Alto el fuego, pero no para Putin 07.09.2014, El Mundo (Spain) Natalia Shapovalova op-ed http://www.elmundo.es/internacional/2014/09/07/540b47e822601d6d028b4578.html Si el alto el fuego es sostenible y sirve como primer paso hacia una paz duradera, todo el mundo gana. En primer lugar, los ciudadanos ucranianos que viven en Donbas, pero también los ucranianos de todo el país, que dejan de perder a sus hijos, padres y hermanos en la guerra. También ganan los rusos, cuyo país pondrá fin a una caída libre hacia el abismo, y todos los europeos, porque se van a restaurar su paz y su seguridad. Sin embargo, las perspectivas de paz en Ucrania y en Europa están todavía demasiado alejadas y es posible que lo peor esté aún por llegar. El acuerdo entre Ucrania y los separatistas es una victoria de Putin. A pesar de ser el agresor y el causante principal de la guerra, Rusia se ha posicionado como mediador y ha empujado a Ucrania a negociar con los grupos separatistas LNR y DNR, que Kiev considera organizaciones terroristas (y con razón, puesto que es ampliamente conocido su historial de sembrar terror entre elos civiles; no se olvida el derribo del avión de pasajeros MH17). Por lo tanto, Moscú ha obligado a Ucrania y a Occidente, representado por la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa) en las conversaciones de Minsk, a aceptar que los separatistas, no Rusia, son la parte beligerante. La lógica del plan de siete puntos de Putin dice que lo mínimo que espera es mantener Donbas controlada por los separatistas y por soldados rusos, mientras que el ejército ucraniano tiene que retirarse. Los que esperan que la bestia se apacigüe una vez que le haya pegado otro mordisco al conjunto de Ucrania se equivocan peligrosamente. Rusia inició esta guerra exigiendo la federalización de Ucrania, de modo que las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, como las llamaban al principio, tuvieran un estatus especial dentro de Ucrania, con derecho de veto sobre las decisiones del país en materia de política interior y exterior, lo que impediría de manera efectiva su acercamiento a Occidente. El apetito ha ido a más desde que los soldados rusos entraron en Ucrania. Putin se ha manifestado a favor de que la 'Novorossiya' [la Nueva Rusia] alcance categoría de estado y los separatistas repiten este mantra. En el mundo imaginario de Putin, las fronteras de 'Novorossiya' nunca se han limitado al territorio que los separatistas controlan en la actualidad. 'Novorossiya', o "las tierras históricamente rusas", como Putin las ha denominado en numerosas ocasiones, comprende vastos territorios del sudeste de Ucrania que incluyen las regiones costeras de Zaporizhia, Jersón, Mykolaiv y Odesa, y también las interiores Dnipropetrovsk y Járkiv. Todo esto proporcionará a Putin el control de la mitad de la costa del Mar Negro, un pasillo por tierra firme hasta Crimea y el control de las empresas estratégicas de Ucrania, incluida la industria militar. Si Ucrania no está de acuerdo en subordinar sus políticas a la voluntad de Putin y ofrece resistencia, entonces debería ser desmembrada. Si bien algunos líderes europeos han observado con alivio la posibilidad de suspender la nueva ola de sanciones a Rusia, sería un gran error que Europa se duermiese en los laureles cuando éste es el momento de actuar. Una respuesta europea débil y a menudo cacofónica ante la agresión militar de Rusia a Ucrania es precisamente lo que animó a Putin a invadir el país vecino. Sabedor de que la Unión Europea se muestra reacia a asumir los costes económicos de cortar sus lazos comerciales con Rusia, y de que hay suficientes caballos de Troya en la UE que desbaratan el juego en equipo, Putin mantiene la esperanza de que los réditos imaginarios del topetazo de la proeuropea Ucrania y de la revisión de reglas del juego en el mundo superen las pérdidas originadas por la intervención. Evitar las nuevas sanciones, a pesar de que sus tropas siguen en Ucrania, ha sido la expectativa de Putin tras el alto el fuego. Ésa es la razón por la que Occidente no debería dejarse engañar de nuevo por Putin. El alto el fuego es una oportunidad de encontrar una solución de paz duradera sin renunciar a la integridad territorial y la soberanía de Ucrania, los fundamentos del derecho internacional y los valores europeos. Por lo tanto, la Unión Europea debería aumentar la presión sobre Rusia y ejecutar las sanciones acordadas para que retire sus tropas de Ucrania. Por otra parte, las promesas dadas a Ucrania en la cumbre de la OTAN se deben cumplir de forma rápida y en toda su integridad. Ucrania necesita un Estado fuerte y un ejército moderno para protegerse. Si renuncia en Ucrania, Occidente estará renunciando a su propia identidad, a sus valores y a su futuro. Natalia Shapovolova es analista del 'think tank' FRIDE