Decálogo para formar delincuentes

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Decálogo para formar delincuentes
Cómo formar delincuentes (Seattle Police; al ver los problemas que tenían ellos debido a
la mala educación de los ciudadanos)
1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que le pida. Así crecerá convencido
de que el mundo entero le pertenece.
2. Cuando diga malas palabras, ríaselas. Esto le hará pensar que es muy gracioso y le
animará a decir palabras aún más “graciosas”.
3. No le dé ninguna educación espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para
que pueda decidir libremente por sí mismo.
4. No le reprenda nunca ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle
complejos de culpa. Cuando más tarde lo arresten por algún delito, se consolará
pensando que la sociedad está en contra de él y que es víctima de una persecución.
5. Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, juguetes, ropa… hágaselo todo,
ahórrele todo esfuerzo. Así creerá que todos están a su servicio y se acostumbrará a
cargar con la responsabilidad sobre los demás.
6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide bien de que sus platos, cubiertos y
vasos estén esterilizados, pero deje que se llene la mente de “basura”.
7. Dispute y riña a menudo con su cónyuge en presencia de su hijo. Así no se sorprenderá
ni le dolerá demasiado el día en que la familia quede destrozada para siempre.
8. Dele todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer de él es
necesario trabajar. ¿Por qué dejar que el pobrecito pase los mismos sinsabores que
usted?
9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. La mortificación y la
austeridad no harían más que conducirle a una frustración perjudicial.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con los vecinos, maestros o
policías. Piense que todos ellos tienen perjuicios contra su hijo, que le han tomado
manía y le quieren mal.
Si pone en práctica estos preceptos, prepárese para llevar una vida llena de pesares, que
será la que usted mismo se ha labrado. Y cuando su hijo se encuentre en serios apuros, discúlpese
diciendo: “nunca pude con ese muchacho”.
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