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PARANINFO DIGITAL
MONOGRÁFICOS DE INVESTIGACIÓN EN SALUD
ISSN: 1988-3439 - AÑO IX – N. 22 – 2015
Disponible en: http://www.index-f.com/para/n22/202.php
PARANINFO DIGITAL es una publicación periódica que difunde materiales que han sido presentados con anterioridad
en reuniones y congresos con el objeto de contribuir a su rápida difusión entre la comunidad científica, mientras adoptan una
forma de publicación permanente.
Este trabajo es reproducido tal y como lo aportaron los autores al tiempo de presentarlo como COMUNICACIÓN ORAL en
FORO I+E “Impacto social del conocimiento” - II Reunión Internacional de Investigación y Educación Superior en
Enfermería – II Encuentro de Investigación de Estudiantes de Enfermería y Ciencias de la Salud, reunión celebrada del
12 al 13 de noviembre de 2015 en Granada, España. En su versión definitiva, es posible que este trabajo pueda aparecer
publicado en ésta u otra revista científica.
Trastornos y Enfermedad Mitocondrial, también en el
Medio Urgente. Fármacos potencialmente dañinos
Autores María del Prado Márquez Ruiz, Elías Rovira Gil
Título
Centro/institución
Ciudad/país
Dirección e-mail
Facultad de Enfermería de Albacete, Universidad de Castilla-La Mancha
Albacete, España
[email protected]
RESUMEN
Objetivos: Caracterizar la función mitocondrial, e identificar aquellos medicamentos que con más
probabilidad pueden causar daños en la mitocondria por su naturaleza potencialmente tóxica.
Metodología: Revisión Narrativa de artículos científicos, de los últimos 11 años, en español y en inglés,
consultados en las siguientes bases de datos bibliográficas: Cuiden Plus, Ocenet Salud, Cochrane, Scielo,
Latindex, Pudmed/Medline y manualmente a través de Google Académico y organismos públicos. Se
establecieron criterios de inclusión y exclusión.
Conclusión principal: La identificación de fármacos tóxicos a nivel mitocondrial cobra especial
relevancia para el manejo clínico de pacientes con mitocondriopatías tratados en unidades de urgencias y
cuidados intensivos, aunque no resulta sencillo, ya que aún son escasos los prospectos y fichas técnicas
que lo advierten, así como los ensayos clínicos realizados. El caso del ácido valproico podría suponer el
punto de partida.
Palabras Clave: Mitocondrias, Enfermedades Mitocondriales, Enfermedades Metabólicas, Cadena
Respiratoria/ Enfermedades Neuromusculares/ Miopatía/ Acidosis Láctica/ Toxicidad Farmacológica.
ABSTRACT MITOCHONDRIAL DISEASE AND DISORDERS IN EMERGENCY CARE. POTENTIALLY HARMFUL
MEDICATIONS
Aim: To characterise the mitochondrial function and identify the medications which are most likely to
cause damage to mitochondria due to their potentially toxic nature.
Methodology: A narrative review of scientific articles of the last 11 years, in Spanish and English,
consulted the following bibliographic databases: Cuiden Plus, Ocenet Salud, Cochrane, Scielo, Latindex,
Pudmed/Medline and manually through Google Scholar and public organisms. Inclusion and exclusion
criteria were established.
Main conclusion: Identifying the drugs which are toxic at the mitochondrial level is particularly important
for the clinical management of patients with mitocondriopatias treated in emergency and intensive care
units, although this is not straightforward, as few patient information leaflets or data sheets include this
information, and few clinical trials have been held. The case of valproic acid may be taken as a starting
point.
Key-words: Mitochondria/ Mitochondrial Diseases/ Metabolic Diseases/ Respiratory Chain/
Neuromuscular Diseases/ Myositis/ Lactic Acidosis/ Pharmacological Toxicity.
TEXTO DE LA COMUNICACIÓN
Introducción
Luft identificó en 1962 la primera enfermedad de origen mitocondrial1, al
estudiar a un paciente de 35 años de edad cuya clínica cursaba con patología muscular,
excesiva sudoración, intolerancia a las temperaturas elevadas, sed desmesurada, poliuria
y un metabolismo basal que sobrepasaba la tasa normal en un 180%. Gracias a la
introducción de técnicas novedosas, pudo observar un incremento del número de
mitocondrias, de morfología normal o alterada, en el tejido muscular de pacientes con
astenia o escasa tolerancia al ejercicio2.
El incipiente aumento del número de diagnosticados, los hallazgos obtenidos
sobre la función de la mitocondria y su participación en importantes procesos
metabólicos; su relación con diferentes enfermedades degenerativas a nivel neurológico,
con el envejecimiento celular y múltiples trastornos que no guardan relación entre sí,
han despertado el interés biomédico, en la última década, por el estudio de esta organela
y de las enfermedades mitocondriales (EM), también denominadas “desde el punto de
vista nosológico como patologías mitocondriales, citopatías mitocondriales o
mitocondriopatías”3.
Montoya J, et al4 afirman que desde que se descubrió la primera mutación del
ADN mitocondrial, en 1988, son ya más de 150 las mutaciones mitocondriales
conocidas asociadas a enfermedades desarrolladas por el ser humano. Este hecho ha
facilitado la clasificación de diversos síndromes y trastornos mitocondriales,
incluyéndolos dentro de un grupo de enfermedades neuromusculares y metabólicas,
congénitas, poco frecuentes, multisistémicas, con una amplia diversidad de síntomas
que varían dentro de un mismo desorden clínico, degenerativas, cuyo pronóstico y
evolución son inciertos y que pueden presentarse en cualquier etapa de la vida.
Las citopatías mitocondriales están catalogadas como enfermedades raras, y
como tales, son mal conocidas. En este trabajo de revisión narrativa, se prestará especial
atención a la toxicidad y al daño que ciertos fármacos podrían llegar a producir a nivel
mitocondrial, agravando considerablemente el estado clínico del paciente y, en
ocasiones, generando situaciones de riesgo vital.
Metodología
Revisión Narrativa de artículos científicos, en español y en inglés, desde enero a
mayo de 2015, consultadas en las siguientes bases de datos bibliográficas: Cuiden Plus,
Ocenet Salud, Cochrane, Scielo, Latindex, Pudmed/Medline y manualmente a través de
Google Académico y organismos públicos.
Se han incluido estudios y publicaciones de los últimos 11 años sin restricción
en cuanto a su tipología. Se revisaron artículos completos, considerándose sólo aquéllos
que relacionaban los efectos de determinados medicamentos con el daño mitocondrial
de forma genérica y los que establecían una relación directa entre la acción tóxica de
ciertos fármacos sobre las mitocondrias en personas con alteraciones y/o patologías
mitocondriales de base; también se incluyeron artículos que versaban sobre el impacto y
tratamiento de las mitocondriopatías en el medio urgente. Se excluyeron los que
únicamente objetivaban la efectividad de diversos fármacos en el tratamiento de estas
patologías. Ante un artículo repetido en varias publicaciones, incluimos los de aquéllas
de mayor impacto, así como los más recientes.
Desarrollo
“Las mitocondrias están presentes en todas las células humanas, excepto en los
eritrocitos maduros”1. Se trata de una organela citoplasmática5, cuyas características la
hacen muy especial, entre ellas la de “poseer un sistema genético propio”6, de herencia
exclusivamente materna y con una elevada tasa y velocidad de mutación espontáneas2, 4,
6-9
. Su función principal es la de producir energía en forma de ATP1, 4, 6, 10, abasteciendo
al resto de las células de nuestro organismo.
Solemos referirnos a las mitocondrias como a “las centrales energéticas de las
células”1, 6. Esta síntesis de energía tiene lugar a través de una serie de reacciones
bioquímicas que se producen en la membrana interna y que adquieren su máxima
expresión gracias a la acción de cinco complejos enzimáticos (I, II, III, IV y V), que
forman la “cadena respiratoria mitocondrial”1, 10, 11, y “dos moléculas que actúan a
modo de nexo de unión, la coenzima Q y el citocromo C”5. Cada complejo tiene una
función, ºdeterminante en el proceso de la fosforilación oxidativa4, 6, cuyo resultado será
la producción de energía en forma de ATP. Cualquier fallo o déficit enzimático o
proteico que afecte a la cadena respiratoria, alterará el metabolismo celular, provocando
una disfunción a nivel mitocondrial que limitará la producción de ATP, entre otros
efectos metabólicos, ya que también quedaría alterado el metabolismo de los
carbohidratos y de la beta-oxidación, con la elevación secundaria del lactato, entre otras
manifestaciones11. Si la central energética, las mitocondrias, sufre algún error, no podrá
satisfacer los requerimientos del resto de células, imposibilitando que éstas funcionen
en condiciones óptimas. Dependiendo de la dimensión del fallo y de la importancia de
los sistemas afectados, así serán las consecuencias para nuestro organismo.
Las enfermedades mitocondriales son un grupo heterogéneo de patologías,
crónicas, degenerativas, debidas a una producción deficitaria de ATP, multisistémicas
(suelen estar más afectados los órganos de mayor demanda energética), que cursan con
manifestaciones clínicas muy diversas, exacerbadas y fluctuante, pudiendo debutar a
cualquier edad2, 4, 7-10, 12, 13. Están originadas por mutaciones del ADN mitocondrial y/o
nuclear; por alteraciones y déficits proteicos y enzimáticos; por modificaciones de la
estructura y forma de la mitocondria8, que alterarán el óptimo funcionamiento del
metabolismo energético en cualquiera de sus etapas. Su clínica es muy variada (Tabla
I), ya que cualquier órgano puede estar afectado, originando una importante dificultad
diagnóstica. Se debe sospechar una EM, “ante cualquier paciente que presente una
asociación inexplicable de dos o más síntomas, con curso clínico rápidamente
progresivo, o recaídas recurrentes y que afecten al menos a tres órganos, aparentemente
no relacionados”8.
Tabla I. Principales manifestaciones clínicas de las Enfermedades Mitocondriales1, 4, 8, 9
Órganos y Sistemas
Manifestaciones Clínicas
Síncope, migraña, epilepsia, mioclonías, vómitos, mareos,
polineuropatía periférica, dolor neuropático, neuropatía
sensorial, convulsiones, desmayos, temperatura alterada e
Sistema
Nervioso irregular (exceso de sudoración o ausencia), debilidad, fatiga,
Central y Periférico
ausencia de reflejos, retraso mental, retraso psicomotor,
demencia, neurodegeneración, parálisis cerebral atípica,
depresión, encefalopatía, trastornos del movimiento (ataxia,
disquinesias, corea, distonía, síndromes piramidales, etc),
accidentes
cerebrovasculares
e
ictus,
desórdenes
neuropsiquiátricos esquizomorfos, episodios stroke-like en
patrón no vascular, alteraciones motilidad gastrointestinal,
enfermedades de los ganglios basales.
Mialgias, hipotonía, debilidad, calambres, espasticidad,
miopatía progresiva, intolerancia al ejercicio, afectación de
Músculos
los músculos extraoculares (oftalmoplejía, ptosis palpedral,
estrabismo adquirido), episodios de rabdomiólisis aguda,
mioglobinuria.
Diplopía, retinopatía, atrofia óptica de origen insidioso,
neuropatía óptica, ceguera, cataratas, retinitis pigmentaria,
Visión
paresia ocular, ceguera nocturna por degeneración retiniana,
movimientos oculares fluctuantes.
Oído
Hipoacusia, sordera.
Acidosis Láctica, pancitopenia, anemia sideroblástica,
Sangre
vacuolización de células hematopoyéticas.
Bloqueos y alteraciones en la conducción cardíaca, arritmias,
síncopes
súbitos,
cardiomiopatías
(miocardiopatía
Corazón
hipertrófica con alteración del ritmo, con debilidad muscular,
con acidosis láctica).
Hepatopatías, fallo hepático e insuficiencia hepática no
Hígado
alcohólica o inducida por ácido valpróico.
Déficit de la hormona del crecimiento, baja estatura,
hipoparatiroidismo, hipotiroidismo, hipoglucemia, diabetes
Sistema Endocrino
mellitus, diabetes insípida, disfunción pancreática exocrina,
acidosis láctica.
Dismotilidad aguda, retardo en el vaciamiento gástrico,
vómitos, episodios de pseudoobstrucción intestinal o diarreas,
Sistema Digestivo
gastroparesia, reflujo gastroesofágico, estreñimiento,
megacolon.
Glomerulopatía, Síndrome de Fanconi, fallo renal, pérdida de
Riñones
aminoácidos, fósforo, magnesio y otras proteínas y
electrolitos.
Lipomatosis simétrica, caída incipiente y episódica de
Piel y cabello
cabello.
Aumento de peso o pérdida repentina, baja estatura,
problemas
respiratorios,
disnea
intermitente,
hipersensibilidad a la anestesia de forma general, fatiga ante
mínimos esfuerzos e incluso en estado de reposo, insomnio,
Otros
sueño no productivo, dificultad y falta de concentración,
fallos en la memoria, ansiedad. Distintas combinaciones de
síntomas a lo largo de la vida y de los periodos exacerbados
de la enfermedad.
Tabla de elaboración propia a partir de las referencias bibliográficas indicadas
Es relevante el número de síndromes conocidos y trastornos, que se engloban
dentro del grupo de las EM, podrían ser clasificados en base a sus características
clínicas, dividiéndose en: “características neurológicas centrales (incluida
encefalopatías, episodios similares a los accidentes cerebrovasculares, crisis
convulsivas, demencia y ataxia), y características neurológicas periféricas (incluida
miopatía, oftalmoplejia y neuropatía periférica), algunos enfermos padecen una mezcla
de ambas características”14 .
Atendiendo a la marcada relevancia de la mitocondria sobre la fisiología celular,
estos desórdenes representan un importante problema social y de salud4. Los trastornos
derivados de la cadena respiratoria mitocondrial son los más prevalentes dentro del
grupo de las enfermedades neurometabólicas de origen genético14, dato avalado por
Molina Gutiérrez MA15, basándose en un estudio observacional retrospectivo que
cuantificaba y analizaba todas las visitas de pacientes con enfermedades metabólicas
congénitas al servicio de urgencias del Hospital de la Paz, durante el periodo
comprendido entre los años 2011-2012, concluyendo que el mayor número de visitas a
este servicio fueron las del grupo de las EM, y es que “el paciente con enfermedad
metabólica congénita suele acudir a urgencias ante mínimos cambios que aparezcan de
forma aguda en su estado general, ante la posibilidad de que el cuadro derive en una
descompensación metabólica”15; se eleva así el número de atención por paciente.
Gamero de Luna EJ y Gamero Estévez E8, hablan también de que a pesar de ser
enfermedades raras, son frecuentes en atención primaria.
Las mitocondrias no sólo son importantes por su papel energético fundamental,
en los últimos años se ha relacionado la disfunción mitocondrial con enfermedades
como el Parkinson, Alzheimer, autismo, fibromialgia, esclerosis múltiple, diabetes,
cáncer… (Tabla II), dando lugar a lo que se ha denominado “medicina mitocondrial”6.
Tabla II. Trastornos relacionados con la disfunción mitocondrial
Alzheimer 1, 8, 19, 33
Parkinson1, 4, 8, 19, 33
Atasia de Friedreich8, 33
Esclerosis Múltiple8
Esclerosis Lateral Amiotrófica8
Fibromialgia1, 8
Diabetes1, 3, 19
Síndrome DIDMOAD (diabetes mellitus, diabetes insípida, atrofia óptica y sordera)3, 9
Paraplejia espástica hereditaria33
Enfermedad de Huntintong1, 19, 33
Procesos de apoptosis celular. Envejecimiento, senectud1, 3, 4, 19, 33
Arteriosclerosis1, 33
Anemia33
Cáncer1, 3, 33
Autismo37
Trastorno bipolar1, 19
Esquizofrenia1, 19
Síndrome de fatiga crónica e intolerancia al ejercicio1, 4
Dolor miofascial1
Sarcopenia1
Tabla de elaboración propia a partir de las referencias bibliográficas indicadas
Cualquier circunstancia estresante que suponga un requerimiento o un gasto
energético adicional, como la infección y la limitación de los niveles de oxígeno en los
tejidos16, el ayuno, procesos febriles17, el embarazo, situaciones de esfuerzo físico y/o
mental etc, pueden provocan disfunción a nivel mitocondrial, y empeorar o
desencadenar la clínica propia de las EM, dependiendo de las peculiaridades
individuales y del estado general de cada enfermo, lo que los llevaría a necesitar
atención urgente. Pero, sin duda, uno de los factores más relevantes es la posible
toxicidad mitocondrial que generan determinados fármacos1, 8, 19, muchos de ellos
empleados en los servicios de urgencias y cuidados intensivos, que debe ser tenida en
cuenta por los profesionales de la salud (Tabla III).
Tabla III. Fármacos que pueden causar daño a nivel mitocondrial1, 5, 11, 17, 19-23, 25, 28, 30,
32-34, 38
Grupo Farmacológico
Analgésicos
Antiinflamatorios
Antibióticos
Anestésicos
Antiepilétpcios
Antivirales
Antiarrítmicos
Antitumorales
Antidepresivos
Antiparkinsonianos
Antipsicóticos
Barbitúricos
Biguadinas
Beta-Bloqueantes
Benzodicepinas
Bloqueantes
Neurmomusculares
Relajantes Musculares
Catecolaminas
Demencia-Alzheimer
Fármacos y Compuestos
Ácido acetil salicílico y Salicilatos, Ibuprofeno,
y Ketoprofeno, Fenoprofeno, Flurbiprofeno, Oxazoprín,
Diclofenaco,
Indometacina,
Naproxeno,
Fenilbutazona, Paracetamol.
Tetraciclinas
(Doxiciclina),
Ciprofloxacino,
Aminoglucósidos
(Gentamicina,
Amikacina,
Diverkacina, Kanamicina, Neomicina, Estreptomicina,
Tobramicina, Dihidroestreptomicina), Ampiciliana,
Cloranfenicol, Colistina, Eritromicina, Ristocetina,
Vancomicina, Capreomicina.
Etomidato, Tiopental sódico, Fentanilo, Bupivacaína,
Lidocaína, Propofol,
Valproato sódico, Fenobarbital, Hidantoínas.
Azidotimidina, Fialuridine
Amiodarona, Quinidina
Actinomicina, Bleomicina, Cisplatino, Misonidazol,
Mostazas nitrogenadas, Vincristina, Vinblastina,
Tamoxifeno, Flutamida, Doxorubicina, Paclitaxel.
Imipramina, Nortriptilina, Amitriptilina, Amoxapina,
Citalopram, Fluoxetina.
Tolcapone
Clorpromacina,
Flufenazina,
Haloperidol,
Risperidona, Quetiapina, Clozapina, Olanzapina, Litio
Amobarbital,
Metilfenobarbital,
Pentobarbital,
Fenobarbital, Secobarbital.
Fenformina, Metformina.
Atenolol, Propanolol
Alprazolam, Diazepam
y
Atracurio, Rocuronio
Succinilcolina, Cisatracurio, Mivacurio, Dantroleno.
Adrenalina
Tacrina, Gelantamina
Ringer Lactato, Monóxido de carbono, Hierro,
Otros
Metanol, Etanol, Nicotina, Anfetaminas, Cocaína,
Efedrina, Teofilina.
Tabla de elaboración propia a partir de las referencias bibliográficas indicadas
Cabe prestar atención a aquellos compuestos que pudieran desencadenar cuadros
de acidosis láctica. Muchos pacientes mitocondriales presentan valores de ácido láctico
elevados por encima de lo normal, incluso en estado basal, debido a los defectos
enzimáticos del metabolismo del piruvato y el lactato20,21.
Una comunicación realizada por Collazo JA y Puyal J 22, habla sobre los
resultados obtenidos al inyectar adrenalina a once personas no enfermas, en estado de
reposo y ayunas, observándose una elevación manifiesta del ácido láctico en todas ellas
al cabo de ½ h. La metformina está relacionada con un aumento de los niveles de
lactato21,23, y también se habla del paracetamol y sus metabolitos como inhibidores de
la fosforilación oxidativa a nivel hepático, provocando acidosis metabólica21, pero para
tratarla se aconseja el uso de dicloroacetato de sodio, en detrimento del bicarbonato
sódico, puesto que éste puede causar daño a nivel celular24.
En las mitocondriopatías es relativamente fácil encontrar cuadros de
rabdomiólisis, debidos a déficit enzimáticos a nivel muscular, algo a tener en cuenta a la
hora de administrar algunos medicamentos, como el ibuprofeno17, o el propofol, que
además también puede originar acidosis láctica severa25.
En este tipo de trastornos hay una mayor predisposición a desarrollar hipertermia
maligna, asociada al uso de ciertos fármacos, como en el caso de un niño con miopatía
mitocondrial que tras ser tratado con succinilcolina debutó con un cuadro de hipertermia
maligna26; otro niño de 11 años con deficiencia del complejo III de la cadena
respiratoria, con encefalomiopatía mitocondrial, intervenido quirúrgicamente, mostró
una respuesta anormal al mivacurio y al propofol y se aconsejó activar los protocolos de
anestesia para hipertermia maligna, por considerar a estos pacientes como
susceptibles27; se establece también una discusión sobre el uso de succinilcolina y la
activación de estos protocolos en una mujer de 26 años diagnosticada de miopatía
mitocondrial que tuvo que ser intervenida de megacolon28.
Entre los documentos revisados, encontramos el caso de un niño de 12 meses
con déficit de una enzima mitocondrial que cursaba con episodios de cetoacidosis
metabólica severa, al que se le realizó una gastrostomía29, se recomendó no utilizar
soluciones Ringer lactato (al igual que en un paciente de 38 años con encefalomiopatía
mitocondrial sometido a colecistectomía urgente30), por aumentar la acidemia y ser
metabolizadas con dificultad a causa de la disfunción mitocondrial, así como evitar
bloqueantes neuromusculares como la succinilcolina, atracurio, cisatracurio y
mivacurio, debido a una respuesta hipotónica prolonga en estos pacientes; se
desaconseja también el uso de propofol, ibuprofeno, naproxeno, ketoprofeno,
fenoprofeno, flurbiprofeno y oxazoprín. El mismo criterio en cuanto al uso de
bloqueantes neuromusculares se sigue con un varón de 18 años que acude a urgencias
hospitalarias por un cuadro súbito de cefalea, vómitos y visión borrosa que evoluciona a
ceguera, con unos valores basales de ácido láctico de 63,4mg/dl, y que fue ingresado en
la UCI31.
En el caso clínico de un niño de 8 años, diagnosticado de EM por déficit del
complejo I, programado para una exodoncia, a quien se decide derivar a un hospital con
UCI pediátrica ante las posibles complicaciones que pudieran desencadenarse de la
anestesia, se indica que la mayor parte de los anestésicos, particularmente el propofol,
suprimen la cadena respiratoria, concretamente los complejos I y II32; así lo afirman los
autores Tornero D, Ceña V y Jordán J33, quienes además hablan sobre el daño
mitocondrial a nivel de la fosforilación oxidativa y la inhibición en la producción de
ATP que producen los fármacos antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno
(relacionado también con rabdomiólisis17) y el grupo de los salicilatos, disminuyendo
éstos el consumo de lactato, tal y como argumentan Heredero Valdés M, et al20. Estos
últimos, comentan que otra causa de acidosis láctica puede venir dada por el uso de
epinefrina20.
En otro documento se afirma que “algunos fármacos antiarrítmicos, como la
amiodarona y algunos antibióticos como el cloranfenicol no sólo inhiben la síntesis
proteica, sino también la mitocondrial”33.
Campos Y, et al11, indican la omisión de fármacos con riesgo de toxicidad
mitocondrial: anestésicos, como el etomidato; antibióticos como ciprofloxacino,
aminoglucósidos, tetraciclinas5,34; advierten también sobre la sensibilidad de los
pacientes mitocondriales al roncuronio y antracurio y sobre el mayor riesgo que
presentan estos enfermos a sufrir fallos en la función respiratoria tras la anestesia por la
debilidad de los músculos respiratorios, también exponen que ciertos autores indican
complicaciones con el uso de tiopental y fentanilo; además aconsejan no administrar
fármacos como el fenobarbital, hidantoínas y barbitúricos, o el ácido valproico, usados
como antiepilépticos, que inhiben la fosforilación oxidativa.
Parece ser que el ácido valproico es causante del bloqueo de parte de la
producción de energía celular35, hecho que de igual modo mencionan Morán I, et al21.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios36 informa, en su boletín
mensual del mes de enero de 2015, sobre un reciente estudio llevado a cabo por un
laboratorio alemán autorizado para la comercialización de ácido valproico que
demuestra evidencias suficientes como para confirmar el empeoramiento de las EM, por
inhibición del metabolismo de la carnitina, asociado al uso de este medicamento, por lo
que los prospectos y fichas técnicas de los fármacos que incluyan este compuesto y
sustancias relacionadas van a ser actualizados, contraindicando su administración en
pacientes mitocondriales.
Conclusiones
Sus características estructurales y funcionales, su presencia en todas las células
humanas, su implicación en procesos metabólicos cruciales para la vida, sitúan a las
mitocondrias en una posición decisiva para el buen funcionamiento del cuerpo humano.
El aumento de la frecuencia diagnóstica de las mitocondriopatías en los últimos
años, hace pensar que son enfermedades raras porque son desconocidas, y que su
incidencia es presumiblemente mayor de lo que se cabría de esperar, siendo probable la
existencia de muchas personas aún sin diagnosticar o con diagnósticos erróneos.
Identificar aquellos fármacos que pueden resultar potencialmente tóxicos para la
mitocondria cobra especial relevancia para el medio sanitario, aunque no resulta
sencillo, ya que aún son escasos los ensayos clínicos realizados, como también lo son
los medicamentos que advierten en sus prospectos y fichas técnicas sobre la posible
disfunción mitocondrial que pueden llegar a provocar, cosa que ayudaría a minimizar
los riesgos que de su uso pudieran derivarse sobre estos pacientes. El caso del ácido
valproico podría suponer el punto de partida en este sentido.
Que el personal sanitario reconozca estas enfermedades y la toxicidad
mitocondrial inducida por fármacos, particularmente en la asistencia prestada por los
servicios de urgencias y las unidades de cuidados intensivos, donde se emplean un
número considerable de estos medicamentos, es importante para minimizar riesgos
derivados de su uso. Un identificador informativo portado por el enfermo,
especialmente en situaciones clínicas en las que la comunicación paciente-sanitario se
ve comprometida, podría facilitar la labor de médicos y enfermeros.
Aunque queda mucho por andar en el estudio de estas enfermedades y
trastornos, siendo preciso intensificar la investigación para conseguir diagnósticos
precoces y tratamientos eficaces, posiblemente asistiremos a un auge en el estudio de la
“medicina mitocondrial” en los próximos años.
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