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Calamandrei y Couture, procesalistas

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CALAMANDREI Y COUTURE
3iccto ..]LCA~~A-ZAMOK.~1
1' CASTILLO, Profesor de Irr Unii.crsid<id de .\fc:rico.
I'or c! Dr.
he creido nunca, a pesar de Plutarco, en
1 ) A ) Preámbulo.-No
vidas paralelas, como tarnpoco, con perdón de hloliere, en caracteres <le
una pieza. Al narrar aquéllas, se exageran las semejanzas y se ocitltin
las diferencias, con mayor o menor habilidad prestidigitadora, pero sin
que el escamoteo deje de percibirse; y al trazarse éstos, la hipertrofia de
un rasgo degenera e11 caricatura, genial en ocasiones, mas, por lo misiim,
sin alcanzar nunca la fidelidad del retrato. Si hoy asocianios los nombres
por igual egregios, admirados y queridos de Calaniandrei y de Couturr,
no es, pues, con el propósito de forzar o de inventar un paralelismo entre
dos existencias que se dese~ivolvirron cn mundos -inclusive el geográfico: antiguo continente en orden al priiiiero y nuevo respecto del
segundo- muy distintos, sino tan sólo con el de rendirlcs liomenaje a raíz
de sus fallecimientos, acaecidos con escasa distancia rn el tirnipo, dentro
de un mismo año: 11 de mayo y 27 de septi~embrc<le 1956. Tributo
obligado por parte de una Revista de la que anibos fueron colaborarlores
insignes' y de una Facultad de Derecho que se honró contándolo:; entre
1 El trabajo que en In Bibliograjie de Piero Cnlo~nandrei (suprn, pp. 1739) figura con el número 20 en la sección de "Tra<lucciones". lo destinó espicialmente el autor para nuestra revista. Además, rn ell;i o en si1 antecesora la "Revista
de la Escuela Nacional de Jurisprudeiicia", aparecieron las que, siempre err l;i citada
sección, llevan los número 6, 7. 10 y 22; y en otras ptiblicariones mexicanas vieran
la luz los registrados con los iiúmeros 2, 3, 5, 19 y 21 de aquélla. A su ver:, en la
Biblio~rafíe de Eduardo 1. Coufurr (supro, iip. 41-60), los niimeroi (iFI y '18
recogcn estudios suyos escritos ex ~ i r u i c s a para iiilcitr?. rwista, ?- a; rllcs lizn d2
sus profesores Iiuéspedes, con ciclos de confcrencias de brillantez insuperable, cuyo eco no se extinguirá, mientras vivamos, en la memoria
de quienes tuvimos la fortuna de cscucliarlas.
2) Pero si Calamandrei y Couture no fiieron vidas paralelas, niedian, sin embargo, singulares y aun sorprendrntes coincidencias entre
ellas. U n o y otro nacen, viven de preferencia y mueren en una misma
ciudad (en Florencia el italiano y en Montevideo el uruguayo) y desenipeñan en ella la catedra de Derecho procesal civil; V o s dos ejercieroii
con intensidad la abogacía, de cuya experiencia extrajeron mÚlti,ples
datos y enseñanzas que pasaron a informar sus obras doctrinales, ürias
veces como recomendación a seguir y otras cual escollo a evitar; y
fue tan grande el prestigio que como patrocinadores lograron entre sus
compañeros, que &tos los elevaron a los más altos cargos de la organización corporativa, de igual modo que sus inerecimientos como investigadores y docentes deterininaron que ocupasen piiestos destacadísimos en el gobierno de la Universidad. A la iiianera de Chiovenda, quo
tanto gravitó sobre ellos, Calamandrei y Couture se consagraron de
sumarse !los reproducidos en México por "Anales de Jurisprudencia" (núms. 8, 16,
42, 48,49. 70 y 76), "La Justicia'' (núm. 57) y "Jus" (núm. 42).
2 Couture visitó México en 1947 y en 1952. En la primera ocasión dictó, cn
la entonces Escuela Nacional de Jurisprudencia, 10s cursillos que en su citada Ribliografís se anotan bajo los números 68 y 133; en la segunda, en la ya Facultad de
Derecho, desenvolviú los ciclos de conferencias correspondientes a los números 142
y 143 (véase también el 144). Calamnndrei, por su parte, vino en 1952 y desarrolló
las cinco lecciones integrantes del volumen Proccsso e democrnn'a (Padova, 1954),
de cuya traducción al castellano se ocupa actualmente Héctor Fix Zamudio. Fuera
de la Facultad de Derecho dio algunas otras confcrencias (en Toluca -véase sección C, núm. 19 de la Bibliografio respectiva-, en la Escuela Libre de Derecho, en
la "Societi Dante Alighieri", por la Radio), destacando por su amenidad e interés
superlativos la que sobre Exberkncios acerca 'del advenimiento y caida del f n s c i s m ~
pronitrició en el Ateneo %pañol de México.
3 Si bien Calamandrei ingresó, en 1913, como profesor de la Universidad de
Mesina, pasó en 1918 a la de Módena, luego, en 1920, a la de Siena y, por Último, en
1924 a la de Florencia.
4 Calamandrei presidió, en efecto, desde 1947 hasta su muerte el Consejo
Nacional Forense en Italia, en tanto que Couture fue designado en 1950 wra ocupar
la presidencia del Colegio de Abogados del Uruguay.
5 Calamandrei llegó a ser Rector de la Universidad de Florencia en 1943 y
lo f u e de nuevo, al ser liberada la ciudad, en 1944. Couture, elegido en 1953 Decano
de la Facultad de Dereclio de Montevideo, seguia ocupando el cargo en el momento
de fallecer.
CALAIWANDREI
3.8
Y COUTURE
manera exclusiva al Derecho procesal civil, sin penetrar, coino los procesalistas españoles tenemos p o r costumbre e inclusive los d e o t r o s países, e n las o t r a s zonas del enjuicianiicnto, a u n q u e el maestro florentino
h a y prestado especial atención en los últimos años a esa rarna, nueva
e n Italia, q u e se liga c o n l a justicia ron~titucional. U n o y otro llevaron
el f r u t o d e s u s indagaciones cientificas y de su práctica profesional a l
campo legislativo: Calamandrei, como acaso el principal a u t o r i(en u n i ó n
d e Camelutti, d e Redenti y, e n plano m á s secundario, d e C o n f o r t i ) del
código italiano d e 1940, q u e celosamente defendió, además, c o n t r a asalt o s derogatorios lanzados p o r quienes lo tildaron d e fascista, como s i
l a circunstancia de haberse promulgado bajo l a dictadura d e Mussolini
bastase p a r a endosarle el s a m b e n i t ~ ;Couture,
~
p o r s u parte. redactor
'
6 Entre las figuras más destacadas a este propósito cabe rec0rda.r a James
Goldschmidt en Alemania g a Carnelutti en Italia. Bueno será aclarar, sin embargo,
que en Linee fondnlnentali del processo cizfile inqukitorio dejó CalamanClrei uno de
los más penetrantes análisis acerca de las afinidades entre dicho tipo de juicio y el
proceso penal, y que en sus últimos años, por motivos pliticos, intervino en varias
resonantes causas penales (véame, además. en la citada Bibliografia Ics números
54, 112, 145. 178, 194 y 222). En cuanto a Couture, nos remitimos a los números 1,
4, 13, 49, 87 y 108 de su Bibliourafia, aunque, justo es decirlo, ninguno de ellos
pueda incluirse entre los mejores trabajos salidos 'de su pluma.
7 Véase infra, nota 71.
8 Acerca de esta cuestibn, vcanse, entre otros, los siguientes trabajas: a ) fouorables ol código de 1940, cuyo carácter fasckta rechazan explícita c, implícitamente: Alcalá-Zamora. I d ~ a c i o n e sacerca del nuevo código de firocedintiento civil
italiano, núm. 4 (en el toma I de la traducción del "Sistema" de Carnelutti -Buenos
Aires, 1944-, p. 401-403) ; Calamandrei, Cosfri&irela democrazia (Milano, 1945) :
"111.-Sulla riforma dei codici" (pp. 51-69) ; Carnacini, Circo lo riforma del codice
di procedura oivile (Modena, 1947), núm. 1 (pp. 9-12, con referencias a diversos
articulas, en pro o en contra, sobre el tema) ; Ichino, Per lo Jiwtizia civilc>:rifonnn
di costugne e di p m s i (non riforme legislatiue) !(en"Rivista di diritto pl.ocessuale",
1956, 1, pp. 335-347) ; Prieto Castro. En dcfenva de la ciencia, o nieditaciones con
ocnsión del código i i d i m de 1940, núm. 9 (en "Studi in onare di Rederiti", vol. 11
-Milano, 1951-, pp. 200-203; reproducido, bajo el epígrafe "Meditaciories para la
doctrina, la práctica y la legislación, a propósito de la vigencia Y reforma del código
italiano de 1940", en "Estudios y comsntarios p0.m la ieoria y la práctica procesal
civil -Madrid, 1950-, núm. 9, pp. 701-705; b ) adversos: Satta, Le nuove disbosiaiottp siil processo civile (Padova, 1951), pnrsim (para su critica, véase nuestra
reseña en esta rwista, 1951, núm. 1-2, pp. 337-9) ; Ricca-Barberis: I vrzri principi
del ',procedimenio civile ("Monitore dei T r i h a l i " de 15-u-1950, p. 129) : Difeffi e
pregil del gilidice isfrilttore e su@ abolizione ("11 Fom Padanoy, 1952, núm. 3, pp.
3-4) ; Intorno alle proposte d'innouazio~iedel aodice di proceduro civile ("Monitore'!
cit., 1953, p. 161); Augurio di un nuovo codice di procedura civile ("Monitore"
84
NICETO ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO
Único del proyecto uruguayo de 1945, e en el que, sin duda, habrá que
introducir cambios de importancia antes de convertirlo en ley, pero que
incluso como está, muestra tal superioridad respecto del todavía vigente código de procedimiento civil de 1878, que resulta inexplicable el abandono
en que desde hace doce años se le tiene. lo Subrayemos también que
en los dos procesalistas objeto de estas líneas la obra monográfica predomina, en volumen y en calidad, sobre las exposiciones generales: las
Instituciones de Calamandrei quedaron inconclusas, y aun imaginándolas
por un momento con el finis coronat opus y todo e l libro desenvuelto a la
misma escala y alcanzando idéntico nivel a los tomos publicados, l1 creo
que por delante de ellas irían siempre la monumental Cassmione civile
y muchos de sus bellísimos estudios; los Fundamentos de Coutum,
ciertamente han contribuido a la difusión de su fama en mayor medida
que otro cualquiera de sus trabajos, pero con independencia de que, como
en el teatro, el éxito de público a veces no se corresponde con el mérito
intrínseco de la pieza, y aun asignándole la máxima jerarquía al susodicho texto, sucede que el mismo no constituye, en rigor, una exposición general y sí tan sólo una utilisirna, equilibrada y diáfana divulgación (por supuesto, con numerosas tomas de posición personal) de unos
cuantos conceptos procesales básicos y, ni siquiera de todos los de primera línea, l2 mientras que los libros suyos a que con más exactitud
-
cit, 1953, p. 305) (reseña nuestra de estos articulitos, en "Boletin del Instituto dc
Derecho Comparado de México", 1954, núm. 19, pp. 321-2).
9 Cfr. Proyecto de código de proce&nPiento civil con exposición de motivos
(Montevideo, 1CIp5), p.9 y 22.
10 Cfr. Alcalá-Zarnora, Influencia, en Amhica, del Proj'ecto Corrfure, niim. 1
(actualmente en prensa en "Estudios en memoria de Eduardo J. Coutrire" -Nontevideo, 1957).
11 Véase Is ficha correspondiente, en la citada Bibliografia, sección A, número 114 (ediciones italianas) asi como en la sección C, número 9, la de la traducción española (reseña nuestra de la del toma I, en "Revista de Derecha Procesal"
argentina, 1943, 11, pp. 393-7).
12 Aludimos principalmente al concepto de jurirdidción, omitido en la primera
edición de In obra ( ~ u e n o ' sAires, 1942), y cuya ausencia le fue señalada por nosotros (en el comentario que le consagramos en "Jurisprudencia Argentina" de 1-xi1942; reproducido en Ensayos de Derecho Procesal -Buenos Aires, 194.1; véancc
núms. 5 y 7, pp. 658-60) y por Virgilio Dominyez (en la reseña que le dedicó en
"Revista de la E.cue1a Nacional de Jurisprudcricia", 1943, nítin. 16-17, pp. 635-3:
o. ?p. 637-8).
CALAMANDREI Y COLITURE
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podría atribuirse el tioinbre d e exposiciones generales, l 3 s o n muchís i m o menos conocidos q u e varios d e s u s articulas y conferencias y,
a u n d e n t r o d e s u patria, distan d e poseer el valor superlatiro d e n o
pocos de aquéllos. P r e s t a r o n ambos especial atención a las relaciones
entre constitución y enjuiciamiento, si bien, podríamos a f i r m a r , e n dirección distinta y hasta opuesta: e n t a n t o Couture s e f i j ó e n 1;i primera
como garantía del segundo, Calamandrei contempló el proce:so (constitucional) como garantía d e l a L e y fundamental de 1948.
3) F u e r o n los dos, hombres de firinisimas convicciones liberales,
aunque, e n contraste con Calamandrei, y quizás por n o haber tenido q u e
e n f r e n t a r s e d u r a n t e decenios contra u n a dictadura,'& C o u t u r e n o se
lanzó a l a vorágine d e la política militante. l5 E s p í r i t u s cultos, refinados,
humanistas, l6 u n o y o t r o d c ~ c o l l a r o ncomo escritores d e elegancia s u m a
13 A caber: ante todo, el C u r ~ ode Derecho Procesal Civil (la. sd., Montevideo, 1941, 2a., 1948) y, en m o r escala, cl Curso sobre el Código de 0:rganización
de los Tribumles, tomo I (Único publicada) (Montevideo, 1936) ; véanre, además,
10s números 19 y 89 de su Bibliografb.
14 Desde 1922, en que con Salvemini, los Iiermanos Rosselli, Levi, Rocsi y
Trziquandi fundó 'm Círculo de Cultura que fue asaltado por los fascist:as en 1924,
hasta la liberación de Florencia en 1944, y luego después como diputado de la
Asaniblea Constituyente, fundador y director de "11 Ponte", etc. Para más datos,
véanse las indicaciones de Cappelletti en la biografía del autor inserta en este mismo
número. Téngase asimismo en cuenta la conferencia cobre el faccismc citada en
In nota 2.
15 Aun cuando siguió siempre con abierto espíritu ciudadano la política de
su país. De él dejó una magnífica muestra en México en la conferencia que patrocinada por el Ateneo E c ~ a ñ o ldio en la Facultad de Derecho el 9 de seotiembre de
1952 sobre La reforma constifucionnl uruguaya ( a saber: la que estableció el Consejo
Nacional de Gobierno en lugar del presidente de la República: cfr. Galíridez. Poder
Ejecutivo Colegiodo en el ~ m g u o en
~ ["Revista de la-Famltad de Derecho",, 1952.
o ~ l e s de la:
núm. 6, pp. 141-7; Miranda, Reformas y ten&ncias C o n 5 f ~ f ~ ~ vecientes
América Ln.tina (1945-1956) -México, 1957-, pp. 210-3).
16 Véase en la Bihtio,qrafia carrespondicnte la lista de trabajos literarios de
Calamandrei, así como los consagrados a Benvenuto Cellini (núms. 165, 202 y 7.28).
de quien era uno de los mejores conocedores. El compromiso que con él ,contraje de
acompañarle algún día a El Escorial para que. en el monasterio donde el genio
de Herrera supo captar en piedra el alma 'de una época y el temperamento de iin
rey, contemplase el maravilloso crucifijo del artista italiano, quedó, por desgracia,
cancelado por su muerte. En cuanto a Couture, s u precioso libro La comarca y el
mundo (Montevideo, 1953) bastaría para poner de relieve sus dotes de escritor,
que ya antes hablan determinado su ingreso, e n 1947, en la "Academia Nacional de
Letras" de MonteiGieo.
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NIGETO ALCALA-ZAMORA 1' CASTILLO
y como oradores magnificos, con el aditamento, en Calamandrei, de la
incomparable elocuencia de sus manos. Mantuvieron los dos en todo
momento viva la llama de su devoción hacia quienes fueron sus maestros,
a saber: Carlo Lessona y, singularmente, Giuseppe Chiovenda respecto
de Calamandrei y Pablo de Maria en cuanto a Couture. l7 Y, por último,
en la enumeración de cualidades relevantes, pero a la cabeza en el recuerdo sentimental de quienes a lo largo de años tormentosos nos honramos
con ella, la manera leal, desinteresada y entrañable con que profesaron uno de los más nobles sentimientos humanos: la amistad. l8
17 Al primero de los tres dedicó Calamandrei Cassasione civile en los términos
más fervorosos: "A la memoria cara de Carlos Lessona, profesor y abogada, ejemplo en la Universidad y en el Foro, en !la enseñanza y en el patrocinio, de probidad
y de carácter, sin los cuales la ciencia carece de valor" (Toiiio la referencia de la
traducción española -Buenos Aires, 1943-, por no tener a la mano la edición
italiana). Can sólo cambiar el nombre y cl apellido por los cuyas, la dedicatoria
transcrita parece haberse compuesto para el propio Calamandrei. De su admiración
por IChiovenda son a la vez prueba elocuente, además de la dedicatoria de Proavedimenti cmtelwi (v. infra, nhm. 8), los cuatro articulos recopilados en el folleto
cansagrado a su memoria (número 96 de la Bibliografia, en relación con los números
30, 53, 66 y 86). el que lleva el número 131 y uno más, que no conozco (cfr. nota 14
de la misma). Couture, por su parte, se ocupó de La obrn. jurídica del Dr. Pablo
de Mario: en uno de sus primeros trahajos (Montevideo, 1933), y se ha hecho eco de
ella en otros varios, como en Lo Acción declarativa de la prescripción (Buenos
Aires, 1936), pp. 11 y SS., o en Fundantentos, la. ed., pp. 298-9.
18 Como demostración al canto referiré, entre otros muchos que podría traer
a cuento, dos episodios harto elocuentes. Cuando después de una odisea interminable
(narrada por mi padre en su libro 441 d i a s . . .: U n viaje azmroso desde Francia d
la Argeztifla -Buenos Aires, 1942-) llegé por fin a Buenos Aires a coniienzos de
1942, Couture (con quien mi relación hasta entonces se habia reducido al habitual
intercambio de folletos entre colegas) me dirigió una carta. que como reliquia
conservo, a la que manifestaba que constándole mi nada floreciente situación económica, habia dispuesto la apedtura a mi nombre de un crédito (con el que habría
podido vivir varios meses sin dar golpe), "del que usted podrá disponer -concluinen la medida de sus necesidades, y a liquidar mando su situación se lo permita".
Y aunque no hice uso de tan delicado como generoso ofrecimiento, mi gratitud hacia
él fue desde ese instante tan grande o más que si lo hubiese utilizado. En cuanto
a Calamandrei, hallándome en Florencia en 1950 can motivo del Primer Congrpso
Internacional de Derecho Procesal, me leyó una carta que habia recibido de Zspaña,
escrita por un antiguo discípulo suya, en la que en nombre de cierta asociación
ciaitifica, de cuyo apoliticismo se declaraba el firmante, con notoria ligereza, fiador.
le invitaba a dar una serie de conferencias en Madrid. Díjome con tal motivo Calamandrei que no obstante ser España el país que más le interesaba conocer, no lo
visitaría en tanto hubiese juristas perseguidos por el franquismo. Y cumplió religiosamente su palabra, que, como es natural, no representaba promesa hacia mi,
4) C o m o l a biografia y la bibliografía respectiva se recop:n e n l a
sección correspondiente a l principio del volumen, trataremos ahora, e n
este articulo compuesto adrede con carácter introductivo, d e destacar
los aspectos m á s salientes d e la extraordinaria labor realizada por Calamandrei y p o r Couture e n el campo del Derecho procesal. Y al llegar
a este punto, el recorrido se hifurca, p a r a e x a m i n a r p o r sepira<lo la
o b r a ejecutada p o r cada uiio d e los artífices. ' 9
5 ) B ) C d a n m n d r e i . 20-Una de s u s aportaciones d e m a y o r resonancia fue, stn duda, la detclnzinacióri d e l o s conceptos fttndanwntales
sino compromiso para consigo niisrno, para can su inquebrantable consecucniin
ideológica.
19 Acerca de Calamandrei, y aparte los artículos que en estc mismci número
le dedican C;ippelleeti, Fix Zamudio y Furrio, véanse las siguientes necrologías:
a) Piero Cala+nondrei, en "Rivista di diritto processuale" (1956. 1, pp. 261-75),
compuesta por Carnelutti (pp. 261-4). Liebman ("11 giuiista": pp. 264-S), Andrioli ("L'avvocato": pp. 269-72) y Micheli ("11 maestro": pp. 272-5) : i i ) Piero
Cnlamofidrei, en "Rivista di diritto processuale penale" (1956, pp. 625-6). por Bellavista; c ) La scornparso. di Pino Colanmndiei, en "Rivista trimestrnle di diritto c
procedura civile" (1956, p. 748 bis), por Redenti. Respecto de Couture. y a d m á i
del estudia de Recaséns Siches incluídri eii este número, y de lino de Gelsi Ridart
( E l pensa+irienfo de Eduardo J . Cvuture en Dereclro Procesal) que conocrmoc en
versiún mecanografiada remitida por el autor y que suponenios se imprimiri en la
"Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales" <le Montevideo, véi.iise la5
siguientes necrologías: n) E&nrdo J. Couturc, cn "Riv. dir. proc." (195ti, 1, pp.
245-SO), por Calamandrei (véase, además, cl núm. 132 y la nota 15 de la Bihiiogrnfi~z
de éste) ; b) Eduardo J , Coufitre, en "Riv. trim. dir. e proc. civ." (1956, 11p. 921-3),
por Furno; C) Honipmje a un jun'scomlfo insigne, en "'El Universal" (México,
30-v-1956), por Ignacio hlemna; d ) Eduardo J. Couture, en el folleto "P.ctus de
inauguración de los cursos de 1936. Homenaje a Eduardo J. Guture" (Santa Fe
Arg., 1956, pp. 73-7), reproducida en "Revista de Derecho Procesal" español;i (1956,
núm. 2, pp, 359-62), por Santiago Sentís Melendo: e ) Eduardo J. Coutuvc, m e . ~ t r n
de la juventud, en el folleto citado (pp. 79-82), por Francisco M. Ferrer; f ) Sobre
rl ~cnsa~rcicntode Eduardo 7. Cnufure, en "Lecciones y Ensayos (Facultad <le
Dereclia y Cieiicias Sociales)" (Roenos Aires, 1956, núm. 1, pp. 105-ll), por Julio
Dassen.
20 Varios de sus trabajos fueron en s i l día reseñados por nosotros, a saber:
1 ) "Elogio de los jueces escrito por un ahogado" (la. ed. castellana; conientario
que. a causa de la guerra civil, no pudo publicarse en 1936 en la "Revista de Ilcrcchn
Privado" espaiiola y que inrluimos después en iiticstros E~tsnyo.r, pp. 8531.4) ;
2) "Instituciones de Derecho procesal civil según el núevo código" (trad. española;
en "Revista de Derecho Procesal" argentina, 1943, 111, pp. 393-7) ; 31 "De las buenas
relaciones entre los jueces y los abogados en el nuevo proceso civil" (trad. ~ s p . ;
en "Rev. Der. Proc." arg., 1943, 11, p. 397) ; 4) Tres t v a d u ~ ~ i o wdes Colnmnnduei..
88
:'l(Y?TO ALC4L.4-2A.lIOA'A
Y CASTILLO
d e nurstra discii>lina, cxtreiiio sumamente debatido, todavía iio pacifico,
pero en cl que inerccd a Calaniandrei comienza a hacerse la luz. E n el
proceso roiiiaiio del o r d o iiidicioram priwatorciln, dos son las nociones
sop se1 u02 .e!sueuosuos ua 'u?Juarz(as e[ X o!zv~sa#uo3rpgel :sa[ej!dz>
fases del procedi~nientoy coi1 los dos órganos llamados a conocer de
las mismas, el magistrado y .el juez. 1.a primera dc ellas, base a su vez
de las coi~cepciones priiratistas sobre la naturaleza d d proceso, es coiisiderada por Araiigio-Ruiz coi110 la piedra angular del sistema, 21 xunque
a partir de la e r t r a o r d i ~ i acognitio pierda sil significado originario
y hoy resulte, coiiio ha destacado Fairén Guillén, inactual y perturhadora. 22 Durante la Edad Media (por ejemplo: en Búlgaro de Sassoferrato,
uno de Millar y otra de D'Onofrio (en "Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia", 1946, núm. 30, pp. 304-6, !en relación con "Casación ciWI", "Providencias
cautelares" y "Estudios sobre el proceso civil") ; 5) "Cesare Beccaria: Dei delitti
e delle pene" (Prólogo y notas de Calamandrei) (en "Rey. Esc. Nac. Jurisp.",
1946, núm. 32, pp. 268-9) ; 6) "El procedimiento monitorio" (trad. esp.; en "Rev.
Esc. Nac. Jurisp.", 1947. núm. 35-36, pp. 369-70) ; 7) "Studi su1 processo chile":
vol. v (en "Rev. Esc. ,Nac. Jurisp.", 1948. núm. 39-40. pp. 257-9) ; 8) "Elogio dei
giudici scritto da iin avvocato" (3a. ed. italiana; en "Revista de da Facultad de
Derecho de México", núm. 17-18. 1955, pp. 295-7). A esas notas bibliográficas, agregaremos estos otros trabajos nuestros relacionados con la vida y la obra de nuestro
autor: 9 ) Prólogo a la :traducción de "1.a casación civil" (Buenos Aires, 1945; t. T.
vol. I. PP. 9-16) ; 10) Currimbm vitae de Pieru Calamandrei (en el folleto "Cursos
de Invierno de 1952" -México. 1952-. pp. 28-31) ; '11) Venida a Mérico & un
Dnsigne jut<ista: Piero Calatnundrd ( e n el diario "El Universal", de hléxio, de 11
de febrero de 1952) ; 12) Presentacidti 'deb profesor Pkvo Cmlommdrei en la Facultad de Devrcho de México (el 14 de febrero de 1952; lo esencial de esas cuartillas,
inéditas. se ha reabsorbido en cl presente trabajo) : 13) Proceso civil y dentocracid
(Resumen del ciclo de seis lecciones ddsorrollado en M é z k o por el pvofesor de Flore>ecin,Piero Colaniandre-i) (m "Rev. Der. Proc." arg., 1952, 11, pp. 82-9) ; 14) "Gobierno del Estado de México: Homcnaje a Piero Calamandrei" (en "Rev. Fac.
Der. Méx.". 1952, núm. 7, p. 230). 'Mera referencia a los correspondientes estudios
de Calamandrei figura, por último, en, nuestras reseñas de los volúmenes en honor
de Redenti (en "Rev. Fac. Der. Méx.", 1951, núm. 1-2, pp. 3 4 - 3 1 , de Carnelutti
(en rev. cit., 1951, nútn. 3, pp. 334-9) y de Goldschmidt (en rev. cit., 1952, núm. 5,
pp. 184-90) y en la de los A t t i del Connresso Internasioli.ole di Diritto Processunie
Civile (Padova, 1953) (en "Boletin del Itistituto de Dereclio Comparado de hléxico", 1953. niiiii. 17, pp. 181-3).
21 Cfr. su libro Las nccioms en el Dereclio priundo romano (traducción espar
ñola; Madrid, 1945), \p. 98.
22 En diferentes trabajos: La trnnsfori~mdón de fa de~namleen el procesa,
civil (Santiago de Compostela 1949), PP. 109-11 y 124-5: El desistim'enfo y su
hildcrmlidnd PII primero insfnndio (Contra la doctrina de la litis contestatio) (Bar-'
CALAMANDREI Y COUTURE
89
en Guillerrno Durante o en Bernardo Dorma, entre otros), el término
claw es el de jtiicio, 23 hasta el extremo de habernos permitido calificar
de judicialista a la correspondiente escuela o tendencia, 24 hecha la aclaración de que tenirndo la palabra "juicio" por lo menos dos ;icepciones
jurídicas -la estricta, como sinónima de sentencia, y la amplia, cual
ecjuivalente de proceso-, es a la segunda a la que nos referiirios, y clla
continúa ocupando el primer plano durante el período de los prácticos. 2"
Al advenir el procedimentalismo del siglo XIX, la doctrina fraricesa, que
1-epresenta no lo mejor, pero sí lo iiiás característico del mismo, construye sobre el triángulo o r g a n i z a c i ó n , c o m p e t e n c i a y p r o c e d i m i e n t o , sin
llegar a rlaborar una teoría de éste, que se contenta con describir.
cclona, 1950). pp. 27-101 ; Una pcrspecfive h i ~ t ó r i c adcl proceso: la "litis contestafio"
y m consecuenciar (en. "Atti" citados en la nota 20, pp. 239-74) ; Proceso, procedintiento y mito jurídico ( e n "Estudios en memoria de J. Goldsdimi~dt" -Buenos
Aires, 1951-), val. I, iiúms. 3-8, pp. 215-27. Indicación de otros autores al respecto, en las notas 2 5 132 de nuestro articulo A l p ~ n a sco~tcepcionesl e n o r e s acerca
de lo; naturaleza del proceso (en "Rev. Der. Proc." arg., 1952. I. pp. 21;'-3 y 238).
23 Cfr.. v. gr., Wach, Hondbuch des deutschen Civilpro~~ssreclit.i(Leipzig,
1885), p. 39. nota 12; Cliiovenda, IstitriAoni di diritto proresst~ale cii'ile, vol. I
(Napoli, 1933), p. 51; Florian, Prificipi di diritfo processuale pena!? (To:riiio, 1927),
pjgina 42.
24 Priiiieru en un cursillo, inédito. dado en Santiago de Coiiipost<!la en 1935
sobre fijecució>i procesal civil; luego en la Adin'lri d nimero 1 b del Sisfenui de,
C a r w l u f t i (vol. I, 1x7. 6-9) y, finalmente, en Evolución de la doctrinn, pvocaaol (en
"El Foro", México, jiinio de 1950, pp. 109-14, y ¡en "Revista de la Universidad de
Costa Rica", julio de 1951, pp. 328-31).
25 Más a ú n : hace unos aiios, bien que conforme a un planteamiento peculiar,
coiiio suyo, Carnelutti propuso la vuelta al concepto, en su trabajo Torniomo nl
giudizio, compuesto para los "Scritti in onore di Antonio Scialoja" !r publicado
también en "Riv. dir. proc.". 1949, I, pp. 165-74. Para su critica, cfr. Alczili-Zamora,
Algunas conc~pcionosmoio+es, cit., núm. 21, pp. 235-7.
26 Y esa tendencia perdura en expositores de lengua francesa del siglo X Y .
iluicnes, .con la cxcepciún del m a l o ~ r a d oVizioz, siguen aferrados al ~irocedirnentalismo de sus mayores. Asi sucede, entre otros. con el belga Braas en su P ~ é c i sde
procédure civile (Liege, 1929), dividido en las tres consabidas partes, según se
expresa eii el subtitulo y sc reitera en la oágina 5. Y el inismo Japiot no rompe
por completo con semejante sistemática, ya que si hiel, coloca a la cabeza tina part r preliminar (reservada a los principios getierales ). a la ley proceial) y una parte
primera (dedicada a la acción y a la jurisdicción), destina luego la parte segunda
a la organizacibn judicial y a la competencia y la tercera al procedimicnti, ("formas
de la instancia y resoluciones"): cfr. su Traiii élérripntaire dc I>rocédu;re civile rt
r<i+,rrnerciale (22. ed., Paris, 1929).
90
NICETO ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO
A base d e intuiciones del filósofo H e g e l y del liistoriador del Derecho
Bethmann-Hollweg, B ü l o w hace del proceso, presentado como relación
jurídica, el centro d e gravedad.
P o r su parte, d o s autores de m u y
distinta ideología, y e n libros inuy distintos e n t r e sí, W a c h e n 1885 y
Goldschmidt en 1925, cargan el acento sobre la cosa juzgaúa,
mientras
q u e Carnelutti asienta s u originalísimo sistema sobre l a noción e x t r a y
meta procesal d e litigio, reemplazada e n s u s Últimas obras por la d c
negocio p a r a la jurisdicción voluntaria y por la de controversia respecto
del proceso penal. 28 Finalmente, C o u t u r e incluye l a sentencia, p e r o e x cluye l a jurisdicción, q u e parece obsequiar a los constitucionalistas. 00
F r e n t e a esa disparidad d e criterios, Calamandrei e x h u m a u n a idea mer a m e n t e a p u n t a d a por Chiovenda e n u n a nota d e s u célebre ensayo
27 La célebre obra de Bülow comenzó a ser traducida al castellano por cl
profesor argentino Miguel Angel Rosas Lichtschein, bajo le titulo Lo, Yeoria de los
excep¿ones procesales y I @ prcsupuesfos procesales, en el "Boletin del Instituto de
Derecho Procesal" de la Universidad del Litoral, en sus números 4 (Santa Fe,
1952), pp. 59-72; 5 (1953), pp. 3946, y 6 (1954), pp. 29-45. Interrumpida desda
entonces la traducción, parece ser que pronto se publicará completa en un volumen.
28 Cfr. Wach, Handbuch, cit., pp. 3-12, y con más extensión Goldschmidt,
Der Prosess als Rechfslage: Eine Kritik &S prosessualen Denkens (Berlin, 1925).
pp. 151-227. En Wach alcanza asimismo singular relieve el concepto de prrtpnsi<iit
de iufela jwidica (cfr. Handbuch, cit., pp. 19-24 y 296-7 y, especialmente, su articulo
Der Rechtssdhufeanspnrch en la "Zeitschrift für deutcchen Zivilprozess", t. 32,
pp. 1 y SS.), de nuevo colocado en primer plano bor Schonke en su ensayo Dos
Rechfsschufabedürfniri Siudien ru einens ivilprosessualen Gmmdbegriff (DetmoldFrankfurt am Main-Berlin, 1950; núm. 17 de la-colección "Prozessrechtliche Abhandlungen"), determinante de una réplica de Allorio: Bisogno di futeln giuridica (en
"Jus", 1954, pp. 547-61; traducido par nosotros -Necesidad da tutela juridico- eni
"Rev. Fac. Der. Méx.", 1954, núm. 14, pp. 87-114) y iiltimamente de un estudio
de Pohle: Zur Lehre vomi Rechfsschutzbedürfnis (sobretiro de "Festschrift für
Friedrich Lent" -München/Berlin, 1957-, pp. 195-235).
29 Véanse las citas oportunas, a la vez qrie la critica de 'tales fluctuaciones,
en nuestro Prólogo a la traducción castellana de las Leeioni rul processo penale,
del autor: vol. r (Buenos Aires, 1950), núms. 3-9, pp. 3-11, Cfr. también lo que
a rindole de la llamada jurisdicción voluntarioi,
decimos en Premisas paro d e i ~ r ~ n b
núm. 31 (en "Studi in onore di Redenti" vol. 1 -Milano, 1951-, en "Rev. Der.
Prac." arg., 1949, I, y en "Jus" de México, octubre de 1948).
30 Véanse los capitulas IV y v (núms. 21-30) de SU articulo Las goronfias
cmfituciofiales del proceso civil (en "Estudios en honor de Alsina" -Buenos Aires,
1 9 4 6 , pp. 191-210), y recuérdese su señalada omisión en Fundamenios (snpra,
nota 12).
sobre la acción 31 y afirma que los conceptos fundamentales del Derecho
procesal soti tres: accióa, jzwisdicción y proceso. s2 Su punto <le vista
gana rápidamente adeptos, sobre todo en los medios hispanoameric:anos, 83
y el argentino Podetti asocia las tres ideas bajo la rúbrica de trilogia
estructural del proceso,
transformada por nosotros en tripode desvencijado, por estimar, jugando con los verbos ser y estar, (lue del
proceso sabemos donde está, pero no lo que es; de la jurisdicción lo qu?
es, pero no donde está, y de la acción ni lo uno ni lo otro. 35 Mas Calainandrei no se limita a ponderar la importancia de dichos conceptos, sino
que aporta de su cosecha para la elaboración de cada uno; y así, a
propósito de la acción, si bien se mantiene dentro de la línea WachChiovenda, sustenta la relatividad de la misma, que nosotros referiríamos a la jurisdicción, 36 como influida por cambios en la realidad histórica; 37 e11 orden a la jurisdicción, señala los cuatro tipos de garantía que
31 Cfr. L'aiim nel sistenra dei diritti, nota 2 ( e n "Saggi di diritto processualc
civile", vol. I -Roma, 1930-, pp. 30-1).
32 Cfr. Zstituzioni di diritto processualc civile recondo il nuvvo rodicc, val. I
(la. ed., Padova, 1941). 7 (pg. 21-2 en la Za. ed., de 1943).
33 Cfr., entre otras, Argote Valdés, Progrnnw de Dereclio procesal civil (primer curso) ( I a Habana, 1941), pp. 25 y SS.; Podetti, TcorFa y ti&;cn del proceso
civil (Buenos Aires, 1942), pp. 64-6 (véase, además, nota siguiente) ; Bartoloni
Ferro, El procwo penal y los ocios jurídicos procesales pewles, cuya segunda edici6n
(Santa Fe, 1 9 4 ) lleva, precisamente, el subtitulo de "Acción, jurisdicción, proceso";
Sentís Melendo, D o s producciones d e Calamondrei (en "Rev. Der. Pro,:!'
arg.,
1943, 11, pp. 78-80) ; Akalá-Zamora, Derecho procesal Denal (en colaboración con
Levene h.), t. 1 (Buenos Aires, 1945), pp. 12-21; Idem, Enseñan~as y mgerencias
de algunos procesalisias suda+neruanos acerca de la acción, núm. 4 ( e n "Estudios
en honor de Alsina" -Buenos Aires, 1 9 6 , pp. 767-9; Idem, Proceso, aurocwnposición y autodefenrn (México, 1947), p. 99 (véase, además, la nota 35).
34 Trilogia estructural & la ciencia del proceso civil se titula, en efecto, su
artkulo publicado en f'Rev. Der. Proc." arg., 1944, 1, PP. 113-70.
35 Cfr. Alcalá-Zamora, Resena de "Fundaine~tos" de Corrture (en "Ensayos",
cit., p. 659) y Enseñanzar acerca de la acción, ch., p. 768, nota 11, a la que pertenece
el pasaje relativo a los verbos "ser" y "estar", el cual se cierra con la aclaración
siguiente, que juzgamos conveniente reproducir, para evitar que a nlestro pensamiento se atril~uyaun alcance distinto del que se propuso tener: "Como es natural,
nuestras palabras no d e b a ser tomadas al pie de la letra, sino Únicamente como una
forma llamativa de reflejar la incertidumbre doctrinal o, si se quiere, la. falta dc
defini!ividad eii torno a esos conceptos."
36 Cfr. Enreñonzas, cit., núm. 15, pp. 789-91.
37 Cfr. Calnmandrei, Lo relotWili del roncetfo di oziont, niim. 10 (:;obretiro
de "Scritti giuridici in onore di Santi Romano" -Fadora, 1939-, p. 23, o bien en
los "Studi" del autor, val. v -Padova, 1 9 4 7 , p. 26).
92
NICETO ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO
brinda contra la transgresión del precepto, contra la incertidumbre del
derecho, con finalidad constitutiva, idem cautelar) y los dos momentos
en que se desenvuelve (conocimiento y ejecución), sin reducirla al primero, como Carnelutti, quien para superar el contraste, se ve obligado
a cobijarlas bajo la rúbrica de "función procesal";
por lo que concierne al proceso, aun cuando acoge la teoría de la relación jurídica, la
inserta dentro de una visión sociológica del fenómeno, que se manifiesta
en diversos trabajos suyos de los últimos años, 39 cuyas afinidades y
divergencias con el estudio de Kisch sobre el significado social del
proceso40 y con el volumen de Benjamín Cardozo acerca de la naturaleza
del mismo, 41 valdría la pena analizar, 42
6) E n otro sentido, Calamandrei prestó especialísima atención a la
realidad forense. Demasiados abogados -su primer libro traducido a
nuestro idioma,- Elogio de los jueces escrito por u n dbogado y De I d l i
bwenos rebciones en'tne los jueces y los abogados ,en el nuevo proceso
civi1,43 son tres insuperables modelos dentro de un género con copiosa
literatura44 y que ha producido, junto a obras admirables, 45 un buen
38 Cfr. Sistenm, núm. 39.
39 Así, en Processo e gincstisia, discurso inaugural del Primer Congreso Internacional de Derecho Procesal (Florencia, 1950), publicado en Atti, cit., pp. 9-23;
después, en Processo e dmtocrasia, cit.; y, por útlimo, en La, crLn della giustizio.
en el valumen "La crisi del dirino" (Padova, 1953), pp. 157-76 '(junto a otros interesantísimos artículos de Balladore-Pallieri, Capograssi, Carnelutti, Delitala, Jemolo,
Ravi y Ripert).
40 Titulado Die soziale Bedeutung des Ziuilpvozesses y publicada a la cabeza
(pp. 1-32) del volumen primero (1928) de la ',revista "Judicium".
41 The &re of the judicial process (la. ed., New Haven, 1921; 16a., 1955).
Para la critica, desde el ángulo procesal, de la constriicción histórico-sociológica
desenvuelta en dicho libro, cfr. Alcalá-Zamora, Algunnr concepciones, cit., núms.
10-11 (UD. 224-7).
42 Acaso intentemos la tarea cuando reconstruyamos para darlo a la imprenta
el cursillo que sobre Fm&n y proyecciones socioles del proceso sustentamos m la
Universidad de Nuevo León (Monterrey) en agosto de 1952.
43 Obras estas dos vertidas asimismo al castellano: véase Bibliografia, cit.,
sección C , núms. 4 y 8 y nota 24. Además de los tres mencionados libros, Calamandrei ha escrito numerosos artículos relativos a la abogacía: véase Bibliografia,
sección A , núms. 8, 33, 35, 40, 58, 90 ( I I ) , 101, 112. 128, 135, 163, 164 y 166.
44 Que, en cierto modo, cabría remontar hasta las Instituciones Oratorias
del liispanorromano aintiliano (fines del sislo I) e incluso a las viejos textos de
Retórica
45 Como, entre otras, la española de Ossorio Gallardo (El dma de la fogd
-Madrid, 1919-: reeditada en Argentina -Buenos Aires, 19&,
con aditamento
número de raniplonerías 1- vulgaridades. Y conlo las grandes crisaciones
tienen el inconveniente de atraer el rayo de las r6plicas y de las parodias,
D~~nasiados
abogados provocó en España, por parte de quien no sc
arredra cn cultivar las disciplinas más dispares, desde el I>ereclio a la
Magia pasando por la Teología, ni en buscar para sus dramas y novelas
los títulos más pintorescos,
una que quiso ser reverso y que se llama
Hacen falta abogados. '? E n cuanto al Elogio de los Jueces, recapitula-,
ción amenisima de anécdotas propias y ajenas, de agudísimas cibserraciones personales y de profunda experiencia profesional, gestada en la
forma que Calamandrei relata en el prólogo para la edición alemana,
es el libro que deberían leer cuantos piensen dedicarse a estudiar nuestra
a un tiempo noble y dura carrera, que muchos -acaso la inmensa
mayoría- cmprenden sin haberse preocupado lo iiiás mínimo de medir
su vocación ni sil aptitud y sin que tampoco las Facultades de Derecho
suelan cuidarse mucho de seleccionar a quienes pretendan ser juristas. 'O
de capítulos nuevas sobre "las auesfiones h d i c d c s en la República Arge&inaN);
la belga de Collignon (Inifiationi 6 le protique du barrear -Likge, 19%;
traducción italiana, Iniziasione alln uita forense -Milano, 194%; idem española, Iniciación o1 ejercicio de la abogacía -Madrid, l % - ) ,
la italiana de Aurelio Candian
(Auvocatura -Milano, 1949-) o la inglesa de hlunkman (The tccknique of ~iduococg
-Loadon, 1951-), las tres Últimas resefiarlas por riosatros: Libros recientes, de
distintos paises, sobre la abogocia (en "Revista dc la Facultad de Derecho de
México", 1952, núm. 6, pp. 157-62).
46 I T e aquí, como muestra, algunos de los que figuran en las sol;ipas de!
forro del libro después citada en el texto: "La perfidia dc un rey y deshonra
de una reina", "De paleta a millonaria", "No seinos naide" (sic), "La pesca del
solterón" (oljras teatrales), "La virgen del cabaret", "¿Yo soy yo?", "La historia
de un soiá parlante" (novelas).
47 Valladolid, 1?45. Resefia mía, en Libros..
151-6. ,
. sobre la abogn,cia, cit.. pp.
JR Tra<luci:lo por nosotros para este número Iionienajc, bajo el titulo (le
Tmiibiin los juecas soii honibres, en la sección "Trabajos recientes de Calamandrei
y de Coutiire", pp. 63-7.
49 Seiialenius a este ,>ríipi>sito,con el debiilo clo::io, la preocuparián a tal
fin sentida en varias ocasiones por la Universidad <le Iléxico. As¡, en 1946 organizh
desde la prens:, diaria, para m;~yor difusiiin de la iniciativ;,, una "Carnpaiia universitaria de oricntaciOn ~rofesionai", deritro de In que se nos asigii6 ocuparnos dc
El pvnblcma de acceso n los profesiones ji~ridicns (en "Novcd~dcs", de 25 de jiilio
dc I M ) , don<!e ya recumeii<láhamos a los candi<!atas a jnristas la lectura, entre
otros, del libro de Celamandrei a que nos rcferimris eii el texto. Ciintro anos dcspués
ci'iti; i ~ nvrili~tiifnde "Confere::ciaí sobre oricrit-ciÍ>ii ~ocacional" (hléxico, 1950).
C/i1..4d1.4,1;l/Ri:'I
>
COCTCRE
95
8) A Calainandrei se debe asiinisiiio la sisternatizacióri de toda una
ioiia del proceso. 1.a doctrina alemana y con ella Chiovenda, dedicaron
atención preferente, y aun exclusiva en algunos de sus repn:sentantes,
al proceso de conociiniento y descuidaroii el de ejecución y el cautelar.
Dos grandes procesalistas italianos --Cai-nelutti r.n cuanto al priniero
y Calamandrei respecto del segundrr- colmaron el uacio, que en la
propia Alemania vino más tarde a lleiiar Schonl<e;" y hoy el estudio
(le las firnuidcncias cautelares en el inundo iberoamericano se hace de
acuerdo con los lineainientos marcados por Calamandrei en Infroduzione
d o stz<dzo sistelnafico dei prowuedimenfi cautehri (Padovn, 1936) ;
traducida más tarde al castellano, con algunos trabajos coniplernentarios. 5Q
propósito de dicho libro debemos detacar varios rasgos sobresalientes: a ) a diferencia de Chiovenda, que lo hace de acción aseguratila o cautelar y de Carnelutti, que se refiere a firoceso,
Calaamparo coiiio casación"). Véase tnnibi6n, en este inisino número de la "Revista",
el trabajo de Palacios, El milo del oniparo, possiirt.
55 Can los volíimenes v->TI de sus famosas Le~ioni di dirifto proce.rsude
cizlle, consagrados al Processo di esectc,@one (Padova. 1929 y 1931). así como,
en el terrcno legislativo, con la Parte Secorrdo: Del processo di e s e m i n e (Padovq
1926) ai sil "Progetto del codire di procedura civile presentato alla sottocomiiiissiane reale per la riforma del codice di procedura civile".
56 Con su Z.~iangmo/lsfi~erkungsrecht:
Eine s.wte~izatisclr~Dnrrtellu+tg (1"
Karlcruhe, 1948). que engloba no sólo del Dereclio de ejccoción forzosa, como expresa su título, sino también las medidas cautizlares, contempladas con frecuencia por los procesalistas alemanes como zona concxa con aquél.
ed., Berlin, 1940; S',
57 Asi, Ottolenghi, Medidas precautorios (en "Estudios de Derectio Procesal
lionor de Hugo Alsina" -Buenos Aires, 1 9 6 , PP. 505-33; reseña de Farell,
"Rev. Esc. Nac. Jurisp.", 1950, núm. 46, @p. 181-2); Dos Reis, A figura da
proccsso c~l<felnr(LisbUa, 1947) ; Viera, Las nzcdidar de seguridad y rl entbwgo
(Montevideo, 1949) ; Farrell, Lar prr-jidencias cautelares en el nnfeproyecfo (en!
"Rcv. Esc. Nac. Jurisp.", 1950, núm. 47-48, pp. 129-44). Véase también Podetti,
las ?nodidas couteleves 3, el embargo preventivo de los frutos de lo cosn litigiosa
( e n 'Rev. Der. Proc." argentina, 1943, 1, PP. 138-53, notas suplementarias). Escaso influjo, en cambio, se advierte en Spota, Medidas cnufelares (en "Estudios
en Iionor de Alcina", cit.. pp. 653-720). acaso por el enfoque más substantivo (civil
y administrativo) que procesal de su articulo.
en
en
58 A saber: Lo condena ".qenénicd' u, los daños y La senfencia dPclarafiva.
de quiebra conw jvovidcncia caufelar (véase su cit. Bibliografía, sección .4, núms.
71 y 80, y sección C, núm. 12, a y b ) .
59 Cfr. sus Pnncipji di diriffo procesniele civile (4' ea., Napoli. 1928), p.
226, si bien el parágrafo a que ella pertenece. o sea el 9 (PP. 224-34), lleva la
%
XICETO ALCALA-ZAiMORA Y CASTILLO
mandrei opta por providencias;" b ) los caracteres de dichas providencias, o medidas, coino creemos preferible denominarlas en castellano,
quedan en la obra perfectamente definidos, a saber: provisionalidad,
función preventiva, urgencia, periculum in m o r a e instrumentalidad;
c ) se delimitan con precisión las verdaderas providencias cautelares,
y al deslindarlas respecto de instituciones afines, se excluye que pertenezcan al campo de las primeras, entre otras, las acciones posesorias,
en virtud de razonamientos que compartimos por completo.
9) Nota destacada en Calamandrei, a todo lo largo de su fecunda
existencia, fue la preocupación sentida por el Derecho procesal e z t r a n jero. Ya en Cassdone cidle hallamos centenares de páginas, un tanto
desiguales, O%onsagradas al examen de la misma en los distintos países
de Europa y América. Más tarde, al fundarse la "Rivista di diritto processuale civile", Calamandrei la utiliza, sin los caracteres de una sección
fija, pero sí de aparición frecuente, en atalaya y observatorio del prorúbrica de "misure provvisorie cautelari", que, además, alterna en su desarrollo coti
"provvedinienti", o bien sus Istifruioni, vol. I (1' ed., Napoli, 1933). S 11, pp. 248-58.
60 Cfr. sus cits. Lerioni dir. proc. civ., vol. 11 (Padova, 1930), núm. 80,
pp. M)-78; o bien su Sistema, vol. I (Padova, 1936), núms. 72-75, pp. 206-214 (pp.
244-52 del vol. I de la traducción española -Buenos Aires, 1 w ) .
61 Ob. cit., núm. 1 (pp. 31-4 de la traducción española -Buenas
1945-).
Aires,
62 Entre otras razones, para evitar su confusión con las resoluciones mininias
llamadas de ese modo (cfr arts. 369 L. enjt civ. y 141 L. enjt. crim. españolas),
con tanto más motivo cuanto que las medidas cautelares suelen emanar de "autos"
y no de "providencias" (así, el embargo preventivo en lo civil -art. 1404 L. e. civ.-,
o la prisión provisional en lo penal -art. 505 L. e. crim.-). Naturalmente, la
objeción deja de serlo en los paises hispánicos donde la resalución se denomine
de otro modo, como en México, donde se habla en su lugar de "decretos" (cfr.,
v.gr., art. 79, frac. I, cód. proc. civ. D. F. ) ; pero este nombre es, a su vez, criticable, ya que hace pensar, ante todo, en los de índole administrativa.
63 Cfr. ob cit., núms. 3-9 (pp. 35-44 de la traducción española).
64 Véase, por un lado, Calamandrei, ob. cit., núm. 30 (pp. 101-4 de la trad.
esp.), y, por otro, Alcalá-Zamora, Addcióm al niiwro 75 del iristema de Carnelr~tii,
vol. r, p. 254, y Derecho procesal penal (en colaboración con Levene h.), vol. i r
(Buenos Aires, 1945), p. 271, nata 32.
65 Váase nuestro Prólogo a la traducción española de la obra (Buenos Aircs,
1945), p. 14, en relación con las capitulas xxvr a XXVIII de la primera parte del
libro traducido, que son los únicos donde se advierten algunos altibajos. En cambio,
el estudio, fundamental, de la casaciin en Francia y en Alemania está hecíio con
pleno dominio.
CALAJ/dNDI?EZ Y COUTURE
97
ccsalisr?io extranjero. Pcsv n cjue esos años 1924 a 1956 jo sea desde el
nacimicnto de ia "Hirista" hasta la mccrte del maestro floreritiiio) son
10s más brillarites (le la ciencia proces~litaliana, Calamandrci co~iiprcndc
-cos;i que hasta hace poco liabian olvidado los alemanes, herin'liicos
e11 su esplCn<lido aislaniienio- que el ~iiuii(iots siei~iprr mui:li<i i;~:is
grande que < 1 oniS;igo. Eri c<irisccuencia, cuaiit;? noveda(1 procesal r x ti-anjcra ( l i i ~ ~ u srcforiiias
,
Irgislativas, reunioiies o ia1lecimiento:i de juristas, etr.), iiierccin registrarse, era dada a conocer cii Italia por él,
iio c ~ ~
s:ipcríicia?
n
y precipitada tknica de reporte:o, sino con profundo
dominio de la ni;iteri;i y penetrante espíritu crítico. Casi una trciritena
(le trabajos <Ic cse tipo eiiconir;imos e n la Bibliografia de1 autiir, y s u
ellos se csiudiaii icxlos, instituciones o £ig:ir:~s de las sigiiierites iiaciones: Aleniania, Ar;e~!tiria, Austria, ChecosIo\wpia, España, I<slados
Unidos, Finlandia, Francia, Polonia, Rusia, Suecia y Vaiicatio. O"
1 0 ) Indicamos ya (supro, núni. 2) el extraordinario valor de los
rstudios sucltos de Calamandrei, que componen en conjiinto un:¡ colccción de pequciías obras maestras. Sin el prurito de efectuar una srleción
indiscutible, tarea que excedería de nurstras fuerzas, y sí tan sólo con
cl propósito (le mostrar aquellos que mayor impresi6n causaron en nuestro ánimo, he aquí la lista que formaríamos, por el ordeii niismc> en
que aparecen en los seis volúmenes donde se ~ e c o p i l a n : " 1,
~ La gcltcsi
logica della sentenso c i d e , "La tcoria del 'error in iudicando' nel diritto
italiano intermedio" y "Limiti f r a giurisdizione e amministraziorie nella
seateriza civile"; I I , "11 significato costituzionale delle giurisdizioni di
equiti", Per la d e j i n i z i o n e del fatto notorio
y 1-inee for.«'a~mcntali del
06 Vé~riselos núnieros 7, 13, 15, 16, 22, 23, 28, 32, 34, 3.5, 36, 37, 44, 10, 50,
89, 91, 93 (1 y i i r ) , 99, 118. 1.42, 141 y 157 de la cit. Fibliogrufie. Téiigarise tamhién eii clienta lo; núrncros 40, 48, 58 y 69 de la iiiisiua.
67 Fuera de !<;S volúmcr.es de Studi qiiednn algiinos iitros ariiculos qiic po<:i-ian aíiadirse a la lista: asi, los qiie integran II i>uoredi,wnto nu>nito&o nelid
lc..qi.s!~:~io<zc
ifnliario (Milano, 1926) ; !a voz Cus.rozione civile (cn "Nunvu Digesto
Itali;irio", vol. ri -Torino, 1937-, ~ I I 981-1031),
.
ndiirirable sintesis del tema tratado
!:o? C S ~ C ~ W Oe?! sii obra ciimhre: II proceso, c i ~ wgiuoro ( e n "Scritfi iti oiiore
di Carneliitti", vril. ii -Fn<!ovn, 1950-, 1 . 1
; 7,: rriri della {iitistizii
(~upra,nota 30).
,.. .
63 're 'i.3 cs..i.ii:.,dr,
i,..
..
;:ii: S:ti!i
eii S:! clis;c;i niotiri::r:;fi:i
B<r,r firi:,,7tc íVissen
des Riclitcrs: i'nlcr,vt~rl~:inl,cn c t h i i ~ Ner.~isrcrlit iiiidir 1'iocc.r.i.r ( L c i ~ ~ i i g1893).
.
pdssii:i, especia1rne;iie pl>. 145-8. Cuii prstr:i<.ridnil :i C;i!;anan<irri. en l;i lirrrntura
italiana, Dr Ctefano, Il tiutoriu nei procezso ri3ilz (bliinno, 1947) -ri..ciin :~iiestr;i,
eri "Rev. Fac. Der. hléx", 1951, núni. 1-2, 1:'. 343-&. V t a s e ian11,iCn C:t~ne?li,
98
NICETO ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO
processo c i d e inquisitorio; III, "Regole cavalleresche e processo" y
La condannn "generica" ai dani; I V , "Note introduttive allo studio del
progetto Carnelutti" y "Su1 progetto preliminare Solmi" ; V, La relativith
del concetto di azione e Il giudice e lo storico; y V I , Processo e giustizia
y "Corte costituzionale e autoriti giudiziaria". Y si tuviésemos que dejar
esos catorce ensayos en la mitad, elegiríauios los que en la relación precedente van compuestos en bastardilla.
11) Mención aparte merecen las necrologías escritas por Calamandrei, modelo insuperable, de ponderación y de medida, en un género tan
sobremanera dificil, porque si la proximidad de la muerte justifica que
en esa ocasión se eliminen agresividades y censuras, no autoriza, en cambio, el desbordamiento de elogios, hasta elevar la mediocridad a genio.
Y tampoco debe servir una necrología para, so pretexto del difunto,
satisfacer la propia vanidad, conforme al sentimiento de quienes, como
suele decirse, en el bautizo querrían ser la criatura, en la boda la novia
y en el cntierro el muerto. Esos escollos los salvó siempre Calamandrei
con tacto exquisito en las diversas necrologías que redactó,68 sin merma
alguna para el afecto, el respeto y la amistad que en todas ellas supo
manifestar.
12) Recojanios, ahora en ripida eniimeración, para cerrar la parte
a 61 dedicada, algunos otros trazos salientes de su obra como procesalista. Bajo su dirección se estuvo publicando una de las mejores colecciones de monografias de Derecho Procesal que se hayan editado en el
mundo. Nos referimos a los Studi di diritto pro~essuale,'~ que ojalá
sigan viendo la luz, tras la desaparición del maestro, cual uno de los ;nás
perdurables homenajes a su iiiemoria. Calamandrei fué, además, el iniciador en Italia de una nueva rama del enjuiciamiento: la surgida cn
su patria como secuela de la Ley fundamental de 1948 y de la Corte
por ella prevista para su salvaguardia: aludimos al Derecho procesal
El hecho notorio (Buenos Aires. 1944) y Alcalá-Zamora, Lo prueba mediante
fonzn público (en "El Foro" de México, septiembre de 1947), pp. 321-4.
69 Véanse los números 23 (Stein), 85 (Martara), 86 (Chiovenda), 1?í
(Paoli), 135 (Bacci), 146 (Bianco) y 157 (Couture), m i s aquellas otras a que se
alude en la nota 14 de su BJbliograjQ (Cammeo, Orlanda, Qiierci, Mayiio) y los
trabajos (131 y 141) evocadores de Chiovenda y de Goldsclimidt al conmemorarse
el décimo aniversario del falleciniiento respectivo.
70 Serie en la que Iinn aparecido diecisiete volúmenes en dos series (l", 1932-8,
can doce: 2', 1940-2, con cinco) con estudios importanticirnos del propio Calanundrei,
ile Paoli, Raselli, Costa, Furno, D'Avack, Calogero, Enriques, Nencioni, Borettini,
..
i.:initz, Branca, De Martina, etc.
CALAMANDREI Y COUTVRE
99
constitz~cional, objeto de varios iiiiportantes trabajos suyos.
Junto a
Chiovenda y a Carnelutti, Calamandrei es, sin duda, el proce::alista de
quigii se han traducido T I L ~ Stitulos al castellano: 7 2 esa preiereiicia confirma, una vez más, la altísima calidad de su obra y le ha garantizado
a la niisin:i ariiplia difusión e influjo en los medios juridicos hispanoaniericanos. Recordemos, por último, las iiiuestras de gratitud por él
dadas a México, tanto en el articulo Cose intrawiste al1 ~Wessico,l3 como
en el libro Procpsso e deinorqazia, desde el prólogo, lleno de elogios
y de afecto hacia los juristas niexicanos, hasta las ctibiertas, donde se
reproducen. en la anterior, uno de los frescos pintados por José Clemente
Orozco en la Suprema Corte de Justicia y, en la posterior, los ecculos de
la Universidad florcntina y de la mexicana. 1 Qué lección para tantos
profesores huéspedes que al retornar a sus lares no se cuidan siquiera
de envi:ir iiiia tarjeta de cortesia a la Cnirersidad que los caslmó de
honores y agasajos!
1 3 ) C ) Couture. '"I'ara
vrstir a un santo no hay por qué desnudar
a los deinás, máxime si aquél -Couture, en nuestro caso-, por su per71 Véanse las iiúmeros 139, 142, 147, 156 y 158 de su Bibliografia (ténganse
asimismo en cuenta los números 10, 12, 136, 149. 153 y 159). Para el estudio de
esta zona de la actividad jurídica de Calamandrei, reinitimos al lector a losi estudios
de Cappelletti y de F i x Zarnudio que figuran en este mismo número.
72 Véase Alcalá-Zamora, Aportación hispánica e la difusión de Iri ciencia
procesal itnliwa (en "Atti Congresso Internar. Dir. Proc. Civ.", cit.), niims. 1113, pp. 191-5, asi como la sección C, a, de la tantas veces citadas Bibh'oiirafia de
Celamondrei.
73 En "II Ponte", 1954, fasciciilo lo. A coiiscjo o recomendación ,de Calamandrei podeinos atribuir, rri~iyprobablemente. las referencias que al amparo inexicano y a su literatura consagra su discípulo Cappelletti en el volumen Liz giurizdizionc dostituiionoie delle liberto. Prinzo studio su1 vicorso costifuzWnole (con particolere n'gunrdo agli ordinaiiwriti tfdrsro, svizzero e oustriaco) (Milanci, 1953).
cuya traducción, realizada por F i x Zatnurlio, se halla ~ ~ r í i x i maa aparecer en México.
Además, a Calamandrei, en quicn nació la idea a raíz de sii visita a Mmixico en
1952, se debe Ia creación del Imirhrto de Dereclio Proc~solCo>npera<toItalo-Iberoamericano, qiie se constitiiyb en 1955 (véase la informacióii :,cerca del mismo inserta
cn "Bol. Inst. Der. Comp. hlCx.", 19.56, núm. 25, sp. 319-50).
71 .4 la larga de ciieciseite aíios Iic se~iiidocon asiduidad la abra ji~ridiinde
Couture. H e aquí. eri efecto, la lista de nuestras reseíiac a él consagradas: 1) .41,@nm "i>áginni ?>~enores"del l>rofcsor Edtiardo J . Couture ' ( e n "].u Ley" dc 26 <le
junio de 1940; reproducida eri "Ei~siisnyos", pp. 637-49; comprrrisivo de cinco camentarios acerca de : <ii "Espíritu y ttcnica en el derecho contciiiporinea"; b) "El
deber de decir 1:i vcrdacl en el juicio civil" ; c ) "Ornlidad y regla moral en rl pro-
100
NICETO ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO
sonalidad e x t r a o r d i n a r i a , no t i e n e necesidad a l g u n a d e d c s p o j o s ajciios.
Al e x p r e s a r n o s así, q u e r e m o s s i g n i f i c a r n u e s t r o d e s a c u e r d o c o n D a s s e n ,
ceso civil"; d ) "Evoluzione delle idee in materia di diritto pracecsiiale civile nella
America del Sud"; e ) "La acción dcclnrativn de la prescripción") ; 2) Co+>zentario
o los "Pu~du+ttactos
del Derecho Procesal Civil" del Dr. Edziordo J. Cotiiure (en
"Jurisprudencia Argentina'' de 1' de noviembre de 1942; reprodurido en "Ensayos",
pp. 651-68) ; 3) "La justicia inglesa" (en "Rev. Der. Proc." arg., 1944, 11, pp. 96-7) ;
4) "Medio siglo de Derecho" (en rcv. cit., 1945, ir, pp. 81-2) ; 5) "De la organiración judicial y del régimen procesal" (en rev. y aíio cits., ir, pp. 82-5) ; 6 ) Impresión
de conjunto acerca del jroyecto Cowtncre de código de procedimiento c i d ( e n "Jurisprudencia Argentina" de 11 de junio de 1946 y en "La Revista de Derecho, Jurisprudencia y Administración". junio de 1946, PP. 161-3) ; 7) "Proyecto de código
de procedimiento civil" (en "Iiev. Esc. Nal. Jurisp.", 1946, núm. 30, pp. 316-28) ;
8) "Estudios de Derecho Procesal Civil", t. I (en rev. cit., 1949, núm. 42, pp. 142-5) ;
9 ) "Los mandamientos del abogado" (en rev. cit., 1949, núm. 44, pp. 163-4);
10) "Introduction i I'etiide de la procédure civile" (en rev. cit., 1950, núm. 47-48,
pp. 455-7) ; 11) "Estudios de Derecho Procesal Civil", t. 11 (en "Rev. Fac. Der.
Méx!', 1951, núm. 1-2, $p. 355-6) ; 12 "Cursa sobre las leyes de presupuesto del
poder judiiiai" (en rev. c$., 1952, núm. 7, p. 228) ; 13) "El 'debido proceso' como
tutela de los derechos humanos" (en rev. cit., 11955, núm. 19, pp. 201-2) ; 14) "Abogacía y contrato de empleo" (en "Bol. Inst. Der. Comp. Méx." 1948, núm. 2, p. 197) ;
15) "Posesión treintañal, no treintenaria" (en bol. cit., núni. 2, pp. 205-6); 16) "El
porvenir de la codificación y del 'cammon iaw' en el continente americano" (en
bol. cit., 1949, núm. 6, PP 226-7) ; 17) "Del orden para hacer uso de la palabra
en el informe 'in voce'" (en bol. cit., 1950, núm. 7, pp. 2W-4); 18) "Carácter ael
inmueble adquirido durante la segunda instancia del juicio de divorcio" (en bol.,
año y núm. cits., p. 224) ; 19) "i,:l juicio de desalojo, o 'El proceso' de Franz Kafka"
(en bol., año y núm. cits., p. 224); 20) "Estructura y función del proceso" (en
bol. cit., 1951, núm. 10,,pp. 238-9) ; 21) "Notas para un vocabulario de Dereclio procesal civil" (en bol. cit., 1955, núm. 22, p. 347) ; 22) "Desistimiento dc rebeldia
por acuerdo de las partes" (en bol., año y nútii. cits., p. 347) ; 23) "11 giudizio
arbitrale nel diHtto uniyaiaiio" (en bol. y año cits., núm. 23, p. 316) : 24) "El
agotamiento de la vía administrativa como presupuesto procesal" (en bol. cit., 1956,
núm. 25, p. 324) ; 25) "La condena en costas y costos como parte integrante de la
indeninizacibn de daños y perjuicios" (en bol. y año cits., núm. 26, pp. 334-5) ;
26) "Regulación de honorarios y recurso extraordinario de nulidad notoria" (en
"bol., año y núm. cits., pp. 335-6) ; 27) "Alstnas prul>osiciones de Derecho procesal
civil" (en bol. y ano cits., p.iiii. 27, PP. 280-2) ; 28) Influencia, en América, del
Proyecto Couture ( s u p n , nota 10). Además eii Algt<nos concepciofzes ocercn del
proceso, cit. en "Rrv. Der. Proc." aig., 1952, 1, pp. 262-8) hacemos la crítica de
"El proceso como instituci6n". Mera referencia a las correspondientes estudios de
Couture figura, a su vez, en ,nuestras reseñas de los volúmenes en honor de Alsina
(en "Rev. Esc. Nal. Jurisl>." 1947, núm. 34, pp. 178-85), Redenti (en "Rev. Fac.
Der. Méx.", 1951, núms. 1-2, pp. 340-3), Carnelutti (en rev. cit., 1951, núms. 3-4,
pp. 354-9) y Goldschmidt (en rev. cit., 1952, núm. 5, pp. 184-90). Véanse, por último, nuestras notas informativas Actuación ,del profesor Couture e>i la Escuela
CALAMAiVDREZ Y C O U T U R E
101
cuando en su nccrologia de C o u t ~ r e en
, ~ ~la que en este punto le faltó
la ecuanimidad que hace poco destacábamos como peculiar de las compuestas por Calarnandrei (snpra, núm. l l ) , llega, en su afán, que compartimos, de exaltar la labor del profesor de Montevideo, a presentarlo a
enorme distancia de cualquier otro procesalista americano. L a apreciacióti
carece de iusticia: que Couture fuese una primerisima figura en el panorania juridico mundial, no autoriza a desconocer la existencia <le otras
de igual talla en el cultivo del Derecho procesal en América. Aun dejando
al marxen a Robert Wyness Millar, como perknecientc 3 sistxnas y zona
jurídicos distintos de los iberoamericanos, pese al entusiasino ina:giCestado
hacia su obra precisamente por Couture, como anees tambibn por Calamandrii y después por nosotros, los nombres de Alsina, (le Loreto : j de BuzaidT7 pueden colocarse a su tnisino nivel, ? los ciiati-o, con rasgos y
temperamentos muy diferentes entre si, constituyeron, hasta cl fallecimiento
del maestro uruguayo, los cuatro ases del procesalismo suclamericaiio. Mucho más ponderado, no obstante que su cualidad de discípulo clirecto y
predilecto Iiabría disculpada cualquier exceso estiniativo, se muestra Gelsi
Bidart, cuando afirma la dificultad de apreciar lo que fué Coutilre para
su medio, "porque en buena ,ntcdlda jsubrayatnos nosotros) la circunstancia procesal de nuestro ambiente juridico fue creada por sii misma
actuación eii la cátedra, en el medio forense, por s u influencia sobre las
solucioiies jurisprudenciales y en el campo doctrinario". 78
-
Nnciord de iurisprudencie de ia Uniuersidad de Mixico (en "Rev. I)er Froc."
arg., 1947, 11, pp. 62-3) y Conferencias de los profcsores'Y4lIo~o,C:,uture :y Czlencio,
en 1s Facultad dc Derecho (en "Rev. Fac. Dcr. Méx.", 1952, niitii. 7 , 11. 7.35).
75 Sobre ,el p~visniniento d e Cin~hr.c,cit.. p. 105.
76 Por Coiiture, en el Prólngo r la traduccibn de "Los princi:>ios for:ii:ttiiros
del praccdimienta civil" del procesalista norieamericana (Rnenos Aires. 19.15, "p.
9-30; objeto de sobretiro, ciin el titulo de Robcrt Wyripss Millar) ; vCa-e tunibiéri
su rrseñn de "Civil proredcrc o i the trial o i court in historical pers[~ertire" (en
"Rw. I>er. Proc. a r g , 1953, r r , pp. 6-7). P o r Calaniandrei, en la reii5a <le "The
forrn;itive princiiilec o i civil procedure" (en "Riv. dir. proc. civ.", 1924, 1, II:,. 1156 ) . For riosotros, en 13 I . C S C ; ~ de
~ "Civil procerlure of the trial court" (eii " R e r Fac.
Der. Méx.", 1953, núm. 9. pp. 213-4).
77 Cfr. Alcalá-Zamora, Lu escu~l<zpruceial de SEO Paulo (en "Inter-:lmericnn
Review of Bibiiographyn, julio-septiembre de 1953), pp. 145 y 149. (Reyirod:icido
el articulo en "Kivista trimes:r:ilr di diritto e procedura civile", 1g.56. pp. 864-9;
en "Kevicta da Univcrsidade Católica de Cio Paulo". i~mio-scptietn?>;ede 1936,
pp. 307-13, y en el diario "O Estado de Sáo Paulo").
75 Ob. cit. en nota 19, 5 i r .
NICETO ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO
102
1 4 ) E n Couture se aliaron una inteligencia preclara, una excepcional
capacidad de trabajo, una curiosidad investigadora inagotable y un método constructivo sólido y rectilíneo, cultivados en un clima singularmente propicio: el de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de
~
encontró, desde
Montevideo, una de las primeras de A m é r i ~ a , ' donde
sus tiempos de estudiante a su elevación al decanato, consejo y orientación al principio, aci,cate y estimulo después 80 y más tarde, cuando se
encargó de regir los destinos de la casa de estudios, aliento y colaboración
de altos y bajos. De ella fue maestro Pablo de María, reverenciado siempre por Couture (v. supra, nota 17), quien suscitó en él la vocación
científica, y allí convivió, en diversas etapas, con hombres cuya fama ha
rebasado las fronteras uruguyas: Vaz Ferreira, los Irureta Goyena,
I.lambias de Azevedo, Jiménez de Aréchaga, Alfonsin, Gatti, Amézaga,
Sayagués Laso, etc., recordados al azar mientras corre la pluma. Factor que contribuyó asimismo de modo decisivo a la formación de Couture
fue su íntima y constante vinculación con las universidades, revistas y
tribunas jurídicas argentinas, casi desde sus primeros trabajos -más
exactamente: a partir de 1934, fecha de la segunda edición de uno de sus
mejores ensayos: L a acción declarativa de la prescripción-, 82 y con
singular intensidad desde el momento que, dejando al margen la obra
más bien precursora de Jofré, debemos considerar, a nuestro entender,
-
79 Véase el volumen La Pacultad de Derecho y Cienciar Socioles de Mon-,
tezideo (1955), editado durante el decanato de Couture.
80 Cuando Couture, mediante su trabajo sobre El divorn'o por voluntod de
la mujer obtuvo el cargo de profesor agregado, el tribunal examinador, cuyo vaticinio se cumplió plenamente, manifestó en el acta hallarse "en presencia de un
futuro profesor de gran valía".
81 Al hijo, civilista, a diferencia del padre, penalista, se le rindió homenaje
siendo precisamente Couture decano de la Facultad, con unos Estudiar en wtenzorim
de J . Irureta Goyena, h. (Montevideo, 1955). En ellos colaboró Couture par partida
doble: con el Prefacio (PP. XI-xv) y con un articulo de gran interés, sobre Uno
fuente desconocida $41 digo de pprocedilniento riz4 uruguayo: el código d e procedimeintos de lo, prozlincia de Etttre Rios (pp. 119-50).
82 Véase mpra, BibJiografk de Cmrhrrc, núm. 7.
83 Acerca de él. Podetti, El fundador del Derecho procesal argentino, Dr.
Tomás l o f r é (Mendoza, 1937); Sentís Melendo, LB riemie pmresol argentina (eq
"Rev. Der. Proc.", 1943, 11, p. 34) ; Idem, Del procedimentalim al procesaiismo e n
la Rephblica Argentina (en "Revista Peruana de Ciencias Jurídicas", 1946, pp. 122: v. pp. 13-4) : Idem, Lo escuelo procesal itaxana: Su influemiia sobre los estudiod
procesales argentinos (en "Scritti in onore di Carnelutti", vol. 11 -Padova, 195&,
PP. 187-204: v. P. 192); Idem, Una década de derecho proceso1 argentino (en
conlo punto de partida del moderno procesalisnio argentino: la celebración en COrdoba del primer congreso nacional de la materia.. S4 Bastará recordar a este prupósito que si prescindimos de las numerosas pero
por lo general breves "notas de jurisprudencia" escritas por Couture
para "La Revista de Derecho, Jurisprudeiicia y Administración", s V e
la que fue director desde 1937 hasta su muerte, la mayor parte dr su
producción se publira por primera vez o se reproduce en la -\irgentina:
tal sucede con Fzuzdamentos, con los tres volúmenes de Esttulios, con
muchos de éstos no recopilados eti dichos tomos e inclusive con el Proyecto de código, qur se imprimió, si, en Montevideo, pero que sr distribuyó desde Buenos Aires.
Por encinia, pues, de antagonicmos minúsculos o patriotcros, que él supo en todo instante superar u olvidar,
Couturr representa iin auténtico producto rioplatense. Mercecl a esas
circunstancias, ajenas unas a su voluntad y otras buscadas adrede por él,
como el contacto con los círculos jurídicos argentinos, Couture, jurista
de un pequeño país con una sola Facultad de Derecho, pudo evitar los
peligros del aislamiento y la angustia de tener que actuar a un tiempo
como arquitecto y albañil de sus propias construcciones procesales.
"Scritti in m o r e della Cedarn", vol. i r -Fadova, 1953-, pp. 317-33: v. 322) ; Sosa
Loyola, L<i fradic<:ónijuridicn de San Luis: Una cenfuka: 1844-1944 (Buenos Airesi
1944). capitulo xr: "Un vigoroso reformador de instituciones: el doctor Tomás
Jofré"; Alsina, Influencia de las dochinos & Chiovenda sobre los estudios procesales
en la República Argentina (en "Rev. Der. Proc.", 1947, 1, pp. 317-32; v. :pp. 319-21
y 329-31); Ayarragaray, Lo orientación procesal de Tomás Jofré (en "Rev. Der.
Proc.", 1950, I, pp. 273-99); Lascano, T r e s maestros del Derecho: Evocación de
los figurar
IOS j ~ r i ~ ~ o n r n Salvador
lfo~
de la Colina, Tomós Jofré, y Múximo
Co~tfln (en "Rev. Der. Proc.", 1950, ir, pp. 142-60).
84 Vé:rse el volumen Primer Congreso Nacional de Ciencias Proccsai'es: Antecedenfes y A c f ~ s impreca
,
a los tres años de su celebración: Córdoba, 1942. En él
tuvo Couture destacada actuación: véase sztpn, el número 121 de su Biiiliografia.
85 Vkinse en la citada Bibliografia los números 26, 29, 37, 51, 52, 54, 59,
60, 63, 64, 65, 75, 77, 81, 83, 85, 86, 87, 96, 106, 107, 110, 111 y 175. A ella!; podemos
agregar los "casos prácticos", también cortas, examinados por Cauture eri la susodicha revista: véanse los números 55, 66, 74, 82 g 101 de la mencionada Biiiliografia.
86 H e aquí los trabajas de Couture publicados o rcpraducidos en la Argentina,
la inmensa, mayoría de ellos en Buenos Aires (los números remiten a la Biblio-
grafía) : 7, 8, 12, 14, 17, 21, 27, 28, 30, 34, 35, 42, 45, 48, 53, 56, 62, 70, i76, 98, 99,
104, 116, 117, 120-4, 128-32, 136, 139-41, 150-2 y 163-5. En cuanto al Proyecfo,
véase el níimcro 43.
87 Cfr. Alcalá-Zamora, Reseno de "Elempntos & Derecho Procesal Ciwii Domhicuno" d c Froilún Tavores (en "Rev. Der. Proc."' arg., 1944, i r , pp. 409-12:
104
NICETO ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO
15) Couture surge a la vida procesal con un libro de tendencia netamente carneluttiana: El divorcio por voluntad de la mujer.
E n él,
para explicar la curiosa y suprafeminista institución uruguaya, 8\ue
nunca ha logrado convencernos, porque, además de ser contraria a la
igualdad jurídica de los sexos, no siempre las divorciantes que lo pidan
serán santas ni víctimas, acude a la figura del proceso sin Ktigio, que
Carnelutti puso en circulación, con olvido de que significaba "un absiirdo
y suicida torpedo" por él mismo lanzado "contra el cimiento de su construcción procesal".
Couture tiene entonces m e n o s d e treinta años, y no
puede extrañarno.; que se sienta procesalmente "romántico", siguiendo la
caracterización que el propio Carnelutti se asigna a sí mismo, a la par
que etiqueta de "clásicos" a Chiovenda y a Calamandrei, con ocasión de
v. p. 412). E insistiendo más tarde, agregábamqs: "Los investigadores pertenecientfs
a las grandes potencias científicas, acaso no tengan idea exacta ¿iel esfuerzo improbo
que esos solitarios han de realizar para dar cima a las inquietudes de su espíritu.
Porque no es lo mismo escribir un tratado o una monografía en Universidades
im~regnadas de tradición, con bibliotecas repletas, ficheros al dia y discípulos o
ayudantes que busquen datos. compulsen citas. compongan indices de toda especie
o corrijan pruebas, a cambio de unas líneas de gratitud en el prólogo, que acometer
tales empresas con materiales deficientes y cooperación nula, y lo que quizás sea
más grave: teniendo que luchar con la incomprensión o resistencia de quienes se
quedaron atrás y con la falta de contraste. de consejo y de estimulo que representan
los pareceres de otros especialistas. Esa, en cuanto al aspecto intelectual de la investigación, porque si descendemos al terreno económica, sólo en paises grandes el éxito
de un libro puede, en general, brindar una retribución compensadora a los desvelos
del autor" (Prólogo a las "Instituciones de Derecho Procesal Penul" de Vicfor l3
Riquelrite -Buenos Aires, 19&,
p. 7).
88 Véase Bibliografin, cit., núm. 2.
89 E n una estadística publicada en "La Revista de Derecho, Jurisprudencia g
Administración" (noviembre de 1949, p. 247), bajo el alarmante y alarmado epigraEe
de 8Hacia dónde
la faltdia uruguo,ya?, se consignaban los siguientes datos, reveladores del espíritu divorcista de las mujeres uruguayas: "total de divorcios cri
1948: 2,475; por la sola voluntad de la mujer: 1,188 (es decir, casi el 50%) ; por
causa determinada: 992 (no se especifica el sexo de los promoventes; pero, claro
está, Iiabrá que cargar a cuenta de las damas algunos centenares) ; por niutuo consentimiento: 295 (en las que hombre y mujer son solicitantes por igual)": AlcaláZamora, reseña en "Iial. Inst. Der. Comp. Méx.". 1951, núm. 10, p. 236.
90 Cfr. Alcalá-Zamora, Proceso, autocom~osición,cit. núm. 80, p. 135. Véase
también Premisas jurkd. vol., cit., núm. 31. La influencia de Carnelutti sobre el
menciopado libro de Couture, la proclama éste en el núm. 14, p. 329. del tral~ajo
qae se cita luego eii la nota 93. Sobre el proceso sin litigio, Carnelutti. Lcriofii dir.
proc. civ., cit., núm. 89, y Sisfemq: cit., núm. 80.
CALAiMAiVDREZ Y COUTURE
105
la necrología del segundo. O1 Por lo demás, carneluttianos lo hemos sido
y seguimos siéndolo muchos, aunque no compartamos todas sus geniales
concepciones. Con el tiempo, sin embargo, Couture, pese a que su fervor por Carnelutti no se entibia, se va haciendo "clásico" y busca nuevos derroteros a su inquieutd científica. Los Fu~zdamcntos,por ejeiiiplo,
a sólo once años de El divorcio, se Iialiari por coinpleto en la linea dc
Chiovenda y de Calaniandrei, no en clianto a las particulares soluciones
propugnadiis -patente resulta. verbigracia, la divergencia respecto de la
acción-, 94 sino por lo que atañe al tono gcneral del volumen. Más aún:
Couture acaba por no acordarse del proceso sin litigio cuando se le presenta la ocasión para haberle dado el espaldarazo legislativo, o sea al
redactar ni 1945 su Proyecto de código, en el que pudo haber incluído
como tal la declaración de incapacidad, que seria su especie m5s representativa, g9y,
sin embargo, prefirió catalogarla como un procedimiento
de jurisdicción voluntaria.
(Bien es verdad que Carnelutti mismo, cori91 Citada en la nota 19: véase p. 261.
92 Véase, por ejernplo, nuestra critica a su concepcibn del proceso penal
como jurisdicciOii voluntaria, en los niimeros 1-9 del Prólogo qiie conipusimos para
la traducción castellana de sus I~zioriisu1 processo pende, vol. I (Buerios Aires,
1950). PP. 5-11.
93 Como se comprueba en su articuli, Carnelutti y nosotros: Ufi ci>pitulo dt,
sociología de la cultrcra, redactado para los Scrifti en honor del maestro italiano
(vol. I -Paiiova, 1950-, pp. 313-34).
,
Cliiorenda, tras los pasos de It'arh, aunque apartánU4 En e f ~ c t o mientras
dose de él en particulares extrcrnoc. la concibe como un dereclio concreto (de carácter potestativo) a la tutela jliridica (cfr. L'o-iione, cit., núms. 6-7, pp. 11-15 y
tiotas 48-54; Principii, cit., pp. 43-53), 3, Calamandrei comparte su punto de vista,
especialmente eii orden al proceso ejecutivo, si bici, sustentando a la vez la relatividad del concepto (cfr. Istitu:ioni, cit., $3 34-36, p1>.107-17 de la 2a. d.),
Couture
se muestra, en cambio, partidario resuelta de la acción como iierecho abzitrazto de
obrar (cfr. i;zmdamenfos, la. ed. -Buenos Aires, 1942-, riúm. 12. pp. 2 7 9 ) . Una
deci,siva <leriiactraciiin de la abstractividad de la acci6n se encuentra últimamente
e n Allorio, en los articulas inte-rantes de si, monografía L'ordino+iwnto gisridico nel
fi&snio dcli'oscerfonwnto giudizinle, a saber: en Lo pluraliti degli ordinnm<.nfi giurit
dici e i'<icccrtm~entogiudizinlr (e:, "Rivisla di diritto civile", 1955 : v. ~ip.266-7)
y en Per sne feorúU dell'oggolt~~J~li'eccertainento giudiside (en "J~is". 1955: VI.
pp. 158-60).
9 Cfr. Carnclutti, Lerioni dK. proc. ciu., núm. 89; Sirtelita. nútri. 813 c a ; Di
Serega, II prodeso senca lite (Padova. 1930), miims. 91-92, IIP. 137-40.
96 E n la parte primera ("procesos de conocimiento"). libro quinto ("jurisdicción voluntaria"), tit. i r r ("declaratoria de incapacidad"), arts. 309-21.
vencido en el fondo de su error, pero sin dar abiertamente su brazo a
torcer, ha ido paulatinamente escamoteando el malhadado proceso sin
litigio, hasta ocultarlo a la vista del público).
16) Indudable y hasta dominante la influencia del procesalismo italiano sobre Couture, tanto en su época juvenil o "romántica", como luego
en el período de madurez o "clásico", supo combinarla con corrientes
de otras procedencias. Asi, ante todo, con la española, que conocía como
pocos, desde d Fuero Juzgo y las Partúlas, cuerpos legales por los que
sentía especial admiración, Os a los nombres más recientes de los ,rocesalistas hispanos, lo mismo peninsulares que peregrinos, pasando por el
Conde de la Cañada o Caravantes, santos muy de su d e ~ o c i ó n .La
~~
fuerza de la sangre, es decir, su ascendencia francesa, le llevó también,
no obstante la prolongada y gravísima decadencia del Derecho procesal en
la tierra de sus mayores, que a él no se le ocultaba ni trató de dismi97 El entusiasmo de Carnelutti por el proceso sin litigio culmina en el prólogo
al libro de Di Serego citado en la nota 95. Sin embargo, ya en las cjladxs kn'onL
dir. proc. civ. (núm. 89) casi aceptó que el proceso sin litigio fuese un "pseudoproceso", un "proceso formal" o un "proceso impropio", denominación la Última
que le a~lica,sin vacilar, en el Sisteina (núms. 80, 117 y 567). Por último, e n las
I~ih<áorti del nuovo processo civile italiano desaparece, desde la primera edición
(Padova, 1941), hasta el epígrafe "processo senza lite", mientras subsisten los
relativos al contencioso y al voluntario (cfr. primera parte, lib. I, tít. 1, caps. I y 11).
98 Cfr., verbigracia, Trayecforia y destino del derecho procesal civil hispano-
americano (Córdoba, 1940), pp. 10-2 y 16-7. Acerca del Fuero Juzgo, Couture llega
a afirmar: "Pocas veces he podido sentir en la búsqueda de antecedentes históricas,
uiia emoción mayor que la que tuve al enfrentarme, en mi adolescencia, por primera
vez; con esas páginas. ... Tiene un sello de humanismo, en el más puro sentido de
la palabra, una grandeza filosófica hecha de religión y de respeto por la condición
del hombre, que le da una expresión verdaderamente conmovedora. Yo tengo para
mi, que el fondo humano del Fuero Juzgo, no ha sido superado, desde el punto de
vista del derecho procesal, en los trece siglos posteriores'' (ob. cit., p. 10). En cuanto a las Partidas, si bien entiende que desde el punto de vista político no superaron
el "equilibrio maravilloso de libertad y autoridad" del Fuero Juzgo,.son, sin embargo, y concretamente la nr, referente al enjuiciamiento civil, "un verdadero monuniento" desde el punto de vista científico (cfr. ob. cit., p. 17).
99 Cfr., por ejemplo, Fundamenfos, la. ed., pp. 301-2, o bien El recurso de
queja por apelaciones denegadas por lo adrninirtracwn, núm. 3 ( e n "Estudios", 1,
p. 222). De Caravantes sostiene que su obra, "escrita inmediatamente después de
sancionada la primitiva Ley de Enjuiciamiento de 1855, puede considerarse hoy poco
menos que intacta en sus nociones fundamentales" Y que "mantiene su frescura y
vivacidad" en tanto las demás coetáneas "han envejecido rápidamente" (F<mdnmeitos, p. 302).
CALAMANDREI Y COUTURE
nuir,
"'" a b u c e a r
107
e n s u fosilizada cloctriiia, y a r s e enipeño, ;iurir]ue con
G u a s p c o m o i n t r o d u c t o r d e ciiil>ajadores, ' O 1 Iiay que a t r i b u i r l a que, en
opinión d e varios, lo2 f u e SU a v c n t u r a de los tnolinos: la creencia d e q u e
l a n a t u r a l e z a del p r o c e s o p o d i a s e r explicada conio u n a institución,
de
y de X c n a r d , <Ice i l a c a b ó
por a b a n d o n a r I o 3 y de l a qiie el m i s m o G u a s p p a r e c e e s t a r de vuelta. 'O4
a c u e r d o con l a idea p r o v e n i e n t e dc H a u r i o u
100 Cfr. Fundo~iientos,p. 303; Prólogo u lo traducción de "Prouidearias Cautelares" de Cnlafnundrei (Bihlioi,rnfia, núm. 130), p. 14: necrolagia de Rzné More1
(en "Rev Der. Proc.", 1953, r, pp. 9-10).
101 "La idea -reconoce Couturc- ariarece primeramente en el libro de Guasp,
Co?>tentarios a la ley de enjuiciun~icnto cizd, 1, Madrid, 1943, p. 17" ( E l procero
como insfitución -Bibiiogrufia, riúm. 5 6 , nota 3 ) . blás datos acerca da la tesis
de Guasp, asi corno critica de la iiiiima, en Alcalá-Zainora, Algunas cocicepcionts
nienores, cit., núrns. 31-7, pp. 255-61.
102 Vcanse, entre otros, los cumeiitarios de Sentís Melriido, Respiia hihliog r á f i c , ~de "infroducciLin al esfudio del proceso" (en "Rev. Der. Prac.", 1950, i r ,
pp. 97-103, especialmenie PP. 100-2) ; Allorio, Le idee direttrici del proccsso nella
szntesi di uno scrittore sud-americono (en "Jus", marro de 1951, pp. 122.9); núm. 5;
Ivlorel y Solus en el debate inserta al final de la edición castellana de Infvudzrcción,
cit. (pp. 87-00 y 90-2, respectivamciite); Pina, E1 proieso cofiio institución (en
"Dereclio Procesal [Temas]" -México,
1951-),
pp, 199 y 202-3; Alcalli-Zamora,
Reseño de "Introduction 6 l'élude de la procédure ciuile" ( e n "Kev. Esc. Nac. Jurisp.", 1950, núm. 47-48. PP. 455-7; Idem, Algunas conceflriones menores, cit., núms.
38-42, pp. 262-8. Coiisúltese tambiili Carnelli, El j w z corno objeto del derecho (en
"La Ley" de 24-XII-1948).
103 Cuniido Couture recopiló sus ensayos en tres volúmenes (8ibliogrojio,
núms. 163-5). iio incluyó eii iiingiiiio de ellos El proceso conzo institucióri, pese al
interés despertado por el trabajo: "sintoma elocuente, o de abandono de la idea,
como años aiitrs hizo can la del proccso sin litigio [véase sisprn, nota 961, a , por
lo menos, de la necesidad de rcrlabarar a fondo el estudio, para desvanecer recelos
y destruir objeciones" (Alcalá-Znniora, Algt~nos concepciones, cit., p. 267). Ahora
bien, en los años transcurridos desde la apariciún del articiilo en 1948 a la muerte
del autor eii 1956, esa reelaboración na se ha llevada a cabo, que sepamos, y, en
cambio, Gelsi Bidart, tan compenetrado can su pensamiento y tan conocedor de sus
planes, dice textualmente: "Aunque en los últimos tiempos (en esa inres:inte revisión y renovación del propio pensamiento que tan agudamente lo caracterizara) abandonó el concepto inctitucioii;il, ese punto de vista señala su inquietud sistemática"
( E l pensamiento de Coufure, cit., 6. rv).
104 Cfr. su articulo Problcntas fundalnenfaies del derecho procesal (en "Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales" de Buenos Aires; noviembrediciembre de 1954, pp. 1325-66), donde salvo reiviiidicar para Vizior el papel de
precursor de la tesis i~istitucionalistay tratar de desligarse de Renard, por el "sig-
108
NICETO ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO
Al término de la segunda guerra mundial, con dos naciones anglosajonas
en el grupo de las llamadas "grandes" (aunque su conducta internacional
resulta con frecuencia harto chica), y con una de ellas en pie de primera
potencia mundial, Couture se siente atraído por el problema de las relaciones entre el common ~ D Wy el derecho codificado y presta, en consecuencia, atención al examen del primero, para sustentar, en definitiva,
una conclusión de compromiso. 'O5 La importancia del procesalismo germánico, que continúa en primera línea pese a algunas precipitadas aprele impulsa en los últimos años de su vida,
ciaciones en s u contra,
'"
nificado casi coiifesional" que imprimió a la teoria de marras (como si Guacp, al
nienos durant los buenos tiempos del franquismo, no hubiese sido más confesional
y reaccionario que el jurista francés), se desentiende casi por completo de los reproches dirigidos a su insostenible construcción y sale del paso con unas cuantas
conideraciones harto deshilvanadas, que ni aclaran ni refuerzan una posici;>n desmaritelada (cfr. pp. 1349-55).
105 Ya durante la guerra, Couture, profundo demócrata, escribió dos trabajos
al servicio de sus convicciones: Propositions sur lo démocratie (sobretiro de "Les
cahiers francais" -Montevideo, 1 9 G ) y La ju~ticia inglesa (Montevideo, 1943).
editado por la asociación "Amigos de Inglaterra" y con el cual se inician, en realidad, sus estudios sobre el Derecho anglosajón, si bien es a partir de 1945 cuando
se intensifica su preocupación par ellos, segiin se confirma en la Bibliografia: véanse, en efecto, en la misma los números 42. 57, 78, 99, 114, 117, 129, 151, 163 (6) y
104 (6). En el principal trabajo de esa serie, Couture prevé, aunque a plazo remoto, una sistematización del Derecho norteamericano, a la par que un mayor interés
por la jiiricprudenciri en los países de codificación (cfr. El porvenir de la codificación y del "co+,zmon lnwi" en el continente americano, en "La Rev. Der., Jurisp. y
Admón.", marro de 1949, pp. 56-7). Por nuestra parte, etitendemos que el sistema
de la codificación, incomparablemente más perfecto que el anglosajón, acabará por
prevalecer (cfr. nuestra reseña del citado artículo de Couture, en "Bol. Inst. Der.
Comp. Méx.", 1949. núm. 6, p. 227).
106 Praveiiierites unas de autores italianos, al exaltar su procesalismo en detrimento del alemán (cfr. Carnelutti, Saogio di una teoria integrale dell'azione, núm.
14; publicado en "Riv. dii. proc.'', 1946, 1, pp. 5-18, y en Questioni su1 processo
prnale -Bologna, 195%. pp. 117-32; Allorio, Riflessioni sopra lo svolgintcnto della
scienze processuale, en "Jus", julio de 1950, niims. 1-5, PP. 91-3), y otras de expositcres españoles, al asignar a nuestra literatura procesal el segundo lugar, después
de la italiana y antes de la alemana (cfr. Sentis Melendo, Resena de la segurida edición de los "FundampntoP de Couture, en "Rev. Der. Proc." 1952, 11, pp. 17-8) e
incluso el primero (cfr. Werner Goldschmidt, en el folleto de Reimundin, Antecedentes hi,~tóricosdel Bcrecho procesal indiano -Tucumán, 1953-, pp. 27-8). Para la
refutación, Alcalá-Zamora, en Wilkelm Kirch (en "Rev. Der. Proc.", 1953, 1, p. 1.
nota 1) y en reseña del citado folleto de Reimundín (en "Rev. Fac. Der. Méx.".
1956, núm. 22, pp. 228-9, nota 1).
valitndose ;i tal iiii <le su extraordinaria facilidad para el aprtmdizaje
de idiomas, a¡ estuclio dr la lengua aleiiiana, con objclo de adquirir
un coiiocimiento diricto dc su literatura procesal. Por Últitno, sus .visitas
a diferentes países de Arnérica con motivo de conferencias y cursillos 'O7
y su amistad con procesalistas de todos ellos, especialmente c r ~ nlos del
Brasil, 'OY que tan riividiable nivel ha alcanzado en el cultivo (le riuestra
disciplina, '('Ve proporcionaron un dominio conipleto del Derecho proczsal d'cl continente americano. De ese modo, Couture se aleja del procesalista profundo pero estrechamente nacional (defecto tan cotnúii, como
CII~I-e
los alemanes), para mostrarse con
indicamos -sz<.pra, núiii. 51-,
una preparación supraiizcional. llamémosle así. que no es habitual, máxime si se piensa que su forinacicin jurídica 110 se circiinscribió al Derecho
procesal, sino que se extendió a otros campos (Derecho privado o Filosofía del Derecho, por ejemp!~).l x 0
17) EII la producción conjunta de Couture, Gelsi Bidart, que la
conoce tan n fondo, distingue cuatro sectores principales: a ) los "cursos
de orientación legislativa"; Ó) las "monografías" ; r ) los "libros de conceptuación general", y d ) las "obras de prelegislación".
A ellos agregaríamos urio más, compuesto por trabajos de pequeña extensióri, en su
mayoría notas de jurisprudencia y casos clínicos (véase supra, nota 85),
de suma utilidad al profesional, por las puntualizaciones que aportan.
De esos cuatro o cinco grupos, rl primero, integrado por volúrrienes de
consulta obligada para prácticos y estudiarites uruguayos,
es quizás,
-
107 Presciiidienda de las dadas en la Argentina (véase .su,5rn, nota 86), ténganse en cuenta los niimeroc 8. IW, 125-7, 133-4, 142-9 y 179 de la Bibliografía, así
como los Dofos biográficos de Coi?!ure recogidos en la primera sección de rste nÚii;ero de la revista.
108 De los cinco trabajos de Couture traducidos al portugués, ciiatri (núms.
14, 34, 62 y 70 de la Bibliogrnfia) lo han sido en el Brasil y uno tan cúlo (iiíim. 8 ;
vi:inse además el 70 y la riain 12 de aquélla) en Portugal. Además, Coriiure fue
alguna ver Il;ii::a<lo a iiiterveiiir como jiirado de oposiciones a cátedras dc Derecha
Procesal rii i:riiversi<ia<les brasileñas.
109 Cfi-. Alcnli-Zaniorn, 7.0 escz~ela procesal de S ñ o Poulo, cit., fnssifii.
110 Eii sil totalidad o en parte, las riúrneros 11, 12, 15, 16, 33, 38, 41, 45, 48,
51, 54, 55, 59, 67, 77, 79, 92, 100, 103. 105, 108, 114, 117, 119, 123, 131, 138, 1.10,
144. 149, 152. 157, 158, 161 y 161 de ln Bililio<,nifi<iahordnn temas o ciirstioiies de
<livrr~nsdisciplinas juridicai.
l l l Cir. oú. cit., 5 1,.
112 Gclsi iricliiye zqui los ciirsoi sobre: el ciidigo de oigaiiiraci<in de tribuii:ilci, la ley <le :.hreiiaci¿i, de 10s ji!icir>s, la de capacidad civil de la nilijcr (aspec-
110
NICETO ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO
por lo mismo, el menos difundido de fronteras afuera, sin que con ello
pretendamos rebajar su mérito y sí sólo dejar constancia de un hecho
indiscutible. E n cambio, entre las monografías se encuentran muchos de
los más resonantes ensayos del autor, reunidos en gran parte en los tres
tomos d e Estudios de Derecho Procesal Civil impresos antes de su
muerte. 113 Si ahora, como antes respecto de Calamandrei (sujra, ;]&m.
l o ) , tuviésemos que escoger los de nuestra predilección, la lista que formaríamos seria la siguiente : I, "Las garantías constitucionales del proceso
civil" (probablemente el mejor artículo salido de la pluma de Couture), 114
"La justicia inglesa"' y "Traymtoria y destino del derecho procesal civil
Liispanoamericano"; II, "El concepto de fe pública (Introducción al estudio del Derecho notarial)", "Las 'reglas de la sana critica' en la apreciación de la prueba testimonial " - q u e tanto ha contribuído a la propagación del concepto "o
y "L)eclaración judi'cial de la prescripción adquisitiva"; ll6 y I I I , "Interpretación de las leyes procesales", 117 "El
-
tos procesales) y las leres de presupuesto procesal, es decir, los volúmenes que se
citan eii los números 10, 19, 47 y 91 de la Bibliografia.
113 A saber: el primero sobre "La constitución y el proceso civil"; el segundo sobre "Pruebas en materia civil", y el tercero "El juez, las partes y el proceso".
con un total de 52 artículos, más una !'AdiciánM de Spota al relativo a Declaraciór
judicial de la prescripción adquisitiua, titulada La sentencia declaratoria de la prescvipción adquisitiva en el derecho argentino: su procedencia, sus efectos erga olnnes
(:ir, p p 379-410). Acerca del contenido de dichos tomos, véanse los números 163,
164 y 165 de la Bibliografia.
114 Tal parece ser también la opinibn de Calamandrei (cfr. su información
Due p r o ~ ~ ~ ~ m
sfronie~e
l i ~ f i S O C ~drli'Arcodemio de¡ Linrti -en "Riv. dir. ~>roc.",
1947, 1, p. 217- y su necrología de Eduardo J. Cozrtzire - e n rev. cit., 1956, r, p.
2 4 6 ) y !a de Gelsi Bidart, ob. cit., B 5 11 y IV. Y es, deudd luego, la nuestra: cfr.
Reseca de "Infrodzrrfion d la procédure", cit. p. 455, e Influencia, en Avnérice, del
Proyecto Couture, cit., núm.. 1.
115 Este ensayo de Couture determin6 dos de las mios sobre el tema: Sistemas
y &te~ios pora la apreciacidre de la prueba (en ' Z a Rev. Der., Jurisp. y Admón.",
febrero de 1945. pp. 33-42) y A propósito de libre convicción y sosa critica ( e n
"Revista Jurídica de Córdoba", octubre-diciembre de 1948, pp. 513-22), eti las cuales hallará el lector datos acerca de su proyección legislativa en textos de diversos
países. Véase también Pina, En torno e la sana critica (en "Anales de Jurisprudencia'', 1949, pp. 565-76, y después en "Dereclio Procesal [Temas]", cit., pp. 137-48).
116 Originariamente aparecido coma L u iicciúrc dcci'mtiva de la prerci-ipción:
liascs pnra SIL e.studio (vtase supra. nota 82). El cambio de título acaso obedezca a
que en las Estudiar, bajo uii rnismo núniero, el 11 (cfr. pp. 7, 311 y 379), se iiiclu)en el trabajo de Couture y la adició~ide Spota al misnio (cfr. subro, n o h 113), y
CALAMANDREI Y COUTURE
111
deber de las partes de decir la verdad-' y "Revocación de los actos prrr
cesales fraudulentos".
A ellos habría que sumar algunos no reiopilados todavía, conlo la "Tcorin dc las diligencias para mejor proveer",
"Oralidad y regla moral en el proceso civil", "Mandamieiitos del abogado"
(acompañados <le iin "dec5logo" que goza de gran predicamento),
"El 'debido proceso' coino tutela de los derechos huinanos" (qiie forma
pareja y esti a la misma altura que el de "I.as girantias constitu<:ionales",
con lo que queda hecho su elogio) y "Algunas proposiciones fundanientalcs dc dcreclio procesal civil".
"'
'"
18) Entre los "libros de conceptuaci6n general" incluye Gelsi Bidart
el más célebre, sin duda, de todos los escritos por Couture: lori Fl~ndamentas del derrcho firocesd
el volumen de la (lisciplina probablemente iiiis consultado en cl mundo iberoamericano, a travis de las
ediciones rastella~iaso de las portuguesas. Obra de siiitesis, no vamos a
comentarla ahora, porqce en su día lo hicimos con el detenimiento indispens:ible y con señalamiento asimismo de divergencias entre el ideario
S P hilscil. ~ i i id~lcl:~,uiin rúbrica qiie englohase los concrl>tos distiiitoc -"nccii>ii"
eti
Criutiire
"seliteriii:in eii Ssota- iitilizndos por uno y otra para enfocar el tema.
117 Ti.it:ise de las coniercncias dadas eti bléxico e!, 1947. pero con supresión
del dellatc dt. mesa redonda (véase el niimero 68 y la tinta 11 de In Bibiiogrnfia).
118 Los titulos primitivos de estos ensayos e r a n : El deber de decir la verdad
ctz jt~icio cizd y La ncciiin rfvocatoria de la rosn i u i g u d n fraudulcritn (7:éanse los
númcroc 17 y 21 y la nota 33 de la Ribliogrojdn).
119 F.>)"La R ~ v i s t a de Dcreclio, Jiiricprudeiicia y Administraci6n" insertó,
además, Coiiturc otros trabajos del niisnio ~ é n e r o ,a saber: cl Decálogo del Abogodci, de Angel Ossorio y Gallardo (agosto de 1943, p. 228) ; los 1Mendaxnientos de
los Abo!gndos. de San Ivo (riovie>ul>rede 1947, p. 298), g algíiii otro (creemos reciii-<lar qite del Colcgio o dc 1;: .'isiiciari,in de Al!opados <Ic Buenos .&ires), qur iio
liemos r<iiiscmiiil:>locnliznr. T'ri <I.:cilogc>1xicile verse tnrnl>iéii en Tenipia~ii, Azcona,
IIocen fnitn abogndus, cit.. p. 14.
120 Se r c ~ r o d u c eeii cste misnio riúi:iciu de I;i rc\-istzi, cri I;i secciiiii dc "Trabajos recientes de Calnmandrei y de Couture". pp. 69-78. Es visible en el :irticulo la
Iii~elln<le idczc del profesor mexirni!,> (;;ircís htiyiuiz, L: través de los libros soyos
que Coiiture nieiicioiin en la iiot-i 2 riel crisayo y :!caso tniiihiiii de r<ii~versnciones
sostciiid:is entre anil~osdiirzntc 1:. iisila <IcI primero a Moiitevideo. ~ \ c i r í r n de <licho
eiisayo i i c Coiitiire (tiiimero 103 dc la iiibiio!trnfiii), vfnse iincstra rcieíia en "nol.
Irist. I)er. C<ittil,. 1ii.s.". 19.56, n h i . 27. pli. 280-2, y , sol~rct3d0, lit :iport::ci6ll de
Recaséns Siilies : ~ l prcscnte Iiiinieii:!je: l:!l!iardo J. C,>::firre y in Filo.rofia d r i
Derccho, (i,ifro, pp. 303-315).
lil
Viase el ~iiirnero31 <le i;i íiil~i!u.ir~!,'in.
112
NICETO ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO
de Couture y el nuestro (véase supra, nota 74, núm. 2) ; pero si queremos
destacar los caracteres que hacen de ella un modelo en su género: la
criba de los materiales, la escala utilizada el tono de su desarrollo, a
todos accesible. Gelsi menciona, además, en este se'ctor la Introducción
al e ~ t u d i odel pnoccso civil lZ2que, en buena parte, es un compendio de
los "Fundamentos", combinado con ideas posteriormente expuestas en
"Las garantías constitucionales" y en "El preces0 como institución", Iza
asi como dos obras todavía no publicadas, el Vocabulario juridico procesa.llZ4 y el primero e inconcluso tomo de su Tratado.
19) De sus trabajos prelegislativos, l Z 5 el número uno pertenece al
Proyecto de código de procedimiento civil que, en cumplimiento de encargo oficial, dio a la imprenta en 1945. 1 2 Y o m o de él nos hemos ocupado en diferentes ocasiones (véase supra, nota 74, núms. 6, 7 y 28) y
últimamente en el articulo escrito p r a los Estudios en su memoria pron~ovidospor la Facultad de Derecho de Montevideo, nos limitaremos a
afirmar: a ) que constituye el más interesante texto sobre enjuiciamiento
civil aparecido en el continente americano; b) que elaborado por quien
a la par que eminente procesalista ejercía con intensidad la abogacía,
-
122 Tratase de un cursillo dictado en París en 1949 y que fue objeta de ediciones irancesn, española, portuguesa e inglecn (véase el número 70 de la Bibliografia).
123 Cfr. P.lcalá-Zamora, RcspEa d e "Introduc:ion 2 la procédurc", cit., p. 455.
124 B e él tuvimos ocasión de conocer varios fascículos mecanografiados, que
Couture puso a nuestra dicpasición para que nos formásemos idea de sus características y orientación. Además, como anticipo, en esta misma revista (1953, núm.
10, pp. 115-41; véase el número 98 de la Bibliogmfia), Couture publicó un artículo
tituldo Notas para un vocabz~lario de dcredho procesal, donde :se recoge la que
cabria llamar introducción al mismo (prop6sito. concepto, plan, consideraciones idioniáticas, etc.).
125 Además, claro está, del Proyecto de 1945, Gelsi cataloga como tales: "las
sugerencias presentadas a la Prirncra Coiivención Nacional de Abogados sobre nombramiento y promoción de magistrados; el proyecto sobre justicia del trabajo, elaborado junto con un especialista de esa otra raaia del Derecho: el referente a la
justicia de menores y de familia, tamhién en colaboración con otros jiiristas" (ob.
cit., ap. II in fine).
126 En virtud de recoliición ministerial de 30 de maro de 1943 se nombró
tina comisión integrada por los doctores Melitón Romero, José B. Nattino (rean-
plazado, tras si? renuncia, por Enrique C. Armand Ugón), Lorenzo Vicens Thievent,
José Iruieta Cayena (h.) y Couture para redactar el proyecto; pero siis componentes
decidiei-oii encomendar la tarea al Último, quien dio cima a la obra el 19 de abril
pp. 22 y 9).
de 1945 (cfr. Proyecto -véase número 43 y nota 8 de la Bibliografi-,
CALAMANDREI Y COUTUI\'L:
113
satisface a u11 tiempo las exigencias teóricas y prácticas de la ieforma;
Z j , requiere ser revisado
y tiiodificaiio en diversos aspectos, se halla a tal distancia <1<,l actual
có<ligo de 1878, que produce cstupor se le triiga cii viri inuerla desde
hace doce años; d ) quc en contrastr con el olvido qur le rodea en su
patria, ha influido de iuo(lo n«:ori« en la reiio\.aci0n proccsal dr cliversos
paises aiiiericanos. 12'
c ) quc si bien, como indicamos ( s t i p r a , núin.
20) DI Conclusió'.-A
raíz de la muerte de Calamandrei, la. revista
"11 Ponte", por él fundada y dirigida, insertb uiia serie de evocaciones del
insigne maestro, plenas de afecto y de emocii~n.Pues bien : los ti:tulos de
varias de ellas ("Maestro di scienza e di vita", "Un rifugio", "Egli era
quello che avrei voluta essere", "La voce della coscienza", "Un grande
ainico", "Fraterno compagno", "Amico generoso"), agrupados bajo la
rúbrica Addio a Piero Cdamandrei,
poclria~iaplicarse indistiiitamente
a las dos figuras a quienes nuestra revista rinde hoy su devoto homenaje.
Porque los dos fueron hombres excepcionales, tanto por su altisi~ina calidad científica, como por su inconiparablc contextura moral.
127 .\cerca de este íiliinio cxireiiio, réaic rii~citronític~iii>citado en la iiota 10.
128 En i!1 fasciculo de enero de 1937, 1i11, 1630-67. Los tituios iiienci<>n:idos
proceden, respectivnmente, de Riccardo Bnuer (pp. 1640-11, Rn!iiano Uiierichi (16412) Norberto, nobbio (1642-3), Mario Rracci (164.1-S), I'iero Lalcffi (1645-7), Ferlericn Comandini (1647-8) y Gaetano Salveniini (1656). h elliis han <le 'iiiiriarie
ins colahoracioi>es de .Artiiro Carlu Jeniolo, Giorgio 1.;i Pira, Riccarila Luinbaríli,
Gnilia Lussii, Ferruccio Parri. Leopoldo Piccanli, F i l i ~ p o Sacchi, Aiitoiiio Segiii,
Giani Stuparich, Umberto Terracini 3 U a n a i a Valgimií.!i.
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