“Acuicultura en Chile” Integrantes: Joaquín Alvarez, Bárbara Araya, Carla Arias, Consuelo Elorrieta, Francisco Garcia, Natalia Gonzalez, Franco Quintana, Yefferson Tapia, Richard Vargas. INTRODUCCION La producción de peces en estanques es una práctica antigua, desarrollada por los primeros agricultores como uno de los muchos sistemas de producción primaria dirigidos a asegurar el aprovisionamiento de alimentos. Las referencias más antiguas datan de hace aproximadamente 4 000 años, en China, y de 3 500 años, en la Mesopotamia. En la actualidad, la acuicultura va más allá de la cría de peces en estanques o en arroceras. Por razones estadísticas, la FAO define la acuicultura como la explotación de organismos acuáticos, incluyendo peces, moluscos, crustáceos y plantas acuáticas. En este caso, explotación implica cierta forma de intervención en el proceso de cría con la finalidad de mejorar la producción, así como la de asegurar la propiedad de las existencias que están siendo cultivadas. ¿QUÉ SON ESTAS EMPRESAS? La acuicultura concentra un conjunto de actividades, técnicas y conocimientos de que tienen que ver con la crianza de especies acuáticas tanto vegetales como animales a su vez es considerada una actividad económica en el ámbito de la producción de alimentos, de materias primas para uso industrial y farmacéutico y tambien la producción de organismos vivos para repoblación u ornamentación. Los sistemas son diversos, de agua dulce o agua salada y van desde el cultivo directamente en el medio al que corresponde el ser vivo hasta instalaciones bajo condiciones muy controladas. La acuicultura se asemeja mucho más a la agricultura y a la ganadería que a la pesca, pues implica la cría y el manejo de los recursos acuáticos vivientes en un medio ambiente restringido. A diferencia de la pesca y de la caza, actividades que conllevan la colecta de peces y animales terrestres a partir de recursos de acceso común o libre, la acuicultura implica la existencia de derechos de tenencia y de propiedad de dichos recursos. Dentro de los objetivos de su desarrollo tenemos: - La producción de alimentos de alto valor nutritivo para el consumo humano; - La contribución a la formación del ingreso y a la creación de empleo rurales - El mejoramiento de la captura y la pesca deportiva - El cultivo de especies ornamentales con propósitos estéticos - El control de malezas acuáticas o los riesgos de plagas y enfermedades, tanto para la agricultura como para los seres humanos - La desalinización y otras formas de recuperación de suelos agrícolas. * SITUACION EN CHILE En Chile, es el tercer mayor sector productivo, facturando más de U$4,5 mil millones y emplea más de 45 mil personas y ha sido uno de los sectores con mayor crecimiento en el país en los últimos 30 años. Entre los métodos más habituales de cultivo ocupados en el país (al igual que en el extranjero) se encuentra el sistema de jaulas ubicadas en el ambiente natural de los peces. Además, se usan otras metodologías de cultivo para moluscos bivalvos, como los mejillones u ostras, que consiste en emplazar semillas de la especie bajo tierra para que puedan desarrollarse. A esto se suma el repoblamiento de ejemplares de cultivo en el mar, tal como ha ocurrido con el lenguado en la bahía de Tongoy. En el otro extremo del país, especificamente en las regiones de Los Lagos y Aysén se concentra el 97% de los centros acuícolas del país, que desarrollan 10 especies, donde el salmón es el protagonista debido a que lleva más de 30 años cultivándose y representa el 70% de las ventas nacionales en el sector. Actualmente Chile es el octavo país con más ventas en el sector acuícola a nivel mundial y representa el 1,6% de la producción total. ¿QUÉ BENEFICIOS APORTAN? En primer lugar, el beneficio más importante es aquel relacionado con el cuidado y mantención del ecosistema marino y de todos los seres vivos que lo integran. Entre los cuales por ejemplo están las cianobacterias y fitoplancton; organismos que producen la mayor cantidad de oxígeno, incluso más que las plantas y árboles. Dentro de este mismo punto destaca el cuidado de especies en peligro de extinción que muchas veces son victima de la pesca tradicional. En segundo lugar, Viendo este aspecto desde otro punto de vista, más en particular comparándolo con la ganadería se ven beneficios tales como: menor cantidad de alimento para generar un kilo de pescado versus un kilo de carne de animal terrestre, mayor diversidad de especies no supone un consumo de agua dulce, no produce gases de efecto invernadero, lo que produce un impacto ecologico bastante positivo. Por último, desde un punto de vista socioeconómico, la acuicultura o en este caso más particular, las empresas dedicadas a la acuicultura traen beneficios tales como instauración de nuevos puestos de trabajo, impulso de la economía local y aseguración de productoes frescos (pescados o mariscos) que ingresan al mercado tanto nacional como internacional. IMPACTO AMBIENTAL QUE PROVOCA SU INSTALACIÓN Y FUNCIONAMIENTO Un punto muy importante a consdierar es el impacto medioambiental de la acucultura. Existe una alteración de un ecosistema natural generándose una relación poco amigable. Se ha visto que el cultivo de peces impacta de distintas formas en el medio ambiente: 1. Materia orgánica: Se interviene la columna de agua y el fondo marino, a través del alimento altamente proteico que no es consumido y a través de los mismos desechos de los peces, lo cual ha sido constatado tanto en cuerpos de aguas continentales como en zonas costeras. Los productos de la excreción de los organismos en cultivo son dispersados por las corrientes, en tanto que los sólidos, como el alimento no ingerido y heces, se depositan en el fondo de lagos y zonas costeras. A su vez este fenómeno aumenta la cantidad de nitrógeno y fósforo de los sistemas acuáticos, disminuyendo el oxígeno disponible, generando Eutroficacion. De esta manera se estimula la aparición de ciertos organismos y ausencia de otros, alterando gravemente los ecosistemas acuáticos. La materia orgánica acumulada estimula la producción bacteriana, cambiando la composición química, la estructura y funciones de los sedimentos. 2. Utilización de agentes químicos: Como la utilización de antibióticos, fungicidas y compuestos antiparasitarios. Utilizados en las distintas prácticas de acuicultura, como en la construcción, en la protección contra la corrosión y en anti-fijación de organismos incrustantes. También existen pigmentos incorporados al alimento, desinfectantes y diferentes productos utilizados para el control de enfermedades Los impactos en la salud humana y en el ecosistema no están categóricamente definidos. Se ha visto que los antibióticos pueden inhibir los procesos de reducción, así como de nitrificación, además de permanecer en el ambiente por más de dos semanas, luego de ser suministrados y se encuentran en organismos que consumieron restos de alimentos con esto residuos. Lo que implica una alerta sobre el consumo de estos organismos por el hombre. 3. Monocultivo e introducción de especies exóticas: Se ha visto abundancia de patógenos provocada por el mantenimiento de las condiciones de monocultivo. Esto genera inquietud por el riesgo de contaminación de organismos silvestres. 4. Impacto ambiental del escape de peces 5. Impacto ambiental sobre los depredadores Estos últimos dos puntos, se refieren al daño ecosistema, ya que el escape de peces puede provocar que especies silvestres obtengan patógenos de los peces que escaparon o aumentar la presencia de depredadores. EFECTOS SOBRE LA SALUD HUMANA El desarrollo de la resistencia bacteriana hacia los antibióticos es un proceso natural, este está siendo acelerado por el consumo excesivo de antibióticos ya sea para su uso en patologías humanas como en la producción de alimentos. La acuicultura ha sido relacionada con el desarrollo de resistencia bacteriana. Los antibióticos son administrados a los peces, a través del alimento, generalmente en forma de pellet. No obstante, cuando estos enferman, reducen su consumo alimenticio propiciando el precipitado de dichos pellets al fondo marino. A su vez existe un flujo del remanente de los antimicrobianos excretados por los peces hacia el entorno. Estas sustancias se acumulan en el sedimento y ejercen presión selectiva y, por tanto, alteran la composición de la microflora del sedimento por selección de bacterias resistentes. Los antimicrobianos pueden ser inductores de mecanismos de resistencia incluso a bajas concentraciones, debido a esto, las trazas de antimicrobianos en la carne de pescado que posean concentraciones bajo la concentración mínima inhibitoria pueden seleccionar y enriquecer la resistencia bacteriana. Lo anterior otorga la oportunidad de generación de más bacterias posiblemente resistentes. Datos que abalan lo anterior son el primer reporte de traspaso de resistencia desde bacterias acuáticas hacia humanos entregado por Aedo et al. (2014), quienes encontraron el mismo plásmido mediador de resistencia a quinolonas y kanamicina en bacterias marinas y cepas uropatogénicas (infecciones urinarias) de Escherichia coli aisladas desde centros de cultivo y pacientes que habitan en las zonas costeras de Los Lagos. De forma similar, Tomova et al. (2015) encontraron los mismos genes de resistencia a quinolonas en bacterias marinas y cepas patogénicas de E. coli aisladas desde centros de cultivo y el tracto urinario de pacientes de sectores aledaños respectivamente, estos últimos portadores de un número significativamente mayor de plásmidos mediadores de resistencia a quinolonas en comparación a pacientes de Nueva York, Estados Unidos. Estos resultados respaldan la evidencia de una mayor presión selectiva que favorece a poblaciones uro-patogénicas de E. coli resistentes a antibióticos en regiones donde se desarrolla la acuicultura, lo que resulta esperable considerando que el empleo de quinolonas y tetraciclinas por parte de las salmoneras excede varias veces su uso en medicina humana. Así hay muchos estudios que fortalecen la hipótesis de que la industria del salmón estaría facilitando la transferencia de genes de resistencia antimicrobiana desde bacterias del ambiente marino hacia bacterias patógenas de humanos en el sur de Chile. Por consiguiente, el consumo excesivo de medicamentos que abarca grandes escalas temporales (más de 20 años) y espaciales (regionales) en el sur de Chile, probablemente ha creado un reservorio de resistencia bacteriana tanto en el agua, sedimentos, como en organismos marinos y humanos, significando un riesgo para la actual y futura efectividad de terapias humanas y veterinarias. MARCO LEGAL ACUICULTURA EN CHILE Esta actividad es regulada por la Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA, promulgada en 1989 como Ley N° 18.892) donde se establece el marco legal para: importación de recursos hidrobiológicos, acceso a áreas para la acuicultura, concesiones, condiciones ambientales y sanitarias para su ejercicio, reglas para realizar acuicultura con fines científicos u ornamentales, infracciones y sistema sancionatorio. Las principales instituciones estatales encargadas de esto son: Subsecretaría de Pesca y Acuicultura: regula la actividad y establece las condiciones técnicas bajo las cuales puede realizarse. Subsecretaria para Fuerzas Armadas: otorga las concesiones de acuicultura y dicta las áreas apropiadas para su ejercicio. Servicio de Evaluación Ambiental: junto con las comisiones de evaluación participa en la evaluación ambiental de los proyectos. El Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura junto con la Dirección General del Territorio Marítimo ejercen labores de fiscalización. El objetivo de esta ley es la conservación y el uso sustentable de los recursos hidrobiológicos, mediante la aplicación de un enfoque precautorio que proteja los ecosistemas marinos para que existan esos recursos. Dentro de ella destaca: La coordinación de la operación de agrupaciones de concesiones como una medida sanitaria, de modo que todos los centros de cultivo descansen al mismo tiempo y así se disminuyan los riesgos de enfermedades. El ajuste de los indicadores ambientales, haciéndolos más exigentes y preventivos de situaciones indeseadas. La prohibición de la nueva siembra de peces, o continuar la operación sobre otros cultivos, cuando se obtienen informes ambientales negativos acerca de las condiciones del centro, pudiendo volver a operar cuando se compruebe que se han recuperado las condiciones. Se estableció una densidad de cultivo (biomasa por m3) para los centros de salmones, para prevenir eventos sanitarios indeseados. Se entrega al Estado la elaboración de los informes de seguimiento de las condiciones ambientales de los centros de cultivo, de modo de asegurar que se contratarán terceros independientes, no vinculados a la industria, para realizar los muestreos y los informes. La normativa sobre uso de fármacos y las sanciones por el mal uso. La normativa de seguridad de las estructuras de cultivo para prevenir los escapes y el desprendimiento de las especies en cultivo, sancionando a aquellos que no cumplan con ello. Creación de macro zonas como un instrumento de contención de las enfermedades, lo que implica restricciones de transporte en momentos de brotes de enfermedad. Un límite de 25 años para las concesiones de acuicultura (puede renovarse). En caso de que la mitad de los informes ambientales del período sean negativos, no podrá renovarse la concesión. Programas de monitoreo de enfermedades. La normativa sobre importación de especies hidrobiológicas, incorporando el análisis de riesgo como instrumento esencial de las decisiones, todo de conformidad con las directrices de la OIE. CONTROVERSIAS QUE SUSCITAN ESTAS EMPRESAS Y SUS PRODUCTOS Chile es un país privilegiado desde el punto de vista pesquero. Existen 4300 km dentro de nuestra Zona Económica Exclusiva, donde se encuentran ecosistemas de gran productividad, lo que constituye una ventaja en el mundo de la producción de productos pesqueros altamente valorados y demandados en los mercados mundiales. La acuicultura en Chile está orientada principalmente a la producción de peces, moluscos y algas para los mercados internacionales y ha sido una de las actividades de mayor crecimiento en los últimos años en Chile, por lo que ha cobrado gran relevancia en el desarrollo económico. La industria salmonera particularmente ocupa el tercer lugar de exportaciones de nuestro país y tiene una gran red de influencias en el mundo político. A pesar de estas ventajas, existe una alarmante preocupación sobre las consecuencias negativas que pueden traer estas prácticas en distintos aspectos tales como ecosistemas autóctonos, equilibrio de nutrientes en el agua, otras actividades relacionadas con el mar, entre otros. El aumento de la acuicultura genera un aumento en la dispersión en el medio ambiente de contaminantes como son los productos antibióticos y los desechos En relación a los productos antibiótcos, estos son nocivos para los ecosistemas acuáticos y por lo tanto para todos nosotros que dependemos de ríos y mares. Según un informe sobre el uso de antimicrobianos, los principales productos utilizados en Chile en el año 2014 fueron el Florfenicol y la Oxitetraciclina que en conjunto corresponden a un 98% del total utilizado. Ambos productos han demostrado ser genotóxicos para peces en estado de desarrollo. Por otro lado, en relación a los desechos, la mayoría de los planteles acuícolas no tienen un sistema de tratamiento para las heces y la orina de los peces (que se mezclan con desechos de comida y medicamentos), todos los desechos de la actividad se mezclan directamente con el ambiente natural. ANÁLISIS, COMENTARIOS Y CONCLUSIONES La acuicultura es definida por la FAO como la explotación de organismos acuáticos, incluyendo peces, moluscos, crustáceos y plantas acuáticas. En este caso, la explotación implica cierta forma de intervención en el proceso de cría con la finalidad de mejorar la producción, así como la de asegurar la propiedad de las existencias que están siendo cultivadas; además, implica la cría y el manejo de los recursos acuáticos vivientes en un medio ambiente restringido. La acuicultura ha sido desarrollada para servir los más variados propósitos, entre los que destacan la producción de alimentos para el consumo humano, el control de malezas acuáticas o los riesgos de plagas y enfermedades, tanto para la agricultura como para los seres humanos, lo cual es un beneficio para la mantención del ecosistema marino, y la desalinización y otras formas de recuperación de suelos agrícolas. El método utilizado generalmente consiste en un sistema de jaulas ubicadas en el ambiente natural de los peces, o emplazar semillas de la especie bajo tierra para que puedan desarrollarse (como se usa en moluscos bivalvos). A esto se suma el repoblamiento de ejemplares de cultivo en el mar, tal como ha ocurrido con el lenguado en la bahía de Tongoy, lo cual permite la recuperación de especies marinas que podrían estar en peligro de extinción. En Chile, este rubro ha alcanzado un notable crecimiento en las últimas décadas, y ha permitido la instauración de nuevos puestos de trabajo, impulso de la economía local y aseguración de la frescura del pescado o marisco que ingresa al mercado. La acuicultura en Chile se adecúa al clima y al tipo de agua de la región en donde se desarrolle está actividad económica, ya que se desarrolla en el Norte Chico para peces de aguas cálidas y en el sector Sur-Austral de Chile, donde se concentra el 97% de los centros acuícolas del país, se desarrollan 10 especies, donde el salmón es el protagonista debido a que representa el 70% de las ventas nacionales en el sector. Actualmente Chile es el octavo país con más ventas en el sector acuícola a nivel mundial y representa el 1,6% de la producción total. A pesar de lo rentable que parezca la acuicultura, existe un gran impacto medioambiental de carácter negativo, ya que existe arrastre y acumulación de desperdicios en los depósitos de agua, aumentando la eutrofización del agua, se utilizan agentes químicos (antibióticos, fungicidas y antiparasitarios) que indirectamente afectan al ser humano, como por ejemplo, a través de la resistencia a antibióticos y la alteración de la microflora del sedimento por selección de bacterias resistentes; así también existe un riesgo de escape de los peces criados, los cuales pueden desplazar a las especies ícticas nativas, desequilibrando el ecosistema original. Esta actividad es regulada por la Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA, promulgada en 1989 como Ley N° 18.892), donde se establecen límites y plazos para el desarrollo de esta actividad primaria económica, y cuyo objetivo es la conservación y el uso sustentable de los recursos hidrobiológicos, mediante la aplicación de un enfoque precautorio que proteja los ecosistemas marinos para que existan esos recursos. Sin embargo, según un informe sobre el uso de antimicrobianos, los principales productos utilizados en Chile en el año 2014 fueron el Florfenicol y la Oxitetraciclina que en conjunto corresponden a un 98% del total utilizado. Ambos productos han demostrado ser genotóxicos para peces en estado de desarrollo. Por otro lado, en relación a los desechos, la mayoría de los planteles acuícolas no tienen un sistema de tratamiento para las heces y la orina de los peces (que se mezclan con desechos de comida y medicamentos), todos los desechos de la actividad se mezclan directamente con el ambiente natural. Para finalizar, la acuicultura en Chile es un rubro que entrega una gran cantidad de ingresos económicos, sin embargo, debe existir una mayor vigilancia y control por parte del Estado, especialmente de los ministerios de Salud y Medio Ambiente, y de la subsecretaría de Pesca (dependiente del ministerio de Economía), para que esta actividad económica cumpla con la debida sustentabilidad y sus efectos sobre el ecosistema sea la menor posible.