LA POBLACIÓN URBANA EUROPEA El uno de enero de 2009, la UE-27 tenía 499.673.325 habitantes, de los que un 72% residía en núcleos urbanos, siendo la tercera región, tras los dos subcontinentes americanos, por el volumen de la población que vive en ciudades. Para el año 2025, las proyecciones señalan que el 83% de la población europea será urbana. Tres factores básicos se han dado para este proceso: - Una larga tradición de desarrollo urbano, que arranca con el mundo grecorromano, y sólo presenta momentos de debilidad en la alta Edad Media. - Un proceso de urbanización asociado a los de industrialización y de expansión de la economía de mercado en la mayor parte de los países, excepto en los situados en la zona central, oriental y balcánica, donde los regímenes socialistas bajo la esfera de influencia soviética llevaron a cabo una planificación prescriptiva que los modernizó y urbanizó. - Un proceso de desarrollo urbano reciente que se caracteriza por una urbanización dispersa, en la que las ciudades, especialmente las de mayor tamaño, deslocalizan población y actividades hacia otras localidades próximas y/o bien comunicadas, dando lugar a una densa red de flujos que origina extensas y complejas estructuras urbanas. No obstante, el peso de la urbanización no se reparte homogéneamente en el continente europeo. Los países más desarrollados de la Europa occidental presentan cifras superiores al 75%; mientras que los países bálticos ingresados recientemente en la UE no llegan al 70%, al igual que el conjunto de Austria-Hungría y Eslovaquia o los países mediterráneos. En los Balcanes las cifras no llegan al 60%, exceptuando el caso de Bulgaria, aunque este se debe seguramente al criterio utilizado para considerar urbana una localidad. En general, la densidad poblamiento urbano europeo es su elevada: la distancia media entre ciudades de más de 10.000 habitantes es de 16 km, mientras que en Asia, con una densidad de población similar, la distancia media es de 29 km, y en América del Norte, con una tasa de urbanización ligeramente superior, la distancia entre ciudades se triplica (48 km) como consecuencia de la abundancia de grandes aglomeraciones. De la misma manera no todas las ciudades tienen similares dimensiones. En general, en la UE hay pocas ciudades de grandes dimensiones (tan sólo el 7 % de la población vive en ciudades de más de cinco millones de habitantes frente al 25 % de los EEUU, y únicamente figuran cinco ciudades de la UE entre las cien más grandes del mundo). En general predominan las ciudades de entre 100.000 y 1.000.000 de personas. En el espacio ESPON-ORATE (países miembros de la UE más Noruega y Suiza) aproximadamente el 34% de la población, 173 millones de personas, viven en las ciudades y conjuntos urbanos de más de 100.000 habitantes. Las ciudades con más de 250.000 habitantes alojan a una cuarta parte de la población, unos 125,5 millones de personas. El tamaño de las ciudades varía a lo largo del territorio comunitario y del de los propios países miembros, destacando el de las grandes capitales de los estados. En cuanto al reparto del fenómeno urbano, se pueden señalar que las zonas con menor densidad urbana son las de montaña o las situadas en latitudes muy frías. Los litorales, por el contrario, presentan fuertes concentraciones de ciudades, destacando, especialmente el del mediterráneo, desde Murcia-Alicante hasta Roma-Nápoles, pasando por Barcelona, Marsella, Niza, Lyon, Milán y Génova. No obstante, la zona más urbanizada de Europa es el llamado “pentágono”, que corresponde al territorio que abarca el polígono que se puede trazar teniendo en sus ángulos Londres, París, Milán, Munich y Frankfort-Berlín. ESPACIOS URBANOS EN ESPAÑA En España, el Instituto Nacional de Estadística considera urbanos aquellos municipios que superan los 10.000 habitantes. Siguiendo este criterio, podemos decir que el 91% de los municipios españoles son rurales y sólo el 9% (741 municipios) son urbanos. Ahora bien, en éstos viven 36.287.335 habitantes, que suponen el 78,6% del conjunto de la población española. La evolución ha sido de un constante crecimiento, que ha pasado del 38% (8277.628 habitantes de núcleos urbanos) en 1920, al 66,5% en 1970 y al 75% en 1991, fecha desde la que el crecimiento urbano ya se ralentiza, bien porque se ralentiza en crecimiento de la población en general, bien porque el mundo rural ya estaba muy envejecido y su capacidad para mandar emigrantes a las ciudades es muy limitado o bien porque la propia ciudad (sobre todo las “grandes” ciudades) ya comienzan a mandar emigrantes al mundo rural, buscando suelo más barato, una mayor cercanía a la naturaleza, o huyendo de las aglomeraciones urbanas. En general, puede decirse que la población urbana tuvo un fortísimo crecimiento hasta la década de los setenta (éxodo rural), especialmente la que residía en las mayores ciudades. Pero, a partir de la década de los ochenta se ralentiza este crecimiento y las grandes ciudades (preferentemente las que tienen más de 500.000 habitantes) comenzaron a perder población, en beneficio de las localidades de tamaño medio, como resultado de la deslocalización de población hacia los municipios próximos y/o bien comunicados con las grandes ciudades. Este trasvase de población ha originado un fuerte crecimiento de las áreas metropolitanas y de las conurbaciones españolas. Si utilizamos el criterio de la densidad de población para discriminar la población urbana, vemos que esta presenta una clara localización: Madrid y Barcelona con sus áreas de deslocalización, el eje Valencia-Alicante, la zona urbana de Murcia, el bajo Guadalquivir y el litoral andaluz, el litoral vasco y su zona de deslocalización, las localidades del valle del Ebro, los ejes A Coruña-Santiago y Pontevedra-Vigo, y luego lugares puntuales como OviedoGijón, Santander-Torrelavega, Valladolid y algunos otros aun más pequeños. El resto presenta densidades muy bajas: es el interior rural. El mapa de usos artificiales del suelo elaborado a partir de la información de CORINE-Lan Cover señala algo similar y además como las grandes áreas de suelo artificial aparecen muy concentradas. Es interesante también constatar que esas áreas urbanas son las que han manifestado un mayor crecimiento, como se observa en el mapa de CORINE-Land cover sobre evolución de usos artificiales del suelo entre 1990 y 2000. La conclusión es que las zonas urbanas más importantes son las que están teniendo un mayor crecimiento, pero no como un crecimiento de las grandes ciudades, sino como un crecimiento en extensión de las áreas urbanas, como un crecimiento de su superficie. Las grandes ciudades están creciendo deslocalizando población y actividades hacia sus áreas próximas y/o bien comunicadas, con las que están formando redes muy intensas. Estas redes o sistemas son lo que antes denominábamos áreas metropolitanas y conurbaciones. 1. Áreas metropolitanas españolas. No hay un criterio estadístico claro para definir “área metropolitana”; no obstante, se puede afirmar que un conjunto de localidades puede denominarse así, si entre ellas hay alguna que tiene al menos 50.000 habitantes, si mantienen lazos por motivos laborales (viajes residencia-trabajo) y si el conjunto tiene un cierto número de habitantes. Las áreas metropolitanas españolas suelen coincidir con las capitales de provincia, excepto en el litoral mediterráneo, donde la elevada densidad urbana origina un número muy superior. Cabe, empero, realizar una matización: se observan dos tipos de áreas metropolitanas muy diferenciados: a. La grandes áreas metropolitanas (el INE las denomina simplemente “áreas metropolitanas”) y que tienen en su conjunto una cifra de población que ronda los 500.000 habitantes, que se localizan en Barcelona, Madrid, Alicante-Elche, Palma de Mallorca, Cádiz, Castellón de la Plana, Córdoba, A Coruña, Granada, San Sebastián, Málaga, Murcia, Pamplona, Avilés-Gijón-Oviedo, Las Palmas de Gran Canaria, Pontevedra, Santa Cruz de Tenerife-La Laguna, Santander-Torrelavega, Sevilla, Tarragona-Reus, Valencia, Valladolid, Bilbao y Zaragoza. b. Las pequeñas áreas, de dimensiones mucho más pequeñas que son aquellas en las que en los últimos años se está produciendo deslocalización de población y actividades pero que tienen un tamaño y una densidad muchísimo menor. Se corresponden con la mayor parte del resto de las capitales de provincia. 2. Conurbaciones españolas. No existe un acuerdo entre los diferentes investigadores a la hora de identificar las conurbaciones que se dan en el territorio español, ni sobre los límites de esos espacios urbanos. La causa de esta falta de unanimidad hay que buscarla en la imprecisión de la definición de “conurbación” como espacio de coalescencia de varias áreas urbanas que llegan a formar un todo continuo. De esta forma, para identificar las conurbaciones hay que atenerse a un territorio en el que hay un tejido urbano de unas ciertas dimensiones y que tan apenas tiene intersticios de suelo rural. Sin embargo, se vuelven a plantear problemas porque hay áreas metropolitanas de enorme tamaño que son muy difícil de diferencias de las pequeñas conurbaciones. De cualquier manera señalamos a continuación las más importantes: • Región metropolitana de Madrid. Es la tercera región urbana más poblada de Europa, pero presenta problemas de delimitación: incluye gran parte de la población de la provincia de Madrid, pero también de los municipios de las provincias circundantes, sobre todo Guadalajara y Toledo, que se encuentran en torno a las principales autovías y autopistas que parten de Madrid y con los que mantiene intensos flujos, entre los que tienen especial relevancia los relacionados con el trabajo. El conjunto • • • • • • • • • • • acoge a unos seis millones de habitantes. Hay autores que consideran que los tejidos urbanos de Alcobendas-San Sebastián de los reyes y de Coslada-San Fernando de Henares constituyen conurbaciones propias. Región metropolitana de Barcelona. Tiene prácticamente cinco millones de habitantes y es férreamente organizada por Barcelona. Su densidad (1.525 h/km2) es superior a la de la región metropolitana de Madrid. Además hay que tener en cuenta que el litoral dedica parte de sus suelos a actividades turísticas, que reciben población de forma estacional (en verano). Conurbación Sevilla-Utrera, organizada por la capital andaluza (700.000 habitantes), tiene una población de 1.360.360 personas. La conurbación de Bilbao se corresponde con llamada Área funcional de Bilbao, y suma treinta y cinco localidades, con un total de casi un millón de habitantes. Arco Mediterráneo Sur que abarca el continuum urbano que se extiende entre Benidorm y Elche, articulado por Alicante, al que puede añadirse el entorno metropolitano de Murcia y Cartagena. En total suman más de tres millones de habitantes, e incluyen localidades como Murcia (430.571 habitantes), Alicante (331.340), que es el centro organizador, Elche (228.348), Cartagena (210.376), etc. Podría considerarse que la que algunos llaman conurbación de Elda-Petrel (90.000 habitantes) se encuentra incluida en ella. Otros autores, por el contrario, fragmentan este conjunto en varias conurbaciones. El Corredor Urbano de Galicia, que se extiende en una estrecha franja entre Vigo y Ferrol totalizando más de millón y medio de habitantes millones de habitantes, en medio centenar de ciudades de tamaños diversos, entre las que se extienden amplios intersticios rurales. Sus ciudades principales son Vigo (295.703 habitantes), A Coruña (245.164) y Santiago de Compostela (94.339). No habiendo una ciudad que ejerza un claro liderazgo sobre el conjunto. Algunos autores prefieren separar la que llaman conurbación Vigo-Pontevedra-Villagarcía de la de A Coruña-Santiago. Región Astur, articuladas por las ciudades medias de Gijón (275.699 habitantes) y Oviedo (220644), que además de competir articulan una red más extensa que totaliza en torno a 900.000 de habitantes. El corredor urbano de la Costa del Sol, como ocurre con la conurbación turística de la isla de Mallorca, presenta características especiales por su condición de regiones de monoespecilización en turismo. Las peculiaridades vienen del hecho de que gran parte de su suelo artificial no es utilizado de forma directa por la población residente, sino que lo es de forma temporal por la población turística flotante. La organización es llevada a cabo por dos grandes ciudades: Málaga, con 566.447 habitantes, y Palma, con casi 400.000, cifras a las que, como ya hemos señalado hay que añadir la población turística flotante. La conurbación en torno a Tarragona (137.536 habitantes) y Reus (107.770) presenta también peculiaridades: tiene una importante población turística que sólo hace uso del suelo artificial en la temporada veraniega, otra parte de ese suelo se utiliza para soportar segundas residencias de poblaciones que tienen su residencia principal en las grandes ciudades cercanas (Zaragoza, Lleida, Barcelona…) y, además, sufre los efectos de la deslocalización de población y actividades desde Barcelona, de la que es difícil separarla funcionalmente. De hecho, el tejido urbano de Tarragona parece una prolongación del de Barcelona. La conurbación de las Vegas del Guadiana, articulada fundamentalmente por Badajoz (146.832 habitantes), pero en cuya red juega también un papel fundamental una pequeña ciudad como Mérida (55.568). Se extiende hacia Elvas, en territorio portugués, y de forma laxa hacia Almendralejo (33.177), Don Benito (35.334) y Villanueva (25.576). Conurbación Santa Cruz de Tenerife (221.956 habitantes) -La Laguna (148.375), que suma más de 400.000 habitantes e incluye El Rosario, Tegueste, Tacoronte y El Sauzal. Tiene sus centros en las dos principales ciudades. Es necesario incluir entre su población a los turistas flotantes. El pequeño corredor entre Almería (187.521 habitantes) y El Ejido (80.749) tiene varios cientos de miles de habitantes a los que hay que sumar la inmigración itinerante o la no regularizada.