LAGUNAS Y CANALES DEL KARI KARI, TECNOLOGÍA PREINCA E INCA. Que poco se conoce, pero cuando se accede a ese conocimiento, sencillamente sorprende ver aquello que construyeron y cultivaron nuestros antepasados, mucho antes de la llegada de los españoles. ¿Qué se esconde detrás de la historia oficial de Potosí y de Bolivia? Venimos insistiendo que esta, tiene que ser reescrita y reinterpretada. La constante búsqueda de información que realizamos, en esta ocasión, sobre el complejo industrial del Kari Kari, nos trajo como sorpresa mayúscula, determinar que, aquellas famosas 36 lagunas artificiales que mandó se construya el Virrey Francisco de Toledo en 1572, y que luego se convertirían, junto a los Ingenios de la Rivera, en las mayores obras de ingeniería del mundo, para su tiempo, no era solo tecnología española, era más bien, nativa, Inca y pre-inca (Qara Qara, Tiwanaku y otras). Por supuesto que aseverar esto no es fácil, se rompen muchas cadenas que protegen la versión oficial y a los ibéricos. Pero, recordar que, a la llegada de los españoles, alrededor de 1532, ellos se quedaron maravillados por lo que veían a su frente, entre otros: alta ingeniería expresada en caminos colosales, puentes, palacios, centros ceremoniales, ciencia en medicina, geografía, y por supuesto ingeniería hidráulica de punta. Este último tema, es el que nos convoca a reflexionar, ya que, gracias a él, Potosí, logro alcanzar fama mundial y porque el producto final que se buscaba, la plata, llegó a todos los confines de la tierra. Reafirmamos esto, tomando en cuenta que nuestras culturas nativas, llegaron a poseer valiosos conocimientos sobre arquitectura, geografía, astronomía, hidrología, hidrogeología, climatología…, los españoles lo sabían y se aprovecharon de esa fortaleza, cuidando que en el tiempo, se borre su participación y su aporte; sino, como se justificaría aquello de pueblos salvajes e ignorantes, como luego acusaron se los mire, contra toda raciocinio lógico, merecedores de estar en última escala social, que ellos mismos impusieron. Hay muchos temas de fondo sobre lo planteado; las lagunas y los canales del Kari Kari, ayudaron a trastocar la filosofía de vida de los pueblos originarios; una vez más, aquello sagrado se transformó en algo utilitario, el agua que daba vida de pronto se convierte en parte del engranaje de aquel sistema que llama Galeano: “máquina trituradora de hombres”, como era la MITA; cambia de función dadora de vida a otra que la afectaba profundamente. Sin embargo, quien iba a imaginar que, a pesar del tiempo, Potosí, hoy en día, dependa en la dotación de agua, de aquellas construcciones monumentales que significó sudor y sangre de miles y miles de mitayos. El agua para estos pueblos, considerado sagrado, se veneraba, cuidaba y protegía. Construyeron entonces: embalses, represas, canalizaron ríos, obras de protección de arroyos, desviación de aguas, lagunas (pujios), acequias, acueductos, canales de riego, e incluso de abastecimiento público. Hoy en día, quedan muchos de estos vestigios en pie; basta señalar los sistemas de riego de Tipón, los sistemas de drenaje de Machu Picchu, las observaciones astronómicas con espejos de agua, etc. Ronald Ancajima, experto en este tema dice: “Estas obras reflejan el nivel de planificación que debieron tener, nadie hace un esfuerzo tan grande en el traslado de agua y materiales sin saber que resultará, definitivamente obedecía a un esfuerzo pensando en grande y al buen conocimiento de las cuencas.” Por experiencia propia, luego de recorrer por casi dos décadas, el famoso triángulo productivo: Cerro Rico, Lagunas e Ingenios de la Ribera del Kari Kari, por temas laborales, hace que conozcamos a profundidad sobre este importante legado patrimonial de Potosí. Sobre él, el Ing. Carlos Serrano escribe: “Los españoles se propusieron sacar tajada de la topografía de la Cordillera del Kari-Kari y juntar todas las lagunas artificiales en una vasta red, para dotar de agua a los ingenios y a sus pobladores. Las obras civiles comenzaron en 1573 con la laguna Chalviri. Medio siglo más tarde, unos 18 reservorios reunían un volumen total de cinco millones de metros cúbicos de agua. La alimentación regular de energía hidráulica aseguró el apogeo de la actividad minera, entre 1573 y 1650. Se trata del segundo momento de esplendor, o segundo boom de Potosí.” Tan venido a menos hoy en día, nos sentíamos impotentes de poder saber más sobre él, porque, repetimos, la historia oficial, cuidó de escribir su versión. Cuando visitamos muchos países y ciudades varias del Perú, como el Cuzco y sus alrededores, en varias oportunidades, nos hacía reflexionar sobre la vida común que tenían y tienen los pueblos de toda esta inmensa región; es de saber que antes pertenecían a un solo Imperio: el TAWANTINSUYO. En estos varios lugares, entre ellos, Tipón y sus famosas acequias, cerca del Cuzco; la laguna de Collpa, en el caserío de Cajabamba Alta en la provincia de Huaylas o las de Nepeña-Casma-Huarmey, también en Ancash, todas estas fuentes y cursos de agua, responden en su estructura, casi al mismo diseño que las Lagunas del Kari Kari, sumado los canales que los unen. Esta experiencia nos hizo repensar por mucho tiempo y llegar a establecer una hipótesis: “que las lagunas y los canales del Kari Kari, eran tecnología e ingeniería inca y pre-inca”. Indagamos si en aquellos tiempos, en Europa y América, hubo algo semejante a este complejo minero industrial, que se empezó a construir en 1573 en Potosí; no encontramos nada al respecto. Llegamos a la conclusión de que, siendo que Bartolomé de Medina descubre, en México, recién en 1555 su método que tomó el nombre de beneficio de patio, para lo cual, era necesario moler el mineral de plata, mezclarlo con el temible azogue o mercurio, junto a la cal y la sal, con esto, separar la plata y, sabiendo del éxito que tuvo en las minas de Medina, el Virrey Toledo que llegó en 1569, luego de haber visitado Potosí, al año siguiente, establece la construcción de las Lagunas e ingenios de la Ribera, disponiendo de 20.000 mitayos que trabajaron en las condiciones más crueles e inhumanas que uno se pueda imaginar, empezando por el duro clima, alrededor de los 4.500 m.s.n.m. Toda esta gigante empresa, para la obtención de plata y enviarlo a España. No negamos la tecnología y ciencia hidráulica y otras de occidente, pero sobre ella, y al cien por ciento, gira la historia de Potosí y de la construcción del complejo minero industrial al que hacemos referencia. Lo que no se registró, es que, de seguro, que dentro de esa enorme cantidad de nativos que se dispusieron, se encontraban ingenieros hidráulicos, expertos en hidrología, arquitectos, que trabajaron en Majchupijchu y su increíble sistema de captación, de distribución, y principalmente de drenaje, que cuidaba no solo del sitio urbano que construyeron, sino de todo el cerro que lo contiene, por increíble que parezca, desde la cima hasta la base; por otro lado, Tipón, y los muchos otros lugares incas y preincas, en donde ya se construyeron similares estructuras que el sistema Kari Kari, aunque con otros propósitos. Serían estos ingenieros y peritos nativos que habrían guiado su construcción, junto con aquellos que vinieron del Viejo Mundo. Siendo muy poco los que se refieren a este complejo, fue muy grato encontrar un artículo, que, en alto grado, refuerza esto que mencionamos; propuesto por Heinz Antonio Basagoitia Acuña, compañero en la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí, (SIHP), en la revista Ecos, escribe sobre un trabajo científico en la Laguna Lobato: “forma parte de la enorme y monumental red hidráulica construida en tiempos del virrey Francisco de Toledo para alimentar con el caudal de 32 lagunas artificiales, para el funcionamiento de los ingenios de la ribera del Señor de la Vera Cruz. Con este propósito el año 2003 llegó a Potosí un grupo de científicos de las universidades de Pittsburgh (Estados Unidos) y Alberta (Canadá), con el auspicio de la renombrada Fundación Nacional de Ciencia de los Estados Unidos de América, el Consejo de Investigación de Ciencias Naturales e Ingeniería de Canadá y la Sociedad Geológica de América, los expertos fueron: Mark Abbot y Alexander Wolfe. Los dos expertos publicaron los fascinantes hallazgos realizados a partir del análisis del sedimento de la laguna Lobato. Según Abbot, el trabajo se iba a limitar, de acuerdo al objetivo del proyecto, a estudiar el comportamiento del paleoclima y en ningún momento se imaginaron encontrarse con la historia minera y metalúrgica de Potosí; aquello que hasta entonces quedó oculto para la historia y fue cubierto por un manto de leyendas virreinales que lamentablemente permanecen en el imaginario popular y siguen siendo enseñadas por la “historia oficial de Potosí”. Esta misma fuente refiere que los resultados fueron asombrosos: “Utilizando radio carbono y sodio 210, se detectaron rastros de plomo, antimonio, bismuto, plata y estaño en un núcleo de sedimento del fondo de la laguna ubicado a 11 metros de profundidad que ya se encontraba en el bofedal, mucho antes de la construcción de la laguna en el periodo virreinal, determinando el uso de tecnología prehispánica de los hornos de fundición denominados 'huayrachinas'. Los resultados de ese trabajo científico, con pruebas irrebatibles, señalan que la metalurgia de Potosí no solo es anterior a los españoles sino a los incas y su antigüedad fácilmente llega a 10.000 años.” Con este dato brindado por Heinz, aunque parecería ir en otra dirección que esta propuesta, es un argumento sólido para afirmar que, la datación de nuestras culturas nativas que da la versión oficial, está totalmente manipulada, esto, por una parte, por otra, demuestra que el grado de conocimiento y ciencia al que llegaron, en este caso, Qara Qaras, entre otros, anteriores a los incas y luego los españoles, era superior. Enfatizar, que, así como utilizaron los españoles, los caminos nativos del Cápac Ñan, para llegar a Potosí, utilizar la tecnología nativa de las Huayrachinas, a falta de una española, por más de dos décadas para extraer la plata del Cerro Rico, hubieron copiado y ampliado la construcción de embalses construidos, en este caso, en el Kari Kari, utilizando conocimiento y ciencia hidráulica local. Sin duda, un tema apasionante por debatir. A las lagunas del Kari Kari, se suman la imponente red de acueductos que unen a casi a todas, mostrando también, tecnología de punta para su tiempo; estas tienen similares características que las de Tipón, una obra maestra de la ingeniería hidráulica inca que aún permanece, mostrando una red de acequias, incluso subterráneas, con fuentes, cascadas artificiales, contra fuertes para disminuir la fuerza del agua; la diferencia es que, estas tienen mucho más de 500 años de existencia. Estar en Tipón, en algunos trayectos del curso del agua, es como estar en el Kari Kari, porque además, se repite la misma sensación, la misma geografía y la misma concepción arquitectónica. Insistiendo en el estudio científico mencionado, concluye, que la metalurgia de Potosí es anterior a los españoles y a los incas y que su antigüedad fácilmente llega a 10.000 años. Esto también refuerza nuestra hipótesis, en tanto que este dato, coincide con la datación moderna y científica que se hace de Tiwanaku, asignándole entre 12 a 15 mil años de antigüedad; por tanto, es considerada la ciudad más antigua del mundo entero, mucho más que las de Egipto, Grecia o Roma, cuando allá en occidente, en el pleistoceno, el hombre todavía jugaba con el fuego. Esta investigación de la Laguna Lobato, confirmaría la existencia de culturas nativas en suelo potosino, datados como contemporáneos de Tiwanaku, pero enterradas en el tiempo, por la historia oficial. Así como desde Posnaski, se procedió a llevar todas las evidencias más importantes al extranjero, para allí estudiarlos, parecería que la investigación mencionada, de no ser por Heinz, correría la misma suerte, sin que ningún potosino acceda a ese estudio y sus resultados. Se sabe medianamente que la influencia de Tiwanaku, así como de aimaras y quechuas, abarcaron a varios países, pero, cuanto queda por saber, sobre los Qhara Qhara, los antiguos habitantes potosinos, a saber, mineros por excelencia; los Charka, Asanaques, Karanqas, Soras, Chichas, Chuies y Yamparas. Por supuesto que en Potosí, trabajaron sus ricos minerales, porque los había en abundancia. Los restos arqueológicos que se exponen en Puma Punku y otros de Tiwanaku, de hace 10.000 antes de Cristo, igual que el trabajo de la Laguna Lobato, muestran que se lograron aleaciones de minerales con varias funciones, como aquella que se utilizaron como especie de grampas para asegurar y unir gigantes bloques de piedra de miles cientos de toneladas. Con posturas de “basta de historias” venidas desde afuera y reforzadas al interior de Bolivia y sus nueve departamentos, se quiere seguir negando un pasado diferente al que nos cuenta la historia oficial. Hubo hace miles años antes de la llegada de los españoles, ciencia y conocimiento en Potosí, sin embargo, su recorrido histórico se redujo a unos cuantos caseríos miserables y semisalvajes que habitaban su suelo, y que sólo a partir de 1545, cuando la posesión del Sumaj Orcko por los españoles, empiezan a civilizarse. ¡Vaya atrevimiento! La tecnología e ingeniería hidrológica al que llegaron los pueblos ancestrales, resulta ser otra punta de lanza, para reconstruir y dar valor a ese pasado maravilloso. El sistema minero industrial del Kari Kari, junto a los Ingenios de la Ribera, es una tarea pendiente por descubrir. Nos preguntamos: ¿por qué en la educación inicial, media y superior, solo se lee y se repite la Historia oficial? ¿acaso no es hora de interpretarla y estudiar a fondo la herencia de nuestros pueblos ancestrales? Estos nuevos horizontes, beben conducir a comprobar la hipótesis planteada. Representa un desafío a corroborar no sólo por parte de quien la propone, sino por el colectivo académico y social de Bolivia y particularmente de Potosí, en tanto que todos los registros acerca de su construcción, muestran y enseñan que fue una propuesta de ingeniería, venida enteramente de España, creemos a ciencia cierta, que no es así. Reivindicar estos hechos, es poder poner en valor la identidad cultural y patrimonial, local y nacional.