PESCADOR CONTRERAS LEIDY mdco18053 Fundamentos para la elaboración del Marco teórico Doctorado en Ciencias de la Educación. 2.1 Documento Doctora: Barba Gutiérrez Livier 26 de Mayo 2019 pág. 1 1. INTRODUCCIÓN La educación ha sido y es objeto de análisis, intervención, discusión y debate debido a que se constituye como un pilar fundamental para alcanzar el tipo de sociedad que se quiere; en este sentido la modernidad como orden social dejo su huella en el ámbito educativo, otorgando gran relevancia a las ideas de desarrollo y progreso, desde las cuales se construyen unas condiciones específicas de configuración subjetiva, una manera determinada de vivir y de relacionarse, que aún hoy se hacen evidentes. En cuanto a la educación, en la modernidad ésta se configura como respuesta a la necesidad de realizar un proceso civilizatorio y presenta características de adoctrinamiento e higienización. Pese a esto en la sociedad actual se han venido generado grandes trasformaciones y muchas de ellas han tenido lugar gracias al uso de las tecnologías. El lineamiento del progreso y el desarrollo ahora hacen referencia a lo posibilidad de construir a partir de las ideas, los proyectos y las interacciones con la tecnología, las cuales se conciben como los hitos más visibles de esta nueva configuración social, ahora se privilegia el conocimiento y no el cuerpo, en este proceso la tecnología se convierte en un elemento que permea las prácticas educativas. Esta nueva configuración social obliga por tanto a realizar un cambio con respecto al papel que la educación y específicamente la escuela juegan en la configuración de subjetividades. El Estado busca estructurar la educación y conducirla a través de diferentes políticas y de acuerdo con los intereses y necesidades que tiene con respecto a sus planes de desarrollo, reconociendo que este es el lugar en el que se inicia esta construcción social, por esta razón es necesario que en la escuela de manera particular se generen practicas pedagógicas que permitan cuestionar, problematizar y poner en tensión este ideal de sociedad, reconociendo que se debe propender por la formación de sujetos políticos que ejerzan su ciudadanía en el marco de los derechos y que aporten a la construcción de una sociedad más justa, para vivir de una mejor manera. pág. 2 2. DESARROLLO Con referencia a este asunto Rocio Rueda en su artículo: “Educación y cibercultura en clave subjetiva: retos para re(pensar) la escuela hoy” (2012), plantea que las tecnologías de la información y la comunicación han venido configurándose como una dimensión estructurante de la actividad humana, que a su vez se relaciona con otras transformaciones sociales culturales, políticas y estéticas; las cuales deben analizarse desde una perspectiva histórica, que reconozca las diversas crisis de la educación con respecto a un sistema económico, a un proyecto de desarrollo y las implicaciones que dicho sistema tiene en las transformaciones tecnocognitivas y la configuración de subjetividades mediáticas de las nuevas generaciones. Para empezar la autora refiere la necesidad de reconocer la multiplicidad de historias que se tejen alrededor de cualquier suceso o hecho; en el entendido de que las construcciones históricas son un asunto de poder, anotando que al contar una historia ésta se va haciendo definitiva, de manera que se despoja a los actores de su propia voz, de su dignidad y singularidad. En el caso de la sociedad occidental han venido dominando relatos referidos al desarrollo y el progreso, categorías que definen unas carencias de conocimientos, de desarrollo tecnocientífico, de civilidad, de humanidad, de todo aquello que hace falta “para llegar a ser” como los otros, por lo tanto son excluyentes. Esta situación en el caso de las tecnologías conllevan a que éstas se conciban como simples herramientas, útiles para enseñar, dejando de lado el análisis acerca de cómo éstas están configurando subjetividades y sociedad. Desde esta mirada se le da prevalencia a aspectos como la inversión privada y a la empresa más que a la educación pública y a los ciudadanos, ahora las personas son configuradas como consumidores. Ante esta realidad la función de la escuela estaría centrada en la formación de sujetos que respondan a esos modelos económicos, que se adapten a ellos y aporten en ese ideal de desarrollo, la labor se orienta a formar mano de obra para responder a las necesidades del mercado, de manera que la escuela se vuelve instrumental y el uso de las tecnologías se enfoca en el aprendizaje pág. 3 de manejo de programas, lo cual se trabaja desde una sola asignatura del currículo. Debido a esto los estudiantes pierden el interés en el aprendizaje con respecto a esta temática en la escuela, pues fuera de ella encuentran un mundo de posibilidades, que les permite relacionarse de otras maneras con sus pares, con el mundo y consigo mismos. En este orden, los docentes como orientadores del proceso van perdiendo autoridad, pues ya no se constituyen como aquellos que poseen el saber, pues ahora existen múltiples posibilidades de acceso a la información, al conocimiento. En medio de este panorama el mercado y la empresa en palabras de Rueda: “se cuelan por las grietas, para configurar subjetividades afines a su modelo: usuarios y clientes”. De esta manera se reconoce que la escuela no es ahora el centro exclusivo para el aprendizaje, la socialización, el acceso al saber, la cultura y la formación ciudadana. Ahora se ha convertido en un lugar en el que confluyen múltiples subjetividades configuradas de maneras distintas a partir de un mundo tecnomediado. “ya no tratamos con tecnologías que son extensión de la fuerza del cuerpo, sino de la mente” (Lévy, 1999 citado por rueda 2012 p.162). De esta manera se configuran otras lógicas, se crean discursos diferentes, se tejen relaciones distintas; de allí el llamado a que la escuela comience a pensarse de otra manera. Ante esto se cuestiona ¿qué tanto se han transformado efectivamente los modos de percibir y conocer, y sobre todo, a dónde nos están llevando?. Dando respuesta a esta pregunta resalta nuevos conceptos como nativos digitales los cuales afianzándose en Franco Berardi Bifo (2007), especifica “son una generación producto de una exposición a la semiosis de las nuevas tecnologías y a su lenguaje visual y digital, que a interacciones con el núcleo familiar. Han sido caracterizados por pasar más tiempo con medios y tecnologías de diversos tipos que el que destinan a cualquier otra actividad, se reconocen por su capacidad de realizar varias tareas al mismo tiempo (multi-tasking) y de procesar en paralelo. Tienen un estilo de aprendizaje diferente: necesitan la interactividad, le asignan más valor a las imágenes que a las palabras, les gusta el acceso aleatorio y operan a mayor velocidad que generaciones anteriores” (Prensky, 2001. citado por rueda 2012 p.163). pág. 4 Ante estas posturas existen diversos autores que apoyan y otros que revocan estos planteamientos entre los que Rueda expone los debates académicos de Umberto Eco, el cual en su obra Apocalípticos e integrados ante la cultura de masas (1969) señala de Apocalípticos a los individuos que ven en ella la “anticultura”, el signo de una caída irrecuperable, y la de los Integrados a aquellos que creen con optimismo que estamos viviendo una magnífica generalización del ámbito cultural. De este modo incluye en el grupo de los apocalípticos autores como Nicolás Carr y Giovanni Sartori y en el grupo de los Integrados a Don Tapscott y Clay Shirky aunque sobre estas perspectivas se encuentra mucha literatura y de este modo autores a favor y en contra. De igual forma al inferir en estas no logran aclararse respecto al rol de la escuela, el lugar que ocupa el acompañamiento adulto (padres o docentes) de estos procesos, y la estructura educativa y cultural que se requiere. Ante esto Rueda concluye basándose en Piscitelli en que hoy tenemos que aprender a enseñar de un modo nuevo, de construir supuestos sobre el saber centrado en el maestro y los libros, aprender con las tecnologías que tenemos, pero con nuevos ojos, y sobre todo con y desde los estudiantes. Nos invita a dejar la resistencia al cambio, el cual es inevitable. Nos invita a recordar una vez más que la escuela ya no tiene la configuración institucional que tenía antes, las condiciones que hoy debe enfrentar son muy variables, ya no son estatales, sino mercantiles; ya no responde solo a políticas nacionales, sino también a políticas y estándares internacionales, y a una lógica empresarial que ha empezado a permear su estructura. De igual forma nos invita a que independientemente de las dudas sobre la “generación de nativos digitales”, de la posibilidad de generalizar sus nuevas cualidades tecnocognitivas a todos los sectores sociales y culturales, lo que no podemos negar es que el sujeto de formación es otro. Es claro que el modelo comunicacional de la escuela nada tiene que ver con las dinámicas comunicativas de la sociedad que se observan en los medios masivos y en todo el ecosistema tecnomediado, pero también en las prácticas juveniles vinculadas a grupos, tribus urbanas, etc. El problema es que la escuela sigue exigiendo a los pág. 5 alumnos dejar fuera de ella su cuerpo, su alma y sus gustos, para dar continuidad a unas exigencias tradicionalistas que en estos momentos están fuera de contexto debido a que estas generaciones son el producto del desencanto de la política tradicional y de sus instituciones, del trabajo repetitivo y poco creativo. De igual forma rueda aclara que no se trata entonces de creer que todo lo que se produce fuera de la escuela y lo que están haciendo grupos, colectivos y movimientos sociales sea lo más apropiado e impermeable a las lógicas de control y seducción del mercado. En estos también se producen relaciones de poder que son ambiguas y contradictorias, pero ello no les resta poder de transformación y de resistencia cultural (Rueda, 2011p.163). pág. 6 3. CONCLUSIONES Ante esta gran mirada es necesario como propone rueda asumir el reto de tornar una visión crítica lo cual no significa distancia, sino inmersión, producción conjunta con colegas y estudiantes; una comprensión de las lógicas y las maneras como operan estas tecnologías para fomentar modos más reflexivos de usarlas. Tenemos el reto de superar visiones en exceso racionalistas que tienden a la crítica, a tener una visión simplificada o victimista de los estudiantes, y desconoce los intereses, los gustos, las identidades y las formas complejas como los jóvenes hoy se vinculan. Es por esto la invitación a reflexionar acerca de las funciones y los alcances que tienen los proyectos educativos enriqueciendo desde la realidad inmediata del contexto, donde se apunte a una visión más práctica y para ello es necesario tener claro que desde el marco contextual, corresponden las preguntas ¿Dónde ubico mi investigación? y ¿En qué periodo de tiempo la ubico?, refiriéndose en primer lugar a la descripción general de las características del contexto donde se desarrollará el estudio, pudiendo ser, por ejemplo, una organización, una dependencia, un grupo social específico, una comunidad o un barrio o vecindario determinado. En segundo, a la especificación de la delimitación temporal del estudio, refiriéndonos al periodo durante el cual el mismo se desarrollará. Es decir contextualizar un trabajo de investigación es describir dónde (lugar o ambiente) se ubica el fenómeno o problema de investigación. Así mismo es necesario resaltar el Marco jurídico-normativo. Desde mi experiencia como profesional de la educación considero la conveniencia de proponer en nuestra actualidad social actividades que permitan a los niños, niñas y adolescentes acercarse a otro tipo de experiencias en las que involucren el cuerpo y otro tipo de prácticas tales como el debate, el arte, y el deporte. Es necesario dar continuidad a los procesos educativos fortaleciendo nuestras dinámicas día a día sin hacer un alto en el camino por que el ritmo de esta nueva generación no lo permite, es necesario que nos concienticemos que somos educadores del siglo XXI y debemos tener las herramientas y metodologías de este nuevo siglo. pág. 7 4. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 1. Carrasco, S. 2009. Metodología de la Investigación Científica. Lima: editorial San Marcos, , p. 156. 2. Coll, C. (24 de 01 de 2001). Psicología de la educación y prácticas educativas mediadas por las tecnologías de la información y la comunicación. Una mirada constructivista. Obtenido de ttp://biblio.uoc.es:443/does_elec/2704.htm 3. Casale, A., Real, J., & Benito, B. (Diciembre de 2011). Las redes sociales en Internet. EDUTEC. Revista Electrónica de Tecnología Educativa, 38, 1-18. 4. Castells, M. (1999). La era de la información: economía, sociedad y cultura. México D.F.: Siglo XXI Editores. 5. Piscitelli, A. (2006). Nativos e inmigrantes digitales. ¿Brecha generacional, brecha cognitiva, o las dos juntas y más aún? Revista Mexicana de Investigación Educativa, 11, 179-185. pág. 8