Carátula Identificación del problema Planteamiento del problema Objetivos Introducción I. II. III. IV. Capítulo I Origen de los DDHH Capítulo II La “titularidad” de los derechos fundamentales Capítulo III Titulares de derechos fundamentales Subcapítulo I Subcapítulo II Capítulo III CAMBIO DE PARADIGMA a una VISIÓN ECOCÉNTRICA O BIOCÉNTRICA (FOY) Capítulo IV Los seres vivos no humanos como titulares de derechos fundamentales “Los derechos humanos reconocidos en distintos instrumentos internacionales e incluso dentro de las legislaciones internas de cada país, tuvieron en un momento determinado una visión completamente antropocéntrica del derecho ambiental. Pero hoy en día, se habla de otro tipo de posición del derecho ambiental con la denominada biocéntrica o ecocéntrica, la cual considera que el ser humano, no constituye el único ser que necesita protección y es importante. Todo ser vivo e incluso la propia tierra o naturaleza, son entidades que merecen respeto y protección por parte del sistema jurídico de un país.” (rio blanco ecuador)” Caso de Ecuador Corridas de toros prohibidas Río Blanco Artículo 71 Constitución de Ecuador Pareciera que las fórmulas "Derechos Humanos" y "Derechos de los Animales" estuvieran en plena y franca contraposición. Obviamente desde una perspectiva especista -esto es, que discrimina a favor de la especie humana- los derechos de los animales son una burla de unos cuantos sensibleros de sus "amantes" y "defensores". Sin embargo, es fácil darse cuenta que ni los derechos animales están en contraposición de los derechos humanos, ni que la promoción de unos tenga que ver necesariamente con el desprestigio o la no existencia de los otros. El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea Nacional de las Naciones Unidas ratificó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DDHH). Este tratado internacional pretende instaurar el principio de que ningún ser humano debe ser tratado como un objeto o medio para cumplir un fin de otro. Ello le da autonomía y libertad a las personas, y su único límite son las libertades y garantías del otro. Treinta años más tarde, el 15 de octubre de 1978, fue aprobada por la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y posteriormente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la Declaración Universal de los Derechos Animales (DDAA). Aunque a la vista de los hechos, ambas declaraciones universales muchas veces parecieran ser una mera declaración de buenas intenciones; es evidente que ambas significan un paso adelante en la construcción de un mundo que piensa en todos sus componentes. No podemos dejar de felicitarnos por dar un paso de este talante en nuestra época, sin embargo, tampoco podemos constatar y naturalizar las violaciones de los derechos -humanos y animales- como un mal menor de nuestros tiempos. Conclusiones Bibliografía