La precariedad que vivimos

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“LA PRECARIEDAD QUE VIVIMOS”
Grupo Operativo de Precariedad Laboral Juvenil
Comisión Especializada Socioeconómica
Consejo de la Juventud de España
Mayo 2003
La precariedad que vivimos
Consejo de la Juventud de España
OBJETO DEL DOCUMENTO
El presente documento tiene por finalidad ofrecer, no sólo un análisis de la precariedad
laboral que sufren los y las jóvenes en el mercado de trabajo, sino también, un conjunto
de alternativas y propuestas que deben servir como herramienta de debate interno en las
organizaciones juveniles y consejos de juventud miembro.
Este documento tiene como objeto servir como punto de partida para impulsar la
campaña de sensibilización sobre la precariedad laboral que el Consejo de la Juventud de
España quiere dirigir a la sociedad.
Por último este documento será un material de referencia en el proceso de elaboración
del nuevo documento de bases, que las entidades miembro del CJE aprobarán en los
primeros meses del año 2004.
INTRODUCCIÓN
Antes de entrar a conocer las características de la precariedad laboral juvenil, conviene
precisar que, aunque el fenómeno que sufren los y las jóvenes tiene, indudablemente,
características y especificidades propias de un colectivo en transición a la fase adulta, no
se puede realizar una lectura separada del fenómeno de precariedad laboral que sufren
otros colectivos o grupos sociales. Más bien al contrario. Resulta imprescindible
comprender qué esta sucediendo en nuestra sociedad, en nuestro mercado de trabajo,
para comprender con más precisión qué está ocurriendo entre los y las jóvenes. Por tanto
no se puede separar la problemática que sufre la juventud del que puedan sufrir las
mujeres, las personas mayores de cuarenta y cinco años o los/as parados/as de larga
duración.
Otro aspecto que conviene tener en cuenta es que no todo el colectivo joven sufre la
precariedad laboral, ni todos los que la sufren, la soportan del mismo modo.
Evidentemente la juventud, como segmento de la población, no es homogénea. Y por
tanto cuando nos referimos, por economía del lenguaje, a los y las jóvenes, realmente
estamos hablando de una mayoría de jóvenes que tienen graves dificultades para la
inserción sociolaboral y que además pueden ver agravada esta situación por ser mujeres,
inmigrantes, personas con minusvalías, expresidiarios/as, drogodependientes, jóvenes en
riesgo social, jóvenes de otras minorías étnicas o jóvenes gitanos. En el otro extremo se
encuentran aquellos jóvenes, cuya situación familiar, social y económica, les permite
acceder al mercado de trabajo con facilidad y con unas buenas condiciones de trabajo de
partida.
Por último conviene recordar el contexto internacional más próximo en el que hay que
analizar nuestra realidad más inmediata. El mercado de trabajo está profundamente
afectado por la política económica que se impulsa en nuestro país y en la Unión Europea.
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CAUSAS DE LA PRECARIEDAD LABORAL JUVENIL
¿Qué entendemos por precariedad?
Conceptualmente el término precariedad hace referencia a inseguridad y a escasez.
Aplicado al mundo laboral, la juventud entiende la precariedad como:
-
inestabilidad laboral
incertidumbre de futuro
condiciones que no permiten la autonomía plena
no poder hacer planes
causa de siniestralidad laboral
movilidad emocional
pobreza
dependencia de los padres
frustración en la formación ante la inadecuación
entre la formación y la ocupación.
no tener recursos estables
pérdida continuada de derechos
vivir para trabajar
“Estoy estudiando
primer curso de
enfermería porque
no encuentro
trabajo ni de
maestra ni de
profesora de piano”
La precariedad se arrastra a lo largo de la vida. Envejecimiento de la temporalidad. La
precariedad ya no sólo afecta a la juventud, sino también a la gente adulta. Las personas
paradas de más de cuarenta y cinco años están accediendo al mismo mercado de trabajo
que los y las jóvenes. Ya no hay una sola ocupación en la vida del/de la trabajador/a.
Un/a joven pasa por diferentes ocupaciones como consecuencia de la gran rotación de
contratos. Buena parte del pluriempleo es expresión de la necesidad de seguridad y
estabilidad en los ingresos. Trabajar catorce horas diarias en un puesto de trabajo fijo
también es precariedad, máxime cuando se está obligado a hacerlas si se quiere
conservar el puesto de trabajo. Por tanto precariedad no es sinónimo de temporalidad,
sino que abarca más situaciones.
Contexto socioeconómico
Uno de los rasgos distintivos de las sociedades occidentales en los últimos veinte años es
la extensión de un modelo social en el que, cada vez más, la inseguridad laboral y social
afecta a extensas franjas de la población. No son sólo ya las personas paradas, sino
también quienes trabajan temporalmente, o quienes sufren las consecuencias de las
transformaciones en la organización de la producción o aquéllas que se enfrentan a los
diferentes niveles de pobreza. Lo que se percibe es la instalación de la incertidumbre
social, en contraste con el panorama vivido hasta la segunda mitad de los años sesenta.
La cultura de la temporalidad introducida en 1994 con la ruptura de la causalidad en la
contratación temporal en el mercado de trabajo como lógica fundamental de la gestión
de la fuerza de trabajo, especialmente de la fuerza de trabajo juvenil, ha supuesto
alcanzar tasas de temporalidad del 34%, situándose desde entonces por encima del 30%.
En la actualidad el 32% de la población asalariada en España sufre la temporalidad frente
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al 13,8% de media en la Unión Europea, siendo especialmente sangrante entre los/as
jóvenes donde la eventualidad alcanza el 73,1% en España frente al 36,6% de la Unión
Europea.
Hay que tener en cuenta que quienes tienen un empleo temporal ganan –por término
medio- un 48% menos que quienes tienen un empleo fijo, y que la duración media de los
contratos temporales es de 3 meses y la indemnización media puede suponer tan sólo 88
pesetas día.
Cuatro de cada diez personas que están en paro no cobra ningún tipo de prestación por
desempleo. Y de los que lo cobran el 42% reciben una prestación asistencial que en la
mayoría de los casos equivale al 75% del salario mínimo interprofesional, unos 331,65
euros (55.182 pts).
La temporalidad conlleva de forma necesaria y perversa una extraordinaria rotación y un
encadenamiento abusivo de contratos temporales, lo cual es a su vez generador de
precariedad entre aquellos jóvenes que –en ocasiones- se ven obligados a encadenar más
de 15 contratos con la misma empresa, incurriendo ésta en fraude de ley ante la ausencia
real de causalidad temporal en su contratación y actuando por otra parte como factor
desencadenante de la alta tasa de siniestralidad.
El gasto social ha pasado de suponer un 24% del Producto Interior Bruto (PIB) en 1994, a
un 20% en el año 2000. El gasto en Sanidad pública en el Estado español es de un 5,8% del
PIB, frente al 7,3% de la media europea. El dinero dedicado a pensiones supone un 8,7%
del PIB, frente a un 11% de promedio europeo. Si en lo que nos fijamos es en los servicios
de ayuda a las familias (niños de 0 a 3 años, ancianos…) es casi inexistente al lado de lo
que se invierte en Europa.
España es el país de la UE con menor gasto social por habitante. En 1999 representaba el
59% de la media europea. Mientras en 1996 se dedicaba a este capítulo el 21,8% del PIB
(muy lejos de la media europea que era el 28,5% del PIB), en 1999 había descendido al
20%, a pesar del crecimiento económico de esos años.
Principales causas de la precariedad laboral juvenil
El estado ha dejado de ser intervencionista. Su función principal se ha reducido a
salvaguardar la propiedad. En coherencia con este planteamiento las políticas de empleo
están consistiendo en dejar al mercado libre. La tendencia es que sean las partes las que
se pongan de acuerdo, cuando es evidente que en las relaciones laborales no hay una
situación de equilibrio de poder, que permita negociar, en igualdad de oportunidades, sus
condiciones de trabajo.
La lógica del actual sistema económico, basado en la globalización de los mercados,
antepone los beneficios empresariales a las necesidades sociales y personales. Para ello
se ha optado por un modelo de relaciones laborales basado en un importante y estable
contingente de parados/as que garantiza unos bajos costes laborales.
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La precariedad que sufre buena parte de la juventud se ve reflejada también en las
enormes dificultades que ésta tiene para participar en la actividad sindical. Este intento
de debilitamiento de la estructura sindical es, a su vez, causa de mayor precariedad, en
la medida de que son las organizaciones sindicales las que están llamadas a negociar las
condiciones de trabajo en un mercado cada vez menos protegido por el estado.
CONSECUENCIAS DE LA PRECARIEDAD LABORAL
Las consecuencias de la precariedad laboral que sufren los y las jóvenes se expresan en
los diferente órdenes en los que se ven afectados:
-
Retraso en el acceso al mercado de trabajo
“Tengo que
Prolongación de los estudios.
seguir
Desmotivación de sectores activos de la población con
mayores dificultades de inserción laboral en la búsqueda de
formándome
empleo, como por ejemplo los jóvenes gitanos.
porque con una
Retraso en la edad de emancipación.
carrera que
Dificultad de acceso a la vivienda
Elaboración de proyectos de vida a corto plazo.
tengo no es
Disminución de la natalidad.
suficiente para
Permanente inestabilidad laboral
conseguir mi
Mayor inestabilidad económica en la unidad familiar.
Menor tiempo de cotización a la S.S. con la correspondiente
primer empleo”
pérdida de pensiones.
Pérdida de poder adquisitivo
Flexibilidad en las condiciones de trabajo. Pérdida de
derechos.
Desempleo estructural permanente
De la precariedad a la exclusión social hasta llegar a la pobreza.
Proliferación de la economía sumergida
Escasa relación entre estudios y ocupación. Dificultad de trazar una trayectoria
laboral.
La política del fomento del empleo: “Te tienes que mover tú” “Culpabilización de
las personas que están en paro”
Fracaso escolar como antesala de precariedad laboral.
Pérdida de fuerza en el movimiento obrero y sindical
Mayor siniestralidad laboral.
Abaratamiento del despido.
Intento de hacer prevalecer el pacto individual sobre la negociación colectiva.
Intento de socavar el derecho laboral.
Aparición de las primeras generaciones que tienen menos derechos consolidados
que sus generaciones anteriores.
Trabajar para desarrollarte como persona ha dado paso a trabajar para sobrevivir.
Sin atractivo para el trabajador. “Camino a ninguna parte”. “Todo pasa por sus
vidas pero nada se queda”
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CARACTERÍSTICAS DE LA PRECARIEDAD LABORAL
En la actualidad hay cuatro características que definen la precariedad que viven los y las
jóvenes en el mercado de trabajo:
1.- El desempleo juvenil
2.- La rotación contractual
3.- La temporalidad
4.- La siniestralidad
1.- Las altas y persistentes tasas de desempleo juvenil
La tasa de paro de los y las jóvenes supera ampliamente y en algunos casos duplica o
triplica la tasa de paro general. Así mientras que la tasa de paro se sitúa en un 11,45% de
la población activa, (2.118.200 personas) 1 por tramos de edad, nos encontramos con la
siguiente distribución:
Tasas de paro por grupos de edad (años) y sexo.
Unidades: tanto por ciento
Total
De 16 a 19
De 20 a 24
De 25 a 29
De 30 a 34
Ambos sexos
11,45
30,59
21,32
14,90
10,75
__________________________________________
Varones
8,27
25,77
17,89
11,30
7,04
Mujeres
16,20
39,63
25,51
19,23
15,84
INE. Datos del Cuarto trimestre del 2002
Pero además el desempleo afecta especialmente a las mujeres jóvenes superando las
tasas de los varones en todos los tramos de edad llegando a duplicar la tasa de los
varones en el tramo de edad de 30 a 34 años, lo que es bastante significativo de cara a
explicar la inserción sociolaboral de la mujer.
Otro dato que describe la gravedad de la situación es la cifra de hogares con todos sus
miembros activos en paro supera así el medio millón lo que supone un incremento de un
3,67% respecto al último trimestre del 2002.
Por último hay que recordar que finalmente se aplica el reglamento 1897/2000 de la
Comisión Europea, que establece de forma pormenorizada los métodos activos de
búsqueda de empleo y cuya consecuencia más importante en España es que para que una
persona sea considerada parada, cuando su único método de búsqueda sea la inscripción
en las oficinas públicas de empleo, no basta con estar inscrita (como ocurría con la
anterior definición), sino que, además, debe existir contacto con la oficina en las últimas
cuatro semanas con el fin de encontrar trabajo.
1
Fuente: INE. Encuesta de Población Activa [publicación en línea: <ine.es/tempus>].
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2.- La alta tasa de temporalidad
Si bien desde finales de los años 80 los y las jóvenes sufren en
sus condiciones de trabajo la temporalidad de los contratos,
hay que señalar que ésta se ha venido agravando, ampliando
cada vez más las capas de jóvenes que la sufrían. Así mientras
que en 1987 había una alta tasa de temporalidad –casi el 40%ésta se concentraba en su mayor parte en el tramo de jóvenes
que tenían entre 20 y 24 años. Cinco años más tarde –en 1992ese tramo de edad tenía una tasa de temporalidad del 70% con
el agravante que los jóvenes de entre 25 y 29 años padecían ya
un 45% de temporalidad.
“En tres meses,
quince contratos.
Sobran las
palabras”
Así pues desde finales de los años 80 los jóvenes han ido arrastrando en sus condiciones
de vida, llegando a vivirla con cierta normalidad, la temporalidad de los puestos de
trabajo a los que iban accediendo.
Estas altas tasas de temporalidad se han reducido algo en 2001, manteniendo no obstante
unas altas tasas de temporalidad en cada uno de los tramos de edad.
Tasas de temporalidad por grupos de edad (años)
Unidades: tanto por ciento
De 20 a 24
De 25 a 29
De 30 a 34
Ambos sexos
63 %
44 %
29 %
_________________________
Consejo Económico y Social. Datos del Informe: “La emancipación de los jóvenes y la situación de la vivienda en España.
Colección Informes CES 2002
Hay por tanto ya toda una generación de jóvenes que, desde el inicio de su relación
laboral, han vivido en sus carnes la única experiencia de la temporalidad en los contratos
de trabajo que le han hecho. Han ido interiorizando –por tanto- como algo normal su paso
por el mercado de trabajo a través de contratos temporales, tratando de organizar sus
vidas combinando los momentos de actividad laboral con los de desempleo más o menos
largo.
3.- Los altos niveles de rotación entre los distintos tipos de contratos
Las anteriores tasas de temporalidad indican que existe un gran número de jóvenes que
periódicamente cambia de puesto de trabajo o, en su caso, le renuevan el contrato en el
mismo. Esta situación está derivando en un uso fraudulento de la contratación temporal
al encadenar en una misma empresa diferentes contratos temporales con la finalidad de
evitar la consolidación del puesto de trabajo y de la persona que lo desempeña. Según los
propios sindicatos más de un tercio de los contratos temporales que se firman, están en
fraude de ley, ya que se renuevan automáticamente al finalizar el mismo, sobrepasando
los topes legales previstos.
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La concatenación de contratos en la misma empresa supone en la práctica, no sólo un
fraude de ley al ocultar un puesto de trabajo indefinido, sino también una pérdida de
derechos laborales ligados necesariamente a la estabilidad en la empresa, tales como la
antigüedad, la participación en las elecciones sindicales, promoción interna, etc.
La rotación de diferentes contratos temporales en diferentes empresas supone una
desmotivación para el/la joven que contempla la empresa como un lugar de paso
generando una mayor desvinculación respecto de los intereses y objetivos de la empresa.
4.- La incidencia de la siniestralidad
Si el índice de siniestralidad laboral es extremadamente alto entre los y las
trabajadores/as, resulta aún superior entre el colectivo joven. Según datos de Eurostat,
en la Unión Europea hay el doble de accidentes entre jóvenes de entre 18 y 24 años que
entre 45 y 54 años. En España se duplica la media de siniestros (más de once mil para
jóvenes de 18 y 24 años) tanto entre jóvenes como en el resto de la población. Y es que
la tasa de temporalidad media para menores de 25 años es casi el doble en España
(67,5%) que en la Unión Europea (38,8%) 2.
Así el perfil de la persona que sufre
un accidente laboral corresponde
al de un joven, varón, de entre 16
y 25 años de edad, con un contrato
de trabajo inferior a seis meses, y
quien, en la mayoría de los casos,
posee una baja cualificación o
trabajo en empresa de menor de 50
trabajadores.
“Ahora trabajo de vigilante de seguridad. Es
curioso, pero yo me río cuando oigo eso de la
reducción de la jornada laboral a 35 horas. Mi
jornada laboral es de 84 horas semanales.
Esto me recuerda que hay quien trabaja para
vivir, y quien vive para trabajar”
Resulta evidente que la siniestralidad laboral está directamente relacionada con la
temporalidad, con la escasa atención por parte de las empresas a las labores de
prevención de riesgos laborales, con la falta de antigüedad en la empresa y en general
con las condiciones de trabajo de cada puesto de trabajo. Si normalmente se dedica poco
tiempo en las empresas a la formación e información sobre prevención de riesgos
laborales, aún se dedica menos tiempo a aquellos/as jóvenes que tienen contratos
temporales y que más tarde o temprano se les acabará el contrato de trabajo.
La nueva Precariedad Laboral Juvenil
La precariedad laboral que sufre la juventud no se reduce únicamente al desempleo, la
temporalidad, la rotación o la siniestralidad. Con ser los principales factores en los que
se ha venido analizando la precariedad, la compleja realidad en la que se desenvuelven
los y las jóvenes, se entrecruza con nuevas situaciones que colocan a más jóvenes y desde
más factores en el ámbito de la precariedad laboral.
De este modo podemos contemplar situaciones tan diversas como las siguientes:
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Datos extraídos del “Informe sobre siniestralidad” UGT juventud Año 2002
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-
La sobrecualificación exigida en muchos puestos de trabajo respecto de las funciones
y tareas propias que se desempeñan desplaza a jóvenes que cuentan con la
cualificación más adecuada al perfil del puesto.
-
Muchos jóvenes con contrato indefinido sufren también la precariedad al verse
amenazados con enorme frecuencia con la rescisión de sus contratos a cambio de una
escasa indemnización económica. Formalmente tienen un contrato indefinido, pero
sienten muy cercana la inestabilidad de su puesto de trabajo.
-
Con frecuencia los jóvenes, y especialmente las jóvenes, cuentan con una
remuneración sensiblemente inferior que el resto de los y las trabajadores/as al
desempeñar el mismo trabajo. No se cuenta ya con la remuneración propia de la
antigüedad de los contratos concatenados, las horas extras impagadas, los gastos y
dietas inexistentes por desplazamientos, etc.
-
Buena parte de jóvenes, y especialmente de
jóvenes inmigrantes se ven forzados a trabajar
en el submundo de la economía sumergida.
Ningún derecho y las peores condiciones de
trabajo.
-
-
Prácticas abusivas en los procesos de selección
y contratación conducen a que muchos jóvenes
se vean obligados a firmar en blanco la baja
voluntaria al mismo tiempo que firman su
contrato de trabajo, en muchos casos
indefinido.
La precariedad laboral se observa también
cuando se utilizan subcontratas, empresas de
servicios y las antiguas ETTs– incluso por parte
de la administración- para abaratar el coste de
la mano de obra emp leada.
“Soy de los pocos jóvenes sordos
que he tenido la suerte de poder
realizar una carrera universitaria .
En España sólo el 1% de las
personas sordas tiene este
privilegio, ya que las
Universidades no tienen la
obligación de incorporar la figura
del Intérprete de Lengua de
Signos Española al no ser una
lengua reconocida legalmente”
-
Dentro de la precariedad están también aquellos/as jóvenes que se ven obligados/as
a trabajar a través de fórmulas no deseadas que ocultan verdaderos puestos de
trabajo por cuenta ajena, como es el caso de los becarios y de los falsos autónomos.
-
En el plano socioeconómico, la precariedad laboral trae consigo que el alto índice de
temporalidad se convierta fácilmente en moneda de cambio para reajustes de
plantilla en las empresas con la consiguiente incertidumbre que genera en los planes
de vida de la juventud.
-
La precariedad laboral acabará afectando a las pensiones ya que la alta rotación de
los contratos con el desempleo de larga duración, hace que se reduzcan los períodos
de cotización necesarios para la obtención de una pensión digna.
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LAS VIVENCIAS PERSONALES DE LA PRECARIEDAD
Para la sociología actual hay cuatro elementos clave que se requieren para que el/la
joven se emancipe definitivamente:
-
Trabajo estable
Posibilidad de realizar un proyecto de pareja
Vivienda estable
Poder asumir la responsabilidad de que otros dependan de ti (familia, hijos/as…)
Para la mayoría de jóvenes algunos de estos elementos necesarios para la emancipación
se vuelven utopías inalcanzables.
Los/as jóvenes aprenden a vivir con trabajos
inestables. Sin dinero estable, la opción es esperar un mejor momento para alquilar o
comprar una vivienda, retrasando el momento de salir de casa de la familia. De este
modo es el hogar familiar el que acaba soportando la responsabilidad de la emancipación
de sus miembros.
La precariedad laboral crea un círculo vicioso con la inestabilidad y la inseguridad ya que
es la huida de esta inestabilidad lo que provoca aceptar unas condiciones precarias. Y es
esta misma aceptación de lo precario lo que sigue creando inseguridad y más
precariedad.
Esta inestabilidad en la que vive la juventud actual está teniendo consecuencias de
diferente índole:
-
El colectivo joven acaba por interiorizar, hasta llegar a ver con cierta normalidad,
la precariedad de las condiciones en las que vive. En este contexto se produce una
pérdida de derechos laborales a cambio de una supuesta estabilidad. Así
aparecen ritmos de trabajo frenéticos, mayor índice de siniestralidad, e incluso el
conocido y frecuente acoso moral.
-
La búsqueda de una salida individual a problemas que, en realidad, son sociales y
colectivos hace que muchos/as jóvenes depositen toda su confianza en ellos/as
mismos/as como, si el problema de su desempleo, falta de independencia, etc.
también fuera suyo personal.
-
La impotencia de verse con más de treinta años en casa de sus padres, la
frustración por no acabar de encontrar un empleo digno, acaba situando al joven
más cerca de una filosofía que le haga disfrutar del presente más inmediato, ante
la dificultad de planear su futuro. Aparece el tiempo libre evasivo. Se soporta
estoicamente la semana de cinco días, con tal de vivir intensamente los dos días
del fin de semana. “Carpe diem”. El campo abonado para un abuso en el consumo
de drogas y alcohol.
-
La participación política y social aparece muy lejana de ser el vehículo que le
permita cambiar sus condiciones de vida. Si esto no hay quién lo cambie, ¿para
qué voy a participar en…?
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-
Condenados a una juventud perpetua. Muchos/as jóvenes que han visto las
dificultades que tienen sus hermanos y hermanas para entrar al mercado de
trabajo después de una extensa formación, buscan en el mercado de trabajo una
salida rápida abandonando sus estudios y accediendo a empleos especialmente
precarios. La prolongación de los estudios significaba diferir en el tiempo la
obtención del éxito. La sobrecualificación que tienen muchos/as jóvenes respecto
del puesto de trabajo que desempeñan les ha animado a buscar una rápida salida
al mercado laboral.
-
La competitividad e individualismo que se respira tanto en el mercado de trabajo
como en el propio sistema educativo que transfiere fielmente estos valores, está
generando mayor agresividad y discriminación.
-
Ante la inseguridad en el futuro, en el trabajo… la
juventud necesita ahora más seguridades y apoyos
más estables sobre todo en el terreno afectivo.
Todo ello condiciona hoy la psicología del joven.
-
La precariedad rompe con la dinámica de
participación en sentido amplio. Los cambios de
turno, los ritmos de trabajo impiden que los y las
jóvenes
puedan
tener
espacios
para
la
participación en el barrio, en estructuras sociales,
etc. Se produce así un progresivo distanciamiento
respecto de la sociedad en la que se vive.
“Salgo de mi casa a las
seis de la mañana y
nunca sé cuando voy a
volver, ya que tenemos
que sacar la ruta sea
como sea”
-
Los/as jóvenes sienten la presión de tener que seguir los altos ritmos de consumo
y de vida, muy por encima de las verdaderas posibilidades que tienen.
-
La percepción de libertad e independencia que tienen muchos/as jóvenes choca
con una realidad muy absorbente que no le permite ejercer esos derechos. La
trepidante realidad le impide hacer planes de futuro. ¿dónde quedan los planes de
pensiones?
-
La precariedad aún se vive como algo pasajero que se irá con el paso del tiempo.
El joven se ve precario pero no siente que sea un problema a largo plazo.
-
Otra consecuencia que está apareciendo con la precariedad, es el regreso del/de
la joven al hogar familiar después de que trabajó o estudió fuera de casa.
-
La despoblación de los pequeños municipios y la concentración en las grandes
urbes, en busca de oportunidades es otra de las consecuencias de la precariedad
vital que sufren los y las jóvenes que viven especialmente en núcleos rurales.
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Experiencias vitales
“Estoy estudiando primer curso de enfermería porque no encuentro trabajo ni de maestra
ni de profesora de piano”
“En tres meses, quince contratos. Sobran las palabras”
“Tengo que seguir formándome porque con una carrera que tengo no es suficiente para
conseguir mi primer empleo”
“Salgo de mi casa a las seis de la mañana y nunca sé cuando voy a volver, ya que tenemos
que sacar la ruta sea como sea. Este horario hace que no pueda planificar mi vida, pues
de un día para otro no sé qué voy a poder hacer después del trabajo. Mi contrato es de
media jornada.”
“Ahora trabajo de vigilante de seguridad. Es curioso, pero yo me río cuando oigo eso de
la reducción de la jornada laboral a 35 horas. Mi jornada laboral es de 84 horas
semanales. Esto me recuerda que hay quien trabaja para vivir, y quien vive para trabajar.
“Soy de los pocos jóvenes sordos que he tenido la suerte de poder realizar una carrera
universitaria, en España sólo el 1% de las personas sordas tiene este privilegio, ya que las
Universidades no tienen la obligación de incorporar la figura del Intérprete de Lengua de
Signos Española al no ser una lengua reconocida legalmente. Mi universidad es de las
pocas que tiene un intérprete por un convenio de colaboración que se renueva
anualmente y que no me garantiza que el siguiente curso vaya a contar con esta figura
profesional imprescindible para poder comunicarme.”.
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