Subido por Cristina Sanchez

Franz Peter Schubert trabajo

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Franz Peter
Schubert
1. Historia personal y educación
Schubert, Franz (1797-1828)
Compositor austríaco; nació en Viena el 31 de enero de 1797 y murió en la misma
ciudad el 19 de noviembre de 1828.
Pocas biografías de compositores están tan rodeadas de leyenda como la de
Schubert. El hecho de no haber alcanzado fama en vida y el haber tenido numerosos
amigos en los que caló de forma especial y que, con los años, recordaron, cada uno a
su modo, los años pasados junto a él, ha dado lugar a una serie de leyendas sobre su
persona que son difíciles de separar de su biografía. A éstas se ha sumado la leyenda
turística que hace de Schubert visitador de todas las tabernas antiguas de Viena y de
todos los molinos de sus alrededores, los inspiradores de la música de La Bella
Molinera. La leyenda schubertiana se ha hecho, no obstante, autónoma de cualquier
tipo de investigación histórica y ha animado obras literarias como Sinfonía Inacabada
de Alejandro Casona, operetas como La Casa de las Tres Muchachas y películas
como Vuelan mis canciones.
Duodécimo hijo del matrimonio de Franz Theodor Florian Schubert y Elisabeth Vietz
(sólo sobrevivieron cinco de los catorce que, en total, nacieron), fue bautizado con el
nombre de Franz Peter. Hijo de un maestro de escuela, pronto destacó en el manejo
del violín y del piano, instrumentos que tocaban en casa, respectivamente, su padre y
su hermano Ignaz. Por esto, con sólo cinco años fue preciso buscarle profesores más
experimentados, como Michael Holzer, director del coro de la parroquia a la que
pertenecía la familia Schubert. Esta predisposición hizo que su padre intentara que el
pequeño entrara a formar parte de los "Niños Cantores" de la Catedral de San
Esteban (los hoy conocidos como "Niños Cantores de Viena"), que se educaban en el
Stadtkonvikt, colegio interno creado por el emperador en 1803. El joven Franz pasó
las pruebas con éxito en 1808 y permaneció en él hasta 1813. En este centro, recibió
Schubert una esmerada educación musical y conoció a algunos de los amigos que lo
acompañaron durante toda su vida, como Joseph von Spaun o Anton Holzapfel.
Recibió también lecciones de armonía y composición de Antonio Salieri, compositor
de la corte y maestro de Beethoven, en casa de éste, para lo que recibió un permiso
especial. Fueron los años en los que aparecieron sus primeras composiciones. En
1812, murió su madre y aparecieron los primeros síntomas de mal entendimiento con
su padre. De 1813, su último año en el Stadtkonvikt, data su primera sinfonía (en Re
Mayor, D 82) y unas sesenta obras más. Las circunstancias familiares (su padre se
había vuelto a casar) y personales (la repentina muerte en combate de su joven
amigo el poeta Körner, del que tomó varios textos para algunos de su lieder)
marcaron una temporada de desaliento que se traslució, de inmediato, en un
descenso en sus calificaciones. No obstante esto y haber dejado de cantar en el coro
tras la muda de voz, se le prorrogó por un año la beca de estudios en el centro,
aunque el joven decidió no aceptarla por motivos poco claros, pero que parecen
relacionados con un deseo de cambiar de vida propio de la adolescencia que habría
disgustado a los directores de la institución. Por otra parte, su padre pretendió hacer
de él maestro de escuela, por lo que lo matriculó en la Escuela Normal de Santa Ana,
donde obtuvo el título correspondiente en ese mismo curso. No obstante, siguió
acudiendo a casa de Salieri y se dedicó cada vez más a la composición (la ópera El
Castillo de Placer del Diablo D 84, la Misa en Fa D 105, etc.). También este año, y en
su parroquia, se estrenó su Misa en Fa con gran éxito. Dos días después compuso
Margarita en la Rueca D 118, una de sus mejores canciones, basada en el monólogo
de la protagonista del Fausto de Goethe, y que parece haber estado dedicada a la voz
de Therese Grob, su prometida durante esta temporada (que había cantado también
en el estreno de la misa) con la que no pudo llegar a contraer matrimonio por falta de
medios económicos. La posterior ejecución de la misa en una de las iglesias del
centro de Viena (la de los Agustinos) no le produjo ningún beneficio a Schubert, que
pasó a trabajar como ayudante de su padre. No obstante, el joven estaba cada vez
más absorbido por la composición y demostraba pocas o nulas facultades para la
docencia. El volumen de piezas compuestas en los dos años que pasó como maestro
asistente es tal que parece un intento de afirmación de su vocación frente a una
ocupación impuesta. De entre esta obra, destacan, junto a los lieder, piezas
sinfónicas que el compositor dedicaba a una orquesta aficionada en la que él y sus
hermanos tocaban.
1815 marcó el comienzo de la vida adulta de Schubert. A través de Josef von Spaun
conoció al poeta Mayrhofer y a Franz Schober, amigos ambos que cambiarían el
rumbo de su vida y que le proporcionarían, sobre todo el primero, material literario
para lieder y óperas en los próximos años. La relación de Schubert con Mayrhofer fue
especialmente estrecha durante años y ha dado lugar a ciertas leyendas sobre una
posible relación homosexual entre ambos que nunca ha podido probarse y que forma
parte de las numerosas leyendas tramadas en torno a la figura del compositor vienés.
Compuso más de ciento cincuenta lieder y varios singspieler (equivalentes alemanes
de la zarzuela). De entre los primeros, destacaremos El Rey de los Alisos D 328 y
Rosa del Espino (Heidenröslein) D 257, ambos sobre texto de Goethe, que muestran la
maestría del joven compositor tanto en la forma estrófica tradicional de la canción
alemana como en el Lied desarrollado que tanto va a deber a su obra. Apoyado por
sus amigos, especialmente por el siempre fiel Spaun, Schubert decidió buscar un
salida profesional distinta de la docencia. A tal efecto, envió a Goethe dos cuadernos
de Lieder sobre poemas suyos como forma de conseguir su apoyo. El maestro, que
tenía sus propias y férreas ideas sobre cómo se debía poner música a su poesía,
nunca contestó. A finales de 1817, Schubert decidió probar fortuna y dejó la escuela y
la casa paternas para ir a vivir con su amigo Schober, sin embargo, pronto se vio
obligado a volver al hogar y al trabajo proporcionados por su padre.
Matrimonio con Clara Wleck
Entre tanto, su obra creció en proporciones casi titánicas, aunque prácticamente
nunca se vio coronada por el éxito. Los editores no se decidían a arriesgarse a
publicar ninguna de sus obras de cámara o para piano por considerarlas demasiado
difíciles para el público medio. Por otro lado, el joven carecía de patrones nobles o, al
menos, adinerados que costearan la edición. Sí que contó, en cambio, con un nutrido
grupo de amigos que lo ayudaban a sostenerse económica y moralmente mientras
trataban de introducirlo en el mundo musical de Viena, del que Schubert no llegó a
ser nunca más que un satélite poco o nada considerado. En una de estas intentonas,
conoció Schubert al cantante Michael Vogl, barítono jubilado del teatro de la corte,
que fue quien interpretó por primera vez varios de sus Lieder y con el que el joven
compositor comenzó a dar sus primeras audiciones privadas. Al mismo tiempo,
decidió dejar las lecciones con Salieri, cuyo férreo sentido clasicista se quedaba
pequeño para el genio romántico de Schubert.
Siempre a la búsqueda de medios de vida, aceptó dar clases de música a las hijas del
conde Esterhazy, primo del príncipe Esterhazy que fuera patrón de Haydn, durante el
verano de 1818. Sus labores lo obligaron, además, a componer música para la
interpretación familiar. De esta obligación fueron fruto sus bellísimos cuartetos
vocales con piano. De las dos hijas del conde, parece haberse enamorado Schubert
de la menor, Carolina, a la que, en sus últimos años, dedicó la estremecedora
Fantasía en Fa menor para piano a cuatro manos D 940. Quiere la leyenda que fuera
aquí, también, donde contrajera el compositor la sífilis que lo había de llevar a la
tumba, dato dudoso, puesto que los primeros síntomas no se hicieron notar hasta
1823.
Entretanto, compartió Schubert vivienda en el centro de Viena con Mayrhofer.
Posteriormente, vivió con su familia, solo, o en casa de amigos. Con frecuencia,
realizó excursiones veraniegas por el norte de Austria en las que iba dando a conocer
algunas de sus piezas. Por otra parte, el grupo de amigos se había ido dispersando y,
por temporadas, se encontró bastante solo. A partir del inicio de su enfermedad, se
concentró más aún en sí mismo y en su música, hasta el extremo de pasar días
enteros en casa componiendo. Es especialmente conocido al respecto el lapso de
tiempo en el que compuso el Viaje de Invierno D 911 en el que prácticamente
desapareció de los lugares públicos, incluso llegó a faltar a la interpretación de
alguna de sus obras. En 1828, el 26 de marzo, logró dar Schubert su único concierto
público en la sala de los Amigos de la Música de Viena. En él interpretó por primera
vez, siempre acompañado de sus amigos, obras que hoy son ya clásicas, así el Trío
para piano violín y violonchelo en Mib Mayor D929 o los Lieder El Cruzado D932 y Las
Estrellas D 939. Tras el éxito del concierto, intentó publicar, de nuevo con escaso
éxito, algunas de sus obras. Tras el verano, siempre deseoso de perfección, comenzó
Schubert a tomar lecciones de contrapunto, pero pronto hubo de dejar las clases por
comenzar a manifestarse la que había de ser última crisis de su enfermedad. Se
trasladó a casa de su hermano Ferdinand y, tras una penosa enfermedad, falleció el
19 de noviembre de 1828, a los treinta y un años de edad. Ciertas palabras
pronunciadas sobre Beethoven durante el delirio que le produjo la fiebre llevaron a su
hermano a solicitar enterrarlo junto a Beethoven, al que Schubert había considerado
siempre su ídolo y que había muerto el año anterior. De este modo, sus tumbas se
encuentran en el mismo cementerio de Viena y a muy poca distancia.
2. Información profesional
La obra de Franz Schubert es amplia y variada. Su estilo parte del creado por los dos
genios del Clasicismo vienés (Haydn y Mozart) y del poderoso influjo beethoveniano
para alcanzar, no obstante tan abrumadoras presencias, un estilo personal que se
sitúa como bisagra entre el Clasicismo y el Romanticismo, bien que por su
personalidad sea ya Schubert un completo romántico frente a la ideología todavía
ilustrada que profesará siempre Beethoven. Por otra parte, se ha señalado la
permeabilidad del compositor no sólo a los estilos de los autores señalados, sino
también a la influencia del estilo rossiniano que invadió Viena en los años posteriores
al final de las guerras napoleónicas.
Aparte de los mas conocidos Lieder o cuartetos de cuerda, el compositor vienés
manejó prácticamente todos los géneros de su tiempo. La escasez de lo publicado en
vida del autor, e incluso después de su muerte, llevó al musicólogo Otto Erich
Deutsch a realizar un catálogo de su obra que inventarió novecientas noventa y ocho
obras, de las que tan sólo unas doscientas fueron publicadas a lo largo del siglo XIX.
Por este motivo, la obra de Schubert no suele aparecer numerada por Opus, forma de
numerar que sólo se emplea para obras publicadas, sino con la sigla D,
correspondiente al apellido de Deutsch.
No obstante, antes de la labor de Deutsch y con motivo del primer centenario del
nacimiento de Schubert, prepararon una edición de su obra completa Johannes
Brahms y Eusebius Mandycevsky, que el primero no llegó a ver concluida, pues
falleció en el mismo 1897, y que, con sus errores, ha servido de base a la
interpretación schubertiana hasta hace escasos diez años.
Obra vocal
Está considerada como lo más importante de la creación schubertiana. Destacan por
su cantidad, variedad y calidad sus más de seiscientos Lieder para voz y piano.
Schubert compuso Lieder casi a lo largo de toda su carrera, ya como alivio de otras
composiciones de mayor dificultad, ya como tarea en sí mismos. En algunos casos, la
cantidad de canciones compuestas durante un año alcanza proporciones casi
gigantescas. Es el caso de años como 1815, en los que el joven compositor parece
haber descubierto las posibilidades musicales de la poesía y se dedica a ello con una
pasión que lo lleva a componer cinco, seis y hasta ocho piezas diferentes en un
mismo día.
La cantidad y la juventud de estas piezas no es óbice para la exhibición de un estilo
maduro y completo casi desde sus primeras producciones. No sucede lo mismo con
su obra instrumental, donde sí se aprecia una evolución desde el estilo de un epígono
genial del Clasicismo hasta el de un auténtico maestro que crea, junto con Beethoven
y por caminos diferentes, el estilo del Romanticismo.
Compuso Schubert Lieder para todo tipo de ocasiones, desde santos, cumpleaños y
homenajes caseros (así Namenstaglied D 695, la Cantata para el cumpleaños del
cantante Johann Michael Vogl D 666 o Gütiger, Bester, Weisester D 441, dedicada al
cumpleaños de su maestro Salieri) hasta encargos de cantantes profesionales como
el realizado por Anne Milder Hauptmann que dio como resultado Der Hirt auf dem
Felsen (El Pastor en la Roca) D 965, pasando por canciones festivas para entonar con
los amigos en la taberna o en las reuniones musicales que se conocieron como
"Schubertiadas" (Bundeslied o Canción de Camaradería D 258), sin embargo, la mayor
parte de la obra vocal de Schubert supone un intento de expresar su intimidad, de
modo que obra en el plano musical como el poeta romántico lo hace en el literario. La
abundancia de su producción y lo poco frecuente de las correcciones en los
manuscritos han dado lugar, de nuevo en la idea del poeta romántico, a una leyenda
del músico iluminado que compone de forma casi inconsciente. No obstante, más
parece que su indudable facilidad para la composición no fuese acompañada de tal
inconsciencia, sino que la falta de correcciones parece deberse a un plan de trabajo:
cuando no se encontraba satisfecho con lo que iba saliendo, o con lo que había
salido, lo tachaba y reiniciaba la composición, ya de inmediato, ya tiempo (a veces
años) después. Es el caso de canciones como las escritas sobre Abends unter der
Linde (Atardecer bajo los Tilos) D 235 y 237 sobre textos de Kosegarten o los tres
Cantos del Arpista D 478, 489 y 490 y Nur wer die Sehnsucht kennt (Sólo quien la
nostalgia conoce), todos procedentes del Wilhelm Meister de Goethe. Así, al último
corresponden nada menos que seis versiones, cuatro para voz y piano D 310 a y b, D
359 y D 481, una para dos voces y piano D 877 nº 1 y otra para coro masculino a cinco
voces D 656, en tanto que de los tres primeros hay dos versiones de cada uno y una
tercera del titulado Wer nie sein Brot mit Tränen ass.
Con todo, lo más conocido de la obra liederística de Schubert, aparte de casos como
el Ave María o La Trucha, son sus ciclos de canciones. Son éstos, además de los
breves Cantos del Arpista ya citados, Die schöne Müllerin (La Bella Molinera) D 795,
Die Winterreise (El Viaje de Invierno) D 911 y el discutido Schwanengesang (Canto del
Cisne) D 957. De ellos, cuentan los dos primeros con textos de Wilhelm Müller, poeta
de segunda fila cuya obra impresionó especialmente a Schubert, que seleccionó
textos de su obra para llevar a cabo dos obras maestras del género liederístico en las
que se cuentan dos historias de amor y dolor muy al gusto romántico a través de
diferentes momentos cantados por el protagonista de la historia. De los dos, el Viaje
de Invierno fue compuesto en el último año de vida del músico y responde, en buena
medida, a la autoconciencia que de su final tenía. Las canciones muestran un
lenguaje musical en ocasiones muy avanzado (así Letzte Hoffnung -Última Esperanzao Im Dorfe -En el pueblo-) y una tendencia progresiva a una desnudez de la forma que
es especialmente palpable en la última canción Der Leiermann (El tañedor de
zampoña). Respecto de La Bella Molinera, su historia es la habitual del desamor
romántico, bien que esté magistralmente desarrollada por el compositor de forma que
alcanza una fusión de la voz y el piano en la que éste responde al cantante
dialogando con él e ilustrando sus afirmaciones. Por su belleza conjunta, es
prácticamente imposible destacar ninguno de los veinte Lieder que la componen.
Finalmente, el llamado Canto del Cisne no fue publicado por Schubert ni parece haber
respondido a su intención hacerlo de la forma en que vio la luz. La colección, que tal
es, y no ciclo, fue publicada de forma póstuma por el editor Haslinger de acuerdo con
el hermano de Schubert, Ferdinand. Consta el Schwanengesang de dos colecciones
de canciones, la primera sobre textos de Ludwig Rellstab y la segunda de Heinrich
Heine, que se completan con la inclusión de Die Taubenpost (Correo de palomas)
sobre texto de Johann Gabriel Seidl que consta que fue el último Lied del compositor
vienés. Se ha discutido de esta colección hasta el título, dado que la tradición
asignaba al cisne un único canto antes de morir y no era ése el caso de un
compositor tan prolífico como Schubert. Por lo demás, las batallas críticas, iniciadas
en el propio siglo XIX por Brahms, sobre la propiedad o impropiedad de la
interpretación cíclica de esta colección han dado lugar a verdaderos ríos de tinta que
no empañan, finalmente, la absoluta belleza de las canciones que lo integran (entre
ellas la archiconocida Ständchen -Serenata-) en las que el compositor alcanza a
veces la cima de su arte.
En cuanto a la forma, los Lieder de Schubert se pueden dividir en tres apartados: los
estróficos, compuestos al modo tradicional alemán, con una sola melodía y un solo
acompañamiento para todas la estrofas (bien que exista también un Lied estrófico
variado en el que se introducen ciertas modificaciones en la música a través de un
ritornello del piano o de un cambio de modo); el llamado Lied escénico en el que, por
influencia del aria de ópera, aparecen secciones contrapuestas en tonalidades y
tempi que corresponden a diferentes sentimientos del texto; y el lied de composición
desarrollada (Durch-komponiert Lied ) en el que se prescinde de las estrofas del
poema para atender a las ideas, estados de ánimo o hechos insertos en el poema.
Son ejemplos del primero canciones tan conocidas como Seligkeit (Felicidad ) D 433,
Ave María D 839 o, en el caso del estrófico variado, Sei mir gegrüst (Yo te saludo) D
741 o Die Forelle (La trucha) D 550. Al llamado Lied escénico corresponden títulos
como Auf der Riesenkoppe (Sobre la cumbre) D 611 o Nachtstück (Nocturno) D 672.
Son, finalmente, piezas desarrolladas Erlkönig (El Rey de los Alisos) D 328, Gruppe
aus dem Tartarus (Grupo que surge del Tártaro) D 583 o Der Wanderer (El Caminante)
D 489. No se puede establecer una distinción cronológica entre los distintos tipos,
dado que Schubert los simultaneaba atento siempre a las distintas características
del poema y a su estado de ánimo frente a él.
Aparte de canciones a solo, es autor Schubert de una abundante producción para
varias voces solistas y coro con o sin piano. Responden tales piezas al círculo
familiar o de amigos que tantas veces solicitaron del músico piezas para
entretenerse (así los tríos dramatizados Der Hochzeitbraten -El asado de la boda- D
930 o Die Advokaten -Los Abogados- D 37) o para celebrar circunstancias especiales
(así el trío para voces masculinas a capella Verschwunden sind die Schmerzen D 88
compuesto para celebrar la liberación de Austria tras las guerras napoleónicas o la
serenata para mezzo-soprano, coro y piano Zögernd leise D 920, compuesta para la
boda de unos amigos. Caso aparte son sus cuartetos vocales con piano, compuestos
todos ellos durante la estancia en el palacio de los Esterházy y destinados a las
veladas musicales de los condes.
Finalmente, se acercó Schubert también a los grandes géneros vocales de la época:
la música de iglesia y la ópera, aunque con desigual éxito, motivado tal vez por el
muy distinto talante con el que el compositor abordaba estos géneros. Tras el
mencionado éxito de su Misa en Fa D105 en 1814, Schubert compuso abundante
música litúrgica a lo largo de toda su vida, tanto misas (cuenta con ocho en su haber)
como motetes, antífonas y salmos. Destacan entre ellas la Deutsche Messe o Misa
Alemana D 872, la Salve Regina D 27, el Stabat Mater D 175 o las Seis Antífonas para
el Domingo de Ramos D 696. Con esta obra religiosa se adentra Schubert en el siglo
XIX apartándose del modelo clásico de la misa de Haydn o Mozart, e incluso de las
misas de Beethoven. Dado que la fe religiosa no parece haber sido lo más fuerte de la
personalidad schubertiana (es reveladora al respecto la supresión de las palabras
referentes a la vida eterna en el Credo de la última de sus misas -en Si bemol Mayor D
950-, lo que dificultó en buena medida su estreno, posterior a la muerte del autor,
intentado de forma denodada por su hermano Ferdinand, así como la supresión de las
frases referentes a la Iglesia en el mismo Credo en la en La bemol Mayor D 678),
estas piezas parecen fruto de encargos. Entre ellos, es particularmente curioso el
Salmo XCII D 953, compuesto en 1828 sobre el texto hebreo y con destino a la
sinagoga vienesa.
Respecto a la ópera, género que interesó de forma especial a Schubert por cuanto le
podía reportar beneficios económicos y en el que fracasó siempre, cuando no por los
defectos del libreto, por problemas con la censura o, si la obra llegaba a las tablas,
por el escaso éxito que en la Viena de entonces tenía el teatro cantado en alemán.
Además de numerosos fragmentos inacabados, dejó Schubert varias óperas
acabadas, alguna de las cuales llegó a pisar las tablas, así como varios Singspieler
(equivalente alemán de la zarzuela española que sólo parcialmente coincide con lo
que será más adelante la opereta de los Strauss y Franz Lehar). Son las primeras Des
Teufels Lustschloss D 84 sobre texto de Kotzebue ya comentada y otras tres: Alfonso
und Estrella D 732 (drama romántico que tiene acción en el León del rey Mauregato y
parte de cuya música fue empleada para el Viaje de Invierno), Fierabrás D 796 y El
Conde de Gleichen D 918 que quedó inacabada a su muerte. Fueron los libretistas de
estas óperas tres amigos del compositor: Schober, Kupelwiesser y Bauernfeld y de
ellos solamente el último tenía verdaderas cualidades de dramaturgo. Sucedió, por
tanto, con las óperas lo que con tantos Lieder en los que el autor tomó versos de
amigos que no hubieran pasado otro filtro que no fuera, precisamente, el de la
amistad. Respecto a la última, es habitual comentar el hecho de que hubiera muy
bien podido dar fama al compositor de no haber sido porque la prohibición del libreto
(Bauernfeld era autor mal visto por la férrea censura de Metternich) les llevó a ambos
(libretista y compositor) a ir posponiendo la finalización de un proyecto que era
verdaderamente prometedor. Respecto de los Singspieler, conservamos un solo acto
de Claudine von Villa Bella D 239, basada en el libreto compuesto por Goethe en
Italia; no obstante, nos consta que el compositor la terminó y que, tras su muerte, la
criada de su hermano utilizó por equivocación los actos segundo y tercero para
encender el fuego: Además, compuso Schubert Der vierjährige Posten (El correo de
cuatro años) D 190, sobre texto de Körner, Fernando D 220 sobre texto de Stadler, Die
Freunde von Salamanka (Los amigos de Salamanca) D 326 con texto de Mayrhofer,
Die Zwillingsbrüder (Los hermanos gemelos) D 647 con texto de G. von Hoffamnn y
Der Verschworenen (Los Conjurados, también conocido como Der häusliche Krieg,
esto es, La Guerra Doméstica) D 787 con texto de Castelli. Se suele sumar en este
apartado de la producción schubertiana la música incidental para el drama
Rosamunda de Helmina von Chézy D 797 que, a pesar de constituir un sonoro fracaso
debido a la pésima calidad del libreto (la señora von Chézy fue objeto de todo tipo de
burlas), es de la poca música vocal con orquesta de Schubert que se escucha con
cierta regularidad y la única de la que existen varias grabaciones.
Obra Instrumental
La obra instrumental de Schubert abarca tanto obras sinfónicas como de cámara.
Dentro de las primeras, es preciso destacar buen número de oberturas tanto
dedicadas a la escena (así las oberturas D 644 para Die Zauberharfe o El Arpa
Mágica, intento fallido de continuar La Flauta Mágica de Mozart) como al concierto
(son el mejor ejemplo las dos Oberturas en estilo italiano D 590 y 591, dos de las
pocas obras que el autor vio interpretadas en vida) y sus ocho sinfonías, de entre las
que destacan la Sinfonía Inacabada en Si menor D 759 y la Novena Sinfonía en Do
Mayor D 944, conocida como "la grande" para distinguirla de la Sexta D 589, también
en Do Mayor y de menor envergadura que la novena. A pesar de contarse hasta la
novena, son sólo ocho las sinfonías de Schubert, pues la séptima, a la que Deutsch
reservó el número 849 de su catálogo, está perdida y se ha llegado a dudar de su
existencia. Es la habitualmente denominada Sinfonía de Grunden-Gastein, pues
parece haber sido durante un viaje a estos dos lugares del norte de Austria, en el
verano de 1825, cuando Schubert extravió el manuscrito. Existen, además,
numerosos fragmentos de sinfonías con los que se ha llegado a reconstruir una
décima y en los que se ha pretendido reconocer parte de la sinfonía perdida, lo que,
habida cuenta del desorden en el que tuvo el compositor sus papeles a lo largo de
toda su vida y su casi proverbial despiste, no tendría nada de particular. En su obra
sinfónica, se aparta Schubert del modelo beethoveniano, consciente tal vez de la
imposibilidad de medirse con genio tan distinto del suyo, para atenerse a un estilo
más clásico, si bien aparecen influencias aisladas del universo sinfónico
beethoveniano, especialmente de las dos primeras sinfonías del autor de Bonn (las
más clásicas por otra parte), en la Cuarta en Do menor D 417 y en la Sexta en Do
Mayor D 589.
La obra sinfónica de Schubert se divide en dos etapas marcadas por el año de 1822
en el que escribe la llamada Sinfonía Inacabada. Con ella, y con la siguiente, se
aparta un tanto el compositor de los modelos señalados para ahondar en su propio
estilo.
No escribió Schubert ningún concierto, aunque sí dejó varias piezas para violín solista
y orquesta, tales como el Rondó en La mayor D 438, el Konzertstück en Re mayor D
345, el Adagio y Rondó Concertante en Fa mayor D 487 o la Polonesa en Si bemol
mayor D 580.
En el campo de la música de cámara y para piano solo, dejó Schubert una ingente
producción (aunque no tan ingente como la de Lieder) compuesta tanto por obras
acabadas como por movimientos sueltos que no tuvo ocasión de (o no quiso) concluir.
Respecto a estas páginas sueltas (así el Movimiento de Cuarteto en Do menor D 703,
equiparable por su perfección a la Octava Sinfonía, el Movimiento de Trío para piano,
violín y violonchelo en Si bemol mayor D 28 o el Notturno D 897 para la misma
formación) cabe pensar si no nos hallamos ante piezas que se sostenían por sí
mismas y que Schubert no quiso integrarlas en construcciones de mayor
envergadura, como sonatas, tríos y cuartetos al modo clásico. Lo mismo se viene
propugnando en los últimos años para la llamada Sinfonía Inacabada.
De aquellas composiciones camerísticas que se atienen a moldes canónicos es
preciso destacar, en primer lugar, aquellas composiciones que se basan en otras
obras, mayoritariamente vocales, del mismo autor. Es el caso, entre otros, del
Cuarteto en Re menor "La Muerte y la Doncella", D 810, uno de cuyos movimientos se
basa en el Lied del mismo título D 531; el Quinteto con piano en La mayor "La Trucha"
D 667, basado de nuevo en un Lied , esta vez el D 550; Introducción y variaciones
sobre "Trock'ne Blumen" para flauta y piano en Mi menor D 802, basado en el
antepenúltimo de los Lieder de La Bella Molinera y, finalmente, el Cuarteto en La
menor D 804, en el que utiliza el tema del tercer entreacto de la citada música para
Rosamunda, tema que reaparece también en uno de los Impromptus del D 935. Algo
parecido vamos a encontrar en la Wanderer-Fantasie para piano en Do mayor D 760,
basada en el mencionado Lied Der Wanderer D 489.
Además, es preciso mencionar obras como los dos Tríos para piano, violín y
violonchelo, en Si bemol mayor D 898 y en Mi bemol mayor D 929 (de este último es el
conocido Andante en Do menor que se supone procedente de una canción popular
sueca), el Octeto para cuerdas y vientos D 803 y, sobre todo, el Gran Quinteto en Do
mayor con dos violonchelos D 956, compuesto en el último año de vida del
compositor y que constituye uno de los mejores ejemplos de la música para cuerda
de todo el romanticismo.
Respecto de la música para piano solo, es preciso establecer una distinción inicial
entre aquella música compuesta por Schubert por gusto y que casi nunca fue editada
durante su vida por considerarla los editores demasiado difícil, y la música sencilla
de tocar que escribió ex profeso para ser publicada. Esta distinción, aun siendo
necesaria, no afecta en absoluto a la calidad de la música, dado que Schubert era
capaz de escribir música igualmente buena con menor dificultad técnica.
Probablemente sean el mejor ejemplo el tercero y el sexto de sus Momentos
Musicales D 780, no sólo publicados como hojas de almanaque, sino escritos para tal
fin, aunque su calidad esté muy por encima de dicho formato. Lo mismo cabe decir de
sus series de valses, ländler y escocesas tales como los Ocho Laendler en Si bemol
mayor D 378, las Ocho escocesas D 529, las Doce Allemandes D 420 o las dos
recopilaciones de valses Valses sentimentales D 779 y Valses nobles D 969, que
habían de inspirar los Valses nobles y sentimentales de Ravel.
De sus sonatas y fantasías, cabe destacar la Sonata en La bemol mayor D 557, la en
Mi bemol mayor D 568 y las dos colecciones de Impromptus D 899 y 935
respectivamente., así como la ya mencionada Fantasía para piano a cuatro manos en
Fa menor D 940.
Obras
Franz Schubert. Quinteto de piano y cuerdas Op.114.
Franz Schubert. Cuarteto, fragmento.
Franz Schubert. Ave María.
Franz Schubert. Serenata D957.
Discografía
Misa nº1 en Fa mayor, D. 105; intérpretes: Popp, Donath, Fassbaender, Dallapozza,
Schreier, Fischer-Dieskau, Coro y Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera; director:
Wolfgang Sawallisch. EMI 627-252 927-2 (2CD).
Misa nº2 en Sol mayor, D. 167; intérpretes: Popp, Donath, Fassbaender, Dallapozza,
Schreier, Fischer-Dieskau, Coro y Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera; director:
Wolfgang Sawallisch. EMI 567-747 407-2.
Misa nº 6 en Mi bemol mayor, D. 950; intérpretes: Donath, Fassbaender, Araiza,
Schreier, Fischer-Dieskau, Coro de la Radio de Baviera, Orquesta Sinfónica de la
Radio de Baviera; director Wolfgang Sawallisch. EMI 555-769 223-2.
Sonatas para piano; Maria Joao Pires. Warner/Erato 3984270042 (2 CDs)
Sinfonías nº 1 y nº 2. Intérpretes: Real Orquesta Filarmónica de Galicia; director:
Hetmult Rilling. Complete/Hanssler 98312
Sinfonías nº 3 y nº4.Galicia Real PO/Rilling. Select/Hanssler 98310
Sinfonías 1,2, 3, 4, 5 y 6. Intérpretes Orquesta del Festival de Bath; director: Yehudi
Menuhin. EMI CZS 5733592 (2 CDs).
Sinfonías nº8 y nº 9; Intérpretes: Orquesta del Festival de Bath; director: Yehudi
Menuhin. EMI CZS 5733622 (2 CDs)
Winterreise. Intérpretes: Dietrich Fischer-Dieskau (barítono) y Gerald Moore (piano).
Deutsche Gramophon, DG 415 187-2.
Die Schöne Müllerin. Intérpretes: Dietrich Fischer-Dieskau (barítono) y Gerald Moore
(piano). Deutsche Gramophon, DG 415 186-2.
Schwanengesang, An die Musik, An Silvia, Die Forelle, Heidenröslein, Im Abendrot,
Der Musensohn, Der Tod und das Mädchen, Intérpretes: Dietrich Fischer-Dieskau
(barítono) y Gerald Moore (piano). Deutsche Gramophon, DG 415 188-2.
Die Schöne Müllerin. Intérpretes: Lehmann y Ulanowsky (grabación del año 1942).
Kingdom/Vocal Archive VA 1195.
An die Laute, An die Musik, An Silvia, Der Einsame, Im Abendrot, Liehaber in allen
Gestalten, Lied eines Schifers an die Dioskuren, Der Musensohn, Schwanengesang (D
957,nº4); intérpretes: Fritz Wunderlich (tenor) y Hubert Giesen (piano); Deutsche
Gramophon DG 429 933-2.
BIBLIOGRAFÍA

La web de las biografías

Imágenes de google

Los “lieder” de Schubert, de Adriana Hochleitner
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