temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 1 Campaña 2012-2013 LA PUERTA DE LA FE temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 2 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 3 TEMArIO 2012-2013 INTRODUCCIÓN E l 11 de octubre de 2012 se cumple el aniversario de dos acontecimientos importantes para la Iglesia que camina en nuestro tiempo: el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y el 20 aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica. Ambas fechas no están unidas casualmente, sino que revelan la intima conexión del Catecismo con el Concilio. El propio Juan Pablo II lo señala en la Constitución Apostólica “Fidei depositum”: «Este Catecismo contribuirá en gran medida a la obra de renovación de toda la vida eclesial, que quiso y comenzó el concilio Vaticano II». Y Benedicto XVI llama al Catecismo «auténtico fruto del Concilio Vaticano II» (PF 4). Benedicto XVI, con motivo de estos dos aniversarios ha querido convocar el 11 de octubre, un Año de la fe y, en el mismo mes de octubre de 2012, la Asamblea General del Sínodo de los Obispos, sobre el tema de La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Este año, por tanto, ha de ser para la Acción Católica General de Madrid, como para toda la Iglesia «un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe» (PF 4). Por este motivo hemos querido dedicar el temario de este curso 20122013 al estudio de la fe y su conexión con los diversos ámbitos de la vida. De este modo la relación con Jesucristo, Señor resucitado, que nos revela al Padre Eterno y nos da su Espíritu Santo, ha de convertirse en la auténtica raíz de la existencia de todos aquellos que trabajen con esta campaña para su formación durante este curso. Hemos pretendido también que, a través de los diversos 3 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 4 temas, volvamos a tomar contacto tanto con los textos del Concilio Vaticano II como con el Catecismo, instrumentos fundamentales para nuestra acción apostólica. También, siguiendo la propuesta de Benedicto XVI en la JMJ Madrid 2011, motivaremos el uso del YOUCAT. Será también importante que, de cara a nuestro compromiso apostólico, tengamos presente la “Nota con indicaciones pastorales para el Año de la fe”, (Congregación para la doctrina de la fe, 6 de enero de 2012), especialmente en su apartado IV, dedicado al «ámbito de las parroquias / comunidades / asociaciones / movimientos». El Papa nos ha pedido que nos pongamos en camino, que salgamos de nuestras comodidades y caminemos, firmes en la fe, hacia Cristo. El mismo hecho de ponernos en pie y empezar a caminar en una vida nueva es testimonio de que algo ha acontecido en nosotros. «Es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, Él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra» (PF 7). Este año, nuestro obispo, el Sr. Cardenal D. Antonio Mª rouco Varela, nos ha convocado para una misión diocesana: “Misión Madrid”. Esperamos que este temario reavive en nosotros el don del bautismo (cf. 2Tm 1,6) y nos conduzca a hacer memoria de Jesucristo por cuyo amor somos testigos (cf. 2Tm 2,8). Madrid, septiembre de 2012 El Consejo Diocesano de Acción Católica General. 4 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 5 TEMArIO 2012-2013 TEMA 1: LA PUERTA DE LA FE “Te aseguro que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios” Jn 3,3 Objetivo: redescubrir el Bautismo como la puerta de la fe que nos posibilita la vida en Cristo. Introducción S i recordamos las visitas que hemos hecho a catedrales y a otras iglesias antiguas, es fácil que nos hayamos fijado en la posición que ocupa la pila bautismal. En contra de lo que estamos acostumbrados a ver en las iglesias modernas, en las que la pila bautismal está situada junto al presbiterio o cerca del altar, durante siglos la pila bautismal se situaba en la entrada o junto a la puerta, e incluso en una capilla aparte o en un edificio independiente llamado baptisterio, simbolizando así que “el santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos” (CEC 1213). Atravesar esa puerta supone emprender un camino, el camino de la fe, que dura toda la vida y comienza con el Bautismo y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna (cf. PF 1). ¿Por qué con el Bautismo comienza una nueva vida que lleva hasta la vida eterna? Porque el Bautismo es la forma en la que los hombres participamos en la muerte y resurrección de Cristo. “Por el bautismo fuimos sepultados con Él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.” (rm 6,4). El Bautismo es el comienzo de una comunión permanente con Dios, de una sinergia auténtica entre Dios y nosotros. “Gracias a la fe, esta vida nueva plasma toda la existencia humana en la novedad radical de la resurrección. En la medida de su disponibilidad libre, los pensamientos y los afectos, la mentalidad y el comportamiento del hombre se purifican y transforman lentamente, en un proceso que no termina de cumplirse totalmente en esta vida. La «fe que actúa por el amor» (Ga 5,6) se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre (cf. rm 12,2; Col 3,910; Ef 4,20-29; 2 Co 5,17)” (PF 6). El mismo Jesucristo, entre todas las cosas que afrontó por causa nuestra, consintió ser bautizado con el bautismo de Juan, antes de empezar su vida 5 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 6 pública, para significar y anunciar así que Él iba a sumergirse en la muerte y a emerger de ella a la vida nueva. Además, en su Bautismo prefigura el Bautismo que Él nos traía, para significar que esta es la única puerta al cielo, el único sendero que nos lleva a Él. “El Señor ha sido, pues, bautizado: No quería Él ser purificado, sino purificar las aguas a fin de que, limpias por la carne de Cristo que jamás conoció el pecado, tuviesen el poder de bautizar.” (San Ambrosio, Catequesis bautismal) La fe infundida lo es, entonces, en la persona de Cristo. No creemos sin más, creemos en Cristo. El bautizado lo es en la fe de la Iglesia, que nos da a luz. “Iluminación” (fotismos) es uno de los nombres que recibe el Bautismo, pues es el sacramento que nos comunica una nueva Luz que debe iluminar todos nuestros caminos; nos comunica el conocimiento personal de Cristo, la “luz del mundo”, y “quienes reciben esta enseñanza (catequética) su espíritu es iluminado…” (S. Justino, Apol. 1, 61). Dios, por medio del Bautismo, nos da la gracia por la que nos hace partícipes de su misma Vida y de su mismo conocimiento. La Iglesia es la primera que cree, la primera que, en todas partes, confiesa al Señor, y así conduce, alimenta y sostiene mi fe (cf. CEC 168). Paul Claudel, en el relato de su conversión, alaba a la Iglesia como Madre y Maestra: “El gran libro que se me abrió y en que hice mi aprendizaje, fue la Iglesia. ¡Sea eternamente alabada esta Madre grande y majestuosa, en cuyo regazo lo he aprendido todo!". Según el ritual del Bautismo, en los ritos iniciales el ministro pregunta a los catecúmenos o a los padres y padrinos, en el caso de bautismo de niños: “¿Qué pedís a la Iglesia de Dios?” Y responden: “¡La fe!” Dejando así claro, que por medio de la Iglesia recibimos la fe, ya que nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. Creer es un acto esencialmente eclesial. El creyente recibe de la Iglesia el contenido de su fe, cuyo símbolo es el credo, y encuentra en la fe católica la comunión con Dios y con los demás miembros de la Iglesia. “La misma profesión de fe es un acto personal y al mismo tiempo comunitario. En efecto, el primer sujeto de la fe es la Iglesia. En la fe de la comunidad cristiana cada uno recibe el bautismo, signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la salvación. «“Creo”, es también la Iglesia, nuestra Madre, que responde a Dios por su fe y que nos enseña a decir: “creo”, “creemos”» (PF 10). Ser bautizado no es otra cosa que nacer en Cristo, empezar a ser y subsistir en Él. Para los que vivimos en Cristo, el Bautismo es el inicio de la existencia, nos introduce en la Vida, sacándonos de la corrupción y la muerte, por eso es el primero de los sacramentos de la iniciación cristiana. Por el Bautismo, ya no tenemos vida (bios), sino Vida (zoé). Por medio de los sacramentos, la fe se manifiesta como un don que infor6 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 7 TEMArIO 2012-2013 ma a la persona entera. Afecta a la existencia entera del cristiano. “Ser bautizado quiere decir que la historia de mi vida personal se sumerge en la corriente del amor de Dios” (YOUCAT 200). Todo en nuestra vida tiene que ser relativo al Señor, estar en relación al Señor. Los sacramentos son “las puertas del cielo” por las que Cristo sale a nuestro encuentro. No sólo suponen la fe, sino que también la fortalecen y la expresan. “Sin la liturgia y los sacramentos, la profesión de fe no tendría eficacia, pues carecería de la gracia que sostiene el testimonio de los cristianos.” (PF 11) El bautizado es ungido para configurarse con Cristo. Este compromiso implica una continua conversión, puesto que el Bautismo borra el pecado pero no la inclinación al pecado. Este Credo deberá ir cambiando nuestro corazón para adherirse plenamente con la inteligencia y la voluntad a lo que propone la Iglesia. En palabras de San Agustín: “Que tu Credo sea para ti como un espejo. Mírate en él, para ver, si crees todo lo que dices creer. Y alégrate cada día por tu fe.” Partiendo de la vida (Ver) 1.- El Bautismo es la puerta que da paso al resto de los sacramentos, lugar de encuentro con Cristo. Puedo recordar aquella ocasión en la que he vivido la celebración de alguno de los sacramentos como vínculo con Cristo y con su Iglesia; o por el contrario, aquella en la que he ido a lo mío, con una actitud egoísta. 2.- ¿Vivo como tales las distintas formas de renovación del Bautismo: sacramento de la Penitencia, renovación de las promesas bautismales, profesión del Credo, aspersión, tomar agua bendita de la pila al entrar en la iglesia, la noche de Pascua…? Puedo recordar alguna ocasión en la que lo haya vivido conscientemente. 3.- Nos dice el Papa que “el conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para dar el propio asentimiento”. Puedo compartir algún hecho de vida en el que, tras el estudio de alguna de las verdades de la fe, haya cambiado mi forma de pensar al respecto y haya podido aceptar mejor el misterio de la fe. ¿Me preocupa profundizar en mi fe o pienso que con el bautismo ya está hecho todo? 4.- Es posible que, recientemente, en mi ambiente, en mi lugar de estudio, de trabajo, en donde estoy llamado a que mi testimonio de vida sea creíble, me hayan preguntado sobre mi fe. ¿He sabido responder a lo que se me preguntaba? ¿Puedo decir que haya “profesado con los labios la fe que llevo en el corazón”? ¿Cómo me he sentido? ¿He confiado en la gracia que el Bautismo me comunica haciéndome partícipe del conocimiento de Dios? 7 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 8 Iluminación desde la fe (Juzgar) A) Sagrada Escritura. t Desde antiguo el Señor, por medio de los profetas, anunciaba el Bautismo (Ez 36,24-28). En la noche de Pascua, la Iglesia hace memoria de los acontecimientos que prefiguran el Bautismo: ya desde el origen del mundo el agua es fuente de vida (Gn 1,2); por medio del arca de Noé unos pocos fueron salvados a través del agua (1P 3,20-22); el paso del mar rojo anuncia la liberación obrada por el Bautismo (Ex 14,16-28); el paso del Jordán es imagen de vida eterna (Jos 3). t Jesús anuncia con su bautismo en el Jordán que Él iba a sumergirse en la muerte y emerger de ella a la vida nueva (Mt 3,13-17), para, después de su resurrección, conferir a los apóstoles la misión de bautizar (Mt 28,19-20; Mc 16,14-18; Hch 2,37-38; Hch 22,16). Por el Bautismo participamos de su muerte y resurrección (rm 6,1-14). t El mismo Jesús explica a Nicodemo cuál es la puerta para entrar en el reino de Dios (Jn 3,1-8); la samaritana le pide a Jesús de esa agua viva (Jn 4,5-29); en el Bautismo se abren nuestros ojos, se iluminan al igual que le ocurre al ciego de nacimiento (Jn 9,1-12), se nos comunica una nueva Luz (Jn 8,12), somos iluminados por la luz de Cristo (Ef 5,8-14). t San Pablo en sus cartas escribe a las diferentes comunidades en qué consiste esa nueva vida en Cristo (rm 12,2; Col 3,5-11; Ef 4,20-29), y la comunión con Él (Ga 3,27;Ga 5,5-6; 2 Co 5,17). B) Magisterio de la Iglesia. t Benedicto XVI en su carta apostólica Porta Fidei habla de la nueva vida que comienza en el Bautismo y de la comunión con Dios (PF 1; 6; 15) y de cómo debemos hacer crecer y alimentar la fe (PF 7; 10; 11; 12; 13). t El Catecismo dedica varios números al Bautismo como puerta de la Vida (CEC 1213), iluminación (CEC 1216) y sacramento de la fe (CEC 1226; 1253); las prefiguraciones del Bautismo (CEC 1217-1222) y el Bautismo de Jesús (CEC 1223-1225); la gracia del Bautismo (CEC 1262-1266); la Iglesia como Madre y Maestra (CEC 168-171) t El Papa en su Encíclica Spe Salvi explica como sólo en relación con el que es la Vida misma estamos en la vida (SpS 27). t El Bautismo engendra una vida nueva (LG 32; 64; AG 14), une a Cristo (SC 6; LG 7), concede el don de la fe (GE 2), abre las puertas a la vida sacramental (Ur 22). 8 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 9 TEMArIO 2012-2013 Compromiso apostólico (Actuar) Como hemos visto en el tema, el Bautismo es el inicio de una Vida nueva, el inicio de la Vida en Cristo. Los mozárabes no sabían la fecha de su nacimiento, pero sí conocían la fecha de su Bautismo. Un buen compromiso podría consistir en el conocimiento de nuestro propio Bautismo, interesarnos por saber cuándo, dónde y quién nos bautizó, celebrarlo cada año y organizar nuestra pequeña peregrinación de acción de gracias al lugar de nuestro Bautismo. San Agustín dice: “La fe sólo crece y se fortalece creyendo”. Puesto que liturgia es la celebración comunitaria de la fe, otro compromiso podría ser el vivir la liturgia y los sacramentos más intensamente y con más regularidad, para cuidar, fortalecer y alimentar así nuestra fe: comunión diaria, penitencia frecuente, el rezo de la liturgia de las horas… La alegría es uno de los frutos del Bautismo. Quien siente la presencia del bien lo ama y se alegra necesariamente. Podríamos pedir la gracia para vivir con alegría algún sufrimiento o dificultad concreta por los que estemos pasando, siguiendo el ejemplo de la vida de tantos santos que conocieron la experiencia de la alegría y el sufrimiento, la soledad, el silencio de Dios… En este Año de la fe, el Papa nos invita a “redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemáticamente y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica”, por lo que como grupo podríamos plantearnos recuperar, para este curso, el estudio del Catecismo, con la ayuda también de otros instrumentos como el Compendio, las fichas o el YOUCAT. Anotaciones: 9 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 10 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 11 TEMArIO 2012-2013 TEMA 2: LA FE: RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS ““Dios tenía ya dispuesto algo mejor para nosotros” Hb 11,40 Objetivo: reavivar el sentido concreto de la fe como amistad con Jesucristo, que despierta en nosotros una sencilla confianza y nos lleva a querer su voluntad. Introducción L a declaración Dei Verbum dice que Dios se revela a los hombres hablando «como un amigo movido por su gran amor, y mora con ellos para invitarlos a la comunicación consigo» (DV 2). La respuesta a esta revelación es la fe, que, entendida como obediencia, significa aceptar de buen grado la palabra escuchada, y someterse a ella libremente. Esta obediencia sólo es entendible en un contexto de amor, donde el que habla ama al que escucha y el que escucha ama al que habla. Pero la obediencia, desde un punto de vista meramente humano, puede tener varios motivos. El miedo a un superior, a una reprimenda o a una represalia puede ser una fuente de motivación a la hora de acatar lo mandado; el deber también puede ser una razón; la falta de libertad, cuando mi voluntad no interviene en la toma de decisión. La obediencia de la fe, que debemos a Dios no se fundamenta en estas premisas. El Señor no quiere siervos atenazados por el miedo o la esclavitud. El Señor quiere amigos y la amistad no se funda en conceptos que anulen nuestra libertad sino en el amor. El amor abre nuestros horizontes superando los límites de mi propio interés y haciéndonos ver la calidad del amor de Cristo por nosotros, que no puede pedirnos nada que vaya en nuestro perjuicio. Así es como podemos llegar a comprender con el corazón, que su voluntad es lo único bueno para nosotros, aunque a la inteligencia le cueste. Su amor por nosotros y nuestro amor por Él nos colocará en el lugar donde nuestra libertad podrá optar por lo mejor para nosotros que es lo que el Señor nos pide. Esta relación de amor, donde la obediencia es un signo de libertad, la expresa de un modo precioso la carta a los Hebreos en el capítulo 11, donde se habla de los modelos de fe en la Historia Sagrada. La fe de Abel, que ofrece un sacrificio agradable a Dios (Hb 11,4); la de Noé, quien «advertido por Dios» (Hb 11,7), obedece y construye el arca, haciendo de la obediencia un camino de salvación. También la fe de nuestro padre Abraham, que «obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia» (Hb 11,8). Igualmente Sara, su mujer, que tuvo como «digno de fe» (Hb 11,11) al que le 11 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 12 prometió descendencia en su vejez. El pueblo de Israel, por la fe, sale de Egipto y, según dice Hb 11,27, «se mantuvo firme como si viera al invisible». Esta presencia que asegura el camino por el que ha de andar el hombre creyente, la manifiesta el pueblo en la celebración de la Pascua, «por la fe» (Hb 11,27). La santa obediencia a la que se le llama, es celebrada como el inicio de su libertad. En esta fiesta celebrarán en adelante el paso de la esclavitud a la libertad, que comenzó cuando obedecieron a Dios. La Madre del Señor, María, prestó obediencia pronta a la palabra del ángel, manifestando su libre disposición (Lc 1,26-38). Ella, a quien Dios pide permiso para realizar su obra, se califica a sí misma como «esclava del Señor» y se abandona confiada, durante toda su vida, a la acción de Dios. Todos los ejemplos de la Historia Sagrada ponen de manifiesto la amistad que se establece entre Dios y los hombres. Mediante la llamada a la confianza de la fe y de la obediencia, cada uno de nosotros entra en una relación donde el vínculo con el Señor es el amor. En la cruz, Jesús atrae a los hombres hacia Él, haciendo de la obediencia una relación libre. La premisa para poder obedecer es ser libre. Las palabras de Jesús en el evangelio de Juan: «Nadie me quita la vida, sino que yo la entrego voluntariamente» (Jn 10,18), explican que la obediencia es una disposición libre de la persona, no una anulación. Sólo puede obedecer quien dice «sí» libremente. De lo contrario estamos consintiendo, es decir, sometiéndonos por temor, en lugar de obedeciendo. Nuestra libertad está limitada por el egoísmo, por la primacía de nuestro propio interés por encima de cualquier otra cosa. Y de esta forma se desvirtúa la obediencia: consentimos con que Dios intervenga en la vida, pero obedecemos a regañadientes, y con la esperanza de recuperar un día lo que hemos entregado. La obediencia se convierte entonces en una transacción comercial, en una inversión de futuro totalmente interesada: “te doy ahora para que luego Tú me des”. En la relación de amistad que Dios establece con nosotros, la obediencia y la libertad van de la mano. Separadas estas dos, nos sentiremos robados. Lo que no damos libremente no lo acabamos de dar. Una expresión de esta libertad, necesaria para la obediencia de la fe, la condensa la máxima de san José María rubio, conocido como “el apóstol de Madrid”, que decía: “Hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace”. Partiendo de la vida (Ver) 1-. En el Huerto de los Olivos se juega todo el drama de la libertad humana en el corazón de Cristo. Puedo mostrar con hechos de mi vida cómo la obedien12 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 13 TEMArIO 2012-2013 cia a los designios concretos de Dios a veces aparece como dificultosa, porque dichos designios son oscuros o parecen contradictorios o no están en consonancia con mi voluntad. 2.- El Apóstol Pedro, que negó a Jesús para poder “salvarse él”, cuando es rehabilitado por el Señor mediante la triple pregunta acerca del amor, entra en la obediencia de la amistad. ¿Me ha pasado alguna vez que desconfío de las cosas de Dios y sólo me doy cuenta más tarde de que eran buenas para mí? ¿Cómo vivo yo estos hechos? Muéstralo con hechos de tu vida. 3.- El ejemplo contrario a la necesidad de garantías de Pedro es María. Ella dice «sí» al principio, sin saber nada de su futuro. ¿He vivido alguna vez este abandono con la sencilla confianza de que Dios es bueno, que ni falla ni puede fallar? 4.- La obediencia a la Iglesia es signo de la obediencia a Dios. ¿Vivo con alegría esta obediencia como un camino seguro para amar más y mejor al Señor? ¿Confío en lo que me dice o me pide la Iglesia, porque es una madre santa y sabia, o cuestiono sus opiniones o peticiones hasta que las hago pasar por el aro de mi voluntad? Iluminación desde la fe (Juzgar) A) Sagrada Escritura. t Ejemplos de obediencia en la Historia Sagrada: (Hb 11,1-40); el salmista dice: “hacer tu voluntad, eso me es grato” (Sal 40,8-9). t La Virgen María es ejemplo de obediencia desde la libertad: (Lc 1,26-38; Lc 2,17). Asumió como suya la voluntad de Dios hasta en el momento más duro de su vida, al pie de la cruz: (Jn 19,25-27). S. José tomó siempre en su vida la opción de cumplir la voluntad del Padre: (Mt 1,18-25; Mt 2,13-21). t La obediencia de Pedro después de la caída es un testimonio de humildad que emociona: (Jn 21,15-17). t La voluntad del Padre es para Cristo alimento: (Jn 4,34; 8,28); Cumplirla es el motivo por el que ha venido al mundo: (Jn 6,38); en Getsemaní, es el ejemplo supremo de quien obedece libremente a tan alto precio: (Mt 26,32-44). B) Magisterio de la Iglesia. t La fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela: (CEC 142-143); la obediencia de la fe es un acto de libertad: (CEC 144; 160; DV 5); “el acto de fe es voluntario por su propia naturaleza” (DH 10); la libertad alcanza su plenitud cuando está ordenada a Dios: (CEC 1731-1733). t La obediencia libre de Cristo redime (LG 3); los laicos deben seguir este 13 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 14 ejemplo de Cristo (LG 37); el amor es la razón de la obediencia de Cristo en la cruz (DCE 12). La eucaristía es la realización cotidiana de este misterio de obediencia (SCa 9). t María ofrece al Señor su entera voluntad y se abandona en Él durante todos los momentos de su vida (rMa 11 y 13); san José, desde el principio, opta desde su libertad, por poner su voluntad al servicio del misterio (rC 1721) t La libertad del hombre se realiza en la voluntad de Dios (VS 35); la obediencia hace permanecer en la verdad (VS 42); por la obediencia desde la libertad, el hombre se adhiere a Dios y llega a la felicidad (GS 17). Compromiso apostólico (Actuar) Un posible compromiso para este tema es hacer una lectura orante o rezar personalmente durante una semana o dos el capítulo 11 de la carta a los Hebreos. En esta lectura puedo detenerme en los ejemplos de la fe de nuestros padres. Puedo profundizar en alguno de los artículos del Credo que no entienda bien, o sobre el que necesite más formación. Buscar en el Catecismo o en algún documento pontificio información sobre el significado de eso que no entiendo o recurrir al YOUCAT para dar respuesta a esas preguntas que me planteo yo mismo o me plantean amigos y conocidos acerca de cuestiones concretas de la fe. También puede servir como compromiso, estar más atento a lo que Dios me pide en mi relación con los demás (mayor entrega a mi cónyuge, a mis hijos, a mis padres…) y obedecerle en lo concreto de la vida cotidiana con la libertad que da el amor. Otro compromiso, que ya hemos propuesto otras veces, podría ser estar disponible a lo que la Iglesia me pida por medio de los sacerdotes, de los responsables de tareas parroquiales, o los dirigentes de Acción Católica. Como grupo, podríamos ponernos como compromiso, redactar una oración en la que pidamos el espíritu de la santa obediencia de Cristo y renovar la confianza en Dios y en la Iglesia. Podemos rezarla en el grupo durante una temporada. También podemos fomentar en la parroquia la difusión del YOUCAT, organizando alguna actividad para darlo a conocer o para enseñar a trabajar con él, especialmente a los jóvenes. 14 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 15 TEMArIO 2012-2013 Anotaciones: 15 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 16 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 17 TEMArIO 2012-2013 TEMA 3: FE Y RAZÓN “““El que tenga oídos para oír que oiga” Mt 13,9 Objetivo: Hacernos conscientes de la importancia del recto uso de la razón para alcanzar la madurez de la fe. Introducción P robablemente la característica más distintiva del ser humano es su capacidad racional. Gracias a la razón el género humano ha avanzado social y tecnológicamente. La razón es nuestra herramienta más importante a la hora de solucionar problemas y sobre todo a la hora de buscar y encontrar respuestas. La búsqueda más importante a la que se enfrenta el hombre es la que provoca su inquietud existencial. Deseamos saber y el objeto de este deseo de saber es la verdad. El ser humano necesita vivir en la verdad, desde lo más cotidiano a lo más trascendente. Lo que se construye sobre la duda o incluso la mentira, sólo proporciona miedo y angustia, inseguridad y sufrimiento. Sólo la verdad, el conocimiento consciente de la verdad, produce satisfacción y devuelve al hombre la paz. En la sociedad actual se tiende a pensar que lo único real es lo demostrable, y se vive dominado por el uso científico de la razón. Se busca en la ciencia la manera más fiable de acercarnos a la verdad. Pero, a la vez, se ha despojado a la verdad de su carácter de absoluto convirtiéndola en un término relativo, por lo que no hay manera de saber si una hipótesis es absolutamente cierta. Por eso ningún científico serio proclamará que ha demostrado algo definitivamente. El hecho de no poder demostrar nada definitivamente es uno de los pilares principales de la ciencia moderna. Para encontrar la verdad no podemos ceñirnos al empirismo en que se basa el método científico; para empezar, el amor no es demostrable científicamente. La vida y la experiencia humana sobrepasan ampliamente los límites de la ciencia. ¿Es razonable creer? En mayor o menor medida, todo el mundo tiene una fe cotidiana sin la cual no se puede vivir: la creencia de que ese conductor no va a dar un volantazo causando un accidente o de que el ascensor no se va a descolgar. Es una creencia para la cual no tenemos fundamento mas allá de nuestra propia experiencia, sin embargo, es razonable 17 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 18 pensar que el edificio en el que estás ahora no se va a desplomar pese a que no conozcas al arquitecto que lo diseñó. La razón se apoya en la creencia, aunque esta creencia no sea fe. La diferencia entre fe y creencia es que la fe es la forma de creer sobre las verdades últimas. Nuestra razón corre el peligro de perderse en la carrera en pos de la verdad, en la que puede encontrar muchos obstáculos. De hecho, desde la desobediencia de Adán, quedó herida y perdió su capacidad de acceder a Dios con facilidad a partir del dato sensible. Su mirada quedó oscurecida y sus razonamientos se vieron inclinados a lo falso. Aun así, sigue siendo capaz de llevarnos lejos pero no puede hacer sola todo el camino: necesita que algo la ilumine; que la ilumine sin eclipsarla o infravalorarla, y ese algo es la fe. Según Juan Pablo II, la fe “no interviene para menospreciar la autonomía de la razón o para limitar su espacio de acción (…) La fe agudiza la mirada interior abriendo la mente para que descubra, en el suceder de los acontecimientos, la presencia operante de la Providencia” (Fr 16). Ante el hecho de la revelación como realidad (histórica y científicamente comprobable), la razón es provocada y la fe es interpelada. Aunque tengamos fuentes históricas fiables que hablen de Jesucristo, no tenemos nada que pruebe que Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre. Conocemos a Dios mediante la experiencia de las verdades reveladas (lo que Dios ha querido manifestarnos); nos llega a través de los sentidos, igual que una relación con otra persona: es una realidad objetiva. Sin embargo, va más allá de nuestra razón, ya que jamás comprenderemos el misterio de la Encarnación. Si el hombre solo pudiese darse las respuestas que necesita, ya se las habría dado. Hay que admitir que ante un personaje histórico que hace una llamada universal a todos los hombres, la razón tiene un camino para conocerla, pero para aceptarla con todo lo que el hombre es, no podemos valernos únicamente de la razón; necesitamos la fe, que “abre los ojos del corazón” (Ef 1,18). La respuesta que pide la revelación no la damos sólo con la razón, sino que implica un asentimiento de toda la persona, que cree con una fe razonable. Solamente podemos estar seguros de comprender la persona de Jesús de Nazaret si nos apoyamos en una razón iluminada por la fe. «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o por una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». (Benedicto XVI, Deus caritas est) Fe y razón no pueden separarse sin correr el riesgo de llegar a un 18 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 19 TEMArIO 2012-2013 conocimiento defectuoso del mundo, del propio hombre y de Dios. Se necesitan. Cada una aporta a la otra el apoyo para no perder la orientación en su tarea. La fe le da a la razón fuerza para perseverar en su peregrinación hacia la verdad y la inclina hacia la belleza, y el bien; la abre al infinito y a la trascendencia e impide que vaya por derroteros peligrosos que puedan, a la postre, destruir al mismo hombre. Por su parte, la razón le da a la fe la posibilidad de madurar, de profundizar en sus contenidos, la depura de mitos y supersticiones, la preserva frente a doctrinas falaces que se fundamentan en lo mundano y no en Cristo. “Fe y razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo” (inicio de la encíclica Fides et ratio). Partiendo de la vida (Ver) 1.- Puedo contar al grupo aquel momento de mi vida en el que, apoyándome en mi fe algo infantil, sostuve posturas poco racionales, por falta de formación o de profundización. 2.- Presentar hechos de vida en los que la sola razón no me ha bastado para superar una crisis y he recurrido a la fe que, iluminando la situación, me ha ayudado a seguir adelante. 3.- Mostrar con hechos de vida cuál es mi actitud al profundizar en la fe por medio del estudio o la lectura: si es de satisfacción por comprender con más claridad el mensaje del Señor, si me deja indiferente, si me mueve a profundizar más, etc. 4.- Puedo compartir aquella ocasión en la que me di cuenta de que no estaba poniendo mis dones al servicio de los demás, de la sociedad, para mejorar el mundo; o por el contrario, aquella otra en la que sólo me moví por un puro activismo racional y olvidé el cimiento de la acción cristiana. Iluminación desde la fe (Juzgar) A) Sagrada Escritura. t El autor sagrado llama feliz al que busca la sabiduría (Si 14,20-27); la inteligencia puede hacer alcanzar “el agua profunda” (Prov 20,5); razonando sobre la naturaleza se puede llegar a Dios (Sab 13,5); Dios 19 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 20 oculta, el hombre busca (Prov 25,2) t El hombre medita y Dios guía sus pasos (Prov 16,6); el temor de Dios como principio de sabiduría (Prov 1,7); mediante las criaturas, la razón intuye a Dios (rom 1,20); Dios nos da la inteligencia para usarla (Mt 13,9). t Por el pecado, la razón se ve herida (rom 1,21-22); la razón herida por el pecado no entiende el plan salvador de Dios (1Cor 1,16-20); la fe, apoyada en la razón, no se deja embaucar (Col 2,8). B) Magisterio de la Iglesia. t La fe y la inteligencia deben estar unidas (CEC 156-157), “Creo para entender; comprendo para creer mejor” S. Agustín (CEC158); las ciencia contribuyen a profundizar en el misterio del hombre (GS 54). t Los filósofos clásicos se esforzaron en dar fundamento racional a sus creencias (Fr 36); en los Santos Padres y los posteriores filósofos cristianos, la razón como aporte a la fe tiene un gran peso (Fr 40-44); Dios ha hecho a la razón humana capaz de alcanzarle (VS 43; DH 3). t La razón tiene necesidad de la fe para no perder su orientación (Fr 47; rH 15); es necesaria y urgente la unidad entre fe y razón (Fr 48). t Las ciencias contribuyen a profundizar en el misterio del hombre (GS 54); sobre fe y cultura (GS 57-58). t La total autonomía de la razón dejaría a Dios al margen de la actividad humana (VS 36); la razón encuentra su verdad en la sabiduría divina (VS 40). Compromiso apostólico (Actuar) En este tema, el compromiso debe ir encaminado a profundizar en la relación entre fe y razón. Para ello, puede sernos muy útil la lectura de algún documento, por ejemplo, Fides et ratio, de Juan Pablo II, o el discurso de Benedicto XVI en el encuentro con representantes de la sociedad británica (17 septiembre de 2010); o algún libro como ¿En qué creen los que no creen? de Humberto Eco y el cardenal Carlo María Martini, Un fraile vestido de cardenal, conversaciones con Mons. Carlos Amigo Vallejo (sobre todo el capítulo Fe y Cultura). También puede ser una buena ocasión para depurar nuestra fe de irracionalidades que, sin llegar a ser supersticiones, la hacen cojear y nos privan de la total confianza en Dios, atreverse a usar la razón para hacer madurar la fe. Otro buen compromiso podría ser dejar aflorar esas dudas o posturas de 20 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 21 TEMArIO 2012-2013 la Iglesia que no me encajan y consultarlas con alguien de confianza que pueda iluminarme. El compromiso de grupo podría consistir en organizar un debate, invitando a alguien competente, sobre relación fe-razón, filosofía de la ciencia, qué explica la ciencia y dónde debe ser iluminada por la fe, etc. Anotaciones: 21 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 22 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 23 TEMArIO 2012-2013 TEMA 4: FE Y CONCIENCIA “Para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios” Rom 12,2 Objetivo: Caer en la cuenta de que la conciencia no es dedo acusador, sino el lugar sagrado en el que el hombre dialoga con Dios, quien le muestra la Verdad y el Camino para llegar a la Vida. Introducción L a iglesia naciente, en su afán por seguir con entusiasmo el mandato del Señor de hacer discípulos a todas las gentes, pronto entendió que no debía circunscribirse al pueblo de Israel sino salir también a evangelizar a los gentiles. Y aquí se encontraron con un problema: en el caso de los judíos no era difícil llegar al misterio de Jesucristo partiendo de la Escritura, de Moisés, la Ley y los profetas. El mismo Señor les había enseñado cómo hacerlo en el camino de Emaús. Pero, ¿cómo hacer con los gentiles? Para ellos, conceptos como Alianza, Mesías, promesa de salvación, eran completamente lejanos, faltos de sentido y de difícil entendimiento. ¿Cómo proceder entonces? Porque estaba claro que la voluntad de Jesús era que la fe llegara a todo hombre, de todo lugar y de todo tiempo. Apelaron así a algo universal, presente en todos los hombres, a saber, el conocimiento natural de la ley divina y la voz de la conciencia. El hombre, en su interior, “descubre una ley que él no se da a sí mismo, a la cual debe obedecer y cuya voz suena oportunamente en los oídos de su corazón”. Es la ley natural, inscrita por Dios en el corazón del hombre, de cualquier hombre, creyente o no, cultivado o sencillo, rico o pobre, “cuyo cumplimiento consiste en el amor de Dios y del prójimo y en cuya obediencia consiste su propia dignidad” (GS 16). Dios no abandona al hombre. No le entrega su libertad y lo deja solo ante la responsabilidad de la elección. Le da un valioso y fiable instrumento, su propia ley grabada en su corazón: inclínate hacia el bien, rechaza el mal. La ley natural es “aquella luz originaria sobre el bien y el mal, reflejo de la sabiduría creadora de Dios, la cual, como una chispa indestructible, brilla en el corazón de cada hombre” (VS 59). La ley natural ilumina las exigencias del bien moral; es, por decirlo de alguna manera, la teoría sobre lo bueno, sobre aquello a lo que hay que tender. La parte práctica la desempeña la conciencia. El Concilio Vaticano II dice que la conciencia es “un sagrario dentro 23 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 24 del hombre, donde tiene a solas sus citas con Dios” (GS 16). El misterio y la dignidad de la conciencia moral reside en que es “el lugar, el espacio santo donde Dios habla al hombre” (Juan Pablo II, Audiencia General 17VIII-1983). Y san Buenaventura la define así: “La conciencia es como un heraldo de Dios y su mensajero, y lo que dice no lo manda por sí misma, sino que lo manda como venido de Dios, igual que un heraldo cuando proclama el edicto del rey”. Muchas veces pensamos en la conciencia como en un agente de la ley que, placa en mano, nos persigue incansablemente tras haber cometido un pecado. La conciencia nos acusa, ciertamente, pero intentemos ir más allá. Según el Concilio, el hombre tiene en su conciencia sus citas a solas con Dios, pero para tener una cita con alguien hay que acudir a ella. Allí, en lo profundo de nuestro ser nos espera Dios, nos espera su ley inscrita por Él en nosotros. Se trata de preguntarse antes de actuar, de preguntarle antes de actuar. Se trata de buscar la verdad allí donde Dios la ha puesto, la verdad sobre la bondad de mi actuar. Se trata, en definitiva, de encontrar la voluntad de Dios sobre mí en este trance concreto. Por esto, la conciencia no se impone por sí misma, sino que nos brinda la oportunidad de descubrir lo que Dios quiere. Su dignidad proviene, no de que sea fuente autónoma de decisiones, sino de que basa sus juicios en la verdad sobre el bien moral y el mal moral y esta verdad dimana directamente de la ley divina, es decir, de Dios mismo. En este sentido, la conciencia tiene la fuerza de obligar, pero no coacciona. Sus juicios surgen como fruto del vínculo de la verdad con la libertad. No son decisiones arbitrarias según los vientos de las modas o las conveniencias. Están firmemente anclados en la verdad. Por eso hay que seguir los dictados de la conciencia. Pero siempre vigilantes porque no es un juez infalible, puede cometer errores, por ignorancia, por dejadez o por abandono. Por ese motivo debemos preocuparnos de tener una conciencia madura y formada. Y, ¿cómo se forma la conciencia? Con lectura de la Palabra, con la oración, con lecturas y estudios que completen nuestra formación cristiana, en la dirección espiritual, con la escucha del Magisterio de la Iglesia. Y lo más importante: no creyendo nunca que nuestra conciencia está ya formada definitivamente. Debemos tener siempre una actitud de continua búsqueda de la verdad y del bien; de no conformarnos con la mentalidad mundana; de no dejarnos atrapar por medias verdades, sino ser siempre fieles a la voluntad del Señor y crecer en nuestra amistad con Él. Es necesario que nuestro corazón esté continuamente convirtiéndose a Dios; que, con esfuerzo y perseverancia, a través de las virtudes, vaya dándose una especie de connaturalidad entre nuestra voluntad y el bien, entre 24 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 25 TEMArIO 2012-2013 mi voluntad y la Suya. Si nos esforzamos habitualmente por seguir la voz de una conciencia recta y formada, esto podrá convertirse en una suerte de inercia que nos haga inclinarnos cada vez con más frecuencia hacia lo bueno. Pero lo contrario también se da: si muchas veces acallamos nuestra conciencia optando, no por el Señor, sino por nuestro propio gusto, iremos progresivamente dejándola muda y sin autoridad, abandonándonos a un vacío de verdad en el que el relativismo y el propio yo se harán los amos. Trabajemos por avanzar en el camino de la amistad con Jesús y pidámosle conformar cada día más nuestra voluntad con la suya y que nuestra conciencia sea capaz de guiarnos para elegir siempre el bien y la verdad. Cristo, “en la hora de Getsemaní transformó nuestra voluntad humana rebelde en voluntad conforme y unida a la voluntad divina. Sufrió todo el drama de nuestra autonomía y, precisamente poniendo nuestra voluntad en las manos de Dios, nos da la verdadera libertad. En esta comunión de voluntades se realiza nuestra redención.” (Cardenal ratzinger, Homilía pro eligendo pontifice 18-IV-2005) Partiendo de la vida (Ver) 1.- Presentar hechos de vida que muestren el concepto que tengo de conciencia: si sólo la identifico con la voz que me acusa cuando cometo un error consciente y consentido; o si, por el contrario, la entiendo como el rincón de mi corazón donde consultar y dejarme guiar por el Señor. 2.- Nuestra conciencia suele mostrarnos con claridad el camino del bien y a veces tratamos con desesperación de argumentar en contra suya para actuar según nuestro propio interés. Puedo contar un hecho de mi vida en el que a fuerza de insistir he conseguido silenciar mi conciencia; o aquel otro hecho en el que al fin me he rendido y he hecho lo que ella me indicaba. Y los sentimientos que en cada caso se me han suscitado. 3.- Hemos visto que la conciencia sólo conduce por el camino de la verdad si está rectamente formada. Puedo compartir con el equipo un momento de mi vida que refleje mi preocupación por formar mi conciencia en la fe de la Iglesia para que sea mi fiel consejero; o al revés, si descuido mi formación y luego pretendo apelar a mi conciencia aunque sea ignorante e inmadura. 4.- Contar un hecho de vida en el que haya entrado en la intimidad de mi corazón con ánimo real de buscar la voluntad del Señor. Si, con mayor o menor esfuerzo, he conformado mi voluntad a la suya o si me ha vencido mi fragilidad y me he apartado de Él. No se trata de revelar secretos o intimidades, sino de profundizar en mi actitud. 25 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 26 Iluminación desde la fe (Juzgar) A) Sagrada Escritura t Pablo describe la ley natural inscrita también en los corazones de los gentiles (rom 2,14-15); es algo que nos hace descubrir la voluntad de Dios (rom 12,2). También los profetas hablan de la ley de Dios escrita en el hombre (Jer 31-35; Ez 11,19). t La caridad procede de una conciencia recta (Tim 1,5). La conciencia es testigo de la verdad (rom 9,1). Abrazar la verdad, que es Cristo, para no ser arrastrados por cualquier falsedad (Ef 4, 14-15; 1 Tim 5,7). t Salomón pide a Dios sabiduría para discernir el bien y el mal (re 3,9). t Desde los primeros tiempos del cristianismo se subraya la tarea de mantener la conciencia limpia y recta (Hch 24,14-16); se insiste en que una conciencia mal formada conduce al error (1 Cor 8,7-12; Tit 1,15-16). t Cumplir la voluntad de Dios es lo que realmente alimenta el alma del hombre (Mt 4,4; Jn 4,34). En el momento cumbre de su entrega, Cristo abraza la voluntad del Padre anteponiéndola a la suya (Mt 26,39). B) Magisterio de la Iglesia. t La Ley natural, escrita por Dios en el corazón del hombre (GS 16) es inclinación al bien y rechazo del mal (La verdad os hará libres, VL 40); reflejo de la sabiduría creadora de Dios (VL 59). t La verdad como cimiento del actuar humano (VL 37); hay una estrecha relación entre verdad y libertad (VS 61; VL 38). Los juicios de la conciencia se fundan en la verdad sobre el bien moral (VS 61). La verdad guía al hombre de lo visible a lo invisible GS 15). t Conciencia como sagrario del hombre, lugar santo de encuentro con Dios (GS 16). Es la voz de Dios en el hombre (VL 39). Fruto de la conciencia es llamar por su nombre al bien y al mal (DeV 43). t Es necesario que formemos nuestra conciencia (VS 62; VL 39), profundizando en el conocimiento de la ley de Dios y en el desarrollo de las virtudes (VS 64). Los cristianos estamos especialmente llamados a formarnos (DH 14; AA 20 y 29). La falta de formación de la conciencia como causa de la grave crisis actual (VL 55). El Magisterio de la Iglesia está siempre al servicio de la conciencia para que alcance la verdad (VS 64). Se puede consultar VS en textos para el juzgar (pg 77) 26 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 27 TEMArIO 2012-2013 Compromiso apostólico (Actuar) Llegado el momento del compromiso, proponemos varias opciones. Por un lado, un compromiso de formación, por ejemplo, leer con atención y detenimiento el capítulo que dedica a la conciencia la encíclica Veritatis splendor, 5464; o sobre la familia, por supuesto la exhortación apostólica Familiaris consortio, o los números de la constitución pastoral Gaudium et spes, 47-52. Por otro lado, podemos comprometernos a entrar con más asiduidad en la intimidad de la conciencia para buscar la voluntad del Señor en cada paso de mi vida y no sólo en lo que a mí me parece importante o más trascendental. También podemos asumir como compromiso, estar más atentos y hacer más por la formación de la conciencia de los que nos han sido encomendados: nuestros hijos, nuestros niños o juveniles de catequesis, los jóvenes de nuestro grupo de iniciación, etc.; procurándoles buenas lecturas, buenas indicaciones, buenos consejeros… Para ello nos puede servir como instrumento el YOUCAT, que trata en los números 295-298 sobre la conciencia y en los números 333-334 sobre la ley moral natural. Como compromiso de grupo, proponemos asistir a alguna charla o conferencia que pueda ampliar nuestra formación cristiana, o incluso, animarnos a participar asiduamente en algún curso de teología en la parroquia o en el Aula de Teología de Acción Católica. Anotaciones: 27 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 28 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 29 TEMArIO 2012-2013 TEMA 5: EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA AL SERVICIO DE LA FE ““El Espíritu Santo os lo enseñará todo” Jn 14,26 Objetivo: reconocer que, por la gracia del Espíritu Santo, nos adherimos al Magisterio y, como Pueblo de Dios, participamos del sentido sobrenatural de la fe (sensus fidei). Introducción V ivir la fe requiere sentir en y con la Iglesia. Así lo expresamos en la Eucaristía cuando imploramos: «Señor, no mires nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia». Esta petición, asimismo, nos invita a reflexionar en la grandeza de la fe de la Comunidad eclesial. Es decir, en el sensus fidei o sentido sobrenatural de la fe, que expresa la capacidad espiritual de experiencia y de conocimiento, propia del creyente, que tiene lugar como resultado del encuentro personal con el Misterio (cf. 1 Tes 2,13). El fundamento teológico del «sentido de la fe» (sensus fidei) se encuentra en el Nuevo Testamento. En él se nos narra que la acción del Espíritu genera en cada cristiano y en toda la Iglesia de Cristo una especial capacidad para comprender y vivir la fe (cf. Jn 14,13. 17. 26). Por ello, la teología, el Magisterio y el mismo sensus fidei, solo se validarán teológicamente en la medida en que ellos ―cada uno a su modo― nos enseñen aquello que han recibido: el Evangelio de la gracia. Es lo que San Pablo afirma en tono enfático: «si yo mismo o incluso un ángel del cielo os anuncia un evangelio distinto del que yo os anuncié, sea maldito» (Gal 1,8). Como vemos, ni el mismo apóstol Pablo se constituye en la referencia de la predicación, puesto que el Evangelio que predica no es «según los hombres» (cf. Gal 1,11), sino que es el Evangelio de Dios (cf. rom 1,1; 15,16; 2 Cor 11,7). Algunos de estos testimonios bíblicos, y también patrísticos y teológicos, los recoge el Concilio Vaticano II cuando enseña, en la Constitución Dogmática sobre la Iglesia, que el Pueblo santo de Dios participa del don profético de Cristo y “que la universalidad de los fieles, que tienen la unción del Santo Espíritu, no puede fallar en su creencia” (universale suum consensum), ni en las cosas de fe y costumbres. “Con ese sentido de la fe, que el Espíritu de verdad mueve y sostiene, el pueblo de Dios, bajo la dirección del sagrado Magisterio, se adhiere indefectiblemente a la fe dada de una vez para siempre a los santos (cf. Jds 3), penetra profundamente en ella con 29 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 30 rectitud de juicio y la aplica más íntegramente en la vida”(LG 12). Esta unidad entre Pueblo de Dios y Magisterio es vital. El “sensus fidei” no sería sino mera subjetividad, si no estuviera en relación al Magisterio de la Iglesia, a lo que el Papa y los obispos enseñan y que confirma que el sentir de la fe venga realmente del Espíritu y no de mí mismo. A ellos, a los obispos, Cristo los ha constituido en maestros auténticos y les ha dotado de su autoridad a fin de que prediquen y enseñen la fe que ha de creerse y, con actitud vigilante, aparten del pueblo los errores que puedan amenazar su fe (cf. LG 25). Los cristianos y, en particular, nosotros, militantes de Acción Católica, recibimos el Magisterio del Papa o de los obispos como un regalo que el Señor Jesús nos hace para, como dice el beato Juan Pablo II en Novo millennio ineunte, servirnos como una brújula que oriente nuestros pasos en este siglo XXI (cf. NMI 57). Los obispos, y el Papa en particular, ejercen su oficio de enseñar al pueblo de Dios a través de homilías, discursos y documentos, en los que se profundiza en la fe, se la hace más inteligible y se iluminan los numerosos problemas que preocupan a la humanidad en cada momento histórico. La riqueza del Magisterio, especialmente el pontificio, es enorme y siempre profundamente actual y a él debemos acudir en busca de luz y sabiduría para hacer más madura nuestra fe. La imagen de los fieles alrededor de su obispo o del Sucesor de Pedro recibiendo sus enseñanzas, nos remite a las escenas evangélicas en las que el Señor enseñaba, rodeado de una muchedumbre. Sintámonos como aquellos primeros discípulos que tuvieron el privilegio de escuchar su voz y recibir el Evangelio directamente de Él. Partiendo de la vida (Ver) 1.- Puedo narrar un hecho de mi vida en el que se vea cómo mi desconfianza en el “sensus fidei” de la comunidad, firmemente anclado en la enseñanza de la Iglesia, me ha llevado a desoír consejos u orientaciones de personas que me quieren y se preocupan, y esto me ha llevado a la soledad, a la duda o incluso a tomar decisiones erróneas; por el contrario, hechos en los que me he dejado iluminar por alguien de la comunidad cristiana y me ha sido más fácil decidir o salir del trance en que me hallaba. 2.- También puedo contar aquella vez en la que la luz del Espíritu Santo me hizo experimentar el gozo y la grandeza de los contenidos de la fe cristiana que profeso, y, asimismo, esto me llevó a dar gracias a Dios por «haber 30 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 31 TEMArIO 2012-2013 revelado estas cosas a los pequeños y sencillos». 3.- A través de un hecho de vida, puedo profundizar en mi actitud cuando algún pasaje del magisterio pontificio o conciliar me iluminó sobre aspectos de la fe que tenía poco claros. O también, qué actitud despierta en mí la publicación de un nuevo documento del Papa: si lo espero, lo compro y rápidamente lo leo; o si por el contrario, me pasa inadvertido o, aunque lo compre, no lo leo. 4.- Contar el bien que nos hace escuchar a algún cristiano que habla con elocuencia acerca de algún aspecto de la fe cristiana. Puedo expresar cómo cuando me he dejado enseñar he descubierto mis contradicciones o mi falta de claridad sobre esos aspectos. Iluminación desde la fe (Juzgar) A) Sagrada Escritura t El Nuevo Testamento nos muestra cómo Dios instruye y concede a la Comunidad una especial sensibilidad para discernir correctamente la verdad revelada (Mt 16,18-19; Jn 6,44-45; Jn 14,7-26; 1 Jn 2,20-23). Dios revela el misterio de su sabiduría y la mente de Cristo a aquellos que le aman (1 Cor 2,6-15; 1 Cor 11,2). La Iglesia es, entre otras cosas, tradición viviente y Palabra de Dios que permanece operante en los creyentes (1 Tes 2,13-14). t La gente acudía a Jesús para que les enseñara (Mt 5,1-10; 13,1); Jesús enseña con autoridad (Mt 7,28); responde a las preguntas que se le hacen (Mc 2,18-22); en la misión de Jesús está predicar y enseñar (Mt 11,1); instruye a los apóstoles más profundamente (Mt 13,10-23); ante su petición, les enseña el Padrenuestro (Lc 11,1-4; Mt 6,9-13). t Los apóstoles continúan la tradición de enseñar de Jesús mediante sus cartas. En ellas exhortan (rom 12,1-2; Col 3,5-15; 2Pe 3,14-18); muestran su cariño (rom 1,10-12; Ef 1,15-23; Flp 1,3-11); amonestan (1 Cor 1,10-15; 5,1-13; 6,15-20; Gal 1,6-10); animan en el combate espiritual y ante las pruebas (Ef 6,10-18; Sant 1,2-4; 12-14). t También enseñan sobre la figura de Cristo (rom 5,12-20; Col 1,15-20; Flp 2,5-11; 1Jn 1,1-4); sobre moral (rom 6,12-14; 12,14-21; 1Cor 7,1-24; Ef 5,21-33; 1Pe 3,1-12). B) Magisterio de la Iglesia. t Gracias al don del Espíritu Santo, los fieles cristianos son aptos para realizar las obras y deberes que son útiles para la renovación y edificación de 31 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 32 la Iglesia, y para no equivocarse cuando creen (LG 12; DV 10; CEC 84).Cristo cumple su misión profética, no sólo a través de la jerarquía, sino también por medio de los laicos, a quienes constituye en testigos, y les dota del sentido de la fe (sensus fidei) y de la gracia (LG 35). t El Papa Benedicto XVI recuerda que el Pueblo de Dios precede a los teólogos, subrayando la importancia del sensus fidei (Audiencia del Papa Benedicto XVI, 7 de julio de 2010). t La esencia del Magisterio es la Sagrada Escritura y la Tradición (DV 10); el Catecismo como regla segura para la enseñanza de la fe (PF 11); importancia del magisterio del Papa (LG 18); los sacerdotes deben conocer el Magisterio (PO 19); la enseñanza de la teología debe estar bajo la guía del Magisterio (OT 16). t Los seglares deben estar atentos a las enseñanzas del Magisterio (GS 43); el Magisterio, también para la vida matrimonial y familiar (GS 50). t Importancia del Magisterio del Concilio Vaticano II (PF 5; NMI 57). Se puede consultar Audiencia del Papa Benedicto XVI, 7 de julio de 2010 en textos para el juzgar (pg 69) Compromiso apostólico (Actuar) «Creo, Señor, pero aumenta mi fe». Estas palabras de confianza y abandono que dijo Pedro a Jesús pueden ser un compromiso sencillo. Como hizo el apóstol, durante unos días puedo proponerme dirigir al Señor estas palabras para que fortalezca mi fe o me ayude a superar las dudas que pueda tener sobre algún aspecto del dogma. Otro compromiso podría ser hacer la obra de caridad de enseñar o ayudar a comprender algún aspecto del dogma eclesial, dado que, a veces, la desconfianza de algunas personas en la fe cristiana viene provocada por la ignorancia. Puedo animar a consultar el YOUCAT para superar esta ignorancia. También puede venirme bien, en el fortalecimiento de mi fe, apoyarme en la enseñanza de los «santos» (sensus fidei); es decir, en aquellas personas que son testigos de la fe por su forma de vivir y morir en relación con el misterio de Dios. Como compromiso orientado a la formación, proponemos leer en profundidad los documentos fundamentales del Concilio, para valorar y adherirnos más fielmente al Magisterio en ellos contenido; por ejemplo las Constituciones Lumen Gentium, Sacrosantum Concilium, Dei Verbum, Gaudium et Spes. También sería un buen compromiso leer la carta que 32 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 33 TEMArIO 2012-2013 nuestro cardenal nos envía por la fiesta de Pentecostés. El compromiso de grupo puede ser redactar una oración de acción de gracias, para rezarla durante una temporada, en la que expresemos el gozo de tener una fe que, por estar apoyada en el sensus fidei, vive con firmeza y esperanza el compromiso cristiano. Anotaciones: 33 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 34 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 35 TEMArIO 2012-2013 TEMA 6: FE Y CULTURA ““Examinadlo todo y quedaos con lo bueno” 1Tes 5,21 Objetivo: Tomar conciencia de que, desde nuestra fe y cada uno según sus posibilidades, debemos participar activamente en construir la cultura que nos rodea, para que sea un vehículo que lleve al hombre a ser verdadera y plenamente humano, ordenándolo todo hacia Dios Padre, belleza infinita. Introducción L a sociedad en la que vivimos, a pesar de la crisis actual, ha hecho posible que, en un principio, todos tengamos acceso a la cultura. Cultura que abarca una formación y un cúmulo de conocimientos que deberían hacernos cada vez más capaces de tener unos criterios y unas ideas con las que podamos movernos en el mundo. A esto deberíamos añadir las costumbres y tradiciones que hemos adquirido y heredado de nuestros mayores y de la forma en la que se ha entiendo el mundo en la sociedad concreta en la que cada uno vive. Pero, si a todo lo anterior no se le añade una fe que lo atraviese y lo impregne todo, el hombre actual, gracias a todos los logros de las artes y las ciencias, puede caer en la tentación de ver el progreso como un fin en sí mismo. Es más, puede colocarse él mismo como el fin último de toda actividad humana. Y en ese mismo instante estará perdido. Habrá apartado a Dios como verdadero fin de su existencia y se habrá colocado él en su lugar. Estaremos entonces ante el mayor de todos los errores del mundo actual. Los cristianos debemos trabajar para conseguir que la cultura nos lleve a “la perfección integral de la persona humana, al bien de la comunidad y de la sociedad humana entera. Por lo cual es preciso cultivar el espíritu de tal manera que se promueva la capacidad de admiración, de intuición, de contemplación y de formarse un juicio personal, así como el poder cultivar el sentido religioso, moral y social” (GS 59). ¡Qué bellas palabras del Concilio! Y qué certeras como análisis de nuestra sociedad actual. Casi podríamos calificarlas de proféticas. Hoy en día, cuando el ser humano tiene a su alcance unos medios impensables hace apenas unos años, nuestros jóvenes (y los no tan jóvenes) han perdido su capacidad de admiración, contemplación, intuición… y sin estas capacidades el ser humano está cerce35 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 36 nado y no es capaz de elaborar un juicio auténticamente personal. A partir de ese momento, el hombre se convierte en un ser manipulable, mediocre y vulnerable y, a la postre, infeliz, aunque él crea que está gozando de una vida plena y llena de satisfacciones. No es así. Se está perdiendo la fuente infinita de gozo y belleza. De ahí que todos los cristianos tengamos un campo muy amplio de trabajo con respecto a la cultura. No importa cuál sea mi situación personal. Vivo inmerso en la sociedad y por ello, inmerso en una cultura concreta. Y partiendo de esta base, tengo que impregnarla del mensaje de salvación de Jesucristo. Cada uno debe analizar cuál es su situación y, partiendo de su lugar concreto, trabajar por que todos puedan conocer a Jesús. Es cierto que nuestra sociedad es cada vez más laicista y, en algunos casos, incluso abiertamente anticristiana. Pero no debemos arredrarnos. Debemos proponer nuestros criterios basados en la fe que tenemos en Jesucristo. Debemos ser capaces de rechazar aquello que atente contra nuestras creencias. No debemos ser cómplices de aquellos lugares (libros, programas de radio o televisión, páginas de internet, películas de cine, partidos políticos, etc.) que dañen nuestra forma de entender la vida, así como debemos apoyar los acontecimientos que sí estén en sintonía con nuestra propuesta vital. De esta forma estaremos construyendo la cultura de la vida, frente a la cultura de la muerte, que nos rodea en muchos casos. Este mensaje debe adecuarse a cada cultura y cada cultura a este mensaje. Es un equilibrio que se ha venido a llamar inculturación, con la que todos estamos llamados a colaborar. Debemos luchar contra la mediocridad y “contribuir sobremanera a que la familia humana se eleve a los más altos pensamientos sobre la verdad, el bien y la belleza” (GS 57). Debe arder en nosotros el deseo “de no reducir los horizontes de la existencia a la mera materialidad, a una visión reductiva y banal” (Benedicto XVI, Discurso a los artistas, 21 noviembre 2009). Como decía Pablo VI en la clausura del Concilio, “este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza. La belleza, como la verdad, pone alegría en el corazón de los hombres”. Así pues, nuestro camino debe transcurrir hacia aquello que es verdadero reflejo del creador: la belleza. La auténtica belleza, dice Benedicto XVI, abre el corazón humano a la nostalgia, al deseo profundo de conocer, de amar, de salir hacia el otro, más allá de sí mismo. «La belleza puede convertirse en un camino hacia lo trascendente, hacia el misterio último, hacia Dios (…) por eso la belleza de las cosas creadas no puede saciar del todo y suscita esa arcana nostalgia de Dios que un enamorado de la belleza como san Agustín ha sabido interpretar de manera inigualable: “¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé!”». 36 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 37 TEMArIO 2012-2013 Partiendo de la vida (Ver) 1.- Mostrar hechos de vida en los que muestre cómo me he dejado arrastrar por una moda pasajera y he aceptado como “normal” algo que fuera en contra de alguno de mis principios religiosos. 2.- Presentar hechos de mi vida en los que haya participado activamente en alguna manifestación cultural (alguna revista, publicación, campaña de alguna organización, manifestación en la calle, promoción de alguna película, etc.) impregnada de los valores evangélicos y lo que este hecho supuso en mi vida. 3.- Señalar hechos de vida que muestren mi interés por cultivar mi espíritu en consonancia con el evangelio, por ejemplo, siendo más exigente en la elección de mis lecturas, de los programas de TV que veo, del cine o teatro a los que voy; o por el contrario, que muestren cierta apatía o dejadez en este campo. 4.- Exponer algún hecho de mi vida en que se vea de qué forma he contribuido a señalar y que se haga efectivo el derecho de todos a la cultura. Iluminación desde la fe (Juzgar) A) Sagrada Escritura t El primero de los Salmos nos invita a seguir los caminos que marca el Señor. t En el Libro Segundo de los Macabeos podemos ver cómo hay judíos que llegan al martirio por no tomar parte en una cultura contraria a Dios: 2Mac 6,1-11; 18-28. t En rom 16,25 o en Ef 3,5-8 el apóstol de los gentiles nos muestra cómo el Evangelio es noticia para todas las personas y culturas. Y nos habla en 1 Cor 1,17-25 de cómo la forma de comunicar esta Buena Nueva ha de adaptarse a quien la va a recibir. t El mensaje de Cristo enriquece a los que lo hacen suyo Ef 1,10. En 1Tes 5,19-22 se nos invita a examinarlo todo desde los criterios de la fe y quedarnos con lo bueno. Los Salmos 103 y 104 nos hablan de la belleza de la creación, obra de Dios y en los salmos 33, 81, 95, 98 o 150 se nos muestra la música como vehículo idóneo para alabar a Dios. B) Magisterio de la Iglesia. t El derecho a la cultura es proclamado en la instrucción Libertatis 37 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 38 Conscientia 92. t De los documentos conciliares, sería imprescindible en este tema la lectura atenta y reposada del capítulo segundo de la Gaudium et spes o los números 15 y 22 del decreto Ad gentes divinitus. t Algunos de los lugares donde Juan Pablo II habló de la inculturación son la rM 52-54, o en la CT 53 y 54, y también en la CA nº 50 y 51. Pío XII abordó este tema anteriormente en su Evangelii praecones capítulo 12. t Pablo VI se hace eco de la sensibilidad hacia la cultura en su encíclica Populorum Progressio nº 40 Se puede consultar el Discurso a los artistas de Benedicto XVI, 21 noviembre 2009 en textos para el juzgar (pg 61) Compromiso apostólico (Actuar) Como compromiso para este tema sería precioso iniciar o continuar un acercamiento al arte cristiano, contemplando las obras como arte, que lo son, pero fundamentalmente como vehículo privilegiado que nos remite directamente a Dios, por el camino de la belleza. Orar con el arte. Para ello recomendamos dos libritos de recopilaciones de cuadros referentes a dos momentos fundamentales de la Historia: la Anunciación y el Descendimiento, de la editorial Phaidon. Dejarse empapar por las imágenes y ver cómo, a lo largo del tiempo, los artistas han ido captando los diversos matices. El tema de la inculturación nos ofrece un campo amplio para el compromiso. Podemos, por ejemplo, negarnos rotundamente a ver ciertos programas de T.V., visitar páginas web o asistir a espectáculos en los que se ensalza lo feo, lo desagradable o lo banal, y dar razón de nuestra opción. Por otra parte, estar atentos y elogiar cualquier manifestación cultural que, sin ser estrictamente religiosa, subraye valores como la verdad, la belleza, la bondad. También podríamos incluir en nuestra vida diaria símbolos religiosos que, con discreción, atestigüen la presencia de un cristiano, como por ejemplo, una cruz o una medalla al cuello; una cruz de mesa, en el caso de que seamos médicos, asesores, abogados…; en lugar de despedirnos con un “hasta luego”, hacerlo con un “adiós”, que etimológicamente significa “a Dios vayáis” o “con Dios quedad”. Como compromiso de grupo, proponemos organizar una visita acompañados por alguien que nos pueda ilustrar, a ver, por ejemplo, los grecos del Prado o tantos cuadros de temática religiosa que hay en el mismo Museo del Prado o en el Thyssen. A partir de la pregunta 461 del YOUCAT podemos reflexionar en grupo 38 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 39 TEMArIO 2012-2013 sobre el valor de la belleza en nuestra sociedad, o proponer este debate con amigos o en la parroquia. Anotaciones: 39 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 40 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 41 TEMArIO 2012-2013 "“Por TEMA 7: FE Y OBRAS sus frutos los conoceréis” Mt 7,16 Objetivo: Caer en la cuenta de la importancia de mis obras, por ser éstas la concreción de mi fe en Cristo y su expresión de cara a los demás. Introducción L eemos en la segunda carta a los Corintios que el que es de Cristo es "una criatura nueva" (2 Co 5,17). Ciertamente el creer en Cristo lleva a una total renovación, especialmente en nuestro interior, y permite ver el mundo de un modo diferente, a través de los ojos de la fe. Sin embargo, como advierte Santiago en su carta, la fe no puede permanecer en nosotros como algo estático, sino que necesariamente nos debe mover a actuar, y sólo en ese movimiento hacia los demás, es llevada a la plenitud. La fe es el primer paso, y es además la causa del segundo, que son las obras ("Muéstrame tu fe sin obras, y yo por mis obras te probaré mi fe", St 2,18). De ese modo, las obras contribuyen a "completar" la fe, de modo que ésta no sea una fe vacía, sino que lleve a hacer el bien a todo el que la ha recibido. El Papa Benedicto XVI nos muestra una serie de ejemplos de las grandes obras que los hombres han llegado a realizar, movidos por su fe en Cristo: "por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega [...]; por la fe, los Apóstoles dejaron todo para seguir al Maestro [...]; por la fe, los discípulos formaron la primera comunidad reunida en torno a la enseñanza de los Apóstoles [...]; por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio [...]; por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a Cristo, dejando todo para vivir en la obediencia, la pobreza y la castidad" (Benedicto XVI, Carta apostólica Porta Fidei, 13). Es evidente, por tanto, la importancia de que la fe nos mueva a actuar en nuestras vidas, pero debemos mantenernos alerta frente al extremo opuesto. Cuando las obras no nacen de la fe se puede llegar a caer en un activismo que las deje vacías, o incluso peor, pueden llegar a estar movidas por nuestro propio interés o vanidad. El cristiano es realmente un instrumento de Dios, y no debe perder de vista el hecho de que es Él siempre el 41 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 42 que actúa, aunque lo haga valiéndose del hombre. Dios es la fuente de todo, y la causa última de nuestro actuar, y no perder esto de vista será fundamental para que todas nuestras obras tengan siempre un sentido pleno y contribuyan a edificar el reino de Dios. Así lo afirmó María, que respondió ante el anuncio del ángel con un "hágase en mí según tu palabra". Ella se sabía instrumento de Dios, pero sabía que era el propio Dios el que tenía que actuar. A todo ello se añade el papel esencial que en la realización de obras buenas desempeña la caridad. Si entendemos la fe como el modo que tiene el hombre de acoger el amor de Dios, tiene sentido considerar nuestras acciones como la manifestación espontánea o implícita del amor de Dios por los hombres, y la respuesta que los hombres dan a ese amor. Estas características son claras en la figura de Jesucristo, que nos anima a amarnos "como Él nos ha amado" (Jn 15,9), y del que dice S. Lucas que pasó "haciendo el bien" (Hch 10,38). Esta herencia del amor de Dios en Jesucristo la recoge hoy en día la Iglesia, cuya actividad hacia los hombres tiene su fuente en la caridad, y en la convicción de que, por ser criaturas de Dios, hemos sido amados, y estamos llamados a responder a ese amor llevándolo a los demás a través de nuestras obras. Así lo recordaba Benedicto XVI en el mensaje para la Cuaresma de 2012, en el que se refería a la importancia de la ayuda al hermano con las siguientes palabras: "La atención recíproca tiene como finalidad animarse mutuamente a un amor efectivo cada vez mayor, «como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno día» (Pr 4,18), en espera de vivir el día sin ocaso en Dios. El tiempo que se nos ha dado en nuestra vida es precioso para descubrir y realizar buenas obras en el amor de Dios." Otra importante dimensión de las obras del hombre es la que las convierte en un testimonio de fe ante el resto de los hombres. Decía San Juan Bosco que la prédica más eficaz es el buen ejemplo, y así lo vemos en nuestra rutina diaria. Muchas veces no encontraremos la manera de hablar de Dios a los que nos rodean, pero siempre podremos, a través de nuestro ejemplo y de nuestro modo de actuar, hacer ver que nuestra vida ha sido completamente transformada por Aquél que nos ha amado: "A través de la vida moral la fe llega a ser confesión, no sólo ante Dios, sino también ante los hombres: se convierte en testimonio" (VS 89). Así pues, del mismo modo que "el árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos" (Mt 7,17), pidamos al Señor en nuestra oración que seamos capaces de fortalecer nuestra fe mediante obras buenas, que den copioso fruto para la Iglesia y para el mundo. 42 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 43 TEMArIO 2012-2013 Partiendo de la vida (Ver) 1.- Presentar hechos de mi vida en los que, pese a estar seguro de mi fe, no he sido capaz de concretarla en obras. O al contrario, hechos en los que la oración y la vida espiritual han sido la fuente que me ha animado a comprometerme en alguna actividad para bien de los demás. 2.- Mostrar alguna ocasión en la que me haya encontrado colaborando en gran cantidad de actividades a nivel parroquial o diocesano, pero llegando a olvidar por qué las hago o qué me mueve, y perdiendo éstas su sentido inicial. 3.- Mencionar algún hecho de vida en el que el amor a Dios o a los hermanos me haya animado a realizar algún tipo de obra buena. También puedo comentar aquellos hechos en los que mis acciones no estaban movidas por el amor, sino por mi egoísmo o interés propio. 4.- Quizás en algún momento mis obras se han convertido en testimonio de mi fe ante personas no creyentes. Puedo compartir aquellos momentos en los que, viendo cómo actuaba otra persona, he visto fortalecida mi fe por su ejemplo y su amor a Dios. Iluminación desde la fe (Juzgar) A) Sagrada Escritura t La epístola de Santiago dedica un capítulo casi completo a la relación entre la fe y las obras (St 2,14-26). t Jesús emplea parábolas para explicar cómo la caridad lleva a realizar buenas obras, como se ve en la del buen samaritano (Lc 10,25-37). En la parábola de los dos hijos (Mt 21,28-31) vemos cómo nuestras obras serán buenas si cumplen la voluntad del Padre. t Jesús dice a sus discípulos que las buenas obras han de brillar como la lámpara en el candelero (Mt 5,13-16). También resalta la importancia de las obras frente a los que sólo tienen buenas palabras (Lc 6,46-49). t San Pablo, en su epístola a Tito, explica cuáles son los deberes propios de los buenos cristianos (Tt 2,1-10). t San Juan en su primera epístola comenta las condiciones para vivir como hijos de Dios, y entre ellas incluye el amar no con la boca, sino con obras y según la verdad (1 Jn 3,12-24). 43 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 44 B) Magisterio de la Iglesia. t Podemos leer los puntos 1815 y 1816 del Catecismo, sobre la importancia de que la fe vaya acompañada de obras, y se convierta así en testimonio para el mundo. t El número 1821 del CEC nos muestra cómo el cristiano puede alcanzar el gozo del cielo a través de las buenas obras realizadas. También puede resultar útil el punto 1829, que explica la relación de la caridad con las buenas obras. t En la encíclica Evangelium Vitae, Juan Pablo II se refiere a las obras del cristiano, las heroicas y las cotidianas, como signo de entrega de la propia vida y participación de la cruz de Cristo. Podemos leerlo en los puntos 86 y 87. t Otra encíclica que puede ayudarnos a profundizar en este tema es la Veritatis Splendor. En su número 78 se nos explica la importancia de las obras desde el punto de vista de la moralidad del acto humano. El número 89 ahonda en la coherencia imprescindible de todo cristiano, para mantener la unidad de vida y convertir todo acto en un testimonio de la fe. Compromiso apostólico (Actuar) El compromiso personal de este tema puede ir orientado a dar un paso más en nuestra relación con Cristo a través de nuestros hermanos. Para ello, podemos pensar en aquellas personas que solemos tener en nuestras oraciones, buscando qué podemos hacer nosotros por ayudarles de modo activo, y no solo a través de la oración. También podría ser este un buen momento para pasar del “habría que hacer” al “voy a hacerlo yo”, en cuestiones parroquiales o de familia que a todos nos preocupan pero de las que no se ocupa nadie. Otro buen compromiso sería tratar de atender a esa persona cercana que me parece que necesita ayuda, ya sea material, de compañía, de consejo, y proporcionarle también ese tipo de apoyo y no sólo el de la oración. Como grupo, podemos aprovechar la oportunidad para analizar el modo y frecuencia con la que revisamos el Plan Personal Militante. Comprometernos a revisarlo asiduamente y de modo exhaustivo puede ayudarnos a crecer en el servicio a los hermanos y a la Iglesia. Para los que no sigan el Plan Personal Militante, el compromiso puede consistir en pedir al Consejo Diocesano formación sobre él y poner en marcha este precioso instrumento. 44 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 45 TEMArIO 2012-2013 De forma personal o en grupo podemos estudiar, por ejemplo, los números 426 al 451 del YOUCAT, que tratan muchos temas acerca de nuestras acciones y su valor moral. Anotaciones: 45 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 46 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 47 TEMArIO 2012-2013 “Id, TEMA 8: FE Y SOCIEDAD pues, y haced discípulos a todas las gentes” Mt 28,19-20 Objetivo: Conscientes del don recibido en la fe, renovar nuestro impulso misionero en el ámbito de la Nueva Evangelización en nuestras situaciones concretas. Introducción C omo hemos podido ir viendo en los temas anteriores, la fe es ante todo un don de Dios, el mejor regalo que se nos puede hacer que, poco a poco, en un proceso que dura toda la vida, va cambiando nuestra existencia. Por la fe vivimos en comunión con Jesús, somos hechos hijos del Padre y somos modelados por el Espíritu Santo para parecernos cada vez más a Jesús. La fe, por lo tanto, es la virtud que nos inserta cada vez más en quien es la auténtica vida, la verdadera alegría, el verdadero amor: Jesús. En una palabra, cuando Dios ofrece el don de la fe a una persona y ésta lo acoge, su vida se transforma. Si nos fijamos en los Evangelios, descubrimos que, después de que Jesús cambie algo en la vida de los que se encuentran con Él, suele haber algún tipo de reacción. Por ejemplo, cuando curó a la suegra de Pedro, ella “se puso a servirle” (Mt. 8,15); o, cuando curó a los leprosos, uno de ellos dio gloria a Dios y a Jesús las gracias (Lc.17,15-16). Pero una de las reacciones más llamativas consiste en contar a todo el mundo lo que Jesús ha hecho en su vida, incluso cuando el Maestro, por prudencia, lo prohíbe (Mc. 1,40-45; 7,31-37). En estos casos, da la impresión de que la gente “tocada” por Jesús no puede reprimir las ganas que tiene de contar lo que ha pasado en sus vidas. Algo parecido es lo que sucede cuando alguien empieza a creer. Lo que le ha ocurrido es tan grande que, con frecuencia, lo cuenta a sus amigos, familiares, compañeros… De forma más o menos consciente da testimonio de las maravillas de Dios y propone la fe a los que le rodean. Si volvemos a los Evangelios, después de que Jesús revelara con la cruz y la resurrección quién era Él, justo antes de ascender junto al Padre, deja un encargo totalmente explícito: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” (Mt 28,1920). Es decir, Jesús quiere que continúe su misión en sus discípulos, la 47 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 48 misión de proponer a todos los hombres la fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. A lo largo de la historia esta fe ha sido propuesta y vivida por muchos, hasta tal punto que, al ser los ciudadanos cristianos el tejido social, Europa y occidente en general, han sido cristianos. La fe ha configurado toda una cultura, una sociedad. Basta con mirar cómo algunas instituciones fundadas por cristianos se han mantenido en pie hasta hoy como la Universidad, instituciones educativas, caritativas, etc. “Se debe afirmar que la identidad europea es incomprensible sin el cristianismo y que precisamente en él se hallan aquellas raíces comunes, de las que ha madurado la civilización del continente, su cultura, su dinamismo, su actividad, su capacidad de expansión constructiva también en los demás continentes; en una palabra, todo lo que constituye su gloria” (Discurso en el Acto Europeísta, Juan Pablo II, en su visita a España de 1982). Este “empapar” la sociedad de Cristo, es uno de los retos al proponer la fe porque “una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, no totalmente pensada, no fielmente vivida” (Juan Pablo II, en 1982 durante la inauguración del Pontificio Consejo de Cultura). Como bien indica Benedicto XVI en PF 2, sin personas cristianas, la sociedad deja de ser cristiana: “Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas”. Por lo tanto, para vivir en una sociedad en la que se respire la fe cristiana, tienen que ser cristianos los que la forman. Para ello tendrá una importancia vital que los cristianos acojan y vivan su fe de forma natural, con gozo y alegría, de modo que los que los rodeen se interroguen por el secreto de esta gente, que es la acogida de Cristo en la fe. Por otro lado, el testimonio de la caridad, como se vio en temas anteriores, tiene una importancia vital para esta propuesta. “La Iglesia en el día de Pentecostés muestra con toda evidencia esta dimensión pública del creer y del anunciar a todos sin temor la propia fe. Es el don del Espíritu Santo el que capacita para la misión y fortalece nuestro testimonio, haciéndolo franco y valeroso” (PF 10). En efecto, la propuesta de la fe en la sociedad, no es algo que podamos hacer por nuestras propias fuerzas, sino que sólo con la ayuda de Dios es posible. Él será el que inspire los “nuevos métodos, nuevas formas, nuevo ardor y nuevas expresiones”, de los que hablaba el beato Juan Pablo II. 48 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 49 TEMArIO 2012-2013 Partiendo de la vida (Ver) 1.- Presentar hechos de mi vida en los que la alegría de vivir en comunión con Cristo ha sido tan fuerte que, espontáneamente, he propuesto la fe a los que me rodeaban; o, por el contrario, hechos en los que, por hacer de mi fe algo rutinario, no me he sentido impulsado a compartirla. 2.- Puedo contar en el grupo, aquella vez en que tuve que tomar una decisión en el trabajo, o dar una opinión que contribuyera a que el ambiente laboral o incluso, la sociedad, estuviera más empapada de la fe en Jesús. 3.- ¿He participado alguna vez en alguna acción evangelizadora de la Iglesia, tipo misión popular o campaña divulgativa de algún evento? ¿Qué sentimientos o qué actitudes se despertaron en mí? Ilustrar con hechos de vida. 4.- Puede que últimamente haya participado en la Nueva Evangelización a través de nuevos métodos, como por ejemplo, Internet, las redes sociales, etc. Contar hechos de vida que muestren mi actitud ante estos nuevos retos para la Iglesia. Iluminación desde la fe (Juzgar) A) Sagrada Escritura t Jesús es bastante explícito al enviar a evangelizar: Mt 10,5-15; Mc 16,15- 20. La misión es para Jesús un asunto urgente (Lc 4,43) t Los cristianos tienen que irradiar el amor de Jesús allí donde estén (Lc 11,33); para que quien vea a un cristiano vea al mismo Jesús (Mt 10,40). t Evangelizar es un acto de caridad porque es ayudar a otros, como descubre san Pablo en Hch 16,9-15. t En Pentecostés, el Espíritu disipa los miedos de los apóstoles, que salen a pregonar su fe, dispuestos a cambiar la sociedad (Hch 2,1-11); la samaritana, impactada por su encuentro con Jesús, corre a la aldea a contar lo que le ha sucedido (Jn 4,5-30); el ciego de Jericó da testimonio glorificando a Dios tras haber sido curado por Jesús (Lc 18,35-43); y Zaqueo se comprometió en público a cambiar su vida después de haber estado con el Señor (Lc 19,1-10). t San Pablo introduce nuevos métodos en el Areópago al hablar del “Dios desconocido” de los griegos (Hch 17,22-31). 49 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 50 B) Magisterio de la Iglesia. t La misión es algo intrínseco a la Iglesia (EN 13-15), e involucra especial- mente a los laicos en la Nueva Evangelización (ChL 34). Los seglares están llamados al apostolado en virtud de su bautismo (AA 6; 9-12); en la sociedad, el seglar “ejerce el apostolado del compañero con el compañero” (AA 13). t El capítulo II de la GS (23-32) puede ayudar a comprender la evangelización de la sociedad, así como los números del Catecismo 1886-1889, o el apartado 13 del documento Apostolicam Actuositatem del Vaticano II. t La evangelización precisa de un testimonio claro (EN 21), pero también de un anuncio explícito (EN 22; AG 11; EE 49). El centro del mensaje es y debe ser siempre la persona de Jesucristo (EN 27). t El testimonio de los creyentes pasa por la conversión y la renovación (PF 6); la alegría de creer nos da el entusiasmo para comunicar la fe (PF 7); la fe implica “un testimonio y un compromiso público (PF 10). Compromiso apostólico (Actuar) El compromiso para este tema podría ser, con la ayuda de Dios, cambiar en mí mismo aquello que me impide dar testimonio de mi fe entre los que me rodean, por ejemplo: la falta de espiritualidad o de formación, el no atreverme o considerar que eso sería meterme en la vida de otros, etc. Podría también proponer explícitamente, con la ayuda de Dios y si es prudente, a algún amigo o familiar el tesoro de la fe, si no me he atrevido antes por respetos humanos. Podría pedir la gracia para ser valiente y no tomar decisiones laborales que estén en contra del Evangelio y, por lo tanto de la verdad, para que la sociedad (laboral en este caso) se acerque más a la verdad, a Dios. A esta reflexión me puede ayudar el YOUCAT, que a partir del número 438 trata varios aspectos de la Doctrina Social de la Iglesia. Como grupo podríamos participar en alguna misión explícita que la parroquia vaya a realizar en el barrio. También podríamos pensar en alguna iniciativa en consonancia con los “nuevos métodos” y el “nuevo ardor” del que habla Juan Pablo II para la Nueva Evangelización y proponerlo en la parroquia para emprender una acción misionera en el barrio. Ya en este final de curso, podemos revisar a fondo cómo ha sido nuestra participación, personal y de grupo, en la Misión Madrid y qué compromisos para el curso siguiente han surgido de ella. 50 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 51 TEMArIO 2012-2013 Anotaciones: 51 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 52 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 53 CARTA PASTORAL DEL EMMO. Y RVDMO. SR. D. ANTONIO MARÍA ROUCO VARELA, CARDENAL ARZOBISPO DE MADRID, EN EL DÍA NACIONAL DEL APOSTOLADO SEGLAR Y DE LA ACCIÓN CATÓLICA MAYO 2012 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 54 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 55 Carta Pastoral por el Día del Apostolado Seglar "APÓSTOLES PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN” Carta Pastoral del Emmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio Mª Rouco Varela, Cardenal Arzobispo de Madrid en el Día Nacional del Apostolado Seglar y de la Acción Católica Solemnidad de Pentecostés, 27 de mayo de 2012 Queridos hermanos y hermanas en el Señor: En la celebración de la solemnidad de Pentecostés de este año deseo recordar la experiencia del Espíritu Santo que vivimos en el agosto pasado en Madrid, durante la celebración de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud. Allí, una inmensa multitud de jóvenes se reunió junto al Papa, con sus obispos, sacerdotes y educadores, para celebrar la presencia gozosa del Señor resucitado. Esta magna convocatoria fue, al mismo tiempo, un vivo testimonio de la universalidad y de la vitalidad de la Iglesia. Por la gracia del Espíritu Santo, el Evangelio se sigue proponiendo a cada generación como la única respuesta verdadera y plena a los grandes interrogantes de la humanidad, que, especialmente en el periodo de la juventud, se presentan con especial urgencia. Con la ayuda de las catequesis de los obispos, de las celebraciones eucarísticas, de la fiesta del perdón, de la participación en los actos culturales y los luminosos mensajes que nos dejó el Santo Padre, la presencia del Señor se hizo especialmente visible en nuestra Archidiócesis. Aquellos días todos pudieron ver con sus propios ojos la belleza de ser cristiano. Por eso, la JMJ 2011 supuso también una llamada a comunicar esta vida y a transmitir este gozo a todos los hombres. resuenan aún muy vivamente las palabras que el Papa dirigió a los jóvenes en la homilía de la Eucaristía de clausura en el aeródromo de Cuatro Vientos: «No os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe». Las Jornadas Mundiales de la Juventud son un claro exponente del nuevo ardor, de los nuevos métodos y del nuevo lenguaje con los que el Beato Juan Pablo II, iniciador de las mismas, definía 55 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 56 los rasgos de la nueva evangelización. En mi alocución al inicio del presente curso pastoral (21 de septiembre de 2011) señalé como una de las necesidades que nacían de la experiencia vivida, la de «alentar y promover el espíritu y el compromiso apostólico y misionero». El acontecimiento de Pentecostés, que hoy celebramos, nos da la clave para llevar a cabo este envío misionero. Es la fuerza del Espíritu Santo, derramado en nuestros corazones, la que nos mueve a ser testigos valientes del Evangelio en medio de una sociedad necesitada, en estos dolorosos tiempos de crisis, de un verdadero aliento de fe, esperanza y caridad. Nos disponemos a comenzar en nuestra Archidiócesis un nuevo proyecto pastoral marcado por la “Misión Madrid”, que nos ayudará a dar otro impulso misionero en continuidad con lo ya hecho en los años previos a la JMJ 2011. Con motivo del Día del Apostolado Seglar y de la Acción Católica hemos de poner nuestra mirada en la importancia que el apostolado asociado tiene en la tarea de la nueva evangelización. La Acción Católica y las demás asociaciones de apostolado seglar, unidas como un solo cuerpo, tanto en las parroquias como en los distintos sectores de la vida social, son un testimonio elocuente muy valioso de la comunión eclesial, y de la eficacia en el anuncio del Evangelio. Gracias a la labor asociada de los seglares se hace visible la comunión con los obispos y sacerdotes en un mismo empeño evangelizador. Esta comunión es imprescindible para que los hombres puedan conocer el amor de Dios que nos ha sido dado por Jesucristo con el Don del Espíritu Santo. Al mismo tiempo nos permite realizar más eficazmente acciones que, de otro modo, serían imposibles. La misma organización de la Jornada Mundial de la Juventud ha sido un testimonio magnífico de ello. En este día, Solemnidad de Pentecostés, hago de nuevo una llamada a todos los fieles de la Iglesia que peregrina en Madrid a que valoréis el apostolado asociado como un camino esencial para unir fuerzas en este impulso misionero y os animo a que, participando en la Acción Católica y en las diversas asociaciones, según su carisma, colaboréis en la nueva evangelización a la que todos hemos sido convocados por el Señor resucitado. 56 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 57 Carta Pastoral por el Día del Apostolado Seglar Que la Virgen María, Nuestra Señora de la Almudena, a la que invocamos como Estrella de la Nueva Evangelización, nos ilumine para que podamos llevar el anuncio de la salvación a todos los hombres con renovado ardor. Con mi afecto y bendición 57 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 58 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 59 Textos para el juzgar TEXTOS PARA EL JUZGAR 1, Encuentro con los artistas, discurso del Santo Padre Benedicto XVI, 21 de noviembre de 2009. 2. Audiencia general del Santo Padre Benedicto XVI, 7 de julio de 2010. 3. Veritatis Splendor, números del 54 al 64, Carta encíclica del Santo Padre Juan Pablo II. 59 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 60 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 61 Textos para el juzgar ENCUENTRO CON LOS ARTISTAS DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Capilla Sixtina Sábado 21 de noviembre de 2009 Señores cardenales; venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio; ilustres artistas; señoras y señores: Con gran alegría os acojo en este lugar solemne y rico de arte y de recuerdos. A todos y cada uno dirijo mi cordial saludo, y os agradezco que hayáis aceptado mi invitación. Con este encuentro deseo expresar y renovar la amistad de la Iglesia con el mundo del arte, una amistad consolidada en el tiempo, puesto que el cristianismo, desde sus orígenes, ha comprendido bien el valor de las artes y ha utilizado sabiamente sus multiformes lenguajes para comunicar su mensaje inmutable de salvación. Es preciso promover y sostener continuamente esta amistad, para que sea auténtica y fecunda, adecuada a los tiempos y tenga en cuenta las situaciones y los cambios sociales y culturales. Este es el motivo de nuestra cita. Agradezco de corazón a monseñor Gianfranco ravasi, presidente del Consejo pontificio para la cultura y de la Comisión pontificia para los bienes culturales de la Iglesia, que lo haya promovido y preparado, junto con sus colaboradores, y le agradezco también las palabras que me acaba de dirigir. Saludo a los señores cardenales, a los obispos, a los sacerdotes y a las ilustres personalidades presentes. Doy las gracias también a la Capilla musical pontificia Sixtina que acompaña este significativo momento. Los protagonistas de este encuentro sois vosotros, queridos e ilustres artistas, pertenecientes a 61 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 62 países, culturas y religiones distintas, quizá también alejados de las experiencias religiosas, pero deseosos de mantener viva una comunicación con la Iglesia católica y de no reducir los horizontes de la existencia a la mera materialidad, a una visión limitada y banal. Vosotros representáis al variado mundo de las artes y, precisamente por esto, a través de vosotros quiero hacer llegar a todos los artistas mi invitación a la amistad, al diálogo y a la colaboración. Algunas circunstancias significativas enriquecen este momento. recordamos el décimo aniversario de la Carta a los artistas de mi venerado predecesor, el siervo de Dios Juan Pablo II. Por primera vez, en la víspera del gran jubileo del año 2000, este romano Pontífice, también él artista, escribió directamente a los artistas con la solemnidad de un documento papal y el tono amistoso de una conversación entre "los que —como reza el encabezamiento— con apasionada entrega buscan nuevas "epifanías" de la belleza". El mismo Papa, hace veinticinco años, había proclamado patrono de los artistas al beato Angélico, presentándolo como un modelo de perfecta sintonía entre fe y arte. Pienso también en el 7 de mayo de 1964, hace cuarenta y cinco años, cuando en este mismo lugar se realizaba un acontecimiento histórico, que el Papa Pablo VI deseó intensamente para reafirmar la amistad entre la Iglesia y las artes. Las palabras que pronunció en aquella circunstancia siguen resonando hoy bajo la bóveda de esta Capilla Sixtina, tocando el corazón y el intelecto. "Os necesitamos —dijo—. Nuestro ministerio necesita vuestra colaboración. Porque, como sabéis, nuestro ministerio es predicar y hacer accesible y comprensible, más aún, conmovedor, el mundo del espíritu, de lo invisible, de lo inefable, de Dios. Y en esta operación... vosotros sois maestros. Es vuestro oficio, vuestra misión; y vuestro arte consiste en descubrir los tesoros del cielo del espíritu y revestirlos de palabra, de colores, de formas, de accesibilidad" (Insegnamenti II, [1964], 313). La estima de Pablo VI por los artistas era tan grande que lo impulsó a formular expresiones realmente atrevidas: "Si nos faltara vuestra ayuda —proseguía—, el ministerio sería balbuciente e inseguro y necesitaría hacer un esfuerzo, diríamos, para ser él mismo artístico, es más, para ser profético. Para alcanzar la fuerza de expresión lírica de la belleza intuitiva, necesitaría hacer coincidir el sacerdocio con el arte" (ib., 314). En esa circunstancia, Pablo VI asumió el compromiso de "restablecer la amistad entre la Iglesia y los artistas", y les pidió que aceptaran y compartieran ese compromiso, analizando con seriedad y objetividad los motivos que habían turbado esa relación, y asumiendo cada uno, con valentía y pasión, la responsabilidad de un renovado itinerario de conocimiento y de diálogo, pro62 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 63 Textos para el juzgar fundo, con vistas a un auténtico "renacimiento" del arte, en el contexto de un nuevo humanismo. Ese histórico encuentro, como decía, tuvo lugar aquí, en este santuario de fe y de creatividad humana. Por lo tanto, no es una casualidad que nos encontremos precisamente en este lugar, precioso por su arquitectura y por sus dimensiones simbólicas, pero más aún por los frescos que lo hacen inconfundible, comenzando por las obras maestras de Perugino y Botticelli, Ghirlandaio y Cosimo rosselli, Luca Signorelli y otros, hasta llegar a las Historias del Génesis y al Juicio universal, obras excelsas de Miguel Ángel Buonarroti, que dejó aquí una de las creaciones más extraordinarias de toda la historia del arte. También aquí ha resonado a menudo el lenguaje universal de la música, gracias al genio de grandes músicos, que pusieron su arte al servicio de la liturgia, ayudando al alma a elevarse a Dios. Al mismo tiempo, la Capilla Sixtina es un cofre singular de recuerdos, ya que constituye el escenario, solemne y austero, de acontecimientos que marcan la historia de la Iglesia y de la humanidad. Aquí como sabéis, el Colegio de los cardenales elige al Papa; aquí viví también yo, con trepidación y confianza absoluta en el Señor, el inolvidable momento de mi elección como Sucesor del Apóstol Pedro. Queridos amigos, dejemos que estos frescos nos hablen hoy, atrayéndonos hacia la meta última de la historia humana. El Juicio universal, que podéis ver majestuoso a mis espaldas, recuerda que la historia de la humanidad es movimiento y ascensión, es tensión inexhausta hacia la plenitud, hacia la felicidad última, hacia un horizonte que siempre supera el presente mientras lo cruza. Pero con su dramatismo, este fresco también nos pone a la vista el peligro de la caída definitiva del hombre, una amenaza que se cierne sobre la humanidad cuando se deja seducir por las fuerzas del mal. El fresco lanza un fuerte grito profético contra el mal, contra toda forma de injusticia. Sin embargo, para los creyentes Cristo resucitado es el camino, la verdad y la vida; para quien lo sigue fielmente es la puerta que introduce en el "cara a cara", en la visión de Dios de la que brota ya sin limitaciones la felicidad plena y definitiva. Miguel Ángel ofrece así a nuestra vista el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin de la historia, y nos invita a recorrer con alegría, valentía y esperanza el itinerario de la vida. Así pues, la dramática belleza de la pintura de Miguel Ángel, con sus colores y sus formas, se hace anuncio de esperanza, invitación apremiante a elevar la mirada hacia el horizonte último. El vínculo profundo entre belleza y esperanza constituía también el núcleo fundamental del sugestivo Mensaje que Pablo VI dirigió a 63 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 64 los artistas al clausurar el concilio ecuménico Vaticano II, el 8 de diciembre de 1965: "A todos vosotros —proclamó solemnemente— la Iglesia del Concilio dice por nuestra voz: si sois los amigos del arte verdadero, vosotros sois nuestros amigos" (Concilio Vaticano II. Constituciones. Decretos. Declaraciones, BAC 1968, p. 841). Y añadió: "Este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza. La belleza, como la verdad, es lo que pone la alegría en el corazón de los hombres; es el fruto precioso que resiste a la usura del tiempo, que une las generaciones y las hace comunicarse en la admiración. Y todo ello por vuestras manos... recordad que sois los guardianes de la belleza en el mundo" (ib.). Lamentablemente, el momento actual no sólo está marcado por fenómenos negativos a nivel social y económico, sino también por una esperanza cada vez más débil, por cierta desconfianza en las relaciones humanas, de manera que aumentan los signos de resignación, de agresividad y de desesperación. Además, el mundo en que vivimos corre el riesgo de cambiar su rostro a causa de la acción no siempre sensata del hombre, que, en lugar de cultivar su belleza, explota sin conciencia los recursos del planeta en beneficio de pocos y a menudo daña sus maravillas naturales. ¿Qué puede volver a dar entusiasmo y confianza, qué puede alentar al espíritu humano a encontrar de nuevo el camino, a levantar la mirada hacia el horizonte, a soñar con una vida digna de su vocación, sino la belleza? Vosotros, queridos artistas, sabéis bien que la experiencia de la belleza, de la belleza auténtica, no efímera ni superficial, no es algo accesorio o secundario en la búsqueda del sentido y de la felicidad, porque esa experiencia no aleja de la realidad, sino, al contrario, lleva a una confrontación abierta con la vida diaria, para liberarla de la oscuridad y trasfigurarla, a fin de hacerla luminosa y bella. Una función esencial de la verdadera belleza, que ya puso de relieve Platón, consiste en dar al hombre una saludable "sacudida", que lo hace salir de sí mismo, lo arranca de la resignación, del acomodamiento del día a día e incluso lo hace sufrir, como un dardo que lo hiere, pero precisamente de este modo lo "despierta" y le vuelve a abrir los ojos del corazón y de la mente, dándole alas e impulsándolo hacia lo alto. La expresión de Dostoievski que voy a citar es sin duda atrevida y paradójica, pero invita a reflexionar: "La humanidad puede vivir —dice— sin la ciencia, puede vivir sin pan, pero nunca podría vivir sin la belleza, porque ya no habría motivo para estar en el mundo. Todo el secreto está aquí, toda la historia está aquí". En la misma línea dice el pintor Georges Braque: "El arte está hecho para 64 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 65 Textos para el juzgar turbar, mientras que la ciencia tranquiliza". La belleza impresiona, pero precisamente así recuerda al hombre su destino último, lo pone de nuevo en marcha, lo llena de nueva esperanza, le da la valentía para vivir a fondo el don único de la existencia. La búsqueda de la belleza de la que hablo, evidentemente no consiste en una fuga hacia lo irracional o en el mero estetismo. Con demasiada frecuencia, sin embargo, la belleza que se promociona es ilusoria y falaz, superficial y deslumbrante hasta el aturdimiento y, en lugar de hacer que los hombres salgan de sí mismos y se abran a horizontes de verdadera libertad atrayéndolos hacia lo alto, los encierra en sí mismos y los hace todavía más esclavos, privados de esperanza y de alegría. Se trata de una belleza seductora pero hipócrita, que vuelve a despertar el afán, la voluntad de poder, de poseer, de dominar al otro, y que se trasforma, muy pronto, en lo contrario, asumiendo los rostros de la obscenidad, de la trasgresión o de la provocación fin en sí misma. La belleza auténtica, en cambio, abre el corazón humano a la nostalgia, al deseo profundo de conocer, de amar, de ir hacia el Otro, hacia el más allá. Si aceptamos que la belleza nos toque íntimamente, nos hiera, nos abra los ojos, redescubrimos la alegría de la visión, de la capacidad de captar el sentido profundo de nuestra existencia, el Misterio del que formamos parte y que nos puede dar la plenitud, la felicidad, la pasión del compromiso diario. Juan Pablo II, en la Carta a los artistas, cita al respecto este verso de un poeta polaco, Cyprian Norwid: "La belleza sirve para entusiasmar en el trabajo; el trabajo, para resurgir" (n. 3). Y más adelante añade: "En cuanto búsqueda de la belleza, fruto de una imaginación que va más allá de lo cotidiano, es por su naturaleza una especie de llamada al Misterio. Incluso cuando escudriña las profundidades más oscuras del alma o los aspectos más desconcertantes del mal, el artista se hace, de algún modo, voz de la expectativa universal de redención" (n. 10). Y en la conclusión afirma: "La belleza es clave del misterio y llamada a lo trascendente" (n. 16). Estas últimas expresiones nos impulsan a dar un paso adelante en nuestra reflexión. La belleza, desde la que se manifiesta en el cosmos y en la naturaleza hasta la que se expresa mediante las creaciones artísticas, precisamente por su característica de abrir y ensanchar los horizontes de la conciencia humana, de remitirla más allá de sí misma, de hacer que se asome a la inmensidad del Infinito, puede convertirse en un camino hacia lo trascendente, hacia el Misterio último, hacia Dios. El arte, en todas sus expresiones, cuando se confronta con los grandes interrogantes de la exis65 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 66 tencia, con los temas fundamentales de los que deriva el sentido de la vida, puede asumir un valor religioso y transformarse en un camino de profunda reflexión interior y de espiritualidad. Una prueba de esta afinidad, de esta sintonía entre el camino de fe y el itinerario artístico, es el número incalculable de obras de arte que tienen como protagonistas a los personajes, las historias, los símbolos de esa inmensa reserva de "figuras" —en sentido lato— que es la Biblia, la Sagrada Escritura. Las grandes narraciones bíblicas, los temas, las imágenes, las parábolas han inspirado innumerables obras maestras en todos los sectores de las artes, y han hablado al corazón de todas las generaciones de creyentes mediante las obras de la artesanía y del arte local, no menos elocuentes y cautivadoras. A este propósito se habla de una via pulchritudinis, un camino de la belleza que constituye al mismo tiempo un recorrido artístico, estético, y un itinerario de fe, de búsqueda teológica. El teólogo Hans Urs von Balthasar abre su gran obra titulada "Gloria. Una estética teológica" con estas sugestivas expresiones: "Nuestra palabra inicial se llama belleza. La belleza es la última palabra a la que puede llegar el intelecto reflexivo, ya que es la aureola de resplandor imborrable que rodea a la estrella de la verdad y del bien, y su indisociable unión" (Gloria. Una estética teológica, Ediciones Encuentro, Madrid 1985, p. 22) . Observa también: "Es la belleza desinteresada sin la cual no sabía entenderse a sí mismo el mundo antiguo, pero que se ha despedido sigilosamente y de puntillas del mundo moderno de los intereses, abandonándolo a su avidez y a su tristeza. Es la belleza que tampoco es ya apreciada ni protegida por la religión" (ib.). Y concluye: "De aquel cuyo semblante se crispa ante la sola mención de su nombre —pues para él la belleza sólo es chuchería exótica del pasado burgués— podemos asegurar que, abierta o tácitamente, ya no es capaz de rezar y, pronto, ni siquiera será capaz de amar" (ib.). Por lo tanto, el camino de la belleza nos lleva a reconocer el Todo en el fragmento, el Infinito en lo finito, a Dios en la historia de la humanidad. Simone Weil escribía al respecto: "En todo lo que suscita en nosotros el sentimiento puro y auténtico de la belleza está realmente la presencia de Dios. Existe casi una especie de encarnación de Dios en el mundo, cuyo signo es la belleza. Lo bello es la prueba experimental de que la encarnación es posible. Por esto todo arte de primer orden es, por su esencia, religioso". La afirmación de Hermann Hesse es todavía más icástica: "Arte significa: dentro de cada cosa mostrar a Dios". Haciéndose eco de las palabras del Papa Pablo VI, el siervo de Dios Juan Pablo II reafirmó el deseo de la Iglesia de renovar el diálogo y la colaboración con los artistas: "Para transmitir el mensaje que Cristo le ha encomendado, la 66 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 67 Textos para el juzgar Iglesia necesita del arte" (Carta a los artistas, 12); pero preguntaba a continuación: "¿El arte tiene necesidad de la Iglesia?", invitando de este modo a los artistas a volver a encontrar en la experiencia religiosa, en la revelación cristiana y en el "gran código" que es la Biblia una fuente renovada y motivada de inspiración. Queridos artistas, ya para concluir, también yo quiero dirigiros, como mi predecesor, un llamamiento cordial, amistoso y apasionado. Vosotros sois los guardianes de la belleza; gracias a vuestro talento, tenéis la posibilidad de hablar al corazón de la humanidad, de tocar la sensibilidad individual y colectiva, de suscitar sueños y esperanzas, de ensanchar los horizontes del conocimiento y del compromiso humano. Por eso, sed agradecidos por los dones recibidos y plenamente conscientes de la gran responsabilidad de comunicar la belleza, de hacer comunicar en la belleza y mediante la belleza. Sed también vosotros, mediante vuestro arte, anunciadores y testigos de esperanza para la humanidad. Y no tengáis miedo de confrontaros con la fuente primera y última de la belleza, de dialogar con los creyentes, con quienes como vosotros se sienten peregrinos en el mundo y en la historia hacia la Belleza infinita. La fe no quita nada a vuestro genio, a vuestro arte, más aún, los exalta y los alimenta, los alienta a cruzar el umbral y a contemplar con mirada fascinada y conmovida la meta última y definitiva, el sol sin ocaso que ilumina y embellece el presente. San Agustín, cantor enamorado de la belleza, reflexionando sobre el destino último del hombre y casi comentando ante litteram la escena del Juicio que hoy tenéis delante de vuestros ojos, escribía: "Gozaremos, por tanto, hermanos, de una visión que los ojos nunca contemplaron, que los oídos nunca oyeron, que la fantasía nunca imaginó: una visión que supera todas las bellezas terrenas, la del oro, la de la plata, la de los bosques y los campos, la del mar y el cielo, la del sol y la luna, la de las estrellas y los ángeles; la razón es la siguiente: que esta es la fuente de todas las demás bellezas" (In Ep. Jo. Tr. 4, 5: PL 35, 2008). Queridos artistas, os deseo a todos que llevéis en vuestros ojos, en vuestras manos, en vuestro corazón esta visión, para que os dé alegría e inspire siempre vuestras obras bellas. A la vez que os bendigo de corazón, os saludo, como ya hizo Pablo VI, con una sola palabra: ¡Hasta la vista! BENEDICTUS PP. XVI 67 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 68 68 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 69 Textos para el juzgar BENEDICTO XVI AUDIENCIA GENERAL Sala Pablo VI Miércoles 7 de julio de 2010 Queridos hermanos y hermanas: Esta mañana, después de algunas catequesis sobre varios grandes teólogos, deseo presentaros otra figura importante en la historia de la teología: se trata del beato Juan Duns Scoto, que vivió a finales del siglo XIII. Una antigua inscripción en su sepultura resume las coordenadas geográficas de su biografía: «Inglaterra lo acogió; Francia lo educó; Colonia, en Alemania, conserva sus restos mortales; en Escocia nació». No podemos olvidar estas informaciones, entre otras cosas porque poseemos muy pocas noticias sobre la vida de Duns Scoto. Nació probablemente en 1266 en un pueblo, que se llamaba precisamente Duns, cerca de Edimburgo. Atraído por el carisma de san Francisco de Asís, ingresó en la familia de los Frailes Menores y en 1291 fue ordenado sacerdote. Dotado de una inteligencia brillante e inclinada a la especulación —la inteligencia que le mereció de la tradición el título de Doctor subtilis, «doctor sutil»— Duns Scoto fue orientado hacia los estudios de filosofía y de teología en las célebres universidades de Oxford y de París. Una vez concluida con éxito su formación, emprendió la enseñanza de la teología en las universidades de Oxford y de Cambridge, y más tarde en París, iniciando a comentar, como todos los maestros del tiempo, las Sentencias de Pedro Lombardo. Las obras principales de Duns Scoto representan el fruto maduro de estas lecciones, y toman el título de los lugares en los que enseñó: Ordinatio (llamada en el pasado Opus 69 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 70 Oxoniense - Oxford, reportatio Cantabrigensis (Cambridge), reportata Parisiensia (París). A éstas se han de añadir, al menos, las Quodlibeta (o Quaestiones quodlibetales), una obra muy importante constituida por 21 cuestiones sobre diversos temas teológicos. De París se alejó cuando, al estallar un grave conflicto entre el rey Felipe IV el Hermoso y el Papa Bonifacio VIII, Duns Scoto prefirió el exilio voluntario a tener que firmar un documento hostil al Sumo Pontífice, como el rey había impuesto a todos los religiosos. Así —por amor a la Sede de Pedro—, junto a los frailes franciscanos, abandonó el país. Queridos hermanos y hermanas, este hecho nos invita a recordar cuántas veces en la historia de la Iglesia los creyentes han encontrado hostilidades y sufrido incluso persecuciones a causa de su fidelidad y de su devoción a Cristo, a la Iglesia y al Papa. Todos nosotros miramos con admiración a estos cristianos, que nos enseñan a custodiar como un bien precioso la fe en Cristo y la comunión con el Sucesor de Pedro y, así, con la Iglesia universal. Sin embargo, las relaciones entre el rey de Francia y el sucesor de Bonifacio VIII pronto volvieron a ser cordiales, y en 1305 Duns Scoto pudo regresar a París para enseñar allí teología con el título de Magister regens, que hoy equivaldría a catedrático. Sucesivamente, sus superiores lo enviaron a Colonia como profesor del Estudio teológico franciscano, pero murió el 8 de noviembre de 1308, con sólo 43 años, dejando, de todas formas, un número relevante de obras. Con motivo de la fama de santidad de la que gozaba, en la Orden franciscana muy pronto se difundió su culto y el venerable Papa Juan Pablo II quiso confirmarlo solemnemente beato el 20 de marzo de 1993, definiéndolo «cantor del Verbo encarnado y defensor de la Inmaculada Concepción». En esta expresión se sintetiza la gran contribución que Duns Scoto dio a la historia de la teología. Ante todo, meditó sobre el misterio de la encarnación y, a diferencia de muchos pensadores cristianos del tiempo, sostuvo que el Hijo de Dios se habría hecho hombre aunque la humanidad no hubiese pecado. Afirma en la «reportata Parisiensia»: «¡Pensar que Dios habría renunciado a esa obra si Adán no hubiera pecado sería completamente irrazonable! Por tanto, digo que la caída no fue la causa de la predestinación de Cristo, y que — aunque nadie hubiese caído, ni el ángel ni el hombre— en esta hipótesis 70 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 71 Textos para el juzgar Cristo habría estado de todos modos predestinado de la misma manera» (en III Sent., d. 7, 4). Este pensamiento, quizá algo sorprendente, nace porque para Duns Scoto la encarnación del Hijo de Dios, proyectada desde la eternidad por Dios Padre en su designio de amor, es el cumplimiento de la creación, y hace posible a toda criatura, en Cristo y por medio de él, ser colmada de gracia, y alabar y dar gloria a Dios en la eternidad. Duns Scoto, aun consciente de que, en realidad, a causa del pecado original, Cristo nos redimió con su pasión, muerte y resurrección, confirma que la encarnación es la obra mayor y más bella de toda la historia de la salvación, y que no está condicionada por ningún hecho contingente, sino que es la idea original de Dios de unir finalmente toda la creación consigo mismo en la persona y en la carne del Hijo. Fiel discípulo de san Francisco, a Duns Scoto le gustaba contemplar y predicar el misterio de la pasión salvífica de Cristo, expresión de la voluntad de amor, del amor inmenso de Dios, el cual comunica con grandísima generosidad fuera de sí los rayos de su bondad y de su amor (cf. Tractatus de primo principio, c. 4). Y este amor no se revela sólo en el Calvario, sino también en la santísima Eucaristía, de la que Duns Scoto era devotísimo y contemplaba como el sacramento de la presencia real de Jesús y de la unidad y la comunión que impulsa a amarnos los unos a los otros y a amar a Dios como el Sumo Bien común (cf. reportata Parisiensia, en IV Sent., d. 8, q. 1, n. 3). «Y del mismo modo que este amor, esta caridad – escribí en la Carta con ocasión del Congreso Internacional en Colonia por al VII Centenario de la muerte del beato Duns Scoto, citando el pensamiento de nuestro autor – fue el inicio de todo, así también sólo en el amor y en la caridad estará nuestra felicidad: “El querer, o la voluntad amorosa, es simplemente la vida eterna, feliz y perfecta”». (L'Osservatore romano, edición en lengua española, 2 de enero de 2010, p. 5). Queridos hermanos y hermanas, esta visión teológica, fuertemente «cristocéntrica», nos abre a la contemplación, al estupor y a la gratitud: Cristo es el centro de la historia y del cosmos, es quien que da sentido, dignidad y valor a nuestra vida. Como el Papa Pablo VI en Manila, también hoy quiero gritar al mundo: «[Cristo] es el que manifiesta al Dios invisible, es el primogénito de toda criatura, es el fundamento de todas las cosas; él es el Maestro de la humanidad, es el redentor; él nació, murió y resucitó por nosotros; él es el centro de la historia y del mundo; él es aquel que nos conoce y nos ama; él es el compañero y el amigo de nuestra vida... Yo no acabaría nunca de hablar de él» (Homilía, 29 de noviembre de 1970: 71 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 72 L'Osservatore romano, edición en lengua española, 13 de diciembre de 1970, p. 2). No sólo el papel de Cristo en la historia de la salvación, sino también el de María es objeto de la reflexión del Doctor subtilis. En los tiempos de Duns Scoto la mayoría de los teólogos oponía una objeción, que parecía insuperable, a la doctrina según la cual María santísima estuvo exenta del pecado original desde el primer instante de su concepción: de hecho la universalidad de la redención que realiza Cristo, a primera vista, podía parecer comprometida por una afirmación semejante, como si María no hubiera necesitado a Cristo y su redención. Por esto, los teólogos se oponían a esta tesis. Duns Scoto, para que se comprendiera esta preservación del pecado original, desarrolló un argumento que más tarde adoptará también el beato Papa Pío IX en 1854, cuando definió solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción de María. Y este argumento es el de la «redención preventiva», según el cual la Inmaculada Concepción representa la obra maestra de la redención realizada por Cristo, porque precisamente el poder de su amor y de su mediación obtuvo que la Madre fuera preservada del pecado original. Por tanto, María es totalmente redimida por Cristo, pero ya antes de la concepción. Los franciscanos, sus hermanos, acogieron y difundieron con entusiasmo esta doctrina, y otros teólogos —a menudo con juramento solemne— se comprometieron a defenderla y a perfeccionarla. Al respecto, quiero poner de relieve un dato que me parece importante. Teólogos de valía, como Duns Scoto acerca de la doctrina sobre la Inmaculada Concepción, han enriquecido con su específica contribución de pensamiento lo que el pueblo de Dios ya creía espontáneamente sobre la Virgen santísima, y manifestaba en los actos de piedad, en las expresiones del arte y, en general, en la vida cristiana. Así, la fe, tanto en la Inmaculada Concepción como en la Asunción corporal de la Virgen, ya estaba presente en el pueblo de Dios, mientras que la teología todavía no había encontrado la clave para interpretarla en la totalidad de la doctrina de la fe. Por tanto, el pueblo de Dios precede a los teólogos y todo esto gracias a ese sobrenatural sensus fidei, es decir, a la capacidad infusa del Espíritu Santo, que habilita para abrazar la realidad de la fe, con la humildad del corazón y de la mente. En este sentido, el pueblo de Dios es «magisterio que precede», y que después la teología debe profundizar y acoger intelectualmente. ¡Ojalá los teólogos escuchen siempre esta fuente de la fe y conserven la humildad y la sencillez de los pequeños! Lo recordé hace algunos meses diciendo: «Hay grandes doctos, grandes especialistas, grandes teólogos, maestros 72 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 73 Textos para el juzgar de la fe, que nos han enseñado muchas cosas. Han penetrado en los detalles de la Sagrada Escritura... pero no han podido ver el misterio mismo, el núcleo verdadero... Lo esencial ha quedado oculto... En cambio, también en nuestro tiempo están los pequeños que han conocido ese misterio. Pensemos en santa Bernardita Soubirous; en santa Teresa de Lisieux, con su nueva lectura de la Biblia “no científica”», pero que entra en el corazón de la Sagrada Escritura» (Homilía en la santa misa con los miembros de la Comisión teológica internacional, 1 de diciembre de 2009: L'Osservatore romano, edición en lengua española, 4 de diciembre de 2009, p. 10). Por último, Duns Scoto desarrolló un punto sobre el cual la modernidad es muy sensible. Se trata del tema de la libertad y de su relación con la voluntad y con el intelecto. Nuestro autor subraya la libertad como cualidad fundamental de la voluntad, comenzando un planteamiento che valora mayormente la voluntad. En autores posteriores, por desgracia, esta línea de pensamiento se desarrolló en un voluntarismo, en contraste con el llamado intelectualismo agustiniano y tomista. Para santo Tomás de Aquino, que sigue a san Agustín, la libertad no puede considerarse una cualidad innata de la voluntad, sino el fruto de la colaboración de la voluntad y del intelecto. En efecto, una idea de la libertad innata y absoluta - tal como se desarrolló precisamente después de Duns Scoto - situada en la voluntad que precede al intelecto, tanto en Dios como en el hombre, corre el riesgo de llevar a la idea de un Dios que tampoco estaría vinculado a la verdad y al bien. El deseo de salvar la absoluta trascendencia y diversidad de Dios con una acentuación tan radical e impenetrable de su voluntad no tiene en cuenta que el Dios que se ha revelado en Cristo es el Dios «logos», que ha actuado y actúa lleno de amor por nosotros. Ciertamente, el amor rebasa el conocimiento y es capaz de percibir más que el simple pensamiento, pero es siempre el amor del Dios «logos» (cf. Benedicto XVI, Discurso en la universidad de ratisbona: L'Osservatore romano, edición en lengua española, 22 de septiembre de 2006, p. 12). También en el hombre la idea de libertad absoluta, situada en la voluntad, olvidando el nexo con la verdad, ignora que la misma libertad debe ser liberada de los límites que le vienen del pecado. En todo caso, la visión de Scoto no cae en estos extremismos: para él, un acto libre resulta del concurso de la inteligencia y de la voluntad; y si é habla de un “primado” de la voluntad, lo justifica precisamente porque la voluntad sigue siempre al intelecto. El año pasado, hablando a los seminaristas romanos, recordaba que «en todas las épocas, desde los comienzos, pero de modo especial en la época 73 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 74 moderna, la libertad ha sido el gran sueño de la humanidad» (Discurso al Pontificio Seminario romano mayor, 20 de febrero de 2009: L'Osservatore romano, edición en lengua española, 27 de febrero de 2009, p. 9). Pero precisamente la historia moderna, además de nuestra experiencia cotidiana, nos enseña que la libertad es auténtica, y ayuda a la construcción de una civilización verdaderamente humana, sólo cuando está reconciliada con la verdad. Separada de la verdad, la libertad se convierte trágicamente en principio de destrucción de la armonía interior de la persona humana, fuente de prevaricación de los más fuertes y de los violentos, y causa de sufrimientos y de lutos. La libertad, como todas las facultades de las que el hombre está dotado, crece y se perfecciona —afirma Duns Scoto— cuando el hombre se abre a Dios, valorizando la disposición a la escucha de la voz divina: cuando escuchamos la revelación divina la Palabra de Dios, para acogerla, nos alcanza un mensaje que llena de luz y de esperanza nuestra vida y somos verdaderamente libres. Queridos hermanos y hermanas, el beato Duns Scoto nos enseña que lo esencial en nuestra vida es creer que Dios está cerca de nosotros y nos ama en Jesucristo y, por tanto, cultivar un profundo amor a él y a su Iglesia. De este amor nosotros somos testigos en esta tierra. Que María santísima nos ayude a recibir este infinito amor de Dios del que gozaremos plenamente, por la eternidad, en el cielo, cuando finalmente nuestra alma se unirá para siempre a Dios, en la comunión de los santos. BENEDICTUS PP. XVI 74 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 75 Textos para el juzgar 75 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 76 76 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 77 Textos para el juzgar CARTA ENCÍCLICA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II VERITATIS SPLENDOR a todos los Obispos de la Iglesia Catolica sobre algunas cuestiones fundamentales de la Enseñanza Moral de la Iglesia [...] II. Conciencia y verdad El sagrario del hombre 54. La relación que hay entre libertad del hombre y ley de Dios tiene su base en el corazón de la persona, o sea, en su conciencia moral: «En lo profundo de su conciencia —afirma el concilio Vaticano II—, el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, pero a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándolo siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal: haz esto, evita aquello. Porque el hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia está la dignidad humana y según la cual será juzgado (cf. rm 2, 14-16)» 101 Por esto, el modo como se conciba la relación entre libertad y ley está 77 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 78 íntimamente vinculado con la interpretación que se da a la conciencia moral. En este sentido, las tendencias culturales recordadas más arriba, que contraponen y separan entre sí libertad y ley, y exaltan de modo idolátrico la libertad, llevan a una interpretación «creativa» de la conciencia moral, que se aleja de la posición tradicional de la Iglesia y de su Magisterio. 55. Según la opinión de algunos teólogos, la función de la conciencia se habría reducido, al menos en un cierto pasado, a una simple aplicación de normas morales generales a cada caso de la vida de la persona. Pero semejantes normas —afirman— no son capaces de acoger y respetar toda la irrepetible especificidad de todos los actos concretos de las personas; de alguna manera, pueden ayudar a una justa valoración de la situación, pero no pueden sustituir a las personas en tomar una decisión personal sobre cómo comportarse en determinados casos particulares. Es más, la citada crítica a la interpretación tradicional de la naturaleza humana y de su importancia para la vida moral induce a algunos autores a afirmar que estas normas no son tanto un criterio objetivo vinculante para los juicios de conciencia, sino más bien una perspectiva general que, en un primer momento, ayuda al hombre a dar un planteamiento ordenado a su vida personal y social. Además, revelan la complejidad típica del fenómeno de la conciencia: ésta se relaciona profundamente con toda la esfera psicológica y afectiva, así como con los múltiples influjos del ambiente social y cultural de la persona. Por otra parte, se exalta al máximo el valor de la conciencia, que el Concilio mismo ha definido «el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella» 102. Esta voz —se dice— induce al hombre no tanto a una meticulosa observancia de las normas universales, cuanto a una creativa y responsable aceptación de los cometidos personales que Dios le encomienda. Algunos autores, queriendo poner de relieve el carácter creativo de la conciencia, ya no llaman a sus actos con el nombre de juicios, sino con el de decisiones. Sólo tomando autónomamente estas decisiones el hombre podría alcanzar su madurez moral. No falta quien piensa que este proceso de maduración sería obstaculizado por la postura demasiado categórica que, en muchas cuestiones morales, asume el Magisterio de la Iglesia, cuyas intervenciones originarían, entre los fieles, la aparición de inútiles conflictos de conciencia. 56. Para justificar semejantes posturas, algunos han propuesto una 78 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 79 Textos para el juzgar especie de doble estatuto de la verdad moral. Además del nivel doctrinal y abstracto, sería necesario reconocer la originalidad de una cierta consideración existencial más concreta. Ésta, teniendo en cuenta las circunstancias y la situación, podría establecer legítimamente unas excepciones a la regla general y permitir así la realización práctica, con buena conciencia, de lo que está calificado por la ley moral como intrínsecamente malo. De este modo se instaura en algunos casos una separación, o incluso una oposición, entre la doctrina del precepto válido en general y la norma de la conciencia individual, que decidiría de hecho, en última instancia, sobre el bien y el mal. Con esta base se pretende establecer la legitimidad de las llamadas soluciones pastorales contrarias a las enseñanzas del Magisterio, y justificar una hermenéutica creativa, según la cual la conciencia moral no estaría obligada en absoluto, en todos los casos, por un precepto negativo particular. Con estos planteamientos se pone en discusión la identidad misma de la conciencia moral ante la libertad del hombre y ante la ley de Dios. Sólo la clarificación hecha anteriormente sobre la relación entre libertad y ley basada en la verdad hace posible el discernimiento sobre esta interpretación creativa de la conciencia. El juicio de la conciencia 57. El mismo texto de la carta a los romanos, que nos ha presentado la esencia de la ley natural, indica también el sentido bíblico de la conciencia, especialmente en su vinculación específica con la ley: «Cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia con sus juicios contrapuestos que los acusan y también los defienden» (rm 2, 14-15). Según las palabras de san Pablo, la conciencia, en cierto modo, pone al hombre ante la ley, siendo ella misma «testigo» para el hombre: testigo de su fidelidad o infidelidad a la ley, o sea, de su esencial rectitud o maldad moral. La conciencia es el único testigo. Lo que sucede en la intimidad de la persona está oculto a la vista de los demás desde fuera. La conciencia dirige su testimonio solamente hacia la persona misma. Y, a su vez, sólo la persona conoce la propia respuesta a la voz de la conciencia. 79 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 80 58. Nunca se valorará adecuadamente la importancia de este íntimo diálogo del hombre consigo mismo. Pero, en realidad, éste es el diálogo del hombre con Dios, autor de la ley, primer modelo y fin último del hombre. «La conciencia —dice san Buenaventura— es como un heraldo de Dios y su mensajero, y lo que dice no lo manda por sí misma, sino que lo manda como venido de Dios, igual que un heraldo cuando proclama el edicto del rey. Y de ello deriva el hecho de que la conciencia tiene la fuerza de obligar» 103. Se puede decir, pues, que la conciencia da testimonio de la rectitud o maldad del hombre al hombre mismo, pero a la vez y antes aún, es testimonio de Dios mismo, cuya voz y cuyo juicio penetran la intimidad del hombre hasta las raíces de su alma, invitándolo «fortiter et suaviter» a la obediencia: «La conciencia moral no encierra al hombre en una soledad infranqueable e impenetrable, sino que lo abre a la llamada, a la voz de Dios. En esto, y no en otra cosa, reside todo el misterio y dignidad de la conciencia moral: en ser el lugar, el espacio santo donde Dios habla al hombre» 104. 59. San Pablo no se limita a reconocer que la conciencia hace de testigo, sino que manifiesta también el modo como ella realiza semejante función. Se trata de razonamientos que acusan o defienden a los paganos en relación con sus comportamientos (cf. rm 2, 15). El término razonamientos evidencia el carácter propio de la conciencia, que es el de ser un juicio moral sobre el hombre y sus actos. Es un juicio de absolución o de condena según que los actos humanos sean conformes o no con la ley de Dios escrita en el corazón. Precisamente, del juicio de los actos y, al mismo tiempo, de su autor y del momento de su definitivo cumplimiento, habla el apóstol Pablo en el mismo texto: así será «en el día en que Dios juzgará las acciones secretas de los hombres, según mi evangelio, por Cristo Jesús» (rm 2, 16). El juicio de la conciencia es un juicio práctico, o sea, un juicio que ordena lo que el hombre debe hacer o no hacer, o bien, que valora un acto ya realizado por él. Es un juicio que aplica a una situación concreta la convicción racional de que se debe amar, hacer el bien y evitar el mal. Este primer principio de la razón práctica pertenece a la ley natural, más aún, constituye su mismo fundamento al expresar aquella luz originaria sobre el bien y el mal, reflejo de la sabiduría creadora de Dios, que, como una chispa indestructible («scintilla animae»), brilla en el corazón de cada hombre. Sin embargo, mientras la ley natural ilumina sobre todo las exigencias objetivas y universales del bien moral, la conciencia es la aplicación de la ley a cada caso particular, la cual se convierte así para el hombre en un dictamen inte80 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 81 Textos para el juzgar rior, una llamada a realizar el bien en una situación concreta. La conciencia formula así la obligación moral a la luz de la ley natural: es la obligación de hacer lo que el hombre, mediante el acto de su conciencia, conoce como un bien que le es señalado aquí y ahora. El carácter universal de la ley y de la obligación no es anulado, sino más bien reconocido, cuando la razón determina sus aplicaciones a la actualidad concreta. El juicio de la conciencia muestra en última instancia la conformidad de un comportamiento determinado respecto a la ley; formula la norma próxima de la moralidad de un acto voluntario, actuando «la aplicación de la ley objetiva a un caso particular» 105. 60. Igual que la misma ley natural y todo conocimiento práctico, también el juicio de la conciencia tiene un carácter imperativo: el hombre debe actuar en conformidad con dicho juicio. Si el hombre actúa contra este juicio, o bien, lo realiza incluso no estando seguro si un determinado acto es correcto o bueno, es condenado por su misma conciencia, norma próxima de la moralidad personal. La dignidad de esta instancia racional y la autoridad de su voz y de sus juicios derivan de la verdad sobre el bien y sobre el mal moral, que está llamada a escuchar y expresar. Esta verdad está indicada por la «ley divina», norma universal y objetiva de la moralidad. El juicio de la conciencia no establece la ley, sino que afirma la autoridad de la ley natural y de la razón práctica con relación al bien supremo, cuyo atractivo acepta y cuyos mandamientos acoge la persona humana: «La conciencia, por tanto, no es una fuente autónoma y exclusiva para decidir lo que es bueno o malo; al contrario, en ella está grabado profundamente un principio de obediencia a la norma objetiva, que fundamenta y condiciona la congruencia de sus decisiones con los preceptos y prohibiciones en los que se basa el comportamiento humano» 106. 61. La verdad sobre el bien moral, manifestada en la ley de la razón, es reconocida práctica y concretamente por el juicio de la conciencia, el cual lleva a asumir la responsabilidad del bien realizado y del mal cometido; si el hombre comete el mal, el justo juicio de su conciencia es en él testigo de la verdad universal del bien, así como de la malicia de su decisión particular. Pero el veredicto de la conciencia queda en el hombre incluso como un signo de esperanza y de misericordia. Mientras demuestra el mal cometido, recuerda también el perdón que se ha de pedir, el bien que hay que practicar y las virtudes que se han de cultivar siempre, con la gracia de Dios. 81 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 82 Así, en el juicio práctico de la conciencia, que impone a la persona la obligación de realizar un determinado acto, se manifiesta el vínculo de la libertad con la verdad. Precisamente por esto la conciencia se expresa con actos de juicio, que reflejan la verdad sobre el bien, y no como decisiones arbitrarias. La madurez y responsabilidad de estos juicios —y, en definitiva, del hombre, que es su sujeto— se demuestran no con la liberación de la conciencia de la verdad objetiva, en favor de una presunta autonomía de las propias decisiones, sino, al contrario, con una apremiante búsqueda de la verdad y con dejarse guiar por ella en el obrar. Buscar la verdad y el bien 62. La conciencia, como juicio de un acto, no está exenta de la posibilidad de error. «Sin embargo, —dice el Concilio— muchas veces ocurre que la conciencia yerra por ignorancia invencible, sin que por ello pierda su dignidad. Pero no se puede decir esto cuando el hombre no se preocupa de buscar la verdad y el bien y, poco a poco, por el hábito del pecado, la conciencia se queda casi ciega» 107. Con estas breves palabras, el Concilio ofrece una síntesis de la doctrina que la Iglesia ha elaborado a lo largo de los siglos sobre la conciencia errónea. Ciertamente, para tener una «conciencia recta» (1 Tm 1, 5), el hombre debe buscar la verdad y debe juzgar según esta misma verdad. Como dice el apóstol Pablo, la conciencia debe estar «iluminada por el Espíritu Santo» (cf. rm 9, 1), debe ser «pura» (2 Tm 1, 3), no debe «con astucia falsear la palabra de Dios» sino «manifestar claramente la verdad» (cf. 2 Co 4, 2). Por otra parte, el mismo Apóstol amonesta a los cristianos diciendo: «No os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto» (rm 12, 2). La amonestación de Pablo nos invita a la vigilancia, advirtiéndonos que en los juicios de nuestra conciencia anida siempre la posibilidad de error. Ella no es un juez infalible: puede errar. No obstante, el error de la conciencia puede ser el fruto de una ignorancia invencible, es decir, de una ignorancia de la que el sujeto no es consciente y de la que no puede salir por sí mismo. En el caso de que tal ignorancia invencible no sea culpable —nos recuerda el Concilio— la conciencia no pierde su dignidad porque ella, aun82 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 83 Textos para el juzgar que de hecho nos orienta en modo no conforme al orden moral objetivo, no cesa de hablar en nombre de la verdad sobre el bien, que el sujeto está llamado a buscar sinceramente. 63. De cualquier modo, la dignidad de la conciencia deriva siempre de la verdad: en el caso de la conciencia recta, se trata de la verdad objetiva acogida por el hombre; en el de la conciencia errónea, se trata de lo que el hombre, equivocándose, considera subjetivamente verdadero. Nunca es aceptable confundir un error subjetivo sobre el bien moral con la verdad objetiva, propuesta racionalmente al hombre en virtud de su fin, ni equiparar el valor moral del acto realizado con una conciencia verdadera y recta, con el realizado siguiendo el juicio de una conciencia errónea 108. El mal cometido a causa de una ignorancia invencible, o de un error de juicio no culpable, puede no ser imputable a la persona que lo hace; pero tampoco en este caso aquél deja de ser un mal, un desorden con relación a la verdad sobre el bien. Además, el bien no reconocido no contribuye al crecimiento moral de la persona que lo realiza; éste no la perfecciona y no sirve para disponerla al bien supremo. Así, antes de sentirnos fácilmente justificados en nombre de nuestra conciencia, debemos meditar en las palabras del salmo: «¿Quién se da cuenta de sus yerros? De las faltas ocultas límpiame» (Sal 19, 13). Hay culpas que no logramos ver y que no obstante son culpas, porque hemos rechazado caminar hacia la luz (cf. Jn 9, 39-41). La conciencia, como juicio último concreto, compromete su dignidad cuando es errónea culpablemente, o sea «cuando el hombre no trata de buscar la verdad y el bien, y cuando, de esta manera, la conciencia se hace casi ciega como consecuencia de su hábito de pecado» 109. Jesús alude a los peligros de la deformación de la conciencia cuando advierte: «La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!» (Mt 6, 22-23). 64. En las palabras de Jesús antes mencionadas, encontramos también la llamada a formar la conciencia, a hacerla objeto de continua conversión a la verdad y al bien. Es análoga la exhortación del Apóstol a no conformarse con la mentalidad de este mundo, sino a «transformarse renovando nuestra mente» (cf. rm 12, 2). En realidad, el corazón convertido al Señor y al amor del bien es la fuente de los juicios verdaderos de la conciencia. En efecto, para poder «distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo 83 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 84 bueno, lo agradable, lo perfecto» (rm 12, 2), sí es necesario el conocimiento de la ley de Dios en general, pero ésta no es suficiente: es indispensable una especie de «connaturalidad» entre el hombre y el verdadero bien 110. Tal connaturalidad se fundamenta y se desarrolla en las actitudes virtuosas del hombre mismo: la prudencia y las otras virtudes cardinales, y en primer lugar las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad. En este sentido, Jesús dijo: «El que obra la verdad, va a la luz» (Jn 3, 21). Los cristianos tienen —como afirma el Concilio— en la Iglesia y en su Magisterio una gran ayuda para la formación de la conciencia: «Los cristianos, al formar su conciencia, deben atender con diligencia a la doctrina cierta y sagrada de la Iglesia. Pues, por voluntad de Cristo, la Iglesia católica es maestra de la verdad y su misión es anunciar y enseñar auténticamente la Verdad, que es Cristo, y, al mismo tiempo, declarar y confirmar con su autoridad los principios de orden moral que fluyen de la misma naturaleza humana» 111. Por tanto, la autoridad de la Iglesia, que se pronuncia sobre las cuestiones morales, no menoscaba de ningún modo la libertad de conciencia de los cristianos; no sólo porque la libertad de la conciencia no es nunca libertad con respecto a la verdad, sino siempre y sólo en la verdad, sino también porque el Magisterio no presenta verdades ajenas a la conciencia cristiana, sino que manifiesta las verdades que ya debería poseer, desarrollándolas a partir del acto originario de la fe. La Iglesia se pone sólo y siempre al servicio de la conciencia, ayudándola a no ser zarandeada aquí y allá por cualquier viento de doctrina según el engaño de los hombres (cf. Ef 4, 14), a no desviarse de la verdad sobre el bien del hombre, sino a alcanzar con seguridad, especialmente en las cuestiones más difíciles, la verdad y a mantenerse en ella. [101] Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, 16. [102] Ibid. [103] In II Librum Sentent., dist. 39, a. 1, q.3, concl.: Ed. Ad Claras Aquas, II, 907 b. [104] Discurso (Audiencia general, 17 agosto 1983), 2: Insegnamenti, VI, 2 (1983), 256. [105] Suprema S. Congregación del Santo Oficio, Instrucción sobre la «ética de situación» Contra doctrinam (2 febrero 1956): AAS 48 (1956), 144. [106] Carta enc. Dominum et vivificantem (18 mayo 1986), 43: AAS 78 (1986), 859; Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. sobre la Iglesia en el 84 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 85 Textos para el juzgar mundo actual Gaudium et spes, 16; Declaración sobre la libertad religiosa Dignitatis humanae, 3. [107] Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, 16. [108] Cf. S. Tomás de Aquino, De Veritate, q. 17, a. 4. [109] Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, 16. [110] Cf. S. Tomás de Aquino, Summa Theologiae, II-II, q. 45. [111] Declaración sobre la libertad religiosa Dignitatis humanae, 14. 85 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 86 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 87 AGENDA temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 88 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 89 Agenda del curso 2012-2013 Septiembre 15 Sábado 16 DOMINGO 17 Lunes 18 Martes 19 Miércoles Nuestra Señora de los Dolores 20 Jueves 21 Viernes 22 Sábado 23 DOMINGO San Mateo San Pío de Pietrelcina 24 Lunes 25 Martes 26 Miércoles 27 Jueves 28 Viernes 29 Sábado 30 DOMINGO Convivencia Inicio Curso Adultos 89 Santos arcángeles temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 90 2012 OCtUbre 1 Lunes 2 Martes 3 Miércoles 4 Jueves 5 Viernes 6 Sábado 7 DOMINGO 8 Lunes 9 Martes 10 Miércoles 11 Jueves 12 13 Santa Teresita del Niño Jesús Ángeles custodios San Francisco de Asis Santa María Faustina Kowalska Doctorado de San Juan de Ávila Viernes Ntra. Sra del Pilar Sábado 14 DOMINGO 15 Lunes 16 Martes Santa Teresa de Jesús 90 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 91 Agenda del curso 2012-2013 OCtUbre 17 Miércoles 18 Jueves 19 Viernes 20 Sábado 21 DOMINGO 22 Lunes 23 Martes 24 Miércoles 25 Jueves 26 Viernes 27 Sábado 28 29 San Lucas Beato Juan Pablo II DOMINGO Lunes 30 Martes 31 Miércoles Aniversario Ordenación episcopal D. Antonio María Rouco Varela NOTAS 91 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 92 2012 NOViembre 1 Jueves Todos los Santos 2 Viernes Fieles Difuntos 3 Sábado 4 DOMINGO 5 Lunes 6 Martes 7 Miércoles 8 Jueves 9 Viernes 10 Sábado 11 DOMINGO 12 Lunes 13 Martes 14 Miércoles 15 Jueves 16 rETIrO MENSUAL (SILVA) Ntra. Sra. de la Almudena Viernes 92 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 93 Agenda del curso 2012-2013 NOViembre 17 Sábado 18 DOMINGO 19 Lunes 20 Martes 21 Miércoles 22 Jueves 23 Viernes 24 Sábado 25 DOMINGO 26 Lunes 27 Martes 28 29 Miércoles 30 Presentación de la Virgen Cristo Rey Jueves Viernes San Andrés apostol NOTAS 93 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 94 2012 DiCiembre 1 Sábado 2 DOMINGO I Domingo de Adviento 3 Lunes San Francisco Javier 4 Martes 5 Miércoles 6 Jueves EJErCICIOS ESPIrITUALES 7 Viernes EJErCICIOS ESPIrITUALES 8 Sábado EJErCICIOS ESPIrITUALES inmaculada Concepción 9 DOMINGO EJErCICIOS ESPIrITUALES II Domingo de Adviento 10 Lunes 11 Martes 12 Miércoles 13 Jueves 14 Viernes 15 Sábado 16 DOMINGO rETIrO MENSUAL ( SILVA) Ntra Sra de Loreto III Domingo de Adviento 94 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 95 Agenda del curso 2012-2013 DiCiembre 17 Lunes 18 Martes 19 Miércoles 20 Jueves 21 Viernes 22 Sábado 23 DOMINGO 24 Lunes 25 Martes 26 Miércoles 27 Jueves 28 Viernes 29 Sábado 30 DOMINGO 31 Lunes IV Domingo de Adviento Natividad de Ntro. Señor San Juan Apóstol Santos Inocentes Sagrada Familia NOTAS 95 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 96 2013 eNerO 1 Martes 2 Miércoles 3 Jueves 4 Viernes 5 Sábado 6 DOMINGO 7 Lunes 8 Martes 9 Maternidad de María Epifanía del Señor rETIrO MENSUAL ( SILVA) Miércoles 10 Jueves 11 Viernes 12 Sábado 13 DOMINGO 14 Lunes 15 Martes 16 Miércoles r Bautismo de Ntr Señor; Solemnidad del Santo Niño de Remedio 96 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 97 Agenda del curso 2012-2013 eNerO 17 Jueves 18 Viernes 19 Sábado 20 DOMINGO 21 Lunes 22 Martes 23 Miércoles 24 Jueves 25 Viernes 26 Sábado 27 DOMINGO 28 Lunes 29 Martes 30 Miércoles 31 Jueves Conversión de San Pablo Santo Tomás de Aquino NOTAS 97 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 98 2013 FebrerO 1 2 Viernes 3 DOMINGO 4 Lunes 5 Martes 6 Miércoles 7 Jueves 8 Viernes 9 Sábado Sábado 10 DOMINGO 11 Lunes 12 Martes 13 14 Presentación del Señor rETIrO MENSUAL ( SILVA) DÍA DEL MILITANTE Ntra. Sra. de Lourdes Miércoles de Ceniza Jueves 15 Viernes 16 Sábado 98 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 99 Agenda del curso 2012-2013 FebrerO 17 18 DOMINGO i domingo de cuaresma Lunes 19 Martes 20 Miércoles 21 Jueves 22 Viernes 23 Sábado 24 DOMINGO 25 Lunes 26 Martes II Domingo de Cuaresma 27 Miércoles 28 Jueves NOTAS 99 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 100 2013 mArZO 1 Viernes 2 Sábado 3 DOMINGO 4 Lunes 5 6 Martes III Domingo de Cuaresma rETIrO MENSUAL ( SILVA) Miércoles 7 Jueves 8 Viernes 9 Sábado 10 DOMINGO 11 Lunes 12 13 IV Domingo de Cuaresma Martes Miércoles 14 Jueves 15 Viernes EJErCICIOS ESPIrITUALES Y JAVIErADA 16 Sábado EJErCICIOS ESPIrITUALES Y JAVIErADA 100 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 101 Agenda del curso 2012-2013 mArZO 17 DOMINGO 18 Lunes 19 Martes 20 Miércoles 21 Jueves 22 Viernes 23 Sábado 24 DOMINGO 25 Lunes 26 Martes 27 Miércoles 28 Jueves Santo 29 ViernesSanto 30 Sábado Santo 31 DOMINGO EJErCICIOS ESPIrITUALES Y JAVIErADA V Domingo de Cuaresma San José de Ramos Encarnación del Señor SEMANA SANTA MISIONErA SEMANA SANTA MISIONErA SEMANA SANTA MISIONErA SEMANA SANTA MISIONErA SEMANA SANTA MISIONErA NOTAS 101 de Resurrección temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 102 2013 AbriL 1 2 Lunes Martes 3 Miércoles 4 Jueves 5 Viernes 6 Sábado 7 DOMINGO 8 9 rETIrO MENSUAL ( SILVA) II Domingo de Pascua Lunes Anunciación del Señor Martes 10 Miércoles 11 Jueves 12 Viernes 13 Sábado 14 DOMINGO 15 Lunes 16 III Domingo de Pascua Martess 102 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 103 Agenda del curso 2012-2013 AbriL 17 Miércoles 18 Jueves 19 Viernes 20 Sábado 21 DOMINGO 22 Lunes 23 Martes 24 Miércoles 25 Jueves 26 Viernes 27 28 Sábado 29 Lunes 30 Martes DOMINGO IV Domingo de Pascua San Jorge San Marcos V Domingo de Pascua NOTAS 103 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 104 2013 mAYO 1 Miércoles 2 Jueves EJERCICIOS ESPIRITUALES 3 Viernes EJERCICIOS ESPIRITUALES 4 Sábado EJERCICIOS ESPIRITUALES 5 DOMINGO EJERCICIOS ESPIRITUALES 6 Lunes 7 Martes 8 Miércoles 9 Jueves 10 Viernes 11 Sábado 12 DOMINGO 13 Lunes 14 Martes 15 Miércoles 16 Jueves San José Obrero Día de la CAM VI Domingo de Pascua rETIrO MENSUAL ( SILVA) Ascensión del Señor Nuestra Señora de Fátima San Isidro Labrador 104 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 105 Agenda del curso 2012-2013 mAYO 17 Viernes 18 Sábado 19 DOMINGO 20 Lunes 21 Martes 22 Miércoles 23 Jueves 24 Viernes 25 Sábado 26 DOMINGO 27 Lunes 28 Martes 29 Miércoles 30 Jueves 31 Viernes Pentecostés Santísima Trinidad NOTAS 105 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 106 2013 JUNiO 1 Sábado 2 DOMINGO 3 Lunes 4 Martes 5 Miércoles 6 Jueves 7 Viernes 8 Sábado 9 DOMINGO 10 Lunes 11 Martes 12 13 14 Miércoles Jueves Viernes 15 Sábado 16 DOMINGO 106 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 107 Agenda del curso 2012-2013 JUNiO 17 Lunes 18 Martes 19 Miércoles 20 Jueves 21 Viernes 22 Sábado 23 DOMINGO 24 Lunes 25 Martes 26 Miércoles 27 Jueves 28 Viernes 29 Sábado 30 DOMINGO San José María Escrivá San Ireneo San Pedro y San Pablo NOTAS 107 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 108 2013 JULiO 1 Lunes 2 Martes CAMPAMENTOS ACGM 3 Miercoles CAMPAMENTOS ACGM 4 Jueves CAMPAMENTOS ACGM 5 Viernes CAMPAMENTOS ACGM 6 Sábado CAMPAMENTOS ACGM 7 DOMINGO CAMPAMENTOS ACGM 8 Lunes CAMPAMENTOS ACGM 9 Martes CAMPAMENTOS ACGM 10 Miercoles CAMPAMENTOS ACGM 11 Jueves CAMPAMENTOS ACGM 12 Viernes CAMPAMENTOS ACGM 13 Sábado CAMPAMENTOS ACGM 14 DOMINGO CAMPAMENTOS ACGM 15 Lunes CAMPAMENTOS ACGM 16 Martes Sto. Tomás San Benito Ntra. Sra del Carmen 108 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 109 Agenda del curso 2012-2013 JULiO 17 Miercoles 18 Jueves 19 Viernes 20 Sábado 21 DOMINGO 22 Lunes 23 Martes 24 Miercoles 25 Jueves 26 Viernes 27 Sábado 28 DOMINGO 29 Lunes 30 31 Santa María Magdalena Santiago Apóstol Martes Miercoles San Ignacio de Loyola NOTAS 109 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 110 P reguntas que el Señor Cardenal, o el obispo en el que él delegue, hace a quienes desean dar el paso a la militancia. Tras las cuales estas personas, tanto jóvenes como adultos, tanto hombres como mujeres, pasan a formar parte de la familia de los militantes de Acción Católica General de Madrid. Los militantes expresan su compromiso: Sr. Cardenal: ¿Queréis, por amor a Jesucristo, como militantes de Acción Católica, participar en el fin apostólico de la Iglesia, es decir, transformar el mundo según el plan de Dios por la santificación y la evangelización? Militantes: Sí, quiero. Sr. Cardenal: ¿Estáis dispuestos a dejaros conformar por Cristo mediante la vida de sacramentos, la oración y la formación, poniendo vuestro tiempo y demás bienes que Dios os ha dado, en servicio a Dios y a los hombres, especialmente a los más necesitados? Militantes: Sí, estoy dispuesto. Sr. Cardenal: ¿Os comprometéis a trabajar unidos a modo de un cuerpo orgánico en la Acción Católica, en comunión con vuestros compañeros y dirigentes, para que se manifieste mejor la comunidad de la Iglesia y sea más eficaz el apostolado? Militantes: Sí, me comprometo. Sr. Cardenal: ¿Prometéis asumir las orientaciones de vuestros Pastores, colaborando con ellos, y aportando vuestra experiencia como seglares al servicio de la Iglesia? Militantes: Sí, prometo. 110 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 111 TEMArIO 2012-2013 ÍNDICE LA PUERTA DE LA FE 1. LA PUERTA DE LA FE. 5 2. LA FE: RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS. 11 3. FE Y RAZÓN. 17 4. FE Y CONCIENCIA. 23 5. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA AL SERVICIO DE LA FE. 29 6. FE Y CULTURA. 35 7. FE Y OBRAS. 41 8. FE Y SOCIEDAD. 47 Carta pastoral en el día nacional del Apostolado Seglar y la Acción CAtólica 53 Textos para el juzgar 59 Agenda 87 temario1213:temario08_con_portada.qxd 01/08/2012 11:41 Página 112