NC III inerva el constrictor del
iris.
22. (e) Miosis, ptosis y enoftalmos.
23. (a) La presencia o ausencia de percepción del dolor. En el paciente parapléjico, la capacidad de
percepción del dolor indica cierta integridad remanente de la médula espinal. La ausencia de un
reflejo bicipital puede ser un hallazgo normal.
24. (e) Consciencia y todos los reflejos de los NC.
25. (d) Enfermedad vestibular central del lado izquierdo. El déficit propioceptivo y la hemiparesia
del lado izquierdo sugieren el origen central de los signos vestibulares. La inclinación de la cabeza
es paradójica, en la medida en que se produce en dirección contraria a la localización de la lesión.
La paresia y los déficits propioceptivos son ipsilaterales con respecto a la lesión.
26. (e) Todo lo anterior. Evidentemente la historia clínica y la exploración permitirán diferenciar
las distintas posibilidades.
27. (b) Oculomotor, troclear y abducens.
28. (a) La ausencia de tono mandibular. El tono mandibular está mediado por el NC V.
29. (b) Nistagmo vertical. Preste atención. El nistagmo rotatorio puede parecer un nistagmo vertical
si el paciente no es examinado con suma atención.
30. (d) Convulsiones. Las convulsiones indican disfunción cerebral. Preste atención. La repentina
presentación de signos vestibulares hace que los animales luchen por mantenerse erguidos y que,
como consecuencia de ello, tiendan a no prestar mucha atención a sus propietarios. Ello da lugar a
que la enfermedad vestibular sea confundida con actividad convulsiva.
31. (a) Disautonomía. Disfunción parasimpática.
32. (b) Parálisis del nervio facial. El NC VII inerva los músculos responsables de la expresión
facial.
33. (e) Todo lo anterior.
34. (b) Una lesión del nervio ciático.
35. (e) Paraparesia, propiocepción disminuida y reflejos espinales de miembros posteriores
aumentados. Las lesiones en T3-L3 dan lugar a signos de debilidad de NMS, reflejos espinales y
tono muscular normales o aumentados. La disminución de la propiocepción suele ser el primer
signo de afectación de la médula espinal.
36. (b) Déficits de NMI.
37. (d) Decidir si tiene una enfermedad neurológica o no. El primer paso es encontrar el sistema
corporal responsable de la forma de presentación. Recoja la historia clínica y lleve a cabo la
exploración clínica. Localice la lesión, ya sea del sistema nervioso o de otro sistema corporal. Si el
sistema nervioso está afectado especifique las localizaciones anatómicas.
38. (e) Todo lo anterior. Todas las opciones pueden dar lugar a ceguera.
39. (d) Trigémino.
40. (e) Lesión cerebral. Las lesiones cerebrales pueden dar lugar a alteración conductual.
41. (d) Polirradiculoneuritis. La polirradiculoneuritis, como su propio nombre sugiere, afecta a las
raíces nerviosas.
42. (d) La constricción pupilar y el lagrimeo no están afectados.
1 APÉNDICE. Abreviaturas
Ac
anticuerpo
Ach
acetilcolina
AchR
receptor de acetilcolina
AT
accidente de tráfico
BAEP
potencial auditivo evocado del tronco del encéfalo (brainstem audioevoked potential)
BAER
respuesta auditiva evocada del tronco del encéfalo (brainstem audioevoked response)
BHE
barrera hematoencefálica
CID
coagulación intravascular diseminada
dB
decibelio
EFC
embolia fibrocartilaginosa
EMG
electromiografía
ENR
estimulación nerviosa repetitiva
EP
extremidad posterior
FLAIR
recuperación de inversión atenuada por líquido (fluid-attenuated inversion recovery)
FLM
fascículo longitudinal medial
FMMR
fiebre maculosa de las Montañas Rocosas
GRE
gradiente de eco
LCR
líquido cefalorraquídeo
MEG
meningoencefalitis granulomatosa
MG
miastenia gravis
MMM
miositis de los músculos masticatorios
NC
nervio craneal; se les asignan números romanos, del I al XII; así, NC V, etc.
PaCO2
presión parcial de dióxido de carbono disuelto en sangre arterial
PaO2
presión parcial de oxígeno disuelto en sangre arterial
PC
propiocepción consciente
PIC
presión intracraneal
PLS
prueba de lagrimeo de Schirmer
PPC
papiloma del plexo coroideo
PRN
polirradiculoneuritis idiopática aguda
PU, PD, PF
poliuria, polidipsia, polifagia
REM
movimiento rápido del ojo (rapid eye movement)
RM
resonancia magnética
RVO
reflejo vestibuloocular
SARA
sistema activador reticular ascendente
SLMD
salivación, lagrimación, micción, diarrea
SNC
sistema nervioso central
SNP
sistema nervioso periférico
STIR
recuperación de la inversión tau corta (short-tau inversion recovery)
T13
dependiendo del contexto, vértebra torácica 13 o 13.er segmento de la médula espinal
T1WI
imagen ponderada en T1
T2WI
imagen ponderada en T2
TC
tomografía computarizada
TOC
trastorno obsesivo compulsivo
VCN
velocidad de conducción nerviosa
ZGQ
zona gatillo quimiorreceptora
2APÉNDICE. Líquido cefalorraquídeo y sistema ventricular
El sistema nervioso central es creado a partir de un conducto que se expande. El centro del conducto
queda hueco, está revestido de células ependimarias y contiene LCR. El canal central de la médula
espinal es apenas visible en la RM y contiene una pequeña cantidad de LCR. La expansión del canal
central se denomina hidromielia. La formación de espacios llenos de LCR sin revestimiento
ependimario de la médula se designa como siringomielia y la estructura llena de líquido se denomina
siringe. Tanto la hidromielia como la siringomielia son procesos patológicos (figs. 72.6 y 72.7).
Las cámaras huecas llenas de LCR del cerebro se llaman ventrículos. En cada hemisferio cerebral hay
un ventrículo lateral curvado, de forma aplatanada. Cada uno de ellos se conecta con el tercer
ventrículo, de forma anular, a través de un agujero interventricular. El tercer ventrículo se sitúa en la
línea media y rodea la comisura gris intertalámica. Una estrecha vía de paso, denominada acueducto
mesencefálico, pasa caudalmente del tercer al cuarto ventrículo. Este cuarto ventrículo es la última
dilatación del sistema ventricular y es una estructura aplanada que se sitúa en sentido dorsal al bulbo
raquídeo, quedando cerrada por una lámina tectal a la que se denomina velo medular. En
circunstancias normales, el LCR sale del sistema ventricular, pasando por el espacio subaracnoideo a
través de sendas aperturas laterales, cada una a un lado del cuarto ventrículo. El canal central se
comunica con el cuarto ventrículo, aunque el LCR sólo penetra en el canal central en volúmenes
considerables cuando se dan circunstancias patológicas (fig. A2.1).
Figura A2.1 El sistema ventricular.
El LCR penetra en el espacio subaracnoideo y se desplaza por la superficie del cerebro y la médula
espinal. El flujo se dirige caudalmente, por lo que las muestras de LCR han de obtenerse en posición
caudal a la localización de la lesión. El LCR es absorbido principalmente por válvulas de un solo
sentido designadas como vellosidades aracnoideas, compuestas de granulaciones aracnoideas que
protruyen a los senos venosos. Se cree que el flujo de LCR se debe a pulsaciones de las arterias
intracraneales y también se ve facilitado al comprimir las venas yugulares, en la llamada maniobra de
Queckenstedt.
Maniobra de queckenstedt
La compresión de ambas venas yugulares reduce el retorno venoso desde el cerebro, incrementando
el volumen sanguíneo presente en el cráneo. Este aumento del contenido intracraneal se ve
compensado por el LCR que sale de la bóveda craneal, aumentando la presión en el espacio
subaracnoideo espinal.
Queckenstedt observó que la presión del LCR lumbar tardaba en elevarse en casos de compresión de
la médula espinal. El aumento de la presión del LCR no podía transmitirse más allá del punto de
obstrucción subaracnoidea. El uso diagnóstico de la prueba de Queckenstedt, o prueba de compresión
yugular, ha sido reemplazado por las técnicas de imagen, aunque la prueba continúa siendo útil para
incrementar el flujo de LCR durante la punción lumbar.
Las expansiones del espacio subaracnoideo se conocen como cisternas. La cisterna magna se sitúa
entre la superficie caudal del cerebelo y la superficie dorsal del bulbo raquídeo y es la localización
en la que se procede a la toma de muestras de LCR. Por su parte, la cisterna cuadrigémina se ubica en
posición dorsal al techo del mesencéfalo. El término cuadrigémino hace referencia a los colículos
pares del techo, rostrales y caudales.
El espacio subaracnoideo se extiende para rodear los nervios ópticos, las raíces espinales y los vasos
sanguíneos que penetran en el SNC (fig. A2.2). Así pues, el análisis del LCR resulta una herramienta
útil para el diagnóstico de la neuritis óptica, la polirradiculoneuritis y la vasculitis.
Figura A2.2 Relación de las meninges con el SNC y el hueso adyacente de las vértebras (A) y el cráneo (B).
La producción de LCR (tabla A2.1) es constante y se ve determinada por la presión osmótica de la
sangre. Ello puede tenerse en cuenta en el tratamiento de la PIC aumentada y la hidrocefalia.
Tabla A2.1 Dinámica del LCR
Formación
Movimiento
Plexo coroideo en todos los
ventrículos (mayores)
Del ventrículo lateral al 3.er ventrículo, al acueducto, al 4.°
Localización Superficie ependimaria
ventrículo y al espacio subaracnoideo
Vasos sanguíneos de la piamadre y
la aracnoides
Influido por
Presión osmótica de la sangre
Pulsación de vasos sanguíneos, obstrucción de vías, PIC
Independiente de la presión arterial aumentada
Disfunción
Formación excesiva por tumores
del plexo coroideo
La obstrucción de vías causa hidrocefalia
Abs orción
Vellosidades aracnoideas en los senos venosos
(mayores)
Transependimaria, con aumento de la presión
ventricular (menor)
PIC
La presión del LCR es mayor que la venosa
(circunstancia normal)
Infrecuente. La capacidad de absorción es 4 veces
superior que la productiva
3 APÉNDICE. Obtención de LCR
Indicaciones para la obtención de LCR
1. Dolor raquídeo.
2. Fiebre de origen desconocido.
3. Lesiones del SNC, en especial si la RM es normal.
4. Inflamación de las raíces nerviosas, el nervio óptico, las meninges, el SNC o los vasos
sanguíneos.
5. Tumor meníngeo periventricular.
6. Sospecha de tumor en el plexo braquial (obtención en localización lumbar).
7. Antes de la inyección del agente de contraste en la mielografía.
Aumento del riesgo asociado a la obtención de LCR
1. Trastornos hemorrágicos.
2. Presión intracraneal aumentada.
3. Candidato inadecuado para anestesia general.
4. Inestabilidad cervical, por ejemplo por subluxación atlantoaxial.
5. Falta de experiencia en la realización de la técnica.
Técnica de obtención de LCR
1. Seleccione el punto adecuado para la obtención de LCR:
• Caudal a la lesión.
• Lo más próximo posible a la lesión.
• Con punciones de la cisterna magna y lumbar. Útil en enfermedades inflamatorias.
• Cisterna magna en el espacio atlantooccipital (fig. A3.1).
Figura A3.1 LCR recogido en la cisterna magna. La aguja de LCR se inserta entre la línea A y la línea B, sobre la línea media (línea C). Para hallar la línea
media debe palparse y alinearse la columna dorsal de C2 (marcada como D) y la protuberancia occipital (marcada como E).
• Espacio subaracnoideo ventral lumbosacro a nivel vertebral de L4-L5 o L5-L6 (fig. A3.2).
Figura A3.2 Obtención de LCR por punción lumbar. Flexione la columna inferior. Palpe el borde craneal de las alas del ilion (marcado como A) y localice la
línea media (marcada como B). Localice la apófisis espinosa dorsal de L6 (normalmente más alta que la de L7). Inserte la aguja entre L5 y L6 en la línea media.
Manténgase en la línea media y ajuste el ángulo de entrada, si es necesario. Un tic muscular de las extremidades posteriores y la cola indica la penetración a
través de la cauda equina.
• La piel se rasura y se limpia como para la cirugía. Puede emplearse un paño fenestrado para
cubrir el área, palpando los puntos de referencia a través de la abertura.
2. Inserte la aguja de LCR:
• Las agujas de LCR con una longitud de 40 mm suelen ser suficientes para acceder a la cisterna
magna, excepto en perros de razas grandes.
• Para perros pequeños obesos y para perros grandes son necesarias agujas de LCR de 65-90 mm.
• Para perros pequeños, gatos y cachorros caninos y felinos debe emplearse una aguja más
pequeña, de calibre 22, para las punciones de la cisterna magna y lumbares. Para la punción de la
cisterna magna, una aguja de calibre 21 es adecuada en la mayor parte de los perros. La aguja
pequeña hace que el flujo de LCR sea más lento. El veterinario debe esperar y comprobar el flujo
de LCR antes de insertar la aguja más profundamente.
3. Haga avanzar la aguja:
• La piel ofrece la mayor resistencia al avance de la aguja. Practique una incisión en la piel con
una hoja de bisturí e inserte la aguja a través de ella, o bien tire hacia arriba de la piel y empuje la
aguja con firmeza a través del tejido pinzado. A continuación, suelte la piel y realinee la aguja con
los puntos de referencia, para su ulterior inserción.
• Algunos veterinarios avanzan la aguja dejando el bisturí, mientras que otros prefieren retirarlo
antes.
• La flexión del cuello tensa los planos fasciales, pudiéndose percibir o no un pequeño
«chasquido» al avanzar la aguja a través de las capas de tejido.
• La membrana atlantoocipital a veces se percibe como una superficie firme al contacto, como si
se insertara una aguja en la piel de un naranja. Otras veces no se nota resistencia. No se base en
ninguna sensación en particular para determinar la penetración de la aguja en la cisterna magna.
En cachorros de perros y gatos, la distancia entre la piel y el espacio subaracnoideo es
especialmente reducida.
• La inserción de la aguja a través de la cauda equina suele dar lugar a una breve contracción
muscular de la cola y las extremidades posteriores. Indique al auxiliar que sujete las extremidades
posteriores para verificar tal contracción.
4. Reposicione la aguja, si es necesario:
• Cuando la aguja toca un hueso manténgase sobre la línea media, desplazando la aguja hacia
atrás y hacia delante, con pequeños incrementos.
• Si el LCR no fluye extraiga la aguja del animal. Reinserte el bisturí y compruebe los posibles
bloqueos. Si se encuentra tejido, proceda a la preparación y tinción de un frotis del material.
Cambie o reinserte la aguja con el bisturí en posición. La causa más frecuente de ausencia de flujo
de LCR es la mala colocación de la aguja. Antes de insertar la aguja, asegúrese de que el auxiliar
conoce la forma de posicionar al animal.
5. Obtenga el LCR:
• El LCR es producido de forma constante. Obtenga la cantidad necesaria para la consecución de
un diagnóstico adecuado. La cantidad idónea suele ser de 1-2 ml.
• Deje que el LCR se deposite en el recipiente de recogida de muestras. No utilice jeringas, ya que
pueden dar lugar a hemorragia iatrogénica.
6. Remita la muestra a laboratorio para su análisis:
• El contenido proteico del LCR es bajo, por lo que no es necesario utilizar EDTA para prevenir
la coagulación de la muestra.
• Si la hemorragia iatrogénica da lugar a coagulación es necesario obtener una nueva muestra.
• Cuando el volumen obtenido es pequeño se debe optar por una decisión en función de la
prioridad diagnóstica:
• El recuento celular o la citología resultan más útiles en casos de sospecha de meningitis,
linfoma o infección fúngica.
• Nivel de proteínas para lesiones compresivas, como la extensión de un tumor de raíz nerviosa
al canal vertebral.
• Cultivo en caso de sospecha de meningitis bacteriana.
4 APÉNDICE. Análisis de LCR
La tabla A4.1 muestra la dinámica del LCR.
Tabla A4.1 Dinámica del LCR
Formación
Movimiento
Plexo coroideo en todos los
ventrículos (mayores)
Del ventrículo lateral al 3.er ventrículo, al acueducto, al 4.°
Localización Superficie ependimaria
ventrículo y al espacio subaracnoideo
Vasos sanguíneos de la piamadre y
la aracnoides
Influido por
Presión osmótica de la sangre
Pulsación de vasos sanguíneos, obstrucción de vías, PIC
Independiente de la presión arterial aumentada
Disfunción
Formación excesiva por tumores
del plexo coroideo
La obstrucción de vías causa hidrocefalia
Abs orción
Vellosidades aracnoideas en los senos venosos
(mayores)
Transependimaria, con aumento de la presión
ventricular (menor)
PIC
La presión del LCR es mayor que la venosa
(circunstancia normal)
Infrecuente. La capacidad de absorción es 4 veces
superior que la productiva
Recuento celular y citología
Normal
• Recuento leucocitario <0-5/μl.
• Recuento eritrocitario 0/μl.
• Citología: linfocitos y células monocitoides.
Anormal
• Recuento eritrocitario: la fagocitosis de hematíes es un signo de hemorragia previa.
• Recuento leucocitario: el aumento del recuento celular se denomina pleocitosis y su nivel se
determina en función del número total de células:
• Leve: 6-25/μl.
• Moderada: 26-100/μl.
• Marcadamente elevada: >100/μl.
La pleocitosis se clasifica también en función del tipo celular predominante: neutrofílica, linfocítica,
mononuclear, eosinofílica, histiocítica o mixta. No existe una definición estándar para cada uno de
estos términos. Un autor definió estas categorías cuando presentaban ≥60% de un determinado tipo
celular, o cuando el porcentaje de un tipo celular era ≥40% del total, sin que el porcentaje de
cualquiera de los otros tipos celulares fuera ≥33% del recuento leucocitario total. La pleocitosis
mixta se definió cuando ningún tipo celular ≥40% del recuento leucocitario total, o cuando dos tipos
celulares >33% del total cada uno. Los leucocitos pasan al LCR en la hemorragia iatrogénica. Su
magnitud suele ser insignificante y no puede predecirse con exactitud a partir de la relación entre
hematíes y leucocitos en sangre periférica.
Nivel de proteínas totales
Normal: cisterna magna <25 mg/dl. Lumbar <35-45 mg/dl.
El término disociación albuminocitológica hace referencia a la elevación del nivel de proteínas
totales en presencia de un recuento leucocitario anormal.
Índice de IgG
• < 0,5: sin evidencia de producción de IgG intratecal.
• 0,5-0,75: producción de IgG intratecal probablemente elevada.
• > 0,75: producción de IgG intratecal elevada.
Presión de LCR
La medición de la presión del LCR es de escaso valor diagnóstico, ya que varía dentro de amplios
márgenes en el animal normal a lo largo de un período de 24 horas.
5 APÉNDICE. Imagen del sistema nervioso
La interpretación de las imágenes del sistema nervioso central y de su protección ósea requiere
simetría. Para conseguirla es siempre necesaria anestesia general. Las radiografías de control de los
pacientes son un recurso útil en el ámbito de las urgencias. La relajación de los músculos raquídeos
durante la anestesia o la sedación aumenta el riesgo de subluxación y lesión medular en una columna
inestable. Por otro lado, en ocasiones es necesario retrasar la obtención de imágenes cerebrales hasta
que se estabilizan los signos de disfunción intracraneal.
Radiografía
Puntos clave: alto mA, bajo KvP, rejilla, colimación y simetría.
Mielografía
La mielografía es un estudio de contraste de la médula espinal en el que se inyecta material de
contraste yodado en el espacio subaracnoideo. La técnica de inserción de la aguja es la misma que la
utilizada para la obtención de LCR, aunque aplicada más cerca de la localización de la lesión. Una
punción lumbar en el espacio intervertebral L5-L6 es adecuada para las lesiones torácicas y lumbares.
Si la localización objeto de interés se sitúa en la cauda equina, la inyección de contraste en la cisterna
magna evita los artefactos de inyección en la zona afectada. Las lesiones de la médula cervical son
perfiladas por inyecciones en la cisterna magna. Cuando hay inestabilidad cervical, la punción
lumbar evita la necesidad de flexionar el cuello.
El volumen de contraste que se inyecta varía en función del área a perfilar; 0,3-0,5 ml/kg suelen ser
adecuados. Los animales obesos requieren volúmenes ligeramente inferiores: determine la dosis
basándose en el peso corporal óptimo de la raza.
La inyección debe efectuarse con tranquilidad y sin apresuramiento, aplicando una leve presión
constante. Algunos veterinarios prefieren insertar la jeringa directamente en el cono de la aguja,
mientras que otros, generalmente con peor pulso, prefieren llenar previamente la aguja con cierta
cantidad de contraste e insertarla a continuación.
Después de la inyección cisternal, el animal debe ser colocado en decúbito esternal con la cabeza
elevada, para permitir que el contraste fluya en sentido caudal. Si sospecha de inestabilidad espinal,
mantenga el cuello del animal en una posición neutra e incline la superficie de la mesa para lograr un
efecto análogo. Tras la inyección lumbar el animal no se reposiciona y se mantiene en decúbito
lateral, para proceder a la obtención de las primeras radiografías postinyección.
Las imágenes ventrodorsales del cuello requieren que sea retirada la sonda endotraqueal. El tubo ET
genera artefactos lineales que interfieren con la interpretación de la imagen (Figura A5.1, Figura
A5.2, Figura A5.3 and Figura A5.4).
Figura A5.1 Patrones mielográficos. Vista lateral. (A) Normal. (B) Extradural, por ejemplo EDIV. (C) Intramedular, por ejemplo tumor. (D) Intradural-extramedular, por
ejemplo quiste subaracnoideo.
Figura A5.2 Mielografía lateral. Compresión extradural de la médula, ventralmente, sobre el espacio IV C6-C7. Material del disco calcificado (flecha).
Figura A5.3 Patrones mielográficos. Vista ventrodorsal. (A) Normal. (B) Extradural, por ejemplo EVID. (C) Intramedular, por ejemplo tumor. En la vista VD una lesión
extradural puede tener este aspecto. (D) Intradural-extramedular, por ejemplo tumor de la raíz nerviosa.
Figura A5.4 Mielografía cervical VD. Compresión extradural en el lado derecho (flechas). EDIV.
Las proyecciones oblicuas resultan útiles para determinar la localización circunferencial de las
lesiones.
Las convulsiones son relativamente frecuentes tras la inyección de agente de contraste en la cisterna
magna. Suelen ser breves y se registran durante la recuperación de la anestesia. En general, para
controlarlas es suficiente administrar diazepam y los animales no suelen evolucionar a un estadio de
convulsiones crónicas. En ocasiones, la paresia y la ataxia empeoran tras la mielografía. Tal
empeoramiento es transitorio, aunque no siempre.
La mielografía es una técnica de difícil aplicación. No debe recurrirse a ella, salvo en los casos en
los que el veterinario controle las posibles secuelas del diagnóstico, o de la falta de él, y los
potenciales efectos secundarios. Aquí se apunta sólo un breve esbozo de la técnica. En cualquier caso,
otras opciones de imagen suelen ser más recomendables.
Resonancia magnética (RM)
La resonancia magnética produce imágenes digitales basadas en la diferencia de movilidad y cantidad
de los núcleos de hidrógeno (protones) en los tejidos. En esta técnica no se utiliza radiación.
El animal es colocado sobre un dispositivo transportador móvil, con la parte del cuerpo que se vaya a
estudiar orientada hacia la bobina. El dispositivo transportador desplaza al animal al magneto o imán,
tubular o anular. El magneto alinea los protones libres del cuerpo del animal. Mediante una bobina se
aplica energía de radiofrecuencia a la parte examinada. Los iones de hidrógeno se desplazan con
diferentes grados en los diferentes tejidos. Cuando la radiofrecuencia se desconecta los iones de
hidrógeno se relajan, recuperando la posición alineada original. Ello da lugar a liberación de
energía, que es detectada y convertida en una imagen.
La intensidad del imán se mantiene constante pero, alterando la duración y el momento de aplicación
de la radiofrecuencia, se obtienen secuencias de imagen que ponen de manifiesto el contraste en los
tejidos de distintas formas.
En la técnica se emplea un agente de contraste paramagnético, habitualmente un quelato de gadolinio.
Dicho agente altera la relajación de los iones de hidrógeno y, en consecuencia, su imagen en la RM.
El gadolinio puede observarse en áreas de afectación de la barrera hematoencefálica (BHE)
(patología), BHE ausente (hipófisis, plexo coroideo) o BHE incompleta (neovascularización). Pueden
apreciarse los vasos sanguíneos. Algunas estructuras normales se realzan, mientras que otros tejidos
anormales no lo hacen.
Terminología
El aspecto de los tejidos es descrito en función de su intensidad de señal relativa. El tejido blando
varía de aspecto en diferentes secuencias, siendo así que la secuencia debe ser determinada para
aclarar la comparación.
Hiperintensidad: por ejemplo, la masa es hiperintensa en las imágenes ponderadas en T2 (T2WI).
Isointensidad: por ejemplo, la masa es isointensa con respecto a la sustancia gris en las imágenes
ponderadas en T1 (T1WI).
Hipointensidad: por ejemplo, la masa es hipointensa con respecto a la sustancia gris en T1WI.
Intensidad heterogénea: la imagen del tejido varía en las distintas partes de la estructura.
Características para el brillo (hiperintensidad) en T1WI
Grasa.
Sangre.
Melanina.
Líquido proteináceo.
Agente de contraste.
Características para el brillo (hiperintensidad) en T2WI
Tumor.
Agua.
Edema.
Grasa.
Las secuencias GRE (gradiente de eco/T2) detectan la falta de homogeneidad del tejido cerebral y
son sensibles a la detección de hemorragias. En el tejido cerebral aparecen áreas hipointensas
«negras».
Características para la hiperintensidad en imágenes de gradiente de eco
Mineralización.
Gas.
Tejido fibroso.
Depósitos de hierro.
Hemorragia.
Consejo clínico
La imagen de la hemorragia varía con el tiempo.
La RM se prefiere para la obtención de imágenes de las estructuras intracraneales, debido al contraste
de los tejidos blandos, la resolución en la fosa caudal, la imagen multiplanar y la ausencia de
radiación. Es la técnica más idónea para la investigación del dolor de cuello, por la posibilidad de
obtener imágenes de corte transversal a través del agujero intervertebral e imágenes sagitales en la
médula espinal, y por la posibilidad de extender la consecución de imágenes al cerebro.
Generalmente requiere anestesia general, con el fin de evitar los artefactos de movimiento (fig. A5.5).
Figura A5.5 Imagen transversal ponderada en T1 de C1. Son visibles la columna dorsal de C2 y el diente. Excelente diferenciación de la sustancia gris y la blanca.
Tomografía (AXIAL) computarizada (TC)
La TC genera imágenes a partir de un haz de rayos X fuertemente colimados que gira alrededor del
paciente. La técnica produce imágenes de corte transversal similares a las de la radiografía
convencional. La información se obtiene en un plano. El reformateado de los datos originales ofrece
otros planos de imagen, aunque con peor resolución (fig. A5.6).
Figura A5.6 Perro colocado en una máquina de TC.
La TC proporciona un excelente nivel de detalle en las imágenes óseas. Las densidades de los
diferentes tejidos se comparan utilizando una escala de grises evaluada en unidades Hounsfield (UH)
(tabla A5.1).
Sus tancia
Aire
Grasa
Agua
LCR
Edema cerebral
Sustancia blanca cerebral
Sustancia gris cerebral
Tumores
Sangre fluyendo
Hemorragia
Hueso
Metal denso
Tabla A5.1 Escala de grises en la TC en unidades Hounsfield (UH)
Atenuación (UH)
−1.000
−80
0
0-15
10-20
25-35
35-50
15-45
20-50
0-80
>500
+1.000
El contraste entre los distintos tejidos puede manipularse alterando las «ventanas» y los «niveles» y
añadiendo agentes de contraste yodado por vía i.v. La región objeto de estudio puede ser examinada y
los niveles de UH pueden registrarse antes y después de la administración del contraste. Un realce
poscontraste >10 UH es anormal (fig. A5.7).
Figura A5.7 TC de una hemorragia cerebral (flecha). Desviación de la línea media (puntas de flecha).
Terminología
Hiperdenso: más claro y atenuante; por ejemplo, la mineralización es hiperdensa con respecto al
parénquima cerebral.
Isodenso: igual en la escala de grises, de atenuación similar; por ejemplo, un tumor es isodenso con
respecto al cerebro en las imágenes precontraste.
Hipodenso: más oscuro, con menor atenuación; por ejemplo, un edema es hipodenso con respecto a
la sustancia gris.
Ecografía
La ecografía de las fontanelas permite detectar la hidrocefalia. Se registra una escasa correlación
entre el tamaño ventricular y los signos clínicos. La RM se prefiere para la valoración de la anatomía
craneal y la resolución de tejidos blandos.
6 APÉNDICE. Neuropatología
La neurología clínica tiene la inmerecida reputación entre estudiantes y veterinarios de no ser más
que una forma de retardar la muerte del paciente.
En realidad, una anamnesis adecuada y un examen neurológico completo, sin otras investigaciones ni
otros gastos, permiten diferenciar los animales que pueden salvarse de los desahuciados, evitando a
veces el sacrificio de los primeros.
A pesar de los más denodados esfuerzos, en ocasiones es inevitable la eutanasia del animal con
afectación neurológica. La histopatología del sistema nervioso es de la máxima importancia. Un
diagnóstico definitivo constituye un medio de ayuda para el veterinario, un avance en el
conocimiento referido al tratamiento de futuros pacientes, una referencia para las sociedades de
criadores y, sobre todo, un factor de refuerzo para el propietario de un animal enfermo, que cuenta
finalmente con una respuesta válida.
La solicitud a un propietario que acaba de perder a su perro de la autorización para proceder a un
examen post mórtem requiere de un tacto considerable. El abordaje de la cuestión ha sido objeto de
controvertidos debates y, en este contexto, diversas tácticas de conversación han demostrado su
utilidad. Algunas de ellas son las que a continuación se apuntan:
• Los resultados de las pruebas indican algunas razones por las que el animal ha muerto/no se
espera que pueda recuperarse. Resulta de la máxima utilidad conocer con precisión qué es lo que ha
sucedido. Ello ayudaría a tratar a otros animales y puede dar lugar a un mejor pronóstico en el
futuro.
• Son muchos los propietarios de animales que telefonean a la clínica unas semanas después para
requerir más información sobre las causas del fallecimiento del animal. La toma de muestras puede
ayudar a dar respuesta a estas llamadas.
• Sólo conociendo más datos sobre estos casos se pueden mejorar el diagnóstico y el tratamiento.
• Estudiar las muestras de tejido es una de las mejores formas de saber más sobre la enfermedad. En
la mayoría de los casos no es posible obtener muestras de tejido nervioso en animales vivos.
• Si se considera que la causa de la muerte puede ser de tipo infeccioso, tóxico o hereditario, ello
puede resultar importante para la salud de otros animales que el mismo propietario posea.
Extracción del cerebro
Ha de realizarse lo antes posible tras el fallecimiento del animal, con el fin de que aún se conserve la
morfología celular y para facilitar la extracción. Cuando se prevea un posible retraso, es necesario
conservar el cuerpo en un refrigerador, no en un congelador. La congelación y la descongelación
dañan las células. Cuando no se dispone de un refrigerador lo suficientemente grande y la cabeza no
puede ser decapitada, mantener el cuerpo en un congelador es preferible a dejar que se produzca la
licuefacción a temperatura ambiente (fig. A6.1).
Figura A6.1 Equipo para examen post mórtem. Las sierras para metales convencionales pueden emplearse, aunque con ellas es difícil cortar el cráneo.
1. Practique una incisión cutánea dorsalmente, desde la nariz a las alas del atlas, exponiendo los
músculos masticatorios y el cuello.
2. Retire el músculo del cráneo bilateralmente, practicando incisiones en los músculos temporales
en la línea media y reflejándolos lateralmente. Estos músculos son muy gruesos, por lo que, para
obtener una buena exposición del cráneo, a menudo es necesario seccionar el músculo de forma
que pueda reflejarse hacia atrás sobre el arco cigomático.
3. Exponga el hueso occipital cortando todas las uniones musculares y reflejando el músculo en
sentido caudal (fig. A6.2).
Figura A6.2 Temporales reflejados bilateralmente (flecha). Retirada de músculo del hueso occipital (flechas dobles).
4. Flexione centralmente el cuello y corte la médula entre los cóndilos occipitales y el atlas (fig.
A6.3).
Figura A6.3 Hueso occipital (flechas dobles). Cóndilos (puntas de flecha). Sección de la médula espinal.
5. Para seccionar el cráneo de los perros grandes es necesaria una sierra oscilante. En gatos o
perros pequeños pueden utilizarse gubias.
6. Corte a través del seno frontal. De este modo se expone la bóveda craneal interna que, a
continuación, es seccionada (fig. A6.4).
Figura A6.4 Penetración en el seno frontal.
7. En cada lado ha de realizarse un corte, de craneal a caudal, desde el seno frontal al agujero
magno (fig. A6.5).
Figura A6.5 Incisión del cráneo.
8. Preste atención a serrar a través de la parte delgada del hueso temporal, de la lámina interna del
hueso frontal y del hueso occipital caudalmente, a fin de no efectuar incisiones en el cerebro.
9. Haga palanca sobre el cráneo. Utilice una palanca o sujete el cráneo con gubias entre los huesos
frontales y, a continuación, eleve la parte superior del cráneo, dorsal y caudalmente. Lo más
adecuado es que la sierra haya eliminado cualquier posible obstrucción a la extracción. El tentorio
del cerebelo óseo requerirá una leve retracción para ser liberado de sus fijaciones (Figura A6.6,
Figura A6.7 and Figura A6.8).
Figura A6.6 Levantamiento del cráneo.
Figura A6.7 Hoz del cerebro (flechas blancas). Seno frontal (flechas negras). Cerebro (estrella).
Figura A6.8 Sección de las fijaciones finales. Hoz del cerebro (flecha). Tentorio del cerebelo (puntas de flecha). Cerebro (una estrella). Cerebelo (dos estrellas).
10. Examine la superficie interna del cráneo. Deje la parte levantada aparte. Examine el aspecto de
las meninges y proceda a su incisión para exponer el cerebro.
11. Flexione centralmente el cuello, de forma que el cerebro comience a proyectarse fuera del
cráneo, aunque realmente este desplazamiento no se producirá en esta etapa, debido a los nervios
craneales. Utilizando unas pinzas diente de ratón sujete las meninges en torno a la médula espinal y
presione suavemente el cerebro hacia delante, con el fin de exponer los nervios craneales ventrales
(fig. A6.9).
Figura A6.9 Retracción del cerebro para acceder a los nervios craneales (flecha). Meningioma visible (punta de flecha).
12. Seccione los nervios cerca del agujero. Los bulbos olfatorios deben seccionarse a la mayor
proximidad posible del hueso etmoides. Para ello puede emplearse el extremo romo de un mango
de hoja de bisturí (fig. A6.10).
Figura A6.10 Sección de los bulbos olfatorios.
13. El cerebro debe caer suavemente sobre su mano. Observe su superficie para detectar posibles
decoloraciones o asimetrías. Evite tocar el órgano en exceso (p. ej., no lo desplace a otro lugar para
examinarlo). Una leve palpación puede poner de manifiesto una contextura firme, ondulada y
maleable. No realice incisiones en el cerebro para investigar posibles patologías. Esto se hace
después de la fijación.
14. Introduzca el cerebro en un recipiente grande con una solución tamponada de formol al 10%. El
volumen de formol debe ser unas diez veces en el tejido cerebral. Todo el tejido del cerebro ha de
ser cubierto por el fijador.
15. Cierre y etiquete el recipiente. El cerebro debe ser fijado durante 1 semana. A continuación se
retira del formol y se guarda en una bolsa de plástico sellable. Después se envuelve con una capa
protectora almohadillada, para su envío al neuropatólogo.
16. Si todo el cuerpo ha de ser remitido a neuropatología, asegúrese de que el historial y los
resultados de todas las pruebas diagnósticas se incluyen en el envío del animal. Es conveniente
ponerse previamente en contacto telefónico con el neuropatólogo, para comentar el caso y
concretar el momento de la recepción del animal.
17. Es muy importante que el cadáver del animal sea tratado siguiendo los deseos del propietario,
por ejemplo sometiéndolo a cremación y, si así se ha requerido, devolviendo las cenizas a la clínica
para su entrega al propietario. Cumplimente la documentación necesaria o dé al patólogo las
instrucciones pertinentes para que así sea.
Extracción cosmética del cerebro
Ésta es otra opción viable. No rasure ninguna parte de la piel de la cabeza. Una vez que el cerebro se
ha extraído vuelva a colocar la parte superior de la bóveda craneal. Considere la posibilidad de
rellenar la cavidad cerebral vacía con algodón, para dar al cráneo su tamaño y forma normales.
Suture los músculos masticatorios a lo largo de la línea media y el tejido subcutáneo. Limpie y seque
en pelo. Los ojos, si no se han extraído para ser examinados, estarán hundidos. Considere la
posibilidad de encolar los párpados.
Extracción de la médula
1. Realice una incisión en la piel a lo largo de la línea media.
2. Refleje todo el tejido de la lámina dorsal de la columna vertebral.
3. Utilizando una sierra oscilante o gubias efectúe una laminectomía dorsal.
4. Sujete la duramadre y extraiga suavemente la médula espinal del canal, cortando las raíces
espinales en proximidad de los agujeros intervertebrales. De este modo se garantiza que se extraen
también los ganglios dorsales.
5. Corte la dura a lo largo de la médula para mejorar la fijación por parte de la solución tamponada
de formol al 10%.
6. Sumerja la médula en un volumen 10 veces mayor de solución.
7. Examine el canal vertebral para detectar fracturas, masas y enfermedad del disco IV.
Interpretación del informe de neuropatología
Neuroanatomía básica (v. Figura A6.11, Figura A6.12, Figura A6.13 and Figura
A6.14)Terminología
Figura A6.11 Huesos del cráneo.
Figura A6.12 SNP: componentes de un axón mielinizado.
Figura A6.13 SNP: componentes de un nervio periférico.
Figura A6.14 Sección transversal de la médula espinal.
Snc
Neurona
• La cromatólisis es una respuesta a la lesión caracterizada por inflamación celular y lisis de la
sustancia de Nissl, causantes de pérdida de basófilos.
• La reacción axónica es un cambio regenerativo en la neurona, secundario a pérdida o lesión de su
axón.
• La neuronofagia hace referencia a la fagocitosis de una neurona necrótica.
• Los cuerpos/gránulos/agregados/sustancia de Nissl son formas de retículo endoplásmico y
polirribosomas basófilos en el citoplasma.
• El término «degeneración axónica» hace referencia a la parte distal de un axón en la que no se
registra transporte axónico.
• Los esferoides son inflamaciones focales del axón distal en el SNC.
• El término «siderosis» hace referencia a las neuronas necróticas cubiertas por calcio y sales de
hierro.
• Un internodo es un segmento de axón cubierto de mielina.
• Los nódulos de Ranvier son los espacios que separan los internodos.
• La desmielinización es la pérdida de mielina normal.
• Los lisosomas son los orgánulos celulares de membrana encargados de la eliminación de
residuos.
Neuroglía
• Satelitosis es el término que define la proliferación de células satélite que rodean el cuerpo de la
neurona tras una lesión.
• La gliosis es la proliferación, hipertrofia, o ambas, de células gliales (astrocitos y células de
microglía) como reacción inespecífica a una lesión.
• Astrocitos:
• Células en forma de estrella.
• Los astroblastos son astrocitos inmaduros.
• La astrocitosis es la proliferación de astrocitos.
• El término «astrogliosis» hace referencia al aumento del número de procesos fibrosos.
• Los gemistocitos son astrocitos reactivos grandes y gruesos formados como respuesta a una
lesión.
• La glía limitans es la red de astrocitos que cubre el SNC, localizada en posición adyacente al
epéndima, la piamadre y el espacio perivascular.
• Oligodendrocitos:
• Células con pocas ramificaciones.
• Se encuentran en la sustancia blanca y la sustancia gris. Fuente de mielina del SNC.
• Células microgliales:
• La microgliosis es la proliferación de células de microglía.
• Las células microgliales se hallan en la sustancia gris y la sustancia blanca.
General
• Leuco-: prefijo que denota asociación con la sustancia blanca del SNC.
• Polio-: prefijo que denota asociación con la sustancia gris del SNC.
• -itis: sufijo que denota inflamación; por ejemplo meningitis, inflamación de las meninges.
• La isquemia es una deficiencia en la irrigación de una parte del cuerpo debida a obstrucción de la
circulación por presencia de un trombo, de embolia o de vasoconstricción.
• El infarto es la necrosis de un tejido secundaria a isquemia.
• La malacia es la blandura o reblandecimiento de origen patológico.
• Un émbolo es un fragmento de material de origen extraño que se desplaza por el tejido vascular
de un lugar a otro.
• La embolia es el bloqueo repentino de una arteria por un émbolo.
• Un trombo es la agregación de productos de la sangre en el interior del sistema cardiovascular
formando un coágulo. El término se refiere también en general a cualquier coágulo sanguíneo.
• Los macrófagos del SNC están constituidos por microglía transformada, monocitos sanguíneos o
neutrófilos sanguíneos.
• El estado esponjoso es una vacuolización esponjosa del tejido nervioso.
• Las seudorrosetas son células dispuestas radialmente en torno a los vasos sanguíneos.
• Los rasgos más significativos de la inflamación del SNC son: formación de manguitos (cuffing)
perivasculares, gliosis, satelitosis neuronal y neuronofagia.
• Los manguitos perivasculares se forman por acumulación de leucocitos en torno a un vaso
sanguíneo.
• El término «angiocéntrico» hace referencia a los procesos patológicos localizados en los vasos
sanguíneos.
• El término «sincitial» se refiere a la fusión de células destinada a formar una masa celular
multinucleada.
• El espacio de Virchow-Robin (espacio perivascular) es el espacio comprendido entre la glía
limitans y el vaso sanguíneo.
• La anaplasia se caracteriza por una pérdida de diferenciación celular. Es característica de las
neoplasias.
• El término «maligno» hace referencia a la tendencia al empeoramiento progresivo que
desemboca en la muerte del paciente.
• «Benigno» significa no recurrente y con perspectiva de recuperación favorable.
• El término «intersticial» hace referencia a la ocupación de los espacios intermedios o las grietas
presentes en un tejido.
SNP
Neurona
• La degeneración walleriana es la fragmentación y la fagocitosis del segmento nervioso y la
mielina distales a la localización de una transección nerviosa.
• La neuroapraxia es un trastorno funcional, no estructural, de la conducción nerviosa, inducido por
lesión.
• La axonotmesis es la lesión axónica que no afecta a la infraestructura de células endoneurales y de
Schwann, lo que hace posible la ulterior regeneración del axón. En ella se registra degeneración
walleriana.
• La neurotmesis es la sección traumática de todas o casi todas las estructuras nerviosas. En ella se
registra degeneración walleriana.
• Un fascículo es un haz de fibras nerviosas.
• El epineuro es el tejido conjuntivo que rodea varios fascículos nerviosos.
• El perineuro es el tejido conjuntivo que rodea las fibras nerviosas individuales.
• El endoneuro es el tejido conjuntivo situado entre las fibras nerviosas individuales.
Mielina
• Los términos «vesiculación», «balonización» o «burbujeo» hacen referencia a la separación y la
distensión de la mielina periférica.
• Las células de Schwann rodean los axones de los nervios periféricos, formando sus vainas de
mielina.
7 APÉNDICE. Derivación de un paciente
Cuándo proceder a la derivación
• Cuando no esté seguro de qué sistema orgánico está afectado.
• Cuando reconozca déficits neurológicos pero no pueda interpretar el significado de los hallazgos
clínicos.
• Cuando pueda localizar la lesión pero no esté seguro de los posibles diagnósticos y, en
consecuencia, no pueda establecer un plan diagnóstico u ofrecer un pronóstico, con o sin varias
opciones de tratamiento.
• Cuando piense que ha podido pasar por alto otros déficits, poco manifiestos pero importantes.
• Cuando desee una segunda opinión sobre la variación clínica en la presentación del caso.
• Cuando no disponga de equipo adecuado para establecer el diagnóstico o cuando no tenga tiempo
o capacidad para interpretar los resultados.
• Cuando no esté seguro de las opciones de tratamiento.
• Cuando no se considere capacitado para realizar la intervención quirúrgica requerida o aplicar la
anestesia necesaria.
• Cuando carezca de experiencia en el control de la respuesta al tratamiento.
Cuándo no proceder a la derivación
• Cuando el propietario carezca de medios para pagar la derivación o cuando no se muestre
dispuesto a que se realice.
• Cuando el animal no haya sido examinado aún por el veterinario generalista.
Cuándo la derivación no se contempla como opción
Cuando no está seguro de cuál es el sistema orgánico afectado o cuando los signos, por ejemplo
inactividad, debilidad, colapso, intolerancia al ejercicio o dolor, pueden ser causados por disfunción
de varios sistemas corporales, como el cardíaco, el endocrino, el hematopoyético o el ortopédico, no
el nervioso, debe tomar las siguientes determinaciones:
• Analice minuciosamente la anamnesis y vuelva a preguntar al propietario. Realice preguntas
específicas, aclarando las posibles dudas.
• Repita la exploración física.
• Elabore una lista de problemas.
• Para cada problema detectado indique el posible sistema afectado.
• Ordene los sistemas orgánicos por orden de probabilidad de afectación.
• Investigue el sistema orgánico o corporal:
• Enumerado con mayor frecuencia.
• Que sea más fácil o menos costoso eliminar de la lista.
• Con enfermedades de mayor riesgo vital/mayor morbilidad o mortalidad.
• Que presente una patología con mayor probabilidad de ser tratada.
Si no tiene la suficiente experiencia en el diagnóstico:
• Algunos especialistas pueden prestar asesoramiento telefónico basándose en los hallazgos de la
exploración primaria por parte del veterinario, aunque esta opción conlleva múltiples riesgos. Si en
la exploración se pasa por alto algún detalle o si la anamnesis no es la adecuada, puede que no sea
posible realizar una valoración correcta. La mayor parte de las decisiones referidas al diagnóstico
se basan en la anamnesis y la exploración física.
Si carece de equipo o de experiencia para realizar las pruebas diagnósticas:
• En ocasiones las pruebas no son necesarias. Compruebe si los posibles resultados de las pruebas
pueden dar lugar a cambios en el plan de tratamiento. Por ejemplo, la parálisis facial unilateral sin
otros signos, y en ausencia de antecedentes de enfermedad del oído o dolor en la cabeza, no
justifica la obtención de radiografías craneales, y la RM reporta escasos beneficios para el animal.
• Las radiografías vertebrales sin contraste resultan útiles en casos de dolor vertebral, para la
detección de tumores vertebrales o discoespondilitis, pero no de EDIV. Si la EDIV es lo
suficientemente grave como para requerir cirugía es necesario proceder a estudio radiográfico con
contraste o a RM. Cuando no es lo bastante grave para operar, las radiografías simples no alteran el
tratamiento. A veces no es posible diferenciar las infecciones, los tumores y las enfermedades
discales a partir de la anamnesis, la reseña del animal y la exploración física. En tales casos resultan
de utilidad las radiografías sin contraste.
• Las punciones para obtener LCR requieren práctica. Se ha de saber cuándo hay que detener la
inserción de la aguja.
Si no es posible tratar al animal
• Cierto porcentaje de los animales paralizados se recuperan con reposo. En perros parapléjicos se
puede considerar el uso de un carro andador.
• Si el dolor no remite o si la calidad de vida del animal está deteriorada, el sacrificio es siempre
una opción realista.
Lecturas recomendadas
Libros
Braund, KG, Clinical Syndromes in Veterinary Neurology. 2nd Edition (1993) Mosby, St Louis.
DeLahunta, A, Veterinary Neuroanatomy and Clinical Neurology. 2nd Edition (1983) Saunders,
Philadelphia.
Dewey, CW; Hoffman, AG; Rudowsky, C, A Practical Guide to Canine and Feline Neurology. 1st
Edition (2003) Wiley-Blackwell, Oxford.
Ettinger, SJ; Feldman, EC, Textbook of Veterinary Internal Medicine: Diseases of the Dog and Cat. 6th
Edition (2005) Saunders, Philadelphia.
Ganong, WF, Review of Medical Physiology (Lange Basic Science). 22nd Edition (2005) McGraw-Hill
Medical, New York.
King, AS, Physiology and Clinical Anatomy of the Domestic Mammals: Central Nervous System.
Volume 1 (1999) Wiley-Blackwell, Oxford.
Miller, ME; Evans, HE; Christensen, GC, Miller's Anatomy of the Dog. 2nd Edition (1979) Saunders,
Philadelphia.
Nelson, RW; Couto, CG, Manual of Small Animal Internal Medicine. 2nd Edition (2005) Mosby, St
Louis.
Overall, K, Clinical Behavioural Medicine for Small Animals. (1997) Mosby, St Louis.
Summers, B; Cummings, JF; deLahunta, A, Veterinary Neuropathology. (1994) Mosby, St Louis.
Artículos
Lavely, JA, Pediatric neurology of the dog and cat, Veterinary Clinics of North America: Small
Animal Practice 36 (3) (2006) 475–501.
Shelton, D, Neuromuscular diseases, Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice 32
(1) (2002) 1–305.
Índice alfabético
El número de página en negrita hace referencia a las figuras y tablas.
A
abducción de extremidades 8, 228
abiotrofia 206
adipsia 64
aducción 199
agresión 86–88
alerta 6, 47, 71
aleteo escapular 250
alodinia 275
alteración conductual postictal 92, 109–112
alteración de la conducta 59, 60, 63, 66, 71–73, 74, 81, 86–88, 109–112
alteración de la voz 158–160
alteración del estado mental 47, 59–60, 62, 63, 66
Angiostrongylus vasorum 98
anisocoria 24, 119, 131
anorexia 62, 73
anosmia 22
ansiedad 82–83
anuria 295
apocalipsis intracraneal 55
apoyo plantígrado 15, 228, 297
arreflexia 20
aspecto de la cara 29–30, 118, 131, 135
aspergilosis 118
ataxia 10, 60, 62, 63, 177, 199–209, 235, 240–242
truncal 205, 227, 247–249
atonía del detrusor 80
atrofia 14, 164
músculos de la masticación 266
atropina 123
audición 31, 146
autoamputación 286
avulsión del plexo braquial 194
B
babeo 125
Bambi sobre hielo 199
betanecol 124
blefaroespasmo 127
bostezos 71
compulsivos repetitivos 71
botulismo 191
C
cabeza
asentimiento 251
giro 51, 98, 227
inclinación 31, 141, 208–209, 227, 242
oscilación 213, 251
presión 9, 227
sacudidas 135, 141
temblor 248
traumatismo 52–58, 53
caídas 227
calambre 256
calor 15
carretilla 12
castañeteo de dientes 138
cataplejía 72
ceguera 23, 62, 115–119
cerebeloso/a
ataxia 205–207
temblor 248
cerebral
hemorragia 97–99
pérdida de sal (PCS) 55
cerebro
cirugía 58, 80
extracción 319
herniación 43, 43
muerte 55
tumor 75–78
choque contra objetos 6, 115, 121
cifosis 227, 229
círculos compulsivos 51
circunducción 10, 199
clonus 20, 255
cojera 211–221
cola
flácida 196
lesión por tracción 197
parálisis 196
color del iris 62
coma 47, 52, 53, 59, 63
comunicación con el cliente 3–5
conducta de ingestión 72
conducta del sueño 71–72
consciencia 47, 71
convulsiones 4, 59, 62, 63, 74, 75, 86, 91–93, 94, 96, 97, 100, 104–112
control de 106
coordinación 199
coprofagia 72
cráneo
agujero 42
tumor 94–95
criptococosis 118
cuatro jinetes 55
cuello
dolor 259, 273–275
ventroflexión 250
D
debilidad 9, 59, 63
dedo estriatal 20
defecación 79–81
déficit de amenaza 23
deglución 158
delirio 47
demencia 47
derivación portosistémica 62
descripción del estado mental 47
desmielinización 207
desplome 59, 232–233
diabetes insípida central 55
diencéfalo 36, 43
dilatación pupilar iatrogénica 134
disautonomía 43, 123
canina 123–124, 123
discinesia 257
discoespondilitis 88, 264–278
discoria 119
disestesia 275
disfagia 32, 158
disinergia detrusor-uretral 80
dismetría 205
distrofia neuroaxonal 206
dóberman «bailarines» 202
dolor 15, 273–278, 286
referido 37
dormir con los ojos abiertos 127
dorsiflexión 227
E
edema pulmonar neurogénico 53
electromiografía 194, 216
embotado 52, 74, 121
emesis 192
encefalitis 67–68, 68
encefalopatía hepática 62
encefalopatía metabólica 59–63
enfermedad coexistente 35
enfermedad de disco intervertebral 177–180
enfermedad de Lafora 71
enfermedad del oído 143–145
medio 141–142, 144
enfermedad discal 177–179, 203
enfermedad fúngica sistémica 118, 118
enfermedad neurológica multifocal 43
enfermedad retroperitoneal 284–285
enoftalmos 27, 131
envenenamiento 188
epífora 125, 135
epilepsia 104–109
catamenial 105
equilibrio 31, 143, 208, 241–243
escala de coma de Glasgow (modificada) 52, 53
escala de Karnofsky 166
escápulas aladas 250
escoliosis 227, 229
esotropía 26
espasmo 256
espasticidad 256
espina bífida 174
espinal(es)
reflejos 16, 38, 38
shock 20
traumatismo 231
espondilomielopatía cervical 175
estado epiléptico 109–110
estereotipias 82, 92
estornudo 150–151
inverso 150
estrabismo 26–27, 242–243
inducible 32
posicional 32
estrés emocional del propietario de un perro epiléptico 93
estridor inspiratorio 32, 158
estupor 47, 52, 53, 59
exoftalmia 27, 134, 255
exóstosis cartilaginosas 88
exotropía 26
F
fasciculación 256
fascículo longitudinal medial (FLM) 26
fase preictal 91
fase prodrómica 91
felino/a
peritonitis infecciosa (PIF) 129, 130, 130
síndrome de hiperestesia 197
virus de Borna 130
virus de la inmunodeficiencia (FIV) 130
virus de la panleucopenia 130, 130, 206
fenilefrina, gotas 132
fibrilación 250
fotofobia 127
frotamiento de la cara 150, 286
fucosidosis 149
función pupilar 24, 119–124
G
garrapata
infección transmitida 283
parálisis 187
giros 242
gorgoteo 192
gradación
cojera 213
coma 53, 53
discapacidad 166, 166
lesiones de médula espinal 165, 165
reflejos espinales 20
graznido de ganso 152
gruñido en la espiración 187
H
hábitos higiénicos (pérdida de) 74–78
hemeralopía 115
hemifacial, espasmo 135
inatención 73
marcha 12, 12
negligencia 73
plejía 163
hemorragia escleral 99
hendidura palpebral 127, 128
hernia cerebral 40, 43, 43
hidrocefalia 53, 85, 100–103
hiperactividad 82, 111
hiperalgesia 275
hipereplexia 256
hipermetría 199, 201, 201, 205
hipernatremia 63–65
hiperpatía 275
hiperreflexia 20
del detrusor 80
hipersensibilidad por denervación 132
hipersomnia 71
hipertonía 255
hiperventilación 49, 49
hipoalgesia 275
hipocalcemia 258
hipoestesia 276
hipoglucemia 60
hipomielinización 207
hiponatremia 63
hiporreflexia 20
hipoventilación 49
hippus pupilar (atetosis) 119
histamina 124
I
ictus 91
idiopático/a
epilepsia 104–109
parálisis facial 135–137
síndrome de Horner 133
incisión ventral 179
inclinación 228, 228
incontinencia
de urgencia 80
fecal 79–81
urinaria 80
infección bacteriana (SNC) 169, 169
infección intracraneal otogénica 143–145
infección vírica (SNC) 130
infecciones protozoarias 249, 249
ingestión de hierba 72
insomnio 72
insulinoma 59–61
intolerancia al ejercicio 59
intoxicación por metronidazol 245
intracraneal
presión 54, 63, 75
quiste aracnoideo 84–85, 85
isquemia 221
K
knuckling, posicionamiento propioceptivo 13
L
labio caído 31
labios flácidos 31, 137, 137
lágrimas de cocodrilo 125
LCR xantocrómico 282, 282
leishmaniasis 249
lengua 33, 138
letargia 63
líquido cefalorraquídeo (LCR) 309–310
localización de la lesión 34–43
lordosis 227, 229
M
mandíbula 227
caída 27, 138–140
fuerza 27
tono 27
trabada 139, 260
maniobra de cabeza de muñeca 51
maniobra de Queckenstedt 310
maniobra de Valsalva 152
marcha 8–11, 10, 163–166
de ganso 199, 201
en círculo 9, 51, 84, 208–209, 235
jacksoniana 92
sin rumbo 9, 82
martillo rotuliano, uso de 17
masticación 286
medular(es)
ataxia 199–204
infarto 171–173
lesión 38
«marcha» 165
tumores 236
megaesófago 153
memorice 18
meningioma 75–77, 96
meningitis 281–283
meningoencefalitis granulomatosa 66–68, 68
meningoencefalitis inflamatoria no infecciosa 68
mesencéfalo 36, 43
metencéfalo 36, 43
miastenia gravis 186–193
midriasis 120, 134
mielencéfalo 36, 43
mielografía 306
mielomalacia 43
ascendente 179, 181
mielopatía degenerativa 203
miembro anterior
movimiento 37, 37, 39, 39
nervios 41
miembro posterior
movimiento 37, 37, 39, 39, 40
nervios 41
miocardiopatía hipertrófica 223
miocimia 256
mioclonía 84, 91, 255
miopatías 185
miosis 119, 131
miotonía 135, 261
mirada fija 6, 47, 66, 119, 127
monoplejía 163
mordedura 264
mordisqueo de tejidos 73
movimiento de «cazar moscas» 82
movimiento del ojo 26–27
músculo
atrofia 14, 164
aumento de tamaño 15, 219
depresión 15
dureza, dolor 221
tono 10, 250–252
músculo masticatorio
atrofia 266–268
miositis 267
N
narcolepsia 72
nariz, desviación 135, 137
nariz húmeda 125
náuseas 32, 158
navaja de Occam 34
necrosante
encefalitis 68, 84
meningoencefalitis 68
necrosis, lengua 33
neosporosis 206, 248
nervio(s)
abducens 29
accesorio 32–33
compresión de raíz de 211–214
craneales 22–33, 38, 42
frénico 48
glosofaríngeo 32
hipogloso 33
oculomotor 24
olfatorio 22
tumor de raíz de 215–217
vago 32
vestibulococlear 31
neurona motora inferior 9, 36, 41, 164, 184–198
neurona motora superior 8, 36, 41, 164, 171, 184
neuropatía mandibular 139
neuropatología 319–322
neuropraxia 194
neurotmesis 194
nictalopia 115
nistagmo 31–32, 133, 141, 144, 241
espontáneo 31
fisiológico 32, 51
inducible 31
pendular 241
posicional 31
sacádico 241
vertical 32
normorreflexia 20
O
obtención de la historia 3–5
oftalmoplejía, interna y externa 120
oftalmoscopia indirecta 24, 24
opistótonos 51
óptico/a
atrofia del nervio 115
examen del nervio 24
nervio 22
neuritis 115
quiasma 22
osmolaridad 63–65
osteocondroma 88, 95
osteocondromatosis 88
osteotomía de la bulla timpánica 133, 142, 144
otitis
externa 133
interna 144
media 136, 141–142, 144
ototoxicidad 245
P
palpación 14–15
papilas gustativas 32
papiledema 115
paquimeningitis 117
parálisis 9, 163, 177, 181, 185
facial 135–137, 136, 143–145
laríngea 152, 158
paraplejía 173
parasomnias 71
paresia 163, 171, 184
parestesia 275
parpadeo 127
párpados 31, 127, 128, 129, 135
patrón respiratorio 48
patrones de enfermedad 35
percepción 71
del dolor 21, 275
piafar 216
pica 72
pilocarpina 120, 120, 123
pleurotótonos 227
policitemia 222
polidipsia psicógena 73
polifagia 73, 111
polimiositis 188
polirradiculoneuritis idiopática aguda 188
posición del ojo 26–27, 29
postura 7, 51, 227–228
de decorticación 51
de descerebración 51
en caballete (extensión aumentada) 228, 260
prensión 73, 138
problemas psicológicos 82–84, 86
producción de lágrima 29–31, 122
progresión obstinada 227
pronóstico, valoración del 166
propiocepción 9, 13, 199
proptosis 261
prueba de deslizamiento sobre papel 13
prueba de edrofonio 189
prueba de impulso postural extensor 13
prueba de la torunda de algodón 23
prueba de lagrimeo de Schirmer 29–31, 30, 123, 126
prueba de lordosis 15
prueba de luz oscilante 25, 26
prueba de posicionamiento 14
táctil 14
visual 14
prueba de retracción labial 30
prueba de seguimiento visual 23
pruebas de audición 147, 149
pruebas de la función autónoma 123
pruebas diagnósticas prioritarias 34–35
pruebas farmacológicas de las pupilas 120, 131–133
pruebas térmicas 55
ptarmus 150
ptialismo 62, 92, 125
ptosis 27, 127, 131
puente 36
punto de corte 19
pupila en forma de «D» 24, 119
invertida 119
Q
queratitis neurotrópica 122
quiste aracnoideo 84–85, 85
R
rabia 188
rascado 286–290
reacciones posturales 11
recorrido de obstáculos 23
redilatación pupilar 25
reflejo anal 18
reflejo anogenital 18
reflejo bicipital 18
reflejo bulbocavernoso 19
reflejo cérvico-ocular 51
reflejo cutáneo del tronco 19, 276
reflejo de arcada 32, 32
reflejo de Cushing 54
reflejo de deslumbramiento 24
reflejo de enderezamiento 8
reflejo de impulso extensor 19
reflejo de masa 20
reflejo de parpadeo 28, 28
reflejo de rascado 19
reflejo de retirada 17, 18, 287
reflejo de retracción del globo 29
reflejo extensor carporradial 18
reflejo extensor cruzado 20
reflejo flexor 17, 166, 276
reflejo gastrocnemio 17
reflejo invertido 20
reflejo oculocefálico 51
reflejo panicular 19
reflejo perineal 18
reflejo pupilar a la luz (RPL) 22–26, 50, 119–120
reflejo rotuliano 16
reflejo tibial craneal 17
reflejo tricipital 17, 18
reflejo vestíbulo-ocular (RVO) 50, 52
reflejos, gradación 19–20
reglas mnemotécnicas 22, 228, 317
regurgitación 191
resonancia magnética (RM) 306, 309
respiración apnéusica 49
respiración atáxica 50
respiración de Cheyne-Stokes 49
respiración en racimos 49, 49
respiración estertórea 158
respiración periódica (Cheyne-Stokes) 49
respuesta, definición 6
respuesta a la amenaza 23, 100
rigidez 249, 256
del descerebelado 51
rinorrea 125
risa sardónica 260
ronquidos 71
RPL directo 25
RPL indirecto 25
S
sacudidas 250
hípnicas 71
salivación 125
salto sobre una extremidad 11, 11
saltos de conejo 163
schwannoma 218, 220
seco/a
boca 122, 126
nariz 122, 126
ojo 122, 126
secreciones 125–126, 233
sed 64
senilidad 67
sensibilidad facial 28–29, 28, 29
seudohiperreflexia 20, 39
seudoproptosis 261
seudoptialismo 125
shock espinal 20
sialorrea 125
signo de Babinski 20
signo «de puesta de sol» 101
signo de raíz 214
signo/pupila de Marcus Gunn 25
síncope 152, 232–233, 233
síndrome adversivo 51, 228
síndrome de cauda equina 39, 196
síndrome de disfunción cognitiva 66
síndrome de Horner 131–134, 139–140, 139, 143–144
síndrome de Pourfour de Petit 134
síndrome de Schiff-Sherrington 181, 228, 255, 256
síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH) 55
síndrome de temblor ortostático 259
síndrome de Wobbler 175
síndrome del seno cavernoso 40, 42
síndrome medular central 38
siringomielia 278
sistema activador reticular ascendente (SARA) 6, 47
sistema ventricular 40, 43, 303
SNC
divisiones 43
técnicas de imagen 306–309
sobresalto 256
sodio 63–65
sonido de un bombardero en descenso 195
sonrisa 71, 260
sordera 32, 146–151
T
tamaño de pupila 24–25, 50
tambaleo 228
telencéfalo 35, 43
temblores 63, 248, 251, 252, 258–259
intencional 248
tercer párpado 127–128, 131, 260
oscilante 260
tetania 256, 264
tétanos 260–263
tetraplejía 175
tic 256
título de anticuerpos del receptor de acetilcolina 189
tomografía computarizada (TC) 318
tónico 256
tono muscular 10, 250
tortícolis 229–231
tos 111, 152–157
bovina 152
toxoplasmosis 249, 249
tracto tectotegmentoespinal lateral 133
trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) 72, 82
tratamiento anticonvulsivo 95, 105
trigémino
nervio 27, 139
neuroma 150
neuropatía 251
parálisis 138
tumor de raíz nerviosa 151
trismo 260
tromboembolia arterial 222
tromboembolia en silla de montar 221
tromboembolia fibrocartilaginosa (EFC) 172
tronco del encéfalo
lesiones 38
prueba de respuesta auditiva evocada (BAER) 147–148, 148
tumor hipofisario 233
U
úlcera gastrointestinal 223
unidades Hounsfield 318, 318
uñas desgastadas 14, 14
urinario/a
esfuerzo 80
función 21–22
goteo, pérdida 297
incontinencia 79, 293
retención 295
V
vasodilatación 131
conjuntival 131
ventriculomegalia 101
ventroflexión 8, 227, 250
vértebra
bloque 174
en mariposa 174
hemivértebra 174
malformación 174–176
transicional 174
tumor de cuerpo vertebral 87
vertebral(es)
empiema 167–170
fractura 181–183
vértigo 241
vestibular(es)
ataxia 208–209
central frente a periférico 245
enfermedad 234
reflejo ocular 50
signos 141–145
vía de la visión 23, 116
vía oculosimpática 131
visión 115
vómito 57, 111, 191–193
X
xeromicteria 122, 126
xerostomía 122, 126
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