LA ALIMENTACION El acto de comer e ingerir alimentos supone aportar al organismo las sustancias que necesitamos para vivir. Por ejemplo, una manzana nos aporta agua, vitaminas, minerales, hidratos de carbono, etc., que nuestro cuerpo utiliza para reponer lo gastado en el desarrollo de las funciones vitales. El conjunto de alimentos que ingerimos debe cubrir las necesidades de nuestro organismo y aportar componentes promotores de salud que aumenten la esperanza y calidad de vida. La alimentación es el conjunto de acciones mediante las cuales se proporcionan alimentos al organismo. Abarca la selección de alimentos, su cocinado y su ingestión. Depende de las necesidades individuales, disponibilidad de alimentos, cultura, religión, situación socioeconómica, aspectos psicológicos, publicidad, moda, etc. Los alimentos aportan sustancias que denominamos nutrientes, que necesitamos para el mantenimiento de la salud y la prevención de enfermedades. Nutrición es la ciencia que comprende todos aquellos procesos mediante los cuales el organismo incorpora, transforma y utiliza, las sustancias químicas (nutrientes) contenidas en los alimentos. El cuerpo humano necesita los nutrientes para llevar a cabo distintas funciones: - Cubrir las necesidades energéticas - Formar y mantener las estructuras corporales - Regular los procesos metabólicos - Prevenir enfermedades relacionadas con la nutrición LOS ALIMENTOS Los alimentos se definen como todos aquellos productos sólidos o líquidos que, en su forma natural o después de haber sufrido una transformación, son consumidos por el hombre, aportándole los elementos necesarios para la nutrición. De esta forma, los alimentos que consumimos, nos van a proporcionar la energía y los nutrientes que nuestro organismo necesita para el mantenimiento de la vida y la salud. Ahora bIen, dado que, a excepción de la leche materna para los lactantes, ningún alimento contiene todos los nutrientes que el organismo necesita, para lograr una dieta equilibrada, es necesario hacer combinaciones entre ellos. ANOREXIA NERVIOSA La anorexia nerviosa, a menudo simplemente denominada anorexia, es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por el peso corporal anormalmente bajo, el temor intenso a aumentar de peso y una percepción distorsionada del peso corporal. Para las personas con anorexia, es muy importante controlar su peso y su figura corporal, y hacen todo tipo de sacrificios que suelen interferir en las actividades de su vida. Para evitar aumentar de peso o para seguir adelgazando, las personas anoréxicas generalmente restringen demasiado la cantidad de comida que consumen. Para controlar la ingesta calórica, pueden vomitar después de comer o usar laxantes, suplementos dietéticos, diuréticos o enemas de un modo indebido. Además, para intentar bajar de peso, pueden ejercitarse en exceso. Algunas personas con anorexia tienen episodios de atracones y purgas, similar a lo que les ocurre a las que sufren bulimia nerviosa. Sin embargo, las personas anoréxicas por lo general luchan contra un peso corporal anormalmente bajo, mientras que aquellas que padecen bulimia suelen tener un peso normal o por encima de lo normal. No importa cómo se logre bajar de peso: la persona con anorexia tiene un temor intenso a aumentar de peso. En realidad, la anorexia no se trata de la comida. Es una manera poco saludable de hacer frente a los problemas emocionales. Cuando tienes anorexia, lo que haces con frecuencia es equiparar la delgadez con la autoestima. La anorexia puede ser muy difícil de superar. Pero con tratamiento, puedes lograr una mejor percepción de quién eres, volver a tener hábitos de alimentación más saludables y revertir algunas de las complicaciones graves causadas por la anorexia. Síntomas Los signos y síntomas físicos de la anorexia nerviosa están relacionados con la inanición, pero el trastorno también incluye problemas emocionales y del comportamiento relacionados con una percepción irreal del peso corporal y un miedo extremadamente fuerte a aumentar de peso o ser gordo . Síntomas físicos Los signos y síntomas físicos de la anorexia pueden ser los siguientes: Pérdida de peso excesiva Aspecto delgado Hemograma anormal Fatiga Insomnio Mareos o desmayos Coloración azulada en los dedos de la mano Cabello fino o quebradizo o pérdida de cabello Bello suave tipo pelusa que cubre el cuerpo Ausencia de menstruación Estreñimiento Piel seca o amarillenta Intolerancia al frío Ritmo cardíaco irregular Presión arterial baja Deshidratación Osteoporosis Hinchazón de los brazos o las piernas Síntomas emocionales o conductuales Los síntomas conductuales de la anorexia pueden incluir intentos de perder peso de las siguientes maneras: Restringir estrictamente la ingesta de alimentos mediante dietas o ayuno y, posiblemente, ejercitarse en exceso Darse atracones y provocarse el vómito para eliminar los alimentos y, posiblemente, uso de laxantes, enemas, suplementos dietéticos o productos a base de hierbas Otros signos y síntomas emocionales y conductuales relacionados con la anorexia pueden ser los siguientes: Preocupación por los alimentos Rehusarse a comer Negación del hambre Miedo a aumentar de peso Mentir sobre la cantidad de comida que se ingirió Estado de ánimo indiferente (falta de emociones) Retraimiento social Irritabilidad Disminución del interés en las relaciones sexuales Estado de ánimo deprimido Pensamientos de suicidio BULIMIA La bulimia nerviosa, llamada frecuentemente bulimia, es un trastorno de la alimentación grave y potencialmente mortal. Las personas con bulimia pueden esconderse para darse atracones — comer en exceso— y luego purgar, es decir, tratar de eliminar las calorías extra de manera poco saludable. Por ejemplo, alguien con bulimia podría provocar el vómito o ejercitarse en exceso. A veces las personas hacen una purga después de comer solo un pequeño tentempié o una comida normal. La bulimia puede categorizarse de dos maneras: Bulimia purgante. Te provocas vómitos o haces un uso inadecuado de laxantes, diuréticos o enemas con frecuencia después de un atracón. Bulimia no purgante. Usas otros métodos para eliminar las calorías y evitar el aumento de peso, por ejemplo, hacer ayuno, dietas estrictas o ejercitarse en exceso. Sin embargo, estos comportamientos suelen superponerse, y el intento de eliminar las calorías extra se llama generalmente purga, independientemente del método que se utilice. Síntomas Los signos y síntomas de bulimia pueden incluir los siguientes: Estar preocupado por tu figura corporal y tu peso Tener constantemente miedo de aumentar de peso Sentir que no puedes controlar tu conducta alimentaria Comer hasta el punto en que sientes malestar o dolor Comer una cantidad mucho mayor durante un atracón de lo que se considera una comida o tentempié normal Provocar el vómito o ejercitar en exceso para evitar aumentar de peso después de darte un atracón Hacer uso inadecuado de laxantes, diuréticos o enemas después de comer Restringir las calorías o evitar determinados alimentos entre un atracón y otro Tomar suplementos dietéticos o productos a base de hierbas excesivamente para bajar de peso Causas Se desconoce la causa exacta de la bulimia. Existen muchos factores que podrían desempeñar un rol en el desarrollo de los trastornos de la conducta alimentaria, entre ellos, la biología, la salud emocional, las expectativas sociales y otras cuestiones. Factores de riesgo Los factores que aumentan el riesgo de padecer bulimia incluyen los siguientes: Ser mujer. Las mujeres y niñas tienen más probabilidades de padecer bulimia que los niños y hombres. Edad. La bulimia suele comenzar en los últimos años de la adolescencia o los primeros de la adultez. Biología. Las personas con familiares directos (hermanos, padres o hijos) con un trastorno de la alimentación tienen más probabilidades de presentar también un trastorno de la alimentación, lo que sugiere una posible relación con la genética. También es posible que incluya una deficiencia en la sustancia química serotonina del cerebro. Por último, el sobrepeso de niño o adolescentes puede aumentar el riesgo. Problemas psicológicos y emocionales. Los problemas psicológicos y emocionales, como el trastorno de ansiedad o la baja autoestima, pueden contribuir a los trastornos de la alimentación. Los desencadenantes de los atracones pueden incluir el estrés, una mala imagen corporal propia, los alimentos, las dietas restrictivas o el aburrimiento. En algunos casos, pueden contribuir los episodios traumáticos o el estrés ambiental. Presión de los medios de comunicación y la sociedad. Los medios de comunicación, tales como la televisión y las revistas de moda, suelen mostrar una gran cantidad de modelos y actores excesivamente delgados. Estas imágenes parecieran igualar la delgadez con el éxito y la popularidad. De todas maneras, no está claro si los medios simplemente reflejan los valores sociales o si, de hecho, los impulsan. Presiones del deporte, el trabajo o artísticas. Los deportistas, los actores, los bailarines y los modelos tienen un riesgo más alto de tener trastornos de la alimentación. Los entrenadores y los padres pueden aumentar el riesgo sin querer cuando alientan a los deportistas jóvenes a bajar de peso, mantener un peso bajo y restringir la alimentación para obtener un mejor rendimiento. Complicaciones La bulimia puede causar muchas complicaciones graves e incluso potencialmente mortales. Las complicaciones posibles pueden ser las siguientes: Deshidratación, que puede provocar problemas médicos importantes, como insuficiencia renal Problemas del corazón, como latidos anormales del corazón o insuficiencia cardíaca Caries dentales y enfermedad de las encías graves Ausencia o irregularidad del período menstrual en las mujeres Problemas digestivos y, posiblemente, dependencia de los laxantes para tener movimiento intestinal Ansiedad y depresión Consumo de alcohol o drogas Suicidio OBESIDAD. FACTORES QUE INFLUYEN PARA QUE UNA PERSONA SEA OBESA. ENFERMEDADES VINCULADAS A LA OBESIDAD. La obesidad es un trastorno complejo que consiste en tener una cantidad excesiva de grasa corporal. La obesidad no es solo un problema estético. Aumenta tu riesgo de enfermedades y problemas de salud, tales como enfermedad cardíaca, diabetes y presión arterial alta. Si eres extremadamente obeso significa que tienes una gran probabilidad de tener problemas de salud relacionados con tu peso. La buena noticia es que incluso un nivel mínimo de adelgazamiento puede mejorar o prevenir los problemas de salud relacionados con la obesidad. Los cambios en la dieta, mayor actividad física y los cambios de conducta pueden ayudarte a bajar de peso. Los medicamentos recetados y la cirugía para adelgazar son opciones adicionales para tratar la obesidad. Síntomas La obesidad se diagnostica cuando el índice de masa corporal (IMC) es de 30 o más. Tu índice de masa corporal se calcula dividiendo tu peso en kilogramos (kg) por tu estatura en metros (m) al cuadrado. Para la mayoría de las personas, el IMC brinda un cálculo aproximado de la grasa corporal. Sin embargo, el IMC no mide directamente la grasa corporal, por lo que algunas personas, como por ejemplo los atletas musculosos, podrían tener un IMC correspondiente a la categoría de obesidad aunque no tengan exceso de grasa corporal IMC Estado del peso Inferior a 18,5 Bajo peso De 18,5 a 24,9 Normal De 25,0 a 29,9 Sobrepeso De 30,0 a 34,9 Obesidad (clase I) De 35,0 a 39,9 Obesidad (clase II) 40,0 o superior Obesidad extrema (Clase III) Causas A pesar de que hay influencias genéticas, de comportamiento y hormonales para el peso corporal, la obesidad se produce cuando ingieres más calorías de las que quemas a través del ejercicio y de las actividades cotidianas normales. El cuerpo almacena ese exceso de calorías en forma de grasa. En algunos casos, la obesidad puede tener una causa médica. No obstante, estos trastornos son raros y, en general, las principales causas de obesidad son las siguientes: Inactividad. Si no haces mucha actividad, no quemas tantas calorías. Si tienes un estilo de vida sedentario, es muy fácil que todos los días ingieras más calorías de las que usas para hacer ejercicio y para las actividades cotidianas normales. Dieta y hábitos alimentarios poco saludables. El aumento de peso es inevitable si, a menudo, comes más calorías de las que quemas. La dieta de la mayoría de los estadounidenses tiene demasiadas calorías y, está repleta de comidas rápidas y de bebidas con alto contenido de calorías. Factores de riesgo Por lo general, la obesidad es producto de una combinación de causas y factores que contribuyen a ella, entre ellos: Genética. Tus genes podrían afectar la cantidad de grasa corporal que almacenas y dónde se distribuye esa grasa. La genética también puede cumplir un rol respecto de la eficiencia con que el cuerpo convierte los alimentos en energía y cómo quema calorías durante el ejercicio. Estilo de vida de la familia. La obesidad tiende a presentarse en toda la familia. Si uno de tus padres o ambos son obesos, tu riesgo de ser obeso es mayor. Esto no se debe solo a la genética. Los familiares tienden a compartir hábitos alimentarios y de actividad similares. Inactividad. Si no haces mucha actividad, no quemas tantas calorías. Si tienes un estilo de vida sedentario, es muy fácil que todos los días ingieras más calorías de las que quemas cuando haces ejercicio y realizas actividades cotidianas normales. Tener problemas médicos, como artritis, puede suponer menos actividad, lo que contribuye al aumento de peso. Dieta poco saludable. Una dieta con muchas calorías, con mucha comida rápida, bebidas altamente calóricas y con porciones demasiado grandes, pero con pocas frutas y vegetales contribuye al aumento de peso. Problemas médicos. En algunas personas, la obesidad puede tener una causa médica, como el síntoma de Prader-Willi, el síndrome de Cushing y otros trastornos. Los problemas médicos, como la artritis, también pueden hacer disminuir la actividad física, lo que puede provocar el aumento de peso. Ciertos medicamentos. Algunos medicamentos pueden provocar aumento de peso si no los compensas con dieta o con actividad física. Entre estos medicamentos, encontramos a algunos antidepresivos, anticonvulsivos, medicamentos para la diabetes, antipsicóticos, esteroides y betabloqueantes. Problemas sociales y económicos. La investigación ha vinculado la obesidad con factores sociales y económicos. Es difícil evitar la obesidad si no tienes lugares seguros para hacer ejercicio. De manera similar, es posible que no te hayan enseñado formas saludables de cocinar o quizá no tengas dinero para comprar alimentos más saludables. Además, las personas con las que pasas tiempo pueden influir en tu peso — es más probable que seas obeso si tienes amigos o familiares que lo son—. Edad. La obesidad puede ocurrir a cualquier edad, incluso, en niños pequeños. Sin embargo, a medida que envejeces, los cambios hormonales y un estilo de vida menos activo aumentan el riesgo de padecer obesidad. Asimismo, la cantidad de músculo en el cuerpo tiende a disminuir con la edad. Esta menor masa muscular produce una disminución en el metabolismo. Estos cambios también reducen las calorías que necesitas, por lo que pueden hacer que resulte más difícil evitar el exceso de peso. Si no controlas de forma consciente lo que comes y no haces más actividad física a medida que envejeces, es probable que aumentes de peso. Embarazo. Durante el embarazo, las mujeres forzosamente aumentan de peso. Para algunas mujeres, después del nacimiento del bebé, es difícil bajar ese peso que aumentaron. Ese aumento de peso puede contribuir a la manifestación de la obesidad en las mujeres. Dejar de fumar. Con frecuencia, dejar de fumar está asociado con el aumento de peso. Y, en algunos casos, dejar de fumar puede hacer que las personas aumenten tanto de peso que se vuelven obesas. Sin embargo, a largo plazo, dejar de fumar sigue siendo más beneficioso para la salud que seguir fumando. Falta de sueño. No dormir lo suficiente o hacerlo en demasía puede provocar cambios hormonales que aumentan el apetito. También es posible que sientas ganas de comer alimentos con alto contenido de calorías e hidratos de carbono, que pueden contribuir al aumento de peso. Aun cuando tengas uno o más de estos factores de riesgo, no significa que estés destinado a ser obeso. Puedes contrarrestar la mayoría de los factores de riesgo mediante una dieta, actividad física y ejercicio, así como a través de cambios de comportamiento. Complicaciones Si eres obeso, es más probable que manifiestes diversos problemas de salud graves, como los siguientes: Triglicéridos altos y colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL) bajo Diabetes tipo 2 Presión arterial alta Síndrome metabólico: combinación de un alto nivel de azúcar en sangre, presión arterial alta, triglicéridos altos y colesterol HDL bajo Enfermedad cardíaca Accidente cerebrovascular Cáncer, como cáncer de útero, cuello uterino, endometrio, ovarios, mama, colon, recto, esófago, hígado, vesícula, páncreas, riñón y próstata Trastornos respiratorios, como apnea del sueño, un trastorno del sueño potencialmente grave en el que la respiración se detiene y se reanuda en forma repetida Enfermedad de la vesícula Problemas ginecológicos, como esterilidad y períodos menstruales irregulares Disfunción eréctil y problemas de salud sexual Enfermedad por hígado graso no alcohólico, una afección en la que se acumula grasa en el hígado, lo que puede causar inflamación o cicatrización Artrosis Calidad de vida La obesidad puede disminuir tu calidad de vida general. Es posible que no puedas hacer cosas que hacías antes, como participar en actividades placenteras. Tal vez evites los lugares públicos. Las personas obesas incluso pueden sufrir discriminación. Otros problemas relacionados con el peso que pueden afectar tu calidad de vida son los siguientes: Depresión Discapacidad Problemas sexuales Vergüenza y culpa Aislamiento social Menor rendimiento en el trabajo Prevención Si corres riesgo de volverte obeso, o si actualmente tienes sobrepeso o un peso saludable, puedes tomar medidas para evitar el aumento de peso no saludable y los problemas de salud relacionados. No es de extrañar que las medidas para evitar el aumento de peso sean las mismas que para adelgazar: ejercicio diario, dieta saludable y el compromiso a largo plazo de controlar lo que comes y bebes. Hacer ejercicio regularmente. Debes realizar de 150 a 300 minutos de actividad física de intensidad moderada por semana para evitar el aumento de peso. Las actividades físicas de intensidad moderada pueden ser caminar rápidamente y hacer natación. Seguir un plan de alimentación saludable. Concéntrate en los alimentos ricos en nutrientes y de bajas calorías, tales como frutas, vegetales y cereales integrales. Evita las grasas saturadas y reduce el consumo de dulces y alcohol. Come tres comidas normales por día y pocos tentempiés. Incluso puedes disfrutar de pequeñas cantidades de alimentos con alto contenido calórico y graso para darte un gusto de vez en cuando. Solo asegúrate de elegir alimentos que promuevan un peso saludable y la buena salud la mayor parte del tiempo. Reconocer y evitar las trampas de comida que hacen que comas. Identifica las situaciones que hacen que comas fuera de control. Intenta llevar un diario en el que escribas lo que comes, cuánto comes, cuándo comes, cómo te sientes y cuánta hambre tienes. Luego de un tiempo, deberías ver ciertos patrones. Puedes planificar y desarrollar estrategias para manejar este tipo de situaciones y mantener el control de tus conductas alimentarias. Controlar tu peso regularmente. Las personas que se pesan al menos una vez por semana obtienen mejores resultados al evitar el exceso de peso. Controlar tu peso puede indicarte si tus esfuerzos están dando resultado y ayudarte a detectar los pequeños aumentos de peso antes de que se conviertan en un gran problema. Tener constancia. Respetar tu plan de peso saludable tanto como sea posible durante la semana, los fines de semana, los feriados y las vacaciones aumenta tus probabilidades de obtener resultados a largo plazo OVALO NUTRICIONAL El óvalo nutricional es la gráfica de la alimentación saludable elaborada por la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas, AADyND. Si al comer combinamos porciones de cada grupo y consumimos la cantidad de agua suficiente, podemos mejorar nuestra calidad de vida. En nuestro país, fue adoptado en el año 2000 y reemplazó la tan conocida pirámide nutricional. Resulta que aquella brindaba demasiada información y, al fin y al cabo, resultaba difícil de implementar porque partía de una nutrición algo rígida. Esto cobra sentido si pensamos en que la alimentación forma parte de las costumbres culturales y que, en cada región, los productos cambian y se consumen de múltiples formas. Además, no contemplaba lo más importante: el agua. La alimentación correcta Una alimentación correcta tiene las siguientes características: Equilibrada: los alimentos se encuentran en proporciones recomendadas para crecer, desarrollarse y mantenerse sano. Inocua: los alimentos tienen la limpieza necesaria para no enfermarse. Suficiente: consumir en cada comida la cantidad necesaria de alimentos para cubrir las necesidades nutricias Variada: incluir alimentos de diferentes sabores, colores, olores y consistencias en cada comida, para asegurar el consumo de los diferentes nutrimentos que requerimos. Adecuada: que sea adecuada al gusto, costumbres, disponibilidad y accesibilidad de las personas. Recuerda que para que una comida sea correcta ésta debe incluir alimentos de los tres grupos: frutas y verduras, cereales y tubérculos, así como alimentos de origen animal y leguminosas. No debemos olvidar que una alimentación correcta no es necesariamente más cara, podemos seleccionar alimentos de temporada que se encuentren en nuestra región y ajustarnos a nuestro presupuesto. Además, debemos recordar que no porque los alimentos sean muy llamativos quiere decir que sean más nutritivos.