Biblioteca Gerardo Cornejo Murrieta Por Ignacio Almada Bay De los varios elementos que justifican poner el nombre de Gerardo Cornejo Murrieta a la biblioteca de El Colegio de Sonora, destaco dos: 1. Haber sido el primer rector de El Colegio de Sonora, participando de manera decidida con el Dr. Samuel Ocaña García, Gobernador del Estado, con el Lic. Eduardo Estrella Acedo, Secretario de Gobierno y con el Dr. Víctor Urquidi, Presidente de El Colegio de México, en la fundación de esta casa de estudios, desde la etapa preliminar, cuando había que vencer prejuicios y suspicacias. Gerardo Cornejo mostró pragmatismo, sentido de oportunidad, le apostó al posibilismo, para detectar, con el resto del grupo fundador y visionario, la ventana de oportunidad para abrir una institución pública de alto nivel para la investigación, la docencia y la difusión, siguiendo el modelo de El Colegio de México, en una región que carecía de ella. Haber sumado voluntades, la buena disposición, de personas de otros sectores, como el Ing. Armando Hopkins Durazo, tras dos años de preparativos, hizo posible el nacimiento de El Colegio de Sonora en 1982, un año de severa crisis económica. A este conjunto de interlocutores y animadores nada hubo que lo detuviera, los pasos se dieron en la dirección correcta, venciendo las trabas y los obstáculos que se presentaron para impedir el establecimiento de un fruto de El Colegio de México en Hermosillo. En 1983, nació la biblioteca –con un donativo de 900 títulos gestionado por el rector Cornejo-; y en 1985 se publicó el tomo V de la Historia General de Sonora, titulado Historia Contemporánea de Sonora 1929-1984, coordinado por el propio Maestro Cornejo y elaborado por un conjunto de profesores-investigadores del propio colegio, también se abrió la maestría que hoy cobija a la XI Generación y se promulgó su ley orgánica. Esta biblioteca es hoy la más rica en ciencias sociales en el noroeste del país con más de 43,000 volúmenes. 1. Ser el autor de La sierra y el viento –publicada originalmente en 1977 y reimpresa en 1982- que para entonces era una obra que se difundía de manera creciente, que rescata el lenguaje coloquial de las gentes de Sonora, que describe el paisaje regional con las palabras de los lugareños, y es sobre todo la crónica de la hazaña de migrar de la sierra al mar, de la abrupta sierra a la planicie costera de Sonora, cuando el Distrito de Riego del Yaqui se abría con todas las esperanzas y expectativas de sus pobladores, trenzados en la lucha por la tierra y el agua. La sierra y el viento, como El solar de los silencios (1983) están en estos anaqueles susurrando y secreteándose el paso de los días y los años, para así echar las penas al río, para guardar el eco de los gritos de la sierra, para relatar el asombro de descubrir el mar, para burlarse de los incautos con cuentos de entierros y desentierros, para que los caminos lleven lejos y tomen rumbos desconocidos hasta llegar al solar callado, reposado y misterioso que a todos y a cada uno nos espera. Hermosillo, Son., 13 de marzo de 2008.