c o L C C C iú n di tos M E JO R E S ñ U T D R ES MITIHUOS Y MOOCRnOS nnLionnLCS v c x t r a r jc b o s TO.MfJ n o p L A u j-a LA AULULARIA, LOS CAUTIVOS M A D R ID PEELADO. )C 1 luto p IE Z ^ . T C O iíP iS ÍA Arenal, oOm. 31. *reclo: 0.50 cents, en ttda Espafla. i VOLÚMENES EN VENTA RemftQcero del C id .. . . I La C «les U a & ................ 2 f L r Bdad U e d U ............ 4 F ray Luis de L «ó a v Sao JutQ d e la C rui. Poesías »le m a a a s........ « ProudboQ ...................... ^ RomaQcero m srtsco. . 6 y lo C erran tes.— N ovelas. V Heroulano- — N o v e la s .. II Bspr^Dcedti-— Poesías. I 2 y l 9 O oetb e.— W e r t e r ........ 13 L a rra .— A rtícu los .. . . 1 4 y l D Suseolo B lasco.— Poe­ sías ......................... 4í Victor H u g o ............ 42^4-8: Poesías m e jle a o a s .... 4U elo.— O verra de CataJuña......... ............ 46-4'<-4C Oampoaoior ................ 4( Mesonero R o m a c o s .. SI y 5) Bossaet — O r a c i o n e s fú nebres............ . MIraoeau.— D iscursos. M B un pides...................... V o lt a ir e .............. . 66 RomaDcero c » b a l l « Victor B álafruet........... resco......................... te Escritoras españolas. , Nicolfcs O o g o l.............. Tesoro áe la poesía cas­ SV t e l l a a « ........ n-18-20-22-30 Poetas a m s r ic a o o s .... Dante. — T »&B0 — PsJ o v e lia a o s ............. 41<80>8i tra rea ..................... 31 P o e t a s co ctem p ori* T irs o de M o lin a .......... 23 < n e o s ....................... 62 y Calderón de la B arca.. 24-JS« Lord Q yroa.— Poemas61 F ra y L o o « de V e ^ a . •. 25 Ventura R. A (p :il« r a .. 6< 61 Z o r r illa ....................... 26 Marco P o lo ................... Q u e v e d o ........... 27-36-91-94 C ristóbal C o t ó a . .. . . 6‘ 8 o u li6 .9 c .......... ‘^ -82 -43 -S D E l U niverso ea la C íeac l a ............ .............. V BaUac ......................... Santa T eresa ............... d ] Poesias inéditas de Cal» d eroa ......................... 1 A la rc ó n ... • .................. 89 La perfecta casada.. . . 34 A i^um en to de A n a d ia 72 D Ram eo de la Cruz. 3 5 ; 13ü d e Q au la................... M oratm ................... . 87 Lope d e V e n - — Nave* l^as............................... 73 Lope.— N letod e U o U iiB 88 C a s tille jo ...................... 89 D em óstenesy Esquines '•< SchlUer. -^-Dramas. 40-68-69 Kabulistaa ex tra n jeros 75 /2c BIBLIOTECA UNIVERSAL C O L E C C I O N ' ^ ^ n.Loa 0 )C MEJORES AUTORES ANTIGUOS Y MODERNOS N A C I O N k L S S V E X T R A N J E R O S TOMO CXVI PLAU TO LA AIjLÜLARIA y LOS CAUTIVOS CO M E D IAS V E R S IÓ N D. %. C ASTELLANA (^ o n já k j ^ u r ljm --ít ]V IA J E > R iI> D IR E C C IO N t T m P ia u fD A D M IIÍIS tÍÍc IO N M a d ;e r ff^ - 8 , b « $ í ^ f £ _ _ _ r lT r* Campuaoio, im praor. P l u » del Biwnbo, 4 PLAUTO Y SU TEATRO ^ A C IA el año 527 de la fuadación do Roma, según la opinión más común, ó sea el 226 antes de nuestra era, nació en Sarsinia, hoy F o r li, oindad de la Um bría, el popalarísimo poeta, padre de la oomodia romana, T . M a c c io P l a u t o (1 ), gloria del teatro latino y uno de esos genios de pri* mera magnitud que, para bien de la huma* nidad,aparocende tiempo en tiempo,dejando siempre tras sí, á manera de estela inextin­ guible, testimonio eterno de su paso por el ciclo del arte. Nada se sabe acerca de la familia y de la niñez del poeta. L a s prime­ ras noticias que de él tenemos coinciden con su aparición en la escena literaria. Muy (1) Ritschl y Hertz, siguiendo el palimpsesto de Milán, sostienen que el nombre de nuestro poeta es maccius y no M. Áccitta, como se le ba Üañaado generalmente. joven aiÌD debió de llegar á Roma, pues ooojetúra^e que aloaDZÓ sos primeros laure­ les escénicos á l&odad de diecisiete años. Consagrado á ettoribir comedias, que ven­ día á buen precio á los ediles encargados de las fiestas públicas, y píendo él á menudo representante de sus propias obras, llegó á ser muy luego empresario de aquollaa re­ presentaciones, tan en boga á la sazóo. Va­ lióle esto desde un principio considerables ganancias, que fueren base de una gran fo r­ tuna, si desgraciadas especulaciones mer> cantiles, según unos, ó su mucha prodigali* dad en los aparatos pomposos y magníficos con que adornaba bus representaciones t-ea- trales, según otros, no le hubieran traído al apurado trance de presentarse en quiebra, como diríamos h o y , viéndose reducido á poco, por virtud de la ley romana, á la du> risiiaa condición del esclavo. Las D o ce T i ­ bias, de severidad draconiana, disponían que el que DO pagase eoo dinero á su acreedor, lo pagara oon su persona; y el gran poeta ae vió de pronto sumido en repugnante ser- vidumbrc, acibarada doblemente {>or la esto­ lidez de su antiguo acreedor y ahora des­ piadado amo, que lo obligó á trabajar eo laa rudas faeoas de un molÍQO ( 1). L a servidumbre no apagó la llama de su gen io, y es fama que en tan precaria situa­ ción compuso algunas de sus obras, con cuyo producto logró comprar su libertad, estregándose desde entonces nuevamente y por entero al te a tro , robustecida ahora su poderosa inteligencia con el profundo cono­ cimiento de las íoñmas clases sociales que, merced i su espíritu observador, proporcion irale, durante ei periodo de su servidum­ bre, el roce é íntimo trato que hubo de tener coa ellas. Cuando P l a u t o nació á la vida del arte encontró la escena romana todavía en un estado de atraso grande, si bien en oondi* uiones muy favurables de progreso y de (1) L o que Au lo (j^eliotrae sobre este pun­ to difiere en algo de lo que en el texto consig­ namos, sigoienao el parecer de respetables crí­ ticos molemos. perfección, merced á la semilla qtie veinte afios atxás arrojara en aquel aüelo livin Andrónico, aportando á la entonces bárbara Italia el artístico drama griego, el cual, dando al traste con los antigaos juegos Jescenninos y con las farsas atellanas, logró atraer bácia sí toda la atención de los roma­ nos, y operó profunda transformadón en las ideas, en los gustos y en las costumbres; siendo este momento, puede decirse, el en qne se despierta en Roma el gnsto por las artes y por ias letras, y comienza el periodo de las civilizadoras importaciones de la cien­ cia y el arte belénicos. Pero de todas estas importaciones, nin* gnna fné tan popular ni alcanzó tan gene* ral éxito como la comedia; y oo la comedia a n ü ^ a ática, la comedia política, librey llena deardimiento, al modo, corte é intención de las de Aristófanes, que,ensayada por Nevio, costara al valiente poeta la cárcel y el des­ tierro; sino la media y la nueva comedia, la de los poetas de la Grecia esclava, la co­ media de Menandro, de Demófilo, de Epi- charmo y de FilemÓD, que era por entonoos ]a úoioa posible ea la esoeca romana. N o se verá en ésta al patricio activo y orgnllosoy ni ¿ la noble y grave m atrona; qne ni la (liviaión de castas ni la majestad del duda* (laDO romano, podían conseotir tales a tre v imienios. Tipos y personajes de otra estofa y laya, y aun éstos, vestidos siempre oon ro> paje extranjero,eran los üaicos de que podía disponer e l pueta dramático. Pues en tan ostrcohos límites, y oon tan escasos elemen* tos, P l a u t o , el fecundo P l a u t o (1 ), supo (1) £n tiempo de Yarrón se atribuían á P la u t o haüta 130 comediM, número que su es* quisita diligencia redujo í 21, considerando a^crífas traas las áemás. Los títulos de di­ chas 21 comedias, llamadas varronianas por Au^o Gelio, son: L a AvlulÁña y Loa Cautivos, cuya traduc­ ción castellana comprende el presente tomo; el A i^ r ib n , la Asinarta. Curculixtí, Casino, Cisfe'.laria y Epidicua. }Cstas ocho, conocidas de an­ tiguo. Lh^ 18 restantes fueron descubiertas á mediados del ^iglo xv, y sus títulos, que se con­ forman con los que ya conocíam e por Varrón, rion los sieuicnte.s; B\a:h%M8, MeniMchmi, MosteUaria, M iUi/glo- ’•ioaus ícl soldado fanfarrón), Mercator^ Paeuliolug. HanuUu,Persa, R uden9,íitichu».,Tñnum ' mus, TruciAentus y Vidularia, JDc esta última, moverse con desembarazo, crear, á pesar de lo poco complicado de la fábnla escénica de cntónoes, situaciones interesantísimas, im* primir á la acción gran movimiento y vida, y animar á sus personajes con todos loa atractivos de la realidad. Y todo e^to, lleva­ do á cabo con tanto conocimiento del cora* zón humano, con tal ingenio, con tanta sal, con tal amenidad, gracia y soltura en el diá­ logo, y oon tan esquisita vis có m ica , qno el pueblo se encantaba con aquellas escenas, deleitábase en aquellas delicadezas de Icn* guaje y pureza de estilo, y aplaudía entu­ siasmado y fuera de si los chistes de todo género, gracias y donaires quo matizan las obras del aaladísimo poeta; á cuyas riquí­ simas preseas y á cuyas geniales virtudes hay que atribuir forzosam ente, no solo el que el nombre de P l a u t o haya pasado á la que existía aiin en algunos muniiscritos del si glo X V , sólo quedan hoy unos pocos varsos. Au<o Geliu cita los títulos de uiiiuu comedÍH» inátí, iiue considt ra como auténtica» de P l a u t o . Pero ue ninguiia de ellas bxisto eino a’gún qutotro fragmento- ])Osterida(l rodeado de eteroa gloria, » íq o también el fenúmeuo, nada común por cier­ to, de qae sos obras hayan servido y sirvan de modelo á los más grandes poetas oómi* eos de todas las naciones. £ se es el verda­ dero genio, y esas son sus conquistas. K 1 oscuro poeta de Sarsinia, el esclavo de ayer, sin mecenas (q u e entonces no abundaban, ni en el teatro fueron nunca eficaces), sin más auxilio que e l de su propio valer, ayu­ dado sólo de su inspiración fecunda y bri­ llante, logra obtener, como poquísimos poe­ tas, los aplausos frenéticos de un pueblo que le adora y á quien tienen sojuzgado su arte maravilloso y su soberana fantasía, y hacerse admirar á través de millares de aüM, y en el seno de sociedades como ias de ahora, tan distintas y separadas de aque­ lla, aún más que por los siglos, por las ios* títuciones, por las costumbres y por las creencias. Aunque Pz^aüto siguió las huellas de Menandro y demás poetas griegos de la nueva com edia, no fué nunca traductor ser- T Î l do las obras de tquellos ingcotos de la escena helénica. Tomaba, si, de sns modelos los personajes y aún los argumentos, pero los acomodaba con notable originalidad á los nsos y cestumbres del pueblo romano; por lo qne puede decirse con toda verdad que en el teatro de P l a ü t o lato el espirita de Roma. T no podía menos de ser así, por* que esta fné la constante intención del poeta al pensar sus obras, siendo palpable e l es­ tudio que pone en que, tras e l ropaje griego de sus oomediaa, se vea siempre y adivine, hasta por los más miopes de entendimiento, la sociedad romana. P o r esta razón la lec­ tura de P l a ü t o , como la de los grandes dramáticos de todos los tiempos, es, no solo útil bajo e l punto de vista del a rte , sino también como fuente de conocimiento para el estudio de la historia. Hánse lanzado contra el poeta de Sarsinía graves censuras por la excesiva licen­ cia de sus diálogos, que de consano conde­ nan la moral y el decoro. Las censuras, á la verdad, son justas, y no es p 4» i b l e disonl- parie; defenderle sí, y su defensa más cum­ plida queda hecha oon sólo presentarle á nuestra oonsidcraoión por el lado bueno ; simpático. Como su contemporáneo el severo Catón, PL.\irro duélese constantemente do la pérdida de las soncüias antiguas oostum* brea, esmalta sus obras con las sentencias más puras de la moral antigua, lanza atre­ vidas sátiras oontra los dioses del paganis­ mo, proclama e l dogma de la Frovidenoia, haoe que humildes siervos den públicas lec­ ciones de ju s tid a á los Senadores y i loa optimates, delata las intrigas que abren el camino del poder, combate la disipación y el liyo, censura con vehemencia las inhu­ manidades que se cometen oon los míse­ ros esclavos; en suma, procura inculcar en la juventud romana toda suerte de nobles sentimientos y un puro y santo amor á la libertad y á la patria, proclamando elocuen­ temente que no perece nunca en la memoria de lo 8 hombres elqu em u ereporla virtud ( 1 ). (1) <<iuipervirtutem peritai,n(m interit,i--C a w t t i, act. n i, e«c. v, v. 683. Afládftfic, que sn alma honrada muéstraee llena de regocijo onando, como auccde en el interesante prólogo de tino de sus dramas más bellos y morales, se le pre­ senta ocasión de decir á los espectadores: t A q u i no vais á c i r versos cin>cos;m i contédia es un cuadro de huenas c o s tu n ^ e s . > Murió el padre de la comedia romana el año 154 antes de J. C., y en edad bien avanzada, si no hay error en esa fech a qoe Cicerón nos ha trasmitido. Com o N ev io y como E d o ío , y como más tarde T ib u lo y otros poetas, P l a ü x o dejó escrito sb propio epitafio, que nos ha conservado el autor de las Noches áÜcus, apoyado en la autoridad de Yarrón , y en el cualse dioe que D e s ^ a de la m u erie de P la u to , ¡a Com edia Hora, la £scena queda de ie rta , y la B is a , los Juegoa, las O ra d a s , la Poesía y Ja P ro sa , derram an á la p a r copiosas lá grim a s ( 1 ). (1) Postquam morte captvìst Flautus. Conuh [ dia luget Stma est deserta; dein lìisus, Ludu\ Jocusgue E f numeri Innumeri simul omneseouacrumarunt (A u lo C^elio, i^cap. x x iv .) A pesar de los grandes merecimientos de P 1.AUT0 , Horacio calificaba á sut« antepasa­ dos do «excesivam ente indulgentes, por no decir estúpidos,» al tributar sus aplausos y al hacer objeto do su admiración al aroáioo po«ta de la Umbría. L a po.steridad, des­ oyendo en este pnnfco al legislador del P a r ­ naso, ha vengado de tan injusto desdén al gran fundador del teatro romano, yéndose al partido de Cioerón, entusiasta admirador de ia vigorosa fraee plautina, y cuya delicia la constituyeron las inmortales comedias del poeta; de Á u iio G eiio, que le apellida orna­ mento de la lengua del Lacio, y do Yarrón, que afirmaba, al decir de Quintiliano, qno las musas quisieran hab'ar la lengi-a lalin^. e'egirian la exp¡esiva Ic'gua de Plauto. si N o fueron solamente los contemporáneos del egregio poeta los que tributaron aplau­ sos y elogios mcreoidísimos á sus soberanas dotes y á su genio oolosal. Si en su tiem ­ po alcanzaron sus obras éxitos prodigiosos, estos éxitos se agigantan con la gloría in- signe que ha cabido á P l a u t o de aegair ejerciendo en el arte dramático poderosa influencia ¿ través do los siglos; de ta l suer­ te, que después de babor sido representadas sus comedias en tiempo de Dioeleciano ( 1)» sobrevivido á la ruina del Im perio y trinnfado de] periodo caótico de la E dad Media; después de haber sido puestas en escena, según cuentan las crónicas, basta mediados del siglo XV; por una singularidad notabilí­ sima en la historia de las letras, el que supo ganar laureles inmarcesibles en la antigua escena romana, hálos conquistado tambiéo en nuestros días, al ser representadas sus comedias, en su mismo original la tin o, en las márgenes del Sprée, del Sena y del Man* sanares, ni más ni menos que como lo fue­ ran dos m il años há bajo los muros del Ca(1) RomancMi, en 8U Fia/«á Pomixya, habla de una tésatra ó contraseña de entrada,—halla­ da entre las ruinas del teatro de la ciudad sepul­ tada por la iava del Vesubio,—que dice así: «Oav. II, cun. m , grad. vu i. C asin a Pi*Aun.> —(A . Vannucci, Studi suUa ItUeraiwra ¡afina). p ito lio (l). K i es menos elocuente y expresivo el aplauso que á ooro ha tributado y tributa al grau poeta la cultura moderna por boca de (1) E l 5 de Mayo de 1844, para solemnizar una gran fiesta literaria, fué representada en Berlin, por los estudiantes de la Universidad, y en la propia lengua de Plauto, su famosa co­ media Loa Cautivos, á cuya magnifica cuanto rara representación, que obtuvo gran aplauso, asistieron el Bey y los Príncipes y un numeroso auditorio compuesto de hombres de Estado, de literatos y de artistas. Las decoraciones repro­ ducían una calle y una plaza de Pompeya; los tr^es, de la más exacta verdad, fueron r e b la ­ dos por el monarca, y en los intermedios, ¡oh crueldad alemanisca! cantáronse Odas de Horacio, puesta en música por el gran Meyer* beer. En España tuvo, no hace muchos años, ilus­ trados imitadores la culta Alemania. Entre los diferentes espectáculos realizados en .Madrid, en socorro de los inundados de Murcia, fué uno de los más notables la representación, por los estudiantes de la Universidad, de la misma co­ media latinaXo-T Cautivos, puesta en escena bajo la sabia dirección de nuestro respetable y queri­ do maestro ©¡Doctor D. Alfredo Adolfo Camús. Finalmente, en 1880 remescntáronse en el teatro de Las Naciones, doTarí¿, dos comedias en latín, de Plauto la una y la otra de Tcrcncio; siendo lo mús singular de esto curioso é intere­ sante espectáculo, el haber procedido á dichas representaciones una conferencia sobre ol tea­ tro latino, que con suma erudición dió, para 18 BIBLIOTECA UOTVERSAL los más emineotcs orítioos y, sobre todo, ^ el inmenso número de sus traductores é imi* tadores. N aestro insigne Villalobos en el siglo de oro do las letras hispanas, y Boo* cacio, Piareta, Ludovico Dolce, M oliëre, Dryden y otros, c®n sus excalontes trabajos sobre el A m p h ifru o ; Nicolás M aqaiavclo Casina el asunto para tu Clizia; Regnard copiando cl Cw ctUius, im i­ tando loa Menœchmi, calcando en la MostelIcria sa Vuelta imprevista^ é inspirándose en la Castnti al escribir au comedia Locuras amorosas; Beaumarchais, sacando de la misma la suya titulada Casamienio de Figaro; Addison y Destouches, con sua im iu ciones de la Mostellaria-, Larrivey, tomando esta misma comedia para modelo do Los tomando de la honra suya, de su nación y de au sexo, una dis­ tinguida señorita, Aille. María Dcraismes. £ntre nosotros ya no se e&tilan Isk Luisas tíigeas, C^talinaá de Trillo, .ai> ficatrices Cialindos, n\ tantas otraa como en pasadas centurias cul­ tivaban en nuestro suelo la majestuosa lengua dvl Lacio.—iüspccUiuulo» semejantes á o«tos debieran tener lugar como ai«''lio grato de es­ tudiar el arte antiguo eu todos t ’is detalles, ex­ presión y colorido. Espíriius; Sbakspeare, eligiendo para una de sus grandes producciones el argamentpO de los Menoechmi; Donato Giannottí, semiMercator en sa Vecchio amo­ traduciendo ol roso; Biccoboni y Doloe, con sos imitaciones de el Rudens; Cecobi, modelando eo el Tri’ nunmus la primorosa comedia qae él iatitulara L a dote; R otrou , con su magnífica imitación de Los Cautivos, tan elogiada por V o lta ire ; el eminento Schlegel, exaltando Áulularia^ ó Marmita, sobre el Avaro de y el de G oldoni, sobre la Sparla de Florentino G elli, el Honrado aventurero de OttaTÍo, e l Thf Miser do F íeldin g y el Goldingham de Shadvell, imitaciones tudas la M oiiére ellas de aquella incomparable y magnífica cicación del a rt« latin o; el insigne boma* ni sta Samuel W erenfels, crítico de P l a u t o en e l siglo x v i i ; el lombardo Pedro Luis Domini, con sa excelente traducción de las comedias de nuestro poeta; el torinense A n ­ gelo de Gubernatis, con sos trabajos sobre las mismas, y con sas versiones, en latín plautino, de algunas comedias de los citados Meqniavüio y Oecohi; los solertes biógrafo«, esposi tores ó comeotaderca F elipe Parena, L essin g, R oqu efort, Naudet, F raoíoia y tantos otros; y finalmente, viniendo á la Es­ paña de nuestros díaa, por no prolongar por modo indefinido esta enumeración, e l sabio y eruditísimo Camüs, el diligentíaimo Cos­ tanzo, el diaorto Canalejas y el laborioso y ameno González G-arbin, honra este últi­ mo de la Universidad granadina; todos afamadíaimos críticos ypreolarísimoa ingenios, quo han tejido con inmarcesibles laureles la eterna corona qne oiüe Iss sienes de P l a u t o , ungiéndolo así y consagrándole rey inmor­ tal de la comedia antigua. T a l es el esolarecido autor dramático, cuyo T e a tro selecto no tardará en darnos á conocer en lengua esp&fíola e l ilustre cate­ drático de la Universidad de Granada; quien, en prosa fácil, aaelta y casttsa, nos presenta hoy, como feliz ensayo, la Á ú lu ia ria y L o s Cautivos^ las dos más afamadas comedias del Príncipe de la escena romana. Leyendo esas primorosas veisiones, ciertamente no se necesita aeadir al texto latino para sabo­ rear con deleite toda» las gracias y bellezas qne derrama en los originales el inmortal poeta de Sarsinia. J u a n Q ü ir ó s d e lo s Madrid 28 de Marzo de 1887. R ío s . ' • .Al (>?>■»-éíÉr)^T< ■fl--' ..•. - - f* '.r.. '« : • ■ ,7■ f .'-i . . ■■ imM'.’ '• í> • v.-yí •.•^• - M . ’? . - -W - ■ .••rS .' ’' i . . 'a /y ‘ -V . riyr.Af--:-S-- •,_ , • t. f-..- ■ -V' ■ tòt;- -.'”'':’ ':•• •■< LA AULULARIA ó LA M A R M I T A PERSO NAJES DEL D R A M A E l dios L A R . E l v ie jo E U O L IÓ N (el avaro). F K D R A , su hija. L a vieja E S T A F I L A , criada de E uclióa. E Ü N O M IA , hermana de E l rico anciano M E G A D O R O . E S T R Ó B IL O , su esclavo. ANTHRAX. C O N G R IÓ N . P Y T H Ó D IC O , siervo tam bién de Megadoro. E S T R Ó F IL O (1), esclavo de L Y C Ó N ID E S , amante de la b ija de Ea> clión. Criados, cocineros, tocadoras de flauta, personajes mudos. L a escena en A th ena 8 . ' ~ A tem plo de la Buena Fé. un lado el '1 ) £ n todoo I'jf mauuscrito» se llama á et^te i>erso* iitOe Strob.lnx, del mismo modo que »1 i>iervo de Mcfradoru. lo ciiul p&rccc ser un descuido del autor quien, (iu preocuparse de la confusión <iue i>odr(a re!<ult«r, dió ádoe i'crsonajes el mbmo nombre- Para evitarla, ilamsmoe! SMolruí £«tróíilo ul esclavo do Lycóuide^, »isruiendo la práctica de mucbotf com eatidores. ooooooooooooo LA MARMITA PRÓLOGO E L LAR DOMÉSTICO ^ A R A que ningu no de vosotros se p re­ gunte atónico ¿quién será este? v o y yo m is­ m o i declarároslo en pocas palabras.— Pues sabed que y o soy el dios L a r de esta casa {señalándola), de donde m e habéis v is ­ to salir. Ilá y a m uchos años que en e lla habito, y la ven go p rotegien do de padres á hijos hasta e l dueño que hoy la posee. E l abuelo de éste m e confió un tesoro, que escondió en m ed io d el hogar, suplicándo­ m e encarecidam ente que se lo custodiase. A I m orir, no quiso re v e la r e l secreto ni aún á su propio h ijo (¡ta l era el hom bre de avaro!) y p re firió d e ja rle sumido en la in­ digen cia, pues no heredó el in fe liz sino un ])equeño pedazo de tie rra , con lo que el j>olire v iv ía á fu erzaU e trabajos y d e m iseria. Después de m o r ir e l avarien to v ie jo , co­ m encé ¿ ob servar si el h ijo m e consagraba m ayor devoción que la que m e habla te ­ nido e l padre; p ero lejos de ello, d e d ia en d ía se d ism in u ían en la casa los honores que m e eran debidos. Y o le pagu é d e igual modo, y m u rió á su vez. E l im p ío d ejó un hijO) el actual dueño d e la casa, que es el idéntico retra to d e su p ad re y de su abue­ lo; pero tie n e el tal una h ija , que ni un solo d ía d e ja d e con sagrarm e incienso, v i ­ no, coronas ü otra cu alqu iera ofren d a y p ara prem iar[su d evoción, he hecho que el v ie jo Euclión, su pad re, descubra la riqu e­ za á fin d e que, si gu sta, pueda casarla ventajosam ente. Un jo v e n de d istinción la ha seducido, e l cual sabe quién es la m u­ chacha; m as e lla no conoce á su seductor. E l padre ign ora lo sucedido. Y o h a ré de m anera que un señor v ie jo p id a la mano de la jo v e n para asegurar al am ante la ocasión de casarse con e lla , porque el an­ ciano v e cin o d e ésta, que la pe d irá en m a­ trim onio, es tío d el m á n c e la que atentó contra el honor de la m oza, en la flesta nocturna de C éres... Mas oid; el v ie jo Enclión està ya dando gritos en su casa, se­ gún acostumbrar ¿sabéis lo que es? que quiere echar fu era à la v ie ja que le s irve para que nu se e n tere de nada. Sin duda se propone dar un vistazo á la M a r m i t a d el dinero, tem eroso d e que se la hayan atrapado. .'rü , í i x 'r 'é T g m '''' " 9l>'*R«Tfj'1'K ^ ííjn r . .;9 ^ OÿMV iMÏÎÎ . ..5 •.' '>r'.'f.i^r i r - ' ' f ., ’ ,' ' ACTO PRIM ERO £ js c e n a pr*iinox*a EUCLIÓN, E S T Á F IL A EUCLIÓN Que salgas de aqu i te he dicho. Vam os, lárga te... iPor v id a d e Hércules! que es m e ­ n ester que te salgas fuera, espia m a ld ita, con esos ojos que te se saltan d el casco... (La, mpv^a hacia f%era.) ESTÁFILA P ero ¿por qué m e m altratáis, m ísera de mi? EUCUÓN Para que seas desdichada d e veras. Una tunanta, como tú, debe lle v a r la m ala v id a que se m erece. e s tAf il a ¿Pero queréis d ecirm e áqué vien e ahora e l ocharm e fu era de la casa? KUCLIÓN ¿ Y tengo yo que d arte á tí p or ventura cuenta de m is actos, picaronaza, C(m!potvm’ hrado de et¡Án<u?... A v e r si te a le ja s d e esa puerta!... íP o r aquü {P or aquí te d igo!... M iren, m íre n , qué prisa se d a la ... Varaos, ésta no sabe cóm o puede con clu ir p a ra ella el asunto. Pues y o te ju ro que si llego á coger con m i m ano un palo ó un látigo, te he de h a cer que alargues ese pasito de tortuga. ESTÁFILA iOh diosest Cuánto m ás m e v a lie r a que m e hubierais destinado para e l patíbu lo, y no para s e rv ir á este p recio á un am o se­ m eja n te’ F.UCLIÓN ¿Qué es lo que irá esa m alvad a m u rm u ­ rando e n tre dientes?... Y o te arra n caré los ojos para im p e d irte que observes m is ope­ raciones. (A lio ). ¡A lé ja te m ás... m ás toda­ vía.... m ás.... qu ie ta ahi! Y ¡por H ércules! que sí te separas un dedo de ese sitio, si te apartas d e é l tan to com o el gru eso de una uña, si te a tre v es á v o lv e r ta cabeza ánte.«» de que yo lo p erm íta ... te m ando al punto á la horca para que te sírva d e lección. (A parte). No he conocido en todos los días <ie m i v id a una v ie ja más in fe rn a l que ésta. Y m e estoy tem iendo que la pérfida. »acándom e algu na p alab ra inHÍdioüaiuen-' t » , se aperciba d e l escondrijo donde tengo oculto m i tesoro: esa m aldita que ademas tien e ojos en e l cogote. Ahora vam os á echar un ojo ¿ esa dichosa m arm ita, que tantos tonuentos m e causa, á v e r si está como yo la dejé. (V 's e . ) E so en a II ESTAFILA Por Cástor! N o puedo com prender que es­ pecie d e cosa m ala, qué clase d e locura es esta ,q u e sehaap oderad o de m i a m o .L e ha dado por arrojarm e de la casa: á ve ce s ¡p o ­ b re de m i! m e ech a fu era d iez ve ce s al d ia. N o sé, no sé que agitaciones son las que se han apoderado de este hom bre: él no p ega en toda la noche un ojo; y e l d ia se lo pasa como si fu era un sastre cojo, sin levantarse jam ás d e l asiento. P o rotro lado e l percance de la m uchacha no h a y m ed io de podérselo segu ir ocultando, puesto que e l negocio toca y a á su térm in o... ¡A y !... Bien m irado, lo m ejo r para m i seria alar­ garm e como una I, echándom e un cordel al cuello... Ksct^na III EUCLIÓN (S a U de Vam os, ahora salgo d e mi ca»a con e sp íritu m ás tranquilo, pues m e he cerciorado que dentro está tc^ o asegu­ rado: (dirigiéndote á ¿a 9Úf/aJ y tü , y a pue­ des vo lv e rte dentro, y ... ¡m ucho cuidado con la casa! ESTÁFILA ¿De verdad?... Y ¿qué cosas son las que m e m andáis gu ard a r en la casa? Es por ventura no sea Que se v ay an á lle v a r la casa m ism a? ¡B an!... á fe m ía, que no hay en e lla otra cosa de que puedan ap rove­ charse los ladrones; pues no se encontra­ rían dentro m ás que los agujeros y las te ­ larañas. EUCLIÓN (C o n iron ía .) Lástim a, in fam e b ru ja,qu e, por d arte á t i gusto no m e hu biese hecho Júpiter un r e y F ilip o ó Darío. Pues m ira, yo qu iero que esas telarañas se m e gu ar­ den... (1) Soy pobre, lo confieso; p ero lo lle v o con paciencia: con lo que los dioses m e dan v iv o satisfecho. C onque m étete dentro, y c ie rra bien la puerta; esta ré aquí en un segundo. Cuidado con que m e in tro­ duzcas en la casa á ningunapersona extra ­ ña. Y si a lg u ien vien e á p e a ir te lum bre... apágala, y asi no habrá m otivo p a ra que vengan á p ed írtela . Y si cuando y o vu e va m e encuentro qu e el fogón se h a lla ard ien­ do. á tí si que te extínga yo entonces sin m isericordia. Si vienen p idien do agua, contesta que se h a escapado. S i te piden e l cuchillo, el hacha, la m ano del alm irez, e l m ortero, cu alqu iera de losu ten siliosqu e suelen e x ig ir los vecinos, respondes que han venido unos ladrones y se los han lle ­ vado. No qu iero que nadie, absolutam ente nadie, entre en m í casa durante m i ausen­ cia ¿estamos? Aunque v in ie ra ¿ vis ita rm e la Buena F ortuna... no le des entrada en la casa. ESTÁFILA iPor Pólux! se g u arda e lla m u y mucho de visitaros: pues n i una sola v e z se nos h a aproxim ado, á p esa rd e te n e rla tan v e ­ cina. (A liiiio n a l in m d ia ío tm p lo de la diota). EUCLIÓR C állate y v e te dentro. e s t Af il a Me callo, pues: y m e retiro. EUCLIÓN Que m e c ierres la puerta con los dos ce ­ rrojos. Y o estoy aqui á seguida. (Yase Estájila ) Sufro un g ra n torm ento en el alm a, tenien do que ausentarm e de la casa. ¡Por Hércules! bien á pesar m ió m e vo y ; pero y o bien sé lo q u e m e hago; el Je/e de nues­ tra curia h a anunciado una distribución de din ero entre los p ad re de fa m ilia ; si abantom o cxvi 2 dono m i p arte j no la reclam o, al pnnto sospecharán todos, creo yo, que d ebo ten er din ero en casa; pues no es v e ro s im i! que un pobre d esp recie una lib e ra lid a d , por insign ifican te que sea, mucho m énos que d e je d e acudir á re c la m a r una piezafíitNMo^ de plata. Con todo, yo no sé qué es lo que ahora m e ocurre: cuanto m ás m e afano por ocul­ tar á, todo el m undo m i secreto, m ás ente­ rados m e p arecen todos de é l: m e saludan todas las personas m ás afectuosam ente que antes; se m e acercan; m e paran; m e ap rie­ tan la m ano; m e preguntan cóm o io paso, y qué es lo que hago; cóm o andan m is ne­ gocios, en fin... vam os á lo que vam os sin p e rd e r tiem po, y asi podrem os reg resa r m ás pronto á nu estra casa. ACTO SEGUNDO E lso e x ia px'lxn.ex'a EÜNOMIA, MEGADORO EU yOlíIA Quiero ante todo, herm ano m io, qae ha­ gas ju sticia à m i 8 intenciones, y que esti­ m es lo que v o y á d e cirte como dictado por e l afecto y en in terés tuyo: com o debe na­ c e rlo una buena herm ana. Y o no ign oro que á las pobres m u jeres se nos tie n e siem ­ p re p or im portunas; que con razón somos consideradas com o m u y habladoras, y que p or esto se d ice lo de todas los siglos hasta hoynosekaencontradoMna mv^er mida.T* P ero, aun asi y todo, piensa, herm ano m io, que yo no ten go en e l m ando m ás p ró xim o p arien te que tú, n i tú tienes tam poco m ás que á m í; y por lo tanto, que es m u y na­ tu ra l que m irem os el uno p o r e l otro; que nos aconsejemos recip rocam en te lo que cada caal ju zg u e p a ra e l otro conveniente; que nada oculto naya en tre nosotros; que no nos callem os nada por tim id ez, d ejan ­ do yo de h a certe p articip e de m is pensa­ m ientos y tú á m i d e los tuyos. P or esto te he sacado aqui fu era ; para que hablem os en secreto, d e asuntos que te tocan p er­ sonalm ente. megauoro E cha esa m ano, íoh, la más p e rfe c ta de las m ujeres! EUNOUIA (M irando en tonto suyo.) ¿En dónde está esa m u jer perfecta? ¿Q uiénes ella? HEGADORO T ú m ism a. EUNOMIA T ú m m a , ¿has dicho?... HEGADORO Si te em peñas en que no, yo m e retracto. EÜNOMU L o m ejor, herm ano m ió, es que d iga s la verdad; y la v erd a d es que ninguna m u jer puede ser considerada como p erfecta , pues cada una de nosotras es peor que la otra. MEGADORO A lg o de eso creo y o tam bién; y d e cid id a ­ m en te pienso no con trariarte, herm ana, en este p a rtic a la r. EUSOMIA Escúchame ahora, si gustas. HEGADORO E s to y á tu d is p o 8ic ió n ,d i cuanto quieras. EUNOMIA Pues bien, v o y k aconsejarte una cosa que la considero m u y necesaria para tu bien. MEGADORO iQ uerida h erm ana! tú siem p re la m is­ m a... EUNOUIA Es que quiero qu e la cosa sea un hecho. HEGADORO Pero, ¿qué es ello? ¿de qué se trata, h er­ mana? EUNOMIA D e lo que puede la b ra r tu d ich a para siem pre, con la ayuda de los dioses; de que seas padre d e una num erosa fa m ilia : quie< To que te cases. MEGADORO ¡Me has m uerto, Eunomía) EUNOHIA Pero ;q a é es eso? HEOADORO Que tns palabras roe han aplastado el cerebro, herroana m ía ; has arrojado peño­ nes y no palabras. EUNOMIA ¡Oh M egadorot h a z lo que tu h erm an a te aconseja. MEGADORO L o haré... p ero si m e agrada, herm ana. EUKOMIA M ira que es en in terés tuyo. HEGADORO Antes la m u e rte que e l m atrim on io; búscame una m u je r á quien yo v e a en trar m añana v s a lir pasado m añana p a ra e l otro mundo, y , con tales condiciones, ad­ m ito que m e p rep ares la boda. EUNOMIA L o que puedo h a cer, herm ano, es p ro)orcionarte una esposa rica m en te dotada; a futura es algo ja m o n a , una m u je r y a de edad regu lar. S i tú m e autorizas p a ra que p id a su m ano, la pediré. MEGADORO Y tù ¿me autorizas para que te d ir ija an a pregunta? EÜNOMIA P regu n ta lo q a e quieras. MEGADORO Cuando un h om b re d e edad alg o avanza­ d a se en laza con an a m u jer d e edad m adu­ ra, si ésta se lle g a por casualidad & que­ d a r en cinta, ¿podrá dudarse que e l nom bre d el niño está y a indicado? D eberá lla m a r­ se Pòstumo, (2) vam os! quiero ah orrarte, herm ana m ía. ese trabajo, esas inquietu­ des. G racias a los dioses y á nuestros an­ tepasados, soy suficien tem en te rico: no m e SM uce ni e l esplen dor n i los honores, n i la ric a dote, ni e l g ra n tren, n i e l pod erío, ni los carruajes d e m a rfil, n i los m antos de púrpura, ni nin gu n a de esas suntuosida­ des que con vierten á los m aridos en es­ clavos. EUNOUIA ¿Con qué m u je r pretendes u n irte en­ tonces? MEGADORO V o y á d ecírtelo. ¿Conoces al pobre v ie jo E uclión, nuestro vecino? 40 BIBLIOTECA UmVBRSAL EUNOltlA L e conozco. Un h om bre que no p arece m alo, á fé m ia. MEGADORO Pues bien: con la h ija de E uclión deseo casarm e. No pronun ciéis una palabra, her­ m ana; sé lo que vas á d ecirm e; que es po­ bre. Pues esa jo v e n pobre es la qu e m e place. EUNOMIA iQue los dioses ven g a n en tu ayuda! ICKGAüORO Asi lo espero, h erm a n a m ia. EUNOMIA ¿Me quieres d e c ir algo m&s? MEGADORO Que lo pases bien. EUNO'.IIA Y tú tam b ién, h erm ano m ió. ( Vásf.J MKGAUORO V o y á v e r si encuentro á Euclión en su casa. P ero h é le aqu í. ¿De dónde p od rá v e ­ n ir ahora? E J so e n a l l EUCLIÓN (S in ver á Megadoro.) Me daba e l cora­ zón qne m i salid a de casa iba á ser infruc­ tuosa; por esto m e ausenté de tan m ala gana. No se h a presentado ningnno de m is com pañeros d e cu ria, n i el je f e d e ©lia que d ebía hacernos la ta l distribución d e d i­ nero. Ahora m e v u e lv o á toda p ris a á m i casa: porque, aunque m i cuerpo se h a lla aqui, m i alm a la ten go aUi. (Señalando tu cata.) HEGADORO T e deseo salud 7 dicha, am igo E uclión. EUCLIÓN Que los dioses te p rotejan, M egadoro. HEGADORO ¿Qué tal?... ¿Cóm o v a esa salud, am igo mío? EUCLIÓN (A parte.) Cuando un rico saluda afectuo­ sam ente a un pobre es con algú n m otivo... E ste sabe y a sin duda que y o ten go dinero, y p or eso m e saluda tan cariñosam ente. HEGADORO Conque ;qaé dices... lo pasas bien? EUCLIÓN ¡Por P ólu x l no m u y b ien por lo qu e hace ¿ los cuartos. MEGADORO No obstante, si tien es tra n q u ilid a d de alm a, tienes cuanto se necesita p a ra p a­ sarlo bien. EUCLIÓN (A parte.) ¡P o r v id a de Hércules! la v ie ja le ha dado algú n in d icio acerca d e m i te ­ soro: esto es claro c o m o la iu z d e l d ía: ¡m a l­ d ita v ie ja ! y a le c o rta ré yo la len gu a y le arrancaré los ojos. MEGADORO Pero ¿qué est¿s ah í hablando á solas? EUCLIÓN Me lam ento d e m i pobreza, am igo m ió. T e n g o una h ija y a m oza, p ero que no tie ­ ne dote; y p or lo tanto, no es fá c il coloca r­ la bien: y p or otro lado, tam poco he de en­ tr e g a r la al p rim e ro que se presente... MEGADORO C állate, E u clión ; ten buen án im o. Y a te la dotará-, y o te ayudaré. Habla, d i lo que necesitas, m ándam e cuanto quieras. EUCUÓN (Ap$,rU.) C uando éste ofrece, es que quiere algo en este m ism o instante: es d e­ c ir, que ie veo con la boca ab ierta para devorar m i tesoro. L le v a la p ie d ra en una mano, y m e enseña e l pan coa la otra. No m e fio del rico que se m aestra tan zalam e­ ro con ua pobre: algún p erju icio v a à im ­ ponerm e cuando tan ^ n ig n a m e n te m e la rg a la m ano. ¡A h í Conozco bien á estos pólipos: cuando lle ga n ¿ a g a rra r no suel­ tan la presa.MEGADORO S irvete p resta rm e atención un lig e r o m om ento, am igo Euclión. T e n g o que ha^ blarte unas palabras sobre un asunto de interés com ún p a ra ambos. EUCUÓN (A purte.) ¡A h ! ¡desgraciado d e m il... Me ban rubado m i tesoro, y ahora qu errá éste, de seguro, e n tra r conm igo en arreglos. Co­ rro, pues, á r e v is a r m i casa. (M árchate apreturadametUe.) MEGADORO P ero ¿adónde vas tan de prisa? EUCUÓN V u elvo, v u e lv o á seguida. T e n g o una cosa qae v e r ah í dentro. (E n tra te en su cata.) MEGADORO (S olo.) C reo, á fe m ía, que tan luego com o le hable de su h ija para que m e la dé en m atrim onio, se v a á c re e r que m e bur­ lo de él; y en verd ad que en tre toda la po­ b re te ría no se encu entra un h om bre más m ezquino qu e éste. EUCLIÓN (Aparte saliendo de la casa.) G racias á los dioses, todo se h a salvado... todo, si no se ha peixlido algo. Buen susto he lle v a d o an­ tes de en trar; iba m ás m uerto que vivo. (A lio .) H ém e y a aquí d e vu elta, M egadoro, y dispuesto á escucharte. MEGADORO G racias, E uclión. T e ruego, pues, que d és in m ed iata contestación a lo que v o y á preguntarte. EUCLIÓN Con ta l qu e no m e preguntes cosa á la que no m e sea dado responder. HEGADORO D im e: ¿qué concepto tienes de la genie de que yo desciendo? EUCLIÓN Bueno. MEGADORO ¿Y de m i probidad? EUCLIÓN Bueno. HEGADORO ¿Y de m is acciones? EUCLIÓN N i bueno ni m alo. MEGADORO ¿Sabes tú m i edad? EUCLIÓN Sé que eres rico en años com o en d i­ nero. mh: g a d o r o Pues yo, por m i parte, te he considerado siem pre, y te considero en la actualidad, com o un nom bre de bien. EUCUÓN (A p a rte.) ¡N ada! que ha olido m i dinero. (A lto .) Y ¿qué m e quieres ahora? MEGADORO Puesto que tú sabes quién y cóm o yo soy, y yo tam bién quién tú e re s ,te p id o p a ra m í, en calidad d e esposa, á tu h ija : cosa que Creo puede redun dar en bien tu yo y m ío, y en e l de la m uchacha. Dam e, pues, tu pa­ labra. EUCLIÓN ¡Ah M egadoro! acabas de eje cu ta r una acción ÍDdigna d e ti: te estás burlando de un pobre hom bre, que ningún daño h a cau­ sado n i á t i n i á los tuyos: n i p or m is pala­ bras ni por m is obras m erezcoqu e hagas lo que haces con m igo. MEGADORO N i yo, por m i v id a , he ven id o á m ofarm e de ti, n i m e burlo, n i te ju zg o ac ree d o r á ello. EUCLIÓN ¿Para qué entonces m e pides la m ano de m i hija? MEGADORO P a ra ha cer tu fe lic id a d á la par qu e tú y los tuyos lab réis ia m ia. EUCLIÓN Pues se m e ocu rre, Megadoro, lo sigu ien « te. T ú eres u n h om b rep o d erosoyop u len to; y o e l m ás pobre de los pobres. S i añ ora co­ loco m i h ija con tigo, m e im a gin o qu e tú vas á h acer e l p ap el del b uey y y o e l del asno. Luego que e l buey se en cu entre un ci­ do con e l ju m en to , com o éste no h a d e po­ d e r soportar ia c a rg a d el propio m odo que aqu el, sucederá entonces que yo, e l hu m il­ d e p ollin o, m e quedaré tendido en e l lodo. tú, e l señor b uey, no te d ign arás v o lv e r m i: n i más ni m enos que si jam ás hubiese y o existido. Es d e c ir, que tú m e tratarás sin piedad, y los de m i clase se burlarán d e m i; que n i en e l uno n i en e l otro lado encon traré establo seguro, com o tengam os que separarnos; pues los asnos m e despedazarán á m ordiscos y los bueyes m e despedirán á cornadas, Es, )ues, d e gra n p ^ i g r o para m i pasarm e de os jum entos á los bueyes. í.03 ojos hacia HEGADORO Lo p rin cipal p a ra ti es ap roxim arte por m ed io del parentesco á gen tes honradas. A cepta m i proposición, no te h ^ a s sordo á m is ruegos, y p rom étem e tu h ija . EUCUÓN P ero cuidado qu e y o no ten go dote que d arla. MKGADORO C orriente, no le des nada. V e n g a e lla con buenas costum bres, y está b ien dotada con esto. EUCliÓM L o digo porque no va^as á figu ra rte que yo m e he encontrado ningunos tesoros. HEGADORO Lo sé bien: no es m en ester que m e lo adviertas. P ero v e n g a la palabra... EUCLIÓN Bógase, (ó y e m e unos golpes de azadón.) C ielosl E stoy p erdido! MEGADORO Qué te ocurre? EUCUÓN ¿Qué golp es con instrum ento d e h ierro acabo d e oír? (Y is e . ) HEGADORO Es que h e ordenado ca v a r e l ja r d ín de aqui de m i casa. (Volmendose.) P ero ¿dónde se ha ido m i hom bre? Se ha m arch ado sin darm e una contestación d e fin itiv a . Me desdeña porque v e que solicito su am is­ tad: los hom bres son asi. Se d ir ig e e i rico á p e d ir un fa v o r al pobre, y e l p ob re tem e com prom eterse: la inquietud m is m a im ­ p id e á los pobres v e r su bien; p e ro luego cuando la ocasión se h a perdido, la desean; es d ecir, cuando y a es tarde. EUCLIÓN (D e vuelta, áEsiáfila que queda en la casa.) S i no te h a go c o rta r la lengua d e raiz, consiento qu e m e hagan á m i eunuco. MEGADORO Veo, ¡por H ércules! E uclión, qu e tú m e has considerado á p esa r d e mis canas como un hom bre con qu ien puedes hacer juegos. EUCLIÓN No los hago, ip or Póiux! M egadoro, ni aunque deseara hacerlos, ten go recursos para e llo (3.) MEOAUORO En fin, ¿me p rom etes tu hija? EUCLIÓN Con las condiciones y la dote que tengo dicho. MEGADORO ¿Me la prom etes, pues? EUCLIÓN T e la prom eto. HE í ADORO ¡Que los dioses te sean propicios! EUCLIÓN ¡O jalá) p ero qu e hagas p or ten er bien presente lo que queda convenido; que m i n ija no te ha d e ap ortar ninguna dote. MEGADORO No lo he olvid ad o. EUCLIÓN Es que y o sé lo que suele enredar la 50 BIBLIOTECA mnVERSAI. g en te de t o ld a s e : lo pactado no es pacta­ do, y lo no con ven ido es con ven ido, según se os antoja. HEGADORO No habrá, nó, cuestión e n tre nosotros. P ero ¿existe porven tu ra'algu n a causa para que no celeb rem os hoy m ism o las bodas? EUCLIÓN Antes al con trario, te ju ro que h a y una buena razón p a ra celeb rarla. MEGADORO Pues m e m arch o á p rep a ra rlo todo. ¿Tien es a lg o m ás que decirm e? EUCLIÓN Nada: qu e estam os conform es. MEGADORO Muy bien. Adiós. {Á s% enclavo.) iHola! E stróbilo, sígu em e in m ed iatam en te al m ercado. (V o s e.) EUCLIÓN Y a se ha m archado. ¡Oh dioses in m orta­ les, cuán gran d e es e l poder d e i oro! E stoy plenam ente convencido que h a oíd o va nablar de la riq u e za que tengo escondida, y qu iere d e vo rá rm e la ... hé ah í e l m otivo ae obstinarse tan to en esta alian za. lijsoezia III EUCLIÓN ¿Dónde estás tú , charlatana, la q a e has d ivu lga do e a tr e los vecinos que yo v o y á d a r dote á m i hija?... ¡E stáfila!... ¡Estáüial ¿No oyes que te llam o? (Yiene É siá fila .) Apresúrate á la v a r y á p u rificar los vasitos consagrados. Acabo en este m om ento de p rom eter la m ano d e m i h ija . Hoy.m ism o ia v o y á d a r en m atrim on io á nuestro ve cin o Megadoro. ESTÁFILA iQue los dioses bendigan ese deseo!... Pero, ^ o r Castor! no puede ser.. Es dem a­ siado pronto. EUCUÓN C á lla te tú y v e te . Y que cuando y o v u e l­ v a de la plaza se encuentre toüo listo^ c ie rra bien la pu erta: estaré aqui á se gu i­ da. ( V i t e . ) ESTÁFILA ¿Y qué v a m o r á hacer? Una trem en d a desdicha nos am enaza à la h ija de m i am o y á m i: la g ra n v e rg ü e n za se nos vien e en cim a, y todo se v a h acer público. No puede, por lo tanto, segu ir en secreto lo qu e hasta hoy ha podido ocultarse. E n fin. vam os á h a cer qu e se hallen cu m p lim en ­ tadas las órdenes del señor p a ra cuando v u e lv a á casa. ¡A y ! m e tem o en verdad una tris te d esgracia: que lo v o y i ten er que beber meiCMdo (4). E iS c e n a I V ESTRÓBILO Mi am o h a hecho provisiones y ajustado unos cocineros, y a estas tocadoras de flauta en e l m ercado, y m e h a encargado que haga aqui de todo esto dos partes iguales. ANTHRAX P or lo que to ca á m í, yo te respondo que no m e has de d iv id ir en dos. S i quieres que v a y a ^dero á cu alqu ier p a rte, m e prestaré á e llo d e buen grad o; pero... ESTRÓBILO L o que yo d ecía . A n thrax, e ra en otro sentido, que en e l que tú aparentas haber­ lo tom ado. Mi am o se nos casa hoy. ANTHRAX ¿Con quién? ESTRÓBI' o Con la h ija d e l v ie jo E uclión, nuestro vecin o. Por lo cual ha querido que se le den al buen hom bre la m itad d e las vian ­ das, y además un cocinero y una flautista d e éstas. CONGRIÓN Conque la m itad p a ra aqui (señalando la casa de E u cU m ) y la otra m itad para a lli. ESTRÓBILO Precisam ente. COVGRIÓN ¿Pues qué, no p od ía e l v ie jo éste hacer el gasto que le corresponde en las bodas de su hija? ESTPÓBILO iBah!... jbah!... CONGRIÓN ¿Pues qué negocio es éste? ESTRÓBILO ¿Qué negocio es éste? Una p ie d ra póm ez es menos seca que e l corazón d el tal v iejo. CONGRIÓN ¿Pero es verdad lo que dices? ESTRÓBILO Escucha, y ju z g a p or t i m ism o. Es un liom b re tai que lla m a en su au xilio á I ok dioses y ¿ los hom bres y ju r a que está per­ dido, com p letam en te arru inado, sí v e ar­ d er la m ás pequeña 4 in sign ifican te asti­ lla en su h ogar; y , cuando se v a á acostar, se tapa la boca con una bolsa. CONGRIÓM ¿Para qué? ESTRÓBILO ¿Para qué h a d e ser? para que no se p ie r­ da e l alien to m ien tras duerm e. (Congrión hace un geito de incredulidad.) Pues debes creerm e lo que te estoy contando; ¿no creo y o las cosas que tú m e dices? CONGRIÓN Si te creo, hom bre; si te creo... ESTRÓBILO Pues h a y m ás. Cuando se está lavando, gim o tea p o r e i agua que se derram a. CONGRIÓN ¿No te p a rec e que bien pod ríam os obte­ n er de ese v ie jo usurero un buen Uiknto (&) para com p ra r nuestra lib ertad? ESTRÓBILO ¿De éi? Si le pid ieras prestada e l ham bre no te la d aría; pues si días atras le cortó su barbero las uñas, y se lle v ó las recor­ taduras, despues de haberlas recogid o con e l m a yo r cuidado... CONGiUÓN {P o r el dios P ó lu z! q u e m é §st&is pintan* do la m ezquindad en persona. P ero en verd ad , ¿es posible qu e ese v ie jo v iv a , tan ru in y m iseram ente? ESTRÓBILO Un d ia le p illó un m ilan o su com ida. E l hom bre se presentò inm ed iatam en te ante e l p reto r, dem an dándole con lágrim as y gem id os que le p e rm itie s en que su m ila ­ no fuese citado a ju ic io . En fin, si estu vie­ r a despacio, p od ría referiro s m ás d e seis* cientos lances d e ese género. P ero ea, d e­ cid m e: ¿cuál e s e l m ás v iv o de vosotros dos? CONGRIÓN Y o , sin com paración. ESTRÓBILO L o aue yo necesito es un cocinero, no un laarón. CONGRIÓN Pues y o soy lo qu e se lla m a un cocinero. ESTRÓBILO ( X Anthrax) Y tú ¿qué dices? ANTHRAX Y o soy... como tú v e «. CONGRIÓN Un cocinero d e dia de f e r ia ... d e cada nueve días anda ano en la cocina. ASTHRAX Y tú hom bre de seis letras, ( 6 ) ¿te atreves á d espreciarm e? CONGRIÓN ¿A m i lla m a rm e ladrául.. T ú s i qu e eres lad rón 7 m il ve ce s ladrón. ESTRÓBILO A v e r si os calía is y a. V am os, ¿coál de estos dos cabritos es m ejor? ANTHRAX Es p osible que... ESTRÓBILO T ú , C ongrión, ca rga á segu id a oon él, y llé v a lo ahi dentro: vosotros segu id le... y los deméis á la casa. ANTHRAX iP or Hércules! N o has hecho la partición con equidad... éstos se quedan con e l ca­ brito m ás gordo. ESTRÓBILO E n cam bio á t i te se dará ah ora la más obesa d e las tocadoras d e flau ta . V aya, P h ry g ia , vete con é l. Y tra te en esa casa. tü, E leusia, én­ CONGRIÓN ¡Oh, pérfido Estróbilol tü m e en vías con e l vie jo avaro, del que nada he de conse­ g u ir, si algo necesito, asi se lo esté p i­ diendo hasta qu ed arm e sin pulm ones. ESTRÓBILO Eres un estúpido y sin g racia. ¡H acerte favores á ti!... Cuanto se haga ¿ hombres com o tú, es siem p re perdido. CONGRIÓN Pues ¿cómo es eso? ESTRÓBILO V a lie n te pregu n ta. M ira; en la casa del v ie jo , p or lo m ism o que no hay ningún trop el de criados, si quieres h a cer uso de a lgo que haya en ella , puedes desde luego tom arlo sin que tengas necesidad de p e d ir­ lo. P ero en la nuestra estamos a llí m edio m undo; y además d e que la servid u m bre es m ucha, la casa está lujosam ente am ue­ blada, hay en e lla muchas alhajas, p re ­ ciosos tapices, m ucho oro y ric a v a jilla de plata. Si se p ie rd e algo (y yo sé que tú solo te puedes con tener cuando no tienes nada p or d elan te) al instante se dirá: los cocineros han sido... cogedlos, am arradlos azotadlos, arrojad los al pozo. N ada de esto puede ocu rrìrte ah i; porque no h a y nada que puedas ro b a r tampoco. S íg u e m e por aqui. CONGRIÓN T e sigo. E js o e n a v ESTRÓBILO ¡Hola! E stáfíla, acude & ab rir la puerta. ESTÁni-A ¿Quién está ahí? ESTRÓBILO Estróbilo. ESTÁFILA ¿Qué quieres? ESTRÓBILO V én 7 e n tré g a te en estos cocineros, esta tocadora de flau ta y estas p rovision es para la boda. M egadoro m e h a ordenado r e g a ­ la r todo esto i E uclión , en su nom bre. ESTÁFILA ¿Iréis á c e le b ra r sin duda las nupcias de Qéret? ESTRÓBILO ¿Por qué d ices eso? e s t Aì u a Porque no veo que m e tra ig a is cosa de vino. ESTRÓBILO Se traerá cuando m i am o haya regresado d el m ercado. e s t Af il a M irad qne en nu estra casa no hay lefta. CONGRIÓN P ero , ¿no h a y m aderos en ella? e s t Af i l a S i los hay. CON’ GRIÓN Pues entonces le ñ a tenem os; no h a y ne> cesidad d e buscarla fuera. e s t Af il a ¿Qué dices, infam e? aunque tú seas de­ voto d e Vulcano, ¿es preciso para que ga ­ nes tu com ida y tu salario, que le pegues fu ego á nuestra casa? CONGRIÓN N o quiero nada d e eso. ESTRÓBILO (i L lé v a te dentro á esta g en te 60 BIBLIOTECA UNIVERSAL ESTÁFILA V enid. £3soexia VI PYTH O D ICO , ialiendo dt casa de S/egadoro. iMucho caid ad o! m irad que m ism o v o y ¿ e x a m in a r lo que los cocm eros ha­ gan. Y á fé m ía , qu e para observarlos en un d ia como h oy, se necesitan c ie n ojos; á m enos que no les hiciéram os ad ereza r las viandas en e l fondo delpoeo, y que se hubieran d e ir sirvien d o, trayén d olas de abajo á arrib a; y , aún asi, si e llo s en la p arte d e abajo se iban com iendo los p la­ tos que se iban aderezando, entóneos los inferiores se qu edarían rep letos; p ero los superiores... en ayunas. Y á todo e s to m e estoy aquí charlan do, como si n ada tu v ie ­ ra que nacer, cuando tanto p illa s tr e hay hoy en esta casa. (Vase.) Ssoen a V II E T C L I O N , C O N G R IO N EUCLIÓN (S ó lo .) Quise h o y h a cer un esfu erzo de ánim o y r e g a la rm e en las bodas d e m i hija. ¿Y qu é hago? m e v o y á la p la za ; pre­ gunto por el pescado, y m e pid en un ojo d e la cara... p regu n to por la carne d e ca­ brito, y ... cara; la d e vaca... cara; la de tern era ... carisim a, y tanto más caro todo, cuanto que yo no ten g o dinero. Me fu l de a llí encolerizado, p orque nada había que p u d iera yo com prar; y eso que se la i i dt p u ñ o t aquella can a lla... Mas después he reflexionado p or e l cam ino, y m e h e d i­ cho: e l que lo p ro d ig a todo en e l d ía de fiesta, es posible que no tenga que com er en e l d ía de trab ajo. Y después de haber hecho esta pru den te reñ exión á m i estó­ m ago y á m is deseos, he tom ado la reso­ lución de celeb rar las bodas de m i h ija con e l m enor’gasto posible. He com prado un poquito de incienso y unas coronas d e flo­ res para adornar con ellas á nuestro dios L a r, que se h a lla en e l hogar, á fin d e que h a ga afortun adoel m atrim on io de m i hija. P ero... ¿qué es esto que v e o ? ¡m i casa ab ierta!!!... ¡C ielos! ¡qué estrépito h a y en e lla !... ¡Ahora si que h e sido saqueado, in ­ fe liz , in fe liz de m i!... CONiiRlÓN (E n el in terior de la casa.)— Id y pedid, sí se puede, una oUa m ás gran d e en casa de un vecino; ésta es pequeña, no tien e ca­ pacidad bastante. EUCLIÓN ¡A h ! ¡Estoy p erd id o! m e han robado m i din ero 7 están hablando d e la oüa. Me m uero, si no corro a llá al instante. Apolo, 7 0 te conjuro, auxíl iam e, p ro téjem e, lan za tus flechas á los ladrones de m i tesoro. Tú m e fa voreciste ántes d e ahora en otro tran ce sem ejan te... Pero, ¿qué hago? estoy p erdiendo aqui e l tiem po, en v e z d e i r allá ántes que m i ru in a sea com pleta. (E n tra te en Ja cata.) £ ]6 o e iia 'V I I I A N T H R A X , saliendo de la casa de Megadoro Drom ón, qu ita la escam a á los pescados; tú , M aquerión, le v a n ta e l p e lle jo á ese con grio y á esa m urena, lo m ás pronto po­ sible. V o y á p e d ir d e aqui al laao á Con­ g rió n una vitcochera que hem os d e necesi­ tar. T ú , p éla m e ese g a llo y d é ja m e lo com o un lid io afeitado. P ero ¿qué sign ifica n esos g rito s en casa d e! vecino? ¡P or H ércules! los cocineros sin duda están h a cien do de las suyas. Pues m e m eto á seguida den­ tro, no sea que se v a y a á a rm a r aqu i la m ism a batahola. ACTO TE R C E R O E ^ s o e n a p x 'lm .e x 'a C O N G R IÓ N Mis queridos conciudadanos, com p atrio­ tas, gen tes de ia ciu d ad y de ios arrabales, y vosotros, extran jeros, hacedm e lado, d e­ ja d m e escapar, d e ja d m e las calles lib res. £ n m i v id a m e he hallad o en una zahúrda sem ejan te á la de esa cocina. ¡Qué bacan a ll ¡cóm o llovia n los palos sobre m is es­ paldas y las d e m is pobres galopines! T e n ­ g o e l cuerpo m olid o, estoy m ed io m uerto; de ta i m anera ese m a ld ito v ie jo se ha e je r­ citado sobre m i á m an era de atleta. ¡Oh! en ninguna p arte d e l mundo he v is to r e ­ p artirse palos con m ás lib eralid ad : ¡buena ración hemos lle v a d o todos ántes d e ser expulsados de la casal... Pero... ¡por H ér­ c u les!... ¡estoy p erd id o!., je l v ie jo e n e rg ú m eno abre de nuevo la puerta!... y a está aqu i... v a á com en zar otra v e z la tem pes­ tad... Mas yá se lo que tengo que hacer... él m e lo ha enseñado. (V a te huyendo.) E J so e n a I I EUCLIÓN (G ritando.) ¡V en acá! ¿Dónde vas hu yen­ do? ¡A lto ahí) ¡estáte quieto ah il... CONGRIÓN P ero ¿á qué v ie n e n esos gritos, v ie jo im ­ bécil? EUCLIÓN V o y á d en u n ciarte an te los triu n viros. CONGRIÓN Y á raí ¿por qué? EUCLIÓN P or ese cu ch illo que llevas. CONGRIÓN Es la h erra m ien ta p ropia d e un coci­ nero. EUCLIÓN Y d im e, bribón, ¿por qué m e has am e­ nazado? CONGRIÓN Eso es lo que cre o q u e'h e hecho m ala­ m ente; no haberos rajad o el costado. EUCLIÓN . El p rim e r in fam e que lia y sobre la t ie ­ r ra si que eres tú: bien saben los dioses que te aplastarla enn todo el ¿justo de m i alm a. CONGRIÓN No necesitáis d e cirlo : los hechos bien lo han dem ostrado: vu estro g a rro te m e ha puesto más lig e ro que un danzarín. ¿Y con qué derecho m e habéis sacudido, v ie jo p or­ diosero?.. ¿Qué es lo que tenéis conm igo? EUCUÓN ¿Y te atreves á p regu ntárm elo? Vam os, oso es porque h ice m enos de lo que debía. P e rm ítem e, p e rm íte m e ... CONGRIÓN ¡P or H ércules! os habéis de arrep en tir... si es aue esta cabeza no h a perd id o la sen­ sib ilidad. EUCUÓN No sé lo que sucederá más tard e; pero por e l m om ento la tien es bien sensible.— Y m e podrás d e c ir ahora, ¿qué tenías tú que h a cer en m í casa, no estando y o en e lla , y sin perm iso m ió? T e n d ría gusto eu saberlo. CONGRIÓN iC a lle !... si nosotros habíam os ven id o á aderezaros la com id a de la boda. TOMO cxvi 3 EUCLlÓíí Y á t í ¿qoc te im porta, in fam e, ^ue yo. m e lo com a crudo ó cocido? ¿Eres tú acaso m i tutor? CONGRIÓN ¡Ea! pues y o tam b ién deseo qu e m e d i­ g áis de una v e z si qu ereis 6 no qu e os p re ­ parem os esa cena. EUCUÓíí Y y o deseo saber si han de qu ed ar á sal­ vo las cosas d e m i casa. CONGRIÓN ¡O jalá sacase y o á salvo los utensilios m íos, que h e aportado á e lla ! EUCLIÓN Estoy bastante contento con lo m ío, so necio, para v e n irm e ahora á c o d ic ia r las cosas tuyas. CONGRIÓM Lo sé; no necesito que m e lo- ad virtais. Pero ¿por qué m otivo no nos p e rm ite s que preparem os osa com ida? ¿Qué hem os he­ cho, q^tté hem os dicho nosotros, qu e os pueda naber chocado? EUCLIÓN ¡Y m e lo p re g u n ta s tú , p icaron azo;tú que atidabas h u ronean dop or todos los rincones de m í casa, y que has dado en trad a en m i aposento á. toda esa canalla que traes con> tigo? S í hubieras estado al lado d e l fogón , com o era tu d eb er, te hubieras ahorrado v e rte ahora con la cabeza aporreada. T e se h a hecho lo que te m ereces... Y escucha, para que sepas b ien m i propósito: com o vu elvas á poner e l p ié en e l d in te l d e m i puerta, sin lic e n c ia m ia, te pondré de m a ­ nera que seas e l m ás desaichado de los m ortales. ¿Sabes y a m iresolu ción ?... ¿Dón­ de vas tú?... V u é lv e te , v u é lv e te aqui. (V a te .) GONGRIÓN (S o lo .) i Por L a v e rn a , m i p rotectora! que sí no hace que m e en tregu en todos m is uten­ silios, buena g r ite r ía le d oy en su m ism a puerta. Y despues d e todo, ¿qué v o y á ha­ ce rm e yo ahora? [P or e l dios Polu x! sin duda he sido conducido aquí por una m ala estrella: m e han ajustado en un numo y ten d ré necesidad d e p agar m ucho m ás al m édico. EjSoena III E U C L IÓ N C O N G R IÓ N EUCUÓN {Salündo de su casa con la marmita en brazos y sin reparar en Congrión.) jO llita de m i v id a ! Tü irás siem p re conm igo, yo te lle v a ré con m igo donde qu iera que fu e re , y no v o lv e ré j am ás á com eter la im p revisió n de d ejarte sola en tam año p e lig ro . (A lio .) Y a podéis en tra r ahora, m a rm iton es y to­ cadores d e flau ta; (á CÓngrión) y tú , in tro­ duce y a , si qu ieres, toda esa r a za ven al. Cocinad, trastead ahora, y a podéis daros toda la p risa que queráis. CONGRIÓN A buena hora, despues de habernos m o­ lid o á todos los huesos. EUCUÓN Entrad, os d igo . Aqu i .se os h a traído para tra b a ja r y no para ch arlar. CONGRIÓN ¡Hola, e l v ie jo ! pues entónces tam bién debem os p ed iros u n sobresueldo p o r los palos que nos h abéis dado: porque aquí se nos había traíd o para gu isar y no p a ra ser apaleados. EUCLIÓN C orrien te, d em án dam e a n te'lo s trib u ­ nales; p ero no m e seas m ás im portuno. E n tra á p re p a ra r esa cena... ó v e te d e aqui y haz que te crucifiquen.’ CONGRIÓN Id vos, si qu ereis. (BìUranse los cocineros eti la casa.) Ejsoexxa IV ECC LIÓ N ¡Gracias al c ie lo que se han id o! ¡Dioses inm ortales, qué audaz tem erid ad es la d el pobre que se a tre v e á ten er rela cion es con un rico! ¡El ta l M egadoro!... fin g e e n v ia rm e esos cocineros p a ra obsequiarm e, y , en verd ad , su inten to es despojarm e y redu­ cirm e á. la m ise ria ... Pero, en m i casa, hasta el g a llo p a rec ía que estaba en in te­ lig e n c ia con la diosa v ie ja para arru in ar­ m e: pues com enzó e l m ald ito á escarb ar con las patas p recisam en te donde y o ten ia enterrado m i tesoro. ¿Qué había d e hacer? E l corazón se m e in flam ó de cólera, y co­ gien d o un g a rrote, d e jé e n e i sitio al infa­ m e ga llo ... lad rón m anifiesto. Juraría que esos pillastres d e galop in es le h a b ria n p ro­ m etido algu na recom pensa, sí les descu­ b ría m í riqueza. Mas y a les he arrancado el manffo de la mano. Y á todo esto... ¿para qué tanta conversación? L a m u erte del ave ha term in ado el asunto.— P ero h e aqui m i futuro y ern o M egadoro, que sin duda regresa del M ercado. N o m e a trevo á d e­ ja r le pasar sin p ararle, y h ablar con é l algunas palabras. E scen a v MEGADORO, EUCLIÓN MEGADORO (S in ver á E u clió n .) H e p a rtic ip a d o á m is am igos m i p ro yecto de estab lecerm e, y todos hacen e lo g io s d e la h ija de Euclión, y m e aseguran que obro con d iscreción y que he tom ado u n a d eterm in ación e x c e ­ len te. Y à m i ju ic io , si los dem ás h iciesen lo propio, si los hom bres de posición e li­ giesen para esposas á la s h ija s d e los pobres indotadas, en la sociedad h a b ría m ás ar­ m onía, y nosotros seriam os m enos e n v i­ diados d e lo que somos. Las m u je re s te ­ m ería n d a r un m a l paso m ás d e lo que ahora lo tem en , y nosotros no ten d ríam os que soportarlas tan to boato. E sta costum ­ b re seria la m ás provechosa p a ra todos, no en con traría oposición, sino en un in s ig ­ nifican te n ù m ero d e personas á v id a s , in­ saciables, cuyas codicias no reconocen ni le y , ni tutor, n i fren o. P ero se d irá : si se estab leciera sem ejan te p r iv ile g io en fa v o r d e las jó v e n e s sin fortun a, ¿con qu ien es se h abrían de e n la za r las h ija s d e ios ricos que tienen dote?— Cásense con q u ien es les agrade; p ero con ta l que no las acom pañe la dote. ¡Ah! S i asi s e ^ ic ie r a , y a p rocu ra­ ría n ellas ap ortar com o dote, m ejo res eos- tam b res que las que lle v a n hoy. Y o , como p or m i parte, h a ría que los m ulos, que se tien en en m ás e s tim a hoy que i los caba­ llos, viniesen á»te n e r precio m ás bajo que ios capones d e la G alia... EUCLIÓN (A parte.) ¡Que los dioses m e ayuden se­ gún con e l gusto con que le estoy escu­ chando! Ha hablado ad m irab lem en te con respecto á la econom ia. MEGADORO No d iría entonces ninguna m u je r á su m arido: la dote qu e yo te he traíd o es su­ p e rio r á tu fortun a: por lo tanto, y a pue­ des costearm e m ulos, cocheros, esclavos, saludadores, ca rru a jes para pasearm e... EUCLIÓíí (A p a rte) ¡Cóm o conoce las pretensiones de nuestras m atronasl Me a le g ra ría que le nom brasen in sp ector d e las costum bres de las m ujeres. MEGADORO H oy día, donde q u iera que v á uno, ve m ás carruajes en las casas d e la ciudad que en las casas d ei campo. Y todo esto es nada en com paración de otro m illó n de gastos: pues lu ego vien en el batanero, e l TO rdador4e oro, e l p latero, e l lanero, y... un tropel de m ercad eres; los gu arn icion e­ ros, los cam iseros, los tin toreros en color d e fuego, los que tiñ en d e color d e violeta , los que tiñ en de color de cera, los re v e n ­ dedores d e alh ajas, los t^ e d o r e s d e lien ­ zos, los zapateros á ia g rie g a , los zapateros ¿ la rom ana, los fab rican tes de pantuflas, los de sandalias, los m oloqu inarios, los quitam anchas, los sastres, los que os pid en el im p o rte de los ceñidores y cinturones; y cuando y a creeis á todo e l m undo satis­ fecho, os asedian en e l atrio á m an era de gu ardianes d e esclavos, los tejed ores, los pasam aneros, los cofreros, ó a lgu n a otra d e las m il calam id ad es que s iem p re hay dispuestas á an iquilaros e l bolsillo. EUCLIÓN (A p a r U ) L e d ir ig ir la la palab ra, si no tem iese in terru p ir su tan precioso razona­ m ien to sobre las costum bres de las h em ­ bras. D ejém osle continuar. Mb:GADORO ¿Y qué sucede luego? Que cuando os d e­ ja n en paz los expendedores d e su perflui­ dades, se os acerca el in fe liz soldado, re­ clam ándoos e l im puesto, y entonces tenuis que llega ro s á ajustar cuentas con vuestro banquero, quedándose en e l e n tretan to el pobre soldado esperando, con e l v ie n tre vacio, la con tribu ción que se le d ebe. Mas hecha la liqu id ación , resu lta que salís vos­ otros d ebien do á vuestro banquero, y hay que aplazar al m isero soldado para m ejo r ocasión... Estos y otros m uchos in conve­ nientes y d esp ilfarros in tolerables traen consigo las ponderadas ricas dotes. L a m u je r que nada tien e, depende d e su m a­ rido; las m u jeres dotadas nos sacrifican y nos arru inan .— P e ro hé ahi á m i futuro suegro en la p u e rta de su casa. ¿Qué dices d e bueno, m i qu erido Euclión? EUCLIÓN Que tu discurso m e ha proporcionado un gran p lacer. MEGADORO ¿Pues qué, m e has estado escuchando? EUCLIÓS Desde el p rin c ip io hasta e l fín. MEGADORO A propósito, m e parece que ob rarias m e ­ jo r , si te presentaras algo m ás d ecen te­ m ente en la s bodas d e tu h ija . EUCLIÓN Cada uno debe h a ce r que su esplendor v en g a bien con su fortuna, y su m a g n ifi­ cen cia con sus riquezas. Los gra n d es seño­ res son los que d eben ten er en cuenta su rango; pero yo, am igo Megadoro, y o y cual­ qu iera otro pobre com o yo, no poseemos en nuestra casa m ás que aquello que todo el m undo sabe. MEGADORO iQue los dioses qu ieran co n servártelo, y au m en tarte m ás y m ás lo gve tienes hoy! EUCLIÓN (A p a rte.) E sa fra se no m e h a gustado... «¿b que tienes h oy »... Nada, nada, sabe lo m ism o que y o cuanto tengo; la ab orrecib le v ie ja lo h a b rá descubierto todo... MEGADORO ¿Se puede saber p or qu é m otivo te apar­ tas para h a b la r á solas? EUCLIÓN ¡Por PóIu x! Estaba pensando d ir ig ir te g ra v e s inculpaciones. MEGADORO Pues ¿qué hay? EUCUON ¡Y m e p regu ntas lo que hay, tú , qu e m e has llenado d e ladrones los rincon es todos d e m i p obre casa; tú, qu e m e has m etido en e lla quinientos cocineros, con seis m a ­ nos cada uno, verd ad eros h ijos d e G erión, á los que Argos, e l d e los cien ojos, aquel que puso Juno al lad o d e lo para v ig ila r la , e l m ism o A rgos no seria bastante p a ra v i ­ g ila rlo s á e llos; y lu ego una tocadora de flauta, que e lla sola seria capaz d e beber* se la fuente P ir e a e d e C orinto, si m anara d e e lla vino? Y en cuanto á viandas... «por Pólu x! devoran m ás que una le gió n . MEGADORO Y bien, tam b ién te he enviado un cordero. EUCLIÓN P or cierto que en m i v id a he visto ani­ m a l m ás curió^ (7). MEGADORO Deseo que m e exp liq u e s eso d e cwrióA. EUCLIÓN Pues nada, que e l pobre an im al es todo hueso y p e llejo , un verd ad ero esqueleto; que se le pueden v e r las entrañas al sol a tra v é s d e su cuerpo; que es trasp aren te com o una lin te rn a púnica... HEGADORO Es que yo lo he com prado p a ra m atarlo. EUCLIÓN (Apa/rte.) M ejor s e ria que pagases por en­ te rra rlo , porque p or m u erto y a le tengo. • HEGADORO E uclión, m e p rom eto que apurem os hoy jun tos una buena copa. EUCLIÓN N o pienso b e b e r en e l d ia de hoy. MEGADGRO ¿Y si yo te en v ia re un tonel d e exqu isito vino?... EUCUÓK Muchas g racias, pero he ju ra d o no beber m ¿s que agua. MEGADORO S i los dioses m e dan salud, te h e d e po­ n e r h oy b ien rem ojado, pero d e v in o g en e ­ roso, ¿ pesar de tu ju ra m en to de no beber m ás que agua. EUCLIÓK (A p a rte.) ¡Ah! bien sé lo que q u e rría ha­ c er: se propone sep u ltarm e en v in o , para luego d esen terrar m i m a rm ita y h a cerla m udar de d o m ic ilio . ¡Oh! y a to m a ré yo m is precauciones. V o y á ocu ltarla en este m ism o instante en c ie rto lu g a r, fu e ra de la casa, de m a n e ra que p ie rd a e l v in o y el trabajo. MEGAI>ORO Si no tienes nada que m an d arm e, v o y á d a rm e un baño, antes d e que hagam os el sacrificio. (V o s e .) E so e n a VI EU C LIÓ N jOh, m a rm ita m ía ! Cuántos enem igos conjurados con tra t i y con tra e l oro que gu ardas! Lo que p or ahora puedo h a cer es d epositarte en e l tem plo de la Buena Fé; d e ja rte en é l bien escondida. iOh, Buena Fé lY o te conozco y tü m e co­ noces tam bién. N o va y a s á d esm en tir tu nom bre en lo tocante á m i, y a que á t i p le ­ nam en te rae confío. A t í m e d irijo , loh, buena diosal llen o d e e n tera confianza. ACTO C U ARTO K so e n a p rim e ra E STR Ó FILO E l d eb er d e un buen escla vo es h a ce r lo que y o hago: eje cu ta r las órdenes d e l amo con buena volu n tad y sin tardanza. E l es­ c la vo que desea s e r v ir cu m p lid a m en te á su dueño, h a de eje cu ta r las cosas d e su señor con m a y o r d ilig e n c ia qu e las suyas propias: h asta cuando du erm e d eb e dor­ m ir acordándose d e su condición d e escla­ vo. A si, pues, e l qu e s irv e á un am o ena­ m orado, com o lo está ahora e l m ió , si ve que e l am or le dom ina, debe, á m i enten­ d er, con ten erle, en b ien suyo, y no em jju ja r le h ácia donde su pasión le inclin a. C om o á los niños qu e apren den á n a d a r se le s ponen balsas d e entrelazados juncos p ara que se fa tig u e n m énos, y p a r a que naden y m u eva n sus m anos m as lib re ­ m en te, ta l ju z g o qu e ha de h a cer e l buen sie rv o con e l am o enam orado, á fin d e po­ d e r sostenerle é im p e d ir que se v a y a á fondo. Es indispensable que e l esclavo, á la m anera d e los augures, a d iv in e à un g o lp e d e vista la volu n tad de su amo, por e l sólo aire de su fre n te y que corra á re a ­ liza rla con la v e lo c id a d de la ráp ida cua­ d rig a . Con esta conducta, n i ten d rá el siervo que te m e r las reprim en das á la ti­ gazos, n i dará lu stre á sus hierros á fu er­ za de llevarlos. A h ora bien, m i señor está p erdidam en te enam orado d e la h ija <le fcuclión, de ese p obre hom bre. Acaba de saber que está p ro m etid a en m atrim on io á M egadoro, y m e e n v ía p a ra que observe y le en tere d e lo qu e aquí pasa, V o y , pues, para no d espertar en n adie sospecha, á sentarm e ju n to á ese altar, y desde a llí v e ré lo que acon tece en una y otra p arte. E so on a II E U C LIÓ N , E STR Ó FILO EUCLIÓN (Saliendo del templo y j i « reparar en E stróf i l o ) ¡Oh, Buena F é! gu ardate de r e v e la r á nadie que se encu entra ahi m i p reciad o tesoro. Por m i p a rte no tem o que n adie lo descubra, pues Díen escondido queda. ¡P or e l dios Pólux! buen botín lo g ra ría e l que se encontrarse m i o lla rep leta do oro... jOh d iosa!... te suplico que no lo p erm ita s. Ahora varaos á lavarnos p a ra h a c e r el sacrificio. Adem ás, es m en ester no h acer aguardar á m i yern o, y que pu ed a lle v a r ­ se la m uchacha tan luego com o v e n g a por ella. V e la , v ig ila , ¡oh, Buena F é! haz que yo me. encuentre, t-uando vu elva , m i cara m a rm ita sana y salva. T e h e confiado m i fortuna, ex celsa diosa: en tu bosque sagra­ do, en tu te m p le acabo de depositarla. (Sale del Tem plo.) ESTRÓFILO ¡Dioses in m orta les! ¿qué es lo qu e acabo d e escuchar? Ese hom bre ha escondido en e l tem plo una oü a lle n a de m onedas de oro. ¡On, buena F é! no seas con é l m ás fiel que con m igo.— Y . s i no m e engaño, es el p a d re de la m uchacha por quien suspira m i amo. E n trem os en e l tem plo, y lo e s cu ­ d riñ arem os todo, á v e r si en a lg ú n sitio encontram os ese m a gn ifico tesoro, m ien ­ tras e l v ie jo anda ocupado en otra parte. — Si d oy con é l, ¡oh, diosa! te o frezco una cántara, de cab id a d e un càngio, d e vin o d ulce como la m ie l. Eso lo que h a ré en tu obsequio... que p or m i p arte m e em p in a ré tam b ién un buen trago. {Entróse m el Templo.) EUCLIÓV {Volviéndose.) N o sin m otivo acababa de grazn ar e l cu ervo h acía m i izqu ierd a; y escarbaba á la p ar la tie rra , g rita n d o de una m anera extrañ a. E l corazon m e b rin ­ ca y parece que se m e qu iere s a lir del pecho... Mas y o no m e estoy dando m ucha \ prisa. BstrAfilo, cuando erUra en e l Tem\ p ío .) ¡Fuera, fu era de aquí, gusano v il, que \ sales rastreando d c l fondo de la tie rra ; tú, \que hasta ahora m ism o no has sido visto W p arte alguna, ah ora que te a treves á presentarte, vas á p ere c e r!... ¡Por Póiux! yo te rec ib iré á m i m anera, m ald ito en­ cantador. ESTRÓFILO 0 ¿ P e r o qué m alas fu rias os agitan? ¿Qué relación hay, dem on io de v iejo, e n tre vos y yo? ¿Por qué m e em pujáis? ¿Por qué m e m altratais? ¿Por qué m e sacudís? BÜCLIÓN Y tú m e io p regu ntas, ra c im o d e horca, ladrón y m il ve ce s lad rón . ESTRÓFILO ¿Pues yo qué os h e robado? EUCUÓN Suéltalo, su éltalo pronto. ESTRÓKU.O ¿Y qué es lo que suelto? 82 BIBLIOTECA UNIVERSAL EUCLIÓN ¿ Y m e lo p regu ntas todavía? ESTRÓFILO Pero... es que y o no h e robado nada. EUCLIÓN Vam os, dam e lo que te llevas. ¿Lo harás? ESTRÓFILO iO tra! ¿pero qué qu ereis que haga? EUCLIÓN S i eso no puedes lle v á rtelo . ESTRÓFILO ¿Mas qué es lo qu e reclam aís? EUCLIÓN Que te sirvas d e ja r eso. Basta y a d e m a­ ja d e ría s, que no estoy d e hu m or d e bro­ mas. ESTRÓFILO ¿Pero qué es lo qu e quereis que d e je , cie ­ los? ¿No podéis lla m a r las cosas p o r sus nombres? P o r m i fé , si y o nada he tom ado, ni he tocado á nada, s e ñ o r .. EUCLIÓN E nséñam e las manos. ESTRÓFUO A h íla s teneis. EUCLIÓN Enséñam elas. ESTRÓFÍLO ¡Pues ahí estáni... EUCLIÓN Y á las veo; p ero enséñam e ia otra. ESTRÓFILO Los fantasm as y la b ilis han trastorna­ do e l cereb ro d e ese hom bre... ¿No es esto in fe rirm e una in ju ria? EUCUÓN Una gra n in ju ria , si, porque hace tiem > po Que deberías e s ta r ahorcado. Mas no tara a rá la cosa si te obstinas en no con­ fesar. ESTRÓFILO D ale! ¿y qué q u ereis que confiese? EUCLIÓN ¿Qué te has lle v a d o d e aqui? ESTRÓFILO Que los dioses m e exterm in en , si yo he puesto la m ano en nada qne osp erten ezca... EUCUÓN Eso q u e rría yo: que no hubieses tocado. V a y a , pues sacude la capa. ESTRÓFILO Como queráis. EUCUÓN M ira no ten gas algo en tre las túnicas... ESTRÓFILO R egistra d m e dónde y com o gustéis. KUCLIÓ!í «M iren, e l bribón... con qué d u lzu ra ha­ bla! Para qu e nos tragu em os que no ha hecho e l robo. Conozco tus trapacerías. Vam os, enséñam e bien d e n u evo la m ano derecha. ESTRÓFILO H é la a h i. EUCLIÓN L a izqu ierd a ahora... ESTRÓFILO A h i ten eis las dos. EUCUÓN Renun cio á s egu ir reg istrá n d ote... Mas, ¡ea! suelta eso. ESTRÓFILO ¿Otra vez? P ero qué suelto. EUCLIÓN Lo dices en chanza: si lo tienes... ESTRÓFILO ¿Que lo tengo?... P ero qué tengo? EUCUÓN ¿No lo digo? S i necesitará que se lo e x ­ p liqu e... E n tré g a m e lo que q u iera que tengas m ió. ESTRÓFILO Vam os, este v ie jo está loco, m e acaba de reg is tra r á su a rb itrio , y nada suyo ha encontrado en m i poder, y todavia... BÜCLIÓN Aguarda, aguarda. ¿Quién e ra e l otro que se h allaba aqui contigo?... iP o r m iv id a ! m e he perdido: ese otro andará r e v o lv ie n ­ do p or ahi d entro... (A parte.) Y el caso es que abandonaré al uno, y ta l v e z se m e escape e l otro. P e ro , en fin, á este lo he registrad o b ien y nada tien e... (A Ü o .)ÿ e ie , pues, donde quieras: y que Jú p iter y los dioses te confundan... ESTRÓFILO ¡V a y a una m an era de dar gracias!... EUCLIÓN A hora m e v o y á ir h acia den tro, y te aseguro que h e d e estran gu lar á tu cam a* rad a... ¡H uye d e m i p resencia!.. ¿Teacab arás de ir, s i ó no? ESTRÓFILO Y a m e vo y . EUCLIÓN Y {Vase.) gu árdate d e que y o te v u e lv a á ver. Escena III ESTR Ó FILO . P erm ita n los dioses que y o m u era de m a la m u erte, s i no ju e g o , en e l m ism o d ia d e hoy, una m a la pasada á ese v ie jo . De seguro no se a tre v e y a á d e ja r su teso­ ro escondido aqu í: pero m e pienso qu e m u­ dará de escon d rijo, y lo lle v a rá á otra par­ te ...¡A h ! oig o e l ruido de la p u erta ... el v ie jo que s ^ e y a sin duda con su d inero... A lejém onos un poco d e la entrada. £jSoona IV EUCLIÓN, ESTRÓFILO. EUCLIÓN (Saliendo del templo y sin reparar en E strófilo ) Y o que m e im agin a b a que sin tem or p odía uno fiarse d e ía Buena F é, y en un p elo ha estado que no m e tizne e l rostro... S i no sobreviene lo d e l cuervo m e quedo en teram en te a r r r u in a d o .A fé m ía que q u e rría v e r v e n ir h a cia m í al cu ervo que m e ha dado e l aviso: le d iria a lg o d e bue­ no, y aún le d a ría algu na cosita d e co­ m e r... no obstante qu e dar es perder. P ero en fin, ahora estam os sólo en el caso de buscar un sitio aislado, donde pueda es­ con der esto. E l bosque d e S ilvan o se h a lla fu e ra d e las m urallas, es un lu g a r bien d esierto, y cu bierto d e espesos sáúces: alU e le g ir é un sitio á propósito... D ecidido: lo con fiaré m ejor á S ilv a n o que 4 la Buena F é. ( Váse.) ESTKÓFILO ¡Bien! ¡M agnifico! Soy e l niño m im ad o de los dioses. Ahora le to m a ré la delan tera, tre p a ré á la copa d e un árbol y desde a lli ob servaré donde esconde las m onedas e l v ie jo ... Mi am o en v e rd a d m e ordenó que le esperase aqu i... ¡bah! res u e lto ... arries­ garé un vap u leo en cam bio d e u n a rica fortuna, [iíá.rchase.') E:soexi.a V LY C O N ID E S , EUNOMIA, FE D R A LYCÓNmES Os lo he dich o, m ad re m ia: sabéis y a lo m ism o que yo cnanto hay sobre ia h ija de Euclión. Os ru e g o y suplico d e n u evo lo que os he suplicado antes d e ahora: que h a b léis con m i tio , m ad re m ia. EUNOM IA T ü sabes bien, h ijo m ío, que m i volu n­ tad es la tuya. C on fio que ob ten dré d e m i herm ano io que desras; y la causa es ju s ­ ta, si como rae aseguras, fué en un m o­ m ento d e ceguedad. I.YC<>NIDES Había yo d e engañaro.s, m ad re m ia? FEDRA {'Rn e lin íe i'io r ñc la casa de B w li6n.)Í^<K0ri'o, nod riza m ia !... ¡Este dolor h o rrib le m e m ata! jJuno, L u cin a , yo te im ploro! LYCÓNIDES Ah í teneis la pru eba, m ad re m ía: esos g rito s de dolor os anuncian que v a á. na­ c e r un hijo. EUKOUU V e n te conm igo, h ijo , á casa de m i h er­ mano, para p e d ir le lo que exijes, y obten­ drem os d e él lo que deseas. LYCÓNIDES id p a ra allá, qu erid a, m adre, que os sigo al m om en to... {Vase E w m n ia .)— yiQ sorprende no e n con trar aquí á m í sie rv o E strófílo, cuando le ordené que m e espe­ rase en este sitio... Mas, bien reflexio n a­ do, si e l pobre m e está prestando su ayu­ da en otro lado, no es ju sto que m e irrite con é l.— V am os den tro. Veam os lo que asa en ese consejo donde m í suerte se ecide. ( Váse.) S E3soena VI E STR Ó FILO Héme aquí y a, m ás rico yo solo que to ­ dos los grifon es d e las montañas d e oro. En cuanto á esos pobres reyezuelos, esos m en digos coronatios, no los cuento para nada. Y o soy ahora e l m ism ísim o fam oso r e y Fílipo. ¡B uendia para m ü - Gomo p a rtí de aqui bien á tie m p o de lle g a r e l p rim e ­ ro, m e subí á la copa d e un árbol, mucho antes que lle g a ra , y desde a lli pude atisbar dónde escondía e l v ie jo las m onedas. No bien se hubo m archado, bájom e de m i árbol, y d esen tierro una o lla r e p le ta de oro. Me r e tiro d e a lli y ve o e n tra r al v ie jo en su casa. E l no ha podido ap e rc ib irse de m i, porque tu v e l a precaución d e d e sv ia r­ m e un poco d el sendero.., Aht pues h éle aqu i!... V u e lo á m i casa á oc u lta r esta fortuna. V il. EUCUÓN ¡Me han p erd id o! ¡m e han m u erto! ¡m e han asesin ad o!... ¿Adónde iré? ¿adónde no iré? ... ¡A lto ah í! ¡alto ah í!... ¡A I lad rón ! ¡al lad rón !... ¿Pero dónde está?... y o no veo nada... m e he quedado ciego ... no sé, no s6 dónde vo y , n i sé dónde estoy, n i sé tam poco qu ien soy... [Dirigiéndose á lpú bli­ co.) Y o os ru ego en carecid am en te, y o os suplico que ve n g á is en m i a u xilio: decid ­ m e, por los dioses, quién se la h a lle v a d o ... ¡Y se em bozan en sus túnicas blancas, dándose aires d e gen tes de b ie n !... ¿Pero ?iué, por qu é os reis?... ¡Oh! os conozco p erectam en te á todos; sé que hay aqui m u­ chos que ocu ltan su in iqu id ad bajo esos blancos tra jes y que se sientan e n tre las gen tes honradas... ¿Qué d ices tú?... d e ti E uedo fiarm e, pues tien es e la s p ec to d e una uena persona... ¿Dónde está e l ladrón? no m e nagas m o rir... d i quién se la ha llevad o... ¡T ü lo ign oras!... ah, m isero de m í, estoy perd id o, absolutam ente a rru i­ nado. D ía fatal qu e m e h a traíd o lá g rim a s am argas, negros pesares, el h am b re y la in d igen cia!... S oy ahora en la tie r r a el m as infortunado d e los ancianos. ¿De qué m e sirv e la v id a , si h e perd id o e l tesoro m ío, que con tan to afan v e n ia custodian­ do?... Me he p riv a d o d e lo m ás necesario, m e he abstenido d e todo goce, y ahora otros se estarán d iv irtie n d o á costa d e m i fortu n a... ¡Ah! esta id e a m e m ata: no p u e­ do resistirla... S soon a V IH LICÓ N ID E S, EUCLIÓN LTCÓNIDES ¿Quién es este hom b re que asi se lam en ­ ta y llora en nu estra puerta?... Es E uclión 8i no m e engaño. Estam os perdidos: todo se h a descubierto. Sabe sin duda lo de la h ija . ¿Qué partid o debo tom ar en vis ta de esto? ¿Debo irm e ó quedarm e? ¿Debo pr<’sentarm e á é l ó h u ir de su presencia? No sé verd ad era m en te lo que hacer. EUCLIÓN ¿Quién habla ahi? LYCÓNIDES Soy y o ... un desdichado. EUCLIÓN E l desdichado d el todo soy yo, e l m ise­ ram ente p erd id o, e l hom bre in fe liz á quien van á con clu ir las d esgracias y los su fri­ m ientos. LYCÓNIDES T ened buen ánim o. EUCLIÓN ¿Y cóm o es posible, d ecid m e, que lo tenga? LYCÓNIDES Porque y o soy, os lo confieso, e l autor de la d esgracia que os atorm enta. EUCLIÓN (Dioses! iq u é o ig o ! LYCÓNIDES La verdad. EUCUÓN ¿Y qué m a l te h e hecho yo, jó v e n , uara que causes la ru in a m ia y la de m is poores hijos? LVCÓNlüES Un dios fu é quien m e .«ledujo y m e atrajo h ic ia ¡e lla . EUCLION {Cóm o!... LYCÓNIDES Confieso que soy culpable, conozco que he faltado, y por e llo ven go á rogaros que m e perdónela. EUCLIÓN ¿ Y por qué tu viste e l atrevim ien to de to­ c a r á lo que no te pertenecía? LY'CÓNIDES ¿Qué quereis? e l m a l está y a hecho, y no puede im p ed irse. S in duda los dioses lo han querido asi p orque de otro m odo e l hecho no hubiera acontecido. EUCLIÓN Y o creo que los dioses lo han p e rm itid o para que yo te h a ga estrangu lar en m i casa. LYCÓNIDES No d igá is eso. EUCLIÓN ¿Quién te ha dado e l derecho de poner m ano sin m i volu n tad sobre una cosa que constituye todo m i bien? LYCÓNIDES Lo hice, señor^ em b riagad o y ciego de am or. EUCLIÓN H om bre a trevid ísim o, ¿y aún tien es e l descaro d e v e n ir te ante m í con ese im pú­ dico len g aaie? D e modo que si ese fu e ra el derecho, todos le tend ríam os d e arreb ata r sus alhajas à las m atronas, en p le n a luz d e l dia; y , cuando se nos arrestase, nos escusariam os con d e c ir que habíam os obra­ do ébrios y ciegos de am or iB ien v ile s pa­ siones serían , p o r m i alm a, e l v in o y el am or, si autorizáran al en am orad o y a! éb río á qu e h iciesen cuanto se le s anto­ ja se! LYCÓNIDES S in em b argo, h e ven id o y o m ism o à su­ p licaros qu e perdoneis m i falta. EUCLIÓN A borrezco á estos que hacen e l m a l y se v ie n e n lu e g o escusando. T ú sabías bien que e lla no te p erten ecía, y , p or lo tanto, d ebiste d e ja rla intacta. LYCÓNIDES P ero en fin, puesto que y a tu v e aquel a tre v im ie n to, no dem ando otra cosa sino quedarm e con ella. EUCUÓN ¿Tú te vás á qu ed ar con una cosa m ia en con tra de m i voluntad? LYCÓNIDES Y o no quiero que sea contra vu estra vo­ luntad. Sino diijo que m e p arece con ve­ n ien te que sea p a ra m i. EUCLIÓN Si no m e entregas... LYCÓNIDES ¿Qué quereis que os entregue? EUCLIÓN E l tesoro que m e has robado: si nó, al punto te cito ante e l p reto r y te en vu elvo en un proceso. LYCÓNIDES ¿Pues y o os h e robado algo? ¿de dónde, y qué es ello? EUCLIÓN ¡Qué Júpiter te sea prop icio com o es c ie rto que lo ignoras! LYCÓNIDK A l m énos es p reciso que m e d e term in eis b ien qué es lo que reclam aís. EUCLIÓN T e pido m i m a rm ita llen a de oro.M la que tu m ism o acabas d e confesar qu e m e has robado. LYCÓNIDES P or m i v id a , n i y o h e dicho ta l cosa, ai ménos la h e hecho. EUCLIÓN ¿Lo niegas? LYCÓNIDES Rotundam ente lo niego: n i ten g o noti­ cias de sem ejan te oro, ni sé qué m a rm ita es esa. EUCLIÓN L a que m e has robado en e l bosque de Silvan o. V am os, d evu élvem ela . P a r tir é la m ita d con tigo. Aunque tú has sido para m i un ladrón, no qu iero h a ce rm e al la­ drón d esagrad ab le. V é in m ed iatam en te p or ella. LYCÓNIDES Habéis p e rd id o la cabeza, cuando m e tratais de la d ró n . Me creia, E u c lió n , que os habiais en terad o de otro asunto qu e m e concierne. E l asunto es im portan te y deseo hablaros d e é l con tran qu ilid ad , y cuando tengáis tiem po. EUCLIÓN D im e d e buena fe : ¿tú no m e has arreba­ tado m i tesoro? LYCÓNIDES Os lo aseguro, p o r m i fe. EUCLIÓN ¿Y no sabes tü qu ié n m e lo ha robado? LYC6^^DES No, por m i honor. • EUCLIÓN Y si lo lle g a ra s á saber, ¿m edenunciarás quién ha sido?. LYCÓNIDES Si lo haré. EUCLIÓN ¿Y no partirás con él, n i ocultarás al la> drón? LYCÓNIDES No. EUCLIÓN ¿Y si faltas á tu palabra?... LYCÓNIDES Entonces... ¡que el gran Júpiter haga de m i lo que quiera! EUCLIÓN Me basta... H abla ahora: ¿qué quieres? LYCÓNIDES P or si Qo sabéis quién es m í fa m ilia , os d iré que M egadoro vuestro vecin o, es m í TOMO cxvi 4 tio ; m i padre se lla m a A n tim a co , 7 0 m e llam o L ycónides, m i m adre E an om ia. EUCLIÓ.V Conozco á tu fa m ilia . Pero ¿quéquieres? LYCÓNIDES Quiero saber lo siguiente. Vos teneis una hija... EUCLIÓN C iertam en te, la cual en este m om ento se h a lla en casa. LYCÓNIDES L a teneis p ro m etid a en m a trim o n io á m i tio, según m e han dicho. EUCLIÓN Estás p erfectam en te enterado. LYCÓNmES Pues bien, m i tio m e ha en cargado deci­ ros que ren u n cia á su mano. EUCLIÓN Que ren u ncia, cuando todo está dispues­ to, cuando se han hecho todos los p rep a­ rativos... ¡Que todos los inm ortales, dioses 7 diosas, le confundan, pues é l h a sido la causa de que este in fe liz, este infortu nado haya perd id o h oy todo cuanto poseia! LYCÓNIDES V a y a , ánimo, no le m ald igais. T a i v ez este acon tecim iento sea para vuestro bien ' e l de vuestra h ija . Asi debeis im p etra ro d e los dioses. f EÜCLIÓN iQ uiéralo asi e l Cielo* LYCÓNIDES Que él m e sea á m i tam bién propicio. Ahora escuchad, E uclión . No hay hom bre tan v i l que no se avergüence, que no q u ie ra disculparse d e una falta que haya podido com eter. Os ru ego, pues, que si he ofendido, sin conocim iento, á vos y á vues­ tra h ija , que m e lo perdoneis, y que m e la deis por esposa. Confieso que he in fe rid o un u ltra je a vu estra buena h ija en la v e ­ lad a de Céres, p or efecto del vin o y por im pulso de la ju ven tu d . EUCLIÓN ¡Dioses! ¿qué crim en osas confesarm e? LYCÓNU)ES ¿Y de qué s irv e y á que os lam en tcis de ese modo? P or esta razón, y en obsequio m io, re tira m i tío su palabra. E ntrad en vuestra casa, averig u a d , y v e re is si el hecho es como y o lo afirm o. EUCUÓN H e veo com p letam en te hundido. Todas las desdichas se acum ulan h oy sobre m i. E n trem os, é in d a g a r e m '» lo ocurrido. {Vase.) LYCÓNIDES Soy con vos al punto... Este n egocio pa­ rece que se pone y a en puerto d e salva­ ción ... pero no puedo im a g in a r dón de se h a lla rá m i siervo E strófilo. V o y á esp erarle aún, un corto m om en to, y lu ego m e ir é en busca d e ese buen hom bre. M ientras tanto, podrá é l enterarse p or la anciana nodriza, y sirvien ta d e la h ija , d e todo cuanto ha sucedido. A C T O Q U I N T O £ jS o e n a p r i m e r a E STR Ó FILO , LICÓNÍDES ESTRÓFILO Dioses inm ortales, d e <^ué satisfacción tan cum plida m e hacéis d isfru tar en este d ia... S oy dueño d e una olla, que pesa cuatro libras, cargad a de oro: ¿quién es más rico que yo? ¿Hay en Atenas uno á quien los dioses hayan favorecid o m ás esplén di­ damente? LYCÓNmES Me parece haber oíd o h ablar á álgu ien ... ESTRÓFILO ¿No ej> m i am o ese que veo?... LYCÓNIDES ¿No es E strófilo m i esclavo?... ESTRÓFILO E l m ism o es. LYCÓNIDES Paes no es otro sino él. ESTRÓFILO Acerquém onos à hablarle. LYCÓNmES Ayancem os. Supongo que. según m is órdenes, habrás v is to á la anciana nodriza d e Fedra. ESTRÓFILO ¿Por qué no he d e decirlo?¿por qu é no he de con tarle yo la gra n riqueza qu e la for> tuna m e h a deparado?... Y adem ás, debo en el acto p e d ir le aue m e ’m am m iia. Me decido, pues, á h a ola rle. {ÁÜ o.) Me he hallado... LYCÓNIDES ¿Qué te has hallado? ESTRÓFILO N ada de eso que hace que los ch iqu illos lancen g rito s d e a le g ria , cuando lo en­ cuentran en una haba. LYCÓ.1IDES ¿Em piezas y a con bufonerías según tu costumbre? ESTRÓFILO Poco á poco, señor: yo m e e x p lic a ré. Es­ cuchad. PLAUTO Y SU T B A 1 »0 103 LYCÓNIDES E a, y a estás explicándote. ESTRÓFILO Me he hallado h o y, señor, una riqueza inmensa. LYCÓNIDE-S ¿En dónde? ESTRÓFILO Una m arm ita lle n a d e oro que pesa cua­ tro libras. LYCÓ.SIDES ¿Qué oigo? ESTRÓFILO Se la he pescado al v ie jo Euclión. LYCÓOTDES ¿Y dónde tien es ese dinero? ESTRÓFILO En un arca en la casa. Ahora os d em an ­ do que m e con cedáis m i libertad. LYCÓNIDES ¿Que te otorgue la lib erta d , costal re­ pugnante de crim enes?... ESTRÓFILO V aya, señor... conociendo vuestras m a- ñas m e h e com p lacido en probaros: d e se­ g u ro y a e s tib á is dispuesto á arreb atá r­ m elo. L a v erd ad , ¿que hu bierais hecho si m e la hu biera h a llad o en efecto? LYCÓNIDES ¿Te vas á v e n ir ahora con socarrone­ rías?.. Y a estás trayen d o aqui esa m a rm i­ ta, en un vuelo. ESTRÓFILO ¿Que la traiga?... LYCÓNIDES Que ta traigas, si, para d e v o lv érs e la á ese hom bre. ESTRÓFILO ¿Y de dónde la v o y á sacar? LIYCÓNIDES D el arca, donde poco há confesaste que la tenias. ESTRÓFILO P e ro , m ías... i p or H ércu les! si son bromas LYCÓNIDES ¿Sabes bien lo que te espera? ESTRÓFILO M atadm e si qu ereis; pero ni una pa- PLAUTO Y SU TEATRO 105 lab ra m ás conseguiréis arra n carm e. SUPLEMENTO DE CODRO URCÉO (8 ). LYCONIDES Que quieras que nó, com o yo te h a ga col­ g a r en e l palo atado de piés y manos, bien ab ierto d e piernas, so tunante .. P ero ¿por qué m e contengo en ap retar los fauces á este p illastre? ¿Por qu é no le hago echar el a lm a por ia boca?... ¿Me la dás?D l si ó n ó . (CogiéitdoU del cneüo.) estró ulo Bien, bien, os ia d aré. LICÓNIDES Pero ha de ser inm ediatam ente. k s t r ó f il o L a tendreis... ¡m as dejadm e resp irar!... ia y ! ¡ay! {Despues de soltarle Lycónides.) i Pero, señor! ¿qué qu ereis que yo os en ­ tregue? LYCÓNU)ES ¿Pu es acaso lo ig n ora s, bribonazo?... ¿Osarás negar, cuando m e lo has dicho, hace nn m om en to, que habías robado ana m arm ita oon cuatro. lib ra s de m onedas de oro?... {H ola, azotadores!!!.. ESTRÓFILO ¡Dos palabras, señor! LYCÓNIDES N o hay p alabras que valgan . ¡A m i, azo­ tadores! Pronto. AZOTADORES ¿Qué quereis? LYCÓNIDES Que p rep a reís unas cadenas. ESTRÓFILO Escuchadm e, señor, un m om en to; un m om ento, y después podréis condenarm e, sí gustáis. LYCÓ.N’IDES T e oigo pues; p ero pronto lo que hayas d e d ecir. E^STRÓFILO Señor, sí ordenáis que m e to rtu ren has­ ta d arm e m u e rte ¿qué vais á conseguir con esto? P or d e pronto p e rd e re is un es­ clavo, y no lo g ra re is lo que an helais. En cam bio, sí m e ofre cié re ís m í lib erta d , como p rem io, h a ríaís de m í cuanto qui- ------- 8, y ............................................. deseos. L a n a tu raleza «ay! nos b a hecho i todos lib res, v por natural in stin to a p e te ­ cem os todos la d u lce lib erta d . E l peor, « I m ás afrentoso de todos los m ales es 1|l s e r­ vid u m b re: por eso Júpiter com ienza por h a cer esclavo al m o rta l á quien aborrece. LYCÓNIDES Y en verdad, que no d iscu rre m al. ESTRÓFILO Escuchad ah ora lo que sigu e. E n esta nuestra edad son los amos p or todo e x tre ­ m o codiciosos, son vei'daderos Harpagone^, H arpyias y Tántalos. Pobres en m ed io de su opulencia, com o yo d igo, perecen de sed en m edio d e l vasto Océano, y no h ^ p a ra ellos nunca riquezas bastante sufi­ cientes; n i los d e Creso, n i los d e Midas, n i todos ios tesoros d e la P ersia bastarían á saciar e l ansia infernal de los tales se­ ñores. E llos se com portan inicuam ente con los m iseros siervos, y los siervos les corresponden con la m ism a iniquidad; m ien tras que si las cosas se h icieran de otra m anera, p or am bas partes, no pod ría m enos de suceder lo que seria ju sto. P ero no; la repostería, la despensa, los arm a­ rios, todo lo en cierran bajo cien lla ves es­ tos viejos m iserables; y cosas que en la v id a dan ellos á gu star n i aún á sus m is­ m os hijos, las escam otean para si ios es­ clavos diestros, astutos j rateros, ab rien­ do las cerrad u ras con doscientas llaves falsas: que roban, que en g u llen y devoran y ni con todas las horcas del m undo se con­ seguirá que confiesen sus num erosos la­ trocinios. A si la audaz escla vitu d se ven g a de su estado con sem ejan tes burlas y trapacerías. C om o que solo la gen erosidad p odría h a cer que los esclavos fu eran ser­ vid ores fieles y leales. LYCÓNIDES Has hablado b ien , aunque no poco, como prom etiste. Más veam os; si te otorgo la liD ertad, ¿m e en trega rá s t 6 á m i io que deseo? ESTRÓFILO T e lo en tre ga ré . P ero necesito qn e pac­ tem os an te testigos; y perdon adm e, m i am o, esta desconfianza. LYCÓNIDES Enhorabuena. V en g a n cien testigos, si quieres. C onsiento en ello. ESTRÓFILO ¡E unom ía! ¡M egadoro! V en id , os n ie g o , si lo ten eis á bien. S a lid y á se­ g u id a os m arch areis, pues pronto quedará term in ad o nuestro convenio. HEGADORO ¿Quién nos llam a? Aqu i m e tienes, L y c ó ­ nides. EUNOMlA Aqui m e tienes, Estrófilo, ¿qué ocurre? Hablad. LYCÓNIDES Es asunto b reve. MEGADORO ¿Qué hay? ESTRÓFILO Os llam o p a ra s e rv ir de testigos. S i yo tra ig o á este sitio una m a rm ita re p le ta de oro, d e peso d e cuatro libras y se la en­ tre g o ¿ L ycón id es, é l m e m a n a m itirá y quedaré dueño d e m i persona. ¿No m e lo p rom etes asi? LYCÓNIDES T e lo prom eto. ESTRÓFILO {Á Megadoro y á Sunom ia.) ¿Habéis oido b ien lo que h a dicho? MEGADORO Lo hem os oido. ESTRÓFILO Pues jú r a m e lo ahora por Júpiter. LYCÓNIDES {Aparte.) ¡A qué cosas m e está ob ligan­ do m i com p asioa por la d esg ra c ia ajena! ( i l E s tiójtlo .) E res un insolen te.— [A^arte^ Sin em b argo, hagam os lo que e z ije . ESTRÓFILO ¡A h . señor! la bu en afé no es la que más abunaa en nuestros tiem pos. S e redactan escritu ras, com parecen testigos, e l nota­ rio consigna la fech a y e l lu g a r , y con todo nos encontram os lu ego con un hábil que nos lo n ie g a todo cou su retórica . LYCÓNIDES A v e r si q u ieres que term in em os pronto. ESTRÓFILO T om a: ahi tienes ese pedazo d e p edernal. LYCÓNIDES «S i yo te fa ltá re , de m&Ia fé , que Júpi­ te r m e arreb ate todos m is bienes, sin que la ciudad sea turbada p or la g^uerra, como yo d ejo caer este p e d e rn a l!» Estás y a con­ tento? He hecho cuanto has e x ig id o . ESTRÓFILO E stoy satisfecho: y ah ora m ism o v o y tra e r el dinero. á LYCÓNIDKS V u ela con las alas del Pegaso, y devora el espacio cuando vengas. £jSoeua II LY C Ó N ID E S , E STR Ó FILO , MEGADORO EUCLIÓ N, EÜNOMIA LYCÓXID&S Cosa pesada es p a ra un hom bre decen­ te un sem ejan te siervo razon ad or, que quiere saber más que su dueño. P ero v a y a á la horca e l tal lib e rto E strófilo c o n ta l que m e tra ig a esa m a rm ita re lle n a d e oro uro. Me propongo en ju gar las lágrim as e m i suegro E u clión y d e v o lv e rle su ale­ g ría , á fin de lo g ra r la mano de esa h ija suya, que acaba de d ar á luz un h ijo, de quien yo soy e l padre. P ero he aqui á Estrófllo que v ie n e cargado Me p arece que trae la dicriosa m arm ita. L a trae e fe c ti­ vam en te. S ESTRÓFII o Aquí tienes m i hallazgo, según lo con­ venido: ¡una o lla de oro, de cuatro libras! ¿He tardado mucho? LYCÓNIDES ¡Dioses in m ortales! ¡qué es lo que v e o ! {qué esplén did o tesoro! m ás d e tres ó cua­ tro veces seiscientos fliipos d e oro. L la m e ­ m os, llam em os sin tardanza á E uclión. ¡Euclión! lE uclión ! Ub-GADOKO ¡Euclión! ¡Euclión! íiUCLlÓN ¿Qué hay? LYCÓNIDES Bajad. Los dioses os protegen . Ten em os en nuestro p od er la m arm ita. EUCLIÓN ¿La teneis de v e rd a d ... ü os burláis? LYCÓNIDES Os afirm am os qu e està en nuestro poder: acudid, b ajad vo ando. EUCLIÓN ¡O h ,gran J úpiter! ¡oh, Dios d e m i hogar! ¡oh, Juno! ¡oh, tú , A lcid es, descu bridor de ios tesoros!: al fín os habéis apiadado de éste m isero anciano. ¡A y, olla qu eridita. con cuanto gusto te estrecha tu antiguo am igo sobre su corazón: con qué d e lic ia te beso! Nunca m e h a rta ré d e a a rte abra­ zos. lOh, m i esperanza! ¡oh, m i vid a ! al fin m i duelo se disipa. LYCÓNIDES [Aparte.) C reí siem p re que la fa lta de dinero constituia una g ra n desgracia para t (^ o e l mundo, niños, hom bres y viejos: pues la in d igen cia p rostitu ye á, los jó v e ­ nes, obliga á robar a los hombres y redu­ ce á la m en dicidad á los ancianos; pero, por lo q u e veo, es todavía peor... ten er m ás dinero que e l necesario. ¡Cuántas am arguras no ha causado al bueno de E uclión la p érd id a d e su m arm ita! EUCLIÓN ¿Y á quién d eb eré y o m ostrar m i g r a t i­ tud m ás m erecidam ente?: ¿á los dioses que no abandonan á los hombres lionrados, á m is bravos am igos, ó á las unos y á los otros jun tam en te? S i, á los unos y á los otros. Y en p rim e r lu g a r á ti, m i querido Lycón id es, p rin c ip a l autor de tan gran ben eficio... Y o te reg a lo , pues, m i tesoro: acéptalo de buen grad o: y o qu iero que te perten ezca, d el prop io modo que m i h ija , y lo declaro en p resen cia de M egadoro y de su herm ana la e stim a b le E u nom ia. LYCÓNJÜES Contad, E uclión, m i querido suegro, con m i debido reconocim iento. EU CLIÓN Me lo probarás cum plidam ente, si de buena volu n tad qu ieres re c ib ir m i regalo al m ism o tiem po que m i persona. LYCÓNIÜES R ecibo e l uno y la oirá, y qu iero que sea m i casa de Euclión. ESTRÓFILO Todo no está concluido. Acordaos que m e debeis m i lib ertad. LYCÓNIDES T ien es razón. Sé lib re , E strófilo: te lo has m erecido. M árchate dentro á seguir preparando la cena, aún no concluida de aderezar. E S TR Ó F ILO {A lp ú b lico .) Espectadores! e l avaro Eu­ clión ha cam biado d e carácter: súbita­ m en te se ha tornado lib e ra l y generoso... A h ora, vosotros, m ostrad vu estra gen erosa gracia, y , si e l d ra m a os ha gustado, aplaudid con toda e l alma, F IN DE L A COM EDIA L A M ARM ITA. os CAUTIVOS PERSONAJES D E L DRAM A E l p arásito E rgásílo. E l anciano Hegión. E l lo ra rio 6 C orrector. F ilócra tes y l „ C aititw ». T in d a ro ) A ristofon te. Un sie rv o d e H egión. Filopolem o. Estalagm o. L a escena tie n e lu gar fen C a lyd o n de Etolia. LOS CAUTIVOS PRÓLOGO Bl jefe db l a c a t e r v a , e » tr<0e de p ró lo ­ go.— Tindaro y Filócrates, encadenados, de­ lante ae h casa de Hegión.) ^ s o s dos Canlivos que ve is ahi d e p ie ... {señalando á Tindaro y á Filócrates) esos dos cautivos que están ahi de p ie... están de p ie, 7 no están sentados. Vosotros m e sois testigos de que y o no m iento.— E l v ie jo Hegión, que h abita en esa casa {indicándo­ la) es el padre d e este de acá {señalando á 2Yik2aro.)— Pues, ¿cómo se encuentra en calid ad de cau tivo, d iréis vosotros, en la casa m ism a d e su propio padre?— Eso es lo que, p or v ia d e introducción, m e propon­ go e sp licaros, si os d ign áis prestarm e vu estra atención. T e n ia H egió n dos hijos. E ra e l uno de ellos niño de cuatro unos, cuando le fué robado p o r un siervo suyo, que se huyó con é l à la E lid a, y lo v e n d ió a l p ad re de este otro c au tivo {^puntando con e l dedo á F iló cra te i). ¿Quedáis enterados? P erfecta­ m en te... P e ro uno que está a llá en lo ù l­ tim o de la càvea m e sign ifica qu e no m e ha oido b ien ... Pues, oye: acércate m ás: y , sí no encontrares lu g a r donde sen tarte, lo tendrás donde pasearte... ¡V a y a i por estos asi los pobres histriones nos v e ría m o s r e ­ ducidos á p e d ir una lim osna. S i te crees que por d a rte á t i gusto ten g o y o e l d eber de re v e n ta rm e ... ¡te equ ivocas! — Á vos­ otros, ¡oh, ciudadanos! los que p or razón de vu estra fortu n a podéis e s ta r inscritos en tos libros d e los censores, á vosotros debo e l resto d e la h istoria, y v o y al punto á p agaros m i deuda. Pues, com o decíam os, e l p ic a ro d el es­ clavo, que se escapó, lleván d ose al niño pequeñuelo d e su amo, lo v e n d ió al p ad re d e este otro {señalando otra vez & F iló c ra tes)\ y el hom bre, apénas lo hubo com p ra­ do, se lo re g a ló en pecu lio á su h ijo : com o que ambos eran d e la m ism a edad p ró x i­ m am ente... y ah ora v e d le aqui [mostrando á Tindaro) de sie rv o en la casa d e su p a­ dre, iy el p ad re sin saberlo! iM iseros m o r­ tales! los dioses nos hacen rod ar como una bola. Y a sabéis d e qué m an era e l v ie jo p erd ió á uno de sus hijos. Pues e l otro halláb ase, no há mucho, en e l e jército de E to lia , com ­ batiendo con tra los eléos, cuando p or uno d e aquellos acciden tes tan com unes en la g u erra , ha sido hecho p risio n ero y v e n d i­ do en E lid a al m éd ico Menarco; Hegión com pra desde entonces cuantos p risione­ ros puede d e aqu el país, con la esperan za d e lib ra rlo p or m ed io d e un can je;— ¡y sin saber que es un h ijo suyo este que ahora tien e en la casa! A y e r m ism o se enteró que en tre los p ri­ sioneros eléos v e n ia un caballero de fa m i­ lia ric a y d istin gu id a; y , sin rep a ra r en p recio,— com o que su único anhelo es re- d im ír à su h ijo , v o lv e r le à v e r e n tra r en su h o ga r,— com pró al cuestor esos dos cautífoos, qu e form aban p arte d e l botin. Á su v e z los dos cautivos han id ead o una estra tagem a, p or m ed io de la cu al, e l es> cla vo prop orcion ará la evasión á su amo, (.•amblándose recíp rocam en te los nom bres y los trajes. E l d e acá {teñalando á Tíndaro ) se lla m a rá F ilócra tes; y aqu el otro {indicando á F ilócrates) tom ará e l nom bre d e T in d a ro; cada uno de ellos v a á pasar por el otro en el d ía d e h oy. E l jo v e n es­ clavo conducirá con exqu isita liab ilid ad el a rtifìc io hasta con seguir la lib e rta d de su dueño; y sucederá m ás:— que su ardid salvará tam b ién al herm ano suyo p risio­ nero d e los eléos, e l cual será restituido á su anciano p ad re y á su p a tria , y todo... ipor una casualidad!: es d e cir, que en esta, com o en otra m u ltitu d de ocasiones, antes se d eb erá el bien á la casualidad qu e á la pru den cia d e los hom bres.— Asi tienen fragu ada su estra tagem a estos cautivos, sin pensar en m ás consecuencias, sino en que se quede aquí e l jo v e n esclavo; y se quedará... ¡siendo siervo d e su prop io pa> dre! ¡ignorando q a e se h a lla reducido á la escla ritu d en su m ism a casa p atern a!... Desdichada hum anidad! y qué poca cosa somos, si b ien en e llo se reflexiona! Y a sabéis lo que nosotros vam os á rep re ­ sentar, como si fu era un hecho rea l; pero que para vosotros no será m ás que una fá ­ bula. Y á propósito, necesito añ ad ir dos palabras, con e l objeto de haceros una ad verten cia. Sabed que esta com ed ia no será indigna de vu estra atención; esta p ieza es de un g én e ro en teram en te nuevo: en e lla no oiré is frases im pú dicas, de esas quo no pueden rep etirse; n i h a y en esta fábula p erju ro m ercad er d e esclavos, ni m aliciosa cortesana, ni m ilita r fanfarrón. — Tam poco v a y a is á alarm aros, por lo que os he indicado d e la gu erra d e los etólios con los eléos: ellos com batirán léjos d e la escena, m u y léjos d e aqui. S e ria una im ­ b ecilidad que nosotros, cuyos pap eles son d e actores cóm icos, quisiéram os á la vez hacer pasos de traged ia. Con todo, si al­ guno d e los presentes se encuentra deseoso d e peleas, que p rom u eva riñ a con cu al­ qu iera; y si dá con un ad versario, por poco que sea, a lg o m ás v a lie n te qu e é l... y o con tra é l m e pondré d e su p a rte ; y se trabará una tan trem en d a que á buen se­ gu ro h a d e p e rd e r para siem p re la afición á tales espectáculos. Y , con esto, m e retiro ... (Jueces eq u ita ­ tivos en la paz, valerosos soldados en la p elea... yo os saludo! ACTO PRl M ERO E iS o e n a p r i m e r a . ER G ÁSILO , E L PAR ÁSITO . Los joven es se d iv ie rte n dándom e el nom bre de ramera {scortwai), porque en los banquetes soy s iem p re com ensal i n v o c a Tu s [no-inviíado). Estos burlones d e oñcío se creen sin d uda ellos m ism os que m e dicen una sim p leza, y yo afirm o que no lo és. Y si nó, ju z g a d vosotros m ism os: ¿no es c ie rto que todo am ante cuando tien e que echar en la m esa los dados á la suerte, IN V O C A an te todo á su QUERIDA? L u ego las ram eras (S C O R T A ) son im o co r dae. (IN V O C A T A .) ¿Si ó uo? E vid en tisim a m en te.— ¿Y los parásitos? iP or Hércules! los parásitos con m ucha m ás razón se p u e­ d en lla m a r I W O C A T l (nó-invitados); á los parásitos n a d ie nos in v ita ni d e ja de invitarn os; y , sin em bargo, nos colRn ’ s com o los ratones, p a ra e n g u llir en todas )artes de la com id a ajena. Mas ¡a y l tam )ie n cuando lle g a n las vacaciones y te m ­ poradas de cam po, v ie n e la suspensión de e je rc ic io p a ra nuestras m andibulas; y, asi com o los caracoles d u rante los calores lan gu id ecen en su concha, alim entándose d e su prop io ju g o , porque no les cae en­ tonces e l rocío, ta l los pobres parásitos en e l tiem p o d e vacacion es v iv e n encerrados en sus conchas, nutriéndose d e sus pro* pias carnes m ien tras que se rec re a n en sus g ran jas los ricos en cuyas casas engu­ lle n p or costum bre. jAh! D urante esta m u e n a tem porada, e l parásito se queda consum ido, escuálido como le b re l d e caza; p ero v u e lv e la época de los negocios, y tórnase d e n u evo m astín de ra za v ig o ro ­ sa... la d ra n d o p o rd e v o ra r.... P o rlo d e m á s , e l oficio tien e en v erd a d sus su frim ie n ­ tos, e l p arásito debe estar dispu esto siem ­ p re á r e c ib ir bofetadas, siem p re dispuesto a dejarse e s tre lla r cacharros y copas so­ bre su cabeza Sin ésto .. p or ¡Hércules! que se eche e l saco d e m en d igo á la es­ pald a, y se v a y a á la P u erta T rig é m in a . ¡Y cóm o m e te m o que sea ésta la suerte que m e esté reserva d a !... Mi R E Y , (1) m í an fitrión h a caido en m anos d e los ene­ m igos.— (P orqu e sabed que se h a lla n en g u e rra los etolios con los de la E lid a: la E to lia es ésta).— Pues bien, los eléos han Ijech o p risio n ero á F ilop ólem o, h ijo del anciano que h abita en esa m orad a [ieñaláitdola), m orada que para m i es un objeto d e d olor, casa que no pueden m ir a r m is ojos sin d e rra m a r copiosas lá g rim a s .— El m isero v iejo, p or causa de la p érd id a del hijO) se ha en trega do ¿i una ocupación poco decorosa y que repugna á su carácter: se h a dedicado al com ercio de cautivos, á v e r si le es dado h a llarse con uno con quien pueda can jear á su h ijo qu erid o.— V o y ahora á vis ita r le .... Mas v e o que se abre la puerta por la que yo tantas y tantas veces ne salido saturado d e ricos m anjares. E s o e i x a 11 HEGIÓN, E L SIE R V O CORRECTOR, ERG ÁSILO . Los dot CaiUi'OOS en el fon d o de la, escena. Esclavos cerca de la casa. HEGIÓN { A l corred or). ¡Hola! escucha. A estos dos p rision e­ ros que com p ré a y e r á los cuestores, en la ven ta d e l botín, pónles cadenas por separado, y qu ítales esos pesados h ierros conque los tien es sujetos: p e rm íte le s que se paseen en e l in terio r de la casa ó en sus alrededores, si lo desean; p ero sin que se les p ie rd a un m om ento d e vísta: nom bre líb re cau tivo es com o a v e salvaÍ'e ...c o n una ocasión que se le presente de luir, la aprovech a, y , cuando e l p ájaro ha volado, es 7 a d e todo p an to im posible e l atraparlo. E L CORRECTOR N i un solo h om bre habrá, á fe m ia , que no p re fie ra la lib e rta d á la servid u m bre. h e g i <5n ¡H ola!... paes h asta ahora no m e habias m ostrado que ten ias ta l opinión. E L CORRECTOR ¡Como hasta h oy no he tenido con qué com praros m i lib e rta d !... ¡Si qu isierais que os pagara con los talones... y a v e ­ ría is !... HRGIÓN Pues te a d v ie rto que si algu na v e z en­ sayas pagarme d e esa su erte... y o sé tam ­ bién la ganancia que debo proporcionarte. EL CORRECTOR Im ita ría al a v e d e que hablabais hace poco. HEGIÓN G uárdate no sea que yo, p a ra que la im ite s m ejor, te h a ga e n c e rra r en una ja u la .. ¡V aya, v a y a ! basta de conversación, y cuídate de c u m p lir lo que h e ordenado. ¡M árchate de aquí! EROÁsiLO— (ilparfe). ¡Con cuántas veras le pido á los dio­ ses que logre lo qne desea, porque si ha perdido irrem isib lem en te à su hijo... ¡ah ! entonces y o , pobre parásito, soy ta m ­ bién hom bre p erd id o! D e esta ju ventu d nada puede uno esperar: son unos com p le­ tos egoista». Sólo p odía exceptuarse al e x ­ celen te h ijo de H egión: é l e ra e l único que conservaba las costum bres de la edad de oro: ni una sola v e z le desarrugué la fre n ­ te, sin serin m ed iatam en te recom pensado. Y e l p ad re es, en verdad, una buena p e r­ sona, un padre d ign o de ta l hijo. EGfés.— (A p a ríf.) V o y á lle g a rm e á la casa de m i h e rm a ­ no, á v e r si m is otros cautivos han estado en orden, du rante la noche, y m e vu elvo en seguida á la casa. B R r .Á 8 iL o .-»-(A j»a ríí.) D uélem e que este buen anciano, por am or á su h ijo , se v e a precisado á desem ­ peñar e l ofício de carcelero; pero... si no la y otro m ed io d e que consiga su noble g ropósito, que e je rza aunque sea e l oficio e verdugo... HEGIÓN ¿Quién habla ahí? e r c A s i l o . — (C/oft aire coi^ngido.) Soy yo, que m e consumo d e tristeza; yo que m e siento enflaqu ecer, lan gu id ecer, d e b ilita rm e , p e re c e r m iserab lem en te: m e he quedado en e l hueso y e l p e lle jo de puro escuálido. N ada d e to q a e cóm o en m i casa m e satisface; y cu alqu ier pequei^a cosa que m e dan en la a je n a .. ¡m e sienta tan bien !... HEGK^N Que los dioses te guarden, E rgásilo. ERGÁSILO E llos te protejan , Egión .. {L lo riq w M d o .) ¡h i! ¡h i!... HEGIÓN No llores, hom bre. ERGÁSILO iQue no le llo r e ! ¡Que no llo r e yo ¿ aquel jo v e n incom parable! HEGIÓN .Siempre te h e tenido p or un verd ad ero am igo d e m i h ijo , y sé cuanto é l te esti­ m aba tam bién. ERGÁSILO N o conocem os el p recio d e un bien, sino cuando lo hem os perdido. Y o h oy lo e x- perim ento. Hasta que tu h ijo h a sid o cauti­ vado por los en em igo s no he apreciado lo mucho que v a lía HBGIÓN Pues si un^ estraño se q u e re lla de tal m anera de su desgracia, considérese cuan­ ta será la aflicción d e un padre de quien e ra e l único h ijo . e r g A s il o ¿Yo extraño á él? extrañ a e l á m i? N o m e lo digas, H egión, y sobre todo, guárdate de creerlo. T ú le amabas com o h ijo único; ¡oh! pues para m í era más que único, más que todo cuanto h a y único en el mundo. HEGIÓN Alabo que sientas com o d esgracia propia la desgracia d e tu am igo. Pero, vam os, ten ánimo. E RG Á S ILO ¿ Y cóm o he de ten erlo, vien d o en la inac­ ción m i b izarro ^ é rcito masticador?... HBGtÓS P ero qué ¿no has encontrado aun quien quiera tom ar á su cargo el m ando de ese tu áesocwpado ejército? ERGÁSILO E l m ando, que á tu querido Fitopólem u TOMO c x v i *> le había tocado en suerte,— desde que él se h a lla cau tivo , ¿podrás creerlo? no ha habido iií una que qu iera aceptarlo. HEGIÓN ¡P or P ólu x l y ¿cómo hem os d e m aravi, llarjios d e que todos rehúsen ese mandosí tú has m en ester en tu e jé rc ito un sin nùm ero d e tropas d e todas las regiones? T ú has d e lle v a r en é l an te todo á los pistoriensesy qu e se d iv id e n en bandas nu­ m erosas: lu ego necesitas á los paidcéos y vlacerUinos; lu e g o á los turdetmos y Jlceduum es; y por ú ltim o á un sin fin d e tropas marttimas, sin las cuales te es im posible pasar de m a n e ra alguna ( 1 ). b r g A s il o ¡V ed com o los grandes gen ios lan gu id e­ cen en la oscuridad: un g e n e ra l com o yo, y p riv a d o sin em b argo d e em p leo!... HEGIÓN C onsuélate, hom bre, m e h a la g a la espe­ ranza d e v o lv e r á v e r á m í h ijo dentro de pocos días. ¿Ves ahí á ese prision ero? pues es un jo v e n de E lè a , d e fa m ilia noble y pu( e) En este pasaje los nombres geográficos / ‘<m í céos, p'acenlinos, turdilanot, etc. tienen un doblesentido; pues recuerdan ciertos puebXot v á la ves ciertos manjares ó cosas de comer: el f no, píaenta la torta, tvrdusi\ tordo, etc. diente, y m e p rom eto que hem os de e s ti­ pu lar un cam bio. ERGÁSILO ¡Los dioses y las diosas lo p erm itan ! HEGIÓN V ay a ¿dónde estás hoy in vita d o á com er? ERGÁSILO En ninguna p a rte, que yo sepa.¿ P o r qué m e lo preguntas? HEGIÓN Porque h oy es e l d ía d e m i n a ta licio y deseaba con vid arte. e r g As il o ¡Con qué g ra c ia lo has dicho!... HEGIÓN ¡Pero, am igo , te has d e con ten tar con poco!... ERGÁSILO Con ta l que no sea poco... pues con v^sa comida» m e re g a lo yo en m i caaa todos los días. HEGIÓN V am os, d e c id e te . ¿Quedamos con ve­ nidos? ERGÁSILO <iQ^da hecho e l trato; pero con reserm ie fo d e r acopiar o iro t o/^reeimüntos t i m me h i­ cieran iatet q w á m ju icio y a l de m it amiyot f u e r a » p r^ 'e rib le t.'» Me d o y á t i m ed ian te condiciones, com o si consum áram os la ven ta d e m u fu n d o. HEGIÓN iUn f m d o ! . . . «una sim a sin fon d o es lo que tu acabas d e a d ju d icarm e.— D e todas m aneras, si has de v e n ir, que ven gas á ia hora oportuna. ERGÁSILO P or m i p a rte ahora m ism o estoy dis­ puesto. HBGIÓN V é á v e r ántes si puedes p o r ah í cazar una lie b re ; p orque aquí no te espera m ás que un erizo; ya^sabes m i ré g im e n ; habitu alm en te sigu e una senda escabrosa. ERGÁSILO N o has d e lo g r a r a r r e d r a r m e por eso, Q u e r id o H egión : es trab ajo p e r d i d o . V en ­ a ré entonces con los dientes cakadot. HEGIÓN M ira qu e m i com ida es áspera y m ala... ERG Á S ILO P or v id a m ia ; ¿tienes acaso p o r costum­ bre co m e r abrojos? HEGIÓN Es que en m í m esa hace e l g a s to la tierra... b r g As il o L a tie r ra produce ja b a líe s ... HBGIÓN Y tam bién m ach as legu m bres... ERGÁSILO Paes te las guardas para cuando haya enferm os en tu casa.— ¿Tienes algo que or> denarme? HEGIÓN Que no v en g a s m u y tarde. ERGÁSILO {Bahl eso se lla m a adverUr al hom bre advertido. [Vase) HEGIÓN Me v u e lv o h a cia dentro i tir a r un p e­ queño cálculo d e l dinero, (y no será y a m ucho), que aun m e debe qu ed ar en la casa de m i banquero; y , á segu id a, como d ije hace poco, m e m arch aré casa d e m i hermano. A C T O S E G U N DO E s o e n a px*im ex*a E L C O RR E C TO R Y LOS C A U T IV O S , F IL Ó C R A T E S Y TÍN D AR O . Otros esdavos de Región. E L CORRECTOR Puesto que los in m ortales dioses han querido haceros p robar esta m ise ria , es p reciso s u frirla resign ad am en te: no hay otro m odo d e m itig a rla . Vosotros erais de con dición lib r e en vu estro ¡)a is según en­ tiendo; pues, sí ahora os ve is reducidos á la servid u m b re, no h a y m ás sino confor­ m aros con vu estro estado, y o b lig a r al señor, con vu e s tra conducta hu m ild e, á que os tra te con dulzura. C u a lq u ie r cosa, que h a ga e l señor, està s iem p re bien h e­ cha... ¿entendeis? aunque sea una in d ig n i­ dad.— (Z fo ro íi los dos cautivos).— V am os á v e r; y d e ¿qué os v a á s e rv ir ese llanto? un m a l de ojos que añ adiréis ¿ los demás. En la adversidad e l recurso m ás efica z es te­ n er buen ánim o. FILÓCRATES ¡Vernos cargados con estas cadenas!... ¡qué ve rg ü e n za p a ra nosotros!... E L CORRECTOR Y , ¡qué disgusto p a ra e l am o si os h ic e ra soltar esas ligaduras, y os p e rm i­ tie ra estar á vu estra lib ertad. ..despues de haberos com prado p or tan buenas m o­ nedas! FILÓ CRATE S ¿Pues qué podriatem er?N osotros sabría­ mos bien cu ál era nuestro deber, si él se fiára de nosotros. E L CORRECTOR Y a lo creo: hu ir. Conozco p erfecta m en ­ te vuestro deseo. FILÓCRATES ¿Huir nosotros? ¿y adónde? E L CORRECTOR ¡T om a! á vuestro país. FILÓCRATES ¡Qué in d ign id ad ! ¿Personas com o noso­ tros iríam os á im ita r á unos esclavos fugitivos? B L CORRECTOR ¿Y pop qué no? S i !a ocasión se p resenta­ ra, yo os •aconsejo que la aproyecn eis. FILÓCRATES Q uisiéram os, am igos, que nos concediérais un solo fa vor. E L CORRECTOR ¿Qué es lo qu e quereis? FILdC R ATE S Que nos p erm itá is h ablar un m om ento solos, sin la p resen cia d e éstos (indicMuio á lo t esclaxios que ettán en e l fon d o del teatro), y sin la d e vosotros {teñah a l C orrector y á tu t compañerot). K L CORRECTOR Concedido. {Á lo t ca u titot,) A le ja ro s de aquí. {Á lo t e tc la to t.) Y nosotros retirém o­ nos un poco — {Á F ilé c r a íe t) P ero os ad­ v ie rto que la con versaciónh a d e ser breve. FILÓ C RA TE S Es asunto d e un m om en to. Tinduro, acércate p o r aqui. E L CORRECTOR.— (i4 lo t demát.) Apartaos d e l lado d e ellos. TINDARO. — {Á lo t m im o t ,) Os estarem os etern am en te agradecidos á este fa v o r que colm a nuestro deseo. FILÓCRATES.— ( i í Tindaro), V en te p o r este lado, te h e dicho.— E s indispensable que esta g en te no nos escu­ che n i una sola palabra, que no puedan apercibirse en lo más m in im o d e nuestro pían. L a astucia no es astucia sí no se em p k a con toda p erfección ; y se c o n vie rte en una d esg ra cia trem end a, si lle g a à descubrirse. S í nosotros con ven im os en pasar y o p or tu esclavo y tu p or m i señor, es preciso que obremos con constante atención y con prudencia; que la cosa se haga con e n te ra habilidad, con serenidad com pleta, com o hom bres de en ten d im ien ­ to y d e corazon. L a em p resa es d ifíc il y es m en ester no d orm irse ni un solo m o­ mento. TINDARO E spero que quedareis satisfecho d e m i' FILÓCRATES Asi m e lo prom eto. lÍNDARO Lo v e is que por salvar vu estra p erson a, que m e es tan qu erid a, arriesgo y o m i ca­ beza que no m e es m enos ap recióle. FILÓCRATES Y sé m u y bien TINDARO Sì Io sabéis, señor, acordaros de ello, cuando hayais conseguido v u estro intento. L a m a yo ría d e los hom bres m ien tras an­ dan en pretensiones de una cosa son todos sujetos excelen tes; pero despues d el deseo cu m plido, la bondad se tru e c a en desleal­ tad é in d ig n a p erfid ia. N o lo d ig o por vos; hasta ahora no tengo el m en o r m otivo de rec e lo respecto d e vuestros sentim ientos; lo que os acabo de m a n ifestar à m i m ism o paure se lo h u biera ad vertid o tam bién. FILÓ CRATE S ¡Por P óiu x ! Á t i si que m e a tr e v e r la yo à lla m a rte m i padre, porque rea lm en te estás siendo un segundo p a d re para m i, qu erido T in d a ro. TÍNDARO V am os, y a escuclio tus órdenes. KILÓCRATES No sé cuantas veces ten go que rep etír­ telo para que lo grabes en tu m em oria: f 'o íw soy tu am o; soy tu esclavo. Puesto que os dioses han querido que, despues de haber sido tu señor, sea h oy tu com pañe­ ro d e cau tiv e rio, en lu g a r d e m andarte, com o antes lo h acia por m i derecho, aho­ ra te suplico con toda m i alm a, p or e l in­ fortunio á que m e v es red u cid o, por las bondades d e m i padre para con tigo, por la común servid u m bre a que nos h a suje­ tado e l b razo d el e n em igo , que no m e guardes en estos m om entos n in gú n g én e ­ ro de respetos ni de consideraciones; ni más ni m enos que com o y o no te los d is­ pensaba cuando te hallabas á m i servicioi — Acuérdate bien de e llo: no te olvid es ni un solo m om ento de lo que eras antes y d e lo que e res en la actualidad. TÍSD ARO De que y o soy vu estra persona y vos sois la m ia ¿no es esto? FILÓ CRATE S Exactam ente- S i puedes fija rlo bien en tu m em oria , debem os p rom eternos un éxito fe liz en nuestra empresa. ü ^soen a II. HEGIÓN, FILÓ C R A T E S , TÍNDARO. iiEGióii.— {Saliendo de su casa y hablmdo á los gve se hallan dentro.) Me v o lv e ré á entrar tan lu ego como a v e rig ü e d e ellos lo que deseo saber. {Á los esclavos.) ¿Donde están esos á quienes d ije que se les to lera ra pasear p or los al­ rededores d e nuestra casa? riLÓCRATBS.— ( P w w t ó í f t á i ? « á Eegión^) ¡P or Pólu x l ve o que p a r a q u e n o os cues­ te trab ajo e l buscarnos, habéis tomado vuestras precauciones, con estas cadenas, y los cen tin elas estos que nos rodean. HBGIÓN P a ra e l qu e cree que puede ser burlado ]aht toda v ig ila n c ia es poca: y aún asi, el que cre e que está m ás en g u a rd ia corre el ries g o d e ser engañado. ¿No os parece razón su ficien te para que y o os custodie con e l m a y o r cuidado e l que m e hayais costado ta n cre c id a suma y e l qu e yo haya dado m i d in ero en m oneda contante? FILÓCRATES Seguram en te. Nosotros no debem os que> jarnos, en ve rd a d , porque nos h agais v i­ g ila r de este m odo; p ero tam poco, por vu estra p a rte, deberías lle v a r á m al el Que nosotros, si se nos o fre cie ra la ocasión ae hu ir, tam b ién la aprovecháram os. HBGIÓ:« ]A y ! Y o ten g o un h ijo p risio n ero en vuestro pais, com o vosotros o estáis en el nuestro. FILÓCRATES ¿Prisionero? Si. HBGIÓN PLAUTO Y SU TEATRO 141 TÍNDARO N o somos, pues, los únicos que se han v isto obligados & ren d irse... HBGIÓN.— (Á F ilócra U s, que cree ser esclavo de Tindaro.) V en tú h a cia acá: deseo d ir ig ir te á so­ las algunas preguntas... «Y cuidado con engañarm e! FILÓCRATES T e p rom eto le alm en te d e cirte cuanto sepa: en cuanto á lo que ig n o re no podré hacer m ás que confesarte m í ignorancia. TÍNDARO.— [Aparte.) ¡E a! Y a ten em os á nuestro v ie jo en la barbería... ¡M i am o le va á haeer la barba... d e lo lin d o!... ¡N i siqu iera m e lo cubre con un pein ad or p a ra no en su ciarle e l tra je !... ¿Y qué es lo que le irá á h a c e r ? .. ¿lo irá á afeitar ó le v a á cortar e l pelo solam ente?... Y o no lo sé; p ero por m ucha m oderación que gaste, espero que lo desoUará p rim o­ rosam ente. HBGIÓN.— ( i í Filócra U s.) C ontéstam e con franqueza: ¿qué es p re­ fe rib le p a ra ti, ser esclavo ó ser hom bre libre? FILÓCRATES L a situación en qne m enos se su fre, se­ ñor, es s iem p re p re fe rib le ; es v e rd a d que hasta ahora no ha sido du ra n i enojosa m i servid u m bre; pues en m i p a tr ia gozaba de los m ira m ien to s que se tie n e n al h ijo de fa m ilia . T IN D A R O .— {Aparte.) ¡P reciosa contestación! Y a n o d a r ia yo un ta le n to n i aun p or e l m is m o famoso T a les; pues toda la pon derada sabiduría del filósofo d e M ileto es nada en com para­ ción con la d e m i am o; ¡con qué discreción acom oda su le n g u a je á la tr is te condición de esclavo!... HEGIÓN.— ( ií Filócrates.) D im e: ¿de qu é fa m ilia es ese Filócrates? FILÓCRATES D e la fa m ilia Polyplu siam , qu e es de las m ás poderosas é ilustres de nuestro pais. HEGIÓN Y á é l ¿en qu é consideración se le tiene? FILÓCRATES ¿Á él? á él le dispensan las m ayo res aten­ ciones los person ajes p rim ero s a e la E lid a. HEGIÓN ¿Y su fortun a es tan gran d e com o la con­ sideración y e l p restig io d e que, según tú afirm as, g o za en tre los suyos? PLAXJTO T SU T E A T R O 143 FILÓCRATES El v ie jo tie n e e l riñón bien cubierto. HEGIÓN ¿Qué has dicho? ¿ V ive su padre? FILÓCRATES V iv o lo dejam os cuando d e a lli salim os. Si está v iv o 6 m u erto en este m om ento, Plutón es e i único que puede saberlo. TÍNDARO.— ¡Nuestro asunto está salvado!... ¿Quétal? ¡Cóm o tam b ién e l hombre/¿foíq;fiz.' Y a ve is que no es un em bustero m iga r. HEGIÓN. {Á Filócraíes.) ¿Cómo se lla m a su padre? FILÓCRATES Thesauro-C hrysónico-C hriysides. HEGIÓN Sin duda le llam arán asi p or sus inm en­ sas riquezas, ¿eh? FILÓ CRATE S Á causa d e su a va ricia y d e su insolencia. Su verd ad ero nom bre es Theodorom édo. HEGIÓN ¿Qué dices? ¿Con que su padre es apre­ tado? FILÓCRATES iP or P ólu x í Apretado y reapretado. Pa­ ra que sepáis qué clase d e h om bre es el ta l v ie jo , figuraos que cuando hace una ofrenda á su dios G enio, no se s irve j a ­ m ás sino d e vasos de b a rro sam io, te* m ien d o que su G enio ae los rob e. Juzgad, pues, la confianza que le Insp iraráu los demás. HEGIÓN S íg u e m e . {Aparte). Q u iero h a ce r m ás preguntas á este otro. {Se acercan ambos á T ín d iro , que e l viejo cree ser F ilócra les.) F ilócrates, tu esclavo es un buen muchacho. Me h a d ejad o satisfecho. Y a sé p or é l cual es tu fa m ilia , pues todo m e lo ha confesa­ do. Si m e q u ieres tü ser ah ora igu alm en ­ te sincero, logrará s un buen resultado. No te olv id e s d e lo que ya^tengo averigu ad o por él. T IN D A R O . — {CreidólFilócrates.) H egión, m i esclavo ha c u m p lid o con su deber, descubriéndote la v e rd a d .,. Confie­ so que y o deseaba ocu ltar m i ran go, m i n acim iento, m i fortuna;... p e ro habiéndo­ lo y o p erd id o y a todo, p a tria y lib ertad, considero ju sto q u e jé l se m u e s tre sumiso contigo m ás b ien que con m igo: el^hierro d el en e m igo h a hecho m i con dición igual á la suya. £ n otro tiem po se h u b iera mi> rado más en las palabras; h o y n i aün en sus obras tie n e que gu ard a rm e con tem ­ placiones. ¿Qué quereis, Hegión? la fortu ­ na dispone d e los hombres y los op rim e y avasalla á su antojo: yo era lib re y hém e ahora esclavo; he caido desde la posición m ás e le va d a á la más in fam e bajeza; yo estaba acostum brado á m and ar y ahora tengo que obedecer. Y s i e l am o que he encontrado es para m i ta l com o y o lo fui p a ra m i servid u m bre, no ten d ré al m enos qne obedecer órdenes injustas n i v io le n ­ tas.. Y a sabéis, pues, de lo que q u e ria ha­ blaros, contando con vu estro b enep lá­ cito. HEGIÓN Habla, h abla sin tem or, prosigue. TINDARO Pues bien: y-) e ra lib re com o lo era ta m ­ bién vuestro h ijo ; la m ano d el en em igo m e ha arreb atado lo m ism o qu e á é l la l i ­ bertad; é l se h a lla reducido á la e s c la v i­ tud en m i p a tr ia como y o lo estoy en la vuestra .. pues acordaros que lu v j un Dios testigo de todas nuestras palabras y de todas nuestras acciones, y que según com o vos me tratéis á m i en v u e s tra casa, asi ese Dios v e la rá por é l en la E lid a. E l bienhechor obtiene su recom pensa, p ero tam b ién el que obra m a l d eb e esperar e l m a l d e l pro­ p io modo. C om o vos lloráis á vu estro h ijo , asi m i p a d re se estará d oliend o d e la pér­ d id a del suyo. HEGIÓN Todo eso lo sé m u y bien. ¿Pero tú me confirm as todo cuanto este m e h a r e v e ­ lado? TINDARO Si, H egión. Mi padre posee cuantiosas riquezas, y soy de noble o rig en . P ero yo os ruego en carecid am en te que m i fortuna lio e x c ite vu estra codicia. Mi p ad re, a.unque soy su h ijo único, antes q u e rría d e ­ ja r m e s irv ie n d o en vu estra casa, vestido y alim en tad o á vuestras expensas, que v e rm e en nuestro país vergon zosam en te rüilucido á la m en dicidad. HEGIÓN G racias á la bondad d e los dioses y á la virtu d de m is padres, yo soy dueño í e una i)uena fortun a. N o soy tam poco d e aque­ llos que consideran honrada toda clase de fíanancía. líe visto á m uchas gen tes hacer­ se ricas con enorm es lucros; p ero y o creo que en algunas ocasiones v a le m ás p er­ d e r que ganar. {Cuántas veces h e m a ld e­ cid o e l oro, reflexion an d o los horrendos crím en es que h a producido! Prést am e una poca aten ción y sabrás cuáles son m is intenciones. Mi h ijo se ha­ lla prision ero y esclavo en E lid a ; pues de­ volvéd m elo y y o en cam bio n i un d racm a e x ig iré p or tu em ancipación n i por la de tu esclavo. A este solo p recio os otorgo la estim ada lib erta d . TÍNDARO Me parece vu estra proposición ju s tis isim a, y sois una persona excelen te. Pero decidm e: ¿vuestro h ijo se encuentra em ­ pleado en e l s e rv ic io público, ó es siervo de algún particular? HBGIÓN Es esclavo d e l m édico Menarco. FILÓCRATES ¿De Menarco? ¡P or Póiu x! pues si es un clie n te d e ese [señalando á Tindaro.) L a term in ación d e vuestro asunto es cosa tan fácil... com o el que h a ya goteras cuando llu eve. HEGIÓN Haz cuanto puedas p or la red en ción de m i hijo. TÍNDARO T en ed segu rid ad d e e llo. P ero quisiera p ediros una g ra c ia , Hegión. HBGIÓN T od o cuanto tú quieras con ta l que no sea en contra de m is intereses. TÍNDARO Escuchad: v a is á saberlo. N o pretendo y o que m e d e je is p a r tir antes a e que os sea d evu elto v u estro hijo; p ero qu iero que m e d e jeis d isponer de T m d a r o , fijando antes p o r é l e l p recio que gu stéis, y lo en­ viarem os á. m i p a d re para que a rre g le con é l e l rescate d e vuestro hijo. HEGIÓN .\ ó. nó; cuando se h a ya acordado una tregu a, e n v ia re m o s m ejo r á otro cual­ q u iera p a ra qu e desem peñe todas las co­ m isiones qu e queráis. TÍNDARO S i en viá is ¿ cu alqu iera otro es com o si nada h ic ié ra is . Mi siervo T ín d a ro es e l que con vien e qu e va y a , y yo os asegu ro que, apenas h a y a llega d o , qu ed ará e l negocio con clu ido. N o podéis e n v ia r á m i padre otro m en sajero m ás fie l, n i qu e le inspire m ayo r confianza. Es su esclavo p red ilecto, y no h a y n a d ie á quien pueda é l en trega r vu estro h ijo m ás gustosam ente.. N o ab ri­ gu éis el m en or recelo: y o respondo de su fid elid ad con m i cabeza. C uento con toda seguridad con su lealtad , p orqu e T ín d aro sabe e l g ra n cariñ o que le profeso. HEGIÓN Bueno: pues fijarem os su p recio, y le en viarem o s b ajo tu caución. TÍSD A R O L a acepto. P ero procedam os pronto posible á la ejecución. lo m ás HEGIÓM ¿Quedamos convenidos en que, si no v u e lv e, tú tendrás que d a r por é i la can ­ tid ad de v e in te m inas? (cerca d e 600 p e ­ setas). T ÍND A RO Queda resu elto y convenido. HEGIÓN.— {A los Zorarios.) Quitad los h ie rro s á ese esclavo. {In d i­ cándoles á Filócrates.) Desatádselos á los dos... TINDARO ¡Que los dioses os colm en de beneficios, en rem u n eración d e l bien que nos dispen­ sais, rom piendo gen erosam ente nuestras cadenas! En v e rd a d que no m e disgusta ten er m i cu ello lib re d e esa m a ld ita arg ol la. HEGIÓN .Cuando se hace e l bien á los buenos, e i beneficio es fecu ndo para el bienhechor. Y a puedes e n v ia r tu esclavo á E lid a y d a rle instrucciones de todo cuanto debe d e c ir á tu padre. ¿Quieres que le llam e? 150 B IB U O TE C A U N IV ERS AL TÍNDARO L lám alo. E ^scen a l i l HEGIÓN, F IL Ó C R A T E S Y TÍN D AR O HEGIÓN ¡O jalá que la cosa salga b ien para m i, para m i liijo y para vosotros!... En calidad de am o n u evo tuyo te ordeno que ejecutes lo que te m an d e tu antiguo señor, con toda exactitu d . Acabo d e con certar e l d ejarte á su disposición , p rè v ia una estim a ción de ve in te m inas. FILÓCRATES P or m i p a rte m e en cu entro favorab le­ m en te dispuesto, tanto p or vo s com o por él. Am bos podéis m an ejarm e com o un aro: h acedm e ro d a r p or aqui, por a lli, por don­ de qu eráis. E stoy á vuestras órdenes. HEGIÓN Con ese b e llo caracter, con esa disposi­ ción á s e r v ir con solicitu d, dem uestras que en tien d es tu verd ad ero interés. V a ­ m os, s íg u em e . {Á Tindaro tenido p o r F iló crates.) A h í tienes al hom bre. TÍNDARO Os a g ra d ezco infinito, H egión , vuestra le altad concediéndom e en v ia r á m i padre ese m ensajero qu e podrá d arle cu enta do m i situación, y e x p lic a rle lo que debe S e ­ cutar en obsequio m ió. {Á FiM crates.) 7V?tdaro, acabo d e acqrd ar con H egión e l en ­ v ia r te á É iid a á la casa de m is padres; y que si no v u e lv e s , le in d em n izaré con la suma de v e in te m inas, en cu ya cantidad quedas valorado. FILÓCRATES N o creo que h abéis concertado ninguna insensatez, pues vu estro padre m e r e c ib i­ rá p erfectam en te á m í, ó á cu alqu iera otra persona qu e v a y a en vuestro nom bre. TINDARO Pues quiero qu e fijes bien tu atención en lo que has d e h a cerle saber, in m ed ia ­ tam ente que lle g u es á nuestra p atria. FILÓCRATES Filócrates, em p lea ré en la g estió n de este negocio e l m ism o celo que sabéis he desplegado s iem p re en todo o que os in te ­ resa; estad segu ro que os s e rv iré con todo m i corazón, con m i alm a toda y con todas m is fuerzas. TISD A R O Eso es h a cer lo que se debe. Pues óy e m e bien. En p rim e r lu g a r saluda de m i p arte a m i padre y á m i m adre, á m is parientes y á cu alqu ier am igo m ío q a e te encontra­ res: d íle s que lo paso bien, y qu e he'caido en las m anos d el m ás bondadoso d e los hom bres, e l cual m e ha tra ta d o y m e trata cada d ia con la m ás extj^emada benevo­ lencia. * FILÓCRATES Recom endación supèrflua, pues fá c il­ m en te m e hu biera acordado por m i m ism o d e hacerlo. TÍNDARO Y que s i no fu era porque te n g o á m í lado quien m e v ig ila , m e c re e r ía en p len a l i ­ bertad. Com unica p or ú ltim o á m i padre el pacto q a e H egión y y o tenem os hecho con rela ció n á lo d e sa hijo. FILÓ C KA TE S .Me estáis d icien d o todo cuanto sé p e r­ fectam en te: vuestras exp licacion es no s ir ­ ven m ás que para reta rd a rm e. TÍNDARO Que raí p a d re le d é lib e rta d y lo e n v íe aquí á cam bio d e nosotros dos. FILÓCRATES Está bien, no se m e olvid a rá . HEGIÓN Sobre todo, T ín d aro, que sea con ia m a jo r p rontitu d ... pues á unos y à otros nos in teresa gran d em en te. FILÓ C RA TE S C reed, H egióif, q u e s i gran d e es e l deseo vuestro de v e r à vuestro h ijo, no m enos im pacien te estará é l d e abrazar al suyo.... FILÓ C R A TE S.— (A Tíitdaro.) ¿No teneis nin gu n a otra cosa que com u­ n icarm e para vu estro padre? TÍN D A RO A segú rale que quedo en buena salud. Puedes ¡oh, T in d a ro! añ ad irle que en tre los dos no h a habid o jam ás la m en or d is­ cordia: que no m e has faltad o en lo más pequeño; que no m e has dado n i el más le v e m otivo d e qu ejarm e; que á pesar de m i d esgracia, no has dejado de serm e leal y obediente; que tu fé y tu celo no se han visto desm entidos en m is p e ligro s é in fo r­ tunios. Y estoy seguro que, cuando m i pa­ d re conoza tu conducta, no ha d e ser tan avaro que rehúse e l otogarte la lib e rta d en agradecim ien to; y si y o vu elvo, sabré h a­ c e rle que te la conceda con en tera com ­ placencia; pues á tus cuidados, á tu hon­ radez, á tu v irtu d y á tu pru den cia debe­ ré e l v o lv e rm e á encontrar en e l seno de m i fam ilia . T ú m e has proporcionado d i­ cha tan in apreciable, descubriéndole á Hegión m i n a cim ien to y m i fortunad Con tu in gen io has roto las cadenas de tu seAor. Ésa es tu obra. FILÓCRATES He hecho con vos, señp*, todo cuanto estais recordando, y os a gra d ezco con todo m i corazón que no lo h a yais olvid ad o. P e­ ro, en verd ad , vos m erecíais que m e com ­ portase de ta l m anera; m as s i y o h ic ie ra d e l m ism o m odo m en ción d e l m ucho bien que os debo, e l d ía con clu irla antes que m i relato: pues aunque la suerte os h u biera hecho m i s iervo, no hu biérais podido t r i­ butarm e d eferen cia s m ás extrem a d a s HEGIÓN ¡Qué corazones tan nobles, dioses in ­ m ortales!... ¡m e hacen d e rra m a r lágrim as d e e n tern ecim ien to!... V e d ah i una e n tra­ ñable m ù tu a am istad .. ¡Con qu é alaban­ zas tan delicadas h a correspondido el es­ c la vo á su señor! FILÓ CRATE S ¡P or Pólu x! los elogios que m e p ro d iga no son n i la cen tésim a p arte d e los que é l m erece. HEGIÓN Despues d e h a b erle servido tan cu m pli­ d am en te, se te o frece la ocasión de coro­ nar ¡oh, T ín d a ro! tu b ella obra, desem pe­ ñando la m isión que te ha confiado, con toda fidelidad. TÍN D A RO ‘ N o m e es posible, H egión, m an ifestar m i buena volu n tad sino con m is obras, y procurando con ardorosa solicitu d e l éxito deseado. Y p a ra convenceros de ello, pon­ g o por testigo al poderoso Júpiter, d e que nunca d ejaré d e ser fie l ¿ F ilócrates. HEGIÓN E res un h om bre d e bien. FILÓCRATES Y que jam ás d e ja ré de eje cu ta r en in­ te rés suyo lo m ism o y d el propio m odo que en e i mio. TÍNDARO {Q u iera el c ie lo que tus acciones y sus efectos correspondan á tus palabras! Y ya que no he dicho cuanto h u biera sido m i aeseo... escucha sin incom odarte m is ú l­ tim as adverten cias: piensa bien, p o r los dioses te lo suplico, que bajo m i palabra, y m ed ian te caución, se te e n v ia á m i casa p aterna, y que m i v id a se queda en p re n ­ d a d e la tuya. N o vayas á olv id a rlo , despues que te alejes, dejándom e aquí solo en la servid u m bre, considerándote tú l í ­ bre, no vayas á condenar al abandono á tu fiador, ni m e descanses, ípor los cielos! hasta que tra ig a s al hijo d e e s te anciano p a ra perm utarnos. No o lvid es que son c in ­ cuenta m in as q a e te n d r ia q u e p agar si tú no p arecieras; con que sé fie l, p a ra e l que te ha sido fie l, y que tu le a lta d probada no se d esvan ezca nunca. Mi p ad re, estoy seguro, segu rísim o, no fa lta ra al cu m pli­ m ien to de su deber. C onserva m i am istad que será etern a, y acep ta la d e este ancia­ no que se te ofrece. Por esta tu m ano que y o op rim o con la m ia, con toda e l alm a te ru ego qu e m e pagues con la fid elid a d que yo he ten id o para con tigo. Reñexiona, T in d aro, que tu eres en estos m om entos m i dueño, m i p ro tector y m i padre. En tus m anos pongo m i suerte y m is espe­ ranzas. 16 F I . CRATBS Basta, señor... ¿Quedareis contento con que se cu m plan satisfactoriam en te todos vuestros encargos? TÍNDARO C om pleta m en te. FILÓ CRATE S Pues y o os p rom eto que v o lv e ré y que se colm arán vuestros deseos. ¿No teneis más qu e ordenarm e? TÍNDARO Que vu elvas cuanto antes, y a lo sabes. PLAU TO Y SU TE A TR O 157 FILÓCRATES Eso no es m en ester a d vertirlo. HKGiÓN — ( i Filócrate*.) Síguem e, y h a ré que m i banquero te en tregu e d in ero para el v ia je , y al m ism o tiem po ir é á re c o g e r un p ap el casa d el pretor. TÍNDARO ¿Qué papel? HEGIÓN Un docum ento que debe p re s e n ta r á la g en te d el e jé rc ito p a ra que le p erm ita n el paso para la E lid a .— T íi {Á tín d a ro ) én­ tra te en la casa. TÍND ARO .— ( i Filóerateg.) ¡Que lle v e s un v ia je fe liz! FILÓ C RA TE S iQue e l c ie lo os con serve en salud! c om p leta H E G IÓ N .- (A p a r fe .) ¡P or el dios P ó lu x que he asegurado m i fortun a, com prando estos C(iútif)OS á los cuestores, en l a ven ta d el b otín l Me p a re ­ ce, «loados sean los dioses! q^ue te n g o r e d i­ m id o ¿ m i h ijo d e la servid u m bre; y , sin em bargo, p or cn&nto tiem po estuve v a c i­ lante sobre si lo s com p rarla ó no los com ­ p r a r ía !.. {Á los S iervos! gu ar­ dadm e á este cautivo d en tro d e la casa, y que no m e pon ga un p ié fu e ra de e lla , sin que v a y a acom pañado d e uno que le v ig ile . Y o e stoy aquí de v u e lta en un se­ gundo.— {Aparte). Vam os á v is ita r m is otros cautivos en la casa du m i herm ano y al m ism o tie m p o nos in form arem os si en tre e llo s h a y alguno que conozca á este jó v e n .— {Á F i l ó c r ^ s . ) Y tú, v e n te conm if o, y ante todo te d ejaré á t i despachado, ste es ah ora m í asunto má.s ap rem ian te. ACTO TERCERO Escena primera ERG ASILO ¡Infortunado m o rta l el que, buscándose la vid a, solo á duras penas encuentra qué com er; y m ás in fe liz aún e l qu e penosa­ m ente lo busca y no lo halla!... ¡p ero el desdichado sobre todos los desdichados es el que siente e l agu ijón d el h am b re y no tie n e que lle v a r á la'boca!... ¡D ía m a ld ito ! ¡G oncuántogusto te arran ­ carla los ojos, si pudiera, por la fa ta l in­ fluencia que m e estás e je rc ie n d o sobre todo e l m undo!.. N o he conocido ja m á s un fam élico m ás harto de ayunos que este desgraciado, n i d e menos suerte en todas sus ten tativas d e procurarse pábulo para el estóm ago... Mi v ie n tre y m is m an­ díbulas c e leb ra n h oy la g ra n fiesta del Ham bre!... ¡Mal h a ya m il veces e l oficio de parásito! E sta ju ven tu d endurecida está dejando p e re c e r á Ins pobres bufones en la in d ig en cia. N o se hace y a caso de estos BtpaTüatas de la Ínfim a clase, de estos m iseros Sufrelapos., de estos desven­ turados parásicos, poseedores d e frases agradables; p ero sin viandas qu e com er, ni d in ero con qu e com prarlas. H oy no se b rin da con un banquete sino al qu e pue­ d e d e v o lv e r el con vite,.. Pero, ¿qué más? si hasta van ellos m ism os al m ercad o, al m ercad o qu e en otro tiem p o e r a dom inio e xclu sivo de los parásitos!... y lu e g o desde e l foro se encam inan casa d e los vile s m ercad eres d e m ere trice s , con la cabeza ergu id a, com o si fu eran á la a s a m b le a d el )ueblo á ju z g a r á los crim in a les !... Tanto es im p orta un bufón como un bledo: no tien en am or á nadie, á n adie m ás que á si propios. H ace poco, cuando m e sa li de aqui, m e en ca m in é h acia e l foro, y apro­ xim án dom e á un grupo de jó v e n e s : «.yo os saludo,» Ies d ije , dónde se com e hoy?— N i una p a la b ra .— ¿Quién h a sido el que ha contestado: en m i casa?» Mudos com o es­ tatuas: n i aun siqu iera se m ofab an d e m i. — ¿Dónde cenarem os, por lo m enos? Me hacen señas d e que no. A p e lo á uno de m is chistes favoritos, á uno d e aquellos graciosos cuentos, que en otra época m e aseguraban la bucólica de un m es entero. N adie absolutam ente se rie . N o h a y duda es una con fabu lación infam e. N i uno solo se d ign ab a im ita r siqu iera al p e rro enfu­ recido; y a que no fu era d e risa , que al m enos m e hu bieran enseñado los dientes. V ien d o qu e aqu ellos m ancebos se d iv er- tia n conm igo, los abandoné. Despues m e fu i en busca de otros; luego de otros; lu e­ g o d e otros m ás... en todas partes la m is­ m a acogida. Se han dado la consigna como los m ercaderes d e aceite en el V e la b ro ( 2 ). Me m arché, p o r ù ltim o de a lli, corrid o de ve rm e tan in d ig n am en te burlado Y como yo, toda ia tu rb a d e parásitos se consumía, dando vueltas in ú tilm en te.— E stoyresu elto á d em an dar ju s tic ia , con a rre g lo á la U y bárbara, con tra esta ju ven tu d coaliga­ da para p rivarn o s de los v ív e re s y d e la vid a. Y o e n v o lv e ré en un lin d o proceso á los culpables, y p e d iré en gordo contra ellos: haré que se les condene á que den d iez com idas, á m i discreción, aten dida la carestía d e las subsistencias. Es del todo necesario h a ce rlo a s i.— Ahora d ir ijo m i rum bo hacia e l puerto: a lli está la ún ica esperanza que m e resta de pescar una cena; si tam b ién se m e fru stra ., no habrá otro rem ed io sino v o lv e rm e en casa del v ie jo , y acep tar su insípido banquete. E Ssoena 11 HEGIÓN, AR ISTO FO N TE HSG lÓ n i Qué cosa m ás g ra ta que conse^uiruno SQ provecho unido al del bien publico!... Eso m e ha sucedido á m i a y e r con ia com ­ p ra de esos prisioneros... Todos cuantos TOMO c x v i 6 m e ven se apresuran ¿ d arm e el parabién. P or c ie rto que con tan ta deten cu 'n y con tanta ch arla m e encontraba y a rendido, y m e c re ia que nunca iba à lle g a r la hora de v e rm e lib re de aquel d ilu v io d e fe lic i­ taciones. P o r fin pude lle g a r á la casa del p reto r; y , despues que to m é un poco de alien to, e x ig í e l pase, m e lo despacha­ ron, se lo en tregu é á Tin d a ro, y se m archó e l h om bre h a cia su país A seguida m e vin e h a cía la casa, pasándom e antes por la d e m i herm ano, donde te n g o m is otros cautivos ¿Hay en tre vosotros, les p regu nté, alguno que conozca á F iló c ra te s de Elèa? Y este que v ie n e aquí (señalando á Á risiofo n U ) m e contestó: ¿A F ilócrates? es am i­ go m ío.— Bueno, pues en m i casa se en­ cuentra. Entonces m e rogó qu e le dispen­ sara e l fa v o r d e v e r á su cam arada, y se io h e concedido, ordenando qu e le solta­ ran las cad en as-(4 ilm to/ o*to).— Síguem e. V o y á satisfacer tu deseo, conduciéndote al lado d e tu am igo. jB s o e n a i l i T ÍN D A R O E n este m om ento en v e z d e v iv ir , p re­ fe r ir ía no h aber existido nunca. Toda es­ peranza, todo recurso, todo a u x ilio se ha perdido. E ste es e l d ía en aue no h a y para m i pobre v id a esperanza algu n a d e salva- ci 6 n. No encuentro por donde s a lir en este caso tan te rrib le ; no vislu m b ro n i un rayo de esperanza en esta espantosa ten eb rosi­ dad. ¿De qué m an era voy á ocu ltar m is as­ tucias j engaños? ¿Con qué v e lo v o y à cu­ b rir m is in trig a s y trapacerías? N o hay conm iseración posible para m is im postu­ ras, n i h a y escape que v a lg a p a ra m is iniquidades. L a audacia no encuentra r e ­ fu gio, ni h a y asilo para el engaño. Todo e l m isterio se ha descubierto; se ha pues­ to en e vid en cia la im postura, y toda esta farsa es y a c la ra como la luz d e i dia. No encuentro m ed io d e e v ita rm e la h orrib le m u erte que rae espera, en pago d e nues­ tro engaño. Me ha perdido ese Aristofon te que acaba d e en trar: ese hom bre m e co­ noce y es a m igo y p arien te d e F ilócrates. L a m ism a Diosa d e la Salud, aunque qu i­ siera, no p od ría salv a rm e ... A m enos que no sacara 3^0 d e esta cabeza algu na nueva m aquinación... ¿Pero cuál, diantres?... ¿qué es lo que y a puedo inventar?... N o m e v ie ­ nen á l a im a g ín a c ió u .. m a s q u e estúpidas im becilidades.,. E stoy en teram en te atra­ pado. E ^soena W HEGIÓN, T ÍN D A R O Y AR ISTO FO N TE HEGIÓN ¿Cómo es que ese hom bre se h a salido fuera de la casa? TÍNDARO ¡Ah! estoy muerto.., E l e n e m ig o se acer­ ca, pobre Tindaro. ¿Qué d iré? ¿qué alega­ ré? ¿qué es lo que puedo confesar? ¿qué es lo que debo negur? No sé ¡cielos! qué reso> lución to m a r... {¡E lm e d io d e s a lir d e esta situaciónlt.. ¡M aldito A ristofon te! ¿ ^ r q u é ios dioses no te lle v a ro n ¿ los inflem os, antes que hubieses sido arreb ata d o d e tu patria? T ú has ven id o oon tu fa tid ic a p re ­ sencia à d erru m b a r todos nuestros planes. Todo este asunto está p erd id o, si no im a ­ gin o algu na audaz e s tra ta g em a . HEGIÓN (A A riito fo n te .) P or aqui... A h ílo tienes. A cércate y háblale. TÍNDARO (Yolméitdoteieespaldasá AristofowU^^9.y algún m ortal m ás desgraciad o que y o ? , ARISTO FO N TE ¿Qué es eso, Tíndaro? ¿por qué huyes de roí vista? ¿por qué ese aire d e desprecio, como sí yo fu e ra para t í un desconocido? E sclavo soy cierta m en te, com o tú lo eres tam b ién . P ero yo en m í país e ra d e condi­ ción lib re , y tú, desde niño, has v iv id o en la servid u m bre. HEGIÓN jP o r e l dios P ó lu z ! pues y o no m e m a ra - v illo qae se a le je j que e r ít e ta s m iradas, y n i aun m e estrañaria que te m ostrase aversión, cuando estás llam án d ole Tinda> ro en v e z de F ilócrates. TÍSDARO ¡H egiónl ese hom bre e n É lid a es teni> do por loco furioso. Xo p resteis oídos á nada de cuanto os hable. Se le h a v is to en su casa p e rs e gu ir con una p ica á su padre y á su m adre. Además, de v ez en cuando le dá ese p ic a ro m al para e l que es bueno echar s a liv a sobre e l paciente (3). ¡Señor! ¡os aconsejo que huyáis de su lado!... HBGION íQué se lo lle v e n léjos d e m i! ARISTO FO N TE (A T in d aro.) iCóm o, bribón! ¿tú dices que yo estoy dem ente? ¿que y o he perse­ guido con una p ica á m i padre y á m i ma­ dre? ¿que yo padezco una en ferm ed ad cuyo p reservativo es escupirm e? HBGIÓK No tienes p o r qué ru borizarte d e ello* Muchos se v e n afligidos de ese m a l y han encontrado en la s aliva un rem e d io m uy saludable, ARISTO FO NTE De m odo que vos creeis lo que d ic e ese infam e? HEGION ¿Pero qué es lo que y o creo? ARISTO FO N TE «iQue yo estoy locoll TÍNDARO (A H egión.) (H irad, m irad que ojos tan furiosos os echa! Lo m ejo r es que os retíreis. id e g ió n ! lo que yo os h e anunciado ántes: e l acceso se apodera de él. T ened cuidado con vos, señor. HBGIÓN Desde que le v i d a rte el nom bre de T in ­ daro, m e ap ercib í que no estaba en e l uso de su razón. TÍNDARO Com o que á veces se le o lv id a hasta su propio n om bre, y no sabe d e c ir quién es él m ism o. HEGION Pues é l se d e c ía am igo tuyo... TÍNDARO ¡A m ig o m ío !... En la v id a lo h e tratado... A lcm éon, O restes y L y cu rg o son m is am i­ gos d el m ism o modo que él. ARISTOFONTE Cóm o, ra c im o d e horca, te a treves á se- gu írm e inju rian do? ¿Dices que y o no te co­ nozco? HEGIÓN Pues es claro: com o que le llam as T in daro en v e z d e F ilócrates... A l que ves no le conoces; y e s tis nom brando al que no ves. ARISTO FO NTE {A H e g im .) k\ contrario; él ren iega de lo que es, y d ic e ser lo que no es. TÍNDARO En efecto, si tú vas á g a n a r á Filócrates en d e cir la verdad. ARISTOFONTE C ielos! v e o que este in fam e v a á produ­ c ir la con vicción de la v e rd a d con sus m entiras. ¡P o r Hércules! m íra m e , m íram e á la cara. TÍNDARO {M irándole.) ¿Y bien qué? ARISTO FO N TE ¿Y te a treves aím á n eg a r que tú eres Tindaro? ¿Osarás todavía sostener que tú eres Filócrates? TÍNDARO Lo d igo y lo repito. A R ISTO FO NTB H egión, ¿y vos le daréis crédito? HBGIÓN Más qne á t i y m ás que á m i m ism o; porque e l T in d a ro que tu p reten des v e r se na v u e lto h o y á la É lid a y v a á casa del p a d re de ese que tienes delante. A RISTO FO N TE ¿Pero que p a d re (4) decis, si ese es an esclavo? TÍNDARO (X Anito/bn/í.) Y tü tam b ién ere s es­ clavo, asi com o antes has sido lib re : como y o m e p rom eto v o lv e rlo á ser si consigo que recobre su lib e rta d e l h ijo d e Hegión. A R IS TO F O N TE ¿Qué dices, m iserable? ¿Tien es el des­ caro de asegu rar que eres libre? TÍNDARO Y o no h e d ich o que soy L ib re ; tin o F iló crate* (5). A RISTO FO N TE ¿Qué sign ifica esto? Este m alva d o está j ^ a n d o con vos, H egión. É l es y ha sido siem p re esclavo; y en la v id a h a tenido á su s e rv ic io m ás esclavo que é i m ism o. TINDARO Perqu e tú e res un m isero in d ig e n te en tu patria, que no tienes que com er, q u isie­ ras que e l m undo entero te igualase. Mas no h ay de qué sorprenderse: los pobres, de or­ dinario, son enem igos envidiosos de los ricos. A R IS TO F O N TE Guárdate, H egión, d e c re e r le con lije reza, porque, ó y o m e e n g añ o , ó m ed ita algu na fech oría d ign a de él. Acaba de ase§ urar que está trabajan do p or e l rescate e vuestro h ijo , y no m e gu sta esto de nin­ gún m odo. TÍNDARO Dem asiado sé que no verás con satisfac­ ción que esto se rea lice; p ero y o cu m pliré m i promesa, iasí los dioses m e ayu d en ! Y o ie restitu iré su h ijo , y é l en cam b io m e en trega rá á m is padres; con este objeto he enviado á T in d a ro á m i casa paterna. AR IS TO F O N TE Pero si T in d a ro eres'tú ^'n o h a y más es­ clavo de ese nom bre que tu en nuestro país. TÍNDARO ¿Cuándo acabarás de ech a rm e en c a ra esta servid u m bre á que m e h a red u cid o la muerte de las armas? ARISTO FO N TE ¡Ira d e l C ielo ! no puedo contenerm e. TÍN D A R O .— ( i Begión.) ¡ A y , señor! ¿Lo veis? ¡H uid! M irad que nos v i i apedrear, si no d ais ord en de qae le aten. AR IS TO F O N TE iE stoy dado á los infiernos! TÍND A RO D espide fu ego p or los ojos: icuerdas, He­ g ión ! ¡pronto, cuerdas! ¿No v es com o todo su cuerpo se tiñ e dejm an chas lívid as? L a atrab ilis que le atorm enta. A RISTO FO NTE A t i sí que, d e ejecu tar este anciano Ío que debe, h ará que te dé torm en to la pez negra, y qu e arrojes lla m a s p or esa ca­ beza. TÍNDARO Y a no d ice sino extravagan cias; e n te ra ­ m en te y á es p resa de las fu r ia s . HEGIÓN ¡P or H ércules! ¿y si hago y o que le aten? TÍNDARO Eso es lo que aconseja la prudencia. ARISTOFONTB E l suplicio estoy pasando d e no tener una gran p ie d ra con que aplastar e l cere> bro á ese truhán que m e e s t i llam ando loco. TÍNDARO Que busca una piedra: ¿no lo has oido? A R IS TO F O N TB ’ H egión! deseo hablaros^ solas. HEGIÓN Pues no te acerques, te suplico. Háblam e desde donde estás, que y o te puedo es­ cuchar desde léjos. TIND A RO iP or Pólu xl sí os ap roxim áis á é l, os arrancará las narices d e rai2 . A R ISTO FO NTB H egión, no creáis que estoy loco, n i lo he estado en m i v id a , n i yo adolezco d e nin­ guno deUos m a les que ese hom bre m e a tri­ buye. Sin em bargo, si os causo m iedo, ha­ ced que m e aten, yo consiento en ello ; pero con ta l Que ord enéis ata r tam b ién ¿ ese m iserab e. TÍNDARO i k m i? á m i no; que lo encadenen & él, si ese es su gasto. ARBTO PO STK C állate, m en tido Filócrates^ y o haré que seas reconocido por e l verd ad ero Tindaro. ¿Por qué m e est&s haciendo señas? TÍNDARO ¿Que te estoy haciendo señas?— [Á S e iC ielosI |A qué no se a tr e v e r ía si vos no estu viérais presente! HEG IÓ N. — {Comenzando á desconjíar.) D im e: ¿qué te p arece à t i que h a ria este loco, si y o m e ap roxim ara ¿ él?... TÍNDARO T on terías: se b u rlaría d e vos. Os em pe­ za ría á con tar m a jad erías sin p iés n i ca­ beza N o le fa lta n m ás que las vestiduras; p or lo dem ás es el m ism o A y a x e'n perso­ na el que ten eis delante d e vuestros ojos. HBGIÓN Pues m ira : no m e im porta, m e v o y à él. TÍND ARO .— [Dioses inm ortales, estoy p erdido! ¡Me encuentro e n tre la espada y la pared, y no sé qué p artid o tom ar! HBGIÓN A ristofon te, estoy dispuesto 4 escachar­ te, si tien es algo que d ecirm e. A RISTO FO NTE V ais á o ir d e m is labios la verd a d , que hasta ahora os h a parecido m en tira. Mas, ante todo, necesito disuadiros d e la idea d e que yo soy un maniaco: yo no padezco locura alguna n i sufro otro m al que e l de la servid u m bre; pero... ¡que e l R ey d e los dioses y d e los nombres no m e conceda v o lv e r a p isar e l suelo de m i p a tria , si ese in fam e no es tan F ilócrates com o vos y com o yo! HEGIÓN Entonces, d im e, ¿quién es ese hombre? ARISTOFONTE E l m ism o que os he dicho, señor, desde un p rin cipio. S i vos averigu áis lo con tra­ rio , m e som eto sin restricciones y para siem pre, á v i v i r en vuestra casa privad o d e m i fa m ilia y de m i libertad. H E G IÓ N .— {Á Tíndaro.) ¿Y qaé tien es tú que responder á esto? TÍNDARO Que vos sois m i dueño y señor, y y o soy vuestro esclavo. HEGIÓN Esa no es la cuestión. Se te p regu n ta si eres ó no de condición Ubre. TÍNDARO L o he sido, señor. ARISTO FO NTE ¡Falso! ja m á s lo h a sido. Vam os, se está m ofando. TÍNDARO ¿Y tú que sabes? ¿Fuiste tú acaso ia par­ tera de m í m ad re p a ra h a b la r con todo ese atrevim ien to? ARISTO FO N TE ¿Pues no te he visto y o i t i n iñ o peque­ ño, siéndolo y o tam bién? TÍNDARO ¡T om a! tam b ién yo, h om b re hecho, te estoy v ie n d o à t í ahora m ism o, que no eres nin gú n n iñ o... ¡Anda! se te v u e lv e la cosa en con tra... M ira... lo m ás acertado seria que no te m ezclases en m is asuntos; ¿por ven tu ra, d i, m e cuido y o d e los tuyos? HEG IÓ N.— ( i í Ariito/onte.) ¿El padre de este se lla m a Thesauro— C h ryson ico— C hrysides? A R IS TO F O N TE En la v id a he oido pron u n ciar sem ejan­ te nom bre. E l p ad re a e F iló c ra te s se Uam a Theodorom édo. TÍNDARO ¡Ahora si que acabo de r e c ib ir e l golpe de m uerte!... C a lm a , corazón m ío, sus­ pende tus naturales m ovim ientos. T ú estás brincando, y en cam bio yo, de m iedo, ape­ nas puedo sostenerm e. [Encolerizado.) ¿Estás dispuesto á p roporcionarm e al punto la pru eba d e que este tra id o r ha sido un esclavo en É lid a y que no es n i se lla m a F ilócrates?... ASISTOFONTB T a n cu m plid a, com o que nada puede aducirse con tra eiia afirm ación... ¿Más el verdadero F ilócra tes dónde se eccu entra en este m om ento? HEGIÓN Donde y o no qu erría que se h a llara , y donde é l estará m u y gran dem ente. jAh! m e ha partid o, m e fia descoyuntado este in fam e con su p erfid ia; con sus engaños m e ha conducido á donde h a querido. Pero, en fin, ¿qué debo y o creer? ARISTO FO NTE Por m i p a rte nada os he dicho que no podáis a v e rig u a r cum plidam ente. HEGION ¿Conque es cierto? A RISTO FO NTE ¡En la v id a oiré is una v e rd a d m ás exa c­ ta !... com o qu e F ilócra tes h a sido am igo m ió desde la n iñ ez. HEGIÓN ¿Y cuáles son las señas d e ese tu c a m a ­ rad a Filócrates? A R IS TO F O N TE V o y á decíroslas; rostro m acilen to, na­ r iz aguda, cütis blanco, los ojos negros, e l cab ello algo rubio, crespo y ensortijado. HEGIÓN ¡Es su retrato! T ÍN D A R O . — {A p a rU .) ¡E n qu é atollad ero estoy m e tid o !... {Bn tono iró n ico .) ¡L astim a de va ra s que se van hoy á ro m p e r en m is costillas!... HEGIÓN Me h an engañado in icu am en te: y á lo veo. TÍN D A R O .— ( A p f f i r í í ; con ironía.) G rillos queridos, ¿por qu é tard ais en v e n ir á abrazaros á m is piern as, á fin de que yo os to m e bajo m i custodia? HEGIÓN' ¡A h ! estos infam es prision eros se han mofado h oy d e m í com pletam en te. El uno se ha fin g id o esclavo y e l otro h a si­ m ulado ser hom bre l ib r e . .. Se Jurn comido la almendra ynte han dejado en p renda la cás­ cara!... Im b é d t' M e he d^ado tiznar e l rostro con toda clase de coloresf... {M irando á T in ­ daro.) Ah! Pues, por io menos éste, asegu­ ro que no se h a d e burlar m ás d e m i... Cólafo, Cordalion, C órax! ¡Hola! ¡V e n id al punto con las correas!... E L CORRECTOR.— ( 4 p a r 6 j ) . ¡V a y a una hora de e n v ia m o s á hacer leña! J E soen a V HEGIÓN, TÍN D AR O , AR ISTO FO N TE . {Esclavos Correctores,) HEGIÓÍÍ ¡Ponedle las esposas á ese infam e!... TÍNDARO ¿Qué s ig n ifica esto? ¿Qué d e lito he co-' metido? H EG léN ¿Y te a treves áp regu n tarlo, sem brador, escardador y ahora gran segad o rd e m ales? TINDARO ¿ Y p or qué no m e habéis lla m a d o p rim erodesterronador?: pues e l d esterron a rp recede siem p re ¿ la carda en las faenas de la labranza. HEGIÓN ¿Pero no v e is con qué descaro m e pro­ voca? TÍNDARO E l escla vo inocen te v sin cu lp a debe hablar siem p re con confianza; y soore todo á su señor. HEGIÓN A ta d le las m anos fu ertem en te, os or­ deno. TÍNDARO Sois m i dueño: m andad qu e m e las cor­ ten, si qu ereis. P ero dignaos m an ifestar­ m e e l m otivo d e vu estroen ojo: ¿por qué es esto, señor? HEGIÓN Porque habiendo puesto en t i toda m i éonfianza, tus m en tiras y tus ard ides han descon ceiíad o, han de.struido todos m is proyectos; han echado p or tie r r a todas m is esperanzas. T íi m e has arrebatado á F iló­ crates con tus im posturas. L e tuve por esclavo y á t i por hom bre lib re , dando créd ito à vuestras palabras, y ahora re­ sulta qae habéis perm utado los nom­ bres!... TÍNDARO Confieso qne es verd ad cuanto decis; de­ claro que él se os h a escapado con la ayu­ da de m is estratagem as y artificios; pero ¿qué m otivo es este, por Hércules, para que estalle con tra m i vuestro faror? HBGIÓN ¡Con te rrib le s torm entos tien es que pa­ garlo !... TÍNDARO Con ta l que y o no m e h a ya hecho m ere ­ cedor d e la m u erte, poco m e im porta. Aunque y o sucum ba aqui, aunque F iló­ crates no reg res e , como lo ha prom etido... con el sacrificio a e m i vid a , quedará rea* lizada una at^ción m em orable: ¡com o que he arrancado á m i señor de la serrid u m b re V de m anos de sus enem igos, restituyén aolo lib r e á sus padres y a su patria, habiendo p re fe rid o a rrie s g a r m i cabeza antes que d e ja r de s a lvarlel... HBGIÓN Pues v e á go za r de tu g lo ría á orillas d el Aqueronte. TÍNDARO E i que p erece por virtu d no m uere. HEGIÓN Cnando en castigo d e tu engaño te haya hecho s u frir los m ás crueles torm entos, y cuando ia m u erte les pon ga térm in o.... que d iga n despues si has m u erto ó si has p erecido; poco m e im porta: con ta l que perezcas, m e es in d iferen te que pred iqu en que vives. TÍNDARO Por e l dios P óiu x, que si lle g a s á ejecu> ta r ta l cosa no la realizarás im p u n em en ­ te; pues s i r e g re s a m i am o F ilócrates, com o de e llo e stoy segurísim o... A RISTO FO NTE ¡Oh dioses in m ortales! acabo d e p e n e tra r este m isterio l... ]y a io com prendo todo!...: m i am igo F iló c ra te s se en cu en tra en li­ b ertad y con sus padres. iCuánto m e ale­ g ro) com o que á ná d ie qu iero m ás entra­ ñ ablem ente qu e á é l. Y (cuánto siento ahora e l flaco se rv ic io que h e hecho al pobre T in d a ro ) ]P o r m iin d is c r e c ió n y m is palabras m e lo cargan de cadenas)... HEGIÓN.— ( i TÍ<ñd<iTO.) ¿No te reco m en d é que m e confesaras la verdad? TÍNDARO C ie r ta m e n te , señor, que m e lo e x i­ gisteis. HEGIÓN Pues entonces, ¿por qué has osado m en tir? TÍNDARO Porque la v e rd a d hubiera p erd id o al qne deseaba s e rv ir, y una m en tira le sal­ vaba. HEGIÓN Pues cara te h a d e costar. TÍN D A R O Sea en buen h ora. He salvado á m i due­ ño y e l haberle salvado m e produce una satisfacción: ¿pues p a ra qué m e h a bia co< locado á su lado su padre y señor m io, si­ no para custodiarle? ¿Creeis que en esto he obrado m alam en te? HEGIÓN Pésim am ente. TÍNDARO Pues yo afirm o que m e he portado bien: m i ju ic io en este punto d ifiere d el vues­ tro. ¡Ah! reflexion ad lo bien ¡oh. H egión! sí uno de vuestros siervos se hubiera produ­ cido de análoga m anera con vuestro hijo i cuánta g ra titu d no legu ard ariaisl... ¿Aun esclavo ta l no le otorgaríais gustoso la li­ bertad?... ¿No s e ria para vos vu estro sier- 182 BIBLIOTECA UNIVERSAL v o m ás estim ado?... F ran cam en te, señor..# HEGIÓN N o d ig o que no. TÍNDARO ¿Pues entonces por qu é os irritá is con tra mí? HEGIÓN Porque has sido con é l m ás le a l que con* m igo. TÍNDARO ¡Y qué!... ¿Pretendíais qu e un d ia y una noche fueran suficientes p a ra cam biar e l corazon d e un cautivo, de un esclavo no­ v ic io rec ie n tem e n te colocado á vuestro s e rv ic io , hasta el punto d e que p refiriese vuestro in terés al de aqu el con quien ha­ b ía pasado la v id a desde la niñez? HEGIÓN Pues m ira , e z ig e le á é l e l p re m io d e tus servicios.— (A h s esclavo*). Conducídm elo donde le carguen d e fu ertes y pesadas ca­ denas. Tíndaro,) Y desde a lli, derecho irás á las canteras; y en lu ^ a r d e las ocho piedras que los otros m e cortan al cabo d el dia, tú tendrás que h a c e r e l doble de t r a b ^ o . Y s i no... harem os qu e te se ila> m e ^xcentóplago (seiscientos azotes). AfO STO FO N TE En nom bre d e los dioses y d e la hum a­ nidad, os ru ego que no p ‘ erdáis é, ese in ­ fe liz . HEGIÓN ¡Oh, no! S e tendrá cuidado con él: p or la noche m e lo encadenarán y custodiarán perfectam en te; y , durante e l dia, arran ­ cará piedras en los subterráneos. Q u iero prolon gar su suplicio y no acabar con él en un solo dia. A RISTO FO N TE ¿Pero es c ie rto qu e lo v ais á hacer?... HEGIÓN Más cierto que e l que ha de lle g a r un d ia en que ten g o que m o rir— L le v a d le , sin p érdida de tiem po, á la fra gu a d e Hipólito y d ecid le que le aplique unas gruesas es­ posas; y , desde a lli, conducídm elo á las afueras, á la casa de m i lib e rto C órdalo, y que lo lle v e n á trab ajar en las can teras... ¡Ah! recom endadle especialm ente, d e m i p arte, que no m e lo tra te sino tan m al como al que tr a te peor. TÍNDARO ¿Por qué he d e anhelar que m e conser­ vé is la vid a, á pesar vuestro?... P eor para vos si p e lig r a m i vida.,. Despues de m orir, nada ten g o qu e te m e r d e la m uerte. Aun­ que m i v id a se p rolon gara hasta una e x ­ tre m a ve je z , siem p re seria b re v e e l tie m ­ p o que m e resta ra de p ad ecer... Pasadlo bien, señor... aungue, en ve rd a d , m ere c e ­ ría is otra despedida.— Y en cuanto á ti, oh A ristofon te, que los dioses te p agu en el se rv ic io que m e has hecho. T ú y solo tú eres el autor d e m is infortunios. HEGIÓN L le v a d lo d e una vez. TÍND A RO ¡Una g ra c ia , señor!..- S i re g res a F ilóló e ra te s , p e rm itid m e siq u iera v e rm e con él. HEGIÓN ¡L a v id a os vá, si no m e lo quitáis al punto d e m i presencia! TÍ.VDARO ¡Oh! esta es una b ru ta l violen cia , ¡por H ércules!; arra strarm e, lle v a rm e á em pe­ llon es de esta m anera... E s c e n a "V I HEGION, A R IST O FO N T E HEGIÓN Y a lo conducen al calabozo, com o se m e­ rece. A si se rv irá d e lección á ios demás cautivos, para que n in gú n otro se atreva á segu ir su ejem plo... ]A h l Sin éste que m e lo h a descubierto todo, no h a y duda, m e lle v a n con sus engaños donde se les hu­ b iera antojado, tirán d om e d e la brida. D e nadie, de n adie {absolutam ente m e he de fia r en adelante; bueno es haber sido bur­ lado m iserab lem en te un avez. «Qué d esgra­ cia tan enorm e la m ia!: ab rigab a la espe­ ranza de rescatar á m i pobre h ijo y m i es­ peran zase hadesvanecido,... P e rd i á aquel pobre niño d e cuatro años, q u e m e robo el esclavo, y no he vu elto á saber nada ni d el esclavo n i de aquel h iio ...; ahora, el otro m ayo r cae en p oaer de los enem igos... iqué suerte tan funesta m e persigu e! h a­ b er tenido hijos para quedarm e sin ellos! CA A rU to fvn ie .) S igu em e p or aqui: te v o l­ v e ré á conducir al lu g a rd e donae te tra je . N o quiero te n e r com pasión d e nadie pues­ to que nadie se apiada de m i. A R IS TO F O N TE Hoy m e desp erté en tre cadenas. En tien ­ do que m añana m e sucederá lo mismo. ACTO CUARTO E S s o e n a p i^ im o x 'a ERG ASILO Oh! soberano Júpiter! tü m e salvas la vid a, y m e colm as de bienes en este mo­ m en to! Qué d e felicid a d es m e esperan! gran d es, opíparas cenas, g lo r ía , provecho, p laceres, ^uegos, risas, a le g ría s , fiestas, pom pas, aoundancía, ricos vin os, m an ja­ res suculentos, d ich a co m p leta !... De hoy en adelan te y a no ten d ré qu e su plicar a nadie. H ém e aquí y a en estado de prote­ g e r á un am igo ó de p e rd e r á un en em i­ go... d e ta l m an era m e h a colm ad o de fe ­ lic id a d este d ía venturoso! Acabo de lograr una riq u ís im a h eren cia sin los gastos del sacrificio... Ahora v o y á to d a p ris a i bus­ car al p obre v ie jo H egión; pues le traigo e l m a yo r b ie n que é l p od ía dem an dar al C ielo , y m ucho más. C ie rta m e n te m i ne­ g ocio est¿ hecho. Ahora v o y , ¿ la m anera d e los esclavos d e com edía, á re c o g e r m i m anto sobre e l cuello para s e r e l p rim ero de quien oiga tan g ra ta noticia, j cuento que por ella m e asegu rará la com ida para el resto de m is dias. E jS G e n .a l i HEGIÓN, ERGÁSILO HBGIÓN Cuanto m ás m ed ito en esta aventu ra tanto m ás se red o b la e l despecho en m i alm a... H aberm e dejado tiznar e l ro ttro d e esta m anera, y no haberm e ap ercibido ni rem otam ente de e llo !... Cuando este hecho se divu lgu e, vo y á ser la irris ión de la ciu­ dad.. No hay duda: cuan dom ep resen te en e l foroj de seguro van á g r ita r todos; «a h í vá , ahí vá e l v ie jo bobalicón que cre e todo cuanto le d ic e n !»— P ero no es E rg á silo ese que veo v e n ir y qu e tra e recogido el m a n ­ to! ¿Qué es lo que irá á hacer? E R G Á S IL O . — {Aparte. ) Basta de tardanzas. E rgásilo, y á des­ em p eñ a r cuanto antes tu m isión. F uera todo e l mundo y ná d ie se oponga en m i ca­ m ino, si no se encuentra m al con su ezis* tencia. A l qu e m e im p id a el paso le aplasto las narices. HEGIÓN Este hom bre se p rep ara p a ra el pugilato. ERGÁSILO Que lo v o y à h acer com o lo digo. Qae cada cual p ro siga su cam ino, sin d eten er­ se á h a b la r d e sus negocios en esta plaza, porque m i puño es una balista, m i codn una catapu ta y m is hom bros un ariete: con las rod illa s d errib a ré p o r tie r ra i aquel qu e se m e oponga y d e ja ré sin d ie n ­ tes á todo m o rta l con quien trop iece. HBGIÓK ¿Qué am enazas son estas? En verdad que no salgo d e m i asom bro. ERG Á S ILO Cuidado que se h a de acordar para siem~ è re d e este sitio, y de esta hora y de m i!..1 p rim e ro que trop iece con m igo, encuen’ tra la m uerte. : HEGIÓN ¿Pero qué proyectos tra e rá en tre m anos, cuando pronuncia tan trem endas am e­ nazas? ERG ÁSILO Lo p re v e n g o de antem ano, para que s i alguno se v e cogido, lo sea p o r su cu lp a. Manteneros en vuestras casas. E v ita d t o ­ dos, os d igo , m i violen cia. HEGIÓN iP o r v id a d e Pólu xl p a ra m ostrarse tan inflado, d e seguro que le han inflado tam b ién i él e l estóm ago. Com padezco al pobre tonto, d e cuya m esa haya salido tan arrogante. ERGÁSILO ¡A y de los panaderos que alim en tan i sus cerdos con salvado, lo cual produce un olor tan fétid o qu e no se puede pasar por d elan te de sus tahonas!... com o y o trop iece con uno d e estos an im ales en ia v ía pú­ b lica, por m i fé , qu e á los cerdos y á sus amos los h e de sacar e l salvado d e l cuerpo. HEGIÓN iSoberbio ed icto! ¡y con qué tono d e re y ! N ada, sin duda está bien rep leto: porque la m ajestad de éste resid e en el estom ago. ERGÁSILO Guay tam b ién de los pescadores que traen á T ender al pueblo, en ju m en tillo s eseado podrido, cuya fetid ez hace h u ir e la plaza á los que se pasean en los Pór­ ticos! Y o les restrega re en e l rostro sus canastas de pescado, para que aprendan á no infestar las narices de las gen tes; y en cuanto á los carniceros que arrancan á las ovejas sus tiern os recentales, que venden corderos para los sacrificios, y dan carne d e carnero por carne de ca strón ... s im e encuentro en la ca lle con alguno d e estos endurecidos carneros, aseguro que el amo S 190 BIBLIOTECA UNIVERSAL y la res lo h a n d e pasar m alam en te. HEGIÓN Bravo! el hom bre d icta sus ordenanzas com o un ed ii. ¿Si le habrán nom brado los etolios a gorá»(m o? ERGÁSILO Y o no soy y á parásito; yo soy un re y , el más règ io de los reyes. Tantos y ta n sober­ bios son los socorros que m e tra e la nave que acaba de fon dear en e l puerto. Mas ¿por qué tard o en inu ndar de a le g ría el oorazon d el v ie jo H egión, qu e es en este instante e l m ás afortunado d e los m or­ tales? HEGIÓN ¿Qué g ra ta n oticia será la que roe trae este diab lo tan alborozado? E RG ÁSILO . — [Llamando á la puerta.) iH ola! ¿Dónde dem onios estáis? ¿I^o hay quien ab ra esta puerta? HEGIÓN V amos, este danzante vie n e á ce n a r con­ m igo. ERG ÁSILO A b rid m e al punto las hojas d e esta puer> ta ó las d e r r ÍM á puñetazos. HEGIÓN Me han entrado ganas de d ir ig ir le la pa­ labra.— lE rgásilol ERGÁSILO.— («Si» volverse.) ¿Quién d ice p or ahí Ergásilo? HEGIÓN Oye, m íram e. BRGÁSILO Me pides una cosa que no te concede ni te concederá la fortuna. P ero ¿quién eres tú? HEGIÓN Mirarne, hom bre. Soy Hegión. BRGÁSILO ¡Oh, tú e l m ás venturoso d e cuantos hom bres h a y en e l mundo, ¡cuán á tiem po has llegado! REGIÓN ¿Sin d u d a encon traste a lg u ien con quien cenar en e l puerto^y por eso despreciaste m i convite? ERGÁSILO Echa esa m ano. HBGIÓN ¿Mi mano? b r g As il o D am e esa m ano & seguida. HEGIÓN T óm ala. b r g As il o Ahora... reg ocíjate. HEGIÓN ¿ Y p or qué qu ieres que m e regocíje? b r g A s il o Porque y o te lo mando. Vam os, alégrate te digo. HBGIÓN ¡P or e l dios Póiu x! m is quebrantos no m e p erm iten a le g ra rm e. e r g As il o Fuera y a e l m a l hum or. A l pu nto v o y á b orrar d e tu sem blante todas las huellas d el pesar. T e d igo que te reg o c ije s con toda confianza. HEGIÓN ¡V a y a ! pues m e alegro, aunque no sé por qué. erq A s il o Haces bien. Ahora vas á d a r tu s órdenes. P L A U T O Y SU T E A TR O 193 HEGIÓN ¿Pero qué órdenes ten go que dar? erg As il o Ordena que enciendan un gra n fuego. HBÜIÓN ¿Un gran fuego? erg As il o Sí; pero un fu ego enorm e. HEOIÓS iQué b u itre eres! ¿Te crees tú que, por solo darte gusto, v o y á h acer a rd e r m i casa? ero As il o No hay que incom odarse. ¿Es que no qu ieres h acer que pongan al fu ego las calderas? ¿No q u ieres que se lim p ie la v a ­ jilla ? que se p rep aren ardientes norn illas para ei jam ón y las viandas, y que v a y a alguno á com p rar pescado?... HEQIÓN ¡Vam os! este sueña despierto. krg As ii / ) Que otro v a y a à com prar puerco, cord e­ ro y pollos?... TOMO cxvi 7 HBOlÓN Sabrías d a rte buena vid a, s í tu vieras con qué. ERGÁSILO ¿Y jam on es, m ariscos, salm ones, roda­ ballos, lenguados y blando queso?... HEGIÓN Más fá c il te será nom brar todas esas co> sas que com erlas en m i casa ¡oh E rgásilo! ERGÁSILO ¿Crees, pues, que yo te lo e x ijo en inte­ rés mío? HEGIÓN No h a y <^ue hacerse ilusiones, querido m ió. En m i casa no saborearás n i h oy ni en toda tu v id a esos ricos m a n ja re s que acabas d e n om b rar. T e suplico, pues, que no m e tra ig a s aqui m ás que tu ap etito or­ dinario. ERGÁsn.0 ¿ Y qué harem os si tú m ism o te em peñas en h acer ese gasto, aun im p id ién d o telo yo? HEGIÓN ¿Yo? ERG ÁSILO Si, tú. HEGIÓN Serás tú m í am o en este m om ento. ERG ÁSILO No soy tu am o, sino tu m ejor am igo. D im e ¿quieres qu e h a ga tu felicidad? HBGlÓhl (Quién no q u iere m ejo r la felicid a d que la desgracia! b r g á s il o Pues dam e tu m ano. HBGtÓN Ahí la tienes. ERG ÁSILO ¡Ay. H egión! los dioses todos te protegen . HBGIÓN Pues no »ienio en qué... BRGÁSILO Y a lo creo, no sientes porque no estás m etido en una íenüna ( l ) . Haz que p rep a­ ren prontam ente los vasos puros p a ra el sacrificio y que tra íg a n un c a m e ro ceba­ do,•el’ m ejo r que encuentren. ( 1 ) En el original dice: estás en un fs fiita r fin »^HítcfíoJ. Pero nemos d id o esta traducción para conservar en castellano un )uego de palabras aná­ logo al del ttxto, y que expresa la misma idea. HEGIÓN ¿Para qué? erg As i l o P a ra inm olarlo. H E G IÓ N ¿A qué dios? erg A s il o ¡A m i! Y o soy para t i en este m om ento el soberano Júpiter: soy p a ra t i la salva­ ción, la fortun a, la dicha, la a le g ría . P or consecuencia p rocu ra con ópim as ofren­ das m e re c e r la protección d e este dios. HEGIÓN Parece que tú me tienes ànsia de d e­ vorar. ERGÁSILO \Á m í, no á tí/... HEGIÓN Com o te p arezca... ese h am b re no m e hace i. m i s u frir. £RGÁS1L0 lY a lo creo! ese e s h & b ito tu yo desde la infan cia. H£G1ÓN ¡Que Júpiter y ios dioses te confundan!.. P L A U T O Y SU TE A TR O 191 k r g A s tlo Que te confundan k ti. (P or H érculesl lo justo seria qu e m e dieras las p a c ía s por m is noticias: tan g ra n p ro visio n d e fe lic i­ dad te traigo d e l puerto... con que y a m e estás com placiendo... HEGIÓN ¿V e te a llá , nécio d el d ia b lo !... has acu- o tard e; y a no es tiem po. erg As i l o Si h u biera ven id o antes, es cuando po­ drías haberm e dicho eso con m otivo; pero ahora... recib e. H egión, esta a le g ria que te traigo: acabo d e v e r, en e l puerto, en un barco de la rep ú b lica, á tu n ijo F ilo p ó le m o v iv o , sano y salvo, acom pañado del jo v e n eleo, y d e G stalagm o, aquel esclavo que se te fugó, llevándose e l niñ o tuyo de cuatro años... h e g ió n lAnda en h oram a la!... ¿te estás burlando de mí? b r g A s il o A si m e ayu de la sagrada diosa d e la H artura y m e ten ga siem p re p or uno de los suyos, según es cierto que lo he visto, H egión!... HEGIÓN ¿Á m i hijo? SGASILO À tu faijo^ á m í G ènio tu telar. h e g ió n ¿ Y i m i OauUw aqu el d e la É lida? e r g A s il o P e r ApolUttem (a). h e g ió n ¿Y ¿ m i siervo E stalagm o, el que robó k m i hijo? e r g A s il o P e r C o r m (b). HEQIÓN ¿Mucho tiem p o hà? k r g A s il o P e r Pr<m e»te (c). h e g ió n ¿Es ve rd a d qu e h a llegado? erwAsild P e r Signiam (d). UKGiÓN D im e: ¿estás seguro d e ello? (a) (b ) SI, por A p o lo , SI, p o rC o r t. (b l Sf, por Prenest«. (d ) P o r Signia. ERGÁSILO P e r P h ru m tm em (e ). HBGIÓN ¿Pero tú lo has yígto bí«n7 ERGÁSILO P e r Alatriam. REGIÓN ¿Por qué estás ahi ju rando p or ciudades bárbaras? ERGÁSILO Porque son tan d ifíc ile s de d ig e r ir, co­ mo la com ida qu e tú m e ofreciste. HEGIÓN' ¡M aldita sea tu vida! b r g A s il o O jalá!... ¡y a que no m e crees, cuando te estoy liablando la pura verd ad .— Y á pro­ pósito; de qué nación era E stalagm o cuan­ do se fué d e aqui? (e) L o )uro, por Frusinona.—Son ciudades lati­ nas. En «1 o rig in a l el parásito las cita en gripgo. Queriendo nosotros conservar el efecto que se pro­ puso Plauto con esas fórm ulas exóticas, las hemos uesto en latín, siguiendo el ejem plo del docto ludet. & HEGIÓN Siciliano. srg As il o Ea, pues y a no es siciliano: ah ora es bo­ yo; lle v a en e l cu ello un d ogal d e Boya; sin duda le han dado esa espota, p a ra que S ueda p ro crear hijos, y no te n g a necesiad de lle v a rs e los de otros. HBGIÓN Vam os, con form a lid a d ... ¿es c ie rto lo que m e has dicho? E R 'iÁ S lL O ¿Pues no ha d e ser? HBGIÓN ¡Dioses in m ortales! M esien to r e v iv ir con esa n o ticia ... si d ices la verdad. srü As il o ¿Cómo lo dudas aún, despues d e m is so­ lem n es juram en tos? En fin, sí tú no tien es fé en m is palabras, v e te tú m ism o al puerto. HBGIÓN Eso es lo m ás acertado. T ú é n tra te y p rep ara todo lo n e c e s a rio . T o m a cuanto quieras, p id e, dispon á tu antojo. T e hago m i desv^nsero. ERGÁSILO.— gol pes en elvien ire.) ¡Por H ércules! si m is vaticin io s no se cum plen, m e m ueles con un g a rro te . HBGIÓN *Ah! yo te prom eto que sí no m e has en­ gañado, te espera una buena m esa para e l resto de tus dias. b r g X s il o jE n dónde? HBGIÓN En m í casa y en la de m i hijo. ERGÁSILO iMeprometes eso? HEGIÓN Te lo prometo. KRGÁSILO Pues yo te respondo de que ha llegado tu hijo. HBGIÓN Prepáralo todo lo m ejo r que puedas. ERGÁSILO Con bien v a y a y vu elvas pronto. ( Váse Hégióti.) E ^ s o e n a 111 ERG ÁSILO Se m arch a... ¡y m e confia p or com pleto ia ad m in istración de las p ro visio n es!... ¡Dioses in m ortales! ¡cuánta cabeza v o ^ á corta r h o y ! . .. iPobres cerdos y ja b a líe s ! iqué calam idad os am enaza! [qué destruc* ción de p e m ile s y d e jam on es! ¡qué h o rr i­ b le m atanza! ¡b ien les v o y á d a r que ha> c e r á los ca rn iceros y tocin eros!... P ero en v erd a d qu e es p e rd e r e l tiem p o si m e en­ treten go en en u m era r todos los m anjares que pueden re p a ra r este estóm ago... T o ­ m em os posesión de nuestra p refectu ra: com encem os p or d ic ta r sen ten cia con tra el tocino; y lu ego irem os á socorrer á esos desgraciados p e m ile s que están colgados, sin naber sido ju d ic ia lm e n te condenados. E js o e u a W UN E S C L A V O DE HEGIÓN ¡Que Jú p iter y los dioses todos te ester­ m inen, m a ld ito E rgásilo, á t í y tu insacia­ ble v ie n tre , y á todos los p arásitos del mundo, y á cuantos d e aquí en adelante os in v ita re n á com er! ¡Qué desolación , qué c a la m id a d , qué estrago h a c aíd o sobre nuestra casa! ¡P arecía un lobo h a m b rien ­ to; yo tem blaba creyendo que iba á devo­ rarm e... ¡A y qué horror cuando le v i ense­ ñarm e los d ie n te s !. . D erecho se encam inó á la despensa é hizo razzi t con todo. C ogió un gran cu ch illo y d egolló tres cerdos. Ollas, ja rro s , todo lo ha destrozado; no per­ donando m ás vasijas que aquellas que te ­ nían la capacidad de un m ed io... ¿Pues no preguntó al cocinero si no seria m e jo r que se llevasen las tin ajas m ism as á la lum ­ bre?... Despensas, arm arios, todo lo h a violen tad o.— E sclavos, no lo perd áis de v ista, por los cielos, m ien tras y o v o y en busca d e nuestro v iejo. N o h a y m ás sino que es m en ester que se p ro vea e l pobre señor n u evam en te d e todo, si es que qu ie­ re tom ar algu n a cosa, pues al paso con que el ta l E rg á s ilo lo anda todo destrozando, poco debe qu ed ar ya en este m om ento. A C TO Q U I N T O E ^ s o e n a px*ixnex*a H EG IÓ N, FILO PÓ LE M O , F ILÓ C R A T E S , t:sTALAGU0 encadenado, etclatos que U con­ ducen. HEGIÓN.— ( Á Filopólem o.) ¡Cuántas g ra c ia s tenem os que d a r á los dioses, h ijo m io! AI fin te han concedido v o lv e r al lado d e tu padre, lib rá n d om e del gran to rm en to que he ven id o sufrien do m ien tras m e h e v is to p riv a d o d e ti... (/*dicando á Estalagmo.) ¡A l cabo cayó en nues­ tro p od er!... ( a Filócrates.) ¡Y éste cuán fie l y honradam ente ha cu m plid o con nos­ otros! FILOPÓLEMO Basta y a d e lástim as y d e congojas, pa­ d re m ío; suficien tes lágrim as hem os d e­ rram ad o. Y a m e h a b e is r e fe r íd o e n e l pu er­ to esa h isto ria d e tristezas. Ocupémonos ahora tan solo d e lo presente. FILOCRATES Y bien, H egión: ¿Qué debo yo esperar ahora de vos, habiéndoos cu m plid o m i pa­ labra y habiéndoos traid o en lib e rta d á vuestro hijo? HEGIÓN Es tan gran d e tu servicio, am igo F iló ­ crates, que ja m á s podrem os n i m i h ijo ni yo dem ostrarte d ign am en te nuestro reco­ nocim iento. FILOPÓLEMO Si, podéis, p ad re m ío, y yo p odré tam ­ bién. Los dioses nos concederán e l m ed io d e recom pensar á nuestro bienhechor por e l se rv ic io que ie debem os. A h ora m is­ mo teneis en vu estra m ano e l correspond erle. HEGIÓN Entonces ¿á qué m ás palabras? {Á P iló crate».) ¿Qué puedes tü e x ig ir d e m í que yo no nu te conceda al momento? FILÓCRATES Pues bien: e l único fa v o r que os pido es que m e d e vo lv á is al esclavo que os he de­ ja d o en pren da. Fué siem p re m ás celoso de m i bien que d el suyo m ism o, y deseo viv a m e n te p re m ia r, en cuanto pueda, sus inmensos ceneficios. HEGIÓM G l que tù m e has dispensado à m i, ¡oh F ilócrates! te hace acreedor no d ig o yo á. lo que p ides, sino ¿ todo cuanto quieras e x ig ir d e m i. P ero no te has de incom o­ d ar, F ilócra tes; cegado d e c ó le ra he tra­ tado con cru eld ad k ese pobre m uchacho. FILÓCRATES ¡Qué habéis hecho, cielos? HEGIÓN E n v ia rle encadenado à las canteras, otiando supe qu e m e habiais engañado. ni.ÓCRATES ¡Oh, m ise ro d e m i!... ¡que un ser tan bueno h a y a sufrido esa trib u la ción por ORUsa m ia! HEGIÓN En com pensación de ese e rr o r , no quie­ ro que m e dés n i lo m ás m in im o p or su rescate: ¡que ven g a , y que ob ten ga g ratis su lib erta d! FILÓCRATES P or e l dios Pólux: eso es o b ra r noble­ m ente. Mas os ru ego que m a n d éis tra e rle cuanto ántes. HEGIÓN A l m om en to. ¡Hola! ¿Dónde estáis? Uno cualqu iera que v a y a volando en busca de T indaro. (A Fil<^ólemo y á Filócrates.) Y vosotros entraros dentro, m ien tras y o hago unas preguntas à esta estatua {señalando á Éstaiagm^..... merecedora de hÚgaMS sin compasión. V ere m o s si consigo a v e rig u a r qué na sido d e m i h ijo m enor. Podéis la v a ­ ros entretanto. FILOPÓLEMO V e n te por aqu i conm igo, qu erido F iló ­ crates. FlLÓC.^A’lES Y a te sigo. £ j S o e n a 11 HEGIÓN, E STALAG M O HBGIÓN Acércate, h om b re d e bien, m i am able esclavo, hermoso. ESTALAGMO ¿ Y qué ha de h a c e r uno, cuando un hom ­ b re como vos fa lta tan d escaradam ente & la verdad? Con que y ó herm oso, y am able, y hom bre de bien? N i lo fu i, n i lo soy, ni lo seré en m i v id a , n i lo qu iero ser. No con tris ja m á s con ello. HEGION Mira: j á sabes la suerte que te espera Pero si tú te d ecid ieras á con fesar la v e r­ dad, las cosas pod rian ir a lg o m e jo r para ti. H áblam e le a l y sin cera m en te... Pero ¿qué lea l y sinceram ente si éste en todos los dias d e su v id a h a dicho ni h a hecho nada que sea bueno? ESTALAGMO ¿Convenido, y qué? ¿Os e réis que m e voy á ru b orizar p or eso? HEGIÓN Y a te sacaré yo, bribón, los colore.s; como que te v o y á p on er m orado desde los piés á la cabeza. KSTALAGMO ¡Asustarm e ¿ m i, con e l lá tig o , com o si fu era un novato!... Bah! bah! dejaros de esas am enazas, y d e cid de una v e z lo que qu ereis saber p a ra contestaros. HEGIÓK Buen p arla n ch ín estásl qu iero qu e nues­ tra con versación sea b reve, ¿lo oyes? ESTALAGMO Com o os dé la gana. HEGib^.—(Aparte.) Cuando m uchacho era d ó c il; p ero lo que l es ahora... {Á Esíalaffm o.)Yam o8 al asunto; \escúcham e con atención, y respóndem e vpunto por punto á lo que te p regu nte. Si nices la verd ad , c ree que tu suerte será Inenos mala, ' KSTALAGMO 'M ajad erías! ¿C reeis q u e y o no sé p e rfe c ­ tam ente la suerte que m e ten go ganada? HBGIÓN P ero puedes m ejo ra rla en p arte, si no en todo. ESTAT-AGMO No podrá ser m ucha la m ejoria... jBuenas cosas m e esp eran !... p ero bien m ere ­ cidas las tengo. En efecto: que m e fugué, que m e lle v é tu h ijo , y que lo ven d i... HBr.iÓN ¿.\ quién? KSTALAüNU Á Theodorom edo P olyp lu sio, en É lid a por seis m inas. HEGIÓN ¡Dioses iu m ortales! al padre d el am igo F ilócrates!... ESTALAGHO Lo conozco m e jo r que á vos, com o que le he visto in fin ida d d e veces. ( h e g ió n Júpiter soberano! iS à lv a m e à m i y á rù ìl o!— F ilócra tes, por tu G enio protector/ in m ed iatam en te, te suplico. / EjSoexia 111 I F IL Ó C R A T E S , HEGIÓN, ESTALAGM O l'TLÓCRATES Aqu í m e ten eis, H egión. E stoy a vaes> tras órdenes. HEGióü—(Indicando á Bstalagino.) Este h om bre d ic e qu e ven d ió m i h ijo á tu p ad re en É lid a p or seis m inas. KILÓCRA4T£S ¿Cuánto tie m p o hará d e eso? ESTALAGMO Hará unos v e in te años. FILÓCRATES {M entira! ESTALAGMO ¿Pero qu ién m ien te , tú ó yo?.. T u padre, siendo tú niito, te lo d ió en p ecu lio; tenia él entonces utws cu atro años. Kll-OCRATES ¿Su nombre?.. Si dices la v erd ad , debes saber cómo se llam aba. ESTALAGMO Llam ábase P egn ión ; y vosotros le d is­ teis e l nom bre d e Tindaro. FILÓCRATES ¿Y cóm o es qu e y o no te he reconocido? ESTALAGMO (Ohi de ord in ario olvidam os y d esprecia­ mos á aquellos d e quienes nada tenem os que esperar. FILÓCRATES E xp licate, ¿el que tü ven d iste á m i pa­ d re, recuerdas bien si fué e l m ism o que se m e d ió á m i en peculio? ESTALAGMO E l m ism ísim o, e l h ijo d e Hegión. HEGIÓN ¿ Y te consta á t í sí v iv e aün? ESTALAGMO Y o recib í e l dinero: no m e cuidé d e más. HEGIÓN ¿ Y qué d ices tú ah ora,Filócrates?., k i l 6c r a t e s Que, según estos indicios, H egión . T in * daro es v u estro hijo: niños d e Ta m ism a edad nos educam os jun tos honrada y ho­ nestam en te desde la in fan cia, hasta la adolescencia. HiCGlÓN S i ambos decis verd ad , h ém e aqui con­ ten to y pesaroso á la par. Pesaroso, si, por­ que le h e tratad o duram ente, siendo m i hijo d e m i vid a ... H aberle y o m ism o hecho menos b ien y m ás m a l d el que d eb ia !... E l to rm en to suyo es ahora m ism o m i to r­ m ento. ¡Oh! si lo pasado es tu v ie ra en m i ■godevi {Viendo v e n irá Tiiuiaro,) ¡M iradle, con un a ta vio in d ign o de su virtu d ! G s o e iia T ÍN D A R O , HEGIÓN, F ILÓ C R A T E S , E STALAG M O t ín d a r o M il veces he visto pintados los suplicios del in fiern o; p ero no nay in fiern o com pa­ rab le al de esas m ald itas can teras donde m e han arrojad o: el cuerpo y los m iem ­ bros todo.s se estenúan a llí y se rin d en de fatiga. No bien puse el p ie en ellas, eso sí, m e em pezaron á tra ta r como k los niños de los patricios: asi com o ¿ estos se les dan ánades, codornices 6 m ochuelos p a ra que fie d ivierta n , asi á m i m e pusieron en la m ano eata.piocha ( 1 ) para que m e en tretu ­ vie ra . {Señalando e lp tc o gve trae de la cante­ ra en la mano.) P ero veo á m i am o d elan te de la puerta... ¡C ielosI y á m i jo v e n señor tam b ién que ha reg resa d o de la E lid a. H£G1ÓM Los dioses te gu arden , hijo m ió, h ijo m ió tan deseado, TÍNDABO iCóm o Ayo m ió !... Ah! y a sé por qué m e llam ais h ijo vu estro... sin duda porque en este m om ento m e socáis á la luz, ¿eh? FU.ÓCRATES S a lve , qu erid o T indaro. TÍNDARO Con bien v e n g á is vos por quien tanto estoy padeciendo. FILÓCRATES En cam bio ahora te vas á v e r lib re y (i) O tro juego de palabras; en latín la voz upupa, del texto, era el nom bre de un ave y el d e un instru m ea to de canterò, que sin duda tenia estcnom bre por su ligura:—com o entre nosotros las voces pico, piocha, etc., tien e n doble Sfotido. colm ado de bienes. Aqu í tíe n e s á tu padre; y al escla vo que te robó de esta casa, cuan­ do eras un tie rn o niño d e cu atro años. T e ven d ió p or seis m inas i m i p ad re y este te pu.so á m i servicio, siendo y o un niño tam bién. Nosotros nos hem os traíd o de la E lid a al rap tor y é l m ism o acaba de re v e ­ lárnoslo todo. TÍNDARO ¿Y qué es d el h ijo d e este? [señaland-j & Begión). FILÓCRATES ¿Tu herm ano? ahi d en tro lo tienes. TÍNDARO ¿Qué decís? De verd ad h abéis traíd o al h ijo qu e se h allaba prisionero? FILÓCRATES ¿No te acabo de d e cir que se encuen­ tra aqui d en tro de la casa? TÍNDARO ¡P or e l d ios Pólux, qu e h abéis realizad o una b e lla obra! I'ILÓCRATES T ie n e s aqu i, rep ito, á tu pad re, {indican­ do á Hegión) y este es e l r a p to r tuyo, el que te sustrajo en tu n iñ ez d e la casa p a­ tern a {indicando alesclavo). TÍNDARO ¿Sí? p u esah o raq u e soy hom bre, yo, en­ tre g a ré al v e ja rró n este al verd u go, en castigo d e su robo. FILÓCRATES Y m u y bien que lo m erece. TÍNDARO A fe m ia que le h e d e d a r la debida r e ­ compensa. H egión.) P ero d ecid m e, por favor; ¿es esto cierto? ¿Es verdad que sois m i padre? HEGIÓN S i, hijo d e m i alm a. Y o soy tu padre. TÍNDARO R eflexiono efec tiv a m e n te .., y evocando m is recuerdos... se m e presenta, com o á través d e una nube, la m em oria d e haber oido que m i p a d re se llam ab a H egión. HEGIÓN Y o soy, h ijo m ío . FILÓCRATES iEat prontam ente á a lig e ra r ¿ v u e s tr o h iio d é esas cadenas y à caY^g&rselas i este v il esclavo. HEGIÓN Y a lo creo que debemos com enzar por ahí. E ntrem os d en tro y hadam os v e n ir al h errero para que quite á. m i h ijo esos h ie­ rros y se los re g a la rm o í á e s te m iserable. KSTALAUMO.— ¿Un regalo?... no v e n d rá m a l, porque ¡po­ bre de m i! no ten g o peculio. E L ORADOR DE L A C A T E R V A ¡Oh, espectadores! y a h a b re is observado que esta com ed ia es un espejo d e buenas costum bres. N o habéis v is to en e ila ni im> púdicas c a ricia s, n i am ores lib ertin os, ni suposición d e m uchacho, n i escam oteo de d inero, n i m ancebo en trega d o al am or de liv ia n a m ere triz, á escondidas d e su padre. R ara v e z los poetas com ponen com edias asi, en que los W e n o s aprendan á s e r me^ jores. A h ora ¡oh, público! si á todos Os h a sido g ra to e l d ram a... ¡A m antes d e la virtu d ! V en g a, en p rem io, una palm ada. F in d e l a c o m e d ia L O S C A U T I V O S NOTAS A LA A U LU LA R IA (1) L a araRa era insecto de buen agüero. (2) Póatumo decíase también del que bahía nacido el último. (8) Hay en este pasaje un juego de palabras. Megadoro emplea la e:^resión hacer juegos (2u* do8 fáeere) en el sentido de zumbarse, chan­ cearse; y Euclión en el de costear juegos pú­ blicos. (4) L a vieja Estáflra, apasionada por el vino puro, caracteriza las desm oias que le aguar­ dan por la que ella considera la muyor de totlas: tenerlo que beber mezclado. (6) Se reHere al talento ático (m il dracmas) equivalente á algo más de mil duros de nuestra moneda. (6) Alude á la palabra ladrón En el original dice trea letras,* porque ladrón en latín,/ur, tiene tres letras solamente. (7) Sn el texto hay a()uí un juego de paialabras de difícil traducción. Euclión dice que en su vida ha visto un animal más Jlaeo {mage curionem). M e j o r o , Jugando del vocablo, te pregunta empleando )a misma palabra, qué tiene el cordero de eurión, esto es, de jefe de curia. (8) Hasta aquí el texto de Plauto. L o demai se ha perdido. Antonio Codro XTrceo, profesor célebre en laa aulas de Bolonia, á fines del siglo XV, completó esta comediá inspirándose on el argumento eÁrihuido al gramático Prisciano. A LOS CAUTIVOS (1) Uada patricio era, en efecto, un rey cou su corte de clientes y de parásitos. L a denomi­ nación de rey j de reina dada á loe señores y matronas romanas se conservó hasta la época del Imperio. Í2) £¡1 Yelabro era un barrio de Boma cerca del Aventino, donde estaban principalmente las tiendas de comestibles. (8) L a saliva se empleaba contra la eptíepma, el mal de ojo, e l mal caduco, para evitar los efecto« de las palabras de mai agúero, y hasta para curar las heridas de la mano... A s í se halla consignado en un largo capítulo del libro x x v n i de las Historias de Pítnio, intitulado De sortUegOt t i saliva hominum. (4) Los derechos y relaciones de la paterni­ dad no existían sino para los hombre* libres. (6) A qu í Plauto vuelve á jugar del vocablo. I M t r {libre) significa también el dice Baco. Tindaro toma en esta última acepción la pala­ bra empleada por Aristofonte, y por eso con­ testa: < l o no he dicho que soy fo c o (2t¿re), sino que soy Filócrates. ÍNDICE Pdffinat Plauto y su teatro............... .......... L a Auliilaria ó la Mannita............... Loa cautivos..................................... Notas................................................ 5 23 115 ‘¿17 •i. <■ > >'' j .1^' '■ •*' ' -, C' ■ :> .;â .■ ■yi F U N M < «O H U N I V f l l « I T * * i a M N P « « 1 0 CEU CEU 16008148^ A lfr e d o d e U u s s e t .'L a s c o c h e a .— P o em a s. 76 y 186 P o e s ía s a s iá tic a s ......... 'l'i S 'i& k esp ea re.......... ’78-82-11*2 R l L a s s r iU o de T o rm ea . 79 U e je n d a s t tra d ic io ­ 88 n e s .............................. P o em a s g a é iie o s . . . 84-85-90 I<am artine ..................... 86 ^ S ja e c a .— T r a g e d i a s . . . 87 89 U ic k e n s .......................... A o t o l o g i a g r i e g a ......... 92 R o u ssea u ........« .............. 93 L a M u sa H e lé n ic a . . . . 9ó BL D ia b lo C o ju e lo ........ 96 C a n ta r e s p o p u la r e s . .. 97 P o e s ía s a s c é tic a s y re* 98 H g io s a s ....................... T e r e a c io .— C o m e d ia s .. 99 (Quintana. — D . A lv a r o d e L u a a ....................... 100 A u g u s to B a r b ie r ........... 101 Ped^ro M .* B a r r e r a . . . . 102 ; B I d ía d e fie s ta p o r la ' m a& aaa y p o r l a ta rd a 103 M a ria d e Z a v a s y S oa yo r. — N o v e la s .. 104 a e U o U a a .— E l B u fia d o r d e S e v illa y C o a v id a d o de P ie d r a 105 O l la ú t a y . — D ra m a e n v e r s o q u ech u a ........... 106 D id e r o t.— L a r e lig io s a . N o e s u a cu e n to . . . . 107 Oi>rdS escogidas d<il P « dre F e ijo o ................ 115 Planto y su tea tro........ 116 Miscelánea de Autores espaSoles................... 117 Poesías sueltas de doo Manuel Q u in ta n a ... 118 D. M iguel de los San­ tos A lva res-— Ten ta ­ tiva s literarias- 119-120-182 O -B elm on te M u lle r ... 121 K l abate P r é v o s t — Ma­ non Lescaut.............. 123 Erckmann C h atrían .— L a señora T e r e s a .. . 124 Julia d e A s e n s i.— No­ 125 v e la s co rta s.............. G a y a .............................. 126 E d gar Q u in et.— Ahas­ v é r u s .................. 127 y 128 G u tlérrei de A lb a . — Poemas y leyendas. 129-130 C uentosde P e rra u lt... 13^ B iografía de C o ló n . .. « 1¡{2 C ervantes-— E n trem e­ s e s . ........................ 184 Cam poam or.— B l Dra­ ma U niversal............ 135 Sánchez P é r e z . — A c­ tualidades de antaño. 187 V ia jes d « G u lliver di­ versos países rem otos 189*140 A venturas d e Robtnsón Crusoé...................... 141-14'! Duque de R ivas. — B1 8 ó f o e 1e ____F ilotectes M oro *E xp ósito........ 143-144 ( t r a g e d ia ).— Ju ven a l ( s á t i r a s ) ..................... ^*^8 T irso de Molina. — E l V erg on zoso en P a la ­ G o e th e .— F a u s t o ... 1 0 9 y U 0 cio............................... 145 M o d e lo s d e lit e r a t u r a V oltaire. — Cándido 6 c h in a ..................... .. m e l op tim ism o .. . . . . . 146 E d g a rd o P o é ............... .. Juan de Tim oaed a. — V irtu d a l uso y m ís tic a I E l Patra& uelo........ .. 147 i la m o d a ................. 114 r á M oratm .— P o e s ía s .. . . A locu eioaes m tlitares. F r t^ Lu is de G rana­ da.— SercnoD«8........ OancioDOB p a trió ticas.. Discorsos selectos. 152 y C om peadio d e l «Q u ijo ­ t e » ............................. Curiosidades históri­ cas..................... 155 y U áxim as j pensam iealo s Romancero p o p u la r. . . Ciiriusidades l i t e r a ­ rias............................ ................. 148 149 C artas escog id a s........ C oQ oeifflieatosú tiles . V ocab u lario artístico. 150 R p ig ra m a « c lá s ic o s ... 151 Ctjateaubriand. V ia je s . 154 tria rte y Sam aotego. — F íb u la s .................... 158 RomaDCillos a a ó n i m os............................ 156 B altasar O raciáo. — El D is c r e to .................... IS”! ¡ Lope de Ru eda.— Pasos 158 I y com edias............... { Lope d e V e g a . — La 159 I moxa de cántaro. . . . ItiO Id l 1K2 164 165 166 161 168 169 BIBLIOTECA CLASICA Colección de ias obras más selectas de clásicos grie- ^ sos, latinos, españoles, ingleses, alemanes, italianos,^> ‘ n n c e s e s , etc., etc. Se publica en tom os en 8.® de 400 á 500 páginas; T odas las traducciones son directas del idfomaVen que ban sido escritas las obras originales, y están he­ chas por personas competentes. . P recio de cada to m o : 3 pesetas en rústica y 4 pese­ tas encuadernado en tela ó pasta. v Van publicados 230 tomos, que pueden adqumcsA por subscripción tomando los volúm enes que se de g f» * DIRECCIÓN: PEBLeBD, PREZ Y e.^(SQCESOBES DE Arenal, t i . — Madrid.