Acuerdo entre FMI y Ecuador: qué compromisos adquirió el país y cuáles son los objetivos Presidente Moreno reunido con Christine Lagarde, directora del FMI, en Davos, Suiza, enero de 2019. El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció en marzo la aprobación de un acuerdo con Ecuador por 4.200 millones de dólares, que poco antes ya había obtenido el visto bueno a nivel técnico. Ese crédito del FMI es el grueso de un préstamo mayor, que supera los 10.000 millones de dólares: los 6.000 millones restantes provienen del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) y la Agencia Francesa de Desarrollo. ¿Necesario o innecesario? Ante la interrogante sobre si era necesario o no acudir a los organismos multilaterales en busca de apoyo, "la respuesta es sí", dice el economista Mauricio Pozo, exministro de Finanzas de Ecuador (2003-2004). "El país venía acumulando una serie de desequilibrios de distinta naturaleza, acumulados a lo largo de 11 años", dice Pozo en entrevista con RT, en referencia a los 10 años de gobierno de Rafael Correa y el primer año de Moreno. Pozo, quien fue el encargado de negociar el penúltimo acuerdo con el FMI, en 2003, detalla que los "desequilibrios" económicos del país incluyen el "tamaño del Estado" que, "medido a través del gasto público", se duplicó, pasando "de 21 a 40 % del Producto Interno Bruto (PIB)" en 11 años. Economista y exministro Mauricio Pozo junto al ministro de Economía, Richard Martínez. También —señala— un "déficit fiscal creciente" y otros problemas como la "falta de financiamiento externo en condiciones adecuadas, la inversión extranjera más baja de la región en relación al PIB, el segundo riesgo país más alto" y por ende "imagen internacional bastante deteriorada". Otros desequilibrios que considera este economista son las bajas reservas internacionales; así como la "liquidez dependiente absolutamente del endeudamiento", pues "todos los meses al Estado le faltaba entre 800 y 900 millones para cubrir lo básico", afirma. Además, el país contaba con "aranceles altos, con impuestos contrarios a la lógica, inclusive a la dolarización"; y a ello se le suma —de acuerdo al exministro— "estancamiento económico" y "cifras altas de desempleo". "Con todos esos factores acumulados, el Gobierno actual tomó posesión, pero en el primer año, de alguna manera, continuó con el proceso anterior, no hizo cambios de fondo, la tónica fue más o menos la misma. Recién, con el tercer ministro de Finanzas (Richard Martínez) es que se empieza a dar un cambio de norte a la política económica y a la política fiscal", manifiesta Pozo, y añade que "salir de ese embudo, sin apoyo internacional, era imposible". Erik Mozo, otro economista ecuatoriano, difiere y dice que "no" era necesario acudir a los organismos multilaterales, porque —argumentó— esta decisión suelen tomarla los países cuando "sus condiciones financieras son bastante complejas y graves". Datos publicados En los últimos años, este país andino ha tenido un crecimiento económico constante. Según cifras del Banco Central de Ecuador (BCE), en esta última década, el año con mayor aumento del PIB fue en 2011, con 7,9 %, y solo en 2016 hubo decrecimiento, con una contracción de 1,2 %, año de caída de los precios del petróleo, la apreciación del dólar y, aunado a ello, un devastador terremoto azotó al país. Sobre los datos de la deuda pública del país hay contradicciones en las mismas publicaciones del Ministerio de Economía y Finanzas, según la fuente que los proporciona. Según las cifras presentadas por el gobierno de Correa, en marzo de 2017 el endeudamiento alcanzaba 27,3 % del PIB; pero la administración de Moreno publicó nuevos datos, haciendo un recálculo, y señala que en esa misma fecha la deuda era de 41,3 % del PIB. Tomando en cuenta su propio documento, la deuda pública de Ecuador ha aumentado en el gobierno de Moreno en cuatro puntos porcentuales, ya que se ubicó en 45,3 % del PIB en marzo de este año. En relación al déficit fiscal, el país cerró 2018 con un saldo pendiente de 3.332,9 millones (3,0 % del PIB), muy inferior a los 5.837,7 millones de 2017. Sobre las reservas internacionales, en junio de 2017, pocos días después que Moreno asumiera la Presidencia, el país contaba con 4.467 millones de dólares, de acuerdo a datos del BCE. Actualmente, a junio de 2019, se mantienen en 3.885 millones, tras una baja en noviembre de 2018 a 2.382 millones. Los compromisos que adquiere Ecuador La Carta de Intención presentada por Ecuador al FMI establece seis pilares hacía los cuáles busca encaminarse el país: Restaurar la prudencia en la política fiscal. Fortalecimiento del marco institucional del Banco Central. Reforzar la resiliencia del sistema financiero. Apoyo a la creación de empleo, la competitividad y el crecimiento. Promover la prosperidad compartida y proteger a pobres y vulnerables. Promover la transparencia y el buen gobierno. Para cumplir con esos objetivos, dentro de esos pilares, el Gobierno ecuatoriano se compromete, entre otras cosas, a hacer "un cuidadoso reajuste de la masa salarial por medio de una estrategia que equilibre la restricción salarial con decisiones prudentes en la renovación de contratos ocasionales y en la contratación de nuevos funcionarios". También tiene el plan de "renovar únicamente uno de cada dos contratos que expiren en los sectores no sociales y de armonizar los sueldos de los nuevos empleados del sector público con los del sector privado". El texto también señala que Ecuador estará obligado a "continuar con la optimización de los subsidios a los combustibles mediante la normalización de los precios del diésel de uso industrial". Ya el año pasado se quitaron los subsidios al diésel para pescadores y camaroneras, así como a los distintos tipos de gasolina. Además, van a "actualizar" las tarifas por servicios al ciudadano de entidades públicas"; y "monetizar activos que permanecerán bajo propiedad pública pero cuyos derechos de concesión serán otorgados a socios privados". El Gobierno ecuatoriano se comprometió también a presentar una reforma tributaria, que tiene como objetivos "mejorar la movilización de ingresos, aumentar la eficiencia, la simplicidad y la equidad, pasando de los impuestos directos a los indirectos, y reduciendo las exenciones y el trato preferencial". Contempla la eliminación gradual de "los impuestos distorsionantes relacionados con el volumen de los negocios y las transferencias al exterior". Otro paso será la reforma laboral. Según la Carta de Intención, esta "implica adaptarse a las condiciones del mercado y de la sociedad, retirando cuidadosamente las restricciones actuales que resultan en menores oportunidades para las personas que no tienen un empleo". Estas medidas se suman a otras que ya ha venido aplicado el Gobierno en distintas materias, en especial en la reducción del Estado. El año pasado se eliminaron 20 instituciones como ministerios, secretarías, institutos y agencias dependientes; y ya han anunciado, por ejemplo, la posibilidad de privatizar la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT). En marzo pasado, el ministro del Trabajo, Andrés Madero, informó, en una comparecencia en la Asamblea Nacional, que desde diciembre de 2018 hasta febrero de 2019 se habían despedido a 11.820 trabajadores del sector público. Reformas laborales Mozo cuestiona algunos de estos compromisos. Sobre "armonizar" los sueldos en todos los sectores, señala que en "Ecuador los salarios del sector público, que están medidos en escalafones, son en proporción más altos que los del sector privado"; mientras en los privados rige el mínimo de 394 dólares, los trabajadores públicos "nivel 1" ganan alrededor de 700 dólares, lo que significaría una reducción significativa. En cuanto a la reforma laboral, señala que las propuestas presentadas hasta ahora por el Consejo Nacional de Trabajo y Salarios, dan paso a la "precarización". Los cambios presentados a la fecha incluyen la extensión de hasta 10 o 12 horas de trabajo diarias, aunque respetando las 40 horas semanales; sin embargo se incluirán los fines de semana para el ejercicio de las labores. "Esto desregula el pago de horas extras", dice Mozo. Erik Mozo, economista ecuatoriano. "Este es apenas el primer paquete de medidas de flexibilización laboral que se implementarán y ya es bastante ambicioso; a medida que esto vaya profundizándose, va a haber más desequilibrios en materia económica que repercutirán en desbalances sociales y políticos". Otro de los cambios, es la eliminación del recargo de los contratos eventuales, con la modificación del artículo 17 del actual Código Orgánico del Trabajo, que establece que los trabajadores bajo esta modalidad tienen un incremento en su sueldo de 35 % del valor hora del salario básico. Y una tercera propuesta es la creación de un contrato de emprendimiento, que podría ser aplicable a nuevas empresas o inversiones, con una duración de hasta tres años, sin generar las obligaciones de un contrato indefinido como el que existe actualmente. "Este es apenas el primer paquete de medidas de flexibilización laboral que se implementarán y ya es bastante ambicioso; a medida que esto vaya profundizándose, va a haber más desequilibrios en materia económica que repercutirán en desbalances sociales y políticos", dice Mozo. "Esquema laboral caduco" Pozo, por su parte, considera que "la reforma laboral es un tema político complicado, pero tiene que aplicarse". Menciona que "hay que crear un marco legal moderno acorde a las circunstancias que permita la contratación" en distintos escenarios. Mauricio Pozo, economista y exministro de Economía de Ecuador. "El esquema laboral en Ecuador es obsoleto, es caduco, no ayuda a la contratación, no ayuda al desempleado, piensa solo en el empleado". Mauricio Pozo, economista y exministro de Economía de Ecuador. Señala que en Ecuador, por ejemplo, en la normativa laboral "no existe el pago por horas"; además solo hay dos tipos de contrato, "el de prueba, que son 90 días y el infinito". El economista explica que "los ciclos productivos son distintos entre los distintos sectores, entonces no se puede aplicar una norma para todo por igual"; como ejemplo citó a la agricultura, que "tiene épocas de cosecha y siembra, a veces se requiere más gente o menos". "El esquema laboral en Ecuador es obsoleto, es caduco, no ayuda a la contratación, no ayuda al desempleado, piensa solo en el empleado", dice. Complementar con otras políticas Pozo señala que el acuerdo, aunque necesario, "no es suficiente". Considera que "el apoyo de los actores privados del sector productivo es fundamental, porque un ajuste fiscal de esa magnitud, entre otras razones, produce una contracción económica y estamos ahora en un estancamiento". Ese sector —señala— "ayudaría a reducir el costo y las secuelas del ajuste". Resultados esperados El programa con el FMI tiene una duración de tres años y el escenario planteado es de tres a cuatro años de estancamiento económico. Según datos de este organismo, el país se contraerá este año 0,5 %, crecerá apenas 0,2 % en 2020 y recién en 2024 aumentará su PIB en 2,1 %. "El país podría encarrilarse en un período de unos dos a tres años [...] si hacen bien las cosas", dice Pozo, esto coincidiría con el fin del gobierno de Moreno, que vence en mayo de 2021. Ejes del acuerdo de Ecuador con el FMI Ecuador, lunes, 25 de Marzo, 2019 Juan J. Paz y Miño C. Gracias a la presión ciudadana, por fin pudo conocerse la carta de intención presentada por Ecuador (1 de marzo de 2019) a Christine Lagarde, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), documento suscrito por Richard Martínez A., Ministro de Economía y Finanzas y por Verónica Artola J., Gerente General del Banco Central del Ecuador (BCE) (documento: https://bit.ly/2YnejCi). Es posible resumir la carta en los siguientes puntos, aclarando los conceptos revestidos con palabras supuestamente técnicas (son simplemente ideológicas), y citando al texto entre comillas: 1. Responsabilidades atribuidas al gobierno de Rafael Correa.- Entre otras opiniones: “El Ecuador se encuentra en una transición histórica para modernizar la economía y fortalecer el crecimiento económico y la generación de empleo para las generaciones futuras”; en un país “que abandona las prácticas poco transparentes del pasado reciente”; considerando que “los fundamentos de nuestro sistema económico dolarizado han sido socavados por una continua erosión de las instituciones nacionales”; con “debilitamiento del sistema de gobernanza pública y persistentes desequilibrios fiscales”; tenemos el compromiso de “revertir estas tendencias”; además, “ciertos amortiguadores, incluyendo las reservas internacionales del BC y los ahorros de fondos petroleros, fueron erosionados y la capacidad del Gobierno para responder ante emergencias nacionales fue seriamente debilitada”; adicionalmente, “los cimientos institucionales del Banco Central fueron socavados”. 2. Propósitos altruistas.- Hemos “actualizado” nuestro “Plan de Prosperidad”, en concordancia con el “Plan Nacional de Desarrollo” y con los “Objetivos de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas para el año 2030”; lo sustentamos en cuatro “pilares fundamentales”: “i. reconstruir y fortalecer los cimientos institucionales de la dolarización; ii) generar empleo y crecimiento a través de mayor competitividad; iii) promover igualdad de oportunidades y proteger a los pobres y vulnerables”; y iv) garantizar un clima de transparencia y buen gobierno”. Estamos comprometidos a “restaurar el orden en las cuentas fiscales”; nuestra meta es “revertir rápidamente la trayectoria creciente de la relación de la deuda pública con el PIB”; nuestro plan fiscal está “diseñado cuidadosamente” para “minimizar el impacto de esta transición en la economía real y en las condiciones de vida de la población”; también se “requerirá de un esfuerzo de la ciudadanía”; “los ahorros y los ingresos generados… nos permitirán incrementar el gasto en asistencia social” y “proporcionar un mayor apoyo a los más vulnerables” (“la mujeres, los adultos mayores y las personas con discapacidad”); también “fortaleceremos las bases estructurales de nuestro sistema fiscal”; “reconstruir y fortalecer la base institucional que gobierno al Banco Central”; “respaldar el régimen de dolarización”; eso si “restaurar la competitividad internacional de la economía” y “promover un crecimiento liderado por el sector privado”; “convertir al Ecuador en un destino preferido para los negocios de todo el mundo e impulsar la generación de empleo y la reducción de la informalidad en la economía”; transparencia y lucha contra la corrupción; fortalecer la vigilancia de las relaciones comerciales con altos funcionarios públicos, así como el régimen de declaración de activos para ellos; ley que asegure congelar, decomisar y confiscar recursos obtenidos por actos de corrupción. 3. Avances previos.- En definitiva, en el documento se sostiene que ya hemos avanzado con la Ley de Fomento Productivo, las exoneraciones fiscales, la subida de combustibles; disminución de trabajadores públicos; avance en la lucha contra la corrupción; avance institucional mediante el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social de transición. 4. Deuda externa.- Se habla de “prudencia en la política fiscal”; la meta es reducirla por debajo del 40% del PIB. Entre 2008 y 2018, dice el documento, la deuda pública total pasó de 24% del PIB al 46% del PIB. Adviértase que la deuda nunca sobrepasó el último porcentaje, como se ha sostenido en otros momentos, y que el cálculo es para el año 2018, por lo que hay que tomar en cuenta el incremento deudor del actual gobierno. 5. Reducir el déficit en el sector público.- A través de: reducir subsidios a los combustibles en 5% del PIB en los próximos tres años (subir precios a las gasolinas); además, “normalización de los precios del diésel de uso industrial” (subir el diésel); “sistema de subsidios a los combustibles que promuevan la equidad y la eficiencia económica” (o sea, focalizar los subsidios para sectores más pobres); “reajuste de la masa salarial del sector público” (despedir trabajadores públicos); reforma del sistema tributario; “reducción del gasto público de capital y de bienes y servicios” (menos inversiones estatales); “mejorar los términos y las condiciones en la contratación pública de bienes y servicios”; “actualizar las tarifas por servicios al ciudadano de entidades públicas” (subir electricidad, por ej.); “tenemos la intención de fusionar las dos compañías petroleras estatales”. Según el Ministro Martínez, el gasto se ajustará en U$ 4.400 millones hasta 2021, con respecto a 2018 (https://bit.ly/2FipHXq). 6. Impuestos.- “reforma del sistema tributario”; garantizar la posibilidad de ajustes automáticos y límites vinculantes del gasto en concordancia con el marco fiscal global, enviando a la Asamblea los proyectos de leyes específicos; “empezar a eliminar el distorsionante impuesto a la salida de divisas” (ISD); “simplificar” el sistema tributario (reducir el número de impuestos); “ampliar la base impositiva” (que más ciudadanos se incorporen al pago de impuestos); “eliminar las exenciones tributarias no justificadas, los regímenes especiales y las preferencias que en la actualidad benefician a los segmentos más ricos de la población” (hace poco se propuso, por ej., suprimir el 50% de las exoneraciones para los adultos mayores; pero no se topa al alto empresariado); en forma muy clara y sin ningún sonrojo, se sostiene como objetivo gubernamental “rebalancear el sistema impositivo hacia una mayor tributación indirecta antes que directa”, lo que significa abandonar toda política de redistribución de la riqueza, un seguro incremento de impuestos indirectos como el IVA y el privilegio para las capas ricas que no se verán amenazadas con impuestos directos; y, adicionalmente, en beneficio de las elites económicas empresariales, se “eliminarán gradualmente los impuestos distorsionantes relacionados con el volumen de los negocios y las transferencias al exterior”, con lo cual incluso se favorecerá la mejor fuga de dinero. 7. Privatizaciones.- Se cuidan de emplear este concepto, pero lo esconden con estas palabras: “Monetizar activos que permanecerán bajo propiedad pública pero cuyos derechos de concesión serán otorgados a socios privados”; además, asociaciones público-privadas. 8. BCE.- “Reconstruir y fortalecer la base institucional que gobierna al Banco Central” con un “Directorio independiente”; prohibiciones para que el BCE financie con préstamos al gobierno y al sector público y que la institución deje de tener deuda del gobierno; “acumular gradualmente reservas internacionales” que permitan sustentar la dolarización; fortalecer su “autonomía operacional”. 9. Cuestión laboral.- La insistencia es absoluta: “Ecuador requiere una reforma laboral urgente”, que ayude a reducir la informalidad y fomente el empleo, “retirando cuidadosamente las restricciones actuales que resultan en menores oportunidades para personas que no tienen un empleo” (clara flexibilidad laboral); “disminuiremos gradualmente los costos implícitos de contratación” (se revisarán derechos asociados al contrato de trabajo, afectando el principio pro-operario), creando “incentivos para la creación de empleos” (no se especifican) y para el crecimiento de pequeñas y medianas empresas” (tampoco se señalan); además, “que el actual mercado de trabajo converja hacia uno que se adapte adecuadamente a las necesidades de distintos sectores y responda a las necesidades de las mujeres y los jóvenes” (el mercado se impone frente al derecho laboral); como ya está anotado, “cuidadoso reajuste de la masa salarial” (según el ministro Martínez será de U$ 1.000 millones hasta 2021); también “decisiones prudentes en la renovación de contratos ocasionales”, así como “en la contratación de nuevos funcionarios” (restringir contrataciones laborales en el Estado); “renovar únicamente uno de cada dos contratos” en el sector público; “armonizar los sueldos de los nuevos empleados del sector público con los del sector privado” (significará bajar sueldos públicos al nivel inferior que tienen los sueldos privados). 10. “Resilencia del sistema financiero”.- “Fortaleceremos el monitoreo del endeudamiento de los hogares y de los precios de bienes raíces” e “implementar requerimientos de naturaleza macroprudencial” (o sea, mayores restricciones a créditos en función de las capacidades de los hogares); “incrementar la confianza en el sistema financiero”; “las limitaciones de liquidez impuestas al sector financiero serán gradualmente descontinuadas”. 11. Promover el emprendimiento.- Ya logrado, dicen, con la Ley de Fomento Productivo, a la que se sumará una “Ley de Emprendimiento” 12. Atención a los más vulnerables.- Con los ahorros logrados se podrá “aumentar los gastos de asistencia social y proporcionar un mayor apoyo a los más vulnerables; mediante programas de acceso a salud, educación y vivienda, a través de los diversos planes denominados: “Plan Toda Una Vida”, “Casa Para Todos” (que, además -dicen-, promoverá el empleo y las actividades de construcción, en asocio con empresas privadas e instituciones financieras); programa “Joaquín Gallegos Lara” (para población discapacitada); “Mis Mejores Años” (para adultos mayores); control del sistema “por un registro social actualizado y mejorado”; “apoyo a las familias con niños pequeños, asegurando programas de cuidado de niños”; “contratos laborales menos rígidos” para favorecer a mujeres; incremento del gasto “para asistencia social; “aprendizaje, medicina preventiva y desnutrición son áreas en las que se concentrarán nuestros programas sociales” 13. Libre mercado.- Claramente: “abrir el Ecuador al comercio mundial”; fomentar el mercado de capitales; arbitraje internacional para las empresas; atraer inversionistas extranjeros; buscar acuerdos comerciales; “unirnos a la Alianza del Pacífico”. Conclusiones.- Resumo mis criterios sobre el documento: 1. Como lo han planteado varios grupos de economistas y académicos ajenos a la visión neoliberal y a la subordinación del país al FMI, sí es posible que Ecuador adopte medidas distintas y alternativas sobre la economía; pero ello requeriría de otro tipo de gobierno. De modo que se ha seguido un solo camino económico, en cuyo marco las políticas y medidas que se adoptan no responden a estudios serios ni a perspectivas latinoamericanas (por ejemplo las de Cepal), sino que se han basado en el dogma ideológico de que el mercado y la empresa privada son los ejes del desarrollo y, sobre todo, responden a simples intereses de los más importantes grupos pertenecientes a las elites empresariales del país. 2. No existe ninguna diferencia entre el actual acuerdo logrado con el FMI y las 16 cartas de intención suscritas entre 1983 y 2003. Reviven los mismos propósitos ideológicos, las mismas intencionalidades económicas y sociales, los mismos objetivos del modelo empresarial que rigió durante las dos décadas finales del siglo XX y los inicios del XXI. 3. Como en otros momentos históricos, en Ecuador han vuelto a confrontarse dos tipos de economía: una, social, con activo intervencionismo estatal para mejorar la calidad de vida de la población y la modernización material; y otra, concentrada en los intereses del alto empresariado y las oligarquías regionales. Volvemos a vivir el ciclo de la economía exclusivamente empresarial-oligárquica, que incluso contradice los principios económicos y sociales de la Constitución de 2008. 4. En el marco del nuevo modelo empresarial del Ecuador, el memorando de acuerdo preparado para conocimiento del FMI, logró obtener el crédito esperado. El Fondo apuntalará el camino empresarialoligárquico propuesto por el país. 5. Se ha consolidado el marco de las más tradicionales y caducas fórmulas para el manejo económico del país: afectar al Estado en sus capacidades y tamaño; privatizar bienes y servicios públicos; reducir o suprimir impuestos directos (beneficia a los ricos) y generalizar los indirectos (“democratiza” impuestos sobre las clases medias y populares); precarizar y flexibilizar el trabajo formal bajo el supuesto de que así podrá mejorar el empleo para el sector informal, con la afectación a los derechos laborales. 6. Un extenso documento de 115 páginas del FMI titulado “Staff Report for the 2019 Article IV Consultation and Request for an Extended Arrangement Under the Extended Fund Facility – Pres Release; Staff Report; and Statemene by the Executive Director for Ecuador” (https://bit.ly/2Wfs97H), señala, entre otros datos, que en 2019 la economía ecuatoriana decrecerá en 0.5% y para 2020 solo crecerá al 0.2%; en tanto la tasa de crecimiento en 2021 será del 2.7%, pero en 2022 del 2.3%; y, además, el desempleo crecerá del 3.75% en 2018 al 4.3% en 2019 y al 4.7% en 2020. (Ver: El Comercio, https://bit.ly/2Yf59ru). 7. Grave futuro para Ecuador: poder político subordinado a elites económicas y a condicionamientos externos, economía desestructurada, capas ricas beneficiadas, concentración de la riqueza, deterioro de las condiciones de vida y de trabajo para la gran mayoría de la población. Súmese a todo ello la desinstitucionalización nacional.