Cuenta atrás para la entrada en vigor de la ley de acceso a la abogacía Vaya un revuelo que se está armando. Con la nueva ley de acceso a las profesiones de abogado y procurador en vistas a entrar en vigor en octubre del presente año, pocos son los estudiantes de Derecho que no expresan su disconformidad sobre algunos aspectos de la normativa que tan de lleno les afecta. No falta, en cambio, quien la considera una regulación necesaria para el ejercicio de una profesión que, en opinión de muchos, requiere de unas garantías que aseguren la tutela judicial efectiva. Esther Riobó – Enero 2011 No son pocos los cambios que traerá consigo la entrada en vigor, el 31 de octubre del presente año, de la Ley 34/2006 sobre el acceso a las profesiones de abogado y procurador. Para empezar, porque históricamente no han existido en España barreras de entrada al ejercicio de la abogacía, actividad en la que nos centraremos en el presente artículo, más allá de la obtención de la licenciatura en Derecho y posterior colegiación. La nueva norma, por el contrario, establece la obligación de obtener una titulación de acceso mediante una prueba de evaluación, previo estudio del correspondiente curso de formación. Un curso integrado por 60 créditos ECTS más otros 30 necesarios para la realización de prácticas externas. Se argumenta en la exposición de motivos que la tutela judicial efectiva requiere de una capacitación profesional, más allá de la titulación universitaria, que garantice la calidad de la asistencia prestada a las personas que necesiten de los servicios de un abogado. La homologación de las profesiones jurídicas en una Europa que camina hacia la integración es otra de las razones esgrimidas para la implantación del nuevo sistema. Dispone la ley que la obtención del citado título será necesaria para el desempeño de la asistencia letrada en aquellos procesos judiciales y extrajudiciales en los que la normativa vigente imponga o faculte la intervención de abogado y, asimismo, para prestar asistencia letrada o de asesoramiento en Derecho utilizando la denominación de abogado. El título Redacción Mastermas.com profesional de abogado será igualmente requisito imprescindible para la colegiación en el colegio profesional que corresponda. Las personas en disposición de obtener el título mencionado serán las que previamente estén en posesión del de licenciado en Derecho o título de grado que lo sustituya y que acrediten su capacitación profesional mediante la superación de la formación especializada y evaluación establecida en la misma ley. Respecto al título de grado, la última versión del Proyecto de Real Decreto por el que se aprueba el reglamento de la ley, no hace mención expresa a que deba ser en Derecho, abriendo de este modo la puerta a lo que algunos interpretan como posible intrusismo. En concreto, el apartado a) del artículo 2 estipula como requisito para presentarse al examen “estar en posesión del título de Licenciado en Derecho o de un título universitario de Grado que acredite la adquisición de las competencias jurídicas relacionadas en el anexo de este reglamento”. Unas competencias que podrán ser adquiridas en determinadas especialidades de otros grados tales como el de Relaciones Laborales o Gestión y Administración Pública. Formación y prueba de evaluación Los cursos de formación para abogados podrán ser impartidos por universidades públicas y privadas, por las escuelas de práctica jurídica de los colegios profesionales debidamente homologadas por el Consejo General de la Abogacía Española o conjuntamente por las universidades y escuelas o colegios profesionales. Dichos cursos deberán estar convenientemente acreditados por los Ministerios de Justicia y Educación y Ciencia, siendo para ello requisito necesario que las escuelas de práctica jurídica hayan celebrado un convenio con una universidad. En el caso de que los cursos sean impartidos por estas últimas, deberán hacer lo propio con un colegio profesional. El proyecto de desarrollo reglamentario de la ley, en su última versión, prevé que el curso de formación verse sobre las distintas disciplinas jurídico‐científicas especializadas, incluido el Derecho Autonómico, deontología, buena praxis y ética profesional, habilidades accesorias para la práctica profesional (comunicación oral y escrita en distintos idiomas, negociación estratégica, intermediación o manejo de tecnologías avanzadas) y otras especialidades relacionadas. La composición del profesorado del curso deberá estar repartida entre profesionales con un mínimo de tres años de colegiación y profesores universitarios, de forma que cada uno de estos grupos no supere el cuarenta por ciento ni sea inferior al cincuenta. Redacción Mastermas.com La formación deberá además contemplar la realización de unas prácticas externas que supondrán un mínimo de 30 ECTS. Tales prácticas consistirán en el desarrollo de actividades propias de la abogacía y podrán llevarse a cabo en juzgados o tribunales, sociedades o despachos profesionales de abogados y departamentos jurídicos o de recursos humanos de las Administraciones Públicas, instituciones oficiales o empresas. Es importante tener en cuenta que en ningún caso implicarán relación laboral o de servicios. Además, habrán de realizarse bajo la tutela de un abogado con un periodo ejercicio profesional superior a cinco años. Una vez superado el curso con éxito, el aspirante a ejercer la abogacía deberá pasar una prueba de evaluación cuyo objeto es el de acreditar que se posee la formación práctica y conocimientos deontológicos suficientes para convertirse en abogado. La comisión de evaluación será convocada conjuntamente por los Ministerios de Justicia y Educación y Ciencia. El contenido de la evaluación será único para todo el territorio nacional en cada convocatoria, tendrá periodicidad anual y no podrá establecer un número limitado de plazas. ¿Se exigirá el título a todos? El nuevo título profesional no será exigible a los que ya estuvieran colegiados, como ejercientes o no ejercientes, en el momento de entrada en vigor de la ley. Tampoco a quienes hubieran estado incorporados, como ejercientes o no, durante un plazo seguido o discontinuo de un año, siempre que procedan a colegiarse antes de ejercer y no hubieran causado baja por sanción disciplinaria. Finalmente, quienes estén en posesión del título de licenciado en Derecho a la entrada en vigor de la ley, dispondrán de un plazo adicional de dos años para colegiarse como ejercientes o no ejercientes, en cuyo caso no se les exigirá la obtención del título de capacitación. También estará exento el personal al servicio del Estado, Órganos Constitucionales, Administraciones Públicas o entidades públicas que realicen actuaciones ante Juzgados y Tribunales, así como los funcionarios públicos que hayan accedido a una escala del grupo A en su condición de licenciados en Derecho, siempre que desempeñen funciones de asistencia letrada o asesoramiento jurídico, y los miembros del Cuerpo de Letrados de las Cortes Generales, asambleas legislativas autonómicas, Carrera Judicial, Fiscales, Secretarios Judiciales o licenciados en Derecho que pertenezcan a alguno de los cuerpos comunes de las Fuerzas Armadas. En este punto, quizá cabría preguntarse si un funcionario en situación de excedencia que pasa a ejercer su actividad en el sector privado, caso relativamente Redacción Mastermas.com frecuente por ejemplo entre los Abogados del Estado, aplicaría la misma exención, punto éste al que no alude la normativa. El sentir de los estudiantes A menos de diez meses de la entrada en vigor de la ley de acceso a la abogacía, continúa el descontento entre los estudiantes de Derecho en relación a muchos de los aspectos contemplados en la misma. Reflejo de este malestar fueron las movilizaciones de estudiantes de Derecho celebradas el pasado 1 de diciembre por todo el territorio nacional, convocadas por la Conferencia de Estudiantes de Derecho de España (CREDE) en ciudades como Sevilla, Madrid, Valladolid, Vigo, Salamanca, Málaga o Murcia. Las demandas de este colectivo, cuya principal queja es no se le haya consultado en la elaboración tanto de la ley como de su desarrollo reglamentario, están bien fundadas, como se desprende de la Declaración sobre la citada Ley 34/2006 de la Conferencia de Representantes Estudiantiles de Derecho de España. Haciéndose eco de la preocupación existente entre los estudiantes, y entendiendo que los universitarios deben tener voz cualificada en los trabajos preparatorios de la normativa que nos ocupa, la declaración pasa a exponer sus principales reivindicaciones, empezando por una correcta armonización con los nuevos parámetros del sistema universitario español y la prórroga de la vacatio legis (periodo de tiempo comprendido entre la publicación de una ley y su efectiva entrada en vigor) con el fin de permitir las modificaciones necesarias. Otra de las demandas consiste en que todos los licenciados en Derecho queden exentos de la obligación de obtener la nueva titulación profesional en conformidad con los requisitos legislativos. El problema viene porque con la implantación del nuevo título de grado, hay estudiantes de licenciatura que finalizarán la carrera con posterioridad al 31 de octubre de 2011, fecha de entrada en vigor de la ley. Ello supone que los que obtengan el título de licenciado en junio o septiembre de este año, no tendrán obligación de realizar el curso formativo y la prueba de evaluación que da acceso a la profesión, mientras que quienes lo hagan el año que viene o incluso más tarde (caso de la última promoción de licenciados antes de la implantación del grado) sí. Redacción Mastermas.com Un caso controvertido es el de aquellos licenciados que no se hayan colegiado a la entrada en vigor de la ley. Si bien la misma les otorga un plazo de dos años adicionales para colegiarse como ejercientes o no ejercientes, parece claro para los estudiantes que garantizarse la exención al examen a cambio del pago de una cuota (la del Colegio de Abogados) sigue el principio poco adecuado de “quien paga, está capacitado”. Una cuestión que claramente podría solucionarse si, en línea con lo anteriormente expuesto, se extendiera la exención a todos los licenciados, independientemente de la fecha de obtención del título o de su situación respecto a la colegiación en el momento de la entrada en vigor. El intrusismo profesional es otro de los temores que a raíz de esta ley ha surgido entre los universitarios. Y es que el proyecto de Real Decreto por el que se aprueba el reglamento de la ley no es nada explícita en cuanto al título de grado necesario para acceder a la capacitación. Concretamente, el artículo 2 a) establece como requisito “estar en posesión del título de Licenciado en Derecho o de un título universitario de Grado que acredite la adquisición de las competencias jurídicas relacionadas en el anexo de este reglamento”. El grado aquí se refiere a aquellos que contengan al menos un 80% de créditos ECTS con contenido jurídico, lo que puede abrir la puerta a graduados de disciplinas como Gestión y Administración Pública, Relaciones Laborales o Criminología. Algunas otras reivindicaciones pasan por la oposición a que se restrinja el número de personas que puedan presentarse a la prueba, el establecimiento de una política de becas y de precios públicos para la formación específica de acceso, la calificación de esta última como máster universitario oficial en lugar de la de curso formativo que emplea la norma, reducción del curso a 60 ECTS, el carácter unitario de la formación para todo el territorio nacional, con exclusión en los contenidos formativos de los derechos especiales de las comunidades autónomas y el establecimiento de la prueba de evaluación con carácter semestral. Lo que opinan los expertos Opiniones, como en todo, las hay para todos los gustos. La propia ley, en su exposición de motivos, señala que la capacitación profesional de los colaboradores en el ejercicio de la tutela judicial efectiva, en referencia a los procuradores y abogados, ha sido una Redacción Mastermas.com reivindicación constante de los representantes de las profesiones. Añade que en todos los congresos de la abogacía española se ha expresado el sentir unánime de este colectivo en cuanto a la reivindicación de una formación igual para todos los profesionales que aspiren a ejercer la profesión. Sin embargo, estar de acuerdo con la necesidad de una formación homogénea para todos los futuros abogados no necesariamente implica estar conforme con la totalidad de extremos regulados en la ley. Si bien es cierto que el CGAE, máximo órgano representativo de la abogacía española, nunca se ha mostrado contrario a la regulación del acceso, no lo es menos que sí ha manifestado críticas, por ejemplo, con respecto a algunos de los puntos previstos en su desarrollo reglamentario. Muestra de ello es el informe que en su día presentó sobre el Primer Borrador del Proyecto de Reglamento de la Ley de Acceso a las Profesiones de Abogado y Procurador de los Tribunales elaborado por su comisión de formación, que su influencia habrá tenido en la emisión de posteriores borradores del Reglamento. En él se señalan ausencias tan llamativas como la mención de la existencia de formas de ejercicio de la abogacía muy diversas, la realidad de las especializaciones, el ingrediente internacional de la profesión e incluso se proponen redacciones alternativas a algunos de los artículos. Algunos otros puntos señalados es que no se ofrece la posibilidad de estudiar el curso de formación en otros países de la UE ni se prevé, por ejemplo, que la condición de profesor pueda tenerla un abogado nacional de un Estado miembro de la Unión colegiado en su país de origen. Los Decanos de las facultades de Derecho muestran también una lógica preocupación por el impacto que la normativa vaya a tener en los estudiantes universitarios. Tanto es así que en el verano de 2010 la Comisión Permanente de la Asamblea de Decanos se reunió con el CGAE, llegando como resultado a varios puntos de acuerdo. Entre ellos, la consideración de que el acceso a la formación debe hacerse sólo desde el Grado en Derecho, que el Reglamento en proyecto debe contener una descripción de los contenidos de la misma así como de la prueba de acceso o la necesidad de tener en cuenta la peculiaridad de la UNED, entre otras cosas. Otra de las inquietudes manifestadas en el sector jurídico deriva del hecho de que, a la vista de los plazos necesarios para completar el curso de formación y realizar la prueba de evaluación prevista en la legislación, los que completen los estudios de Derecho en 2012 no podrán ejercer hasta 2014. Lo que traducido, significa que durante ese plazo no habrá entrada al mercado de nuevos abogados, punto éste que algunos despachos de abogados han Redacción Mastermas.com lamentado, debido a la imposibilidad de contratar abogados junior en ese plazo. No falta, incluso, quien ha augurado la entrada de profesionales procedentes del extranjero para cubrir la ausencia de nuevos abogados españoles en ese periodo. Por su parte, el colectivo de jueces se ha mostrado partidario de la existencia de una regulación de acceso a la profesión de abogado. Y no parece que la abogacía sea la única profesión para la que consideran necesaria la existencia de una formación especializada. Ellos mismos se aplican el cuento: el CGPJ ha celebrado un pleno con el fin de estudiar el informe, realizado por tres de sus vocales, en el que se propone la realización de un máster y prueba psicológica para acceder a la posición de juez. ¡Síguenos en Facebook en ‘Mastermas.com’! Te esperamos * * * * Contenidos relacionados en Mastermas.com: Los alumnos de Derecho se manifiestan contra la Ley de Abogacía La ley de la abogacía llegará en 2011 Máster en Derecho: una apuesta por la especialización 7.500 euros al mejor trabajo sobre Derecho en el premio ISDE & FIA Redacción Mastermas.com