Delincuencia juvenil: delitos durante la adolescencia La mala conducta, la agresión y la delincuencia son más frecuentes en la adolescencia que en otras edades. Los jóvenes son en su mayoría experimentadores y muchos de ellos cometen faltas leves (tal como: fumar, beber, etc.). Se pueden apreciar dos grupos: - Delincuentes juveniles: son aquellos que a partir de los 21 años de edad comienzan a abandonar las actividades delictivas. Deben mantenerse controlados a una edad temprana mediante la intervención en un vecindario unido, una escuela efectiva, una familia estable y responsable, unos tutores o un mejor amigo duradero. - Delincuentes permanentes: aquellos que continúan delinquiendo pasada la adolescencia. Suelen ser considerados delincuentes profesionales. Suelen presentar historias infantiles sombrías y suelen ser reconocidos antes de ser adultos. Suelen ser antisociales en preescolar y en la escuela primaria y se vuelven intimidantes. Son los primeros mantener relaciones sexuales y consumir drogas. La reclusión en un penitenciario, un hogar grupal o un centro de detención para menores puede ser contraproducente si el joven transgresor entabla amistad con miembros de su mismo cohorte. La intervención en la adolescencia temprana debe ser programada cuidadosamente para permitir que los delincuentes juveniles pierdan su rebeldía y para evitar que los delincuentes permanentes empeoren. El desarrollo del apego cercano al adulto que le brinda apoyo parece ser el mejor modo de mantener a los jóvenes rebeldes (delincuentes juveniles o permanentes) dentro de los límites.