humor y amor, realidad y ficción: el mundo

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HUMOR Y AMOR, REALIDAD Y FICCIÓN: EL MUNDO
LITERARIO DE FERNANDO IWASAKI A TRAVÉS DE
LIBRO DE MAL AMOR .
Valvanuz Vega Ruiz
IES San Juan de la Cruz, Pozuelo de Alarcón, Madrid.
1
1.- Proemio
Me gustaría comenzar este trabajo con una breve justificación de por qué he elegido a
Fernando Iwasaki y no a otro de los autores que han acudido a la Universidad
Autónoma de Madrid en el marco de la asignatura El creador y su obra .
Hace tres años, unos compañeros de profesión y yo formamos un seminario en el que
nos planteábamos fomentar la lectura de los clásicos entre nuestros alumnos; pero esto
lo que hizo, entre otras muchas cosas, fue que reflexionáramos – seguimos haciéndolo –
qué eran los clásicos para cada uno de nosotros. Podéis imaginar que las respuestas a la
pregunta fueron diversas, y que cada uno proponía como lectura clásica alguna obra de
algún autor que, en algún momento, le había dado buenos frutos, no sólo en lo personal,
sino también con sus alumnos. Pues bien, en este marco fue la primera vez que oí el
nombre de Fernando Iwasaki, y no fue porque alguno de mis compañeros hubiera
propuesto una obra suya como lectura, pues nadie habíamos oído hablar de él, sino
porque uno de los colaboradores del seminario, Javier García Rodríguez, profesor de la
Universidad de Valladolid, le mencionó en su charla o ponencia sobre Juan Bonilla y su
obra Tanta gente sola .
Ninguno conocíamos la obra de Bonilla – es lo que tiene ser profesor de instituto,
siempre se juega con las mismas cartas – pero a propósito de la misma, Javier mencionó
autores de las nuevas generaciones desconocidos para muchos de nosotros y, entre ellos,
a Fernando Iwasaki. En ese momento yo recordé haberlo visto incluido entre los autores
que acudirían a la Universidad dentro del programa de la asignatura El creador y su
obra ; y se lo dije a Javier. La respuesta fue que era un “tío peculiar”, no sólo por su
obra sino también por su trayectoria profesional.
Pasados unos días de esa charla-ponencia de Javier, éste me hizo llegar diversos
ejemplares de la obra de Iwasaki: A Troya, Helena , El descubrimiento de España, La
2
caja de pan duro, El sentimiento trágico de la liga, Libro de mal amor, Tres noches de
corbata, Helarte de amar. A estos títulos yo incorporé Ajuar funerario, España, aparta
de mi estos premios y Un milagro informal.
Ni corta ni perezosa me puse a leer. He de decir que no he tenido tiempo de leer todas
las obras que Javier me prestó, algunas están pendientes, pero las leídas – El
descubrimiento de España, algún texto de La caja de pan duro, Un milagro informal,
Libro de mal amor, Ajuar funerario, España, aparta de mi estos premios – me dejaron
en un mar de dudas a la hora de fijarme en una para realizar este trabajo. Todas me
gustaban, me entretenían, me hacían reír; y debajo de todo ese entramado había algo
más: sabiduría, tradición, historia.
Las dudas se despejaron el día que conocí a Fernando Iwasaki. Su charla o ponencia se
centro en la lectura y en cómo cada vez el número de lectores era más restringido. Trató
el tema como profesional de las letras y como creador, pero también desde los recuerdos
de su infancia, sus lecturas, sus vivencias como estudiante, la influencia de los
clásicos,… Nos habló desde su experiencia, desde la primera persona, desde el yo.
Ese día creí que la obra que más se ajustaba a lo que aquella mañana había escuchado
era Libro de mal amor, aunque podría haber sido cualquiera de las otras leídas.
La experiencia y la esencia del yo creador, pero también del simple y sincero yo,
estaban allí. Lo que Fernando Iwasaki aquel día nos transmitió está en toda su obra,
pero de forma más clara -o especial para mí- en esta novela. A partir de ahora, será ella
la que tome el protagonismo en estas páginas.
3
2.- Libro de mal amor
¿Por qué se caracteriza la obra de Fernando Iwasaki? Francisca Noguerol Jiménez
recoge como aspectos principales de la obra de Iwasaki los siguientes:
-
Humor e ironía
-
Imaginación desbordante
-
Vitalismo y sensualidad
-
Ingenio para desvelar los aspectos más insospechados de la realidad.
-
Una amplísima erudición que crea continuos juegos intertextuales en sus
páginas, siendo sus referentes tanto cultos –desde referencias mitológicas,
literarias o artísticas, hasta sucesos históricos – como populares – medios de
comunicación de masas, creencias, canciones y bailes, leyendas urbanas, … -.
-
Un lenguaje cuidado pero sencillo, lleno de coloquialismos y regionalismos,
tanto del Perú como de España.
-
La mezcla de realidad histórica y memoria autobiográfica.
-
La libertad en el uso de los géneros.
Todo esto llevó a afirmar a José Luis de la Fuente que la óptica heterodoxa e irreverente
de Iwasaki es una de las manifestaciones más claras de la posmodernidad en la nueva
narrativa.
Veamos cómo todas ellas se conjugan en Libro de mal amor.
En 2001 se publica en la editorial RBA Libro de mal amor. Aunque es el debut del
escritor como novelista, la obra plantea debates en la crítica, ya que sus episodios
pueden abordarse como relatos independientes.
Su temática, que intenta ser de corte “sentimental” y con claros materiales
autobiográficos, muestra los distintos y más sonados fracasos amorosos del
protagonista, sin temor al ridículo de confesar lo que se llega a hacer por amor (tema
4
principal de la novela), narrando o recogiendo el “ridiculum vital amoroso” de su
personaje y haciendo que éste se dé cuenta de que no todo vale para conseguir el amor,
que uno en estas cuestiones debe ser uno mismo y buscar el amor correspondido, que
debe dejar a un lado los amores correspondientes. Todo esto es desarrollado por parte
del protagonista con mucho humor. Solo tenemos que repasar las palabras que
constituyen el epílogo de la obra:
En Libro de mal amor he querido reunir diez de mis fracasos amorosos más
espectaculares. Uno ha tenido muchos más, pero no hay que presumir. Sin embargo, a
falta de éxito amoroso bueno es el fracaso humoroso, pues el mal amor es garantía de
buen humor. El mal amor no es el amor truncado por la desdicha, el infortunio o la
tragedia, ya que entonces hablaríamos del mal humor. No. El buen humor de mi novela
1
no viene del amor no correspondido sino de los amores no correspondientes .
¿Bajo qué estructura pone en marcha este entramado amoroso Fernando Iwasaki?
En las líneas anteriores hemos visto cómo propio autor denomina a su obra no vela. Esta
cuestión ha planteado distintas opiniones en la crítica. Así, Francisca Noguerol Jiménez
la denominaba “colección de cuentos integrados”, y José Luis de la Fuente precisó que
estábamos ante una novela episódica. ¿Cuento o novela? Para mí, novela.
¿Por qué? Siguiendo el razonamiento de José Luis de la Fuente nos encontramos con
una obra formada por distintos capítulos o episodios que plantean una situación o
aventura independiente, pero que tienen el mismo hilo conductor –por tanto, novelesco -:
el protagonista, que nos cuenta desde la primera persona sus fracasos amorosos como
resumen de las experiencias vividas a lo largo de su vida. Además, ese narrador
protagonista crece, aprende de esas experiencias, ya que veremos cómo es un niño- en el
primer episodio -, el adolescente -con la aventura de Carmen – y adulto, en el último
capítulo, con Itzel la mexicana.
1
Libro de mal amor, editorial Alfaguara, Madrid, 2008, páginas 213-214.
5
Mientras las chicas me fueron indiferentes sobrellevé muy bien aquellas marciales
vacaciones, pero con nueve años cumplidos comencé a sentir por ellas una extraña
fascinación que me hizo odiar los cortes de luz, la vigilancia nocturna y la perentoria
obligación de comer en familia2.
A mediados de 1984 el decano de mi facultad me dijo que había sido seleccionado para
disfrutar de una beca de investigación en el extranjero, y que podía elegir entre la
Biblioteca del Congreso de Washington y el Archivo de Indias de Sevilla. Yo, que
pensaba que dominaba el inglés respondí que Washington, pero el decano, que era un
hombre de mundo, me abrió los ojos al advertirme que uno solo domina un idioma
cuando es capaz de enamorar en ese idioma. Por eso decidí viajar a Sevilla: para
perfeccionar mi español3.
Camino a casa recordé la tarde remota en que fui al cine con Carmen, y me alegré de
haber torcido al fin mi mala suerte. Hay hombres capaces de seducir a trece mujeres en
un solo año y hombres incapaces de seducir a una mujer en trece años. Sin embargo,
gracias a mis amigos había colmado mis sueños, aunque seguía todavía en mis trece4.
Pero no solo la presencia del narrador protagonista da unidad al relato. Podemos
encontrarnos, en algunos capítulos o episodios, la recurrencia de algún personaje, como
la tía Nati, su familia o su amigo Roberto:
Entonces resolví morir matando y le pedí a mi tía Nati que de una vez se fuera al baño,
pero de la nerviosa penumbra surgió su entrecortada respuesta: “Ahijado, de aquí no me
muevo ni aunque me paguen en dólares5”
La noche de la Prom salí de casa como si nada, y me hice foto con mis padres, foto con
mis hermanos y foto subiendo al coche. Mamá me insistió en que – por favor- me tomara
varias fotos con Begonia porque la tía Nati le había pedido tres copias, y así de matador
me despedí, oliendo a colonia importada y a invernadero japonés6.
El día de mi partida fue la familia en pleno al aeropuerto. Y como tres cosas hay en la
vida, a mamá le inquietaba mi salud (“Viejecito, ojalá encuentres todos los ingredientes
de las recetas que te he dado”); a papá le preocupaba el dinero (“¡Métete los dólares en
el calzoncillo”), y a la tía Nati le perdía el amor (“Ahijado, ten cuidado, que las
españolas son de lo pero”). La tía Nati no tenía cómo saber que pero que las peruanas,
imposible7.
2
Libro de mal amor, editorial Alfaguara, Madrid, 2008, página 18.
Idem, página 171.
4
Idem, página 200.
5
Idem, páginas 29 y 30.
6
Idem, página 130.
7
Idem, página 172 -173.
3
6
También podríamos recalcar como elementos unitarios sucesos que resultan recurrentes
en varios capítulos, como el miedo que siente al ir a ver la película El Exorcista junto a
Carmen, que es retomado en el último capítulo:
Durante aquel fin de semana que intuí como el último, me dediqué a escribir cartas
llenas de ternura a mis padres, a mis hermanos y a mi tía Nati, quien nunca sospecharía
que la verdadera película de miedo no era El Exorcista, sino cualquiera de Jorge
Negrete8.
O parámetros de seducción repetidos, que también se repiten. Véanse los capítulos en
los que el protagonista intenta seducir, a través de su vocación religiosa a Camille, o
mediante su supuesta conversión al judaísmo, para alcanzar a Rebeca.
También se repiten los recuerdos de alguna de sus anteriores conquistas frustradas. En
este sentido, podríamos volver a releer el fragmento expuesto anteriormente sobre
Carmen, o el siguiente, en el que recuerda a Camille:
Como Levíes era un callejón más bien sucio donde meaban los gatos y los borrachos,
caminé hacia la Plaza de las Mercedarias con la impaciente serenidad de los mártires,
convencido de que Camilla seguiría rezando por mí en algún convento de clausura9.
Podemos ver cómo en la página siguiente a la de este fragmento, también aparece una
mención a Rebeca y a Ninotchka.
Pero, a pesar de todos estos puntos de unión, José Luis de la Fuente admite la
posibilidad de que los capítulos puedan leerse como si fueran un cuento, ya que
plantean una aventura o acción autónoma, sin conexión necesaria con las acciones de
los otros episodios o capítulos; e incluso guardan la estructura propia del cuento o relato
corto (planteamiento, nudo, desenlace), con la siguiente secuenciación: localización del
personaje y encuentro del nuevo amor, el proceso del cortejo y, para acabar, la
desilusión del protagonista por no ser, una vez más, correspondido.
8
9
Idem, página 204.
Libro de mal amor, editorial Alfaguara, Madrid, 2008, página 208.
7
A estos diez capítulos o episodios –titulados con el nombre de sus diez fracasos
amorosos (Carmen, Taís, Carolina, Alicia, Camille, Alejandra, Ana Lucía, Rebeca,
Ninotchka e Itzel) les acompañan un Proemio y un Epílogo, con distintas funciones.
En el Proemio, el autor justifica cuál es el fin de su novela y, lo más importante, se
dirige al lector:
Como habrá advertido el concienzudo lector, este libro debe su título a aquel donde el
venerable arcipreste nos reveló “algunas maneras e maestrías e sutilezas engañosas del
loco amor del mundo, que usan algunos para pecar”, aunque sus páginas demuestren
que nunca fui alumno aventajado del arcediano de Hita. […]
Ahora, finalmente he reunido el valor de dirigirme a ellas por escrito, mas no para
ajustar cuentas pendientes, sino para que el “conquistable” prevenido tome nota de mis
papelones y ríase la gente de cómo anduve yo caliente.
Pero termina ese proemio aconsejado al lector, como lo haría Arcipreste de Hita:
Abre los ojos, incauto lector, y no des crédito a versos de curas doñeadotes, pues no es
cierto que a la mujer, guapa o fea, “los doñeos la vençen por muy brava que sea”10.
En el epílogo, como ya hemos visto en estas páginas, se quiere concluir dejando claro
cuál es el motivo central de esta novela: la búsqueda y el encuentro del verdadero amor.
Pero no sólo justifica esto, sino que, como veremos al final del trabajo, también es la
defensa de una forma de hacer literatura, y la invitación a disfrutarla.
Hasta aquí hemos podido ver la temática y estructura de la obra; pero en su explicación
hemos dado cuenta, de manera ligera, en qué parte de la tradición literaria se fija
Fernando Iwasaki para armar su novela: el Libro de buen amor de Arcipreste de Hita y
la novela picaresca.
Desde el título de la obra vemos ya la referencia a la obra del Arcipreste de Hita. Cada
uno de los capítulos de la novela contienen una estrofa seleccionada de su, versos que se
vinculan al tema desarrollado en el episodio. Siguiendo a Ricardo Gómez Vigil, tras la
lectura de la obra, podemos anotar como posibles puntos en común los siguientes:
10
Libro de mal amor, editorial Alfaguara, Madrid, 2008, página 13,14 y 15.
8
-
Ambas son narraciones de base autobiográfica, teñida esta de elementos de
ficción. El protagonista de nuestra novela se retrata como una persona algo baja,
feúcho y de pelo negro. Frecuenta distintos ambientes (Playa Hondable, la
Academia Trener –llamada la Trena-, la Universidad Católica y Sevilla).
-
El tono humorístico y burlesco a la hora de contar las anécdotas acontecidas.
-
La sensualidad está presente en el texto. Iwasaki subraya lo sentimental del
amor, pero no excluye el anhelo sexual. Veamos los siguientes fragmentos:
Conmovida hasta las lágrimas Camille me abrazó con infinita ternura, y mientras
me daba fraternalmente la paz, yo me sentía de lo más afrancesado disfrutando
de los escarceos de la fraternité. Definitivamente, para haber sido rechazado de
nuevo no estaba tan mal. Y la seguí estrechando tembloroso y desvariante11.
Jamás olvidaré que anduvimos de la mano por toda la avenida Dos de Mayo, y
que fui feliz mientras nos envolvió el perfume azul de los jacarandás. Ya próxima
la esquina de su casa me detuve y reuní aplomo para decirle que la quería. “Yo
también te quiero”, contestó. No muy convencido le dije que no, que más bien la
amaba; mas su respuesta fue la que temía: “Yo también te amo como a mí misma.
Como el Señor nos enseñó”. Entonces la abracé – con ternura, con delirio, con
deseo- y como era de esperar, me afrancesé. Su cuerpo se tensó como una cuerda
de guitarra, sus mejillas se incendiaron de sangre y su cuello virgen tembló
exangüe
ante la profanación de mis labios.
-¿Por qué has hecho eso? –exclamó horrorizada.
- Porque te deseo –repliqué consciente de las consecuencias-. Y como sé que no
puedo impedir que seas monja, por lo menos quiero que me recuerdes como un
pecador más y no como un cucufato cualquiera12.
También podemos ver esa sensualidad en el último capítulo, cuando nuestro
protagonista se encuentra con los amigos del cante flamenco.
Yo quería compartir con mis amigos la felicidad infinita que ellos me habían
concedido, y no lo dudé ni un instante cuando Rebollo vino en busca del botiquín
de primeros auxilios lingüísticos, bien enroscado a la cintura de una americana
muy importante.
- Tú que hablas inglés, leshe. Tradúceme, haz favor.
- Faltaba más, Rebollo.
- Dile…Dile que le voy a dar gloria bendita.
- Caramba, no sé si me va a entender.
- Entonces dile que la voy a poner mirando a Gelves.
- Hombre, eso tampoco.
- Tú dile que la voy a hacer rebuzná, cojones13.
11
12
Libro de mal amor, editorial Alfaguara, Madrid, 2008, página 8 4.
Libro de mal amor, editorial Alfaguara, Madrid, 2008, página 95.
9
-
En Libro de buen amor, el Arcipreste fracasa en sus afanes eróticos, hasta
que, aconsejado por don Amor y doña Venus, recurre a Trotaconventos y
hace caso de los consejos. Nuestra novela aborda los fracasos amorosos de
quien, también al final, encuentra el amor correspondido.
Concluyendo: el Arcipreste de Hita contrapone el “buen amor”, procedente de Dios que
nos conduce por el camino de las virtudes cristianas; y el “loco amor”, que es
simplemente goce y que nos aparta de la gracia divina. Iwasaki habla simplemente de
“mal amor”. Aunque es sensual, como el “loco amor”, no se queda en el componente
sexual, pues el sentimental tiene, si cabe, más importancia. El protagonista, en todos los
casos, idealiza a la amada. Sufre, por este motivo, de mal de amores.
En lo tocante a la novela picaresca, nos encontramos con una novela episódica,
protagonizada por un niño – adolescente - adulto - que se entrega a distintas amadas, y
que está dispuesto a servirlas, forzado por la pasión amorosa. Este narrador protagonista
parece que está justificando el supuesto “caso” de su relato sobre la mujer que sí le ha
correspondido, y a la que le dedica esta novela: “A Marle, que era inalcanzable y se dejó
alcanzar”. Con ella acabaron sus fracasos amorosos; por fin, se acabó el “mal amor” o
“mal de amores”.
“¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado? ¿Te han dado un tirón?” A través de las pestañas
enfoscadas de albero entreví a una chica que me interrogaba guapísima. Y como no
quería ser abandonado de nuevo me apresuré a contarle todo lo que me había ocurrido:
Itzel, su novio geométrico, los mariachis flamencos, El Exorcista, la Trena, mi tía Nati, la
condesa Potocka… En fin.
Cuando la vi correr despavorida, me dije que para una vez en la vida que me había
atrevido a decir la verdad, no me podía dejar tirado a sí la gachí de los copones. Y hasta
La Carbonería la seguí, dispuesto a enamorarme otra vez14.
Todo esto se construye no sólo con la influencia de estas obras literarias citadas, sino
con otras muchas referencias, cultas y populares, como ya hemos indicado al comienzo
13
14
Libro de mal amor, editorial Alfaguara, Madrid, 2008, páginas 199 – 200.
Libro de mal amor, editorial Alfaguara, Madrid, 2008, página 211.
10
del trabajo: todas ellas crean distintos juegos intertextuales y momentos de gran sentido
del humor. Esas referencias o elementos son:
-
Referencias cinematográficas, televisivas y musicales: el estreno de El
Exorcista en el capítulo uno; alusión a la película El bueno, el feo y el malo
en la página 37, o a Roller Boggie en la 110; referencias a personajes de
series o películas infantiles, como Peter Pan o el Lindo Pulgoso; o a
personajes tradicionales como Ranpunzel; aparición de grupos musicales
como Dire Straits, Led Zeppelín, The Rolling Stones, Bee Gees; fíguras de la
música o el cine como Travolta, Marilyn Monroe o Mick Jagger ; o
programas televisivos como Nacional Geographic.
-
Además de las referencias literarias ya explicadas, hay muchas más a lo largo
de la novela. Sirven de ejemplo la mención a En busca del tiempo perdido de
Proust; al Libro de Arena de Borges; a La Odisea; a Stendhal y La Cartuja de
Parma ; a Truman Capote; a Valle Inclán y sus Sonatas; o a ..........., como
demuestra el siguiente fragmento del capítulo nueve, en el que intenta la
conquista de la bella Ninotchka:
En Lima nadie hablaba jamás de la familia materna de Ninotchka, porque sus
apellidos paternos bastaban para imponer silencio a todo el mundo. Sin embargo,
su belleza rusa brillaba como nunca esa tarde, irisada de literatura. Pensé en los
ojos de Lara de El doctor Zhivago y en las trenzas perfumadas de trigo de las
campesinas de Chejov; en aquel trágico juguete en que se convirtió la Katinsha
de Tolstoi y en la contemplación desmayada de la Mashenka de Nabokov. En
todo aquello pensaba cuando entreví, sobre su delicada muñeca, el huesecito
tierno de las bellezas rusas15.
15
Idem, página 167.
11
También hay alusiones mitológicas; por ejemplo, a Atalanta:
¿Cómo era posible que una criatura tan delicada fuera capaz de danzar así,
desvariante como las ménades? La voz griega entuasiasmós restalló al conjuro
de la Thais ateniense –propicia a los sacrificios paganos- y reparé en el mito de
Atalanta, aquella doncella feroz que venció a Peleo en la lucha, que se enroló en
las huestes Argonautas e hirió con dulce lanza de fresno de jabalí de Calidón.
Atalanta sabía que era invencible y por ello condescendió a casarse con quien le
derrotara en carrera, ignorando que Palas Atenea le tendería una dorada trampa
frutal. Anegado en sudor añoré esa edad heroica de diosas celestinas, ya que Taís
más bien parecía una locomotora y a mí solo me quedaba encomendarme a Santa
Marta porque Santa Marta, Santa Marta tiene tren, Santa Marta tiene tren , pero
no tiene tranvía16.
Ese entramado de juegos intertextuales se completa con referencias a la cultura
tradicional: en el capítulo diez, aparece la Semana Santa sevillana; el grupo de amigos
es un grupo de cante flamenco; consigue enamorar a Itzel con una serenata de
rancheras; se mencionan deportes como el voley, el motocross o el patinaje; e incluso a
deportistas: Esa chica es más linda que Nadia Comaneci .
El estilo de Iwasaki se completa con el sentido del humor –que impera en toda la obra-
y el uso de un lenguaje que, aunque lleno de alusiones y referencias cultas, también sabe
acercarse a lo coloquial y ser cercano al lector. Nos bastarían como ejemplos cualquiera
de los fragmentos expuestos hasta aquí, pero añadimos alguno más para completar el
análisis:
Nunca me arredró ser moreno cuando los rubios se pusieron de moda, ni ser bajito
cuando los altos se las llevaban al huerto, ni ser más bien feúcho cuando hasta los
guapos bajitos y morenos dieron buen resultado. No. A mí lo que me tiró por los suelos,
literalmente, fue amar sin saber pa tinar17.
Se besa sin compromiso como se conduce sin permiso; pero también se enamora uno sin
permiso y sin compromiso. Me enamoré de María de las Nieves en cuanto la ví; me
enamoré de Begonia en cuanto me invitó, y me enamoré de Ana Lucía en cuanto me besó.
Si me hubieran besado más a menudo quizá no me habría enamorado tanto18.
Como un clavo saca otro clavo, aquel año de 1981 cifré todas mis esperanzas en el ciclo
de la Trena que comenzaba en septiembre, pues las alumnas de septiembre serían
colegialas y a mí me habían dicho que las colegialas se morían por los profesores de la
16
Idem, página 45.
Libro de mal amor, editorial Alfaguara, Madrid, 2008, página 99.
18
Idem, página 130.
17
12
Trena. Y como la mayoría de profesores ya moríamos por las colegialas, presentí que la
mortalidad del ciclo sería muy alta19.
Sin duda, el fragmento que mejor resume todo lo dicho hasta este momento es el
siguiente:
[…] Para explicarles lo de “El tren de la ausencia” tuve que hablarles un poco de Itzel y
terminé contándoles todo sobre Carmen (“Musho cuidao con la güija de los cojones”),
Taís (“Copón, a mí me gustan así, fuertes”), Carolina (“Musho cuidao con los
comunistas de los cojones”), Licy (“Copón, a mí me gustan así, canijas”), Alejandra
(“Musho cuidao con los patines de los cojones”), Camilla (“ Copón, a mí me gustan así,
del Opus”), Rebeca (“Musho cuidao con los judíos de los cojones”), Ana Lucía (“Copón,
a mí me gustan así, besuconas”) y Ninotchka (“¡Los rusos son los más farsos de
España!”).
A miles de kilómetros del ecosistema de mis fracasos no me importó cantarles la
ranchera de mi vida, mas cuando terminé la presentación de mi “ridículum vitae”
amoroso, me sumergí en un desconsolado silencio del que me rescató Rebollo con sus
filosofares flamencos: “Tu vida es un martinete, querido: de pena y a palo seco”.20
3.- Epílogo
Quisiera cerrar este trabajo con las mismas palabras con las que Fernando Iwasaki
termina el epílogo de Libro de mal amor.
Y ya que las obras solemnes y graves son las que se prestan mejor para desentrañar
palimpsestos, fonocentrismos, prolepsis y cualquiera de las suertes más semióticas de la
crítica reconstructiva, uno quiere advertir a los amables filólogos de guardia que no
intenten hallar en mi novela nada semejante, ya que desde que tuve mi primera
experiencia textual estoy a favor del texto libre, de las relaciones textuales sin
compromiso, del texto por el texto y de la literatura homotextual, bitextual o
heterotextual. Y es que un servidor no cree en la escritura como texto de representación,
sino como texto de presentación.
La literatura de Iwasaki simplemente es placer, aunque muchos filólogos intentemos
algo más con ella – este trabajo es un ejemplo de ello -; pero antes de estudiarla,
como lectores, debemos disfrutarla.
19
20
Idem, página 117.
Libro de mal amor, editorial Alfaguara, Madrid, 2008, páginas 184-185.
13
BIBLIOGRAFÍA
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Iwasaki Cauti, Fernando, Libro de mal amor, Barcelona, RBA, 2001.
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en La nueva narrativa hispanoamericana. Entre la realidad y las formas de la
apariencia , Valladolid, Secretariado de Publicaciones e Intercambio Editorial,
2005.
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De la Fuente, José Luis, “Fernando Iwasaki Cauti: las metamorfosis de la
escritura” en New Peruviang Writing , Leeds, Trinity and All Saints-University
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Neguerol Jiménez, Francisca, “Vitalismo, sensualidad, erudición e ingenio: la
narrativa de Fernando Iwasaki”, en la web oficial del autor
www.fernandoiwasaki.com.
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Aguilar Monsalve, Luis A., “Fernando Iwasaki y Libro de mal amor dentro de la
nueva literatura hispanoamericana”, en www.fernandoiwasaki.com.
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Rodríguez Reyes, Tomás, “Andanzas y desventuras de Fernando Iwasaki,
arcipreste de Lima”, en www.fernandoiwasaki.com .
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García Ramos, Arturo, “La ficción, ja,ja: Humor y parodia en la narrativa de
Fernando Iwasaki” en II Congreso de Narrativa Peruana: Tradición y Rescate,
2007.
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Vilches, Amalia, “Fernando Iwasaki: el libro de buen amor” en X Simposio
Internacional sobre Narrativa Hispánica Contemporánea. La ironía en la
Narrativa Hispánica Contemporánea, 2003.
-
Neuman, Andrés, “Presentación de Libro de mal amor, de Fernando Iwasaki”.
Feria del Librote Granada, 2002.
* Salvo las tres primeras referencias bibliográficas, las demás han sido extraídas de la
página web del escritor: www.fernandoiwasaki.com .
14
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