NEOCLASICISMO Y LOS IDEALES DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA El Neoclasicismo fue un movimiento estético y artístico, encabezado por una mentalidad revolucionaria que sacudió toda Europa a mediados del siglo XVIII-XIX. Surgió con un pensamiento que se oponía a la estética ornamental y recargadísima del movimiento Barroco. Se caracterizaba por adoptar ideas de la cultura clásica y es por esto que todos los artistas del neoclasicismo intentaban inspirarse con la arquitectura antigua. Además, el objetivo de este tipo de arte era representar los sentimientos y el movimiento, un arte absolutamente pensado y racional, con reglas algo sencillas y con un enfoque similar al arte griego, romano y renacentista. En el arte Neoclasicista se pueden distinguir fácilmente dos corrientes: Una primera, que se encarga de responder esos interrogantes de carácter estético contra el barroco, buscando una verdad más sincera sobre lo que es realmente, sin desatarse esa exaltación del poder. La otra corriente responde a una funcionalidad, racionalidad y claridad de lo se quería conseguir con este arte. El Neoclasicismo con su origen científico y su interés por el racionalismo griego se conecta con el culto al saber de la Ilustración; luego la revolución se entera de esta conexión y lo adopta como arte oficial. Este movimiento se define por su culto al arte clásico, acentuado en Europa, diferenciándose con el renacimiento por el auge evidenciado en Grecia y Roma. Se empezaron a imitar estos modelos, y muchas veces se hacía de manera muy servil e indecorosa, así que, comparándolo con los movimientos anteriores del Renacimiento y el Barroco, fue mucho menos innovador. Como todo arte clásico fue considerado como un movimiento artístico que miraba excesivamente al pasado, sometido por unas normas rígidas que pusieron en duda su origen cronológico. La explicación radica en que la burguesía, de mentalidad racionalista y moderada, encuentra de forma más sencilla un modelo ideal con este estilo, frente al sentido de la vida más sensual, recargada y exuberante de la aristocracia del Rococó. Será pues la bandera artística no sólo de la Revolución Francesa, sino también del Imperio Napoleónico, en conexión con todo lo que de ambiguo tiene esta etapa: era revolucionario como ella, ya que no aceptaba nada de las tendencias artísticas precedentes, pero al mismo tiempo era conservador porque no dejaba libertad al artista para crear nada nuevo, al igual que este movimiento, la sociedad napoleónica también era conservadora, ya que la Revolución había liberado unas violentas fuerzas sociales a las que la oligarquía burguesa necesitaba controlar para mantener su hegemonía. Moreno Reyes Harveys Rolando 1032409866 Grupo C Propedéutica del Arte al Maestro Dario Alberto Cadavid Mora