1. Antecedentes Los materiales plásticos son productos indispensables en nuestra vida cotidiana, contribuyendo decisivamente al bienestar del que disfrutamos actualmente. Durante la última década su consumo ha experimentado un aumento continuo, generando paralelamente una gran cantidad de residuos plásticos, que en el 2003 alcanzó 211,5 millones de toneladas sólo en Europa Occidental. A pesar de los grandes avances tecnológicos de los últimos años, los métodos para la recuperación de los residuos plásticos no resultan rentables económicamente todavía hoy en día, por lo que la gran mayoría de los residuos plásticos terminan en el vertedero o incinerados, perdiéndose de esta forma su contenido energético y químico. Esta situación es inaceptable dado que, por una parte, se están perdiendo potenciales materias primas y, por otra, supone una importante contaminación medioambiental. Una alternativa que se está implantando es la recuperación de energía mediante la combustión o pirólisis de los residuos plásticos para la producción de vapor de agua y energía eléctrica. No obstante, la incineración entraña una serie de problemas que están siendo cuestionados por la opinión pública debido a las posibles emisiones de cenizas y de compuestos altamente tóxicos. El reciclaje es una alternativa medioambientalmente interesante dado que trata de obtener plásticos (reciclaje mecánico) o productos útiles como combustibles o como compuestos químicos (reciclaje químico). El reciclaje químico de las principales poliolefinas, como polietileno de baja y de alta densidad (LDPE y HDPE, respectivamente) y polipropileno (PP), por craqueo térmico y catalítico ha sido objeto de investigación en los últimos años. La razón de este interés se debe a que estos polímeros junto al policloruro de vinilo (PVC), poliestireno (PS) y politereftalato de etileno (PET) constituyen aproximadamente el 68% del consumo global de plásticos. El craqueo térmico permite conseguir una mezcla de hidrocarburos a partir de poliolefinas, mediante el calentamiento de las mismas a temperaturas comprendidas entre 500 y 850°C, en atmósfera inerte, operando normalmente a presión atmosférica, o levemente superior. Si la temperatura es homogénea en toda la mezcla reaccionante, es posible alcanzar rendimientos altos en los productos deseados, estrechando la distribución de productos, ya que la amplia distribución que se suele obtener es consecuencia, en parte, de la baja conductividad térmica de los plásticos. El principal problema que plantea la pirólisis térmica es la utilización de altas temperaturas, lo que supone un encarecimiento del proceso. Esta es la razón por la que la pirólisis catalítica comienza a considerarse como un método de reciclaje prometedor. Es, en esencia, el mismo fenómeno que la pirólisis térmica pero utiliza catalizadores para reducir la temperatura del proceso (350-550°C). En general, un catalizador es una sustancia que se utiliza para modificar la velocidad de las reacciones químicas, tanto para que la reacción ocurra más rápido o más despacio. El uso de catalizadores presenta una serie de ventajas además de la reducción de la temperatura del proceso, como son, un mayor control de la selectividad y del rendimiento del producto deseado. Los catalizadores más habitualmente utilizados son sólidos ácidos, preferentemente zeolitas y aluminosilicatos, siendo en este caso muy útiles los catalizadores de craqueo utilizados en refinerías convencionales. Las zeolitas son ampliamente utilizadas como catalizadores debido a sus propiedades acidas, su selectividad y su estabilidad térmica. El principal problema del empleo de catalizadores es la pérdida de actividad con el tiempo. En el caso de las zeolitas el depósito de material carbonoso (coque) es la principal causa de la desactivación. 2. Introducción En este trabajo se ha estudiado el efecto catalítico de una zeolita microporosa de acidez elevada y características estructurales en la pirólisis catalítica del polietileno de baja densidad (PEBD) Se ha diseñado y puesto a punto un reactor que permite la separación y recogida de los productos no condensados y condensados generados. Se ha estudiado el efecto de la estructura del polietileno y del catalizador sobre el rendimiento y la composición de los productos generados en el proceso de pirólisis catalítica. Por otra parte, se ha analizado la evolución de los compuestos no condensados y condensados generados en este tipo de procesos en función de la temperatura. Finalmente, se ha evaluado el proceso de desactivación de la zeolita realizando experimentos sucesivos de pirólisis sobre el catalizador hasta que este pierde por completo la actividad catalítica inicial. Se ha estudiado la evolución de los productos generados en la serie de experimentos. 3. Planteamiento del Problema Los plásticos, por su composición y su origen derivado del petróleo y por tanto de una materia prima agotable, son un residuo de alto valor, relativamente fácil de recuperar y abundante. Paradójicamente no ha sido objeto de una recogida selectiva y prácticamente la mayoría del que se ha recuperado procede de las plantas de tratamiento de residuos domésticos. En conjunto, el porcentaje de recuperación del plástico utilizado en diferentes sectores industriales es muy bajo. Las dificultades de reutilización directa de estos residuos acrecientan el interés por su recuperación, debido a su creciente uso, elevado precio y los problemas de eliminación que presentan. Estos aspectos son más pronunciados precisamente en los plásticos no reutilizables (como los envases y envoltorios alimentarios). 4. Justificación El reciclaje químico de residuos plásticos por craqueo catalítico se ha convertido en un proceso muy prometedor desde el punto de vista medioambiental. Este proceso permite, hasta cierto punto, aumentar el rendimiento de algunos productos obtenidos en los procesos de pirolisis mediante el empleo de catalizadores, así como un importante ahorro energético al reducir considerablemente la temperatura a la que se lleva a cabo el proceso. La gran ventaja del reciclado químico es que no es necesaria la separación de los plásticos, sin embargo presenta una serie de desventajas que en muchos casos se pueden solucionar con el uso de catalizadores como las zeolitas. El empleo de catalizadores permite reducir sensiblemente la temperatura de trabajo. Además, debido a la propiedad de tamiz molecular que presentan las zeolitas, se pueden obtener fracciones de hidrocarburos más selectivas, como combustibles tipo gasolinas, lubricantes, etc. 5. Objetivos 5.1. Objetivo General Profundizar el estudio de la pirolisis catalítica del polietileno de baja densidad, concretamente, en el análisis de la evolución de la distribución de productos generados y en el proceso de desactivación del catalizador. 5.2. Objetivos Específicos • Diseño, montaje y puesta a punto de un reactor para llevar a cabo los procesos de pirólisis. • Puesta a punto de las técnicas de análisis adecuadas para identificar cualitativa y cuantitativamente los compuestos resultantes de las reacciones de craqueo catalítico, así como de las técnicas de análisis necesarias para caracterizar el catalizador virgen y usado. • Estudio de la desactivación progresiva de la zeolita en la pirólisis catalítica de LDPE. Análisis de la evolución de los productos generados y de las propiedades del catalizador en ciclos sucesivos de craqueo catalítico. 6. Fundamento Teórico ZEOLITAS Estructura: Las zeolitas son aluminosilicatos cristalinos hidratados, cuya fórmula general es la siguiente: Mx/n[(AlO2)x (SiO2)y] • z H2O donde M representa un catión metálico de valencia n que no pertenece a la estructura, z es el número de moléculas de agua por celda unidad (z > 1), mientras que x e y son, respectivamente, el número de tetraedros de AIO4 y SÍO4 por celda unidad y en general la relación x/y tiene valores de 1-5 según el tipo de zeolita. Las zeolitas se clasifican estructuralmente como tectosilicatos. Los elementos básicos de su estructura son los tetraedros TO4 (T = Si, Al), ocupando el centro el átomo metálico. Los tetraedros se unen entre sí mediante los átomos de oxígeno, de manera que cada uno es compartido por dos tetraedros adyacentes (unión T-O-T). Estos, a su vez, se agrupan para formar las denominadas unidades secundarias. Precisamente la descripción y clasificación de la topología de las zeolitas se basa en este concepto. Estas unidades secundarias pueden ser poliedros simples como cubos, prismas hexagonales u octaedros. Por combinación de estas unidades secundarias se construye la estructura de la zeolita. Las diferentes estructuras no sólo difieren en el tipo y dimensiones de sus sistemas de poros, sino también en el tamaño de las entradas a los canales. Las zeolitas de poro estrecho (0,35-0,45 nm), poro medio (0,45-0,60 nm) y poro ancho (0,60-0,80 nm) están formadas por ventanas de 8, 10 y 12 átomos de oxígeno, respectivamente. Dependiendo del tipo de zeolita y de su sistema de poros, podrán entrar o salir moléculas de determinadas dimensiones. No obstante, el diámetro de estas ventanas puede variar de unas zeolitas a otras, pese a presentar el mismo número de átomos de oxígeno, debido a su distorsión por efectos estructurales o bien por efectos térmicos. La mayor parte de las propiedades físicas y químicas de las zeolitas están determinadas por el contenido en aluminio. La cantidad de aluminio presente varía ampliamente de unas zeolitas a otras y aún dentro de la misma zeolita. Existe, no obstante, un límite en cuanto a la máxima cantidad de aluminio que una zeolita puede admitir y que se sitúa en la relación atómica Si/Alwl, ya que se ha comprobado que en las zeolitas no pueden existir dos átomos de aluminio unidos directamente por un puente de oxígeno (regla de Loewenstein). Propiedades físicas Las zeolitas con un alto contenido en aluminio, son sólidos que tienen preferencia por adsorber moléculas fuertemente polares y son, por tanto, muy utilizadas como agentes desecantes. Incrementando el contenido de silicio se aumenta el carácter hidrofóbico. La transición entre el comportamiento hidrofílico e hidrofóbico ocurre a partir de una relación Si/Al«20. Por otra parte, mediante la calcinación a temperaturas de 400-500°C, una zeolita hidratada puede perder casi por completo el agua que retiene en su estructura, sin alterar su estructura cristalina. Debido a la movilidad de los cationes en las cavidades y en los canales, las zeolitas exhiben conductividad iónica, la cual depende del diámetro de los canales, la naturaleza y la concentración de los cationes, y del contenido de agua. Propiedades químicas Gracias a su estructura abierta, las zeolitas presentan una buena estabilidad térmica, que varía con el tipo de estructura, pero más aún con la relación Si/Al y con la naturaleza de los cationes. La tendencia general que siguen es a menor contenido de aluminio mayor estabilidad térmica. Hay que destacar a la zeolita HUSY, que debido a su bajo contenido en aluminio, su estructura permanece estable incluso a temperaturas que superan los 1000°C. Difusión El tamaño de los poros existentes en las zeolitas indica que son materiales estrictamente microporosos, dado que se encuentran por debajo del valor umbral de 2,0 nm estipulado por la IUPAC. Al mismo tiempo, se comportan como tamices moleculares, ya que las dimensiones de sus poros son muy próximas a las de moléculas pequeñas (n-butano, propano, etc.) lo que les permite discriminar entre distintas moléculas impidiendo o permitiendo el acceso al interior de sus cristales en función de su tamaño. Asimismo, la similitud de dimensiones entre numerosas moléculas y los poros de la zeolita provoca que la difusión en su interior se encuentre bajo la influencia directa de su superficie, dando origen a un nuevo régimen de difusión denominado difusión configuracional, en donde el desplazamiento de las moléculas en el interior de los poros transcurre mediante saltos entre centros térmicamente activados, y la magnitud de las constantes de difusión asociadas varía dentro del intervalo 108-1020 m2 s-1. CENTROS ÁCIDOS EN LAS ZEOLITAS En principio, la fuerza acida y el tipo de centro ácido son características claves de las propiedades de las zeolitas, jugando un papel crucial en la actividad y selectividad de las mismas. Existen dos tipos de centros ácidos: los centros de Bronsted (Figura 1.1) y los de Lewis (Figura 1.2). Los centros ácidos de Bronsted están relacionados con el aluminio estructural de la zeolita. Estos centros se crean al introducir protones (forma acida de la zeolita) que compensan la carga negativa neta asociada a cada átomo de aluminio incorporado a la estructura de la zeolita. En estos centros el protón está enlazado al oxígeno puente entre el silicio y el aluminio, creándose un enlace O-H mucho más lábil que el existente cuando se unen a través del oxígeno puente entre dos átomos de silicio. En cambio, los centros ácidos de Lewis se relacionan con aluminio extra-estructural o bien con aluminio distorsionado de la estructura. Estas especies de aluminio tienen propiedades de aceptores de electrones. El aluminio extra-estructural se genera normalmente durante la síntesis, calcinación y/o procesos de intercambio iónico. Por ejemplo, la calcinación de la forma acida de la zeolita por encima de los 400°C causa la descomposición de los grupos hidroxilo y la liberación de agua (ver Figura 1.3). Sin embargo, estos centros de Lewis son inestables, sobre todo a altas temperaturas y en presencia de vapor de agua, con lo que finalmente se acaba expulsando el aluminio de la estructura produciendo distintas especies de óxidos y/o hidróxidos, las cuales constituyen también centros de este tipo. Los centros de Lewis juegan un papel importante en la formación de coque y en la iniciación del proceso de craqueo. Las reacciones de formación de coque son completamente diferentes a las reacciones de escisión; el coque requiere formación de enlaces más que rotura de enlaces. Los centros ácidos fuertes de Lewis pueden adsorber los hidrocarburos insaturados durante el tiempo suficiente para formar oligómeros que terminan como coque e hidrógeno. Por otra parte, los centros ácidos débiles de Lewis pueden ayudar a la iniciación del proceso de craqueo, aunque tienen una tendencia reducida a oligomerizar hidrocarburos insaturados en coque. EL CICLO DE USO DE UN CATALIZADOR La pérdida de la actividad intrínseca de un catalizador es un problema importante y continuo en los procesos catalíticos industriales, conociéndose a dicho proceso por el nombre de desactivación. Por tanto, es importante que un catalizador retenga no sólo la actividad sino también la selectividad con el tiempo. Idealmente, un catalizador no debería cambiar estructuralmente y debería tener una vida eterna, pero en la práctica este no es el caso. A menudo la regeneración del catalizador es posible, pero también es un proceso limitado. Al final de su ciclo de uso el catalizador se recicla o, en el caso de que sea más económico, se desecha. Es obvio que esta última opción se pospone tanto como sea posible y el reciclaje se vuelve cada vez más frecuente. Por tanto, el proceso de desactivación en los catalizadores tiene una gran relevancia en la búsqueda, desarrollo, diseño y operación de los procesos industriales. Consecuentemente, hay una motivación considerable por comprender y tratar la desactivación del catalizador. MECANISMOS DE DESACTIVACIÓN EN CATALIZADORES La desactivación es un fenómeno complejo que puede estar causado por procesos a escala nanométrica (en los microporos de las zeolitas), a escala micrométrica (en los macroporos de las zeolitas), a escala micrométrica milimétrica (partículas de zeolita) o incluso a escala métrica (reactor). i. Envenenamiento Normalmente el envenenamiento hace referencia a la desactivación del catalizador por la adsorción fuerte de impurezas procedentes de la alimentación, aunque, estrictamente hablando, también los reactivos y los productos pueden ser adsorbidos en la superficie del catalizador. De esta forma, los adsorbatos débiles no podrán acceder a los centros activos envenenados por moléculas más afines. La recuperación de la actividad, cuando es posible, se denomina reactivación ii. Contaminación Hace referencia a todos los fenómenos donde una superficie es cubierta por un depósito. Su origen no está siempre relacionado con los procesos de catálisis. A menudo el propio catalizador es responsable de la contaminación por subproductos no deseados que conducen a la formación de estos depósitos. En la mayoría de los procesos catalíticos dentro de las refinerías del petróleo, el depósito de coque es un gran problema. iii. Degradación térmica Es un proceso físico que provoca la desactivación del catalizador por fenómenos, de sinterización (reconstrucción térmica de la superficie con disminución del área activa), transformaciones químicas, evaporación, etc. La degradación térmica puede ocurrir en todas las etapas del ciclo de uso del catalizador. Podría tener lugar por un calentamiento local durante la preparación (calcinación), reducción (catalizador virgen o pasivo), reacción (distribución heterogénea, puntos calientes) o regeneración (combustión del coque). iv. Desactivación mecánica La resistencia mecánica del catalizador es importante para evitar la atrición, por ejemplo durante el transporte y carga del catalizador en el reactor. Las partículas de catalizador en el lecho fijo de un reactor están sometidas a fuertes tensiones, como consecuencia de las expansiones y contracciones térmicas de la pared del reactor durante el proceso de calentamiento y enfriamiento, respectivamente. En cambio el desgaste es mayor en reactores de lecho fluidizado, ya que las partículas, además de colisionar entre ellas y con la pared del reactor, están sometidas a fuerzas de cizalla creadas a altas velocidades de fluidización. v. Corrosión/ dispersión El medio de reacción del catalizador puede provocar fenómenos de desactivación debidos a la corrosión y la dispersión de la estructura. Este punto es muy importante en el campo de la catálisis en fase líquida. DESACTIVACIÓN Y REGENERACIÓN DE ZEOLITAS Las zeolitas son los catalizadores más utilizados en refinería (craqueo, hidrocraqueo, hidroisomerización, etc.) y en procesos petroquímicos (alquilación, isomerización y desproporción de aromáticos, etc.). Como se ha comentado anteriormente, estos materiales poseen una serie de propiedades que los hacen únicos, como una actividad de craqueo extremadamente alta y buena estabilidad térmica. PARÁMETROS LIMITANTES DE LA FORMACIÓN DE COQUE La velocidad de formación de coque depende de parámetros que normalmente afectan a la velocidad de las reacciones catalíticas: - Las características de la pareja hidrocarburos reactivos-centros activos. - Las características de la estructura porosa de la zeolita: en particular el tamaño y la forma de las cavidades (o canales de intersección) en los cuales se localizan los centros ácidos. - Las condiciones experimentales: como temperatura, presión y concentración de las diferentes especies reactivas. CONDICIONES ÓPTIMAS DE REGENERACIÓN El método más utilizado para eliminar el coque en los catalizadores desactivados es el tratamiento oxidativo. La selección de las condiciones experimentales, en particular de la temperatura, es importante para limitar el efecto perjudicial del agua sobre la zeolita, producida por la oxidación del coque, dado que puede dar lugar a procesos de desaluminación, alteración estructural, etc. CRAQUEO CATALÍTICO Reacciones de los carbocationes sobre los centros activos del catalizador El craqueo catalítico de hidrocarburos tiene lugar en los centros ácidos del catalizador Cuando un hidrocarburo reacciona en la superficie de estos catalizadores ácidos, ocurre una serie de reacciones en las que intervienen carbocationes y cuya velocidad depende de la naturaleza del carbocatión y de la naturaleza y la fuerza del centro ácido implicado en la reacción. En la Figura se muestra la fuerza acida relativa necesaria para distintas reacciones. Dado que hay evidencias de que una reacción dada ocurre en un intervalo relativamente estrecho de acidez de los centros ácidos, la selectividad del catalizador puede controlarse ajustando la acidez de los centros activos. Los carbocationes se forman por reacciones que pueden agruparse en cuatro grandes clases: a) Adición de un catión a una molécula insaturada b) Adición de un protón a una molécula saturada c) Eliminación de un electrón de una especie eléctricamente neutra d) Rotura heterolítica de una molécula Independientemente del origen del carbocatión, una vez que se ha formado puede evolucionar a través de diferentes procesos, aunque no todos son igual de probables para cada carbocatión: 1. Isomerización de carga 2. Isomerización de cadena o esqueletal 3. Transferencia de hidruro 4. Transferencia de grupos alquilo 5. Formación y rotura de enlaces carbono-carbono 1. Isomerización de carga La isomerización de los iones carbenio (iones formados por la adición de un protón a una olefina o por la eliminación de un ion hidruro de una parafina) ocurre por transferencia de hidrógeno a lo largo de la cadena hidrocarbonada. Las diferencias de energía entre los distintos iones carbenio son pequeñas en el caso de cadenas parafínicas, excepto para los carbonos terminales, que presentan valores sensiblemente superiores de entalpia de formación (endotérmica). Un ejemplo de reacción de este tipo: 2. Isomerización de cadena o esqueletal La isomerización de cadena por desplazamiento de un grupo metilo da lugar a iones carbenio altamente ramificados. La velocidad de estos procesos de transferencia de grupos metilo suele ser unas 1000 veces menor que la de transferencia de hidrógeno que tiene lugar en la isomerización de carga. En la siguiente secuencia se muestra un ejemplo. 3. Transferencia de hidruro Este tipo de reacciones puede representarse del modo siguiente: Las reacciones de transferencia de hidruro entre alcanos e iones carbenio son importantes en las reacciones de craqueo catalítico de hidrocarburos ya que son las responsables del proceso de reacción en cadena que ocurre una vez que se ha formado el primer ion carbenio sobre la superficie del catalizador. 4. Transferencia de grupos alquilo Estas reacciones son del tipo: Estas reacciones de desplazamiento no se han demostrado directamente y, si ocurren, no parecen tener consecuencias importantes en el craqueo catalítico. 5. Formación y rotura de enlaces carbono-carbono Los carbocationes son importantes intermediarios en las reacciones que implican formación y rotura de enlaces carbono-carbono. El proceso de craqueo es consecuencia de los procesos de rotura de enlaces que ocurren sobre los catalizadores ácidos, mientras que los procesos de polimerización de definas y la alquilación de parafinas y aromáticos son ejemplos típicos de reacciones de formación de enlaces carbono-carbono. Las reacciones de desproporción, que implican formación y rotura de enlaces carbonocarbono, son también una variante de estas reacciones. De todas éstas, las reacciones de rotura de enlaces son las que merecen más atención dentro del contexto de este trabajo. Estas vienen regidas por las siguientes reglas generales: • El enlace que se rompe está situado en posición p al átomo de carbono con la carga positiva: • Los productos olefínicos son 1-olefinas y se transfieren a la fase gas, dejando sobre la superficie del catalizador un ion carbenio de menor tamaño. • El craqueo ocurre de forma que el ion carbenio dominante formado es lo más estable posible: • El ion carbenio formado puede volver a adsorberse sobre el catalizador o isomerizarse para adoptar una configuración más estable o continuar craqueándose. MECANISMOS DE CRAQUEO CATALÍTICO Craqueo catalítico de parafinas El estudio del craqueo de una serie homologa de parafinas pone de manifiesto que la longitud de la cadena influye sobre la energía de activación del proceso de craqueo. Además, de acuerdo con el orden de estabilidad de los carbocationes, estos se formarán con mayor facilidad en los carbonos interiores de las moléculas lineales y, por tanto, el grado de conversión de las parafinas sobre un catalizador aumentará conforme aumente la longitud de la cadena. El primer paso del craqueo de parafinas es la formación del carbocatión. Una vez que se ha formado, el craqueo del enlace carbono-carbono supone la formación de un carbocatión más pequeño, adsorbido sobre el catalizador, y una olefina que pasa a la fase gas. El craqueo sigue la regla de rotura en p de los iones carbenio y la olefina formada es una a-olefina: El nuevo ion carbenio es altamente inestable y puede desorberse, aceptando el ion hidruro del centro activo, o isomerizarse a un ion carbenio interior con el fin de estabilizar la carga. Aunque este mecanismo está reconocido como válido, quedan por resolver algunas cuestiones relativas a la formación de los carbocationes originales. Craqueo catalítico de olefinas La primera etapa en el craqueo de olefinas es la formación de un ion carbenio por adición de un protón de un centro ácido de Brónsted al doble enlace de la olefina. Una vez formado el carbocatión se craquea siguiendo la regla de escisión B. En esta etapa se produce una olefina de menor tamaño y un ion carbenio primario adsorbido sobre el catalizador. El ion carbenio primario resultante puede transformarse en un ion carbenio secundario o desorberse: Las definas son una fuente importante de formación de carbono sobre catalizadores de craqueo. En particular, las olefinas de cadena corta parecen dar coque como uno de los productos de reacción mayoritarios. Dado que todas las reacciones de craqueo dan olefinas como productos y dado que estas se craquean para dar olefinas de cadena más corta, es posible que sean estas las responsables de la elevada formación de coque en los procesos de craqueo catalítico. Craqueo catalítico de alquilaromáticos En el craqueo catalítico de compuestos alquilaromáticos, el anillo bencénico no resulta alterado, mientras que en todos los casos, excepto en el tolueno, la cadena lateral se craquea para dar una olefina. En general, la velocidad de craqueo de la cadena lateral aumenta cuando el átomo de carbono que se une al anillo bencénico pasa de primario a secundario y a terciario y aumenta también al aumentar el tamaño de la cadena lateral. Parece ser que con la reacción de craqueo catalítico compiten reacciones de transalquilación y diferentes reacciones de isomerización. MECANISMOS DE CRAQUEO CATALÍTICO EN POLÍMEROS Maegaard (Maegaard, 1997) estudió el mecanismo de pirólisis catalítica de los polímeros sobre zeolitas utilizando la técnica de microscopía electrónica de barrido. A través de esta técnica pudo observar como sobre los 300°C el polímero fundido llena el espacio entre partículas y, por tanto, llega a los centros activos de la superficie externa de la zeolita. La reacción en la superficie produce compuestos de menor peso molecular que, si son lo suficientemente volátiles a la temperatura de reacción, pueden o bien difundir a través de la capa de polímero, como productos, o bien pueden reaccionar en los poros de la zeolita. Como resultado, la distribución de productos refleja características de la zeolita con relación a su sistema de poros y composición química. Lin y colaboradores (Lin y col., 2001) propusieron el siguiente modelo cinéticomecanístico: • El polímero fundido, en contacto con las partículas de catalizador, forma un complejo polímero/catalizador, iniciándose la reacción en la superficie del catalizador. • Las reacciones de escisión generan compuestos de peso molecular intermedio, como olefinas de cadena larga y precursores de iones carbenio. Los iones carbenio alcanzan rápidamente una concentración estacionaria. Los aléanos pueden ser generados, vía transferencia de hidrógeno, convirtiéndose inicialmente en productos de cadena larga. En general, el número de centros activos limita el número de precursores del ion carbenio. • Una vez que se han formado los compuestos de peso molecular intermedio, pueden ocurrir reacciones que originen olefinas de cadena más corta en equilibrio con los iones carbenio superficiales, además de alcanos, benceno, tolueno y xileno (BTX) y coque. La mezcla en equilibrio de las definas e iones carbenio reacciona posteriormente para producir los productos finales. LA PIRÓLISIS CATALÍTICA DE RESIDUOS PLÁSTICOS Diversos autores han estudiado la influencia de diferentes catalizadores en el mecanismo de la descomposición térmica de diferentes materiales así como los mecanismos de reacción y los valores de los correspondientes parámetros cinéticos La adición de un catalizador en la pirólisis de residuos plásticos permite reducir la temperatura de descomposición y aumenta la selectividad a ciertos productos. Mediante la elección del catalizador adecuado se puede optimizar la distribución de productos obtenidos, para, por ejemplo, obtener combustibles de una mayor calidad que los que proporciona la pirólisis térmica. El craqueo catalítico presenta las siguientes ventajas: • La rotura de las cadenas de polímero comienza a temperaturas considerablemente menores que en la descomposición térmica. • Cuando se comparan el craqueo térmico y el craqueo catalítico llevados a cabo a la misma temperatura, el craqueo catalítico transcurre con mayor rapidez, es decir, con menor energía de activación. • Los productos obtenidos en el craqueo catalítico de plásticos son de mayor calidad que los obtenidos en la descomposición térmica. Así, la presencia de una elevada proporción de estructuras ramificadas, cíclicas y aromáticas en los líquidos producidos, les confiere propiedades muy similares a las de las gasolinas comerciales. Además, la distribución de productos puede modificarse mediante la selección del catalizador adecuado o mediante la modificación de sus propiedades. La utilización de la pirólisis catalítica suele estar limitada a la degradación de plásticos poliolefínicos ya que la presencia de polímeros que contengan cloro o nitrógeno en la mezcla de residuos, así como las cargas inorgánicas y los contaminantes contenidos en dichos residuos, pueden provocar el envenenamiento de los centros activos del catalizador. Los catalizadores sólidos ácidos, tales como las zeolitas, favorecen las reacciones de transferencia de hidrógeno debido a la presencia de numerosos centros ácidos. Además, el acceso de moléculas a los centros activos del catalizador así como el crecimiento de los productos finales en el interior de los poros está limitado por el tamaño del poro. Por tanto, la preferencia por el uso de zeolitas en este tipo de procesos se debe a su gran acidez y al efecto esférico que presentan, factores que permiten controlar la calidad de los productos aportando selectividad de tamaño y forma. En el momento actual, la relación entre la cantidad y la fuerza de los centros ácidos del catalizador y la composición de los productos de pirólisis no está claramente definida y constituye un tema de investigación que está recibiendo mucha atención dentro de la literatura científica. Los sólidos ácidos más utilizados como catalizadores son: zeolitas sintéticas, sílice alúmina (SA), zeolitas naturales (NZ) y otros aluminosilicatos con estructura porosa adecuada. Parte de los trabajos que se están llevando a cabo en este campo se centran en el estudio de la formación de coque durante el proceso de craqueo, que se deposita en la superficie del catalizador haciendo que este se desactive gradualmente y que requiera procesos de regeneración en los que se quema el coque formado y que contribuyen a una paulatina pérdida de actividad del catalizador. En general, los problemas que se presentan son similares a los que se producen en las operaciones de refino catalítico en la industria del petróleo. Dado que el principal componente plástico de los residuos sólidos urbanos es el polietileno, este es el polímero cuya pirólisis tanto térmica como catalítica, ha sido más estudiada, siguiéndole en importancia el polipropileno, si bien en la bibliografía se encuentran bastantes menos trabajos en los que se estudie la pirólisis catalítica de este último material. La posibilidad de modificar en la dirección deseada la composición de los productos de pirólisis, por ejemplo aumentando la cantidad de alquenos o de aromáticos, se ha abordado mediante el estudio de la pirólisis térmica de mezclas de plásticos. Los estudios sobre pirólisis catalítica de polímeros pueden realizarse utilizando diferentes tipos de técnicas y equipos para llevar a cabo la pirólisis, dependiendo de cual sea el objetivo principal de la investigación que se esté realizando. En general, existen varios métodos para realizar el craqueo catalítico de polímeros: • Craqueo catalítico del polímero mediante el contacto directo de este con el catalizador. Puede realizarse en distintos tipos de reactores, en equipos específicos para la pirólisis flash (pyroprobe), termobalanza, etc. • Craqueo térmico del polímero y posterior craqueo catalítico de los productos de pirólisis. 7. Desarrollo del Proyecto 7.1 Materia Prima, Insumos y Equipos • Como materia prima del proyecto tenemos: POLIETILENO DE BAJA DENSIDAD. Los objetos fabricados con LDPE se identifican, en el sistema de identificación americano SPI (Society of the Plastics Industry), con el siguiente símbolo en la parte inferior o posterior: El LDPE los podemos encontrar en: El polietileno de baja densidad o PEBD (LDPE en inglés) es un polímero de cadena ramificada, por lo que su densidad es más baja. Antes de ponerlo en el reactor debe estar totalmente triturada, lo que optamos en esta práctica fue triturar industrialmente. • Como otro insumo, el más importante para la reacción tenemos a la ZEOLITA, utilizada como CATALIZADOR. La Zeolita es un mineral que pertenece al grupo de los aluminosilicatos, básicamente hidratados del sodio del potasio del calcio en los cuales el agua se sostiene en las cavidades de los enrejados. Los enrejados se cargan negativamente y sostienen libremente los cationes tales como calcio, sodio, amonio, y potasio. Su capacidad de intercambiar un catión por otro se conoce como su capacidad de intercambio del catión o CIC. • Nitrógeno Puro. •Donde se llevara a cabo todas estas reacciones es en un reactor de lecho fijo. El reactor tiene las siguientes caracteristicas: Plancha acero al carbono de diámetro 2.7 mm. Dos válvulas de compuerta, acero forjado diámetro ½’’, interno inox. Tubería inox ½’’ SCH-40 Manómetro inox 4’’ x ½’’. Válvula acero al carbono aguja ½’’. Empaquetadura asbesto. Está recubierto por una camisa, asi evitamos perdidas de calor. Como lecho utilizamos arena. 7.2 Tecnología o Procedimiento Aplicado • Lo primero que hacemos es quitar la humedad de la materia prima y del catalizador, esto lo hacemos introduciendo el LDPE conjunto con el catalizador a un horno, para así extraer la humedad depositada sobre la materia prima y el catalizador. • Mientras tanto preparamos el reactor, conectamos el nitrógeno por debajo, el condensador por la salida, instalamos los quemadores y la termocupla. • Introducimos el LDPE con el catalizador en una relación 10:1 con el catalizador. El reactor tiene q estar cerrado herméticamente, lo calentamos hasta más de 300 °C. 7.3 Desarrollo del Proyecto Se hicieron tres pruebas: Primera Prueba En esta prueba se introdujeron con una relación de 100/1, 1 kg de polietileno y 100 g de catalizador, en esta prueba trabajamos con una bomba de vacío para quitar el oxígeno dentro del reactor. Llegamos a una temperatura de más de 300 °C, pero el polietileno solo llego a su punto de fusión y no a su punto de ebullición. Dentro del reactor quedo una masa, como en la Figura 1. Figura 1 Segunda Prueba En esta prueba introdujimos mayor cantidad de materia prima (el doble) 2 kg de polietileno con 600 g de catalizador conjuntamente con 600 g de arena, esto para que el polietileno llegue más rápido a su punto de ebullición. En esta prueba la materia prima no llego a su punto de fusión, dentro de la olla encontramos materia que no había reaccionado (Figura 2). Igualmente llegamos a temperaturas por encima de los 300°C extrayendo el oxígeno con una bomba de vacío. Figura 2 Tercera Prueba Volvimos a utilizar la relación 10:1, 1 kg de polímero y 100 g de catalizador. En esta prueba conseguimos el nitrógeno. Las reacciones que se dieron en el reactor alcanzaron temperaturas de hasta más de 400 °C, esto sin existir combustión de la materia prima, para ello se usó el nitrógeno para eliminar o quitar el oxígeno dentro del reactor. Antes de calentar se hace pasar un cierto flujo de nitrógeno atravéz del reactor. Cuando el reactor está en funcionamiento el paso del nitrógeno será constante, para así tener una mejor reacción. Lo que obtuvimos fue un consumo total de la materia prima dentro del reactor (Figura 3) el polietileno llego a su punto de ebullición por temperaturas superior a los 400 °C (Figura 4). Figura 3 Figura 4 8. Resultados PRIMERA PRUEBA Catalizador (Zeolita)=100 gr Materia prima (Polietileno de baja densidad) =1000 gr SEGUNDA PRUEBA Catalizador (zeolita) =600 gr Materia prima (Polietileno de baja densidad) =2000 gr Arena =600 gr Tiempo (min) T cabeza (ºC) T pared (ºC) T termocupla (ºC) 0 42.2 132.4 0 10 97.4 237.9 121 20 165 287 200 30 207.5 328 254 40 228 398 291 50 238 467 303 60 244 478 316 70 256 480 325 80 258 482 327 90 260 490 332 TERCERA PRUEBA Catalizador (zeolita)=100 gr Materia prima (Polietileno de baja densidad) =1000 gr Tiempo (min) T cabeza (ºC) T pared (ºC) T termocupla (ºC) 10 127 250 166 20 164 340 223 30 199 490 277 40 212 405 302 50 212 380 304 60 244 398 331 70 248 445 338 80 290 485 386 90 310 490 406.3 + Caracterización del producto obtenido: 𝑫𝑬𝑵𝑺𝑰𝑫𝑨𝑫 𝑨 𝟔𝟐º𝑪 = 𝟎, 𝟖𝟐𝟕𝟒 𝒈 𝒄𝒎𝟑 INDICE DE REFRACCION A 50ºC = 1.4576 𝑻𝑬𝑴𝑷. 𝑫𝑬 𝑬𝑵𝑻𝑼𝑹𝑩𝑰𝑨𝑴𝑰𝑬𝑵𝑻𝑶 = 𝟒𝟓 º𝑪 𝑻𝑬𝑴𝑷. 𝑫𝑬 𝑺𝑶𝑳𝑰𝑫𝑰𝑭𝑰𝑪𝑨𝑪𝑰𝑶𝑵 = 𝟑𝟓º𝑪 𝟒𝟓𝟎 RENDIMIENTO= 𝟏𝟎𝟎𝟎 ∗ 𝟏𝟎𝟎 = 𝟒𝟓% 9. Conclusiones Primera prueba El tiempo de funcionamiento de la bomba de vacío solo fue de 10 minutos lo cual fue insuficiente. La temperatura alcanzada no fue suficiente para que la materia prima sea crackeada, es decir que el polietileno introducido solo llego a su punto de fusión. No se logró obtener ningún producto. Segunda prueba El tiempo de funcionamiento de la bomba de vacío fue de 30 minutos el cual no fue suficiente. Al duplicar las cantidades de materia prima, catalizador e incrementar arena no se logró que toda la materia llegue a su punto de fusión, quedando gran parte intacta. Una pequeña parte de polímero se quemó por la presencia de aire en el interior y por la apertura pronta de la llave de cabeza. No se logró obtener ningún producto. Tercera prueba Tanto el polietileno como el catalizador fueron calentados hasta alcanzar una temperatura de 100 grados en un horno Es importante que el reactor esté debidamente sellado para evitar pedidas de gases sin condensar. Fue muy importante incorporar para el crackeo la circulación constante de 5 litros/min de nitrógeno durante todo el proceso. la cantidad de polietileno introducido en el reactor fue consumido casi por completo al terminar el experimento, quedando solo pequeñas trazas sobre en catalizador. A la temperatura de 400 grados se pudo observar que en el condensador ya se empezaba a formar una capa que cubría el interior del condensador. Al incrementar el calor suministrado al reactor y elevar la temperatura a los 450 grados aproximadamente se empezó a recoger el producto sobre un vaso precipitado con agua donde los gases eran condensados y formaban una masa espesa sobre el agua. La última temperatura leída fue de 406.3 °C por la termocucla ya que esta tiene un límite de 400 °C. 10. Bibliografía Escola Sáez, J.M., Reciclado Químico de Poliolefinas con Catalizadores Zeolíticos, Tesis Doctoral, Dpto. Ingeniería Química de la Universidad Complutense de Madrid (1998). http://www.cervantesvirtual.com/obra/evaluacion-de-la-pirolisis-termica-ycatalitica-de-polietileno-en-lecho-fluidizado-como-tecnica-de-recicladoinfluencia-de-las-variables-sobre-los-productos-generados--0/ http://www.technologyreview.es/energia/36193/de-la-biomasa-a-loscomponentes-quimicos-en-un/ http://www.ehu.eus/es/web/cpwv/content//asset_publisher/9kgY/content/pirolisis-termica-y-catalitica-de-poliolefinas-enun-reactor-de-spouted-bed-conico/