Inconsciente Freud Cartas a Fliess Viena, 25. 5. 95 un hombre como yo no puede vivir sin caballito de batalla, sin pasión dominante, sin un tirano, para decirlo con Schiller, 1 y este me ha sido dado. A su servicio, no conozco mesura. Se trata de la psicología, desde siempre mi meta que me hace señas desde lejos, y que ahora, desde ~ue me he encontrado con las neurosis, se ha acercado tanto más. Me torturan dos propósitos, revisar el aspecto que toma la doctrina de las funciones de lo psíquico cuando se introduce la consideración cuantitativa, una especie de economía de la fuerza nerviosa, y en segundo lugar, espigar de la psicopatología la ganancia para la psicología normal. TOMO1 Manuscrito M P293 La formación de fantasías acontece por combinación y desfiguración, análogamente a la descomposición de un cuerpo químico que se combina con otro. Y en efecto, la primera variedad de la desfiguración es la falsificación del recuerdo por fragmentación, en lo cual son descuidadas precisamente las relaciones de tiempo. (El corregir en el tiempo parece depender, precisamente, de la actividad del sistema-conciencia.)^"^ Así, un fragmento de la escena vista es reunido en la fantasía con otro de la escena oída, mientras que el fragmento liberado entra en otra conexión. Con ello, un nexo originario se vuelve inhallable. Mediante la formación de tales fantasías (en períodos de excitación), cesan los síntomas mnémicos. A cambio, están presentes poetizaciones in-concientes, que no sucumben a la defensa. Si ahora crece la intensidad de una de estas fantasías a punto tal que no I''-' [Este pasaje, así como uno de pág. 294, parecen tempranos esbozos de la posterior teoría de Freud sobre la «atcmporalidad» de lo inconciente, así como de su aserto de que una de las funciones del sistema preconciente es dar un orden temporal al acaecer anímico. Cf. «Lo inconciente» (\9\'ie), AE, 14, págs. 184 5.] (nota de Stechey) Todos los síntomas de angustia (fobias) están derivados así de unas fantasías. Comoquiera que sea, de este modo los síntomas son simplificados. Un tercer empuje hacia adelante, y una tercera variedad de la formación de síntoma, quizá procedan de una formación de impulso.''"' Carta 69 P302 En cuarto lugar, la reflexión de que en las psicosis más profundas el recuerdo inconciente no se abre paso, de suerte que el secreto de las vivencias infantiles no se trasluce ni en el delirio {Delirium} más confundido. Y viendo así que lo inconciente nunca supera la resistencia de lo conciente, se hunde también la expectativa de que en la cura se podría ir en sentido inverso hasta el completo domeñamiento'"'" de lo inconciente por lo conciente. Todo ello me predispuso para una doble renuncia: a la solución cabal de una neurosis y al conocimiento cierto de su etiología en la infancia. Carta 84'" P.316 [. . . ] No fue un logro tuyo desdeñable haber visto ahi terminado el libro de los sueños."~~ Es que ha vuelto a reposar, y el problema entretanto se ha ahondado y ampliado. Me parece como 1 si con la teoría del cumplimiento de deseo sólo estuviera dada la solución psicológica, no la biológica o, mejor, metapsíquica. (Por otra parte, te pregunto seriamente si para mi psicología que lleva tras la conciencia es lícito usar el nombre de «metapsicología».)""'' Biológicamente, me parece que la vida onírica parte por entero de los restos de la época prehistórica de la vida (de uno a tres años) —la misma que es la fuente de lo inconciente y la única en que se adquiere la etiología de todas las psiconeurosis, época para la cual normalmente existe una amnesia análoga a la histérica—. Vislumbro esta fórmula: Lo que en la época pirehistórica es visto, da por resultado el sueño; lo que en ella es oído, las fantasías; y lo que en ella es vivenciado sexualmente, las psiconeurosis.'"' La repetición de lo vivenciado en esa época sería en sí y por sí un cumplimiento de deseo; y un deseo reciente sólo llevaría al sueño cuando pudiera ponerse en conexión con un material de ese período prehistórico, cuando el deseo reciente fuera un retoño de uno prehistórico o pudiera ser adoptado por este último. Es todavía incierto hasta dónde habré de comprobar esta teoría que llega hasta lo último, y hasta dónde podré revelarla va en el libro de los sueños."-" [ P388 El enigma de unos eslabones intermedios inconcientes es igualmente válido para el pensar de vigilia, donde hechos semejantes ocurren cotidianamente. TOMO 2 P304 Las representaciones que vienen de la profundidad máxima, las que constituyen el núcleo de la organización patógena, son las que con mayor dificultad reconoce el enfermo como recuerdos. Aun cuando todo ya ha pasado, cuando el enfermo, dominado por la compulsión lógica y convencido por el efecto curativo que acompaña justamente al afloramiento de esta representación; cuando el enfermo, digo, acepta él mismo que tuvo que haber pensado esto y aquello, suele agregar: «Pero no puedo recordar que lo haya pensado». En tal caso es fácil entenderse con él: eran pensamientos inconcientes. Ahora bien, ¿cómo debe uno registrar esc estado de cosas en sus intuiciones psicológicas? ¿Hay que pasar por alto ese discernimiento rehusado del enfermo, que no tiene motivo alguno puesto que el trabajo ya acabó? ¿Se debe suponer que se trata realmente de pensamientos nunca producidos, y para los cuales existía una mera posibilidad de existencia, de suerte que la terapia consistiría en la consumación de un acto psíquico interceptado entonces? Es evidentemente imposible enunciar algo sobre esto, Piira la segunda clase de las grandes neurosis, histeria y neurosis de obsesiones, la solución de la cuestión etiológica es de una simplicidad y una uniformidad sorprendentes. Debo mis resultados al empleo de un nuevo método de psicoanálisis,^" P365 TOMÓ V P.365 Es cierto que la inclinación del sueño y de las fantasías inconcientes a usar bisexualmente los .símbolos sexuales deja traslucir un rasgo arcaico; en efecto, en la niñez se ignora la p379 »En cuanto al sentido oculto de "violets", en apariencia totalmente asexual, busqué explicármelo —con mucha osadía, me pareció— mediante una relación inconciente con el francés "viol". Para mi sorpresa, la soñante asoció "violate", equivalente inglés de "violación". El sueño aprovecha la gran semejanza entre las palabras "violet" y "violate" (en la pronunciación inglesa apenas se distinguen por una diferencia de acentuación en la última sílaba) para expresar " por la flor"""' el pensamiento de la violencia de la desfloración (también esta palabra 2 se sirve del simbolismo floral) y aun, quizás, un rasgo masoquista de la muchacha. He ahí un bello ejemplo de los puentes verbales [cf. pág. 346, «. 1] por donde atraviesan los caminos que llevan a lo inconciente. p322 Es lo inconciente lo que escoge con arreglo a los fines del interés, y esto vale para la asociación de ideas en el pensamiento abstracto, así como en el representar sensible o en la combinación artística", P545 Por último, que en todos los sueños sometidos a la desfiguración el deseo proviene del inconciente y no pudo percibirse durante el día, lo sabemos como resultado de innumerables análisis. Así, a primera vista, todos los deseos parecen tener el mismo valor y el mismo poder para la formación del sueño. El sueño no se engendraría si el deseo preconciente no supiese ganarse un refuerzo de otra parte. ¿De dónde? Del inconciente. M.e imagino las cosas así: el deseo conciente sólo deviene excitador de un sueño si logra despertar otro deseo paralelo, inconciente, mediante el cual se refuerza. A estos deseos inconcientes los considero, de acuerdo con las indicaciones que he recogido en el psicoanálisis de las neurosis, como siempre alertas, dispuestos en todo momento a procurarse expresión cuando se les ofrece la oportunidad de aliarse con una moción de lo conciente y de trasferir su mayor intensidad a la menor intensidad de estos. P546 Entonces tiene que parecer como si sólo el deseo con-cien te se hubiera realizado en el sueño; únicamente un pequeño detalle llamativo en la configuración de este nos servirá de indicio para ponernos sobre la pista del poderoso auxiliar que viene del inconciente. Estos deseos siempre alertas, por así decir inmortales, de nuestro inconciente, que recuerdan a los titanes de la saga sepultados desde los tiempos primordiales bajo las pesadas masas rocosas que una vez les arrojaron los dioses triunfantes, y que todavía ahora, de tiempo en tiempo, son sacudidas por las convulsiones de sus miembros; estos deseos que se encuentran en estado de represión, decía, son ellos mismos de procedencia infantil, como nos lo ha enseñado el estudio psicológico de las neurosis. TomoVIII El vínculo del chiste con el sueño y lo inconsciente P153 Al final del capítulo donde se procuró descubrir la técnica del chiste dijimos (pág. 84) que los procesos de condensación con formación sustitutiva y sin ella, de desplazamiento, de figuración por un contrasentido y por lo contrario, de figuración indirecta, etc., cjue según hallamos cooperaban en la producción del chiste, muestran muy amplias coincidencias con los procéseos del «trabajo del sueño»; Pero quizá mejor no hagamos ese supuesto; he recibido la impresión de que mi obra La interpretación de los sueños, publicada en 1900, produjo entre mis colegas más «desconcierto» que «iluminación», y sé que vastos círculos de lectores se han contentado con reducir el contenido del libro a una consigna («cumplimiento de deseo») que se retiene con facilidad y se presta a cómodos abusos. 3 P156 Luego he seguido ocupándome de los problemas allí tratados, para lo cual me brindó abundantes ocasiones mi actividad médica como psicoterapeuta; y debo decir que no he hallado nada que me exigiera alterar o mejorar mis argumentaciones, y por eso puedo aguardar tranquilo a que al fin mis lectores me entiendan o bien una crítica perspicaz me demuestre los errores básicos de mi concepción. A efectos de compararlo con el chiste, repetiré aquí en apretada síntesis lo más indispensable acerca del sueño y del trabajo del sueño. Hasta ahora es sólo desde los resultados del «trabajo del sueño», precisamente, como tenemos noticia sobre los caracteres del pensar inconciente y su diferencia respecto del pensar «preconciente» susceptible de conciencia. A menudo he hecho la experiencia de personas que impugnaban lo inconciente por absurdo o imposible, y no habían recogido sus impresiones de las fuentes de donde, al menos para mí, dimanó el constreñimiento a aceptarlo. Estos opositores de lo inconciente nunca habían presenciado el efecto de una sugestión poshipnótica, y les provocaba el mayor de los asombros lo que yo les comunicaba como muestra de mis análisis de neuróticos no P156 Nunca se habían hecho cargo de que lo inconciente es algo que real y efectivamente uno no sabe, a la vez que se ve precisado a completarlo mediante unas inferencias concluyentes; en verdad, lo entendían como algo susceptible de conciencia que a uno no se le había pasado por la cabeza y no estaba en el «centro de la atención». Tampoco habían intentado convencerse de la existencia de esos pensamientos inconcientes en su propia vida anímica mediante análisis de un sueño propio, y toda vez que yo lo ensayaba con ellos, sólo asombrados y confusos podían acoger sus propias ocurrencias. Además, he tenido la impresión de ciuc el supuesto de lo inconciente tropieza con resistencias esencialmente afectivas, fundadas en que nadie quiere tomar conocimiento de su inconciente, siendo lo más cómodo desconocer por completo su posibilidad. P161 Procuremos reunir ahora los caracteres del chiste que se puedan referir a su formación en lo inconciente. Tenemos sobre todo su peculiar brevedad, un rasgo por cierto no indispensable de él, pero enormemente singularizador. P162 La brevedad del chiste sería entonces, como la del sueño, un necesario fenómeno concomitante de las condensaciones sobrevenidas en ambos; en los dos casos, un resultado del proceso condensador. A ese origen debe también la brevedad del chiste su particular carácter, no más definible, pero llamativo a la sensación. P163 Es que lo infantil es la fuente de lo inconciente, y los procesos del pensar iilconciente no son sino los que en la primera infancia se establecieron en forma única y exclusiva. El pensamiento que a los fines de la formación del chiste se zambulle en lo inconciente sólo busca allí el viejo almacigo que antaño fue el solar del juego con palabras. Pensar en la letra cifra de goce. Tomo XI P29 Cinco conferencias sobre psicoanálisis 4 (1910 [1909]) La elaboración de las ocurrencias que se ofrecen al paciente cuando se somete a la regla psicoanalítica fundamental no es el único de nuestros recursos técnicos para descubrir lo inconciente. Para el mismo fin sirven otros dos procedimientos: la interpretación de sus sueños y la apreciación de sus acciones fallidas y casuales. P30 La interpretación de los sueños es en realidad la vía regia para el conocimiento de lo inconciente,5 el fundamento más seguro del psicoanálisis y el ámbito en el cual todo trabajador debe obtener su convencimiento y su formación. Cuando me preguntan cómo puede uno hacerse psicoanalista, respondo: por el estudio de sus propios sueños. Con certero tacto, todos los oponentes del psicoanálisis han esquivado hasta ahora examinar La interpretación de los sueños o han pretendido pasarla por alto con las más insulsas objeciones. Si, por lo contrario, son ustedes capaces de aceptar las soluciones de los problemas de la vida onírica, las novedades que el psicoanálisis propone a su pensamiento ya no les depararán dificultad alguna. P32 También quiero señalarles que en el análisis de los sueños hemos hallado que lo inconciente se sirve. en particular para la figuración de complejos sexuales, de un cierto simbolismo que en parte varía con los individuos pero en parte es de una fijeza típica, y parece coincidir con el simbolismo que conjeturamos tras nuestros mitos y cuentos tradicionales. No sería imposible que estas creaciones de los pueblos recibieran su esclarecimiento desde el sueño. P49 El deseo inconciente es insusceptibIe de influencia e independiente de cualquier aspiración contraria, en tanto que el deseo conciente resulta inhibido por todo cuanto es igualmente conciente y lo contraría. Por tanto, el trabajo psicoanalítico, como sustituto mejor de la infructuosa represión, se pone directamente al servicio de las aspiraciones culturales supremas y más valiosas. IMPORTANTE: Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica. Tomo XII Nota sobre el concepto de lo inconciente en psicoanálisis (1912) P271 en cambio, a las representaciones latentes, si es que tenemos fundamentos para suponer que están contenidas en la vida anímica —como los tuvimos en el caso de la memoria—, habremos de denotarlas con el término «inconciente». Entonces, una representación inconciente es una de la que nosotros no nos percatamos, a pesar de lo cual estamos dispuestos a admitir su existencia sobre la base de otros indicios y pruebas. P277 Lo inconciente nos pareció al comienzo un mero carácter enigmático de un cierto proceso psíquico; ahora significa para nosotros algo más: es un indicio de que ese proceso participa de la naturaleza de una cierta categoría psíquica, de la que tenemos conocimiento por otros y más importantes caracteres, y pertenece a un sistema de actividad psíquica que merece nuestra mayor atención. 5 El valor de lo inconciente como índice ha superado con mucho a su significación como propiedad. A falta de una expresión mejor y menos ambigua, damos el nombre de «el inconciente» al sistema que se da a conocer por el signo distintivo de ser inconcientes los procesos singulares que lo componen. Para designar este sistema propongo las letras Ice {Ubw}, abreviatura de la palabra «inconciente» [«Unbewusst»}. Tomo XIV Lo inconsciente (1915) P157 Su interés era práctico. Encontró que sin ese supuesto le resultaba imposible explicar o aun describir una gran variedad de fenómenos que le salían al paso. Formulándolo, por el contrario, se le abría el camino a una región, inmensamente fértil, de nuevos conocimientos. P161 De qué modo podemos llegar a conocer lo inconciente? Desde luego, lo conocemos sólo como conciente, después que ha experimentado una trasposición o traducción a lo conciente. El trabajo psicoanalítico nos brinda todos los días la experiencia de que esa traducción es posible. Para ello se requiere que el analizado venza ciertas resistencias, las mismas que en su momento convirtieron a eso en reprimido por rechazo de lo conciente. P163 podemos aducir que el supuesto de lo inconciente es necesario y es legítimo, y que poseemos numerosas pruebas en favor de la existencia de lo inconciente. Ahora bien, una ganancia de sentido y de coherencia es un motivo que nos autoriza plenamente a ir más allá de la experiencia inmediata. P164 Atendiendo a todos nuestros recuerdos latentes, sería inconcebible que se pusiese en entredicho lo inconciente. P165 Quien no conoce los hechos patológicos, juzga las acciones fallidas de las personas normales como meras contingencias y se conforma con la vieja sabiduría para la cual los sueños sueños son,- no tiene más que soslayar algunos enigmas de k psicología de la conciencia para ahorrarse el supuesto de una actividad anímica inconciente. P174 Cuando restauramos la concatenación correcta, llamamos «inconciente» a la moción afectiva originaria, aunque su afecto nunca lo fue, pues sólo su representación debió pagar tributo a la represión. p184 El núcleo del Ice consiste en agencias representantes de pulsión que quieren descargar su investidura; por tanto, en mociones de deseo. Dentro de este sistema no existe negación {Negation], no existe duda ni grado alguno de certeza. Dentro del Ice no hay sino contenidos investidos con mayor o menor intensidad. 6 Prevalece [en el ice] una movilidad mucho mayor de las intensidades de investidura. Los procesos del sistema Ice son atemporales, es decir, no están ordenados con arreglo al tiempo, no se modifican por el trascurso de este ni, en general, tienen relación alguna con él. Tampoco conocen los procesos Ice un miramiento por la realidad. Están sometidos al principio de placer; su destino sólo depende de la fuerza que poseen y de que cumplan los requisitos de la regulación de placer-displacer.'' Resumamos: ausencia de contradicción, proceso primerio (movilidad de las investiduras), carácter atemporal y sustitución de la realidad exterior por la psíquica, he ahí los rasgos cuya presencia estamos autorizados a esperar en procesos pertenecientes al sistema Ice." Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis (1940 [1938]) No es lícito creer, además, que esta otra concepción de lo psíquico sea una innovación debida al psicoanálisis. Un filósofo alemán, Theodor Lipps,* ha proclamado de manera tajante que lo psíquico es en sí inconciente, que lo inconciente es lo psíquico genuino. Hacía mucho tiempo que el concepto de lo inconciente golpeaba a las puertas de la psicología para ser admitido. Filosofía y literatura jugaron con él harto a menudo, pero la ciencia no sabía emplearlo. El psicoanálisis se ha apoderado de este concepto, lo ha tomado en serio, lo ha llenado con un contenido nuevo. Sus investigaciones dieron noticia sobre unos caracteres hasta hoy insospechados de lo psíquico inconciente, descubrieron algunas de las leyes que lo gobiernan. Pero con todo ello no se dice que la cualidad de la condición de conciente haya perdido su significatividad para nosotros. Sigue siendo la única luz que nos alumbra y guía en la oscuridad de la vida anímica. A consecuencia de la naturaleza particular de nuestro discernimiento, nuestro trabajo científico en la psicología consistirá en traducir procesos inconcientes a procesos concientes, y de tal modo llenar las lagunas de la percepción consciente. ( . . . ) Inconsciente Lacan Acerca de la causalidad psíquica Escritos 1 Pág. 158 Mi inconsciente me lleva con la mayor tranquilidad del mundo a disgustos a que no pienso en ningún grado atribuirle, al menos hasta que me haga cargo de él por los refinados medios del psicoanálisis. Función y campo... año53 P251 Por eso es en el planteo de un tercer término donde el descubrimiento freudiano del inconsciente se esclarece en su fundamento verdadero y puede ser formulado de manera simple en estos términos: El inconsciente es aquella parte del discurso concreto en cuanto transindividual que falta a la disposición del sujeto para restablecer la continuidad de su discurso consciente. 7 Así desaparece la paradoja que presenta la noción del inconsciente, si se la refiere a una realidad individual. Pues reducirla a la tendencia inconsciente sólo es resolver la paradoja eludiendo la experiencia que muestra claramente que el inconsciente participa de las funciones de la idea, incluso del pensamiento. Como Freud lo subraya claramente, cuando, no pudiendo evitar del pensamiento inconsciente la conjunción de términos contrariados, le da el viático de esta invocación: sit venia verbo. Así pues le obedecemos echándole la culpa al verbo, pero a ese verbo realizado en el discurso que corre como en el juego de la sortija 22 de boca en boca para dar al acto del sujeto que recibe su mensaje el sentido que hace de ese acto un acto de su historia y que le da su verdad. El inconsciente es ese capítulo de mi historia que está marcado por un blanco u ocupado por un embuste: es el capítulo censurado. Pero la verdad puede volverse a encontrar; lo más a menudo ya está escrita en otra parte. A saber: — en los monumentos: y esto es mi cuerpo, es decir, el núcleo histérico de la neurosis donde el síntoma histérico muestra la estructura de un lenguaje y se descifra como una inscripción que, una vez recogida, puede sin pérdida grave ser destruida; — en los documentos de archivos también: y son los recuerdos de mi infancia, impenetrables tanto como ellos, cuando no conozco su proveniencia; — en la evolución semántica: y esto responde al stock y a las acepciones del vocabulario que me es particular, como al estilo de mi vida y a mi carácter; — en la tradición también, y aun en las leyendas que bajo una forma heroificada vehiculan mi historia; — en los rastros, finalmente, que conservan inevitablemente sus distorsiones, necesitadas para la conexión del capítulo adulterado con los capítulos que lo enmarcan, y cuyo sentido restablecerá mi exégesis. P253 Lo que enseñamos al sujeto a reconocer como su inconsciente es su historia; es decir que lo ayudamos a perfeccionar la historización actual de los hechos que determinaron ya en su existencia cierto número de “vuelcos” históricos. Pero si han tenido ese papel ha sido ya en cuanto hechos de historia, es decir, en cuanto reconocidos en cierto sentido o censurados en cierto orden. P250 Sus medios son los de la palabra en cuanto que confiere a las funciones del individuo un sentido; su dominio es el del discurso concreto en cuanto campo de la realidad transindividual del sujeto; sus operaciones son las de la historia en cuanto que constituye la emergencia de la verdad en lo real. P256 Que el inconsciente del sujeto sea el discurso del otro es lo que aparece más claramente aún que en cualquier otra parte en los estudios que Freud consagró a lo que él llama la telepatía, en cuanto que se manifiesta en el contexto de una experiencia analítica. P261 es en el orden de existencia de sus combinaciones, es decir, en el lenguaje concreto que representan, donde reside todo lo que el análisis revela al sujeto como su inconsciente. 8 Pues por muy apartada de nuestro interés que esté —y con razón—, El chiste y su relación con lo inconsciente sigue siendo la obra más incontrovertible por ser la más transparente, donde el efecto del inconsciente nos es demostrado hasta los confines de su finura; y el rostro que nos revela es el mismo del espíritu 29 en la ambigüedad que le confiere el lenguaje, donde la otra cara de su poder regio es la “agudeza”, por la cual su orden entero se anonada en un instante — agudeza en efecto donde su actividad creadora devela su gratuidad absoluta, donde su dominación sobre lo real se expresa en el reto del sinsentido, donde el humor, en la gracia malvada del espíritu libre, simboliza una verdad que no dice su última palabra. No es acaso sensible que un Lévi-Strauss, sugiriendo la implicación de las estructuras del lenguaje y de esa parte de las leyes sociales que regula la alianza y el parentesco conquista ya el terreno mismo en el que Freud asienta el inconsciente? 42 P284 Esta verdad, reconocida aquí de hecho, nos permite comprender que, aunque el símbolo psicoanalíticamente hablando sea reprimido en el inconsciente, no lleva en sí mismo ningún indicio de regresión, o aun de inmadurez. Basta pues, para que haga su efecto en el sujeto, con que se haga oír, pues sus efectos se operan sin saberlo él, como lo admitimos en nuestra experiencia cotidiana, explicando muchas reacciones de los sujetos tanto normales como neuróticos por su respuesta al sentido simbólico de un acto, de una relación o de un objeto. No cabe pues dudar de que el analista pueda jugar con el poder del símbolo evocándolo de una manera calculada en las resonancias semánticas de sus expresiones. Ésta sería la vía de un retorno al uso de los efectos simbólicos, en una técnica renovada de la interpretación. Para el sujeto en análisis, por otra parte, no puede desconocerse su importancia. El inconsciente —se asegura con un tono tanto más comprensivo cuanto menos capaz se es de justificar lo que quiere decirse—, el inconsciente pide tiempo para revelarse. P301 Testigo invocado de la sinceridad del sujeto, depositario del acta de su discurso, referencia de su exactitud, fiador de su rectitud, guardián de su testamento, escribano de sus codicilos, el analista tiene algo de escriba. Pero sigue siendo ante todo el dueño de la verdad de la que ese discurso es el progreso. Él es, ante todo, el que puntúa, como hemos dicho, su dialéctica. Y aquí, es aprehendido como juez del precio de ese discurso. Esto implica dos consecuencias. La suspensión de la sesión no puede dejar de ser experimentada por el sujeto como una puntuación en su progreso. Sabemos cómo calcula el vencimiento de esta sesión para articularlo con sus propios plazos, incluso con sus escapatorias, cómo anticipa ese progreso sopesándolo a la manera de un arma, acechándolo como un abrigo. SOBRE EL CORTE La indiferencia con que el corte del timing interrumpe los momentos de apresuramiento en el sujeto puede ser fatal para la conclusión hacia la cual se precipitaba su discurso, e incluso fijar en él un malentendido, si no es que da pretexto a un ardid de retorsión. Los principiantes parecen más impresionados por los efectos de esta incidencia, lo cual hace pensar que los otros se someten a su rutina. Sin duda la neutralidad que manifestamos al aplicar estrictamente esta regla mantiene la vía de nuestro no-actuar. 9 P320 Variantes de la cura-tipo Esta reducción comprobada demuestra una dinámica en que el inconsciente se define como un sujeto francamente constituyente, puesto que sostenía los síntomas en su sentido antes de que éste fuese revelado, y esto se comprueba directamente al reconocerlo en la astucia del desorden en que lo reprimido pacta con la censura, en lo cual, observémoslo de pasada, la neurosis se emparenta con la condición más común de la verdad en la palabra hablada y en lo escrito. El psicoanálisis y su enseñanza pág 413 El inconsciente es ese discurso del Otro en que el sujeto recibe, bajo la forma invertida que conviene a la promesa, su propio mensaje olvidado. Ese Otro sin embargo sólo está a medio camino de una búsqueda que el inconsciente delata con su arte difícil y cuya ignorancia cuán enterada revelan las paradojas del objeto en Freud; pues si lo escuchamos, es de un rechazo de donde lo real toma existencia; aquello de lo que el amor hace su objeto es lo que falta en lo real; en lo que el deseo se detiene es en el telón detrás del cual esa falta está figurada por lo real. La instancia de la letra P462 es toda la estructura del lenguaje lo que la experiencia psicoanalítica descubre en el inconsciente. Poniendo alerta desde el principio al espíritu advertido sobre el hecho de que puede verse obligado a revisar la idea de que el inconsciente no es sino la sede de los instintos. P476 Así es como en La interpretación de los sueños no se trata en todas las páginas sino de lo que llamamos la letra del discurso, en su textura, en sus empleos, Pero en un caso como en el otro, la eficiencia del inconsciente no se detiene al despertar. La experiencia psicoanalítica no consiste en otra cosa que en establecer que el inconsciente no deja ninguna de nuestras acciones fuera de su campo. El momento de concluir En el análisis no se piensa cualquier cosa y no obstante es seguramente a lo que se tiende en la asociación llamada libre: se querría pensar cualquier cosa. ¿Qué es lo que hacemos? ¿Es eso en lo que consiste sonar ? En otros términos: ¿qué es lo que soñamos sobre el sueño? Pues es esa la objeción. La objeción es que Freud en "La interpretación de los sueños" no hace mejor: sobre el sueño, por asociación libre, sobre el sueño, él sueña. Seminario 1 pág 386 Relean el comienzo del capítulo sobre la elaboración del sueño: un sueño -dice Freud- ·es una frase, un jeroglífico. Cincuenta páginas de la Interpretación de los sueños nos llevarían igualmente a esta ecuación si ella no estuviese explícitamente formulada por Freud. Seminario 3 Abran la Ciencia de los sueños. Nada verán en ella que se asemeje a esa grafología de dibujos infantiles que terminó convirtiéndose en el tipo mismo de la interpretación analítica, nada de esas manifestaciones crecientes y decrecientes del sueño despierto. Si a algo se parece, es a un 10 desciframiento. Y la dimensión en juego es la del significante. Tornen un sueño de Freud, verán que domina en él una palabra como . Autodidasker. Es un neologismo. A partir de ella encuentran el Askel, y algunos recuerdos más. Cuando se trata de interpretar, la forma misma de la palabra es absolutamente esencial. U na primera interpretación, orientación o dicotomía, nos dirigirá hacia la sala. Seminario 18 Interpretación Se abre una dimensión distinta donde la propia estructura del lenguaje se relativiza y solo aparece como una elaboración de saber sobre “la lengua” El término significante desfallece al captar aquello de lo que se trata ya que no está hecho para captar el efecto de significado y tiene dificultades para dar cuenta del producto de goce. Interpretar a la manera del inconsciente es quedar al servicio del principio del placer Queda por decir qué podría ser interpretar más allá más allá del principio del placer interpretar en sentido contrario al inconsciente El significante solo es siempre un enigma y es por ello que está falta de interpretación El reverso de la interpretación consiste en cernir al significante como fenómeno elemental del sujeto Lo que llamamos todavía interpretación aunque la práctica analítica sea siempre más bien pos interpretativa, revela algo, sin duda, pero que? Sino una opacidad irreductible del sujeto con la lengua esa pos interpretación ya no es más puntuación la puntuación pertenece al sistema d elabsiginofacion es siempre semántica, efectúa siempre un punto de capitonado. La práctica posibterepatrativa se sitúa no el la puntuación sino en el corte. La interpretación. Puramente analítica funciona al revés del inconsciente. Trabajo sobre el inconsciente Seminario los no incautos yerran Pag. 4. Clase del 6 del 11 del 73 “ pero lo que anticipo, de eso se encuentra que calificamos “chistes”, es que quizás antes de finalizar el año llegaré hacerle sentir un poco mejor que es el chiste“ En esos dos “términos” puestos en palabras, de los nombres del padre y de los no incautos que yerran, es el mismo saber. En los dos. Es el mismo saber en el sentido en que el inconsciente es un saber del cual el sujeto puede descifrarse. Es la definición de sujeto lo que aquí doy. Del sujeto tal como lo constituye el inconsciente” “El sujeto es aquello que puede descifrarse de su propio inconsciente” 11 IMPORTANTE: PAG 5 “Lo imaginario es una dimensión tan importante como las otras __[…] lo imaginario es lo que detiene al desciframiento, es el sentido. […] lo imaginario es siempre una intuición de lo que hay que simbolizar. Como acabo de decirlo, algo para masticar, para pensar como se dice. Y para decirlo todo, un vago goce. Pag 6 “Hay tres dimensiones del espacio habitado por el hablante, y esas tres dit-masions tal como las escribo, se llaman lo Simbolico, lo Imaginario y lo Real” Pag. 7 Que quiere decir esto: la realidad material en sus relaciones con la realidad psíquica”? Pag 8 “Y bien, lo que realiza lo simbólico de lo imaginario , ¿que otra cosa es sino la religión?l lo que realiza lo simbólico de lo imaginario, es lo que precisamente hace que la religión no este próxima a su fin Miller: Del síntoma al fantasma y retorno Pag. 208 “...el inconsciente gravita en la periferia. En este sentido, no tenemos que buscar el lugar del Otro como el Otro del discurso inconsciente”. Discurso a los católicos en el triunfo de la religión La experiencia de lo real página 15 16 “Lo real puesto al día en el Siglo XXI” Página 324 La ultima enseñanza de Lacan propone un nombre nuevo para el Inconsciente. Hay una palabra para decirlo parlêtre. Página 328 El inconsciente cuando es conceptualizado a partir de la palabra y no ya a partir de la conciencia lleva un nombre nuevo. Página 329 De ello se sigue que el inconsciente mismo es una elucubración de saber sobre el cuerpo hablante, sobre el parlêtre. Función y campo de la palabra y el lenguaje Página 251-252 El inconsciente es ese capítulo de mi historia que está marcado por un blanco u ocupado por un embuste: es el capítulo censurado. Pero la verdad puede volverse a encontrar; lo más a menudo ya está escrita en otra parte. A Saber: 12 ⁃ ⁃ ⁃ ⁃ ⁃ en los monumentos; y esto es mi cuerpo, es decir... En los documentos de archivos también... En la evolución semántica En la tradición también En los rastros, finalmente Escritos 2. Página 776 Otros escritos Radiofonia Página 448 “El inconsciente lo vemos no es más que un término metafórico para designar el saber qué solo se sostiene por presentarse como imposible, para que a partir de allí se confirme por ser real”. Televisión Subversión del sujeto Página 776 (edición vieja) “Toda la tradición psicoanalítica está ahí para sostener que la nuestra no podría intervenir sino entrando por la buena entrada, y que adentrarse en ella, no obtiene sino su clausura” Seminario 11 p. 152 Del inconsciente he querido recordarles, la incidencia del acto constituyente del sujeto. P 132 El inconsciente es la suma de los efectos de la palabra sobre un sujeto, en el nivel en que el sujeto se constituye por los efectos del significante. “Aparece en el momento en que la duda se reconoce como certeza” Lacaniana 4 Laurent P. 13 “La verdad con la que sueña la función llamada inconsciente” Seminario 21 P.35 “la respuesta del inconsciente implica esto sin perdones, e incluso sin circunstancias atenuantes. Lo que ustedes hacen es saber, perfectamente determinado. En lo cual, el hecho de que esté determinado por una articulación soportada por la generación anterior no lo sé excusa de nada, pues el decir, el decir de ese saber no es más que láser saber más empecina. Saber de siempre, finalmente”. Seminario 1 Pág. 352 “Nos encontramos aquí en el núcleo del problema avanzado por Freud cuando dice que el inconsciente se sitúa fuera del tiempo. Es cierto y no es cierto. Se sitúa fuera del tiempo exactamente como lo hace el concepto, porque él es el tiempo de sí mismo, el tiempo puro de la cosa, y en tanto, puede reproducirla según cierta modulación, cuyo soporte material puede ser cualquier cosa. En el automatismo de repetición se trata precisamente de esto. Esta observación nos llevará muy lejos de los problemas de tiempo que supone la práctica analitica”. 13 “(...)la palabra actual como la palabra antigua, está en el interior de un paréntesis en el tiempo, dentro de la forma de tiempo, si me permiten la expresión. Y seguido siendo idéntica la modulación de tiempo, la palabra del analista tiene el mismo valor que la palabra antigua”. “El elemento tiempo es una dimensión constitutiva del orden de la palabra”. 14