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CORTICOESTEROIDES

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CORTICOESTEROIDES
La mayor parte de los efectos conocidos de los glucocorticoides tiene la mediación
de sus receptores, distribuidos de forma amplia. Estas proteínas son miembros de
la súper familia de receptores nucleares que incluye a esteroides, esteroles
(vitamina D), hormonas tiroideas, ácido retinoico y muchos otros receptores con
ligandos desconocidos o inexistentes (receptores huérfanos). Todos estos
receptores interactúan con los promotores de genes cuya transcripción regulan.
Mecanismo de acción
Una vez formado el complejo receptorglucocorticoide en el citoplasma,
penetra en el núcleo donde ha de
regular la expresión de los genes que
responden específicamente a los
corticoides. Para ello, el complejo
interactúa con secuencias específicas
de ADN localizadas en las zonas de
regulación de los genes; estas
secuencias se denominan elementos
de respuesta a glucocorticoides (GRE)
y son las que dotan de especificidad a
la inducción de la transcripción
genética. De esta manera, el
glucocorticoide
modula
la
transcripción, modulación que puede
ser positiva si fomenta la síntesis de
una determinada proteína o negativa si
la inhibe.
Suelen clasificarse en dos tipos:


Glucocorticoides, representadas por la capacidad de almacenar glucógeno
hepático y por la actividad antiinflamatoria
Mineralocorticoides, representadas por la capacidad de retener sodio y agua.
Acción corta a inmediata
Glucocorticoides
Acción intermedia
Hidrocortisona
Cortisona
Prednisona
Prednisolona
Metilprednisolona
Meprednisona
Triamcinolona
Parametasona
Fluoprednisolona
Acción prolongada
Mineralcorticoides
Betamesasona
Dexametasona
Fludrocortisona
Acetato de desoxicorticosterona
Acciones metabólicas
Los glucocorticoides promueven la canalización del metabolismo intermediario en
el sentido de asegurar la concentración de glucosa en plasma y el suficiente
almacenamiento de glucógeno en hígado y músculo. En consecuencia, movilizan
los aminoácidos en las proteínas de los tejidos, son desaminados y posteriormente
convertidos por el hígado en glucosa (gluconeogénesis); promueven, además, la
síntesis de glucógeno a partir de la glucosa, reducen la penetración de la glucosa
en las células de los tejidos, como la piel, el músculo y los tejidos conjuntivo y graso.
En la acción crónica de los glucocorticoides participan otras hormonas, como el
glucagón, que contribuye a la acción gluconeogénica, y la insulina, cuya secreción
aumenta en presencia de glucocorticoides; en parte, contrarresta la acción
catabólica y, en parte, contribuye a incrementar la síntesis de glucógeno.
Acciones antiinflamatorias e inmunodepresoras
Los glucocorticoides ejercen una poderosa acción antiinflamatoria, sea cual fuere la
causa de la inflamación (infecciosa, química, física o inmunológica), pudiendo inhibir
tanto las manifestaciones inmediatas de la inflamación (rubor, dolor, etc.)
Los glucocorticoides inhiben el acceso de los leucocitos al foco inflamatorio,
interfieren en la función de los fibroblastos y de las células endoteliales y suprimen
la producción o los efectos de numerosos mediadores químicos de la inflamación.
Acciones cardiovasculares
Son complejas porque a ellas contribuyen tanto la actividad mineralocorticoide como
la glucocorticoidea; además, los efectos observados dependen del estado previo
del aparato circulatorio y de la secreción hormonal, así como de la dosis que se
utilice. El volumen plasmático y el estado electrolítico regulados por la actividad
mineralocorticoide desempeñan un papel indudable; su actividad exagerada y
mantenida llega a causar hipertensión arterial, mientras que su hipofunción
ocasiona hipotensión arterial, pero a la hipotensión addisoniana contribuye
probablemente un factor miocárdico y otro vascular;
Se admite que los glucocorticoides pueden ejercer en ciertas situaciones un efecto
inotrópico directo o una acción antitóxica sobre el miocardio. En los vasos también
pueden favorecer su reactividad a las catecolaminas y otras sustancias presoras;
es posible que la inhibición de la NO-sintasa a nivel vascular, antes mencionada,
contribuya a reducir factores endógenos vasodilatadores que pueden ser
particularmente liberados en situaciones de shock inmunológico y endotóxico.
Acciones musculosqueléticas
Tanto la reducción como el exceso de actividad corticoidea provocan debilidad
muscular, aunque por mecanismos diferentes. Las dosis excesivas de
glucocorticoides provocan catabolismo proteico en los músculos; esto explica la
reducción de la masa muscular y la debilidad y la fatiga consiguientes. Existe,
además, una disminución en la perfusión vascular del músculo que contribuye a su
menor nutrición y desarrollo.
En el hueso, los glucocorticoides a dosis altas aumentan el catabolismo de la matriz
e inhiben la actividad osteoblástica; pero como, además, perturban la absorción de
calcio en el intestino al inhibir la acción de la vitamina D a ese nivel, provocan
hiperactividad paratiroidea y la consiguiente estimulación osteoclástica. Como
resultado de todo ello se favorecen la resorción ósea y la instauración de
osteoporosis.
Acción en otras hormonas
Administrados en cantidades elevadas durante la fase de crecimiento del niño y
adolescente, los glucocorticoides bloquean la acción de algunos estímulos sobre
la liberación de hormona de crecimiento, como se observa en los niños tratados de
forma crónica. A ello se suma una acción inhibidora directa sobre los cartílagos de
crecimiento (condrocitos). El resultado de ambas acciones es una detención del
crecimiento del niño. Inhiben también la secreción de otras hormonas hipofisarias
en respuesta a sus estímulos específicos: la de la TSH en respuesta a la TRH y
las de las gonadotropinas en respuesta a la GnRH.
En cambio, facilitan la síntesis de adrenalina a partir de la noradrenalina en la
médula suprarrenal.
Acciones sobre SNC
La carencia de cortisol en la enfermedad de Addison y su exceso en la enfermedad
de
Cushing (o cuando se administran de forma exógena en abundancia), originan
cuadros psiconeurológicos que comprenden desde la sensación de bienestar o de
euforia hasta estados claramente psicóticos. Es frecuente que la hormona mejore
el humor, pero puede provocar euforia, insomnio, intranquilidad o hiperactividad
motora; en ocasiones produce ansiedad o depresión, o reacciones psicóticas.
Referencias bibliográficas
1. Katzung, B. (2000). Farmacologia básica e clínica (10a. ed.). Grupo A - AMGH.
2. Goodman, L., Gilman, A., Brunton, L., Chabner, B., Knollmann, B., & Murillo, A.
(2012). Goodman & Gilman las bases farmacológicas de la terapéutica (12th ed.). Mexico
City: McGraw-Hill Education.
3. Flórez, J., Armijo, J., & Mediavilla, A. (2014). Farmacología humana. Barcelona: Elsevier
España.
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